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INTRODUCCIÓN A LA BIOLOGÍA UNNOBA

UNIDAD 4
ORGANIZACIÓN CELULAR

COMPARTIMIENTOS INTRACELULARES

Funciones. Organización.
Distribución y desplazamiento de las proteínas en los compartimientos.

I. PEROXISOMAS

II. RETÍCULO ENDOPLASMÁTICO


Retículo rugoso. Ribosomas. Translocación de proteínas al RE. Glicosilación.
Degradación de proteínas mal plegadas.
Retículo liso.

III. TRANSPORTE VESICULAR

IV. COMPLEJO DE GOLGI


Recuperación de proteínas del RE. Modificación de la glicosilación y otros procesos.

V. DIGESTIÓN CELULAR
Lisosomas.
Vacuolas.
Proteasomas

VI. RUTAS DE SECRECIÓN A LA SUPERFICIE CELULAR. EXOCITOSIS

VII. TRANSPORTE DE PROTEÍNAS A MITOCONDRIAS Y CLOROPLASTOS

Material elaborado por Prof. Estela Pedrazzini y Graciela Zanassi, según la siguiente
Bibliografía:

• Alberts, B., A. Johnson, J. Lewis, M. Raff, K. Roberts & P. Walter, Biología Molecular de
la Célula, 4ª Edición (traducido de la 4ª edición inglesa, 2002), Ediciones Omega S.A.,
Barcelona, 2004.
• Becker, W; L Kleinsmith y J Hardin: El Mundo de la Célula, 6ª edición (traducido de la 6ª
edición inglesa, 2006), Pearson Educación, Madrid, 2007.
• Lehninger, A.L., D.L. Nelson y M.M. Cox: Principios de Bioquímica, 2ª edición (traducido de
la 2ª edición inglesa, 1993). Ediciones Omega, Barcelona, 1993.
• Nelson, D.L., M.M. Cox, Principios de Bioquímica de Lehninger; 4a Edición (traducido de la
2ª edición inglesa, 2004). Ediciones Omega, Barcelona, 2005.
• Raven, P.H., Johnson, G.B.: Biology, 6th Ed., Mc Graw Hill Science Engineering, St Louis,
2001.
• Lodish, H., A. Berk, S.L. Zipursky, P. Matsudaira, D. Baltimore, J. Darnell, Biología Celular
y Molecular, 4ª edición (traducido de la 4ª edición inglesa, 2000), Editorial Médica
Panamericana, España, 2002.
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Compartimientos intracelulares
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UNIDAD 4: ORGANIZACIÓN CELULAR

COMPARTIMIENTOS INTRACELULARES
En las células eucarióticas, los sistemas de membranas intracelulares no sólo proporcionan un área
extra de membrana, sino que crean una subdivisión en compartimientos rodeados por membrana que son
funcionalmente distintos, dando a la célula espacios acuosos especializados. Cada compartimiento contiene su
propia colección de enzimas y otras moléculas especializadas y un complejo sistema de distribución que
transporta específicamente compuestos de un compartimiento a otro.
Las proteínas juegan un papel central en la compartimentación de una célula eucariota, ya que
catalizan las reacciones que ocurren en cada organela, transportan selectivamente pequeñas moléculas hacia y
desde su lumen ya que la bicapa lipídica de sus membranas es impermeable a la mayoría de las moléculas
hidrofílicas, o actúan como marcadores de superficie dirigiendo el destino de proteínas y lípidos a la organela
apropiada. La síntesis de la mayoría de esas proteínas empieza en el citosol, espacio que engloba a todas las
organelas y donde se desarrollan la mayoría de las reacciones del metabolismo intermedio, esto es las
reacciones mediante las que algunas moléculas son degradas y otras son sintetizadas para la construcción de
macromoléculas.
Como la bicapa lipídica es impermeable a la mayoría de las moléculas hidrofílicas, la membrana de
cada tipo de organela debe tener proteínas de transporte para importar y exportar los metabolitos específicos.
Igualmente, cada organela debe tener un mecanismo para incorporar sus proteínas específicas.

En todas las células eucariotas las organelas rodeadas de membrana son el núcleo, el retículo
endoplasmático (RE), el complejo de Golgi, los endosomas, que son compartimientos por donde han de pasar
las macromoléculas y partículas endocitadas en su camino hacia los lisosomas, numerosas vesículas de
transporte, las mitocondrias y los peroxisomas; las células vegetales, además, contienen plástidos. En general,
cada organela rodeada por membrana realiza el mismo tipo de funciones básicas en todos los tipos celulares,
pero varía en abundancia y puede tener propiedades adicionales que difieren de acuerdo a las funciones de las
células diferenciadas.
La distribución de los compartimientos rodeados de membrana no es al azar, sino que a menudo
ocupan posiciones características. Así, en la mayoría de las células, el complejo de Golgi está cerca del núcleo,
mientras que la red de túbulos laberínticos del RE se extiende a partir del núcleo por todo el citosol
constituyendo aproximadamente la mitad del área total de membrana de la célula. Esa distribución
característica parece depender de las interacciones con el citoesqueleto; así por ej., el Golgi y el RE dependen
de la red de microtúbulos. Si se despolimerizan los microtúbulos con una droga como la colchicina, el Golgi se
fragmenta y se dispersa por toda la célula y el RE se colapsa hacia el centrosoma, a partir del cual emerge la
red de microtúbulos.
Los compartimientos intracelulares de las células eucariotas se pueden reunir, según su vía evolutiva,
en cinco grupos:
(1) el núcleo y el citosol, que se comunican entre sí a través de poros nucleares, por lo que son
topológicamente continuos a pesar de ser funcionalmente diferentes; de hecho, cuando la carioteca se
rompe en la mitosis el contenido nuclear se dispersa por el citosol, situación que nunca sucede con otra
organela delimitada por membrana.
(2) todas las organelas que actúan en las rutas de secreción y de endocitosis y que constituyen el sistema
vacuolar citoplasmático o sistema endomembranoso, que comprende desde el espacio entre las dos
membranas de la carioteca, el RE, el complejo de Golgi, los endosomas, los lisosomas y numerosas clases
de vesículas de transporte hasta la membrana plasmática; el lumen de todos ellos es topológicamente
equivalente al exterior de la célula.
(3) las mitocondrias y (4) los plástidos de las plantas, los que se habrían originado por simbiosis de
bacterias aeróbicas o fotosintéticas con una célula eucariota primitiva, por lo cual, reteniendo su autonomía,
el lumen de estas organelas permanece aislado del extenso tráfico de vesículas que interconecta el lumen
de otros compartimientos intracelulares.
(5) los peroxisomas.

Distribución y desplazamiento de las proteínas en los compartimientos


Todas las proteínas empiezan a ser sintetizadas en el citosol, excepto las que son sintetizadas en los
ribosomas propios de las mitocondrias y los plástidos. Luego, su destino depende de que su secuencia de
aminoácidos pueda presentar señales de clasificación que dirijan su reparto hacia fuera del citosol, o que
puedan dirigir luego su transporte desde el RE hacia otros destinos celulares; o puede carecer de esas señales
y, en consecuencia, permanecen en el citosol.
Esas señales pueden ser: un péptido señal o secuencia señal, que es una región continua de la
secuencia de aminoácidos, generalmente en un extremo, que a menudo, no siempre, puede eliminarse luego
por una peptidasa de señal especializada; o una región señal, que se forma por la yuxtaposición de secuencias
de aminoácidos de regiones separadas de la estructura primaria que quedan en una determinada porción de la
disposición tridimensional una vez plegada la proteína.
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péptido señal

región señal

De acuerdo con las posibilidades de señales de clasificación las proteínas:


• Pueden mantenerse en el citosol como residentes permanentes y actuar allí, tal como sucede con muchas
proteínas que no presentan señales de clasificación.
• Pueden tener señales para un transporte regulado, para desplazarse entre el citosol y el núcleo. Las
proteínas que presentan señales de importación nuclear son transportadas selectiva y activamente hacia el
núcleo a través de los complejos de poros nucleares. Dado que el péptido señal no es eliminado, pueden ser
importadas varias veces, cada vez que el núcleo se desorganiza en la mitosis.
• Pueden tener señales para transporte transmembrana, de modo que translocadores proteicos unidos a la
membrana dirigen el paso de las proteínas a través de la membrana desde el citosol hacia un espacio
topológicamente distinto, como el lumen del RE, los peroxisomas, o el interior de las mitocondrias o los
cloroplastos. Generalmente la molécula de proteína tiene que desplegarse para deslizarse a través de la
membrana.
• Pueden pasar de un compartimiento a otro mediante vesículas de transporte que las cargan en el
transporte vesicular. La membrana de un compartimiento produce por gemación vesículas, que llevan
como cargamento moléculas del lumen de ese compartimiento; al fusionarse con la membrana de otro
compartimiento, las vesículas descargan en éste las moléculas transportadas. Las proteínas transportadas
no atraviesan la membrana que mantiene su polaridad, sólo se transportan de lumen a lumen. El transporte
de moléculas solubles del RE al Golgi, y de allí a los lisosomas o a la superficie celular, tiene lugar por este
mecanismo, que parece no necesitar ninguna señal específica; es decir actuaría en una ruta por defecto.
• Pueden tener señales de retención específicas de modo que queden inmovilizadas, en el RE o en Golgi,
constituyendo proteínas especializadas de esos compartimentos.

