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Los 5 Puntos Básicos De AA

Análisis sustentado y motivado en los 12 pasos


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Alcohólicos Anónimos® ofrece un programa de recuperación que consta de Doce Pasos sugeridos que han sido
sintetizados en cinco puntos básicos, y son los siguientes:

1. Admisión del alcoholismo (Primer paso).

• En términos generales, al ser humano no le gusta perder o aceptar que está equivocado. En el caso del alcohólico,
por lo regular, siempre trata de justificar su forma anormal de ver y argumenta que no tiene problemas al respecto.
Sin embargo, puede darse cuenta de su situación real si analiza cuidadosamente y con honestidad su manera excesiva
de beber y los daños que esto le ocasionó tanto a él como a los demás.

• En virtud de que la ciencia médica dictaminó que el alcoholismo es una enfermedad, la persona deberá tomar en
cuenta que nadie puede rehabilitar, o tratarse, si no se acepta la enfermedad. Entonces la persona, que con sinceridad
quiere dejar de beber, debe aceptar su incapacidad por controlar la bebida; de lo contrario le podrá causar la locura o
la muerte prematura.

PRIMER PASO.

ADMITIMOS QUE ERAMOS IMPOTENTES ANTE EL ALCOHOL, QUE NUESTRAS VIDAS SE HABIAN VUELTO
INGOBERNABLES
1
—¿A quién le agrada admitir la derrota definitiva? Prácticamente a nadie, por supuesto—. Todos
nuestros instintos naturales se rebelan ante la idea de que somos impotentes. Es algo verdaderamente
espantoso admitir que nosotros, con la copa en la mano, hemos torcido nuestras mentes hacia una obsesión
de beber en forma tan destructiva que solamente un acto de la Providencia pudo remover.
2
Ningún fracaso es tan doloroso como éste. El alcohol se ha convertido ahora en un salteador rapaz que
nos despoja de las facultades de la voluntad para resistir a sus demandas. Cuando aceptamos este hecho,
nuestra derrota es completa.
3
Pero al ingresar a A.A., cambia muy pronto el punto de vista respecto a esta humillación. Nos damos
cuenta de que únicamente admitiéndola seremos capaces de dar los primeros pasos hacia nuestro
fortalecimiento y liberación. La aceptación de nuestra impotencia se convierte, finalmente, en el firme
cimiento sobre el cual podemos edificar una vida útil y feliz.
4
—Es muy poco el provecho que puede obtener el alcohólico que ingresa a A.A. si no se da cuenta desde
luego, de su devastadora debilidad y consecuencias. Hasta que no la reconozca humildemente, su sobriedad,
si acaso logra alguna, será muy precaria y no encontrará una felicidad verdadera. Una larga experiencia
comprueba, sin lugar a duda, que ésta es una de las verdades de A.A.—. Este es el principio de que no
encontraremos firmeza duradera para vivir sobrios hasta que no admitamos la completa derrota. Es uno de
los fundamentos sobre los que ha crecido y florecido nuestra asociación.
5
Muchos de nosotros nos rebelamos cuando nos desafiaron a admitir la derrota. Nos acercamos a A.A.
esperando que se nos enseñara a tener confianza en nosotros; y nos dijeron que en lo que al alcohol respecta,
la confianza en sí mismo no sirve para nada; de hecho es un verdadero riesgo. Nuestros Padrinos nos dijeron
que éramos víctimas de una obsesión mental, tan sutilmente intensa, que ningún poder humano podría
destruirla. Nos dijeron que con la sola voluntad, y sin ninguna

ayuda, era imposible vencer esa compulsión. Profundizando implacablemente sobre el problema, nos
indicaron que nuestra creciente susceptibilidad al alcohol la llaman alergia. El alcohol, convertido en tirano,
esgrimió una espada de dos filos contra nosotros: primero nos hizo víctimas de una urgencia irracional que

1
nos condenó a seguir bebiendo, y segundo, de una alergia orgánica que al tiempo nos destruiría. —Pocos
han sido, sin duda, los que en tales asaltos han logrado el triunfo en un combate mano a mano. Es un hecho
demostrado por las estadísticas que casi nunca puede un alcohólico salvarse por sus propios recursos. Y esto
ha sido cierto, sin duda, desde que el hombre empezó a beber vino—.
6
—En los primeros tiempos de A.A., únicamente los casos más desesperados pudieron aceptar esta amarga
verdad. Aún esos desesperados, tenían frecuentemente dificultades para darse cuenta cabal de que estaban
desahuciados, pero los pocos que se percataron de esa verdad se agarraron a los principios de A.A. con el
mismo fervor que el náufrago asido al salvavidas; y casi invariablemente obtuvieron una mejoría. Tal es el por
qué, en la primera edición del libro “Alcohólicos Anónimos”, publicada (1939) cuando nuestra asociación era
pequeña, tratamos únicamente casos en los cuales se había tocado fondo. Muchos alcohólicos menos
desesperados intentaron seguir nuestro programa, pero sin éxito; porque no podían admitir su total
incapacidad para controlar el alcohol—.
7
—Es muy satisfactorio hacer constar que en los años siguientes la situación ha cambiado. Alcohólicos que
todavían conservan su salud, su familia y su posición económica, comienzan a darse cuenta de su incapacidad
para controlar la bebida. Al crecer este problema, se sumaron otros más jóvenes y que no tuvieron que pasar
por el infierno de estos últimos diez o quince años que nosotros pasamos. En virtud de que el Primer Paso
requiere la admisión de la ingobernabilidad de nuestras vidas, ¿cómo pudieron esta clase de personas dar este
paso?—.
8
Obviamente, fue necesario “levantar” el fondo que muchos de nosotros habíamos tocado, para que otros
lo vieran de cerca. Repasando nuestros historiales de bebedores podríamos demostrar que años antes de que
nos diéramos cuenta, ya habíamos perdido el control; que desde entonces ya no bebíamos por hábito
únicamente, y que en realidad era el comienzo de una progresión fatal. A los que lo dudan, podremos
decirles: —Quizás usted no es un alcohólico, después de todo. ¿Por qué no hace la prueba de beber
controlándose y teniendo en cuenta lo que le hemos dicho acerca del alcoholismo?. —Esta actitud produce
resultados prácticos e inmediatos. Entonces, se ha descubierto que cuando un alcohólico ha sembrado en la
mente de otro la verdadera naturaleza de esta enfermedad, esa persona se dirá: Puede ser que estos A.As.
tengan razón. —Después de algunos experimentos de esta clase, algunas veces, años atrás de que se
presentaran dificultades extremosas, regresaba convencido—. Había tocado fondo, ciertamente, como
cualquiera de nosotros. Se había convertido en nuestro aliado.
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—Por qué tanta insistencia respecto a que cada A.A. necesita primero tocar fondo? La respuesta es, porque
muy pocas personas tratan sinceramente de llevar a la práctica el programa de A.A. si no tocan su fondo.
Porque la práctica de los Once Pasos restantes significa la aceptación de juicios y actitudes que casi ningún
alcohólico, si está bebiendo puede siquiera soñar en aceptar. *1)¿Quién desea ser rigurosamente honrado y
tolerante? 2)¿Quién quiere confesar sus errores a otra persona y 3)reparar los daños que ha causado? 4)¿A
quién le interesa saber acerca de un Poder Superior, de la meditación y la oración? 5¿Quién es capaz de
sacrificar su tiempo y sus energías llevando a los que sufren el mensaje de A.A.? El alcohólico típico,
egocéntrico en extremo, no se siente atraído por esas acciones, a menos que para salvar la vida tenga que
practicarlas—.
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El látigo del alcoholismo nos ha obligado a ir a A.A. Ahí descubrimos la naturaleza de nuestra situación
fatal; y sólo entonces, se han abierto nuestras mentes a la convicción, porque hemos sentido lo que es la
agonía. Estamos dispuestos a hacer cualquier cosa para liberarnos de esta despiadada obsesión.

2. Análisis de la personalidad y catarsis (Cuarto y quinto paso)

• A través de un análisis de la personalidad, o un examen de conciencia, el enfermo podrá descubrir las causas que lo
llevaron a beber en forma destructiva; un síntoma de problemas más profundos como son: carencia de control de las
emociones, falta de aceptación de la realidad. Esto es, un individuo inadaptado, desorientado, que casi siempre estuvo
en desacuerdo con todo y con todos, lo llevó a crearse hondos resentimientos, que siempre tuvo infinidad de pretextos

2
para beber; ahora se da cuenta de las fallas en su personalidad: pudo ser demasiado orgulloso, envidioso, vanidoso,
iracundo, etc. se conocerá, se aceptará a sí mismo y sabrá cuáles son sus alcances, cuáles sus limitaciones,
disponiéndose a cambiar de juicios y actitudes.

• Después de lo anterior, deberá darse la oportunidad de hacer una catarsis o saneamiento mental, expulsando todo
aquello que mantuvo en secreto y que le ocasionaba intranquilidad, es conveniente que esto lo lleve a cabo o con un
psiquiatra, un consejero espiritual o un miembro experimentado de Alcohólicos Anónimos que haya practicado este
concepto.

CUARTO PASO

SIN MIEDO HICIMOS UN MINUCIOSO INVENTARIO MORAL DE NOSOTROS MISMOS.


1
—La Creación nos dotó de *instintos para un propósito, Sin ellos no seríamos seres humanos
completos. Si el ser humano no se esforzara por su seguridad personal, ni hiciera ningún esfuerzo para
cosechar sus alimentos o construir su hogar, no sobrevirian. Si no se reprodujeran, la Tierra no estaría
poblada. Si no existiera el instinto social, si a los seres humanos no les importara la compañía de sus
semejantes, la capacidad de vivir no existiría. Así, estos deseos —de relación sexual, de seguridad material y
emocional, y de compañía—son perfectamente justos y necesarios, y desde luego son dones de Dios—.

*Instintos básicos: Instinto Sexual (sexo) Instinto Social o de compañía (poder) Instinto de seguridad,
emocional o material (dinero)
2
Sin embargo, estos instintos tan necesarios para nuestra existencia, nos dominan e insisten en dominar
nuestras vidas. Nuestros deseos sexuales, de seguridad material y emocional, y de obtener una posición
importante en la sociedad, a veces nos tiranizan. —Cuando los deseos naturales del hombre se descoyuntan,
le ocasionan graves dificultades. No hay ser humano, por más bueno que éste sea, exento de eso. Puede
decirse que casi todos los problemas emocionales, son casos de instintos mal encauzados—. Cuando esto
sucede, nuestro “activo” natural que son los instintos, se convierten en riesgos físicos y mentales.
3
El Cuarto Paso es un esfuerzo laborioso y vigoroso para descubrir cuáles han sido, y son estos riesgos
en nosotros. Queremos descubrir exactamente cómo, cuando y donde deformaron éstos riesgos nuestros
instintos naturales. Queremos mirar de frente la desdicha, que ella ha causado a otros y a nosotros mismos.
Descubriendo cuáles son nuestras deformidades emocionales, causadas por estos riesgos podremos
corregirlas. Sin un deseo sincero y perseverante de practicarlo, es muy limitada la sobriedad o la satisfacción
que podamos obtener. La mayoría de nosotros se ha dado cuenta de que es muy difícil de alcanzar la fe que
obra positivamente en la vida cotidiana, si no se ha hecho sin temor alguno, un minucioso inventario moral.
4
—Antes de abordar en detalle el problema del inventario, veamos cuál es básicamente el problema. El
siguiente ejemplo resultará significativo si nos fijamos bien. Supongamos que una persona antepone a todo,
el deseo sexual. En tal caso, este apremio imperioso puede destruir sus oportunidades para lograr su seguridad
material y económica, y su posición en la sociedad. Otro, puede desarrollar tal obsesión por su seguridad
económica, que no quiere hacer nada más que acumular dinero. Si va al extremo, puede convertirse en un
avaro y en un solitario que se priva hasta de su familia y amigos—.
5
—La búsqueda de la seguridad no siempre se manifiesta en términos de dinero. Muy a menudo vemos
al ser humano asustado, que se empeña en depender de otra persona más fuerte que lo guíe y lo proteja. Este
ser débil al no poder enfrentarse con sus propios recursos, a las responsabilidades de la vida, no crece nunca,
la desilusión y el desamparo son su destino. Con el tiempo sus protectores huyen o mueren, y éste queda solo
y atemorizado—.
6
—También hemos visto al ser humano a los que el poder los hace perder la cabeza; que se dedican a
mandar a sus semejante. Estas personas a menudo desperdician las oportunidades que se les presentan de
lograr una legítima seguridad y la felicidad en su hogar. Cuando un ser humano se vuelve el campo de batalla
de sus institntos, nunca tendrá tranquilidad—.

3
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—Pero ese no es el único peligro. Cada vez que alguien impone irrazonablemente a otros sus propios
instintos, se presenta la desgracia. Si en la búsqueda de la riqueza (seguridad material) se atropella a los que
se cruzan en su camino, se provocará cólera, envidia y venganza. Si se subleva el sexo, (instinto sexual) se
provocará un alboroto igual. Las exigencias de atención, protección y cariño exageradas a otro, (seguridad
emocional) propician en esas personas tiranía y repulsión, dos emociones tan malsanas igual como las mismas
que las provocaron. Cuando el deseo de prestigio del individuo (instinto social) se vuelve incontrolable, ya sea
en un círculo de amistades o en la mesa de alguna conferencia internacional, hay otras personas que se
lastiman y frecuentemente se rebelan. Este choque de instintos puede producir desde una fría indiferencia
hasta una candente revolución—. Así pues, estamos colocados en un conflicto no solamente con nosotros
mismos, sino también con otras personas que como nosotros los alcohólicos, tienen sus instintos
naturalmente.
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Nosotros los alcohólicos especialmente, debemos darnos cuenta de que el instinto desenfrenado, es la
causa fundamental de nuestra manera destructiva de beber. Hemos bebido para escapar del miedo,
frustración y depresión. (instinto de seguridad) Hemos bebido para escapar del sentimiento de culpabilidad
ocasionado por las pasiones; y luego hemos bebido para lograr mas pasiones. (instinto sexual) Hemos bebido
por vanagloria, para gozar los sueños mas disparatados de pompa y poderío. (instinto social). No es agradable
contemplar esta perversa enfermedad del alma. Los instintos alborotados obstaculizan la investigación, pues
en el momento en que tratamos de sondearlos, estamos sujetos a sufrir varios tipos de reacciones.
9
Si temperalmente estamos en el lado depresivo, estamos propensos a ser abrumados por el sentimiento
de culpabilidad y repugnancia, de nosotros mismos. Nos revolcamos en ese fango de sentimentalismo
originando de ello un placer deformado y doloroso. A medida que tratamos de alcanzar esta melancólica labor,
podemos sumirnos en tal grado de desesperación, que llegamos a creer que el olvido es la única solución
posible. Aquí hemos perdido todo sentido de perspectiva desde luego, y por consiguiente de humildad. Porque
este es orgullo al revés. Esto no es de ninguna manera un inventario moral, sino justamente es el proceso por
el que la depresión y la desesperación nos encamina a la botella y a la destrucción.
10
Si por otra parte, nuestra manera de pensar natural se inclina hacia el fariseísmo o la grandiosidad,
nuestra reacción será la opuesta. Nos molestaremos con la sugerencia que hace A.A. sobre el inventario moral.
Seguramente que nos referiremos con orgullo, a la vida ejemplar que creíamos llevar antes de que la botella
nos hundiera. Pretenderemos que nuestros defectos serios de carácter, —si acaso pensamos que los
tenemos—, eran ocasionados por nuestro exceso con la bebida. Siendo así, pensamos que la sobriedad es lo
primero, lógicamente, y es lo único para lo que necesitamos esforzarnos. Creemos que en el momento en que
dejemos el alcohol, reviviremos las buenas cualidades que habíamos demostrado tener. Si fuimos buenas
gentes, excepto cuando bebíamos, ¿Qué necesidad hay de hacer un inventario moral ahora que estamos
sobrios?.
11
También nos aferramos a otro pretexto para tratar de eludir nuestro inventario. Nos lamentamos de
que nuestras ansiedades y dificultades actuales, son causadas por el comportamiento de otra gente y que
realmente, son ellos los que necesitan un inventario moral. Creemos firmemente que nuestra indignación es
justificada y razonable, y que nuestros resentimientos están justificados. Pensamos: Nosotros no somos los
culpables. Son ellos.
12
—El alcohólico que piensa de esta manera, es en este proceso del inventario cuando los Padrinos
entran al rescate. Están capacitados para hacerlo ya que son portadores de los conocimientos que A.A. tiene
del Cuarto Paso. Tranquilizan al recién llegado demostrándole primero que su caso no es extraño ni diferente,
y que sus defectos de carácter no son mas numerosos o peores que los de cualquier otra persona que está
en A.A. Esto se lo hace ver el padrino hablándole con franqueza y sin exhibicionismo, de algunos de sus propios
defectos personales, pasados o actuales. Esta manera objetiva de hablarle, resulta muy tranquilizadora y
alentadora. El Padrino aconsejará al recién llegado que posiblemente él tiene algunas cualidades para
abonarse, aparte de sus riesgos. Esto lleva a disipar la morbosidad y a alentar la sensatez. El recién llegado
podrá empezar a darse cuenta de sus propios defectos, tan pronto como empiece a ser más objetivo—.

