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AKAL

ECONOMIA ACTUAL 13

D I R E C T O R D E C O L E C C I Ó N

Enrique Palazuelos
Portada: Sergio Ramírez

Maqueta: RAG

© Juan Hdez. Vigueras, 2005

© Ediciones Akal, S. A., 2005

Sector Foresta, 1

28760 Tres Cantos

Madrid – España

Tel.: 918 061 996

Fax: 918 044 028

www.akal.com

ISBN-10: 84-460-2288-5

ISBN-13: 978-84-460-2288-6

Depósito legal: M. ????-2005

Impreso en Fernández Ciudad


(Madrid)

Reservados todos los derechos. De acuerdo a lo dispues-


to en el art. 270 del Código Penal, podrán ser castigados
con penas de multa y privación de libertad quienes re-
produzcan sin la preceptiva autorización o plagien, en
todo o en parte, una obra literaria, artística o científica,
fijada en cualquier tipo de soporte.
LOS PARAÍSOS FISCALES
Cómo los centros offshore socavan
las democracias

Juan Hdez. Vigueras


Roechester Institute of Technology

Traducción
Carolina del Olmo y César Rendueles
A María Jesús, mi mujer y compañera; y a Julio y Yago, mis hijos,
compartiendo su anhelo de que el mundo sea más justo y solidario.
POR QUÉ ESTE LIBRO

Desde la crisis financiera y política argentina a finales de 2001, con su secuela de paro,
pobreza y miseria, han menudeado en los titulares de la prensa española las menciones a
los paraísos fiscales, casi siempre en relación con la evasión y el fraude fiscal en España y
con los escándalos financieros de Enron, BBV, Gescartera y, últimamente, Parmalat. Sin
embargo, sigue siendo cierto que esas menciones a los paraísos fiscales evocan, aún para
muchas gentes, imágenes de plácidas islas de clima cálido, con extensas playas al sol del
Caribe o al Sur del Pacífico, habitadas por gentes indolentes, negociantes y turistas de ca-
misas floreadas, lugares folclóricos donde la tolerancia atrae a rentistas y potentados. Son
imágenes que forman parte de la leyenda que sirve para trivializar la cruda realidad de los
centros financieros extraterritoriales u offshore.
Contrariamente a esa imagen estereotipada, el paraíso fiscal de Nauru es una isla en
medio del Pacífico, de paisaje árido, sin puerto natural y en gran parte inhabitable a cau-
sa de los años que duró la explotación de fosfatos a cielo abierto. Allí viven unas 12.000
personas en unos veinte kilómetros cuadrados, a unos cuarenta kilómetros más abajo del
Ecuador y a dos mil kilómetros al noreste de Australia. Es la República más pequeña del
mundo, miembro de la Commonwealth británica y cuya defensa y representación diplo-
mática tiene a su cargo Australia. En el año 2000, un periodista del New York Times com-
probó en su visita a la isla que todo el sistema bancario del país estaba dentro de un co-
bertizo repleto de ordenadores y aparatos de aire acondicionado. «Llamé a la puerta que
se abrió ligeramente –nos cuenta– mostrando una señora con una escoba en la mano: era
la señora de la limpieza de la nueva economía global. No se mostró particularmente hos-
ca cuando le pregunté si había allí alguien con quien hablar; pero me contestó que no ha-
bía nadie y que telefoneara. Al pedirle el número, me dijo que no lo sabía y cerró la puer-
ta.» El periodista contaba que, en realidad, este agujero negro de la economía mundial
estaba «regulado y supervisado» por una tal Señora Urhl con sus dos registrars o agentes
administrativos; y que, por cierto, la tal Señora Urhl acababa de pedirle a su Gobierno
que le financiara la contratación de un contable y un abogado. Así lo relataba a su vez el
periódico británico Financial Times el 8 de enero de 2003.
6 LOS PARAÍSOS FISCALES

Pues bien, a la islita de Nauru, apenas visible en un gran mapamundi, fueron a parar en
un solo año, gracias a los bancos, 70.000 millones de dólares en divisas procedentes de Ru-
sia. Ese año fue 1998, el año en que el rublo se hundió y siguió cayendo hasta que al Banco
Central de Moscú solamente le quedaron unas reservas de 11.000 millones de dólares. El
atractivo de las prácticas secretas de Nauru y su vinculación con la Federación Rusa contri-
buyeron claramente a la huida masiva de los capitales de los nuevos ricos y al colapso mone-
tario del «mercado financiero emergente», para desgracia de millones de rusos y rusas co-
rrientes que, a las ocho de la mañana de un otoño de esos años, en una calle cualquiera de
Moscú, se les podía contemplar, con gesto grave y en silencio, ofreciendo por unos rublos los
libros de su biblioteca familiar o sus prendas de vestir más nuevas, porque el Estado o las
grandes empresas privatizadas carecían de dinero para pagarles el salario o la pensión.
Dejando a un lado los avatares propios de la Rusia de Yeltsin y de los nuevos oligar-
cas, lo cierto es que esa isla perdida del Pacífico muestra la realidad de la integración de
los mercados mundiales de la globalización financiera. Los fondos rusos se habían movi-
do hasta allí, libremente y sin interferencias estatales, desde los recién estrenados merca-
dos financieros de la nueva Rusia, como una prueba más de la globalización económica
regida por el principio del libre mercado, bajo la tutela distante del Fondo Monetario In-
ternacional (FMI) y demás instituciones financieras internacionales, impulsoras de la li-
beralización y desregulación que ha hecho posible esa realidad.
Por esos años, tuve la ocasión personal de participar como ponente en un seminario
sobre los sistemas laborales europeos al que asistían empresarios y sindicalistas rusos, or-
ganizado por la Organización Internacional del Trabajo en Moscú. Tras nuestras respec-
tivas exposiciones, los nuevos gerentes y sindicalistas nos asediaban a los tres ponentes
europeos, sueco, alemán y español, con inquietantes preguntas sobre el sistema econó-
mico y laboral, para las que no teníamos respuestas convincentes porque reflejaban un
tiempo nuevo global, del que nosotros, los europeos allí presentes, no éramos todavía
muy conscientes de estar viviéndolo, era la globalización financiera que había cambiado
su entorno de la noche a la mañana.
Años más tarde, para denunciar e intentar explicar algunos de los mecanismos de esta
nueva situación, intento abordar en este libro el fenómeno de los paraísos fiscales como
subproducto de esa realidad global, que ha aflorado en los años noventa.
Un tema que a casi todo el mundo le resulta familiar y cree conocer. En el imaginario
colectivo y en el saber común, se asocia al impago de impuestos y, a veces, aunque mu-
cho menos, a escándalos financieros que no se explican; y hasta hay quienes lo asocian a
las cuentas offshore, de las que han leído u oído hablar. Personalmente, confieso que me
llevó tiempo descubrir el verdadero alcance de este último vocablo inglés referido a las fi-
nanzas, no por una dificultad lingüística, sino por el alcance real del contenido referido a
operaciones financieras, dentro de una angloterminología generada para la disimulación.
Porque para los profesionales de las finanzas, como para el FMI, no existen los paraísos
fiscales, como tampoco para los académicos neoliberales; ellos hablan de financiación o
centros offshore u offshore financial centers o centros financieros extraterritoriales, per-
fectamente legales y reconocidos por la comunidad internacional, donde se hallan repre-
sentados los bancos más importantes del mundo, con cuyas filiales o sucursales operan
diariamente con naturalidad. A menudo olvidamos que no se controlan los movimientos
POR QUÉ ESTE LIBRO 7

de capitales y que cada uno puede invertir donde le plazca; y que, por tanto, resulta más
atractivo hacerlo donde precisamente, por no tener allí la residencia, se obtiene legal-
mente una serie de beneficios, comenzando por la exención del pago de impuestos. Y si
ese uno es una gran empresa o un gran banco, los beneficios serán mayores al disponer
de mecanismos de «ingeniería» para aumentar esos beneficios.
Por consiguiente, comenzamos este libro encuadrando el fenómeno de los paraísos
fiscales para no residentes como una modalidad de los mercados del dinero surgidos de
la globalización financiera, a los que dedicamos los capítulos 1, 2 y 3. La descripción de
las consecuencias negativas que los paraísos fiscales tienen para gran parte de nosotros,
así como sus refinados mecanismos de funcionamiento, es el contenido de los capítulos 4
al 7. En el capítulo 8 se describe cómo los paraísos fiscales contribuyen a la pobreza de
los países en desarrollo y obstaculizan la financiación de los Objetivos de Desarrollo del
Milenio. Y en los restantes, exponemos una visión crítica y detallada de las acciones em-
prendidas por los organismos internacionales, la Unión Europea y el Gobierno español
sobre los paraísos fiscales extraterritoriales. Lo que podría ser nuestra conclusión queda
expuesta al final, antes de incluir en los Anexos extractos de las propuestas concretas con-
tra los paraísos fiscales de Attac y otros movimientos altermundialistas, además de unas
fichas de los organismos que pretenden «regular» mediante «estándares» la desregula-
ción global.
Este libro no habría nacido nunca sin Attac, cuyas propuestas como movimiento mun-
dial contra la especulación financiera comparto, identificándome con su vocación de mo-
vimiento de educación ciudadana y su afán por divulgar y desentrañar la complejidad, ex-
presamente fabricada para las finanzas. Los debates sobre la globalización y sus
consecuencias para la política de los países fueron un estímulo para profundizar e inves-
tigar el porqué y el cómo de los paraísos fiscales de la globalización financiera. En particu-
lar, resulta sorprendente la dificultad de encontrar información solvente sobre esta cues-
tión en castellano; los artículos, ensayos y los escasos libros en francés e inglés generalmente
abordan aspectos parciales. Mención especial merece la Red por la Justicia Fiscal (Tax
Justice Network) a cuyos compañeros agradezco la disponibilidad de documentos e in-
formación significativa sobre dimensiones de este fenómeno financiero. De la necesidad
de disponer de una visión de conjunto y seria del asunto nació este libro.
Éste es un libro de política; pero de otra política. Parte de la recopilación de datos y
documentos que hacen referencia a todas las realidades que engloba la expresión paraíso
fiscal y a todos los efectos más directos derivados de esas realidades; en ese sentido es un
informe técnico redactado para ser leído y entendido por el mayor número de personas,
no por una minoría selecta. Partiendo de esos datos sobre la verdad de los mecanismos
financieros y de las páginas de economía y de sucesos, he intentado buscar y explicitar la
significación política de lo que ocurre; en ese sentido es un libro subjetivo, político. Las
valoraciones van después de los datos y los hechos y desde luego se apoyan en aquéllos,
no reposan en el vacío al que estamos acostumbrados, pero tampoco nos sujetan ni limi-
tan. Y todo ello de modo documentado, con rigor y crítico con la nueva situación creada
por la globalización de la economía.
Apenas se mencionan las consecuencias indirectas que para los ciudadanos tienen los
paraísos fiscales extraterritoriales, porque esas consecuencias son sus vivencias cotidianas
8 LOS PARAÍSOS FISCALES

como son la mayor tributación del trabajo, la carestía de la vivienda, la reducción de las
prestaciones sociales, la creciente desigualdad social y la pobreza mundial, la deslocaliza-
ción de empresas y el desempleo y la precariedad laboral y, sobre todo, su menor capaci-
dad para influir con su voto en las decisiones de los gobiernos. Este libro pretende sola-
mente poner al alcance de las personas con inquietud política unos datos y una
información de la que no disponen hasta ahora en castellano, que les servirán para en-
tender la política nacional e internacional presente e inmediata.
Dice Susan George que «la globalización y los fenómenos conexos... no son concep-
tos científicos. Ésta es una distinción importante. Si discutimos de astronomía o de bio-
logía, cabe suponer que tanto uno mismo como la persona a la que se enfrenta se refie-
ren a los datos establecidos hasta ese momento y en tanto pueden conocerse; respaldados
por la observación y la experimentación, publicados en acreditadas revistas científicas y
analizados y sometidos a revisión por otros científicos. Con la economía y otras ciencias
sociales no existen estas garantías, por mucho que gran número de economistas intenten
convencernos de que la suya es una “ciencia” auténtica. La política y la ideología que fa-
vorecen ciertos sistemas sobre otros, siempre acechan bajo la superficie de las ciencias so-
ciales» (Otro mundo es posible si..., 180).
Los lectores de este libro son gentes interesadas por la política y la economía actuales
e inquietos por sus tendencias y el peso de las organizaciones internacionales, no contro-
ladas democráticamente, que imponen decisiones a los gobiernos democráticos en nom-
bre de la única solución posible, del pensamiento único. Está pensado en particular para
ofrecer una base de datos que permita sobre todo interpretar las noticias económicas co-
tidianas encontrándoles su sentido. Pero es también un libro apto para políticos en ejer-
cicio que se preocupen por algo más que ganar las próximas elecciones. Diariamente
leemos noticias vinculadas estrechamente a la globalización financiera sin que nos demos
cuenta de ello. No siempre los jóvenes periodistas con contrato precario y largas jornadas
alcanzan a percatarse de la estrecha relación del hecho relatado con el fenómeno de los
paraísos fiscales. De modo que las menciones a éstos son mínimas, pero su presencia es
total en la inmensa mayoría de las noticias económicas. Para quienes trabajan en el ámbi-
to académico confío en que este libro les sugiera y les motive para la investigación de te-
mas que están esperando que alguien profundice, analice y revele sus conexiones con las
altas decisiones políticas que afectan a nuestra vida cotidiana, por ejemplo, las inacaba-
bles reformas y retoques de los sistemas de pensiones. Este libro pretende incitar a la in-
vestigación de los muchos cabos sueltos que deja. Hay que promover la manía de pensar
y criticar y romper con esas presentaciones de las decisiones económicas como expresión
de la suma racionalidad, de las soluciones técnicas, del pensamiento único: las soluciones
a nuestros problemas y las opciones están por descubrir aún.
No es un libro para leer de un tirón, aunque estoy seguro de que habrá muchos que
lo harán. Puede leerse el capítulo que más interés despierte. Ante todo es un libro de di-
vulgación de conceptos, mecanismos, datos e ideas sobre los que profundizar o tomar no-
tas. Para facilitar su lectura y comprensión y también la labor de los estudiosos, hemos in-
corporado casi siempre la terminología, siglas y acrónimos en inglés, que es la lengua de
las finanzas internacionales y, asimismo, para claridad del vocablo traducido. Confieso
mis esfuerzos por explicar sucintamente y con la mayor claridad los conceptos y términos
POR QUÉ ESTE LIBRO 9

del mundo financiero y económico. Las fuentes documentales, particularmente en la ver-


sión inglesa, de las organizaciones internacionales no se caracterizan por sus valores lite-
rarios, sino por su lenguaje cifrado, con abreviaturas y acrónimos convencionales, que di-
ficultan su traducción cuando se quiere hacer una versión rigurosa. La democratización
de las organizaciones internacionales económicas tiene que comenzar por su lenguaje
que, a menudo, esconde su vaciedad en abreviaturas y sobreentendidos. En cualquier
caso, el texto es responsabilidad del autor que lo ha escrito. Aunque para facilitar su lec-
tura las citas y referencias son mínimas, al final dejo constancia de las fuentes principales.
Los datos fundamentales han sido contrastados; desde estas páginas ofrezco mi colabo-
ración desinteresada a quienes en el mundo académico y de las ONG pretendan ampliar
su información sobre algún apartado, soliciten ayuda o planifiquen futuras investigacio-
nes sobre estas cuestiones.
El autor
When a system of national currencies run by central banks is transformed into a global
electronic marketplace driven by private currency traders, power changes hands... It’s more
than 200.000 computer screens in hundreds of trading rooms that vote, if you will, on their
view of (some policy) action by buying or selling. This market is a harsh disciplinarian.

Walter Wriston, ex presidente de Citibank.

[Cuando un sistema de monedas nacionales regido por bancos centrales se transforma en un


mercado electrónico global, movido por negociantes en divisas, el poder cambia de manos... son
más de 200.000 pantallas de ordenador, en cientos de salas de agencias de valores... los que
votan, por decirlo así, sobre su opinión acerca de algunas decisiones políticas, comprando o
vendiendo. Este mercado impone una dura disciplina.]

Get an (un) fair advantage over Big Brother with us.


Offshore Company Formation Services
in 30+ Offshore Jurisdictions:
A potential goldmine for smart investors,
going overseas allows you to legally avoid taxation.
Making your business more competitive in your market and lowering the bottom line.

De la publicidad de Carlton Press, desde 1972 proveedor de banca offshore, cuentas


anónimas, protección de activos y demás servicios de paraísos fiscales en www.offshore-
manual.com

[Consigue con nosotros una (in)justa ventaja sobre el Gran Hermano (el Estado)
Servicios de registro de compañías offshore en más de 30 jurisdicciones extraterritoriales:
Una mina de oro potencial para inversores listos, irse a ultramar le permitirá legalmente evitar
la fiscalidad. Haciendo más competitivo su negocio en su mercado y bajando el umbral de
rentabilidad.]

Il faut adopter un vrai «code de la route» pour la circulation des capitaux, un code qui
s’applique à tous, y compris aux fonds d’investissements spéculatifs et aux centres offshore.

Jacques Chirac, en declaraciones durante su visita a las instituciones de Bretton Woods,


el 18 de febrero de 1999.

[Hay que adoptar un verdadero «código de la carretera» para la circulación de capitales, un


código que se aplique a todos, incluidos los fondos de inversión especulativos y los centros
offshore.]
1
QUÉ ES LA GLOBALIZACIÓN FINANCIERA

A finales de 2001, la quiebra fraudulenta del grupo empresarial de logística y ser-


vicios de energía Enron Corporation en los EE.UU. reveló un entramado de socieda-
des tapadera en los paraísos fiscales del Caribe, de las cuales Raptor era una de las so-
ciedades instaladas en las islas Caimán que tenía alguna notoriedad; pero todas le
servían para esconder la deuda del grupo empresarial. De 1996 a 1999, Enron no pagó
ningún impuesto federal, declarando al fisco la pérdida de tres mil millones de dóla-
res; y, al mismo tiempo, informó a sus accionistas de unos beneficios de más de dos
mil millones de dólares, localizados en esas empresas registradas en paraísos fiscales
offshore. Dos años más tarde, el gigante agroalimentario italiano Parmalat Finanziaria
se derrumbaba porque le había fallado, al menos sobre el papel, su filial Bonlat regis-
trada en las islas Caimán, filial que hasta entonces le había garantizado la prosperidad
financiera al conglomerado industrial-financiero.
En España, el escándalo de la agencia de valores Gescartera reveló en 2001 una es-
tafa, cuyas responsabilidades pendientes –por ahora, escondidas tras la investigación
judicial en curso– darán luz sobre el agujero inicial de 18.000 millones de pesetas (más
de 108 millones de euros) que pertenecían a congregaciones religiosas, Mutualidad de
la Policía Nacional, Arzobispado de Burgos y a las Escuelas Cristianas de Valladolid,
así como a numerosos pequeños ahorradores. Aparentemente, la identidad de los
clientes fue utilizada para colocar dinero mediante asesores externos como el Hong
Kong and Shanghai Banking Corporation (HSBC) en los paraísos fiscales de Jersey,
Luxemburgo, Suiza y las islas Caimán, aunque al parecer no se sabe en qué bancos.
Gescartera también captó «clientes especiales» que aportaron cientos de millones de
pesetas, ofreciéndoles un trato fiscal favorable con sociedades garantizadas por el ban-
co HSBC y sirviéndose de la opacidad de Stock Selection, una sociedad tapadera re-
gistrada en el paraíso fiscal de la isla de Jersey, en el Canal de La Mancha.
Al mismo tiempo, en cumplimiento de la legislación vigente sobre información em-
presarial, el grupo bancario español BBVA informaba en su Memoria de 2002 que ha-
bía obtenido más de 200 millones de euros de beneficios, con sus 36 sociedades re-
14 LOS PARAÍSOS FISCALES

gistradas en diversos paraísos fiscales; y otro grupo bancario español, el SCH, cifraba
en casi 450 millones de euros las ganancias de sus diversos holdings y filiales ubicadas
en paraísos fiscales, según consta en su Memoria de ese año.
Cada vez, pues, son más abundantes las referencias cotidianas a los paraísos fisca-
les y a los centros offshore que abundan en las informaciones financieras. Porque los
denominados paraísos fiscales son mucho más que países, zonas o territorios de baja
o nula tributación, como partes integradas en el ancho mundo de las finanzas mun-
diales, mediante sofisticadas operaciones de «ingeniería financiera» que camuflan la
evasión fiscal, el blanqueo de capitales ilícitos y la expoliación de los países grandes y
pequeños, desarrollados y en vías de desarrollo. Como centros financieros de dimen-
sión mundial que son, los paraísos fiscales extraterritoriales no pueden explicarse sin
entender el desarrollo de la financiación offshore como un sector de los mercados del
dinero; por eso, antes de abordar su análisis tenemos que entrar en el funcionamiento
general de los mercados de capitales y de divisas, en sus diversas modalidades y va-
riantes. Todos estos tipos de mercados, particularmente los mercados financieros de
los distintos países, son globales desde que a comienzos de la década de los noventa
se produjo el derrumbe del muro de Berlín y del imperio soviético, que marcó la uni-
ficación económica de nuestro mundo, aunque no fuera el fin de la historia o la histo-
ria no se haya terminado. Las vinculaciones exteriores del mundo chino son cada vez
mayores, aunque mantenga sus controles de cambio.

Los megamercados financieros


Cualquiera que sea la interpretación que demos a la dimensión económica de la glo-
balización como fenómeno contemporáneo, la realidad que nos muestra la observación
cotidiana es la interdependencia de los mercados financieros, de valores bursátiles o de
divisas, de las diversas economías nacionales del mundo, cuando en la prensa o en los
informativos televisados o radiofónicos nos relatan las cotizaciones de las principales
bolsas. A la información del índice Nikkei de Tokio, se une el Dow Jones o el Nasdaq
en Nueva York, el Cac 40 en París, el Dax en Fráncfort, el FTS 10 en Londres, o el Ibex
35 en Madrid, en un orden u otro y junto a otros que nos son menos familiares. A las va-
riaciones sufridas por alguno de estos índices, como medidas abreviadas de la valoración
de las compras y ventas de títulos, junto con las cotizaciones del euro frente al dólar y de
las otras divisas fuertes en los respectivos mercados, se suceden las variaciones de los res-
tantes índices, ocasionalmente alteradas por el calendario festivo local o determinados
acontecimientos particulares de relevancia financiera.
Los eventos políticos o las tendencias registradas de las economías más importan-
tes, o de alcance global, la publicación de los índices económicos de las grandes eco-
nomías o los resultados electorales, las negociaciones de fusiones o adquisiciones de
grandes empresas o grupos empresariales y cualquier hecho de relevancia económica
o política, tiene su mayor o menor traducción en cadena en las principales bolsas y
mercados de valores del mundo, según el peso estratégico de la economía o del país
donde ocurra. Son manifestaciones de la globalización de los mercados financieros.
QUÉ ES LA GLOBALIZACIÓN FINANCIERA 15

Esta situación de interconexión queda muy bien sintetizada en la presentación de


la web de la República de Vanuatu, las antiguas Nuevas Hébridas, un archipiélago
en el corazón del mar de Coral al sur del Pacífico, que promociona así las ventajas
de su situación geográfica para realizar transacciones en los mercados financieros
mundiales:

Vanuatu dispone de un Centro Financiero Offshore bien desarrollado, que opera


desde 1971. Vanuatu está situada en un huso horario singularmente ventajoso para la lo-
calización de un Centro Financiero. El día comercial estándar comienza a las 7:30 a. m.
en el centro financiero y en la capital Port Vila. Esto supone unos treinta minutos de so-
lape con Nueva York, de modo que el cierre de los mercados neoyorquinos se conoce y
se dispone (de datos de cotizaciones) en Port Vila a primeras horas de la jornada labo-
ral. Además, el horario de oficina de Port Vila va tres horas por delante de Singapur y
Hong Kong. Así, Vanuatu cubre una posición importante entre los mercados mundia-
les. Las operaciones financieras, que puedan negociarse en Singapur y Hong Kong du-
rante el día, pueden domiciliarse en Vanuatu en tiempo real. Port Vila permanece abier-
to hasta que abren Londres y los mercados europeos, completándose de este modo el
tiempo-puente desde Nueva York hasta Londres.

He ahí expuesta la realidad de la globalización de los mercados financieros con sus


características propias, como redes que circundan el planeta, cuyo conocimiento nos
permite comprender mejor la existencia de estos paraísos fiscales como Vanuatu, in-
cluido como uno de tantos en la lista de la OCDE.

Los rasgos básicos

Cuando hablamos de los mercados financieros, nos estamos refiriendo aquí a los
mercados cuyo objeto es el dinero en sus diversas expresiones, que no a los mercados
de las materias primas o productos básicos como el petróleo, el acero, los metales pre-
ciosos, el trigo o el carbón en otros tiempos. Son los mercados de divisas, de acciones,
de bonos u obligaciones, de opciones y futuros, que tienen lugar en las diversas plazas
financieras de nombres familiares, como Nueva York, Tokio, Londres, París, Fránc-
fort. Para intentar comprender estos fenómenos económicos de alcance mundial, in-
diquemos de entrada algunos rasgos básicos que definen la nueva realidad de las fi-
nanzas internacionales, donde podamos encuadrar el fenómeno específico de las
operaciones financieras extraterritoriales que tienen lugar en los paraísos fiscales.
Los mercados financieros son interdependientes en el ámbito mundial; los altiba-
jos en un mercado nacional repercuten en los mercados de los demás, hasta el último
rincón del mundo. Y esa interdependencia global es considerada por Manuel Castells
el resultado de cinco desarrollos o dimensiones principales que los caracterizan, como
son la desregulación, la interconexión tecnológica, la aparición de los nuevos produc-
tos financieros, los movimientos especulativos y las agencias de calificación de riesgos
(Castells, La era de la información, vol. I, 137).
16 LOS PARAÍSOS FISCALES

• El primer rasgo de los mercados financieros es su escasa regulación en la mayo-


ría de los países y la liberalización de las operaciones transnacionales, con ausen-
cia de controles de cambio o límites a las entradas y salidas de capital. Esta nue-
va libertad financiera ha permitido que el capital, cualquiera que sea su origen,
lícito o ilícito, se movilice desde cualquier lugar para ser invertido en cualquier
país, lo que ha generado un desarrollo considerable de las bolsas de valores y de
los mercados de capitales. Y, al mismo tiempo, esa expansión de los mercados de
capitales se une a su volatilidad, con sus alzas y bajas continuas, de las que nos
dan cuenta los informativos de la radio, la televisión o los sitios de la Red. Por-
que millones de personas invierten sus ahorros pequeños o grandes en bonos o
acciones u otros títulos de valores, que cotizan en las bolsas y en los mercados
continuos. La desregulación financiera, como veremos, es la carencia de normas
y controles que tiene su máxima expresión en los paraísos fiscales extraterrito-
riales como Andorra, las Bermudas o Vanuatu.
• La segunda característica es la interconexión tecnológica entre operadores y mer-
cados del dinero. Todos esos mercados financieros de los diferentes países fun-
cionan en tiempo real, porque la evolución acelerada de internet, los satélites de
comunicaciones y la telefonía, es decir, toda una infraestructura tecnológica que
comprende sobre todo las telecomunicaciones avanzadas, sistemas interactivos
de información y potentes ordenadores de todo tipo conectados en redes, pro-
cesan las informaciones económicas y sociales de los distintos países y las deci-
siones de los agentes que operan en los mercados financieros (fondos de inver-
sión, bancos, corporaciones, agentes de bolsa).
En noviembre de 2003, saltaba a las páginas de los rotativos la detención de
medio centenar de intermediarios de la Bolsa de Nueva York, acusados de frau-
de masivo, por realizar operaciones, entre otras, de late trading o «negociación
tardía» consistente en compraventa de títulos en manos de grandes inversores
tras el cierre de los mercados en los EE.UU. para sacar ventaja de las noticias que
surgían a partir de las cuatro de la tarde. Las operaciones se realizaban en el mer-
cado asiático, porque da un margen de seguridad de quince horas (El País, 23 de
noviembre de 2003). Esas noticias, además de mostrar la conexión en tiempo real
entre los operadores de los mercados, ponían de manifiesto otro rasgo común
como es el deficiente control del sistema financiero estadounidense, en ese caso,
una de las consecuencias de la desregulación vigente, que en opinión de muchos
expertos está en el origen de los escándalos financieros cada vez más frecuentes.
Al final del presente capítulo examinaremos algunos detalles de la práctica de esa
operativa.
• El tercer rasgo de la nueva situación es la aparición y la naturaleza de los nuevos
productos financieros, como los seguros de cambio, las participaciones preferen-
tes o los derivados. La supresión de los controles y limitaciones legales de los
mercados financieros y la liberalización de las transacciones transnacionales (au-
sencia de controles sobre las entradas y salidas de capitales), no sólo permite una
movilidad irrestricta de los capitales financieros, sino que genera dentro de cada
mercado la aparición de nuevos productos financieros (bonos, swaps, opciones y
QUÉ ES LA GLOBALIZACIÓN FINANCIERA 17

futuros y otros complejos productos), objeto de las operaciones y la introducción


de nuevos instrumentos operativos que organizan y canalizan la actividad finan-
ciera (holdings, opas, hedge funds o fondos de inversión de alto riesgo). Estas no-
vedades financieras se asocian estrechamente a la financiación extraterritorial
radicada en los centros offshore, como iremos examinando, que impulsan la es-
peculación en los mercados y a su vez aportan su cooperación como refugio y
trampolín de grandes operaciones financieras. La libertad sin controles, implan-
tada en los mercados de capitales sujetos a mínimas condiciones de normativas y
de supervisión, ha hiperdesarrollado la dimensión financiera de las economías,
en las cuales el dinero se convierte en el objeto de los intercambios alejándose de
su condición originaria de instrumento para facilitar el comercio y las transac-
ciones comerciales. De modo que la especulación financiera se presenta como
otro rasgo de las finanzas contemporáneas.
• Una cuarta fuente de integración de los mercados financieros son los movimien-
tos especulativos de los flujos financieros que salen y entran rápidamente de un
mercado, título o moneda, donde compran o venden, venden o compran, bien
para evitar pérdidas o para beneficiarse de las diferencias en su valoración, am-
plificando las tendencias del mercado en ambas direcciones y transmitiendo esas
ondas en todas las direcciones. Contemplamos cómo esos movimientos especu-
lativos de los flujos financieros en busca de máxima rentabilidad, en sus adquisi-
ciones o ventas, responden a motivaciones a menudo ignotas, desconocidas por-
que estos mercados imperfectos sólo parcialmente responden a las leyes de la
oferta y la demanda. Los flujos de capital se hacen simultáneamente globales,
pero cada vez más autónomos respecto al rendimiento real de las economías.
Porque el dinero, nacido como instrumento de medida del valor de los inter-
cambios, se busca a sí mismo, se compra y se vende y se valora a sí mismo en sus
múltiples y variadas expresiones propias (acciones, bonos, pólizas de seguros, fu-
turos u opciones).
• En quinto lugar, a juicio del profesor Castells, las agencias de calificación de ries-
gos, como Standard & Poor o Moody’s, representan unos elementos poderosos e
influyentes para la interconexión de los mercados financieros. Mediante la califi-
cación de títulos y a menudo de economías nacionales o países, según unas nor-
mas globales de estimación aceptadas comúnmente, estas agencias de relevancia
internacional establecen unas normas de referencia para los operadores y los
mercados mundiales, que representan el ejercicio de un poder por encima de los
Estados. En ocasiones, la publicación de esas valoraciones o calificaciones des-
encadenan oleadas de idas o venidas de cuantiosos fondos en los mercados, que
condicionan el rumbo de los movimientos de capitales e incluso el crédito y la ca-
pacidad de endeudamiento de los países. La labor de estos organismos privados
con funciones públicas se asocia en la práctica a la labor de las organizaciones fi-
nancieras internacionales en una tarea compartida y pseudorreguladora de las fi-
nanzas mundiales al servicio de la libertad del mercado.
Finalmente, en el estadio actual alcanzado de predominio de lo financiero, co-
mienzan a percibirse cada vez con mayor claridad las consecuencias políticas de
18 LOS PARAÍSOS FISCALES

estas transformaciones. El desarrollo crítico de la globalización financiera gene-


ra un vertiginoso volumen de intercambio de divisas y de flujos de capitales, que
condiciona el tipo de cambio de las monedas nacionales, reduciendo la autono-
mía de los gobiernos en materia de política monetaria y fiscal o de protección so-
cial de sus ciudadanos.

El enorme volumen de las transacciones

Como los mercados bursátiles y las monedas son interdependientes, también lo son
los tipos de interés o el precio del dinero, los tipos de cambio y las políticas económi-
cas y monetarias de los países, sin que se hayan introducido instancias reguladoras
multilaterales eficaces y controladas democráticamente, que pongan orden en las rela-
ciones financieras y en los mercados interconectados. De ahí, la influencia y el poder
soterrado de esas zonas sin ley que son algunos países, microestados y territorios au-
tónomos, calificados de paraísos fiscales, cuyos avances neoliberazadores y su atrac-
ción por su oferta de exenciones tributarias, libertad de acción y secretismo se deja
sentir hasta en las economías más sólidas, como reflejan los déficit presupuestarios en
EE.UU. y en Alemania.
Porque el elevado volumen de la actividad financiera internacional durante las
veinticuatro horas del día resulta impresionante, prácticamente imposible de evaluar,
como subraya el experto financiero Soros (Globalización, 21). Según algunos cálculos
sobre datos del FMI, en 2001 las transacciones en divisas en el mundo suponían por
sí solas 1,2 billones de dólares (Hutton, The World, 410). Las grandes plazas mundia-
les como Nueva York, Londres, Amsterdam, Fráncfort, Tokio y París y más de 7.000
instituciones financieras, comunicadas día y noche, tejen una vasta red de transaccio-
nes ininterrumpidas, que incluyen lugares invisibles en el mapamundi como Nauru o
Niue. Los flujos financieros, que ya en 1998 se estimaba que excedían de 1,4 billones
de dólares al día, se mueven virtualmente por el mundo buscando rentabilidad, supe-
rada parcialmente la limitación del desfase horario entre países por las telecomunica-
ciones electrónicas. En los últimos años, la cifra estimada, y referida generalmente, del
volumen diario de las transacciones financieras oscila entre los dos y los tres billones
de dólares; evidentemente, se ignora la cuantía real de la parte de esos flujos que pa-
san por los paraísos fiscales como las Bahamas, Liechtenstein, Jersey o las islas Cook,
aunque se dispone de estimaciones sobre los activos financieros depositados en esos
centros financieros.
Los expertos aseguran que los flujos financieros internacionales superan a los flu-
jos comerciales, considerándose que los cambios de divisas por divisas representan de
60 a 68 veces el volumen de los intercambios reales de bienes y servicios. Mientras que
en diez años la parte relativa de los movimientos de capitales a nivel global se dupli-
caba con relación al PIB mundial, de 1980 a 1998, en el doble de tiempo, el sector de
las exportaciones de mercancías pasaba solamente del 20 al 23 por 100 del PIB, pese
a las intervenciones de la OMC, creada en 1995 para fomentar los intercambios co-
merciales, según decían (Passet, Eloge, 21-22).
QUÉ ES LA GLOBALIZACIÓN FINANCIERA 19

En resumen, la característica más destacada de esta globalización es que permite que


los capitales financieros se muevan libremente, condicionando, cuando no limitando, la
soberanía de los Estados; en contraste, el movimiento de las personas sigue fuertemen-
te regulado. Como el capital es un elemento esencial de la producción de bienes y servi-
cios, los distintos gobiernos compiten por atraerlo, autolimitando su capacidad para es-
tablecer regulaciones e impuestos en el ámbito nacional. La consecuencia política más
importante es que esta movilidad del capital debilita a los Estados nacionales para ejer-
cer su control sobre las economías, al mismo tiempo que las respuestas de los mercados
se convierten en el juicio sumarísimo de la bondad o desacierto de las acciones de go-
bierno. Como constatación de ese hecho, Walter Wriston, ex presidente del Citibank, lo
expuso crudamente en el párrafo transcrito en el encabezamiento del capítulo:

Cuando un sistema de monedas nacionales regido por bancos centrales se transforma


en un mercado electrónico global, movido por negociantes en divisas, el poder cambia
de manos... son más de 200.000 pantallas de ordenador, en cientos de salas de agencias
de valores... los que votan, por decirlo así, sobre su opinión acerca de algunas decisiones
políticas, comprando o vendiendo. Este mercado impone una dura disciplina.

Una breve introducción y descripción de esta nueva situación mundial de predomi-


nio de los mercados financieros sobre la política de los Estados nos ayudará a entender
el papel que desempeñan en las finanzas esos países, enclaves geográficos o islitas cali-
ficadas como paraísos fiscales, defendidos por algunos como vías de escape frente a la
voracidad tributaria de los Estados; y que, para otros, se percibe como una amenaza a
la libertad de los pueblos, a la democracia y a los sistemas de protección social debida
por los Estados. Intentaremos aproximarnos a las distintas dimensiones del fenómeno
de los centros financieros extraterritoriales, convertidos en paraísos fiscales offshore.
Todo ello en el marco de una globalización financiera que genera graves consecuencias
negativas para las economías y los Estados, reconocidas incluso por el G-7, que es el
gobierno de facto del mundo.

La globalización financiera
El término globalización, tan usado en nuestros días, alude a la creciente interco-
nexión o interdependencia económica recíproca entre los países del mundo; cada vez
más se estrechan las relaciones de numerosos países en el plano económico y princi-
palmente en el sector financiero. Pero la globalización o mundialización de la econo-
mía no puede caracterizarse como una fuerza políticamente neutral que brota del des-
arrollo de las comunicaciones y de las fuerzas anónimas del comercio y las finanzas,
sino que es el resultado de una doctrina política, más o menos soterrada, a cuyo pre-
dominio no han sido ajenos los EE.UU. y sus grupos dominantes.
Es la consecuencia del desarrollo tecnológico de las comunicaciones pero, sobre
todo, tiene su origen y está condicionada por las modificaciones jurídicas que han su-
primido los controles estatales a la circulación de bienes, servicios y capitales, guiadas
20 LOS PARAÍSOS FISCALES

por unos planteamientos políticos neoliberales presentados como la única solución


posible a los problemas de las economías nacionales. «There is no alternative», «no
hay alternativa», fue la expresión de Margaret Thatcher en los ochenta, cuando esa de-
nominada «revolución conservadora» tiene lugar. Y así, el rasgo fundamental de esta
globalización neoliberal es la competitividad entre todos, mercados y pueblos. Como
declaró en el Foro de Davos el principal accionista de Nestlé, «ya se trate de un indi-
viduo, una empresa o un país, lo importante para sobrevivir en este mundo es ser más
competitivo que nuestro vecino».

La experiencia de la globalización anterior

Esta situación no es totalmente nueva y tiene sus antecedentes, con diferencias sus-
tanciales y significativas que conviene resaltar para comprender mejor la situación ac-
tual. Si bien el proceso actual de integración de la economía mundial no responde a
una línea histórica continua, algunos estudios económicos han destacado que deter-
minadas características de esta evolución no son un fenómeno nuevo en la historia
económica mundial, puesto que los indicadores señalan que el proceso de integración
mundial ya se inició a mediados del siglo XIX, concluyó con la Primera Guerra Mun-
dial (1914-1918) y se reanudó después de la Segunda Guerra Mundial.
Apuntan que la noción de mercado de capitales apareció a lo largo del siglo XIX,
porque el capital no tenía restricciones para moverse con libertad, sobre todo desde
los países europeos industrializados hacia otros países de América y Australia, desde los
países capitalistas, con gran capacidad de ahorro, hacia los otros con grandes necesi-
dades financieras y débil ahorro, en su mayoría colonias. El sistema de patrón oro, base
del sistema de cambios de las monedas, al que estaban adheridos los principales países,
facilitó la integración alcanzada en esa época. Señalan esos análisis económicos que la
mayor parte del capital se invertía en bonos para inversiones directas que tenían como
objetivo la financiación de las grandes infraestructuras en las economías en desarrollo,
es decir, en los ferrocarriles, la minería y las grandes obras como el Canal de Suez y el
Canal de Panamá. Se apunta que, en términos cuantitativos, por ejemplo, las cifras de
salidas de capitales, principalmente del Reino Unido, Francia y Holanda, durante los
cincuenta años que precedieron a la Primera Guerra Mundial, se asemejan a las cifras
del superávit por cuenta corriente de Alemania occidental y Japón en los años ochen-
ta. Pero nada comparable a la relevancia del capital financiero en nuestros días.
Con el comienzo de la Primera Gran Guerra, tienen lugar las restricciones al co-
mercio y los controles de capitales por los países implicados; y el abandono del patrón
oro, las devaluaciones de las monedas en competición, la elevación de los aranceles co-
merciales y los controles de cambio, etc. originaron un descenso del comercio inter-
nacional mundial superior al descenso de la producción de bienes y mercancías. El
restablecimiento del patrón oro no resolvió los problemas; y con la gran depresión
en 1929 los países impusieron fuertes controles de capitales de tal manera que los
flujos financieros internacionales se habían ya extinguido prácticamente cuando tiene
lugar el estallido de la Segunda Guerra Mundial.
QUÉ ES LA GLOBALIZACIÓN FINANCIERA 21

Después, tras la guerra, vendría el progresivo restablecimiento de las relaciones


económicas internacionales y los llamados «treinta años gloriosos» de economías en
crecimiento equilibrado, en que la presión negociadora de los sindicatos y fuerzas so-
ciales lograron como respuesta el modelo de Estado social en Europa. Pero la globa-
lización financiera actual arranca de los comienzos de los años setenta, cuando el sis-
tema monetario internacional sufre una profunda mutación, creándose una moneda
de curso internacional, el dólar, expresión de un poder hegemónico en el campo eco-
nómico, político y militar del llamado mundo libre, que a partir de la caída del muro
de Berlín se expande por el planeta. De un mundo de economías nacionales compar-
timentadas, en que cada país decidía en gran medida su destino, hemos pasado a un
sistema de economías interconectadas en tiempo real, regidas por el poder cuasiautó-
nomo del capital financiero a nivel planetario, que dispone de esas «zonas sin ley» que
son los centros offshore, en países inventados y en países reales.

Economías nacionales compartimentadas

Durante el periodo anterior a la Segunda Guerra Mundial y durante los «treinta


años gloriosos» posteriores (aproximadamente 1945-1975), los movimientos de capi-
tales no impedían que los Estados gestionaran autónomamente sus economías y que
el porvenir económico se decidiera en cada país, dentro del ámbito del Estado na-
cional, porque los intercambios internacionales representaban un factor importante
del crecimiento económico, pero sometidos al control estatal. Durante ese largo pe-
riodo que siguió a la Segunda Gran Guerra, las economías nacionales y sus interrela-
ciones estuvieron bajo control del Estado, a uno y a otro lado del llamado entonces
«telón de acero». En el lado de allá, bajo el imperio de la Rusia soviética el intenso
proceso de industrialización, el desarrollo económico y el cambio de sociedad avan-
zaron hasta que el derrumbe de un sistema, que había olvidado a las personas y sus
necesidades e ignoró los cambios en la sociedad, dio paso a «las fuerzas del merca-
do», que integraron a esos pueblos en la nueva economía y la sociedad mundializa-
das, con su secuela de desigualdades sociales económicas lacerantes y el empobreci-
miento de mucha gente. Como ha escrito John Kenneth Galbraith, «se había
desmoronado un sistema económico y, en cierto sentido, fue reemplazado por ningún
sistema» (The World Economy, 246).
En el lado de acá, en «el mundo occidental», el sistema evolucionó también de
modo radical, aunque no tan drásticamente. Tras la Segunda Guerra Mundial la situa-
ción económica internacional se caracterizó por la asimetría entre los EE.UU., con su
enorme poder militar, financiero, tecnológico e industrial, y los países europeos, con sus
grandes zonas industriales destruidas y las estructuras productivas deshechas. Con la
intención entonces compartida de evitar las situaciones económicas similares a las vivi-
das en el periodo de entreguerras (devaluaciones competitivas y políticas comerciales
de empobrecimiento del vecino), que llevaron a la crisis y a la recesión de 1929-1930,
en el campo de los aliados se impuso la filosofía de la cooperación y la concepción de
que las finanzas y el comercio mundiales se desarrollarían en adelante dentro de un
22 LOS PARAÍSOS FISCALES

marco de reglas universales que favorecieran la apertura económica y las respuestas in-
ternacionales acordadas frente a las economías nacionales en dificultades.
Casi un año antes de terminar la guerra, en julio de 1944, los Acuerdos de Bret-
ton Woods en New Hampshire (EE.UU.) establecieron un conjunto de instituciones,
integrado por el FMI, el Banco Mundial y el Acuerdo General sobre Tarifas y Co-
mercio (más conocido como GATT), para ordenar los tipos de cambio y los pagos in-
ternacionales, la reconstrucción y la recuperación dañadas por la guerra y el comer-
cio internacional. Con la creación del FMI y el Banco Mundial se estableció un orden
económico mundial basado, por un lado, en un sistema monetario internacional se-
guro apoyado en el patrón dólar-oro, es decir, en la convertibilidad del dólar en oro
con una cotización fija (35 dólares la onza) que servía de referencia para las demás di-
visas cuyo valor quedaba también indirectamente referido al oro. Y, por otro lado, el
predominio de la economía de EE.UU., que disponía de las tres cuartas partes de las
reservas mundiales de oro, le permitía desempeñar el papel de banquero del resto del
mundo, puesto que podía comprar y vender divisas a ese precio, fueran las circuns-
tancias que fueran.
En estos planteamientos no se contemplaban los movimientos de capitales. En el
sistema originario no se incluía un régimen global para los movimientos de capitales,
en gran parte porque se consideraba que la movilidad del capital era incompatible con
la estabilidad de los cambios de divisas y la expansión del comercio y el empleo; aun-
que, tras la ruptura posterior de este sistema, tampoco se ha establecido a pesar del
peso enorme de los grupos de capital privado (Akyúz, 4). Entonces, el único régimen
global relacionado con las transacciones monetarias internacionales estaba encarnado
por la regulación del FMI.
Para integrarse en el sistema, los Estados se tenían que comprometer a la adapta-
ción de sus políticas económicas internas al mantenimiento de los tipos de cambio de
sus monedas y a su devaluación o reevaluación únicamente tras la consulta y el acuer-
do con el FMI, que a su vez les adelantaría préstamos transitorios en monedas fuertes,
en dólares, a cambio de que aplicaran programas de austeridad, mientras lograban su-
perar sus déficit comerciales y de pagos. El Banco Mundial, establecido al mismo tiem-
po, funcionaba como una institución multilateral para canalizar las ayudas y los prés-
tamos para el desarrollo de los países denominados del tercer mundo. Avalado por el
auge económico, el sistema funcionó y, como analiza muy bien Will Hutton, los países
europeos fueron adquiriendo confianza en la reducción de tarifas aduaneras y en la
apertura de sus fronteras a medida que obtenían excedentes comerciales convertibles
en dólares respaldados por el oro. El comercio internacional se disparó mientras las
tarifas aduaneras cayeron en un 73 por 100 entre 1947 y 1961. La contrapartida de los
excedentes logrados por Japón y Europa, a excepción del Reino Unido que aún sigue
con sus déficit, fue un incipiente déficit comercial en los EE.UU. que no obstaculiza-
ba la prosperidad en un contexto multilateral (Hutton, The World, 234).
En el plano de las relaciones entre Estados, el sistema financiero internacional del
«mundo libre» se asentaba sobre sólidas bases políticas y económicas, puesto que en
el plano exterior la guerra fría Este-Oeste obligaba a los países occidentales y a los go-
biernos afines a una solidaridad tanto de carácter militar (OTAN) como de carácter
QUÉ ES LA GLOBALIZACIÓN FINANCIERA 23

político (ONU) y económico (FMI, Banco Mundial, OCDE), solidaridad que se man-
tiene después de que el abandono del patrón oro en los años setenta alterara profun-
damente las bases del sistema.
En el plano interior, la organización interna de las economías occidentales aparece
controlada en mayor o menor medida por el Estado (proteccionismo económico, aran-
celes, controles de cambio, regulaciones bancarias, tipos de interés...) y centrada en el
desarrollo económico como objetivo nacional, lo que mantenía la coordinación y la co-
herencia del sistema económico internacional. Visto desde el ángulo interno, la inter-
vención del Estado reposaba en el crédito barato con bajos tipos de interés (hasta in-
cluso negativos: inferiores al IPC) que favorecía la maquinaria económica porque el
coste del dinero no debía frenar los planes de desarrollo. Sin embargo, la incipiente
sociedad de consumo y el Estado de bienestar (en Europa) imponían programas so-
ciales costosos, con cargas impositivas crecientes; y la elevación de los niveles salaria-
les hacía disminuir los beneficios del capital. Y dado que, en las economías todavía
compartimentadas, el coste de hora trabajada y los precios de los productos variaban
según los países, las distorsiones en las políticas económicas eran irrelevantes mientras
la legislación proteccionista aislaba en alguna medida a los mercados nacionales.
De ahí que, durante los años sesenta y setenta, se desarrollara el fenómeno llama-
do de la multinacionalización o internacionalización. Con el fin de sortear el obstácu-
lo de las barreras aduaneras, las grandes empresas se organizan en redes, multiplican-
do sus centros de producción y sus intereses en el extranjero, más allá de las fronteras
nacionales; y así hasta que surja la llamada globalización hacia finales de los ochenta.
En España, por ejemplo, la creación de la empresa de automóviles SEAT, empresa es-
tatal con patente de la empresa multinacional italiana FIAT, siguió una variedad del
modelo de inversión directa de capitales, generalizado de un modo u otro en los años
cincuenta y sesenta, para superar las barreras aduaneras.
Además, durante la larga posguerra mundial, primero la financiación del Plan Mars-
hall para la reconstrucción de gran parte de Europa, la de la reconstrucción del Japón y,
luego, las inversiones estadounidenses en el extranjero y sus grandes multinacionales, hi-
cieron que la afluencia de dólares a una Europa y a un Japón devastados garantizara la
liquidez internacional que requerían los intercambios comerciales en continuo aumento
y al mismo tiempo estimulaba la expansión de la economía estadounidense.

Los eurodólares y la inconvertibilidad del dólar

Durante un largo periodo de posguerra de un cuarto de siglo, ese crecimiento del vo-
lumen de dólares en circulación en el mundo occidental generó los llamados eurodólares
(y los petrodólares después) que trastocaron los equilibrios otorgando gran poder a los
bancos europeos y expandiendo la financiación offshore, para no residentes, que provo-
caría el desarrollo de los paraísos fiscales hasta entonces escasamente relevantes.
El tremendo desarrollo de las inversiones de las empresas estadounidenses apoya-
das por los gobiernos e instituciones económicas de EE.UU. (que incluso evitaban la
llegada a su territorio del exceso de dólares, que habría provocado una inflación im-
24 LOS PARAÍSOS FISCALES

portante) y los gastos militares (las bases estadounidenses) contribuyeron a que los
bancos internacionales acumularan gran cantidad de dólares. Surgieron así los llama-
dos eurodólares, unas magnitudes de dólares sobre las cuales ni las autoridades esta-
dounidenses tenían jurisdicción, porque estaban y se gestionaban fuera de su territo-
rio, ni tampoco eran controladas por las autoridades de los países europeos porque no
eran su moneda nacional; y, por tanto, los bancos podían operar y prestar esas sumas
de divisas sin sujeción legal alguna (los préstamos en dólares).
Los eurodólares nacen primero de las operaciones interbancarias de crédito-débito de
las cuentas gestionadas fuera de los EE.UU., y no controladas por este país que era el de emi-
sión; y luego crecen a medida que tiene lugar la internacionalización de la actividad de
los bancos norteamericanos junto con las operaciones que desarrolla la banca europea en
los centros offshore. Sin embargo, esta afluencia de dólares en circulación comienza a re-
sultar excesiva con relación a las necesidades derivadas de los intercambios comerciales y,
además, los gobiernos estadounidenses se niegan a restringir ese volumen para no frenar
su propio desarrollo ni perturbar su hegemonía mundial; por lo tanto los países de su en-
torno comercial, los países del entonces «mundo libre», intentan protegerse de la bajada
del valor de sus activos en dólares y exigen su conversión en oro. Desde el comienzo de los
años setenta, las reservas federales en oro de los EE.UU. son inferiores a sus compromisos
exteriores y su paulatina disminución compromete la confianza en el sistema monetario es-
tablecido, impidiendo garantizar la paridad oficial del dólar ante las demandas de los de-
más países para cambiar sus reservas en dólares por oro y, además, la potencia de la eco-
nomía estadounidense atraviesa una etapa complicada como consecuencia de las tensiones
de la financiación de la guerra de Vietnam y el déficit comercial.
Cuenta Galbraith un hecho poco divulgado y es que en los primeros años del man-
dato de Richard Nixon y ante su campaña para la reelección en 1972, enfrentado al
crecimiento sustancial de los precios estadounidenses, no vaciló en decretar la conge-
lación de precios y salarios en el verano de 1971 hasta principios de 1973, tras su ree-
lección, sin que el abandono temporal del sistema de libre mercado apenas recibiera
críticas (Galbraith, The World Economy, 207); y es que entonces como en 2003 el neo-
liberalismo conservador estadounidense contiene su propia cláusula de salvaguarda
para los propios EE.UU. Dentro de las medidas económicas excepcionales y ante la
nueva situación exterior mencionada, en agosto de 1971 el presidente Nixon suspen-
de la convertibilidad del dólar en oro, base del sistema monetario internacional, al
mismo tiempo que decretaba una sobretasa sobre las importaciones de bienes y servi-
cios, lo que suponía un claro incumplimiento del GATT (el Acuerdo General de Aran-
celes y Comercio, un tercer pilar del sistema de Bretton Woods), dando origen así a
una larga etapa de inestabilidad económica internacional.
La inconvertibilidad del dólar por decisión unilateral de los EE.UU. cambió el sis-
tema monetario internacional hasta entonces vigente, abandonando el patrón-moneda
y el valor de referencia de las monedas de los países occidentales. En el plano inter-
nacional, a partir del abandono de la vinculación dólar-oro, surge un nuevo sistema
monetario internacional en el que otras monedas fuertes como el marco o el yen co-
bran protagonismo, aunque subordinadas a la hegemonía de un dólar debilitado por
la pérdida de confianza generada por la decisión del presidente estadounidense.
QUÉ ES LA GLOBALIZACIÓN FINANCIERA 25

Desde hacía tiempo, influyentes economistas conservadores, incluidos Milton Fried-


man y Alan Greenspan, junto con otros más ligados a la banca de Wall Street habían
abogado descaradamente por un sistema en el que las divisas del mundo flotaran frente
al dólar, puesto que consideraban que éste no tenía rival; y así los EE.UU. dejarían de
tener que garantizar el precio fijo del dólar en oro. Consideraban que un nuevo sistema
de flotación de tipos de cambio basado en el mercado funcionaría mejor que el sistema de
tintes keynesianos, gestionado por los gobiernos, creado en Bretton Woods, ya que los
tipos de cambio encontrarían rápidamente el nivel natural del mercado.
En consecuencia, frente a esta crisis de su hegemonía, la respuesta de los EE.UU. con-
sistió en reforzar la dimensión y el poder de sus mercados financieros porque el dólar se
utiliza como divisa mundial. En 1974, los EE.UU. suprimen todos los controles de capi-
tal y abren sus fronteras a la circulación de todo tipo de capitales; aunque el dólar se des-
plomó, apenas tuvo consecuencias puesto que no tenía rival. Como subraya Will Hutton,
«los conservadores estadounidenses del libre mercado, los financieros de Wall Street y sus
aliados en el Gobierno, educados en la realpolitik, habían reclamado su primer y princi-
pal trofeo: el orden económico internacional tenía que ser construido unilateralmente en
torno a los intereses estadounidenses»; y fueron estos conservadores ultras quienes pro-
porcionaron la base intelectual para estas medidas políticas, «aunque no tuvieran una
idea clara de adónde pudiera llevar esto» (Hutton, The World, 238).
Una de sus consecuencias, que analizaremos más adelante, fue el desarrollo de la
financiación offshore. Porque la supresión de los controles de capital en 1974 supuso
un estímulo adicional para el desarrollo y crecimiento de los mercados de los eurodó-
lares, de modo que fue en aumento la acumulación de divisas en los paraísos fiscales
offshore, con mercados de libras esterlinas, marcos y francos convertibles en dólares
en continuo crecimiento fuera de los sistemas de control de los países.
Pero la política neoliberal seguía su curso. Pocos años después, en 1979, tiene lu-
gar la decisión del gobernador de la Reserva Federal, el Banco central estadouniden-
se, Paul Vocker, de provocar la liberalización de los tipos de interés, del precio del di-
nero, que tiene consecuencias dramáticas al disparar los tipos de interés (que llegarán
a alcanzar el 20 por 100), con el propósito de hacer atractivas las inversiones del res-
to del mundo en activos denominados en dólares y en especial en deuda pública esta-
dounidense; lo que produce el consiguiente efecto de recesión sobre la actividad eco-
nómica internacional, al encarecer el precio del dinero de modo generalizado. No
obstante, para evitar que estos tipos altos de interés ahogaran el crecimiento econó-
mico propio, los EE.UU. lograron dentro de la OCDE que los países desarrollados
aboliesen los controles de capital, lo que aumenta el flujo de capitales potenciando el
mercado financiero estadounidense centrado en Wall Street, por la afluencia de capi-
tales de todos los países del mundo.

Petrodólares

Para entonces la masa monetaria de eurodólares en circulación se ve incrementa-


da, porque la crisis del petróleo de 1973-1974 y la subida del precio del barril en más
26 LOS PARAÍSOS FISCALES

del 70 por 100 decidida por la Organización de Países Exportadores de Petróleo


(OPEP) provoca un flujo de petrodólares hacía los bancos, preferentemente europeos,
que gestionaban las finanzas de esos países. Porque paradójicamente la enorme trans-
ferencia de dinero en efectivo desde los países occidentales sirvió para consolidar los
regímenes autoritarios árabes, mientras que los petrodólares no trajeron el desarrollo
al mundo árabe, sino que la riqueza fue a parar a las oligarquías que se valen de la ban-
ca transnacional. Desde mediados de los setenta, la gran banca que disponía de una
masa de eurodólares y de petrodólares, fuera del control de las administraciones esta-
tales, dio origen al despegue de la financiación offshore, con base en los paraísos fis-
cales extraterritoriales, y pudo asegurar por sí misma la financiación de la economía,
situándose en una posición dominante en el sistema financiero y económico.
La nueva política neoliberal conservadora se vio reflejada en el modo en el que los
EE.UU. abordaron el reforzamiento de los excedentes de dólares de los países pro-
ductores de petróleo cuando los precios del crudo se cuadruplicaron y se mantuvie-
ron elevados por la OPEP mediante recortes de producción. Si se hubiera mantenido
el enfoque multilateral de la posguerra, se habría organizado el depósito de los petro-
dólares en el FMI y en el Banco Mundial, de manera que pudieran ser reciclados ha-
cia los países occidentales industrializados y del tercer mundo de modo ordenado y
predecible, como apunta Hutton, financiando los déficit comerciales que surgían por
todas partes como resultado del choque petrolero, abortando así la recesión sincroni-
zada que tuvo lugar mientras la demanda caía simultáneamente en todas partes.
Sin embargo, habiéndose suprimido los controles de capital, se creó otra alternati-
va que impulsó el fenómeno de los paraísos fiscales offshore. Los petrodólares podían
depositarse en los bancos estadounidenses y reciclarse como préstamos a las corpora-
ciones y a los gobiernos totalmente a través del sector financiero norteamericano, Lon-
dres y los nuevos centros financieros extraterritoriales; como quiera que los EE.UU.
no aplicaban ningún control de capital, los dólares retenidos en cualquier parte esta-
ban integrados en la misma enorme masa de liquidez en esa moneda. Más aún, estu-
diosos de esta evolución del sistema señalan que en 1980, tras el segundo choque petro-
lero, para mantener la afluencia de petrodólares hacia Nueva York, los EE.UU. decidieron
autorizar a los bancos para que crearan las International Banking Facilities (IBFs), en-
claves virtuales en territorio norteamericano, sin límites para los tipos de interés ni res-
tricciones, creando un mercado invisible en su propia casa, en realidad una modalidad
de paraísos fiscales, como veremos.

Los mercados financieros liberados

A partir de los años ochenta tienen lugar unos cambios drásticos que afectan tan-
to a las instituciones bancarias y financieras como a los mercados de capitales y a los
productos e instrumentos utilizados. En particular, los productos e instrumentos se di-
versifican en un proceso continuo de innovación permanente, los mercados de capita-
les se integran geográfica y funcionalmente y en la práctica las fronteras nacionales
quedan eliminadas, de manera que los agentes financieros se encuentran operando en
QUÉ ES LA GLOBALIZACIÓN FINANCIERA 27

unos mercados de capitales a escala planetaria, unos mercados financieros donde con-
fluyen los valores, las acciones, los bonos, las cuentas de depósito, los seguros, las di-
visas y todas las expresiones del dinero.
En el plano jurídico se suceden una serie de grandes reformas legislativas, que se ini-
cian en los EE.UU. con las leyes de marzo de 1980 y octubre de 1982, que modifican las
prácticas bancarias mantenidas durante decenios, mientras se suceden amplios y cre-
cientes déficit comerciales. En 1984, el presidente Reagan abandona la imposición tri-
butaria del capital en la fuente, sobre los intereses y dividendos pagados a los titulares
extranjeros de activos financieros estadounidenses, haciendo más atractivo la financia-
ción del déficit comercial norteamericano para los inversores extranjeros; y al mismo
tiempo presionando a sus socios para que abandonaran los controles de capital.
Muy pronto siguen el mismo camino los demás países desarrollados, promulgando
nuevas leyes bancarias, como Francia que en 1984 reforma los mercados de valores; el
Reino Unido que modifica en 1986 la legislación sobre la Bolsa que databa de 1911; y
en España, la Ley del Mercado de Valores de 1988 introduce similares modificaciones
(Mineco, Estudios Globalización financiera, 14-18). Así mismo, se promulgan nuevas
leyes sobre el mercado de crédito, sobre el crédito hipotecario y otras modificaciones
legislativas propugnadas por la OCDE, cuya introducción en la España sumida toda-
vía en la larga etapa de la transición a la democracia, se confunden con el desmontaje
del intervencionismo administrativo del régimen autoritario precedente.
Esta oleada de reformas legislativas de signo neoliberal, conocida como «liberali-
zación», busca eliminar el intervencionismo estatal en la regulación y el control de los
mercados financieros, mediante la llamada modernización de las estructuras, la elimi-
nación de barreras proteccionistas y la supresión de los controles de cambios, facili-
tando en definitiva la movilidad internacional del capital para generar unos mercados
sin fronteras donde los principales agentes y plazas financieras compiten sin limita-
ciones horarias, como hemos visto. Esta nueva situación modifica radicalmente las es-
tructuras de los mercados financieros, suprimiendo no solamente la compartimenta-
ción entre mercados nacionales sino entre el mercado a corto y largo plazo o entre el
mercado de crédito y el de valores. Los conceptos de plazo y la naturaleza de los pro-
ductos financieros tradicionales pierden gran parte de su significado. Y el aumento de
la competencia y la ausencia de regulación genera una innovación permanente, con
productos como las permutas financieras o swaps y los derivados.
Paralelamente se inicia la denominada «desintermediación bancaria» mediante la
cual el sistema bancario deja de cumplir el papel central en la financiación de la activi-
dad productiva por medio de la creación del «dinero bancario», es decir, de la genera-
ción de créditos a partir de los depósitos «a la vista». La banca deja de financiar a la in-
dustria que tendrá que acudir cada vez más a la bolsa de valores para obtener
financiación. Hasta entonces, la financiación externa de las empresas que se resolvía tra-
dicionalmente mediante la apelación a la banca comercial a través de los créditos, en
condiciones más o menos fijadas de antemano, se ve sustituida ahora por otros instru-
mentos financieros, por ejemplo, por la titulización, mediante la cual una empresa pue-
de movilizar activos no líquidos emitiendo bonos o títulos negociables en los mercados
de capitales, consiguiendo así liquidez y, por tanto, financiación. Para contribuir al de-
28 LOS PARAÍSOS FISCALES

sarrollo de estos nuevos mercados, los grandes bancos instalados en los centros finan-
cieros offshore, convierten a estos paraísos fiscales para no residentes en plataformas des-
de donde llevar a cabo operaciones con mayor margen de libertad y menores «costes fis-
cales». Al mismo tiempo, durante los años ochenta y siguientes, los grandes bancos
internacionales van orientando su actividad hacia la denominada banca privada o per-
sonal destinada a las personas ricas y hacia la banca de negocios o de inversiones, menos
regulada por los Estados, que gestiona grandes patrimonios y coopera a las fusiones y
adquisiciones de empresas, aumentando el poder de las finanzas en la sociedad.
Y los nuevos agentes e instituciones financieras, como los fondos de inversión co-
lectiva, canalizan el ahorro individual hacia las bolsas de valores y demás mercados del
dinero, atraídos por los nuevos productos financieros que han surgido en los merca-
dos financieros desregulados desde comienzos de los ochenta y que se extienden a los
demás mercados. El ahorro individual se pasa de las imposiciones a plazo fijo en los
bancos y en las cajas de ahorro, a la inversión en bolsa que se populariza y divulga en-
tre las clases medias. En ninguna parte como en los EE.UU. la inversión en las bolsas
adquiere tal dimensión: si en 1956, tan sólo el 5 por 100 de los ciudadanos invertía en
Bolsa, en 1999 los ciudadanos estadounidenses tenían más dinero en los mercados
bursátiles que en las cuentas bancarias (Estefanía, Diccionario, 26). Y en España, los
nuevos mercados financieros son testigos del crecimiento del volumen de las inversio-
nes por parte de las instituciones de inversión (fondos, agencias, banca), que pasa de
un importe de 6.355 millones de euros invertidos en 1988 a una cifra en septiembre
de 2001 más de 30 veces superior, situándose en 204.458 millones de euros (Spanish
Financial System, 8).

El poder de los tipos de interés y de cambio

En paralelo, se promueve una creciente independencia de los bancos centrales res-


pecto del poder político y se impulsa la financiación de los Estados mediante los mer-
cados financieros, con la finalidad de coartar los riesgos de la inflación. De manera
creciente, los Estados pasan a emitir títulos de deuda pública en los mercados finan-
cieros mundiales, restringiéndose la capacidad que tenían para obtener financiación
interna recurriendo a los bancos centrales. De este modo, la política nacional se en-
cuentra condicionada de forma progresiva por el funcionamiento y las motivaciones
del capital financiero internacional y, en el orden interno, todos estos cambios se de-
jan notar claramente en las políticas estatales.
La aceleración de la apertura al comercio exterior había venido exigida por el pro-
pio desarrollo de las economías y la expansión económica y con el aumento del co-
mercio internacional se había hecho quebrar el sistema monetario al comienzo de los
años setenta, desvinculándolo del patrón dólar-oro en 1971 y dando origen a la flota-
ción de los tipos de cambios. A partir de ahí, el valor de cambio de una moneda na-
cional vendría determinado ya en adelante por factores muy diversos, no solamente
por la demanda de importaciones, los costes de producción, los precios internos, etc.,
sino por los movimientos de capitales financieros, a medida que se suprimen los con-
QUÉ ES LA GLOBALIZACIÓN FINANCIERA 29

troles para las salidas y entradas. A partir de la fluctuación libre del cambio de las di-
visas, en función de las políticas y los factores de la coyuntura económica en cada país,
las variaciones del tipo de cambio condicionan el comercio exterior, el nivel de los
precios internos y las economías nacionales en su conjunto; pero sobre todo, la finan-
ciación de las políticas estatales de redistribución de rentas y de protección social acu-
san la transformación producida en el entorno internacional encontrándose con gra-
ves condicionantes.
La verdad es que dado el volumen de divisas que acompaña a los intercambios co-
merciales en el mundo actual, en que las exportaciones e importaciones representan
un alto porcentaje del PIB, basta que, por ejemplo, los exportadores e importadores
adelanten o demoren sus prácticas de cambios de divisas para que se ejerza una pre-
sión al alza o a la baja sobre el tipo de cambio. Los mercados ya nunca se comporta-
rán con tranquilidad durante mucho tiempo. Si el dinero afluye hacia una divisa, tie-
nen que bajarse los tipos de interés para disminuir el apetito de los inversores a fin de
que no se disparen los tipos de interés. Y, si el dinero está abandonando una divisa,
habrá que elevar los tipos de interés para persuadir a los inversores para que se que-
den, todo ello independientemente de que tales movimientos del tipo de interés sean
buenos o malos para la economía nacional.
Además, ahora el dinero no se mueve gradualmente, sino que lo hace en tales ava-
lanchas que las variaciones de los tipos de interés resultan dramáticas, amplificando
aún más el lado maligno de sus efectos. Al final, el país se ve obligado a ceder, permi-
tiendo que el tipo de cambio de su moneda vaya en la dirección que deseen los mer-
cados. Ésos fueron los casos ya históricos del Reino Unido en 1992, cuando el mag-
nate Soros provocó la devaluación de la libra y su salida del sistema monetario
europeo de tipos de cambio; el de Francia en 1993 ante la huida de capitales de las po-
líticas socialistas del Gobierno de Mitterrand; en 1997-1998, la crisis de las economías
del Sudeste asiático vinculadas al dólar, que analizaremos; Brasil en 1999 y Argentina
en 2001. De ahí que en un mundo en el que ni los tipos fijos de cambio ni su fluctua-
ción libre respetan la soberanía de los Estados, en Europa se optase por la creación de
una moneda única, el euro, como única salida. El fondo del asunto es que ningún país
puede mantener simultáneamente el libre movimiento de capitales por sus fronteras y
unos determinados tipos de interés y de cambio. Todos los países europeos se han en-
frentado al dilema de qué política económica aplicar en un entorno en el que los flu-
jos sísmicos de capital cruzan sus fronteras libremente a su antojo, imponiendo con-
diciones no sólo sobre las políticas de tipos de interés y de cambio sino sobre la misma
política presupuestaria inclusive. La cruda realidad demostró que, en una era de tipos
de cambio flotantes, ningún país europeo tenía ya por sí mismo la misma capacidad
autónoma para gestionar la demanda, que esto sólo podía recuperarse a escala euro-
pea (Hutton, The World, 410-412).
No obstante, en todo caso la liberalización de las economías y de las finanzas que
quedó consolidada por las políticas representadas por Ronald Reagan y Margaret
Thatcher, adoptadas en los EE.UU. y en el Reino Unido, y establecidas, de un modo u
otro, en los restantes Estados, mantiene como objetivo central la atracción del capital
flotante con el que alimentar la financiación de la industria, las políticas estatales y has-
30 LOS PARAÍSOS FISCALES

ta el consumo de los ciudadanos. Explica Galbraith que la Administración Reagan


consolidó el concepto de la desregulación como política gubernamental, que fue apli-
cada con éxito en los EE.UU. de los ochenta en beneficio de su electorado, integrado
por las capas sociales más afortunadas. Era una doctrina o, más exactamente, un dog-
ma que «el mercado era benigno por muy defectuosa que fuera su estructura compe-
titiva y, en consecuencia, por más imprevisible y explotador que resultara». Se soste-
nía que el papel del Estado había progresado demasiado agresivamente y el mercado
tenía que restaurarse en su anterior autoridad y preeminencia. Las manifestaciones
más claras de esta política neoconservadora fueron las reducciones de impuestos para
los ricos y la destrucción del poder de los sindicatos, «poniendo fin a la presión mi-
croeconómica de los salarios sobre los precios». Como recuerda, el logro impresio-
nante de las Reagan policies fue la mejora de las fortunas de los acaudalados, mientras
«invitaba a la negligencia hacia los pobres» (Galbraith, The World Economy, 211-237);
unas políticas neoconservadoras que han mantenido su predominio en la mayor eco-
nomía del mundo desde entonces.
Las consecuencias desde hace años son que en todos los países, en mayor o menor
medida, se ha acentuado el proceso de la superación del Estado por los mercados fi-
nancieros, liberados del control público desde la aparición del mercado de los euro-
dólares y los petrodólares, acelerándose la liberalización de la economía y su integra-
ción en los mercados globales. Hasta el punto de que no es una exageración afirmar
que, sobre todo desde los años noventa, los mercados financieros, las bolsas de valo-
res y los mercados de divisas, regulan la economía y la sociedad en función de las exi-
gencias de rentabilidad del capital en detrimento de los Estados (Maillard, 26).

El desgobierno mundial
Actualmente, como el auténtico global player o agente mundial, el capital se mueve
sin control por los mercados nacionales de alcance internacional en su expresión como
capital financiero, desde Zúrich a Singapur, pasando por Nueva York; o de Londres a
Tokio pasando por las islas Caimán o Liechtenstein. El trabajo y las economías, más o
menos abiertas, siguen cercadas por las fronteras nacionales y los ámbitos regionales; y
la globalización actual es ante todo un hecho financiero. La unificación de las reglas
para la circulación libre de los capitales, y su inversión allí donde encuentran mayor
rentabilidad, fue el contenido básico de las negociaciones sucesivas de la llamada Ron-
da Uruguay dentro del GATT. Aunque el gran impulso vino a partir del llamado Con-
senso de Washington, que recogía entre sus diez puntos la libertad de los intercambios
comerciales, es decir, el desmantelamiento aduanero y la libre circulación de capitales
en el mundo; en política monetaria defendía los tipos de interés reales positivos para
atraer los capitales y las inversiones extranjeras garantizándoles las mismas ventajas que
a las inversiones nacionales, junto con la privatización o venta de los activos estatales y
la desregulación o eliminación de toda regulación contraria a la libre iniciativa y a la li-
bre competencia. Y todo eso se plantea como una cuestión técnica de economía pura,
no política y, por tanto, no discutible porque en las nuevas condiciones no hay alterna-
QUÉ ES LA GLOBALIZACIÓN FINANCIERA 31

tiva; la única solución posible es ésa. De ahí que se le llame «el pensamiento único»,
cuyo paradigma sigue siendo el Consenso de Washington como conjunto de recetas po-
lítico-económicas que en 1989 resumían el pensamiento imperante en la elite dirigente
de Washington, sede del FMI y del Banco Mundial, que se consagraba como única po-
lítica posible para el crecimiento económico y el bienestar de los pueblos, que venía
aplicándose desde los años ochenta y se desarrollaría en los noventa.
En las primeras rondas de la negociación del GATT, la tercera pata del sistema de
Bretton Woods fue los EE.UU., los grandes países europeos y Japón, los que partici-
paban principalmente, abordando el desmantelamiento progresivo de las barreras
protectoras entre sus respectivos mercados. Posteriormente, este desmantelamiento se
irá extendiendo a los países periféricos en materia de productos manufacturados y, en
los años ochenta, los ámbitos de negociación se fueron ensanchando. Estos grandes
acuerdos de liberalización de los intercambios comerciales fueron los que progresiva-
mente llevaron a la unificación de los mercados mundiales. En 1994, la Ronda Uru-
guay, que fue la última de las rondas negociadoras, incluyó la liberalización del co-
mercio agroalimentario, servicios y propiedad intelectual (protección de marcas,
reconocimiento internacional de patentes, etc.). Con la creación en 1995 de la Orga-
nización Mundial del Comercio (OMC), se logra lo que no se había logrado cuando
tuvo lugar la creación del FMI y el Banco Mundial, que es dotar de una estructura in-
ternacional al GATT; se produce, pues, la consolidación de la política global de libe-
ralización y desregulación y su inserción en el funcionamiento del sistema económico
mundial. El derrumbe del imperio soviético da lugar, si no al fin de la historia, sí a la
incorporación de Rusia y los países de su hasta entonces área de influencia, al único
mundo financiero realmente existente.

Mandan los mercados

En este sistema de mercados financieros globales, la economía no está ya sometida


al Estado sino regulada por el nivel de los tipos de interés que depende de la ley de la
oferta y la demanda de esos mercados financieros y, por tanto, de la rentabilidad que
cada país ofrece al capital según las expectativas o la percepción que los nuevos agen-
tes tienen de los datos económicos y políticos. A la banca internacional, se unen las
instituciones dominantes en esos mercados financieros como son los fondos de inver-
sión colectiva (fondos de pensiones estadounidenses y otros fondos) y las grandes
compañías de seguros, cuyo ascenso y predominio en su búsqueda de máxima renta-
bilidad incide en la situación de los trabajadores asalariados de todo el mundo. En es-
tos mercados que surgen, la rentabilidad del capital se mide ahora no en términos del
beneficio bruto, generado por las inversiones productivas efectuadas para la creación
de riqueza o la prestación servicios a la industria, sino en función de factores ajenos a
la economía real como la estabilidad política del país, la flexibilidad o liberalidad en
la regulación o las ventajas fiscales conseguidas en ese destino, directa o indirecta-
mente. Por eso las grandes corporaciones que cotizan en bolsa se orientan ante todo a
la «creación de valor», a la consecución de un alza continua en el precio de sus accio-
32 LOS PARAÍSOS FISCALES

nes; esta rentabilidad puramente financiera condicionará la gestión hasta el extremo


de las falsificaciones de la contabilidad real de los resultados.
En esta economía global, sin apenas normas ni controles, surgen continuas mues-
tras del predominio de los mercados de capitales erigidos en alto tribunal que diaria-
mente dicta sentencia sobre las decisiones políticas de cada gobierno en cada país.
Porque, ante todo, en esta globalización neoliberal, las finanzas dominan a los demás
sectores económicos y sociales, que dependen de ellas. El Estado depende de los mer-
cados financieros para financiar sus déficit presupuestarios o fiscales, las empresas
para su desarrollo y expansión, los particulares para conseguir bienes de consumo,
como el coche o la vivienda y, en algunos países, hasta para asegurar los ingresos en la
jubilación. Los mercados financieros se autorregulan e imponen sus reglas al resto de
la economía, movidos por la búsqueda de ganancias dinerarias, por la especulación so-
bre el valor previsible del dinero, que ha dejado de ser un medio para financiar el de-
sarrollo y progreso de los países, para determinar el valor de los intercambios o para
el funcionamiento de la economía sino que es un fin en sí mismo, que se busca a sí mis-
mo en su afán de multiplicación y de más beneficio (Maillard, 26-29).
Al depender la economía a todos los niveles de capitales especulativos, la propia libe-
ralización provoca una inestabilidad permanente consustancial al modelo de globaliza-
ción de los mercados financieros. A los riesgos de la gestión se une la especulación sobre
las operaciones destinadas a cubrir ese riesgo, aumentando la precariedad del equilibrio.
Ante la incertidumbre de prever la evolución del valor de una mercancía o de los tipos de
interés, el sistema desarrolla productos e instrumentos financieros para un entorno que
proporcione seguridad a las inversiones, particularmente financieras, con el incremento
de los beneficios potenciales. Y al mismo tiempo son los mercados financieros, cuyo ob-
jeto es la compraventa de divisas, bonos, acciones y, en suma, valores o dinero en todas
sus expresiones, los que se autoorganizan e imponen sus reglas a los demandantes de di-
nero, a los deudores, sean países o empresas, acentuando su predominio.

La especulación financiera
Una característica fundamental de los mercados financieros integrados globalmen-
te es el desencadenamiento frecuente de movimientos especulativos que tienen su ma-
nifestación más visible en los flujos financieros volátiles, en los llamados capitales go-
londrina, que entran y salen en breve plazo de los mercados de divisas o de valores y
de unos u otros países, resaltando la inestabilidad propia del mundo financiero actual.
La información cotidiana de la evolución de los mercados, con sus alzas y bajas en los
índices, nos revela el hecho del equilibrio precario en que se desarrollan los mega-
mercados financieros desde los años noventa, con su inestabilidad generada por la li-
beralización y desregulación de las economías nacionales como un hecho generaliza-
do, si exceptuamos China.
Los flujos financieros internacionales, así como los flujos nacionales, se componen de
muy diversos tipos de transacciones sobre préstamos y créditos bancarios, acciones, bo-
nos u obligaciones y una gama cada vez más amplia de valores mobiliarios, porque los
QUÉ ES LA GLOBALIZACIÓN FINANCIERA 33

productos financieros y las transacciones surgen por doquier. Un primer dato que hemos
de destacar es que los mercados de valores, los mercados denominados primarios, donde
se emiten por primera vez los títulos y se genera la financiación de las empresas, tienen
un reducido papel; mientras el volumen de los mercados secundarios, donde se negocia
con títulos ya emitidos y adquiridos, alcanza cotas crecientes de mayor importancia; por
ejemplo, a finales de 2001 la tenencia media de las acciones era de sólo siete meses. Y es
que el objeto principal de los mercados del dinero es la especulación financiera.

El nuevo motor del sistema

El motor de los mercados financieros es la especulación, es decir, la búsqueda de


unas ganancias apostando por un acontecimiento futuro. El futuro no sólo es la causa
del negocio especulativo sino que se convierte en objeto del negocio, de modo que el
futuro se transforma en un activo financiero como contenido de la propia transacción
(Maillard, 29-30). El dinero ya no es un medio para financiar las grandes aventuras
empresariales de las otras fases del capitalismo, para financiar el desarrollo económi-
co, para facilitar los intercambios comerciales y el funcionamiento de la economía,
sino que se ha convertido en un fin en sí mismo, en una búsqueda permanente y con-
tinua de más y más beneficio, de más y más dinero. La función básica del dinero como
instrumento de medición del valor para facilitar los intercambios comerciales se ve so-
brepasada por su condición de depósito de valor, de capacidad de compra, que se im-
pone sobre la primera de un modo desmesurado. En esta situación de dependencia de
la economía de cualquier nivel, nacional o internacional, de los capitales especulativos
o nómadas, la propia liberalización de las operaciones financieras ha provocado una
situación de equilibrio precario o una inestabilidad permanente, que sirve de acicate
para la creatividad de nuevos productos, nuevos instrumentos, nuevas formas de di-
nero y de las modalidades operativas y nuevos conceptos financieros. Los activos fi-
nancieros aparecen dotados de una enorme capacidad de multiplicación y diversifica-
ción, capacidad muy superior al potencial de las inversiones industriales y a la
comercialización de las mercancías.
Ciertamente la especulación siempre se ha cobijado en todos los mercados de to-
dos los tiempos; sin embargo, la novedad actual es su enorme dimensión y su referen-
cia al dinero mismo, sobre cuyo valor se «apuesta». En tiempos no muy lejanos, en las
huertas de Murcia y Valencia, las cosechas de cítricos, limones y naranjas, aún en ma-
duración en los árboles, eran adquiridas a tanto alzado, por corredores, intermediarios
o especuladores que asumían el riesgo de que las perturbaciones atmosféricas, una pla-
ga, las variaciones en la demanda o simplemente un error en la estimación del volu-
men futuro, generara un importe inferior al pagado anticipadamente a la recolección;
riesgo asumido frente a la ventaja de una venta estimulada por la urgente necesidad de
tesorería del agricultor, que no podía esperar a que el fruto maduro fuera vendido,
después recolectado, pesado y empaquetado para la venta al distribuidor o fabrican-
te. Y estas experiencias mercantiles ocurridas de modo similar en los EE.UU. se fue-
ron trasladando a los mercados del dinero.
34 LOS PARAÍSOS FISCALES

La experiencia estadounidense, que ha predominado en la historia económica recien-


te, ha tenido su reflejo en las nuevas modalidades de los mercados financieros. Se
cuenta que, en su origen, el contrato de futuro consistía en un contrato nacido del de-
seo de los terratenientes estadounidenses, productores de cereales, que querían pro-
tegerse de las variaciones del precio de las materias primas vendiendo sus cosechas por
anticipado, a un precio convenido inmodificable e independiente de su cotización fu-
tura. En el Chicago de los años setenta, esta modalidad contractual se traslada a las di-
visas, mediante el contrato de futuros sobre divisas el vendedor cede divisas a un pre-
cio convenido a un comprador, quedando cerrada la operación a una fecha concreta
fijada de antemano, irrevocable sea cual sea la variación de la divisa entre la fecha de
suscripción del contrato y su vencimiento. En las décadas siguientes los mercados ge-
neralizaron esta modalidad contractual a toda clase de activos financieros.

Nuevos productos y nuevos negocios

El sistema financiero actual, liberalizado y altamente desregulado, genera conti-


nuamente nuevos «productos financieros» que se exponen a la compra y a la venta y
simultáneamente su presión comercializadora busca la expansión progresiva de los
mercados hasta abarcar áreas nacidas en el sector público e históricamente excluidas
de la explotación comercial en Europa, como la sanidad, la educación y las pensiones.
Y así surgen las primas a la jubilación, los fondos de pensiones, los productos finan-
cieros derivados, warrants, depósitos a la vista, unit links, y un larguísimo etcétera, la
mayoría de estas novedades están ligadas estrechamente a la actividad financiera para
no residentes, propia de los paraísos fiscales. Un gran número de instrumentos y pro-
ductos financieros aparecen para asegurarse contra los riesgos de la vida económica y
financiera; y, al mismo tiempo, son objeto de especulación y de negocio: un ejemplo
significativo es el mercado de opciones y futuros aplicado a todo tipo de activos fi-
nancieros, divisas, títulos, acciones, obligaciones e incluso tipos de interés e índices
bursátiles, como veremos. El actual sistema financiero produce incertidumbre e ines-
tabilidad asociadas a la especulación, y simultáneamente genera los medios para neu-
tralizar esta incertidumbre primando a los especuladores. La existencia del riesgo im-
previsible es la razón de ser de los especuladores, que a su vez impulsa al sistema hacia
la generación continua de una serie de dispositivos para reducir la incertidumbre de
los beneficios del capital, y esa búsqueda mueve el sistema; el ejemplo más evidente es
el auge de las diferentes modalidades de aseguramiento.
En los últimos años, el aumento vertiginoso de las transacciones de los nuevos pro-
ductos, como los llamados derivados, acrecienta la inestabilidad de los mercados por
el efecto leverage o «apalancamiento», es decir, por el endeudamiento superior a los
recursos propios comprometido para adquisiciones de valores bursátiles, carente de
supervisión estatal, como sucede frecuentemente con la intervención de entidades re-
gistradas en los centros offshore. Con estas operaciones los empréstitos no crean ri-
queza, sino que amplían la actividad financiera de los mercados e incentivan la especu-
lación en una economía más propia de un casino, donde situaciones que se crean de
QUÉ ES LA GLOBALIZACIÓN FINANCIERA 35

riesgo financiero van mucho mas allá del riesgo empresarial motivado por el desarro-
llo y fabricación de un nuevo producto de consumo o el desarrollo de nueva tecnolo-
gía o la implantación de un nuevo servicio.
Y los beneficios obtenidos por los operadores financieros, agencias, corporaciones
o personas acaudaladas no crean ninguna riqueza ni bienestar generalizado fuera del
mero enriquecimiento personal o la acumulación de poder financiero, que servirá para
seguir apostando, especulando y a partir de niveles de «excelencia», los fondos acu-
mulados quizás sirvan también para crear y nutrir fundaciones y hasta ONG dedica-
das a la resolución de los problemas del mundo que ellos mismos han agravado. Fue
en los años ochenta cuando surge en los EE.UU. la manía de las fusiones y adquisi-
ciones con múltiples propósitos como resultado del deseo de protección y mejora de
los beneficios y también del prestigio y poder de los managers o gerentes (Galbraith,
The World Economy, 249). De este modo, en un nuevo entorno financiero global, se
gesta una acumulación del poder financiero con fusiones y adquisiciones empresaria-
les, bancarrotas y liquidaciones de empresas, especialmente a partir de las privati-
zaciones de empresas y bancos estatales estimuladas por el llamado Consenso de
Washington, compendio de la doctrina neoliberal imperante. Estas fusiones y adqui-
siciones preparan el camino y conceden el poder real a una generación de financieros
que pueblan los bancos industriales y de inversión (merchant bank), inversores insti-
tucionales, agencias de valores y grandes compañías aseguradoras.
Las empresas industriales o de servicio resultan ser ante todo un valor financiero,
antes que una organización privada de recursos que integra trabajo y capital para la
producción de bienes o prestación de servicios demandados por el mercado. Las em-
presas per se, no sus productos, se convierten en objeto del mercado, de adquisición
privada y pública y de negociación financiera; son valoradas continuamente en térmi-
nos bursátiles y se compran y se venden según precios del «mercado», un nuevo tipo
de negocio como nos describe el protagonista del film Pretty Woman, que compra y
vende astilleros u otras empresas a través de su recién estrenado teléfono móvil. Y, por
otro lado, la cotización de las acciones de las sociedades anónimas, de sus participa-
ciones en el capital, se elevan y descienden en bolsa en función de expectativas futu-
ras o de espejismos de los inversores, aunque el dividendo sea cero desde su constitu-
ción, como durante años ha sido el caso de Terra, filial de Telefónica y proveedor de
servicios de internet.

Especuladores institucionales

Para la segunda mitad de los noventa, las instituciones dominantes en los merca-
dos financieros son los llamados inversores institucionales, que abarcan desde las com-
pañías de seguros de vida, que invierten parte de su capital en sociedades de inversión,
los fondos de pensiones que gestionan los ahorros para la jubilación de los asalariados,
hasta los fondos de alto riesgo o hedge funds para la especulación, los fondos de in-
versión colectiva o los holdings o sociedades de cartera, convertidas muchas de estas
entidades en actores de la globalización. Estos fondos de inversión colectiva permiten
36 LOS PARAÍSOS FISCALES

a los pequeños y grandes ahorradores el acceso a la Bolsa y demás mercados de valo-


res; con la adquisición de un título de esos fondos, un particular accede a una cesta di-
versificada de valores mobiliarios (acciones u obligaciones). Estos fondos colectivos o
mutuos de inversión adquieren pronto gran importancia en los países más desarrolla-
dos económicamente, haciéndose con el control de las grandes empresas públicas pri-
vatizadas en Europa, que en Francia alcanzaban, en 2002, más del 50 por 100 del
capital de las sociedades cotizadas en Bolsa; un nivel próximo al de los EE.UU. (Ches-
nais, La Finance mondialisée, 128).
Según la firma francesa de analistas financieros APT, el total de fondos de inver-
sión colectiva registrados en Europa se elevaba a 12.600 a comienzos de 2004. Y en
los países anglosajones, donde las prestaciones legales de jubilación son más bajas, co-
bran relevancia los fondos de pensiones que gestionan el ahorro de los trabajadores.
Un ejemplo ilustrativo es el fondo CalPERS (acrónimo de California Public Emplo-
yee’s Retirement Systems) el mayor fondo de pensiones de los EE.UU. y el tercero del
mundo, propiedad de los 1,2 millones de funcionarios del Estado de California. En
2001, tenía un potencial inversor de 165.000 millones de dólares y, según su portavoz,
el 64 por 100 del fondo estaba invertido en los mercados de acciones. Según noticias
de prensa, en febrero de 2001 tuvo una «pérdida sobre el papel» de 9.000 millones de
dólares, la mayor parte atribuible a la bajada de las bolsas, pero decía el portavoz que
«no estaban alarmados sino alerta», porque todos los días tenían pérdidas y ganancias
(Silicon Valley/San José Business Journal, abril de 2001). En Europa, en general, las ci-
fras son más modestas, especialmente en España; en marzo de 2004 el patrimonio de
los fondos de inversión españoles ascendía a poco más de 209.000 millones de euros
que pertenecían a 9,7 millones de partícipes.
En todo caso, esta masiva concentración de poder en los institutional speculators,
como actores poderosos, ensombrece e incluso socava los intereses meramente em-
presariales (Chossudovsky, 1998). En su búsqueda de rentabilidad puramente finan-
ciera, del mayor valor de sus títulos bursátiles para su venta inmediata, y utilizando
una gran variedad de instrumentos e innovaciones en su afán especulativo sobre las
bolsas, se apropian de la riqueza generada por la economía real, productora de bienes
y servicios, creando una dinámica nueva en los mercados financieros y en la vida eco-
nómica y social de los países y marcando el destino de grandes corporaciones y de pe-
queñas empresas. Este afán especulativo de estos agentes financieros hace que se
asienten y utilicen la libertad de acción que les conceden los centros financieros ex-
traterritoriales con sus ventajas de paraísos fiscales, mediante los hedge funds o fondos
de inversión de alto riesgo, las IBCs o sociedades offshore, la banca extraterritorial o
las SPVs o entidades e instrumentos para operaciones específicas de especulación fi-
nanciera, que iremos describiendo.
A los riesgos propios de la gestión de miles de millones de transacciones se une la
especulación sobre las operaciones destinadas a cubrir esos riesgos, aumentando la
precariedad del equilibrio y el desarrollo del aseguramiento, que encuentra el apoyo
de la red de paraísos fiscales, como demuestra la experiencia del desarrollo del asegu-
ramiento en las Bermudas. La inestabilidad permanente será un hecho clave. Ante la
incertidumbre que suscita la previsión de la evolución del valor o el precio de una
QUÉ ES LA GLOBALIZACIÓN FINANCIERA 37

mercancía, del tipo de cambio de las monedas fuertes o de los tipos de interés, el sis-
tema desarrolla instrumentos para alcanzar una mayor estabilidad en el encuadre, en
un entorno que proporcione seguridad a las inversiones, que a su vez se instrumenta-
liza convirtiéndose en nuevos modos de operar. En resumen, el actual sistema de fi-
nanzas globales produce incertidumbre e inestabilidad como plataforma de la especu-
lación y al mismo tiempo genera instrumentos y medios para neutralizar esta
incertidumbre primando a los especuladores. La existencia del riesgo imprevisible es
la razón de ser de los especuladores y, por eso, el sistema genera una serie de disposi-
tivos para reducir la incertidumbre de los beneficios del capital cuya búsqueda mue-
ve el sistema. De ahí que los paraísos fiscales como centros financieros para no resi-
dentes sean un recurso, un dispositivo o una funcionalidad más del sistema global, que
al integrarse en la propia estructura de un sistema desregulado le da vida y le aporta
flexibilidad y la libertad de acción que cada vez más requieren los agentes para arries-
gadas y lucrativas operaciones financieras basadas en la extraterritorialidad, facilitan-
do la especulación y contribuyendo a su inestabilidad.

Los productos financieros derivados

Como típica manifestación de la especulación consubstancial a los nuevos merca-


dos financieros, los productos financieros llamados derivados representan el instru-
mento financiero más significativo, porque su valor depende o, mejor dicho, deriva (y
de ahí su denominación) del precio de un activo subyacente, cuyo valor le sirve de
base, y que puede ser una acción de una empresa, una moneda o divisa, un índice bur-
sátil, o puede estar referido al precio de una materia prima (petróleo); este precio del
activo subyacente está siempre referido a una fecha futura determinada. Llegada esa
fecha, el producto financiero derivado sólo da derecho a la adquisición del título sub-
yacente, pero no obliga a ejercitar la «apuesta» contraída, es la modalidad denomina-
da «opción», en el supuesto de que la hagamos valer si nos resulta favorable; y, en el
caso de «futuros», se impone la obligación de adquirir el título subyacente.
En términos más precisos que reafirman su dimensión de mera «apuesta», hay que
considerar que mediante el contrato de futuros como contrato normalizado a plazo el
comprador se obliga a comprar el activo subyacente (por ejemplo, acciones de Telefó-
nica) a un precio pactado (precio de futuro) en una fecha futura (fecha de liquidación);
y, como contrapartida, el vendedor se obliga a vender el mismo activo subyacente al
mismo precio pactado (precio de futuro) y en la misma fecha futura (fecha de liquida-
ción). Hasta dicha fecha o hasta que se realice una transacción de cierre, se realizarán
las liquidaciones diarias de pérdidas y ganancias. Por el contrario, mediante el contra-
to de opción a través del cual el comprador adquiere el derecho, pero no la obligación,
de comprar (llamada call) o de vender (denominada put) el activo subyacente a un pre-
cio pactado (precio de ejercicio) en una fecha futura (fecha de liquidación), que se po-
drá ejercitar sólo en la fecha de vencimiento (opción de estilo europeo) o en cualquier
momento antes de la fecha de vencimiento (opción de estilo americano), según esta-
blezcan las condiciones generales de cada contrato. El vendedor del contrato de opción
38 LOS PARAÍSOS FISCALES

se obliga a la venta del activo subyacente en la fecha de vencimiento si el comprador


exige el ejercicio de la opción, recibiendo a cambio una prima.
La integración de la economía española en esta dinámica financiera global en-
cuentra expresiones propias como, por ejemplo, el desarrollo de un mercado de futu-
ros sobre cítricos en la Bolsa de Valencia desde septiembre de 1995, único mercado
de futuros establecido en España sobre un valor subyacente no financiero que es el
precio de un cítrico, naranjas o limones. El resto de los mercados de futuros con im-
plantación en nuestro país lo son sobre subyacentes financieros, que se desarrollan
desde 1989 en el MEFF o mercado oficial de opciones y futuros financieros en Espa-
ña, que funciona como mercado y cámara de compensación (Spanish Financial System, 9).
Como mercado regulado y supervisado, el MEFF es una Bolsa donde se negocian los
productos financieros opciones y futuros que sirven tanto para asegurar un resultado
satisfactorio de las inversiones en Bolsa o renta fija, como para realizar nuevas inver-
siones con un coste menor y rentabilidades atractivas acordes con el riesgo que se
quiera asumir. Su carácter especulativo se advierte en el artículo 8 del Reglamento del
MEFF al inversor, para que tenga siempre presente a la hora de operar que «la ope-
rativa de opciones y futuros requiere una vigilancia constante de la posición. Estos ins-
trumentos comportan un alto riesgo si no se gestionan adecuadamente. Un beneficio
puede convertirse rápidamente en una pérdida como consecuencia de variaciones en
el precio. Operar con opciones requiere conocimiento y buen juicio».
Recientemente, una innovación introducida en los mercados estadounidenses su-
braya claramente el carácter de gran casino de la economía neoliberal, alejado cada vez
más de la economía productiva. En octubre 2002, el Deutsche Bank y Goldman Sachs
introdujeron un nuevo tipo de contrato de opción en el mercado extrabursátil, que
permite a los operadores o negociantes «tomar posiciones», es decir, comprar y ven-
der «opciones» sobre importantes comunicados de datos macroeconómicos de los
EE.UU., como nivel de empleo, índice de manufacturación ISM, índice de precios al
productor y ventas al pormenor, puesto que se dispone de una programación para su
publicación con fecha y hora; y la salida de estos comunicados macroeconómicos se
incluye entre los mayores eventos informativos más importantes para los mercados fi-
nancieros (BIS, Quaterly Review, marzo de 2003).
En los últimos años las transacciones sobre los llamados derivados registran au-
mentos considerables. Según el Banco Internacional de Pagos de Basilea (BIS), a lo
largo de 2002 el volumen de contratos negociados sobre derivados, futuros y opciones
alcanzó nada menos que los 694 billones de dólares, de los cuales 20,2 billones co-
rrespondieron a contratos de derivados sobre bonos de los Estados que habían sufri-
do una contracción generalizada geográficamente, pero que a su vez una cuota de más
de la mitad de ese mercado se la llevan los contratos sobre los bonos del Estado ale-
mán. En total, el crecimiento fue de un 17 por 100, aumento menor que el alcanzado
en el año precedente (55 por 100) y referidos estos datos a los contratos cuyo segui-
miento efectúa el BIS, es decir, negociados en bolsa y extrabursátiles, aunque la ma-
yor parte de este mercado extrabursátil no esta controlado por el BIS y se desconoce
su volumen porque reside en los centros financieros extraterritoriales (BIS, Quaterly
Review, marzo de 2003).
QUÉ ES LA GLOBALIZACIÓN FINANCIERA 39

La interfaz de la financiación offshore sdddd

El mercado de los productos derivados, manifestación muy significativa de la especu-


lación financiera reinante, enlaza a su vez el mercado financiero offshore de los paraí-
sos fiscales con los mercados financieros de los grandes países. En otras palabras, la ac-
tividad especulativa que representan los derivados está ligada a la actividad financiera
de los paraísos fiscales, aunque el descontrol informativo y estadístico de que disfrutan
impida un conocimiento riguroso de este mercado; como es la queja extendida de los
expertos, dado que en estos casos como en muchos otros, como en el del aseguramiento
de los créditos, estas actividades no quedan registradas por el BIS, que es la fuente de
información oficial sobre la actividad bancaria mundial. No obstante, los informes del
FMI sobre centros offshore a los que nos referiremos en detalle observan que durante
la pasada década de los noventa, se extendió con éxito la utilización de productos de-
rivados «extrabursátiles» (over-the-counter derivative), que se negocian de modo infor-
mal, y que se concentraron principalmente en determinados centros financieros offsho-
re. Y ello, dicen, como consecuencia de los riesgos sustanciales que suponen estos
productos financieros derivados, por razón de las cuestiones legales conexas, los pro-
blemas de liquidez, los asuntos relacionados con las liquidaciones o por razón de la
contraparte; cuestiones todas que requieren la infraestructura de centros financieros
con servicios desarrollados, que es donde prevalece su empleo.
Los expertos del FMI consideran que las operaciones con derivados extrabursáti-
les han crecido asimismo entre los centros financieros internacionales con sus espacios
acotados legalmente, que son las «Facilidades Bancarias Internacionales» (IBFs) de
EE.UU., en el Japan Offshore Market (JOM), y en cierta medida en los centros off-
shore con importantes mercados financieros, según los datos disponibles. No obstan-
te, en muchos otros casos, las transacciones de derivados concertadas en otros países
son contabilizadas en un paraíso fiscal porque resultan más provechosas y rentables
por razones fiscales o de otro tipo. Unas informaciones solventes que ratifican que una
modalidad o subsector de los mercados financieros es el offshore o la financiación para
no residentes, que asocia estrechamente la actividad de todos los centros financieros,
tanto los radicados en paraísos fiscales como aquellos situados en los países centrales
del sistema, como un rasgo de la globalización de las finanzas mundiales.
La posibilidad de realizar operaciones financieras en moneda extranjera, sin la exi-
gencia de residencia, junto a otras facilidades y ventajas fiscales que ofrecen los paraí-
sos fiscales, es un dispositivo más generado por un sistema liberalizado y desregulado.
Y la libertad de los dueños del dinero (corporaciones multinacionales, fondos de in-
versión, personas acaudaladas y ricos en general) para depositar y operar con sus for-
tunas allí donde se ofrece mayor seguridad y menor coste, es decir, menos impuestos,
ha generado esos enclaves financieros privilegiados. Estos centros financieros extrate-
rritoriales situados en algunos países, islas y enclaves geográficos, aparecen perfecta-
mente conectados con las grandes plazas mundiales como Londres, Nueva York, Zú-
rich, Amsterdam, Fráncfort, Tokio o París, cuyas redes bancarias e instituciones
financieras, intercomunicadas día y noche, tejen una tupida y extensa red de opera-
ciones continuas. Los flujos financieros de miles de millones de dólares se mueven por
40 LOS PARAÍSOS FISCALES

el mundo, transitando por paraísos fiscales, en busca de máxima rentabilidad, sin ha-
cer distinciones entre fondos obtenidos conforme a la legalidad de aquellos de origen
ilícito, provenientes de «ingeniería contable», la evasión fiscal o el narcotráfico, la
corrupción o la delincuencia financiera. En el informe técnico de la OCDE de 1998,
sobre la competencia fiscal perjudicial, que analizaremos más adelante, quedó docu-
mentado que la globalización neoliberal ha creado un mercado de países o jurisdic-
ciones fiscales, con ofertas variadas para atraer a los capitales financieros flotantes, que
deambulan por el planeta en busca de mayores rentabilidades, combinando mayores
tipos de intereses y menores tipos fiscales, dando lugar al jurisdiction shopping o a la
comercialización con las legislaciones, que estudiamos en el capítulo 4.
De esta manera en las relaciones financieras internacionales se generan unos flujos
cuantiosos de capitales, que se estiman en torno a los dos billones de dólares diarios y
que pasan en un alto porcentaje por los centros financieros offshore o extraterritoria-
les, destinados a bancos, empresas, entidades y personas acaudaladas no residentes.
Para el capital que busca la máxima rentabilidad, mayores intereses con menores «cos-
tes fiscales», los centros offshore son paraísos fiscales que ofrecen sus regulaciones li-
vianas, sus sociedades fantasma (que consisten a veces en un simple buzón de correos),
la reducida o nula fiscalidad, el férreo secreto bancario, la carencia o ineficacia de los
tratados de cooperación judicial entre los Estados y sobre todo la estabilidad política
que ofrecen estos enclaves privilegiados, amparados por los propios Estados a los que
están vinculados, histórica, política o económicamente, o de los que son vecinos.

Las transacciones financieras virtuales


Indicábamos al comienzo de este capítulo que una característica de los mercados
financieros globales es la interconexión en tiempo real entre operadores y entre los
mercados. Un hecho de la realidad actual es que todos los diversos mercados finan-
cieros de los diferentes países funcionan en tiempo real, porque un desarrollo acele-
rado de las telecomunicaciones y de una infraestructura tecnológica avanzada, con sis-
temas interactivos de respuesta inmediata, mediante información continua y potentes
equipos de ordenadores en redes, procesan los datos económicos y sociales de las dis-
tintas regiones del mundo, así como las decisiones de los agentes gestores de fondos
de inversión, bancos, corporaciones o de agentes de bolsa. Millones de ratones infor-
máticos controlan los mercados financieros y hasta las economías de los países.
En casos como los indicados y en muchos otros más sofisticados aún, la realidad es que,
contrariamente a la creencia establecida, el capital no circula físicamente o circula muy
poco. Los millones apenas se mueven del banco donde ingresaron, ni salen del propio país
en la inmensa mayoría de los casos. Es suficiente con realizar una «transferencia electróni-
ca de fondos en tiempo real» a través de redes establecidas para ello y convenientemente
securizadas, entre una entidad financiera y otra, utilizando los servicios de un tercero que
habilita la relación telemática entre el banco que transfiere y el que recibe los fondos.
Estamos en un mundo en el que cada día se realizan más de miles y miles de trans-
ferencias electrónicas, por un valor superior a los tres billones de dólares, que inclui-
QUÉ ES LA GLOBALIZACIÓN FINANCIERA 41

rían los mecanismos de transferencia que ofrecen la Reserva Federal de los EE.UU.,
aunque fuentes solventes subrayan la dificultad práctica de precisar el volumen de los
flujos financieros en un momento dado. En estas transferencias internacionales de fon-
dos cumplen un papel destacado dos tipos de organizaciones y de mecanismos instru-
mentales. En el plano de la tecnología de la intercomunicación financiera sobresale la
Sociedad Mundial de Telecomunicaciones Financieras Interbancarias o SWIFT, una
red de telecomunicaciones financieras mundiales de alta calidad entre bancos y enti-
dades, que se define como «la gestión de mensajes sin recurso a la intervención ma-
nual, excepto por razones excepcionales [...] utilizando las manos tan solamente una
vez, preferiblemente la mano del cliente» y «directo de cliente a cliente». La red
SWIFT integra vía telemática los equipos y sistemas informáticos de más de 7.000 en-
tidades y procesa varios millones al día de transferencias electrónicas codificadas, se-
gún sus propios registros (www.swift.com).

Las cámaras de compensación

Esa masa de operaciones financieras por vía electrónica (compras de acciones, bonos,
depósitos, préstamos) se verá simplificada periódicamente; y todas esas operaciones serán
consolidadas posteriormente mediante las correspondientes cámaras de compensación
electrónica interbancaria o de clearing. La compensación es una operación practicada nor-
malmente en el sistema bancario, que consiste en acumular todos los créditos y las deudas
que los agentes económicos disponen unos sobre otros y liquidar y abonar los saldos re-
sultantes, operación que actualmente también se realiza electrónicamente, reduciéndose o
eliminándose el desplazamiento de efectivo. Hoy en día, los instrumentos fundamentales
y decisivos en las transacciones financieras internacionales son los sistemas informáticos de
las empresas, de las entidades financieras y los nodos de intercambio que relacionan a unas
con otras, independientemente de la localización geográfica de cada uno de los intervi-
nientes y las cámaras de compensación electrónica interbancaria, porque estas últimas son
las que facilitan que sólo los saldos reales resultantes de las operaciones cruzadas entre
unos y otros puedan dar lugar a entregas de dinero en efectivo. A la simplificación de las
operaciones en los pagos internacionales se une una importante garantía de seguridad,
puesto que los agentes económicos individuales no siempre conocen el grado de fiabilidad
de sus deudores, mientras que un importante organismo financiero dispone de informa-
ciones y de medios de presión particularmente persuasivos.
De ahí el lugar preponderante que en el sistema financiero mundial ocupan ac-
tualmente estas cámaras de compensación, que garantizan la solvencia de la contra-
parte y registran las operaciones realizadas. En toda el área europea, las dos socieda-
des de compensación o de clearing con status internacional, Clearstream en Luxemburgo
y Euroclear en Bélgica, conservan e intercambian los títulos de todas las operaciones
que se realizan a través de ellas, y cuyo origen y desarrollo estuvo asociado al merca-
do de los eurodólares, que a su vez originó la expansión de los paraísos fiscales, como
veremos en el siguiente capítulo. Euroclear se autocalifica como el mayor sistema para
las transacciones internas e internacionales de títulos de valores, abarcando fondos de
42 LOS PARAÍSOS FISCALES

inversión, acciones y obligaciones, correspondientes a más de 2.000 clientes (bancos,


agentes intermediarios y entidades financieras) radicados en más de 80 países. Según
los datos en su sitio web, en 2004 mantiene la custodia de activos financieros por va-
lor superior a diez billones de euros.
En el área francófona europea tuvieron gran eco las revelaciones y denuncias del
periodista Denis Robert contra las prácticas descontroladas de dudosa legalidad apli-
cadas por Clearstream, verdadera caja negra de las transacciones financieras en Euro-
pa, relacionadas con transacciones que encubrían operaciones de blanqueo de dinero
negro, mediante el mantenimiento de cuentas secretas de sus clientes. En un libro de
gran impacto mediático (Révélation$), documentado con aportaciones de Ernest Bac-
kes, un ex directivo de Cedel, luego reconvertida en Clearstream, se revela el desarro-
llo de un doble sistema de cuentas codificadas, secretas o no publicadas, que permitía
a bancos y grandes corporaciones efectuar transferencias que no quedaban reflejadas
en los listados oficiales de la entidad; por lo general se trataba de cuentas de filiales
domiciliadas en notorios paraísos fiscales offshore. Por este sistema circularon opera-
ciones de grandes escándalos financieros, como el famoso caso del Banco Ambrosia-
no, que llegó a ser el más importante banco privado de Italia, cuyo principal accionis-
ta y receptor de préstamos era el Vaticano.
Las cámaras de compensación interbancaria son las cajas negras que registran las tran-
sacciones financieras y que podrían ser el apoyo técnico para un control de los flujos de
capitales y para la aplicación de una fiscalidad sobre los movimientos especulativos, como
la denominada tasa Tobin, que además de contribuir a la disminución de la especulación
financiera podría financiar las necesidades vitales de los países menos desarrollados; aun-
que su existencia se ignora en general y no las vemos mencionadas en los miles de folios
de las investigaciones judiciales en curso sobre operaciones ilegales relacionadas con pa-
raísos fiscales; y los expertos las olvidan cuando nos hablan de las dificultades para con-
trolar los movimientos de capitales de la droga o del fraude fiscal. Como una manifesta-
ción más del principio fundamental vigente de respeto al libre mercado, sobre todo a los
mercados del dinero, por lo general estos organismos carecen de la necesaria regulación
y supervisión y de los controles de sus registros que permitirían al menos un seguimiento
de los movimientos transnacionales de capitales y su mejor conocimiento.
Y así, mientras tecnócratas, jueces y policías se afanan buscando rastros entre fatigo-
sas montañas de documentos en las investigaciones sobre delitos financieros, el dinero co-
rre por todo el mundo gracias a millones de ratones informáticos, a la búsqueda de be-
neficios inmediatos, aprovechando las nuevas expectativas coyunturales o los tipos de
interés altos en uno u otro país, comprando y vendiendo acciones o productos financie-
ros derivados de estas acciones, que no tienen nada que ver con el valor de las empresas
que las han emitido o especulando sobre propiedades inmobiliarias, materias primas o re-
cursos naturales escasos. El dinero fácil y abundante de la especulación conseguido con
riesgo, gracias al azar en un casino mundial, sin relación con la producción real de los paí-
ses y el trabajo de los pueblos, afluye y pasa por los centros financieros extraterritoriales
u offshore atraídos por sus prestaciones y ventajas, mediante mecanismos sofisticados que
iremos describiendo en los capítulos siguientes; aunque previamente hemos de concretar
de qué estamos hablando cuando hablamos de paraísos fiscales.
2
DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE
PARAÍSOS FISCALES

Expertos de la Red por la Justicia Fiscal (Tax Justice Network), según cálculos fia-
bles, estiman el valor de los activos depositados en los paraísos fiscales en más de 11 bi-
llones de dólares, más de un tercio del PIB anual mundial. Y a finales del 2000, las islas
Caimán tenían unos activos financieros en sus numerosos bancos por un valor superior
a los depositados en los bancos de Francia. Como parte de los mercados financieros glo-
bales se desarrollan operaciones financieras offshore, como hemos expuesto en el capí-
tulo anterior, en una serie centros que destacan por su oferta de servicios opacos para no
residentes, verdaderos paraísos fiscales integrados en el sistema de las finanzas mundia-
les, como lo demuestran los informes del FMI y el análisis documentado del Banco de
Inglaterra sobre los flujos financieros vía estos centros privilegiados.
El fenómeno de los llamados paraísos fiscales, como centros financieros que son
ante todo, no puede explicarse sin entender el desarrollo de las particularidades del
mercado de la financiación extraterritorial, para los no residentes, como una parte de
los mercados de capitales, que son globales desde que, a comienzos de la década de
los noventa, quedó consumada la supresión de los controles de cambios, bancarios y
financieros y la liberalización de intercambios comerciales, permitiéndose que el capi-
tal financiero se mueva libremente y en tiempo real; en contraste con el movimiento
de las personas que sigue fuertemente regulado. Para entender esa compleja realidad
denominada centros financieros extraterritoriales, paraísos fiscales o con otros nom-
bres, intentaremos identificar en este capítulo sus características fundamentales.

Diferentes denominaciones
Cuando se menciona el vocablo «paraíso» se suscita de inmediato la imagen bíbli-
ca de un lugar mítico que, al llevar asociado el término el término «fiscal», denotaría
la idea opuesta al pago de impuestos como algo propio del «infierno». Y de hecho en-
contramos sitios en internet que en ese sentido contraponen descaradamente el tér-
44 LOS PARAÍSOS FISCALES

mino «paraíso fiscal» al de «infierno fiscal», defendiendo las actividades financieras de


«refugio fiscal» (en inglés, tax haven) para no residentes en ciertas islitas, enclaves geo-
gráficos y algunos países repartidos por la geografía del planeta. En una defensa a ul-
tranza de los contribuyentes adinerados que reivindican su derecho a escapar con sus
fortunas de los impuestos del «infierno fiscal», que serían aquellos Estados con siste-
mas tributarios progresivos para la financiación solidaria de la protección social, la
educación y la seguridad de su población.
La verdad es que el término paraíso fiscal es una valoración técnico-política acu-
ñada por la OCDE y aplicada a determinados centros financieros de modo muy res-
tringido desde el principio. Término que, aun polémico, nos sirve para designar a los
países y territorios con escasa o nula tributación para las operaciones financieras y que
aparecen relacionados periódicamente con hechos y escándalos, como los de Enron,
Gescartera, Parmalat y otros, que trascienden a los demás Estados, cuyas economías
dañan facilitando la evasión fiscal y la delincuencia financiera globalizada de todo tipo.
Con relación al fenómeno que abordamos, las divergencias terminológicas no son ino-
cuas y responden a concepciones ideológicas contrapuestas, porque no existe un pen-
samiento único sino que las opciones son múltiples y la democracia requiere que se ex-
pliciten para que los ciudadanos tengan la oportunidad de escoger. Otras veces, son
simplemente intentos de introducir confusión en un terreno de por sí complejo. Así,
a veces se habla de «países o territorios de baja tributación»; otras veces se emplea la
expresión inocua de «jurisdicción» como término genérico para denominar la demar-
cación jurídica, apellidado offshore o extraterritorial porque se circunscribe la regula-
ción a la actividad financiera de no residentes. En ocasiones, la literatura comercial an-
glosajona promociona «los paraísos fiscales» como refugios de alta rentabilidad y
protección frente al Estado depredador de las fortunas individuales. Y la literatura crí-
tica francesa ha incorporado recientemente expresiones como «los paraísos fiscales y
bancarios» y «paraísos fiscales y financieros» para incluir su dimensión financiera.
La única definición oficial de paraíso fiscal disponible desde los organismos eco-
nómicos internacionales corresponde a la OCDE y está referida a la dimensión fiscal;
pero resulta insuficiente porque ignora las dimensiones bancarias, financieras y de
desregulación, abordadas parcial y separadamente por otros organismos internaciona-
les como el FMI o el GAFI. Y ahí radica la necesidad de una identificación previa por
la carencia de un planteamiento global, no sectorial, de esta realidad por parte de los
organismos internacionales. Hasta ahora, el planteamiento fragmentado seguido por
las organizaciones internacionales sobre esta realidad financiera ha impedido abarcar
la totalidad y la complejidad de este fenómeno y su papel en la globalización financie-
ra y en el contexto internacional actual, porque no ha existido un propósito serio de
erradicación de sus consecuencias negativas.
Dejando a un lado su utilización en la promoción de ciertos lugares exaltando pre-
cisamente sus ventajas fiscales, la denominación paraíso fiscal, o su equivalente inglés
tax haven, difícilmente la encontramos en los documentos de los organismos financie-
ros internacionales, a excepción de la OCDE, que prefieren la denominación técnica
de centro financiero extraterritorial (offshore financial center u OFC). De donde el ca-
lificativo en inglés de offshore, en sentido figurado de extraterritorial, derivado por ex-
DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE PARAÍSOS FISCALES 45

tensión de la idea primigenia de «fuera de la costa», se aplica a la actividad financiera


de los no residentes, generalmente en moneda no local, dentro de la terminología fi-
nanciera que vela una realidad ya por sí misma compleja. Tal vez la introducción de
este concepto responda en origen a una pretensión similar a la de la vieja diplomacia
europea, que consideraba las embajadas y los buques de guerra en puerto extranjero
como zonas extraterritoriales, no sujetas a la soberanía del Estado local, sino a aquel
al cual pertenecía la embajada o el buque; aunque en el caso de los centros financie-
ros significa que el «Estado local» ofrece legalmente su abstención ante la actividad fi-
nanciera y los demás Estados o, mejor dicho, los poderes financieros transnacionales
se aprovechan de esa inhibición de la soberanía local.
Con la expresión centro financiero extraterritorial u offshore se designan aquellas
jurisdicciones fiscales, o demarcaciones acotadas legalmente, que no requieren la resi-
dencia de los operadores financieros en el territorio ni operar con moneda local y que,
junto a otras características de secretismo y permisividad, configuran una zona privi-
legiada fiscalmente, que generalmente calificamos por la dimensión de paraíso fiscal,
que se identifica con actividades de evasión y fraude fiscal y planificación fiscal inter-
nacional y con actividades ilícitas de blanqueo de capitales y financiación del terroris-
mo. Aunque haya quienes los consideran una manifestación de la libertad de los mer-
cados de capitales. Así mismo, devaluando la carga negativa de la expresión, suelen ser
calificados como paraísos fiscales ciertos países, territorios, una determinada región o
también zonas de una actividad económica que se busca privilegiar frente al resto, con
la finalidad de captar fuertes inversiones, creación de empresas, promocionar el em-
pleo local y otras finalidades económicas y sociales. Calificación que consideramos
inapropiada, cuando no abusiva o confusa, porque estas situaciones son manifestacio-
nes menos relevantes de la competencia fiscal entre los Estados o meros regímenes fis-
cales preferenciales perjudiciales, en la terminología de la OCDE.
La denominación paraíso fiscal en castellano como en francés tiene una utilización
más extendida que su traducción en inglés para designar los centros financieros ex-
traterritoriales, en el que su uso resulta menos corriente y hasta puede tener un senti-
do positivo entre la gran parte de la ciudadanía anglosajona precisamente por su refe-
rencia a la menor exigencia del pago de impuestos, si exceptuamos sectores de
población mas concienciados de sus perjuicios sociales. En este libro utilizaremos in-
distintamente las expresiones paraíso fiscal o centro financiero extraterritorial u offsho-
re; y para mayor precisión técnica preferimos la denominación paraíso fiscal extrate-
rritorial u offshore, que precisa la especialidad financiera del fenómeno.
En resumen, en una primera aproximación diremos que en los paraísos fiscales extra-
territoriales encontramos una combinación de algunos de los rasgos típicos siguientes:

• carencia de impuestos sobre el beneficio empresarial, sobre las donaciones y las


herencias;
• secreto bancario, la existencia de cuentas anónimas y numeradas y la no-obligación
para el banco de conocer al cliente;
• fuertes deficiencias o carencias en la supervisión y control bancario y sobre las
transacciones financieras; como la disponibilidad de títulos de valores al porta-
46 LOS PARAÍSOS FISCALES

dor no registrados o la no-obligatoriedad para los bancos de informar a las auto-


ridades sobre las transacciones dudosas;
• la carencia de informaciones y de estadísticas completas sobre las operaciones fi-
nancieras;
• cierto volumen de operaciones financieras de no residentes, en moneda no local,
desproporcionado con relación a la economía local;
• la simplicidad de la formalización y registro de sociedades mercantiles y la falta
de control sobre las sociedades filiales de grupos empresariales transnacionales;
• la ausencia de penalización o tolerancia en la práctica del blanqueo del dinero y
otras deficiencias normativas.

Cómo surge la financiación offshore


El desarrollo de los paraísos fiscales, como se manifiestan actualmente, se enmarca den-
tro de la aparición de la financiación offshore, para no residentes, como un subsector de
los mercados globales, a partir del mercado de los eurodólares y luego de los petrodólares
en el contexto económico internacional, reseñado en el capítulo anterior. Los expertos del
FMI han descrito el desarrollo de este mercado en un informe (OFCs. IMF Background pa-
per) que tiene como fuente básica los datos acopiados por el grupo de trabajo sobre los
centros offshore del Foro de Estabilidad Financiera (FSF), creado en 1999, tras las crisis fi-
nancieras del Sudeste asiático y rusa. En los años sesenta, como hemos visto, se genera una
masa de eurodólares que, liberada de las regulaciones del banco emisor, la Reserva Fede-
ral estadounidense, y liberada de las reglamentaciones locales de los distintos países por no
ser moneda nacional, es gestionada libremente por la banca internacional; y que, además,
buscaba evitar las restricciones a la retribución del ahorro en los EE.UU. Y este desarro-
llo se acentúa en la década de los setenta con los petrodólares, acumulados por jeques ára-
bes en bancos europeos, y los tipos de cambio flotantes surgidos del derrumbe del sistema
de Bretton Woods al acabarse en 1971 la convertibilidad del dólar a oro. Aumenta la acti-
vidad de todos los grandes centros financieros, favorecidos por la City de Londres, atraí-
dos los capitales por la desregulación ofrecida por esas zonas de baja o nula fiscalidad, que
contribuyen a una mayor circulación de los capitales nómadas en busca de beneficio.
En el entorno de la larga etapa iniciada en la posguerra mundial, tiene lugar el cre-
cimiento y desarrollo de la financiación extraterritorial, promovida por la denomina-
da banca offshore o dedicada a no residentes en la jurisdicción donde se ubica. Esta
modalidad de financiación, en expresión de los técnicos del FMI, está destinada a «la
provisión de servicios financieros por bancos y otros agentes a no residentes», com-
prendiendo operaciones de aceptación de préstamos o empréstitos provinientes de no
residentes, así como la concesión de préstamos a no residentes. Desde su visión neoli-
beral, en el Informe de 2000 referido, así como en otro documento de 2003 (IMF, «As-
sessing», 32), los expertos del FMI consideran que el crecimiento de los centros fi-
nancieros extraterritoriales es una consecuencia de los sistemas normativos restrictivos
que estaban en vigor en los países más desarrollados en la década de los sesenta y se-
tenta, porque esas regulaciones bloqueaban el flujo de entrada y salida de capitales de
DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE PARAÍSOS FISCALES 47

otros países, excluyendo las operaciones financieras o imponiendo restricciones sobre


los tipos de interés que podía ofrecer la banca; o elevando los costes financieros del
establecimiento de bancos en los mercados internos, por ejemplo, con la obligación
del cumplimiento de requisitos de elevadas reservas de capital que no generaban inte-
reses. Consideran que esas restricciones, que en muchos casos pretendían dotar a los
gobiernos de un mayor control de la política monetaria, incentivaban el desvío de fon-
dos y los empréstitos hacia las instituciones menos reglamentadas, incluyendo los ban-
cos situados en las jurisdicciones no sometidas a tales restricciones.
Según esta visión nada neutral de los economistas del FMI, el mantenimiento y la con-
tinuidad en los años sesenta y setenta de las regulaciones históricas sobre el sector finan-
ciero de los países industrializados, fue el factor que más contribuyó al crecimiento de la
financiación extraterritorial u offshore. Particularmente, sostienen que la emergencia del
mercado interbancario extraterritorial, principalmente en Europa –y de ahí la denomina-
ción eurodólar– tiene su origen en las exigencias establecidas en muchos países de la
OCDE, de requisitos de reservas, topes en los tipos de interés, restricciones en la gama
de productos financieros que las instituciones controladas podían ofrecer, los controles de
capitales y los altos niveles de fiscalidad (OFCs. IMF Background, 10 y 11).
Estas manifestaciones de los técnicos del FMI son muy expresivas de la doctrina polí-
tica que impregna a esta organización internacional, muy alejada de la supuesta asepsia de
la ciencia y la técnica. Por un lado, revelan su planteamiento ideológico puramente neoli-
beral desde el que contemplan la realidad; y actúan desde su premisa de que la interven-
ción estatal perturba al mercado y a la actuación privada; por otro lado, subrayan el papel
cumplido por los paraísos fiscales offshore –y que siguen cumpliendo– de avanzadillas de
la presión neoliberal en favor de la desregulación del sector financiero y de los mercados;
de ahí que valoren positivamente el crecimiento de estos centros offshore. En este sentido,
apuntan que en la medida en que las instituciones financieras y las grandes corporaciones
trasladaron su actividad a los centros offshore, se estableció el mercado de los eurodólares
o euromarket, que comprendía actividades financieras como la aceptación de depósitos y
la concesión de préstamos y la negociación de obligaciones, pagarés o efectos comerciales
denominados en dólares, que no eran la moneda de la jurisdicción donde estaba domici-
liada la institución. Durante los años sesenta, setenta y ochenta, muchos bancos estadou-
nidenses crearon sucursales en paraísos fiscales para operar y registrar los préstamos, evi-
tando la tributación y los controles sobre los flujos de capital en los EE.UU.
Estas actividades se iniciaron en Europa, principalmente en Londres y se exten-
dieron pronto a otros centros extraterritoriales u offshore, fundamentalmente Luxem-
burgo y las islas del Canal de la Mancha, y a las islas de Bahréin en Oriente Medio y
Singapur, en Asia. Nacía así el mercado financiero offshore integrado por la red global
de paraísos fiscales extraterritoriales.

La City londinense

Este fenómeno financiero offshore arranca del colapso del sistema de Bretton Woods
a comienzos de los setenta, como vimos en el capítulo anterior, que privó de funda-
48 LOS PARAÍSOS FISCALES

mento al FMI y al Banco Mundial, puesto que ya no había sistema de tipos de cambio
fijos que vigilar y gestionar. Si los países querían créditos a corto plazo, podían nego-
ciar sus condiciones con los propios bancos estadounidenses que disfrutaban de una
gestión de préstamos liberada de los anteriores controles, tendencia que también hizo
disminuir dramáticamente la importancia del Banco Mundial.
Cualquiera que fuera su nivel de desarrollo, los países podían obtener préstamos
directamente de Wall Street o de los bancos internacionales que operaban ya en el
mercado del eurodólar en Londres. Este mercado con vastas sumas de dólares expa-
triados había surgido en los sesenta cuando los gobiernos, los bancos centrales y las
corporaciones multinacionales obtenían empréstitos y concedían préstamos con los
dólares que habían adquirido en el centro offshore de Londres, libre de los controles
estadounidenses. Desde que se levantaron los controles de capitales, los bancos esta-
dounidenses se apresuraron hacia la City para captar los mercados perdidos, median-
te una política agresiva de préstamos. La City de Londres está, pues, en el origen de
la financiación offshore, hecho favorecido también por factores puramente británicos.
La razón profunda de por qué la especialidad de la financiación para no residen-
tes u offshore se originó en Londres y del papel de la City la ha resumido muy bien
Will Hutton, un excelente analista de nuestro tiempo. Desde el fracaso de los intentos
británicos de volver al patrón oro en los años veinte hasta los déficit sistemáticos de la
balanza comercial del Reino Unido en la etapa de la inmediata posguerra, todo pare-
cía indicar que la City londinense tendría que ceder su papel como centro de las fi-
nanzas mundiales a Nueva York, sobre todo, por la debilidad de la libra esterlina y la
fortaleza del dólar. Pero, desde mediados de los sesenta, la City sacó provecho de un
status de centro offshore, específico para no residentes, el único mercado financiero
del mundo donde se realizaban transacciones en moneda no local. La política tributa-
ria británica incentivó la creación en Londres de un mercado para los dólares en ma-
nos de no estadounidenses, como fueron los eurodólares, cuyo abastecimiento queda-
ba garantizado por las ambiciosas empresas multinacionales y los déficit comerciales
de los EE.UU. En resumidas cuentas, Londres se convirtió en una extensión offshore
de Nueva York, creando un gran mercado en eurodólares que le ha hecho ser ahora el
mayor centro financiero internacional (Hutton, The World, 243 y 246-247).

Luxemburgo, un centro financiero privilegiado

El otro polo de atracción en la Europa de principios de los setenta fue Luxembur-


go, que comenzó a atraer inversores de Alemania, Francia y Bélgica por sus bajos ni-
veles fiscales, la carencia de retención fiscal para no residentes sobre los intereses y los
dividendos y las normas legales de secreto bancario asumidas por sus profesionales
bancarios, que pueden ser sancionados fuertemente por la revelación de datos sobre
los clientes. Como los eurobonos estaban exentos de impuestos en Luxemburgo, este
microestado se convierte en una plaza financiera cada vez más potente; porque Ale-
mania se aprovecha del estatuto fiscal ventajoso de los holdings luxemburgueses e Ita-
lia invierte allí sus capitales más o menos legales. Otras circunstancias han favorecido
DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE PARAÍSOS FISCALES 49

tal desarrollo financiero, como es el régimen liberal de la Bolsa de Luxemburgo, la ca-


rencia de retención en la fuente respecto a los préstamos al exterior, e incluso la crea-
ción en 1970 de la cámara de compensación o clearing de Cedel, luego denominada
Clearstream, para facilitar las transferencias de valores y las liquidaciones.
Actualmente, convertido en el séptimo centro financiero mundial, dispone de 217
bancos para sus 430.000 habitantes y una capitalización bursátil muy superior a la de
las islas Caimán, Singapur o Hong Kong. De Luxemburgo se ha dicho que al termi-
nar la Segunda Guerra Mundial se transformó en el Estado número 51 de los Estados
Unidos, que instalaron allí a los pesos pesados de la industria estadounidense, como
Good Year, Du Pont de Nemours y Monsanto; y bancos como Wells Fargo Bank y
Bank of América, que por entonces era el primer banco mundial; a lo que no fue aje-
na la amistad íntima que unía al presidente estadounidense con la familia granducal
(Robert, Révélation$, 90 y 381).
De Luxemburgo se puede afirmar que no es un paraíso fiscal vulgar, porque des-
de 1945 ha sido la cabeza de puente de los EE.UU. en Europa. En 1998, se opuso al
Proyecto de la OCDE contra la competencia fiscal perjudicial de los paraísos fiscales
y sólo fue clasificado como país con «regímenes fiscales preferenciales perjudiciales».
Y su papel en la Unión Europea, desproporcionado en razón de sus dimensiones geo-
gráficas y de población, se entiende únicamente desde su potencial financiero.

Las islas británicas del Canal y la isla de Man

El Informe de referencia del FMI también señala que en los años sesenta y setenta
las islas de Canal de la Mancha, Jersey, Alderney, Guernesey y Sark, y la isla de Man,
«dependencias de la Corona británica», comienzan a ofrecer facilidades y atractivos
tributarios y legales similares a Luxemburgo desarrollando un importante sector fi-
nanciero extraterritorial.
Desde los sesenta, Jersey fue adoptando medidas para convertirse en un paraíso fis-
cal para no residentes, cuya importancia mundial merece una mención especial, te-
niendo presente que bancos e instituciones financieras españolas, como el BBVA y
Gescartera, vienen manteniendo estrechas relaciones con esta isla. Jersey es una isla si-
tuada a unos 20 kilómetros de la costa francesa y a cuarenta y cinco minutos de vuelo
desde la City de Londres, con una población de 87.000 habitantes, donde actualmen-
te están registradas unas 40.000 sociedades y es sede de numerosos trusts o fideicomi-
sos no registrados, la mayoría de los cuales están exentas de tributación o sujetas a re-
gímenes especiales para no residentes; y carece de impuesto sobre sucesiones o sobre
los rendimientos del capital. Según un estudio del profesor Prem Sikka de la Univer-
sidad de Essex en el Reino Unido, la isla normanda de Jersey no es ni parte del Reino
Unido ni miembro de la Unión Europea y, por tanto, no está sometida a ninguna le-
gislación financiera británica y/o de la Unión Europea. Sin embargo, el Reino Unido
ha negociado un status especial que permite a Jersey disfrutar de unas condiciones co-
merciales favorables con la Unión Europea, pero sin las correspondientes obligaciones
políticas, sociales y económicas. Su status constitucional singular, que excede toda ra-
50 LOS PARAÍSOS FISCALES

cionalidad contemporánea, ampara incomprensiblemente este centro extraterritorial


privilegiado e influyente en los círculos de las finanzas mundiales (Sikka, 20).
La OCDE incluyó en la lista de 35 paraísos fiscales de 2000 a las islas del Canal de
la Mancha, Jersey, Guernesey, Sark y Alderney y también a la isla de Man. Todas ellas
con justa notoriedad por su implicación en episodios de evasión fiscal y delitos finan-
cieros. Durante los años noventa, Jersey logró cierta publicidad negativa por su impli-
cación en fraudes bancarios y blanqueo de dinero sucio y por su falta de colaboración
con las autoridades británicas y de los demás países. Los informes Edwards en 1998 y
KMPG de 2000, solicitados por el Gobierno de Blair y citados con frecuencia, no han
cambiado la situación de los paraísos fiscales dependientes del Reino Unido. Curiosa-
mente, la diminuta isla de Sark, próxima a Jersey, donde no están autorizados los
automóviles en su única carretera, sus 575 habitantes se reparten la condición de tes-
taferros como directores de más de 15.000 sociedades mercantiles; y uno de sus habi-
tantes figura como director de 2.400 compañías internacionales (UK Home Office,
§ 11.2.3; The Guardian, 20 de noviembre de 1998, p. 4; cita de Sikka, 10).

