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KARL MARX

Trabajo concreto y trabajo abstracto:


Llamamos trabajo concreto a la cualidad especial que tiene cada trabajador, su capacidad para producir un valor de
uso específico. Este tipo de trabajo existe en cualquier época y sistema de producción y es el que otorga un valor de
uso a cada mercancía determinada.
Llamamos trabajo abstracto al esfuerzo humano realizado (gasto de energía, de músculo y mente) que hay que
desarrollar para la producción, se trata de un trabajo indistinto, comparable entre sí independientemente del tipo de
actividad que realiza, solo interesa como esfuerzo realizado.
Ante el desarrollo de la división social del trabajo, los trabajadores tienen cada vez más posibilidades de aplicar su
esfuerzo productivo en distintos sectores, es normal que un trabajador pase de un sector a otro. En todos ellos la
remuneración oscilará dentro de márgenes bien determinados, lo determinante es el esfuerzo realizado y no el tipo
especial de trabajo aplicado.
El trabajo abstracto no es un concepto ideal, es una categoría histórica real propia de las relaciones mercantiles. En
la producción mercantil cada trabajo se compara en la práctica con el resto de los trabajos de la sociedad, no
importa aquí el tipo de trabajo sino el tiempo incorporado, el valor de cada mercadería. Con el capitalismo el trabajo
abstracto llega a su máxima expresión en el trabajo asalariado.
La mercancía deriva así su valor de uso del trabajo concreto y su valor del trabajo abstracto. El primero establece el
tipo de proceso de producción de que se rata, el segundo ubica la mercancía dentro del proceso global de
generación de valores en la sociedad.
El origen del plusvalor:
Si estudiamos el proceso productivo vemos que comienza con un empresario que tiene x cantidad de dinero
mediante el cual adquiere medios de producción y fuerza de trabajo. Al combinarlos inicia la producción que culmina
en una nueva mercancía. Esta mercancía se vende por una suma x+1 de la cual el capitalista obtiene su ganancia.
Los medios de producción no generan valor nuevo, solo transfieren el que ya tiene al producto final. Nos queda
entonces analizar la fuerza de trabajo.
El empresario contrata una fuerza de trabajo y ésta va creando valor al elaborar la mercancía. A medida que el
trabajador genera riqueza, valor en la producción va descontando su costo, es decir el salario que el capitalista va a
pagarle y en un momento de la jornada, el trabajador llega a ese punto en el cual ya descontó el monto de su salario,
pero el trabajador no se va a su casa sino que sigue trabajando, sigue produciendo, elaborando productos que
pertenecen al capitalista, genera un plus-producto (más producto de lo que debe producir para descontar su salario).
Toda esa producción que el capitalista va a vender le representa a éste un plus valor, que es la forma que adopta el
excedente en el sistema capitalista.
La ganancia proviene del trabajo apropiado por el capitalista y no pagado por éste al trabajador; es el plusvalor el
origen de la explotación en el sistema capitalista.
Una vez que el trabajadora generó productos que compensen su salario, por qué sigue trabajando? El trabajador
está desprovisto de sus medios de producción, no tiene otra alternativa que alquilar lo único que le queda, su fuerza
de trabajo para subsistir. El trabajador también puede exigirle al capitalista que le aumente su salario pero existe en
la sociedad un conjunto de trabajadores desocupados prestos a ocupar el lugar de quien está ocupándolo. Esto lo
sabe el obrero y también lo sabe el capitalista y sabe además que no tiene obstáculos para despedirlo. A este
conjunto de desocupados que presionan a la baja de los salarios se le llama Ejército Industrial de Reserva. Su
presencia no tiene nada de fatalidad, no se trata de un error involuntario, estos son imprescindibles para mantener
los salarios bajos y aumentar las ganancias, estos son por lo tanto, funcionales en el sistema capitalista.
Trabajo en Marx:
Para Marx el trabajo es una actividad de autocreación, el desarrollo pleno de las potencialidades del ser humano, es
decir, la actividad mediante la cual los seres humanos a se crean a sí mismos y van transformando su propia
naturaleza. Con el trabajo surge la división del trabajo y con ella, un fenómeno llamado enajenación o alienación,
que consiste en una desrealización del trabajador hasta el punto mismo de morir de inanición. Es la pérdida de la
esencia humana, de la actividad vital consciente que diferencia a la especie humana de otras especies. Cuando hay
alienación, el ser humano termina subordinándose a sus productos, al mercado y el Estado. La teoría de la
enajenación cuestiona la propiedad privada capitalista y la economía política. Un objeto está enajenado cuando
cobra vida, se independiza, se vuelve autónomo y termina siendo hostil contra su propio creador.
El hombre siente y tiene la necesidad de salir al mundo a relacionarse con los otros hombres, a medida que se
desarrollan los lazos sociales, surge la división del trabajo.
El obrero es un desdichado en su trabajo, es decir, crea un mundo de mercancías que no le pertenecen a él sino al
burgués capitalista dueños de los medios de producción que lo explota a cambio de un salario bajo. Esto significa
que el hombre se siente como una especie de animal que no hace lo que le es propio.
Existen tres formas de alienación:
-Del obrero respecto a los productos de su trabajo: una vez que lo termina ya no le pertenece.
-Del obrero en el acto de la producción: no se siente parte de la producción, se siente forzado a hacerlo y por lo
tanto, ajeno al proceso.
-Del hombre respecto al género humano: por medio del trabajo alienado, el hombre se hace ajeno a la naturaleza
porque la destruye para producir y también respecto a los demás hombres porque entra con ellos en una
competencia desleal. Se aliena no solo en su trabajo sino también en todas las relaciones que hay en su vida, familia,
amigos, momentos en que debería estar feliz, etc.
Por otro lado, Marx explica que el fenómeno del trabajo encierra dos tipos de trabajo distintos:
-El trabajo concreto a la cualidad especial que tiene cada trabajador, su capacidad para producir un valor de uso
específico. Este tipo de trabajo existe en cualquier época y sistema de producción y es el que otorga un valor de uso
a cada mercancía determinada.
-El trabajo abstracto al esfuerzo humano realizado (gasto de energía, de músculo y mente) que hay que desarrollar
para la producción, se trata de un trabajo indistinto, comparable entre sí independientemente del tipo de actividad
que realiza, solo interesa como esfuerzo realizado.
En su análisis económico, Marx parte de la mercancía porque lo que caracteriza al sistema capitalista es la
conversión de todo aquello que sirve para el bienestar humano en mercancía. La mercancía es el centro mismo del
proceso de producción y reproducción del capitalismo. Hay dos conceptos fundamentales en la teoría económica de
Marx, el valor del trabajo y la noción de plusvalía.
El valor del trabajo consiste en el conjunto de trabajo incorporado en cada una de las mercancías que el obrero
produce. El trabajo incorporado se mide en término de la cantidad de trabajo socialmente necesario para producir
una determinada mercancía y es la que añade valor nuevo a la mercancía.
En relación a la teoría del valor trabajo se encuentra la idea de plusvalía. El empresario contrata una fuerza de
trabajo y ésta va creando valor al elaborar la mercancía. A medida que el trabajador genera riqueza, valor en la
producción va descontando su costo, es decir el salario que el capitalista va a pagarle y en un momento de la
jornada, el trabajador llega a ese punto en el cual ya descontó el monto de su salario, pero el trabajador no se va a
su casa sino que sigue trabajando, sigue produciendo, elaborando productos que pertenecen al capitalista, genera
un plus-producto (más producto de lo que debe producir para descontar su salario). Toda esa producción que el
capitalista va a vender le representa a éste un plus valor, que es la forma que adopta el excedente en el sistema
capitalista. La ganancia proviene del trabajo apropiado por el capitalista y no pagado por éste al trabajador; a esa
apropiación se le llama plusvalía y es el origen de la explotación en el sistema capitalista.
