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TEMA 4: APARATO CIRCULATORIO

El transporte de sustancias a todos los órganos y tejidos del organismo lo realizan el aparato
circulatorio sanguíneo, por donde circula la sangre, y el sistema linfático, por donde circula la linfa.

Las funciones del aparato circulatorio sanguíneo son:

- Transporte de sustancias. El aparato circulatorio transporta oxígeno y los nutrientes a las


células y retira el dióxido de carbono y los desecho generados del metabolismo celular. Además
también transporta otras sustancias, como las hormonas.
- Defensa del organismo. Los leucocitos o glóbulos blancos intervienen en los mecanismos
de defensa del organismo. Por otro lado, las plaquetas intervienen en la coagulación sanguínea
evitando las hemorragias.
- Mantener la homeostasis. La sangre ayuda a regular el volumen, la temperatura y el pH de
los fluidos corporales.

4.1. LA SANGRE

La sangre es un tejido conectivo líquido que circula por los vasos sanguíneos de todos los
vertebrados. Es de color rojo porque los glóbulos rojos tienen hemoglobina, una proteína a la que se
une el oxígeno.

Una persona adulta tiene unos 5,5 litros de sangre, que está compuesta por plasma sanguíneo y
células sanguíneas.

- El plasma sanguíneo, un líquido amarillento formado por un 90% de agua, en la que se


encuentran disueltas gran cantidad de sustancias: sales minerales; nutrientes como la glucosa,
aminoácidos o vitaminas; sustancias de desecho; anticuerpos; factores de coagulación; hormonas;
etc.
Disueltas en el plasma se encuentran las células sanguíneas.

- Las células sanguíneas son de tres tipos:

. Glóbulos rojos, hematíes o eritrocitos. Son las células más numerosas de la sangre;
unos 5 millones por mm³ de sangre. Tienen forma de disco bicóncavo, son pequeñas (unos 10 µm) y
carecen de núcleo. Son elásticas y se deforman, lo que les ayuda a circular por los capilares
sanguíneos más finos.
Contienen hemoglobina, un pigmento rojo que contiene hierro, que transporta el oxígeno.

. Glóbulos blancos o leucocitos. Tienen función defensiva. Tenemos unos 6000-7000


glóbulos blancos por mm³ de sangre. Son células con núcleo y tienen un mayor tamaño que los
glóbulos rojos. Pueden desplazarse activamente mediante seudópodos.
Hay varios tipos de glóbulos blancos. Se dividen en granulocitos y agranulocitos:

- Granulocitos. Que tienen gránulos en su citoplasma. Son aproximadamente


el 60% de los glóbulos blancos. Incluyen 3 grupos:

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. Neutrófilos. Son los glóbulos blancos más numerosos y son los
primeros en acudir a una infección. Su función consiste en localizar y neutralizar a las bacterias, de
tal forma que cuando las encuentran en un tejido se rompen y liberan sustancias que hacen que
aumente la circulación de sangre en la zona y atraen a más neutrófilos, lo que provoca que la zona
esté enrojecida y caliente.
. Eosinófilos. Son los encargados de responder a las reacciones
alérgicas. Lo que hacen es inactivar las sustancias extrañas al cuerpo para que no causen daño, y
también poseen gránulos tóxicos que matan a las células invasoras y limpian el área de inflamación.
. Basófilos. También intervienen en las reacciones alérgicas, liberando
histamina, sustancia que aumenta la circulación sanguínea en la zona para que aparezcan otro tipo
de glóbulos blancos y, además, facilitan que éstos salgan de los vasos sanguíneos y avancen hacia la
parte dañada. También liberan heparina, una sustancia que disuelve los coágulos.

- Agranulocitos. No poseen gránulos en su citoplasma. Incluyen dos grupos:

. Monocitos. Constituyen un 5% del total de glóbulos blancos. Su


función consiste en acudir a la zona de infección para eliminar las células muertas y los desechos.
Contienen enzimas especiales con las que también matan bacterias. Se forman en la médula ósea y
tras pasar por la sangre vigilan y cumplen sus funciones en los diferentes tejidos como la piel, los
pulmones, el hígado o el bazo.
. Linfocitos. Constituyen un 30% del total de glóbulos blancos. Se
forman en la médula ósea, pero luego emigran a los ganglios linfáticos, bazo, amígdalas, timo y en
realidad a cualquier parte del cuerpo. Al contrario que los granulocitos, viven mucho tiempo y
maduran y se multiplican ante estímulos determinados. No sólo luchan contra las infecciones. Por
ejemplo, los linfocitos T matan a las células extrañas o infectadas, bien directamente o liberando
linfocinas. Los linfocitos B producen anticuerpos, que nos dan inmunidad frente a varias
enfermedades.
Los anticuerpos son proteínas fabricadas para unirse y matar a un antígeno específico. Por
ejemplo, el virus del sarampión. Los antígenos son sustancias que el organismo reconoce como
extrañas y forma anticuerpos para matarla y conserva linfocitos con memoria para recordarla, así
cuando vuelva a atacar el virus el cuerpo le reconocerá y le atacará más rápida y eficazmente.
Los linfocitos son los glóbulos blancos de menor tamaño, y representan del 24 a 32% del total en
la sangre periférica. Presentan un gran núcleo esférico que se tiñe de violeta-azul y en su citoplasma
frecuentemente se observa como un anillo periférico de color azul. Los linfocitos son células de alta
jerarquía en el sistema inmunitario, principalmente encargadas de la inmunidad específica o
adquirida.
Los linfocitos B, que son los responsables de la respuesta humoral, es decir, de la producción de
anticuerpos. Son capaces de reconocer antígenos de lípidos, proteínas y glúcidos. Es importante
resaltar que los linfocitos B dan lugar a una serie de células especializadas en la producción de
anticuerpos. La más característica es la célula plasmática o plasmocito.

