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En aquel comienzo del campeonato del mundo, el Rally tenía una división natural
de clases según la potencia de los autos que participaban. Sin embargo, la gran
distinción que dio inicio a la historia más inolvidable de esta especialidad del
automovilismo deportivo fue otra. La máxima categoría del Mundial se
llamaba Grupo 4, y para poder competir en ella, los fabricantes debían producir un
mínimo de 500 unidades en 12 meses consecutivos para recibir la homologación.
Hubo un fabricante que vio con claridad una oportunidad de hacer un auto
exclusivamente pensado para correr en rally: Lancia. La mente de Cesare Fiorio y
el ingenio de Marcelo Gandini, crearon el Lancia Stratos, el auto que dominó los
campeonatos de 1974 a 1976, y que se convirtió en un verdadero símbolo de este
tipo de carreras.
El Lancia Stratos nació como el primer auto concebido para el reglamento de Grupo 4 de
rally, en 1973. Fue el órigen del Grupo B, que se implementaría diez años después
Sin embargo, en 1984 apareció el desarrollo de Peugeot con su modelo 205 Turbo
16, que fue por el camino del turbo de baja cilindrada, un motor 1.8 litros, lo que le
permitía ser pequeño y liviano como un Renault 5 Turbo, pero con una relación
peso-potencia que mejoraba las prestaciones de Audi y Lancia. Ese auto cambió
la ecuación. Los Grupo B hasta ese entonces tenían 1.100 Kg y 350 CV. A partir
del Peugeot 205 T16, la potencia pasó a ser la misma pero con 200 kg
menos. Empezaba la carrera hacia una fórmula sin camino de retroceso.
Los autos de Grupo B habían llegado a un punto de performance tan alta que aun
para los pilotos más preparados, era difícil encontrar el equilibrio en tramos
veloces. Muchos empezaron a hablar de “Síndrome de visión de túnel”. Había que
anticipar tanto las maniobras, que en algunos casos un piloto cruzaba el auto en
plena recta para tratar de entrar a la curva que todavía estaba a 100 metros. “Si
ves árboles en el parabrisas y el camino en las ventanas laterales, es porque
estás yendo lo suficientemente rápido”, coincidían los pilotos de punta.
Una frase de Juha Kankkunen, campeón mundial de ese último año del Grupo B
con Peugeot 205 T16 Evo, describe a la perfección la dificultad de aquellos autos.
“WRC es para chicos, el Grupo B era para hombres”.