Estado:
Cuando uno piensa en Estado inmediatamente se le viene la idea del Estado como representante y defensor del
interés general de toda la población, sin embargo, la población no es un todo homogéneo, y este es el punto de
partida de la crítica de Marx, la sociedad está dividida en clases sociales.
El principio más sagrado del capitalismo es el carácter inviolable de la propiedad privada. Ahora bien, resulta que
mientras algunos podemos ser propietarios de un celular, de una moto, tal vez un auto, una vivienda o una casita en
la playa en el mejor de los casos, otros son propietarios de las fábricas, de las tierras y de los recursos naturales.
El centro de la cuestión no está para Marx en que unos sean propietarios de más cosas que otros. La diferencia
fundamental es que unos, los capitalistas, son los propietarios de los medios de producción (fábricas, empresas,
tierras, etc.) y no necesitan trabajar para subsistir, mientras que otros, los trabajadores, al no tener la propiedad de
los medios para producir se ven obligados a vender, a quienes sí la tienen, su fuerza de trabajo para poder sobrevivir.
Así es que la propiedad privada de los medios de producción traza, para Marx, las fronteras entre las clases sociales.
Esta contraposición de intereses es la que justifica la existencia del Estado capitalista para Marx. La idea de que el
Estado debe garantizar el “interés general” contra los intereses particulares, esconde una realidad opuesta por el
vértice: el Estado (burgués) garantiza los intereses particulares de la clase capitalista contra los intereses de los
trabajadores y el pueblo, que son la mayoría aplastante de la población. En el Manifiesto Comunista Marx y Engels
definen que “el gobierno del Estado no es más que la junta que administra los negocios comunes de la clase
burguesa”. Vale decir que la relación más sólida entre el Estado y la propiedad privada, es que el primero está
formado precisamente para cuidar a la segunda y a los intereses de sus poseedores contra los desposeídos.
Si bien en el discurso oficial todos somos iguales ante la ley, Marx dice que al consagrar la propiedad privada, el
Estado, lejos de suprimir las diferencias de hecho, “descansa más bien en la hipótesis de esas diferencias”.
La cuestión es que las relaciones de explotación no pueden sostenerse sólo presentando al Estado como
representante del interés general, por eso, la burguesía cuenta con cuerpos armados permanentes dedicados a
imponer por la fuerza sus intereses. En este sentido, Marx explicaba que el poder estatal centralizado, con el ejército
permanente, la policía, la burocracia, el clero y la magistratura (órganos creados en los tiempos de la monarquía), a
medida que se agudizan los antagonismos de clase con el desarrollo de la industria moderna, el poder del Estado va
adquiriendo cada vez más el carácter de aparato represor para la esclavización social del capital sobre el trabajo.
Como podemos ver, con Marx, tras el engaño de la defensa del “interés general”, de la “igualdad ante la ley”, la
burguesía presenta sus propios intereses particulares como intereses de todos, y los intenta presentar por “encima”
de la lucha de clases; pero cuando ésta surge ahí están los destacamentos armados como la Policía, las FFAA, etc.
para defender sus intereses frente a los trabajadores.
Marx afirma que no es la constitución quien crea al pueblo, sino al contrario, es el pueblo el que crea la constitución.
La democracia debe ser por lo tanto, la esencia de toda constitución. Esto último, podría ser el punto central que
llevó a Marx a considerar al Estado: donde "todos no deben individualmente tomar parte en las discusiones y
decisiones relacionadas con los asuntos generales del Estado, no todos individualmente, sino los individuos en
cuanto todos". Obviamente, esta idea de Estado no corresponde al capitalismo en donde cada quien lucha por sus
propios intereses, sin que, en algún momento, alguien se detenga a reflexionar si lo que desea, le beneficia o le
perjudica al prójimo.
Marx ve al estado como un generador de verdaderas calamidades: el Estado capitalista como una máquina para la
represión de una clase por otra; como el lugar en donde la lucha por el poder [económico sobre todo] lleva a la
explotación de unos hombres por otros; la diferencia de clases trae como consecuencia la división del trabajo, en
intelectual y manual [cosa que esclaviza a los hombres a una sola actividad, por consiguiente no pueden
desarrollarse plenamente], entonces, los artículos que produce la clase oprimida son considerados como mera
mercancía, además de que el único vínculo que los mantiene unidos en una sociedad es el interés privado, la
conservación de su propiedad y de su persona egoísta.
La propuesta central de Marx es la extinción del Estado y no es que sea un anarquista propiamente dicho, que
niegue al gobierno solo por negarlo: al hablar de una "extinción del Estado", se refiere propiamente a que al llegar a
la realización de una verdadera comunidad humana, libre de las diferencias de clases, ya no es necesario seguir
sosteniendo toda esa estructura de poder que "legitimaba" los abusos de los poseedores y que además servía para
regular las relaciones entre opresores y oprimidos. La abolición no es más que una consecuencia natural de esta
superación del egoísmo humano y su pasión por el poder, que no son otra cosa que las bases mismas del
capitalismo.
División del trabajo en Marx
Para hablar del término de división del trabajo primero hay que concretar lo que es: "la división del trabajo es aquel
grupo de actividades diferenciales que realizan los seres humanos para la mejora de la producción con el fin de
satisfacer unas necesidades." Esta es la definición más o menos aceptada por todos.
El concepto capitalista de la división del trabajo se refleja muy bien en dos pensadores; en Adam Smith (visión
economicista) y en Emile Durkheim (visión sociológica). Smith ve la división del trabajo como algo deseable y muy
beneficioso para la sociedad, y lo expresa poniendo el famoso ejemplo de la fábrica de alfileres, lo que este
economista liberal habla es totalmente cierto en términos económicos, la división del trabajo en la producción de
bienes y servicios aumenta la producción, sin embargo, dice Smith que si la división del trabajo se lleva a términos
extremos esta puede causar que los obreros se vuelvan estúpidos debido a que "no se ejercitan en resolver
problemas que no enfrentan", este "pequeño problema excepcional" que Smith veía lo tendría que solucionar el
estado ofreciendo un mínimo de educación. La crítica que Marx hace de esta postura capitalista de los efectos de la
división del trabajo es la siguiente:
- Marx dice que Smith reconoce el problema de la alienación pero lo intenta resolver con "prudentes dosis
homeopáticas" es decir, de forma insuficiente. Lo que para Adam Smith es una excepción, para Marx es la norma.
Lo mismo podríamos decir sobre las tesis de Durkheim "uno de los padres de la sociología" que consideraba que los
análisis liberales de la división del trabajo eran acertados. Además el añade la teoría que la división y especialización
del trabajo nos lleva a una mayor cohesión social. Durkheim decía que la división del trabajo era beneficiosa salvo en
casos excepcionales donde el trabajador no haga el trabajo que desea libremente, pero como él considera este
fenómeno como algo raro y poco común no ve ninguna contradicción en las tesis de Smith.
- Marx no vivía para rebatir a Durkheim pero probablemente le hubiera dicho lo mismo que dijo a Smith, es decir, en
sus tesis se considera un problema de alienación (teoría que Marx escribirá) pero al considerarlo como la excepción y
no la norma caen en el error capitalista de ver el mercado de trabajo y la economía liberal como una relación de
libertad entre iguales (obrero y capitalista) cuando realmente es una relación desigual y de explotación.
Solo Marx considerando estas "excepciones" como la realidad más absoluta y mayoritaria se acerca a la realidad de
la división del trabajo.
Además de la alienación, otras de las consecuencias de la división del trabajo son la desigual distribución del trabajo
y sus productos, la aparición de la propiedad privada y la formación de clases sociales (dadas por la posición que
ocupan los individuos en el sistema de producción (burgueses dueños de los medios de producción, proletarios de la
fuerza de trabajo).