Los plasmocitos son glóbulos blancos encargados de la producción de anticuerpos. Un plasmocito


es un linfocito B que ha sido activado por un linfocito T colaborador ante la presencia de un
antígeno (virus, bacteria, etc.). Una vez activados, los linfocitos B se transforman en plasmocitos
por un lado, y linfocito B de memoria por el otro. Este último memoriza la estructura del
microorganismo invasor para que en caso de reaparecer inmediatamente se active un clon de
plasmocitos que comiencen a fabricar en gran escala los anticuerpos con los que señalizar los
microorganismos patógenos para que otros glóbulos blancos puedan destruirlo.

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Cuando existe una infección, se produce inflamación, dolor, enrojecimiento, calor en la zona
afectada, y fiebre. Eso significa que el organismo está luchando contra las sustancias extrañas y
aumenta la formación de glóbulos blancos, por eso, es normal que sus cifras estén altas en una
analítica.

. Plaquetas o trombocitos. No son realmente células, sino fragmentos de células, en


concreto fragmentos de megacariocitos. Intervienen en la coagulación de la sangre, impidiendo que
se pierda sangre en cualquier hemorragia. Tenemos de 200.000 a 300.000 plaquetas por mm³ de
sangre.

No todos los humanos tenemos la misma sangre. Tenemos diferentes grupos sanguíneos. Un
grupo sanguíneo es una clasificación de la sangre de acuerdo con las características presentes en la
capa exterior de los glóbulos rojos y en el suero de la sangre. Las dos clasificaciones más
importantes para describir grupos sanguíneos en humanos son los antígenos (el sistema AB0) y el
factor Rh.
Alrededor de los glóbulos rojos hay unas sustancias adheridas, los antígenos, que definen estos
grupos sanguíneos y que son las responsables de que un donante y un receptor sean compatibles en
una transfusión de sangre. En total hay más de 300 antígenos que pueden estar, o no estar, en la
superficie de los glóbulos rojos y que son los que marcan los grupos sanguíneos.
Estos antígenos reaccionan cuando entran en contacto con una sangre que es diferente y que no
tiene los mismos antígenos. Entonces se defienden y estimulan la formación de anticuerpos, los
responsables de defenderse de las agresiones. La presencia o no de cada tipo de antígeno es el factor
que determina quién puede dar sangre a quien.

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En el sistema ABO las sustancias que determinan el grupo sanguíneo son los azúcares adheridos a
la superficie de los glóbulos rojos, y según su composición encontramos cuatro grupos: A, B, AB y
0. Esto significa que las personas del grupo A tienen el antígeno A. Las personas del grupo B, el
antígeno B. Las personas del grupo AB tienen ambos antígenos y las del grupo 0 no tienen ninguna.
La incompatibilidad sanguínea se produce por la presencia de anticuerpos o aglutininas en la
sangre, que sigue la siguiente lógica:
. Un individuo con glóbulos rojos que presentan los antígenos A en la superficie (grupo
sanguíneo A) tiene anticuerpos contra los glóbulos rojos con antígenos B. por lo tanto, cualquier
sangre que contiene antígenos B será rechazada.
. Un individuo con glóbulos rojos que presentan los antígenos B en la superficie (grupo
sanguíneo B) tiene anticuerpos contra los glóbulos rojos con antígenos A. Como resultado,
cualquier sangre que contiene antígenos A será rechazada.
. Un individuo con glóbulos rojos que presentan antígenos A y B en la superficie (grupo
sanguíneo AB) no tiene anticuerpos contra glóbulos rojos con antígenos B ni contra glóbulos rojos
con antígenos A. Como no hay anticuerpos, todos los grupos de sangre pueden ser transfundidos.
Son los receptores universales.
. Un individuo con glóbulos rojos que no presentan ni antígenos A ni antígenos B en la
superficie (grupo sanguíneo 0) tiene anticuerpos contra los glóbulos rojos con antígenos A y contra
glóbulos rojos con antígenos B. Por lo tanto, cualquier sangre que contiene antígenos A o B será
rechazada. Esto significa que este individuo solamente puede recibir sangre del grupo 0. Son los
donantes universales.

