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La ansiedad es la principal causa de este tipo de pensamientos. Si quieres saber cómo eliminar
pensamientos obsesivos, en este artículo encontrarás buenos consejos.
Esta clase de pensamientos son característicos en las personas que sufren un trastorno obsesivo
compulsivo (TOC) o que tienen problemas graves de ansiedad.
Sin embargo, muchas personas que no tienen TOC también tienen estos pensamientos provocados
por la ansiedad, que les causan mucho estrés y no les permiten funcionar normalmente en sus
vidas.
Los pensamientos negativos, relacionados con tus temores, emociones o con situaciones violentas,
son normales en todas las personas. La diferencia está en cómo reaccionamos ante estos
pensamientos.
Temor de enfermarse.
Pensamientos relacionados con ataques sexuales, caídas desde un balcón o ideas relacionadas
con la muerte.
Como ves, algunos de estos pensamientos son mucho más negativos que otros, pero todos tienen
algo en común: son causados por la ansiedad, pueden provocarte mucho estrés e impedir que te
concentres en tus actividades diarias.
Tienes que tomar algunas medidas para que estos pensamientos se alejen de tu mente.
Numerosos estudios científicos demuestran que cuando intentas “no pensar” en algo en
específico, piensas más en ello.
Eso sucede porque el cerebro se esfuerza en recordar lo que no debes pensar y como resultado,
piensas en ello aún más.
Debes comprender esto para comenzar a eliminar los pensamientos obsesivos de tu mente.
2-No te avergüences
Acepta tus pensamientos como lo que son, un producto de tu ansiedad. Deja de culparte o de
sentir vergüenza por ellos, son solo un síntoma de la ansiedad que tienes.
La aceptación es crucial; no es posible controlar estos pensamientos, así que no esperes poder
hacerlo.
Debes aceptarlos como un síntoma natural causado por la ansiedad. Cuando la misma disminuya,
los pensamientos obsesivos también lo harán.
Tal vez creas que estás loco o que eres raro, pero no es así. No importa si estos pensamientos
provocan conductas extrañas en ti.
¿A quién le importa si verificas tres veces que has cerrado correctamente la puerta? ¿Qué importa
si algunas veces tienes pensamientos sexuales inadecuados? Son sólo pensamientos.
Es un trastorno que debe curarse, es cierto, pero mientras encuentras la solución, es como si
estuvieras resfriado o con gripe. Tienes síntomas de una alteración, pero desaparecerán en cuanto
te cures.
Como se decía al principio, no debes intentar combatir estos pensamientos ni creer que forman
parte de una personalidad trastornada.
Algunos pensamientos, más que obsesivos, son persistentes, y cuando los tienes, temes que se
transformen en pensamientos obsesivos.
Una buena idea para eliminarlos puede ser escribir estos pensamientos en una especie de diario
personal.
La mente tiende dejar de lado los pensamientos persistentes cuando los mismos son plasmados en
un lugar permanente.
Uno de los principales problemas de las personas con pensamientos obsesivos es la idea de tener
que vivir siempre con ansiedad y de no poderse librar de los pensamientos.
Cuando aparezca un pensamiento negativo, obsérvalo y déjalo ir, sin intentar eliminarlo.
Por otra parte, los comportamientos compulsivos (revisar varias veces si la puerta quedó bien
cerrada, por ejemplo) brindan una solución rápida al pensamiento obsesivo.
Es posible que para lograr esta meta necesites el apoyo de una terapia psicológica.
En la terapia cognitiva conductual se trabaja sobre los miedos, la ansiedad y las creencias
equivocadas que provocan los pensamientos obsesivos.
Está demostrado que este tipo de terapia suele ser muy efectiva en los casos de TOC y otros
trastornos de la ansiedad.
Según el Dr. Ray Sahelian, experto en nutrición, una dieta rica en ácido fólico y vitamina B12 puede
influir positivamente sobre los pacientes con pensamientos obsesivos.
Algunos ejemplos de alimentos ricos en estas vitaminas son las carnes, los productos lácteos, el
brócoli, las bananas, las patatas y los productos derivados de la soja.
