Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Facundo Guerra
Andrés Paya
Julio de 2023
Existen diversas maneras en las que una sociedad puede organizar su sistema
social y la reproducción del mismo. Podemos suponer que, la lógica deseable de esta
organización lleva implícita la idea de una distribución del trabajo colectivo y lo
producido, de manera tal que permita la reproducción del sistema social que a su vez
posibilite la reproducción de la vida. Dicha suposición que suena casi a una obviedad se
pone en duda cuando consideramos el capitalismo pues, también es evidente que el
modo de producción capitalista extendido a escala global no es capaz de satisfacer las
necesidades de reproducción material de la gran mayoría de la población mundial y,
por el contrario, genera de forma permanente un empeoramiento de las condiciones
materiales de vida de millones de seres humanos. Sin embargo, ninguna de estas
consecuencias ni las crisis y contradicciones que lo han atravesado han provocado su
derrumbe.
Por otro lado, podemos pensar que el capitalismo es un sistema complejo que,
más allá de ser una estructura económica, también puede ser interpretado a partir de
un discurso con narrativas que influyen en la sociedad y moldean la realidad social.
Estas narrativas se apoyan en ideas que construyen significados y valores que, una vez
introyectados en la sociedad, legitiman y naturalizan las lógicas de explotación y
opresión inherentes a este sistema. En este sentido, uno de los mecanismos más
poderosos del discurso capitalista es la asignación de significados cambiantes a
términos clave como riqueza, propiedad privada, progreso, desarrollo, democracia y
Estado entre otros. Estos términos se resignifican y se ajustan según las necesidades de
reproducción y consolidación del capital, convirtiéndose en los pilares fundamentales
de la narrativa hegemónica del capitalismo y de las practicas que instrumentaliza.
Por su parte Perry Anderson (Anderson, 1997) nos menciona que, lo que
podemos definir como neoliberalismo se distingue del liberalismo clásico desde sus
orígenes y al mismo tiempo se conforma como una reacción teórica y política en
contra el Estado intervencionista y el Estado de Bienestar. Según Anderson, el texto
fundacional de este movimiento fue "Camino de Servidumbre" escrito por Friedrich
Hayek en 1944. Este libro constituye un ataque contra cualquier intervención estatal
en los mecanismos del mercado, lo que es considerado como una amenaza no solo
para la libertad económica sino también para la libertad política. En 1947, tres años
después, cuando el Estado de Bienestar estaba estableciéndose en Europa después de
la primera guerra mundial, Hayek convocó un encuentro en Mont Pélerin, Suiza,
reuniendo una serie de personalidades que compartían su pensamiento. Esta reunión
dio lugar a la creación de la Sociedad de Mont Pélerin, cuyo objetivo era combatir el
keynesianismo y el solidarismo predominantes y sentar las bases para un tipo de
capitalismo más puro y libre de regulaciones. Su argumento principal consistía en
advertir sobre los peligros que representaba cualquier intervención regulatoria del
Estado en el mercado ya que, el nuevo "igualitarismo" promovido por el Estado de
Bienestar socavaba la libertad de los ciudadanos y la competencia, que era esencial
para la prosperidad de todos al tiempo que, sostenían que la desigualdad era un valor
positivo que las sociedades occidentales necesitaban imperiosamente. (Anderson,
1997)
Desde otra perspectiva los autores Lavat y Dardot (2013) nos plantean una
mirada según la cual el neoliberalismo se trataría más que, de una ideología o política
económica, de una racionalidad de gobierno cuya principal característica pasaría por la
generalización de la competencia corno principio de conducta y de la empresa como
forma de subjetivación. El concepto de racionalidad de gobierno fue desarrollado por
Foucault (2007) para dar cuenta de aquellas racionalidades por las que se han
