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ABtIL-MAYO 1 96 6
Novedades Seix Barrai
Colección Testimonio
EL AFRICA NEGRA HA EMPEZADO MAL, por René Dumont.
LIBRERIA ALFA
CIUDADELA 1389 — TEL.: 98 12 44
as r e v i s t a de cul t ura
Director Responsable: BENITO MILLA
Secretario de Redacción: Hugo García Robles
Distribución: Editorial Alfa, Ciudadela 1389, Montevideo
Artículos
3 Humberto Eco
EL INFORMALISIMO COMO OBRA ABIERTA
18 Aldo Solari
ALGUNAS CUESTIONES COMPLEMENTARIAS SOBRE TERCERISMO
25 Alain Bosquet
PROBLEMAS DE LA TRADUCCION POETICA
29 Benito Milla
OCTAVIO PAZ: LA POESIA Y LA HISTORIA
32 Nelson Marra
SANTA MARIA, CIUDAD-MITO, EN LA LITERATURA DE ONETTI
Poesía
35 Rodolfo Alonso
ALGUNOS POEMAS
Narrativa
38 Fernando Ainsa
LOS OBJETOS DE SU PRESENCIA
Crítica
42 Carlos H. Filgueira
UNA TIPOLOGIA Y UN ANALISIS DE LA SOCIEDAD INDUSTRIAL
46 Alberto Paganini
IRACUNDIA Y CATOLICISMO ALEMAN
Crónica
50 Domingo M. Rivarola
PARAGUAY, AHORA
NOTAS
53 Jesús C. Guiral: EL OLVIDADO “GRAN PISCATOR DE SALAMAN
CA” Y SU HOMENAJE A CERVANTES. — Hugo García Robles: JOHN
CAGE, TERESA VILA Y LA OBRA ABIERTA. — Luis Mercier Vega:
UNA TESIS INSOLITA: LA PEQUEÑA BURGUESIA VANGUARDIA DE
LA REVOLUCION. — Roberto Fabregat Cúneo: UN ASPECTO EN LA
LITERATURA NEO-PERONISTA.
58 NOTAS VARIAS.
N E C I O S : Uruguay, $ 20.00 - Argentina, 100.00 - Otros Países: U$S 4.00 un año (6 números)
Con este número 6, Temas cumple un año de vida literaria. Una so
mera aproximación a esta prim era etapa de tareas indica, entre varias in
suficiencias, dos hechos positivos: la creciente inclusión, en sus sumarios,
de escritores de varios países de América L atina y la sistemática incor
poración de jóvenes escritores uruguayos a sus páginas. Aspirando, como
dijimos en el prim er número, a estim ular la confrontación y el diálogo
en la vida cultural de nuestro país y d-el Continente y a destacar los va
lores nuevos de su cultura, habernos acercado en alguna medida a ese
propósito justifica y recompensa el esfuerzo realizado.
Temas
Umberto Eco
E
antiguos. Y al mismo tiempo el intento de un llano o al borde de una escollera, sino
sugerir, junto a una nueva actitud metodo que estamos además aferrados al cuadro
lógica frente a una probable estructura de constantemente, a una superficie constan
las cosas, una imagen posible de este mun temente llana en la cual no ha sido utili
do nuevo, una imagen que la sensibilidad zada ninguna de las técnicas tradicionales.
no ha hecho aún suya, porque la sensibi Pero esta visión múltiple es enteramente
lidad lleva siempre un retraso respecto de normal: así se ven las cosas en un paseo
las adquisiciones de la inteligencia y aún al campo mientras se escalan montículos
hoy tendemos ancestralmente a pensar que o se siguen caminos sinuosos. Esta tenden
“el sol se levanta”, aunque desde hace cia a ver las cosas colocándose alternativa
tres siglos y medio nuestros antepasados o sucesivamente en diversos puntos del es
aprenden en la escuela que el sol no se pacio indica también evidentemente una
mueve. relatividad, o una presencia simultánea del
De aquí la función de un arte abierto co tiempo” ( 8 ).
mo metáfora epistemológica: en el mun ‘‘Fautrier nos pinta una caja como si el
do en el que la discontinuidad de los fe concepto de caja no existiera aún; y, más
nómenos ha puesto en crisis la posibilidad que un objeto, una lucha entre sueño y
de una imagen unitaria y definitiva, ésta materia, un andar a tientas hacia la caja,
sugiere un modo de ver aquello en que en la zona de la incertidumbre donde se
se vive, y, viéndolo, aceptarlo, integrarlo tocan lo posible y lo re a l... El artista tie
a la propia sensibilidad. Una obra abierta ne la sensación precisa de que las cosas
afronta de lleno la tarea de darnos una podrían ser de otro m o d o ...” (9).
imagen de la discontinuidad: no la narra, “La materia de F autrier... es una ma
es ella. A través de la abstracta categoría teria que no se simplifica, sino que va
de la metodología científica y la viva ma siempre adelante complicándose, captando
teria de nuestra sensibilidad, ésta aparece y asimilando significaciones posibles, incor
como una especie de esquema trascenden porándose aspectos o momentos de lo real,
tal que nos permite comprender nuevos as saturándose de experiencia vivida...” ( 1 0 ).
pectos del mundo. “Bien distintos y asimismo precisos los
En esta clave es necesario interpretar atributos que es necesario asegurar a la
los emocionados protocolos de lectura que representación (de Dubuffet): en primer
la crítica nos da frente a obras informales, lugar los atributos de la in-finitud, de la
casi entusiasmándose por las nuevas im in-distinción, de la in-discreción (tomando
previstas libertades en que se admite la los términos en su significado etimológico).
imaginación ante un campo de estímulos Mirando de acuerdo con la óptica de la
tan abierto y ambiguo: materia significa, en efecto, ver cómo se
"Dubuffet se ocupa de las realidades pri rompen los perfiles de las nociones, cómo
mordiales y el “mana” las corrientes má se disuelven y desapareecn aspectos de co
gicas que ligan los sujetos humanos a los sas y personas o, si aún subsisten corpúscu
objetos que los rodean. Pero su arte es mu los, huellas, presencias provistas de una de
cho más complejo que cualquier tipo de finición formal cualquiera, discemibles a
arte primitivo. Ya he aludido a las múlti la vista, semejante óptica impone una cri
ples ambigüedades y zonas de significado. sis, una inflación multiplicándolos, confun
Muchas de éstas son creadas por la com diéndolos en un corro de proyecciones y
pleja organización especial de la tela, por de desdoblamientos” ( 1 1 ).
la buscada confusión de las escalas, por la “El “lector” se excita por lo tanto fren
costumbre del artista de ver y represen te a la libertad de la obra, a una prolifera
tar las cosas bajo distintos ángulos con ción activa infinita de la misma, frente a
temporáneamente. .. Se trata de una expe la riqueza de sus añadidos internos, de las
riencia óptica muy compleja porque no só proyecciones inconscientes que ella invo
lo nuestro punto de vista nunca cesa de lucra, a la invitación que le hace la tela
variar y no sólo hay una gran cantidad a no dejarse determinar por los nexos cau
de impasses ópticos, de perspectivas que sales y por las tentaciones de lo unívoco,
evocan una calle que termina en medio de empeñándose en una transacción rica en
descubrimientos cada vez más imprevisi l’image foncière. Au niveau de la peinture,
bles. une cybernétique, comme on dit vulgaire
De estos “protocolos de lectura” quizá ment, se manifeste. Nous aurons enfinu
el más rico y el que más puede preocupar l’oeuvre d’art s’abhumaniser, se délacer de
nos, es el que se debe a Audiberti cuando la signature de l’homme, accéder a une
nos cuenta qué ve en la pintura de Cami mouvementation autonome, que même les
lle Bryen: compteurs d’electrons, pour peu qu’on sut
“Finalement, il n’y a plus d’abstrait que au juste ou les brancher, se feraint un jeu
de figuratif. L’intime semoule du fémur de mésurer” ( 1 2 ).
des ibis, et meme des plombiers, recèle, En este “protocolo” tenemos conjunta
comme un album, comme un abhomme de mente los límites y las posibilidades de una
famille, toute sorte de carte postale, dôme obra abierta. Si la mitad de las reacciones
del Invalides, gran hotel New-grand a Yo anotadas no tienen nada que ver con un
kohama. La réfraction atmosphérique ré efecto estético, y son puras divagaciones
percute dans le tissu minéral les mirages personales sugeridas por los signos, tam
les mieux composés. Des hordes de staphy- bién este hecho debe sin embargo tenerse
lococques submédulliers s’allignent pour presente: ¿es éste un límite del “lector”
dessiner la silhouette du tribunal de com en cuestión, más interesado en los libres
merce de Menton ( . . . ) L’infini de la pein juegos de la propia imaginación, o un lí
ture de Bryen me parait plus qualifié que mite de la obra que asume aquí la fun
s’il se bornait a illustrer l’habituel rap ción que puede tener, para otro sujeto, el
port de l’immobile peinture courante avec peyote? Pero fuera de esos problemas ex
ce qui précédé et ce qui suivra. Je répété, tremos, hemos señalado aquí, elevadas al
il le faut, qu’a mes yeux elle a ceci, pour grado más alto, las posibilidades de una
elle, qu’elle bouge vraiment. Elle bouge libre inspección, de una inagotable men
dans tous les appels de l’espace, du coté ción de contrastes y oposiciones, que pro-
de passé, du coté de l’avenir. Elle plonge liferan a cada paso. Hasta tal punto, que,
sur la végétation poisonneuse du fond ou, así como el lector escapa al control de la
au contraire, hors des abimes de la carie obra, en un cierto momento parece que la
dentaire des moucherons, elle monte vers obra escapa al control de cualquiera, inclu
le clin de notre oeil et la poignée de nos so del autor, y que discurre sponte sua,
mains. Les molécules qui la composent, de como un cerebro electrónico enloquecido.
substance chimique picturale et d’energie No queda ya entonces un campo de posi
visionnaire a la fois, palpitent et s’adius- bilidad, sino lo indistinto, lo originario, lo
tent sous la douche horizontale du regard. indeterminado en el estado bruto, el todo
On prend ici sur le fait le phénomène de y la nada.
la création continue. Une “plume”, une Audiberti habla de libertad cibernética y
peinture de Bryen n’atteste pas, comme la palabra nos introduce en lo vivo de la
tout autre, comme toute chose ici-bas, la cuestión: la cual puede aclararse precisa
jonction permanente des ordres de Bour mente mediante un análisis de las capaci
se, de l’exocuticule des araignées et des dades de comunicación de la obra en tér
bois crieurs des cobalts, non. .S Alors qu’ minos de teoría de la información.
achevée, présentable et signée, amenée a sa
proportion sociale et commerciale, elle Apertura e Información
attend l’attention ou la contemplation de
celui qui la voit et dont elle fait un voyant, La teoría de la información, en sus for
les formes ou les non-formes qu’elle pro mulaciones al nivel matemático (no en sus
pose au premier abord se modifient dans aplicaciones prácticas a la técnica ciberné
l’espace en avant de la toile et de la feuille tica) (13), nos habla de una diferencia ra
et en avant, aussi, de l’ame de ce voyant, dical entre “significado” e “información”.
en avant! Elles accouchent, petit a petit El significado de un mensaje (y es men
l’astre fait son nid, de décors et de profils saje comunicativo también la configura
secondaires tour a tour prépondérants. En ción pictórica que comunica precisamente
couches transparentes ils se placquent sur no referencias semánticas, sino una dada
suma de relaciones formales perceptibles rriente: lo comunica de un modo particu
entre sus elementos) se establece en pro larmente concreto puesto que organiza tér
porción al orden, a lo convencional y por minos escogidos cuidadosamente de acuer
lo tanto a la “redundancia” de la estruc do con leyes inesperadas y relaciones ori
tura. Tanto más el significado es claro e ginales, fundiendo así estrecha y genialmen
inequívoco cuanto más me atengo a reglas te el contenido semántico con los sonidos y
de probabilidad, a leyes de organización con el ritmo general de la frase, para ha
prefijadas —y reiteradas a través de la re cerla nueva, intraducibie, vivaz y persua
petición de los elementos previsibles. Recí siva (capaz por consiguiente de dar al
procamente, cuanto más improbable se ha oyente una gran cantidad de información
ce la estructura, ambigua, imprevisible, que sin embargo no es información semán
desordenada, tanto más aumenta la infor tica, tal como para enriquecer la concien
mación. información entendida por lo tan cia de las referencias externas implicadas,
to como posibilidad informativa. sino información estética, información que
En ciertas condiciones de comunicación se vierte sobre la riqueza de esa forma da
se persigue el significado, el orden, lo ob da).
