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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA

DE CAMPECHE

FACULTAD DE MEDICINA

LICENCIATURA COMO MÉDICO CIRUJANO

PSIQUIATRÍA

RESUMEN: TRASTORNOS DE ANSIEDAD

DOCENTE: FRANCISCO A. LEON CRUZ

ALUMNO: ERICK A. RODRÍGUEZ BALAM

8VO SEMESTRE GRUPO “A”


TRASTORNOS DE ANSIEDAD

GENERALIDADES
Los trastornos de ansiedad están asociados con una morbilidad significativa y a menudo son
crónicos y refractarios al tratamiento. Los trastornos de ansiedad pueden considerarse una
familia de trastornos mentales distintos, pero relacionados, que incluyen los siguientes:
1. Trastorno de pánico
2. Agorafobia
3. Fobia específica
4. Trastorno de ansiedad social o fobia social
5. Trastorno de ansiedad generalizada

ANSIEDAD NORMAL
Se caracteriza por una sensación de aprensión difusa, desagradable y vaga, a menudo
acompañada de síntomas vegetativos como cefalea, diaforesis, taquicardia, opresión torácica,
malestar epigástrico e inquietud, y que se manifiesta por la incapacidad de estar sentado o de
pie durante mucho tiempo.

Síntomas de la ansiedad: La experiencia de la ansiedad tiene dos componentes: la


conciencia de las sensaciones fisiológicas (palpitaciones y diaforesis) y la de estar nervioso
o asustado. Un sentimiento de vergüenza puede aumentar la ansiedad («Los demás se darán
cuenta de que estoy asustado»)
Además de los efectos motores y viscerales, la ansiedad afecta al pensamiento, a la
percepción y al aprendizaje. Tiende a producir confusión y distorsiones de la percepción, no
solo del tiempo y del espacio, sino también de los individuos y del significado de los
acontecimientos. Estas distorsiones pueden interferir con el aprendizaje y deteriorar la
concentración y la memoria, así como la capacidad para relacionar un ítem con otro.

ANSIEDAD PATOLÓGICA

Epidemiología: Representan uno de los grupos más frecuentes de trastornos psiquiátricos,


uno de cada cuatro individuos cumple los criterios diagnósticos de al menos un trastorno de
ansiedad, y la prevalencia a los 12 meses es del 17,7%.
• Prevalencia en las mujeres: prevalencia a lo largo de la vida del 30,5%
• Prevalencia en los varones: prevalencia a lo largo de la vida del 19,2%

Contribuciones de las ciencias biológicas:


• Sistema nervioso autónomo: El sistema nervioso autónomo de algunos pacientes
con trastorno de ansiedad muestran un aumento del tono simpático, se adaptan con
lentitud a los estímulos repetidos y responden excesivamente a los estímulos
moderados

● Neurotransmisores: Los tres neurotransmisores principales asociados a la ansiedad


son la noradrenalina, la serotonina y el ácido γ-aminobutírico (GABA).
○ Noradrenalina: Los síntomas crónicos experimentados por pacientes con un
trastorno de ansiedad, como los ataques de pánico, el insomnio, los
sobresaltos y la hiperreactividad autónoma, son característicos de la función
noradrenérgica. Los pacientes afectados pueden presentar un sistema
noradrenérgico mal regulado, con ocasionales explosiones de actividad.
En los pacientes con un trastorno de pánico, los agonistas de los receptores
β‑adrenérgicos y los antagonistas de los receptores α2‑adrenérgicos pueden
provocar ataques de pánico frecuentes y graves.
o Serotonina: Los efectos terapéuticos de los antidepresivos serotoninérgicos
en algunos trastornos de ansiedad indica una relación entre la serotonina y la
ansiedad. Los pacientes con un trastorno de pánico presentaban
concentraciones inferiores de 5‑HT circulante en comparación a los grupos
controles.
o GABA: La importancia del GABA en los trastornos de ansiedad está
respaldada por la eficacia indiscutible de las benzodiazepinas, que potencian
la actividad del GABA en el receptor gabaérgico de tipo A (GABAA) en el
tratamiento de algunos tipos de trastornos de ansiedad. Un antagonista de las
benzodiazepinas, el flumazenilo, causa intensos ataques de pánico en
pacientes con trastorno de pánico.

