Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
- El monologo es un fragmento de texto dicho por un solo personaje sin que obtenga la réplica de
otro personaje. Puede tratarse de una reflexión que realiza el propio personaje, un momento íntimo
dónde abra su mundo interior a la persona con la que habla, dónde cuente un relato con un fin, para
conseguir un objetivo determinado mediante una serie de estrategias.
- En el texto se encuentran todas las claves que necesitamos para interpretarlo. Cuantas más lecturas
realicemos, más datos y matices encontraremos con los que poder trabajar.
- Debemos conocer a fondo el contexto en el que se desarrolla nuestra historia, qué ha sucedido
antes para tener esta necesidad de expresar estas palabras, cómo es mi personaje, qué carácter y
estado de ánimo puede tener justo en este momento para narrar esta historia, qué progresión
experimenta, etc
- La forma en la que está escrito un texto aporta muchos datos para poder interpretarlo. No es lo
mismo un punto y seguido que uno y aparte; unos signos de exclamación o abundantes
interrogaciones. Las expresiones utilizadas nos aportan información sobre el tono del monólogo y
qué camino debemos seguir como actores: cómico, serio, irónico, dramático…
- Estamos solos, no tenemos réplica de ningún personaje, por lo tanto no tenemos la complicación de
la memorización de los diálogos, donde debemos saber que contestan el resto de personajes. De
manera que, memorizaremos el texto del tirón, sin intenciones, de forma neutra, como si se tratara
de una tabla de multiplicar. Debemos ser capaces de decirlo en voz alta lo más rápido posible para no
fijar una forma determinada de decirlo. No podemos caer en el error de pensar cómo debemos decir
cada frase, esto estará determinado por cómo nos sintamos, cómo nos afecta la historia, qué
queremos conseguir… en el momento en el que nos pongamos a interpretar.
MOVIMIENTO: EL CUERPO DEL ACTOR EN UN MONÓLOGO. Muchos actores suelen interpretar los
monólogos totalmente quietos, bien sea de pie o sentados. Esto lo que provoca es una interpretación
poco realista y natural, porque los seres humanos no solemos estar completamente quietos cuando
hablamos con alguien. Nuestro cuerpo también se expresa, siente impulsos, adopta una serie de
movimientos y posturas según la situación que estemos viviendo. Si queremos convencer a alguien
de algo concreto, normalmente, tendemos a adelantar nuestro cuerpo hacia esa persona, sobre todo
si estamos insistiendo porque no lo estamos consiguiendo. O, por el contrario, si nos estamos
defendiendo de algún ataque o nos sentimos dolidos, solemos adoptar una postura de defensa, más
distanciada. Si queremos consolar, solemos acercarnos, tocar incluso a la otra persona…
Dependiendo de las situaciones que imaginemos y sintamos, nuestro cuerpo también deberá hacerlo.
¿A QUIÉN HABLAS EN UN MONÓLOGO? Que tengamos que decir un texto solos, sin obtener
contestación de otro personaje, no significa que estamos hablando solos. Nuestras palabras en un
monólogo siempre van destinadas a otro personaje, por tanto, debemos imaginar aunque estemos
delante de una cámara o frente a una pared vacía a esa persona con la que hablo. Y no sólo eso, sino
que deberemos imaginar cada una de las reacciones físicas (o sus ganas de hablar y contestar aunque
no le dejes) que tiene esa persona ante nuestras palabras. La relación que se establece entre vos y
esa persona es lo más importante que se desarrolla en el monólogo, por tanto, hay que vivir el
momento presente con ella. Deberás imaginar todas sus reacciones, cómo le afectan y provocan tus
palabras, y a su vez, todo lo que le suceda a esa persona, deberá repercutirle a tu personaje, afectarle
de una determinada manera. Con este trabajo de imaginación, conseguirás involucrarte totalmente
en la historia de tu personaje y dejarás de actuar para vos mismo, como si estuvieras solo.
EL OBJETIVO DEL PERSONAJE EN UN MONÓLOGO: Todo lo que dices es para conseguir un objetivo.
Esta persona y este texto cumplen una determinada función para la historia de tu personaje. Estás
aquí, con esta persona, diciendo esto porque necesitas algo de ella. Hay que especificar, por tanto,
qué quieres provocar en el otro, qué deseas obtener, qué necesitas de él.