Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
ECONOMIA ACTUAL 13
D I R E C T O R D E C O L E C C I Ó N
Enrique Palazuelos
Portada: Sergio Ramírez
Maqueta: RAG
Sector Foresta, 1
Madrid – España
www.akal.com
ISBN-10: 84-460-2288-5
ISBN-13: 978-84-460-2288-6
Traducción
Carolina del Olmo y César Rendueles
A María Jesús, mi mujer y compañera; y a Julio y Yago, mis hijos,
compartiendo su anhelo de que el mundo sea más justo y solidario.
POR QUÉ ESTE LIBRO
Desde la crisis financiera y política argentina a finales de 2001, con su secuela de paro,
pobreza y miseria, han menudeado en los titulares de la prensa española las menciones a
los paraísos fiscales, casi siempre en relación con la evasión y el fraude fiscal en España y
con los escándalos financieros de Enron, BBV, Gescartera y, últimamente, Parmalat. Sin
embargo, sigue siendo cierto que esas menciones a los paraísos fiscales evocan, aún para
muchas gentes, imágenes de plácidas islas de clima cálido, con extensas playas al sol del
Caribe o al Sur del Pacífico, habitadas por gentes indolentes, negociantes y turistas de ca-
misas floreadas, lugares folclóricos donde la tolerancia atrae a rentistas y potentados. Son
imágenes que forman parte de la leyenda que sirve para trivializar la cruda realidad de los
centros financieros extraterritoriales u offshore.
Contrariamente a esa imagen estereotipada, el paraíso fiscal de Nauru es una isla en
medio del Pacífico, de paisaje árido, sin puerto natural y en gran parte inhabitable a cau-
sa de los años que duró la explotación de fosfatos a cielo abierto. Allí viven unas 12.000
personas en unos veinte kilómetros cuadrados, a unos cuarenta kilómetros más abajo del
Ecuador y a dos mil kilómetros al noreste de Australia. Es la República más pequeña del
mundo, miembro de la Commonwealth británica y cuya defensa y representación diplo-
mática tiene a su cargo Australia. En el año 2000, un periodista del New York Times com-
probó en su visita a la isla que todo el sistema bancario del país estaba dentro de un co-
bertizo repleto de ordenadores y aparatos de aire acondicionado. «Llamé a la puerta que
se abrió ligeramente –nos cuenta– mostrando una señora con una escoba en la mano: era
la señora de la limpieza de la nueva economía global. No se mostró particularmente hos-
ca cuando le pregunté si había allí alguien con quien hablar; pero me contestó que no ha-
bía nadie y que telefoneara. Al pedirle el número, me dijo que no lo sabía y cerró la puer-
ta.» El periodista contaba que, en realidad, este agujero negro de la economía mundial
estaba «regulado y supervisado» por una tal Señora Urhl con sus dos registrars o agentes
administrativos; y que, por cierto, la tal Señora Urhl acababa de pedirle a su Gobierno
que le financiara la contratación de un contable y un abogado. Así lo relataba a su vez el
periódico británico Financial Times el 8 de enero de 2003.
6 LOS PARAÍSOS FISCALES
Pues bien, a la islita de Nauru, apenas visible en un gran mapamundi, fueron a parar en
un solo año, gracias a los bancos, 70.000 millones de dólares en divisas procedentes de Ru-
sia. Ese año fue 1998, el año en que el rublo se hundió y siguió cayendo hasta que al Banco
Central de Moscú solamente le quedaron unas reservas de 11.000 millones de dólares. El
atractivo de las prácticas secretas de Nauru y su vinculación con la Federación Rusa contri-
buyeron claramente a la huida masiva de los capitales de los nuevos ricos y al colapso mone-
tario del «mercado financiero emergente», para desgracia de millones de rusos y rusas co-
rrientes que, a las ocho de la mañana de un otoño de esos años, en una calle cualquiera de
Moscú, se les podía contemplar, con gesto grave y en silencio, ofreciendo por unos rublos los
libros de su biblioteca familiar o sus prendas de vestir más nuevas, porque el Estado o las
grandes empresas privatizadas carecían de dinero para pagarles el salario o la pensión.
Dejando a un lado los avatares propios de la Rusia de Yeltsin y de los nuevos oligar-
cas, lo cierto es que esa isla perdida del Pacífico muestra la realidad de la integración de
los mercados mundiales de la globalización financiera. Los fondos rusos se habían movi-
do hasta allí, libremente y sin interferencias estatales, desde los recién estrenados merca-
dos financieros de la nueva Rusia, como una prueba más de la globalización económica
regida por el principio del libre mercado, bajo la tutela distante del Fondo Monetario In-
ternacional (FMI) y demás instituciones financieras internacionales, impulsoras de la li-
beralización y desregulación que ha hecho posible esa realidad.
Por esos años, tuve la ocasión personal de participar como ponente en un seminario
sobre los sistemas laborales europeos al que asistían empresarios y sindicalistas rusos, or-
ganizado por la Organización Internacional del Trabajo en Moscú. Tras nuestras respec-
tivas exposiciones, los nuevos gerentes y sindicalistas nos asediaban a los tres ponentes
europeos, sueco, alemán y español, con inquietantes preguntas sobre el sistema econó-
mico y laboral, para las que no teníamos respuestas convincentes porque reflejaban un
tiempo nuevo global, del que nosotros, los europeos allí presentes, no éramos todavía
muy conscientes de estar viviéndolo, era la globalización financiera que había cambiado
su entorno de la noche a la mañana.
Años más tarde, para denunciar e intentar explicar algunos de los mecanismos de esta
nueva situación, intento abordar en este libro el fenómeno de los paraísos fiscales como
subproducto de esa realidad global, que ha aflorado en los años noventa.
Un tema que a casi todo el mundo le resulta familiar y cree conocer. En el imaginario
colectivo y en el saber común, se asocia al impago de impuestos y, a veces, aunque mu-
cho menos, a escándalos financieros que no se explican; y hasta hay quienes lo asocian a
las cuentas offshore, de las que han leído u oído hablar. Personalmente, confieso que me
llevó tiempo descubrir el verdadero alcance de este último vocablo inglés referido a las fi-
nanzas, no por una dificultad lingüística, sino por el alcance real del contenido referido a
operaciones financieras, dentro de una angloterminología generada para la disimulación.
Porque para los profesionales de las finanzas, como para el FMI, no existen los paraísos
fiscales, como tampoco para los académicos neoliberales; ellos hablan de financiación o
centros offshore u offshore financial centers o centros financieros extraterritoriales, per-
fectamente legales y reconocidos por la comunidad internacional, donde se hallan repre-
sentados los bancos más importantes del mundo, con cuyas filiales o sucursales operan
diariamente con naturalidad. A menudo olvidamos que no se controlan los movimientos
POR QUÉ ESTE LIBRO 7
de capitales y que cada uno puede invertir donde le plazca; y que, por tanto, resulta más
atractivo hacerlo donde precisamente, por no tener allí la residencia, se obtiene legal-
mente una serie de beneficios, comenzando por la exención del pago de impuestos. Y si
ese uno es una gran empresa o un gran banco, los beneficios serán mayores al disponer
de mecanismos de «ingeniería» para aumentar esos beneficios.
Por consiguiente, comenzamos este libro encuadrando el fenómeno de los paraísos
fiscales para no residentes como una modalidad de los mercados del dinero surgidos de
la globalización financiera, a los que dedicamos los capítulos 1, 2 y 3. La descripción de
las consecuencias negativas que los paraísos fiscales tienen para gran parte de nosotros,
así como sus refinados mecanismos de funcionamiento, es el contenido de los capítulos 4
al 7. En el capítulo 8 se describe cómo los paraísos fiscales contribuyen a la pobreza de
los países en desarrollo y obstaculizan la financiación de los Objetivos de Desarrollo del
Milenio. Y en los restantes, exponemos una visión crítica y detallada de las acciones em-
prendidas por los organismos internacionales, la Unión Europea y el Gobierno español
sobre los paraísos fiscales extraterritoriales. Lo que podría ser nuestra conclusión queda
expuesta al final, antes de incluir en los Anexos extractos de las propuestas concretas con-
tra los paraísos fiscales de Attac y otros movimientos altermundialistas, además de unas
fichas de los organismos que pretenden «regular» mediante «estándares» la desregula-
ción global.
Este libro no habría nacido nunca sin Attac, cuyas propuestas como movimiento mun-
dial contra la especulación financiera comparto, identificándome con su vocación de mo-
vimiento de educación ciudadana y su afán por divulgar y desentrañar la complejidad, ex-
presamente fabricada para las finanzas. Los debates sobre la globalización y sus
consecuencias para la política de los países fueron un estímulo para profundizar e inves-
tigar el porqué y el cómo de los paraísos fiscales de la globalización financiera. En particu-
lar, resulta sorprendente la dificultad de encontrar información solvente sobre esta cues-
tión en castellano; los artículos, ensayos y los escasos libros en francés e inglés generalmente
abordan aspectos parciales. Mención especial merece la Red por la Justicia Fiscal (Tax
Justice Network) a cuyos compañeros agradezco la disponibilidad de documentos e in-
formación significativa sobre dimensiones de este fenómeno financiero. De la necesidad
de disponer de una visión de conjunto y seria del asunto nació este libro.
Éste es un libro de política; pero de otra política. Parte de la recopilación de datos y
documentos que hacen referencia a todas las realidades que engloba la expresión paraíso
fiscal y a todos los efectos más directos derivados de esas realidades; en ese sentido es un
informe técnico redactado para ser leído y entendido por el mayor número de personas,
no por una minoría selecta. Partiendo de esos datos sobre la verdad de los mecanismos
financieros y de las páginas de economía y de sucesos, he intentado buscar y explicitar la
significación política de lo que ocurre; en ese sentido es un libro subjetivo, político. Las
valoraciones van después de los datos y los hechos y desde luego se apoyan en aquéllos,
no reposan en el vacío al que estamos acostumbrados, pero tampoco nos sujetan ni limi-
tan. Y todo ello de modo documentado, con rigor y crítico con la nueva situación creada
por la globalización de la economía.
Apenas se mencionan las consecuencias indirectas que para los ciudadanos tienen los
paraísos fiscales extraterritoriales, porque esas consecuencias son sus vivencias cotidianas
8 LOS PARAÍSOS FISCALES
como son la mayor tributación del trabajo, la carestía de la vivienda, la reducción de las
prestaciones sociales, la creciente desigualdad social y la pobreza mundial, la deslocaliza-
ción de empresas y el desempleo y la precariedad laboral y, sobre todo, su menor capaci-
dad para influir con su voto en las decisiones de los gobiernos. Este libro pretende sola-
mente poner al alcance de las personas con inquietud política unos datos y una
información de la que no disponen hasta ahora en castellano, que les servirán para en-
tender la política nacional e internacional presente e inmediata.
Dice Susan George que «la globalización y los fenómenos conexos... no son concep-
tos científicos. Ésta es una distinción importante. Si discutimos de astronomía o de bio-
logía, cabe suponer que tanto uno mismo como la persona a la que se enfrenta se refie-
ren a los datos establecidos hasta ese momento y en tanto pueden conocerse; respaldados
por la observación y la experimentación, publicados en acreditadas revistas científicas y
analizados y sometidos a revisión por otros científicos. Con la economía y otras ciencias
sociales no existen estas garantías, por mucho que gran número de economistas intenten
convencernos de que la suya es una “ciencia” auténtica. La política y la ideología que fa-
vorecen ciertos sistemas sobre otros, siempre acechan bajo la superficie de las ciencias so-
ciales» (Otro mundo es posible si..., 180).
Los lectores de este libro son gentes interesadas por la política y la economía actuales
e inquietos por sus tendencias y el peso de las organizaciones internacionales, no contro-
ladas democráticamente, que imponen decisiones a los gobiernos democráticos en nom-
bre de la única solución posible, del pensamiento único. Está pensado en particular para
ofrecer una base de datos que permita sobre todo interpretar las noticias económicas co-
tidianas encontrándoles su sentido. Pero es también un libro apto para políticos en ejer-
cicio que se preocupen por algo más que ganar las próximas elecciones. Diariamente
leemos noticias vinculadas estrechamente a la globalización financiera sin que nos demos
cuenta de ello. No siempre los jóvenes periodistas con contrato precario y largas jornadas
alcanzan a percatarse de la estrecha relación del hecho relatado con el fenómeno de los
paraísos fiscales. De modo que las menciones a éstos son mínimas, pero su presencia es
total en la inmensa mayoría de las noticias económicas. Para quienes trabajan en el ámbi-
to académico confío en que este libro les sugiera y les motive para la investigación de te-
mas que están esperando que alguien profundice, analice y revele sus conexiones con las
altas decisiones políticas que afectan a nuestra vida cotidiana, por ejemplo, las inacaba-
bles reformas y retoques de los sistemas de pensiones. Este libro pretende incitar a la in-
vestigación de los muchos cabos sueltos que deja. Hay que promover la manía de pensar
y criticar y romper con esas presentaciones de las decisiones económicas como expresión
de la suma racionalidad, de las soluciones técnicas, del pensamiento único: las soluciones
a nuestros problemas y las opciones están por descubrir aún.
No es un libro para leer de un tirón, aunque estoy seguro de que habrá muchos que
lo harán. Puede leerse el capítulo que más interés despierte. Ante todo es un libro de di-
vulgación de conceptos, mecanismos, datos e ideas sobre los que profundizar o tomar no-
tas. Para facilitar su lectura y comprensión y también la labor de los estudiosos, hemos in-
corporado casi siempre la terminología, siglas y acrónimos en inglés, que es la lengua de
las finanzas internacionales y, asimismo, para claridad del vocablo traducido. Confieso
mis esfuerzos por explicar sucintamente y con la mayor claridad los conceptos y términos
POR QUÉ ESTE LIBRO 9
[Consigue con nosotros una (in)justa ventaja sobre el Gran Hermano (el Estado)
Servicios de registro de compañías offshore en más de 30 jurisdicciones extraterritoriales:
Una mina de oro potencial para inversores listos, irse a ultramar le permitirá legalmente evitar
la fiscalidad. Haciendo más competitivo su negocio en su mercado y bajando el umbral de
rentabilidad.]
Il faut adopter un vrai «code de la route» pour la circulation des capitaux, un code qui
s’applique à tous, y compris aux fonds d’investissements spéculatifs et aux centres offshore.
gistradas en diversos paraísos fiscales; y otro grupo bancario español, el SCH, cifraba
en casi 450 millones de euros las ganancias de sus diversos holdings y filiales ubicadas
en paraísos fiscales, según consta en su Memoria de ese año.
Cada vez, pues, son más abundantes las referencias cotidianas a los paraísos fisca-
les y a los centros offshore que abundan en las informaciones financieras. Porque los
denominados paraísos fiscales son mucho más que países, zonas o territorios de baja
o nula tributación, como partes integradas en el ancho mundo de las finanzas mun-
diales, mediante sofisticadas operaciones de «ingeniería financiera» que camuflan la
evasión fiscal, el blanqueo de capitales ilícitos y la expoliación de los países grandes y
pequeños, desarrollados y en vías de desarrollo. Como centros financieros de dimen-
sión mundial que son, los paraísos fiscales extraterritoriales no pueden explicarse sin
entender el desarrollo de la financiación offshore como un sector de los mercados del
dinero; por eso, antes de abordar su análisis tenemos que entrar en el funcionamiento
general de los mercados de capitales y de divisas, en sus diversas modalidades y va-
riantes. Todos estos tipos de mercados, particularmente los mercados financieros de
los distintos países, son globales desde que a comienzos de la década de los noventa
se produjo el derrumbe del muro de Berlín y del imperio soviético, que marcó la uni-
ficación económica de nuestro mundo, aunque no fuera el fin de la historia o la histo-
ria no se haya terminado. Las vinculaciones exteriores del mundo chino son cada vez
mayores, aunque mantenga sus controles de cambio.
Cuando hablamos de los mercados financieros, nos estamos refiriendo aquí a los
mercados cuyo objeto es el dinero en sus diversas expresiones, que no a los mercados
de las materias primas o productos básicos como el petróleo, el acero, los metales pre-
ciosos, el trigo o el carbón en otros tiempos. Son los mercados de divisas, de acciones,
de bonos u obligaciones, de opciones y futuros, que tienen lugar en las diversas plazas
financieras de nombres familiares, como Nueva York, Tokio, Londres, París, Fránc-
fort. Para intentar comprender estos fenómenos económicos de alcance mundial, in-
diquemos de entrada algunos rasgos básicos que definen la nueva realidad de las fi-
nanzas internacionales, donde podamos encuadrar el fenómeno específico de las
operaciones financieras extraterritoriales que tienen lugar en los paraísos fiscales.
Los mercados financieros son interdependientes en el ámbito mundial; los altiba-
jos en un mercado nacional repercuten en los mercados de los demás, hasta el último
rincón del mundo. Y esa interdependencia global es considerada por Manuel Castells
el resultado de cinco desarrollos o dimensiones principales que los caracterizan, como
son la desregulación, la interconexión tecnológica, la aparición de los nuevos produc-
tos financieros, los movimientos especulativos y las agencias de calificación de riesgos
(Castells, La era de la información, vol. I, 137).
16 LOS PARAÍSOS FISCALES
Como los mercados bursátiles y las monedas son interdependientes, también lo son
los tipos de interés o el precio del dinero, los tipos de cambio y las políticas económi-
cas y monetarias de los países, sin que se hayan introducido instancias reguladoras
multilaterales eficaces y controladas democráticamente, que pongan orden en las rela-
ciones financieras y en los mercados interconectados. De ahí, la influencia y el poder
soterrado de esas zonas sin ley que son algunos países, microestados y territorios au-
tónomos, calificados de paraísos fiscales, cuyos avances neoliberazadores y su atrac-
ción por su oferta de exenciones tributarias, libertad de acción y secretismo se deja
sentir hasta en las economías más sólidas, como reflejan los déficit presupuestarios en
EE.UU. y en Alemania.
Porque el elevado volumen de la actividad financiera internacional durante las
veinticuatro horas del día resulta impresionante, prácticamente imposible de evaluar,
como subraya el experto financiero Soros (Globalización, 21). Según algunos cálculos
sobre datos del FMI, en 2001 las transacciones en divisas en el mundo suponían por
sí solas 1,2 billones de dólares (Hutton, The World, 410). Las grandes plazas mundia-
les como Nueva York, Londres, Amsterdam, Fráncfort, Tokio y París y más de 7.000
instituciones financieras, comunicadas día y noche, tejen una vasta red de transaccio-
nes ininterrumpidas, que incluyen lugares invisibles en el mapamundi como Nauru o
Niue. Los flujos financieros, que ya en 1998 se estimaba que excedían de 1,4 billones
de dólares al día, se mueven virtualmente por el mundo buscando rentabilidad, supe-
rada parcialmente la limitación del desfase horario entre países por las telecomunica-
ciones electrónicas. En los últimos años, la cifra estimada, y referida generalmente, del
volumen diario de las transacciones financieras oscila entre los dos y los tres billones
de dólares; evidentemente, se ignora la cuantía real de la parte de esos flujos que pa-
san por los paraísos fiscales como las Bahamas, Liechtenstein, Jersey o las islas Cook,
aunque se dispone de estimaciones sobre los activos financieros depositados en esos
centros financieros.
Los expertos aseguran que los flujos financieros internacionales superan a los flu-
jos comerciales, considerándose que los cambios de divisas por divisas representan de
60 a 68 veces el volumen de los intercambios reales de bienes y servicios. Mientras que
en diez años la parte relativa de los movimientos de capitales a nivel global se dupli-
caba con relación al PIB mundial, de 1980 a 1998, en el doble de tiempo, el sector de
las exportaciones de mercancías pasaba solamente del 20 al 23 por 100 del PIB, pese
a las intervenciones de la OMC, creada en 1995 para fomentar los intercambios co-
merciales, según decían (Passet, Eloge, 21-22).
QUÉ ES LA GLOBALIZACIÓN FINANCIERA 19
La globalización financiera
El término globalización, tan usado en nuestros días, alude a la creciente interco-
nexión o interdependencia económica recíproca entre los países del mundo; cada vez
más se estrechan las relaciones de numerosos países en el plano económico y princi-
palmente en el sector financiero. Pero la globalización o mundialización de la econo-
mía no puede caracterizarse como una fuerza políticamente neutral que brota del des-
arrollo de las comunicaciones y de las fuerzas anónimas del comercio y las finanzas,
sino que es el resultado de una doctrina política, más o menos soterrada, a cuyo pre-
dominio no han sido ajenos los EE.UU. y sus grupos dominantes.
Es la consecuencia del desarrollo tecnológico de las comunicaciones pero, sobre
todo, tiene su origen y está condicionada por las modificaciones jurídicas que han su-
primido los controles estatales a la circulación de bienes, servicios y capitales, guiadas
20 LOS PARAÍSOS FISCALES
Esta situación no es totalmente nueva y tiene sus antecedentes, con diferencias sus-
tanciales y significativas que conviene resaltar para comprender mejor la situación ac-
tual. Si bien el proceso actual de integración de la economía mundial no responde a
una línea histórica continua, algunos estudios económicos han destacado que deter-
minadas características de esta evolución no son un fenómeno nuevo en la historia
económica mundial, puesto que los indicadores señalan que el proceso de integración
mundial ya se inició a mediados del siglo XIX, concluyó con la Primera Guerra Mun-
dial (1914-1918) y se reanudó después de la Segunda Guerra Mundial.
Apuntan que la noción de mercado de capitales apareció a lo largo del siglo XIX,
porque el capital no tenía restricciones para moverse con libertad, sobre todo desde
los países europeos industrializados hacia otros países de América y Australia, desde los
países capitalistas, con gran capacidad de ahorro, hacia los otros con grandes necesi-
dades financieras y débil ahorro, en su mayoría colonias. El sistema de patrón oro, base
del sistema de cambios de las monedas, al que estaban adheridos los principales países,
facilitó la integración alcanzada en esa época. Señalan esos análisis económicos que la
mayor parte del capital se invertía en bonos para inversiones directas que tenían como
objetivo la financiación de las grandes infraestructuras en las economías en desarrollo,
es decir, en los ferrocarriles, la minería y las grandes obras como el Canal de Suez y el
Canal de Panamá. Se apunta que, en términos cuantitativos, por ejemplo, las cifras de
salidas de capitales, principalmente del Reino Unido, Francia y Holanda, durante los
cincuenta años que precedieron a la Primera Guerra Mundial, se asemejan a las cifras
del superávit por cuenta corriente de Alemania occidental y Japón en los años ochen-
ta. Pero nada comparable a la relevancia del capital financiero en nuestros días.
Con el comienzo de la Primera Gran Guerra, tienen lugar las restricciones al co-
mercio y los controles de capitales por los países implicados; y el abandono del patrón
oro, las devaluaciones de las monedas en competición, la elevación de los aranceles co-
merciales y los controles de cambio, etc. originaron un descenso del comercio inter-
nacional mundial superior al descenso de la producción de bienes y mercancías. El
restablecimiento del patrón oro no resolvió los problemas; y con la gran depresión
en 1929 los países impusieron fuertes controles de capitales de tal manera que los
flujos financieros internacionales se habían ya extinguido prácticamente cuando tiene
lugar el estallido de la Segunda Guerra Mundial.
QUÉ ES LA GLOBALIZACIÓN FINANCIERA 21
marco de reglas universales que favorecieran la apertura económica y las respuestas in-
ternacionales acordadas frente a las economías nacionales en dificultades.
Casi un año antes de terminar la guerra, en julio de 1944, los Acuerdos de Bret-
ton Woods en New Hampshire (EE.UU.) establecieron un conjunto de instituciones,
integrado por el FMI, el Banco Mundial y el Acuerdo General sobre Tarifas y Co-
mercio (más conocido como GATT), para ordenar los tipos de cambio y los pagos in-
ternacionales, la reconstrucción y la recuperación dañadas por la guerra y el comer-
cio internacional. Con la creación del FMI y el Banco Mundial se estableció un orden
económico mundial basado, por un lado, en un sistema monetario internacional se-
guro apoyado en el patrón dólar-oro, es decir, en la convertibilidad del dólar en oro
con una cotización fija (35 dólares la onza) que servía de referencia para las demás di-
visas cuyo valor quedaba también indirectamente referido al oro. Y, por otro lado, el
predominio de la economía de EE.UU., que disponía de las tres cuartas partes de las
reservas mundiales de oro, le permitía desempeñar el papel de banquero del resto del
mundo, puesto que podía comprar y vender divisas a ese precio, fueran las circuns-
tancias que fueran.
En estos planteamientos no se contemplaban los movimientos de capitales. En el
sistema originario no se incluía un régimen global para los movimientos de capitales,
en gran parte porque se consideraba que la movilidad del capital era incompatible con
la estabilidad de los cambios de divisas y la expansión del comercio y el empleo; aun-
que, tras la ruptura posterior de este sistema, tampoco se ha establecido a pesar del
peso enorme de los grupos de capital privado (Akyúz, 4). Entonces, el único régimen
global relacionado con las transacciones monetarias internacionales estaba encarnado
por la regulación del FMI.
Para integrarse en el sistema, los Estados se tenían que comprometer a la adapta-
ción de sus políticas económicas internas al mantenimiento de los tipos de cambio de
sus monedas y a su devaluación o reevaluación únicamente tras la consulta y el acuer-
do con el FMI, que a su vez les adelantaría préstamos transitorios en monedas fuertes,
en dólares, a cambio de que aplicaran programas de austeridad, mientras lograban su-
perar sus déficit comerciales y de pagos. El Banco Mundial, establecido al mismo tiem-
po, funcionaba como una institución multilateral para canalizar las ayudas y los prés-
tamos para el desarrollo de los países denominados del tercer mundo. Avalado por el
auge económico, el sistema funcionó y, como analiza muy bien Will Hutton, los países
europeos fueron adquiriendo confianza en la reducción de tarifas aduaneras y en la
apertura de sus fronteras a medida que obtenían excedentes comerciales convertibles
en dólares respaldados por el oro. El comercio internacional se disparó mientras las
tarifas aduaneras cayeron en un 73 por 100 entre 1947 y 1961. La contrapartida de los
excedentes logrados por Japón y Europa, a excepción del Reino Unido que aún sigue
con sus déficit, fue un incipiente déficit comercial en los EE.UU. que no obstaculiza-
ba la prosperidad en un contexto multilateral (Hutton, The World, 234).
En el plano de las relaciones entre Estados, el sistema financiero internacional del
«mundo libre» se asentaba sobre sólidas bases políticas y económicas, puesto que en
el plano exterior la guerra fría Este-Oeste obligaba a los países occidentales y a los go-
biernos afines a una solidaridad tanto de carácter militar (OTAN) como de carácter
QUÉ ES LA GLOBALIZACIÓN FINANCIERA 23
político (ONU) y económico (FMI, Banco Mundial, OCDE), solidaridad que se man-
tiene después de que el abandono del patrón oro en los años setenta alterara profun-
damente las bases del sistema.
En el plano interior, la organización interna de las economías occidentales aparece
controlada en mayor o menor medida por el Estado (proteccionismo económico, aran-
celes, controles de cambio, regulaciones bancarias, tipos de interés...) y centrada en el
desarrollo económico como objetivo nacional, lo que mantenía la coordinación y la co-
herencia del sistema económico internacional. Visto desde el ángulo interno, la inter-
vención del Estado reposaba en el crédito barato con bajos tipos de interés (hasta in-
cluso negativos: inferiores al IPC) que favorecía la maquinaria económica porque el
coste del dinero no debía frenar los planes de desarrollo. Sin embargo, la incipiente
sociedad de consumo y el Estado de bienestar (en Europa) imponían programas so-
ciales costosos, con cargas impositivas crecientes; y la elevación de los niveles salaria-
les hacía disminuir los beneficios del capital. Y dado que, en las economías todavía
compartimentadas, el coste de hora trabajada y los precios de los productos variaban
según los países, las distorsiones en las políticas económicas eran irrelevantes mientras
la legislación proteccionista aislaba en alguna medida a los mercados nacionales.
De ahí que, durante los años sesenta y setenta, se desarrollara el fenómeno llama-
do de la multinacionalización o internacionalización. Con el fin de sortear el obstácu-
lo de las barreras aduaneras, las grandes empresas se organizan en redes, multiplican-
do sus centros de producción y sus intereses en el extranjero, más allá de las fronteras
nacionales; y así hasta que surja la llamada globalización hacia finales de los ochenta.
En España, por ejemplo, la creación de la empresa de automóviles SEAT, empresa es-
tatal con patente de la empresa multinacional italiana FIAT, siguió una variedad del
modelo de inversión directa de capitales, generalizado de un modo u otro en los años
cincuenta y sesenta, para superar las barreras aduaneras.
Además, durante la larga posguerra mundial, primero la financiación del Plan Mars-
hall para la reconstrucción de gran parte de Europa, la de la reconstrucción del Japón y,
luego, las inversiones estadounidenses en el extranjero y sus grandes multinacionales, hi-
cieron que la afluencia de dólares a una Europa y a un Japón devastados garantizara la
liquidez internacional que requerían los intercambios comerciales en continuo aumento
y al mismo tiempo estimulaba la expansión de la economía estadounidense.
Durante un largo periodo de posguerra de un cuarto de siglo, ese crecimiento del vo-
lumen de dólares en circulación en el mundo occidental generó los llamados eurodólares
(y los petrodólares después) que trastocaron los equilibrios otorgando gran poder a los
bancos europeos y expandiendo la financiación offshore, para no residentes, que provo-
caría el desarrollo de los paraísos fiscales hasta entonces escasamente relevantes.
El tremendo desarrollo de las inversiones de las empresas estadounidenses apoya-
das por los gobiernos e instituciones económicas de EE.UU. (que incluso evitaban la
llegada a su territorio del exceso de dólares, que habría provocado una inflación im-
24 LOS PARAÍSOS FISCALES
portante) y los gastos militares (las bases estadounidenses) contribuyeron a que los
bancos internacionales acumularan gran cantidad de dólares. Surgieron así los llama-
dos eurodólares, unas magnitudes de dólares sobre las cuales ni las autoridades esta-
dounidenses tenían jurisdicción, porque estaban y se gestionaban fuera de su territo-
rio, ni tampoco eran controladas por las autoridades de los países europeos porque no
eran su moneda nacional; y, por tanto, los bancos podían operar y prestar esas sumas
de divisas sin sujeción legal alguna (los préstamos en dólares).
Los eurodólares nacen primero de las operaciones interbancarias de crédito-débito de
las cuentas gestionadas fuera de los EE.UU., y no controladas por este país que era el de emi-
sión; y luego crecen a medida que tiene lugar la internacionalización de la actividad de
los bancos norteamericanos junto con las operaciones que desarrolla la banca europea en
los centros offshore. Sin embargo, esta afluencia de dólares en circulación comienza a re-
sultar excesiva con relación a las necesidades derivadas de los intercambios comerciales y,
además, los gobiernos estadounidenses se niegan a restringir ese volumen para no frenar
su propio desarrollo ni perturbar su hegemonía mundial; por lo tanto los países de su en-
torno comercial, los países del entonces «mundo libre», intentan protegerse de la bajada
del valor de sus activos en dólares y exigen su conversión en oro. Desde el comienzo de los
años setenta, las reservas federales en oro de los EE.UU. son inferiores a sus compromisos
exteriores y su paulatina disminución compromete la confianza en el sistema monetario es-
tablecido, impidiendo garantizar la paridad oficial del dólar ante las demandas de los de-
más países para cambiar sus reservas en dólares por oro y, además, la potencia de la eco-
nomía estadounidense atraviesa una etapa complicada como consecuencia de las tensiones
de la financiación de la guerra de Vietnam y el déficit comercial.