ANTONIO GRAMSCI
Estado:
La teoría de la hegemonía de Gramsci está ligada a su concepción del Estado capitalista que controla mediante la
fuerza y el consentimiento. (Hegemonía significa que el poder de las clases dominantes sobre el proletariado y todas
las clases sometidas en el modo de producción capitalista, no está dado simplemente por el control de los aparatos
represivos del Estado. Dicho poder está dado fundamentalmente por la hegemonía cultural que las clases
dominantes logran ejercer sobre las clases sociales a través del control del sistema educativo, de las instituciones
religiosas y de los medios de comunicación.)
El estado no debe ser tendido en el sentido estrecho de gobierno sino que es la división entre la sociedad política,
que es la arena de las instituciones políticas y el control legal constitucional; y la sociedad civil, que se ve
comúnmente como una esfera privada o no estatal y que incluye a la economía. La primera es el ámbito de la fuerza
y la segunda es el ámbito del consentimiento. La división es meramente conceptual y las dos pueden mezclarse en la
práctica. La burguesía mantiene el control de la economía permitiendo que la esfera política satisfaga ciertas
demandas de los sindicatos, partidos políticos, masas de la sociedad civil. Así, la burguesía lleva a cabo una
revolución pasiva.
La revolución pasiva es una Revolución-Restauración, una transformación desde arriba, los poderosos modifican las
relaciones de las fuerza para neutralizar los enemigos de abajo. Incorporando parte de sus reclamos, los sectores
hegemónicos se “ponen en el bolsillo” a las clases subalternas y los despojan así de todo peligro revolucionario.
Maquiavelo argumenta en El príncipe moderno, que el partido revolucionario es la fuerza que permitirá que la clase
obrera desarrolle intelectuales orgánicos y una hegemonía alternativa dentro de la sociedad civil. Para Gramsci, la
naturaleza compleja de la sociedad civil moderna implica que la única táctica para lograr minar la hegemonía de la
burguesía y llevar al socialismo, es la Guerra de Posiciones, análoga a la guerra de trincheras. La tarea histórica del
proletariado es crear una sociedad regulada y define que el Estado va a desaparecer como pleno desarrollo de la
capacidad civil para regularse a sí misma.
EL BLOQUE HISTÓRICO
Uno de los aportes más destacados que Gramsci hace a la teoría marxista es la noción de bloque histórico. Una
prematura y acotada definición puede ser la de una articulación interna de una situación histórica dada. Éste
representa el escenario en el cual se interrelacionan diversos elementos superestructurales. No obstante, esta
relación posee múltiples factores que se relacionan entre sí y que veremos a continuación.
Dentro del bloque histórico coexisten diversos componentes que dan vida a este mecanismo. Aquí, podemos
apreciar cómo el poder se refleja en constantes relaciones de fuerza que oscilan entre la violencia y el consenso
dependiendo del momento y la fuerza que sea mayormente aceptada mediante la acción de la ideología. Así, vemos
como la violencia es ejercida mediante el Estado y sus instituciones coercitivas como las fuerzas armadas, la
educación, las leyes, entre otros elementos; mientras que el consenso es representado en la esfera de la sociedad
civil, y donde son de primordial importancia para ello los intelectuales. De este modo, se generan los factores
determinantes para establecer la hegemonía de una u otra fuerza en pugna.
De esta manera, Gramsci verá como se refleja la unidad entre la estructura económica y la superestructura política e
ideológica. Así, será uno de los primeros en prestar atención a la cuestión superestructural como un elemento
igualmente importante al de la estructura a la hora de comprender el funcionamiento de capitalismo. Por ello,
Gramsci instalará el debate en los intelectuales como sujetos necesariamente políticos para la revolución.
En el bloque histórico podemos encontrar un triple aspecto. El primero de ellos resalta que no existe una primacía de
ningún aspecto (estructura - superestructura), sino que lo importante reside en el estudio del vínculo que se genera
entre éstos. La vinculación de estos aspectos se da mediante los intelectuales. En segundo término es un sistema
social integrado sólo cuando se construye un sistema hegemónico bajo la dirección de intelectuales. El tercer y
último aspecto se refiere al estudio del quiebre de la hegemonía de la clase dirigente, este aspecto es el más ligado a
la acción política. Para esto último, Gramsci creía que era necesario el quiebre del “bloque industrial - agrario” por el
“bloque obrero – campesino”.
LA HEGEMONÍA
La hegemonía en Gramsci es la primacía de la sociedad civil sobre la sociedad política. Vale aclarar que para Gramsci,
la sociedad civil es el conjunto de organismos vulgarmente llamados privados y que corresponden a la función de
hegemonía que el grupo dominante ejerce en toda la sociedad. Asimismo, ahonda con tres aspectos
complementarios de la misma: 1) como ideología de la clase dirigente (economía, ciencias, derecho, etc.); 2) como
concepción del mundo difundida en todas las capas sociales (religión, filosofía, folclore, etc.); 3) como dirección
ideológica de la sociedad (sistema escolar, medios de comunicación, etc.).
Pero, volviendo al aspecto concreto de la hegemonía de la clase dirigente, Gramsci verá en ella una suerte de
monopolio intelectual, es decir, una atracción que sus propios representantes suscitan entre otras capas de
intelectuales. De esta manera, dirá que ejercen una atracción tal que acaban por someter como subordinados, a los
intelectuales de los demás grupos sociales. Esta “atracción” termina por crear un bloque ideológico (o bloque
intelectual) que liga a los intelectuales a la clase dirigente.
Si bien es cierto que la primacía económica es condición necesaria, Gramsci nos dirá que no es suficiente para la
formación de un bloque ideológico. Es necesario que la clase dirigente tenga una verdadera “política” hacia los
intelectuales. Así, será indispensable la implementación de un programa escolar y un principio educativo transversal
desde los primeros años hasta los estudios universitarios, en donde se inculquen los preceptos básicos que buscan
hacerse llegar a todos con el fin de reforzar (o al menos mantener) la hegemonía con la que se cuenta.
En resumen, con lo anterior Gramsci nos deja apreciar como la clase dominante a nivel estructural dirige a la
sociedad, también, por el consenso que obtiene gracias al control de la sociedad civil; control que se caracteriza por
la difusión de su concepción del mundo entre los grupos sociales a los cuales llega mediante los mecanismos antes
mencionados. No obstante, Gramsci también aprecia otros ejemplos existentes para la cuestión de la hegemonía
como pueden ser la dictadura o la dominación. Para ellos, nos dirá que resultan grupos sociales no hegemónicos que
dominan a la sociedad por la sola coerción, gracias a que detenta el control del Estado.
Aquí, se presentarán dos casos distintos pero que sirven para apreciar la movilidad que puede tener la hegemonía de
acuerdo a los momentos en los que se analicen. El primero de ellos es el fascismo (principal motor de análisis de
Gramsci), el cual comenzó con un fuerte control ideológico que deja de tener en el último tiempo; y el otro ejemplo
abordado es el de la Revolución Rusa, la cual comienza sin ese fuerte control ideológico que luego irá adquiriendo.
De esto último se desprende la concepción de la dictadura del proletariado que planteará, a la cual entiende como
dirección ideológica (hegemonía, sociedad civil) sumado a la dominación político-militar de la clase obrera (dirección
obrera, sociedad política). Y aquí vemos uno de los aspectos centrales en la teoría gramsciana, la necesidad de
ambos aspectos, el material y el ideológico, es decir, sólo es posible comprender el funcionamiento de la hegemonía
si se entiende su doble carácter.
Esta doble esencia de la revolución fue lo que tan bien comprendieron Mao Tse Tung y el Che Guevara. Es decir, la
transformación de la estructura económica es un elemento indispensable para el éxito revolucionario, pero al mismo
tiempo lo es la transformación en el campo de las ideas. De aquí provendrán las ideas de la Revolución Cultural
Proletaria China y la del Hombre Nuevo, respectivamente. En donde se buscó romper con las imposiciones
ideológicas propias del capitalismo, las cuales continuaban (y continuaron) luego de la concreción de la llegada al
poder de la revolución tanto en China como en Cuba.