Cada uno de los sistemas de transporte proteico generalmente está guiado selectivamente por
proteínas receptoras complementarias que se encuentran en el compartimiento de destino. Por ej., si una
proteína grande ha de ser importada hacia el núcleo, ha de tener una señal de clasificación que sea reconocida
por proteínas receptoras asociadas con el complejo del poro nuclear. Si una proteína ha de ser transportada a
través de una membrana, ha de tener una señal que sea reconocida por el translocador de la membrana que
tiene que atravesar; igualmente, si una proteína habrá de ser incorporada en cierta vesícula de transporte o
retenida en cierta organela, tiene que ser reconocida por un receptor complementario de la membrana
apropiada.
En cuanto a las señales de clasificación, los péptidos señal son utilizados para dirigir las proteínas
desde el citosol al RE, a los peroxisomas, las mitocondrias o los cloroplastos, y también para retener proteínas
en el RE. En cambio, las regiones señal, por ej., identifican ciertas enzimas que han de ser marcadas con
residuos específicos de azúcar y que luego se dirigirán del Golgi a los lisosomas.

PEROXISOMAS
Presentes en todas las células eucariotas. Son sacos delimitados por una membrana única y no
presentan ADN ni ribosomas, por lo que tienen que importar todas sus proteínas desde el citosol. Se piensa que
son un vestigio de un organoide primitivo de los antecesores de las células eucarióticas actuales que realizaba
todo el metabolismo del O2 y que luego con la aparición de las mitocondrias, más efectivas en su utilización del
O2, retuvieron algunos procesos oxidativos.
Contienen una gran diversidad de enzimas oxidativas, como catalasa y urato oxidasa, en muy altas
concentraciones. Están especializados en la realización de reacciones de oxidación que usan oxígeno
molecular para eliminar átomos de H a partir de sustratos orgánicos específicos, generando peróxido de
hidrógeno:
RH2 + O2 → R + H2O2
La catalasa utiliza el H2O2 generado para oxidar otros sustratos, incluidos fenoles, formaldehído y
alcoholes mediante una reacción de peroxidación:
R’H2 + H2O2 → R’ + 2 H2O

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Este tipo de reacción es importante particularmente en las células del hígado y del riñón, cuyos
peroxisomas detoxifican una gran variedad de moléculas tóxicas, por ej. oxidando casi la cuarta parte del etanol
que bebemos a acetaldehído. Asimismo, cuando se acumula un exceso de H2O2 en la célula, la catalasa la
degrada a H2O y O2.
Otro proceso que se realiza en los peroxisomas es la β oxidación en la hidrólisis de los ácidos grasos;
en él las cadenas de los ácidos grasos son acortadas secuencialmente en bloques de 2 C que son convertidos
en acetilCoA y exportados al citosol para su reutilización en reacciones biosintéticas. En células de mamíferos,
la β oxidación ocurre tanto en mitocondrias como en peroxisomas; en cambio en levaduras y vegetales es
exclusiva de los peroxisomas.
Una función biosintética esencial de los peroxisomas en células animales es catalizar los primeros
pasos de la síntesis de plasmalógenos, un tipo especial de fosfolípidos requeridos para la mielina de la célula
nerviosa.
Los peroxisomas son muy diversos; en distintas células de un mismo organismo pueden contener muy
distintos tipos de enzimas. También pueden adaptarlas a las condiciones cambiantes del metabolismo. Sus
proteínas tienen una secuencia específica de 3 aminoácidos situada cerca del extremo carboxilo que actúa
como señal de importación. El proceso de importación está aún poco esclarecido, aunque se conoce que hay
un receptor soluble en el citosol que detecta el péptido señal, así como al menos una proteína expuesta en la
cara citosólica del peroxisoma, que actúa como receptor reconociendo la señal de las proteínas importadas
desde el citosol. Se han detectado al menos 23 proteínas distintas, llamadas peroxinas, que participan del
proceso, impulsado por la hidrólisis de ATP. Las proteínas oligoméricas no tienen que desplegarse para su
importación a los peroxisomas, indicando que el mecanismo es diferente al que ocurre en mitocondrias y
cloroplastos; al menos se ha hallado un factor soluble, peroxina Pex5, que acompaña a la proteína a descargar
en el peroxisoma y luego se recicla hacia el citosol.
Antes se pensaba que la membrana de los peroxisomas se formaba por gemación del RE; sin embargo,
ahora existen evidencias de que son autorreplicantes, es decir se forman a partir de otros peroxisomas que
crecen y se fisionan. Probablemente los lípidos necesarios para las nuevas membranas peroxisomales también
sean importados.

En las plantas los peroxisomas cumplen funciones importantes, distinguiéndose dos tipos muy
diferentes. Un tipo de peroxisomas está presente en las hojas y contiene enzimas que catalizan el proceso de la
fotorrespiración, llamado así porque utiliza O2 y libera CO2; están en estrecha asociación con los cloroplastos
de modo de facilitar el intercambio de materiales durante la fotorrespiración.
El otro tipo son los glioxisomas, presentes en las semillas en germinación y que contienen las enzimas
del ciclo del glioxilato, en el que se convierten los ácidos grasos almacenados en azúcares necesarios para
el crecimiento de la planta joven; durante esas reacciones, dos moléculas de acetilCoA producidas en le
degradación de un ácido graso son utilizadas para fabricar ácido succínico, el cual sale del glioxisoma y es
transformado en glucosa. Este ciclo no tiene lugar en la célula animal y por lo tanto los animales son incapaces
de transformar los ácidos grasos en glúcidos.

RETÍCULO ENDOPLASMÁTICO
Todas las células eucariotas tienen una red tridimensional altamente plegada de espacios limitados por
membrana que se extiende a través de todo el citoplasma, constituyendo el retículo endoplasmático (RE).
Está organizado en forma de túbulos ramificados y sáculos aplanados que se intercomunican; de modo que la
membrana del RE forma una lámina continua que define un único espacio interno, lumen o luz del retículo, que
a menudo ocupa más del 10% del volumen celular total. La membrana del RE separa su lumen del citosol y
media la transferencia selectiva de determinados compuestos entre estos dos compartimientos.
El RE juega un papel central en la biosíntesis celular. Su membrana es el lugar de producción de:
• Todas las proteínas transmembrana y lípidos de la mayoría de las membranas de las organelas celulares,
precisamente de las que constituyen el sistema vacuolar citoplasmático o sistema endomembranoso:
las dos membranas de la carioteca, el RE, el complejo de Golgi, los endosomas, los lisosomas y numerosas
vesículas de transporte y la membrana plasmática.
• Todas las proteínas que serán secretadas al exterior celular.
• Las proteínas que quedarán en el lumen del RE, en el complejo de Golgi o en los lisosomas.
• Los lípidos de las membranas de las mitocondrias, los plástidos y los peroxisomas.