vio: es el caso de la comunicación a uso En cambio el poeta contemporáneo que
práctico, desde la carta al símbolo que in dice “Plaines, dont j ’ai dépassé la nuit”, si
dica en las carreteras, que tienden a ser bien realiza la misma operación que el
comprendidos unívocamente sin posibilidad poeta antiguo ( organizando en una parti
de malentendidos o interpretaciones perso cular relación contenidos semánticos, ma
nales. En otros casos, en cambio, se per terial sonoro, ritmos), persigue evidente
sigue el valor información, la riqueza no mente una intención distinta: no reconfir
reducida de los significados posibles. Es es mar de modo “hermoso”, de modo “agra
te el caso de la comunicación artística y dable” una lengua aceptada e ideas adqui
del efecto estético —que una búsqueda en ridas, sino romper las convenciones de la
clave de información ayuda a explicar sin lengua aceptada y los habituales módulos
fundar por lo demás definitivamente. de concatenación de las ideas, para propo
Se ha dicho ya que cualquier forma de ner un uso inopinado de la lengua y una
arte, aun si adopta las convenciones de lógica no habitual de las imágenes, tal,
un discurso común o símbolos figurativos que dé al lector un tipo de información,
aceptados por la tradición, funda su pro una posibilidad de interpretaciones, una
pio valor en una novedad de organización serie de sugerencias, que son el polo opues
del material dado que constituye en cada to del significado como comunicación de
caso un aumento de información para el un mensaje unívoco.
gozador. Pero a través de vuelos origina Ahora el discurso que hacemos sobre la
les y rupturas provisorias del orden de las información lleva precisamente a este as
previsiones, un arte “clásico” tiende en el pecto de la comunicación artística, inde
fondo a reconfirmar las estructuras acep pendientemente de las demás connotacio
tadas por la sensibilidad común a la que nes estéticas de un mensaje. Se trata de
se dirige, oponiéndose a determinadas le determinar hasta qué punto esta voluntad
yes de redundancia sólo para reconfirmar de novedad informativa se concilia con las
las de nuevo aun cuando sea de modo ori posibilidades de comunicación entre autor
ginal. En cambio, el arte contemporáneo y gozador. Consideremos una serie de
parece que persigue como valor primario ejemplos musicales en esta frase de un pe
una intencionada ruptura de las leyes de queño minuet de Bach (del Notenbüchlein
probabilidades que rigen el discurso co
mún poniendo en crisis los supuestos en el
momento mismo en que se vale de ellos
para deformarlos. El poeta que dice “Fe
es sustancia de cosas esperadas” adopta las
leyes gramaticales y sintácticas del len
guaje de su tiempo para comunicar un
concepto ya aceptado por la teología co fr Anna Magdalena Bach) podemos inme
diatamente notar cómo la adhesión a una ces, sin embargo, este intervalo no se pre
convención probabilística y una cierta re senta como un semitono, como segunda
dundancia concurren a hacer claro y uní menor (la cual, en general, es aún esen
voco el significado del mensaje musical. La cialmente conductora, melódica, un “con-
regla de probabilidad es la de la gramá catenamiento”, y reclama siempre la de
tica tonal, a la cual está habitualmente formación elástica de un mismo campo
educada la sensibilidad del oyente occiden armónico antes descrito), sino bajo la for
tal post-medieval: en ella los intervalos no ma ensanchada de la séptima mayor y de
constituyen simples diferencias de frecuen la nona menor. Considerados y tratados
cia, sino que implican la realización de como hilos elementales del tejido de rela
relaciones orgánicas en el' contexto. El oído ción, estos intervalos impiden la valoriza
escogerá siempre el camino más simple pa ción sensible y automática de las octavas
ra aprehender estas relaciones, de acuerdo (operaciones siempre al alcance del óído,
con un “índice de racionalidad” basado no dada su simplicidad), hacen “desviar” el
sólo en los datos llamados “objetivos” de sentido de la ordenación de las relaciones
la percepción, sino sobre todo en el supues de frecuencia, se oponen a la imagen de
to de las convenciones lingüísticas asimila un espacio auditivo “rectilíneo...” (14).
das. En los primeros dos tiempos del pri Si este tipo de mensaje es más ambiguo
mer compás se tocan los grados del acuer que el precedente —e involucra, con un
do perfecto de fa mayor; en el tercer tiem significado menos unívoco, una riqueza
po el sol y el mi implican una armonía mayor de información— un paso ulterior
dominante que tiene el fin evidente de re será dado por una composición electrónica
confirmar la tónica con el más elemental donde no sólo un conjunto de sonidos se
de los movimientos de cadencia; en el se nos presenta fundido en un “grupo” en el
gundo compás, en efecto, la tónica es pun cual le es imposible al oído distinguir las
tualmente rebatida. Si ésto no ocurriera — relaciones de frecuencia (ni el compositor
en este comienzo de minueto— deberemos pretende que se identifiquen, sino que se
pensar sólo en un error de impresión. To aprehenda el conjunto en todo su conte
do es tan claro y lingüísticamente conse nido y ambigüedad), sino que además los
cuente que incluso un oyente puede infe mismos sonidos presentados constan de fre
rir, por esta línea melódica, las eventuales cuencias inéditas, que no tienen ya el as
relaciones armónicas, y como sería el “ba- pecto familiar de la nota musical, y nos
sso” de esta frase. De modo bien diverso transportan, así, fuera, netamente, del
acontece en una composición serial de We- mundo auditivo habitual en el que la pre
bern: una serie de sonidos se presenta co sencia de probabilidades recurrentes nos
mo una constelación en la que no existen lleva a menudo casi pasivamente al camino
direcciones privilegiadas, invitaciones uní de los resultados previsibles y adquiridos.
vocas al oído. Lo que falta es la presen Aquí el campo de los significados se hace
cia de una regla, de un centro tonal que más denso, el mensaje se abre a resultados
obligue a preveer el desarrollo de la com diversos, la información aumenta conside
posición en una sola dirección. A este pun rablemente. Pero tratemos ahora de llevar
to los resultados son ambiguos: a una se esta imprecisión —y esta información—
cuencia de notas puede seguir otra cualquie más allá de su límite extremo: exaspere
ra que la sensibilidad no sabe prever, sino mos la presencia de todos los sonidos, ha
al máximo —si está educada— aceptar gamos más densa la trama. Tendremos el
cuando le sea comunicada: “Desde el pun sonido blanco, la suma indiferenciada de
to de vista armónico, ante todo (con lo todas las frecuencias. Ahora bien, el sonido
que nosotros entendemos como las rela blanco, que siguiendo la lógica debería dar
ciones de altura en todos sentidos, simultá nos el máximo posible de información, no
neos y sucesivos) se constatará que cada nos informa ya en absoluto. Nuestro oído,
sonido, en la música de Webern, tiene in encontrándose carente de cualquier indica
mediatamente próximo, o casi, uno de los ción, no es ya siquiera capaz de “escoger”.
sonidos, o incluso los dos, que forman con Asiste pasivo e impotente al espectáculo
él un intercromático. Las más de las ve del magma originario. Hay, pues, un umbral
más allá del cual la riqueza de informa mento de redundancia; tampoco parezca
ción se hace “ruido”. peregrina la observación, porque en el di
Tengamos bien en cuenta que también bujo de un pintor moderno a veces puede
el ruido puede convertirse en un signo. En bastar un solo ojo para sugerir un rostro
el fondo la música concreta y ciertos ejem visto frontalmente; que aquí los ojos sean
plos de música electrónica no son sino una siempre y rigurosamente dos significa que
organización de ruidos que los evidencia se asumen y se siguen determinadas con
como signos. Pero el problema de la trans venciones figurativas, las cuales, en térmi
misión de un mensaje de tal género con nos de teoría de la información, son leyes
siste precisamente en esto: el problema de de probabilidad en el interno de un sis
la coloración de los ruidos blancos es el tema dado. Tenemos, pues, aquí, un men
problema mínimo de orden que se aporta saje figurativo dotado de un significado
al ruido para conferirle una identidad, un unívoco y de una cuota de información
mínimo de formas espectral (15). limitada.
Un hecho no distinto tiene lugar también Tomemos ahora una hoja blanca de pa
en el campo de los signos figurativos. Un pel, doblémosla por la mitad y echemos en
ejemplo de comunicación redundante de una de las mitades una serie de ¿nanchitas
acuerdo con módulos clásicos, que se presta de tinta. La configuración que resultará
singularmente a un discurso en términos de ello será casual, enteramente desorde
de información, nos lo da un mosaico. En nada. Plegamos ahora la hoja de modo que
un mosaico cada una de las partes puede la superficie de la mitad manchada coin
ser valuada como una unidad de informa cida con la superficie de la mitad aún
ción, un bit y la información total nos la blanca. Reabriendo la hoja nos encontra
da la suma de las unidades individuales. mos frente a una configuración que ha re
Ahora bien, las relaciones que se establecen cibido ya un cierto orden a través de la
entre las partes individuales de un mosaico forma más simple de disposición de acuer
tradicional (tomemos por ejemplo II corteo do con las leyes de la probabilidad, de
dellTmperatrice Teodora en San Vitale, en acuerdo con la forma más elemental de re
Ravenna) no son en absoluto casuales y dundancia, que es la repetición simétrica
obedecen a precisas reglas de probabilidad. de los elementos. Ahora el ojo, que no
La primera entre todas es la convención obstante se encuentra frente a una confi
figurativa para la cual el hecho pictórico guración ambigua, posee puntos de refe-
debe reproducir el cuerpo humano y la fencía, aun siendo los más obvios: encuen
naturaleza reall convención implícita, tal tra indicaciones de dirección, sugerencias
mente basada sobre nuestros esquemas ha de relaciones. Es aún libre, mucho, mucho
bituales de percepción que induce inme más que ante el mosaico de Ravenna, y sin
diatamente al ojo a ordenar las partes in embargo es inducido a reconocer algunas
dividuales de acuerdo con las líneas de figuras en vez de otras. Son figuras distin
delimitación de los cuerpos, mientras, por tas, en cuyo reconocimiento él involucra sus
su parte, las partes que delimitan los con tendencias inconscientes, y la variedad de
tornos se caracterizan por una unidad cro las respuestas posibles es signo de la li
mática. Las partes no mencionan la pre bertad, de la ambigüedad, de la potencia
sencia de un cuerpo; a través de una dis de información propia de la configuración
tribución altamente redundante, por medio propuesta. Sin embargo existen algunas di
de repeticiones en cadena, insisten en un recciones interpretativas, tanto que el psi
determinado contorno, sin posibilidad de cólogo que propone el test se sentirá de
equívocos. Si un signo negro representa la sorientado y preocupado si la respuesta del
pupila, una serie de otros signos dispues paciente va más allá del campo de res
tos ordenadamente, reclamando la presen puestas probables.
cia de las cejas y de los párpados, reitera Aquellas unidades de información que
la comunicación en cuestión e induce a eran las partes de un mosaico o las manchi-
identificar, sin ninguna ambigüedad, la tas de tinta se convierten ahora en los mi
presencia del ojo. Que luego los ojos sean núsculos pedacitos de grava que, distribui
dos, simétricamente, representa otro ele dos uniformemente, llevados a un punto de
gran cohesión y prensados con fuerza por un que marco con un cuadrado de yeso una
rodillo compresor, constituyen la pavimen hendidura en un muro, la escojo y la pro
tación llamada “macadam”. Quien mira pongo como configuración dotada de al
una calle así pavimentada aprehende la guna sugerencia, y en ese rasgo la creo
presencia de innumerables elementos dis como hecho de comunicación y como obra
tribuidos casi estadísticamente; ningún or artificial. Incluso, en ese momento hago
den probable rige su unión; la configura más, la caracterizo de acuerdo con una di
ción es extremadamente abierta o al límite rección más o menos unívocas de “lectura”.
posee el máximo de información posible, Pero otras veces la modalidad puede ser
puesto que estamos en grado de vincular mucho más compleja, interna a la confi
con líneas ideales cualquier elemento a guración misma, las direcciones de orden
otro sin que ninguna sugerencia nos obli que inserto en la figuración pueden tender
gue en sentido distinto. Pero aquí nos en a conservar el máximo de indeterminación
contramos en la misma situación del ruido posible y sin embargo a orientar al gozador
blanco que antes mencionamos: el máximo a lo largo de una determinada serie de
de equiprobabilidad estadística en la dis posibilidades, excluyendo otras. Y el pin
tribución,, en vez de aumentar las posibili tor se empeña en una intención del género,
dades de información, las niega. Es decir, aun cuando dispone la más casual de sus
las mantiene en un plano matemático, pero configuraciones, aun cuando distribuye sus
las niega en el plano de una relación co signos de modo casi estadístico. Creo que
municativa. El ojo no encuentra ya indi Dubuffet, ofreciendo al público sus más
caciones de orden. recientes Matériologies, en las que el recla
También aquí la posibilidad de una co mo a pavimentos o a terrenos sin cultivar
municación tanto más rica cuando más como intentos de orden es bastante eviden
abierta reside en el delicado equilibrio de te —y que por lo tanto quieren poner al
un mínimo de orden permisible con un gozador frente a todas las sugerencias de
máximo de desorden. Este equilibrio marca una materia informe y libre de asumir cual
el umbral entre lo indistinto de todas las quier determinación—, sin embargo que
posibilidades y el campo de posibilidad. daría asombrado si alguien reconociera
Este es pues el problema de una pintura en su cuadro el retrato de Enrique V. o de
que acepte la riqueza de las ambigüedades, Juana de Arco y atribuyera esta improba
la fecundidad de lo informe, el desafío de bilísima forma de ordenación de sus signos
lo indeterminado, que quiera ofrecer al a disposiciones de ánimo que tocan lo pa
ojo la más libre de las aventuras y, no tológico.
