El acto de rendición en el proceso terapéutico

11/10/22, 7:29 PM The Act Of Surrender In Therapeutic Process – Welcome to Silkworth.
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The Act Of Surrender In Therapeutic Process –

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EL ACTO DE ENTREGA EN EL PROCESO TERAPÉUTICO *
Dr. Harry M. Tiebout
La importancia de una actitud positiva

El acto de rendición
La historia de un hombre
¿¿Qué pasó??
Rompiendo el acto de rendición
Cualidades internas
Desafío
Grandiosidad
Desafío y grandiosidad en el trabajo en el alcohólico
Circunstancias externas
La fase positiva
La diferencia entre sumisión y rendición
Relacionando el acto de entrega con el proceso terapéutico
Diferentes actos de rendición
Reconocer la reacción de rendición
Resistencia
Rompiendo la resistencia
Conclusión
INTRODUCCIÓN:
La importancia de una actitud positiva
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11/10/22, 7:29 PM The Act Of Surrender In Therapeutic Process – Welcome to Silkworth.net
Hace un año y medio, escribí un artículo en el que discutí un fenómeno

que etiqueté como "conversión". En ese artículo amplié el concepto de
conversión para cubrir cualquier cambio importante del pensamiento y
sentimiento negativo al positivo, independientemente de un posible
componente religioso. Dos puntos me llamaron la atención como
importantes: primero, el hecho de que el estado de ánimo positivo podría
aparecer bajo un conjunto dado de circunstancias sin ayuda especial,
psiquiátrica o de otro tipo; y segundo, que el nuevo estado mental tenía un
tono decididamente más saludable para su pensamiento y sentimiento que
el que prevalecía cuando el tono negativo era más alto. Sin decirlo,
entonces creí que el estado de ánimo positivo podría convertirse en un
objetivo legítimo en la terapia, ya que, una vez que se produjo, las
actitudes y respuestas del individuo eran mucho más saludables.
Si bien ya no creo que la terapia sea simplemente una cuestión de

alcanzar una relación positiva con la realidad, sigo convencido de que la
creación de una actitud positiva es una de las características esenciales de
un programa terapéutico exitoso, y que cualquier experiencia que
provoque tal actitud o estado de ánimo merece un estudio cuidadoso por
la luz que puede arrojar sobre el tratamiento en general. En consecuencia,
continué mis observaciones sobre la experiencia de conversión y he
llegado a la conclusión de que la clave para comprender esa experiencia
puede encontrarse en el acto de entrega que, en mi opinión, pone en
marcha el interruptor de conversión. Por lo tanto, mi artículo consistirá en
(1) una discusión del acto de rendición, y (2) un esfuerzo por relacionarlo
con el proceso terapéutico en su conjunto.
Antes de continuar, tal vez sea prudente recapitular el contenido de mi

artículo anterior. En él describí cómo, con el interruptor de conversión,
muchos aspectos de las actitudes del paciente sufrieron alteraciones
profundas y a menudo notables. Señalé cómo, de ocho maneras
principales, el individuo cambió o cambió. En lugar de volver a revisar
toda la lista, puedo resumir estos cambios brevemente diciendo que la
persona que ha logrado el estado de ánimo positivo ha perdido su yo
tenso, agresivo, exigente y lleno de conciencia que se siente aislado y en
desacuerdo con el mundo y se ha convertido en un individuo relajado,

natural y más realista que puede morar en el mundo sobre una base de
Vivir y Dejar Vivir. La diferencia en el estado antes y después de estas
personas es muy real y representa, creo, un acontecimiento psíquico
fundamental.
El acto de rendición
Con respecto al acto de entrega, permítanme enfatizar este punto: es

un evento inconsciente, no deseado por el paciente, incluso si él o ella
deseara hacerlo. Puede ocurrir solo cuando un individuo con ciertos
rasgos en su mente inconsciente se involucra en un cierto conjunto de
circunstancias. Entonces el acto de rendición puede anticiparse con
considerable precisión, como pronto mostraré. No puede definirse en
terminología consciente directa, sino que debe entenderse en todas sus
ramificaciones inconscientes antes de que se pueda vislumbrar su
verdadero significado interno. La forma más sencilla de imaginar lo que
está involucrado en el acto de rendición es presentar un caso en el que
hubo una experiencia de conversión que parecía seguir a un acto de
rendición.
La historia de un hombre
El paciente es un hombre de unos cincuenta años, muy exitoso en los