El factor Rh es una proteína hereditaria que se encuentra en la superficie de los glóbulos rojos. Si
la sangre contiene esta proteína, se denomina Rh positivo. Si la sangre no contiene esta proteína se
llama Rh negativo.

Ser Rh positivo es mucho más común que Rh negativo. Tener un grupo sanguíneo Rh negativo no
es una enfermedad y, generalmente, no afecta la salud. Sin embargo, puede afectar el embarazo. El
embarazo necesita atención médica especializada si se es Rh negativo y el bebé es Rh positivo. Esto

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se conoce como incompatibilidad Rh. Un bebé puede heredar el factor Rh de cualquiera de los
padres.

Si se es Rh negativo y el bebé es Rh positivo, el cuerpo podría generar unas proteínas llamadas


anticuerpos Rh si la sangre de la madre y la sangre del bebé se mezclan. Esos anticuerpos no son un
problema durante el primer embarazo. Pero puede ser un problema si hay un nuevo embarazo.

Si el próximo bebé es Rh positivo, los anticuerpos Rh pueden atravesar la placenta y dañar los
glóbulos rojos del bebé. Esto podría producir anemia potencialmente mortal, una afección en la que
se destruyen los glóbulos rojos más rápido de lo que el cuerpo del bebé puede reemplazarlos.

4.2. ANATOMÍA DEL APARATO CIRCULATORIO

En primer lugar vamos a estudiar los vasos sanguíneos, y luego veremos la anatomía del corazón
en humanos.

Los vasos sanguíneos por los que circula la sangre son de tres tipos diferentes: arterias, venas y
capilares.

Las arterias son los vasos sanguíneos por los que circula la sangre desde el corazón hasta
los distintos órganos del cuerpo.
Las paredes de las arterias son muy elásticas para soportar el aumento de presión que el latido
cardíaco produce en su interior.
Las arterias están formadas por tres capas:
. Túnica adventicia. Capa externa de tejido conjuntivo.
. Túnica media. Capa intermedia de músculo liso y fibras elásticas.
. Túnica interna. Endotelio en contacto directo con la sangre.
A medida que las arterias se alejan del corazón y de la aorta, su diámetro va disminuyendo y se
denominan progresivamente: arterias elásticas, arterias musculares, arteriolas y capilares.

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Las venas son los vasos sanguíneos por los cuales circula la sangre desde los diferentes
órganos del cuerpo hasta el corazón.
Su estructura es similar a la de las arterias, con túnica adventicia, túnica media y túnica interna.
La diferencia es que la túnica adventicia es más gruesa y la túnica media más delgada, lo que las
hace menos elásticas. No soportan la misma presión que las arterias.
A lo largo de todo su recorrido hay una serie de válvulas que impiden el retroceso de la sangre en
su camino hacia el corazón. Desde los capilares la sangre viaja por el sistema venoso a través de
vasos de mayor calibre a medida que se aproximan al corazón; de este modo la sangre capilar es
recogida por las vénulas, que se continua con las venas de tamaño medio, y finalmente con las
grandes venas.

Los capilares son vasos muy delgados que permiten el intercambio de sustancias con los
tejidos a través de su pared, constituida por un endotelio que es continuación del de las arteriolas y
el de las vénulas.

El corazón es el principal órgano del sistema circulatorio, cuya principal función es la de bombear
sangre.
El corazón de un adulto mide aproximadamente unos 12 cm de largo y unos 8-9 cm de ancho. Su
volumen es comparado al de un puño cerrado (unos 750 cm³).
Se encuentra ubicado en el tórax, a la izquierda de la línea media del mediastino, donde se apoya.

En la pared cardíaca se distinguen tres componentes histológicos:

. Pericardio. Es una doble membrana que envuelve el corazón. Delimita un espacio que se
denomina cavidad pericárdica. El líquido pericárdico ocupa esta cavidad y tiene como función
hacer de lubricante para evitar el rozamiento que originan los movimientos del corazón.

. Miocardio. Es el tejido muscular cardíaco responsable de la contracción. Se trata de un tipo


especial de musculatura, el denominado músculo estriado cardíaco, de naturaleza involuntaria
aunque sea estriado. Es más fino en las aurículas y más grueso en los ventrículos, ya que la función
de las aurículas es recibir la sangre del organismo mientras que los ventrículos al contraerse la
impulsan al resto de tejidos del cuerpo.

. Endocardio. Es un epitelio que tapiza las superficies internas del corazón y está en contacto
directo con la sangre.