obstante, constituir de cualquier modo un Herberí Read en una perpleja diserta
hecho comunicativo, la comunicación del ción sobre el tachisme titulada Un arte
máximo ruido, marcado no obstante por sismográfico (16), se pregunta si el juego
una intención que lo califique como signo. de reacciones libres que se prueba frente a
Si no, tanto valdría para el ojo inspeccionar la mancha en el muro es aún una reacción
libremente un pavimento y manchas en las estéticalU na cosa es un objeto imagina
paredes sin tener que llevar al marco de tivo, dice, y otra cosa es un objeto que
una tela estas libres posibilidades de men evoca imágenes; en el segundo caso el ar
saje que la naturaleza y la casualidad po tista no es ya el pintor sino el espectador.
nen a nuestra disposición. Tengamos bien Falta pues en una mancha el elemento de
en cuenta que la simple atención vale para control, la forma introducida para guiar la
marcar el ruido como signo; la simple tras visión. El arte tachiste, pues, renunciando
posición de una tela de saco al ámbito de a la forma - control, renunciaría a la be
un cuadro vale para marcar la materia lleza tendiendo en cambio al valor vi
como elem entolPero en este punto inter talidad.
vienen las modalidades de lo que se indica, Confesamos que si la dicotomía, la lucha,
la persuasión de las sugerencias de direc se establece entre el valor de la vitalidad
ción frente a la libertad del ojo. y el de la belleza, el problema podría de
A menudo la modalidad de lo que se jarnos indiferentes: si en el ámbito de
indica puede ser puramente mecánica: yo, nuestra civilización el valor vitalidad, en
cuanto negación de la forma, resultara pre eliminada entre obra y apertura de sus
ferido de hecho (y por consiguiente pre lecturas. Una obra es abierta mientras es
ferible de acuerdo con la necesidad irra obra, más allá de este límite se tiene la
cional de las vicisitudes del gusto) al valor apertura como ruido.
belleza, no habría nada de malo en el Cuál sea el “umbral”, no toca a la esté
renunciar a la belleza. tica establecerlo, sino al acto crítico for
Pero aquí el problema es distinto: está mulado en su momento sobre un cuadro,
en juego la posibilidad de la comunicación el acto crítico que reconoce hasta qué
de un acto de vitalidad: la provocación punto la plena apertura de varias posibili
intencional de un cierto juego de libres dades de gozo está sin embargo intencio
reacciones. Nosotros vivimos en una civili nadamente vinculada en un campo que
zación que no ha elegido la vitalidad in orienta la lectura y dirige las actitudes de
condicionada del sabio Zen que contem elección. Un campo que hace comunica
pla beato las libres posibilidades del mun tiva la relación y no la disuelve en el diá
do circundante, el juego de las nubes, los logo absurdo entre un signo que no es
reflejos en el agua, las huellas en el suelo, signo, sino ruido, y una recepción que
los reflejos del sol en las hojas mojadas, no es recepción, sino fantasía solipsís-
aprehendiendo en ellos la confirmación de tica (17).
un triunfo incesante y proteiforme del todo.
Nosotros vivimos en una civilización para
la cual la invitación a la libertad de las Forma y Apertura
asociaciones visuales e imaginativas se
provoca aún a través de la disposición ar Encontramos un típico ejemplo de ten
tificial de una manufactura de acuerdo con tación de la vitalidad en un ensayo de
determinadas intenciones sugestivas. Y en André Pieyre de Mandiargues dedicado a
las que se pide al gozador no sólo seguir Dubuffet (18): en Mirobulus Macadam &
libremente las asociaciones que el com C., dice, el pintor ha alcanzado su punto
plejo de estímulos artificiales le sugiere, extremo. Lo que señala a nuestra atención
sino también juzgar, en el momento mis son secciones de terreno en el estado ele
mo en que goza de ellas (y después, refle mental, vistas perpendicularmente; no se
xionando sobre su gozo y verificando en trata ya de ninguna abstracción, sólo la
segunda instancia), el objeto artificial que presencia inmediata de la materia para que
le ha provocado esa dada experiencia de nosotros podamos gozar en toda su concre
gozo. En otros términos se establece aún ción. Aquí contemplamos el infinito en un
una dialéctica entre la obra propuesta y estado de polvo: “Dubuffet, poco antes de
la experiencia que de ella tengo, y se pide la exposición, me escribía que sus textu-
pues, implícitamente calificar la obra sobre rologies llevan al arte a un punto peligro
la base de mi experiencia y controlar mi so donde las diferencias se hacen sutiles
experiencia sobre la base de la obra. Y, entre el objeto susceptible de funcionar
al extremo, encontrar las razones de mi como máquina para pensar, como pantalla
experiencia en el modo particular en que de meditaciones y videncias, y el objeto
la obra ha sido hecha: juzgando del cómo, más vivo está desprovisto de interés. Se
de los medios usados; de los resultados comprende fácilmente que las personas
obtenidos, de las intenciones adecuadas, de interesadas en el arte se alarmen cuando
las pretensiones no realizadas. Y el único se lleva éste a un punto límite en que la
instrumento que tengo para juzgar la obra distinción entre lo que es arte y lo que no
es precisamente la adecuación entre mis es ya nada corra el riesgo de ser emba
posibilidades de gozo y las intenciones razosa”.
implícitamente manifestadas, al formarla, Pero si el pintor individua el punto
por el autor. límite de un equilibrio precario, el gozador
Por lo tanto, aún en el afirmarse en un puede aún empeñarse en el reconocimiento
arte la vitalidad, la acción, el gesto, la ma de un mensaje intencional, o bien abando
teria triunfante, la plena casualidad, se narse al flujo vital e incontrolado de sus
establece una dialéctica que no puede ser imponderables reacciones. Y es este se-
gundo camino el que escoge Mandiargues (21), en la que “el signo marca la dilata,
cuando pone en el mismo plano las sensa ción de la materia”.
ciones que experimenta frente a las textu- Y hasta en las más libres explosiones de
rologies y las experimentadas ante el curso la action painting, el pulular de las for
fangoso y riquísimo del Nilo; y cuando nos mas, que asalta al espectador permitiéndole
llama al gozo concreto de quien inmerge una máxima libertad de reconocimientos,
las manos en la arena de una playa y deja no queda como el registro de un aconte,
correr el ojo por el fluir de los mi cimiento telúrico casual: es la indicación
núsculos granos entre los dedos, las palmas de un gesto. Y un gesto es un trazo que
acariciadas por la tibieza de la materia. tiene una dirección espacial y temporal,
Llegando a este punto, ¿por qué nos diri del que el signo pictórico es el resumen.
gimos entonces al cuadro, tanto más pobre Podemos recorrer el signo en todas direc
de posibilidades que no la arena verdadera, ciones, pero el signo es el campo de direc
el infinito de la materia natural a nuestra ciones reversibles que el gesto —irrever
disposición? Evidentemente porque es sólo sible una vez trazado— nos ha impuesto,
el cuadro el que organiza la materia bruta, a través del cual el gesto original nos
subrayándola como bruta pero delimitán dirige en una búsqueda del gesto perdido,
dola como campo de sugerencias posibles; búsqueda que termina en el encuentro del
es el cuadro el que antes de ser un campo gesto, y de la intención comunicativa (22).
de elecciones por realizar, es un campo de Pintura que tiene la libertad de la natu
elecciones realizadas; tanto que el crítico, raleza, pero de una naturaleza en cuyos
antes de iniciar su himno a la vitalidad, signos podemos reconocer la mano del
inicia un discurso sobre el pintor, sobre creador, una naturaleza pictórica que, como
lo que éste se propone; y llega a la contro la naturaleza del metafísico medieval, ha
lada asociación sólo después que su sensi bla continuamente del acto original. Y
por consiguiente comunicación humana,
bilidad ha sido dirigida, controlada, cana
paso de una intención a una recepción; y
lizada por la presencia de signos que. ñor
si bien la recepción es abierta —pero por
libres y casuales que sean, son sin embar que era abierta la intención, intención no
go fruto de una intención, y por lo tanto de comunicar un unicum, sino una plurali
una obra. dad de conclusiones— ésta es fin de una
Nos resultará, pues, más a tono con una relación comunicativa que, como todo acto
conciencia occidental de la comunicación de información, se rige por la disposición,
artística la inspección crítica que tiende por la organización de una cierta forma.
Por lo tanto en este sentido Informal quie
a identificar, en lo vivo de lo accidental y
re decir negación de las formas clásicas
de lo fortuito de que la obra se alimenta, de dirección unívoca, no abandono de la
los elementos de “ejercicio” y “práctica” forma como condición base de la comuni
a través de los cuales el artista sabrá sa cación. El ejemplo de lo Informal, como
car las fuerzas de lo casual en el momento de toda obra abierta, nos llevará pues, no a
justo, haciendo de su obra una chance do- decretar la muerte de la forma como con
mestiquée, “una especie de pareja motriz dición base de la comunicación. El ejemplo
cuyos polos no agotan entrando en con de lo Informal, como de toda obra abierta,
tacto, sino que dejan subsistir intacta la nos llevará pues, no a decretar la muerte
diferencia de potencial” (19). Podrán ser de la forma, sino a una más articulada no
en Dubuffet las aspiraciones geométricas ción del concepto de forma, la forma como
con las que se interviene para cortar la campo de una posibilidad.
texturologie, para imponerle un freno y En este punto descubrimos que este arte
una dirección; por lo que será siempre el de la vitalidad y de lo casual, no sólo se
pintor quien hará “jouer sur le clavier des somete a las categorías basilares de la
évocations et des références” (20). Podrá comunicación (estableodendo su informa-
ser la presencia del dibujo de Fautrier, tividad sobre la posibilidad de una forma-
que integra y corrige la libertad del color, tiv id ad ): sino que, encontrando de nuevo
en una dialéctica de límite y de no límite en sí mismo las connotaciones de la orga-
nización formal, nos da las claves para en Así nos damos cuenta de cómo se ha
contrar la misma posibilidad de un reco establecido, sobre la base de una informa
nocimiento estético. Miramos un cuadro de ción cuantitativa, un tipo más rico de in
Pollock: el desorden de los signos, la de formación, la información estética (23).
sintegración de los perfiles, la explosión La primera información consistía en sa
de las configuraciones nos invitan al juego car de la totalidad de los signos la mayor
personal de las relaciones que pueden es parte de impulsos imaginativos (de suge
tablecerse; no obstante, el gesto original, rencias) posibles: la posibilidad de inte
fijado en el signo, nos orienta en direccio grar en el complejo de los signos la mayor
nes dadas, nos conduce de nuevo a la in parte de integraciones personales compa
tención del autor. Ahora bien, esto se lleva tibles con las intenciones del autor. Y éste
a cabo sólo y precisamente porque el gesto es el valor perseguido decididamente por
no permanece como algo extraño al signo, la obra abierta, mientras que las formas
un referente al que el signo remite con clásicas lo implican como condición nece
vencionalmente (no es el jeroglífico de la saria de la interpretación pero no lo con
vitalidad que, frío y reproducible en serie, sideran como preferible, ¡incluso tienden
nos llama convencionalmente a la noción intencionadamente a reducirlo dentro de
de “libre explosión de la vitalidad” ) : gesto límites determinados.
y signo han encontrado aquí un equilibrio La segunda información consiste en rela
particular, irreproducible, hecho de una cionar los resultados de la primera infor
feliz adhesión de los materiales inmóviles mación con las cualidades orgánicas que
en la energía formadora, de un relacionar se reconocen como su origen; y en encua
se recíproco de los signos, tales que son drar como adquisición agradable la con
relaciones formales, de signos, pero al mis ciencia del hecho que se está gozando como
mo tiempo relaciones de gestos, relaciones resultado de una organización consciente,
de una intención formativa; de la cual cada
de intenciones. Tenemos una fusión de
reconocimiento es fuente de placer y de
elementos —así como en la palabra poética
sorpresa, de conocimiento cada vez más
del versificador tradicional se alcanza, en
rico del mundo personal o del background
los momentos privilegiados, la fusión en
cultural del autor, de los mismos valores
tre sonido y significado, entre valor con teoréticos que sus módulos formativos im
vencional del sonido y emoción, señalando plican y suponen.
la pronunciación. Este particular tipo de
fusión es lo que la cultura occidental re Así en la dialéctica entre obra y apertu
conoce como la característica del arte, el ra, la persistencia de la obra es garantía
resultado estético. Y el intérprete que, en de las posibilidades comunicativas y al
el momento mismo en que se abandona al mismo tiempo de las posibilidades de frui
ción estética. Los dos valores se implican
juego de las relaciones libres sugeridas, y están íntimamente vinculados (mientras
vuelve continuamente al objeto para en en un mensaje convencional, en una señal
contrar en él las razones de la sugerencia, en una carretera, el hecho comunicativo
la maestría de la provocación, en ese mo subsiste sin el hecho estético, de tal modo
mento no goza ya sólo la propia aventura que la comunicación se consuma aprehen
personal, sino que goza la calidad propia diendo el referente, no se ncs induce a
de la obra, su calidad estética. Y el libre volver al signo para gozar en lo vivo de la
juego de las asociaciones, una vez que se materia organizada la eficacia de la co
reconoce como originado por la disposición municación adquirida). La apertura, por
de los signos, entra a formar parte de los su parte, es garantía de un tipo de gozo
contenidos que la obra presenta fundidos particularmente rico y sorprendente que
en su unidad, fuente de todos los dinamis nuestra civilización persigue como un va
mos imaginativos consiguientes. Se goza lor entre los más preciosos, puesto que
entonces (y se describe, no hace otra cosa todos los datos de nuestra cultura nos lle
cualquier intérprete de una obra informal) van a concebir, sentir y por consiguiente a
la calidad de una forma, de una obra, que ver el mundo de acuerdo con la categoría
es abierta precisamente porque es obra. de la posibilidad.