Bahréin y Singapur

En Oriente Medio y Asia tuvo lugar también cierto desarrollo de la financiación


extraterritorial. En el Informe del FMI se anota que, a mediados los setenta, también
Bahréin en Oriente Medio comenzó a servir como centro recaudador de los exceden-
tes financieros producidos por las ventas del petróleo de la región, después de la apro-
bación de leyes bancarias e incentivos fiscales para el desarrollo de los bancos offshore, es
decir, destinados a los no residentes en su pequeño territorio. La OCDE incluyó Bah-
réin en la lista inicial de paraísos fiscales de 2000. La ex colonia británica de Bahréin
es una de las plazas financieras más activas de Oriente Medio, donde el sector finan-
ciero representa un buen tercio del PIB, correspondiendo el resto a la industria de hi-
drocarburos, las zonas francas de reparación de buques y los servicios. Esta monar-
quía árabe que agrupa dos archipiélagos, con una población cercana a los 700.000
habitantes y cerca de 180 instituciones financieras, es el único país del Golfo donde se
autorizan las instituciones y bancos para no residentes.
En Asia, los expertos del FMI indican que, después de 1968, el mercado interban-
cario extraterritorial se desarrolló cuando Singapur lanzó «el mercado del dólar asiá-
tico» (Asian Dollar Market o ADM), como una alternativa al mercado del eurodólar
de Londres, e introdujo «las unidades de divisas asiáticas» (Asian Currency Units o
ACUs), cuyo sistema autorizaba principalmente a los bancos extranjeros a efectuar
transacciones internacionales en un favorable entorno reglamentario y fiscal. Los inte-
reses de los depósitos de no residentes en ACUs no están sometidos a retenciones fis-
cales; y, además, para fomentar la actividad financiera extraterritorial, Singapur redu-
jo el impuesto sobre empresas desde el 40 al 10 por 100.
Aunque el FSF clasificó a Singapur entre los 42 centros financieros extraterritoria-
les identificados por la especialidad mencionada, los expertos del FMI lo sitúan como
Londres o Nueva York entre los Centros Financieros Internacionales, en los que úni-
DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE PARAÍSOS FISCALES 51

camente alguna parte de su actividad financiera recibe un tratamiento fiscal ventajo-


so. La República de Singapur comprende la isla de Singapur y los 57 islotes situados
en la punta de la península de Malasia, aunque el centro de los servicios financieros
está en la City de Singapur. Como República independiente desde 1959, mantiene es-
trechos lazos con el Reino Unido como ex colonia miembro de la Commonwealth,
hasta el punto de que el Privy Council en Londres es la última instancia judicial de
apelación. Otras informaciones aseguran que en los setenta, el Gobierno identificó los
servicios financieros como una fuente decisiva de desarrollo, estableciendo incentivos
de manera que, mediada la década de los ochenta, Singapur era uno de los principa-
les centros financieros de Asia junto con Hong Kong y Tokio, capaz de superar la gra-
ve crisis de su Bolsa en 1985, para afirmarse como tal en el ámbito internacional.

Las Bahamas y las Caimán

En el área del Caribe, el desarrollo de la actividad financiera para no residentes, se-


gún el Informe del FMI, tiene lugar en las islas Bahamas y posteriormente en las islas
Caimán con el ofrecimiento de facilidades y ventajas fiscales y legislativas, similares a
las ofrecidas en otros centros offshore reseñados. Las Bahamas fueron incluidas por la
OCDE en su relación inicial de paraísos fiscales y continúan gozando de merecida
fama como tal. Monarquía independiente, ex colonia británica desde 1973, con un go-
bernador que representa a la Reina de Inglaterra, con unos 303.000 habitantes, los 700
islotes que forman las Bahamas se sitúan al norte de Cuba. Aparte de la pesca del bo-
gavante, principal exportación, el turismo y los servicios financieros para no residen-
tes son los pilares de su economía, cuya moneda local se equipara al dólar estadouni-
dense que también circula. Las Naciones Unidas estiman que más de 40 toneladas de
cocaína transitan cada año por las Bahamas. Últimamente, el Gobierno ha adoptado
numerosas disposiciones para hacer más transparente el sistema financiero offshore,
pero persiste su fama como paraíso fiscal con sus más de 300 bancos para no residen-
tes y sus facilidades para la formación de sociedades tapaderas.
Por su parte, la ex colonia británica de las tres islas Caimán, con su autonomía po-
lítica y su gobernador representante de la Reina, ocupa un lugar destacado en el ran-
king de los paraísos fiscales, ligado a los grandes escándalos financieros desde Enron
a Parmalat, sin olvidar la gran bancarrota en 1991 del BCCI, el Banco de Crédito y
Comercio Internacional. Gracias a una fiscalidad ventajosa, el sector bancario offshore
se ha desarrollado enormemente en este diminuto territorio autónomo británico, que
ha adquirido una notoriedad especial en las últimas décadas. Hasta los años setenta,
estas tres islitas de coral al sur de Cuba eran pobres remansos de tranquilas aguas que
subsistían gracias al turismo de tercera categoría, al contrabando y a la pesca. A me-
diados de los noventa, las Caimán se transformaron en el quinto centro bancario mun-
dial por depósitos (tras los EE.UU., Japón, Reino Unido y Francia), disponiendo por
entonces de varios cientos de bancos registrados, incluyendo casi todos los mayores,
con sucursales de las grandes auditoras y gabinetes jurídicos más prestigiosos de la
globalidad. Según datos de finales de 2000, las islas Caimán, con una población de
52 LOS PARAÍSOS FISCALES

35.000 habitantes y un PIB anual de casi 900 millones de dólares, disponían de unos
activos externos depositados en 450 bancos por un valor de 782.000 millones de dó-
lares, un valor superior a los depósitos en Francia o Suiza y algo menor que los de
EE.UU. y Alemania.
Al amparo del gigante estadounidense, la importancia de estas islas caribeñas se
verá reflejada cuando analicemos los diversos aspectos de los paraísos fiscales; por
ejemplo, la integración de España en los mercados financieros globales ha hecho que
en las islas Caimán tengan sociedades registradas casi todos los grandes bancos espa-
ñoles, desde el BBVA, el SCH, el Banco Popular o Pastor hasta el Banco de Sabadell
y la Caixa. El éxito de estos centros offshore, como subraya Joseph Stiglitz, no se debe
evidentemente a que los banqueros de las Caimán o de las Bahamas sepan más de ban-
ca que los banqueros de Wall Street sino a que disponen de menos regulaciones y las
aplican de modo más flexible, gozan del secreto bancario y de beneficios fiscales (Sti-
glitz, Los felices noventa, 379).

Las zonas privilegiadas fiscalmente para no residentes

Tras estos éxitos iniciales de los centros financieros para no residentes ya menciona-
dos, cierto número de pequeños países intentaron atraer este negocio de la actividad fi-
nanciera offshore, comenzando la proliferación de los paraísos fiscales. Como ocurre en
todo tipo de mercados, es manifiesta la competencia entre los centros financieros extra-
territoriales. Muchos tuvieron poco éxito, porque fueron incapaces de ofrecer ninguna
ventaja por encima de las disponibles en los centros financieros más asentados; sin em-
bargo, «esto condujo a los recién llegados a recurrir al lado menos legítimo del negocio»,
según la púdica expresión traducida de los autores del informe del FMI (OFCs. IMF
Background, 10-11) empleada para reseñar las actividades ilícitas de los paraísos fiscales.
En todos los informes relativos a los centros financieros offshore, los expertos del FMI
se muestran incapaces de reconocer abiertamente que la financiación para no residen-
tes, desregulada y opaca se presta a toda clase de chanchullos; y que sus propios datos
demuestran que, desde el comienzo, la aceptación por la comunidad de los grandes paí-
ses, de la inaplicación en estos micropaíses de las reglas bancarias ya entonces vigentes y
la introducción de la dualidad del sistema bancario establecido, un sistema para resi-
dentes y otro para no residentes, junto con la opacidad y el secretismo bancario, estaba
poniendo las bases para el fomento del blanqueo de dinero sucio y la financiación de la
delincuencia internacional en los centros financieros extraterritoriales.
Según esta información del organismo internacional referido, hacia finales de los no-
venta, la atracción ofrecida por la banca extraterritorial al parecer se estaba trasladando
a las instituciones de los países desarrollados, a medida que perdían importancia los re-
quisitos de reservas de capital, los controles de los tipos de interés y de capital, mientras
seguían siendo poderosas las ventajas fiscales de los centros financieros extraterritoria-
les. Así mismo, algunos importantes países industrializados empezaron a poner a dispo-
sición incentivos similares en su propio territorio. Por ejemplo, en 1981 los EE.UU. es-
tablecieron en Nueva York y en las mayores ciudades estadounidenses las denominadas
DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE PARAÍSOS FISCALES 53

«Facilidades Bancarias Internacionales» (International Banking Facilities o IBFs), que


autorizaban la segregación del balance de la oficina que se establecía a su amparo, de un
conjunto de cuentas de activo y pasivo donde anotar depósitos y créditos a no residen-
tes u otras facilidades específicas. Los depósitos catalogados como IBF están exentos de
los requisitos de reservas y de las primas del seguro de depósito.
Más tarde, como un hito en el proceso de desregulación financiera, Japón autori-
zó en 1986 la creación del «mercado extraterritorial japonés» (Japan Offshore Market
o JOM) reservado a los no residentes para préstamos y depósitos, con características
similares a las IBFs. Al mismo tiempo, las autoridades supervisoras y en cierta medida
las autoridades fiscales fueron adoptando el principio de la consolidación (evaluación
de toda la actividad del banco, offshore o no, para residentes o no residentes), lo que
tuvo como consecuencia la reducción de los incentivos para que los bancos desarro-
llaran sus negocios fuera de su jurisdicción principal, es decir, en paraísos fiscales. He-
chos que, desde el fundamentalismo del mercado liberalizado, los expertos del FMI
consideran «como desarrollos positivos de los centros financieros extraterritoriales en
orden a mejorar la competencia en los mercados internacionales de capitales y en la
creación de incentivos para la desregulación y, en menor medida, para las reformas fis-
cales en los países de la OCDE» (OFCs. IMF Background, 18, n. 10).
Los autores del documento del FMI consideran que para los países industriales en
la última década se ha hecho menos atractiva la relativa ventaja que ofrecen los cen-
tros financieros extraterritoriales frente a la banca convencional. En realidad, durante
el periodo de 1992 a 1999, según los informes sobre los balances de los centros finan-
cieros internacionales, descendió la intermediación bancaria contribuyendo así al des-
censo global de la cuota de los activos bancarios transnacionales en que han mediado
los centros financieros extraterritoriales, del 56 por 100 en 1992 al 50 por 100 del to-
tal de los activos bancarios transnacionales. No obstante, en opinión del FMI, siguen
siendo importantes las ventajas fiscales que ofrecen los paraísos financieros, menos
quizás para los propios bancos como para los clientes particulares y empresariales.
Para estos últimos, el principal incentivo parece que es la posibilidad de reducción de
los impuestos sobre sucesiones y sobre el capital, lo que ha llevado a la gran expansión
de la actividad gestora de los fondos extraterritoriales u offshore, en particular me-
diante la utilización de instrumentos de inversión como compañías privadas y fideico-
misos, de los cuales, sin embargo, en otro apartado del informe citado, se quejan de
que «no hay pruebas estadísticas por las razones expuestas».
Con referencia a la actividad financiera offshore en los últimos años, se subraya asi-
mismo que las compañías comerciales e industriales han sido también capaces de «re-
ducir su responsabilidad fiscal» mediante la utilización de corporaciones de negocios
internacionales (IBCs) para maximizar la proporción de sus beneficios que se derivan
de los paraísos fiscales (OFCs. IMF Background, 10-11) Dicho en lenguaje cotidiano,
el FMI reconoce que una de las prestaciones de los paraísos fiscales para las grandes
corporaciones es la constitución de sociedades tapadera para la evasión fiscal en sus
países, con diseño de sofisticadas estrategias, como estudiaremos en el capítulo 5.
En resumidas cuentas, hemos enunciado el marco en el que tenemos que encuadrar
el fenómeno de los paraísos fiscales, enclaves donde las exenciones fiscales o la baja tri-
54 LOS PARAÍSOS FISCALES

butación se asocian con actividades de financiación extraterritorial, cuya expansión co-


rre pareja a la liberación de los mercados financieros y que tiene como protagonista a
la banca internacional. La competición entre los Estados y sus sistemas tributarios para
ofrecer incentivos que atraigan al capital o disminuir «el coste fiscal» de las inversiones,
es otro de los factores que condicionan los mercados financieros globalizados.

Los servicios financieros para no residentes según el FMI


Las ventajas fiscales perjudiciales para los demás países, dimensión abordada por
la OCDE, ha sido la condición que ha prevalecido para la catalogación, oficial u ofi-
ciosa de los centros financieros offshore como paraísos fiscales, porque incentivaban la
fuga de capitales desde los grandes países, perceptible preocupación sobre todo a me-
diados de los años noventa; de ahí la popularización de este calificativo porque sinte-
tiza los aspectos más claramente negativos que ofrecen estos lugares. Sin embargo, las
crisis financieras, particularmente las crisis del Sudeste asiático y rusa de finales de la
década de los noventa, pusieron de relieve la inestabilidad de los nuevos mercados fi-
nancieros y, de rebote, la dimensión financiera singular de estos centros especializados
en su oferta de prestaciones para los no residentes, con su expansión y sus implica-
ciones e influencia en el contexto financiero mundial tanto por el volumen financiero
alcanzado por algunos de ellos y en su conjunto.
El Foro de Estabilidad Financiera (FSF) convocado en 1999 por el G-7 para ana-
lizar las consecuencias de las crisis financieras creó un grupo de trabajo sobre los cen-
tros offshore que, junto con el FMI y otros organismos internacionales, han abordado
el análisis de la financiación destinada a no residentes, que se desarrolla en los deno-
minados centros financieros offshore –no todos incluidos en las listas de paraísos fis-
cales de la OCDE– con fuerte implicación en la inestabilidad financiera, como la ex-
periencia de los últimos años ha demostrado. El FMI, en dos documentos publicados
en 2000 sobre los centros financieros offshore, que han servido de base para la adop-
ción del programa de evaluaciones de su «deficiente regulación financiera», traza un
cuadro muy descriptivo del tipo de actividades y de las funciones de estos paraísos fis-
cales offshore en el marco de las finanzas internacionales.

Los servicios bancarios específicos

De entrada, desde su planteamiento de máximo respeto al principio del mercado


libre, subrayan los expertos del FMI que la definición técnica de centro financiero ex-
traterritorial resulta mucho menos sencilla de lo que parece. Punto de partida es la
consideración de la financiación offshore o extraterritorial como la provisión de servi-
cios por bancos u otros agentes, para no residentes, lo que supone la existencia de un
sistema bancario y financiero dual, de tal forma que a los no residentes se les aplica un
régimen bancario, con unas normas y prácticas tributarias, de control de cambios y de
funcionamiento financiero, que resultan diferentes de las normativas vigentes para las
DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE PARAÍSOS FISCALES 55

personas o entidades residentes que desarrollan su actividad económica en el territo-


rio del centro.
En la descripción sobre estos centros financieros (OFCs. IMF Background, 2) se
precisa que estos servicios bancarios y financieros específicos para no residentes abar-
can dos dimensiones:

• Por un lado, realizan una actividad bancaria de aceptación de empréstitos de en-


tidades y personas no residentes y, al mismo tiempo, conceden préstamos a no re-
sidentes, bien sea en forma de préstamos a corporaciones y a instituciones finan-
cieras, todo ello con financiación aportada por los participantes en el mercado
financiero, es decir, por las propias entidades bancarias; o, en la mayoría de los
casos, esa financiación va con cargo de las oficinas del banco prestamista en otro
lugar, fuera del paraíso fiscal.
• Por otro lado, otra de las actividades de los servicios bancarios y financieros offsho-
re consiste en la aceptación de depósitos de individuos o entidades, invirtiendo
sus rendimientos en otros mercados financieros, y algunas de estas actividades
son captadas por las estadísticas publicadas por el Banco Internacional de Pagos
(BIS). Probablemente son mucho más significativos los fondos gestionados por
instituciones financieras por cuenta del cliente; aunque señalan los expertos del
FMI que esa actividad extracontable o de carácter fiduciario no se recoge gene-
ralmente en las estadísticas disponibles. Pero constatan que en algunos centros
financieros extraterritoriales se mantienen volúmenes significativos de capital
pertenecientes a fondos de inversión colectiva y fideicomisos, a las llamadas so-
ciedades offshore o compañías de negocios internacionales (IBCs) o bien son pro-
piedad de otros intermediarios no asociados con instituciones financieras.

Además de todas esas actividades bancarias para no residentes reseñadas, los ser-
vicios prestados por los centros financieros extraterritoriales se extienden a la gestión
de fondos, pólizas de seguros, negocios fiduciarios, planificación fiscal y actividad de
las compañías offshore, cuya actividad los expertos del FMI dicen que «se tiene la im-
presión» de que ha crecido en los últimos años, aunque se quejan de que sea muy es-
casa la información estadística disponible.
Hemos de advertir de la importancia práctica del concepto de centro financiero offsho-
re, puesto que este documento técnico que analizamos, elaborado por los expertos del De-
partamento de Asuntos Monetarios y de Cambios del FMI, habría de servir de base para la
decisión del Consejo de Dirección del FMI en julio de 2000, de implicar a este organismo
en un programa de la evaluación de los centros financieros offshore, que, por otra parte,
como veremos mas adelante, no parece haber servido para mucho.

Tipos de centros offshore

En este análisis de los paraísos fiscales extraterritoriales desde el punto de vista de


sus actividades financieras, los expertos del FMI intentan establecer una distinción en-
56 LOS PARAÍSOS FISCALES

tre los diferentes tipos de centros financieros, aunque ésta resulta ser una tarea difícil
dada su inserción en la realidad financiera mundial. Así, en sentido amplio, entienden
de entrada que un offshore financial center podría definirse como cualquier centro fi-
nanciero donde tiene lugar actividad offshore o extraterritorial, es decir, dedicada a no
residentes.
Sin embargo, esta definición simple incluiría a todos los principales centros finan-
cieros del mundo, en los cuales apenas se distingue entre los negocios offshore o ex-
traterritoriales, para no residentes, y onshore o territoriales, para residentes. Esto se ve
claramente en el caso de un préstamo a una persona o entidad no residente que posi-
blemente sea financiado en el propio mercado financiero del centro, donde los pro-
veedores de fondos pueden ser entidades o personas residentes o no residentes en el
ámbito territorial. De modo similar, en el caso de un gestor de fondos puede muy bien
que no distinga entre clientes residentes y aquellos no residentes.
Para salvar esta dificultad conceptual, los expertos del FMI optan por una aproxi-
mación pragmática que revela hasta qué punto la realidad de los paraísos fiscales tie-
ne sus raíces en el nuevo sistema financiero globalizado. Consideran que resulta más
útil a los fines expositivos de este documento que tales centros financieros como, por
ejemplo, Londres, Nueva York o Tokio sean definidos como «centros financieros in-
ternacionales» (International Financial Centres o IFCs), quedando, por tanto, exclui-
dos de la definición de centros financieros extraterritoriales. Aunque hacen constar
que en algunos casos, como en los centros financieros de Nueva York y Tokio, parte
de su actividad, aunque no toda, se lleva a cabo por instituciones que gozan de un tra-
to favorable por razones fiscales o de otro tipo, como es el caso de las denominadas
«Facilidades Bancarias Internacionales» en EE.UU. (US International Banking Facili-
ties o IBFs) y del «Mercado Japonés Extraterritorial» (Japan Offshore Market o JOM),
que consisten en «espacios legales acotados» para conceder ciertos beneficios fiscales;
es decir, virtuales paraísos fiscales.
Por tanto, concluyen que una definición más práctica de centro financiero offsho-
re es la de un centro donde el grueso de la actividad del sector financiero es offshore
en ambos lados del balance o estado de cuentas; es decir, las contrapartes de la mayo-
ría de los activos y pasivos de las instituciones financieras están referidas a personas o
entidades no residentes, donde las transacciones son iniciadas en otra parte, fuera de
esa jurisdicción, y donde la mayoría de las instituciones implicadas son controladas
por no residentes.
Si tenemos presente la exclusión de los denominados centros financieros internacio-
nales y el sentido pragmático y puramente financiero de esta definición, nos daremos
cuenta del componente ideológico soterrado y su carácter pretendidamente técnico y
funcional. Aparte de que resulte absurda la justificación indirectamente de la integración
en los mercados financieros mundiales de la isla Nauru o Gibraltar, de Liechtenstein o
las islas Caimán, donde la irrelevancia de su economía local contrasta con la desmesura-
da importancia del volumen financiero de su actividad para no residentes. De este
modo, a estos microestados o entidades políticas autónomas, islas o enclaves geográfi-
cos, considerados como centros financieros extraterritoriales –prosigue el documento–
se les menciona generalmente como jurisdicciones extraterritoriales u offshore que tie-
DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE PARAÍSOS FISCALES 57

nen relativamente un gran número de instituciones financieras dedicadas primariamen-


te a negocios con entidades o personas no residentes; o sistemas financieros con activos
y pasivos externos desproporcionados en relación con la intermediación financiera local
prevista para la financiación de la economía interna; y de manera más corriente, se les
considera como centros financieros que ofrecen alguna o todas las siguientes ventajas o
«servicios» en la terminología del FMI: una tributación baja o nula; una regulación fi-
nanciera nada rigurosa o light; y anonimato y secreto bancario.
No obstante, los expertos del FMI se curan en salud diciendo que resulta eviden-
te que la distinción apuntada no es tajante en ningún caso, puesto que los centros fi-
nancieros offshore abarcan desde Singapur y Hong Kong como mercados financieros
potentes, que aportan gran valor añadido a las transacciones emprendidas por los no
residentes, hasta algunos de los centros del Caribe con escasa población, que sólo
aportan una infraestructura de servicios profesionales o el mero registro de la opera-
ción financiera, en los que apenas están presentes o no lo están las instituciones fi-
nancieras. En cualquier caso, señalan que en todas las jurisdicciones extraterritoriales
encontramos operaciones financieras de las que sólo el «registro» ha tenido lugar en
el centro financiero offshore; mientras al mismo tiempo tienen lugar negocios que su-
ponen mucho más valor añadido (OFCs. IMF Background, 3). Además de las activida-
des bancarias, los centros financieros para no residentes prestan otros «servicios» que
incluyen la gestión de fondos, el aseguramiento, constitución de fideicomisos, la pla-
nificación fiscal y la actividad de sociedades mercantiles internacionales, como anali-
zamos en el apartado dedicado al multiuso de los paraísos fiscales.
Los planteamientos del FMI frente al funcionamiento financiero de los centros
offshore y esta definición apuntada hacen abstracción de los perjuicios económicos su-
brayados por la OCDE que causan a los demás países como paraísos fiscales, y al mis-
mo tiempo ignoran los efectos negativos que esas características, que definen esos cen-
tros financieros, tienen para el orden y la justicia mundial al servir de refugio y acicate
de toda clase de delincuencia financiera, desde la corrupción corporativa o la falsifi-
cación contable hasta el blanqueo del dinero de la droga o la financiación del terro-
rismo. De ahí que estos informes del FMI hayan sido en gran medida ignorados por
su agresiva neutralidad aparente y haya que acudir a otros organismos para una visión
más completa del fenómeno.

Los centros offshore según la Oficina contra el Narcotráfico


de los EE.UU.
La descripción «neutral» de los paraísos fiscales extraterritoriales por el FMI se
complementa con otro planteamiento desde un órgano especializado del Gobierno es-
tadounidense, que destaca aspectos diferentes de la mera dimensión financiera, deri-
vados de su condición de interfaz de la delincuencia financiera y del blanqueo de ca-
pitales ilícitos, que se han ido desarrollando con la globalización de los mercados. La
denominada Oficina de Asuntos de Aplicación de la Legislación y Narcotráfico Inter-
nacional o Bureau for International Narcotics and Law Enforcement Affairs del De-
58 LOS PARAÍSOS FISCALES

partamento de Estado (en adelante Oficina contra el Narcotráfico), en un extenso In-


forme de marzo de 2002 sobre blanqueo de dinero y delincuencia financiera, incluye
una aproximación a la dimensión financiera de los paraísos fiscales, considerando que
los centros financieros offshore o para no residentes, presentan rasgos que les distin-
guen de los centros financieros territoriales u onshore, destinados para residentes.
En síntesis establece los tres aspectos característicos como son la segregación ban-
caria, la liberalización y desregulación y la promoción de sus ventajas «comerciales».

• En primer lugar, la actividad financiera offshore o extraterritorial está segregada de


la estructura bancaria tradicional en la jurisdicción fiscal, en la gran mayoría de los
casos. Esta oficina estadounidense constata que por lo menos el 90 por 100 de to-
das las jurisdicciones que ofrecen servicios financieros extraterritoriales restringen el
acceso al sector offshore a los no residentes. Por tanto, crea un sistema financiero pa-
ralelo al tradicional y altamente confidencial dentro de sus propias fronteras, efec-
tuando incluso transacciones financieras en divisas distintas a la moneda local.
• En segundo lugar, los sectores offshore o extraterritoriales difieren también de las
jurisdicciones territoriales u onshore, para residentes, en relación con la legisla-
ción aplicable, puesto que muchos centros financieros offshore carecen de los es-
trictos sistemas más evolucionados de regulaciones y de supervisión propios de
jurisdicciones territoriales que vinculan a los residentes. En la mayoría de estos
centros, no se exige a los bancos del sector extraterritorial que se sometan a una
amplia serie de reglamentaciones que se imponen normalmente a la banca terri-
torial, para residentes; y a las actividades financieras no bancarias, como son las
actividades de aseguramiento y del mercado de valores, se les aplica incluso me-
nos regulaciones, si es que las hay, de las que se aplican al sector bancario.
• En tercer lugar, señala la Oficina contra el Narcotráfico que los centros financie-
ros extraterritoriales sostienen que sus reglamentaciones y su legislación están
cuidadosamente diseñadas para ofrecer a sus clientes opciones beneficiosas de
planificación y realización de negocios financieros, que comprenden entre otras:

– Una financiación comercial sofisticada.


– Una planificación sobre propiedades para individuos acaudalados.
– Reducciones fiscales para personas y corporaciones.
– Evasión de los controles de cambio.
– Limitación de responsabilidades para buques y aviones.
– Opciones sofisticadas de la gestión de seguros.
– Oportunidades inversoras excesivas sobre comercialización del país de
origen.
– Mantenimiento y conservación de activos financieros.
– Depósito de fondos volátiles o de pernocte (overnight funds)
– Y la liberación de ciertas exigencias reglamentarias del país de origen.

Para esta Oficina del Departamento de Estado, especializada en la lucha contra el nar-
cotráfico, el principal atractivo de los centros financieros offshore resulta ser frecuente-
DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE PARAÍSOS FISCALES 59

mente la disponibilidad de unas estructuras legales previstas para ocultar y difuminar la


identidad del propietario-beneficiario de los fondos depositados o de las sociedades y en-
tidades registradas, para promocionar el denominado regulatory arbitrage o uso alternati-
vo de las legislaciones, aprovechando para las operaciones aquellas legislaciones que re-
sulten más favorables, facilitando la evasión y el fraude fiscal en el país de origen de
quienes operan en los centros financieros destinados a no residentes; y la ocultación de
identidades y la opacidad de las transacciones que facilitan el blanqueo de dinero negro
proveniente del narcotráfico y de los delitos económicos que tienen lugar en otros países.
Por tanto, de la información aportada por esta Oficina del Departamento de Asuntos Ex-
teriores de los EE.UU. se evidencia que las prestaciones de estos centros offshore permi-
ten su utilización para las operaciones que gestionan las mafias internacionales del nar-
cotráfico y la delincuencia financiera junto con las transacciones propias de los mercados
financieros por su polivalencia, mediante mecanismos que veremos en el capítulo 6.

Los paraísos fiscales según la OCDE


Decíamos al comienzo que el término paraíso fiscal es una valoración técnico-polí-
tica conforme a unos criterios identificativos definidos por la OCDE en 1998, cuya
aplicación ha resultado poco transparente y fuente de confusiones al introducirse la
distinción entre paraísos cooperantes y no cooperantes con el compromiso de elimi-
nación de esos criterios; y, sobre todo, al producirse una modificación de los mismos.
Primeramente, reconoce la propia OCDE que «el concepto de paraíso fiscal no tie-
ne una significación técnica precisa». De hecho, un primer Informe de 1987 sobre este
asunto subrayaba las dificultades encontradas para definir de modo objetivo un paraí-
so fiscal, optando por el «criterio de la reputación» de modo que un país se conside-
raría paraíso fiscal cuando desempeñara el papel de paraíso fiscal o se presentara o
fuera reconocido generalmente como tal. Once años tardó la OCDE en lograr la defi-
nición técnica de paraíso fiscal, acordando en 1998 los criterios que definen a efectos
fiscales esta condición, aunque ello no resolvió el problema de la identificación de los
paraísos fiscales en la práctica.
El Informe de 1998 de la OCDE sobre Competencia Fiscal Perjudicial, al analizar
las consecuencias generadas por la liberalización mundial de los movimientos de ca-
pitales señalaba los nuevos retos en el ámbito de la fiscalidad, al haberse desarrollado
«nichos» fiscales destinados a atraer actividades financieras, bancarias e inversiones
extranjeras, que pueden significar una competencia fiscal nociva entre los Estados,
con el riesgo consiguiente de distorsión de los intercambios y de los flujos de las in-
versiones con el peligro de ocasionar perjuicios a los sistemas fiscales de otros países.

Regímenes fiscales preferenciales

Para delimitar técnicamente estas realidades, la OCDE establece, previamente, en las


prácticas fiscales perjudiciales, la distinción entre los conceptos de paraíso fiscal y de regí-
60 LOS PARAÍSOS FISCALES

menes fiscales preferenciales, analizando y definiendo las características de una y otra si-
tuación. Por un lado, distingue los países miembros de la OCDE que disponen de regí-
menes fiscales preferenciales que afectan a la regulación de los seguros, la gestión de los
fondos de inversión, la banca, los registros navieros, a las sedes centrales de empresas u
otros regímenes específicos. Estos regímenes preferenciales, perjudiciales para los demás
Estados, se caracterizan por una baja o nula fiscalidad; carecen de transparencia, porque
no están claros o tienen una aplicación y supervisión inadecuada y no proporcionan un
intercambio efectivo de información con relación a ese régimen específico; todo ello con
la finalidad de obtener importantes beneficios recaudatorios propios en perjuicio de la
recaudación fiscal de otros Estados, de donde proceden los capitales acogidos a esos re-
gímenes tributarios especiales. Serían, pues, situaciones de prácticas fiscales perjudiciales,
pero de menor amplitud y de menor relevancia que las de los paraísos fiscales.
Por otro lado, son considerados paraísos fiscales aquellos otros países o territorios
que están en condiciones de financiar sus servicios públicos sin impuesto sobre la ren-
ta o con un impuesto insignificante y que ofrecen a los no residentes la posibilidad de
sustraerse al impuesto en su país de residencia, contribuyendo activamente a la ero-
sión de la recaudación de los impuestos sobre la renta en los demás países y no coo-
perando en la lucha contra la competencia fiscal nociva. Según el informe citado, en
el contexto internacional, los paraísos fiscales cumplen tres funciones principales:

• Ofrecen un lugar para efectuar inversiones pasivas como son los depósitos ban-
carios de fondos; no se trata de inversiones directas en la economía productiva.
• Ofrecen un lugar para atribuir beneficios «puramente contables» a las entidades
registradas; aunque la actividad real se haya desarrollado fuera de ese lugar.
• Y permiten poner a buen recaudo los asuntos de los contribuyentes, particular-
mente sus cuentas bancarias, frente a una investigación de las autoridades fisca-
les de otros países.

Son, en realidad, los centros financieros extraterritoriales en la terminología del


FMI. En este documento de 1998, la OCDE emplea la expresión paraíso fiscal para
hablar de ciertas jurisdicciones fiscales en países y territorios, a las que considera per-
judiciales por el hecho de la competencia fiscal que reduce la base tributaria de los
otros países al proponer un entorno fiscal y legal que incentiva la atracción de capita-
les financieros para actividades esencialmente ficticias, sin contenido económico real.

Los cuatro criterios de identificación

Ahora bien, todas esas funciones indicadas son susceptibles de causar perjuicios a los
sistemas tributarios de los demás países, facilitando la evasión y el fraude fiscal por parte
de las personas y de las sociedades constituidas en los centros offshore; por consiguiente,
para la identificación de esos paraísos fiscales, la OCDE señala cuatro criterios:
La primera característica es que la jurisdicción fiscal carezca de impuestos o sean
insignificantes. Pero este primer criterio no es suficiente para la OCDE, apegada al
DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE PARAÍSOS FISCALES 61

credo neoliberal, porque cada país es libre de percibir o no impuestos directos o de


determinar sus tipos impositivos o de cómo organizar su sistema tributario. La ausen-
cia de tributación o la debilidad de la tributación es una condición necesaria para la
identificación de un paraíso fiscal, pero no es suficiente. Este primer criterio de nula
o baja tributación sirve sólo para determinar la condición de paraíso fiscal si concurre,
además, alguno de los tres criterios siguientes, que convierta a esa jurisdicción o haga
que sea percibida como un lugar donde los no residentes pueden escapar a los im-
puestos en su país de residencia, pudiendo entonces clasificarse a ese país o territorio
como tal paraíso fiscal.
Por tanto, según la definición de la OCDE es preciso que además de las ventajas
fiscales se dé alguna de las tres características siguientes, como son la carencia de in-
tercambio de información con otros países, la falta de transparencia e información so-
bre el contribuyente y carencia de actividad económica real para obtener los benefi-
cios fiscales.

• La ausencia de un verdadero intercambio de información quiere decir que en el


centro financiero existen disposiciones legales, reglamentarias o prácticas admi-
nistrativas que impiden los intercambios de información con fines fiscales con las
autoridades de otros países, en relación con sus contribuyentes que se benefician
de aquellas ventajas fiscales. Factor determinante es la falta de transparencia en
las prácticas fiscales del país y la existencia de disposiciones legislativas o admi-
nistrativas que impiden o impedirían un auténtico intercambio de informaciones.
Estas prácticas administrativas no transparentes, así como la imposibilidad de
proporcionar informaciones o la voluntad del país de no darlas, no sólo permi-
ten al inversor eludir los impuestos, sino que facilitan igualmente las actividades
ilícitas, singularmente el fraude fiscal y el blanqueo de capitales.
• Otro posible rasgo a añadir a las ventajas tributarias es la falta de transparencia
y de información sobre el contribuyente y sobre la aplicación de las normas tri-
butarias, prevaleciendo el secreto sobre la gestión bancaria y tributaria, que im-
pide disponer de un conocimiento real de las operaciones que se llevan a cabo en
la jurisdicción. Las legislaciones que autorizan las cuentas anónimas impiden a
las instituciones financieras que comuniquen a las autoridades fiscales informa-
ciones sobre inversores. Las administraciones tributarias carecen de competencia
para requerir esas informaciones a las instituciones financieras de modo vincu-
lante y, en consecuencia, no existe intercambio de informaciones en el marco de
los convenios fiscales o de otras disposiciones de cooperación. Las consecuencias
más visibles de esta carencia son tanto el fraude fiscal como el blanqueo de di-
nero, perjuicios típicos de los paraísos fiscales y de la competencia fiscal nociva.
• Un tercer criterio adicional, además de los beneficios fiscales, es la carencia de
actividades económicas sustanciales en el territorio de la jurisdicción para obte-
ner esos beneficios. En el Informe de 1998 se afirma que en la identificación de
un paraíso fiscal desempeña una función de primer orden la ausencia de obliga-
ción de ejercer una actividad sustancial para la obtención de los beneficios fisca-
les, puesto que hace pensar que los esfuerzos para atraer las inversiones y las ope-
62 LOS PARAÍSOS FISCALES

raciones financieras se justifican exclusivamente en razones fiscales. Probable-


mente se manifiesten también en el hecho de que estos países o territorios no
ofrezcan un entorno comercial o ventajas económicas efectivas que atraigan ver-
daderas actividades industriales y comerciales ante las favorables posibilidades
fiscales. Y hasta es posible que en la práctica pueda resultar difícil definir una ac-
tividad sustancial tratándose de servicios financieros y de gestión; por tanto, para
determinar la existencia de este elemento definitorio en el documento de la
OCDE se prevé la realización de evaluaciones.

En otras palabras, este Informe de 1998 de cierto rigor técnico presenta las limita-
ciones propias de la doctrina neoliberal subyacente defensora del predominio de la
función reguladora del mercado y, en consecuencia, el problema de los paraísos fisca-
les queda reducido a una cuestión de competencia desleal, desequilibrada y, sobre
todo, perjudicial entre los sistemas fiscales de los Estados. Por tanto, relega a la cate-
goría de criterio adicional lo que veremos es la razón de ser de la actividad de los cen-
tros financieros extraterritoriales, origen de sus efectos perniciosos, como es su segre-
gación de la economía local del país o territorio.
Los once años que a la OCDE le costó precisar los cuatro criterios indicados reve-
lan, más que la dificultad técnica, las dificultades de las negociaciones multilaterales
dados los intereses encontrados. En aplicación de tales criterios, el Informe de la
OCDE de 2000 identificó 35 países o territorios como paraísos fiscales, entre los cua-
les se cuentan Andorra, Gibraltar, Mónaco, Liechtenstein, isla de Man y otros depen-
dientes de Estados de la Unión Europea y de EE.UU.; excluyendo a otros seis paraí-
sos fiscales tan notorios como las Caimán, Bermudas, Chipre, Mauricio, Malta y San
Marino porque simplemente habían comunicado su «compromiso anticipado» de su-
primir tales características, con la finalidad de no verse incluidos en la lista publicada.
Y descartó a otras seis jurisdicciones, sin publicar sus nombres, pero que estaban den-
tro del total de 47 países o territorios examinados por el Comité Fiscal de la OCDE.
Desde una estrategia multilateral, la OCDE a través de su Comité de Asuntos Fis-
cales abrió negociaciones con estas jurisdicciones identificadas, conforme al procedi-
miento previsto, para que aquellas jurisdicciones dispuestas a cooperar en la elimi-
nación de las prácticas fiscales perjudiciales evitaran así ser clasificadas como no
cooperantes. Estas negociaciones tropezaron con fuertes intereses en contra, porque
desde el principio, paradójicamente, dos de sus miembros, Suiza y Luxemburgo, con-
siderados paraísos fiscales, se opusieron a este programa. Y, con las presiones de la
Administración Bush, el Informe de 2001, Proyecto contra las prácticas fiscales per-
judiciales, modificó la aplicación de los criterios, requiriendo únicamente la transpa-
rencia y el intercambio de información y abandonando la OCDE la aplicación del cri-
terio de la carencia de actividad sustancial para caracterizar a los paraísos fiscales,
como analizamos en el capítulo 8. De modo que de los 42 centros offshore registra-
dos por el FSF y la lista de 35 paraísos fiscales de la OCDE quedaron reducidos en
diciembre de 2003 a cinco los «no cooperantes», Andorra, Mónaco, islas Marshall,
Liberia, Liechtenstein; manteniéndose la situación del resto hasta finalizar el plazo
previsto de 2005.
DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE PARAÍSOS FISCALES 63

Los paraísos fiscales extraterritoriales


Para quienes pretendemos denunciar las consecuencias nefastas de la globalización
financiera generada por el fundamentalismo del mercado libre, podemos considerar
que son paraísos fiscales todos los centros financieros que desarrollan una actividad
desregulada, descontrolada y ajena a las regulaciones comunes a los demás países con
los que se relacionan, por estar destinados de modo especial a las empresas o a los par-
ticulares no residentes, actividad incentivada por la escasa o nula tributación. Como
no se dispone de una definición única sino que se alude a situaciones muy diversas,
para delimitar el concepto de paraíso fiscal que se desarrolla en este libro, nos ayuda-
rá una serie de elementos que anticipamos en síntesis.

Operaciones financieras con no residentes

En primer lugar, como sugiere el calificativo de offshore o extraterritorial, se trata


de centros financieros privilegiados destinados para operaciones con no residentes,
entidades o particulares, donde a los bancos del sector offshore no se les aplican las re-
glamentaciones que se imponen normalmente a la banca territorial; y a las actividades
no bancarias, de aseguramiento o del mercado de valores, se les suelen aplicar regula-
ciones aún más laxas que al sector bancario. Una serie de entidades bancarias ligadas
a los bancos internacionales facilitan las operaciones financieras con los diversos cen-
tros del planeta, cuyo registro en esta jurisdicción extraterritorial les permite disper-
sar riesgos y un mayor margen de acción gracias de sus regulaciones liberales, si exis-
ten. Así mismo, se autoriza la constitución de sociedades mercantiles para gestionar
negocios internacionales que se desarrollan fuera de la jurisdicción; e igualmente se
autorizan y domicilian otras entidades, como fideicomisos o fondos colectivos de in-
versión para la intervención especulativa, de alto riesgo, en los mercados financieros
mundiales.
Las facilidades ofrecidas, que son los otros elementos característicos, contribuyen
a la acumulación de elevados volúmenes de capitales financieros en estos centros.
Ahora bien, los paraísos fiscales no lo son para los residentes en esos países, islas o en-
claves, sino para quienes residen en otros países, cuya actividad financiera es atraída
por un sector bancario y de servicios financieros que ofrece, además, la ventaja de una
tributación que puede llegar a cero sobre las rentas o el patrimonio, aunque se re-
quiera el pago anual de alguna tasa nominal.
Como hemos visto, expertos del FMI destacan la dimensión financiera despropor-
cionada de los paraísos fiscales, definiendo un centro financiero extraterritorial como
una jurisdicción cuyo sector financiero representa una cuota importante y despropor-
cionada respecto de su economía local; o que la mayoría de las transacciones finan-
cieras realizadas por instituciones localizadas en esa jurisdicción se efectúan en nom-
bre de clientes residentes en otras jurisdicciones. A esta dimensión desproporcionada
de las finanzas de los paraísos fiscales apunta un estudio del Banco de Inglaterra, al que
nos referiremos en detalle en el capítulo 3, cuando define el centro financiero extra-
64 LOS PARAÍSOS FISCALES

territorial como una jurisdicción en la que las transacciones financieras con no resi-
dentes superan con mucho las transacciones referidas a la economía local, ofreciendo
un atractivo entorno fiscal y legal (Dixon, 106). Es el caso ilustrativo del centro finan-
ciero extraterritorial de las islas Caimán, que, con un PIB de 900 millones de dólares
en el 2000, los activos depositados en sus 450 bancos ascendían a 782.000 millones de
dólares; y el valor de los 2.298 fondos de inversión y de pensiones registrados allí al-
canzaba 196.000 millones de dólares.
Básicamente, nos centramos en aquellos países y territorios en los que la realiza-
ción de actividades bancarias internacionales se ve facilitada por los bajos tipos de tri-
butación, la ausencia de controles de cambio y de reglas bancarias y escasa legislación;
y en los cuales el volumen de actividad bancaria extraterritorial no guarda ninguna re-
lación con la dimensión y las necesidades del mercado interno. Generalmente, la acti-
vidad financiera representa una parte muy importante del PIB de esos lugares, que se
valora en un 30 por 100 en las Bermudas, 35 por 100 para la isla de Man, 56 por 100
para la isla de Guernesey, 54 por 100 para la isla de Jersey o del 16 por 100 para las
Bahamas. En cualquier caso, aunque su valoración resulte imprecisa y aproximada
precisamente por la opacidad inherente a estos centros, es innegable que estos paraí-
sos fiscales atraen unos volúmenes de capital desproporcionados con la importancia
de su actividad económica local, industrial o de servicios. Según un estudio estadou-
nidense de 1994, los centros offshore que tenían más que el 1,2 por 100 de la pobla-
ción mundial, representaban el 3 por 100 del PIB mundial, acumulando el 26 por 100
de los activos y el 31 por 100 de los beneficios de las multinacionales estadounidenses
(Hampton, The offshore Interface, 6). Añadamos que para algunos paraísos fiscales tie-
nen gran importancia económica las actividades propias no financieras de la concesión
de banderas de conveniencia, como estudiamos en el capítulo 4.

Fiscalidad nula o reducida

En segundo lugar, estos centros financieros extraterritoriales ofrecen una fiscalidad


nula o baja para atraer al capital financiero de no residentes, no pretenden atraer a las
inversiones productivas que carecen de interés para estos microestados o entidades
asimiladas, puesto que la actividad productiva local es muy reducida. En general se
utiliza el término paraíso fiscal para subrayar la ausencia de fiscalidad o la oferta de
exenciones tributarias que caracteriza a ciertas plazas financieras como uno de sus
principales atractivos para los activos financieros de sus clientes afortunados o las em-
presas transnacionales. La utilización del término centro financiero offshore subraya,
por el contrario, la relevancia financiera que les ha permitido imponerse como espe-
cialistas de cierto tipo de productos o estructuras financieras particularmente lucrati-
vas, disponiendo así de una ventaja comparativa en el mercado mundial. Los paraísos
fiscales extraterritoriales son una red global del mercado financiero offshore integrado
con toda normalidad y legalidad en los mercados mundiales. En particular, la ausencia
de impuestos sobre la herencia, el patrimonio, o los dividendos o rentas del capital re-
presentan un entorno muy favorable para las operaciones financieras y comerciales,
DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE PARAÍSOS FISCALES 65

por ejemplo, de los individuos móviles internacionalmente o las grandes corporacio-


nes transnacionales o sociedades que realizan negocios internacionales, con no resi-
dentes, real o ficticiamente.
Como ya hemos indicado, el término tax haven equivalente a «puerto fiscal» en el
sentido de «refugio fiscal», tan familiar entre anglosajones, evoca quizás –se dice en al-
guna promoción comercial– la imagen del hombre de negocios, comparado con el ma-
rino que busca refugio, atravesando el océano de las legislaciones fiscales y sus tem-
pestades, que son los controles y las imposiciones sobre los signos externos de riqueza,
para después descansar en el paraíso fiscal, que es el puerto o refugio, con su especia-
lidad en el mundo de las finanzas, como cualquier puerto de verdad. Sin embargo, las
ventajas fiscales sólo son determinantes en función de otras motivaciones y combina-
das con otras facilidades como la escasa legislación o su inaplicación práctica y la opa-
cidad efectiva de las grandes operaciones.

Desregulación financiera protegida

En tercer lugar, el atractivo de los paraísos fiscales offshore reside también en la


desregulación financiera que ofrece unas normativas muy laxas para la formación de
instituciones financieras, el establecimiento de entidades bancarias o para la constitu-
ción de sociedades, aplicadas por unas autoridades comprensivas y benévolas que sólo
vigilan con rigor el cumplimiento de la regulación y la práctica del secreto bancario.
Las normas del secreto bancario penalizan la divulgación de información sobre un
cliente, ni siquiera para permitir la aplicación de las leyes fiscales, civiles o criminales
de otro país, sumándose a la obligación de secreto profesional o comercial, que impide
que abogados, contables o empleados de una empresa revelen información confiden-
cial sobre clientes, incluso si se trata de una violación de las leyes de otros países. En
paralelo, una legislación mercantil muy liberal facilita la adopción rápida de nuevos
productos financieros o permite una mayor flexibilidad en la reestructuración o refi-
nanciación de las opciones financieras. Todo esto representa la oferta de opacidad
como una ventaja competitiva más del mercado financiero offshore.
Los planteamientos de la lucha contra el blanqueo de dinero sucio han revelado
que los llamados «paraísos fiscales» son realmente «paraísos reglamentarios», es decir,
su singularidad destaca la importancia de la oferta de desregulación (Godefroy, Le Ca-
pitalisme Clandestin, 174), Por ejemplo, la información gubernamental en internet de
las Bahamas nos indica que «el entorno normativo es flexible pero responsable. Los
innovadores programas legislativos e instrumentos permiten: la constitución y admi-
nistración fácil de corporaciones offshore; la protección a los fideicomisos o trusts es-
tablecidos en las Bahamas frente a las legislaciones y decisiones de otras jurisdiccio-
nes; y la protección de activos frente a reclamaciones futuras».
La estabilidad política y económica y la presencia de profesionales altamente cua-
lificados, por ejemplo en el campo legal y contable, vinculados e integrados perfecta-
mente en los círculos de las finanzas mundiales y la disponibilidad de servicios de apo-
yo son elementos importantes también para atraer negocios desde otros centros
66 LOS PARAÍSOS FISCALES

financieros. Como ejemplo citemos el caso del Grupo extraterritorial de supervisores


bancarios (OGBS, en siglas en inglés) que agrupa a las autoridades financieras de los
centros offshore más importantes y está asociado estrechamente al Comité de supervi-
sores bancarios de Basilea, que tiene como presidente desde 1981 a Colin Powell, de
nacionalidad británica, que es asimismo presidente de la autoridad financiera de Jer-
sey (Chairman of Jersey Financial Services Commission). Los paraísos fiscales offsho-
re son un referente en la globalización neoconservadora para la ordenación liberal de
la actividad financiera que alcanza máximos niveles en el caso de la República de las
islas Marshall, archipiélago bajo protectorado militar de los EE.UU., cuya ayuda nu-
tre los dos tercios de su PIB. Este paraíso fiscal, no cooperante según la OCDE, ha
privatizado la supervisión y control de los servicios financieros, concediendo esa fun-
ción a la sucursal de una empresa de Virginia.

Países o territorios, microestados o entidades políticas con autogobierno

En cuarto lugar, estos servicios financieros de los paraísos fiscales para no residen-
tes se prestan por instituciones bancarias y financieras registradas casi siempre en mi-
croestados o entidades políticas con amplio autogobierno, situadas en islas o enclaves
geográficos de cualquier lugar del planeta, como el caso de la islas Marshall. Cierto nú-
mero de importantes centros financieros extraterritoriales dispone de pocas institu-
ciones financieras de propiedad local, un gran número de «instituciones de fachada»
y de escasa actividad económica no financiera. Algunos países –como en el caso de
Hong Kong y Singapur– tienen un volumen significativo de negocios de «zona fran-
ca» o entrepôt, junto con la intermediación financiera. Más aún, se indica que la ex-
presión «centro financiero offshore» también se emplea en relación con zonas de re-
gulación o fiscalidad especial que se establecen dentro de las fronteras de un país para
atraer la actividad empresarial de no residentes (por ejemplo, Labuan en Malasia o el
Centro Internacional de Servicios Financieros de Dublín) (Dixon, 106) .
Sin embargo, de la calificación de paraíso fiscal extraterritorial consideramos que
habría que excluir aquellas regiones a las que los Estados tratan de atraer capitales
para inversiones productivas mediante el incentivo de la baja o nula tributación, que
generalmente no son denominadas centros financieros extraterritoriales, y para las
cuales la OCDE acuñó el término de regímenes fiscales preferenciales, como modali-
dad de prácticas fiscales perjudiciales para los demás Estados. En esta exposición,
consideramos que estos casos que, sin duda, entran en el debate sobre la competencia
fiscal y la regulación de la globalización económica, deben quedar excluidos para no
desvirtuar el análisis y, sobre todo, el repudio de las consecuencias nefastas de los cen-
tros offshore como paraísos fiscales, sin ignorar la connivencia de los poderes finan-
cieros de los grandes países.
En el contexto internacional actual, hay quienes destacan la dificultad técnica para
determinar objetivamente cuándo un territorio o jurisdicción merece por razón de su
régimen tributario el calificativo de paraíso fiscal, como zona, territorio o país fiscal-
mente privilegiado, por lo que tal calificativo supone una valoración política, ya que
DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE PARAÍSOS FISCALES 67

tal realidad tiene también sus defensores dentro de una concepción ultraliberal de la
economía y la política. Simplificando, digamos que en estas páginas con los términos
paraíso fiscal o centro financiero extraterritorial nos estamos refiriendo principalmen-
te a determinados microestados como Luxemburgo, Andorra o Liechtenstein; entida-
des infraestatales en islas como las Caimán o las del Canal de La Mancha, o en encla-
ves costeros como Gibraltar, además de incluir a un país singular como Suiza, los
cuales, mediante regímenes jurídicos opacos y reglamentaciones muy laxas, ofrecen
exenciones y beneficios atractivos para las transacciones financieras de personas acau-
daladas o de sociedades registradas que ni residen ni comercian en ese territorio; es
decir, realizan una actividad offshore o extraterritorial, desligada de la economía local.
En la realidad que los medios de comunicación nos muestran, representada por los
escándalos financieros y las investigaciones sobre el blanqueo de capitales ilícitos, des-
taca como característica fundamental de los paraísos fiscales que, ante todo, son «es-
pacios sin ley utilizados por las finanzas internacionales para sus propios fines», en ex-
presión de un miembro del Consejo Científico de Attac-Francia. Ése es el común
denominador que revelan todos los casos conocidos, a veces en apariencia sin víncu-
los directos con las finanzas mundiales, pero cuyo análisis detenido descubre la trama
oculta que pasa siempre por los centros financieros offshore. Por ejemplo, el caso del
petrolero Erika que naufragó frente a las costas francesas hace pocos años revela to-
dos los ingredientes de los paraísos fiscales como son la evasión fiscal, el blanqueo de
capitales o el logro del máximo lucro mediante las argucias de la «ingeniería contable»
de las corporaciones transnacionales y sus sociedades offshore constituidas para efec-
tuar simplemente transacciones legales o ilegales: la carga de Total Elf France se re-
vendía a un precio irrisorio a Total Elf Bermudas, que la revendía a su vez a su filial
italiana encargada de transportarla, revirtiendo la diferencia a una caja negra de la cor-
poración, gracias a una sociedad tapadera. Y en el caso de las participaciones prefe-
rentes en sociedades registradas en offshore por bancos y cajas de ahorro españolas,
como en otros casos que analizaremos, veremos también el importante papel de los pa-
raísos fiscales extraterritoriales en la especulación financiera a bajo coste, que pueden
representar una amenaza incluso para el equilibrio financiero del sistema global.
3
LOS PARAÍSOS FISCALES AMENAZAN LA ESTABILIDAD
FINANCIERA

A finales del año 2000, las Bahamas habían generado un PIB cercano a los 4.700
millones de dólares y disponían de unos activos bancarios por un valor próximo a
los de Bélgica, que había alcanzado un PIB lógicamente muy superior, de más de
253.000 millones de dólares; es decir, 50 veces mayor. Y los activos bancarios de otro
notorio paraíso fiscal como las islas Caimán, con un PIB anual de casi 900 millones
de dólares, superaban a los de la banca en Francia, un país con un PIB anual de unos
1,4 billones de dólares, casi 1.600 veces superior. Durante la última década, este in-
cremento del volumen financiero de las operaciones y de los depósitos de activos de
estos micropaíses o territorios convertidos en paraísos fiscales ha dado origen a un
mercado financiero extraterritorial o específico para no residentes. Este mercado fi-
nanciero especializado fomenta y al mismo tiempo se nutre de la especulación con-
tinuada que tiene lugar en los mercados de divisas y en los mercados de valores,
como revelan los sucesivos escándalos financieros de alcance transnacional, desde la
quiebra del Bank of Credit and Commerce International, el tristemente famoso
BCCI en 1991, a los casos de «ingeniería contable» como los de la multinacional ita-
liana Parmalat Finanziaria en 2004 o de Enron Corporation en 2001; y las operacio-
nes con las participaciones preferentes de las sociedades offshore de las cajas de aho-
rro y bancos españoles
El desarrollo alcanzado por los paraísos fiscales offshore va parejo con la integra-
ción de los mercados financieros de todo el mundo y con el predominio de las finan-
zas sobre la economía productiva y sobre la vida social y política en general. De ahí
que, para la comprensión y explicación del fenómeno de los paraísos fiscales extrate-
rritoriales, tengamos que exponer la dimensión e instrumentos del sector de la finan-
ciación offshore, esbozando las características básicas de los flujos financieros que vincu-
lan los paraísos fiscales con los mercados mundiales, que están en la raíz de los
desequilibrios y de la inestabilidad del sistema financiero, a la que contribuyen como
atestiguan las crisis financieras habidas, según el análisis del Foro de Estabilidad Fi-
nanciera (FSF) y de los expertos del FMI en sus informes de junio de 2000.
70 LOS PARAÍSOS FISCALES

El mercado de la financiación offshore


En primer lugar hay que subrayar que resulta harto difícil conocer la realidad fi-
nanciera de los paraísos fiscales y de la actividad financiera destinada a no residentes,
aunque se hayan efectuado estimaciones que se aproximen y a menudo se apunten ci-
fras de fuentes desconocidas. Ello es así, por una razón sencilla a menudo olvidada,
como es que la insuficiencia legislativa que impera en los centros offshore y la ausen-
cia de tributación tienen como consecuencia el desinterés de las autoridades por la
recogida de datos de las sociedades y demás entidades. Además de que, precisamen-
te por la opacidad y secretismo que caracterizan a estas actividades, son los datos ne-
gativos los que afloran a la luz pública con las crisis financieras, las bancarrotas, la
evasión fiscal y la delincuencia financiera los que nos acercan a su verdadera dimen-
sión económica.

Una realidad económica soterrada

Los expertos del FMI destacan, en el Informe referido de junio de 2000, que la ma-
yor fuente de información disponible de la actividad bancaria de los paraísos fiscales
son los datos recogidos por el Banco Internacional de Pagos de Basilea (BIS) que, sin
embargo, resulta incompleta por varias razones:

• Primero, la información recogida se limita a los principales centros financieros


offshore; los pequeños como Bermudas, Liberia, Panamá, etc., no informan a los
fines del BIS alegando que va en aumento la no-información de estos centros fi-
nancieros, mientras que las quejas sobre la información están declinando.
• En segundo lugar, de los centros financieros offshore que informan, el BIS no re-
coge los datos sobre la nacionalidad de los prestamistas o depositarios en bancos
o de los bancos intermediarios.
• En tercer lugar, tanto para los centros extraterritoriales (para no residentes)
como para los territoriales (para residentes), no se dispone de información sobre
las transacciones gestionadas de modo extracontable (off the balance sheet), de la
cual la información extraoficial, ocasional y parcial sugiere que su magnitud es
varias veces mayor que la de la actividad contabilizada.

Además, como subraya el FMI, gran parte de la actividad offshore es extracontable


o de fiducia y no queda reflejada en las estadísticas, que tampoco recogen en absolu-
to los datos sobre la significativa magnitud de los activos mantenidos por las institu-
ciones financieras no bancarias, tales como las compañías aseguradoras; y no se dis-
pone tampoco de ninguna información sobre activos pertenecientes a los fondos de
inversión colectiva y a los fondos de pensiones, así como de fideicomisos y de las so-
ciedades instrumentales o corporaciones de negocios internacionales (IBCs, en siglas
en inglés) cuyos propietarios-beneficiarios normalmente no están sometidos a ningu-
na obligación de informar. Algunas otras fuentes, como el Informe Edwards de 1998
LOS PARAÍSOS FISCALES AMENAZAN LA ESTABILIDAD FINANCIERA 71

para el Gobierno británico, aportan algunos datos e indicaciones de la magnitud de


los negocios en las islas del Canal y en la isla de Man (OFCs. IMF Background, 18).
Desde luego, resulta bastante comprensible esta dificultad de obtener una infor-
mación cuantitativa oficial totalmente completa y fiable, porque por definición la fi-
nanciación offshore de los paraísos fiscales surgió precisamente, como nos dice el FMI,
para la plena libertad de acción del capital, incluida su utilización para la evasión fis-
cal y el blanqueo de capitales de origen ilícito. Además, en la actual situación de las
relaciones económicas internacionales, se mezclan todos los flujos financieros: desde
las operaciones especulativas y relacionadas con los intercambios comerciales, hasta el
dinero procedente de negocios ilícitos o del fraude fiscal y las transferencias para in-
versiones directas legales. Por consiguiente, la carencia de controles e instrumentos
multilaterales de regulación y seguimiento de todo el espacio financiero internacional
lo convierte en tierra de nadie, sobre todo por la ausencia de voluntad política para
exigir la transparencia y explotar la información disponible en los registros informáti-
cos de las cámaras de compensación internacional interbancaria que permitiría al me-
nos un cierto control de las operaciones financieras transnacionales.

El volumen financiero de los paraísos fiscales

Pese a todas las dificultades e imprecisiones de las cuantificaciones, algunas esti-


maciones solventes disponibles recogen la magnitud del volumen financiero que re-
presentan los centros financieros extraterritoriales. A este respecto, con las reservas
expresadas sobre las dificultades para conocer el volumen real, y efectuando cálculos
de manera incompleta sobre las estadísticas disponibles, los expertos del FMI indican
que la banca extraterritorial realiza una actividad considerable que, sobre datos del
BIS para los 42 centros financieros extraterritoriales identificados por el FSF, el volu-
men de activos transnacionales contabilizados ascendía a unos 4,6 billones de dólares
a finales de junio 1999 (un 50 por 100 del total de activos transnacionales), de los cua-
les 0,9 billones estaban en el área del Caribe, un billón en Asia y la mayor parte del
resto de 2,7 billones correspondía a los centros financieros internacionales, principal-
mente Londres, las «Facilidades Bancarias Internacionales» (IBFs) de EE.UU. y el Ja-
pan Offshore Market (JOM) .
A una cifra global similar llegan las estimaciones de Vito Tanzi, un ex alto ejecuti-
vo del FMI, que cuantifica los depósitos en paraísos fiscales, de las entidades legales
como corporaciones y fideicomisos, en más de cinco billones de dólares (Tanzi, Glo-
balization...) subrayando la imposibilidad de conocer qué parte de la rentabilidad de
esa cuantía ha sido declarada a las autoridades fiscales. Por su parte, en datos de la
ONG Americans for Democratic Actions, sólo los activos financieros de ciudadanos
estadounidenses en offshore alcanzaban los cinco billones de dólares en mayo de 2002,
de los cuales unos tres billones correspondían a depósitos bancarios.
Expertos de la Red por la Justicia Fiscal (Taxjustice Network), según cálculos fia-
bles, estiman el valor de los activos depositados en los paraísos fiscales en más de 11 bi-
llones de dólares, equivalentes a más de un tercio del PIB anual mundial (J. Christen-
72 LOS PARAÍSOS FISCALES

sen, «Tax Avoiders Rob Wealth Of Nation», The Observer, 17 de noviembre de 2002).
Y según Oxfam International, el total de los fondos que pasan anualmente a través de
los sectores de los servicios financieros de los paraísos fiscales es equivalente en térmi-
nos generales al comercio total mundial de bienes y servicios (unos siete billones de dó-
lares) y las pérdidas de ingresos fiscales de los países en desarrollo ascienden por lo me-
nos a 50.000 millones de dólares, más o menos la misma magnitud que los flujos anuales
de ayuda al desarrollo.
En un Informe publicado en mayo de 2003 por una agencia privada (Datamonitor,
2003) centrado sobre los activos de propiedad europea, concretamente los pertenecien-
tes a inversores de Benelux, Francia, Alemania, Italia, España, Reino Unido, y países
nórdicos, se examina a los 13 principales centros offshore que tienen activos europeos,
con datos acerca de la evolución de los fondos de inversión y depósitos. Según el ex-
tracto publicado en internet, concluye que por primera vez en cinco años el mercado
offshore ha decaído durante 2002, cuyo total de depósitos y fondos de inversión y pen-
siones se situó en más de 3,6 billones de euros, es decir, en 3.612.000 millones de euros
en comparación con los 3.691.000 del año anterior. Según dicen, el depósito offshore ele-
gido por los inversores guarda relación con la proximidad de esos centros al mercado
doméstico del inversor. Los europeos representaban el 84 por 100 de todos los depósi-
tos de Dublín (IFSC) y el 72 por 100 de los depósitos de la isla de Man; a los inversores
estadounidenses les correspondían el 62 por 100 de todos los depósitos en las Bahamas
y los inversores asiáticos tenían el 48 por 100 de todos los depósitos de Hong Kong.
En el periodo 2003-2004 se pronostica que los depósitos offshore crecerán un 2,8
por 100 anualmente, el IFCS de Dublín será el de crecimiento más rápido, mientras
que en ese periodo sufrirán una contracción las Bahamas y las Antillas Holandesas.
Los fondos de inversión colectiva crecerán algo más lentamente, en torno al 4,4 por
100 anual. Las Bermudas y las islas Vírgenes Británicas estarán entre los centros de
crecimiento más rápido, mientras las Bahamas se quedarán atrás. Dada la conocida di-
ficultad de disponer datos de los centros offshore, cabe preguntarse sobre sus fuentes
de información en un estudio de investigación del mercado offshore de evidente in-
tención comercial, según se promociona en internet. En todo caso, esta información
para inversores potenciales nos da una idea de la importancia, aunque sean cifras im-
precisas y de dudosa solvencia.
Algunas otras informaciones anuncian una bajada en 2003 de la actividad bancaria
de los paraísos fiscales debido a las medidas que se han ido implantando contra el se-
creto bancario y la evasión fiscal. Un Informe de IBM Business Consulting Services
afirma que tras décadas de complacencia mientras aumentaban los beneficios, la ban-
ca privada se enfrenta a unos costes crecientes y a una caída de los márgenes de be-
neficios. Mientras predice que la actividad bancaria para no residentes de Jersey y
Guernesey caerá en un 5 por 100, los bancos privados de los principales países euro-
peos, incluidos Reino Unido, Francia y Alemania, verán un aumento del 10 por 100
en sus operaciones del sector para residentes. Los directores financieros que respon-
dieron a la encuesta afirman que, mientras el sector offshore podría crecer un 8 por
100 hacia 2005, seguiría quedando detrás de las operaciones con residentes cuyo au-
mento predicen que será del 25 por 100 hacia ese año (BBC, 12 de mayo de 2003).
LOS PARAÍSOS FISCALES AMENAZAN LA ESTABILIDAD FINANCIERA 73

De estas aproximaciones cuantitativas se evidencia que la actividad financiera para no


residentes u offshore representa una cuota muy relevante de los mercados financieros mun-
diales, un sector integrado plenamente en el sistema financiero global, como veremos.

Instrumentos financieros extraterritoriales


Para comprender plenamente el desarrollo de la financiación para no residentes
que se realiza en los paraísos fiscales extraterritoriales, hemos de recordar el carácter
sustancial que tiene la especulación financiera dentro de la economía actual, una de
cuyas manifestaciones es la aparición y difusión de nuevos productos financieros y de
nuevos instrumentos que surgen y se desarrollan gracias a las facilidades que aportan
los centros financieros offshore.
Sabemos que el actual sistema de mercados de capitales globalizados produce al
mismo tiempo incertidumbre e inestabilidad, que son a su vez la base de la especula-
ción que crea nuevos conceptos financieros, nuevos «productos» sobre los que especu-
lar y nuevas modalidades o herramientas operativas; y paradójicamente el sistema in-
venta medios de neutralizar esa incertidumbre, que inmediatamente «metaboliza»
haciéndolos a su vez objeto de negociaciones especulativas. Y de ahí que la inserción
de los paraísos fiscales offshore resulte consubstancial a esta dinámica como medio de
aportar mayor seguridad a los operadores financieros, reduciendo sus «costes fiscales»
(menos impuestos) y otorgándoles mayor margen operativo (menos reglamentaciones)
y, por tanto, mayor libertad de acción en sus transacciones arriesgadas. Podría afir-
marse que cuanto mayor es el riesgo de las operaciones especulativas mayores proba-
bilidades habrá de que esté implicada la actividad extraterritorial de un paraíso fiscal.
Los llamados derivados y los fondos de inversión de alto riesgo ejemplifican bien la
vinculación de los paraísos fiscales con la especulación financiera.

Los productos derivados extrabursátiles

Las operaciones con productos financieros derivados suelen tener su base fre-
cuentemente en los paraísos fiscales, según registran los informes del FMI referidos,
precisamente por las incertidumbres que encierra su elevado riesgo y su alta rentabi-
lidad previsible, que les hacen ser objeto de especulación. Como vimos en el capítulo 1,
estos productos financieros llamados derivados constituyen una expresión de la especu-
lación consubstancial a los nuevos mercados financieros y son quizás el instrumento
financiero más significativo. Como indica su denominación, su valor depende o, me-
jor dicho, deriva (y de ahí su denominación) del precio de un activo subyacente, cuya
valoración le sirve de base, bien sea una moneda o divisa, una acción de una empresa,
un índice bursátil o el precio de una materia prima (petróleo); este precio del título
subyacente está siempre referido a una fecha futura prevista. Cuando llega esa fecha,
el producto financiero derivado da derecho a la adquisición del título subyacente,
pero, si no hay obligación de adquirirlo, en ese caso tenemos una «opción», que ha-
74 LOS PARAÍSOS FISCALES

remos valer si nos resulta favorable; y si se impone la obligación de adquirir el título


subyacente, es el caso de los «futuros»; es decir, se cumple la apuesta.
Durante la década de los noventa, el informe del FMI referido indica que tuvieron
gran desarrollo las operaciones de productos derivados «extrabursátiles» (over-the-coun-
ter derivative), que se concentran principalmente en determinados centros offshore que
gestionan un mayor volumen financiero. La denominación hace referencia a que las ne-
gociaciones se realizan actualmente por teléfono o vía telemática, de un modo informal,
más que en una bolsa o mercado formal; y ello como consecuencia de los riesgos sus-
tanciales que conllevan estos productos derivados, porque se plantean muchas cuestio-
nes no resueltas en las legislaciones, por los problemas de liquidez, los asuntos relacio-
nados con las liquidaciones o por razón de la contraparte; cuestiones todas que
requieren además de una legislación permisiva, una infraestructura de centros financie-
ros con servicios desarrollados, donde tienen mayor utilización.
Aunque las operaciones con derivados extrabursátiles han crecido entre los centros
financieros internacionales, con ventajas fiscales específicas para no residentes, tanto en
los EE.UU. como en el mercado japonés de offshore, según los datos disponibles por el
FMI, se localizan en cierta medida en los centros offshore con importantes mercados fi-
nancieros. En muchos otros casos, las transacciones de derivados concertadas en otros
países son contabilizadas por razones fiscales o de normativas más livianas, en determi-
nados paraísos fiscales, donde resultan más provechosas y rentables. Por tanto, son un
ejemplo más de que la financiación offshore, asociada estrechamente a la actividad de to-
dos los centros financieros radicados en paraísos fiscales o en los países centrales del sis-
tema, representa un rasgo básico de la globalización de las finanzas mundiales.
Según los datos del BIS que ya comentamos, en los últimos años las operaciones de
los llamados derivados registran aumentos considerables por el aumento de la especu-
lación financiera, de modo que durante el año 2002 el volumen de contratos negocia-
dos sobre derivados, futuros y opciones, se aproximó a los 700 billones de dólares. En
conjunto, durante el 2002 ese sector tuvo un crecimiento de un 17 por 100, un au-
mento menor que el que había obtenido durante 2001, que fue del 55 por 100; y es-
tos datos se refieren sólo a los contratos cuyo seguimiento efectúa el BIS, es decir, a
las operaciones negociadas en bolsa y extrabursátiles. No obstante, en este estudio se
destaca que la mayor parte de este mercado extrabursátil no lo controla el Banco de
Basilea, siendo desconocido su volumen porque se desarrollan las transacciones en los
centros financieros extraterritoriales (BIS, Quaterly Review, marzo de 2003).
En otras palabras y desde otro ángulo, la carencia de controles informativos y es-
tadísticos en los paraísos fiscales tiene consecuencias graves para el funcionamiento
del sistema. Según un estudio del Banco de Inglaterra al que nos referiremos después
más detenidamente, el BIS, que es la fuente de información oficial sobre la actividad
bancaria mundial, no registra el volumen de las transferencias de riesgos que tienen lu-
gar desde los centros financieros internacionales a los centros offshore, que está mate-
rializado en las posiciones deudoras acumuladas en estos centros offshore, y que son
generadas tanto por las operaciones sobre derivados como por el aseguramiento de los
créditos (Dixon, 108). De ahí que pueda sostenerse que los centros offshore represen-
tan una amenaza latente y permanente para la estabilidad financiera.
LOS PARAÍSOS FISCALES AMENAZAN LA ESTABILIDAD FINANCIERA 75

Los hedge funds o fondos de inversión de alto riesgo

Los hedge funds o fondos de inversión de alto riesgo y sus nuevas modalidades ope-
rativas son otro ejemplo de los instrumentos financieros especulativos basados en los
paraísos fiscales de los centros financieros extraterritoriales y de cómo esos instru-
mentos especulativos expanden las dimensiones de los mercados financieros. Los fon-
dos de inversión de alto riesgo, de cobertura o fondos especulativos, también deno-
minados fondos offshore o extraterritoriales, en realidad son fondos de inversión
colectiva participados por un reducido número de empresas, por otros fondos de in-
versión o de pensiones o personas millonarias, que en su actuación carecen de otros
límites que los impuestos por sus propias normas internas (Estefanía, Diccionario,
124). Fueron muy comentadas en años pasados las actividades especulativas del Quan-
tum Funds del conocido financiero George Soros, registrados en el paraíso fiscal de
las Antillas Holandesas, que en su momento fue acusado por las autoridades de Ma-
lasia y Tailandia de haber agravado la crisis financiera en los años 1997-1998. Duran-
te los primeros meses de 2003, algunos medios de comunicación españoles informa-
ron que la Bolsa española registró compras especulativas de acciones de la
multinacional española Dragados y Construcciones por parte de estos fondos de alto
riesgo, en un periodo de incertidumbre acerca de la propiedad accionarial mayorita-
ria de la empresa constructora también española ACS sobre aquella otra empresa
constructora. Esas operaciones tuvieron lugar en la jurisdicción española, aunque pa-
radójicamente la constitución de estos fondos no esté hasta la fecha (marzo de 2004)
autorizada por la legislación española que, sin embargo, no impide su participación en
los mercados españoles; es decir, no se comercializan en el mercado español, pero sí
tienen presencia en el mismo.
Las características de este tipo de fondos de inversión muestran su naturaleza in-
trínsecamente especulativa y su «carácter offshore»; es decir, su existencia está ligada
a la financiación para no residentes, propia de los paraísos fiscales. Tres notas definen
su importancia en la financiación extraterritorial:

• En primer lugar, aunque nacieron en la posguerra mundial, su desarrollo tuvo lu-


gar en la década de los noventa, en que la combinación de riesgo y rentabilidad
adquirió altos niveles de sofisticación en su búsqueda de obtención de un bene-
ficio, independientemente de lo que ocurra en el mercado en el que invierten.
Como fondos de inversión especializados, utilizan herramientas poco convencio-
nales como «vender en corto» (venta de acciones sin tenerlas en espera de re-
comprarlas a menor precio), negocian con opciones y futuros, utilizan el apalan-
camiento o endeudamiento excesivo para obtener mayores rendimientos, y el
arbitraje o aprovechamiento de diferencias de precios entre mercados, para com-
pras de deudas o acciones de sociedades infravaloradas, poco conocidas o en reor-
ganización, «tomas cortas o largas» en empresas y demás modalidades ingeniosas
de operaciones financieras. En términos globales, sus resultados históricos resul-
tan superiores a los fondos más convencionales o tradicionales. El 70 por 100 de
los hedge funds existentes en el mundo tienen menos de siete años de vida y se
76 LOS PARAÍSOS FISCALES

estima que su número alcanzó los 6.000 hedge funds, que gestionaron más de 800
billones de dólares en el año 2003 (El País, 7 de marzo de 2004).
• En segundo lugar, esa magnitud de 800 billones de dólares resulta verosímil porque
es una práctica casi consubstancial a estas instituciones financieras, su intervención
en los mercados mediante altos niveles de leverage o «apalancamiento», es decir, la
búsqueda de elevadas rentabilidades mediante la utilización del endeudamiento en
cuantía muy por encima de sus recursos propios. En algunos casos, estos fondos han
alcanzado un nivel de endeudamiento diez veces superior a su patrimonio. Con un
capital de 4.800 millones de dólares, el famoso fondo de cobertura o hedge fund,
Long Term Capital Management (LTCM), registrado en el paraíso fiscal de las islas
Caimán, a finales de 1998 manejaba activos por valor de 125.000 millones de dólares.
– El LTCM estaba especializado en la negociación con bonos mediante el «arbi-
traje», otra modalidad operativa también propia de estos fondos, consistente en
la compra y venta cruzada, simultánea, de los mismos valores, títulos o divisas en
mercados diferentes para beneficiarse de la diferencia de precios; todo ello me-
diante intervención de programas de ordenador sobre la base de precios de com-
pra y venta prefijados de modo que las órdenes dadas se ejecutan cuando se ob-
serva una diferencia entre el valor técnico prefijado y el de los mercados de un
determinado «producto» financiero.
• En tercer lugar, resulta evidente que esas modalidades operativas se ven posibilita-
das por estos fondos de alto riesgo que efectúan ordinariamente sus operaciones
con la cooperación de paraísos fiscales, donde tienen su «residencia» más de dos
tercios de estos fondos, con el fin de escapar a cualquier regulación nacional sobre
todo bancaria o financiera y aprovecharse de las ventajas fiscales. Al parecer, sólo
el 29 por 100 están domiciliados en los EE.UU., donde disfrutan del privilegio de
no estar sujetos a los controles de la Securities and Exchange Commission (SEC),
la Comisión de Valores estadounidense, ni a las normas contables de este país res-
pecto al nivel de endeudamiento y demás modalidades operativas. Como lugares
preferidos para el registro de los hedge funds destacan las islas Vírgenes Británicas
y las islas Caimán. Con frecuencia, aunque estos fondos estén registrados en los pa-
raísos fiscales, su gerencia está radicada en los principales centros financieros in-
ternacionales, como Londres o Nueva York, o en su proximidad.

Los flujos financieros vía offshore


Es un hecho que los centros financieros extraterritoriales se han convertido en una
parte importante del sistema financiero internacional, como acredita un estudio docu-
mentado del Banco de Inglaterra de 2001 (Dixon, Financial flows via offshore financial
centers as part of the international financial system), que analiza los flujos financieros que
se producen o transitan vía los centros financieros offshore. El objetivo de ese estudio es
demostrar que, a partir de los datos disponibles de los bancos registrados por el BIS, se
puede analizar la situación o la coyuntura para un seguimiento apropiado de la estabili-
dad financiera global. El Banco de Inglaterra, según se informa, ha explorado los flujos
LOS PARAÍSOS FISCALES AMENAZAN LA ESTABILIDAD FINANCIERA 77

que pasan a través de los centros financieros extraterritoriales, con el objetivo de perci-
bir las posibles derivaciones evolutivas del sistema financiero internacional y de este
modo atisbar sus riesgos potenciales para éste.
Esta investigación y este análisis, ante todo, ponen de manifiesto la relevancia que
han adquirido los paraísos fiscales en el sistema financiero y su incidencia en la propia
estabilidad del sistema mundial; aunque uno de los problemas con que tropieza sea,
sobre todo, la escasa disponibilidad de datos. Por tanto, las estadísticas disponibles
dan sólo una imagen parcial de los flujos financieros que pasan por los centros extra-
territoriales, basada en las posiciones deudoras o acreedoras contabilizadas, referidas
a los bancos que operan en el área o conjunto de bancos que aporta información al
BIS. Sin embargo, el estudio indica que esos datos disponibles representan la fuente
más completa de información coyuntural, además de otras fuentes complementarias
importantes sobre los flujos de capital; como lo son también para ciertos puntos, los
Informes Edwards (1998) y de KPMG (2000) para el Gobierno británico sobre las de-
pendencias y territorios ultramarinos del Reino Unido y las islas Bermudas. En cual-
quier caso, esta información resulta muy valiosa porque las posiciones deudoras, con-
tabilizadas y extracontables, respecto a las contrapartes de otros países, proporcionan
un enlace a través del cual se transmiten los shocks financieros y económicos; y, por
esta razón, el Banco de Inglaterra viene efectuando el seguimiento del agregado de las
posiciones deudoras bancarias transnacionales, utilizando esta información para la
evaluación de los riesgos potenciales para la estabilidad financiera del sistema.

El complejo mundo extraterritorial

Al margen del objetivo técnico específico del referido estudio, la información que
aporta representa una fuente de datos enjundiosos para nuestro propio análisis sobre
la realidad financiera de los paraísos fiscales y su vinculación al sistema global.
Según el BIS, a finales de 2000, un 8 por 100 aproximadamente, es decir, 850.000
millones de dólares, de los préstamos internacionales son referidos a entidades regis-
tradas en los denominados centros financieros extraterritoriales. Estos créditos se han
duplicado casi desde 1990 hasta 2000, reflejando el crecimiento de la actividad banca-
ria transnacional que ha sido rápido, con la interrupción que siguió al colapso del fon-
do de inversión de alto riesgo o hedge fund, Long Term Capital Management (LTCM);
es decir, el volumen de las transacciones financieras con los paraísos fiscales se ha du-
plicado durante la década de los noventa y, durante ese proceso, algunos centros fi-
nancieros offshore se convirtieron en grandes centros financieros internacionales. Así
mismo, los datos sugieren que por las filiales bancarias en los centros financieros off-
shore podría estar pasando una parte sustancial de la actividad bancaria extracontable,
que no está cubierta por los datos recopilados internacionalmente.
Sin entrar en las cuestiones del blanqueo de capitales ilícitos, la competición fiscal y
los problemas sobre la regulación y supervisión financiera asociadas a la actividad extra-
territorial, el estudio del Banco de Inglaterra se plantea el problema técnico de que, te-
niendo en cuenta la capacidad de estos centros offshore para dar respuestas rápidas a las
78 LOS PARAÍSOS FISCALES

cambiantes necesidades de los mercados internacionales, los datos sobre el negocio de in-
termediación de los paraísos fiscales podrían alertar del riesgo de desequilibrios conta-
giosos en las finanzas globales. Y concluye que, teniendo en cuenta que la intermediación
financiera que prestan las entidades registradas en muchos centros financieros extraterri-
toriales es casi enteramente de «zona franca o de reexportación» (entrepôt), el modelo de
flujos financieros que pasa por ellos podría darnos ocasionalmente una lectura más clara
de la evolución previsible que la que nos dan los datos sobre los flujos a través de otros
centros financieros internacionales, como Londres y Nueva York, en los que tiene mayor
importancia su actividad relacionada con la economía interna.
En otras palabras, desde nuestro análisis, percibimos que el Banco de Inglaterra
está admitiendo que el volumen de los depósitos financieros y las transacciones con los
paraísos fiscales alcanza tal nivel y presenta tal carácter volátil, que su mejor conoci-
miento permitiría prever los posibles desequilibrios y eventuales amenazas de crisis del
sistema internacional.

Bancos, fondos y sociedades offshore

En este análisis del Banco de Inglaterra que resumimos, se parte de los tres tipos
significativos de actividad financiera realizada por las entidades con base en los paraí-
sos fiscales, como son la banca, la gestión de fondos de inversión y los seguros; activi-
dades cuya valoración estimada vemos en el cuadro 1 referida a cuatro centros finan-
cieros extraterritoriales importantes.

Cuadro 1. Actividades financieras desarrolladas en los principales centros offshore


(en miles de millones de $)
Bermudas Islas Vírgenes Brit. Caimán Depend. de la Corona
Banca
Activos 17 3 782 364
N.º bancos autoriz. 3 13 450 216
Gestión fondos
Fondos gestionados 37 55 196 103
N.º fondos 1.301 1.684 2.298 n/c
Actividad hedge funds
Activos gestionados 13 33 44 2
N.º fondos 136 204 367 31
Sociedades y SPVs
N.º s. exentas 11 250 35 46
Oblig. respaldadas 4 1 115 38
Seguros
Activos en seguros 132 n/c 10 33
Primas anuales 30 0,25 n/c 9
Fuente: BIS y otras.
LOS PARAÍSOS FISCALES AMENAZAN LA ESTABILIDAD FINANCIERA 79

Un gran número de bancos extranjeros dispone de licencia en los centros finan-


cieros internacionales, aunque tienen escasa o ninguna presencia en el sector bancario
interno, local, como veremos en el capítulo 4. Uno de los mayores centros bancarios
del mundo, como ya hemos reseñado, son las islas Caimán por el número de entidades
autorizadas y por el importe de los activos externos depositados; y en las dependen-
cias de la Corona británica en el Canal de la Mancha hay autorizados más de 200 ban-
cos. Los bancos constituidos en las jurisdicciones territoriales de los países establecen
a menudo filiales en los centros offshore para que funcionen como «centros contables»
(booking centres), es decir, como meros registros de las operaciones concertadas y ges-
tionadas en otro país; y para prestar servicios de administración de fondos, de fidei-
comisos y de banca privada. Y algunas corporaciones multinacionales establecen ban-
cos offshore «de la casa» para gestionar las operaciones de intercambio de divisas o
para facilitar la obtención de financiación. La importancia financiera de los activos
bancarios se evidencia claramente en el cuadro 2.

Cuadro 2. Centros financieros clasificados por los activos externos en bancos a finales
de 2000 (en miles de millones de $)

Reino Unido.................................................................................................................... 2.095


Japón .............................................................................................................................. 1.199
Alemania ........................................................................................................................ 975
Estados Unidos .............................................................................................................. 951
Islas Caimán .................................................................................................................... 782
Suiza ................................................................................................................................ 740
Francia ............................................................................................................................ 640
Luxemburgo .................................................................................................................. 510
Hong Kong .................................................................................................................... 450
Singapur .......................................................................................................................... 424
Holanda .......................................................................................................................... 290
Bélgica ............................................................................................................................ 285
Bahamas .......................................................................................................................... 276
Fuente: BIS.

Según estos datos del BIS, las islas Caimán se sitúan en el quinto puesto de esta cla-
sificación como centro financiero mundial, seguido de Suiza en sexto lugar; ambos por
encima de Francia. Luxemburgo en el octavo puesto en depósitos también sobresale si
tenemos en cuenta que, geográficamente, es un latifundio. Con relación a las otras di-
mensiones de las finanzas, los centros financieros extraterritoriales son también grandes
centros para el establecimiento y administración de fondos de inversión colectiva y de
pensiones, gestionando fondos por un valor en torno a los 400.000 millones de dólares
(diciembre de 2000). Sin embargo, se apunta en el estudio referido que los activos de los
fondos de inversión en todo el mundo se valoran en unos 12 billones de dólares, por lo
que es evidente que los centros offshore sólo tienen una pequeña parte.
80 LOS PARAÍSOS FISCALES

Hay que tener presentes las especialidades propias de cada centro financiero ex-
traterritorial. Así, los fondos de inversión de alto riesgo tienen como lugares preferidos
las islas Vírgenes Británicas y las islas Caimán. Y algunos centros financieros extrate-
rritoriales, en particular las islas Bermudas, disponen de un amplio sector de seguros
internacionales, incluidas compañías de seguros de vida y de reaseguros y también
compañías de seguros «cautivas» o del propio grupo empresarial. El negocio de los se-
guros se originó y desarrolló en las islas Bermudas durante los años sesenta, gracias a
su favorable entorno normativo. Actualmente, este centro financiero dispone de unos
activos de seguros que totalizan más de 130.000 millones, por encima del 30 por 100
de las compañías de seguros «cautivas» (captive) del mundo, pertenecientes a un gru-
po empresarial, y algunas de las mayores reaseguradoras de catástrofes del mundo. Es
el caso del Grupo Repsol YPF que, por medio de YPF International S. A., tiene en las
Bermudas una compañía reaseguradora Greenstone Assurance, Ltd., según consta en
la Memoria del Grupo para 2003.
Son muchos los centros financieros offshore que resultan atractivos para la consti-
tución de sociedades, por los bajos costes asociados a su establecimiento junto con un
entorno fiscal favorable. Por ejemplo, el Informe de KPMG del año 2000 estima que
el 45 por 100 de las corporaciones de negocios internacionales (IBCs) están constitui-
das en las islas Vírgenes Británicas. En este próspero paraíso fiscal de 17.500 habitan-
tes y un PIB de 260.000 dólares, colonia británica con autogobierno, con el dólar
como moneda de curso legal, a treinta minutos de vuelo desde Puerto Rico, tenía re-
gistradas 350.000 sociedades offshore en 2001 (Atlaseco, 340) exentas de impuestos so-
bre beneficios, a las que la legislación local no les exige revelar la identidad del pro-
pietario beneficiario y que basta un accionista para su constitución.
Son aspectos todos de gran interés que prueban cómo los paraísos fiscales están in-
mersos, pues, en el entramado de las finanzas mundiales, con su oferta diferenciada.
Y sólo como centros especializados en las operaciones financieras gestionadas en nom-
bre de titulares no residentes puede entenderse su funcionalidad; aunque ocasionen
disfunciones para el sistema y, sobre todo, amparen e incentiven la especulación en los
mercados, generando consecuencias nefastas para amplios sectores de las poblaciones
del mundo como la promoción de la evasión fiscal o el blanqueo de dinero sucio, me-
diante la agravación de las crisis financieras, según nos ilustran los expertos del FMI.

Los riesgos de la especulación financiera


Que el sistema financiero internacional es inestable y propenso a las crisis es una
realidad que forma ya parte de la experiencia de la globalización neoliberal, conocida
y sufrida particularmente en algunas regiones del mundo, cuyas poblaciones han vivi-
do sus duras consecuencias. Resulta muy expresivo que actualmente (noviembre de
2003) en la web del Banco Internacional de Pagos de Basilea, en la ficha sobre el Foro
de Estabilidad Financiera, que desde 1999 agrupa a altos representantes de los minis-
terios de Hacienda de los países del G-7, del FMI, Banco Mundial y determinados
bancos centrales, se indique entre los «instrumentos de referencia» una lista para con-
LOS PARAÍSOS FISCALES AMENAZAN LA ESTABILIDAD FINANCIERA 81

tactos de emergencia (Crisis Management Contact List), precisando que se trata de la


relación de varias autoridades financieras en unos 30 países para el contacto urgente
ante la eventualidad de una crisis financiera (Factsheet, Financial Stability Forum, en
www.bis.org).
Durante los casi cuarenta años siguientes a la Segunda Guerra Mundial nadie más
que los bancos centrales y las autoridades supervisoras de los Estados prestaban aten-
ción al sistema bancario, porque la legislación y las normativas, junto con los seguros
de depósitos, aseguraban la actuación prudencial de cualquier banco y entidad finan-
ciera. Sin embargo, en las últimas dos décadas la salud y la solidez de los sistemas ban-
carios y financieros ocupan el centro del escenario de las finanzas internacionales, por-
que las sucesivas crisis de instituciones y países desde la crisis de la deuda externa en
los ochenta han revelado la inestabilidad del sistema globalizado. Las crisis financie-
ras no solamente han sido costosas para la economía y las poblaciones con quiebras
bancarias y cierres de empresas y empobrecimiento de amplios sectores incluso de la
clase media como en el caso de Argentina, sino que han puesto en entredicho las po-
líticas monetarias de los Estados incapaces de afrontar estas situaciones con eficacia.
En 1996, Stanley Fischer, un ex alto directivo del FMI, apuntaba algunas causas
dignas de ser reseñadas. En primer lugar, una de las principales razones por las que las
crisis se habían hecho más corrientes en los noventa es porque se ha introducido la
desregulacion financiera en el ámbito estatal, antes de que se estableciera un marco
adecuado de regulación y de supervisión a nivel multilateral. Otra causa detectada es
la innovación financiera, generadora de nuevos productos e instrumentos apenas com-
prendidos por las autoridades supervisoras de los Estados y fuera de su control y al-
cance, porque generalmente operan desde centros offshore. Un tercer factor explicati-
vo de las crisis es la aplicación de la liberalización financiera, eliminando los controles
sobre el capital, antes de que estuviera asegurado un sistema financiero interno sano y
políticas macroeconómicas sanas (Fischer, Central Banking: the challenges ahead, Fi-
nancial System Soundness, en www.worldbank.org).
Como ha señalado Michel Camdessus, cuando aún era director general del FMI, se
trate de un país grande o pequeño, toda crisis puede adquirir proporciones sistémicas
debido al contagio a través de los mercados financieros globalizados (Conferencia en
Madrid, 27 de noviembre de 1999). La política y la regulación en cada país inciden en
los demás porque la globalización es efectivamente un prodigioso factor que acelera y
amplifica las repercusiones internacionales de las políticas internas para bien o para
mal. Al destacar el papel prominente del sector privado, es decir, de las instituciones
financieras y de las grandes empresas, en ambos lados de la relación comercial, como
acreedores y como deudores, Camdessus subraya que, en la comparación de las crisis,
el sector privado tiene actualmente un papel más relevante del que venía teniendo,
porque han surgido mercados financieros y de capital regionales y locales en todo el
mundo y porque en la práctica están todos interconectados. El cruce de los flujos fi-
nancieros hace que la mayoría de los países sean al mismo tiempo deudores y acree-
dores, de ahí la interrelación.
Por consiguiente, los centros financieros offshore con su deficiente regulación y su-
pervisión bancaria, junto con la falta de transparencia y de control, contribuyen a au-
82 LOS PARAÍSOS FISCALES

mentar los riesgos de inestabilidad del sistema financiero. Con su participación como
plataformas desde las que se realizan las operaciones financieras especulativas y me-
diante transacciones opacas de los fondos de inversión colectiva y de los inversores
institucionales, registrados en los paraísos fiscales, generan flujos que hacen peligrar el
equilibrio financiero provocando graves crisis. Subraya Camdessus que «el costo de
muchas de las crisis bancarias de los últimos veinte años ha representado el veinte por
ciento o más del PIB de los países afectados».

La crisis del Sudeste asiático

Aunque había habido otras crisis anteriormente, como la provocada por la deuda
externa en Latinoamérica en 1982 y la crisis financiera de México en 1994-1995, con
sus repercusiones (el efecto tequila) como la primera manifestación de los efectos ne-
gativos de la liberalización brutal y masiva sobre la economía real (Chesnais, La Fi-
nance mondialisée, 215), fue la crisis de los países del Sudeste asiático en 1997 la que
puso de relieve el equilibrio inestable de la globalización financiera y sus riesgos, so-
bre todo para los países no situados en el centro del sistema, con una destacada con-
tribución de la financiación extraterritorial de los paraísos fiscales, según han recono-
cido el FSF y el mismo FMI. Desde luego no puede afirmarse que esta crisis fuera
anunciada, porque estos países llamados «tigres asiáticos» habían tenido índices de
crecimiento próximos al 7 por 100 durante los años noventa transcurridos antes de la
crisis y no presentaban situaciones de elevado déficit público ni hiperinflación.
Es aleccionador e ilustrativo recordar cómo se desarrollaron los acontecimientos,
cuyo desencadenante fue una medida aparentemente inocua. El 2 de julio de 1997 el
Gobierno de Tailandia decidía desligar el baht, su moneda, del dólar; pero mediante
un efecto en cadena todas las monedas de la región se fueron depreciando entre el 20
y el 55 por 100 (la rupia indonesa llegó a perder hasta el 80 por 100 de su valor res-
pecto al dólar) y, entretanto, fueron cayendo las bolsas de Hong Kong y otras de la re-
gión, con su secuela de quiebras de empresas, bancos e instituciones financieras como
consecuencia de esas devaluaciones nacionales. El mecanismo resultó devastador por-
que los bancos y empresas, que habían recibido préstamos denominados en dólares y
que tenían que rembolsar con sus ganancias obtenidas en moneda nacional, al deva-
luarse el tipo de cambio se veían imposibilitados de atender tales deudas en dólares.
Lo cierto es que no había razones económicas para ese hundimiento generalizado,
porque las condiciones de cada economía eran distintas. Si la devaluación inicial del
baht tenía relación con desequilibrios exteriores de la economía tailandesa, que indi-
caban una sobrevaloración de su moneda, las balanzas de pagos por cuenta corriente
de Corea del Sur, de Hong Kong y Taiwán estaban más saneadas y Japón tenía el ma-
yor superávit comercial mundial. El comienzo, pues, fue una crisis de confianza de los
inversores en la estabilidad de las monedas cuya paridad era fija con relación al dólar,
un mecanismo básico para controlar la inflación y asegurar la inversión extranjera.
Pero esa pérdida de confianza fue amplificada por maniobras especulativas, expresa-
das en síntomas similares a otras crisis anteriores: los institutional speculators vendie-
LOS PARAÍSOS FISCALES AMENAZAN LA ESTABILIDAD FINANCIERA 83

ron grandes cantidades de activos financieros con el objetivo de recomprarlos poste-


riormente, pero con el efecto inmediato de provocar un hundimiento de los precios;
varios instrumentos especulativos diversos, incluidas operaciones de opciones y futu-
ros, jugaron un papel clave en la gestación del colapso de los mercados de valores.
Contemplada históricamente, la crisis asiática de 1997 fue potencialmente más de-
vastadora y destructiva que las anteriores. Mientras que en las crisis de 1929 y el crak
bursátil de octubre de 1987, las monedas nacionales permanecieron relativamente es-
tables, la crisis de 1997 por el contrario se caracterizó por el colapso de las monedas
nacionales ante la avalancha de la especulación en gran escala. Una relación casi sim-
biótica entre los mercados de valores y de divisas aparecía, porque los «especuladores
institucionales» no sólo lograban manipular los precios de los títulos sino que mostra-
ban su capacidad para saquear las reservas de divisas de los bancos centrales, soca-
vando a los gobiernos soberanos y desestabilizando las economías nacionales. En pa-
labras del entonces primer ministro de Malasia, Mahathir Mohamad: «Esta
devaluación deliberada de la moneda de un país por los “currency traders” o nego-
ciantes de divisas, por lucro, es una seria negación de los derechos de las naciones in-
dependientes» (Chossudovsky, 1998).
Por otro lado, los intermediarios financieros en el Sudeste asiático con las garantí-
as implícitas de los gobiernos asumieron riesgos elevados (el problema llamado de
riesgo moral) que con la crisis se tradujo no sólo en devaluaciones provocadas por las
fuertes y repentinas adquisiciones de divisas sino en el hundimiento de bancos e ins-
tituciones financieras, endeudadas a través de sus filiales y sucursales en paraísos fis-
cales e incapaces de reembolsar a corto plazo los préstamos contraídos en dólares. La
crisis de confianza de los inversores en la estabilidad de las monedas locales, con pa-
ridad vinculada al dólar, generó una burbuja financiera, con la inflación del valor de
los activos que otorga temporalmente a los sistemas financieros una apariencia de sol-
vencia que no es real. La apariencia, es decir, la burbuja explota tan pronto como los
inversores se inquietan ante la desvinculación de la moneda local al dólar. Y esa in-
quietud desencadena la estampida, puesto que muchos de los préstamos recibidos por
los países del Sudeste asiático eran a corto plazo y de alto riesgo. Estaban asociados,
además, con factores de corrupción política importantes (favores políticos por razo-
nes familiares, cooperación de mafias locales, etc.) que hasta ese momento no habían
sido óbice para las inversiones iniciales porque los problemas eran conocidos, por lo
que las posteriores acusaciones de falta de transparencia resultaban ser un mero ejer-
cicio de hipocresía.
Para completar el cuadro, las medidas de austeridad del FMI contribuyeron a agra-
var la crisis, porque intervino para hacer lo único que sabe hacer en todos los casos:
aplicar el Consenso de Washington y, a cambio de fondos para que se pagaran las deu-
das importantes de los bancos internacionales, impuso la estabilidad monetaria me-
diante la subida de los tipos de interés, la reducción del sector público, los cierres de
empresas y las reducciones de plantillas, paralizando las economías y acentuando
la crisis. Como dijo entonces el recién nombrado primer ministro italiano, Massimo
D’Alema, aludiendo al papel del FMI en esta crisis: «el pariente tenía gripe y le am-
putaron el pie».
84 LOS PARAÍSOS FISCALES

En la perspectiva de los años posteriores, las políticas del FMI en la crisis del Su-
deste asiático han sido analizadas críticamente por J. Stiglitz, que vivió los aconteci-
mientos desde la vicepresidencia del Banco Mundial (1997-2000), explicando cómo se
llegaron a cometer graves errores, opinión compartida por el propio FMI y sobre la
que existe un amplio consenso actualmente. Sostiene Stiglitz que la liberalización de
la cuenta de capital fue el factor individual más importante que condujo a la crisis por-
que «la liberalización de los mercados de capitales sometió a los países en desarrollo
a los caprichos racionales e irracionales de la comunidad inversora, a su exuberancia
y pesimismo irracionales».
Aquel país que lograba voluminosos superávit comerciales con los cuales obtenía
recursos para pagar a sus acreedores foráneos, con el ajuste económico interno que re-
ducía la demanda interna, provocaba la reducción de importaciones, produciendo el
empobrecimiento del vecino y la exportación de la crisis. Al insistir en recomendar po-
líticas contractivas, el FMI exacerbó el contagio, la extensión de la recesión de un país
al siguiente, porque la economía de cada país se debilitaba y se reducían sus importa-
ciones, arrastrando a todo su entorno hacia abajo. A su vez, el crecimiento más lento
en la región desencadenó un colapso en los precios de las mercancías como el petró-
leo, cuyo colapso a su vez causó estragos en las naciones productoras, como fue el caso
de Rusia (Stiglitz, Malestar, 132-144).

La extensión de la crisis a Rusia

En la situación precaria de Rusia, que estaba en plena fase de transición a la eco-


nomía de mercado y a la democracia, con un elevado endeudamiento externo, los ele-
vados tipos de interés provocados por la crisis del Sudeste asiático añadieron una
enorme presión sobre la coyuntura económica y política; y la caída de los precios del
petróleo, cuya exportación era una importante fuente de ingresos para la recaudación
del Estado, provocó la crisis financiera en el verano de 1998. La demanda de petróleo
no sólo no aumentó como se esperaba, sino que de hecho se contrajo, el desequilibrio
entre oferta y demanda se tradujo en una bajada de más del 40 por 100 de los precios
del crudo en el primer semestre de 1998.
Para entonces ya se hacían ver claramente los efectos de las políticas del FMI,
como Stiglitz nos ha relatado minuciosamente. La terapia de choque aplicada por las
instituciones financieras internacionales al cambio de sistema social y económico en
Rusia, comenzada con la liberación inmediata de precios que produjo de una inflación
galopante, permitió el enriquecimiento de una nueva elite mediante una nueva forma
de espíritu empresarial: explotando las políticas públicas equivocadas. Luego siguió
con los otros dos pilares de las políticas del FMI, la política de estabilización econó-
mica para contener la inflación y las privatizaciones de las empresas estatales. Como la
alta inflación había liquidado los ahorros de la mayoría de los rusos, no había gente en
el país con dinero para adquirir las empresas privatizadas y, por tanto, se liquidaron
precios de saldo en beneficio de los oligarcas, en su mayoría altos funcionarios del vie-
jo sistema, malversándose en paralelo los fondos procedentes de la privatización.
LOS PARAÍSOS FISCALES AMENAZAN LA ESTABILIDAD FINANCIERA 85

La apertura del mercado de capitales y la privatización de las empresas estatales,


hicieron que la devastación de Rusia fuese mayor que la sufrida durante la Segunda
Guerra Mundial en términos de bajada del PIB, desplome de la producción industrial
y empobrecimiento del pueblo ruso. Liberados los movimientos de capitales, en vez
de atraer inversores extranjeros a una economía en declive, los flujos se movieron en
sentido opuesto, porque los nuevos oligarcas comenzaron a llevarse fortunas fuera del
país. El Fondo, preocupado porque una devaluación del rublo desatara una espiral in-
flacionaria, apoyó con préstamos de miles de millones de dólares el mantenimiento de
un rublo sobrevaluado frente al dólar, alentando así la colocación del dinero de los
nuevos ricos en la alcista bolsa estadounidense o en los paraísos fiscales, en vez de in-
vertirlo en un país en recesión pero «liberalizado». La crisis desencadenada por la caí-
da de los precios del petróleo reflejo de la crisis del Sudeste asiático llevó al FMI y al
Banco Mundial –bajo presión de la Administración de Clinton, según Stiglitz– de nue-
vo al rescate con miles de millones que no impidieron que el 17 de agosto de 1998 el
Gobierno ruso anunciara la suspensión de pagos universal y la devaluación del rublo,
punto final de la terapia de choque (Stiglitz, Malestar, 176-193).

El refugio de los paraísos fiscales

Pero para entonces, cuando se enteró el FMI según parece, los miles de millones
prestados al Gobierno ruso estaban en los paraísos fiscales de Suiza, Chipre y hasta en
la isla Nauru, un microestado de la Commonwealth británica en el Pacífico. A esta is-
lita de Nauru, con 12.000 habitantes, fueron a parar en el año 1998 70.000 millones
de dólares en divisas procedentes de Rusia; el año en que el rublo se hundió y siguió
cayendo hasta que al Banco Central de Moscú solamente le quedaron unas reservas de
11.000 millones de dólares. El atractivo de las prácticas secretas de la República de
Nauru y su vinculación con la Federación Rusa contribuyeron claramente a la huida
masiva de capitales de los nuevos ricos y al colapso monetario del nuevo mercado fi-
nanciero. Entre otras operaciones, a través del Banco Central Ruso y de su filial Eu-
robank, se transfirieron a la isla cerca de 2.500 millones de dólares con el fin de de-
sinflar el nivel de reservas del Banco Central Ruso para engañar al FMI, aunque hasta
la fecha (2001) no se han encontrado pruebas de apropiación indebida o robo de es-
tos fondos (Pricewaterhouse Coopers, «Report to V. V. Gerashenko, Central Bank of
Russia, re: FIMACO», agosto de 1999). Con una financiación obtenida de modo si-
milar, en aquellas fechas, en 1997, los nuevos oligarcas rusos constituyeron en Gibral-
tar el Grupo Menatep, un holding o conglomerado de empresas financieras industria-
les que controla, entre otras sociedades mercantiles, la compañía petrolera rusa Yukos.
Las consecuencias de esta crisis financiera son parte de la triste historia de «los fe-
lices noventa». En Rusia, la recesión económica y la tremenda caída del PIB tenían sig-
nos visibles claros en las mismas calles de Moscú y en las ciudades y pueblos rusos,
porque en 1998 el porcentaje de pobreza sobrepasaba el 23 por 100 de la población,
cuando nueve años antes, en 1989, año de la caída del muro de Berlín, estaba en un
escaso 2 por 100. Las crisis de los países del Sudeste asiático en pleno «milagro eco-
86 LOS PARAÍSOS FISCALES

nómico» y la rusa con una economía en plena descomposición son expresiones de la


globalización neoliberal de los mercados financieros impulsada por las instituciones fi-
nancieras internacionales. Ambas crisis evidencian que los flujos financieros no de-
penden de la situación de las economías reales, sino de la percepción que los agentes
tienen en un momento dado de los mercados y por supuesto de la especulación, esti-
mulada por la ausencia de controles estatales. Las caídas sucesivas de las bolsas asiáti-
cas se propagaron rápidamente, primero a las bolsas latinoamericanas y después a los
nacientes mercados financieros de la Federación Rusa.
Los años posteriores a la crisis asiática y rusa han confirmado los rasgos del capi-
talismo bursátil, que se ha desarrollado gracias a la liberalización y a la desregulación
económica y financiera. Las quiebras de las grandes corporaciones transnacionales es-
tadounidenses como Enron y WorlCom en EE.UU., y posteriormente de Parmalat en
Italia, han puesto de relieve las deficiencias en la regulación y en la supervisión del sis-
tema financiero con la consiguiente pérdida de confianza en el sistema globalizado; de
la misma manera que la crisis de Argentina, a finales de 2001, ha subrayado adónde
conducen las políticas de desregulación y privatización de empresas y servicios públi-
cos, con sus secuelas de corrupción, desintegración social e inestabilidad financiera.
Y en unas y otras situaciones, las informaciones y análisis han revelado la intervención
de los paraísos fiscales que aparecen como engranajes imprescindibles del sistema fi-
nanciero globalizado que amplifican la libertad de acción del capital financiero.

Los riesgos financieros offshore según el FMI


La contribución de la actividad de los centros offshore a las crisis financieras, y el
papel que juegan en estas situaciones de crisis, es una dimensión menos divulgada y
conocida de los paraísos fiscales extraterritoriales. Digamos de entrada que, ante todo,
los paraísos fiscales acentúan las consecuencias financieras de las crisis y contribuyen
a su desarrollo y gestación, como atestiguan documentos de organismos internaciona-
les. El informe de 2002 de la Oficina contra el Narcotráfico (Bureau for International
Narcotics and Law Enforcement Affairs) del Departamento de Estado de EE.UU., en
el apartado dedicado al «uso impropio» de los centros financieros extraterritoriales,
hace referencia a un documento de trabajo del FMI de 1999 en el que se llega a la con-
clusión de que estos paraísos fiscales desempeñaron un papel coadyuvante en las cri-
sis financieras de Asia y Latinoamérica, proporcionando un escondite para las pérdi-
das de los préstamos de las instituciones financieras internacionales.
Y como prueba, este documento señala que, ya en 1997, Malasia ocultó unos
10.000 millones de dólares en su centro financiero offshore; Tailandia, entre 1993-1996,
disfrazó decisiones erróneas de préstamos pasando sus perdidas al sector offshore; y en
la crisis bancaria de Argentina de 1995 se produjeron unas pérdidas entre 3.000 y
4.000 millones de dólares de depósitos y créditos, debidas al fracaso de los bancos off-
shore que operaban en Uruguay y en el Caribe. De la misma manera que en la crisis
bancaria de Venezuela de 1994, el sector financiero extraterritorial fue utilizado para
esconder miles de millones de dólares desviando activos y pasivos a través de bancos
LOS PARAÍSOS FISCALES AMENAZAN LA ESTABILIDAD FINANCIERA 87

offshore de paraísos fiscales no supervisados. Posteriormente, como hemos visto, las


crisis del Sudeste asiático en 1997 y de Rusia en 1998 evidenciaron las peligrosas con-
secuencias y los riesgos de inestabilidad del sistema financiero global.
La ola de bancarrotas y la crisis económica regional, que representó riesgos para
los centros del sistema, promovieron la inquietud de los Gobiernos del G-7 que con-
vocaron la constitución en 1999 del Foro de Estabilidad Financiera (FSF), para anali-
zar la nueva situación y los riesgos de inestabilidad del sistema financiero, foro cuyo
Informe producido en el año 2000, tras un estudio y análisis de la implicación de los
centros financieros extraterritoriales, reclamaba la intervención del FMI para su estu-
dio, supervisión y evaluación. Intervención que se ha concretado en programas para
evaluar su situación financiera y el grado de cumplimiento en los centros offshore de
los estándares definidos por diversas organizaciones y que se supone de aplicación en
todos los países; una actividad que en la práctica, paradójicamente, está suponiendo la
homologación y legitimación de los paraísos fiscales como parte del sistema financie-
ro mundial, como analizamos en el capítulo 9.
La experiencia acumulada de las crisis habidas y partiendo del trabajo realizado
por el FSF y las informaciones sobre grandes bancarrotas, los expertos del FMI ex-
ponen, en los informes referidos, la contribución de los paraísos fiscales offshore a es-
tas crisis y a su desarrollo, analizando las importantes consecuencias negativas para el
equilibrio de los sistemas financieros. Este examen sobre las actividades de los centros
extraterritoriales pone de manifiesto la vulnerabilidad del sistema financiero globali-
zado, destacando los riesgos que se derivan de la financiación offshore que tiene lugar
en estos paraísos fiscales, que por la dimensión alcanzada y su interconexión con los
mercados financieros disponen de capacidad para generar incluso riesgos sistémicos
en ciertos casos.

• Primero, la competencia es fuerte dado que el sustento de los centros offshore de-
pende de su capacidad para atraer el negocio financiero, ya que las licencias ban-
carias y las tasas son una importante fuente de ingresos junto a los honorarios y
comisiones de la gestión profesional que nutren la oligarquía local. Desde la con-
cepción neoliberal del FMI, tal competencia es considerada beneficiosa cuando
contribuye a la innovación de los instrumentos y productos financieros y a la re-
ducción de los costes de los servicios financieros en todo el mundo; sin embar-
go, señalan que también es objeto de preocupación que los bajos costes de los
servicios financieros se consigan mediante la disminución de los estándares de re-
gulación y de supervisión.
• Segundo, comoquiera que los centros financieros extraterritoriales prestan los ser-
vicios financieros predominantemente a los no residentes, las autoridades de los
países de origen de los operadores se interesan por el impacto en sus economías
nacionales de las transacciones en los centros offshore, especialmente cuando es-
tas operaciones se sitúan fuera del control de las autoridades del país de origen.
Además, la carencia de datos fiables sobre las actividades de los centros offshore
obstaculiza el análisis, haciendo difícil evaluar el riesgo que estos centros plantean
para la estabilidad financiera internacional.
88 LOS PARAÍSOS FISCALES

Desde la propia naturaleza del sistema financiero mundial, sin controles de regu-
lación y con plena movilidad de capitales, el análisis es correcto y las razones para una
intervención del FMI podían considerase justificadas, aunque desde la filosofía dima-
nante del Consenso de Washington difícilmente podía esperarse una intervención co-
rrectora de irregularidades profundas.

La carencia de supervisión bancaria consolidada

En primer lugar, la utilización de los paraísos fiscales offshore se alimenta tanto


de las ventajas fiscales que ofrecen como de la incertidumbre política y económica
en los demás países. Como demuestra la experiencia asiática y concretamente la de
Tailandia, las ventajas tributarias, la flexibilidad y liberalidad normativas y el menor
coste de los préstamos ofrecidos por algunos centros financieros offshore, indujeron
a muchos bancos y corporaciones a operar en los mercados internacionales de capi-
tales mediante las plataformas constituidas por sus propias sucursales y filiales esta-
blecidas para tales fines en determinados paraísos fiscales. En cambio, la experien-
cia latinoamericana, que es distinta, indica que los centros offshore se utilizan
también como alternativas a las instituciones financieras nacionales o locales, cuan-
do están sometidas a estrictas reglamentaciones prudenciales y a requisitos de ele-
vadas reservas. En otras palabras, los centros extraterritoriales ofrecen la ventaja
para el capital de la libertad de acción y la desregulación financiera frente a países
con normativas rigurosas para la constitución y funcionamiento de los bancos y sobre
los mercados financieros.
El riesgo importante se deduce de la insuficiente supervisión. En el planteamiento
funcional vigente, la manera más segura y fiable de reducir estos riesgos es asegurar
una buena supervisión consolidada del total de las operaciones del banco por el su-
pervisor del país de la casa matriz (home supervisor), aplicando en el centro offshore
unos estándares de regulación y de supervisión adecuados. La supervisión consolida-
da efectiva requiere que los supervisores del país de la casa matriz tengan acceso a la
información de las operaciones del grupo bancario en todo el mundo; la supervisión
no es efectiva cuando es escaso el intercambio de información y la cooperación trans-
nacional. Con el aumento de los conglomerados financieros, la supervisión consolida-
da se hace cada vez más compleja, en la medida en que las instituciones financieras se
implican crecientemente en diversos aspectos de la financiación internacional, inclu-
yendo la actividad bancaria, los valores y los seguros.
Técnicamente, la carencia de una supervisión financiera consolidada efectiva por
parte de las autoridades públicas en los centros financieros extraterritoriales resultó
ser el factor más importante para la realización del «regulatory arbitrage» o arbitraje
legislativo, que estudiamos en el capítulo 4; es decir, para el uso alternativo de las le-
gislaciones nacionales o para efectuar combinaciones abusivas de diferentes legisla-
ciones con el objetivo, por ejemplo, de realizar compraventas cruzadas de títulos en
diversos mercados financiadas con los préstamos que posibilitaban algunos paraísos
fiscales. Para llevar a cabo estas operaciones especulativas, se generaban intensas
LOS PARAÍSOS FISCALES AMENAZAN LA ESTABILIDAD FINANCIERA 89

transferencias de activos y pasivos entre la filial bancaria en el paraíso fiscal y la ban-


ca matriz en el país del operador.
Además, en un paraíso fiscal financieramente importante o grande, «apalancado»
o endeudado excesivamente, o apoyado por créditos bancarios y en el peor de los ca-
sos insolvente, una filial bancaria, creada para escapar del alcance de las autoridades
supervisoras de la banca matriz en otro país, puede dislocar las operaciones o el fun-
cionamiento de la banca de otro país a la que está vinculada. Para los expertos del
FMI, es lo que revelan los casos de Argentina (1995), Venezuela (1994) y posterior-
mente Ecuador. En otros casos, los centros financieros offshore pueden convertirse
sustancialmente en entidades mayores en cuanto a activos y pasivos que los bancos a
los que están vinculados fuera del paraíso fiscal, en el país de referencia (onshore),
como en el caso de algunos bancos privados en Costa Rica.
Más aún, la banca extraterritorial explota las oportunidades que se le ofrecen
para el regulatory arbitrage o arbitraje legislativo, es decir, amparándose en combi-
naciones abusivas de las opciones ofrecidas por diferentes legislaciones, desde el
centro offshore se efectúan operaciones financieras que no habrían podido llevarse
a cabo sin esas combinaciones. Pero, además, con los fondos que le han sido trans-
feridos, la banca extraterritorial financia actividades conexas en los demás países,
con frecuencia negocios de construcción e inmobiliarios; de manera que como ordi-
nariamente no existe una adecuada supervisión bancaria, los riesgos del país exte-
rior de referencia se concentran aún más en el paraíso fiscal. Y sólo se evitaría este
tipo de actuaciones mediante una aplicación generalizada de la supervisión banca-
ria, porque, como apuntan los expertos del FMI, si la adecuada supervisión bancaria
se estableciera únicamente para un centro financiero offshore, los negocios se trasla-
darían a otras plazas.
Los informes de referencia hacen hincapié en los casos habidos en que las institu-
ciones financieras, sus filiales o sus accionistas, han utilizado las operaciones en los
centros financieros offshore para eludir la vigilancia de los supervisores y de otras au-
toridades en el país de la casa matriz, con el resultado de que la estabilidad financiera
del país concernido se ha visto afectada significativamente, dado que no se aplicaba
una supervisión consolidada que afectara a los centros bancarios en el paraíso fiscal y
a los bancos vinculados en dicho país.
El riesgo principal se deriva del hecho de que la creciente integración mundial
de los mercados financieros permite que los problemas de una institución financie-
ra localizada en un centro financiero offshore se transfieran rápidamente a los mer-
cados de otros lugares. Veamos el caso del banco matriz en una jurisdicción de un
país que opera, por ejemplo, a través de una filial en un centro offshore. Si este cen-
tro financiero extraterritorial no está sometido a una regulación y una supervisión
adecuada o no la aplica sobre la filial bancaria, ésta podría asumir riesgos mayores
de los que resultarían aceptables para el organismo supervisor del país de origen. Si
resulta que una parte significativa del total del riesgo bancario se gestiona en los pa-
raísos fiscales, se puede ver comprometida la viabilidad de toda la entidad bancaria,
con riesgos potenciales más amplios para el sistema financiero donde esté domici-
liado el banco.
90 LOS PARAÍSOS FISCALES

La liberalización y desregulación financieras

En segundo lugar, como ya hemos indicado, las medidas de liberalización y desre-


gulación aplicadas para la apertura de los países del Sudeste asiático a las inversiones
internacionales, y su integración en la mundialización financiera, se encuentran en el
origen de las crisis, al provocar el rápido crecimiento de un sector financiero que al-
canzó una dimensión exagerada. Para obtener nuevos recursos o para refinanciarse,
los bancos locales suscribieron créditos a corto plazo con bancos extranjeros, a unos
tipos de interés que sólo se elevaron en los meses anteriores al estallido de la crisis; con
esos fondos obtenidos prestaron a plazos mucho más largos a otras instituciones fi-
nancieras y no financieras.
A este sobredimensionamiento del sector financiero y del crédito contribuyó la fi-
nanciación extraterritorial de los paraísos fiscales. La magnitud adquirida por los fon-
dos extranjeros en el régimen para no residentes, con base en los paraísos fiscales, in-
controlados y escasamente contabilizados, contribuyó a un incremento del crédito en
la región o área de influencia con el consiguiente aumento de las situaciones de liqui-
dez, la intensificación de los cambios de divisas y de los riesgos crediticios. Como afir-
man los expertos del FMI, en consecuencia estos hechos producen efectos sistémicos
en el sistema financiero propio de cada país concernido, porque la interconexión de
los mercados desregulados genera a su vez un efecto de contagio entre las institucio-
nes bancarias, en particular.

Las quiebras del BCCI y otros bancos offshore

En tercer lugar, las quiebras de la banca offshore en los paraísos fiscales crean
cuando menos situaciones de riesgo para los países con los que mantienen una estrecha
vinculación financiera. Los expertos del FMI citan como prueba los famosos casos del
Bank of Credit and Commerce International en 1991, del Meridien International Bank
en 1995 y de otros bancos offshore relativamente pequeños y de menor importancia,
en los que se han producido quiebras generándose perjuicios sustanciales a los secto-
res bancarios de ciertos países, sin alcanzar una importancia sistémica, sin que reper-
cutieran en todo el sistema.
Los dos casos históricos citados por el Informe del FMI ponen al descubierto pre-
cisamente la conexión financiera profunda de los paraísos fiscales con el sistema ban-
cario o viceversa. La quiebra del Bank of Credit and Commerce International en 1991
fue calificada como «el mayor fraude bancario en la historia del mundo» y en enero
de 2004 aún ha comenzado un pleito de miles de depositarios contra el Bank of En-
gland, al que consideran responsable por no haber supervisado debidamente dicho
holding bancario. El BCCI holding tenía su centro de operaciones financieras en Lon-
dres, su sede jurídica en Luxemburgo y su principal filial en las islas Caimán, además
de muchas otras repartidas desde Gibraltar, a Zambia, Suiza, Kuwait, Hong Kong, Co-
lombia, etc. Creado por un financiero paquistaní, funcionó durante más de veinte años
teniendo como principal negocio el blanqueo del dinero de la droga de los cárteles co-
LOS PARAÍSOS FISCALES AMENAZAN LA ESTABILIDAD FINANCIERA 91

lombianos, hasta que las investigaciones sobre su filial en Tampa (Florida) llevaron a
su crisis y liquidación, que se demoró irregularmente en Luxemburgo, dadas las co-
nexiones importantes con el sistema financiero de la globalización desregulada (Ro-
bert, Révélation$, 294).
La quiebra del Meridien International Bank, que era el cuarto banco en Zambia,
tuvo un impacto significativo en el sistema financiero del país; porque, además, era la
segunda quiebra bancaria en cuatro años. Fue consecuencia de una gestión desastro-
sa, pero sobre todo de la desregulación del sistema bancario porque no cumplía los
principios básicos de la supervisión bancaria, que tenía que haber previsto la inviabi-
lidad de los compromisos financieros que adquiría. El Meridien International Bank
fue intervenido por el Banco de Zambia en marzo de 1995 y separado del resto del
Meridien Group, alegando las autoridades que habían adoptado tal decisión para de-
tener las salidas de capital del país que se estaban utilizando para mantener las tam-
baleantes sucursales del Meridien Bank en toda África. Para colmo, según Transpa-
rency International, el Banco de Zambia entregó 90 millones de dólares al Meridien
Bank para reflotarlo; y, en connivencia con altos funcionarios y miembros del Gobier-
no, el dinero fue transferido a las Bahamas. El Banco fue liquidado sin que se recupe-
raran los fondos y sin que los culpables hayan sido castigados hasta la fecha (TI, 2003
Report).

La cuasiquiebra del fondo LTCM

En cuarto lugar, los estudios referidos del FMI señalan que otros casos de crisis
muy significativos ayudan a entender la dimensión que alcanza la implicación de los
paraísos fiscales en la operativa de los mercados financieros, que tiene lugar mediante
la introducción de nuevos instrumentos e instituciones producidos por la especulación
financiera dentro del propio sistema. Los hedge funds o fondos de inversión de alto
riesgo, ya mencionados, son un buen ejemplo de los riesgos a que llevan los paraísos
fiscales, donde suelen estar registrados.
Un ejemplo frecuentemente citado es la amenaza que significó para el sistema fi-
nanciero mundial la cuasiquiebra del Long Term Capital Management (LTCM), un
fondo de cobertura o de alto riesgo, especulativo, que, como resultado del hundi-
miento de una enorme acumulación de apuestas financieras de alto riesgo, estuvo a
punto de provocar una crisis grave en el corazón de las finanzas mundiales, en Wall
Street. Este hedge fund registrado en las islas Caimán y con sede en Greenwich-Con-
necticut, con 4.800 millones de dólares de capital, llegó a endeudarse por valor de
125.000 millones de dólares. Desde su creación, había conseguido altas rentabilidades
y disponía de una credibilidad plena en la comunidad internacional, contando entre
sus gestores a un ex gobernador de la Reserva Federal y dos economistas galardona-
dos con el Premio Nobel; y, entre sus accionistas, estaban a título personal dirigentes
de grandes bancas de negocios e incluso el Banco de Italia, un banco central. A lo lar-
go de su funcionamiento, su constitución como sociedad extraterritorial nunca resul-
tó cuestionada; pero los expertos del FMI subrayan que existió una preocupación en
92 LOS PARAÍSOS FISCALES

las autoridades estadounidenses e internacionales de que cualquier bancarrota de este


fondo se habría complicado por su status offshore.
En ese año de 1998, como el sistema global estaba en plena crisis financiera deriva-
da de las crisis del Sudeste asiático y Rusia, la Reserva Federal de EE.UU. acudió en ayu-
da del LTCM para evitar su quiebra, considerando la reacción en cadena que se habría
generado de no haber devuelto los préstamos recibidos de la banca de negocios de Wall
Street, Londres, Zúrich o Fráncfort. En este caso se olvidó el tan proclamado riesgo mo-
ral porque se trataba de salvar los centros del sistema global. Y esta intervención in ex-
tremis de la Reserva Federal para evitar su quiebra apunta una perversión de la globali-
zación financiera. Estos megafondos, no solamente disfrutan de una credibilidad sin
ninguna relación con los riesgos financieros que asumen, sino que saben que pueden
contar con la intervención del Estado en caso de catástrofe financiera. Este caso ilustra
el principio del too big to fall, demasiado grande para caer; es decir, algunos inversores
institucionales alcanzan tal potencia que sus comportamientos microeconómicos gene-
ran directamente consecuencias macroeconómicas: los riesgos que corren conciernen a
todo el sistema mundial en su conjunto y el Estado no tiene más opción a corto plazo
que intervenir, naturalmente a costa de los contribuyentes. Dicho de otro modo, la ex-
periencia demuestra que los beneficios de los riesgos financieros son privados, pero las
pérdidas son públicas (Lebeau, Finance et nouveaux modes de gestions).

La excesiva vulnerabilidad financiera

En quinto lugar, algunos paraísos fiscales han dado lugar o han exacerbado la vul-
nerabilidad financiera tanto del propio centro financiero extraterritorial como del país
vinculado, en la medida en que dificultan u obstaculizan la aplicación de una adecua-
da supervisión de la banca y del mercado financiero, por razón de tres hechos señala-
dos por los expertos del FMI:

• Porque resulta prácticamente imposible la aplicación de una supervisión conso-


lidada, que abarque todos los establecimientos del grupo o corporación finan-
ciera, dado que los paraísos fiscales offshore suponen y crean mayores dificulta-
des de las normales en la banca transnacional, por la variedad de entidades
bancarias ficticias en muchos casos, como vemos en el capítulo 4.
• Porque se consideran inadecuados los estándares de supervisión financiera de
muchos paraísos fiscales no solamente para la banca, sino para otros servicios fi-
nancieros. En otras palabras, los paraísos fiscales incumplen las normas que se
suponen generalmente aceptadas para la actividad bancaria y financiera.
• Porque la información estadística y los datos disponibles de los paraísos fiscales
son insuficientes para una visión integral del volumen de las actividades que tie-
nen lugar y de los riesgos implicados en sus sectores financieros y empresarial.
Por tanto, las autoridades de los demás países y de los organismos internaciona-
les no tienen un conocimiento cabal de la realidad de la situación financiera de
los paraísos fiscales para no residentes. En la medida en que tales riesgos se ma-
LOS PARAÍSOS FISCALES AMENAZAN LA ESTABILIDAD FINANCIERA 93

terializaran, podrían afectar a los propios centros financieros offshore, si no hay


cortafuegos efectivos que garanticen que los negocios extraterritoriales, para no
residentes, no impactan en las empresas locales. Más aún, cuando las actividades
se han encauzado a través de un paraíso fiscal, los riesgos han afectado a particu-
lares y a empresas de otros países.

Finalmente, «aunque hasta la fecha (del Informe en junio de 2000) no existan pro-
blemas sistémicos importantes –matizan los expertos del FMI en su afán por desdra-
matizar– las operaciones offshore y algunos centros financieros extraterritoriales tie-
nen potencial para convertirse en fuente de vulnerabilidades más serias nacionalmente
así como globalmente». De donde deducen la necesidad de un mejor conocimiento de
las operaciones de los centros financieros offshore y de los riesgos que les rodean. Por
lo cual proponen que el Fondo se ocupe de la evaluación de la potencial vulnerabili-
dad de los servicios financieros offshore; propuesta aprobada por el Consejo del Fon-
do convertida en un programa del que damos cuenta en el capítulo 9.
El hecho es que en los documentos referidos, los expertos subrayan la dificultad de
conocer la realidad financiera de los paraísos fiscales y, por tanto, las lagunas infor-
mativas existentes para evaluarla adecuadamente, debido a la carencia de información
estadística en la mayoría de estos centros y a la consiguiente opacidad, al no disponer
de autoridades reguladoras o de registros y legislación que obligue a suministrar da-
tos; por ejemplo, las compañías offshore o de negocios internacionales (IBC) no sue-
len estar obligadas a aportar informaciones estadísticas. Sin embargo, casi cuatro años
más tarde, el programa de evaluaciones de los centros financieros extraterritoriales lle-
vado a cabo desde el año 2000 por parte del FMI habrá mejorado esas deficiencias de
información sobre su situación financiera; pero no ha impedido los enormes escánda-
los financieros ligados a los paraísos fiscales de Enron y de Parmalat y la ocultación de
fondos de Gescartera, ni el aumento de la evasión fiscal internacional, ni la financia-
ción de Al Qaeda vía centros offshore ni su contribución al expolio y empobrecimien-
to de Angola y muchos países del Sur.

Las otras dimensiones desestabilizadoras

Los hechos desestabilizadores reseñados y acreditados por las experiencias de los


últimos años subrayan una dimensión menos conocida de los paraísos fiscales como
son los riesgos que presentan para la estabilidad de la banca y del sistema financiero
global; cuyos efectos han sufrido ya algunos países situados obviamente en la perife-
ria. La actividad extraterritorial de los paraísos fiscales representa riesgos de desequi-
librios, de inestabilidad y de crisis financieras para el sistema; pero al mismo tiempo
posibilita la flexibilidad, la diversificación y la expansión de las operaciones financie-
ras especulativas, lícitas o ilícitas a nivel mundial, al amparo de un vacío normativo
máximo, ilustrado, por ejemplo, por el incumplimiento en la práctica de la norma de
la identificación del cliente y la falta de cooperación con las autoridades de los demás
países.
94 LOS PARAÍSOS FISCALES

Anteriormente, en los años de la posguerra mundial, los paraísos fiscales eran me-
ras válvulas de escape para la política, la economía y las finanzas, simples cajas B don-
de se escondía una parte desdeñable del capital nacional de los países europeos. La li-
beralización y la desregulación, las telecomunicaciones, los ordenadores, internet y los
satélites, junto con la expansión de los mercados financieros les han dado una ampli-
tud y dimensión desconocidas anteriormente como engarce o interfaz del sistema fi-
nanciero global, paso obligado de los capitales financieros, cualquiera que sea su ori-
gen; y a su vez fuente de los riesgos subrayados por los informes del FSF y del FMI,
pero que al mismo tiempo ignoran otros aspectos más inaceptables y condenables de
esta realidad.
Haciendo honor a su condición de agente del neoliberalismo propugnado por el
Consenso de Washington, el FMI como máximo organismo mundial de las finanzas ig-
nora olímpicamente las nefastas consecuencias de los centros offshore como paraísos fis-
cales para las políticas de los Estados en materia económica, tributaria y social y para la
llamada integridad de los mercados, es decir, como refugios y estímulo de la delincuen-
cia financiera y el blanqueo de capitales. Porque en la medida en que los centros offsho-
re están integrados globalmente son otro cauce potencial para que las ganancias delicti-
vas sean blanqueadas en los mercados financieros mundiales; de modo que los referidos
informes reconocen la existencia también del riesgo sistémico de que la integridad del
mercado u honestidad de los operadores se vea comprometida por delitos financieros,
como el blanqueo de capitales ilícitos. Sin embargo, veremos que la actividad del FMI
en relación con los centros financieros extraterritoriales ha contribuido más a su valida-
ción como parte del sistema financiero global que a la erradicación de sus efectos nega-
tivos. Y, entre tanto, mientras el FMI produce rigurosos informes sobre los centros off-
shore, los sistemas tributarios nacionales, base del Estado de bienestar y la economía
social de mercado en Europa, sufren la presión de la liberalización financiera que am-
para la actividad extraterritorial de los paraísos fiscales. Los sistemas fiscales nacionales,
como muestra el caso de Alemania, se ven presionados por la movilidad plena del capi-
tal flotante, que ha desencadenado una feroz competición entre sistemas fiscales ávidos
por atraer al capital o al menos no provocar su fuga.
4
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES SE APROVECHAN DE
LAS DIFERENCIAS ENTRE LEGISLACIONES

En la actualidad, los montajes financieros entrelazados con entidades en los paraí-


sos fiscales ocultan responsabilidades, diluyen riesgos económicos y generan por
ejemplo catástrofes marítimas, cuya autoría nunca logra ser depurada por los tribuna-
les, como es el caso del petrolero Prestige, del cual los jueces del juzgado del pueblo
costero de Corcubión en Coruña, transcurrido más de un año desde el hundimiento,
no habían logrado aún reunir las pruebas documentales que permitieran identificar a
los propietarios del buque; algo que ya ha sucedido en otras catástrofes anteriores. El
hundimiento del Prestige está asociado a los problemas que genera la desregulación en
la navegación marítima, donde las corporaciones y bancos transnacionales se aprove-
chan de los vacíos o lagunas en las legislaciones nacionales por medio de sociedades
fantasma registradas en los centros financieros extraterritoriales, paraísos fiscales para
no residentes.
Y en febrero de 2004, las investigaciones del Congreso y la Comisión Nacional del
Mercado de Valores (SEC) estadounidenses han revelado cómo Halliburton, la cono-
cida corporación de servicios petroleros del vicepresidente Cheney, burló las prohibi-
ciones legales de negociar con países de Estados calificados como protectores del te-
rrorismo, realizando ventas de equipos para la industria petrolera de Irán, mediante
su filial Halliburton Products and Services con representación en Dubai pero consti-
tuida en las islas Caimán. Un hecho bastante común para unas 200 grandes empresas
estadounidenses que han comerciado con Irán y Libia pese a las prohibiciones legales
vigentes en su país.
He ahí dos ejemplos de la realidad que muestran cómo la integración global de los
mercados nacionales enfrenta a los Estados con limitaciones insalvables desde el inte-
rior de sus fronteras, derivadas de los distintos grados de liberalización y desregulación
que se han alcanzado en la vida económica de los países. Mientras las legislaciones vi-
gentes son abstencionistas generalmente ante el mercado financiero, el capital decide
dónde y cómo instalarse atraído por los tipos de interés y por sus ignotas expectativas,
difíciles de conocer en cada caso de antemano. Para la banca, las corporaciones y los
96 LOS PARAÍSOS FISCALES

grandes negocios transnacionales, lícitos o ilícitos, los centros offshore ofrecen el atrac-
tivo de su «deficiente regulación financiera» según la expresión pusilánime del docu-
mento de julio de 2000, suscrito por los ministros de Finanzas del G-7 en Okinawa; di-
cho más claramente, ofrecen su alto grado de desregulación financiera.