Ribosomas
Las proteínas se sintetizan en los ribosomas, constituidos por una subunidad pequeña que se une al
ARNm y a las moléculas de ARNt y una subunidad mayor que cataliza la formación de los enlaces peptídicos.
Las dos subunidades encajan de tal forma que se forma una hendidura a través de la cual pasa el ARNm a
medida que el ribosoma se desplaza a lo largo del mismo durante el proceso de traducción emergiendo la
cadena polipeptídica recién formada.

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Los ribosomas bacterianos tienen un diámetro de 18 nm y un coeficiente de sedimentación de 70S. La


subunidad mayor, de 50S, contiene una molécula de ARNr 5S, una de ARNr de 23S y 34 proteínas, en tanto
que la subunidad menor, de 30S contiene una molécula de ARNr de 16S y 21 proteínas. Los ribosomas de
células eucariotas tienen tamaños ligeramente mayores, pero están igualmente constituidos por dos
subunidades. Su diámetro es de 23 nm y están formados por una subunidad 60S (con tres ARNr: 5S, 5,8S y
28S) y una unidad menor 40S (con un ARNr de 18S) y en conjunto tiene alrededor de 80 distintas proteínas.
Los ribosomas de mitocondrias y cloroplastos son algo menores aún que los ribosomas bacterianos y más
sencillos.

Generalmente, varios ribosomas se desplazan simultáneamente sobre un mismo ARNm, de forma que
cada uno de ellos fabrica una cadena polipeptídica independiente e idéntica a las otras. El conjunto se
denomina polirribosoma o polisoma.
En eucariotas existen dos poblaciones de ribosomas. Los ribosomas unidos a membrana recubren la
superficie citosólica de la membrana del RE, dando lugar a las regiones llamadas retículo endoplasmático
rugoso, y son los que se dedican a la síntesis de proteínas que se translocan al interior del RE. Los ribosomas
libres en el citosol, no unidos a ninguna membrana, fabrican todas las demás proteínas codificadas por el
genoma nuclear y que tienen por destino el mismo citosol, el núcleo, los peroxisomas, o el interior de las
mitocondrias o los cloroplastos.
Ambos tipos de ribosomas son estructural y funcionalmente idénticos; difieren sólo en las proteínas que
están fabricando en un momento dado. Cuando un ribosoma empieza a fabricar una proteína con un péptido
señal para el RE, la propia señal dirige al ribosoma a la membrana del RE. Normalmente se forma un
polirribosoma que se une a la membrana del RE a través de múltiples cadenas polipeptídicas en crecimiento.
Finalizada la síntesis, cada ribosoma puede volver al citosol o permanecer unido a la membrana del RE
mediante un receptor ribosómico que lo ayuda a mantenerse allí. Sólo se unen a las membranas rugosas del
RE las moléculas de ARNm que codifican proteínas que tienen un péptido señal para el RE; las moléculas de
ARNm que no tienen esa señal permanecen en el citosol, formando polirribosomas libres que sintetizan
cadenas polipeptídicas que se liberan en el propio citosol.

Retículo endoplasmático rugoso


Se elaboran en él dos tipos de proteínas cuya síntesis comienza en el citosol:
• Proteínas transmembrana, que sólo son parcialmente translocadas a través de la membrana del RE y que,
por lo tanto, se mantienen incluidas en ella. Algunas se mantienen en el RE, pero muchas otras están
destinadas a la membrana plasmática o a la membrana de otro componente del sistema vacuolar
citoplasmático.
• Proteínas solubles, que son completamente translocadas a través de la membrana del RE y liberadas al
lumen. Están destinadas al lumen de algún componente del sistema vacuolar citoplasmático o a ser
secretadas de la célula.
Todas estas proteínas, independientemente de su destino posterior, son dirigidas a la membrana del
RE por el mismo tipo de péptido señal y translocadas a través de la membrana mediante el mismo mecanismo.
En las células de mamíferos, la importación de proteínas al RE empieza antes de que la cadena
polipeptídica se haya acabado de sintetizar, es decir es cotraduccional; además como habitualmente un
extremo de la proteína está en el interior del RE mientras el resto de la cadena se está fabricando, la proteína
nunca es liberada al citosol y, por lo tanto, no hay peligro de que se pliegue antes de alcanzar el translocador
de membrana.
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El proceso es diferente en la importación de proteínas al núcleo, a mitocondrias, cloroplastos o


peroxisomas; donde la proteína se sintetiza totalmente en el citosol y se pueden requerir moléculas que ayuden
a mantener desplegada la cadena polipeptídica, ya que la importación es post-traduccional. Ahora se sabe
que hay algunas pequeñas cadenas peptídicas que pueden ser importadas al lumen del RE después de
terminada su síntesis, lo que requiere hidrólisis de ATP.

Mecanismo de translocación
Los sistemas libres de células ricos en microsomas rugosos han proporcionado procedimientos para
identificar, purificar y estudiar la maquinaria molecular responsable de la importación de proteínas al RE.
Los péptidos señal fueron descubiertos a principios de los años 70 en proteínas de secreción que son
translocadas a través de la membrana del RE y le valieron a Günter Blobel el premio Nobel de Medicina en
1999. Surgió así la hipótesis de la señal, de acuerdo a ella al comenzar la síntesis de una proteína de
exportación al RE, se elabora un péptido con una secuencia líder, que es la misma para todas estas proteínas y
que contiene toda una serie de aminoácidos hidrofóbicos; de modo que todas ellas llevan ese péptido señal en
su extremo amino. Cuando el péptido señal emerge del ribosoma, dirige a éste hacia un receptor proteico de la
membrana del RE.

El péptido señal es reconocido por una partícula de reconocimiento de la señal (SRP, Signal
Recognition Particle), compuesta de un pequeño ARN y seis cadenas polipeptídicas, que se une a la cadena
polipeptídica naciente y al ribosoma. Esto provoca una pausa en la síntesis proteica, que da tiempo al ribosoma
para dirigirse a la membrana del RE y asegurarse que la proteína no se liberará en el citosol. Luego, todo el
conjunto se une a un receptor de SRP de superficie de la membrana del RE, que es una proteína integral de
esa membrana. Una vez producida esa unión, que requiere GTP, la SRP es liberada dejando al ribosoma sobre
su receptor.
Luego continúa la traducción y se inicia el proceso de translocación que arrastra el bucle de la cadena
polipeptídica a través del poro hidrofílico de una proteína translocadora de la membrana del RE. Ese poro
parece ser una estructura dinámica, pues se cierra cuando el ribosoma se libera después de finalizada la
síntesis de la cadena polipeptídica.
Las proteínas solubles destinadas al lumen del RE, a ser secretadas, o a ser transferidas al lumen de
otro organoide, pasan completamente al interior del RE. El péptido amino terminal señal para el RE de una
proteína soluble tiene dos funciones: además de ser señal para dirigir la proteína a la membrana del RE, actúa
como señal de inicio de trasferencia, permaneciendo unido al aparato de translocación mientras el resto de la
proteína va atravesando la membrana y formando un bucle en el lumen del RE. Una vez que el extremo
carboxilo ha pasado y la proteína se descarga en el lumen, el péptido señal es liberado del poro de
translocación, hidrolizado por una peptidasa señal situada en la cara luminal de la membrana del RE y que
requiere un punto de hidrólisis reconocible, y finalmente degradado hasta aminoácidos por otras proteasas del
RE.

El proceso de translocación de las proteínas destinadas a permanecer en la membrana del RE u otras


membranas es más complejo, ya que algunas zonas de la cadena polipeptídica son translocadas a través de la
bicapa lipídica y otras no. En el caso más simple, el péptido amino terminal señal inicia la translocación como
vimos, pero un segmento hidrofóbico de la cadena frena el proceso de transferencia antes de que toda la
proteína se haya translocado. Este péptido de paro de transferencia ancla la proteína en la membrana
después que el péptido señal sea liberado y eliminado y constituye un segmento α helicoidal que atraviesa la
membrana, con el extremo amino terminal de la proteína en la cara luminal y el extremo carboxilo en la cara
citosólica.
En otros casos, el péptido señal iniciador puede no ser terminal sino interno; su funcionamiento es
similar pues es reconocido por la SRP, pero va a permanecer intacto luego de la translocación como una
porción de hélice α atravesando la membrana. Como se puede unir al aparato de translocación en cualquiera
de las dos direcciones, de acuerdo a como se oriente en la inserción, la proteína quedará con el extremo amino
o el carboxilo hacia el lumen.
Cuando un polipéptido contiene varios péptidos de inicio de transferencia y de paro de transferencia,
atravesará muchas veces la bicapa con hélices α hidrofóbicas, dando proteínas de membrana multipaso.
Como cada proteína transmembrana se inserta siempre con la misma orientación en la cara citosólica
del RE, se origina una asimetría que se mantiene durante la gemación y fusión de membrana que la transporte
a otra localización celular.
Muchas de las proteínas presentes en el lumen del RE sólo están en tránsito hacia otros destinos; sin
embargo, otras son proteínas residentes del RE, están en altas concentraciones y presentan en su extremo
carboxilo terminal una señal de retención del RE. Algunas de estas proteínas son chaperonas que ayudan a
que otras muchas proteínas translocadas se plieguen y se ensamblen de forma correcta los oligómeros; otras
actúan como catalizadores, como la enzima que permite que se formen los enlaces disulfuro que no se dan en
las proteínas del citosol donde el ambiente es reductor.