7-Mantente activo
Cuando haces ejercicios tales como una larga caminata, una sesión de gimnasia aeróbica o un
paseo en bicicleta por el parque, el cerebro genera ciertas sustancias llamadas endorfinas, que
disminuyen el estrés, la ansiedad y provocan una agradable sensación de bienestar.
He aquí un ejercicio sencillo que puede ayudarte a alejar un pensamiento obsesivo. Para ello,
debes estar muy atento. Cuando aparezca un pensamiento obsesivo, préstale atención para
identificarlo claramente.
Piensa que tu mente es como un tren con muchos vagones, donde cada vagón es un pensamiento.
Cuando tengas bien identificado el pensamiento obsesivo, por ejemplo “obsesión por repasar el
trabajo cientos de veces”, entonces imagina el vagón de ese pensamiento y visualiza el tren como
si lo vieras desde lejos: observas cómo el tren se aleja y se lleva el vagón de tu pensamiento
obsesivo.
Los pensamientos obsesivos pueden interferir en tu vida y hacerte sentir mal. Aplica estos
consejos para que no te atormenten, y si no puedes lograrlo solo/a, entonces no dudes en buscar
ayuda profesional.
pensamientos automaticos
La razón por la cual es tan díficil trabajar con los pensamientos obsesivos se bebe a que están muy
automatizados.
Los pensamientos obsesivos son una forma de autosabotaje interno, bien porque no nos
aceptamos en nuestra totalidad o bien porque no aceptamos ciertas partes de nosotros.
Este tipo de pensamientos tienen una potente carga emocional, eso significa que con el paso del
tiempo van adquiriendo mucha fuerza y forman una especie de entidad o subpersonalidad, por
eso a veces pareciera que tienen voz propia.
El caso más extremo es el del esquizofrénico en el que estas voces ya no son subpersonalidades si
no que son personalidades en toda regla con las que el esquizofrenico se acaba identificando y
cediendo su voluntad, pero este es un trastorno que no nos ocupa ahora.
Lejos de casos tan extremos como el del esquizofrénico cuya personalidad está totalmente
dividida, la mayoría de las personas tienen ciertas divisiones internas y algunas se muestran en
forma de pensamientos obsesivos y eso no significa tener una enfermedad mental, si no un
conflicto emocional soterrado.
1) ACEPTALOS
Aunque te parezca ilógico, es mejor aceptar estos pensamientos por muy fuertes, negativos o
perturbadores que sean. Siempre que aceptamos algo, ese algo pierde en fuerza y en intensidad.
Si aceptas, al poco rato sentirás que estás más tranquilo; si los niegas entras en conflicto, aumenta
tu tortura y te desgastas.
Cuando te vengan diles “que les aceptas, que comprendes que tienen un mensaje, que prometes
hacerte cargo de ese mensaje pero que en este momento te dejen seguir tranquilamente con la
tarea que te traes entre manos o con tus actividades cotidianas”.
A continuación te voy a dejar tres herramientas divertidas, para que empieces a utilizarlas si te
fuera necesario. Puedes aplicarlas al pie de la letra, combinándolas o modificándolas a tu gusto. En
mi experiencia clínica no me gusta aplicar las herramientas que poseo a rajatabla, es importante
también hacer uso de la creatividad tanto por parte del paciente como del psicólogo.
3) LA MEDIA HORA RUMIATORIA: cuando te venga el pensamiento le aceptas y le dices que ahora
no le puedes prestar atención pero que lo harás más tarde, entonces vas a ponerte media hora (en
el horario que tu eligas) a rumiar sobre ese pensamiento, en este media hora te lo permites, lo
haces con ganas. Otra opción es escribir tu pensamiento o conjunto de pensamientos en una hoja
que después quemarás (cuidado al hacer esto). Con estas herramientas consigues acotar los
pensamientos obsesivos a un intervalo de tiempo determinado y por lo tanto es una forma de
tener cierto control sobre ellos.
Espero que estas herramientas hayan sido de tu interés. Lidiar con los pensamientos no es fácil
pero SÍ se puede trabajar con ellos, en algunos casos y tras un mayor autoconocimiento de nuestra
problemática interna acaban desapareciendo del todo, pero esto requiere de un proceso, así que
fuerza y ánimo.
