Está en la página 1de 4

Rolando Astarita La definición de clase obrera de Ricardo Antunes

La definición de clase obrera de Ricardo Antunes


“… la clase trabajadora hoy engloba, en mi opinión, a todos los hombres y mujeres que viven
de la venta de su fuerza de trabajo. Yo creé, en 1995, una definición literaria, no es
conceptual, es literaria: “la clase que-vive-del trabajo”. Se me ocurrió porque en 1995 André
Gorz habló de la “no-clase de los no-trabajadores” (él mismo le había puesto los
guiones).¿Qué es la no clase que vive del no trabajo? Es un completo equívoco. Por eso dije:
“la clase que-vive-del trabajo” era una forma resumida de decir que, siguiendo a Marx y a
Engels, la clase trabajadora es la clase que vive de la venta de la fuerza de trabajo”. Reportaje
de Izquierda Diario al sociólogo brasileño Ricardo Antunes (aquí).

Precisemos que seguramente Antunes quiso decir que clase obrera es la que clase que vive de
su trabajo. Es que los capitalistas y los dueños de la tierra también viven del trabajo… de
otros.

Vayamos pues a lo sustancial. Mi propósito en lo que sigue es demostrar que es un error que
los marxistas adopten la definición de clase obrera que propone Antunes. Es cierto que tanto
el productor simple de mercancías (también el que es autosuficiente) como el obrero
asalariado, viven de sus respectivos trabajos. Pero de este elemento de semejanza no se puede
derivar que ambos pertenecen a la misma clase social.

Lo fundamental: con la definición de Antunes desaparece la centralidad de la propiedad, o


no propiedad, de los medios de producción en la determinación de las clases sociales. Es que
sostener que la clase obrera comprende a todo aquel que vive de su trabajo no es lo mismo
que decir que la clase obrera comprende a todo aquel que vende su fuerza de trabajo al
capital. La noción de fuerza de trabajo es cualitativamente distinta de la idea “vivir del
trabajo”. La primera (asociada a la definición de clase obrera de Marx) establece limitaciones
de clase con respecto a la pequeña burguesía. La segunda (asociada a la definición “literaria”
de clase obrera de Antunes) las hace desaparecer. Veamos el tema con cierto detalle.

El punto de partida es que el productor simple de mercancías es dueño de los medios de


producción que emplea, circunstancia que le permite ser propietario del producto que lleva al
mercado. Por consiguiente, en el mercado realiza el valor que generó con su trabajo. El
circuito es Mercancía – Dinero – Mercancía. Es un productor libre, que en el mercado se
enfrenta con otros productores libres, poseedores de sus medios de producción y de los
productos de sus trabajos. En esta relación social no tiene sentido hablar de compra o venta
de la fuerza de trabajo. Y sí tiene sentido decir que vive de su trabajo.

El obrero asalariado, en cambio, no es propietario de medios de producción (en la expresión


de Marx ha sido “liberado” de su posesión o propiedad), y en consecuencia está obligado a
vender su fuerza de trabajo al capital. De ahí que su relación sea con el capital, el cual se le
enfrenta en tanto propietario de los medios de producción. Esto significa que en la compra y
venta de la fuerza de trabajo se presuponen el comprador como capitalista y el vendedor
como asalariado.O sea, la relación de clase entre capitalista y asalariado “ya existe, ya está

1
Rolando Astarita La definición de clase obrera de Ricardo Antunes

presupuesta en el momento en que ambos se enfrentan en el acto Dinero – Fuerza de Trabajo”


(véase Marx, p. 37, t. 2 El Capital). Podemos decir que el obrero asalariado es tal en
oposición al capital. Lo cual no implica negar que el obrero asalariado también vive de su
trabajo. Pero puede hacerlo en tanto acepte ser explotado.

Subrayamos que las diferencias entre la relación capitalista y la producción simple de


mercancías son cualitativas. El productor simple de mercancías al vender su producto (del
que es propietario) recibe, en dinero, el equivalente al valor que ha generado. El obrero
asalariado no es propietario del producto que generó con su trabajo; y recibe solo una parte
del valor que ha generado al trabajar. En otros términos, la relación capital – trabajo supone
que el obrero entrega trabajo gratis al capitalista. Lo que no ocurre en el caso del productor
simple.