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Glicosilación de proteínas sintetizadas en el RER


La adición covalente de azúcares a las proteínas es una de las principales funciones biosintéticas
del RE. La mayoría de las proteínas solubles y unidas a membrana que se fabrican en el RER son
glicoproteínas. Por el contrario, muy pocas proteínas del citosol son glicosiladas y en ese caso sólo añaden un
grupo N-acetilglucosamina en un residuo de serina o treonina.
En el proceso de glicosilación en el RE, se transfiere en bloque a las proteínas un oligosacárido
preformado, compuesto de 14 residuos de azúcar: 2 N-acetilglucosaminas, 9 manosas y 3 glucosas, que se
asocia siempre al grupo NH2 de la cadena lateral de una asparagina que se encuentra en determinada
secuencia. Son N-oligosacáridos.
El oligosacárido se va construyendo azúcar a azúcar sobre un lípido transportador, que es un dolicol,
un isoprenoide largo y muy hidrofóbico que atraviesa la bicapa lipídica y que se activa con un pirofosfato que
dará la energía para la glicosilación. Las primeras moléculas de azúcar se unen en la cara citosólica, pero luego
el dolicol unido al oligosacárido en crecimiento se da vuelta por flip-flop y queda ubicado hacia la cara luminal,
donde se completa la unión del resto de los azúcares.
El oligosacárido unido al dolicol es transferido en una sola etapa a la asparagina inmediatamente
después de que aparezca en el lumen del RE durante la translocación de la proteína. La enzima que cataliza la
transferencia, la oligosacariltransferasa, está unida a la membrana, con su sitio activo hacia el lumen, por lo que
se explica que las proteínas citosólicas no se glicosilen de esta manera.
Luego los N-oligosacáridos sufren modificaciones; todavía en el RE pueden eliminarse las 3 glucosas y
una manosa. Este procesamiento continúa posteriormente en el Golgi.

Degradación de proteínas mal plegadas


A pesar de la ayuda de las chaperonas, muchas proteínas translocadas al RER no alcanzan un plegado
adecuado y son re-exportadas al
citosol para su degradación.
La retrotranslocación o
dislocación, sucede a través del
mismo translocador con la
colaboración de otras proteínas.
Una vez en el citosol, se remueven
los oligosacáridos por una N-
glicanasa que rompe las uniones
peptídicas de las asparaginas a la
que estaban unidos y luego la
cadena polipeptídica es marcada
con la proteína ubiquitina para su
degradación en los proteasomas.

Anclaje de proteínas de membrana por GPI


En los distintos tipos de proteínas de membrana, mencionamos cierto tipo presente sobre todo en la
membrana plasmática, que sobresale enteramente hacia el exterior celular, permaneciendo anclada a la bicapa
lipídica por un resto de glicosilfosfatidilinositol (GPI). Esas proteínas se sintetizan como proteínas
transmembrana de paso único en el RER, quedando su porción COOH-terminal dentro de la bicapa y entonces
se escinde la porción transmembrana y la cadena se une a un GPI en la cara luminal. Como quedan ancladas
hacia el exterior de la membrana plasmática por el GPI, pueden liberarse solubles por fosfolipasas.

Retículo endoplasmático liso


Las regiones del RE que carecen de ribosomas unidos constituyen el retículo endoplasmático liso
(REL). Es generalmente tubular y físicamente continuo con el RE rugoso. En una gran mayoría de células es
escaso y sólo existe una pequeña región del RE que es parcialmente lisa y parcialmente rugosa, constituyendo
los elementos transicionales, porque de ellos emergen las vesículas que transportan proteínas y lípidos recién
sintetizados hacia el Golgi.
En determinadas células especializadas el REL es abundante y tiene otras funciones. Es
particularmente predominante en las células especializadas en el metabolismo lipídico, como por ej. las
que sintetizan hormonas esteroideas a partir de colesterol, ya que contienen las enzimas necesarias para
fabricar y modificar colesterol.
Está muy desarrollado en los hepatocitos, ya que en ellos la membrana del REL contiene las enzimas
que sintetizan los componentes lipídicos de las lipoproteínas que serán exportadas para transportar lípidos por
la corriente sanguínea a otros lugares del organismo. También la membrana del REL contiene enzimas que
catalizan reacciones de detoxificación de drogas solubles en lípidos y de otros metabolitos que de otro modo
podrían acumularse a niveles tóxicos, y los convierten en moléculas lo suficiente hidrosolubles como para
abandonar la célula y ser secretadas por la orina.

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En el RE liso se sintetizan casi todos los lípidos requeridos para la formación de las membranas,
incluidos fosfolípidos y colesterol. Los fosfolípidos son sintetizados exclusivamente en la cara citosólica en 3
etapas, que requieren tres enzimas distintas de la membrana del RE y que tienen sus sitios activos hacia el
citosol, donde se encuentran los metabolitos necesarios. Primero una acil transferasa une el glicerolfosfato a los
ácidos grasos de 2 acilCoA, dando ácido fosfatídico que es muy hidrofóbico y permanece en la bicapa lipídica;
ésta es la etapa que hace crecer la bicapa. Luego una fosfatasa separa el fosfato para formar diacilglicerol y
finalmente actúa una fosfotransferasa, como por ej. la colina fosfotransferasa que transfiere la CDP-colina al
diacilglicerol. Así se sintetiza la fosfatidilcolina y también los otros fosfolípidos mayoritarios, fosfatidiletanolamina
y fosfatidilserina, y otro minoritario como el fosfatididilinositol.
Recordemos que en bicapas
lipídicas sintéticas, los lípidos no son
capaces de hacer “flip-flop” y saltar a la
otra cara de la bicapa. Sin embargo, en el
RE los fosfolípidos se equilibran a través
de la membrana en cuestión de minutos.
Este movimiento transbicapa ocurre
gracias a translocadores de fosfolípidos
no específicos, las escramblasas, que
equilibran los fosfolípidos de ambas caras.
En cambio, la membrana plasmática
mantiene su típica asimetría ya que tiene
una flipasa que transfiere de la cara
exterior a la citosólica a los fosfolípidos
fosfatidilserina y fosfatidiletanolamina.
El RE también produce ceramida,
la que luego es exportada al complejo de
Golgi donde actúa como precursora de la
síntesis de otros dos tipos de lípidos, la
esfingomielina y los glucoesfingolípidos;
como ambos son producidos por enzimas expuestas al lumen del Golgi, se van a encontrar exclusivamente en
la cara no citosólica de las bicapas lipídicas que los presentan.

Transporte de fosfolípidos desde el RE a otras membranas


Las mitocondrias, los plástidos y los peroxisomas, no pertenecen al sistema vacuolar citoplasmático,
por lo cual para el crecimiento de sus membranas requieren importar lípidos de la membrana del RE donde son
sintetizados. Las mitocondrias pueden modificar algunos de los lípidos que importan, pero no pueden sintetizar
lípidos de novo.
Debido a que los fosfolípidos son insolubles en agua, su transferencia requiere la participación de
proteínas transportadoras. Las proteínas de intercambio de fosfolípidos son hidrosolubles y pueden
transferir una sola molécula de fosfolípido por vez; pueden extraerla de una membrana, encerrarla para su
transporte por el citosol, y liberarla en otra membrana. Cada proteína de intercambio transfiere determinado tipo
de fosfolípido. Así se redistribuyen los fosfolípidos entre los compartimientos rodeados de membrana.

