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Interaccionismo Simbólico -

Escuela de Chicago / Escuela de Iowa

Metodología de la Investigación en Psicología

Docentes: Lic. Urbano, Fernando Adrián

Lic. Oiene, Silvia Elizabeth

Lic. Gonzalez Vieta, María Sofía

Alumnas: Ballesteros Russo, Paula Andrea 39.040.393

Benseny Di Salvo, María Agustina 38.215.281

Del Valle, Bárbara Candela 38.650.140

AÑO 2020
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ÍNDICE

Introducción ................................................................................................................ 3

Capítulo I: Antecedentes

Orígenes del interaccionismo simbólico ........................................................................ 5

Inicio de la Escuela de Chicago .................................................................................... 7

Inicio de la Escuela de Iowa ......................................................................................... 9

Capítulo II: Autores referentes del Interaccionismo Simbólico

A qué nos referimos con Interaccionismo simbólico ................................................... 10

Autores representantes de la escuela de Chicago, breve biografía ................................12

Autor representante de la escuela de Iowa, breve biografía ......................................... 21

Capítulo III: Propuestas teóricas

Desacuerdos entre ambas escuelas .............................................................................. 22

Conclusión ................................................................................................................. 25

Referencia Bibliográfica ............................................................................................. 27


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Introducción

En la presente monografía, se desarrollará el término Interaccionismo Simbólico

acuñado en el año 1937, cuyo referente principal es Herbert Blumer.

Esta teoría surge en Estados Unidos y analiza principalmente la naturaleza simbólica de

la vida social, es decir que se centra en las relaciones y la comunicación. Lo más importante

es que logra establecer dos aportes centrales. Por un lado, podemos entender por qué nos

comportamos, comunicamos y relacionamos de cierta manera dependiendo de donde estemos

o con quien, entendiendo la subjetividad y factores que influyen en las relaciones

interpersonales. Por otro lado, surgen las bases para las herramientas que luego permitieron

cuantificar aspectos como autoconcepto y autoestima.

Será de importancia, aproximarnos a algunos fundamentos ideológicos que influyeron

en la construcción del Interaccionismo Simbólico como tal: El Pragmatismo, desarrollado por

William James, Ch. S. Pierce, J. Dewey y G. H. Mead., para lograr una mejor comprensión.

Además, resultarán importantes las principales oposiciones desde las cuales el

Interaccionismo Simbólico desarrolla sus enunciados, como la crítica a la comunicación lineal

matemática y a la objetividad de la interacción social.

Se realizará un recorrido teórico a partir de los aportes de George Herbert Mead y

Herbert Blumer como representantes de la Escuela de Chicago y, por otro lado, a Manford

Khun representante de la Escuela de Iowa. Si bien otro influyente teorizador del tema fue

Erving Goffman, haremos hincapié en las escuelas mencionadas.


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Para finalizar, consideraremos a estas dos escuelas ya mencionadas, en las cuales se

llevaron a cabo trabajos de investigación en el campo de las ciencias sociales de la mano de

profesores y estudiantes, desde principios del siglo XX. No obstante, haremos foco en

aquellos desacuerdos entre ambas, los cuales son fundamentalmente de carácter teórico y

metodológico.

Capítulo I:

Origen del Interaccionismo Simbólico

Sus orígenes filosóficos se encuentran en el Pragmatismo. W. James señala que el

término se deriva de la palabra griega pragma, que quiere decir “acción”, de la que vienen

nuestras palabras "práctica" y "práctico". Expuesto de esta manera, el Pragmatismo tiene que

ver con la disputa sobre lo verdadero y lo falso, sobre los requerimientos para que algo sea

verdadero. ¿Qué es la verdad? Este es un tema central del Pragmatismo y que ha suscitado

algunas controversias. (Aranda, 2003. p. 212)

Esta filosofía desarrollada por Wiliam James, Peirce, Dewey y Mead, considera que el

pensamiento es una forma de acción. El núcleo más fuerte del significado de esta filosofía se

basa en que una idea, objeto o concepto es la conducta que provoca. No existe por lo tanto

para los pragmatistas una división entre pensar y actuar. Contraria a una concepción dualista

del ser humano, considera que un conocimiento es verdadero si sirve para orientar nuestra

conducta. Para esta teoría, el individuo es concebido como activo frente al ambiente y éste

como moldeable por el individuo y viceversa, el individuo también es flexible para poder

adaptarse al ambiente mismo. (Carabaña 1987).