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El corazón está formado por dos bombas; la de la parte derecha, encargada de bombear sangre
pobre en oxígeno a los pulmones; y la de la parte izquierda, que lo hace el resto de órganos de
nuestro cuerpo.
En cada una de estas bombas existe una cavidad receptora de sangre, la aurícula, y otra cavidad
eyectora, el ventrículo. Es por ello por lo que se dice que está formado por cuatro cavidades o
cámaras.
Las cuatro cavidades están revestidas externamente por el pericardio y el miocardio, e
internamente por el endocardio. Estas cavidades son dos aurículas y dos ventrículos.
Las aurículas se separan entre si por el llamado tabique interauricular, y los dos ventrículos por el
tabique interventricular.

La aurícula derecha se comunica con el ventrículo derecho mediante la válvula tricúspide; y la


aurícula izquierda del ventrículo izquierdo a través de la válvula mitral. Ambas válvulas se
denominan también válvulas auriculoventriculares.

El ventrículo izquierdo se comunica con la arteria aorta mediante la válvula sigmoidea de la


aorta. El ventrículo derecho se comunica con la arteria pulmonar por la válvula sigmoidea
pulmonar. Ambas válvulas se conocen también con el nombre de válvulas semilunares.
Las válvulas auriculoventriculares tienen unos velos, que son unos pliegues del endocardio que se
proyectan hacia los ventrículos, en número variable de dos o tres, dándole el aspecto de un embudo.

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En la aurícula derecha desembocan las dos venas cavas; la vena cava superior que proviene de la
cabeza, el cuello, las extremidades superiores y el tórax; y la vena cava inferior que lleva sangre
desde los órganos y tejidos del abdomen, la pelvis y las extremidades inferiores.

Del ventrículo derecho sale sangre por la arteria pulmonar hacia los pulmones. El segmento
inicial de esta arteria se llama tronco pulmonar, que más tarde se divide en arteria pulmonar
derecha y arteria pulmonar izquierda. Cada una de ellas buscará su correspondiente hilio pulmonar.

La aurícula izquierda recoge la sangre procedente de los pulmones, a través de las venas
pulmonares, siendo dos venas pulmonares de cada pulmón.

El ventrículo izquierdo envía la sangre a todo el organismo a través de la arteria aorta, la arteria
más importante de todo el organismo. El segmento inicial de esta arteria se llama aorta ascendente,
que continúa con el cayado aórtico y después con la aorta descendente o torácica.

De la raíz de aorta ascendente se originan las arterias coronarias izquierda y derecha, que irrigan
las cámaras cardíacas izquierda y derecha respectivamente, así como el miocardio. Además el
corazón también tiene venas que drenan su sangre, son las venas coronarias. El conjunto de todas
las arterias y venas coronarias que rodean las paredes del corazón se denomina sistema coronario.

4.3. FISIOLOGÍA DEL APARATO CIRCULATORIO

La circulación sanguínea de los humanos tiene las siguientes características:

. Es una circulación cerrada. La sangre circula siempre por el interior de los vasos
sanguíneos o por el interior del corazón.
. Es una circulación completa. La sangre oxigenada nunca se mezcla con la sangre
desoxigenada en ningún lugar del circuito sanguíneo.
. Es una circulación doble. La circulación consta de dos circuitos, la circulación menor o
pulmonar, y la circulación mayor, sistémica o general.

La sangre vuelve o retorna al corazón de todo el organismo, pobre en oxígeno y rica en dióxido de
carbono, entrando en la aurícula derecha a través de las venas cavas.
Esta sangre pobre en oxígeno pasa de la aurícula derecha al ventrículo derecho a través de la
válvula tricúspide.
A continuación sale del corazón por la válvula sigmoidea pulmonar o válvula semilunar, y se
dirige a los pulmones a través de la arteria pulmonar.
La sangre desoxigenada llega a los pulmones, donde libera el dióxido de carbono y recoge el
oxígeno. Esta sangre oxigenada vuelve al corazón a través de las venas pulmonares. En este caso
retorna a la aurícula izquierda.
Esta sangre rica en oxígeno pasa de la aurícula izquierda al ventrículo izquierdo por la válvula
mitral.
Finalmente esta sangre oxigenada es impulsada por el corazón, a través de la válvula sigmoide de
la aorta o válvula semilunar, por la arteria aorta hacia todo el organismo, donde dejará el oxígeno
en todas las células y recogerá de nuevo el dióxido de carbono.
Esta sangre de nuevo desoxigenada retornará hacia el corazón, a la aurícula derecha a través de las
venas cavas; iniciado de nuevo el circuito.

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El corazón es una bomba que impulsa la sangre de forma rítmica. Para ello realiza unos
movimientos:
. Sístole. Movimientos de contracción.
. Diástole. Movimientos de dilatación.

