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Bogotá
2023.
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Introducción
Por otro lado, Bauman también sostiene que "la rigidez del orden es el artefacto y el
sedimento de la libertad de los agentes humanos" (p. 11). Esta afirmación nos invita a reflexionar
sobre cómo la ilusión de libertad tecnológica está intrínsecamente ligada a la rigidez y las
limitaciones que esta conlleva, a medida que nos sumergimos en un mundo cada vez más digital,
encontrándonos atrapados en una burbuja de información y experiencias que restringe nuestra
visión y nos impide explorar nuevas ideas y perspectivas. La tecnología, en lugar de ampliar
nuestras posibilidades y enriquecer nuestra libertad, puede convertirse en un mecanismo de
control que nos encierra en patrones predecibles y nos limita a una visión del mundo estrecha y
sesgada. En este sentido, es esencial reflexionar críticamente sobre el impacto de la invasión
tecnológica en nuestras vidas y buscar un equilibrio que nos permita aprovechar los beneficios de
la tecnología sin perder de vista nuestra humanidad y la importancia de las conexiones genuinas
con los demás. Es imprescindible buscar un equilibrio que nos permita disfrutar de los beneficios
que la tecnología nos ofrece, sin perder de vista nuestra humanidad y la relevancia de establecer
conexiones auténticas con nuestros semejantes. Asimismo, es necesario cuestionar el alcance y
los límites de nuestra dependencia tecnológica, reconociendo la importancia de mantener un
sentido de conexión real con el entorno y con las personas que nos rodean.
Según Žižek (2012), "La libertad individual de cada uno se fundamenta en la aceptación
del lugar que le corresponde dentro de la totalidad articulada del orden social... El problema con
esta percepción habitual es que no toma en cuenta la dimensión temporal inmanente al proceso
dialéctico" (p. 62).
Esta cita nos hace reflexionar sobre la interacción entre la libertad individual y el orden
social. Žižek argumenta que la verdadera libertad individual no puede entenderse únicamente
como una elección autónoma, sino que intrínsecamente está ligada a la aceptación de un lugar
dentro de la estructura social. Sin embargo, también destaca que esta percepción debe tener en
cuenta la dimensión temporal del proceso dialéctico, es decir, la posibilidad de cambio y
transformación a lo largo del tiempo. En este sentido, la ilusión de libertad tecnológica puede
generar una visión estática y limitada de nuestra posición en la sociedad, ya que no considera el
potencial de evolución y ruptura con el orden establecido.
Han (2010). En su obra "La sociedad del cansancio”, en la que se examina cómo la sociedad
contemporánea, impulsada por el paradigma del rendimiento y la productividad, ha generado una
cultura de agotamiento y auto presión. Han sostiene que la invasión tecnológica ha contribuido a
esta dinámica, ya que nos ha llevado a vivir en un estado de hiper conectividad y vigilancia
constante, donde el tiempo libre se ha convertido en un espacio de explotación y auto
explotación. En palabras de Han, "la libertad en la sociedad del cansancio se convierte en un
deber, una compulsión, un deber de ser libre" (p. 59). Esta cita resalta cómo la ilusión de libertad
puede convertirse en una carga, en la obligación de estar siempre disponibles, conectados y en
búsqueda constante de la autorrealización.
En este sentido nos encontramos atrapados en un ciclo sin fin de maximización del
rendimiento, en el que la presión interna y las demandas externas nos empujan a estar siempre
activos y disponibles. En lugar de experimentar una verdadera libertad, nos vemos obligados a
someternos a la lógica de la eficiencia y la productividad, y esto puede llevarnos a una forma de
coacción, donde la libertad se convierte en una carga. Es decir, que nos encontramos ante un
dilema intrigante: ¿qué es exactamente la verdadera libertad y cómo podemos experimentarla sin
estar limitados por el contexto en el que nos encontramos? En este sentido, la noción de libertad
adquiere un matiz más complejo y desafiante. Si bien es cierto que estamos influenciados por
nuestro entorno y nuestras circunstancias, esto no significa necesariamente que estemos
condenados a una falta de libertad. La verdadera libertad podría ser concebida como la capacidad
de autodeterminación y de elección consciente, incluso dentro de los límites y restricciones que
enfrentamos.
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En este sentido, es importante reconocer que existen agentes externos y fuerzas sociales
que pueden influir en nuestras decisiones y en la forma en que ejercemos nuestra libertad. La
presión interna y las demandas externas a menudo nos empujan hacia una búsqueda constante de
eficiencia y productividad, lo cual puede limitar nuestra libertad en términos de tiempo, opciones
y autenticidad. Sin embargo, esto no significa que estemos completamente atados a esas fuerzas.