Entonces la principal oposición frente a la que surge el Interaccionismo es al dualismo,

teniendo en cuenta la categoría de acción propuesta por el Pragmatismo. El acto se define


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como la totalidad de los aspectos internos y externos de una acción. (Carabaña 1987). No se

trata de una simple respuesta, sino una adaptación del organismo al medio, lo cual implica la

influencia del contexto donde el sujeto comunica y su subjetividad.

El Interaccionismo Simbólico surge en oposición al modelo de Comunicación Lineal,

elaborado por Harold D. Laswell. Esta teoría describía la comunicación como un proceso

lineal en el contexto de la comunicación humana, mediante una fórmula matemática buscaba

responder ¿Quién dice qué, por cuál canal, a quién y con qué efecto? (Galeano 1997). Plantea

que sólo hay comunicación cuando aquello que se comunica tiene un significado común para

los dos elementos de la interacción, es decir, emisor y receptor. Por lo tanto, no tiene en

cuenta los aspectos que influyen en la emisión de un mensaje y el contexto. Para el

Interaccionismo, la comunicación es un proceso multidimensional y se encuentra sujeto a

diferentes variables que influyen sobre ella y principalmente la fundamental variable subjetiva

de interpretación. Por este motivo también critica la objetividad, puesto que cada individuo

interpreta de manera distinta la misma realidad. Además de tener en cuenta lo fenoménico de

la comunicación, es decir lo que se puede observar, es importante tener en cuenta que toda

comunicación es un acto social, una unidad de interpretación entre dos organismos. (Carabaña

1987).

El interaccionismo Simbólico tubo dos etapas principales a lo largo de su desarrollo. La

primera corresponde a la Escuela de Chicago y la Escuela de Iowa y principalmente con los

estudios realizados por Blumer, mientras que un segundo momento está dado por la

comunicación desde la dramaturgia desarrollada por Erwin Goffman. Para este autor, la

sociedad se muestra como un escenario teatral en donde las personas son actores que

interpretan distintos personajes o roles en los diferentes medios. Su aporte está dado en

complementar los rubros sociales de técnico, político, estructural y cultural en uno solo, es

decir que propone un acercamiento multidimensional (Rizo 2004). Si bien este aporte es
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importante, nos vamos a centrar en las Escuelas mencionadas.


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Inicios de la Escuela de Chicago

En 1940 la ciudad de Chicago sufrió un crecimiento demográfico importante que

complicó la economía. Era un contexto de cambio donde la explotación humana, la violencia

asociada a la subsistencia y los problemas de asentamiento nacen a la vez que un fértil

conjunto de sociólogos que convivió con la miseria y degradación.

La escuela de Chicago fue la primera escuela de sociología estadounidense. Se define

por la preocupación por la ciudad y sus intereses en la utilización de Chicago como

laboratorio con el fin de llevar a cabo un estudio de urbanización y los problemas que atañen.

Los primeros sociólogos estadounidenses pensaban que la industrialización tenía aspectos

positivos, al igual que eran sabidos los peligros que conllevaban. Dichos peligros fueron

importantes influyentes. (Estramiana, 2003)

En 1892, Albion Small funda el departamento de sociología en la Universidad de

Chicago. En un principio el departamento tuvo una estrecha relación con la religión ya que la

mayoría de sus miembros eran sacerdotes o hijos de sacerdotes. Small abogaba por una

perspectiva que afirmaba que la sociología debía tener carácter científico. Introdujo una

perspectiva innovadora entre sus contemporáneos, las perspectivas micro. Una forma de

observar y analizar que distaba mucho de otros como Marx, Weber y Durkheim.

Los sociólogos de la Escuela de Chicago aplican la ecología (de aquí su nombre) el

estudio de la ciudad, de este modo, empiezan a elaborar teorías de cómo se forman, organizan

y crecen las ciudades. Dividían las ciudades en áreas ecológicas, siempre una de ellas era más

colectiva, en la que se producían mayor número de delitos.


