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Inmunología
3º Grado en Biotecnología
Facultad de Ciencias
Universidad de Cádiz
INTRODUCCIÓN
Las moléculas de MHC son proteínas de membrana presentes en casi todas las células del organismo (MHC-I) y están compuestas por
dos cadenas. Su función es la de presentar antígenos a los linfocitos T, que sólo son capaces de reconocer a esos antígenos cuando se
combinan con una molécula de MHC de una APC.
El juego de moléculas de MHC de cada individuo determina el repertorio de Ag a los que los linfocitos T de ese individuo va a
responder (restricción por e MHC propio). Existe un gran polimorfismo en el MHC, lo que sirve de base a la distinta susceptibilidad a
distintas enfermedades y el desarrollo de procesos autoinmunes.
Este polimorfismo entre los genes de MHC es debido a que es un sistema poligénico (existen varios loci genéticos para el MHC);
algunos loci son polialélicos (existen diferentes alelos para cada loci en la población); la expresión de los genes de MHC es
codominante, es decir se expresan tanto los genes maternos como los paternos; y algunos loci no son polimórficos o son poco
polimórficos, ya que no existen muchos alelos en la población (en humanos encontramos las MHC conocidas como HLA-E y HLA-C).
En una población el polimorfismo de MHC sirve para evitar que los microorganismos patógenos desarrollen estrategias basadas en
impedir que sus péptidos se puedan unir a moléculas de MHC. Por lo que el polimorfismo sirve para la protección tanto a nivel
individual como poblacional frente a patógenos.
ESTRUCTURA DE MHC-I
Están constituidas por 2 cadenas polipeptídicas: una cadena pesada, o cadena alfa, y una cadena beta-2-microglobulina.
Ambas se encuentran asociadas ente sí mediante interacciones no covalentes.
La beta-2-microglobulina es idéntica en todos los individuos de la misma especie y el gen que lo codifica no se encuentra en el MHC.
Pertenece a la superfamilia de las Ig, ya que su secuencia de aa y estructura es muy similar al tercer dominio constante de la cadena pesada de las Ig.
En cambio, la cadena alfa es muy variable entre los individuos de la misma especie, siendo responsable del polimorfismo antigénico
de las MHC-I. Presentan tres zonas bien definidas: una región extracelular de mayor tamaño, una pequeña región hidrófoba
transmembrana, y una región citoplasmática. La zona extracelular está organizada en 3 dominios de unos 90 aa, alfa-1, alfa-2 y alfa-3,
mantenidos por la existencia de puentes disulfuro intracatenarios.
La variabilidad de la MHC-I se encuentran mayoritariamente en los dominios alfa-1 y alfa-2. Esto es debido a que estos dominios
forman el surco de unión a Ag, por lo que en estos dominios encontramos las regiones variables de las cadenas de MHC-I. Este surco
de unión, al igual que veremos en MHC-II, se encuentra en una disposición de lámina-beta, por lo que los péptidos que se unan a éste
se encontrarán en disposición lineal.
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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Tema 10: Complejo Mayor de Histocompatibilidad (MHC)
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4. Las MHC no discriminan entre péptidos extraños y propios.
5. Los “pockets” son regiones hidrófobas que interaccionan con aaa hidrófobos o con algunos aa básicos.
6. Si la interacción entre el receptor y el complejo MHC-péptidos produce mucha energía, significa que se va a producir una
buena activación del linfocito T
ZONAS DE UNIÓN A CD4 Y CD8
Los dominios alfa-3 de MHC-I y beta-2 de MHC-II reaccionan con las moléculas de membrana CD8 y CD4, respectivamente.
Las CD interaccionan, entonces, con los dominios no polimórficos y que no forman parte del sitio de unión al péptido antigénico.
La afinidad entre MHC-linfocito T está restringida por la interaccionen de los correceptores.
La interacción de estas CD con las MHC es muy importante ya que de esta interacción depende la activación de los linfocitos T y la
consiguiente respuesta inmune frente a péptidos extraños. Por lo que la función de las MHC será la presentación de péptidos
antigénicos para la activación de linfocitos T.
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2. Codominancia: Los genes MHC son codominantes, por lo que todos se expresan. Una misma célula tiene MHCs de dos tipos o más
ya y si tiene dos genes distintos va a producir ambas moléculas.
Los haplotipos heredados de cada progenitor determinan el haplotipo del hijo. La determinación de los haplotipos HLA es de gran
importancia para la realización de algunos trasplantes de órganos, principalmente los de médula ósea.
Una familia formada por una pareja, en la que el padre tiene los haplotipos a (A2, B8, Cw1 y DR1) y b (A·, B7, Cw3 y DR4), y la madre
los haplotipos c (A2, B7, Cw2 y DR2) y d (A11, B13, Cw3 y DR5). En consecuencia, los hijos podrán heredar cuatro combinaciones
distintas de estos haplotipos.
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Una pareja ha tenido 8 hijos, con los haplotipos HLA que se muestran en la figura. En el caso de que el hijo nº1 necesitase un trasplante de un órgano,
por ejemplo de médula ósea, solo habría un hermano de los representados que comparte los dos haplotipos HLA, y que sería el mejor candidato a la
hora de donar (el hermano nº8, ya que posee ambos cromosomas iguales al 1).
