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El modo de producción capitalista es uno de los modos de producción que

Karl Marx definió como estadios del devenir histórico, definidos por un cierto
nivel de desarrollo de las fuerzas productivas y una forma particular de
relaciones de producción. Según la teoría marxista, es el siguiente al
feudalismo y, en lo que implicaban los compromisos políticos de algunos
marxistas, su lógica interna le conducirá a su desaparición y sustitución por el
comunismo.1

Mientras que en la bibliografía no marxista el capitalismo suele definirse como


un sistema económico, para el materialismo histórico el capitalismo es un
modo de producción, es decir, un régimen o totalidad social.
Origen del término
Esta construcción intelectual es originaria del pensamiento de Karl Marx y
deriva de la síntesis y crítica de tres elementos: la economía clásica inglesa
(Adam Smith, David Ricardo y Thomas Malthus), la filosofía idealista alemana
(fundamental la dialéctica hegeliana) y el movimiento obrero de la primera
mitad del siglo xix (representado por autores que Marx calificaba de socialistas
utópicos).

Definición y caracterización
El capitalista es el que organiza la producción, que en su aspecto técnico está
determinada por un nivel de desarrollo económico propio de la época
industrial, en que el capital ha adquirido el predominio sobre la tierra, que era
la fuerza productiva dominante en los modos de producción anteriores
(esclavismo y feudalismo). La clave de la concepción marxista del capitalismo
está en los conceptos de alienación (el hecho de que el proceso y el producto
del trabajo devienen ajenos al trabajador); y de plusvalía, o sea, el valor
incorporado por el trabajador asalariado al producto que excede en el valor
que representa el salario. En esa diferencia de valor estriba para Marx el
beneficio del capitalista, puesto que es este el que realiza el valor de lo
producido mediante la venta en el mercado, que genera un precio que ha de
ser superior al costo de producción si es que la actividad económica ha sido
exitosa.

Características
El modo de producción capitalista se caracteriza por la propiedad privada de
los medios de producción, la extracción de la plusvalía creada en la
producción por una clase de propietarios privados, y la distribución tanto de
bienes de capital y de consumo de bienes en una economía principalmente
basada en el mercado (referida como la producción de mercancías).
Un "modo de producción" (en alemán: Produktionsweise) significa
simplemente "la forma distintiva de la producción", que podría definirse en
términos de la forma en que está socialmente organizado y qué tipo de
tecnologías y herramientas se utilizan. En el marco del modo de producción
capitalista.

tanto las entradas y salidas de la producción son principalmente de propiedad


privada, los bienes y servicios adquiridos en el mercado tiene un precio.
la producción se lleva a cabo para el intercambio y la circulación en el
mercado, con el objetivo de obtener un ingreso neto se benefician de ella.
los dueños de los medios de producción (capitalistas) son la clase dominante
(burguesía) que obtienen sus ingresos a partir del producto excedente
producido por los trabajadores y se han apropiado libremente por los
capitalistas.
Una característica definitoria del capitalismo es la dependencia en el trabajo
asalariado para un gran segmento de la población; específicamente, la clase
obrera (proletariado) no son propietarios de capital y tiene que vivir con la
venta de su fuerza de trabajo a cambio de un salario.
La situación del trabajador
La apariencia libre del contrato entre capitalista y trabajador (que, según
algunas teorías liberales, habría de ser individual y sin interferencias de
negociación colectiva de sindicatos o legislación protectora del Estado)
apenas enmascara la presión a la que está sometido este por la existencia de
un ejército industrial de reserva, que es como Marx denomina a los
desempleados que están dispuestos a sustituirle. No es original de Marx, sino
de Ricardo y otros pensadores liberales (Ferdinand Lassalle), la idea de que el
funcionamiento libre del mercado somete a los salarios a una ley de bronce
que impide que asciendan más allá del límite de la subsistencia. Los
proletarios deben de cuidar ellos mismos de la reproducción de la fuerza de
trabajo o si no mueren con sus discípulos .[cita requerida]

Las crisis capitalistas


La crítica marxista al capitalismo sostiene que este modo de producción
contiene contradicciones inherentes que provocan las crisis cíclicas.[cita
requerida] Karl Marx, en su obra El Capital, fundamenta esta opinión
aduciendo que cada vez es más difícil para el capitalista valorizar su capital.
Las relaciones de competencia a las que está sujeto el capitalista obligan a
este a implementar de manera constante y creciente una nueva y mejor
maquinaria para incrementar la productividad del trabajo y, de esta forma,
vender sus mercancías a un precio más bajo que sus competidores directos.
De este modo, disminuye el componente «trabajo vivo» (la contratación de
trabajadores) dando lugar a lo que Marx denomina «ejército industrial de
reserva», es decir, una considerable parte de la clase obrera que queda a la
espera de un trabajo. Esta latencia forzosa que impone el capitalismo a la
clase obrera hace que este «ejército» se convierta, por un lado, en una
importante masa de pobres e indigentes y, por otro lado, en la causa de la
imposibilidad de que el salario ascienda rápidamente (debido al excedente de
oferta de fuerza de trabajo).

Véase también
Acumulación del capital
Acumulación originaria
Capitalismo de Estado
Esclavitud del salario
Fordismo
Modo de producción
Monozukuri
Propiedad privada
Bibliografía
Karl Marx, Das Kapital
Karl Marx, Grundrisse.
Alex Callinicos, "Wage Labour and State Capitalism - A reply to Peter Binns
and Mike Haynes", International Socialism, second series, 12, Spring 1979.
Erich Farl, "The Genealogy of State Capitalism", in: International (London,
IMG), Vol. 2, No. 1, 1973.
Anwar Shaikh, "Capital as a Social Relation" (New Palgrave article)
Marcel van der Linden, Western Marxism and the Soviet Union. New York: Brill
Publishers, 2007.
Fernand Braudel, Civilization and Capitalism.
Barbrook, Richard (2006). The Class of the New (paperback edición). Londres:
OpenMute. 0-9550664-7-6. Archivado desde el original el 1 de agosto de 2018.
Consultado el 11 de junio de 2019.
Modo de producción capitalista
Te explicamos qué es el modo de producción capitalista según el marxismo,
su origen, ventajas, desventajas y otras características.

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modo de produccon capitalista marxismo explotacion
Según el marxismo, el capitalismo se basa en la explotación de una clase por
otra.
¿Qué es el modo de producción capitalista?
Según la terminología marxista, el modo de producción capitalista es aquel
propio de las sociedades capitalistas surgidas luego de las Revoluciones
Burguesas que acabaron con el modelo feudal del medioevo. Según los
postulados de Marx, su propia dinámica interna lo conduce a la extinción y al
surgimiento final del comunismo.

El modo de producción capitalista es considerado por los estudiosos no


marxistas como un sistema económico, en el que el valor de los bienes y
servicios se expresa en términos monetarios, los mismos en los que se
recompensa a las personas por su trabajo.

En cambio, para la ortodoxia marxista el capitalismo es el modelo económico


en que la burguesía detenta el control de los medios de producción. Pero
además es un modelo de organización social, político y económico.

Recordemos que la burguesía es la clase social intermedia entre los siervos


campesinos y la aristocracia terrateniente. Surgió al final del período medieval,
junto al mercantilismo, las dinámicas de intercambio internacional de
mercancías, pero también revolucionarios avances en la tecnología, la ciencia
y la cultura.

Todas esta novedades cambiaron para siempre el modo en que se satisfacían


las necesidades humanas, desplazando el foco del trabajo rural al comercio
urbano. Así, el modo de producción capitalista es el sistema propio de una
época industrial, en la que el capital ha desplazado en importancia a la
tenencia de tierras.

Puede servirte: Capitalismo y socialismo


Características del capitalismo
De acuerdo a la interpretación marxista tradicional, el capitalismo funciona en
base a dos pilares. Por un lado, el control de la burguesía de los medios de
producción (fábricas, por ejemplo). Por otro lado, la alienación de los
trabajadores de su labor productiva, es decir, que estos últimos sienten ajeno
el trabajo que realizan.

De ese modo, los burgueses pueden explotarlos, pagándoles a cambio de su


trabajo un salario, pero aprovechando la plusvalía: el valor añadido que las
labores del trabajador le incorporan al producto final. Dado que ese valor
agregado excede por mucho al salario del trabajador, la relación de trabajo
beneficia únicamente de la burguesía, que además realiza el esfuerzo.

En términos más simples, el capitalismo consiste en el intercambio del tiempo


y de la capacidad de trabajo de los trabajadores, por un salario calculado por
hora y por complejidad de las labores a desempeñar. El salario nunca superará
las ganancias del dueño de la fábrica, que invierten en ella el capital y a veces
la jefatura, pero no el trabajo.

De dicho arreglo el trabajador obtiene dinero para consumir bienes y servicios,


mientras que el burgués obtiene ganancias que puede reinvertir en el negocio
(o hacerlo crecer) y dinero para su propia subsistencia. El conjunto de los
trabajadores se denominan, como clase, proletariado.

Semejante arreglo socioeconómico no sería posible sin la existencia de la


propiedad privada, dado que la burguesía es dueña de los medios de
producción, y por ende decide quién trabaja y quién no. Sin embargo, los
términos en que el trabajo se dará son negociados con sus trabajadores
(sindicatos, gremios, etc.) y con el Estado (idealmente).

Origen del modo de producción capitalista


El capitalismo como sistema surgió después de la caída del feudalismo en el
siglo XV. La expansión imperial de las principales potencias europeas hizo
circular grandes dimensiones de mercadería de otras regiones del mundo. Así
nació la burguesía como una nueva clase social que había derrotado a la
aristocracia terrateniente del medioevo.
Esta clase de comerciantes de origen plebeyo, pero poseían capitales. Así se
convirtieron en los dueños de las primeras empresas que cambiaron para
siempre el modo en que se producen los bienes y servicios en el mundo.

Impulsaron cambios de tipo científico, espiritual y político que llevaron a las


llamadas Revoluciones Burguesas, cuyo punto climático fue la caída del
absolutismo monárquico (con Revoluciones como la Revolución Francesa en
1789, o con transiciones paulatinas) y el inicio de las repúblicas democráticas
capitalistas que conocemos hoy.

Ventajas del modo de producción capitalista


Las ventajas del capitalismo como sistema son notorias, tanto como sus
desventajas. El aspecto positivo del sistema puede resumirse en:

Efectividad y flexibilidad. A lo largo de sus pocos siglos de vida, el sistema


capitalista ha sabido generar riquezas y adelantos vertiginosos en aspectos
científicos, técnicos y económicos, y al mismo tiempo adaptarse a ellos,
cambiando con los tiempos y sosteniéndose invicto hasta hoy.
Liberalidad. El capitalismo requiere de importantes cuotas de libertad
económica e individual, para hacer posible el emprendimiento, el riesgo
empresarial y el surgimiento de nuevas iniciativas. En ese sentido, ha tendido
a ser más o menos liberal, o sea, a tolerar más o menos la intromisión del
Estado en las dinámicas que, idealmente, tendría que regular la “paz del
mercado” o la “mano invisible” del mercado. La existencia real de esto último
es materia de debate.
Permite el movimiento de clases. La tenencia de dinero, en principio, no está
sujeta a ningún otro tipo de condiciones humanas, como era la sangre en el
caso de las sociedades de castas, y a efectos prácticos importa poco al
mercado económico qué tipo de valores profese un capitalista. Esto permite
que las clases inferiores puedan, en teoría, ascender a medida que acumulen
capitales, y a las superiores descender, a medida que pierdan su capacidad de
hacerlo.
Desventajas del modo de producción capitalista
Por otro lado, las desventajas del capitalismo también son dignas de
mencionarse:

Permite los monopolios y la competencia desleal. Justamente el talante liberal


del capitalismo tiende a permitir la concentración de capitales y, por ende, de
poder en las manos de unos pocos, que controlan el mercado y pueden
competir deslealmente con los demás, formando así monopolios en los que
pocos se enriquecen.
La distribución desigual de riqueza. Ya que la clase social no está determinada
por la sangre ni por otros factores, sino por la cantidad de dinero que tenga la
familia, las generaciones venideras vienen al mundo en franca desigualdad de
oportunidades, fruto de la concentración de la riqueza en quienes más
capitales tienen, ya que el dinero, al circular, genera más dinero,
enriqueciendo a pocos en detrimento de muchos.
El consumismo. La sociedad generada por el capitalismo está centrada en el
consumo y en la obtención de capitales, a menudo olvidando lo que eso
realmente significa y quedando atrapada en un espiral de consumo
innecesario, comprando por comprar o para subsanar otros aspectos
espirituales no considerados en la ecuación.
El daño ecológico. La actividad industrial es el corazón del sistema capitalista,
que durante casi un siglo se entregó a la explotación de los recursos naturales
sin tomar en consideración otros aspectos fundamentales, como el impacto
ecológico que el vertido de sustancias de desecho industrial tenía. Así, a
finales del siglo XX e inicios del XXI, el cambio climático y las catástrofes
ecológicas se asoman en el horizonte futuro cercano, exigiendo cambios
radicales e inmediatos en el modelo de producción capitalista.
Marxismo y plusvalía
El concepto de plusvalía es central en la doctrina del marxismo, que la
considera esencialmente como un robo que la clase dominante efectúa sobre
el esfuerzo del trabajador, quedándose con una porción de valor más
significativa en términos monetarios que la recompensada mediante el salario.

Gracias a las luchas obreras y sindicales, muchas de las cuales generaron no


pocos conflictos sociales, políticos y culturales a lo largo del siglo XX, el
reparto de dicha plusvalía pudo ser renegociado entre trabajadores y
empleadores, así como las condiciones de empleo.

Así se racionaron los horarios de empleo, se controló la explotación y se


logró, en pocas palabras, un capitalismo más humano para la clase
trabajadora. Sin embargo, de acuerdo a la doctrina de Karl Marx, dicha lucha
por liberarse de la explotación no concluiría hasta desatar las fuerzas
históricas que conduzcan al socialismo.

Otros modos de producción


Así como existe el modo de producción capitalista, podemos hablar de:
Modo de producción asiático. Llamado también despotismo hidráulico, ya que
consiste en el control de la organización de la sociedad mediante un único
recurso necesitado por todos: el agua, en el caso de Egipto y Babilonia en la
Antigüedad, o de los canales de riego en la URSS y China. Así, los leales
reciben agua para sembrar sus campos, mientras los campos de los desleales
se secan.
Modo de producción socialista. Propuesto como alternativa al capitalismo por
Marx, otorga el control de los medios de producción a la clase obrera o
trabajadora, para impedir que sean explotados por la burguesía. Así, el Estado
asume la abolición de la propiedad privada y del capital para anteponer los
intereses colectivos a los individuales, como un paso hacia una sociedad sin
clases pero de producción tan abundante, que los bienes se repartan según la
necesidad y no según el mérito.
Modo de producción esclavista. Típico de las sociedades clásicas de la
antigüedad, como la griega o romana, sostenía su producción de bienes
agrícolas en base a una clase esclava, sometida a un estatus jurídico y social
particular, en ocasiones inhumano, que los reducía a ser propiedad de un amo
particular o del Estado. Estos esclavos no tenían participación política, ni
propiedades, ni recibían recompensa alguna por sus labores.

Fuente: https://concepto.de/modo-de-produccion-capitalista/#ixzz7wzdiKYrK
El modo de producción capitalista es una de las formas en las que puede
presentarse la forma de organizar la producción de bienes y servicios en una
economía. Esta teoría fue desarrollada por Karl Marx, el cual clasificó la
historia en distintos modos de producción en orden cronológico.

El modo de producción capitalista, de acuerdo con Marx, la historia cuenta con


una cronología por la que han pasado una serie de distintos modos de
producción. Todos ellos, basados en las fuerzas productivas y las relaciones
de producción. Al modo de producción capitalista, de acuerdo con Marx, le
sigue el modo de producción socialista.

El modo de producción capitalista fue definido por Karl Marx y Friedrich


Engels.

Aunque el modo de producción capitalista está considerado un sistema


económico, los marxistas lo definen como un modo de producción.
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Características del modo de producción capitalista
Entre las características que definen al modo de producción capitalista
podemos destacar varias. No obstante, estamos hablando de corrientes
ideológicas que parten de un punto de vista subjetivo. Esto quiere decir que
las expresiones que recoge este texto están tomadas como una expresión del
propio autor.

Las características que lo definen serían las siguientes:

La producción se establece bajo un sistema de propiedad privada.


Los bienes y servicios se adquieren en los mercados a través de la fluctuación
de los precios.
Los dueños de los medios de producción son lo que Marx denomina “clase
dominante”. Así, la clase dominante explota la fuerza de producción del
trabajador para generar plusvalías.
Para Marx, la clase capitalista genera la servidumbre del proletariado. En este
sentido, el trabajador depende del propietario del capital para generar una
renta para vivir.
Estas características, aquí recogidas, resumen los principios que Marx utilizó
para definir el modo capitalista.

Ver todos los modos de producción


Modo de producción asiático
El modo de producción capitalista y el modo de producción socialista
Para Marx, los modos de producción seguían una sucesión cronológica, en
tanto en cuanto, la sociedad se iba desarrollando. Así, al modo capitalista le
sucedía el modo de producción socialista. Para Marx, el modo de producción
socialista era el modo de producción definitivo. Y es que, este era el modo de
producción que Marx consideraba aceptable, ya que la propiedad privada era
abolida por el proletariado.

Así, esto acababa generando que la clase trabajadora tuviese los medios de
producción, no dependiendo de los dueños del capital. Este fenómeno que
Marx proponía pretendía acabar con lo que él denominaba “jerarquía de
clases”. Generando, de este modo una sociedad igualitaria donde las fuerzas
del trabajo se destinasen al enriquecimiento personal y colectivo, pero
derivado de la explotación propia. Es decir, que el capitalista no genere
plusvalías por el mero hecho de tener el capital, perdiendo esa virtud de clase
dominante.

Críticas al concepto
Para Marx, el modo de producción capitalista era un modo de producción
fallido. Pues este contemplaba el modo de producción capitalista como un
modo que sufría continuas crisis cíclicas. En otras palabras, Marx consideraba
que el capitalista debía estar innovando de forma continuada. Esto se producía
por la competencia entre los capitalistas para incrementar los niveles de
productividad y poder generar mayor rendimiento. Lo que tenía como
consecuencia reducciones de costes en unos empleados que no tenían
capacidad de respuesta.

Esta incapacidad surgía por lo que Marx denominaba como “ejércitos


industriales de reserva”. Es decir, Marx decía que los salarios de los
trabajadores podían subir hasta los límites de subsistencia. Es decir, subían
hasta el nivel en que un trabajador podía ser suplido por un desempleado con
menores exigencias.
marx 1978, tomo I, 207); como dice el filósofo latinoamericano Enrique Dussel
(1985
La acentuación de la ruptura con la teoría marxista de la sociedad, de la
economía y del cambio social a partir de mediados de los 70, con epicentro en
los primeros años de la década del 80, trajo aparejado cambios conceptuales y
posicionales de profundo calado en las ciencias sociales contemporáneas
regionales y globales, muchos de los cuales se proyectan con llamativa
vitalidad hasta nuestros días. Tal movimiento teórico generalizado, que se
popularizó bajo el rótulo nada original y algo impreciso de “crisis del
marxismo”, tuvo como uno de sus protagonistas destacados al sociólogo
español Manuel Castells. En el presente artículo ofrezco un primer análisis
general de los movimientos de cambio conceptual y de las operaciones
teóricas principales que efectúa el sociólogo español sobre su noción de
Modo de Producción Capitalista en su paso del marxismo al posmarxismo. En
su nueva etapa, el autor recodifica y reingresa tal categoría marxiana en una
nueva matriz teórica para el análisis del cambio social, que se estructura a
partir de la articulación de dos pares conceptuales: los Modos de Producción
(Capitalista y Estatista) y los Modos de Desarrollo (Industrial e Informacional).
Se llamará a esta última formación teórica formula MP/MD o simplemente la
Fórmula. Las formas generales que emergen de tal combinatoria, y que según
el autor se registran de un modo singular desde principios de la década del 80,
son los modos de producción capitalista industrial e informacional, y el modo
de producción estatista industrial. Así como la acepción marxista del MPC de
Castells lleva consigo una hipótesis transformativa, que incluye las
expectativas de transición a un Modo de Producción Socialista (MPS)1, la
formula MP/MD se estructura a partir de la proyección de un proceso
tendencial en apariencias irreversible, centrado en la expansión creciente y
acelerada del capitalismo informacional en detrimento del capitalismo
industrial, y mucho más aún del estatismo industrial.

El presente trabajo sobre el concepto de Modo de Producción de Castells es


un punto de acceso específico y abstracto a la pregunta –mayúscula por
cierto– por las formas de apropiación de la teoría marxista por parte de la
comunidad de teóricos sociales contemporáneos que edifican su perspectiva
analítica en contraposición total o parcial con la obra de Marx y con la
tradición marxista. Tal como se afirmó, la pretensión de superación del
materialismo histórico por parte de Castells no se produjo en soledad sino
condicionado por un entramado de arduas batallas teóricas en el marco lo que
podría llamarse un “clima de época”, que en gran medida se difundió del
centro a la periferia. Los disparos al marxismo provinieron de múltiples
puntos, estuvieron movilizados por intereses y proyectos de lo más
heterogéneos –algunos de ellos reconstructivos, como por ejemplo el de
Habermas– y, en cualquier caso, fueron de diferente intensidad. El dialogo
crítico con el marxismo en este período concreto de la historia –promediando
la década del 70 hasta principios de los 80– del cual Castells fue protagonista,
resultó ser el suceso que influyó en mayor medida en la definición de los
contenidos, las formas y las identidades del pensamiento social y político
contemporáneo dominante en la actualidad. Desde la sociología y la filosofía,
en el período señalado cobraron especial relevancia las críticas y las tentativas
superadoras de Jurgen Habermas, Antony Giddens, Alain Touraine, Pierre
Bourdieu, Norbert Elias, Daniel Bell y Michel Foucault2. Desde la economía,
corresponde a este período las producciones de referencia de Michel Aglietta,
reconocido como fundador de la llamada teoría regulacionista francesa,
tradición teórica que luego continúan Robert Boyer y Alain Lipietz, entre otros
(ver Aglietta, 1973). Es también a partir de estos años –no accidentalmente–
que empieza a cobrar notoriedad la perspectiva sociológica de Nicklas
Luhmann. Su teoría de la diferenciación funcional, que evade tácticamente una
discusión explícita y sistemática con el materialismo histórico, llega a
convertirse con el paso de los años en la perspectiva socio-evolutiva
alternativa de mayor peso3. Las pretensiones rupturistas experimentadas
desde el interior del marxismo, como fue el caso de Castells, o en dialogo
sustantivo con dicha tradición, como fue el caso de los autores mencionados
arriba, se enfrentaron en ese mismo período, desde una posición no tan
ventajosa como en la actualidad, con una serie de autores marxistas
dispuestos a robustecer el marxismo y tratar de defender sus coordenadas
metodológicas y teóricas principales de los embates de los autores
mencionados. Si se observa en función de la gravitación que ejercen en el
presente, aquí merecería mencionarse en primer lugar las obras centrales de
Perry Anderson y de David Harvey (ver Anderson, 1983; y Harvey, 1973 y 1982).

En cualquier caso, una pregunta central que especifica el interés por las
iniciativas mencionadas de apropiación del marxismo, entre las cuales destaca
la teoría social de Castells, tiene que ver con sus modos de conceptualización
del capitalismo. ¿En qué medida podríamos hablar de una teoría del
capitalismo posmarxista o directamente no marxista? ¿Cómo se hacen
presentes Marx y el marxismo en la conceptualización del capitalismo de los
teóricos sociales no marxistas? ¿Qué identidad y qué forma adquiere el
pensamiento económico que, contando con una teoría del capitalismo, tiende
a rechazar total o parcialmente el pensamiento marxiano y marxista? En 2008
Castells reconoce que sigue pensando que hay conceptos y perspectivas
interesantes en el marxismo, como el modo de producción, el análisis de
clases y el concepto de Estado como aparato de dominación social (Castells,
en Linchuan Qui, 2008: 4). Lo que Castells no llega a mencionar es el
trastocamiento sustantivo que acompaña la apropiación de tales categorías
marxianas en la fórmula MP/MD, que estructura centralmente su nueva teoría
del cambio social. Pese a que dicha fórmula se diluye a partir de 2004 en su
teoría social del poder reticular, es muy importante señalar que su
conceptualización tiene la mayor actualidad en tanto el autor, hasta la fecha,
no ha vuelto a tomarse en serio la reformulación de su teoría del capitalismo.

Más arriba se señala que el presente análisis teórico sobre el devenir de la


teoría del capitalismo de Castells es de naturaleza abstracta. Con ello se
pretende indicar que las conexiones abstracto-concretas centrales de su teoría
sociológica contemporánea experimentan un doble recorte, que deviene
necesario para poder analizar con detenimiento el esquema central de rupturas
teóricas involucradas. La teoría social contemporánea de Castells en el
período estudiado se edifica en tres grandes niveles: la formula MP/MD se
sitúa en un nivel intermedio de abstracción teórica. Hacia arriba encontramos
la elaboración más abstracta y meta-histórica de la teoría de sociedad de
Castells a partir de 19834, y hacia abajo el discurso sociohistórico-empírico del
autor, que se condensa hasta comienzos del nuevo siglo a partir de lo que el
autor denomina la Oposición entre la Red y el Yo5. Se recorta por tanto la
aproximación a la Formula hacia arriba y hacia abajo. El presente trabajo se
sitúa en el paso del momento abstracto de su teoría marxista del modo de
producción capitalista, a lafórmula MP/MD. Junto a esta primera consideración
metodológica es necesario añadir una segunda. El trabajo se concentra en el
análisis de la formulación general de las categorías de modo de producción y
de modo de desarrollo, restando atención a las singularidades de los
diferentes tipos de MP y de MD. En el caso del MP, tanto en el período marxista
como posteriormente, lo general del modo de producción alude casi
exclusivamente al modo de producción capitalista (MPC).

Es importante señalar que las críticas más usuales de los comentaristas


principales de Castells, si bien toman en consideración su teoría del
capitalismo, en ningún caso fundamentan sus posiciones a partir de un
estudio sistemático6. Ello garantiza la completa originalidad de la presente
unidad de investigación.

El trabajo se organiza en cuatro apartados: el Modo de producción; el Modo de


Desarrollo; La cuestión de las clases, y por último el tema del Trabajo y la
teoría del valor. Como se podrá comprobar, la estructura de apartados actúa
simplemente como una división analítica arbitraria, intentando ordenar un
conjunto complejo de movimientos y operaciones teóricas completamente
interrelacionados.

2. EL MODO DE PRODUCCIÓN

De los movimientos centrales de cambio conceptual que efectúa Castells


asociados directamente y en un sentido restringido a la categoría de Modo de
Producción (en adelante MP) destacan particularmente dos: el paso del MP a la
fórmula Modo de Producción/Modo de Desarrollo (en adelante –como ya se
aclaró– Formula MP/MD o Fórmula) y la transición del registro del polo
dominante del MP al MP como forma dominante.

2.1. EL PASO DEL MP AL MP/MD

Uno de los movimientos de cambio conceptual de mayor trascendencia que se


registra en el tránsito de la visión sociológica marxista de Castells a su nueva
teoría social tiene que ver con el trastocamiento del alcance explicativo de su
concepto marxiano de modo de producción. Tal proceso, que se podría
describir como el paso del MP al MP/MD, conlleva la transición del MP como
concepto multidimensional y como lógica de articulación social al MP como
expresión exclusiva de la región de lo económico, y en un sentido más
restringido aún, como expresión de lo económico dominante en un sentido
bien específico.