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—Los Padrinos de aquellos que no creen necesitar el inventario se enfrentan a otra clase de problema,
porque las personas impulsadas por su amor propio, no se dan cuenta del riesgo que corren. Estos recién
llegados casi no necesitan de motivación. El problema es ayudarlos a encontrar una rendija en la cárcel que
su orgullo los encerró, para que pueda llegarles la luz de la razón—.
14
—Se les dirá a éstos que la mayoría de los miembros de A.A. han sufrido severamente durante el tiempo
que bebieron, porque creían que tenían la razón—. Para la mayoría de nosotros el creer tener siempre la
razón, originaba nuestras justificiaciones; desde luego justificaciones hacia nuestra manera de beber y
nuestra conducta dañina. Habíamos hecho un arte del inventar excusas. Teníamos que beber porque nuestra
situación era mala o porque era buena. (seguridad material) Teníamos que beber porque en nuestra casa nos
agobiaban con cariño o porque no nos querían. (seguridad emocional) Teníamos que beber porque teníamos
éxito en nuestro trabajo o porque fracasábamos en el. Teníamos que beber por que nuestro equipo había
ganado o había perdido (instinto social). Y por todo esto y mil cosas más siempre bebíamos.
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Pensamos que llevados por las “circunstancias” empezamos a beber, pero cuando tratamos de corregir
esos errores y nos dimos cuenta de que no podíamos hacerlo, a nuestra entera satisfacción, nuestra manera
de beber se volvió incontrolable. Nunca se nos ocurrió que necesitábamos cambiar para afrontar esas
“circunstancias”, cualquiera que haya sido.
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Pero en A.A. aprendimos poco a poco que había que poner algúna solución a nuestros resentimientos
vengativos, la lástima de sí mismos y nuestro injustificable orgullo. Nos dimos cuenta cuenta de que con
nuestras fanfarronadas nos estábamos echando en contra a los demás. Nos dimos cuenta de que cuando
guardábamos mala voluntad y tratábamos de vengarnos de estos fracasos, en realidad nos estábamos
golpeando con el palo de la ira que intentábamos usar contra los demás. También aprendimos que si
estábamos seriamente perturbados, nuestra primera necesidad consistía en calmar ese disturbio sin importar
quién o que lo motivara.
17
Tropezamos con algunos obstáculos y tardamos en percibir de cómo nos convertimos en víctimas de
emociones inciertas. Las podíamos percibir rapidamente en otras personas, pero cuando se trataba de
nosotros, lo hacíamos con lentitud. Antes que nada teníamos que admitir que estábamos llenos de estos
defectos, a pesar de que esta clase de admisiones resultaban dolorosas y humillantes. Cuando se tratara de
otros, teníamos que quitar la palabra “culpabilidad” de nuestra conversación y de nuestro pensamiento. Esto
requería mucha buena voluntad desde el principio. Pero una vez que vencimos los primeros obstáculos, el
camino se hizo más fácil de recorrer, porque habíamos empezado a vernos interiormente a nosotros mismos,
o sea que estábamos ganando en *1)Humildad.
18
—Desde luego que la autoridad y sed poder (instinto social) son una característica extremosa de tipos
de personalidad que abundan en A.A. y en todo el mundo. Frecuentemente este tipo de personalidad se notan
con claridad en los ejemplos que aquí se han dado—. Pero con la misma frecuencia, algunos de nosotros
encajaremos más o menos en las dos clasificaciones. Los seres humanos no somos iguales, así que cada uno
de nosotros al hacer nuestro inventario necesitaremos determinar cuales son nuestros defectos de carácter
individual. Una vez que encontremos los zapatos a nuestra medida, caminaremos con la confianza de que
vamos por buen camino.
19
Ahora vamos a examinar la necesidad de una relación de los defectos de carácter más notorios que
todos tenemos en diversos grados. **1)Para los que tienen una preparación religiosa, verán violaciones graves
a principios morales. **2)Otros verán en esta, defectos de carácter. **3)Para otros será solamente un índice de
desajustes. **4)A algunos mas les molestará que se hable de inmoralidad y sobra decir que, de pecado. Pero
para el que menos lo analize tanto, estará de acuerdo en este punto: Hay mucho que está mal en nosotros los
alcohólicos, y acerca de lo que habrá de hacerse hay mucho también, si es que esperamos sobriedad, progreso,
y la habilidad necesaria para adaptarnos a nuestra nueva vida.

**Visto el Cuarto Paso desde otra perspectiva(4)


20
Para evitar confusiones sobre la designación de estos defectos, vamos a adoptar una lista
universalmente conocida de los principales defectos humanos —Los siete pecados capitales: el orgullo, la
5
avaricia, la lujuria, la ira, la gula, la envidia y la pereza—. El 2)orgullo no encabeza esta lista por casualidad,
porque el orgullo nos conduce a la costumbre que tenemos de tratar de justificar todos nuestros actos, y
siempre inducido por nuestros temores conscientes o inconscientes. Es la causa principal de la mayor parte
de las dificultades del ser humano. Es el principal obstáculo al verdadero progreso. El orgullo nos induce a
interponernos a nosotros o a los demás, exigencias que no se pueden cumplir sin pervertir o hacer mal uso
de los instintos que Dios nos ha dotado. Cuando la 3)satisfacción de nuestros instintos sexuales, de seguridad
material o emocional, y de compañía, se convierte en el único objetivo de nuestras vidas, el orgullo hace acto
de presencia para justificar nuestros excesos.

*1.- Humildad: Virtud opuesta al orgullo, modestia, sumisión,

2.- Orgullo: Exceso de estimación propia, presunción.

3.- Satisfacción: Estado que resulta de la realización de lo que se pide o se desea


21
—Todos estos defectos generan miedo, una enfermedad del alma por sí sola. A su vez el miedo genera
otros defectos de carácter—. El miedo irrazonable nos impulsa a codiciar bienes ajenos (avaricia), al deseo
inmoderado de satisfacciones sexuales (lujuria) y de poderío, a enfadarnos cuando las exigencias de nuestros
instintos se ven amenazadas (ira), a ser envidiosos cuando los logros de otros se llevan a cabo, mientras que
las de nosotros no (envidia). Comemos, bebemos y arrebatamos mas de lo que necesitamos con el temor de
que no nos toque lo suficiente (gula). Y con auténtica alarma ante el trabajo, permanecemos apáticos.
Flojeamos y lo dejamos todo para después y trabajamos a lo mucho, a la mitad de nuestra capacidad y a
regañadientes (pereza). Estos miedos son la polilla que devora sin cesar la base de cualquier clase de vida que
tratamos de edificar.
22
—Así que cuando A.A. sugiere hacer un inventario moral sin temor alguno; a todo recién llegado le
parecerá que se le está pidiendo más de lo que él puede hacer. Tanto su orgullo como su temor lo rechazan
cada vez que intenta mirar dentro de sí mismo. El orgullo dice: “No hay necesidad de que pases por aquí”, y el
temor dice: “¡No te atrevas a mirar aquí!” Pero el testimonio de todo A.A. que realmente ha realizado el
inventario moral, afirma que el orgullo y el temor, resultan ser simples espantajos—. Una vez que tengamos
la cabal buena voluntad de hacer el inventario y nos esforcemos concienzudamente en el cumplimiento de
esta tarea, la luz iluminará este tenebroso camino. A medida que perseveramos nace una confianza
completamente nueva, y el alivio al enfrentarnos a nosotros mismos, es indescriptible. Estos son los primeros
frutos del Cuarto Paso.
23
—Entonces el recién llegado probablemente ya tiene las siguientes conclusiones: que sus defectos de
carácter, que representan sus instintos desviados, han sido la causa primordial de su manera de beber y de su
fracaso en la vida, y que a menos que esté dispuesto a luchar con ahínco para eliminar los más graves, la
sobriedad y la poca serenidad mental que ha adquirido se perderá. Que todos los cimientos defectuosos de
su vida tendrán que ser destruídos para poder construir otros que sean una base firme. Ahora, bien dispuesto
a empezar la búsqueda de sus defectos se preguntará—. ¿Cómo se procede a hacerlo? ¿Cómo puedo hacer
un inventario moral de mí mismo?.
24
—Como el Cuarto Paso es el comienzo de una costumbre para toda la vida, se sugiere *1) examinar
primero aquellos defectos que sean más notorios y que hayan ocasionado más dificultades. De acuerdo con el
buen juicio de lo que ha sido lo correcto y lo equivocado, puede 2) hacerse un examen preliminar de la conducta
con respecto a los instintos primarios, sexual, seguridad material y emocional; y social—.

*Inicio de la elaboración del Cuarto Paso (2)


25
—Examinando la vida pasada, pronto se pondrá en marcha si considera preguntas como estas—
1)
. ** ¿Cómo y cuando, y en que ocasiones perjudiqué a otras personas o me perjudiqué a mí mismo, en mi
búsqueda egoísta de satisfacciones sexuales? 2)¿A quienes lastimé y a que grado? 3)¿Hice desgraciado mi
matrimonio y perjudiqué a mis hijos? 4)¿Comprometí mi posición en mi comunidad? 5)¿Cómo
reaccioné a esas situaciones? 6)¿Sentí un remordimiento implacable? 7)¿Insistí en que yo era el perseguido y
no el perseguidor, y además me
6
absolví? 8)¿Cómo he reaccionado a frustraciones de tipo sexual? 9)Cuando me negaban el sexo, ¿me
volvía vengativo o me sentía deprimido? 10) Me desquitaba con otros si en mi hogar me rechazaban o
trataban con frialdad? 11)¿Me servía de pretexto para mi promiscuidad sexual?

**Inventario Sexual (11)


26
—También son importantes para los alcohólicos, las preguntas que deben hacerse con respecto
a su seguridad material y emocional. En este terreno; el temor, la codicia, el acaparamiento y el orgullo, muy
a menudo han causado mucho daño. Examinando sus antecedentes en negocios o empleos, el alcohólico debe
hacerse este tipo de preguntas—. Además de mi problema con la bebida, *1)¿Qué defectos de carácter
contribuyeron a mi inestabilidad económica? *2)El puesto inferior en el trabajo destruyeron mi confianza y me
creó un conflicto? *3)Traté de disimular ese sentimiento alardeando, timando, engañando o evadiendo la
responsabilidad otorgada? *4)Me quejaba de que los otros no reconocían mis verdaderas aptitudes? *5)Me
sobre-estimé y hacía el papel de “jefe” *6)Tenía alguna ambición tan inconsciente que traicioné a mis socios o
a mis jefes? *7)Fui derrochador? *8)Pedí dinero prestado y nunca lo devolví? *9)Fui tacaño y avaricioso
rehusándome a sostener a mi familia adecuadamente. *10)Quise progresar fácilmente y sin escrupulos?”

*Inventario: Seguridad material (10)


27
—Las mujeres de negocios o amas de casa que están en A.A. encontrarán que muchas de estas preguntas
también son para ellas. La esposa alcohólica también pudo haber ocasionado la inseguridad económica de su
familia. Pudo haber tergiversado las cuentas corrientes incrementando los gastos o manejar mal el
presupuesto destinado a la alimentación de su hogar. Pasarse las tardes jugando y comprometer con deudas
a su marido debido a sus despilfarros y su irresponsabilidad—.
28
—Todos los alcohólicos que han perdido empleos, familia y amigos, por su manera de beber, necesitarán
examinarse detenidamente y despiadadamente para poder determinar cómo sus defectos de personalidad
contribuyeron a destruir su estabilidad—
29
—Los síntomas (efectos) más comunes de la inseguridad emocional son las *1) preocupaciones, 2) la
ira, la lástima de sí mismo y 4) la depresión—. Estos síntomas nacen de causas, que algunas veces parecen
3)

estar dentro de nosotros mismos, y otras parecen venir de fuera. Para hacer un inventario relacionado con
estas causas, debemos considerar cuidadosamente toda las relaciones personales que nos acarrean
dificultades, ya sean continuas o periódicamente. —Debe recordarse que esta clase de inseguridad puede
aparecer en cualquier terreno donde los instintos estén amenazados. Las preguntas relacionadas con la
inseguridad emocional pueden ser—.

*Síntomas (4)
30
Mirando el presente y el pasado, **1)¿Qué clase de situaciones sexuales son las que me han
causado ansiedad, amargura, frustración o depresión? Valorando cada situación con
sensatez. 2)¿Puedo darme cuenta en que consistía mi error? 3)¿Me
acosaban estas dudas porque tenía exigencias egoístas e irrazonables? 4)¿Mi perturbación era ocasionada
aparentemente por la conducta de otros? 5)¿Por qué me falta la habilidad necesaria para aceptar lo que no
puedo cambiar? —Estas son las preguntas fundamentales que pueden revelar el origen del malestar del
alcohólico e indicar si puede alterar su propia conducta, y así ajustarse serenamente a la autodisciplina—.
31
—Supongamos que la inseguridad económica despierta constantemente estos sentimientos. Puede
preguntarse—. 6)¿Hasta que punto han sido alimentadas por mis propios instintos, mis destructivas
ansiedades? Y si las acciones de otras personas son parte de la causa 7)¿Qué puedo hacer al respecto? Si no
puedo cambiar el presente estado de las cosas. 8)¿Estoy dispuesto a tomar las medidas necesarias para
adaptar mi vida a las situaciones reales?. Este tipo de preguntas y otras más que puedan venir a nuestra
mente, nos ayudarán a encontrar básicamente estas causas.