La persona obsesiva lucha con pensamientos obsesivos, con profundas reflexiones que pueden
llegar a interferir gravemente en su vida diaria. Los pensamientos se quedan atascados en algo,
como un disco rayado, repitiendo un cierto temor o duda a tal punto que a veces dan ganas de
gritar ¡basta ya!
Una obsesión es la enfermedad de la duda, del estar atrapado en la incertidumbre infinita. Pero
incluso aquellos que no están diagnosticados con el TOC (trastorno obsesivo compulsivo) pueden
verse a veces en la lucha con un pensamiento obsesivo. Un impulso, imagen o idea obsesiva es
muy frecuente entre la población general. Pero cuando la persona experimenta malestar intenso y
su vida diaria se ve afectada a tal punto de disminuir su eficacia en el trabajo, estudios o vida social
hablamos entonces de un trastorno obsesivo compulsivo (TOC).
A continuación describo algunas estrategias que pueden ayudarle a reducir estas obsesiones.
Herramientas que pueden ayudarle a ganar terreno en el control de los pensamientos y tener
mayor confianza en sí mismo. Espero le sean de utilidad.
3) Use su pluma: Programe una hora al día en que se sienta libre de rumiaciones. Cuando llegue
una obsesión sólo dígase a sí mismo: "Lo siento, no hay tiempo para eso. Vas a tener que esperar
hasta las 8 de la noche, o cuando dedique 15 minutos a llenar mi cabeza de obsesiones.” De esta
manera podrá favorecer llevar un diario en el que se anoten todos los pensamientos o dudas
desfavorables: "Soy un pésimo escritor, una mujer rencorosa, incapaz de hacer amigos, de
disfrutar de la vida, etc."
4) Ríase de su problema: La risa puede hacer casi cualquier situación tolerable. Hay que admitir
que hay algo que puede ser más divertido que estar escuchando un disco rayado dentro de su
cabeza. Crease capaz de desarrollar esa facultad. Si no pudiera reírse de su depresión, ansiedad y
profundas reflexiones pesimistas podría volverse loco, es decir, más de lo que ya está.
5) Despierte su atención: Colóquese una banda elástica al rededor de su muñeca, y cada vez que
se sorprenda con un pensamiento obsesivo, de esos que ha aprendido a identificar, estire la banda
elástica y restállela sobre la piel como recordatorio. Otra técnica conductual es escribir la obsesión
específica en un pedazo de papel, luego arrúguelo y tírelo a la basura, de esta manera usted ha
tirado literalmente su obsesión. Otra forma es visualizar una señal de alto (stop), y cada vez que se
haga consciente de una obsesión piense y visualice detenidamente esa señal.
6) Aoríllese en la carretera del pensamiento: Imagine que conduce un coche por la carretera. Cada
vez que se de cuenta que sus pensamientos obsesivos lo abordan nuevamente, imagine detener el
coche y aorillarlo. Entonces pregúntese: ¿Tengo que cambiar algo? ¿Puedo cambiarlo? ¿Puedo
modificar la situación de alguna manera? ¿Hago todo lo que necesito hacer para estar
tranquilo(a)? Así, puede demorar un minuto en hacerse estas y otras preguntas que se le ocurran.
Si no hay nada que pueda hacer al respecto, o se da cuenta que no hay nada realmente que
arreglar, entonces es el momento de arrancar su coche, volver a la carretera y continuar su
camino.
En esta visualización estará intentando hacer la diferencia entre lo que puede y no puede cambiar.
Una vez que haya hecho esta distinción, será el momento de empezar a conducir de nuevo (seguir
con su labor).
7) Aprenda la lección: Es frecuente obsesionarse por los propios errores. Cuando uno mete la pata,
tiende a reprenderse a sí mismo(a) obsesivamente por no haber hecho las cosas bien desde el
principio, sobre todo cuando se le ha hecho daño a otras personas sin querer. Entonces se puede
preguntar: ¿Cuál es la lección aquí? ¿Qué ha aprendido? Al igual que el primer paso (cuando se
bautiza la obsesión), deberá describir la lección que ha aprendido en una frase corta. Por ejemplo,
reprender a un hermano menor, a un amigo, a un amante o a un hijo por haber creído que hizo
algo malo. Se manifiesta claramente un pensamiento distorsionado en el sentido de apresurarse a
las conclusiones, o juzgar sin pruebas, lo que despierta un malestar difícil de diluir. He ahí la
lección, y será bueno recordar para la próxima vez no ir tan rápido o hacer suposiciones sin
fundamento, y procurar basarse en los hechos.