Asimismo, Gramsci no pierde de vista la relación existente entre la clase dirigente y las clases subalternas, relación a
la cual verá reflejada en tres tipos distintos: el primero de ellos es en el cual las clases subalternas juegan un rol
decisivo para la victoria de la clase dominante (un claro ejemplo es la Rev. Francesa); el segundo es el
denominado transformismo, en donde la clase dominante mantiene pasiva a las clases subalternas mediante la
dominación y la cooptación de sus intelectuales; y el tercer y último tipo es el de la dictadura pura y simple, o sea,
mediante el mero control coercitivo y violento de la sociedad.
En el comienzo de su libro el Risorgimento, Gramsci hará especial hincapié en las clases subalternas y su complejidad
para analizarlas como tal debido a que no están unificadas y no pueden unificarse mientras no puedan desmantelar
el Estado. Para ello, elaborará seis puntos a tener en cuenta para no perder de vista nada de ellas. 1) la formación
objetiva de los grupos sociales subalternos, es decir, su composición económica, social y cultural dentro de la
sociedad a estudiar; 2) su adherir activa o pasivamente a las formaciones políticas dominantes; 3) el nacimiento de
partidos nuevos de los grupos dominantes para mantener el control y el consenso de los grupos subalternos; 4) las
formaciones propias de los grupos subalternos por reivindicaciones de carácter restringido y parcial; 5) las nuevas
formaciones que afirman la autonomía de los grupos subalternos, pero dentro de los viejos encuadres; 6) las
formaciones que afirman la autonomía integral.
Estas fases no deben ser necesariamente lineales o esquemáticas, sino que pueden contar con otras variantes, pero
en un primer momento pueden entenderse a éstas como las principales y más frecuentes en diversos marcos a
estudiar. Pero esta tarea, bajo ningún aspecto sencilla, de estudiar a los grupos subalternos debe ser tarea
primordial de un grupo particular, los intelectuales.
INTELECTUALES E IDEOLOGÍA
Otro aspecto central dentro del pensamiento de Antonio Gramsci es la noción de los intelectuales. Antes que nada,
Gramsci nos dirá que todos los hombres son intelectuales, pero no todos tienen la función de intelectuales dentro de
la sociedad. Un obrero, el cual es considerado un trabajador manual, establece mientras realiza su tarea operaciones
de tipo mental, o sea, intelectual; así también un empresario, para realizar sus tareas emplea, necesariamente
cualidades de tipo intelectual. Entonces, cuando se establece la distinción entre intelectuales y no intelectuales, en
realidad se está haciendo mención al inmediato ejercicio social de la categoría profesional de intelectuales.
Los intelectuales representan a los creadores de las formas superestructurales de legitimación de la estructura
económica capitalista. Sólo analizando la actividad de las capas intelectuales es posible descubrir los vínculos
existentes en los diferentes momentos del bloque histórico.
Los intelectuales no son una clase en sí misma, sino que son grupos ligados a las diferentes clases. Existen
intelectuales de las clases dominantes e intelectuales de las clases subordinadas. Pero dentro de los intelectuales
podemos encontrar dos tipos distintos, los orgánicos y los tradicionales.
Los intelectuales orgánicos son aquellos que se han forjado al calor del capitalismo y que trabajan por y para el
mismo sistema de producción hegemónico. Éstos emergen sobre el terreno a exigencias de una función necesaria en
el campo de la producción económica. No obstante, si la hegemonía cambiase de lugar, se podrían constituir nuevos
intelectuales orgánicos que sirvan a otros intereses. Simultáneamente, existen intelectuales que siguen
rememorando el pasado y las tradiciones preexistentes en la sociedad (en el caso italiano predomina la corriente
humanista), esos intelectuales son los denominados tradicionales.
Ante las recurrentes insistencias por hacer aparecer al intelectual como algo alejado de los trabajos manuales,
Gramsci nos recuerda que todo intelectual aislado de su clase social es “improductivo”, y que aquello a lo que puede
arribar no serán más que “pequeños caprichos individuales”. El vínculo con su clase social representa la actividad
que desarrolla para volver homogénea y hegemónica la clase. De esta manera, los intelectuales se convierten en las
“células vivas” de la sociedad civil (sistema escolar, Iglesia, etc.) y la sociedad política (encargados de la gestión del
aparato del Estado).
Evidentemente, nos percata Gramsci, no existirían intelectuales orgánicos de la clase dominante si no existiese una
ideología de la clase dominante. Una primera definición de la ideología nos habla de una concepción del mundo que
se manifiesta implícitamente en el arte, en el derecho, en la actividad económica, y en todas las manifestaciones de
la vida intelectual y colectiva.
Pero sería un error en la consideración de la ideología creer que es lo mismo las formaciones ideológicas armadas
con una lógica coherente, como equivalentes a las creaciones individuales de determinados sujetos. En otras
palabras, no es lo mismo creer en una ideología que tiene aplicaciones en múltiples espacios de la vida social, que
pretender “armar” todo un corpus teórico acerca de lo que un pensador pudiese llegar a reflexionar en un par de
volúmenes, lo que no quita que lo que éste haga represente un aporte a veces invalorable, a una ideología mayor (el
caso del mismo Gramsci resulta un claro ejemplo de pensador comunista revolucionario).
Continuando con lo anterior, Gramsci verá necesario, entonces, distinguir entre ideologías orgánicas e ideologías
arbitrarias. En este sentido, las primeras tienen como fin último organizar a las masas para la lucha; mientras que las
segundas no crean más que movimientos individuales e instalan polémicas dentro de las ideologías orgánicas, lo cual
sólo limita y obstruye las posibilidades reales de romper con el sistema hegemónico.
LAS CRISIS ORGÁNICAS Y EL NUEVO SISTEMA HEGEMÓNICO
Pero si bien es cierto que, por todo lo antes mencionado, el grupo hegemónico emplea múltiples mecanismos para
perpetuarse allí, Gramsci planteó la posibilidad de que ese grupo pueda caer y establecerse otro con distintas
características en su lugar. No podía ser distinta la concepción para un fervoroso comunista, quienes saben que la
teoría depende necesariamente de la práctica.
Según Gramsci, para la conformación de un nuevo bloque histórico serían condiciones necesarias dos cuestiones
elementales, la primera de ellas sería la irrupción de una crisis orgánica en el bloque histórico; y la segunda
condición, la creación de un sistema hegemónico que agrupe a las clases subalternas. De esta manera, estarían
dadas las condiciones fundamentales para que el bloque histórico pueda fracturarse y terminar con la llegada de uno
nuevo, así como sólo puede servir como una forma de dañar momentáneamente al mismo.
Aquí es donde entran en juego las crisis orgánicas. Éstas son la manifestación por excelencia de la fragilidad en la que
pueden encontrarse las clases dominantes. Las crisis orgánicas pueden ser suscitadas por las clases subalternas
(organizadas o no); o por el fracaso político de la clase dirigente. Si la crisis es “espontánea” y las clases subalternas
no están organizadas, la clase dominante retomará el poder, y es en base a esto por una de las principales
cuestiones por las que Gramsci cargará las tintas en la conformación de un partido (comunista) fuerte y organizado.
Resulta que no toda crisis es necesariamente orgánica, puesto que debe tener como protagonistas a los dos
principales sectores en pugna, de lo contrario sólo sería una crisis en la zona superficial del bloque histórico, pero no
estructural.
Con algunos de estos elementos podemos decir que las crisis orgánicas son la ruptura entre la estructura y la
superestructura; es el resultado de contradicciones que se han agravado como consecuencia de la evolución de la
estructura y la ausencia de una evolución paralela de la superestructura, en otras palabras, muere lo viejo sin que
pueda nacer lo nuevo. La duración de una crisis orgánica no es corta, ésta puede prolongarse a lo largo de muchos
años, y aun así existirán cuestiones incurables.