**Inventario: Inseguridad emocional (8)

7
32
Es por nuestras retorcidas relaciones con la familia, los amigos y la sociedad, por lo que hemos sufrido
la mayoría de nosotros. Hemos sido especialmente tontos y tercos al respecto. El hecho fundamental es que
nos negábamos en reconocer nuestra falta de capacidad para lograr una asociación genuina con cualquiera
de ellos. Nuestra *egolatría cavó dos pozos, o insistíamos en dominar a los que nos rodean, o dependíamos
demasiado de ellos. Si dependimos demasiado de otras personas, tarde o temprano nos fallaron porque
también son humanos, y porque no podrían satisfacer nuestras contínuas exigencias. De esta manera creció
nuestra inseguridad, y nació el rencor. Cuando habitualmente tratábamos de manipular a los otros, de
acuerdo con nuestros deseos voluntariosos, se rebelaron y nos detuvieron enérgicamente. Entonces se
desarrolló el amor propio lastimado y el sentimiento de venganza. A medida que redoblamos nuestros
esfuerzos para controlarnos, el sufrimiento se agudizó, se hizo más constante porque continuábamos fallando.
Nunca hemos tratado de ser uno de la familia, de ser amigo entre los amigos, trabajar entre los trabajadores,
ser un miembro útil de la sociedad. Siempre hemos peleado por llegar a la cúspide de la montaña, o por
escondernos debajo de ella. Este comportamiento egocéntrico obstaculizó cualquier tipo relación con los que
nos rodean. Teníamos poca comprensión de lo que es la genuina **confraternidad.

*Egolatría: Egocentrismo, egoísmo, individualismo, narcisismo, vanidad.


33
—Algunos se opondrán a las preguntas expuestas aquí, porque creen que sus defectos de carácter no
han sido tan notorios. A éstos se les puede sugerir que un examen concienzudo puede mostrarles los precisos
defectos, a los que se refieren estas preguntas—. A veces nuestros historiales superficiales han parecido no
ser graves, frecuentemente nos hemos avergonzado al darnos cuenta de que a nosotros sí nos han parecido
así. La razón es, porque hemos escondido esos defectos con nuestra habilidad para justificar todos nuestros
actos. Cualquiera que hayan sido los defectos, al final nos han conducido al alcoholismo y a la desgracia.
34
—Por consiguiente, el inventario debe hacerse concienzudamente. Respecto a este es conveniente
anotar nuestras preguntas y respuestas. Ayudará a pensar con claridad y a hacer un avalúo honrado—. Será la
primera prueba correcta de nuestra buena voluntad de ir hacia adelante.

QUINTO PASO

ADMITIMOS ANTE DIOS, ANTE NOSOTROS MISMOS Y ANTE OTRO SER HUMANO, LA NATURALEZA EXACTA
DE NUESTROS DEFECTOS

*Recompensas del Quinto Paso (11)


1
En todos los Doce Pasos de A.A. se nos pide ir en contra de nuestros deseos naturales. En
todos nos desinflan el ego, pero en lo que respecta a desafiar al ego, pocos pasos son tan difíciles de llevar
a cabo como este Paso. Casi ninguno de los otros es tan necesario como este, para lograr la *1)sobriedad
duradera y la 2)tranquilidad espiritual.
2
La experiencia de A.A. nos ha enseñado que no podemos vivir solos con nuestros problemas
apremiantes y con los defectos de carácter que los causan o que los agravan. Si hemos iluminado el curso de
nuetras vidas con el farol del Cuarto paso, y hemos visto superficialmente esos incidentes que preferimos no
recordar; y si hemos llegado a comprender cuánto daño han causado a nosotros y a los demás esa manera de
pensar y de actuar equivocadamente, entonces necesitamos urgentemente dejar de vivir solos con esos
fantasmas atormentadores del ayer. Tenemos que hablar con alguien de ellos.
3
Sin embargo, nuestro temor y nuestra renuencia a hacerlo son de tal manera que al principio muchos
de nosotros tratamos de saltar el Quinto Paso. Tratamos de buscar un método más fácil que generalmente
consistía en una admisión general y poco dolorosa de nuestra manera incontrolable de beber, y para
redondear tal admisión añadimos detalles dramáticos de episodios de nuestras borracheras, probablemente
ya conocidas por nuestros amigos.

8
4
Pero nunca decimos nada de lo que realmente nos molesta y produce inquietud. Pensamos que no
debemos compartir ciertos recuerdos penosos y humillantes. Estos los debemos guardar en secreto. Nadie
debe enterarse de ellos. Esperamos llevárnoslos a la tumba.
5
Sin embargo, si tomamos en cuenta la experiencia de A.A., esa manera de pensar no solamente resulta
una actitud imprudente sino peligrosa. De las actitudes confusas, es esta una de las que mas dificultades nos
causa para la práctica del Quinto Paso. —Algunos no logran sobriedad, y otros recaen periódicamente hasta
que pueden decir sus secretos a otro ser humano. Hasta algunos veteranos de A.A. que ya han permanecido
sobrios por años, suelen pagar caro su descuido por evadir este Paso. Estos dirán como trataron de llevar
la carga ellos solos; y cuanto sufrieron con su irritabilidad, ansiedad, remordimientos y depresión. Y como
buscando inconscientemente alivio, estos veteranos culpaban a sus amistades de los mismos defectos de
carácter que estos trataban de ocultar. Llegaron a la conclusión de que no se consigue ningún alivio confesando
los “pecados” de otros. Todos tuvieron que confesar los propios—.
6
—Este sistema de admitir los defectos ante otra persona es desde luego muy antiguo. Representa la vida
de toda la gente de fondo espiritual y religiosa. Actualmente la religión no es la única promotora de este
principio redentor. Los psicólogos y los psiquiatras señalan la necesidad vital que tiene todo ser humano de la
—percepción de su propia personalidad— y del conocimiento de las fallas de ésta, para poder discutirlo con
una persona comprensiva y de confianza—. La mayoría de nosotros los A.As, estamos de acuerdo con esto. Si
no admitimos nuestros defectos ante otra persona, parece claro que la gracia de Dios no llegará a nosotros
para eliminar nuestras obsesiones dañinas, ni podremos conservarnos sobrios, mientras no estemos
dispuestos a hacer esta confesión de nuestros defectos a otra persona.

7¿Qué es lo que podemos recibir del Quinto Paso? Por lo pronto, 3)librarnos de esa terrible sensación de
aislamiento que siempre hemos tenido. Casi sin excepción, los alcohólicos somos torturados por la soledad.
Aún antes de que empeorara nuestra manera de beber, y de que la gente nos empezara a rechazar, casi todos
nosotros ya sufríamos con la sensación de que no pertenecíamos a ninguna parte. O éramos tímidos y no nos
atrevíamos a acercarnos a los demás; o tratábamos de ser buenos chicos, algo escandalosos, ansiosos de
compañía y tratar de que se fijaran en nosotros, sin lograrlo nunca. Cuando menos de acuerdo a nuestra
manera de pensar, siempre estaba allí esa misteriosa cerca que no podíamos brincar. Era como si fuéramos
actores en un escenario y que de pronto nos diéramos cuenta de que habíamos olvidado nuestro diálogo. Esta
es una de las razones por las que nos gustaba tanto el alcohol. Nos permitía actuar improvisadamente. Pero
el alcohol se convirtió es un boomerang, finalmente fuimos abatidos y nos quedamos en un aislamiento
aterrador.
8
Cuando llegamos a A.A. y por primera vez estuvimos entre gente que parecía comprendernos, la sensación
de pertenecer a este grupo de personas, fue muy estimulante. Creímos que el problema de la soledad ya
estaba resuelto. Pero pronto descubrimos que si ya no estábamos solos, en el aspecto social, aún sentíamos
muchos de los viejos tormentos del rechazo. Aún sentíamos que no pertenecíamos a algo, y no fue sino hasta
que hablamos con entera sinceridad de nuestros defectos, y oímos a otras personas hacer lo mismo. La
solución la encontramos en el Quinto Paso, fue el principio de un parentesco auténtico del hombre con Dios.
9
Este vital Paso también fue el medio por el cual empezamos a sentir que se nos podría perdonar, sin
importar lo que hubiéramos hecho o pensado. También sentimos verdaderamente por primera vez, que
podríamos perdonar a otros, sin importar la profunda certeza que teníamos de que nos habían hecho daño.
Esto nos sucedió cuando trabajábamos en este Paso con nuestros Padrinos o con nuestro consejero espiritual.
Nuestro inventario moral nos había convencido de que era conveniente perdonarlo todo, pero no fue sino
hasta que abordamos resueltamente el Quinto Paso, cuando 4) supimos que podríamos recibir y otorgar
perdón.
10
Otro bien que podemos esperar como resultado de la admisión de nuestros defectos ante otro ser
humano, es la 5)humildad. Para los que han hecho progresos en A.A., significa el reconocimiento total de lo
que somos en realidad, seguido por un esfuerzo sincero de lo que podríamos llegar a ser. Por consiguiente,
nuestra primera práctica hacia el logro de la humildad, deberá consistir en el reconocimiento de nuestras
faltas. Ningún defecto podrá corregirse solo, si no vemos con claridad en que consiste. Pero tendremos que
9
hacer algo más que solamente ver. El objetivo que nosotros logramos en el Cuarto paso fue, después de todo
solamente un vistazo. Todos nos dimos cuenta, por ejemplo que nos faltaba honradez y tolerancia, y que a
veces nos acosaba la lástima por nosotros mismos, o los delirios de grandeza. Pero aunque esta experiencia
fue humillante, no quiere decir necesariamente que hubiéramos adquirido una humildad verdadera. Aunque
ya habíamos reconocido nuestros defectos, todavía estaban allí. Pronto descubrimos que aunque
estuviéramos dispuestos a librarnos de ellos, nosotros solos no podríamos eliminarlos. Algo tenía que hacerse
al respecto.
11
Los principales beneficios que obtenemos de la práctica del Quinto Paso, son 6)mayor realismo y, por
consiguiente 7)mas honradez para con nosotros mismos. Al hacer el inventario, empezamos a darnos cuenta
de que, el habernos estado engañando tanto tiempo a nosotros mismos, nos había ocasionado muchas
dificultades. Si casi toda la vida nos habíamos engañado, ¿Cómo podíamos estar seguros de que no lo
seguíamos haciendo? ¿Cómo podíamos estar seguros de que habíamos clasificado con certeza nuestros
defectos y de que los habíamos admitido en realidad, ante nosotros mismos? Como aún estábamos
obstaculizados por el miedo, la compasión y los resentimientos para con nosotros mismos, es probable que
no hubiéramos podido juzgarnos con equilibrio. El sentimiento exagerado de culpabilidad y de remordimiento,
pueden hacernos exagerar y dramatizar nuestros defectos. O la ira y el orgullo lastimado, pueden formar una
cortina de humo tras la cual ocultamos algunos de nuestros defectos, mientras culpamos de ellos a otras
personas. Posiblemente también todavía nos estorban muchos obstáculos grandes y pequeños que
descubrimos y que no sabíamos que teníamos.
12
Nos dimos cuenta de que no sería suficiente una “auto valoración” solitaria y la admisión de las faltas
basadas en eso únicamente. Aquí haríamos algo al respecto, pediríamos la ayuda de fuera. —la ayuda de Dios
y la de otro ser humano—, para con entera certeza, averiguar y admitir la verdad acerca de nosotros mismos.

Solamente ventilando nuestras vidas sin retener nada, y estando dispuestos a recibir consejos de nuestros
consejeros espirituales, y a aceptar ser dirigidos, podremos ir por el camino de la verdadera manera de pensar,
de la honradez sólida y la humildad genuina.
13
A pesar de todo, muchos de nosotros nos quedamos atrás y nos preguntábamos: ¿Por qué Dios, tal
como cada quien lo concibe, no nos dice en dónde está nuestro error? Si nuestro Creador fue quien nos dio la
vida, El debe saber nuestras equivocaciones. ¿Por qué no hacemos esas admisiones directamente ante El?
¿Para que necesitamos incluir a otra persona en esto?
14
En esta etapa, las dificultades que se presentan al procurar que nuestro contacto con Dios sea el debido,
son dobles. La primera es, que aunque percibimos que Dios sepa todo lo que se relaciona con nosotros, pronto
nos acostumbramos a ello. Quien sabe por que, pero el encontrarnos solos con Dios no nos parece
tan embarazoso como enfrentarnos a otra persona. Nuestra buena voluntad de ventilar dificultades no pasa
de ser teórica, hasta que no nos sentemos y hablemos con otro, de lo que tanto tiempo hemos ocultado.
Cuando somos honrados con otra persona, se confirma que prácticamente hemos sido honrados con Dios y
con nosotros mismos.
15
—La segunda dificultad es esta—. Nuestra confianza en la razón y nuestras creencias motivadas por
nuestros anhelos, pueden tergiversar aquello que nos llegó si estamos solos. El beneficio que
se obtiene al hablar con otra persona, consiste en que podremos 8)recibir comentarios que ella nos haga
directamente, y los consejos que nos de con respecto a nuestra situación. Además de que no habrá en nuestra
mente ninguna duda acerca de la procedencia de esos consejos. —En cuestiones espirituales es peligroso
conducirse solo. Vale la pena hacer notar que las personas que tienen un elevado desarrollo espiritual,
siempre insisten en consultar a sus consejeros espirituales cuando creen haber recibido la guía de Dios—.
¿Cuantas veces no hemos oído a gente bien intencionada, dentro y fuera de A.A., presumir que estaban
siendo guiadas por Dios? Cuando era notorio que estaban lamentablemente equivocadas. Faltándoles tanto
práctica como humildad, se habían engañado y trataban de justificar sus errores cometidos, basándose en que
Dios se los había comunicado. De esta manera como principiantes, evitamos ponernos en una situación
ridícula, y tal vez trágica. Aunque dudemos de los comentarios o sugerencias que nos de nuestro consejero
espiritual, es probable que sean aun mejor y más específicos, que cualquier guía que creamos recibir
10
directamente, si todavía no tenemos la experiencia necesaria, para poder establecer un contacto directo con
nuestro Poder Superior.
16
Nuestro próximo problema será dar con la persona a la que haremos nuestras confidencias. Aquí debemos
tener mucho cuidado, recordando que la prudencia es una gran virtud. Tal vez necesitemos compartir con esa
persona hechos acerca de nosotros, de los que otros no deben enterarse. Deseamos hablar con alguien que
tenga experiencia y que no solamente se haya conservado sobrio, sino que además haya vencido dificultades
graves, y tal vez parecidas a las nuestras. Esta persona quizás resulte ser nuestro Padrino, si se llega a tener
una confianza especial en el y si su temperamento es afín al nuestro. Esta selección puede resultar afortunada,
además de que hay la ventaja de que nuestro Padrino ya tiene conocimiento de nuestro caso.
17
Tal vez la relación que exista con él sea de igual afinidad que preferiremos revelarle
solamente parte de nuestro historial. Si este es el
caso, debe empezarse aunque sea en esas condiciones. Porque es muy importante comenzar esta tarea lo
más pronto posible. Puede ser que se escoja a otra persona para la parte mas difícil de nuestras
confidencias. Esta persona puede ser independiente completamente de A.A. —por ejemplo, podría ser
nuestro confesor, nuestro psicoanalista o nuestro médico—. Para algunos de nosotros una persona
completamente extraña puede a veces darnos mejores resultados.
18
—Las verdaderas pruebas de la situación lo son la buena voluntad para confiarse y la completa
confianza en la persona con la que se compartirá el primer auto-examen minucioso. Aún después de
encontrar a la persona, frecuentemente se necesita mucha resolución para abordarla. Nadie debe decir que
en el programa de A.A. no se requiere fuerza de voluntad, esta es una parte donde puede necesitarse toda la
que se tenga—. Lo más probable es que nos espere una agradable sorpresa. Después de explicarle
cuidadosamente a la persona que hemos escogido y lo que solicitamos de ella, y que ésta persona se de cuenta
de la ayuda que puede prestarnos, la conversación será más fácil y agradable. Siempre y cuando no
retengamos nada, empezaremos a sentir un gran alivio. Las emociones que han estado presas por años, se
liberarán y se desvanecerán al ser expuestas aquí. A medida que va desapareciendo el dolor, lo va
reemplazando una tanquilidad reconfortadora. Y cuando se combinan así la humildad y la serenidad, algo
grande está a punto de ocurrir. Más de un A.A. que ha sido agnóstico o ateo, nos ha dicho que fue en esta
etapa del Quinto Paso cuando por vez primera sintió la presencia de Dios. Y hasta los que ya tenían fe en El,
frecuentemente 9)estuvieron conscientes de la presencia de Dios como nunca antes la habían tenido.
19
Este sentimiento de ser uno solo con Dios y con el hombre, este surgimiento del aislamiento a través del
honrado compartimiento de nuestra terrible carga de culpabilidad, nos conduce a un estado de tranquilidad
en el que podemos 10)prepararnos para dar los siguientes pasos y 11)lograr la sobriedad plena y significativa.