El arbitraje legislativo de los paraísos fiscales


Sabido es que las grandes corporaciones realizan negocios en el extranjero en par-
te porque desean explotar mercados prometedores o sacar provecho de oportunida-
des importantes sobre recursos naturales más allá de las fronteras nacionales. Pero
también se van al extranjero para aprovecharse de los precios internacionales, de la le-
gislación local vigente, de la situación política y de otras diferencias; y para el logro de
esos objetivos la intermediación de los paraísos fiscales extraterritoriales coopera efi-
cazmente a sortear los obstáculos legislativos que las grandes empresas encuentran en
el país de residencia. Del mismo modo que la banca encuentra en esos países y terri-
torios privilegiados con ventajas fiscales, mayores facilidades para operaciones finan-
cieras con bajos costes y mayor libertad de acción.
Todas estas actividades comerciales y financieras, que suponen opciones entre mer-
cados y países, entran en la categoría denominada arbitraje, término muy empleado en
el mundo anglosajón para designar ese tipo de actividades transnacionales, en una
acepción poco usada en castellano, pero que nos ayudará a captar y entender estas
nuevas realidades. Por arbitraje se entiende la práctica económica de aprovecharse de
las diferencias de precios de bienes o servicios en dos mercados diferentes; se compra
en un mercado barato y se vende en otro caro y el negocio está en que los costes de la
transacción de compra y venta sean suficientemente bajos para obtener un beneficio
de las diferencias, siendo, por tanto, una vieja práctica comercial. Limitado al sentido
en que se utiliza en el comercio, en el Diccionario de la Lengua Española se recoge el
vocablo arbitraje con el significado de «operación de cambio de valores mercantiles,
en la que se busca la ganancia aprovechando la diferencia de precios entre unas pla-
zas y otras». En cambio, el vocablo arbitrage en inglés se emplea en un sentido más
amplio referido a toda operación económica, entendiéndose como la negociación si-
multánea en dos mercados para aprovecharse de distorsiones temporales de precios
con mínimo riesgo (ABN AMRO Glossary).
Cuando las opciones comerciales vienen determinadas por las diferencias que en
los mercados introducen las legislaciones nacionales, en la terminología anglosajona se
denomina regulatory arbitrage o arbitraje legislativo, en el sentido de un aprovecha-
miento (abusivo) con fines de lucro, de las diferencias entre las regulaciones. Estas ac-
tividades y prácticas comerciales transnacionales suponen la búsqueda de ventajas
económicas en la aplicación de las legislaciones, es decir, del comercio con las dife-
rencias legislativas; por lo que también se habla de jurisdiction shopping o comerciali-
zación con jurisdicciones, en la terminología estadounidense.
Son manifestaciones de la situación creada tras la ola desreguladora que eliminó los
controles no solamente sobre los movimientos de capitales, sino sobre los tipos de cam-
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES SE APROVECHAN DE LAS DIFERENCIAS. .. 97

bio, tipos de interés, requisitos legales para la constitución de bancos y otras disposi-
ciones que fueron suprimidas o flexibilizadas, en aras de la promoción de la libertad
del mercado y de la globalización neoliberal. Como resultado, la práctica actual opera
con el arbitraje financiero en aras de mayor libertad de acción para los agentes y que se
relaciona con la actividad de los paraísos fiscales, como los Informes del FMI señalan.

El arbitraje financiero

Los informes del FMI referidos caracterizan al arbitraje legislativo o regulatory ar-
bitrage como una práctica que se realiza por los centros financieros extraterritoriales,
que sacan partido a las ventajas que ofrecen por su mayor grado de desregulación de
los servicios financieros, entretejiendo operaciones que se combinan con las lagunas o
resquicios de las legislaciones de los demás países. En su examen de los usos y activi-
dades de los centros financieros extraterritoriales y su significación para la estabilidad
financiera global, el Foro de Estabilidad Financiera (FSF) constata que con sus defi-
ciencias en la supervisión de las operaciones financieras, en la cooperación transna-
cional y su falta de transparencia dejan que los agentes practiquen el arbitraje legisla-
tivo, es decir, les permiten que se aprovechen de las ventajas de las diferentes
regulaciones nacionales de los servicios y mercados financieros, socavando los esfuer-
zos para reforzar el sistema financiero global (OFCs. IMF Background paper, III)
En su análisis de las crisis financieras asiática y latinoamericanas y de la interven-
ción de los paraísos fiscales en su desencadenamiento y desarrollo, los expertos apun-
tan que la carencia de una supervisión consolidada efectiva entre las entidades de un
mismo banco o institución financiera, por las autoridades de la casa matriz en el país
de origen, fue el factor que permitió la explotación del arbitraje legislativo, desde al-
gunos centros financieros extraterritoriales, posibilitando la transferencia de activos y
pasivos entre los bancos offshore y la banca matriz del país de origen (OFCs. The Role
of the IMF, n.º 15).
Desde nuestro análisis, reviste una gran importancia el arbitraje financiero, expre-
sión que es utilizada en un doble sentido, bien como el aprovechamiento de las ven-
tajas entre diversos mercados financieros o bien como el aprovechamiento de las venta-
jas derivadas de las diferentes regulaciones financieras nacionales, aunque en la práctica
resulte difícil su distinción. En un sentido estricto, el arbitraje financiero significa el
movimiento de fondos entre mercados, financieros o de productos, para aprovechar-
se de las diferencias interregionales de precios, mediante los mecanismos que más ade-
lante describimos. Se trata de una contratación financiera o de la realización de una
serie de transacciones, por las cuales una o ambas contrapartes pueden lograr, total o
parcialmente, un objetivo operativo o financiero que no sería posible lograr directa-
mente por impedírselo la legislación de sus países.
En definitiva, es una forma de especulación financiera que los análisis económicos
de signo neoliberal estiman que tiene un sentido constructivo porque sirve para igua-
lar precios entre mercados, moviendo dinero y bienes desde las áreas con excedentes
relativos hacia aquellas donde escasean los recursos financieros. Aunque lo cierto es
98 LOS PARAÍSOS FISCALES

que la idea de que este proceso de especulación resulta constructivo sufrió un fuerte
revés con la crisis financiera del Sudeste asiático en 1997, cuando el dinero que se ha-
bía derramado allí en una ola de optimismo especulativo contribuyó a producir una
burbuja, y cuando estalló esta burbuja salió despavorido, causando general devasta-
ción. El arbitraje financiero resultó seriamente desestabilizador, dañando gravemente
a un rosario de países asiáticos, con la ayuda de las políticas de ajuste del FMI que em-
peoraron la situación, como hemos analizado en el capítulo anterior.
Un estudio de la Universidad de Pensylvania (Edward Herman) señala asimismo
que en las últimas décadas se ha desarrollado un proceso sobrentendido aplicado por
bancos y otras instituciones financieras, comprendido en el concepto de arbitraje le-
gislativo, que consiste en la localización de países y territorios con autoridades de re-
gulación débiles y que no generaran muchas normativas; y seguidamente efectuar de-
terminadas transacciones y otros negocios legales dentro de su ámbito, en lugar de
realizar esas operaciones en otras jurisdicciones de países que disponen de legislacio-
nes más rigurosas. Esto facilita toda clase de martingalas como la evasión fiscal, el la-
vado de dinero sucio y el desarrollo de otras operaciones de dudosa legalidad, me-
diante la banca offshore.
Subraya el citado estudio que la competición existente por una mayor liberaliza-
ción de las legislaciones garantiza que algunos Estados, sobre todo microestados, pres-
ten este tipo de servicios; y de ahí que haya afluido mucha renta a las islas Caimán y a
otros paraísos fiscales que ofrecen esos servicios tan demandados. En consecuencia,
este hecho tiende a debilitar las regulaciones en todas partes, a medida que los países
con sistemas legislativos rigurosos ven cómo sus propias normas pueden ser evitadas
fácilmente mediante el arbitraje legislativo, de modo que la competencia y la desmo-
ralización les debilita directamente o les lleva a aminorar sus esfuerzos. Y eso explica
que los principales países no hagan mucho para competir con las islas Caimán y otros
paraísos importantes, con el fin de impedir su prestación de servicios para la evasión
fiscal, porque las instituciones financieras importantes y otras gentes poderosas desean
esos servicios y se oponen a su liquidación.

Las legislaciones son un coste empresarial

Desde la doctrina neoliberal dominante, las legislaciones y reglamentaciones son


consideradas un coste, un precio que los negociantes y empresas tienen que pagar
como consumidores de servicios de una jurisdicción. Y así, se señala que del mismo
modo que los vendedores buscan a los compradores más asequibles, o los físicos in-
vestigadores buscan las vías de menor resistencia en sus experimentos, las compañías
navieras operan bajo banderas de conveniencia y la banca o los cárteles de la droga se
aprovechan de las legislaciones rigurosas sobre secreto bancario de Suiza y Liechtens-
tein; o las multinacionales desvían sus productos manufacturados hacia los mercados
menos reglamentados en cuestiones de seguridad alimentaria o medioambiental.
De ahí que la defensa de esta liberalización y desregulación que ha generado esta
nueva situación mundial conduzca a una reducción del poder del Estado, puesto que
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES SE APROVECHAN DE LAS DIFERENCIAS. .. 99

el arbitraje legislativo representa una pérdida de la autonomía legislativa de los Esta-


dos, particularmente en materia de legislación sobre empresas, y que se ve acentuada
por la importancia financiera adquirida por los paraísos fiscales offshore.
En otros documentos del mismo sesgo neoliberal, se indica que las diferencias en-
tre las legislaciones sobre la actividad y solvencia de los sistemas bancarios lleva al ar-
bitraje entre sistemas; apuntando a las rigideces normativas de los países más desarro-
llados como la causa principal del desarrollo del mercado del eurodólar y de los
centros financieros offshore que los atrajeron, dando origen a su desarrollo y expan-
sión. Por lo que desde diferentes instancias internacionales está planteada la necesidad
de coordinación internacional de la armonización y la supervisión de los sistemas ban-
carios, a medida que la desregulación hace irrelevantes las fronteras y prolifera la cons-
titución de bancos (Fischer, Central Banks paper).
Dicho en otros términos, los paraísos fiscales offshore como realidad financiera in-
ternacional diferenciada han venido siendo señalados por los organismos financieros
internacionales como el FMI o la OCDE por las disfunciones que crean en principio
al sistema global; y una de estas disfunciones atañe directamente a las posibilidades
que ofrecen a los agentes de sacar partido de las diferencias existentes entre las regu-
laciones nacionales, sobre todo bancarias, que en la práctica significan de hecho bur-
larse de las mismas. Algo que demuestran hechos cotidianos como el caso de las par-
ticipaciones preferentes o acciones sin voto de las sociedades mercantiles creadas en
paraísos fiscales por bancos y cajas de ahorro españolas para eludir la prohibición de
la legislación española; o el caso de los fondos de inversión de alto riesgo registrados
en paraísos fiscales que operan en la Bolsa española aunque legalmente no puedan re-
gistrase en España.

El arbitraje de mercados laborales o de legislaciones medioambientales

En todo caso, el arbitraje legislativo o uso abusivo de las diferencias legislativas na-
cionales presenta otras dimensiones a las que sólo aludiremos según afecten al ámbito
laboral o medioambiental, con indudables repercusiones globales. Es conocida la op-
ción del capital por las regulaciones liberales en materia laboral o los mercados labo-
rales de bajos salarios. Obviamente, como los trabajadores de los países con altos sa-
larios no se pueden trasladar conservando sus empleos, la finalidad real de los
comportamientos empresariales de arbitraje hacia los países de bajos salarios no es
otra que librarse de la mano de obra de alto coste. Sin embargo, como apunta el men-
cionado estudio de la Universidad de Pensylvania, el propósito soterrado del arbitra-
je entre mercados laborales es mejorar la posición negociadora del capital frente a las
negociaciones sindicales en los países con salarios altos. De ahí que, con frecuencia, la
amenaza de deslocalización resulta ser más efectiva donde las posibilidades de arbi-
traje son reales. Las experiencias conocidas muestran que la amenaza se emplea regu-
larmente y resulta ser efectiva. Es evidente que la reducida dimensión territorial de los
paraísos fiscales no permite directamente este tipo de arbitraje legislativo entre mer-
cados laborales; pero su sector offshore facilita las operaciones financieras, a bajo o
100 LOS PARAÍSOS FISCALES

nulo coste fiscal, que hacen posible las deslocalizaciones de industrias y fábricas y las
adquisiciones y fusiones que contribuyen a la reestructuración de los grandes grupos
financieros.
Mencionemos otra dimensión del arbitraje referido a las legislaciones sobre me-
dioambiente por su importancia en la globalización actual, aunque los centros finan-
cieros extraterritoriales se vean implicados más raramente y en un grado menor que
los extensos territorios de los países del tercer mundo.
No obstante, resulta curioso el caso del paraíso fiscal de Gibraltar como ejemplo
de arbitraje medioambiental. En los últimos meses de 2002, un informe del CNI, el
servicio de inteligencia español, revelaba el «considerable riesgo medioambiental» del
negocio del combustible en la colonia británica, como consecuencia del bunkering o
suministro de combustible a los buques en la zona marítima de la bahía de Algeciras.
Según el Informe del FMI de octubre de 2001, Gibraltar se ha convertido en el mayor
bunkering port del Mediterráneo y uno de los mayores del mundo, cuyos ingresos por
la venta del petróleo importado representan el 30 por 100 del PIB, algo más de lo que
representan los servicios financieros de la Roca. La razón del desarrollo de este nego-
cio de intermediación en Gibraltar, que atrae 6.300 buques al año, radica en el menor
precio del gasóleo sujeto a menores impuestos que en territorio español; y a la utiliza-
ción de depósitos flotantes con incumplimiento de las normativas medioambientales
europeas, que se aplican estrictamente en el puerto de Algeciras dotado de mejores
instalaciones portuarias (El País, 20 de noviembre de 2002).

Recursos multiuso de los paraísos fiscales


Para la práctica del arbitraje legislativo, el sector financiero offshore dispone de una
amplia oferta de recursos que ofrece a sus distinguidos clientes para una variedad de
operaciones financieras especulativas, de blanqueo de capitales ilícitos o de evasión
fiscal o de mejora de resultados consolidados del grupo empresarial. Además de las
condiciones naturales e históricas singulares, como en los casos de Suiza y Luxem-
burgo, la condición de isla o enclave geográfico, montañoso o costero, se asocia a la
disponibilidad para no residentes de servicios financieros incentivados con ventajas
fiscales y la opacidad del secreto bancario y profesional. En la red de los mercados
mundiales, los centros financieros offshore son lugares privilegiados para la constitu-
ción de oficinas bancarias, empresas y agencias de todo tipo como plataformas para
realizar grandes operaciones financieras y comerciales, reales o ficticias, lícitas o ilíci-
tas, de las que el beneficiario obtendrá como mínimo un bajo «coste fiscal», de ahí que
se denominen paraísos fiscales.
Los negocios que se realizan en estos centros extraterritoriales cubren una amplia
gama de las finanzas y la economía, desde la banca, los seguros y la negociación de títu-
los de valores hasta actividades no financieras como el registro y abanderamiento de bu-
ques; aunque la mayoría de los paraísos fiscales están especializados en un tipo de servi-
cio financiero. Y así, mientras Liberia registra buques propiedad generalmente de
familias griegas, las islas Caimán se especializan en la formación de hedge funds o fondos
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES SE APROVECHAN DE LAS DIFERENCIAS. .. 101

de inversión de alto riesgo. Expertos del FMI sostienen que los usuarios más frecuentes
de los centros financieros extraterritoriales son las corporaciones multinacionales y las
«personas de ingresos elevados» o high-net-worth persons (IMF, «Assesing», 33), califi-
cativo que se aplica en los EE.UU. a quienes disponen de más de un millón de dólares
en efectivo.
En los últimos años, asombra el número de informes y documentos de diversos or-
ganismos internacionales que nos describen la multiplicidad de usos de los centros fi-
nancieros extraterritoriales, sus estructuras jurídicas y su funcionamiento. El Informe
del FSF de abril de 2000 recoge como ejemplos de utilización de los paraísos fiscales,
la concesión de licencias de banca para no residentes, la constitución de sociedades
exentas o corporaciones de negocios internacionales, de compañías de seguros, ins-
trumentos con fines específicos, la gestión de activos financieros y su protección; y
también incluyen la planificación fiscal, la evasión fiscal y el blanqueo de dinero, como
aprovechamientos que se obtienen de esos centros financieros para no residentes. Y otras
fuentes consultadas ratifican y amplían las funcionalidades posibles como proyectos
de inversión colectiva, fondos de inversión colectiva ordinarios y de alto riesgo, colo-
cación de activos, operativa administrativa y de tarjetas de crédito (back office work) y
otras actividades con incentivos fiscales.

Autorización de entidades bancarias offshore

En los paraísos fiscales se autoriza la creación de bancos y la prestación de servi-


cios financieros destinados a no residentes, disponiéndose de un sector integrado por
una variedad de entidades, filiales y sucursales de bancos internacionales, para gestio-
nar sus operaciones de cambio de divisas o para facilitar la financiación de una unión
temporal de empresas o joint venture, o para la gestión y administración de fondos,
aprovechando diversas ventajas como la ausencia de retenciones fiscales sobre los di-
videndos o los intereses, exención de impuestos sobre transferencias, carencia de im-
puesto de sociedades, ausencia de control de cambios y una reglamentación y super-
visión sobre la actividad bancaria poco rigurosas, con un menor nivel de exigencias de
información y de restricciones comerciales que en el país de origen.
En todo caso, los diversos tipos de banca offshore, ajena a la actividad económica
local, resultan ser la conexión externa y el enlace con los mercados financieros mun-
diales, como analizaremos en el apartado siguiente.

Registro de sociedades y holdings

Las sociedades extraterritoriales u offshore, sociedades exentas o compañías de nego-


cios internacionales (International Business Corporation o IBC, en la terminología an-
glosajona) son entidades de responsabilidad limitada registradas en un centro financiero
extraterritorial, que se suelen utilizar para realizar ciertos negocios, la emisión de accio-
nes u obligaciones, bonos u otros medios de atraer capital, con la finalidad de crear com-
102 LOS PARAÍSOS FISCALES

plejas estructuras financieras. De una u otra forma se trata de sociedades instrumentales,


y, en muchos casos, de puras ficciones, utilizadas para diferentes modalidades de «reduc-
ción de costes fiscales» y actuaciones financieras con máximos márgenes de acción.
A veces basta para su formación con sólo un empleado como director; y, en mu-
chos casos, los propios residentes del centro financiero extraterritorial anfitrión actúan
de testaferros como directores para ocultar la identidad de los verdaderos directores
de la sociedad. Los 575 habitantes de la diminuta isla de Sark se reparten las direc-
ciones de más de 15.000 compañías; y un residente es director de 2.400 compañías in-
ternacionales. Sark forma parte de las islas británicas del Canal de la Mancha y no au-
toriza la circulación de automóviles por su única carretera (Sikka, 10).
En algunos paraísos fiscales se suelen utilizar certificados de acciones registradas, pero
no disponen de un registro público de accionistas; en otros, son mínimos los costes de
constitución de una sociedad offshore, generalmente con exención de impuestos. Según
los expertos del FMI, este tipo de sociedades es un instrumento corriente para la gestión
de fondos de inversión y como medio de evasión de impuestos de las corporaciones trans-
nacionales (OFCs. IMF Background, 4); asimismo, son de gran utilidad para la delin-
cuencia financiera, según denuncia en sus informes anuales la Oficina contra el Narco-
tráfico del Departamento de Estado de EE.UU., como analizamos en el capítulo 5.
Su polivalencia se ve ampliada en la práctica más reciente, con la aplicación de la
sociedad offshore para la domiciliación de la propiedad intelectual, que es una opción
preferida actualmente por las empresas estadounidenses. En algunos supuestos, el ob-
jetivo de la sociedad offshore es la domiciliación de la propiedad inmobiliaria. Es co-
nocido el caso de empresas registradas en Gibraltar como propietarias de edificios y
fincas en Marbella y la Costa del Sol, donde han facilitado las operaciones de especu-
lación inmobiliaria.
La clientela de los centros offshore es muy variada e importante. Según la Memo-
ria de 2002, el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) mantiene 36 sociedades mer-
cantiles, de las cuales 15 en islas Caimán y las demás en los paraísos fiscales de Ando-
rra, Gibraltar, las islas británicas de Jersey y Guernesey en el Canal de la Mancha,
Antillas holandesas y Panamá, que le produjeron un beneficio neto global próximo a
222 millones de euros durante 2002. Están dedicadas a cuatro actividades: servicios fi-
nancieros, banca, sociedades instrumentales inmobiliarias y sociedades de cartera
como propietarias de acciones de otras empresas. Y, como muchos otros bancos, el
Grupo bancario SCH mantiene tres sociedades en las Caimán además de diversos hol-
dings en otros paraísos fiscales, informa la Memoria de 2002. El antiguo monopolio
público de Campsa convertido con la privatización en el Grupo Repsol YPF nos cuen-
ta en su Memoria de 2003 que, de las 253 «principales sociedades participadas» que
registra, once sociedades aparecen domiciliadas en las islas Caimán y siete más en pa-
raísos fiscales tan notorios como Suiza, Luxemburgo, Bermudas, Antillas Holandesas,
Andorra; una típica expresión de corporación transnacional con una dispersión geo-
gráfica no siempre relacionada con su actividad productiva.
Un paraíso fiscal tan publicitado como las islas Vírgenes Británicas registra cada mes
casi 400 nuevas compañías offshore y con más de 350.000 registradas en 2001, ese paraí-
so fiscal quizás sea la base del 12 por 100 de todas las IBCs registradas en el mundo. Por
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES SE APROVECHAN DE LAS DIFERENCIAS. .. 103

la módica cantidad de 1.350 dólares, la agencia Carlton Press nos ofrece en su web la po-
sibilidad de constituir una IBC en las islas Vírgenes Británicas, con opción a one nominee
director o testaferro, o apoderados, abonando unos suplementos. Como relata Jean Zie-
gler (Los nuevos amos, 164-165), la IBC está considerada como una institución incompa-
rable por la máxima protección que suele ofrecer, por ejemplo, en las Bahamas contra
cualquier indiscreción, procedimiento legal o cualquier perturbación del cliente de un
banco suizo que practica la evasión fiscal, al corrupto mulá de Irán o al padrino de la ma-
fia rusa. Ni las autoridades de las Bahamas ni de cualquier Estado están autorizadas para
consultar los balances, ni conocer la identidad de sus propietarios ni el movimiento de sus
cuentas. Conforme a la International Business Companies Act de 1990, basta un capital
de 5.000 dólares para constituir una sociedad offshore en las Bahamas, efectuándose el pa-
peleo en veinticuatro horas y abonando varios centenares de dólares por honorarios de
abogado y registro. Aunque la IBC es una sociedad por acciones, no se registran ni los
nombres de los accionistas, ni sus gerentes o miembros de su consejo de administración
y legalmente están autorizadas las asambleas generales de accionistas por teléfono.
Una modalidad de sociedad offshore son las sociedades de gestión de cartera de va-
lores (acciones, obligaciones y otros títulos de inversión) o holdings, constituidas en un
centro financiero offshore, a menudo para operar en más de un mercado financiero.
Estas corporaciones domiciliadas legalmente en paraísos fiscales ordenan frecuente-
mente inversiones en entidades afiliadas o sociedades mercantiles vinculadas entre sí
de alguna forma. El incremento del capital o el abono de dividendos o las plusvalías
en casos de cambio de titularidad disfrutan de exenciones tributarias.
Desde 1997 figura registrado en Gibraltar el holding Menatep Group, propiedad
de oligarcas rusos, con filiales en Jersey y otros paraísos fiscales, a través de las cuales
detenta el control, entre otras grandes empresas, de la petrolera rusa Yukos. Además,
tenemos que subrayar que la mayoría de los paraísos fiscales, incluidas las dependen-
cias británicas como Gibraltar, las islas normandas del Canal y la isla de Man, amura-
llan ciertos aspectos de su régimen fiscal extraterritorial frente a su economía local. Un
ejemplo es la isla de Jersey, en la que las compañías comerciales no pueden acogerse a
la condición de empresa exenta; y las «facilidades para empresas de negocios interna-
cionales» (las IBCs), que suponen el disfrute de un tipo de tributación sobre los be-
neficios empresariales inferior al 2 por 100, se reservan exclusivamente para las em-
presas que no realizan actividad comercial en la isla.

Domiciliación de compañías de seguros

En muchos paraísos fiscales se desarrolla también el negocio de las empresas asegura-


doras, que incluyen las compañías de seguros de vida, de reaseguro (que asumen parcial o
totalmente un riesgo comprometido por otras compañías aseguradoras) y «sociedades ase-
guradoras cautivas», que son compañías propiedad de firmas no aseguradoras, que cubren
el aseguramiento de las otras empresas de los mismos propietarios. En estos centros está
domiciliada una gran mayoría de este tipo de «aseguradoras cautivas». Al decir de exper-
tos del FMI, los entornos legales y reglamentarios innovadores –es decir, menos exigentes
104 LOS PARAÍSOS FISCALES

y garantistas– contribuyen a traer a estos centros una gran cuota del mercado mundial de
los seguros (IMF, «Assessing», 33). Como muestra de la reciente integración española en
la globalización financiera, el Grupo Repsol YPF, a través de la sociedad matriz YPF In-
ternational S. A., tiene el 99 por 100 de la sociedad Greenstone Assurance Ltd., registrada
en las Bermudas; y en Luxemburgo posee dos sociedades de reaseguros, Gaviota RE, S. A.,
y Cormorán RE, S. A., a través de Repsol International Finance, B. V.
El citado informe del FMI nos indica que en un centro financiero extraterritorial,
un grupo empresarial o una corporación transnacional establece una compañía de se-
guros «cautiva» para gestionar riesgos, minimizando la tributación; y, para una com-
pañía de seguros de cualquier país, una filial en un centro offshore le permitirá rease-
gurar ciertos riesgos, ya asegurados por la casa matriz, cumpliendo unos requisitos
generales de capital y de reservas, que serán mucho menos exigentes y costosos que
los previstos en el país de la casa matriz. En estos y otros casos, los atractivos ofreci-
dos serán un régimen fiscal favorable sobre la renta o las retenciones sobre el capital;
unos niveles de capital requerido para la constitución de la aseguradora o requisitos
actuariales de reservas, muy inferiores a los legalmente establecidos para residentes en
cualquier país; o escasamente exigidos en la práctica. Precisamente, un entorno muy
favorable ha permitido que las Bermudas se conviertan en un gran centro con unos ac-
tivos en seguros que totalizaban los 160.000 millones de dólares a fines de 2001, más
del 30 por 100 de las compañías aseguradoras cautivas del mundo y algunas de las ma-
yores aseguradoras de catástrofes (www.bermuda-insurance.org).

Instrumentos o entidades para fines específicos (SPVs)

En el Informe 2000 del Grupo de trabajo del FSF sobre los centros offshore, se regis-
traba como una de sus variadas prestaciones la utilización de lo que se denomina «enti-
dades o instrumentos para fines específicos» (Special Purpose Vehicles o SPVs, en la ter-
minología anglofinanciera) como una categoría que agrupa diversas modalidades cada
vez más utilizadas para efectuar actividades financieras, aprovechando la flexibilidad nor-
mativa y los incentivos tributarios ventajosos que ofrecen estos paraísos fiscales.
En el marco desregulado de los centros offshore, las grandes corporaciones transna-
cionales inventan productos, instrumentos o entidades financieras para sofisticadas ope-
raciones en los mercados financieros. Un banco o corporación, con sede en un determi-
nado país, suele constituir una entidad o sociedad mercantil en un paraíso fiscal para
realizar una determinada actividad financiera muy específica, como puede ser la obten-
ción de financiación mediante la emisión de títulos de valores (acciones, bonos u obli-
gaciones), que es una de las prácticas más corrientes; y previamente le asignará a esa so-
ciedad un conjunto de activos financieros para respaldar esas emisiones de valores, por
ejemplo, con una cartera de hipotecas, unos créditos, unos depósitos bancarios, etcétera.
Apoyándose en esos activos financieros como garantía, la entidad o sociedad offsho-
re ofrece entonces una variedad de títulos de valores a los inversores de cualquier país,
generalmente a los clientes de su corporación matriz, que se benefician de un trato fis-
cal favorable tanto para esa empresa filial como para la propia corporación matriz.
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES SE APROVECHAN DE LAS DIFERENCIAS. .. 105

Esta actividad denominada titulización (securitization) es propia de las entidades fi-


nancieras y tiene como objetivo secundario lograr la reducción de «costes fiscales» en
la obtención de financiación externa así como eludir la legislación nacional del agen-
te bancario o financiero. Es el caso de las llamadas participaciones preferentes o ac-
ciones sin derecho a voto, emitidas entre 1997 y 2003, por las sociedades mercantiles
constituidas en las islas Caimán, filiales de tres entidades financieras españolas (Caja-
sur, El Monte y Caja San Fernando) por un importe próximo a 400 millones de euros,
según la investigación abierta por la Fiscalía Anticorrupción, por ser una práctica
«irregular y lesiva para el Tesoro Público», aunque el vacío legal y la modificación le-
gislativa posterior cancelaron la investigación judicial.
La atracción de los paraísos fiscales para ciertas operaciones financieras o instrumen-
tos jurídicos financieros se deriva asimismo de las reglamentaciones menos exigentes res-
pecto de las actividades propias de las instituciones financieras. En particular, suele ser una
práctica propia de los bancos que utilizan estas creaciones jurídicas para obtener capital en
el mercado primario, dentro de entornos de baja tributación en offshore. Los expertos del
FMI indican que estos instrumentos o entidades también se establecen por instituciones
financieras no bancarias para aprovecharse de la malla de normativas más liberales que las
vigentes en los países de origen, que requieren por ejemplo un importe más elevado de ca-
pital para la constitución de la sociedad que el exigido en el centro offshore.
La Audiencia Nacional en Madrid tiene abierto un proceso judicial penal, imputan-
do diversos delitos al ex presidente del BBV y a otros ex consejeros por su presunta par-
ticipación en la constitución de fondos de pensiones de la entidad estadounidense Ame-
ricana Life Insurance Company (ALICO) financiados con fondos extracontables del
BBV, utilizando cuentas en clave y sociedades offshore, para no residentes, en el paraíso
fiscal de Jersey. Sin que figuraran en las cuentas autorizadas del banco y en perjuicio de
los accionistas, se realizaron estas y otras operaciones financieras mediante las socieda-
des BBV Privanza Jersey y Canal Trust Company para establecer unas sustanciosas pen-
siones a favor de 19 miembros del Consejo de Administración.

La gestión de activos financieros y otros aprovechamientos

Otro servicio propio de los paraísos fiscales, según consta en los informes de refe-
rencia del FMI, es la denominada protección de activos, incluidos los fideicomisos o
trusts. Los individuos acaudalados y las empresas de países con economías débiles y
sistemas bancarios frágiles suelen buscar la protección de sus activos fuera de sus fron-
teras, en previsión del colapso de sus monedas nacionales y de la banca de sus países
y fuera del alcance de los controles de cambios existentes o posibles. En los casos en
que buscan asimismo confidencialidad o la opacidad en la gestión de sus patrimonios,
la opción suele ser una cuenta bancaria en un centro financiero extraterritorial. En
otros supuestos, la motivación para «irse a offshore» es el temor a la confiscación de
patrimonios ilegítimamente adquiridos.
Otras motivaciones que se registran como dato de las relaciones financieras con los
paraísos fiscales afectan a la justicia. Es el caso de individuos que, frente a demandas
106 LOS PARAÍSOS FISCALES

judiciales con responsabilidad civil en sus países, buscan «reestructurar la propiedad


de sus patrimonios», según la expresión de los expertos del FMI, o, dicho más clara-
mente, camuflar sus bienes, mediante la constitución de fideicomisos para proteger
aquellos fondos frente a la sentencia judicial condenatoria en su país de origen. Por
ejemplo, determinadas jurisdicciones extraterritoriales aplican una legislación que
protege a aquellos que transfieren la propiedad a un fideicomiso personal, frente a las
normas obligatorias sobre la herencia en sus países de origen.
Así mismo, algunos paraísos fiscales ofrecen prestaciones no directamente finan-
cieras, aunque ligadas también con la globalización neoliberal. Todos los barcos que
navegan largas distancias tienen que ser registrados y llevar la bandera de un país.
Cierto número de centros offshore se han especializado en el registro de buques y en
la concesión de banderas de conveniencia, que no se corresponde con la de la propie-
dad del buque. La vinculación del negocio naviero con los paraísos fiscales ha queda-
do demostrada en el caso del petrolero Prestige, en cuya catástrofe confluyen al menos
cuatro paraísos fiscales (Liberia, Bahamas, Suiza y Liechtenstein) como veremos.
Entre los usos de los centros financieros extraterritoriales, además de las autoriza-
ciones de banca para no residentes, formación de compañías de negocios internacio-
nales mercantiles y aseguradoras, y las entidades e instrumentos financieros específi-
cos, que hemos descrito, el Informe de abril de 2000 del FSF sobre los centros offshore
incluye la planificación y la evasión fiscal y el blanqueo de capitales; como corroboran
muchos otros documentos oficiales y las frecuentes noticias de escándalos financieros
y políticos. En cualquier caso, los recursos descritos tienen un uso polivalente para la
evasión fiscal, la mera especulación financiera o el blanqueo de dinero sucio de la dro-
ga o la financiación del terrorismo.
En definitiva, son muy variadas las prestaciones de los paraísos fiscales a las nece-
sidades del sistema financiero global a las que responden. Por ello, tanto las entidades
bancarias como las sociedades y entidades constituidas en los paraísos fiscales carecen
de finalidades propias de la economía productiva, sino que están relacionadas con una
gama variada de operaciones comerciales y financieras, ficticias o reales, que general-
mente serían calificadas de ilegales si aplicáramos en el centro offshore la legislación
de la mayoría de los países. Pese a que esas operaciones representan casi siempre un
valor multimillonario, no tienen su traducción local en complejos industriales o de alta
tecnología o de industria de servicios no financieros en su reducido territorio, sino que
sus resultados se perciben fuera de su ámbito geográfico, en los centros financieros de
los grandes países del Norte.

La intermediación bancaria offshore


Un rasgo básico de los paraísos fiscales es la disponibilidad de un sector bancario
y financiero offshore, donde es el negocio que prevalece, como sostienen los expertos
del FMI. Esta actividad bancaria se caracteriza por dos notas. En primer lugar, por el
apellido offshore, cuyo sentido figurado alude a la condición de no residente; es decir,
se trata de una banca destinada específicamente a las operaciones transnacionales de
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES SE APROVECHAN DE LAS DIFERENCIAS. .. 107

no residentes en moneda no local, que se registran en su ámbito territorial. En segun-


do lugar, por su conexión con los grandes centros financieros internacionales, donde
se toman las grandes decisiones. La mayoría de los bancos representados en los cen-
tros offshore son filiales o sucursales de bancos internacionales, que actúan como cen-
tros de registro de transacciones planificadas y dirigidas desde algún otro país, cuya
principal actividad es recolectar depósitos procedentes de diferentes mercados y ca-
nalizarlos de vuelta hacia la entidad matriz.
Son los dos puntos clave de la intermediación bancaria extraterritorial. Gran nú-
mero de bancos extranjeros están autorizados como bancos offshore, sin apenas acti-
vidad en relación con la economía local, como sucede en uno de los centros bancarios
mayores del mundo, las islas Caimán, que a fines de 2000 tenía 450 bancos y a co-
mienzos de 2004, según la web oficial, tenía registrados 600 bancos y trusts, entre los
que se incluyen 43 de los 50 bancos más importantes del mundo. Y en las Bahamas
operan más de 400 bancos para transacciones transnacionales.
La banca offshore desarrolla su actividad predominantemente mediante sucursales
y filiales pertenecientes a bancos o grupos bancarios, que tienen su sede en alguna otra
parte, principalmente en los países más importantes, pero también en las mayores eco-
nomías emergentes. Exponente de esta integración es Citigroup, número uno del sec-
tor bancario mundial y modelo de banca universal que agrupa a la banca comercial y
a la banca de inversiones o de negocios. Resultado de la fusión en 1998 de Travelers
Group y de Citicorp, el holding de Citibank, ha sido objeto de sonados escándalos y
de sanciones económicas por sus operaciones offshore, entre ellas, algunas ligadas a
Enron (Godefroy, Le Capitalisme clandestin, 55-58). Esta actividad bancaria extrate-
rritorial tiene un hito en la sonada quiebra en 1991 del Bank of Credit and Commer-
ce International, el famoso BCCI Holding que durante muchos años funcionó como
una lavadora de dinero negro de distinguidos clientes como Pablo Escobar y el cartel
de Medellín y los dictadores Manuel Noriega, Ferdinand Marcos o Sadam Husseim.
Todo un paradigma de las posibilidades que los centros offshore ofrecen al negocio
bancario. Los expertos del FMI creen que desde la quiebra del BCCI y luego del Me-
ridiam Bank en Zambia, dos casos reseñados en el capítulo anterior, se ha hecho difí-
cil para un banco constituido en una jurisdicción con mercados domésticos limitados
realizar negocios en otros países; incluso afirman que, actualmente, a los bancos que
desean abrir sucursales y filiales, las autoridades supervisoras les exigen que demues-
tren que el organismo supervisor en el país de la casa matriz tiene capacidad para ejer-
cer una supervisión consolidada, es decir, que incluya la sede central y todas sus ra-
mificaciones, algo que resulta casi imposible de realizar para un banco cuyos negocios
están casi completamente fuera de la jurisdicción del país de origen.
La integración de la economía española en la globalización financiera se ve refleja-
da en la amplia presencia de los grupos bancarios españoles en los paraísos fiscales.
Según el Informe para 2003, las sociedades consolidadas que integran el Grupo SCH
comprenden siete sociedades de banca registradas en Suiza, las Caimán, Guernesey y
las Bahamas (cuatro sociedades) y una gestora de fondos, también en las Bahamas.
Para ese mismo año de 2003, el Grupo BBVA disponía de 36 «sociedades dependien-
tes consolidadas» en conocidos paraísos fiscales offshore, más otra sociedad de servi-
108 LOS PARAÍSOS FISCALES

cios financieros en el Estado de Delaware, famoso por su oferta de ventajas fiscales y


su legislación poco exigente en cuanto a identificación del cliente. Menos representa-
ción offshore tiene el Grupo Banco Popular, con sus cuatro sociedades financieras en
las Caimán y su sociedad de gestión de fondos de inversión en Luxemburgo. En este
paraíso fiscal del Gran Ducado, también tiene dos sociedades de seguros el Grupo
Banco Sabadell, además de otras cinco sociedades financieras repartidas entre Ando-
rra y las Caimán, según datos de 2001.

Tipología bancaria para no residentes

Las actividades financieras de los paraísos fiscales se desarrollan mediante unas es-
tructuras bancarias específicas, y especializadas para aprovecharse de las peculiarida-
des de la financiación extraterritorial, realizando operaciones financieras con un mar-
gen de maniobra del que carecerían en sus países de origen, en cuanto a disminución
de riesgos y reducción de costes, incluidos los fiscales. Documentos solventes del FMI
y del Comité de Supervisión Bancaria de Basilea nos instruyen detalladamente sobre
su funcionamiento real, que no figura en las memorias anuales de los bancos o de los
grupos financieros.
La presencia física de establecimientos de bancos foráneos en los centros financie-
ros extraterritoriales suele ser variada. En algunos centros posiblemente generan y
hasta financian en ciertos casos los negocios registrados en sus libros; pero, en otros
casos, la presencia física de los bancos es muy limitada y sus decisiones comerciales se
toman en otra parte (OFCs. IMF Background, 13). Diferentes grupos de trabajo crea-
dos por organismos internacionales, en particular por el Comité de Supervisión Ban-
caria de Basilea, han observado y descrito detalladamente las modalidades peculiares
que revisten las estructuras bancarias que se han ido desarrollando en los paraísos fis-
cales para la realización de operaciones financieras extraterritoriales. Hemos tomado
como fuente básica de información dos Informes de enero de 2003 (Shell banks and
booking offices y Paralell-owned banking estructures) del Grupo de trabajo sobre la
Banca Transnacional del Comité de Basilea, dependiente del BIS o Banco Internacio-
nal de Pagos (The Working Group on Cross-border Banking). Estas investigaciones
nos permiten conocer la realidad de los paraísos fiscales y su estrecha vinculación con
los mercados financieros globalizados a través de las representaciones, casi siempre, de
los bancos internacionales, descritas con una tipología convencional en inglés, como
Shell banks, Booking branches, Booking subsidiaries y Parallel banks, en que cada de-
nominación responde a unos objetivos de realización de operaciones financieras, libe-
radas de las normas aplicables en el país de origen. Naturalmente las denominaciones
oficiales del banco no se ajustan a esta tipología descriptiva que resumimos.

Bancos fantasma

Los «bancos fantasma» o shell banks son bancos que no tienen una presencia real
como entidades financieras, en el sentido de que carecen de una dirección o una ge-
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES SE APROVECHAN DE LAS DIFERENCIAS. .. 109

rencia responsable en el centro financiero offshore, en el que se han constituido y re-


gistrado. Los responsables de la dirección y gerencia están localizados en otra juris-
dicción o país, donde a menudo se encuentra la dirección efectiva, bien sea en las ofi-
cinas de una entidad asociada o a veces en un domicilio particular. Un «banco
fantasma» se caracteriza por no disponer nada más que de un agente matriculado en
la jurisdicción extraterritorial donde se ha constituido, presentando una dirección
simplemente a efectos legales ante la autoridad local.
Las operaciones que realiza este tipo de representación bancaria responden a decisio-
nes de la dirección de un grupo bancario o financiero, con la sede central situada fuera
del paraíso fiscal; pero que al no aparecer vinculado a ningún grupo financiero no está so-
metido a una supervisión consolidada, que obligue a un balance contable del conjunto,
que garantice la solvencia y solidez de esos bancos y también que refleje todas las activi-
dades lícitas e ilícitas de las entidades del grupo; operan como entidades independientes
respecto del verdadero banco. La disponibilidad de este tipo de bancos es uno de los ras-
gos típicos de algunos paraísos fiscales, como unidades dependientes de un grupo o en-
tidad transnacional cuyas operaciones son controladas por la banca de los centros finan-
cieros internacionales. Los expertos del FMI apuntan que existe una tendencia al
crecimiento de este tipo de establecimientos precisamente en los centros financieros off-
shore con más éxito, porque aportan mayor valor añadido en la medida en que disponen
de una mayor capacidad y profesionalidad especializada, según su percepción.

Sucursales contables

Las «sucursales contables» o booking branches son sucursales de un banco extran-


jero, caracterizadas por su condición de meras oficinas administrativas, en muchos ca-
sos atendidas por un agente local que incluso puede estar prestando servicios a otros
bancos. Pero en realidad carecen de dirección y gerencia responsables en la jurisdic-
ción en la que se han sido autorizadas o registradas. La verdadera gerencia de la su-
cursal posiblemente esté localizada en el país de origen, donde se sitúa la oficina cen-
tral o en una oficina situada en una tercera jurisdicción, que puede estar o no sometida
a supervisión. La diferencia básica entre ambos tipos de establecimientos bancarios es-
triba en que los «bancos fantasma» son una mera apariencia de banco y las «sucursa-
les contables» forman parte realmente de un banco que existe y que está regulado por
la autoridad supervisora del país de origen.
Estas sucursales son rentables para un banco porque le permiten efectuar cierto
tipo de negocios para no residentes en una jurisdicción foránea sin el coste del esta-
blecimiento de una verdadera sucursal extranjera, disponiendo de alguna autonomía
de gestión. Por lo general, en esas sucursales no se generan operaciones financieras lo-
cales, donde su intervención se limita a dejarlas registradas, utilizándose estas sucur-
sales para eludir en determinadas operaciones la aplicación de ciertas normas legales
restrictivas nacionales; o para hacer frente a eventualidades financieras con mayor li-
bertad de acción por el menor rigor normativo en el paraíso fiscal. El banco mantiene
el control de las operaciones que se efectúan en esas sucursales con sometimiento a
unas normativas más laxas por estar ubicadas en esa jurisdicción offshore.
110 LOS PARAÍSOS FISCALES

Es el caso de los bancos norteamericanos que mantienen «sucursales contables»


principalmente en las Bahamas y en las islas Caimán, situadas en el mismo huso hora-
rio. Mediante ellas, se ofrecen las llamadas «cuentas de barrido» (sweep accounts) a las
empresas clientes, con las cuales se sortea la legislación norteamericana que no auto-
riza abonar intereses en las cuentas corrientes comerciales radicadas en los EE.UU.
Para poder abonar intereses a sus clientes empresariales, los fondos disponibles del
cliente se «barren» al final de cada jornada comercial desde la cuenta corriente en
EE.UU. a la cuenta en la sucursal contable del paraíso fiscal, donde pernoctan, regre-
sando al día siguiente a la cuenta en EE.UU. No existen restricciones para la posibili-
dad de que los bancos norteamericanos abonen intereses a esos depósitos de pernoc-
ta, que pueden contabilizarse en cualquier sucursal extranjera, aunque por la cuestión
horaria resulte problemático contabilizarlos en localidades lejanas.

Filiales contables

Las «filiales contables» o booking subsidiaries son también entidades vinculadas a


un banco, pero jurídicamente independientes y destinadas a figurar como simples uni-
dades contables que registran las operaciones efectuadas en nombre del banco al que
están vinculadas. En muchos casos, estas filiales a efectos contables son utilizadas prin-
cipalmente para actividades de banca privada o para las relaciones de confianza o fi-
ducia. Tienen como finalidad la segregación de los riesgos que implican ciertas opera-
ciones, generalmente especulativas o con alto grado de incertidumbre, que se asocian
a la entidad filial constituida en el paraíso fiscal, desvinculándolas formalmente de la
casa matriz, de la cual esta filial es jurídicamente una entidad separada. Sin embargo,
como regla general, el negocio de la «filial contable» se gestiona desde la jurisdicción
donde reside la sede central del banco, que es la que dirige de verdad y planifica la ac-
tividad de la filial supuestamente autónoma.

Bancos en paralelo

Los «bancos en paralelo» o parallel banks se definen como bancos autorizados le-
galmente en jurisdicciones diferentes, aunque tienen el mismo o los mismos propieta-
rios beneficiarios. Y, por consiguiente, comparten casi siempre una gerencia común y
sus negocios están entrelazados. Probablemente el propietario, o los propietarios, sea
un individuo o una familia, un grupo de accionistas particulares o un holding u otra
entidad que no está sometida a supervisión bancaria. Porque la razón de ser de su
constitución en el centro offshore es eludir la aplicación de la consolidación regla-
mentaria, es decir, su sometimiento obligatorio a un balance contable de todo el gru-
po financiero; por tanto, a esos efectos no se integran en el mismo grupo financiero,
del que dependen y al cual están realmente vinculados.
La constitución de «bancos en paralelo» está motivada por una serie de objetivos,
entre otros y principalmente para aprovecharse de las ventajas de los diferentes siste-
mas fiscales y de ahí que surjan en los centros financieros extraterritoriales. En otros
casos se busca evadir la aplicación de restricciones legales de los países sobre las ope-
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES SE APROVECHAN DE LAS DIFERENCIAS. .. 111

raciones bancarias que el grupo pretende llevar a cabo; aunque más frecuentemente
su objetivo básico es evadir las exigencias reglamentarias sobre todo relativas a la su-
pervisión bancaria consolidada prevista en el país de la casa matriz o facilitar las gran-
des operaciones de delincuencia financiera.
Otras informaciones sobre casos concretos nos permiten conocer mejor la realidad
de la actividad bancaria en los paraísos fiscales. Por ejemplo, informes de la Banca Cen-
tral rusa registraron que en los años 1998-1999 casi 70.000 millones de dólares de los
nuevos oligarcas fueron o bien contabilizados por los bancos rusos registrados en Nauru
o transferidos a través de los bancos corresponsales de Nauru a los paraísos fiscales del
Caribe y de Europa, cifras menores fueron transferidas a través de los paraísos fiscales
de Vanuatu y Palau. Claro que, como nos explican frecuentemente, en la percepción de
los expertos de EE.UU. –desde su ideología neoliberal– fueron los propios mercados los
que corrigieron esta situación, porque los mercados reaccionaron a estas alegaciones del
Banco Central Ruso y rápidamente el Deutsche Bank remitió un mensaje a sus casi 300
bancos corresponsales dentro de su sistema para que pararan las transacciones denomi-
nadas en dólares, procedentes de las tres jurisdicciones del Pacífico; y lo mismo hicieron
el Republic National Bank, Bankers Trusts y el Bank of New York.
Noticias aún más recientes nos ilustran sobre las ramificaciones de las oficinas en im-
portantes países y paraísos fiscales del banco HSBC, Hong Kong and Shangai Banking
Corporation Limited, conocido en España sobre todo por sus relaciones con el caso de
Gescartera, que está considerado como el tercer grupo bancario mundial y muy represen-
tativo del poder financiero británico. Dentro de este grupo bancario encontramos el
HSBC Bank International Limited, que tiene tres sucursales en las islas de Jersey y de
Guernesey y en la isla de Man. Y este banco es una filial (una booking subsidiary, quizá)
propiedad al 100 por 100 de la sociedad de cartera HSBC International Holdings Limited
con sede en la isla de Jersey, paraíso fiscal muy familiar para el BBVA, el SCH y Gescarte-
ra; y advierte la Memoria de cuentas de 2002 que la sociedad de cartera última del grupo
es HSBC Holdings plc que está constituida en Inglaterra (www.offshore.hsbc.com).

Las operaciones financieras de los paraísos fiscales

Todos los informes técnicos analizados demuestran el papel fundamental que de-
sempeñan las distintas modalidades de las representaciones bancarias disponibles en
los paraísos fiscales, que son el núcleo de estos centros financieros. Eso justifica que a
veces se hable de paraísos bancarios, porque la realidad financiera de los centros ex-
traterritoriales se halla estrechamente asociada a las entidades bancarias, desde que los
eurodólares contribuyeron a su desarrollo y expansión. La finalidad de las oficinas
bancarias, sean «bancos fantasma», «bancos en paralelo», «filiales u sucursales conta-
bles», instaladas en las Bahamas, en las islas Cook, Gibraltar o en Liechtenstein, no es
otra que la ejecución de ciertas operaciones legales o ilegales en el país de origen del
banco, para las cuales el «coste fiscal» es mucho menor o probablemente cero. Y pre-
cisamente son los documentos de los organismos internacionales los que reseñan en
detalle la utilización que la banca hace de los paraísos fiscales.
112 LOS PARAÍSOS FISCALES

Primeramente destaca la importancia de la actividad intrabancaria offshore. En el


documento del FMI, del cual hemos tomado estas informaciones sobre la actividad
bancaria extraterritorial, se ponen de relieve las estrechas relaciones entre los bancos
de los paraísos fiscales y los de los demás países, hasta el extremo de que a finales
de 1999, un 70 por 100 de los activos bancarios transnacionales de los centros finan-
cieros extraterritoriales y un 60 por 100 de los pasivos transnacionales eran vis a vis
otros bancos. En otras palabras, la actividad financiera de los paraísos fiscales se man-
tiene y se desarrolla gracias a la actividad interna de los propios bancos.
La banca offshore o extraterritorial, domiciliada en paraísos fiscales, efectúa una
amplia variedad de transacciones financieras como reseña uno de los informes del
FMI estudiados, que abarcan desde los préstamos en divisas (incluidos los préstamos
sindicados) y la aceptación de depósitos, a la emisión de títulos de valores o las ope-
raciones extrabursátiles de derivados (over-the-counter u OTC) con fines puramente
especulativos y para la gestión de riesgos, pasando desde luego por la gestión de acti-
vos financieros de clientes particulares o de entidades que depositan sus fondos
(OFCs. IMF Background, 13).

Préstamos en divisas

Una de las transacciones frecuentes son los préstamos en divisas y la financiación


asociada a monedas extranjeras, casi siempre con el dólar. Normalmente se trata de un
negocio impulsado por la disponibilidad de activos financieros; negocio que unas ve-
ces se genera en un centro financiero offshore, pero más frecuentemente tiene su ori-
gen fuera del paraíso fiscal, en otro país, aunque por razones fiscales generalmente se
contabiliza el préstamo y se financia mediante la entidad bancaria del centro extrate-
rritorial. A menudo la oficina, radicada en determinado país, que gestiona el préstamo
proporciona la financiación, pero en ocasiones es la entidad bancaria del propio pa-
raíso fiscal la que efectúa el préstamo.
En todo caso, los riesgos que implica esta actividad bancaria son gestionados por
las oficinas centrales del banco y casi siempre este tipo de financiación da lugar a un
volumen sustancial de actividad interbancaria entre sucursales y filiales del mismo
banco. Estas operaciones financieras de los paraísos fiscales adquieren tal volumen
que en el estudio del Banco de Inglaterra referido, como vimos, se señala que las po-
siciones deudoras y acreedoras de la banca de los centros offshore, son indicadores de
la situación financiera global y sirven para la evaluación del equilibrio financiero del
sistema. Los casi dos tercios de los créditos localizados de los bancos del BIS, 500.000 mi-
llones de dólares, son créditos del sector bancario sobre los centros offshore. Mientras
que los créditos sobre entidades no bancarias domiciliadas en centros offshore, se ele-
varon en un 275 por 100 durante los años noventa, los créditos sobre los bancos per-
manecieron en general estables hasta mediados de la década, pero luego se elevaron
alrededor del 50 por 100 entre 1997 y 2000, con una pausa en ese crecimiento a fina-
les de 1998 y principios de 1999.
La disponibilidad de servicios de banca privada, personalizada para clientes selectos,
significa que algunos bancos offshore tienen balances abultados por sí mismos, por su
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES SE APROVECHAN DE LAS DIFERENCIAS. .. 113

propia actividad interna, dada la intensa actividad que se genera entre las diversas enti-
dades, filiales y sucursales de un mismo banco situadas dentro y fuera de los paraísos fis-
cales. Los datos de este estudio no aportan información sobre los contenidos de esas
operaciones financieras, que realizan entre sí los bancos offshore, pero ese conocimien-
to daría luz a no pocos misterios. Por ejemplo, el análisis de los datos del Banco de In-
glaterra muestra que los bancos en los paraísos fiscales de Jersey y las dependencias
británicas aceptan depósitos de entidades no bancarias offshore y los colocan, probable-
mente de modo inmediato, en el mercado interbancario, bien en Londres, bien en otra
parte. Y al efectuar una comparación de los créditos consolidados y localizados, se su-
giere que hasta el 80 por 100 de los flujos interbancarios vía bancos offshore correspon-
den a las actividades entre entidades dentro del mismo grupo bancario. En el caso de las
Bahamas, que se utiliza como «centro contable» por muchos bancos, se estima que al-
rededor del 85 por 100 de toda la intermediación transnacional es actividad intra grupo
bancario. El estudio del Banco de Inglaterra explica que los bancos encaminan sus prés-
tamos transnacionales, entre entidades de diversos países, vía los centros offshore, en
parte porque éstos ofrecen menores costes fiscales para coordinar las actividades finan-
cieras que se realizan a través de muchas jurisdicciones (Dixon, 112).

Titulización

La emisión de ciertos títulos de valores o titulización (securitisation) es otra de las ac-


tividades que se sustentan en los bancos de los paraísos fiscales. En general, la tituliza-
ción consiste en la conversión de ciertos derechos de crédito que no son negociables por
su propia naturaleza, en títulos o valores bursátiles que se negocian en los mercados fi-
nancieros. En años pasados, una cuota significativa de los eurobonos que flotaban en los
mercados internacionales de capitales fue emitida por la banca offshore, aunque nor-
malmente el marketing y la venta de tales valores se efectuaban en los principales mer-
cados financieros. Recientemente, la utilización de «entidades e instrumentos para fines
específicos» (SPVs) registrados en centros financieros offshore ha generado un volumen
creciente de cierto tipo de negocios financieros muy perfilados, que una vez más por ra-
zones tributarias han sido domiciliados en esos centros extraterritoriales.
Durante el periodo 1992-1998, la gran cantidad de productos financieros del mer-
cado monetario internacional, como bonos y pagarés, emitidos en paraísos fiscales cre-
ció un 23 por 100 como promedio anual, un crecimiento algo superior al producido
por esas emisiones en todo el mundo en su conjunto. A finales de junio de 1999, se-
gún datos del FMI, la emisión de títulos en los paraísos fiscales se situó en torno a un
billón de dólares que representaban el 21 por 100 del valor de las emisiones del mer-
cado monetario mundial. Lo que demuestra la importancia de los paraísos fiscales en
el desarrollo de los mercados financieros globalizados.
Las operaciones financieras offshore, es decir, para no residentes, sirven a la banca
para obtener capitales a precio inferior al mercado porque facilita las inversiones fi-
nancieras de sus clientes en los paraísos fiscales, donde no pagan impuestos por estas
operaciones financieras. Desde 1997 a 2003, más de 2,5 billones de pesetas (15.000 mi-
llones de euros) fueron invertidos en sociedades extraterritoriales constituidas por 19
114 LOS PARAÍSOS FISCALES

bancos y cajas de ahorro españolas en las islas Caimán en el Caribe, Jersey en el Canal
de La Mancha y en otros paraísos fiscales, para la emisión de participaciones prefe-
rentes como forma de captar ahorro en el mercado, con altas remuneraciones y, ade-
más, beneficios fiscales «ilegales», según la frustrada investigación de la Fiscalía Anti-
corrupción. Según el Informe del Banco de España, usaron ese procedimiento, entre
otras, La Caixa, Caja Madrid, Caja de Ahorros de Murcia y, entre otros, el SCH, BBVA,
Sabadell, Popular y Bankinter, con el fin de aumentar sus recursos propios, retribu-
yendo generosamente a sus clientes y evadiendo impuestos, para financiar la expan-
sión de los últimos años.
Desde la perspectiva de la estabilidad financiera, el estudio del Banco de Inglaterra
afirma que los flujos de fondos que se derivan de las «entidades instrumentales para fi-
nes específicos» pueden resultar interesantes porque representan transferencias de ries-
go. Tomemos, como ejemplo, el caso de un banco estadounidense que «tituliza» un prés-
tamo a una corporación de Indonesia vía una «entidad instrumental» residenciada en las
islas Caimán. Con anterioridad a la «titulización», el riesgo último del préstamo lo so-
portaba el banco estadounidense; y esto estaría reflejado en las estadísticas del BIS como
un crédito estadounidense sobre el sector no bancario indonesio. Después de la «tituli-
zación», el préstamo se convierte en un activo de las SPVs de las Caimán y el riesgo cre-
diticio se transfiere a los compradores de los títulos respaldados por activos.
Nos remitimos al capítulo 1 y 3, donde explicamos que las operaciones con pro-
ductos financieros derivados suelen tener su base en los paraísos fiscales, típica ex-
presión de la especulación financiera, donde durante la pasada década, según la in-
formación del FMI, floreció la variedad de los productos derivados «extrabursátiles»
(OTCs), un tipo de operaciones informales o negociaciones que se realizan actual-
mente por teléfono, más que en una bolsa de valores. Los expertos del FMI creen que
las operaciones con derivados extrabursátiles han crecido entre los centros financieros
internacionales en las «Facilidades Bancarias internacionales» (IBFs) de EE.UU., en
Japan Offshore Market (JOM) y en cierta medida en los centros offshore con impor-
tantes mercados financieros; pero en otros casos, las transacciones de derivados con-
certadas en otros países son contabilizadas en un paraíso fiscal si resulta más prove-
choso por razones fiscales o de otro tipo. Hecho que una vez más revela que la
financiación extraterritorial se constituye en red, asociando estrechamente la actividad
de todos los centros financieros extraterritoriales o no, estén radicados en paraísos fis-
cales o en los países centrales del sistema.

Depósitos bancarios

Más conocidas generalmente son las modalidades de utilización de paraísos fiscales


consistentes en depósitos bancarios de particulares. Los depósitos bancarios de clientes
particulares son una actividad especializada de cierto número de centros financieros ex-
traterritoriales, como Andorra. Según el informe del FMI de agosto de 2002, más del
80 por 100 del pasivo de los bancos andorranos son depósitos de clientes; y el 29 por 100
de los activos financieros están controlados por bancos españoles. La información del
banco británico HSBC en su sitio web en la Red, destinada a expatriados, comienza di-
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES SE APROVECHAN DE LAS DIFERENCIAS. .. 115

ciendo que «un banco offshore es simplemente un banco en una jurisdicción distinta a
la que uno habita», ensalza los beneficios de los depósitos e inversiones en los paraísos
fiscales que buscan sobre todo minimizar la tributación; además, el HSBC ofrece un ser-
vicio de información global sobre impuestos, en asociación con una de las firmas audi-
toras punteras y especialista en asesoramiento fiscal, que opera en 40 países.
Normalmente, los bancos dedicados al negocio del depósito de fondos son impor-
tantes bancos internacionales con alta reputación, puesto que por lo general el dueño
de los caudales depositados no dispone de seguro de depósito. El atractivo radica en
la nula o baja tributación sobre la renta o el capital depositado; y cuyos beneficios se
reinvierten normalmente en activos de alta calidad negociables en los principales cen-
tros financieros. El informe del FMI referido reconoce que sólo una parte de este ne-
gocio bancario se refleja en la contabilidad oficial; y que la parte que probablemente
crece más rápidamente sea la destinada a fondos gestionados por instituciones finan-
cieras y comercializada en los principales centros. Además de la gestión de fondos par-
ticulares, los paraísos fiscales disponen de una diversidad de fórmulas jurídicas, como
fideicomisos u otras, en unos casos gestionadas por instituciones financieras y, en
otros, por despachos de abogados y otros profesionales especialistas.
Lo expertos del FMI ratifican que uno de los principales servicios de la banca offs-
hore es la llamada banca privada o de confianza, de gestión de patrimonios personali-
zada, para clientes distinguidos o «personas de elevados ingresos» o high-net-worth
persons, es decir, que disponen de más de un millón de dólares en efectivo; y los ser-
vicios especializados para tales clientes, comprenden la gestión de activos, la planifi-
cación sobre propiedad inmobiliaria, la negociación con divisas y los planes de pen-
siones, incluso algunos bancos prestan servicios no bancarios como servicios de
custodia y constitución de fideicomisos (IMF, «Assessing», p. 33).
Reiteramos que la información básica transcrita, que describe las modalidades de
la actividad bancaria en los paraísos fiscales, procede de la documentación técnica de or-
ganismos internacionales relevantes, en especial de los informes del FMI sobre los cen-
tros financieros extraterritoriales y del Comité de Supervisión Bancaria de Basilea, ór-
gano supuestamente técnico del Banco de Internacional de Pagos, con sede en Basilea,
Suiza, verdadero poder mundial en la sombra, que coordina los bancos centrales de
los países centrales del sistema financiero global. Por tanto, resulta ser una reseña cua-
sinotarial de la actividad financiera en los paraísos fiscales, disponible en la Red y, so-
bre todo, puesta a disposición de las autoridades nacionales e internacionales, encar-
gadas de velar por la seguridad financiera y de los sistemas bancarios, pero también
por la aplicación de medidas antiblanqueo de capitales ilícitos o contra la financiación
del terrorismo y por la aplicación de la legislación fiscal de los Estados.

La opacidad y el secreto bancario offshore


La actividad bancaria en los paraísos fiscales, como es sabido, se asocia a la opaci-
dad, por estar sometida al secreto bancario estricto y a la incomunicación de cualquier
información a las autoridades de los demás países. En general, por secreto bancario se
116 LOS PARAÍSOS FISCALES

entiende la discreción y reserva profesional de los bancos, de sus representantes y em-


pleados referida a los asuntos comerciales de sus clientes o terceros, de los cuales dis-
ponen de información obtenida en el desempeño de sus funciones; a esta obligación
de secreto están sometidos los expertos que trabajan en nombre de la autoridad su-
pervisora, así como otras personas relacionadas con el banco. El fundamento teórico
de las normas del secreto bancario como principio de confidencialidad radicaría en la
necesidad de protección de los intereses del cliente del banco, pero no en el servicio
al banco; de manera que el cliente puede exonerar al banco de la obligación de secre-
to y las autoridades pueden incluso obligarle a que revele detalles sometidos al secre-
to bancario. De alguna forma, el secreto bancario existe en numerosos países como
Alemania, Francia, Bélgica, Italia, Reino Unido y los EE.UU., cuya amplitud varía se-
gún las legislaciones; aunque en general no se reconoce el secreto bancario frente a la
Hacienda Pública salvo en algunos países como Suiza, dominando una tendencia ha-
cia el levantamiento del secreto para favorecer la investigación de los contribuyentes y
la detección del fraude fiscal, sea o no delito, sobre todo cuando se produce un re-
querimiento judicial. En el ordenamiento jurídico español no hay una regulación ex-
presa del mismo, estando sometida a numerosas limitaciones esa obligación de sigilo
de la entidad bancaria reconocida respecto a terceros y en relación con las operacio-
nes de sus clientes (C. Jiménez Villarejo, Conferencia en Attac, Madrid, 2004).
Pero la opacidad y la falta de transparencia informativa que caracterizan en defini-
tiva a los centros financieros extraterritoriales representa uno de sus principales atrac-
tivos y base de su éxito financiero. Y, al mismo tiempo, el secreto bancario es uno de
los mayores obstáculos a la cooperación internacional en la lucha contra la delincuen-
cia económica, en particular para la cooperación policial y judicial. El Convenio de la
ONU de 2000 contra la delincuencia organizada, que establece que «los Estados par-
te no invocarán el secreto bancario para negar la asistencia judicial recíproca» (art. 18.8)
no parece haber incidido en al realidad actual. Un ejemplo es Liechtenstein, que en
abril de 2000 fue calificado como paraíso fiscal por la OCDE y que en 2003 mantenía
la calificación de paraíso fiscal no cooperante por su falta de transparencia y su nula
cooperación con las autoridades de los demás Estados. La regulación y práctica del se-
creto bancario en Liechtenstein está considerada más severa aún que en Suiza, en cuya
reglamentación está fuertemente inspirada; hasta el extremo que Hans-Adams II, el so-
berano reinante que disfruta de la nacionalidad austriaca, ha manifestado en alguna
ocasión que prefería abandonar el Espacio Económico Europeo antes que renunciar
al secreto bancario. En otro distinguido paraíso fiscal, como son las Bahamas, el se-
creto bancario es casi absoluto y ni las autoridades de las islas ni ninguna autoridad
del mundo está autorizada a conocer los movimientos de las cuentas de las sociedades
offshore ni pueden consultar sus balances (Ziegler, Los nuevos amos, 164).

Suiza y la evasión fiscal internacional

Suiza es famosa por el rigor de su secreto bancario, protegido por una ley de 1934,
principal fuente de prosperidad de los bancos helvéticos. Como analiza Jean Ziegler
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES SE APROVECHAN DE LAS DIFERENCIAS. .. 117

(LMD, febrero de 2001), Suiza sigue siendo el refugio seguro del dinero del blanqueo,
de la corrupción y de la evasión fiscal, mientras se desarrollan las interminables nego-
ciaciones sobre la armonización fiscal en la Unión Europea.
En primer lugar, la delincuencia internacional organizada utiliza ampliamente la
banca suiza para reciclar y blanquear los productos de sus latrocinios. En Suiza, don-
de la justicia, la policía y las leyes procesales penales son competencia de la soberanía
de los cantones, afirma Ziegler que sólo el cantón de Ginebra realiza verdaderos es-
fuerzos para impedir la infiltración sistemática en la plaza financiera de los mafiosos
rusos, los barones de los cárteles de la droga sudamericanos o los señores de las tría-
das chinas.
El dinero de la corrupción y del saqueo de los países en desarrollo por los dicta-
dores y las elites autóctonas es la segunda gran fuente de la fabulosa riqueza del paraí-
so helvético. La Conféderation Hélvétique, que practica la convertibilidad de las mo-
nedas, con su cacareada neutralidad política, el cinismo y la extrema competencia de
sus banqueros ha incitado tradicionalmente a los dictadores de toda ralea (los Sani
Abacha de Nigeria, Mobuto del Zaire, Jean-Claude Duvalier de Haití y otros como
Marcos de Filipinas) a depositar con plena confianza el producto de su rapiña en la
Paradeplatz de Zúrich o en la rue de la Corraterie de Ginebra. Y la legislación suiza
es tan compleja que, derrocados los dictadores, pocos gobiernos africanos, asiáticos o
latinoamericanos han logrado recuperar migajas de las fortunas fruto del expolio de-
positadas. De los 3.400 millones de euros que se apropió el general Sani Abacha de
Nigeria, entre 1993 y su fallecimiento en 1998, depositándolos en 19 bancos suizos,
solamente se encontraron y bloquearon 730 millones, de los que 115 fueron restitui-
dos a las autoridades nigerianas.
En segundo lugar, para la banca suiza la tercera fuente de renta es la evasión fiscal
internacional. Desde cualquier parte del mundo, pero sobre todo de Alemania, Italia
y Francia, los defraudadores del fisco transfieren sus capitales a Suiza. Por una razón
muy simple y es que allí sólo es delito el fraude con falsificación de documentos. Mien-
tras en casi todos los países la evasión fiscal está penalizada, en Suiza la declaración
falsa de impuestos y la sustracción intencionada de rentas imponibles son sólo infrac-
ciones administrativas; y el secreto bancario es absoluto, sin que nunca se levante.
Sin embargo, las autoridades suizas disponen del derecho a obtener información
bancaria con la finalidad de perseguir los delitos de fraude fiscal; información que
también podrían trasladarla a otros Estados en el marco de la ayuda mutua en asun-
tos jurídicos o a través del procedimiento de asistencia administrativa en el caso de los
EE.UU. Pero Suiza reiteró sus reservas al artículo 26 del modelo de convenio de
OCDE sobre intercambio de información, aunque declaró su disposición a examinar
la posibilidad de prestar también asistencia administrativa a otros países en casos de
fraude fiscal (pero no el de simple evasión fiscal) como ya hace con los EE.UU.
Y algún defensor de la actual situación argumentará que Suiza tiene suscritos con-
venios denominados de asistencia judicial prácticamente con todos los Estados. Pero,
como saben bien los magistrados europeos, para que las autoridades suizas concedan
la llamada asistencia judicial, es necesario que los hechos en que se apoyen estén defi-
nidos como delito penal en los dos Estados. Y como la evasión fiscal no se menciona
118 LOS PARAÍSOS FISCALES

en el Código penal de la Confederación, los evasores de cualquier país pueden dormir


tranquilos porque ningún juez ni autoridad de Ginebra, Basilea, Berna o Zúrich dará
ninguna información a los jueces italianos, franceses, alemanes o españoles.

Qué es el secreto bancario suizo

El secreto bancario es, pues, la garantía para el cliente suizo o extranjero de que su
situación financiera no será desvelada a terceros, porque sería castigado conforme a la
ley; está regulado por el Derecho civil como obligación contractual del banquero con
su cliente; y la privacidad del cliente está también protegida por las disposiciones ge-
nerales del Código civil suizo relativas a la protección del individuo (SR 210; art. 27 ff.),
así como por la legislación de protección de datos. El secreto bancario se equipara al
secreto que obliga a médicos, abogados o eclesiásticos. Como en el sector bancario,
este secreto profesional también se aplica a aquellos que comercian en los mercados
de valores, según la legislación suiza (art. 43, Federal Act on Stock Exchanges and Se-
curities Trading; SR 954.1).
Aunque la documentación oficial afirma que el centro financiero suizo no está in-
teresado en el dinero generado por el delito y, por tanto, tiene establecidas medidas
para impedir que entre en el país el dinero no deseado, la legislación bancaria con-
templa el secreto profesional del banquero basado en la legislación civil como una
obligación profesional cuya infracción está penalizada; puesto que un banquero que
revela los secretos de su cliente o un tercero puede ser multado o sentenciado a pri-
sión (art. 47 de la Ley Federal de Banca y Cajas de Ahorro, SR 952.0). Sin la autori-
zación del cliente el banquero no puede levantar el secreto bancario. Existen, sin em-
bargo, tres excepciones establecidas en la legislación civil para los casos de quiebra,
procesamiento penal y en asistencia judicial. En tales casos, el secreto bancario puede
levantarse mediante orden judicial contra los deseos del cliente; sin embargo, en caso
de demanda de asistencia judicial por delito fiscal sólo será levantado el secreto si se
trata de fraude fiscal mediante falsificación documental, porque la evasión fiscal no es
motivo suficiente por no estar penalizada en Suiza.
En la documentación oficial disponible en internet, se afirma que no existen cuen-
tas bancarias anónimas en Suiza sino «cuentas numeradas». Una cuenta numerada
puede referirse, por ejemplo, a una cuenta corriente, de depósito, de ahorro, o de va-
lores, en la que el nombre del acreedor o del depositante se ha sustituido por un nú-
mero. Sin embargo, dentro de sus obligaciones de «diligencia debida» se le exige al
banco que conozca la identidad del titular de la cuenta así como el verdadero propie-
tario-beneficiario en el momento de la apertura. Los bancos suizos, como otros inter-
mediarios financieros, están obligados a prestar una mayor vigilancia con relación a
sus clientes, supervisada por la Comisión Federal de Banca junto con otros organis-
mos, de conformidad con la legislación reforzada desde 1994 sobre el blanqueo de ca-
pitales (The Swiss Financial Centre, A documentation). Sin embargo, las duras nego-
ciaciones de Suiza con la Comisión Europea desmienten esta versión oficial. Del
mismo modo que es conocida la oposición de Suiza, en coincidencia con Luxembur-
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES SE APROVECHAN DE LAS DIFERENCIAS. .. 119

go, contra el Proyecto de la OCDE contra las prácticas fiscales perjudiciales de los
centros offshore.
A diferencia de las interminables negociaciones de la Unión Europea con Suiza,
desde 2001 los EE.UU. escogieron un camino más eficaz de lucha contra la evasión
fiscal, estableciendo que la banca suiza debía automáticamente proveer a EE.UU. de
la información sobre los contribuyentes estadounidenses que detentaran títulos esta-
dounidenses en Suiza, presión que ésta tuvo que aceptar. Y, en enero 2003, suscribie-
ron un convenio para facilitar el intercambio de información fiscal entre los dos paí-
ses, dentro de la política del Tesoro estadounidense de expandir una amplia red de
tratados fiscales bilaterales y acuerdos de intercambio de información fiscal, que per-
mitan a la Agencia Tributaria estadounidense (IRS) obtener la información necesaria
de otros países para perseguir a los contribuyentes que ocultan sus ingresos en offsho-
re para evitar sus obligaciones fiscales, según las declaraciones oficiales.
Nos cuenta Stiglitz que, a finales de los noventa, al plantearse la reforma de la «ar-
quitectura financiera global», se apuntó que la transparencia que EE.UU. preconiza-
ba en los países en desarrollo se extendiera a los centros offshore y a los hedge funds
en el exterior, pero el entonces secretario del Tesoro estadounidense llegó a afirmar
que cierto grado de secreto, cierta falta de transparencia, era positivo, porque pro-
porcionaba mayores incentivos para reunir información, mejorando lo que se deno-
mina «función de descubrimiento de precios» de los mercados. Con el Gobierno de
Bush la situación empeoró; y EE.UU. vetó la iniciativa de la OCDE en 2000 para li-
mitar el secreto bancario. Tras el 11 de Septiembre se hizo evidente que este secreto
bancario fue clave para la financiación de Al Qaeda. Afirma Stiglitz que el atractivo
de los bancos de las islas Caimán y las Bahamas para el capital estadounidense no re-
side en que su gestión bancaria sea superior a la de Wall Street, sino que se debe a su
oferta de un producto distinto como es el secreto y la ausencia de regulación, que in-
cita a la evasión de impuestos y otras actividades más infames (Stiglitz, Los felices no-
venta, 273 y 379).

La desregulación financiera y las banderas de conveniencia


Decíamos que los paraísos fiscales ofrecen una variedad de aprovechamientos y
otras prestaciones no estrictamente financieras, como portaestandartes de la liberali-
zación y desregulación financiera, que en algunos centros offshore son el registro de
buques y las banderas de conveniencia. Las denominadas banderas de conveniencia
materializan otra modalidad de arbitraje legislativo, cuya vinculación con la globaliza-
ción financiera resulta menos conocida. Desde luego los documentos del FMI de re-
ferencia para esta investigación no incluyen la incidencia que algunos centros offshore
tienen en la navegación marítima, aunque es un hecho notorio sobre el cual escasea la
documentación solvente. A decir verdad, en un documento del FMI (IMF, «Assessing»),
entre las actividades emprendidas por los centros financieros extraterritoriales se rela-
cionan «algunas no financieras como los registros de barcos». Sin embargo, el análisis
de la información disponible también permite contemplar este asunto en su ligazón
120 LOS PARAÍSOS FISCALES

con la desregulación financiera, que ha llevado a algunos centros offshore a especiali-


zarse en las banderas de conveniencia, como una manifestación de las modalidades va-
riadas que adopta el arbitraje legislativo que se realiza desde los mismos.

La desregulación de la navegación marítima

En una actividad tan azarosa como el transporte comercial marítimo, desde la Edad
Media fue tradicional el reparto de los riesgos económicos del mar entre armador, como
gestor del buque y su explotación, el dueño del navío y el propietario de la carga. Pero
en las últimas décadas, el predominio del capital financiero en la globalización de la eco-
nomía actual, que vimos en el capítulo 1, ha roto los equilibrios tradicionales.
Existe una serie de elementos que relacionan el sector financiero con la industria
de la navegación marítima y su desregulación. Opiniones autorizadas, sostienen que,
aunque en alguna medida el propio interés de la banca, por sus inversiones y su vincu-
lación con el aseguramiento marítimo, pueda converger con los Estados en el mante-
nimiento de buenos estándares y buenas prácticas en la navegación marítima, se le
puede imputar un papel significativo como responsable del incumplimiento actual de
las normas de navegación marítima; porque las finanzas guardan una estrecha relación
con la situación actual. Señalan los expertos que gran parte de la situación naviera de
hoy es el producto de la evolución de los años setenta y ochenta, con el rápido desa-
rrollo del mercado de los eurodólares primero y los petrodólares después, origen del
desarrollo de los paraísos fiscales, como hemos visto. La libre disponibilidad de dóla-
res para la financiación de buques así como de otros activos, fuera de la jurisdicción
de la Reserva Federal estadounidense, particularmente en la City londinense, atrajo allí
este nuevo negocio de la financiación naviera por la concentración histórica en Lon-
dres de los servicios de la industria naval.
Las consecuencias nefastas de la globalización financiera en la navegación maríti-
ma quedaron evidenciadas en las intervenciones de expertos en una Conferencia
organizada en junio de 1998, en Oslo, por la Federación Internacional de Sindicatos
del Transporte Marítimo, conocida por sus siglas ITF (International Transport Wor-
kers’Federation), sobre las que apoyamos este análisis.
En el plano financiero la mutación ha sido clara. La tradicional estructura finan-
ciera para buques es muy simple normalmente, cuya regla básica es one ship, one com-
pany. Pero últimamente, esta regla de «un barco, una compañía», generalmente supo-
ne la utilización de una compañía débilmente capitalizada como prestataria, casi
siempre registrada en un paraíso fiscal, con la finalidad de la obtención de préstamos
bancarios en países importantes. Con frecuencia se trata de una sociedad constituida
en Liberia, las islas Vírgenes Británicas u otro paraíso fiscal, que no necesariamente in-
fluirá en la bandera de conveniencia, pero que tendrá un capital escaso por lo cual ha-
brá de conseguir préstamos en un porcentaje muy alto respecto del coste de la finan-
ciación del buque. Es la técnica de la infracapitalización o thin capitalization, que
hemos descrito en el capítulo 5, entre las estrategias empresariales para el logro de fi-
nanciación barata mediante la evasión fiscal.
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES SE APROVECHAN DE LAS DIFERENCIAS. .. 121

Estas «técnicas» financieras inevitablemente conceden gran relevancia a los bancos


en el sector naviero; aunque con el auge de los registros offshore, los bancos se han vis-
to obligados a examinar la lista en aumento de las regulaciones vigentes en los países
proveedores de banderas de conveniencia a tener en cuenta para la financiación de bu-
ques, valorando la seguridad jurídica de las operaciones en función de varios elemen-
tos, como nos ilustra un experto en el referido seminario sindical (I. Gaunt, ITF, Confe-
rence, Oslo, 1998, 37),
En primer lugar, para la constitución de la sociedad hay una preferencia por Libe-
ria o las islas Vírgenes Británicas por su legislación empresarial, que se considera ra-
zonablemente fiable y mantiene el secreto de la verdadera identidad del armador, que
es algo decisivo. Sabida es la tradición de la típica familia griega de armadores, que in-
tentará mantener sus negocios tan secretos como sea posible; en la actualidad, como
el caso del Prestige nos recordó, para conseguir ese secreto se distribuye la propiedad
naviera en varias compañías distintas, propietarias de un buque, cuyo accionariado no
siempre resulta fácil de identificar dentro de la familia, aunque el acceso al mercado
de capitales está obligando a cambiar esta tradición.
En segundo lugar, otro punto importante es la vigencia de un sistema legal fiable res-
pecto a la documentación sobre préstamos hipotecarios, preferiblemente afín al sistema
inglés, noruego o neoyorquino, con disposiciones para el efectivo sometimiento a los tri-
bunales y el rápido enjuiciamiento. Aunque esto no tiene que ver con la bandera del bu-
que y de ahí que se considere Rotterdam como uno de los mejores lugares para la de-
tención de un buque hipotecado y su venta en subasta. La localización del préstamo
viene determinada por la carencia de retención fiscal sobre los intereses del mismo; de
ahí, la preferencia por los paraísos fiscales. Además, los bancos cada vez más tienen muy
en cuenta que la autoridad responsable del registro del buque sea eficiente y expida una
documentación correcta y válida sobre la hipoteca que impida su invalidación.
Y este criterio no siempre lleva a la elección de la bandera de conveniencia, en la opi-
nión de este experto, aunque queda neutralizado cuando detrás está un grupo financie-
ro importante asentado en otro país, como muestra el caso del Prestige.

Banderas de paraísos fiscales

Todo buque necesita acogerse al pabellón de un Estado y esa vinculación determi-


na su nacionalidad y la legislación aplicable tanto para resolver los conflictos de índo-
le internacional como para determinar las normas de seguridad a bordo y las relacio-
nes laborales entre los tripulantes y el armador o naviero. Para la federación sindical
ITF, una bandera se considera de conveniencia cuando no existe un vínculo genuino
entre el armador como gestor o el dueño de un buque y la bandera que ese buque
enarbola; o sea, cuando la propiedad beneficiaria y el control de un buque están ubi-
cados en un país o países distintos al de su bandera; es decir, la propiedad de un bu-
que de bandera de conveniencia se encuentra en un país diferente al país cuya bande-
ra enarbola. Esto significa que no existe un vínculo real entre la nacionalidad del
armador y la bandera que ondea el buque.
122 LOS PARAÍSOS FISCALES

Las banderas de conveniencia son una práctica consolidada en el negocio naviero


de nuestros días, una especialidad de cierto número de paraísos fiscales; que es la si-
tuación de una gran parte de la flota mundial de transporte marítimo, un escándalo y
un peligro denunciado por la ITF, la federación sindical nacida en los muelles de Lon-
dres hace más de un siglo. Porque en la globalización neoliberal que vivimos, la ITF
denuncia continuamente la inaplicación de los convenios internacionales, de las nor-
mas laborales y de seguridad en el sector de la marina mercante. El problema básico
es que los buques como activos y la gestión marítima son esencialmente móviles y ante
la competencia por la liberalización y la desregulación; la cuestión radica desde el lado
estatal en determinar hasta dónde se pueden establecer regulaciones y controles, sin
inducir a los armadores a hacer uso de esa movilidad, trasladándose a otros lugares.
Como en la competencia fiscal entre los Estados, en la desregulación del sector navie-
ro los paraísos fiscales ofrecen siempre mucho más.
En datos del informe 2002/2003 de la ITF, en conjunto las banderas de conve-
niencia cubren actualmente casi la mitad (el 48 por 100) de la flota mercante mundial,
en cuanto a tonelaje, incluyendo la mayoría de los petroleros, los buques de carga y
cruceros. Y de las seis mayores flotas en 2001, según datos del Registro de Lloyds en
Londres, una era la de Grecia y en las otras cinco ondeaban banderas de convenien-
cia de los paraísos fiscales de Panamá, Liberia, Bahamas, Malta y Chipre. En los últi-
mos años, las principales flotas navieras internacionales han reabanderado sus barcos
en países extranjeros donde la legislación es más laxa, es decir, en los paraísos fiscales.
De esta manera, se benefician de ventajas fiscales, menos controles sobre la seguridad
marítima y la edad de los buques y no están obligados por acuerdos internacionales
sobre la protección del medio ambiente, el transporte marítimo o los derechos de los
trabajadores. Hasta el punto de que de los 28 países (countries), declarados por la ITF
en 2004 banderas de conveniencia, la mitad están incluidos en la lista oficial de paraí-
sos fiscales de la OCDE o podrían estarlo como las Bahamas o las islas Caimán.

Tripulaciones desprotegidas

Además del atractivo fiscal, la incapacidad para el cumplimiento de las normas de se-
guridad marítima o medioambientales y la desregulación laboral son los grandes atracti-
vos que ofrecen esos centros offshore para el armador que contrata la tripulación. Por
eso se emplea mano de obra barata y sin cualificación, sacada de una veintena de países
entre los que sobresale Filipinas; y se pronostica que China se convertirá próximamen-
te en el mayor país proveedor de tripulaciones que son objeto de explotación, sin hora-
rios y condiciones laborales miserables, merced al desamparo del pabellón de conve-
niencia. En los últimos veinte años, los sistemas laborales y las regulaciones creadas
después de la Segunda Guerra Mundial en Europa se han visto erosionadas en muchos
países, habiendo sido destruidas en el ámbito de la navegación marítima.
El más poderoso atractivo de las regulaciones de los países que conceden banderas
de conveniencia es su silencio en cualquier materia relativa a las tripulaciones. Según nos
informa la ITF, las administraciones públicas de los países de las banderas de conve-
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES SE APROVECHAN DE LAS DIFERENCIAS. .. 123

niencia son organizaciones comerciales cuya función principal es proporcionar direc-


ciones de alojamientos y recaudar alquileres de los propietarios. Como la protección so-
cial de los marineros no es una fuente de renta del pabellón de conveniencia, estos cen-
tros offshore carecen de organismo competente para la vigilancia del cumplimiento de
las normas de seguridad o laborales a bordo; al mismo tiempo, es inexistente la protec-
ción de sus cuerpos consulares, de los que carecen. Esto precisamente es un atractivo de
los paraísos fiscales especializados en la oferta de banderas de conveniencia, porque la
asignación de un barco a una bandera de conveniencia otorga al armador una carta blan-
ca para la contratación libre de trabajadores donde quiera y como quiera y para la ges-
tión laboral a bordo. Los Estados de las banderas de conveniencia disponen de códigos
marítimos o laborales vacíos o casi, sin instituciones reguladoras; con regímenes estata-
les geográfica y políticamente inaccesibles (T. Lane, ITF, Conference, Oslo, 1998, 61).
Y es que la globalización neoconservadora ha acabado con las estructuras de de-
mocracia social establecida en la industria naviera, que por imperfectas que fueran am-
paraban a los marineros; y esto ha sucedido porque las banderas de conveniencia de
los paraísos fiscales han subvertido el orden establecido legal, social y políticamente.

Los paraísos fiscales del petrolero Prestige

El caso del buque petrolero Prestige, como el de tantas catástrofes marítimas ac-
tuales, ejemplifica el arbitraje legislativo que practican los paraísos fiscales extraterri-
toriales, como avanzadillas de la liberalización y desregulación, en una utilización abu-
siva de las diferencias entre legislaciones. El análisis del hundimiento del Prestige
frente a las costas gallegas en noviembre de 2002 hace que afloren simultáneamente
los problemas que genera la desregulación en el mar, en una economía mundializada
bajo el imperio del libre mercado, sin normas efectivas y carente de autoridad regula-
dora, en cuyo desorden globalizado desempeñan un papel básico las sociedades regis-
tradas en los centros financieros extraterritoriales; además de las negligencias del Go-
bierno neoliberal del momento con deficientes servicios marítimos.
En la catástrofe del petrolero confluyen al menos cuatro paraísos fiscales para pa-
liar o anular los riesgos del capital. El Prestige era el único patrimonio de una socie-
dad de Liberia, cuyos dueños eran una familia asentada en Grecia, y navegaba bajo
pabellón de las Bahamas; el armador, otra sociedad griega que había contratado al ca-
pitán griego y a la tripulación de filipinos y rumanos; y el petrolero había sido fleta-
do por una sociedad domiciliada en Suiza, propiedad de un holding ruso con sede en
Liechtenstein. Olvidemos que los fallos causantes del hundimiento fueron provoca-
dos por los trabajos de reparación realizados en unos astilleros navales chinos, revi-
sados por el agente de una sociedad de clasificación de Texas en los Emiratos Árabes
Unidos.
El secular reparto de riesgos entre armador, como gestor del buque, su dueño y el
propietario de la carga frente al azar del mar queda muy lejos de los enredos actuales.
Hoy los montajes financieros ocultan responsabilidades y diluyen riesgos, generando
124 LOS PARAÍSOS FISCALES

catástrofes cuya autoría nunca logra ser depurada por los jueces, como los del juzga-
do del pueblo costero de Corcubión en Coruña, que transcurrido más de un año no
habían logrado reunir las pruebas documentales que permitieran identificar a los res-
ponsables de la catástrofe del Prestige (El País, 18 de noviembre de 2003).
Porque la maraña en torno al Prestige de sociedades registradas se sitúa en conoci-
dos paraísos fiscales que, con el beneplácito de los grandes países, no tienen más ra-
zón de ser que su oferta de estructuras financieras que oculten la identidad de los pro-
pietarios, reduciendo los riesgos del capital financiero transnacional. Y de ahí que la
instrucción judicial siga atascada, como ha reseñado la prensa.
Un somero análisis de los datos básicos sobre la carga, la propiedad del buque y el
armador, revela un entramado de sociedades offshore como elementos básicos del ne-
gocio actual del transporte marítimo de mercancías de alto riesgo medioambiental.

Primero, la carga de petróleo

El fletador del petrolero era la sociedad propietaria de la carga, Crown Ressources


AG, con sede en Zoug, un pueblecito de Suiza (centro financiero declarado «régimen
fiscal potencialmente dañino» por la OCDE en 1998), situado entre Zúrich y Lucer-
na, donde están registradas miles de sociedades offshore, habiéndose convertido en
uno de los principales centros mundiales del transporte de petróleo. La sociedad
Crown Ressources pertenecía a un holding de oligarcas rusos denominado Alfa
Group, cuyos negocios abarcan desde la banca (Alfa Bank), compañías de seguros, su-
permercados, telecomunicaciones, bebidas (vodka Smirnoff), hasta TNK, siglas en
ruso de una importante compañía petrolera. El Grupo Alfa tiene su sede en Liech-
tenstein, prestigioso paraíso fiscal especializado en blanqueo de dinero sucio por su se-
cretismo.
Abundan las sociedades comerciales rusas, muy activas, dedicadas al transporte de
productos petrolíferos pesados, como el fuel o el alquitrán. A los dos meses de la ca-
tástrofe, Crown Ressources quedó disuelta tras cobrar el seguro. Ejemplo de socieda-
des de corretaje de hidrocarburos que nacen y desaparecen sin dejar huellas, gracias a
sus montajes financieros sofisticados facilitados por la flexibilidad legislativa de los
centros financieros offshore. Compran y venden cargas de petróleo que pueden cam-
biar de dueño varias veces en el curso de una travesía, porque son invisibles.
Los traders o negociantes rusos aplican una regla simple para maximizar benefi-
cios: escogen barcos basureros, reducen la duración de las escalas y el aumento de la
cadencia. Estos negociantes, sin la base financiera necesaria para adquirir las cargas y
fletar los navíos, están obligados a pedir préstamos bancarios. La banca BNP Paribas
(Suiza) es el líder mundial de esta especialidad, es decir, de la financiación del trans-
porte de materias primas sobre todas las rutas del globo, con el respaldo de la carga
de petróleo. Como en toda especulación financiera, pese a las comisiones sustancio-
sas, el riesgo es fuerte. Dos pequeños bancos suizos, Banca cantonal de Ginebra y Ban-
ca cantonal del Vaud, han sufrido las consecuencias del hundimiento del Prestige (Le
Monde, 21 de noviembre de 2003).
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES SE APROVECHAN DE LAS DIFERENCIAS. .. 125

Segundo, la propiedad del buque

Un buque, una sociedad, one ship, one company, es la regla básica de los navieros
o armadores, en especial para los petroleros y los barcos de basura que navegan bajo
bandera de conveniencia. Ejemplo: el Prestige, construido en Japón en 1976, era la
única propiedad de la sociedad instrumental Mare Shipping Incorporated, una socie-
dad anónima tapadera, registrada en Liberia. Y es sabido que este conocido paraíso
fiscal, un pequeño país africano de tres millones de habitantes, asolado por una gue-
rra civil reciente, carece de administración marítima, ni siquiera tiene inspectores y re-
sulta incapaz de controlar la seguridad de los buques.
Liberia es un registro con sede en Nueva York y gestionado por una compañía nor-
teamericana de seguros de vida, un simple negocio sin control. Y Liberia es la segun-
da potencia mundial en flota mercante, detrás de Panamá, con 1.566 buques inscritos
en su registro marítimo (de los cuales 402 petroleros) y, en su caos económico actual,
sólo este registro continúa abasteciendo las cajas del Estado (Atlaseco, 2003). Según
los informes anuales de la Oficina contra el Narcotráfico de los EE.UU., encontramos
también sistemas similares en algunos otros paraísos fiscales de la cuenca del Caribe;
concretamente, desde los comienzos del centro financiero extraterritorial de Belice,
microestado ex colonia británica, se cedió al sector privado el control del registro de
las IBCs o compañías de negocios internacionales y de los buques.
La sociedad liberiana Mare Shipping también era propietaria del buque Mar Egeo
que zozobró frente a las costas de Coruña en 1992. Controlada por un clan familiar de
armadores griegos, que aparecen protegidos tras otro holding, según las prácticas del
shipping o industria naviera. La organización típica comprende una sociedad holding
y dos compañías para la gestión (una para lo técnico y otra para las finanzas). Cada na-
vío pertenece a una sociedad registrada en un centro financiero offshore. Y para la ges-
tión del petrolero se crea otra sociedad también en offshore, en un paraíso fiscal, del
mismo grupo financiero del propietario.
La situación naviera de hoy es el producto de la evolución de los años setenta y
ochenta, que vimos en el capítulo 1. Tratándose de grupos financieros e industriales,
la bandera de conveniencia de una isla perdida en el Pacífico o el Caribe y la opacidad
de sus cuentas no desmerece el interés de los banqueros que se afanan por financiar
las adquisiciones de supertankers. Por un lado, los préstamos a navieros presentan ries-
gos escasos porque se hacen a una sociedad offshore propietaria del barco que queda
hipotecado; y, en caso muy improbable de quiebra, se dispone de cauces organizados
de reventa.
Por otra parte, la tradicional estructura de la financiación de buques normalmente
se simplifica con una compañía constituida en Liberia, las islas Vírgenes Británicas u
otro paraíso fiscal, que tendrá un capital escaso. Y esta débil capitalización como so-
ciedad anónima hará que con frecuencia obtenga préstamos de bancos en países sol-
ventes, en un porcentaje muy alto respecto del coste de la financiación del buque; pero
los intereses de esos préstamos no tributarán, como lo harían si fueran dividendos del
capital invertido en la sociedad offshore. Es la técnica de la infracapitalización, identifi-
cada como una de las prestaciones más corrientes que los grandes grupos financieros
126 LOS PARAÍSOS FISCALES

obtienen de los paraísos fiscales offshore. De ahí, el gran peso que los bancos tienen en
el sector naviero (ITF, Conference on the shipping industry, Oslo, junio del 1998).
La mayoría de los buques petroleros en activo, cualquiera que sea su edad y la na-
cionalidad real de sus propietarios, responde a este mismo esquema empresarial: ban-
dera de conveniencia, sociedad ficticia domiciliada en un paraíso fiscal que consta
como propietaria del buque, y una sociedad creada ex profeso para gestionar su ex-
plotación comercial, ubicada en cualquiera de los centros económicos del mundo ma-
rítimo: Londres, Rotterdam, Atenas, etcétera.

Tercero, el armador y la bandera de conveniencia

El buque petrolero Prestige enarbolaba la bandera de conveniencia de las Baha-


mas, bandera de un país distinto al de la empresa propietaria del buque.
Y el armador era la sociedad Universe Maritime Limited con sede en Grecia; al pare-
cer otra compañía vinculada al mismo grupo financiero que la propietaria, Mare Shipping
Inc., con la cual había contratado la explotación del buque. Universe Maritime Ltd. asu-
mía la gestión náutica, la explotación comercial, la contratación y supervisión de la tripu-
lación y en general el dominio real y útil de la nave. Mientras la propietaria del Prestige
residía en Liberia y el armador en Grecia, el Prestige tenía la nacionalidad de las Baha-
mas, monarquía de la Commonwealth británica y paraíso fiscal relevante, cuyo registro en
que se inscribió este petrolero está físicamente en Londres.
La pregunta de por qué el Prestige de propiedad liberiana no navegaba con ban-
dera de la misma nacionalidad, siendo Liberia tan paraíso fiscal como las Bahamas, tie-
ne una respuesta que podemos imaginarla sin temor a equivocarnos. Y es que cuando
el capital financiero transnacional corre riesgos económicos reales busca diversificar
las legislaciones nacionales aplicables ante cualquier evento, si es posible, para eludir
responsabilidades mediante la ocultación de la titularidad. Paradojas de la nueva eco-
nomía informatizada y globalizada, porque cuando tantas empresas consultoras y gu-
rús del management estadounidense son contratados por las grandes corporaciones
transnacionales para diseñar organigramas hiperracionales, pretendiendo optimizar
procesos de decisión y de gestión empresarial, resulta que el capital financiero globa-
lizado prefiere marañas organizativas, más costosas económicamente para todos, pero
que al parecer producen alta rentabilidad financiera. Porque todo ello entra en la ofer-
ta de los paraísos fiscales offshore, como un subsector más de la globalización finan-
ciera neoliberal que alimenta la movilidad del capital financiero descontrolado; y esta
movilidad del capital debilita a los Estados nacionales para ejercer su control sobre las
economías y mantener sus sistemas de protección social, al mismo tiempo que «las res-
puestas de los mercados» se convierten en el juicio sumarísimo de la bondad o acier-
to de las acciones de gobierno.
5
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES FOMENTAN LA EVASIÓN
Y EL FRAUDE FISCAL

Afirma Paul Krugman que la causa primordial del gigantesco déficit del presu-
puesto de los EE.UU. es la caída en picado de la recaudación tributaria que descen-
dió del 20,9 por 100 del PIB en 2000 al 15,7 por 100 previsto para el 2004. Esta dis-
minución tiene su origen primeramente en las rebajas fiscales aplicadas por la
Administración Bush y, además, en un aumento de la evasión fiscal y los paraísos fis-
cales, reflejado en la disminución de los ingresos del impuesto sobre beneficios em-
presariales, que han descendido en porcentaje del PIB a los niveles de 1930 (El País,
15 de febrero de 2004). Como ejemplo, la investigación de la Comisión del Congreso
estadounidense reveló que Enron Corporation no pagó ningún impuesto federal de
1996 a 1999, declarando al fisco la pérdida de 3.000 millones de dólares; y, al mismo
tiempo, informó a sus accionistas de unos beneficios de más de 2.000 millones de dó-
lares, localizados en más de 700 sociedades registradas en paraísos fiscales offshore. Si
los inversores (incluidos los ex empleados pensionistas y los pequeños inversores que
perdieron sus ahorros) hubieran sido conscientes del agujero de más de 5.000 millo-
nes de dólares en las cuentas de la corporación, se habrían percatado mucho antes del
insano negocio de la empresa.
Y esto, que está ocurriendo en los EE.UU., sucede en todos los demás países. Si el
volumen financiero alcanzado por los centros offshore les convierte en una amenaza
posible para la estabilidad del sistema financiero global, según se deduce de los infor-
mes del FMI analizados en los capítulos anteriores, su condición de paraísos o refu-
gios fiscales (tax haven, en la terminología anglosajona) definidos por la OCDE, re-
presenta la manifestación extrema de la competencia que tiene lugar entre los sistemas
tributarios por atraer el capital, con claros perjuicios para los Estados y para los ciu-
dadanos en general, un hecho reconocido ya en un párrafo del comunicado oficial de
los jefes de Estado y de Gobierno del G-7 tras la reunión de Lyon en 1996:

En resumen, la mundialización crea nuevos retos en el ámbito de la fiscalidad. El de-


sarrollo de «nichos» fiscales destinados a atraer actividades financieras y otras activida-
128 LOS PARAÍSOS FISCALES

des geográficamente móviles puede producir una competencia fiscal nefasta entre los
Estados, que entrañan un riesgo de distorsión de los intercambios y de las inversiones y,
en un plazo, el desmoronamiento de las bases fiscales nacionales.

Los Gobiernos del G-7 animaban vivamente a la OCDE a perseguir con determi-
nación sus trabajos en este campo, con vistas a establecer un marco multilateral en el
cual los países pudieran actuar individual y colectivamente con el fin de limitar el al-
cance de estas prácticas, encargándole la presentación de un informe en 1998. Era un
testimonio de reconocimiento del hecho cierto de la globalización neoliberal en las fi-
nanzas y sus consecuencias no previstas; y parecía un buen comienzo, aunque tardío,
para la andadura de un proyecto de acción multilateral contra los paraísos fiscales, que
ha proseguido hasta la fecha con escasos frutos.

El problema de la competencia fiscal perjudicial


Los servicios técnicos de la OCDE cumplieron la tarea encomendada por el G-7 y
el informe solicitado fue elaborado tras dos años de trabajos; y fue aprobado por el
Consejo de la OCDE el 9 de abril de 1998 con el título «Competencia fiscal perjudi-
cial: un problema mundial emergente» (Harmful tax competition: an emerging global
issue). Uno de los documentos oficiales de referencia más serios sobre las consecuen-
cias perjudiciales que ocasionan los países, regiones y territorios convertidos en paraí-
sos fiscales en una economía global desregulada, que son descritos detalladamente
desde la óptica de esta organización multilateral. La OCDE plantea el tema de los pa-
raísos fiscales exclusivamente desde la competencia fiscal, ignorando las otras conse-
cuencias nefastas de estos lugares «sin ley». Un resumen de sus puntos básicos nos
permitirá comprender este fenómeno desde la perspectiva de sus repercusiones, no
sólo en la recaudación de los impuestos, sino en las políticas tributarias a favor del ca-
pital que se vienen aplicando en todos los países.
Antes que nada, constata la OCDE que la globalización acelerada de los intercam-
bios y las inversiones ha roto el aislamiento y la autonomía de las políticas fiscales de
los Estados, porque se han modificado de modo fundamental las relaciones entre los
sistemas tributarios nacionales durante los años ochenta y noventa. En su origen, ex-
plica el informe, la política fiscal respondía esencialmente a las preocupaciones eco-
nómicas y sociales de cada país, expresadas en los regímenes democráticos a través de
la opción política que reflejaba la mayoría social. Los gobiernos tenían libertad para
establecer el nivel y las modalidades de los impuestos en función de los bienes y de la
protección social deseada, teniendo en cuenta igualmente los objetivos de reparto, de
estabilización y de redistribución de la renta nacional que se juzgaban adecuados para
el país. En el contexto de economías esencialmente cerradas y compartimentadas, en
cierto modo aisladas unas de otras, es obvio que los sistemas fiscales nacionales tenían
ciertamente una incidencia internacional limitada.
En esa época, pese a que tenía lugar una movilidad del capital entre los países, su
repercusión era limitada debido entre otras causas a los controles de cambio, a la in-
C Ó M O L O S PA R A Í S O S F I S C A L E S F O M E N TA N L A E VA S I Ó N Y E L F R A U D E F I S C A L 129

tervención estatal en la Banca y en los mercados financieros; y, por tanto, era relativa-
mente poco importante la interacción de los sistemas tributarios. Las decisiones refe-
rentes al nivel de los ingresos y los gastos públicos, el reparto entre impuestos direc-
tos e indirectos y el recurso de los incentivos fiscales a la inversión se adoptaban en
cada Estado, siempre en función de las políticas nacionales del partido gobernante y
el impacto de estas decisiones se limitaba básicamente al ámbito nacional, porque era
generalmente irrelevante su posible repercusión externa sobre otras economías.

Cada Estado condiciona las políticas fiscales de los demás

Con la globalización desregulada de los mercados y las economías se ha originado


una situación nueva, en que cada Estado condiciona a los demás a través de sus políti-
cas sobre los impuestos. Precisamente la OCDE propugnó y presionó a sus miembros
durante los años ochenta para eliminar los controles y la intervención estatal en la eco-
nomía y en los intercambios y las inversiones transnacionales; sin embargo, en este In-
forme de 1998 reconoce que, aunque esa liberalización progresiva haya contribuido al
crecimiento económico y al progreso del nivel de vida en algunas zonas del mundo (el
Sudeste asiático sería un ejemplo), la supresión de obstáculos no fiscales sobre los inter-
cambios e inversiones internacionales junto con la integración de las economías nacio-
nales han producido una serie de consecuencias y «distorsiones», como son la mayor re-
percusión internacional de las políticas fiscales, el cuestionamiento constante del sistema
tributario vigente y la alteración de la propia estructura de los impuestos:

• En primer lugar, en esta nueva situación de economías liberalizadas, las políticas


fiscales pueden tener efectos mucho más acentuados en el plano internacional,
porque pueden influir sobre la localización de las actividades financieras y otras
prestaciones de servicios muy móviles, por ejemplo, la actividad de asegura-
miento; y, por tanto, los impuestos pueden desviar los flujos financieros e indi-
rectamente los flujos de las inversiones reales en la economía productiva. Además
de los efectos que la OCDE considera positivos para los sistemas fiscales, la glo-
balización tiene también efectos negativos al ofrecer a las empresas y a los particu-
lares nuevos medios para reducir al mínimo su tributación o escapar a los im-
puestos, permitiendo que otros países exploten o se beneficien de esas posibilidades,
mediante el ofrecimiento de incentivos fiscales que atraen principalmente a los
capitales financieros.
• En segundo lugar, la globalización neoliberal ha incentivado el cuestionamiento y
la evaluación constante por los países de sus regímenes tributarios y sus gastos pú-
blicos con vistas a proceder, llegado el caso, a efectuar reajustes para mejorar el
«clima fiscal» de la inversión. Así mismo, la movilidad creciente del capital por
todo el mundo ha fomentado el desarrollo de los mercados de capitales en general
y de los mercados financieros en particular, así como la reducción de los obstácu-
los fiscales para los movimientos de capitales; al mismo tiempo que ha presionado
sobre los países para «modernizar» –eufemismo de la OCDE– sus regímenes tri-
130 LOS PARAÍSOS FISCALES

butarios como respuesta a esos fenómenos y a la necesidad de adaptarlos a esas


nuevas condiciones mundiales.
• Igualmente, la globalización ha conllevado reformas tributarias centradas en la
ampliación de la base imponible (léase supresión de subvenciones) y en la reduc-
ción de los tipos impositivos para mejora tanto de la renta de las empresas como
de las rentas de las inversiones de los particulares (es decir, menor tributación del
capital), con ejemplos que veremos en las páginas siguientes. El Informe de 1998
reconoce que, sin embargo, esta situación nueva también ha dado origen a los pa-
raísos fiscales que desincentivan el respeto a las disposiciones fiscales por parte de
los contribuyentes. Hay que subrayar que en 1998 la OCDE, desde su filosofía neo-
liberal, denunciaba que los paraísos fiscales fomentan la evasión fiscal.
• En tercer lugar, las disposiciones fiscales de un país pueden minar las bases na-
cionales de los impuestos en otros países, alterando su estructura tributaria,
puesto que determinadas disposiciones pueden desplazar una parte de la carga
fiscal de los elementos más móviles (las inversiones financieras) hacia los factores
relativamente inmóviles (las nóminas) y desde las rentas hacia el consumo; y asi-
mismo obstaculizan la aplicación de tipos de imposición progresivos y la conse-
cución de objetivos de redistribución de la renta nacional. Para ilustrar esta ten-
dencia iniciada en los últimos años, el caso español es muy significativo, porque
tras las sucesivas rebajas fiscales, las rentas del trabajo por sí solas aportaron un
75 por 100 del IRPF en el año 2000, según la Memoria de la Agencia Tributaria
hecha pública en julio de 2003; con la consiguiente reducción de la tributación
de las rentas del capital como se deduce claramente de ese dato.

Los paraísos fiscales ofrecen más

La OCDE señala que los centros financieros offshore dan lugar a «beneficiarios sin
contrapartida», como son los inversores que operan en esos paraísos fiscales, que se
benefician todos ellos del gasto público (servicios de defensa y de seguridad, de la edu-
cación, de la seguridad social y de otros servicios públicos) en el país de origen don-
de residen, que tiene una fiscalidad «normal» que evitan, no contribuyendo al soste-
nimiento de las cargas públicas. Más aún, en un sentido más amplio también son
«beneficiarios sin contrapartida» los propios gobiernos y los habitantes de esos países
y territorios que son paraísos fiscales que se aprovechan de los bienes colectivos ge-
nerales creados por el país de fiscalidad normal. Además, los paraísos fiscales aumen-
tan el peso de los costes administrativos y la carga de la aplicación de las disposicio-
nes fiscales de los demás países por las autoridades y los contribuyentes.
Merecen ser destacados estos párrafos del Informe de 1998, que de modo tan claro ex-
presa la condena de los paraísos fiscales y que consideramos el análisis técnico más serio
realizado sobre los perjuicios fiscales de la globalización financiera, a la que tanto contri-
buyó en los ochenta la propia OCDE. En el Informe de 1998, la OCDE describe la reali-
dad de los centros financieros extraterritoriales, reconociendo que un gran número de «te-
rritorios fiscalmente soberanos y de Estados» utiliza incentivos fiscales y no fiscales
C Ó M O L O S PA R A Í S O S F I S C A L E S F O M E N TA N L A E VA S I Ó N Y E L F R A U D E F I S C A L 131

(opacidad, por ejemplo) para atraer actividades financieras y otras prestaciones de servi-
cios. Estos territorios ofrecen generalmente al inversor extranjero un entorno o una fisca-
lidad nula o mínima, complementada frecuentemente con un «aligeramiento» de las exi-
gencias reglamentarias o administrativas; y, a menudo, estas actividades no dan lugar a un
intercambio de informaciones con otros países en razón, por ejemplo, de estrictas disposi-
ciones de secreto bancario; es decir, jurisdicciones calificadas como paraísos fiscales.
Y para llevar a cabo una estrategia multilateral correctora de esos perjuicios de la
competición fiscal nociva, esta organización internacional establece una distinción téc-
nica entre «regímenes fiscales preferenciales perjudiciales», relativos a sectores específi-
cos como la banca, los seguros, los holdings, etc., y los centros financieros extraterrito-
riales con regímenes tributarios generales que se califican como «paraísos fiscales»,
como casos extremos nocivos para los demás países, según vimos en el capítulo 2.
Al final, la OCDE concluye que los paraísos fiscales como centros financieros extra-
territoriales se apoyan generalmente en las estructuras financieras mundiales existentes,
aunque considera que han facilitado tradicionalmente los movimientos de capitales y me-
jorado la liquidez de los mercados financieros, percepción que además de revelar su plan-
teamiento neoliberal podemos considerar como una visión histórica simplista. En todo
caso, reconoce que en la nueva situación mundial, en que los países que no son paraísos
fiscales han liberalizado y desregulado sus mercados de capitales, los efectos desfavora-
bles de los paraísos fiscales superan esas ventajas potenciales que aportan, puesto que
pueden ocasionar graves perjuicios a otros países amputando sus bases recaudatorias al
lograr con su oferta fiscal ventajosa desviar los recursos financieros a otros países.
El Informe de la OCDE de 1998 sobre las prácticas de la «competición fiscal per-
judicial» define a los paraísos fiscales como una forma perjudicial extrema porque «ro-
ban» la base imponible de otros países, rebajando su recaudación tributaria, al ofre-
cer un marco legislativo acomodaticio para actividades básicamente ficticias, incitando
asimismo esta pugna soterrada entre países por imponer tasas impositivas más bajas y
ofrecer al capital extranjero la opción de una tributación baja o inexistente.
En resumen, quedaba documentado oficialmente que la globalización neoliberal
de las economías nacionales genera una competencia entre los Estados que resulta per-
judicial para todos los países por sus consecuencias nefastas:

• Porque desvía la carga fiscal de las actividades móviles, como la actividad financie-
ra, hacia sectores menos móviles como la producción industrial, de la menor tribu-
tación sobre el capital hacia la mayor tributación del trabajo y de las actividades de
consumo; y distorsiona los flujos financieros y las inversiones productivas reales.
• Porque socava la integridad y la equidad de las estructuras fiscales, haciendo que
paguen los impuestos quienes se mueven menos, la gente corriente.
• Y porque desalienta el cumplimiento de las obligaciones tributarias, condicio-
nando la política fiscal de los Estados y, por consiguiente, el mantenimiento y la
supervivencia de los sistemas de protección social de los países.

Tras este informe, la OCDE convocó un Foro sobre Competencia Fiscal para plan-
tear una acción multilateral, concretada en un proyecto de acciones previstas para eli-
132 LOS PARAÍSOS FISCALES

minar las prácticas fiscales nocivas, encarnadas por los paraísos fiscales, que ha que-
dado diluido en la práctica, como contamos en el capítulo 8. Al mismo tiempo, el plan-
teamiento de la OCDE hacía abstracción del sobredimensionamiento financiero de los
paraísos fiscales, con los riesgos apuntados en las páginas precedentes, y de su condi-
ción de refugio de la delincuencia financiera, en un cierto reparto de las competencias
entre todos estos organismos internacionales.

Las termitas de los sistemas fiscales

Durante la década de los noventa, y después, el impacto de la globalización finan-


ciera ha venido sintiéndose más intensamente en la medida en que las economías se
fueron integrando más y se fueron liberalizando los mercados financieros. En el mar-
co de la competición fiscal entre los Estados, estudiada por la OCDE, los centros fi-
nancieros extraterritoriales como paraísos fiscales atraen al capital financiero, de ori-
gen lícito o ilícito, con los consiguientes efectos negativos que se producen de modo
progresivo sobre los sistemas tributarios estatales.
Un estudio de Vito Tanzi, un ex alto ejecutivo del FMI, ha señalado a los paraísos fis-
cales como una de las «termitas» que roen las bases de los sistemas fiscales, incidiendo
negativamente durante los últimos años sobre la capacidad recaudatoria de los Estados y
sobre la distribución de la carga fiscal entre las poblaciones (Globalization and the Work
of Fiscal Termites, 2001). Y apunta que en los países de la OCDE se ha producido un
cambio de tendencia en la carga fiscal que, habiendo crecido desde el 26 por 100 del PIB
en 1965 hasta el 37 por 100 en 1997, su crecimiento se ha detenido desde entonces en los
últimos años o se ha ralentizado en varios países, sufriendo sustanciales modificaciones;
un cambio de tendencia que los datos de Eurostat corroboran desde 1995 para Europa.
Según este experto, este crecimiento estuvo, además, acompañado de algunas modifica-
ciones en la composición del impuesto sobre la renta; mientras los ingresos del impuesto
sobre la renta personal han disminuido y han permanecido estables los derivados del im-
puesto sobre la renta de las empresas, se han incrementado sustancialmente las contribu-
ciones de la seguridad social. Al mismo tiempo ha habido una desviación de los impues-
tos específicos a los impuestos generales sobre el consumo o las ventas.
Es cierto que hoy la mayoría de los países industriales recaudan más ingresos fis-
cales que hace dos o tres décadas. Sin embargo, un análisis más minucioso detecta que
los cimientos de los sistemas tributarios están siendo arañados por las «termitas fisca-
les», que comprenden los paraísos fiscales como centros financieros extraterritoriales,
los productos financieros derivados y los fondos de inversión de alto riesgo o hedge
funds, el comercio y las transacciones electrónicas, el dinero electrónico, las operacio-
nes comerciales intraempresa, la incapacidad para hacer tributar al capital; y las acti-
vidades y las compras en el extranjero en aumento.
Además, el crecimiento y difusión de los nuevos productos e instrumentos finan-
cieros como los derivados y los fondos de inversión de alto riesgo, surgidos –se dice–
para la «canalización del ahorro», más bien se destinan a la especulación financiera,
asociados estrechamente a los centros financieros offshore, donde se registran ampa-
C Ó M O L O S PA R A Í S O S F I S C A L E S F O M E N TA N L A E VA S I Ó N Y E L F R A U D E F I S C A L 133

rados por la complaciente normativa y por las ventajas tributarias, que afectan negati-
vamente a los sistemas tributarios de los demás países. De manera que estos nuevos re-
cursos de la especulación financiera han contribuido a la promoción de los paraísos
fiscales, convertidos en plataformas y enlace importante para las inversiones y opera-
ciones financieras, como analizamos en el capítulo 3.
Más aún, como ha sucedido en las transacciones comerciales electrónicas, en la
operativa de los fondos de alto riesgo y los derivados se ha pasado de las transaccio-
nes con papel a las transacciones electrónicas virtuales y de los productos físicos a los
productos digitales, con todos los problemas que plantean para la aplicación efectiva
de los sistemas fiscales; por ejemplo, la dificultad enorme de la identificación e indivi-
dualización de los titulares beneficiarios, de las mismas operaciones o de las jurisdic-
ciones fiscales implicadas. A su vez, el crecimiento de los centros financieros extrate-
rritoriales se ha visto incentivado por los flujos de información digital que facilitan la
movilidad del dinero y de la información en tiempo real con muy bajo coste y por las
disposiciones normativas liberales de varios países.
Uno de los retos que plantean los instrumentos y productos financieros complejos
como los derivados, sean futuros u opciones, cuyo valor deriva (de ahí su nombre) del pre-
cio de un valor subyacente, por ejemplo una acción cotizada, radica precisamente en que
pueden utilizarse dentro de planes de evasión fiscal, llamados de ingeniería fiscal, para
aprovecharse de las lagunas e indefiniciones legales o del descontrol ofertado por los cen-
tros offshore. Por tanto, estas formas de inversión financiera acentúan la fluidez o dificul-
tad de las distinciones técnico-jurídicas entre las rentas de capital, beneficios o pérdidas,
dividendos o intereses. Con la utilización extendida de los derivados, ya no es posible la
tributación sobre las rentas de las inversiones transnacionales mediante la retención fiscal
en la fuente, es decir, en el país donde se generó. Complejidad que se incrementa cuando
se trata de fondos de inversión de alto riesgo residenciados en paraísos fiscales.
En conclusión, la liberalización de los movimientos de capitales y la supresión de los
controles estatales, a medida que los mercados financieros internacionales son más efi-
cientes e integrados, hace más difícil lograr la tributación del capital flotante con tipos
impositivos superiores a los establecidos en el extranjero. La elevación de los tipos im-
positivos sobre el capital únicamente en un determinado país sólo sirve como incenti-
vo para que los contribuyentes trasladen sus fondos a las jurisdicciones de menor tri-
butación, trasladen su residencia o utilicen las facilidades que ofrece la inversión
extraterritorial u offshore en centros financieros privilegiados.
De manera similar, señala Vito Tanzi que los sistemas fiscales se ven afectados por
el comercio intraempresa de las grandes corporaciones, hecho calificado también
como otra «termita» fiscal, cuya importancia en relación con los paraísos fiscales me-
rece una consideración detenida.

Estrategias fiscales de las corporaciones transnacionales


Recientemente, en el ámbito interno de las grandes empresas o grupos empresa-
riales han crecido en importancia las operaciones comerciales y financieras por el au-
134 LOS PARAÍSOS FISCALES

mento del comercio mundial y por la política empresarial de reparto geográfico de los
procesos productivos (como ocurre con la fabricación y suministro de componentes,
piezas y repuestos en la producción de automóviles, por ejemplo) o de la distribución
de las cargas financieras o los costes. Esta división internacional del proceso produc-
tivo ligada a la globalización financiera, convierte a la multinacional en sociedad glo-
bal o transnacional con una estrategia global de reparto de costes desde la sede cen-
tral, cuya ubicación ya no importa. Diversos testimonios documentan que casi todas
las grandes corporaciones o grupos empresariales manipulan los precios para trasladar
los costes o los beneficios de una jurisdicción de alta tributación hacia otra de baja fis-
calidad, en el marco de estrategias corporativas para reducir «costes fiscales».
La tributación de las empresas transnacionales resulta problemática en sí misma
por la complejidad de su organización y su funcionamiento y porque se aprovechan de
las diferencias de los sistemas tributarios nacionales y las lagunas en los convenios fis-
cales internacionales para minimizar sus «costes fiscales». En esta etapa de globaliza-
ción y creciente integración de economías liberalizadas, las grandes corporaciones
transnacionales se benefician de la disponibilidad de centros financieros extraterrito-
riales, ante todo indirectamente, porque además de la reducción impositiva sobre las
rentas del capital, se agudiza la competencia fiscal entre los diversos Estados para atraer
inversiones debido en gran medida a la mera existencia de esos refugios fiscales que
son los centros financieros offshore.

La competición fiscal reduce los «costes fiscales»

La competición entre países por la inversión extranjera directa, mediante la insta-


lación de nuevas industrias, lleva a muchos países o regiones a ofrecer incentivos es-
peciales y exenciones o vacaciones fiscales, que normalmente no son aplicables a las
empresas nacionales. Los gobiernos hacen sus cálculos para que los beneficios que
atraigan las inversiones compensen la posible la erosión en la base imponible. La
OCDE considera que esta práctica puede ser perjudicial para los demás países, en de-
terminadas circunstancias que definen la catalogación como «régimen fiscal preferen-
cial perjudicial» que no justifica la calificación técnico-política de paraíso fiscal, según
vimos. Pero el hecho es que esta competencia fiscal entre Estados tiene unas conse-
cuencias tributarias beneficiosas para las empresas.
En primer lugar, la realidad muestra que esta competición fiscal, además de ampa-
rar la existencia de los centros financieros offshore que sirven a los intereses de las
grandes corporaciones, acrecienta en ocasiones el poder negociador de éstas frente a
los Estados para lograr beneficios fiscales, cuando presentan sus proyectos de inver-
siones directas en un país o cuando presionan con deslocalizaciones de industrias o fá-
bricas para obtener luego una reducción de su factura fiscal.
En segundo lugar, las grandes corporaciones transnacionales se aprovechan de un
modo directo de los paraísos fiscales al amparo de la competición fiscal entre los Es-
tados, constituyendo filiales o sucursales en esos centros offshore, que son elemento
básico dentro de una estrategia de reparto de sus costes fiscales, es decir, para evadir
C Ó M O L O S PA R A Í S O S F I S C A L E S F O M E N TA N L A E VA S I Ó N Y E L F R A U D E F I S C A L 135

impuestos. En muchos casos, una empresa vinculada a un centro financiero extrate-


rritorial tiene como única razón de ser la reducción de la cuantía total de los impues-
tos a pagar; como en el supuesto de una empresa exportadora o importadora que es-
tablece una compañía en un paraíso fiscal con la finalidad básica de que actúe como
intermediaria entre la verdadera empresa exportadora o importadora y los clientes,
que generalmente serán también sociedades.
Un sencillo ejemplo práctico –tomado de una web promocional de una agencia de
servicios offshore para no residentes en el centro financiero– nos ilustra sobre los be-
neficios posibles.
Cada año, un exportador en Australia vende productos por valor de un millón de
dólares a Malasia; con un coste total de 600.000 dólares sumando el valor de los bie-
nes suministrados más los costes de exportación, obteniendo, por tanto, un beneficio
como exportador de 400.000 dólares, antes de impuestos. Como los impuestos supo-
nen unos 160.000 dólares, luego le queda un beneficio neto de unos 240.000 dólares
después de impuestos (400.000 menos 160.000).
Examinemos el mismo caso pero con la intermediación de un paraíso fiscal. De en-
trada, la empresa exportadora australiana constituye en las islas Vírgenes Británicas
una compañía gestionada por ella misma como empresa matriz. Y la exportación de
los mismos bienes se realiza sobre el papel a la compañía filial en esas islas, facturán-
dole sólo el importe de los costes de 600.000 dólares. Y esa filial en el paraíso fiscal a
su vez vende los mismos bienes a la empresa de Malasia por un millón de dólares, lo-
grando al final la exportadora de Australia un beneficio neto de 400.000 dólares, que
no ha sido registrado en Australia sino en las islas Vírgenes Británicas y, por tanto, está
exento de impuestos.
La operación quedará completada depositando los 400.000 dólares «ganados»,
mediante la evasión fiscal, en cualquier cuenta bancaria extraterritorial o en produc-
tos financieros de cualquier parte del mundo, con la colaboración de los servicios ofre-
cidos por la empresa anunciante en internet, que, además, asegura el anonimato y la
realización de todas las gestiones en dicho paraíso fiscal, según los deseos del cliente.
Es un sencillo caso de transferencia de precios, en que la empresa matriz suele ven-
der bienes a una empresa en offshore con la que mantiene vínculos por el importe del
coste más un pequeño beneficio, y que ésta a su vez los revende por un precio hin-
chado a una empresa filial en el país de la fuente, donde se genera la base tributaria.
En consecuencia, esta filial obtiene un beneficio mínimo dados sus costes «elevados»
artificialmente desde offshore y la empresa asociada del paraíso fiscal se lleva el bene-
ficio mayor porque «compró» barato.

Modalidades corporativas para la evasión de impuestos en offshore

Las corporaciones transnacionales se caracterizan por su organización descentraliza-


da, con numerosos centros de coste-beneficio con o sin entidad física (fábricas, delega-
ciones, sociedad financiera, sociedad comercial, sociedad de leasing, etc.), invirtiendo di-
rectamente en diferentes países con el propósito principal de conseguir la máxima
136 LOS PARAÍSOS FISCALES

rentabilidad para sus accionistas. Desde la perspectiva de la corporación multinacional,


el impuesto se contempla a menudo como un coste más, como cualquier otro, entre los
múltiples costes cuya reducción se persigue dentro del objetivo central de la maximiza-
ción del beneficio. En principio, al grupo empresarial le resulta indiferente en qué país
paga los impuestos, pero tiene un interés económico determinante en minimizar el total
de los impuestos pagados, obteniendo las máximas ventajas fiscales.
Por tanto, para la dirección central del grupo o de la corporación, cuando inicia un
negocio en un país extranjero mediante la inversión necesaria, existe un interés eco-
nómico en la reducción de la carga fiscal en aquel país, mucho mayor cuanto más ele-
vado sea el riesgo de las inversiones y cuanto menos rentabilidades se prevean, que es
el caso frecuente de las inversiones en los países en desarrollo. De ahí que las grandes
corporaciones transnacionales, junto a sus políticas comerciales, financieras, de desa-
rrollo y de localización geográfica, diseñen diversas estrategias propias para la «opti-
mización fiscal» como parte de los planes corporativos.
Estos mecanismos han sido descritos por la ONG estadounidense Citizens Works,
de la red de organizaciones lideradas por Ralph Nader, en un documento que nos sir-
ve de fuente de información básica («Sacrifice is for suckers». How Corporation Are
Using Offshore Tax Havens to Avoid Paying Taxes).

Refundación de la compañía

En primer lugar, una opción bastante común en los últimos años entre las grandes
empresas estadounidense es la denominada corporate inversions, consistente en la «re-
fundación de la compañía» mediante la constitución de una filial offshore en un paraí-
so fiscal e «invirtiendo» la propiedad de modo que la empresa matriz se convierte en
filial de la nueva corporación constituida en el paraíso fiscal, que en muchos casos bas-
ta con efectuar su registro, fijando su residencia por el procedimiento del abono del
alquiler de un buzón de correos. La reducción de sus «costes fiscales» es muy signifi-
cativa porque ya no tendrá que pagar impuestos a la Administración estadounidense
por los ingresos de operaciones transnacionales.
Es el caso de Tyco International Ltd., que se define como una global company, con
actividades en más de cien países realizadas por 267.000 empleados en todo el mun-
do y que «manufactura, distribuye y sirve sistemas y productos para una amplio es-
pectro de mercados» (desde electrónica y plásticos hasta instrumental médico y ele-
mentos contra incendios); y que, con su traslado a las islas Bermudas en 1997, estimó
su «ahorro fiscal» en 400 millones de dólares para el año 2001. Y esta modalidad ha
sido seguida para la evasión del pago de impuestos por muchas otras grandes y cono-
cidas corporaciones estadounidenses, como Accenture, Foster Wheeler, McDermott
International, Ingelsoll-Rand y Global Crossing.
Por el contrario, Enron optó por no trasladarse a ningún centro offshore, aplicando la
amplia gama de posibilidades que ofrece la constitución de una sociedad en un paraíso
fiscal. Y es que las grandes compañías del sector energético de los EE.UU., como El Paso,
AES, Aon, Mirant, Halliburton y Williams, dominan las 500 empresas de la revista For-
tune que disponen mayoritariamente de presencia en centros financieros offshore.
C Ó M O L O S PA R A Í S O S F I S C A L E S F O M E N TA N L A E VA S I Ó N Y E L F R A U D E F I S C A L 137

La transferencia de precios

En segundo lugar, una de las estrategias más comunes es la transferencia de precios


(transfer prices), mediante el reparto o distribución de los beneficios globales del gru-
po empresarial entre las diferentes empresas filiales o sucursales en diversos países,
realizada de manera que aparezcan y sean declarados en aquel país que tiene una re-
glamentación fiscal más benévola o mayores exenciones.
La interrelación estrecha de estas diversas filiales o empresas, en diversos países,
genera numerosas operaciones comerciales; por ejemplo, el suministro de componen-
tes en las empresas automovilísticas o las operaciones entre la empresa fabricante y el
concesionario del vehículo y la empresa financiera asociada. Es un hecho muy impor-
tante porque algunas estimaciones sostienen que el 60 por 100 del comercio interna-
cional tiene lugar dentro de las empresas. Desde el punto de vista comercial, al grupo
en su conjunto, por lo general, le resultan indiferentes los precios a los que se factu-
ran las operaciones intraempresa o intragrupo, que representan un porcentaje signifi-
cativo del total de operaciones.
Sin embargo, desde el punto de vista tributario, la política de reducción del «cos-
te fiscal» determinará la distribución y asignación de los beneficios entre las filiales o
empresas integradas en la gran corporación, teniendo en cuenta qué impuestos son
exigibles y se pagan en cada país en que el grupo está presente. Mediante la constitu-
ción de una sociedad mercantil offshore puede evadirse el impuesto sobre los benefi-
cios de empresas mercantiles (impuesto de sociedades, impôt sur les societés, corpora-
te tax), tributo anual de un tipo que oscila entre el 25 y el 50 por 100, en unos pocos
países, y que las empresas consideran requiere el mantenimiento de un sistema conta-
ble costoso. Para una aseguradora la centralización de las primas recaudadas en una
cuenta corriente de Luxemburgo o Suiza puede resultar atractiva. La inexistencia en
Gibraltar de IVA (VAT en inglés) puede ser un elemento interesante en algunos casos,
a fines de reducción fiscal.
Para una mayoría de los países, los tratados y convenios sobre tributación prevén
que las transacciones entre empresas vinculadas se consideren efectuadas como si fue-
sen empresas separadas e independientes y se aplique en la tributación el principio
convencional denominado «la distancia del brazo» (arm’s lenght principles), según las
pautas marcadas por la OCDE, es decir, tomando como referencia los precios norma-
les de mercado entre empresas independientes, no vinculadas. Pero los precios inter-
nos del grupo empresarial no los fijan las fuerzas de «la distancia del brazo» del mer-
cado, entre otras razones porque los servicios y los intangibles, que son la parte más
sustancial de los intercambios comerciales, y el carácter sofisticado de sus operaciones
financieras convierte en una entelequia tal principio, de imposible vigencia.
En todo caso, la importancia de esta técnica defraudatoria de la transferencia de
precios y sus posibilidades de aplicación se evidencia si tenemos en cuenta que la
OMC tiene registradas más de 60.000 sociedades transnacionales (aunque sólo 300 o
500 son importantes) y que, durante el año 2002, un tercio de las transacciones co-
merciales mundiales se realizaron en el seno de una misma empresa transnacional.
(Ziegler, Los nuevos amos, 173).
138 LOS PARAÍSOS FISCALES

La infracapitalización

En tercer lugar, los grupos empresariales o financieros aplican también la modalidad


de la «infracapitalización» (thin capitalisation) mediante la constitución de una sociedad
con un capital mínimo e insuficiente para sus operaciones empresariales. En conse-
cuencia, esta sociedad tendrá que buscar recursos financieros; y resultará financiada ge-
nerosamente mediante préstamos concedidos por otras filiales o empresas vinculadas o
del grupo (que percibirán los intereses devengados por los préstamos), en lugar de ha-
ber sido dotada de recursos financieros mediante participación en el capital. Induda-
blemente esta sociedad se convierte en una opción atractiva para los inversores proce-
dentes de un paraíso fiscal, porque la filial o empresa prestataria, residente en un país
digamos «normal», generalmente obtendrá una deducción fiscal por los intereses abo-
nados a los prestamistas, que serán filiales o empresas vinculadas registradas en un cen-
tro financiero offshore, donde tributarán a un tipo muy bajo o nulo de retención fiscal.
El «ahorro fiscal» del grupo de empresas o de la corporación resulta evidente.
Por el contrario, si se hubiera establecido una participación en el capital de la empre-
sa, domiciliada en un país digamos «normal», los dividendos abonados sobre las acciones
no serían deducibles, sino que soportarían el tipo pleno del impuesto sobre beneficios
empresariales. De ahí que muchos países se enfrenten a este problema estableciendo nor-
mas que excluyen la concesión de deducciones por intereses abonados por préstamos del
extranjero en casos definidos y posiblemente recalificando como dividendos los pagos
por intereses devengados. Éste es el caso del RD español 1080/1991, que incluye una lis-
ta de 48 países considerados paraísos fiscales, excluyendo de determinados beneficios fis-
cales cuando intervienen empresas o entidades domiciliadas en esos territorios o países
listados. Sin embargo, la eficacia de tales medidas legales es muy limitada porque su apli-
cación suscita muchas cuestiones técnicas y prácticas, y, sobre todo, mantienen el reco-
nocimiento de las sociedades offshore o extraterritoriales constituidas formalmente en los
paraísos fiscales y los problemas subsiguientes.
Otra operativa similar, practicada especialmente por multinacionales estadouni-
denses, es la denominada «segregación de rentas» (income stripping), que consiste en
que los «préstamos» concedidos por la filial, constituida en este caso en un paraíso fis-
cal, a la empresa matriz de EE.UU. o a otra filial, y que devengan altos tipos de inte-
rés para esa compañía offshore, sirven a su vez para obtener deducciones en el pago de
impuestos federales en EE.UU. Un ejemplo de esta práctica es Tyco que estableció una
filial en Luxemburgo para la financiación de la mayor parte de la deuda de la compa-
ñía. La filial de Luxemburgo realizaba préstamos a las empresas de Tyco en EE.UU. y
en otros países, que obtenían a su vez deducciones en su base imponible por los inte-
reses abonados a la empresa «extranjera».