Cuenta Galbraith un hecho poco divulgado y es que en los primeros años del man-
dato de Richard Nixon y ante su campaña para la reelección en 1972, enfrentado al
crecimiento sustancial de los precios estadounidenses, no vaciló en decretar la conge-
lación de precios y salarios en el verano de 1971 hasta principios de 1973, tras su ree-
lección, sin que el abandono temporal del sistema de libre mercado apenas recibiera
críticas (Galbraith, The World Economy, 207); y es que entonces como en 2003 el neo-
liberalismo conservador estadounidense contiene su propia cláusula de salvaguarda
para los propios EE.UU. Dentro de las medidas económicas excepcionales y ante la
nueva situación exterior mencionada, en agosto de 1971 el presidente Nixon suspen-
de la convertibilidad del dólar en oro, base del sistema monetario internacional, al
mismo tiempo que decretaba una sobretasa sobre las importaciones de bienes y servi-
cios, lo que suponía un claro incumplimiento del GATT (el Acuerdo General de Aran-
celes y Comercio, un tercer pilar del sistema de Bretton Woods), dando origen así a
una larga etapa de inestabilidad económica internacional.
La inconvertibilidad del dólar por decisión unilateral de los EE.UU. cambió el sis-
tema monetario internacional hasta entonces vigente, abandonando el patrón-moneda
y el valor de referencia de las monedas de los países occidentales. En el plano inter-
nacional, a partir del abandono de la vinculación dólar-oro, surge un nuevo sistema
monetario internacional en el que otras monedas fuertes como el marco o el yen co-
bran protagonismo, aunque subordinadas a la hegemonía de un dólar debilitado por
la pérdida de confianza generada por la decisión del presidente estadounidense.
QUÉ ES LA GLOBALIZACIÓN FINANCIERA 25
Petrodólares
A partir de los años ochenta tienen lugar unos cambios drásticos que afectan tan-
to a las instituciones bancarias y financieras como a los mercados de capitales y a los
productos e instrumentos utilizados. En particular, los productos e instrumentos se di-
versifican en un proceso continuo de innovación permanente, los mercados de capita-
les se integran geográfica y funcionalmente y en la práctica las fronteras nacionales
quedan eliminadas, de manera que los agentes financieros se encuentran operando en
QUÉ ES LA GLOBALIZACIÓN FINANCIERA 27
unos mercados de capitales a escala planetaria, unos mercados financieros donde con-
fluyen los valores, las acciones, los bonos, las cuentas de depósito, los seguros, las di-
visas y todas las expresiones del dinero.
En el plano jurídico se suceden una serie de grandes reformas legislativas, que se ini-
cian en los EE.UU. con las leyes de marzo de 1980 y octubre de 1982, que modifican las
prácticas bancarias mantenidas durante decenios, mientras se suceden amplios y cre-
cientes déficit comerciales. En 1984, el presidente Reagan abandona la imposición tri-
butaria del capital en la fuente, sobre los intereses y dividendos pagados a los titulares
extranjeros de activos financieros estadounidenses, haciendo más atractivo la financia-
ción del déficit comercial norteamericano para los inversores extranjeros; y al mismo
tiempo presionando a sus socios para que abandonaran los controles de capital.
Muy pronto siguen el mismo camino los demás países desarrollados, promulgando
nuevas leyes bancarias, como Francia que en 1984 reforma los mercados de valores; el
Reino Unido que modifica en 1986 la legislación sobre la Bolsa que databa de 1911; y
en España, la Ley del Mercado de Valores de 1988 introduce similares modificaciones
(Mineco, Estudios Globalización financiera, 14-18). Así mismo, se promulgan nuevas
leyes sobre el mercado de crédito, sobre el crédito hipotecario y otras modificaciones
legislativas propugnadas por la OCDE, cuya introducción en la España sumida toda-
vía en la larga etapa de la transición a la democracia, se confunden con el desmontaje
del intervencionismo administrativo del régimen autoritario precedente.
Esta oleada de reformas legislativas de signo neoliberal, conocida como «liberali-
zación», busca eliminar el intervencionismo estatal en la regulación y el control de los
mercados financieros, mediante la llamada modernización de las estructuras, la elimi-
nación de barreras proteccionistas y la supresión de los controles de cambios, facili-
tando en definitiva la movilidad internacional del capital para generar unos mercados
sin fronteras donde los principales agentes y plazas financieras compiten sin limita-
ciones horarias, como hemos visto. Esta nueva situación modifica radicalmente las es-
tructuras de los mercados financieros, suprimiendo no solamente la compartimenta-
ción entre mercados nacionales sino entre el mercado a corto y largo plazo o entre el
mercado de crédito y el de valores. Los conceptos de plazo y la naturaleza de los pro-
ductos financieros tradicionales pierden gran parte de su significado. Y el aumento de
la competencia y la ausencia de regulación genera una innovación permanente, con
productos como las permutas financieras o swaps y los derivados.
Paralelamente se inicia la denominada «desintermediación bancaria» mediante la
cual el sistema bancario deja de cumplir el papel central en la financiación de la activi-
dad productiva por medio de la creación del «dinero bancario», es decir, de la genera-
ción de créditos a partir de los depósitos «a la vista». La banca deja de financiar a la in-
dustria que tendrá que acudir cada vez más a la bolsa de valores para obtener
financiación. Hasta entonces, la financiación externa de las empresas que se resolvía tra-
dicionalmente mediante la apelación a la banca comercial a través de los créditos, en
condiciones más o menos fijadas de antemano, se ve sustituida ahora por otros instru-
mentos financieros, por ejemplo, por la titulización, mediante la cual una empresa pue-
de movilizar activos no líquidos emitiendo bonos o títulos negociables en los mercados
de capitales, consiguiendo así liquidez y, por tanto, financiación. Para contribuir al de-
28 LOS PARAÍSOS FISCALES
sarrollo de estos nuevos mercados, los grandes bancos instalados en los centros finan-
cieros offshore, convierten a estos paraísos fiscales para no residentes en plataformas des-
de donde llevar a cabo operaciones con mayor margen de libertad y menores «costes fis-
cales». Al mismo tiempo, durante los años ochenta y siguientes, los grandes bancos
internacionales van orientando su actividad hacia la denominada banca privada o per-
sonal destinada a las personas ricas y hacia la banca de negocios o de inversiones, menos
regulada por los Estados, que gestiona grandes patrimonios y coopera a las fusiones y
adquisiciones de empresas, aumentando el poder de las finanzas en la sociedad.
Y los nuevos agentes e instituciones financieras, como los fondos de inversión co-
lectiva, canalizan el ahorro individual hacia las bolsas de valores y demás mercados del
dinero, atraídos por los nuevos productos financieros que han surgido en los merca-
dos financieros desregulados desde comienzos de los ochenta y que se extienden a los
demás mercados. El ahorro individual se pasa de las imposiciones a plazo fijo en los
bancos y en las cajas de ahorro, a la inversión en bolsa que se populariza y divulga en-
tre las clases medias. En ninguna parte como en los EE.UU. la inversión en las bolsas
adquiere tal dimensión: si en 1956, tan sólo el 5 por 100 de los ciudadanos invertía en
Bolsa, en 1999 los ciudadanos estadounidenses tenían más dinero en los mercados
bursátiles que en las cuentas bancarias (Estefanía, Diccionario, 26). Y en España, los
nuevos mercados financieros son testigos del crecimiento del volumen de las inversio-
nes por parte de las instituciones de inversión (fondos, agencias, banca), que pasa de
un importe de 6.355 millones de euros invertidos en 1988 a una cifra en septiembre
de 2001 más de 30 veces superior, situándose en 204.458 millones de euros (Spanish
Financial System, 8).
troles para las salidas y entradas. A partir de la fluctuación libre del cambio de las di-
visas, en función de las políticas y los factores de la coyuntura económica en cada país,
las variaciones del tipo de cambio condicionan el comercio exterior, el nivel de los
precios internos y las economías nacionales en su conjunto; pero sobre todo, la finan-
ciación de las políticas estatales de redistribución de rentas y de protección social acu-
san la transformación producida en el entorno internacional encontrándose con gra-
ves condicionantes.
La verdad es que dado el volumen de divisas que acompaña a los intercambios co-
merciales en el mundo actual, en que las exportaciones e importaciones representan
un alto porcentaje del PIB, basta que, por ejemplo, los exportadores e importadores
adelanten o demoren sus prácticas de cambios de divisas para que se ejerza una pre-
sión al alza o a la baja sobre el tipo de cambio. Los mercados ya nunca se comporta-
rán con tranquilidad durante mucho tiempo. Si el dinero afluye hacia una divisa, tie-
nen que bajarse los tipos de interés para disminuir el apetito de los inversores a fin de
que no se disparen los tipos de interés. Y, si el dinero está abandonando una divisa,
habrá que elevar los tipos de interés para persuadir a los inversores para que se que-
den, todo ello independientemente de que tales movimientos del tipo de interés sean
buenos o malos para la economía nacional.
Además, ahora el dinero no se mueve gradualmente, sino que lo hace en tales ava-
lanchas que las variaciones de los tipos de interés resultan dramáticas, amplificando
aún más el lado maligno de sus efectos. Al final, el país se ve obligado a ceder, permi-
tiendo que el tipo de cambio de su moneda vaya en la dirección que deseen los mer-
cados. Ésos fueron los casos ya históricos del Reino Unido en 1992, cuando el mag-
nate Soros provocó la devaluación de la libra y su salida del sistema monetario
europeo de tipos de cambio; el de Francia en 1993 ante la huida de capitales de las po-
líticas socialistas del Gobierno de Mitterrand; en 1997-1998, la crisis de las economías
del Sudeste asiático vinculadas al dólar, que analizaremos; Brasil en 1999 y Argentina
en 2001. De ahí que en un mundo en el que ni los tipos fijos de cambio ni su fluctua-
ción libre respetan la soberanía de los Estados, en Europa se optase por la creación de
una moneda única, el euro, como única salida. El fondo del asunto es que ningún país
puede mantener simultáneamente el libre movimiento de capitales por sus fronteras y
unos determinados tipos de interés y de cambio. Todos los países europeos se han en-
frentado al dilema de qué política económica aplicar en un entorno en el que los flu-
jos sísmicos de capital cruzan sus fronteras libremente a su antojo, imponiendo con-
diciones no sólo sobre las políticas de tipos de interés y de cambio sino sobre la misma
política presupuestaria inclusive. La cruda realidad demostró que, en una era de tipos
de cambio flotantes, ningún país europeo tenía ya por sí mismo la misma capacidad
autónoma para gestionar la demanda, que esto sólo podía recuperarse a escala euro-
pea (Hutton, The World, 410-412).
No obstante, en todo caso la liberalización de las economías y de las finanzas que
quedó consolidada por las políticas representadas por Ronald Reagan y Margaret
Thatcher, adoptadas en los EE.UU. y en el Reino Unido, y establecidas, de un modo u
otro, en los restantes Estados, mantiene como objetivo central la atracción del capital
flotante con el que alimentar la financiación de la industria, las políticas estatales y has-
30 LOS PARAÍSOS FISCALES
El desgobierno mundial
Actualmente, como el auténtico global player o agente mundial, el capital se mueve
sin control por los mercados nacionales de alcance internacional en su expresión como
capital financiero, desde Zúrich a Singapur, pasando por Nueva York; o de Londres a
Tokio pasando por las islas Caimán o Liechtenstein. El trabajo y las economías, más o
menos abiertas, siguen cercadas por las fronteras nacionales y los ámbitos regionales; y
la globalización actual es ante todo un hecho financiero. La unificación de las reglas
para la circulación libre de los capitales, y su inversión allí donde encuentran mayor
rentabilidad, fue el contenido básico de las negociaciones sucesivas de la llamada Ron-
da Uruguay dentro del GATT. Aunque el gran impulso vino a partir del llamado Con-
senso de Washington, que recogía entre sus diez puntos la libertad de los intercambios
comerciales, es decir, el desmantelamiento aduanero y la libre circulación de capitales
en el mundo; en política monetaria defendía los tipos de interés reales positivos para
atraer los capitales y las inversiones extranjeras garantizándoles las mismas ventajas que
a las inversiones nacionales, junto con la privatización o venta de los activos estatales y
la desregulación o eliminación de toda regulación contraria a la libre iniciativa y a la li-
bre competencia. Y todo eso se plantea como una cuestión técnica de economía pura,
no política y, por tanto, no discutible porque en las nuevas condiciones no hay alterna-
QUÉ ES LA GLOBALIZACIÓN FINANCIERA 31
tiva; la única solución posible es ésa. De ahí que se le llame «el pensamiento único»,
cuyo paradigma sigue siendo el Consenso de Washington como conjunto de recetas po-
lítico-económicas que en 1989 resumían el pensamiento imperante en la elite dirigente
de Washington, sede del FMI y del Banco Mundial, que se consagraba como única po-
lítica posible para el crecimiento económico y el bienestar de los pueblos, que venía
aplicándose desde los años ochenta y se desarrollaría en los noventa.
En las primeras rondas de la negociación del GATT, la tercera pata del sistema de
Bretton Woods fue los EE.UU., los grandes países europeos y Japón, los que partici-
paban principalmente, abordando el desmantelamiento progresivo de las barreras
protectoras entre sus respectivos mercados. Posteriormente, este desmantelamiento se
irá extendiendo a los países periféricos en materia de productos manufacturados y, en
los años ochenta, los ámbitos de negociación se fueron ensanchando. Estos grandes
acuerdos de liberalización de los intercambios comerciales fueron los que progresiva-
mente llevaron a la unificación de los mercados mundiales. En 1994, la Ronda Uru-
guay, que fue la última de las rondas negociadoras, incluyó la liberalización del co-
mercio agroalimentario, servicios y propiedad intelectual (protección de marcas,
reconocimiento internacional de patentes, etc.). Con la creación en 1995 de la Orga-
nización Mundial del Comercio (OMC), se logra lo que no se había logrado cuando
tuvo lugar la creación del FMI y el Banco Mundial, que es dotar de una estructura in-
ternacional al GATT; se produce, pues, la consolidación de la política global de libe-
ralización y desregulación y su inserción en el funcionamiento del sistema económico
mundial. El derrumbe del imperio soviético da lugar, si no al fin de la historia, sí a la
incorporación de Rusia y los países de su hasta entonces área de influencia, al único
mundo financiero realmente existente.
La especulación financiera
Una característica fundamental de los mercados financieros integrados globalmen-
te es el desencadenamiento frecuente de movimientos especulativos que tienen su ma-
nifestación más visible en los flujos financieros volátiles, en los llamados capitales go-
londrina, que entran y salen en breve plazo de los mercados de divisas o de valores y
de unos u otros países, resaltando la inestabilidad propia del mundo financiero actual.
La información cotidiana de la evolución de los mercados, con sus alzas y bajas en los
índices, nos revela el hecho del equilibrio precario en que se desarrollan los mega-
mercados financieros desde los años noventa, con su inestabilidad generada por la li-
beralización y desregulación de las economías nacionales como un hecho generaliza-
do, si exceptuamos China.
Los flujos financieros internacionales, así como los flujos nacionales, se componen de
muy diversos tipos de transacciones sobre préstamos y créditos bancarios, acciones, bo-
nos u obligaciones y una gama cada vez más amplia de valores mobiliarios, porque los
QUÉ ES LA GLOBALIZACIÓN FINANCIERA 33
productos financieros y las transacciones surgen por doquier. Un primer dato que hemos
de destacar es que los mercados de valores, los mercados denominados primarios, donde
se emiten por primera vez los títulos y se genera la financiación de las empresas, tienen
un reducido papel; mientras el volumen de los mercados secundarios, donde se negocia
con títulos ya emitidos y adquiridos, alcanza cotas crecientes de mayor importancia; por
ejemplo, a finales de 2001 la tenencia media de las acciones era de sólo siete meses. Y es
que el objeto principal de los mercados del dinero es la especulación financiera.
riesgo financiero van mucho mas allá del riesgo empresarial motivado por el desarro-
llo y fabricación de un nuevo producto de consumo o el desarrollo de nueva tecnolo-
gía o la implantación de un nuevo servicio.
Y los beneficios obtenidos por los operadores financieros, agencias, corporaciones
o personas acaudaladas no crean ninguna riqueza ni bienestar generalizado fuera del
mero enriquecimiento personal o la acumulación de poder financiero, que servirá para
seguir apostando, especulando y a partir de niveles de «excelencia», los fondos acu-
mulados quizás sirvan también para crear y nutrir fundaciones y hasta ONG dedica-
das a la resolución de los problemas del mundo que ellos mismos han agravado. Fue
en los años ochenta cuando surge en los EE.UU. la manía de las fusiones y adquisi-
ciones con múltiples propósitos como resultado del deseo de protección y mejora de
los beneficios y también del prestigio y poder de los managers o gerentes (Galbraith,
The World Economy, 249). De este modo, en un nuevo entorno financiero global, se
gesta una acumulación del poder financiero con fusiones y adquisiciones empresaria-
les, bancarrotas y liquidaciones de empresas, especialmente a partir de las privati-
zaciones de empresas y bancos estatales estimuladas por el llamado Consenso de
Washington, compendio de la doctrina neoliberal imperante. Estas fusiones y adqui-
siciones preparan el camino y conceden el poder real a una generación de financieros
que pueblan los bancos industriales y de inversión (merchant bank), inversores insti-
tucionales, agencias de valores y grandes compañías aseguradoras.
Las empresas industriales o de servicio resultan ser ante todo un valor financiero,
antes que una organización privada de recursos que integra trabajo y capital para la
producción de bienes o prestación de servicios demandados por el mercado. Las em-
presas per se, no sus productos, se convierten en objeto del mercado, de adquisición
privada y pública y de negociación financiera; son valoradas continuamente en térmi-
nos bursátiles y se compran y se venden según precios del «mercado», un nuevo tipo
de negocio como nos describe el protagonista del film Pretty Woman, que compra y
vende astilleros u otras empresas a través de su recién estrenado teléfono móvil. Y, por
otro lado, la cotización de las acciones de las sociedades anónimas, de sus participa-
ciones en el capital, se elevan y descienden en bolsa en función de expectativas futu-
ras o de espejismos de los inversores, aunque el dividendo sea cero desde su constitu-
ción, como durante años ha sido el caso de Terra, filial de Telefónica y proveedor de
servicios de internet.
Especuladores institucionales
Para la segunda mitad de los noventa, las instituciones dominantes en los merca-
dos financieros son los llamados inversores institucionales, que abarcan desde las com-
pañías de seguros de vida, que invierten parte de su capital en sociedades de inversión,
los fondos de pensiones que gestionan los ahorros para la jubilación de los asalariados,
hasta los fondos de alto riesgo o hedge funds para la especulación, los fondos de in-
versión colectiva o los holdings o sociedades de cartera, convertidas muchas de estas
entidades en actores de la globalización. Estos fondos de inversión colectiva permiten
36 LOS PARAÍSOS FISCALES
mercancía, del tipo de cambio de las monedas fuertes o de los tipos de interés, el sis-
tema desarrolla instrumentos para alcanzar una mayor estabilidad en el encuadre, en
un entorno que proporcione seguridad a las inversiones, que a su vez se instrumenta-
liza convirtiéndose en nuevos modos de operar. En resumen, el actual sistema de fi-
nanzas globales produce incertidumbre e inestabilidad como plataforma de la especu-
lación y al mismo tiempo genera instrumentos y medios para neutralizar esta
incertidumbre primando a los especuladores. La existencia del riesgo imprevisible es
la razón de ser de los especuladores y, por eso, el sistema genera una serie de disposi-
tivos para reducir la incertidumbre de los beneficios del capital cuya búsqueda mue-
ve el sistema. De ahí que los paraísos fiscales como centros financieros para no resi-
dentes sean un recurso, un dispositivo o una funcionalidad más del sistema global, que
al integrarse en la propia estructura de un sistema desregulado le da vida y le aporta
flexibilidad y la libertad de acción que cada vez más requieren los agentes para arries-
gadas y lucrativas operaciones financieras basadas en la extraterritorialidad, facilitan-
do la especulación y contribuyendo a su inestabilidad.
el mundo, transitando por paraísos fiscales, en busca de máxima rentabilidad, sin ha-
cer distinciones entre fondos obtenidos conforme a la legalidad de aquellos de origen
ilícito, provenientes de «ingeniería contable», la evasión fiscal o el narcotráfico, la
corrupción o la delincuencia financiera. En el informe técnico de la OCDE de 1998,
sobre la competencia fiscal perjudicial, que analizaremos más adelante, quedó docu-
mentado que la globalización neoliberal ha creado un mercado de países o jurisdic-
ciones fiscales, con ofertas variadas para atraer a los capitales financieros flotantes, que
deambulan por el planeta en busca de mayores rentabilidades, combinando mayores
tipos de intereses y menores tipos fiscales, dando lugar al jurisdiction shopping o a la
comercialización con las legislaciones, que estudiamos en el capítulo 4.
De esta manera en las relaciones financieras internacionales se generan unos flujos
cuantiosos de capitales, que se estiman en torno a los dos billones de dólares diarios y
que pasan en un alto porcentaje por los centros financieros offshore o extraterritoria-
les, destinados a bancos, empresas, entidades y personas acaudaladas no residentes.
Para el capital que busca la máxima rentabilidad, mayores intereses con menores «cos-
tes fiscales», los centros offshore son paraísos fiscales que ofrecen sus regulaciones li-
vianas, sus sociedades fantasma (que consisten a veces en un simple buzón de correos),
la reducida o nula fiscalidad, el férreo secreto bancario, la carencia o ineficacia de los
tratados de cooperación judicial entre los Estados y sobre todo la estabilidad política
que ofrecen estos enclaves privilegiados, amparados por los propios Estados a los que
están vinculados, histórica, política o económicamente, o de los que son vecinos.
rían los mecanismos de transferencia que ofrecen la Reserva Federal de los EE.UU.,
aunque fuentes solventes subrayan la dificultad práctica de precisar el volumen de los
flujos financieros en un momento dado. En estas transferencias internacionales de fon-
dos cumplen un papel destacado dos tipos de organizaciones y de mecanismos instru-
mentales. En el plano de la tecnología de la intercomunicación financiera sobresale la
Sociedad Mundial de Telecomunicaciones Financieras Interbancarias o SWIFT, una
red de telecomunicaciones financieras mundiales de alta calidad entre bancos y enti-
dades, que se define como «la gestión de mensajes sin recurso a la intervención ma-
nual, excepto por razones excepcionales [...] utilizando las manos tan solamente una
vez, preferiblemente la mano del cliente» y «directo de cliente a cliente». La red
SWIFT integra vía telemática los equipos y sistemas informáticos de más de 7.000 en-
tidades y procesa varios millones al día de transferencias electrónicas codificadas, se-
gún sus propios registros (www.swift.com).
Esa masa de operaciones financieras por vía electrónica (compras de acciones, bonos,
depósitos, préstamos) se verá simplificada periódicamente; y todas esas operaciones serán
consolidadas posteriormente mediante las correspondientes cámaras de compensación
electrónica interbancaria o de clearing. La compensación es una operación practicada nor-
malmente en el sistema bancario, que consiste en acumular todos los créditos y las deudas
que los agentes económicos disponen unos sobre otros y liquidar y abonar los saldos re-
sultantes, operación que actualmente también se realiza electrónicamente, reduciéndose o
eliminándose el desplazamiento de efectivo. Hoy en día, los instrumentos fundamentales
y decisivos en las transacciones financieras internacionales son los sistemas informáticos de
las empresas, de las entidades financieras y los nodos de intercambio que relacionan a unas
con otras, independientemente de la localización geográfica de cada uno de los intervi-
nientes y las cámaras de compensación electrónica interbancaria, porque estas últimas son
las que facilitan que sólo los saldos reales resultantes de las operaciones cruzadas entre
unos y otros puedan dar lugar a entregas de dinero en efectivo. A la simplificación de las
operaciones en los pagos internacionales se une una importante garantía de seguridad,
puesto que los agentes económicos individuales no siempre conocen el grado de fiabilidad
de sus deudores, mientras que un importante organismo financiero dispone de informa-
ciones y de medios de presión particularmente persuasivos.
De ahí el lugar preponderante que en el sistema financiero mundial ocupan ac-
tualmente estas cámaras de compensación, que garantizan la solvencia de la contra-
parte y registran las operaciones realizadas. En toda el área europea, las dos socieda-
des de compensación o de clearing con status internacional, Clearstream en Luxemburgo
y Euroclear en Bélgica, conservan e intercambian los títulos de todas las operaciones
que se realizan a través de ellas, y cuyo origen y desarrollo estuvo asociado al merca-
do de los eurodólares, que a su vez originó la expansión de los paraísos fiscales, como
veremos en el siguiente capítulo. Euroclear se autocalifica como el mayor sistema para
las transacciones internas e internacionales de títulos de valores, abarcando fondos de
42 LOS PARAÍSOS FISCALES
Expertos de la Red por la Justicia Fiscal (Tax Justice Network), según cálculos fia-
bles, estiman el valor de los activos depositados en los paraísos fiscales en más de 11 bi-
llones de dólares, más de un tercio del PIB anual mundial. Y a finales del 2000, las islas
Caimán tenían unos activos financieros en sus numerosos bancos por un valor superior
a los depositados en los bancos de Francia. Como parte de los mercados financieros glo-
bales se desarrollan operaciones financieras offshore, como hemos expuesto en el capí-
tulo anterior, en una serie centros que destacan por su oferta de servicios opacos para no
residentes, verdaderos paraísos fiscales integrados en el sistema de las finanzas mundia-
les, como lo demuestran los informes del FMI y el análisis documentado del Banco de
Inglaterra sobre los flujos financieros vía estos centros privilegiados.
El fenómeno de los llamados paraísos fiscales, como centros financieros que son
ante todo, no puede explicarse sin entender el desarrollo de las particularidades del
mercado de la financiación extraterritorial, para los no residentes, como una parte de
los mercados de capitales, que son globales desde que, a comienzos de la década de
los noventa, quedó consumada la supresión de los controles de cambios, bancarios y
financieros y la liberalización de intercambios comerciales, permitiéndose que el capi-
tal financiero se mueva libremente y en tiempo real; en contraste con el movimiento
de las personas que sigue fuertemente regulado. Para entender esa compleja realidad
denominada centros financieros extraterritoriales, paraísos fiscales o con otros nom-
bres, intentaremos identificar en este capítulo sus características fundamentales.
Diferentes denominaciones
Cuando se menciona el vocablo «paraíso» se suscita de inmediato la imagen bíbli-
ca de un lugar mítico que, al llevar asociado el término el término «fiscal», denotaría
la idea opuesta al pago de impuestos como algo propio del «infierno». Y de hecho en-
contramos sitios en internet que en ese sentido contraponen descaradamente el tér-
44 LOS PARAÍSOS FISCALES
La City londinense
Este fenómeno financiero offshore arranca del colapso del sistema de Bretton Woods
a comienzos de los setenta, como vimos en el capítulo anterior, que privó de funda-
48 LOS PARAÍSOS FISCALES
mento al FMI y al Banco Mundial, puesto que ya no había sistema de tipos de cambio
fijos que vigilar y gestionar. Si los países querían créditos a corto plazo, podían nego-
ciar sus condiciones con los propios bancos estadounidenses que disfrutaban de una
gestión de préstamos liberada de los anteriores controles, tendencia que también hizo
disminuir dramáticamente la importancia del Banco Mundial.
Cualquiera que fuera su nivel de desarrollo, los países podían obtener préstamos
directamente de Wall Street o de los bancos internacionales que operaban ya en el
mercado del eurodólar en Londres. Este mercado con vastas sumas de dólares expa-
triados había surgido en los sesenta cuando los gobiernos, los bancos centrales y las
corporaciones multinacionales obtenían empréstitos y concedían préstamos con los
dólares que habían adquirido en el centro offshore de Londres, libre de los controles
estadounidenses. Desde que se levantaron los controles de capitales, los bancos esta-
dounidenses se apresuraron hacia la City para captar los mercados perdidos, median-
te una política agresiva de préstamos. La City de Londres está, pues, en el origen de
la financiación offshore, hecho favorecido también por factores puramente británicos.
La razón profunda de por qué la especialidad de la financiación para no residen-
tes u offshore se originó en Londres y del papel de la City la ha resumido muy bien
Will Hutton, un excelente analista de nuestro tiempo. Desde el fracaso de los intentos
británicos de volver al patrón oro en los años veinte hasta los déficit sistemáticos de la
balanza comercial del Reino Unido en la etapa de la inmediata posguerra, todo pare-
cía indicar que la City londinense tendría que ceder su papel como centro de las fi-
nanzas mundiales a Nueva York, sobre todo, por la debilidad de la libra esterlina y la
fortaleza del dólar. Pero, desde mediados de los sesenta, la City sacó provecho de un
status de centro offshore, específico para no residentes, el único mercado financiero
del mundo donde se realizaban transacciones en moneda no local. La política tributa-
ria británica incentivó la creación en Londres de un mercado para los dólares en ma-
nos de no estadounidenses, como fueron los eurodólares, cuyo abastecimiento queda-
ba garantizado por las ambiciosas empresas multinacionales y los déficit comerciales
de los EE.UU. En resumidas cuentas, Londres se convirtió en una extensión offshore
de Nueva York, creando un gran mercado en eurodólares que le ha hecho ser ahora el
mayor centro financiero internacional (Hutton, The World, 243 y 246-247).
El Informe de referencia del FMI también señala que en los años sesenta y setenta
las islas de Canal de la Mancha, Jersey, Alderney, Guernesey y Sark, y la isla de Man,
«dependencias de la Corona británica», comienzan a ofrecer facilidades y atractivos
tributarios y legales similares a Luxemburgo desarrollando un importante sector fi-
nanciero extraterritorial.
Desde los sesenta, Jersey fue adoptando medidas para convertirse en un paraíso fis-
cal para no residentes, cuya importancia mundial merece una mención especial, te-
niendo presente que bancos e instituciones financieras españolas, como el BBVA y
Gescartera, vienen manteniendo estrechas relaciones con esta isla. Jersey es una isla si-
tuada a unos 20 kilómetros de la costa francesa y a cuarenta y cinco minutos de vuelo
desde la City de Londres, con una población de 87.000 habitantes, donde actualmen-
te están registradas unas 40.000 sociedades y es sede de numerosos trusts o fideicomi-
sos no registrados, la mayoría de los cuales están exentas de tributación o sujetas a re-
gímenes especiales para no residentes; y carece de impuesto sobre sucesiones o sobre
los rendimientos del capital. Según un estudio del profesor Prem Sikka de la Univer-
sidad de Essex en el Reino Unido, la isla normanda de Jersey no es ni parte del Reino
Unido ni miembro de la Unión Europea y, por tanto, no está sometida a ninguna le-
gislación financiera británica y/o de la Unión Europea. Sin embargo, el Reino Unido
ha negociado un status especial que permite a Jersey disfrutar de unas condiciones co-
merciales favorables con la Unión Europea, pero sin las correspondientes obligaciones
políticas, sociales y económicas. Su status constitucional singular, que excede toda ra-
50 LOS PARAÍSOS FISCALES
Bahréin y Singapur
35.000 habitantes y un PIB anual de casi 900 millones de dólares, disponían de unos
activos externos depositados en 450 bancos por un valor de 782.000 millones de dó-
lares, un valor superior a los depósitos en Francia o Suiza y algo menor que los de
EE.UU. y Alemania.