Otra función del RE en la mayoría de las células eucariotas es la de secuestrar Ca++ del citosol. Su
almacenamiento en el lumen del RE es facilitado por las altas concentraciones de proteínas de unión a Ca++
presentes allí. Por ej., las células musculares tienen una región especializada del REL, el retículo
sarcoplásmico, que secuestra Ca++ del citosol por medio de una ATPasa de Ca++. Se producen así variaciones
en la concentración de Ca++ que actúan en la contracción y la relajación de las miofibrillas durante cada ciclo de
contracción muscular.

TRANSPORTE VESICULAR EN LAS RUTAS SECRETORA Y ENDOCÍTICA

El sistema membranoso interno permite que las células eucariotas puedan regular, por un lado la
digestión de las macromoléculas mediante la vía endocítica, y por otro, la liberación al exterior de proteínas y
glúcidos acabados de sintetizar mediante la vía biosintética y secretora. Todas las moléculas que viajan por
esta última, pasan por numerosos compartimientos, por lo que la célula puede modificar cada molécula en
varios pasos controlados, almacenarla hasta que se necesite, y entonces, eventualmente descargarla en algún
dominio de la superficie celular mediante exocitosis.
Todos los compartimientos del sistema vacuolar citoplasmático que participan en ambas rutas están en
comunicación permanente entre sí mediante vesículas de transporte que continuamente emergen por gemación
de una membrana y se fusionan con otra. Para poder realizar su función, cada vesícula que emerge debe tomar

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Compartimientos intracelulares
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sólo las proteínas apropiadas de ese compartimiento y sólo ha de fusionarse con la membrana del
compartimiento diana adecuado. De esta forma cada compartimiento ha de mantener su identidad. El lumen de
cada uno de esos compartimientos es topológicamente equivalente al exterior de la célula.
El tráfico está altamente organizado, la vía biosintética-secretora va hacia afuera desde el RE al
complejo de Golgi y a la superficie celular, con una ruta lateral que va a los lisosomas. En cambio, la vía
endocítica va hacia adentro desde las vesículas formadas a partir de la membrana plasmática a los
endosomas tempranos, a los endosomas tardíos y a los lisosomas. También hay rutas de recuperación, tal
como el retorno a la superficie de algunas moléculas endocitadas que se recuperan de los endosomas
tempranos; o las moléculas recuperadas de los endosomas tardíos y devueltas al Golgi; o las recuperadas del
Golgi y retornadas al RE.
Recordemos que la vía que va desde el RE, pasando por el Golgi, hasta la superficie celular se
considera una ruta por defecto, ya que las proteínas no necesitarían presentar señales específicas para
seguirla. Cualquier proteína que se transloque al RE y se pliegue correctamente será transportada
automáticamente a través del Golgi hacia la superficie exterior, a menos que contenga señales que la detengan
en un compartimiento o la desvíen hacia los lisosomas o las vesículas de secreción.

COMPLEJO DE GOLGI
Su función es modificar, en general rectificando la porción glucídica, concentrar, empacar y distribuir
las proteínas de exportación y los lípidos que provienen del RE para dirigirlos a su destino. También
sintetiza muchos de los polisacáridos celulares, como la pectina y la hemicelulosa de la pared celular
vegetal y la mayoría de los glucosaminoglucanos (GAGs) de la matriz extracelular de las células animales.

El complejo de Golgi se localiza normalmente cerca del núcleo celular, y en las células animales está
cerca del centrosoma. Está formado por una serie de cisternas de forma aplanada y limitadas por una
membrana que se encuentran apiladas formando un dictiosoma. El número de dictiosomas varía en función
del tipo celular, las células animales suelen tener un gran dictiosoma, muy desarrollado en las células
especializadas en la secreción, como las que secretan mucus rico en polisacáridos al intestino; mientras que las
células vegetales presentan generalmente muchos dictiosomas pequeños. Multitud de pequeñas vesículas se
hallan asociadas a los dictiosomas, agrupadas en la cara contigua al RE y a lo largo de los extremos dilatados
de cada cisterna.
Es una estructura polarizada ya que los dictiosomas del Golgi tienen dos caras distintas: una cara cis o
cara de entrada y una cara trans o cara de salida. Ambas caras están conectadas a unos compartimientos
especiales, formados por una red de túbulos y vesículas, que constituyen la red del cis Golgi y la red del trans
Golgi. Las proteínas y los lípidos entran por la red del cis Golgi en vesículas de transporte que provienen del
RE y salen por la red del trans Golgi en vesículas de transporte con destino a la superficie celular o a otro
compartimiento. Ambas redes son importantes en la clasificación de las proteínas.
Las vesículas destinadas al Golgi emergen de los elementos transicionales del RE y se fusionan con
la red del cis Golgi, transfiriendo así proteínas y lípidos acabados de sintetizar. Son vesículas no selectivas ya
que transportan cualquier proteína, siempre y cuando ésta salga del RE plegada en su conformación correcta.
Así, la salida desde el RE puede ser considerada como un control de calidad, pues si la proteína no se
ensambla o pliega perfectamente es descartada.

Recuperación de las proteínas residentes del RE


Las proteínas bien plegadas son transportadas indiscriminadamente desde el lumen y la membrana del
RE a la red del cis Golgi, pero las proteínas residentes del RE son devueltas selectivamente mediante
transporte vesicular. Estas proteínas presentan en su extremo carboxilo terminal una señal de retención en el
RE, que es una corta secuencia de 4 aminoácidos. Esta señal no implica un anclaje en el lumen del RE; no hay
nada que impida que ellas salgan, pero si lo hacen son transportadas de nuevo al interior del RE. Un receptor
de membrana en la red del cis Golgi las identifica por esa señal, las captura y las conduce en vesículas de
transporte hacia el RE. Una vez allí se separan del receptor que puede regresar a la red del cis Golgi y
reutilizarse. Los receptores que reconocen la señal de retención en el RE se pueden encontrar también en las
cisternas más trans del Golgi, lo que evidencia que la ruta de retorno funciona desde allí. En el lumen del RE se
producen interacciones entre las proteínas, se retarda la salida de las residentes del RE respecto a la de las
proteínas que han de ser secretadas.

Cisternas del Golgi como compartimientos de procesamiento


Las proteínas exportadas desde el RE entran al primer compartimiento del Golgi, el compartimiento
cis que es continuo con la red del cis Golgi; luego se desplazan al compartimiento medial formado por la
cisterna central del dictiosoma, y finalmente se desplazan al compartimiento trans que se continúa con la red
trans del Golgi, donde las proteínas se segregan en diferentes vesículas de transporte y se liberan a sus
destinos.

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Compartimientos intracelulares
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Las proteínas se modifican a través de sucesivas etapas, a medida que van de cisterna en cisterna del
dictiosoma, cada una con enzimas propias; de forma que las cisternas constituyen unidades de
procesamiento. Todas estas etapas de transporte tendrían lugar mediante vesículas, surgidas por gemación
de una membrana, que se fusionan con otra y que no efectuarían selección de la carga.

Modificación de la glicosilación y otros procesos


Recordemos que en el RE se produce el agregado en bloque de un oligosacárido preformado a muchas
proteínas en sus residuos de asparagina, dando glicoproteínas con N-oligosacáridos; éstos pueden modificarse
aún en el RE perdiendo 3 glucosas y una manosa.
Luego, mientras se movilizan a través del aparato de Golgi, las proteínas glicosiladas en el RE se
modifican en diversas formas, dependiendo de la proteína.
En las glicoproteínas de mamíferos hay dos grandes tipos de N-oligosacáridos:
• los oligosacáridos ricos en manosa, no presentan azúcares añadidos en el Golgi;
• los oligosacáridos complejos, pueden tener más N-acetilglucosamina que las 2 moléculas originales, y
también pueden presentar un número variable de galactosas y de residuos de ácido siálico, que tiene carga
negativa.
El hecho de que un determinado oligosacárido se mantenga rico en manosa o se transforme en
complejo es determinado por la configuración que presente sobre la proteína a la que se halla unido; si es
espacialmente accesible a las enzimas procesadoras del Golgi es probable que se convierta en la forma
compleja; si es inaccesible a ellas se mantendrá como una forma rica en manosa.