"El perfeccionismo es negarse moverse hacia adelante. Es un bucle, un sistema cerrado, obsesivo y
debilitante que hace que se quede atascado en los detalles de lo que está escribiendo, pintando o
haciendo, y pierde de vista el propósito final. En lugar de fluir libremente y permitir errores
menores, se manifiesta más tarde en ideas en las que quedamos parados mientras intentamos
concebir los detalles más mínimos. Corregimos nuestra originalidad en una uniformidad que
carece de pasión y espontaneidad."
Perdonarse a uno mismo significa concretar los conocimientos adquiridos respecto a nuestros
errores, y dejar de lado el resto.
9) Imagine lo peor: Esto podría producir incluso más ansiedad al principio, pero imaginar lo peor
en realidad puede aliviar los temores que accionan la obsesión. Por ejemplo, cuando Jorge fue
hospitalizado por segunda vez debido a una depresión severa se quedó petrificado de pensar que
nunca iba poder volver a trabajar, volver a escribir y aportar algo a la sociedad. Estaba literalmente
temblando de ansiedad y pensando en su muerte. Así de severo era su miedo de lo que la
enfermedad podía hacerle. Llamó a un amigo y le contó sobre sus temores. "Ajá..." dijo el amigo,
"¿y qué?" Jorge, sorprendido, le volvió a explicar hasta el extremo de que podía perderlo todo. "Sí
-contestó el amigo- ¿y qué?" "¿No puedes escribir más?... no hay problema; ¿no puedes trabajar
más?... no hay problema. Tienes una familia que te ama y te acepta, tienes una amiga que te
comprende y te quiere. Aún no has dejado de escribir ni de trabajar y sólo es cuestión de echar un
vistazo a tu alrededor para darte cuenta de todo lo que tienes realmente."
En cierta forma, su amiga tenía razón. Jorge mantuvo en su mente lo peor que le podía pasar, pero
su amiga lo hizo reflexionar y se dio cuenta que aún seguía de pie, con vida, una vida diferente, sí,
pero con vida al fin y al cabo, lo que implicaba todavía muchas posibilidades.
10) Póngalo en espera: A veces es posible obsesionarse con una situación sobre la que no se tiene
mucha información. Por ejemplo, la situación delicada de un familiar que recién lo han operado, o
el hijo que se va sólo de viaje por primera vez, etc. Entonces, detenga su pensamiento y reflexione:
¿Con cuánta información cuenta hasta el momento? ¿Según esa información, qué plan puede
seguir? Si su respuesta es: ninguna o muy poca, se dará cuenta que no tiene sentido preocuparse.
Ponga su obsesión en espera, como si fuera un vestido o un aparato electrónico que no se puede
dar el lujo de comprar todavía. El artículo seguirá allí, en la vitrina, esperando por usted.
12) Saque el pescado del agua: Todos sabemos lo rápido que una obsesión puede tomar vida
propia. Un pequeño problema en un proyecto se convierte en un obstáculo enorme, un gesto de
amistad de un amigo se vuelve feo y amenazador, y una pequeña crítica de un colega se convierte
en una tesis de 150 páginas acerca de sus defectos e insuficiencias, ya sabe, todo lo que es malo
para usted y por qué no debió salir de la cama esa mañana.
Detrás de cualquier obsesión, un gesto, una simple observación o una pequeña dificultad, puede
volverse un verdadero problema existencial. Por eso necesita de buenos amigos que le ayuden a
separar la realidad de la ficción. En compañía de un buen consejero puede terminar riéndose de
sus exageraciones y ver la verdadera dimensión del asunto.
