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A los 3 o 4 años, mi infancia sexual fue traumatizante.

Mi madre se juntaba en la casa de su mejor

amiga y a mí me dejaban en un rincón jugando mientras tenían orgías con sus amantes. Mi padre lo

desconocía; y cuando fui creciendo noté qué grave era lo que hacía. En ese momento, no entendía mucho pero

con la hija de la amiga de mi madre comenzamos a jugar, imitando a los mayores. Nos acariciábamos

suavemente el cuerpo, y sin reparos en donde fuere. Este juego me hacía sentir muy curiosa, y cuando veía

cómo los mayores lo disfrutaban, quise hacerlo con quien tuviera cerca. Así comencé a acosar a mis

compañeras en el jardín de infantes. Sin siquiera saber lo que hacía; sin tener en cuenta el lugar o el momento;

intentaba tocarles sus cuerpos. Desde ese entonces es que comienza mi curiosidad por el cuerpo femenino. No

entendía bien lo que hacía pero el placer me invadía igualmente. Considero que hasta tuve orgasmos desde tan

pequeña al acariciarme sola; o al acariciar los demás. La tarea de asediar sus intimidades me excitaba; me

sentía dueña de sus cuerpos. A la edad de 6 años; comencé a robarle las películas pornográficas a mi padre y

solo veía las tapas; o las descripciones gráficas; y eso me llamaba la atención. El hijo del amigo de mi padre,

con sus 10 años de edad, me buscaba para besarme, y querer tocarme. Así que nos encerrábamos en mi

habitación a jugar. Nos acariciábamos y lamíamos el cuerpo, y los genitales. Pero él era muy bruto y violento;

se lanzaba encima de mí y quería acariciarme los senos, que no se habían formados, y luego me tomaba de la

mano para que acariciara su pene. Eso me causaba repugnancia, así que comencé a sentir cierto rechazo a los

hombres y me incliné hacia las mujeres. Con el tiempo la masturbación fue lo más grandioso para mí…

Llegaba al orgasmo rápidamente en cuestión de pocos minutos, y continuaba acariciándome. Me colocaba en

una posición fetal; mientras metía mis dedos lentamente; y se empapaban junto con las sábanas. Presionaba

mis senos y aguantaba lo más que podía el orgasmo porque mientras más lo aguantaba más sentía su

intensidad.

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