El procesamiento de los oligosacáridos es altamente ordenado; las enzimas que catalizan las primeras
etapas del procesamiento se localizan en las cisternas más cis del dictiosoma, mientras que las que catalizan
las últimas etapas se encuentran en las cisternas más trans.
En el complejo de Golgi se produce también la O-glicosilación de algunas proteínas en los grupos –
OH de las cadenas laterales de algunas serinas o treoninas. Una serie de glucosiltransferasas utilizan
compuestos azúcar-nucleótido en el lumen del Golgi para añadir uno a uno los residuos de azúcar hasta dar O-
oligosacáridos de alrededor de 10 residuos de azúcar.
Asimismo, tiene lugar en el Golgi el ensamblado de las largas cadenas de polisacáridos de
glucosaminoglucanos (GAGs) a núcleos proteicos ya glicosilados con un tetrasacárido en un –OH de serina,
formando los proteoglicanos. Muchos proteoglucanos son secretados y pasan a formar parte de la matriz
extracelular, mientras otros quedan anclados a la membrana plasmática. Algunos otros constituyen el
componente principal del mucus que es secretado formando una cubierta protectora sobre muchos epitelios.
En el último compartimiento del Golgi se lleva a cabo la sulfatación de azúcares de los proteoglicanos
y de determinadas tirosinas de las proteínas.

Clasificación
Al parecer todas las proteínas que pasan a través del complejo de Golgi, excepto las que son retenidas
en él como residentes permanentes, son clasificadas en la red del trans Golgi de acuerdo a su destino final: los
lisosomas, vesículas secretoras o la membrana plasmática.

DIGESTIÓN CELULAR

Lisosomas
Son vesículas de 0.5 a 1µ con una única membrana, que contienen enzimas hidrolíticas utilizadas para
la digestión intracelular controlada de macromoléculas y complejos supramacromoleculares.

HIDROLASAS ÁCIDAS
nucleasas
proteasas
glucosidasas
lipasas
fosfatasas
sulfatasas
fosfolipasas
pH~7.2 pH~5
+
H
CITOSOL

ATP ADP + Pi

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Contienen alrededor de 40 tipos de hidrolasas ácidas, cuya actividad óptima se expresa a pH cercano
a 5, que es el pH que se mantiene en el interior de los lisosomas. El citosol está doblemente protegido contra el
ataque de su propio sistema digestivo porque la membrana mantiene a las enzimas encerradas, pero en el caso
de una fuga, las enzimas pierden actividad al pH del citosol.
La membrana lisosomal contiene una bomba de H+ que utiliza la energía de hidrólisis del ATP para
bombear H+ al interior del lisosoma, manteniendo así un pH ácido en el lumen. La mayoría de las proteínas de
la membrana lisosomal están muy glicosiladas, lo que las protege de las proteasas del lumen. Entre ellas hay
proteínas de transporte que permiten la salida de los productos de la digestión, como aminoácidos,
monosacáridos y nucleótidos, de forma que puedan ser reutilizados o excretados.
Son extraordinariamente diversos en cuanto a forma y tamaño; su heterogeneidad contrasta con la
uniformidad relativa de los demás organoides. La diversidad refleja la amplia variedad de funciones digestivas
que llevan a cabo las hidrolasas ácidas, como la digestión de deshechos intra y extracelulares, de
microorganismos fagocitados, e incluso la nutrición celular. Por esa razón, se considera a los lisosomas como
una colección heterogénea de distintos orgánulos cuya característica común es un elevado contenido de
enzimas hidrolíticas y que se encuentran en todos los eucariotas.
Recordemos que en los vegetales y los hongos las hidrolasas se encuentran en un tipo de organela
específica, las vacuolas, que por lo tanto llevan a cabo la función digestiva, al mismo tiempo que cumplen otras
funciones muy diversas.

Ruta de las proteínas de los lisosomas


Las hidrolasas y las proteínas de membrana lisosomales se sintetizan en el RER y son transportadas a
través del complejo de Golgi.
Las hidrolasas lisosomales contienen N-oligosacáridos que son modificados covalentemente de forma
característica en la red del cis Golgi.
Los residuos de manosa son fosforilados dando grupos de manosa 6-fosfato (M6P), de modo que
constituyen un marcador que es reconocido por los receptores M6P, proteínas transmembrana presentes en la
red del trans Golgi. Estos receptores separan las hidrolasas lisosomales del resto de las moléculas del Golgi y
ayudan a empaquetarlas en el interior de vesículas de transporte específicas.
Esta separación ocurre porque las vesículas que emergen por gemación de la red del trans Golgi son
revestidas con clatrina; esta cubierta que se ensambla en la superficie citosólica, ayuda tanto a la gemación
como a capturar receptores de membrana específicos junto a las moléculas a las que están unidos, en este
caso los receptores M6P que unen las hidrolasas en formación.
Las vesículas de transporte específicas que contienen las hidrolasas aún inmaduras, pierden la cubierta
de clatrina y constituyen los denominados lisosomas primarios, que acaban fusionándose con los endosomas
tardíos donde se descargan.

El receptor de la manosa 6-fosfato une su oligosacárido específico a pH 7 en la red del trans Golgi y lo
libera a pH 6 en el interior de los endosomas tardíos. Así, en cuanto llegan al interior de los endosomas tardíos
las hidrolasas se disocian de sus receptores, los cuales se reciclan mediante vesículas de transporte hacia el
Golgi.
Por lo tanto, el transporte de las hidrolasas es unidireccional. Una vez reunidos los materiales
endocitados con las hidrolasas se constituyen los lisosomas secundarios que bajan aún más el pH de su
lumen, hasta pH 5, por lo cual las enzimas digestivas se activan y proceden a degradar las macromoléculas y
complejos supramacromoleculares hasta sus componentes más simples.
Algunas hidrolasas lisosomales pueden escapar del proceso de empaquetamiento en la red del trans
Golgi y son transportadas, vía la ruta por defecto, a la superficie desde donde son secretadas al fluido
extracelular. Sin embargo, algunos receptores M6P pueden ir a la membrana plasmática y recapturarlas
mediante endocitosis mediada por receptor a los endosomas tempranos y de allí a los tardíos.
Es importante destacar que el sistema de clasificación del Golgi permite segregar las hidrolasas y
dirigirlas a los endosomas tardíos, pues los grupos de manosa 6-fosfato se añaden únicamente a las
glicoproteínas adecuadas. Dado que todas las glucoproteínas abandonan el RE con cadenas de N-
oligosacáridos idénticas, tiene que haber alguna señal para fosforilar sólo los N-oligosacáridos de las
hidrolasas. Una de las dos enzimas que actúan, una fosfotransferasa, tiene un sitio catalítico y otro sitio de
reconocimiento para una región señal de la cadena polipeptídica correctamente plegada que se da sólo en las
hidrolasas.