Y como respuesta a esta crisis propia de los sectores dominantes, las clases subalternas tienen en sus manos,
mediante la lucha revolucionaria encabezada por un partido fuerte, la inversión de las condiciones dadas. Sólo podrá
establecerse un nuevo sistema hegemónico si las clases subalternas consiguen, incluso antes del estallido de la crisis,
organizarse y construir su propia dirección política e ideológica.
De esta manera, Antonio Gramsci nos brinda toda una serie de elementos que acompañan y complejizan el análisis
marxista de la sociedad. No contraponiéndola sino complementándola, ofreciendo nuevas herramientas
completamente válidas para pensar a nuestro mundo e incluso a nuestro país desde categorías que, si bien fueron
escritas hace más de setenta años, conservan total y completa vigencia, así como aquel modo de producción contra
el cual luchaban, y que hoy seguimos luchando los comunistas revolucionarios.
Las relaciones de poder
De la crisis económica del capitalismo surgiría la revolución socialista. El capitalismo jamás se derrumba solo, hay
que derrocarlo. Sujeto organizado que intervenga, que sea activo. El sujeto debe intervenir políticamente a partir de
determinadas relaciones de poder y de fuerza. El poder no es una cosa, son relaciones. La modificación de las
relaciones de fuerza debe partir de una situación económica objetiva, pero no se detiene ahí. Hay que pasar al plano
político general donde se trasciende la inmediatez económica corporativa. (Catarsis)
Infraestructura: base real de la sociedad que incluye fuerza de producción y relaciones sociales de producción.
Superestructura: ideología instituciones, sistema de ideas- doctrinas, creencias de una sociedad.
El poder de las clases dominantes sobre el proletariado no está dado simplemente por el control de los aparatos
represivos del estado. El poder está dado por la hegemonía cultural que las clases dominantes ejercen. A través del
control del sistema educativo, las instituciones religiosas y los medios de comunicación. Educan a los dominados
para que vivan su sometimiento. Generan el sentimiento de unión sagrada con los explotadores. Y que el enemigo es
de afuera. Se genera un bloque hegemónico.
Cultura: campo en disputa. En el centro de la tensión de presión y resistencia.
Sociedad civil: hegemonía política y cultural de un grupo social sobre la entera sociedad. Contenido ético del estado.
La hegemonía es idéntica a la cultura, pero incluye una distribución específica de poder, jerarquía e influencia.
Presupone violencia y coerción sobre los enemigos. Nunca se acepta de manera pasiva.
GEORGE LUKACS
Los tres estadios de la filosofía burguesa:
La primera de las etapas es la filosofía burguesa clásica, luego le sigue el “nuevo período” y por último la imperialista.
La clásica llega aproximadamente hasta el primer tercio del SXIX, máximo hasta 1848. En esta época se da una
rebelión burguesa contra la sociedad feudal, dan un combate ofensivo contra el antiguo régimen. En este período la
filosofía burguesa representa los intereses generales de una clase, existe una profunda unión entre la filosofía y los
intereses de la burguesía. Las ideas de la burguesía se basan en la razón y buscan transformar el mundo. Las
revoluciones de 1830 atestiguan que la burguesía perdía el lugar que ocupaba a la cabeza del progreso social,
proceso que culmina con las revoluciones de 1848. Con el triunfo de la burguesía en 1848 se establece una alianza
por lo alto entre la burguesía y parte de la nobleza, finaliza el combate contra el feudalismo y se implanta una actitud
defensiva frente al proletariado ascendente. Se conforman los Estado-nación y aflora el liberalismo nacional
conservador. El capitalismo está en ascenso ilimitado.
Y así se da el inicio de la segunda etapa de la filosofía burguesa y se extenderá hasta 1917 o 1920. Este período es el
exacto reflejo del compromiso social. La teoría del conocimiento se manifiesta por el agnosticismo, no hay
necesidad de conocer la esencia del mundo y lo real y no tendría ninguna utilidad. La filosofía debe cuidar que no se
traspasen los límites definidos por las ciencias y que no se hagan conclusiones que desacrediten el régimen. Domina
la filosofía de los profesores, su objeto es la teoría abstracta del conocimiento, se convierte en una ciencia
especializada. Deja de ser la expresión de la burguesía ya abandona el examen de todo problema ideológico. Se
convierte en guardia-fronterizo, función indispensable para esa época burguesa y la burguesía cede los derechos de
explotar sus métodos y sus resultados a los intelectuales burocratizados que forman parte del aparato estatal.
A partir de 1850 aproximadamente los intelectuales tienen una “perfecta libertad” de movimiento dentro de ciertos
límites, la filosofía se convierte en una cuestión propia, la enseñanza universitaria de la filosofía transcurre en medio
de una indiferencia social cada vez mayor.
En el estadio imperialista, la filosofía se torna nuevamente “interesante” para los intelectuales y continúa indiferente
para la burguesía. Al ser “interesante” conquista cierta independencia. En este último período no hay un nuevo
contenido o forma, los fundamentos burgueses persisten sin ninguna crítica seria. Además, la clase social que se
convirtió en depositaria de la nueva filosofía conoce y estudia cada vez menos la estructura burguesa. Se alejan de
los problemas económicos, políticos y sociales voluntariamente.
En el centro de la crítica filosófica se encuentra la crítica contra la idea de progreso. Desde el punto de vista del
conocimiento, el idealismo subjetivo del período anterior sigue siendo la base de la teoría del conocimiento.
La crisis de la filosofía burguesa
Toda la filosofía se encuentra determinada por las estructuras económicas fundamentales de cada sociedad, en cada
uno de los periodos históricos, y que por lo tanto, la profundización de esta crisis se hace aún más patente a partir
de la consolidación de las revoluciones burguesas que situaron a esta clase como el poder no sólo económico, sino
político en cada uno de los Estados Nacionales.
Donde la filosofía burguesa puede reconocer un problema contradictorio sólo puede ver una imagen falseada de la
realidad ya que se ve imposibilitada, por su propia limitación de metodología dependiente, en pensar siempre en las
contradicciones de la sociedad capitalista por medio de un pensamiento que es, al mismo tiempo, capitalista. Una
filosofía que sólo puede ver como realidad aquello que tan sólo es una manifestación de la contradicción real, pero
no la contradicción en sí.
Historia de la Filosofía Burguesa”, y considerará una primera etapa cuya conclusión fechará en el año 1848. ¿Cuál
será la unidad de estas concepciones filosóficas? El ser hasta el año 1848 una “rebelión contra la sociedad feudal que
declinaba la filosofía de esta época codifica los principios últimos y la concepción general del mundo, propias a este
vasto movimiento progresivo y liberador que reformó tan profundamente la sociedad”
En ese año se consolidarán las revoluciones burguesas en Europa Central y tambien en ese mismo año, se publica El
Manifiesto Comunista. Por ende nos encontramos con que el año 1848 es el fin de aquello que será considerado
como socialismo utópico, para ser reemplazado definitivamente por el socialismo científico de Marx, junto con la
consolidación de la burguesía como clase dominante; poniendo término a su “vocación” de “cabeza del progreso
social” para convertirse en una clase reaccionaria ante las fuerzas de la historia.
“El combate ofensivo de la burguesía contra los restos del feudalismo ha terminado ya: lo reemplaza ahora la actitud
defensiva frente al proletariado ascendente”
Es por ello que la consolidación económica de la burguesía y su posterior consolidación política provocan una
corrupción del pensamiento filosófico que sólo podrán abstraerse aquellas sociedades que, carentes del proceso
político-social de la burguesía ascendente de Europa Central, permiten mantener esa independencia filosófica con
respecto a las contradicciones propias del capitalismo y que tienen como representación más clara. Ej Rusia antes de
1917.
Se renuncia a la ambición de poder contestar a las preguntas últimas del espíritu, tendencia que sería materializada
en un “agnosticismo filosófico”, donde frente a una voluntaria renuncia al conocimiento de la esencia del mundo y a
la realidad, la filosofía, entonces, se convierte en un mero acto interpretativo totalmente limitado dentro de las
fronteras de las “ciencias” que sirven de legitimación a un régimen.