A lo largo de la década del 70 y hasta 1982 Castells emplea un concepto de MP


en estrecha sintonía con el propuesto por Althusser, principalmente en su
producción previa a los Elementos de autocrítica (ver 1966 y 1968). En este
período el MP no será un modo de producción económico en sentido estricto
sino “una forma específica de articulación entre los elementos (instancias)
fundamentales de una estructura social, a saber: “sistema” económico,
“sistema” político-jurídico, “sistema ideológico”, sin que esta lista de
“sistemas” sea en modo alguno limitativa” (Castells, 1971: 2077; 1972: 152).
Acoplada a tal definición, Castells sostendrá que en “todo modo de
producción hay un sistema dominante, variable, cuyo lugar de emplazamiento
en la estructura caracteriza al modo de producción en cuestión. En todo modo
de producción hay, por otra parte, un sistema determinante en última
instancia, que –por el contrario– es invariable, éste es siempre el sistema
económico”8 (1971: 207; 1972: 152). Lo central en este punto es que la visión
del MP que despliega Castells luego de 1982 ni siquiera asume la forma y la
extensión de lo que anteriormente consideraba el sistema determinante en
última instancia, es decir, el sistema económico. Lo que se registra más bien
es la circunscripción del MP a una subregión de lo económico que excluye a
las relaciones técnicas de producción o fuerzas productivas. Si el MP marxista
trasciende el vínculo entre relaciones sociales y relaciones técnicas de
producción, a partir de 1982, para dar cuenta de dicha relación, Castells
simultáneamente reduce el alcance de la noción de MP en la dirección
comentada, y propone el concepto de Modo de Desarrollo (en adelante MD)
para dar cuenta de las relaciones técnicas de producción3. Como es evidente,
tal modificación del concepto de MP se concreta casi exclusivamente como
una modificación en el Modo de Producción Capitalista (dado el carácter
completamente accesorio, especulativo embrionario de su conceptualización
del Modo de Producción Socialista). Si el capitalismo como MP es para
Castells en su período marxista, y en abstracto, una matriz particular de los
diversos sistemas a la base de una sociedad (sistemas económico, político,
ideológico) (1971: 53; 1975: 185-6), a partir de 1982 su formulación tiende a
opacarse y agrietarse. La visión emergente combina una forma conceptual en
extremo restringida y una forma discursiva que se resiste a abandonar un
horizonte societal extendido y con ello cierta pretensión de totalidad social. De
este modo, en la nueva versión, junto con el capitalismo como modo de
apropiación económica (forma conceptual), se reconoce un discurso
sociológico desacoplado del primero que alude al capitalismo como un
sistema social y que le permite a Castells invocar la idea de una sociedad
capitalista (1989: 23; 1999: 408). Mientras que en su conceptualización
marxiano-althusseriana del capitalismo resultaría coherente exponer cierta
articulación entre modo de producción y sistema social, en su propuesta
posmarxista tal combinación resulta conceptualmente insostenible y sólo
obedece a una táctica deliberada de desdibujamiento categorial.

2.2. DEL POLO DOMINANTE DEL MP AL MP COMO FORMA DOMINANTE

El reconocimiento de la primacía que ejerce el polo dominante del MP en el


devenir de las relaciones económicas y societales en general se encuentra
presente en la visión marxista del cambio social que reproduce Castells, desde
el momento que se proyecta a partir del interfaz entre una teoría económica y
una teoría social de la dominación sujeta a sensibilidades estructuralistas. El
Castells marxista indicará que todo modo de producción se desarrolla según
la lógica intrínseca de su polo dominante, pero progresivamente va siendo
transformado por la lógica contradictoria que se le opone en el proceso de la
lucha de clases (1972: 84). Ahora bien, la relación que fija el autor entre el MP y
el elemento estrictamente dominante del proceso de dominación, se modifica
sustancialmente a partir de 1983. Si en el período marxista el MP contenía en
su interior la contradicción y el antagonismo de clases, y por lo tanto
contemplaba la relación entre lo dominante y lo dominado, en su teorización
posmarxista se reduce de tal forma que expresa exclusivamente lo dominante.
El nuevo concepto de MP fija una relación de exterioridad respecto al polo
dominado en un doble registro: 1. La fuerza de trabajo como expresión de lo
dominado se excluye del MP y se reintegra en el MD (tal como comenté); y 2.
En un plano más concreto, aquella fracción del espacio social que expresa lo
dominado (el espacio local) se separa de aquella otra fracción dominante del
espacio social que contiene el MP como un todo, y que Castells denomina
espacio global o espacio de los flujos10. Al excluir lo dominado del MP
Castells elimina el principio de contradicción de las relaciones de producción,
que como bien sabe el lector es uno de los elementos centrales del
materialismo histórico.

3. EL MODO DE DESARROLLO

En este punto se analizan dos movimientos de modificación conceptual en


extremo sensibles que efectúa Castells asociados a la noción ya mencionada
de Modo de Desarrollo: el paso del proceso de trabajo al Modo de Desarrollo y
finalmente el tránsito del desarrollo económico y social al desarrollo como MD.
3.1. EL PASO DEL PROCESO DE TRABAJO AL MD

El sistema económico del MP marxista de Castells, como toda teorización


marxista de la economía, se centra en primera instancia en la
conceptualización del proceso de trabajo. Una innovación determinante que
trae aparejado su nuevo concepto de MP, ya insinuado en cierto modo, es la
exclusión del proceso de trabajo del MP y su supeditación total a la nueva
categoría de MD. De este modo, a partir de la ruptura con el concepto marxista
de MP Castells consuma el descentramiento del trabajo de la dinámica
socioeconómica capitalista.

Reproduciendo la propuesta de Althusser y Balibar, Castells distingue a


principio de los 70 tres elementos centrales de su sistema económico
marxista: la fuerza de trabajo, los medios de producción (objeto y medios de
trabajo) y el “no-trabajador”. Por aquellos años el sociólogo español dirá que
el proceso de trabajo consiste en la intervención de la fuerza de trabajo sobre
los medios de producción para realizar el producto (que se descompone en
(re) producción de la fuerza de trabajo y (re) producción de los medios de
producción. Junto con ello agregará que en este proceso se manifiestan dos
tipos de relaciones entre los elementos: 1) Una relación de propiedad (que no
debe ser confundida con la propiedad jurídica, que pertenece al sistema
político-jurídico) y 2) Una relación “de apropiación real”, que concierne al
control del proceso técnico de trabajo (1971: 207). Ahora bien, a partir de 1983
la mencionada intervención del trabajo se subsume en gran medida en la
esfera técnica de la producción (que como vimos ya no lleva el nombre de
relación técnica de producción), relegando su componente sociorelacional y
político-relacional. Es a partir de tal modificación que el sociólogo español
anula el proceso “de apropiación real” ya mencionado, que es el elemento
central de la dialéctica del control en las relaciones de producción. La pérdida
de politicidad del trabajo al interior del concepto de MD se completa a partir de
la sustracción del trabajo como elemento fundante del registro relacional
clásico del concepto marxiano del capitalismo, que postula la separación del
trabajo respecto a los medios de producción.

3.2. DEL DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL AL DESARROLLO COMO MD

Aunque Castells efectúa las reducciones conceptuales más significativas de la


Fórmula MP/MD en relación al concepto de MP, lo cierto es que aplicará
también sobre el MD una operación de reducción mayor que involucra al
concepto de desarrollo. En concreto, Castells presentará, en una maniobra
llamativa, a la noción de MD como la expresión conceptual del desarrollo como
un todo. La decisión de presentar al MD en primera instancia como desarrollo,
y no como desarrollo tecnológico, conlleva la proyección de una visión
tecnologicista del desarrollo. Esta acepción reduccionista no tiene
antecedentes en el campo de las teorías del desarrollo en sociología y
economía, tradición que el autor conoce a la perfección y con la cual dialoga
en sus textos. La apuesta de equivalencia conceptual entre MD y desarrollo se
agrieta a partir de dos tipos de registros que éste provee: el primero es una
referencia textual en la cual subsume el MD a una noción más general de
desarrollo, dando a entender con ello que el MD no es más que un modo de
desarrollo tecnológico. En concreto el autor dirá que la contradicción más
patente producida por el auge de la sociedad red es la que existe entre nuestro
hiperdesarrollo tecnológico y nuestro infradesarrollo institucional y social”
(2001: 310). El segundo registro lo constituye su discurso sociológico más
concreto, en el cual suele proveer menciones sobre el desarrollo
emparentados con la tradición sociológica, generando en esos casos un
registro contradictorio muy marcado entre el desarrollo como concepto (MD) y
el desarrollo como discurso de lo concreto. En este plano discursivo y no
conceptual registro dos acepciones que emplea Castells: una entendida como
desarrollo económico, y otra como desarrollo en un sentido aún más
general11.

Todo indica que la equivalencia general que establece el autor entre MD y


desarrollo como un todo es dejada de lado al momento que desecha la
Fórmula MP/MD. A partir de 2014 Castells presenta una nueva acepción de MD,
en el marco de sus nuevas investigaciones sociológicas sobre el desarrollo. Si
bien la Formula se desactiva, tanto el informacionalismo como MD como el MP
capitalista siguen vigentes en la perspectiva sociológica del autor. En estos
últimos textos el MD o Paradigma tecnológico pasa a representar tan sólo una
dimensión específica del desarrollo, junto con otras dos, como serían el
desarrollo humano/colectivo y el desarrollo humano/personal (2014: 20).
Castells dirá en esta nueva versión que el desarrollo informacional resulta del
incremento de la capacidad humana para crear e innovar mientras reducen las
externalidades negativas en el ecosistema y en el sistema social. Tal
capacidad será para el sociólogo una función del mejoramiento de la vida
humana, tanto en su condición material (salud, educación, hábitat,
comodidades de la vida cotidiana, calidad ambiental, creación cultural,
potencial de comunicación), como en su componente ético y político, una
clave para la estabilidad social que permite la acumulación de efectos de
desarrollo en los medios de vida de las personas (2014: 2). De este modo, aquí
el desarrollo como un todo pasa a concebirse como un proceso autodefinido
en el cual los seres humanos, como colectivo, mejoran su bienestar mediante
la creación de las condiciones estructurales para la reproducción ampliada del
proceso de desarrollo en sí mismo, por lo tanto ensanchando su bienestar y, al
mismo tiempo, creando las condiciones estructurales para que tal proceso
avance (2014b: 3). Ahora bien, contraviniendo los movimientos estrictamente
discursivos, lo que sugieren los elementos expuestos en este punto es que la
visión del desarrollo del autor posiblemente no haya experimentado
modificaciones sustantivas desde la aparición de la Formula. Bajo este
supuesto, la equivalencia entre MD y desarrollo podría entenderse como una
operación conceptual reduccionista orientada a la consecución de cierto
efecto de lectura.

4. HACIA UNA TEORÍA NO RELACIONAL DE LAS CLASES

Un aspecto central para avanzar en el dimensionamiento de las


transformaciones producidas en la visión del capitalismo de Castells es el
registro de las maniobras y los movimientos que acompañan su teoría de las
clases sociales, prestando atención a las categorías que dinamizan tales
agrupamientos. Aquí en concreto se analiza el paso de la teoría relacional de
clases marxista a un enfoque que podría denominar divisionista.

Como se viene demostrando, a partir de la distinción entre MP y MD la teoría


del capitalismo de Castells se desentiende de la conceptualización de las
relaciones económicas como un todo y con ello de la dimensión socio-
relacional del análisis de clases marxiano. Como sucede con otros elementos
de la teoría social de Castells, no hay una correspondencia entre el
movimiento de cambio conceptual y el reconocimiento discursivo de tal
modificación. Las definiciones de capitalismo que propone el autor parecen no
diferenciarse del registro unitario, integrador y relacional que propone en su
período marxista. Ahora bien, observadas con mayor detalle, emergen los
registros de la visión no relacional que finalmente adopta. En 1983 la
definición aún recoge en términos idénticos el modo relacional marxiano,
registro que se hace particularmente evidente a partir de la noción de
apropiación de la fuerza de trabajo, que integra en el mismo movimiento al
trabajador y al capitalista. Allí Castells alude a la idea elemental de que “el
capitalismo se define por la separación entre los productores de los medios de
producción y por la apropiación por el capital de los medios de producción y
de la fuerza de trabajo de los productores” (1983: 412). Esta fórmula
experimenta modificaciones más adelante.

En 1989 el sociólogo ya dirá que “bajo el capitalismo, la separación entre


productores y medios de producción, la mercantilización del trabajo y la
propiedad privada de los medios de producción sobre la base del control del
excedente comercializado (capital) determinan el principio básico de la
apropiación y distribución del excedente por parte de la clase capitalista”
(1989: 32; 1996a: 46). A diferencia de la afirmación anterior, en esta segunda
frase asoman registros de su visión no relacional. Castells alude por separado
a 1) la separación entre productores y medios de producción y a 2) la
propiedad privada de los medios de producción. Tal como lo formula, el punto
1) no sería correcto, ya que el “productor” no se encuentra separado en
cualquier sentido de los medios de producción. De hecho, el productor se
apropia de los medios de producción a partir de su control técnico. Lo que
separa al productor de los medios de producción es precisamente su
condición de no-propietario de tales medios, aspecto que Castells incluye por
separado en otro punto. Podemos ver cómo en esta segunda afirmación
desaparece la referencia a la apropiación privada capitalista del trabajo.
Sumado a lo anterior, el autor elije hablar de “productores” y no de
trabajadores, con lo cual también colabora en el desdibujamiento del
antagonismo central de las relaciones de clases, y al mismo tiempo hace
desaparecer la categoría de trabajo. En una tercera referencia Castells invita a
comprender las nuevas relaciones de clase siguiendo en sus términos la
tradición marxiana, a partir de identificar “quiénes son los productores y
quienes se apropian del producto de su trabajo” (1997: 156). El punto es que la
solución que aquí ofrece el sociólogo español para tal proceso de
identificación no contempla un momento de unidad relacional, como lo hacen
Marx y la tradición marxista, si no un principio de separación entre ambos
actores, que es lo que constituye a los MP como ámbito autorrecursivo del
capital y a los MD como espacio de desenvolvimiento de la fuerza de trabajo.
En otros términos, lo que hace nada marxiana esta forma supuestamente
marxiana de comprender las relaciones de clases es que la pregunta por unos
y por otros se abordan en primera instancia de modo independiente. Si
volvemos a la segunda definición podemos ver como las relaciones de clases
se definen únicamente a partir de la operación de apropiación de la clase
capitalista. Se entiende que este es el modo en que el análisis de clases de
Castells (para ser más exactos debería denominarse “clase”, en singular, o
mejor dicho, “clase dominante”) no desborda el marco de su noción
restringida de MP. De este modo, no hay lógica de clases operando en primera
instancia en los MD, y por lo tanto, dado que la fuerza de trabajo queda
atrapada en la categoría de MD, lo que termina sucediendo es que Castells
separa la relación entre trabajo y clase, o dicho en clave estructural, entre
trabajo y posición de clase. No hay posición de clase en el MD porque el
análisis de clase se circunscribe de modo unidireccional, no relacional y no
dialéctico, a la clase dominante.

Junto a los elementos expuestos, Castells introducirá otras afirmaciones que


le permitan desdibujar su esquemática no relacional, presentando las
relaciones de clases en el plano discursivo imbuidas de un registro socio-
dialectizado, en el cual el capital siempre desborda al MP y la fuerza de trabajo
y la tecnología hacen lo suyo con el MD. A modo de ejemplo, Castells hará
referencia, en tanto expresión socio-económica del ciclo neoliberal que se
inicia a fines de los años 70, a “la transformación de las relaciones de poder
entre capital y trabajo en nuestras sociedades” (1988: 26), así como a “la
reestructuración de las relaciones capital-trabajo y la difusión tecnológica bajo
la dominación de la primera” (1989: 271). Respecto a la tecnología, y más en
concreto a la tecnología de la información, Castells opta igualmente por
inscribirla discursivamente en una visión relacional del poder económico. De
este modo, dirá que la tecnología está siendo usada como un factor de
negociación en la redefinición de las relaciones de poder entre el trabajador y
la empresa (Castells y Henderson, 1987: 6), y en un mismo sentido, que la
tecnología ha sido decisiva para situar al capital en una posición ventajosa
con relación al trabajo en el marco del proceso de reestructuración capitalista
(1989: 61). Ahora bien, dicho registro socio-relacional de clases no es más que
una ilusión desde el momento que Castells no promociona una relación
dialéctica entre capital y trabajo, sino más bien una imposición desde afuera
del capital, sin contemplar la inclusión del trabajo en tal proceso desde un
sentido de unidad relacional. A diferencia de Marx, en Castells no se registra
una lucha de apropiación entre trabajo y capital, sino una práctica de
apropiación en las relaciones de producción como imposición unidireccional
del capital.

5. TRABAJO Y TEORÍA DEL VALOR

Siendo que la práctica social de referencia y la unidad de valor elemental de la


teoría marxiana y marxista del capitalismo es el trabajo, en este último punto
nos detenemos en el análisis del movimiento más importante asociado a este
punto y de una operación específica de implicancias altamente significativas.
Nos referimos al paso de la teoría del valor-trabajo a una visión socio-
relativista del valor, y luego al abandono, a partir de la Formula MP/MD, de la
conceptualización de la explotación capitalista y la apropiación privada del
trabajo.

5.1. DE LA TEORÍA DEL VALOR-TRABAJO A UNA VISIÓN SOCIO-RELATIVISTA


DEL VALOR

El abandono del encuadre marxista y la modificación de su concepto de MP


conllevó para Castells el fin de la suscripción a la teoría del valor-trabajo. A lo
largo de su producción teórica, la concepción del valor fue experimentando
modificaciones sustantivas, aunque las diferentes versiones nunca
abandonaron su conexión interna con las relaciones económicas, y más en
concreto con su teoría del MPC. Es posible identificar tres conceptualizaciones
diferentes del valor que se suceden en la obra de Castells en un registro
secuencial: (a) la teoría del valor-trabajo, (b) el postulado de la maximización
dual y finalmente (c) la visión socio-relativista del valor.

Respecto a la teoría del valor-trabajo, es por demás evidente su abandono


desde el momento que fija una relación de exterioridad entre trabajo y MP, del
modo que ya fue analizado. Lo que emerge en la teoría social de Castells a
partir de 1983, asociado a la Fórmula MP/MD, es lo que denominamos el
postulado de la maximización dual. A partir de entonces el autor sostendrá que
los modos de producción conllevan principios de funcionamiento que se
imponen como objetivos sociales estructurales y que se convierten en su
razón de ser. De este modo, el capitalismo para Castells, que es el MP sobre el
cual teoriza casi exclusivamente, está orientado hacia la maximización del
beneficio mientras que el estatismo está orientado hacia la maximización del
poder (1983: 414; 1989: 32; Castells y Kiselyova, 1995: 3-4; 1996: 46; 1998a:
32). La teoría del capitalismo del sociólogo español transita así de una visión
maximizadora del trabajo a una visión maximizadora del beneficio, y por lo
tanto se desplaza de la valorización en primera instancia del polo dominado
del MP a la valorización del polo dominante12. Tanto la teoría del valor trabajo
como el par de principios de maximización posteriores son categorías
económicas que luego se sociologizan.

El modelo dual de principios de maximización se desdibuja en la teoría social


de Castells y en su concepción del capitalismo a partir de fines de los 90. La
alternativa emergente es un nuevo esquema de relativización del valor que el
autor apenas llega a formalizar conceptualmente. Su nueva visión del valor
parte de la premisa de que todo es potencialmente valorizable o
desvalorizable, siendo la lógica y la forma dominante de organización en red
los elementos que definen el valor en cada situación. A medida que avanza la
producción teórica de Castells su concepción del valor va ganando en
abstracción y se va formalizando en mayor medida al interior de una teoría de
las redes proyectada como una teoría social del poder. En 2009 Castells
sostendrá que la definición de lo que constituye valor depende de la
especificidad de la red y de su programa, y que cualquier intento de reducir
todos los valores a un criterio común se enfrenta a dificultades metodológicas
y prácticas insuperables (2009: 56). A ello añadirá que el valor es lo que se
procesa en cada red dominante en cada momento, en cada lugar, de acuerdo
con la jerarquía programada de la red por los que actúan en ella (2009: 57).
Desde el momento que la teoría del capitalismo queda subsumida en una
teoría de la organización en red, el principio de maximización del capitalismo
se supedita igualmente a una teoría reticular de la dominación. El capitalismo
como modo de producción transitaría de la apropiación del excedente a la
apropiación potencial de todo valor. Castells dirá que el capitalismo actual
logra apropiarse de todo lo que podrá procurarle valor, siendo lo
potencialmente valorizable o desvalorizable individuos, regiones, sectores,
empresas, etc. (1996b: 2). Aquí lo que habría que analizar en concreto es en
qué medida la subsunción de su visión del capitalismo a una teoría
multidimensional de las redes echa o no por tierra la Fórmula MP/MD. En
cualquier caso, los principios de maximización correspondientes a los modos
de producción capitalista y estatista no se podrían sostener en este esquema
como parámetros inalterables y excluyentes. Si bien el discurso explícito de la
teoría de las redes sociales que formula Castells indicaría que el capitalismo
es una red dominante entre varias, se constata que el capitalismo resulta para
el autor la red dominante predeterminada en todos los casos. Lo que se
sostiene como hipótesis en este punto es que el principio relativista de la
teoría reticular del valor del sociólogo español se supedita a un meta-valor
dominante que es el principio de maximización financiera capitalista. En tal
sentido, la relativización del valor, del modo totalizador que se presenta en la
Fórmula, podría constituirse en una táctica para desdibujar su apuesta no
explicitada por la primacía de lo económico-financiero, del mismo modo que el
concepto de dominación ecológica de Jessop desdibuja la opción por la
primacía de lo económico contenida en su teoría social (Jessop, 2002), así
como el empleo que hace Hartmut Rosa de la teoría luhmanniana desdibuja de
modo incongruente su apuesta de fondo por la primacía del motor económico
de la aceleración social (Torres, 2016; Rosa; 2013). Todo indica que el
concepto de valor en la teoría del capitalismo de Castells se trasladaría de la
esfera de la producción a la esfera de la circulación, siendo la teoría del valor
en esta última versión una teoría de la circulación monetaria. En 1996, en
referencia a la creación de valor financiero, Castells dirá que dentro de la
lógica del capitalismo, la creación de valor no tiene porqué encarnarse en la
producción material y que todo funciona en la medida en que se genere un
superávit monetarizado del que se apropie el inversor (1996a: 198). En un texto
posterior aludirá al capitalismo en clave reticular señalando que las redes
empresariales alcanzan sus objetivos maximizando los beneficios en el
mercado financiero global (2009: 540). Tanto la idea de la apropiación del
inversor, a la que Castells no hace mención con frecuencia, como el registro
más institucionalista sobre la maximización del beneficio financiero, podrían
constituirse en clave centrales de la actual concepción del valor o de la actual
lógica de maximización del capitalismo del autor. Aceptar la suposición
indicada implicaría que “todo lo valorable sujeto a apropiación” finalmente se
subsume mayoritariamente en una lógica financiera de apropiación del
excedente. Así, el objetivo dominante de maximización de beneficios del
capitalismo informacional debería entenderse en todos los casos la como
maximización del beneficio en el mercado financiero global.

5.2. EL ABANDONO DE LA EXPLOTACIÓN CAPITALISTA Y LA APROPIACIÓN


PRIVADA DEL TRABAJO
Finalmente, a partir de su concepto posmarxista de MP Castells renuncia al
empleo de dos nociones marxianas inextricablemente unidades que dan
cuenta del mismo movimiento: la noción de apropiación privada de la plusvalía
(del plustrabajo o del trabajo humano productivo) y la noción de explotación
capitalista. La primera acentúa en mayor medida el polo dominante, la práctica
del capitalista, y la segunda noción hace mayor hincapié en el efecto de la
práctica capitalista sobre la fuerza de trabajo, sobre el polo de lo dominado.
Con cierta frecuencia en la teoría marxiana cada una de dichas nociones se
define a partir de la otra, como bien señala Giddens. Tanto una como la otra,
aunque en especial la primera, tienden a fundamentar en primera instancia la
propia definición marxiana del capital y de su lógica de acumulación. El
sociólogo español sostendrá, a modo de ejemplo, que el capital se basa en la
apropiación privada del trabajo humano productivo (1978: 91), que la
acumulación capitalista se basa fundamentalmente en la tasa de explotación
(1978: 103), o bien que el proceso de explotación es el eje y presupuesto
fundamental de la acumulación (1978:108). La exclusión de ambas nociones
del nuevo MP precede y resulta funcional al abandono ya analizado de la teoría
del valor-trabajo.

En este punto, a partir del dispositivo teórico que acompaña la nueva noción
de MP, Castells efectúa una doble operación: en el plano conceptual, propone
el paso de la apropiación privada del plustrabajo a la apropiación privada del
excedente o de la ganancia, y más comúnmente, a la apropiación de excedente
(sin referencia al carácter privado de la apropiación)13. Si la minimización del
registro de la naturaleza privada de la apropiación disuelve la centralidad de la
propiedad privada, el paso de la apropiación del plustrabajo a la apropiación
del excedente disuelve la centralidad del trabajo, y más específicamente de la
explotación laboral. Luego, en el plano discursivo, como sucede con otros
conceptos ya analizados, Castells continúa haciendo referencias a la
explotación capitalista y a la expropiación del trabajo, introduciendo pequeñas
menciones al respecto en distintos textos, pero éstas ya no tienen asidero
conceptual en el nuevo modelo teórico, y por lo tanto operan como pistas
falsas.

La operación conceptual mencionada se puede registrar principalmente en la


formulación del principio de funcionamiento del MPC, ya aludido en puntos
anteriores. Castells dirá que el “capitalismo está orientado hacia la
maximización del beneficio, esto es, el aumento de la cantidad y proporción
del excedente apropiado por el capital” (1983: 414; 1989: 32; 1996a: 46; 1998:
32). En un sentido similar afirmará que “la regla sigue siendo la producción en
aras de la ganancia y para la apropiación privada de la ganancia, sobre la base
de los derechos de propiedad, que son la esencia del capitalismo” (1998: 412).
En la transición de la apropiación de la plusvalía (o del plusvalor) a la
apropiación del excedente, hay que tomar en consideración que la noción de
excedente es una referencia genérica que no necesariamente se asocia con el
plustrabajo, lo cual permite abonar el supuesto de que lo primero que Castells
abandona es la politicidad marxiana que acompaña la idea de la apropiación
privada del trabajo del otro. Una referencia accesoria aunque más nítida del
cambio conceptual en cuestión se presenta cuando el autor define al
capitalismo como la búsqueda interminable del dinero por el dinero a través de
la producción de mercancías por mercancías (1996a: 554). De este modo, el
énfasis en la forma dineraria en desmedro de la atención en los mecanismos
relacionales que la maximizan conlleva otra visión de la propia lógica del
cambio social, a la vez que tiende a despolitizar en cierto modo al capitalismo,
al desinscribirlo de un registro de expropiación de clases. Tal apuesta se
inscribe igualmente en el proceso de fractura del análisis relacional/estructural
de las clases sociales que acomete el autor.

