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Discurso de Agatón

Luis Carlos Rivera Jojoa

De acuerdo con la lectura del discurso de Agatón, en respuesta a la pregunta planteada


para este trabajo se busca explicar cuáles son características que existen entre la belleza y Eros, y,
en virtud de ello, por qué Agatón identifica Eros en cuanto que es deseable y no en cuanto pasión
erótica. Teniendo e cuenta lo anterior se puede decir que junto a Diotima, el discurso de Agatón
es el que más se aboca a la tarea de describir físicamente a Eros, a quien presenta como el “el más
joven de los dioses”. También dice que es extremadamente delicado, “flexible de forma”,
elegante, bien proporcionado ya que “entre la deformidad y Eros hay siempre un mutuo
antagonismo”, y siempre está rodeado de flores: “La belleza de su tez la pone de manifiesto en
esa estancia entre las flores del dios, pues lo que está sin flor y marchito (...) no se asienta en
Eros”. En suma, Agatón dice de Eros que es el más feliz, por ser “el más hermoso y el mejor” de
entre los dioses.

Si bien su discurso es aplaudido por el resto de los comensales, la crítica tiende a asociar
esta respuesta al hecho de que el orador es el anfitrión de la casa y a que el banquete se realiza en
celebración de su éxito en una obra trágica recientemente estrenada. Agatón es un poeta trágico y
pronuncia, en palabras de Antonio Alegre Gorri, “un discurso literariamente bello pero pobre en
contenido”. En efecto, su turno acaba con un verdadero himno de alabanza a Eros que hace uso
de varios recursos poéticos, lo cual coincide con su caracterización del dios como el mejor de los
poetas.

Cabe mencionar, al respecto, que Agatón fue discípulo de Gorgias, un reconocido sofista
de la antigüedad griega. Los sofistas eran filósofos maestros de la retórica, ciencia del discurso
que tiene como objeto el desarrollo de una oratoria persuasiva. Para Platón, detractor de este
movimiento de pensadores, la filosofía no debería tener como objeto la persuasión y el
convencimiento de una audiencia, sino la búsqueda de la verdad. Las palabras de Agatón, que
recuerdan mucho a la oratoria de Gorgias, le sirven a Platón para contrastar con el propio
discurso de Sócrates, cuyo método de acceder a la verdad se presenta como correcto. En parte,
esto explica el hecho de que este discurso anteceda al de Sócrates. Al finalizar su turno, Agatón
manifiesta haber hablado con seriedad y diversión en forma simultánea, comentario que alude a
la Defensa a Helena, de su mentor Gorgias, una composición elocuente y poética, aunque vacía
de contenido.

Cuando caracteriza a Eros, Agatón afirma que este posee las virtudes fundamentales de la
justicia, la templanza y la valentía; virtudes que, en la doctrina filosófica de Platón, constituyen la
base de la moral y las buenas costumbres de las personas, es decir, aquellas que debe poseer todo
buen ciudadano y que se vinculan al concepto griego de la areté, término que designa la
excelencia de algo o de alguien, objetivo de la educación en la antigua Grecia. La justicia alude a
la voluntad de recibir y dar a cada uno lo que le corresponde; la templanza, a la moderación de
los apetitos y pasiones, y su sujeción a través de la razón; la valentía o la fortaleza se vinculan al
hecho de vencer el miedo y no huir.

Con todo, las palabras de Agatón son rápidamente puestas en duda con la llegada del
discurso de Sócrates, quien señala con ironía el error que implica hablar elocuentemente y con
bellas palabras sin importar si lo que se dice es cierto: “Ciertamente me hacía grandes ilusiones
de que iba a hablar bien (...). Pero, según parece, no era éste el método correcto de elogiar
cualquier cosa, sino que, más bien, consiste en atribuir al objeto elogiado el mayor número
posible de cualidades y las más bellas, sean o no así realmente; y si eran falsas, no importaba
nada”.

Tras cuestionar de este modo los discursos precedentes, Sócrates inicia su interrogatorio a
Agatón, con el objetivo de que se desprenda de sus preconceptos erróneos y puedan alcanzar, en
forma conjunta, ciertas verdades seguras y universalmente válidas. En esta etapa de la obra
somos testigos del funcionamiento de la mayéutica, también conocida como método o dialéctica
socrática. En un principio, la mayéutica consiste en ubicar al interlocutor en el lugar del sabio
para luego refutar sus preconceptos erróneos a través de distintas preguntas y refutaciones. Una
vez depurado del conocimiento falso, el interrogado pone en funcionamiento su capacidad de
raciocinio para dar a luz conocimientos verdaderos. Finalmente atraviesa una nueva etapa, la
anámnesis, en la que consigue acceder al conocimiento verdadero que yace oculto en la
profundidad de su alma. Esta tercera etapa se asemeja a un proceso de reminiscencia o al acto de
recordar. Y es que, en la doctrina socrática, todas las personas conocemos la verdad en nuestro
interior, pero este conocimiento ha sido olvidado al nacer, lo que supone la preexistencia del
alma.
Bibliografía

Platón. (1988). Diálogos . Madrid, España: Gredos.


https://www.gradesaver.com/el-banquete/guia-de-estudio/summary-el-discurso-de-arist%C3%B3fanes

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