La doble rebaja

En cuarto lugar, la estrategia de la «doble rebaja» (double dipping) se refiere a la


explotación de normas tributarias favorables en el país de residencia y en el país de la
fuente, donde se genera la base tributaria, para duplicar los beneficios. Por ejemplo,
C Ó M O L O S PA R A Í S O S F I S C A L E S F O M E N TA N L A E VA S I Ó N Y E L F R A U D E F I S C A L 139

la variación del tratamiento de un arrendamiento financiero (leasing), bien como una


compra, bien como un préstamo; o el llamado leasing operativo (operating lease o
arrendamiento operativo de un activo), que puede derivar en que los dos países traten
a dos contribuyentes independientes entre sí como propietarios de los equipos y como
alguien con derecho a las deducciones por depreciación e intereses y a incentivos fis-
cales. Los expertos señalan que, para los países en desarrollo, el mejor enfoque con-
siste en limitar los beneficios de los incentivos fiscales a la inversión a los equipa-
mientos empleados en el propio país.

El uso abusivo de los tratados fiscales

En quinto lugar, tenemos el «uso abusivo de los tratados de doble imposición» (treaty
shopping), consistente en la utilización de sociedades interpuestas por una multina-
cional residente en un país, que no es parte firmante del convenio internacional sobre
tributación entre dos o más países. Para acogerse a los beneficios previstos en un con-
venio internacional que reduce o exime de fiscalidad a las inversiones extranjeras pro-
cedentes de los países firmantes, esa corporación transnacional establece una empre-
sa controlada o entidad jurídica dentro del ámbito de uno de los Estados vinculados
por ese convenio, obteniendo los beneficios previstos en ese tratado mediante una in-
versión que se produce realmente entre dos países sin tratado fiscal o con un tratado
fiscal menos favorable.
Una corporación transnacional, residente en un país sin tratado fiscal con otro país
en donde le interesa invertir, puede constituir una sociedad filial en un tercer país (con
tratado) y encaminar las inversiones vía esa filial configurándola para tener derecho a
los beneficios fiscales y a otras protecciones derivadas del tratado. Es un caso más que
demuestra que en un mundo globalizado se requieren regulaciones internacionales en-
tre el mayor número de países, que aseguren la uniformidad de su aplicación, dejan-
do margen para la utilización de disposiciones nacionales o locales que limiten el apro-
vechamiento indirecto del tratado de doble imposición.

Aplazamiento del pago de impuestos

En sexto lugar, una estrategia muy practicada por las empresas estadounidenses del
sector de la energía es el «aplazamiento de los pagos fiscales» (deferred tax payments).
Los EE.UU. teóricamente tienen un sistema tributario al que están sometidos todos
los ingresos mundiales de una empresa. Sin embargo, se permite que las empresas re-
duzcan su tributación, autorizándoles a demorar el pago de sus impuestos sobre los
beneficios de las operaciones transnacionales reinvirtiendo ese dinero en operaciones
extranjeras, además de las reducciones fiscales federales por los impuestos pagados en
otros países.
Las empresas petroleras son las que más frecuentemente aplican esta modalidad,
tributando al nivel más bajo que cualquier otro sector industrial. En el periodo 1996-
1998, el tipo de imposición efectiva de las empresas petroleras y de oleoductos fue del
12,3 por 100, porque disponen de mayores oportunidades de recurrir a este medio.
140 LOS PARAÍSOS FISCALES

Aparcamiento de la propiedad intelectual

En séptimo lugar, otra modalidad de reducción de impuestos en EE.UU. por parte


de las grandes corporaciones es mediante el «aparcamiento extraterritorial de la propie-
dad intelectual» (parking intellectual property/Intangibles offshore), es decir, residen-
ciando la propiedad intelectual en filiales offshore con la finalidad de proteger sus in-
gresos de la imposición sobre rentas generadas en el extranjero. La compañía filial carga
a la empresa principal y otras filiales sus derechos por licencias del uso de marcas regis-
tradas o patentes, que es el caso frecuente de la utilización de programas informáticos,
etc. Esta práctica comenzó a principios de los noventa, habiéndose extendido poste-
riormente de tal manera que ha desencadenado operaciones del IRS, la Agencia Tribu-
taria de EE.UU., contra supuestos abusos. Pero, en años recientes, más de dos docenas
de empresas estadounidenses, farmacéuticas y de informática han creado filiales en las
islas Bermudas, con este propósito de «ahorro fiscal» o evasión de impuestos.
Todas estas técnicas empresariales, descritas como más corrientes, no agotan las
posibilidades de la desregulación vigente. Las grandes corporaciones no sólo contabi-
lizan sus beneficios en los centros offshore, sino que se sirven de ellos para evadir im-
puestos sobre las nóminas de sus empleados. En 2002, la prensa británica informaba
que Barclays Capital, la gestora de las inversiones del Barclays Bank, pagaba a sus em-
pleados «bonus» (gratificaciones) mediante estructuras offshore con base en la isla de
Jersey (The Telegraph, 14 de noviembre de 2002).
Sin duda alguna, la competición fiscal junto con el secreto bancario y la opacidad
de que disfrutan los centros financieros offshore, son el terreno para el despliegue de
estas estrategias corporativas de evasión y fraude fiscal, que son otra «termita» que roe
los sistemas tributarios. Por medio de una planificación fiscal que integra la disponi-
bilidad de los paraísos fiscales, las corporaciones transnacionales pueden conseguir
una reducción de la tributación en su país de residencia y en el país de la fuente, don-
de se generan los beneficios o base tributaria mediante el desvío de esos beneficios a
un determinado paraíso fiscal. Esta capacidad de las corporaciones transnacionales
para estructurar sus negocios aprovechándose de los paraísos fiscales offshore les pro-
porciona una significativa ventaja fiscal sobre sus competidores nacionales y locales.
Frente a estas técnicas de fraude refinadas, las medidas de los Estados resultan de un al-
cance muy limitado. Generalmente consisten en que los países de la fuente, donde se gene-
ra la base tributaria, excluyan las deducciones o requieran condiciones especiales para los
pagos efectuados a los paraísos fiscales por parte de las empresas residentes o sucursales na-
cionales. Éste sería el sentido de las listas de paraísos fiscales de la OCDE o el GAFI como
instrumentos de ayuda para políticas de este tipo, que en el mejor de los casos tendrían que
servir de base para regulaciones multilaterales sobre los diversos aspectos referidos.

El modelo de Enron, Hulliburton y de otras corporaciones estadounidenses

El caso Enron Corporation marca un hito en los comportamientos y en la actividad de


las corporaciones en la globalización financiera con su quiebra el 2 de diciembre de 2001,
C Ó M O L O S PA R A Í S O S F I S C A L E S F O M E N TA N L A E VA S I Ó N Y E L F R A U D E F I S C A L 141

la mayor ocurrida en EE.UU. hasta la de WorldCom. Desde 1994 se introduce en las tran-
sacciones de gas y electricidad en los mercados liberalizados de Texas y California, alcan-
za un cuarto de este tipo transacciones en el mercado estadounidense y luego aborda los
mercados europeos en Alemania, en Reino Unido y en Escandinavia. En 1999, la revista
Fortune la clasificaba en el séptimo lugar de las empresas estadounidenses, otorgándole
dos años consecutivos el título de empresa más innovadora.
Pues bien, su ascenso y posterior caída fueron la consecuencia de los resultados im-
previstos de actividades financieras que no serían concebibles si no existiera la posi-
bilidad de crear una amplia red de sociedades ficticias en paraísos fiscales (Chesnais,
Trampas, 7). Merced a la investigación del Senado estadounidense, el caso de Enron
ha permitido un mejor conocimiento de la utilización de los paraísos fiscales por las
grandes corporaciones. Una de las revelaciones clave, que ha producido el «Comité
conjunto sobre tributación de Enron», acerca de las martingalas tributarias fue la tre-
menda diferencia entre la información remitida a sus accionistas y la presentada al
IRS, la Agencia Tributaria estadounidense.
De 1996 a 1999, Enron no pagó ningún impuesto federal, declarando al fisco la pér-
dida de 3.000 millones de dólares; y, al mismo tiempo, informó a sus accionistas de unos
beneficios de más de 2.000 millones de dólares, localizados en empresas registradas en
paraísos fiscales. El agujero de más de 5.000 millones de dólares era ignorado por todos
los inversores, entre los cuales se incluían los ex empleados pensionistas y pequeños in-
versores que perdieron sus aportaciones, los ahorros de toda una vida.
En vez de trasladar su sede central a offshore, es decir, a un paraíso fiscal, la cor-
poración Enron gestionó una serie de estrategias para evadir impuestos mediante la
utilización de 872 filiales, de las cuales 711 estaban instaladas en paraísos fiscales de
centros financieros extraterritoriales, donde escondía la deuda de la compañía; me-
diante «entidades instrumentales con fines específicos» (SPVs en la terminología an-
glosajona) con el apoyo de la banca y efectuando una serie de montajes financieros que
impedían la aparición del endeudamiento. Lo curioso es que podía haberlo hecho
todo por sí misma; pero, como expresó el Senador de Iowa Chuck Grassey, «parece
una novela de intriga, con algunos de los más expertos bancos, firmas auditoras y abo-
gados, trabajando juntos para poner en escena la mayor farsa corporativa de este si-
glo», logrando el asesoramiento de una caterva de expertos contables, bancos y abo-
gados, felices y contentos de engañar al Tío Sam, es decir, a los demás ciudadanos
estadounidenses (Attac, Impasse, 133).
Esta Corporación pagó 40,2 millones de dólares al Bankers Trust (actualmente in-
tegrado en el Deustche Bank), 16,3 millones a Deloitte & Touche y 12,7 millones al
Chase Manhattan por planes de protección fiscal, es decir, por una planificación para
la evasión de impuestos. Y el influyente Gabinete de abogados Akin, Gump, Strauss,
Hat & Feld obtuvo un millón por proporcionar una carta de aprobación de un paraí-
so fiscal (tax shelter). Todo ello reflejo de una tendencia más amplia que está socavan-
do el código fiscal «absurdamente complejo» por la acción de asesores, banqueros y
expertos al tanto de las últimas revisiones y cuya cualificada pericia no se transmite a
las pequeñas empresas. Algo que, por otro lado, indica el elevado grado de aceptación
social de que gozan los paraísos fiscales entre las clases dirigentes estadounidenses.
142 LOS PARAÍSOS FISCALES

De ahí que no resulte sorprendente que muchos de los más recalcitrantes evasores
fiscales estén directamente relacionados con la Administración Bush y sus políticas de
extrema derecha, dado el mecenazgo dispensado sobre el partido republicano y sus
cuantiosas aportaciones económicas a las campañas electorales o sus conexiones per-
sonales y familiares. Y aquí se señala como líder en este tipo de fraude fiscal a la com-
pañía Hulliburton del vicepresidente Cheney, que incluso sigue recibiendo compen-
saciones diferidas de la compañía por su cese en el cargo durante 1995 según contó
Newsweek (www.msnbc.com/news/893298.asp#fay).
Hulliburton, la compañía de servicios para las industrias del petróleo y del gas con
sede en Houston, está considerada un ejemplo típico de comportamiento empresarial
desvergonzado. Mientras el vicepresidente actual de los EE.UU. ocupó la presidencia
ejecutiva del Grupo Halliburton, el número de filiales en paraísos fiscales se elevó de
nueve en 1995 a 44 en 1999 y pasó de pagar impuestos a recuperar devoluciones fis-
cales. Y, sin embargo, sigue consiguiendo contratos del Gobierno, incluido un acuer-
do a diez años con el Ejército por un importe de 2.000 millones de dólares; y sin con-
curso público sino directamente, la Administración Bush le ha adjudicado en 2003 un
contrato para la extinción de incendios en los pozos petrolíferos de Irak por valor de
más de 1.000 millones de dólares. Algo que ofende al honrado contribuyente y a los
soldados norteamericanos destinados en Oriente Medio, señala el Proyecto Bermuda
(www.thebermudaproject.com).
Numerosos grupos de activistas, como MoveOn y The Bermuda Project, conside-
ran escandaloso el apoyo que la derecha republicana presta a la evasión fiscal de las
grandes corporaciones hacia los paraísos fiscales, pretendiendo mediante campañas en
los medios de comunicación sacar el asunto al debate público e intentando que sea vo-
tada la ley de reforma del sistema fiscal para suprimir las lagunas legales que permiten
la fuga de capitales de EE.UU. hacia los paraísos fiscales, agravando el déficit presu-
puestario.

El caso de la petrolera rusa Yukos y el Grupo Menatep

Dentro de esta globalización impulsada por las grandes corporaciones, un caso pa-
radigmático es el de la compañía petrolera rusa Yukos, un largo proceso judicial en
Rusia, con gran repercusión en los mercados mundiales y en los medios de comunica-
ción del planeta.
Sabido es que a lo largo de los años 1995 y 1996 las «fuerzas del libre mercado» se
impusieron en la Rusia de Yeltsin con la ayuda diligente del FMI, sacando a subasta la
mayoría de las petroleras y empresas de materias primas, base de la economía rusa y
hasta entonces propiedad de los ciudadanos rusos, grandes empresas estatales que fue-
ron prácticamente regaladas y, para mayor escándalo, con préstamos estatales que ni
siquiera fueron devueltos. En esas subastas la petrolera estatal Yukos cayó en manos
de un joven ambicioso Mijail Jodorkovski que en pocos años se convirtió en el hom-
bre más rico de Rusia; y en el otoño de 2003 dio origen a un importante caso judicial,
con dimensiones políticas, al ser investigado, procesado y encarcelado por la Fiscalía
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rusa, junto a otros accionistas clave de la petrolera Yukos y del holding Menatep, por
fraude, malversación, falsedad en documentos y evasión fiscal.
Las pruebas de la acusación, basadas en testimonios y en la documentación reco-
pilada por el Ministerio de Interior ruso, revelan cómo el Grupo Empresarial Mena-
tep desarrolló una compleja estrategia apoyada en operaciones bancarias y financieras
de múltiples sociedades extraterritoriales registradas en los paraísos fiscales, destina-
das a la evasión fiscal y a burlar la legislación de la Federación Rusa (The Russian Jour-
nal Daily, 5 de noviembre de 2003). Es otro ejemplo de maraña de sociedades enlaza-
das mediante los paraísos fiscales
La sociedad holding Menatep Group Limited, presidida por un socio comercial de
Jodorkovski, fue constituida en Gibraltar en septiembre de 1997 y es propietaria de
una serie de compañías a través de las cuales controla la petrolera rusa Yukos. Según
el Informe financiero de junio 2002, disponía de unos activos financieros no consoli-
dados de más de 490.000 millones de dólares, pero no tenía ningún empleado porque
«el negocio es gestionado por el único director», the business is managed by the sole
Director, se decía en la web de la empresa en noviembre de 2003 (www.groupmena-
tep.com). Y como sociedad mercantil offshore, de no residentes, registrada en Gibral-
tar goza del status de compañía exenta y, por tanto, no paga impuesto alguno sobre los
cuantiosos beneficios que centraliza.
El Grupo Menatep posee el 100 por 100 del capital de Yukos Universal Limited,
con sede en la isla de Man, que a su vez tiene una parte de las acciones de Hulley
Enterprises Limited, otra sociedad con sede en Chipre, que vinculadas a otras com-
pañías offshore o radicadas en Rusia, en una complicada red, controlan el imperio
Yukos. En la propia web corporativa se informaba (noviembre de 2003) de la es-
tructura y principales accionistas: el referido Mijail Jodorkovski dispone sólo del 9,5
por 100 de las acciones del Grupo Menatep, pero el 50 por 100 pertenece al fidei-
comiso Special Trust Arrangement, que tiene designado como beneficiario al oligar-
ca ruso.
Según la acusación oficial, el Grupo ha venido gestionando unas 30 sociedades ins-
trumentales (shell companies) registradas no solamente en Gibraltar, isla de Man y
Chipre, sino en otros paraísos fiscales como Suiza, Luxemburgo, las islas Vírgenes Bri-
tánicas, Panamá y las Bahamas; todas ellas propiedad de Jodorkovski o de sus socios.
Las compañías offshore llegaron a disponer de hasta el 30 por 100 de las acciones de
Yukos. Entre las compañías estaban Wilk Entreprise, Sequencial Holding, Russian In-
vestor, Alliance Properties y Rusky Produkt. La creación de sociedades de cartera en
paraísos fiscales, entre las cuales estaba repartida la propiedad de Yukos y otras gran-
des empresas del Grupo, tenían también como objetivo evitar la aplicación de la le-
gislación rusa antimonopolios.
Dentro del Grupo eran frecuentes las transferencias de acciones y valores entre
muchas de las compañías, como Yukos, Rosprom, Menatep y Avisma; produciéndose
también cambios de titularidad. Las compañías en los paraísos fiscales se utilizaban
para realizar compraventas cruzadas de acciones con el fin de evadir los impuestos ru-
sos; por ejemplo, se transferían acciones a una compañía offshore para simular que era
el comprador real, cuando en realidad el control no variaba porque el comprador fi-
144 LOS PARAÍSOS FISCALES

nal era otra empresa del Grupo; o se transferían acciones a una empresa offshore para
escapar al impuesto sobre beneficios de los verdaderos propietarios.
Así mismo, a nombre de estas empresas instrumentales se abrieron diversas cuen-
tas bancarias «para recibir dinero de otras compañías en paraísos fiscales» con el fin
de realizar pagos «bajo cuerda» en Rusia, utilizándose estas compañías en paraísos fis-
cales para operaciones de evasión de impuestos. Igualmente, otra forma de evadir im-
puestos en Rusia era mediante la conocida técnica de la «transferencia de precios», rea-
lizando las pertinentes operaciones comerciales y contables para que los beneficios
aparecieran obtenidos en la empresa sujeta a menos impuestos, es decir, en un paraí-
so fiscal como Gibraltar, mientras las empresas situadas en Rusia perdían dinero, con-
forme a la planificación fiscal corporativa.

La planificación fiscal offshore


La reducción del «coste fiscal», es decir, la evasión y el fraude fiscal, es un resulta-
do de una actividad racional y estructurada por parte no sólo de las grandes corpora-
ciones sino de las grandes fortunas, contando con los recursos y las disponibilidades
del mercado financiero extraterritorial, con la cooperación a menudo de las grandes
firmas auditoras y el asesoramiento de expertos. Y los paraísos fiscales offshore son un
elemento básico de cualquier tipo de planificación fiscal internacional de las corpora-
ciones transnacionales y de las «personas que obtienen elevados ingresos» o high-net
worth persons, expresión que designa en los EE.UU. a quienes disponen de más de un
millón de dólares en efectivo.
En realidad la planificación fiscal no se realiza en los paraísos fiscales sino fuera de
estos centros offshore, aunque sean éstos uno de sus apartados importantes que sin
duda la facilitan a escala internacional. Los expertos del FMI incluyen la planificación
fiscal entre los elementos del inventario de los «servicios» que prestan los centros fi-
nancieros extraterritoriales, señalando que los individuos acaudalados utilizan los en-
tornos fiscales favorables de los centros financieros extraterritoriales y los convenios
fiscales suscritos con ellos, valiéndose con frecuencia de compañías de negocios inter-
nacionales (IBCs), fideicomisos (trusts) y fundaciones.
En esta labor planificadora del impago de impuestos desempeñan un papel rele-
vante las grandes firmas auditoras que diseñan los planes fiscales concretos para sus
clientes, según testimonios de autoridades estadounidenses y británicas. Esa labor va
acompañada de sofisticadas políticas de prestigio e imagen corporativa, incluyendo la
publicidad en televisión, que les ha permitido una influencia y prestigio en círculos
empresariales y políticos, que en el Reino Unido ha llegado hasta lograr la limitación
legal de sus responsabilidades ante su negligencia probada en su labor como censores
de cuentas empresariales. Hecho que reviste gran importancia puesto que, según un
informe de la Association for Accountancy & Business Affairs (AABA), el negocio de
la auditoría en el Reino Unido está dominado por cuatro grandes firmas (Pricewater-
houseCoppers, Deloitte and Touche, KPMG y Ernest & Young) que realizan las au-
ditorias anuales de la mayoría de las corporaciones que cotizan en la bolsa londinense
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y que, además, para disponer de mayor libertad de acción tienen sus sedes en paraísos
fiscales que carecen de tratados para el intercambio de información con otros países;
por lo que sus ingresos mundiales por «honorarios» para 2003-2004 se sitúan entre los
12 y 15.000 millones de dólares (AABA, Race to the Bottom: the Case of the Accoun-
tancy Firms). Así mismo, en sus políticas de imagen corporativa incluyen documentos,
informes y artículos que contribuyen al desarrollo de una cierta labor doctrinal com-
plementaria de su actividad comercial que ampara las prácticas que describimos.
La literatura jurídica y la práctica económica de la globalización neoconservadora
han elaborado no sólo estrategias corporativas defraudatorias, sino conceptos teóricos
que tienen como objetivo fundamentar y desarrollar técnicas para la reducción de la
«factura fiscal» de las grandes empresas y de las personas acaudaladas, mediante la
planificación fiscal (tax planning), desde todo un planteamiento doctrinal. La planifi-
cación fiscal como concepto ampliamente aceptado, e incluso teorizado, puede en-
tenderse como la reflexión y el cálculo previo de la forma de optimizar ventajosamen-
te para el contribuyente la aplicación de las normas tributarias con la finalidad de que
la carga fiscal sea la menor posible, en el marco de la legalidad interna o internacional,
incluyendo en este caso mecanismos y técnicas que cuentan obviamente con la dispo-
nibilidad de los paraísos fiscales extraterritoriales. Su teorización en diversos ámbitos,
que van desde las webs promocionales de los paraísos offshore hasta las aulas acadé-
micas, merece que se desmenucen algunos de los conceptos asociados, como elusión
o evasión fiscal, ingeniería fiscal y planificación fiscal internacional.

Elusión o evasión y el fraude fiscal como objetivo

El fundamentalismo del mercado, que ensalza sus virtudes como instrumento de


regulación social frente a la malignidad de la intervención estatal, ha generado toda
una pretendida construcción teórica destinada a justificar el impago de impuestos o su
máxima reducción, que implica en paralelo la justificación moral de los paraísos fisca-
les. Esta ideología neoliberal subyace en una serie de conceptos que amparan la utili-
zación de los paraísos fiscales, con el fin de obtener mayores beneficios mediante tran-
sacciones financieras especulativas, falsas operaciones de comercio internacional o
depósitos bancarios offshore; utilización que, por otra parte, en la actualidad puede re-
sultar totalmente legal en la gran mayoría de los países, siempre y cuando no se incu-
rra en delitos fiscales tipificados y penalizados en el país de residencia.
En primer lugar, este planteamiento conceptual comienza con una distinción bási-
ca entre «evasión» y «elusión». Mientras la «evasión fiscal» sería un comportamiento
ilegal, la «elusión de impuestos» estaría amparada por la ley. En apoyo de este plantea-
miento se cita al Tribunal Supremo de los EE.UU. que en el caso de Gregory contra
Helvering (1935) (293 US 465) declara que los contribuyentes tienen derecho a orde-
nar sus negocios de manera que obtengan un pago menor de impuestos. En inglés la
distinción se expresaría entre tax avoidance versus tax evasión. La elusión fiscal, fun-
damento de la planificación fiscal, representaría el aprovechamiento de los recursos le-
gales disponibles para conseguir la mínima carga fiscal, o bien para diferir su impacto
146 LOS PARAÍSOS FISCALES

en el tiempo. Por el contrario, la evasión fiscal consistiría lisa y llanamente en sustraer


la actividad económica al control fiscal y, por tanto, en el impago los impuestos.
Por consiguiente, cuando se habla de elusión, tendríamos que entender aquella fi-
gura jurídica que permite al contribuyente tratar de evitar que se realice el hecho im-
ponible, con la finalidad de no pagar los tributos o abaratar los costos tributarios, aun-
que suponga para ello forzar algún supuesto jurídico establecido en las leyes. En todo
caso, se estaría amparando comportamientos perfectamente legales y la elusión fiscal
gozaría del favor de una sociedad que busca defenderse frente a la opresión fiscal del
Estado, reflejando así la concepción neoliberal asumida por los grupos dominantes.
En cuanto al término evasión, desde ese planteamiento doctrinal, se entiende que
abarca situaciones en que determinados agentes buscan reducir costos tributarios, uti-
lizando para ello medios ilícitos y vedados por las leyes, tales como la defraudación, el
contrabando, las falsas operaciones financieras, las actividades delictivas como fabri-
cación o comercialización clandestina, etc. El objeto de la evasión fiscal está consti-
tuido por el deseo del individuo de no pagar los impuestos valiéndose para ello de los
resquicios o lagunas existentes en la legislación y de actuaciones deshonestas y mal in-
tencionadas para ocultar la realidad de los hechos.
La evasión se apoya en resquicios o interpretaciones torticeras de la legislación tri-
butaria, limitaciones en las competencias de los organismos fiscalizadores o restriccio-
nes a su capacidad operativa y en las deficiencias de la administración fiscalizadora. La
evasión fiscal se insertaría entre los delitos tipificados, reflejo de comportamientos
condenados socialmente cualesquiera que fuesen las motivaciones; y se definiría en
sentido amplio como cualquier acción u omisión tendente a suprimir, reducir o de-
morar el cumplimiento de cualquier obligación tributaria; o cualquier acción u omi-
sión del contribuyente que contravenga o viole una norma fiscal y en virtud del cual
una riqueza imponible en cualquier forma resulte substraída, total o parcialmente, al
pago del tributo previsto por la ley.
La distinción entre elusión y evasión fiscal, que podría aceptarse como meramente
instrumental para el análisis de comportamientos ante el fisco, se transforma en ele-
mento fundamental de un concepto más amplio como es la planificación fiscal, que se
justificaría por la búsqueda de la elusión fiscal, de modo que de mera técnica de ges-
tión empresarial se ha elevado a la categoría de doctrina frente a la tributación como
fundamento del Estado. Obviamente, soterrada en la distinción entre elusión y eva-
sión como en el concepto de planificación fiscal subyace una concepción ideológica
neoliberal de afirmación del mercado frente al Estado, que excluye cualquier plantea-
miento ético o político en el tema de la fiscalidad.
En este libro –que no pretende ser un texto jurídico– hemos prescindido de mati-
ces pretendidamente técnicos, considerando que en el lenguaje castellano actual el vo-
cablo evasión fiscal recoge pacíficamente todos los comportamientos, empresariales o
personales, que pretenden sustraerse al pago de los impuestos que financian los servi-
cios comunes del Estado. La evasión de impuestos en cualquiera de sus manifestacio-
nes viola los principios más elementales de equidad y justicia entre quienes cumplen sus
obligaciones tributarias y quienes las incumplen. La Constitución Española (art. 31.1)
establece, como principio básico de convivencia democrática, que «todos contribuirán
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al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica me-


diante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresivi-
dad que, en ningún caso, tendrá alcance confiscatorio».
Combatir la evasión fiscal no es sólo un imperativo ético, sino también un requisi-
to indispensable para el buen funcionamiento de una economía moderna. Por un lado,
el incumplimiento de las obligaciones tributarias por parte de algunas empresas gene-
ra una situación de competencia desleal respecto del resto del sector privado. Por otra
parte, el respeto a la normativa tributaria es parte del principio más general de respe-
to a la ley que toda economía moderna requiere para funcionar adecuadamente. Aun-
que en casi todos los países la gran mayoría de las personas paga sus impuestos, la per-
cepción de que existe evasión termina representando un obstáculo para la promoción
del cumplimiento voluntario de las leyes impositivas por parte de los buenos contri-
buyentes.

La «ingeniería fiscal»

Como nos explican las agencias de asesoramiento fiscal y promotoras de la plani-


ficación fiscal en la Red, las estructuras offshore o extraterritoriales permiten optimi-
zar la carga impositiva –léase: menor tributación a mayor volumen de ingresos– me-
diante una adecuada planificación, que habitualmente comprende territorios,
enclaves o países donde la fiscalidad resulta reducida o nula; permitiéndole «prote-
ger su patrimonio familiar y las legítimas ganancias de su trabajo», según rezan las
ofertas de servicios.
La planificación fiscal, o planeamiento tributario, precisa del asesoramiento de ex-
pertos en tributación, bajo el esquema de una evaluación económica del coste-beneficio,
con la finalidad de adoptar las mejores decisiones para la «optimización fiscal». Ob-
viamente esta planificación fiscal a escala internacional requiere un estudio minucioso
con la cooperación de profesionales especializados generalmente familiarizados con
determinados centros financieros extraterritoriales y demás elementos sobre los que
adoptar las decisiones pertinentes.
Asociado a esta actividad aparece la expresión «ingeniería fiscal» para instrumen-
tar la denominada «elusión fiscal» mediante operaciones de «ingeniería contributiva»
que persiguen la búsqueda de las mejores condiciones impositivas para sus clientes,
«siempre dentro o al borde de la legalidad». Y que se denomina así porque, según ma-
nifiestan sus defensores, en esta labor «como en la construcción hay que hacer un pro-
yecto y construir». Nos cuentan que se trata de «hacer el proyecto de un esquema para
la elusión fiscal, teniendo en cuenta todas y cada una de las ventajas que pueda ofre-
cer un paraíso fiscal en combinación con otros paraísos y/o con países de baja impo-
sición fiscal, y construir una estrategia para eliminar o disminuir la carga tributaria, ha-
ciendo uso de leyes y tratados que favorecen una u otra actividad», porque el «coste
fiscal» pagado por una sociedad constituye hoy día un factor esencial de la estrategia
presupuestaria de cualquier actividad (G. Caporaso, «OPM Corporation de Panama»,
Revista de Información Jurídica, Económica y Fiscal, en web).
148 LOS PARAÍSOS FISCALES

Lo que hay que tener en cuenta

Desde este planteamiento de la evasión fiscal técnicamente planificada, la promo-


ción de los centros financieros offshore incluye como elemento básico la valoración de
factores generales y específicos para la elección del paraíso fiscal, que nos permiten la di-
sección de las estructuras offshore o su mejor conocimiento como instrumento:

• Los factores generales valorados vienen determinados por las características pro-
pias del centro financiero extraterritorial como son su disponibilidad reconocida
y su estabilidad política; la disponibilidad de comunicaciones y transporte bien
desarrollados (de ahí la importancia de los 100.000 números de teléfonos fijos fa-
cilitados a Gibraltar por el Gobierno español en 2002); la estabilidad económica
local e integración en el área de una moneda fuerte, generalmente el dólar; y la
existencia de una determinada estructura social, con servicios profesionales de-
sarrollados y capaces.
• Los factores específicos hacen referencia a la especialización financiera o legisla-
tiva del centro financiero offshore o de su estructura organizativa y también a las
preferencias de la empresa o particulares en función de sus objetivos, y tales
como disponibilidad de un sector bancario específico para no residentes espe-
cializado en determinadas operaciones; el rigor de su sistema vigente de secreto
bancario y su práctica en la incomunicación externa de informaciones sobre
clientes; la legislación vigente sobre constitución de sociedades extraterritoriales,
fideicomisos o sobre operaciones financieras específicas.
• En las webs promocionales encontramos referencias a los distintos centros fi-
nancieros offshore que permiten clasificarlos por tipologías, en función de sus po-
sibles «servicios» para la evasión y el fraude fiscal: las Bahamas, Bermudas, islas
Caimán, Vanuatu, Mónaco y Andorra son ejemplos de centros que carecen de
imposición sobre la renta ni sobre la plusvalía de capital. Hong Kong, Liberia y
Panamá son ejemplos en los cuales las sociedades no pagan impuestos sobre las
rentas o ingresos recibidos fuera del territorio nacional. En Europa, Luxembur-
go ofrece ventajas impositivas a las sociedades de cartera o holdings; Andorra y
Mónaco dan preferencia a los depósitos bancarios de personas físicas, es decir,
multimillonarios; la isla británica de Jersey y el Principado de Liechtenstein ofre-
cen dispositivos legales favorables para la inversión financiera, de origen legal o
no. Y los nuevos magnates rusos han mostrado su preferencia por la isla de Nau-
ru, en el centro del Pacífico y Chipre.

El tipo de impuesto a evadir

Un elemento importante de la planificación de la evasión fiscal es el tipo de im-


puesto a evadir, que a su vez indicará el centro financiero offshore preferible para ope-
rar, aunque los paraísos fiscales ofrecen prestaciones polivalentes (como ejemplo, véa-
se www.injef.com). A tales efectos, desde una perspectiva económica se distinguen tres
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tipos de gravámenes como son el impuesto en destino o sobre beneficios en la fuente,


es decir, en el país en donde éstos se producen; el impuesto en el tránsito o las reten-
ciones sobre los beneficios repatriados; y el impuesto en residencia o sobre los rendi-
mientos que proceden del exterior.
Al decir de los expertos, la planificación fiscal internacional buscará la reducción de
los dos primeros, que se verá optimizada con la utilización del sector offshore de los pa-
raísos fiscales, del mismo modo que en el tercer caso, la corporación transnacional bus-
cará situar los rendimientos o beneficios fuera de aquel país que tiene unos impuestos te-
rritoriales elevados. En todo caso la opción por determinado paraíso fiscal y la aplicación
de una u otra técnica o martingala vendrá dada por el tipo de impuesto y su regulación
en el país de residencia. Por ejemplo, la constitución y registro de una sociedad mercan-
til en un centro financiero offshore, que ofrece condiciones especiales para no residentes,
permitirá la negociación y la compraventa de bienes inmuebles, de barcos y de aeronaves,
matriculados en ese paraíso fiscal, con exención del impuesto sobre transferencias de bie-
nes o gravados con un 2 por 100 a un 6 por 100 del valor del objeto por cada cambio de
propietario. Así se facilitará con un coste reducido la transmisión de la titularidad de la
compañía mercantil, es decir, de la propiedad de inmuebles, como es el caso de las so-
ciedades «gibraltareñas» que especulan con inmuebles en la Costa del Sol.
Así mismo, la constitución de una sociedad mercantil o de un fideicomiso o trust per-
mite la evasión del impuesto de sucesiones en la transmisión mortis causa del patrimo-
nio familiar. Como se explica en una web promocional, «el verdadero propietario firma
un documento sin fecha mediante el cual cede la totalidad de sus participaciones en di-
cha sociedad mercantil. Al morir la persona en cuestión, los hijos ponen al documento
la fecha que corresponda y proceden a registrar la transacción en el paraíso fiscal a un
coste muy bajo y sin pagar el Impuesto de sucesiones en su propio país».
De manera similar la evasión del impuesto de la renta sobre las personas físicas se
logra también usando una sociedad offshore, cuyo propietario resultará registrado
como empleado asalariado con exención de impuestos. Esta compañía registrada en el
paraíso fiscal podrá realizar operaciones comerciales internacionales, prestación de ser-
vicios profesionales, detentar la propiedad intelectual de patentes, etc. Otro método
evasivo de este impuesto, aunque menos refinado, es la deslocalización del domicilio
fiscal a un centro offshore. En el caso del impuesto sobre el patrimonio (impuesto so-
bre las grandes fortunas en Francia o Vermögenssteuer en Alemania) el mecanismo de
la evasión también suele consistir en la asignación de la titularidad de los bienes pro-
pios a diversas sociedades registradas en uno o más centros extraterritoriales, asegu-
rándose que las autoridades fiscales según práctica establecida no faciliten información
a las de cualquier otro país.
La polivalencia de las IBCs, o sociedades mercantiles constituidas según el régimen
offshore de los paraísos fiscales, permite evadir igualmente el pago de impuestos sobre
plusvalías o incrementos del capital invertido en activos financieros. La técnica evasiva
resulta sencilla, puesto que basta realizar todas las inversiones a través de esa sociedad
offshore; y, al liquidar la inversión, el beneficio obtenido es abonado en una cuenta co-
rriente que esa sociedad mantiene, por ejemplo, en el Principado de Mónaco, sin que el
nombre del verdadero interesado aparezca en ningún documento bancario.
150 LOS PARAÍSOS FISCALES

La realidad es que la integración global de los mercados financieros desregulados,


que permite la movilidad incondicional de los capitales, y la consiguiente competen-
cia fiscal, de hecho inhabilita a las administraciones tributarias de los Estados para im-
pedir los esquemas de evasión de impuestos, ya que los hechos imponibles tienen lu-
gar fuera de sus fronteras o las operaciones parciales que se realizan en el ámbito
estatal no resultan fácilmente detectables; o no son sancionables por la carencia de
normas jurídicas apropiadas a la nueva situación, como denunciaba la Asociación Pro-
fesional de Inspectores Financieros de España en otoño de 2003.

Facilidades en offshore para la evasión fiscal


En el capítulo 4 describimos el multiuso que se hace de los paraísos fiscales a través de
la banca offshore, el registro de sociedades instrumentales, compañías de seguros, los SPVs
y otros aprovechamientos. Pero la utilización de las ventajas tributarias de los centros ex-
traterritoriales ha dado lugar a estructuras y mecanismos específicos para escapar de modo
planificado al pago de impuestos en el país de residencia, con el fin de rentabilizar al má-
ximo las operaciones financieras, cuyo enlace suele ser las entidades bancarias.

La promoción bancaria de la evasión y el fraude fiscal

La constitución en offshore de sucursales o filiales de la gran banca es uno de los


instrumentos más utilizados para las operaciones de planificación fiscal internacional
con fines evasivos, cuya operativa resulta muy variada. Las estructuras bancarias en los
paraísos fiscales revisten formas diversas, como vimos, destinadas unas veces a la co-
mercialización de operaciones financieras, otras a la evasión fiscal y la mayoría de las
veces a ambas cosas. De hecho, todos los grandes bancos disponen de filiales o de su-
cursales en los centros financieros extraterritoriales relevantes.
Éste es un hecho generalizado en la medida en que las economías nacionales se inte-
gran en la globalización, como ilustra el caso de España. Según la Memoria correspon-
diente al año 2002, el BBVA mantiene 36 sociedades mercantiles en offshore, de las cua-
les 15 en islas Caimán y las demás en los paraísos fiscales de Andorra, Gibraltar, las islas
de Jersey y Guernesey en el Canal de la Mancha, Antillas Holandesas y Panamá, que le
produjeron un beneficio neto global próximo a 222 millones de euros, deducidos los 234
millones de pérdidas de la filial argentina del Banco francés en las islas Caimán. Las acti-
vidades de estas empresas del Banco abarcan servicios financieros, banca, sociedades de
cartera y sociedades instrumentales inmobiliarias. Con ese número de 36 sociedades fi-
liales en paraísos fiscales, el BBVA se sitúa entre el grupo de 25 grandes corporaciones de
EE.UU. que disponen de mayor número de filiales en paraísos fiscales, según el ranking
establecido por la asociación estadounidense Citizen Woks (www.citizenworks.org).
La memoria del SCH para 2002 revela que obtuvo 450 millones de euros con su ac-
tividad offshore, incluidas sus tres sociedades en las islas Caimán. Y muchos otros ban-
cos españoles disponen de empresas en paraísos fiscales. El Banco Popular, el tercero
C Ó M O L O S PA R A Í S O S F I S C A L E S F O M E N TA N L A E VA S I Ó N Y E L F R A U D E F I S C A L 151

más grande de España, dispone de tres empresas en las islas Caimán; y el Banco Atlán-
tico, octavo por volumen de activos y adquirido por el Banco Sabadell, dispone de ofi-
cinas en Panamá y Líbano y filiales en los paraísos fiscales de Mónaco y Gibraltar.
En la Memoria de la Fiscalía Anticorrupción española de 2002, se consideran al-
gunas de las actividades de las entidades bancarias españolas en los paraísos fiscales
como «una práctica irregular y lesiva para el Tesoro Público» que requeriría una mo-
dificación de la legislación española vigente. Esta Fiscalía especializada afirma que la
banca utiliza «productos fiduciarios offshore» como instrumentos de evasión fiscal, en
los que aparece «una combinación de testaferros y paraísos fiscales»; y que estos pro-
ductos son ofrecidos dentro de su actividad de banca privada, caracterizada por la
atención personalizada y con criterios de confidencialidad.
Los «productos fiduciarios offshore» a que alude esta autoridad judicial son cuen-
tas que las filiales en paraísos fiscales de las entidades bancarias españolas tienen abier-
tas a su nombre en la casa matriz en España y en las que se deposita el dinero de in-
versores españoles sin identificarse alegando que son clientes de las filiales. Para la
Fiscalía resulta «inaceptable» que una entidad se niegue a facilitar la identidad de
aquellos clientes que residen y han adquirido los productos en España, y que, además,
la entidad «facilite los testaferros».

Exenciones tributarias de depósitos e inversiones

En la gran mayoría de los casos, los depósitos bancarios o inversiones financieras


en el extranjero generan intereses que evaden la fiscalidad, tanto en el país de la in-
versión o depósito como en el país del inversor o ahorrador. Las consecuencias deri-
vadas de la erosión de la base imponible en los países industrializados y en desarrollo
son aún más profundas debido a la magnitud de las inversiones y ahorros transnacio-
nales a principios del siglo XXI. Algunos cálculos estiman que el capital que guardan
en el extranjero personas de altos ingresos es de tres a cuatro billones de dólares.
Desde que, en los ochenta, los EE.UU. abolieron la retención fiscal en la fuente so-
bre los intereses de las inversiones extranjeras en cartera de valores, ningún país im-
portante ha sido capaz de mantener la retención fiscal en la fuente (es decir, donde se
generan los intereses como base contributiva), temeroso de perder la inversión ex-
tranjera. En la actualidad, casi todos los países industrializados y muchos países en de-
sarrollo, no gravan el interés generado por capitales invertidos por residentes extran-
jeros; y desde luego tampoco los centros financieros offshore.
En todos los países, el temor a la deslocalización del capital imposibilita la adopción
de medidas unilaterales sobre los intereses generados por inversiones o depósitos. Al
parecer, este problema sería una de las causas de la oposición del Reino Unido a la pro-
puesta de la Unión Europea sobre la retención fiscal sobre las inversiones en toda la
zona. En defensa de los fuertes intereses producidos en la City londinense, el Gobier-
no del Reino Unido habría advertido que una retención fiscal en toda la Unión Euro-
pea ahuyentaría a los inversores hacia jurisdicciones al exterior de la Unión Europea,
sobre todo a centros financieros extraterritoriales.
152 LOS PARAÍSOS FISCALES

En principio, los ingresos generados por el ahorro deberían ser gravados por regla
general en el lugar de residencia del inversor, pero en la práctica esto depende de la
honradez del contribuyente, expresada en la declaración de estos ingresos y en el in-
tercambio efectivo de información. Las autoridades tributarias, particularmente en los
países en desarrollo, rara vez disponen de medios eficaces para conocer los ingresos
de los residentes en el extranjero ni de legislación que apoye su gestión. En algunos
países en desarrollo, el régimen tributario permite o incluso promueve el impago de
impuestos de ingresos extranjeros. Aunque no sea así, y los tratados fiscales contengan
acuerdos apropiados de intercambio de información, la opción de los paraísos fiscales
garantiza a los ahorradores una manera de escapar a la detección.

La utilización del fideicomiso

Además de las sociedades mercantiles instrumentales o IBCs, que describimos en


el capítulo 4 como aptas para la evasión fiscal u otros empleos, tenemos el fideicomi-
so como una institución típica de los centros offshore para el impago de impuestos. El
fideicomiso o trust es una institución muy corriente en el mundo anglosajón y princi-
palmente en las islas caribeñas y anglonormandas del Canal de la Mancha, que en la
práctica suele utilizarse en particular para ocultar la titularidad verdadera de la pro-
piedad de los bienes o activos pertenecientes al fideicomiso. Puede definirse como un
contrato mediante el cual una persona denominada fideicomitente entrega bienes o
activos a otra persona, llamada fiduciario o fideicomisario, para que los administre y
destine al cumplimiento de finalidades determinadas, en favor de otra persona que se
denomina beneficiario, que incluso puede confundirse con el propio fideicomitente.
En su aplicación como operación financiera, se trata realmente de un contrato me-
diante el cual el fideicomitente o persona que dispone de cierta fortuna confía su patri-
monio o sus activos a un fideicomisario, persona o entidad que gestiona los bienes o va-
lores, designando unos beneficiarios que recibirán las rentas o el capital del fideicomiso,
en su caso. Como negocio jurídico basado en la confianza mutua (fideicomiso = encargo
basado en la fe) se compone de dos elementos básicos, como son el mandato en confian-
za y la transferencia de la propiedad de los bienes; puede tener lugar por donación o con-
trato propiamente dicho (acto inter vivos), o por testamento (acto mortis causa).
Formalmente se distinguen cuatro sujetos que son los bienes o el patrimonio trans-
ferido; el fideicomitente, que transmite los bienes como dueño del capital depositado
creando el fideicomiso; el fideicomisario que es la persona o entidad que gestiona el fi-
deicomiso y distribuye la propiedad según las condiciones establecidas en el acuerdo
fundacional; el beneficiario, que recibirá las rentas o el capital del fideicomiso, llegado
el caso previsto, y que puede ser el dueño originario de los bienes o fideicomitente.
En virtud de las disposiciones contractuales, el fideicomisario gestiona y dispone de
los bienes que le han sido transferidos, por ejemplo realizando inversiones o adquisicio-
nes, por cuenta del fideicomitente o del beneficiario identificado como tal en el contra-
to; todo ello generalmente con la opacidad propia de los centros financieros extraterri-
toriales, cuya regulación de la institución jurídica suele resultar «muy liberal».
C Ó M O L O S PA R A Í S O S F I S C A L E S F O M E N TA N L A E VA S I Ó N Y E L F R A U D E F I S C A L 153

En realidad, se dice que el trust o fideicomiso es como un «zulo» (a holding pen), un


lugar donde se colocan los activos antes de que sean entregados a la persona u organiza-
ción designada o que se designará en su momento para recibirlos, separándose legalmente
el fideicomitente, primer propietario del capital o propietario originario, y el fideicomiso
como otra entidad independiente. Al ser dos entidades independientes entre sí jurídica-
mente, cualquier renta o ingreso recibido por el fideicomiso será propiedad del mismo,
que la ejercerá en favor del beneficiario designado. Con lo cual la renta de las inversiones,
dividendos de las acciones o intereses de los capitales depositados en la misma o en otra
jurisdicción fiscal, que se genera con los fondos constituidos en fidecomiso, no son im-
putables al verdadero dueño de las inversiones aunque sea quien percibe su beneficio.
En EE.UU., la Agencia Tributaria (IRS) declaró en 1999 que eran ilegales la ma-
yoría de los fideicomisos establecidos para el fraude fiscal, cuando ya había abierto en
un año más de cien investigaciones, que dada su complejidad tardarían años; con el re-
sultado añadido de que, finalizada la investigación satisfactoriamente descubriendo
los fondos y las rentas en los centros extraterritoriales, la recaudación de los impues-
tos adeudados se convierte en otro largo proceso de incierto resultado.

Utilización de las tarjetas de crédito

En estos últimos años, una de las modalidades más corrientes de evasión y fraude
fiscal en EE.UU. consiste en la utilización de tarjetas de crédito y débito sobre cuen-
tas bancarias extraterritoriales, la mayoría en el área del Caribe, abiertas principal-
mente por profesionales e inversores pudientes, como una manera de ocultar al fisco
beneficios e ingresos por inversiones. Con cargo a esas tarjetas de crédito se efectúan
compras, incluso de elevada cuantía económica, dejando apenas rastro en papeles para
las autoridades fiscales. Respetables ejecutivos de empresas, doctores, inversores, pro-
fesionales destacados y personas acaudaladas ocultan sus ingresos mediante este tipo
de tarjetas de crédito y débito (Americans for Democratic Actions).
Asesores financieros, incluidos bancos tan conocidos en EE.UU. como Barclay
PLC y Royal Bank of Canada, anuncian a menudo en internet sus ofertas de cuentas
bancarias en bancos offshore (casi siempre en nombre de «trusts» o compañías testa-
ferro) accesibles mediante tarjetas de crédito. Según cálculos de la Agencia Tributaria
de EE.UU. (IRS), a principios de 2002 unos dos millones de estadounidenses estaban
utilizando las tarjetas de crédito para evadir impuestos.
En los últimos dos años, el IRS obtuvo un requerimiento judicial sorteando el se-
creto bancario para que American Express, Visa International y MasterCard Interna-
tional le entregaran los registros financieros de sus cuentas en paraísos fiscales. Y Mas-
terCard entregó los archivos de más de 230.000 cuentas en Antigua y Barbuda, las
Bahamas y las islas Caimán. Sin embargo, el esfuerzo resultó infructuoso para identi-
ficar a los individuos que utilizan las tarjetas de crédito sobre cuentas bancarias off-
shore (Financial Times, 14 de enero de 2003).
Parece ser que esta práctica ha sido aplicada en España por personajes de los clanes ga-
llegos del narcotráfico para el blanqueo del dinero sucio, aunque no está documentada.
154 LOS PARAÍSOS FISCALES

Deslocalización del domicilio

En materia tributaria, la mayoría de las legislaciones aplica el criterio de la territo-


rialidad, tanto a extranjeros como a nacionales que se encuentren residiendo en el Es-
tado en virtud de una relación personal o económica; como excepción, la legislación
de EE.UU. aplica el principio de la nacionalidad en materia tributaria, que es aplica-
do también por todas las legislaciones para el impuesto directo sobre la renta perso-
nal. En todo caso, los sistemas tributarios especifican en las normas de cada impuesto
si la sujeción al mismo constituye una obligación contributiva de índole personal o de
carácter real referida a la residencia en el territorio del Estado en cuestión.
En consecuencia, la imposición directa refleja dos obligaciones distintas en razón
de la determinación de la residencia de un sujeto en un territorio específico. De modo
que si, en relación con la norma de un impuesto, un sujeto es considerado residente,
la obligación de contribuir será de índole personal, gravando la renta total producida
por éste con independencia del lugar donde se haya generado. Y, por el contrario,
quienes no sean considerados residentes también estarán sujetos a las obligaciones fis-
cales que resulten de su capacidad económica dentro del territorio determinado, úni-
camente en relación con las rentas generadas en ese territorio. Por tanto, los contri-
buyentes buscan tener un impuesto en destino lo más bajo posible, es decir, buscan
que la obligación personal de contribuir se vea reducida, eludida o evadida.
La deslocalización del domicilio fiscal tiene lugar cuando un contribuyente consi-
derado residente fiscal en un determinado territorio estatal y, por ende, bajo un régi-
men de obligación personal, cambia su residencia a efectos fiscales a otro territorio, en
este caso a un paraíso fiscal, con el fin de modificar su régimen fiscal pasando al de
obligación real en su lugar de origen y de obligación personal en el paraíso fiscal.
Es una de las prácticas utilizada tanto por las empresas –como hemos visto– como
por personas físicas. En el primer caso, depende de cada legislación pero general-
mente tiene lugar por medio de la constitución de nueva empresa en el paraíso fiscal.
En cuanto a las personas físicas, éstas actúan buscando principalmente territorios don-
de la imposición sobre la renta personal, patrimonio y sucesiones sea baja o nula, por-
que aplican el principio territorial gravando sólo las rentas generadas en ese territorio
y la tributación no afecta a aquellas provinientes del exterior. Caso notorio en los últi-
mos años fue el de la tenista española Arantxa Sánchez Vicario, que cambió su resi-
dencia de Madrid a Andorra o, más recientemente, el también tenista español Carlos
Moyà, domiciliado en Ginebra; o el pleito con la Hacienda sueca del tenista Björn
Borg sobre su residencia en Mónaco.
Aunque no haya definido un perfil determinado del usuario potencial, esta prácti-
ca suele ser propia de personas con altos ingresos como deportistas de elite, artistas
internacionales o rentistas, que se ha extendido en los últimos años gracias a los avan-
ces en las comunicaciones y al cosmopolitismo en que la domiciliación real o ficticia
en un país extranjero no se percibe como antipatriótico cuando las razones son eco-
nómicas. En algunos casos, esta modalidad de evasión fiscal adopta una forma más so-
fisticada de empresa creada en paraíso fiscal, en el caso de las sociedades denomina-
das rent-a-star («alquile una estrella»), constituidas en un centro financiero offshore
C Ó M O L O S PA R A Í S O S F I S C A L E S F O M E N TA N L A E VA S I Ó N Y E L F R A U D E F I S C A L 155

por un artista para que sea esa sociedad quien gestione sus contrataciones, represen-
tándole ante cualquier jurisdicción fiscal, de manera que los ingresos de sus actuacio-
nes artísticas, galas, giras o conciertos sean imputados a esa sociedad, figurando el ar-
tista como un asalariado de la sociedad.

Las respuestas de la política fiscal


Los mecanismos descritos sobre el papel que desempeñan los centros offshore
muestran la dimensión alcanzada por las trampas tejidas por la globalización impulsa-
da por las finanzas. La gravedad de la situación presente es diagnosticada por Jürgen
Habermas cuando afirma que

a raíz de la mundialización de los mercados, el sistema económico internacional, en cuyo


interior los Estados definen las fronteras entre el comercio interior y el comercio exte-
rior, está a punto de transformarse en una economía transnacional. Ante todo, lo que
cuenta es la aceleración de los movimientos de capitales en todo el mundo y la evalua-
ción inapelable de los centros de producción nacional que efectúan los mercados finan-
cieros organizados en una red de escala mundial. Estos hechos explican la razón por la
cual en nuestros días los actores estatales ya no son los nudos en la red mundial de in-
tercambios que con anterioridad imponían una estructura de relaciones interestatales o
internacionales. Hoy por hoy, los Estados son los que se hallan encajados en los merca-
dos, y no ya las economías nacionales en las fronteras de los Estados (J. Habermas, en
Ziegler, Los nuevos amos, 115).

En las condiciones de competencia mundial, que ha adoptado la forma aguda de una


competición por radicarse en los lugares de producción más rentables, las empresas es-
tán obligadas, hoy más que nunca, a aumentar la productividad y a racionalizar la orga-
nización del trabajo en su conjunto, acelerando para ello aún más el proceso a largo pla-
zo mediante el cual la tecnología tiende a reducir el número de empleos. Los despidos
masivos ponen en evidencia el poder de intimidación del que –cada vez más– disponen
las empresas deslocalizadas, cuando se debilitan de forma progresiva las que se hallan
vinculadas a los recursos locales. Dado esta situación, que en lo esencial es un círculo
vicioso constituido por un paro creciente, sistemas de seguridad social cada vez menos
capaces de hacer frente a las necesidades y recaudaciones tributarias reducidas –un círcu-
lo vicioso que lleva a reducir bajo mínimos los recursos del Estado– las medidas ten-
dentes a estimular el crecimiento son tanto más necesarias como imposible resulta adop-
tarlas. Pues los mercados bursátiles internacionales, entre tanto, se han encargado de
evaluar las políticas económicas nacionales.

Porque, como sostiene Habermas, el caso es que

el desalojo de la política por el mercado se traduce así en el hecho de que el Estado na-
cional pierde de forma progresiva su capacidad para recaudar impuestos, de estimular
156 LOS PARAÍSOS FISCALES

el crecimiento y asegurar a través de ello las bases esenciales sobre las que descansa su
legitimidad... Confrontados con el riesgo permanente de ver cómo los capitales se dan
a la fuga, los gobiernos nacionales emprenden una enloquecida carrera que les lleva a la
desregulación determinada por la reducción de costes, desregulación de la cual resultan
beneficios obscenos y diferencias inauditas entre los salarios, el aumento del paro y de
la marginación social para una población pobre cada vez más numerosa e importante.
A medida que las condiciones sociales para una amplia participación política son des-
truidas, las decisiones democráticas pierden toda credibilidad, pese a ser adoptadas de
un modo correcto desde el punto de vista formal.

Reivindiquemos los impuestos

En ninguna otra dimensión estatal se percibe en mayor medida y de un modo más


agudo esta nueva situación mundial que en el ámbito de las políticas fiscales, particu-
larmente, de los países europeos occidentales, que muestran paulatinamente su inca-
pacidad para financiar los niveles de protección social alcanzados, sometidos a conti-
nuos recortes al mismo tiempo que las reformas fiscales sucesivas reducen la
tributación real de las rentas del capital y aumentan la tributación del trabajo asala-
riado y el consumo.
En la selva no existen los impuestos, se ha dicho. Es un rasgo propio de socieda-
des civilizadas avanzadas la aparición del Estado financiado a través de los impuestos
para costear los bienes y servicios colectivos, que los individuos no pueden obtener
por sí solos y que son imprescindibles para una vida en común civilizada; y asimismo
constituyen una garantía para que los débiles, personas o grupos humanos, no se vean
expuestos a la arbitrariedad de los demás. Más aún, en los países mas desarrollados el
principio de justicia fiscal se logra mediante la progresividad global del sistema tribu-
tario. Porque el desarrollo económico y social de los pueblos va estrechamente ligado
a la recaudación fiscal que financia bienes y servicios comunitarios, como infraestruc-
turas para los desplazamientos y el transporte o escuelas y hospitales, que proporcio-
nan niveles de vida aceptables y que son vitales para las poblaciones en general y para
reducir la pobreza en los países menos desarrollados.
En la situación actual, para el logro de una recaudación de ingresos que financien
tales bienes y servicios públicos, el Estado se enfrenta a un problema de creciente
complejidad, porque la competición fiscal proporciona cada vez mayores oportunida-
des para que los más ricos escapen a sus obligaciones tributarias. El resultado es que
la carga fiscal se está trasladando de los ciudadanos más ricos a los pobres: mientras
los ciudadanos corrientes y las pequeñas empresas locales soportan los impuestos, en
todos los países los individuos acaudalados y las corporaciones transnacionales, a tra-
vés de las prácticas reseñadas, se benefician de los paraísos fiscales y de las reduccio-
nes periódicas de impuestos. Los medios de comunicación nos informan cotidiana-
mente cómo la mayoría de los gobiernos prosiguen sus incrementos de impuestos al
consumo y a los pequeños negocios, incrementos asociados a proclamadas rebajas fis-
cales que benefician a las rentas más altas, mientras cubren sus costes presupuestarios
C Ó M O L O S PA R A Í S O S F I S C A L E S F O M E N TA N L A E VA S I Ó N Y E L F R A U D E F I S C A L 157

ordinarios con privatizaciones del patrimonio público y de reducción de servicios pú-


blicos; unas respuestas que, además de debilitar las estructuras básicas del Estado, im-
piden que los beneficios del crecimiento económico lleguen a los grupos sociales de
menor renta.

Disminuye la tributación del capital

La organización estadounidense Citizen Works resume gran número de estudios


en EE.UU. que indican que los impuestos corporativos están en sus niveles más bajos
desde hace décadas. Citando datos del Institute on Taxation and Economic Policy, re-
sulta que aunque legalmente el tipo impositivo sobre las rentas empresariales ascien-
de al 35 por 100, en 1998 las 250 compañías principales pagaron solamente un 20,1
por 100, un porcentaje inferior al 26,5 por 100 pagado por un grupo similar de em-
presas en 1988. Según la Oficina de Presupuestos del Congreso, en 2002 los impues-
tos sobre las rentas empresariales contribuyeron con menos de una décima de los in-
gresos fiscales totales, cuando en 1950 y 1960 había sido del 25 por 100 y del 15 por
100 en 1970; lo que representó aproximadamente el 1,5 del PIB, cuando en 1965 fue
del 4,1 por 100 (Citizens Works, «Sacrifice is for suckers», How Corporation...).
Recientemente, el estudio anual de KPMG International de enero de 2004 ratifi-
caba la tendencia global de los últimos años, de reducción de los tipos impositivos so-
bre las empresas como consecuencia de la competición entre los gobiernos por atraer
a las corporaciones transnacionales. Para los países de la OCDE, los 30 más ricos del
mundo, el nivel medio de tributación empresarial cayó del 37,5 por 100 en 1996 al
30,9 por 100 en 2003 y al 29,96 por 100 en 2004; destacando que la mayoría de las mo-
dificaciones fiscales fueron para reducir los tipos impositivos sobre las empresas; y en
Europa las reducciones más pronunciadas fueron en Polonia, Eslovaquia, Portugal y
Ucrania, cuyos tipos se sitúan por debajo de la media. A medida que las empresas son
cada vez más internacionales, les resulta más fácil la transferencia de costes o de be-
neficios, desviando las actividades de un Estado a otro o asignando los beneficios a
países con menor tributación, como los centros financieros extraterritoriales, según
hemos descrito. Los expertos de KPMG consideran que esta amenaza sobre los in-
gresos fiscales procedentes de las empresas estuvo enmascarada por los elevados be-
neficios conseguidos durante la etapa de bonanza económica de los últimos años no-
venta. Y aunque, a menudo, las rebajas fiscales sobre las empresas se han visto
compensadas por restricciones en las subvenciones, el decrecimiento de los tipos im-
positivos sitúa a los gobiernos frente a dificultades cada vez mayores para incremen-
tar los ingresos fiscales.
Por otro lado, las consecuencias de la pérdida de recaudación fiscal de los Estados
se ven amplificadas debido al descontrol sobre los movimientos de capitales, que acen-
túa la disponibilidad que ofrecen los centros financieros extraterritoriales como refu-
gios para las grandes operaciones de especulación financiera y para la evasión fiscal de
las grandes fortunas y las rentas personales elevadas, como hemos examinado. Para los
países en desarrollo el problema es todavía mayor, porque la evasión y el fraude fiscal
158 LOS PARAÍSOS FISCALES

que favorecen los paraísos fiscales tienen consecuencias aún más nefastas, ya que la re-
ducción de ingresos tributarios afecta a la financiación de servicios públicos básicos
como la educación, la sanidad y las comunicaciones, agravando el subdesarrollo y la
pobreza. Según el conocido estudio de Oxfam, un incremento anual de los ingresos
de sólo un 0,5 por 100 de los activos depositados en paraísos fiscales podría financiar
por completo los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU para 2015; y las pér-
didas de ingresos fiscales de los países en desarrollo ascienden por lo menos a 50.000
millones de dólares, más o menos la misma magnitud que los flujos anuales de ayuda
económica que reciben.
La gravedad de la evasión fiscal alcanza a todos los países, incluidos los más desa-
rrollados. Fuentes serias sostienen que el escándalo de la evasión fiscal en los EE.UU.
hacia los paraísos fiscales, que ha crecido en los últimos años, tiene su implicación po-
lítica, considerando que se trata de una manifestación de los verdaderos intereses em-
presariales ligados a la Administración Bush y al partido republicano con su política
económica a favor de los ricos. Según Jack Blum, asesor del IRS, la Agencia Tributa-
ria estadounidense, cada año ésta pierde 70.000 millones de dólares de ingresos, como
consecuencia de que las grandes corporaciones, como Halliburton, Tyco y Accenture,
trasladan sus oficinas centrales o sus filiales a refugios fiscales como las islas Bermu-
das, o de los multimillonarios que transfieren sus fortunas a otros paraísos fiscales.
Unos ingresos fiscales perdidos que equivalen a la suma de los déficit públicos de to-
dos los Estados federados, dando origen a los consiguientes recortes en los gastos de
los programas escolares y de otros servicios esenciales, a lo ancho de los EE.UU.
(http://www.bayarea.com/mld/bayarea/business/4446810.htm).
La magnitud de esa cifra la subrayaba en 2001 el senador demócrata Carl Levin
ante un Comité del Senado estadounidense, puesto que, con sólo la recuperación de
la mitad de esos 70.000 millones de pérdidas de ingresos fiscales por los activos ocul-
tos en offshore, se podría financiar un programa de medicinas gratuitas para Medica-
re (el sistema federal de beneficencia para mayores e incapacitados) sin recortar nin-
guna partida presupuestaria ni elevar ninguna tarifa fiscal. Y en abril de 2002, en el
Comité de Finanzas del Senado estadounidense se hacía referencia a la cifra mencio-
nada para evaluar el coste de la evasión fiscal empresarial y de particulares mediante
la utilización de refugios fiscales extraterritoriales, aproximadamente el mismo im-
porte que el presidente Bush preveía como coste de los primeros seis meses de la gue-
rra y ocupación de Irak (http//finance.senate.gov/sitepages/hearing041102.htm). Se-
gún un consultor de la Agencia Tributaria, en total, los activos en offshore suponen
hasta cinco billones de dólares, de los cuales tres billones son depósitos bancarios.
La realidad es que nadie conoce con certeza la magnitud de la evasión fiscal en los
paraísos fiscales, porque en muchos países la información oficial disponible no per-
mite las estimaciones. En el Reino Unido, algunas estimaciones calculan que se pier-
den al menos 20.000 millones de libras al año (algo más de 30.000 millones de euros)
a causa de los paraísos fiscales (Taxjustice Network). Y para España, citando como
fuente el Instituto de Estudios Fiscales, el Financial Times informaba de la cifra de
60.000 millones de euros para la evasión, aproximadamente un 10 por 100 del PIB (Fi-
nancial Times, 2 de marzo de 2004), poco más que la cifra estimada para la evasión fis-
C Ó M O L O S PA R A Í S O S F I S C A L E S F O M E N TA N L A E VA S I Ó N Y E L F R A U D E F I S C A L 159

cal en los EE.UU. y el doble que en el Reino Unido; dato congruente con la relevan-
cia adquirida por las menciones a los paraísos fiscales en los medios de comunicación
españoles. En octubre de 2003, un informe de la Asociación Profesional de Inspecto-
res de Hacienda (Apife) sobre la situación de la lucha contra el fraude fiscal en Espa-
ña señalaba que entre las grandes bolsas del fraude «más grave» y «sofisticado» están
los paraísos fiscales, verdaderas zonas de paso o refugio de operaciones ocultas y de la
deslocalización de los potenciales contribuyentes o reales evasores de impuestos.

Las amnistías fiscales

Y frente a esta situación de creciente evasión fiscal y de riesgo de huida del capi-
tal, en particular, del capital financiero, las respuestas periódicas de los Estados son las
rebajas fiscales y las amnistías para el capital. Las rebajas fiscales siempre resultan ser
del mismo signo: mayor tributación del trabajo y el consumo y menor imposición para
las rentas del capital; como ejemplo, las reformas del régimen fiscal de las plusvalías,
de las diferencias entre el valor de compra y de venta de unos bienes o valores mobi-
liarios. A mediados de los noventa, las plusvalías en España tributaban en el IRPF
como una renta más, es decir, al tipo que correspondiera por la suma de otras rentas;
la primera modificación fue fijar una tributación del 20 por 100, para luego bajarla al
15 por 100, al tipo mínimo. Y las amnistías fiscales son algo así como el remedio últi-
mo para la recuperación del capital expatriado, aplicado cada vez ya más frecuente-
mente, alegando siempre su carácter excepcional, claro está. Ambos remedios desar-
ticulan los mecanismos de redistribución de rentas establecidos en muchos Estados,
cuando no acentúan más aún la reducción de los ingresos fiscales.
En enero de 2003, la Agencia Tributaria de EE.UU. (IRS) ofrecía una amnistía a
los muchos estadounidenses que aplican planes offshore para evadir impuestos,
abriendo un periodo de tres meses para la presentación de una declaración de los in-
gresos obtenidos de esas cuentas bancarias extraterritoriales en paraísos fiscales y abo-
nando los impuestos adeudados, bajo la amenaza de elevadas multas o la imputación
de graves delitos. Un intento más de acabar con estas prácticas, solicitando, además, a
los defraudadores arrepentidos que cooperaran aportando detalles de esos planes de
evasión de impuestos promovidos por bancos y agencias de inversión (Financial Ti-
mes, 14 de enero de 2003). Para entender esta última petición hay que tener en cuen-
ta que el IRS se enfrenta a enormes dificultades para identificar la amplia gama de ins-
trumentos utilizados para la evasión fiscal hacia offshore (charitable trusts, diversos
tipos de seguros, holdings, tarjetas de crédito, etc.). En el análisis realizado por la aso-
ciación Americans for Democratic Actions (mayo de 2002), se afirmaba que la activi-
dad evasiva es tan agresiva que peligra el mismo sistema tributario de EE.UU.
En la Unión Europea, el Gobierno italiano decretó en septiembre de 2001 un me-
canismo de amnistía fiscal para despenalizar de hecho la afloración de dinero negro,
permitiendo así la repatriación de miles de millones de liras colocados fuera del país
durante los años previos a la entrada en vigor del euro desde principios de ese año. Se-
gún estimaciones, el montante de capitales italianos evadido rondaba los 500.000 mi-
160 LOS PARAÍSOS FISCALES

llones de euros. Mediante el pago de una cantidad simbólica del 2,5 por 100 del im-
porte de los capitales repatriados en el plazo previsto, los defraudadores se beneficia-
ron de esta medida, que garantizaba en todo caso su anonimato. Para salvar los prin-
cipios, el Gobierno italiano de Berlusconi excluía expresamente de esta disposición a
los capitales procedentes de operaciones ilícitas, aunque no se explicaba cómo inves-
tigaría este extremo, ya que la declaración de los contribuyentes arrepentidos era, en
todos los casos, confidencial (El Mundo, 23 de septiembre de 2001). Según declara-
ciones de las autoridades italianas en julio de 2002, se había producido la repatriación
de 59.000 millones de euros ilegalmente exportados, proviniendo el 56 por 100 de Sui-
za (Les Echos, 7 de mayo de 2004).
Recientemente, las dificultades de la economía alemana han tenido amplio eco por-
que el presupuesto de 2002 se cerró con un déficit superior al 3,5 por 100 del PIB, en
contra de lo previsto en el pacto de estabilidad para la zona euro. Pero dentro de las
medidas adoptadas en 2003, motivadas por la recesión económica, el Gobierno ale-
mán incluye medidas legales para permitir la repatriación, dentro de un largo plazo y
con tributación reducida. Desde comienzos de 2004, los alemanes pueden repatriar los
capitales colocados ilegalmente en el extranjero desde 1993 a 2001, afectando la am-
nistía a todos los impuestos de todos los contribuyentes y sus cómplices. Mediante una
ley denominada de «incentivación a la honradez tributaria» los capitales repatriados
durante 2004 pagarán un 20 por 100 sobre una base disminuida por diversos concep-
tos; en su defecto, para el 2005 el tipo impositivo de los capitales repatriados se eleva
al 35 por 100. El Gobierno alemán prevé recuperar en 2004 unos 5.000 millones de
euros del total estimado de un billón de euros, que las corporaciones y acaudalados
alemanes tienen en muchos paraísos fiscales, especialmente en Suiza, Luxemburgo y
Liechtenstein. Pero en abril de 2004, los sindicatos alemanes consideraban que sólo
habían llegado a unos 50 millones (Les Echos, 7 de mayo de 2004). Y en el caso de Bél-
gica, una ley de amnistía fiscal adoptada en diciembre de 2003 autorizaba la repatria-
ción durante todo el 2004 de capitales o valores mobiliarios colocados ilegalmente en
el extranjero en años anteriores, mediante el pago del 9 por 100, que se rebaja al 6 por
100 si se invierten esos fondos durante tres años en la economía europea; garantizán-
dose en todo caso el anonimato (Les Echos, 7 de mayo de 2004).
El recurso a las amnistías fiscales para recuperar el capital evadido no es solamen-
te una medida europea, sino que es una práctica extendida por todo el mundo, como
una última respuesta de los Estados a la fuga de capitales que genera la globalización
financiera. En mayo de 2003, la Asamblea Nacional de Sudáfrica aprobaba una ley
(Exchange Control Bill) con la finalidad de incentivar la repatriación de los muchos
millones subrepticiamente colocados en paraísos fiscales, despenalizando a los inver-
sores en offshore y a sus asesores siempre que repatriaran tales inversiones entre ju-
nio y noviembre de 2003, sobre las cuales recaería un impuesto del 5 por 100; con ex-
clusión de las empresas que hubieran practicado transferencias de precios ilegales
(www.taxnews.com).
En otros casos, la amnistía fiscal reviste formas menos explícitas y hasta vergon-
zantes, asemejándose más a una condonación de deudas de contribuyentes importan-
tes, aceptando el Estado la evasión fiscal ya realizada. En el Parlamento español, du-
C Ó M O L O S PA R A Í S O S F I S C A L E S F O M E N TA N L A E VA S I Ó N Y E L F R A U D E F I S C A L 161

rante la tramitación del denominado proyecto de ley contra el blanqueo de capitales


en la primavera de 2003, se adoptó el acuerdo de eximir de tributación los beneficios
obtenidos por las sociedades filiales de la banca española en paraísos fiscales, en el
caso de las emisiones de participaciones preferentes o acciones sin voto, y permitiendo
la retroactividad de la exención de sus remuneraciones, que tendrían la consideración
de gasto deducible (El País, 28 de abril de 2003).

Una cuestión ideológica

Estas medidas estatales de rebajas fiscales para el capital e incluso de amnistías ge-
neralizadas, aparte de otras consideraciones por la injusticia distributiva que suponen,
están revelando su insuficiencia y su ineficacia para resolver el problema de la recau-
dación tributaria. Pero sobre todo ponen de manifiesto que la cuestión ha de abor-
darse en profundidad; porque en todos los países la evasión fiscal plantea el problema
básico de una tributación justa y equitativa y la pervivencia de los sistemas de protec-
ción social, como dan prueba las reformas legislativas de la Alemania de 2004.
Los análisis más lúcidos de nuestra realidad contemporánea desvelan el sustrato
ideológico neoconservador que impregna a las ideas económicas más comúnmente
aceptadas. Si partimos de que el objeto de la empresa es únicamente la creación de va-
lor bursátil maximizando el beneficio de sus accionistas, ignorando sus otros compo-
nentes como organización, habrá que reducir al mínimo todos los obstáculos que se
opongan a la consecución de ese objetivo. De ahí que la protección social se conside-
re que inhabilita a los pobres para asumir sus propias responsabilidades y que la fis-
calidad sea vista como una perturbación en el proceso de decisiones empresariales y
como una confiscación de lo que le pertenece al individuo por derecho propio (Hut-
ton, The World, 15). Y de ahí que cada vez más abiertamente, determinados grupos
sociales y académicos sostengan que los denominados «sistemas de baja tributación»
o «refugios fiscales» desempeñan una función disuasoria frente a los gobiernos que
propugnan una alta fiscalidad, porque, gracias a la mayor movilidad de capital, los in-
dividuos pueden desplazarse o llevar sus negocios a los paraísos fiscales. La compe-
tencia fiscal entre los Estados es defendida considerando que ha permitido a lo largo
de los años liberalizar la economía mundial al disminuir la presión fiscal y el gasto gu-
bernamental de los Estados providencia, que es realmente la causa de los paraísos fis-
cales, según la concepción dominante en los medios de comunicación. Es toda una po-
sición ideológica neoliberal que se enmascara en los razonamientos pretendidamente
técnicos y funcionales con los que las organizaciones económicas internacionales, que
amparan de hecho los paraísos fiscales extraterritoriales, presentan la liberalización y
la desregulación de los movimientos de capitales como «natural» e inmanente a la nue-
va sociedad de la información.
Más aún, hoy por hoy tal planteamiento cuestiona seriamente la competencia so-
berana de los Estados para su organización interna, lo cual significa una interferencia
abierta en el proceso democrático. La incidencia de los paraísos fiscales sobre los Es-
tados atrae cada vez más la atención de académicos, investigadores, profesionales y ac-
162 LOS PARAÍSOS FISCALES

tivistas que unen esfuerzos para concienciar y poner de manifiesto la grave amenaza
que representa la competición fiscal para la democracia y el desarrollo de los pueblos.
Los Estados están perdiendo soberanía en materia de política fiscal, puesto que se ven
forzados en la práctica a una competencia incesante para atraer al capital flotante.
Y de manera sigilosa pero creciente, los condicionantes generados por la desregula-
ción y la globalización financiera se dejan sentir sobre las políticas fiscales. Disminuye
el control democrático efectivo sobre las decisiones gubernamentales; esto es, la in-
fluencia de la mayoría de los ciudadanos en materia de política fiscal se ve coartada sin
que alcance a controlar la carrera emprendida por los Estados hacia la total exención
tributaria de las rentas del capital, mientras se produce la paulatina disminución de la
fiscalidad progresiva que ve incrementar la tributación de los grupos sociales con me-
nores ingresos.
Además, como el senador Carl Levin señalaba ante el Senado estadounidense, «si
un gran número de contribuyentes se sigue escapando del sistema de este modo, per-
deremos un componente importante de nuestra vida nacional como es la noción de
igualdad ante la ley y de justicia igual sin consideración de la posición social. Todo el
que paga impuestos con retenciones en nómina y otros contribuyentes honrados de-
berían exigir que los más acaudalados y los deshonestos sean obligados a pagar su par-
te». Y esta situación política y social globalizada no sólo socava la ética que funda-
menta una política impositiva, sino que resulta también económicamente ineficiente,
porque la reducción de la progresividad fiscal, entre otras muchas consecuencias, im-
pide el crecimiento de la demanda doméstica y de los mercados internos; generando
injustas desventajas fiscales para los negocios locales, anulando el crecimiento econó-
mico en los países en desarrollo y generando en las economías de muchos países una
dependencia insostenible de los mercados y capitales foráneos, que, en definitiva, coar-
ta cuando menos su capacidad de autogobierno democrático.
6
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES PROTEGEN
LA DELINCUENCIA FINANCIERA

En un comunicado de prensa fechado el 19 de diciembre de 2003, el Consejo de


Administración de Parmalat Finanziaria Spa admitía públicamente haber sido infor-
mado oficialmente que el Bank of America negaba la autenticidad del documento de
una cuenta a nombre de su filial Bonlat Financing Corporation, registrada en las islas
Caimán, que certificaba la existencia de valores y liquidez por valor de 3.950 millones
de euros a 31 de diciembre de 2002. La bancarrota quedaba así confirmada. Dos años
después del estallido del escándalo financiero Enron en los EE.UU., surgía el escán-
dalo del grupo italiano de industrias lácteas Parmalat en Europa, que suspendió pagos
en situación de quiebra técnica con una deuda oculta en torno a 14.000 millones de
euros, según las primeras estimaciones. A mediados de enero de 2004, las investiga-
ciones en curso revelaban la existencia de una maraña de sociedades offshore, casi to-
das con nombre de ciclones ecuatoriales y constelaciones y una contabilidad aparen-
temente indescifrable, situadas en las Antillas, Luxemburgo, islas Caimán y otros
paraísos fiscales; y todas ellas mantenían relaciones estrechas con el potente y respeta-
do Bank of America desde 1997 (La Repubblica, 11 de enero de 2004). Y durante 2004
en España continúa la investigación judicial sobre el caso Gescartera, ignorándose aún
el paradero de los 18.000 millones de pesetas (más de 108 millones de euros) perdidos
en las cuentas offshore de Jersey, Suiza y las islas Caimán.
Son historias en las que se entremezclan las finanzas internacionales y la delin-
cuencia económica más o menos organizada, cuya gama de tipos y modalidades crece
inexorablemente desde el comienzo de los años noventa, junto al correlativo incre-
mento del poder y de la influencia de las organizaciones criminales y que suscitan la
inquietud de algunos gobiernos, especialmente en las democracias europeas, por la
amenaza que los delincuentes representan para la dirección y la estabilidad de presti-
giosas instituciones, de numerosos países y para la economía global; y este aumento
aparece siempre ligado a la proliferación de los centros financieros para no residentes.
Un antiguo jefe del contraespionaje alemán indicaba que el crimen organizado, por
su gigantesca potencia financiera, influye de manera secreta en el conjunto de nuestra
164 LOS PARAÍSOS FISCALES

vida económica, en el orden social, en la administración pública y la justicia, llegando


a dictar a veces su ley y sus valores a la política, socavando la independencia de la jus-
ticia con descrédito de la acción política; augurando que, de continuar esta evolución,
el Estado pronto será incapaz de asegurar los derechos y las libertades civiles de sus
ciudadanos. Otro experto, consejero del prefecto de policía de Düsseldorf, lo expre-
sa de otro modo, «el crimen organizado es un capitalismo agudizado (verschärfter Ka-
pitalismus)» (Ziegler, Los nuevos amos, 168).

La delincuencia financiera transnacional


Gracias a las facilidades de internet y a las telecomunicaciones, los capitales se
mueven por todo el planeta en constante migración; y dado el marco de desregulación
y descontrol normativo, resulta imposible la identificación de esos fondos y su origen,
que se aprovechan de los recursos y la disponibilidad de los centros financieros off-
shore. En los paraísos fiscales para no residentes, los capitales acumulados legalmente
se confunden con los fondos procedentes del tráfico de armas y de estupefacientes, de
la extorsión y del asesinato o del comercio con seres humanos.
Y es que la liberalización de los movimientos de capitales y la integración de los
mercados financieros desregulados, al suprimir cualquier control sobre los flujos fi-
nancieros, han abierto las puertas a un desarrollo sin precedentes de las transacciones
internacionales con todo tipo de dinero, incluido el dinero sucio derivado de activi-
dades ilegales. La reciente Ley española de julio de 2003 es un típico ejemplo de este
neoliberalismo imperante que considera perniciosa cualquier intervención sobre el
mercado, sobre todo si repercute en el mercado financiero mundializado. En su ar-
tículo primero proclama que «son libres cualesquiera actos, negocios, transacciones y
operaciones entre residentes y no residentes que supongan... cobros y pagos exteriores,
así como transferencias de o al exterior...»; para cuyas transacciones la ley sólo re-
quiere una declaración administrativa, que si no se realiza será infracción grave, sola-
mente cuando el importe supere los seis millones de euros (unos mil millones de las
antiguas pesetas).
Esta «modernización» legislativa se introduce en España, adonde hace tiempo ha
llegado el fenómeno de la delincuencia financiera transnacional, que registró en gene-
ral un crecimiento del 11 por 100 durante 2001 y mucho más el blanqueo de capita-
les ilícitos que creció un 57 por 100, según la Memoria de la Fiscalía General del Es-
tado para 2002, subrayando la Fiscalía Especial Anticorrupción la «preocupación cómo
la desregulación mundial de los mercados de capitales, la persistencia de la opacidad
de ciertas transacciones financieras y la deficiente cooperación entre los Estados man-
tienen un marco que favorece la delincuencia financiera y el blanqueo de capitales».
Y los asuntos iniciados de blanqueo de capitales registraron un aumento del 45 por
100 de 2001 a 2002, según la Memoria de la unidad de inteligencia financiera españo-
la, el Servicio ejecutivo de la Comisión para la prevención de capitales e infracciones
monetarias.
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES PROTEGEN LA DELINCUENCIA FINANCIERA 165

Delitos entrecruzados

Primeramente, hemos de admitir que es una realidad muy compleja. Y que una
aproximación rigurosa a estas realidades complejas requiere plantear los contornos de
una delincuencia financiera que genera un sector de la actividad económica y que ha
suscitado el análisis por parte de los organismos internacionales, porque son numero-
sos y variados los tipos delictivos que apuntan a la generación de beneficios económi-
cos para el individuo o el grupo que los ha cometido. Dado el volumen adquirido por
las operaciones derivadas de actividades delictivas y sus repercusiones para el sistema
financiero global, se vienen realizando algunos esfuerzos por desentrañar esos entra-
mados, intentando identificar y catalogar algunos comportamientos y hechos econó-
micos delictivos, tarea imprescindible para sentar las bases de una regulación homo-
génea en cada uno de los Estados y de manera multilateral.
La importancia y magnitud que ha alcanzado esta economía delictiva ha implicado
al FMI y al Banco Mundial en un estudio sobre la concreción y definición de ciertos
términos sobre los que no existe un empleo y aplicación precisa, sobre todo en los co-
municados y documentos internacionales, mientras que sí existe en conceptos como
blanqueo de dinero, corrupción y fraude fiscal (IMF, Financial System Abuse...). Ha-
remos una mención de este estudio, porque aun cuando su objetivo es, sin duda, cla-
ramente insuficiente, apunta un camino por donde avanzar para erradicar las activi-
dades que configuran los paraísos fiscales.
En este sentido, se intenta clarificar algunos conceptos relevantes que permitan
identificar conductas delictivas en el mundo de las finanzas globales. Y de este modo,
se considera que la expresión «abuso financiero» (financial abuse) en sentido muy am-
plio engloba no solamente actividades ilegales que dañan los sistemas financieros, sino
otras actividades que explotan los marcos legales y fiscales con resultados indeseables;
cuando el «abuso financiero» afecta a las instituciones o mercados financieros, se le de-
nomina «abuso del sector financiero» (financial sector abuse). Como subconjunto del
«abuso financiero», por «delito financiero» (financial crime) se entiende cualquier de-
lito no violento que generalmente tiene como resultado una pérdida financiera, inclui-
do el fraude financiero, y también comprende una gama de actividades ilegales como
el blanqueo de dinero y el fraude fiscal. El blanqueo de dinero se refiere a actividades
que implican el proceso de las ganancias delictivas para enmascarar su vinculación con
las actividades criminales.
La utilización de los términos «abuso financiero» y «delito financiero» indican que
su significado varía según las ocasiones, por lo que para clarificar su uso los expertos del
FMI-BM consideran que sería útil distinguir claramente entre aquellas actividades que
constituyen abuso financiero y aquellos factores o incentivos que lo facilitan o lo esti-
mulan, como «las prácticas fiscales perjudiciales» y los marcos legales y reglamentarios
deficientes (como el secreto bancario excesivo, la carencia de normas de transparencia y
normas efectivas sobre fideicomisos para inversores), que son rasgos propios de los cen-
tros financieros extraterritoriales. Distinción que apunta hacia una serie de prácticas vi-
gentes en los paraísos fiscales que favorecen y estimulan la delincuencia financiera y que
podría ser un camino para perfilar medidas multilaterales para su erradicación.
166 LOS PARAÍSOS FISCALES

En consecuencia, el concepto de abuso financiero se interpreta en sentido muy am-


plio, incluyendo actividades financieras ilegales, con posible daño del sistema financie-
ro, y actividades legales que explotan aspectos indeseables de los sistemas fiscales y
legislativos. Aunque los países también disponen de tipificaciones legales de actos espe-
cíficos, como blanqueo de capitales, corrupción y fraude fiscal, existen diferencias con-
siderables, por ejemplo, respecto a qué delitos generan ganancias que puedan ser blan-
queadas. Y tampoco existe una definición común de corrupción; ni una definición
internacional de delito financiero. Las diferencias legales existentes respecto a qué acti-
vidades, que constituyen delitos financieros, originan que las regulaciones en un país in-
cidan negativamente en la eficacia legislativa de otros países. Por ejemplo, en algunos
países no son ilegales las denominadas «comisiones» (facilitation/grease payments), es
decir, las entregas de sumas de dinero para incentivar a los funcionarios en la realización
de sus funciones; mientras que en otros países son considerados sobornos ilegales.
El referido informe conjunto de FMI y el Banco Mundial asume la realidad de que
las instituciones financieras son utilizadas como instrumentos para el depósito o trans-
ferencia de las ganancias delictivas, considerando que la percepción generalizada
es que la categoría de delitos que crece más rápidamente son los delitos financieros,
aunque se considera que la mayoría deriva del tráfico de drogas, que es el principal de-
lito originario. Y aunque las circunstancias varían de un país a otro, el predominio de
los delitos financieros como derivados de otros delitos se halla sobre todo en los prin-
cipales centros financieros y se localizan en instituciones financieras (es decir, donde
se blanquean los beneficios criminales) que posiblemente estén radicadas en localidad
distinta de aquella donde se cometió el delito.
El FMI y el Banco Mundial reconocen que «la globalización y la integración de los
mercados financieros en particular facilitan el abuso financiero», que presenta conse-
cuencias potencialmente negativas para la estabilidad macroeconómica de determina-
dos países, ocasionando pérdidas al Estado de bienestar e incluso genera externalida-
des (efectos sobre otros países, instituciones o personas no implicadas directamente)
negativas transnacionales. Considera este informe técnico que los mercados financie-
ros se apoyan en la confianza, y su funcionamiento efectivo se basa fuertemente en la
aplicación y observancia de altos estándares éticos, legales y profesionales, conside-
rando que la reputación de integridad (definida como adhesión sana y honrada a có-
digos y estándares) es uno de los activos más valorados por los países, las instituciones
financieras y los inversores. Además, algunas formas de abuso financiero comprome-
ten las instituciones financieras, socavando la confianza de los inversores y, por tanto,
debilitan el sistema financiero, aparte de graves consecuencias macroeconómicas ne-
gativas como perjudicar la capacidad para atraer inversiones extranjeras, la solidez
bancaria o aumentar la volatilidad del capital internacional y los tipos de cambio.

Volumen financiero estimado

Por definición, son desconocidas las actividades económicas que se esconden tras
el abuso y el delito financiero y, por consiguiente, no es posible su observación direc-
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES PROTEGEN LA DELINCUENCIA FINANCIERA 167

ta por economistas y estadísticos. Por lo que en ausencia de una metodología apro-


piada y de datos estadísticos, los organismos internacionales emplean métodos indi-
rectos para las estimaciones del volumen potencial de tales actividades, a partir de las
inferencias de los datos macroeconómicos disponibles y de la información obtenida
por las autoridades judiciales y policíacas.
El enfoque macroeconómico intenta evaluar la magnitud de las actividades econó-
micas no computadas en general en el PIB, es decir, la economía sumergida que abar-
ca actividades legales e ilegales que van más allá del alcance del abuso financiero. El
valor de las economías sumergidas es muy variable, estimándose entre un 5 y un 85
por 100 del PIB oficial, dependiendo del país y el método utilizado, cifra que se con-
sidera excede a la cuantía de las ganancias de la delincuencia financiera que va aso-
ciada con esas economías.
El otro enfoque para valorar la economía delictiva –señala el Informe del FMI-BM
referido– toma como punto de partida los microdatos de la aplicación de la legisla-
ción. La estimación más conocida es la del GAFI sobre el blanqueo de capitales. So-
bre la base de las informaciones conseguidas acerca de las ventas finales de droga en
EE.UU. y Europa, extrapolando esos datos y suponiendo que se blanquea entre el 50
y el 70 por 100, el GAFI estimó en 1999 que el blanqueo representaba un 2 por 100
del PIB mundial; y otras evaluaciones apuntan a cifras parecidas. Otra fuente de refe-
rencia son las investigaciones del Programa Global contra el blanqueo de capitales de
la Oficina de Control de Drogas de las Naciones Unidas (UNODCCP), que cifran las
estimaciones del volumen financiero global delictivo en un año oscila entre 500.000 mi-
llones y un billón de dólares. El billón de dólares (one trillion $) al año es la cuantía
estimada por el reputado Center for International Policy y la Brooklings Institution,
englobando las transacciones financieras relacionadas con la delincuencia, el terroris-
mo y la corrupción corporativa y bancaria (www.ciponline.org).
Datos todos que quizá minusvaloran la realidad dado que parten únicamente de los
datos de la actividad delictiva detectada y por las razones apuntadas del descontrol
existente.
Desde luego, la evidencia empírica sobre la magnitud de la delincuencia financiera es
limitada, en la apreciación de los expertos del FMI-BM, que no descartan que pueda te-
ner efectos muy significativos para un determinado país. Sin duda, aunque falta la preci-
sión en los datos y cuantificaciones, todo lo expuesto apunta a la importante intervención
de la financiación offshore, que los expertos del FMI y el Banco Mundial eluden mencio-
nar explícitamente en el informe citado al analizar el funcionamiento de la delincuencia
financiera, en la que confluyen todos los factores que favorecen el abuso financiero y toda
la tipología de delitos financieros, empezando por la opacidad característica de los cen-
tros financieros extraterritoriales y su menosprecio por los estándares bancarios.
El desarrollo de estos centros financieros extraterritoriales, para no residentes, ha
contribuido a la simbiosis entre economía delictiva y la economía legal, cuya relevan-
cia financiera ponen de manifiesto los cálculos del magistrado francés Jean de Maillard
que demuestran el agujero negro que presentan las estadísticas nacionales sobre el PIB
de los diferentes países. Puesto que cada país registra y publica unas estadísticas sobre
su PIB (como suma global del valor de bienes y servicios producidos anualmente) y
168 LOS PARAÍSOS FISCALES

sobre sus intercambios comerciales, lógicamente, el conjunto de los intercambios in-


ternacionales debería resultar equilibrado, de modo que lo que unos adquieren otros
lo venden y recíprocamente. Sin embargo, el conjunto de las balanzas de pago de los
países registra cada año unos saldos negativos que representan una media de 100.000 mi-
llones de dólares al año. Entre 1989 y 1998, miles de millones de dólares desaparecie-
ron de las cuentas del planeta, pero no de la economía offshore de los paraísos fisca-
les. Y la prueba de ello es que la semiclandestinidad de las primeras inversiones en los
paraísos fiscales se ha pasado a su marcado carácter oficial de banca extraterritorial u
offshore, destinada a no residentes, que se promociona en internet y en periódicos tan
solventes como El País o The Economist (Maillard, 74-75).
En cualquier caso, es indudable la importancia económica de la delincuencia fi-
nanciera y su asociación con los centros offshore, como queda demostrado en los pro-
cesos judiciales sobre los escándalos financieros recientes. Es el caso de la petrolera
francesa Elf-Aquitaine, ahora Total-Fina-Elf, tras largos años de investigación, juzga-
do y sentenciado en noviembre de 2003, en el que se pusieron de manifiesto, a través
de las declaraciones de los implicados, sus ramificaciones delictivas que incluyen so-
ciedades extraterritoriales, millones de dólares en comisiones y sobornos a dirigentes
africanos, cuentas en bancos suizos y otros paraísos fiscales, y operaciones complejas
amparadas por la opacidad vigente en los centros financieros extraterritoriales. Y es lo
que revela el caso Sme en Italia, el grupo estatal alimentario privatizado, en que el abo-
gado del magnate Silvio Berlusconi, entre otros, ha sido condenado en noviembre
de 2003 por haber tenido un juez a sueldo; entre los hechos probados, figuran los mo-
vimientos de fondos del holding Fininvest, propiedad de Berlusconi, a través de una
red de sociedades registradas en paraísos fiscales (El País, 23 de noviembre de 2003).

El blanqueo de dinero sucio


Las referencias al blanqueo de capitales procedentes de actividades ilegales abun-
dan en las crónicas de los medios de comunicación, particularmente cuando implica a
personalidades políticas de los países más importantes y relaciona siempre la actividad
bancaria y los paraísos fiscales, como ilustra uno de los casos más detallados por la in-
vestigación realizada en los EE.UU.
La investigación de la Oficina General de Contabilidad del Congreso estadounidense
permitió conocer la forma en que el Citibank, primer banco de inversiones de los
EE.UU., ayudó al hermano del ex presidente mexicano Carlos Salinas a blanquear más
de cien millones de dólares. Según los datos, una cualificada ejecutiva del banco recibía
dinero de la esposa de Raúl Salinas y los transfería bajo un nombre falso a una cuenta del
Citibank en Nueva York. Al mismo tiempo, la ejecutiva banquera constituyó una socie-
dad offshore llamada TROCA en las islas Caimán, «propiedad» de otras tres compañías
fantasma controladas por Salinas, protegidas por el impenetrable secreto bancario de di-
cho paraíso fiscal. Los fondos se transfirieron desde Nueva York a la cuenta de TROCA
en las Caimán, que a su vez eran transferidos al Citibank en Zúrich y Londres para ser
administrados por CONFIDAS, una filial del mismo banco. De esta manera, la ejecutiva
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES PROTEGEN LA DELINCUENCIA FINANCIERA 169

del Citibank movió más de cien millones de dólares de México a Europa sin dejar rastro
indicativo de que el beneficiario era el familiar del presidente mexicano.

Una actividad colateral

Dentro de la catalogación de las formas de la delincuencia financiera existe un ma-


yor consenso en torno al blanqueo de capitales. Esto quizá haya facilitado la labor del
GAFI, Grupo de Acción Financiera contra el blanqueo de capitales, organismo inter-
gubernamental con sede en París, cuya incidencia sobre los paraísos fiscales analiza-
mos en el capítulo 8. El blanqueo de dinero suele ser uno de los delitos financieros que
se define como «el procesamiento de los beneficios criminales para encubrir su origen
ilegal» (GAFI) o como «una amplia gama de actividades y procesos destinados a obs-
curecer la fuente del dinero obtenido ilegalmente y crear la apariencia de que ha sido
originado de una fuente legítima» (IOSCO). Aparte de la tipificación concreta en cada
legislación, no existen diferencias significativas en las definiciones de blanqueo de di-
nero de las diversas instituciones.
El número y variedad de transacciones que se emplean para el lavado de dinero sucio
adquiere cada vez intrínsicamente mayor complejidad, implicando con frecuencia nume-
rosas entidades financieras de varias jurisdicciones o países y va en aumento la utilización
de entidades no financieras, como las oficinas de cambio, aseguradoras, agentes de bolsa,
etc. Y el blanqueo de los capitales obtenidos supone siempre transformar los beneficios
del delito en formas utilizables disimulando sus orígenes ilegales; el blanqueo de capita-
les, por tanto, consiste en reciclar esos productos de origen criminal para enmascarar la
ilicitud de su origen. Este proceso reviste una importancia esencial puesto que permite al
delincuente aprovecharse de esos beneficios mientras se protege la fuente.
Dos son los motivos por los que el delincuente tiene que blanquear su botín: en
primer lugar, la eliminación del rastro del dinero que es una prueba de su delito; y, en
segundo lugar, la protección del dinero mismo porque puede ser confiscado. La mal-
versación de fondos públicos, las comisiones en la corrupción pública, las ventas ile-
gales de armas, el contrabando y las actividades de la delincuencia organizada princi-
palmente el tráfico de estupefacientes y las redes de la prostitución, representan casi
siempre sumas enormes. Y la estafa, los delitos de iniciados o la información privile-
giada, la corrupción o el fraude informático permiten obtener beneficios importantes,
que incitan a los delincuentes a «legalizar» esas ganancias mal adquiridas merced al
blanqueo del dinero sucio (GAFI, Tout sur le blanchiment de capitaux).
En efecto, cuando una actividad delictiva genera beneficios sustanciales, el indivi-
duo o el grupo implicado tiene que encontrar un medio de gestionar los fondos sin
atraer la atención hacia su actividad ilegal o sobre las personas implicadas. Los delin-
cuentes se dedican, pues, a enmascarar las fuentes, actuando sobre la forma que re-
visten los fondos o desplazarlos hacia lugares donde existe menor riesgo de atraer la
atención. Una vez que los beneficios delictivos se han introducido en el sistema finan-
ciero son ocultados mediante una variedad de transacciones e instrumentos financie-
ros para, finalmente, convertirse en inversiones y activos financieros ordinarios. Estas
170 LOS PARAÍSOS FISCALES

operaciones implican con frecuencia transacciones internacionales como medio de


blanqueo, es decir, de ocultación de la fuente de esos fondos ilícitos.

Las fases en el blanqueo

En el esquema tradicional, aplicado todavía en informes oficiales (IMF, «Combating


Money Laundering and Financing of Terrorism») se contemplan tres fases en un proce-
so dinámico por definición, que comprende el prelavado, el lavado y el reciclado:

• Primeramente sucede la colocación o prelavado (placement), que consiste en la


introducción del dinero sucio en el circuito financiero, alejándolo de su asocia-
ción directa con el delito, mediante el fraccionamiento de la magnitud a blan-
quear en sumas menores, forzosamente menos sospechosas, que se depositan en
cuentas bancarias, transferencias, etc. Es la operación llamada por los expertos
del GAFI smurfing o empleo de pitufos, que se hace menos necesaria en caso de
legislaciones muy liberales, que permiten a los «inversores», a los especuladores
inmobiliarios y, en general, a los «blanqueadores» disponer de su dinero ilegal
para su lavado e inserción en los mercados financieros.
• En la segunda fase de lavado o superposición (layering), comprende una serie de
operaciones destinadas a enmascarar el origen ilegal de los fondos, borrando el ras-
tro para frustrar el seguimiento, multiplicando las transferencias a otras cuentas en
el extranjero o mediante abono de bienes o servicios o conversiones o desplaza-
mientos con el propósito de continuar su alejamiento de su fuente de origen.
• Y una tercera fase de integración o reciclado (integration), que hace que el dine-
ro esté nuevamente disponible, mediante su introducción en actividades econó-
micas legítimas sin ningún tipo de riesgo, como adquisiciones inmobiliarias, crea-
ción de empresas, inversiones industriales, etcétera.

Sin embargo, esta tipología es una simplificación de los procesos complejos que si-
gue en nuestros días el blanqueo de capitales. En realidad esa tipología solamente sirve
para explicar el funcionamiento de los circuitos más sencillos y no aclara los problemas
planteados cuando se barajan magnitudes importantes. Para las enormes sumas que ge-
nera la delincuencia financiera actual, la desregulación y la liberalización de los merca-
dos financieros globalizados ofrecen grandes posibilidades de camuflaje de fácil utiliza-
ción. Lógicamente, la tendencia se inclina hacia las zonas geográficas más laxistas, donde
el riesgo de detección es inferior, pero que disponen de sistemas financieros estables,
como son los centros financieros extraterritoriales o paraísos fiscales.

La mediación bancaria

Los análisis e informes de transferencias sospechosas de organismos y diversas


fuentes internacionales (IMF, «Combating...», 2) han contribuido a revelar las formas
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES PROTEGEN LA DELINCUENCIA FINANCIERA 171

y algunas características típicas del blanqueo de capitales, en las que pueden distin-
guirse rasgos comunes entremezclados. Por ejemplo, el dinero en efectivo se introdu-
ce en el sistema bancario mediante personas muy alejadas de la actividad delictiva que
generó las cantidades a blanquear; la colocación o introducción se logra fragmentan-
do los fondos entre muchos agentes aparentemente inocuos (conocidos como smurfs
o pitufos) y generando una falsa estela de papeles y poniendo los fondos en países ex-
tranjeros tan pronto resulta posible.
Como denunciaron en la Declaración de Ginebra de octubre de 1996, un signifi-
cativo número de magistrados europeos ha vuelto a denunciar que la complicidad de
los bancos occidentales es decisiva, sobre todo para la gran corrupción, «utilizando el
circuito de entidades y compañías radicadas en paraísos fiscales, aprovechándose de
unos sesenta territorios de estados que les sirven de refugio seguro», se dice en la De-
claración de París de 19 de junio de 2003. Por su naturaleza, el sistema bancario de los
países es especialmente vulnerable para el blanqueo de dinero sucio dada su capaci-
dad de traslación rápida de fondos.
Sabido es que los clientes de un banco abarcan personas o entidades que disponen
en una cuenta bancaria o aquellos en cuyo beneficio se abre esa cuenta y los benefi-
ciarios de las operaciones realizadas por intermediarios profesionales. El titular de una
cuenta puede ser un cliente que no comparece personalmente en el banco o se pre-
senta mediante una tercera persona, sea una entidad legal (empresa, fideicomiso) in-
terpuesta entre los propietarios beneficiados finales y el banco o un intermediario pro-
fesional (abogado, representante de un fondo de inversiones) que deposita los fondos
que gestiona en nombre de sus clientes.
Precisamente la disponibilidad ofertada y promocionada en internet y el funciona-
miento de los paraísos fiscales extraterritoriales presentan los riesgos más elevados o
las mayores oportunidades para el blanqueo de dinero sucio, como se infiere de los in-
formes de los organismos internacionales, que reflejan la práctica bancaria para no re-
sidentes reiteradamente denunciada. Un documento conjunto de tres organizaciones
relevantes (BCBS, IOSCO y IAIS) de febrero de 2001 detalla una serie de casos o si-
tuaciones relacionadas con la delincuencia financiera que se desarrollan especialmen-
te en los centros offshore, como son:

• La apertura de cuentas bancarias utilizando los clientes a entidades tapadera (fi-


deicomisos, sociedades, intermediarios profesionales) que ocultan sus verdaderas
identidades.
• Las operaciones bancarias llamadas privadas o personalizadas, que por su natu-
raleza implican un alto grado de confidencialidad.
• Las operaciones con clientes considerados «personas políticamente expuestas»
que elevan significativamente el potencial de riesgo para su reputación.
• En las operaciones de intermediación, en que el banco otorga una confianza ina-
propiada respecto a la «debida diligencia» aplicable a un intermediario.
• En los negocios con bancos corresponsales, especialmente donde el banco no tie-
ne un pleno conocimiento del tipo de negocio de los bancos corresponsales o si
estos bancos corresponsales son meros «bancos fantasma» (shell banks) o si es-
172 LOS PARAÍSOS FISCALES

tán situados en una jurisdicción que no exige la identificación efectiva del clien-
te (The Joint Forum, 3-4).

Todos estos casos o situaciones responden a las prácticas propias de los centros fi-
nancieros extraterritoriales, aunque el Informe reseñado no los mencione explícitamen-
te, por la propensión de los organismos internacionales a la homologación de la finan-
ciación offshore como una actividad más de los mercados. Y el propio GAFI señala que
las preferencias del blanqueo apuntan a los centros financieros extraterritoriales, regio-
nales o de dimensión mundial. En la evolución de la economía mundializada, los paraí-
sos fiscales se han convertido en un lugar de paso obligado para capitales dentro de los
circuitos financieros internacionales, cualquiera que sea su origen. En la complejidad ac-
tual del blanqueo de dinero, las enormes sumas de dinero de las organizaciones delicti-
vas se camuflan en los propios mercados financieros donde nadie les preguntará por su
origen o cómo fue conseguido; en el mundo virtual de las finanzas mundiales da igual
que el dinero sea sucio o limpio. Las inversiones financieras generarán unas ganancias
que permitirán asegurar el tren de vida de los padrinos mafiosos o los dirigentes co-
rruptos, realimentando a la propia organización delictiva.

La desregulación facilita el blanqueo

En ese universo difuso, el dinero sucio como el dinero legal circula por los mercados
financieros, burlándose del tiempo y del espacio, de los Estados y de sus autoridades po-
licíacas, de las autoridades tributarias y de los magistrados. Ese entorno no sirve sólo
para reintegrar el dinero de origen ilícito sino para camuflarlo; de ahí que la presión ha-
cia la desregulación financiera provenga tanto de las finanzas modernas como del crimen
organizado, porque convergen ambos en la necesidad de la supresión de las regulacio-
nes y los controles estatales para su expansión (Maillard, 90). Y esta movilidad desregu-
lada del capital ampara las operaciones financieras de blanqueo mediante la intermedia-
ción de los paraísos fiscales de los centros financieros extraterritoriales.
En octubre de 2000, el entonces secretario del Tesoro en EE.UU., Lawrence Sum-
mers se jactaba de que su departamento había dedicado mucho tiempo y esfuerzo co-
laborando con el GAFI para «nombrar y avergonzar» (name and shame) a aquellas ju-
risdicciones que dejaban florecer el blanqueo de dinero. Pero la realidad muestra que
es una falacia señalar a cualquier lugar como «la capital mundial del blanqueo de ca-
pitales»; y los EE.UU., el Reino Unido y otras economías avanzadas, antes de señalar
con el dedo a los pequeños países, acusándoles de lavado de dinero, deberían asumir
el verdadero origen de esta situación mundial, porque éste es un problema global fren-
te al cual ninguna jurisdicción es inmune. El blanqueo es una consecuencia directa de
la desregulación generalizada de las transacciones financieras impulsada por el funda-
mentalismo del libre mercado.
Se asegura que la razón general por la que los centros offshore como las Bahamas
o las islas Caimán son citados corrientemente como paraísos del lavado de dinero es
debida a la oferta de sistemas fiscales más favorables que los de las economías más
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES PROTEGEN LA DELINCUENCIA FINANCIERA 173

avanzadas, que incluyen, por ejemplo, la ausencia de impuestos sobre la renta perso-
nal; y es sabido que algunas islas del Caribe disponen de facilidades que legitiman la
evasión fiscal desde los sistemas tributarios de otros países como el Reino Unido; y que
son aprovechadas por los multimillonarios estadounidenses para el fraude fiscal. Sin
embargo, estas diferencias por sí solas no hacen a esos lugares más atractivos para el
blanqueo que los centros financieros normales para residentes en los distintos países,
porque, según el analista Nigel Morris, si los blanqueadores buscan un marco legal
que les proteja, pueden simplemente irse a los EE.UU.
Una vez que el dinero se transforma de contante y sonante en dinero electrónico,
los EE.UU. disponen de marcos jurídicos que ayudan a los blanqueadores. Por ejem-
plo, los blanqueadores pueden utilizar los requisitos mínimos de información empre-
sarial que se les exige en, digamos, el Estado de Delaware, aprovechándose de que no
es obligatoria la comprobación de la identidad de las personas que constituyen una so-
ciedad; o pueden recurrir a abogados, que no están obligados legalmente a compro-
bar la identidad de una persona que les solicita sus servicios o a informar de cualquier
transacción sospechosa; y, por tanto, en caso de una investigación policial o judicial,
los blanqueadores ganan tiempo gracias al secreto profesional de los intermediarios.
En marzo de 2001, un informe de un subcomité del Senado estadounidense descubrió
que varios bancos importantes, como Bank of America, Chase Manhattan, Citibank y el
Bank of New York, no habían prestado atención suficiente a sus cuentas corresponsales
mantenidas por bancos extranjeros que estaban ligados al blanqueo de dinero, la evasión
y el fraude fiscal. «Es obvio que debimos haber actuado de otra forma... Estamos empe-
ñados en aclararlo todo», manifestó «el vicepresidente para la gestión de riesgos de teso-
rería global» del Bank of America (Morris-Cotterill, «Money laundering»).

La financiación offshore del terrorismo


En las agitadas aguas de los mercados financieros, las olas de especulación financie-
ra, la delincuencia de corbata y el blanqueo de capitales ilícitos se entremezclan con la
financiación de los diversos terrorismos, islámico o europeo, y con su actividad transna-
cional, porque todos los grupos terroristas necesitan dinero para su mantenimiento.
En general, por financiación del terrorismo se entiende el procesamiento de fon-
dos de cualquier origen, quizás legítimo, para ser utilizados en cubrir los costes de la
actividad terrorista que se ha cometido o se cometerá. El terrorismo es una actividad
clandestina que necesita medios logísticos y, por consiguiente, medios financieros muy
importantes. Aunque no busquen un beneficio financiero per se, los grupos terroristas
regionales o internacionales necesitan dinero para atraer y retener a sus seguidores y
para mantener una presencia local e internacional. Al Qaeda, ETA y todos los demás
grupos o redes necesitan fondos para las adquisiciones de armas, campañas mediáti-
cas, compra de influencia política e incluso para emprender proyectos sociales, en
gran parte como medio de conservación de la militancia y aproximación de simpati-
zantes. En realidad, para muchos grupos terroristas, la planificación y la ejecución de
los atentados probablemente supongan una pequeña parte de su presupuesto total; y
174 LOS PARAÍSOS FISCALES

la parte mayor, la financiera, dedicada a las actividades de legitimación política, socia-


les y humanitarias es la que resulta más difícil de investigar (2002 INCS Report).
Algunas investigaciones han apuntado que el terrorismo no dispone de ninguna
red financiera clandestina específica y que las actividades ilegales no tienen forzosa-
mente como finalidad la financiación del terrorismo. Además, la financiación del te-
rrorismo puede efectuarse mediante redes financieras legales o cuasilegales a partir de
colectas de fondos o de donaciones de dinero recibidas legalmente (Senado francés,
Rapport n.º 135, «Represión du financement du terrorisme», anexo al acta de la sesión
del 6 de junio de 2001). De ahí que no sea posible indagar sobre los medios de la fi-
nanciación mundial del terrorismo de Ben Laden sin meter mano, como es sabido, en
los recursos de la economía y a las finanzas mafiosas. Pero es menos sabido que el pro-
ceso fulgurante del dinero sucio en las transacciones mundiales no puede realizarse
más que gracias a la connivencia de la economía legal insertada en la hegemonía al-
canzada por las finanzas. Por tanto, ya no se puede trazar una frontera clara entre la
economía legal y la economía criminal, hecho que tiene a su vez como consecuencia
gravísima la criminalización de la economía legal, como subraya el profesor Passet en
su libro Mondialisation financière et terrorisme (pp. 55-56). Los ejemplos más signifi-
cativos los encontramos tanto en las increíbles especulaciones en bolsa que precedie-
ron y siguieron a los eventos trágicos del 11 de septiembre de 2001, como en las par-
ticipaciones de la familia de Ben Laden en las sociedades offshore de los paraísos
fiscales de las islas Bermudas y las islas Caimán y los intereses asociados a los asuntos
petroleros del presidente Bush.

El blanqueo del dinero terrorista

Obviamente resulta difícil cuantificar el volumen financiero de las transacciones


generadas por la financiación del terrorismo, aunque es de suponer que le correspon-
de una parte quizá destacada del total mundial. El Informe del GAFI sobre tipologías
del blanqueo de capitales (Report on Money Laundering Tipologies) señala que las dos
principales fuentes de financiación de los grupos terroristas provienen de actividades
generadoras de rentas legales e ilegales. Los grupos terroristas obtienen tal vez ingre-
sos de los actos delictivos del mismo modo que lo hacen los grupos de delincuencia fi-
nanciera organizada. Un grupo, se indica, consigue el grueso de su capital de los se-
cuestros (importe de los rescates) y de la extorsión (dinero de protección o «impuesto
revolucionario») en el área donde opera; otro grupo, también mencionado en ante-
riores informes, utiliza fondos logrados mediante narcotráfico como su mayor fuente
de ingresos. La realidad es que, en la consecución de fondos de actividades ilegales,
las acciones de los grupos terroristas no difieren de las de las organizaciones delictivas
no terroristas.
Sin embargo, el informe del GAFI sostiene que contrariamente a otras organiza-
ciones criminales es posible que los grupos terroristas se basen también en fuentes de
ingresos aparentemente legales, como son las donaciones (con desconocimiento de los
donantes de la finalidad última), venta de publicaciones, cuotas de afiliados o sus-
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES PROTEGEN LA DELINCUENCIA FINANCIERA 175

cripciones y recaudaciones por acontecimientos culturales o sociales. En uno y otro


caso los fondos son «procesados», es decir, se los mueve desde la fuente originaria has-
ta donde serán aplicados, de la misma manera que blanquea el dinero la delincuencia
financiera no terrorista. Los expertos del GAFI siguen encontrando que existe poca
diferencia entre los métodos empleados por los grupos terroristas o las organizaciones
criminales en general, para ocultar o enmascarar la vinculación entre el origen de los
fondos y su propósito o destino final.
Una serie de técnicas y mecanismos detectados en relación con la financiación de
la actividad terrorista en algunos países se asocia directamente con las estructuras de
la financiación offshore de los paraísos fiscales, como ocurre en el blanqueo de capita-
les ilícitos, en general, que exponemos en este capítulo. Y así, los grupos terroristas
crean «empresas tapadera» (front companies), en las que realmente no se efectúan ne-
gocios; «sociedades instrumentales» (shell companies) que realizan negocios, pero sin
sustancia o intención comercial propia, destinadas a esconder la propiedad de los bie-
nes; utilizan como testaferros a familiares, amigos o socios de confianza para la reali-
zación de transferencias de fondos; fragmentan los capitales a blanquear o emplean
tarjetas de crédito para el blanqueo con fondos depositados en paraísos fiscales.

Una financiación diferente

Sin embargo, aunque se utilicen muchas de las mismas técnicas que se emplean en
el lavado de dinero sucio, la financiación del terrorismo difiere del blanqueo de capi-
tales en general, ofreciendo ciertos rasgos comunes que afectan a la política pública
como subrayan los informes disponibles (IMF, «Combating...»):

• Este tipo de financiación ofrece mayores dificultades porque principalmente se


dirige a la actividad futura; ya que posiblemente el único delito que los terroris-
tas hayan cometido cuando tienen lugar las gestiones financieras sea la conspira-
ción para la comisión del acto terrorista.
• En general, los analistas creen que las cantidades de dinero necesarias para la fi-
nanciación del terrorismo son relativamente pequeñas, comparadas con las tran-
sacciones comerciales ordinarias o las magnitudes blanqueadas por las grandes
operaciones del narcotráfico, que pueden ascender a cientos de miles de millo-
nes al año; por ejemplo, los expertos calculan que los ataques del 11 de Sep-
tiembre debieron requerir menos de un millón de dólares.
• La motivación delictiva de los grupos terroristas difiere también de la de otras re-
des criminales. Al contrario que los traficantes de drogas o de otros negocios ile-
gales que buscan la ganancia monetaria en primer lugar, los terroristas ordinaria-
mente no tienen objetivos financieros, sino la difusión de su ideario, publicidad,
legitimidad o influencia política.

Todo esto, según señalan diversos informes de organismos internacionales, tiene


relevancia para el diseño de la legislación antiblanqueo y para la investigación especí-
176 LOS PARAÍSOS FISCALES

fica de la financiación del terrorismo, así como para evaluar la intermediación de la fi-
nanciación extraterritorial en los paraísos fiscales. Por otro lado, la información ex-
perta disponible indica que, aunque en muchos países se han adoptado leyes anti-
blanqueo para todos los delitos financieros, incluido el terrorismo, su aplicación en
casos concretos a supuestos terroristas se ha planteado por su relación con delitos de
fraude, tráfico de drogas u otros delitos que generan beneficios económicos ilegales.
Una conclusión que podríamos deducir de los informes técnicos analizados podría
ser que la lucha contra la financiación del terrorismo tendría más resultados positivos
si se plantease del lado de las vías o canales por los que circulan los fondos que cubren
la logística y los costes de las operaciones terroristas, que se engarzan con los servicios
financieros para no residentes que prestan los paraísos fiscales, como las investigacio-
nes policiales y judiciales revelan tanto en el caso de ETA como en el caso Milosevich,
el ex presidente de la antigua Yugoslavia.
En la primavera de 2002, los medios de comunicación españoles informaban de
operaciones policíacas basadas en investigaciones de la Audiencia Nacional, revelando
que ETA blanqueó dinero procedente de la recaudación del llamado impuesto revolu-
cionario y de los rescates por secuestros, mediante empresas creadas en el exterior, en
su mayor parte en paraísos fiscales de Europa y América; conforme a una estrategia fi-
nanciera diseñada en 1992 por ETA-KAS con varios objetivos, en especial la autofi-
nanciación, constituyendo un conglomerado financiero basado en la sociedad Banaka,
directamente dependiente de la organización política Batasuna, que controlaba diver-
sas empresas y gestorías en España y en el extranjero, así como las herriko-tabernas o
bares de Batasuna en el País Vasco y Navarra (Expansión, 1 de mayo de 2002).
Y las operaciones de guerra terrorista, que tuvieron lugar en los noventa en Bosnia y
Croacia, revelan el peso determinante de las redes de dinero sucio y su imbricación con
la economía legal, como ha quedado demostrado en el proceso que se sigue en la Haya
para juzgar a Milosevich. Ante el juez instructor del Tribunal Internacional, Morten
Torkïldsen, tuvo lugar el descubrimiento de una estructura financiera extraterritorial muy
vasta y complicada; todo un sistema de financiación manejando miles de millones de dó-
lares, montado por el ex presidente y su gente para lograr, particularmente, que las com-
pras de armamento escaparan a cualquier control internacional. Y cuyo funcionamiento
se apoyaba en empresas tapadera, implicadas en la producción de armamento, radicadas
en Israel, Rusia y EE.UU.; efectuando las transferencias de fondos vía cuentas bancarias
localizadas en paraísos fiscales tan conocidos como Liechtenstein, Singapur o Mónaco,
junto con otras en Chipre, Grecia, Austria o Alemania (Passet, Mondialisation, 62).

Tras el 11 de Septiembre, los paraísos fiscales offshore siguen

Poco después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, el presidente Bush


anunciaba teatralmente la lucha contra el terrorismo, ordenando la confiscación de los
fondos de las organizaciones terroristas. Y desde luego, un aspecto básico para la pre-
vención de la comisión de actos terroristas es el cierre de los flujos financieros de que
se nutren las organizaciones terroristas, puesto que como ha declarado repetidamente
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES PROTEGEN LA DELINCUENCIA FINANCIERA 177

Naciones Unidas, el número y gravedad de los actos de terrorismo dependen en gran


medida de la financiación que puedan obtener los terroristas. En concreto, la Resolu-
ción del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas 1373, adoptada por unanimidad el
28 de septiembre de 2001, completando lo dispuesto en sus resoluciones precedentes,
ha ordenado a los Estados que adopten las medidas necesarias para prevenir y reprimir
el delito de terrorismo. Así, el apartado 1. a) de la resolución 1373 decide que los Es-
tados «prevengan y repriman la financiación de los actos de terrorismo»; y especial-
mente, en su párrafo c), ordena que «congelen sin dilación los fondos y demás activos
financieros o recursos económicos de las personas que cometan, o intenten cometer, ac-
tos de terrorismo o participen en ellos o faciliten su comisión; de las entidades de pro-
piedad o bajo el control, directos o indirectos, de esas personas, y de las personas y en-
tidades que actúen en nombre de esas personas y entidades o bajo sus órdenes,
inclusive los fondos obtenidos o derivados de los bienes de propiedad o bajo el control,
directos o indirectos, de esas personas y de las personas y entidades asociadas con
ellos». En el ámbito europeo, el Consejo extraordinario de Jefes de Estado y de Go-
bierno, celebrado el 21 de septiembre de 2001, ha decidido que la lucha contra el te-
rrorismo será más que nunca un objetivo prioritario para la Unión Europea y ha dise-
ñado un específico Plan de Acción contra el Terrorismo, del que es elemento esencial
la lucha contra su financiación, comprometiéndose todos a adoptar las medidas nece-
sarias para lograr que los sistemas financieros cooperen para evitar la creación y trans-
ferencia de fondos que sirvan a la comisión de actuaciones terroristas.
Todo ello, evidentemente, sin alterar las bases neoliberales del sistema globalizado
de las finanzas mundiales y, por supuesto, sin incluir entre las acciones concertadas la
limitación y control de la actividad de la financiación extraterritorial tan específica de
los paraísos fiscales, por la que circulan toda clase de fondos de origen ilegal. Y así,
transcurrido más de un año, hemos conocido el magro balance. Para enero de 2003 se
había conseguido bloquear en todo el mundo 121 millones de dólares; el Gobierno
español, que como otros siguió la iniciativa, bloqueó 60 cuentas, con un saldo final de
20 millones de pesetas (C. Castresana, «Las finanzas del terrorismo», El País, 16 de
enero de 2003). Tales resultados demuestran una vez más que los grupos terroristas si-
guen operando a través de los canales financieros opacos y desregulados vigentes. Y el
dinero que nutre las redes terroristas continúa circulando prácticamente con la misma
libertad que antes del 11 de Septiembre, como quedó desgraciadamente demostrado
con los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid.
Como subraya Carlos Castresana, fiscal de la Fiscalía Anticorrupción española, en-
frentados a la realidad del terrorismo internacionalizado, las medidas adoptadas por los
gobiernos democráticos, tanto en EE.UU. como en la Unión Europea, han afectado
más a los derechos y libertades ciudadanas, incluso por vía legislativa; porque «en la
búsqueda del equilibrio necesario entre libertad o seguridad, casi nadie parece haber-
se planteado, sin embargo, la necesidad de restringir significativamente algunas liber-
tades comerciales... Los atentados de Nueva York, Bali o Nairobi demuestran que la se-
guridad colectiva depende decisivamente de controles mucho más rigurosos que los
actuales sobre la circulación de capitales, en particular, los procedentes de los paraísos
fiscales o los a ellos destinados, y sobre las transacciones internacionales de armas».
178 LOS PARAÍSOS FISCALES

Más aún, añadimos, a partir de esas realidades y de la información solvente disponi-


ble, un planteamiento políticamente más honesto y riguroso sobre la financiación del te-
rrorismo conduce a la conclusión de que habría sido más provechoso y útil para la lucha
contra el terrorismo global de Ben Laden que los recursos humanos y financieros con-
sumidos en la guerra y ocupación de Irak hubieran sido dedicados a la planificación y
ejecución de medidas destinadas a la erradicación de la financiación offshore de los pa-
raísos fiscales, e incluso concediendo ayudas económicas internacionales a aquellos mi-
croestados que dicen nutrirse de estas actividades bancarias para no residentes.

Cómo se utilizan los paraísos fiscales offshore


Convertidos en parte integrante de las finanzas globales, actualmente nadie cues-
tiona que los centros financieros extraterritoriales están disponibles para el blanqueo
de capitales ilícitos y la financiación del terrorismo internacionalizado, con sus recur-
sos multiuso, que describimos en el capítulo 2, específicamente diseñados para que los
no residentes lleven a cabo toda clase de operaciones financieras en un marco de opa-
cidad y falta de transparencia, que es su mejor reclamo para la delincuencia financie-
ra mundializada.
Precisamente los Informes de Estrategia Internacional de Control de Narcóticos
(INCS Report) de los años 2001 y 2002, producidos por la Oficina contra el Narco-
tráfico (Bureau for International Narcotics and Law Enforcement Affairs) del Depar-
tamento de Estado de los EE.UU., describen en detalle el «uso inadecuado» de los
centros financieros offshore, que utilizamos como fuente informativa. Estos paraísos
fiscales, perfectamente enlazados en los circuitos y mercados financieros internacio-
nales, han desarrollado unos servicios financieros para no residentes, que incentivan
directamente la atracción del dinero, estimulando en particular los capitales de origen
ilegítimo, puesto que atienden su demanda de ocultamiento y de inserción en las fi-
nanzas mundiales.
Los expertos estadounidenses sostienen que la gente se siente atraída a esos paraí-
sos fiscales con propósitos legítimos o ilegítimos, en razón de la falta de transparencia
y la capacidad para efectuar el arbitraje legislativo (regulatory arbitrage) o uso abusivo
de las diferencias legislativas en diversos países, como explicamos en el capítulo 4, al
mismo tiempo que muchos centros financieros offshore se muestran reacios o se nie-
gan a colaborar con las autoridades y los agentes que aplican la legislación desde otras
jurisdicciones o países.
Y en los documentos oficiales de esta Oficina contra el Narcotráfico del Departa-
mento de Estado de los EE.UU., se hace una descripción que significa una denuncia sin
paliativos de los paraísos fiscales como centros financieros extraterritoriales, donde los
traficantes de drogas, los terroristas, los blanqueadores de dinero, los defraudadores de
la hacienda pública y otros delincuentes han encontrado «un lugar de encuentro espe-
cialmente atractivo» en el cual efectuar de modo encubierto sus actividades. Con el ad-
venimiento de internet y otros avances tecnológicos, los fondos pueden transferirse ins-
tantáneamente alrededor del globo, ofreciendo ulteriores oportunidades para las
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES PROTEGEN LA DELINCUENCIA FINANCIERA 179

operaciones de blanqueo y colocación de fondos obtenidos ilícitamente. Advierten de la


existencia de una creciente preocupación porque los terroristas y otros delincuentes
contratan cada vez más los servicios de deshonestos profesionales, abogados, contables
y otros, para que les ayuden a descubrir y manipular las oportunidades que presentan
para el blanqueo de capitales los paraísos fiscales y las nuevas tecnologías.
Según el Informe de 2002, el mercado de los servicios financieros para no residen-
tes de los microestados constituye una fuente de ingresos fiable y segura que en algu-
nos casos excede del 50 por 100 de su PIB. El principal atractivo de los centros fi-
nancieros extraterritoriales suele ser la existencia de marcos legales destinados a
difuminar la identidad del propietario beneficiario, a promover el «arbitraje legislati-
vo y de supervisión» (supervisory and regulatory arbitrage), es decir, el uso abusivo de
las diferencias legislativas y de supervisión disponibles en otros países, y a proporcio-
nar la mitigación o el fraude de los regímenes tributarios del país de origen de los
clientes; e incluso la opacidad del sector de la financiación extraterritorial atrae tam-
bién a los Estados soberanos.
La utilización «inadecuada» –calificativo que supone la aceptación de este tipo de ac-
tividad financiera offshore– de los centros financieros extraterritoriales ha permitido el
desarrollo en años recientes de una amplia gama de mecanismos e instituciones jurídicas
que encauzan y promocionan esta dimensión pro delincuencia financiera de su actividad
offshore, para no residentes, cuyas estructuras principales describimos seguidamente.

La utilización de las IBCs

Como apuntamos en el capítulo 4, los paraísos fiscales se utilizan por la delin-


cuencia económica para constituir y gestionar «confidencialmente» sociedades extra-
territoriales o compañías de negocios internacionales o IBCs, denominadas también
sociedades offshore o compañías exentas; así como otras entidades jurídicas como fi-
deicomisos, fondos de inversión y compañías aseguradoras, empleando testaferros
como directores, gestores y hasta como accionistas. La Oficina contra el Narcotráfico
de EE.UU., en el informe referido, subraya que las siglas IBC describen una variedad
de corporaciones offshore, que casi siempre se dedican a transacciones comerciales
fuera de la jurisdicción en la que han sido constituidas, caracterizándose por su rápi-
da formación (casi instantánea vía internet en muchos paraísos fiscales) a bajo coste,
con amplios poderes, que disfrutan de exención fiscal o mínima tributación, y con mí-
nimas o inexistentes obligaciones de información y secreto garantizado. Es decir, al
ofrecer un anonimato confeccionado como compañías tapadera, resultan ser instru-
mentos accesibles y apropiados para quienes se dedican al blanqueo de capitales, al
fraude fiscal u otros negocios ilícitos.
Cuando, además, se les autoriza a emitir acciones al portador (sin registros en que
conste el titular propietario) y fideicomisos o trusts (instrumentos estos utilizados para
aislar más al propietario beneficiario al mismo tiempo que enlazan la propiedad y la
gerencia de la entidad empresarial), estas entidades ofrecen una barrera impenetrable
frente a la aplicación de la ley, siendo su principal atractivo la posibilidad ofrecida para
180 LOS PARAÍSOS FISCALES

ocultar la identidad del propietario beneficiario mediante testaferros como directores


y gestores. No podría ser más clara esta denuncia de los paraísos fiscales, expresada en
estos párrafos traducidos del referido Informe de 2002 de la citada Oficina del De-
partamento de Estado de los EE.UU.
La extensión de estas prácticas la avalan, entre otros, los datos recientes sobre los
escándalos estadounidenses documentados. Consta que Enron Corporation, por ejem-
plo, tenía registradas numerosas IBCs en los paraísos fiscales de las islas Caimán y
Turcks y Caicos, como vimos. Y otro ejemplo de enmascaramiento de irregularidades
financieras relaciona el Banco Central ruso y el paraíso fiscal de la isla de Jersey, según
el Informe de 2001 de la citada Oficina. La corporación FIMACO, constituida como
IBC al final de la era soviética con una capitalización de sólo 1.000 dólares, en 1992 se
convirtió en una filial propiedad plena de Eurobank, filial a su vez del Banco Central
ruso; y a través de FIMACO, el Banco Central ruso y Eurobank se transfirieron cerca
de 2.500 millones de dólares con el fin de inflar el nivel de reservas del Banco Central
ruso para engañar al FMI, aunque hasta la fecha (2001) no se han encontrado pruebas
de apropiación indebida o robo de estos fondos (Pricewaterhouse Coopers, «Report to
V.V. Gerashenko, Central Bank of Russia, re: FIMACO», agosto de 1999).
Estas prácticas de la delincuencia financiera transnacional se manifiestan también
en España, como muestra de su integración en la globalización neoliberal. En 2002, la
prensa española nos contaba las investigaciones judiciales que llevan a cabo nueve juz-
gados de Madrid sobre el entorno financiero del notorio negociante Ruiz Mateos, re-
feridas a supuestos fraudes a Hacienda por un importe de varios millones de euros,
que conducen a entramados financieros de sociedades offshore, donde se ocultan mi-
llonarias cantidades correspondientes a retenciones por IRPF efectuadas sobre las re-
tribuciones de los jugadores del equipo de fútbol Rayo Vallecano no ingresadas a Ha-
cienda; y también de otras millonadas captadas por el negociante jerezano a inversores
de ámbitos religiosos.
Y la investigación en curso en los tribunales españoles sobre el escándalo del chi-
ringuito financiero de Gescartera, amparado por la autoridad supervisora, la Comi-
sión Nacional del Mercado de Valores, ha revelado que los millones transferidos por
la Mutualidad de la Policía, los administradores de los Arzobispados de Burgos y Va-
lladolid y cientos de ávidos inversores de menor cuantía en busca de una alta rentabi-
lidad, condujeron a la isla británica de Jersey, donde parece que fue colocado «dinero
negro» mediante Stock Selection, que era la sociedad instrumental que servía para
ocultar la identidad de los inversores que evadían impuestos; además de otras «inver-
siones» en las islas Caimán, Suiza y Luxemburgo; efectuándose casi toda esta activi-
dad con la mediación del banco británico HSBC, con gran experiencia en offshore.

Fideicomisos específicos

Los autores de los referidos informes consideran la ambivalencia de las compañías off-
shore en el comercio internacional, pues aunque puedan desempeñar un importante papel
legítimo, tienen gran relevancia como instrumento para el lavado de dinero sucio, como
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES PROTEGEN LA DELINCUENCIA FINANCIERA 181

sucede igualmente con los fideicomisos, otra institución propia de los paraísos fiscales, que
analizamos en el capítulo 5 por su utilidad reconocida para el fraude y la evasión fiscal.
La Oficina estadounidense identifica un tipo específico de fideicomiso de protección
de activos (Asset Protection Trusts o APT en la terminología habitual de estos informes),
diseñado para proteger los fondos de un particular frente a procesos judiciales civiles en
la jurisdicción del país de origen; por lo que una primera disposición característica en su
regulación jurídica es que cualquier reclamación contra el patrimonio del fideicomiso
debe sustanciarse ante los tribunales de la jurisdicción local, en que está el fideicomiso do-
miciliado durante un tiempo relativamente corto (dos años normalmente). Y en muchos
casos se incluyen cláusulas de «escape» (flee clauses), que requieren su inmediata transfe-
rencia a otro paraíso fiscal en el caso de que el fideicomiso se vea amenazado por una in-
vestigación o una comunicación de apertura de un proceso; cláusulas que la propia
OCDE señala que sólo sirven para incentivar y proteger las conductas ilícitas.
En una combinación entrelazada, estos instrumentos jurídicos como IBCs, acciones
al portador y fideicomisos de protección de activos hacen casi imposible que las autori-
dades competentes puedan seguir la pista de los papeles o identificar a su propietario
beneficiario, mientras simultáneamente quedan protegidos quienes están inculpados en
procesos civiles o criminales derivados de graves delitos financieros en otros países. En
la Memoria para 2002 del Servicio Ejecutivo, la unidad de inteligencia financiera espa-
ñola contra el blanqueo, se señala que en la comunidad internacional son conocidos los
riesgos de que el fideicomiso sea utilizado en procesos de blanqueo de capitales, como
medio de ocultación de las identidades de intervinientes por su deficiente regulación ju-
rídica y la inaplicación de los sistemas de prevención del blanqueo.

La venta de pasaportes

Ciertos paraísos fiscales ofrecen otras prácticas que plantean problemas para la apli-
cación de las leyes, según el referido informe. Algunas jurisdicciones offshore anuncian en
internet la venta de ciudadanía en grados diversos (economic citizenship) mediante una
aportación al microestado, permitiendo su utilización fraudulenta por delincuentes o in-
dividuos sospechosos. Esta adquisición de ciudadanía de un centro offshore, que no ten-
ga convenio de extradición con el país de origen del comprador, representa nuevos obs-
táculos a la investigación policial o judicial, particularmente porque la ciudadanía
adquirida lleva consigo «beneficios especiales» como el cambio inmediato de identidad y
la posibilidad de viajes internacionales con el nuevo pasaporte sin necesidad de visado.
En el Informe de la Oficina contra el Narcotráfico se reseña que durante el año 2001,
el paraíso fiscal de la isla de Granada suspendió esta venta de ciudadanía incontrolada,
pero otros paraísos fiscales como Belice, Dominica y San Cristóbal y Nieves en el Caribe,
así como la isla Nauru en el Pacífico, seguían vendiendo pasaportes a delincuentes finan-
cieros y a terroristas. Como dato preciso, el informe registra que, en diciembre 2001, dos
individuos adquirieron esta ciudadanía en Belice por 25.000 dólares por pasaporte e in-
tentaron obtener visados para EE.UU. como ciudadanos de Belice; visados que les fue-
ron denegados por las autoridades consulares estadounidenses en Belice por su perte-
182 LOS PARAÍSOS FISCALES

nencia a un grupo terrorista de Oriente Medio; anunciando el Gobierno local en enero


de 2002 el cese de la venta de «ciudadanía económica» (2002 INCS Report).

