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Carlos Díaz
9 años ago
La detención del pensamiento (inventada por Bain en la década de 1920 y adaptada por
Wolpe a finales de la década de 1950) es una técnica de autocontrol efectiva para evitar
los pensamientos rumiativos, esto es, aquellos pensamientos no deseados que se repiten continuamente
en ciertas ocasiones y que llevan a sensaciones desagradables, llegando a afectar a nuestro estado de
ánimo.
Tal y como comentamos anteriormente con respecto a las ideas irracionales, conducta, pensamiento
y emociones se influyen mutuamente, por lo que controlar los pensamientos rumiativos nos permite
reducir los niveles de ansiedad y otros estados emocionales perturbadores que nos impiden o
dificultan dar lo mejor de nosotros mismos y el sentirnos satisfechos, felices. La técnica de
detención del pensamiento consiste, precisamente, en focalizar la atención en esos pensamientos
no deseados, vivirlos durante un breve período de tiempo y luego detenerlos (mediante alguna orden
como ¡BASTA!, algún ruido, tirar de un elástico colocado en la muñeca, etc.) y vaciar la mente.
Por ello podemos utilizar la técnica de detención del pensamiento que consiste en concentrarse en
los pensamientos no deseados y después de experimentarlos durante un breve periodo de tiempo,
detener y “vaciar” la mente. Se utilizan varios procedimientos para interrumpir los pensamientos
desagradables: la orden de “stop”, algún ruido fuerte, tirar de una goma elástica puesta en la muñeca,
pellizcarse, etc.
La orden de detención sirve de castigo y, por tanto, según los principios básicos del condicionamiento,
la conducta que es castigada sistemáticamente tiende a desaparecer.
La orden de detención también ejerce de distractor, de forma que resulta incompatible la orden con el
mantenimiento de los pensamientos inadecuados.
Los pensamientos de relajación y tranquilidad posteriores sirven de recompensas, y las respuestas
que son sistemáticamente recompensadas tienden a mantenerse, según los principios básicos de
condicionamiento.
Aprender a detener los pensamientos lleva tiempo, puesto que normalmente los llevamos teniendo
desde hace mucho tiempo y estamos totalmente acostumbrados a ellos. Conforme vayamos
avanzando en la práctica de la detención del pensamiento, éstos deberían ir apareciendo cada vez
menos y con menor intensidad hasta dejar de constituir un problema.
Desarrollo de la técnica
Esta técnica se desarrolla en una serie de cinco pasos, que se desarrollan a continuación:
En primer lugar, debemos detectar cuáles son los pensamientos que repetimos más comúnmente y que
nos proporcionan mayor malestar.
Ahora, es necesario buscar un lugar tranquilo en el cual estar relajado/a. Imagina una situación en
la que suela aparecer el pensamiento perturbador; imagínalo con tantos detalles como puedas y luego
pasa a pensamientos normales. Ve alternando entre pensamientos perturbadores y pensamientos no
perturbadores.
Para practicar, ayúdate de un despertador, la alarma del móvil o algo similar. Colócala para que suene
en dos minutos. Ponte cómodo/a y cierra los ojos. Trae a tu mente el pensamiento al que nos referimos
en el punto anterior.
Cuando oigas la alarma, di en voz alta “¡BASTA!” y deja la mente libre del pensamiento perturbador,
concentrándote únicamente en un pensamiento alternativo a éste y que sea saludable. Intenta
mantener la mente en blanco treinta segundos; si el pensamiento perturbador vuelve a aparecer, di de
nuevo “¡BASTA!”.
Si no logras detener el pensamiento perturbador, elige uno menos angustiante y practícalo antes de
pasar a pensamientos que generen mayor bienestar.
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Categorías: Psicología Clínica
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