• Estudios de neuroimagen: Los estudios estructurales, como la tomografía


computarizada y la resonancia magnética (RM), demuestran cierto aumento del
tamaño de los ventrículos cerebrales.
Se han observado defectos específicos del lóbulo temporal derecho en pacientes con
trastorno de pánico.
Las exploraciones de neuroimagen funcional cerebral, como RMf, la PET, la SPECT
y la EEG, en pacientes con trastorno de ansiedad han descrito alteraciones de la
corteza frontal, de las áreas occipital y temporal y un aumento de la actividad en la
amígdala, una región cerebral asociada al miedo.

• Estudios genéticos: Se ha reconocido que la herencia es un factor que predispone al


desarrollo de estos trastornos. Casi la mitad de los pacientes con un trastorno de
pánico cuentan al menos con un familiar afectado. Las cifras de otros trastornos de
ansiedad indican asimismo una mayor frecuencia de la enfermedad en los familiares
de primer grado de los pacientes afectados en comparación con los familiares de
individuos no afectados.
En un estudio se atribuyó una variante polimórfica del gen del transportador de la
serotonina, que es la diana de acción de muchos fármacos serotoninérgicos, los
individuos con la variante producen menos transportador y presentan niveles
superiores de ansiedad.

Consideraciones neuroanatómicas:
● Sistema límbico: Recibe inervación noradrenérgica, serotoninérgica, y contiene una
alta concentración de receptores GABAA.
El aumento de la actividad de la vía septohipocámpica puede conducir a la ansiedad
y la circunvolución cingulada se ha implicado en la fisiopatología del TOC.
● Corteza cerebral: La corteza frontal puede estar implicada en la producción de
trastornos de ansiedad.
Se ha implicado la corteza temporal como lugar fisiopatológico de estos trastornos

TRANSTORNO DE PÁNICO
La crisis intensa y aguda de ansiedad acompañada por la sensación de catástrofe inminente
se conoce como trastorno de pánico. La ansiedad se caracteriza por períodos discretos de
pánico intenso que pueden ir de varias crisis en un solo día a algunas durante 1 año. Los
pacientes con un trastorno de pánico presentan varias enfermedades concomitantes,
principalmente la agorafobia, que alude al miedo o la ansiedad relacionados con algunos
lugares de los que puede ser difícil escapar.

Epidemiología: Afecta a las mujeres con una frecuencia de dos a tres veces superior en
comparación con los varones, aunque el infradiagnóstico del trastorno en varones puede
contribuir al sesgo de la distribución. El único factor social contribuyente a la aparición del
trastorno de pánico es el antecedente reciente de divorcio o separación. El trastorno aparece
con mayor frecuencia en los adultos jóvenes (la edad de presentación 25 años), aunque tanto
el trastorno de pánico como la agorafobia pueden aparecer a cualquier edad.

Etiología.
• Factores biológicos. Un considerable número de evidencias indica que la alteración
de la regulación de los sistemas noradrenérgicos cerebrales también es responsable
de la fisiopatología del trastorno.. Se ha descrito que el sistema nervioso autónomo
de algunos pacientes con este trastorno presenta un aumento del tono simpático, se
adapta con lentitud a los estímulos repetidos y responde excesivamente a los
estímulos moderados. Los principales sistemas de neurotransmisores implicados son
los noradrenérgicos, serotoninérgicos y el del GABA. La disfunción serotoninérgica
es bastante evidente en el trastorno de pánico, y en varios estudios con fármacos
agonistas-antagonistas serotoninérgicos mixtos se ha demostrado un aumento de las
tasas de ansiedad.
• Factores genéticos: En diversos estudios se ha observado que los familiares de
primer grado de pacientes con trastorno de pánico presentan un incremento del riesgo
de cuatro a ocho veces superior para el trastorno de pánico que los familiares de
primer grado de otros pacientes psiquiátricos.
• Factores psicosociales: Muchos pacientes describen los ataques de pánico como si
aparecieran sin motivo aparente y no estuviera implicado ningún factor psicológico,
aunque la exploración psicodinámica revela a menudo un claro desencadenante
psicológico.