negocios, y referido por sus asociados como Napoleón debido a sus
métodos autocráticos cuando fue agitado. Durante años, el consumo
excesivo de alcohol hasta el punto de la intoxicación frecuente estuvo
presente, interfiriendo en cierta medida con su eficiencia, pero nunca en la
medida en que su negocio realmente sufrió. Mi primer contacto llegó hace
unos seis o siete años cuando vino a Blythewood para secarse. De acuerdo
con nuestra política de tratar lentamente y de vez en cuando de educar a
los pacientes sobre el peligro de su condición, permitimos que este
hombre permaneciera solo para la desecación, al mismo tiempo que le
dijimos que, a nuestros ojos, se dirigía a problemas si continuaba con su
tendencia actual. Sin presionarlo y despertando así su resistencia, le
presentamos los hechos y los dejamos pasar.
Continuamos la política de dejarlo ir y venir más o menos como

quisiera, siempre, sin embargo, manteniendo ante él la necesidad de hacer
algo con respecto a su bebida, y siempre haciendo evidente que no
estábamos interesados en secarlo, sino en el verdadero problema de
ayudarlo a dejar de beber. Más tarde y en retrospectiva, el paciente, al
referirse a estas tácticas, dijo: "Me gustaba venir aquí; No siempre
discutiste conmigo. Siempre supe dónde estabas parado y sabía que no te
estaba engañando".
Durante todo este tiempo, sin embargo, estuve trabajando en su

situación de vida para que, en última instancia, proporcionara la dinamita
necesaria para liberarlo de su torbellino de egocentrismo. Poco a poco, su
esposa renunció a su protección y, antes del momento de esta última
admisión hace casi dos años, había decidido dejarlo si su consumo
continuaba de alcohol. Además, como resultado de algunas
conversaciones conmigo, su socio comercial había decidido que él, con
varios miembros clave de la firma, presentaría sus renuncias si el paciente
no hacía un esfuerzo real para enmendar sus caminos.
Después de un ataque particularmente severo, el paciente fue inducido

nuevamente a ingresar a Blythewood. Esta vez, sin embargo, le dije
rotundamente que firmaría por treinta días o se iría a otro lado; Habíamos
terminado con él manejando su caso de una vez por todas. Parecía
sorprendido, tomó su sombrero, jugueteó con él y luego se lo puso en la
cabeza, diciendo: "¿Dónde está tu pluma? Iré a Hilltop, donde
pertenezco", refiriéndose a la cabaña donde se había secado en ocasiones
anteriores. En tres o cuatro días estaba fuera del licor y pensando
razonablemente con claridad. Luego se le informó de la decisión de su
esposa y, en lugar de despotricar y dejar en claro a dónde podía ir, discutió
por primera vez el verdadero infierno por el que la había hecho pasar y
realmente parecía arrepentido. Al final de la primera semana, bastante
preparado para los problemas, el compañero le contó de las renuncias
pendientes si la bebida persistía, solo para sorprenderse y complacerse
con la aceptación silenciosa del paciente de su decisión y un
reconocimiento de su propio deseo real de ser diferente. Pronto se unió a
A.A. y ahora es un miembro activo de esa organización en su comunidad

natal. El paciente se ha mantenido sobrio.
¿¿Qué pasó??
Recientemente, al hablar de su experiencia, el hombre de la historia

explicó: "Me hiciste algo cuando me hiciste firmar esa tarjeta. Sabía que te
referías a los negocios. Sabía que mi esposa estaba adolorida y que Bill, su
compañero, estaba harto, pero cuando me mostraste que estabas
engañando, eso fue un factor decisivo. Sabía que necesitaba ayuda y no
podía salir de ella yo misma. Así que firmé la tarjeta y me sentí mejor de
inmediato por hacerlo. Decidí que ya no iba a seguir mi propio caso, sino
que iba a recibir órdenes. Luego, más tarde, hablé con Chris, su esposa, y
aprendí cómo se sentía, y luego llegó Bill y supe en el fondo de mi corazón
que tenían razón. Pero, no me importó. No me enojé y quise discutir como
solía hacerlo. Me sorprendí a mí mismo al estar de acuerdo con ellos.
Seguro que fue agradable no tener que pelear. Me sentí cada vez más
tranquilo por dentro y desde entonces, aunque sé que aún no estoy fuera
de peligro".
Aquí está la historia de un paciente que ha pasado por una experiencia

de conversión y todavía está en la fase positiva. Su propio relato de lo
sucedido subraya la firma de la tarjeta como el punto de inflexión en su
experiencia, y también estoy convencido de que tiene razón. Podemos
resumir la experiencia de este hombre diciendo que después de tratar de
llevar su propio caso a su propia ruina, abandonó la batalla y se rindió a la
necesidad de ayuda, después de lo cual entró en un nuevo estado mental
que le ha permitido permanecer sobrio.
Rompiendo el acto de rendición