La filosofía es encerrada hacia el compromiso de la legitimación de los conflictos por medio de una “realidad social
falseada” de la cual se beneficia la burguesía.
“fetichismo de la mercancía” ocultará la verdadera situación que será considerada como una “situación verdadera”
por parte de la misma filosofía burguesa. La única forma valida de reconocimiento de la realidad en cuento tal es
apartando el velo de aquellas categorías engendradas por una “ideología dominante” creando lo que nuestro autor
como “formas fetichistas de la objetividad”.
Idealismo subjetivo producto de la influencia burguesa, determinante, del periodo imperialista. Y es que la misma
imposibilidad de conocer la realidad, tan difundida por la filosofía burguesa, trae consigo la negación de la “ciencia
misma”.
Este “idealismo subjetivo” trae consigo un nuevo “agnosticismo” que no presenta las mismas características del
existente antes del triunfo y consolidación de las revoluciones burguesas. Y este nuevo agnosticismo es una suerte
de “negativa” a las ciencias, creando una relación donde el idealismo subjetivo logra legitimarse y justificarse por
medio de lo injustificable; lo no científico.
Necesidad de crear “ahí” el mito como una respuesta ideológica que permita darle una coherencia falsa a todos
aquellos vacíos propios de un pensamiento totalmente “alejado de la verdad”, y sin ánimo de llegar a encontrarla,
debido a su dependencia a elementos ideológicos propios del rol de la filosofía. La filosofía burguesa del periodo
imperialista se convertirá no sólo en la negación de la verdad, ni en la mera creación de mentiras legitimadoras, sino
en la “reacción” misma de la filosofía frente al progreso.
Representa la filosofía burguesa del periodo imperialista: una suerte de fuerza irracional que frente a la ciencia y su
progreso utiliza el mito para subordinar, de manera ficticia, a este mismo progreso en pos de explicar, o más bien
legitimar, la estructura donde descansa la burguesía triunfante.
MAX WEBER
Weber define la sociología como la ciencia que estudia las relaciones y acciones sociales.
ACCIÓN SOCIAL: Conducta humana en donde el sentido mentado por el sujeto o sujetos está referido a la conducta
de otros. Esto es, que la acción social se orienta por las acciones de otros que pueden ser pasadas, presentes o
esperadas como futuras. No toda clase de acción es social. No toda clase de contacto entre los hombres tiene
carácter social sino solo una acción con sentido propio dirigida a la acción de otros. La acción social no es idéntica ni
a una acción homogénea de muchos (paraguas) ni a la acción de alguien influido por conductas de otros (psicología
de las masas). Por lo tanto, para que haya éxito en la acción social debe existir un acto intencionado, dirigido hacia
otra u otras personas.
Weber establece tres criterios para la determinación del carácter social:
-Las personas deben tener en cuenta el comportamiento y existencia de los demás
-La significación: la acción del sujeto debe tener un valor de signo o símbolo para los demás y viceversa. Inscribe esas
conductas en su sistema de comunicación.
-La conducta de las personas implicadas en una acción social viene influida por la percepción que cada una de ellas
tiene de la significación de las acciones de los demás y la de su propia acción.
Tipos ideales de acción social Racionales (con arreglo a fines o valores) y No Racionales (tradicional y afectivo):
Acción con arreglo a fines: Consiste en pensar y medir las consecuencias de una acción determinada. Está
determinada por expectativas en el comportamiento tanto de objetos del mundo exterior como de otros hombres y
utilizando esas expectativas como “condiciones” o “medios” para el logro de fines propios racionalmente
perseguidos. Evalúa los medios en función de los fines. Lo motiva la obtención de un fin.
Acción con arreglo a valores: Basada en la creencia consciente de valores e ideologías ya sean religiosas, políticas,
éticas, etc., sin relación alguna con el resultado, o sea puramente en méritos de ese valor. Valores que lo llevan a
actuar de determinada manera esto es una traba para la acción racional con arreglo a fines. Sin consideración a las
consecuencias previsibles, actúa en servicio de sus convicciones sobre lo que el deber, la dignidad, la belleza, la
piedad u otro valor parecen ordenarle. Es siempre una acción según mandatos o de acuerdo con exigencias que el
actor cree dirigidos a él.
Acción tradicional: Determinada por una conducta arraigada, se basa en hábitos y costumbres y no en valores. La
acción estrictamente tradicional está en la frontera de lo que puede llamarse en pleno una acción con sentido. A
menudo es una reacción a estímulos habituales que se mueven a ser una actitud arraigada.
Acción afectiva o pasional: especialmente emotiva, determinada por afectos y estados sentimentales actuales.
Puede ser acción en reacción del otro pero no busca fines concretos sino que es una reacción afectiva. Ej: crimen de
odio Satisfacción de necesidad actual de venganza, de goce o de entrega.
La acción afectiva y la racional con arreglo a valores se distinguen entre sí por la elaboración consciente en la
segunda de los propósitos últimos de la acción y por el planeamiento de la misma. Tienen en común que el sentido
de la acción no se pone en el resultado, sino en la acción misma en su peculiaridad.
Muy raramente la acción social esta exclusivamente orientada por uno u otro de estos tipos. No se pueden
considerar como una clasificación exhaustiva, sino como puros tipos conceptuales.
RELACION SOCIAL: Es la probabilidad de que se actuará socialmente en una forma (con sentido) indicable, sentido
indiferente por ahora, aquello en que la probabilidad descansa. Relación entre individuos que tienen cierta
permanencia. A diferencia de la acción social, la relación social siempre implica retroactividad.
Por ejemplo, un Estado deja de existir sociológicamente en cuanto desaparece la probabilidad de que ocurran
determinadas acciones sociales con sentido. Con este tipo de observaciones, Weber subrayaba que las estructuras
sociales no son esencias, no existen con independencia del entramado de relaciones sociales.
¿Qué explica entonces la estabilidad de las estructuras, instituciones u organizaciones sociales? La expectativa
generalizada en que el comportamiento de otros agentes será aproximadamente el esperado.
La estabilidad de las acciones y relaciones sociales puede tomar varias formas, con diversos grados de estabilidad y
características.
La forma más simple es el uso: una regularidad de hecho, que puede ser mantenida por interés. Dentro de ella se
distingue la costumbre: la regularidad se apoya en el arraigo duradero.
Estas formas de regularidad se distinguen de la convención y el derecho, porque éstas tienen el respaldo de
sanciones más o menos tangibles para quienes se apartan. En el caso del derecho: existe un cuadro coactivo
encargado de mantener las conductas.
La acción y la relación social puede estar orientadas por la representación de la existe de un orden legítimo. Orden:
cuando la acción se orienta (por término medio o aproximadamente) por máximas que pueden ser señaladas. Un
orden es “válido” cuando sirve efectivamente para orientar conductas en un grado significativo (lo que es diferente
del concepto de validez en derecho).
Un orden sostenido solo por motivos racionales con arreglo a fines es mucho más frágil que uno sostenido en la
costumbre. Y también mucho más que un orden que goza del “prestigio de la legitimidad”. Corolario: el orden social
no puede descansar exclusivamente en la orientación racional con arreglo a fines de los agentes.
Tipos de relación social ideales:
De tipo sociedad: Ej: empresa. ACCION RACIONAL CON ARREGLO A FINES. Establecimiento de relaciones con
desconocidos, en confianza con un fin que el también acepta. Se deposita confianza en desconocidos.
De tipo comunidad: Ej: familia. El individuo se encuentra vinculado a otros que no son medios sino fines en si
mismos.
De tipo lucha: opuesto a relaciones sociales de tipo comunidad. Ej: guerra, competencia deportiva. ACCION
RACIONAL CON ARREGLO A FINES
De tipo dominación: probabilidad de obtener obediencia para mandar a realizar determinadas acciones. Se impone
la finalidad del dominador y el individuo dominado actúa solo por el mandato.