Casinos virtuales

Otro instrumento poderoso para el lavado de fondos procedentes de la droga, delitos


económicos o la evasión y el fraude fiscal es el juego de azar en internet mediante tarjetas
de crédito y la banca extraterritorial. Internet ha extendido los casinos y los despachos de
apuestas deportivas virtuales, alegando en su publicidad estar ubicadas físicamente en la
cuenca del Caribe, cuya rentabilidad puede resultar elevada para los gobiernos que ven-
den las licencias y las probables acciones en operaciones lucrativas. A comienzos de 2001,
por ejemplo, los paraísos fiscales de Antigua y Barbuda habían concedido licencias de jue-
gos a más de 80 sitios web, por un precio de 100.000 dólares por casino virtual y entre
75.000 y 85.000 dólares por cada licencia. Según el Informe de 2002, algunos paraísos fis-
cales habían abandonado estas prácticas registradas en años anteriores, pero San Cristóbal
y Nieves en el Caribe seguían aún vendiendo licencias de casinos virtuales y pasaportes; y
anteriormente, el Informe de 1999 indicaba que los paraísos fiscales del Pacífico habían ge-
nerado casi 1,2 millones de dólares mensuales por esas licencias, principalmente en las is-
las Cook; aunque para 2002 en la región del Pacífico sólo se tenía constancia de que Palau
y Vanuatu seguían vendiendo licencias de juego pero no pasaportes.

El control financiero privatizado

Sostienen los expertos de la Oficina estadounidense de referencia que hasta incluso


en los paraísos fiscales que disponen de una cierta regulación van en aumento las opor-
tunidades para que los Estados enmascaren sus pérdidas y para que los delincuentes se
dediquen a colocar y blanquear los fondos obtenidos ilícitamente. Las nuevas tecnolo-
gías y las habilidades creativas de los «cancerberos», deshonestos abogados, expertos
contables y otros profesionales, facilitan la manipulación del sistema legal.
Dos paraísos fiscales del Pacífico, las islas Marshall y Niue, han establecido diversos y
extraños acuerdos de asociación por los que un agente externo controla el acceso al mer-
cado financiero, asumiendo funciones básicas de regulación, que nominalmente son res-
ponsabilidad del Gobierno. Según dicho acuerdo, en las islas Marshall el acceso a las ope-
raciones financieras offshore para no residentes y su supervisión y control están en manos
de Reston, una sucursal de una compañía multinacional de Virginia, mientras el acceso al
paraíso fiscal de Niue está controlado por un despacho de abogados de Panamá. Y en-
contramos también sistemas similares en algunos otros paraísos fiscales del área del Cari-
be; concretamente en el centro offshore de Belice, microestado ex colonia británica, desde
el principio se cedió al sector privado el control del registro de las IBCs y de los buques.
Significativo es el caso de Antigua y Barbuda, en el Caribe, en que la cesión del
control a un agente externo desempeñó un papel principal en la decisión del Gobier-
no de cambiar la legislación para crear un refugio para quienes se dedican al blanqueo
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES PROTEGEN LA DELINCUENCIA FINANCIERA 183

de dinero. Después de intensas e infructuosas negociaciones con el Gobierno de An-


tigua y Barbuda, los EE.UU. seguidos por el Reino Unido emitieron en abril de 1999
«consejos financieros» (financial advisories) advirtiendo a sus propias instituciones fi-
nancieras que contemplaran con recelo todas las transacciones con, a través de y des-
de Antigua y Barbuda o que implicaran a algunos de sus nacionales.
Uno de los resultados de estos «consejos» fue la cancelación de 39 de los 57 ban-
cos extraterritoriales de Antigua y Barbuda, además de la promulgación de nueva le-
gislación corrigiendo defectos en la anterior reglamentación bancaria, separando por
ejemplo las funciones reguladoras estatales de la función privada de marketing. En la
ley de 1998, la función de reglamentación de las IBCs estaba de hecho en manos de
los agentes del sector privado responsables de la promoción comercial; por el contra-
rio, más recientemente, la isla antillana de Santa Lucía, pese al específico consejo de
los EE.UU., ha promulgado una legislación que concede al sector privado el control
efectivo de su centro financiero extraterritorial.
Sin embargo, los expertos de la Oficina contra el Narcotráfico consideran que esas
medidas de traslado de la regulación y la supervisión financiera al sector privado no son
una condición necesaria para atraer la actividad financiera dudosa. Y posiblemente sea
así, pero ignoran una dimensión importante de los paraísos fiscales en el arco de la glo-
balización financiera. Nuestra percepción de estas privatizaciones es distinta, porque con-
sideramos que son una muestra de la función que desempeñan los centros financieros
offshore como paradigma de desregulación o de Estado mínimo, de minimización del po-
der político respecto a los mercados financieros; porque mientras, por un lado, esa des-
regulación constituye su mayor atractivo para el capital financiero cualquiera que sea su
origen lícito o ilícito, por otro, representa una sutil o más bien descarada presión sobre
los Estados decentes para que cedan a los programas de mayores reducciones fiscales y
liberalización de servicios públicos de los grupos sociales dominantes.

La utilización ilícita de las entidades, regulaciones y apoderados según la OCDE

La OCDE también ha abordado la cuestión de las entidades y sociedades que son


empleadas con fines ilícitos. La realidad actual en la economía mundial es que son muy
diversas las entidades que desempeñan actividades comerciales en las economías de
mercado, incluidas las grandes corporaciones, empresas medianas y pequeñas y agru-
paciones de tipo empresarial con responsabilidades limitadas específicas, como tam-
bién fideicomisos y fundaciones. Pero, pese a su importancia económica y a la legiti-
midad de esas entidades, la OCDE reconoce que en determinadas circunstancias son
utilizadas para fines ilícitos como el blanqueo de dinero sucio y otros.
A instancias del Grupo de Trabajo sobre centros financieros extraterritoriales del
FSF, la OCDE exploró la cuestión del desarrollo de mecanismos para prevenir la mala
utilización de elementos societarios con el fin de asegurar que las autoridades de super-
visión y aplicación de las legislaciones pudieran obtener información sobre el control y
propietario beneficiario de las entidades y sociedades, compartiéndola con las autorida-
des de otros países. El resultado fue un extenso Informe titulado «Tras el velo corpora-
184 LOS PARAÍSOS FISCALES

tivo: la utilización de entidades para finalidades ilícitas» (Behind the Corporate Veil:
Using Corporate Entities for Illicit Purposes), publicado en 2001, previa aprobación del
Consejo de Ministros de OCDE, del FSF y de los ministros de Hacienda del G-7.
En este informe, lamentablemente no muy divulgado aunque esté disponible en su
web, la OCDE identifica sociedades, entidades y regulaciones, que encontramos en los
paraísos fiscales, que son utilizadas para fines ilícitos, de blanqueo de dinero, para so-
bornos y corrupción, la evasión fiscal, la información privilegiada, la financiación del te-
rrorismo y otras formas de delincuencia. Esta vez la denuncia del comportamiento de-
lictivo de ciertas corporaciones y entidades no viene de la frustración profesional de la
magistratura, ni de grupos altermundialistas radicales, sino de una organización que
agrupa a las principales economías del mundo. El informe expone los medios e instru-
mentos empleados por empresas y entidades en actividades delictivas en el marco de la
economía liberalizada y globalizada, llegando a ilustrarnos en anexo con una serie de ca-
sos reales significativos, que casi siempre incluyen un centro financiero offshore.
Y dentro de su planteamiento y su análisis de carácter general, se centra más en los
centros financieros extraterritoriales por tres razones que explicita en su lenguaje pre-
tendidamente aséptico:

• La primera razón es que algunas jurisdicciones offshore, para no residentes, pro-


porcionan un excesivo secretismo a sus estructuras empresariales, creando un en-
torno favorable para su indebida utilización con fines ilícitos.
• La segunda es que, en ciertos paraísos fiscales, las sociedades instrumentales
(shell companies) constituyen una parte sustancial de las entidades y sociedades
establecidas, con un riesgo mayor de que sean mal empleadas con fines ilícitos.
• Y la tercera es la constatación por OCDE de que cierto número de centros off-
shore ha desarrollado regímenes sólidos, sofisticados y especializados para obte-
ner y compartir información sobre la propiedad y el control del beneficiario y/o
han emprendido serios esfuerzos para reforzar sus sistemas normativos y de su-
pervisión con el fin de acabar con este uso delictivo de los elementos de entida-
des y sociedades. Avances que los autores del informe creen que podrían con-
vertirse en modelo a seguir por otros paraísos fiscales.

Como instrumentos frecuentemente empleados para pervertir las empresas y enti-


dades e identificados como susceptibles de ser empleados con fines de blanqueo de
capitales enumera los «apoderados», las entidades como directores («corporate» direc-
tors), las acciones al portador, las estrictas normas del secreto, las cláusulas de escape
y la legislación sobre fideicomisos que ya hemos mencionado.
Los «apoderados» o testaferros, empleados corrientemente para la compensación
y liquidación de negociaciones en compañías que cotizan, conllevan abusos cuando se
emplean en sociedades que no cotizan y en otras entidades, sobre todo en jurisdiccio-
nes en que una alta proporción de entidades y sociedades tienen como titulares a no
residentes o se han constituido para detentar activos más que para efectuar negocios;
por tanto, las autoridades públicas deberían exigir que únicamente los proveedores de
servicios autorizados pudieran servir como «apoderados» o fideicomisarios.
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES PROTEGEN LA DELINCUENCIA FINANCIERA 185

En cuanto al empleo de entidades como directores («corporate» directors), consi-


dera que la dirección mediante entidades o personas jurídicas disminuye la responsa-
bilidad de los directores, comprometiendo la función del consejo de administración
como medio de exigir responsabilidad a las personas físicas sobre las acciones de una
corporación. Las jurisdicciones deberían revisar cuidadosamente su legislación para
que la utilización de este tipo de direcciones no eluda la exigencia de responsabilidad.
La OCDE denuncia las acciones al portador, sin registro público, que al proporcio-
nar un alto nivel de anonimato las hacen atractivas para propósitos ilegales, especial-
mente en ciertas jurisdicciones y cuando se asocian a sociedades instrumentales y com-
pañías internacionales de negocios en contextos comerciales. El informe sugiere como
soluciones su abolición o la aplicación de medidas que garanticen su inmovilización, por
ejemplo, requerir su depósito oficial o que la identidad de los propietarios sea conocida
por la compañía o las autoridades. Con referencia a la existencia de legislación sobre se-
cretismo estricto, señala que, en primer lugar, para los autores de conductas ilícitas les
sirven como escudos las disposiciones legales que imponen sanciones civiles o penales
para quienes atiendan requerimientos legítimos de información de las autoridades su-
pervisoras, reguladoras y de aplicación legal. Por lo que esta organización interguberna-
mental sugiere que se revise el uso de la legislación sobre el secreto estricto para garan-
tizar que se dispone de portillos para obtener información sobre el control y la
propiedad beneficiaria, que pueda compartirse con las autoridades de otros países.
Este valioso y extenso Informe de la OCDE ha quedado como una mera referencia
de una situación y de unas prácticas sin que se haya traducido en acciones o acuerdos
internacionales destinados a erradicar tales prácticas, algo a lo que los EE.UU. no han
sido ajenos. El dominio de EE.UU. sobre la OCDE se evidencia en el cambio de la po-
lítica estadounidense respecto a la transparencia y el secreto bancario por parte del Go-
bierno Bush, según nos cuenta Stiglitz (Los felices noventa, 273 y 379). En el 2000 una
iniciativa de la OCDE para limitar el secreto bancario fue vetada por los EE.UU.; aun-
que con los eventos trágicos del 11 de Septiembre se hizo evidente que este secreto ban-
cario fue clave para la financiación de Al Qaeda y de todos los terrorismos.

Cómo se blanquea dinero en operaciones offshore


Existe una serie de actividades de los mercados de valores que les hacen potencialmen-
te vulnerables al riesgo de blanqueo de dinero, tanto mayor cuanto más relación tienen con
los paraísos fiscales, según indican los expertos internacionales en el documento conjunto
del Comité de Supervisión Bancaria de Basilea (BCBS), la Organización Internacional de
Comisiones del Mercado de Valores (IOSCO) y de la Asociación Internacional de Supervi-
sores de Aseguramiento (IAIS), cuyas posibilidades nacen de la misma operativa.
El cliente de un proveedor de servicios de inversiones o agencia de valores puede ser
una persona o entidad, que abre una cuenta de valores en su propio nombre o en cuyo
nombre ha sido abierta, haciéndolo en persona o a distancia –por ejemplo, por internet–,
estableciéndose así una relación directa entre ese cliente y el proveedor de servicios, o
posiblemente la relación sea establecida mediante una tercera persona que ha sido la in-
186 LOS PARAÍSOS FISCALES

troductora del cliente. Igualmente, en el sector de los mercados de valores se crean re-
laciones indirectas cuando una agencia de inversiones mantiene una cuenta para otro
proveedor (por ejemplo, una cuenta ómnibus, para toda clase de operaciones).
La realidad es que las agencias proveedoras de servicios de inversión generalmente
mantienen cuentas de depósito en efectivo para sus clientes; requiriéndoles más bien para
que les remitan fondos mediante cheques o transferencias a la cuenta bancaria de la agen-
cia; y puede que la propia banca esté autorizada a prestar servicio de inversiones junto a
las actividades de préstamos y depósitos, manteniendo cuentas de depósito en efectivo
para sus clientes inversores. En todo caso, los expertos estiman que el sector del mercado
de valores en sí ofrece menores riesgos que la banca con respecto a la colocación de fon-
dos de blanqueo de capitales; sin embargo, estos mercados son potencialmente vulnera-
bles a la fase de superposición o layering de los fondos blanqueados subsiguiente a la fase
de colocación o prelavado (The Joint Forum, 4), además de la posible intervención de em-
pleados deshonestos, señalando una serie de riesgos que exponemos seguidamente basán-
donos en algunas operaciones tipificadas por el magistrado francés Jean de Maillard.
Dentro de la multiplicidad de operaciones financieras posibles, los requerimientos
del blanqueo de dinero sucio han generado unas modalidades caracterizadas por apo-
yarse en los centros financieros extraterritoriales, cuyas características de secretismo,
falta de transparencia y laxitud normativa responden a esas necesidades. En general se
trata de operaciones comerciales y financieras ficticias o reales, que se desarrollan en-
tre los centros financieros y entidades bancarias de lugares distantes e intercalan en su
trayectoria el paso por algún paraíso fiscal que constituye un factor importante para el
enmascaramiento del origen ilícito del dinero. Los informes y evaluaciones de orga-
nismos internacionales describen una multitud variada y diversa de este tipo de tran-
sacciones, innovadas constantemente (GAFI/Joint Forum) y de las cuales, a título de
ejemplo, reseñaremos sólo algunas de las que requieren la intermediación de algún pa-
raíso fiscal, que han sido desveladas a partir de procesos judiciales habidos y registra-
das por magistrados frustrados ante la impotencia (Maillard, 90 ss.)

Compraventa de opciones

Los mecanismos de los mercados financieros resultan menos complicados de lo


que la gente considera y el reciclaje del dinero a través de los mercados ordinarios pre-
senta la ventaja de que el registro mediante las cámaras de compensación, entre mi-
llones de operaciones, además de garantía de ausencia de complicidades, no suele des-
pertar el interés de los investigadores policiales o judiciales, quizás por la carencia de
regulaciones rigurosas de estos registros electrónicos.
En una primera fase, los fondos ilegales se depositan, digamos, en la isla británica
de Jersey; y, después, con ese dinero a blanquear se abona el importe de la prima por
la compra de los calls (opciones de compra de valores) y de los puts (opciones de ven-
ta de valores), mediante un intermediario autorizado que lo ingresa en el MEFF (Mer-
cado Español de Futuros Financieros). Posteriormente, se vende la combinación
(straddle) mejor entre las opciones de compra (calls) y venta (puts). Aunque la bajada
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES PROTEGEN LA DELINCUENCIA FINANCIERA 187

de cotizaciones determine que la operación se salde con pérdidas, lo importante es que


la prima cobrada por la venta es ingresada en el MEFF, desapareciendo así el rastro de
las sumas depositadas en el paraíso fiscal de la isla de Jersey, porque el dinero blan-
queado se gira a una cuenta en Zúrich o Londres.

El falso proceso judicial

En este caso, primeramente, los capitales ilegales se depositan clandestinamente en


una cuenta bancaria de una compañía offshore o IBC en las islas Caimán y, a conti-
nuación, una sociedad de Boston que ha de recuperar el dinero blanqueado presenta
una reclamación judicial contra aquella compañía de las islas Caimán por un importe
determinado. Ante ese proceso judicial abierto caben dos opciones: la transacción
amistosa, por la cual la compañía de las islas Caimán acepta el pago reclamado y el so-
breseimiento del pleito; o, en caso contrario, tiene lugar el proceso o se concierta un
arbitraje, pero en ambos casos el trámite finalizará con la condena de la compañía de
las Caimán, abonando la suma supuestamente adeudada y reclamada.
El falso proceso judicial es una técnica muy sencilla en principio, aunque requiere
primero que el blanqueador disponga al menos de dos empresas, una en el paraíso fis-
cal donde deposita los fondos a blanquear y otra en el lugar de destino de los fondos
blanqueados. Luego habrá de disponer de tiempo, pues ya se sabe que la justicia es
lenta. Aunque se puede acelerar el proceso recurriendo al procedimiento de arbitraje,
muy extendido en el comercio internacional. El colmo de la ironía estriba en que la in-
demnización percibida por la sociedad de Boston ganadora del pleito estará libre de
impuestos y la justicia habrá servido de lavadora del dinero sucio.

La técnica denominada de Jurado

Esta técnica aplicada en los años ochenta y noventa por el cártel de Cali fue una res-
puesta al problema que se planteaban los narcotraficantes colombianos de cómo conseguir
que los fondos delictivos fueran cada vez más respetables. La operativa fue perfilada por
el economista colombiano Franklin Jurado, graduado en Harvard, que en 1996 fue con-
denado por un tribunal federal de Nueva York por blanqueo de dinero, en cuyas opera-
ciones había aplicado sus conocimientos profesionales. Por diversas cuentas bancarias y
sociedades se hacían circular millones de dólares procedentes de los beneficios obtenidos
por la venta de cocaína en los EE.UU. por cuenta de los capos colombianos de la droga,
con el propósito último de dotar de legitimidad a esos fondos, fracasando el plan por la
quiebra de un banco en el paraíso fiscal de Mónaco que reveló la cadena de cuentas.
El procedimiento comprendía básicamente dos etapas. Una primera etapa de blan-
queo propiamente dicho, también llamada Kennedyficación (Joseph Kennedy había
hecho fortuna con el tráfico de alcohol, mucho antes de que su hijo John llegara a pre-
sidente de los EE.UU.), que comprende la colocación del dinero desde Colombia en
un paraíso fiscal y su transferencia a una cuenta de un titular determinado en Alema-
188 LOS PARAÍSOS FISCALES

nia, de aquí a otro titular en Mónaco que seguidamente efectúa unos giros a cuentas
de sociedades en Suiza y Luxemburgo, desde donde se gira el capital a una cuenta con
pseudónimo en Austria. Y una segunda y última fase es la integración o «santificación»,
que se producía cuando el dinero se reintegraba a Colombia a través de empresas eu-
ropeas, controladas por los miembros del cártel, en forma de inversiones industriales.

La falsa especulación inmobiliaria

En este supuesto se combinan varias técnicas de blanqueo de dinero en un mismo


proceso. Por un lado, el traficante gira los fondos ilegales a una cuenta offshore en An-
tigua y Barbados, desde donde se remite un talón bancario por un importe determina-
do como pago a una compañía de seguros por la prima de la póliza de un seguro de
vida, a favor de un pariente del traficante; por otro lado, dicha póliza sirve de garantía
al beneficiario para la obtención de un préstamo bancario por el importe de esa garan-
tía para la adquisición de un inmueble. Dos operaciones comerciales se superponen, de
modo que la operación aparente es la adquisición ante notario de un inmueble, que
posteriormente, una vez remodelado y embellecido, se revende a precios de mercado
obteniendo una plusvalía.
En la realidad no existe plusvalía alguna en la compra y posterior venta, porque el
precio real pagado en la adquisición ha sido muy superior al importe abonado y obte-
nido mediante el préstamo garantizado por la póliza de seguro, al cual se ha sumado,
además, otro pago «en negro» al vendedor, con dinero sucio suministrado por el blan-
queador, hasta cubrir el precio real de mercado del inmueble; con la reventa del in-
mueble se persigue simplemente recuperar la inversión real efectuada.
En todas estas operaciones supuestamente comerciales, la intervención de socieda-
des registradas en paraísos fiscales facilita el encubrimiento de la identidad del verda-
dero dueño del capital invertido de origen ilícito, al mismo tiempo que encubre la fi-
nalidad última de las transacciones.

La ida y vuelta en un mercado financiero

La ida y vuelta es una práctica conocida en los mercados financieros de cómoda


utilización, que no parece que haya sido muy perseguida. Consiste en la compra y ven-
ta simultáneas de valores o títulos por dos clientes supuestamente independientes, en-
tre dos plazas financieras. Por un lado, el cliente de Nueva York pasa una orden de
compra y de venta, por ejemplo, al MEFF (Mercado Español de Futuros Financieros),
especulando sobre la subida de los índices; y el cliente del Caribe procede igual. Los
dos clientes, que son independientes el uno del otro, tienen confiada la gestión de sus
cuentas a la misma agencia de valores. La agencia solicita a la sociedad de bolsa ma-
drileña que está adherida al MEFF que pase dos órdenes sucesivas de ida y de vuelta,
de compra y venta simultánea. La agencia de valores después de haber realizado las
dos operaciones de ida y vuelta, asigna la pérdida al cliente del Caribe y la ganancia a
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES PROTEGEN LA DELINCUENCIA FINANCIERA 189

la sociedad de Nueva York, que consigue así mediante el MEFF la suma a blanquear
sin que en ningún momento haya una relación entre el blanqueador y el Caribe, reci-
biendo su pago a través de la Cámara de Compensación del MEFF.
Una operativa similar aplicaba el chiringuito financiero de Gescartera, según apun-
ta el informe pericial de Hacienda, cuando indica que «la forma más importante de
actuar en renta variable entre 1995 y 2001» comprendía dos pasos. Primero, tenía lu-
gar la compra y venta a la misma hora de un número de valores de una misma empre-
sa, operación que realizaba esta Agencia de valores dos veces al día, sin que perdiera
o ganara. Y, después, los resultados eran cruzados (la venta más cara con la compra
más barata y viceversa) con la finalidad de «que unos clientes ganaran lo mismo que
otros perdían y, además, se podía elegir quién iba a ganar», de modo que las pérdidas
se imputaban a un número muy reducido de testaferros. Aunque, comoquiera que las
ganancias, según los peritos, eran falsas, los datos publicados en las reseñas de prensa
sobre esta operativa de Gescartera dejan la duda sobre si se efectuaban operaciones
de blanqueo o simplemente era un mecanismo de estafa, que contaba en todo caso con
el apoyo de personalidades e instituciones relacionadas con el Gobierno del momen-
to (El País, 7 de mayo de 2003 y días siguientes).

El préstamo endosado

Notoriamente utilizado en el famoso caso de la Pizza Connection (famoso caso neoyor-


quino relacionado con la importación de heroína por la mafia siciliana y el blanqueo de
las ganancias, que dio fama al entonces fiscal Rudy Giuliani), el préstamo endosado es
una técnica financiera clásica de blanqueo de dinero. Comienza por el depósito de los
fondos ilícitos en un banco offshore de un centro financiero del Caribe; después se giran
a Luxemburgo donde sirven de garantía a un contrato de préstamo que el blanqueador
concierta con un banco de Londres. El dinero puesto a disposición del blanqueador en
Londres no tiene ninguna asociación aparente con el depósito dinerario efectuado previa-
mente en Luxemburgo; en caso de que no sea reembolsado el préstamo, el banco londi-
nense hará efectiva la garantía, obteniendo el correspondiente pago del banco de Lu-
xemburgo. Y, si el préstamo se aplica a una inversión rentable y es reembolsado, el
importe depositado en Luxemburgo podrá servir para garantizar un nuevo préstamo.
El procedimiento resulta sencillo y difícil de detectar al hacer uso de bancos en países
diferentes y al quedar disociada la concesión del préstamo de la garantía ofrecida por el
depósito primero, efectuado en un paraíso fiscal para enmascarar su ilegalidad de origen.

El blanqueo paralelo en varios mercados

El blanqueo del capital ilegalmente obtenido puede revestir formas más sofistica-
da aún, mezclándose operaciones ordenadas por vías diferentes. Realizado el depósi-
to inicial de dinero ilícito en una cuenta offshore en las islas Vírgenes, las órdenes no
se dan directamente en los mercados, sino que pueden pasarse, por ejemplo, por tres
190 LOS PARAÍSOS FISCALES

bancos de terceros países para impedir singularizar al que ha dado la orden inicial, im-
pidiendo precisar alguna conexión entre las operaciones de los tres mercados finan-
cieros. En este supuesto se utilizará la técnica del smurfing o «empleo de pitufos» para
colocar los importes, que serán pequeños en relación con las operaciones cotidianas
efectuadas, por lo que resultará prácticamente imposible su detección por las autori-
dades de inspección llegado el caso. Aunque nada impide el blanqueo de cantidades
muy elevadas, puesto que los circuitos financieros garantizan la seguridad y el anoni-
mato de las grandes operaciones.

Los servicios bancarios especializados

Actualmente, determinados servicios de banca que han adquirido cierto desarro-


llo, como la banca privada, la banca no presencial y la banca de corresponsales, son
susceptibles especialmente de ser utilizados para el blanqueo de capitales, como sub-
raya la Memoria de 2002 del Servicio ejecutivo de prevención del blanqueo de capita-
les en España. Las características de la banca privada o banca personal, como son el
perfil de clientes acaudalados, la naturaleza de las operaciones y el tipo de productos
utilizados, la convierten en un negocio de alto riesgo de blanqueo de capitales. Riesgo
que se cumple casi siempre cuando se realizan operaciones a través de países o terri-
torios que aplican estrictas normas de secreto bancario y legislación laxa en materia de
regulación financiera. En la información de muchos paraísos fiscales destaca siempre
la disponibilidad de banca privada o personalizada.
Las otras formas de hacer banca no presencial que se han desarrollado con las nue-
vas tecnologías facilitan el blanqueo de dinero sucio, dada la carencia de controles. En
la banca telefónica o vía internet se elimina todo lo que se interpone entre las partes
contratantes, con el resultado de hacer inviable los registros tradicionales de la activi-
dad bancaria y financiera que permitían el seguimiento de las operaciones y de sus in-
tervinientes. Y la filosofía desreguladora imperante ha demorado la introducción de
registros electrónicos detallados de las operaciones efectuadas.
Del mismo modo, la internacionalización de la actividad bancaria ha acentuado la
importancia del establecimiento de relaciones de corresponsalía que posibiliten la flui-
dez de los flujos financieros transnacionales. La intervención de la banca de corres-
ponsales en el blanqueo de capitales tiene lugar sobre todo cuando en las operaciones
participan entidades bancarias propias de los paraísos fiscales, identificadas por el Co-
mité de Supervisión Bancaria de Basilea, según vimos en el capítulo 4; y se ve acen-
tuada por el secreto bancario en algunos países y por las barreras legales para la in-
cautación de fondos ilícitos en las cuentas corresponsales.
Todas estas y muchas otras operaciones financieras, bancarias y comerciales reali-
zadas en ausencia de regulaciones y controles rigurosos, en virtud del fundamentalis-
mo del libre mercado como regulador supremo, se aprovechan de la intermediación
de los centros financieros extraterritoriales y sus propias estructuras para el blanqueo de
los capitales logrados en los negocios ilegales. La inaplicación en la práctica de normas
para la identificación precisa de los clientes, el estricto secreto bancario, la no-conser-
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES PROTEGEN LA DELINCUENCIA FINANCIERA 191

vación de archivos documentales y la negativa de hecho a atender las demandas de in-


formación de autoridades, policías y jueces de otros países son apoyos sólidos para la
delincuencia financiera. Pero sobre todo, la facilidad máxima deriva de lo que consti-
tuye su razón de ser y su esencia jurídica que es su carácter extraterritorial u offshore, que
consiste en la oferta de servicios financieros destinados a entidades o particulares no
residentes en el territorio de la jurisdicción fiscal; el resto serán rasgos adicionales des-
tinados a optimizar la oferta y el atractivo financiero.

Asesores, testaferros y leguleyos


La gestión de las operaciones financieras destinadas al blanqueo del capital delic-
tivo, además de creatividad, presupone la cooperación necesaria de asesores, agentes
o proveedores de servicios profesionales jurídicos y financieros, conocedores de los
mercados en los diversos lugares y los circuitos y procesos; además de la motivación
de la atracción del maná del dinero generado por la actividad criminal (Passet, Mon-
dialisation, 65). La economía de la delincuencia financiera se adapta a cada nivel de
gestión. Cuando se trata de actividades basadas en mano de obra, como ocurre en las
redes de venta de droga, se requiere la disponibilidad de hombres de acción; y cuan-
do se gestiona la expoliación de bienes públicos, la contratación fraudulenta de obras
públicas, el encubrimiento del fraude fiscal de las grandes corporaciones transnacio-
nales, de la gran estafa a los modestos ahorradores o a las instituciones gestoras de
ahorros ajenos (Gescartera) o a la masa de accionistas (BBV), entonces se requieren
expertos en gestión empresarial o bancaria o profesionales de alta cualificación jurídi-
ca, económica, contable o financiera.
El aprovechamiento de la disponibilidad de la banca con sede en los paraísos fis-
cales y sus prestaciones para no residentes, la constitución de sociedades instrumen-
tales o de fideicomisos con ocultación de identidades, la planificación y la «ingeniería»
fiscal intragrupo o intraempresa transnacional o el desarrollo combinado de transac-
ciones sucesivas en diferentes mercados financieros, todo ello supone siempre unos
conocimientos previos sobre las prácticas del mundo financiero y sus sobrentendidos
que aseguren la fiabilidad del resultado final, sea el desvío de beneficios corporativos
en perjuicio de los accionistas, la evasión fiscal o el blanqueo.
Porque, como hemos reseñado con relación al blanqueo del dinero negro y para las
actividades de la delincuencia financiera, la utilización de los paraísos fiscales es un
paso obligado, una interfase. La difusión del uso de internet ofrece el incentivo del
anonimato para este tipo de gestiones y para explotar la disponibilidad y las estructu-
ras jurídicas propias de los centros financieros offshore. Desde hace años, las webs de
bancos y, sobre todo, de agencias y empresas promotoras de servicios offshore, deta-
llan entre las gestiones ofrecidas sus conocimientos y sus relaciones especializadas con
todos o con ciertos paraísos fiscales, entre las que destacan, como servicios mínimos,
el asesoramiento en función de los propósitos del cliente particular o empresa, para la
elección del centro offshore más apropiado a sus intereses; para la constitución de so-
ciedades o de fideicomisos; servicio de testaferros locales o «apoderados» o domici-
192 LOS PARAÍSOS FISCALES

liaciones bancarias; y el asesoramiento legal, bancario, contable o de gestión para la


obtención de certificaciones y legalización de documentos empresariales.
Obviamente estas ofertas informativas se presentan para transacciones financieras le-
gales o para su utilización delictiva, como opciones del cliente dentro del marco de la li-
bertad de movimientos del capital a nivel global. Ciertas ofertas presentan contenidos
más explícitos, como los de una agencia de servicios denominada «INSAD S. A. Incor-
poración de sociedades offshore», especializada en la formación de IBC, en cuya web lee-
mos en castellano que

encontrará en nosotros interlocutores experimentados y discretos:

– No conservamos los e-mail de consultas más de 48 horas.


– Utilizamos softwares de destrucción de archivos electrónicos de alta tecnología [los
mismos que los del U. S. Department Of Defense].
– No tenemos archivos que estén al alcance de las Autoridades Fiscales de los países de
residencia de nuestros clientes.
– Nuestra organización de seguridad y nuestra estructura de socios-consultores evitan el
riesgo de ver sus operaciones confidenciales puestas en conocimiento de empleados
subalternos...

Si sus necesidades de operaciones offshore son puntuales podemos ofrecerle como al-
ternativa nuestros servicios de «factoring» [Facturamos por su cuenta y de acuerdo a sus
instrucciones y recibe el pago en el lugar que le convenga, totalmente liberado de im-
puestos y pagando solamente una comisión muy razonable] (www.insad.com).

Las investigaciones sobre las estimaciones de los gastos o costes adicionales de los
servicios coadyuvantes para la realización de los montajes financieros, reseñados en
apartados anteriores, revelan que representan per se unas cifras importantes. En la ma-
yoría de los supuestos de delincuencia financiera, los profesionales intervinientes po-
drían considerarse delincuentes a tiempo parcial o aparecen asociados a profesionales
honestos o ignorantes de las auténticas operaciones encubiertas, que agrupan a aboga-
dos, banqueros, agentes de seguros y auditores de cuentas junto con funcionarios o po-
licías corruptos que participan en alguna de las numerosas fases del proceso delictivo
de carácter económico. Recuérdese la película The Firm (La tapadera), basada en la no-
vela de éxito mundial, que nos describe el drama del joven abogado graduado en Har-
vard cuando descubre la trama de negocios corruptos en los que coopera la empresa
donde presta sus servicios profesionales.
Los recientes escándalos financieros de Enron, Parmalat y Gescartera muestran no
sólo el comportamiento deshonesto de profesionales, sino el fracaso de las ideas y las po-
líticas de desregulación, proyectadas en el ejercicio de cualificados profesionales como
una vertiente de la doctrina fundamentalista neoliberal, que en las dos últimas décadas
puso el acento en la inhibición de la administración pública y en la autorregulación por
los propios profesionales, en actividades como la auditoría de cuentas o las agencias de
inversiones. Y así, surgió la moda de los códigos de conducta, supuestamente asumidos
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES PROTEGEN LA DELINCUENCIA FINANCIERA 193

por la profesión y carentes de vinculación jurídica, asociados a organismos públicos abs-


tencionistas y/o privados de facultades o recursos para la comprobación de los hechos o
la veracidad y registro de las transacciones multimillonarias.
Los abundantes informes de expertos en economía delictiva señalan la simbiosis
entre las actividades originarias totalmente ilegales (droga, contrabando, prostitu-
ción), con actividades legales en algunos de sus aspectos (comisiones, evasión fiscal) o
con aspectos ilegales (financiación oculta de partidos políticos o sublevaciones milita-
res en el África subsahariana) sumadas a otras actividades anejas a las finanzas inter-
nacionales. Y al final, la acumulación del dinero sucio se recubre con la relevancia so-
cial y mediática.
Gran parte de las redes mafiosas actuales no se apoyan en la implantación social de
sus líderes, como suele creerse, sino que el volumen financiero alcanzado por sus ac-
tividades encumbra a sus personajes a los niveles sociales de decisión política o em-
presarial (Club Financiero de Marbella) y la complejidad de la gestión de la «ingenie-
ría financiera» de su operativa, incorpora despachos de abogados y gabinetes de
asesores de éxito que aseguran la inserción de sus actividades ilícitas en entornos le-
gales liberales, flexibles o flexibilizados, con la connivencia o no de los poderes pú-
blicos. Y como subraya el magistrado Jean de Maillard, observamos que a la cima de
las altas finanzas ilegales, del narcotráfico o del comercio de armas, se llega al mismo
tiempo que se alcanza el límite de su capacidad delictiva; y ahí, en esa cumbre, sus ma-
yores incentivos ya no proceden tanto de sus actividades delictivas originarias, como
de los recursos que genera la sociedad legal para escapar de su propia ilegalidad (Mai-
llard, 66). Su interés se polariza entonces en las oportunidades económicas y políticas
y su imbricación con el orden neoliberal establecido; en muchos casos tiene lugar su
mutación, o su intento de mutarse, de capos de la delincuencia financiera en líderes
políticos o en presidentes de clubes deportivos, a nivel regional, nacional o mundial,
según las posibilidades de cada uno y las oportunidades del entorno. Porque la ósmo-
sis entre economía legal y economía delictiva es cada vez más fluida. Ponga el lector
los nombres y apellidos que le sean más familiares, de la Europa mediterránea o del
Este, o al otro lado del Atlántico, Asia o Australia.

Liechtenstein, un principado para el blanqueo


El Principado de Liechtenstein es un destacado ejemplo europeo y mundial de
centro financiero offshore, plenamente inserto en el ancho mundo de las finanzas glo-
bales. Hace pocos años, en un foro internacional sobre delitos financieros celebrado
en Cambridge, fue descrito muy expresivamente como «un burdel financiero en el que
cualquier delincuente del mundo puede encontrar cama». Este minúsculo Estado
montañoso, encajonado entre Suiza y Austria, sin aeropuerto ni estación de ferroca-
rril, con una extensión de 160 km2 para 32.000 habitantes, genera un PIB de 1.120 mi-
llones de dólares; y aunque posee un importante potencial hidroeléctrico y algunas
marcas comerciales de fama internacional, su importancia económica deriva de su sec-
tor bancario y financiero (Atlaseco, 2003).
194 LOS PARAÍSOS FISCALES

Hasta hace menos de dos décadas, Liechtenstein, con su primer ministro y su Parla-
mento de 25 miembros elegidos, había vivido una política secular de aislamiento, que rom-
pió para integrarse cada vez más en la comunidad internacional, a diferencia de la vecina
Suiza. Y en 1990 se convirtió en el Estado miembro número 160 de la ONU, adhiriéndo-
se a continuación a la Asociación Europea de Librecambio (conocida por las siglas en in-
gles, EFTA), que se vincula a la Unión Europea mediante el Acuerdo sobre Espacio Eco-
nómico Europeo desde 1995 (con Noruega e Islandia) y a la OMC, beneficiándose a la vez
de la libre circulación de bienes, servicios y capitales y de su acuerdo aduanero con Suiza.
Sin embargo –y esto permite subrayar los límites de esta apertura diplomática y
medir su verdadero alcance–, Liechtenstein no ha considerado nunca adherirse al
GAFI, ni incluso comprometer la menor negociación con esta institución, que es una
referencia entre los países industrializados para la lucha contra el blanqueo del dine-
ro ilícito. Y la OCDE le incluyó en la primera lista oficial de paraísos fiscales, califi-
cándolo como paraíso fiscal no cooperante en abril de 2002, denominación manteni-
da a comienzos de 2004 por su falta de transparencia y su nula cooperación con las
autoridades de los demás Estados.
Como señala la Misión parlamentaria francesa que visitó Liechtenstein, en su Infor-
me presentado en la Asamblea Nacional francesa en el año 2000 (por Vicent Peillon,
presidente de la Misión de información sobre la represión de la delincuencia financie-
ra y el blanqueo de capitales en Europa), el desarrollo económico adquirido por el Prin-
cipado no se explica solamente por su legislación fiscal tan favorable al capital, sino
porque garantiza un entorno de estabilidad política y de respetabilidad financiera, ade-
más del anonimato y el secreto de los negocios, fundamentos de este microestado.

El secreto bancario y otras originalidades jurídicas

El éxito de Liechtenstein se fundamenta ampliamente en una tradición de discre-


ción absoluta que no se ve cuestionada por una transparencia de fachada, que queda
desmentida por cuatro rasgos característicos, descritos en el referido informe parla-
mentario francés. En primer lugar, el secreto bancario está considerado más severo
aún que en Suiza, aunque la reglamentación en este campo esté fuertemente inspirada
en la del vecino alpino. Liechtenstein no hace gala de hipocresía alguna puesto que el
soberano reinante, Hans-Adams II (que tiene nacionalidad austriaca, por cierto) con-
firmó no hace mucho que prefería abandonar el Espacio Económico Europeo antes
que renunciar al secreto bancario.
Además, Liechtenstein ofrece estructuras jurídicas que garantizan el anonimato
mediante una gran diversidad de status jurídico para las IBCs o corporaciones de ne-
gocios internacionales, sociedades de cartera o domiciliadas, es decir, que teniendo su
sede en el Principado no ejercen allí ninguna actividad económica o comercial. De este
modo existen fundaciones, compañías fiduciarias y un tipo de entidad jurídica especí-
fica, denominada Anstalt o «establecimiento». El Anstalt es una entidad dotada de
personalidad jurídica y que no es concretamente ni una sociedad ni un contrato de de-
recho privado de tipo fideicomiso. La dirección de un «establecimiento» pertenece a
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES PROTEGEN LA DELINCUENCIA FINANCIERA 195

su o sus fundadores, que nombran a los administradores ante los cuales pueden de-
signar un Kurator, especie de consejo que comparte el poder de decisión; además, este
Principado es el único Estado de Europa continental que reconoce el fideicomiso an-
glosajón, mediante el mecanismo de la Treuhandschaft.
La identidad de los titulares de derechos económicos de estas diferentes institu-
ciones jurídicas puede que no sea conocida más que por el fiduciario o el abogado de
Liechtenstein que les represente y que no está obligado a comunicarla a la entidad fi-
nanciera que mantiene su cuenta. Esta identidad se declara en el registro de socieda-
des, accesible a las autoridades, pero no es pública. Obviamente, la existencia de fun-
daciones o del Anstalt, específicamente concebidas para proteger la identidad de sus
propietarios, se opone por naturaleza a los principios de transparencia y de investiga-
ción que fundamentan la lucha contra el blanqueo.
El informe de referencia afirma que el sistema establecido resulta, pues, perfecta-
mente opaco y el argumento de que dentro de un procedimiento judicial se tiene la
posibilidad de obtener la revelación de la identidad del titular o beneficiario del dere-
cho no justifica tal mecanismo, que se adapta perfectamente a las necesidades de los
delincuentes financieros. En este Principado es posible la apertura de una cuenta ban-
caria, mediante un abogado, un gerente de un fideicomiso y personas ligadas por el se-
creto profesional, sin mención del nombre del titular del derecho. Las autoridades ale-
garon a los parlamentarios franceses que, en el marco del auxilio judicial mutuo o de
procedimientos penales, siempre es posible conocer la identidad; pero sabidas las di-
ficultades de la cooperación judicial intraeuropea o internacional, tal planteamiento
confirma la realidad a la que continúan enfrentándose los magistrados europeos pues-
to que los asuntos que pasan por Liechtenstein se estancan indefinidamente.
Otro rasgo característico del modelo alpino de paraíso fiscal es la obligación de los
intermediarios financieros de aplicar medidas de control interno sobre la legalidad de las
transacciones financieras, aunque son los servicios de revisión privados (expertos conta-
bles, censores de cuentas) quienes verifican el cumplimiento de esa obligación. Los con-
troles son efectuados por sociedades auditoras privadas, contratadas por el Gobierno
pero pagadas por las entidades que son objeto del control y que se supone verifican el
cumplimiento de todas las obligaciones derivadas de la ley, incluyendo el deber de se-
ñalar las operaciones sospechosas sobre blanqueo de dinero u otras ilegalidades.

Un fortín alpino

La realidad de la legislación introducida en el Principado en los últimos años no-


venta contra el blanqueo de capitales y su aplicación concreta fue objeto de un análi-
sis crítico por el Servicio de Información Federal alemán (Bundesnachrichttendie o
BND), que en abril de 1999 presentó al Gobierno Federal alemán un informe anali-
zando la situación de Liechtenstein al que consideraba como «uno de los lugares más
importantes para el blanqueo de dinero en Europa».
Este documento, que tuvo gran eco en la prensa alemana, denunciaba la interven-
ción de una plutocracia –abogados, banqueros, agentes de negocios– que, so capa de
196 LOS PARAÍSOS FISCALES

actividades legales ejercidas en un entorno legislativo favorable (secreto bancario,


existencia de fundaciones y sociedades anónimas, ausencia de mecanismos de con-
trol), aceptan o favorecen las actividades de blanqueo. Los detalles evidenciaban que,
en un mundo tan estrecho geográfica y socialmente como el de Liechtenstein, las re-
laciones personales de unos y otros cuentan más que los organigramas teóricos alum-
brados por los textos legislativos. Desde 1996 las escuchas del BND alemán, desde su
centro instalado en la Selva Negra, que habían permitido interceptar vía satélite Intel-
sat las transferencias de datos nocturnos de las entidades financieras, revelaron la es-
trecha connivencia entre notables locales y delincuentes internacionales, quedando
demostrada la inexistencia de voluntad política local de erradicar el blanqueo.
Las investigaciones del BND, llevadas a cabo entre 1999 y 2000, se centraron en la
labor de un prestigioso abogado de Liechtenstein, Herbert Batliner, que como gestor
se dice que administra más de 10.000 fundaciones y empresas tapadera; amigo del ex
canciller alemán Helmut Kohl, que al surgir el escándalo de la financiación ilegal de la
CDU fue identificado como figura clave en la administración de las donaciones anó-
nimas recibidas por el Partido Demócrata Cristiano alemán. Igualmente, fuentes del
servicio de inteligencia alemán le acusaron de lavado de dinero sucio de clientes como
el narcotraficante colombiano Pablo Escobar, en los ochenta; de Mobuto, el penúlti-
mo dictador del ex Zaire; y de haber ayudado al saqueo de las finanzas filipinas por el
dictador Ferdinand Marcos y su familia, junto con la colaboración de otras personali-
dades locales. Abierta una investigación en el Principado, finalmente resultó absuelto.
Los servicios de inteligencia alemanes han informado detalladamente de otras ac-
tividades criminales en el Principado, concluyendo que «las anónimas fundaciones y
empresas, la estricta observancia del secreto bancario y la mezcolanza de negocios le-
gales así como los estrechos contactos entre banqueros y políticos, garantizan a los
consultores, abogados y fideicomisarios de Liechtenstein, que puedan ofrecer servi-
cios financieros personalizados a los grupos de delincuentes organizados sin apenas
obstáculos en su camino» (The Observer, 27 de octubre de 2002).
En realidad, la delincuencia financiera refugiada en Liechtenstein asume vías muy
sofisticadas y a pesar de los compromisos adquiridos oficialmente por las autoridades
del Principado, especialmente en materia de cooperación judicial, la Delegación par-
lamentaria francesa subrayaba en su informe la ineficacia del dispositivo legal anti-
blanqueo, como demuestran los recientes escándalos de las cajas B de la CDU alema-
na, de la petrolera francesa Elf y sus lazos con la mafia rusa. Precisamente tras el 11
de septiembre de 2001, la Administración estadounidense, que identificó una docena
de patrocinadores financieros de Al Qaeda, la mayoría sauditas, ha dejado sentir su
presión, en los últimos meses de 2002, como prueba la visita oficial del subsecretario
del Tesoro de la potencia imperial al microestado alpino para transmitir el mensaje de
la oposición de los EE.UU. a que continuaran facilitando la financiación de los terro-
ristas islámicos. Todo ello a pesar de los esfuerzos de los últimos años por librarse de
su fama de refugio de delincuentes financieros, evasores y terroristas.
Durante 2003, las autoridades se han mostrado conformes en terminar con la prác-
tica de los clientes anónimos para evitar que Liechtenstein fuera incluido por el GAFI
entre los países no cooperantes, aunque oficialmente no ha renunciado al secreto ban-
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES PROTEGEN LA DELINCUENCIA FINANCIERA 197

cario. La prensa británica apunta que han disminuido los depósitos del banco LGT,
propiedad de la familia real del Principado, después de introducir rigurosas normas
sobre identificación de clientes, ya que al parecer el príncipe Hans-Adam II está dis-
puesto a pagar por la respetabilidad (The Observer, 27 de octubre de 2003).
Los datos sobre Liechtenstein, según los informes analizados, son bastante conclu-
yentes. La inserción de los centros financieros extraterritoriales en los procesos com-
plejos del blanqueo de capitales ilícitos tiene su raíz en las facilidades legislativas y en
la carencia de controles efectivos, junto a las ventajas fiscales anejas, que abiertamente
ofrecen los paraísos fiscales de algunos países, microestados y entidades con autogo-
bierno para operaciones financieras de cualquier naturaleza en nombre de no residen-
tes, al amparo de la inexistencia de una regulación jurídica multilateral mínima de los
movimientos de capitales y de las políticas desreguladoras de los grandes Estados.
7
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES GENERAN POBREZA
EN EL SUR

El debate internacional sobre el desarrollo no ha tenido en cuenta generalmente el


nefasto papel desempeñado por los centros financieros extraterritoriales en el atraso
económico y social, agravando la inestabilidad económica y política de los países en
desarrollo y, de este modo, exacerbando la pobreza mundial. Partiendo de esta idea
central, la ONG británica Oxfam publicó en el 2000 un documento (Tax Havens: Re-
leasing the hidden billions for poverty eradication) en el que denuncia los miles de mi-
llones de dólares generados en los países en desarrollo que terminan escondidos en los
paraísos fiscales, contribuyendo así a la carencia de recursos financieros para enfren-
tar la pobreza y la miseria del Sur.
En julio de 2002, la Oficina en Nueva York de la Fundación Friedrich-Ebert, vincu-
lada al Partido Socialdemócrata alemán SPD, organizó una conferencia sobre paraísos
fiscales y blanqueo de capitales que reunió a un grupo de expertos junto con repre-
sentantes de los países en desarrollo, quienes, además de examinar el impacto de los
abusos fiscales y el lavado de dinero sobre las estrategias de desarrollo económico,
destacaron las consecuencias negativas de los paraísos fiscales en el desarrollo y anti-
ciparon algunas propuestas partiendo de la necesidad de una mayor regulación del sis-
tema financiero mundial (Dialogue on Globalization, marzo de 2003).
Como hemos examinado en las páginas precedentes, el desarrollo de los centros fi-
nancieros extraterritoriales va unido al fenómeno de la globalización y, en particular,
a la integración de los mercados financieros con su especialidad para no residentes, ex-
pandida a través de esa red de microestados, enclaves geográficos y algunos países,
convertidos en paraísos fiscales para las corporaciones transnacionales y los multimi-
llonarios de todos los países. Y esos centros offshore contribuyen eficazmente, entre
otros efectos nefastos, al empobrecimiento y a las crisis presupuestarias de los Estados
del Sur, al desarrollo de la corrupción política de sus elites y a sus crisis financieras,
que han llevado la pobreza y la desnutrición a sus poblaciones. Con su incorporación
a la globalización neoliberal, los países del mundo menos desarrollado han convertido
en endémicas todas las prácticas de evasión y fraude fiscal y delincuencia financiera
200 LOS PARAÍSOS FISCALES

que giran en torno a los paraísos fiscales; siendo también los que sufren con mayor du-
reza las crisis financieras.

El fracaso del modelo de desarrollo de la globalización


La liberalización de los movimientos de capitales y la desregulación de los merca-
dos, particularmente los financieros, ha tenido su incidencia negativa en los países en
desarrollo, localizados en el Sur, que se han incorporado a la globalización financiera
porque se les decía que era la vía para salir del atraso y del subdesarrollo. Luego han
visto cómo esa ausencia de controles sobre sus monedas y sobre entradas y salidas de
capitales estimulaba la evasión debilitando cada vez más las menguadas recaudaciones
tributarias, insuficientes para el mantenimiento de los servicios públicos creados por
los primeros gobiernos de la descolonización; o sus economías veían huir al menor re-
vuelo las inversiones en carteras de títulos, puramente financieras y sin arraigo en los
países a los que habían acudido por motivos circunstanciales; o han facilitado que esos
Estados fueran desvalijados por dictadores sin escrúpulos que depositaban su botín en
los honorables bancos de países democráticos como Suiza, Luxemburgo, Liechtens-
tein u otros paraísos fiscales.
El documento de Oxfam de referencia apunta que los costes de desarrollo huma-
no causados por los centros offshore son considerables. Según sus cálculos, Oxfam es-
tima que el dinero sacado de los países en desarrollo y depositado en los paraísos fis-
cales asciende a 50.000 millones de dólares anuales, casi el importe que representa la
ayuda global anual de la cooperación internacional, equivalente a seis veces el coste
anual que tendría el logro de una educación primaria universal y casi tres veces el cos-
te de la atención sanitaria universal.
Los datos subrayan que los países en desarrollo sufren unas pérdidas muy impor-
tantes en sus ingresos fiscales consecuencia de los impuestos evadidos por las corpo-
raciones extranjeras, mediante la transferencia contable de costes, el empleo de em-
presas fantasma y otras artimañas para ocultar beneficios, que, junto con la fuga de
capitales, son un gran obstáculo para combatir la pobreza y las enfermedades endé-
micas y el mantenimiento de servicios decentes de educación y salud para sus pobla-
ciones. Y esto limita considerablemente la capacidad de los gobiernos de los países en
desarrollo, para financiar el crecimiento económico y proporcionar servicios sociales
de carácter vital; por lo que la recuperación, aunque sólo sea una parte de estos in-
gresos, podría representar una contribución significativa al objetivo fijado internacio-
nalmente de reducir a la mitad la pobreza mundial para el año 2015.
Esos perjuicios, a los que han contribuido los centros offshore, son parte de la rea-
lidad de lo que la actual globalización ha representado para estos países. Porque los
paraísos fiscales, como hemos analizado, son un elemento integrante de la globaliza-
ción financiera neoliberal que ha sido extendida a los países menos desarrollados. Y es
que, durante los años ochenta y gran parte de los noventa, muchos de los esfuerzos
desplegados por las instituciones financieras internacionales y los principales países,
en pro del desarrollo del Sur, obedecían a la convicción de que las fuerzas del merca-
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES GENERAN POBREZA EN EL SUR 201

do encauzarían a todos los países pobres en el camino del crecimiento económico au-
tosostenido. La globalización parecía ser el nuevo gran motor del progreso económi-
co mundial. Se suponía que los países pobres podrían lograr el crecimiento económico
siempre y cuando realizaran una buena gestión económica, basada en los preceptos de
estabilidad macroeconómica, liberalización de los mercados y privatización de la acti-
vidad económica. Se esperaba, asimismo, que el crecimiento económico trajera consi-
go mejoras generalizadas en salud, educación, nutrición, vivienda y acceso a infraes-
tructuras básicas como el agua y el saneamiento, lo que permitiría a los países salir de
la pobreza.

El Consenso neoliberal de Washington

Durante más de dos décadas, la receta ortodoxa para el crecimiento económico ha


estado encarnada en el llamado Consenso de Washington, defendido por los EE.UU.
y ejecutado por el Banco Mundial y el FMI. La idea básica es que el máximo creci-
miento se logra cuando se desmantelan las barreras a la libertad de comercio y a los
flujos de capital, exponiendo las economías nacionales a la disciplina de los mercados
de consumo y de los empresarios del sistema económico mundial; mediante la aplica-
ción de la libertad de comercio al desarrollo se reduciría también la pobreza, al au-
mentar los índices de crecimiento generalizado e introduciendo el capitalismo moder-
no en las regiones más pobres del planeta. Pero la experiencia alcanzada contradice
casi todos esos postulados, porque la fórmula del libre comercio y la libertad del ca-
pital ha conducido a un crecimiento más lento y a una mayor vulnerabilidad de los paí-
ses pobres junto con una mayor desigualdad entre individuos y países. Y, reciente-
mente, conspicuos representantes de las instituciones que han gestado este desorden
mundial muestran cuando menos sus dudas al reflexionar sobre la realidad.
La doctrina dominante del Consenso de Washington, como conjunto de directri-
ces políticas, recogía la filosofía compartida por la elite de la capital de EE.UU. y de
las instituciones financieras internacionales, que pretendía marcar las reformas que
Latinoamérica tenía que emprender para superar la crisis de su deuda externa. Como
ideario neoliberal abarcaba desde la austeridad y limitación del gasto público para evi-
tar la inflación, las reducciones fiscales de las rentas altas para aumentar las inversio-
nes, los tipos de cambio débiles para favorecer la competitividad, la libertad de los
intercambios comerciales, las privatizaciones de las empresas nacionales y del patri-
monio de los Estados, la supresión de subvenciones principalmente agrícolas y, sobre
todo, la desregulación mediante la eliminación de reglamentaciones y controles que
fueran contrarios a la iniciativa económica. Eran los años del final de la guerra fría con
la caída del muro de Berlín y el consiguiente descrédito de la planificación central
practicada en el mundo soviético y la falta de resultados de las estrategias comerciales
de sustitución de importaciones que se había venido siguiendo en los países menos
avanzados (Clift, Beyond the Washington consensus).
Fueron las instituciones financieras internacionales las que se erigieron en portaes-
tandartes del neoliberalismo encarnado por el Consenso de Washington para la de-
202 LOS PARAÍSOS FISCALES

fensa de los mercados libres frente a los Estados. Ante la situación de crisis financiera
de los países en desarrollo que se había creado a partir de los años ochenta, con el es-
tallido de la crisis de la deuda externa seguida del alza de los precios del petróleo, las
instituciones financieras internacionales aprovecharon la coyuntura para imponer sus
políticas de ajuste estructural como precio para la concesión de préstamos a los go-
biernos. El Banco Mundial y el FMI han venido imponiendo a los países fuertemente
endeudados del Sur unos planes de ayuda financiera consistentes en préstamos con-
dicionados a la realización por los gobiernos de un ajuste estructural con dos compo-
nentes básicos:

• la liberalización de la economía, mediante la eliminación de controles de precios


y subsidios generalizados, reducción de aranceles a las importaciones, elimina-
ción de los controles de capital, privatización del sistema financiero, liberaliza-
ción de los tipos de interés y del tipo de cambio, y la privatización de servicios
públicos y empresas estatales; y
• la reforma del Estado derivada de la exigencia de reformas legales, instituciona-
les y administrativas, que vería reducir sus funciones a favor de una supuesta so-
ciedad en países en vías de desarrollo.

A principios de los noventa, los gobiernos latinoamericanos encabezaron la ejecu-


ción de esta política neoliberal impulsada por las organizaciones internacionales que,
al principio, logró algunas de las cosas que se suponía que había que conseguir, como
eran presupuestos públicos más saneados, reducción de la inflación, crecimiento eco-
nómico y disminución de los ratios de deuda externa. Pero el desempleo creció en mu-
chos países, la deuda continuó pesando sobre las economías y la pobreza siguió ex-
tendiéndose; mientras el énfasis que se ponía en la apertura de los mercados hacía más
vulnerables a los Estados, frente a los efectos colaterales de la globalización, como la
fuga de capitales gracias a los flujos financieros a corto plazo liberalizados, que de he-
cho abandonaban un país tan rápidamente como entraban. Ante las incertidumbres
nacionales, manifestadas en la inestabilidad monetaria o en la falta de confianza en la
banca del país, las grandes fortunas de las elites locales optaban por las inversiones en
los centros offshore del Caribe o de Europa.

Insuficiencias y fracasos de las privatizaciones

En su origen, el objetivo era promover la expansión de los mercados con econo-


mías pretendidamente más competitivas, reorientando la intervención estatal. En otras
palabras, se impuso la opción política de la disminución de la importancia del Estado
en unos países donde históricamente venía siendo débil. Estas reformas estructurales
promovidas e implantadas con el apoyo financiero de las instituciones internacionales
pretendían que las economías endeudadas tuvieran acceso a los mercados de capita-
les. Pero, como reconoce el gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz, el en-
tusiasmo reformista no se vio correspondido por los resultados y los índices de creci-
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES GENERAN POBREZA EN EL SUR 203

miento fueron inferiores a los registrados en los días de la posguerra mundial. Toda
Latinoamérica experimentó, en la segunda parte de los noventa, unas crisis financie-
ras que barrieron las ganancias obtenidas al principio («Latin America and the Was-
hington consensus. Overcoming reform fatigue»).
El levantamiento de las barreras al comercio y a las inversiones extranjeras facilitó
la integración de las economías latinoamericanas en la economía mundial; e igual-
mente las reformas también condujeron a la liberalización del sector financiero de los
países en desarrollo, como había ocurrido en los países desarrollados durante los
ochenta. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos para evitar el endeudamiento excesivo,
virtualmente todos los gobiernos latinoamericanos han sido incapaces de generar los
recursos necesarios para formular y ejecutar políticas a largo plazo, destinadas a acu-
mular recursos de capital humano y físico, que incrementen la riqueza nacional y me-
joren su distribución.
La experiencia ha demostrado que la privatización de las empresas estatales no era
el mejor método para superar los problemas de la ineficiencia del sector público.
Como admite el mismo John Williamson («From reform agenda to damaged brand
name»), autor de la expresión Consenso de Washington, cuando sostiene que si la idea
de las privatizaciones tuvo tanta aceptación, desde entonces «somos muy conscientes
de que importa mucho cómo se lleve a cabo la privatización. Puede ser un proceso al-
tamente corrupto que transfiera activos a una elite privilegiada por una fracción de
verdadero valor; sin embargo, es evidente que la privatización trae beneficios (espe-
cialmente en términos de mejora de algunos servicios) cuando se realiza adecuada-
mente y la empresa privatizada, o bien vende en un mercado competitivo o está ade-
cuadamente regulada». En otras palabras, se está reconociendo que las privatizaciones
sirvieron para el enriquecimiento ilícito de una minoría corrupta que recibió sus «ta-
jadas» o comisiones vía paraísos fiscales.
Nuevas autoridades en los gobiernos de los países del Sur señalan las deficiencias
y consecuencias de las políticas neoliberales que tantos perjuicios han ocasionado. El
Ministro de Hacienda de África del Sur, Trevor A. Manuel, en un artículo reciente
(«Finding the right path») señala que una de las deficiencias más importantes del Con-
senso de Washington es que sus reformas acentuaron la debilidad y las limitaciones
de los Estados africanos, cuando el hecho es que la mayoría de los Estados africanos
necesitan expandir, no contraer su sector público, y mejorar dramáticamente la pres-
tación de unos servicios públicos eficientes y de calidad. Los Estados africanos nece-
sitan reforzar sus estructuras, la regulación efectiva de sectores claves como los trans-
portes, las comunicaciones y las finanzas; así como, unas instituciones y servicios
públicos capaces de conseguir conjugar la capacidad técnica con la transparencia y la
representación democrática.
Paradójicamente, como ha señalado Joseph Stiglitz, han tenido éxito los que no si-
guieron la doctrina oficial como China y otros países del Este Asiático, que no se apre-
suraron en la eliminación de las barreras arancelarias; y tenemos el caso de China que
aún no ha liberalizado totalmente la cuenta de capital. Aunque los países del Este Asiá-
tico se globalizaron, aplicaron políticas industriales y comerciales para promover las ex-
portaciones y las transferencias globales de tecnología, en contra del criterio de las ins-
204 LOS PARAÍSOS FISCALES

tituciones económicas internacionales y, sobre todo, quizás lo más importante, es que las
políticas de equidad fueron una parte explícita de las estrategias de desarrollo de estos
países. Del mismo modo, Chile, el país latinoamericano que más éxito alcanzó, implan-
tó efectivamente un impuesto a las entradas de capital a corto plazo durante su etapa de
elevado crecimiento a principios de los noventa. Porque, insiste Stiglitz, la cuestión po-
lítica no es globalizar o no globalizar, ni siquiera liberalizar o no liberalizar, sino en qué
condiciones y cómo, y a qué ritmo; y si previamente se diseñan estrategias de crecimiento
que incluyan la reducción de la pobreza (Nota de HD Report, 2003, 14).
El fracaso de las políticas macroeconómicas de las instituciones financieras inter-
nacionales ha ido a la par del fracaso del modelo de desarrollo basado en la globaliza-
ción neoliberal, que pretendieron que siguieran los países del Sur. El paradigma del
desarrollo postulado por el Banco Mundial se basaba en el supuesto de que el creci-
miento económico por sí mismo reduciría la pobreza, incentivando a los países en de-
sarrollo a participar en el mercado mundial, mediante políticas macroeconómicas que
facilitarían la expansión del comercio y aumentaran su capacidad para atraer las in-
versiones internacionales que contribuirían a su progreso económico y social. Pero, en
los últimos años, ha quedado demostrado que esta visión optimista resulta enorme-
mente inadecuada para cientos de millones de pobres, aunque haya quienes piensen
que todavía presenta ventajas considerables para una gran parte del mundo que dis-
fruta de niveles de vida más altos y de una mayor longevidad, gracias a las fuerzas del
mercado y a las políticas nacionales que aprovechan dichas fuerzas.

Pobreza con mercados libres

Como señala el Informe sobre Desarrollo Humano para 2003 de las Naciones Uni-
das, mientras una parte del mundo experimentó un crecimiento económico sostenido
durante los años noventa, que ha incluido a China, la India, la mayor parte del Sudeste
asiático y otros países en desarrollo, simultáneamente, 54 de estos países en desarrollo
sufrieron a lo largo de la década una reducción de la renta media. Si bien la globali-
zación ha resultado sistemáticamente positiva para algunas zonas del planeta, no es
menos cierto que también ha dejado de lado a otras, así como a muchos grupos den-
tro de los países, como fue el caso de grandes regiones del África Subsahariana, parte
de Europa del Este y de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), así como de
muchos países de América Latina y Oriente Medio.
En el África Subsahariana se encuentra la mayoría de los países que se habían em-
pobrecido en el año 2000 respecto al año 1990, según el Informe para 2003. Y lo más
lacerante aún, las enfermedades epidémicas –y muy especialmente el VIH/SIDA– se
ensañan de forma desproporcionada con los rezagados, distanciándolos aún más, lo
que termina atrapando a los más pobres en un círculo vicioso de pobreza y enferme-
dad. Además, el desarrollo económico dentro de los países no siempre se generaliza;
incluso en las economías grandes y en crecimiento, como Brasil, China, India o Méxi-
co, existen regiones donde la pobreza es tan profunda que el crecimiento total del país
apenas consigue mitigarla.
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES GENERAN POBREZA EN EL SUR 205

En algunos casos, se dice que la geografía es un factor clave como es el caso de


Malí, un país sin litoral, con una población de 11 millones de habitantes y unos ingre-
sos per cápita anuales de 240 dólares, que despierta poco interés entre la mayoría de
los inversores extranjeros potenciales. En cambio, el paraíso fiscal de Nauru en el sur
del Pacífico, más alejado de Nueva York, Londres o Zúrich que Malí, recibe las in-
versiones financieras que le han permitido alcanzar una renta per cápita de más de
10.000 dólares para sus 12.000 habitantes (Atlaseco, 208); paradojas de la globaliza-
ción financiera neoliberal.
Sin embargo, por lo general, los países pobres y remotos como Malí conectan con la
economía mundial a través de unos pocos productos básicos tradicionales que repre-
sentan un exiguo punto de apoyo para el avance económico, debido al lento crecimien-
to del mercado mundial, el estancamiento tecnológico y la frecuente volatilidad y des-
censo de los precios de estos productos en el ámbito mundial; y su dependencia, fuerte
y constante, de las exportaciones de un número reducido de materias primas no ofrece
ninguna oportunidad de éxito a largo plazo. Es la desafortunada situación que afecta a
gran parte del África subsahariana, la Región andina y Asia central. Y todos estos pro-
blemas estructurales se ven agravados por el rápido crecimiento de la población, que
tiende a acelerarse en aquellos países con menores niveles de desarrollo humano.
Por lo que, dicho de modo más simple, la desigualdad es un problema mayor al fi-
nal de casi veinte años del experimento de capitalismo global desregulado, que lo era
antes de que se implantara la norma de la liberalización y la desregulación. Pese a las
alegaciones en contra, la evidencia muestra claramente que la era del laissez faire mun-
dial ha sido una de las de menor crecimiento y mayor desigualdad. Y la evidente me-
jora estadística de esta tendencia en los noventa, sostienen los expertos, se debe úni-
camente al resultado de la subida de la renta per cápita en China, donde la enorme
población tiende a distorsionar las medias mundiales. Aun así, la desigualdad de ren-
ta dentro de los países también crece.

El FMI reconoce su error

En los últimos años, las lamentables experiencias vividas fundamentaron agrias crí-
ticas contra esta política neoliberal, que han tenido su máxima expresión pública des-
de las manifestaciones de Seattle en 1999 contra la OMC, en los Foros Sociales Mun-
diales celebrados. Hasta el punto de que el propio FMI ha acabado por asumir esas
críticas, siquiera sea de un modo paliado. Entrado ya el nuevo milenio, en marzo de
2003, el FMI, cuya cuota principal corresponde a los EE.UU. siendo, por tanto, su so-
cio mayoritario, hacía público un informe, dirigido por el economista jefe, Kenneth
Rogoff, en el cual la empirical evidence demuestra que los riesgos de crisis financieras
aumentan en los países en desarrollo que son forzados a la apertura de sus mercados
a los inversores extranjeros.
El informe admite que «el proceso de liberalización de la cuenta de capital apare-
ce acompañado en algunos casos por un aumento de la vulnerabilidad frente a las cri-
sis» y que se dispone de pocas pruebas de que sus políticas incentivaran el crecimien-
206 LOS PARAÍSOS FISCALES

to económico en los países pobres. Incluso cuando la integración financiera tiene efec-
tos positivos sobre el crecimiento, hasta ahora no hay evidencia empírica clara y sóli-
da de que el efecto sea cuantitativamente significativo. Afirmaciones que, procedien-
do de un organismo internacional del alcance y la importancia del FMI, es de esperar
que tengan su trascendencia en la práctica futura. Han sido unos hallazgos que se con-
sidera «que dan que pensar», según podríamos traducir la propia expresión (sobering)
utilizada por el grupo prestigioso de economistas que ha realizado el estudio (Harrap´s
Advanced Dictionary).
Más aún, el FMI prosigue advirtiendo a los países que deben ser cautos en la cues-
tión de su integración en la economía global y deben intentar un equilibrio creando
fuertes instituciones financieras internas. Las investigaciones recogidas en este docu-
mento sugieren que debe plantearse con cautela la integración financiera, entendida
por el Fondo como la vinculación de un país con los mercados internacionales de ca-
pitales, puesto que se considera muy importante un buen marco macroeconómico y
unas buenas instituciones. Las críticas de Joseph Stiglitz aparecen aceptadas por el
FMI. Para los medios de comunicación internacionales más solventes, la aparición de
este Informe técnico del FMI fue noticia (BBC, 19 de marzo de 2003) porque rectifi-
caba la doctrina hasta entonces intocable y, sobre todo, porque, por primera vez en su
historia, el Fondo admitía públicamente fallos en sus políticas.
Ante este informe, se acumulan los recuerdos de tantos pueblos y poblaciones que
desde Washington fueron hundidos en la miseria de una u otra manera. Entre otros
Argentina, Brasil, Indonesia y Rusia, que siguieron dócilmente los consejos del FMI
para que dejaran entrar a las inversiones extranjeras a cambio de miles de millones de
préstamos en dólares. Y al menor indicio de problema económico, los especuladores
extranjeros se largaban con su capital, hundiendo a esos países y sus gentes en la re-
cesión. Actualmente, comienza a reconocerse la dura realidad de que los mercados li-
bres desregulados han traído la pobreza para gran parte de la humanidad y que a esta
situación descontrolada ha contribuido y contribuye el impacto de los paraísos fisca-
les extraterritoriales.

El impacto global de los paraísos fiscales sobre los países


en desarrollo
Como hemos expuesto, los paraísos fiscales forman parte de un problema mucho
más amplio como es el desarrollo de la financiación extraterritorial ofrecida por algu-
nos países, microestados y entidades autónomas con autogobierno, enlazadas con cen-
tros financieros internacionales como Londres, Nueva York, Hong Kong y otros paí-
ses, promocionados por incentivos fiscales y el secretismo en los mercados financieros
globales; realidad que, sin embargo, es ignorada por los limitados esfuerzos de la
OCDE para solucionar las prácticas de competencia fiscal perjudicial como también
por los restantes organismos internacionales.
Ante todo, hay que subrayar que los pretendidos esfuerzos de las organizaciones in-
ternacionales para paliar algunas de las consecuencias nefastas de los paraísos fiscales,
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES GENERAN POBREZA EN EL SUR 207

aunque contienen elementos útiles, enfocan el problema desde la perspectiva de los paí-
ses del Norte. Las preocupaciones sobre desarrollo y erradicación de la pobreza no figu-
ran en sus agendas, ignorando que los impactos negativos de la globalización financiera
actual se dejan sentir particularmente en los países en vías de desarrollo. Los paraísos fis-
cales pueden parecer muy alejados del problema de la pobreza, pero están íntimamente
relacionados, como demuestran los hechos que analizaremos en este capítulo.
Desde luego, es evidente que la carencia de informaciones estadísticas fehacientes de
las instituciones oficiales sobre las transacciones financieras que se realizan vía los centros
financieros extraterritoriales impide disponer de estudios documentados que evalúen su
importancia y trascendencia para las políticas de desarrollo, como subraya el FMI en los
informes referidos en el capítulo 2. Sin embargo, la información disponible sobre la dis-
ponibilidad y el funcionamiento de los paraísos fiscales, los casos de ex dictadores clep-
tómanos y los eventos políticos financieros relacionados con aquéllos permiten un análi-
sis y unas reflexiones que subrayen esas interrelaciones para demostrar la necesidad de
que su erradicación sea introducida de verdad en la agenda de todas las instituciones in-
ternacionales. Para empezar, hay datos fehacientes disponibles que prueban que los cen-
tros offshore acogen una gran parte de capitales generados en los países en desarrollo y
que los Estados sufren la pérdida de ingresos fiscales decisivos para la prestación de ser-
vicios sociales como salud, educación e infraestructuras para el transporte.

Las exportaciones financieras brasileñas

Según datos presentados en la Conferencia referida de la Fundación Friedrich


Ebert en Nueva York, el Banco Central de Brasil informó de que de los 6.500 millo-
nes de dólares enviados al centro offshore de las Bahamas en 2001 solamente 3.000 mi-
llones volvieron a Brasil; en ese mismo año, el país experimentó un desajuste de más
de mil millones de dólares entre el dinero enviado a las islas Caimán y el que regresó
a Brasil; por lo que este país sufrió una pérdida por fuga de capital de más de 4.000
millones de dólares únicamente desde esos dos centros financieros extraterritoriales.
Ese ejemplo brasileño sirve para ilustrar el coste crítico para el desarrollo que se deri-
va de la profusión de paraísos fiscales. Son el precio que se paga por un orden económico
que opera cada vez más a un nivel global, mientras que los sistemas tributarios permane-
cen firmemente anclados dentro de sus fronteras nacionales. El ritmo del movimiento de
ingentes sumas de capital está sobrepasando la capacidad de los sistemas políticos para ha-
cer tributar esos fondos; y, por consiguiente, está sobrepasada su capacidad para prestar
los servicios públicos que generalmente se financian con esas recaudaciones.
A la larga, estos hechos impactan tanto las bases económicas del gasto social en las
naciones que experimentan fugas de capital, sean africanas, latinoamericanas o euro-
peas, como al mismo tiempo se dejan sentir en la competición entre los Estados del
Sur en una inacabable espiral de rebajas de tipos de impuestos para atraer al capital
extranjero. La misma disponibilidad de los centros financieros extraterritoriales soca-
va las empresas locales a favor de las grandes corporaciones transnacionales que, con
sus estructuras internacionales, están más preparadas que las empresas medianas y pe-
208 LOS PARAÍSOS FISCALES

queñas para lograr reducir sus «costes fiscales», explotando las facilidades y ventajas
de los centros offshore.
Como ya hemos analizado, además de la baja o nula fiscalidad, un atractivo im-
portante de los centros offshore es el secreto bancario y el anonimato. Con frecuencia,
estos centros desempeñan una función dual como estaciones de paso para el blanqueo
de dinero y de mercancías. La mayoría de las cuentas bancarias para no residentes, a
nombre de empresas o de particulares, están protegidas por la falta de cooperación
tradicional con las autoridades judiciales y fiscales de otros países.
El Gobierno brasileño estimaba que en 2001 unos 175 millones de dólares en mer-
cancías fueron exportadas a la diminuta isla caribeña de Santa Lucía (con un solo ban-
co offshore en 2001); a las islas Caimán se exportaron bienes por valor de 123 millo-
nes y de 105 millones a Panamá. Es evidente que esas cifras no guardan relación con
las dimensiones actuales de esos mercados internos, lo que sugiere la utilización de
esos centros offshore como estaciones de paso en un recorrido internacional en el que
las mercancías y el dinero son las ganancias del lavado de dinero sucio mediante el co-
mercio internacional.

Ecuador, otro caso

Otro caso significativo fue el de Ecuador de mediados de los noventa, en que las
reformas neoliberales de la economía incluyeron la dolarización repentina y el incen-
tivo a la movilidad del capital. Con la pretensión de estabilizar la economía, Ecuador
renunció a su propia moneda nacional, como hicieron también algunos otros países la-
tinoamericanos, a favor de la moneda estadounidense, de modo que el banco central
dejó de ser el banco emisor.
El resultado fue una fuga masiva de capital y de evasión fiscal, que llevó a la quie-
bra a cuatro de los cinco bancos ecuatorianos entre 1998 y 1999, que según la prácti-
ca ya generalizada fueron saneados a costa de la reducción del gasto social. Y, en con-
secuencia, el número de personas en condiciones de pobreza (con menos de dos
dólares al día) se dobló de 1995 a 1999. Según el Banco Central de Ecuador, en ese
periodo un 15 por 100 del PIB se había «perdido en préstamos y depósitos offshore»,
en un proceso repetido en el mundo en desarrollo, en el que la banca de los paraísos
fiscales de los centros offshore proporciona un acceso fácil, rápido y seguro a las eco-
nomías desarrolladas del Norte, ilustrando cuán entrelazadas están las economías de
los países en desarrollo con la banca y los sistemas financieros de los países desarro-
llados (F. Ebert, Dialogue on Globalization, 9).

El impacto en la estabilidad financiera


Como ha denunciado Oxfam, los centros financieros extraterritoriales presentan
tres vías principales mediante las cuales minan los intereses de los países pobres, con
impacto directo en sus economías.
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES GENERAN POBREZA EN EL SUR 209

• En primer lugar, la red mundial de centros financieros extraterritoriales ha con-


tribuido al incremento de las crisis financieras que han destruido las fuentes de
sustentación en países pobres. Muchos centros financieros extraterritoriales se
han insertado en el centro de las operaciones de los mercados globales de capi-
tal. La inestabilidad monetaria y las rápidas idas y venidas de flujos de capital en
los países en desarrollo se han convertido en características de los mercados fi-
nancieros globales en los últimos años y han provocado crisis financieras, con
graves efectos negativos en el Sur.
• Además, los centros financieros extraterritoriales proporcionan un reducto segu-
ro para el blanqueo de capitales ilícitos, la corrupción política, la compraventa
ilegal de armas, el tráfico ilegal de diamantes y el mercado global de la droga,
contribuyendo así a la propagación del crimen globalizado y facilitando el robo
de fondos públicos por parte de las elites corruptas. Todo ello contribuye a in-
crementar la delincuencia económica y frena el desarrollo de procesos de presu-
puestos transparentes en los países pobres y acrecienta la inestabilidad política e
institucional de los débiles Estados del Sur.
• Por último, sabemos que los paraísos fiscales proporcionan a las compañías e in-
dividuos adinerados una vía de escape a sus obligaciones fiscales. Pero se sabe
menos que la competencia entre sistemas tributarios y la evasión fiscal tienen una
influencia tan negativa que han forzado, por ejemplo, a los países en desarrollo a
disminuir sus tipos medios de fiscalidad sobre las empresas desde un 30 o 35 por
100 a menos del 20 por 100 en diez años. Los centros offshore también dan, a
aquellas corporaciones transnacionales que están dispuestas a hacer uso de las
oportunidades de evasión fiscal, una ventaja competitiva injusta sobre competi-
dores locales y pequeñas y medianas empresas.

Primeramente, la supresión de controles sobre los movimientos de capitales ha


desestabilizado las economías de muchos países en vías de desarrollo. Señala Joseph
Stiglitz que ni la teoría ni las evidencias apoyan la opinión de que la apertura de los
mercados a los flujos de capital especulativo a corto plazo aumenta el crecimiento eco-
nómico. Por el contrario, existe una considerable evidencia y teoría que sostienen que
esa fluidez de la movilidad del capital incrementa la inestabilidad económica y que la
inestabilidad económica contribuye a la inseguridad y a la pobreza. Por tanto, es po-
sible que en alguna manera tales formas de liberalización del mercado incrementen la
globalización de los países; pero no elevan el crecimiento, e incluso si el crecimiento
se produce ligeramente, esta forma de crecimiento podría aumentar la pobreza, espe-
cialmente en países sin redes adecuadas de seguridad social.
Las experiencias de los últimos años demuestran que los países en desarrollo sufren
la inestabilidad derivada de una liberalización y, sobre todo, de la desregulación de los
movimientos de capitales que ha eliminado los controles; y que, particularmente, en
cuanto a los flujos de capital a corto plazo, se ve favorecida por los centros financieros
extraterritoriales. Una gran parte de los capitales nómadas que circulan dando la vuelta
al planeta utiliza la red de centros extraterritoriales buscando maximizar sus beneficios
y minimizar sus obligaciones fiscales. Como los centros offshore se caracterizan por dis-
210 LOS PARAÍSOS FISCALES

poner de entidades bancarias sin apenas supervisión, escapan en gran medida al control
de las autoridades nacionales o internacionales y su actividad ha contribuido a la multi-
plicación de los periodos de crisis financieras durante los años noventa. Así lo han de-
mostrado las crisis financieras analizadas del Sudeste asiático y Rusia en 1997-1998, que
llevaron consigo crisis socioeconómicas devastadoras generadoras de graves regresiones
en materia de desarrollo humano en países emergentes, sin que los intentos posteriores
de introducir alguna regulación hayan producido muchos frutos.
Por un lado, los centros offshore siguen siendo las plataformas para gran parte de
las operaciones financieras transnacionales, por ofrecer un mayor margen de manio-
bra y unos costes muy inferiores a los de los mercados mundiales, por su nula o baja
tributación. Las instituciones financieras privadas, como los bancos y los fondos de in-
versión colectiva, particularmente de alto riesgo o hedge funds, utilizan los centros off-
shore como ventanillas de ingreso para las inversiones especulativas y a corto plazo en
los países en desarrollo o en las economías en transición, simplemente para sortear las
reglamentaciones, por ejemplo, respecto a requisitos de transparencia o de control de
capitales, y para reducir los tipos impositivos sobre las rentabilidades de los capitales
invertidos.
Por otro lado, la escasa disponibilidad de recursos, la carencia de instituciones só-
lidas y de redes de seguridad social dan lugar a que los periodos de inestabilidad mo-
netaria produzcan su mayor impacto en los países en desarrollo y en sus poblaciones.
Durante los años en que estos países, como las economías en transición del Este eu-
ropeo, se esfuerzan en integrarse en la economía mundial, las reducidas dimensiones
de sus mercados financieros y su mayor fragilidad les hacen particularmente vulnera-
bles a los choques económicos. La evolución a finales de los noventa de Tailandia, In-
donesia e incluso Rusia han puesto de relieve que las crisis financieras afectan a toda
la economía productiva, provocando fuertes depresiones macroeconómicas que, a su
vez, se traducen en altos porcentajes de pobreza.

Consecuencias sociales de una crisis financiera

Los países afectados por la crisis del Sudeste asiático sufrieron un ajuste brutal y una
recesión profunda antes de conseguir su reciente reactivación. En el capítulo 3 analiza-
mos la contribución de los centros extraterritoriales a las crisis. Para enfrentarse a la
enorme salida de capitales, que en los últimos años que siguieron a la crisis alcanzó el 11
por 100 del PIB, los presupuestos de estos países hubieron de obtener importantes su-
perávit, con el deterioro de los servicios públicos y las prestaciones estatales. El modelo
de austeridad económica impuesto por el FMI, que coordinó los esfuerzos multilatera-
les para la superación de la crisis mediante un ajuste de las cuentas públicas, supuso la
reducción del gasto público y las inversiones a escala nacional, gracias a una combina-
ción de tipos de interés elevados para el aumento de las entradas de divisas, con el en-
carecimiento de los precios y el deterioro de los servicios públicos.
Pero, como los tipos de interés se dispararon y los capitales extranjeros continua-
ron huyendo, se hundieron las inversiones y numerosas empresas se declararon en
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES GENERAN POBREZA EN EL SUR 211

quiebra en todos esos países del Sur. Los países afectados por la crisis asiática vieron
disminuir fuertemente su PIB en 1998, que para Indonesia había disminuido en un
14,3 por 100 y para Tailandia en un 12 por 100. La catástrofe económica fue soporta-
da por la parte más pobre de sus poblaciones porque el poder de compra bajó y au-
mentaron el paro y los precios, al mismo tiempo que la oferta de servicios públicos dis-
minuía y se deterioraba al reducirse el gasto público. De 1996 a 1998 se dobló el
número de pobres en Indonesia, alcanzando los 40 millones.
Todas estas crisis financieras y económicas no provocan solamente un deterioro de
la vida de los pobres sino que sus consecuencias nefastas se dejan sentir a medio y lar-
go plazo en materia de equidad social y de reducción de la pobreza. Durante estos pe-
riodos de crisis, crece el abandono escolar porque los niños son retirados de la escue-
la para buscar algún tipo de trabajo que ayude a los ingresos de las familias; la carestía
de la alimentación lleva consigo la malnutrición y los problemas colectivos de salud; y
el cierre y la deslocalización de las industrias privan de trabajo a miles de familias.
Ésa ha sido la experiencia vivida por Indonesia, en que la reciente crisis financiera
se tradujo en crisis de la educación, principalmente para los niños más pobres, multi-
plicándose los abandonos escolares en las zonas más desfavorecidas. El caso indone-
sio ilustra las consecuencias de las crisis financieras, cuyo impacto frena el desarrollo
económico con las consecuencias humanas apuntadas, como nos relata el documento
de Oxfam referido.

El caso argentino

En otro país muy distinto del hemisferio Sur, como Argentina, la reciente crisis fi-
nanciera a la que han contribuido los paraísos fiscales ha generado una dramática cri-
sis económica y social que, entre otras consecuencias, ha visto acelerada y generaliza-
da la disminución del nivel de vida, empobreciendo hasta la amplia clase media y
profesional con la devaluación de sus ahorros y pensiones. La liberalización y la ca-
rencia de controles sobre los movimientos financieros trajo consigo la fuga de los ca-
pitales nacionales por un valor equiparable a la deuda externa, que fue a refugiarse en
los paraísos bancarios y financieros del Caribe y EE.UU. (Chesnais, Trampas, 13-14).
La recesión económica y la crisis política, junto a la inquietud social y los temores
a lo largo de los años 2001 y 2002 de que se abandonara la equiparación del peso ar-
gentino con el dólar, desencadenaron una huida de los capitales nacionales durante los
meses de ese año, con la colaboración de la banca con oficinas en paraísos fiscales.
Ante el temor de que sucediera lo que finalmente ocurrió del abandono de la paridad
dólar-peso, los bancos se transformaron en «autopistas para la fuga» de capitales. Fun-
ción desempeñada gozosamente porque toda la banca nacional y extranjera presente
en Argentina tenía sucursales y filiales en afamados paraísos fiscales, como se informa
en el sitio www.transnationale.org, donde hemos obtenido unos ejemplos siguientes
con la rica oferta de oficinas en paraísos fiscales.
Los argentinos Banco Comafi, Banco de Galicia y Buenos Aires S. A. y Banco Su-
decor Litoral tenían todos agencias en las islas Caimán; y el Banco de la Nación Ar-
212 LOS PARAÍSOS FISCALES

gentina y el Banco de la Provincia de Buenos Aires, también en Panamá. El Banco Río


de la Plata incorporado al Grupo BSCH ampliaba la oferta a Gibraltar y Guernesey.
Del mismo modo, el grupo BBVA (Banco Bilbao Vizcaya Argentaria) con el Banco
Francés S. A. y Banesto disponían de oficinas en Andorra, aunque tenían sucursales
en otros centros offshore en competencia con otros bancos estadounidenses, europeos
y japoneses.
Una amplia red de sucursales offshore ofrecía los bancos estadounidenses como
Bank of America Corp. con representación en Bahamas, Bermudas, Emiratos Árabes
Unidos, Hong-Kong, Mauricio, islas Caimán, islas Vírgenes Americanas, Jersey, Lu-
xemburgo y Singapur; destacados paraísos fiscales, a los que el Bank of New York Co.
y el Citigroup Inc. adicionaban Aruba, Bahréin, islas Vírgenes Británicas, Mónaco, Pa-
namá y Suiza. También podían elegir a la banca europea con la colaboración, entre
otros, del ABN Amro Holding NV en Liechtenstein y Luxemburgo; los franceses
BNP (Banque Nationale de París) con oficina en Vanuatu; o el prestigioso HSBC Hol-
dings (Hong-Kong & Shangai Banking Corp.) con una extensa red y sólida experien-
cia en offshore. Obviamente la oferta de opciones era variada y la competencia inter-
bancaria debió de alcanzar cotas importantes dadas las sumas elevadas que se fugaron.
Como refleja el informe final de la Comisión de Diputados del Congreso argentino,
tras la investigación llevada a cabo sobre la fuga de capitales queda probado que ya en
marzo de 2001 huyeron del sistema los inversores más poderosos. Considerando técni-
camente que el término fuga se reserva a «la formación de activos de residentes en el ex-
terior», que no siempre resultan fáciles de identificar en la balanza de pagos, debido a
que en parte pueden salir en forma encubierta, bajo esta redefinición conceptual el In-
forme oficial afirma que la fuga propiamente dicha de ese año de 2001 rondaría los
16.000 millones de dólares, y la de 2002 estaría cerca de los 15.000 millones.
La prensa, como el periódico Clarín, señalaron que la riqueza del informe de la Co-
misión reside en mostrar por primera vez la naturaleza de la salida de divisas en la eco-
nomía local. En particular, se precisa cómo el sector privado no financiero «es el agen-
te más dinámico de la fuga», mientras que los bancos operan «como autopista que
vehiculiza la salida», a la vez que el sector público actúa como «garante del proceso,
mediante la disponibilidad de reservas y la ausencia de medidas» que restrinjan el dre-
naje. Todo indica que el poder económico, personas y grandes empresas, puso a buen
recaudo sus recursos con bastante antelación a los sectores medios y medios altos.
Las consecuencias socioeconómicas tardarán en dejar de sentirse. Argentina, a di-
ferencia de otros países latinoamericanos, durante mucho tiempo había sido un país
integrado socialmente, sin grandes sectores excluidos; y desde la Segunda Guerra
Mundial sólo había registrado índices de desempleo elevados de forma pasajera. El
proceso de disminución de los salarios y de depauperación que comenzó con el golpe
de estado de Videla en 1976 se agravó durante la segunda mitad de los noventa cuan-
do cientos de miles de asalariados fueron perdiendo sus trabajos en sucesivas oleadas.
Según el propio Instituto Nacional de Estadísticas argentino, en noviembre de 2001
situaba el número de pobres en 14 millones de personas, de los 4,9 millones se consi-
deraban indigentes; y en abril de 2002, cinco meses después, ya eran 17,4 millones los
pobres, de los cuales 6,4 millones de indigentes.
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES GENERAN POBREZA EN EL SUR 213

Mientras tanto, los grandes grupos industriales nacionales y extranjeros, incluidos


los bancos y grupos industriales franceses y españoles, como Repsol, France Telecom
y Telefónica gozan de situaciones de monopolio, frecuentemente acompañadas de ga-
rantías contractuales obtenidas del Estado en el proceso de privatización, lo que les
permite la fijación de precios en muchos casos. Y las fortunas nacionales permanecen
invertidas en la propia deuda externa vía bancos y sociedades registradas en paraísos
fiscales, cuando no lo están en fondos y productos financieros de Wall Street, Londres
o Luxemburgo (Chesnais, Trampas, 14).

El impacto de la corrupción y el blanqueo de capitales


El espacio protegido y secreto que la financiación extraterritorial ofrece entre la
actividad criminal y el mundo de las transacciones financieras legítimas se ha conver-
tido en un campo capital de la delincuencia financiera y un mecanismo facilitador de
la gran corrupción. Con la combinación de instrumentos capaces de ocultar el origen
de los fondos y un entorno de no-cooperación con la comunidad internacional en ma-
teria de investigación fiscal y criminal, los paraísos fiscales representan un verdadero
«triángulo de las Bermudas» que sirve para ocultar fortunas e impedir el seguimiento
del dinero de origen delictivo, como estudiamos en el capítulo 6.
Con frecuencia los instrumentos utilizados son los mismos que para la evasión fis-
cal; es decir, las cuentas bancarias para no residentes y el registro de sociedades offsho-
re protegidas por el secreto, fideicomisos, transferencia de costes o de propiedad den-
tro de una misma sociedad. Los límites entre la utilización legítima e ilegítima de los
centros financieros offshore son fluidos, por lo que resulta harto difícil para los servi-
cios jurídicos de investigación elucidar delitos a partir de las actividades de blanqueo,
como denuncian los magistrados en la Declaración de Ginebra en octubre de 1996 y en
la Declaración de París de junio de 2003, a la que se han adherido miles de personali-
dades de renombre mundial.
En el curso de las dos últimas décadas, el acceso al sistema financiero mundial se ha
convertido en un elemento crítico del robo de las riquezas nacionales para ciertos países
más pobres, del mismo modo que ha proporcionado un mecanismo de disimulo de las
cajas negras ilegales y criminales en ciertas democracias más desarrolladas. El esquema de
esta infraestructura clandestina se encadena, a partir de un centro extraterritorial, donde
tiene lugar su base, mediante agentes locales, la creación de una sociedad anónima como
entidad que oculte a los propietarios. Así mismo, se produce la creación de sociedades de
inversión o holdings en otro paraíso fiscal u otro país con la colaboración de agentes lo-
cales, con el fin de designar a un propietario anónimo para una empresa anónima como
protección complementaria. Para operar se utiliza la banca fantasma en algún centro fi-
nanciero offshore, protegido por un riguroso secreto bancario; y mediante la apertura de
cuentas en otros bancos «corresponsales» de otros paraísos fiscales o países, desde la ban-
ca fantasma offshore puede desplazarse el dinero por todo el mundo.
En una economía globalizada, los microestados y entidades con autogobierno am-
parados por el secreto bancario se han convertido en el método elegido para gestionar
214 LOS PARAÍSOS FISCALES

los ingresos de la corrupción de los auténticos gobiernos «canallas» y elites del mun-
do. El modelo de referencia es Liechtenstein, minúsculo principado por donde han
pasado casi todos los casos famosos de corrupción, que fue descrito en un fórum in-
ternacional sobre los delitos financieros celebrado en Cambridge como «un burdel fi-
nanciero en el que cualquier delincuente del mundo puede encontrar cama» (Global
Witness, Angola, 195).
Sabido es que los paraísos fiscales se utilizan para el blanqueo de capitales genera-
dos por actividades ilegales, como el tráfico de drogas, las diversas actividades frau-
dulentas como las comisiones políticas, el fraude fiscal, el contrabando, el tráfico de
armas o de diamantes. Sin embargo, es menos sabido que una vez más son los países
más pobres los más afectados por las consecuencias de gran parte de esas actividades
ilegales. «La gran corrupción es una injusticia, que provoca una pérdida de riqueza en
los países del Sur y del Este [...] e impide el desarrollo de los países pobres y de su li-
bertad política», denuncia la Declaración de París del 19 de junio de 2003 contra la
gran corrupción, promovida por la magistrada francesa Eva Joly y muchos otros ma-
gistrados y personalidades relevantes de la judicatura y de la sociedad y la política
mundial. Los paraísos fiscales están ligados al fenómeno de la corrupción; y la co-
rrupción generalizada entre las clases dirigentes y las raquíticas administraciones pú-
blicas son rasgos conocidos de muchos países del Sur, que repercuten negativamente
en sus ingresos públicos y su economía y generan despilfarro, mermando la confianza
en sus instituciones públicas y en sus políticas.
El FMI, un organismo internacional poco sensible a estos planteamientos sociales,
ha destacado la estrecha relación entre la corrupción política y el atraso de muchos
pueblos del Sur corroborada por datos muy significativos. En una publicación del
Fondo (Governance, Corruption and Economic Performance, 2002) se demuestra cómo
la extensión de la corrupción y la frágil gobernabilidad son un problema grave en mu-
chos países que repercute en la disminución del total de los ingresos estatales al mis-
mo tiempo que conduce a una gestión y a un gasto público ineficiente, debilitando,
por tanto, la economía del país y erosionando la confianza ciudadana en las institu-
ciones públicas y en la política democrática.
Existe una correlación elevada negativa entre indicadores sociales y corrupción:
cuando la corrupción es elevada, los indicadores sociales empeoran, provocando el re-
traso en el desarrollo de los países, como es el caso en Latinoamérica y en África. Ma-
yor corrupción significa países con mayor índice de mortalidad infantil o de fracaso
escolar, menores ingresos fiscales y menor renta per cápita, mayor desigualdad de ren-
tas y mayor extensión de la pobreza. De ahí que últimamente el FMI (quizás influido
por las críticas que viene siendo objeto desde los movimientos sociales) haya incluido
en sus condicionados de los proyectos de planes de ajuste económico presentados, el
compromiso de los países prestatarios para que introduzcan reformas estructurales
que limiten el alcance del bombeo de fondos al exterior y presione en favor de mayor
transparencia en las transacciones financieras del sector público.
En el análisis que exponemos sobre los paraísos fiscales, las modalidades de su uti-
lización son muy variadas en el ancho marco de las finanzas mundiales. No obstante,
hemos de poner de relieve tres vías o tres tipos de hechos que se desarrollan frecuen-
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES GENERAN POBREZA EN EL SUR 215

temente en los países en desarrollo y han ligado y ligan en particular la corrupción en


los países menos desarrollados con los paraísos fiscales, como son las privatizaciones,
los dictadores y las corporaciones transnacionales.

Privatizaciones a comisión

Los paraísos fiscales siguen contribuyendo al empobrecimiento de las economías de


países menos desarrollados, ofreciendo oportunidades a las elites y funcionarios corruptos
para el saqueo de fondos públicos y la percepción de comisiones ilegales, particularmente
en los procesos de privatizaciones de las empresas nacionales alentados por el FMI.
El caso argentino es paradigmático y ejemplifica cómo los paraísos fiscales no sola-
mente favorecen la descapitalización de los Estados sino que coadyuvan a la rapiña de las
finanzas públicas, sirviendo de refugio seguro y puerta de entrada en los circuitos finan-
cieros internacionales. En Argentina, como ha analizado el economista francés Francois
Chesnais, la liberalización financiera se convirtió en un instrumento para que se produje-
ra una gigantesca fuga de capitales, como ya hemos indicado. Según cálculos, los capita-
les que salieron al extranjero alcanzaron un valor equiparable al de la deuda externa; y
una parte importante de esa deuda podría estar en manos de capitalistas argentinos a tra-
vés de testaferros y de sociedades instrumentales registradas en paraísos fiscales o bien a
través de fondos de inversión en los EE.UU. (Chesnais, Trampas, 13-14).
Es historia reciente que entre 1990 y 1992, el régimen del Presidente Menem, que
sucedió al de Alfonsín, se lanzó a una política generalizada de privatizaciones, liqui-
dando literalmente una gran parte del patrimonio nacional, que algunos estiman en
una pérdida de 60.000 millones de dólares. Fue el resultado de una serie de decisio-
nes políticas que, con el pretexto del endeudamiento formidable de las empresas pú-
blicas argentinas, justificaron sus ventas ante la opinión pública nacional, cuya mala si-
tuación financiera fue debida a la política de endeudamiento forzado que había sido
impuesto por las autoridades económicas de la Dictadura.
Como uno de los discípulos que siguieron más fielmente los dictados del FMI, des-
de los años ochenta Argentina había aplicado rigurosamente las cartas de intención de
los expertos de Washington, con los objetivos bien sabidos de desendeudar al país y
ajustarlo estructuralmente al mercado mundial, con el pretendido objeto de superar
las políticas «dirigistas» del pasado, responsables de la crisis de la deuda desde co-
mienzos de esa década. Siguiendo la doctrina neoliberal del Consenso de Washington,
«enflaqueció» el Estado, vendiendo las empresas nacionales a los capitales extranjeros
e integrando al país en la globalización financiera; que desde julio de 1998 estaba su-
mido en la más grave de las recesiones.
En medio de un clima de liberalización y desregulación de la economía, los proce-
sos de privatización carecieron de transparencia, en la mayoría de los casos, con cla-
ros indicios de corrupción. El presidente Menem confió al banco norteamericano Me-
rril Lynch la evaluación del valor de la empresa petrolera YPF, e informaciones fiables
sostienen que deliberadamente redujo en un 30 por 100 el valor de las reservas petro-
líferas disponibles, subestimando, por tanto, el valor de esa empresa previamente a su
216 LOS PARAÍSOS FISCALES

adquisición por la multinacional petrolera española Repsol en 1999. Una vez que la
privatización fue realizada, la parte de las reservas ocultadas reapareció en las cuentas,
con lo cual los operadores financieros que habían comprado a bajo precio las acciones
de la empresa, obtuvieron fabulosas ganancias gracias al aumento de la cotización bur-
sátil de las acciones de YPF; operación privatizadora que fue ocasión de alabanzas
porque se demostraba la superioridad de lo privado sobre lo público.
Una pauta similar siguió la adquisición de la empresa Aerolíneas Argentinas por la
compañía aérea española Iberia. Los Boeing 707, que eran parte de su flota, fueron
vendidos simbólicamente por un dólar y 54 centavos exactamente, aviones que algu-
nos años después siguen sirviendo en las líneas de la compañía privatizada, por los
cuales Aerolíneas debe pagar un leasing para su utilización; y los derechos de utiliza-
ción de las rutas aéreas de la compañía también fueron infravalorados. La empresa fue
cedida a Iberia por un importe neto de 130 millones de dólares, siendo abonado el res-
to mediante anulaciones de créditos de la deuda externa, asumiendo Iberia los crédi-
tos en la compra de la empresa, que se transformaron en deuda de la nueva entidad
Aerolíneas Argentinas, que de golpe se encontró endeudada desde el origen de su ope-
ración. En el año 2001, Aerolíneas Argentinas, propiedad de Iberia, estaba al borde
de la quiebra por culpa de sus nuevos propietarios.
La subsiguiente crisis de las finanzas nacionales provocó una crisis política tradu-
cida en las dimisiones presidenciales de finales del 2002, una situación que a lo largo
de 2003 Argentina parecía estar en camino de superar, tras los cinco años de recesión
consecuencia de la aplicación de una política neoliberal particularmente agresiva. Po-
lítica iniciada en la etapa de la Dictadura, que los avatares de los cambios de gobier-
no no modificaron de manera significativa, continuando el camino regresivo por el
que había sido dirigida por su clase dominante. Todas las empresas privatizadas fue-
ron liberadas del paquete de sus deudas, que fueron asumidas por el Estado; las ven-
tas fueron incentivadas según todas las informaciones con comisiones sustanciosas y
todos los indicios sugieren que gran parte de los millones de desaparecidos fueron a
parar a las filiales en los paraísos fiscales de la lista de los bancos nacionales o extran-
jeros que intervinieron en las operaciones financieras de compraventa.
Por otro lado, es sabido que el recurso a los paraísos fiscales goza de una cierta tra-
dición y está muy extendido entre las clases dirigentes de Latinoamérica. Los centros
financieros extraterritoriales generalmente han sido utilizados como alternativas a las
instituciones financieras nacionales sometidas paradójicamente a estrictas reglamenta-
ciones «prudenciales» y rigurosos requisitos de reservas, según informes de los exper-
tos del FMI. Más aún, las incertidumbres políticas y económicas frecuentes en estos
países junto con las ventajas tributarias de la extraterritorialidad han alimentado la uti-
lización de los paraísos fiscales para la fuga de capitales.

Dictadores cleptómanos

Las facilidades que ofrecen los centros offshore para el blanqueo de dinero esti-
mulan la corrupción en general, que es un problema muy grave en numerosos países
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES GENERAN POBREZA EN EL SUR 217

en desarrollo. Es obvio que la corrupción es hoy un fenómeno mundial, pero en estos


países constituye un freno no sólo para el desarrollo económico y político, sino para
su propia estructuración como unidades de convivencia civilizada, limitando la capa-
cidad de autogobierno y las posibilidades para desarrollar y aplicar planes de reduc-
ción de la pobreza. Muy a menudo miles de millones de dólares se han desvanecido
de las finanzas públicas con destino en las cuentas offshore.
Los Gobiernos del G-7 y G-8, junto con las instituciones financieras internaciona-
les han insistido mucho sobre el problema de la corrupción en el mundo; pero han de-
nunciado mucho menos a los centros financieros offshore, al secreto bancario y las
cuentas numeradas en las que tantas fortunas ilícitas del tercer mundo se han refugia-
do y se refugian. Y desde luego, si la comunidad internacional denigra la corrupción
en los países en desarrollo, presta mucha menos atención al destino del dinero conse-
guido ilícitamente y a establecer los medios para que esos países puedan recuperarlo
llegado el caso.
Los mecanismos financieros de los paraísos fiscales permiten a los dirigentes co-
rruptos, que aceptan comisiones ilegales y saquean las finanzas públicas, ocultar los
orígenes de su riqueza e introducirla en la economía mundial. Las pruebas de la utili-
zación frecuente de las facilidades bancarias offshore por la elite política y económica
se descubren a menudo, una vez que, derribados del poder, tienen lugar las investiga-
ciones acerca de los negocios y sobre los asuntos de los dictadores y políticos desti-
tuidos, así como de sus parientes y allegados, aunque la carencia de una legislación in-
ternacional hace que casi siempre sus delitos contra sus pueblos queden impunes.
Y así conocemos que gran número de clientes distinguidos de la banca internacio-
nal son o han sido dictadores o allegados originarios de países en desarrollo; citemos
sólo unos cuantos como Mobuto del antiguo Zaire, Bongo en el Gabon, el entorno an-
goleño del presidente dos Santos, Montesinos, jefe de los servicios de información del
Perú, Ferdinand Marcos de Filipinas, Noriega en Panamá, Baby Doc Duvalier de Hai-
tí y Raúl Salinas, hermano del ex presidente de México, acusado de uno de los mayo-
res escándalos de blanqueo de dinero procedente de la droga en cuentas del Citibank
de Ginebra. Todos ellos son ejemplos de imperios financieros construidos con la co-
laboración de la banca extraterritorial u offshore y de sus numerosos paraísos fiscales,
cuyos hechos delictivos de dominio público nunca llegaron a ser condenados por los
tribunales.
Afortunadamente, en diciembre de 2003, se rompía la impunidad histórica de la
que han venido gozando los dictadores latinoamericanos cleptómanos y Arnoldo Ale-
mán, un ex presidente de Nicaragua, era juzgado y condenado en su propio país a
veinte años de prisión por delitos de blanqueo de capitales, malversación de fondos
públicos y fraudes, entre otros, que también implicaban a sus familiares. Presidente de
Nicaragua de 1997 al 2000, en uno los países más pobres del continente después de
Haití, quedó probado en el juicio que robó cerca de 10 millones de dólares al erario
público, aunque la fiscalía le imputó más de 100 millones por diversos latrocinios en
una nación de unos cuatro millones de habitantes.
Como en todos los casos, los fondos robados habían sido transferidos a sus socie-
dades y cuentas en Panamá y otros paraísos fiscales del Caribe en combinación con
218 LOS PARAÍSOS FISCALES

otras sociedades y cuentas bancarias en EE.UU. y otros países (El País, 9 de diciem-
bre de 2003). Esta vez, además del acuerdo político alcanzado en la Asamblea Nacional
para levantar la inmunidad parlamentaria, fue decisiva la colaboración de los EE.UU.
para obtener la documentación que permitió probar el manejo financiero en offshore;
quedando demostrada la capacidad del Gobierno de los EE.UU. para acabar con la im-
punidad que ofrecen los paraísos fiscales, cuando el caso conviene a sus intereses.
Otro caso significativo es Nigeria. En un país catalogado entre los más pobres y
fuertemente endeudado, el general Sani Abacha, que accedió al poder en 1993 y como
máximo poder rigió los destinos de este país africano hasta su muerte en 1998, amasó
una fortuna que fue blanqueada entre cuentas en Suiza, los bancos londinenses y el pa-
raíso fiscal británico de Jersey, en las sucursales del Deustche Bank, the Bank of India
y Citibank. Las investigaciones a instancias del nuevo Gobierno nigeriano descubrie-
ron un total superior a los 600 millones de libras esterlinas en octubre de 2001, a cuya
recuperación se opusieron ante los tribunales los familiares del dictador frente al Mi-
nisterio del Interior británico, alegando un acuerdo de inmunidad con un anterior Go-
bierno de transición; aunque, en marzo de 2004, las autoridades de Jersey devolvían a
Nigeria 170 millones de dólares provenientes del saqueo, tras tres años de investiga-
ciones (The Guardian, 5 de octubre de 2001 y Jersey Evening Post, 3 de marzo de
2004). Y en medio de las desgracias sufridas por este país africano, en febrero de 2004
el GAFI mantenía a Nigeria en la lista de países territorios no cooperantes en materia
de blanqueo de capitales ilícitos.
En el sistema actual de mercados financieros desregulados, los dictadores cleptó-
manos, como los ex presidentes citados de Nigeria y de Nicaragua, pueden reclutar
agentes en las islas Vírgenes Británicas o en las Bahamas como testaferros para la cons-
titución de una sociedad instrumental o compañía de negocios internacionales, una
IBC en la angloterminología de los organismos internacionales, al amparo de las faci-
lidades concedidas para no residentes; práctica habitual denunciada por la propia
OCDE, como vimos. Luego o simultáneamente, en una jurisdicción más respetable
como la isla de Man, crean una sociedad de inversiones o holding, a la que transfieren
la propiedad de la sociedad anónima creada en las islas Vírgenes Británicas o en las
Bahamas. Esta sociedad de inversiones abrirá una cuenta en una entidad bancaria de
Vanuatu o Liechtenstein, incluso puede hacerlo mediante internet; y este banco en-
trará en relación con los principales bancos de Nueva York, Londres, Fráncfort o Zú-
rich en nombre de la sociedad registrada de las islas Vírgenes, gracias a las cuentas de
«corresponsales».
Como indica Jonathan Winer, secretario adjunto que fue del Departamento de Es-
tado estadounidense, el problema no es solamente que los centros financieros extra-
territoriales de los enclaves autónomos y los microestados y algunos países como Sui-
za y Luxemburgo estén a disposición de los dictadores y delincuentes financieros sino
que los fondos y los bancos ilícitos disponen del mismo acceso y de los mismos cau-
ces a los mercados financieros, que la banca y los movimientos de capitales legítimos.
La integración desregulada, sin controles legales ni instituciones supervisoras, de los
mercados de capitales de los distintos países contribuye a la delincuencia financiera
mediante los paraísos fiscales (Global Witness, Angola, 196).
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES GENERAN POBREZA EN EL SUR 219

Las inversiones en corrupción de las corporaciones transnacionales

La información acumulada y analizada por la ONG británica Global Witness y por


el colectivo de periodistas estadounidenses The International Consortium of Investi-
gative Journalists nos instruye sobre el papel que desempeñan las grandes compañías
petroleras en el desarrollo y gestión de la corrupción, particularmente en Angola, des-
velando un sistema en el que el dinero del petróleo, «del pueblo angoleño» según reza
la Constitución de Angola, circula por un laberinto de cuentas bancarias internacio-
nales, que pasan por los paraísos fiscales y eluden los bancos y los presupuestos na-
cionales.
Desde las crisis del petróleo de 1973 y 1979, tanto los gobiernos occidentales como
las grandes compañías han buscado conseguir suministros de crudo fuera del Golfo
Pérsico y uno de cada siete barriles importado por los EE.UU. proviene de África, ci-
fra que se incrementará con su nueva política de diversificación de fuentes después del
11 de Septiembre; de ahí el interés estratégico que ofrecen los países petrolíferos em-
pobrecidos del África occidental y que hace que las grandes potencias dejen gran li-
bertad de acción a las grandes compañías petroleras.
Las cinco grandes corporaciones transnacionales del petróleo (TotalFina-Elf, Ro-
yal Dutch-Shell, BP Amoco, Chevron-Texaco y Exxon Mobil) canalizan millones de
dólares alrededor del mundo intentando influir en las políticas internacionales hacia
los países donde bombean petróleo, a menudo intentando bloquear los proyectos de
los gobiernos del primer mundo para sancionar a los países del tercer mundo, donde
florece la corrupción y reinan los conflictos sangrientos. Su lógica de funcionamiento
difiere de la de los Estados donde operan y sus intereses empresariales prevalecen so-
bre los intereses generales. Como sostiene el citado consorcio de periodistas referido,
apoyándose en las docenas de documentos de grupos de presión, informes financieros
y testimonios, la influencia en la política económica nacional, tanto en sus propios paí-
ses como en los países donde operan, forma parte del quehacer de las compañías pe-
troleras lo mismo que la perforación de pozos.
Y ese objetivo corporativo determina que la riqueza nacional de los países del Sur,
que es el petróleo, se convierta en fuente de corrupción y de despilfarro. Si en Sudán
los ingresos del petróleo explotado por compañías chinas, canadienses y malayas sir-
vieron para doblar el presupuesto de defensa entre 1998 y 2000; en Nigeria, el falleci-
do dictador Sani Abacha sacó provecho de sus relaciones con las compañías petrole-
ras. En junio de 2004 la Comisión del Mercado de Valores estadounidense (SEC)
estaba llevando a cabo una investigación sobre posibles sobornos efectuados en ese
país por Hulliburton, uno de los mayores proveedores mundiales de servicios para la
industria petrolera, cuyos pagos habrían sido realizados a través de una sociedad mer-
cantil registrada en Madeira (El País, 12 de junio de 2004).
También se sabe que las corporaciones del petróleo dejan sentir su influencia so-
bre los gobiernos de Guinea Ecuatorial o Santo Tomé; y, en Asia, sobre Myanmar (ex
Birmania) e Indonesia. Desde que en 1993 varias empresas comenzaran la extracción
de petróleo en aguas de Guinea Ecuatorial, los ingresos han llegado a representar el
86 por 100 de su PIB anual, sin que esa riqueza macroeconómica se refleje en los pre-
220 LOS PARAÍSOS FISCALES

supuestos del Estado ni revierta en el bienestar de la población. «Las cifras del petró-
leo son un secreto de Estado» es la frase habitual al parecer del presidente de la ex
Guinea española, aunque, según el informe del subcomité del Senado estadouniden-
se, se han producido importantes desviaciones de esos ingresos públicos hacia cuen-
tas privadas offshore de las altas autoridades.

El caso de Angola

El caso de la ex colonia portuguesa de Angola es todo un ejemplo expresivo de la


connivencia de las multinacionales con las elites corruptas y del empobrecimiento de
su población pese a su riqueza petrolífera. El Gobierno de Angola se ha ganado una
sólida reputación como uno de los más corruptos del mundo por su gestión y sus ne-
gociaciones financieras con las multinacionales. Angola se sitúa en los puestos más ba-
jos de la escala de percepción de la corrupción de Transparencia Internacional, pres-
tigiosa ONG alemana. Las investigaciones de la ONG británica Global Witness
demuestran la complicidad en el saqueo del Estado de las corporaciones, opacas con
sus pagos al Gobierno, con la contradicción flagrante del empobrecimiento progresi-
vo del país, desde su emancipación, que ha ido a la par del crecimiento continuo de
los ingresos del petróleo.
A pesar de una recaudación por la explotación del petróleo cifrada entre 3.000 y
5.000 millones de dólares al año, que representó el 90 por 100 de los ingresos del Es-
tado en 2002, el desarrollo económico y social de Angola ha continuado deteriorán-
dose a lo largo de los años. Las tres cuartas partes de la población están sumidas en
una pobreza absoluta con ingresos de menos de un dólar al día; el 42 por 100 de los
niños menores de cinco años están subalimentados y la guerra obligó a la huida de sus
hogares a más de tres millones de personas desde sus comienzos en enero de 1998.
El fin de la guerra en marzo de 2002 con la muerte de Jonás Savimbi, líder del mo-
vimiento rebelde de UNITA, tendría que marcar el final de la corrupción y el sobor-
no entre funcionarios gubernamentales, ligada a la compra de armamento como reve-
ló el llamado escándalo del Angolagate. El escándalo de los procesos judiciales del
Angolagate, que surgió en Francia el año 2000, acerca de las comisiones percibidas
por personalidades galas en el tráfico de armas, reveló que lo que había comenzado
como un ejercicio legítimo de autodefensa de un gobierno reconocido internacional-
mente, y amenazado por los insurgentes a comienzos de los noventa, se había trans-
formado en el blanqueo de los recursos públicos robados vía presupuestos paralelos,
mercados de armas con precios sobrevalorados y un endeudamiento del Estado basa-
do en la producción futura de petróleo. Y ello a pesar de que la guerra apenas afectó
a la producción petrolífera porque el grueso de las reservas se sitúa en offshore, fren-
te a la costa.
Según las investigaciones de Global Witness, el aumento continuado de los ingresos
procedentes de la explotación del petróleo ha venido siendo desviado directamente ha-
cia un presupuesto paralelo del Estado fantasma. Los análisis económicos del sector del
petróleo indican que cerca de 1.400 millones de dólares de ingresos del petróleo y de
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES GENERAN POBREZA EN EL SUR 221

préstamos bancarios no aparecen en las cuentas del 2001; esos millones perdidos que
representan casi un tercio de sus ingresos estatales fueron a parar a paraísos fiscales; es
decir, un importe siete veces más que los escasos 200 millones de dólares que la ONU
consigue para ayudar al millón de desplazados por la guerra interna.
Los pagos son efectuados a la empresa petrolera estatal Sonangol, al Tesoro y la
Presidencia angoleña, estando a la cabeza de las contribuciones ocultas, las grandes
petroleras Chevron Texaco y TotalFinaElf. Y se sabe que los millones desaparecidos
procedentes de los pagos efectuados por las compañías petroleras se hallan en cuen-
tas extraterritoriales de Jersey y Suiza, mantenidas desde años atrás a nombre de esa
compañía petrolera angoleña. La Sociedade Nacional de Combustiveis o Sonangol,
compañía estatal fundada tras la independencia de la ex colonia portuguesa en 1975,
dispone de muchas sociedades filiales, como una naviera y una compañía de aviación,
con una línea de Houston-Tejas a Luanda; y realiza inversiones en la industria petro-
lífera de los países vecinos como Cabo Verde y Congo. Según manifestaciones de su
presidente ejecutivo, Sonangol mantiene cuentas bancarias en Lisboa, Londres y los
paraísos fiscales de Jersey y Suiza, básicamente alegando que se facilitan de este modo
las negociaciones sobre el petróleo y se diversifica la gestión de riesgos.
El análisis de los informes financieros parciales de Sonangol, obtenidos por el con-
sorcio de periodistas, revela una telaraña interconectada de cuentas diferentes del ban-
co británico Lloyd’s TSB en Jersey, unas durmientes y otras activas, algunas para pa-
gos pequeños y otras para pagos millonarios al día, cuyos flujos de dinero presentan
una maraña tras la cual se ocultan los ingresos nacionales.
De los movimientos de las cuentas detectados en esos informes, destacan que el 15
de julio de 2000 la Marathon Oil Company abonó más de 13 millones de dólares a una
cuenta en Jersey, cuyo titular era Sonangol, suma que representaba un tercio de un
«bonus» que esa compañía tejana con base en Houston había acordado pagar al Go-
bierno angoleño el año anterior por los derechos de bombeo de reservas petrolíferas
frente a la costa angoleña. Y, ese mismo día, Sonangol transfirió una suma igual de di-
nero fuera de Jersey a otra cuenta suya en una localidad desconocida. Y, durante ese
verano, grandes sumas de dinero viajaron desde la cuenta de Jersey a otras, entre ellas,
a una cuenta de una compañía de seguridad propiedad de un ex ministro angoleño, a
un banco privado angoleño que tiene entre sus accionistas a un comerciante de armas,
y a una fundación de caridad presidida por el Presidente de Angola y de cuyo conse-
jo son miembros ejecutivos de varias constructoras.
Según las conclusiones del consorcio de periodistas, la preferencia de Jersey se
debe al rigor que practica este centro offshore en la ocultación de la identidad de los
depositantes de fondos, que es la única razón para el mantenimiento de una cuenta
bancaria en Jersey, porque en Inglaterra no tributan las cuentas bancarias cuando el ti-
tular es extranjero. Recordemos que la isla de Jersey, dependencia de la Corona britá-
nica, estaba incluida entre los 35 paraísos fiscales identificados por la OCDE en su pri-
mera lista del 2000 y excluida posteriormente de la lista de paraísos no cooperantes
por su compromiso de transparencia antes del 2006. Y desde luego, si el incentivo
para mantener cuentas en un paraíso fiscal como Jersey es el secretismo, este compor-
tamiento de una compañía estatal sólo puede deberse a razones non sanctas.
222 LOS PARAÍSOS FISCALES

Este sistema, establecido durante décadas por el Gobierno angoleño, obviamente


cuenta con la complicidad de las compañías petroleras Chevron-Texaco, TotalFina Elf,
AGIP y ExxonMobil, que se han negado a hacer pública cualquier información sobre
las magnitudes de sus pagos al Estado de Angola por las explotaciones petrolíferas de
que disponen, haciendo imposible que la sociedad civil exija responsabilidades al po-
der establecido. Estas compañías argumentan que no se mezclan con la política de los
países en los que operan; pero la decisión activa de no divulgar información sobre
los pagos al Estado, como suministran habitualmente en los países desarrollados, es ya
una opción política declarada de las corporaciones petroleras a favor de la corrupción
institucionalizada, contribuyendo a la opacidad de las cuentas públicas para los ciu-
dadanos angoleños.
La otra vía no esclarecida de la gestión financiera del Gobierno de Angola, ligada
asimismo a los paraísos fiscales, es la de los préstamos avalados y financiados por la
producción futura de petróleo que representan una enorme fuente complementaria de
recursos no justificados para el Estado, hasta el punto de que solamente entre sep-
tiembre de 2000 y octubre de 2001 supusieron más de 3.550 millones de dólares que
hipotecaron la producción futura de petróleo a un interés elevado. Préstamos que han
violado impunemente los límites señalados por el FMI para beneficiarse del programa
de reducción de la deuda externa.
Estos préstamos estructurados, sindicados en el mercado de Londres, poseen la
ventaja de repartir el riesgo entre los diferentes bancos participantes; pero este repar-
to es sólo una condición necesaria aunque no suficiente para la concesión de présta-
mos, sino que los bancos tienen que tener la certeza de su recuperación. En el caso de
Angola los bancos que organizan los préstamos sindicados tienen garantizada sufi-
cientemente su devolución gracias a los fideicomisos o trusts Cabinda y Soyo-Palanca,
que son en realidad una serie de cuentas offshore que detentan los derechos sobre una
parte importante de la porción de la producción petrolera que revierte al Gobierno
angoleño. Según Global Witness, el sector bancario ha gestionado los paraísos fiscales
para esos haberes y ha obtenido comisiones lucrativas por haber facilitado el acuerdo
de préstamos garantizados sobre el petróleo con un mínimo de control.
Como una constante en todas las noticias e informes financieros sobre los centros offsho-
re, aparecen la opacidad, la información incompleta y las cuentas ocultas ligadas a la ac-
tividad bancaria en los paraísos fiscales que es la vía de comunicación con los circuitos fi-
nancieros internacionales, donde el dinero sólo tiene un valor y su origen es siempre
desconocido. En unos mercados financieros globales, desregulados y libres, el capital
burla las fronteras y la autoridad de los Estados del Norte y, desde luego, de los países del
Sur, estimulando la delincuencia financiera y contribuyendo al expolio del Sur.

Los riesgos del blanqueo de dinero sucio para los países en desarrollo

En febrero de 2004, la lista del GAFI de países y territorios no cooperantes en el


antiblanqueo de capitales quedaba reducida a siete, todos ellos pertenecientes al gru-
po de países en desarrollo como es el caso de Guatemala, Nigeria, Myanmar (ex Bir-
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES GENERAN POBREZA EN EL SUR 223

mania), Indonesia, Filipinas y las islas Cook y Nauru. El hecho es que los países en desa-
rrollo también sufren las consecuencias de la creciente criminalidad internacional y la
gran corrupción financiera de los países más desarrollados, hecho constatado por las
instituciones financieras internacionales cuando advierten que la irrupción de capita-
les ilícitos en los países del Sur presenta contraindicaciones importantes. El World
Bank Institute ha advertido de los riesgos financieros y económicos que supone el
blanqueo de capitales para la estabilidad, la transparencia y la eficiencia de los siste-
mas financieros, riesgos que resultan agravados cuando implican a los países en desa-
rrollo (Governance and Anti-corruption paper).
Actualmente, sobre todo tras la tragedia del 11 de Septiembre, el antiblanqueo y la
financiación del terrorismo han cobrado importancia como problemas globales que
van a más allá de la seguridad. El volumen financiero alcanzado, ya que por lo menos
un billón de dólares es blanqueado al año, impregna a un número indeterminado de
sistemas financieros, dados los métodos cada vez más sofisticados empleados para el
movimiento transnacional de fondos. El éxito de una actividad o empresa criminal se
basa en su capacidad para sanear sus beneficios «manchados» moviéndolos por siste-
mas financieros nacionales corruptos o laxos, que facilitan la libre operativa de los de-
lincuentes.
Para los países en desarrollo, caracterizados por la endeblez de sus estructuras po-
líticas y financieras, el blanqueo puede alcanzar consecuencias socioeconómicas, más
devastadoras cuanto mayor sea la fragilidad de sus estructuras o de su coyuntura. Los
flujos financieros de origen ilícito pueden afectar a las instituciones y a la economía del
país anfitrión de maneras diversas.
Por una parte, dado su origen, las instituciones financieras que aceptan fondos ile-
gales no pueden contar con esos fondos como depósitos estables para operaciones fi-
nancieras a medio o largo plazo. Es probable que las magnitudes de fondos blanquea-
dos sean transferidas de repente dentro del proceso inacabado de blanqueo en curso,
amenazando la liquidez de la institución y finalmente su reputación, señala el World
Bank Institute. Por otra parte, hay muchas probabilidades de que los negocios locales
sean incapaces de competir con las empresas fantasma organizadas para el blanqueo y
ocultación de fondos ilícitos, muchos de ellos basados en tipos de interés inferiores a
los del mercado. Los blanqueadores canalizan los capitales hacia los sectores donde
resulte imposible descubrir su origen. La repentina salida, que frecuentemente se pro-
duce, de las inversiones en aquellos sectores perjudicará las industrias afectadas.
En la práctica, las inversiones de los blanqueadores distorsionan los tipos de inte-
rés y el mercado de divisas, puesto que se guían por factores distintos al del lucro del
mercado. Finalmente, el WB Institute subraya que tanto el blanqueo como la finan-
ciación del terrorismo perjudican la reputación del país anfitrión; y la pérdida de la
confianza de los inversores disminuye las oportunidades de crecimiento, pérdida en
cuya recuperación se tardará años.
Estas prácticas corruptas junto con la evasión de capitales por parte de las empre-
sas y los ricos disminuyen los ingresos fiscales de los países pobres, reduciendo a su
vez su capacidad para financiar inversiones básicas en infraestructuras y en servicios
como sanidad y educación, de los cuales dependen el desarrollo económico y el bie-
224 LOS PARAÍSOS FISCALES

nestar social. Las consecuencias se ven luego reflejadas en los índices sociales mencio-
nados. Por consiguiente, en un mundo globalizado la existencia de paraísos fiscales es,
además, un elemento nefasto para la gestión pública de los Estados, particularmente
de aquellos surgidos de la descolonización, que incluso genera inestabilidad política al
facilitar la intermediación en las adquisiciones ilegales de armas y la financiación de lí-
deres militares descontentos o rebeldes en democracias débiles.

El impacto de la evasión y el fraude fiscal


Resulta difícil realizar una estimación del impacto total de los paraísos fiscales y
otras prácticas fiscales perjudiciales sobre los países en desarrollo, entre otras razones
por la carencia de datos estadísticos como han subrayado los expertos del FMI, ya que
el secreto bancario oculta la verdadera amplitud de los movimientos internacionales
de capitales y la utilización de los centros financieros offshore por las empresas multi-
nacionales. Sin embargo, no resulta aventurado afirmar que las pérdidas de ingresos
fiscales son considerables, principalmente en relación con las limitadas posibilidades
presupuestarias de los países pobres.
En el capítulo 5 examinamos cómo los paraísos fiscales incentivan y favorecen la
evasión y el fraude fiscal mediante sus estructuras bancarias opacas, sus fideicomisos,
sus sociedades offshore o IBCs como recursos de los grandes grupos empresariales o
corporaciones, cuya planificación fiscal tiene como referencia los centros financieros
extraterritoriales para reducir al máximo sus «costes fiscales» mediante todas las arti-
mañas y argucias diseñadas con tal finalidad; en este apartado apuntaremos la contri-
bución específica de esta competición fiscal perjudicial al empobrecimiento de los paí-
ses del Sur.

Reducción de los tipos fiscales corporativos

Como vimos, la OCDE en su Informe de 1998 sobre la Competencia fiscal perju-


dicial señalaba a los paraísos fiscales como una modalidad extrema de prácticas fisca-
les perjudiciales, porque erosionan la base contributiva de la fiscalidad de los demás
países, proponiendo un marco legislativo y fiscal apropiado para las actividades esen-
cialmente ficticias. Más aún, los paraísos fiscales alimentan la lucha por tipos imposi-
tivos cada vez más bajos entre los países, ofreciendo al capital extranjero la opción de
una tributación débil o nula. Este modo de proceder no hay que identificarlo con las
demás formas de competencia fiscal, perjudicial o no, pero que apuntan a la atracción
de inversiones productivas efectivas, ni con las diferencias de tipos impositivos apli-
cados de manera sistemática.
A lo largo de los últimos veinte años, para numerosos países la competencia entre
las políticas fiscales se ha reflejado en una «carrera hacia abajo» en cuanto a la reduc-
ción continuada del impuesto sobre beneficios empresariales. Las posibilidades de
que los inversores pudieran recurrir a los centros financieros offshore han desempe-
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES GENERAN POBREZA EN EL SUR 225

ñado un papel capital en esta competición. Mientras que hace veinte años los tipos im-
positivos de los países menos desarrollados eran comparables o más elevados que los
de los países de la OCDE, actualmente son mucho más bajos en muchos casos. Como
resultado se han generado menores ingresos fiscales en los países en desarrollo.
La liberalización ha llevado a un creciente número de países a embarcarse en una
batalla por atraer la inversión internacional, mediante la oferta de bajos tipos imposi-
tivos sobre el capital. Esto ha provocado una extendida reducción de dichos tipos im-
positivos para las empresas filiales de propiedad extranjera y para las vinculadas con
compañías transnacionales. Entre 1983 y 1996, los tipos fiscales corporativos para las
filiales de empresas estadounidenses que operan en países en vías de desarrollo caye-
ron del 54 al 28 por 100. La batalla es alimentada con frecuencia por las propias cor-
poraciones transnacionales, que amenazan con mantenerse alejadas de todo país que
no ofrezca los incentivos fiscales adecuados.
Oxfam cita dos ejemplos. Zambia, donde la compañía Anglo American ha logrado
un nivel más bajo de impuestos para un proyecto de inversión a gran escala (el Proyec-
to de Explotación Minera de Profundidad de Konkola); aplicándosele un tipo impositi-
vo del 25 por 100, en comparación con el tipo habitual del 35 por 100 para las empre-
sas de capital extranjero. Mientras tanto, la reciente decisión de las autoridades fiscales
de la India de restringir el uso de las islas Mauricio como paraíso fiscal por parte de in-
versores institucionales extranjeros para canalizar fondos al interior del país, fue revoca-
da rápidamente debido a las amenazas de que espantaría las inversiones futuras.
Presiones como éstas reducen gravemente la capacidad de los países en desarrollo
para financiar el desarrollo y la reducción de la pobreza. Oxfam estima que el con-
junto de los países en desarrollo puede estar sacrificando unos ingresos impositivos
anuales de al menos 50.000 millones de dólares como resultado de la competencia fis-
cal y el uso de paraísos fiscales, que fomentan la evasión fiscal. La recuperación tan
sólo de una parte de estos ingresos podría tener enormes implicaciones para el desa-
rrollo en los países más pobres. Usados de forma eficiente, estos fondos podrían ser-
vir para financiar la sanidad y la educación, y para mejorar la calidad de vida de 1.200
millones de personas de todo el mundo que viven en condiciones de extrema pobre-
za. Aunque no todos los gobiernos usaran los recursos adecuadamente o los dedica-
ran a reducir la pobreza, sería injusto usar esto como excusa para negar a otros la
oportunidad de hacerlo.

La evasión fiscal multinacional

Analizamos ya en el capítulo 5 las estrategias y la planificación fiscal de las corpora-


ciones transnacionales, que hacen que resulte problemática su tributación efectiva, por-
que pueden hacer uso de las diferencias existentes entre los diversos sistemas fiscales na-
cionales y de las lagunas de los convenios fiscales internacionales para minimizar el
volumen de impuestos al que se ven sometidos. Y se benefician de los centros financie-
ros extraterritoriales tanto indirectamente, ya que la competencia fiscal entre países se
basa parcialmente en la existencia de estos centros extraterritoriales, como directamente,
226 LOS PARAÍSOS FISCALES

ya que las corporaciones transnacionales poseen invariablemente filiales tapadera en ju-


risdicciones extraterritoriales, que de hecho se utilizan para evadir impuestos.
Desde esta perspectiva, la competencia entre países por la atracción de inversión
extranjera directa lleva a muchos a ofrecer incentivos especiales y vacaciones fiscales
a las corporaciones transnacionales, que normalmente no son aplicables para las em-
presas nacionales. Los gobiernos calculan que los beneficios de la atracción de inver-
siones compensan la posible erosión de la base imponible. Algunos países en desarro-
llo, como las autoridades de algunas regiones de países desarrollados, contemplan los
incentivos financieros como una de las escasas herramientas políticas disponibles para
atraer y retener inversión directa de capital extranjero. Sin embargo, la experiencia
muestra que, aunque es cierto que los incentivos fiscales atraen inversiones financie-
ras, no resultan determinantes de la inversión directa extranjera, que es atraída por las
dimensiones de los mercados, los recursos naturales, las infraestructuras para el desa-
rrollo, una mano de obra relativamente barata y eficiente, la estabilidad macroeconó-
mica y regímenes abiertos de comercio.
La competencia fiscal puede ser muy costosa para los países en desarrollo que no
pueden competir con los subsidios masivos ofrecidos por los países ricos y con fre-
cuencia carecen de los medios para supervisar y gravar eficazmente a las corporacio-
nes transnacionales, porque entre otras cosas no cuentan generalmente con adminis-
traciones tributarias para aplicar normas sofisticadas antievasión fiscal; y en realidad
son en todo caso más vulnerables frente a las amenazas de desinversión del capital fo-
ráneo. Y resultan aún más difíciles de evaluar las repercusiones económicas de las di-
versas estrategias empleadas por las multinacionales, como sabemos, para disminuir
sus «costes fiscales» desviando sus beneficios imponibles hacia paraísos fiscales, aun-
que probablemente tengan mayor incidencia en la pérdida de ingresos fiscales.
El caso de la multinacional News Corporation ilustra la capacidad creativa de las
grandes empresas internacionales para la utilización de sus falsas filiales situadas en los
paraísos fiscales. Según The Economist (20 de marzo de 1999), en los cuatro últimos
años News Corporation y sus filiales no habían pagado más que un 6 por 100 de im-
puestos, aunque en Australia, en EE.UU. y en el Reino Unido –principales países en
donde está establecida– el tipo del impuesto de sociedades va de un 36 a un 30 por 100.
Según el propio balance, la compleja estructura de News Corporation comprende
600 filiales, incluyendo las 60 sociedades establecidas en las islas Caimán, Bermudas,
Antillas Holandesas y las islas Vírgenes Británicas, donde el secreto bancario resulta tan
atractivo como el clima. Para esta corporación multimedia del magnate M. Murdoch, a
lo largo de los años noventa la actividad más rentable en Inglaterra no fueron los pe-
riódicos The Sunday Times o News of the World, ni la televisión por satélite BskyB de
tanto éxito, sino News Publishers, una sociedad establecida en el paraíso fiscal de las
Bermudas, sin empleados ni otras fuentes de renta más que las provenientes de las otras
sociedades de Murdoch. Todo ello, consecuencia obvia de la minuciosa arquitectura fi-
nanciera planificada para la evasión y el fraude fiscal que, además, dificulta por su-
puesto la obtención de información precisa.
Analizando este caso y otros referidos anteriormente se percibe que, incluso en los su-
puestos en los que las compañías no se benefician de la competencia fiscal, una firma de
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES GENERAN POBREZA EN EL SUR 227

propiedad extranjera puede reducir sus beneficios imponibles mediante la creación de fi-
liales en los centros financieros extraterritoriales, como las célebres IBCs o Corporacio-
nes Internacionales de Negocio. Las corporaciones transnacionales se valen de éstos y
otros vehículos para mantener activos y canalizar beneficios, de tal modo que reducen su
exposición a los impuestos tanto en el país de origen como en el de acogida.
Como ilustra el caso, los precios de transferencia conllevan una manipulación de
las transacciones intraempresariales con el fin de reducir la carga fiscal. Por ejemplo,
una multinacional opta por emitir facturas sobre productos que han sido manufactu-
rados en su país a través de una compañía situada en un centro financiero extraterri-
torial. Esto transfiere los beneficios a la jurisdicción con menor nivel de impuestos.
Las corporaciones transnacionales pueden igualmente reducir sus ingresos imponibles
deduciendo gastos, por ejemplo, los realizados sobre servicios ofrecidos dentro del
propio grupo o por intereses de préstamos. Estos pagos pueden ser canalizados a tra-
vés de un país con tratado hacia un paraíso fiscal, el cual no grava tales beneficios pro-
cedentes del extranjero y no tiene tratado que le obligue a intercambiar información.
En el capítulo 5 describimos en detalle cómo las multinacionales rentabilizan la
disponibilidad de los paraísos fiscales. Estas prácticas, cuya existencia consta en los in-
formes de organismos oficiales, no sólo reducen los ingresos fiscales de los gobiernos,
sino que también distorsionan el modo en el que las firmas internacionales organizan
sus actividades. Un alto responsable financiero de la multinacional ICI señalaba que
la transferencia de costes carece de sentido desde el punto de vista comercial, porque
obliga a los departamentos financieros a dedicar un tiempo precioso a una actividad
que no tiene que ver con el negocio; porque a los negocios les gusta funcionar como
si constituyeran un mercado regional o mundial y, por el contrario, es la fiscalidad la
que les dicta cómo deben organizarse (The Economist, 29 de enero de 2000).