La experiencia de este hombre,
que no se limita a los alcohólicos, plantea tres preguntas:
Yo. ¿Qué cualidades había en su naturaleza que durante tanto tiempo se

resistieron a la ayuda y finalmente se vieron obligados a ceder?
1. ¿Cuáles fueron las circunstancias que provocaron el acto final de

rendición?
2. ¿Por qué una fase positiva sigue a la experiencia de rendición?
Mis respuestas a estas preguntas se derivan principalmente de mis

estudios de alcohólicos, pero no del todo, ya que he sido testigo de la
rendición con una consecuencia típica en al menos cuatro casos entre los
estudiantes de Sarah Lawrence. Espero a través de mi discusión en
respuesta a estas preguntas no solo definir el acto de rendición, sino
también darle algún sentimiento de él como una entidad o evento
psicológico.
Cualidades internas
Volviendo entonces a la primera pregunta, "¿Cuáles son las cualidades

en la naturaleza de un paciente que lo hacen resistir tal batalla antes de
rendirse finalmente?" En el alcohólico, mis observaciones me han llevado
a ver que las dos cualidades que Sillman seleccionó como características,
la individualidad desafiante y la grandiosidad, pueden muy bien explicar
que el alcohólico es típicamente resistente hasta el punto de ser
irrazonable y obstinado en buscar ayuda o ser capaz de aceptar ayuda
incluso cuando la busca. La individualidad desafiante y la grandiosidad
operan en las capas inconscientes de la mente y su influencia debe
entenderse si uno quiere ver lo que probablemente sucede en el momento
de la rendición.
Desafío
El desafío puede definirse como una cualidad que permite a
un individuo chasquear los dedos frente a la realidad y vivir
imperturbable. Tiene dos valores especiales para manejar situaciones de la
vida. En primer lugar, el desafío, ciertamente con los alcohólicos, es una
herramienta sorprendentemente efectiva para controlar la ansiedad o la
realidad, las cuales son a menudo una fuente de ansiedad. Si desafías un
hecho y dices que no es así y puedes tener éxito en hacerlo
inconscientemente, puedes beber hasta el día de tu muerte, negando para
siempre la inminencia de ese destino. Como dijo un paciente: "Mi desafío
era una capa de armadura". Y así fue un escudo muy confiable contra la
verdad y todas sus presiones.
En segundo lugar, el desafío se disfraza como una fuente muy real y
confiable de fuerza interior y confianza en sí mismo, ya que dice en
esencia: Nada me puede pasar porque puedo desafiarlo y lo deseo.
Con las personas que se encuentran con la realidad sobre esta base, la
vida es siempre una batalla con el botín que va a los fuertes. Mucho se
puede decir a favor del desafío como método para enfrentar la vida. Es el
principal recurso del tipo de ajuste sin miedo y, como medida temporal,
ayuda a las personas en muchos puntos difíciles.
Grandiosidad
La grandiosidad, la segunda cualidad observada por Sillman, impregna

ampliamente a lo largo de las reacciones del alcohólico. A diferencia del
desafío, que parece casi únicamente estructurado en la psique del
alcohólico, la grandiosidad surge del persistente ego infantil. Como en
otros estados neuróticos, la grandiosidad característicamente llena a una
persona con sentimientos de omnipotencia, demandas de gratificación
directa de deseos y una propensión a interpretar la frustración como
evidencia de rechazo y falta de amor. El efecto de esta persistencia en el
alcohólico no es un poco diferente del efecto de cualquier otro neurótico.
Tal vez en el alcohólico la arrogancia típica y el sentido de valor superior
se mantienen más cerca de la superficie por el desafío asociado que
alimenta el ego infantil constantemente por su sucesión de victorias. En
general, sin embargo, no hay nada en la grandiosidad del alcohólico que lo
distinga del neurótico, cuyo ego infantil sobrevive para convertirse en un
factor significativo en la vida adulta; Es parte del egocentrismo típico de
ese grupo, y su presencia es confirmada por cualquier estudio cuidadoso
de ellos.
Desafío y grandiosidad en el trabajo en el alcohólico
Ahora estamos en condiciones de discutir cómo operan estas