DOMINACIÓN: Las personas se encuentran indefectiblemente en una relación de dominación. El liderazgo debe ser
entendido como una relación social, en tanto que es la misma sociedad que acepta ser liderada, en forma
consensuada. La dominación no es un mero ejercicio de poder, se hace necesario hacer una distinción entre el
concepto weberiano de poder y dominación, poder es la probabilidad de obtener obediencia de otros para
mandatos específicos; dominación es la adhesión y obediencia del otro, aunque sea falsa o fingida, y es válida por la
creencia en la legitimidad. Es decir que la legitimidad es la que garantiza la obediencia. A la probabilidad de que se
dará una actividad dirigida a la ejecución de sus organiza
Tipos ideales de dominación:
Dominación legal racional: burocracia. Sistema de normas, reglas. Y para saber quién es el líder está establecido y los
individuos aceptan la dominación porque creen que son racionales. Se cree que se obedecen las normas y no el líder.
Normas en determinado encuadre institucional.
Dominación carismática: líder con carisma. “don de Dios”. Reconocido por sus seguidores. Seguimos al líder no por
cuestiones racionales sino de tipo afectivas. Valores sobrehumanos. Acción afectiva.
Dominación tradicional: no hay elementos racionales. Tradición: el rey es rey porque es hijo de un rey anterior.
Razones no naturales. No hay valores ni normas, lo que asienta la dominación tradicional son los tradiciones. Acción
tradicional.
EMILE DURKHEIM
EL SUICIDIO
Toda muerte que resulta mediata o inmediatamente de un acto positivo o negativo realizado por la misma víctima
pero sobre esta índole no se contemplan los hechos accidentales por lo cual es necesario agregar que el suicidio será
contemplado como tal cuando la víctima sabe con certeza lo que sucederá con su acción.
El interés del suicidio en la sociología es porque este hecho visto como un fenómeno independiente de naturaleza
propia se da en toda las sociedades ya sea de manera individual o colectiva y es ante todo un hecho social y sus
causas son antes sociales que individuales o netamente psicológicas.
Al suicidio se le relacionaba con la locura ya que podría ser una enajenación mental. Toma ya de ahí lo que es el
significado de monomanía ya que si el suicida fuera un loco solo sería una locura parcial, pero ya varios estudios
rechazaban esta hipótesis y se comienza por estudiar su relación con los alienados, por ya tomarse como suicidios
vesánicos que podrían ser maniáticos (por alucinaciones), melancólicos (por depresiones fuertes), obsesivos (siente
demasiada ansiedad acerca de la muerte) e impulsivos o automáticos (surge la idea de repente y poco a poco le gana
a la voluntad), pero, de igual manera, se descarta que provengan de la locura porque había suicidios que estaban
preparados de cierta manera.
No hay en si una verdadera relación directa entre el clima y temperatura sino que el suicido es más bien tomado
como consecuencia de causas sociales.
El suicidio se transmite por contagio como por ejemplo de que varios suicidios pasaron después de alguno que se dio
en cierto lugar y que es similar en varios aspectos pero estos a su vez podrían haber sido solo como un suicidio de
obsesión pero para poder decir que en verdad fueron por imitación no solamente es comprobar que se dieron en el
mismo lugar y momento sino también ver si no tiene que ver el hecho social producido por causas sociales. Podría
verse solo como un encadenamiento de eventos o hechos individuales.
EL SUICIDIO EGOISTA
Se le da importante connotación al hecho de que en un principio se decía que las personas casadas son más
propensas al suicidio que las solteras cosa que fue contradicha ya que hay mayor relación con la edad. Para tomar
como pauta el matrimonio o soltería como factor del suicidio se tenia que comparar a personas de la misma edad, ya
fueran solteras o casadas y este hecho demostró que la soltería esta mas ligada al suicidio, ya que el matrimonio es
como un reductor de la posibilidad. También las personas viudas se suicidan más sin importar su edad. La familia
toma parte importante como freno hacia el suicidio ya que se dan razonamientos sobre las responsabilidades y en
esos aspectos podría decirse que los hijos y la propia esposa son maneras de retener esos pensamientos.
Ya en el aspecto de la sociedad política, los jóvenes son más propensos al suicidio por aspecto de la adolescencia y
todos esos dilemas que se encuentran en ellos en ese momento.
A su vez todas las manifestaciones sociales estimulan la colectividad y el nacionalismo se aumenta y la unión es más
significativa lo cual provoca que el individuo piense menos en sí mismo y vea más por el bien de la idea común
Por lo anterior mencionado el suicidio se suscita cuando hay desintegración en lo religioso, lo familiar y lo político.

EL SUICIDIO ALTRUISTA
Si el suicidio egoísta es cuando el individuo solamente obedece a sí mismo, el altruista es todo lo contrario ya que su
“yo” se confunde con el grupo al que pertenece y su polo de conducta esta enfocado a su alrededor.
De hecho hay varios tipos de suicidio altruista; el ya mencionado es el obligatorio.
Los suicidios altruistas facultativos son aquellos en los cuales se da la vida a la menor provocación ya que no hay un
apego total a la vida misma. Este se da cuando en si es exigido por la sociedad.
Otro suicidio altruista es el agudo, que en si es el suicidio místico. El claro ejemplo de este es el ejército; saben que
existe la posibilidad de morir pero si es por el hecho del patriotismo y la nación esta concebido como algo bueno.
EL SUICIDIO ANOMICO
Cuando hay crisis económicas, la tasa del suicidio se incrementa dada la magnitud de la misma crisis pero si estas
llegan a disminuir, lo mismo no pasa con la cifra de suicidios ya que hay perturbaciones del orden colectivo. El estado
de anomía se presenta ya que no hay una disciplina clara o más fuerte de la que hay o es necesaria.
La pobreza también tiene un papel importante por ser una manera de que no haya suicidio ya que al no tener tanto
no se necesita más de lo necesario; cosa contraria pasa si hay riqueza. La consagración del materialismo se da ya que
la religión perdió la fuerza que tenía como consuelo para pobres y ricos. En las sociedades modernas la anomía en sí
significa entonces que la desorganización por estos elementos da pauta para el suicidio por el sufrimiento que
conlleva. Entre el suicidio egoísta y anómico hay ciertas diferencias pero el primero se va más hacia lo empresarial y
el segundo a las carreras intelectuales.
SUICIDIO FATALISTA
Mientras el suicidio anómico es más probable que ocurra cuando la regulación es demasiado débil, el suicidio
fatalista sucede cuando la regulación es excesiva. Dürkheim describía a aquellos que era más probable que
cometieran este tipo de suicidio como “personas cuyo futuro está implacablemente determinado, cuyas pasiones
están violentamente comprimidas por una disciplina opresiva”. Un claro ejemplo de este tipo de suicidio es el del
esclavo que se quita la vida debido a la desesperación que le provoca la reglamentación opresiva de todas sus
acciones. Demasiada regulación, la opresión libera corrientes de melancolía que, a su vez, causan un aumento de la
tasa del suicidio fatalista.
SOLUCIONES:
Las soluciones que se pueden dar a este problema práctico dependen de si se considera a este un factor normal o
anormal de la convivencia ciudadana.
Durkheim opina que le actitud ante el suicidio es demasiado relajada, piensa que ofende la moral y por lo tanto
tendría que ser castigado. Los distintos métodos de castigar el suicidio tendrían únicamente un carácter moral y las
sociedades han asumido la imposibilidad de prohibir legalmente este acto y por lo tanto la actitud ante el suicidio es
muy relajada desde el punto de vista del autor. Llega entonces a plantearse si el único medio de solución es la
educación. La educación no crea la moral de una sociedad sino que es el reflejo de la misma,
La única manera de solucionar el suicidio egoísta es dar consistencia a los grupos sociales, en las sociedades actuales
donde tanto la política como la religión han perdido la fuerza de antaño se hace difícil encontrar una estructura que
evite que el individuo se encuentre con ese vacío incomprensible que le empuja al suicidio.