La verdadera libertad implica tomar conciencia de nuestra capacidad de elección y acción,
incluso en medio de las limitaciones impuestas por nuestro contexto.
Para hacer uso de esta verdadera libertad, es crucial desarrollar una mayor conciencia de
nosotros mismos, de nuestras necesidades y valores individuales. Esto implica cuestionar
críticamente las expectativas externas y las normas sociales que nos rodean, y evaluar si
realmente se alinean con nuestra visión de la libertad y la autenticidad. Asimismo, implica
reconocer que la libertad no significa necesariamente una total ausencia de restricciones, sino
más bien la capacidad de ejercer nuestra agencia dentro de los límites impuestos por nuestro
entorno.
En última instancia, la verdadera libertad no reside en escapar por completo del contexto
en el que nos encontramos, sino en desarrollar la capacidad de tomar decisiones conscientes y
alineadas con nuestros propios valores y deseos, incluso en medio de las influencias externas. La
clave está en mantener un equilibrio entre la adaptación a nuestro entorno y la preservación de
nuestra individualidad, encontrando espacios de autonomía y autenticidad dentro de las
estructuras sociales y culturales en las que nos movemos.
de los dispositivos electrónicos, los cuales moldean nuestras actividades diarias y limitan nuestra
capacidad de tomar decisiones libres y autónomas.
Slavoj Žižek (2012), también aborda esta preocupación, en la que plantea que la libertad
individual no se basa únicamente en la aceptación del lugar que uno ocupa en el orden social,
sino que implica la capacidad de trascender ese orden y cuestionarlo (p. 62). Sin embargo, la
opresión tecnológica nos somete a un orden establecido por las plataformas digitales y las
estructuras de control, limitando nuestra capacidad de cuestionar y resistir.
Estas ideas se complementan con el enfoque de Byung-Chul Han (2015), en su libro "La
sociedad de la transparencia”. En donde sostiene que la opresión tecnológica se manifiesta a
través de la presión constante por maximizar el rendimiento y la productividad. En este contexto,
la libertad individual se reduce a la libre obligación de rendir constantemente y de satisfacer los
estándares establecidos por la sociedad del rendimiento (p. 31). La opresión se disfraza bajo la
apariencia de libertad, ya que estamos constantemente sometidos a la vigilancia y el control
tecnológico, lo que limita nuestra autonomía y nos convierte en sujetos disciplinados y
productivos.
Ser autónomo implica tener la capacidad de tomar decisiones y actuar de acuerdo con
nuestros propios valores, deseos y necesidades, sin estar sometidos a una influencia excesiva o
coercitiva por parte de agentes externos. La autonomía implica un grado de independencia y
libertad para dirigir nuestras vidas y perseguir nuestros propios objetivos. La ilusión de
autonomía que experimentamos en este entorno es paradójica. Si bien parecemos tener opciones
aparentemente ilimitadas a nuestra disposición, estas opciones están enmarcadas y controladas
por las estructuras tecnológicas y sociales que nos rodean. Nuestras decisiones y acciones pueden
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estar influidas por algoritmos, publicidad dirigida y presiones sociales sutiles, lo que nos aleja de
una verdadera autonomía.
Para mantener una autonomía genuina en este contexto, es importante ser conscientes de
las influencias externas y cuestionar críticamente las estructuras y expectativas impuestas.
Significa ser proactivos en la toma de decisiones, evaluando cuidadosamente nuestras opciones y
prioridades. También implica encontrar formas de resistencia y liberación dentro de estas
estructuras, buscando espacios donde podamos ejercer nuestra agencia de manera más autónoma.
Lo que sugiere que esta prisión virtual limita nuestra libertad de pensamiento y acción al
hacernos creer que estamos ejerciendo nuestra voluntad libremente, cuando en realidad estamos
siguiendo patrones y comportamientos preestablecidos por la tecnología misma. Al perder el
contacto con la realidad concreta, nos volvemos cada vez más dependientes de la tecnología y
menos capaces de cuestionar las estructuras y limitaciones que impone.
Conclusiones
nos someten a un orden establecido. Nos encontramos en una sociedad donde la tecnología se
utiliza como una herramienta de vigilancia y control, erosionando nuestra capacidad de ser
verdaderamente libres.
Referencias
Bauman, Z. (2000). Modernidad líquida. México D.F.: Fondo de Cultura Económica.
Foucault, M. ( 1975). Vigilar y castigar: nacimiento de la prisión. Madrid: Siglo XXI Editores.
Žižek, S. (2012). Menos que nada: Hegel y la sombra del materialismo dialéctico. . Madrid:
Akal.
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