Al amparo del gigante estadounidense, la importancia de estas islas caribeñas se
verá reflejada cuando analicemos los diversos aspectos de los paraísos fiscales; por
ejemplo, la integración de España en los mercados financieros globales ha hecho que
en las islas Caimán tengan sociedades registradas casi todos los grandes bancos espa-
ñoles, desde el BBVA, el SCH, el Banco Popular o Pastor hasta el Banco de Sabadell
y la Caixa. El éxito de estos centros offshore, como subraya Joseph Stiglitz, no se debe
evidentemente a que los banqueros de las Caimán o de las Bahamas sepan más de ban-
ca que los banqueros de Wall Street sino a que disponen de menos regulaciones y las
aplican de modo más flexible, gozan del secreto bancario y de beneficios fiscales (Sti-
glitz, Los felices noventa, 379).
Tras estos éxitos iniciales de los centros financieros para no residentes ya menciona-
dos, cierto número de pequeños países intentaron atraer este negocio de la actividad fi-
nanciera offshore, comenzando la proliferación de los paraísos fiscales. Como ocurre en
todo tipo de mercados, es manifiesta la competencia entre los centros financieros extra-
territoriales. Muchos tuvieron poco éxito, porque fueron incapaces de ofrecer ninguna
ventaja por encima de las disponibles en los centros financieros más asentados; sin em-
bargo, «esto condujo a los recién llegados a recurrir al lado menos legítimo del negocio»,
según la púdica expresión traducida de los autores del informe del FMI (OFCs. IMF
Background, 10-11) empleada para reseñar las actividades ilícitas de los paraísos fiscales.
En todos los informes relativos a los centros financieros offshore, los expertos del FMI
se muestran incapaces de reconocer abiertamente que la financiación para no residen-
tes, desregulada y opaca se presta a toda clase de chanchullos; y que sus propios datos
demuestran que, desde el comienzo, la aceptación por la comunidad de los grandes paí-
ses, de la inaplicación en estos micropaíses de las reglas bancarias ya entonces vigentes y
la introducción de la dualidad del sistema bancario establecido, un sistema para resi-
dentes y otro para no residentes, junto con la opacidad y el secretismo bancario, estaba
poniendo las bases para el fomento del blanqueo de dinero sucio y la financiación de la
delincuencia internacional en los centros financieros extraterritoriales.
Según esta información del organismo internacional referido, hacia finales de los no-
venta, la atracción ofrecida por la banca extraterritorial al parecer se estaba trasladando
a las instituciones de los países desarrollados, a medida que perdían importancia los re-
quisitos de reservas de capital, los controles de los tipos de interés y de capital, mientras
seguían siendo poderosas las ventajas fiscales de los centros financieros extraterritoria-
les. Así mismo, algunos importantes países industrializados empezaron a poner a dispo-
sición incentivos similares en su propio territorio. Por ejemplo, en 1981 los EE.UU. es-
tablecieron en Nueva York y en las mayores ciudades estadounidenses las denominadas
DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE PARAÍSOS FISCALES 53
Además de todas esas actividades bancarias para no residentes reseñadas, los ser-
vicios prestados por los centros financieros extraterritoriales se extienden a la gestión
de fondos, pólizas de seguros, negocios fiduciarios, planificación fiscal y actividad de
las compañías offshore, cuya actividad los expertos del FMI dicen que «se tiene la im-
presión» de que ha crecido en los últimos años, aunque se quejan de que sea muy es-
casa la información estadística disponible.
Hemos de advertir de la importancia práctica del concepto de centro financiero offsho-
re, puesto que este documento técnico que analizamos, elaborado por los expertos del De-
partamento de Asuntos Monetarios y de Cambios del FMI, habría de servir de base para la
decisión del Consejo de Dirección del FMI en julio de 2000, de implicar a este organismo
en un programa de la evaluación de los centros financieros offshore, que, por otra parte,
como veremos mas adelante, no parece haber servido para mucho.
tre los diferentes tipos de centros financieros, aunque ésta resulta ser una tarea difícil
dada su inserción en la realidad financiera mundial. Así, en sentido amplio, entienden
de entrada que un offshore financial center podría definirse como cualquier centro fi-
nanciero donde tiene lugar actividad offshore o extraterritorial, es decir, dedicada a no
residentes.
Sin embargo, esta definición simple incluiría a todos los principales centros finan-
cieros del mundo, en los cuales apenas se distingue entre los negocios offshore o ex-
traterritoriales, para no residentes, y onshore o territoriales, para residentes. Esto se ve
claramente en el caso de un préstamo a una persona o entidad no residente que posi-
blemente sea financiado en el propio mercado financiero del centro, donde los pro-
veedores de fondos pueden ser entidades o personas residentes o no residentes en el
ámbito territorial. De modo similar, en el caso de un gestor de fondos puede muy bien
que no distinga entre clientes residentes y aquellos no residentes.
Para salvar esta dificultad conceptual, los expertos del FMI optan por una aproxi-
mación pragmática que revela hasta qué punto la realidad de los paraísos fiscales tie-
ne sus raíces en el nuevo sistema financiero globalizado. Consideran que resulta más
útil a los fines expositivos de este documento que tales centros financieros como, por
ejemplo, Londres, Nueva York o Tokio sean definidos como «centros financieros in-
ternacionales» (International Financial Centres o IFCs), quedando, por tanto, exclui-
dos de la definición de centros financieros extraterritoriales. Aunque hacen constar
que en algunos casos, como en los centros financieros de Nueva York y Tokio, parte
de su actividad, aunque no toda, se lleva a cabo por instituciones que gozan de un tra-
to favorable por razones fiscales o de otro tipo, como es el caso de las denominadas
«Facilidades Bancarias Internacionales» en EE.UU. (US International Banking Facili-
ties o IBFs) y del «Mercado Japonés Extraterritorial» (Japan Offshore Market o JOM),
que consisten en «espacios legales acotados» para conceder ciertos beneficios fiscales;
es decir, virtuales paraísos fiscales.
Por tanto, concluyen que una definición más práctica de centro financiero offsho-
re es la de un centro donde el grueso de la actividad del sector financiero es offshore
en ambos lados del balance o estado de cuentas; es decir, las contrapartes de la mayo-
ría de los activos y pasivos de las instituciones financieras están referidas a personas o
entidades no residentes, donde las transacciones son iniciadas en otra parte, fuera de
esa jurisdicción, y donde la mayoría de las instituciones implicadas son controladas
por no residentes.
Si tenemos presente la exclusión de los denominados centros financieros internacio-
nales y el sentido pragmático y puramente financiero de esta definición, nos daremos
cuenta del componente ideológico soterrado y su carácter pretendidamente técnico y
funcional. Aparte de que resulte absurda la justificación indirectamente de la integración
en los mercados financieros mundiales de la isla Nauru o Gibraltar, de Liechtenstein o
las islas Caimán, donde la irrelevancia de su economía local contrasta con la desmesura-
da importancia del volumen financiero de su actividad para no residentes. De este
modo, a estos microestados o entidades políticas autónomas, islas o enclaves geográfi-
cos, considerados como centros financieros extraterritoriales –prosigue el documento–
se les menciona generalmente como jurisdicciones extraterritoriales u offshore que tie-
DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE PARAÍSOS FISCALES 57
Para esta Oficina del Departamento de Estado, especializada en la lucha contra el nar-
cotráfico, el principal atractivo de los centros financieros offshore resulta ser frecuente-
DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE PARAÍSOS FISCALES 59
menes fiscales preferenciales, analizando y definiendo las características de una y otra si-
tuación. Por un lado, distingue los países miembros de la OCDE que disponen de regí-
menes fiscales preferenciales que afectan a la regulación de los seguros, la gestión de los
fondos de inversión, la banca, los registros navieros, a las sedes centrales de empresas u
otros regímenes específicos. Estos regímenes preferenciales, perjudiciales para los demás
Estados, se caracterizan por una baja o nula fiscalidad; carecen de transparencia, porque
no están claros o tienen una aplicación y supervisión inadecuada y no proporcionan un
intercambio efectivo de información con relación a ese régimen específico; todo ello con
la finalidad de obtener importantes beneficios recaudatorios propios en perjuicio de la
recaudación fiscal de otros Estados, de donde proceden los capitales acogidos a esos re-
gímenes tributarios especiales. Serían, pues, situaciones de prácticas fiscales perjudiciales,
pero de menor amplitud y de menor relevancia que las de los paraísos fiscales.
Por otro lado, son considerados paraísos fiscales aquellos otros países o territorios
que están en condiciones de financiar sus servicios públicos sin impuesto sobre la ren-
ta o con un impuesto insignificante y que ofrecen a los no residentes la posibilidad de
sustraerse al impuesto en su país de residencia, contribuyendo activamente a la ero-
sión de la recaudación de los impuestos sobre la renta en los demás países y no coo-
perando en la lucha contra la competencia fiscal nociva. Según el informe citado, en
el contexto internacional, los paraísos fiscales cumplen tres funciones principales:
• Ofrecen un lugar para efectuar inversiones pasivas como son los depósitos ban-
carios de fondos; no se trata de inversiones directas en la economía productiva.
• Ofrecen un lugar para atribuir beneficios «puramente contables» a las entidades
registradas; aunque la actividad real se haya desarrollado fuera de ese lugar.
• Y permiten poner a buen recaudo los asuntos de los contribuyentes, particular-
mente sus cuentas bancarias, frente a una investigación de las autoridades fisca-
les de otros países.
Ahora bien, todas esas funciones indicadas son susceptibles de causar perjuicios a los
sistemas tributarios de los demás países, facilitando la evasión y el fraude fiscal por parte
de las personas y de las sociedades constituidas en los centros offshore; por consiguiente,
para la identificación de esos paraísos fiscales, la OCDE señala cuatro criterios:
La primera característica es que la jurisdicción fiscal carezca de impuestos o sean
insignificantes. Pero este primer criterio no es suficiente para la OCDE, apegada al
DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE PARAÍSOS FISCALES 61
En otras palabras, este Informe de 1998 de cierto rigor técnico presenta las limita-
ciones propias de la doctrina neoliberal subyacente defensora del predominio de la
función reguladora del mercado y, en consecuencia, el problema de los paraísos fisca-
les queda reducido a una cuestión de competencia desleal, desequilibrada y, sobre
todo, perjudicial entre los sistemas fiscales de los Estados. Por tanto, relega a la cate-
goría de criterio adicional lo que veremos es la razón de ser de la actividad de los cen-
tros financieros extraterritoriales, origen de sus efectos perniciosos, como es su segre-
gación de la economía local del país o territorio.
Los once años que a la OCDE le costó precisar los cuatro criterios indicados reve-
lan, más que la dificultad técnica, las dificultades de las negociaciones multilaterales
dados los intereses encontrados. En aplicación de tales criterios, el Informe de la
OCDE de 2000 identificó 35 países o territorios como paraísos fiscales, entre los cua-
les se cuentan Andorra, Gibraltar, Mónaco, Liechtenstein, isla de Man y otros depen-
dientes de Estados de la Unión Europea y de EE.UU.; excluyendo a otros seis paraí-
sos fiscales tan notorios como las Caimán, Bermudas, Chipre, Mauricio, Malta y San
Marino porque simplemente habían comunicado su «compromiso anticipado» de su-
primir tales características, con la finalidad de no verse incluidos en la lista publicada.
Y descartó a otras seis jurisdicciones, sin publicar sus nombres, pero que estaban den-
tro del total de 47 países o territorios examinados por el Comité Fiscal de la OCDE.
Desde una estrategia multilateral, la OCDE a través de su Comité de Asuntos Fis-
cales abrió negociaciones con estas jurisdicciones identificadas, conforme al procedi-
miento previsto, para que aquellas jurisdicciones dispuestas a cooperar en la elimi-
nación de las prácticas fiscales perjudiciales evitaran así ser clasificadas como no
cooperantes. Estas negociaciones tropezaron con fuertes intereses en contra, porque
desde el principio, paradójicamente, dos de sus miembros, Suiza y Luxemburgo, con-
siderados paraísos fiscales, se opusieron a este programa. Y, con las presiones de la
Administración Bush, el Informe de 2001, Proyecto contra las prácticas fiscales per-
judiciales, modificó la aplicación de los criterios, requiriendo únicamente la transpa-
rencia y el intercambio de información y abandonando la OCDE la aplicación del cri-
terio de la carencia de actividad sustancial para caracterizar a los paraísos fiscales,
como analizamos en el capítulo 8. De modo que de los 42 centros offshore registra-
dos por el FSF y la lista de 35 paraísos fiscales de la OCDE quedaron reducidos en
diciembre de 2003 a cinco los «no cooperantes», Andorra, Mónaco, islas Marshall,
Liberia, Liechtenstein; manteniéndose la situación del resto hasta finalizar el plazo
previsto de 2005.
DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE PARAÍSOS FISCALES 63
territorial como una jurisdicción en la que las transacciones financieras con no resi-
dentes superan con mucho las transacciones referidas a la economía local, ofreciendo
un atractivo entorno fiscal y legal (Dixon, 106). Es el caso ilustrativo del centro finan-
ciero extraterritorial de las islas Caimán, que, con un PIB de 900 millones de dólares
en el 2000, los activos depositados en sus 450 bancos ascendían a 782.000 millones de
dólares; y el valor de los 2.298 fondos de inversión y de pensiones registrados allí al-
canzaba 196.000 millones de dólares.
Básicamente, nos centramos en aquellos países y territorios en los que la realiza-
ción de actividades bancarias internacionales se ve facilitada por los bajos tipos de tri-
butación, la ausencia de controles de cambio y de reglas bancarias y escasa legislación;
y en los cuales el volumen de actividad bancaria extraterritorial no guarda ninguna re-
lación con la dimensión y las necesidades del mercado interno. Generalmente, la acti-
vidad financiera representa una parte muy importante del PIB de esos lugares, que se
valora en un 30 por 100 en las Bermudas, 35 por 100 para la isla de Man, 56 por 100
para la isla de Guernesey, 54 por 100 para la isla de Jersey o del 16 por 100 para las
Bahamas. En cualquier caso, aunque su valoración resulte imprecisa y aproximada
precisamente por la opacidad inherente a estos centros, es innegable que estos paraí-
sos fiscales atraen unos volúmenes de capital desproporcionados con la importancia
de su actividad económica local, industrial o de servicios. Según un estudio estadou-
nidense de 1994, los centros offshore que tenían más que el 1,2 por 100 de la pobla-
ción mundial, representaban el 3 por 100 del PIB mundial, acumulando el 26 por 100
de los activos y el 31 por 100 de los beneficios de las multinacionales estadounidenses
(Hampton, The offshore Interface, 6). Añadamos que para algunos paraísos fiscales tie-
nen gran importancia económica las actividades propias no financieras de la concesión
de banderas de conveniencia, como estudiamos en el capítulo 4.
En cuarto lugar, estos servicios financieros de los paraísos fiscales para no residen-
tes se prestan por instituciones bancarias y financieras registradas casi siempre en mi-
croestados o entidades políticas con amplio autogobierno, situadas en islas o enclaves
geográficos de cualquier lugar del planeta, como el caso de la islas Marshall. Cierto nú-
mero de importantes centros financieros extraterritoriales dispone de pocas institu-
ciones financieras de propiedad local, un gran número de «instituciones de fachada»
y de escasa actividad económica no financiera. Algunos países –como en el caso de
Hong Kong y Singapur– tienen un volumen significativo de negocios de «zona fran-
ca» o entrepôt, junto con la intermediación financiera. Más aún, se indica que la ex-
presión «centro financiero offshore» también se emplea en relación con zonas de re-
gulación o fiscalidad especial que se establecen dentro de las fronteras de un país para
atraer la actividad empresarial de no residentes (por ejemplo, Labuan en Malasia o el
Centro Internacional de Servicios Financieros de Dublín) (Dixon, 106) .
Sin embargo, de la calificación de paraíso fiscal extraterritorial consideramos que
habría que excluir aquellas regiones a las que los Estados tratan de atraer capitales
para inversiones productivas mediante el incentivo de la baja o nula tributación, que
generalmente no son denominadas centros financieros extraterritoriales, y para las
cuales la OCDE acuñó el término de regímenes fiscales preferenciales, como modali-
dad de prácticas fiscales perjudiciales para los demás Estados. En esta exposición,
consideramos que estos casos que, sin duda, entran en el debate sobre la competencia
fiscal y la regulación de la globalización económica, deben quedar excluidos para no
desvirtuar el análisis y, sobre todo, el repudio de las consecuencias nefastas de los cen-
tros offshore como paraísos fiscales, sin ignorar la connivencia de los poderes finan-
cieros de los grandes países.
En el contexto internacional actual, hay quienes destacan la dificultad técnica para
determinar objetivamente cuándo un territorio o jurisdicción merece por razón de su
régimen tributario el calificativo de paraíso fiscal, como zona, territorio o país fiscal-
mente privilegiado, por lo que tal calificativo supone una valoración política, ya que
DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE PARAÍSOS FISCALES 67
tal realidad tiene también sus defensores dentro de una concepción ultraliberal de la
economía y la política. Simplificando, digamos que en estas páginas con los términos
paraíso fiscal o centro financiero extraterritorial nos estamos refiriendo principalmen-
te a determinados microestados como Luxemburgo, Andorra o Liechtenstein; entida-
des infraestatales en islas como las Caimán o las del Canal de La Mancha, o en encla-
ves costeros como Gibraltar, además de incluir a un país singular como Suiza, los
cuales, mediante regímenes jurídicos opacos y reglamentaciones muy laxas, ofrecen
exenciones y beneficios atractivos para las transacciones financieras de personas acau-
daladas o de sociedades registradas que ni residen ni comercian en ese territorio; es
decir, realizan una actividad offshore o extraterritorial, desligada de la economía local.
En la realidad que los medios de comunicación nos muestran, representada por los
escándalos financieros y las investigaciones sobre el blanqueo de capitales ilícitos, des-
taca como característica fundamental de los paraísos fiscales que, ante todo, son «es-
pacios sin ley utilizados por las finanzas internacionales para sus propios fines», en ex-
presión de un miembro del Consejo Científico de Attac-Francia. Ése es el común
denominador que revelan todos los casos conocidos, a veces en apariencia sin víncu-
los directos con las finanzas mundiales, pero cuyo análisis detenido descubre la trama
oculta que pasa siempre por los centros financieros offshore. Por ejemplo, el caso del
petrolero Erika que naufragó frente a las costas francesas hace pocos años revela to-
dos los ingredientes de los paraísos fiscales como son la evasión fiscal, el blanqueo de
capitales o el logro del máximo lucro mediante las argucias de la «ingeniería contable»
de las corporaciones transnacionales y sus sociedades offshore constituidas para efec-
tuar simplemente transacciones legales o ilegales: la carga de Total Elf France se re-
vendía a un precio irrisorio a Total Elf Bermudas, que la revendía a su vez a su filial
italiana encargada de transportarla, revirtiendo la diferencia a una caja negra de la cor-
poración, gracias a una sociedad tapadera. Y en el caso de las participaciones prefe-
rentes en sociedades registradas en offshore por bancos y cajas de ahorro españolas,
como en otros casos que analizaremos, veremos también el importante papel de los pa-
raísos fiscales extraterritoriales en la especulación financiera a bajo coste, que pueden
representar una amenaza incluso para el equilibrio financiero del sistema global.
3
LOS PARAÍSOS FISCALES AMENAZAN LA ESTABILIDAD
FINANCIERA
A finales del año 2000, las Bahamas habían generado un PIB cercano a los 4.700
millones de dólares y disponían de unos activos bancarios por un valor próximo a
los de Bélgica, que había alcanzado un PIB lógicamente muy superior, de más de
253.000 millones de dólares; es decir, 50 veces mayor. Y los activos bancarios de otro
notorio paraíso fiscal como las islas Caimán, con un PIB anual de casi 900 millones
de dólares, superaban a los de la banca en Francia, un país con un PIB anual de unos
1,4 billones de dólares, casi 1.600 veces superior. Durante la última década, este in-
cremento del volumen financiero de las operaciones y de los depósitos de activos de
estos micropaíses o territorios convertidos en paraísos fiscales ha dado origen a un
mercado financiero extraterritorial o específico para no residentes. Este mercado fi-
nanciero especializado fomenta y al mismo tiempo se nutre de la especulación con-
tinuada que tiene lugar en los mercados de divisas y en los mercados de valores,
como revelan los sucesivos escándalos financieros de alcance transnacional, desde la
quiebra del Bank of Credit and Commerce International, el tristemente famoso
BCCI en 1991, a los casos de «ingeniería contable» como los de la multinacional ita-
liana Parmalat Finanziaria en 2004 o de Enron Corporation en 2001; y las operacio-
nes con las participaciones preferentes de las sociedades offshore de las cajas de aho-
rro y bancos españoles
El desarrollo alcanzado por los paraísos fiscales offshore va parejo con la integra-
ción de los mercados financieros de todo el mundo y con el predominio de las finan-
zas sobre la economía productiva y sobre la vida social y política en general. De ahí
que, para la comprensión y explicación del fenómeno de los paraísos fiscales extrate-
rritoriales, tengamos que exponer la dimensión e instrumentos del sector de la finan-
ciación offshore, esbozando las características básicas de los flujos financieros que vincu-
lan los paraísos fiscales con los mercados mundiales, que están en la raíz de los
desequilibrios y de la inestabilidad del sistema financiero, a la que contribuyen como
atestiguan las crisis financieras habidas, según el análisis del Foro de Estabilidad Fi-
nanciera (FSF) y de los expertos del FMI en sus informes de junio de 2000.
70 LOS PARAÍSOS FISCALES
Los expertos del FMI destacan, en el Informe referido de junio de 2000, que la ma-
yor fuente de información disponible de la actividad bancaria de los paraísos fiscales
son los datos recogidos por el Banco Internacional de Pagos de Basilea (BIS) que, sin
embargo, resulta incompleta por varias razones:
sen, «Tax Avoiders Rob Wealth Of Nation», The Observer, 17 de noviembre de 2002).
Y según Oxfam International, el total de los fondos que pasan anualmente a través de
los sectores de los servicios financieros de los paraísos fiscales es equivalente en térmi-
nos generales al comercio total mundial de bienes y servicios (unos siete billones de dó-
lares) y las pérdidas de ingresos fiscales de los países en desarrollo ascienden por lo me-
nos a 50.000 millones de dólares, más o menos la misma magnitud que los flujos anuales
de ayuda al desarrollo.
En un Informe publicado en mayo de 2003 por una agencia privada (Datamonitor,
2003) centrado sobre los activos de propiedad europea, concretamente los pertenecien-
tes a inversores de Benelux, Francia, Alemania, Italia, España, Reino Unido, y países
nórdicos, se examina a los 13 principales centros offshore que tienen activos europeos,
con datos acerca de la evolución de los fondos de inversión y depósitos. Según el ex-
tracto publicado en internet, concluye que por primera vez en cinco años el mercado
offshore ha decaído durante 2002, cuyo total de depósitos y fondos de inversión y pen-
siones se situó en más de 3,6 billones de euros, es decir, en 3.612.000 millones de euros
en comparación con los 3.691.000 del año anterior. Según dicen, el depósito offshore ele-
gido por los inversores guarda relación con la proximidad de esos centros al mercado
doméstico del inversor. Los europeos representaban el 84 por 100 de todos los depósi-
tos de Dublín (IFSC) y el 72 por 100 de los depósitos de la isla de Man; a los inversores
estadounidenses les correspondían el 62 por 100 de todos los depósitos en las Bahamas
y los inversores asiáticos tenían el 48 por 100 de todos los depósitos de Hong Kong.
En el periodo 2003-2004 se pronostica que los depósitos offshore crecerán un 2,8
por 100 anualmente, el IFCS de Dublín será el de crecimiento más rápido, mientras
que en ese periodo sufrirán una contracción las Bahamas y las Antillas Holandesas.
Los fondos de inversión colectiva crecerán algo más lentamente, en torno al 4,4 por
100 anual. Las Bermudas y las islas Vírgenes Británicas estarán entre los centros de
crecimiento más rápido, mientras las Bahamas se quedarán atrás. Dada la conocida di-
ficultad de disponer datos de los centros offshore, cabe preguntarse sobre sus fuentes
de información en un estudio de investigación del mercado offshore de evidente in-
tención comercial, según se promociona en internet. En todo caso, esta información
para inversores potenciales nos da una idea de la importancia, aunque sean cifras im-
precisas y de dudosa solvencia.
Algunas otras informaciones anuncian una bajada en 2003 de la actividad bancaria
de los paraísos fiscales debido a las medidas que se han ido implantando contra el se-
creto bancario y la evasión fiscal. Un Informe de IBM Business Consulting Services
afirma que tras décadas de complacencia mientras aumentaban los beneficios, la ban-
ca privada se enfrenta a unos costes crecientes y a una caída de los márgenes de be-
neficios. Mientras predice que la actividad bancaria para no residentes de Jersey y
Guernesey caerá en un 5 por 100, los bancos privados de los principales países euro-
peos, incluidos Reino Unido, Francia y Alemania, verán un aumento del 10 por 100
en sus operaciones del sector para residentes. Los directores financieros que respon-
dieron a la encuesta afirman que, mientras el sector offshore podría crecer un 8 por
100 hacia 2005, seguiría quedando detrás de las operaciones con residentes cuyo au-
mento predicen que será del 25 por 100 hacia ese año (BBC, 12 de mayo de 2003).
LOS PARAÍSOS FISCALES AMENAZAN LA ESTABILIDAD FINANCIERA 73
Las operaciones con productos financieros derivados suelen tener su base fre-
cuentemente en los paraísos fiscales, según registran los informes del FMI referidos,
precisamente por las incertidumbres que encierra su elevado riesgo y su alta rentabi-
lidad previsible, que les hacen ser objeto de especulación. Como vimos en el capítulo 1,
estos productos financieros llamados derivados constituyen una expresión de la especu-
lación consubstancial a los nuevos mercados financieros y son quizás el instrumento
financiero más significativo. Como indica su denominación, su valor depende o, me-
jor dicho, deriva (y de ahí su denominación) del precio de un activo subyacente, cuya
valoración le sirve de base, bien sea una moneda o divisa, una acción de una empresa,
un índice bursátil o el precio de una materia prima (petróleo); este precio del título
subyacente está siempre referido a una fecha futura prevista. Cuando llega esa fecha,
el producto financiero derivado da derecho a la adquisición del título subyacente,
pero, si no hay obligación de adquirirlo, en ese caso tenemos una «opción», que ha-
74 LOS PARAÍSOS FISCALES
Los hedge funds o fondos de inversión de alto riesgo y sus nuevas modalidades ope-
rativas son otro ejemplo de los instrumentos financieros especulativos basados en los
paraísos fiscales de los centros financieros extraterritoriales y de cómo esos instru-
mentos especulativos expanden las dimensiones de los mercados financieros. Los fon-
dos de inversión de alto riesgo, de cobertura o fondos especulativos, también deno-
minados fondos offshore o extraterritoriales, en realidad son fondos de inversión
colectiva participados por un reducido número de empresas, por otros fondos de in-
versión o de pensiones o personas millonarias, que en su actuación carecen de otros
límites que los impuestos por sus propias normas internas (Estefanía, Diccionario,
124). Fueron muy comentadas en años pasados las actividades especulativas del Quan-
tum Funds del conocido financiero George Soros, registrados en el paraíso fiscal de
las Antillas Holandesas, que en su momento fue acusado por las autoridades de Ma-
lasia y Tailandia de haber agravado la crisis financiera en los años 1997-1998. Duran-
te los primeros meses de 2003, algunos medios de comunicación españoles informa-
ron que la Bolsa española registró compras especulativas de acciones de la
multinacional española Dragados y Construcciones por parte de estos fondos de alto
riesgo, en un periodo de incertidumbre acerca de la propiedad accionarial mayorita-
ria de la empresa constructora también española ACS sobre aquella otra empresa
constructora. Esas operaciones tuvieron lugar en la jurisdicción española, aunque pa-
radójicamente la constitución de estos fondos no esté hasta la fecha (marzo de 2004)
autorizada por la legislación española que, sin embargo, no impide su participación en
los mercados españoles; es decir, no se comercializan en el mercado español, pero sí
tienen presencia en el mismo.
Las características de este tipo de fondos de inversión muestran su naturaleza in-
trínsecamente especulativa y su «carácter offshore»; es decir, su existencia está ligada
a la financiación para no residentes, propia de los paraísos fiscales. Tres notas definen
su importancia en la financiación extraterritorial:
estima que su número alcanzó los 6.000 hedge funds, que gestionaron más de 800
billones de dólares en el año 2003 (El País, 7 de marzo de 2004).
• En segundo lugar, esa magnitud de 800 billones de dólares resulta verosímil porque
es una práctica casi consubstancial a estas instituciones financieras, su intervención
en los mercados mediante altos niveles de leverage o «apalancamiento», es decir, la
búsqueda de elevadas rentabilidades mediante la utilización del endeudamiento en
cuantía muy por encima de sus recursos propios. En algunos casos, estos fondos han
alcanzado un nivel de endeudamiento diez veces superior a su patrimonio. Con un
capital de 4.800 millones de dólares, el famoso fondo de cobertura o hedge fund,
Long Term Capital Management (LTCM), registrado en el paraíso fiscal de las islas
Caimán, a finales de 1998 manejaba activos por valor de 125.000 millones de dólares.
– El LTCM estaba especializado en la negociación con bonos mediante el «arbi-
traje», otra modalidad operativa también propia de estos fondos, consistente en
la compra y venta cruzada, simultánea, de los mismos valores, títulos o divisas en
mercados diferentes para beneficiarse de la diferencia de precios; todo ello me-
diante intervención de programas de ordenador sobre la base de precios de com-
pra y venta prefijados de modo que las órdenes dadas se ejecutan cuando se ob-
serva una diferencia entre el valor técnico prefijado y el de los mercados de un
determinado «producto» financiero.
• En tercer lugar, resulta evidente que esas modalidades operativas se ven posibilita-
das por estos fondos de alto riesgo que efectúan ordinariamente sus operaciones
con la cooperación de paraísos fiscales, donde tienen su «residencia» más de dos
tercios de estos fondos, con el fin de escapar a cualquier regulación nacional sobre
todo bancaria o financiera y aprovecharse de las ventajas fiscales. Al parecer, sólo
el 29 por 100 están domiciliados en los EE.UU., donde disfrutan del privilegio de
no estar sujetos a los controles de la Securities and Exchange Commission (SEC),
la Comisión de Valores estadounidense, ni a las normas contables de este país res-
pecto al nivel de endeudamiento y demás modalidades operativas. Como lugares
preferidos para el registro de los hedge funds destacan las islas Vírgenes Británicas
y las islas Caimán. Con frecuencia, aunque estos fondos estén registrados en los pa-
raísos fiscales, su gerencia está radicada en los principales centros financieros in-
ternacionales, como Londres o Nueva York, o en su proximidad.
que pasan a través de los centros financieros extraterritoriales, con el objetivo de perci-
bir las posibles derivaciones evolutivas del sistema financiero internacional y de este
modo atisbar sus riesgos potenciales para éste.