Diagnóstico
• Ataque de pánico: Un ataque de pánico, también denominado crisis de angustia, se
define como un período de pánico o malestar intenso que puede durar de minutos a
horas. Estas crisis pueden aparecer en otros trastornos mentales diferentes del
trastorno de pánico, particularmente en fobias específicas, en la fobia social y el
TEPT.
• Trastorno de pánico: Algunas encuestas comunitarias han indicado que los ataques
de pánico son frecuentes, y uno de los aspectos más importantes en el desarrollo de
los criterios diagnósticos para el trastorno de pánico es la determinación del número
o la frecuencia umbral de estos ataques necesaria para cumplir el diagnóstico. El
resultado del establecimiento de un umbral demasiado bajo es el diagnóstico de
trastorno de pánico en pacientes sin deterioro por un ataque de pánico ocasional; en
cambio, si se fija un umbral demasiado alto, se produce una situación en la que los
pacientes con un deterioro provocado por los ataques de pánico no cumplen los
criterios diagnósticos.

Cuadro clínico: El ataque comienza a menudo en un período de 10 min, durante el cual los
síntomas crecen en intensidad con rapidez. Los principales síntomas mentales son el miedo
extremo y la sensación de muerte y catástrofe inminentes. Los signos físicos suelen consistir
en taquicardia, palpitaciones, disnea y diaforesis. La crisis suele durar de 20 a 30 min y
raramente más de 1 h. La exploración formal del estado mental durante un ataque de pánico
puede mostrar cavilación, dificultades para hablar (tartamudeo) y pérdida de memoria.

Tratamiento farmacológico:
• Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS): La paroxetina y la
paroxetina de liberación lenta (LS) tienen efectos sedantes y tienden a calmar
inmediatamente a los pacientes, lo que favorece el cumplimiento terapéutico y reduce
el abandono. El citalopram, el escitalopram, la fluvoxamina y la sertralina son los que
se toleran mejor después de la paroxetina. La dosis de 5 a 10 mg/día de paroxetina o
de 12,5 a 25 mg de paroxetina LS durante 1 a 2 semanas, y posteriormente aumentar
la dosis en 10 mg/día de paroxetina o 12,5 mg/día de paroxetina LS cada 1 a 2
semanas, hasta un máximo de 60 mg de paroxetina o 62,5 mg de paroxetina LS.
• Benzodiacepinas: El alprazolam ha sido la benzodiazepina más utilizada para el
trastorno de pánico, aunque los estudios controlados han demostrado que el
lorazepam posee una eficacia idéntica. Pueden usarse razonablemente como primer
fármaco para el tratamiento del trastorno de pánico, y un serotoninérgico debe
incrementarse lentamente hasta alcanzar una dosis terapéutica. Después de 4 a 12
semanas, las benzodiazepinas pueden retirarse lentamente (durante 4 a 10 semanas)
mientras se continúa con el serotoninérgico.
• Tricíclicos y Tetracíclicos: los datos demuestran que, entre los tricíclicos, la
clomipramina y la imipramina son los más efectivos en el tratamiento del trastorno
de pánico.
• Inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO): provocan una menor
sobreestimulación que los ISRS o los tricíclicos, pero para que sean efectivos pueden
requerirse dosis completas al menos durante 8 a 12 semanas.