para un budista cu a lq u iera ... Podría decirse que
(1) Asumir el térm ino inform al como etiqueta cada uno de los m iles de ángulos bajo los cuales
general de toda una serie de corrientes de la pin se considera una estatua debería tener una vida
tura actual deriva de una elección convencional. propia (Brancusi m e permitirá decir: una vida di
De hecho otros prefieren lim itar esta designación vina) . . . A un el adorador exclusivo del arte más
a una sección restringida del arte contem poráneo, execrable adm itirá que es más fácil construir una
confiriendo incluso al térm ino una connotación estatua que guste si se considera desde un ángulo,
vagam ente despectiva. Es el caso de GILLO DOR- que hacer una que pueda satisfacer al espectador
FLES en su U ltim e tendenza d ell’arte d’oggi desde cualquier ángulo que la mire. Se comprende
(Milán, Feltrinelli, 1961) que lim ita la definición com o es más d ifícil comunicar esta “satisfacción
de “inform al” a “las formas de abstractism o don form al” con la ayuda de una sola masa, que pro
de no sólo falta toda voluntad y todo intento de vocar un interés visual efím ero por medio de com
figuración, sino que falta tam bién toda voluntad binaciones m onum entales y dram áticas...” (Testi
de signo y sem ántica” (pág. 53). En este ensayo, m onio sobre Brancusi que apareció en “The Little
no obstante, donde se trata de las formas “abier R eview ”, 1921).
tas” del arte de hoy, cuyos parámetros orgánicos
parece que a veces no entran en la noción tradi (4) Citamos, junto a los célebres vidrios de Mu-
cional de “form a”, nos parece oportuno hablar nari, ciertos experim entos de la última genera
de “inform al” en un sentido más amplio. Y es el ción, com o los Miriorama del Grupo T (Anceschi,
criterio que se ha seguido en el núm ero único de Boriani, Colombo, D evecchi) y las estructuras trans
“II Verri” dedicado a lo inform al (junio 1961), don form ables de Jacov Agam, las "constelaciones mó
de aparecen, junto a una nutrida serie de inter v ile s” de Pol Bury, los rotoreliefs de Duchamp
venciones de filósofos, críticos y pintores, tres (“e l artista no es el único que cumple el acto
densos ensayos de G. C. Argan, R. Barilli, e . Cris- de creación, porque el espectador establece el con
polti. El presente escrito, que apareció en el mism o tacto de la obra con el mundo externo descifrando
número junto a los trabajos citados, no tom a, por e interpretando sus cualificaciones profundas y así
lo tanto, en cuenta tan im portantes contribuciones añade su contribución al proceso creador”), los ob
a la discusión sobre lo inform al, y rem ite a ellos jetos de com posición renovable de Enzo Mari, las
para una ampliación de horizontes y un com ple estructuras articuladas de Munari, las hojas movi
m ento de los temas. bles de D iter Rot, las estructuras cinéticas de Je
sús Soto (“son estructuras cinéticas porque utili
zan el espectador como motor. Reflejan el movi
(2) En apariencia, las declaraciones de poética m iento del espectador, aunque no sea más que el
de un Gabo no se concilian con una idea de obra de sus ojos. P revén su capacidad de movimiento;
abierta. En una carta a Herbert Read de 1944 solicitan su actividad sin constreñirla. Son estruc
(que reproduce READ, The Phisosophy of Modern turas cinéticas porque no contienen las fuerzas que
Art, Londres Faber and Faber, 1952), Gabo habla la anim an. Puesto que las fuerzas que las animan
de absolutism o y exactitud de lineas, de im ágenes tom an en préstam o su dinamismo al espectador",
del orden y no del caos: “Todos nosotros construi observa Claus Brem er), las máquinas de Jean Tin-
mos la imagen del m undo como quisiéram os que gu ely (que deformadas por el espectador y hacién
fuera y este nuestro mundo espiritual será siem dolas rodar dibujan configuraciones siempre nue
pre lo que nosotros hagam os y cóm o lo hagam os.
Es la humanidad sola la que lo form a en un cier vas).
to orden, fuera de una masa de realidades in co
herentes y enem igas. Esto es lo que considero cons (5) De tal modo, aun sin estar constituido por
tructivo. Yo he elegido la exactitud de m is lín eas”. elem entos m óviles, el cuadro informal perfecciona
Pero referim os estas afirm aciones a lo que el m is la tendencia de la escultura cinética de diversos
mo Gabo decía en 1924 en el M anifiesto d el Cos- tipos, convirtiéndose de objeto en “espectáculo",
truttivism o: orden y exactitud son los parámetros com o observa ALBINO GALVANO en Arte como
con base en los cuales el arte adecúa la organi- oggetto e arte como spettacolo (“II Verri”, número
cidad de la naturaleza, su interna form atividad, sobre lo Informal, citado, págs. 184-187).
el dinamismo de su crecim iento. Por lo tanto, el
arte es una imagen conclusa y definida, sí, pero (6) Véase, por ejemplo, la declaración de los
tal que produce a través de elem entos cinéticos jóven es artistas de "Miriorama” : “Cualquier as
ese proceso continuo que es el crecim iento natu pecto de la realidad, color, forma, luz, espacios
ral. A sí como un paisaje, un pliegue del terreno, geom étricos y tiem po astronómico, es el aspecto
una mancha en una pared, la obra de arte se distinto del darse del ESPACIO1-TIEMPO o mejor:
presta a visualizaciones diversas y presenta p erfi m odos distintos de percibir la relación entre ES
les cambiantes; el arte refleja en sí mism o, gra PACIO y TIEMPO. Consideramos, por consiguien
cias a sus características de orden y exactitud, la te, la realidad como un continuo devenir de fenó
movilidad de los acontecim ientos naturales. Es una m enos que nosotros percibimos en la variación.
obra definida, podem os decir, que se hace im agen D esde cuando una realidad entendida en estos tér
de una naturaleza “abierta”. Y Read, por lo d e m inos ha ocupado el sitio, en la conciencia del
más desconfiado para con otras formas de am bi hom bre (o solam ente en su intuición), de una rea
güedad plástica, observa: “La particular visión de lidad fija e inmutable, nosotros advertimos en las
la realidad com ún al contructivism o de Gabo o de artes una tendencia a expresar la realidad en sus
Pevsner no se deriva de los aspectos superficiales térm inos de devenir. Por lo tanto, considerando
de la civilización mecánica, n i de una reducción la obra como una realidad hecha con los mismos
de los datos visuales a sus “planos cúbicos” o elem entos que constituyen la realidad que nos ro
“volúm enes plásticos” . . . sino de una visión del dea, es necesario que la obra misma esté en con
proceso estructural del universo físico como lo tinua variación.” Otros artistas hablan de la in
revela la ciencia moderna. La m ejor preparación troducción de la dimensión tiempo en la vida in
para la apreciación del arte constructivista es el terna de la obra. En otra parte se ha hablado an
estudio de W hitehead o de Schroedinger.®. El arte tes de relación de indeterminación planteada en
—es su máxima función— acepta la universal m ul el dominio de la imagen ya por los mismos cubis
tiplicidad que la ciencia investiga y revela, pero tas. Se ha dicho incluso a propósito de Fautrier
la reduce a la concreción de un sím bolo plástico” que “él establece un nuevo espacio intersideral y
(pág. 233)H participa en las búsquedas científicas actuales”
(Verdet). Y en varios lugares se ha oído hablar
(3) Una impresión de tal género señala Ezra de realidades nucleares representadas por la nueva
Pound ante las obras de B rancusi: “Brancusi ha pintura. M athieu ha hablado de épistémologie du
escogido una tarea terriblem ente difícil: reunir décentrem ent. Todas las expresiones no verificadas
todas las formas en una sola; es algo que exige pero que califican de todos modos estados de áni
tanto tiempo como la contem plación del universo mo que no pueden dejarse de tomar en cuenta.
(7) En “L’Oeil”, abril 1959. Milán, II Saggiatore, 1960. Véase en la pág. 67 el
(9) A. BERNE-JOFFROY. Les Objets de J. Fau- análisis de la oposición continua entre el bullir de
selas, 1958, pág. 43. la materia y el límite de las formas y la diferen
cia planteada entre la libertad del infinito, suge
* (9) A. BERNE-JOFFRY, Les Objete de J. Fau- rida, y la angustia de un no-límite visto como po
trier, en "NRF”, mayo 1955. sibilidad negativa de la obra. En la pág. 97: “en
estos Oggetti el contorno es independiente de la
(10) G. C. ARGAN, Da Bergson a Fautrier, en cantidad de color que, no obstante, constituye un
"Aut Aut”, enero 1960. claro dato de existencia: es algo que supera la
materia, designa un espacio y un tiempo, es decir,
(11) R. BARELLI, J. Dubuffet, Metériologies, Ga encuadra la materia en una dimensión de la cons
lleria del Naviglio, Milán, 1961. ciencia”. Quede claro, por lo demás, que éstos son
sólo ejemplos de particulares lecturas críticas de
(12) JACQUES AUDIBERTI, L’Ouvre-Boite, Ga las cuales no se pretende obtener aparatos categó
llimard, Paris, 1952, págs. 26-35. ricos válidos para toda experiencia informal. Otras
veces cuando esta dialéctica entre dibujo y color
(13) En relación con las aclaraciones que siguen, no existe ya (pensamos en Matta, o en Imaí o en
y, el ensayo anterior. Apertura y teoría de la in Tobey), la búsqueda debe dirigirse en otro sentido.
formación. En el último Dubuffet las subdivisiones geométri
(14) HENRI POUSSEUR, La nuova sensibilità cas de la teturologie no subsisten ya, y no obs
musicale, en “Incontri Musicali” núm. 2, 1958. tante se puede realizar sobre su tela una búsque
da de direcciones sugeridas, de elecciones realiza
(15) V. todo el párrafo La información, el orden das.
y el desorden en el ensayo precedente.
(22) PEn esta pintura el gesto tiene una parte
(16) The Tenth Muse, Londres, Rutledge & Ke- importante, pero dudo de que éste nazca de im
gan, 1957, págs. 35 y ss. proviso, sin control o reflexión, sino que hay ne
cesidad de hacerlo de nuevo, ese gesto, una vez
(17) El problema de una dialéctica entre obra y tras otra, hasta que no se haya creado una forma
apertura pertenece a la serie de cuestiones de teo que posea un significado propio. En cambio, se cree
ría del arte, que preceden toda discusión crítica comunmente que este tipo de pintura es el resul
concreta. La poética de la obra abierta indica una tado de un breve momento de inspección y vio
cierta tendencia general de nuestra cultura, lo que lencia. Pero bien pocos son, en Nueva York, los
Riegl llamaría un Kunstwollen, que Panofsky de que trabajan de este m od o... Un ejemplo de esta
fine mejor como "sentido último y definitivo, que confusión lo tenemos a propósito de la pintura de
puede encontrarse en varios fenómenos artísticos, Jackson Pollock. Cómo es posible, nos pregunta
independientemente de las decisiones conscientes y mos que un pintor haga gotear el color sobre una
actitudes psicológicas del autor”. En ese sentido tela (colocada en el suelo) dibujando y componien
una noción del género (por ejemplo, precisamente, do de ese modo un cuadro- Pero el gesto dibuja
la dialéctica entre Obra y apertura) es un concep do no es menos deliberado e intencionado, tanto
to que no indica tanto cómo se resuelven los pro si el pincel toca la tela como si no la toca; diga
blemas artíticos sino más bien cómo se proponen. mos que Pollock ha hecho el gesto en el aire so
Lo que significa que tales conceptos se definan a bre la tela y que el color que gotea del pincel si
priori, sino que se legitiman a priori, es decir, gue su gesto”. (DAVID LUND, Nuove correnti della
propuestos como categorías explicativas de una ten-, pintura astratta, en “Mondo Occidentale”, septiem
dencia general: categorías elaboradas después de bre 1959).