13) Interrumpa la conversación: Aquí es donde un mal hábito puede ser útil. ¿Siempre interrumpe
a la gente y no puede evitarlo? ¿Tiene curiosidad por los detalles de la historia de alguien y está
ansioso(a) por saber más? Así es como funciona una obsesión en su cerebro, como una
conversación trivial: "Es por eso que me odia, y por eso también, ¿no mencioné ya que me odia?...
es que, en verdad me odia...”
Lleve a la práctica uno de esos modales groseros: interrumpa la conversación. Ni siquiera tiene
que decir: "disculpe". Dentro de su conversación incansable hágase de pronto una pregunta
diferente o saque a colación otro tema. Al hacerlo, cogerá la bola de nieve y la lanzará con nuevo
impulso y nueva dirección.
14) Permanezca en el presente: Puede que apriete los dientes cada vez que la gente le dice esto,
porque es un rumiador del pasado y del futuro por excelencia. Difícilmente pensamos en el ahora
todo el tiempo, sin embargo, permanecer en el presente es un concejo certero. Cuando está
conectado a tierra, en el momento, no está pensando en las cosas malas que pueden pasar en el
futuro, o detenerse en los lamentables errores del pasado.
Para poder "meterse" en su presente, necesita primero poner atención a sus sentidos. Trate de
escuchar, por ejemplo, todos los sonidos que ahora mismo le rodean: un pájaro, un perro, un
automóvil, o tal vez el tañer de las campanas de una iglesia cercana. Si se da a la tarea de escuchar
sonidos reales a su alrededor, no podrá, durante ese tiempo, obsesionarse por sus temores
pasados ni futuros. Dedíquele un tiempo a cada cosa que haga, y concentre toda su atención a esa
cosa específica.
15) Devuélvaselo a Dios: El último paso es la entrega, como de costumbre. "Muy bien, Dios, ¡me
rindo! Toma la sangrienta obsesión de mi..." Si reconoce que los últimos 14 pasos mencionados no
le han llevado a donde tiene que estar, y no sabe qué más hacer, dele su mente a Dios y rumee en
Él, y deje que lidie con eso. Las obsesiones se arraigan casi siempre en nuestros apegos, así que si
podemos pensar en ellos como prestados por Dios, puede que tiendan a ser menos codiciosos y
posesivos. De esta manera somos simples administradores de lo que Dios generosamente nos ha
dado.
s muy probable que alguna vez hayas tenido algo que te preocupa, te provoca ansias o te da
miedo (a veces sabes exactamente qué es y a veces no). No es raro que dichas preocupaciones o
miedos queden revoloteando en tu cabeza y te generen malestar. Lo que las personas suelen
intentar hacer en estos casos es suprimir o eliminar estos pensamientos. Desafortunadamente,
como muchos estudios han demostrado, la supresión de pensamientos no funciona (Wegner y
cols, 1987, Wegner, 1994, Salkovskis y Reynolds, 1994, Wegner y Gold, 1995, Patrie y cols, 1998, ,
Wenzlaff y Wegner, 2000, Marcks y Woods, 2005). Irónicamente, tratar de sacar esos
pensamientos fuera de nuestras mentes solo los hace volver con más intensidad. Es un
descubrimiento muy frustrante, pero que ha sido replicado experimentalmente una y otra vez.
Esto nos lleva a preguntarnos, ¿qué alternativas existen para librarse de los pensamiento que
preferiríamos no tener dando vueltas en nuestras cabezas?
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1. Distracción enfocada:
Es aquella tendencia natural cuando intentas desconectar tu mente, es decir, tratas de pensar en
algo más para distraerte. Cuando la mente deambula buscando nuevas cosas en que enfocarse, en
una de esas, te deja en paz. La distracción si funciona pero raramente lo suficiente; los estudios
sugieren que es mejor distraerse con una cosa antes que dejar que la mente divague. Esto es así
porque una mente sin objetivo está asociada con infelicidad; es mejor concentrarse en, por
ejemplo, una pieza de música, un programa de TV o una tarea.
2. Evita el estrés:
Otro método intuitivo para evitar los pensamientos persistentes es ponernos bajo estrés. Lo que
se piensa cuando se hace esto es que la prisa nos dejará con poca energía mental para los
pensamientos que nos están causando problemas.