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Con el término “Escuela de Chicago” hacemos referencia a un conjunto de trabajos de

investigación en el campo de las ciencias sociales, realizado por profesores y estudiantes de la

Universidad de Chicago entre 1915 y 1940. Hablamos de sociología urbana que desarrolla una

serie de estudios íntimamente ligados a problemas confrontados por la ciudad de Chicago, en

una época de delincuencia y otras graves dificultades en una ciudad de crecimiento

desproporcionado, poblada por miles de inmigrantes. (Parsons, 1969)


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Inicios de la Escuela de Iowa

La Universidad de Iowa fundada en el año 1847, fue la primera universidad en el Estado

de Iowa. Fue pionera en varios aspectos, admitió a hombres y mujeres en la universidad, de

todas las razas en igualdad de condiciones, reconocieron oficialmente la organización de

LGTB en el campus. Fueron la primera en transmitir televisión educativa.

Además fundaron el Iowa Writers Work Shop en el que ofrecían el programa de

escritura más influyente y prestigioso del país, ofrecían el título de Master of Fine Arts,

realizaron contribuciones vitales a docenas de misiones a la NASA y crearon la encuesta

GALLUP el examen ACT y el scan-stron y fue la primera universidad de educación al oeste

de Mississippi. (The University of Iowa, 2015)


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Capitulo II:

Interaccionismo Simbólico

Es preciso definir a qué nos referimos cuando hablamos de interaccionismo simbólico,

esta denominación fue acuñada por Herbert Blumer, uno de los autores que después de

George Herbert Mead, han tenido mayor influencia en el desarrollo de esta teoría

psicosociológica.

El interaccionismo simbólico se basa en los más recientes análisis de tres sencillas

premisas. La primera es que el ser humano orienta sus actos hacia las cosas en función de lo

que éstas significan para él, al decir cosas nos referimos a todo aquello que una persona puede

percibir en su mundo: objetos físicos, como árboles o sillas; otras personas. […] La segunda

premisa es el significado de estas cosas se deriva de, o surge como consecuencia de la

interacción social que cada cual mantiene con el prójimo. La tercera es que los significados se

manipulan o modifican mediante un proceso interpretativo desarrollado por la persona al

enfrentarse con las cosas que se va a encontrar a su paso. (Blumer, H. y Mugny, G., 1992, p.1)

La principal característica de este enfoque es la consideración de la dimensión simbólica

del comportamiento humano. Las consecuencias que se derivan de considerar esta dimensión

para el análisis del comportamiento humano son diversas, entre ellas:

- Las personas no responden a los estímulos del medio de una forma prefijada, sino

que el comportamiento es el resultado de los significados atribuidos a dichos

estímulos.

- Los significados que las personas adscriben al medio son el resultado de la

interacción social. En la interacción con los otros es donde vamos aprendiendo los
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significados que damos a los objetos del medio. vivimos en un medio simbólico por

medio del cual aprendemos los significados de nuestra cultura.

- La realidad social es una construcción humana, producto de la interacción social,

que antecede a los individuos, pero que es producto de sus actos.

- El ser humano, a diferencia de los animales, tiene la capacidad de ser un objeto para

sí mismo. Esta capacidad de interactuar de forma reflexiva consigo mismo, le

permite anticipar las consecuencias que se derivan de diferentes cursos de acción y

elegir entre ellos.

- Y por último, el pensamiento es el resultado de la interacción simbólica, somos

capaces de pensar la realidad e imaginar otras posibles realidades así como de tener

una imagen de nosotros mismos gracias al lenguaje. (Estramiana, 2013, p.101)


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Autores referentes de la Escuela de Chicago

En primer lugar, nos referiremos al filósofo pragmático, sociólogo y psicólogo social

estadounidense, George Herbert Mead (1863-1931) nacido en South Hadley, MA. El 27 de

febrero de 1863. Su padre, Hiram Mead, fue un pastor protestante de procedía de granjeros y

clérigos puritanos de Nueva Inglaterra. Su madre, Elizabeth Storrs Billings, procedía de una

familia de intelectuales.