una serie de observaciones realizadas sobre diver
sas obras. Cómo una dialéctica dada, así propuesta, (23) Un ejemplo de esta relación se tiene en el
se resuelve luego caso por caso, es tarea del crí arte figurativo clásico entre significado iconográ
tico definirlo en concreto (v. ERWIN PANGFSKY, fico y significado estético total. I-a convención ico
Uber das Verhältnis del Kunstgeschichte zur Kuns- nográfica es un elemento de redundancia: un hom
theorie, 1920, en La prospettiva come "forma sim bre barbudo que tiene junto a él un muchacho y
bólica’’, Milán, Feltrinelli, 1961, págs. 179-214). al lado del cual aparece una cabra es —en la ico
nografía medieval— Abraham. La convención in
(18) Jean Dubuffet ou le point extrem e, en siste confirmándonos de nuevo el personaje y el
"Cahiers de Musée de poche”, núm. 2 pág. 52. carácter. Típico es el ejemplo que da Panofsky
(Zum Problem del Beschreibung und Inhalstdeu-
tung von Werken der bidenden Kunst, 1932, en La
(19) V. RENATO BARILLI, La pittura di Dubuf prospettiva come “forma simbólica”, op. cit.) a
fet, en “Il Verri”, octubre 1959, en donde remite propósito de la Giuditta e Olofeme de Maffei. La
también a los textos de Dubuffet, Prospectus aux r>tujer en la representación lleva una cabeza de
amateurs de tout genre, París, 1946, y en particu capitada sobre un plato y una espada. El primer
lar a la sección Notes pour les fins-lettrés. elemento haría pensar en una Salomé, el segundo
en Judith. Pero, de acuerdo con las convenciones
(20) Recuerda de nuevo BARILLI (art. cit.) : iconográficas barrocas, no se da nunca el caso de
"Les tableaux d’assemblale (1957), explotan metó una Salomé con espada, mientras no es raro ver
dicamente, como se ha dicho, el choque, el shock a Judith llevando la cabeza de Holofernes en un
entre la actividad de la texturologie y la inter plato. El reconocimiento es, pues, favorecido por
vención, con censuras y esquemas lineales, del fa- otro elemento de redundancia iconográfica, la ex
ber; de ello resulta un producto que converge con presión del decapitado (que hace pensar más en un
temporáneamente hacia los dos límites (en sentido malvado que en un santo). Así la redundancia de
matemático); por una parte el aliento cósmico, el elementos aclara el significado del mensaje y con
caos germinal pululante de presencias; por otra, fiere una información cuantitativa aunque sea li
el rígido hermetismo del concepto; la resultante mitadísima. Pero la información cuantitativa inter
es precisamente, como se mencionaba en otro lu viene para favorecer la información estética, el
gar, un infinito, por así decir, discontinuo, o sea, gozo del resultado orgánico total y el juicio sobre
una embriaguez lúcida y controlada, obtenida por la realización artística. Como observa Panofsky:
una densa multiplicación de elementos, cada uno “quien concibe el cuadro como la representación
de los cuales mantiene, sin embargo, una clara de de una muchacha dada a los placeres con la cabe
finición formal". za de un santo en la mano deberá juzgar también
estéticamente de modo distinto de como juzgaría
(21) V. el análisis llevado a cabo por PALMA el que ve en la muchacha una heroína protegida
BUCARELLI, en Jean Fautrier, Pittura e materia, de Dios con la cabeza de un sacrilego en la mano”.
Aldo Solari
“ . . .voz exacta
Esta tensión m eridiana en la obra de Oc
tavio Paz se reencuentra con la tradición y sin embargo, equívoca”
vernácula de los m itos solares, es en la
El verso resuelve esa contradicción por
que se inspira principalm ente la prim era
un instante. Instante que es el día sin tiem
parte de su obra, atenuándose, filtrándose
po del poema. ¿Puede pensarse un día sin
después y accediendo a una condición más
tiempo, inmóvil en su luz, vivo ya para
dialéctica que el poeta resum e en dos v e r
siempre? Es prerrogativa esencial del poe
sos:
ta fija r ese puro instante de luz y trans
ferirlo intacto m ediante la invención del
“Oh, mundo, todo es noche poema.
y la vida es relám pago. . . ” El poeta rodea de luz sus gestos y cruza
las ciudades y su polvo cantando. Sólo por
Como el relámpago, la vida ilum ina el el canto es ajeno a la destrucción. Pene
mundo por instantes. El tiempo, fragm en trado de tiempo, lo resume en fragmentos
tado, reparte nuestra vida en luz y som luminosos, trozos del espejo roto del mun
bra. Cada instante de luz, de vida, cada do, que él junta para formar el poema. Y
verso y cada poema equivalen al relám ese tiempo cuajado en el poema vivirá más
pago en la noche, de la que nos defende allá del tiempo que nos vive. Por eso él
mos con palabras, con poemas. A lo que puede decir: aquel que fui se queda en la
aspira el poeta es a resum ir en ese re ribera. El permanece y el agua heracíitia-
lámpago del verso una profunda experien ,no fluye. Perm anece en la hazaña del pre
cia de vida, rescatada de la sombra y de sente rescatado por el poema y organiza el
la historia por la palabra poética. La pa futuro como aventura. Sólo así la historia
labra poética es impacto, no inventario ni deviene, no se erige. Es misión del poeta
derribar los altares donde se mixtifica lo Octavio Paz, no convoca al ritual de la vio
divino. lencia y del sacrificio, como ha pretendi
Para Octavio Paz la historia, en térmi do el fetichismo hegeliano - marxista, sino
nos de mito contemporáneo, encarna en que es un destino que es también una li
realidad nuevas maneras del poder. Pero bertad. Por eso su poesía tiende a la su
el poder es enemigo de la poesía porque peración, mediante el poema, de una re
es enemigo del hombre. Y ningún poder lación conflictual, dialéctica, entre el hom
puede abolir el poema sin al mismo tiempo bre y su mundo, aquí y ahora. Es una poe
destruir al hombre. Roída por el poder, la sía presente, en la que el sufrimiento y el
sociedad moderna está lejos de convertirse combate del hombre contemporáneo son re
en una comunidad poética. Por eso para conocibles, incitantemente fraternales. Su
Octavio Paz la única manera de poetizar poesía trasciende el discurso, la descrip
la vida es a través del poema, que no es ción, la adjetivación somera, para fundar
nada sino es comunión. El ha escrito: un nuevo heroísmo : el que necesita el hom
Frente al nihilismo sin rostro de la téc bre actual, que comparte con el poeta la
nica, el poema ha de consagrar a los hé incertidumbre del futuro y su aventura.
roes que asumen la libertad de todos fren Desde esa incertidumbre compartida, el
te al poder. Sólo que ese héroe nuevo, a poeta descubre lo trágico y con él su pue
diferencia del prototipo clásico, es nuestro blo y su mundo. Un mundo, para decirlo
semejante. Ni superior ni inferior, ni señor con sus propias palabras, en el que no ha
ni esclavo: hombre entre los hombres. ya esclavos, ni policías, ni señores, ni al
En esta libertad la historia encuentra, al ta burocracia, un mundo de hombres li
cabo, su sentido. Porque toda creación poé bres en el que la poesía no será ya poema
tica es histórica. Sólo que la historia, para sino acto diario.
Algunos poemas
HAY ALGUIEN
Entre el silencio
y la música
sagrada
una respiración
Afanosa
jadeante
Un aliento
agitado
que aspira
al aire
libre
El fantasma
de una voz
que recorre
anhelante
las paredes
el cuarto
las manos
la memoria
La vida
alguien
Una respiración
desesperada
buscándose
lugar
A SECAS
Hueso
de las palabras
Pasajeras
mortales
Dulces
dañinas
bárbaras
Difíciles
de roer
Comunicantes
CLANGOR
Todos los gallos del mundo abren el día y mis ojos se cierra
O se quedan pensando en la luz parda de un día que nace entre mugidos y
[música de vida
Todos los gallos del mundo saludan la mirada naciente de un día apenas
[niño
Y mis ojos se cierran
RECIENTE IRREPARABLE
VALERIA VIENE
TIERRA DE TODOS
Un niño te destrona
y es tu reino
TIERRA DE LA MEMORIA
Tierra de la memoria
pasajera rápida
instantánea
donde se funda el mito
agua madre
madura
fecunda
nube de tiempo
calor
vivo nacimiento
Hierba de la memoria
tierra firme
EL DESIERTO
La verdad es que si esto ha llegado a ser Debí dormir aunque no fuera más que
posible fue porque he tratado de desligar los cinco minutos que le han permitido
me del tibio y desesperado círculo de des vestirse, pintarse las grandes ojeras, echar
conformes que la rodeaban. Allí la había se el pelo sobre la cara, sentarse al pie de
conocido y de allí tuve que salir para li la cama y mirarme, mientras murmura:
brarme de ella. Desconformes que vestían “Gordo, ¿me seguís queriendo, verdad?”
saco de cuero en las horas libres y traje Me doy vuelta sin contestarle y hundo mi
de confección en las horas de trabajo; preo cara en la almohada y la recuerdo sorpren
cupados que no llegan a intelectuales, pese dentemente hermosa, detenida en la puer
a su desproporcionada ambición por serlo ta de la oficina con su gran cartera-valija
y a llevar libros bajo el brazo y a tener en la mano, ensayando lo que me dijo, sin
semanarios abiertos en la página de crítica bajar los ojos, al verme desconcertado
cinematográfica. Se lo dije un día, an abrochándome el sobretodo: “Gordo, por
tes de colgarle el teléfono abruptamente: favor, te necesito”. Y como la recuerdo
“Rompen con la sociedad, pero se crean desafiando mi turbación, mi imposible se
un medio con mayores, más estrechos lu guridad, mi desconcertada respuesta: “No
gares comunes; con más dogmas, más in puedo, me esperan, ¿sabés?”, con su voz
sostenibles, y rigideces más intransigentes”. tenue: “Me imagino gordo, pero arréglalo,
Pero ella se reía y tenía derecho a hacerlo. como otras veces arreglaste” y el “No pue
Porque además de los libros y del semana
rio, ella era capaz de llevar en la gran do” cada vez más entregado ante su cons
cartera, tipo valijita, cosas tan inconcebi tante “te necesito gordo, es difícil no te
bles como un termo lleno de café (como el nerte tanto tiempo, compréndelo, ¿que-
que traía cuando me esperaba en la ram rés?”, por eso, por todo eso, me doy vuelta
bla e íbamos a la playa y nos hacíamos el y hundo mi cara en la almohada. Ahora
amor acostados al lado de un viejo bote y su mano me recorre la espalda desnuda y
luego nos bañábamos desnudos,; nos besá llega hasta mi nuca en el preciso momento
bamos y charlábamos hasta que ni el café en que asegura, triunfante y definitiva:
del termo podía evitar que nuestros pár “No te preocupés gordo. Yo te ayudaré a
pados se cerraran y entonces volvíamos que me quieras mucho de nuevo.” Y me
hacia nuestras casas), un viejo pull-over deja y se levanta y va hacia la mesita de
negro o el baby-doll con que dormía ne luz y abre su gran cartera y saca lo que
cesariamente en las casas de huéspedes. Y yo debí imaginar desde el momento en que
ahora estoy libre. Sí, felizmente libre de rompí la última foto y la arrojé a la sali
todas las incongruencias, las sorpresas aga vadera hará tres horas largas: “Un albúm
zapadas en cualquier momento vulgar de gordo, un álbum con todas las fotos que me
mi existencia de funcionario y de todo ese saqué desde el día en que me dijiste por
factor de intranquilidad permanente que teléfono que no me querías más. Y mi
era toda ella. Libre sí, con la última foto diario escrito con todo lo que pensé y sen
que he roto hace una hora flotando ya en tí desde ese día. Quiero que lo leas, para
aguas sucias: irrecuperable el último ob que veas como sufrí. Lo escribí por vos,
jeto de su presencia. Libre sí, bajando las leelo y guárdalo”. Y cuando me río me
escaleras de la oficina, silbando con las río inconteniblemente, con la desesperación
manos en los bolsillos, con tres meses de de ver todos sus minutos de tres meses
agazapados en dos gruesos cuadernos de te lo puede descubrir tu mujer, ya sé. Pero
espiral, me toma la cara con sus manos y tu amor pensó en un escondite lindo para
mientras me mira fijamente con los ojos guardarlo. ¿Te acordás del viejo bote de la
que se le van llenando de lágrimas sin playa del Buceo a cuyo resguardo tú y yo
querer, me dice: “No gordo, no te rías. Ya nos queríamos? Pues, bueno... justo allí,
sé que no lo podés llevar a tu casa donde yo pensé. . . ¿sabés? . . . ”
S U M A R I O
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Impresiones de España (Dos cartas inéditas de CARLOS PELLEGRINI)
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REVISTA MEXICANA
DE LITERATURA
Paraguay, ahora
Es evidente que los paraguayos —sobre visiones que esta nación ha construido de
quienes inciden tantos factores de confu sí misma. Pero diversas circunstancias han
sión y discrepancias— hoy poseen una modificado sustancialmente las perspecti
impresión que al parecer está llamada a ser vas de este pequeño país, que se ve con
compartida unánimemente: el inevitable movido por un profundo desgarramiento
desmoronamiento de las bases tradiciona físico y espiritual proveniente de la rotura
les en que se ha venido asentando la vida de su tradicional insularidad a través de
del país en lo ideológico, económico y so un ensanchamiento brusco y pertinaz de
cial. Esta insoslayable vivencia constituye su primitiva área de contacto, efectos de
una vertiente subterránea cuyos síntomas una ininterrumpida migración, de la aper
han venido aflorando en los últimos tiem tura de numerosas vías de comunicación
pos con creciente regularidad y persisten interna e internacional o de la profusión
cia, si bien carente del impacto suficiente de las modernas técnicas de difusión cul
como para revelar sus reales dimensiones. tural. Lo cierto es que las fronteras reales
Sin embargo, la ausencia de signos espec en las que se ubica cada paraguayo impli
taculares como aquellos con que otros pue can un cambio sustancial en relación con
blos están manifestando sus graves desajus un pasado casi inmediato. Sobre todo por
tes, no excluyen las alternativas críticas a que ha tomado con nuevos valores, pautas
que estará expuesto indefectiblemente el de conducta, formas de vida, incitaciones
país en el futuro. ideológicas, organizaciones y movimientos
La tradición, los conflictivos ¡intereses sociales, etc., que confieren un trasfondo
de poder, las desventuras históricas con comparativo amplio ante el cual se empie
que los intereses foráneos han contribuido zan a cuestionar y cotejar la mayor parte
a la conformación de su azaroso destino, del acervo interno disponible hasta el pre
han conformado y superpuesto un sinnú sente.