3. Reajuste de las relaciones personales (Octavo, Noveno y Décimo pasos).

• El enfermo, dada su incontrolable forma de beber y conducta equivocada, deterioró sus relaciones personales y,
para reintegrarse a la sociedad, deberá hacer un reajuste de sus relaciones. Para lograr lo anterior tendrá que descubrir
los daños que ocasionó a los demás, física y moralmente. Después, en la medida que le sea posible, habrá de reparar
esos daños; así logrará la tranquilidad que necesita para poder mantenerse sin beber.

OCTAVO PASO

HICIMOS UNA LISTA DE TODAS AQUELLAS PERSONAS A QUIENES HABIAMOS OFENDIDO Y ESTUVIMOS
DISPUESTOS A REPARAR EL DAÑO QUE LES CAUSAMOS
1
Los pasos Octavo y Noveno tratan de las relaciones personales. Primero miramos hacia atrás, y
tratamos de descubrir en que nos hemos equivocado; segundo hacemos un esfuerzo firme encaminado a
reparar los daños que hemos causado; y tercero, habiendo limpiado de escombros el pasado, consideramos
como establecer la mejor clase posible de relaciones con todos los seres humanos a quienes conozcamos.

11
2
Esta es una tarea muy grande. Tarea que podemos desempeñar con mayor habilidad cada día, pero que
nunca tiene fin. Aprender a vivir con los demás, como quiera que sean, fraternalmente y en paz, es una
experiencia conmovedora y reconfortante. Todo miembro de A.A. ha descubierto que se adelanta poco en el
logro de una nueva manera de vivir, si no se retrocede y examina cuidadosamente sin hacer ninguna omisión,
el daño ocasionado a otras personas. Al hacer el inventario moral, se ha avanzado hasta cierto grado; pero
ahora es el momento de redoblar los esfuerzos para poder darnos cuenta de a quien se ha lastimado, y en
que forma. Volver a abrir viejas heridas, y otras tal vez ya olvidadas o infectadas y dolorosas, parecerá al
principio una cirugía inútil; pero si se comienza a hacerlo con buena voluntad, en seguida se verán los
resultados, al darse cuenta de que el dolor va desapareciendo a medida que los obstáculos van siendo
eliminados. Sin embargo, estos obstáculos son muy reales. El primero y uno de los más difíciles, está
relacionado con el perdón. En los momentos que pensamos sobre alguna relación torcida con otra persona,
nuestras emociones se ponen a la defensiva. Para evitar contemplar el daño que le hemos causado a alguien,
enfocamos llenos de resentimiento, el daño que esa persona nos ha ocasionado. Esta manera de reaccionar
se acentúa, naturalmente, cuando esa persona se ha comportado mal con nosotros, Triunfantes miramos su
mal comportamiento, utilizándolo como pretexto perfecto para tratar de justificar nuestra mala conducta.
3
Aquí necesitamos detenernos para reflexionar. Resulta contradictorio que una persona como nosotros,
que está llena de defectos censure los de los demás. Recordemos que no sólo los alcohólicos somos
atormentados por emociones enfermizas. Más aún, generalmente es un hecho que nuestro comportamiento
cuando habíamos estado bebiendo exasperó los defectos de los demás. En repetidas ocasiones colmamos la
paciencia de nuestros mejores amigos, y también a otras personas les hicimos salir a relucir lo peor de sus
defectos y que no nos tenían en un buen concepto. En muchos casos tratamos con otros que sufren tanto
como nosotros y a los que les hemos empeorado sus sufrimientos. Si estamos a punto de pedir perdón para
nosotros, ¿Por qué no empezar perdonando a cada uno de ellos y a todos los demás?.
4
Cuando hacemos una relación de aquellas personas a las que les hemos hecho algún daño, la mayoría de
nosotros tropieza con otro obstáculo serio. Sentimos una fuerte sacudida al darnos cuenta de que estamos
preparándonos a admitir nuestra miserable conducta, cara a cara con aquellas personas a quienes habíamos
herido. Ya había sido bastante penoso hacer esa admisión ante Dios, ante nosotros mismos y ante otro ser
humano, pero la idea de entrevistarnos con esas personas y aun la de escribirles, nos atemorizaba.
Especialmente cuando recordamos el mal concepto en que ellos nos tenían. Había también casos de personas
a las que habíamos dañado sin que ellas se dieran cuenta afortunadamente. ¿Por qué no olvidar lo pasado?
¿Para que teníamos que ocuparnos de esas personas? Estas son algunas de las formas en que el miedo conspira
con el orgullo, para obstruir nuestro propósito de hacer la lista de todas las personas a quienes hemos dañado.
5
Algunos de nosotros tropezamos con un obstáculo distinto. Nos aferramos a la pretensión de que cuando
bebíamos no le hacíamos daño a nadie mas que a nosotros mismos. Nuestras familias no sufrían por que
siempre cubríamos los gastos del hogar, y además nunca bebíamos en casa. Nuestros socios o en los negocios
o los jefes, no tenían queja alguna de nosotros, por que siempre cumplíamos con nuestras obligaciones.
Nuestra reputación no había sufrido deterioro, porque estábamos seguros de que pocas personas sabían que
bebíamos. Los que estaban enterados, nos decían que era una parranda alegre, que solo era una pequeña falta
en un hombre responsable. Por consiguiente, ¿Qué de malo habíamos hecho? Nada que no pudiera repararse
con algunas disculpas sencillas.
6
En algunos casos nos es absolutamente imposible hacer reparaciones, y en otros la acción es diferente.
Debemos de todas maneras hacer un examen preciso y completo de nuestro pasado en lo que respecta a la
forma en que hemos afectado a otros. En muchos casos encontraremos que aunque el mal causado a otros no
ha sido grave, el daño emocional que nos hemos causado a nosotros mismos si lo ha sido. Hay conflictos
emocionales muy profundos, algunas veces completamente olvidados que persisten por debajo del nivel de lo
consciente. Cuando esto sucede, esos conflictos pueden haber deformado en realidad nuestra personalidad
en una forma tan violenta, que desde entonces hayan opacado nuestra verdadera personalidad y alterado en
el peor de los casos: nuestra propia vida.

12
7
Mientras que reparar los daños que les hemos causado a otros es primordial, es igualmente necesario que
extraigamos del examen de nuestras relaciones personales, toda la información que podamos obtener acerca
de nosotros mismos, y de nuestras dificultades. Ya que las relaciones irregulares con otros seres humanos han
sido casi siempre la causa inmediata de nuestras dificultades, inclusive la del alcoholismo, en ningún otro
campo de acción podríamos encontrar recompensas tan valiosas como en esta información obtenida. Si
reflexionamos con serenidad sobre nuestras relaciones personales, nuestro conocimiento será más intenso.
Podemos ir más allá de aquello que en nosotros estaba superficialmentre mal, o para darnos cuenta de
nuestras fallas básicas, que eran responsables algunas veces de todas nuestras normas de vida. Ya hemos
descubierto que se obtienen resultados muy satisfactorios cuando se hacen las cosas concienzudamente.
8
Tal vez nos preguntemos ¿Qué significa “haberle causado daño” a otras personas? ¿Cómo es el supuesto
“daño” que causamos a otros? Para definir en una forma práctica la palabra “dañar”, podemos decir que; es
el resultado de instintos que chocan entre sí y que causan a alguien perjuicios de orden físico, mental,
emocional o espiritual. Si nuestro mal carácter es persistente, provocamos la cólera en otros. Si mentimos o
engañamos, despojamos a otros no solamente de sus bienes terrenales, sino de su seguridad emocional y su
tranquilidad mental. En realidad, los estamos invitando a ser despectivos y vengativos con nosotros. Si nuestra
conducta sexual es egoísta, podemos provocar celos, desgracia y deseos de venganza en ellos.
9
Esa conducta torpe no es la única causa de los daños que hicimos. Examinemos algunos de los menos
graves, pero que a veces pueden perjudicar tanto como los otros. Supongamos que en nuestra vida hogareña
somos egoístas, irresponsables, indiferentes o fríos; que somos irritables, criticones, impacientes y
malhumorados. Que colmamos de atenciones a uno de nuestra famila e ignoramos a los demás. ¿Qué pasa
cuando tratamos de dominar a toda la familia, ya sea con mano de hierro o tratando de que cada uno se
apegue minuciosamente a las órdenes que les damos constantemente? ¿Qué pasa cuando exageramos
nuestra depresión, creyéndonos dignos de compasión y hacemos víctimas de nuestra condición a los demás?
Esa serie de daños que les causamos a otras personas puede ser numerosa, y hacen que la vida cotidiana con
nosotros los alcohólicos cuando estábamos bebiendo resultara difícil y a veces insoportable. Cuando llevamos
esas características de nuestra personalidad a nuestro trabajo o a reuniones, pueden causar tanto daño como
el que hemos causado en nuestros hogares.
10
Habiendo examinado cuidadosamente toda esta zona de las relaciones humanas, y decidido exactamente
cuales de las características de nuestra personalidad son las que han lastimado o molestado a otros, podemos
empezar ahora a buscar en nuestra memoria a la personas que hemos ofendido. No será difícil encontrar entre
las personas que están mas cerca de nosotros, a aquellas que más daño les hemos causado. Entonces, a
medida que miremos hacia los años pasados, hasta donde nos alcance la memoria, podremos hacer una larga
lista de las personas a las que en mayor o menor grado hemos dañado. Debemos desde luego, estudiar y
pensar cuidadosamente cada caso. Debemos limitarnos a admitir lo que hemos hecho nosotros, a la vez que
perdonamos los daños reales o imaginarios que ellos nos han causado. Debemos evitar llegar a los extremos,
al juzgarnos a nosotros mismos y al juzgar a los demás. Nuestra meta será un punto de vista sereno y objetivo.
11
Si tenemos vacilaciones, nos dará ánimos recordar lo que para otros ha significado la experiencia de A.A.
en este Paso. Es el principio del fin del aislamiento de nuestros semejantes y de Dios.

NOVENO PASO

REPARAMOS DIRECTAMENTE A CUANTOS NOS FUE POSIBLE EL DAÑO CAUSADO, EXCEPTO CUANDO EL
HACERLO IMPLICABA PERJUICIO PARA ELLOS O PARA OTROS

*Tipos de personas a reparar los daños (4)


1
—Conocimiento, habilidad para escoger el momento oportuno y cautela. Estas son las cualidades que
se necesitan para dar el Noveno Paso—.

13
2
Después de hacer la relación de las personas a las que les hemos hecho daño, de haber reflexionado
cuidadosamente sobre cada caso, y de haber tratado de tomar la actitud debida para proceder, nos daremos
cuenta de que la reparación directa de nuestras faltas divide a las personas que tenemos que abordar, en
varias clases. *1)Habrá unas a quienes debemos de abordar, tan pronto como tengamos una confianza
razonable de que podemos conservarnos sobrios. 2)Habrá otras a quienes sólo podremos reparar parcialmente
los daños que les causamos, si la revelación completa de nuestras faltas ha de ocasionarles mas mal que
bien. 3)Habrá aquellas en que debamos diferir la acción y 4)habrá otras en los que por la misma naturaleza de
la situación, no podremos reparar nunca.
3
La mayoría de nosotros empezamos a hacer cierta clase de reparaciones directas desde que ingresamos
a A.A. En el momento que les decimos a nuestros familiares que realmente vamos a tratar de seguir el
Programa de A.A., el proceso ha comenzado—. En este terreno casi no intervienen ni la habilidad para escoger
el momento oportuno, ni la cautela. Al regresar de nuestra primera reunión, o tal vez después de leer el libro
“Alcohólicos Anónimos”, sentimos el deseo de decirle a alguien den uestra familia, que ahora nos damos
cuenta de los daños que hemos causado por nuestra manera de beber. La primera vez que admitimos nuestros
errores fue suficiente con hacerlo en una forma general. Casi siempre queremos ir más lejos y admitir que
tenemos otros defectos que han hecho difícil el vivir con nosotros. Este será un momento muy distinto a
aquellos en que padeciendo todavía la última resaca, alternábamos entre sentir asco de nosotros mismos, y
echarle la cupa de nuestro estado a nuestra familia y a todos los demás. En esta etapa puede ser imprudente
ponerse a desmenuzar ciertos episodios angustiosos. Aunque estamos dispuestos a revelar lo peor, debemos
recordar que no podemos obtener nuestra tranquilidad mental si lo hacemos a costa de otros.
4
Mas o menos de la misma manera podemos también abordar nuestra situación en el trabajo. Pronto
pensaremos en algunas personas que están bien enteradas de nuestra manera de beber, y que han sido las
mas afectados. En estos casos necesitamos ser un poco mas discretos que con la familia. Tal vez pase algún
tiempo antes de sentir el deso de hablar de esto con ellos. Primero queremos estar razonablemente seguros
de que A.A. nos está alumbrando el camino. Entonces estaremos listos para acercarnos a esas personas y
decirles que es Alcohólicos Anónimos, y que es lo que estamos tratando de hacer. En esas circunstancias
podemos admitir sin reservas el daño que les hemos causado, y podemos perdirles perdón. Podemos pagar u
ofrecer pagar todas las deudas de carácter económico, o de cualquier otra naturaleza que tengamos. A
menudo nos sorprenderá la generosa acogida que se le da a nuestra serena honradez. Hasta los más severos
y ofendidos de nuestros acreedores nos darán ciertos privilegios al primer intento que hagamos.
5
Este ambiente de aprobación y de elogio por parte de los antes ofendidos, puede desequilibrarnos al crear
en nosotros un apetito insaciable de lo mismo. O puede impulsarnos del otro lado, cuando en raras ocasiones
nos reciban con frialdad y escepticismo. Esto nos inducirá a defender obstinadamente nuestro punto de vista.
O tal vez nos provoque caer en el desconsuelo y el pesimismo. Pero si ya nos hemos estado preparando para
afrontar cualquier situación que se presente de esta índole, esas reacciones no nos apartarán de nuestro firme
propósito.
6
Después de esta prueba preliminar de tratar de reparar daños que hemos causado, es posible que sintamos
un alivio tan grande, que nos haga llegar a la conclusión de que nuestra tarea ha terminado. Pretenderemos
descansar en nuestros laureles. De igual manera llegaremos a sentirnos tentados a pasar por alto los
encuentros mas humillantes y temidos, que todavía tenemos por delante. Frecuentemente inventaremos
pretextos justificables para esquivar esas situaciones, o sencillamente pospondremos la ocasión de hacerlo,
diciéndonos que todavía no es el momento. Cuando en realidad estamos dejando pasar muchas oportunidades
propicias para reparar algún daño grave. No se debe hablar de prudencia cuando en realidad lo que estamos
haciendo es evadir responsabilidades.
7
Tan pronto como empecemos a sentir confianza en nuestra manera de vivir, y hayamos empezado con
nuestra nueva conducta y nuestro ejemplo, a convencer a los que nos rodean que estamos cambiando a algo
mejor, generalmente ya es oportuno hablarles a aquellas persona a quienes hemos dañado severamente y
aun a aquellas otras que no se han dado cuenta del daño que una vez les causamos. Deberán exceptuarse los
casos en que nuestras revelaciones puedan ocasionar perjuicios. Estas conversaciones pueden incitarse en una
14
forma sencilla y natural. Pero si no se presentara esa oportunidad, llegará un momento en que sentiremos la
necesidad de armarnos de valor, y abordaremos a quien corresponda, resuelta y francamente. No necesitamos
dejar ver un remordimiento exagerado ante aquellos a quienes hemos dañado; sencillamente el
reconocimiento de nuestras faltas debe ser franco y amplio.
8
Solamente puede haber una consideración que restrinja nuestro deseo de revelar a alguien en su
totalidad, el daño que hemos causado. Esta razón será en el caso de que al hacer una revelación completa, se
perjudique a la persona a quien estamos tratando de reparar el daño que le hemos causado. Por ejemplo: No
podemos descargar sobre los hombros de nuestra esposa o el de un marido, que no sospechan nada de
nuestra infidelidad, una relación detallada de nuestras infidelidades y aun, en los casos en que estos asuntos
tengan que discutirse, evitemos lesionar a terceros, sea quien sea. No aligeremos nuestra carga cuando
atolondradamente hagamos mas pesada la de otros.
9
—En lo que se refiere a este principio, son muchos los aspectos de la vida en los que puede surgir mas de
un problema complicado—. Pongamos por ejemplo que obtuvimos préstamos, o acrecentamos nuestros
gastos de representación; con eso hemos hecho daño considerable en las finanzas de nuestra
empresa. Concedamos que esta situación puede seguir pasando desapercibida si no la mencionamos.
¿Confesamos en el acto nuestras irregularidades en la empresa donde laboramos, si tenemos la certeza de
que nos van a despedir? ¿Vamos a ser tan exageradamente rectos en la reparación de los daños que les
causamos, que no nos importen las consecuencias que esto acarrearía a nuestra familia? ¿O consultamos antes
a aquellos que pueden resultar afectados de este asunto, como lo son nuestros jefes y nuestra familia? ¿Le
exponemos el caso a nuestro consejero espiritual, pidiéndole encarecidamente a Dios que nos ayude y nos
guíe a obrar debidamente en el momento propicio, cueste lo que cueste? Desde luego no hay una respuesta
que satisfaga todas estas dudas. Pero todas requieren cabal buena voluntad para reparar los daños que hemos
causado, lo más pronto y hasta donde sea posible, dentro de las circunstancias especiales de cada caso.
10
Sobre todo, debemos tratar de estar absolutamente seguros de que no estamos demorando esta tarea
porque tengamos miedo. Porque la buena voluntad de aceptar todas las consecuencias de nuestros actos
pasados, y de asumir la responsabilidad del bienestar de otros, es la verdadera esencia del Noveno Paso.