Por lo tanto, el circuito Fuerza de trabajo – Dinero – Medios de consumo está subordinado al
circuito del capital, Dinero – Mercancía – Dinero valorizado. Además, el intercambio de
equivalentes Fuerza de Trabajo – Dinero implica un intercambio conflictivo, ya que el uso (o
abuso) de la fuerza de trabajo adquirida por el capitalista será objeto, en diferentes grados, de
resistencia por parte del obrero. El conflicto de clases es propio de esa relación. Nada de esto
ocurre con el productor simple de mercancías.

Otra forma de ver el asunto es desde la lógica que preside la producción de mercancías y la
que rige el proceso de producción capitalista: “Como unidad del proceso laboral y del
proceso de formación de valor, el proceso de producción es proceso de producción de
mercancías; en cuanto unidad del proceso laboral y del proceso de valorización, es proceso de
producción capitalista, forma capitalista de la producción de mercancía” (p. 239, t. 1, El
Capital). El impulso para acrecentar incesantemente el plustrabajo (o sea, la plusvalía) es
propio del proceso capitalista, no de la producción simple de mercancías.

Lo explicado hasta aquí atañe también a la distinción entre trabajo productivo y trabajo
improductivo. “El trabajo productivo, en su significado para la producción capitalista, es
trabajo asalariado que cambiado por la parte variable del capital… reproduce no solo dicha
porción del capital… sino que además produce plusvalía para el capitalista. (,…) Solo es
productivo el trabajo asalariado que produce capital. (…) Por consiguiente solo es productiva
la fuerza de trabajo que crea más valor que el suyo propio” (p. 129, t. 1, Teorías de la
plusvalía). Más adelante Marx aclara que entre los obreros productivos “están incluidos todos
aquellos que contribuyen de una manera u otra a la producción de la mercancía, desde el
operario hasta el gerente o ingeniero (como personas distintas del capitalista)” (p. 133, ibíd.).
Como ya lo había señalado Adam Smith, el trabajo productivo se intercambia directamente
por capital. Es el trabajo del obrero asalariado (incluimos a los obreros que contribuyen a la
realización de la plusvalía). En cambio, el trabajo improductivo “no se cambia por capital,
sino directamente por renta, es decir, por salarios o ganancia” (ibíd.). Típicamente, encaja en
esta determinación el trabajo del productor simple de mercancías. Una vez más, aparece la
diferencia cualitativa entre la condición social del productor simple de mercancías y la del
trabajador asalariado.

2
Rolando Astarita La definición de clase obrera de Ricardo Antunes

La diferencia entre ambas formas sociales también se evidencia cuando pasamos de la


producción de plusvalía a la reproducción del capital. En la relación capitalista el capitalista
destinará, en condiciones normales, parte de la plusvalía a adquirir más medios de producción
y fuerza de trabajo el obrero. Por eso “el proceso de producción capitalista, considerado en su
interdependencia o como proceso de reproducción, no solo produce mercancías, sino que
produce y reproduce la relación capitalista misma; por un lado el capitalista, por el otro el
asalariado” (Marx, p. 712, t. 1, El Capital, énfasis nuestro). Pero esto no ocurre con el trabajo
del productor simple de mercancías.

Algunas consecuencias de la definición de Antunes

En primer lugar, se pierde de vista el significado histórico de la llamada acumulación


originaria, la cual da lugar a la relación capitalista. “El proceso que crea la relación del
capital… no puede ser otro que el proceso de escisión entre el obrero y la propiedad de sus
condiciones de trabajo, proceso que, por una parte, transforma en capital los medios de
producción y de subsistencia sociales, y por otra, convierte a los productores directos en
asalariados” (Marx, p. 893, t. 1, El Capital). Pero este proceso es incomprensible si no se
distinguen las tres clases: productores directos de mercancías, asalariados subsumidos al
capital y capitalistas. Precisemos que el razonamiento se aplica también a los casos en que la
producción para el mercado del productor simple se combina con la destinada al consumo
propio, como ocurre todavía hoy en muchas comunidades campesinas de tipo precapitalista.