mero de imágenes cuya estereotipada sín
tesis ha servido por largo tiempo para que Si esta confrontación de valores —los
el Paraguay se sintiera a sí mismo y ofre que recibió de su medio tradicional y los
ciera una representación explícita de su que se le abren por vía de los nuevos ám
propia figura. En un bosquejo precario de bitos de sus relaciones contemporáneas—
esa compleja visión vigente es posible por ha sido determinante para un paulatino
lo menos resaltar dos dimensiones funda proceso de autoexamen. Este “redescubri
mentales sobre la que se proyecta aguda miento” de las condiciones reales que de
mente los efectos de la crisis: en lo cul marcan su existencia ha venido gestándose
tural, la pertinaz retroacción hacia el pa también por conducto de otros elementos
sado que obnubila toda captación inme sociales, que no por permanecer impercep
diata de los hechos operantes, y en lo so tibles han dejado de evolucionar e inciden
cial la inflexible contracción estructural tal* el curso de los acontecimientos.
que impide el ensanchamiento de las posi En este sentido cabe mencionar el carác
bilidades de participación social a amplios ter marcadamente estacionario de su es
sectores de la sociedad. tructura económica. País eminentemente
Indudablemente que de haber persistido agrícola, los dos últimos censos —que
las antiguas condiciones históricas dentro abarcan el período de 1950/1963— revelan
de las cuales se encuadraba la vida para cómo las condiciones de esa actividad bá
guaya en el escenario latinoamericano y sica no sólo presentan caracteres estacio
mundial, no podría esperarse el deterioro narios, sino insuficiencia manifiesta para
y agotamiento de las antiguas y fantásticas absorber la población activa y vegetativa
dependiente de esa rama económica, con instancia todo responde y sirve a quienes
el consiguiente flujo de la población hacia ocupan esa privilegiada y aguda cúspide
los centros urbanos que han acrecentado en que culmina esa magra base social que
su expansión como consecuencia de esta le ha servido de dócil e indefenso asiento.
corriente de expulsión rural. Estas locali Frente a la disposición de cambio que
dades —especialmente Asunción, que ha implica el creciente rechazo de la situación
sido la principal receptora— asumen for actual, ¿cómo puede explicarse la aparente
mas destacables por las derivaciones so estabilidad del sistema imperante? Por una
ciales que presentan: casi el 2/3 de la po parte es de fundamental importancia la
blación activa de la capital usufructúan misma estratificación de poder que hace
cargos del Estado o dependen de él directa posible que se establezca un complicado
o indirectamente. Y en un cotejo de los sistema de dominio, que atraviesa institu
niveles de ingreso se comprueba que ape ciones políticas, ejército, Iglesia, familia,
nas el 10 % de la población activa retiene etc., y que en último término deja un co
para sí el 80 % de los recursos disponibles, ciente mínimo de “controles” que conver
y el 90 % de la población restante se sos gen casi todos en ese pequeño círculo que
tiene con el exiguo margen del 20 %. To controla, a través de la propiedad rural,
davía más: si de nuevo se indaga en la los capitales básicos o el poder del Esta
estructura de esa privilegiada cúspide de do, los niveles de cúspides de la sociedad
la pirámide social que constituye el 10 %, paraguaya. Esos sectores, consciente e in
nos encontramos que apenas el 2 % retiene conscientemente coaligados en el curso de
el 70 % de los ingresos que pertenecen a toda la historia paraguaya permanecen co
dicho nivel. mo un bloque, integrados funcionalmente
El análisis de la conformación de poder y ligados por un complejo sistema de víncu
proyecta mayores ideas sobre la situación los y coordinaciones. Y por supuesto, per
paraguaya. En este plano es donde con manecerá en esa posición de predominio
mayor evidencia resaltan las intenciones en tanto los sectores marginados, divididos
de sostener y afianzar una oligarquía —en e inconscientes de su orfandad y servidum
tendida como el dominio arbitrario de unos bre, no integren sus propias fuerzas, aglu
pocos— cubriéndola con una legitimación tinen las que se van manifestando y exal
aceptable interna e internacionalmente. En ten los líderes que expresen ideas políticas
el panorama nacional la legitimación ha y sociales acordes con la situación que pre
recaído en métodos tradicionales de caris- tenden interpretar y cambiar y no sean
ma y mesianismo. O sea preeminencia ex meros reflejos de los intereses creados y
clusiva e indiscutida del grupo social que manipulados sutilmente por los grupos tra
se adjudica para sí la herencia de los “cons dicionales de poder.
tructores” de la nación y exclusión total La última década ha sido significativa
de los demás que representan “intereses en cuanto a la búsqueda de una respuesta
foráneos a esa tradición y legado”. Y para efectiva a la necesidad de cambio, pero las
contrarrestar las pautas democráticas que márgenes no rebasaban mucho los límites
se insinúan por doquier, no se ha hecho meramente políticos del problema, por lo
sino fraguar aparatosamente fachadas de que las soluciones incidían fundamental
las instituciones democráticas, que por de mente en ese particular aspecto. Puede de
más, muchas esferas altamente responsa cirse que el período 1950/1960 ha sido el
bles y ufanas de practicarla han consumido de la exaltación de un tipo predominante
con curiosa y deleznable facilidad. Así han de cambio: la sustitución radical del sis
surgido los “parlamentos democráticos”, tema de poder político por la fuerza e ins
"la prensa libre”, etc., todo cuidadosa y tauración de las instituciones democráticas
deslumbrantemente etiquetado y apto para capaces de realizar los ajustes requeridos
servir de ornamentos endebles a una es por la nación. Por lo menos si no existía
tructura de poder rígida, cerrada, intole unánime seguridad sobre los logros y la
rante, coercitiva y asentada cada vez más sinceridad de los que gestaban estos mo
en su mero predominio físico y en la ayu vimientos e ideas, la coincidencia en cuan
da exterior. Pero es claro que en última to a los métodos de desembarazamiento
V* 51
coaligaba a muy amplios sectores de la Re una prematura y angustiosa gestación. Lo
pública. Sin embargo, luego de cruentos y único verdaderamente seguro es que la
repetidos intentos, el desgaste, la escasez imagen pretérita de la que los paraguayos
de recursos, el poder de represión, la he se servían habitualmente para ver, sentir,
terogeneidad de los grupos revolucionarios, ubicarse y adoptar relaciones con su cir
la intervención exterior, etc., minaron y cunstancia, indefectiblemente se verá des
agotaron considerablemente este camino de plazada por experiencias e ideas que aun
innovación. que todavía borrosas y carentes de la sim
Es, pues, lógico que ante la imposibilidad plicidad de las antiguas fantasías vigentes,
de la extirpación radical del sistema, el di están en cambio más directamente unidas
lema girase en torno a dos alternativas bá a la posibilidad de percibir correctamente
sicas: el escape, la indiferencia, la adap lo que acontece y existe alrededor.
tación pasiva o el aislamiento por la mi
gración hacia medios más propicios para
concretar las aspiraciones y necesidades o
por otro lado el intento de nuevos cami
nos de innovación marginando las vías di
rectas y apelando a métodos inductivos
menos inmediatos a través de alteraciones
provocadas en la estructura social, econó
mica o cultural. En realidad, puede ase
gurarse que estas alternativas —utilizadas
unilateralmente aunque repetidas veces
coexistentes— definen las motivaciones
profundas que agitan la vida paraguaya. APE^
Ya que mientras vastos sectores se van al
exterior, incapaces de lograr una ubicación
aceptable y llevadera en el sistema social Boletín Pedagógico de Artes Visuales
nativo, otros ensayan nuevas formas de Director: Humberto Torneo
cambio “políticamente, asépticas” tendien
tes a disgregar esa rígida estructura impe Publica:
rante en lo cultural, social y económico.
Menos violento el enfrentamiento —con el EDUCACION
convencimiento de los poderosos de que ARTES
son inmunes a impactos de esa naturaleza
y con una acrecentada fe de quienes creen ARQUITECTURA
que sólo instaurando nuevos valores, cono
CINE
cimientos y métodos de acción social es
posible el cambio— se ha iniciado esta DISEÑO GRAFICO
sorda y tensa lucha donde es dable obser
var la disparidad de motivaciones y méto DISEÑO INDUSTRIAL
dos, e igualmente el hecho de que muy po T. V.
cos perciben todavía lo poco que cada uno
podrá salvar de lo que quedará de la con
frontación. Distribución gratuita
Solicítelo en Librerías y en
¿Cuál será la vía más eficaz y contun
dente? ¿Qué suerte aguarda a estos nuevos “La Platense S. A.”
“tecnócratas” del cambio que están emer
giendo sobre los apocalípticos líderes de la Correspondencia a:
pasada etapa? ¿Qué alteraciones surgirán Marco Bruto 1428, Ap. 103
provocando nuevas disposiciones institucio MONTEVIDEO
nales y de liderazgos? Son interrogantes
cuyas respuestas, al parecer, todavía palpi
tan en las incertidumbres y dificultades de
pular fam a nacional en vida. (E incluso,
NOTAS postumamente, a la internacional, ya que
en el Almanaque de 1756 predice con toda
exactitud la Revolución francesa)*.
El olvidado "Gran Piscator de Tal vez sea el clamor de esta populari
dad (más que el no muy ortodoxo concur
Salamanca" y su homenaje a so en el que participa) el que le asciende
Cervantes a catedrático de M atemáticas en la por
entonces desprestigiada Universidad de su
Diego de Torres Villarroel (Salamanca Salam anca natal (1726). Y de aquí nace
16939-1770) ejemplifica el caso del sempi otro Torres Villarroel. El psicólogo innato.
terno olvidado de nuestras letras. Desubi El estilista. El prestigioso Astrónomo dedi
cado, desplazado de su época, Torres gol cado a su clases, a sus predicciones y —
pea —sin fruto— a una sociedad seca, dé por fin— a las letras.
bil. Tan demacrada ya intelectualm ente Por fortuna son las letras las que lo ga
que ni fuerzas encuentra para la sonrisa. n an esencialmente. Dos preocupaciones
Mucho menos para reir y pensar ante la atosigan al catedrático salm antino. 1) La
causticidad de las agudas moralejas satíri degradación de su contemporaneidad lite
cas de Torres. raria. 2) La pureza idiomàtica. De ahí que
Las ideas de Torres Villarroel no rehu la prim era visita (en Sueños Morales) que
yen la estirpe quevediana. Sus mejores p á hacen él y Quevedo, su guía, sea a las li
ginas (Sueños Morales y Barca de Aqueron- brerías m adrileñas de la época. Allí “en
te) reeditan la voz de su maestro, “el in breve rato verás la incultura y la negli
signe Quevedo”. El esquema de los Sueños gencia de las almas de esta infeliz ciu
Morales, reaviva el eco de los famosos “Sue dad”. Una ciudad donde era “condición de
ños” de Quevedo; la estructura de Barca bien criado la ignorancia” y los libros se
de Aquerontc, el de las “Zahúrdas de Plu- juzgaban meros “ladrones del tiempo” (Sue.
tón”. Aún más: Torres sigue consciente Mor., Visita y Visión 19).
mente el sendero estilístico de Quevedo, Su plum a profundiza en la estrechez
aquel “sabio de los siglos, veneración mía, m ental de “los escritores de viejo” (ib., vis.
pasmo de la esfera, padre de la verdad, y vis. 5$). Se asquea ante los abundantes
gracioso y prudente despreciador del m un “satíricos que descubren linajes y levantan
do”. (Sueños Morales, Sueño introdud.). testimonios” (ib., vis. y vis. 0*) y los “en
Hasta la sincerísima autobiografía de To cubridores de sátiras e impresores a h u rta
rres recoge claroscuros parecidos a la fic- dillas” (ib., vis. y vis. 79). Se siente im pla
cional del Buscón don Pablos. cable ante “los escritores que comen y vis
Desde luego que con veracidad. Ya que ten de blasfem ar” (ib., vis. y vis. 89).
hasta 1726 la vida de Torres Villarroel acu Por otro lado, Torres se levanta como un
mula autenticidades picarescas. En suce purista innato de la lengua. La desidia en
sión alucinante Torres es estudiante, bai el habla diaria, los extranjerismos innece
larín, curandero, guitarrista, torero, cómi sarios inundan ya el idioma. En vida de
co de la legua, bordador, contrabandista, Torres la paupérrim a galería de las letras
sirviente de un ermitaño, soldado, doctor españolas apenas podía m ostrar con orgu
en Medicina y —ante todo— andariego llo un nombre: Feijóo. La sátira moral del
irreductible. Son años de un vivir “parco “Piscator” va más allá de lo costumbrista,
en dineros”. Pero no en inventiva. Porque a en consecuencia. Se centra en el intento
partir de 1721 encuentra el filón definitivo. de gritar constructivamente sobre las rui
Aparecen los anuales almanaques y pro nas de todo un acervo literario que muere
nósticos, firmados por “El G ran Piscator sin remedio ante la ineducada autosufi
de Salamanca”. Sus predicciones —acier ciencia de una sociedad en decadencia.
tos como el del futuro motín de Esquilache Y ahí es, precisamente, donde aparece el
o la muerte de Luis I— le llevan a la po homenaje límpido a Cervantes. Un curio-
se tributo en la época de Torres, Homena
je a un reposado genio —que iba siendo John Cage, Teresa Vila y la
arrinconado— hecho por un inquieto gran obra abierta
olvidado. Cervantes saltó ese pozo ruinoso
del siglo XVIII hasta nosotros. Torres fue El día martes 10 de mayo en el salón del
uno de los que se quedó en él. Por eso re Centro Uruguayo de Promoción Cultural
salta más sincera su alabanza. En 1713 se tuvo lugar una interesante experiencia: la
había fundado la R.A.E. por Real Decreto. “conferencia a cuatro voces” de John Cage
Torres apoya entusiasmado el esfuerzo. Pe “Qué estamos haciendo y hacia donde va
ro sólo si realmente lo que iban a hacer mos”. (1) El compositor norteamericano
los doctos académicos era “buscar las vo dispuso aquí como medio expresivo cuatro
ces que estaban desterradas en las escri lectores que simplemente se enfrentan al
turas antiguas de los príncipes castellanos, público con la mera lectura de un texto
como eres tú (Quevedo), el Cervantes, Al- redactado por el propio Cage. La lectura
derete, Covarrubias, G óngora...” dura aproximadamente unos 35 minutos a
Torres no es amigo de citar nombres. lo largo de los cuales las voces se escu
Precedidos del artículo y juntos, como prín chan en varias combinaciones de manera
cipes del idioma, volverán a aparecer, sin que la “pieza” funciona por momentos co
embargo, Quevedo, Góngora y Cervantes en mo monólogo, a veces se convierte en dúo
sus páginas. En la Visión y Visita 6^ de los y pasa también a ser terceto y cuarteto.