Investigadores han tratado de pedirles a personas con pensamientos persistentes, que pospongan
sus preocupaciones hasta un tiempo designado de 30 minutos, el “período de preocupación”.
Algunos estudios sugieren que las personas encuentran que esto funciona como una forma de
dejar de lado la supresión de pensamientos.
Así que guarda todas tus preocupaciones para un período designado y así puedes aliviar tu mente
el resto del tiempo.
4. Terapia paradojal:
¿Qué pasaría si, en vez de tratar de suprimir un pensamiento repetitivo de preocupación, por
ejemplo sobre muerte, lo buscas y te concentras en el?
Parece paradojal pero concentrarse en un pensamiento puede ayudar a que se vaya, sin embargo
algunas investigaciones sugieren que esto no funciona. Está basado en la ya hace mucho tiempo
establecida, ‘terapia de exposición’: esto es cuando, por ejemplo, los aracnofóbicos son
lentamente expuestos a arañas, hasta que el miedo empieza a irse.
Esta técnica no es para los débiles de corazón, pero los estudios sugieren que puede ser útil
cuando se usa para luchar contra pensamientos obsesivos y conductas compulsivas.
5. Aceptación:
En líneas similares, pero no tan directa, hay alguna evidencia de que tratar de aceptar los
pensamientos no deseados en vez de batallar con ellos puede ser beneficioso. A continuación las
instrucciones sacadas de un estudio que encontró un descenso en la angustia de los participantes:
“Luchar con el blanco de tus pensamientos es como luchar en la arena movediza. Quiero que
mires tus pensamientos. Imagina que están saliendo de tus oídos en pequeños letreros sostenidos
por soldados marchando. Quiero que permitas a los soldados que marchen en frente tuyo, como
un pequeño desfile. No discutas con los letreros, ni los evites, ni los hagas desaparecer. Solo
miralos marchar” (Marcks y Woods, 2005, p. 440).
6. Medita:
Es la última cura psicológica para todo. Envuelve pensar sobre tus rasgos y creencias positivas y se
ha demostrado que incrementa la confianza social y el autocontrol, entre otros beneficios.
También puede ser de ayuda con pensamientos repetitivos indeseados, aunque solo ha sido
puesto a prueba experimentalmente unas pocas veces.
A tener en cuenta
Por último, Wegner aclara que estas 8 técnicas no deberían tomarse como remedios o
recomendaciones sino como lo que son, hipótesis y posibilidades.
Dicho esto, solo queda agregar que posiblemente no te haga daño intentar ninguna de estas
técnicas y probablemente, cualquiera de ellas son mejores que la supresión de pensamientos.
Fuente: www.spring.org.uk
Para librarte de las obsesiones y el pensamiento obsesivo hay varias ideas fundamentales que
debes tener en cuenta:
2. El trabajo de tu mente consiste en generar todo tipo de ideas, algunas buenas, otras malas,
algunas racionales, otras irracionales, absurdas o sin sentido, y algunas aterradoras. Eso no puedes
controlarlo. Tú no decides que idea genera u no tu mente.
3. Tu trabajo consiste en quedarte con las ideas que merece la pena considerar y descartar
aquellas que son absurdas.
Por desgracia, tu mente no siempre te deja hacer tu trabajo, porque por mucho que tú te
empeñes en no pensar en algo, tu mente se empeña con la misma fuerza en presentarte esa idea
una y otra vez, de manera que te ves atrapado en un tira y afloja con tu propia mente que no te
lleva más que a un estado de agotamiento, estrés y frustración.
En primer lugar, debes cambiar el modo que tienes de ver tu mente. Para hacerlo, imagina un tren
con muchos vagones desplazándose por una vía. Cada vagón representa una idea que tu mente
genera. Puedes visualizarlo como un vagón de carga donde hay una gran pancarta con
el pensamiento escrito en ella. Así, en cada vagón habría un pensamiento como: "voy a llegar
tarde", "tengo hambre", "soy torpe", "tengo que revisar el trabajo porque puede haber errores",
"esta noche ponen mi serie favorita", "va a pasar algo horrible". Así, el tren llevaría todo tipo de
pensamientos y algunos de ellos serían tus pensamientos obsesivos.