Por su parte, la continuidad de la equivalencia marxiana entre capitalismo y


explotación, o bien entre capitalismo y apropiación del trabajo ajeno, se
presenta en un plano discursivo y coloquial de diferentes modos. Castells
afirmará, por ejemplo, que cada nuevo modo de producción establece nuevas
formas de explotación y dominación que desencadenan nuevas formas de
lucha de clases (1983: 412), que la sobreexplotación de los trabajadores es una
de los procesos específicos que componen las relaciones de producción
(1998: 96), o que la expropiación del trabajo, propio del capitalismo industrial,
se extiende en la era informacional a la expropiación de las mentes (2005: 1-2).
Otra referencia sintomática de esta operación discursiva es la propia
caracterización general del capitalismo, que ofrece circunstancialmente en su
discurso más empírico. Castells empleará nociones como las de “capitalismo
explotador” (1996a: 296) o “capitalismo salvaje” (1998: 205), y hará referencia
explícita al capitalismo como una forma de explotación y opresión (junto con
el racismo y el imperialismo) (1997: 267).

El abandono de una teoría de la explotación del trabajo al conceptualizar el


nuevo MP pone en evidencia la separación entre la teoría económica de
Castells y su teoría del poder. Entiendo que Castells comparte la idea de
Giddens de que la explotación se conceptualiza más adecuadamente en
relación con la dominación y el poder (ver Giddens, 1981: 60). Al observar la
fórmula MP/MP, se registra que el encierro de su teoría del poder en el Modo
de Producción Estatista (MPE) y el abandono de la cuestión de la explotación
en el MPC forman parte de un mismo movimiento conceptual de adulteración
de la teoría marxiana.

6. A MODO DE CONCLUSIÓN
El presente artículo, centrado en aspectos teórico-abstractos de un autor
contemporáneo de referencia, cobra interés en la medida que se concibe como
un punto de concreción específica de un problema de mayor alcance, de vital
importancia para la reconstrucción teórica de las ciencias sociales
contemporáneas, y para el cual actualmente no registramos respuestas
satisfactorias: ¿Que sucedió con la teoría del capitalismo luego de la última
“crisis del marxismo” en el conjunto de la teoría social contemporánea, y en
particular en aquella fracción que otrora había establecido un diálogo
sustantivo con el materialismo histórico? Se trata de un problema vital en la
medida que se parta del supuesto de que no es posible la construcción de una
teoría social sin una teoría económica, y en particular sin una teoría del
capitalismo, del mismo modo que resulta imposible o bien reduccionista
ofrecer una analítica del capitalismo sin inscribirla en el marco más amplio de
una teoría de la sociedad.

En la actualidad, en el marco de un escepticismo científico y político realmente


generalizado, parecen presentarse dos caminos principales para revisar la
teoría marxiana del capitalismo en la teoría social contemporánea. A falta de
una denominación mejor, se denomina a estas alternativas la vía
schumpeteriana y la vía luhmaniana-shumpeteriana. Como exponentes de la
primera destacan Manuel Castells y Michael Mann, y de la segunda Bob
Jessop y Hartmut Rosa. Ambas tienen en común dos aspectos: la primera es
el reconocimiento de las contribuciones de Schumpeter a la comprensión de la
dinámica del desarrollo capitalista centrado en los procesos de innovación
tecnológica. La segunda y más determinante es que ambas transitan por un
sendero de recomposición teórica completamente ecléctico, cuya fragilidad e
inconexión lógica es tan inocultable como su opción –algo esquizofrénica– por
una primacía de lo económico edificada a partir de un discurso de rechazo al
determinismo económico marxiano.

En función del análisis ofrecido, el Caso Castells deja en evidencia una


apropiaciónfallida de la teoría del capitalismo marxiana. Se señala que es
fallida en la medida que el sociólogo español continúa indicando, en relación
con la formula MP/MD, que la fuente teórica principal de su concepto de modo
de producción es el propio Marx. Al observar los reduccionismos que
acompañan los movimientos de cambio conceptual y las operaciones teóricas
nucleares que componen su teorización del capitalismo, da la impresión que
nos quedamos con las manos completamente vacías, y junto a ello, con la
inquietante certeza de no poder divisar teorías sociológicas globales no
marxistas superadoras a la de Castells. La situación se agrava desde el
momento que toda teoría social en la actualidad debe integrar un registro
general de globalidad. Como correctamente nos advertía Max Weber, cuanto
más “general” es un problema en cuestión, menos abordable se muestra a una
respuesta unívoca a partir del material del saber empírico. Empleando con
cierta laxitud las categorías foucaultianas de La Arqueología del Saber, se
podría señalar que por el momento no se registran pistas firmes para lograr
conquistar un umbral de cientificidad y luego un umbral de formalización para
un objeto-capitalismo que sigue procesándose de modo superficial e
incongruente en la teoría social contemporánea en su relación con el
marxismo. Y mientras esto suceda, mientras el horizonte de superación de la
teoría del capitalismo marxista no adopte nuevas consistencias, no habrá
chances de reconstruir una teoría sociológica en condiciones de explicar los
procesos de transformación social en América Latina.

7. BIBLIOGRAFÍA

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Amin, S. (2003). “El Capitalismo Senil”. Revista Casa de las Américas, N° 230,
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Anderson, P. (1983). In the Tracks of Historical Materialism, London: Verso.

Althusser, L. (1968). “El objeto de El Capital”. En L. Althusser y E. Balibar.


(1968). Para leer El Capital. México DF: Siglo XXI, 2004, pp.81-215.

Althusser, L. (1966). La revolución teórica de Marx. Buenos Aires: SXXI, 1973.

La Revolución Industrial o Primera Revolución Industrial es el proceso de


transformación económica, social y tecnológica que se inició en la segunda
mitad del siglo xviii en el Reino de Gran Bretaña, que se extendió unas
décadas después a gran parte de Europa occidental y América Anglosajona, y
que concluyó entre 1820 y 1840. Durante este periodo se vivió el mayor
conjunto de transformaciones económicas, tecnológicas y sociales de la
historia de la humanidad desde el Neolítico,1 que vio el paso desde una
economía rural basada fundamentalmente en la agricultura y el comercio a una
economía de carácter urbano, industrializada y mecanizada.2
La Revolución Industrial marca un punto de inflexión en la historia,
modificando e influenciando todos los aspectos de la vida cotidiana de una u
otra manera. La producción tanto agrícola como de la naciente industria se
multiplicó a la vez que disminuía el tiempo de producción. A partir de 1800 la
riqueza y la renta per cápita se multiplicó como no lo había hecho nunca en la
historia,3 pues hasta entonces el PIB per cápita se había mantenido
prácticamente estancado durante siglos.4 En palabras del premio Nobel
Robert Lucas:
A partir de este momento se inició una transición que acabaría con siglos de
una mano de obra basada en el trabajo manual y el uso de la tracción animal,
siendo estos sustituidos por maquinaria para la fabricación industrial y para el
transporte de mercancías y pasajeros. Esta transición se inició hacia finales
del siglo xviii en la industria textil, así como en lo relacionado con la
extracción y utilización de carbón. La expansión del comercio fue posible
gracias al desarrollo de las comunicaciones, con la construcción de vías
férreas, canales, y carreteras. El paso de una economía fundamentalmente
agrícola a una economía industrial influyó sobremanera en la población, que
experimentó un rápido crecimiento sobre todo en el ámbito urbano. La
introducción de la máquina de vapor de James Watt (patentada en 1769) en las
distintas industrias, fue el paso definitivo en el éxito de esta revolución, pues
su uso significó un aumento espectacular de la capacidad de producción. Más
tarde, el desarrollo de los barcos y de los ferrocarriles a vapor, así como el
desarrollo en la segunda mitad del xix del motor de combustión interna y la
energía eléctrica, supusieron un progreso tecnológico sin precedentes.67

Como consecuencia del desarrollo industrial nacieron nuevos grupos o clases


sociales encabezadas por el proletariado —los trabajadores industriales y
campesinos pobres— y la burguesía, dueña de los medios de producción y
poseedora de la mayor parte de la renta y el capital. Esta nueva división social
dio pie al desarrollo de problemas sociales y laborales, protestas populares y
nuevas ideologías que propugnaban y demandaban una mejora de las
condiciones de vida de las clases más desfavorecidas, por la vía del
sindicalismo, el socialismo, el anarquismo, o el comunismo.8

Aún sigue habiendo discusión entre historiadores y economistas sobre las


fechas de los grandes cambios provocados por la Revolución Industrial. El
comienzo más aceptado de lo que podríamos llamar Primera Revolución
Industrial, se podría situar a finales del siglo xviii, mientras su conclusión se
podría situar a mediados del siglo xix, con un período de transición ubicado
entre 1840 y 1870. Por su parte, lo que podríamos llamar Segunda Revolución
Industrial, partiría desde mediados del siglo xix a principios del siglo xx,
destacando como fecha más aceptada de finalización a 1914, año del comienzo
de la Primera Guerra Mundial. El historiador marxista Eric Hobsbawm,
considerado pensador clave de la historia del siglo xx9 sostenía que el
comienzo de la revolución industrial debía situarse en la década de 1780, pero
que sus efectos no se sentirían claramente hasta 1830 o 1840.10 En cambio, el
historiador económico inglés T.S. Ashton declaraba por su parte, que la
revolución industrial tuvo sus inicios entre 1760 y 1830.11

El término «revolución industrial» es también materia de discusión. Algunos


historiadores del siglo xx, como John Clapham y Nicholas Crafts, argumentan
que el proceso de cambio económico y social fue muy gradual, por lo que el
término «revolución» resultaría inapropiado. Asimismo, es cuestionado el
mote de «industrial», ya que el proceso englobó también cambios agrarios,
sociales, energéticos, y demográficos.12 Estas cuestiones siguen siendo tema
de debate entre historiadores y economistas.1314

Índice
1 Antecedentes y causas
1.1 Otras interpretaciones
2 Gran Bretaña
2.1 Revolución demográfica
2.2 El nacimiento del factory system: la industria textil
3 El comercio internacional
3.1 Economía industrial
4 Transportes
4.1 El ferrocarril
4.2 El barco de vapor
4.3 Carreteras y canales
5 Consecuencias
6 Etapas de la Revolución Industrial
7 Principios fundamentales de la industria
8 Impacto y consecuencias de la Revolución Industrial[76]
9 Véase también
10 Bibliografía
11 Notas
12 Referencias
13 Enlaces externos
Antecedentes y causas

El triunfo de los nuevos planteamientos filosóficos del siglo xviii, contribuyó al


intercambio del conocimiento científico.

John Locke, padre del empirismo y del liberalismo moderno.


Los inicios de la industrialización europea hay que buscarlos en la Edad
Moderna. A partir del siglo xvi se vislumbra un avance en el comercio,
métodos financieros, banca y un cierto progreso técnico en la navegación,
impresión o relojería. Sin embargo, estos avances siempre se veían lastrados
por epidemias, constantes y largas guerras y hambrunas que no permitían la
dispersión de los nuevos conocimientos ni un gran crecimiento demográfico.
Según el historiador Angus Maddison, Europa Occidental experimentó un
crecimiento demográfico prácticamente nulo entre 1500 y 1800.

El Renacimiento marcó otro punto de inflexión con la aparición de las primeras


sociedades capitalistas en Holanda y el norte de Italia. Es a partir de mediados
del siglo xviii cuando Europa comenzó a distanciarse del resto del mundo y a
asentar las bases de la futura sociedad industrial debido al desarrollo, aún
primitivo, de la industria pesada y la minería.1516 La alianza de los
comerciantes con los agricultores hizo aumentar la productividad, lo que a su
vez provocó una explosión demográfica, acentuada a partir del XIX. La
Revolución Industrial se caracterizó por la transición de una economía agrícola
y manual a una comercial e industrial17 cuya ideología se basaba en el
racionalismo la razón y la innovación científica.18

Otro de los principales desencadenantes de la Revolución nace de la


necesidad.19 Aunque en algunos lugares de Europa como Gran Bretaña ya
existía una base industrial, las Guerras Napoleónicas consolidaron la industria
europea. Debido a la guerra, que se extendía por la mayor parte de Europa, las
importaciones de muchos productos y materias primas se suspendieron. Esto
obligó a los gobiernos a presionar a sus industrias y a la nación en general
para producir más y mejor que antes, desarrollándose industrias antes
inexistentes. La industrialización tuvo lugar en diferentes oleadas en los
distintos países. Las primeras áreas industriales aparecieron en Gran Bretaña
a finales del siglo xviii, extendiéndose a Bélgica y Francia a principios del siglo
xix y a Alemania y a Estados Unidos a mediados de siglo, a Japón a partir de
1868 y a Rusia, Italia y España a finales de siglo. Entre las razones se
encontraron algunas tan dispares como la notable ausencia de grandes
guerras entre 1815 y 1914, la aceptación de la economía de mercado y el
consecuente nacimiento del capitalismo, la ruptura con el pasado, un cierto
equilibrio monetario y la ausencia de inflación.

Otras interpretaciones
Véase también: Ética protestante del trabajo
Otras interpretaciones sugieren que este nuevo cambio de mentalidad y la
posterior evolución del sistema económico fue por causas morales y
religiosas. La Reforma protestante de Martín Lutero y Juan Calvino trajo
consigo un cambio de mentalidad en el trato y visión respecto del trabajo.
Según Max Weber el protestantismo considera al trabajo y al esfuerzo como un
bien y un valor fundamental, al contrario que la ética católica que lo considera
un castigo a raíz del pecado original.20 Esto explicaría en parte las diferencias
a la hora de desarrollarse de las distintas naciones europeas, teniendo como
pioneros a países protestantes como Gran Bretaña, Alemania u Países Bajos y
como países atrasados a España, Portugal e Italia, todos ellos católicos.21
Esta interpretación sigue siendo muy discutida.

Gran Bretaña

Adam Smith, filósofo y economista británico considerado el padre de la


economía moderna y el capitalismo, fundamentalmente por su libro La riqueza
de las naciones.
La Revolución Industrial se originó en Inglaterra a causa de diversos factores,
cuya elucidación es uno de los temas historiográficos más trascendentes.

Como factores técnicos, era uno de los países con mayor disponibilidad de las
materias primas esenciales, sobre todo el carbón mineral, indispensable para
alimentar la máquina de vapor que fue el gran motor de la Revolución
Industrial temprana, así como para utilizar coque en los altos hornos de la
siderurgia,22 sector principal desde mediados del siglo xix. Su ventaja frente a
la madera, el combustible tradicional, no es tanto su poder calorífico como la
mera posibilidad en la continuidad de suministro (la madera, a pesar de ser
fuente renovable, está limitada por la deforestación; mientras que el carbón,
combustible fósil y por tanto no renovable, solo lo está por el agotamiento de
las reservas, cuya extensión se amplía con el precio y las posibilidades
técnicas de extracción). La fundición con coque permiite una mayor oferta de
hierro, mejoras en la calidad y reducción de costos de este material.222324
nota 1

Como factores ideológicos, políticos y sociales, la sociedad inglesa poseía


una tendencia hacia un menor absolutismo e instituciones más inclusivas.
Comenzando por la Carta Magna de 1215, que limitaba el poder del rey,252627
había atravesado la llamada crisis del siglo xvii de una manera particular:
mientras la Europa meridional y oriental se refeudalizaba y establecía
monarquías absolutas, la guerra civil inglesa (1642-1651) y la posterior
revolución gloriosa (1688) determinaron el establecimiento de una monarquía
parlamentaria basada en la división de poderes, la libertad individual y un nivel
de seguridad jurídica (con el Common Law)2829 que proporcionaba
suficientes garantías para el empresario privado; muchos de ellos surgidos de
entre activas minorías de disidentes religiosos que en otras naciones no se
hubieran consentido (autores como Max Weber vinculan explícitamente La
ética protestante y el espíritu del capitalismo). Síntoma importante fue el
espectacular desarrollo del sistema de patentes industriales.30

Algunos autores también mencionan los enclosures (cercamientos) como un


factor que contribuyó a la industrialización, como una incipiente
«privatización» de los recursos.2531 También, la creciente liberalización, y la
reducción de las restricciones impuestas por los gremios a la instalación de
industrias y el cambio tecnológico.323334

Como factor geoestratégico, durante el siglo xviii Inglaterra (que tras las firmas
del Acta de Unión con Escocia en 1707 y del Acta de Unión con Irlanda en
1800, después de la derrota de la rebelión irlandesa de 1798, consiguieron la
unión con Escocia e Irlanda, formando el Reino Unido de Gran Bretaña e
Irlanda) construyó una flota naval que la convirtió (desde el tratado de Utrecht,
1714, y de forma indiscutible desde la batalla de Trafalgar, 1805) en una
verdadera talasocracia dueña de los mares y de un extensísimo imperio
colonial. A pesar de la pérdida de las Trece Colonias, emancipadas en la
guerra de Independencia de Estados Unidos (1776-1781), controlaba, entre
otros, los territorios del subcontinente Indio, fuente importante de materias
primas para su industria, destacadamente el algodón que alimentaba la
industria textil, así como mercado cautivo para los productos de la metrópolis.
La canción patriótica Rule Britannia (1740) explícitamente indicaba: rule the
waves (gobierna las olas).
Revolución demográfica
Véase también: Transición demográfica
Durante la revolución industrial se vivió un incremento espectacular de la
población, debido fundamentalmente a la caída de la tasa de mortalidad
provocada por la mejora de las condiciones higiénicas, sanitarias y
alimenticias que se plasmó en gran medida en la reducción de la mortandad
infantil. En este periodo nacen las primeras vacunaciones y se mejoran los
sistemas de alcantarillado y de depuración de aguas residuales. Una
alimentación más abundante y regular, no sometida a las fluctuaciones de las
cosechas, bajó la incidencia de las epidemias e hizo posible la casi
desaparición de la mortalidad catastrófica, sobre todo la infantil.

La población de Inglaterra y Gales, que había permanecido constante


alrededor de 6 millones desde 1700 a 1740, se incrementó bruscamente a partir
de esta fecha y alcanzó 8,3 millones en 1801, para doblarse en cincuenta años
y llegar a los 16,8 millones en 1850 y en 1901 casi se había doblado de nuevo
con 30,5 millones.35 En Europa, la población pasó de 100 millones en 1700
hasta alcanzar 400 millones en 1900.36 La revolución industrial fue así el
primer periodo histórico durante el que hubo simultáneamente un incremento
de la población y un incremento de la renta per cápita.37 El aumento de la
población fue un estímulo para el crecimiento industrial, ya que proporcionó a
la vez mano de obra abundante para las nuevas industrias y de otro lado
supuso un incremento de la demanda interna para los nuevos productos.

El aumento de la población urbana en ciudades con trazado medieval supuso


el hacinamiento, la insalubridad y la aparición de las primeras patologías
sociales (alcoholismo, prostitución y delincuencia).38

El nacimiento del factory system: la industria textil

Esta máquina de hilado es la última superviviente de las construidas por


Samuel Crompton
0:37
Vídeo con máquinas textiles Mule spinning en Quarry Bank Mill
Entre finales del siglo xvii y principios del XVIII el gobierno británico aprobó
una serie de leyes con el fin de proteger a la industria de la lana británica de la
creciente cantidad de tela de algodón que se importaba desde India Oriental.
También empezó a darse una mayor demanda de tejidos gruesos, los cuales
eran fabricados por la industria británica en la localidad de Lancashire, donde
destacaba la producción de pana, fabricada a partir de fibras entrecruzadas de
lino y algodón. El lino era utilizado para dotar de más resistencia al tejido,
cuyo material principal, el algodón, no tenía una resistencia suficiente, aunque
esta mezcla resultante no era tan suave como los tejidos 100% algodón y era
más difícil de coser.39

Hasta el nacimiento de la industria textil, los tejidos y el hilado en general se


realizaba en los hogares, en la mayor parte de los casos para consumo propio.
Este método productivo, basado en que la producción estaba dispersa y se
desarrollaba en los domicilios de los trabajadores, es a menudo denominado
en inglés como sistema Putting-out (Putting-out system) en contraposición al
posterior sistema industrial o factory system.40 Solo en ocasiones puntuales
los trabajos se realizaban en el taller de un maestro tejedor. Bajo el sistema
putting-out los trabajadores, antes de fabricar su producto, pactaban contratos
con comerciantes y vendedores, quienes les suministraban a menudo las
materias primas necesarias. Fuera de temporada, por la general, las esposas
de los agricultores hacían los hilados mientras que los hombres producían los
tejidos. Utilizando la máquina de hilar o rueca, en cualquier momento entre
cuatro y ocho hilanderas podían echar una mano al tejedor.394142

Uno de los grandes inventos de la industria textil fue la lanzadera volante,


patentada en 1733 por John Kay,43 que permitió una cierta automatización del
proceso de tejido. Posteriores mejoras, destacando las de 1747, permitieron
duplicar la capacidad de producción de los tejedores, lo que también agravó el
desequilibrio que existía entre el hilado y el tejido. Este invento empezó a ser
ampliamente utilizado en todo Lancashire en la década de 1760, cuando Robert
Kay, hijo de John Kay, inventó la caja ascendente (drop box).44

Lewis Paul patentó en Birmingham, con la ayuda de John Wyatt, la máquina de


hilar mediante rodillos y el sistema flyer-and-bobbin, que conseguían un
espesor más uniforme en el proceso de elaboración de la lana. Paul y Wyatt
abrieron una fábrica en Birmingham que utilizaba una nueva máquina de
laminado impulsada por un burro. En 1743 se abrió una fábrica en
Northampton que empleaba cinco máquinas como la de Paul con cincuenta
husos cada una. Estuvo en funcionamiento hasta 1764. Una fábrica similar fue
construida por Daniel Bourn en Leominster, pero un incendio la destruyó.
Tanto Paul como Bourn habían patentado el cardador de lana en 1748. El uso
de dos conjuntos de rodillos que giraban a diferentes velocidades fue utilizado
posteriormente en la primera fábrica de hilados de algodón. La invención de
Lewis fue posteriormente mejorada por Richard Arkwright con su Water frame
(1769) y por Samuel Crompton con su Spinning mule (1779).43

Número de telares en Reino Unido45


Año 1803 1820 1829 1833 1857
Telares 2400 14 650 55 500 100 000 250 000
En 1764 en el pueblo de Stanhill, Lancashire, James Hargreaves inventó la
hiladora Jenny, que patentó en 1770. Fue la primera máquina que empleaba
varios husos de una manera eficaz. La hiladora Jenny trabajaba de una manera
similar a la rueca. Era una máquina simple, construida con madera y que solo
costaba alrededor de 6 libras (un modelo de 40 husos) en 1792. Era utilizada
principalmente en los hogares o por pequeños artesanos. La hiladora Jenny
producía un hilo ligeramente torcido solo adecuado para la trama, que se
torcía.46

La máquina de hilar (Water frame) inventada por Richard Arkwright, fue


patentada por este junto con dos socios en 1769. El diseño se basaba en parte
en una máquina de hilado construida por Thomas High, quien fue contratado
por Arkwright.47

En 1786, Edmund Cartwright inventó el primer telar mecánico.48 En 1793, Eli


Whitney inventó la desmotadora de algodón, lo que le permitió a Gran Bretaña
importar grandes cantidades de algodón para su industria textil, a bajo costo,
desde el sur de Estados Unidos.49

El comercio internacional

Este artículo o sección necesita referencias que aparezcan en una publicación


acreditada.
Este aviso fue puesto el 12 de agosto de 2010.
Economía industrial
Véanse también: Segunda revolución industrial y Tercera revolución industrial.
Sin embargo, y a pesar de todos los factores anteriores, la Revolución
industrial no hubiese podido prosperar sin el concurso y el desarrollo de los
transportes, que llevarán las mercancías producidas en la fábrica hasta los
mercados donde se consumían.
Estos nuevos transportes se hacen necesarios no solo en el comercio interior,
sino también en el comercio internacional, ya que en esta época se crean los
grandes mercados nacionales e internacionales. El comercio internacional se
liberaliza, sobre todo tras el Tratado de Utrecht (1713) que liberaliza las
relaciones comerciales de Inglaterra, y otros países europeos, con la América
española. Se termina con las compañías privilegiadas y con el proteccionismo
económico; y se aboga por una política imperialista y la eliminación de los
privilegios gremiales. Además, se desamortizan las tierras eclesiásticas,
señoriales y comunales, para poner en el mercado nuevas tierras y crear un
nuevo concepto de propiedad. La Revolución industrial generó también un
ensanchamiento de los mercados extranjeros y una nueva división
internacional del trabajo (DIT). Los nuevos mercados se conquistaron
mediante el abaratamiento de los productos hechos con la máquina, por los
nuevos sistemas de transporte y la apertura de vías de comunicación, así
como también, mediante una política expansionista.

El Reino Unido fue el primero que llevó a cabo toda una serie de
transformaciones que la colocaron a la cabeza de todos los países del mundo.
Los cambios en la agricultura, en la población, en los transportes, en la
tecnología y en las industrias, favorecieron un desarrollo industrial. La
industria textil algodonera fue el sector líder de la industrialización y la base de
la acumulación de capital que abrirá paso, en una segunda fase, a la siderurgia
y al ferrocarril.

A mediados del siglo xviii, la industria británica tenía sólidas bases y con una
doble expansión: las industrias de bienes de producción y de bienes de
consumo. Incluso se estimuló el crecimiento de la minería del carbón y de la
siderurgia con la construcción del ferrocarril. Así, en Gran Bretaña se
desarrolló de pleno el capitalismo industrial, lo que explica su supremacía
industrial hasta 1870 aproximadamente, como también financiera y comercial
desde mediados de siglo xviii hasta la Primera Guerra Mundial (1914). En el
resto de Europa y en otras regiones como América del Norte o Japón, la
industrialización fue muy posterior y siguió pautas diferentes a la británica.

Unos países tuvieron la industrialización entre 1850 y 1914: Francia, Alemania


y Bélgica. En 1850 apenas existía la fábrica moderna en Europa continental,
solo en Bélgica hay un proceso de revolución seguido al del Reino Unido. En
la segunda mitad del siglo xix, se fortalece en Turingia y Sajonia la
industrialización de Alemania.
Otros países siguieron un modelo de industrialización diferente y muy tardía:
Italia, Imperio austrohúngaro, España o Rusia. La industrialización de éstos se
inició tímidamente en las últimas décadas del siglo xix, para terminar mucho
después de 1914.