Sueños Morales será para dolerse de la John Cage es un impenitente descubri
suerte de todos ellos. La “infernal lengua” dor de nuevos recursos. Desde el famoso
de los satiristas suele enterrar “la fam a... “piano preparado” que perseguía la nove
hasta que acaba el infeliz ingenio rodeado dad tímbrica, convirtiendo al instrumento
de miserias y oprobios, como te sucedió a tradicional en una réplica del “gamelang”
tí (Quevedo) y al Góngora, Candamo, Cer javanés, no ha agotado su afán de búsque
vantes, Salazar y las mejores plumas del da. Discípulo de Schoenberg, casi toda su
orbe; y este es, martirio más o menos, el música se inclina por vía no-temática y
fin y premio de los más florecidos y exce no-armónica, con una intención crítica
lentes ingenios de España”. ácida que corroe los moldes y fórmulas
Como homenaje testimonial de un perío consagrados.
do decadente de nuestra lengua, Cervantes Aparentemente esta nueva obra o expe
podía sentirse satisfecho de la vos que lo riencia —mejor lo segundo— se encuadra
saludaba tan honestamente. Desde aquel ■entro de los lincamientos generales de su
mundo peninsular difícil y agotado donde estética. El lenguaje hablado ce transfor
era “condición de bien criado la ignoran ma en vehículo sonoro, aunque por mo
cia”. mentos el sentido “gramatical” del texto
Jesús C. Guiral(*) sea inteligible es evidente que el mayor pe
so de la empresa está puesto en el juego
(*) He aquí la predicción: de las voces que se encuentran o alejan,
“Cuando los mil contarás se suman u oponen, y, lo que es una cons
con los trescientos doblados tante im portante en todo Cage, se callan
y cincuenta duplicados a veces. El silencio juega un papel desta
con los nueve dieces más, cado también en esta ocasión y permite
entonces, tú lo verás, respirar mejor a una pieza que de todas
mísera Francia: te espera maneras puede aceptar como justo el re-
tu calamidad postrera proche excesiva duración. Después de los
con tu Rey y tu Delfín,
(1) La "Conferencia a cuatro voces” de John Cage
y tendrá entonces su fin fué realizada por N elly Pacheco, Pablo Car-
tu mayor gloria primera”. doso, D aniel V iglietti y Conrado Silva. Este
(Véase, “Sueños Morales y Barca de Aque- último fué autor también de la traducción
ronte”, Pub. Españolas, Madrid, 1960, p. 15) al español del texto de Cage.
primeros 20 minutos parecería que nada se verifica la naturaleza abierta: en este
nuevo pueden aportar los minutos que res caso es la obra misma que en su propia
tan. estructura propone las mutaciones.
El resultado es desde el ángulo de cada Una reflexión final que se puede extraer
oyente distinto. No se trata aquí de la im de este paralelismo está aludido precisa
presión subjetiva y personal que todo indi mente en el título de la conferencia de
viduo tiene de una obra, sino que, en este Cage “Qué estamos haciendo y hacia don
caso, es la obra misma, por su construc de vamos”. Estas interrogantes implican
ción la que alienta y estimula esta posibi incertidumbre. El universo unívoco ha de
lidad múltiple de entendimiento y com saparecido en el horizonte del hombre ac
prensión. Puede intentarse seguir el sen tual. La ciencia que ha visto desmoronar
tido del texto confiado a una de las cua se uno tras otro los sistemas más coheren
tro voces, puede desafiarse inclusive a tes y rigurosos, ha formulado a través de
nuestra capacidad de atención intentando Heisenberg un “principio más coherente de
seguir más de una voz, puede abandonarse incertidumbre” que hubiera sonado a con
simplemente a la sugerencia del sonido trasentido a los científicos del siglo an
que proviene de los cuatro lectores y con terior.
vertirse así el discurso en una pura ma El arte entonces, en la medida que se
nifestación sonoro-auditiva. A veces, cuan propone a sí mismo como “abierto”, “mo
do son las cuatro voces las que actúan, se vible” o “aleatorio”, cifra una coyuntura
llega a pensar que la intención puede es crítica del hombre actual. Y en un plano
tar puesta en explotar un verdadero con más general es un llamado a una actitud
trapunto de timbres vocales. responsable que obliga a estar abierto an
Parecería que todo este mecanismo que te la realidad, en su más completa suma,
da un resultado bastante aleatorio estuvie como compromiso con la más honesta ne
ra igualmente pensado con escaso ajuste o cesidad de entender.
rigor formal. Sin embargo no es así. La
obra está escrita minuciosamente a cua Hugo García Robles
tro voces y cuida el orden de entradas y
correspondencias temporales con la dedi
cación del que alguna vez ha manejado
también el pentagrama y las barras de Una tesis insólita: La pequeña
compás. El carácter abierto, tal como lo b u rg u e sía vanguardia de la
define Umberto Eco está entonces en el
oyente, que puede construir con los datos revolución
que John Cage le propone infinitos de ob
jetos sonoros. Desde hace medio siglo, el término “pe
Un paralelismo sugestivo y estimulante queño burgués” había adquirido en toda
plantea en la misma sala del Centro Uru la izquierda política y más aún en los sec
guayo de Promoción Cultural la pintura de tores revolucionarios un carácter peyora
tivo, incluso insultante. Resulta, pues, ex
Teresa Vila, presente en las paredes mien traordinario comprobar que actualmente
tras se realizó la conferencia de John Cage. surge una tesis que otorga a la pequeña
La pintora ha llamado a sus cuadros “mo burguesía las virtudes de una vanguardia
vibles”. Están resueltos de manera que ca revolucionaria.
da uno de ellos comprende dos o más sec Ha acabado por reconocerse la constante
ciones separadas que es posible disponer de contradicción existente entre el vocabula
variadas maneras resultando así otros tan rio europeo empleado por los militantes
tos cuadros. Aquí la “obra abierta” se for nacionalistas del Tercer Mundo y su per
mula con la objetividad que se desprende tenencia social. Cada día resultaba más di
precisamente del carácter mutable de los fícil continuar hablando de clase obrera
elementos que integran el cuadro. No es —y de su función dirigente— en países en
a nivel de la conciencia del observador que los que no existe industria, así como de
movimiento campesino —y de sus virtudes ble. A su parecer resulta posible franquear
de vanguardia— en regiones donde la base las etapas rápidamente, puesto que el pro
de la economía está constituida por la cría greso depende del desarrollo de las fuer
de ganado y la simple recolección. zas productivas, condicionado a su vez por
Los animadores de los partidos, de los la naturaleza del poder político, por la cla
grupos y de las fracciones revolucionarias se de Estado, por el carácter de la clase
son en su gran mayoría intelectuales sen dominante.
sibles a la miseria de las poblaciones y a Esta teoría, en gran parte “voluntarista”,
la desigualdad social, aunque las más de halla su aplicación en los países subdes
las veces sin experiencia personal sobre las arrollados, en los que “el único sector so
penalidades de los hombres, conscientes cial capaz de comprender la realidad de la
sobre todo del papel que podrían desempe dominación imperialista y de dirigir el apa
ñar en una sociedad nueva desembarazada rato de Estado heredado de esa denomina
de los antiguos juegos de privilegios y de ción, es la pequeña burguesía del país”.
dependencias. Son, en efecto, partidarios (Las citas, así como el resumen de la ar
de una total transformación social, por es gumentación, corresponden al texto publi
tar convencidos de la necesidad de elimi cado por la revista francesa Partisans, en
nar las estructuras impuestas por las po su número especial dedicado a América La
tencias coloniales y los sistemas imperia tina.)
listas. Sin embargo su situación primera, Al dirigente guineano no se le escapa el
los diversos factores de cambio y su con carácter ambiguo de la pequeña burguesía,
cepción de la nueva nación no correspon por lo que considera que a ésta se le ofre
den en modo alguno a las doctrinas y a cen dos caminos: enriquecerse, transfor
las fraseologías surgidas en las sociedades marse en seudoburguesía nacional y adap
industriales europeas a finales del siglo tarse al neocolonialismo o bien reforzar su
XIX. No obstante las fórmulas de alianza conciencia revolucionaria, “suicidarse” co
y de unión pronunciadas en reuniones cu mo clase para mejor identificarse con las
yo único común denominador es la polí aspiraciones más profundas de su pueblo.
tica de bloques, no existe parentesco al Basta con traducir esta construcción teó
guno entre las numerosas corrientes pro rica en términos políticos para advertir
gresistas, como no sea una vaguísima con que lo que en realidad se formula son las
cepción del futuro “socialismo”. condiciones de hecho de la lucha anticolo
El primero que ha planteado en térm i nialista. Son los hombres que benefician
nos claros la necesidad de definir la natu “de un nivel de vida superior al de las
raleza de clase de la vanguardia revolucio masas”, que tienen “más ocasiones de ver
naria en los países coloniales es Amílcar se humillados” a causa de la mayor fre
Cabral, animador de los movimientos de cuencia de sus relaciones con los agentes
liberación nacional en Guinea y Cabo Ver del imperialismo y poseen “un grado, de
de. Su exposición en la Conferencia Tri- cultura más elevado” que la mayoría de
continental, celebrada en La Habana a co la población, los que forman el grupo so
mienzos de enero último, ofrece un carác cial capaz de aspirar, de conquistar, de
ter original. Después de haber establecido asumir la dirección del Estado que reem
que la historia no puede ser completamen plazará al sistema colonialista.
te explicada por la lucha de clases y que La tesis es nueva, al menos en los me
las fuerzas productivas son el factor motor dios de la izquierda progresista que se re
—concepción que se adapta difícilmente a claman del marxismo o que se acomodan a
los esquemas del marxismo vulgarizado—, él. Lo que resulta sorprendente es que con
Cabral desarrolló la idea que la sucesión gran prudencia, en forma menos precisa y
a través del tiempo de las fases del des con toda la retahila de citas de Lenin obli
arrollo social —de la sociedad comunitaria gada en esta clase de publicaciones, una
primitiva a las sociedades agrarias feu hipótesis pareja sea lanzada en Problemas
dales y a los sistemas industriales burgue de la Paz y del Socialismo (enero de 1966,
ses, luego a las formas socialistas y comu año IX, n? 1), órgano controlado por los
nistas— no es ni automática ni indispensa comunistas fieles a Moscú y publicado en
Bogotá. En esta revista nos encontramos
con un estudio firmado por el periodista Un aspecto en la Literatura
jordanés Anwar Ramsi y el economista so Neo-Peronista
viético Alexei Levkovski y que se titula
“Las masas pequeñoburguesas y los movi En materia cronológica, previene Mauri
mientos revolucionarios del Tercer Mundo”. cio Maeterlinck contra la sagacidad a pos-
Dos citas serán suficientes para que se teriori: interpretar una situación dada
comprenda el tono y el espíritu de este cuando se conoce bien lo que ocurrió des
texto: “La promoción de otra clase a la
pués. En aspectos parecidos, ha subrayado
vanguardia de la nación en una serie de
países del Tercer Mundo se ha producido, con humor Ernesto Sábato: siempre es cer
en primer lugar, allí donde la burguesía tero el pronóstico del pasado. Y parece
nacional y sus organizaciones políticas eran indudable que la continuidad lógica o me
realmente débiles, o donde su gestión de cánica de los hechos se encuentra solo en
gobierno llevó a tal agudización de las con los textos de historia; en mirarlos desde
tradicciones sociales que culminó en la pér atrás, según la perspectiva que nos impone
dida de su dirección política. Con frecuen el presente. A todos nos resulta hoy muy
cia pasa a situarse a la cabeza la pequeña racional el hecho de que Carlos V abdica
burguesía, representada por sus diversos ra, y muy justificado el que Eduardo VIII
destacamentos”. Y luego: “El ambiente so abandonase el trono por su relación con
cial de clase propicio para la adopción de Mrs. Wally Simpson. Pero —léanse los dia
las ideas del socialismo científico se ha am rios de la época— dos años antes cualquier
pliado y ha rebasado el marco de la clase inglés hubiese apostado su dinero a la
obrera. No sólo ha surgido la posibilidad chance opuesta. Y en igual tesitura se h a
de fusionar el socialismo científico con los brán encontrado a su tiempo los súbditos
movimientos revolucionarios de la pequeña del emperador hispano-alemán.
