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LITERARIOS
4 año B - SAN PATRICIO - 2022 - PROF. JAQUELINA TESEI
La Iliada de Homero y Edipo Rey de Sófocles son dos emblemas de este tiempo.
De una forma u otra, a lo largo de los años, la literatura siempre regresa a estos
autores. Además que la “estructura aristotélica” sigue siendo el gran paradigma a
la hora de contar historias. Concepto que desde la invención del cine a finales del
siglo XIX ha reafirmado su vigencia.
La Edad Media: ¿oscuridad?
La belleza dejó de ser importante. Todo empezó a girar en torno a Dios… bueno, más
bien en el miedo que se le tenía. Un periodo tan controvertido como extenso.
Comprende desde la caída del Imperio Romano de Occidente hasta la llegada de
Colón a América. Esto coincidió cronológicamente con la caída del Imperio Bizantino
y la invención de la Los autores medievales, en líneas generales, cumplían una
función didáctica. Su “trabajo” era promover patrones morales y que el pueblo
conociese las reglas sociales a las que debía someterse. Muchas de las obras
sobrevivieron gracias a la transmisión oral, lo que le aumenta el grado de
imprecisión al análisis de este periodo. Aun así, piezas fundamentales llegaron a
nuestros días. El Cantar de mío Cid es prueba de ello.
Renacimiento (de la humanidad)
El regreso de la luz. Muchos definen lo ocurrido en buena parte de Europa durante los
siglos XV y XVI con esta frase. Una reivindicación para los movimientos clásicos que
se gestaron en la Antigua Grecia. Es uno de los momentos artísticos más
emblemáticos en la historia de la humanidad. Y aunque las artes plásticas y la
arquitectura acaparan todos los focos, la literatura es un aspecto que no se puede
obviar.
Durante el siglo XVIII las letras recuperaron su finalidad moralizante, aunque esta vez
focalizadas en la razón. Las formas siguieron siendo importantes, pero la meta era
conseguir una comunicación depurada, clara y sencilla. Los adornos superfluos
quedaron de lado. Fausto de Goethe es una pieza considerada como síntesis de este
período y del siguiente, el Romanticismo.
Romanticismo y el arte de soñar
Durante la primera parte del siglo XIX el capitalismo y el pragmatismo empezaban a erigirse
como los paradigmas vigentes. La literatura no mostró demasiado entusiasmo ante este
panorama y respondió con surgimiento del Romanticismo. La defensa a la libertad individual
fue uno de los principales motores de esta corriente. Así como la reivindicación del
subjetivismo, la fantasía y el intimismo.
Aparecen los primeros reportajes periodísticos desarrollados no solo con visión informativa o
como protesta. Estos también son vistos como una forma de manifestación artística.
La lista de nombres de este periodo es tan extensa como heterogénea: Mary Shelley, Bram
Stoker, Víctor Hugo, Gustavo Adolfo Bécquer y un larguísimo etcétera.
Realismo
El “reinado” del romanticismo no duró demasiado. En el mismo siglo XIX encontró oposición
en el Realismo. No más subjetivismo, ni intimismo. El análisis de la realidad y de las
experiencias humanas colectivas copan la escena. Los sentimientos y la necesidad de
evasión son condenadas al olvido.
Madame Bovary de Gustave Flaubert representa el non plus ultra de este periodo. Una
novela que además de controversial, resultó tremendamente revolucionaria. Destacan
igualmente nombres como los de Alexandre Dumas, Charles Dickens, Benito Pérez Galdós,
León Tolstói, Dostoievsky, Honoré de Balzac, Stendhal, Guy de Maupassant y Henry James,
entre otros.
Modernismo
Los “tiempos modernos” finalmente llegaron. A inicios del siglo XX, después de una
vorágine de movimientos y contramovimientos que aparecieron durante la centuria
previa, el modernismo literario evoca, en cierta medida, otra vez al pasado. El amor
y el erotismo copan la escena. Evadir el paso del tiempo está nuevamente
permitido.