Las contracciones del corazón se producen de forma rítmica y continuada a lo largo del tiempo,
alternando la sístole y la diástole de las aurículas y los ventrículos. Esto se conoce como el ciclo
cardíaco.
Cada latido cardíaco se compone de una contracción o sístole y una dilatación o diástole. Se
divide en tres etapas:

. Sístole auricular. Las aurículas se contraen, impulsando la sangre hacia los ventrículos a
través de las válvulas tricúspide y mitral, que están abiertas. Las válvulas semilunares están
cerradas.
. Sístole ventricular. Cuando la sangre llega a los ventrículos, estos se contraen. El empuje
de la sangre hace que se cierren las válvulas tricúspide y mitral, evitando el retroceso de esta a las
aurículas. Simultáneamente se abren las válvulas semilunares, permitiendo que la sangre salga por
las arterias. Esta salida es intermitente y se conoce como el pulso cardíaco.
. Diástole general. Las aurículas y los ventrículos se relajan. Las válvulas semilunares se
cierran. La sangre entra en las aurículas a través de las venas. Los ventrículos, también dilatados,
comienzan a recibir sangre de las aurículas cuando las válvulas mitral y tricúspide se abren.

Como sucede con el resto de órganos del cuerpo humano, la actividad cardíaca está regulada por
el sistema nervioso, en este caso por el sistema nervioso autónomo involuntario.
El corazón presenta unas fibras musculares especializadas capaces de originar y transmitir
impulsos de forma autónoma y rítmica para que se produzca el ritmo cardíaco.

Al conjunto de células con capacidad de autoexcitación se le denomina tejido nodal, y está


formado por los siguientes elementos:

. Nódulo sinoauricular o sinusal (SA). Localizado en la aurícula derecha, próximo a la


desembocadura de la vena cava craneal. Se le conoce como el ¨marcapasos del corazón¨ porque es
el lugar donde se origina el latido cardíaco y se determina su velocidad. Mediante una serie de
fibras, el latido se transmitirá a la aurícula izquierda y al siguiente elemento del tejido nodal, el
nódulo auriculoventricular.
. Nódulo aurículoventricular (AV). Situado igualmente en la aurícula derecha, pero en su
parte inferior, próximo a la válvula tricúspide. Recibe el impulso del nódulo sinoauricular, para
transmitir a continuación el latido, mediante unas fibras de tejido nodal, a lo largo del tabique
interventricular; es el llamado facículo de His. Se dirige en sentido descendente y se ramifica por el
espesor de los ventrículos, formando las fibras de Purkinje.

El nódulo sinoauricular es el que dirige el ciclo, pero, cuando este nódulo falla, la dirección del
ciclo pasa al nódulo auriculoventricular, que también hace latir el corazón, pero a un ritmo más
lento.

Hay distintos factores que pueden afectar tu frecuencia cardíaca:


. Hormonas. La adrenalina y noradrenalina (procedentes de la médula suprarrenal)
aumentan la frecuencia cardíaca. Las hormonas tiroideas también aumentan la frecuencia cardíaca
por diferentes mecanismos.

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. Iones. Cambios en la concentración plasmática de Na+ y K+ afectan la función cardíaca. Un
exceso de estos iones disminuye la frecuencia cardíaca y viceversa. El exceso de K+ disminuye la
generación y propagación de los potenciales de acción disminuyendo la frecuencia cardíaca.
. Ejercicio físico. Se produce una activación del sistema nervioso simpático desde diferentes
estímulos. Durante la actividad física los estímulos procedentes de los quimiorreceptores y
barorreceptores se encargan de regular la frecuencia cardíaca y la presión arterial con el fin de
adecuarla a las necesidades que vayan surgiendo dependiendo de las características del ejercicio que
realicemos.
. Temperatura. El aumento de la temperatura corporal, como ocurre durante la fiebre,
produce un aumento de la frecuencia cardíaca, a veces hasta del doble del valor normal.
. Sexo. Por normal general, las mujeres tienen aproximadamente 10 pulsaciones por minuto
más que los hombres. El motivo reside en que el corazón de estas tiene un tamaño más reducido.
Por lo tanto, la cantidad de sangre que se bombea en cada latido es menor. Para compensar, lo que
hace es latir más rápido.
. Edad. La frecuencia cardíaca varía mucho según la edad. Por norma general los niños
tienen un pulso mucho más acelerado que los adultos.

4.4. EL SISTEMA LINFÁTICO

El sistema linfático es el sistema de transporte secundario del organismo. Se trata de un sistema de


transporte semejante al aparato circulatorio con la diferencia de que no es un sistema cerrado, sino
que se inicia en los tejidos corporales, continúa por los vasos linfáticos y desemboca en la sangre,
realizando por tanto un trayecto unidireccional.

Las funciones del sistema linfático son:

. Ayuda a drenar el fluido de los líquidos intersticiales, donde los capilares venosos no
pueden acceder, para devolverlos a la circulación sanguínea.
. Transporta lípidos y vitaminas liposolubles, que son absorbidos en el aparato digestivo
hasta la sangre.
. Es un sistema defensivo importante, que nos protege frente a microorganismos patógenos y
es capaz de eliminar células anormales, ya que produce, mantiene y distribuye linfocitos.