Mead creció en Oberlin y allí fue a la escuela, ésta fue una de las primeras escuelas

americanas en admitir negros y, en 1841, se convirtió en la primera escuela mixta que

concedía el grado de licenciado a las mujeres. El autor estuvo marcado durante toda su vida

por la ética cristiana de la fraternidad y la conciencia social que recibió en el hogar paterno y

en Oberlin.

En 1881 murió su padre y su familia que quedó con pocos recursos, vendió su casa y se

trasladó a unas habitaciones alquiladas. Su madre comenzó a enseñar en una escuela para

procurar a la familia suficientes medios materiales para mantenerse (más tarde se convirtió en

la directora del Mount Holyoke College). En 1883, Mead se graduó en Oberlin.

En 1887 decide ir a Harvard a continuar con sus estudios filosóficos. Allí trabajó sobre

todo con Royce y James que dejaron una huella permanente en su vida y en sus puntos de

vista. Habiéndose liberado del puritanismo de su padre y de la piedad cristiana de Oberlin

gracias a la lectura de Darwin y de otros “pensadores adelantados”, Mead fue convertido por

James a la filosofía pragmatista.

Después de un año en Harvard, Mead decidió ir a Alemania para cursar estudios

filosóficos superiores. Primero fue a Leipzig a estudiar con Wilhelm Wundt, cuyo concepto
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del “gesto” influyó profundamente en el trabajo posterior de Mead. También en Leipzig

conoció a G. Stanley Hall, el eminente psicólogo fisiológico americano, que parece haber

suscitado el interés de Mead por esta disciplina. En 1889, Mead fue a Berlín para estudiar

psicología y filosofía.

En 1891 Mead contrajo matrimonio con Helen Castle y se trasladó a Ann Arbor donde

había sido nombrado profesor del Departamento de Filosofía y Psicología en la Universidad

de Michigan. Charles H. Cooley, John Dewey y James H. Tufts eran profesores en esa

universidad y pronto se convirtieron también en sus compañeros intelectuales.

El único hijo de Mead, Henry, nació en Ann Arbor en 1892. Un año más tarde, Mead

aceptó la invitación de John Dewey para unirse a él en la nueva Universidad de Chicago

donde más tarde llegaría a ser director del Departamento de Filosofía. Mead permaneció en

esta universidad hasta su muerte, el 26 de abril de 1931.

Aportes de G. H. Mead al Interaccionismo Simbólico

La escuela de Chicago tiene como texto fundacional del interaccionismo simbólico al

libro: Espíritu, Persona y Sociedad, de George Herbert Mead, publicado después de su

muerte. Fueron los estudiantes que asistían a sus clases quienes a partir de apuntes y notas

lograron plasmar las ideas del autor en dicho escrito.

Las ideas de Mead fueron desarrollados desde 1900 en adelante en la Universidad de

Chicago, en el curso de Psicología Social. Su contribución se hallará en discernimiento en


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cuanto a la naturaleza de los espíritus, las personas y la sociedad. Su enseñanza llegó a

constituir la teoría básica de la psicología social.

Su aporte esencial puede concretarse en estos tres puntos: a) historicidad del individuo

como autoconciencia, es decir anterioridad histórica de la sociedad sobre la persona

individual; b) formulación de una hipótesis naturalista acerca del desarrollo del individuo

autoconsciente a partir de la matriz de las relaciones sociales; c) función esencial que en la

formación del yo se asigna a la “adopción de papeles” y a la internalización de los

sociocultural. A través de estos tres puntos, la superación de la antinomia entre individuo y

sociedad se articula en una serie de formulaciones teoréticas susceptibles de dar lugar a una

vasta gama de desarrollos para la investigación de la realidad social; y es justamente en esta

posibilidad ulterior expansión donde reside la validez y el valor científico de una teoría. (G.