Transportes
El ferrocarril

Un ferrocarril alemán en 1895


El ferrocarril, nacido en el siglo xviii, es uno de los grandes protagonistas de la
Revolución Industrial. En sus comienzos se empleaba la fuerza animal como
medio de locomoción, los raíles eran de madera y su empleo se limitaba a las
minas para el transporte de carbón.nota 2 En un libro publicado en 1797, Carz
aseguraba haber sido el primero que pensó en sustituir la madera por hierro.50
La primera concesión del Parlamento de Inglaterra para la construcción de un
ferrocarril —movido por caballos— se remonta a 1801; se trataba de una línea
entre Wandsworth y Croydon con unos 13 kilómetros de longitud y con un
coste de 60 000 libras. La gran revolución del ferrocarril comenzó en 1814,
cuando George Stephenson utilizó la máquina de vapor como medio de
locomoción. Su invento fue un éxito y comenzó a usarse de inmediato en las
minas, pudiendo transportar ocho vagones de 30 toneladas a una velocidad de
7 km/h. Estos resultados eran suficientes para expandir el uso de la máquina a
otros servicios. Fue un 1821 cuando el Parlamento autorizó la construcción de
la primera línea de ferrocarril con tracción de vapor entre Stockton y
Darlington. La línea fue inaugurada en 1825 con una máquina maniobrada por
el propio Stephenson tirando de 34 vagones a una velocidad de entre 10 y 12
millas por hora —16–19 km/h— ;51 El periódico The Times describió esta
hazaña de la siguiente manera:
Tres máquinas de vapor con cincuenta caballos de fuerza cada una han
servido para arrastrar trece vagones, cargados de mercancías y productos
diversos sobre la altura del plano inclinado que forma la vía. Allí se han
enganchado los vagones a una máquina llamada "La Experiencia" además de
cierto número de vagones que llevaban a los accionistas, autoridades e
invitados (...) Se pone en marcha y hombres a caballo intentan seguir los
vagones, pero pronto quedan distanciados, allí donde la pendiente era más
fuerte el convoy alcanzó las 25 millas/h.52 (40km/h).
En los 5 años posteriores el Parlamento autorizó la construcción de 23 nuevas
líneas de ferrocarril entre las que se encontraba la célebre línea entre
Mánchester y Liverpool, siendo sus constructores los primeros en ofrecer en
el ferrocarril el servicio de transporte de pasajeros. En aquel momento se
desconfiaba de la seguridad que podían ofrecer las locomotoras, pero la
acogida fue muy buena, mejorando en un 10% los beneficios derivados de este
servicio, aunque los ingresos por el transporte de algodón, tejidos, carbón y
ganado aún seguían siendo mayoritarios. Este éxito también fue tratado por
George Porter, quien en su libro El progreso de la nación dice :
Desde entonces [se refiere a la construcción de la línea citada] se ha
observado que al construirse una línea de ferrocarril entre dos ciudades, el
número de viajeros en el trayecto entre una y otra se cuadruplica.
Fue en esta ocasión el propio Stephenson el que ganó la puja en esta línea
convirtiéndose su Cohete en el encargado de remolcar un tren de 12 toneladas
a 22 km/h.53 El primer correo por ferrocarril se envió el 11 de noviembre de
1830.52 Los tiempos de llegada se redujeron considerablemente, llegando el
correo entre Londres y Mánchester en aproximadamente 18 horas. En
Inglaterra, siguiendo la consigna laissez faire, el Estado no intervenía en la
construcción o subvención del ferrocarril sino que se limitaba a otorgar las
licencias y permisos de construcción y explotación;53 de esta manera se
gastaron enormes fortunas con el objetivo de obtener los distintos permisos;
por ejemplo el Great Western costó en gastos preliminares 89 000 libras y
otros como el London and Birmingham 62 000.54

Locomotora de Stephenson de principios del siglo xix


Los ferrocarriles eran al principio de vía estrecha y solo admitían velocidades
comprendidas entre los 15 y los 20 kilómetros por hora, pero en 1840 se
habían ensanchado las vías y se podían conseguir unas velocidades de casi 40
km/h.

George Stephenson

Primitivas vagonetas mineras


El primer país continental en seguir el ejemplo inglés fue Bélgica con dos
líneas Bruselas-Malinas y Malinas-Amberes en 1835. El primer año
transportaron 70 000 pasajeros. El coste fue bajísimo y el billete Bruselas-
Amberes costaba solo un franco.55 El invento entró en Francia con algo de
retraso, pues mientras jóvenes, ingenieros y adeptos al saintsimonismo
reclamaban su construcción, tropezaban con el rechazo y la desconfianza de
muchos, además de la carencia de hierro. El gobierno francés, que veía el
potencial del aparato, ordenó un estudio para un plan nacional de los
ferrocarriles. El estudio quedó finalizado en 1837 y los capitalistas,
impacientes, presionaban al gobierno para la ejecución del proyecto con el fin
de especular con las obras y los terrenos. El plan consistía en siete líneas con
centro en París, que unirían el Atlántico, el Mediterráneo y el Rin. Al contrario
que en Inglaterra y Bélgica, el estado se hizo cargo, al menos en parte, de su
construcción y explotación, aportando 150 000 francos por kilómetro de vía y
construyendo las infraestructuras necesarias.55 Mientras, las compañías
privadas aportaron 100 000 francos para edificios y material.56 Tras 40 años de
administración y explotación privada, el sistema pasaría al Estado. Socialistas
románticos y conservadores se oponían al proyecto, los primeros reclamaban
que el sistema fuera del estado desde el primer día y los segundos lo
consideraban demasiado caro.56 Finalmente el plan fue aprobado, pero
algunos acuerdos se revisaron y en la práctica la construcción y explotación
corrió a cuenta casi exclusiva del sector privado.56 En 1857 la red estaba
consolidada siendo propiedad de 6 grandes compañías. Debido a la obligación
de ceder la propiedad al Estado a los 40 años de explotación se descuidó
sobremanera su cuidado y mantenimiento por lo que el gobierno francés se
vio en la obligación de ampliar el plazo en 99 años más, comprometiéndose
incluso a pagar las obligaciones a su vencimiento.56

En Alemania la primera línea se construyó en 1835 con una extensión de siete


kilómetros entre Núremberg y Fürth, pero fue en 1839 cuando se construyó la
primera línea de importancia entre Dresde y Leipzig, promovida por el profesor
de economía política List, uno de los principales promotores de la línea
Núremberg-Fürth. Pronto se vio al ferrocarril como una poderosa arma política;
en el momento de la aparición del ferrocarril, Alemania se encontraba dividida
en más de 300 pequeños estados y ciudades autónomas. Desde la
construcción de la línea Dresde-Leipzig todas las ciudades alemanas quisieron
unirse con su vecina lo que además de un gran impulso económico hizo un
gran servicio para el triunfo del Zollverein.57 Al contrario que en el resto de
países, en Alemania fue la administración la encargada de vigilar o administrar
todos los ferrocarriles.58 En 1850 el Zollverein ya poseía 5800 kilómetros casi
el doble que toda Francia. Hannover, Bremen, Hamburgo, Berlín, Fráncfort
formaban una gran línea que transcurría sobre los principales focos
industriales y unía Alemania con Suiza a través de Basilea y a Austria a través
de Moravia y Silesia.

Fotografía de los accionistas y principales impulsores de la línea entre


Barcelona y Mataró, la primera línea de ferrocarril peninsular.
Ceremonia de clavado del Remache de Oro (Golden Spike) el 10 de mayo de
1869, símbolo de la finalización de la primera línea transcontinental
estadounidense.
A partir de la década de 1820 el ferrocarril y el vapor saltaron a los Estados
Unidos y pronto conquistaron a la opinión pública. Stevens realizó en Hoboken
una primera prueba que causó un gran interés entre los hombre de negocios
de Pensilvania, quienes compraron una locomotora a Inglaterra.59 Al igual que
en Gran Bretaña, la acumulación de capital hizo posible solo un año después
el comienzo de la construcción de una primera línea entre Washington y
Winchester. En 1830 una locomotora llamada Best Friend explotó cuando
marchaba por la línea Charleston-Hambourg debido a que el maquinista se
había sentado sobre la válvula de escape por las molestias que sentía debido
al silbido del vapor al salir. Pero lejos de echarse atrás, el país progresó a un
ritmo frenético y a mediados de 1830 ya producía sus propias locomotoras en
la fundición de West Point60 asegurando una industria nacional sólida. Desde
entonces Estados Unidos colocó raíles a través de su vasto territorio a una
velocidad mucho mayor que Europa. Si en 1830 poseía tan solo 65 kilómetros
de trazado —contra 316 europeos, 276 de ellos en Gran Bretaña—, 10 años
después ya superaba a Europa con 4509 kilómetros contra 3543 europeos.59
En 1850 las vías férreas ya sumaban 14 400 kilómetros. Uno de los problemas
que planteaban los ferrocarriles era el ancho de vía,nota 3 que variaba en
anchura en los distintos países, lo que obligaba a numerosos transbordos
para deleite de los hosteleros. Pero problemas aparte el tiempo de viaje no
hizo sino disminuir; así, en apenas unos años no se tardaban más de 20 horas
en viajar de Boston a Nueva York en ferrocarril cuando antes se tardaban unas
80.59

El general Grenville M. Dodge

Fotografía del célebre descarrilamiento en la estación de Montparnasse el 22


de octubre de 1895
En Italia los augurios de d´Azeglio de que los ferrocarriles coserían la bota no
pasaron de simples promesas, pues hasta 1845 solo se encontraban pequeñas
líneas aisladas como la línea Milán-Monza, Padua-Venecia, Liorna-Pisa o la
línea de Campania que Fernando de Nápoles construyó para su recreo y uso
privado.61 En Hungría solo existía una pequeña vía alrededor de Budapest y
en Rusia el zarismo tuvo que imponer la construcción de la línea Moscú-San
Petersburgo debido a los numerosos detractores.61 En España, el gran tirón y
entusiasmo que de manera muy temprana había producido el invento se apaga
en la guerra civil de 1833, que paraliza todas las obras de construcción ante la
desconfianza de los capitalistas.61 Hubo que esperar hasta 1843 cuando se
concedió a Juan Manuel Roca y Miguel Biada la construcción y explotación del
ferrocarril Barcelona-Mataró, que estuvo construido en solo cinco años bajo la
dirección del ingeniero inglés Locke, su inauguración fue el 28 de octubre de
1848, un trayecto de 28 km y 600 m que se completaba en 35 minutos.nota 4 En
1851 realizó su primer viaje el segundo ferrocarril español que cubría la línea
Madrid-Aranjuez, cuya concesión había sido otorgada en 1844 con
prolongación hasta Cádiz. En 1850 se inició la construcción de la primera
locomotora española, finalizada en 1852.61

Excepciones aparte, en el periodo entre 1820 y 1840, Gran Bretaña conservaba


un adelanto manifiesto sobre el resto del mundo.61 Era la única que poseía
una buena red de transporte entre sus principales ciudades. Trabajó con
verdadero frenesí entre 1840 y 1847 a pesar de la rivalidad latente entre la
oposición, los grupos financieros, los Turnpike trusts y la población, cuyo
medio de subsistencia continuaban siendo las carreteras. Similar situación se
dio en Bélgica, que en 1843 tenía incluso más kilómetros que Francia y una
opinión pública muy favorable al ferrocarril.61No fueron pocos los que vieron
en el ferrocarril un gran peligro, incluso mortal. Desde el siglo xviii, cuando se
pusieron en marcha en Inglaterra hubo voces, incluso procedentes de la Real
Academia de Ciencias británica, que sugerían que a unas velocidades
superiores a los 40 km/h los pasajeros se asfixiarían, se volverían ciegos y el
ganado enloquecería. Se temía también la destrucción de las tierras de cultivo
o que la gente y mercancías salieran despedidas del aparato por sus
"endiabladas" velocidades.62

Recorrido del primer ferrocarril transcontinental estadounidense


Pasada la primera mitad de siglo, el medio siglo siguiente entre 1851 y 1901,
conocido con el nombre de Railway Age vive el apogeo y reinado definitivo del
ferrocarril. Pero la tracción mecánica sobre raíles es sobre todo, obra de
Occidente. En 1860 Europa y EE. UU. se reparten más o menos 198 000 en
igualdad mientras que el resto del mundo no cuenta con más de 15 000
kilómetros, la mayoría ubicados en colonias europeas.63 En 1910 ya se han
construido más de un millón de kilómetros de los que 380 000 están en EE. UU.
y 330 000 en Europa.63 Su construcción necesitó de un esfuerzo enorme,
movilizando grandes cantidades de capital, trabajadores y estimulando la
industria metalúrgica y la construcción de gigantescos talleres de trabajo,
además de dar su máximo esplendor a la máquina de vapor.63Además de los
vagones y locomotoras, también evolucionaron los raíles sobre los que
circulaban. El raíl de acero sustituye al de hierro y a la madera de las traviesas
se le empezó a inyectar cloruro de cinc para evitar que se pudriera. El
ferrocarril también necesitó de una gran infraestructura que fue necesario
desarrollar, como túneles, que se excavaban a costa del sufrimiento obrero a
altísimas temperaturas con el uso de perforadoras de aire comprimido y el
revestimiento de las galerías con fundición, en sustitución de la madera; La
ventilación se lograba con sopladoras. Hay que destacar algunos éxitos entre
los que se encuentran el túnel que atraviesa el Mont Cenis, construido a lo
largo de 15 años y con una extensión de 13 600 m a 1300 metros de altura.64
Otros como el San Gotardo de más de 15 000 metros se terminaron en menos
de 10 años usando la perforadora automática siendo las condiciones de
trabajo nefastas: los obreros llegaron a trabajar a una temperatura de 86
grados.64 Fuera de Europa los estadounidenses construyeron un túnel bajo el
río Hudson. Escandinavia queda unida a Alemania a través del ferry-boats
entre Rügen y Malmoe. Mientras que en la primera mitad de siglo la locomotora
apenas había ganado en velocidad sin sobrepasar nunca los 40 km/h, hace
progresos decisivos a partir de la idea del ingeniero inglés Crampton de
colocar las ruedas motrices detrás de la caldera (y no debajo), ruedas que
están acopladas, transfiriéndose el movimiento de rotación. En 1850 la
velocidad media que se situaba en 27 km/h se eleva en 1880 a 74 km/h en
Inglaterra y a 59 km/h en Estados Unidos.65 En 1890 el Empire-State-Express
rebasó por primera vez en la historia los 100 km/h entre Nueva York y
Búfalo.65 Para cruzar Francia de un extremo en ferrocarril solo se precisaban
14 horas. En esta segunda parte del siglo el coste del billete disminuyó entre
un 50 y un 70 %.66

Las prestaciones de la locomotora aumentaron sin cesar. El freno de mano se


sustituyó por un nuevo freno hidráulico de aire comprimido.65 Los vagones de
pasajeros fueron dotados de alumbrado de gas a base de aceite de esquisto o
iluminación eléctrica a finales de siglo, siendo la línea Londres-Brighton la
primera en incorporarla.65 La máquina de vapor, el corazón de la máquina,
también procura calefacción en los vagones. El llamado Boggie o bastidor de
varios ejes permitió al convoy dar curvas mucho más acentuadas
disminuyendo los riesgos, pues se adaptaba a la curvatura de la vía.65
También se crearon los llamados palace-cars en las líneas más largas para las
familias ricas en las que disfrutaban de todo tipo de comodidades y sin tener
que mezclarse con el resto de pasajeros.65 En 1880 se instaló en la línea del
Pacífico un vagón imprenta en el que se editaba un periódico diario con las
noticias recibidas telegráficamente en las estaciones.65

El Transiberiano en sus comienzos alrededor de 1903

Estación de Bahmi atravesada por el Transcaspiano en 1890


Exceptuando Gran Bretaña, Bélgica y algunas partes de España y Alemania,
las vías férreas no dibujaban redes en ninguna parte antes de 1860.67 En
Francia por fin se realizó un esfuerzo serio a partir del Segundo Imperio y en
los albores de la Tercera República. En esta segunda mitad de siglo se
empezaba a vislumbrar la columna vertebral de ferrocarriles europeos.67 Sus
límites se extendían desde el norte de Francia hasta la Alta Silesia de este a
oeste y de Alemania al norte de Italia de norte a sur; en el centro, Suiza reparte
el tráfico por el continente. En cambio la mayor parte de Italia, la península
ibérica y los países del este quedaban fuera.67 En Estados Unidos se siguen
consiguiendo grandes logros. En 1869 se finalizó el primer transcontinental
que conectó el país de este a oeste. La construcción fue dirigida por el
implacable general Grenville M. Dodge como si se tratará de una campaña
militar. Usó como mano de obra a los soldados desmovilizados, inmigrantes
irlandeses y hasta chinos en California.67 Pero este triunfo no se logró con
facilidad; indios, el relieve irregular y sobre todo la competencia entre Union
Pacific y Central Pacific dificultaron sobremanera la situación. Pero el
entusiasmo predomina y en 1893 ya había en funcionamiento otras 5 líneas
transcontinentales, usándose como medio de colonización en el oeste
americano o en la Columbia británica como medio de presión para conseguir
su adhesión a la Unión.67

Aunque tardío, se presenta el esfuerzo ruso, logrado gracias a los préstamos


de Occidente.67 En primer lugar se construyó el transcaspiano al que a partir
de 1905 complementó el transaraliano. En Siberia las dificultades eran
mayúsculas: hielo, infiltraciones de agua, ríos inmensos, débil densidad
humana, distancias enormes, sin olvidar el irregular relieve. Pero las viejas
rutas y caminos ya no eran suficientes y el ferrocarril más largo del mundo se
empezó en 1891 y alcanzó su destino, Vladivostok, gracias a un acuerdo con
China, en 1902.67

Así pues, el ferrocarril no solo sirvió para revolucionar el mundo del transporte
tanto material como humano sino que fue empleado como un excelente
instrumento de unión.68 Sirvió bien en la reconciliación y la anexión de
nuevos territorios a Estados Unidos y el Imperio alemán sabía lo mucho que le
debía al ferrocarril como para dejarlo en manos privadas. En Italia facilitó la
hegemonía de la Casa de Saboya. No ocurrió igual en Francia o en Gran
Bretaña, donde se encontraban mayoritariamente en manos privadas, aunque
en Inglaterra prestaron un servicio inigualable, encumbrando al naciente
Imperio británico a la hegemonía mundial. Hacia 1850 el ferrocarril había
conducido a entre 400 y 500 millones de viajeros y entre 200 y 300 millones de
toneladas de mercancías desde su nacimiento. Cinco décadas después, solo
en 1905 transportó a entre 4000 y 5000 millones de viajeros.68
El barco de vapor

El Turbinia, primer barco propulsado con turbinas a vapor


Antes del siglo xix la larga tradición naval europea se había sustentado sobre
el control de los vientos como medio de propulsión y la seguridad más que por
la velocidad en el mar. A principios de siglo no se empleaban menos de dos o
tres semanas en cruzar el Atlántico de este a oeste, necesitándose entre 30 y
40 días de oeste a este. Con la formación de los imperios coloniales europeos
se hizo necesario desarrollar una tecnología que asegurase el viaje sobre las
aguas; en el siglo xviii se generalizó el uso del sextante, mapas con las
notaciones de los vientos y el cronómetro. La invención de la nueva
embarcación partió de los trabajos de Jouffroy d´Abbens sobre el Sena y los
de Fulton con su máquina Clermont.69 Fue en Estados Unidos donde tuvieron
lugar las primeras pruebas del navío de ruedas sobre el río Hudson. En 1815
ya circulaban un centenar de estos navíos de ruedas que obtenían su energía
de la leña, material barato y abundante. El Savannah consiguió cruzar en 29
días el Atlántico Norte en 1819 y la Sphink, que llevó a Francia las noticias de
la toma de Argel, desarrollaba una velocidad de 6 nudos. Pero los problemas
eran numerosos: las paletas utilizadas provocaban un gran desperdicio de
energía, existía el riesgo de incendio o explosión a bordo, su velocidad era aún
menor a la desarrollado por los veleros y el poder militar aún se oponía a su
utilización como navío de guerra.70

Pero a pesar de las dificultades los avances prosiguieron y en 1838, con una
combinación de vapor y velas, los navíos Sirius y Great Western cruzaron el
Atlántico entre Liverpool y Nueva York en 16 y 13 días respectivamente. Los
grandes avances llegaron entre 1840 y 1860 con la invención de la hélice,
basándose los primeros modelos en el tornillo de Arquímedes, el condensador
de superficie y la máquina Compound, que logró ahorrar grandes cantidades
de combustible y la introducción de calderas cilíndricas que posibilitaron la
producción de vapor a alta presión.69

Lo que sí es indudable es la supremacía del velero sobre el vapor durante la


mayor parte del siglo; la seguridad y prestigio de la que aún gozaba, sobre
todo en Estados Unidos, donde también tenía lugar la mayoría de los avances
del barco de vapor era indiscutible. En 1850 el barco de vapor había
transportado ya 750 000 toneladas, aunque el vapor aún estaba muy lejos de
ganar la partida.70

Carreteras y canales
Fotografía de una diligencia en Dakota del Sur alrededor de 1889

Sección restaurada del canal del Támesis


El esfuerzo en la construcción y mejora de carreteras (o caminos) comenzó en
muchas partes de Europa antes de la Revolución Industrial. Desde el fin de las
guerras napoleónicas a principios del siglo xviii y en ausencia de otros medios
de comunicación más eficaces, las carreteras fueron extensamente mejoradas.
A principios del siglo xix el país más adelantado en esta materia era Francia
con una red de 33 000 kilómetros de gran calidad que se extendían hasta
Alemania, Suiza e Italia. Los Países Bajos, el Reino de Prusia o Suiza también
habían vivido una gran mejora en las comunicaciones. En el otro extremo se
encontraban lugares como Sicilia, que no empezó su construcción hasta bien
entrado el XIX, la Rusia zarista, que no tendría su primera calzada entre Moscú
y San Petersburgo —sus principales ciudades— hasta 1834 o España, que
cuenta antes de la mitad del siglo xix con solo 6000 kilómetros de vías, siendo
además estrechas y llenas de irregularidades y deficiencias. En Gran Bretaña
el rápido desarrollo de ferrocarriles y canales quita importancia a su
construcción, pero aun así se suceden las ampliaciones y modernizaciones de
la maltrecha red británica contando en 1850 con más de 50 000 kilómetros de
trazado, 18 000 más que veinte años atrás.71

La técnica en la construcción de estas vías de comunicación también mejora.


En cada país se construyen de manera distinta, pero los problemas clásicos
derivados de estas construcciones como filtraciones de agua, mantenimiento
o infraestructura se solucionan en las décadas de 1820 y 1830 a partir de las
mejoras introducidas por Mac Adam o Telford.72 El uso de la diligencia y los
servicios públicos de transporte se desarrollan y generalizan con unas
velocidades que oscilan entre los 10 y 15 km/h, usándose en el transporte de
pasajeros, mercancías y correo.73 No es hasta principios del siglo xx cuando
gracias al motor de explosión y el desarrollo del automóvil se da un uso
masivo a estos trazados.

Los primeros canales empezaron a ser construidos en Gran Bretaña en el siglo


xviii con el objeto de comunicar los centros industriales del norte británico con
los puertos marítimos del sur y Londres. Los canales fueron la primera
tecnología que permitió un fácil y relativamente rápido transporte de
mercancías por todo el país, pudiéndose transportar varias docenas de veces
más de tonelaje por viaje que con un transporte terrestre. A esto se unía el
relieve del país, completamente llano, lo que permitía que los canales fueran
construidos rápidamente y a un bajo precio. A principios de la década de 1820,
ya existía una red nacional consolidada. El ejemplo inglés fue copiado en
Francia que con un relieve similar al británico pudo desarrollar su propio
sistema, que a mediados del siglo xix contaba con 8500 kilómetros de vías. En
Alemania gracias a sus grandes ríos como el Rín y el Elba, la navegación se
vio muy favorecida, así como el comercio que vivió un gran desarrollo. En
otros países como España la construcción de canales no pasó de un proyecto
por el difícil relieve y la falta de capitales. Fuera del continente, los
estadounidenses con su ímpetu emprendedor y sus numerosos lagos y
grandes ríos consiguieron desarrollar con velocidad su propio sistema, que al
igual que el ferrocarril, ayudó en la colonización y explotación de las vastas
tierras del país. A principios de 1835 EE. UU. ya contaba con 7000 kilómetros
de canales que allanaron el camino a la introducción del barco de vapor en el
país con una rapidez incluso mayor a la siempre innovadora Gran Bretaña.74

El uso de los canales en Gran Bretaña empezó a decaer a partir de 1840,


cuando el ferrocarril se impuso en el transporte de mercancías y pasajeros.75
El irregular y más tardío desarrollo a gran escala del ferrocarril en el resto de
países, con la siempre notable excepción de los Estados Unidos, alargó en
ocasiones el uso pleno de los canales hasta los albores del siglo xx. Hoy en
día la red de canales británicos y la infraestructura ligada a esta es una de las
características más perdurables y destacables de la Revolución Industrial en el
país.

Consecuencias

Este artículo o sección necesita referencias que aparezcan en una publicación


acreditada.
Este aviso fue puesto el 12 de agosto de 2010.

Máquina de vapor situada en el vestíbulo de la Escuela Técnica Superior de


Ingenieros Industriales (UPM) (Madrid)
La existencia de controles fronterizos más intensos evitaron la propagación de
enfermedades y disminuyó la propagación de epidemias como las ocurridas
en tiempos anteriores. La revolución agrícola británica hizo además más
eficiente la producción de alimentos con una menor aportación del factor
trabajo, alentando a la población que no podía encontrar trabajos agrícolas a
buscar empleos relacionados con la industria y, por ende, originando un
movimiento migratorio desde el campo a las ciudades así como un nuevo
desarrollo en las fábricas. La expansión colonial del siglo xvii acompañada del
desarrollo del comercio internacional, la creación de mercados financieros y la
acumulación de capital son considerados factores influyentes, como también
lo fue la revolución científica del siglo xvii. Se puede decir que se produjo en
Inglaterra por su desarrollo económico.

La presencia de un mayor mercado doméstico debería también ser


considerada como un catalizador de la Revolución Industrial, explicando
particularmente por qué ocurrió en el Reino Unido.

La invención de la máquina de vapor fue una de las más importantes


innovaciones de la Revolución industrial. Hizo posible mejoramientos en el
trabajo del metal basado en el uso de coque en vez de carbón vegetal. En el
siglo xviii la industria textil aprovechó el poder del agua para el
funcionamiento de algunas máquinas. Estas industrias se convirtieron en el
modelo de organización del trabajo humano en las fábricas.

Además de la innovación de la maquinaria, la cadena de montaje (fordismo)


contribuyó mucho en la eficiencia de las fábricas.

Revolución agrícola: aumento progresivo de la producción gracias a la


inversión de los propietarios en nuevas técnicas y sistemas de cultivo, además
de la mejora del uso de fertilizantes.
El desarrollo del capital comercial: Las máquinas se aplicaron a los
transportes y a la comunicación iniciando una enorme transformación. Ahora
las relaciones entre patronos y trabajadores son únicamente laborales y con el
fin de obtener beneficios.
Cambios demográfico-sociales: la modernización de la agricultura permitió un
crecimiento demográfico debido a la mejora de la alimentación. También hubo
adelantos en la medicina y en la higiene, de ahí que creciera la población.
También hubo una migración del campo a la ciudad porque la ocupación en
labores agrícolas disminuyó mientras crecía la demanda de trabajo en las
ciudades.
Etapas de la Revolución Industrial
La Revolución Industrial estuvo dividida en dos etapas: la primera del año
1750 hasta 1840, y la segunda de 1880 hasta 1914. Todos estos cambios
trajeron consigo consecuencias tales como:
Demográficas: Traspaso de la población del campo a la ciudad (éxodo rural) —
Migraciones internacionales — Crecimiento sostenido de la población —
Grandes diferencias entre los pueblos — Independencia económica
Económicas: Producción en serie — Desarrollo del capitalismo — Aparición de
las grandes empresas (Sistema fabril) — Intercambios desiguales
Sociales: Nace el proletariado — Nace la Cuestión social
Ambientales: Deterioro del ambiente y degradación del paisaje — Explotación
irracional de la tierra y de materias primas.

La locomotora de vapor fue un modo de transporte surgido durante la


Revolución Industrial
A mediados del siglo xix, en Inglaterra se realizaron una serie de
transformaciones que hoy conocemos como Revolución Industrial dentro de
las cuales las más relevantes fueron:

La aplicación de la ciencia y tecnología permitió el invento de máquinas que


mejoraban los procesos productivos.
La despersonalización de las relaciones de trabajo: se pasa desde el taller
familiar a la fábrica.
El uso de nuevas fuentes energéticas, principalmente el carbón.
La revolución en el transporte: ferrocarriles y barco de vapor.
El surgimiento del proletariado urbano.
La industrialización que se originó en Inglaterra y luego se extendió por toda
Europa no solo tuvo un gran impacto económico, sino que además generó
enormes transformaciones sociales.