Esta investigación y este análisis, ante todo, ponen de manifiesto la relevancia que
han adquirido los paraísos fiscales en el sistema financiero y su incidencia en la propia
estabilidad del sistema mundial; aunque uno de los problemas con que tropieza sea,
sobre todo, la escasa disponibilidad de datos. Por tanto, las estadísticas disponibles
dan sólo una imagen parcial de los flujos financieros que pasan por los centros extra-
territoriales, basada en las posiciones deudoras o acreedoras contabilizadas, referidas
a los bancos que operan en el área o conjunto de bancos que aporta información al
BIS. Sin embargo, el estudio indica que esos datos disponibles representan la fuente
más completa de información coyuntural, además de otras fuentes complementarias
importantes sobre los flujos de capital; como lo son también para ciertos puntos, los
Informes Edwards (1998) y de KPMG (2000) para el Gobierno británico sobre las de-
pendencias y territorios ultramarinos del Reino Unido y las islas Bermudas. En cual-
quier caso, esta información resulta muy valiosa porque las posiciones deudoras, con-
tabilizadas y extracontables, respecto a las contrapartes de otros países, proporcionan
un enlace a través del cual se transmiten los shocks financieros y económicos; y, por
esta razón, el Banco de Inglaterra viene efectuando el seguimiento del agregado de las
posiciones deudoras bancarias transnacionales, utilizando esta información para la
evaluación de los riesgos potenciales para la estabilidad financiera del sistema.
Al margen del objetivo técnico específico del referido estudio, la información que
aporta representa una fuente de datos enjundiosos para nuestro propio análisis sobre
la realidad financiera de los paraísos fiscales y su vinculación al sistema global.
Según el BIS, a finales de 2000, un 8 por 100 aproximadamente, es decir, 850.000
millones de dólares, de los préstamos internacionales son referidos a entidades regis-
tradas en los denominados centros financieros extraterritoriales. Estos créditos se han
duplicado casi desde 1990 hasta 2000, reflejando el crecimiento de la actividad banca-
ria transnacional que ha sido rápido, con la interrupción que siguió al colapso del fon-
do de inversión de alto riesgo o hedge fund, Long Term Capital Management (LTCM);
es decir, el volumen de las transacciones financieras con los paraísos fiscales se ha du-
plicado durante la década de los noventa y, durante ese proceso, algunos centros fi-
nancieros offshore se convirtieron en grandes centros financieros internacionales. Así
mismo, los datos sugieren que por las filiales bancarias en los centros financieros off-
shore podría estar pasando una parte sustancial de la actividad bancaria extracontable,
que no está cubierta por los datos recopilados internacionalmente.
Sin entrar en las cuestiones del blanqueo de capitales ilícitos, la competición fiscal y
los problemas sobre la regulación y supervisión financiera asociadas a la actividad extra-
territorial, el estudio del Banco de Inglaterra se plantea el problema técnico de que, te-
niendo en cuenta la capacidad de estos centros offshore para dar respuestas rápidas a las
78 LOS PARAÍSOS FISCALES
cambiantes necesidades de los mercados internacionales, los datos sobre el negocio de in-
termediación de los paraísos fiscales podrían alertar del riesgo de desequilibrios conta-
giosos en las finanzas globales. Y concluye que, teniendo en cuenta que la intermediación
financiera que prestan las entidades registradas en muchos centros financieros extraterri-
toriales es casi enteramente de «zona franca o de reexportación» (entrepôt), el modelo de
flujos financieros que pasa por ellos podría darnos ocasionalmente una lectura más clara
de la evolución previsible que la que nos dan los datos sobre los flujos a través de otros
centros financieros internacionales, como Londres y Nueva York, en los que tiene mayor
importancia su actividad relacionada con la economía interna.
En otras palabras, desde nuestro análisis, percibimos que el Banco de Inglaterra
está admitiendo que el volumen de los depósitos financieros y las transacciones con los
paraísos fiscales alcanza tal nivel y presenta tal carácter volátil, que su mejor conoci-
miento permitiría prever los posibles desequilibrios y eventuales amenazas de crisis del
sistema internacional.
En este análisis del Banco de Inglaterra que resumimos, se parte de los tres tipos
significativos de actividad financiera realizada por las entidades con base en los paraí-
sos fiscales, como son la banca, la gestión de fondos de inversión y los seguros; activi-
dades cuya valoración estimada vemos en el cuadro 1 referida a cuatro centros finan-
cieros extraterritoriales importantes.
Cuadro 2. Centros financieros clasificados por los activos externos en bancos a finales
de 2000 (en miles de millones de $)
Según estos datos del BIS, las islas Caimán se sitúan en el quinto puesto de esta cla-
sificación como centro financiero mundial, seguido de Suiza en sexto lugar; ambos por
encima de Francia. Luxemburgo en el octavo puesto en depósitos también sobresale si
tenemos en cuenta que, geográficamente, es un latifundio. Con relación a las otras di-
mensiones de las finanzas, los centros financieros extraterritoriales son también grandes
centros para el establecimiento y administración de fondos de inversión colectiva y de
pensiones, gestionando fondos por un valor en torno a los 400.000 millones de dólares
(diciembre de 2000). Sin embargo, se apunta en el estudio referido que los activos de los
fondos de inversión en todo el mundo se valoran en unos 12 billones de dólares, por lo
que es evidente que los centros offshore sólo tienen una pequeña parte.
80 LOS PARAÍSOS FISCALES
Hay que tener presentes las especialidades propias de cada centro financiero ex-
traterritorial. Así, los fondos de inversión de alto riesgo tienen como lugares preferidos
las islas Vírgenes Británicas y las islas Caimán. Y algunos centros financieros extrate-
rritoriales, en particular las islas Bermudas, disponen de un amplio sector de seguros
internacionales, incluidas compañías de seguros de vida y de reaseguros y también
compañías de seguros «cautivas» o del propio grupo empresarial. El negocio de los se-
guros se originó y desarrolló en las islas Bermudas durante los años sesenta, gracias a
su favorable entorno normativo. Actualmente, este centro financiero dispone de unos
activos de seguros que totalizan más de 130.000 millones, por encima del 30 por 100
de las compañías de seguros «cautivas» (captive) del mundo, pertenecientes a un gru-
po empresarial, y algunas de las mayores reaseguradoras de catástrofes del mundo. Es
el caso del Grupo Repsol YPF que, por medio de YPF International S. A., tiene en las
Bermudas una compañía reaseguradora Greenstone Assurance, Ltd., según consta en
la Memoria del Grupo para 2003.
Son muchos los centros financieros offshore que resultan atractivos para la consti-
tución de sociedades, por los bajos costes asociados a su establecimiento junto con un
entorno fiscal favorable. Por ejemplo, el Informe de KPMG del año 2000 estima que
el 45 por 100 de las corporaciones de negocios internacionales (IBCs) están constitui-
das en las islas Vírgenes Británicas. En este próspero paraíso fiscal de 17.500 habitan-
tes y un PIB de 260.000 dólares, colonia británica con autogobierno, con el dólar
como moneda de curso legal, a treinta minutos de vuelo desde Puerto Rico, tenía re-
gistradas 350.000 sociedades offshore en 2001 (Atlaseco, 340) exentas de impuestos so-
bre beneficios, a las que la legislación local no les exige revelar la identidad del pro-
pietario beneficiario y que basta un accionista para su constitución.
Son aspectos todos de gran interés que prueban cómo los paraísos fiscales están in-
mersos, pues, en el entramado de las finanzas mundiales, con su oferta diferenciada.
Y sólo como centros especializados en las operaciones financieras gestionadas en nom-
bre de titulares no residentes puede entenderse su funcionalidad; aunque ocasionen
disfunciones para el sistema y, sobre todo, amparen e incentiven la especulación en los
mercados, generando consecuencias nefastas para amplios sectores de las poblaciones
del mundo como la promoción de la evasión fiscal o el blanqueo de dinero sucio, me-
diante la agravación de las crisis financieras, según nos ilustran los expertos del FMI.
mentar los riesgos de inestabilidad del sistema financiero. Con su participación como
plataformas desde las que se realizan las operaciones financieras especulativas y me-
diante transacciones opacas de los fondos de inversión colectiva y de los inversores
institucionales, registrados en los paraísos fiscales, generan flujos que hacen peligrar el
equilibrio financiero provocando graves crisis. Subraya Camdessus que «el costo de
muchas de las crisis bancarias de los últimos veinte años ha representado el veinte por
ciento o más del PIB de los países afectados».
Aunque había habido otras crisis anteriormente, como la provocada por la deuda
externa en Latinoamérica en 1982 y la crisis financiera de México en 1994-1995, con
sus repercusiones (el efecto tequila) como la primera manifestación de los efectos ne-
gativos de la liberalización brutal y masiva sobre la economía real (Chesnais, La Fi-
nance mondialisée, 215), fue la crisis de los países del Sudeste asiático en 1997 la que
puso de relieve el equilibrio inestable de la globalización financiera y sus riesgos, so-
bre todo para los países no situados en el centro del sistema, con una destacada con-
tribución de la financiación extraterritorial de los paraísos fiscales, según han recono-
cido el FSF y el mismo FMI. Desde luego no puede afirmarse que esta crisis fuera
anunciada, porque estos países llamados «tigres asiáticos» habían tenido índices de
crecimiento próximos al 7 por 100 durante los años noventa transcurridos antes de la
crisis y no presentaban situaciones de elevado déficit público ni hiperinflación.
Es aleccionador e ilustrativo recordar cómo se desarrollaron los acontecimientos,
cuyo desencadenante fue una medida aparentemente inocua. El 2 de julio de 1997 el
Gobierno de Tailandia decidía desligar el baht, su moneda, del dólar; pero mediante
un efecto en cadena todas las monedas de la región se fueron depreciando entre el 20
y el 55 por 100 (la rupia indonesa llegó a perder hasta el 80 por 100 de su valor res-
pecto al dólar) y, entretanto, fueron cayendo las bolsas de Hong Kong y otras de la re-
gión, con su secuela de quiebras de empresas, bancos e instituciones financieras como
consecuencia de esas devaluaciones nacionales. El mecanismo resultó devastador por-
que los bancos y empresas, que habían recibido préstamos denominados en dólares y
que tenían que rembolsar con sus ganancias obtenidas en moneda nacional, al deva-
luarse el tipo de cambio se veían imposibilitados de atender tales deudas en dólares.
Lo cierto es que no había razones económicas para ese hundimiento generalizado,
porque las condiciones de cada economía eran distintas. Si la devaluación inicial del
baht tenía relación con desequilibrios exteriores de la economía tailandesa, que indi-
caban una sobrevaloración de su moneda, las balanzas de pagos por cuenta corriente
de Corea del Sur, de Hong Kong y Taiwán estaban más saneadas y Japón tenía el ma-
yor superávit comercial mundial. El comienzo, pues, fue una crisis de confianza de los
inversores en la estabilidad de las monedas cuya paridad era fija con relación al dólar,
un mecanismo básico para controlar la inflación y asegurar la inversión extranjera.
Pero esa pérdida de confianza fue amplificada por maniobras especulativas, expresa-
das en síntomas similares a otras crisis anteriores: los institutional speculators vendie-
LOS PARAÍSOS FISCALES AMENAZAN LA ESTABILIDAD FINANCIERA 83
En la perspectiva de los años posteriores, las políticas del FMI en la crisis del Su-
deste asiático han sido analizadas críticamente por J. Stiglitz, que vivió los aconteci-
mientos desde la vicepresidencia del Banco Mundial (1997-2000), explicando cómo se
llegaron a cometer graves errores, opinión compartida por el propio FMI y sobre la
que existe un amplio consenso actualmente. Sostiene Stiglitz que la liberalización de
la cuenta de capital fue el factor individual más importante que condujo a la crisis por-
que «la liberalización de los mercados de capitales sometió a los países en desarrollo
a los caprichos racionales e irracionales de la comunidad inversora, a su exuberancia
y pesimismo irracionales».
Aquel país que lograba voluminosos superávit comerciales con los cuales obtenía
recursos para pagar a sus acreedores foráneos, con el ajuste económico interno que re-
ducía la demanda interna, provocaba la reducción de importaciones, produciendo el
empobrecimiento del vecino y la exportación de la crisis. Al insistir en recomendar po-
líticas contractivas, el FMI exacerbó el contagio, la extensión de la recesión de un país
al siguiente, porque la economía de cada país se debilitaba y se reducían sus importa-
ciones, arrastrando a todo su entorno hacia abajo. A su vez, el crecimiento más lento
en la región desencadenó un colapso en los precios de las mercancías como el petró-
leo, cuyo colapso a su vez causó estragos en las naciones productoras, como fue el caso
de Rusia (Stiglitz, Malestar, 132-144).
Pero para entonces, cuando se enteró el FMI según parece, los miles de millones
prestados al Gobierno ruso estaban en los paraísos fiscales de Suiza, Chipre y hasta en
la isla Nauru, un microestado de la Commonwealth británica en el Pacífico. A esta is-
lita de Nauru, con 12.000 habitantes, fueron a parar en el año 1998 70.000 millones
de dólares en divisas procedentes de Rusia; el año en que el rublo se hundió y siguió
cayendo hasta que al Banco Central de Moscú solamente le quedaron unas reservas de
11.000 millones de dólares. El atractivo de las prácticas secretas de la República de
Nauru y su vinculación con la Federación Rusa contribuyeron claramente a la huida
masiva de capitales de los nuevos ricos y al colapso monetario del nuevo mercado fi-
nanciero. Entre otras operaciones, a través del Banco Central Ruso y de su filial Eu-
robank, se transfirieron a la isla cerca de 2.500 millones de dólares con el fin de de-
sinflar el nivel de reservas del Banco Central Ruso para engañar al FMI, aunque hasta
la fecha (2001) no se han encontrado pruebas de apropiación indebida o robo de es-
tos fondos (Pricewaterhouse Coopers, «Report to V. V. Gerashenko, Central Bank of
Russia, re: FIMACO», agosto de 1999). Con una financiación obtenida de modo si-
milar, en aquellas fechas, en 1997, los nuevos oligarcas rusos constituyeron en Gibral-
tar el Grupo Menatep, un holding o conglomerado de empresas financieras industria-
les que controla, entre otras sociedades mercantiles, la compañía petrolera rusa Yukos.
Las consecuencias de esta crisis financiera son parte de la triste historia de «los fe-
lices noventa». En Rusia, la recesión económica y la tremenda caída del PIB tenían sig-
nos visibles claros en las mismas calles de Moscú y en las ciudades y pueblos rusos,
porque en 1998 el porcentaje de pobreza sobrepasaba el 23 por 100 de la población,
cuando nueve años antes, en 1989, año de la caída del muro de Berlín, estaba en un
escaso 2 por 100. Las crisis de los países del Sudeste asiático en pleno «milagro eco-
86 LOS PARAÍSOS FISCALES
• Primero, la competencia es fuerte dado que el sustento de los centros offshore de-
pende de su capacidad para atraer el negocio financiero, ya que las licencias ban-
carias y las tasas son una importante fuente de ingresos junto a los honorarios y
comisiones de la gestión profesional que nutren la oligarquía local. Desde la con-
cepción neoliberal del FMI, tal competencia es considerada beneficiosa cuando
contribuye a la innovación de los instrumentos y productos financieros y a la re-
ducción de los costes de los servicios financieros en todo el mundo; sin embar-
go, señalan que también es objeto de preocupación que los bajos costes de los
servicios financieros se consigan mediante la disminución de los estándares de re-
gulación y de supervisión.
• Segundo, comoquiera que los centros financieros extraterritoriales prestan los ser-
vicios financieros predominantemente a los no residentes, las autoridades de los
países de origen de los operadores se interesan por el impacto en sus economías
nacionales de las transacciones en los centros offshore, especialmente cuando es-
tas operaciones se sitúan fuera del control de las autoridades del país de origen.
Además, la carencia de datos fiables sobre las actividades de los centros offshore
obstaculiza el análisis, haciendo difícil evaluar el riesgo que estos centros plantean
para la estabilidad financiera internacional.
88 LOS PARAÍSOS FISCALES
Desde la propia naturaleza del sistema financiero mundial, sin controles de regu-
lación y con plena movilidad de capitales, el análisis es correcto y las razones para una
intervención del FMI podían considerase justificadas, aunque desde la filosofía dima-
nante del Consenso de Washington difícilmente podía esperarse una intervención co-
rrectora de irregularidades profundas.
En tercer lugar, las quiebras de la banca offshore en los paraísos fiscales crean
cuando menos situaciones de riesgo para los países con los que mantienen una estrecha
vinculación financiera. Los expertos del FMI citan como prueba los famosos casos del
Bank of Credit and Commerce International en 1991, del Meridien International Bank
en 1995 y de otros bancos offshore relativamente pequeños y de menor importancia,
en los que se han producido quiebras generándose perjuicios sustanciales a los secto-
res bancarios de ciertos países, sin alcanzar una importancia sistémica, sin que reper-
cutieran en todo el sistema.
Los dos casos históricos citados por el Informe del FMI ponen al descubierto pre-
cisamente la conexión financiera profunda de los paraísos fiscales con el sistema ban-
cario o viceversa. La quiebra del Bank of Credit and Commerce International en 1991
fue calificada como «el mayor fraude bancario en la historia del mundo» y en enero
de 2004 aún ha comenzado un pleito de miles de depositarios contra el Bank of En-
gland, al que consideran responsable por no haber supervisado debidamente dicho
holding bancario. El BCCI holding tenía su centro de operaciones financieras en Lon-
dres, su sede jurídica en Luxemburgo y su principal filial en las islas Caimán, además
de muchas otras repartidas desde Gibraltar, a Zambia, Suiza, Kuwait, Hong Kong, Co-
lombia, etc. Creado por un financiero paquistaní, funcionó durante más de veinte años
teniendo como principal negocio el blanqueo del dinero de la droga de los cárteles co-
LOS PARAÍSOS FISCALES AMENAZAN LA ESTABILIDAD FINANCIERA 91
lombianos, hasta que las investigaciones sobre su filial en Tampa (Florida) llevaron a
su crisis y liquidación, que se demoró irregularmente en Luxemburgo, dadas las co-
nexiones importantes con el sistema financiero de la globalización desregulada (Ro-
bert, Révélation$, 294).
La quiebra del Meridien International Bank, que era el cuarto banco en Zambia,
tuvo un impacto significativo en el sistema financiero del país; porque, además, era la
segunda quiebra bancaria en cuatro años. Fue consecuencia de una gestión desastro-
sa, pero sobre todo de la desregulación del sistema bancario porque no cumplía los
principios básicos de la supervisión bancaria, que tenía que haber previsto la inviabi-
lidad de los compromisos financieros que adquiría. El Meridien International Bank
fue intervenido por el Banco de Zambia en marzo de 1995 y separado del resto del
Meridien Group, alegando las autoridades que habían adoptado tal decisión para de-
tener las salidas de capital del país que se estaban utilizando para mantener las tam-
baleantes sucursales del Meridien Bank en toda África. Para colmo, según Transpa-
rency International, el Banco de Zambia entregó 90 millones de dólares al Meridien
Bank para reflotarlo; y, en connivencia con altos funcionarios y miembros del Gobier-
no, el dinero fue transferido a las Bahamas. El Banco fue liquidado sin que se recupe-
raran los fondos y sin que los culpables hayan sido castigados hasta la fecha (TI, 2003
Report).
En cuarto lugar, los estudios referidos del FMI señalan que otros casos de crisis
muy significativos ayudan a entender la dimensión que alcanza la implicación de los
paraísos fiscales en la operativa de los mercados financieros, que tiene lugar mediante
la introducción de nuevos instrumentos e instituciones producidos por la especulación
financiera dentro del propio sistema. Los hedge funds o fondos de inversión de alto
riesgo, ya mencionados, son un buen ejemplo de los riesgos a que llevan los paraísos
fiscales, donde suelen estar registrados.
Un ejemplo frecuentemente citado es la amenaza que significó para el sistema fi-
nanciero mundial la cuasiquiebra del Long Term Capital Management (LTCM), un
fondo de cobertura o de alto riesgo, especulativo, que, como resultado del hundi-
miento de una enorme acumulación de apuestas financieras de alto riesgo, estuvo a
punto de provocar una crisis grave en el corazón de las finanzas mundiales, en Wall
Street. Este hedge fund registrado en las islas Caimán y con sede en Greenwich-Con-
necticut, con 4.800 millones de dólares de capital, llegó a endeudarse por valor de
125.000 millones de dólares. Desde su creación, había conseguido altas rentabilidades
y disponía de una credibilidad plena en la comunidad internacional, contando entre
sus gestores a un ex gobernador de la Reserva Federal y dos economistas galardona-
dos con el Premio Nobel; y, entre sus accionistas, estaban a título personal dirigentes
de grandes bancas de negocios e incluso el Banco de Italia, un banco central. A lo lar-
go de su funcionamiento, su constitución como sociedad extraterritorial nunca resul-
tó cuestionada; pero los expertos del FMI subrayan que existió una preocupación en
92 LOS PARAÍSOS FISCALES
En quinto lugar, algunos paraísos fiscales han dado lugar o han exacerbado la vul-
nerabilidad financiera tanto del propio centro financiero extraterritorial como del país
vinculado, en la medida en que dificultan u obstaculizan la aplicación de una adecua-
da supervisión de la banca y del mercado financiero, por razón de tres hechos señala-
dos por los expertos del FMI:
Finalmente, «aunque hasta la fecha (del Informe en junio de 2000) no existan pro-
blemas sistémicos importantes –matizan los expertos del FMI en su afán por desdra-
matizar– las operaciones offshore y algunos centros financieros extraterritoriales tie-
nen potencial para convertirse en fuente de vulnerabilidades más serias nacionalmente
así como globalmente». De donde deducen la necesidad de un mejor conocimiento de
las operaciones de los centros financieros offshore y de los riesgos que les rodean. Por
lo cual proponen que el Fondo se ocupe de la evaluación de la potencial vulnerabili-
dad de los servicios financieros offshore; propuesta aprobada por el Consejo del Fon-
do convertida en un programa del que damos cuenta en el capítulo 9.
El hecho es que en los documentos referidos, los expertos subrayan la dificultad de
conocer la realidad financiera de los paraísos fiscales y, por tanto, las lagunas infor-
mativas existentes para evaluarla adecuadamente, debido a la carencia de información
estadística en la mayoría de estos centros y a la consiguiente opacidad, al no disponer
de autoridades reguladoras o de registros y legislación que obligue a suministrar da-
tos; por ejemplo, las compañías offshore o de negocios internacionales (IBC) no sue-
len estar obligadas a aportar informaciones estadísticas. Sin embargo, casi cuatro años
más tarde, el programa de evaluaciones de los centros financieros extraterritoriales lle-
vado a cabo desde el año 2000 por parte del FMI habrá mejorado esas deficiencias de
información sobre su situación financiera; pero no ha impedido los enormes escánda-
los financieros ligados a los paraísos fiscales de Enron y de Parmalat y la ocultación de
fondos de Gescartera, ni el aumento de la evasión fiscal internacional, ni la financia-
ción de Al Qaeda vía centros offshore ni su contribución al expolio y empobrecimien-
to de Angola y muchos países del Sur.
Anteriormente, en los años de la posguerra mundial, los paraísos fiscales eran me-
ras válvulas de escape para la política, la economía y las finanzas, simples cajas B don-
de se escondía una parte desdeñable del capital nacional de los países europeos. La li-
beralización y la desregulación, las telecomunicaciones, los ordenadores, internet y los
satélites, junto con la expansión de los mercados financieros les han dado una ampli-
tud y dimensión desconocidas anteriormente como engarce o interfaz del sistema fi-
nanciero global, paso obligado de los capitales financieros, cualquiera que sea su ori-
gen; y a su vez fuente de los riesgos subrayados por los informes del FSF y del FMI,
pero que al mismo tiempo ignoran otros aspectos más inaceptables y condenables de
esta realidad.
Haciendo honor a su condición de agente del neoliberalismo propugnado por el
Consenso de Washington, el FMI como máximo organismo mundial de las finanzas ig-
nora olímpicamente las nefastas consecuencias de los centros offshore como paraísos fis-
cales para las políticas de los Estados en materia económica, tributaria y social y para la
llamada integridad de los mercados, es decir, como refugios y estímulo de la delincuen-
cia financiera y el blanqueo de capitales. Porque en la medida en que los centros offsho-
re están integrados globalmente son otro cauce potencial para que las ganancias delicti-
vas sean blanqueadas en los mercados financieros mundiales; de modo que los referidos
informes reconocen la existencia también del riesgo sistémico de que la integridad del
mercado u honestidad de los operadores se vea comprometida por delitos financieros,
como el blanqueo de capitales ilícitos. Sin embargo, veremos que la actividad del FMI
en relación con los centros financieros extraterritoriales ha contribuido más a su valida-
ción como parte del sistema financiero global que a la erradicación de sus efectos nega-
tivos. Y, entre tanto, mientras el FMI produce rigurosos informes sobre los centros off-
shore, los sistemas tributarios nacionales, base del Estado de bienestar y la economía
social de mercado en Europa, sufren la presión de la liberalización financiera que am-
para la actividad extraterritorial de los paraísos fiscales. Los sistemas fiscales nacionales,
como muestra el caso de Alemania, se ven presionados por la movilidad plena del capi-
tal flotante, que ha desencadenado una feroz competición entre sistemas fiscales ávidos
por atraer al capital o al menos no provocar su fuga.
4
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES SE APROVECHAN DE
LAS DIFERENCIAS ENTRE LEGISLACIONES
grandes negocios transnacionales, lícitos o ilícitos, los centros offshore ofrecen el atrac-
tivo de su «deficiente regulación financiera» según la expresión pusilánime del docu-
mento de julio de 2000, suscrito por los ministros de Finanzas del G-7 en Okinawa; di-
cho más claramente, ofrecen su alto grado de desregulación financiera.
bio, tipos de interés, requisitos legales para la constitución de bancos y otras disposi-
ciones que fueron suprimidas o flexibilizadas, en aras de la promoción de la libertad
del mercado y de la globalización neoliberal. Como resultado, la práctica actual opera
con el arbitraje financiero en aras de mayor libertad de acción para los agentes y que se
relaciona con la actividad de los paraísos fiscales, como los Informes del FMI señalan.
El arbitraje financiero
Los informes del FMI referidos caracterizan al arbitraje legislativo o regulatory ar-
bitrage como una práctica que se realiza por los centros financieros extraterritoriales,
que sacan partido a las ventajas que ofrecen por su mayor grado de desregulación de
los servicios financieros, entretejiendo operaciones que se combinan con las lagunas o
resquicios de las legislaciones de los demás países. En su examen de los usos y activi-
dades de los centros financieros extraterritoriales y su significación para la estabilidad
financiera global, el Foro de Estabilidad Financiera (FSF) constata que con sus defi-
ciencias en la supervisión de las operaciones financieras, en la cooperación transna-
cional y su falta de transparencia dejan que los agentes practiquen el arbitraje legisla-
tivo, es decir, les permiten que se aprovechen de las ventajas de las diferentes
regulaciones nacionales de los servicios y mercados financieros, socavando los esfuer-
zos para reforzar el sistema financiero global (OFCs. IMF Background paper, III)
En su análisis de las crisis financieras asiática y latinoamericanas y de la interven-
ción de los paraísos fiscales en su desencadenamiento y desarrollo, los expertos apun-
tan que la carencia de una supervisión consolidada efectiva entre las entidades de un
mismo banco o institución financiera, por las autoridades de la casa matriz en el país
de origen, fue el factor que permitió la explotación del arbitraje legislativo, desde al-
gunos centros financieros extraterritoriales, posibilitando la transferencia de activos y
pasivos entre los bancos offshore y la banca matriz del país de origen (OFCs. The Role
of the IMF, n.º 15).
Desde nuestro análisis, reviste una gran importancia el arbitraje financiero, expre-
sión que es utilizada en un doble sentido, bien como el aprovechamiento de las ven-
tajas entre diversos mercados financieros o bien como el aprovechamiento de las venta-
jas derivadas de las diferentes regulaciones financieras nacionales, aunque en la práctica
resulte difícil su distinción. En un sentido estricto, el arbitraje financiero significa el
movimiento de fondos entre mercados, financieros o de productos, para aprovechar-
se de las diferencias interregionales de precios, mediante los mecanismos que más ade-
lante describimos. Se trata de una contratación financiera o de la realización de una
serie de transacciones, por las cuales una o ambas contrapartes pueden lograr, total o
parcialmente, un objetivo operativo o financiero que no sería posible lograr directa-
mente por impedírselo la legislación de sus países.
En definitiva, es una forma de especulación financiera que los análisis económicos
de signo neoliberal estiman que tiene un sentido constructivo porque sirve para igua-
lar precios entre mercados, moviendo dinero y bienes desde las áreas con excedentes
relativos hacia aquellas donde escasean los recursos financieros. Aunque lo cierto es
98 LOS PARAÍSOS FISCALES
que la idea de que este proceso de especulación resulta constructivo sufrió un fuerte
revés con la crisis financiera del Sudeste asiático en 1997, cuando el dinero que se ha-
bía derramado allí en una ola de optimismo especulativo contribuyó a producir una
burbuja, y cuando estalló esta burbuja salió despavorido, causando general devasta-
ción. El arbitraje financiero resultó seriamente desestabilizador, dañando gravemente
a un rosario de países asiáticos, con la ayuda de las políticas de ajuste del FMI que em-
peoraron la situación, como hemos analizado en el capítulo anterior.
Un estudio de la Universidad de Pensylvania (Edward Herman) señala asimismo
que en las últimas décadas se ha desarrollado un proceso sobrentendido aplicado por
bancos y otras instituciones financieras, comprendido en el concepto de arbitraje le-
gislativo, que consiste en la localización de países y territorios con autoridades de re-
gulación débiles y que no generaran muchas normativas; y seguidamente efectuar de-
terminadas transacciones y otros negocios legales dentro de su ámbito, en lugar de
realizar esas operaciones en otras jurisdicciones de países que disponen de legislacio-
nes más rigurosas. Esto facilita toda clase de martingalas como la evasión fiscal, el la-
vado de dinero sucio y el desarrollo de otras operaciones de dudosa legalidad, me-
diante la banca offshore.
Subraya el citado estudio que la competición existente por una mayor liberaliza-
ción de las legislaciones garantiza que algunos Estados, sobre todo microestados, pres-
ten este tipo de servicios; y de ahí que haya afluido mucha renta a las islas Caimán y a
otros paraísos fiscales que ofrecen esos servicios tan demandados. En consecuencia,
este hecho tiende a debilitar las regulaciones en todas partes, a medida que los países
con sistemas legislativos rigurosos ven cómo sus propias normas pueden ser evitadas
fácilmente mediante el arbitraje legislativo, de modo que la competencia y la desmo-
ralización les debilita directamente o les lleva a aminorar sus esfuerzos. Y eso explica
que los principales países no hagan mucho para competir con las islas Caimán y otros
paraísos importantes, con el fin de impedir su prestación de servicios para la evasión
fiscal, porque las instituciones financieras importantes y otras gentes poderosas desean
esos servicios y se oponen a su liquidación.
En todo caso, el arbitraje legislativo o uso abusivo de las diferencias legislativas na-
cionales presenta otras dimensiones a las que sólo aludiremos según afecten al ámbito
laboral o medioambiental, con indudables repercusiones globales. Es conocida la op-
ción del capital por las regulaciones liberales en materia laboral o los mercados labo-
rales de bajos salarios. Obviamente, como los trabajadores de los países con altos sa-
larios no se pueden trasladar conservando sus empleos, la finalidad real de los
comportamientos empresariales de arbitraje hacia los países de bajos salarios no es
otra que librarse de la mano de obra de alto coste. Sin embargo, como apunta el men-
cionado estudio de la Universidad de Pensylvania, el propósito soterrado del arbitra-
je entre mercados laborales es mejorar la posición negociadora del capital frente a las
negociaciones sindicales en los países con salarios altos. De ahí que, con frecuencia, la
amenaza de deslocalización resulta ser más efectiva donde las posibilidades de arbi-
traje son reales. Las experiencias conocidas muestran que la amenaza se emplea regu-
larmente y resulta ser efectiva. Es evidente que la reducida dimensión territorial de los
paraísos fiscales no permite directamente este tipo de arbitraje legislativo entre mer-
cados laborales; pero su sector offshore facilita las operaciones financieras, a bajo o
100 LOS PARAÍSOS FISCALES
nulo coste fiscal, que hacen posible las deslocalizaciones de industrias y fábricas y las
adquisiciones y fusiones que contribuyen a la reestructuración de los grandes grupos
financieros.