cualidades en los alcohólicos. Por un lado, el desafiante dice: No es cierto
que no pueda manejar el consumo de alcohol. Por otro lado, los hechos
hablan en voz alta y con creciente insistencia en lo contrario. Una vez más,
por un lado, la grandiosidad afirma que no hay nada que no pueda
dominar y controlar, y por otro lado, los hechos demuestran
inequívocamente lo contrario. El dilema del alcohólico es ahora obvio: la
mente inconsciente rechaza -a través de su capacidad de desafío y
grandiosidad- lo que la mente consciente percibe. Por lo tanto, siendo
realistas, el individuo está asustado por su bebida y al mismo tiempo se le
impide hacer algo al respecto por la actividad inconsciente que puede
ignorar o anular la mente consciente.
Veamos cómo este choque entre la respuesta consciente e inconsciente

se manifiesta en el entorno clínico. Un estímulo de la realidad, como el
reconocimiento del patrón cuesta abajo de la bebida, incide en la mente
consciente y crea una ansiedad aguda que, por el momento, domina los
procesos conscientes y se registra como preocupación, angustia, miedo y
preocupación. El paciente, en este estado, es despedido con el deseo de
dejar de fumar y ansiosamente se aferra a cualquier tipo de ayuda. Él o
ella está en un estado de crisis y sufrimiento.
Mientras tanto, sin embargo, el estímulo de la realidad está golpeando

las capas inconscientes de la mente y está provocando las reacciones de
desafío y grandiosidad. Dado que, característicamente, toma una cierta
cantidad de tiempo antes de que las respuestas inconscientes se movilicen
lo suficiente como para influir en la actividad mental consciente, siempre
hay un retraso apreciable antes de que la mente consciente evidencie
signos de la actividad inconsciente subyacente. Luego, lenta y
gradualmente, estas actitudes sobrevienen. Los pacientes expresan menos
preocupación por su consumo de alcohol, se quejan de que fueron
apresurados a buscar ayuda, que no son peores que nadie, y que la
preocupación de los demás es tonta y una invasión gratuita de sus
derechos. Finalmente, el recuerdo de su propio período agudo de ansiedad
es absorbido por el desafío y la grandiosidad. Así, el paciente pierde la
eficacia de la ansiedad como estímulo para crear sufrimiento y un deseo de

cambio. Este ciclo continuará repitiéndose mientras el desafío y la
grandiosidad continúen funcionando con un vigor intacto.
Circunstancias externas
Llegamos ahora a la segunda pregunta: "¿Cuáles fueron las

circunstancias que hicieron que ese paciente cediera y firmara esa
tarjeta?" Permítanme revisarlos brevemente. Había estado bebiendo
durante años, y sabía que su consumo de alcohol estaba empeorando a los
ojos de familiares y amigos. Sin embargo, sabía que su condición había
llegado al punto en que tanto su esposa como sus socios comerciales lo
estaban dejando y, por lo tanto, retirando su apoyo y protección. Fue
amenazado con la tarea de manejarse a sí mismo y a su condición
completamente por su cuenta, por lo que buscó mi ayuda y protección
para secarlo y así permitirle una vez más reanudar su papel de desafío y
grandiosidad exitosos. Esta vez, sin embargo, me negué a seguir mi papel
anterior. Me había establecido como no arbitrario, no dispuesto a encajar
en lo que él necesitaba. Pero cuando le pedí que firmara la tarjeta, supe
que sus otras circunstancias eran diferentes y que yo representaba la única
manera para él. Cuando le dije, en esencia, que ya no estaba manejando su
caso ni a mí, su último accesorio fue eliminado. No tenía lugar para llevar
su desafío y su grandiosidad; Tampoco podía volverse desafiante conmigo:
alguien que representaba su última pizca de esperanza y que en realidad se
había establecido como un recurso definitivo cuando estaba en
dificultades. Así que organizó un breve debate interno y luego firmó la
tarjeta.
En resumen, el paciente firmó la tarjeta, primero, cuando se retiró todo

el apoyo; segundo, cuando no podía desafiar con ira a aquellos que
retiraron su apoyo porque sabía que habían sido pacientes y sufridos; y
tercero, cuando se encontró desesperadamente necesitado de ayuda y no
le quedaban ideas grandiosas sobre poder beber como los no alcohólicos.
No le quedaba ni desafío inconsciente ni grandiosidad con la que luchar.
Fue lamido, y lo sabía y lo sentía.
La fase positiva
Ahora llegamos a la tercera pregunta: "¿Por qué sigue la fase positiva?"