DECIMO PASO

CONTINUAMOS HACIENDO NUESTRO INVENTARIO PERSONAL Y CUANDO NOS EQUIVOCABAMOS LO


ADMITIAMOS INMEDIATAMENTE
1
A medida que trabajamos los primeros nueve pasos, nos preparamos para la aventura de una nueva
vida. Pero cuando llegamos al Décimo Paso, empezamos a llevar a la práctica nuestra nueva manera de vivir
día a día y en todas las circunstancias, todo lo que hemos aprendido en A.A. Entonces se presenta la prueba
más difícil, ¿podemos mantenernos sobrios, y emocionalmente equilibrados? ¿Podemos vivir teniendo metas
útiles en cualquier situación en que nos encontremos?
2
La observación constante de nuestros haberes y riesgos, y un deseo positivo de aprender a
desarrollarnos con estos medios, son las verdaderas necesidades para nosotros los alcohólicos. Lo hemos
aprendido caminando por una ruta difícil y siempre lo hemos practicado implacablemente el exámen y la
crítica de nosotros mismos. —Las personas sensatas siempre han sabido que nadie puede hacer mucho por su
vida hasta que el exámen se sí mismo no se vuelva un hábito, hasta que no admita y acepte lo que se descubre
y hasta que no trate de corregir con insistencia y paciencia aquello que está mal—.
3
—Cuando un borracho sufre una cruda terrible poque ayer bebió con exceso, no puede vivir hoy como
es debido—. Pero hay otra clase de cruda que todos hemos sufrido sin haber bebido. Es la cruda emocional y
es el resultado directo del exceso de emociones negativas cometidas ayer, y a veces hoy. —cólera, miedo,
celos y otras similares—. Si vamos a vivir serenamente hoy y mañana, necesitamos eliminar esas crudas
emocionales. Esto no significa que recordemos con blandura el pasado. Significa admitir y corregir nuestros
defectos ahora. El inventario diario nos permite liquidar nuestro pasado. Cuando hacemos el inventario y
15
estamos en paz con nosotros, tendremos el convencimiento de que los desafíos del mañana se afrontarán a
medida que se presenten.

*Tipos de inventario (5)

4
—Aunque en un principio todos los inventarios son iguales, el tiempo entre uno y otro los diferencia
entre sí. *1) Hay el inventario que se hace en el momento y a cualquier hora si es que uno
se halla confundido. 2) Hay el que se hace al finalizar el día, cuando se repasan los sucesos de las horas que
acaban de transcurrir, aquí se hace un balance anotando a favor lo que se hizo bien, y en contra lo que se hizo
mal. 3) También hay ocasiones en que estando solos con el padrino o consejero espiritual, se revisa
cuidadosamente los progresos logrados desde la última vez que se hizo el minucioso inventario
moral. 4) Muchos A.A. son partidarios de hacer dos veces al año un minucioso inventario moral. 5) Algunos son
partidarios de un retiro ocasional en el que alejados del mundo y con entera tranquilidad, pueden hacer una
revisión general de su vidas y practicar la meditación—.
5
—¿Estas prácticas no son agua-fiestas y una pérdida de tiempo? ¿Tienen que pasarse los AAs., la
mayor parte del día desmenuzando los errores de sus actos y lo que hicieron o dejaron de hacer?—. Cierto
que no. Se hace mucho hincapié en el inventario, porque muchos de nosotros no teníamos la costumbre de
hacer una valoración de nosotros mismos. Una vez encarrilados en esta práctica, resultará tan interesante y
provechosa que no nos importará el tiempo que en ello empleemos. Porque esos minutos, y a veces esas
horas dedicados a auto-examinarnos, pueden hacer que el resto de las demás horas del día sean mejores y
más felices. Y al final nuestros inventarios se vuelven parte normal de nuestra vida cotidiana, dejando de ser
algo fuera de lo común.
6
Antes de hacernos preguntas acerca del inventario que se practica a cualquier hora y en donde sea
que estemos, examinemos en que circunstancia puede hacerse.
7
Es duro aceptar y comprender que cada vez que nos alteramos, no importa cuál sea el motivo, hay algo
que no está bien en nosotros. Si alguien nos lastima y nos molestamos, también andamos mal. Pero, ¿no hay
excepción a esa regla? Que hay de la ira que tiene “justificación”? ¿No podemos también molestarnos con las
personas que se vanaglorian de su rectitud? Para los que somos miembros de A.A., esta excepcion es peligrosa.
Hemos descubierto que la ira justificada es sólo para aquellos que pueden manejarla.
8
Poca gente ha sufrido tanto por los resentimientos que nosotros los alcohólicos. No importa que nuestros
resentimiento fueran justicables o no. Tampoco teníamos lucidez para diferenciar la ira justificada de la que
no lo es. Desde el punto de vista que siempre tuvimos, la ira para nosotros era justificada. La cólera ese lujo
ocasional se gente equilibrada, podía mantenenos indefinidamente en un estado lamentable. Estas
“borracheras emocionales secas”, frecuentemente nos conducían directamente a la botella. Una explosión de
cólera puede echarnos a perder todo un día, y basta un solo resentimiento escondido para hacernos infelicies
e incompetentes. Otra clase de disturbios como los celos, la envidia, la lástima de nosotros mismos, el amor
propio lastimado y otros mas, también nos llevaron a lo mismo: a la botella o a ser infelices.
9
Puede ayudarnos mucho cuando estamos agobiados por esos disturbios hacer ese inventario que se
practica a diario. Tiene su aplicación directa en los problemas que se nos presentan en el transcurso del día. Si
es posible, debe esperarse hasta que se disponga de suficiente tiempo para considerar exclusivamente los
problemas de mayor relevancia. El inventario diario rápido nos ayuda especialmente en las altas y bajas de
nuestra vida cotidiana, y en particular, cuando se trata de personas o sucesos que rompen nuestro equilibrio,
y que nos conducen a cometer nuevas faltas.

*Sugerencias para la moderación (9)


10
En todas estas situaciones necesitamos de moderación, de un 1)honrado análisis de cada una de ellas,
de 2)buena voluntad para 3)admitir nuestra culpabilidad cuando la tenemos y de igual 4)voluntad para
perdonar cuando la culpabilidad es de otros. 5)No debemos desanimarnos cuando caemos en los errores de

16
nuestras antiguas costumbres, porque esta disciplina no es fácil. 6)Debemos procurar el progreso y no la
perfección.
11
Nuestro primer objetivo será el fomento de la moderación. Esto ocupa un lugar principal. Cuando
hablamos o actuamos a la ligera o imprudentemente, la capacidad para ser justos desaparece en el acto. Una
salida hiriente o un juicio emitido obstinadamente puede empañar todo un día y hasta un año nuestras
relaciones con otra persona. No hay nada como la moderación en la palabra y en lo escrito. Debemos evitar
la 7)crítica iracunda, lo mismo que el 8)mal humor y el 9)desdén silencioso. Estas son celadas emocionales que
nos tienden el orgullo y la vanidad. Debemos fijarnos en ellas con cuidado. Porque no podremos pensar ni
actuar debidamente hasta que el hábito de la moderación no se vuelva automático.
12
Los problemas desagradables o inesperados no son los únicos que requieren control de sí mismo.
Debemos ser igualmente cuidadosos cuando empecemos a tener algún grado de importancia y de éxitos
materiales, porque a nadie le satisface más que a nosostros, esa clase de éxitos, pues con ellos nos
embriagábamos confiados en que siempre nos causarían euforia. Cuando tuvimos períodos de buena suerte,
le dimos rienda suelta a la fantasía imaginándonos toda clase de triunfos. Así cargados de una orgullosa
confianza en nosotros mismos, jugábamos a ser personajes importantes. Desde luego que los demás
aburridos o heridos, nos daban la espalda.
13
Ahora que estamos en A.A. sobrios y recuperando la estimación de nuestros amigos y de las personas
con las que tratamos en nuestro vida diaria, nos damos cuenta de que necesitamos ejercer una vigilancia
especial. Como medida para evitar nuestros sueños de grandeza, podemos hacer una pausa y recordar que
solamente estamos sobrios por la gracia de Dios, y que cualquier éxito que logremos se debe más a El que a
nosotros.
14
Llegado el momento, empezamos a darnos cuenta de que toda la gente, incluso nosotros también, tiene
algún mal emocional y que frecuentemente se equivoca también, quiere decir que ya nos aproximamos a la
tolerancia, y que empezamos a comprender lo que es el amor y tolerancia al prójimo. Cada vez nos daremos
cuenta que no tiene caso enfadarse o sentirse herido por los actos de personas que tienen sufrimientos
parecidos a los nuestros.
15
Un cambio tan primordial en nuestra manera de ver las cosas requiere bastante tiempo. Pocas personas
pueden decir honradamente que aman a sus semejantes. La mayoría de nosotros admitimos que hemos tenido
ese sentimiento, solo para con unas cuantas personas allegadas a nosotros. Muchas otras nos han sido
indiferentes mientras no nos perjudicaron, y que en lo que respecta a los demás, pues nos resultaban
antipáticos, o los odiábamos. Aunque estas actitudes son bastante comunes entre nosotros los A.A.
comprendemos que necesitamos de algo más de lo normal para poder mantener nuestro equilibrio, si
tenemos rencores estos nos impedirán mantenerlo. Aunque sea gradualmente, tendremos que descartar la
idea de que podemos ser afectuosos con unas personas e indiferentes con otras, y que podemos seguir
odiando o temiendo a quien sea.
16
Podemos tratar de dejar de fatigar a nuestros seres queridos con experiencias irrazonables. Podemos dar
bondad donde no la habíamos podido demostrar. Podemos empezar a practicar la cortesía y la justicia con
aquellos que nos son antipáticos, tal vez llegando al grado de tratar de comprenderlos y de ayudarlos.

*Claves para la armonía: (4)

17
Cuando les fallamos a esas personas, podemos admitirlo con prontitud ante nosotros mismos y ante
ellas, siempre y cuando sea provechoso. *1)Cortesía, 2)bondad, 3)justicia y 4)amor son la clave que se necesita
para lograr la armonía con casi cualquier persona. Cuando estemos inciertos, podemos hacer una pausa
exclamando: —Hágase tu voluntad y no la mía—. Y podemos preguntarnos con frecuencia: —¿Estoy actuando
con los demás, como quisiera que ellos lo hicieran conmigo?—
18
Muchos de nosotros por la noche antes de acostarnos, hacemos un balance de nuestro día. Es oportuno
recordar que en el balance no solamente se apuntan defectos. Malo será el día en que no haya algún buen
17
acto a nuestro favor. Es un hecho que cuando despertamos por la mañana, se nos ocurren muchas ideas
constructivas. Tenemos buenas intenciones, pensamientos y propósitos. Cuando a pesar de nuestras buenas
intenciones, hemos fallado en algo, el balance de todas maneras es a nuestro favor. En estas condiciones, las
penas que nos causan el fracaso, se convierten en positivas. De allí recibimos el estímulo necesario para seguir
adelante. Un sabio dijo que “el dolor es la piedra de toque del progreso espiritual” Los A.As., estamos
completamente de acuerdo en esto, porque sabemos que la pesadumbre que acarreó la bebida tenían que
venir antes de la sobriedad, y los disturbios emocionales, antes de la serenidad.
19
Al repasar nuestro balance del día, debemos examinar cuidadosamente los motivos que tuvimos detrás
de cada uno de nuestros actos y pensamientos que parezcan equivocados. En la mayoría de los casos no será
difícil comprender esos motivos. Cuando estuvimos orgullosos, coléricos, celosos, afligidos o temerosos,
actuamos bajo la influencia de nuestros actos y pensamientos. En este caso solo necesitamos reconocer que
actuamos o pensamos mal, tratar de darnos cuenta de cómo pudimos haberlo hecho mejor. Debemos tomar
la resolución de enmendarnos, con la ayuda de Dios, aprovechar en el futuro estas experiencias pasadas,
haciendo las enmiendas que sean necesarias y que hayamos olvidado.
20
En otros casos solamente un análisis minucioso nos revelará cuales fueron los verdaderos motivos. Hay
casos en que nuestro viejo enemigo, el racionalismo sale a relucir justificando una actitud nuestra que en
realidad está equivocada. Es en estos momentos cuando podemos imaginarnos que tenemos muy buenos
motivos y razones para creer lo que en realidad no los tenemos.