H. Mead 1973 p. 14.)

Para Mead “la psicología social estudia la actividad o conducta del individuo tal y como

se da dentro del proceso social; la conducta de un individuo solo puede verse entendida en

términos de la conducta del grupo social del cual es miembro, puesto que sus actos

individuales están involucrados en actos sociales más amplios, que van más allá de él y que

abarcan otros miembros de ese grupo. […] Mead concibe a la sociedad como el todo y ésta es

anterior a la parte que es el individuo y no al revés. Entonces se puede ver que el

interaccionismo simbólico de Mead entiende a la persona y a la sociedad como dos aspectos

de una misma realidad. (Estramiana, 2013, p.105)

Otro de los aspectos centrales del interaccionismo simbólico de Mead es la

comunicación simbólica. Mediante nuestra capacidad para crear un universo simbólico damos
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sentido a la realidad social, definimos las situaciones, guiamos nuestras acciones, nos

relacionamos con el mundo y buscamos soluciones anticipando diferentes cursos de acción.

La teoría interaccionista es también una teoría de la identidad. Todos tenemos una idea

acerca de nosotros mismos, de cómo y quiénes somos, puesto que en nuestra interacción con

otros semejantes vamos construyendo una imagen de nosotros. Esta imagen que tenemos de

nosotros no es un proceso interno, algo que el sujeto va construyendo de manera autónoma,

sino que es el resultado de las concepciones que los otros tienen sobre nosotros y que se

expresan en la comunicación simbólica.

Es importante la distinción que hace el autor en cuanto a los conceptos de “mi” y “yo”,

y “otro” y “otro generalizado”.

El proceso por el que la persona tiene una idea de sí misma, un self, es de carácter social

y evolutivo. La identidad surge como resultado de un proceso de identificaciones que tienen

lugar con las personas más próximas al niño “otros significativos” y posteriormente, con un

“otro generalizado” es decir, la sociedad. En cuanto a los conceptos de “mí” según Mead es

aquella parte de la persona que responde a las actitudes de los otros adoptándolas como

suyas y el “yo” se corresponde con las reacciones que las actitudes de los otros nos suscitan,

dichas reacciones se encuentran influidas por el “mi”, pero no determinan la respuesta final

que adoptamos. Estos conceptos hacen referencia a las relaciones entre la persona y la

sociedad. (Estramiana, 2013, p.107)


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Herbert Blumer, (1900-1987)

Herbert Blumer, nacido en Missouri, Estados Unidos, estudió en la Universidad de

Missouri y fue un sociólogo doctorado en la Universidad de Chicago, se incorporó como

profesor de la de la misma en 1947 y a partir de 1952 se trasladó a la Universidad de

California, en Berkeley. Fue discípulo de Mead, quien influyó de manera significativa en su

obra “Symbolic Interactionism: Perspective and Method"(Blumer, 1969). Destaca la teoría

que impulsa la corriente del interaccionismo simbólico, inspirada en el pensamiento de su

maestro Mead, esta temática también será retomada por Goffman y Becker.

Es de importancia destacar que:

En los años sesenta y setenta la autoridad de Blumer crecería como creador del término

interaccionismo simbólico, el cual acuñó en 1937 para depurar el método empírico ecológico,

generando desde entonces una importante influencia teórica en trabajos de corte cualitativo en

el campo de la antropología, la psicología social y la sociología política.(Cisneros Sosa, 1999,

p.116).

Su pensamiento está orientado hacia el interaccionismo psíquico, ya que considera que los

símbolos son fundamentalmente particulares y subjetivos, es por esto que el receptor asigna una

interpretación a los símbolos que percibe.


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Su gran aporte al Interaccionismo Simbólico son las 3 premisas simples (ya

desarrolladas anteriormente) con lo que se refiere a grandes rasgos que: en primer lugar, los

símbolos permiten, trascender el ámbito del estímulo sensorial y ampliar la percepción del

entorno, incrementando la capacidad de resolución de problemas y facilitar la imaginación y

la fantasía. En segundo lugar, los significados son producto principalmente la

comunicación social, que es esencial en la constitución del individuo como en (y debido a) la

producción social de sentido. El objeto material, es el signo que desencadena el significado, y

el significado, el indicador social que interviene en la construcción de la conducta. Y por

último, las personas seleccionan, organizan, reproducen y transforman los significados en

función de sus expectativas y propósitos, y en base a esto realizan una interpretación.


