Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Lección 1 de 6
El término apoyos fue introducido por primera vez por la AAIDD en 1992
(Luckasson et al., 1992). Aunque se introdujo de modo vago e impreciso,
los autores ya reconocieron el carácter esencial y la relevancia del
constructo, llegando a añadir al título de la 9ª definición de discapacidad
intelectual la expresión “sistemas de apoyos”. El objetivo entonces
perseguido al introducir el concepto de ‘apoyos’ era identificar las
distintas fuentes de apoyos a las que pueden acceder las personas con DI
para mejorar su funcionamiento cotidiano (p. ej., personales,
tecnológicas, servicios), sus funciones (p. ej., acceso a la comunidad,
asistencia laboral y en la vivienda, planificación financiera), el grado de
intensidad que caracteriza a los apoyos que resultan necesarios (aunque
sin una metodología de evaluación de dicha intensidad) y su papel en la
mejora de resultados personales. Se introdujo ya la distinción entre
apoyos naturales (los que ocurren en ambientes habituales, integrados y
son proporcionados por los individuos que normalmente trabajan, viven
o se desenvuelven en ellos) y los profesionales (costeados,
proporcionados por expertos o técnicos), lo que contribuyó a ayudar a los
servicios y las organizaciones a distinguir entre “programas” (aplicables
a todas las personas) y “apoyos individualizados” (basados en las
necesidades idiosincráticas de cada persona).
Lección 2 -
El paradigma de apoyos en la actualidad
• 1
• 2
2
• 3
Intentar responder a la pregunta sobre qué apoyos necesita la persona para tener más éxito en
sus actividades diarias nos sitúa en el marco idóneo para trabajar con buena predisposición y
actitud positiva para identificar necesidades individuales y prestar apoyos personalizados. La
aparente sencillez de la pregunta nada tiene que ver con la frecuentemente complicada
respuesta. La planificación, la gestión y la provisión de apoyos pueden convertirse en retos
complicados pues se trata de procesos sin fin, que deben ajustarse de forma continua a los
constantes cambios (p. ej., cambios en las condiciones ambientales, en los deseos y
aspiraciones de la persona, en la estructura y composición de sus redes de apoyo, en sus
condiciones de salud).
Para evaluar qué apoyos necesita la persona para funcionar con éxito en sus actividades
cotidianas (en otras palabras, para identificar sus necesidades de apoyo), se utiliza,
principalmente, la Escala de Intensidad de Apoyos, conocida como ‘SIS’ por sus siglas en inglés
(‘Supports Intensity Scale’). Este instrumento resulta de gran utilidad para determinar el perfil y
la intensidad de la necesidad de apoyos de personas con discapacidad intelectual. Podemos
encontrar dos versiones. Ambas versiones se aplican en formato de entrevista, realizada por un
entrevistador cualificado, al menos a dos informantes que conozcan bien a la persona,
preferiblemente de distintos ámbitos (p. ej., familiar y profesional o profesor).
Conocida como SIS o como SIS-A (Verdugo, Arias e Ibáñez, 2007), que también ha sido
adaptada al catalán (Giné et al., 2007). La SIS-A se divide en tres secciones:
Se ha de tener en cuenta, no obstante, que esta clasificación, realizada a partir del percentil
obtenido con la escala SIS-A, no recoge las necesidades de apoyo médico y conductuales
excepcionales que pudiera presentar la persona (evaluadas a través de la sección que se explica
en el apartado c) y que podrían traducirse en mayores necesidades de apoyo. En este sentido,
recomendamos tener en cuenta la definición de Navas et al. (2017, p. 13) para identificar a
personas que pudieran presentar grandes necesidades de apoyo:
Personas con grandes necesidades de apoyo son aquellas que presentan un funcionamiento
intelectual y adaptativo muy limitado, generalmente acompañado de déficit sensoriales y otro
tipo de discapacidades (en su mayoría de tipo físico) que, como resultado, generan un elevado
grado de dependencia (reconocido generalmente con un Grado Dependencia III o porcentaje
de discapacidad igual o superior al 75%). Dentro de esta definición se incluye a aquellas
personas que, pudiendo no presentar alguna de las condiciones antes mencionadas, exhiben
graves problemas de conducta que limitan significativamente su funcionamiento.