Aquí, francamente, llegamos a la especulación. Sé que llega la fase
positiva, pero no solo por qué. La rendición significa el cese de una lucha,
y el cese de una lucha parece lógicamente seguido por la paz y la
tranquilidad internas. Ese punto parece bastante obvio, pero no está tan
claro por qué todo el tono de sentimiento cambia de negativo a positivo
sin todos los cambios concomitantes. Sin embargo, a pesar de mi
incapacidad para explicar el fenómeno, no hay duda de que los cambios
tienen lugar y que pueden ser iniciados por un acto de rendición.
LA DIFERENCIA ENTRE
SUMISIÓN Y ENTREGA
Hay que
tener presente un hecho, a saber, la necesidad de distinguir entre
sumisión y entrega. En la sumisión, un individuo acepta la realidad
conscientemente, pero no inconscientemente. Él o ella acepta como un
hecho práctico que él o ella no puede en ese momento lamer la realidad,
pero al acecho en el inconsciente está el sentimiento, llegará un día, lo
que no implica una aceptación real y demuestra de manera concluyente
que la lucha aún continúa. Con la sumisión, que en el mejor de los casos es
una cesión superficial, la tensión continúa.
Cuando un individuo se rinde, la capacidad de aceptar la realidad

funciona en el nivel inconsciente, y no hay residuo de batalla; Se produce
la relajación con libertad de tensión y conflicto. De hecho, es
perfectamente posible determinar cuánta aceptación de la realidad hay en
el nivel inconsciente por el grado de relajación que se desarrolla. Cuanto
mayor es la relajación, mayor es la aceptación interna de la realidad.
Ahora podemos ser más precisos en nuestra definición de un acto de

rendición. Debe ser visto como un momento en que las fuerzas
inconscientes del desafío y la grandiosidad en realidad dejan de funcionar
eficazmente. Cuando eso sucede, el individuo está abierto a la realidad; Él
o ella puede escuchar y aprender sin conflicto y luchando. Él o ella es
receptivo a la vida, no antagónico. La persona siente un sentimiento de
relación y unidad que se convierte en la fuente de una paz interior y
serenidad, cuya posesión libera al individuo de la compulsión de beber. En

otras palabras, un acto de entrega es una ocasión en la que el individuo ya
no lucha contra la vida, sino que la acepta.
Habiendo definido un acto de entrega como un momento de

aceptación de la realidad en el nivel inconsciente, ahora es posible definir
el estado emocional de entrega como un estado en el que hay una
capacidad persistente para aceptar la realidad. En esta definición, la
capacidad de aceptar la realidad no debe concebirse en un sentido pasivo,
sino en el sentido activo de que la realidad es un lugar donde uno puede
vivir y funcionar como una persona reconociendo sus responsabilidades y
sintiéndose libre para hacer que esa realidad sea más habitable para uno
mismo y para los demás. No hay sentido de "debe"; Tampoco hay ningún
sentido de fatalismo. Con la verdadera entrega inconsciente, la aceptación
de la realidad significa que el individuo puede trabajar en ella y con ella. El
estado de entrega es realmente positivo y creativo.
En resumen, mis observaciones me han llevado a concluir que un acto

de rendición es inevitablemente seguido por un estado de rendición que es
en realidad el estado positivo en la imagen de conversión. Debido a que los
dos siempre están asociados, creo que representan un fenómeno único al
que atribuyo el término "reacción de rendición".
RELACIÓN CON EL ACTO DE ENTREGA

AL PROCESO
TERAPÉUTICO
Habiendo dejado por fin tan claro como pude mi uso del término
"rendición", ahora debo tratar de relacionar ese concepto con el proceso
terapéutico. Si bien, el reconocimiento de la fuerza dinámica del evento ha
demostrado ser esclarecedor en muchas direcciones, ha sido
particularmente útil para comprender las fluctuaciones en los estados de
ánimo de los pacientes y en ciertos aspectos de la terapia.
El siguiente problema del paciente adquirió significado para mí cuando

comprendí el hecho de que había experimentado un acto de entrega en el
momento en que asistió a su primera reunión de A.A. Un hombre de unos

treinta años, cuenta su historia de esta manera:
"Me lamieron. Lo había intentado todo, y nada había funcionado. Mi