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El autor recalca que “el interaccionismo simbólico [...] ve el significado como

emergiendo del proceso de interacción de las personas” (Blumer, 1969, p. 2-4). Por lo tanto,

“los actores son sujetos de su propia historia bajo las reglas de su propia interpretación”

(Cisneros Sosa, 1999, p. 117). Es decir, hace énfasis en el sujeto, no así en los factores

externos (estímulos o normas), ya que, este sujeto transformará las fuerzas que actúan sobre

sí, dándole sentido a su conducta. Blumer, afirma que lo importante es el proceso por el cual

el actor le da forma a su acto, por ello se oponía a cualquier teoría psicológica que no

considere este, por el cual el actor construye un significado. También no estaba de acuerdo

con el conductismo y teorías sociológicas como el funcionalismo estructural, ya que se

centraban exclusivamente en las fuerzas externas que ejercen influencia sobre las conductas

individuales.

En La posición metodológica del interaccionismo, (Blumer, 1992) establece que:

El punto de vista del interaccionismo simbólico, sostiene que el significado que las

cosas encierran para el ser humano constituye un elemento central en sí mismo. Se considera

que ignorar el significado de las cosas conforme al cual actúan las personas equivale falsear el

comportamiento sometido a estudio. Por estimarse que el hecho de restar importancia al

significado en beneficio de los factores que supuesta motivan la conducta, constituye una

lamentable negligencia del papel que el significado desempeña en la formación del

comportamiento […] considera que el "significado" es una excrecencia física añadida a la

cosa por aquel o aquellos para quienes ésta posee un significado. Se considera que este

"añadido" físico es una expresión de los elementos constitutivos de la psique, la mente o la

organización psicológica de la persona. Entre tales elementos cabe citar las sensaciones,

sentimientos, ideas, recuerdos, móviles y actitudes. El significado de una cosa no es sino la


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expresión de los elementos psicológicos que intervienen en la percepción de la misma: por lo

tanto, se pretende explicar el significado de esa cosa aislando los elementos psicológicos

concretos que producen el significado. (p. 1-2)

Por lo tanto, el interaccionismo simbólico, reconoce una importancia vital a la

interacción social, que reside en el hecho de que es un proceso que forma el comportamiento

humano. Un ser humano en interacción con otras personas está obligado a orientar su propio

comportamiento o a manejar sus situaciones en función de aquello que toman en

consideración.

Por consiguiente, las actividades de los demás intervienen como factores positivos en la

formación de su propio comportamiento: ante los actos ajenos una persona puede abandonar

una intención o propósito, reconsiderarla, verificarla o cancelarla, intensificarla o sustituirla.

Los actos de los demás se incluyen en la decisión de una persona respecto de lo que proyecta

hacer, pueden oponerse o impedir tal proyecto, exigir una revisión o motivar un planteamiento

muy distinto de sí mismo. (Blumer, 1992, p. 5)

Cabe destacar que para Blumer la investigación cualitativa, permite entender lo que la

gente percibe, entiende e interpreta del mundo que le rodea, por lo tanto, el interaccionista

simbólico podrá entender el mundo simbólico de la gente que está siendo estudiada.

Otro aporte considerado es el de la metodología de la investigación social, que postula

que el investigador necesita de la exploración para observar a la realidad, a todo el conjunto

fenoménico que está implícito en el objeto de estudio, este es un mecanismo central de la

investigación, de carácter flexible. El siguiente paso es la inspección, que es el mecanismo

teórico de reflexión sobre los hallazgos. “Estos recursos metodológicos, la exploración y la


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inspección, conforman lo que Blumer llamó el método “naturalista” y dan pie a lo que se ha

llamado “análisis cualitativo” (Cisneros Sosa, 1999, p.117).

Se basó en el método pragmático de conocimiento de la realidad, plasmado en lo que

aporta la experiencia humana, que también fue aplicado por Mead en la Psicología Social. Por

lo tanto, le asigna valor a la experiencia social interactiva. Sostiene que el investigador debe

reformular las premisas de análisis. Establece cuatro concepciones centrales sobre los grupos

humanos y la acción social:

- La gente, individual o colectivamente, está preparada para actuar sobre las bases del

significado de los objetos que comprenden su mundo.