Proletariado urbano. Como consecuencia de la revolución agrícola y


demográfica, se produjo un éxodo masivo de campesinos hacia las ciudades;
el antiguo agricultor se convirtió en obrero industrial. La ciudad industrial
aumentó su población como consecuencia del crecimiento natural de sus
habitantes y por el arribo de este nuevo contingente humano. La carencia de
habitaciones fue el primer problema que sufrió esta población socialmente
marginada; debía vivir en espacios reducidos sin comodidades mínimas y
carentes de higiene. A ello se sumaban jornadas de trabajo, que llegaban a
más de catorce horas diarias, en las que participaban hombres, mujeres y
niños con salarios miserables, y carentes de protección legal frente a la
arbitrariedad de los dueños de las fábricas o centros de producción. Este
conjunto de males que afectaba al proletariado urbano se llamó la Cuestión
social, haciendo alusión a las insuficiencias materiales y espirituales que les
afectaban.

Burguesía industrial. Como contraste al proletariado industrial, se fortaleció el


poder económico y social de los grandes empresarios, afianzando de este
modo el sistema económico capitalista, caracterizado por la propiedad privada
de los medios de producción y la regulación de los precios por el mercado, de
acuerdo con la oferta y la demanda.

En este escenario, la burguesía desplaza definitivamente a la aristocracia


terrateniente y su situación de privilegio social se basó fundamentalmente en
la fortuna y no en el origen o la sangre. Avalados por una doctrina que
defendía la libertad económica, los empresarios obtenían grandes riquezas, no
solo vendiendo y compitiendo, sino que además pagando bajos salarios por la
fuerza de trabajo aportada por los obreros.

Las propuestas para solucionar el problema social. Frente a la situación de


pobreza y precariedad de los obreros, surgieron críticas y fórmulas para tratar
de darles solución; por ejemplo, los socialistas utópicos, que aspiraban a
crear una sociedad ideal, justa y libre de todo tipo de problemas sociales (para
algunos, el comunismo). Otra propuesta fue el socialismo científico de Karl
Marx, que proponía la revolución proletaria y la abolición de la propiedad
privada (marxismo); también la Iglesia católica, a través del papa León XIII, dio
a conocer la Encíclica Rerum Novarum (1891), primera encíclica social de la
historia, la cual condenaba los abusos y exigía a los estados la obligación de
proteger a lo más débiles. A continuación, un fragmento de dicha encíclica:
(…) Si el obrero presta a otros sus fuerzas a su industria, las presta con el fin
de alcanzar lo necesario para vivir y sustentarse y por todo esto con el trabajo
que de su parte pone, adquiere el derecho verdadero y perfecto, no solo para
exigir un salario, sino para hacer de este el uso que quisiere (…)
Estos elementos fueron decisivos para el surgimiento de los movimientos
reivindicativos de los derechos de los trabajadores. Durante el siglo xx en
medio de los procesos de democratización, el movimiento obrero lograba que
se reconocieran los derechos de los trabajadores y su integración a la
participación social. Otros ejemplos de tendencias que buscaron soluciones
fueron los nacionalismos, así como también los fascismos en los cuales se
consideraban a los obreros y trabajadores como una parte fundamental en el
desarrollo productivo de la nación, por lo que debían ser protegidos por el
Estado.
Principios fundamentales de la industria
Uno de los principios fundamentales de la industria moderna es que nunca
considera a los procesos de producción como definitivos o acabados. Su base
técnico-científica es revolucionaria, generando así el problema de la
obsolescencia tecnológica en períodos cada vez más breves. Desde esta
perspectiva puede afirmarse que todas las formas de producción anteriores a
la industria moderna (artesanía y manufactura) fueron esencialmente
conservadoras, al trasmitirse los conocimientos de generación en generación
sin apenas cambios. Sin embargo, esta característica de obsolescencia e
innovación no se circunscribe a la ciencia y la tecnología, sino debe ampliarse
a toda la estructura económica de las sociedades modernas. En este contexto
la innovación es, por definición, negación, destrucción, cambio, la
transformación es la esencia permanente de la modernidad.

El desarrollo de nuevas tecnologías, como ciencias aplicadas, en un receptivo


clima social, es el momento y el sitio para una revolución industrial de
innovaciones en cadena, como un proceso acumulativo de tecnología, que
crea bienes y servicios, mejorando el nivel y la calidad de vida. Son básicos un
capitalismo incipiente, un sistema educativo y espíritu emprendedor. La no
adecuación o correspondencia entre unos y otros crea desequilibrios o
injusticias. Parece ser que este desequilibrio en los procesos de
industrialización, siempre socialmente muy inestables, es en la práctica
inevitable, pero mensurable para poder construir modelos mejorados.[cita
requerida]

Impacto y consecuencias de la Revolución Industrial76


Despegue económico y técnico de Occidente: aparición y extensión del
industrialismo o capitalismo industrial.
Transformaciones sociales (Revolución burguesa): complejidad creciente de
las sociedades abiertas de clases.
Crecimiento de la población (aumento de la esperanza de vida y baja de la
mortalidad infantil gracias al progreso económico y tecnológico)
Transformación de sociedades rurales en sociedades urbanas.
Crecimiento de la burguesía y los sectores medios.77

A partir de este momento se inició una transición que acabaría con siglos de
una mano de obra basada en el trabajo manual y el uso de la tracción animal,
siendo estos sustituidos por maquinaria para la fabricación industrial y para el
transporte de mercancías y pasajeros. Esta transición se inició hacia finales
del siglo xviii en la industria textil, así como en lo relacionado con la
extracción y utilización de carbón. La expansión del comercio fue posible
gracias al desarrollo de las comunicaciones, con la construcción de vías
férreas, canales, y carreteras. El paso de una economía fundamentalmente
agrícola a una economía industrial influyó sobremanera en la población, que
experimentó un rápido crecimiento sobre todo en el ámbito urbano. La
introducción de la máquina de vapor de James Watt (patentada en 1769) en las
distintas industrias, fue el paso definitivo en el éxito de esta revolución, pues
su uso significó un aumento espectacular de la capacidad de producción. Más
tarde, el desarrollo de los barcos y de los ferrocarriles a vapor, así como el
desarrollo en la segunda mitad del xix del motor de combustión interna y la
energía eléctrica, supusieron un progreso tecnológico sin precedentes.67

Como consecuencia del desarrollo industrial nacieron nuevos grupos o clases


sociales encabezadas por el proletariado —los trabajadores industriales y
campesinos pobres— y la burguesía, dueña de los medios de producción y
poseedora de la mayor parte de la renta y el capital. Esta nueva división social
dio pie al desarrollo de problemas sociales y laborales, protestas populares y
nuevas ideologías que propugnaban y demandaban una mejora de las
condiciones de vida de las clases más desfavorecidas, por la vía del
sindicalismo, el socialismo, el anarquismo, o el comunismo.8

Aún sigue habiendo discusión entre historiadores y economistas sobre las


fechas de los grandes cambios provocados por la Revolución Industrial. El
comienzo más aceptado de lo que podríamos llamar Primera Revolución
Industrial, se podría situar a finales del siglo xviii, mientras su conclusión se
podría situar a mediados del siglo xix, con un período de transición ubicado
entre 1840 y 1870. Por su parte, lo que podríamos llamar Segunda Revolución
Industrial, partiría desde mediados del siglo xix a principios del siglo xx,
destacando como fecha más aceptada de finalización a 1914, año del comienzo
de la Primera Guerra Mundial. El historiador marxista Eric Hobsbawm,
considerado pensador clave de la historia del siglo xx9 sostenía que el
comienzo de la revolución industrial debía situarse en la década de 1780, pero
que sus efectos no se sentirían claramente hasta 1830 o 1840.10 En cambio, el
historiador económico inglés T.S. Ashton declaraba por su parte, que la
revolución industrial tuvo sus inicios entre 1760 y 1830.11

El término «revolución industrial» es también materia de discusión. Algunos


historiadores del siglo xx, como John Clapham y Nicholas Crafts, argumentan
que el proceso de cambio económico y social fue muy gradual, por lo que el
término «revolución» resultaría inapropiado. Asimismo, es cuestionado el
mote de «industrial», ya que el proceso englobó también cambios agrarios,
sociales, energéticos, y demográficos.12 Estas cuestiones siguen siendo tema
de debate entre historiadores y economistas.1314

Índice
1 Antecedentes y causas
1.1 Otras interpretaciones
2 Gran Bretaña
2.1 Revolución demográfica
2.2 El nacimiento del factory system: la industria textil
3 El comercio internacional
3.1 Economía industrial
4 Transportes
4.1 El ferrocarril
4.2 El barco de vapor
4.3 Carreteras y canales
5 Consecuencias
6 Etapas de la Revolución Industrial
7 Principios fundamentales de la industria
8 Impacto y consecuencias de la Revolución Industrial[76]
9 Véase también
10 Bibliografía
11 Notas
12 Referencias
13 Enlaces externos
Antecedentes y causas

El triunfo de los nuevos planteamientos filosóficos del siglo xviii, contribuyó al


intercambio del conocimiento científico.

John Locke, padre del empirismo y del liberalismo moderno.


Los inicios de la industrialización europea hay que buscarlos en la Edad
Moderna. A partir del siglo xvi se vislumbra un avance en el comercio,
métodos financieros, banca y un cierto progreso técnico en la navegación,
impresión o relojería. Sin embargo, estos avances siempre se veían lastrados
por epidemias, constantes y largas guerras y hambrunas que no permitían la
dispersión de los nuevos conocimientos ni un gran crecimiento demográfico.
Según el historiador Angus Maddison, Europa Occidental experimentó un
crecimiento demográfico prácticamente nulo entre 1500 y 1800.

El Renacimiento marcó otro punto de inflexión con la aparición de las primeras


sociedades capitalistas en Holanda y el norte de Italia. Es a partir de mediados
del siglo xviii cuando Europa comenzó a distanciarse del resto del mundo y a
asentar las bases de la futura sociedad industrial debido al desarrollo, aún
primitivo, de la industria pesada y la minería.1516 La alianza de los
comerciantes con los agricultores hizo aumentar la productividad, lo que a su
vez provocó una explosión demográfica, acentuada a partir del XIX. La
Revolución Industrial se caracterizó por la transición de una economía agrícola
y manual a una comercial e industrial17 cuya ideología se basaba en el
racionalismo la razón y la innovación científica.18

Otro de los principales desencadenantes de la Revolución nace de la


necesidad.19 Aunque en algunos lugares de Europa como Gran Bretaña ya
existía una base industrial, las Guerras Napoleónicas consolidaron la industria
europea. Debido a la guerra, que se extendía por la mayor parte de Europa, las
importaciones de muchos productos y materias primas se suspendieron. Esto
obligó a los gobiernos a presionar a sus industrias y a la nación en general
para producir más y mejor que antes, desarrollándose industrias antes
inexistentes. La industrialización tuvo lugar en diferentes oleadas en los
distintos países. Las primeras áreas industriales aparecieron en Gran Bretaña
a finales del siglo xviii, extendiéndose a Bélgica y Francia a principios del siglo
xix y a Alemania y a Estados Unidos a mediados de siglo, a Japón a partir de
1868 y a Rusia, Italia y España a finales de siglo. Entre las razones se
encontraron algunas tan dispares como la notable ausencia de grandes
guerras entre 1815 y 1914, la aceptación de la economía de mercado y el
consecuente nacimiento del capitalismo, la ruptura con el pasado, un cierto
equilibrio monetario y la ausencia de inflación.

Otras interpretaciones
Véase también: Ética protestante del trabajo
Otras interpretaciones sugieren que este nuevo cambio de mentalidad y la
posterior evolución del sistema económico fue por causas morales y
religiosas. La Reforma protestante de Martín Lutero y Juan Calvino trajo
consigo un cambio de mentalidad en el trato y visión respecto del trabajo.
Según Max Weber el protestantismo considera al trabajo y al esfuerzo como un
bien y un valor fundamental, al contrario que la ética católica que lo considera
un castigo a raíz del pecado original.20 Esto explicaría en parte las diferencias
a la hora de desarrollarse de las distintas naciones europeas, teniendo como
pioneros a países protestantes como Gran Bretaña, Alemania u Países Bajos y
como países atrasados a España, Portugal e Italia, todos ellos católicos.21
Esta interpretación sigue siendo muy discutida.

Gran Bretaña

Adam Smith, filósofo y economista británico considerado el padre de la


economía moderna y el capitalismo, fundamentalmente por su libro La riqueza
de las naciones.
La Revolución Industrial se originó en Inglaterra a causa de diversos factores,
cuya elucidación es uno de los temas historiográficos más trascendentes.

Como factores técnicos, era uno de los países con mayor disponibilidad de las
materias primas esenciales, sobre todo el carbón mineral, indispensable para
alimentar la máquina de vapor que fue el gran motor de la Revolución
Industrial temprana, así como para utilizar coque en los altos hornos de la
siderurgia,22 sector principal desde mediados del siglo xix. Su ventaja frente a
la madera, el combustible tradicional, no es tanto su poder calorífico como la
mera posibilidad en la continuidad de suministro (la madera, a pesar de ser
fuente renovable, está limitada por la deforestación; mientras que el carbón,
combustible fósil y por tanto no renovable, solo lo está por el agotamiento de
las reservas, cuya extensión se amplía con el precio y las posibilidades
técnicas de extracción). La fundición con coque permiite una mayor oferta de
hierro, mejoras en la calidad y reducción de costos de este material.222324
nota 1

Como factores ideológicos, políticos y sociales, la sociedad inglesa poseía


una tendencia hacia un menor absolutismo e instituciones más inclusivas.
Comenzando por la Carta Magna de 1215, que limitaba el poder del rey,252627
había atravesado la llamada crisis del siglo xvii de una manera particular:
mientras la Europa meridional y oriental se refeudalizaba y establecía
monarquías absolutas, la guerra civil inglesa (1642-1651) y la posterior
revolución gloriosa (1688) determinaron el establecimiento de una monarquía
parlamentaria basada en la división de poderes, la libertad individual y un nivel
de seguridad jurídica (con el Common Law)2829 que proporcionaba
suficientes garantías para el empresario privado; muchos de ellos surgidos de
entre activas minorías de disidentes religiosos que en otras naciones no se
hubieran consentido (autores como Max Weber vinculan explícitamente La
ética protestante y el espíritu del capitalismo). Síntoma importante fue el
espectacular desarrollo del sistema de patentes industriales.30

Algunos autores también mencionan los enclosures (cercamientos) como un


factor que contribuyó a la industrialización, como una incipiente
«privatización» de los recursos.2531 También, la creciente liberalización, y la
reducción de las restricciones impuestas por los gremios a la instalación de
industrias y el cambio tecnológico.323334

Como factor geoestratégico, durante el siglo xviii Inglaterra (que tras las firmas
del Acta de Unión con Escocia en 1707 y del Acta de Unión con Irlanda en
1800, después de la derrota de la rebelión irlandesa de 1798, consiguieron la
unión con Escocia e Irlanda, formando el Reino Unido de Gran Bretaña e
Irlanda) construyó una flota naval que la convirtió (desde el tratado de Utrecht,
1714, y de forma indiscutible desde la batalla de Trafalgar, 1805) en una
verdadera talasocracia dueña de los mares y de un extensísimo imperio
colonial. A pesar de la pérdida de las Trece Colonias, emancipadas en la
guerra de Independencia de Estados Unidos (1776-1781), controlaba, entre
otros, los territorios del subcontinente Indio, fuente importante de materias
primas para su industria, destacadamente el algodón que alimentaba la
industria textil, así como mercado cautivo para los productos de la metrópolis.
La canción patriótica Rule Britannia (1740) explícitamente indicaba: rule the
waves (gobierna las olas).

Revolución demográfica
Véase también: Transición demográfica
Durante la revolución industrial se vivió un incremento espectacular de la
población, debido fundamentalmente a la caída de la tasa de mortalidad
provocada por la mejora de las condiciones higiénicas, sanitarias y
alimenticias que se plasmó en gran medida en la reducción de la mortandad
infantil. En este periodo nacen las primeras vacunaciones y se mejoran los
sistemas de alcantarillado y de depuración de aguas residuales. Una
alimentación más abundante y regular, no sometida a las fluctuaciones de las
cosechas, bajó la incidencia de las epidemias e hizo posible la casi
desaparición de la mortalidad catastrófica, sobre todo la infantil.
La población de Inglaterra y Gales, que había permanecido constante
alrededor de 6 millones desde 1700 a 1740, se incrementó bruscamente a partir
de esta fecha y alcanzó 8,3 millones en 1801, para doblarse en cincuenta años
y llegar a los 16,8 millones en 1850 y en 1901 casi se había doblado de nuevo
con 30,5 millones.35 En Europa, la población pasó de 100 millones en 1700
hasta alcanzar 400 millones en 1900.36 La revolución industrial fue así el
primer periodo histórico durante el que hubo simultáneamente un incremento
de la población y un incremento de la renta per cápita.37 El aumento de la
población fue un estímulo para el crecimiento industrial, ya que proporcionó a
la vez mano de obra abundante para las nuevas industrias y de otro lado
supuso un incremento de la demanda interna para los nuevos productos.

El aumento de la población urbana en ciudades con trazado medieval supuso


el hacinamiento, la insalubridad y la aparición de las primeras patologías
sociales (alcoholismo, prostitución y delincuencia).38

El nacimiento del factory system: la industria textil

Esta máquina de hilado es la última superviviente de las construidas por


Samuel Crompton
0:37
Vídeo con máquinas textiles Mule spinning en Quarry Bank Mill
Entre finales del siglo xvii y principios del XVIII el gobierno británico aprobó
una serie de leyes con el fin de proteger a la industria de la lana británica de la
creciente cantidad de tela de algodón que se importaba desde India Oriental.

También empezó a darse una mayor demanda de tejidos gruesos, los cuales
eran fabricados por la industria británica en la localidad de Lancashire, donde
destacaba la producción de pana, fabricada a partir de fibras entrecruzadas de
lino y algodón. El lino era utilizado para dotar de más resistencia al tejido,
cuyo material principal, el algodón, no tenía una resistencia suficiente, aunque
esta mezcla resultante no era tan suave como los tejidos 100% algodón y era
más difícil de coser.39

Hasta el nacimiento de la industria textil, los tejidos y el hilado en general se


realizaba en los hogares, en la mayor parte de los casos para consumo propio.
Este método productivo, basado en que la producción estaba dispersa y se
desarrollaba en los domicilios de los trabajadores, es a menudo denominado
en inglés como sistema Putting-out (Putting-out system) en contraposición al
posterior sistema industrial o factory system.40 Solo en ocasiones puntuales
los trabajos se realizaban en el taller de un maestro tejedor. Bajo el sistema
putting-out los trabajadores, antes de fabricar su producto, pactaban contratos
con comerciantes y vendedores, quienes les suministraban a menudo las
materias primas necesarias. Fuera de temporada, por la general, las esposas
de los agricultores hacían los hilados mientras que los hombres producían los
tejidos. Utilizando la máquina de hilar o rueca, en cualquier momento entre
cuatro y ocho hilanderas podían echar una mano al tejedor.394142

Uno de los grandes inventos de la industria textil fue la lanzadera volante,


patentada en 1733 por John Kay,43 que permitió una cierta automatización del
proceso de tejido. Posteriores mejoras, destacando las de 1747, permitieron
duplicar la capacidad de producción de los tejedores, lo que también agravó el
desequilibrio que existía entre el hilado y el tejido. Este invento empezó a ser
ampliamente utilizado en todo Lancashire en la década de 1760, cuando Robert
Kay, hijo de John Kay, inventó la caja ascendente (drop box).44

Lewis Paul patentó en Birmingham, con la ayuda de John Wyatt, la máquina de


hilar mediante rodillos y el sistema flyer-and-bobbin, que conseguían un
espesor más uniforme en el proceso de elaboración de la lana. Paul y Wyatt
abrieron una fábrica en Birmingham que utilizaba una nueva máquina de
laminado impulsada por un burro. En 1743 se abrió una fábrica en
Northampton que empleaba cinco máquinas como la de Paul con cincuenta
husos cada una. Estuvo en funcionamiento hasta 1764. Una fábrica similar fue
construida por Daniel Bourn en Leominster, pero un incendio la destruyó.
Tanto Paul como Bourn habían patentado el cardador de lana en 1748. El uso
de dos conjuntos de rodillos que giraban a diferentes velocidades fue utilizado
posteriormente en la primera fábrica de hilados de algodón. La invención de
Lewis fue posteriormente mejorada por Richard Arkwright con su Water frame
(1769) y por Samuel Crompton con su Spinning mule (1779).43

Número de telares en Reino Unido45


Año 1803 1820 1829 1833 1857
Telares 2400 14 650 55 500 100 000 250 000
En 1764 en el pueblo de Stanhill, Lancashire, James Hargreaves inventó la
hiladora Jenny, que patentó en 1770. Fue la primera máquina que empleaba
varios husos de una manera eficaz. La hiladora Jenny trabajaba de una manera
similar a la rueca. Era una máquina simple, construida con madera y que solo
costaba alrededor de 6 libras (un modelo de 40 husos) en 1792. Era utilizada
principalmente en los hogares o por pequeños artesanos. La hiladora Jenny
producía un hilo ligeramente torcido solo adecuado para la trama, que se
torcía.46

La máquina de hilar (Water frame) inventada por Richard Arkwright, fue


patentada por este junto con dos socios en 1769. El diseño se basaba en parte
en una máquina de hilado construida por Thomas High, quien fue contratado
por Arkwright.47

En 1786, Edmund Cartwright inventó el primer telar mecánico.48 En 1793, Eli


Whitney inventó la desmotadora de algodón, lo que le permitió a Gran Bretaña
importar grandes cantidades de algodón para su industria textil, a bajo costo,
desde el sur de Estados Unidos.49

El comercio internacional

Este artículo o sección necesita referencias que aparezcan en una publicación


acreditada.
Este aviso fue puesto el 12 de agosto de 2010.
Economía industrial
Véanse también: Segunda revolución industrial y Tercera revolución industrial.
Sin embargo, y a pesar de todos los factores anteriores, la Revolución
industrial no hubiese podido prosperar sin el concurso y el desarrollo de los
transportes, que llevarán las mercancías producidas en la fábrica hasta los
mercados donde se consumían.

Estos nuevos transportes se hacen necesarios no solo en el comercio interior,


sino también en el comercio internacional, ya que en esta época se crean los
grandes mercados nacionales e internacionales. El comercio internacional se
liberaliza, sobre todo tras el Tratado de Utrecht (1713) que liberaliza las
relaciones comerciales de Inglaterra, y otros países europeos, con la América
española. Se termina con las compañías privilegiadas y con el proteccionismo
económico; y se aboga por una política imperialista y la eliminación de los
privilegios gremiales. Además, se desamortizan las tierras eclesiásticas,
señoriales y comunales, para poner en el mercado nuevas tierras y crear un
nuevo concepto de propiedad. La Revolución industrial generó también un
ensanchamiento de los mercados extranjeros y una nueva división
internacional del trabajo (DIT). Los nuevos mercados se conquistaron
mediante el abaratamiento de los productos hechos con la máquina, por los
nuevos sistemas de transporte y la apertura de vías de comunicación, así
como también, mediante una política expansionista.

El Reino Unido fue el primero que llevó a cabo toda una serie de
transformaciones que la colocaron a la cabeza de todos los países del mundo.
Los cambios en la agricultura, en la población, en los transportes, en la
tecnología y en las industrias, favorecieron un desarrollo industrial. La
industria textil algodonera fue el sector líder de la industrialización y la base de
la acumulación de capital que abrirá paso, en una segunda fase, a la siderurgia
y al ferrocarril.

A mediados del siglo xviii, la industria británica tenía sólidas bases y con una
doble expansión: las industrias de bienes de producción y de bienes de
consumo. Incluso se estimuló el crecimiento de la minería del carbón y de la
siderurgia con la construcción del ferrocarril. Así, en Gran Bretaña se
desarrolló de pleno el capitalismo industrial, lo que explica su supremacía
industrial hasta 1870 aproximadamente, como también financiera y comercial
desde mediados de siglo xviii hasta la Primera Guerra Mundial (1914). En el
resto de Europa y en otras regiones como América del Norte o Japón, la
industrialización fue muy posterior y siguió pautas diferentes a la británica.

Unos países tuvieron la industrialización entre 1850 y 1914: Francia, Alemania


y Bélgica. En 1850 apenas existía la fábrica moderna en Europa continental,
solo en Bélgica hay un proceso de revolución seguido al del Reino Unido. En
la segunda mitad del siglo xix, se fortalece en Turingia y Sajonia la
industrialización de Alemania.

Otros países siguieron un modelo de industrialización diferente y muy tardía:


Italia, Imperio austrohúngaro, España o Rusia. La industrialización de éstos se
inició tímidamente en las últimas décadas del siglo xix, para terminar mucho
después de 1914.

Transportes
El ferrocarril

Un ferrocarril alemán en 1895


El ferrocarril, nacido en el siglo xviii, es uno de los grandes protagonistas de la
Revolución Industrial. En sus comienzos se empleaba la fuerza animal como
medio de locomoción, los raíles eran de madera y su empleo se limitaba a las
minas para el transporte de carbón.nota 2 En un libro publicado en 1797, Carz
aseguraba haber sido el primero que pensó en sustituir la madera por hierro.50
La primera concesión del Parlamento de Inglaterra para la construcción de un
ferrocarril —movido por caballos— se remonta a 1801; se trataba de una línea
entre Wandsworth y Croydon con unos 13 kilómetros de longitud y con un
coste de 60 000 libras. La gran revolución del ferrocarril comenzó en 1814,
cuando George Stephenson utilizó la máquina de vapor como medio de
locomoción. Su invento fue un éxito y comenzó a usarse de inmediato en las
minas, pudiendo transportar ocho vagones de 30 toneladas a una velocidad de
7 km/h. Estos resultados eran suficientes para expandir el uso de la máquina a
otros servicios. Fue un 1821 cuando el Parlamento autorizó la construcción de
la primera línea de ferrocarril con tracción de vapor entre Stockton y
Darlington. La línea fue inaugurada en 1825 con una máquina maniobrada por
el propio Stephenson tirando de 34 vagones a una velocidad de entre 10 y 12
millas por hora —16–19 km/h— ;51 El periódico The Times describió esta
hazaña de la siguiente manera:
Tres máquinas de vapor con cincuenta caballos de fuerza cada una han
servido para arrastrar trece vagones, cargados de mercancías y productos
diversos sobre la altura del plano inclinado que forma la vía. Allí se han
enganchado los vagones a una máquina llamada "La Experiencia" además de
cierto número de vagones que llevaban a los accionistas, autoridades e
invitados (...) Se pone en marcha y hombres a caballo intentan seguir los
vagones, pero pronto quedan distanciados, allí donde la pendiente era más
fuerte el convoy alcanzó las 25 millas/h.52 (40km/h).
En los 5 años posteriores el Parlamento autorizó la construcción de 23 nuevas
líneas de ferrocarril entre las que se encontraba la célebre línea entre
Mánchester y Liverpool, siendo sus constructores los primeros en ofrecer en
el ferrocarril el servicio de transporte de pasajeros. En aquel momento se
desconfiaba de la seguridad que podían ofrecer las locomotoras, pero la
acogida fue muy buena, mejorando en un 10% los beneficios derivados de este
servicio, aunque los ingresos por el transporte de algodón, tejidos, carbón y
ganado aún seguían siendo mayoritarios. Este éxito también fue tratado por
George Porter, quien en su libro El progreso de la nación dice :
Desde entonces [se refiere a la construcción de la línea citada] se ha
observado que al construirse una línea de ferrocarril entre dos ciudades, el
número de viajeros en el trayecto entre una y otra se cuadruplica.
Fue en esta ocasión el propio Stephenson el que ganó la puja en esta línea
convirtiéndose su Cohete en el encargado de remolcar un tren de 12 toneladas
a 22 km/h.53 El primer correo por ferrocarril se envió el 11 de noviembre de
1830.52 Los tiempos de llegada se redujeron considerablemente, llegando el
correo entre Londres y Mánchester en aproximadamente 18 horas. En
Inglaterra, siguiendo la consigna laissez faire, el Estado no intervenía en la
construcción o subvención del ferrocarril sino que se limitaba a otorgar las
licencias y permisos de construcción y explotación;53 de esta manera se
gastaron enormes fortunas con el objetivo de obtener los distintos permisos;
por ejemplo el Great Western costó en gastos preliminares 89 000 libras y
otros como el London and Birmingham 62 000.54

Locomotora de Stephenson de principios del siglo xix


Los ferrocarriles eran al principio de vía estrecha y solo admitían velocidades
comprendidas entre los 15 y los 20 kilómetros por hora, pero en 1840 se
habían ensanchado las vías y se podían conseguir unas velocidades de casi 40
km/h.