Las proteínas de la membrana lisosomal son clasificadas en la red del trans Golgi a través de una vía
independiente de M6P. No está claro todavía por qué las células necesitan más de una vía de clasificación para
construir un lisosoma.
El conocimiento de las rutas que siguen y los mecanismos de procesamiento que sufren las hidrolasas
lisosomales se ha logrado a través del estudio de enfermedades de acúmulo lisosomal. Éstas provienen de
defectos genéticos que pueden afectar a una o más hidrolasas provocando la acumulación en los lisosomas de
sustratos no digeridos, o pueden producir un error en la clasificación en el Golgi provocando su secreción por
defecto al medio extracelular.
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Rutas de los materiales hasta los lisosomas


Los lisosomas son puntos de encuentro donde convergen diferentes corrientes del tráfico intracelular.
Las enzimas digestivas son descargadas a ellos mediante una ruta que va por el RE y el complejo de Golgi
hasta los endosomas tardíos; mientras que las sustancias que deben ser digeridas llegan a ellos a través de por
lo menos tres vías:
• las moléculas endocitadas son inicialmente transferidas a vesículas pequeñas e irregulares, los endosomas
tempranos, desde donde algunas moléculas pueden ser recicladas a la membrana plasmática mientras
otras se dirigen a los endosomas tardíos. En éstos, que tienen un pH de alrededor de 6, se encuentran con
las hidrolasas, formándose los lisosomas secundarios; se eliminan algunas moléculas de la membrana de
los endosomas y disminuye el pH interno.
• las partes inutilizadas de la célula pueden ser destruidas por autofagia; mecanismo por el cual algunos
organoides, por ej. las mitocondrias del hígado que tienen una vida media de diez días, son envueltos por
membranas derivadas del RE, generándose un autofagosoma, que luego se fusiona con un endosoma
tardío.
• los materiales fagocitados por células especializadas, como macrófagos y neutrófilos, constituyen un
fagosoma, que se fusiona con un endosoma tardío.
• algunas proteínas del citosol podrían constituir el material digerible que ingrese por una cuarta vía; esas
proteínas tienen una señal de secuencia de 5 aminoácidos que las selecciona para ser descargadas en los
lisosomas por un transportador específico y degradadas, o eventualmente la señal las lleve a organoides
que vayan a ser autofagocitados.
Cuando una célula muere, la membrana lisosomal se rompe y libera hacia el citoplasma enzimas
digestivas, que degradan a la célula en sí. A este sistema de autodestrucción se atribuye el rápido deterioro que
sufren muchas células después de entrar en el proceso de muerte programada o apoptosis.
Algunas formas de daño tisular, al igual que acontecimientos propios del envejecimiento, se relacionan
con la existencia de lisosomas "con fugas". Se cree que la artritis reumatoidea se debe, en parte, a la lesión de
las células del cartílago provocada por enzimas liberadas de los lisosomas.

Vacuolas
Presentes en la mayoría de las células de vegetales y hongos contienen la batería de enzimas
hidrolíticas propias de los lisosomas de las células animales, por lo que llevan a cabo la digestión intracelular
controlada. Cumplen además otras importantes funciones, como almacenamiento de nutrientes, pigmentos y
sustancias de desecho. En una misma célula se encuentran a menudo diferentes vacuolas con diferentes
funciones, como ser digestión y almacenamiento.
Pero su rol principal se vincula con su actuación en la regulación homeostática del pH intracelular,
mediante el bombeo de H+ hacia su interior cuando baja el pH del citoplasma, y de la presión de turgencia, la
que se puede regular por reacciones de hidrólisis o síntesis de polifosfatos en la vacuola o por alteración de los
transportadores de metabolitos a través de las membranas plasmática y vacuolar.

Proteasomas
En el citosol son abundantes los complejos
proteicos que cumplen diversas funciones, los
ribosomas libres en el citosol realizan la síntesis de reconocimiento
del sustrato
numerosas proteínas propias del citosol o con señales y regulación
para otros compartimientos. Pero muchas proteínas se
fabrican en exceso a las proporciones que intervienen
en los complejos supramoleculares, o no se ensamblan,
o resultan mal plegadas o dañadas y por lo tanto no maquinaria
cumplirán su función; mientras que otras proteínas proteolítica
tienen corta vida luego de cumplir su función. Tales
proteínas deben ser degradadas en el mismo citosol.
La mayoría de las proteínas que se degradan
en el citosol lo hacen a través de grandes complejos de
enzimas proteolíticas denominados proteasomas, de
los que hay muchas copias dispersas. Cada proteosoma
consiste en un cilindro formado por múltiples proteasas
cuyos sitios activos quedan dirigidos hacia una cámara
central. Cada extremo del cilindro está cerrado por un
gran complejo proteico que tiene al menos diez tipos de
subunidades, algunas de las cuales hidrolizan ATP. Microfotografía electrónica de un proteosoma,
mostrando la zona de entrada de una proteína
Esos tapones actuarían seleccionando las proteínas a destinada a ser degradada
ser destruidas, uniéndose a ellas para introducirlas en la
cámara central; allí las proteínas se degradan hasta
péptidos cortos que luego son liberados.

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¿Cómo hacen los proteosomas para conocer cuáles proteínas celulares deben ser degradadas? Los
proteosomas actúan únicamente sobre proteínas que han sido previamente marcadas para su destrucción
mediante la unión covalente de una proteína denominada ubiquitina, una pequeña proteína de sólo 76
aminoácidos. Hay un conjunto de enzimas especializadas destinadas a etiquetar a las proteínas que presentan
alguna señal para ser destruidas, les unen varias moléculas de ubiquitina en un proceso denominado
ubiquitinación, que deja a las víctimas a merced de los proteosomas, mediante el proceso de reconocimiento
que efectúan las proteínas de la “tapa” del proteosoma.
Científicos de muchos laboratorios están ahora encontrando que estos “mataderos” moleculares
resultan participantes esenciales en los caminos metabólicos que regulan un enorme repertorio de procesos
celulares. Una célula típica en el cuerpo cuenta con alrededor de 30.000 proteosomas. Cuando ellos funcionan
mal −ya sea que se extralimiten engullendo proteínas importantes o fallando en destruir aquellas que están
dañadas o impropiamente formadas− pueden ocasionar la aparición de enfermedades. Algunos virus, como el
virus de la inmunodeficiencia humana (HIV), han desarrollado los medios para manipular la degradación de
proteínas por proteosomas para sus propios fines.

RUTAS DE SECRECIÓN A LA SUPERFICIE CELULAR: EXOCITOSIS

Las rutas secretoras que conducen al exterior celular producen vesículas de transporte a partir de la red
del trans Golgi, las cuales se van a fusionar con la membrana plasmática en el proceso de exocitosis. Las
proteínas de membrana y los lípidos de esas vesículas aportan nuevos componentes a la membrana
plasmática, mientras que las proteínas solubles son secretadas al medio extracelular.

Se pueden seguir dos rutas que divergen en la red del trans Golgi.
• En la ruta de secreción constitutiva, que es necesaria en todas las células, hay un flujo constante de
vesículas que abandonan el trans Golgi directamente rumbo a la membrana plasmática, con muchas
proteínas solubles que no tienen ninguna señal de retención para el RE, ni para el Golgi, ni son
seleccionadas para los lisosomas o para la vía regulada; es decir es una ruta por defecto, no selectiva. De
esta forma, las células, por ej. los fibroblastos, secretan la mayoría de los proteoglucanos y las
glicoproteínas de la matriz extracelular.
• La ruta de secreción regulada se lleva a cabo en células especializadas en la secreción de productos tales
como hormonas, neurotransmisores, o enzimas digestivas. Las proteínas solubles y otras sustancias, que
pueden ser moléculas pequeñas como la histamina, se concentran y se almacenan selectivamente primero
en vesículas de secreción. Éstas se forman por gemación de vesículas revestidas de clatrina a partir de
la red del trans Golgi y liberan su contenido al exterior celular más tarde, sólo en respuesta a una señal
extracelular. Indudablemente las proteínas que se empaquetan en tales vesículas tienen que tener una señal
de clasificación; hasta ahora se desconoce, pero se supone que tiene que ser una región señal. Tampoco se
conoce si existen receptores que medien el traslado. Después de que las vesículas de secreción inmaduras
emergen de la red del trans Golgi, pierden su cubierta de clatrina y su contenido se condensa aún más,
evidenciándose muy densas al microscopio electrónico. La condensación es brusca y parece deberse a la
acidificación del lumen de las vesículas, inducida por una bomba de H+ impulsada por ATP en su
membrana.

La condensación no es el único proceso que puede afectar a las proteínas destinadas a la secreción a
medida que las vesículas maduran. Muchas hormonas polipeptídicas, neuropéptidos y enzimas digestivas se
sintetizan en una forma inactiva que luego se activa por proteolisis. Ésta puede iniciarse en la red del trans
Golgi, continuar en las vesículas de secreción y finalizar en el fluido extracelular. Este mecanismo puede
preservar a la célula de la acción de enzimas hidrolíticas o de cualquier proteína de actividad peligrosa en el
interior celular.
Una vez cargada, una vesícula secretora tiene que ir al lugar de secreción junto a la membrana
plasmática y esperar a que la célula reciba la señal. En algunas células el lugar de secreción está lejos del
complejo de Golgi, tal como ocurre con las vesículas secretoras de las células nerviosas, que deben viajar
hasta el extremo del axón; para ello usan proteínas motoras que las impulsan a lo largo de los microtúbulos.
La última etapa de la ruta secretora regulada es la liberación del producto por exocitosis. La señal de
secreción suele ser un mensajero químico, como una hormona, que se une a los receptores de la superficie
celular. La activación de estos receptores genera señales intracelulares, que a veces incluyen un incremento
transitorio de la concentración de Ca++ en el citosol.
La mayoría de las células de los tejidos están polarizadas, como las epiteliales, y tienen al menos dos
dominios de membrana, uno apical y uno basolateral, que están separados por uniones estrechas. En tales
células, las rutas de transporte desde la red del trans Golgi a la membrana plasmática presentan un control
selectivo, asegurando que diferentes vesículas secretoras o diferentes proteínas de membrana y lípidos sean
transferidas al dominio apropiado.