AGORAFOBIA
La agorafobia alude al miedo o la ansiedad relacionados con algunos lugares de los que puede
ser difícil escapar. Puede ser la más discapacitante de las fobias, porque puede interferir
significativamente con la capacidad funcional del individuo en el entorno laboral y social,
fuera de su hogar. Se cree que el miedo de padecer un ataque de pánico en un sitio público
del que sea difícil escapar constituye la causa de la agorafobia.

Epidemiología: La prevalencia a lo largo de la vida de la agorafobia es ligeramente discutida,


y varía entre el 2% y el 6% en los diferentes estudios. El factor principal para este amplio
intervalo de estimaciones estriba en los desacuerdos sobre la conceptualización de las
relaciones de la agorafobia con el trastorno de pánico

Cuadro clínico
• Uso de un transporte público, como el autobús, el tren, coches o aviones.
• Espacios abiertos, como parques, centros comerciales o aparcamientos.
• Espacios cerrados, como tiendas, ascensores o teatros.
• Estar entre una multitud o haciendo cola.
• Encontrarse solo fuera de casa.
• El temor o la ansiedad deben ser persistentes y durar al menos 6 meses.

Diagnóstico diferencial: El diagnóstico diferencial de agorafobia incluye todos los


trastornos orgánicos que pueden provocar ansiedad o depresión. El diagnóstico diferencial
psiquiátrico se realiza con el trastorno de depresión mayor, la esquizofrenia y los trastornos
de la personalidad paranoide, por evitación y dependiente.
Tratamiento farmacológico.
• Benzodiacepinas: Las benzodiazepinas tienen el inicio de acción más rápido frente
al pánico. El alprazolam y el lorazepam son las que más se prescriben. El clonazepam
también se ha demostrado efectivo. Las benzodiazepinas no deben administrarse
combinadas con alcohol, porque se pueden intensificar sus efectos.
• Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS): La dosis eficaz es
básicamente la misma que para el tratamiento de la depresión, si bien es habitual
empezar por una dosis inicial más baja que en la depresión para reducir al mínimo un
posible efecto ansiolítico inicial, que casi siempre dura poco, y después aumentarla
poco a poco hasta llegar a la dosis terapéutica.
• Fármacos Tricíclicos y Tetracíclicos: Las dosis deben aumentarse lentamente para
evitar una estimulación excesiva (síndrome de hiperexcitabilidad), y para obtener un
efecto beneficioso clínico completo son necesarias dosis completas y entre 8 y 12
semanas de tratamiento.

Psicoterapia
• Psicoterapia de apoyo: Supone el uso de conceptos psicodinámicos y una alianza
terapéutica para favorecer el afrontamiento adaptativo. Se facilitan y refuerzan las
defensas adaptativas y se desalientan las desadaptativas.
• Psicoterapia orientada a la introspección: El objetivo es ayudar a que el paciente
aumente su capacidad de comprender la relación entre la enfermedad y los conflictos
psicológicos que, si no están resueltos, pueden manifestarse como síntomas en el
comportamiento.
• Terapia conductual: Entre las técnicas destacan el refuerzo positivo y negativo, la
desensibilización sistemática, la inundación, la implosión, la exposición gradual, la
prevención de la respuesta, la detención del pensamiento, las técnicas de relajación,
la terapia para el control del pánico, el autocontrol y la hipnosis.
• Terapia cognitiva: El tratamiento es a corto plazo e interactivo, con deberes para
hacer en casa y tareas que realizar entre las sesiones, que se centran en corregir las
asunciones y cogniciones distorsionadas.
• Terapia virtual: Se han desarrollado programas informáticos que permiten a los
pacientes verse a sí mismos como avatares que se sitúan posteriormente en espacios
abiertos o abarrotados de gente (un supermercado).

TRASTORNO DE ANSIEDAD SOCIAL (FOBIA SOCIAL) 


El trastorno de ansiedad social (también llamado fobia social) implica el miedo a situaciones
sociales, incluidas las situaciones que implican el escrutinio o el contacto con desconocidos.
Las personas con trastorno de ansiedad social tienen miedo de sentir vergüenza en situaciones
sociales.
Epidemiología: En diversos estudios se ha descrito que la prevalencia a lo largo de la vida
de la fobia social oscila entre el 3% y el 13%. La edad de inicio más frecuente de la fobia
social se sitúa en la adolescencia, aunque puede comenzar tanto a los 5 como a los 35 años.