Los intereses evadidos del ahorro

En un elevado porcentaje de los casos, las rentas por intereses sobre ahorros de-
positados en los centros extraterritoriales escapan a la imposición tanto en el país don-
de están invertidos o depositados como en el país de origen del inversor o capitalista.
Las consecuencias de esto con relación a la erosión de la base impositiva de los países,
ya sean países avanzados o en vías de desarrollo, tienen aún mayor alcance debido a la
magnitud del movimiento de ahorros e inversiones a través de fronteras a comienzos
del siglo XXI; sobre todo, si tenemos en cuenta que algunas estimaciones cifran en 11
billones de dólares los activos depositados en los centros offshore. El nivel de movili-
dad de estos fondos hace que esta situación sea una preocupación particularmente
acuciante para los países en desarrollo, en especial dadas las trabas financieras para su
propio desarrollo.
La movilidad del capital es claramente un tema complejo. El capital móvil está
compuesto, por una parte, de dinero legal que busca un mejor clima para la inversión,
lo cual es comprensible en vista del entorno existente en muchos países en desarrollo;
y, por otra, de los fondos resultantes de actividades ilegales que se blanquean en el ex-
228 LOS PARAÍSOS FISCALES

tranjero. Dado que la movilidad del capital puede a menudo ser una reacción racional
ante circunstancias locales, tales como una mala gestión o la falta de confianza sobre
las instituciones nacionales, tradicionalmente se ha argumentado que es un síntoma
más que una causa de los problemas de muchos países en desarrollo. Sin embargo, vis-
to el contexto de las deficiencias financieras de los países pobres, está claro que los
enormes niveles de capital que se extraen anualmente de estas economías, por la ra-
zón que sea, forman parte del problema. Así mismo, mientras que los centros finan-
cieros extraterritoriales no pueden ser considerados como la causa de la movilidad del
capital, la existencia de canales internacionales seguros a través de los cuales puede pa-
sar este dinero agrava claramente la situación.
Desde que los EE.UU. decidieron abolir en 1984 la retención fiscal sobre los inte-
reses generados por inversiones en cartera de los residentes extranjeros, ninguna otra
economía importante ha sido capaz de mantener la retención fiscal por miedo a per-
der inversiones extranjeras. Casi ninguno de los países industrializados, y pocos de los
que están en desarrollo, aplica en la actualidad un impuesto sobre los intereses resul-
tantes de los ahorros de residentes extranjeros. Las economías en desarrollo o en pro-
ceso de integración a la economía global no pueden permitirse aplicar impuestos so-
bre intereses, ya que dicho impuesto sería simplemente transmitido al prestatario en
forma de tipos de interés más altos. En todos los países, el miedo a que el dinero se li-
mite a desviarse hacia otro lugar hace imposibles los movimientos unilaterales para
gravar las ganancias por intereses.
En principio, los ingresos procedentes de ahorros deberían normalmente ser gra-
vados en el país de residencia del inversor, pero en la práctica esto da por supuesta la
honestidad del contribuyente a la hora de declarar tales ingresos, así como el inter-
cambio efectivo de información. Las autoridades fiscales, en particular las de países en
desarrollo, rara vez disponen de medios efectivos para tener conocimiento de las ren-
tas que sus residentes obtienen del extranjero. También se suele dar el caso de que las
reglas en materia tributaria son elaboradas por aquellos que más se van a beneficiar de
ellas. En algunos países en desarrollo, el régimen fiscal permite, o incluso fomenta, el
impago de impuestos sobre ingresos en el extranjero. Incluso allí donde no es éste el
caso y los tratados sobre imposición sí que contienen acuerdos adecuados sobre in-
tercambio de información, la alternativa de los paraísos fiscales garantiza que los aho-
rradores siempre tengan un modo de no ser descubiertos.

Las pérdidas tributarias según Oxfam

Si el progreso de los países precisa de los recursos de capital, como es sabido, ob-
viamente cuando el capital se transfiere a otro lugar distinto de aquel donde se ha
generado, las haciendas nacionales sufren una pérdida de ingresos fiscales que son crí-
ticos para el pago de servicios sociales como educación, salud y desarrollo de infraes-
tructuras; mientras los beneficios privados podrían haber sido invertidos en la econo-
mía local, se colocan en otra jurisdicción. Como en tantos otros, en los casos de Brasil
y de Ecuador los datos referidos de sus bancos centrales nos revelan la frecuencia con
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES GENERAN POBREZA EN EL SUR 229

que el dinero de las elites de los países del Sur y de las multinacionales se refugia en
los centros financieros extraterritoriales.
Resulta harto difícil calcular el impacto total de los paraísos fiscales y otras situacio-
nes fiscales lesivas para los países en desarrollo, en gran medida debido a que la opaci-
dad actual oscurece la verdadera dimensión de los movimientos de capitales internacio-
nales y el uso de los paraísos fiscales por las multinacionales. Sin embargo, es evidente
que las pérdidas de recaudación fiscal son significativas, especialmente puestas en rela-
ción con los presupuestos limitados de los que disponen los países pobres. Para hacer
una valoración de esta pérdida Oxfam menciona dos supuestos, uno referido a la dis-
minución de ingresos fiscales provinientes de la tributación empresarial y, otro, a la pér-
dida de recaudación fiscal derivada del ahorro depositado en el extranjero.
Como se ha visto, la creciente capacidad de maniobra de que gozan las empresas
extranjeras para minimizar sus obligaciones fiscales, debido a las prácticas de compe-
tencia fiscal entre países y al uso de paraísos fiscales, tiene consecuencias importantes
para la base fiscal de los países concretos. Durante los últimos veinte años, la compe-
tencia entre los países en la reducción de los impuestos a las empresas ha sido una ma-
nifestación más de una «carrera hacia abajo»; y la habilidad de los inversores para uti-
lizar los centros financieros extraterritoriales u offshore ha sido un elemento decisivo
en esta carrera. Considerando que hace dos décadas el nivel de imposición fiscal en
los países en desarrollo era considerado, si no superior, al menos equivalente al de los
países de la OCDE, actualmente es considerado inferior en muchos casos, con el re-
sultado final de la disminución de la recaudación de impuestos.
Para calcular la disminución de los ingresos fiscales en los países en desarrollo, el
documento de Oxfam parte de una aproximación útil calculando los ingresos fiscales
basados en la valoración de la inversión extranjera directa. De acuerdo con los datos
de la Comisión de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) para
1998, el importe de la inversión extranjera directa en los países en desarrollo fue de
un billón doscientos diecinueve mil millones de dólares. La estimación de los ingresos
fiscales que deberían recibir los países en desarrollo se realiza partiendo de la tasa me-
dia de retribución de las inversiones y un impuesto sobre las empresas razonable se-
gún la práctica internacional.
La tasa media de retribución de las inversiones extranjeras directas en los países en
desarrollo computada por el Banco Mundial está entre el 16 por 100 y el 18 por 100, con
tasas considerablemente más altas para África; naturalmente, sin tener en cuenta las di-
versas prácticas contables que examinamos en el capítulo 5, empleadas por las empresas
transnacionales para reducir sus beneficios antes de impuestos. Por ello, Oxfam aplica
para su cálculo una tasa de retribución de la inversión extranjera directa en países en de-
sarrollo de al menos un 20 por 100. Y, según la OCDE, el tipo impositivo medio sobre
las empresas está en torno al 35 por 100, aunque éste suele ser inferior en numerosos
países en desarrollo, cuando era sin duda superior al comienzo de los ochenta.
Conjugando esos dos porcentajes, de una tasa de retribución de la inversión ex-
tranjera directa del 20 por 100 y de unos impuestos del 35 por 100, los países en de-
sarrollo estarían recibiendo como ingresos fiscales de las empresas extranjeras alrede-
dor de 85.000 millones de dólares por año. Y de hecho, como mucho perciben alrededor
230 LOS PARAÍSOS FISCALES

de 50.000 millones anuales. Por lo tanto, se deduce que los países en desarrollo, de
modo global, estarían perdiendo alrededor de 35.000 millones de dólares de ingresos
fiscales como consecuencia de la competencia fiscal. Probablemente esta estimación
es extremadamente conservadora, puesto que las cifras oficiales no sólo tienden a mi-
nusvalorar la aportación de la inversión extranjera directa sino que, además, no tienen
en cuenta las transacciones financieras de las grandes empresas.
La ONG británica de referencia subraya que, aunque sea más difícil todavía de
cuantificar, se puede asegurar que es más importante la incidencia negativa sobre la
pérdida de ingresos fiscales de las diferentes estrategias y métodos de las empresas
transnacionales para la evasión fiscal. Hemos mencionado el ejemplo de News Cor-
poration como caso extremo del uso creativo de las filiales instrumentales en los pa-
raísos fiscales por un importante número de empresas transnacionales. Con todo, la
práctica de la manipulación de las transacciones internas de las compañías con objeto
de disminuir los beneficios antes de impuestos está ampliamente extendida. En un es-
tudio de la UNCTAD demostrando la importancia de la transferencia de ingresos por
las empresas transnacionales, el 84 por 100 de los países en desarrollo que participa-
ron consideraba que las filiales radicadas en su territorio transferían parte de sus in-
gresos para evitar obligaciones fiscales.
Otra causa de la reducción en la recaudación fiscal de los países en desarrollo se
encuentra en los ingresos fiscales dejados de percibir, originados por los intereses pro-
ducidos por las cuentas corrientes y depósitos en el extranjero. Para un cálculo apro-
ximado de la cuantía de ingresos dejados de percibir, se parte de las cifras de capital
nómada. Es bastante evidente que el capital volátil o nómada va a los países donde no
está sujeto a tributación en su origen, como son los países y territorios calificados de
paraísos fiscales, al mismo tiempo que escapa a la tributación en el país de residencia
de su titular. En 1990 la cuantía del capital volátil o golondrina proveniente de los paí-
ses en desarrollo se estimaba en 700.000 millones de dólares.
Una vez más, las posibles pérdidas de ingresos fiscales se estiman suponiendo una
tasa media de retribución de esos fondos, a un tipo fiscal razonable. Como las perso-
nas ricas que utilizan los paraísos fiscales suelen tener una cartera de inversiones so-
fisticada que les proporciona un rendimiento global relativamente alto, una tasa de re-
tribución de las inversiones del 10 por 100 puede considerarse normal. Como se ha
señalado, los ingresos provenientes de los intereses producidos por cuentas en el ex-
tranjero raras veces están sujetos a impuestos; con todo, si lo estuviesen, puede consi-
derarse razonable un impuesto del 22 por 100. Por tanto, el cálculo de Oxfam supo-
ne una tasa de retribución del 10 por 100 y un impuesto del 22 por 100 sobre esos
beneficios y, en consecuencia, la tributación sobre los ingresos por intereses de los
700.000 millones dólares de capital volátil podría suponer para los países en desarro-
llo unos ingresos fiscales de alrededor de 15,4 mil millones dólares cada año.
Por ello, la suma de las cifras correspondientes a las pérdidas de recaudación por
causa de las empresas transnacionales, más las relativas a los ingresos por intereses
provenientes de los ahorros en los países en desarrollo podrían superar los 50.000 mi-
llones dólares cada año. Esta cifra es especialmente impactante puesta en relación con
las necesidades financieras de estos países. Por ejemplo, el Banco Mundial ha calcula-
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES GENERAN POBREZA EN EL SUR 231

do que podría proporcionar un paquete básico de salud a los países de bajos ingresos
con un coste anual de 12 dólares por persona y con un coste de 21,5 dólares para los
países de ingresos medios. De acuerdo con las cifras de población de 1996 el coste to-
tal para todos los países de ingresos bajos y medios sería aproximadamente de 73.000 mi-
llones de dólares.
Lo cierto es que en los países menos desarrollados, la competición fiscal y los pa-
raísos fiscales reducen los ingresos tributarios que de otra manera podrían contribuir
a los servicios públicos, al desarrollo y a la reducción de la pobreza. Como sostiene la
Red por la Justicia Fiscal, un incremento anual de los ingresos de sólo un 0,5 por 100
de los activos financieros depositados en paraísos fiscales podría financiar por com-
pleto los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU para 2015 (www.taxjusti-
ce.net).
Los economistas han elaborado modelos de competición fiscal para probar y evaluar
sus efectos, pero tales intentos permiten importantes críticas. Estos modelos, basados en
suposiciones abstractas que no se sostienen en el mundo real, producen resultados con-
tradictorios dependiendo de cuales sean las suposiciones de que partan. Tales modelos
ignoran la realidad de la globalización, especialmente la persistencia de la pobreza ma-
siva, aunque de la labor de los economistas hay que sacar dos conclusiones. En primer
lugar, la dinámica dominante de la competición fiscal que actúa contra los intereses de
los pobres: los beneficios fluyen hacia las bases impositivas móviles (las corporaciones
transnacionales y los individuos acaudalados) y en detrimento de los menos móviles (la
gente corriente y los negocios). En segundo lugar, a pesar de la dinámica predominante,
hay algunas circunstancias en las cuales las regiones o países en desarrollo pueden po-
tencialmente utilizar la competición fiscal para reducir la pobreza. Como subraya la Red
por la Justicia Fiscal (Taxjustice Network), para aportar soluciones prácticas se necesita
mucha investigación, particularmente desde la perspectiva antipobreza.

Una regulación financiera para un nuevo modelo de desarrollo


En septiembre de 2000, los líderes mundiales adoptaron la Declaración del Mile-
nio de las Naciones Unidas, comprometiéndose en nombre de sus países a intensificar
los esfuerzos mundiales para reducir la pobreza, mejorar la salud y promover la paz,
los derechos humanos y la sostenibilidad ambiental de los países menos desarrollados.
A partir de esa declaración surgieron los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que son
metas específicas y mensurables, como la de reducir a la mitad para el año 2015 la po-
breza extrema que todavía oprime a más de mil millones de personas en todo el mun-
do. Estos objetivos, así como los compromisos para cumplirlos que adquirieron los
países ricos y pobres, fueron ratificados en el llamado Consenso de Monterrey, surgi-
do a raíz de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Financiación para el De-
sarrollo de marzo de 2002, la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible y el lan-
zamiento de la Ronda de Doha sobre comercio internacional.
Para los líderes mundiales, la Conferencia de Monterrey de 2002 representó el es-
tablecimiento de un pacto entre países pobres y ricos para compartir los objetivos de
232 LOS PARAÍSOS FISCALES

desarrollo. Este compromiso es la base del Pacto de Desarrollo del Milenio que pro-
pone el Informe de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Humano para 2003; un pac-
to entre ricos y pobres a través del cual la comunidad mundial pueda trabajar unida
para ayudar a los países pobres a alcanzar las metas propuestas, mediante un sistema
de responsabilidades compartidas.
El Informe sobre Desarrollo Humano para 2003 subraya que los impedimentos es-
tructurales dejan a los países atrapados en las trampas de la pobreza; pero considera
que, aun en una situación tan grave, es posible encontrar soluciones prácticas y pro-
badas que implican cambios profundos en las políticas de los países ricos respecto al
desarrollo, así como un notable aumento de las inversiones en infraestructuras, el con-
trol de enfermedades y la sostenibilidad ambiental por parte de los países pobres, res-
paldados por una mayor asistencia financiera de los gobiernos de los países donantes.
Pero para revertir las tendencias registradas hasta ahora, el Informe 2003 subraya que
las estrategias de desarrollo deben centrarse no sólo en el crecimiento económico sino
también en una distribución más equitativa de la riqueza y de los servicios.
De ahí que se presente el Pacto de Desarrollo del Milenio (Millenium Develop-
ment Compact) con propuestas de nuevas políticas regionales y globales para un rá-
pido crecimiento y reducción de la pobreza, sin el cual los países pobres continuarán
atrapados en un crecimiento económico bajo o negativo. Por eso se propone un nue-
vo modelo o paradigma de desarrollo que engloba un conjunto de medidas políticas
para escapar de las trampas de la pobreza; modelo que es preciso aplicar desde un en-
foque polifacético, que no se reduzca a los habituales preceptos fundamentales para
una buena gestión económica y política. Para los países atrapados en la pobreza, se tra-
ta de desarrollar un conjunto de medidas políticas que son decisivas, como la inver-
sión en desarrollo humano –nutrición, salud (incluida la salud reproductiva), educa-
ción, agua y saneamiento– destinada a potenciar una mano de obra productiva que
pueda participar eficientemente en la economía mundial o la inversión en infraestruc-
turas –electricidad, carreteras, puertos, comunicaciones– para atraer nuevas inversio-
nes en sectores no tradicionales o la promoción de la sostenibilidad ambiental y me-
jora de la gestión urbana.
Pero también se apunta que el FMI y el Banco Mundial deberían definir marcos
macroeconómicos coherentes con la consecución de los objetivos, incluyendo una fi-
nanciación externa adecuada, en colaboración con los países dado que la mayor parte
de los donantes está de acuerdo en adecuar sus programas de ayuda al desarrollo a los
Documentos de Estrategia de Reducción de la Pobreza, que deberían adecuarse asi-
mismo para que hagan más hincapié en el apoyo necesario para alcanzar los objetivos.
No obstante, como ya se ha dicho por voces muy autorizadas, estos planteamientos del
nuevo modelo de desarrollo resultan incompletos, porque ignoran o pretenden igno-
rar los problemas graves del entorno financiero que la desregulación y la liberalización
de los mercados globalizados presenta especialmente para los países en desarrollo. En-
torno en el que se incluye la disponibilidad de los paraísos fiscales offshore cuyas con-
secuencias nefastas hemos analizado y que vienen denunciando algunas organizacio-
nes internacionales no gubernamentales como Attac, Oxfam, War on Want y muchas
otras. Cualquier nuevo modelo de desarrollo para los países pobres tiene que tener en
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES GENERAN POBREZA EN EL SUR 233

cuenta la problemática del entorno financiero y, sobre todo, las instituciones financie-
ras internacionales no pueden seguir ignorándola.
En la Conferencia referida de la Fundación Friedrich Ebert en Nueva York, expertos y
representantes de los países en desarrollo subrayaron la incidencia directa que los centros
offshore tienen sobre los problemas financieros y económicos de estos países. La evasión fis-
cal y el blanqueo de capitales ilícitos que protegen estos centros financieros producen una
desviación importante de fondos desde los países del Sur donde se generan y que son críti-
cos para su desarrollo económico y humano, dadas sus necesidades agudas de financiación
de escuelas y hospitales. La Declaración de la Red por la Justicia Fiscal destaca que sola-
mente el 0,50 por 100 de los activos financieros depositados en paraísos fiscales, evaluados
en 11 billones de dólares, generaría rentas para financiar los Objetivos de Desarrollo pro-
puestos por la ONU para el 2015, reduciendo a la mitad la pobreza mundial.
Estas realidades descritas no pueden seguir siendo deliberadamente ignoradas. La
resolución de los problemas humanos de supervivencia de una gran parte de la hu-
manidad pasa por la introducción de algún tipo de regulación de la globalización fi-
nanciera y, en especial, por la reforma de la denominada «arquitectura financiera glo-
bal». Tras la crisis del Sureste Asiático de 1997-1998 parecía que se iba a cerrar el
periodo de incertidumbre e inestabilidad financiera iniciado con el derrumbe del sis-
tema de Bretton Woods. No obstante, los esfuerzos de los últimos años se han centra-
do en medidas disciplinarias sobre los países deudores, pobres o empobrecidos, y su-
puestas ayudas; y, por el contrario, en el plano oficial apenas se ha prestado atención
al papel que desempeñan las instituciones financieras internacionales y a sus políticas
neoliberales que generan pobreza e injusticia en el Sur. Las Instituciones Internacio-
nales siguen dominadas por los países desarrollados, donde está residenciado el po-
tencial financiero. Mientras los países desarrollados representan sólo el 17 por 100 de
los votos en la ONU, el 24 por 100 en la OMC y el 34 por 100 en la FAO; sin embar-
go, disponen del 61 por 100 de los votos en el FMI y el Banco Mundial, donde los paí-
ses en desarrollo carecen de representación (Akyüz, 15-23). Por tanto, cualquier plan-
teamiento multilateral deberá incluir estos países del Sur y sus intereses específicos.
De ahí que cualquier nuevo modelo de desarrollo de los países más pobres debie-
ra contemplar, entre otros elementos, la regulación de los movimientos de capitales,
incluido el control desde el Estado, así como la eliminación de la financiación privile-
giada para no residentes centrada en los centros offshore. Hay que introducir acuer-
dos internacionales y medidas legislativas estatales que penalicen el registro de socie-
dades mercantiles sin actividad local o sean ignoradas como agentes inversores en
mercados financieros; y suprimiendo cualquier dualidad bancaria en la que se segre-
gue la actividad doméstica de la actividad internacional, atendiendo las propuestas
concretas de prestigiosas organizaciones solventes, que resumimos en Anexo I. Todas
estas y otras medidas serían una contribución decisiva a la desaparición de la pobreza
de los países del Sur. «Sin modificar las reglas de juego no hay posibilidad de solucio-
nar el problema del actual desequilibrio entre el Norte y el Sur», rezaba un cartel ex-
puesto en la Universidad Complutense de Madrid, durante la Semana de comercio
justo en la primavera de 2004; y añadía: «sólo un nuevo orden internacional más jus-
to podrá cambiar el desequilibrio entre el Norte y el Sur».
8
LO QUE HACEN LA ONU, EL GAFI Y LA OCDE
SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES

Descritas y analizadas en los capítulos anteriores las consecuencias nefastas de los


paraísos fiscales radicados en los centros financieros extraterritoriales, toca abordar el
relato de las actuaciones de los organismos internacionales frente a esta realidad con-
temporánea, cuya importancia y dimensiones han crecido en los últimos años. Los es-
cándalos de la evasión fiscal y la crisis de las políticas fiscales de los Estados, el blan-
queo de capitales de la delincuencia organizada y las perturbaciones financieras y las
crisis bancarias de amplia repercusión internacional, han ido suscitando y extendien-
do la inquietud de los gobiernos e instituciones financieras internacionales y de los
sectores bancarios relevantes sobre los centros offshore.
En los años noventa, antes de que surgieran los escándalos financieros de Enron y de
Parmalat, las grandes quiebras bancarias y las sucesivas crisis financieras junto al aumen-
to de la delincuencia transnacional suscitaron la inquietud del G-7 como gobierno mun-
dial de facto. La envergadura de las cuestiones en juego, que evidenciaba esta nueva si-
tuación mundial de desorden materializada en los centros financieros extraterritoriales,
fue abordada en numerosas cumbres del G-7 de esos años, acusando recibo de los pro-
blemas planteados por la desregulación financiera. Incluso, en julio de 2000, los ministros
de Finanzas del G-7 en la reunión de Okinawa plantearon todo un programa de actua-
ciones contra los centros financieros offshore, en un intento de impulsar y coordinar las
acciones de los diversos organismos internacionales implicados, como examinaremos en
el próximo capítulo. Pero antes revisaremos la multiplicidad de organismos surgidos para
llenar el vacío normativo creado, examinando por su interés la intervención de la ONU,
la actuación del Grupo de Acción Financiera contra el blanqueo, conocido por el acró-
nimo GAFI, y el Proyecto de la OCDE contra los paraísos fiscales.

Multiplicidad de organismos e iniciativas


Precisamente durante los años noventa, para afrontar los nuevos problemas de las fi-
nanzas internacionales, incluidos los planteados por los centros financieros offshore, fue-
236 LOS PARAÍSOS FISCALES

ron apareciendo nuevas organizaciones sectoriales junto a las instituciones históricas


como el FMI y el Banco Mundial, nacidas de los Acuerdos de Bretton Woods en 1944,
la OCDE o incluso la más antigua del Banco Internacional de Pagos, que tuvieron que
prestar atención a las repercusiones de estos centros financieros extraterritoriales.
En un principio, la amplitud transnacional de la delincuencia económica, y en es-
pecial del blanqueo de capitales del comercio ilegal de la droga que sobrepasa la ca-
pacidad de los Estados nacionales, motivó que la ONU abordase en los años ochenta
la cuestión de su regulación desde una perspectiva global, concretada luego en el Pro-
grama Global contra el blanqueo de dinero sucio; y, en 1989, las particularidades y el
volumen y desarrollo del fenómeno de la delincuencia financiera motivaron la decisión
de los Gobiernos del G-7 de la creación del Grupo de Acción Financiera sobre el
blanqueo de capitales (GAFI, en español y francés; FATF en inglés) como expresión
de una voluntad política de los grandes países de abordar seriamente la cuestión.
En 1996, ante las «consecuencias nefastas» generadas por la liberalización y desre-
gulación de los movimientos de capitales y desregulación de los mercados nacionales,
los Gobiernos del G-7 instaron a la OCDE para que abordara el establecimiento de un
marco multilateral encaminado a eliminar las prácticas fiscales perjudiciales con res-
pecto a las actividades móviles geográficamente, como son las actividades financieras y
de servicios anejos, manteniendo sin embargo un entorno global de competencia fiscal
libre y equilibrada, es decir, sin renunciar a la filosofía neoliberal de sus orígenes.
Así mismo, las inquietudes suscitadas por el potencial de riesgos de los centros offshore
para el sistema financiero globalizado, puesto de manifiesto, especialmente, por las crisis del
Sudeste asiático y rusa, hicieron que el G-7 convocara en 1999 el Foro de Estabilidad Fi-
nanciera (FSF), convertido luego en órgano permanente con sede en Basilea, que diagnos-
ticó lo que era más que evidente, la deficiente regulación financiera. Además, surgieron nue-
vas organizaciones, de difícil catalogación jurídica que reseñamos en el Anexo II, entre las
cuales destaca como más relevante por su relación con los paraísos fiscales:

• El Comité de Supervisión Bancaria de Basilea (The Basel Committee on Banking


Supervision o BCBS), dentro del Banco Internacional de Pagos (BIS), un banco
de bancos centrales, organismo privado de status jurídico singular, renacido en
los noventa.
• La Organización Internacional de Comisiones Nacionales de Valores (The Inter-
national Association of Securities Commissions o IOSCO).
• La Asociación Internacional de Supervisión de Aseguramiento (The Internatio-
nal Association of Insurance Supervision o IAIS).
• E incluso los centros offshore más importantes se agruparon en el Grupo Extra-
territorial de Supervisores Bancarios (Offshore Group of Banking Supervisors u
OGBS) y el Grupo Extraterritorial de Aseguramiento (Offshore Group of Insu-
rance Supervisors u OGIS), activos colaboradores en el establecimiento de es-
tándares, con los brillantes resultados que los hechos notorios atestiguan.

En junio de 2000, los expertos del FMI registraban 15 iniciativas de política interna-
cional que tenían como objetivo contener los efectos negativos de los centros financieros
LO QUE HACEN LA ONU , EL GAFI Y LA OCDE SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 237

extraterritoriales por su laxa regulación financiera, por su incitación a la evasión fiscal y a


la delincuencia financiera, que incluían desde los ministros de Finanzas del G-7, la
OCDE, el GAFI y sus grupos regionales, hasta el Comité de Basilea, el IOSCO, los in-
formes para los Gobiernos del Reino Unido y de Nueva Zelanda, las actividades de las
Naciones Unidas y de la Unión Europea (OFCs. IMF Background, 15-19). Toda esta ma-
raña de organizaciones, mediante reuniones de autoridades y responsables sectoriales de
las finanzas nacionales y de oficinas permanentes, desarrollan una labor interesante de pro-
fundización en el conocimiento de su parcela a nivel globalizado, que resumen en porme-
norizados informes o memoranda; y que sirven de base para definir «principios» y «es-
tandares» con la pretensión de prevenir distintas disfunciones de la globalidad financiera
y sus agentes en un intento infructuoso de regular lo desregulado.
Analizada esta actividad multilateral, destaca la importancia de la labor denominada
de standard-setting o «normalización» de conductas de las autoridades reguladoras y de
entidades bancarias, de aseguradoras y de los operadores de los mercados de valores, o
incluso de los bancos centrales en un intento de lograr la congruencia, consistencia y
coordinación de los comportamientos sectoriales y nacionales, con la finalidad de dotar
de seguridad y estabilidad al sistema financiero global, o al menos de recursos para lograr
unos objetivos funcionales. Todo ello, pretendiendo ignorar que el vacío creado desde los
años ochenta por la ola de liberalización y desregulación internacional de los mercados fi-
nancieros, cada vez más globales y su expansión, estaba y está en el origen de los proble-
mas. Esta serie de iniciativas que, sin rectificar el rumbo neoliberal, surgieron desde las
distintas instancias, ha dado lugar a foros, nuevas organizaciones privadas y programas de
acción con la pretensión de profundizar en la compleja realidad emergente, definiendo
«estándares», pautas para la actuación o guidelines, recomendando «nuevos procedi-
mientos» o best practices que recuperen un nuevo orden cuasijurídico frente al desorden
de las transacciones financieras entre los países del mundo. Todo ello como una dimen-
sión del nuevo concepto de la good governance o de la buena gobernabilidad mundial
controlada por los mercados; es decir, por los poderes financieros.
En suma, las intervenciones de las organizaciones internacionales, desde el G-7/G-8
hasta el GAFI, pasando por el FMI o la OCDE, representan un claro reconocimiento
del descontrol existente y de la carencia de regulaciones efectivas que ordenen, en-
caucen y controlen los movimientos de capitales y los mercados financieros. Sin em-
bargo, ninguna de ellas ha planteado la eliminación de la financiación offshore o ex-
traterritorial, incentivada con ventajas fiscales y opacidad, porque antes que nada
prima el fundamentalismo del libre mercado.

Las medidas antiblanqueo de la ONU


Cronológicamente, podemos afirmar que los problemas de la delincuencia finan-
ciera fueron las primeras disfunciones detectadas a nivel internacional como derivadas
de la desregulación, introducida con la eliminación de los controles estatales sobre los
movimentos de capitales. Los paraísos fiscales facilitan el blanqueo de capitales ilíci-
tos, la corrupción política y la delincuencia financiera como refugios sin ley ampara-
238 LOS PARAÍSOS FISCALES

dos por el secretismo y falta de cooperación internacional. Los marcos reguladores de-
ficientes y la carencia de autoridades supervisoras en muchos casos, unidos al desa-
rrollo de figuras jurídicas complejas destinadas a la opacidad de las transacciones fi-
nancieras, hacen de los centros offshore refugios preferidos para la ocultación del
producto de la corrupción política y corporativa y de las organizaciones delictivas,
obstaculizando la persecución policial y judicial del blanqueo del dinero sucio.
Por otro lado, la realidad contemporánea muestra que la delincuencia financiera y
el blanqueo de capitales ilícitos son intrínsecamente globales porque no se circunscri-
ben a un solo país. Si un país o jurisdicción refuerza su legislación contra el blanqueo
y la financiación del terrorismo, estas actividades rápidamente se desvían a un entor-
no más permisivo; incluso un país con escasa delincuencia y lavado de dinero tendrá
que adoptar medidas para impedir la «inmigración» del problema.
De todas las consecuencias nefastas de los paraísos fiscales, hasta ahora sólo el blan-
queo de capitales de origen ilícito y la financiación del terrorismo han suscitado un con-
senso más generalizado para una estrategia de actuación conjunta en una mayoría signi-
ficativa de países, que a nivel multilateral se ha concretado básicamente en la evaluación
mutua de las acciones estatales y en la fijación común de medidas recomendadas, no
siempre aplicadas con eficacia. A pesar de que tras los acontecimientos trágicos del 11
de septiembre de 2001 se ha pretendido ampliar globalmente los esfuerzos para comba-
tir el blanqueo y la financiación del terrorismo, la realidad muestra que ha sido sólo en
apariencia, porque se elude cualquier planteamiento que pueda atentar contra el princi-
pio fundamentalista de la libertad de los mercados financieros.
La amplitud transnacional de los delitos financieros y la trascendencia en especial
del lavado de dinero sucio, que sobrepasa la capacidad de los Estados nacionales, mo-
tivó que en los años ochenta la ONU abordase la cuestión de la regulación de algunos
aspectos desde una perspectiva global y diseñara luego el Programa Global contra el
blanqueo de dinero sucio procedente de la droga; y, en 1989, se crea el GAFI por de-
cisión de los Gobiernos del G-7 como expresión de una voluntad política compartida
por los grandes países para abordar seriamente la dimensión financiera del tráfico de
estupecfacientes. En ambos casos se trata de planteamientos que afectan a los paraí-
sos fiscales extraterritoriales en cuanto refugio y plataformas del blanqueo de capita-
les y de la delincuencia económica, como sabemos, pero que no han tenido como des-
tinatarios en exclusiva a los centros offshore.

El Programa Global contra el blanqueo

En realidad fue la ONU quien primero concibió la idea de introducir e implantar


a nivel internacional estrategias y medidas de antiblanqueo de capitales ilícitos, con el
Convenio de Viena de 1988 y la creación de la Oficina para el Control de las Drogas
y Prevención del Crimen con sede en Viena, más conocida por su siglas en ingles de
UNODCCP (United Nations Office for Drug Control and Crime Prevention), que ha
venido desarrollando el Programa Global contra el lavado de dinero (Global Program
against Money Laundering o GPML); aunque reviste una importancia mayor el Con-
LO QUE HACEN LA ONU , EL GAFI Y LA OCDE SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 239

venio de 2000 contra la delincuencia transnacional organizada, firmado tras la labo-


riosa Conferencia celebrada en Palermo.
Obviamente, la labor de esta Oficina y su Programa de acciones contra el blanqueo
tendrían que haber afectado al fenómeno de los paraísos fiscales; pero nada indica que
las Naciones Unidas hayan tenido incidencia alguna en la práctica, a excepción de la
elaboración de algunos informes relacionados con la actividad de los centros offshore.
La idea prevalente del reparto de funciones, considerando que los asuntos financieros
son competencia del FMI y del Banco Mundial, no ha sido ajena a ese hecho; aunque
en todo caso, frente a la doctrina predominante de la supremacía del mercado desre-
gulado los intentos reguladores de la ONU no podían tener éxito alguno.
Como acción más directa, siguiendo la ola de inquietud sobre la actividad de los
centros financieros extraterritoriales que movilizó a finales de los noventa a las orga-
nizaciones internacionales, durante el año 2000 la ONU convocó un Fórum con re-
presentaciones de los paraísos fiscales más significativos, dentro del Programa anti-
blanqueo, en evidente desconexión con la labor que en aquellas fechas llevaba a cabo
el GAFI. De hecho, sin embargo, únicamente desde la perspectiva del blanqueo de ca-
pitales se ha referido la ONU a los paraísos fiscales offshore.

El Convenio de Viena de 1988

Las primeras medidas se concretaron en el Convenio de Viena de 1988, el Convenio


de las Naciones Unidas contra el tráfico ilícito de narcóticos y sustancias psicotrópicas,
que fue negociado con un espíritu de comprensión mutua y de un deseo genuino de
adoptar un instrumento que abordara seriamente la plaga del tráfico de drogas, preci-
sando mejor sus objetivos que los instrumentos precedentes, en el sentido de lograr la coo-
peración en esta materia, que tiene una dimensión internacional. Este convenio, que ha
sido ratificado por 169 países, entre ellos España, trata indirectamente el asunto del blan-
queo de capitales ilícitos en lo que respecta a los delitos del tráfico de estupefacientes,
obligando a las partes a adoptar medidas, entre otras, para la confiscación de las ganan-
cias derivadas de estos delitos, sin que en estos casos el secreto bancario sea una razón
para no adoptar medidas y normas básicas de cooperación internacional.
Posteriormente, diez años más tarde, el asunto del antiblanqueo de dinero fue ob-
jeto de una declaración política de la Asamblea de las Naciones Unidas, en sesión es-
pecial mediante Resolución aprobada el 10 de junio de 1998, expresando el compro-
miso común de combatir el blanqueo de dinero sucio ligado al tráfico de drogas y
apelando a la cooperación internacional y regional, sin que se mencionara la interven-
ción de los paraísos fiscales offshore en esta cuestión.

La Oficina contra las drogas y el Offshore Forum

En la economía globalizada actual, la delincuencia organizada genera enormes su-


mas de dinero procedente del tráfico de drogas, el contrabando de armas y los delitos
240 LOS PARAÍSOS FISCALES

financieros, cuyo origen ilícito tiene que ocultarse mediante los procesos denomina-
dos de blanqueo o lavado. Para combatir este fenómeno mundial, la ONU estableció
la Oficina para el Control de las Drogas y la Prevención del Crimen (UNODCCP),
que ha diseñado el Programa Global contra el blanqueo de dinero.
Se trata de un programa global como instrumento clave de la ONU, mediante la
ayuda a los Estados miembros, para la promulgación de legislación antiblanqueo de
dinero, desarrollando mecanismos que combatan el delito e incentiven políticas de an-
tiblanqueo y actuando como coordinador de las iniciativas conjuntas con otras orga-
nizaciones. Sus estrategias comprenden la prestación de asistencia técnica, la organi-
zación de seminarios de formación, programas de entrenamiento, transmisión de
experiencias, investigación y recogida de datos y análisis.
Dentro de la estela de inquietudes que, en los ámbitos del poder financiero y político
mundial, suscitaron las crisis del Sudeste asiático y la de Rusia en los años 1997 y 1998 se
encuadra la convocatoria del «Foro de las Naciones Unidas sobre la Extraterritorialidad
Financiera» (United Nations Offshore Forum), que es tal vez la referencia que a menudo
se cita sobre la intervención de la ONU en el asunto de los paraísos fiscales offshore. En
marzo de 2000, el Foro reunió a un amplio espectro de expertos en mercados financieros
para no residentes con la cooperación del Gobierno local de las islas Caimán, para adop-
tar las conclusiones que un grupo de trabajo había consensuado en Viena el año anterior
sobre tres elementos básicos: lograr un compromiso político sobre el antiblanqueo en la
financiación offshore; la prestación de asistencia técnica y la investigación.
Desde luego, fue la notoria vinculación de los centros financieros extraterritoriales
con la delincuencia financiera lo que motivó esta iniciativa de la referida Oficina de la
ONU, de la convocatoria de un foro bajo su patrocinio y el del Gobierno local de las
islas Caimán, con la presencia de representantes de paraísos fiscales, con el objetivo de
que los centros financieros extraterritoriales cerraran la entrada de fondos para blan-
quear los beneficios de las actividades delictivas, buscando el compromiso político de
los paraísos fiscales extraterritoriales para la adopción de estándares mínimos de re-
gulación financiera; como contrapartida, el Foro les prestaría asistencia técnica para
que pudieran cumplir esos estándares exigidos (OFCs. The Role, 17).
Las medidas de antiblanqueo a establecer tenían como contenido fundamental el
compromiso de que se aplicaran en todos los servicios financieros transnacionales los es-
tándares mínimos aceptados internacionalmente que, a estos efectos, comprendían el
Convenio de Viena de 1988, las 40 Recomendaciones del GAFI, los «Principios básicos
de la efectiva supervision bancaria» del Comité de Basilea, los estándares de la regula-
ción del mercado de valores del IOSCO, los Principios para la supervisión del sector de
seguros internacionales y los Principios de cooperación internacional del G-7.
Unos cien participantes de 45 jurisdicciones, microestados y entidades infraestatales,
expresaron su conformidad, como no podía ser menos, en cuanto a impedir a los delin-
cuentes el acceso a los mercados financieros offshore, emplazando –según el comunicado
oficial– a todos los servicios financieros internacionales para que antes del 30 de septiem-
bre de 2000 manifestaran su «inclusión en un compromiso gubernamental» de aplicación
de los «estándares mínimos», que por otra parte había sido objeto de matizaciones, alega-
ciones y reservas recogidas en el mismo comunicado oficial publicado. Entre otras correc-
LO QUE HACEN LA ONU , EL GAFI Y LA OCDE SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 241

ciones, se insistía en el sentido de que el planteamiento debía ser global y no discrimina-


torio; que se reconocieran las actuaciones positivas adoptadas ya por muchas jurisdiccio-
nes participantes; que no se impusieran sanciones a la jurisdicciones individuales por el in-
cumplimiento de los estándares aceptados internacionalmente sin un proceso consultivo
de evaluación; que se dieran oportunidades para la corrección de deficiencias detectadas;
y no se hiciera distinción en la provisión de servicios financieros transnacionales, entre las
llamadas jurisdicciones para residentes (onshore) y para no residentes (offshore), sino entre
aquellas que aplicaban y las que no aplicaban los estándares aceptados internacionalmen-
te. Subrayamos esta última reserva planteada por los centros offshore que indica la impor-
tancia que para ellos tiene conservar la singularidad específica del offshore.
Estos y otros puntos reflejados en el comunicado ponen de relieve la inquietud sus-
citada por la iniciativa de la ONU y al mismo tiempo el desorden y la desregulación
imperante en estos centros de las finanzas mundiales. La UNODCCP, valorando el
consenso alcanzado (que en realidad no lo hubo), se comprometía a prestar asistencia
técnica y programas de investigación a aquellos centros offshore que se comprometie-
ran a cumplir los estándares aceptados internacionalmente y los delegados acordaron
que las jurisdicciones intentarían impedir que los servicios financieros aplicaran es-
tándares menos exigentes para la atracción de negocios al centro. Asimismo, se puso
de relieve que, dado que las jurisdicciones diferían en dimensiones y en recursos a su
disposición, el calendario para el cumplimiento de los estándares de regulación no fue-
se el mismo para todos los centros offshore.
Meses mas tarde, en octubre de 2000, el Servicio de Información de la ONU en Vie-
na hacía público que 31 centros financieros offshore habían remitido comunicaciones es-
critas expresando su compromiso con la UNODCCP para la adopción de los estánda-
res internacionales sobre regulación financiera y el antiblanqueo de dinero sucio. Estos
centros financieros offshore eran Anguila, Antigua y Barbuda, Aruba, Bahamas, Barba-
dos, Belize, Bermudas, las islas Vírgenes Británicas, las islas Caimán, las islas Cook, Chi-
pre, Dominica, Gibraltar, la isla de Granada, las islas de Jersey y Guernesey, la isla de
Man, Liechtenstein, Malasia, las islas Marshall, Mauricio, Nauru, Antillas Holandesas,
Niue, Panamá, Samoa, Seychelles, San Cristóbal y Nieves, St. Lucía, Trinidad y Tobago
y Turks y Caicos. Asimismo, la Oficina de la ONU manifestaba que estaba ya prestando
asistencia técnica a varios de estos notorios paraísos fiscales y que habían recibido de-
mandas de asistencia del GAFI regional para el Caribe (Caribbean Financial Action
Task Force) para el asesoramiento con el fin de constituir una Unidad Regional de Inte-
ligencia Financiera (Financial Intelligence Unit) dentro de la Organización de los Esta-
dos Caribeños Orientales (Organization of Eastern Caribbean States).
El avisado lector habrá notado que estos microestados y entes autónomos, aparen-
temente disciplinados alumnos de la asistencia técnica de la ONU, siguen aparecien-
do relacionados con los escándalos financieros y los casos de delincuencia financiera;
porque no parece que hayan aprovechado mucho las ayudas recibidas, al menos para
aplicar medidas de antiblanqueo, ya que el propio GAFI sigue incluyendo entre los
países y territorios no cooperantes, entre otros, a las islas Cook y Nauru, y de la ma-
yoría de ellos, cooperantes o no, habrá que esperar al 2006, para que la OCDE com-
pruebe si efectivamente cooperan con las autoridades de los demás países.
242 LOS PARAÍSOS FISCALES

El Convenio sobre la delincuencia transnacional organizada

Como ha escrito el magistrado Garzón (en Joly, 14), nos encontramos con merca-
dos globalizados, con actividades financieras mundiales y con empresas multinaciona-
les para las que han desaparecido las fronteras, al mismo tiempo que nos enfrentamos
a fenómenos como el crimen organizado (cáncer); y dentro del mismo, con el tráfico
de drogas, el terrorismo, el blanqueo de dinero, la delincuencia económica y el fraude
fiscal; y con la corrupción asociada (metástasis), sin que haya habido una respuesta de
alcance equivalente con normas jurídicas efectivas en los ámbitos local y multilateral
que disminuyan los efectos de estos fenómenos. Los escasos convenios internaciona-
les negociados o han sido ratificados por pocos países, o se demora su aplicación, o
«sólo se atisban tímidas iniciativas frente a uno de los problemas más graves de este
ámbito y que constituye uno de los principales semilleros de delincuencia económica
y corrupción: el de los paraísos fiscales». Y «las zonas o países offshore presentan una
especial facilidad para que arraigue y se perpetúe en ellos la corrupción, bien sea por-
que existen empleados de entidades financieras corruptos en la actuación, bien sea por
el riesgo de que esos países infrarregulados y no cooperadores puedan ser utilizados
por grupos criminales para realizar transacciones de un modo discreto o para blan-
quear el dinero procedente de las mismas. La conclusión evidente, y así se reconoce
por el propio GAFI, es que el paraíso fiscal está vinculado al blanqueo de dinero y,
por ende, al crimen organizado y a la corrupción».
Ninguna negociación o tratado multilateral se ha planteado para la erradicación
plena de los paraísos fiscales, sino que sus consecuencias nefastas han sido abordadas
indirectamente por los convenios y tratados que intentan regular los fenómenos de la
delincuencia financiera y fiscal, implícitamente dirigida contra el descontrol normati-
vo de estos enclaves geográficos e islas en cualquiera de sus dimensiones. Todo ello, a
pesar de que los trabajos e investigaciones desarrollados por el GAFI, concretados en
sus Informes sobre tipologías delictivas, exponen un conocimiento técnico del fenó-
meno delictivo internacional básico para una regulación jurídica.
El hecho de que a la cooperación judicial se oponga siempre la excepción fiscal hace
cada vez más urgente la desaparición de los paraísos fiscales, así como la celebración de
una convención sobre la materia que procure armonizar las normas penales que eliminen
las limitaciones a las comisiones rogatorias, o establezcan los requisitos comunes que las
hagan viables. Resulta imprescindible la regulación expresa de la doctrina del «levanta-
miento del velo» en las sociedades offshore, y también la evolución hacia su responsabili-
dad penal en determinados delitos en los que dichas sociedades se constituyen en elemen-
to indispensable de la empresa criminal, materia sobre la que ya se ha pronunciado la
Unión Europea, la Convención Penal sobre la Corrupción (art. 8) y la propia Convención
de Palermo contra el Crimen Organizado de diciembre de 2000» (Garzón, en Joly, 26).
Tras largas y difíciles sesiones en Palermo, conocida sede de la mafia siciliana, de
una Conferencia de las Naciones Unidas, varios borradores culminaron el 15 de di-
ciembre de 2000 en el Convenio sobre la Delincuencia Transnacional Organizada, co-
nocido como Tratado de Palermo, firmado por 121 Estados de los 148 países partici-
pantes en la conferencia convocada para abordar estas cuestiones. De su contenido,
LO QUE HACEN LA ONU , EL GAFI Y LA OCDE SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 243

destaca la obligación de los Estados que ratifiquen el tratado a denegar cualquier tipo
de asilo a quienes estén implicados en delito organizado internacionalmente, juzgan-
do esos crímenes donde sean cometidos y cooperando a nivel internacional. En lo que
concierne el blanqueo de dinero, el tratado apela a los países para lograr una mayor
regulación de las instituciones financieras, autorizando el levantamiento del secreto
bancario para permitir las investigaciones criminales, la prohibición de las cuentas
bancarias anónimas y la apertura de cuentas bajo nombre falso.
Redactado en el espíritu ya tradicional propio de la ONU de respeto a la sobera-
nía nacional, estos textos admiten la supremacía de las autoridades nacionales y re-
chazan el derecho de injerencia. Incluso habiendo ratificado el Tratado, cada Estado
está autorizado a rechazar su aplicación alegando su oposición a la legislación nacio-
nal. Este tipo de redacción diplomática permite a los países notoriamente protectores
de la delincuencia financiera dotarse de una apariencia de virtudes suscribiendo esos
textos que saben muy bien que no se verán obligados a aplicar, puesto que, llegado el
caso, pueden hacer prevalecer los textos nacionales contrarios al compromiso adqui-
rido. Sin embargo, la importancia de este tratado estriba básicamente en dos elemen-
tos, porque introduce un reconocimiento compartido de la noción de delincuencia fi-
nanciera y contiene disposiciones para combatirla; y los Estados comprometidos se
obligan a reconocer oficialmente, al tener que contraponer sus textos legales con el ar-
ticulado del tratado, que no se ajustan a la norma convencional suscrita.
El Tratado de la ONU sobre Delincuencia Organizada Transnacional comprende dis-
posiciones sobre definición de grupo delictivo organizado; medidas para combatir el la-
vado de dinero; medidas contra la corrupción; la confiscación de bienes y ganancias de-
lictivas; extradición de delincuentes; asistencia legal mutua; y protección de testigos y
víctimas. Las disposiciones de este tratado se asemejan a las del Convenio de 1988, a ex-
cepción del mayor alcance de los «delitos originarios» y los «beneficios del delito». El tra-
tado también establece disposiciones para la confiscación de bienes y ganancias derivadas
del delito y la transferencia de tales beneficios (art. 16), además de diversos protocolos,
entre ellos, un protocolo sobre los requisitios de «conozca su cliente», norma obligatoria
para todos los proveedores de servicios financieros. Las ratificaciones para su entrada en
vigor se han producido durante 2003, incluida España, quedando planteada la necesidad
de que los Estados signatarios provengan a su aplicación. Para abril de 2005 la ONU tie-
ne previsto la celebración en Bangkok, del 11.º Congreso de las Naciones Unidas sobre
la Prevención del Delito, aunque desde nuestra perspectiva no podemos esperar que pue-
da tener gran incidencia sobre los centros offshore.

Las 40 Recomendaciones del GAFI y sus evaluaciones


En la actualidad, el Grupo de Acción Financiera contra el blanqueo (GAFI, el acró-
nimo en español y en francés; FATF, en inglés) sigue siendo la principal organización
multilateral contra el blanqueo de capitales y, por tanto, «la que más atención despierta
a nivel internacional»; como organismo intergubernamental recibió un mandato para
examinar las medidas legales nacionales previstas para combatir el lavado de dinero ne-
244 LOS PARAÍSOS FISCALES

gro, en gran parte como respuesta a las enormes dimensiones alcanzadas por el narco-
tráfico. Durante años ha agrupado a 29 Estados (incluida España), pero con la incorpo-
ración de Rusia y Sudáfrica, desde 2003 integra 31 Estados miembros, más dos organi-
zaciones regionales, la Comisión Europea y el Consejo de Cooperación del Golfo en esta
materia, así como 18 observadores, entre ellos el FMI y el Banco Mundial.
Aunque su Secretariado reside en la misma sede de la OCDE en París, el GAFI es
jurídicamente independiente y su base legal está constituida simplemente por un
acuerdo político del G-7, en la reunión cumbre de París de 1989. Dato muy significa-
tivo que muestra una de sus debilidades de origen al constituir un mero grupo de tra-
bajo intergubernamental, con mucha menos solidez institucional que la OCDE, soste-
nido por la voluntad política de sus creadores. A juzgar por algunos de sus planteamientos,
los miembros del GAFI parecen ofrecer un cierto compromiso político en la lucha
contra el blanqueo y en la ejecución de sus recomendaciones; y últimamente en la lu-
cha contra la financiación del terrorismo. Además de establecer y requerir de sus
miembros unos ejercicios de autoevaluación y de evaluación mutua de las propias re-
glamentaciones sobre el blanqueo de capitales, como organización realiza unos estu-
dios solventes y serios de análisis y descripción de tipologías de la delincuencia finan-
ciera actual, con la finalidad de desvelar nuevas técnicas de lavado de dinero negro y
desarrollar estrategias para contrarrestarlas.
Hasta la fecha, la labor del GAFI ha tenido como resultado más importante la pu-
blicación de las 40 Recomendaciones de medidas legales antiblanqueo, adoptadas
como referencia por todos los organismos internacionales. Se trata de un conjunto de
normas propuestas para mejorar las legislaciones nacionales en materias que afectan
directa o indirectamente al blanqueo de capitales y a la delincuencia financiera; y que
por tanto su aplicación rigurosa tendría una seria incidencia negativa en la actividad
financiera de los paraísos fiscales, aunque no son los destinatarios específicos de las
mismas. Por un lado, se proponen normas punitivas para su inclusión en la aplicación
de la legislación nacional de los países, como la tipificación como delito del blanqueo
de capitales ilícitos, la obligatoriedad del embargo y confiscación de los beneficios del
blanqueo de dinero sucio, la información de las transacciones sospechosas, y la coo-
peración internacional en la investigación, persecución y extradición de delincuentes.
Por otro lado, en relación con la regulación del sector financiero y la cooperación
internacional, las recomendaciones abarcan unas normas no jurídicas calificadas y
aceptadas comúnmente como «estándares» internacionales de referencia por los or-
ganismos internacionales y que se supone deben aplicar todos los países voluntaria-
mente, cuyo enunciado se refiere a:

• La identificación del cliente financiero, norma conocida como «conoce tu clien-


te» (know your customer o KYC, en la angloterminología internacional).
• La conservación de documentación financiera durante cinco años.
• El seguimiento continuado de cuentas y transacciones financieras.
• Establecimiento de controles internos y auditorías.
• Establecimiento de estándares de integridad.
LO QUE HACEN LA ONU , EL GAFI Y LA OCDE SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 245

Para controlar su aplicación por los países, comprendidos los diversos centros finan-
cieros extraterritoriales en su caso, la metodología consiste en el enjuiciamiento mutuo o
mutuas evaluaciones por los propios miembros del GAFI, con el fin de revisar el grado
de cumplimiento de esas 40 Recomendaciones establecidas en 1990 y con modificaciones
no sustanciales en 1996 y en 2003, destinadas a reforzar la lucha contra el blanqueo de di-
nero y la financiación del terrorismo, conforme a la retórica de moda en las burocracias
internacionales. Técnicos de los propios países asociados en calidad de consultores llevan
a cabo las evaluaciones in situ, es decir, revisando la legislación vigente y elaborando un
informe al respecto. En la práctica establecida, los miembros realizan rondas de evalua-
ciones mutuas, apoyadas por autoevaluaciones anuales, para el seguimiento de la correc-
ción de deficiencias que hayan podido ser detectadas; siendo publicados ambos tipos de
evaluaciones. Aunque se identifican las infracciones en la legislación vigente en cada Es-
tado miembro, no se detalla la amplitud de los incumplimientos y rara vez el GAFI con-
sidera necesario recomendar acciones punitivas contra sus miembros. En general, las eva-
luaciones se confunden con negociaiones opacas que producen informes anuales que
ignoran los centros offshore, como evidencian los informes sobre Francia y Reino Unido
(1992) y de Luxemburgo en 1993 (Godefroy, 158 y 167).
Es significativo el caso de Austria, que incumplía las 40 Recomendaciones en la
emisión de libretas de depósito (passbooks) anónimas, problema que fue planteado
desde la creación del Grupo. Hasta 1999 el GAFI no se inclinó por penalizar a Aus-
tria, limitándose a las amenazas de suspensión hasta que este país decidió el cambio
de los requisitos para cumplir las recomendaciones; situación de amenaza de sanción
a un miembro que al parecer carecía de precedentes. Desde luego, si las tres reco-
mendaciones (n.os 10, 21 y 11) que hacen referencia a las prácticas de opacidad de los
centros financieros extraterritoriales hubieran sido aplicadas de verdad, tendrían que
haber servido para su proscripción.

Los países y territorios no cooperantes

Además de las evaluaciones mutuas entre los miembros, el GAFI evalúa la disposi-
ción de los países no miembros a cooperar con sus iniciativas mediante la declaración
de «países y territorios no cooperantes» (PTNC o NCCT en siglas en inglés), publi-
cando la lista de aquellos evaluados, sin su consentimiento, que no se acomodan a los
25 criterios en que se basan las 40 Recomendaciones. Estos veinticinco criterios hacen
referencia a las lagunas en las reglas y a las prácticas perjudiciales que permiten a los
delincuentes y a los blanqueadores de dinero sucio sustraerse a las medidas antiblan-
queo, por deficiencias en las reglamentaciones financieras, en especial las asociadas a la
identificación; las normas sobre la cooperación administrativa y judicial internacional;
y los recursos para la prevención, la detección y la represión del blanqueo de capitales
(GAFI, Rapport sur les pays ou territoires non-cooperatifs, 14 de febrero de 2000).
Esta labor de evaluación ha tenido cierta repercusión al denunciar públicamente
a determinados centros financieros offshore. Además, la lista puede tener ciertas conse-
cuencias punitivas, puesto que las transacciones financieras con jurisdicciones con-
246 LOS PARAÍSOS FISCALES

sideradas no cooperantes pueden quedar sometidas a un escrutinio minucioso por las


instituciones financieras de los países del GAFI, cuyas medidas básicamente consis-
ten en la recomendación de reforzamiento de los controles informativos y adverten-
cias en las transacciones con estos países y territorios denunciados públicamente. En
junio de 2000, después de la primera ronda de exámenes, 15 jurisdicciones fueron
considerados no cooperantes, publicándose la lista de PTNC, que incluía cierto nú-
mero de centros financieros offshore del Caribe y del Pacífico e Israel, Líbano, Pana-
má, Filipinas y Rusia, jurisdicciones a las que hizo un llamamiento para que solucio-
naran el problema señalado, con el ofrecimiento de asistencia técnica del GAFI, en
caso de solicitarla. Sin embargo, desde el FMI se ha apuntado que el secretariado del
GAFI en París por sí mismo no presta normalmente mucha asistencia técnica, sien-
do sus miembros quienes la aportan de modo bilateral (IMF, Financial Abuse, Anexe VI).
En junio de 2003, tras la reunión en Berlín, el GAFI excluyó de la lista de PTNC a
San Vincente y las Granadinas; y de la lista modificada a 27 de febrero de 2004 de-
saparecían Egipto y Ucrania, quedando el número de «países y territorios no coope-
rantes» reducidos a los siete de islas Cook, Nauru, Filipinas, Indonesia, Myanmar (ex
Birmania), Nigeria y Guatemala, informándose de que se han aplicado las llamadas
sanciones a Nauru y a Myanmar, según la web del GAFI. En ningún caso se dispone
de información sobre esas negociaciones intergubernamentales que han ido redu-
ciendo la lista negra; ni se ha cuestionado la utilización de los centros offshore por la
delincuencia financiera organizada. Por el contrario, las listas de PTNC se han ido
alejando de la posibilidad de que identificaran a estos centros financieros como refu-
gio de esta delincuencia.

A voluntary task force

La realidad es que el GAFI no es más que «un grupo voluntario de trabajo», como
ha sido calificado. En una economía globalizada destaca su reducida representatividad
geográfica. Como organización intergubernamental, suma 31 países entre los 191 Es-
tados miembros de la ONU. Aunque agrupa a los EE.UU. y a los miembros de la
Unión Europea, Japón y Canadá, habiéndose ampliado con Rusia y Sudáfrica, quedan
aún fuera China, India, Pakistán, Indonesia, Arabia Saudita y otros países con sufi-
ciente relevancia en los mercados financieros internacionales para ofrecer oportuni-
dades amplias al blanqueo de capitales de la delincuencia financiera de todo tipo.
De ahí que, como mero grupo de trabajo, en la práctica del GAFI destaque su dedi-
cación al análisis y descripción sociológica de las distintas modalidades de delincuencia
financiera, mediante sus evaluaciones e informes sobre tipologías que revelan la com-
plejidad y gravedad alcanzada por esta plaga mundial. Ni siquiera las frecuentes refe-
rencias a sus 40 Recomendaciones en los informes y estudios de los diversos organismos
internacionales, incrementadas tras el 11 de septiembre de 2001, logran ocultar el hecho
de que, envuelto en la retórica mediática o burocrática de organismos sin control de-
mocrático directo, se intenta ocultar la escasa efectividad de sus recomendaciones en
tantos lugares del planeta, particularmente en los paraísos fiscales offshore.
LO QUE HACEN LA ONU , EL GAFI Y LA OCDE SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 247

Porque la dificultad mayor de fondo con que tropieza la labor del Grupo deriva de
la propia situación de desregulación financiera global, en que las consecuencias de la
liberalización de los movimientos de capitales no pueden abordarse parcial o secto-
rialmente porque hoy por hoy se confunden los flujos financieros, sin que se distingan
por su origen lícito o ilícito. Esta debilidad estructural del GAFI queda más de mani-
fiesto si tenemos en cuenta que, dejando a un lado la retórica de sus objetivos, su ám-
bito de actuación se limita a la revisión de los textos legislativos nacionales, sin dispo-
ner de otros medios e instrumentos para verificar y controlar in situ la eficacia real de
las medidas preventivas previstas en los diminutos enclaves, islas y territorios donde
se refugian grandes fortunas ilegales, ni mucho menos en los grandes centros finan-
cieros internacionales.
Las 40 Recomendaciones representan una propuesta de unos comportamientos es-
tatales normalizados, es decir, unos «estándares» consensuados como mera referencia
de pautas u orientaciones sobre las medidas y actuaciones consideradas como «nor-
males» por los grandes países para la prevención del blanqueo de capitales ilícitos.
Desde luego tienen la virtualidad añadida, sobre todo, de servir de fuente de referen-
cia para dar contenido a los informes técnicos sobre estas cuestiones, que periódica-
mente elaboran los expertos de los distintos organismos internacionales, que se ven
enriquecidos recíprocamente con referencias entrecruzadas a estos y otros estándares,
sin que sean contrastados con la realidad de su inaplicación en los centros offshore. Y
es que la cruda realidad es su carencia de la fuerza jurídicamente vinculante de un con-
venio internacional que, aunque únicamente estuviera suscrito por un reducido nú-
mero de Estados, marcaría un avance serio en la prevención y sanción de la delin-
cuencia financiera transnacional.

«Antilavado de dinero y lucha contra la financiación del terrorismo»

Tras el 11 de septiembre de 2001, la oleada de retórica sobre la «lucha contra el te-


rrorismo» o la «guerra contra el terror» (war on terror en algunos canales de televisión
y de prensa estadounidenses) ha ignorado las evidencias de la contribución de los cen-
tros offshore a la financiación del terrorismo, como vimos en el capítulo 6, sin que la
erradicación de los paraísos fiscales como tales o del conjunto de sus efectos perni-
ciosos se haya planteado por ningún organismo internacional, si exceptuamos el frus-
trado Proyecto de la OCDE.
Respondiendo a las apelaciones para combatir el terrorismo posteriores a los trá-
gicos eventos, los organismos internacionales relacionados con los mercados financie-
ros activaron su atención –ninguna información publicada permite asegurar que ha-
yan intensificado su lucha ni su eficacia– sobre el antiblanqueo de dinero sucio y la
financiación del terrorismo, acuñando, según la práctica habitual, una nueva denomi-
nación de «Antilavado de dinero y lucha contra la financiación del terrorismo» o Anti-
Money Laundering and Combating Financing Terrorism, y unas nuevas siglas en inglés
para designar este «combate» (AML/CFT), e incluso a nivel subalterno parece que in-
tentan coordinar las tareas sectoriales emprendidas en los últimos años.
248 LOS PARAÍSOS FISCALES

Por su parte, el GAFI definió otras ocho Recomendaciones especiales que se supo-
nen destinadas a combatir la financiación del terrorismo, pero que realmente vienen a
reiterar el contenido de las anteriores. En este sentido, tres relevantes organismos in-
ternacionales de carácter técnico y realmente privados, cuyos estándares para el sector
financiero son una referencia para el FMI y los organismos internacionales, elabora-
ron un documento conjunto señalando los esfuerzos por aunar los planteamientos téc-
nicos sobre la denominada AML/CFT o «Antilavado de dinero y lucha contra la fi-
nanciación del terrorismo». En un documento conjunto de junio de 2003, del Comité
sobre Supervisión Bancaria de Basilea (BCBS), la Organización Internacional de Co-
misiones Nacionales de Valores (IOSCO) y la Asociación Internacional de Supervisión
del Aseguramiento (IAIS), se resume la labor realizada desde cada sector para com-
batir el blanqueo de dinero sucio y la financiación del terrorismo, resultado de reu-
niones o foros conjuntos habidos en Hong Kong y Berlín en los primeros meses de
2003 (The Joint Forum, Initiatives...).
Aunque este documento no está referido expresamente a los centros financieros
extraterritoriales, a los que no dedica ninguna consideración especial, su contenido
aborda las diferentes deficiencias de regulación y de supervisión en la actividad finan-
ciera, que son las características propias que precisamente identifican el funciona-
miento de los paraísos fiscales offshore, aunque no sean exclusivas de los mismos. El
contenido del documento citado, en términos globales, recoge los elementos comunes
de la lucha antiblanqueo y contra la financiación del terrorismo en los tres sectores de
banca, mercado de valores y seguros, que desarrollan esencialmente las 40 Recomen-
daciones del GAFI y sus ocho Recomendaciones especiales y la Metodología de valo-
ración elaborada por el GAFI junto con el FMI y el Banco Mundial, previa consulta
con el BCBS, IOSCO e IAIS, sobre el cumplimiento de los estándares contra el blan-
queo y la financiación del terrorismo.
Este planteamiento conjunto que denominan «metodología integral» se aplica por
los técnicos del GAFI en las evaluaciones mutuas así como por el FMI y el Banco
Mundial en el Programa de Evaluación del Sector Financiero (FSAP) y por el FMI en
el Programa de evaluación de los centros financieros extraterritoriales, y que abarca
los elementos o criterios reseñados de identificación del cliente; seguimiento conti-
nuado de cuentas y transacciones, mantenimiento de registros y archivos e informa-
ción de operaciones sospechosas, auditoría y control interno, estándares de integridad;
y cooperación entre supervisores y otras autoridades competentes. Elementos todos
de sobresaliente simpleza que, como grandes hallazgos tecnológicos, de modo reitera-
tivo aparecen referidos en todos los documentos e informes que generan los actuales
organismos internacionales, en un intento por ocultar su inaplicación en los paraísos
fiscales extraterritoriales y en bastantes países.
Dada la amplitud de cobertura de los estándares del GAFI, parece que no quedan
lagunas serias o incongruencias en los planteamientos desde los tres sectores. La lla-
mada metodología integral para la evaluación internacional de su vigencia en la prác-
tica de los países precisa más los criterios sectoriales específicos para su aplicación en
los subsectores financieros de la supervisión bancaria, del aseguramiento y del merca-
do de valores, que como sucedáneos de normas jurídicas vienen siendo establecidos
LO QUE HACEN LA ONU , EL GAFI Y LA OCDE SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 249

por estos organismos aparentemente subalternos como son el BCBS, IOSCO e IAIS;
y que los organismos internacionales de rango supraestatal aceptan como referentes.
Desde luego, los resultados de la labor intelectual desarrollada por los técnicos de
estos organismos no aparece reflejada en la realidad cotidiana que conocemos, que de-
muestra que sus informes y documentos son ignorados en la práctica por los bancos y
centros financieros offshore dada la ausencia de voluntad política y de órganos e insti-
tuciones internacionales, sujetos a control democrático, con autoridad para la regula-
ción eficaz de los mercados financieros.

El Grupo Egmont, juntos y revueltos

En gran parte el GAFI contribuyó o influyó en la creación en varios países más de-
sarrollados, con denominaciones diversas, de unidades de inteligencia financiera (fi-
nancial inteligence units o FUIs) como organismos técnico-policiales especializados en
la detección de las sofisticadas formas de la delincuencia en unas finanzas desregula-
das, al mismo tiempo que se intentaba poner barreras defensivas en la banca, asegu-
rando el cumplimiento de la legislación preventiva; obviamente, sin intervenir ni in-
terferir la libre actividad de los mercados financieros. En España, siguiendo la
directiva europea, en 2001 comenzó a funcionar la Comisión de prevención del blan-
queo de capitales, con su Servicio ejecutivo (SEPBLAC); y diez años antes había co-
menzado sus actuaciones en Francia el organismo Traitement du Renseignement et Ac-
tion contre les Circuits Financiers Clandestin (TRACFIN). Sin embargo, la complejidad
del fenómeno transnacional de la delincuencia financiera mundial requiere como mí-
nimo la cooperación interestatal y el intercambio de información técnica entre los or-
ganismos que gestionan su prevención. De ahí esta abundancia de organizaciones in-
tergubernamentales, a diferentes niveles, destinadas a llenar el hueco de la carencia de
regulaciones y controles internacionales sobre las operaciones transnacionales en que se
materializan los movimientos de capitales.
En 1995 se constituía el denominado Grupo Egmont como una organización infor-
mal de estas unidades estatales de investigación financiera, que han ido apareciendo para
combatir, más o menos seriamente, el blanqueo de capitales ilícitos y otras formas ela-
boradas de delincuencia económica y que, conforme al modelo neoliberal imperante, se
limitan a la recepción, análisis y remisión a las autoridades competentes de las comuni-
caciones de operaciones financieras sospechosas que sistemáticamente han de recibir de
las entidades bancarias y financieras, conforme a sus respectivas legislaciones nacionales.
En 2002 estaban integradas en este grupo 69 unidades, habiéndose incorporado ese año,
entre otros, Andorra –con el apoyo del Gobierno español– Barbados, Canadá, las islas
Marshall, Rusia, Singapur y Vanuatu. Una simple lectura de la relación de las 69 «uni-
dades» integradas muestra que no se corresponden con Estados sino con jurisdiciones
fiscales, por lo que las llamadas pomposamente «unidades de inteligencia financiera» de
Estados como el Reino Unido, Japón, Rusia o España se codean con las unidades ho-
mólogas de notorios paraísos fiscales, como la islas británicas de Guernsey, Jersey y de
Man o las islas Caimán, Panamá y otros (Sepblac, Memoria, 54).
250 LOS PARAÍSOS FISCALES

Desde el punto de vista operativo, habrá quienes apunten razones técnicas de su-
puesta eficacia que habrán aconsejado esta mescolanza. Pero políticamente se pone
una vez más de manifiesto el desorden de la globalización que equipara a microesta-
dos, de hecho refugio de delincuentes financieros, con Estados que se inhiben en el
ejercicio de su soberanía en cuanto toca a los mercados financieros, aunque se trate de
cuestiones tan graves como el blanqueo de dinero sucio y la financiación del terroris-
mo. Dicho de otro modo, desde el punto de vista de la práctica y de la imagen se está
homologando la actividad de ciertos centros financieros extraterritoriales que apare-
cen «ante los mercados» dotados de la respetabilidad debida.

El proyecto de la OCDE contra las prácticas fiscales perjudiciales


Sabemos que los centros financieros extraterrritoraiels son la expresión máxima de
la competencia fiscal perjudicial para los demás Estados, porque la baja o nula tribu-
tación que ofrecen para las grandes operaciones financieras estimula la fuga del capi-
tal. El desarrollo de la financiación para no residentes en esos enclaves e islas con su
oferta de desregulación unida a ventajas fiscales, gracias a esa atracción del capital fi-
nanciero, supone la incitación a la evasión y al fraude fiscal en los demás países, con
fuerte reducción de los ingresos fiscales estatales y con la consiguiente reducción del
gasto público y la protección social de sus poblaciones, que se agrava en la situación
de empobrecimiento de los países del Sur.
En primera línea de los esfuerzos para combatir el ventajismo fiscal de los centros
financieros offshore, aparece el Proyecto de la Organización Europea de Cooperación
Económica (OCDE) contra las «prácticas fiscales perjudiciales». Esta organización in-
tergubernamental, con sus raíces en la coordinación entre los Estados europeos de la
ayuda estadounidense del Plan Marshall, que había surgido con el objetivo de favore-
cer la expansión económica con la liberalización de los intercambios, superando la
compartimentación de las economías nacionales, y enfrentada ante los problemas de
la globalización económica que ella misma había contribuido a crear, tuvo que plan-
tearse la recuperación de la fair competition o competición equilibrada entre los siste-
mas tributarios nacionales, eliminando los perjuicios palpables que ocasionaba la nue-
va situación a las economías nacionales.
En 1996, los jefes de Estado y de Gobierno del G-7 tras la reunión de Lyon, recono-
cían en su comunicado oficial que «la mundialización crea nuevos retos en el ámbito de
la fiscalidad. El desarrollo de “nichos” fiscales destinados a atraer actividades financieras
y otras actividades geográficamente móviles, puede producir una competencia fiscal ne-
fasta entre los Estados, que entrañan un riesgo de distorsión de los intercambios y de las
inversiones y, en un plazo, el desmoronamiento de las bases fiscales nacionales».
Las «consecuencias nefastas» generadas por la liberalización y desregulación de los
movimientos de capitales y la desregulación de los mercados nacionales, determinaron
que la OCDE, a instancias de los Gobiernos del G-7, abordara desde un plantea-
miento multilateral la supresión de las prácticas fiscales nocivas con respecto a las ac-
tividades móviles geográficamente, como son las actividades financieras y de servicios
LO QUE HACEN LA ONU , EL GAFI Y LA OCDE SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 251

anejos, manteniendo sin embargo un entorno global de competencia fiscal libre y equi-
librada, es decir, sin renunciar a la filosofía liberal de sus orígenes.

Una estrategia contra «los beneficiarios sin contrapartida»

En mayo de 1998, el Consejo de Ministros de la OCDE hizo público el Informe titu-


lado «Competición fiscal perjudicial: un problema mundial emergente» (Harmful Tax
Competition: An Emerging Global Issue), que hemos analizado en el capítulo 5. Este do-
cumento técnico constituye una referencia importante por el rigor de su análisis, que po-
día haber servido de punto de partida para el desarrollo de una estrategia multilateral in-
tegral realmente eficaz frente a los centros offshore, pese a sus limitaciones evidentes. Por
razones competenciales, el enfoque de esta organización se centra únicamente en la com-
petición en el campo tributario, sin considerar las otras dimensiones de los centros finan-
cieros extraterritoriales, que los convierten en plataformas para la especulación financiera
y enlace o refugio del blanqueo de dinero sucio y la delincuencia económica mundial.
En su análisis de la nueva situación mundial, los expertos de la OCDE reconocen
que la mayor apertura y competitividad del entorno económico global surgido en las
últimas décadas han generado una presión adicional sobre los sistemas fiscales nacio-
nales para reducir los tipos impositivos y ampliar las bases fiscales, entre otras cosas,
eliminando subvenciones, presión acentuada por las políticas estatales competitivas
para atraer al capital con una menor tributación que, además de afectar a la cuantía y
a la estructura de la recaudación tributaria, resultan incapaces de impedir la fuga del
capital nacional sobre todo hacia los paraísos fiscales extraterritoriales mediante la
evasión y el fraude fiscal.
La OCDE consideraba que algunas las «prácticas fiscales perjudiciales» son anti-
competitivas y perjudican los beneficios de la rivalidad fiscal, sobre todo, cuando los
gobiernos introducen medidas destinadas a incentivar el incumplimiento de la legisla-
ción tributaria de otros países, lo que origina contramedidas en estos que acentúan la
complejidad de los sistemas fiscales. Y establecía una distinción entre «regímenes fis-
cales preferenciales» (exenciones fiscales para sociedades de seguros, sociedades de
cartera y otras) en los países miembros de la OCDE que cumplen los criterios para ser
considerados perjudiciales; y aquellos otros países o jurisdicciones no miembros que,
como formas extremas de competencia nociva, se consideran «paraísos fiscales» con-
forme a unos criterios objetivos definidos, distinción conceptual que técnica y políti-
camente suponía un gran avance, aunque incompleto, en la denuncia de tales conse-
cuencias negativas de la globalización neoliberal.
Esta distinción, discutible desde el punto de vista académico, simplificando viene
a decir que en un paraíso fiscal el conjunto del sistema se gestiona para ofrecer un en-
torno de baja o nula fiscalidad a los capitales móviles geográficamente; mientras que
considera que existe un régimen fiscal preferencial cuando en un país, que dispone de
un sistema tributario «normal», ofrece un trato especial para ciertas categorías de ca-
pitales que afluyen. Sólo tenemos que comparar el entorno económico y la normativa
en las islas Caimán, por ejemplo, y los bajos tipos de tributación empresarial en los paí-
252 LOS PARAÍSOS FISCALES

ses del Este europeo, para ver que tiene sentido esta diferenciación en cierto modo.
Sin embargo, hay quienes sostienen que, si el objetivo de los trabajos de la OCDE es
erradicar la erosión de la base fiscal natural y asegurar la imparcialidad de las estruc-
turas fiscales, la distinción resulta contraproducente.
Como ya analizamos, los países o jurisdicciones tributarias serían considerados pa-
raísos fiscales cuando, además de tener establecida una baja o nula tributación, cum-
plieran también alguno de los tres criterios siguientes:

• Que aplique normas legales o prácticas administrativas que limitan el intercam-


bio de información con otros países.
• Que legal o reglamentariamente o en la práctica administrativa haya una falta de
transparencia; es decir, esté vigente alguna modalidad de secreto bancario y se
impida los intercambios de informaciones con fines fiscales con otras autorida-
des gubernamentales, en lo que afecta a los contribuyentes que se benefician de
la carencia de impuestos o baja tributación.
• Que el régimen fiscal no requiera que se ejerza una actividad económica real que
sea importante o sustancial para el país o territorio; es decir, que exista un régi-
men fiscal offshore o extraterritorial, segregado de la economía local, destinado
exclusivamente a no residentes o su aplicación se limite a las operaciones con no
residentes. Es el criterio denominado de estanqueidad o aislamiento (ring fen-
cing) del régimen fiscal aplicado a los no residentes.

Al mismo tiempo, la OCDE señalaba que los centros financieros offshore dan lugar a
«beneficiarios sin contrapartida», como son los inversores que operan en esos paraísos fis-
cales, que se benefician todos ellos del gasto público (servicios de defensa y de seguridad,
de la educación, de la seguridad social y de otros servicios públicos) en el país de origen
donde residen, que tiene una fiscalidad «normal» que evitan no contribuyendo al soste-
nimiento de las cargas públicas. Más aún, en un sentido más amplio también considera
«beneficiarios sin contrapartida» a los propios gobiernos y a los habitantes de esos países
y territorios que son paraísos fiscales «que se aprovechan de los bienes colectivos genera-
les creados por el país de fiscalidad normal». Además, los paraísos fiscales aumentan el
peso de los costes administrativos y la carga de la aplicación de las disposiciones fiscales
de los demás países por las autoridades y los contribuyentes, al reducir los ingresos tri-
butarios en los demás países y al generar medidas adicionales antievasión.
Merecen ser destacados esos párrafos del Informe de 1998 que de modo tan claro ex-
presa la condena de los paraísos fiscales y que consideramos el análisis técnico más serio
realizado sobre los perjuicios fiscales de la globalización financiera, a la que tanto contri-
buyó en los ochenta la propia OCDE con sus presiones liberalizadoras.

Recomendaciones de acciones correctoras

Definido el concepto de paraíso fiscal, como un sistema de prácticas fiscales per-


judiciales extremas para los demás países, se proponía una serie de medidas de apli-
LO QUE HACEN LA ONU , EL GAFI Y LA OCDE SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 253

cación coordinada de modo multilateral. A instancias del G-7, el Consejo de la


OCDE de abril de 1998 acordaba el Informe referido y que el Comité de Asuntos
Fiscales se encargara de constituir un Foro de competencia fiscal sobre las prácticas
fiscales perjudiciales, para la aplicación de las 19 Recomendaciones aprobadas para
su eliminación, desarrollando un «diálogo» con los países no miembros, es decir,
que impulsara un proceso de negociación intergubernamental para erradicar las
prácticas fiscales perjudiciales descritas. Este proyecto de foro significaba un plan
de acción multilateral, que apoyaron los Gobiernos del G-7, al mes siguiente en la
cumbre de mayo de 1998 en Birmingham, poniendo gran énfasis en la necesidad de
establecer una cooperación internacional para mejorar la capacidad de las autorida-
des fiscales de los principales países con el fin de hacer tributar al capital y a las ren-
tas de sus residentes.
Dentro de esta estrategia multilateral planteada, las Recomendaciones que acom-
pañaban al Informe de 1998 representaban un abanico de acciones a llevar a cabo por
los Estados, relativas a la legislación y a las prácticas internas y a las pautas a seguir en
los convenios internacionales en materia fiscal:

• En cuanto a la legislación interna, se pedía a los Estados que establecieran nor-


mas respecto a las «sociedades extranjeras controladas», a los fondos de inver-
sión extranjeros; reformaran los regímenes de exención tributaria a las rentas ex-
tranjeras de residentes, que aplicaran las reglas previstas en materia de «precios
de transferencia» y levantasen los obstáculos al acceso a la información bancaria
por parte de las administraciones tributarias.
• En cuanto a los convenios fiscales, se recomendaba hacer un uso más intensivo y
eficaz de los procedimientos de intercambio de información; reconsiderando el
derecho a las ventajas fiscales previstas en convenio; y debiendo el Comité Fiscal
elaborar una lista de medidas específicas de exclusión de ventajas como modelo
de contenido de convenio internacional fiscal; en particular, la Recomendación
número 12 establece que «los países deberían considerar la denuncia de sus con-
venios fiscales con los paraísos fiscales y no deberían considerar la conclusión de
ninguno con tales países en el futuro».

Aunque de modo suave, esta gama de medidas recomendadas esbozan todo un


programa, aunque parcial e incompleto, para comenzar la erradicación de la compe-
tencia fiscal perjudicial de los centros financieros offshore, cuyo principal punto débil,
según ha mostrado la experiencia, estriba en su planteamiento intergubernamental
como proceso de «cooperación», en lugar de plantearse como una propuesta del con-
tenido de un acuerdo internacional sobre la materia.

Los paraísos fiscales identificados

El resultado del Foro de competición fiscal fue el Informe de Progreso de 2000 de-
nominado «Hacia la cooperación fiscal global» (Towards Global Tax Co-operation),
254 LOS PARAÍSOS FISCALES

que identificaba los países y jurisdicciones considerados como regímenes fiscales pre-
ferenciales y aquellos calificados como paraísos fiscales.
Por un lado se identificaban 47 regímenes fiscales preferenciales potencialmente
perjudiciales entre países miembros de la OCDE, entre ellos quedaba incluida Espa-
ña con las preferencias fiscales establecidas en el País Vasco y Navarra, Suiza, Lu-
xemburgo, Bélgica y Portugal con Madeira. Por otro lado, 47 jurisdicciones fueron
analizadas por el foro como paraísos fiscales con relación a los criterios definidos pre-
viamente, a las cuales posteriomente se les solicitó información para determinar si se
ajustaban a los referidos criterios de identificación prederminados (OECD Report,
2001) aunque no se publicaba la relación completa.
Estos paraísos fiscales identificados habrían de quedar clasificados en tres catego-
rías en función de su disposición a cooperar con las autoridades fiscales de los países
de la OCDE: un grupo de centros financieros offshore «no cooperantes», contra los
cuales podrían adoptarse sanciones; un segundo grupo comprometido en su «refor-
ma», pero que aún no la hubiesen puesto en práctica; y un tercer grupo que estuviera
en curso de aplicar las reformas; y se anunciaba la publicación de los dos grupos pri-
meros (OFCs. IMF Background, 17). Dos años después del informe técnico inicial, el
Foro introducía una innovación conceptual con la distinción entre paraísos fiscales no
cooperantes y el resto.
El Informe de 2000 publicó, pues, una lista de las 35 jurisdicciones fiscales offshore
(cuadro 3) que al reunir los criterios identificativos quedaban clasificadas como paraísos
fiscales, ofreciendo un procedimiento para que pudieran comprometerse a la elimina-
ción de las prácticas fiscales nocivas. En esta relación oficial no incluye seis paraísos fis-
cales tan conocidos como las Bermudas, las Caimán, Chipre, Malta, Mauricio y San Ma-
rino porque se apresuraron a comunicar a la OCDE su compromiso anticipado de
suprimir esas prácticas perjudiciales precisamente para no verse en esa lista negra. Y tam-
poco incluye seis otras jurisdicciones integradas en el paquete de los 47 paraísos fiscales
potenciales examinados por el Comité Fiscal y que se consideró que no reunían los cri-
terios de referencia, sin que sus nombres se llegaran a hacer públicos.
Y este Informe de progreso de 2000 proponía, asimismo, elementos de un posible
marco de sanciones o medidas defensivas de retorsión, como, por ejemplo, la exclusión
de beneficios fiscales en las transacciones con paraísos fiscales, dentro de un plantea-
miento multilateral coordinado destinado a contrarrestar los efectos erosivos de las
prácticas fiscales perjudiciales, con la pretensión de evitar así las limitaciones de la efec-
tividad de las medidas unilaterales.

El cambio de posición de la OCDE y la presión de los EE.UU.

En el transcurso de otro año, una organización técnicamente tan prestigiosa como


la OCDE introducía otra innovación importante, cambiando de posición en el desa-
rrollo del Proyecto de 1998 contra las prácticas fiscales perjudiciales de los paraísos fis-
cales. Según recoge el Informe de Progreso de 2001, publicado el 11 de noviembre, en
el proceso de las negociaciones llevadas a cabo el Comité Fiscal llegó a la conclusión de
LO QUE HACEN LA ONU , EL GAFI Y LA OCDE SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 255

Cuadro 3. Paraísos fiscales que cumplen los criterios del Informe de la OCDE de 2000

Andorra
Anguila – Territorio de Ultramar del Reino Unido
Antigua y Barbuda
Antillas Holandesas
Aruba – Reino de Holanda
Commonwealth de las Bahamas
Bahréin
Barbados
Belice
Islas Vírgenes Británicas – Territorio de Ultramar del Reino Unido
Islas Cook – Nueva Zelanda
Commonwealth de Dominica
Gibraltar – Territorio de Ultramar del Reino Unido
Granada
Guernsey/Sark/Alderney – Dependencias de la Corona Británica
Isla de Man – Dependencia de la Corona Británica
Jersey – Dependencia de la Corona Británica
Liberia
Principado de Liechtenstein
República de las Maldivas
República de las islas Marshall
Principado de Mónaco
Montserrat – Territorio de Ultramar del Reino Unido
República de Nauru
Niue – Nueva Zelanda
Panamá
Samoa
República de las Seychelles
Santa Lucía
Federación de San Cristóbal y Nieves
San Vicente y las Granadinas
Tonga
Turks y Caicos – Territorio de Ultramar del Reino Unido
Islas Vírgenes Norteamericanas – Territorio Externo de los EE.UU.
República de Vanuatu
Fuente: OECD 2000 Report, Towards Global Tax Co-operation.

suprimir el rasgo identificador de la estanqueidad o aislamiento de los beneficios fisca-


les offshore, especiales para no residentes, para actividades desligadas de la economía
local, es decir, la «carencia de actividad sustancial» para la aplicación del regímen tri-
butario especial, que ya no sería uno de los criterios de identificación de paraíso fiscal.
256 LOS PARAÍSOS FISCALES

Según este acuerdo, se abandonaba ese criterio y en adelante los commitments o com-
promisos requeridos de eliminación de las prácticas fiscales perjudiciales se reducirían
a exigir «solamente al criterio de la transparencia y al intercambio efectivo de informa-
ción para determinar qué jurisdicciones son consideradas como no cooperantes», cuyo
plazo para comprometerse se ampliaba hasta el 28 de febrero de 2002; todo ello, para
tener en cuenta las inquietudes expresadas por los posibles afectados y las dificultades
de su aplicación, según el Comité.
Lo que el informe no dice es que esta modificación sustancial era el resultado de las
presiones de la entonces nueva Administración Bush que se habían dejado sentir ya en
julio de 2001, en el ámbito del Comité de Asuntos Fiscales donde se alcanzó un com-
promiso por el cual los paraísos fiscales identificados no serían sancionados por su ré-
gimen tributario propiamente dicho, sino por su grado de cooperación en el intercam-
bio de información con otros países (Cinco días, 4 de julio de 2001). El proyecto había
surgido durante los años de la Administración Clinton y el proceso negociador avanzó
pese a sus puntos débiles. Pero la Administración Bush intentó desde el principio blo-
quear este proceso multilateral, subrayando en nombre del librecambio su interés por
una reducción de la fiscalidad a nivel internacional y por su apoyo a esos países y enti-
dades con autogobierno que se atrevían a ir por delante en materia fiscal y en la cues-
tión básica del fundamentalismo del mercado libre. Esto unido a la propensión de la
OCDE a meterse con las pequeñas jurisdicciones, eludiendo a los principales actores
como Suiza, Luxemburgo, las Caimán o Singapur, demostraban los límites políticos de
sus planteamientos.
Los EE.UU. bajo la Administración Clinton fueron uno de los mayores impulsores
de los trabajos de la OCDE en esta materia, colaborando activamente hasta febrero de
2001, en que comenzaron a aparecer en la prensa internacional diversos artículos con
críticas sobre la labor del Foro de competencial fiscal, resultado de la presión ejerci-
da, según esa propia prensa, por lobbies o grupos de presión como Heritage Founda-
tion y el Center for Freedom and Prosperity, ligados como es sabido al conservadu-
rismo estadounidense (Maldonado, Crónica Tributaria 105 [2002], 61-74). En un
artículo de un alto representante del Departamento del Tesoro, con el beneplácito del
entonces secretario del Tesoro Paul O’Neill, se diseñaba la posición oficial de la nue-
va Aministración Bush sobre la cuestión, manifestando su preocupación porque se
considerara sospechosa la mera existencia de impuestos bajos y por que cualquier país
pudiera interferir en las decisiones de otros Estados sobre la distribución de sus pro-
pios impuestos, abogando porque la OCDE se reorientara hacia el objetivo común de
la necesidad del intercambio de información entre países para prevenir la evasión fis-
cal (The Washington Times, 10 de mayo de 2001). Además, curiosamente esta posición
fue asumida y defendida frente a la OCDE por un grupo de centros offshore, encabe-
zado por Barbados, que formaron una asociación (International Tax Investment Or-
ganisation) muy activa durante los años 2001 a 2003 (www.itio.org), cuya influencia se
percibe en los últimos documentos de la organización radicada en París.
La OCDE recibió por entonces críticas desde el ultraliberalismo más feroz, con
acusaciones sin ningún fundamento de intentar aumentar los tipos impositivos en todo
el mundo, empezando por las 35 jurisdicciones denunciadas, sin que nada en la do-
LO QUE HACEN LA ONU , EL GAFI Y LA OCDE SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 257

cumentación oficial ni en las intenciones de su Consejo Ministerial permitiera atisbar


ni siquiera un indicio de tal pretensión ni de un intento de armonización fiscal o de
dictar a los países su sistema de tributación, como se ha llegado a afirmar. En la reu-
nión del Foro de competencia fiscal, la posición de los EE.UU. quedó clara en el sen-
tido de que sólo pretendía aplicar su propia ley fiscal, para lo cual necesitaban el in-
tercambio de información por parte de otros países, manifestándose contra la idea de
una lista negra de paraísos fiscales; y que las medidas defensivas contra los paraísos fis-
cales se debían aplicar en los mismos términos que a los países de la OCDE y, sobre
todo, defendieron la desaparición del criterio de aislamiento (ring fencing) o de que el
sistema fiscal ventajoso fuese específico para no residentes para ser considerado paraíso
fiscal, de modo que aunque un país reuniese tal característica no sería tenida en cuen-
ta para tal calificación.
Como en julio de 2002 manifestaba un alto responsable de la OCDE, en adelante
el intercambio de información constituiría el núcleo básico del proyecto; y el «diálo-
go» con las «jurisdicciones comprometidas», es decir, casi con todas las de la lista de
paraísos fiscales, se centraría en la instrumentación de la aplicación de ese estándar o
criterio, desarrollando la asistencia técnica en «una verdadera asociación» (a true part-
nership) con esas jurisdicciones para lograr el objetivo del efectivo intercambio de in-
formación «sin dañar las legítimas actividades comerciales», contribuyendo a la pros-
peraridad de los centros financieros más sofisticados, en particular, al mejorar su
reputación (Owens, 4). Fruto del trabajo conjunto con los paraísos fiscales «cooperan-
tes» fue la pulicación en 2002 de un nuevo modelo de acuerdo sobre intercambio de
información tributaria, a petición de parte siempre, con la pretensión de que llegara a
suscribirse en versión multilateral o bilateral.

Suiza y Luxemburgo, en contra

Desde la publicación del Informe de 1998, se evidenciaron los intereses opuestos


con que tropezaban las negociaciones internas totalmente opacas, a pesar del apa-
rente común denominador del intento de una estrategia internacional para atajar la
huida del capital nacional. De ahí que, dos años después de iniciado el proyecto, el
Informe de 2001 significaba ya la introducción de correcciones importantes a lo pre-
visto tres años antes, marcando pautas para una aplicación descafeinada. Una debili-
dad inicial del proyecto fue la oposición de esos dos países miembros como Luxem-
burgo y Suiza, expresada en sendas declaraciones anejas al Informe de 1998,
aprobado con esas dos abstenciones ya históricas, que marcaron las dificultades y las
reticencias posteriores. Ambos países consideran que el informe es «parcial y dese-
quilibrado» porque se limita a las actividades financieras, geográficamente móviles,
excluyendo las actividades industriales o comerciales. Suiza considera que debían te-
nerse en cuenta las intervenciones del Estado en todos los sectores y en la economía
en su conjunto.
Otra coincidencia de ambos es la defensa del secreto bancario: «Luxemburgo no
comparte la convicción implícita en el Informe según la cual el secreto bancario esta-
258 LOS PARAÍSOS FISCALES

ría automáticamente en el origen de una competencia fiscal nociva» y «Suiza estima le-
gítimo y necesario proteger la confidencialidad de los datos privados» y el Informe
contradice el orden jurídico suizo. Además, Luxemburgo desaprueba que un inter-
cambio de informaciones circunscrito por el respeto del Derecho internacional y las
legislaciones nacionales respectivas sea considerado como criterio de identificación de
un paraíso fiscal; mientras que Suiza considera que la retención en la fuente de la ren-
ta es una alternativa al intercambio de información (criterio destinado a prevalecer, al
parecer, en la negociación con la Unión Europea).
Desde entonces estos dos países, Luxemburgo, miembro de la Unión Europea, y Sui-
za, asociada a la Unión Europea mediante un acuerdo bilateral, no han modificado su po-
sición, dejando constancia en el Informe de 2001 de que su abstención en 1998 se apli-
caba asimismo a cualquier trabajo posterior. Y el Informe de 2000, Luxemburgo y Suiza
quedaban incluidos entre los 47 países con regímenes fiscales preferenciales dañinos, una
catalogación inferior a la de paraíso fiscal aplicable a países miembros de la OCDE.

Otros puntos débiles

La segunda debilidad del proyecto la revelaron las exclusiones al comienzo o la fá-


cil aceptación de manifestaciones de compromiso con la OCDE para no verse inclui-
dos en la lista publicada de 35 paraísos fiscales. Antes de esa publicación con el In-
forme de 2000, bastó una simple comunicación escrita o «compromiso anticipado»
(advance commitment) de seis importantes paraísos fiscales como Bermudas, Caimán,
Chipre, Malta, Mauricio y San Marino, para que quedaran excluidos de la lista oficial,
simplemente por el mero anuncio de su compromiso de eliminar las prácticas fiscales
perjudiciales antes de 2006, afirmando su disposición a cumplir los principios del In-
forme de 1998, «aunque actualmente cumplen los criterios», es decir, son paraísos fis-
cales, como reconoce expresamente el propio Informe de 2000.
El tercer punto débil en el desarrollo del proyecto quedó de manifiesto en el seña-
lamiento de los plazos para suprimir aquellas prácticas perjudiciales que definían al ca-
lificativo de paraíso fiscal. El Informe de 2000 señalaba el plazo límite del 31 de di-
ciembre de 2005, mantenido y ratificado posteriomente, para la cancelación de los
beneficios obtenidos de las prácticas fiscales nocivas, una situación de la cual siguen
disfrutando todos estos centros financieros offshore, comprendidos los que se apresu-
raron a manifestar su compromiso para no ser incluidos en su lista. Este significativo
mensaje de «largo me lo fiáis» a estos centros financieros privilegiados para no resi-
dentes es un resultado adicional de las presiones que se han venido desarrollando en
las negociaciones intergubernamentales y con los propios paraísos fiscales que la
OCDE considera «diálogo». Aunque éste y otros muchos datos más bien sugieren el
poder y la influencia de estos centros financieros extraterritoriales, microestados o en-
tidades infraestatales, y de los países que les amparan, dada su integración en los mer-
cados financieros mundiales.
Más aún, la debilidad del proyecto se ha acentuado por los casos resultantes de la
aplicación de la distinción entre paraísos fiscales cooperantes y no cooperantes, cuya
LO QUE HACEN LA ONU , EL GAFI Y LA OCDE SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 259

lista fue publicada con posterioridad a la fecha prevista inicialmente; y el procedi-


miento simplificado de la comunicación del compromiso para la supresión de las ca-
racterísticas de paraíso fiscal, que al modificarse la posición de la OCDE quedaba li-
mitado a las exigencias de transparencia informativa y al efectivo intercambio de
información.
Para su exclusión de la lista de no cooperantes, las jurisdicciones habrían de co-
municar su compromiso de eliminar sus rasgos de paraíso fiscal antes de 2006, me-
diante la remisión a la OCDE de un simple escrito firmado por «un funcionario auto-
rizado», es decir, competente en materia fiscal en esa jurisdicción, sin matizar si se
trataba de un microestado o de una entidad autónoma infraestatal y, por tanto, caren-
te de soberanía. Si, además, tenemos presente la reducida dimensión humana, geográ-
fica y de la economía productiva de muchos de los aludidos, la realidad es que se tra-
taba de aceptar la palabra de una simple autoridad local de una pequeña población,
en comunicación directa con una de las organizaciones económicas internacionales
que agrupa a los países más desarrollados. Y lo más relevante es que este procedi-
miento significaba excluir de antemano la responsabilidad de los gobiernos del Esta-
do afectado, admitiendo como interlocutores directos a las autoridades administrati-
vas de los enclaves dependientes, como ejemplifican las comunicaciones «de compromiso»
(commitment letters) remitidas al secretario general de la OCDE por el primer minis-
tro de Gibraltar; y la autoridad equivalente de las islas Caimán, ambos territorios de
ultramar dependientes del Reino Unido.
Por tanto, mediante ese trámite burocrático, a estos paraísos offshore cooperantes
o «jurisdicciones comprometidas» que formalmente habían aceptado el Proyecto de la
OCDE, se los excluía de las posibles «medidas defensivas» por parte de los Estados
(la OCDE rehúye la denominación de sanciones), admitiéndose que prosiguieran con
sus actividades financieras offshore, privilegiadas con la nula o baja tributación en per-
juicio de los demás países, según había quedado establecido. Y así, además de los seis
países y territorios no incluidos desde el inicio, fueron desapareciendo de la lista de no
cooperantes: Aruba, Bahréin, la isla de Man, las Antillas Holandesas y las islas Sey-
chelles, que pasaron a ser consideradas «jurisdicciones comprometidas» y a las que si-
guieron muchas otras, hasta 30 jurisdicciones excluidas a diciembre de 2003, es decir,
sólo cinco paraísos fiscales están considerados como no cooperantes con la OCDE
(Andorra, Liechtenstein, Mónaco, Liberia y las islas Marshall).

La inanidad final

Con estas listas de paraísos fiscales no cooperantes, la OCDE pretendía desalentar las
transacciones financieras entre instituciones de los países incluidos y no incluidos en la
lista; sin embargo, lo cierto es que si la relación examinada de 47 jurisdicciones offshore
había quedado reducida a una lista oficial de 35 paraísos fiscales de 2000, en abril de 2002
se reducía a siete paraísos fiscales no cooperantes, que se negaban a facilitar información
de Andorra, Mónaco, Liechtenstein, en Europa; Liberia, en África; y las islas Marshall,
Nauru y Vanuatu, en el Pacífico. Es decir, se había logrado una «lista negra» residual en
260 LOS PARAÍSOS FISCALES

unas negociaciones poco transparentes que tendían a diluirse en la inanidad. Desde lue-
go se ha demostrado que el método de la negociación intergubernamental no es un plan-
teamiento acertado, tratándose del volumen financiero que en conjunto representan los
paraísos fiscales, como vimos, y los perjuicios que se derivan de la existencia de estos cen-
tros privilegiados para las políticas fiscales y para la prevención del blanqueo de dinero
sucio; sin embargo, la OCDE ha preferido la vía del cambio mediante el diálogo y el con-
senso con estos microestados y territorios con autogobierno.
En la información oficial, la OCDE alega que esta reducción del número de no coo-
perantes es una indicación del éxito de sus esfuerzos con las autoridades financieras
para acabar con la fiscalidad perjudicial. Desde fuera, al desconocerse el contenido de
negociaciones opacas para la aplicación del proyecto, todo hace pensar en el escaso o
nulo interés de los grandes países, encabezados por EE.UU., para erradicar las prác-
ticas fiscales perjudiciales de los centros financieros extraterritoriales, convertidos en
parte de los mercados financieros mundiales y punta de lanza de la presión desregu-
ladora neoliberal. En mayo de 2003, la OCDE informaba en su sitio web que Vanua-
tu quedaba excluido de esta lista por haber expresado su compromiso de «mejorar la
transparencia» de sus sistemas de regulación y fiscal y de establecer un intercambio
efectivo de información en materia fiscal con los países de OCDE antes del 31 de di-
ciembre de 2005; y, en diciembre de 2003, la web notificaba el compromiso de Nau-
ru para cooperar en los mismos términos. A comienzos de 2004 solamente tres euro-
peos, Andorra, Liechtenstein y Mónaco, más Liberia y las islas Marshall son considerados
paraísos no cooperantes.
El Informe de la OCDE de marzo de 2004, sobre el Progreso del Proyecto contra
las prácticas fiscales perjudiciales, ratifica la inanidad que se aprecia en su desarrollo,
como hemos expuesto. De los 47 regímenes fiscales preferenciales identificados
en 2000, sólo Suiza y Luxemburgo siguen clasificados como tales con paliativos, el res-
to no lo son por haber introducido modificaciones o porque los exámenes concluye-
ron que no ocasionaban perjuicios. Sobre la labor negociadora desde 2001 para la eje-
cución del Proyecto contra los paraísos fiscales, lo primero que salta a la vista es que
el término tax haven o paraíso fiscal es sustituido por la expresión participating part-
ners (socios participantes), referido a los paraísos fiscales «cooperantes», aludidos
ahora como «comprometidos con los principios de transparencia e intercambio efec-
tivo de información», reservándose la apelación de paraíso fiscal para los «no coope-
rantes». Esta mutación lingüística no es inocua, sino que sintetiza la mutación sufrida
por el proyecto, como venimos relatando.
Más aún, en este Informe de 2004, para la adopción de «un marco de medidas de-
fensivas coordinadas» frente a los paraísos fiscales no cooperantes, se señalan unos
principios más bien restrictivos, puesto que el objetivo de esas medidas sería «neutra-
lizar los efectos perniciosos de las prácticas fiscales perjudiciales», es decir, no basta
que esas prácticas resulten nocivas sino que tienen que ser gravemente perjudiciales
para los países; en otras palabras, la OCDE se muestra cada vez más comprensiva con
la competencia fiscal perjudicial.
La realidad es que desde 2001 el proyecto quedó desacreditado, al corregirse la de-
finición oficial de paraíso fiscal, que en adelante estaría más ligada a su grado de coo-
LO QUE HACEN LA ONU , EL GAFI Y LA OCDE SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 261

peración en el intercambio de información con las autoridades fiscales de los demás


países que a su régimen tributario. Porque se amontonan las pruebas abrumadoras de
la falta de cooperación de los centros offshore para los miles de jueces y magistrados
que instruyen causas de delitos económicos y fiscales, como vienen denunciando pú-
blicamente desde la Declaración de Ginebra de octubre de 1996 hasta la más recien-
te Declaración de París de 19 del junio de 2003.
Además, a partir del 2001 también se ponía en tela de juicio la aplicación del mar-
co de medidas defensivas coordinadas propuesto en 1998 contra los paraísos fiscales,
aunque se reconocía que cada Estado miembro tenía el derecho soberano de aplicar o
no las medidas defensivas apropiadas; pero el Comité de Asuntos Fiscales seguía ex-
presando en el informe su «fuerte preferencia por la promoción de los cambios me-
diante el diálogo y el consenso». Estaba entonces claro el fracaso de la supresión de
los excesos en la competencia fiscal buscada por la OCDE mediante lo que exagera-
damente se ha calificado como una «política del palo y la zanahoria», entendiendo por
la zanahoria el ofrecimento de asesores técnicos a los paraísos fiscales dispuestos a su-
primir el secreto bancario y el ventajismo tributario; y, por el palo, la inclusión en lis-
ta negra como paraísos fiscales recalcitrantes. Los datos y los hechos, continuamente
denunciados en los medios de comunicación, desautorizan y desacreditan la benevo-
lencia de los Estados miembros de la OCDE con los centros offshore y la opacidad en
las negociaciones en el seno de su Comité de Asuntos Fiscales, que impide conocer las
razones de la inaplicación del proyecto, ligadas sin duda a los intereses de algunos Es-
tados miembros y al signo político predominante neoliberal de sus gobiernos.
Desde otra perspectiva, en la Conferencia sobre paraísos fiscales y desarrollo, or-
ganizada en Nueva York por la Fundación F. Ebert en julio de 2002, los intervinien-
tes de los países del Sur se interrogaban sobre el impacto real que tales medidas ha-
brían tenido en el caso de que las instituciones financieras del Norte fueran sometidas
a una presión similar. Desde la perspectiva de muchos países se considera que el en-
foque sancionador de la OCDE señala injustamente a los países en desarrollo, apli-
cando un doble rasero para los países más ricos y los países más pobres, mientras que
la propia organización –cuyos miembros son todos países desarrollados– dispone de
pocos mecanismos para implicar a los países del Sur en el establecimiento de priori-
dades políticas. Se argumentaba incluso que si no se aplican sanciones fuertes en los
países del Norte, proporcionando simplemente un funcionamiento más suave o mejor
regulado, o incluso más transparente, los centros financieros extraterritoriales lo úni-
co que pueden hacer es legitimar el empleo de otros medios como el blanqueo de ca-
pitales ilícitos (F. Ebert, Dialogue, 15). Esta crítica a la OCDE no resulta plenamente
aceptable, ni puede admitirse como una justificación para el desarrollo de un sector fi-
nanciero destinado a no residentes y desvinculado de la economía local de estos mi-
croestados y dependencias estatales, porque la actividad financiera de la que se bene-
fician estos paraísos fiscales perjudica sobre todo a los países del Sur, contribuyendo
a su empobrecimiento, como hemos visto en el capítulo 7; y sólo tiene como benefi-
ciarios a los especuladores financieros y a las oligarquías locales.
Durante 2004, mientras el Congreso de EE.UU. amenazaba con suprimir su apor-
tación financiera a la OCDE, según el Financial Times (18 de noviembre de 2004), el
262 LOS PARAÍSOS FISCALES

Proyecto de 1998 contra las prácticas fiscales perjudiciales quedaba diluido en el nue-
vo «proceso» del Global Forum on Taxation. Iniciado bajo los auspicios de las islas
Caimán en octubre de 2002 y consolidado tras la reunión de Berlín en junio de 2004,
este Foro agrupa conjuntamente a los miembros de la OCDE y a los «socios partici-
pantes», nueva denominación de los paraísos fiscales identificados y comprometidos
ya con la transparencia y el intercambio de información fiscal. Su objetivo se limita al
logro de unas reglas globales del intercambio comercial, «un terreno de juego nivela-
do» (a global playing field), definido como «la reducción mediante la política fiscal de
las diferencias de tributación para las transnacionales o entidades móviles internacio-
nales, permitiendo que los países compitan equilibradamente en los factores no tribu-
tarios» (OECD International Tax Terms). Por consiguiente, podemos afirmar que si, en
junio de 2000, los autores del documento de Oxfam referido subrayaban las insufi-
ciencias del Proyecto de OCDE pero apreciaban sus esfuerzos porque buscaban
mejorar el control prudencial en la banca offshore y los intercambios de información,
cuatro años más tarde, la realidad es que tanto la OCDE como el FMI están contri-
buyendo a la homologación y validación de la actividad financiera de los paraísos fis-
cales extraterritoriales.

Por qué los EE.UU. apoyan a los paraísos fiscales

En este contexto, merece mención especial el trasfondo de la posición de los


EE.UU., que ha sido y es decisiva en el Proyecto de la OCDE, según un análisis desde
una perspectiva crítica estadounidense (J. C. Bennet, «Anglosphere: regulatory arbitra-
ge», en The Washington Times, 18 de agosto de 2002), acerca de la práctica del deno-
minado arbitraje legislativo (regulatory arbitrage) en materia fiscal o uso abusivo de las
diferencias entre las legislaciones nacionales, concepto examinado en el capítulo 4.
En este análisis, se afirma que los EE.UU. representan el mayor paraíso fiscal y son
los que más provecho obtienen de los centros offshore, en contra de la defensa que los
distintos secretarios de Estado del Tesoro hacen de la posición de los EE.UU. como
uno de los mayores perjudicados por el arbitraje legislativo o uso abusivo de las legis-
laciones nacionales que tiene lugar desde los paraísos fiscales; y pese a los discursos re-
tóricos contra las sociedades offshore en las Bermudas y demás paraísos fiscales. Y en
apoyo de tales afirmaciones, se cita el caso especial de la legislación tributaria esta-
dounidense, que favorece indirectamente a los paraísos fiscales.
Si, generalmente, se considera que la fiscalidad es elevada en la Europa continental y
en muchos otros países, a los EE.UU. se les puede clasificar en un nivel intermedio en
cuanto a regulación y presión fiscal; de ahí que los europeos continentales, los latinoa-
mericanos y las gentes de muchos otros países del mundo encuentren que los EE.UU.
son un paraíso fiscal acogedor. Éste ha sido un factor no despreciable, se sostiene, en la
entrada de fondos extranjeros durante la pasada década, cuyo flujo ha equilibrado el pe-
renne y grueso déficit comercial. Por supuesto, como todos los grandes paraísos fiscales,
los EE.UU. no exigen a sus instituciones financieras que informen a los gobiernos ex-
tranjeros de las ganancias obtenidas por esos capitales foráneos, en perjuicio de esos go-
LO QUE HACEN LA ONU , EL GAFI Y LA OCDE SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 263

biernos. Y, desde luego, son muchos los individuos y corporaciones estadounidenses que
practican el arbitraje legislativo, la opción por la legislación más favorable, para reducir
sus obligaciones tributarias en su país, la mayoría utilizando vías perfectamente legales y
algunos buscando una protección ilegal para sus rentas. Los altos funcionarios del Go-
bierno estadounidense competentes en materia tributaria están en contra de los paraísos
fiscales del Caribe, lo mismo que sus colegas franceses lo están con los propios EE.UU.;
pero difícilmente consiguen apoyo de las autoridades superiores para adoptar medidas
de más envergadura, por una serie de razones muy serias.
Una de las razones es que las estructuras offshore son demasiado necesarias para la
competitividad de las corporaciones estadounidenses para jugar con ellas. Porque, aun-
que los EE.UU. estén en un nivel medio en cuanto a fiscalidad con relación a Francia
y Suecia, por ejemplo, su normativa fiscal presenta algunas peculiaridades perjudicia-
les. Una de estas peculiaridades es que, contrariamente a lo establecido en los demás
países, la legislación fiscal de EE.UU. pretende que tributen las rentas de los particula-
res y de las empresas estadounidenses, sea cual sea el país del mundo del que proven-
gan. Y esto significa una desventaja para las empresas estadounidenses que compiten
mundialmente con las empresas de otros países; de ahí que durante las últimas décadas
hayan buscado compensar esta desventaja mediante la constitución de filiales en paraí-
sos fiscales.
Esto explica, según este experto, que ningún fiscal general o General Attorney, des-
de Robert Kennedy al actual John Ashcroft, haya intentado, por ejemplo, limitar las ope-
raciones bancarias en el Caribe, admitiendo tácitamente que mientras el sistema fiscal es-
tadounidense no resuelva los problemas planteados por su código fiscal, tienen que
permitirse tales mecanismos offshore para que las empresas estadounidenses sean com-
petitivas. Al final de los noventa, los Estados europeos con elevada fiscalidad plantearon
una iniciativa para que todos los gobiernos se comprometieran al intercambio de infor-
mación financiera, esencialmente haciendo que cada país fuese el recaudador de los im-
puestos del otro mediante la retención fiscal en la fuente; razona este autor, aludiendo al
Proyecto de la OCDE. Como esto perjudicaba a los EE.UU., la Administración Clinton
dejó hacer, más por sus simpatías con la idea de una gobernación transnacional que por-
que lo considerara necesario; pero el secretario del Tesoro de la Administración Bush,
Paul O’Neill, negó el apoyo estadounidense, afirmando que la competición fiscal es bue-
na para los EE.UU. y buena para la economía mundial.
En la etapa posterior al 11 de septiembre de 2001, en particular los EE.UU. han
revelado gran interés en que la actividad financiera legítima se dirigiera mucho más ha-
cia lugares de encuentro como las islas Caimán o las Bermudas, que suelen cooperar
con los EE.UU. en cuestiones críticas de seguridad, que hacia otros puntos más sór-
didos que no prestan esa cooperación. El autor de este análisis termina sus razona-
mientos sosteniendo que, si realmente los EE.UU. estuvieran interesados en la erradi-
cación de los paraísos fiscales, comenzarían por la reforma de su legislación tributaria,
de manera que este país resultara menos atractivo para los fondos volátiles en euros
que acuden a los mercados financieros estadounidenses; algo que sería un milagro
inesperable. Sin duda, esto explicaría por qué los EE.UU. favorecen de hecho a los pa-
raísos fiscales extraterritoriales.
9
LO QUE HACEN EL G-7, EL FSF Y EL FMI SOBRE
LOS PARAÍSOS FISCALES

La envergadura de las cuestiones en juego ante la globalización de los mercados del


dinero lo pone de relieve el hecho de que hasta el G-7/G-8, como Gobierno mundial
de facto, ha acusado recibo de esta nueva situación mundial de desorden que tiene su
expresión en los centros financieros extraterritoriales. Durante la segunda mitad de los
años noventa, las reuniones de los Gobiernos del G-7 en Halifax (Canadá), Lyon
(Francia), Denver (EE.UU.) y Birminghan (Reino Unido) produjeron comunicados
oficiales que reclamaban medidas para reforzar la regulación financiera y bancaria y
su supervisión, mayor cooperación entre las autoridades y supervisores de entidades
globales «para promover el desarrollo de salvaguardas integradas globalmente, están-
dares, transparencia y sistemas necesarios para el seguimiento y contención de los ries-
gos», mejorando la supervisión de las economías de los mercados emergentes (IFCI
Risk Institute, Overview, Systemic Safety).
Como hemos analizado en el capítulo anterior, además de la intervención de la
ONU en relación con la prevención del blanqueo de dinero sucio, y buscando mayor
eficacia en este asunto, tuvo lugar la creación del GAFI por acuerdo del G-7; pero, so-
bre todo, la OCDE puso en marcha su Proyecto contra las prácticas fiscales perjudi-
ciales que apuntaba a los paraísos fiscales. Y reflejando la inquietud suscitada por las
graves crisis financieras asiática y rusa, los Gobiernos del G-7 convocaron el Foro de
Estabilidad Financiera (conocido por sus siglas en inglés, FSF) en 1998; y, dos años
después, los ministros de Finanzas suscribían en Okinawa un documento curioso,
planteando todo un programa de actuaciones contra los centros financieros extrate-
rritoriales, en un pretendido intento de impulsar y coordinar las iniciativas de los di-
versos organismos internacionales implicados. En ningún caso se planteaba ni se ha
planteado una política de regulación efectiva de los mercados financieros y, mucho
menos, la supresión de la financiación offshore incentivada con ventajas fiscales y opa-
cidad. Ante todo, desde el G-7 a la última de las organizaciones internacionales, for-
males o informales, surgidas, ha prevalecido el respeto escrupuloso a la libertad de los
mercados del dinero, aunque de hecho se beneficiara también al dinero sucio.
266 LOS PARAÍSOS FISCALES

El diagnóstico del FSF sobre la regulación financiera


en offshore
Otra dimensión del análisis de los centros financieros extraterritoriales, que estudia-
mos en el capítulo 3, es su capacidad para generar graves riesgos de inestabilidad para los
mercados financieros por las oportunidades y los instrumentos que ofrecen para la especu-
lación en los mercados de valores y en los mercados de divisas con un marco insuficien-
temente regulado y supervisado. Acumulando una masa de capitales especulativos de
todo el mundo, atraída por sus incentivos fiscales y precisamente por su deficiente regu-
lación y supervisión, los paraísos fiscales offshore acumulan tal volumen financiero volátil
e incontrolado, como reconoce el mismo FMI, que su movilidad imprevisible supone un
riesgo permanente de inestabilidad para determinados mercados de divisas y de valores
en el sistema financiero globalizado. La experiencia ya lo ha demostrado desde Tailandia
a Argentina, habiendo despertado la atención y suscitado inquietud en las instituciones
financieras internacionales como revelan los abundantes foros e informes, evaluaciones y
recomendaciones en torno a la financiación offshore.

El FSF reconoce la deficiente regulación financiera

Con la creación del GAFI, se había planteado el enfrentamiento con la delincuen-


cia financiera transnacional, aunque no hubiese un enfoque particularizado hacia los
centros offshore. La OCDE había puesto de manifiesto, con el Informe de 1998 sobre
la competencia fiscal perjudicial, que los centros offshore generaban perjuicios por su
condición de paraísos fiscales. Pero los datos de las crisis financieras apuntaban a los
riesgos que alimentan los centros offshore. Las inquietudes y temores suscitados, par-
ticularmente por las consecuencias de la crisis financiera del Sudeste asiático, tuvieron
su reflejo en las reuniones de los Gobiernos del G-7 en 1998, que llevaron a la convo-
catoria y creación del Financial Stability Forum (FSF) o Foro de Estabilidad Finan-
ciera al año siguiente, con la finalidad de mejorar la cooperación de los organismos su-
pervisores, nacionales e internacionales, para promover la estabilidad del sistema
financiero internacional y mejorar el funcionamiento de los mercados financieros, re-
duciendo la tendencia a las crisis desestabilizadoras.
Integrado por las autoridades responsables de la estabilidad financiera, expertos de
los Bancos centrales, de los Ministerios de Hacienda de los grandes países, incluidos
Hong Kong y Singapur y representantes de las instituciones financieras internaciona-
les, este Foro tuvo su primera reunión en Washington en abril de 1999 y estableció su
sede en Basilea, al amparo del Banco Internacional de Pagos (BIS, sus conocidas siglas
en inglés), constituyendo un Grupo de trabajo sobre los centros financieros offshore
para analizar su implicación en la estabilidad financiera en todos sus aspectos, cuyo
diagnóstico, en el Informe del FSF de abril de 2000, se sintetiza en tres puntos:

• Las actividades financieras de los centros extraterritoriales no se consideraban un


peligro para la estabilidad financiera, con tal de que estuvieran bien supervisadas
L O Q U E H A C E N E L G- 7 , E L F S F Y E L F M I S O B R E L O S P A R A Í S O S F I S C A L E S 267

y cooperaran con las autoridades de otras jurisdicciones. En otras palabras, el


FSF daba su visto bueno a la modalidad de operativa financiera basada en los
centros offshore, destinados específicamente para no residentes e incentivados,
como mínimo, con baja o nula fiscalidad, que desde la perspectiva financiera era
un hecho que no se tomaba en consideración.
• Los centros financieros extraterritoriales, que no cumplían los estándares inter-
nacionales en cuanto a supervisión, cooperación y transparencia informativa, crea-
ban un potencial de amenaza sistémica, contagiosa, para la estabilidad financie-
ra global. El Grupo detectó dos tipos de problemas: unos relativos a las
deficiencias en la supervisión y otros relacionados con la integridad u honestidad
del mercado, «que afectaban a la efectividad de los esfuerzos internacionales con-
tra las actividades ilícitas y los comportamientos mercantiles abusivos». En este
último aspecto identificó deficiencias específicas en la cooperación transnacional
sobre intercambio efectivo de información; la falta de la debida diligencia en las
instituciones financieras; y la carencia de información disponible y oportuna so-
bre la propiedad beneficiaria de las entidades y sociedades, lo que las hacía sus-
ceptibles de ser utilizadas para el blanqueo de capitales, corrupción y sobornos,
delitos fiscales, financiación del terrorismo y otros delitos. Es decir, admitía la
realidad de los centros offshore.
• Y, finalmente, el FSF recomendaba que el FMI asumiera la responsabilidad de
desarrollar, organizar y ejecutar un proceso para la evaluación de la adaptación
de los centros financieros offshore a los estándares internacionales.

En los capítulos precedentes, hemos reflejado en detalle los resultados constatados


por este Grupo de trabajo del Foro, que, al revisar las prácticas de los paraísos fisca-
les extraterritoriales, comprobó la amenaza que suponen para la estabilidad financie-
ra global por sus deficiencias en la supervisión, en la cooperación transnacional y en
la transparencia, que permitían practicar el llamado arbitraje legislativo (regulatory ar-
bitrage), o uso opcional abusivo de las legislaciones, «socavando los esfuerzos para re-
forzar el sistema financiero global»; y concluía que la solución para estos problemas
era que los centros financieros offshore, o para no residentes, adoptaran y aplicaran los
estándares internacionales, particularmente sobre la cooperación transnacional. Al
mismo tiempo, el Foro identificó los estándares internacionales pertinentes, cuya apli-
cación resolvería esas deficiencias reveladas, considerando los mecanismos para eva-
luar su grado de cumplimiento y los incentivos apropiados para reforzar tal cumpli-
miento; asimismo, encomendó al FMI la responsabilidad principal para dirigir esas
evaluaciones, aprovechando los conocimientos expertos de las agencias supervisoras y
de otras (OFCs. IMF Background, 15).
Desde luego, el análisis del FSF es un análisis parcial e insuficiente, porque sólo
aborda el aspecto financiero de la situación planteada por los paraísos fiscales. La pri-
mera reflexión que suscita es que, pese a la gravedad de los problemas denunciados
por las crisis financieras, se negó la dimensión política de la cuestión de la ausencia de
normas, que no fue remitida a la ONU sino a una asamblea o foro supuestamente téc-
nico. En esta reunión de «técnicos» no se cuestionó la razón de ser de la financiación
268 LOS PARAÍSOS FISCALES

offshore, para los no residentes, sino que se planteó la evaluación del sector financie-
ro de los centros o jurisdicciones extraterritoriales; y, en cualquier caso, se partía de la
aceptación de la nueva situación de desregulación imperante en las finanzas, con un
planteamiento meramente funcional que pretendía únicamente correcciones de las de-
ficiencias locales.
De hecho, reconocida la «deficiente regulación financiera» en las finanzas mun-
diales, en el Foro se excluyó una vuelta a los controles estatales de los movimientos de
capitales y de los mercados y tampoco se intentó algún tipo de regulación jurídica mul-
tilateral, renunciando a un tratado al modo antiguo cuando los sujetos internaciona-
les, los Estados, eran un número menor dirigidos por los grandes. Al no tener en cuen-
ta que otras opciones habrían sido posibles, su análisis es una manifestación más del
pensamiento único vigente, compartido por los reunidos. Ante las «disfunciones» ge-
neradas por la situación de los centros financieros offshore, los reunidos en el foro se
plantearon simplemente cuáles serían los «referentes» para diagnosticar lo que iba
mal. Y la identificación provisional de 42 centros financieros extraterritoriales, agru-
pados en tres categorías, fue un simple registro inicial resultado de tensas negociacio-
nes, que únicamente se planteaba para el comienzo de un proceso de análisis de la so-
lidez financiera de cada uno de ellos.

Los estándares financieros internacionales

Para organizar, planificar y llevar a cabo un programa de evaluación de los 42 cen-


tros financieros offshore registrados inicialmente, como tarea encomendada al Fondo,
el FSF seleccionó una serie de estándares extraídos de los conjuntos de estándares de-
sarrollados por organismos internacionales, descritos brevemente en el Anexo I, que
hacen referencia a la supervisión de la actividad bancaria, del mercado de valores, de
seguros y de la cooperación internacional (OFCs. The Role of IMF, 10-11); de este
modo, se optaba por la extensión de las pautas o normas técnicas, supuestamente apli-
cadas internacionalmente, a todos los centros financieros surgidos para que operaran
no residentes, empresas o personas acaudaladas.
Como incentivos para promover la adhesión a estos estándares internacionales, el
FSF proponía la publicación o divulgación del progreso de los centros financieros ex-
traterritoriales en su aplicación, la incorporación de los centros offshore como miembros
de las agrupaciones internacionales, tales como IOSCO, el ofrecimiento de asistencia fi-
nanciera y técnica, los incentivos de la supervisión, tales como mayor información para
el acceso al mercado o requisitos de capital, y otras medidas, como restricciones en las
transacciones financieras con contrapartes localizadas en centros financieros offshore
problemáticos.
El significado de esta labor del FSF resulta muy relevante para nuestro análisis de
la globalización financiera. Ante las consecuencias originadas por la carencia de con-
troles sobre los movimientos de capitales que habían sido suprimidos en los Estados
(como vimos en el capítulo 1) se planteaba un proceso «técnico» para la resolución de
la inestabilidad financiera generada. Ni se volvía a la situación anterior, de modo que
L O Q U E H A C E N E L G- 7 , E L F S F Y E L F M I S O B R E L O S P A R A Í S O S F I S C A L E S 269

los Estados regularan de nuevo los flujos monetarios, ni se planteaba una negociación
internacional para introducir algún tipo de regulación. Se acudía a una asamblea «téc-
nica» como el Foro, donde los «expertos» de los países «estudiaron» la aplicación de
esos sucedáneos de normas jurídicas que son los estándares internacionales. Un tema
que merecería un estudio monográfico por su relevancia política, que permite el go-
bierno de los mercados e impide avanzar hacia una democracia mundial, es decir, una
democratización de las instituciones financieras internacionales.

El G-7 contra los centros offshore


Como mencionábamos al comienzo, el G-7, como Gobierno mundial de facto, ve-
nía haciéndose eco de los problemas de la desregulación financiera global, dada la re-
levancia y trascendencia de las crisis y los escándalos de largo alcance producidos en
los noventa. El llamado G-7 o Grupo de los Gobiernos de EE.UU., Canadá, Japón,
Alemania, Francia, Reino Unido e Italia, con participación de Rusia en asuntos no fi-
nancieros (G-8, véase Anexo II) no es una instancia superior de poder exactamente,
pero pilota la globalización neoliberal, asegurando la coordinación de las políticas eco-
nómicas de los principales países y de las organizaciones financieras internacionales.
Todas las nuevas organizaciones reseñadas han tenido el apoyo del G-7 y G-8 en su
calidad de directorio político mundial que ha alentado todas estas iniciativas, respal-
dando su labor. De hecho, la inquietud e importancia adquirida por los centros fi-
nancieros extraterritoriales le llevó incluso al diseño en 2000 de todo un programa de
actuaciones específico respecto a estos microestados y entidades con autogobierno im-
plicados, que coordinaba las iniciativas en curso y respaldaba la labor de las organiza-
ciones internacionales implicadas, aunque en los años transcurridos sus logros hayan
sido bastante magros.

El documento de Okinawa

El 21 de julio de 2000 en Okinawa (Japón), los ministros de Finanzas del G-7 se


dirigían a los jefes de Estado y de Gobierno mediante un Informe con el título de «Ac-
ciones contra el abuso del sistema financiero global» (Actions Against Abuse of the
Global Financial System), apelando a los gobiernos para que intensificaran la coope-
ración y reforzaran los marcos internacionales para combatir eficazmente el blanqueo
de capitales y la competencia fiscal nociva y «para mejorar la observancia de los es-
tándares internacionales y la buena gobernanza».
De la lectura de este documento parecería deducirse que la erradicación de los pa-
raísos fiscales estaba sentenciada, puesto que dos de sus siete páginas se dedican a los
llamados centros financieros offshore que no cumplen los estándares internacionales,
considerando que socavan los esfuerzos para obstaculizar la delincuencia financiera y
para prevenir la evasión y el fraude fiscal; y a quienes se apela para que respondan posi-
tivamente a estas iniciativas, ejecutando todas las recomendaciones de los foros repre-
270 LOS PARAÍSOS FISCALES

sentados por el GAFI, la OCDE y el FSF. El documento de Okinawa de julio de 2000


señala que las iniciativas del GAFI, la OCDE y el FSF en su conjunto plantean «las tres
áreas clave» de los inadecuados estándares de antiblanqueo de dinero; de las prácticas
de competencia fiscal perjudicial; y la «deficiente regulación financiera». Los ministros
de Finanzas del G-7 «suscriben esas iniciativas y urgen a estos organismos para que co-
operen entre sí y coordinen sus acciones de modo apropiado para abordar la problemá-
tica de los centros financieros extraterritoriales».
Claro está que no corregían la doctrina neoliberal dominante y, en ningún caso, se
abordaba la supresión de la financiación extraterritorial, privilegiada con ventajas fis-
cales. A los paraísos fiscales se les pedía, pues, que mejoraran sus sistemas legales e ins-
titucionales en ocho puntos, que iban desde la demandada cooperación internacional
hasta la eliminación de las prácticas fiscales perjudiciales, la abolición del excesivo se-
cretismo o la necesidad de la identificación del cliente. Veamos los contenidos en sín-
tesis de un plan de actuaciones que, de haberse aplicado efectivamente, podría haber
supuesto una modificación importante de la situación de los paraísos fiscales.

Un programa coordinado de acciones

Primeramente, en cuanto a la cooperación internacional, se señalaba que las autori-


dades responsables del antiblanqueo de dinero, de la regulación financiera y tributaria de-
berían cooperar estrechamente para combatir los delitos financieros transnacionales, los
abusos sobre legislaciones y el fraude fiscal, permitiendo la supervisión rutinaria efectiva
de las actividades transnacionales de las instituciones financieras. Y respecto al intercam-
bio de información entre los países, se establecía la obligación de las autoridades respon-
sables del cumplimiento de la tributación y el antiblanqueo de dinero y las autoridades
de regulación de que intercambiaran información con sus homólogos de otras jurisdic-
ciones. Con toda claridad se precisaban dos normas clave para eliminar la atracción de
los centros offshore, en relación con la identificación del cliente y el secreto bancario.

• En primer lugar, en el documento se establece que todas las jurisdicciones deben


prohibir las cuentas anónimas y deben requerir a las instituciones financieras
para que requieran la verdadera identidad de sus clientes. Las estructuras de los
fideicomisos y las sociedades mercantiles offshore no deberían servir de mecanis-
mos para la indebida ocultación de la propiedad, permitiendo que florezcan el
fraude fiscal, el blanqueo de capitales y los abusos sobre la regulación.
• En segundo lugar, se proclama la abolición del excesivo secretismo. Todas las ju-
risdicciones deben impedir que las normas del secreto bancario excluyan la apli-
cación de los estándares internacionales, la obstrucción criminal, las investiga-
ciones fiscales y reglamentarias y constriñan la cooperación efectiva con las
autoridades de los demás países.