George Stephenson

Primitivas vagonetas mineras


El primer país continental en seguir el ejemplo inglés fue Bélgica con dos
líneas Bruselas-Malinas y Malinas-Amberes en 1835. El primer año
transportaron 70 000 pasajeros. El coste fue bajísimo y el billete Bruselas-
Amberes costaba solo un franco.55 El invento entró en Francia con algo de
retraso, pues mientras jóvenes, ingenieros y adeptos al saintsimonismo
reclamaban su construcción, tropezaban con el rechazo y la desconfianza de
muchos, además de la carencia de hierro. El gobierno francés, que veía el
potencial del aparato, ordenó un estudio para un plan nacional de los
ferrocarriles. El estudio quedó finalizado en 1837 y los capitalistas,
impacientes, presionaban al gobierno para la ejecución del proyecto con el fin
de especular con las obras y los terrenos. El plan consistía en siete líneas con
centro en París, que unirían el Atlántico, el Mediterráneo y el Rin. Al contrario
que en Inglaterra y Bélgica, el estado se hizo cargo, al menos en parte, de su
construcción y explotación, aportando 150 000 francos por kilómetro de vía y
construyendo las infraestructuras necesarias.55 Mientras, las compañías
privadas aportaron 100 000 francos para edificios y material.56 Tras 40 años de
administración y explotación privada, el sistema pasaría al Estado. Socialistas
románticos y conservadores se oponían al proyecto, los primeros reclamaban
que el sistema fuera del estado desde el primer día y los segundos lo
consideraban demasiado caro.56 Finalmente el plan fue aprobado, pero
algunos acuerdos se revisaron y en la práctica la construcción y explotación
corrió a cuenta casi exclusiva del sector privado.56 En 1857 la red estaba
consolidada siendo propiedad de 6 grandes compañías. Debido a la obligación
de ceder la propiedad al Estado a los 40 años de explotación se descuidó
sobremanera su cuidado y mantenimiento por lo que el gobierno francés se
vio en la obligación de ampliar el plazo en 99 años más, comprometiéndose
incluso a pagar las obligaciones a su vencimiento.56

En Alemania la primera línea se construyó en 1835 con una extensión de siete


kilómetros entre Núremberg y Fürth, pero fue en 1839 cuando se construyó la
primera línea de importancia entre Dresde y Leipzig, promovida por el profesor
de economía política List, uno de los principales promotores de la línea
Núremberg-Fürth. Pronto se vio al ferrocarril como una poderosa arma política;
en el momento de la aparición del ferrocarril, Alemania se encontraba dividida
en más de 300 pequeños estados y ciudades autónomas. Desde la
construcción de la línea Dresde-Leipzig todas las ciudades alemanas quisieron
unirse con su vecina lo que además de un gran impulso económico hizo un
gran servicio para el triunfo del Zollverein.57 Al contrario que en el resto de
países, en Alemania fue la administración la encargada de vigilar o administrar
todos los ferrocarriles.58 En 1850 el Zollverein ya poseía 5800 kilómetros casi
el doble que toda Francia. Hannover, Bremen, Hamburgo, Berlín, Fráncfort
formaban una gran línea que transcurría sobre los principales focos
industriales y unía Alemania con Suiza a través de Basilea y a Austria a través
de Moravia y Silesia.

Fotografía de los accionistas y principales impulsores de la línea entre


Barcelona y Mataró, la primera línea de ferrocarril peninsular.

Ceremonia de clavado del Remache de Oro (Golden Spike) el 10 de mayo de


1869, símbolo de la finalización de la primera línea transcontinental
estadounidense.
A partir de la década de 1820 el ferrocarril y el vapor saltaron a los Estados
Unidos y pronto conquistaron a la opinión pública. Stevens realizó en Hoboken
una primera prueba que causó un gran interés entre los hombre de negocios
de Pensilvania, quienes compraron una locomotora a Inglaterra.59 Al igual que
en Gran Bretaña, la acumulación de capital hizo posible solo un año después
el comienzo de la construcción de una primera línea entre Washington y
Winchester. En 1830 una locomotora llamada Best Friend explotó cuando
marchaba por la línea Charleston-Hambourg debido a que el maquinista se
había sentado sobre la válvula de escape por las molestias que sentía debido
al silbido del vapor al salir. Pero lejos de echarse atrás, el país progresó a un
ritmo frenético y a mediados de 1830 ya producía sus propias locomotoras en
la fundición de West Point60 asegurando una industria nacional sólida. Desde
entonces Estados Unidos colocó raíles a través de su vasto territorio a una
velocidad mucho mayor que Europa. Si en 1830 poseía tan solo 65 kilómetros
de trazado —contra 316 europeos, 276 de ellos en Gran Bretaña—, 10 años
después ya superaba a Europa con 4509 kilómetros contra 3543 europeos.59
En 1850 las vías férreas ya sumaban 14 400 kilómetros. Uno de los problemas
que planteaban los ferrocarriles era el ancho de vía,nota 3 que variaba en
anchura en los distintos países, lo que obligaba a numerosos transbordos
para deleite de los hosteleros. Pero problemas aparte el tiempo de viaje no
hizo sino disminuir; así, en apenas unos años no se tardaban más de 20 horas
en viajar de Boston a Nueva York en ferrocarril cuando antes se tardaban unas
80.59

El general Grenville M. Dodge

Fotografía del célebre descarrilamiento en la estación de Montparnasse el 22


de octubre de 1895
En Italia los augurios de d´Azeglio de que los ferrocarriles coserían la bota no
pasaron de simples promesas, pues hasta 1845 solo se encontraban pequeñas
líneas aisladas como la línea Milán-Monza, Padua-Venecia, Liorna-Pisa o la
línea de Campania que Fernando de Nápoles construyó para su recreo y uso
privado.61 En Hungría solo existía una pequeña vía alrededor de Budapest y
en Rusia el zarismo tuvo que imponer la construcción de la línea Moscú-San
Petersburgo debido a los numerosos detractores.61 En España, el gran tirón y
entusiasmo que de manera muy temprana había producido el invento se apaga
en la guerra civil de 1833, que paraliza todas las obras de construcción ante la
desconfianza de los capitalistas.61 Hubo que esperar hasta 1843 cuando se
concedió a Juan Manuel Roca y Miguel Biada la construcción y explotación del
ferrocarril Barcelona-Mataró, que estuvo construido en solo cinco años bajo la
dirección del ingeniero inglés Locke, su inauguración fue el 28 de octubre de
1848, un trayecto de 28 km y 600 m que se completaba en 35 minutos.nota 4 En
1851 realizó su primer viaje el segundo ferrocarril español que cubría la línea
Madrid-Aranjuez, cuya concesión había sido otorgada en 1844 con
prolongación hasta Cádiz. En 1850 se inició la construcción de la primera
locomotora española, finalizada en 1852.61

Excepciones aparte, en el periodo entre 1820 y 1840, Gran Bretaña conservaba


un adelanto manifiesto sobre el resto del mundo.61 Era la única que poseía
una buena red de transporte entre sus principales ciudades. Trabajó con
verdadero frenesí entre 1840 y 1847 a pesar de la rivalidad latente entre la
oposición, los grupos financieros, los Turnpike trusts y la población, cuyo
medio de subsistencia continuaban siendo las carreteras. Similar situación se
dio en Bélgica, que en 1843 tenía incluso más kilómetros que Francia y una
opinión pública muy favorable al ferrocarril.61No fueron pocos los que vieron
en el ferrocarril un gran peligro, incluso mortal. Desde el siglo xviii, cuando se
pusieron en marcha en Inglaterra hubo voces, incluso procedentes de la Real
Academia de Ciencias británica, que sugerían que a unas velocidades
superiores a los 40 km/h los pasajeros se asfixiarían, se volverían ciegos y el
ganado enloquecería. Se temía también la destrucción de las tierras de cultivo
o que la gente y mercancías salieran despedidas del aparato por sus
"endiabladas" velocidades.62

Recorrido del primer ferrocarril transcontinental estadounidense


Pasada la primera mitad de siglo, el medio siglo siguiente entre 1851 y 1901,
conocido con el nombre de Railway Age vive el apogeo y reinado definitivo del
ferrocarril. Pero la tracción mecánica sobre raíles es sobre todo, obra de
Occidente. En 1860 Europa y EE. UU. se reparten más o menos 198 000 en
igualdad mientras que el resto del mundo no cuenta con más de 15 000
kilómetros, la mayoría ubicados en colonias europeas.63 En 1910 ya se han
construido más de un millón de kilómetros de los que 380 000 están en EE. UU.
y 330 000 en Europa.63 Su construcción necesitó de un esfuerzo enorme,
movilizando grandes cantidades de capital, trabajadores y estimulando la
industria metalúrgica y la construcción de gigantescos talleres de trabajo,
además de dar su máximo esplendor a la máquina de vapor.63Además de los
vagones y locomotoras, también evolucionaron los raíles sobre los que
circulaban. El raíl de acero sustituye al de hierro y a la madera de las traviesas
se le empezó a inyectar cloruro de cinc para evitar que se pudriera. El
ferrocarril también necesitó de una gran infraestructura que fue necesario
desarrollar, como túneles, que se excavaban a costa del sufrimiento obrero a
altísimas temperaturas con el uso de perforadoras de aire comprimido y el
revestimiento de las galerías con fundición, en sustitución de la madera; La
ventilación se lograba con sopladoras. Hay que destacar algunos éxitos entre
los que se encuentran el túnel que atraviesa el Mont Cenis, construido a lo
largo de 15 años y con una extensión de 13 600 m a 1300 metros de altura.64
Otros como el San Gotardo de más de 15 000 metros se terminaron en menos
de 10 años usando la perforadora automática siendo las condiciones de
trabajo nefastas: los obreros llegaron a trabajar a una temperatura de 86
grados.64 Fuera de Europa los estadounidenses construyeron un túnel bajo el
río Hudson. Escandinavia queda unida a Alemania a través del ferry-boats
entre Rügen y Malmoe. Mientras que en la primera mitad de siglo la locomotora
apenas había ganado en velocidad sin sobrepasar nunca los 40 km/h, hace
progresos decisivos a partir de la idea del ingeniero inglés Crampton de
colocar las ruedas motrices detrás de la caldera (y no debajo), ruedas que
están acopladas, transfiriéndose el movimiento de rotación. En 1850 la
velocidad media que se situaba en 27 km/h se eleva en 1880 a 74 km/h en
Inglaterra y a 59 km/h en Estados Unidos.65 En 1890 el Empire-State-Express
rebasó por primera vez en la historia los 100 km/h entre Nueva York y
Búfalo.65 Para cruzar Francia de un extremo en ferrocarril solo se precisaban
14 horas. En esta segunda parte del siglo el coste del billete disminuyó entre
un 50 y un 70 %.66

Las prestaciones de la locomotora aumentaron sin cesar. El freno de mano se


sustituyó por un nuevo freno hidráulico de aire comprimido.65 Los vagones de
pasajeros fueron dotados de alumbrado de gas a base de aceite de esquisto o
iluminación eléctrica a finales de siglo, siendo la línea Londres-Brighton la
primera en incorporarla.65 La máquina de vapor, el corazón de la máquina,
también procura calefacción en los vagones. El llamado Boggie o bastidor de
varios ejes permitió al convoy dar curvas mucho más acentuadas
disminuyendo los riesgos, pues se adaptaba a la curvatura de la vía.65
También se crearon los llamados palace-cars en las líneas más largas para las
familias ricas en las que disfrutaban de todo tipo de comodidades y sin tener
que mezclarse con el resto de pasajeros.65 En 1880 se instaló en la línea del
Pacífico un vagón imprenta en el que se editaba un periódico diario con las
noticias recibidas telegráficamente en las estaciones.65

El Transiberiano en sus comienzos alrededor de 1903

Estación de Bahmi atravesada por el Transcaspiano en 1890


Exceptuando Gran Bretaña, Bélgica y algunas partes de España y Alemania,
las vías férreas no dibujaban redes en ninguna parte antes de 1860.67 En
Francia por fin se realizó un esfuerzo serio a partir del Segundo Imperio y en
los albores de la Tercera República. En esta segunda mitad de siglo se
empezaba a vislumbrar la columna vertebral de ferrocarriles europeos.67 Sus
límites se extendían desde el norte de Francia hasta la Alta Silesia de este a
oeste y de Alemania al norte de Italia de norte a sur; en el centro, Suiza reparte
el tráfico por el continente. En cambio la mayor parte de Italia, la península
ibérica y los países del este quedaban fuera.67 En Estados Unidos se siguen
consiguiendo grandes logros. En 1869 se finalizó el primer transcontinental
que conectó el país de este a oeste. La construcción fue dirigida por el
implacable general Grenville M. Dodge como si se tratará de una campaña
militar. Usó como mano de obra a los soldados desmovilizados, inmigrantes
irlandeses y hasta chinos en California.67 Pero este triunfo no se logró con
facilidad; indios, el relieve irregular y sobre todo la competencia entre Union
Pacific y Central Pacific dificultaron sobremanera la situación. Pero el
entusiasmo predomina y en 1893 ya había en funcionamiento otras 5 líneas
transcontinentales, usándose como medio de colonización en el oeste
americano o en la Columbia británica como medio de presión para conseguir
su adhesión a la Unión.67

Aunque tardío, se presenta el esfuerzo ruso, logrado gracias a los préstamos


de Occidente.67 En primer lugar se construyó el transcaspiano al que a partir
de 1905 complementó el transaraliano. En Siberia las dificultades eran
mayúsculas: hielo, infiltraciones de agua, ríos inmensos, débil densidad
humana, distancias enormes, sin olvidar el irregular relieve. Pero las viejas
rutas y caminos ya no eran suficientes y el ferrocarril más largo del mundo se
empezó en 1891 y alcanzó su destino, Vladivostok, gracias a un acuerdo con
China, en 1902.67

Así pues, el ferrocarril no solo sirvió para revolucionar el mundo del transporte
tanto material como humano sino que fue empleado como un excelente
instrumento de unión.68 Sirvió bien en la reconciliación y la anexión de
nuevos territorios a Estados Unidos y el Imperio alemán sabía lo mucho que le
debía al ferrocarril como para dejarlo en manos privadas. En Italia facilitó la
hegemonía de la Casa de Saboya. No ocurrió igual en Francia o en Gran
Bretaña, donde se encontraban mayoritariamente en manos privadas, aunque
en Inglaterra prestaron un servicio inigualable, encumbrando al naciente
Imperio británico a la hegemonía mundial. Hacia 1850 el ferrocarril había
conducido a entre 400 y 500 millones de viajeros y entre 200 y 300 millones de
toneladas de mercancías desde su nacimiento. Cinco décadas después, solo
en 1905 transportó a entre 4000 y 5000 millones de viajeros.68

El barco de vapor

El Turbinia, primer barco propulsado con turbinas a vapor


Antes del siglo xix la larga tradición naval europea se había sustentado sobre
el control de los vientos como medio de propulsión y la seguridad más que por
la velocidad en el mar. A principios de siglo no se empleaban menos de dos o
tres semanas en cruzar el Atlántico de este a oeste, necesitándose entre 30 y
40 días de oeste a este. Con la formación de los imperios coloniales europeos
se hizo necesario desarrollar una tecnología que asegurase el viaje sobre las
aguas; en el siglo xviii se generalizó el uso del sextante, mapas con las
notaciones de los vientos y el cronómetro. La invención de la nueva
embarcación partió de los trabajos de Jouffroy d´Abbens sobre el Sena y los
de Fulton con su máquina Clermont.69 Fue en Estados Unidos donde tuvieron
lugar las primeras pruebas del navío de ruedas sobre el río Hudson. En 1815
ya circulaban un centenar de estos navíos de ruedas que obtenían su energía
de la leña, material barato y abundante. El Savannah consiguió cruzar en 29
días el Atlántico Norte en 1819 y la Sphink, que llevó a Francia las noticias de
la toma de Argel, desarrollaba una velocidad de 6 nudos. Pero los problemas
eran numerosos: las paletas utilizadas provocaban un gran desperdicio de
energía, existía el riesgo de incendio o explosión a bordo, su velocidad era aún
menor a la desarrollado por los veleros y el poder militar aún se oponía a su
utilización como navío de guerra.70

Pero a pesar de las dificultades los avances prosiguieron y en 1838, con una
combinación de vapor y velas, los navíos Sirius y Great Western cruzaron el
Atlántico entre Liverpool y Nueva York en 16 y 13 días respectivamente. Los
grandes avances llegaron entre 1840 y 1860 con la invención de la hélice,
basándose los primeros modelos en el tornillo de Arquímedes, el condensador
de superficie y la máquina Compound, que logró ahorrar grandes cantidades
de combustible y la introducción de calderas cilíndricas que posibilitaron la
producción de vapor a alta presión.69

Lo que sí es indudable es la supremacía del velero sobre el vapor durante la


mayor parte del siglo; la seguridad y prestigio de la que aún gozaba, sobre
todo en Estados Unidos, donde también tenía lugar la mayoría de los avances
del barco de vapor era indiscutible. En 1850 el barco de vapor había
transportado ya 750 000 toneladas, aunque el vapor aún estaba muy lejos de
ganar la partida.70

Carreteras y canales

Fotografía de una diligencia en Dakota del Sur alrededor de 1889

Sección restaurada del canal del Támesis


El esfuerzo en la construcción y mejora de carreteras (o caminos) comenzó en
muchas partes de Europa antes de la Revolución Industrial. Desde el fin de las
guerras napoleónicas a principios del siglo xviii y en ausencia de otros medios
de comunicación más eficaces, las carreteras fueron extensamente mejoradas.
A principios del siglo xix el país más adelantado en esta materia era Francia
con una red de 33 000 kilómetros de gran calidad que se extendían hasta
Alemania, Suiza e Italia. Los Países Bajos, el Reino de Prusia o Suiza también
habían vivido una gran mejora en las comunicaciones. En el otro extremo se
encontraban lugares como Sicilia, que no empezó su construcción hasta bien
entrado el XIX, la Rusia zarista, que no tendría su primera calzada entre Moscú
y San Petersburgo —sus principales ciudades— hasta 1834 o España, que
cuenta antes de la mitad del siglo xix con solo 6000 kilómetros de vías, siendo
además estrechas y llenas de irregularidades y deficiencias. En Gran Bretaña
el rápido desarrollo de ferrocarriles y canales quita importancia a su
construcción, pero aun así se suceden las ampliaciones y modernizaciones de
la maltrecha red británica contando en 1850 con más de 50 000 kilómetros de
trazado, 18 000 más que veinte años atrás.71

La técnica en la construcción de estas vías de comunicación también mejora.


En cada país se construyen de manera distinta, pero los problemas clásicos
derivados de estas construcciones como filtraciones de agua, mantenimiento
o infraestructura se solucionan en las décadas de 1820 y 1830 a partir de las
mejoras introducidas por Mac Adam o Telford.72 El uso de la diligencia y los
servicios públicos de transporte se desarrollan y generalizan con unas
velocidades que oscilan entre los 10 y 15 km/h, usándose en el transporte de
pasajeros, mercancías y correo.73 No es hasta principios del siglo xx cuando
gracias al motor de explosión y el desarrollo del automóvil se da un uso
masivo a estos trazados.

Los primeros canales empezaron a ser construidos en Gran Bretaña en el siglo


xviii con el objeto de comunicar los centros industriales del norte británico con
los puertos marítimos del sur y Londres. Los canales fueron la primera
tecnología que permitió un fácil y relativamente rápido transporte de
mercancías por todo el país, pudiéndose transportar varias docenas de veces
más de tonelaje por viaje que con un transporte terrestre. A esto se unía el
relieve del país, completamente llano, lo que permitía que los canales fueran
construidos rápidamente y a un bajo precio. A principios de la década de 1820,
ya existía una red nacional consolidada. El ejemplo inglés fue copiado en
Francia que con un relieve similar al británico pudo desarrollar su propio
sistema, que a mediados del siglo xix contaba con 8500 kilómetros de vías. En
Alemania gracias a sus grandes ríos como el Rín y el Elba, la navegación se
vio muy favorecida, así como el comercio que vivió un gran desarrollo. En
otros países como España la construcción de canales no pasó de un proyecto
por el difícil relieve y la falta de capitales. Fuera del continente, los
estadounidenses con su ímpetu emprendedor y sus numerosos lagos y
grandes ríos consiguieron desarrollar con velocidad su propio sistema, que al
igual que el ferrocarril, ayudó en la colonización y explotación de las vastas
tierras del país. A principios de 1835 EE. UU. ya contaba con 7000 kilómetros
de canales que allanaron el camino a la introducción del barco de vapor en el
país con una rapidez incluso mayor a la siempre innovadora Gran Bretaña.74
El uso de los canales en Gran Bretaña empezó a decaer a partir de 1840,
cuando el ferrocarril se impuso en el transporte de mercancías y pasajeros.75
El irregular y más tardío desarrollo a gran escala del ferrocarril en el resto de
países, con la siempre notable excepción de los Estados Unidos, alargó en
ocasiones el uso pleno de los canales hasta los albores del siglo xx. Hoy en
día la red de canales británicos y la infraestructura ligada a esta es una de las
características más perdurables y destacables de la Revolución Industrial en el
país.

Consecuencias

Este artículo o sección necesita referencias que aparezcan en una publicación


acreditada.
Este aviso fue puesto el 12 de agosto de 2010.

Máquina de vapor situada en el vestíbulo de la Escuela Técnica Superior de


Ingenieros Industriales (UPM) (Madrid)
La existencia de controles fronterizos más intensos evitaron la propagación de
enfermedades y disminuyó la propagación de epidemias como las ocurridas
en tiempos anteriores. La revolución agrícola británica hizo además más
eficiente la producción de alimentos con una menor aportación del factor
trabajo, alentando a la población que no podía encontrar trabajos agrícolas a
buscar empleos relacionados con la industria y, por ende, originando un
movimiento migratorio desde el campo a las ciudades así como un nuevo
desarrollo en las fábricas. La expansión colonial del siglo xvii acompañada del
desarrollo del comercio internacional, la creación de mercados financieros y la
acumulación de capital son considerados factores influyentes, como también
lo fue la revolución científica del siglo xvii. Se puede decir que se produjo en
Inglaterra por su desarrollo económico.

La presencia de un mayor mercado doméstico debería también ser


considerada como un catalizador de la Revolución Industrial, explicando
particularmente por qué ocurrió en el Reino Unido.

La invención de la máquina de vapor fue una de las más importantes


innovaciones de la Revolución industrial. Hizo posible mejoramientos en el
trabajo del metal basado en el uso de coque en vez de carbón vegetal. En el
siglo xviii la industria textil aprovechó el poder del agua para el
funcionamiento de algunas máquinas. Estas industrias se convirtieron en el
modelo de organización del trabajo humano en las fábricas.

Además de la innovación de la maquinaria, la cadena de montaje (fordismo)


contribuyó mucho en la eficiencia de las fábricas.

Revolución agrícola: aumento progresivo de la producción gracias a la


inversión de los propietarios en nuevas técnicas y sistemas de cultivo, además
de la mejora del uso de fertilizantes.
El desarrollo del capital comercial: Las máquinas se aplicaron a los
transportes y a la comunicación iniciando una enorme transformación. Ahora
las relaciones entre patronos y trabajadores son únicamente laborales y con el
fin de obtener beneficios.
Cambios demográfico-sociales: la modernización de la agricultura permitió un
crecimiento demográfico debido a la mejora de la alimentación. También hubo
adelantos en la medicina y en la higiene, de ahí que creciera la población.
También hubo una migración del campo a la ciudad porque la ocupación en
labores agrícolas disminuyó mientras crecía la demanda de trabajo en las
ciudades.
Etapas de la Revolución Industrial
La Revolución Industrial estuvo dividida en dos etapas: la primera del año
1750 hasta 1840, y la segunda de 1880 hasta 1914. Todos estos cambios
trajeron consigo consecuencias tales como:

Demográficas: Traspaso de la población del campo a la ciudad (éxodo rural) —


Migraciones internacionales — Crecimiento sostenido de la población —
Grandes diferencias entre los pueblos — Independencia económica
Económicas: Producción en serie — Desarrollo del capitalismo — Aparición de
las grandes empresas (Sistema fabril) — Intercambios desiguales
Sociales: Nace el proletariado — Nace la Cuestión social
Ambientales: Deterioro del ambiente y degradación del paisaje — Explotación
irracional de la tierra y de materias primas.

La locomotora de vapor fue un modo de transporte surgido durante la


Revolución Industrial
A mediados del siglo xix, en Inglaterra se realizaron una serie de
transformaciones que hoy conocemos como Revolución Industrial dentro de
las cuales las más relevantes fueron:

La aplicación de la ciencia y tecnología permitió el invento de máquinas que


mejoraban los procesos productivos.
La despersonalización de las relaciones de trabajo: se pasa desde el taller
familiar a la fábrica.
El uso de nuevas fuentes energéticas, principalmente el carbón.
La revolución en el transporte: ferrocarriles y barco de vapor.
El surgimiento del proletariado urbano.
La industrialización que se originó en Inglaterra y luego se extendió por toda
Europa no solo tuvo un gran impacto económico, sino que además generó
enormes transformaciones sociales.

Proletariado urbano. Como consecuencia de la revolución agrícola y


demográfica, se produjo un éxodo masivo de campesinos hacia las ciudades;
el antiguo agricultor se convirtió en obrero industrial. La ciudad industrial
aumentó su población como consecuencia del crecimiento natural de sus
habitantes y por el arribo de este nuevo contingente humano. La carencia de
habitaciones fue el primer problema que sufrió esta población socialmente
marginada; debía vivir en espacios reducidos sin comodidades mínimas y
carentes de higiene. A ello se sumaban jornadas de trabajo, que llegaban a
más de catorce horas diarias, en las que participaban hombres, mujeres y
niños con salarios miserables, y carentes de protección legal frente a la
arbitrariedad de los dueños de las fábricas o centros de producción. Este
conjunto de males que afectaba al proletariado urbano se llamó la Cuestión
social, haciendo alusión a las insuficiencias materiales y espirituales que les
afectaban.