Hay dos formas de ver ese tren de pensamientos: desde lejos, como si lo miraras pasar desde un
puente, o desde dentro, cuando te has subido al tren y estás dentro de un vagón, dejando que el
tren te lleve a donde quiera que vaya, mientras va tomando velocidad y cada vez te resulta más
complicado bajarte.
Pero en vez de caerte sin más dentro del vagón de un pensamiento obsesivo, debes ser tú quien
decide cuándo observar el tren pasar desde lejos y cuándo subirte en uno de sus vagones. Esto
solo se consigue del siguiente modo:
2. Cuando surja un pensamiento obsesivo (o cualquier otro que no te interesa), no debes luchar
contra él, sino observarlo, centrar toda tu atención en ese pensamiento para saber exactamente
qué está pensando tu mente. Esta forma de verlo es muy importante porque te ayuda a no
identificarte con tus contenidos mentales y darte cuenta de que son ideas generadas por tu
mente, que no tienes por qué creerte ni tener en consideración si no lo deseas (recuerda cuál es el
trabajo de tu mente y cuál es el tuyo). Entonces le pones una etiqueta que lo resuma, como:
"obsesión sobre repasar el trabajo mil veces" y luego lo imaginas en el vagón de tu tren de
pensamiento, observando desde lejos, viendo como el tren se aleja llevándose tu pensamiento
hasta desaparecer.
2. Sostén tus emociones
Sostener tus emociones significa que debes estar dispuesto a sentir tu ansiedad o malestar. Solo
hay un modo de acabar con las emociones desagradables, y es sentirlas hasta el final y quedarse
con ellas hasta que se agotan por sí mismas.
Para entender esto, haz primero una pequeña prueba: cuando sientas picor en una determinada
parte de tu cuerpo y sientas el deseo de rascarte, no lo hagas. En su lugar, concéntrate en la
sensación de picor, en su intensidad, donde está situada, como es, centra tu atención
plenamente en esa sensación sin hacer nada más, mantén la atención sostenida en ella sintiendo
el picor al 100%. El picor acaba desapareciendo, a veces enseguida, a veces por puro aburrimiento
te das cuenta de que de repente has desviado tu atención del picor, estás haciendo otra cosa, y el
picor ha desaparecido. Con tus pensamientos y emociones puedes hacer exactamente lo mismo.
Si tu obsesión te genera ansiedad, tristeza, ira u otro tipo de malestar, concéntrate en la emoción
que estás sintiendo, observa cómo es, ponle nombre, descríbela, acepta esa emoción y proponte
sentirla mientras esté ahí. Es decir, debes estar dispuesto a sentirla sin hacer nada para dejar de
sentirla y quedarte ahí, con ella. ¿Qué pasa cuando haces eso? Que la ansiedad acaba
desapareciendo, porque es así como funciona la mente humana, que es incapaz de permanecer en
un mismo estado mucho tiempo. Cuando "sostienes" el malestar y no dejas que tus obsesiones te
empujen a realizar la compulsión, puedes hacer una vida normal a pesar de ellas, puedes hacer
todo lo que desees a pesar de tus obsesiones.
3. Otras técnicas
Si las técnicas anteriores no son suficientes, puedes probar algunas de las siguientes. Son técnicas
que te ayudarán a distanciarte de tus obsesiones y no acabar metido en el vagón y arrastrado por
el tren del que hablaba al principio, sino que te ayudarán a dejar que el tren pase de largo sin
subirte a él.
Recuerda siempre que tu objetivo no es que no se produzcan las obsesiones. Eso no es posible, no
puedes controlar las ideas que genera tu mente, solo puedes controlar lo que haces con ellas (es
decir, si te quedas con ellas o las dejas pasar) y tu propia conducta.
- Escribe tu obsesión en una hoja, en letras grandes, ponla en la pared y obsérvala como lo haría
un extraterrestre sin emociones que está observando a la especie humana.
- Describe lo que está pasando, lo que tu mente está haciendo: "mi mente está presentándome un
pensamiento obsesivo y absurdo. Gracias, mente, por hacer tu trabajo". Esto también te ayudará a
distanciarte. Cuanto más te distancies de tus pensamientos, menos te dominarán.