- La asociación de la gente tiene necesariamente la forma de un proceso en el cual las

personas hacen las indicaciones de uno a otro e interpretan cada una de las indicaciones.

- Los actores sociales, individuales o colectivos, son construidos a través de un proceso

en el cual los actores notan, interpretan y evalúan las situaciones confrontadas por ellos.

- El complejo de interrelaciones de acciones que comprende la organización, las

instituciones y las redes de interdependencia, es móvil (Blumer, 1969, p. 50).

Considera que la acción social y los movimientos sociales son procesos dinámicos, que

no responden a sobredeterminaciones conceptuales, por lo tanto, día a día se construye un tipo

de historia. Esto se debe a que las personas tienen diversas formas de actuar, según la

interpretación que le da al momento y el contexto del que se trate.


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En síntesis, Blumer es partidario de la investigación que es dirigida hacia un mundo

empírico dado en su carácter natural y procesal (dinámico) en vez de una simulación del

mundo empírico, o de una abstracción de éste (Forni, 2003, p. 6-10).

Autor referente de la Escuela de Iowa

Manford H. Kuhn (1911-1963)

Es el autor que mejor conecta con la Psicología Social de orientación más positivista y

con la Sociología empírica más ortodoxa al considerar que los componentes del “self” se

pueden operacionalizar y medir.

Desarrolló el hilo del Interaccionismo más cuantitativo y argumentó que la metodología

de la Escuela de Chicago era demasiado vaga para permitir la precisión científica. Intentó

junto con sus colegas, dar definiciones operativas a conceptos tales como acto social y “yo”.

El más conocido de sus instrumentos de investigación, desarrollado en 1950, fue la llamada

Prueba de las veinte afirmaciones, que pedía a las personas que enumeraran veinte respuestas

a la pregunta ¿Quién soy yo? como base para un estudio más objetivo de uno mismo. Con este

instrumento pretendía medir los componentes de la identidad y cómo se estructuran unos en

relación a otros. Así, hay dimensiones más centrales y más periféricas y la estructura varía a

las dimensiones sociológicas más al uso y en relación a la posición social del individuo.

(Fernández Villanueva, p. 42)


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Sin este autor quizás no se podrían entender la gran cantidad de investigaciones acerca

del autoconcepto y la autoestima ya que fue quien pudo crear la herramienta para determinar

en datos cuantitativos estos aspectos que luego fueron perfeccionados por otros autores.

Al lado de los interaccionistas de la Escuela de Chicago, se destaca el grupo formado en

Iowa en torno a M. Kuhn cuya obra de expresión es la revista The Sociological Quartely. Sus

investigaciones se centran en el concepto de sí mismo y sus esfuerzos se orientan a

operacionalizar los conceptos fundamentales de Mead, con el fin de que sus hipótesis

resultaran validables por los procedimientos de la investigación empírica ortodoxa de la

época.

Desacuerdos entre ambas escuelas

Las divergencias que se manifiestan entre ambas escuelas son a nivel teórico y

metodológico.

- Metodológico:

Para Blumer, el análisis de la realidad social no puede ser reducido a una búsqueda de

las relaciones entre un conjunto de variables. Kuhn insiste precisamente en convertir los

conceptos del interaccionismo en variables operacionalizables. Los procedimientos que se

basan en la búsqueda de relaciones entre variables independientes, causas y variables

dependientes, efectos, son para Blumer erróneos puesto que omiten el proceso de

interpretación, ocultando lo que ocurre en la vida real. Por un lado, busca obtener una

comprobación empírica de la teoría de Mead del self y de encontrar instrumentos de medición


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apropiados. ¿Con esto desarrolló un test llamado “Who am I?, o Twenty Statment Test, con la

intención de descubrir empíricamente las estructuras de roles de mayor relevancia en la

configuración de la identidad o de la conciencia de sí. Es notoria su insistencia en intentar la

conexión de la identidad con la estructuración social y trata de diferenciarse de un tipo de

Interaccionismo que a su parecer corre el riesgo de idealismo (Kuhn, 1954)

- Teóricas:

El primer desacuerdo entre las escuelas surge con respecto a la idea de self, término que

traducimos por “sí mismo o yo” y que hace referencia a la identidad. Ambas están de acuerdo

en la importancia de los procesos de comunicación simbólica para el surgimiento de la

identidad, en su origen social, pero se diferencian en la importancia dada al self.