La linfa es un líquido incoloro compuesto de glóbulos blancos, proteínas, grasas y sales. Se


transporta desde los tejidos hasta la sangre a través de los vasos linfáticos.
En el sistema linfático no existe una bomba que impulse la linfa, a diferencia de lo que ocurre en
el aparato circulatorio sino que se mueve, aprovechando las contracciones musculares. Ello es
posible porque los vasos linfáticos se sitúan entre el tejido muscular y al realizar el cuerpo
movimientos cotidianos o comunes, es cuando se activa la circulación linfática siendo muchísimo
más lenta que la sanguínea.
Los vasos linfáticos son los conductos por donde circula la linfa y son muy similares a las venas
ya que están formados por tejido conjuntivo y unas válvulas en las paredes que evitan el retroceso
de la linfa.
Los vasos linfáticos, según van penetrando en los tejidos corporales, se van haciendo cada vez
más pequeños y más finos hasta convertirse en capilares linfáticos. Aquí es donde se recogen las
sustancias que no pueden ir por la sangre debido a que su tamaño les impide atravesar la pared del

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vaso sanguíneo siendo transportadas a través de los vasos linfáticos que se van haciendo cada vez
más grandes según se van acercando al final del trayecto.
La circulación linfática empieza en los capilares linfáticos, vasos muy finos, de tejido endotelial,
con un extremo ciego, que se unen para formar los vasos linfáticos. Los vasos que proceden de las
vellosidades intestinales se denominan vasos quilíferos, y desembocan en la cisterna de Pecquet. A
lo largo de su trayecto, estos vasos atraviesan los ganglios linfáticos.
Los vasos linfáticos convergen en dos troncos principales:
. Conducto linfático derecho. Recoge la linfa de toda la mitad derecha del organismo y la
drena en el tronco braquiocefálico derecho. De esta manera se devuelve la linfa a la circulación
sanguínea.
. Conducto torácico. Drena la linfa de la parte izquierda de la cabeza, el cuello y el tórax, la
extremidad superior izquierda, el abdomen, la pelvis y las extremidades inferiores; en el tronco
braquiocefálico izquierdo.
Estos conductos desembocan finalmente en el torrente sanguíneo, concretamente en la vena cava
superior y en la vena subclavia izquierda.
Los ganglios linfáticos son nódulos pequeños con un tamaño inferior a un centímetro que en
condiciones normales no se llegan a palpar. Se encuentran formando racimos en varias zonas del
cuerpo como el cuello, las axilas, las ingles, el tórax y el abdomen.
Las funciones de los ganglios linfáticos son la de filtrar la linfa de sustancias extrañas, como
bacterias y células cancerosas, y destruirlas, así como producir glóbulos blancos, como linfocitos,
monocitos y células plasmáticas, encargados de destruir a las sustancias extrañas.
Cuando hay una infección en el organismo, los ganglios linfáticos aumentan su tamaño debido a
la producción adicional de glóbulos blancos para hacer frente a la misma. Al hacerse más grande es
cuando se pueden llegar a palpar y es un indicador de que nuestro cuerpo está respondiendo.

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Los órganos linfoides primarios es donde maduran los linfocitos y son el timo y la médula ósea.
El timo es una glándula formada por dos lóbulos y situada detrás del esternón. Su función es la
maduración de los linfocitos T.
La médula ósea es el tejido donde se fabrican las células de la sangre, glóbulos rojos, glóbulos
blancos y plaquetas. Se encuentra en el interior de los huesos y es donde maduran los linfocitos B.
En los órganos linfoides secundarios es donde se presentan las sustancias extrañas o antígenos y
se inicia la respuesta inmune específica. Son los ganglios linfáticos, el bazo y el MALT.
Los ganglios linfáticos producen glóbulos blancos ante la presencia de un antígeno.
El bazo esta situado en el lado izquierdo de la cavidad abdominal y formado por la pulpa blanca,
correspondiente al tejido linfoide y la pulpa roja, a los vasos sanguíneos. Su función inmunológica
consiste en la producción de anticuerpos y la destrucción de bacterias.
El MALT que es el tejido linfoide asociado a mucosas, se encuentra en el tracto gastrointestinal,
respiratorio y genitourinario.