*Fines Positivos (3)

21
Criticamos en una forma “constructiva” a alguien que lo necesitaba, cuando en realidad solo estábamos
tratando de ganar una discusión estéril. Y si no estaba presente el interesado, creíamos que lo estábamos
haciendo para tratar de que otros lo comprendieran, cuando en realidad lo estábamos rebajando, para
sentirnos superiores. Algunas veces heríamos a seres queridos con el pretexto de “enseñarles una lección”, y
la realidad era que queríamos castigarlos. Estábamos deprimidos y nos quejábamos de que nos sentíamos mal,
cuando en realidad queríamos que nos compadecieran y que se fijaran en nosotros. Este extraño rasgo mental
y emocional, este deseo perverso de disfrazar un motivo malo por uno bueno, es muy común en los actos
humanos. Esta clase sutil y alusiva de fariseísmo puede minar los pensamientos y actos buenos más
insignificantes. La esencia del desarrollo del carácter está en detectar, admitir y corregir estas fallas. *1)Un
arrepentimiento sincero por las faltas que hemos cometido, 2)una gratitud genuina por las bendiciones que
hemos recibido, y 3)buena voluntad para lograr metas superiores, serán los fines positivos a que aspiramos.
22
Habiendo considerado nuestro día, en esa forma, sin excluir anotar en nuesro inventario, lo que se ha
hecho bien o mal, y habiendo penetrado en nuestro corazón sin temor ni parcialidad, podremos darle gracias
a Dios por las bendiciones que hemos recibido, y dormir con la conciencia tranquila.

4. Dependencia en un Poder Superior (Segundo, Tercero y Sexto pasos).

• Para obtener un cambio de juicios y actitudes positivas, aspirando a una nueva vida, el enfermo necesita depender
de un Poder Superior o de algo más fuerte que él; debido a que el enfermo siempre trató de hacerlo todo por sus
propios impulsos, lo que originó que constantemente fracasara, se frustrara y luego se resintiera con los demás.
Necesita reducir su ego para aceptar la ayuda de algo o de alguien. No es conveniente depender de las personas o
cosas, pues en algún momento nos pueden fallar. Inicialmente se puede depender del Grupo de Alcohólicos Anónimos
y después si así lo prefiere, puede depender de un Dios, tal como él lo entienda, ya que en Alcohólicos Anónimos se
respeta la libertad de creencias.

SEGUNDO PASO

LLEGAMOS AL CONVENCIMIENTO DE QUE UN PODER SUPERIOR PODRIA DEVOLVERNOS EL SANO JUICIO


18
1
—Muchos de los recién llegados, al leer el Segundo Paso, se enfrentan con un dilema, a veces muy
complicado. Con frecuencia les oímos lamentarse en esta forma—. Vean lo que han hecho con nosotros. Nos
han convencido de que somos alcohólicos y que no podemos gobernar nuestras vidas. Después de reducirnos
a un estado de impotencia absoluta, nos dicen ahora que solamente un Poder Superior puede quitarnos la
obsesión de beber. Algunos de nosotros no queremos creer en Dios, otros no podemos y aún los que creemos
en El no tenemos fe en que haga este milagro. Sí, ustedes nos han sacado del atolladero; muy bien, pero ahora,
¿de aquí a dónde vamos?
2
—Veamos primero el caso del que dice no querer creer en Dios —el beligerante--. Se encuentra en un
estado de ánimo que puede describirse como salvaje. Toda su filosofía de la vida, de la que está satisfecho, se
encuentra amenazada. Piensa que es bastante dura la admisión de que el alcohol lo ha dominado; pero ahora,
todavía dolido por tal admisión, se enfrenta con el hombre, surgido majestuosamente de una simple célula
del cieno primordial; él es la punta de flecha de la evolución y, por consiguiente, ¡el único Dios del Universo! el
único dios de “su universo. ¿Tendrá que renunciar a todo eso para salvarse?—.
3
—Lo más probable es que su Padrino se ría de su situación, y al recién llegado le parezca el colmo. Esto
es el principio del fin. Y así es: el principio del fin de su vida pasada y el principio real de una nueva vida.
Problamente le diga su Padrino—: Hay que tomar las cosas con calma. El paso que hay que dar es más difícil
de lo que uno cree. Cuando menos así lo fue para mí y lo mismo le sucedió a un amigo mío, vicepresidente de
la Sociedad Ateísta Americana y que lo dio con amplio margen. Bueno, —dice el recién llegado— Sé que
ustedes me están diciendo la verdad. Es un hecho indiscutible que la mayoría de las personas que están en
A.A., antes pensaban como yo. Pero ahora en estas circunstancias, ¿cómo puedo tomar las cosas con calma?.
Eso es lo que quisiera saber.
4
Esta es indudablemente una pregunta muy oportuna. —Le dice el Padrino—. Creo que puedo
contestarla. No tiene que esforzarse demasiado. Tenga en cuenta estas tres cosas. Primera: A.A. no le exige
que crea en nada. Sus Doce Pasos son sugeridos. Segunda: para obtener y conservar la sobriedad no hay
necesidad de abarcar los Doce Pasos de un golpe. Recuerdo que yo los fui admitiendo gradualmente. Tercera:
todo lo que realmente se necesita, es mantener la mente abierta. Absténgase de discusiones inútiles y no se
siga preocupando de si la gallina fue primero que el huevo. Le repito: todo lo que necesita hacer es mantener
su mente abierta.
5
—El Padrino continúa—. Ponga mi propio caso como ejemplo: debido al tipo de educación que recibí,
no aceptaba nada sin comprobación científica. Naturalmente, respetaba, veneraba y hasta adoraba a la
ciencia. Todavía sigo respetándola, pero ya no adorándola. Se me inculcó el principio básico de todo progreso
científico: investigar y comprobar una y otra vez, siempre con las mente abierta. Cuando vine aquí por vez
primera, mi reacción fue como la de usted. Pensé: Este asunto de A.A. no tiene nada de científico. No puedo
creer en el. Sencillamente no lo tomaré en cuenta.
6
Entonces me despabilé. Tuve que admitir que A.A. había logrado resultados prodigiosos. Noté que mi
actitud al respecto no había sido nada cienfífica. No era A.A. la intolerante, sino yo. Desde el momento en que
dejé de discutir, pude empezar a ver y sentir. En ese momento el Segundo Paso se infiltró suave y
gradualmente en mi vida. No puedo precisar la ocasión o el día en que empecé a creer en la existencia de un
Poder más grande que yo, pero ahora estoy seguro de tener esa fe. Para ello fue necesario dejar de oponer
argumentos, y dedicarme a practicar el resto del programa de A.A. con todo el entusiasmo de que soy capaz.
7
Esta es solamente la opinión individual basada en mi propia experiencia, por supuesto. Debo asegurarle
que los A.As. recorren innumerables caminos en busca de la fe. Si no le interesa el que yo le sugiero, tenga la
seguridad de que encontrará el suyo si observa y escucha. Mas de uno ha empezado a resolver su problema
con el método de la sustitución. También puede si usted quiere, hacer de A.A. su poder superior. Este es un
grupo muy grande de personas que han resuelto su problema alcohólico. En este sentido son
indiscutiblemente, un poder mas grande que usted, que ni siquiera se ha aproximado a la solución del suyo.
Seguramente que puede tener fe en ellos. Ese mínimo de fe puede bastar. Encontrará a muchos miembros
que han cruzado el umbral en esa forma. Todos le dirán que una vez que lo hicieron, su fe ha crecido y se ha

19
profundizado. Relevados de la obsesión del alcohol, sus vidas transformadas de una manera inexplicable,
llegaron a creer en un Poder Superior y la mayoría empezó a hablar de Dios.
8
—Consideremos a continuación la situación, de los que han caído en la indiferencia, los llenos de —auto-
suficiencia—, los que han adquirido prejuicios contra la religión y los completamente desafiantes porque Dios
no les concedió sus exigencias. ¿Puede la experiencia de A.A. decirles a éstos que todavía pueden encontrar
la fe que obra?—.
9
—Algunas veces, es más difícil para A.A. ayudar a los que han perdido la fe o que la han rechazado,
que a los que nunca la tuvieron, porque piensan que han hecho la prueba y no les ha dado resultado. Han
recorrido el camino de la fe sin fe. Como en ambos casos se han decepsionado, llegaron a la conclusión de
que para ellos no hay a dónde ir. *1) La indiferencia, 2) las fantasías de la auto-suficiencia, 3) los prejuicios y
la 4) oposición obstinada, son a veces obstáculos más grandes que los que tienen los agnósticos y aun los ateos
militantes. La religión asegura que se puede comprobar la existencia de Dios; el agnóstico dice que no se puede
comprobar; y el ateo pretende que se puede comprobar que Dios no existe. Evidentemente, el que se aparta
de la fe entra en una gran confusión. Piensa que para él no hay consuelo en ninguna convicción de fe. No
puede lograr ni siquiera en un mínimo grado, la seguridad del creyente, del agnóstico, o del ateo. Es un
individuo desorientado—.
10
—Muchos A.A. pueden decirle al desorientado—. También nosotros de niños, nos apartamos de
nuestra fe. La presunción de la juventud nos perjudicó. Desde luego nos alegramos de que el hogar y la
enseñanza religiosa nos proporcionaran ciertos valores. Todavía teníamos la seguridad de ser honrados,
tolerantes y justos, y hasta cierto punto ambiciosos y trabajadores. Creímos que nos bastarían esas simples
normas de conducta y decoro.
11
A medida que el éxito material basado en estos atributos comunes, comenzó a favorecernos, creímos
que ganábamos en el juego de la vida. Esto nos estimulaba y nos sentíamos felices. ¿Para que molestarnos con
abstracciones teológicas y deberes religiosos o preocuparnos por la condición de nuestras almas aquí o en el
más allá? El aquí y el ahora nos bastaban. El deseo de triunfar nos guiaría. Pero el alcohol empezó a ganarnos
la partida. Finalmente vino la caída y nos dimos cuenta de que un golpe más nos dejaría fuera de combate
para siempre. Entonces tuvimos que bucar nuestra fe perdida. La encontramos en A.A. como otros también la
pueden encontrar.
12
—Ahora llegamos a otra clase de problema: el intelectualmente auto-suficiente. También a éstos los
A.As. les pueden decir—. Sí, nosotros éramos así, demasiado listos para nuestro propio bien. Nos encantaba
que nos llamaran precoces. Nuestra educación intelectual nos sirvió para inflarnos de orgullo como globos,
aunque procuramos ocultarlo. Secretamente sentíamos que éramos capaces de flotar por encima de los
demás, con el poder de nuestros cerebros. Los progresos científicos nos hacían creer que no hay nada
imposible para el hombre. La sabiduría era todopoderosa. El intelecto podía conquistar a la naturaleza. Ya que
éramos más brillantes que la mayoría, así lo pensábamos. Con sólo pensarlo ganaríamos la batalla. El dios del
intelecto desplazó al Dios de nuestros padres; pero el diablillo del alcohol tenía otros planes. Después de creer
que habíamos sido los triunfadores, resultaba que estábamos perdiendo en todo. Nos dimos cuenta de que
teníamos que recapacitar o moriríamos. En A.A. encontramos a muchos otros que alguna vez pensaron como
nosotros. Ellos nos ayudaron a darnos cuenta de nuestra realidad. Con su ejemplo nos demostraron que la
humildad y el intelecto pueden ser compatibles, siempre y cuando; se ponga la humildad en primer lugar.
Cuando empezamos a trabajar en esto, recibimos el don de la fe: La fe que obra.
13
—Otros miembros de A.As. Dicen—. Estábamos hartos de religión y lo que se relacionaba con ella.
Decíamos que la Biblia, está llena de disparates. Podíamos citar capítulos y versículos, pero tergiversábamos
su significado. En unas partes su moral nos parecía exageradamente buena y en otras exageradamente mala.
Pero lo que mas nos desconcertaba era la moralidad de alguna gente religiosa. Gozábamos con la hipocresía
e intolerancia de tantos que se tienen por muy creyentes. Nos encantaba proclamar el hecho de que millones
de personas que se consideran fieles a Dios se estuvieran matando en su nombre. Esto significaba que
habíamos substituído una manera de pensar postitiva por una negativa. Después de ingresar a A.A.
reconocimos que esta manera de pensar estaba propiciando nuestro egocentrismo. Nos sentíamos superiores
20
al observar los pecados de las personas religiosas. No podíamos ver nuestros propios defectos. Habíamos
juzgado con desdén a aquellos que estaban muy pagados de su rectitud, sin darnos cuenta de que lo que más
censurábamos en otros era el defecto que más nos agobiaba a nosotros. Nosotros mismos nos creamos una
situación falsa de la que solamente empezamos a darnos cuenta desde que ingresamos a A.A.
14
—Los Psiquiatras han descubierto a menudo que el desafío es una actitud
preponderante, característica de mas de un alcóhólico—. De tal manera que no es extraño, que muchos de
nosotros hubiéramos desafiado a Dios mismo. Algunas veces porque no nos concedió los bienes materiales
que le pedimos, tal como lo hace el niño que envía a Santa Claus una lista de regalos imposibles de satisfacer.
Las más de las veces cuando no salimos bien de un trance difícil, pensamos que Dios nos había abandonado.
La muchacha con la que queríamos casarnos tenía otras ideas; le pedimos a Dios que la hiciera cambiar de
manera de pensar, pero ella no cambió. Pedimos hijos sanos y los tuvimos enfermos o no nos los concedió.
Pedimos éxito en los negocios y no lo obtuvimos. Seres queridos de los que dependíamos, nos fueron
arrebatados por “actos de Dios”. Entonces nos volvimos borrachos y luego, le pedimos a Dios que nos hiciera
cambiar. Pero no nos hizo caso. Esta fue la más cruel injusticia. Renegamos de la fe.
15
Cuando ingresamos a A.A., se esclareció lo engañoso de nuestra actitud desafiante. Nunca le habíamos
pedido a Dios que se hiciera su voluntad; por el contrario, siempre le dijimos lo que tenía que hacer. Nos dimos
cuenta de que no se puede creer en Dios y desafiarlo a la vez. La fe es confianza y no desafío. En A.A. hemos
visto los resultados de esta creencia: a hombres y mujeres salvados de la catástrofe del alcohol. Los hemos
visto enfrentarse con serenidad a situaciones difíciles, sin eludirlas y sin recriminaciones, en cualquier
circunstancia. Esto no se logra simplemente con la fe sola, sino con obras. Pronto llegamos a la conclusión de
que estábamos dispuestos a pagar lo que fuera por conseguir la humildad.
16
—Ahora veamos al —individuo lleno de fe—, pero que todavía sigue bebiendo. Cree que es devoto.
Observa atentamente las fórmulas religiosas. Está seguro de que cree en Dios, pero sospecha que Dios no cree
en él. Hace promesas y más promesas, pero después de cada una de ellas no solamente vuelve a beber, sino
que su situación empeora progresivamente. Valientemente trata de luchar contra el alcohol con la ayuda de
Dios, pero esa ayuda no llega. ¿Qué es lo que pasa entonces?—.
17
—Para los eclesiásticos, doctores y familiares, el alcohólico con buenas intenciones es un enigma
desconcertante. Para A.A. no lo es—. Muchos de nosotros hemos estado en las mismas circunstancias y hemos
encontrado la solución al enigma. La solución depende de la calidad de fe, mas que de la cantidad. Esto no lo
veíamos. Creíamos ser humildes cuando en realidad no lo éramos. Creíamos que tomábamos con seriedad la
práctica de nuestra religión cuando en realidad solo éramos superficiales. O pasando al otro extremo, nos
estábamos revolcando en un sentimentalismo al que confundíamos con el verdadero sentimiento religioso.
En ambos casos pedíamos algo a cambio de nada. El hecho es que, no habíamos allanado el camino para que
la gracia de Dios llegara a nosotros y nos * 1)librara de nuestra obsesión. 2)No profundizamos en la raíz de
nuestros defectos, 3)ni reparamos los daños que les causamos a otros, 5)ni habíamos dado nada sin esperar
recompensa. 4)Ni siquiera habíamos rezado como es debido. Siempre dijimos: “Concédeme mis deseos”, en
vez de “Hágase tu voluntad”. No enten-díamos lo que es el amor a Dios y el amor al prójimo. Por consiguiente,
nos estábamos engañándo a nosotros mismos y no teníamos la capacidad para recibir la gracia que nos
devolviera nuestro buen juicio.
18
Son pocos los alcohólicos activos que tan siquiera tienen una idea de lo irracionales que son, o que si
se dan cuenta de ello, puedan enfrentarse al hecho. Algunos aceptan que se les clasifique como bebedores-
problema, pero no soportan la idea de que son enfermos mentales. Los apoya en su propia creencia, un
mundo que no sabe la diferencia entre un bebedor normal y un alcohólico. Cordura quiere decir sano juicio.
Sin embargo, si un alcohólico sobrio analiza concienzudamente su conducta destructiva, ya sea que haya
destrozado los muebles de su casa o las fibras morales de su familia, tendrá que reconocer que no obró con
buen juicio—.
19
En consecuencia, el Segundo Paso es el punto de reunión para todos nosotros: agnosticos, ateos o
creyentes. Todos podemos estar unidos en este paso. La verdadera humildad y la mente libre de prejuicios

21
pueden conducirnos a la fe; y cada reunión de A.A. es una seguridad de que Dios nos devolverá el sano juicio,
si confiamos en El.