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Se resumen en este esquema las rutas que pueden seguir los componentes que se liberan en la red del
trans Golgi: la ruta de secreción constitutiva, que siguen las proteínas que no presentan señales especiales y
los dos procesos de clasificación conocidos, por un lado, la ruta de secreción regulada que siguen las
sustancias que son concentradas en vesículas revestidas de clatrina que van a dar vesículas de secreción y por
otra parte las proteínas marcadas con M6P que van a vesículas revestidas de clatrina que originan los
lisosomas primarios.

TRANSPORTE DE PROTEÍNAS A MITOCONDRIAS Y CLOROPLASTOS

Aunque casi todo el ADN de las células eucarióticas se encuentra en el núcleo, las mitocondrias y los
cloroplastos contienen su propio ADN, ribosomas y la maquinaria para la síntesis proteica, lo que les permite
producir un pequeño número de sus proteínas. Sin embargo, la mayor parte de sus proteínas están codificadas
en el ADN nuclear, las fabrican los ribosomas libres del citosol y después se deben importar al sitio adecuado
del organoide.

Membrana externa
Espacio intermembrana
Membrana externa Matriz
Membrana interna
Espacio
intermembrana
Espacio tilacoidal
Estroma
Membrana interna Membrana tilacoidal
MITOCONDRIA CLOROPLASTO

En las mitocondrias existen dos subcompartimientos, la matriz y el espacio intermembrana, que


quedan definidos por las dos membranas, la membrana interna, con crestas o pliegues encierra el espacio de
la matriz y la membrana externa se halla en contacto con el citosol. Los cloroplastos presentan dos
subcompartimientos equivalentes, el espacio intermembrana, entre la membrana externa y la membrana
interna, que no presenta crestas, y el espacio de la matriz o estroma; pero existe un subcompartimiento
adicional, el de los tilacoides, que están delimitados por la membrana tilacoidal encerrando el espacio
tilacoidal. Cada subcompartimiento y sus membranas limitantes contienen una colección específica de
proteínas.
Las relativamente pocas proteínas codificadas por el genoma de ambos organoides se ubican
principalmente en la membrana interna de las mitocondrias y en la membrana tilacoidal de los cloroplastos.
Generalmente suelen ser subunidades de proteínas complejas que tienen que ensamblarse luego con otras
subunidades codificadas en el genoma nuclear. Indudablemente tiene que haber un mecanismo, aún
desconocido, que coordine la síntesis equilibrada de ambos tipos de proteínas.
La importación de las proteínas a ambos organoides es post-traduccional y puede requerir ciertas
moléculas que ayuden a mantenerlas desplegadas para su translocación a través de las membranas. Sólo las
proteínas sintetizadas en el citosol que contienen un péptido señal específico son translocadas hacia el interior
de las mitocondrias y los cloroplastos. El péptido señal se halla generalmente en el extremo amino terminal y es
eliminado después de la importación por una peptidasa de señal.
El transporte a través de las membranas es un desplazamiento vectorial que requiere energía; en el
caso de los cloroplastos la translocación está impulsada por la hidrólisis de ATP; en cambio la translocación en
las mitocondrias requiere, además de la energía del ATP, un gradiente electroquímico a través de la membrana
mitocondrial interna, que se mantiene por el bombeo de H+ desde la matriz al espacio intermembrana durante el
transporte de electrones en esa membrana interna.

Las proteínas destinadas a la matriz mitocondrial tienen un péptido señal de entre 20 a 80 aminoácidos,
de los cuales sólo unos 12 parecen ser necesarios para orientarlas hacia la mitocondria. Ese péptido señal se
dispone en forma de α-hélice anfipática, ya que quedan los aminoácidos no polares de un lado y los polares
con carga positiva de otro. Se cree que esta configuración es reconocida por proteínas receptoras específicas
de la superficie mitocondrial.
En un primer paso de reconocimiento, la proteína precursora de la matriz mitocondrial se une a una
proteína receptora de la membrana mitocondrial externa que reconoce el péptido señal. Luego, se inserta en la
membrana impulsada por el gradiente electroquímico y pasa a través de ambas membranas mitocondriales a la
vez. Se cree que existen dos proteínas transportadoras, una en cada membrana, que se hallan acopladas. Por
microscopía electrónica se han detectado puntos de contacto en los que parece que se unen las dos
membranas, lo que sugiere que los procesos de translocación se producen en estos puntos. En un segundo
paso, que requiere la hidrólisis de ATP, el resto de la cadena polipeptídica se desplaza hacia la matriz, donde
una peptidasa de señal corta el péptido señal y se pliega la proteína madura.

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Ciertas proteínas celulares, denominadas chaperonas moleculares porque su misión es ayudar a


otras proteínas a plegarse y ensamblarse en estructuras estables y activas, mantienen las proteínas
precursoras mitocondriales en un estado desplegado en el citosol, lo que va a permitir la translocación. Luego,
una proteína chaperona del mismo tipo pero mitocondrial se une a la cadena polipeptídica que está llegando a
la matriz y parece que la impulsa al interior; entonces otra proteína ayuda al plegamiento tridimensional
funcional. Ciclos repetidos de hidrólisis de ATP contribuyen a que las chaperonas sigan ciclos de unión y
liberación de la cadena polipeptídica cliente.

Si las proteínas citosólicas tienen como destino la membrana mitocondrial interna o el espacio
intermembrana se transportan hacia la matriz según el mecanismo anterior, pero una segunda secuencia de
señal, de tipo hidrofóbico y situada después del péptido señal inicial, puede indicar distintos caminos luego de
liberarse el mismo. El segundo péptido señal puede reorientar la proteína que ya había entrado a la matriz y
provocar su inserción en la membrana interna, de la misma manera como se insertan las proteínas codificadas
en el genoma mitocondrial. Un mecanismo alternativo es que la segunda secuencia de señal actúe como un
péptido de paro de transferencia a través de la membrana interna, se desacoplen los translocadores y entonces
mientras el péptido hidrofóbico queda anclado en la misma, el resto de la proteína es empujada hacia el espacio
intermembrana. Si la proteína está destinada al espacio intermembrana, una segunda peptidasa de señal
puede separar la secuencia hidrofóbica liberando la cadena polipeptídica madura como proteína soluble.

En el caso de las células vegetales, mitocondrias y cloroplastos están contenidos en la misma célula,
por lo que las proteínas citosólicas destinadas a cada uno de ellos tendrán que contener diferentes secuencias
de señal que pueden ser reconocidas por los receptores específicos de cada organoide.
Los cloroplastos plantean un problema adicional, ya que contienen un tercer compartimiento, los
tilacoides. Muchas proteínas, como las subunidades del sistema fotosintético y de la ATP sintasa son
transportadas desde el citosol hasta la membrana tilacoidal. La cadena precursora tiene un péptido señal de
cloroplasto seguido por un péptido señal de tilacoide. El primero inicia la translocación al estroma dependiente
sólo de ATP y luego es eliminado por una peptidasa de señal específica. Se desenmascara así el segundo
péptido de señal que inicia el transporte de la cadena a través de la membrana tilacoidal donde puede quedar
anclada o puede liberarse en el espacio intratilacoidal donde actúa una segunda peptidasa de señal quedando
la proteína intratilacoidal definitiva, que iniciará entonces su plegamiento. Así también se insertan en la
membrana tilacoidal las proteínas codificadas en el genoma del cloroplasto.

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