esposa era empacar para dejarme; Mi trabajo iba a explotar en mi cara.
Estaba desesperado cuando fui a mi primera reunión de A.A. Cuando
llegué allí, algo sucedió. No sé hasta el día de hoy, un año después, lo que
era, pero eché un vistazo a los hombres y mujeres allí y Sabía que tenían
algo que necesitaba, así que me dije a mí mismo: Escucharé lo que tienen
para decirme. A partir de ese momento, las cosas han sido diferentes. Voy
a reuniones, trabajo con otros borrachos, y estudio todo lo que pueda
sobre el alcoholismo. Sé que soy alcohólico, y Nunca dejé que ese hecho se
me escapara".
Ahora, si te detienes y revisas el relato de este hombre, notarás la

declaración: "Escucharé lo que tengan que decirme". En ese comentario a
sí mismo, el paciente inició su acto de rendición. No hubo servicio de
boquilla en su disposición a escuchar; Realmente quería ayuda. No había
desafío o grandiosidad disponible en ese momento para diluir su escucha.
Estaba aceptando, sin reservas internas ni conflictos, la realidad de su
condición y la necesidad de ayuda. Y, significativamente, en este punto
continúa diciendo: "Desde ese momento, las cosas han sido diferentes".
Los eventos posteriores indican claramente que este hombre experimentó
el cambio típico que he estado llamando conversión, y desde ese momento
en adelante "las cosas fueron diferentes". Su esposa, al comentar sobre
este cambio, dijo con sentimiento: "Es lo más notable que jamás podría
imaginar. El único problema es que todavía tengo que mantener los dedos
cruzados porque todavía no tiene ningún sentido para mí".
El paciente, sin embargo, me consultó porque "no le gustaba cómo iban
las cosas". Con eso, quería decir que se encontraba de mal humor en casa e
irritable en los negocios, las señales que su experiencia en A.A. le había
enseñado eran ominosas. Cuando le pregunté por qué dejó de beber,
respondió que había decidido dejar de beber, así que lo hizo, aunque tuvo
que admitir que A.A. fue útil. Un poco sorprendido por esta simple
afirmación y dudando un poco, le hice más preguntas y obtuve la historia

real, que me mostró que tuvo una experiencia típica de rendición, seguida
de una típica secuela positiva. Pero también vi que el cambio no duraba y
que, después de varios meses en los que el paciente había vivido en un
estado de entrega, lentamente volvió a sus actitudes y formas de sentir
anteriores. En otras palabras, la reacción de rendición no se fijó en su
personalidad y, por lo tanto, permitió el regreso de su estado mental
anterior.
Diferentes actos de rendición
El destino de la reacción de rendición es en sí mismo un estudio

interesante. Para algunos, la experiencia de entrega es el comienzo de un
crecimiento y maduración genuinos. Con otros, la fase de entrega es la
única alcanzada, por lo que nunca pierden la necesidad de asistir a las
reuniones y seguir el programa asiduamente, aparentemente confiando en
los recordatorios constantes en su existencia diaria para proporcionar el
impulso necesario al sentimiento de rendición, al menos en lo que
respecta al alcohol. Para unos pocos, parece ocurrir un fenómeno de lo que
podría llamarse rendición selectiva. Después de que los efectos de la
experiencia de entrega inicial se han desvanecido, el individuo regresa a
casi la misma persona que era antes, excepto por el hecho de que la
persona no bebe. Su entrega no es a la vida como persona, sino al alcohol
como alcohólico. Muchas otras secuelas diferentes sin duda ocurren, pero
un estudio de cualquiera o todas ellas, estoy seguro, revelaría el mismo
hecho básico: la experiencia de entrega es seguida por una fase de
pensamiento y sentimiento positivo que sufre varias vicisitudes antes de
que se establezca de una forma u otra en la psique, o se pierda por
completo. convirtiéndose simplemente en un recuerdo y un espejismo.
Reconocer la reacción de rendición
Desde el punto de vista de la terapia, el reconocimiento de la reacción

de rendición arroja una luz desafiante sobre muchos fenómenos clínicos
que generalmente se consideran importantes en el proceso de mejorar.
Por ejemplo, en la catarsis no es lo que se revela sino el acto de entrega
(que precedió y permitió que la revelación saliera a la luz) lo que, en mi