TERCER PASO

DECIDIMOS PONER NUESTRA VOLUNTAD Y NUESTRA VIDA AL CUIDADO DE DIOS, COMO NOSOTROS LO
CONCEBIMOS

Cualidades de este paso: (4)

1.- Buena voluntad (intención de hacer bien las cosas) 2.- Medios para lograrlo, 3.- Sinceridad, 4.-
Formalidad.
1
Practicar el Tercer Paso es como abrir una puerta cerrada con candado. Todo lo que se necesita es una
llave y la decisión de abrirla. Sólo hay una llave, y ésta se llama *1)buena voluntad. —Cuando nuestra buena
voluntad ha quitado el candado, la puerta se abre casi por sí sola; y mirando hacia dentro, veremos un camino
junto al cual está una inscripción que dice: “Este es el camino hacia la fe que obra”.

En los dos primeros pasos nos ocupamos de reflexionar. Vimos que éramos impotentes ante el alcohol, y
también percibimos que alguna clase de fe, así sea en A.A. es posible adquirirla. Estas conclusiones no
requirieron actividad, sino solamente aceptación.
2
Como todos los pasos siguientes, el Tercer Paso requiere acción firme; porque solamente actuando
podremos librarnos del egoísmo que siempre ha impedido la entrada a Dios, o si se prefiere —a un Poder
Superior—, en nuestra vida. Indudablemente que la fe es necesaria, pero con la fe por sí sola, no lograremos
nada. Podemos tener fe y mantener a Dios fuera de nuestra vida. En consecuencia, nuestro problema
es ahora el encontrar cómo, y por qué medios podremos lograr que 2)El entre. El Tercer Paso será nuestro
primer intento para lograrlo. De hecho, la eficacia del Programa de A.A. dependerá de la 3)sinceridad
y 4)formalidad que hayamos puesto para llegar a la decisión de; poner nuestra vida y nuestra voluntad al
cuidado de Dios, tal como cada quien lo concibe.
3
—Para todo principiante mundano y realista, este paso parece difícil, aun imposible. A pesar de lo
mucho que quiera uno tratar de practicarlo, ¿exactamente cómo se puede lograr poner nuestra vida y nuestra
voluntad al cuidado de Dios, tal como cada quien lo concibe?—. Afortunadamente los que lo hemos ensayado,
y con los mismos recelos, podemos atestiguar que cualquiera puede comenzar a practicarlo. Podemos añadir
que un principio por mas insignificante que sea, es todo lo que se necesita. Una vez que con la llave de la buena
voluntad hemos abierto el candado y entreabierto la puerta que se cerraba, nos damos cuenta de que siempre
podemos abrirla un poco mas. Aunque nuestra obstinación nos cierre la puerta como sucede a menudo,
siempre podremos volver a abrirla con la llave de nuestra buena voluntad.
4
—Quizás pueda parecer que todo esto parezca misterioso y remoto, algo así como la teoría de la
relatividad de Einstein, o un problema de física nuclear. No lo es en lo absoluto. Veamos lo práctico que
realmente es. Cada persona que ha ingresado a A.A. y que tiene la intención de permanecer allí, sin darse
cuenta ha empezado a practicar el Tercer Paso. ¿No es verdad que en lo que respecta al alcohol, cada una de
esas personas ha decidido poner su vida al cuidado, protección y guía de A.A.?—. Se ha logrado poner buena
voluntad para desarraigar nuestra obstinación y nuestras propias ideas acerca
del problema del alcohol para sustituirlas por las que A.A. sugiere. —Cualquier recién llegado que tiene
buena voluntad, siente la certeza que A.A. es el único puerto seguro para el barco —a punto de hundirse— en
el que él se ha convertido—. Si esto no es entregar nuestra vida y nuestra voluntad a una
Providencia nuevamente hallada, ¿qué es entonces?.
5
—Pero supongamos que el instinto del alcohólico todavía se subleve y reflexione—. Sí, en lo que respecta
al alcohol tengo que depender todavía de A.A., pero en todo lo demás debo conservar mi independencia. No
dejaré que nada me convierta a una nulidad. Si sigo encomendando mi vida y mi voluntad al cuidado de otro
“alguien” ¿Qué va a ser de mi? Voy a parecerme al agujero de una rosca. —Esto desde luego, es el
22
razonamiento con que el instinto y la lógica tratan de reforzar al *egotismo, y así frustrar el desarrollo
espiritual. Lo malo es que con esta manera de pensar no se toman en cuenta los hechos. Y los hechos son
estos—. Mientras más dispuestos estamos a depender de un Poder Superior, mas independientes somos en
realidad. —Por consiguiente, la dependencia como la practica A.A., es en realidad una manera de lograr la
verdadera independencia espiritual—.
6
—Examinemos por un momento la idea de dependencia en el nivel de la vida cotidiana—. Es asombroso
descubrir en este terreno, lo mucho que en realidad dependemos y lo conscientes que de esto estamos. Toda
casa tiene una instalación eléctrica que conduce a su interior la electricidad. Nos sentimos satisfechos de esa
dependencia; deseamos desde luego que nada interrumpa el suministro de energía. Al aceptar así nuestra
dependencia en esta maravilla, nos sentimos en lo personal mas independientes. No solo somos más
independientes, sino que estamos más cómodos y más seguros. La fuerza fluye por donde se le necesita. La
electricidad, silenciosa y con seguridad satisface nuestras más insignificantes necesidades cotidianas, y
también otras más importantes. —Por ejemplo: Allí está el enfermo de poliomielitis que vive dentro de un
pulmón mecánico el cual, depende con toda confianza de un motor, que proporciona la respiración que
necesita el enfermo y lo mantiene vivo—.
7
Pero en el momento que se pone a discusión nuestra dependencia mental o emocional, reaccionamos
de una manera distinta. Reclamamos el derecho a decidir por nosotros mismos, el cómo pensar y cómo actuar.
Claro que consideramos los dos lados del problema, y escuchamos atentamente a quienes nos aconsejan, pero
todas las decisiones las tomamos nosotros. Nadie se va a meter con nuestra independencia personal. Además,
pensamos que no debemos confiar en nadie. Estamos seguros de que nuestra inteligencia respaldada por
nuestra fuerza de voluntad, puede bien controlar nuestras vidas interiores y garantizarnos el éxito en este
mundo. —Esta soberbia filosofía, en la que cada hombre hace el papel de Dios tiene buen aspecto; pero debe
someterla a prueba de ácido. ¿Qué tan buen resultado da? Una mirada al espejo debe contener la respuesta
que necesite cualquier alcohólico—.
8
—Si su propia imagen en el espejo le resultara demasiado agobiante de contemplar, y a menudo lo es,
puede observar en personas “normales”, los resultados de la confianza desmedida que estas tienen en sí
mismas. Por todas partes las verá dominadas por la cólera y por el miedo, y a la sociedad dividida en grupos
que pugnan entre sí. Cada grupo dice a los demás—. Nosotros tenemos la razón y ustedes están equivocados.
—Si un grupo tiene la suficiente fuerza, se impone a los demás vanagloriándose de su rectitud. Por todas partes
sucede lo mismo en el terreno del individualismo. El resultado de todo este esfuerzo poderoso es: menos paz
y menos fraternidad. La filosofía basada en la vanagloria de la propia rectitud, no está dando resultados
satisfactorios. Es evidente que conduce a la ruina—.
9
Por consiguiente, los que somos alcohólicos, podemos considerarnos afortunados. Cada uno de nosotros
ha librado su propia batalla en el conflicto de la vanagloria de la propia rectitud, y hemos sufrido bastante en
el encuentro para ya desear encontrar algo mejor. De manera que es por la circunstancia y no por virtud, por
lo que hemos llegado a A.A. por haber admitido la derrota. Por lo tanto, hemos adquirido los fundamentos de
la fe, y ahora queremos tomar una decisión para poner nuestra voluntad y nuestra vida, al cuidado de un Poder
Superior, como cada quien lo concibe.
10
—Nos damos cuenta de que la palabra dependencia resulta tan desagradable a muchos psiquiatras y
psicólogos, como también a los alcohólicos. Como nuestros amigos profesionistas, también nosotros nos
damos cuenta de que hay formas perjudiciales de dependencia. Hemos tenido la experiencia de muchas de
ellas. Por ejemplo: una persona adulta nunca debe tener demasiada dependencia emocional de su padre o
madre. Si no fue destetado a tiempo debe darse cuenta de ello. Esta forma de dependencia defectuosa, ha
sido la causa de que muchos alcohólicos rebeldes llegaran a la conclusión de que la dependencia en cualquier
forma es perjudicial. Pero la dependencia en un grupo de A.A. o en un Poder Superior, no ha tenido
resultados perjudiciales—.
11
—Veamos un caso, cuando se desató la segunda guerra mundial, este principio espiritual tuvo su
prueba máxima. Los miembros de A.A. que prestaron su servicio militar, se dispersaron por todo el mundo.
¿Aceptarían la disciplina y se mantendrían firmes bajo fuego? ¿Soportarían la monotonía y las calamidades de
23
la guerra? ¿Los sostendría hasta el fin la clase de dependencia que habían conocido en A.A.? Si, sí los sostuvo
hasta el fin, incluso hubo entre ellos menos recaídas y “borracheras secas” que entre los A.As. que estaba a
salvo en sus hogares. Demostraron la misma capacidad de resistencia y valor que los demás soldados. Lo
mismo en *1)Alaska que en 2)Palermo, su dependencia en un Poder Superior surtió efecto, y eso en lugar de
ser una debilidad constituyó su principal fuente de fortaleza—.
12
—Así que, exáctamente ¿cómo puede un alcohólico que tiene disposición, seguir poniendo su vida y su
voluntad al cuidado de un Poder Superior? Hemos visto que ha empezado a lograrlo, al confiar en A.A. la
solución de su problema alcohólico. Por ahora lo más probable es que ya se haya dado cuenta de que tiene
otros problemas además del alcoholismo, y de que algunos de estos no puede resolverlos con toda la
determinación y el valor de que es capaz. Sencillamente no los cambia; lo hacen desesperadamente infeliz y
amenazan su recién lograda sobriedad. Nuestro amigo todavía es (1) víctima del remordimiento y del
(2) sentido de culpabilidad, cuando piensa en el ayer. (3) La aflicción lo domina cuando piensa en aquellos a
quienes todavía odia o envidia. (4) Su inseguridad económica lo preocupa hasta enfermarlo. (5) El pánico lo
domina cuando piensa en todas las puertas que el alcohol le ha cerrado. (6) ¿Y como va a arreglar ese
problema que le hizo perder la estimación de su familia y distanciarse de ella? Con su valor solitario y sin
ayuda de nadie, no lo logrará. Seguramente que ahora necesita depender de “algo o de alguien”—.
13
—Al principio, lo mas probable es que ese “alguien” sea su mas allegado amigo en A.A. o su Padrino.
Tiene la seguridad de que sus serias dificultades, ahora agudizadas por que no puede usar el alcohol para
aliviarlas, tambien pueden resolverse. —Desde luego su Padrino indica que la vida de nuestro amigo todavía
es incontrolable a pesar de estar sobrio, y que después de todo apenas está en el principio del programa de
A.A. Una sobriedad más prolongada, por la admisión de que es alcohólico y por su asistencia a varias reuniones,
está muy bien desde luego; pero lo más probable es que este estado todavía esté lejos de significar una
sobriedad permanente y una vida satisfecha y útil—. Allí es donde entran los demás pasos del Programa de
A.A. Nada que no sea una acción continua basada en ellos como **Norma de vida, puede dar el tan deseado
resultado—
14
Entonces se nos aclara que los otros Pasos del Programa de A.A. solo se pueden practicar con éxito,
cuando se ha ensayado el Tercer Paso con empeño y perseverancia. —Esta afirmación puede sorprender a los
recién llegados que no han experimentado mas que una continua desanimación y una creciente convicción de
que la voluntad humana no vale nada. Se ha persuadido y con razón, de que además del problema del alcohol,
muchos otros no podrán vencerse únicamente con una valerosa embestida, si la fuerza proviene del individuo
aislado. Pero por ahora parece que hay ciertas cosas que el enfermo por sí mismo puede hacer el solo. De
acuerdo a las circunstancias particulares, y por sí solo, necesita desarrollar la cualidad de la buena voluntad.
Cuando adquiere la buena voluntad, él mismo podrá decidir a esforzarse. Tratar de lograrlo es un acto de su
propia voluntad. Todos los Doce Pasos requieren un esfuerzo individual del individuo, para poder amoldarse
a sus principios, y así a la voluntad de Dios—.
15
Cuando empezamos a amoldar nuestra voluntad a la de Dios, es cuando empezamos a usarla
debidamente. Para todos nosotros ésta ha sido una revelación admirable. Nuestro mal ha sido el mal uso de
la fuerza de voluntad. Con ella tratamos de demoler todos nuestros problemas, en vez de tratar de que
estuvieran de acuerdo, con las intenciones de Dios para con nosotros. Conseguir que vaya aumentando
nuestra capacidad para lograrlo, es el propósito de los Doce Pasos de A.A., y el Tercer Paso nos abre la puerta.
16
Una vez que estamos de acuerdo con estas ideas, resulta fácil en realidad empezar a practicar el Tercer
Paso. Cuando tenemos disturbios emocionales, o momentos de indecisión, podemos hacer una pausa y decir
“Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar. Valor para cambiar las que si
puedo y; sabiduría para conocer la diferencia. Hágase tu voluntad y no la mía”.