Mencionemos otra dimensión del arbitraje referido a las legislaciones sobre me-
dioambiente por su importancia en la globalización actual, aunque los centros finan-
cieros extraterritoriales se vean implicados más raramente y en un grado menor que
los extensos territorios de los países del tercer mundo.
No obstante, resulta curioso el caso del paraíso fiscal de Gibraltar como ejemplo
de arbitraje medioambiental. En los últimos meses de 2002, un informe del CNI, el
servicio de inteligencia español, revelaba el «considerable riesgo medioambiental» del
negocio del combustible en la colonia británica, como consecuencia del bunkering o
suministro de combustible a los buques en la zona marítima de la bahía de Algeciras.
Según el Informe del FMI de octubre de 2001, Gibraltar se ha convertido en el mayor
bunkering port del Mediterráneo y uno de los mayores del mundo, cuyos ingresos por
la venta del petróleo importado representan el 30 por 100 del PIB, algo más de lo que
representan los servicios financieros de la Roca. La razón del desarrollo de este nego-
cio de intermediación en Gibraltar, que atrae 6.300 buques al año, radica en el menor
precio del gasóleo sujeto a menores impuestos que en territorio español; y a la utiliza-
ción de depósitos flotantes con incumplimiento de las normativas medioambientales
europeas, que se aplican estrictamente en el puerto de Algeciras dotado de mejores
instalaciones portuarias (El País, 20 de noviembre de 2002).
de inversión de alto riesgo. Expertos del FMI sostienen que los usuarios más frecuentes
de los centros financieros extraterritoriales son las corporaciones multinacionales y las
«personas de ingresos elevados» o high-net-worth persons (IMF, «Assesing», 33), califi-
cativo que se aplica en los EE.UU. a quienes disponen de más de un millón de dólares
en efectivo.
En los últimos años, asombra el número de informes y documentos de diversos or-
ganismos internacionales que nos describen la multiplicidad de usos de los centros fi-
nancieros extraterritoriales, sus estructuras jurídicas y su funcionamiento. El Informe
del FSF de abril de 2000 recoge como ejemplos de utilización de los paraísos fiscales,
la concesión de licencias de banca para no residentes, la constitución de sociedades
exentas o corporaciones de negocios internacionales, de compañías de seguros, ins-
trumentos con fines específicos, la gestión de activos financieros y su protección; y
también incluyen la planificación fiscal, la evasión fiscal y el blanqueo de dinero, como
aprovechamientos que se obtienen de esos centros financieros para no residentes. Y otras
fuentes consultadas ratifican y amplían las funcionalidades posibles como proyectos
de inversión colectiva, fondos de inversión colectiva ordinarios y de alto riesgo, colo-
cación de activos, operativa administrativa y de tarjetas de crédito (back office work) y
otras actividades con incentivos fiscales.
la módica cantidad de 1.350 dólares, la agencia Carlton Press nos ofrece en su web la po-
sibilidad de constituir una IBC en las islas Vírgenes Británicas, con opción a one nominee
director o testaferro, o apoderados, abonando unos suplementos. Como relata Jean Zie-
gler (Los nuevos amos, 164-165), la IBC está considerada como una institución incompa-
rable por la máxima protección que suele ofrecer, por ejemplo, en las Bahamas contra
cualquier indiscreción, procedimiento legal o cualquier perturbación del cliente de un
banco suizo que practica la evasión fiscal, al corrupto mulá de Irán o al padrino de la ma-
fia rusa. Ni las autoridades de las Bahamas ni de cualquier Estado están autorizadas para
consultar los balances, ni conocer la identidad de sus propietarios ni el movimiento de sus
cuentas. Conforme a la International Business Companies Act de 1990, basta un capital
de 5.000 dólares para constituir una sociedad offshore en las Bahamas, efectuándose el pa-
peleo en veinticuatro horas y abonando varios centenares de dólares por honorarios de
abogado y registro. Aunque la IBC es una sociedad por acciones, no se registran ni los
nombres de los accionistas, ni sus gerentes o miembros de su consejo de administración
y legalmente están autorizadas las asambleas generales de accionistas por teléfono.
Una modalidad de sociedad offshore son las sociedades de gestión de cartera de va-
lores (acciones, obligaciones y otros títulos de inversión) o holdings, constituidas en un
centro financiero offshore, a menudo para operar en más de un mercado financiero.
Estas corporaciones domiciliadas legalmente en paraísos fiscales ordenan frecuente-
mente inversiones en entidades afiliadas o sociedades mercantiles vinculadas entre sí
de alguna forma. El incremento del capital o el abono de dividendos o las plusvalías
en casos de cambio de titularidad disfrutan de exenciones tributarias.
Desde 1997 figura registrado en Gibraltar el holding Menatep Group, propiedad
de oligarcas rusos, con filiales en Jersey y otros paraísos fiscales, a través de las cuales
detenta el control, entre otras grandes empresas, de la petrolera rusa Yukos. Además,
tenemos que subrayar que la mayoría de los paraísos fiscales, incluidas las dependen-
cias británicas como Gibraltar, las islas normandas del Canal y la isla de Man, amura-
llan ciertos aspectos de su régimen fiscal extraterritorial frente a su economía local. Un
ejemplo es la isla de Jersey, en la que las compañías comerciales no pueden acogerse a
la condición de empresa exenta; y las «facilidades para empresas de negocios interna-
cionales» (las IBCs), que suponen el disfrute de un tipo de tributación sobre los be-
neficios empresariales inferior al 2 por 100, se reservan exclusivamente para las em-
presas que no realizan actividad comercial en la isla.
y garantistas– contribuyen a traer a estos centros una gran cuota del mercado mundial de
los seguros (IMF, «Assessing», 33). Como muestra de la reciente integración española en
la globalización financiera, el Grupo Repsol YPF, a través de la sociedad matriz YPF In-
ternational S. A., tiene el 99 por 100 de la sociedad Greenstone Assurance Ltd., registrada
en las Bermudas; y en Luxemburgo posee dos sociedades de reaseguros, Gaviota RE, S. A.,
y Cormorán RE, S. A., a través de Repsol International Finance, B. V.
El citado informe del FMI nos indica que en un centro financiero extraterritorial,
un grupo empresarial o una corporación transnacional establece una compañía de se-
guros «cautiva» para gestionar riesgos, minimizando la tributación; y, para una com-
pañía de seguros de cualquier país, una filial en un centro offshore le permitirá rease-
gurar ciertos riesgos, ya asegurados por la casa matriz, cumpliendo unos requisitos
generales de capital y de reservas, que serán mucho menos exigentes y costosos que
los previstos en el país de la casa matriz. En estos y otros casos, los atractivos ofreci-
dos serán un régimen fiscal favorable sobre la renta o las retenciones sobre el capital;
unos niveles de capital requerido para la constitución de la aseguradora o requisitos
actuariales de reservas, muy inferiores a los legalmente establecidos para residentes en
cualquier país; o escasamente exigidos en la práctica. Precisamente, un entorno muy
favorable ha permitido que las Bermudas se conviertan en un gran centro con unos ac-
tivos en seguros que totalizaban los 160.000 millones de dólares a fines de 2001, más
del 30 por 100 de las compañías aseguradoras cautivas del mundo y algunas de las ma-
yores aseguradoras de catástrofes (www.bermuda-insurance.org).
En el Informe 2000 del Grupo de trabajo del FSF sobre los centros offshore, se regis-
traba como una de sus variadas prestaciones la utilización de lo que se denomina «enti-
dades o instrumentos para fines específicos» (Special Purpose Vehicles o SPVs, en la ter-
minología anglofinanciera) como una categoría que agrupa diversas modalidades cada
vez más utilizadas para efectuar actividades financieras, aprovechando la flexibilidad nor-
mativa y los incentivos tributarios ventajosos que ofrecen estos paraísos fiscales.
En el marco desregulado de los centros offshore, las grandes corporaciones transna-
cionales inventan productos, instrumentos o entidades financieras para sofisticadas ope-
raciones en los mercados financieros. Un banco o corporación, con sede en un determi-
nado país, suele constituir una entidad o sociedad mercantil en un paraíso fiscal para
realizar una determinada actividad financiera muy específica, como puede ser la obten-
ción de financiación mediante la emisión de títulos de valores (acciones, bonos u obli-
gaciones), que es una de las prácticas más corrientes; y previamente le asignará a esa so-
ciedad un conjunto de activos financieros para respaldar esas emisiones de valores, por
ejemplo, con una cartera de hipotecas, unos créditos, unos depósitos bancarios, etcétera.
Apoyándose en esos activos financieros como garantía, la entidad o sociedad offsho-
re ofrece entonces una variedad de títulos de valores a los inversores de cualquier país,
generalmente a los clientes de su corporación matriz, que se benefician de un trato fis-
cal favorable tanto para esa empresa filial como para la propia corporación matriz.
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES SE APROVECHAN DE LAS DIFERENCIAS. .. 105
Otro servicio propio de los paraísos fiscales, según consta en los informes de refe-
rencia del FMI, es la denominada protección de activos, incluidos los fideicomisos o
trusts. Los individuos acaudalados y las empresas de países con economías débiles y
sistemas bancarios frágiles suelen buscar la protección de sus activos fuera de sus fron-
teras, en previsión del colapso de sus monedas nacionales y de la banca de sus países
y fuera del alcance de los controles de cambios existentes o posibles. En los casos en
que buscan asimismo confidencialidad o la opacidad en la gestión de sus patrimonios,
la opción suele ser una cuenta bancaria en un centro financiero extraterritorial. En
otros supuestos, la motivación para «irse a offshore» es el temor a la confiscación de
patrimonios ilegítimamente adquiridos.
Otras motivaciones que se registran como dato de las relaciones financieras con los
paraísos fiscales afectan a la justicia. Es el caso de individuos que, frente a demandas
106 LOS PARAÍSOS FISCALES
Las actividades financieras de los paraísos fiscales se desarrollan mediante unas es-
tructuras bancarias específicas, y especializadas para aprovecharse de las peculiarida-
des de la financiación extraterritorial, realizando operaciones financieras con un mar-
gen de maniobra del que carecerían en sus países de origen, en cuanto a disminución
de riesgos y reducción de costes, incluidos los fiscales. Documentos solventes del FMI
y del Comité de Supervisión Bancaria de Basilea nos instruyen detalladamente sobre
su funcionamiento real, que no figura en las memorias anuales de los bancos o de los
grupos financieros.
La presencia física de establecimientos de bancos foráneos en los centros financie-
ros extraterritoriales suele ser variada. En algunos centros posiblemente generan y
hasta financian en ciertos casos los negocios registrados en sus libros; pero, en otros
casos, la presencia física de los bancos es muy limitada y sus decisiones comerciales se
toman en otra parte (OFCs. IMF Background, 13). Diferentes grupos de trabajo crea-
dos por organismos internacionales, en particular por el Comité de Supervisión Ban-
caria de Basilea, han observado y descrito detalladamente las modalidades peculiares
que revisten las estructuras bancarias que se han ido desarrollando en los paraísos fis-
cales para la realización de operaciones financieras extraterritoriales. Hemos tomado
como fuente básica de información dos Informes de enero de 2003 (Shell banks and
booking offices y Paralell-owned banking estructures) del Grupo de trabajo sobre la
Banca Transnacional del Comité de Basilea, dependiente del BIS o Banco Internacio-
nal de Pagos (The Working Group on Cross-border Banking). Estas investigaciones
nos permiten conocer la realidad de los paraísos fiscales y su estrecha vinculación con
los mercados financieros globalizados a través de las representaciones, casi siempre, de
los bancos internacionales, descritas con una tipología convencional en inglés, como
Shell banks, Booking branches, Booking subsidiaries y Parallel banks, en que cada de-
nominación responde a unos objetivos de realización de operaciones financieras, libe-
radas de las normas aplicables en el país de origen. Naturalmente las denominaciones
oficiales del banco no se ajustan a esta tipología descriptiva que resumimos.
Bancos fantasma
Los «bancos fantasma» o shell banks son bancos que no tienen una presencia real
como entidades financieras, en el sentido de que carecen de una dirección o una ge-
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES SE APROVECHAN DE LAS DIFERENCIAS. .. 109
Sucursales contables
Filiales contables
Bancos en paralelo
Los «bancos en paralelo» o parallel banks se definen como bancos autorizados le-
galmente en jurisdicciones diferentes, aunque tienen el mismo o los mismos propieta-
rios beneficiarios. Y, por consiguiente, comparten casi siempre una gerencia común y
sus negocios están entrelazados. Probablemente el propietario, o los propietarios, sea
un individuo o una familia, un grupo de accionistas particulares o un holding u otra
entidad que no está sometida a supervisión bancaria. Porque la razón de ser de su
constitución en el centro offshore es eludir la aplicación de la consolidación regla-
mentaria, es decir, su sometimiento obligatorio a un balance contable de todo el gru-
po financiero; por tanto, a esos efectos no se integran en el mismo grupo financiero,
del que dependen y al cual están realmente vinculados.
La constitución de «bancos en paralelo» está motivada por una serie de objetivos,
entre otros y principalmente para aprovecharse de las ventajas de los diferentes siste-
mas fiscales y de ahí que surjan en los centros financieros extraterritoriales. En otros
casos se busca evadir la aplicación de restricciones legales de los países sobre las ope-
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES SE APROVECHAN DE LAS DIFERENCIAS. .. 111
raciones bancarias que el grupo pretende llevar a cabo; aunque más frecuentemente
su objetivo básico es evadir las exigencias reglamentarias sobre todo relativas a la su-
pervisión bancaria consolidada prevista en el país de la casa matriz o facilitar las gran-
des operaciones de delincuencia financiera.
Otras informaciones sobre casos concretos nos permiten conocer mejor la realidad
de la actividad bancaria en los paraísos fiscales. Por ejemplo, informes de la Banca Cen-
tral rusa registraron que en los años 1998-1999 casi 70.000 millones de dólares de los
nuevos oligarcas fueron o bien contabilizados por los bancos rusos registrados en Nauru
o transferidos a través de los bancos corresponsales de Nauru a los paraísos fiscales del
Caribe y de Europa, cifras menores fueron transferidas a través de los paraísos fiscales
de Vanuatu y Palau. Claro que, como nos explican frecuentemente, en la percepción de
los expertos de EE.UU. –desde su ideología neoliberal– fueron los propios mercados los
que corrigieron esta situación, porque los mercados reaccionaron a estas alegaciones del
Banco Central Ruso y rápidamente el Deutsche Bank remitió un mensaje a sus casi 300
bancos corresponsales dentro de su sistema para que pararan las transacciones denomi-
nadas en dólares, procedentes de las tres jurisdicciones del Pacífico; y lo mismo hicieron
el Republic National Bank, Bankers Trusts y el Bank of New York.
Noticias aún más recientes nos ilustran sobre las ramificaciones de las oficinas en im-
portantes países y paraísos fiscales del banco HSBC, Hong Kong and Shangai Banking
Corporation Limited, conocido en España sobre todo por sus relaciones con el caso de
Gescartera, que está considerado como el tercer grupo bancario mundial y muy represen-
tativo del poder financiero británico. Dentro de este grupo bancario encontramos el
HSBC Bank International Limited, que tiene tres sucursales en las islas de Jersey y de
Guernesey y en la isla de Man. Y este banco es una filial (una booking subsidiary, quizá)
propiedad al 100 por 100 de la sociedad de cartera HSBC International Holdings Limited
con sede en la isla de Jersey, paraíso fiscal muy familiar para el BBVA, el SCH y Gescarte-
ra; y advierte la Memoria de cuentas de 2002 que la sociedad de cartera última del grupo
es HSBC Holdings plc que está constituida en Inglaterra (www.offshore.hsbc.com).
Todos los informes técnicos analizados demuestran el papel fundamental que de-
sempeñan las distintas modalidades de las representaciones bancarias disponibles en
los paraísos fiscales, que son el núcleo de estos centros financieros. Eso justifica que a
veces se hable de paraísos bancarios, porque la realidad financiera de los centros ex-
traterritoriales se halla estrechamente asociada a las entidades bancarias, desde que los
eurodólares contribuyeron a su desarrollo y expansión. La finalidad de las oficinas
bancarias, sean «bancos fantasma», «bancos en paralelo», «filiales u sucursales conta-
bles», instaladas en las Bahamas, en las islas Cook, Gibraltar o en Liechtenstein, no es
otra que la ejecución de ciertas operaciones legales o ilegales en el país de origen del
banco, para las cuales el «coste fiscal» es mucho menor o probablemente cero. Y pre-
cisamente son los documentos de los organismos internacionales los que reseñan en
detalle la utilización que la banca hace de los paraísos fiscales.
112 LOS PARAÍSOS FISCALES
Préstamos en divisas
propia actividad interna, dada la intensa actividad que se genera entre las diversas enti-
dades, filiales y sucursales de un mismo banco situadas dentro y fuera de los paraísos fis-
cales. Los datos de este estudio no aportan información sobre los contenidos de esas
operaciones financieras, que realizan entre sí los bancos offshore, pero ese conocimien-
to daría luz a no pocos misterios. Por ejemplo, el análisis de los datos del Banco de In-
glaterra muestra que los bancos en los paraísos fiscales de Jersey y las dependencias
británicas aceptan depósitos de entidades no bancarias offshore y los colocan, probable-
mente de modo inmediato, en el mercado interbancario, bien en Londres, bien en otra
parte. Y al efectuar una comparación de los créditos consolidados y localizados, se su-
giere que hasta el 80 por 100 de los flujos interbancarios vía bancos offshore correspon-
den a las actividades entre entidades dentro del mismo grupo bancario. En el caso de las
Bahamas, que se utiliza como «centro contable» por muchos bancos, se estima que al-
rededor del 85 por 100 de toda la intermediación transnacional es actividad intra grupo
bancario. El estudio del Banco de Inglaterra explica que los bancos encaminan sus prés-
tamos transnacionales, entre entidades de diversos países, vía los centros offshore, en
parte porque éstos ofrecen menores costes fiscales para coordinar las actividades finan-
cieras que se realizan a través de muchas jurisdicciones (Dixon, 112).
Titulización
bancos y cajas de ahorro españolas en las islas Caimán en el Caribe, Jersey en el Canal
de La Mancha y en otros paraísos fiscales, para la emisión de participaciones prefe-
rentes como forma de captar ahorro en el mercado, con altas remuneraciones y, ade-
más, beneficios fiscales «ilegales», según la frustrada investigación de la Fiscalía Anti-
corrupción. Según el Informe del Banco de España, usaron ese procedimiento, entre
otras, La Caixa, Caja Madrid, Caja de Ahorros de Murcia y, entre otros, el SCH, BBVA,
Sabadell, Popular y Bankinter, con el fin de aumentar sus recursos propios, retribu-
yendo generosamente a sus clientes y evadiendo impuestos, para financiar la expan-
sión de los últimos años.
Desde la perspectiva de la estabilidad financiera, el estudio del Banco de Inglaterra
afirma que los flujos de fondos que se derivan de las «entidades instrumentales para fi-
nes específicos» pueden resultar interesantes porque representan transferencias de ries-
go. Tomemos, como ejemplo, el caso de un banco estadounidense que «tituliza» un prés-
tamo a una corporación de Indonesia vía una «entidad instrumental» residenciada en las
islas Caimán. Con anterioridad a la «titulización», el riesgo último del préstamo lo so-
portaba el banco estadounidense; y esto estaría reflejado en las estadísticas del BIS como
un crédito estadounidense sobre el sector no bancario indonesio. Después de la «tituli-
zación», el préstamo se convierte en un activo de las SPVs de las Caimán y el riesgo cre-
diticio se transfiere a los compradores de los títulos respaldados por activos.
Nos remitimos al capítulo 1 y 3, donde explicamos que las operaciones con pro-
ductos financieros derivados suelen tener su base en los paraísos fiscales, típica ex-
presión de la especulación financiera, donde durante la pasada década, según la in-
formación del FMI, floreció la variedad de los productos derivados «extrabursátiles»
(OTCs), un tipo de operaciones informales o negociaciones que se realizan actual-
mente por teléfono, más que en una bolsa de valores. Los expertos del FMI creen que
las operaciones con derivados extrabursátiles han crecido entre los centros financieros
internacionales en las «Facilidades Bancarias internacionales» (IBFs) de EE.UU., en
Japan Offshore Market (JOM) y en cierta medida en los centros offshore con impor-
tantes mercados financieros; pero en otros casos, las transacciones de derivados con-
certadas en otros países son contabilizadas en un paraíso fiscal si resulta más prove-
choso por razones fiscales o de otro tipo. Hecho que una vez más revela que la
financiación extraterritorial se constituye en red, asociando estrechamente la actividad
de todos los centros financieros extraterritoriales o no, estén radicados en paraísos fis-
cales o en los países centrales del sistema.
Depósitos bancarios
ciendo que «un banco offshore es simplemente un banco en una jurisdicción distinta a
la que uno habita», ensalza los beneficios de los depósitos e inversiones en los paraísos
fiscales que buscan sobre todo minimizar la tributación; además, el HSBC ofrece un ser-
vicio de información global sobre impuestos, en asociación con una de las firmas audi-
toras punteras y especialista en asesoramiento fiscal, que opera en 40 países.
Normalmente, los bancos dedicados al negocio del depósito de fondos son impor-
tantes bancos internacionales con alta reputación, puesto que por lo general el dueño
de los caudales depositados no dispone de seguro de depósito. El atractivo radica en
la nula o baja tributación sobre la renta o el capital depositado; y cuyos beneficios se
reinvierten normalmente en activos de alta calidad negociables en los principales cen-
tros financieros. El informe del FMI referido reconoce que sólo una parte de este ne-
gocio bancario se refleja en la contabilidad oficial; y que la parte que probablemente
crece más rápidamente sea la destinada a fondos gestionados por instituciones finan-
cieras y comercializada en los principales centros. Además de la gestión de fondos par-
ticulares, los paraísos fiscales disponen de una diversidad de fórmulas jurídicas, como
fideicomisos u otras, en unos casos gestionadas por instituciones financieras y, en
otros, por despachos de abogados y otros profesionales especialistas.
Lo expertos del FMI ratifican que uno de los principales servicios de la banca offs-
hore es la llamada banca privada o de confianza, de gestión de patrimonios personali-
zada, para clientes distinguidos o «personas de elevados ingresos» o high-net-worth
persons, es decir, que disponen de más de un millón de dólares en efectivo; y los ser-
vicios especializados para tales clientes, comprenden la gestión de activos, la planifi-
cación sobre propiedad inmobiliaria, la negociación con divisas y los planes de pen-
siones, incluso algunos bancos prestan servicios no bancarios como servicios de
custodia y constitución de fideicomisos (IMF, «Assessing», p. 33).
Reiteramos que la información básica transcrita, que describe las modalidades de
la actividad bancaria en los paraísos fiscales, procede de la documentación técnica de or-
ganismos internacionales relevantes, en especial de los informes del FMI sobre los cen-
tros financieros extraterritoriales y del Comité de Supervisión Bancaria de Basilea, ór-
gano supuestamente técnico del Banco de Internacional de Pagos, con sede en Basilea,
Suiza, verdadero poder mundial en la sombra, que coordina los bancos centrales de
los países centrales del sistema financiero global. Por tanto, resulta ser una reseña cua-
sinotarial de la actividad financiera en los paraísos fiscales, disponible en la Red y, so-
bre todo, puesta a disposición de las autoridades nacionales e internacionales, encar-
gadas de velar por la seguridad financiera y de los sistemas bancarios, pero también
por la aplicación de medidas antiblanqueo de capitales ilícitos o contra la financiación
del terrorismo y por la aplicación de la legislación fiscal de los Estados.
Suiza es famosa por el rigor de su secreto bancario, protegido por una ley de 1934,
principal fuente de prosperidad de los bancos helvéticos. Como analiza Jean Ziegler
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES SE APROVECHAN DE LAS DIFERENCIAS. .. 117
(LMD, febrero de 2001), Suiza sigue siendo el refugio seguro del dinero del blanqueo,
de la corrupción y de la evasión fiscal, mientras se desarrollan las interminables nego-
ciaciones sobre la armonización fiscal en la Unión Europea.
En primer lugar, la delincuencia internacional organizada utiliza ampliamente la
banca suiza para reciclar y blanquear los productos de sus latrocinios. En Suiza, don-
de la justicia, la policía y las leyes procesales penales son competencia de la soberanía
de los cantones, afirma Ziegler que sólo el cantón de Ginebra realiza verdaderos es-
fuerzos para impedir la infiltración sistemática en la plaza financiera de los mafiosos
rusos, los barones de los cárteles de la droga sudamericanos o los señores de las tría-
das chinas.
El dinero de la corrupción y del saqueo de los países en desarrollo por los dicta-
dores y las elites autóctonas es la segunda gran fuente de la fabulosa riqueza del paraí-
so helvético. La Conféderation Hélvétique, que practica la convertibilidad de las mo-
nedas, con su cacareada neutralidad política, el cinismo y la extrema competencia de
sus banqueros ha incitado tradicionalmente a los dictadores de toda ralea (los Sani
Abacha de Nigeria, Mobuto del Zaire, Jean-Claude Duvalier de Haití y otros como
Marcos de Filipinas) a depositar con plena confianza el producto de su rapiña en la
Paradeplatz de Zúrich o en la rue de la Corraterie de Ginebra. Y la legislación suiza
es tan compleja que, derrocados los dictadores, pocos gobiernos africanos, asiáticos o
latinoamericanos han logrado recuperar migajas de las fortunas fruto del expolio de-
positadas. De los 3.400 millones de euros que se apropió el general Sani Abacha de
Nigeria, entre 1993 y su fallecimiento en 1998, depositándolos en 19 bancos suizos,
solamente se encontraron y bloquearon 730 millones, de los que 115 fueron restitui-
dos a las autoridades nigerianas.
En segundo lugar, para la banca suiza la tercera fuente de renta es la evasión fiscal
internacional. Desde cualquier parte del mundo, pero sobre todo de Alemania, Italia
y Francia, los defraudadores del fisco transfieren sus capitales a Suiza. Por una razón
muy simple y es que allí sólo es delito el fraude con falsificación de documentos. Mien-
tras en casi todos los países la evasión fiscal está penalizada, en Suiza la declaración
falsa de impuestos y la sustracción intencionada de rentas imponibles son sólo infrac-
ciones administrativas; y el secreto bancario es absoluto, sin que nunca se levante.
Sin embargo, las autoridades suizas disponen del derecho a obtener información
bancaria con la finalidad de perseguir los delitos de fraude fiscal; información que
también podrían trasladarla a otros Estados en el marco de la ayuda mutua en asun-
tos jurídicos o a través del procedimiento de asistencia administrativa en el caso de los
EE.UU. Pero Suiza reiteró sus reservas al artículo 26 del modelo de convenio de
OCDE sobre intercambio de información, aunque declaró su disposición a examinar
la posibilidad de prestar también asistencia administrativa a otros países en casos de
fraude fiscal (pero no el de simple evasión fiscal) como ya hace con los EE.UU.
Y algún defensor de la actual situación argumentará que Suiza tiene suscritos con-
venios denominados de asistencia judicial prácticamente con todos los Estados. Pero,
como saben bien los magistrados europeos, para que las autoridades suizas concedan
la llamada asistencia judicial, es necesario que los hechos en que se apoyen estén defi-
nidos como delito penal en los dos Estados. Y como la evasión fiscal no se menciona
118 LOS PARAÍSOS FISCALES
El secreto bancario es, pues, la garantía para el cliente suizo o extranjero de que su
situación financiera no será desvelada a terceros, porque sería castigado conforme a la
ley; está regulado por el Derecho civil como obligación contractual del banquero con
su cliente; y la privacidad del cliente está también protegida por las disposiciones ge-
nerales del Código civil suizo relativas a la protección del individuo (SR 210; art. 27 ff.),
así como por la legislación de protección de datos. El secreto bancario se equipara al
secreto que obliga a médicos, abogados o eclesiásticos. Como en el sector bancario,
este secreto profesional también se aplica a aquellos que comercian en los mercados
de valores, según la legislación suiza (art. 43, Federal Act on Stock Exchanges and Se-
curities Trading; SR 954.1).
Aunque la documentación oficial afirma que el centro financiero suizo no está in-
teresado en el dinero generado por el delito y, por tanto, tiene establecidas medidas
para impedir que entre en el país el dinero no deseado, la legislación bancaria con-
templa el secreto profesional del banquero basado en la legislación civil como una
obligación profesional cuya infracción está penalizada; puesto que un banquero que
revela los secretos de su cliente o un tercero puede ser multado o sentenciado a pri-
sión (art. 47 de la Ley Federal de Banca y Cajas de Ahorro, SR 952.0). Sin la autori-
zación del cliente el banquero no puede levantar el secreto bancario. Existen, sin em-
bargo, tres excepciones establecidas en la legislación civil para los casos de quiebra,
procesamiento penal y en asistencia judicial. En tales casos, el secreto bancario puede
levantarse mediante orden judicial contra los deseos del cliente; sin embargo, en caso
de demanda de asistencia judicial por delito fiscal sólo será levantado el secreto si se
trata de fraude fiscal mediante falsificación documental, porque la evasión fiscal no es
motivo suficiente por no estar penalizada en Suiza.
En la documentación oficial disponible en internet, se afirma que no existen cuen-
tas bancarias anónimas en Suiza sino «cuentas numeradas». Una cuenta numerada
puede referirse, por ejemplo, a una cuenta corriente, de depósito, de ahorro, o de va-
lores, en la que el nombre del acreedor o del depositante se ha sustituido por un nú-
mero. Sin embargo, dentro de sus obligaciones de «diligencia debida» se le exige al
banco que conozca la identidad del titular de la cuenta así como el verdadero propie-
tario-beneficiario en el momento de la apertura. Los bancos suizos, como otros inter-
mediarios financieros, están obligados a prestar una mayor vigilancia con relación a
sus clientes, supervisada por la Comisión Federal de Banca junto con otros organis-
mos, de conformidad con la legislación reforzada desde 1994 sobre el blanqueo de ca-
pitales (The Swiss Financial Centre, A documentation). Sin embargo, las duras nego-
ciaciones de Suiza con la Comisión Europea desmienten esta versión oficial. Del
mismo modo que es conocida la oposición de Suiza, en coincidencia con Luxembur-
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES SE APROVECHAN DE LAS DIFERENCIAS. .. 119
go, contra el Proyecto de la OCDE contra las prácticas fiscales perjudiciales de los
centros offshore.
A diferencia de las interminables negociaciones de la Unión Europea con Suiza,
desde 2001 los EE.UU. escogieron un camino más eficaz de lucha contra la evasión
fiscal, estableciendo que la banca suiza debía automáticamente proveer a EE.UU. de
la información sobre los contribuyentes estadounidenses que detentaran títulos esta-
dounidenses en Suiza, presión que ésta tuvo que aceptar. Y, en enero 2003, suscribie-
ron un convenio para facilitar el intercambio de información fiscal entre los dos paí-
ses, dentro de la política del Tesoro estadounidense de expandir una amplia red de
tratados fiscales bilaterales y acuerdos de intercambio de información fiscal, que per-
mitan a la Agencia Tributaria estadounidense (IRS) obtener la información necesaria
de otros países para perseguir a los contribuyentes que ocultan sus ingresos en offsho-
re para evitar sus obligaciones fiscales, según las declaraciones oficiales.