4.5. ENFERMEDADES DE LA SANGRE

En esta unidad dividiremos las enfermedades frecuentes entre las enfermedades de la sangre,
enfermedades del aparato circulatorio y enfermedades del sistema linfático.
Entre las enfermedades sanguíneas más habituales cabe destacar:

. Anemia. La anemia es una afección en la cual careces de suficientes glóbulos rojos sanos
para transportar un nivel adecuado de oxígeno a los tejidos del cuerpo. La anemia, también
conocida como nivel bajo de hemoglobina, puede hacer que te sientas cansado y débil. Existen
muchas formas de anemia, cada una con su propia causa.
Los síntomas de la anemia suelen ser cansancio, debilidad, piel pálida o amarilla, latido cardíaco
irregular, dificultad para respirar, mareo, dolor en el pecho, manos y pies fríos, dolor de cabeza, etc.
Existen muchos tipos; pero los más comunes tipos de anemia son:
- Anemia ferropénica. La anemia ferropénica ocurre cuando el cuerpo no tiene
suficiente cantidad hierro. El hierro forma parte de la hemoglobina. La anemia por deficiencia de
hierro es la forma más común de anemia. En general, la anemia por deficiencia de hierro se puede
corregir con suplementos de hierro.
- Anemia megaloblástica o perniciosa. Es la anemia por deficiencia de vitaminas.
Conlleva una falta de glóbulos rojos saludables cuya causa se atribuye a tener cantidades inferiores
a las normales de vitamina B12 y de ácido fólico.
En la anemia megaloblástica, la médula ósea produce glóbulos rojos grandes y anormales
(megaloblastos). Esto puede ocurrir si no comes suficientes alimentos que contengan ácido fólico o
vitamina B12, o si tu cuerpo tiene problemas para absorber o procesar estas vitaminas. Sin estos
nutrientes, el cuerpo produce glóbulos rojos que son demasiado grandes y que no funcionan
adecuadamente. Esto reduce su capacidad de llevar oxígeno.
- Anemia de células falciformes. La anemia de células falciformes forma parte de un
grupo de trastornos hereditarios. Afecta la forma de los glóbulos rojos que llevan oxígeno a todo el
cuerpo.

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Normalmente, los glóbulos rojos son redondos y flexibles para desplazarse fácilmente por los
vasos sanguíneos. En la anemia de células falciformes, algunos glóbulos rojos tienen forma de hoz
o de media luna. Estos glóbulos también se vuelven rígidos y pegajosos, lo que puede retrasar o
bloquear el flujo sanguíneo.
- Talasemia. Es un trastorno sanguíneo hereditario que hace que tu cuerpo tenga
menos hemoglobina de lo normal.

. Leucemia. La leucemia es un tipo de cáncer que se desarrolla en la sangre. Pese a que hay
distintos tipos, la mayoría afectan a los glóbulos blancos. Es un de los cánceres más comunes.
Las causas no están demasiado claras, aunque sí se sabe que existen determinados factores de
riesgo: tabaquismo, haber pasado anteriormente por tratamientos oncológicos, exposición a
compuestos químicos concretos, trastornos genéticos, antecedentes familiares…
Los síntomas más comunes de la leucemia son los siguientes: fiebre, debilidad y fatiga, aparición
de manchas rojas en la piel, infecciones recurrentes, sangrado nasal, escalofríos, pérdida de peso,
aparición de hematomas, dolor en los huesos, etc.

. Hemofilia. Es una enfermedad sanguínea en la que la sangre pierde total o parcialmente la


capacidad de coagular, dado que el enfermo no dispone de las suficiente proteínas de coagulación.
La causa suele ser genética.
La manera más rápida de detectar una hemofilia es si la persona está sangrando durante mucho
tiempo después de una pequeña lesión. Los síntomas más comunes de la hemofilia son: sangrado
excesivo después de un corte, sangrados sin causa aparente, sangre en la orina y/o heces, aparición
de hematomas, sangrado nasal, dolor en las articulaciones…

. Leucopenia. Enfermedad sanguínea en la que el número de glóbulos blancos o leucocitos


es más bajo de lo normal. Por lo tanto, se trata de un trastorno caracterizado por una afectación a la
producción de las células del sistema inmunitario.
Al estar en un número demasiado bajo, el cuerpo no puede combatir correctamente los ataques de
bacterias, virus, hongos y parásitos. Dependiendo de si solo afecta a una célula inmune concreta o a
varias, la gravedad de la enfermedad será mayor o menor.

. Trombocitopenia. Es una enfermedad sanguínea caracterizada por un bajo recuento de


plaquetas o trombocitos.
La causa suele ser por padecer leucemia u otros trastornos del sistema inmunitario, aunque el
factor genético continúa siendo importante. También puede ser un efecto secundario a la
administración de determinados medicamentos.
Dado que también se ve afectada la coagulación, los síntomas son similares a los de la hemofilia,
aunque en este caso no es debido a la falta de proteínas de coagulación, sino directamente a una
baja producción de plaquetas.

4.6. ENFERMEDADES DEL SISTEMA CIRCULATORIO

Entre las enfermedades del sistema circulatorio destacan:

. Arritmias. En general son alteraciones en el ritmo o la frecuencia cardíaca.


Su causa suele ser que el impulso cardíaco eléctrico no se genera adecuadamente, tiene un origen
erróneo o están alteradas las vías de conducción del impulso.

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Si el corazón late demasiado rápido se llama taquicardia, y si late de manera demasiado lenta
bradicardia. También puede latir de manera irregular.
Una arritmia puede no causar daño, ser una señal de otros problemas cardíacos o un peligro
inmediato para la salud.