instrumentalizado procedimientos por medio de los que se dirige, desde la
administración de Estado, la conducta de las personas. De manera tal que, al
incorporar el concepto de racionalidad de gobierno se refieren a que, dicha
racionalidad, no solo tiende a organizar la acción de los gobernantes sino también el
comportamiento de los propios gobernados. Es en este concepto de racionalidad
donde encuentran la respuesta a cómo, a pesar de las consecuencias negativas que
implican el desarrollo de políticas neoliberales, las mismas siguen teniendo una
inusitada vigencia entendiendo que el neoliberalismo es productor de determinadas
relaciones sociales, formas de vivir y subjetividades, es decir maneras específicas de
existir. Así, el neoliberalismo puede ser definido como el conjunto de discursos,
prácticas y dispositivos que establecen una forma propia de gobierno de las personas
bajo el principio universal de la competencia. En coincidencia con Michel Foucault
(2007) los autores destacan que el neoliberalismo tiene su acto fundacional en el
Coloquio Walter Lippmann realizado en 1938. Sobre ello nos van a decir que, los que
pensaron el neoliberalismo en aquella ocasión, no lo concibieron como una
continuidad del liberalismo clásico con sus premisas de laissez faire, por el contrario,
consideraron que el dogmatismo del laissez faire y el reformismo social que se estaba
implementando posteriormente para resolver la crisis del capitalismo de la década 30,
conducían al peligro del colectivismo y el socialismo. La base del planteo partía de
considerar que el mercado no era un producto espontaneo de la naturaleza, como
pensaran los liberales clásicos, sino que es el resultado de una acción deliberada y
racional del hombre y como tal debe ser construido por el Estado. De ahí que el
neoliberalismo no se trataría de una retirada del Estado sino por el contrario, un
Estado fuerte que interviene para garantizar las condiciones necesarias para la
reproducción del mercado pero sin intervenir en la economía. (Dardot y Laval 2007)
Las crisis generadas durante la primera década del presente siglo y, sobre todo
la ocurrida en 2008 con repercusiones globales, pusieron en jaque al neoliberalismo
dando lugar a replanteos con avances y retrocesos del orden neoliberal. Creemos que
actualmente estamos inmersos en ese proceso, sin que podamos avisorar un resultado
claro de esta etapa en curso.
Por otro lado es necesario mencionar que esa misma narrativa discursiva se
encargaba de invisibilizar las consecuencias negativas del modelo, facilitando que las
políticas neoliberales alcanzaran un alto grado de acuerdo en amplios sectores
sociales, lo que permite comprender la rapidez y el consenso logrado para
instrumentalizar las reformas. Así, y tras lo que había ocurrido en la década del
ochenta en pocos años el programa neoliberal lleva adelante las premisas del
consenso de Washington, e instala un pensamiento ideológico legitimado, planteado
como único posible (Brieguer, 2002) para alcanzar el desarrollo y la modernidad en
contraste con lo que había significado la década anterior. La demonización del Estado y
la ponderación de lo privado y el mercado fueron las premisas fundamentales que se
articularon en el discurso. En este contexto se impone la idea de un Estado ineficiente,
corrupto, y que todo servicio o empresa en manos del Estado debe pasar a manos del
mercado para garantizar su funcionamiento.
Nos parece importante resaltar que a pesar del relato liberal que preconizaba
artificiales consensos de ficción democrática, se dieron y se dan muchas y variadas
resistencias a lo largo de Latinoamérica que recibieron y reciben la embestida
discursiva de negación y demonización de la narrativa neoliberal. Introducir en nuestro
análisis estas resistencias explicadas a través de ciclos de conflictividad, nos resulta
relevante por considerarlos campos en donde, desde la resistencia a las políticas
neoliberales, se expresan las tensiones propias del neoliberalismo en esta fase de
explotación.