En segundo término, y vinculado a lo anterior, en la noción de clase que defiende Antunes


desaparece el proceso de proletarización que acompaña a la expansión de la relación capital –
trabajo. Lo expresamos con algunos ejemplos actuales: el paso del médico o dentista que eran
propietarios de sus consultorios al médico o dentista que son trabajadores asalariados –y
generan plusvalía- en hospitales y clínicas privadas. Otro: el paso de propietarios de taxis,
autobuses y camiones a asalariados en empresas capitalistas de taxis, autobuses o camiones.
Otro: el pequeño comerciante que quiebra por la competencia de las grandes cadenas y
tiendas y pasa a trabajar como asalariado de estas. Otro: el pequeño productor rural que
pierde su parcela y se somete como asalariado al gran capital agrícola. Y así podríamos
seguir. Se trata de cambios en la situación de clase.

En tercer lugar, la diferencia de programa en la perspectiva del socialismo. El programa


socialista convoca a los obreros asalariados a tomar el control de los medios de producción
capitalista y a organizar socialmente la producción y la distribución. El programa socialista
hacia el pequeño campesino, el artesano, el pequeño productor, en cambio, tiene sus
especificidades, dado que estos sectores, por lo general, se aferran a su propiedad privada. No
desarrollamos aquí el punto (un ejemplo de discusiones sobre programa y táctica hacia el
campesino puede verse en “El problema campesino en Francia y Alemania” de Engels, de
1894). Solo destacar que la diferencia de clase entre el productor simple y el obrero
asalariado se refleja también en el programa y política de los partidos socialistas.

3
Rolando Astarita La definición de clase obrera de Ricardo Antunes

De nuevo, este enfoque tiene relevancia para el análisis y política del socialismo con respecto
a comunidades precapitalistas en las que se combina la producción mercantil simple con la
producción para el consumo propio.

En cuarto lugar, y posiblemente lo más importante, es que al borrarse las diferencias de


clase entre el pequeño productor privado y los obreros asalariados, se pierde el eje de la
política socialista: la lucha por la independencia de clase. Lucha que en el marxismo tiene
como punto axial la teoría de la plusvalía y la crítica al régimen social basado en el trabajo
asalariado. Esto es, la afirmación crucial del marxismo no es que el obrero vive de su trabajo,
igual que el pequeño productor simple, sino que es explotado. Por eso, el reemplazo de la
noción científica (basada en las relaciones de producción) de clase obrera por la “definición
literaria” de Antunes no es inocente desde el punto de vista político. Es que al borrar las
diferencias de clase entre los obreros asalariados y la pequeña burguesía, se sientan las bases
para el desarrollo de toda suerte de populismos socialistas y propuestas de los
infaltables“amigos del pueblo”. Y se difumina el carácter de clase del partido socialista
(marxista). Asimilada la nueva definición, el mismo se definiría como la organización que
expresa –teórica, política y programáticamente- los intereses del “pueblo trabajador”,
comprendido este por “los que viven de su trabajo”. ¿Será por esto que el periódico del PTS
reproduce sin comentario ni observación alguna la definición de clase obrera de Antunes?

Para terminar, reproduzco un pasaje de Lenin que Trotsky citó, aprobatoriamente, en su


crítica a la política de la Internacional Comunista en China, en los 1920.

En 1906 Lenin escribió: “Un último consejo: proletarios y semi-proletarios de las ciudades y
los campos, organizaos separadamente. No confiéis en ningún pequeño propietario, por
pequeño que sea, incluso ‘trabajador’…Nosotros apoyamos totalmente el movimiento
campesino, pero debemos recordar que es el movimiento de otra clase, no de aquella que
puede efectuar y efectuará el cambio socialista” (p. 279, Stalin, el gran organizador de
derrotas, Buenos Aires, Yunque, 1974).

También podría gustarte