La taquicardia es la aceleración del ritmo cardíaco por encima de los 100 latidos por minuto,
debido a un aumento del ritmo de excitación del nódulo sinoauricular. Puede estar provocada por el
tabaco, alcohol, cafeína y cocaína, que dan lugar a alteraciones del sistema de conducción.

La bradicardia o braquicardia se produce cuando el ritmo cardíaco es inferior a 60 latidos por


minuto, debido a una disminución del ritmo del nódulo sinoauricular. Su causa suele ser el
envejecimiento, la cicatriz tras un infarto, una isquemia cardíaca (aporte deficiente de sangre y
oxígeno al músculo cardíaco), etc.

. Angina de pecho. Dolor torácico opresivo por falta temporal de sangre en el músculo
cardíaco, lo que se denomina isquemia. No suele dejar secuelas, y el corazón se recupera
totalmente.
Su principal causa es el depósito de lípidos como el colesterol en la pared arterial.

. Infarto de miocardio. Dolor torácico intenso y mantenido en el tiempo que puede


extenderse al hombro y el brazo izquierdo. Se produce cuando se interrumpe de forma permanente
el flujo de sangre de los vasos coronarios, ocasionando la necrosis del miocardio por falta de
oxígeno. Suele dejar secuelas.
Sus causas suelen ser un coagulo de sangre o la arterioesclerosis.

. Hipertensión arterial. Aumento de la presión sanguínea sobre las paredes arteriales. Se


dice que una persona es hipertensa cuando sus valores de presión diastólica y sistólica son
superiores a 90 y 140 milímetros de mercurio respectivamente.
Sus causas son variadas y algunas aún desconocidas, destacando enfermedades renales y elevado
nivel de aldosterona, que es una hormona de las glándulas suprarrenales.

. Arterioesclerosis. Pérdida de elasticidad y endurecimiento de las paredes arteriales por la


acumulación de sustancias grasas como el colesterol y los triglicéridos, que forman placas de
ateroma y disminuyen la luz del vaso. Este proceso de hipertensión arterial favorece la formación
de coágulos sanguíneos denominados trombos.
La causa exacta no se conoce, pero el tabaco y elevadas cantidades de grasas en la alimentación
junto con la diabetes son las más conocidas.

. Trombosis. Oclusión de un vaso sanguíneo. Si el vaso irriga el corazón se denomina


trombosis coronaria. Si obstruye una vena pulmonar se llama embolia pulmonar; y si es una arteria
cerebral la que bloquea se denomina embolia cerebral.
Sus causas son variadas, por ejemplo una disminución en la velocidad de la corriente sanguínea
por estar demasiado tiempo en reposo o por deshidratación; por lesiones tras una cirugía, herida o
inflamación; o por un aumento de agentes de coagulación o disminución de agentes que disuelven
coágulos debido a ciertos medicamentos.

. Varices. Dilataciones de las venas debidas a la incapacidad de establecer un retorno eficaz


de la sangre al corazón. Suelen aparecer en los miembros inferiores.
Son frecuentes en mujeres que han tenido muchos hijos o en profesiones que, por su trabajo están
mucho tiempo de pie.

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Su origen más habitual son las válvulas defectuosas de las venas, y suelen aparece con más
frecuencia tras el embarazo.

4.7. ENFERMEDADES DEL SISTEMA LINFÁTICO

Las enfermedades del sistema linfático más comunes son:

. Adenopatía. Hinchazón e inflamación de un ganglio linfático que aumenta su tamaño


normal.
Las causas que pueden producir la aparición de una adenopatía son múltiples, desde una infección
o una herida, hasta una neoplasia, linfoma o una enfermedad autoinmune.
Las adenopatías por sí mismas no requieren tratamiento. Dado que la mayoría de los casos son de
origen viral, únicamente requerieren tratamiento sintomático con antitérmicos (paracetamol o
ibuprofeno). Cabe mencionar que los ganglios pueden permanecer inflamados tiempo después de
haberse curado la infección.

. Linfedema. Es un tipo de edema provocado por la obstrucción o mal funcionamiento de


los vasos linfáticos. Se produce cuando el sistema linfático no es capaz de drenar la linfa y provoca
una hinchazón por acumulación de líquido en los tejidos blandos del cuerpo.
En casos extremos se denomina elefantiasis y se caracteriza por inflamación de los vasos
linfáticos, ganglios y piel debido a infecciones bacterianas por fallo del sistema inmunitario como
consecuencia del trastorno linfático. La elefantiasis presenta una piel dura que recuerda al elefante
(de ahí su nombre) y causa también malformaciones óseas.

. Linfangitis. Proceso inflamatorio de los conductos linfáticos, generalmente de origen


infeccioso.

. Linfoma. Es un tipo de cáncer que se origina en el tejido linfático. Puede afectar a los
ganglios linfáticos, el bazo, el timo y la médula ósea.

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