Burguesía industrial. Como contraste al proletariado industrial, se fortaleció el


poder económico y social de los grandes empresarios, afianzando de este
modo el sistema económico capitalista, caracterizado por la propiedad privada
de los medios de producción y la regulación de los precios por el mercado, de
acuerdo con la oferta y la demanda.

En este escenario, la burguesía desplaza definitivamente a la aristocracia


terrateniente y su situación de privilegio social se basó fundamentalmente en
la fortuna y no en el origen o la sangre. Avalados por una doctrina que
defendía la libertad económica, los empresarios obtenían grandes riquezas, no
solo vendiendo y compitiendo, sino que además pagando bajos salarios por la
fuerza de trabajo aportada por los obreros.

Las propuestas para solucionar el problema social. Frente a la situación de


pobreza y precariedad de los obreros, surgieron críticas y fórmulas para tratar
de darles solución; por ejemplo, los socialistas utópicos, que aspiraban a
crear una sociedad ideal, justa y libre de todo tipo de problemas sociales (para
algunos, el comunismo). Otra propuesta fue el socialismo científico de Karl
Marx, que proponía la revolución proletaria y la abolición de la propiedad
privada (marxismo); también la Iglesia católica, a través del papa León XIII, dio
a conocer la Encíclica Rerum Novarum (1891), primera encíclica social de la
historia, la cual condenaba los abusos y exigía a los estados la obligación de
proteger a lo más débiles. A continuación, un fragmento de dicha encíclica:
(…) Si el obrero presta a otros sus fuerzas a su industria, las presta con el fin
de alcanzar lo necesario para vivir y sustentarse y por todo esto con el trabajo
que de su parte pone, adquiere el derecho verdadero y perfecto, no solo para
exigir un salario, sino para hacer de este el uso que quisiere (…)
Estos elementos fueron decisivos para el surgimiento de los movimientos
reivindicativos de los derechos de los trabajadores. Durante el siglo xx en
medio de los procesos de democratización, el movimiento obrero lograba que
se reconocieran los derechos de los trabajadores y su integración a la
participación social. Otros ejemplos de tendencias que buscaron soluciones
fueron los nacionalismos, así como también los fascismos en los cuales se
consideraban a los obreros y trabajadores como una parte fundamental en el
desarrollo productivo de la nación, por lo que debían ser protegidos por el
Estado.

Principios fundamentales de la industria


Uno de los principios fundamentales de la industria moderna es que nunca
considera a los procesos de producción como definitivos o acabados. Su base
técnico-científica es revolucionaria, generando así el problema de la
obsolescencia tecnológica en períodos cada vez más breves. Desde esta
perspectiva puede afirmarse que todas las formas de producción anteriores a
la industria moderna (artesanía y manufactura) fueron esencialmente
conservadoras, al trasmitirse los conocimientos de generación en generación
sin apenas cambios. Sin embargo, esta característica de obsolescencia e
innovación no se circunscribe a la ciencia y la tecnología, sino debe ampliarse
a toda la estructura económica de las sociedades modernas. En este contexto
la innovación es, por definición, negación, destrucción, cambio, la
transformación es la esencia permanente de la modernidad.
El desarrollo de nuevas tecnologías, como ciencias aplicadas, en un receptivo
clima social, es el momento y el sitio para una revolución industrial de
innovaciones en cadena, como un proceso acumulativo de tecnología, que
crea bienes y servicios, mejorando el nivel y la calidad de vida. Son básicos un
capitalismo incipiente, un sistema educativo y espíritu emprendedor. La no
adecuación o correspondencia entre unos y otros crea desequilibrios o
injusticias. Parece ser que este desequilibrio en los procesos de
industrialización, siempre socialmente muy inestables, es en la práctica
inevitable, pero mensurable para poder construir modelos mejorados.[cita
requerida]

Impacto y consecuencias de la Revolución Industrial76


Despegue económico y técnico de Occidente: aparición y extensión del
industrialismo o capitalismo industrial.
Transformaciones sociales (Revolución burguesa): complejidad creciente de
las sociedades abiertas de clases.
Crecimiento de la población (aumento de la esperanza de vida y baja de la
mortalidad infantil gracias al progreso económico y tecnológico)
Transformación de sociedades rurales en sociedades urbanas.
Crecimiento de la burguesía y los sectores medios.77
La Revolución Industrial fue un proceso de profundas transformaciones
económicas, sociales, culturales y tecnológicas que se desarrolló entre 1760 y
1840, y tuvo su origen en Inglaterra.

La Revolución Industrial marcó un antes y un después en la historia de la


humanidad. Especialmente porque su impacto se extendió a todos los ámbitos
de la sociedad.

Ejemplos de ello son los importantes avances en el transporte, la mejora de la


productividad y el aumento de la renta per cápita.

En resumen, significó la creación de innovaciones tecnológicas y científicas


que supusieron una ruptura con las estructuras socioeconómicas existentes
hasta el momento.
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Se le conoce como Primera Revolución Industrial después de que años más
tarde se produjera una nueva revolución industrial, conocida como Segunda
Revolución Industrial. En los siglos XX y XXI se produjeron la Tercera
Revolución Industrial y la Cuarta Revolución Industrial, respectivamente.

Antes de continuar y como dato curioso, cabe destacar que en esta fecha tuvo
su origen la publicidad como disciplina.

Origen de la Revolución Industrial en Inglaterra


La Revolución Industrial tuvo su origen en Inglaterra, donde se daban unas
condiciones políticas, socioeconómicas y geográficas adecuadas. Pero,
¿cuándo fue la Revolución Industrial? Tuvo su origen aproximadamente hacia
el año 1760 y concluyó en la década de 1840.

La máquina de vapor fue la base sobre la que se asentó todo el desarrollo que
vino propiciado como consecuencia de la Revolución Industrial. Este invento
fue posible gracias a algunos elementos, como la existencia de combustibles
como el carbón o el hierro.

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Junto a estos elementos, otros factores hicieron posible que la Revolución
Industrial surgiese, se desarrollase en Inglaterra y diera pie a importantes
cambios que generaron un gran impacto en la sociedad.

Causas de la Revolución Industrial


Entre las causas más importantes de la Primera Revolución Industrial, nos
encontramos con las siguientes:

Causas políticas
Por una parte, la Revolución burguesa del siglo XVII había triunfado, dándose
con ello la abolición del sistema feudal. El sistema se basaba en una
monarquía que había desechado el absolutismo que se daba en otros países
europeos.

Como consecuencia, Inglaterra vivió una época de estabilidad, sin sobresaltos


revolucionarios y con unas mayores libertades civiles.

Causas socioeconómicas
Por otra parte, Inglaterra disfrutaba de una situación de abundancia de
capitales, dada su supremacía comercial. El control del comercio con las
colonias, dio lugar a un proceso de concentración de capitales en manos de
algunos empresarios. Fueron importantes las fortunas que tuvieron su origen
en el comercio de productos como el té, el tabaco o, incluso, los esclavos.

Igual de importante fue la existencia de una abundante mano de obra. Las


innovaciones que se produjeron en el campo permitieron un aumento de
productividad que significó la producción de más alimentos. Este proceso se
conoció como la revolución agrícola, dando como resultado un aumento de la
población.

Este aumento de población supuso, a su vez, un aumento de mano de obra


disponible que no resultaba productiva en el campo. Lo cual terminó
provocando un importante éxodo rural con el trasvase de importantes
contingentes de población desde el campo a las ciudades. Esta población
desplazada se convertiría en una bolsa de mano de obra disponible para
realizar los trabajos industriales.

Causas geográficas
La existencia de determinadas materias primas en el territorio de Inglaterra
también facilitó el proceso. El hierro y carbón fueron fundamentales para
permitir el desarrollo y la generalización de innovaciones como la máquina de
vapor.

Además, al tratarse de un territorio insular partía de una situación de ventaja


para comerciar con sus productos en el ámbito internacional gracias al barco
de vapor.

Consecuencias de la Revolución Industrial


Al igual que las causas que llevaron a la Revolución Industrial, las
consecuencias se dejaron notar en diferentes ámbitos. Así pues, en resumen,
las consecuencias de la Primera Revolución Industrial, se pueden dividir en
tres bloques.

Mecanización del trabajo y grandes fábricas


La producción mecanizada generó un descenso del trabajo artesanal. Esta
nueva forma de producción dio lugar a que los talleres fueron desplazados por
grandes centros fabriles. Ello incidió, a su vez, en que se produjese un
aumento de la producción en diferentes tipos de productos, especialmente en
el textil.

Cambios en la estructura económica y en la sociedad


Con la expansión de grandes centros de producción industrial, se creó una
nueva clase social: el proletariado industrial. Las características de estos
trabajadores, concentrados en estos espacios, rompían con la naturaleza de
los trabajadores de épocas anteriores.

En la aparición de esta clase y de sus peculiares condiciones de trabajo y de


vida podemos situar el origen del sindicalismo y de nuevas ideologías, como
el socialismo.

Crecimiento de las ciudades y éxodo rural


Por otra parte, las ciudades comenzaron a crecer de forma muy importante. Si
la llegada de población rural a las ciudades fue una de las causas de la
Revolución Industrial, este fenómeno se multiplicó posteriormente. Al mismo
tiempo que la mecanización del campo caminaba pareja a la introducción de
nuevas tecnologías, aumentaba la mano de obra excedentaria.
Como consecuencia, el éxodo rural hacia las zonas industriales modificó la
estructura y el tamaño de las ciudades. Este hecho provocó que las
condiciones de vida, especialmente desde una perspectiva higiénica y
sanitaria, fuesen muy precarias. Muchas personas conviviendo en espacios
reducidos en un entorno donde los servicios, como el alcantarillado o el
acceso agua potable, eran deficientes y eso generó importantes problemas de
salubridad.

Características de la Revolución Industrial


Con base en las causas, las consecuencias y todo el desarrollo de la Primera
Revolución Industrial, podemos establecer diferentes características:

Gran aumento de la producción mecanizada.


Cambios en la estructura social.
Expansión económica e industrial sin precedentes.
Incremento de la productividad, gracias al avance de la tecnología.
Importantes mejoras en los medios de transporte.
Fuerte aumento de la población urbana, en detrimento de la población rural.
Cambios en el hábito de consumo.
Transformación de la estructura productiva.
Transición del sector primario al sector secundario. Sobre todo, textil y
metalúrgico.
Impulso del carbón como fuente de energía principal.
Inventos de la Revolución Industrial
Entre los inventos más importantes de la Revolución Industrial podemos
destacar los siguientes:

Máquina de hilar (1767).


Máquina de vapor (1769).
Barco de vapor (1787).
Ferrocarril (1814).
Bicicleta (1817).
Máquina de escribir (1829).
La Primera Revolución Industrial en Francia y otros países de Europa
Con todos estos elementos, la Revolución Industrial significó un auténtico
punto de inflexión en la historia de la humanidad.

Las sociedades occidentales y gran parte del planeta beben directamente de


aquel fenómeno, que significó unos cambios sin precedentes. La economía,
los medios de transportes y de comunicación e, incluso, las estructuras
sociales no serían las mismas si Inglaterra no hubiese albergado aquella
revolución.

Prueba de ello, fue la extensión de la Revolución Industrial en Europa y,


principalmente en países como Francia. Que, aunque se desarrolló de manera
lenta y gradual a lo largo del siglo XIX, generó grandes transformaciones en la
economía francesa.

Etapas de la Revolución Industrial


Tras la Primera Revolución Industrial (1760-1840), se pueden establecer etapas
sucesivas que dieron lugar a cambios en otros ámbitos.

Dicho de otro modo, tras la Primera Revolución Industrial han venido otras tres
fases:

Segunda Revolución Industrial


Tercera Revolución Industrial
Cuarta Revolución Industrial

Qué fue la Revolución Industrial?


La Revolución Industrial fue un proceso histórico de transformaciones
económicas y sociales que tuvo lugar aproximadamente entre 1760 y 1840, y
que desencadenó cambios sin precedentes en las sociedades occidentales y,
luego, en todo el mundo.
Se caracterizó por el uso de nuevas tecnologías aplicadas a la producción en
gran escala y la concentración de fábricas en ciudades. La invención más
importante del período fue la máquina de vapor, cuyo combustible era el
carbón mineral y cuyo uso incrementó a niveles sin precedentes la producción
y el transporte. También fueron importantes otros inventos como las máquinas
hiladoras y el telar mecánico, que permitieron producir más textiles en menor
tiempo.

La Revolución Industrial comenzó en Inglaterra, donde habían confluido una


serie de condiciones económicas, políticas, sociales y tecnológicas favorables
a este gran cambio. A lo largo del siglo XIX se extendió a otros países de
Europa occidental, Estados Unidos y Japón.

PUNTOS CLAVE
La Revolución Industrial fue un proceso histórico de transformaciones
económicas y sociales, y desencadenó cambios sin precedentes.
Surgió en Inglaterra entre 1760 y 1840, y se extendió por todo el mundo.
Algunos de los inventos más importantes fueron la máquina a vapor, las
máquinas textiles y el alumbrado público a gas.
Ver además: Industrialismo

Características de la Revolución Industrial


Entre las principales características de la Revolución Industrial, se destacan:

La producción industrial a gran escala, especialmente textil, metalúrgica y de


alimentos (gracias a la llamada “revolución agrícola”).
El reemplazo de talleres artesanales y sistemas domésticos de producción de
manufacturas, por el sistema fabril (mecanizado y concentrado en fábricas).
La migración masiva de población del campo a las ciudades.
El enriquecimiento de la burguesía (industrial, comercial y financiera) y su
creciente dominio sobre la economía y la política, en detrimento de la nobleza.
El surgimiento de una nueva clase social: el proletariado.
El desarrollo de innovaciones tecnológicas (como la máquina de vapor) y de
industrias mecanizadas, como la textil, la siderúrgica (hierro y acero) o la
minera.
La progresiva sustitución del hierro por el acero, una aleación de hierro y
carbono más dura y resistente.
El desarrollo del comercio a nivel mundial (debido a la gran capacidad de
producción y a las innovaciones en el transporte terrestre y marítimo).
La predominancia del capitalismo británico, que se benefició del comercio
internacional gracias a su poder marítimo y al acceso a materias primas
baratas, especialmente el algodón del sur de Estados Unidos y de la India.
El origen de la Revolución Industrial
La Revolución Industrial comenzó aproximadamente en 1760 en Inglaterra. La
burguesía comercial pujante, enriquecida gracias a la superioridad naval
británica, estaba al control del comercio colonial y a otras condiciones
económicas y políticas que le permitieron invertir su capital en invenciones
tecnológicas y en la instalación de fábricas.

El cambio en la organización del trabajo que supuso el sistema fabril,


orientado a aumentar la productividad, fomentó el crecimiento de grandes
ciudades industriales, como Manchester, Birmingham, Liverpool o Sheffield.

Esta primera etapa de innovaciones productivas concluyó aproximadamente


en 1840, y apenas tres décadas después comenzó la siguiente etapa del
proceso de industrialización, que suele ser llamada Segunda Revolución
Industrial.

Ver además: Segunda Revolución Industrial

Causas de la Revolución Industrial


Revolución industrial
El proletariado industrial debía trabajar en las fábricas a cambio de un salario.
La Revolución Industrial se produjo por la interacción de una serie de factores
que tuvieron lugar inicialmente en Inglaterra, y que permitieron que la
industrialización se expandiera luego a otras partes del mundo:

La revolución agrícola
Hasta el siglo XVIII, la actividad agrícola era muy similar a las prácticas de la
Edad Media. Se empleaba el trabajo manual y la tracción animal, existían
tierras comunales y el nivel de producción era modesto debido al sistema de
“barbecho” (que consistía en dejar descansar la tierra luego de la cosecha,
para que se regeneraran los nutrientes del suelo).
La revolución agrícola introdujo cambios que ampliaron la disponibilidad de
recursos alimenticios y promovieron el movimiento de población hacia las
ciudades:

Comenzó a utilizarse maquinaria para el trabajo de la tierra (y, una vez iniciada
la industrialización, se incrementó esta mecanización).
Los campos se convirtieron en propiedad privada acumulada por grandes
terratenientes mediante cercamientos (lo que provocó que campesinos sin
tierras se convirtieran en obreros urbanos)
Se reemplazó el viejo sistema de cultivo por el “sistema de rotación Norfolk”
(que consistía en rotar las variedades de cultivos, de modo que no se
saturaran siempre los mismos nutrientes del suelo).
El crecimiento demográfico
Debido a los cambios en la alimentación, a partir del siglo XVIII se experimentó
un importante incremento de población. Cuando comenzó la Revolución
Industrial, esta población se concentró cada vez más en las ciudades
industriales.

La Revolución Industrial introdujo, a su vez, cambios que impactaron en el


crecimiento de la población, como la disminución de la mortalidad (debido a la
mayor producción de alimentos), el mayor desarrollo de la medicina (por
ejemplo, el invento de las vacunas) y el consecuente incremento de la tasa de
natalidad.

La disponibilidad de recursos
Dos ventajas que explican que fuera en Inglaterra donde comenzó la
industrialización fueron: la disponibilidad en suelo inglés de recursos como el
carbón mineral y el hierro, indispensables para la transformación productiva; y
la disponibilidad de materias primas para la industria textil, especialmente el
algodón de la India y el sur de Estados Unidos, al que la burguesía inglesa
accedió por sus vínculos coloniales y por la posición dominante de Gran
Bretaña en el comercio mundial.

La influencia política de la burguesía


Tras la Revolución Gloriosa de 1688, en Inglaterra se estableció una monarquía
parlamentaria que limitó el poder del rey y de la nobleza, al tiempo que
concedió una creciente capacidad de intervención política a la burguesía.

A partir de este hecho, se impulsaron medidas que favorecieron a los


comerciantes y banqueros, incluida la creación del Banco de Inglaterra. En
otros países europeos, la toma del poder político por parte de la burguesía
liberal comenzó recién hacia fines del siglo XVIII mediante hechos más
dramáticos, como la Revolución francesa, que algunos historiadores incluyen
en el grupo de las revoluciones burguesas.

La Revolución Industrial dependió en gran medida de la acumulación de


capitales de la burguesía inglesa pero también de leyes de liberalización
económica que la favorecieron. Esto permitió la creación de emprendimientos
y la circulación del capital, el desarrollo de la industria mediante la defensa de
la propiedad privada, la innovación tecnológica y el comercio (muchas veces
respaldado por el poder naval británico).

Primeras industrias de la Revolución Industrial


Revolución industrial
Las máquinas hiladoras revolucionaron la industria textil.
La Revolución Industrial se originó en algunas industrias principales:

La industria textil. Antes de la Revolución Industrial, la producción textil ya era


muy importante en Gran Bretaña y funcionaba principalmente mediante el
sistema “putting-out”, por el que un empresario entregaba las herramientas y
la materia prima (lana o algodón) a familias campesinas que se encargaban de
producir textiles en sus hogares. La Revolución Industrial introdujo máquinas
como la lanzadera volante, la hiladora Jenny, la máquina de hilar de Arkwright
y el telar mecánico. Estas innovaciones permitieron el nacimiento del sistema
fabril de trabajo, por el que la producción se concentraba en fábricas
equipadas con grandes máquinas y amplios grupos de trabajadores
asalariados. La industria textil alcanzó una escala sin precedentes.
La industria minera. A partir del siglo XIX, el carbón vegetal que provenía de la
madera fue sustituido por el carbón de coque o mineral. El carbón era
especialmente importante porque era el combustible empleado en las
máquinas a vapor para el transporte (por ejemplo, el ferrocarril y el barco a
vapor) y para la producción en fábricas (especialmente para alimentar los
hornos de la industria siderúrgica). Esto impulsó la industria de la minería, que
supuso la introducción de un sistema de ventilación y rieles para vagonetas, al
mismo tiempo que incrementó los niveles de explotación de mano de obra y
promocionó el trabajo infantil (debido a los estrechos caminos que conducían
hacia el interior de las minas).
La industria siderúrgica. El hierro y el acero fueron las principales materias
primas de la época, que se utilizaron para la producción de herramientas
agrícolas, máquinas textiles, locomotoras, rieles de ferrocarril y barcos. Era
posible trabajar el hierro y el acero debido al uso de hornos industriales que
funcionaban a muy altas temperaturas gracias al combustible del carbón
mineral. El procesamiento del acero se desarrolló inicialmente en las acerías
de Sheffield (Inglaterra) en 1740, aunque su despegue se dio a mediados del
siglo XIX y durante la llamada Segunda Revolución Industrial.
La industria del transporte. Hasta el siglo XVIII, el sistema de transporte se
basaba en medios de tracción animal o navegación a vela, entre otros. En el
siglo XIX, se pasó del transporte con caballos al ferrocarril, gracias al
surgimiento de la máquina de vapor y al desarrollo de la industria siderúrgica
que permitió elaborar las locomotoras y los rieles. El ferrocarril revolucionó el
comercio y el transporte de personas. También se desarrolló el barco a vapor.
La expansión comercial. La Revolución Industrial generó un crecimiento
comercial sin precedentes que impactó en todo el mundo. La invención del
ferrocarril y el barco a vapor facilitó el transporte de materias primas a los
centros de producción, así como el traslado de los productos fabricados a
mercados internos y externos, a veces en países lejanos. De este modo, el
comercio internacional se expandió y favoreció a los sectores burgueses
(especialmente de Gran Bretaña) dedicados a la industria y el comercio.
Principales inventos de la Revolución Industrial
Revolución industrial
La máquina de vapor fue patentada por el escocés James Watt en 1769.
Las nuevas tecnologías aplicadas a la producción y el transporte marcaron un
cambio radical en la economía y la sociedad, debido a que el trabajo manual
fue reemplazado por el uso de máquinas y los talleres artesanales o el trabajo
doméstico fueron mayormente reemplazados por la fabricación a gran escala
en fábricas. Las principales invenciones que desencadenaron la Revolución
Industrial fueron:

Las máquinas textiles. Las innovaciones en la industria textil fueron las


primeras impulsoras del proceso de industrialización, pues permitieron
ampliar la escala de producción y reducir el tiempo dedicado a cada pieza
mediante el uso de máquinas. Esto supuso para los propietarios una
reducción de los costos de producción y un incremento de las ganancias, lo
cual impulsó la acumulación y reinversión de capital. Los inventos más
importantes fueron la lanzadera volante (creada por John Kay en 1733), la
hiladora Jenny (patentada por James Hargreaves en 1770), la hiladora
hidráulica (patentada por Richard Arkwright en 1769), el telar mecánico
(introducido por Edward Cartwright en 1785 ), o la desmotadora de algodón
(patentada por Eli Whitney en 1794 ).
La máquina de vapor. Patentada en 1769 por el escocés James Watt, resultó el
invento más importante de la Revolución Industrial. Sus primeros usos fueron
en el transporte (aceleró y mejoró el traslado de materias primas y productos,
y fomentó el comercio), en la industria textil (permitió incrementar la
producción a gran escala mediante maquinarias) y en la industria metalúrgica
y siderúrgica (facilitó el bombeo de minas de carbón y el trabajo del hierro y el
acero).
El alumbrado público a gas. La instalación de lámparas a gas en las calles
revolucionó las ciudades, que se convirtieron en lugares más seguros para
transitar al estar iluminadas en horarios en los que ya no había luz solar
(aunque se hicieron frecuentes los robos). También favoreció a los
propietarios de fábricas, cuyos trabajadores asalariados podían trabajar más
horas gracias a la iluminación artificial, especialmente en los meses de
invierno. A fines del período de la Revolución Industrial, las ciudades se
habían transformado y sus poblaciones se habían duplicado o triplicado.
Consecuencias de la Revolución Industrial
Revolución industrial
El uso de combustibles en las fábricas contaminaba el aire.
La Revolución Industrial supuso un cambio notable en la forma de producir y
en la organización del trabajo. Provocó una inmensa generación y
acumulación de riqueza, generalmente concentrada en los sectores burgueses
que tenían la propiedad de las fábricas o se dedicaban al comercio y las
finanzas. Este cambio también influyó en las posteriores innovaciones
tecnológicas y productivas que expandieron el capitalismo a nivel mundial.

A raíz de la Revolución Industrial, los grandes conglomerados urbanos


multiplicaron su población y se produjo una notable separación entre la ciudad
y el campo. Si bien las innovaciones técnicas y científicas promovieron
avances médicos o sanitarios que ayudaron al crecimiento poblacional, la
concentración de la población facilitó la transmisión de enfermedades
infecciosas, especialmente en los barrios obreros.

Además, la vida urbana provocó la concentración de contaminantes propios


de las ciudades: residuos orgánicos y contaminantes atmosféricos
provenientes de las estufas. Tanto en la primera etapa de la industrialización
como en la llamada Segunda Revolución Industrial, la producción en fábricas
dependió en gran medida del uso de combustibles, con la consecuente
contaminación del aire. Por otro lado, la producción masiva de manufacturas
tuvo como efecto una acelerada producción de residuos.

Antes de que se conformaran las organizaciones obreras dedicadas a la


defensa de los trabajadores (como los sindicatos), no existían leyes que
regularan el trabajo del proletariado. Dado que había un amplio sector de la
población sin empleo ni recursos económicos, muchas personas aceptaban
trabajos en condiciones muy desfavorables. Las jornadas laborales eran tan
largas que se tornaban insalubres, y estaba permitido el trabajo infantil
(muchas veces preferido por los dueños de las fábricas, porque a los menores
de edad se les pagaba un menor salario).

A lo largo del siglo XIX, esta situación fomentó la organización obrera y la


legislación del trabajo, así como el surgimiento de nuevos movimientos
políticos e ideologías (socialismo, anarquismo, comunismo) que impulsaron
cambios en estas condiciones. Sin embargo, muchos de los problemas
laborales surgidos con la Revolución Industrial persistieron en mayor o menor
grado hasta comienzos del siglo XX.

Fuente: https://humanidades.com/revolucion-industrial/#ixzz7wzlLoHE1

Llamamos Revolución Industrial al cambio fundamental que se produce en una


sociedad cuando su economía deja de basarse en la agricultura y la artesanía
para depender de la industria. Localización: La Revolución Industrial nace en
Gran Bretaña y se extiende luego al resto de Europa. Antecedentes: La
economía existente antes de la revolución industrial estaba basada en el
mundo agrario y artesanal; tres cuartas partes de la población subsistían con
trabajos agropecuarios. Principalmente estaba basada en el autoconsumo y no
en la comercialización de los productos obtenidos, puesto que además la
productividad era muy baja. Las ciudades eran pocas, pequeñas y poco
desarrolladas. Hay que recordar que el régimen de gobierno de estas
sociedades eran las monarquías absolutistas, en las que todo, incluyendo las
personas, se consideraban una propiedad del rey.
Origen y nacimiento de la Revolución Industrial: Nace en Gran Bretaña a
mediados del siglo XVIII. Fue posible por la existencia de una monarquía
liberal y no absolutista, que consiguió evitar el panorama de revoluciones que
se estaban extendiendo en otros países. Gran Bretaña quedó libre de guerras,
ya que aunque estuvo involucrada en algunas, no se desarrollaron en su
territorio. A esto se unió una moneda estable y un sistema bancario bien
organizado. El Banco de Inglaterra se fundó en 1694.