Durkheim halla este soporte tan necesario en la estructura profesional, proponiendo su inclusión en mundo del
Estado y no únicamente en el mundo privado como se hace en las sociedades modernas.
Finalmente y a modo de conclusión explica que el incremento de suicidios en el tiempo actual es fruto de la miseria
moral que reina en la sociedad. Reclama una reforma de la estructura social con la desaparición de los grupos
intermedios entre el individuo y el estado. Determina que para predecir la evolución del suicidio es necesario un
estudio detallado del régimen corporativo.
LA DIVISION DEL TRABAJO SOCIAL
Los hechos sociales deben ser tratados como "cosas" es vital para distinguir la filosofía de la sociología. Como
objetos, los hechos sociales deben ser estudiados de un modo empírico, no filosófico.
Los hechos sociales son externos y coercitivos para el actor; el objeto de la psicología sería estudiar los hechos
psicológicos, mientras que el de la sociología sería el estudio de los hechos sociales.
Los hechos sociales materiales son los más visibles, <<A veces el hecho social se materializa y llega a convertirse en
un elemento del mundo exterior>>. La arquitectura sería un ejemplo de hecho social material.
Pero a lo que el gran sociólogo da mayor importancia, hasta convertirlo en núcleo de su obra es el análisis de los
hechos sociales inmateriales. Los hechos sociales inmateriales se corresponden con lo que hoy consideramos normas
y valores de la sociedad, o de forma extensa, la cultura.
Los principales niveles de la realidad social serían:
A. Hechos sociales materiales
1. La sociedad
2. Componentes estructurales de la sociedad (como instituciones)
3. Componentes morfológicos de la sociedad (como distribución de la población o canales de comunicación)
B. Hechos sociales inmateriales
1. Moralidad
2. Conciencia colectiva
3. Representaciones colectivas
4. Corrientes sociales
Densidad dinámica
Este concepto de Durkheim hace referencia a la cantidad de individuos que forman una sociedad y al grado de
interacción que realizan entre sí.
Un aumento del número de individuos unido al aumento de interacción conduce al cambio de una sociedad
mecanicista a una sociedad organicista, dado que dicho aumento provoca una mayor competencia entre todos, al
tener características similares; el cambio a la división del trabajo permite a personas y estructuras cooperar entre los
diversos ámbitos de especialización.
Derecho
Una sociedad mecánica se caracteriza por un derecho represivo. Cualquier ataque a su sistema de valores
compartido es algo de gran importancia para la mayoría de los individuos, por lo que el trasgresor suele ser
castigado muy severamente si se considera su acción una ofensa contra el sistema moral colectivo.
Una sociedad de solidaridad orgánica se caracteriza por el derecho restitutivo; a los individuos se les pide que
cumplan con la ley o que restituyan a aquellos que resulten perjudicados por sus acciones. En este tipo de
sociedades la gente no suele reaccionar emocionalmente ante el incumplimiento de las leyes.
Mientras que en el primer tipo de sociedad la administración de la justicia corre a cargo de las masas, mientras que
en el segundo tipo, la administración del derecho restitutivo corre a cargo de especialistas, lo que concuerda con la
especialización característica de la división del trabajo.
Anomía
Los individuos se enfrentan a la anomía cuando carecen de un concepto claro de lo que es una conducta apropiada y
aceptable y de lo contrario.
Conciencia colectiva
El conjunto de creencias y sentimientos comunes al término medio de los miembros de una misma sociedad, forma
un sistema determinado que tiene vida propia: podemos llamarlo conciencia colectiva o común.
1.-SOLIDARIDAD ORGÁNICA
En la sociedad con solidaridad orgánica, hay un mayor nivel de individualización, esto es, un mayor despliegue de
talentos y capacidades naturales y propias de los individuos. Los individuos se relacionan entre sí por
complementariedad funcional. Esta solidaridad no es posible sin que cada uno tenga una esfera de acción que le sea
propia, mientras más extensa la conciencia individual, más fuerte es la cohesión. Esta solidaridad es la que da
expresión a la sanción del derecho restitutivo, se busca retornar a un estado anterior, previo a la realización del
delito, quien comete el delito debe reparar el daño. La administración del derecho restitutivo corre a cargo de
especialistas, lo que concuerda con la especialización característica de la división del trabajo. Esta solidaridad se
presenta cuando en la sociedad "industrial", como consecuencia de la división de trabajo en las fábricas y empresas.
Esta división hace que las diferencias entre los trabajadores sean muy visibles entre sí, y esto provoca que se pueda
perder el sentido de pertenencia a un grupo pequeño como podría ser la familia. En resumen, esta solidaridad nace
de la necesidad de trabajar EN EQUIPO industrialmente y es totalmente "económico", es el precio de ser solidario
con el trabajo perdiendo la identidad en tu grupo pequeño, ya sea de familia, religión o de vecindario.
2.- SOLIDARIDAD MECÁNICA
La solidaridad mecánica se basa en las similitudes de los integrantes de un determinado grupo, hay un bajo nivel de
individualización, el individuo es reflejo de la sociedad. Las conciencias individuales son el microcosmos de la
conciencia colectiva. Debido a que la sociedad es una masa homogénea, la división del trabajo es baja o casi nula,
todos cumplen los mismos roles. Debido a la homogeneidad de la población con respecto a lo moral y lo religioso,
toda acción que vaya en contra de sus creencias representa una ofensa generalizada por lo que el castigo debe ser
estricto. Aquí prima el derecho represivo o punitivo, la administración de justicia corre a cargo de las masas. Esta se
presenta en una sociedad "rural", aquí la solidaridad es "mecánica", es decir que la solidaridad en la sociedad se da
cara a cara, dando como por ejemplo una relación entre mejores amigos o familia con más afecto y la unión es
instantánea.
¿Porque dividió la solidaridad Durkheim?
Porque él pensaba que la nueva sociedad industrial tenía que educar a los jóvenes y niños con un nuevo modelo
educativo, mezclando los dos valores de estas solidaridades, de esta forma crearía una sociedad afectiva con sus
padres y amigos, educada en valores y habilidades propias, y al mismo tiempo normas y cumplimientos éticos para la
sociedad global, el país y la nación.
ROBERT MERTON – ESTRUCTURA SOCIAL Y ANOMIA
(ESTE TEMA NI IDEA SI ES ASI, en general no lo preguntan)
Tipos ideales de conducta desviada:
Merton señala que hay 5 tipos de adaptación a contradicciones entre la estructura cultural y la estructura social:
I. Conformidad: con las metas culturales y los medios institucionales. Esta es la más común y la más divulgada, de no
ser así, no podría conservarse la estabilidad y continuidad de la sociedad.
II. Innovación: El individuo asimila la importancia cultural de la meta sin interiorizar las normas institucionales que
gobiernan los modos y los medios para alcanzarla.
III. Ritualismo: Los individuos pasan de un tipo de adaptación a otra y algunos ritualistas que se someten a las reglas
institucionales y tienen un amplio conocimiento de ellas que se convierten en virtuosos de la burocracia que se
sometes a ellas de un modo tan extremado precisamente porque están bajo la acción del sentimiento de culpa
engendrado por la previa inconformidad con las reglas (adaptación II)
IV: Retraimiento: Es el rechazo de las metas culturales y de los medios institucionales. Es la menos común, en
sociología se habla de estos individuos como extraños a la sociedad. Son los parias, vagabundos, borrachos crónicos,
drogadictos, etc. El conflicto es tal que terminan abandonando las metas y medios, se elimina así el conflicto y
quedan asocializados.
V: Rebelión: Este modo de adaptación lleva a los que están fuera de la estructura social a pensar y tratar de poner en
existencia una nueva estructura social. Las metas y los medios son considerados arbitrarios por lo cual no pueden
exigir fidelidad ni posee legitimidad porque lo mismo podría ser de otra manera.

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