Además, se pide una investigación eficaz por parte de las instituciones internacio-
nales, debiéndose establecer procedimientos efectivos para asegurar que la propiedad
L O Q U E H A C E N E L G- 7 , E L F S F Y E L F M I S O B R E L O S P A R A Í S O S F I S C A L E S 271

y la gerencia de las instituciones financieras no están infiltradas, controladas o influi-


das por delincuentes o por gentes con un historial de abusos frente a las legislaciones.
Asimismo, el documento incluye la exigencia de un reforzamiento de los controles y
de la supervisión, así como de la legislación en estas materias. Por un lado, se reque-
ría que se mejoraran los recursos para una verdadera supervisión financiera y una apli-
cación real de las medidas antiblanqueo. El documento indicaba que las jurisdicciones
que obtienen beneficios económicos de la prestación de servicios financieros transna-
cionales tienen que dedicar recursos suficientes para impedir efectivamente el abuso
de aquellos servicios; en especial, los recursos deberían estar dedicados a la regulación
financiera, a la aplicación de los estándares antiblanqueo de dinero y la cooperación
con las autoridades de los demás países.
Por otro lado, en cuanto al reforzamiento de la legislación, se consideraba que to-
das las jurisdicciones debían tipificar el delito del blanqueo del producto de cualquier
delito grave; otorgando verdaderas competencias normativas y sancionadoras a las au-
toridades reguladoras; y garantizando que las lagunas en su legislación no impidieran
la investigación del lavado de dinero, el fraude fiscal y los abusos sobre las normas.
Igualmente, se recogía una apelación adicional, sin más énfasis, para la eliminación de
las prácticas fiscales perjudiciales, afirmando que todas las jurisdicciones están llama-
das a cooperar internacionalmente en la identificación y desmantelamiento de las
prácticas fiscales nocivas.
Desde luego, pese a las insuficiencias del documento, que resumimos, política-
mente suponía que el máximo órgano político mundial como es el G-7 reconocía la
existencia de países, microestados y entidades infraestatales que desarrollan una acti-
vidad financiera perjudicial para los demás países, con todas las consecuencias rese-
ñadas. Hecho no desmentido posteriormente, aunque su debilidad radicaba precisa-
mente en que es un simple acuerdo político, cuya fuerza estaría en la voluntad política
real de los gobiernos representados y en la fragilidad de su instrumentación en lo su-
cesivo, a merced del talante de los futuros gobiernos del directorio mundial. Y ya he-
mos visto cómo se vio afectado el Proyecto de la OCDE contra la competencia fiscal
perjudicial, con el cambio en la Administración estadounidense.
Los ministros de Finanzas del G -7 en Okinawa manifestaban el compromiso de
las grandes potencias para la prestación de apoyo y asistencia técnica a los centros fi-
nancieros extraterritoriales, directamente o a través de las organizaciones internacio-
nales especializadas, siempre que fuera necesario y siempre que estos centros respal-
daran seriamente, se adhirieran y progresaran en la aplicación de los estándares
internacionales. En caso contrario de no comprometerse a mejorar su grado de acep-
tación de esos estándares, dejando ver sus incumplimientos, el G-7 «adoptará las me-
didas para incentivar a las jurisdicciones a que efectúen los cambios necesarios y adop-
ten medidas que protejan el sistema financiero internacional contra los efectos de esas
deficiencias».
Dado el poder económico que representan los Gobiernos que suscriben este do-
cumento, parece que se expresa la voluntad seria del momento de erradicar esas si-
tuaciones sin cambiar el marco global, porque a continuación enuncia las posibles san-
ciones o «medidas» a adoptar y que podrían comprender:
272 LOS PARAÍSOS FISCALES

• En primer lugar, lo que denominan incentivos de mercado, que comprenden la di-


vulgación de los incumplimientos y de las medidas adoptadas, de modo que el mer-
cado hará la valoración del riesgo y de los costes para las instituciones que hacen
negocios con una jurisdicción que incumple los estándares internacionales.
• En segundo lugar, se señalan los incentivos aplicados por el sector oficial en cada
caso, que el documento no precisa, indicando que se pueden detallar ulterior-
mente dentro de la pertenencia y actividades de la organización internacional e
incentivos nacionales normativos y de supervisión.
• En tercer lugar, se apuntan las contramedidas destinadas a proteger el sistema fi-
nanciero internacional, incluyendo, 1) exigencias específicas a fin de que las ins-
tituciones financieras presten atención a todas las transacciones financieras con
las jurisdicciones no cooperantes; 2) requisitos de información sobre ciertas tran-
sacciones financieras realizadas por individuos o entidades legales que operan
desde las jurisdicciones no cooperantes; y 3) medidas destinadas a restringir, con-
dicionar o incluso prohibir las transacciones financieras con esas jurisdicciones.

En esta apelación dirigida directamente a los centros financieros extraterritoriales,


se apremiaba a los organismos competentes para que revisaran el progreso que pu-
diera producirse en estas áreas. Estas medidas revelan las limitaciones del neolibera-
lismo vigente y, desde luego, no eran una amenaza seria y así parece que fueron perci-
bidas por las jurisdicciones aludidas. Porque, por debajo de las sutilezas del lenguaje
del documento, se evidencian las posibilidades abiertas que ofrece la situación actual
para la imposición de facto de un determinado funcionamiento en las relaciones fi-
nancieras internacionales; en otras palabras, si Liechtenstein, las Caimán o Jersey pue-
den seguir acogiendo fondos procedentes de la delincuencia internacional o de la
evasión fiscal, resulta obvio que es algo, cuando menos, tolerado por las grandes eco-
nomías y gobiernos de los principales países.
En los apartados anteriores, hemos comprobado el escaso resultado de las acciones
adoptadas por los organismos internacionales, en sintonía con la política marcada por el
documento de Okinawa de 2000. La fragilidad e insuficiencia de las medidas multilate-
rales adoptadas no han impedido la continuidad de la intermediación de los paraísos fis-
cales que vienen revelando los sucesivos de escándalos financieros, de evasión fiscal y su
cooperación en la financiación del terrorismo internacional, desde los casos de Enron a
Parmalat, pasando por el caso de Gescartera o las finanzas de la red del Al Qaeda.

Los ecos del plan global

El documento de 2000 quería ser, ante todo, un espaldarazo coyuntural a las activi-
dades que desarrollaban por entonces los tres organismos mencionados, el GAFI, la
OCDE y el FSF. El verano de 2000 fue un momento álgido en la denuncia de las con-
secuencias perniciosas de los centros financieros offshore, que se encontraron inmersos
frente a una ofensiva desde varios frentes. Algunos de ellos, el 25 de mayo, fueron ta-
chados de «no cooperantes» por el FSF en el contexto de la estabilidad financiera glo-
L O Q U E H A C E N E L G- 7 , E L F S F Y E L F M I S O B R E L O S P A R A Í S O S F I S C A L E S 273

bal; un mes más tarde, el 22 de junio, dentro del marco del antiblanqueo de capitales, el
GAFI reiteraba el calificativo de «no cooperante» para algunos; y días, después, la
OCDE les aplicaba el calificativo de «paraísos fiscales» en el marco de la competición
fiscal nociva. En esos dos meses, nueve de estos microestados, de hecho o de derecho,
expresaron en los medios de comunicación su lamento amargo al verse etiquetados por
triplicado. Tres en el Caribe (las Bahamas, San Cristóbal y Nieves y San Vicente) y cua-
tro en el Pacífico (Niue, Nauru y las islas Cook y las Marshall) así como Panamá y Liech-
tenstein. Aunque lo cierto es que el FSF había señalado hasta 42 centros offshore en su
primera valoración, por lo que se evidenciaba la discrepancia en los criterios aplicados.
Desde los propios centros offshore afectados, surgieron las protestas alegando, en-
tre otras razones, que «la decisión había sido adoptada sin el debido proceso»; desde
el Caribe se consideró que se trataba de «un continuado ataque al sector offshore de
la Región por parte del G-7»; y el asombro partió de las islas Caimán porque, como ya
hemos reseñado, había sido el anfitrión de Offshore Forum, una iniciativa indepen-
diente patrocinada por la Oficina para el Control de las Drogas y la Prevención del
Crimen de las Naciones Unidas (UNODCCP). Y se cuenta que algunos hasta llegaron
a calificar al GAFI, la OCDE y al FSF como «agencias» del G-7, apreciación que no
resultaba muy descaminada.
Lo cierto es que, además de la disparidad de criterios aplicados, había confusión y
arbitrariedad en las calificaciones repartidas, más la dificultad de explicar y definir
esos llamados «estándares internacionales» y, sobre todo, se revelaba la capacidad y la
influencia internacional de la que disfrutan muchos de estos centros financieros, por-
que su existencia está ligada a la filosofía imperante poco proclive a la introducción de
cualquier tipo de regulación internacional que controle de alguna manera los movi-
mientos de capitales y los mercados financieros.
Al año siguiente, después de los trágicos acontecimientos del 11 de septiembre de
2001, los EE.UU. y los demás gobiernos de los países centrales, junto con los organis-
mos internacionales, iniciaron una serie de declaraciones y hasta plantearon medidas
globales que hicieron pensar que se acudía de un keynesianismo regulador de las rela-
ciones económicas internacionales, al decir del profesor Passet. Sin embargo, la realidad
es que no ha llegado a adoptarse ninguna medida multilateral concreta contra la delin-
cuencia financiera ni alguna actuación que signifique un progreso en el camino de la
erradicación de los paraísos fiscales (Passet, Mondialisation, 78-80). Por el contrario, los
resultados en la práctica del programa de evaluaciones seguido por el FMI, conforme a
las pautas marcadas por el Foro, han contribuido a un reforzamiento de los centros off-
shore, con el respaldo de este organismo, cuyas evaluaciones han significado otorgarles
mayores garantías y fiabilidad para los mercados financieros globales.

Las evaluaciones por el FMI de los centros financieros


extraterritoriales
El análisis sobre las repercusiones de los paraísos fiscales extraterritoriales en el
equilibrio del sistema financiero global, efectuado por el FSF, concluía con la reco-
274 LOS PARAÍSOS FISCALES

mendación de que el FMI asumiera entre sus actividades la evaluación de su actividad


financiera offshore, en relación con el grado de cumplimiento de los «estándares acep-
tados internacionales» y establecidos por las organizaciones indicadas. Partiendo de
las experiencias acumuladas (las quiebras bancarias del BCCI, Meridiam Bank Group
y crisis financieras) y del diagnóstico efectuado por el Foro, los expertos del FMI pu-
blicaron en junio de 2000 dos densos informes que sintetizan la situación y la posición
del Fondo ante los riesgos de los centros financieros extraterritoriales (OFCs. IMF
Background paper; y OFCs. The Role of the IMF), como amenaza para todo el sistema,
dado que los posibles incumplimientos de un operador en un centro offshore, finan-
cieramente relevante, puede arrojar una cadena de incumplimientos que desestabili-
cen los mercados financieros. Estos análisis minuciosos han sido una de nuestras fuen-
tes solventes para conocer el funcionamiento de los paraísos fiscales offshore.

Para qué las evaluaciones

Además de revelar el papel importante jugado por la financiación extraterritorial,


planteaban los riesgos para la estabilidad del sistema financiero de los centros offsho-
re y su incidencia en el desencadenamiento de las crisis financieras, como hemos con-
tado en el capítulo 3. En una valoración muy matizada, los autores de los dos infor-
mes del FMI de referencia consideran que algunas de las operaciones en offshore, es
decir, para no residentes, que ofrecen los paraísos fiscales extraterritoriales son fuen-
tes potenciales de vulnerabilidades muy serias, a nivel global o nacional. De ahí que
deduzcan la necesidad de un mejor conocimiento y comprensión de las operaciones
en los centros financieros extraterritoriales para superar o reducir esta vulnerabilidad
potencial. Para lo cual, los expertos proponían que en las evaluaciones del Fondo so-
bre la vulnerabilidad financiera, tanto en los centros de offshore como en los países
concernidos, se incluyera la provisión de los servicios financieros (OFCs. The Role,
n.os 17 y 20), aunque una serie de organizaciones internacionales estuvieran ya abor-
dando estas cuestiones.
Estos informes de expertos sirvieron de base para la decisión del Consejo Ejecuti-
vo del FMI en julio de 2000, de llevar a cabo unas evaluaciones de los centros finan-
cieros offshore, conforme al diagnóstico y las directrices marcadas por el FSF, apro-
bando el Programa de evaluación de los 42 centros financieros offshore identificados
por este, con el objetivo de ayudar a los miembros en dos aspectos:

• primero, a identificar las lagunas o deficiencias existentes en sus sistemas finan-


cieros y reducir sus vulnerabilidades potenciales, tomando como referencia los
estándares bancarios del Comité de Basilea (componente evaluación); y
• segundo, a mejorar la cobertura de las estadísticas oficiales de los centros finan-
cieros extraterritoriales en los mercados financieros (componente estadístico).

Así mismo, se incluyó a los centros financieros extraterritoriales en el programa de


evaluación general del Fondo mediante los Informes sobre la observancia de normas
L O Q U E H A C E N E L G- 7 , E L F S F Y E L F M I S O B R E L O S P A R A Í S O S F I S C A L E S 275

y códigos en materia financiera (Reports on Observance and Codes/ROSC), verifican-


do, por ejemplo, el cumplimiento de la ratio de solvencia bancaria, de reservas y de
gestión de riesgos establecidos por el Comité de Basilea; es decir, se buscaba mejorar
el control de la gestión financiera de esos centros offshore. En ningún caso se plantea-
ba el FMI como objetivo la supresión del secreto bancario, ni la exigencia de transpa-
rencia informativa ni la cooperación transnacional propiamente, por parte de los
centros financieros extraterritoriales; su planteamiento responde a criterios supuesta-
mente técnicos y funcionales destinados a ofrecer mayor garantía a los mercados fi-
nancieros, sin pretensión alguna de modificar el statu quo desregulado y liberal de esos
centros, ni el blanqueo de capitales ni los perjuicios fiscales que generan para los de-
más países.
El Programa específico, por un lado, comprende la evaluación de la regulación fi-
nanciera y de la supervisión, que se realiza en las jurisdicciones con actividad finan-
ciera significativa y escasas valoraciones previas de sus estándares, siguiendo el reque-
rimiento de la propia jurisdicción (componente evaluación). En colaboración con
otras organizaciones internacionales y los organismos que definen y proponen están-
dares, el FMI intenta reforzar las capacidades de los países miembros para la ejecución
de una supervisión consolidada (de las unidades de un grupo bancario o financiero en
su conjunto), incluyendo en el «Programa de Evaluación del sector financiero» (Fi-
nancial Sector Assessment Program o FSAP) las evaluaciones de la aplicación de los
Principios Básicos de Basilea (Basel Core Principles) así como actividades de asistencia
técnica. El FSAP es un programa conjunto del FMI y el Banco Mundial que venía apli-
cándose para prestar asesoramiento en la labor del sector financiero, identificando
puntos fuertes y vulnerables, para reducir el potencial de crisis; programa que se apli-
ca en virtud del artículo IV sobre vigilancia del sistema financiero global, que se hace
extensivo a los centros financieros offshore. Aunque los técnicos sostenían que ya las
autoridades supervisoras nacionales habían venido aplicando varias contramedidas y
salvaguardas, en parte como resultado de las experiencias negativas descritas antes,
para afrontar los riesgos que rodean la utilización de los centros financieros offshore.
Por otro lado, el Programa valora la adecuación de las estadísticas, con el fin de in-
centivar una mayor participación de estos centros financieros extraterritoriales en el
programa de recogida de datos estadísticos del FMI, denominado Encuesta coordina-
da sobre inversiones en cartera (Coordinated Porfolio Investment Survey o CPIS) y en
las estadísticas bancarias del BIS, ayudando a los centros financieros offshore a mejo-
rar su información estadística macroeconómica, haciendo posible así la definición del
papel de estos centros en las finanzas globales (componente estadístico). El Fondo
pretende que los centros financieros extraterritoriales mejoren sus estadísticas, princi-
palmente estimulándoles para que los organismos responsables de las estadísticas na-
cionales, locales, recopilen más datos íntegros sobre posiciones inversoras transnacio-
nales. Esta pretendida transparencia afectaría, pues, exclusivamente a las dimensiones
macroeconómicas y deja intacto el secreto bancario y la opacidad de las operaciones
financieras.
La Memoria del FMI de 2002 (IMF, Annual Report, 32) registra ya el hecho de que
el fondo ha extendido la labor de su sector financiero para incluir los centros finan-
276 LOS PARAÍSOS FISCALES

cieros extraterritoriales en sus informes. El Programa implica las evaluaciones volun-


tarias de los centros financieros extraterritoriales o paraísos fiscales en los tres posibles
módulos o niveles de intensidad, según el grado de participación del propio paraíso
fiscal (apelativo que recordamos está excluido del lenguaje del FMI).
El módulo 1 significa una autoevaluación que es efectuada por el propio centro
offshore, ayudado por expertos externos; el módulo 2 comprende evaluaciones inde-
pendientes por parte del FMI de todos los estándares de supervisión pertinentes; y el
módulo 3 incluye análisis globales (con los programas estadísticos FSAP/FSSA) que
cubren todas las vulnerabilidades y riesgos significativos, sobre los módulos anteriores
y proporcionando una vinculación con la vigilancia del artículo IV de los Estatutos del
Fondo (OFCs. The Role, 4). Como se ve, la evaluación de mayor grado no entra a va-
lorar los vacíos legales o de la práctica que facilitan el blanqueo de capitales y la eva-
sión fiscal en los demás países.

Alcance de los resultados

En un Informe oficioso de septiembre de 2003, un equipo de economistas del FMI


(IMF, «Assessing», 35) afirma que la respuesta al Programa de evaluación del FMI ha
sido muy positiva, habiendo obtenido la plena cooperación y participación de las au-
toridades concernidas. Como resultado, de las 42 jurisdicciones contactadas al co-
mienzo del programa, los equipos de expertos dirigidos por el FMI habían sido reci-
bidos en 33 jurisdicciones en junio de 2003; y 12 informes de evaluación habían sido
publicados con la autorización de las autoridades, entre ellos los de Chipre, Panamá,
Andorra y Gibraltar. La mayoría de las jurisdicciones han indicado –dicen– su dispo-
sición a la publicación de sus informes, pero hay una inevitable demora entre el co-
mienzo de una evaluación y la finalización del informe, debido al proceso interno de
revisión y las diferentes fases durante las cuales las autoridades tienen la oportunidad
de presentar sus comentarios.
En estas evaluaciones, este equipo de economistas del FMI distingue dos grupos
de centros financieros extraterritoriales: el grupo de los centros más grandes e im-
portantes, que disponen de sistemas de supervisión comparables a las jurisdicciones
más avanzadas de cualquier país; y el grupo de las jurisdicciones más pequeñas y más
pobres, que tiene una supervisión más floja. Las grandes jurisdicciones se han cen-
trado en la supervisión de las actividades transnacionales que son importantes para
su centro, con el fin de salvaguardar su reputación y proteger sus mercados específi-
cos (niche).
El resumen de las evaluaciones realizadas resulta muy significativo, si traducimos
la pretendida neutralidad o asepsia técnica, que enmascara su claro fundamentalismo
neoliberal, en las afirmaciones de estos economistas del FMI sobre los aspectos secto-
riales claves revelados:

• Con relación al sector de la banca offshore, juzgan que el cumplimiento general


de los estándares internacionales de supervisión ha resultado en general apropia-
L O Q U E H A C E N E L G- 7 , E L F S F Y E L F M I S O B R E L O S P A R A Í S O S F I S C A L E S 277

do. Sin embargo, nos informan de que se encontraron «puntos débiles» en la su-
pervisión local y externa y en la supervisión de créditos, del mercado financiero
y del riesgo de país. Pero dado que los bancos en estos centros efectúan pocos
negocios minoristas de préstamos, se ha considerado menos importante la débil su-
pervisión de riesgos (sic); no obstante, como existe la posibilidad de que los ban-
cos amplíen sus carteras de préstamos, se apunta que es necesario prestar más
atención en el futuro a la supervisión de riesgos.
• En el sector de seguros, el cumplimiento con los estándares de supervisión va re-
trasado, dicen, en comparación con el sector bancario, similar a los demás países.
Las deficiencias más comunes identificadas fueron las inspecciones inadecuadas
in situ y débiles inspecciones de los controles internos.
• Por lo que se refiere al sector del mercado de valores, la observancia de los prin-
cipios de regulación en general estaba en línea con los estándares internaciona-
les. El FMI evaluó los sectores del mercado de valores de un número mucho me-
nor de jurisdicciones, predominantemente de los centros principales, dado el
peso relativamente pequeño de este sector en muchos centros offshore. La mayor
parte de las deficiencias se relacionaban con la cooperación con los supervisores
extranjeros y el intercambio de información.
• En cuanto a los sistemas de antiblanqueo de dinero y la lucha contra la financia-
ción del terrorismo (AML/CFT), ciertamente la mayoría de las jurisdicciones
disponía de algunos elementos propios de esos sistemas y muchos estaban en
trance de su ampliación y reforzamiento. No obstante, en estos sistemas se iden-
tificaron algunas debilidades básicas, por ejemplo, fallos en la ratificación y apli-
cación de los acuerdos internacionales, inadecuadas políticas de identificación
del cliente y fallos para garantizar programas adecuados de antiblanqueo en to-
das las instituciones supervisadas.

En resumen, nos dice este equipo de economistas del FMI que las áreas que nece-
sitan ser reforzadas comprenden la supervisión dentro y fuera del centro offshore, la
mejora del intercambio de información y de la cooperación dentro de los sectores y a
nivel transnacional, una atención incrementada en la supervisión del sector de seguros
y una aplicación rigurosa y más amplia de los sistemas de antiblanqueo y de lucha con-
tra la financiación del terrorismo. Meses más tarde de la publicación del informe ofi-
cioso reseñado, en marzo de 2004, el Informe del FMI sobre el Programa de evaluación
de los centros offshore (OFCs. The Assessment Program – An Update) corroboraba bá-
sicamente los datos y apreciaciones transcritas, indicando que las evaluaciones habían
encontrado deficiencias en los sistemas de supervisión (nada dice de los sistemas vi-
gentes de regulación) básicamente por su insuficiencia y las capacidades inadecuadas
de sus agencias por falta de recursos, algo más evidente en los centros offshore con me-
nor renta.
Así mismo, el Informe del Fondo de 2004 incluía una noticia muy significativa: en
noviembre de 2003, el Consejo del FMI había acordado que en adelante el Programa
se convertiría en un «elemento ordinario» (standard part) de la labor del Fondo, pues-
to que «la primera fase» ya estaba completada y 41 de las 44 jurisdicciones, dicen, con-
278 LOS PARAÍSOS FISCALES

tactadas al comienzo habían sido ya evaluadas o estaban en curso, aunque sólo 26 ju-
risdicciones habían aceptado la publicación del correspondiente informe sobre su si-
tuación. Hemos de entender que ese acuerdo significa tanto como la clausura del Pro-
grama específico del FMI sobre los centros extraterritoriales e, indirectamente, viene
a admitir la consolidación de la financiación offshore como parte integrante de la acti-
vidad ordinaria de los mercados financieros.
Desde luego, esas informaciones autorizadas nos permiten entender por qué siguen
apareciendo casos con la intermediación decisiva de los paraísos fiscales extraterrito-
riales, de la importancia de Enron, Parmalat y Gescartera, por ejemplo, con filiales en
centros financieros extraterritoriales que disfrutan de la «benevolencia» de los orga-
nismos económicos internacionales, como el FMI. Por eso, nuestra percepción de la
labor del FMI en relación con los centros offshore resulta menos complaciente que la
de estos técnicos.

Para qué sirve de verdad el Programa del FMI

Muchos miembros de la Red por la Justicia Fiscal y de Attac pensamos que el FMI
contribuye a la validación y homologación de los paraísos fiscales extraterritoriales
como centros financieros, pese a las loas que sus técnicos dirigen a su propia labor, sin
cuestionar su ventajismo fiscal y su oferta de opacidad.
Desde el Fondo, los informes referidos nos dicen que las evaluaciones han subraya-
do el mensaje de que hay unos mínimos estándares de regulación que deben cumplir
todas las jurisdicciones. Durante el proceso de evaluación, muchos centros offshore me-
joraron sus sistemas de regulación y supervisión; por ejemplo, promulgaron nueva le-
gislación y establecieron unidades de inteligencia financiera para combatir las activida-
des de blanqueo de dinero, mientras que otros centros aprendieron a supervisar mejor
sus instituciones. En algunos casos, las evaluaciones han hecho que las autoridades sean
conscientes de que, para que un centro financiero offshore sea un valor añadido prove-
choso para su economía, son necesarias inversiones significativas en infraestructura
para disponer de un sistema de supervisión mínimamente aceptado internacionalmen-
te. De modo que las jurisdicciones necesitan sopesar los costes y beneficios del desa-
rrollo de la actividad de los centros financieros para no residentes.
Así mismo, como parte del programa de evaluación de los centros offshore, el FMI
ha extendido la asistencia técnica a cierto número de centros offshore, ayudando a las
jurisdicciones a mejorar sus legislaciones sobre supervisión y a aplicarlas, a cerrar sus
bancos fantasma (es decir, bancos ficticios autorizados en un centro offshore cuya ge-
rencia reside en otro lugar) y a desarrollar programas de reforma. Se han mejorado los
datos sobre las inversiones internacionales de cartera de los centros offshore en la me-
dida en que un número creciente de centros offshore participa en la Encuesta Coordi-
nada de inversiones en cartera del FMI (CPIS).
En este sentido, el programa inicialmente ha conducido a una mejor información
sobre las actividades y los sistemas financieros de los centros offshore y está contribu-
yendo quizás a disponer de sistemas de supervisión más transparentes en el plano ma-
L O Q U E H A C E N E L G- 7 , E L F S F Y E L F M I S O B R E L O S P A R A Í S O S F I S C A L E S 279

croeconómico, incentivando la disciplina del mercado y la cooperación y el reforza-


miento de los sistemas de supervisión prudenciales mundialmente. Las evaluaciones
continuadas y periódicas garantizarán que las jurisdicciones bien gestionadas manten-
gan fuertes sistemas de supervisión y, junto con la asistencia técnica, tal vez ayuden a
reforzar el sistema de supervisión de los centros gestionados deficientemente con ma-
yor garantía respecto a la seguridad y fiabilidad de las transacciones financieras. Con
estos datos, igual que sucede con los informes de cada centro offshore, consideramos
que el FMI emite un mensaje de tranquilidad a los operadores y mercados financieros
como garante de la estabilidad financiera, expresando su confianza en que la gestión
de estos centros es fiable en lo sustancial que considera se ajusta a esas referencias un
tanto difusas que son los estándares, cuya vigencia resulta virtual, como prueban la
mayoría de los casos de escándalos financieros y de blanqueo de capitales y como las
denuncias públicas de los magistrados ponen de manifiesto.
La labor del FMI no ha reducido la actividad de los centros financieros extraterri-
toriales en materia de «ingeniería contable», de blanqueo de capitales, de evasión fiscal
o de plataformas para operaciones financieras que no habrían podido realizarse en los
países de los operadores; es decir, sigue existiendo el arbitraje legislativo (regulatory ar-
bitrage) o uso abusivo de las diferencias legislativas, denunciado por el FSF en 2000. El
pretendido mejor conocimiento por parte del FMI de la actividad financiera offshore,
es decir, la supuesta mayor transparencia macroeconómica no ha eliminado la opacidad
de las transacciones extraterritoriales ni el secreto bancario ni la posición negativa de
los centros financieros extraterritoriales frente a las demandas externas de intercambio
de información y de cooperación judicial con los demás Estados. Y, sin embargo, sus
informes de evaluación han legitimado el funcionamiento de la financiación offshore,
para no residentes, de estos territorios o islas, jurisdicciones privilegiadas amparadas
por los grandes poderes financieros globales.
Desde una perspectiva funcional, el Programa del FMI adolece de un defecto de
origen, que es su enfoque sectorial y parcial centrado en el logro de una mayor segu-
ridad financiera e ignorando las otras consecuencias nefastas de los centros offshore.
Apenas contempla medidas antiblanqueo, puesto que deja para el GAFI las evalua-
ciones de las medidas antiblanqueo de dinero, como tampoco abordó las cuestiones
de la competición fiscal perjudicial de la OCDE (OFCs. The Role of the IMF, 56). Y
sobre todo, destaca su respeto a la autonomía soberana de los centros offshore, con
cuya buena voluntad cuenta para la ejecución del Programa, ya que requiere su dis-
posición para llevarlo a cabo, de modo muy flexible, y para la publicación de los in-
formes, además de la necesaria colaboración para la obtención de información.
Dado el desierto estadístico de que partía, según lo expresan los expertos en uno
de los informes de partida (OFCs. The Role of the IMF), el avance que los economis-
tas del Fondo dicen que se ha registrado era previsible de alguna manera. Sin embar-
go, el concepto de estándares como parámetros de referencia ofrece muchas limita-
ciones, sin contar con la carencia de estándares para medir la realidad o ficción de las
IBCs o sociedades tapadera, sin apenas presencia física y sin legislación que les obligue
a aportar datos estadísticos, regulación de fideicomisos y tantas otras entelequias jurí-
dicas que no resisten un análisis medianamente serio; por no mencionar la propia y tan
280 LOS PARAÍSOS FISCALES

respetada soberanía de los microestados e, incluso, de hecho de los cuasiestados o en-


tidades con autogobierno.

Los estándares como sucedáneos de normas jurídicas


La promoción de la evasión fiscal y la delincuencia financiera y demás efectos ne-
gativos descritos, generados por los paraísos fiscales offshore, han venido siendo com-
batidos desde los Estados y desde la acción multilateral con el máximo respeto a los
mercados financieros, es decir, al principio del fundamentalismo del mercado como
supremo regulador, que impregna a los actores políticos y económicos dominantes en
los Estados y en la «arquitectura financiera internacional», por utilizar una expresión
al uso. De ahí que, en resumidas cuentas, ninguna de las iniciativas reseñadas, si ex-
ceptuamos el Proyecto inicial de la OCDE con sus limitaciones, haya pretendido la
erradicación de los paraísos fiscales en cuanto representan una modalidad o subsector
de la financiación offshore, integrada en la globalidad financiera.
En concreto, el FSF y el FMI pretenden la extensión de la aplicación de los están-
dares de referencia en materia bancaria, de seguros o del mercado de valores a los cen-
tros offshore, mediante la prestación de asistencia técnica para que esos estándares de-
finidos internacionalmente se aplicasen efectivamente, y la evaluación de su observancia
o cumplimiento, que podría realizarse mediante evaluaciones mutuas o examen entre
iguales (peer review), y la autoevaluación o la evaluación por una agencia externa,
como vienen realizando la OCDE y el GAFI (OFCs. The Role of the IMF, 7-8). Para
ello, en los últimos años, por parte de los organismos internacionales se han produci-
do en general tres tipos de actuaciones en relación con los centros financieros extra-
territoriales, que revelan las limitaciones objetivas de sus planteamientos, como son la
elaboración de informes y documentos; la elaboración de estándares aceptados inter-
nacionalmente y, sobre todo, una política de gestos que ha llevado a la homologación
y legitimación de la realidad de los paraísos fiscales offshore.

Estudios e informes

Una labor muy apreciable, sin duda, es la que representan los estudios e informes
realizados sobre los diversos aspectos y disfunciones de las finanzas internacionales,
que guardan una relación directa o indirecta con el fenómeno de los paraísos fiscales
que genera la financiación offshore, aunque eludan en muchos casos el señalamiento
de esta vinculación. Esa labor ha permitido mejorar el conocimiento de la realidad que
representan los centros offshore y todas sus consecuencias. Este libro no habría sido
posible sin esas fuentes básicas de conocimiento, sin esa información acumulada y dis-
ponible en la Red, que pretendemos divulgar con la ilusión de ser un «grano de are-
na» más en el combate por la regulación de la globalización financiera.
Es evidente que proliferan los organismos internacionales básicamente de carácter
técnico, que estudian y abordan cuestiones relacionadas directa o indirectamente con
L O Q U E H A C E N E L G- 7 , E L F S F Y E L F M I S O B R E L O S P A R A Í S O S F I S C A L E S 281

los paraísos fiscales extraterritoriales (evasión fiscal, deficiencias bancarias, blanqueo


de capitales, etc.), produciendo estudios e informes parciales y sectoriales, pero que
revelan la gravedad y complejidad creciente del fenómeno de este sector financiero y
sus consecuencias negativas, aunque ignorando la cuestión política soterrada. Prolife-
ración de organismos, asociaciones y entes de proyección internacional, que se tradu-
ce en abundancia de estudios e informes técnico-políticos, aparentemente asépticos y
neutros, que abarcan desde los estudios sobre tipologías de la delincuencia financiera
del GAFI hasta el estudio y descripción de las estructuras bancarias extraterritoriales
(shell banks, parallel banks, etc.) llevados a cabo por el Comité de Supervisión Banca-
ria de Basilea.
En la práctica, en muchos casos como el del GAFI, la organización interguberna-
mental queda reducida a poco más que a un mero instrumento de investigación so-
ciológica aplicado en este caso a la delincuencia financiera, analizando el fenómeno,
pero sin avance de objetivos ni proposición de acuerdos ni regulaciones internaciona-
les o multilaterales. Y lo mismo sucede con el FMI, el Banco Mundial, IOSCO e IAIS,
cuyos estudios e informes expresan una visión demasiado sectorial de la realidad fi-
nanciera internacional, sin que se perciba la inquietud de sus autores por la gravedad
de las realidades que describen y que desbordan su marco y su enfoque parcelado y
pseudorregulador. Esa abundancia y dispersión de esfuerzos «técnicos» se ha cuestio-
nado a ciertos niveles; por lo que, en los últimos años, se apuntan intentos integrado-
res, expresados en los «foros» como instrumento de integración de la labor sectorial
pretendidamente técnica para abordar la política contra la delincuencia financiera y la
financiación del terrorismo (The Joint Forum) desde una conjunción metodológica, sin
explicitar el supuesto ideológico de partida, que sigue siendo la idea del manteni-
miento del mercado desregulado e incontrolado.
Por lo general, resulta perceptible frecuentemente en la mayoría de los documen-
tos la abundancia de perífrasis o eufemismos para referirse a la cruda realidad de los
paraísos fiscales, como si hubiese una intencionalidad de no reconocer la interferencia
en la racionalidad de las relaciones financieras por parte de la financiación extraterri-
torial, con sus características de opacidad y secretismo y carencia práctica de normas
reguladoras y de supervisión. De ahí el carácter genérico de la elaboración de están-
dares internacionales, cuando se sobreentiende que sus destinatarios son los centros
offshore donde el descontrol y la desregulación es la norma suprema. Y en ese afán, las
actuaciones del FMI y demás organizaciones han conducido a la legitimación de los
centros offshore de entidades políticas con autogobierno y miniestados.
Porque los valiosos informes de todos esos organismos internacionales y los abun-
dantes documentos sobre «códigos de buenas prácticas» no vienen a ser más que
sucedáneos de las necesarias regulaciones jurídicas internacionales vinculantes, que otor-
garían una mayor transparencia y seguridad a las transacciones de las finanzas interna-
cionales, eliminando la confusión de las operaciones del tráfico financiero ordinario con
las del blanqueo de capitales ilícitos y las zonas de non droit, sin ley, de la financiación
extraterritorial, así como una mayor justicia y equilibrio en la distribución de la renta
mundial, contribuyendo asimismo a la erradicación de los paraísos fiscales y a la elimi-
nación de la pobreza de casi medio mundo.
282 LOS PARAÍSOS FISCALES

Frente a las consecuencias negativas de la desregulación extrema en ciertos microes-


tados o entidades con autogobierno, esa actividad transnacional reflejada en informes
y documentos ha ido pareja con la producción de los llamados estándares internacio-
nales sectoriales, especie de «normas técnicas», elaboradas por organismos privados,
intergubernamentales o internacionales (standards setting bodies). Frente a la nota do-
minante de la escasa regulación jurídica internacional en materia financiera, se ha de-
sarrollado una curiosa labor de proposición de estándares o referencias técnicas, a
modo de pautas de comportamientos recomendadas para las autoridades de estos mi-
croestados y entidades con autogobierno, convertidos en paraísos fiscales.
Antes que nada, hemos de subrayar el escaso desarrollo de la regulación jurídica
multilateral, dejando al margen las insuficientes regulaciones del marco regional de la
Unión Europea, puesto que el limitado número de convenios internacionales que re-
señamos en capítulos anteriores aparece referido a alguno de los fenómenos, como la
delincuencia organizada, en cuyo desarrollo ha tenido una gran influencia la actividad
financiera extraterritorial. Sin embargo, dado que determinados aspectos de la fiscali-
dad y del funcionamiento de la banca y las finanzas transnacionales afectan induda-
blemente a la soberanía de los Estados, tendría que haber habido una regulación jurí-
dica internacional, expresada en tratados o convenios vinculantes jurídicamente que
supusieran su aceptación seria por parte de los Estados, incluidos los microestados.
Aunque todo hace pensar que la escasa labor normativa internacional deriva del obs-
táculo representado por la ideología imperante del fundamentalismo del mercado
opuesto al intervencionismo estatal, cuya máxima y contradictoria expresión es la po-
lítica de la Administración Bush.

El hecho reconocido de la desregulación

Antes que otra cosa, los análisis del FSF sobre los centros offshore ratificaron la ca-
rencia de regulaciones en la nueva situación, que se venía ya detectando desde hacía
tiempo en las finanzas internacionales y que, desde la supresión de los controles sobre
el capital en los Estados en los ochenta, ha originado una globalización descontrola-
da, cuyas consecuencias y riesgos son manifiestos. Esa necesidad había sido patente en
diversos subsectores como la banca, los seguros y los mercados de valores y diversos
organismos privados que habían promovido una labor de establecimiento de pautas o
guías que atendieran esa necesidad de algún tipo de regulación.
El Programa de evaluaciones de los centros offshore del FMI tomó como referen-
cia los estándares o normas técnicas, que el BCBS, IOSCO o IAIS elaboran, en las que
se confunde a menudo la finalidad con los medios, con la pretensión de «normalizar»
la actividad bancaria, del mercado de valores y de seguros, respectivamente, para pre-
venir el blanqueo y la financiación del terrorismo (The Joint Forum). Estas normas téc-
nicas o procedimentales carecen de la virtualidad propia de una regulación jurídica
sustantiva y sólo tienen sentido y resultan eficaces cuando se sustentan en una norma
sustantiva común aceptada o son realmente asumidas por aquellos que tienen que apli-
carlas como vinculantes.
L O Q U E H A C E N E L G- 7 , E L F S F Y E L F M I S O B R E L O S P A R A Í S O S F I S C A L E S 283

Es una tarea con pretensiones de poner orden en las finanzas globales, una labor
cuasijurídica multilateral de regulación de aspectos del sistema financiero, carente de
legitimación democrática e ineficaz, si la juzgamos por los resultados que revelan los
propios datos sociológicos de estos organismos y los escándalos que llenan periódica-
mente los medios de comunicación. Es una dimensión de la actividad multilateral,
cuyo estudio bien merecería la atención de universidades y centros de investigación;
dada su importancia, haremos un breve análisis de esta práctica.

El Compendio de estándares del FSF

El propio Foro de Estabilidad Financiera, convertido en organismo permanente,


ha elaborado toda una teoría, que expone el sitio web del BIS (www.bis.org), y que re-
sumimos porque se pretende explicar esta herramienta de «regulación» a implantar en
los centros financieros extraterritoriales como elemento inherente al mercado, en un
intento de garantizar un funcionamiento similar a los de los demás centros financie-
ros. Si entramos en sus detalles técnicos que conviene divulgar es porque una vez más
nos encontramos con una pretensión supuestamente técnica como única alternativa
indiscutible que suplanta el debate político para una regulación democrática de los
mercados financieros.
El FSF denomina Compendio a una especie de recopilación que incluye «los es-
tándares claves para un sistema financiero sano», que reúne 12 estándares considera-
dos como claves para los sistemas financieros sanos y cuya aplicación se considera
prioritaria según las circunstancias de cada país, conteniendo, además, estándares
adicionales que se estiman pertinentes para los sistemas financieros sanos. Este pre-
tendido corpus cuasijurídico se agrupa bajo tres rótulos, subdivididos en 15 áreas,
como son la política macroeconómica y transparencia de datos (Transparencia de la
política monetaria y financiera. Transparencia fiscal. Diseminación de datos. Compi-
lación de datos), infraestructura institucional y del mercado (Insolvencia. Gobernan-
za corporativa. Contabilidad. Autoría. Liquidación y pagos. Integridad del mercado.
Funcionamiento del mercado) y regulación y supervisión financiera (Supervisión
bancaria. Regulación de los títulos de valores. Regulación del aseguramiento. Super-
visión de los conglomerados financieros). Cada uno de esos contenidos se recoge en
documentos emitidos respectivamente por el FMI, OCDE, GAFI y otros organismos
internacionales, reseñados en el Anexo II, aceptados como «órganos de estableci-
miento de estándares» (Standard-setting bodies). Este conjunto de guías o pautas a
cumplimentar por los centros offshore se supone que, como cualesquiera otros cen-
tros financieros, es una referencia para todas las evaluaciones y son reiteradamente
mencionados en toda la documentación técnica producida con relación a la compe-
tencia fiscal, al blanqueo de capitales y a los distintos aspectos de los paraísos fisca-
les. Por su interés, el cuadro 4 resume estas «normativas» y sus fuentes, en el cual cu-
riosamente los técnicos del FMI no incluyen a la OCDE con su Informe de 1998
sobre competencia fiscal perjudicial.
284 LOS PARAÍSOS FISCALES

Cuadro 4. Alcance de las evaluaciones de los centros offshore conforme al


programa propuesto por el FSF

El FSF recomienda que las evaluaciones del los centros financieros extraterritoriales refe-
ridas al cumplimiento de unos subconjuntos de estándares establecidos por las siguientes
organizaciones y sus documentos:

I. Comité de Supervisión Bancaria de Basilea (BCBS)


• Los principios básicos de la supervisión bancaria efectiva (septiembre de 1997)
Siete de los 25 principios.
• La supervisión de la banca transnacional (octubre de 1996)
Ocho de las 29 recomendaciones.
II. Asociación Internacional de Supervisores de Aseguramiento (IAIS)
• Principios aplicables a la supervisión de los aseguradores internacionales y los grupos
de aseguramiento y sus operaciones comerciales transnacionales
Uno de los cuatro principios y los párrafos 20 a 25.
III. Asociación Internacional de comisiones nacionales del mercado de valores (IOSCO)
• Resolución sobre los principios de registros y archivos, recopilación de información,
competencia para su ejecución y cooperación mutua para mejorar la aplicación de las
leyes sobre títulos de valores (noviembre de 1997)
Números A, B, C, D.
• Objetivos y principios de la regulación del mercado de valores (septiembre de 1998)
Seis de los 30 principios
IV. Foro conjunto de conglomerados financieros (The Joint Forum)
• Principios de la supervisión del intercambio de información (febrero de 1999)
Dos de los cinco principios.
V. Ministros de finanzas del G-7
• Los diez principios clave del intercambio de información (mayo de 1998)
Los seis principios más comunes.
• Los diez principios clave para la mejora de la cooperación internacional en relación con
la delincuencia financiera y los abusos de las regulaciones –Working Group on Finan-
cial Crime (mayo de 1999)
Los seis principios más comunes.
VI. Grupo de Acción Financiera sobre blanqueo de capitales (GAFI/FATF)
• Las 40 Recomendaciones sobre blanqueo de capitales (1996)
Nueve de las 40 Recomendaciones.
Fuente: OFCs. The Role of the IMF.

Por nuestra parte, consideramos que la elaboración y sistematización de estos es-


tándares o pautas técnicas y su reconocimiento a nivel multilateral podría representar
un avance en el conocimiento del funcionamiento del sistema financiero y sus posibi-
lidades de regulación, que indudablemente podría servir de base para la definición de
normas jurídicas de rango internacional (sobre transparencia o exclusión del secreto
L O Q U E H A C E N E L G- 7 , E L F S F Y E L F M I S O B R E L O S P A R A Í S O S F I S C A L E S 285

bancario, por ejemplo). Sin embargo, su origen ademocrático, su presentación y sus


objetivos explican su ineficacia en la práctica, como demuestran frecuentemente los
escándalos financieros de los que los medios de comunicación nos dan noticia y los in-
formes sobre el aumento de la delincuencia financiera y la corrupción que tienen como
punto de apoyo los paraísos fiscales.

Legisladores sin legitimidad

Los documentos referidos por el FSF, que exponen los denominados estándares,
ofrecen una apariencia de documentación técnica sectorial, conteniendo normas de
conducta expresadas en forma de recomendación técnica para los agentes que pre-
tenden ofrecer una virtualidad funcional destinada a facilitar el funcionamiento del
sistema establecido. Pensamos que su pretendida codificación y reiteración en los do-
cumentos de los diversos organismos y foros los convierten en langue de bois, en len-
guaje estereotipado y falso. Un lenguaje que no soporta su lectura pública porque,
pese a su fácil acceso en internet, sus lectores habituales deben ser los círculos técni-
cos, próximos al poder, que sólo pretenden convivir con la realidad sin modificarla ni
alterarla, ni siquiera ordenarla jurídicamente.
Ante la realidad de la debilidad estructural de las administraciones públicas de la
mayoría de los centros financieros offshore, no superior organizativamente a la de cual-
quier ayuntamiento de una población de unos miles de habitantes, surgen dudas so-
bre su capacidad para la asimilación de los voluminosos documentos o sobre la capa-
cidad de las autoridades para afrontar la sofisticación de los engranajes contables y
financieros que se montan con base en los paraísos fiscales, en el supuesto de autori-
dades locales motivadas para ese combate. Más aún, los estándares definidos se pre-
sentan como recetas técnicas, cuando no morales, que no cuestionan el funciona-
miento real de los mecanismos establecidos sino su funcionalidad. En la línea del
pensamiento único imperante en las tecnocracias de los organismos internacionales, se
hace abstracción de otras opciones posibles, como en nuestra cultura democrática ha
sido históricamente normal frente a los problemas de regulación de la convivencia en
cualquiera de sus aspectos. Bajo su aparente sobriedad expresiva en muchos supues-
tos encierran un vacío, que se refleja en su escasa influencia sobre la realidad de los
paraísos fiscales. Al mismo tiempo, como contenido, es fácil percibir cómo los infor-
mes y documentos se retroalimentan, de modo que el documento del BCBS recoge en
anexo un resumen de las 40 Recomendaciones del GAFI, que también recoge el do-
cumento titulado The Joint Forum, conjunto de las tres organizaciones, y que citan los
informes del FMI, generando una dinámica de foros y reuniones transnacionales su-
puestamente técnicas, que van aplazando en el tiempo las soluciones de las graves
cuestiones que plantea el desorden mundial.
Mencionaremos como ejemplo significativo el «estándar» o principio básico de
identificación adecuada del cliente de la entidad bancaria, denominado convencional-
mente «conoce a tu cliente» (know your customer o KYC en la abreviatura habitual),
para ilustrar la intrascendencia de esta actividad de establecimiento de este tipo de
286 LOS PARAÍSOS FISCALES

«normas», cuya efectiva aplicación impediría la utilización de la banca para fines de-
lictivos. Como en los demás estándares, resulta grotesco la variedad de informes y do-
cumentos al respecto motivados por su reiterada inaplicación en los paraísos fiscales,
dada su desvergonzada resistencia a cualquier regulación real y que los propios docu-
mentos denuncian al detallar su contenido. Un ejemplo es el documento sobre «De-
bida diligencia con la clientela de los bancos» de octubre de 2001, del Comité de Su-
pervisión Bancaria de Basilea (BCBS) con recomendaciones tan candorosas como que
«los bancos deben estar alerta para evitar que las personas físicas utilicen a las entida-
des comerciales corporativas como un método para operar cuentas anónimas» y «es-
pecial cuidado deben tener los bancos al iniciar transacciones comerciales con socie-
dades que tienen accionistas representados por apoderados o acciones al portador»
(estándares n.os 33 y 34, según la traducción publicada por el Banco de España, Notas
de Estabilidad Financiera 2 [noviembre 2002]).
Para completar este análisis sucinto, nos remitimos a la web de la agencia Carlton
Press, con sede en el Empire State de Nueva York, que nos ofrece sus servicios de ase-
soramiento y gestión financiera, bajo el lema Get un (fair) avantage over Big Brother with
us («Consigue con nosotros una ventaja in(justa) sobre el Gran Hermano», es decir, el
Estado con sus impuestos). En sus páginas, aparte de sus numerosas sucursales en ciu-
dades importantes del mundo, dicha agencia nos ofrece una información básica de los
puntos ventajosos ofrecidos por cierto número de centros offshore, entre los que, junto
a la baja o nula fiscalidad y otras ventajas, se incluye la no-exigencia de identificación a
la hora de constituir sociedades mercantiles offshore, dato que aparece claramente rese-
ñado para los potenciales clientes, aparte del servicio disponible de testaferros, domici-
liación y otros detalles, que ponen de manifiesto que la labor pseudorreguladora del «es-
tablecimiento de normas» o standards setting, de estas organizaciones internacionales,
tan ponderada por el FMI, no tiene nada que ver con la realidad. Esta agencia, como
muchas otras fácilmente accesibles en internet, nos ilustra de la ignorancia del «estándar
internacionalmente aceptado» del KCY o «conoce tu cliente» y demuestra práctica-
mente que bancos, entidades financieras y autoridades operan en la mayoría de los pa-
raísos fiscales con total desprecio a los estándares, tan apreciados por las burocracias in-
ternacionales.
Si añadimos la propia intervención oficial que los paraísos fiscales más influyentes
ejercen en esta labor, tendremos un cuadro más completo de esta realidad, ignorada
por la mayoría de nuestros gobernantes, absortos en los quehaceres nacionales y en los
continuos desplazamientos. Y así, mediante el acceso a la Red (o al documento citado
publicado por el Banco de España), podemos tener conocimiento del hecho de la in-
corporación de los propios centros financieros offshore a esta labor de «estableci-
miento de estándares» a través de sus agrupaciones como el OGBS (Offshore Group
of Banking Supervision), el Grupo extraterritorial de supervisores bancarios, y OGIS
(Offshore Group of Insurance Supervision), el Grupo Extraterritorial de Superviso-
res de Aseguramiento, que les convierte sin duda en grupos de control y presión, cuya
aportación no resulta aventurado imaginar que estará más dirigida a aguar la viabili-
dad y eficacia de los estándares, descafeinando cualquier intento serio de regulación
de la actividad offshore.
L O Q U E H A C E N E L G- 7 , E L F S F Y E L F M I S O B R E L O S P A R A Í S O S F I S C A L E S 287

Resulta curioso que desde 1981 la Presidencia del OGBS la ostente la máxima au-
toridad de la regulación y supervisión financiera de la dependencia de la Corona Bri-
tánica de Jersey, Colin Powell (curiosa coincidencia de nombres), asociado al Comité
de Basilea como consta en diversos documentos. Por lo que esta vinculación entre el
Comité de Supervisión Bancaria de Basilea, organismo cuasi público, con el Grupo de
centros offshore contribuye a la legitimación y homologación de los paraísos fiscales
extraterritoriales.

Homologación y validación de los paraísos fiscales


extraterritoriales
Los informes y datos aportados permiten sostener que las políticas seguidas por las
organizaciones internacionales, de hecho, han significado la legitimación y el recono-
cimiento como cuasiestados, de facto, de aquellos paraísos fiscales en islas o enclaves
geográficos, muchos de los cuales son meras entidades dependientes de grandes Esta-
dos; y asimismo, han contribuido a la homologación y la validación de su actividad fi-
nanciera offshore opaca. Los informes y documentos sobre los centros financieros ex-
traterritoriales, elaborados por los diferentes organismos internacionales, desde el
G-7, el FMI, la OCDE, hasta el GAFI y tantos otros, que han abordado la aplicación
de los estándares bancarios, el antiblanqueo de capitales y la eliminación de la com-
petencia fiscal perjudicial referentes a estos microestados y entidades con autogobier-
no, han consagrado su agrupación basada en el criterio de su prestación de servicios
de financiación offshore, para no residentes. Y resulta chocante encontrar en las di-
versas relaciones de centros financieros extraterritoriales, agrupados de un modo u
otro en función de este criterio del offshore, a entidades políticas tan diversas entre sí
en independencia y soberanía, como geografía o en relevancia financiera, tales como
Liechtenstein, la isla de Nauru, Liberia, la isla de Montserrat, Gibraltar o las Caimán.
En unos casos, la condición de paraíso fiscal se aplica popularmente a Estados de
geografía reducida, pero de indudable reconocimiento y peso político en las relacio-
nes internacionales, como Luxemburgo y Suiza, que nunca han sido incluidos en lista
alguna como paraísos fiscales; y que, por su influencia y su potencial financiero, obs-
taculizan el avance hacia la erradicación de la financiación offshore. En otros casos
como el de Liechtenstein, que desde 1990 es miembro de la ONU y de la OMC y aso-
ciado a la Unión Europea, figura en la relación residual del GAFI como país no coo-
perante y también en la lista de paraísos fiscales no cooperantes de la OCDE. En el
caso de enclaves y territorios de autonomía política limitada (teóricamente), su cata-
logación e identificación como centros financieros extraterritoriales o paraísos fiscales
por el FSF, la OCDE, el GAFI y otros organismos, al parecer como entidades desvincu-
ladas al Estado al que pertenecen, les otorga una relevancia política pareja a su propia
relevancia adquirida en los mercados financieros; como sucede en el caso de las islas
Caimán o de Jersey. Pero la cuestión tiene un alcance mayor si tenemos en cuenta que
implica otorgarles un reconocimiento que redunda en beneficio de su oferta comercial
como integrantes del subsector de la financiación offshore.
288 LOS PARAÍSOS FISCALES

El trato del FMI a los centros offshore

Al plantearse los técnicos del Fondo la cuestión de la evaluación de los centros fi-
nancieros offshore en relación con la estabilidad financiera global, consideraban que la
mayoría de ellos potencialmente entraban dentro del ámbito de la labor del FMI
(OFCs. The Role of the IMF, 9). Conforme al artículo XXXI, Sección 2(g) del Acuer-
do fundacional del FMI, un miembro es responsable del cumplimiento por parte de
los territorios dependientes de sus obligaciones como tal miembro, al establecer que:
«Con la firma de este Acuerdo, todos los gobiernos aceptan tanto en su propio nom-
bre como respecto a todas sus colonias, territorios de ultramar, todos los territorios
bajo su protección soberanía o autoridad y respecto a todos los territorios respecto a
los cuales ejercen un mandato».
Mientras no existan consultas separadas respecto a tales territorios, sostienen los ex-
pertos del FMI, en principio están cubiertas por la consulta con el Estado miembro; y
si se acuerda así entre el Fondo y el Estado miembro, habría un informe técnico sepa-
rado (por ejemplo, de Hong Kong, SAR) como parte del proceso de consulta con el
miembro. Y añaden que, aunque el programa de evaluaciones propuesto inicialmente
tiene lugar sobre una base voluntaria, y no en los términos del mandato estatutario para
el Fondo de vigilancia, tendrá que obtenerse el consentimiento del miembro concerni-
do, en relación con la evaluación de un centro financiero offshore que sea una depen-
dencia de ese Estado miembro. Y el párrafo número 30 del referido informe señala que
de la lista de 42 centros offshore identificados por el FSF, en su comunicado de prensa
de 26 de mayo de 2000, 13 son dependencias o territorios de miembros del FMI; y no
son miembros seis microestados, Andorra, las islas Cook, Liechtenstein, Mónaco, Nau-
ru y Niue; sin embargo, al establecer su distribución en tres grupos según criterios fun-
cionales, este documento ignora la distinción entre entidades políticas soberanas y no
soberanas.
En la práctica, el Programa de evaluación del FMI de los centros offshore, como su-
cede con el seguimiento de la OCDE y del GAFI, significa de hecho el establecimiento
de una relación oficial directa entre aquellos organismos internacionales o interguber-
namentales y esas entidades infraestatales que resultan equiparadas a los otros Estados
o microestados afectados por esas intervenciones. Conforme al plan establecido en el
año 2000, el FMI ha enviado misiones de técnicos que contactan in situ con las autori-
dades locales de esos enclaves o islas para evaluar su situación y sus servicios financie-
ros, emitiendo un informe técnico con la autorización del propio centro offshore y no del
Estado del que depende, en una interpretación poco rigurosa de los estatutos, que pre-
vén que el FMI, como organismo internacional integrado por un determinado número
de Estados, se relacione con los gobiernos de los Estados miembros.
Previamente, en los informes tantas veces citados, los expertos del FMI advierten
de la vinculación de los paraísos fiscales offshore con los grandes países. Al diseñar el
desarrollo del programa, se señalaba que en el caso de muchas instituciones financie-
ras de los centros financieros extraterritoriales, los datos fundamentales y las decisio-
nes de gestión no están presentes y disponibles en ese centro, sino que se encuentran
en la dirección real de la institución, en la oficina central o casa matriz o en otro cen-
L O Q U E H A C E N E L G- 7 , E L F S F Y E L F M I S O B R E L O S P A R A Í S O S F I S C A L E S 289

tro offshore. Por tanto, de cara a la organización y desarrollo de su programa de eva-


luaciones consideraban que los consultores tendrían que visitar a las autoridades del
país de la casa matriz para tener presente sus consideraciones, valorando en qué me-
dida los estándares para el intercambio de información y registro de datos son aplica-
dos adecuadamente en la práctica (OFCs. The Role of the IMF, 16); de esta manera,
estaban reconociendo la protección que los Estados vinculados dispensan a ciertos pa-
raísos fiscales extraterritoriales.
Mediante estas actuaciones, el FMI ha trasladado a nivel político la relevancia fi-
nanciera adquirida por estos miniestados, enclaves o islas, con el resultado añadido de
que sus análisis de la situación financiera y de su organización y servicios financieros,
con relación al cumplimiento formal de los estándares internacionales y su incidencia
o posible riesgo de inestabilidad financiera, están contribuyendo a legitimar la exis-
tencia y funcionamiento de estos paraísos fiscales. La emisión de sus informes, además
de representar una homologación de la financiación extraterritorial y sus peculiarida-
des, de facto potencia a estas entidades políticas elevándolas al rango de cuasiestados,
tanto más si tenemos en cuenta el potencial financiero que representan su activos ban-
carios o calidad financiera de los grupos vinculados a estos territorios.

Las autoridades locales, interlocutores de la OCDE

El Informe de la OCDE de 1998 sobre competencia fiscal perjudicial delata en al-


gunos de sus párrafos (n.os 25 y 56, por ejemplo) la vinculación de estos microestados
y territorios clasificados como paraísos fiscales con los demás países, principalmente
los más desarrollados. Y así, se indica que si bien en numerosos paraísos fiscales su
economía depende en gran medida del atractivo fiscal que se ofrece al capital finan-
ciero nómada, desempeñando el papel de «beneficiarios sin contrapartidas», hay que
destacar «los lazos estrechos entre los paraísos fiscales y países que no son paraísos fis-
cales»; lo cual es una forma de obtención de beneficios sin que haya una contraparte,
con la que se haya contraído alguna obligación o a quien se deba alguna prestación.
Pero, sobre todo, la OCDE, que pretendía llevar a cabo su Proyecto contra las
prácticas fiscales perjudiciales, también ha otorgado en ocasiones un trato a los terri-
torios autónomos como si se tratara de Estados miembros, puesto que son frecuentes
los casos en que estos territorios no soberanos han sido aceptados como interlocuto-
res por sí mismos de la organización internacional, ignorando su condición de entida-
des infraestatales. Mencionemos dos ejemplos cuyos respectivos documentos pueden
obtenerse en la web de la OCDE. El 18 de mayo de 2000, el gobernador de las islas
Caimán, dependencia de ultramar del Reino Unido, remitía una «carta de compromi-
so» escrita (commitment letter), de poco más de una página, dirigida directamente al
secretario general de la OCDE en París, comprometiéndose a eliminar las prácticas
fiscales perjudiciales definidas en el Informe de 1998; y, en virtud de esa comunica-
ción, este centro offshore ya no fue incluido en la lista oficial de 35 paraísos fiscales. Y
en virtud de una comunicación similar firmada en 2001 por el denominado primer mi-
nistro de Gibraltar, dependencia también del Reino Unido, dirigida directamente al
290 LOS PARAÍSOS FISCALES

máximo responsable ejecutivo de dicha organización internacional, integrada enton-


ces por los 29 Estados más desarrollados del planeta, quedó excluido este enclave de
la lista de paraísos fiscales no cooperantes de la OCDE.
Además, en la documentación oficial se informa de que todos los paraísos fiscales
«comprometidos» con la eliminación de las prácticas perjudiciales antes de 2006 par-
ticipan en «iguales bases» con los miembros de la OCDE con el objetivo del cumpli-
miento de los estándares aceptados internacionalmente. Más aún, en la Conferencia
sobre Paraísos Fiscales y Desarrollo de la Fundación Ebert en Nueva York de julio
de 2002, un alto ejecutivo de la OCDE expresaba su convencimiento de que los com-
promisos habían sido asumidos «al más alto nivel político de esas jurisdicciones», que
habían sido hechos «de buena fe» y que la Organización haría el seguimiento de modo
que el 1 de enero de 2006 se hubieran aplicado realmente esos compromisos de trans-
parencia y efectivo intercambio de información». (Owens, «The OECD work on Tax
Havens»). Más aún, el Informe de 2004 sobre el Proyecto de la OCDE contra las prác-
ticas fiscales perjudiciales de los centros offshore informa de los «progresos» bajo el tí-
tulo de Participating Partners (socios participantes) cuando en el capítulo correspon-
diente del informe anterior de 2001, el título era Tax Havens (paraísos fiscales),
elevando, además, a la condición de «socios» a todos los paraísos fiscales «compro-
metidos» en la eliminación de las prácticas fiscales perjudiciales.
Por su parte, el organismo intergubernamental del GAFI, que integra entre sus
31 miembros actuales a Hong Kong y Singapur, incluye en su relación de países y te-
rritorios no cooperantes a Estados como Egipto e Indonesia junto con los microesta-
dos de las islas Cook y la isla Nauru. Como esta práctica no sucede inadvertidamente,
al pie de la primera página del documento oficial sobre las 40 Recomendaciones del
GAFI se indica que la referencia a «países» debe entenderse como aplicada también
a «territorios» o «jurisdicciones». Y otra organización intergubernamental de carácter
informal, denominada el Grupo Egmont, que agrupa a las unidades de inteligencia fi-
nanciera para la prevención de la delincuencia económica, asocia a las representacio-
nes, entre otras, de Estados como Reino Unido, Japón, Rusia o España, con las de las
unidades homólogas de entidades infraestatales y notorios paraísos fiscales, como las
islas británicas de Guernesey, Jersey y de Man o las islas Caimán, Vanuatu y otros (Sep-
blac, Memoria, 54).
Todos estos hechos tienen una clara significación política en el contexto actual. To-
das estas actuaciones tan respetuosas con los microestados y enclaves como centros
offshore son un ejemplo más de la doctrina neoliberal imperante que devalúa el con-
cepto Estado como sujeto de las relaciones internacionales y como regulador supremo
de los mercados. Alguien podrá alegar que quizá la cuestión arranca desde la desco-
lonización de los años sesenta que otorgó esta investidura de Estado a poblaciones y
entidades políticas, con escasa o ninguna capacidad de autogobierno o autogestión
responsable de su propia convivencia, cuanto menos para responder de la supervisión
de gestión financiera de las magnitudes alcanzadas en estas jurisdicciones frente a los
poderes de la gran banca o las corporaciones transnacionales. Algo que ha consolida-
do la práctica internacional posterior de creación de «microestados imposibles». Sin
embargo, el hecho es que la introducción de algún tipo de regulación internacional re-
L O Q U E H A C E N E L G- 7 , E L F S F Y E L F M I S O B R E L O S P A R A Í S O S F I S C A L E S 291

quiere definir previamente los sujetos o agentes de esa regulación, lo que exigiría un
cambio drástico en la conducta de las burocracias de los organismos financieros in-
ternacionales y una exigencia de control democrático de las mismas.
En otras palabras, sin el apoyo de los grandes Estados estos microestados y entida-
des autónomas no habrían llegado a desempeñar el papel que actualmente desempeñan
en las finanzas internacionales; por lo que las actuaciones de los organismos financieros
internacionales resultan meramente funcionales, es decir, tienen sólo como objetivo la
eliminación de las disfunciones mas destacadas, pero en ningún caso se ha planteado su
supresión o erradicación. Por un lado, la realidad es que las verdaderas instituciones y
poderes gestores son las estructuras bancarias; y por otro, a través de éstas, los poderes
financieros centrales controlan en todo momento estos microestados y territorios. No
hay que olvidar que la mayor parte de la actividad financiera y de los flujos con los cen-
tros offshore se producen siempre entre bancos. Sólo un control multilateral de la acti-
vidad bancaria transnacional, realmente público y no privado, podría contribuir a la de-
saparición del fenómeno de la financiación para no residentes.
10
LO QUE HACEN LA UNIÓN EUROPEA Y ESPAÑA SOBRE
LOS PARAÍSOS FISCALES

Si examinamos las jurisdicciones identificadas como paraísos fiscales por la


OCDE, las 35 de la lista inicial de 2000 más las seis que no fueron incluidas por ha-
ber manifestado su «compromiso anticipado», identificaremos 18 países y territorios,
además de los casos notorios de Luxemburgo y Suiza, que están enclavados en el te-
rritorio de la Unión Europea o son dependientes de sus Estados miembros; y que po-
dríamos denominar paraísos fiscales paracomunitarios por su vinculación económico-
jurídica con la Unión, como son los casos, entre otros, de Andorra, Mónaco y
Liechtenstein, los dos nuevos microestados miembros de Malta y Chipre, las depen-
dencias coloniales británicas de Gibraltar, las islas Caimán, Bermudas, las islas Vírge-
nes y las de Jersey, Guernesey, Sark y Alderney en el Canal de la Mancha y la isla de
Man, o la isla de Aruba y las Antillas Holandesas, territorios autónomos holandeses.
Además, hemos de reseñar que en enero de 2004 tenía lugar en Londres la apertu-
ra de un proceso judicial contra The Bank of England, porque miles de acreedores
consideran que en su día el banco central británico no había ejercido eficazmente su
labor de vigilancia sobre el famoso BCCI o Bank of Credit and Commerce Interna-
tional, cuya quiebra en 1991 fue consideraba como el mayor fraude bancario de la his-
toria, después de haber sido durante casi veinte años una gran lavadora de dinero ne-
gro a través de su maraña internacional de agencias y filiales en centros offshore como
las islas Caimán, donde radicaba el BCCI Overseas. Aunque el BCCI Holding tenía su
sede legal en Luxemburgo, influyente miembro histórico de la Unión Europea, y su
centro de operaciones en la City londinense, esta larga y vieja historia del BCCI, ante-
rior a internet, puso de relieve la integración alcanzada por las relaciones financieras
mundiales, sin que pueda afirmarse que marcara realmente una referencia sustancial
en los procesos de la integración económica europea, dando origen a algún tipo de
medida general en el ámbito europeo.
Y es que como se evidencia claramente, por una parte, la Unión Europea ha seguido
en el ámbito regional un modelo de integración similar al proceso de globalización pla-
netaria, que ha priorizado la integración económica en un mercado comunitario sobre
294 LOS PARAÍSOS FISCALES

la integración política de sus países miembros y la posible regulación supranacional o in-


terestatal de ese mercado, sin normas comunes que cubrieran el vacío dejado por la li-
beralización y la desregulación estatales. Tras sucesivas medidas para introducir la libre
circulación comunitaria de los capitales, a finales de los años ochenta se aceleró la crea-
ción del espacio financiero europeo, siguiendo las propuestas de la Comisión Europea,
lo que significó la supresión de los últimos controles a los flujos de capitales en el ámbi-
to interno europeo, supresión aplazada para España, Irlanda y Portugal hasta finales
de 1992 y para Grecia, hasta finalizar 1994. En realidad, la eliminación de las restricciones
dentro del mercado interior se alcanzó con las disposiciones incorporadas al Tratado de la
Unión Europea, que establecieron la plena libertad de circulación de los capitales, con al-
gunas excepciones fundamentalmente concernientes a países extracomunitarios; disposi-
ciones que han sido prácticamente transcritas al proyecto de Tratado-Constitución.
Por otra parte, como miembro de la Unión Europea desde 1986 y lejos ya su secular
aislamiento, España se ha incorporado plenamente no sólo a Europa, sino a la economía
mundial, y en particular a los mercados financieros globales como resultado de las políti-
cas de liberalización y desregulación. Un hecho corroborado no solamente por los datos
macroeconómicos y del comercio exterior, sino por la información cotidiana de las ope-
raciones financieras y económicas de las grandes corporaciones españolas y su frecuente
asociación con grandes grupos empresariales y bancarios transnacionales, que incluyen
con frecuencia menciones a la utilización de sucursales y filiales en paraísos fiscales, como
hemos ilustrado en páginas anteriores con referencia al SCH, BBVA, Repsol, Gescartera
y muchas otras entidades y casos. Manifestaciones muy significativas de esta incorpora-
ción española al sistema bancario y financiero global es el nombramiento en mayo de 2003
del gobernador del Banco de España, Jaime Caruana, como presidente del Comité de Su-
pervisión Bancaria de Basilea, un organismo del Banco Internacional de Pagos de Basi-
lea, verdadero órgano de gobierno de las finanzas mundiales; y desde luego, el nombra-
miento como director gerente del FMI, de Rodrigo Rato, ex vicepresidente del Gobierno
español derribado por las urnas el 14 de marzo de 2004, marca todo un hito.
Las informaciones cotidianas, en los demás países europeos como en España, reve-
lan que la utilización ordinaria de los paraísos fiscales offshore por parte de bancos, em-
presas y personas acaudaladas generan las consecuencias nefastas conocidas de la eva-
sión y el fraude fiscal, de la especulación financiera y su intervención en el blanqueo de
capitales y en la ocultación del producto de la delincuencia financiera y de la gran co-
rrupción. Sin embargo, aparte de las ineficaces acciones proyectadas por el FMI, la
OCDE o el GAFI, que afectan a los países europeos como a los restantes miembros, ni
la anterior Comunidad Europea, ni la actual Unión Europea como entidad supraestatal
regional no han diseñado ningún programa específico para la erradicación de la finan-
ciación extraterritorial, ni respecto a los centros offshore enclavados en el territorio eu-
ropeo ni para aquellos de ultramar dependientes de sus Estados miembros; ni tampoco
respecto a los situados geográficamente en su entorno más próximo. Por el contrario, el
fundamentalismo del libre mercado ha determinado que algunas políticas de la Unión
Europea hayan podido contribuir al afianzamiento de muchos e importantes paraísos
fiscales, de centros financieros extraterritoriales dependientes de Estados miembros y de
aquellos situados en el área de influencia más directa de la Unión Europea.
LO QUE HACEN LA UNIÓN EUROPEA Y ESPAÑA SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 295

En cuanto al ámbito de políticas españolas, hasta el momento desconocemos las posi-


ciones defendidas al respecto por la representación del Estado español en los distintos or-
ganismos internacionales, ni conocemos la existencia hasta la fecha (marzo de 2004) de
planes de la Administración Pública para desalentar ese uso de los centros financieros off-
shore. En el análisis de la política y la legislación españolas, hemos encontrado únicamen-
te algunas medidas dispersas contra la evasión y el fraude fiscal, así como contra el blan-
queo de capitales, que pretenden incidir sobre esas consecuencias negativas que se derivan
de la disponibilidad de los centros offshore. El encuadre de la política española en el mar-
co de la Unión Europea obliga a un análisis en ese doble plano, europeo y estatal, desde el
cual tenemos que exponer las políticas seguidas por la Unión Europea y por los gobiernos
españoles de los últimos años relacionadas con los paraísos fiscales extraterritoriales.

A) Las políticas europeas incidentales


En realidad, la cuestión de los paraísos fiscales se plantea en la Unión Europea indi-
rectamente como una derivación del proceso negociador interno sobre la armonización
de las políticas económicas y fiscales de los Estados asociados y la consecución efectiva
de un mercado comunitario, proceso que ha tenido que afrontar los problemas de la eva-
sión fiscal y el blanqueo de capitales. De ahí las demoras y las dificultades que han en-
contrado las políticas comunitarias para eliminar las prácticas fiscales perjudiciales y la
aplicación de medidas antiblanqueo de dinero sucio, así como la pervivencia de los pa-
raísos fiscales del entorno europeo. En cualquier caso, dado que la doctrina neoliberal
predomina en las instituciones comunitarias como evidencian sus políticas, la Unión Eu-
ropea no se ha planteado que tuviera que diseñar ningún plan de acciones o medidas
para la erradicación de la financiación extraterritorial, para no residentes, como tampo-
co se lo planteó el FMI y únicamente con ciertas limitaciones la OCDE.
En nuestra investigación no hemos encontrado documentación que apunte hacia el
asunto de los paraísos fiscales como una materia de preocupación europea y ni si-
quiera encontramos medidas y programas de acción específicos contra sus conse-
cuencias nefastas; por lo que expondremos la incidencia que las políticas europeas tie-
nen indirectamente sobre la existencia y el funcionamiento de los centros financieros
offshore, desde nuestra percepción y observación. Ciertas medidas y acciones contra la
competencia fiscal perjudicial y el blanqueo de capitales, que la Unión ha abordado
parcialmente, apuntan sólo a la supresión de algunas de las consecuencias nefastas que
se derivan de la existencia de estos centros financieros extraterritoriales, que favore-
cen las operaciones especulativas de las grandes corporaciones, de la banca y las gran-
des fortunas y la gran delincuencia económica.

La política europea contra la competencia fiscal perjudicial


Desde su origen, el Tratado constitutivo de la Comunidad Europea insertó una le-
gislación sobre la competencia sin la cual un mercado común no puede funcionar, pre-
296 LOS PARAÍSOS FISCALES

viéndose el establecimiento de «un régimen que garantice que la libre competencia no


será falseada en el mercado interior» y que se concretó en una serie de normas aplica-
bles a las empresas, sobre comportamiento abusivo de los monopolios y ayudas esta-
tales. La competencia en favor de la eficiencia económica y de los consumidores es un
elemento intrínseco de la formación del mercado común europeo. Por tanto, los tra-
tados europeos prevén la defensa de la economía competitiva considerando incompa-
tibles con el mercado común los acuerdos restrictivos de la concurrencia entre em-
presas, las decisiones de las asociaciones de empresas con el mismo fin y las prácticas
concertadas que puedan afectar al comercio entre Estados miembros o que tengan
como consecuencia impedir, restringir o falsear el juego de la competencia en el inte-
rior del mercado común.

La Comisión, responsable

La Comisión Europea como órgano ejecutivo tiene la responsabilidad de vigilar el


cumplimiento del Derecho comunitario de la competencia, para lo cual utiliza la nor-
ma jurídica de la decisión «obligatoria en todos sus elementos juntos para sus desti-
natarios». Y, desde 1962, los acuerdos entre empresas susceptibles de prohibición han
de notificarse a la Comisión Europea, con anterioridad a su ejecución, para obtener
así una especie de aceptación de su compatibilidad con las reglas de la competencia;
y también verifica y constata la existencia de infracciones, ordenando el cese de las
prácticas o del acuerdo introducido.
Las distorsiones y la incidencia de la fiscalidad sobre la competencia entre econo-
mías integradas suceden porque la instauración de un mercado único y de una unión
económica y monetaria aún no ha conllevado una auténtica política fiscal comunitaria.
En el Tratado de Roma se previó una cierta armonización fiscal, pero en manera algu-
na la completa unificación; por tanto, el procedimiento de decisión en materia de fis-
calidad precisa de un voto unánime del Consejo de Ministros, lo que hasta la fecha ha
frenado considerablemente la adopción de normas comunes en esta materia, que ata-
ñe a la soberanía de los Estados miembros. Por el contrario, el laissez faire en esta ma-
teria ha agudizado la competencia entre los sistemas tributarios nacionales dentro de
la Unión Europea con la incoporación de los nuevos socios del Este, con notables di-
ferencias entre la carga fiscal total; mientras en 2002 Suecia superaba el 50 por 100 del
PIB, Irlanda y Lituania no llegaban al 29 por 100.
En 1963, un primer Informe de la Comisión Europea al Parlamento dejaba paten-
te que sus actuaciones en el campo fiscal nunca tendrían el objetivo de conseguir la
igualación de la presión fiscal global, porque la naturaleza y la importancia de los ser-
vicios dados, en contraprestación por los ingresos fiscales percibidos, son demasiado
diferentes entre los Estados miembros, existiendo grandes diferencias en cuanto al
grado y modalidades de la intervención del Estado en la vida económica y social. Para
salvar estos obstáculos, la Comisión alienta actualmente el recurso al procedimiento
de «cooperación reforzada», previsto por los Tratados de Amsterdam y de Niza, que
le permite proponer que un grupo de al menos ocho Estados miembros puedan es-
LO QUE HACEN LA UNIÓN EUROPEA Y ESPAÑA SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 297

trechar su cooperación en un tema dado, tras contar con el aval del Consejo por ma-
yoría cualificada.

Las exenciones fiscales a las empresas y Gibraltar

Recientemente, el tema de los paraísos ficales ha aflorado por la vía de la defensa


comunitaria de la competencia. Si tenemos presente las normas comunitarias sobre la
política de defensa de la competencia en las economías que se han ido integrando, ele-
mento básico del funcionamiento del mercado interior, veremos que resulta difícil en-
tender la tardía respuesta de la Comisión frente a las distorsiones de las políticas fis-
cales ventajistas sobre las empresas, cuyo ejemplo más significativo son las exenciones
tributarias a las sociedades mercantiles específicas para no residentes en Gibraltar, al-
gunas de las cuales ya existían cuando el Reino Unido ingresó en la CEE en 1973.
Fue en julio de 2001 cuando el Comisario Monti, responsable en materia de compe-
tencia, lanzó una campaña de revisión de las disposiciones fiscales que podrían conside-
rarse que constituían ayudas estatales a las empresas, incompatibles con el mercado común
en la medida en que afecten a los intercambios comerciales intracomunitarios, según pre-
vé el Tratado de la Comunidad Europea (arts. 87-88). Esta revisión significó la investiga-
ción de 11 conjuntos de disposiciones tributarias a favor de las empresas de 12 Estados
miembros, consideradas contrarias a las normas sobre la competencia en la Unión Euro-
pea. Entre estas medidas fiscales se encontraban los denominados centros de coordinación
de Bélgica y Luxemburgo, las exenciones en Irlanda sobre dividendos del exterior, el pro-
grama de actividades financieras internacionales de Holanda, el régimen fiscal especial
para los centros de coordinación de Vizcaya, el régimen tributario sueco para las compa-
ñías de seguros y las exenciones fiscales de Gibraltar para las sociedades offshore.
Durante el proceso llevado a cabo conforme a las previsiones del Tratado, la Co-
misión ha declarado la supresión de estos regímenes en los plazos indicados, porque
significaban prácticas fiscales perjudiciales incompatibles con el mercado único. Indi-
rectamente, esto ha supuesto el planteamiento de la posible modificación del sector fi-
nanciero offshore del paraíso fiscal de Gibraltar. En noviembre de 2003, la Comisión
adoptó una recomendación para que el Reino Unido suprimiera o reformara el régi-
men jurídico de sociedades exentas en Gibraltar; según este régimen vigente en la
Roca, una sociedad exenta no paga impuestos sobre beneficios sino un impuesto fijo
anual de 300-550 libras. La Comisión consideró que este sistema constituye una ayu-
da estatal a las empresas beneficiarias y, por tanto, deberá eliminarse antes de finales
de 2005, plazo que, como sabemos, coincide con el compromiso de Gibraltar con la
OCDE para la supresión de sus prácticas fiscales perjudiciales como paraíso fiscal, se-
gún la catalogación oficial de 2000.
La reforma de la legislación sobre compañías exentas en Gibraltar, prevista por el
Gobierno británico en marzo de 2004, fue rechazada por la Comisión por no ajustar-
se a las normas sobre ayudas estatales europeas. Esta reforma pretendía modificar el
régimen fiscal de las sociedades offshore, sustituyendo las exenciones tributarias por
un impuesto fijo por cada empleado en sus nóminas, cuando para la constitución de
298 LOS PARAÍSOS FISCALES

una sociedad offshore en Gibraltar sólo es necesario contar con un empleado, como es
el caso del Grupo ruso Menatep, el holding propietario de la petrolera rusa Yukos.
Contrariamente a las informaciones periodísticas, estas acciones de la Comisión Eu-
ropea no suponen ninguna medida específica contra los paraísos fiscales como tales,
para lo cual la Unión Europea no ha definido marco jurídico alguno, sino que es una
derivación de la política de la competencia, conforme a la legislación general comuni-
taria, que tiene una incidencia directa en el régimen offshore de Gibraltar, especializa-
do en la atracción de sociedades instrumentales para operaciones comerciales y finan-
cieras fuera del exiguo perímetro de la Roca.

El paquete fiscal y el Código de conducta empresarial

La otra vía seguida por la Unión Europea destinada a corregir la competencia fis-
cal perjudicial entre los Estados miembros, indirectamente tenía también que afectar
a la existencia de los centros financieros offshore vinculados o estrechamente asocia-
dos a la Unión Europea. Es lo que, durante los largos años de la negociación comuni-
taria, se ha venido denominando «el paquete fiscal» en los medios de comunicación.
En materia de eliminación de la competencia fiscal perjudicial en el ámbito euro-
peo, en diciembre de 1997 el Consejo planteó tres tipos de medidas basadas en pro-
puestas de la Comisión que, desde entonces, han sido objeto de interminables nego-
ciaciones hasta que, tras el acuerdo político alcanzado en enero de 2003, finalmente
fueron aprobadas por el Consejo de Ministros de Finanzas (ECOFIN) de junio de 2003;
y comprenden un código de conducta sobre fiscalidad de las empresas, una directiva
para eliminar las retenciones fiscales a cuenta en los pagos de intereses y cánones efec-
tuados entre empresas asociadas de diferentes Estados miembros y una directiva so-
bre la fiscalidad de las rentas procedentes de fondos invertidos en otros países de la
Unión.
El Código de conducta sobre fiscalidad de las empresas, adoptado ya en diciembre
de 1997 como un instrumento no vinculante jurídicamente, pretende evitar que se
produzcan distorsiones económicas y se erosionen las bases fiscales de los Estados de
la Unión, comprometiéndose éstos a respetar los principios de una competencia leal y
a no adoptar medidas fiscales que resulten perniciosas. Por las mismas razones que el
Proyecto de prácticas fiscales perjudiciales de la OCDE en 1998, pero con ámbitos de
aplicación distintos, el código europeo de conducta empresarial ha tenido un desa-
rrollo muy similar, en cuanto a su limitada efectividad, según los análisis más solven-
tes (OCDE, Les systèmes fiscaux des pays de l’Union Européenne, 2000).
Este código para las empresas dio origen a un grupo de trabajo que produjo un In-
forme en 1999, planteando la supresión a plazos antes del 2012 de 66 medidas fisca-
les perjudiciales que incentivaban a las empresas a implantarse en un país de la Unión
Europea a costa de los demás. Estos regímenes perjudiciales identificados incluyen
tres de Gibraltar, 40 de Holanda, Bélgica y otras zonas donde existen los llamados cen-
tros de coordinación, ideados para atraer la domiciliación de sociedades y 223 regí-
menes de los territorios de ultramar asociados, que a finales de 2003 continúan apli-
LO QUE HACEN LA UNIÓN EUROPEA Y ESPAÑA SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 299

cándose en sus ámbitos. De modo que una vez más los paraísos fiscales extraterrito-
riales se ven afectados indirectamente por la irregularidad de su funcionamiento, sin
que ello suceda en razón de una política especialmente dirigida a su erradicación.
La otra medida planteada en 1997 y convertida en la Directiva 2003/49/CEE del
Consejo, de 3 de junio de 2003, establece un régimen fiscal común que intenta elimi-
nar las retenciones fiscales a cuenta en los pagos de intereses y cánones efectuados en-
tre empresas asociadas o vinculadas, sociedades matrices y filiales de diferentes Esta-
dos miembros. Esta medida, que figuraba en 1992 como prioritaria para la Comisión
con vistas a la plena realización del mercado único y con el fin de lograr la total su-
presión de la doble imposición, se acuerda su aplicación muchos años despues, con la
excepción de España, Grecia y Portugal a los que se les aplicará una serie de medidas
transitorias. En todo caso, se trata de una medida a favor de la armonización de la fis-
calidad de las empresas que apenas afecta a los paraísos fiscales europeos o paraco-
munitarios, de no ser incluida en los acuerdos concertados con ellos.

La Directiva sobre el ahorro individual y de los paraísos fiscales

Teniendo presente la libre movilidad del capital financiero dentro y fuera de la


Unión Europea, una medida de mayor calado acordada en 2003 es la denominada Di-
rectiva sobre la fiscalidad del ahorro que afecta a los denominados ahorradores indi-
viduales, es decir, a las personas acaudaladas que depositan o invierten sus fondos en
los demás países socios. La negociación de esta medida planteó también como un efec-
to colateral la existencia de los paraísos fiscales offshore en el entorno europeo y las es-
trechas vinculaciones de su funcionamiento con las prácticas competitivas de algunos
Estados miembros en materia fiscal; revelando al mismo tiempo la carencia de una po-
lítica europea propia en este asunto de los centros offshore.
Constata esta Directiva que son frecuentes los casos de residentes que escapan a la
tributación en su Estado de residencia por los intereses percibidos en otro Estado dis-
tinto, mediante movimientos de capitales que originan «distorsiones que son incompa-
tibles con el mercado interior», e incluso admite que «mientras EE.UU., Suiza, Ando-
rra, Liechtenstein, Mónaco, San Marino y los territorios dependientes y asociados de los
Estados miembros no apliquen todos medidas equivalentes o idénticas a las previstas en
la presente Directiva, la fuga de capitales hacia dichos países y territorios podría hacer
peligrar el logro de los objetivos». Aunque la Unión Europea ya hubiera reconocido esta
realidad de los paraísos fiscales offshore, subraya el ex fiscal Anticorrupción Jiménez Vi-
llarejo, «esta Directiva no sólo reconoce explícitamente su condición de territorios pri-
vilegiados para la fuga de capitales y la evasión fiscal, sino que reconoce también su con-
dición de países no cooperantes en el suministro de información relevante relacionada
con la actividad bancaria» (Conferencia, 22 de junio de 2004).
La Directiva 2003/48/CE de 3 de junio, en materia de fiscalidad de los rendimien-
tos del ahorro en forma de pago de intereses, prevé que, a partir de enero de 2005, 12
de los 15 Estados se comprometen a intercambiar información sobre las cuentas ban-
carias que cualquier ciudadano de la Unión Europea abra en un país diferente al suyo,
300 LOS PARAÍSOS FISCALES

con el fin de que las haciendas nacionales perciban los impuestos correspondientes,
como si los fondos estuvieran en el país de origen; es decir, los pagos de intereses efec-
tuados por las entidades bancarias de un Estado miembro en favor de personas físicas
con residencia en otro Estado miembro estarán sujetos a la imposición efectiva esta-
blecida por las disposiciones legales del Estado miembro de residencia. La Directiva
se limita a la fiscalidad de los rendimientos del ahorro en forma de pago de intereses
sobre créditos depósitos bancarios y excluye las cuestiones vinculadas a la tributación
de las pensiones y prestaciones de seguros.
Los Estados miembros habrán de aplicar esta normativa desde el comienzo del 2005,
con la pretensión básica de ser un instrumento para atenuar las distorsiones que se
producen actualmente en la imposición efectiva sobre los intereses del ahorro abona-
dos, homologando los tipos de las retenciones a los depósitos a la vista y a plazo de
modo escalonado hasta alcanzar el 35 por 100 en 2010. Después de casi ocho años de
negociaciones comunitarias, por fin se logra un espacio financiero común para que los
capitales europeos no viajen internamente por turismo fiscal, es decir, en busca de la
evasión fiscal.
Sin embargo, este intercambio automático de información fiscal acordado excep-
túa a Bélgica, Luxemburgo y Austria, que disfrutarán de un periodo de transición du-
rante el cual deberán aplicar una retención fiscal inicial del 15 por 100 sobre los ren-
dimientos del ahorro regulados por la presente directiva, en lugar de proporcionar
información tributaria a los demás Estados miembros. Este sistema de retención en
origen significa que cuando el beneficiario efectivo de los intereses sea residente de un
Estado miembro distinto de aquel en el que está establecido el agente pagador, Aus-
tria, Bélgica y Luxemburgo aplicarán una retención en origen, de cuyas cantidades re-
tenidas en origen estos tres Estados conservarán el 25 por 100 de sus ingresos y trans-
ferirán el 75 por 100 al Estado miembro de residencia del titular beneficiario efectivo
de los intereses abonados. Con esta medida última se intenta compensar al Estado de
residencia del beneficiario y, asimismo, se pretende disuadir a los titulares del capital
financiero de sacar el dinero de su país en busca un mejor trato fiscal, si no lo tienen
ya en esos tres países. Obviamente, quienes ya tienen los fondos colocados en esos tres
países miembros, o en los territorios de ultramar de soberanía europea, no verán peli-
grar el secreto bancario; porque quedan obligados sólo a transferir al país de origen
del titular de los fondos el 75 por 100 de la cantidad retenida.
Esta excepción fue el precio de este acuerdo comunitario, aceptando que, en lugar
del intercambio de información tributaria, se permitiera que Luxemburgo, Bélgica y
Austria aplicaran una retención fiscal sobre los intereses en origen, según una escala
que a partir de 2011 alcanzará el 35 por 100. De este modo, se ha sorteado la resis-
tencia del paraíso fiscal de Luxemburgo a eliminar el secreto bancario, que había ve-
nido siendo el mayor obstáculo para el acuerdo junto con los otros dos países que
mantienen medidas similares. Con Suiza se ha acordado una fórmula similar, ya que
aquellos tres países ponían en las negociaciones esa exigencia como condición previa
para el acuerdo político previo a la directiva sobre el ahorro.
El acuerdo del ECOFIN de enero de 2003, base política de la nueva directiva, que
preveía ese régimen excepcional para Austria, Bélgica y Luxemburgo, fue denunciado
LO QUE HACEN LA UNIÓN EUROPEA Y ESPAÑA SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 301

públicamente por Attac en comunicados dirigidos a jefes de Estado y de Gobierno por


ignorar dos principios de la construcción europea, como son la no-discriminación por
razón de la nacionalidad y la uniformidad de las prácticas fiscales en la Europa unida.
Pero, sobre todo, Attac denunció la motivación real de esa excepcionalidad basada en
la voluntad de los tres países señalados de competir con Suiza y los otros paraísos fisca-
les en la protección de los defraudadores de las haciendas nacionales mediante el secre-
to bancario y la opacidad financiera. Promulgada esta Directiva sobre el ahorro, hay que
reconocer que ha tenido la virtualidad política de impulsar la negociación de sendos
convenios con otros países opacos como Suiza, Andorra o Liechtenstein; aunque las in-
terrelaciones del mundo financiero y sus prácticas como poder de facto condicionan
cualquier avance; y sobre todo, teniendo en cuenta la inevitable regla de la unanimidad
en esta materia y las reservas de los tres socios europeos, la realidad es que se ha otor-
gado a los paraísos fiscales europeos un derecho de veto sobre su aplicación. Bélgica, Lu-
xemburgo y Austria podrán abstenerse de intercambiar información tributaria, si apli-
can a los rendimientos del ahorro retenciones en origen; cuyo sistema transitorio podrá,
en realidad, prolongarse hasta que los centros financieros offshore más relevantes, aso-
ciados a la Unión Europea, como son la Confederación Suiza, el Principado de Ando-
rra, el Principado de Liechtenstein, el Principado de Mónaco y la República de San Ma-
rino, garanticen un intercambio efectivo y completo de información, previa petición,
respecto de los pagos de intereses; y hasta que el Consejo convenga por unanimidad que
los EE.UU. se comprometen a intercambiar información, previa petición, según el mo-
delo de Acuerdo de la OCDE. No obstante, la directiva autoriza a estos tres Estados
miembros a recibir información de los otros Estados miembros. De ahí, la negociación
con los paraísos fiscales periféricos que analizamos más adelante.

El combate europeo contra la delincuencia financiera


La Unión Europea, como cada uno de sus miembros, ha tenido que enfrentarse a
uno de los fenómenos de nuestro tiempo como es la delincuencia económica, que se
ve favorecida, principalmente, por la movilidad internacional del capital y por la dis-
ponibilidad que ofrecen los centros financieros extraterritoriales. Los mercados glo-
balizados, con actividades financieras mundiales y grandes empresas transnacionales
para las cuales han desaparecido las fronteras, requieren respuestas globales. Como
hemos indicado, en Europa como en el resto del mundo, la liberalización de los mo-
vimientos de capitales por parte de los Estados de la Unión y su integración en un mer-
cado único ha precedido a la introducción de una regulación común, aunque se hayan
producido avances significativos. Pero, como señala el magistrado Garzón, «hoy por
hoy en Europa todavía se está lejos de ofrecer una respuesta común firme y definitiva
frente a estos fenómenos (de delincuencia organizada), aunque es mucho más positi-
va que, por ejemplo, en Latinoamérica» (prólogo en Joly, 15-16).
Aunque la Unión Europea no ha definido ninguna política específica contra los
centros financieros extraterritoriales, las medidas de antiblanqueo de capitales son un
factor cooperante en la lucha contra sus consecuencias nefastas al ser adoptadas y de
302 LOS PARAÍSOS FISCALES

aplicación en el ámbito europeo, aunque queda aún un largo camino por recorrer
como acabamos de indicar. El Consejo Europeo de Tampere en octubre de 1999, así
como el Plan de Acción conjunta de 1998 contra la delincuencia organizada, constitu-
yeron un avance en la lucha contra las actividades delictivas transnacionales, que se re-
lacionan generalmente con la fianciación offshore. Resulta importante la conclusión nú-
mero 17 de dicha cumbre, recomendando la elaboración de normas comunes con objeto
de evitar la utilización de empresas y entidades registradas fuera de la Unión Europea
para ocultar beneficios procedentes del delito y para evitar el blanqueo de capitales.
Así mismo, esta cumbre de Tampere supuso impulsar una serie de medidas de re-
forzamiento de la organización policial Europol con objeto de intercambiar métodos
mejores e información sobre las actuales tendencias de la delincuencia transfronteriza,
así como una mayor contribución a la planificación de acciones operativas. Este re-
forzamiento de la lucha contra la delincuencia organizada llevó también a la creación
de Eurojust, una unidad organizativa integrada por fiscales, magistrados o agentes de
policía de competencia equivalente, cedidos temporalmente por cada Estado miem-
bro, que tiene la misión de facilitar la adecuada coordinación de las fiscalías naciona-
les y apoyar las investigaciones penales en casos de delincuencia organizada, en par-
ticular basándose en sus análisis, así como en la cooperación estrecha con la red judi-
cial europea, con el objeto, en especial, de simplificar la ejecución de comisiones ro-
gatorias. Y se instó a los Estados miembros a la aplicación plena de las disposiciones
de la Directiva relativa al blanqueo de capitales, el Convenio de Estrasburgo de 1990
y las Recomendaciones del GAFI también en todos los territorios dependientes.

Normativas antiblanqueo de capitales

Por consiguiente, en cumplimiento del acuerdo político de Tampere se aprobó en di-


ciembre de 2001, la Directiva 2001/97/CE del Parlamento Europeo y del Consejo rela-
tiva a la prevención del riesgo de que se utilice el sistema financiero para el blanqueo de
capitales, sin obstaculizar la libre circulación de los mismos y la libre prestación de ser-
vicios; y que modificaba la anterior Directiva de 1991, relativa al mismo asunto. Si ob-
servamos las fechas de las dos directivas, veremos que han tenido que transcurrir más de
diez años para que, superando las diferencias entre el Parlamento Europeo y el Conse-
jo, se modificara sustancialmente la primera directiva. Lamentablemente tuvieron que
ocurrir los desgraciados eventos del 11 de septiembre de 2001 para que la normativa eu-
ropea ampliase su enfoque y contemplara la lucha contra la financiación del terrorismo,
considerando la responsabilidad de los abogados y profesionales que prestan sus servi-
cios para la ocultación del producto de actividades delictivas.
La Directiva, además de definir los conceptos previos, establece la obligatoriedad de
que los Estados miembros prohíban el blanqueo de capitales y de que las entidades de
crédito y las instituciones financieras exijan la identificación de sus clientes mediante un
documento acreditativo, así como que conserven copia o referencias de los documentos
de identificación exigidos en las relaciones con sus clientes y de los justificantes y el re-
gistro de las transacciones, durante un periodo de cinco años como mínimo, a partir de
LO QUE HACEN LA UNIÓN EUROPEA Y ESPAÑA SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 303

su ejecución. Normas elementales cuya aplicación generalizada y rigurosa en los paraí-


sos fiscales haría descender notablemente la actividad financiera ilícita. Igualmente, la
Directiva establece que los Estados miembros exijan de las entidades de crédito y las ins-
tituciones financieras la colaboración plena con las autoridades responsables en la lucha
contra el blanqueo de capitales, pudiendo dichas autoridades ordenar la paralización de
una transacción cuando sepan o sospechen que está relacionada con el blanqueo de di-
nero sucio. En todo caso, se trata de unas disposiciones mínimas, que los Estados pue-
den aplicar o sustituir por otras disposiciones más estrictas.
Con arreglo a la anterior Directiva de 1991, todos los Estados de la Unión Europea
habrían de establecer unidades nacionales de información o inteligencia financiera (FIUs,
siglas en inglés), encargadas de recoger y analizar las informaciones enviadas por las enti-
dades de crédito y las instituciones financieras, que han surgido como vimos en numero-
sos países del mundo. Así en Francia, en 1991, comenzó a actuar el organismo conocido
por el acrónimo de TRACFIN, cuyos informes tienen cierta relevancia pública y son fre-
cuentemente objeto de análisis y comentario en los medios de comunicación; mientras en
España el organismo equivalente apareció en 2001, como examinaremos seguidamente.
Como se indicaba al principio, en el ámbito europeo ni siquiera la lucha contra el
blanqueo de capitales ilícitos y la corrupción, tan ligada a los paraísos fiscales, goza de la
unanimidad deseable entre los gobiernos. El magistrado Garzón señala en el estudio re-
ferido que resulta llamativo que el Convenio de Asistencia Judicial en materia penal de
29 de mayo de 2000 haya sido ratificado por muy pocos países; o que el Convenio sobre
la Corrupción del Consejo de Europa de 1999 haya entrado en vigor a los dos años de su
suscripción sin la firma de varios países, entre ellos España. Y, particularmente, resulta
chocante que sólo se atisben iniciativas muy pusilánimes frente a uno de los problemas
más graves en el ámbito de la delincuencia económica y la corrupción, como son los pa-
raísos fiscales offshore, auténticos semilleros de actividades delictivas de todo tipo.

Medidas insuficientes

A medida que durante la última década han tenido lugar grandes avances en la in-
tegración económica de los países europeos, se han ido poniendo de relieve con más
fuerza las insuficiencias institucionales para la ordenación de esas nuevas realidades
económicas. La debilidad de la política europea ante las consecuencias de la evasión
fiscal y la delincuencia financiera organizada, que tienen su apoyo en los centros off-
shore, ha sido una de tantas manifestaciones de la exigencia de una mayor institucio-
nalización comunitaria, al menos, mediante la coordinación de los organismos y de los
recursos comunes para hacer frente al desarrollo alcanzado por estos fenómenos.
En su Memoria del ejercicio 2002, la Fiscalía Anticorrupción española aseguraba
que «los instrumentos nacionales son ineficaces y los convenios internacionales y las
instituciones como Eurojust y la Red Judicial Europea (sin dudar del avance que re-
presentan) son insuficientes para combatir el crimen organizado, que circula sin fron-
teras con el refugio de los paraísos fiscales, el secreto bancario y otras ventajas propias
de la comunidad global». Más aún, añadía que la falta de armonización normativa en-
304 LOS PARAÍSOS FISCALES

tre los distintos países favorece a la delincuencia y ciertamente, al decir de esta Fisca-
lía especial, «estamos lejos de una respuesta punitiva uniforme que sería exigible ante
formas graves de criminalidad, como la delincuencia económica y la corrupción». Y re-
clamaba mayor operatividad para Eurojust y resalta las «serias resistencias» que exis-
ten en la Unión Europea a la hora de decretar embargos y decomisos de bienes de ori-
gen delictivo. También considera que no es suficiente el intercambio de información
entre las unidades de información financiera de los Estados miembros.
En cuanto al proyecto de Tratado-Constitución de la Unión Europea, sólo podemos in-
dicar su incidencia sobre los mercados financieros y los paraísos fiscales, cuyo estudio obvia-
mente excede los objetivos de este análisis. En una refundición de los tratados europeos no
cabía esperar medidas destinadas a la regulación o supresión de la financiación offshore de
los paraísos fiscales, pero hay dos cuestiones que sin duda podrán contribuir al manteni-
miento de espacios para la financiación extraterritorial en la zona de la Unión Europea.
Por un lado, sólo nos cabe lamentar que junto a la organización institucional de la
Unión Europea (partes I y II), con vocación de permanencia, como contenido propio
de un texto constitucional de una nueva unidad política supranacional, se haya inclui-
do la parte III, que agrupa materias contigentes de política económica, destinada a con-
sagrar como estructurales y permanentes las políticas neoliberales hasta ahora aplicadas
frente la globalización, excluyendo así la posibilidad de que otras mayorías sociales y
políticas puedan modificar en el futuro, por ejemplo, la orientación actual de la políti-
ca europea en su relación con terceros países.
Por otro lado, en ese sentido indicado, resulta rechazable desde un planteamiento
democrático que junto a la distribución del poder entre las instituciones de la Unión
Europea y la estructuración organizativa de sus órganos comunes se hayan incluido las
disposiciones de los artículos III-45 y III-46, que pretenden consagrar ad infinitum la
libertad de movimientos del capital financiero y la desregulación de los mercados fi-
nancieros globales, condicionando entre otros aspectos las relaciones con los paraísos
fiscales del entorno europeo.

Los paraísos fiscales en el entorno europeo


A primera vista, la Unión Europea con sus 15 Estados miembros, junto con los diez
recién incorporados más los tres candidatos, cubre casi la extensión total del continen-
te europeo; sin embargo, existen varios países que no han decidido su incorporación. En
primer lugar, Islandia, Noruega, Suiza y Liechtenstein son miembros de la Asociación de
Libre Comercio (European Free Trade Association o EFTA), un acuerdo que durante
décadas ha definido sus relaciones comerciales con la Unión Europea. En 1995 Islandia,
Noruega y Liechtenstein suscribieron el Acuerdo del Espacio Económico Europeo (Eu-
ropean Economic Agreement o EEA) –Suiza quedó fuera– que regula sus relaciones co-
merciales con la Unión, permitiéndoles participar en el mercado único sin tener que asu-
mir las plenas responsabilidades de su pertenencia a la Unión Europea.
Además, en el área continental europea existe una serie de microestados y entida-
des políticas autónomas, denominados principados, dependencias, repúblicas y el te-
LO QUE HACEN LA UNIÓN EUROPEA Y ESPAÑA SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 305

rritorio autónomo u Oblast de Kaliningrado que tienen una relación especial con la
Unión Europea o están asociados a la misma mediante un status singular. Asimismo,
fuera de Europa, con la denominación genérica de «países y territorios de ultramar»
existe otra serie de islas y territorios coloniales, dependientes de los Estados miem-
bros, que mantienen una vinculación jurídica especial con la Unión Europea.
La mayor parte de todos estos Estados, microestados y entidades infraestatales con
autogobierno, situados en la esfera de influencia de la Unión Europea y socios suyos
de alguna manera, entran en la categoría de notorios paraísos fiscales como centros fi-
nancieros extraterritoriales, sin que haya planteada una política europea específica que
tenga en cuenta esa condición singular, con el objetivo de la corrección o eliminación
de sus consecuencias negativas, al margen de las obligaciones derivadas de los com-
promisos de sus Estados miembros con otras instituciones globales.
De las 35 de la lista inicial de jurisdicciones fiscales identificadas como paraísos fisca-
les en 2000 por la OCDE, sumadas a las seis que no fueron incluidas por su «compromi-
so anticipado» para eliminar las prácticas fiscales perjudiciales que definen tal condición,
nos encontramos con 18 países y territorios, además de los casos de Luxemburgo y Sui-
za, que están enclavados en el territorio de la Unión Europea o son dependientes de los
Estados miembros, que podríamos calificar como paraísos fiscales paracomunitarios por
su vinculación económico-jurídica con la Unión Europea, como son los casos de:

• Los microestados de Andorra, Mónaco, San Marino, Liechtenstein, Malta y Chi-


pre (estos dos últimos son Estados miembros recién incorporados).
• Los territorios de ultramar del Reino Unido, de las islas Caimán, Bermudas, An-
guila, las islas Vírgenes Británicas, Gibraltar, la isla de Monserrat y Turcks y Cai-
cos y las dependencias de la Corona Británica de las islas de Jersey, de Guerne-
sey/Sark/Alderney en el Canal de la Mancha y la isla de Man.
• Y los territorios autónomos del Reino de Holanda, de la isla de Aruba y las An-
tillas Holandesas.

Resulta significativo el análisis de las diferentes modalidades de la vinculación jurídi-


ca con que todos ellos aparecen asociados a la Unión Europea, sin que nada indique que
esa condición de paraíso fiscal, identificada por la OCDE desde 2000, haya entorpecido
ni siquiera el trato recibido, ni sus relaciones especiales ni haya perturbado los programas
de ayudas económicas que reciben de la Unión. Y en los casos de Andorra, Mónaco y
Liechtenstein, calificados por la OCDE en diciembre de 2003 como paraísos fiscales no
cooperantes en la eliminación de sus prácticas fiscales nocivas para los demás, nada indi-
ca que sus relaciones con la Unión Europea se hayan visto afectadas.

Los paraísos fiscales europeos de ultramar

La parte cuarta del Tratado de la Comunidad Económica Europea estableció «la


asociación de los países y territorios de ultramar» no europeos (o PTU; y, en inglés,
Overseas Countries and Territories u OCTs) que mantienen relaciones especiales con
306 LOS PARAÍSOS FISCALES

el Reino Unido (12 PTU), Francia (6), Holanda (2) y Dinamarca con el extenso terri-
torio autónomo de Groenlandia. En total suman unos 20 PTU, con los cuales desde
el inicio de la integración europea se tenía el propósito de contribuir a la promoción
de su desarrollo económico y social, así como al establecimiento de estrechas relacio-
nes económicas entre éstos y la Comunidad Europea en su conjunto.
Décadas más tarde, pese a las transformaciones sufridas por muchos de estos paí-
ses y territorios que se convirtieron en destacados centros financieros offshore, para no
residentes, su situación jurídica respecto a la Unión Europea no sufrió modificación.
La Declaración número 36, anexa al Acta final del Tratado de Amsterdam de 1997,
que modificó el Tratado de la Unión Europea, de Maastricht de 1992, ratificó esta aso-
ciación con los «países y territorios de ultramar». Esta situación se incorpora al ar-
tículo III-186 del Proyecto de Tratado Constitucional de julio de 2003, al establecer
que «los países y territorios no europeos que mantienen relaciones especiales con Di-
namarca, Francia, los Países Bajos y el Reino Unido están asociados a la Unión».
Asombrosamente, como subraya el magistrado Garzón (en Joly, 16), ocho de esos paí-
ses y territorios de ultramar son paraísos fiscales para la legislación española, sin que du-
rante los años noventa se haya registrado ninguna manifestación de los gobiernos espa-
ñoles a este respecto; lo que pone en duda la vigencia real de la norma española. Y si
examinamos la relación de PTU en el Anexo II del Tratado de la CEE y la contrastamos
con la lista de paraísos fiscales de la OCDE, cooperantes y no cooperantes, encontrare-
mos también ocho países y territorios de ultramar que aparecen en ambas relaciones, eu-
ropea y de OCDE. Por tanto, alejados de la geografía europea pero vinculados a la Unión
Europea, hallamos a los paraísos fiscales caribeños de Anguila, Monserrat y las islas Vír-
genes Británicas, las Caimán y Turcks y Caicos que junto a las Bermudas dependen del
Reino Unido; y Aruba y las Antillas Holandesas, dependientes del Reino de Holanda.
Estos afamados centros financieros offshore, publicitados paraísos fiscales en las
webs promotoras de la evasión fiscal, así como los demás países y territorios de ultra-
mar, gozan de una relación especial con alguno de los Estados miembros de la Unión
y, como hemos señalado, realmente han estado asociados a la Comunidad Europea
desde sus comienzos puesto que el Tratado fundacional de Roma de 1957 les concede
el estatuto de asociados. En la doctrina oficial comunitaria se sostiene que esta aso-
ciación con los PTU sentó las bases de la política comunitaria de desarrollo. El status
jurídico peculiar de los paraísos fiscales caribeños, como los demás PTU, ofrece dos
características principales y muy singulares que los distinguen del grupo de los Esta-
dos ACP (África, Caribe y Pacífico) y de los departamentos franceses de ultramar:

• Los ciudadanos de los PTU gozan de la nacionalidad de los Estados miembros


de la Unión Europea de los que dependen; aunque en algunos casos no poseen
la ciudadanía plena de tales Estados.
• Sin embargo, los PTU no forman parte del territorio comunitario, a diferencia de
los departamentos franceses de ultramar.

Contrariamente a los Estados del grupo denominado ACP (África, Caribe y Pacífi-
co) asociados asimismo a la Unión Europea, los PTU dependen constitucionalmente de
LO QUE HACEN LA UNIÓN EUROPEA Y ESPAÑA SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 307

cuatro Estados miembros (Dinamarca, Francia, Países Bajos y Reino Unido) y no cons-
tituyen Estados independientes. Pero como característica singular de su status, el Dere-
cho comunitario no se aplica directamente a los paraísos fiscales europeos de ultramar y
demás PTU; y el Consejo Europeo de Ministros adopta específicamente las normas que
les son aplicables. En cambio, los principios relativos a los individuos concernientes al
conjunto de los ciudadanos de la Unión Europea (en particular, la ciudadanía de la
Unión Europea y los derechos humanos) se aplican también a los ciudadanos de los
PTU que tienen la nacionalidad plena de alguno de los Estados miembros.
La regulación detallada de la asociación de los paraísos fiscales caribeños y demás
PTU con la Comunidad Europea está establecida por el Consejo de Ministros mediante
la Decisión 2001/822/CE, aprobada para el periodo de 2001 a 2007, cuyo análisis de su
incidencia sobre el afianzamiento de estos paraísos fiscales offshore europeos merecería
una monografía. Esta directiva, pese a su extensión de más de 90 páginas, no tuvo en
cuenta tampoco la condición de paraísos fiscales de cierto número de los mismos, identi-
ficados como tales por la OCDE conforme al Informe de 1998 y a la lista de 2000. Si te-
nemos en cuenta que los gobiernos integrados en la Unión son miembros también de la
OCDE, comprenderemos la inanidad final alcanzada por su Proyecto de supresión de
la competencia fiscal perjudicial que tiene su máxima expresión en los centros offshore.
Como la Unión Europea no ha definido ninguna política explícita sobre los paraísos
fiscales extraterritoriales, destinada siquiera a corregir las consecuencias nefastas de los
centros financieros para no residentes, no contempla tal condición en estas regulaciones.
Por tanto, las relaciones especiales con los PTU y sus programas de desarrollo favorecen
por igual a las islas y territorios menos desarrollados y a aquellos florecientes centros off-
shore, como las islas Caimán y las Bermudas, con un potente sector financiero para no re-
sidentes que incentivan con desregulación, opacidad y beneficios fiscales la evasión y la
competencia fiscal en perjuicio de los propios Estados miembros de la Unión Europea, y
favoreciendo la delincuencia financiera y la financiación del terrorismo.
El dato curioso es que en el marco de la asociación y de la cooperación de los «paí-
ses y territorios de ultramar» asociados con la Unión Europea, los paraísos fiscales
offshore caribeños como los demás, se benefician de una serie de ayudas económicas
y de un régimen comercial ventajoso, siendo al mismo tiempo receptores de ayudas fi-
nancieras, de subvenciones del Fondo Europeo de Desarrollo, de préstamos del Ban-
co Europeo de Inversiones y otras ayudas concedidas en el marco de los programas
comunitarios.
He ahí una situación merecedora de algún estudio e investigación que documentara
y detallara estos mecanismos, cuantificando los importes de esa ayuda económica perci-
bida por los PTU y su relación cuantitativa con las cifras de la evasión fiscal en Europa.
Resultaría interesante comprobar que la ayuda al desarrollo de los paraísos fiscales eu-
ropeos del Caribe se financia con los impuestos que pagan las poblaciones europeas, po-
blaciones que sufren los recortes de los servicios públicos y la protección social precisa-
mente por la disminución de ingresos fiscales o del déficit fiscal en sus Estados. En otras
palabras, un hecho debido a la disminución de la recaudación fiscal que, como vimos en
el capítulo 5, viene motivada a su vez por el incremento de la evasión fiscal y el temor a
la huida del capital financiero, algo que promocionan los mismos centros financieros
308 LOS PARAÍSOS FISCALES

offshore receptores de la ayuda europea al desarrollo, verdaderos paraísos fiscales de las


grandes corporaciones y de las operaciones de la especulación financiera.

Los principados, microrrepúblicas y dependencias europeas

En la información disponible en el portal de la Unión Europea en internet se pre-


senta una agrupación de microestados y entidades infraestatales sitas en el continente
europeo, con la descripción de su status internacional y sus relaciones singulares es-
pecíficas con la Unión Europea. Están comprendidos en esta agrupación los principa-
dos de Andorra, Liechtenstein y Mónaco; las islas finlandesas de Olan, las Azores, las
Canarias, las islas del Canal, Feróe, los Departamentos franceses de ultramar, las co-
lectividades francesas de ultramar, Groenlandia, la isla de Man y Madeira; dependen-
cias de Ceuta y Melilla, y Gibraltar; las Repúblicas de San Marino y la ciudad del Va-
ticano, y el Oblast o territorio autónomo de Kaliningrado.
Dejando a un lado el status y las peculiaridades de las regulaciones aduaneras de
algunas de estas entidades políticas con o sin autogobierno, encontramos incluidos en
esta agrupación a Andorra, Liechtenstein, Mónaco, Jersey y Guernesey/Alderney
/Sark, la isla de Man, Gibraltar y San Marino; todos ellos como sabemos son paraísos
fiscales identificados por la OCDE, cuyo status internacional y relaciones con la Unión
Europea merecerían ser más conocidos por los ciudadanos europeos.
Todos los componentes de este grupo tienen un status internacional singular apo-
yado en raíces propias de la historia europea, que la Unión Europea ha tomado como
base para unas relaciones también peculiares, muy respetuosas de su autonomía polí-
tica, que ha servido para su desarrollo como importantes centros financieros para no
residentes en el marco de la globalización financiera. Están considerados dentro del
territorio aduanero de la Unión en general, salvo Liechtenstein y Gibraltar, donde no
se aplica el IVA, como tampoco en las islas del Canal; no todos se encuentran en la
zona monetaria del euro, puesto que están excluidas las islas normando-británicas y la
isla de Man, que tiene moneda propia, destacando la singularidad de la formalización
de ese status singular de cada uno de estos entes políticos.
En el capítulo 6, dedicamos una atención particular a Liechtenstein por su importan-
cia como centro offshore y subrayamos aquí únicamente la singularidad de la formalización
de su vinculación jurídica con la Unión Europea, que, como en el caso de Andorra, se ex-
presa mediante un intercambio de cartas a modo de acuerdo entre la CEE y este princi-
pado; en los casos de Mónaco y San Marino, los acuerdos fueron suscritos por Francia e
Italia respectivamente en representación de la Unión Europea manifestándose así que es-
tos centros financieros para no residentes gozan del apoyo manifiesto de esos Estados.

El caso de Gibraltar

Con la incorporación del Reino Unido a la Comunidad Europea en 1973 se inte-


gró también Gibraltar como territorio dependiente; sin embargo, a requerimiento
LO QUE HACEN LA UNIÓN EUROPEA Y ESPAÑA SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 309

del Gobierno autónomo local, este territorio quedó excluido de las tarifas comunes
externas, de la política agraria común y del impuesto sobre el valor añadido. Por
tanto, Gibraltar dispone de una situación jurídica singular formando parte del terri-
torio aduanero de la Unión Europea, conforme al artículo 3 del Código aduanero
británico enmendado. El artículo 28 de la Ley de adhesión del Reino Unido a la Co-
munidad Europea exime a Gibraltar de la aplicación de la legislación europea rela-
cionada con la política agrícola y de la armonización de los impuestos sobre el valor
añadido (IVA); por tanto, los ingresos aduaneros gibraltareños no se integran en los
ingresos comunitarios europeos, aunque forme parte del territorio comunitario, en
virtud del artículo 299 del Tratado de Amsterdam de 1997.
De manera que Gibraltar se encuentra en una situación paradójica, no rebatida
por los gobiernos españoles en sus negociaciones sobre la soberanía durante los años
noventa, ya que es parte de la Unión Europea pero no está plenamente sometido a la
legislación europea y a las políticas comunitarias. En cuanto al comercio, Gibraltar
recibe el trato de país tercero y, sin embargo, las exportaciones de bienes y produc-
tos de origen local hacia la Comunidad europea se benefician del sistema europeo de
preferencias. Sin duda, uno de tantos factores que han permitido el desarrollo de Gi-
braltar como centro financiero para no residentes, especializado al parecer en el
registro de sociedades offshore cuyo número supera al de habitantes de la Roca. Aun-
que el desarrollo y la disponibilidad de este centro offshore, geográfica y política-
mente en Europa, tendrían que haberse considerado un obstáculo objetivo para el
proceso de creación del mercado interior entre los Estados europeos, desconocemos
qué razones y hechos sólidos han existido para que durante muchos años se ignora-
se en la política comunitaria la existencia de unas exenciones tributarias para las so-
ciedades de negocios internacionales o IBCs gibraltareñas, contrarias a las normas co-
munitarias de la competencia, según el descubrimiento reciente de la Comisión que
hemos reseñado.
Evidentemente, aunque las razones de la existencia de estos paraísos fiscales offsho-
re paracomunitarios son las mismas que para los restantes, podríamos entrever algunos
hechos específicos que explican su pervivencia. A este respecto, encontramos el peso
histórico y las vinculaciones sociológicas de estos micro y cuasiestados y la peculiaridad
política de la formación de la entidad Unión Europea cuyo proceso de integración, me-
diante la creación de un mercado interno, se ha desarrollado asociado a la liberalización
y la desregulación globales, particularmente de los mercados financieros, de manera que
los avances en la creación de ese mercado comunitario se han visto acompañados e in-
mersos en el proceso de la globalización neoliberal del comercio internacional y de los
mercados.
De ahí que, sólo cuando los procesos integradores han avanzado, la Unión Euro-
pea se haya visto obligada a plantear indirectamente la situación de estos paraísos fis-
cales como consecuencia de la propia racionalidad del proceso de integración econó-
mica. Y la cuestión ha surgido con relación a las dos perturbaciones fundamentales
que plantean los centros financieros extraterritoriales en el campo de la fiscalidad y en
el del blanqueo de capitales ilícitos; y en este sentido los planteamientos apelan direc-
tamente a los propios Estados miembros como es el caso de España.
310 LOS PARAÍSOS FISCALES

La inacabable negociación con Suiza

El caso de Suiza es más complejo. En 1998, el Informe de la OCDE sobre las prác-
ticas fiscales perjudiciales fue aprobado contra la opinión de Luxemburgo y Suiza en
el Consejo de la Organización, formalmente expresada en su abstención, quedando
ambos casos clasificados entre los miembros que aplicaban diferentes regímenes fis-
cales preferenciales perjudiciales que debían ser eliminados. Sin embargo, ambos han
resistido y afianzado su situación gracias al poder financiero que detentan tanto el mi-
croestado de Luxemburgo como la Confederación Helvética, sede de instituciones in-
fluyentes, entre otras, del Banco Internacional de Pagos de Basilea, verdadero poder
fáctico de las finanzas mundiales, al decir de quienes lo han estudiado.
Ambos casos han estado presentes y han condicionado las largas negociaciones
para lograr consensuar una normativa sobre los depósitos bancarios y las rentas del
ahorro entre los países de la Unión Europea, que tenía que significar el final del se-
creto bancario, tal y como se concibe en esos refugios fiscales de la delincuencia eco-
nómica mundial. Desde el año 2002, en particular, ha sido público y notorio tras cada
reunión del ECOFIN, que Suiza y Luxemburgo se empeñaban en mantener sus nor-
mas sobre opacidad bancaria, negándose por su parte Bélgica y Austria a cerrar un
compromiso comunitario, mientras este socio y este vecino alpino no se comprome-
tiera a adoptar medidas equivalentes a las europeas en discusión, para luchar contra la
evasión fiscal. En este enfrentamiento diplomático, Suiza y Luxemburgo se veían apo-
yados en su pretensión, decidida a mantener el secreto bancario, por parte de la red
de los restantes refugios fiscales de Andorra, San Marino, Mónaco o Liechtenstein.
Como vimos en el capítulo 2, para Suiza no existe la evasión fiscal y la regulación
vigente considera fraude solamente cuando se alega falsificación documental, en abier-
ta contradicción con la legislación penal en los restantes países europeos, impidiendo
en la práctica la persecución de los delitos financieros, como han denunciado reitera-
damente los magistrados europeos, incluido el ex fiscal de Ginebra Bernard Bertossa.
El Gobierno suizo se ha venido oponiendo al posible acuerdo, alegando las pérdidas
de ingresos que supondrían para la economía suiza por la disminución masiva de de-
pósitos bancarios que significaría, dicen, desempleo masivo y crisis económica, debi-
do a la importancia de la banca en la economía suiza, argumento nunca reflejado en
informes solventes y rebatido por numerosas organizaciones políticas y ONG suizas.
En este sentido, esta inacabable negociación hacía prever que una solución real no se-
ría próxima, aunque pudieran alcanzarse acuerdos que aparentemente consideraran re-
suelta la cuestión del secreto bancario suizo, porque los poderes financieros alpinos se
oponen tenazmente a cualquier concesión; y así ha sucedido al terminar 2004. Mientras
Europa intenta débilmente combatir la evasión y el fraude fiscal y las pérdidas de ingre-
sos fiscales, los influyentes inversores en Suiza utilizan sus recursos para el mantenimien-
to del statu quo. El argumento de los bancos es su temor de que una mayor presión eu-
ropea provoque una salida de fondos hacia la región asiática, donde las disposiciones y la
aplicación del secreto bancario resultan atractivas; o, como ya está ocurriendo, hacia los
Estados Unidos que es el país de mayor prestigio en temas de banca privada o personal
y donde también se mantiene el secreto bancario ante otros países y frente a Europa.
LO QUE HACEN LA UNIÓN EUROPEA Y ESPAÑA SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 311

En octubre de 2004 se firmaban nueve acuerdos entre la Unión Europea y Suiza,


tras una cumbre celebrada meses antes en Bruselas entre el presidente de la Comisión
saliente y el presidente de la Confederación, que daban por cerradas prácticamente las
negociaciones. Obviamente el acuerdo principal se refiere a la aplicación de «medidas
equivalentes a las previstas en la Directiva 2003/48/CE» relativa a la tributación del
pago de los intereses de los ahorros depositados; es decir, la aplicación de una reten-
ción fiscal inicial del 15 por 100 (y del 35 por 100 para 2011) en lugar del intercambio
automático de información fiscal, es decir, se acuerda con Suiza el régimen de excep-
ción que se otorgó a Bélgica, Luxemburgo y Austria, como hemos visto; con la posi-
bilidad de intercambio de información «a petición». Acuerdos fiscales similares han
sido suscritos con Andorra en noviembre y con Liechtenstein, Mónaco y San Marino
en diciembre de 2004, acuerdos todos que prevén su entrada en vigor el 1 de julio
de 2005, una vez que hayan sido ratificados. En la práctica, la calificación de Andorra,
Liechtenstein y Mónaco como paraísos fiscales no cooperantes por la OCDE no ha sido
un obstáculo para la conclusión de estos acuerdos con la Unión Europea.
Los ocho acuerdos restantes de la Unión Europea con Suiza se refieren a la aplicación
del Acuerdo de Schengen sobre control de fronteras, al fraude y actividades ilegales que
afecten a intereses financieros, peticiones recíprocas de asilo, movimientos de personas en
relación con los nuevos miembros de la Unión Europea, incorporación de Suiza al siste-
ma estadístico europeo, al sistema audiovisual, comercio de productos agrícolas, así como
a la incorporación de Suiza a la Agencia Europea de Medioambiente. Estando en juego
las relaciones financiero-fiscales europeas, esta mezcla de asuntos suscritos simultánea-
mente no puede imputarse cándidamente a las urgencias de última hora en el traspaso de
asuntos entre una Comisión Europea saliente (que hizo la negociación) y la entrante (que
firmó), sino a la táctica de ocultar ante la opinión europea el fracaso de unas negociacio-
nes para la supresión del secreto bancario suizo. Esto se entiende mejor si tenemos en
cuenta que a estos nueve acuerdos se ha unido una aportación financiera de un billón de
francos para los fondos de cohesión de la Unión Europea ampliada, con la cual Suiza ha
comprado el mantenimiento del secreto bancario, como señala la ONG Coalición suiza
de organizaciones de desarrollo, que teme que esta contribución se reste de la ayuda al-
pina a los países en desarrollo (www.swisscoalition.ch).
Añadamos que ni los dividendos de las acciones adquiridas ni las inversiones eu-
ropeas en derivados o en fideicomisos u otros productos financieros innovadores se
verán afectadas por estos acuerdos fiscales que la Comisión Europea ha suscrito con
Suiza y demás paraísos fiscales europeos. De ahí que un experto de Tax Justice Net-
work, afirme que el acuerdo de la Unión Europea con Suiza sobre la tributación de las
rentas del ahorro depositado es «como un queso Emmental: lleno de agujeros»
(www.taxjustice.net).

B) La política española sobre los paraísos fiscales


Siguiendo las pautas marcadas por la OCDE, la incorporación de España al siste-
ma económico globalizado puede decirse que culminó con la liberalización de las ope-
312 LOS PARAÍSOS FISCALES

raciones económicas internacionales, mediante la eliminación de los controles estable-


cidos con el exterior, desde el 1 de febrero de 1992 (RD 1816/1991, de 20 de diciem-
bre). En el contexto anterior de economía cerrada, con restricciones a los movimien-
tos internacionales de los capitales a través de un estricto sistema de control de
cambios, habría carecido de sentido cualquier norma destinada a contrarrestar los
efectos de los centros financieros extraterritoriales como paraísos fiscales. Pero in-
mersos ya plenamente en un proceso de mundialización de la economía, en la que exis-
te una libertad plena para los movimientos transnacionales de capitales, los flujos de
salidas y entradas de las inversiones reales en el área de la Unión Europea o fuera de
ella se entremezclan con los flujos financieros derivados de las transacciones comer-
ciales o los puramente especulativos o los fondos de origen delictivo en su búsqueda
de ocultación o del blanqueo.
Esta libertad del capital para sus desplazamientos exteriores, unido a la privatiza-
ción y expansión de las antiguas empresas públicas españolas convertidas en multina-
cionales, junto con la fiscalidad directa implantada en los años ochenta, ha contribui-
do a la salida de nuestro país de capitales que buscan otros sistemas tributarios con
una menor fiscalidad directa, así como la utilización de los paraísos fiscales extraterri-
toriales, cuya disponibilidad para la evasión fiscal, el blanqueo de capitales y la especu-
lación financiera hemos analizado en las páginas precedentes, como parte integrante
del fenómeno denominado de la globalización financiera.

Las medidas fiscales defensivas


Ante esas consecuencias nefastas de la globalización neoliberal, y sin pretender co-
rregir el marco de la economía mundial, liberalizada y desregulada, desde los Estados se
han planteado medidas legislativas defensivas en el terreno de la recaudación tributaria,
destinadas a restringir y desincentivar la utilización de los paraísos fiscales por parte de
los contribuyentes, empresas y particulares, sin llegar en ningún caso a impedir u obstacu-
lizar la constitución de filiales bancarias o de sociedades mercantiles en esos países y te-
rritorios considerados paraísos fiscales, para la posible ilegalización de su actividad y sus
transacciones en territorio estatal. Esta práctica de las medidas defensivas, también lla-
madas medidas antiparaíso, que se desarrolló a partir de los años setenta en la mayoría
de países europeos y en los demás miembros de la OCDE, ha tenido su reflejo más re-
ciente en la legislación española, fortalecida en los últimos años con ciertas disposicio-
nes acordes con las políticas seguidas por los demás países desarrollados.
Las principales disposiciones antiparaíso aparecen diseminadas en la legislación
tributaria española, inmersas en la casuística propia de este tipo de legislación, por lo
que sólo a título ilustrativo efectuaremos una breve mención referida a tres puntos bá-
sicos, como son la definición de una lista de países y territorios considerados legal-
mente paraísos fiscales, las medidas defensivas dentro de la regulación de la fiscalidad
de las empresas y aquellas relacionadas con el impuesto sobre la renta de las personas
físicas. Se trata solamente de un somero apunte para significar el limitado alcance de
estas disposiciones legislativas, como herramienta para enfrentarse al complejo mun-
LO QUE HACEN LA UNIÓN EUROPEA Y ESPAÑA SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 313

do de los centros financieros extraterritoriales, basado en datos de dos estudios jurí-


dicos de profesores españoles, que incluimos en el apartado «Bibliografía».

La lista oficial de paraísos fiscales

Una técnica elemental ha consistido en la determinación, a efectos tributarios, de


qué países o territorios deben ser considerados como paraísos fiscales, como un paso
previo fundamental para precisar los destinatarios de las medidas legales antiparaíso o
defensivas, técnica que ofrece dos alternativas. La primera consiste en el empleo de lis-
tas cerradas enumerando una serie de países o territorios que son considerados por la
Administración Tributaria como paraísos fiscales. La otra alternativa, en ausencia de
una lista, consiste en la inserción en la normativa fiscal de una o varias disposiciones
que contengan parámetros o criterios objetivos de referencia para la catalogación a
efectos legales de aquellos territorios y países a los que se les otorga la condición de
paraísos fiscales.
Como tales técnicas jurídicas, ambos métodos presentan aspectos tanto positivos
como negativos, aunque algunos expertos consideran que el sistema de lista cerrada
contiene más imperfecciones porque carece del dinamismo que exige la práctica fiscal
internacional, estimándose más conveniente el empleo de parámetros de fiscalidad
más generales, como se aplica, entre otros países, en Alemania o Reino Unido. No obs-
tante, como sabemos, el método de la lista cerrada aplicado en España es el utilizado
por la OCDE y también por el GAFI, aunque difieran las filosofías y los criterios apli-
cados para su inclusión.
Conforme al RD 1080/1991, la lista está compuesta por 48 países o territorios con-
siderados como paraísos fiscales por la legislación española, que comprende los si-
guientes:

Principado de Andorra, Antillas Neerlandesas, Aruba, Emirato del Estado de Bah-


réin, Sultanato de Brunéi, República de Chipre, Emiratos Árabes Unidos, Gibraltar,
Hong-Kong, Anguila, Antigua y Barbuda, Las Bahamas, Barbados, Bermudas, Islas Cai-
manes, Islas Cook, República de Dominica, Granada, Fiji, Islas de Guernesey y de Jer-
sey (Islas del Canal), Jamaica, República de Malta, Islas Malvinas, Isla de Man, Islas Ma-
rianas, Mauricio, Montserrat, República de Nauru, Islas Salomón, San Vicente y las
Granadinas, Santa Lucía, República de Trinidad y Tobago, Islas Turcas y Caicos, Repú-
blica de Vanuatu, Islas Vírgenes Británicas, Islas Vírgenes de Estados Unidos de Amé-
rica, Reino Hachemita de Jordania, República Libanesa, República de Liberia, Princi-
pado de Liechtenstein, Gran Ducado de Luxemburgo, Macao, Principado de Mónaco,
Sultanato de Omán, República de Panamá, República de San Marino, República de Sey-
chelles, República de Singapur.

Aunque el mismo RD afirmaba que la lista «estará sujeta a las modificaciones que
dicten la práctica, el cambio en las circunstancias económicas y la experiencia en las
relaciones internacionales», no se ha modificado pese a las variaciones de criterios por
314 LOS PARAÍSOS FISCALES

parte de la OCDE y del GAFI, convirtiéndose en una lista congelada más que cerra-
da, que difícilmente puede tomarse como referencia, porque actualmente ni son paraí-
sos fiscales todos los que están ni están todos los que son, ni se dispone de referencias
públicas que demuestren que ha sido tenida en cuenta en acciones de gobierno. El De-
creto 116/2003, de 31 de enero, ha ratificado esa lista oficial, introduciendo la posibi-
lidad de excluir de la misma a los países y territorios que se comprometan a inter-
cambiar información con la Administración española, mediante un acuerdo específico
que evite la doble imposición.
Esta rigidez que presenta la configuración de la lista evidencia una vez más la irre-
levancia de esta cuestión en el ordenamiento jurídico español, como ocurre con los
planteamientos seguidos últimamente por las organizaciones internacionales, impreg-
nadas por la doctrina fundamentalista del libre mercado. Y esto es tanto más así, por-
que con la regulación contenida en el RD citado se trataba solamente de excluir de
ciertos beneficios tributarios a las personas o entidades que obtuvieran rentas en esos
países o territorios; y que posteriormente ha adquirido carácter general, sin que res-
ponda esa disposición a un conjunto planificado de medidas destinadas a desincenti-
var la utilización de todos o algunos centros offshore.

Medidas sobre la fiscalidad de las empresas y el IRPF

Las medidas tributarias antiparaíso se manifiestan principalmente en la normativa


aplicada a las empresas, principales usuarias de las prestaciones ofrecidas por los paraísos
fiscales. En este sentido, la legislación del impuesto sobre sociedades ha incluido una se-
rie de medidas que pretenden no sólo controlar la utilización con fines evasivos de estos
territorios, sino, principalmente, pretenden desanimar la utilización de éstos por medio
de la pérdida de ventajas fiscales para aquellas situaciones en donde la renta o el sujeto
perceptor o productor de ésta se encuentre en un territorio calificado reglamentariamen-
te como paraíso fiscal. Estas disposiciones afectan a la determinación de la base contri-
butiva del impuesto de sociedades, identificando los expertos tres medidas antiparaíso,
dos relativas a la posibilidad de deducción de determinadas partidas de esa base y una
tercera dedicada a la aplicación de precios de mercado.

• La primera medida es la exclusión de la dotación a provisión sobre valores ne-


gociables. Algunas medidas pretenden desincentivar la utilización de los paraísos
fiscales, justificándose en la falta de información acerca de las operaciones que se
lleven a cabo en los paraísos fiscales y en la imposibilidad de intervenir en el va-
lor de las operaciones. Hacen referencia a un concepto contable como son las do-
taciones a provisión sobre valores negociables, por medio de las cuales se puede
realizar la corrección del valor o registrar un riesgo de gastos o pérdidas existen-
tes y no probables, es decir, que sean reales a pesar de no estar aún cuantificadas.
La legislación del impuesto de sociedades permite la deducción, a efectos fisca-
les, de ciertas dotaciones previstas para corregir el valor de algunos elementos pa-
trimoniales; sin bien no podrán deducirse las dotaciones por depreciación de los
LO QUE HACEN LA UNIÓN EUROPEA Y ESPAÑA SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 315

valores representativos de la participación en fondos propios de entidades que


residan en un territorio calificado reglamentariamente como paraíso fiscal, aun-
que la prohibición no sea absoluta. Asimismo, tampoco podrán deducirse las do-
taciones contables por depreciación de valores de renta fija admitidos a cotiza-
ción en mercados secundarios organizados y situados en territorios calificados
reglamentariamente como paraísos fiscales.
• Otra medida es la no-deducción de gastos en paraísos fiscales. Estas medidas an-
tiparaíso, que afectan directamente a la banca, parecen más extensas que las de
las normas anteriores. La normativa establece que no serán deducibles de la base
del impuesto de sociedades los gastos de servicios correspondientes a operacio-
nes económicas realizadas, directa o indirectamente, o pagadas a través de paraí-
sos fiscales, comprendiendo tanto a los gastos de servicios por operaciones reali-
zadas en un paraíso fiscal como a aquellas otras operaciones que se paguen por
medio de uno de esos países o territorios, debiendo probar la entidad que so-
porta el gasto la existencia y veracidad de este pago. Esta última situación tiene
sin duda una acentuada incidencia práctica, dada la amplia red offshore de la
banca y de entidades financieras establecida en las decenas de paraísos fiscales,
así como a la constante utilización de la banca para el depósito y transferencia de
los distintos medios de pago internacionales. Los expertos juristas sugieren que
con esta medida antifraude se pretende contrarrestar la carencia de información
que ofrecen los paraísos fiscales, conocida su utilización para la evasión y el frau-
de fiscal. No obstante, la efectividad de una medida de este tipo requiere la exis-
tencia de mecanismos oficiales de identificación de los paraísos fiscales, algo que
hemos visto es harto problemático mientras la financiación offshore sea una mo-
dalidad de los mercados financieros.
• La tercera medida es la aplicación de los precios de mercado. Para hacer frente
al problema de la evasión fiscal mediante la transferencia de precios y costes de
las empresas transnacionales, cuyas estrategias defraudatorias hemos descrito en
el capítulo 5, la legislación española establece que la Administración Tributaria
podrá valorar por el valor normal de mercado las operaciones que se realicen con
o por las personas o entidades residentes en paraísos fiscales. Esta disposición so-
bre el valor normal de mercado consiste en una facultad concedida a la Admi-
nistración Tributaria en determinados supuestos legalmente previstos, de tal
suerte que, mientras el valor de las operaciones no se modifique por la Adminis-
tración según el criterio señalado, será plenamente válida la valoración realizada
por las partes a todos los efectos fiscales. Es la regla defendida por la OCDE de
la llamada «distancia del brazo», de difícil aplicación por la imposibilidad prác-
tica de verificar los precios del mercado en la mayoría de los casos y los produc-
tos, algo obviamente ilusorio frente a la complejidad de los productos y servicios
que se comercializan.

