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La hemostasia y la coagulación sanguínea son procesos fisiológicos que detienen el sangrado tras una lesión vascular mediante la formación de un tapón plaquetario y un cóagulo sanguíneo. Involucran una serie de reacciones bioquímicas que se inician cuando las plaquetas activadas liberan sustancias que activan una cascada de factores de coagulación, dando lugar a la formación controlada de un cóagulo lo suficientemente rápido para detener el sangrado.
La hemostasia y la coagulación sanguínea son procesos fisiológicos que detienen el sangrado tras una lesión vascular mediante la formación de un tapón plaquetario y un cóagulo sanguíneo. Involucran una serie de reacciones bioquímicas que se inician cuando las plaquetas activadas liberan sustancias que activan una cascada de factores de coagulación, dando lugar a la formación controlada de un cóagulo lo suficientemente rápido para detener el sangrado.
La hemostasia y la coagulación sanguínea son procesos fisiológicos que detienen el sangrado tras una lesión vascular mediante la formación de un tapón plaquetario y un cóagulo sanguíneo. Involucran una serie de reacciones bioquímicas que se inician cuando las plaquetas activadas liberan sustancias que activan una cascada de factores de coagulación, dando lugar a la formación controlada de un cóagulo lo suficientemente rápido para detener el sangrado.
La hemostasia es el proceso fisiológico que detiene el sangrado en respuesta a
una lesión vascular. La coagulación sanguínea es una parte integral de la hemostasia y se refiere al proceso de formación de un cóágulo sanguíneo para sellar la herida y promover la reparación del tejido. La función principal de la hemostasia y la coagulación sanguínea es mantener la integridad del sistema vascular y prevenir la pérdida excesiva de sangre en caso de lesiones. Este proceso se lleva a cabo en varias etapas, que incluyen la vasoconstricción, la formación del tapón plaquetario y la coagulación propiamente dicha. La coagulación sanguínea implica una serie de reacciones bioquímicas complejas que conducen a la formación de un cóágulo estable. El proceso se inicia cuando las plaquetas activadas liberan sustancias químicas que activan una cascada de factores de coagulación en el plasma sanguíneo. La formación del cóágulo debe ser lo suficientemente rápida y eficiente para detener el sangrado, pero también debe ser controlada para evitar la formación excesiva de cóágulos, lo que puede llevar a trastornos trombóticos. Inmunidad innata: La inmunidad innata es la primera línea de defensa del cuerpo contra los agentes patógenos. La inmunidad innata Es un sistema de defensa no específico que se basa en barreras físicas, químicas y celulares para prevenir la entrada y propagación de microorganismos dañinos. Las características principales de la inmunidad innata incluyen: 1. Respuesta rápida: La inmunidad innata se activa rápidamente después de la exposición a un patógeno. 2. No específico: La inmunidad innata no distingue entre diferentes tipos de patógenos. 3. Células fagocíticas: Los fagocitos, como los neutrófilos y los macrófagos, son células especializadas que pueden englobar y destruir patógenos mediante un proceso llamado fagocitosis. 4. Respuesta inflamatoria: La inmunidad innata desencadena una respuesta inflamatoria en caso de infección o lesión Grupos sanguíneos Los grupos sanguíneos se determinan por la presencia o ausencia de ciertos antígenos en la superficie de los glóbulos rojos. El sistema ABO es el más conocido y se basa en la presencia de antígenos A y B. Las personas pueden tener sangre tipo A (antígeno A presente), sangre tipo B (antígeno B presente), sangre tipo AB (ambos antígenos presentes) o sangre tipo O (ninguno de los antígenos presentes). Sanguínea, características y tipos: La sangre es un tejido líquido vital que circula por todo el cuerpo y desempeña varias funciones esenciales. Está compuesta por células sanguíneas suspendidas en un líquido llamado plasma. Las características principales: 1. Composición celular: La sangre contiene tres tipos principales de células sanguíneas: glóbulos rojos (eritrocitos), glóbulos blancos (leucocitos) y plaquetas (trombocitos). 2. Plasma: El plasma es una solución acuosa que constituye aproximadamente el 55% del volumen total de sangre. 3. pH y temperatura: La sangre tiene un pH ligeramente alcalino, generalmente entre 7,35 y 7,45. Además, su temperatura se mantiene en un rango estrecho alrededor de los 37 grados Celsius. Los cuatro tipos principales de sangre según el sistema ABO son: 1. Tipo A: Tiene antígeno A en la superficie de los glóbulos rojos y anticuerpos contra el antígeno B en el plasma. 2. Tipo B: Tiene antígeno B en la superficie de los glóbulos rojos y anticuerpos contra el antígeno A en el plasma. 3. Tipo AB: Tiene ambos antígenos A y B en la superficie de los glóbulos rojos pero no produce anticuerpos contra ninguno de ellos. 4. Tipo O: No tiene antígenos A ni B en la superficie de los glóbulos rojos pero produce anticuerpos contra ambos en el plasma. Función de la sangre: 1. Transporte de oxígeno 2. Eliminación de dióxido de carbono 3. Defensa inmunológica 4. Coagulación sanguínea 5. Regulación del equilibrio ácido-base 6. Transporte de nutrientes y hormonas 7. Regulación de la temperatura corporal