Nos cuenta Stiglitz que, a finales de los noventa, al plantearse la reforma de la «ar-
quitectura financiera global», se apuntó que la transparencia que EE.UU. preconiza-
ba en los países en desarrollo se extendiera a los centros offshore y a los hedge funds
en el exterior, pero el entonces secretario del Tesoro estadounidense llegó a afirmar
que cierto grado de secreto, cierta falta de transparencia, era positivo, porque pro-
porcionaba mayores incentivos para reunir información, mejorando lo que se deno-
mina «función de descubrimiento de precios» de los mercados. Con el Gobierno de
Bush la situación empeoró; y EE.UU. vetó la iniciativa de la OCDE en 2000 para li-
mitar el secreto bancario. Tras el 11 de Septiembre se hizo evidente que este secreto
bancario fue clave para la financiación de Al Qaeda. Afirma Stiglitz que el atractivo
de los bancos de las islas Caimán y las Bahamas para el capital estadounidense no re-
side en que su gestión bancaria sea superior a la de Wall Street, sino que se debe a su
oferta de un producto distinto como es el secreto y la ausencia de regulación, que in-
cita a la evasión de impuestos y otras actividades más infames (Stiglitz, Los felices no-
venta, 273 y 379).
En una actividad tan azarosa como el transporte comercial marítimo, desde la Edad
Media fue tradicional el reparto de los riesgos económicos del mar entre armador, como
gestor del buque y su explotación, el dueño del navío y el propietario de la carga. Pero
en las últimas décadas, el predominio del capital financiero en la globalización de la eco-
nomía actual, que vimos en el capítulo 1, ha roto los equilibrios tradicionales.
Existe una serie de elementos que relacionan el sector financiero con la industria
de la navegación marítima y su desregulación. Opiniones autorizadas, sostienen que,
aunque en alguna medida el propio interés de la banca, por sus inversiones y su vincu-
lación con el aseguramiento marítimo, pueda converger con los Estados en el mante-
nimiento de buenos estándares y buenas prácticas en la navegación marítima, se le
puede imputar un papel significativo como responsable del incumplimiento actual de
las normas de navegación marítima; porque las finanzas guardan una estrecha relación
con la situación actual. Señalan los expertos que gran parte de la situación naviera de
hoy es el producto de la evolución de los años setenta y ochenta, con el rápido desa-
rrollo del mercado de los eurodólares primero y los petrodólares después, origen del
desarrollo de los paraísos fiscales, como hemos visto. La libre disponibilidad de dóla-
res para la financiación de buques así como de otros activos, fuera de la jurisdicción
de la Reserva Federal estadounidense, particularmente en la City londinense, atrajo allí
este nuevo negocio de la financiación naviera por la concentración histórica en Lon-
dres de los servicios de la industria naval.
Las consecuencias nefastas de la globalización financiera en la navegación maríti-
ma quedaron evidenciadas en las intervenciones de expertos en una Conferencia
organizada en junio de 1998, en Oslo, por la Federación Internacional de Sindicatos
del Transporte Marítimo, conocida por sus siglas ITF (International Transport Wor-
kers’Federation), sobre las que apoyamos este análisis.
En el plano financiero la mutación ha sido clara. La tradicional estructura finan-
ciera para buques es muy simple normalmente, cuya regla básica es one ship, one com-
pany. Pero últimamente, esta regla de «un barco, una compañía», generalmente supo-
ne la utilización de una compañía débilmente capitalizada como prestataria, casi
siempre registrada en un paraíso fiscal, con la finalidad de la obtención de préstamos
bancarios en países importantes. Con frecuencia se trata de una sociedad constituida
en Liberia, las islas Vírgenes Británicas u otro paraíso fiscal, que no necesariamente in-
fluirá en la bandera de conveniencia, pero que tendrá un capital escaso por lo cual ha-
brá de conseguir préstamos en un porcentaje muy alto respecto del coste de la finan-
ciación del buque. Es la técnica de la infracapitalización o thin capitalization, que
hemos descrito en el capítulo 5, entre las estrategias empresariales para el logro de fi-
nanciación barata mediante la evasión fiscal.
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES SE APROVECHAN DE LAS DIFERENCIAS. .. 121
Tripulaciones desprotegidas
Además del atractivo fiscal, la incapacidad para el cumplimiento de las normas de se-
guridad marítima o medioambientales y la desregulación laboral son los grandes atracti-
vos que ofrecen esos centros offshore para el armador que contrata la tripulación. Por
eso se emplea mano de obra barata y sin cualificación, sacada de una veintena de países
entre los que sobresale Filipinas; y se pronostica que China se convertirá próximamen-
te en el mayor país proveedor de tripulaciones que son objeto de explotación, sin hora-
rios y condiciones laborales miserables, merced al desamparo del pabellón de conve-
niencia. En los últimos veinte años, los sistemas laborales y las regulaciones creadas
después de la Segunda Guerra Mundial en Europa se han visto erosionadas en muchos
países, habiendo sido destruidas en el ámbito de la navegación marítima.
El más poderoso atractivo de las regulaciones de los países que conceden banderas
de conveniencia es su silencio en cualquier materia relativa a las tripulaciones. Según nos
informa la ITF, las administraciones públicas de los países de las banderas de conve-
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES SE APROVECHAN DE LAS DIFERENCIAS. .. 123
El caso del buque petrolero Prestige, como el de tantas catástrofes marítimas ac-
tuales, ejemplifica el arbitraje legislativo que practican los paraísos fiscales extraterri-
toriales, como avanzadillas de la liberalización y desregulación, en una utilización abu-
siva de las diferencias entre legislaciones. El análisis del hundimiento del Prestige
frente a las costas gallegas en noviembre de 2002 hace que afloren simultáneamente
los problemas que genera la desregulación en el mar, en una economía mundializada
bajo el imperio del libre mercado, sin normas efectivas y carente de autoridad regula-
dora, en cuyo desorden globalizado desempeñan un papel básico las sociedades regis-
tradas en los centros financieros extraterritoriales; además de las negligencias del Go-
bierno neoliberal del momento con deficientes servicios marítimos.
En la catástrofe del petrolero confluyen al menos cuatro paraísos fiscales para pa-
liar o anular los riesgos del capital. El Prestige era el único patrimonio de una socie-
dad de Liberia, cuyos dueños eran una familia asentada en Grecia, y navegaba bajo
pabellón de las Bahamas; el armador, otra sociedad griega que había contratado al ca-
pitán griego y a la tripulación de filipinos y rumanos; y el petrolero había sido fleta-
do por una sociedad domiciliada en Suiza, propiedad de un holding ruso con sede en
Liechtenstein. Olvidemos que los fallos causantes del hundimiento fueron provoca-
dos por los trabajos de reparación realizados en unos astilleros navales chinos, revi-
sados por el agente de una sociedad de clasificación de Texas en los Emiratos Árabes
Unidos.
El secular reparto de riesgos entre armador, como gestor del buque, su dueño y el
propietario de la carga frente al azar del mar queda muy lejos de los enredos actuales.
Hoy los montajes financieros ocultan responsabilidades y diluyen riesgos, generando
124 LOS PARAÍSOS FISCALES
catástrofes cuya autoría nunca logra ser depurada por los jueces, como los del juzga-
do del pueblo costero de Corcubión en Coruña, que transcurrido más de un año no
habían logrado reunir las pruebas documentales que permitieran identificar a los res-
ponsables de la catástrofe del Prestige (El País, 18 de noviembre de 2003).
Porque la maraña en torno al Prestige de sociedades registradas se sitúa en conoci-
dos paraísos fiscales que, con el beneplácito de los grandes países, no tienen más ra-
zón de ser que su oferta de estructuras financieras que oculten la identidad de los pro-
pietarios, reduciendo los riesgos del capital financiero transnacional. Y de ahí que la
instrucción judicial siga atascada, como ha reseñado la prensa.
Un somero análisis de los datos básicos sobre la carga, la propiedad del buque y el
armador, revela un entramado de sociedades offshore como elementos básicos del ne-
gocio actual del transporte marítimo de mercancías de alto riesgo medioambiental.
Un buque, una sociedad, one ship, one company, es la regla básica de los navieros
o armadores, en especial para los petroleros y los barcos de basura que navegan bajo
bandera de conveniencia. Ejemplo: el Prestige, construido en Japón en 1976, era la
única propiedad de la sociedad instrumental Mare Shipping Incorporated, una socie-
dad anónima tapadera, registrada en Liberia. Y es sabido que este conocido paraíso
fiscal, un pequeño país africano de tres millones de habitantes, asolado por una gue-
rra civil reciente, carece de administración marítima, ni siquiera tiene inspectores y re-
sulta incapaz de controlar la seguridad de los buques.
Liberia es un registro con sede en Nueva York y gestionado por una compañía nor-
teamericana de seguros de vida, un simple negocio sin control. Y Liberia es la segun-
da potencia mundial en flota mercante, detrás de Panamá, con 1.566 buques inscritos
en su registro marítimo (de los cuales 402 petroleros) y, en su caos económico actual,
sólo este registro continúa abasteciendo las cajas del Estado (Atlaseco, 2003). Según
los informes anuales de la Oficina contra el Narcotráfico de los EE.UU., encontramos
también sistemas similares en algunos otros paraísos fiscales de la cuenca del Caribe;
concretamente, desde los comienzos del centro financiero extraterritorial de Belice,
microestado ex colonia británica, se cedió al sector privado el control del registro de
las IBCs o compañías de negocios internacionales y de los buques.
La sociedad liberiana Mare Shipping también era propietaria del buque Mar Egeo
que zozobró frente a las costas de Coruña en 1992. Controlada por un clan familiar de
armadores griegos, que aparecen protegidos tras otro holding, según las prácticas del
shipping o industria naviera. La organización típica comprende una sociedad holding
y dos compañías para la gestión (una para lo técnico y otra para las finanzas). Cada na-
vío pertenece a una sociedad registrada en un centro financiero offshore. Y para la ges-
tión del petrolero se crea otra sociedad también en offshore, en un paraíso fiscal, del
mismo grupo financiero del propietario.
La situación naviera de hoy es el producto de la evolución de los años setenta y
ochenta, que vimos en el capítulo 1. Tratándose de grupos financieros e industriales,
la bandera de conveniencia de una isla perdida en el Pacífico o el Caribe y la opacidad
de sus cuentas no desmerece el interés de los banqueros que se afanan por financiar
las adquisiciones de supertankers. Por un lado, los préstamos a navieros presentan ries-
gos escasos porque se hacen a una sociedad offshore propietaria del barco que queda
hipotecado; y, en caso muy improbable de quiebra, se dispone de cauces organizados
de reventa.
Por otra parte, la tradicional estructura de la financiación de buques normalmente
se simplifica con una compañía constituida en Liberia, las islas Vírgenes Británicas u
otro paraíso fiscal, que tendrá un capital escaso. Y esta débil capitalización como so-
ciedad anónima hará que con frecuencia obtenga préstamos de bancos en países sol-
ventes, en un porcentaje muy alto respecto del coste de la financiación del buque; pero
los intereses de esos préstamos no tributarán, como lo harían si fueran dividendos del
capital invertido en la sociedad offshore. Es la técnica de la infracapitalización, identifi-
cada como una de las prestaciones más corrientes que los grandes grupos financieros
126 LOS PARAÍSOS FISCALES
obtienen de los paraísos fiscales offshore. De ahí, el gran peso que los bancos tienen en
el sector naviero (ITF, Conference on the shipping industry, Oslo, junio del 1998).
La mayoría de los buques petroleros en activo, cualquiera que sea su edad y la na-
cionalidad real de sus propietarios, responde a este mismo esquema empresarial: ban-
dera de conveniencia, sociedad ficticia domiciliada en un paraíso fiscal que consta
como propietaria del buque, y una sociedad creada ex profeso para gestionar su ex-
plotación comercial, ubicada en cualquiera de los centros económicos del mundo ma-
rítimo: Londres, Rotterdam, Atenas, etcétera.
Afirma Paul Krugman que la causa primordial del gigantesco déficit del presu-
puesto de los EE.UU. es la caída en picado de la recaudación tributaria que descen-
dió del 20,9 por 100 del PIB en 2000 al 15,7 por 100 previsto para el 2004. Esta dis-
minución tiene su origen primeramente en las rebajas fiscales aplicadas por la
Administración Bush y, además, en un aumento de la evasión fiscal y los paraísos fis-
cales, reflejado en la disminución de los ingresos del impuesto sobre beneficios em-
presariales, que han descendido en porcentaje del PIB a los niveles de 1930 (El País,
15 de febrero de 2004). Como ejemplo, la investigación de la Comisión del Congreso
estadounidense reveló que Enron Corporation no pagó ningún impuesto federal de
1996 a 1999, declarando al fisco la pérdida de 3.000 millones de dólares; y, al mismo
tiempo, informó a sus accionistas de unos beneficios de más de 2.000 millones de dó-
lares, localizados en más de 700 sociedades registradas en paraísos fiscales offshore. Si
los inversores (incluidos los ex empleados pensionistas y los pequeños inversores que
perdieron sus ahorros) hubieran sido conscientes del agujero de más de 5.000 millo-
nes de dólares en las cuentas de la corporación, se habrían percatado mucho antes del
insano negocio de la empresa.
Y esto, que está ocurriendo en los EE.UU., sucede en todos los demás países. Si el
volumen financiero alcanzado por los centros offshore les convierte en una amenaza
posible para la estabilidad del sistema financiero global, según se deduce de los infor-
mes del FMI analizados en los capítulos anteriores, su condición de paraísos o refu-
gios fiscales (tax haven, en la terminología anglosajona) definidos por la OCDE, re-
presenta la manifestación extrema de la competencia que tiene lugar entre los sistemas
tributarios por atraer el capital, con claros perjuicios para los Estados y para los ciu-
dadanos en general, un hecho reconocido ya en un párrafo del comunicado oficial de
los jefes de Estado y de Gobierno del G-7 tras la reunión de Lyon en 1996:
des geográficamente móviles puede producir una competencia fiscal nefasta entre los
Estados, que entrañan un riesgo de distorsión de los intercambios y de las inversiones y,
en un plazo, el desmoronamiento de las bases fiscales nacionales.
Los Gobiernos del G-7 animaban vivamente a la OCDE a perseguir con determi-
nación sus trabajos en este campo, con vistas a establecer un marco multilateral en el
cual los países pudieran actuar individual y colectivamente con el fin de limitar el al-
cance de estas prácticas, encargándole la presentación de un informe en 1998. Era un
testimonio de reconocimiento del hecho cierto de la globalización neoliberal en las fi-
nanzas y sus consecuencias no previstas; y parecía un buen comienzo, aunque tardío,
para la andadura de un proyecto de acción multilateral contra los paraísos fiscales, que
ha proseguido hasta la fecha con escasos frutos.
tervención estatal en la Banca y en los mercados financieros; y, por tanto, era relativa-
mente poco importante la interacción de los sistemas tributarios. Las decisiones refe-
rentes al nivel de los ingresos y los gastos públicos, el reparto entre impuestos direc-
tos e indirectos y el recurso de los incentivos fiscales a la inversión se adoptaban en
cada Estado, siempre en función de las políticas nacionales del partido gobernante y
el impacto de estas decisiones se limitaba básicamente al ámbito nacional, porque era
generalmente irrelevante su posible repercusión externa sobre otras economías.
La OCDE señala que los centros financieros offshore dan lugar a «beneficiarios sin
contrapartida», como son los inversores que operan en esos paraísos fiscales, que se
benefician todos ellos del gasto público (servicios de defensa y de seguridad, de la edu-
cación, de la seguridad social y de otros servicios públicos) en el país de origen don-
de residen, que tiene una fiscalidad «normal» que evitan, no contribuyendo al soste-
nimiento de las cargas públicas. Más aún, en un sentido más amplio también son
«beneficiarios sin contrapartida» los propios gobiernos y los habitantes de esos países
y territorios que son paraísos fiscales que se aprovechan de los bienes colectivos ge-
nerales creados por el país de fiscalidad normal. Además, los paraísos fiscales aumen-
tan el peso de los costes administrativos y la carga de la aplicación de las disposicio-
nes fiscales de los demás países por las autoridades y los contribuyentes.
Merecen ser destacados estos párrafos del Informe de 1998, que de modo tan claro ex-
presa la condena de los paraísos fiscales y que consideramos el análisis técnico más serio
realizado sobre los perjuicios fiscales de la globalización financiera, a la que tanto contri-
buyó en los ochenta la propia OCDE. En el Informe de 1998, la OCDE describe la reali-
dad de los centros financieros extraterritoriales, reconociendo que un gran número de «te-
rritorios fiscalmente soberanos y de Estados» utiliza incentivos fiscales y no fiscales
C Ó M O L O S PA R A Í S O S F I S C A L E S F O M E N TA N L A E VA S I Ó N Y E L F R A U D E F I S C A L 131
(opacidad, por ejemplo) para atraer actividades financieras y otras prestaciones de servi-
cios. Estos territorios ofrecen generalmente al inversor extranjero un entorno o una fisca-
lidad nula o mínima, complementada frecuentemente con un «aligeramiento» de las exi-
gencias reglamentarias o administrativas; y, a menudo, estas actividades no dan lugar a un
intercambio de informaciones con otros países en razón, por ejemplo, de estrictas disposi-
ciones de secreto bancario; es decir, jurisdicciones calificadas como paraísos fiscales.
Y para llevar a cabo una estrategia multilateral correctora de esos perjuicios de la
competición fiscal nociva, esta organización internacional establece una distinción téc-
nica entre «regímenes fiscales preferenciales perjudiciales», relativos a sectores específi-
cos como la banca, los seguros, los holdings, etc., y los centros financieros extraterrito-
riales con regímenes tributarios generales que se califican como «paraísos fiscales»,
como casos extremos nocivos para los demás países, según vimos en el capítulo 2.
Al final, la OCDE concluye que los paraísos fiscales como centros financieros extra-
territoriales se apoyan generalmente en las estructuras financieras mundiales existentes,
aunque considera que han facilitado tradicionalmente los movimientos de capitales y me-
jorado la liquidez de los mercados financieros, percepción que además de revelar su plan-
teamiento neoliberal podemos considerar como una visión histórica simplista. En todo
caso, reconoce que en la nueva situación mundial, en que los países que no son paraísos
fiscales han liberalizado y desregulado sus mercados de capitales, los efectos desfavora-
bles de los paraísos fiscales superan esas ventajas potenciales que aportan, puesto que
pueden ocasionar graves perjuicios a otros países amputando sus bases recaudatorias al
lograr con su oferta fiscal ventajosa desviar los recursos financieros a otros países.
El Informe de la OCDE de 1998 sobre las prácticas de la «competición fiscal per-
judicial» define a los paraísos fiscales como una forma perjudicial extrema porque «ro-
ban» la base imponible de otros países, rebajando su recaudación tributaria, al ofre-
cer un marco legislativo acomodaticio para actividades básicamente ficticias, incitando
asimismo esta pugna soterrada entre países por imponer tasas impositivas más bajas y
ofrecer al capital extranjero la opción de una tributación baja o inexistente.
En resumen, quedaba documentado oficialmente que la globalización neoliberal
de las economías nacionales genera una competencia entre los Estados que resulta per-
judicial para todos los países por sus consecuencias nefastas:
• Porque desvía la carga fiscal de las actividades móviles, como la actividad financie-
ra, hacia sectores menos móviles como la producción industrial, de la menor tribu-
tación sobre el capital hacia la mayor tributación del trabajo y de las actividades de
consumo; y distorsiona los flujos financieros y las inversiones productivas reales.
• Porque socava la integridad y la equidad de las estructuras fiscales, haciendo que
paguen los impuestos quienes se mueven menos, la gente corriente.
• Y porque desalienta el cumplimiento de las obligaciones tributarias, condicio-
nando la política fiscal de los Estados y, por consiguiente, el mantenimiento y la
supervivencia de los sistemas de protección social de los países.
Tras este informe, la OCDE convocó un Foro sobre Competencia Fiscal para plan-
tear una acción multilateral, concretada en un proyecto de acciones previstas para eli-
132 LOS PARAÍSOS FISCALES
minar las prácticas fiscales nocivas, encarnadas por los paraísos fiscales, que ha que-
dado diluido en la práctica, como contamos en el capítulo 8. Al mismo tiempo, el plan-
teamiento de la OCDE hacía abstracción del sobredimensionamiento financiero de los
paraísos fiscales, con los riesgos apuntados en las páginas precedentes, y de su condi-
ción de refugio de la delincuencia financiera, en un cierto reparto de las competencias
entre todos estos organismos internacionales.
rados por la complaciente normativa y por las ventajas tributarias, que afectan negati-
vamente a los sistemas tributarios de los demás países. De manera que estos nuevos re-
cursos de la especulación financiera han contribuido a la promoción de los paraísos
fiscales, convertidos en plataformas y enlace importante para las inversiones y opera-
ciones financieras, como analizamos en el capítulo 3.
Más aún, como ha sucedido en las transacciones comerciales electrónicas, en la
operativa de los fondos de alto riesgo y los derivados se ha pasado de las transaccio-
nes con papel a las transacciones electrónicas virtuales y de los productos físicos a los
productos digitales, con todos los problemas que plantean para la aplicación efectiva
de los sistemas fiscales; por ejemplo, la dificultad enorme de la identificación e indivi-
dualización de los titulares beneficiarios, de las mismas operaciones o de las jurisdic-
ciones fiscales implicadas. A su vez, el crecimiento de los centros financieros extrate-
rritoriales se ha visto incentivado por los flujos de información digital que facilitan la
movilidad del dinero y de la información en tiempo real con muy bajo coste y por las
disposiciones normativas liberales de varios países.
Uno de los retos que plantean los instrumentos y productos financieros complejos
como los derivados, sean futuros u opciones, cuyo valor deriva (de ahí su nombre) del pre-
cio de un valor subyacente, por ejemplo una acción cotizada, radica precisamente en que
pueden utilizarse dentro de planes de evasión fiscal, llamados de ingeniería fiscal, para
aprovecharse de las lagunas e indefiniciones legales o del descontrol ofertado por los cen-
tros offshore. Por tanto, estas formas de inversión financiera acentúan la fluidez o dificul-
tad de las distinciones técnico-jurídicas entre las rentas de capital, beneficios o pérdidas,
dividendos o intereses. Con la utilización extendida de los derivados, ya no es posible la
tributación sobre las rentas de las inversiones transnacionales mediante la retención fiscal
en la fuente, es decir, en el país donde se generó. Complejidad que se incrementa cuando
se trata de fondos de inversión de alto riesgo residenciados en paraísos fiscales.
En conclusión, la liberalización de los movimientos de capitales y la supresión de los
controles estatales, a medida que los mercados financieros internacionales son más efi-
cientes e integrados, hace más difícil lograr la tributación del capital flotante con tipos
impositivos superiores a los establecidos en el extranjero. La elevación de los tipos im-
positivos sobre el capital únicamente en un determinado país sólo sirve como incenti-
vo para que los contribuyentes trasladen sus fondos a las jurisdicciones de menor tri-
butación, trasladen su residencia o utilicen las facilidades que ofrece la inversión
extraterritorial u offshore en centros financieros privilegiados.
De manera similar, señala Vito Tanzi que los sistemas fiscales se ven afectados por
el comercio intraempresa de las grandes corporaciones, hecho calificado también
como otra «termita» fiscal, cuya importancia en relación con los paraísos fiscales me-
rece una consideración detenida.
mento del comercio mundial y por la política empresarial de reparto geográfico de los
procesos productivos (como ocurre con la fabricación y suministro de componentes,
piezas y repuestos en la producción de automóviles, por ejemplo) o de la distribución
de las cargas financieras o los costes. Esta división internacional del proceso produc-
tivo ligada a la globalización financiera, convierte a la multinacional en sociedad glo-
bal o transnacional con una estrategia global de reparto de costes desde la sede cen-
tral, cuya ubicación ya no importa. Diversos testimonios documentan que casi todas
las grandes corporaciones o grupos empresariales manipulan los precios para trasladar
los costes o los beneficios de una jurisdicción de alta tributación hacia otra de baja fis-
calidad, en el marco de estrategias corporativas para reducir «costes fiscales».
La tributación de las empresas transnacionales resulta problemática en sí misma
por la complejidad de su organización y su funcionamiento y porque se aprovechan de
las diferencias de los sistemas tributarios nacionales y las lagunas en los convenios fis-
cales internacionales para minimizar sus «costes fiscales». En esta etapa de globaliza-
ción y creciente integración de economías liberalizadas, las grandes corporaciones
transnacionales se benefician de la disponibilidad de centros financieros extraterrito-
riales, ante todo indirectamente, porque además de la reducción impositiva sobre las
rentas del capital, se agudiza la competencia fiscal entre los diversos Estados para atraer
inversiones debido en gran medida a la mera existencia de esos refugios fiscales que
son los centros financieros offshore.
Refundación de la compañía
En primer lugar, una opción bastante común en los últimos años entre las grandes
empresas estadounidense es la denominada corporate inversions, consistente en la «re-
fundación de la compañía» mediante la constitución de una filial offshore en un paraí-
so fiscal e «invirtiendo» la propiedad de modo que la empresa matriz se convierte en
filial de la nueva corporación constituida en el paraíso fiscal, que en muchos casos bas-
ta con efectuar su registro, fijando su residencia por el procedimiento del abono del
alquiler de un buzón de correos. La reducción de sus «costes fiscales» es muy signifi-
cativa porque ya no tendrá que pagar impuestos a la Administración estadounidense
por los ingresos de operaciones transnacionales.
Es el caso de Tyco International Ltd., que se define como una global company, con
actividades en más de cien países realizadas por 267.000 empleados en todo el mun-
do y que «manufactura, distribuye y sirve sistemas y productos para una amplio es-
pectro de mercados» (desde electrónica y plásticos hasta instrumental médico y ele-
mentos contra incendios); y que, con su traslado a las islas Bermudas en 1997, estimó
su «ahorro fiscal» en 400 millones de dólares para el año 2001. Y esta modalidad ha
sido seguida para la evasión del pago de impuestos por muchas otras grandes y cono-
cidas corporaciones estadounidenses, como Accenture, Foster Wheeler, McDermott
International, Ingelsoll-Rand y Global Crossing.
Por el contrario, Enron optó por no trasladarse a ningún centro offshore, aplicando la
amplia gama de posibilidades que ofrece la constitución de una sociedad en un paraíso
fiscal. Y es que las grandes compañías del sector energético de los EE.UU., como El Paso,
AES, Aon, Mirant, Halliburton y Williams, dominan las 500 empresas de la revista For-
tune que disponen mayoritariamente de presencia en centros financieros offshore.
C Ó M O L O S PA R A Í S O S F I S C A L E S F O M E N TA N L A E VA S I Ó N Y E L F R A U D E F I S C A L 137
La transferencia de precios
La infracapitalización
La doble rebaja
En quinto lugar, tenemos el «uso abusivo de los tratados de doble imposición» (treaty
shopping), consistente en la utilización de sociedades interpuestas por una multina-
cional residente en un país, que no es parte firmante del convenio internacional sobre
tributación entre dos o más países. Para acogerse a los beneficios previstos en un con-
venio internacional que reduce o exime de fiscalidad a las inversiones extranjeras pro-
cedentes de los países firmantes, esa corporación transnacional establece una empre-
sa controlada o entidad jurídica dentro del ámbito de uno de los Estados vinculados
por ese convenio, obteniendo los beneficios previstos en ese tratado mediante una in-
versión que se produce realmente entre dos países sin tratado fiscal o con un tratado
fiscal menos favorable.
Una corporación transnacional, residente en un país sin tratado fiscal con otro país
en donde le interesa invertir, puede constituir una sociedad filial en un tercer país (con
tratado) y encaminar las inversiones vía esa filial configurándola para tener derecho a
los beneficios fiscales y a otras protecciones derivadas del tratado. Es un caso más que
demuestra que en un mundo globalizado se requieren regulaciones internacionales en-
tre el mayor número de países, que aseguren la uniformidad de su aplicación, dejan-
do margen para la utilización de disposiciones nacionales o locales que limiten el apro-
vechamiento indirecto del tratado de doble imposición.
En sexto lugar, una estrategia muy practicada por las empresas estadounidenses del
sector de la energía es el «aplazamiento de los pagos fiscales» (deferred tax payments).
Los EE.UU. teóricamente tienen un sistema tributario al que están sometidos todos
los ingresos mundiales de una empresa. Sin embargo, se permite que las empresas re-
duzcan su tributación, autorizándoles a demorar el pago de sus impuestos sobre los
beneficios de las operaciones transnacionales reinvirtiendo ese dinero en operaciones
extranjeras, además de las reducciones fiscales federales por los impuestos pagados en
otros países.
Las empresas petroleras son las que más frecuentemente aplican esta modalidad,
tributando al nivel más bajo que cualquier otro sector industrial. En el periodo 1996-
1998, el tipo de imposición efectiva de las empresas petroleras y de oleoductos fue del
12,3 por 100, porque disponen de mayores oportunidades de recurrir a este medio.
140 LOS PARAÍSOS FISCALES
la mayor ocurrida en EE.UU. hasta la de WorldCom. Desde 1994 se introduce en las tran-
sacciones de gas y electricidad en los mercados liberalizados de Texas y California, alcan-
za un cuarto de este tipo transacciones en el mercado estadounidense y luego aborda los
mercados europeos en Alemania, en Reino Unido y en Escandinavia. En 1999, la revista
Fortune la clasificaba en el séptimo lugar de las empresas estadounidenses, otorgándole
dos años consecutivos el título de empresa más innovadora.
Pues bien, su ascenso y posterior caída fueron la consecuencia de los resultados im-
previstos de actividades financieras que no serían concebibles si no existiera la posi-
bilidad de crear una amplia red de sociedades ficticias en paraísos fiscales (Chesnais,
Trampas, 7). Merced a la investigación del Senado estadounidense, el caso de Enron
ha permitido un mejor conocimiento de la utilización de los paraísos fiscales por las
grandes corporaciones. Una de las revelaciones clave, que ha producido el «Comité
conjunto sobre tributación de Enron», acerca de las martingalas tributarias fue la tre-
menda diferencia entre la información remitida a sus accionistas y la presentada al
IRS, la Agencia Tributaria estadounidense.
De 1996 a 1999, Enron no pagó ningún impuesto federal, declarando al fisco la pér-
dida de 3.000 millones de dólares; y, al mismo tiempo, informó a sus accionistas de unos
beneficios de más de 2.000 millones de dólares, localizados en empresas registradas en
paraísos fiscales. El agujero de más de 5.000 millones de dólares era ignorado por todos
los inversores, entre los cuales se incluían los ex empleados pensionistas y pequeños in-
versores que perdieron sus aportaciones, los ahorros de toda una vida.
