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LUCRO CESANTE Y PÉRDIDA DE CHANCE

Con acierto se ha señalado que “…en la doctrina, y en la experiencia jurisprudencial, la sensación de

que frente a los conceptos de lucro cesante y pérdida de chance nos encontramos en presencia de un

mismo tipo de daño, y que lo separaría a un concepto de otro sería el grado de certidumbre o de

probabilidad de un acontecimiento todavía no sucedido”. Si la certidumbre es parcial estaríamos en

presencia de una pérdida de chance; de otro modo, si fuera total, sería un lucro cesante. Tal relativismo

concurre no sólo en la chance perdida… sino también en el lucro cesante frustrado, sólo que en el

primer caso el relativismo se acentúa. Concluyendo que “en ambos hay una expectativa que se ha visto

frustrada por un obrar antijurídico. La diferencia en todo caso, es el porcentaje de posibilidades: en el

lucro cesante está la convicción, digamos más o menos absoluta, de que determinada ganancia se

produzca, y en la chance hay un alea que disminuye las posibilidades de obtenerlas”.

Es claro que existe tanto un lucro cesante de los actores como también pérdida de chance, toda vez que,

como consecuencia del accidente, la Sra. ………………. perdió su fuerza de trabajo. En particular, en

la época en que se produjo el fatal hecho se encontraba prestando tareas -en pleno período de prueba-

en el Sanatorio Julián Moreno de la ciudad de Casilda y, al verse privada de concurrir, perdió la

posibilidad de percibir sus haberes como así también de obtener un empleo definitivo. Consecuencias

que hasta la actualidad persiste atento la notoria crisis económica laboral.

Sobre este aspecto se ha sentenciado que “El daño a la integridad física y, consecuentemente, la

disminución de la capacidad de trabajo, autorizan la reclamación del lucro cesante”.

Al momento del accidente la Sra. ……………… percibía aproximadamente $15.000 (pesos quince

mil) mensuales, razón por la cual se estima provisoriamente este rubro en la suma de pesos

DOSCIENTOS MIL ($ 200.000) habida cuenta de la imposibilidad de continuar trabajando y lograr

una certera posibilidad de quedar como trabajadora efectiva, todo ello atento las graves secuelas y el

posterior despido, al día del hecho y/o la suma que en más o en menos V.S. resuelva al momento de

dictar sentencia, con más los intereses y actualización por depreciación monetaria y costas del juicio.
DAÑO

Se solicita la “reparación plena” de todos y cada uno de los daños y perjuicios sufridos por mis

poderdantes: patrimoniales y no patrimoniales; a modo enunciativo se solicita la reparación del daño a

la integridad física, moral, perdida de chance, lucro cesante, vinculado con el accidente de marras.

En efecto, la reparación plena de los daños tiene raigambre constitucional establecida en el artículo 19

de nuestra Carta Magna; del cual se desprende el principio “alterum non laedere”, que prohíbe a los

Hombres afectar derechos de terceros; lo cual ha sido remarcado por la Corte Suprema de Justicia de la

Nación, indicando que: “La responsabilidad que fijan los Art. ,1716, 1749, 1757, 1758 del Código

Civil y Comercial sólo consagra el principio general establecido en el Art. 19 de la Constitución

Nacional que prohíbe a los “Hombres” perjudicar los derechos de un tercero…”.

Conforme lo normado por el artículo 1746 del Código Civil “En el caso de lesiones o incapacidad

permanente física o psíquica, total o parcial, la indemnización debe ser evaluada mediante la

determinación de un capital…….” y, por su parte el art. 1740 del Código Civil,” La reparación del

daño debe ser plena Consiste en la restitución de la situación del damnificado al estado anterior del

hecho dañoso, sea por el pago en dinero o en especie. La victima puede optar por el reintegro

especifico, excepto que sea total o parcialmente imposible, excesivamente oneroso o abusivo, en cuyo

caso debe fijar en dinero….”

Es que el perjuicio derivado del evento dañoso descripto ha menoscabado un bien de reproducción

imposible, la vida de Torres Alvarenga. Por ello, resulta de aplicación la previsión contenida en la

misma norma pero que refiere a la indemnización sustituta o dineraria.

Por su parte nuestro Máximo Tribunal Nacional 1, respecto de las consecuencias dañosas “…ha

considerado que cuando la víctima resulta disminuida en sus aptitudes físicas o psíquicas en forma

permanente, esta incapacidad debe ser objeto de reparación, al margen de lo que pueda corresponder

por el menoscabo de la actividad productiva y por el daño moral, pues la integridad física tiene por sí

misma un valor indemnizable y su lesión comprende, a más de aquella actividad económica, diversos

aspectos de la personalidad que hacen al ámbito doméstico, cultural o social con la consiguiente

1
Ver por todos “Mosca, Hugo Arnaldo c/ Buenos Aires, Provincia de (Policía Bonaerense) y otros s/daños y perjuicios”, del 6 de marzo de 2007.
frustración del desarrollo pleno de la vida (Fallos: 312:752, 2412; 315:2834; 316:2774; 318:1715;

320:1361; 321:1124; 322:1792, 2002 y 2658; 325:1156; 326:847)

En la misma línea de pensamiento también considera que “…para evaluar el monto del resarcimiento

por la disminución de las aptitudes físicas y psíquicas no es necesario recurrir a criterios matemáticos

ni tampoco son aplicables los porcentajes fijados en la ley de accidentes de trabajo, aunque puedan ser

útiles como pauta genérica de referencia, sino que deben tenerse en cuenta las circunstancias personales

del damnificado, la gravedad de las secuelas, los efectos que éstas puedan tener en el ámbito de la vida

laboral de la víctima y en su vida de relación (Fallos: 320:1361 y 325:1156).

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