Los estudios consultados valoran la complementariedad de las dos medidas últimas


porque, afirman, «ambas forman una puerta de control que el legislador ha colocado
entre los paraísos fiscales y España con el fin de detener todo posible uso evasivo y elu-
316 LOS PARAÍSOS FISCALES

sivo de los contribuyentes provenientes de estos territorios». La realidad es que, ob-


viamente, la mayor dificultad deriva del hecho de la poca información que brindan los
paraísos fiscales de los centros offshore. Porque, dado que con la mayoría de los paí-
ses y territorios considerados paraísos fiscales no hay acuerdos de intercambio de in-
formación tributaria, nos encontramos con entidades residentes en esos centros offs-
hore, cuya actividad consiste en generar gastos para entidades residentes en territorio
español que son artificiales, simulando servicios no prestados u operaciones financie-
ras de signo inverso al reseñado en la declaración. Con efectos muy limitados, las me-
didas referidas buscan, sin duda, controlar en cierta manera la utilización de las so-
ciedades fantasma o instrumentales, residentes en paraísos fiscales, que como sabemos
tienen como una de sus finalidades la evasión y el fraude fiscal o la realización de ope-
raciones ilegítimas con precios ficticios inferiores a los del mercado.
Otra medida antiparaíso es la exclusión de deducciones por actividades de expor-
tación. Una medida defensiva que hace referencia a las deducciones por las activida-
des de exportación, dentro de la ordenación de los incentivos fiscales destinados a
promocionar la actividad comercial de las empresas españolas. La norma antiparaíso
consiste en excluir las deducciones cuando la inversión o el gasto se realice en un pa-
raíso fiscal, exclusión que se considera absoluta aunque el contribuyente probara la
veracidad de tales operaciones. Es un precepto de marcado carácter antidefraudatorio
establecido ante la opacidad que caracteriza a las operaciones que se realizan en paraí-
sos fiscales.
Desconocemos algún estudio jurídico-económico que nos ilustre respecto a la efi-
cacia práctica de estas medidas legales denominadas defensivas frente a los paraísos
fiscales. No obstante, podemos afirmar que en el mundo de las relaciones financieras
internacionales carentes de controles, estas disposiciones tributarias de técnica prolija
y minuciosa ponen de relieve la dificultad práctica previsible si no su inviabilidad para
combatir el fraude y la evasión fiscal que promocionan los centros financieros offsho-
re, de mil y una maneras, con entramados jurídicos sofisticados, que desafían la efica-
cia jurídica de la legislación fiscal de los Estados, como estudiamos en los capítulos
precedentes.
Porque, en definitiva, las estructuras jurídicas más utilizadas por las empresas de
los paraísos fiscales son las sociedades y entidades offshore meramente instrumentales,
constituidas en los centros extraterritoriales, cuyo objeto real y principal es el arbitra-
je legislativo o uso abusivo de las diferencias legislativas entre los demás países, in-
cluida la evasión de la obligación tributaria. Y ninguna disposición en la legislación es-
pañola impide o penaliza de algún modo la formación de sociedades mercantiles
filiales de empresas y bancos españoles registradas en los centros financieros extrate-
rritoriales, por lo que sus operaciones financieras y mercantiles sólo serán objetivo de
persecución judicial en los supuestos previstos siempre que se haya demostrado que
han infringido la legislación tributaria o penal española. De ahí, la abundancia de fi-
liales en offshore del Grupo Repsol o los grandes bancos SCH y BBVA; o los menos
grandes como el Banco Pastor o de otras grandes empresas.
En cuanto a las medidas relacionadas con el IRPF, las medidas antiparaíso tienen
menor relevancia, porque el uso de paraísos fiscales por parte de las personas físicas
LO QUE HACEN LA UNIÓN EUROPEA Y ESPAÑA SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 317

no alcanza la importancia cuantitativa como en el caso de las empresas, entidades o


bancos. La deslocalización de la residencia fiscal es uno de los usos más frecuentes de
utilización de paraísos fiscales para evitar la imposición sobre las rentas personales.
Esto ocurre cuando un contribuyente considerado residente fiscal de un determinado
territorio y por ende, bajo un régimen de obligación personal, cambia su residencia a
efectos fiscales a otro lugar, en este caso a un paraíso fiscal, con el fin de modificar téc-
nicamente su régimen fiscal, pasando al de obligación real en su territorio de origen y
de obligación personal en el paraíso fiscal. Las disposiciones legales del IRPF previs-
tas parten de la determinación de la residencia habitual del contribuyente y a las ren-
tas exentas, que precisan dos criterios de delimitación, referidos uno a la permanencia
física temporal (permanencia ella más de 183 días del año natural para que se consi-
dere la residencia en territorio español); y el otro relacionado con la localización del
núcleo principal de las actividades del individuo. El resultado de ese criterio de im-
putación de residencia podrá desvirtuarse si el supuesto contribuyente acredita su re-
sidencia en otro país, pero cuando el país en el que el sujeto acredita su residencia es
considerado legalmente un paraíso fiscal, además de probar la residencia fiscal, debe-
rá probar la permanencia en dicho territorio en al menos 183 días durante el año na-
tural. También de la legislación y el reglamento del Impuesto sobre la renta de no re-
sidentes, modificado por el RD 116/2003, incluyen alguna normativa de prevención
de la evasión fiscal que podría interpretarse como dirigida a restringir o desincentivar
la utilización de los paraísos fiscales. Y en relación con las rentas exentas la legislación
española establece otras medidas antiparaíso consideradas importantes ligadas a una
cierta penalización.
En resumen, en España como en muchos otros países, estas medidas legales no im-
piden que los contribuyentes, entidades o individuos, utilicen los paraísos fiscales ex-
traterritoriales para escapar de la obligación personal de contribuir al mantenimiento
de los servicios comunes y a la protección colectiva que nos ofrece el Estado, cuya uti-
lización no tiene la consideración de ilegítima ni se penaliza, aunque ya hemos exami-
nado su trascendencia en capítulos anteriores. A la vista de las dimensiones alcanzadas
por los centros financieros extraterritoriales, las llamadas medidas fiscales defensivas o
antiparaíso, aunque sigan siendo un instrumento, más difícilmente pueden representar
por sí mismas una medida decisiva frente a los atractivos del sector financiero para no
residentes que ofrecen los paraísos fiscales. En todo caso, sería deseable que las medi-
das antiparaíso en el ordenamiento jurídico no respondieran a una mera casuística de
supuestos técnicos de forma anárquica, sino que deberían constituir un sistema lógico
integrado en una planificación de mayor nivel y alcance contra la operativa de los pa-
raísos fiscales, como podría ser en el marco de una política de la Unión Europea desti-
nada a controlar los efectos negativos de la globalización financiera.

La evasión y el fraude fiscal crecen en España

Desde el punto de vista jurídico político, hay que subrayar que, por su propia na-
turaleza, la evasión y el fraude fiscal representan una vulneración de los principios de
318 LOS PARAÍSOS FISCALES

igualdad, generalidad y progresividad del sistema tributario español, constituyendo


una obligación fundamental de los poderes públicos hacer todo lo posible para su
erradicación. Por tanto, la cuestión de la disponibilidad y la utilización de los centros
financieros extraterritoriales como paraísos fiscales debería integrarse como elemento
central en cualquier plan contra el fraude fiscal.
En los últimos años apenas se ha publicado información cuantificada oficial del al-
cance de la evasión y el fraude fiscal. El 2 de marzo de 2004 el Financial Times infor-
maba, citando como fuente al Instituto de Estudios Fiscales, de que la evasión fiscal
ascendía en España a los 60.000 millones de euros, aproximadamente un 10 por 100
del PIB. Y otro estudio del mismo Instituto del Ministerio de Hacienda cifraba la eco-
nomía sumergida en el 21 por 100 del PIB español (Cinco días, 4 de agosto de 2003).
Y es que la realidad española muestra las deficiencias en la gestión tributaria de los úl-
timos años e incluso los vacíos legales, denunciados por las propias instituciones esta-
tales e inspectores fiscales. En el informe definitivo sobre la gestión de la Agencia Tri-
butaria en los años 1998 y 1999, publicado en enero de 2004 (BOE de 13 de enero
de 2003) que fiscalizó los controles de Hacienda sobre las obligaciones tributarias pe-
riódicas (IRPF, IVA e impuesto de sociedades) de empresarios y profesionales, se se-
ñala que registran «abundantes deficiencias». Por ejemplo, entre otros puntos, de la
muestra revisada destaca «la omisión de datos relativos a la identificación de la propia
actividad, del representante de las personas jurídicas o de la fecha de cierre del ejerci-
cio social en entidades sujetas al impuesto de sociedades».
Dos Informes de octubre de 2003 y enero de 2004, publicados por la Asociación
Profesional de Inspectores de Hacienda (Apife), sobre la situación de la lucha contra
el fraude fiscal en España, han destacado que entre las grandes bolsas del fraude «más
grave» y «sofisticado» están los paraísos fiscales, verdaderas zonas de paso o refugio
de las operaciones ocultas y de la deslocalización de los sujetos pasivos, potenciales
contribuyentes o reales evasores de impuestos. En el Programa director del control tri-
butario 1999-2002, al analizar las formas e instrumentos del fraude fiscal, se incluían
entre aquellas formas más sofisticadas las operaciones a través de paraísos fiscales y te-
rritorios de fiscalidad privilegiada, como la apertura de cuentas bancarias, constitu-
ción de sociedades tapadera, transacciones económicas, etc. En los informes citados,
los inspectores fiscales denuncian, sin embargo, que ninguna información ha sido pu-
blicada sobre las actuaciones realizadas; y asimismo, en una carta al ministro de Ha-
cienda en mayo de 2003, los inspectores de Hacienda de Barcelona denunciaban el de-
sinterés de la autoridad por la investigación y persecución de las tramas de fraude
organizado y evasión fiscal sofisticada y el blanqueo de dinero.
Como vimos en el capítulo 5 sobre la competencia fiscal, Vito Tanzi, ex director del
Departamento de Asuntos Fiscales del Fondo Monetario Internacional, denunciaba a
los paraísos fiscales como una de las «termitas» que roen las bases de los sistemas tri-
butarios, socavando la capacidad recaudatoria de los Estados e incidiendo especial-
mente sobre la distribución de la carga fiscal entre la población. Por un lado, la acu-
mulación financiera en los centros extraterritoriales reduce las bases contributivas de
los impuestos en los demás países; por otro lado, esa fuga de capitales representa una
fuerte presión sobre las políticas fiscales y sociales de los Estados, que se traduce en
LO QUE HACEN LA UNIÓN EUROPEA Y ESPAÑA SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 319

mayores impuestos sobre el consumo y las nóminas y menos impuestos sobre las plus-
valías y los rendimientos del capital. Pues bien, en el caso de España, según la Memo-
ria de la Administración Tributaria hecha pública en julio de 2003, las rentas del tra-
bajo aportaron un 75 por 100 del IRPF en el año 2000, correspondiendo el 25 por 100
restante a las otras bases del impuesto, como la tributación de las plusvalías o los in-
crementos de patrimonio. Aunque sabido es que las rebajas fiscales aplicadas por los
últimos gobiernos no han sido obstáculo para el aumento de la presión fiscal en Es-
paña en los últimos años, que no ha recaído sobre el capital, presto a moverse libre-
mente por los mercados financieros desregulados.
Basta reparar en las noticias que en los últimos años nos han ilustrado de los usos va-
riados de los paraísos fiscales offshore por las instituciones financieras españolas. Recor-
demos por ejemplo la amnistía vergonzante vía parlamentaria en la primavera de 2003,
por la que fueron absueltas las cajas de ahorros y bancos del fraude fiscal detectado por
la Fiscalía Anticorrupción y cometido con las participaciones preferentes de sus socie-
dades offshore, cuyo coste para Hacienda se cifró entre 3.000 y 6.000 millones de euros,
según cálculos de expertos. Igualmente, según sus respectivas memorias de 2002, el
BBVA ganó 222 millones de euros con sus 36 sociedades en paraísos fiscales; y el SCH,
450 millones de euros con su actividad offshore, incluidas sus tres sociedades en las islas
Caimán.
A comienzos de 2004, se hacía público por la Agencia Tributaria el Plan General
de control tributario para 2004 que incluye, entre las «áreas de riesgo», supuestos
como el «control de no residentes y muy especialmente el uso de sociedades domici-
liadas en paraísos fiscales para dirigir inversiones evitando la identificación de los in-
versores reales», señalando como objetivo del Plan «el control de las transacciones co-
merciales o financieras con el exterior preferentemente... hacia los paraísos fiscales
con el fin de eludir la tributación que correspondería al verdadero titular de las mis-
mas». Objetivos que habrá que esperar sean llevados a cabo con más eficacia que has-
ta la fecha, pero cuyas dificultades son evidentes para el lector de este libro.

Legislación y blanqueo de capitales


Como analizamos detenidamente en el capítulo 6, la delincuencia financiera apa-
rece estrechamente relacionada con la disponibilidad de servicios y la opacidad pro-
pia de los centros financieros extraterritoriales, por lo que cualesquiera medidas pre-
ventivas y punitivas de estas actividades se integran conceptualmente en la batería de
medidas contra los paraísos fiscales.
Sabido es que la delincuencia financiera y la gran corrupción son un asunto com-
plejo y abarca una gran variedad de manifestaciones; de manera que la prevención del
blanqueo de capitales de origen ilícito consiste en evitar que el dinero proveniente de
cualquier tipo de participación delictiva en la comisión de un delito castigado con
pena de prisión se incorpore al sistema financiero oficial, siendo ésta la mejor forma
de paralizar el desarrollo de estas actividades. Las Memorias de la Fiscalía Especial
Anticorrupción han informado del crecimiento en España en los últimos años de las
320 LOS PARAÍSOS FISCALES

actividades delictivas de tipo económico, con frecuencia con proyección transnacional


que han implicado a sociedades offshore. Por tanto, en paralelo con Europa se ha de-
sarrollado una legislación específica destinada a combatir estas actividades delictivas,
aunque, como suele ser la tónica general, sin tener en cuenta la implicación que sue-
len tener los paraísos fiscales.

Normativa legal preventiva

La prevención del blanqueo del dinero sucio está regulada en nuestra legislación
por un conjunto de normas, entre las que destacan la Ley 19/1993 de 28 de diciembre
y el Real Decreto 925/1995, de 9 de junio, que aprueba su reglamento, así como la Di-
rectiva Europea 2001/97/CE de 4 diciembre del 2002 relativa a la prevención de la uti-
lización del sistema financiero para el blanqueo de capitales; junto con la Ley 19/2003
de 5 de julio sobre régimen jurídico de los movimientos de capitales y de las transac-
ciones económicas con el exterior y sobre determinadas medidas de prevención del
blanqueo de capitales, pendiente de desarrollo reglamentario.
La Ley 19/1993, sobre determinadas medidas de prevención del blanqueo de capi-
tales, vino a trasponer la Directiva 91/308/CEE del Consejo de las Comunidades Eu-
ropeas para prevenir y dificultar el blanqueo de capitales, aspecto imprescindible en el
control de la oferta de estupefacientes, por la necesidad de introducir en los sistemas
legales el dinero producto de esta actividad ilegal para poder disfrutarlo. No es una ley
penal, porque ni tipifica el delito ni establece penas; lo que pretende junto con su re-
glamento es habilitar métodos adecuados para prevenir el blanqueo a través del siste-
ma financiero o de actividades empresariales más próximas, con el objeto de detectar
operaciones sospechosas que permitan a las autoridades judiciales y a los cuerpos poli-
ciales explotar la información recibida en lo que sería ya una investigación plena y for-
mal. Esta ley preveía la implantación de una unidad de inteligencia o información fi-
nanciera, como es la Comisión de Prevención del Blanqueo de Capitales con un órgano
de apoyo adscrito al Banco de España que es el Servicio Ejecutivo, cuya actuación
iniciada solamente hace unos años disfruta de cierta opacidad, sin relevancia pública
alguna.
Más recientemente, la Ley 19/2003 denominada «Sobre el régimen jurídico de los
movimientos de capitales y las transacciones económicas con el exterior y sobre de-
terminadas medidas de prevención del blanqueo de capitales» establece en su artícu-
lo 1 el principio general de libertad para las transacciones, actos y negocios con el ex-
terior entre residentes y no residentes, sometidos a una declaración administrativa
cuando la cuantía de la operación supere los 6.000 euros; sin embargo, el incumpli-
miento de esa obligación será sancionado como falta grave solamente en el caso de que
la operación financiera supere los seis millones de euros. Por lo que esta penalización
no parece que vaya significar un obstáculo serio.
La cláusula de salvaguarda de esta Ley de 2003 (art. 4.3) prevé que el Gobierno
pueda prohibir o limitar la realización de determinados movimientos de capitales y sus
operaciones de cobros o pagos, transferencias de o al exterior, respecto a un Estado,
LO QUE HACEN LA UNIÓN EUROPEA Y ESPAÑA SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 321

un territorio o centro extraterritorial en aplicación de medidas adoptadas por orga-


nismos internacionales, distintos de la Comunidad Europea. La introducción de la po-
sibilidad de prohibir o suspender los movimientos de capitales con los paraísos fisca-
les o «centros extraterritoriales» tuvo lugar en el debate parlamentario, a instancias de
una propuesta presentada por Attac, a través de los grupos parlamentarios de la opo-
sición de entonces (www.attacmadrid.org) que tenía como objetivo dejar abierta al
Gobierno la posibilidad de tomar esas decisiones restrictivas en el futuro.
Otro punto positivo para una política seria de prevención del blanqueo de capitales
es la extensión del deber de colaboración obligatoria no solamente a las entidades ban-
carias y financieras, sino a profesionales como auditores, contables externos, asesores fis-
cales, por un lado y, por otro, notarios, abogados y procuradores, sujetos todos a la obli-
gación de comunicar las operaciones en casos de sospecha de blanqueo. Esta normativa
exige la cooperación de todas las entidades bancarias y financieras y no financieras, e in-
cluso agencias de promoción inmobiliaria y casinos, mediante el cumplimiento de las
disposiciones vigentes, estableciendo entre otras medidas programas de formación entre
sus empleados, medidas preventivas de control y examen de las operaciones, así como
un estricto cumplimiento del deber de confidencialidad y del deber de identificación de
nuevos clientes. La aplicación rigurosa de estas disposiciones innovadoras de informa-
ción podría tener una fuerte incidencia en la prevención y persecución de todo tipo de
delitos económicos, incluida la evasión y el fraude fiscal, aunque es de esperar que ob-
tenga una fuerte oposición de estos sectores profesionales, a juzgar por las inquietudes
suscitadas y las apelaciones al tradicional secreto profesional.
Analizando las medidas antiblanqueo y los avances legislativos frente a la delin-
cuencia financiera, resulta curioso que la Decisión marco de 13 de junio de 2002 de la
Unión Europea sobre la euroorden, que es una medida que supone un avance, si bien
no definitivo, haya sido introducida en España por la Ley de 13 de marzo de 2003,
previendo la aplicación de esta institución europea a la «corrupción» y, sin embargo,
el código penal español no define este concepto como delito (Garzón, en Joly, 17).

La Comisión de prevención

Con retraso derivado de la escasa voluntad política gubernamental de enfrentarse se-


riamente al blanqueo de dinero sucio, se ha constituido en España una unidad de inte-
ligencia financiera, similar a las que se han venido estableciendo en los demás países de
nuestro entorno, en aplicación de la Directiva europea de 1991 referida. Es la Comisión
de Prevención del Blanqueo de Capitales e Infracciones Monetarias como el órgano
competente para la labor que indica su denominación, presidida por el secretario de Es-
tado de Economía e integrada por altos cargos del Ministerio de Hacienda, represen-
tantes del Ministerio Fiscal, de la Fiscalía Especial Anticorrupción, de Seguridad del Es-
tado y representantes de las Comunidades Autónomas con policía propia. Como
organismo técnico policial en materia financiera, sus principales funciones son la direc-
ción e impulso de las actividades de prevención de la utilización del sistema financiero
o de empresas para el blanqueo de capitales, así como la prevención de los delitos mo-
322 LOS PARAÍSOS FISCALES

netarios e infracciones relacionadas con transacciones económicas con el exterior; coor-


dinando las actividades de investigación y prevención que deben llevar a cabo las admi-
nistraciones públicas y encauzando la colaboración exigible a las entidades financieras,
empresas y sus organizaciones, conforme a la ley. El Servicio Ejecutivo adscrito al Ban-
co de España (SEPBLAC) es también un órgano de apoyo de la Comisión, que a su vez
tiene adscrita la Brigada de Investigación de Delitos Monetarios de Policía con funcio-
nes específicas, y desempeña las funciones de investigación y prevención de los delitos
monetarios e infracciones relacionadas con la utilización del sistema financiero o de em-
presas de otra naturaleza para el blanqueo de capitales. Las funciones previstas legal-
mente comprenden los cometidos de auxilio y denuncia y, sobre todo, la recepción de
las comunicaciones e informaciones que están obligados a remitir los denominados «su-
jetos obligados» (bancos, agencias y profesionales), en cuanto a hechos y operaciones
respecto a los que exista indicio o certeza de que están relacionados con el blanqueo de
capitales, comunicadas por iniciativa de éstos o a requerimiento del Servicio Ejecutivo.
En diciembre de 2001, esta Comisión de Prevención aprobó un documento con las lí-
neas estratégicas de la lucha contra el blanqueo conteniendo las acciones concretas a de-
sarrollar por cada una de las instituciones competentes, dependientes de los gobiernos
central y autonómico para desarrollar el proceso de evaluación y seguimiento de la po-
lítica española en materia de prevención del blanqueo de capitales.
Anotemos que hubo que esperar dos años después de la Ley de 1993 para la publica-
ción del Reglamento de 1995, que estableció las operaciones que debían ser comunicadas
al Servicio Ejecutivo referido, autorizando a la Comisión para que pudiera proponer la
variación de las operaciones que debían comunicarse. Y, más de dos años con posteriori-
dad a la publicación de la primera relación de países y territorios declarados no coope-
rantes por el GAFI, las operaciones con esa serie de jurisdicciones no comprendidas en
la lista de paraísos fiscales de 1991 fueron sometidas a la comunicación mensual obliga-
toria al Servicio Ejecutivo por Orden Ministerial de agosto de 2000, sustituida dos años
más tarde por otra, para reducir esa lista de conformidad con la lista del GAFI. Eviden-
cias todas ellas de que la cuestión de la aplicación de las medidas antiblanqueo no ha te-
nido la prioridad deseable ante la creciente delincuencia económica transnacional, sino
que han sido relegadas, como mínimo, en el quehacer gubernamental de los últimos años.

La actividad preventiva antiblanqueo

De las parcas informaciones disponibles públicamente (marzo de 2004), una con-


clusión resulta clara y es que los resultados del Plan de Inspección de la Comisión de
Prevención del Blanqueo de Capitales son muy limitados, si tenemos en cuenta que,
desde 1996 hasta 2003, ha incoado 14 expedientes sancionadores por infracción, que
han supuesto sanciones por más de tres millones de euros derivadas de las inspeccio-
nes realizadas por blanqueo de capitales. En contraste con el hecho de que solamente
en 2002 las operaciones comunicadas por el sector financiero en esta materia supera-
ron las 200.000, en un entorno, se dice, de creciente sensibilización de la banca a los
riesgos del blanqueo de dinero sucio (Europa Press, Madrid, 20 de enero de 2004).
LO QUE HACEN LA UNIÓN EUROPEA Y ESPAÑA SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 323

Podemos decir que esta Comisión de Prevención del Blanqueo irrumpió en los me-
dios de comunicación durante 2001, con ocasión del caso Gescartera, en relación con
las cuentas secretas del banco británico transnacional HSBC; pero no por su decisiva
intervención ni por su contribución al esclarecimiento del escándalo financiero. Aun-
que este organismo oficial había recibido el encargo de investigar esas cuentas ocultas
del HSBC, el Servicio Ejecutivo sólo identificó una ínfima minoría de los titulares de
las 163 cuentas cifradas, habiendo excluido cierto número de cuentas de la investiga-
ción por haber sido canceladas, precisamente tras el estallido del escándalo Gescarte-
ra; por lo que ha contribuido al aumento de las sospechas de complicidades en torno
a este caso, todavía sub iudice.
En un tema tan candente como la prevención de la delincuencia financiera, ni la
actividad pública conocida ni la documentación accesible y solvente sobre la misma
abunda en la España del último quinquenio, ni en internet ni en librerías ni en los me-
dios de comunicación. La Memoria de 2002 del Servicio Ejecutivo referido (SEP-
BLAC) –conseguida a finales de 2003 mediante gestiones personales de miembros de
Attac– nos ha permitido extraer estos datos significativos del blanqueo de capitales re-
ferido a los paraísos fiscales, que nos hacen atisbar la magnitud de lo que ignoramos.
De los 25 casos sobre blanqueo de capitales, investigados durante 2002 y reseña-
dos sucintamente sin identificaciones, sólo aparecen tres casos bajo el epígrafe de «pa-
raísos fiscales» en la memoria. Sin embargo, una lectura atenta de los 25 eleva a ocho
los casos que clara y directamente se relacionan con notorios paraísos fiscales offshore,
como Andorra, Mónaco, islas Caimán, Panamá, Gibraltar, islas Vírgenes Británicas y
Suiza, a través de sociedades instrumentales registradas en esos territorios y países o
utilizadas para operar en cuentas bancarias extraterritoriales, con la finalidad del blan-
queo de dinero ilegal, la ocultación de identidades u otro origen que no se describe,
mediante transacciones de comercio exterior, compraventa de inmuebles u operacio-
nes bancarias variadas.
Entre los datos significativos de 2002, merece destacarse el crecimiento del número de
comunicaciones de operaciones sospechosas de bancos y entidades privadas, organismos
públicos, notarios y registradores, servicio ejecutivo y otros orígenes, aunque las cifras que
no indican una gran actividad inquisitorial de esos organismos y entidades frente a las
transacciones sospechosas. No obstante, queda registrado que las comunicaciones de
bancos y entidades sobre operaciones sospechosas aumentaron en un 56 por 100 desde
2000 a 2002, aunque en casi un tercio de esas comunicaciones la calidad de la informa-
ción aportada no fuese buena, según la calificación dada por la propia memoria.
La Memoria del SEPBLAC afirma que en 2000 «se ha realizado un esfuerzo im-
portante para conseguir que la organización y el funcionamiento de la unidad de inte-
ligencia financiera (el Servicio Ejecutivo), de acuerdo con lo planificado en el proyec-
to 2001-2002, sean acordes con la consideración internacional de nuestro país»; la
labor que parece sobrevalorada en el propio documento, porque –dice– «la conside-
ración internacional de nuestro país» es muy alta. Y podríamos añadir que es así, pero
lamentablemente en razón, por ejemplo, de las enormes cantidades de droga «impor-
tada» anualmente en nuestro país, por aludir sólo a uno de los delitos que generan
blanqueo de fondos ilícitos, cuyo importe total tenemos que suponer que alcanza una
324 LOS PARAÍSOS FISCALES

magnitud elevada, ni siquiera estimada en el citado documento oficial. De los datos


que se incluyen en cada uno de los casos mencionados, nada sugiere que hayan sido
incluidos los asuntos más publicitados relativos a empresas, bancos y personalidades
españolas, como los casos de la sociedad Stock Selection propiedad de Gescartera en
Jersey, de las cuentas secretas del BBV en Jersey y en la isla de Nieu, las participacio-
nes preferentes en sociedades offshore de bancos y cajas españolas, la sociedad Bana-
ka del entramado de ETA, las sociedades inmobiliarias de la Costa del Sol registradas
en Gibraltar y otros asuntos relatados por la prensa española y extranjera.

Carencia de plan integral

Dentro de la política conservadora neoliberal seguida por los últimos gobiernos es-
pañoles, el reproche fundamental en materia delictiva financiera fue hecho por el Con-
sejo de Europa en 2003, al denunciar la ausencia de un plan global anticorrupción en
España que coordinara las distintas medidas internas y las políticas marcadas por los
organismos multilaterales. El Grupo de Estados contra la Corrupción (GRECO) del
Consejo de Europa, en octubre de 2003, aprobó, entre otros acuerdos, el Informe de
conformidad sobre España, en el que se verifica el cumplimiento de las recomenda-
ciones formuladas por este organismo multilateral en el año 2001, con motivo de su
Informe de Evaluación sobre la Corrupción en España.
Tras dicha evaluación, el GRECO formuló una serie de observaciones y diez reco-
mendaciones, concediendo dos años de plazo al Estado español para su cumplimiento y
verificación. Este informe nunca fue publicado oficialmente, habiendo sido traducido y
publicado gracias a la colaboración del Capítulo español de la ONG Transparencia In-
ternacional. El informe admite una serie de avances en seis de las diez recomendaciones,
pero llama la atención sobre el incumplimiento del resto, algunas de las cuales se refie-
ren a la actitud global del Gobierno español sobre la corrupción, tanto en el plano in-
terno, como en el internacional (tratados europeos anticorrupción, sin ratificar por Es-
paña, varios años después de su aprobación multilateral). Por lo que se refiere a los
aspectos internos, el GRECO reprocha al Estado español la reiterada ausencia de «una
estrategia global y multidisciplinar», como había recomendado en su informe inicial. El
informe señala que, a pesar de diversas medidas adoptadas, «no se ha puesto en marcha
ningún plan de acción específica» e indica que España, junto con Liechtenstein y Ser-
bia, se encuentra entre los últimos de los 35 Estados que no han firmado ni ratificado el
Convenio Penal contra la Corrupción del Consejo de Europa, aunque el Gobierno adu-
ce «el problema de Gibraltar». A pesar de que constituía ya en el Informe del 2001 una
de las principales observaciones, el Estado español no procedió en ese periodo a ningu-
no de los trámites formales requeridos para la incorporación de España al Convenio Pe-
nal contra la Corrupción, aprobado en enero del año 1999; ni a su firma ni a su ratifica-
ción y, por consiguiente, no ha entrado en vigor en España; no obstante, al haber sido
ratificado por un número de Estados mayor del mínimo previsto, este Convenio se en-
cuentra ya en vigor desde junio de 2002. Otro tanto sucede con el Convenio Civil con-
tra la Corrupción, también aprobado en enero de 1999, que España no había firmado ni
LO QUE HACEN LA UNIÓN EUROPEA Y ESPAÑA SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 325

ratificado. En ambos casos, como recoge el Informe del GRECO, el Gobierno español
aducía la existencia únicamente de «obstáculos de carácter técnico» que conciernen al
«estatuto de Gibraltar», lo cual impedía la firma de estos tratados internacionales «en
tanto las negociaciones en curso sobre esta cuestión no hayan obtenido un resultado sa-
tisfactorio». El Informe GRECO aprobado concedió al Estado español un nuevo perio-
do (hasta marzo del año 2005) para la verificación y cumplimiento total de las recomen-
daciones hasta entonces no cumplidas.

Medidas legales contra la financiación del terrorismo

En cumplimiento de los compromisos internacionales y como tardía respuesta a la


desgraciada experiencia española del terrorismo propio, la Ley 12/2003, de 21 de
mayo, de prevención y bloqueo de la financiación del terrorismo ha venido ha comple-
tar formalmente el ordenamiento jurídico de la prevención de esta forma de delin-
cuencia, dentro del respeto a los principios que informan nuestro Estado democrático
y de derecho. Esta línea continúa las políticas de prevención de formas especialmente
graves de delincuencia, como el blanqueo de capitales o el tráfico de drogas, y conecta
estrechamente con otros textos legislativos que, como la Ley 19/1993, referida sobre la
prevención del blanqueo de capitales, o la Ley 40/1979, sobre régimen jurídico de con-
trol de cambios, han puesto el acento en los mecanismos de prevención y evitación del
delito desde la perspectiva de su financiación.
Para prevenir las actividades de financiación del terrorismo e impedir la utilización
con tal propósito del sistema financiero en una economía globalizada, el principio que
inspira esta ley es la posibilidad de bloqueo de cualquier tipo de flujo o posición fi-
nanciera para evitar la utilización de los fondos en la comisión de acciones terroristas,
disponiéndose al tiempo de la capacidad para identificar y combatir los canales finan-
cieros del terrorismo o la identidad de los titulares reales de esas transacciones. Esta
posibilidad de bloquear y examinar operaciones susceptibles de estar particularmente
relacionadas con la financiación del terrorismo se lleva a cabo a través de la atribución
de potestades específicas otorgadas a un órgano colegiado especializado, la Comisión
de Vigilancia de Actividades de Financiación del Terrorismo. Como órgano encarga-
do de acordar el bloqueo de todas las operaciones definidas en esta ley, así como el
ejercicio de todas las competencias que sean necesarias para su cumplimiento, esta Co-
misión está adscrita al Ministerio del Interior y presidida por el secretario de Estado
de Seguridad. Todo ello sin perjuicio, lógicamente, de las potestades que la Constitu-
ción y el resto del ordenamiento jurídico atribuyen al Poder Judicial.
Pero carecemos de información sobre los resultados de esta legislación en la prác-
tica. Aunque hemos de subrayar que sería deseable una mayor preocupación pública
en España por las acciones antiblanqueo y de lucha contra la financiación del terro-
rismo, de todo lo que llevamos expuesto se deduce claramente que este tipo de legis-
lación especializada no resuelve los problemas colaterales que se derivan de la confu-
sión de los flujos y de las operaciones financieras, confundidas en la práctica las de
origen lícito con las que no lo son; uno de los hechos vinculados con la disponibilidad
326 LOS PARAÍSOS FISCALES

de los centros financieros offshore. Por lo que difícilmente resultan eficaces frente a la
concepción vigente de la libertad irrestricta de los movimientos de capitales financie-
ros, que es la que ampara la disponibilidad de la financiación offshore de los paraísos
fiscales, refugio y paso obligado de capitales de todo origen.

Vacíos legales, inhibiciones y desaciertos gubernamentales


Todo indica que en los últimos años se ha extendido la utilización de los paraísos
fiscales por parte de la banca y las entidades financieras españolas. Para comprobarlo
es suficiente la consulta de las memorias anuales de corporaciones y bancos españoles;
o reparar en las noticias con las que nos han ilustrado los medios de comunicación so-
bre los usos variados de los paraísos fiscales extraterritoriales; y que dejan entrever los
anuncios promocionales cada vez más frecuentes en la prensa diaria de «cuentas ban-
carias confidenciales» en el extranjero mediante sociedades offshore. Recordemos, por
ejemplo, el asunto ya mencionado de las participaciones preferentes de las sociedades
offshore que las cajas de ahorros y bancos españoles que supusieron una inversión es-
timada de 15.000 millones euros en los paraísos fiscales, con el consiguiente perjuicio
para la Hacienda española, según denunció sin resultado la Fiscalía Especial Antico-
rrupción. Y resulta sorprendente también la naturalidad con que las entidades banca-
rias nos informan de sus vinculaciones con los centros financieros extraterritoriales, en
sus memorias anuales, en las que tanto el BBVA como el SCH reflejan las ganancias
de sus numerosas sociedades instrumentales en paraísos fiscales.
Al mismo tiempo, escándalos como Gescartera y otros de menor cuantía eviden-
ciaban las inhibiciones del organismo supervisor del mercado financiero, la Comisión
Nacional del Mercado de Valores (CNMV), cuando no hacían sospechar la conniven-
cia de altos representantes de la Administración Pública con los gestores financieros.
La utilización de testaferros y sociedades mercantiles en paraísos fiscales y en opera-
ciones financieras, de naturaleza aún no desvelada por las investigaciones en curso,
permitieron a esta agencia de valores, según reza su catalogación oficial, la simulación
de pérdidas superiores a 18.000 millones de euros. Más aún, los datos publicados pu-
sieron de relieve que la CNMV consintió durante años anomalías e irregularidades a
Gescartera que posteriormente fueron descubiertas por Hacienda.

Libertad económica y vacíos legales

Estas realidades indicadas no han tenido la respuesta precisa en la legislación y en


la política gubernamental del pasado quinquenio, por lo que se ignora la magnitud del
fenómeno que consideramos en aumento. Por el contrario, en junio de 2003, a pro-
pósito de la reunión del ECOFIN en Bruselas, que acababa de aprobar el denomina-
do «paquete fiscal» europeo, el entonces secretario de Estado de Hacienda aseguraba
que «los paraísos fiscales cada vez están más arrinconados», aunque el único apoyo de
esa afirmación era la referencia a que en los meses precedentes se había producido la
LO QUE HACEN LA UNIÓN EUROPEA Y ESPAÑA SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 327

reducción a siete de los paraísos fiscales no cooperantes de la lista de 35 países y te-


rritorios considerados como tales por la OCDE. Y es que cualquier reconocimiento
por las autoridades públicas de la gravedad de la situación tendría que conducir como
mínimo al planteamiento de planes integrales o de medidas contra la evasión y el frau-
de fiscal y la delincuencia económica y el blanqueo de capitales, lo que significaría el
cuestionamiento a su vez de la coherencia del ordenamiento legislativo y de los orga-
nismos supervisores en el sentido del reforzamiento de los poderes del Estado, con-
tradiciendo la doctrina neoliberal imperante.
Por el contrario, la presión de los poderes dominantes en la globalización neoliberal
empujan en sentido opuesto, considerando insuficiente el laissez faire practicado por los
últimos gobiernos españoles. En agosto de 2003, un afamado think tank o centro de es-
tudio e investigación, el Fraser Institute de Canadá, hacía público su estudio titulado Eco-
nomic Freedom of the World 2003, elaborado con datos de 2001, que hacía descender a
España en el ranking del grado de libertad económica alcanzado en los distintos países.
En un índice, creado bajo el patrocinio del premio Nobel de Economía Milton Friedman,
conocido doctrinario neoliberal, se situaba a España 14 puntos por debajo de la posición
alcanzada anteriormente en la clasificación sobre el grado de libertad económica.
Sin embargo, a pesar de esa supuesta menor gradación en libertad económica en lo
que al campo financiero se refiere, informaciones solventes han señalado que «las la-
gunas legales espolean el desembarco masivo de chiringuitos financieros en España»
(El País, 20 de octubre de 2003). Mientras en países como Reino Unido y Alemania se
requiere legalmente autorización de la Administración para el establecimiento de en-
tidades de asesoramiento financiero, en España se ha mantenido un vacío legal im-
portante no exigiéndose ninguna autorización para estas agencias; y ello sobre la base
argumental de que la Directiva europea sobre servicios financieros no establece la
obligatoriedad de permiso o de registro para las entidades que sólo se dedican a pres-
tar asesoramiento en materia de inversión sin realizar operaciones de intermediación.
Según la referencia periodística, la CNMV había investigado a 400 entidades o chi-
ringuitos dedicados a estos menesteres financieros, con nombres tales como AIM Wa-
rrants S. A., Henry Associates S. L., Union Partners S. L., Bul & Bear y algunas otras
más entre las expedientadas. El vacío legal sería el responsable de la proliferación de
agencias de inversiones, en muchos casos, falsas entidades o boiler rooms (salas de cal-
deras), según la terminología de los medios policiales, que califican así a estas agencias
que cambian de denominación con la misma rapidez con que aparecen en otra ubica-
ción. En realidad se trata de estafadores que operan gracias a unas comunicaciones
globalizadas, una fachada aparentemente creíble, con una web incluida, y al amparo
de estas manifestaciones de la desregulación legal o práctica la colaboración que su-
pone la inhibición de los organismos reguladores o supervisores.

Los paraísos fiscales fronterizos

No tenemos constancia pública de la existencia de algún plan de medidas guber-


nativas en relación con la evasión fiscal vía depósitos bancarios en Andorra, ni refe-
328 LOS PARAÍSOS FISCALES

rentes a las sociedades exentas registradas en Gibraltar que promocionan la especula-


ción inmobiliaria en la Costa del Sol. Es sabido que Andorra ofrece su especialización
en banca personal y de confianza, para clientes selectos, actividad que suele incentivar
la evasión fiscal en España. Según datos del Registro mercantil on line, los grupos ca-
talanes de Banco de Sabadell y la Caixa tenían tres y cuatro, respectivamente, socie-
dades consolidadas en el Principado andorrano en el ejercicio de 2002.
Por el contrario, una expresión de la política del Gobierno español con relación a los
paraísos fiscales, cuando menos benévola o ignorante de su realidad y sus repercusiones,
es el trato dado a Gibraltar y sus empresas exentas diseñadas para no residentes. Una nota
del Ministerio de Ciencia y Tecnología de diciembre de 2002 informaba de que el Go-
bierno español había concedido a Gibraltar 100.000 números de teléfonos fijos con un
nuevo prefijo dentro de la red de la provincia de Cádiz. Hasta entonces Gibraltar tenía el
mismo prefijo que se usaba en esa provincia, desde que en 1986 otro Gobierno le conce-
dió 30.000 números (El País, 31 de diciembre de 2002). Dadas las necesidades de teleco-
municaciones que plantean las nuevas actividades financieras para no residentes, me-
diante los servicios profesionales prestados en una población de casi 28.000 habitantes,
las autoridades gibraltareñas habían solicitado una cifra todavía mayor. Esta medida pro-
tectora, según la información oficial, respondía a los compromisos adoptados en el mar-
co de las negociaciones entre España y el Reino Unido sobre la Roca, puesto que uno de
los acuerdos que se alcanzó fue «promover una mayor cooperación en materia de teleco-
municaciones». Estaba claro que el Gobierno no tenía en cuenta que, desde junio de
2000, Gibraltar estaba incluido por sus «prácticas fiscales perjudiciales» en la lista negra
de los 35 paraísos fiscales identificados por la OCDE, organización de la que España es
miembro, y que se había comprometido según la comunicación escrita del Gobierno lo-
cal a la propia OCDE a eliminar esas prácticas dañinas, antes de finalizar el año 2005.

Corrupción y delincuencia financiera

En España se manifiesta, como en los demás países, el riesgo que para la comisión
de acciones delictivas que presentan determinadas actividades bancarias como la de
banca personal o privada, la banca on-line, la banca corresponsal, las cuentas internas
y, particularmente, la banca offshore, con sus sucursales y sus sociedades registradas en
notorios paraísos fiscales. Uno de los principales problemas deriva del frecuente in-
cumplimiento de la recomendación quinta del GAFI sobre la debida diligencia de las
instituciones financieras que «no deberían mantener cuentas anónimas o cuentas bajo
nombres evidentemente ficticios». En noviembre de 2002, el Ministerio de Economía
sancionó con multas económicas significativas al banco británico HSBC por mantener
en España 138 cuentas numeradas en las que sólo figuraba como titular HSBC Repu-
blic Bank (Suiza), desconociéndose los verdaderos titulares que operaban esas cuen-
tas y que las autoridades suizas no revelaron, invocando el secreto bancario (Jiménez
Villarejo, conferencia citada).
Todos los indicios señalan que la corrupción empeora en España, como atestigua la
prestigiosa ONG alemana Transparency International (TI), cuyo Índice de Percepción de
LO QUE HACEN LA UNIÓN EUROPEA Y ESPAÑA SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 329

la Corrupción en el mundo para 2003 publicado, que ha tenido una extensa difusión en
los medios de comunicación internacionales, sitúa a España entre los países de la Unión
Europea donde se percibe mayor grado de corrupción, más que en Francia y Bélgica y
menos únicamente que en Portugal, Italia y Grecia. Según detalles del informe, en Espa-
ña existe un mayor nivel de corrupción en la Administración Local que en la Adminis-
tración Autonómica y Central, situándose fundamentalmente en las obras públicas y en
el ámbito de la administración local; porque la normativa sobre contratación pública, si
bien se considera formalmente muy rigurosa, no logra evitar los acuerdos «bajo cuerda»
o la información privilegiada. Los datos y observaciones de TI sugieren la existencia de
lagunas importantísimas en los mecanismos de control del blanqueo de capitales para
prevenir la corrupción de alto nivel y las agencias reguladoras demandan una mejora sus-
tancial en su funcionamiento. Además, la financiación de los partidos políticos sigue
siendo opaca y son muchas las empresas españolas que han fracasado en la aplicación de
códigos éticos y en la protección de sus propios accionistas (www.transparency.info).
Desde otro ángulo, la actividad de la Fiscalía Anticorrupción, creada en 1995, también
indica el incremento de la delincuencia económica y su ligazón con los paraísos fiscales.
Según la Memoria de 2002 la criminalidad económica en España registró un crecimien-
to del 11 por 100 durante 2001 y el blanqueo de capitales ilícitos creció un 57 por 100.
Y en dicho documento, esta Fiscalía especializada manifestaba su seria preocupación so-
bre «cómo la desregulación mundial de los mercados de capitales, la persistencia de la
opacidad de ciertas transacciones financieras y la deficiente cooperación entre los Esta-
dos, mantiene un marco que favorece la delincuencia financiera y el blanqueo de capi-
tales» (Cinco días, 17 de septiembre de 2002). Asimismo, esta Fiscalía Especial Antico-
rrupción, que había intervenido en 96 causas judiciales en trámite, casi el doble que en
1997, reclamaba más medios personales y materiales para luchar contra la criminalidad
y alababa el trabajo de las unidades de apoyo de la Intervención General de la Admi-
nistración del Estado, de la Agencia Estatal de Administración Tributaria y de las uni-
dades de policía judicial y de la Guardia Civil.
En cuanto al asunto de la evasión y el fraude fiscal, ya hemos mencionado los do-
cumentos de la Asociación profesional Apife de 2003 sobre la situación de la lucha
contra el fraude fiscal en España, en los que los propios inspectores de Hacienda se-
ñalan que los paraísos fiscales están comprendidos entre las grandes bolsas del fraude
más importante y elaborado, por su intermediación en grandes operaciones financie-
ras opacas y en la deslocalización de los sujetos pasivos, potenciales contribuyentes o
reales evasores de impuestos. En los últimos años, las denuncias mencionadas de la
Fiscalía Anticorrupción sobre la evasión fiscal con intervención de la banca y las enti-
dades financieras en paraísos fiscales, que tuvieron bastante eco en los medios de co-
municación, subrayaron en algún caso de los reseñados que tanto el Banco de España
como la Comisión Nacional del Mercado de Valores y el Ministerio de Hacienda «son
plenamente conscientes de lo que está sucediendo, dada la amplia participación de en-
tidades de crédito y su alcance económico», y calificaba la situación de «irregular y le-
siva para el Tesoro Público».
11
A MODO DE CONCLUSIÓN: LOS PARAÍSOS FISCALES
EXTRATERRITORIALES ESTÁN EN LA CASTELLANA

Concluiremos este libro sobre los paraísos fiscales extraterritoriales con unas bre-
ves reflexiones sobre la realidad de las operaciones financieras para no residentes, que
son la razón de ser de los centros offshore según los datos acumulados en los capítu-
los precedentes, en los que también hemos sugerido pistas para futuras investigacio-
nes, debates y propuestas que contribuyan a erradicar este fenómeno.
Las páginas precedentes dejan claro que el núcleo básico de la actividad financie-
ra de los paraísos fiscales extraterritoriales lo constituye la banca. Y la banca offshore
es ante todo transnacional, sin conexión con la economía local que, en cualquier caso,
no justificaría nunca las magnitudes de los activos que afluyen a esos países o territo-
rios, con limitados recursos naturales o industriales. En Andorra, la actividad banca-
ria representa un 95 por 100 de la actividad financiera del microestado y un 29 por
100 de las entidades bancarias están controladas por bancos españoles, según el FMI;
y, desde luego, esa actividad no guarda relación con su economía local.
Del mismo modo, las sociedades mercantiles registradas en los centros financieros
extraterritoriales están vinculadas y son instrumentos de los grandes bancos o de las
corporaciones o grupos transnacionales, con intereses y sociedades en múltiples paí-
ses, con una dedicación ampliamente internacional, como indica la denominación acu-
ñada de International Business Corporation o IBC. Gibraltar nos presenta el ejemplo
del holding Menatep Group, propiedad de oligarcas rusos, accionista mayoritario, en-
tre otras, de la compañía petrolera Yukos.

Extraterritorialidad
Como ya sabemos, tanto en los centros financieros como en la banca o las socie-
dades, su adjetivación de offshore denota su dedicación a los no residentes o a las ope-
raciones con no residentes. De donde ese calificativo inglés en sentido figurado de
extraterritorial, derivado por extensión tal vez de la idea primigenia de «fuera de la
332 LOS PARAÍSOS FISCALES

costa» (off shore), se aplica a la actividad financiera de entidades y personas no resi-


dentes, en moneda extranjera. Posiblemente, la introducción de este concepto res-
ponda a la pretensión de la vieja diplomacia europea de otros tiempos, que conside-
raba las embajadas y los buques de guerra en puerto extranjero como zonas
extraterritoriales, no sujetas a la soberanía y al ordenamiento jurídico del Estado de
residencia, sino dependientes de aquel otro Estado cuya enseña ondeaba, a cuya na-
cionalidad pertenecía la embajada o el buque. Parodiando la aplicación de este viejo
concepto a los centros financieros, la extraterritorialidad significa que el Estado local,
como paladín de la desregulación neoliberal, se abstiene y no interfiere en la práctica
financiera, y los demás Estados «detentan» esa zona extraterritorial que es el sector fi-
nanciero, abandonada por la soberanía local; pero como todos los demás Estados son
también abstencionistas, ambas partes dejan que en esa zona «extraterritorial» actúen
libremente los operadores financieros.
Este concepto seminal de la extraterritorialidad financiera nos sirve para explicar
la transformación de la banca y de las sociedades registradas en los paraísos fiscales
extraterritoriales en cruda realidad virtual, tan auténtica como la prosaica realidad de
todos los días.

Banca offshore
De los datos aportados en esta investigación, por un lado, se evidencia que las dis-
tintas modalidades de banca offshore existentes (bancos fantasma, filiales contables, su-
cursales contables o banca en paralelo), según testimonio del Comité de Basilea, se ca-
racterizan porque son meras fachadas jurídicas, que carecen de gestión y dirección
propias; subordinadas a la dirección general situada en los centros financieros interna-
cionales, en la inmensa mayoría de los casos, según ratifican los expertos del FMI. Y, des-
de esos centros estratégicos internacionales, se planifican y se dirigen las operaciones fi-
nancieras, de grandes empréstitos o de especulación con fondos de alto riesgo o con
productos derivados o gestionando en confianza enormes patrimonios privados.
Pero la actividad bancaria offshore es, por otro lado, una actividad predominante-
mente intrabancaria, puesto que el FMI nos informa de que un 70 por 100 de los ac-
tivos y un 60 por 100 de los pasivos transnacionales de los paraísos fiscales extraterri-
toriales offshore están referidos a la relación entre bancos; y el Banco de Inglaterra
corrobora este hecho, subrayando que algunos bancos offshore tienen unos balances
abultados por sí mismos, por su propia actividad interna, dada la intensa actividad que
se genera entre las diversas entidades, filiales y sucursales de un mismo banco situadas
dentro y fuera de los paraísos fiscales. Sugiere incluso que hasta el 80 por 100 de los
flujos interbancarios vía bancos extraterritorial corresponde a las actividades entre en-
tidades dentro del mismo grupo bancario. Luego, la banca offshore la crea, la gestio-
na y la utiliza de modo opaco la banca matriz residente en los demás países, fuera del
paraíso fiscal.
Pues bien, frente al funcionamiento opaco y descontrolado de esta actividad fi-
nanciera, consecuencia directa de la desregulación de los ochenta y noventa, la labor
A MODO DE CONCLUSIÓN: LOS PARAÍSOS FISCALES EXTRATERRITORIALES. .. 333

de «normalización» o pseudorregulación mediante la introducción de «mejores prác-


ticas» o «estándares» bancarios y financieros viene siendo un fracaso desde su origen,
como muestra la experiencia de las últimas décadas. Como respuesta a la escandalosa
y multimillonaria quiebra del BCCI en Luxemburgo-Londres-Las Caimán, el Comité
de Basilea elaboró los Core Principles o Principios Básicos de la Supervisión Bancaria de
Basilea de 1992, con «normas» tan simples como la obligatoriedad de la identificación
del cliente, entre otros «estándares» similares, sin que aún se haya logrado su cumpli-
miento por los bancos de notorios paraísos fiscales, como puede comprobarse en las
ofertas de servicios offshore en la Red. Y actualmente, en determinados círculos fi-
nancieros «progresistas», se sugiere la idea de que el Acuerdo de Capital, el llamado
«Basilea II» en curso de opacas negociaciones desde hace catorce años en el Banco de
Basilea, puede significar un golpe decisivo para acabar con la banca offshore, pero la
menos solvente, la que para competir con la banca más acreditada y solvente se apro-
vecha de las menores exigencias de capital social, de reservas y de supervisión banca-
ria y que ofrece mayores riesgos financieros.
Pero la verdad es que ya ningún organismo internacional, ni siquiera la OCDE, se
plantea la posibilidad de erradicar esta operativa financiera apellidada offshore o extra-
territorial, propia de los paraísos fiscales, que, como el curso fluvial del Guadiana en los
llamados Ojos del Guadiana, permite la ocultación de los flujos financieros que fluyen
por la red de centros offshore y onshore, extraterritoriales y territoriales. Porque, mien-
tras los Ojos del Guadiana son una maravilla de la naturaleza, la financiación offshore es
una creación humana reciente o, más bien, un artificio de los mercados del dinero.

Sociedades offshore
Reflexiones similares sugieren las empresas registradas en los paraísos fiscales, no
sometidas a «estándares» internacionales. Primeramente, digamos que cuando se
menciona el término empresa en muchas gentes se suscita la imagen de unas instala-
ciones, fábrica o talleres, unas oficinas, unas personas o de algunos elementos físicos
que materializan una organización. Sin embargo, hay que recordar que, ante todo, se
trata de la figura jurídica denominada sociedad mercantil, un contrato entre personas
para la puesta en común de ciertos medios con un fin lícito de lucro, con el reconoci-
miento y el respaldo del ordenamiento jurídico del Estado, cualesquiera que sean las
formalidades requeridas en cada país. Es una institución jurídica cuyo contenido se ha
ido ampliando en la práctica neoliberal para convertirse en una simple entelequia ju-
rídica o etiqueta legal que, en ocasiones, encubre como finalidad real el fraude o la
«optimización fiscal» o el blanqueo de dinero sucio. Es uno de tantos artilugios crea-
dos al amparo de las lagunas y los resquicios de la legislación tributaria neoliberal, que
forma parte del arsenal de la llamada «ingeniería fiscal».
Las sociedades y entidades constituidas y registradas en los centros financieros ex-
traterritoriales son una de las invenciones de esa supuesta «ingeniería». En los capítu-
los correspondientes, hemos descrito la variedad de prestaciones que las grandes cor-
poraciones transnacionales obtienen de estas sociedades tapadera, que se pueden
334 LOS PARAÍSOS FISCALES

adquirir prêt-à-porter en una «única ventanilla» de cualquier agencia promotora de


servicios offshore, con testaferro y domicilio ficticio incluidos en el paquete. Como en
el caso de la banca, al no exigirse la residencia de los propietarios ni empleados (bas-
ta un solo nombre) ni tributación, más su desvinculación con la economía local, es ob-
vio que la dirección efectiva de la sociedad instrumental no reside en el paraíso fiscal
sino fuera, en otro lugar. Esto resulta más evidente en el supuesto de la práctica esta-
dounidense denominada «refundación de la corporación» (corporate inversion), que
significa domiciliar la sede central en un paraíso fiscal extraterritorial, a efectos lega-
les, convirtiendo formalmente la verdadera central en una simple filial en los EE.UU.,
que es donde realmente seguirá estando la dirección efectiva de la sociedad.
Además, la desvinculación o el aislamiento respecto a la economía local es otra ca-
racterística de las IBCs o sociedades offshore, bien sea porque tengan prohibido in-
tervenir en negocios locales, bien porque la actividad económica local carece de inte-
rés alguno. Por ejemplo, suponemos que la compañía reaseguradora Greenstone
Assurance Ltd. en las Bermudas, propiedad del Grupo Repsol YPF, tiene como fina-
lidad cubrir con coste reducido el aseguramiento de las compañías del Grupo, puesto
que el Grupo no tiene, entre sus objetivos, participar en el mercado de los seguros, ni
tampoco en la isla existe tal mercado. Por consiguiente, la realidad de gestión que ma-
terializa esa «empresa», los papeles o apuntes electrónicos, los encontraremos en la
sede de la corporación transnacional titular de la sociedad offshore. Porque, formali-
zada y registrada la empresa tapadera en el país o territorio con sector offshore, su ope-
rativa queda reducida a las anotaciones electrónicas de tipo contable interno para uso
del grupo empresarial; más la relación con la autoridad de «supervisión», relación
prácticamente inexistente porque esta exenta de impuestos, cotizaciones o licencias,
una vez «en funcionamiento». La sociedad mercantil offshore es también otra ficción.

Gestión financiera en offshore y soberanía


Y es que tanto las sociedades como la banca offshore son instrumentos para la ges-
tión netamente financiera con transacciones denominadas en dólares o divisas fuertes,
actividad disociada de la economía productiva sobre la que predomina. Como nos han
informado los expertos del FMI, los paraísos fiscales extraterritoriales son utilizados por
la banca para la recaudación financiera, puesto que el dinero «invertido» en las socie-
dades offshore y/o depositado en las filiales o sucursales bancarias offshore es gestiona-
do por las sedes centrales, a través de la emisión de los instrumentos que hemos descri-
to en los capítulos anteriores. Todo ello, compartiendo la utilización de esos canales con
la delincuencia financiera y la corrupción política, además de infringir casi siempre las
legislaciones tributarias nacionales. La Fiscalía Anticorrupción española ya denunciaba
en la Memoria de 2000 «que filiales de entidades bancarias españolas domiciliadas en
paraísos fiscales ofrecen a clientes residentes en territorio español estructuras integradas
por entidades domiciliadas en diversas jurisdicciones offshore y onshore aptas para des-
localizar rentas y patrimonios generados en España, a partir de la confidencialidad que
se brinda al cliente respecto a la identidad del usuario de tal estructura».
A MODO DE CONCLUSIÓN: LOS PARAÍSOS FISCALES EXTRATERRITORIALES. .. 335

Traducido a la práctica cotidiana, estos procedimientos bancarios significan que no


es necesario el desplazamiento a la isla de Jersey, de fácil acceso en vuelo desde Lon-
dres, para «invertir» en offshore. El propio banco, que ha constituido la sociedad offs-
hore, ofrece a sus clientes preferidos, por ejemplo, los títulos de valores de esa socie-
dad, con una remuneración superior a la media del mercado por la reducción de
«costes fiscales» al estar registrada en un paraíso fiscal, siendo el mismo banco el que
dispone de los «préstamos» de su propia sociedad offshore para financiar en condi-
ciones muy ventajosas operaciones de largo alcance en su propio beneficio. Todo ello
gracias a la libertad de acción que concede la mera «domiciliación» o, dicho mejor, el
registro o anotación en la Administración Pública del microestado o cuasiestado,
aceptado por la «comunidad internacional» como paraíso fiscal.
Luego, si hacemos acopio de los datos básicos y tenemos presente que la banca y las
corporaciones transnacionales buscan agotar los márgenes de acción permitidos por le-
gislaciones ultraliberales y autoridades de supervisión no intervencionistas en los mer-
cados, podemos concluir que en la práctica las operaciones offshore tienen lugar en el
propio país de origen de los fondos. «Los paraísos fiscales están en la Castellana», según
la expresión de un veterano inspector de Hacienda, refiriéndose a la promoción de de-
pósitos e inversiones financieras de alta rentabilidad que lleva a cabo la banca española
mediante el mecanismo de sus cuentas de corresponsalía con sus propias entidades en
centros offshore. Y efectivamente, la operativa bancaria y de las grandes corporaciones
con los paraísos fiscales se residencia en la práctica en las oficinas centrales de Madrid,
Londres o de cualquier sede central, aunque aparezcan formalizadas en los centros fi-
nancieros extraterritoriales de Jersey o de las Caimán con los datos (mínimos) de las ope-
raciones y la correcta denominación de la sociedad o banco offshore registrado allá. De
ahí que el aislamiento alpino de Liechtenstein, sin aeropuerto ni estación de ferrocarril,
no haya sido obstáculo a su desarrollo financiero offshore, ni la lejanía de la isla Nauru
en el Pacífico impida su estrecha relación con Moscú.
La virtualidad del paraíso fiscal extraterritorial se evidencia de modo más claro si te-
nemos en cuenta que la gestión actual del dinero, su movilidad, es una ficción porque
las transacciones monetarias son meros apuntes electrónicos, entre equipos informáti-
cos de las diferentes entidades bancarias, financieras o de sociedades donde quedan re-
gistrados; el «papel», los títulos de valores o los documentos quedan depositados en
origen o en las cámaras de compensación y liquidación. Más aún, las telecomunicacio-
nes avanzadas permiten situar los equipos, miniaturizados y potentes, en otros países,
con las máximas garantías de comunicación en tiempo real, gracias a los actuales siste-
mas securizados y cifrados que permiten una operativa totalmente opaca. Es muy ilus-
trativo el ejemplo de los llamados call centers o plataformas de atención al cliente de Te-
lefónica, deslocalizados desde hace años en Marruecos, por razón del menor coste
laboral de los teleoperadores; y por la misma razón, en 2004 Vodafone, Wanadoo o Tis-
cali proyectaban el traslado a Argentina de sus servicios de atención al cliente; una mo-
dalidad de servicio extendida para las gestiones bancarias, la información de la progra-
mación de la televisión digital o el albergue remoto de sitios de la Red (offshore web
hosting). Otro ejemplo es la deslocalización de los registros navieros de algunos paraí-
sos fiscales. Para la inscripción de una sociedad mercantil o el abanderamiento de un
336 LOS PARAÍSOS FISCALES

petrolero en Liberia, no es necesario desplazar el buque hasta Monrovia: el Liberian In-


ternational Ship & Corporate Registry está disponible en Nueva York, el Pireo en Gre-
cia, Hong Kong, Londres, Zúrich y Tokio.
Finalmente, recordemos que lo esencial de los centros extraterritoriales es la pres-
tación de servicios financieros aceptados por cualquier país, a coste fiscal cero o mí-
nimo, máxima flexibilidad formativa y escasa supervisión que genera opacidad; por lo
cual la realidad de un centro financiero extraterritorial resulta más bien virtual. Una
vez constituida en offshore la filial o sucursal bancaria o la sociedad mercantil, no es
necesario que la operativa financiera se desarrolle físicamente en el territorio de la ju-
risdicción del paraíso fiscal offshore, que puede ser algo tan etéreo como Google, Te-
rra u otras compañías punto com. Lo importante y decisivo es la obtención de la co-
rrespondiente autorización para el uso de membretes o rótulos, que indiquen la
ubicación formal en el ámbito «soberano» del paraíso fiscal extraterritorial.
De ahí que la expresión anglosajona de jurisdiction shopping o comercialización de
una jurisdicción descubra sencillamente que el negocio está en la «soberanía» del pa-
raíso fiscal, puesto que el respeto a esa soberanía excluye la intervención de las auto-
ridades supervisoras del país de pertenencia de la casa matriz del banco o de la socie-
dad offshore, se ubiquen donde se ubiquen las operaciones. Pero, además de esa
función básica de protección de los activos y operaciones financieras realizadas bajo
su amparo, esta soberanía comercializada es sólo relativa, frecuentemente materializa-
da nada más que en la jurisdicción fiscal, por cuanto la mayoría de los territorios con-
siderados paraísos fiscales están insertos en los grandes países como territorios autó-
nomos de ultramar o son microestados asociados, como Mónaco y Francia. La
manifestación extrema de esta realidad es la aparición de paraísos fiscales extraterri-
toriales ubicados en países de fantasía como The Dominion de Melchizedek o el Rei-
no de Enenkio, que alegan estar situados geográficamente en atolones de la Microne-
sia y cuya existencia financiera se constata en el Informe 2000 de la Oficina contra el
Narcotráfico y de la propia SEC o Comisión del Mercado de Valores de EE.UU. (SEC,
Litigation Release n.° 17054, 26 de junio 26 de 2001) alegando incluso su reconoci-
miento diplomático por algunos países (www.melchizedek.com).

Una ficción total con nefastas consecuencias reales


Por consiguiente, concluyamos que la práctica de las operaciones financieras para
no residentes, realizadas al amparo de una jurisdicción extraterritorial de un país o te-
rritorio autónomo, revelan que el paraíso fiscal es una ficción total:

• Los clientes carecen de residencia en el territorio de la jurisdicción offshore,


puesto que se acogen a los beneficios especiales previstos precisamente para no
residentes, que operan en moneda no local.
• Las operaciones offshore de bancos y sociedades son siempre de tipo financiero
en divisas internacionales, desligadas y sin ninguna vinculación con la economía
local sino con los mercados internacionales del dinero.
A MODO DE CONCLUSIÓN: LOS PARAÍSOS FISCALES EXTRATERRITORIALES. .. 337

• La gestión bancaria y financiera offshore vía telemática puede situarse en cual-


quier lugar, fuera del territorio jurisdiccional del paraíso fiscal; los equipos in-
formáticos pueden subcontratarse en cualquier parte del mundo, conectados en
tiempo real.

Y en este universo virtual del offshore, lo más importante es la imagen de marca, el


marchamo del uso autorizado de la soberanía de la jurisdicción fiscal offshore. En la
práctica, todos los paraísos fiscales extraterritoriales venden «banderas de convenien-
cia» no sólo para buques sino para bancos y para entidades mercantiles. Porque la li-
beralización y la desregulación son funcionales para el sistema financiero extraterrito-
rial: cuanto menos normativas y menos supervisión se exija en la jurisdicción a cuyo
amparo se hacen las operaciones financieras, es mayor el dinamismo y son mayores las
posibilidades para la gestión financiera y bancaria, que atiende la demanda de liber-
tad de acción, opacidad y menores costes de los operadores. Después de todo, los mo-
vimientos de capitales origen de los paraísos fiscales extraterritoriales son simples ano-
taciones electrónicas.
Parafraseando al director de cine Michael Moore, cuando en 2003 recibió el Oscar
por el documental Bowling for Columbine, podríamos decir sobre la financiación extra-
territorial u offshore de los paraísos fiscales: «vivimos un tiempo de países y territorios fic-
ticios que producen transacciones ficticias para mercados financieros ficticios»1.
El problema para los ciudadanos corrientes es que son muy reales las consecuen-
cias nefastas de los paraísos fiscales, desde el enriquecimiento injusto vía especulación
financiera hasta la evasión y la defraudación fiscal que reducen los ingresos que fi-
nancian la protección social y generan una tributación injusta; o la gran corrupción
política que pervierte los mecanismos de gestión democrática y el empobrecimiento
del Sur al que contribuyen las finanzas sin controles democráticos.
He ahí la dimensión política de fondo, porque en definitiva los centros offshore so-
cavan las democracias. En resumen, los paraísos fiscales extraterritoriales son un sub-
producto de la doctrina política fundamentalista del libre mercado que impera en la
globalización financiera y que impregna, como hemos relatado, las inhibiciones y ac-
tuaciones pseudotécnicas del FMI y de la OCDE y las políticas de la Unión Europea
y de gran parte de los gobiernos de los Estados. Por tanto, la eliminación de la activi-
dad financiera extraterritorial tiene que ser incluida en la agenda de los partidos polí-
ticos y de los gobiernos democráticos en la búsqueda de otra globalización, hasta lo-
grar una regulación justa de los mercados financieros en beneficio de todos los
pueblos del mundo.

1
El director de cine Michael Moore, al recibir en marzo 2003 el Oscar por su documental Bowling for Co-
lumbine, dijo: «vivimos en un tiempo de resultados electorales ficticios, que deciden un presidente ficticio, que
nos manda a la guerra por razones ficticias».
ANEXO I
PROPUESTAS ALTERMUNDIALISTAS CONTRA LOS
PARAÍSOS FISCALES

El descontento con la globalización no surge sólo de la aparente primacía de


la economía sobre todo lo demás sino del predominio de una visión concreta de
la economía –el fundamentalismo del mercado– sobre todas las demás visiones.
En muchos lugares del mundo la oposición no es a la globalización per se... sino
al conjunto particular de doctrinas, las políticas del Consenso de Washington
que han impuesto las instituciones financieras internacionales.
(J. E. Stiglitz, El Malestar de la Globalización, 276)

En castellano disponemos de publicaciones que han abordado las propuestas por


otra globalización expuestas en los Foros Sociales Mundiales y Europeos. Una expo-
sición conjunta de las propuestas altermundialistas contra los paraísos fiscales extra-
territoriales representaría, sin duda, un avance más. Pero, en este Anexo I, nos limita-
mos a poner al alcance del lector el estado de la cuestión de los paraísos fiscales,
presentando sin comentarios un extracto significativo de las propuestas más solventes
publicadas por organizaciones ciudadanas y, excepcionalmente, de un representante
del los EE.UU., cuyos documentos están casi todos disponibles en la Red, al alcance
de la ciudadanía mundial. Todo ello con la pretensión de que, junto con el resto de la
información y reflexión aportada en este libro, sirva como material para el debate en-
tre activistas y militantes de movimientos sociales y partidos políticos y también como
líneas sugeridas de investigación para estudiosos, profesores y profesionales inquietos,
que instrumenten su desarrollo y aplicación por los gobernantes, combatiendo así las
consecuencias nefastas de la globalización neoliberal.

Las propuestas de Attac


El documento presentado por Attac (Asociación por una Tasa Tobin de Ayuda a los
Ciudadanos) en el Foro Social de Porto Alegre de enero de 2002, bajo el título Control
340 LOS PARAÍSOS FISCALES

de los capitales financieros, enmarca la supresión de los paraísos fiscales en una serie de
propuestas concretas razonadas en el texto y cuyos enunciados recogemos aquí:

Comienza el documento afirmando que «la globalización neoliberal conlleva un


aumento de las desigualdades y de la inestabilidad a escala planetaria. Las finanzas li-
beralizadas son un factor determinante de estos desequilibrios mundiales. [...]
Es, pues, necesaria una visión alternativa de las finanzas internacionales. Debe
apoyarse en otra concepción de la globalización, fundada sobre el desarrollo sosteni-
ble, es decir, una economía al servicio de la persona, respetuosa con el entorno y la di-
versidad de los pueblos.

Se trata, en primer lugar, de devolver a los Estados el dominio de sus políticas, las
políticas de control de los capitales; el refuerzo del control de los mercados y de los
actores financieros, y una reforma radical de la arquitectura actual de las instituciones
financieras internacionales. [...]».

Y desgrana los siguientes enunciados de las propuestas:

Devolver a los Estados el dominio de los movimientos de capitales. [...]


Promover los controles de capitales. [...]
La tasa sobre las transacciones financieras internacionales: tipo Tobin. [...]
Dos tasas globales sobre las inversiones directas en el extranjero y sobre los bene-
ficios de las multinacionales. [...]
Reforzar el control de los mercados y de los actores financieros. [...]

«Supresión de los paraísos fiscales. Dos series de medidas se imponen:


Levantamiento del secreto bancario a petición de las autoridades públicas, lo que
implica la reglamentación de las profesiones protegidas por el secreto bancario, las
sanciones contra los establecimientos que rehúsan cooperar, la obligación de conser-
var las pistas de los ordenantes y las transacciones sobre los productos derivados. Es-
tas medidas de control de los flujos pueden conducirse eficazmente apoyándose en los
organismos de clearing y en los sistemas de pago.
La definición de obligaciones por parte de los Estados: reconocimiento de un dere-
cho de injerencia respecto a los Estados que albergan paraísos fiscales; cooperación entre
Estados en el campo judicial y para centralizar las informaciones sobre los delitos finan-
cieros: obligación de publicar los datos sobre los paraísos fiscales; no-reconocimiento de
las sociedades tapadera; respeto a las reglas antiblanqueo de dinero.»

Refuerzo del control de los Bancos. […]


Reglas prudenciales para los inversores internacionales. [...]
Obligar el pago de los actores privados responsables de las crisis. [...]
Reforzar las instituciones financieras internacionales. [...]»

Attac mantiene una Campaña Europea contra los paraísos fiscales con información
en diferentes sitios webs que incluye una:
ANEXO I . P R O P U E S TA S A LT E R M U N D I A L I S TA S C O N T R A L O S PA R A Í S O S F I S C A L E S 341

«PETICIÓN EUROPEA contra la delincuencia financiera y los paraísos fiscales.


Los que suscriben, ciudadanos europeos, no pueden aceptar el desarrollo sin fre-
no de la criminalidad financiera facilitada por:

– la existencia de los paraísos fiscales que albergan cuentas delictuosas y aseguran


el anonimato de las sociedades tapaderas, las protegen con disposiciones excesi-
vas del secreto bancario y les asegura una protección cómplice.
– la impunidad de la criminalidad financiera estigmatizada por “El Llamamiento
de los jueces” del 1 de octubre de 1996, señalada de nuevo ante el Parlamento
Europeo en mayo del 1998, denunciada otra vez en el Manifiesto de Estrasbur-
go del 20 de octubre de 2000.
– la ausencia de una verdadera colaboración judicial entre los estados.
– la inadaptación de los derechos nacionales y el europeo a la lucha contra esta cri-
minalidad.

Los que suscriben declaran inaceptable la ineficacia culpable de las Instituciones


Europeas en este campo, y piden en consecuencia al Consejo Europeo que ordene
cuanto antes a la Comisión Europea la preparación de textos que instauren

– acciones coercitivas efectivas inmediatas contra los paraísos fiscales, incluso eu-
ropeos, que mantienen las protecciones cómplices que constituyen el secreto
bancario exagerado y plazos de información intolerables;
– la modificación del sistema de auto vigilancia bancaria de las transacciones fi-
nancieras internacionales, fundándose en un libre acceso judicial a los datos de
la compensación interbancaria o “clearing”;
– que no se otorgue reconocimiento jurídico y financiero a las sociedades tapade-
ras;
– creación de una Fiscalía Europea como organismo judicial común;
– un “corpus juris” o código jurídico sobre los delitos organizados contra los ciu-
dadanos, con unificación de los procesos de instrucción y una auténtica colabo-
ración judicial para que cese el escándalo de plazos de instrucción sistemática-
mente superiores a los plazos de prescripción (supresión de los recursos
abusivos).»

Opciones y recomendaciones de Oxfam


En junio de 2000, la prestigiosa ONG británica Oxfam hizo público un documento
titulado Tax Havens: Releasing the Hidden Billions for Poverty Eradication (Paraísos Fis-
cales: liberad los miles de millones ocultos para erradicar la pobreza), documento de refe-
rencia en este libro y del cual recogemos en extracto la parte 3 denominada Opciones y
Recomendaciones.
342 LOS PARAÍSOS FISCALES

«Este documento revisa el debate internacional sobre la competencia fiscal perjudi-


cial y el secreto (bancario) y llama la atención sobre la gran importancia que esto tiene
para las poblaciones pobres. La banca personal y la planificación fiscal internacional si-
guen siendo el privilegio de un puñado de personas ricas y de grandes corporaciones
transnacionales. La reducción de los ingresos del Estado, la corrupción pública y la
inestabilidad económica tienen todas un impacto desproporcionado sobre los 1.200 mi-
llones de personas que viven en la pobreza.

Un planteamiento centrado en el desarrollo.


Para que tenga lugar un cambio significativo, la comunidad internacional necesita
adoptar un planteamiento global en la cuestión de la financiación extraterritorial o
para no residentes. Es imperativo que este planteamiento incorpore una perspectiva
de desarrollo y que los países en desarrollo participen plenamente en las discusiones.
En años recientes, han aparecido una serie de iniciativas internacionales, encabezadas
casi siempre por los países de la OCDE, destinadas a contener los problemas asocia-
dos con el offshore más que a cuestionar su legitimidad. Sin embargo, es necesario dis-
tanciarse de esta actividad centrada en el apuntalamiento de la situación actual y cues-
tionarse sobre el lugar que ocupan la financiación extraterritorial y los paraísos fiscales
en la economía global y quiénes son los ganadores y los perdedores.
La labor futura contra la financiación offshore debería guiarse por los siguientes
principios:

Un planteamiento incluyente. La actividad extraterritorial es una cuestión global y


los debates deben implicar a todos los países desde el principio. […]
Un planteamiento multilateral. La fiscalidad, la corrupción y la inestabilidad son
cuestiones globales que requieren planteamientos globales. [...]
Compartir las cargas. A falta de alternativas económicas, las economías pequeñas,
pobres y vulnerables han descubierto como una opción económica atractiva conver-
tirse en paraísos fiscales. [...]

Opciones políticas.
Este documento no pretende hacer propuestas políticas detalladas. Sin embargo,
la comunidad internacional debería examinar con atención las siguientes opciones po-
líticas como medio de ayudar a los países para que erradiquen la evasión fiscal, abor-
den el blanqueo de dinero y la corrupción y promuevan un entorno económicamente
más estable. Adoptadas en bloque, estas propuestas representan un conjunto coordi-
nado de medidas que eliminarían los aspectos más dañinos de los paraísos financieros
y de la competición fiscal.

Mejores acuerdos de intercambio de información.


Un acuerdo multilateral de intercambio de información en materia fiscal ayudaría
a los países, particularmente a los países más pobres, a erradicar el fraude fiscal y las
actividades ilícitas. Los acuerdos efectivos de intercambio de información entre juris-
dicciones serían uno de los pasos más importantes para abordar la evasión fiscal, el
blanqueo de dinero y la estabilidad financiera...
ANEXO I . P R O P U E S TA S A LT E R M U N D I A L I S TA S C O N T R A L O S PA R A Í S O S F I S C A L E S 343

Un convenio internacional para recuperar las riquezas robadas.


La comunidad internacional podría también apoyar la propuesta de un convenio
internacional para facilitar la recuperación y repatriación de los fondos apropiados ile-
galmente de las finanzas nacionales...

Normas internacionales para definir la base tributaria.


Podría acordarse un planteamiento multilateral sobre normas comunes que defi-
nan la base fiscal. A menos que la liberalización y la globalización no vayan acompa-
ñada de acuerdos amplios sobre normas básicas que definan la base tributaria de los
negocios que operan internacionalmente, la competición fiscal entre los Estados pro-
porcionará muchas oportunidades para la evasión fiscal y para las presiones sobre los
Estados a fin de que limiten sus medidas antievasión. [...]

Fiscalidad de las multinacionales sobre una base unitaria.


La comunidad internacional debería ponerse de acuerdo para permitir a los Esta-
dos que hagan tributar a las multinacionales sobre una base unitaria global, con me-
canismos apropiados para distribuir los ingresos fiscales internacionalmente. Un pro-
blema grave para que los gobiernos hagan tributar a las multinacionales es cómo
abordar los mecanismos con que las multinacionales manipulan sus precios de trans-
ferencia con el fin de declarar menores beneficios, reduciendo, por tanto, sus deudas
fiscales. […]

La equidad y la responsabilidad corporativas.


Las normas que requieren que las multinacionales se abstengan de la evasión y del
fraude fiscal perjudiciales deberían integrarse en la agenda de la responsabilidad cor-
porativa. Un aspecto que se ha descuidado en las discusiones actuales sobre la compe-
tencia fiscal perjudicial es la posibilidad de utilizar las normas tributarias existentes y
futuras para promover la equidad o los objetivos de responsabilidad corporativa. [...]

El marco institucional.
Habría que instaurar una autoridad fiscal internacional con el principal objetivo de
asegurar que los sistemas fiscales nacionales no tienen implicaciones negativas en el
plano global. Las cuestiones relacionadas con el sistema offshore o extraterritorial, par-
ticularmente aquellas en torno a las implicaciones internacionales de las políticas fis-
cales adoptadas por los Estados, requieren una referencia institucional. Las diversas
iniciativas actualmente en curso requieren una adecuada coordinación. […]»

Propuestas de la Red por la Justicia Fiscal


La Red por la Justicia Fiscal (Taxjustice Network), una organización nacida en el
Foro Social de Porto Alegre y apoyada en internet (www.taxjustice.net) presenta una
Declaración por la justicia fiscal, que comprende dos partes descriptivas, a cuyo con-
tenido hemos hecho referencia en los capítulos precedentes, y dos anexos con pro-
344 LOS PARAÍSOS FISCALES

puestas concretas que reproducimos con medidas precisas que contribuirían a la erra-
dicación de los paraísos fiscales:

Parte 1: «Sólo la gente corriente paga impuestos...»

1. Las grandes corporaciones y los individuos acaudalados eluden cada vez más su
obligación de contribuir a la sociedad a través de los impuestos. Con la ayuda de los go-
biernos, se está trasladando aún más la carga fiscal hacia los ciudadanos corrientes y a
los pequeños negocios. Los gobiernos se quejan de que los ingresos son demasiado ba-
jos para lograr la justicia social mediante bienes y servicios públicos aceptables; las pri-
vatizaciones y los recortes del gasto social se presentan como las únicas soluciones. Por
el contrario, nosotros abogamos por una justicia fiscal que restablezca la capacidad
para someter a tributación a los acaudalados beneficiarios de la globalización […].

5. Estas tendencias amenazan la democracia y el desarrollo. Un proceso de com-


petición fiscal a nivel global mina el contrato social preestablecido en el ámbito na-
cional, al competir los Estados con ofertas de exenciones tributarias para el capital.
Los paraísos fiscales son cada vez más numerosos, los centros financieros más ricos del
mundo son cada vez más ricos, caen los impuestos pagados por las grandes corpora-
ciones y el coste es soportado por los ciudadanos ordinarios. Nosotros apelamos a to-
dos los concernidos para afrontar este reto, mediante la creación de campañas nacio-
nales y globales por una justicia fiscal.

Parte 2: Un Manifiesto por la Justicia Fiscal

6. Es vital actuar ya, antes de que el proceso de competencia fiscal se asiente aún
más en la economía mundial. Nuestros objetivos son lograr lo siguiente:

• Eliminar el fraude fiscal transnacional y limitar la amplitud de la evasión de im-


puestos, de modo que las grandes multinacionales y los individuos adinerados
paguen impuestos de acuerdo con su capacidad económica.
• Incrementar la influencia de los ciudadanos en el control democrático de la apli-
cación de impuestos y restringir el poder del capital para dictar políticas fiscales
únicamente en su propio interés.
• Restablecer un tratamiento fiscal similar para las diferentes formas de renta, invir-
tiendo la tendencia a trasvasar la carga impositiva hacia los ciudadanos corrientes.
• Suprimir los incentivos fiscales y el secreto que estimulan el flujo de salida de ca-
pitales para inversiones desde los países más necesitados de desarrollo económico.
• Impedir más privatizaciones y la degradación de los servicios públicos.

7. Por supuesto que existen inquietudes, reservas y dificultades en los esfuerzos en-
caminados a esos objetivos. Pero con suficiente investigación, un diálogo democrático
ANEXO I . P R O P U E S TA S A LT E R M U N D I A L I S TA S C O N T R A L O S PA R A Í S O S F I S C A L E S 345

y una distribución justa de los beneficios de los avances en este campo, creemos que
tales problemas podrán superarse. Por ejemplo:

• El secreto bancario y la carencia de información impiden normalmente la inves-


tigación requerida para establecer la verdadera situación de muchos Estados. Las
propuestas de reforma se irán planteando conforme a los resultados de futuras
investigaciones.
Reconocemos que las economías de algunas islitas y de determinados países menos
desarrollados dependen fuertemente de prácticas fiscales perjudiciales derivadas
de la competencia fiscal y que tales economías quizás sufran reducciones significa-
tivas en inversiones y en crecimiento económico. En la medida en que estos facto-
res producen un impacto negativo en la población en general de esos países, noso-
tros proponemos que el apoyo multilateral les ayude en la reestructuración.
• Los poderosos intereses creados se oponen al progreso, pero rechazamos totalmen-
te los argumentos económicos que presentan las exenciones fiscales a los ricos como
beneficiosas para todos nosotros. La experiencia demuestra que los recortes de im-
puestos suelen conducir a crecientes desigualdades entre ricos y pobres.
• Los aumentos de los ingresos estatales sólo generarán progreso para los ciuda-
danos corrientes en donde la sociedad en su conjunto se comprometa democrá-
ticamente en las decisiones sobre el gasto público.

8. Hemos de distinguir la privacidad razonable de los ciudadanos, de los sistemas


de secreto bancario de los que solamente se benefician los ricos y los deshonestos con
costes importantes para la mayoría. Teniendo en cuenta las inquietudes expuestas an-
tes, nosotros exigimos el fin inmediato de todos los sistemas de secreto bancario y fi-
nanciero, de cualquier territorio o Estado, en favor de la publicación de información
abierta, honesta y accesible, tal y como se detalla en el anexo 1. Esto conseguiría:

– incrementar los datos disponibles para las autoridades, los investigadores y los
políticos;
– desalentar los movimientos de capital corrupto;
– sacar a la luz fortunas ilegales;
– aumentar los actuales ingresos globales procedentes de los impuestos.

9. Durante la última década, los esfuerzos para abordar las prácticas fiscales perjudi-
ciales han consistido frecuentemente en ataques de los países industrializados a las eco-
nomías de los paraísos fiscales más pequeños. Tales iniciativas no han reconocido ple-
namente que la competencia fiscal también está profundamente arraigada en la
estructura financiera de los propios países industrializados; y por tanto tenemos que mi-
rar más allá de las alicortas inquietudes de los Estados industrializados. Nosotros pro-
ponemos la iniciación inmediata de un foro global democrático, integrado por repre-
sentantes de los gobiernos y de grupos de ciudadanos de todo el mundo. Abogamos por
una mejora de la cooperación fiscal internacional y un debate amplio sobre estos temas,
en particular sobre la conveniencia de políticas como las detalladas en el anexo 2.
346 LOS PARAÍSOS FISCALES

10. Proponemos que como ciudadanos y como movimientos sociales de todo el


mundo, intervengamos donde sea y como sea, para promover la concienciación y el de-
bate sobre estas cuestiones y para desarrollar soluciones prácticas. Nuestra participa-
ción activa es esencial para luchar por la justicia fiscal global.

Anexo I. Medidas inmediatas propuestas:

(i) Exposición pública de la siguiente información en todos los Estados y territorios:

Toda la legislación fiscal y los tratados sobre tributación; las estadísticas nacionales
detalladas de la actividad de los servicios financieros y de los datos de cuentas públicas;
las cuentas auditadas de todas las entidades empresariales y fideicomisos significativos,
especialmente la publicación del volumen de negocio y los impuestos satisfechos con
desglose para cada entidad, en cada territorio o jurisdicción fiscal y otras mejoras en la
información; la propiedad beneficiaria de todas las entidades empresariales, fideicomi-
sos, cuentas bancarias y de inversiones, propiedades y cualesquiera otros activos.

(ii) Desarrollo del intercambio de información automática e integral entre todas las
autoridades fiscales:

Para facilitar tanto la evaluación como la recaudación de impuestos, incluyendo la


imposición de obligaciones a los Estados para que obtengan información de las institu-
ciones financieras, abogados, contables, auditores y otros intermediarios pertinentes.

(iii) La provisión de fondos:

Para la investigación fundamental sobre la amplitud, los efectos y las soluciones a la


competencia fiscal y a los paraísos fiscales, el fraude fiscal transnacional y la evasión fiscal
por parte de las personas acaudaladas y las grandes corporaciones; para que los repre-
sentantes de los grupos de ciudadanos y de los países en desarrollo se comprometan en
este debate con los suficientes conocimientos técnicos para promocionar sus intereses en
este proceso.

(iv) La iniciación de un foro global democrático:

Integrado por representantes de los gobiernos y los grupos de ciudadanos de todo


el mundo; para mejorar la cooperación, promover el debate e incrementar la influen-
cia de los ciudadanos en el control democrático de los sistemas fiscales.

Anexo 2. Medidas a considerar con urgencia sobre la mejora de la cooperación fis-


cal internacional:

(i) Tributación de las corporaciones transnacionales sobre base unitaria, permi-


tiendo a las autoridades fiscales la corrección de la fraudulenta desviación de ganan-
cias hacia las jurisdicciones de baja tributación.

(ii) La aplicación universal del principio de residencia para la fiscalidad empresarial.


ANEXO I . P R O P U E S TA S A LT E R M U N D I A L I S TA S C O N T R A L O S PA R A Í S O S F I S C A L E S 347

(iii) Los Estados con niveles comparables de desarrollo económico y los Estados
geográficamente próximos entre sí cooperarán para suprimir los efectos destructivos
de la competencia fiscal entre ellos.

(iv) Armonización de los tipos impositivos y de las bases imponibles para el capital flo-
tante como el controlado por las grandes corporaciones y los individuos acaudalados.

(v) Las posibilidades para el establecimiento de autoridades fiscales de carácter re-


gional y global que representen los intereses de los ciudadanos.

Otras propuestas para combatir la delincuencia financiera


offshore
El ex Secretario Adjunto del Departamento de Estado estadounidense, Jonathan
Winer, con larga experiencia en cuestiones del narcotráfico, en un artículo titulado
«Cerrar la lavomatic de los dictadores», expone unas propuestas interesantes para
combatir la delincuencia financiera basada en los centros financieros extraterritoria-
les. Por un lado, apunta un cierto número de factores que conducen al problema mun-
dial del dinero sucio, incluyendo:

• La fragmentación de los controles por sectores en el interior de cada Estado y


por países.
• Las leyes del secreto bancario que impiden compartir la información entre los
países y entre los organismos de control y los organismos responsables del man-
tenimiento del orden.
• Una atención insuficiente sobre los pagos electrónicos en la supervisión y las me-
didas de ejecución contra el blanqueo de dinero, comprendidas las reglas de «co-
nozca su cliente» que se centran sobre las divisas, cuando el mundo de los servi-
cios financieros progresa rápidamente hacia las transacciones electrónicas.
• La falta de normas internacionales que rigen los mecanismos claves utilizados en
las transacciones financieras, tales como las sociedades exentas, las sociedades ta-
padera, las sociedades comerciales internacionales, las sociedades de inversiones
extraterritoriales, las sociedades de seguros y de reaseguro, los instrumentos de
fondos offshore y, por tanto, los fondos de alto riesgo.
• Una diligencia insuficiente de los agentes en la formación de sociedades, de los
abogados y las instituciones financieras en el proceso de constitución de socie-
dades y de autorización de nuevas instituciones financieras, de sociedades tapa-
dera y de fideicomisos controlados por sus filiales. […]

Por otro lado, este alto funcionario estadounidense señala que

es necesario poner en práctica muchos otros elementos esenciales para un sistema


global, dirigido a impedir que los dirigentes corruptos roben las riquezas de su nación.
348 LOS PARAÍSOS FISCALES

Estos elementos comprenden:

• Repudiar el acceso a los mercados financieros mundiales más importantes de las


instituciones financieras de los «miniestados» que se niegan a cooperar en las in-
vestigaciones sobre los casos de corrupción extranjera. Estos mercados deberían
ser sancionados en el caso de no rechazar el acceso de esas instituciones.
• Promulgar leyes que permitan confiscar los productos de la corrupción extranje-
ra y tratarlos como infracciones en países como los EE.UU., que consideran de-
lito la corrupción en el interior del país, pero no disponen de ninguna ley para
combatir la corrupción en el extranjero.
• Proseguir los esfuerzos dirigidos a limitar la confidencialidad de los bancos, ga-
rantizando que las reglas de confidencialidad se levantan cuando haya alegacio-
nes de delito, corrupción o robo.
• Ampliar el intercambio de información sobre las medidas de ejecución de la ley
y de control entre los diferentes países comprometidos en las investigaciones
contra los delitos financieros como condición de su participación plena apelan-
do a las infraestructuras mundiales de servicios financieros, tales como los siste-
mas de pagos mundiales.
• Imponer sanciones contra las instituciones financieras que han facilitado el blan-
queo de dinero y los delitos financieros, con ayuda de multas importantes o de
su cierre. Los Estados Unidos adoptaron este planteamiento con la banca japo-
nesa Sumimoto a finales de 1990, exigiendo a la banca el abandono del país por-
que ciertos dirigentes suyos habían generado falsos documentos destinados a di-
simular pérdidas financieras ante los organismos de control.
• Ilegalizar la aceptación de dinero sucio cuyo origen no pueda ser explicado por
una actividad económica legítima. [...]
• Repatriar los productos de la corrupción al tesoro público del Estado saqueado. Con
la condición de que los fondos sean utilizados de modo transparente y democrático,
con el ideal de prestar servicios sociales básicos como la educación y la salud.

(en Global Witness, Les affaires sous…, 194-199)

Declaración de París de 19 de junio de 2003,


una llamada a la acción contra la corrupción a gran escala
Nosotros firmantes de esta declaración, ciudadanos del mundo, venidos de los cua-
tro rincones de la tierra, de países ricos y pobres, denunciamos los efectos devastadores
de la gran corrupción, con el corolario de la impunidad de sus beneficiarios.
La actual explosión de apertura de los mercados ha favorecido prácticas irregula-
res, de decisiones dudosas, de comisiones y retro-comisiones, que se han multiplicado
y desarrollado de forma inquietante, hasta el punto que parecen estar afincadas en sec-
tores enteros de la vida económica. Las actividades más sensibles son: la energía, las
obras públicas, el armamento, la aeronáutica y la explotación de recursos mineros.
ANEXO I . P R O P U E S TA S A LT E R M U N D I A L I S TA S C O N T R A L O S PA R A Í S O S F I S C A L E S 349

Sobre estos mercados de interés nacional, algunas grandes sociedades han integrado
la corrupción como un medio de acción privilegiada. Así, son miles las personas res-
ponsables de importantes decisiones en todo el mundo que se escapan a todo control.
La gran corrupción se beneficia de la complicidad de los bancos occidentales, uti-
lizando el circuito de entidades y compañías radicadas en paraísos fiscales, aprove-
chándose de unos sesenta territorios de Estados que les sirven de refugio seguro. La
gran corrupción es una injusticia, que provoca una pérdida de riqueza en los países del
Sur y del Este, favorece la constitución de bolsas de dinero negro y de remuneracio-
nes paralelas para los responsables de las grandes empresas, destruyendo con ello la
confianza necesaria para la vida económica, puesto que llega a alcanzar, muchas veces,
el corazón del poder. Con ello, la gran corrupción por un lado mina los principios de-
mocráticos occidentales y, por otro, impide el desarrollo de los países pobres y de su
libertad política. Ante el hecho de que la globalización ha permitido la libre circula-
ción de capitales, las administraciones de justicia relacionadas con asuntos financieros
quedan limitadas a las fronteras de los Estados que en cambio no existen para los de-
lincuentes. Las soberanías de ciertos Estados bancarios protegen de manera delibera-
da la opacidad de los flujos delictivos. Lógicamente, los beneficiarios de la gran co-
rrupción no hacen nada para mejorar la situación.
Conviene sacar las consecuencias de esta desigualdad frente a la ley, de la que se
aprovecha la gran corrupción. Es indispensable restablecer los grandes equilibrios de
nuestras democracias, más que esperar una vana reforma de estos Estados. Es posible
construir nuevas reglas para que las apliquemos nosotros mismos. Para un cambio del
mundo debe corresponder un cambio de reglas. Por todo ello pedimos:

1. Para facilitar las investigaciones:


La suspensión de las inmunidades diplomáticas, parlamentarias y judiciales duran-
te el tiempo de una investigación financiera (con reenvío ante un tribunal especial,
quedando sometido a decisión en cada caso la suspensión de la inmunidad).
La supresión de la posibilidad de recursos dilatorios contra la obtención y trans-
misión de pruebas por parte de jurisdicciones extranjeras.
Prohibición a los bancos de abrir filiales o aceptar fondos provenientes de compa-
ñías instaladas en países o territorios que rechazan o aplican de manera sólo virtual la
cooperación jurídica internacional.
La obligación de todos los sistemas de transferencias de fondos o valores financie-
ros, así como de las cámaras de compensación internacional de organizar un segui-
miento total de los flujos financieros, lo que supone la identificación precisa de los be-
neficiarios y de los responsables de las órdenes correspondientes, de tal forma que en
caso de investigación penal, las autoridades judiciales puedan reconstruir el conjunto
de operaciones sospechosas.

2. Para juzgar de forma efectiva a los delincuentes:


La obligación legal dirigida a los dirigentes políticamente expuestos para que jus-
tifiquen los orígenes lícitos de su fortuna. Si ello no pudiera ser aprobado, podrían ser
objeto de una «confiscación civil». Entendemos por dirigentes políticamente expues-
350 LOS PARAÍSOS FISCALES

tos a los hombres y mujeres que ocupan puestos estratégicos en el gobierno, en la alta
administración y en la dirección ejecutivas de las empresas privadas que intervienen
en los sectores con «mayor riesgo».
La creación de un delito de «gran corrupción», que sea posible objeto de una pena si-
milar a aquellas previstas contra los atentados a los intereses fundamentales de la nación.

3. Para prevenir la gran corrupción:


La obligación a las corporaciones involucradas de declarar en sus balances conso-
lidados, país por país, las cantidades netas (impuestos, royalties, dividendos, bonos
etc.) que hubieran pagado a los gobiernos y a las sociedades publicas de los países en
los cuales operan.
Dar competencia a la justicia de los países donde están establecidas las sedes so-
ciales de las sociedades multinacionales, cuando una de sus filiales en el extranjero sea
sospechosa de un delito de corrupción y que el país donde se ha cometido la acción,
no pueda o no quiera perseguir el posible delito.
La puesta a punto de una vigilancia bancaria centrada en aquellos dirigentes polí-
ticamente expuestos y de sus entornos respectivos.
La cartera de títulos y de cuentas bancarias de los dirigentes políticamente ex-
puestos, así como aquellas de sus familiares más próximos, abiertas en su país o en el
extranjero, serán sometidas a un procedimiento de vigilancia de todo movimiento im-
portante, con la instauración de una obligación penal de informar sobre ello, por par-
te de los cuadros bancarios y de los gestores de las participaciones accionariales con
los que trabajan.
Combatir la gran corrupción es un prerrequisito para cualquier acción política au-
tentica. Se debe restaurar la confianza en las elites políticas y económicas. A la hora de
la globalización, la responsabilidad de los que nos dirigen es inmensa y por ello, debe
estar a salvo de cualquier sospecha, para permitir la esperanza de todos.

Esta Declaración promovida por la juez francesa Eva Joly y otras personalidades
puede suscribirse en www.declaraciondeparis.org.
ANEXO II
ORGANISMOS INTERNACIONALES
PSEUDORREGULADORES

A modo de directorio crítico, presentamos unas fichas informativas de los principales


organismos catalogados como «establecedores de estándares» (standard setting bodies), esa
especie de «normas técnicas», no jurídicas, con el valor de referencias o pautas recomen-
dadas para la actuación de las autoridades y operadores en los centros financieros, ordi-
narios y offshore, con las que se pretende cubrir la carencia de regulaciones vinculantes y
coercitivas a nivel estatal o multilateral; y que son citados como fuentes cuasijurídicas en la
documentación del FMI y demás instituciones internacionales. Toda una constelación que
integra la denominada gobernanza mundial que se supone controla las finanzas mundiales,
sin que estos organismos hayan tenido un refrendo democrático.

El G-7/G-8
Es el Grupo de los Ocho Gobiernos de los países más ricos y poderosos del pla-
neta, que representan por sí solos dos tercios de la riqueza mundial y disponen de casi
la mitad de las reservas monetarias del planeta. Pero el Grupo es también una institu-
ción y, más exactamente, una reunión cumbre anual que tuvo lugar por primera vez
en Rambouillet (Francia) en noviembre de 1975, con Alemania, Francia, Reino Uni-
do, Italia, EE.UU. y Japón; a los cuales se unió Canadá a partir de 1976; y cuya perio-
dicidad anual se ha cumplido desde entonces, incorporándose antes la CEE y ahora la
representación de la Unión Europea. Desde la cumbre de 1997, Rusia se ha asoció al
Grupo e incluso se le otorgó la presidencia del G-8 para 2006; pero no siempre está
presente, particularmente cuando se abordan cuestiones financieras. A la reunión
cumbre de jefes de Estado y presidentes de los Gobiernos de los Siete u Ocho, que es
la expresión fundamental, sigue la del segundo nivel, la de los ministros de Finanzas,
y la de Asuntos Exteriores y de otros Ministerios.
El grupo no es una organización internacional como son el FMI y el Banco Mun-
dial; aunque se trata de un sistema bastante estructuado y relativamente refinado. El
352 LOS PARAÍSOS FISCALES

G-7/G-8 tiene como función principal asegurar la coordinación de las políticas eco-
nómicas y de las políticas en general, habiéndose reafirmado este último objetivo a lo
largo de los años. De ahí que se le venga calificando como un gobierno mundial de
facto. Una constante en los comunicados del Grupo es la ponderación de las ventajas
de la globalización como algo más importante que los riesgos que plantea. Es eviden-
te que la necesidad de poner remedio a las crisis financieras ha sido objeto de preo-
cupación, pero sin apremio. Después de haber preconizado en 1996 una «mejor vigi-
lancia de los mercados financieros», al año siguiente, mientras tenía lugar la crisis
financiera en el Sudeste asiático, en Rusia y luego en Brasil, el G-8 declaraba su apre-
cio por el «control ejercido por el FMI sobre el sistema monetario internacional»; y
desde 1998, esos mismos gobiernos reconocían que las crisis habían revelado ciertas
«debilidades» en cuanto a la evaluación de los riesgos y, por consiguiente, era preciso
«reformar las instituciones financieras internacionales».
En julio de 2000, en la reunión de Okinawa (Japón) de los ministros de Finanzas del
G-7, aprobaron un Informe titulado «Acciones contra el abuso del sistema financiero glo-
bal» (Actions Against Abuse of the Global Financial System), apelando a los gobiernos
para combatir eficazmente el blanqueo de capitales y la competencia fiscal nociva y «para
mejorar la observancia de los estándares internacionales y la buena gobernanza».
Aunque no se le incluye en la reseña de «organismos para el establecimiento de es-
tándares» de la web del FSF, la documentación del FMI incluye entre los estándares
de referencia «los diez principios clave para el intercambio de información» de 1998
(Ten Key Principles for Information Sharing) y «los diez principios clave para la mejo-
ra de la cooperación iternacional en relación con la delincuencia financiera y los abu-
sos de las regulaciones» de 1999 (Ten Key Principles for the Improvement of Interna-
tional Cooperation Rgarding Financial Crimes and Regulatory Abuse).

El Fondo Monetario Internacional (FMI)


El International Monetary Fund (IMF) o Fondo Monetario Internacional (FMI)
fue establecido junto con el Banco Mundial por los Acuerdos de Bretton Woods (New
Hampshire, EE.UU.) en julio de 1944, como pieza clave del sistema monetario inter-
nacional en un mundo caracterizado por economías nacionales compartimentadas,
con barreras aduaneras, tipos de cambio fijos y controles de capitales. Su misión bási-
ca era vigilar la estabilidad del sistema monetario internacional, regulando la gestión
de los tipos de cambio y los pagos internacionales y proporcionando a los Estados
miembros, mediante las divisas fuertes (dólar) que constituían el Fondo, préstamos
temporales para corregir los desequilibrios en las balanzas de pagos.
Pero en 1971 cambió el sistema de los tipos de cambio fijos y fueron eliminándose
los controles de capitales. Como Stiglitz explica muy bien, a lo largo del tiempo el FMI
se transformó profundamente: «fundado en la creencia de que los mercados funcionan
muchas veces mal, ahora proclama la supremacía del mercado con fervor ideológico»
(Malestar, 37). Como impulsor de la liberalización conforme al Consenso de Washing-
ton, contribuyó a la globalización financiera imponiendo con sus planes de ajuste a los
ANEXO II . ORGANISMOS INTERNACIONALES PSEUDORREGULADORES 353

países en desarrollo; y desde hace años pretende regular lo desregulado mediante la


aplicación de los estándares supuestamente aceptados internacionalmente.
El Fondo, constituido por las aportaciones dinerarias de los miembros o «cuota-
parte», se rige por la regla de un dólar-un voto. De modo que los EE.UU., con un 17
por 100, es el socio mayoritario y el Departamento del Tesoro estadounidense tiene
una influencia decisiva sobre este organismo internacional.
En mayo de 2004 fue designado Rodrigo Rato, ex vicepresidente del Gobierno es-
pañol del PP, como Managing director o director gerente del FMI, en una de manifes-
tación muy significativa de las paradojas de la globalización neoliberal, en que el líder
perdedor en unas elecciones nacionales democráticas se convierte en supervisor de las
políticas del nuevo Gobierno estatal elegido, desde el puesto de mando de una organi-
zación internacional con poder real. Según la doctrina oficial, el Fondo desarrolla y efec-
túa el seguimiento de la aplicación de los estándares internacionales, en relación a las
áreas de relevancia operativa directa para su mandato como vigilante del sistema mone-
tario internacional. Los estándares son normas no jurídicas que se supone son aceptadas
internacionalmente de modo voluntario y cuyo incumplimiento se espera que sea «san-
cionado por los mercados». En colaboración con los demás organismos pseudorregula-
dores, ha desarrollado estándares internacionales para la difusión de información y
transparencia en las políticas financieras, monetarias y fiscales y ha contribuido al desa-
rrollo de los estándares internacionales para la supervisión bancaria. Con carácter expe-
rimental elabora informes sobre el grado de la aplicación de los estándares y los códigos
de buenos procedimientos en los países (www.imf.org). En el capítulo 9 analizamos las
políticas del FMI en relación con los paraísos fiscales offshore.

La Organización de Cooperación y Desarrollo


Económico (OCDE)
Tras la Segunda Guerra Mundial, la Organización de Cooperacion y Desarrollo
Económico (OECD, en inglés) tiene su origen en el proceso de desmantelamiento eu-
ropeo de las barreras aduaneras y cuotas a las importaciones y en la labor previa de su
antecesora la Organización Europea de Cooperacion Económica (OECE) creada para
la coordinación de las ayudas financieras del Plan Marshall, luego convertida en la
OCDE, que junto con las instituciones financieras creadas en la posguerra contribu-
yeron al desarrollo e intensificación de los intercambios comerciales, que no siempre
beneficiaron ni a todas las naciones ni a todos los pueblos. La OCDE ha contribuido
eficazmente a la promoción de la globalización neoliberal como defensora de la idea
del libre mercado y la competencia de todos contra todos.
Con sede en París, la OCDE agrupa a los 30 países más ricos, «adheridos a la econo-
mía de mercado y a la democracia pluralista», que producen dos tercios de los bienes y
servicios del mundo y sus decisiones se toman en la reunión anual de su Consejo, inte-
grado por las representaciones de los Estados miembros. Hay quienes señalan que esta
organización económica, que encuadra un respetable número de expertos, se halla sumi-
da en una crisis de legitimidad y se esfuerza por ampliar sus campos de intereses.
354 LOS PARAÍSOS FISCALES

Según la doctrina oficial, la OCDE tiene como objetivo promover políticas destina-
das a lograr el crecimiento económico y el empleo sostenido en sus países miembros. En
cuanto a la promoción del funcionamiento eficiente de los mercados, la OCDE estimu-
la la convergencia de políticas y legislación relativas a los mercados financieros y a las
empresas desde su perspectiva neoliberal. En el capítulo 8, hemos analizado su fracasa-
do Proyecto contra las prácticas fiscales perjudiciales (www.oecd.org).

El Grupo de Acción Financiera contra el blanqueo (GAFI)


El Grupo de Acción Financiera sobre el Blanqueo de Capitales (GAFI, y, en inglés,
Financial Action Task Force on Money Laundering o FATF) tiene su origen en un mero
acuerdo político del G-7 en la cumbre de París en 1989. El GAFI/FATF agrupa a 31 Es-
tados (Alemania, Argentina, Australia, Austria, Bélgica, Brasil, Canadá, Dinamarca, Es-
paña, EE.UU, Finlandia, Francia, Grecia, Hong Kong, Irlanda, Islandia, Italia, Japón,
Luxemburgo, México, Noruega, Nueva Zelanda, Países Bajos, Portugal, Reino Unido,
Singapur, Suecia, Suiza y Turquía; a los cuales se ha unido Rusia y Sudáfrica en 2003);
más dos organismos internacionales (la Comisión Europea y el Consejo de Cooperación
del Golfo) y otras organizaciones internacionales (FMI , Banco Mundial, Consejo de Eu-
ropa, Interpol...) que participan como observadores en las reuniones plenarias. La Se-
cretaría del GAFI está ubicada en la sede de la OCDE en París, organización con la que
no mantiene vinculación orgánica alguna.
El principal objetivo del GAFI es el estudio y la propuesta de medidas destinadas a com-
batir el blanqueo de capitales. Como hemos analizado, ha establecido un programa de 40
recomendaciones de medidas legislativas para combatir el blanqueo de capitales, revisadas
en 1996 y en febrero de 2002 tras los trágicos eventos del 11 de septiembre de 2001, adi-
cionando ocho recomendaciones especiales. El GAFI hace el seguimiento sobre la aplica-
ción de esas medidas en las legislaciones, mediante las autoevaluaciones por los propios paí-
ses y evaluaciones mutuas; promoviendo su aplicación por los países no miembros. Destaca
su labor de investigación y análisis de la realidad de la delicuencia financiera, aunque ado-
lece de una debilidad congénita por su origen en un mero acuerdo político, su limitada re-
presentividad geográfica y la estrechez de sus objetivos (www.oecd.org/fatf).

El Banco Internacional de Pagos (BIS)


El Banco Internacional de Pagos (conocido por sus siglas en inglés BIS, Bank for
International Settlements) es definido por la doctrina oficial como una organización
internacional que fomenta la cooperación monetaria y financiera a escala internacio-
nal y desempeña la función de banco para los bancos centrales, cumpliendo este co-
metido actuando como:

– foro para fomentar el debate y facilitar los procesos de toma de decisiones tanto en-
tre los bancos centrales como en el seno de la comunidad financiera internacional;
ANEXO II . ORGANISMOS INTERNACIONALES PSEUDORREGULADORES 355

– centro de investigación económica y monetaria;


– entidad de contrapartida para las transacciones financieras de los bancos centrales;
– y agente depositario de garantías o fideicomisario para operaciones financieras
internacionales.

Comenzó sus actividades en 1930 en Basilea (Suiza), donde tiene su sede, siendo,
por tanto, la organización financiera internacional más antigua. Al igual que muchos
de los bancos centrales que lo fundaron, adquirió la forma jurídica de sociedad anó-
nima con capital social emitido. No obstante, en virtud de los Acuerdos de la Haya, se
le considera como una organización internacional con personalidad jurídica propia
que goza de un estatuto jurídico, similar al concedido a muchas otras organizaciones
internacionales con sede en Suiza. Tras una Asamblea General Extraordinaria, cele-
brada el 8 de enero de 2001, se modificaron sus Estatutos con el fin de restringir el de-
recho de propiedad de las acciones del BIS exclusivamente a los bancos centrales; y
las acciones que continuaban en manos de particulares fueron recuperadas mediante
el pago de una indemnización.
Es un organismo muy influyente sobre las finanzas mundiales y con rara presencia
mediática, que encabeza esta labor pseudorreguladora de establecimiento de estánda-
res a través del Comité de Supervisión Bancaria de Basilea, no estando incluido como
tal organismo entre los «establecedores de estándares». No abunda la información sol-
vente sobre este Banco tan singular; en www.bis.org se ofrece información oficial de-
tallada de sus órganos y su labor.
Según la investigación del grupo de economistas del UK Green Party en 2001, desde
una visión crítica que estimamos solvente, se considera al BIS como el brazo oscuro de la
arquitectura financiera internacional de Bretton Woods con un papel clave. Al parecer,
John Maynard Keynes, muy influyente en la famosa Conferencia de Bretton Woods, de-
seaba su liquidación por haber servido al lavado de dinero sucio del nazismo durante la
Segunda Guerra Mundial. Bajo la dirección de una elite reducida que representa a los
principales bancos centrales del mundo, controla el dinero transferible en el mundo y se
le acusa de utilizar ese dinero para llevar al endeudamiento a los gobiernos frente al FMI.
La pertenencia a tan selecto centro de poder está restringida a una minoría de personas
influyentes que determinan diariamente los tipos de interés, la disponibilidad de créditos
y la oferta monetaria de los bancos en sus países, como son los gobernadores de la Re-
serva Federal de los EE.UU., del Banco de Inglaterra, del Banco del Japón, del Banco Na-
cional de Suiza y del Bundesbank alemán antes y ahora, del Banco Central Europeo (zona
euro). En la documentación recopilada en la citada investigación, expertos críticos con la
actual situación consideran al BIS como el máximo responsable de la existencia de la ban-
ca offshore, con capacidad para hacerla desaparecer.

El Comité de Basilea (BCBS)


En 1974, los Gobernadores del G-10 (el Grupo de los Siete más Bélgica, Suecia y
Suiza) crearon el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea (Basel Committee on
356 LOS PARAÍSOS FISCALES

Banking Supervision o BCBS) o Comité de Basilea, integrado por altos responsables


de los Bancos centrales y Autoridades financieras, que es definido como un foro de coo-
peración ordinaria sobre cuestiones de supervisión bancaria, cuya secretaría está en la
sede del BIS. Desde mayo de 2003 tiene como presidente (chairman) al gobernador
del Banco de España, Jaime Caruana y como vicepresidente al Superintendent of Fi-
nancial Institutions de Canada. Últimamente, a los representantes del G-10 se unieron
España y Luxemburgo.
El Comité de Basilea formula estándares y guías para la supervisión y recomienda
procedimientos sobre la actividad bancaria dirigida esta labor a las autoridades ban-
carias. En 1983, publicó el documento llamado el Concordato de Basilea y que fue
modificado en 1992, con la introducción de estándares mínimos para la supervisión de
los grupos bancarios transnacionales.
El Comité intenta, asimismo, mejorar las normas de supervisión en lo que respec-
ta a la solvencia, a fin de reforzar la solidez y estabilidad de la actividad bancaria in-
ternacional. Su documento más conocido es el Acuerdo de Capital de Basilea de 1988,
diseñado para conseguir una convergencia internacional respecto del nivel de adecua-
ción de capital de los bancos, y para establecer unas exigencias mínimas al respecto,
que actualmente está en proceso de revisión con el nombre de Basilea II. En 1997, el
Comité publicó los Principios Básicos para una Supervisión Bancaria Eficaz, un com-
pleto documento de referencia para un sistema de supervisión eficaz. A finales de
1998, creó el Instituto para la Estabilidad Financiera.
Este organismo cuasipúblico u oligárquico, sin legitimidad ni base jurídica demo-
crática, presenta un marcado corte «occidental» porque no engloba a los grandes paí-
ses asiáticos o sudamericanos, como India, China, Brasil o México. Todas sus «nor-
mativas» afectan directamente a la banca offshore, que las ignora en la práctica, como
evidenció el famoso caso del BCCI en 1991, que dio origen a la elaboración de los es-
tándares mínimos de 1992. El FMI hace referencia a esta labor de normalización que
aplica a la evaluación de la financiación extraterritorial en sus informes desde 2000,
que hemos analizado. En 1996, el Comité de Basilea asoció esta tarea al OGBS, al gru-
po de los paraísos fiscales offshore más importantes.

El Grupo Extraterritorial de Supervisores Bancarios (OGBS)


Animados por el Comité de Basilea, en 1980 tuvo lugar la primera reunión con-
junta de los representantes de los principales centros financieros extraterritoriales,
«como un medio de que los centros offshore pudieran definir más claramente un te-
rreno común, participaran en la definición y aplicación de los estándares internacio-
nales para la supervisión de la banca transnacional y dieran una respuesta positiva,
constructiva y coordinada a los avances realizados por otras autoridades supervisoras
para la asistencia en la supervisión efectiva de los bancos internacionales», según una
nota informativa en la web del GAFI.
Surgió así el Grupo Extraterritorial de Supervisores Bancarios u Offshore Group
of Banking Supervisors (OGBS), integrado en 2003 por 19 miembros, todos signifi-
ANEXO II . ORGANISMOS INTERNACIONALES PSEUDORREGULADORES 357

cativos paraísos fiscales como las Bahamas, Caimán, Bermudas, Gibraltar, Jersey u
otros de la lista de la OCDE. Y, desde 1981, la presidencia del Grupo corresponde al
británico Colin Powell, que es el presidente (chairman) de la Jersey Financial Services
Commission, el organismo al que compete la regulación de los servicios financieros de
la isla de Jersey.
Durante los más de veinte años transcurridos desde su constitución, sus reuniones
y su arduo trabajo como observadores en el GAFI y coautores de documentos del
BCBS no han impedido niguna de las quiebras fraudulentas y los grandes escándalos
bancarios offshore desde el BCCI hasta Parmalat Finanziaria; sin embargo, han logra-
do mantener el secreto bancario y el anonimato en las cuentas y el negocio del offshore
en sus centros.
El FSF no incluye al OGBS en la relación de organismos de establecimiento de es-
tándares, aunque su colaboración con el Comité de Basilea queda reflejada en la pre-
sentación de numerosos documentos conjuntos sobre estándares.

La Organización Internacional de Comisiones de


Valores (IOSCO)
La Organización Internacional de Comisiones de Valores (más conocida por sus si-
glas en inglés IOSCO, International Organization of Securities Commissions) se defi-
ne como una organización para la cooperación de los organismos reguladores estata-
les de los mercados de valores, incluidos los llamados futuros, organismo regulador
que en España se denomina Comisión Nacional del Mercado de Valores. De una even-
tual asociación interamericana de estos organismos surgió la primera conferencia
anual celebrada en París en 1986, creándose el Secretariado General de esta organiza-
ción que reúne a 181 miembros que regulan el 90 por 100 de los mercados de valores
del mundo.
IOSCO elabora y promueve estándares de regulación de los títulos de valores bur-
sátiles con el fin de mantener –afirman– unos mercados eficientes y sanos. Se apoya en
sus miembros para el establecimiento de estándares para la vigilancia de los mercados
internacionales de valores y presta asistencia mutua en la promoción de la integridad
de estos mercados, mediante una rigurosa aplicación de aquellos estándares y una
efectiva persecución de las infracciones, según la doctrina oficial. En 1998, aprobó un
conjunto «normativo» de Objetivos y Principios de Regulación del Mercado de Valo-
res (IOSCO Principles) y otros conjuntos de estándares, estando reconocida como una
organización clave en el mundo financiero. Poco después de que estallase el escánda-
lo de Enron, publicó un comunicado anunciando que el IOSCO Technical Committe
había programado una serie de reuniones de trabajo para el examen de las «prácticas
aplicadas, a la luz de los recientes fracasos empresariales». La ineficacia de estos or-
ganismos pseudorreguladores y de esta labor de «establecimiento de estándares» que-
daba evidenciada una vez más (www.iosco.org).
358 LOS PARAÍSOS FISCALES

La Asociacion Internacional de Supervisores de


Aseguramiento (IAIS)
La Asociación Internacional de Supervisores de Aseguramiento o International As-
sociation of Insurance Supervisors (IAIS) fue establecida en 1994 como un foro de co-
operación entre los organismos reguladores y supervisores del aseguramiento por más
de cien jurisdicciones. Tiene a su cargo el desarrollo de principios y estándares acep-
tados internacionalmente, que son fundamentales para la regulación y supervisión de
la gestión de los seguros. Despues de haber elaborado los Principios básicos de la Aso-
ciación (IAIS Core Principles), el Concordato del Aseguramiento (Insurance Concor-
dat) y muchos otros estándares, la mayor parte de esta labor se ha centrado en la ela-
boración de estándares en las áreas de la solvencia, la cobertura de la prestación
transnacional de servicios, la gestión del riesgo en activos financieros, la coordinación
de las unidades de los conglomerados financieros, reaseguros, el comercio electrónico
y el comportamiento comercial (www. iaisweb.org).

El Grupo Extraterritorial de Supervisores de


Aseguramiento (OGIS)
Fundado en 1993, el Grupo Extraterritorial de Supervisores de Aseguramiento u
Offshore Group of Insurance Supervisors (OGIS) es también una agrupación infor-
mal de reguladores y supervisores del negocio internacional de los seguros en conspi-
cuos paraísos fiscales, que en mayo de 2003 tenía como presidente (chairman) al re-
presentante de las islas Vírgenes Británicas, al de Jersey como vicepresidente y al de
las Caimán como secretario. Según la información disponible en su web, el Grupo está
constituido conforme a una constitution escrita que establece criterios rigurosos para
integrarse como miembro u observador. El OGIS se presenta como un foro de deba-
te, de intercambio de información y de cooperacion con las jurisdicciones menos de-
sarrolladas para que eleven sus estándares de regulación a los niveles internacionales.
Obviamente, la realidad es que se trata un órgano de presión de los centros offshore
más importantes, con el objetivo de asegurar el negocio local y el mantenimiento del
statu quo actual. Como sucede con el OGBS, tampoco el FSF lo incluye en la relación
de los standard setting bodies, pero aparece como una referencia en los documentos
sobre estas pseudonormas.
En el sitio web del BIS se ofrece información de otros organismos internacionales
de escasa o nula relevancia pública, que elaboran estándares de contenido técnico en
los diversos aspectos relacionados con los mercados financieros globales, las liquida-
ciones y pagos internacionales y las normas contables y de auditoría. Todos ellos cons-
tituidos por representaciones de los principales países, del modo informal y oligárqui-
co que viene siendo ya habitual en la gobernanza mundial actual.
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ÍNDICE

POR QUÉ ESTE LIBRO .................................................................................................. 5

1. QUÉ ES LA GLOBALIZACIÓN FINANCIERA ................................................................ 13

Los megamercados financieros .......................................................................... 14


Los rasgos básicos, 15 – El enorme volumen de las transacciones, 18
La globalización financiera ................................................................................ 19
La experiencia de la globalización anterior, 20 – Economías nacionales
compartimentadas, 21 – Los eurodólares y la inconvertibilidad del dólar, 23
– Petrodólares, 25 – Los mercados financieros liberados, 26 – El poder de
los tipos de interés y de cambio, 28
El desgobierno mundial ...................................................................................... 30
Mandan los mercados, 31
La especulación financiera .................................................................................. 32
El nuevo motor del sistema, 33 – Nuevos productos y nuevos negocios, 34
– Especuladores institucionales, 35 – Los productos financieros derivados,
37 – La interfaz de la financiación offshore, 39
Las transacciones financieras virtuales .............................................................. 40
Las cámaras de compensación, 41

2. DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE PARAÍSOS FISCALES ............................ 43

Diferentes denominaciones ................................................................................ 43


Cómo surge de la financiación offshore.............................................................. 46
La City londinense, 47 – Luxemburgo, un centro financiero privilegiado,
48 – Las islas británicas del Canal y la isla de Man, 49 – Bahréin y Singa-
pur, 50 – Las Bahamas y las Caimán, 51 – Las zonas privilegiadas fiscal-
mente para no residentes, 52
Los servicios financieros para no residentes según el FMI .............................. 54
Los servicios bancarios específicos, 54 – Tipos de centros offshore, 55
Los centros offshore según la Oficina contra el Narcotráfico de los EE.UU. .... 57
Los paraísos fiscales según la OCDE ................................................................ 59
Regímenes fiscales preferenciales, 59 – Los cuatros criterios de identifica-
ción, 60
364 LOS PARAÍSOS FISCALES

Los paraísos fiscales extraterritoriales ................................................................ 63


Operaciones financieras con no residentes, 63 – Fiscalidad nula o reducida, 64 –
Desregulación financiera protegida, 65 – Países o territorios, microestados o en-
tidades políticas con autogobierno, 66

3. LOS PARAÍSOS FISCALES AMENAZAN LA ESTABILIDAD FINANCIERA .......................... 69

El mercado de la financiación offshore .............................................................. 70


Una realidad económica soterrada, 70 – El volumen financiero de los paraí-
sos fiscales, 71
Instrumentos financieros extraterritoriales ........................................................ 73
Los productos derivados extrabursátiles, 73 – Los hedge funds o fondos de
inversión de alto riesgo, 75
Los flujos financieros vía offshore ...................................................................... 76
El complejo mundo extraterritorial, 77 – Bancos, fondos y sociedades offshore, 78
Los riesgos de la especulación financiera .......................................................... 80
La crisis del Sudeste asiático, 82 – La extensión de la crisis a Rusia, 84 – El
refugio de los paraísos fiscales, 85
Los riesgos financieros offshore según el FMI .................................................. 86
La carencia de supervisión bancaria consolidada, 88 – La liberalización y
desregulación financieras, 90 – Las quiebras del BCCI y otros bancos offs-
hore, 90 – La cuasiquiebra del fondo LTCM, 91 – La excesiva vulnerabili-
dad financiera, 92 – Las otras dimensiones desestabilizadoras, 93
4. CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES SE APROVECHAN DE LAS DIFERENCIAS ENTRE
LEGISLACIONES ........................................................................................................ 95

El arbitraje legislativo de los paraísos fiscales .................................................... 96


El arbitraje financiero, 97 – Las legislaciones son un coste empresarial, 98 – El
arbitraje de mercados laborales o de legislaciones medioambientales, 99
Recursos multiuso de los paraísos fiscales.......................................................... 100
Autorización de entidades bancarias offshore, 101 – Registro de sociedades
y holdings, 101 – Domiciliación de compañías de seguros, 103 – Instru-
mentos o entidades para fines específicos (SPVs), 104 – La gestión de acti-
vos financieros y otros aprovechamientos, 105
La intermediación bancaria offshore .................................................................. 106
Tipología bancaria para no residentes, 108 – Las operaciones financieras de
los paraísos fiscales, 111
La opacidad y el secreto bancario offshore ........................................................ 115
Suiza y la evasión fiscal internacional, 116 – Qué es el secreto bancario suizo, 118
La desregulación financiera y las banderas de conveniencia ............................ 119
La desregulación de la navegación marítima, 120 – Banderas de paraísos
fiscales, 121 – Tripulaciones desprotegidas, 122
Los paraísos fiscales del petrolero Prestige ........................................................ 123
Primero, la carga del petróleo, 124 – Segundo, la propiedad del buque, 125
– Tercero, el armador y la bandera de conveniencia, 126
ÍNDICE 365

5. CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES FOMENTAN LA EVASIÓN Y EL FRAUDE FISCAL ........ 127

El problema de la competencial fiscal perjudicial ............................................ 128


Cada Estado condiciona las políticas fiscales de los demás, 129 – Los paraí-
sos fiscales ofrecen más, 130 – Las termitas de los sistemas fiscales, 132
Estrategias fiscales de las corporaciones transnacionales .................................. 133
La competición fiscal reduce los «costes fiscales», 134 – Modalidades cor-
porativas para la evasión de impuestos en offshore, 135 – El modelo de En-
ron, Hulliburton y de otras corporaciones estadounidenses, 140 – El caso
de la petrolera rusa Yukos y el Grupo Menatep, 142
La planificación fiscal offshore ............................................................................ 144
Elusión o evasión y el fraude fiscal como objetivo, 145 – La «ingeniería fiscal»,
147 – Lo que hay que tener en cuenta, 148 – El tipo de impuesto a evadir, 148
Facilidades en offshore para la evasión fiscal .................................................... 150
La promoción bancaria de la evasión y el fraude fiscal, 150 – Exenciones tri-
butarias de depósitos e inversiones, 151 – La utilización del fideicomiso, 152 –
Utilización de las tarjetas de crédito, 153 – Deslocalización del domicilio, 154
Las respuestas de la política fiscal ...................................................................... 155
Reivindiquemos los impuestos, 156 – Disminuye la tributación del capital,
157 – Las amnistías fiscales, 159 – Una cuestión ideológica, 161

6. CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES PROTEGEN LA DELINCUENCIA FINANCIERA ............ 163

La delincuencia financiera transnacional .......................................................... 164


Delitos entrecruzados, 165 – Volumen financiero estimado, 166
El blanqueo de dinero sucio .............................................................................. 168
Una actividad colateral, 169 – Las fases en el blanqueo, 170 – La media-
ción bancaria, 170 – La desregulación facilita el blanqueo, 172
La financiación offshore del terrorismo .............................................................. 173
El blanqueo del dinero terrorista, 174 – Una financiación diferente, 175 –
Tras el 11 de Septiembre, los paraísos fiscales offshore siguen, 176
Cómo se utilizan los paraísos fiscales offshore .................................................. 178
La utilización de las IBCs, 179 – Fideicomisos específicos, 180 – La venta
de pasaportes, 181 – Casinos virtuales, 182 – El control financiero privati-
zado, 182 – La utilización ilícita de las entidades, regulaciones y apodera-
dos según la OCDE, 183
Cómo se blanquea dinero en operaciones offshore............................................ 185
Compraventa de opciones, 186 – El falso proceso judicial, 187 – La técnica de-
nominada de Jurado, 187 – La falsa especulación inmobiliaria, 188 – La ida y
vuelta en un mercado financiero, 188 – El préstamo endosado, 189 – El blanqueo
paralelo en varios mercados, 189 – Los servicios bancarios especializados, 190
Asesores, testaferros y leguleyos ........................................................................ 191
Liechtenstein, un principado para el blanqueo ................................................ 193
El secreto bancario y otras originalidades jurídicas, 194 – Un fortín alpino, 195
366 LOS PARAÍSOS FISCALES

7. CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES GENERAN POBREZA EN EL SUR .............................. 199


El fracaso del modelo de desarrollo de la globalización .................................. 200
El Consenso neoliberal de Washington, 201 – Insuficiencias y fracasos de las priva-
tizaciones, 202 – Pobreza con mercados libres, 204 – El FMI reconoce su error, 205
El impacto global de los paraísos fiscales sobre los países en desarrollo ........ 206
Las exportaciones financieras brasileñas, 207 – Ecuador, otro caso, 208
El impacto en la estabilidad financiera .............................................................. 208
Consecuencias sociales de una crisis financiera, 210 – El caso argentino, 211
El impacto de la corrupción y el blanqueo de capitales.................................... 213
Privatizaciones a comisión, 215 – Dictadores cleptómanos, 216 – Las inversio-
nes en corrupción de las corporaciones transnacionales, 219 – El caso de An-
gola, 220 – Los riesgos del blanqueo de dinero sucio para los países en desarro-
llo, 222
El impacto de la evasión y el fraude fiscal ........................................................ 224
Reducción de tipos fiscales corporativos, 224 – La evasión fiscal multina-
cional, 225 – Los intereses evadidos del ahorro, 227 – Las pérdidas tribu-
tarias según Oxfam, 228
Una regulación financiera para un nuevo modelo desarrollo ........................ 231
8. LO QUE HACEN LA ONU, EL GAFI Y LA OCDE SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES...... 235
Multiplicidad de organismos e iniciativas .......................................................... 235
Las medidas antiblanqueo de la ONU .............................................................. 237
El Programa Global contra el blanqueo, 238 – El Convenio de Viena de
1988, 239 – La Oficina contra las drogas y el Offshore Forum, 239 – El
Convenio sobre la delincuencia transnacional organizada, 242
Las 40 Recomendaciones del GAFI y sus evaluaciones .................................... 243
Los países y territorios no cooperantes, 245 – A voluntary task force, 246 –
«Antilavado de dinero y lucha contra la financiación del terrorismo», 247 – El
Grupo Egmont, juntos y revueltos, 249
El Proyecto de la OCDE contra las prácticas fiscales perjudiciales ................ 250
Una estrategia contra los «beneficiarios sin contrapartida», 251 – Recomenda-
ciones de acciones correctoras, 252 – Los paraísos fiscales identificados, 253 –
El cambio de posición de la OCDE y la presión de los EE.UU., 254 – Suiza y
Luxemburgo, en contra, 257 – Otros puntos débiles, 258 – La inanidad final,
259 – Por qué los EE.UU. apoyan a los paraísos fiscales, 262
9. LO QUE HACEN EL G-7, EL FSF Y EL FMI SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES ............ 265
El diagnóstico del FSF sobre la regulación financiera en offshore.................... 266
El FSF reconoce la deficiente regulación financiera, 266 – Los estándares fi-
nancieros internacionales, 268
El G-7 contra los centros offshore ...................................................................... 269
El documento de Okinawa, 269 – Un programa coordinado de acciones, 270 –
Los ecos del plan global, 272
Las evaluaciones por el FMI de los centros financieros extraterritoriales........ 273
Para qué las evaluaciones, 274 – Alcance de los resultados, 276 – Para qué
sirve de verdad el Programa del FMI, 278
ÍNDICE 367

Los estándares como sucedáneos de normas jurídicas ...................................... 280


Estudios e informes, 280 – El hecho reconocido de la desregulación, 282 – El
Compendio de estándares del FSF, 283 – Legisladores sin legitimidad, 285
Homologación y validación de los paraísos fiscales extraterritoriales .............. 287
El trato del FMI a los centros offshore, 288 – Las autoridades locales, in-
terlocutores de la OCDE, 289

10. LO QUE HACEN LA UNION EUROPEA Y ESPAÑA SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES .. 293

A) Las políticas europeas incidentales................................................................ 295


La política europea contra la competencia fiscal perjudicial ............................ 295
La Comisión, responsable, 296 – Las exenciones fiscales a las empresas y
Gibraltar, 297 – El paquete fiscal y el Código de conducta empresarial, 298
– La Directiva sobre el ahorro individidual y de los paraísos fiscales, 299
El combate europeo contra la delincuencia financiera...................................... 301
Normativas antiblanqueo de capitales, 302 – Medidas insuficientes, 303
Los paraísos fiscales en el entorno europeo ...................................................... 304
Los paraísos fiscales europeos de ultramar, 305 – Los principados, micro-
rrepúblicas y dependencias europeas, 308 – El caso de Gibraltar, 308 – La
inacabable negociación con Suiza, 310

B) La política española sobre los paraísos fiscales ............................................ 311


Las medidas fiscales defensivas .......................................................................... 312
La lista oficial de paraísos fiscales, 313 – Medidas sobre fiscalidad de las em-
presas y el IRPF, 314 – La evasión y el fraude fiscal crecen en España, 317
Legislación y blanqueo de capitales.................................................................... 319
Normativa legal preventiva, 320 – La Comisión de prevención, 321 – La ac-
tividad preventiva antiblanqueo, 322 – Carencia de plan integral, 324 –
Medidas legales contra la financiación del terrorismo, 325
Vacíos legales, inhibiciones y desaciertos gubernamentales .............................. 326
Libertad económica y vacío legales, 326 – Los paraísos fiscales fronterizos, 327
– Corrupción y delicuencia finaciera, 328

11. A MODO DE CONCLUSIÓN: LOS PARAÍSOS FISCALES EXTRATERRITORIALES


ESTÁN EN LA CASTELLANA .................................................................................. 331
Extraterritorialidad.............................................................................................. 331
Banca offshore ...................................................................................................... 332
Sociedades offshore.............................................................................................. 333
Gestión financiera en offshore y soberanía ........................................................ 334
Una ficción total con nefastas consecuencias reales .......................................... 336

ANEXO I. PROPUESTAS ALTERMUNDIALISTAS CONTRA LOS PARAÍSOS FISCALES .......... 339

ANEXO II. ORGANISMOS INTERNACIONALES PSEUDORREGULADORES ........................ 351

BIBLIOGRAFÍA .............................................................................................................. 359

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