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Principales características: Se produce un cambio rápido y en profundidad que
afecta a todas las estructuras de la sociedad. Los cambios serán tecnológicos,
socioeconómicos y culturales. Los tecnológicos irán desde el uso de nuevos
materiales como el acero a fuentes energéticas como el carbón y máquinas
motrices como la máquina de vapor, considerada como el motor inicial de la
Revolución Industrial. Aparecen las máquinas de hilar y tejer, que consiguen
aumentar rápidamente la producción con poco personal. Surgen técnicas para
el desarrollo del trabajo y la especialización de la mano de obra. El transporte
se desarrolla tanto por trenes como por barcos, lo que junto con otros
inventos harán crecer el papel de la industria y el comercio.

??? Seccion[4]/Titulo ???


Los cambios culturales se plasmarán en un impresionante aumento de los
conocimientos en todas las ramas, tanto científicas como técnicas y
sanitarias. Los cambios sociales más notables derivan del crecimiento de las
ciudades y el consiguiente éxodo en zonas rurales. Al mismo tiempo se
produce un fuerte aumento demográfico, como consecuencia de la elevada
natalidad y el descenso de la mortalidad catastrófica (gracias a avances
sanitarios, como las vacunas, y a una mejor alimentación de la población).
Esto provocará que la población europea se multiplique en pocos años.

??? Seccion[5]/Titulo ???


Al tiempo que se desarrolla una clase burguesa, el éxodo de población rural
hacia las ciudades (la revolución agrícola disminuyó las necesidades de mano
de obra en el campo) da lugar a la aparición de una nueva clase trabajadora
que se agrupa en suburbios cercanos a las fábricas, a partir de los barracones
en los que viven los obreros. Las condiciones de vida de estos empleados son
penosas, tanto en las fábricas donde trabajan como en los suburbios en los
que habitan. En las fábricas encontrarán humedad, poca ventilación, ninguna
seguridad laboral y jornadas que superan las doce horas diarias, siete días a la
semana. En los suburbios superpoblados y sucios son víctimas de epidemias
de fácil propagación. La cantidad de personas afectadas por estas condiciones
les lleva a organizarse para la defensa de sus intereses y aparecen los
movimientos obreros de protesta.

??? Seccion[6]/Titulo ???


Consecuencias de la Revolución Industrial: En principio la Revolución
industrial produjo un cambio radical en todos los ámbitos de la sociedad
inglesa y, más tarde, del resto de las sociedades europeas, creando un nuevo
modelo de vida. El desarrollo industrial y minero, el aumento de la
productividad, el crecimiento de las ciudades y la mejora del comercio
nacional e internacional contribuiran a un gran crecimiento demográfico
debido al aumento de la natalidad y de la esperanza de vida. La revolución
industrial en España fue mucho más tardía que en el resto de Europa. España
seguía inmersa en un mundo rural en el que los cambios fueron mínimos. Las
malas comunicaciones, tanto interiores como con Europa, acentuaron el
retraso. Los talleres seguían siendo artesanales y la producción se
especializaba por zonas dependiendo de los recursos disponibles.

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La revolución industrial fuera de Europa: En Estados Unidos comenzó al
terminar la guerra civil, a finales del siglo XIX. Estados Unidos había alcanzado
a Gran Bretaña en potencial industrial y tenía un mercado interior muy
dinámico en un extenso territorio. La construcción de la red de ferrocarriles
permitió la colonización del Oeste, y la industrialización se basó en la
aplicación temprana de las innovaciones tecnológicas y una fuerte
concentración empresarial. En Japón la industrialización comenzó por la
actividad textil. Las características principales fueron el patrocinio del Estado
en la construcción de ferrocarriles y bancos, la existencia de una mano de
obra barata y disciplinada, fácil adaptación a la tecnología occidental y
grandes grupos industriales muy competitivos orientados a la exportación.
Este periodo fue denominado como Era Meiji o Era de la Luz: Japón se había
convertido en una gran potencia.

ntre los años 1780 y 1860 Gran Bretaña experimentó una transformación
radical de su economía y organización social, es lo que se conoce como
Revolución Industrial. En esta lección de unPROFESOR vamos a ver como el
nacimiento de la industria estuvo vinculado a tres elementos que se
convirtieron en emblemáticos en el proceso industrial; la fábrica como lugar
de producción, la mecanización del proceso productivo y el uso generalizado
de la energía de vapor. Sigue leyendo el siguiente artículo y conocerás las
características de la Primera Revolución Industrial que nos permitió avanzar
hacia una sociedad más modernizada.

También te puede interesar: Revolución Francesa: Resumen


Índice
La mecanización y el sistema fabril
Fuentes de energía: el carbón y el hierro
Los nuevos medios de transporte
El surgimiento del capitalismo
La mecanización y el sistema fabril
Comenzamos enumerando las características de la primera Revolución
Industrial. El cambio en los sistemas de producción se caracterizó por el uso
de máquinas y por la sustitución de la fuentes animadas de energía (trabajo
humano o animal) por inanimadas (energía hidráulica y carbón).

Ambos elementos, unidos a la necesidad de un mayor control sobre la mano


de obra provocaron la concentración de obreros en edificios destinados a la
producción (fábricas), este hecho provocó la ruina de muchos artesanos y esa
producción que con anterioridad había sido individualizada fue sustituida por
el sistema fabril (producción en serie).

La mecanización del proceso productivo se inició en la industria textil con la


lanzadera volante de John Kay (1733), las nuevas hilanderas (Spinning, Mule,
Water Frame) y los telares mecánicos, poco a poco las máquinas se fueron
extendiendo al sector metalúrgico, minero y agrícola.

Ahora bien, el salto definitivo se dio cuando estas máquinas empezaron a


moverse gracias al uso de la energía hidráulica. Sin embargo fue la máquina
de vapor, patentada por James Watt en 1769, la que permitió abandonar la
dependencia y las limitaciones de las fuentes de energía tradicionales,
convirtiéndose en el símbolo de la Revolución Industrial.

Por último esta mecanización también estuvo presente en el terreno agrícola


con la introducción de nuevos métodos de siembra, de nuevos herramientas
(arado Rotherham, trilladores mecánicas…) que junto con los nuevos cultivos
y fertilizantes permitieron aumentar y diversificar la producción de alimentos.

En este vídeo de unPROFESOR te descubrimos el desarrollo de la Primera


Revolución Industrial.

Fuentes de energía: el carbón y el hierro


Otra de las características de la primera Revolución Industrial es el uso de
nuevas fuentes de energía. El carbón se convirtió en el gran combustible del
siglo XIX, alimentó a la máquina de vapor y desempeño un papel
imprescindible en el proceso siderúrgico. En consecuencia, la productividad
del carbón aumentó gracias a una serie de innovaciones en la minería, el uso
de vigas y hierro en las minas permitió ahondar en los pozos con más
seguridad y la introducción de raíles y vagones facilito la extracción y el
transporte del mineral.

En la segunda mitad del siglo XVIII, la demanda creciente de hierro para


fabricar barcos, munición y herramientas estimuló la búsqueda de un
combustible menos costoso y más efectivo. De este modo el carbón vegetal
fue sustituido por el carbón de coque que con mucho más poder calorífico y
su función en un alto horno permitió por un lado, un extraordinario crecimiento
en el sector minero del carbón y por otro la producción de hierro en grandes
cantidades.

Otra técnica importante en el desarrollo de la siderurgia fue el laminado del


hierro inventado por Cort en 1783 y más adelante en 1856 el convertidor de
Bessemer que permito transformar el hierro fundido en acero.

Los nuevos medios de transporte


Para poder trasladar materias primas y mercancías, se mejoraron los caminos
y se construyeron multitud de canales para posibilitar la navegación fluvial.
Pero fue el ferrocarril el que provocó una verdadera revolución en el
transporte, gracias a su rapidez, enorme capacidad de carga, menor coste por
unidad transportada y mayor seguridad para pasajeros y mercancías.

Sobre la base del sistema tradicional de arrastrar vagones sobre carriles,


Stephenson inventó en 1829, la locomotora, una máquina de vapor capaz de
trasladarse sobre rieles. Robert Fulton, aplicó la máquina de vapor a la
navegación y en 1807, el primer barco de vapor navego por el rio Hudson.

En esta otra lección te descubrimos el año de inicio y fin de la Revolución


Industrial.

Características de la primera Revolución Industrial - Los nuevos medios de


transporte
El surgimiento del capitalismo
Con la Revolución Industrial, el capitalismo se configuró como el sistema en
que los elementos de producción (las tierras, fábricas y maquinarias) y lo que
se produce con ellos son propiedad privada. Esta se centra en solo una parte
de la población denominada capitalistas, mientras que la mayoría, los
proletarios, no poseen más que su capacidad para el trabajo a cambio de un
salario.

Además, el capitalismo, se trataba de un sistema de iniciativa libre no


planificado, que tiene como objetivo la búsqueda del máximo beneficio
individual. De este modo los propietarios de los medios de producción
pretendieron maximizar el beneficio obtenido con su propiedad mientras que
los asalariados persiguen un salario más alto.

La competencia entre empresarios para conquistar mayor cuota de mercado


les incentiva a reducir costes precios, adoptando para ello técnicas más
productivas y tratando de que los costes salariales sean los menores posibles.

Si deseas leer más artículos parecidos a Características de la primera


Revolución Industrial, te recomendamos que entres en nuestra categoría de
Historia.
ntre los años 1780 y 1860 Gran Bretaña experimentó una transformación
radical de su economía y organización social, es lo que se conoce como
Revolución Industrial. En esta lección de unPROFESOR vamos a ver como el
nacimiento de la industria estuvo vinculado a tres elementos que se
convirtieron en emblemáticos en el proceso industrial; la fábrica como lugar
de producción, la mecanización del proceso productivo y el uso generalizado
de la energía de vapor. Sigue leyendo el siguiente artículo y conocerás las
características de la Primera Revolución Industrial que nos permitió avanzar
hacia una sociedad más modernizada.
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La mecanización y el sistema fabril
Fuentes de energía: el carbón y el hierro
Los nuevos medios de transporte
El surgimiento del capitalismo
La mecanización y el sistema fabril
Comenzamos enumerando las características de la primera Revolución
Industrial. El cambio en los sistemas de producción se caracterizó por el uso
de máquinas y por la sustitución de la fuentes animadas de energía (trabajo
humano o animal) por inanimadas (energía hidráulica y carbón).

Ambos elementos, unidos a la necesidad de un mayor control sobre la mano


de obra provocaron la concentración de obreros en edificios destinados a la
producción (fábricas), este hecho provocó la ruina de muchos artesanos y esa
producción que con anterioridad había sido individualizada fue sustituida por
el sistema fabril (producción en serie).

La mecanización del proceso productivo se inició en la industria textil con la


lanzadera volante de John Kay (1733), las nuevas hilanderas (Spinning, Mule,
Water Frame) y los telares mecánicos, poco a poco las máquinas se fueron
extendiendo al sector metalúrgico, minero y agrícola.

Ahora bien, el salto definitivo se dio cuando estas máquinas empezaron a


moverse gracias al uso de la energía hidráulica. Sin embargo fue la máquina
de vapor, patentada por James Watt en 1769, la que permitió abandonar la
dependencia y las limitaciones de las fuentes de energía tradicionales,
convirtiéndose en el símbolo de la Revolución Industrial.

Por último esta mecanización también estuvo presente en el terreno agrícola


con la introducción de nuevos métodos de siembra, de nuevos herramientas
(arado Rotherham, trilladores mecánicas…) que junto con los nuevos cultivos
y fertilizantes permitieron aumentar y diversificar la producción de alimentos.
En este vídeo de unPROFESOR te descubrimos el desarrollo de la Primera
Revolución Industrial.

Fuentes de energía: el carbón y el hierro


Otra de las características de la primera Revolución Industrial es el uso de
nuevas fuentes de energía. El carbón se convirtió en el gran combustible del
siglo XIX, alimentó a la máquina de vapor y desempeño un papel
imprescindible en el proceso siderúrgico. En consecuencia, la productividad
del carbón aumentó gracias a una serie de innovaciones en la minería, el uso
de vigas y hierro en las minas permitió ahondar en los pozos con más
seguridad y la introducción de raíles y vagones facilito la extracción y el
transporte del mineral.

En la segunda mitad del siglo XVIII, la demanda creciente de hierro para


fabricar barcos, munición y herramientas estimuló la búsqueda de un
combustible menos costoso y más efectivo. De este modo el carbón vegetal
fue sustituido por el carbón de coque que con mucho más poder calorífico y
su función en un alto horno permitió por un lado, un extraordinario crecimiento
en el sector minero del carbón y por otro la producción de hierro en grandes
cantidades.

Otra técnica importante en el desarrollo de la siderurgia fue el laminado del


hierro inventado por Cort en 1783 y más adelante en 1856 el convertidor de
Bessemer que permito transformar el hierro fundido en acero.

Los nuevos medios de transporte


Para poder trasladar materias primas y mercancías, se mejoraron los caminos
y se construyeron multitud de canales para posibilitar la navegación fluvial.
Pero fue el ferrocarril el que provocó una verdadera revolución en el
transporte, gracias a su rapidez, enorme capacidad de carga, menor coste por
unidad transportada y mayor seguridad para pasajeros y mercancías.

Sobre la base del sistema tradicional de arrastrar vagones sobre carriles,


Stephenson inventó en 1829, la locomotora, una máquina de vapor capaz de
trasladarse sobre rieles. Robert Fulton, aplicó la máquina de vapor a la
navegación y en 1807, el primer barco de vapor navego por el rio Hudson.
En esta otra lección te descubrimos el año de inicio y fin de la Revolución
Industrial.

Características de la primera Revolución Industrial - Los nuevos medios de


transporte
El surgimiento del capitalismo
Con la Revolución Industrial, el capitalismo se configuró como el sistema en
que los elementos de producción (las tierras, fábricas y maquinarias) y lo que
se produce con ellos son propiedad privada. Esta se centra en solo una parte
de la población denominada capitalistas, mientras que la mayoría, los
proletarios, no poseen más que su capacidad para el trabajo a cambio de un
salario.

Además, el capitalismo, se trataba de un sistema de iniciativa libre no


planificado, que tiene como objetivo la búsqueda del máximo beneficio
individual. De este modo los propietarios de los medios de producción
pretendieron maximizar el beneficio obtenido con su propiedad mientras que
los asalariados persiguen un salario más alto.

La competencia entre empresarios para conquistar mayor cuota de mercado


les incentiva a reducir costes precios, adoptando para ello técnicas más
productivas y tratando de que los costes salariales sean los menores posibles.

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Revolución Industrial, te recomendamos que entres en nuestra categoría de
Historia.
La revolución industrial trajo un cambio en los aspectos social, económico y
político de la humanidad debido a la producción a gran escala mediante el uso
de maquinaria.

El trabajo rendía mucho más que antes, debido a que las tareas se hicieron
mucho más sencillas y se redujo el costo de la producción, con lo que las
personas y países que tenían pequeñas o grandes industrias aumentaron su
valor y, con ello, su riqueza.

Desafortunadamente, en lo social no todo iba tan bien, pues los campesinos


que cultivaban la tierra terminaron por irse a las ciudades a trabajar en las
fábricas, abandonando el campo y haciendo crecer rápidamente las ciudades.
El enorme desarrollo de la economía trajo un incremento en el lujo y la riqueza
de los dueños de las industrias, que eran muy pocos y, por otro lado, aumentó
la pobreza de los obreros y trabajadores, que eran dueños sólo de su fuerza de
trabajo, esta característica en el modelo de producción aún se manifiesta en la
economía actual al igual que la degradación de los recursos por su voraz
explotación.
¿Qué es la revolución industrial en Venezuela?
Existe instalación eléctrica una época relevante que abarca la era industrial y
que deviene del siglo XVIII y siglo XIX, en Inglaterra. Allí ocurrió la sustitución
de la mano barata y "esclava" por máquinas. En el siglo XVIII, en Europa, ya se
había producido la revolución industrial dando paso de la manufactura a la
industria fabril, gracias a la incorporación de maquinarias y equipos. ¿Pero,
conoces lo que es la revolución industrial en Venezuela? Descúbrelo a
continuación.

que es la revolucion industrial en venezuela

Antes de conversar sobre lo que es la revolución industrial en Venezuela, es


importante mencionar que el nombre de esta revolución es tomada de las
máquinas; también se llama revolución maquinista o simplemente
maquinismo. Ahora sí, disfruta de un poco de historia en el presente artículo.

¿Qué encontrarás aquí?


1. ¿Qué es la revolución industrial en Venezuela?
1.1. Los comienzos de la revolución industrial
1.2. Antes de la revolución industrial en Venezuela
1.3. Revolución industrial en Venezuela
1.4. En Euroinnova podrás formarte
2. Cursos Especializados en Historia y Geografía
Los comienzos de la revolución industrial
Todo inició en Inglaterra con la producción mecánica con base en el empleo de
máquinas. Las primeras máquinas fueron en la agricultura. Luego, la
mencionada revolución, se expandió por Estados Unidos y el resto de Europa,
mostrando como característica la sociedad industrial la cual es la división de
trabajo y la producción en serie, ocasionando así la productividad y la
multiplicación de riquezas de un sector de la sociedad.

Antes de seguir hablando del significado que tomó para la economía


venezolana lo que es la revolución industrial en Venezuela, debemos
mencionar la necesidad que condujo a los empresario de entonces, de
producir en mayor escala como consecuencia de la demanda de los mercados
internacionales. Por ende, los inversionistas tenían mayor acumulación de
capitales, creando monopolización o acumulación de dinero de un pequeño
grupo. En esta sociedad, de la época colonial, vemos que los hombres y
mujeres trabajaban; pero sobre todo estas últimas eran generadoras de prole
(hijos) para que conformaran el futuro proletariado u obrero.
Pero fue entre 1790 a 1880, en Inglaterra y Francia, que hubo una revuelta por
la contradicción de intereses entre dueños y asalariados, burgueses y obreros,
patrones y empleados; donde murieron masacrados mujeres, hombres y niños
por el ejército y las policías. Estos tristes acontecimientos causan la creación
de nuevos pensamientos políticos, y nace la socialdemocracia, los
socialcristianos, socialistas, marxistas-comunistas.

Antes de la revolución industrial en Venezuela


En el siglo XIX, antes de iniciar lo que es la revolución industrial en Venezuela,
este país se concebía como un país sin tantas riquezas, y su renta era
netamente agraria basada en el café. Esta generaba ingresos a escasas
familias de hacendados y comerciantes; y no tenía capacidad de distribución
suficiente ni menos inversión. Ante la carencia de políticas de los precios
mundiales más el sistema productivo poco desarrollado, se elevaron los
niveles de pobreza y se mantenía la mano esclava.

Seguidamente, los pequeños productores de los campos tenían cercado su


desarrollo por el aislamiento de los grandes mercados. Siendo un país en
decadencia campesina no existían vías de comunicación, pero predominaban
las cartelizaciones de mercaderes, los oligopolios de comerciantes y las
presiones de los terrófagos.
Además, las constantes guerras entre liberales y conservadores por
enfrentamientos políticos internos, evitaban el desarrollo industrial de los
pequeños gremios y artesanos. De allí, pues, que muchos bienes industriales
fuesen importados y se conseguían a través del endeudamientos en el
extranjero. En consecuencia, trajo consigo que la actividad industrial fuese
pequeña y no incidiese en la acumulación de riquezas.
Revolución industrial en Venezuela
En fin, lo que es la revolución industrial en Venezuela llegó como un sistema
productivo para la formación de la clase asalariada a gran magnitud. De esta
manera, gracias al boom o auge petrolero, llegó la era de la producción
industrial venezolana en el mercado mundial. Muchas demandas generaron
grandes ingresos económicos dando prosperidad al país.

Ese crecimiento económico originó el aumento de los centros urbanos,


desarrollándose los sectores de bienes, servicios y construcción, e
incentivando así la migración de extranjeros a territorio de Venezuela, y del
campesino a las grandes ciudades y a las zonas industriales.

Los campesinos, eran importantes para cubrir la demanda de mano de obra


barata, sin embargo, ello provocó una de las consecuencias más graves del
conocido boom petrolero. Pues, se generó el abandono a las actividades del
campo y, en consecuencia, disminuyó la producción alimentaria del país. Ello
resultó en la sustitución de la producción de alimentos y otros productos
agrícolas, por las importaciones extranjeras que eran menos costosas, debido
a las políticas de subsidios a la producción campesina de las potencias
extranjeras.
Así es como Venezuela, mediante la industrialización, se convirtió en uno de
los países en los que más petróleo se explotaba, trayendo consigo no solo una
evolución significativa en los distintos procesos tecnológicos y sociales, sino
que también, lo que es la revolución industrial en Venezuela ocasionó una
enorme descomposición social cuyas raíces estaban hincadas en el progreso
económico.
algunos de los impactos y cambios que se produjeron en la revolución
industrial de Colombia son:
Algunos de los impactos que tuvo la revolución industrial en América Latina,
son:
Cambios y consecuencias en Latinoamérica
- La introducción del ferrocarril hacia finales del siglo XIX en el país.

- El país entra en una época de modernización que fomentó el crecimiento de


las ciudades al requerirse más mano de obra.

- En sus inicios (1830) se generaron solo en Bogotá pequeñas fabricas de


materias primas como: loza, tejidos de algodón, etc.
- Producción de hierro y minerales de plomo, algunos para fabricar cañones
con los cuales enfrentar la reconquista española.

- Ferrerías con altos hornos, martinetes, refinación y fundición de hierro.

- Se convirtió en el conjunto de países que mas material industrial producía.

- La producción total ascendió hasta alcanzar el índice de 250 unidades de


materia prima.

- Aumento de exportación a países desarrollados.

- Mono producción, que es la producción de un único cultivo.

- Gracias al modelo ISI que aplico América Latina para importar productos
primarios para producirlos dentro de la región por medio de la
industrialización, se aumento el comercio mundial.

- En aspectos sociales, disminuyo la taza de mortalidad por falta de recursos.

- Se avanzó la industrialización de productos químicos, derivados del petróleo,


celulosa, siderurgia, textil, maquinarias y vehículo, etc.

- La mayor parte de las poblaciones tenían empleo, ya que las constantes


exportaciones a otros países desarrollados requerían el trabajo de una gran
mano de obra.

América Latina logro tener un buen desarrollo gracias a la revolución


industrial, ya que principalmente logro convertirse en el continente con mas
países exportadores de materia prima, y después de un tiempo, logro tener su
industrialización y cada país desarrolló los productos y procesos industriales
para tener mejores oportunidad de vida, en aspectos sociales, económicos,
políticos y tecnológicos.
Todos los países de latinoamericana, incluyendo a Colombia tuvieron sus
propias revoluciones y desarrollos industriales, las cuales les trajeron muchos
beneficios y cambios drásticos en los aspectos sociales, económicos e
industriales. Pero si hablamos de como afecto la revolución industrial del siglo
XVIII en países mas desarrollados como; Alemania, Reino Unido, EE.UU, etc, a
latinoamérica y Colombia entonces habría que definir otros puntos.

- Llegada del vapor y maquinas de vapor, en 1880; así mismo, desarrollo de los
ferrocarriles y rieles para el uso del tren.

- Se desarrolla mas la industria y la tecnología en el país; las maquinas de


vapor iban por versátiles motores y dinamos eléctricos.

- Inicio de grandes fabricas de tejidos, productos, en los diferentes municipios


del país.

- La sociedad colombiana descubre muchos inventos y elementos industriales,


que les permiten sobre todo fabricar materia prima.

El proceso de industrialización en América Latina fue muy lento, sobre todo


por la interrupción que tuvo en los años treinta o también porque se
consideraba un continente inferior comparándolo con Europa o América del
Norte (EE.UU) y no se tenían los recursos e innovaciones fundamentales para
comenzar un cambio en la industria. Pero ya por los inicios del siglo XX,
algunos países comenzaron a realizar cambios en los aspectos económicos,
sociales, industriales y agricultores. Latinoamérica se industrializo gracias a la
dependencia con países Europeos y demás naciones desarrolladas.

La revolución industrial en Colombia


La industrialización en Colombia empezó mas o menos desde finales del siglo
XIX y como fue un proceso lento, fue culminando a principios del siglo XX. En
el cambio industrial de Colombia, se incrementaron los inventos creados en
Europa épocas atrás, se comenzaron a desarrollar pequeñas fabricas en el
país y la capital, se crearon infraestructuras para los mercados,se originan
estudios y carreras en las universidades sobre la industria, para crecer la
mano de obra y los aprovechamientos en todo el desarrollo industrial del país,
etc.
Revolución industrial en América.
- Gracias a que en Inglaterra y EE.UU (principalmente) se crearon tantos
inventos tecnológicos e industriales, otros países pudieron tener alcance a
estos, incluyendo a Latinoamerica entera.

- Un impacto negativo, es que como estos países se desarrollaron tan asertiva


y rápidamente, los demás países, la mayoría de Latinoamerica, perdían
reconocimiento y además, no gozaban de tantos privilegios.

- La industrialización de naciones tan desarrolladas y grandes, le permitió a


Latinoamerica conseguir grandes ganancias por medio de la exportación de
materias primas que escaseaban en Europa y EE.UU.

- Gracias a tantos descubrimientos, estructuras sociales, desarrollos de


maquinas industriales, etc, es que los países de menor desarrollo pudieron
basarse en estos procesos, realizar algunos cambios, y beneficiar a la
sociedad con avances industriales, económicos y sociales.

Impacto de la revolución Industrial del siglo XIX en America y Colombia.


Colombia tuvo una época de industrialización en la cual logro conseguir
muchos beneficios sociales, económicos, industriales, etc. Pero aun así, el
país se diría que continua en proceso de desarrollo, tanto en lo industrial
como en lo económico y tecnológico, y le sigue aportando a la sociedad
colombiana muchos recursos.
Conclusión
Podemos concluir finalmente, que las revoluciones del siglo XVIII y XIX en
Europa y EE.UU, no solo se beneficiaron a si mismos, si no que causaron
varios impactos, en la mayoría positivos, a Lationamerica. Y de igual manera
se debe entender, que no solo porque las revoluciones industriales mas
avanzadas hayan sido en las naciones mas grandes y desarrolladas, entonces
los demás países no se desarrollarían en los diferentes aspectos, al contrario,
muchos países han logrado industrializasen y aun en la actualidad, siguen
ejerciendo procesos para el mejoramiento de los países.

Algunos de los impactos que le causo la revolución industrial del siglo XVIII y
XIX a Latinoamérica y Colombia:
La revolución industrial en América Latina no fue tan eficiente como las
revoluciones de Europa y EE.UU, pero de igual manera logro darle a muchos
países, un cambio drástico en diferentes aspectos.
Colombia es uno de los países de Latinoamérica, y por lo tanto también tuvo
su proceso de industrialización; obviamente no fue tan avanzada como la de
otros países del continente americano (Brasil, Argentina) pero también pudo
desarrollarse mediante varios factores y medios para que finalmente pudiera
crecer en la industria y cambiar varios aspectos del país.

A lo largo de todo el tiempo en que Latinoamérica iba desarrollando su


industria, iban surgiendo varios cambios en los diferentes países. Las
consecuencias/cambios que produjo la revolución industrial a toda América
Latina, se dividen en los aspectos de; económico social y político. El factor de
impacto de la revolución industrial en América latina mas conocido, es la
transformación a ser un continente con la principal región del conjunto de
países subdesarrollados, es decir, que generaban toda la materia prima
necesaria para la industria.

Cuando hablamos de la revolución industrial en América, nos estaremos


centrando mas en América Latina y su proceso de industrialización. Los
primero países que comenzaron a desarrollar la industria en América latina,
fueron: Brasil, Argentina, México y otros, pero a lo largo del tiempo se fue
extendiendo lentamente por otros países cercanos hasta que la mayor parte de
países latinoamericanos quedaron industrializados y desarrollados.

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