Comorbilidad: Los individuos con trastorno de ansiedad social tienen a menudo


antecedentes de otros trastornos de ansiedad, trastornos del estado de ánimo, trastornos
relacionados con sustancias y bulimia nerviosa.

Etiología: Se ha descrito que posiblemente algunos niños presentan un rasgo caracterizado


por un patrón consistente de inhibición conductual. Esta característica puede ser
particularmente frecuente en los niños de padres afectados de trastorno de pánico y puede
transformarse en una timidez patológica cuando el niño crece. Al menos algunos individuos
con fobia social han presentado inhibición conductual durante la infancia.

Factores neuroquímicos: El uso de antagonistas de los receptores β‑adrenérgicos para las


fobias de actuación ha propiciado el desarrollo de una teoría adrenérgica para dichas fobias.
Los pacientes con fobias de actuación pueden liberar más noradrenalina o adrenalina, tanto
central como periféricamente, en comparación con los individuos no fóbicos, o bien estos
pacientes son sensibles a un nivel normal de estimulación adrenérgica.

Diagnóstico
A. Miedo o ansiedad intensa en una o más situaciones sociales en las que el individuo
está expuesto al posible examen por parte de otras personas. Algunos ejemplos son
las interacciones sociales (mantener una conversación, reunirse con personas
extrañas), ser observado (comiendo o bebiendo) y actuar delante de otras personas
(dar una charla).
B. El individuo tiene miedo de actuar de cierta manera o de mostrar síntomas de ansiedad
que se valoren negativamente (es decir, que lo humillen o avergüencen, que se
traduzca en rechazo o que ofenda a otras personas).
C. Las situaciones sociales casi siempre provocan miedo o ansiedad.
o En los niños, el miedo o la ansiedad se puede expresar con llanto, rabietas,
quedarse paralizados, aferrarse, encogerse o el fracaso de hablar en
situaciones sociales.
D. Las situaciones sociales se evitan o resisten con miedo o ansiedad intensa.
E. El miedo o la ansiedad son desproporcionados a la amenaza real planteada por la
situación social y al contexto sociocultural.
F. El miedo, la ansiedad o la evitación es persistente, y dura típicamente seis o más
meses.
G. El miedo, la ansiedad o la evitación causa malestar clínicamente significativo o
deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.
H. El miedo, la ansiedad o la evitación no se pueden atribuir a los efectos fisiológicos de
una sustancia (una droga, un medicamento) ni a otra afección médica.
I. El miedo, la ansiedad o la evitación no se explican mejor por los síntomas de otro
trastorno mental, como el trastorno de pánico, el trastorno dismórfico corporal o un
trastorno del espectro autista.
J. Si existe otra enfermedad (p. ej., enfermedad de Parkinson, obesidad, desfiguración
debida a quemaduras o lesiones), el miedo, la ansiedad o la evitación deben estar
claramente no relacionados con esta o ser excesivos.

Diagnóstico diferencial: En una situación provocadora de ansiedad, la presencia de otro


individuo suele reconfortar al paciente con agorafobia, mientras que en un paciente con fobia
social la ansiedad se acrecienta con la presencia de otros individuos. Mientras que la
sensación disneica, el vértigo, la sensación de ahogamiento y el miedo a morir son frecuentes
en el trastorno de pánico y en la agorafobia, los síntomas asociados a la fobia social implican
habitualmente rubefacción, mioclonías y ansiedad ante el examen.

Evolución y pronóstico: El trastorno de ansiedad social tiende a iniciarse en la infancia


tardía o al principio de la adolescencia. Los estudios epidemiológicos prospectivos indican
que suele ser un trastorno crónico, aunque aquellos pacientes con remisión de los síntomas
tienden a mantenerse bien.

