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Técnica de detención de pensamiento.

El objetivo de esta técnica cognitiva es reducir el estrés y la ansiedad a los


que está sometida la persona. Así, esta estrategia está actualmente indicada no
sólo para el tratamiento de los trastornos de naturaleza claramente ansiógena
tales como fobias, cuadros obsesivo-compulsivos o conducta hipocondríaca, sino
que su uso se ha extendido a otros campos tales como la esquizofrenia (Sellwood,
Haddock, Tarrier y Yusupoff, 1994), síntomas psicóticos (Slade, 1990) o
problemas sexuales (Williams, 1988). En definitiva, se aconseja su utilización ante
todo aquel síndrome que implique la elaboración de pensamientos desagradables,
inadecuados y persistentes (Davis, McKay y Eshelman, 1985).
El segundo paso común a todas las modalidades de la técnica es el
entrenamiento en detención del pensamiento propiamente dicho. Para ello se
señalan diversos métodos, tales como gritar la palabra STOP, imaginar esta
misma palabra en nuestra mente o ponerse un despertador para recordarnos que
debemos interrumpir el pensamiento. Por último, el tercer paso es la sustitución de
los pensamientos distorsionantes por otros más adecuados y positivos.
Detención de la imagen y distracción. La imagen se detiene con un
estímulo físico (ruido, golpe en muñeca) o con una orden subvocal (¡basta!) y
luego se emplean técnicas de distracción como concentrarse en la descripción de
algún objeto, concentrarse en el entorno con todos los sentidos (vista, oído, gusto,
olfato, tacto), hacer ejercicios mentales (p.ej., contar hacia atrás de 7 en 7),
concentrarse en memorias o fantasías agradables, dedicarse a una actividad
absorbente. En principio, esta es la técnica menos recomendable, aunque puede
ser útil en algunos casos para producir un alivio temporal.
El método de detención de pensamiento (También llamada bloqueo o
parada de pensamiento) consiste en la interrupción y modificación, por medio de la
sustitución, de los pensamientos disfuncionales. Es decir, “se entrena a la persona
para que excluya, incluso antes de su formulación, cualquier pensamiento
indeseable o improductivo.” (Wolpe, 1993, pag. 123) Esto conduce a la reducción
de la cadena de pensamientos que se acompañan de emociones negativas, por lo
tanto “las emociones negativas quedan cortadas antes de que puedan surgir”
(Wolpe, 1969, citado por Sánchez, 2002a, pag. 39)
Una persona con ansiedad suele estar muy atenta a sus síntomas, es decir,
enseguida nota cuando se empieza a poner nerviosa. En ese momento sobreviene
el miedo y los pensamientos negativos del tipo “ya estamos otra vez”, “me estoy
agobiando”, “me va a dar un ataque”, etc. Estos pensamientos lo que hacen es
aumentar más aún el nivel de ansiedad, puesto que están anticipando lo que
puede ocurrir. La parada de pensamiento es una técnica psicológica que consiste
en detener esos pensamientos negativos que aumentan el nivel de ansiedad.
Cuánto más se repiten los pensamientos negativos, más “nerviosa” se pone la
persona, por ello lo que hay que hacer es cortarlos de forma seca y contundente.
Esto se consigue gritándose interiormente una palabra clave que le “despierte” y le
haga reaccionar, como por ejemplo: “BASTA”, “VALE YA”, “STOP”,
“TRANQUILO”, etc. A continuación, y como si al pronunciar la palabra se pasara la
página de un libro, hay que cambiar esos pensamientos por otros más positivos o
que sirvan de distracción, por ejemplo: - Si intentas mantener la calma, se pasará
en un rato. - En cuanto se pase me voy a dar una recompensa. - Una vez lo haya
superado, me voy a encontrar muy bien. También se puede pensar en algo
agradable que le haya ocurrido a la persona durante esa semana, momentos
felices de su vida, o recordar lo que más le gustó del último libro que ha leído o la
última película que ha visto.
ENTRENAMIENTO: Para que esta técnica funcione no basta con saberla:
hay que practicarla (“entrenarla”). Por ello es conveniente ensayarla todos los días
hasta que se domine, dedicándole unos minutos (15 o 20). Se prepara de la forma
siguiente: Hacer un inventario de frases negativas que suelen venir a la cabeza:
1. ________________________________________________________________
2. ________________________________________________________________
3. ________________________________________________________________
4. ________________________________________________________________
5. ________________________________________________________________
Temas en los que puedes pensar para distraerte:
1. ________________________________________________________________
2. ________________________________________________________________
3. ________________________________________________________________
4. ________________________________________________________________
5. ________________________________________________________________
Ahora hay que sentarse tranquilo en casa, evitar ruidos, cerrar los ojos e
imaginarse una situación que produce ansiedad. Cuando los pensamientos
negativos sobrevienen a la cabeza, se utiliza la palabra clave (se la grita uno a sí
mismo interiormente) y se opta por uno de los pensamientos positivos o
alternativos, o por un tema de los que se han relacionado anteriormente. Al
principio cuesta, por lo cual después de cada intento de controlar la ansiedad
mediante esta técnica hay que darse un descanso de al menos dos minutos.
Conviene observar qué pensamiento o tema resulta más efectivo, para utilizarlo en
los momentos de más ansiedad. Entrenar esta técnica entre semana servirá para
que surja con más facilidad y en cuanto los pensamientos negativos afloren,
cortarlos de raíz. Con el tiempo acaba convirtiéndose en automática, es decir, la
mente reacciona cambiando de pensamiento como si se apretara un botón. Esta
técnica no sólo sirve para cuando se dan los ataques de ansiedad, sino también
para cuando algo le preocupa a la persona y “no para de darle vueltas”, ya que
eso es la antesala del ataque ansiógeno.
Referencia:
Bados, A & Eugeni, G. (2010). La técnica de la reestructuración cognitiva.
Recuperado de
http://diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/12302/1/Reestructuraci%C3%B3n.pdf

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