opinión, produce el resplandor característico del sentimiento positivo.
También explica su efecto temporal al igual que con la experiencia de
conversión del alcohólico. Una vez más, los frecuentes levantamientos
inesperados derivados de primeras entrevistas aparentemente ordinarias,
si bien pueden considerarse fenómenos de transferencia, me parecen más
de naturaleza "reacciones de rendición" basadas en el hecho de que el
cliente encontró la entrevista aceptable, y el cliente tomó la decisión de
continuar, que por implicación significa "rendición", al psiquiatra. La
decisión misma de acudir a un psiquiatra, a través de su significado de
rendición, a menudo tiene una influencia de mejora y ciertamente explica
el comentario de un paciente que dijo: "Una vez que toqué el timbre de tu
puerta, me sentí un 75 por ciento mejor". El fenómeno de la liberación,
que hace que las personas se den cuenta de que, al perder sus vidas las
están encontrando, se vuelve explicable si uno ve que la entrega que
precedió al sentido de liberación calma la lucha interior y la hostilidad,
permitiendo así que los elementos creativos espontáneos del Ser Interior
salgan para la expresión.
Resistencia
Es en el área de la resistencia, sin embargo, donde la comprensión de

la reacción de rendición arroja la mayor luz sobre el proceso terapéutico.
Regularmente, la terapia sigue adelante con ataques y comienzos. Durante
un tiempo hay un período de resistencia que se trabaja, permitiendo el
progreso, la comprensión y la conciencia de las interacciones emocionales
en la vida inconsciente. Luego se encuentra otro punto de resistencia, y
nuevamente debe ser descubierto y disuelto antes de que se puedan tomar
más medidas constructivas. Encontrar resistencia y trabajarla son las
tareas cotidianas de la terapia.
Rompiendo la resistencia
Donde antes el paciente ha estado en plena resistencia (resistiendo el

tratamiento, difícil de manejar, sin llegar a ninguna parte), de repente hay
un cambio marcado, casi como el sol estallando a través de las nubes,
enfocando todo y haciendo que lo que una vez fue un revoltijo confuso
tome forma, significado y significado. Por el momento, las resistencias han
desaparecido y el tratamiento avanza a buen ritmo.
Hemos estado acostumbrados a decir que el paciente tiene un destello

de perspicacia y comprensión que trajo aclaración y una mayor conciencia
de su composición emocional individual. En realidad, si examinas el
estado mental que se abre paso cuando la resistencia se derrite,
encontrarás que es sorprendentemente paralelo al estado mental positivo
que un individuo puede tener después de una experiencia de conversión.
De hecho, el paralelismo es tan sorprendente que cada vez estoy más
convencido de que los dos son idénticos. En otras palabras, ahora creo que
renunciar a la resistencia durante el tratamiento es en realidad un acto de
entrega que típicamente, como en la experiencia de conversión, es seguido
por un estado mental positivo donde los elementos de resistencia ya no
están presentes. Esta "ceder" puede ser repentina, haciendo que el
paciente entre en la fase positiva tan rápidamente como para constituir
una rotación repentina con resultados dramáticos. Generalmente, como
en el cambio de conversión, el cambio es más lento, pero la alteración es
exactamente en la misma dirección.
CONCLUSIÓN
Nadie reconoce más que yo la naturaleza radical de tales

observaciones. Nadie es más consciente que yo de la necesidad de
fundamentar estas observaciones con material clínico. Algún día pueda
apoyar de manera más concluyente mi hipótesis actual con material de
caso. Puedo señalar, sin embargo, que las consecuencias positivas de las
llamadas "interpretaciones exitosas" no son más duraderas que la fase
positiva de la llamada "experiencia de conversión". Ambos son
temporales; Ambos son suplantados lentamente por una nueva cosecha de
resistencias o sentimientos negativos. Además, ambos requieren un mayor
cambio en la mente inconsciente antes de que el acto de entrega se
convierta en un estado establecido de rendición en el que el desafío y la
grandiosidad ya no causen estragos con el ajuste, la serenidad y la

capacidad de funcionar como un ser humano.
Para recapitular, mis estudios de la experiencia de conversión me han

llevado a ver que:
Es el acto de entrega lo que inicia el cambio del comportamiento

negativo al positivo.
Ocurre cuando el desafío inconsciente y la grandiosidad se vuelven
completamente impotentes por la fuerza de las circunstancias o la
realidad.
El acto de rendición y el cambio que sigue son inseparables, ya que es
seguro asumir que si no hay cambio, no ha habido rendición.
La fase positiva es realmente un estado de rendición que sigue al acto
de rendición.
En varios lugares, como en la catarsis, la llamada mejora o sentirse
mejor es en realidad un estado de entrega inducido por un acto de
rendición.
El estado de rendición, si se mantiene, proporciona un tono
emocional a todos los pensamientos y sentimientos que aseguran un
ajuste saludable.
He tratado en este artículo de establecer el hecho de que existe un

evento psíquico como la entrega y que una vez que el hecho se aprecia en
todas sus ramificaciones, es esclarecedor clínicamente y proporciona una
base para comprender mucho de lo que sucede en el proceso terapéutico.
Colección Tiebout Por Harry M. Tiebout, M.D.