5bmP4aqvA3heLu1S-t3.JPG
Una versión para niños y adolescentes (entre 5 y 16 años)
Conocida como SIS-C (Verdugo et al., 2021), que también cuenta con adaptación al catalán
(Adam-Alcocer y Giné, 2013). A pesar de que la versión para niños se ha desarrollado a partir
de su homóloga para adultos y resulta bastante similar, existen entre ellas algunas diferencias
en la estructura y el formato. Incluye:
Una Escala de Necesidades Excepcionales de Apoyo Médico y Conductual que se responde con
el siguiente formato de respuesta:
Lección 3 -
La planificación centrada en la persona (PCP)
Como resulta evidente, este trabajo no puede ser llevado a cabo por una
sola persona, sino que el trabajo en equipo, la multidisciplinariedad, los
recursos comunitarios y los apoyos naturales se convierten en aliados
esenciales en un proceso de PCP. En el proceso nunca debe perderse la
perspectiva de “centrada en la persona”. En otras palabras, todas las
actividades de planificación deben realizarse con la persona y sus seres
más significativos en el centro de todo el proceso. Ya no son los y las
profesionales o las organizaciones quienes deciden y predeterminan qué
servicios son importantes, ni toman las decisiones sobre los mejores
modos de implementarlos, sino que su papel es ahora el de responder de
forma individualizada a los deseos y las necesidades de las personas a la
que proporcionan apoyos (Brown, Parmenter y Percy, 2007, p. 52).
Está claro que no existe una única forma de aplicar la PCP, si bien todas
ellas deben compartir las características esenciales, la filosofía y los
objetivos señalados. Entre las formas más utilizadas destacan los
círculos de apoyos (Crespo y Verdugo, 2013), la Planificación del estilo de
vida esencial (‘Essential Lifestyle Plan’, ELP; Smull y Harrison, 1992), el
Sistema McGill de Planificación de la acción (‘Making Actions Plans’,
MAPS; Vandercook, York y Forest, 1989), la Planificación vital
(Butterworth et al., 1993) y la Planificación de mañanas alternativos con
esperanza (‘Planning Alternative Tomorrows with Hope’, PATH;
Pearpoint, O'Brien y Forest, 1993).
Los pasos esenciales del proceso de PCP (ver apartado de recursos para
consultar materiales que ilustran paso a paso cada uno de ellos) son: (1)
establecer con qué persona se va a llevar a cabo la PCP, su facilitador/a
(es decir, la persona ‘aliada’ que vela porque el proceso se ajusta a las
necesidades y deseos de la persona) y su grupo de apoyo para identificar
metas deseadas; (2) establecer el perfil personal, que incluya
información sobre las fortalezas, limitaciones e intensidad de los apoyos
requeridos por la persona, evaluada a través de instrumentos como la
SIS; perfil que debe ser visual, sencillo (de modo que pueda ser utilizado
por la persona) y relevante (debe incluir toda la información importante
sobre y para la persona); (3) encontrar oportunidades en la comunidad
para dar respuesta a los deseos de la persona; y (4) planificar el futuro
personal, estableciendo metas a corto y largo plazo y el rol que cada
persona del círculo de apoyos puede adoptar para favorecer su
consecución.
Resulta claro que la puesta en marcha de la PCP supone un reto para las
prácticas profesionales y organizacionales tradicionales que puede estar
lleno de dificultades (cfr., p. ej., Robertson et al., 2007), pues supone
proporcionar oportunidades de vida no limitadas ni restringidas por la
estructura y disponibilidad de los servicios, así como relaciones
profesionales más cercanas, horizontales, respetuosas y facilitadoras (lo
que requiere aprendizaje y compromiso continuados). A pesar de las
dificultades, la PCP se presenta hoy en día como una valiosa herramienta
al servicio del nuevo paradigma de apoyos, que vela por los derechos y la
autodeterminación de las personas con discapacidad, y que tiene como
fin último la mejora de su calidad de vida. A modo de resumen,
analizamos algunas condiciones para el éxito de la PCP:
• bullet
• bullet
• bullet
• bullet