En vez de trasladar su sede central a offshore, es decir, a un paraíso fiscal, la cor-
poración Enron gestionó una serie de estrategias para evadir impuestos mediante la
utilización de 872 filiales, de las cuales 711 estaban instaladas en paraísos fiscales de
centros financieros extraterritoriales, donde escondía la deuda de la compañía; me-
diante «entidades instrumentales con fines específicos» (SPVs en la terminología an-
glosajona) con el apoyo de la banca y efectuando una serie de montajes financieros que
impedían la aparición del endeudamiento. Lo curioso es que podía haberlo hecho
todo por sí misma; pero, como expresó el Senador de Iowa Chuck Grassey, «parece
una novela de intriga, con algunos de los más expertos bancos, firmas auditoras y abo-
gados, trabajando juntos para poner en escena la mayor farsa corporativa de este si-
glo», logrando el asesoramiento de una caterva de expertos contables, bancos y abo-
gados, felices y contentos de engañar al Tío Sam, es decir, a los demás ciudadanos
estadounidenses (Attac, Impasse, 133).
Esta Corporación pagó 40,2 millones de dólares al Bankers Trust (actualmente in-
tegrado en el Deustche Bank), 16,3 millones a Deloitte & Touche y 12,7 millones al
Chase Manhattan por planes de protección fiscal, es decir, por una planificación para
la evasión de impuestos. Y el influyente Gabinete de abogados Akin, Gump, Strauss,
Hat & Feld obtuvo un millón por proporcionar una carta de aprobación de un paraí-
so fiscal (tax shelter). Todo ello reflejo de una tendencia más amplia que está socavan-
do el código fiscal «absurdamente complejo» por la acción de asesores, banqueros y
expertos al tanto de las últimas revisiones y cuya cualificada pericia no se transmite a
las pequeñas empresas. Algo que, por otro lado, indica el elevado grado de aceptación
social de que gozan los paraísos fiscales entre las clases dirigentes estadounidenses.
142 LOS PARAÍSOS FISCALES
De ahí que no resulte sorprendente que muchos de los más recalcitrantes evasores
fiscales estén directamente relacionados con la Administración Bush y sus políticas de
extrema derecha, dado el mecenazgo dispensado sobre el partido republicano y sus
cuantiosas aportaciones económicas a las campañas electorales o sus conexiones per-
sonales y familiares. Y aquí se señala como líder en este tipo de fraude fiscal a la com-
pañía Hulliburton del vicepresidente Cheney, que incluso sigue recibiendo compen-
saciones diferidas de la compañía por su cese en el cargo durante 1995 según contó
Newsweek (www.msnbc.com/news/893298.asp#fay).
Hulliburton, la compañía de servicios para las industrias del petróleo y del gas con
sede en Houston, está considerada un ejemplo típico de comportamiento empresarial
desvergonzado. Mientras el vicepresidente actual de los EE.UU. ocupó la presidencia
ejecutiva del Grupo Halliburton, el número de filiales en paraísos fiscales se elevó de
nueve en 1995 a 44 en 1999 y pasó de pagar impuestos a recuperar devoluciones fis-
cales. Y, sin embargo, sigue consiguiendo contratos del Gobierno, incluido un acuer-
do a diez años con el Ejército por un importe de 2.000 millones de dólares; y sin con-
curso público sino directamente, la Administración Bush le ha adjudicado en 2003 un
contrato para la extinción de incendios en los pozos petrolíferos de Irak por valor de
más de 1.000 millones de dólares. Algo que ofende al honrado contribuyente y a los
soldados norteamericanos destinados en Oriente Medio, señala el Proyecto Bermuda
(www.thebermudaproject.com).
Numerosos grupos de activistas, como MoveOn y The Bermuda Project, conside-
ran escandaloso el apoyo que la derecha republicana presta a la evasión fiscal de las
grandes corporaciones hacia los paraísos fiscales, pretendiendo mediante campañas en
los medios de comunicación sacar el asunto al debate público e intentando que sea vo-
tada la ley de reforma del sistema fiscal para suprimir las lagunas legales que permiten
la fuga de capitales de EE.UU. hacia los paraísos fiscales, agravando el déficit presu-
puestario.
Dentro de esta globalización impulsada por las grandes corporaciones, un caso pa-
radigmático es el de la compañía petrolera rusa Yukos, un largo proceso judicial en
Rusia, con gran repercusión en los mercados mundiales y en los medios de comunica-
ción del planeta.
Sabido es que a lo largo de los años 1995 y 1996 las «fuerzas del libre mercado» se
impusieron en la Rusia de Yeltsin con la ayuda diligente del FMI, sacando a subasta la
mayoría de las petroleras y empresas de materias primas, base de la economía rusa y
hasta entonces propiedad de los ciudadanos rusos, grandes empresas estatales que fue-
ron prácticamente regaladas y, para mayor escándalo, con préstamos estatales que ni
siquiera fueron devueltos. En esas subastas la petrolera estatal Yukos cayó en manos
de un joven ambicioso Mijail Jodorkovski que en pocos años se convirtió en el hom-
bre más rico de Rusia; y en el otoño de 2003 dio origen a un importante caso judicial,
con dimensiones políticas, al ser investigado, procesado y encarcelado por la Fiscalía
C Ó M O L O S PA R A Í S O S F I S C A L E S F O M E N TA N L A E VA S I Ó N Y E L F R A U D E F I S C A L 143
rusa, junto a otros accionistas clave de la petrolera Yukos y del holding Menatep, por
fraude, malversación, falsedad en documentos y evasión fiscal.
Las pruebas de la acusación, basadas en testimonios y en la documentación reco-
pilada por el Ministerio de Interior ruso, revelan cómo el Grupo Empresarial Mena-
tep desarrolló una compleja estrategia apoyada en operaciones bancarias y financieras
de múltiples sociedades extraterritoriales registradas en los paraísos fiscales, destina-
das a la evasión fiscal y a burlar la legislación de la Federación Rusa (The Russian Jour-
nal Daily, 5 de noviembre de 2003). Es otro ejemplo de maraña de sociedades enlaza-
das mediante los paraísos fiscales
La sociedad holding Menatep Group Limited, presidida por un socio comercial de
Jodorkovski, fue constituida en Gibraltar en septiembre de 1997 y es propietaria de
una serie de compañías a través de las cuales controla la petrolera rusa Yukos. Según
el Informe financiero de junio 2002, disponía de unos activos financieros no consoli-
dados de más de 490.000 millones de dólares, pero no tenía ningún empleado porque
«el negocio es gestionado por el único director», the business is managed by the sole
Director, se decía en la web de la empresa en noviembre de 2003 (www.groupmena-
tep.com). Y como sociedad mercantil offshore, de no residentes, registrada en Gibral-
tar goza del status de compañía exenta y, por tanto, no paga impuesto alguno sobre los
cuantiosos beneficios que centraliza.
El Grupo Menatep posee el 100 por 100 del capital de Yukos Universal Limited,
con sede en la isla de Man, que a su vez tiene una parte de las acciones de Hulley
Enterprises Limited, otra sociedad con sede en Chipre, que vinculadas a otras com-
pañías offshore o radicadas en Rusia, en una complicada red, controlan el imperio
Yukos. En la propia web corporativa se informaba (noviembre de 2003) de la es-
tructura y principales accionistas: el referido Mijail Jodorkovski dispone sólo del 9,5
por 100 de las acciones del Grupo Menatep, pero el 50 por 100 pertenece al fidei-
comiso Special Trust Arrangement, que tiene designado como beneficiario al oligar-
ca ruso.
Según la acusación oficial, el Grupo ha venido gestionando unas 30 sociedades ins-
trumentales (shell companies) registradas no solamente en Gibraltar, isla de Man y
Chipre, sino en otros paraísos fiscales como Suiza, Luxemburgo, las islas Vírgenes Bri-
tánicas, Panamá y las Bahamas; todas ellas propiedad de Jodorkovski o de sus socios.
Las compañías offshore llegaron a disponer de hasta el 30 por 100 de las acciones de
Yukos. Entre las compañías estaban Wilk Entreprise, Sequencial Holding, Russian In-
vestor, Alliance Properties y Rusky Produkt. La creación de sociedades de cartera en
paraísos fiscales, entre las cuales estaba repartida la propiedad de Yukos y otras gran-
des empresas del Grupo, tenían también como objetivo evitar la aplicación de la le-
gislación rusa antimonopolios.
Dentro del Grupo eran frecuentes las transferencias de acciones y valores entre
muchas de las compañías, como Yukos, Rosprom, Menatep y Avisma; produciéndose
también cambios de titularidad. Las compañías en los paraísos fiscales se utilizaban
para realizar compraventas cruzadas de acciones con el fin de evadir los impuestos ru-
sos; por ejemplo, se transferían acciones a una compañía offshore para simular que era
el comprador real, cuando en realidad el control no variaba porque el comprador fi-
144 LOS PARAÍSOS FISCALES
nal era otra empresa del Grupo; o se transferían acciones a una empresa offshore para
escapar al impuesto sobre beneficios de los verdaderos propietarios.
Así mismo, a nombre de estas empresas instrumentales se abrieron diversas cuen-
tas bancarias «para recibir dinero de otras compañías en paraísos fiscales» con el fin
de realizar pagos «bajo cuerda» en Rusia, utilizándose estas compañías en paraísos fis-
cales para operaciones de evasión de impuestos. Igualmente, otra forma de evadir im-
puestos en Rusia era mediante la conocida técnica de la «transferencia de precios», rea-
lizando las pertinentes operaciones comerciales y contables para que los beneficios
aparecieran obtenidos en la empresa sujeta a menos impuestos, es decir, en un paraí-
so fiscal como Gibraltar, mientras las empresas situadas en Rusia perdían dinero, con-
forme a la planificación fiscal corporativa.
y que, además, para disponer de mayor libertad de acción tienen sus sedes en paraísos
fiscales que carecen de tratados para el intercambio de información con otros países;
por lo que sus ingresos mundiales por «honorarios» para 2003-2004 se sitúan entre los
12 y 15.000 millones de dólares (AABA, Race to the Bottom: the Case of the Accoun-
tancy Firms). Así mismo, en sus políticas de imagen corporativa incluyen documentos,
informes y artículos que contribuyen al desarrollo de una cierta labor doctrinal com-
plementaria de su actividad comercial que ampara las prácticas que describimos.
La literatura jurídica y la práctica económica de la globalización neoconservadora
han elaborado no sólo estrategias corporativas defraudatorias, sino conceptos teóricos
que tienen como objetivo fundamentar y desarrollar técnicas para la reducción de la
«factura fiscal» de las grandes empresas y de las personas acaudaladas, mediante la
planificación fiscal (tax planning), desde todo un planteamiento doctrinal. La planifi-
cación fiscal como concepto ampliamente aceptado, e incluso teorizado, puede en-
tenderse como la reflexión y el cálculo previo de la forma de optimizar ventajosamen-
te para el contribuyente la aplicación de las normas tributarias con la finalidad de que
la carga fiscal sea la menor posible, en el marco de la legalidad interna o internacional,
incluyendo en este caso mecanismos y técnicas que cuentan obviamente con la dispo-
nibilidad de los paraísos fiscales extraterritoriales. Su teorización en diversos ámbitos,
que van desde las webs promocionales de los paraísos offshore hasta las aulas acadé-
micas, merece que se desmenucen algunos de los conceptos asociados, como elusión
o evasión fiscal, ingeniería fiscal y planificación fiscal internacional.
La «ingeniería fiscal»
• Los factores generales valorados vienen determinados por las características pro-
pias del centro financiero extraterritorial como son su disponibilidad reconocida
y su estabilidad política; la disponibilidad de comunicaciones y transporte bien
desarrollados (de ahí la importancia de los 100.000 números de teléfonos fijos fa-
cilitados a Gibraltar por el Gobierno español en 2002); la estabilidad económica
local e integración en el área de una moneda fuerte, generalmente el dólar; y la
existencia de una determinada estructura social, con servicios profesionales de-
sarrollados y capaces.
• Los factores específicos hacen referencia a la especialización financiera o legisla-
tiva del centro financiero offshore o de su estructura organizativa y también a las
preferencias de la empresa o particulares en función de sus objetivos, y tales
como disponibilidad de un sector bancario específico para no residentes espe-
cializado en determinadas operaciones; el rigor de su sistema vigente de secreto
bancario y su práctica en la incomunicación externa de informaciones sobre
clientes; la legislación vigente sobre constitución de sociedades extraterritoriales,
fideicomisos o sobre operaciones financieras específicas.
• En las webs promocionales encontramos referencias a los distintos centros fi-
nancieros offshore que permiten clasificarlos por tipologías, en función de sus po-
sibles «servicios» para la evasión y el fraude fiscal: las Bahamas, Bermudas, islas
Caimán, Vanuatu, Mónaco y Andorra son ejemplos de centros que carecen de
imposición sobre la renta ni sobre la plusvalía de capital. Hong Kong, Liberia y
Panamá son ejemplos en los cuales las sociedades no pagan impuestos sobre las
rentas o ingresos recibidos fuera del territorio nacional. En Europa, Luxembur-
go ofrece ventajas impositivas a las sociedades de cartera o holdings; Andorra y
Mónaco dan preferencia a los depósitos bancarios de personas físicas, es decir,
multimillonarios; la isla británica de Jersey y el Principado de Liechtenstein ofre-
cen dispositivos legales favorables para la inversión financiera, de origen legal o
no. Y los nuevos magnates rusos han mostrado su preferencia por la isla de Nau-
ru, en el centro del Pacífico y Chipre.
más grande de España, dispone de tres empresas en las islas Caimán; y el Banco Atlán-
tico, octavo por volumen de activos y adquirido por el Banco Sabadell, dispone de ofi-
cinas en Panamá y Líbano y filiales en los paraísos fiscales de Mónaco y Gibraltar.
En la Memoria de la Fiscalía Anticorrupción española de 2002, se consideran al-
gunas de las actividades de las entidades bancarias españolas en los paraísos fiscales
como «una práctica irregular y lesiva para el Tesoro Público» que requeriría una mo-
dificación de la legislación española vigente. Esta Fiscalía especializada afirma que la
banca utiliza «productos fiduciarios offshore» como instrumentos de evasión fiscal, en
los que aparece «una combinación de testaferros y paraísos fiscales»; y que estos pro-
ductos son ofrecidos dentro de su actividad de banca privada, caracterizada por la
atención personalizada y con criterios de confidencialidad.
Los «productos fiduciarios offshore» a que alude esta autoridad judicial son cuen-
tas que las filiales en paraísos fiscales de las entidades bancarias españolas tienen abier-
tas a su nombre en la casa matriz en España y en las que se deposita el dinero de in-
versores españoles sin identificarse alegando que son clientes de las filiales. Para la
Fiscalía resulta «inaceptable» que una entidad se niegue a facilitar la identidad de
aquellos clientes que residen y han adquirido los productos en España, y que, además,
la entidad «facilite los testaferros».
En principio, los ingresos generados por el ahorro deberían ser gravados por regla
general en el lugar de residencia del inversor, pero en la práctica esto depende de la
honradez del contribuyente, expresada en la declaración de estos ingresos y en el in-
tercambio efectivo de información. Las autoridades tributarias, particularmente en los
países en desarrollo, rara vez disponen de medios eficaces para conocer los ingresos
de los residentes en el extranjero ni de legislación que apoye su gestión. En algunos
países en desarrollo, el régimen tributario permite o incluso promueve el impago de
impuestos de ingresos extranjeros. Aunque no sea así, y los tratados fiscales contengan
acuerdos apropiados de intercambio de información, la opción de los paraísos fiscales
garantiza a los ahorradores una manera de escapar a la detección.
En estos últimos años, una de las modalidades más corrientes de evasión y fraude
fiscal en EE.UU. consiste en la utilización de tarjetas de crédito y débito sobre cuen-
tas bancarias extraterritoriales, la mayoría en el área del Caribe, abiertas principal-
mente por profesionales e inversores pudientes, como una manera de ocultar al fisco
beneficios e ingresos por inversiones. Con cargo a esas tarjetas de crédito se efectúan
compras, incluso de elevada cuantía económica, dejando apenas rastro en papeles para
las autoridades fiscales. Respetables ejecutivos de empresas, doctores, inversores, pro-
fesionales destacados y personas acaudaladas ocultan sus ingresos mediante este tipo
de tarjetas de crédito y débito (Americans for Democratic Actions).
Asesores financieros, incluidos bancos tan conocidos en EE.UU. como Barclay
PLC y Royal Bank of Canada, anuncian a menudo en internet sus ofertas de cuentas
bancarias en bancos offshore (casi siempre en nombre de «trusts» o compañías testa-
ferro) accesibles mediante tarjetas de crédito. Según cálculos de la Agencia Tributaria
de EE.UU. (IRS), a principios de 2002 unos dos millones de estadounidenses estaban
utilizando las tarjetas de crédito para evadir impuestos.
En los últimos dos años, el IRS obtuvo un requerimiento judicial sorteando el se-
creto bancario para que American Express, Visa International y MasterCard Interna-
tional le entregaran los registros financieros de sus cuentas en paraísos fiscales. Y Mas-
terCard entregó los archivos de más de 230.000 cuentas en Antigua y Barbuda, las
Bahamas y las islas Caimán. Sin embargo, el esfuerzo resultó infructuoso para identi-
ficar a los individuos que utilizan las tarjetas de crédito sobre cuentas bancarias off-
shore (Financial Times, 14 de enero de 2003).
Parece ser que esta práctica ha sido aplicada en España por personajes de los clanes ga-
llegos del narcotráfico para el blanqueo del dinero sucio, aunque no está documentada.
154 LOS PARAÍSOS FISCALES
por un artista para que sea esa sociedad quien gestione sus contrataciones, represen-
tándole ante cualquier jurisdicción fiscal, de manera que los ingresos de sus actuacio-
nes artísticas, galas, giras o conciertos sean imputados a esa sociedad, figurando el ar-
tista como un asalariado de la sociedad.
el desalojo de la política por el mercado se traduce así en el hecho de que el Estado na-
cional pierde de forma progresiva su capacidad para recaudar impuestos, de estimular
156 LOS PARAÍSOS FISCALES
el crecimiento y asegurar a través de ello las bases esenciales sobre las que descansa su
legitimidad... Confrontados con el riesgo permanente de ver cómo los capitales se dan
a la fuga, los gobiernos nacionales emprenden una enloquecida carrera que les lleva a la
desregulación determinada por la reducción de costes, desregulación de la cual resultan
beneficios obscenos y diferencias inauditas entre los salarios, el aumento del paro y de
la marginación social para una población pobre cada vez más numerosa e importante.
A medida que las condiciones sociales para una amplia participación política son des-
truidas, las decisiones democráticas pierden toda credibilidad, pese a ser adoptadas de
un modo correcto desde el punto de vista formal.
que favorecen los paraísos fiscales tienen consecuencias aún más nefastas, ya que la re-
ducción de ingresos tributarios afecta a la financiación de servicios públicos básicos
como la educación, la sanidad y las comunicaciones, agravando el subdesarrollo y la
pobreza. Según el conocido estudio de Oxfam, un incremento anual de los ingresos
de sólo un 0,5 por 100 de los activos depositados en paraísos fiscales podría financiar
por completo los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU para 2015; y las pér-
didas de ingresos fiscales de los países en desarrollo ascienden por lo menos a 50.000
millones de dólares, más o menos la misma magnitud que los flujos anuales de ayuda
económica que reciben.
La gravedad de la evasión fiscal alcanza a todos los países, incluidos los más desa-
rrollados. Fuentes serias sostienen que el escándalo de la evasión fiscal en los EE.UU.
hacia los paraísos fiscales, que ha crecido en los últimos años, tiene su implicación po-
lítica, considerando que se trata de una manifestación de los verdaderos intereses em-
presariales ligados a la Administración Bush y al partido republicano con su política
económica a favor de los ricos. Según Jack Blum, asesor del IRS, la Agencia Tributa-
ria estadounidense, cada año ésta pierde 70.000 millones de dólares de ingresos, como
consecuencia de que las grandes corporaciones, como Halliburton, Tyco y Accenture,
trasladan sus oficinas centrales o sus filiales a refugios fiscales como las islas Bermu-
das, o de los multimillonarios que transfieren sus fortunas a otros paraísos fiscales.
Unos ingresos fiscales perdidos que equivalen a la suma de los déficit públicos de to-
dos los Estados federados, dando origen a los consiguientes recortes en los gastos de
los programas escolares y de otros servicios esenciales, a lo ancho de los EE.UU.
(http://www.bayarea.com/mld/bayarea/business/4446810.htm).
La magnitud de esa cifra la subrayaba en 2001 el senador demócrata Carl Levin
ante un Comité del Senado estadounidense, puesto que, con sólo la recuperación de
la mitad de esos 70.000 millones de pérdidas de ingresos fiscales por los activos ocul-
tos en offshore, se podría financiar un programa de medicinas gratuitas para Medica-
re (el sistema federal de beneficencia para mayores e incapacitados) sin recortar nin-
guna partida presupuestaria ni elevar ninguna tarifa fiscal. Y en abril de 2002, en el
Comité de Finanzas del Senado estadounidense se hacía referencia a la cifra mencio-
nada para evaluar el coste de la evasión fiscal empresarial y de particulares mediante
la utilización de refugios fiscales extraterritoriales, aproximadamente el mismo im-
porte que el presidente Bush preveía como coste de los primeros seis meses de la gue-
rra y ocupación de Irak (http//finance.senate.gov/sitepages/hearing041102.htm). Se-
gún un consultor de la Agencia Tributaria, en total, los activos en offshore suponen
hasta cinco billones de dólares, de los cuales tres billones son depósitos bancarios.
La realidad es que nadie conoce con certeza la magnitud de la evasión fiscal en los
paraísos fiscales, porque en muchos países la información oficial disponible no per-
mite las estimaciones. En el Reino Unido, algunas estimaciones calculan que se pier-
den al menos 20.000 millones de libras al año (algo más de 30.000 millones de euros)
a causa de los paraísos fiscales (Taxjustice Network). Y para España, citando como
fuente el Instituto de Estudios Fiscales, el Financial Times informaba de la cifra de
60.000 millones de euros para la evasión, aproximadamente un 10 por 100 del PIB (Fi-
nancial Times, 2 de marzo de 2004), poco más que la cifra estimada para la evasión fis-
C Ó M O L O S PA R A Í S O S F I S C A L E S F O M E N TA N L A E VA S I Ó N Y E L F R A U D E F I S C A L 159
cal en los EE.UU. y el doble que en el Reino Unido; dato congruente con la relevan-
cia adquirida por las menciones a los paraísos fiscales en los medios de comunicación
españoles. En octubre de 2003, un informe de la Asociación Profesional de Inspecto-
res de Hacienda (Apife) sobre la situación de la lucha contra el fraude fiscal en Espa-
ña señalaba que entre las grandes bolsas del fraude «más grave» y «sofisticado» están
los paraísos fiscales, verdaderas zonas de paso o refugio de operaciones ocultas y de la
deslocalización de los potenciales contribuyentes o reales evasores de impuestos.
Y frente a esta situación de creciente evasión fiscal y de riesgo de huida del capi-
tal, en particular, del capital financiero, las respuestas periódicas de los Estados son las
rebajas fiscales y las amnistías para el capital. Las rebajas fiscales siempre resultan ser
del mismo signo: mayor tributación del trabajo y el consumo y menor imposición para
las rentas del capital; como ejemplo, las reformas del régimen fiscal de las plusvalías,
de las diferencias entre el valor de compra y de venta de unos bienes o valores mobi-
liarios. A mediados de los noventa, las plusvalías en España tributaban en el IRPF
como una renta más, es decir, al tipo que correspondiera por la suma de otras rentas;
la primera modificación fue fijar una tributación del 20 por 100, para luego bajarla al
15 por 100, al tipo mínimo. Y las amnistías fiscales son algo así como el remedio últi-
mo para la recuperación del capital expatriado, aplicado cada vez ya más frecuente-
mente, alegando siempre su carácter excepcional, claro está. Ambos remedios desar-
ticulan los mecanismos de redistribución de rentas establecidos en muchos Estados,
cuando no acentúan más aún la reducción de los ingresos fiscales.
En enero de 2003, la Agencia Tributaria de EE.UU. (IRS) ofrecía una amnistía a
los muchos estadounidenses que aplican planes offshore para evadir impuestos,
abriendo un periodo de tres meses para la presentación de una declaración de los in-
gresos obtenidos de esas cuentas bancarias extraterritoriales en paraísos fiscales y abo-
nando los impuestos adeudados, bajo la amenaza de elevadas multas o la imputación
de graves delitos. Un intento más de acabar con estas prácticas, solicitando, además, a
los defraudadores arrepentidos que cooperaran aportando detalles de esos planes de
evasión de impuestos promovidos por bancos y agencias de inversión (Financial Ti-
mes, 14 de enero de 2003). Para entender esta última petición hay que tener en cuen-
ta que el IRS se enfrenta a enormes dificultades para identificar la amplia gama de ins-
trumentos utilizados para la evasión fiscal hacia offshore (charitable trusts, diversos
tipos de seguros, holdings, tarjetas de crédito, etc.). En el análisis realizado por la aso-
ciación Americans for Democratic Actions (mayo de 2002), se afirmaba que la activi-
dad evasiva es tan agresiva que peligra el mismo sistema tributario de EE.UU.
En la Unión Europea, el Gobierno italiano decretó en septiembre de 2001 un me-
canismo de amnistía fiscal para despenalizar de hecho la afloración de dinero negro,
permitiendo así la repatriación de miles de millones de liras colocados fuera del país
durante los años previos a la entrada en vigor del euro desde principios de ese año. Se-
gún estimaciones, el montante de capitales italianos evadido rondaba los 500.000 mi-
160 LOS PARAÍSOS FISCALES
llones de euros. Mediante el pago de una cantidad simbólica del 2,5 por 100 del im-
porte de los capitales repatriados en el plazo previsto, los defraudadores se beneficia-
ron de esta medida, que garantizaba en todo caso su anonimato. Para salvar los prin-
cipios, el Gobierno italiano de Berlusconi excluía expresamente de esta disposición a
los capitales procedentes de operaciones ilícitas, aunque no se explicaba cómo inves-
tigaría este extremo, ya que la declaración de los contribuyentes arrepentidos era, en
todos los casos, confidencial (El Mundo, 23 de septiembre de 2001). Según declara-
ciones de las autoridades italianas en julio de 2002, se había producido la repatriación
de 59.000 millones de euros ilegalmente exportados, proviniendo el 56 por 100 de Sui-
za (Les Echos, 7 de mayo de 2004).
Recientemente, las dificultades de la economía alemana han tenido amplio eco por-
que el presupuesto de 2002 se cerró con un déficit superior al 3,5 por 100 del PIB, en
contra de lo previsto en el pacto de estabilidad para la zona euro. Pero dentro de las
medidas adoptadas en 2003, motivadas por la recesión económica, el Gobierno ale-
mán incluye medidas legales para permitir la repatriación, dentro de un largo plazo y
con tributación reducida. Desde comienzos de 2004, los alemanes pueden repatriar los
capitales colocados ilegalmente en el extranjero desde 1993 a 2001, afectando la am-
nistía a todos los impuestos de todos los contribuyentes y sus cómplices. Mediante una
ley denominada de «incentivación a la honradez tributaria» los capitales repatriados
durante 2004 pagarán un 20 por 100 sobre una base disminuida por diversos concep-
tos; en su defecto, para el 2005 el tipo impositivo de los capitales repatriados se eleva
al 35 por 100. El Gobierno alemán prevé recuperar en 2004 unos 5.000 millones de
euros del total estimado de un billón de euros, que las corporaciones y acaudalados
alemanes tienen en muchos paraísos fiscales, especialmente en Suiza, Luxemburgo y
Liechtenstein. Pero en abril de 2004, los sindicatos alemanes consideraban que sólo
habían llegado a unos 50 millones (Les Echos, 7 de mayo de 2004). Y en el caso de Bél-
gica, una ley de amnistía fiscal adoptada en diciembre de 2003 autorizaba la repatria-
ción durante todo el 2004 de capitales o valores mobiliarios colocados ilegalmente en
el extranjero en años anteriores, mediante el pago del 9 por 100, que se rebaja al 6 por
100 si se invierten esos fondos durante tres años en la economía europea; garantizán-
dose en todo caso el anonimato (Les Echos, 7 de mayo de 2004).
El recurso a las amnistías fiscales para recuperar el capital evadido no es solamen-
te una medida europea, sino que es una práctica extendida por todo el mundo, como
una última respuesta de los Estados a la fuga de capitales que genera la globalización
financiera. En mayo de 2003, la Asamblea Nacional de Sudáfrica aprobaba una ley
(Exchange Control Bill) con la finalidad de incentivar la repatriación de los muchos
millones subrepticiamente colocados en paraísos fiscales, despenalizando a los inver-
sores en offshore y a sus asesores siempre que repatriaran tales inversiones entre ju-
nio y noviembre de 2003, sobre las cuales recaería un impuesto del 5 por 100; con ex-
clusión de las empresas que hubieran practicado transferencias de precios ilegales
(www.taxnews.com).
En otros casos, la amnistía fiscal reviste formas menos explícitas y hasta vergon-
zantes, asemejándose más a una condonación de deudas de contribuyentes importan-
tes, aceptando el Estado la evasión fiscal ya realizada. En el Parlamento español, du-
C Ó M O L O S PA R A Í S O S F I S C A L E S F O M E N TA N L A E VA S I Ó N Y E L F R A U D E F I S C A L 161
Estas medidas estatales de rebajas fiscales para el capital e incluso de amnistías ge-
neralizadas, aparte de otras consideraciones por la injusticia distributiva que suponen,
están revelando su insuficiencia y su ineficacia para resolver el problema de la recau-
dación tributaria. Pero sobre todo ponen de manifiesto que la cuestión ha de abor-
darse en profundidad; porque en todos los países la evasión fiscal plantea el problema
básico de una tributación justa y equitativa y la pervivencia de los sistemas de protec-
ción social, como dan prueba las reformas legislativas de la Alemania de 2004.
Los análisis más lúcidos de nuestra realidad contemporánea desvelan el sustrato
ideológico neoconservador que impregna a las ideas económicas más comúnmente
aceptadas. Si partimos de que el objeto de la empresa es únicamente la creación de va-
lor bursátil maximizando el beneficio de sus accionistas, ignorando sus otros compo-
nentes como organización, habrá que reducir al mínimo todos los obstáculos que se
opongan a la consecución de ese objetivo. De ahí que la protección social se conside-
re que inhabilita a los pobres para asumir sus propias responsabilidades y que la fis-
calidad sea vista como una perturbación en el proceso de decisiones empresariales y
como una confiscación de lo que le pertenece al individuo por derecho propio (Hut-
ton, The World, 15). Y de ahí que cada vez más abiertamente, determinados grupos
sociales y académicos sostengan que los denominados «sistemas de baja tributación»
o «refugios fiscales» desempeñan una función disuasoria frente a los gobiernos que
propugnan una alta fiscalidad, porque, gracias a la mayor movilidad de capital, los in-
dividuos pueden desplazarse o llevar sus negocios a los paraísos fiscales. La compe-
tencia fiscal entre los Estados es defendida considerando que ha permitido a lo largo
de los años liberalizar la economía mundial al disminuir la presión fiscal y el gasto gu-
bernamental de los Estados providencia, que es realmente la causa de los paraísos fis-
cales, según la concepción dominante en los medios de comunicación. Es toda una po-
sición ideológica neoliberal que se enmascara en los razonamientos pretendidamente
técnicos y funcionales con los que las organizaciones económicas internacionales, que
amparan de hecho los paraísos fiscales extraterritoriales, presentan la liberalización y
la desregulación de los movimientos de capitales como «natural» e inmanente a la nue-
va sociedad de la información.
Más aún, hoy por hoy tal planteamiento cuestiona seriamente la competencia so-
berana de los Estados para su organización interna, lo cual significa una interferencia
abierta en el proceso democrático. La incidencia de los paraísos fiscales sobre los Es-
tados atrae cada vez más la atención de académicos, investigadores, profesionales y ac-
162 LOS PARAÍSOS FISCALES
tivistas que unen esfuerzos para concienciar y poner de manifiesto la grave amenaza
que representa la competición fiscal para la democracia y el desarrollo de los pueblos.