*SEXTO PASO

24
ESTUVIMOS ENTERAMENTE DISPUESTOS A DEJAR QUE DIOS NOS LIBERASE DE TODOS ESTOS DEFECTOS DE
CARÁCTER
1
“Este es un paso que separa a los hombres de los muchachos”. —Así piensa un clérigo muy querido y
gran amigo de los A.A. (Padre Ed: Edward Dowling). Dice que la persona que tiene la suficiente buena voluntad
y honradez para aplicar una y otra vez a sus defectos el Sexto Paso “sin reservas de ningún tipo” ha avanzado
mucho espiritualmente y por lo tanto, merece que se diga de él que es una persona que está tratando
sinceramente de crecer a la imagen de su propio Creador—.
2
—Desde luego que la frecuente y discutida pregunta de que si Dios puede y lo hará bajo ciertas
condiciones, eliminar defectos de carácter, tendrá una respuesta afirmativa de parte de
casi cualquier miembro de A.A. Para ellos esta propuesta no es una teoría; para ellos será tal vez, el
hecho más importante de sus vidas. Frecuentemente escucharemos a ellos referirse así—. Probablemente
me encontraba vencido, absolutamente derrotado. Mi fuerza de voluntad no me servía de nada para vencer al
alcohol. Los cambios de ambientes, los mejores esfuerzos de mi familia y mis amigos. Médicos y clérigos
resultaron inútiles contra mi alcoholismo. Sencillamente no podía dejar de beber, y nadie podía lograr que
dejara de hacerlo. Pero cuando estuve dispuesto y le pedí a un Poder Superior, Dios tal como yo lo concebí, que
me liberara de mis defectos, mi obsesión por beber desapareció. Me la arrancó.
3
—Esta clase de testimonios se oyen a diario en las reuniones de A.A. en todo el mundo. Cualquiera puede
ver claramente que cada miembro sobrio de A.A. ha sido liberado de esa obsesión pertinaz y potencialemente
fatal. Así es que de una manera concreta y literal todos los miembros de A.A. “estuvieron dispuestos” a dejar
que Dios eliminase de sus vidas la obsesión por el alcohol, y Dios procedió a hacer eso exactamente—.
4
Una vez que se nos ha liberado del alcohol de una manera real y reveladora. ¿Por qué no podremos lograr
por el mismo medio, una liberación de cada uno de nuestros defectos? Esta es una incógnita de nuestra
existencia, la respuesta solamente la conoce Dios. A pesar de todo, podemos darnos cuenta en parte, de la
respuesta cuando menos.
5
—Cuando los seres humanos se saturan de alohol a tal grado que destruyen sus vidas, están cometiendo
un acto anti-natural. Están desafiando a su instinto de conservación y parece que están empeñados en
destruirse. Van en contra de su instinto más hondo. Al ser humillados por la terrible paliza que les propinó el
alcohol, la gracia de Dios puede llegar a ellos y liberarlos de su obsesión. Aquí su instinto poderoso de vivir
puede colaborar de lleno con el deseo de su Creador de darles una nueva vida. Porque, tanto la naturaleza
como Dios, aborrecen el suicidio—.
6
—Toda persona normal quiere por ejemplo comer y reproducirse, y ser alguien en la sociedad. Desea
estar razonablemente a salvo y seguro, mientras trata de conseguir sus fines. Ciertamente Dios lo hizo así y no
lo creó para que se destruyera con el alcohol; y sin embargo sí lo dotó de instintos que lo ayudaran a
sobrevivir—.
7
No hay prueba en ninguna parte de que nuestro Creador espere que eliminemos totalmente los impulsos
de nuestros institntos.

Hasta donde sabemos, no hay constancia de que Dios haya removido de ningún ser humano todos sus impulsos
naturales.
8
Como la mayoría de nosotros nace con abundancia de deseos naturales, no es raro que frecuentemente
dejemos que éstos excedan su propósito. Cuando nos conducen a ciegas o exigimos caprichosamente que
estos deseos nos proporcionen más satisfacciones o placeres de lo que es posible, o de lo que es debido, es el
momento en que nos apartamos del grado de perfección que Dios desea para nosotros. Esta es la medida de
nuestros defectos de carácter o si se prefiere de “pecados”.
9
Si se lo pedimos Dios podrá perdonar nuestra desidia y descuido, pero en ningún caso nos dejará blancos
como la nieve si no aportamos nuestra colaboración. Eso es algo que se supone que nosotros estamos

25
dispuestos a esforzarnos por lograr. El solamente pide que tratemos lo mejor que podamos de avanzar en la
formación de nuestro carácter.
10
Así es que el Sexto Paso estuvimos dispuestos a dejar que Dios eliminase nuestros defectos de carácter, es
la forma en que A.A. expresa lo que es la mejor actitud posible, que podamos contraer para empezar esta
tarea de toda la vida. Esto no quiere decir que se espere que todos nuestros defectos de carácter serán
eliminados, como lo fue nuestro impulso de beber. Puede que algunos sí, pero tendremos que conformarnos
con mejorar pacientemente en lo que respecta a la mayoria de ellos. Las palabras “enteramente dispuestos”
nos señalan el hecho de que; aspiramos a lo mejor que conozcamos o podamos conocer.
11
¿Cuántos de nosotros estamos dispuestos a mejorar en este grado? En un sentido absoluto, nadie. Lo
mejor que podemos hacer con toda la honradez que podamos tener, es tratar de mejorar. Aún así, los mejores
de nosotros descubrimos con decepción, que siempre hay un momento crítico en el que nos detenemos y
decimos “No, esto aun no lo puedo dejar” y pisamos frecuentemente terreno mas peligroso cuando nos
resistimos: “Esto no lo dejaré nunca”. Tal es la fuerza que tienen nuestros intintos para imponerse. A pesar
del progreso logrado, habrá deseos que se opongan a la gracia de Dios.
12
—Algunos de los A.A que creen haber hecho bien el Sexto Paso, tal vez contradigan esto. Así que como
A.A. profundizaremos en eso. Casi cualquiera siente el deseo de liberarse de sus impedimentos más notorios
y destructivos. Nadie quiere ser tan orgulloso que se le califique de jactancioso, ni tan ambicioso que se le
llame ladrón. Nadie quiere encolerizarse al grado de matar, ni ser lujurioso hasta llegar al rapto. Nadie quiere
ser tan glotón que arruine su salud, ni sentir el malestar crónico que produce la envidia, o quedarse paralítico
por la pereza. Desde luego que la mayoría de los A.A. no sufre de estos defectos en ese grado tan exagerado—
.
13
Los que hemos evitados llegar a estos extremos estamos propensos a felicitarnos por ello. Sin embargo
¿podemos hacerlo? Después de todo ¿no ha sido el egoísmo puro y simple lo que nos ha evitado no llegar a
esos extremos? No hay un esfuerzo espiritual real de por medio, al evitar los excesos por los que se nos
castigaría de cualquier manera. ¿Pero en donde nos encontramos cuando se trata de los menos ruines de esta
misma clase de defectos?.
14
Lo que debemos reconocer ahora, es que gozamos con algunos de nuestros defectos. En realidad aún
los queremos. Por ejemplo: ¿A quien no le agrada sentirse un poco superior (orgullo) y aún mas superior que
los demás? ¿No es cierto que dejamos que la codicia (avaricia) se ponga la máscara de nuestros anhelos? No
es verdad que hablamos de amor y hasta creemos lo que decimos para poder ocultar la lujuria en un rincón
oscuro de nuestra mente? (lujuria). Y aún manteniéndonos dentro de los límites permitidos, tenemos que
admitir que nuestras aventuras imaginarias están llenas de fantasías románticas.
15
Podemos hasta gozar de un estado colérico (ira) que creemos es justificado. Puede causarnos
satisfaccion el hecho de que muchas personas nos resulten odiosas, porque nos da un sentido de superioridad.
De una manera perversa, una forma sutil de matar la personalidad del individuo es la murmuración incitada
por la ira. En este caso no estamos tratando de ayudar a los que criticamos, sin darnos cuenta estamos
divulgando nuestra hipocresía.
16
Cuando la glotonería (gula) no nos llega a un grado ruinoso, usamos un término moderado para
calificarla: buen gusto. Vivimos en un mundo contagiado de envidia. Esta afecta a todos en mayor o menor
grado. Es de suponerse que de este defecto procede una satisfacción desviada. De otra manera ¿Por qué
perdemos tanto tiempo deseando, lo que no tenemos en vez de emplear ese tiempo en tratar de obtenerlo
(envidia), o peor aún, estar buscando torpemente atributos que nunca tendremos, en vez de adaptarnos a la
realidad y los hechos, y vivir con ellos? ¿Y cuantas veces no trabajamos arduamente para conseguir esa
seguridad y holgazanería a lo que llamamos “retirarnos de la vida activa?” (pereza). Consideremos también la
astucia que tenemos para demorar lo que tenemos que hacer, y no lo hacemos por pereza. Casi cualquiera
puede hacer una larga lista de estos defectos, y pocos de nosotros pensaríamos seriamente en renunciar a
ellos, cuando menos hasta que no empezaran a hacernos muy infortunados.

26
17
—Desde luego que algunos llegan a la conclusión de que ya están preparados para que Dios los libere
de sus defectos. Pero aún estas personas, si hacen una relación de los defectos menos graves, se verán
obligadas a admitir que prefieren quedarse con algunos de ellos—. Por consiguiente, parece claro que pocos
de nosotros podamos llegar rápida o fácilmente a estar preparados para aspirar a una perfección moral o
espiritual; queremos negociar con solamente el grado indispensable de perfección que se necesite para irla
pasando. Así es que la diferencia entre “muchachos” y “hombres”, es la diferencia entre luchar por obtener
un ideal limitado de nuestro ego, y luchar por obtener el ideal perfecto que es Dios.
18
Muchos preguntaremos en el acto ¿Cómo podemos aceptar lo que implica el Sexto Paso? Eso sería la
perfección. Esta parece una pregunta difícil, pero en realidad no lo es. Solamente se puede practicar a la
perfección el Primer Paso, en el que hicimos una admisión total de que éramos impotentes con el alcohol. Los
siguientes Once Pasos restantes exponen ideales perfectos. Son metas a las que aspiramos e instrumentos que
sirven para medir nuestro progreso espiritual. Visto bajo este aspecto, el Sexto Paso todavía resulta difícil
pero de ninguna manera imposible. Lo que apremia es empezar y seguir perseverando.
19
Si en la aplicación de este Paso conseguimos alguna ventaja primordial en la solución de algunos
problemas no relacionados con el alcohol, necesitaremos empezar de nuevo con la mente más abierta.
Necesitaremos mirar hacia la perfección y estar preparados a marchar en esa dirección. Poco importa que a
veces tropecemos, lo que importa es estar listos.
20
Mirando de nuevo aquellos defectos de los que todavía no queremos desprendernos, debemos disipar los
límites rígidos que nos hemos marcado. En algunos casos tal vez todavía tendremos que decir: “Esto no lo
puedo dejar todavía”, pero no debemos decir “Esto no lo dejaré nunca”.
21
Vamos a cerrar lo que parece ser un final peligrosamente entreabierto. El propósito de este Paso es que
necesitamos estar completamente dispuestos a aspirar a la perfección. Sin embargo, hacemos notar que
cierto grado de demora es perdonable—. El alcohólico que busque la explicación razonada de la palabra
demora, fácilmente la interpretará como largo plazo. Podrá decir: —Esto es muy fácil, seguramente que me
encaminaré hacia la perfección, pero no tengo por que apresurarme. Tal vez pueda posponer el tener que
enfrentarme a algunos de mis defectos. —Desde luego esto no da resultados satisfactorios. Esta manera de
engañarse a sí mismo no conduce a ninguna parte—. Por lo menos, tendremos que luchar contra nuestros
peores defectos de carácter y tomar medidas activas para extraerlos lo más pronto posible.
22
En el momento que decimos: ¡No, nunca! Nuestra mente se cierra a la gracia de Dios. En este punto
debemos abandonar el ideal limitado de nuestro ego, y encaminarnos a lo que es la voluntad de Dios para con
nosotros. La demora es peligrosa y la rebeldía puede ser fatal.

5. Trabajar con otros (Doceavo paso).

• Al dejar de beber, el alcohólico necesitará de algo en que canalizar la energía que lleva dentro de sí, necesita dedicar
el tiempo que ocupaba en emborracharse en algo que le ayude en su recuperación, esto lo encuentra a través de
ayudar a otros alcohólicos de la misma manera que lo hicieron con él. El objetivo es reforzar su sobriedad, manifestar
su gratitud hacia Alcohólicos Anónimos.

• La práctica de estos conceptos es sugerida, de modo que no son obligatorios para nadie, ni representan un requisito
para integrarse a Alcohólicos Anónimos.

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¿Quién es un alcohólico?
En Alcohólicos Anónimos, no somos profesionales en el campo del alcoholismo, solo compartimos nuestras
experiencias y llevamos la buena nueva a los alcohólicos que necesitan y quieren dejar de beber.

Los tipos de bebedores y características del alcohólico son tomadas en base a la experiencia de miles de personas que
han sufrido los mismos síntomas y se han recuperado en AA.

Alcohólicos Anónimos nunca tendrá carácter profesional… (Octava Tradición)

Las definiciones aquí citadas, son tomadas de los profesionales de la medicina.


• Es alguien a quien la bebida le causa un continuo problema en cualquier aspecto de su vida.
• Alcohólico o alcohólica es la persona que no puede controlar su manera de beber.

Sufre una enfermedad para la cual no se conoce cura alguna, es decir, no hay curación en el sentido de que
fundamentalmente, el alcoholismo es un problema de salud -una enfermedad física y emocional- más que
una cuestión de poca fuerza de voluntad o una debilidad moral.

Justo como no tiene caso culpar a una víctima de diabetes por estar enfermo a causa de su falta de fuerza
de voluntad, es inútil cargar al bebedor problema con la responsabilidad por la enfermedad o considerar esa
forma de beber como un vicio.

El alcoholismo sigue muchos caminos. Algunos miembros de Alcohólicos Anónimos bebieron en una
forma fuera de control desde su primer trago. Otros progresaron lentamente durante décadas hasta beber
sin control. Algunos alcohólicos son solamente bebedores diurnos.

Algunos pueden ser capaces de abstenerse por largos períodos, que luego cortan por un “carrusel” en el que
beben sin ningún control. A estos últimos se les llama “bebedores periódicos”.

Una cosa que todos los alcohólicos parecen tener en común es que, con el tiempo, empeora su manera de
beber. No existe evidencia confiable de que alguien que haya bebido alcohólicamente haya sido capaz de
volver, a la larga, a beber normal y socialmente. No hay tal cosa como “ser un poquito alcohólico”. A causa
de que la enfermedad progresa por etapas, existen diversos tipos de bebedores y síntomas característicos
de la enfermedad. Una vez que los bebedores problema cruzan la línea de la pérdida de control dentro del
alcoholismo, con todo, no pueden volver atrás, y ser bebedores normales, se convierten en bebedores
problema.

¿Qué es el alcoholismo?

“Es una Enfermedad crónica, progresiva e incurable, que se manifiesta por la pérdida del control sobre el alcohol”

Dr. David L. Ohlms-1980

“Es alguien a quien la bebida causa un continuo problema en cualquier aspecto de su vida”.

Dra. Marty Mann, psiquiatra, fundadora del Consejo Nacional de Alcoholismo de los EE. UU.

Tipos de Bebedores:

1. Bebedor social: Es aquella persona que no tiene dificultad para dejar el licor si tiene una buena razón para
hacerlo; no necesita beber para poder relacionarse. Simplemente puede tomarlo o dejarlo

2. Bebedor fuerte: Puede tener el hábito en tal forma que gradualmente llegará a perjudicarle en lo físico y
en lo mental. Puede causarle muerte prematura. Si se presenta una razón suficientemente poderosa, mala
salud, enamoramiento, cambio de ambiente o la advertencia de un médico, este individuo puede también
dejar de beber o hacerlo con moderación, aunque esto le resulte difícil o necesite ayuda médica.
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3. Bebedor problema: Alcohólico o alcohólica es la persona que no puede controlar su manera de beber. Los
miembros de Alcohólicos Anónimos no aprenden a manejar el alcohol, sino a vivir sin él.

Algunas características del bebedor problema:

• Siente confianza

• Pérdida de control

• Desea una copa más

• Trata de controlar su bebida

• Bebe cuando no planeaba hacerlo

• Períodos de abstinencia.

• Pérdida casual de la memoria (lagunas mentales)

• Sentimientos de culpa

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