burguesía, sino que en algunos países cada En los casos de memorias o auto-biogra
vez aparecen más síntomas que en cierta fías, este duende histórico que metamorfo-
medida esta fusión se está realizando en sea, justifica y embellece los acontecimien
la práctica”. tos pasados, es particularmente alborotador
Los “doctrinarios” soviéticos multiplican y exigente, hasta el punto de erigirse en
empero las precauciones: “La desigualdad clave ineludible. Uno de los ejemplos mo
de estos fenómenos es colosal” y “los mo dernos más convincentes —que llega a lo
vimientos revolucionarios de las masas pe maníaco— es el libro “La Razón de mi
queñoburguesas necesitan cada vez más vida” de la señora Eva Perón, best-seller
dominar la ciencia social más avanzada, el argentino de 1951/1952, y seguidamente
socialismo científico, y aplicarlo con espí texto oficial de enseñanza primaria, secun
ritu creador”. Lo que hablando en plata daria y universitaria.
significa que no puede existir “ciencia so En ese libro se apoya principalmente el
cialista” fuera de las consignas de los par escritor Juan José S'ebreli para elaborar su
tidos comunistas sometidos a Moscú y que reciente obra Eva Perón ¿aventurera o m i
el comportamiento de las organizaciones litante? La sediciente perspectiva biográfi
pequeñoburguesas será juzgado según un
ca de Eva Duarte reaparece en sus páginas,
criterio de política internacional.
De todas maneras henos, pues, lejos de complicada con una dialéctica económica,
la seguridad mental y de las verdades ab política e incluso freudiana. No faltan los
solutas que caracterizaban la época stali- arrebatos místicos ni la indiscutibilidad del
nista. Por su parte, los observadores debe carisma, o las periódicas visitaciones que
rán revisar las fórmulas simplistas que la historia hace a sus elegidos.
tienden a asimilar todos los movimientos La propia señora Perón, a través de las
nacionalistas a un modelo único y a unirlos citas de este libro, nos comunica esos ine
a un único centro de operaciones. fables sentidos de la historia. Por ejemplo:
“Los genios no tienen explicación en el me
Luis Mercier dio que nacen. No son los pueblos ni los
siglos las causas de los grandes genios. Por Tal interpretación llega al extremo cuando
eso, muchas veces la historia tiene que re se trata del matrimonio de la protagonista:
signarse a dar, como única explicación del Sebreli no vacila en meter en el ajo a Je
genio, la que dio de Napoleón, llamándole sucristo y a Santa Teresa de Avila: “Eva
simplemente el hombre del siglo, el corso Perón tiene frente a Perón la actitud pasi
singular, o el escultor de su tiempo” dice va y contemplativa que tiene el místico
en una conferencia donde parangonaba a frente a Dios. Se trata de un matrimonio
Perón con Bonaparte. místico, donde la devoción no se diferen
Una vez justificado el papel mesiánico cia demasiado de la erótica: Santa Teresa
de su marido, la señora Perón comienza a no tiene, al fin, expresiones menos sensua
explicarnos la legitimidad del suyo pro les respecto a Cristo (el marido ideal) que
pio, al parecer de raíz biológica. Hondos Eva Perón respecto a Perón”.
presentimientos sociales la conmovían des Si tales son las conclusiones del método
de niña: “Recuerdo muy bien que estuve dialéctico-marxista preconizado por el au
muchos días triste cuando me enteré de tor, más vale atenerse a las pintorescas re-
que el mundo había pobres y había ricos; revaluaciones a posteriori de la biografia
y lo extraño es que no me doliese tanto da: “Dios no permitirá que mienta si
la existencia de los pobres como el saber yo repito en este momento una vez más:
que al mismo tiempo había ricos”. Porque no concibo el cielo sin Perón”.
“Ha nacido conmigo una particular disposi-
sión del espíritu que me hace sentir la in Roberto Fabregat Cúneo
justicia de manera especial, con una rara
y dolorosa intensidad”. Una verdadera
anunciación del futuro justicialismo. La La industria Cultural
trayectoria que la llevó hasta él es obra del
destino, nunca del azar ni de contingen En un reciente libro de Hans Magnus
cias: “No, no fue el azar la causa de todo Enzesbergcr, Einzelhsiten, ahora traducido
esto que soy, en mi país y para mi pueblo. al francés, se mencionan los resultados de
Creo firmemente que he sido forjada para * un sondeo realizado por la editorial ale
el trabajo que realizo y la vida que llevo”. mana Rowohlt sobre la venta de los libros
“Creo que nací para la Revolución”. Así de bolsillo, del que se desprende que:
llegamos hasta la clave suprema, la razón —el lqctor de bolailibros es, general
de toda una vida: “Si yo no hubiera lle mente, un habitante de las grandes ciuda
gado a ser lo que soy, toda mi vida hubiera des;
quedado sin explicación”. —de cada tres lectores, dos pertenecen al
Al seguir este libro por considerar que sexo masculino;
“refleja auténticamente la personalidad y —la mayoría de los consumidores de bol-
la visión del mundo de Eva Perón”, Sebreli silibros se reclutan entre personas de 18 a
ha entrado puntualmente en la misma 25 años;
trampa: pronosticar el pasado, homologar —los obreros no son más del 3 % de los
compradores de bolsilibros;
lo con el presente. Incluso el traslado de
—en casi la mitad de los hogares alema
la señorita Duarte desde Junín a Buenos
nes no se encuentra un solo libro y en los
Aires —realizado a la vera de Agustín Ma- hogares rurales, si se encuentra, es la
galdi— resulta un hecho cargado de presa Biblia.
gios socialistas, futura lucha de clases, m ar Enzesberger saca sus propias conclusio
xismo incipiente e históricas razones de nes de estos datos: buena parte de los que
fundamento hegeliano. Los posteriores ava- compran libros de bolsillo no los leen, pero
tares de la señorita Duarte como actriz, se hacen la ilusión de que, teniéndolos,
señora, compañera Evita, Santa Evita y participan de alguna manera en los mitos
Jefa Espiritual de la Nación son cual in de la cultura. Para este autor, “la historia
dispensables capítulos de una “historia sa no conoce otros lectores que aquellos que
grada” que no podía dejar de cumplirse. pertenecen a una minoría”.
nir la situación del escritor en la sociedad
¿Jomes Bond o Roy Bradbury? socialista, ya sea en los países así llamados
o en los que así puedan llamarse en el fu
En uno de los últimos números de la turo. Entre los varios aportes positivos a
revista argentina “Hoy en la Cultura” dos esa clarificación está el encendido y no por
autores oponen al fabuloso personaje de eso menos lúcido artículo de Mario Vargas
Ian Fleming el héroe de Ray Bradbury, Llosa en Marcha del 4 de marzo de 1966
Montag. Inserto ya en la promiscua mito y en cuyo párrafo final puede leerse: “Nos
logía contemporánea, James Bond repre otros debemos luchar porque la sociedad
senta la inversión de valores auspiciada socialista del futuro corte todas las vendas
por la masificación industrial y el poder, que a lo largo de la historia han inven
de ahí que su estereotipo reúna los más tado los hombres para tapar la boca locuaz
característicos elementos de la sociedad y majadera del creador. No aceptaremos
capitalista, fundada sobre la ambición y la jamás que la justicia social venga acompa
eficacia. Su expansión masiva entre los ñada de una discreta resurrección de las
lectores y espectadores cinematográficos parrillas y las tenazas de la Inquisición,
del presente demostraría hasta qué punto de las dádivas corruptoras de la época del
nuestro mundo es sensible a los prestigios mecenazgo, del menosprecio en que se tie
de esa mitología. Bradbury, en cambio, ne a la literatura en el mundo subdesarro
opone en su literatura de ciencia - ficción llado, de las malas artes de frivolización
una concepción anarquista del futuro pre con que se inmunizan contra aquella las
visible y Montag es el anarquista que en sociedades de consumo. En el socialismo
tra en colisión con el orden social de ese que nosotros ambicionamos, no sólo se ha
futuro, el individuo marginal y rebelde, brá suprimido la explotación del hombre,
que afirma frente a la masificación del gé también se habrán suprimido los últimos
nero humano la calidad inefable de ser al obstáculos para que el escritor pueda es
go y alguien en particular. La mirada de cribir libremente lo que le da la gana y
Bradbury está puesta, como utopista, más comenzando, naturalmente, por su hostili
allá del inmediato mundo de los hombres - dad al propio socialismo. Varios partidos
robot9 y de las diosas - máquinas, que él comunistas, como el italiano y el francés,
describe con anticipado horror. Montag admiten el principio de que una sociedad
aparece, en ese mundo de mañana, como socialista consiente en su seno prensa li
un hombre de transición. En su rostro reú bre y partidos de oposición. Nosotros que
ne los rasgos del conspirador y del visio remos, como escritores, que el socialismo
nario, los rasgos del anarquista por exce acepte la literatura. Ella será siempre, no
lencia. Su exilio al mundo marginal prefi puede ser de otra manera, oposición
gura una voluntad de futuro y ese futuro
está designado por su rebelión contra el
mundo sin alma en el que vivió. Partiendo
del horror entrevisto del mundo ciberné El revés y el derecho
tico, Bradbury inventa ya a los soñadores
que habrán de destruirlo en otro intento Contra la imagen uniforme que cierto
por instaurar el verdadero reino del hom antiyankismo sistemático propaga por el
bre. . mundo, se alzan algunas realidades que,
por provenir de los mismos Estados Uni
dos, tienen un valor mucho más singular.
Así lo reconocen algunas revistas que no
El dedo en la llaga se caracterizan, precisamente, por su obse
cuencia a la idílica imagen del modo de
El juicio a los escritores soviéticos André vida americano. De que no todos dicen
Siniavsky y Yuli Daniel no sólo ha puesto amén a la política del gobierno norteame
de relieve las insuficiencias del régimen ricano en materia internacional da prueba
jurídico imperante en la Rusia actual sino la revista Hoy en la Cultura} que escribe
la necesidad de discutir, actualizar y defi en un editorial: .. . “El 2 de junio los pe-
riódicos de Nueva York publicaron una xicana El Corno Emplumado, agrega: “A
carta abierta de Robert Lowell, Premio mediados de octubre se realizó en Nueva
Pulitzer, al Presidente, en la que el céle York una manifestación para pedir el cese
bre poeta se negaba a tomar parte en el inmediato de la guerra en Vietnam. Datos
festival (en la Casa Blanca) porque la po conservadores revelaron que había en ella
litica exterior de Washington le causaba cerca de 30.000 personas, la mayoría de
un enorme horror y desconfianza. Otros las cuales pertenecían a la clase media,
escritores invitados al festival, John Hersey amas de casa que empujaban los cochecitos
y Saúl Bellow, también condenaron la po con sus niños, y hombres que ese día aban
lítica exterior del gobierno. Un numeroso donaron el trabajo. No faltaron, por su
grupo de escritores, poetas, dramaturgos y puesto los artistas y los jóvenes. Allí esta
pintores se adhirió a la carta de Lowell, ban, tres filas adelante de nosotros, el poe
censurando la política norteamericana en ta Robert Lowell y los pintores De Koonig,
Vietnam. . . Por su parte, la revista me Larry Rivers, Motherwell, e tc ....”.
EDITORIAL ALFA
Concurso Literario
EDITORIAL ALFA
DIALOGO
Situación del escritor
en América Latina Carlos Fuentes
RELATOS
Pjentz Abram Tertz
El y el otro Augusto Roa Bastos
VALORACIONES
Martínez Estrada frente
a la Argentina César Fernández Moreno
POEMAS
Araña Vicente Gerbasi
Electra en la niebla Gabriela Mistral
El Río Antonio Fernández Molina
TESTIMONIO
Notas sobre Cuba François Fejtô
ARTE
De la pintura de objetos
a los objetos que pintan Severo Sarduy
La caricatura integral de
Saúl Steinberg Damián Carlos Bayón
TEATRO
“Los biombos”, de Jean Genêt Oswaldo López Chuhurra
LIBROS Y AUTORES
El memorial de Isla Negra E. Rodríguez Monegai
Perspectiva de sesenta años Javier Fernández
La Trompetilla de Evelyn Waugh Cristián Huneeus
REVISTAS
SEXTANTE
DOCUMENTOS
novedades alfa 1966
LITERATURA URUGUAYA DEL MEDIO SIGLO
por Emir Rodríguez Monegal
NOCHE DE CIRCO
por Jorge Musto
editorial
EDITORIAL ALFA
Ciudadela 1389 - Montevideo