MHC Y ENFERMEDAD
Algunas enfermedades aparecen con mayor frecuencia en personas que expresan un determinado alelo HLA. Cuando esta asociación
tiene un valor estadísticamente significativo, se considera como un factor de susceptibilidad o un marcador de riesgo a padecer a
enfermedad, y se puede cuantificar estadísticamente como “riesgo relativo” (RR), que da una idea de la mayor o menor probabilidad
que tiene un sujeto a padecer una determinada enfermedad si presenta dicho alelo HLA. Algunas enfermedades relacionadas con este
hecho las encontramos en el siguiente cuadro:
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El receptor de linfocito T es un heterodímero formado por dos cadenas (α y β) polipeptídicas transmembrana unidas entre sí, de forma
covalente, por medio de un enlace disulfuro; por tanto, es conocido por TCR - αβ. El otro tipo que existe, menos común, posee una
cadena ɣ unida a una cadena δ, por lo que se le conoce como TCR-ɣδ.
La estructura de los dominios del TCR es muy similar a la de las inmunoglobulinas, por lo que los TCR se incluyen en esta superfamilia.
Cada cadena polipeptídica posee además de una región transmembrana hidrofóbica y una cola citoplasmática, 2 dominios homólogos
a los de las inmunoglobulinas: uno variable (V) y otro constante (C).
• Dominio variable (V). Se encuentra en el extremo N-terminal
Los dominios variables del TCR contienen 3 regiones hipervariables en disposición de lámina beta (tres en cada una de las cadenas), que
secuencias cortas de aa donde se concentra la variabilidad entre diferentes TCR. Son las regiones determinantes de la complementariedad
(CDR), que permiten el reconocimiento específico de los complejos péptido–MHC.
Al igual que en las Ig hay 6 y la CDR3 es la que más interactúa con el complejo péptido-MHC; mientras que CDR1 y CDR2 interactúan en
mayor medida con la MHC.
• Dominio constante (C). Se encuentra en el extremo C-terminal
Los dominios constantes del TCR siguen de las regiones transmembrana hidrófobas que se caracterizan por presentar aa con carga
positiva que interactúan con aa de carga negativa, presentes en regiones transmembrana de otros polipéptidos (como los del complejo
CD3 que forman parte del complejo TCR).
Las cadenas del TCR tienen colas citoplásmicas C-terminal que son demasiado pequeñas para transmitir señales, por ello, requiere de
moléculas asociadas al TCR que sirvan para transmitir la señal. Es el caso del complejo de membrana del TCR.
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Tema 10: Complejo Mayor de Histocompatibilidad (MHC)
Estos correceptores CD4 y CD8 son capaces de unirse a las regiones conservadas o no polimórficas de las moléculas MHC-II y MHC-I,
respectivamente, en las células presentadoras de Ag (APC) o en células diana. Y su función sería doble:
• Aumentar la afinidad del complejo TCR/CD3 por el complejo Ag/MHC.
• Amplificar la transducción de señales intracelulares que se producen tras la unión con el complejo Ag-MHC, y que le indican
al linfocito T que se ha detectado un Ag. Esta función la ejercen gracias a que en la cola citoplasmática de CD4 y CD8 se asocia
una enzima conocida como p56LCK tirosin quinasa que añade fosfatos a residuos de tirosina.
Las funciones más importantes de CD4 y CD8 se han demostrado mediante muchos tipos de experimentos. Entre estos mencionamos:
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1) Si bloqueamos los CD4 con anticuerpos, estos se aproximan Ac específicos frente a CD4 bloquean específicamente la estimulación por
Ags presentados por APCs en combinación con moléculas MHC-II, mientras que Ac específicos frente a CD8 bloquean específicamente la
estimulación por Ags presentados por APCs en combinación con moléculas de MHC-I.
2) El TCR de un clon de linfocitos T colaboradores (CD4+) se expresó en un clon de linfocitos T que no expresaban CD4, y estos no podían
ser estimulados por APCs que llevaban el Ag para el que era específico ese TCR, unido a moléculas MHC-II. Tras restaurar la expresión de
CD4 en estos linfocitos, la estimulación volvía a ocurrir.
3) Una APC que carece de molécula MHC no puede presentar Ags ni activar linfocitos. La capacidad de activar linfocitos se recupera tras
restaurar la expresión (mediante transfección) de moléculas de MHC normales en las APCs.
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El TCR de un linfocito T determinado interacciona con dos de las siguientes moléculas al mismo tiempo.
a) Una molécula de MHC determinada y un péptido determinado unido a ella
b) MHC-I y MHC-II
c) Péptidos y glicolípidos
d) Péptidos solubles y péptidos unidos al MHC
e) Moléculas CD4 y CD8
Explica muy brevemente las señales intracelulares que ocurren de forma inmediata tras el reconocimiento específico de un antígeno
por parte de un linfocito T.
Los linfocitos T citotóxicos (CTL) específicos frente a virus generados a partir de los ratones de la cepa A infectados por virus matan solo
células diana singénicas (cepa A) infectadas por ese virus. Los CTL no matan dianas sin infectar de la cepa A (que expresan p éptidos
propios, pero no péptidos víricos) ni dianas infectadas de la cepa B (que expresan diferentes alelos del MHC a las de la cepa A). Mediante
el uso de cepas de ratón congénicas que difieren solo en loci de la clase I del MHC, se ha demostrado que el reconocimiento del antígeno
por los CTL CD8 + está restringido por la clase I del MHC propio.
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Las moléculas que intervienen en el reconocimiento específico del antígeno son los anticuerpos y los receptores de Ag de las células T
(TCR); cuando reconocen al Ag específico, inician la respuesta inmunitaria adaptativa y a una expansión de clones celulares específicos.
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