Tratamiento: Tanto la psicoterapia como el tratamiento farmacológico son útiles para las
fobias sociales; diversos tratamientos están indicados para el tipo generalizado y para las
situaciones de actuación.

Fármacos efectivos para el tratamiento de la fobia social:


1. ISRS
2. Benzodiazepinas
3. Venlafaxina
4. Buspirona
En casos graves, se ha descrito el éxito en el tratamiento de la fobia social con IMAO
irreversibles, como la fenelzina, e IMAO reversibles, como la moclobemida y la brofaromina.
Las dosis terapéuticas de fenelzina oscilan entre los 45 y los 90 mg/día.
Para el tratamiento de la fobia social asociada a situaciones de actuación a menudo se
emplean antagonistas de los receptores β‑adrenérgicos poco antes de la exposición al
estímulo fóbico. Los dos fármacos usados con mayor frecuencia son el atenolol (de 50 a 100
mg por la mañana o 1 h antes de la situación) y el propranolol (de 20 a 40 mg).

TRASTORNO DE ANSIEDAD GENERALIZADA


Este trastorno se define como una ansiedad y preocupación excesivas sobre diversos
acontecimientos o actividades durante la mayor parte de los días, a lo largo de un período de
6 meses como mínimo. La preocupación es difícil de controlar y se asocia a síntomas
somáticos como tensión muscular, irritabilidad, trastornos del sueño e inquietud.
La ansiedad no se centra en características de otro trastorno, no está causada por el consumo
de una sustancia ni una afección orgánica, y no se produce sólo durante un trastorno del
estado de ánimo o psiquiátrico. La ansiedad es difícil de controlar, es subjetivamente
angustiante y deteriora áreas importantes de la vida de un individuo.

Epidemiología: El trastorno de ansiedad generalizada es frecuente; estimaciones razonables


de la prevalencia a 1 año oscilan entre el 3% y el 8%. El cociente entre mujeres y varones es
aproximadamente de 2:1. En la clínica del trastorno de ansiedad, aproximadamente el 25%
de los pacientes presenta un trastorno de ansiedad generalizada.

Comorbilidad: El trastorno de ansiedad generalizada probablemente sea el que coexiste con


más frecuencia con otro trastorno mental, por lo general la fobia social, la fobia específica,
el trastorno de pánico o un trastorno depresivo. Puede que del 50% al 90% de los pacientes
con un trastorno de ansiedad generalizada presente otro trastorno mental.

Etiología: Se desconoce la causa del trastorno de ansiedad generalizada.

Factores biológicos: La eficacia terapéutica de las benzodiazepinas y las azaspironas ha


centrado las investigaciones biológicas en los sistemas de neurotransmisores del GABA y la
serotonina. Se sabe que las benzodiazepinas reducen la ansiedad, mientras que el flumazenilo
y las β‑carbolinas la inducen. Algunos investigadores se han centrado en el lóbulo occipital,
que contiene las concentraciones más elevadas de receptores benzodiazepínicos cerebrales.
Otras áreas cerebrales implicadas hipotéticamente en el trastorno de ansiedad generalizada
son los ganglios basales, el sistema límbico y la corteza frontal.

Factores psicosociales: En la escuela cognitivo‑conductual, los pacientes con un trastorno


de ansiedad generalizado responden a unos peligros incorrectos e inexactamente percibidos.
La falta de exactitud se genera por la atención selectiva a los detalles negativos del entorno,
por distorsiones del procesamiento de la información y por una visión excesivamente
negativa de la propia capacidad de afrontamiento. La escuela psicoanalítica postula que la
ansiedad es un síntoma de conflictos inconscientes no resueltos.