El año 1994, con la irrupción pública del movimiento zapatista, fue señalado
como el momento de apertura del ciclo de conflictividad social que se extenderá
durante los años noventa y parte de la década siguiente, con sus particularidades
regionales en la geografía Latinoamericana. También y, en relación a este ciclo,
debemos mencionar las luchas del Movimiento de Trabajadores Rurales de Brasil que,
si bien ha tenido instancias anteriores de lucha en el tiempo, renuevan la disputa a la
luz de las políticas articuladas con el consenso de Washington; los movimientos de
piqueteros y trabajadores desocupados que surcaron la geografía de Argentina a partir
del año 1996 junto con las organizaciones campesinas las que, en el año 2000 van a
confluir en el Movimiento Nacional Campesino Indígena; el movimiento indígena de
Ecuador que junto a las movilizaciones campesinas y del Frente Unitario de
Trabajadores tomaron las calles en protesta al gobierno de Abdalá Bucaram; la guerra
del agua en Bolivia durante los años 2000 y 2001 y, la del gas ocurrida en el año 2003
también en este país, y por ultimó el conflicto de la comuna de Oaxaca, México
ocurrido en 2006. Todas estas expresiones de resistencia organizada contra el
neoliberalismo, que abarcaron distintas geografías latinoamericanas, se dieron junto a
otras protestas, movilizaciones, puebladas de organizaciones de base que articulaban
espacios de organización, resistencia y lucha en las resquebrajadas fisuras que el
neoliberalismo dejaba en el tejido social.
La respuesta dado por los países a la crisis neoliberal fueron diversas, mientras
algunos países mostraron una continuidad con aquellas desde la instrumentalización
de un neoliberalismo de guerra, otros avanzaron desde planteos más confrontativos
desde el socialismo del siglo XXI o socialismo comunitario mientras que, desde los
neodesarrollismos adoptaron posiciones intermedias y de transacción desde un
reposicionamiento con el capitalismo global. Si bien los últimos dos modelos
mencionados morigeraron el impacto del neoliberalismo, insertos en un mundo
desigual la explotación tomó otros rumbos, a partir de una reconfiguración del
capitalismo. En este sentido coincidimos con Seoane (2018) quien observa que la crisis
económica desencadenada en el año 2008 dio lugar a un avance de los sectores más
conservadores de los poderes imperiales, propiciando a su vez un resurgir de las
fuerzas políticas nacionales alineadas con los intereses del capital internacional. Así, las
transformaciones operadas en el centro del capitalismo y sus derivaciones en
Latinoamérica pueden ser leídas como un renovado neoliberalismo.
En este sentido nos parece oportuno volver a mencionar el estudio que realiza
Harvey (2005) sobre los mecanismos con los que se fue estructurando el
neoliberalismo, desde un análisis del capitalismo y las respuestas que ha dado a las
crisis de sobreacumulación. Para ello destacamos el concepto de acumulación por
desposesión que desarrolla como marco explicativo. Resalta el autor que la
acumulación originaria descripta por Marx no es algo que ocurre una vez, sino que es
un proceso concomitante al capitalismo en todo su desenvolvimiento histórico con lo
que podemos observar procesos de acumulación originaria en todas sus fases, de ahí
que prefiera el término de acumulación por desposesión. El planteo es que, en una
crisis de sobreacumulación y ante la incapacidad de generar una mayor acumulación
por medio de una reproducción ampliada, para que el capital sobreacumulado no
pierda valor, los excedentes pueden ser absorbidos por desplazamientos del capital en
proyectos de largo plazo en términos de tasa retributiva de ganancia, por ejemplo
educación, infraestructura, entre otros, o bien por desplazamientos espaciales
incorporando nuevas territorialidades a los mecanismos de explotación del capital o
con una combinación de ambas. La expansión geográfica del capital como respuesta a
una crisis de sobreacumulación, crea un espacio articulado en función de las relaciones
de explotación del capitalismo necesarias para su reproducción y funcionamiento. La
consecuencia de este mecanismo desencadena procesos depredatorios, convirtiendo
estos espacios en meras mercancías y expulsando de ellos a todo lo que no se
configura en una lógica mercantilista.
Conclusiones
Laval, C., Dardot, P. (2013) La nueva razón del mundo. Un ensayo sobre la
sociedad neoliberal. Barcelona: Gedisa
Laval, C., Dardot, P. (2013) La nueva razón del mundo. Un ensayo sobre la
sociedad neoliberal. Barcelona: Gedisa