El acto de entrega en el proceso terapéutico*
Tratamiento directo de un síntoma*
Los factores del ego en la rendición en el alcoholismo*
Rendición versus cumplimiento en la terapia*
*Publicado con permiso de Alcohol Research

Documentation, Inc., editor del Quarterly
Journal of Studies on Alcohol (ahora Journal of
Studies on Alcohol and Drugs
[www.jsad.com])

El acto de rendición en el proceso terapéutico

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La importancia de una actitud positiva

La importancia de una actitud positiva

Hace un año y medio, escribí un artículo en el que discutí un fenómeno

Si bien ya no creo que la terapia sea simplemente una cuestión de

Antes de continuar, tal vez sea prudente recapitular el contenido de mi

desacuerdo con el mundo y se ha convertido en un individuo relajado,

Con respecto al acto de entrega, permítanme enfatizar este punto: es

El paciente es un hombre de unos cincuenta años, muy exitoso en los

Continuamos la política de dejarlo ir y venir más o menos como

Durante todo este tiempo, sin embargo, estuve trabajando en su

Después de un ataque particularmente severo, el paciente fue inducido

A.A. y ahora es un miembro activo de esa organización en su comunidad

Recientemente, al hablar de su experiencia, el hombre de la historia

Aquí está la historia de un paciente que ha pasado por una experiencia

Rompiendo el acto de rendición

Yo. ¿Qué cualidades había en su naturaleza que durante tanto tiempo se

1. ¿Cuáles fueron las circunstancias que provocaron el acto final de

Mis respuestas a estas preguntas se derivan principalmente de mis

Volviendo entonces a la primera pregunta, "¿Cuáles son las cualidades

La grandiosidad, la segunda cualidad observada por Sillman, impregna

Desafío y grandiosidad en el trabajo en el alcohólico

Ahora estamos en condiciones de discutir cómo operan estas

Veamos cómo este choque entre la respuesta consciente e inconsciente

Mientras tanto, sin embargo, el estímulo de la realidad está golpeando

eficacia de la ansiedad como estímulo para crear sufrimiento y un deseo de

Llegamos ahora a la segunda pregunta: "¿Cuáles fueron las

En resumen, el paciente firmó la tarjeta, primero, cuando se retiró todo

Ahora llegamos a la tercera pregunta: "¿Por qué sigue la fase positiva?"

Cuando un individuo se rinde, la capacidad de aceptar la realidad

Ahora podemos ser más precisos en nuestra definición de un acto de

serenidad, cuya posesión libera al individuo de la compulsión de beber. En

Habiendo definido un acto de entrega como un momento de

En resumen, mis observaciones me han llevado a concluir que un acto

RELACIÓN CON EL ACTO DE ENTREGA

El siguiente problema del paciente adquirió significado para mí cuando

momento en que asistió a su primera reunión de A.A. Un hombre de unos

"Me lamieron. Lo había intentado todo, y nada había funcionado. Mi

Ahora, si te detienes y revisas el relato de este hombre, notarás la

afirmación y dudando un poco, le hice más preguntas y obtuve la historia

Diferentes actos de rendición

El destino de la reacción de rendición es en sí mismo un estudio

Reconocer la reacción de rendición

Desde el punto de vista de la terapia, el reconocimiento de la reacción

(que precedió y permitió que la revelación saliera a la luz) lo que, en mi

Es en el área de la resistencia, sin embargo, donde la comprensión de

Donde antes el paciente ha estado en plena resistencia (resistiendo el

Hemos estado acostumbrados a decir que el paciente tiene un destello

Nadie reconoce más que yo la naturaleza radical de tales

grandiosidad ya no causen estragos con el ajuste, la serenidad y la

Para recapitular, mis estudios de la experiencia de conversión me han

Es el acto de entrega lo que inicia el cambio del comportamiento

He tratado en este artículo de establecer el hecho de que existe un

Colección Tiebout Por Harry M. Tiebout, M.D.

*Publicado con permiso de Alcohol Research

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