Diagnóstico
• Criterios de la DM5
A. Ansiedad y preocupación excesiva (anticipación aprensiva), que se produce durante
más días de los que ha estado ausente durante un mínimo de seis meses, en relación
con diversos sucesos o actividades (como en la actividad laboral o escolar).
B. Al individuo le es difícil controlar la preocupación.
C. La ansiedad y la preocupación se asocian a tres (o más) de los seis síntomas siguientes
(y al menos algunos síntomas han estado presentes durante más días de los que han
estado ausentes durante los últimos seis meses):
1. Inquietud o sensación de estar atrapado o con los nervios de punta.
2. Facilidad para fatigarse.
3. Dificultad para concentrarse o quedarse con la mente en blanco.
4. Irritabilidad.
5. Tensión muscular.
6. Problemas de sueño (dificultad para dormirse o para continuar durmiendo, o
sueño inquieto e insatisfactorio).
D. La ansiedad, la preocupación o los síntomas físicos causan malestar clínicamente
significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del
funcionamiento.
E. La alteración no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia (una
droga, un medicamento) ni a otra afección médica (hipertiroidismo).
F. La alteración no se explica mejor por otro trastorno mental.

Cuadro clínico: Las características esenciales del trastorno de ansiedad generalizada son la
ansiedad y la preocupación sostenidas y excesivas acompañadas de síntomas de tensión o
inquietud motora. La ansiedad resulta excesiva e interfiere con otros aspectos de la vida del
individuo. Este patrón debe ocurrir la mayoría de días durante un mínimo de 3 meses. La
tensión motora se manifiesta principalmente por medio de temblores, nerviosismo y cefaleas.
Los pacientes con un trastorno de ansiedad generalizada suelen acudir a un médico de familia
o un internista por un síntoma somático.

Diagnóstico diferencial: En el diagnóstico diferencial cabrá considerar enfermedades


neurológicas, endocrinológicas y metabólicas, además de trastornos relacionados con
fármacos similares a los considerados en el diagnóstico diferencial del trastorno de pánico.
También cabe considerar los trastornos de ansiedad a menudo coexistentes, como el trastorno
de pánico, las fobias, el TOC y el TEPT. Para cumplir los criterios de trastorno de ansiedad
generalizada, los pacientes deben presentar el síndrome completo y sus síntomas no han de
poder explicarse por la presencia de un trastorno de ansiedad coexistente.

Evolución y pronóstico: La edad de inicio es difícil de especificar; habitualmente, los


pacientes consultan al médico aproximadamente después de cumplir 20 años. Solo una
tercera parte de los pacientes con un trastorno de ansiedad generalizada busca tratamiento
psiquiátrico. Por definición, el trastorno de ansiedad generalizada es un trastorno crónico que
puede durar toda la vida.

Tratamiento: El tratamiento más efectivo del trastorno de ansiedad generalizada


probablemente combine las estrategias psicoterapéutica, farmacoterapéutica y de apoyo. Los
principales enfoques psicoterapéuticos para el trastorno de ansiedad generalizada son la
terapia cognitivo‑conductual, la terapia de apoyo y la orientada a la introspección.

Tratamiento farmacológico: Los fármacos principales para el tratamiento del trastorno de


ansiedad generalizada son:
1. Benzodiazepinas
2. ISRS
3. Buspirona
4. Venlafaxina
Otros fármacos útiles son:
1. Tricíclicos (imipramina)
2. Antihistamínicos
3. Antagonistas β‑adrenérgicos (propranolol)
El tratamiento de la mayoría de los trastornos de ansiedad dura de 2 a 6 semanas, seguidas
de 1 a 2 semanas de reducción de la dosis antes de su interrupción. Una estrategia posible
consiste en administrar inicialmente una benzodiazepina y la buspirona a la vez, y
posteriormente reducir la dosis de la benzodiazepina después de 2 o 3 semanas, momento en
el que la buspirona habrá alcanzado sus efectos máximos.
BIBLIOFRAFÍA

Sadock BJ, Ruiz P, Sadock VA. Sinopsis de psiquiatría: ciencias de la conducta, psiquiatría
clínica. Barcelona: Wolter Kluwer; 2015.

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