Kuhn estaba interesado en mostrar una conexión universal entre los roles firmemente

establecidos en una sociedad y la identidad de sus portadores, antes que en comprender el

proceso de asunción de los mismos. Considera al sí mismo más como una estructura social

que como un proceso en construcción continua. Es decir que entiende al yo mucho más como

un “mi” a través de sus interpretaciones y acciones. Esto lo lleva a inclinarse por el lado del

determinismo social y dejar el interaccionismo del lado activo del sujeto.

Kuhn pensaba que si conocemos las actitudes de una persona para consigo misma

podemos predecir la conducta, mientras que para Blumer la conducta se encuentra


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indeterminada. Para este último, el sujeto es un organismo activo que elabora su propia acción

antes que estar sometido a fuerzas externas.

Otra diferencia está dada en la interacción social, por un lado y las estructuras sociales,

por otro. Para Blumer la interacción es un proceso mediante el cual la vida grupal está en

continuo desarrollo, en permanente cambio y dependiente de los diferentes esquemas de

interpretación que utilizan los individuos que participan de la misma. Kuhn por otro lado,

enfatiza los aspectos más estructurales en la determinación de la conducta, los cuales

dependen de las definiciones sociales que aprendemos sobre los objetos. Es decir nuestras

actitudes hacia los objetos del medio, positivas o negativas, son para Kuhn, una consecuencia

de los significados con los que aprendemos a designarlos.

Por su parte Blumer niega radicalmente los supuestos metodológicos de tal paradigma y

este postulado de explicar conductistamente el espíritu. Con esto se ignoran los momentos de

separación y desgarramiento que configuran cualquier estructura social y que son los caminos

por los cuales aquella unión abstracta entre individuo y sociedad habría de ser unida

realmente.
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Conclusión

Para finalizar, es preciso reconocer la importancia y considerar el gran aporte del

“Interaccionismo Simbólico” abordado a partir de contribuciones de representantes de la

Escuela de Chicago y de la Escuela de Iowa (a pesar de sus diferencias metodológicas y

teóricas). Este tiene la enorme relevancia de haber sido la primera teoría comunicativa de la

sociedad y por ello merece mucho más interés que el que le dedica la sociología en particular.

Su mayor aportación se basa fundamentalmente en el lenguaje y la comunicación como

factores esenciales antropogénicos, tanto para la especie humana en conjunto, como para el

individuo en particular.

Consideramos las cosmovisiones de los autores expuestos de gran relevancia,

principalmente el hecho de concebir a la sociedad y a la persona como aspectos de una misma

realidad. Es necesario destacar a la socialización, en el sentido que le da el Interaccionismo

simbólico, “es el proceso por el que el individuo interioriza la sociedad y se hace, no solo

participante de ella, sino miembro significativo, “persona entre otras personas” (Fernández

Villanueva, 2003).

Los símbolos y la interacción simbólica son trascendentales en la explicación de la

formación de las personas, así como también la interpretación que hace de estos y del contexto

en el cual se encuentra inserta. Así mismo, esta corriente toma como eje a la acción humana

considerada desde lo biológico, lo psicológico, lo ético y, especialmente, el plano grupal, es

decir, la interacción humana, a partir de la cual se va a constituir la sociedad.

En conclusión, creemos que el interaccionismo simbólico es básico para la teoría de los

movimientos sociales, siendo el principal elemento la libertad de la conciencia navegando en


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la interacción social. Además, se centra en el tema humano y edifica el mundo social a partir

de la conducta y los procesos de interpretación. Su origen procede de Estados Unidos y dio

lugar a una metodología que ha servido de mucho para las investigaciones científicas en el

ámbito de las ciencias sociales.


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Referencia Bibliográfica

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