Los Estados están perdiendo soberanía en materia de política fiscal, puesto que se ven
forzados en la práctica a una competencia incesante para atraer al capital flotante.
Y de manera sigilosa pero creciente, los condicionantes generados por la desregula-
ción y la globalización financiera se dejan sentir sobre las políticas fiscales. Disminuye
el control democrático efectivo sobre las decisiones gubernamentales; esto es, la in-
fluencia de la mayoría de los ciudadanos en materia de política fiscal se ve coartada sin
que alcance a controlar la carrera emprendida por los Estados hacia la total exención
tributaria de las rentas del capital, mientras se produce la paulatina disminución de la
fiscalidad progresiva que ve incrementar la tributación de los grupos sociales con me-
nores ingresos.
Además, como el senador Carl Levin señalaba ante el Senado estadounidense, «si
un gran número de contribuyentes se sigue escapando del sistema de este modo, per-
deremos un componente importante de nuestra vida nacional como es la noción de
igualdad ante la ley y de justicia igual sin consideración de la posición social. Todo el
que paga impuestos con retenciones en nómina y otros contribuyentes honrados de-
berían exigir que los más acaudalados y los deshonestos sean obligados a pagar su par-
te». Y esta situación política y social globalizada no sólo socava la ética que funda-
menta una política impositiva, sino que resulta también económicamente ineficiente,
porque la reducción de la progresividad fiscal, entre otras muchas consecuencias, im-
pide el crecimiento de la demanda doméstica y de los mercados internos; generando
injustas desventajas fiscales para los negocios locales, anulando el crecimiento econó-
mico en los países en desarrollo y generando en las economías de muchos países una
dependencia insostenible de los mercados y capitales foráneos, que, en definitiva, coar-
ta cuando menos su capacidad de autogobierno democrático.
6
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES PROTEGEN
LA DELINCUENCIA FINANCIERA
Delitos entrecruzados
Primeramente, hemos de admitir que es una realidad muy compleja. Y que una
aproximación rigurosa a estas realidades complejas requiere plantear los contornos de
una delincuencia financiera que genera un sector de la actividad económica y que ha
suscitado el análisis por parte de los organismos internacionales, porque son numero-
sos y variados los tipos delictivos que apuntan a la generación de beneficios económi-
cos para el individuo o el grupo que los ha cometido. Dado el volumen adquirido por
las operaciones derivadas de actividades delictivas y sus repercusiones para el sistema
financiero global, se vienen realizando algunos esfuerzos por desentrañar esos entra-
mados, intentando identificar y catalogar algunos comportamientos y hechos econó-
micos delictivos, tarea imprescindible para sentar las bases de una regulación homo-
génea en cada uno de los Estados y de manera multilateral.
La importancia y magnitud que ha alcanzado esta economía delictiva ha implicado
al FMI y al Banco Mundial en un estudio sobre la concreción y definición de ciertos
términos sobre los que no existe un empleo y aplicación precisa, sobre todo en los co-
municados y documentos internacionales, mientras que sí existe en conceptos como
blanqueo de dinero, corrupción y fraude fiscal (IMF, Financial System Abuse...). Ha-
remos una mención de este estudio, porque aun cuando su objetivo es, sin duda, cla-
ramente insuficiente, apunta un camino por donde avanzar para erradicar las activi-
dades que configuran los paraísos fiscales.
En este sentido, se intenta clarificar algunos conceptos relevantes que permitan
identificar conductas delictivas en el mundo de las finanzas globales. Y de este modo,
se considera que la expresión «abuso financiero» (financial abuse) en sentido muy am-
plio engloba no solamente actividades ilegales que dañan los sistemas financieros, sino
otras actividades que explotan los marcos legales y fiscales con resultados indeseables;
cuando el «abuso financiero» afecta a las instituciones o mercados financieros, se le de-
nomina «abuso del sector financiero» (financial sector abuse). Como subconjunto del
«abuso financiero», por «delito financiero» (financial crime) se entiende cualquier de-
lito no violento que generalmente tiene como resultado una pérdida financiera, inclui-
do el fraude financiero, y también comprende una gama de actividades ilegales como
el blanqueo de dinero y el fraude fiscal. El blanqueo de dinero se refiere a actividades
que implican el proceso de las ganancias delictivas para enmascarar su vinculación con
las actividades criminales.
La utilización de los términos «abuso financiero» y «delito financiero» indican que
su significado varía según las ocasiones, por lo que para clarificar su uso los expertos del
FMI-BM consideran que sería útil distinguir claramente entre aquellas actividades que
constituyen abuso financiero y aquellos factores o incentivos que lo facilitan o lo esti-
mulan, como «las prácticas fiscales perjudiciales» y los marcos legales y reglamentarios
deficientes (como el secreto bancario excesivo, la carencia de normas de transparencia y
normas efectivas sobre fideicomisos para inversores), que son rasgos propios de los cen-
tros financieros extraterritoriales. Distinción que apunta hacia una serie de prácticas vi-
gentes en los paraísos fiscales que favorecen y estimulan la delincuencia financiera y que
podría ser un camino para perfilar medidas multilaterales para su erradicación.
166 LOS PARAÍSOS FISCALES
Por definición, son desconocidas las actividades económicas que se esconden tras
el abuso y el delito financiero y, por consiguiente, no es posible su observación direc-
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES PROTEGEN LA DELINCUENCIA FINANCIERA 167
del Citibank movió más de cien millones de dólares de México a Europa sin dejar rastro
indicativo de que el beneficiario era el familiar del presidente mexicano.
Sin embargo, esta tipología es una simplificación de los procesos complejos que si-
gue en nuestros días el blanqueo de capitales. En realidad esa tipología solamente sirve
para explicar el funcionamiento de los circuitos más sencillos y no aclara los problemas
planteados cuando se barajan magnitudes importantes. Para las enormes sumas que ge-
nera la delincuencia financiera actual, la desregulación y la liberalización de los merca-
dos financieros globalizados ofrecen grandes posibilidades de camuflaje de fácil utiliza-
ción. Lógicamente, la tendencia se inclina hacia las zonas geográficas más laxistas, donde
el riesgo de detección es inferior, pero que disponen de sistemas financieros estables,
como son los centros financieros extraterritoriales o paraísos fiscales.
La mediación bancaria
y algunas características típicas del blanqueo de capitales, en las que pueden distin-
guirse rasgos comunes entremezclados. Por ejemplo, el dinero en efectivo se introdu-
ce en el sistema bancario mediante personas muy alejadas de la actividad delictiva que
generó las cantidades a blanquear; la colocación o introducción se logra fragmentan-
do los fondos entre muchos agentes aparentemente inocuos (conocidos como smurfs
o pitufos) y generando una falsa estela de papeles y poniendo los fondos en países ex-
tranjeros tan pronto resulta posible.
Como denunciaron en la Declaración de Ginebra de octubre de 1996, un signifi-
cativo número de magistrados europeos ha vuelto a denunciar que la complicidad de
los bancos occidentales es decisiva, sobre todo para la gran corrupción, «utilizando el
circuito de entidades y compañías radicadas en paraísos fiscales, aprovechándose de
unos sesenta territorios de estados que les sirven de refugio seguro», se dice en la De-
claración de París de 19 de junio de 2003. Por su naturaleza, el sistema bancario de los
países es especialmente vulnerable para el blanqueo de dinero sucio dada su capaci-
dad de traslación rápida de fondos.
Sabido es que los clientes de un banco abarcan personas o entidades que disponen
en una cuenta bancaria o aquellos en cuyo beneficio se abre esa cuenta y los benefi-
ciarios de las operaciones realizadas por intermediarios profesionales. El titular de una
cuenta puede ser un cliente que no comparece personalmente en el banco o se pre-
senta mediante una tercera persona, sea una entidad legal (empresa, fideicomiso) in-
terpuesta entre los propietarios beneficiados finales y el banco o un intermediario pro-
fesional (abogado, representante de un fondo de inversiones) que deposita los fondos
que gestiona en nombre de sus clientes.
Precisamente la disponibilidad ofertada y promocionada en internet y el funciona-
miento de los paraísos fiscales extraterritoriales presentan los riesgos más elevados o
las mayores oportunidades para el blanqueo de dinero sucio, como se infiere de los in-
formes de los organismos internacionales, que reflejan la práctica bancaria para no re-
sidentes reiteradamente denunciada. Un documento conjunto de tres organizaciones
relevantes (BCBS, IOSCO y IAIS) de febrero de 2001 detalla una serie de casos o si-
tuaciones relacionadas con la delincuencia financiera que se desarrollan especialmen-
te en los centros offshore, como son:
tán situados en una jurisdicción que no exige la identificación efectiva del clien-
te (The Joint Forum, 3-4).
Todos estos casos o situaciones responden a las prácticas propias de los centros fi-
nancieros extraterritoriales, aunque el Informe reseñado no los mencione explícitamen-
te, por la propensión de los organismos internacionales a la homologación de la finan-
ciación offshore como una actividad más de los mercados. Y el propio GAFI señala que
las preferencias del blanqueo apuntan a los centros financieros extraterritoriales, regio-
nales o de dimensión mundial. En la evolución de la economía mundializada, los paraí-
sos fiscales se han convertido en un lugar de paso obligado para capitales dentro de los
circuitos financieros internacionales, cualquiera que sea su origen. En la complejidad ac-
tual del blanqueo de dinero, las enormes sumas de dinero de las organizaciones delicti-
vas se camuflan en los propios mercados financieros donde nadie les preguntará por su
origen o cómo fue conseguido; en el mundo virtual de las finanzas mundiales da igual
que el dinero sea sucio o limpio. Las inversiones financieras generarán unas ganancias
que permitirán asegurar el tren de vida de los padrinos mafiosos o los dirigentes co-
rruptos, realimentando a la propia organización delictiva.
En ese universo difuso, el dinero sucio como el dinero legal circula por los mercados
financieros, burlándose del tiempo y del espacio, de los Estados y de sus autoridades po-
licíacas, de las autoridades tributarias y de los magistrados. Ese entorno no sirve sólo
para reintegrar el dinero de origen ilícito sino para camuflarlo; de ahí que la presión ha-
cia la desregulación financiera provenga tanto de las finanzas modernas como del crimen
organizado, porque convergen ambos en la necesidad de la supresión de las regulacio-
nes y los controles estatales para su expansión (Maillard, 90). Y esta movilidad desregu-
lada del capital ampara las operaciones financieras de blanqueo mediante la intermedia-
ción de los paraísos fiscales de los centros financieros extraterritoriales.
En octubre de 2000, el entonces secretario del Tesoro en EE.UU., Lawrence Sum-
mers se jactaba de que su departamento había dedicado mucho tiempo y esfuerzo co-
laborando con el GAFI para «nombrar y avergonzar» (name and shame) a aquellas ju-
risdicciones que dejaban florecer el blanqueo de dinero. Pero la realidad muestra que
es una falacia señalar a cualquier lugar como «la capital mundial del blanqueo de ca-
pitales»; y los EE.UU., el Reino Unido y otras economías avanzadas, antes de señalar
con el dedo a los pequeños países, acusándoles de lavado de dinero, deberían asumir
el verdadero origen de esta situación mundial, porque éste es un problema global fren-
te al cual ninguna jurisdicción es inmune. El blanqueo es una consecuencia directa de
la desregulación generalizada de las transacciones financieras impulsada por el funda-
mentalismo del libre mercado.
Se asegura que la razón general por la que los centros offshore como las Bahamas
o las islas Caimán son citados corrientemente como paraísos del lavado de dinero es
debida a la oferta de sistemas fiscales más favorables que los de las economías más
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES PROTEGEN LA DELINCUENCIA FINANCIERA 173
avanzadas, que incluyen, por ejemplo, la ausencia de impuestos sobre la renta perso-
nal; y es sabido que algunas islas del Caribe disponen de facilidades que legitiman la
evasión fiscal desde los sistemas tributarios de otros países como el Reino Unido; y que
son aprovechadas por los multimillonarios estadounidenses para el fraude fiscal. Sin
embargo, estas diferencias por sí solas no hacen a esos lugares más atractivos para el
blanqueo que los centros financieros normales para residentes en los distintos países,
porque, según el analista Nigel Morris, si los blanqueadores buscan un marco legal
que les proteja, pueden simplemente irse a los EE.UU.
Una vez que el dinero se transforma de contante y sonante en dinero electrónico,
los EE.UU. disponen de marcos jurídicos que ayudan a los blanqueadores. Por ejem-
plo, los blanqueadores pueden utilizar los requisitos mínimos de información empre-
sarial que se les exige en, digamos, el Estado de Delaware, aprovechándose de que no
es obligatoria la comprobación de la identidad de las personas que constituyen una so-
ciedad; o pueden recurrir a abogados, que no están obligados legalmente a compro-
bar la identidad de una persona que les solicita sus servicios o a informar de cualquier
transacción sospechosa; y, por tanto, en caso de una investigación policial o judicial,
los blanqueadores ganan tiempo gracias al secreto profesional de los intermediarios.
En marzo de 2001, un informe de un subcomité del Senado estadounidense descubrió
que varios bancos importantes, como Bank of America, Chase Manhattan, Citibank y el
Bank of New York, no habían prestado atención suficiente a sus cuentas corresponsales
mantenidas por bancos extranjeros que estaban ligados al blanqueo de dinero, la evasión
y el fraude fiscal. «Es obvio que debimos haber actuado de otra forma... Estamos empe-
ñados en aclararlo todo», manifestó «el vicepresidente para la gestión de riesgos de teso-
rería global» del Bank of America (Morris-Cotterill, «Money laundering»).
Sin embargo, aunque se utilicen muchas de las mismas técnicas que se emplean en
el lavado de dinero sucio, la financiación del terrorismo difiere del blanqueo de capi-
tales en general, ofreciendo ciertos rasgos comunes que afectan a la política pública
como subrayan los informes disponibles (IMF, «Combating...»):
fica de la financiación del terrorismo, así como para evaluar la intermediación de la fi-
nanciación extraterritorial en los paraísos fiscales. Por otro lado, la información ex-
perta disponible indica que, aunque en muchos países se han adoptado leyes anti-
blanqueo para todos los delitos financieros, incluido el terrorismo, su aplicación en
casos concretos a supuestos terroristas se ha planteado por su relación con delitos de
fraude, tráfico de drogas u otros delitos que generan beneficios económicos ilegales.
Una conclusión que podríamos deducir de los informes técnicos analizados podría
ser que la lucha contra la financiación del terrorismo tendría más resultados positivos
si se plantease del lado de las vías o canales por los que circulan los fondos que cubren
la logística y los costes de las operaciones terroristas, que se engarzan con los servicios
financieros para no residentes que prestan los paraísos fiscales, como las investigacio-
nes policiales y judiciales revelan tanto en el caso de ETA como en el caso Milosevich,
el ex presidente de la antigua Yugoslavia.
En la primavera de 2002, los medios de comunicación españoles informaban de
operaciones policíacas basadas en investigaciones de la Audiencia Nacional, revelando
que ETA blanqueó dinero procedente de la recaudación del llamado impuesto revolu-
cionario y de los rescates por secuestros, mediante empresas creadas en el exterior, en
su mayor parte en paraísos fiscales de Europa y América; conforme a una estrategia fi-
nanciera diseñada en 1992 por ETA-KAS con varios objetivos, en especial la autofi-
nanciación, constituyendo un conglomerado financiero basado en la sociedad Banaka,
directamente dependiente de la organización política Batasuna, que controlaba diver-
sas empresas y gestorías en España y en el extranjero, así como las herriko-tabernas o
bares de Batasuna en el País Vasco y Navarra (Expansión, 1 de mayo de 2002).
Y las operaciones de guerra terrorista, que tuvieron lugar en los noventa en Bosnia y
Croacia, revelan el peso determinante de las redes de dinero sucio y su imbricación con
la economía legal, como ha quedado demostrado en el proceso que se sigue en la Haya
para juzgar a Milosevich. Ante el juez instructor del Tribunal Internacional, Morten
Torkïldsen, tuvo lugar el descubrimiento de una estructura financiera extraterritorial muy
vasta y complicada; todo un sistema de financiación manejando miles de millones de dó-
lares, montado por el ex presidente y su gente para lograr, particularmente, que las com-
pras de armamento escaparan a cualquier control internacional. Y cuyo funcionamiento
se apoyaba en empresas tapadera, implicadas en la producción de armamento, radicadas
en Israel, Rusia y EE.UU.; efectuando las transferencias de fondos vía cuentas bancarias
localizadas en paraísos fiscales tan conocidos como Liechtenstein, Singapur o Mónaco,
junto con otras en Chipre, Grecia, Austria o Alemania (Passet, Mondialisation, 62).
Fideicomisos específicos
Los autores de los referidos informes consideran la ambivalencia de las compañías off-
shore en el comercio internacional, pues aunque puedan desempeñar un importante papel
legítimo, tienen gran relevancia como instrumento para el lavado de dinero sucio, como
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES PROTEGEN LA DELINCUENCIA FINANCIERA 181
sucede igualmente con los fideicomisos, otra institución propia de los paraísos fiscales, que
analizamos en el capítulo 5 por su utilidad reconocida para el fraude y la evasión fiscal.
La Oficina estadounidense identifica un tipo específico de fideicomiso de protección
de activos (Asset Protection Trusts o APT en la terminología habitual de estos informes),
diseñado para proteger los fondos de un particular frente a procesos judiciales civiles en
la jurisdicción del país de origen; por lo que una primera disposición característica en su
regulación jurídica es que cualquier reclamación contra el patrimonio del fideicomiso
debe sustanciarse ante los tribunales de la jurisdicción local, en que está el fideicomiso do-
miciliado durante un tiempo relativamente corto (dos años normalmente). Y en muchos
casos se incluyen cláusulas de «escape» (flee clauses), que requieren su inmediata transfe-
rencia a otro paraíso fiscal en el caso de que el fideicomiso se vea amenazado por una in-
vestigación o una comunicación de apertura de un proceso; cláusulas que la propia
OCDE señala que sólo sirven para incentivar y proteger las conductas ilícitas.
En una combinación entrelazada, estos instrumentos jurídicos como IBCs, acciones
al portador y fideicomisos de protección de activos hacen casi imposible que las autori-
dades competentes puedan seguir la pista de los papeles o identificar a su propietario
beneficiario, mientras simultáneamente quedan protegidos quienes están inculpados en
procesos civiles o criminales derivados de graves delitos financieros en otros países. En
la Memoria para 2002 del Servicio Ejecutivo, la unidad de inteligencia financiera espa-
ñola contra el blanqueo, se señala que en la comunidad internacional son conocidos los
riesgos de que el fideicomiso sea utilizado en procesos de blanqueo de capitales, como
medio de ocultación de las identidades de intervinientes por su deficiente regulación ju-
rídica y la inaplicación de los sistemas de prevención del blanqueo.
La venta de pasaportes
Ciertos paraísos fiscales ofrecen otras prácticas que plantean problemas para la apli-
cación de las leyes, según el referido informe. Algunas jurisdicciones offshore anuncian en
internet la venta de ciudadanía en grados diversos (economic citizenship) mediante una
aportación al microestado, permitiendo su utilización fraudulenta por delincuentes o in-
dividuos sospechosos. Esta adquisición de ciudadanía de un centro offshore, que no ten-
ga convenio de extradición con el país de origen del comprador, representa nuevos obs-
táculos a la investigación policial o judicial, particularmente porque la ciudadanía
adquirida lleva consigo «beneficios especiales» como el cambio inmediato de identidad y
la posibilidad de viajes internacionales con el nuevo pasaporte sin necesidad de visado.
En el Informe de la Oficina contra el Narcotráfico se reseña que durante el año 2001,
el paraíso fiscal de la isla de Granada suspendió esta venta de ciudadanía incontrolada,
pero otros paraísos fiscales como Belice, Dominica y San Cristóbal y Nieves en el Caribe,
así como la isla Nauru en el Pacífico, seguían vendiendo pasaportes a delincuentes finan-
cieros y a terroristas. Como dato preciso, el informe registra que, en diciembre 2001, dos
individuos adquirieron esta ciudadanía en Belice por 25.000 dólares por pasaporte e in-
tentaron obtener visados para EE.UU. como ciudadanos de Belice; visados que les fue-
ron denegados por las autoridades consulares estadounidenses en Belice por su perte-
182 LOS PARAÍSOS FISCALES
Casinos virtuales
tivo: la utilización de entidades para finalidades ilícitas» (Behind the Corporate Veil:
Using Corporate Entities for Illicit Purposes), publicado en 2001, previa aprobación del
Consejo de Ministros de OCDE, del FSF y de los ministros de Hacienda del G-7.
En este informe, lamentablemente no muy divulgado aunque esté disponible en su
web, la OCDE identifica sociedades, entidades y regulaciones, que encontramos en los
paraísos fiscales, que son utilizadas para fines ilícitos, de blanqueo de dinero, para so-
bornos y corrupción, la evasión fiscal, la información privilegiada, la financiación del te-
rrorismo y otras formas de delincuencia. Esta vez la denuncia del comportamiento de-
lictivo de ciertas corporaciones y entidades no viene de la frustración profesional de la
magistratura, ni de grupos altermundialistas radicales, sino de una organización que
agrupa a las principales economías del mundo. El informe expone los medios e instru-
mentos empleados por empresas y entidades en actividades delictivas en el marco de la
economía liberalizada y globalizada, llegando a ilustrarnos en anexo con una serie de ca-
sos reales significativos, que casi siempre incluyen un centro financiero offshore.
Y dentro de su planteamiento y su análisis de carácter general, se centra más en los
centros financieros extraterritoriales por tres razones que explicita en su lenguaje pre-
tendidamente aséptico:
troductora del cliente. Igualmente, en el sector de los mercados de valores se crean re-
laciones indirectas cuando una agencia de inversiones mantiene una cuenta para otro
proveedor (por ejemplo, una cuenta ómnibus, para toda clase de operaciones).
La realidad es que las agencias proveedoras de servicios de inversión generalmente
mantienen cuentas de depósito en efectivo para sus clientes; requiriéndoles más bien para
que les remitan fondos mediante cheques o transferencias a la cuenta bancaria de la agen-
cia; y puede que la propia banca esté autorizada a prestar servicio de inversiones junto a
las actividades de préstamos y depósitos, manteniendo cuentas de depósito en efectivo
para sus clientes inversores. En todo caso, los expertos estiman que el sector del mercado
de valores en sí ofrece menores riesgos que la banca con respecto a la colocación de fon-
dos de blanqueo de capitales; sin embargo, estos mercados son potencialmente vulnera-
bles a la fase de superposición o layering de los fondos blanqueados subsiguiente a la fase
de colocación o prelavado (The Joint Forum, 4), además de la posible intervención de em-
pleados deshonestos, señalando una serie de riesgos que exponemos seguidamente basán-
donos en algunas operaciones tipificadas por el magistrado francés Jean de Maillard.
Dentro de la multiplicidad de operaciones financieras posibles, los requerimientos
del blanqueo de dinero sucio han generado unas modalidades caracterizadas por apo-
yarse en los centros financieros extraterritoriales, cuyas características de secretismo,
falta de transparencia y laxitud normativa responden a esas necesidades. En general se
trata de operaciones comerciales y financieras ficticias o reales, que se desarrollan en-
tre los centros financieros y entidades bancarias de lugares distantes e intercalan en su
trayectoria el paso por algún paraíso fiscal que constituye un factor importante para el
enmascaramiento del origen ilícito del dinero. Los informes y evaluaciones de orga-
nismos internacionales describen una multitud variada y diversa de este tipo de tran-
sacciones, innovadas constantemente (GAFI/Joint Forum) y de las cuales, a título de
ejemplo, reseñaremos sólo algunas de las que requieren la intermediación de algún pa-
raíso fiscal, que han sido desveladas a partir de procesos judiciales habidos y registra-
das por magistrados frustrados ante la impotencia (Maillard, 90 ss.)
Compraventa de opciones
Esta técnica aplicada en los años ochenta y noventa por el cártel de Cali fue una res-
puesta al problema que se planteaban los narcotraficantes colombianos de cómo conseguir
que los fondos delictivos fueran cada vez más respetables. La operativa fue perfilada por
el economista colombiano Franklin Jurado, graduado en Harvard, que en 1996 fue con-
denado por un tribunal federal de Nueva York por blanqueo de dinero, en cuyas opera-
ciones había aplicado sus conocimientos profesionales. Por diversas cuentas bancarias y
sociedades se hacían circular millones de dólares procedentes de los beneficios obtenidos
por la venta de cocaína en los EE.UU. por cuenta de los capos colombianos de la droga,
con el propósito último de dotar de legitimidad a esos fondos, fracasando el plan por la
quiebra de un banco en el paraíso fiscal de Mónaco que reveló la cadena de cuentas.
El procedimiento comprendía básicamente dos etapas. Una primera etapa de blan-
queo propiamente dicho, también llamada Kennedyficación (Joseph Kennedy había
hecho fortuna con el tráfico de alcohol, mucho antes de que su hijo John llegara a pre-
sidente de los EE.UU.), que comprende la colocación del dinero desde Colombia en
un paraíso fiscal y su transferencia a una cuenta de un titular determinado en Alema-
188 LOS PARAÍSOS FISCALES
nia, de aquí a otro titular en Mónaco que seguidamente efectúa unos giros a cuentas
de sociedades en Suiza y Luxemburgo, desde donde se gira el capital a una cuenta con
pseudónimo en Austria. Y una segunda y última fase es la integración o «santificación»,
que se producía cuando el dinero se reintegraba a Colombia a través de empresas eu-
ropeas, controladas por los miembros del cártel, en forma de inversiones industriales.
la sociedad de Nueva York, que consigue así mediante el MEFF la suma a blanquear
sin que en ningún momento haya una relación entre el blanqueador y el Caribe, reci-
biendo su pago a través de la Cámara de Compensación del MEFF.
Una operativa similar aplicaba el chiringuito financiero de Gescartera, según apun-
ta el informe pericial de Hacienda, cuando indica que «la forma más importante de
actuar en renta variable entre 1995 y 2001» comprendía dos pasos. Primero, tenía lu-
gar la compra y venta a la misma hora de un número de valores de una misma empre-
sa, operación que realizaba esta Agencia de valores dos veces al día, sin que perdiera
o ganara. Y, después, los resultados eran cruzados (la venta más cara con la compra
más barata y viceversa) con la finalidad de «que unos clientes ganaran lo mismo que
otros perdían y, además, se podía elegir quién iba a ganar», de modo que las pérdidas
se imputaban a un número muy reducido de testaferros. Aunque, comoquiera que las
ganancias, según los peritos, eran falsas, los datos publicados en las reseñas de prensa
sobre esta operativa de Gescartera dejan la duda sobre si se efectuaban operaciones
de blanqueo o simplemente era un mecanismo de estafa, que contaba en todo caso con
el apoyo de personalidades e instituciones relacionadas con el Gobierno del momen-
to (El País, 7 de mayo de 2003 y días siguientes).
El préstamo endosado
El blanqueo del capital ilegalmente obtenido puede revestir formas más sofistica-
da aún, mezclándose operaciones ordenadas por vías diferentes. Realizado el depósi-
to inicial de dinero ilícito en una cuenta offshore en las islas Vírgenes, las órdenes no
se dan directamente en los mercados, sino que pueden pasarse, por ejemplo, por tres
190 LOS PARAÍSOS FISCALES
bancos de terceros países para impedir singularizar al que ha dado la orden inicial, im-
pidiendo precisar alguna conexión entre las operaciones de los tres mercados finan-
cieros. En este supuesto se utilizará la técnica del smurfing o «empleo de pitufos» para
colocar los importes, que serán pequeños en relación con las operaciones cotidianas
efectuadas, por lo que resultará prácticamente imposible su detección por las autori-
dades de inspección llegado el caso. Aunque nada impide el blanqueo de cantidades
muy elevadas, puesto que los circuitos financieros garantizan la seguridad y el anoni-
mato de las grandes operaciones.
Si sus necesidades de operaciones offshore son puntuales podemos ofrecerle como al-
ternativa nuestros servicios de «factoring» [Facturamos por su cuenta y de acuerdo a sus
instrucciones y recibe el pago en el lugar que le convenga, totalmente liberado de im-
puestos y pagando solamente una comisión muy razonable] (www.insad.com).
Las investigaciones sobre las estimaciones de los gastos o costes adicionales de los
servicios coadyuvantes para la realización de los montajes financieros, reseñados en
apartados anteriores, revelan que representan per se unas cifras importantes. En la ma-
yoría de los supuestos de delincuencia financiera, los profesionales intervinientes po-
drían considerarse delincuentes a tiempo parcial o aparecen asociados a profesionales
honestos o ignorantes de las auténticas operaciones encubiertas, que agrupan a aboga-
dos, banqueros, agentes de seguros y auditores de cuentas junto con funcionarios o po-
licías corruptos que participan en alguna de las numerosas fases del proceso delictivo
de carácter económico. Recuérdese la película The Firm (La tapadera), basada en la no-
vela de éxito mundial, que nos describe el drama del joven abogado graduado en Har-
vard cuando descubre la trama de negocios corruptos en los que coopera la empresa
donde presta sus servicios profesionales.
Los recientes escándalos financieros de Enron, Parmalat y Gescartera muestran no
sólo el comportamiento deshonesto de profesionales, sino el fracaso de las ideas y las po-
líticas de desregulación, proyectadas en el ejercicio de cualificados profesionales como
una vertiente de la doctrina fundamentalista neoliberal, que en las dos últimas décadas
puso el acento en la inhibición de la administración pública y en la autorregulación por
los propios profesionales, en actividades como la auditoría de cuentas o las agencias de
inversiones. Y así, surgió la moda de los códigos de conducta, supuestamente asumidos
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES PROTEGEN LA DELINCUENCIA FINANCIERA 193
Hasta hace menos de dos décadas, Liechtenstein, con su primer ministro y su Parla-
mento de 25 miembros elegidos, había vivido una política secular de aislamiento, que rom-
pió para integrarse cada vez más en la comunidad internacional, a diferencia de la vecina
Suiza. Y en 1990 se convirtió en el Estado miembro número 160 de la ONU, adhiriéndo-
se a continuación a la Asociación Europea de Librecambio (conocida por las siglas en in-
gles, EFTA), que se vincula a la Unión Europea mediante el Acuerdo sobre Espacio Eco-
nómico Europeo desde 1995 (con Noruega e Islandia) y a la OMC, beneficiándose a la vez
de la libre circulación de bienes, servicios y capitales y de su acuerdo aduanero con Suiza.
Sin embargo –y esto permite subrayar los límites de esta apertura diplomática y
medir su verdadero alcance–, Liechtenstein no ha considerado nunca adherirse al
GAFI, ni incluso comprometer la menor negociación con esta institución, que es una
referencia entre los países industrializados para la lucha contra el blanqueo del dine-
ro ilícito. Y la OCDE le incluyó en la primera lista oficial de paraísos fiscales, califi-
cándolo como paraíso fiscal no cooperante en abril de 2002, denominación manteni-
da a comienzos de 2004 por su falta de transparencia y su nula cooperación con las
autoridades de los demás Estados.
Como señala la Misión parlamentaria francesa que visitó Liechtenstein, en su Infor-
me presentado en la Asamblea Nacional francesa en el año 2000 (por Vicent Peillon,
presidente de la Misión de información sobre la represión de la delincuencia financie-
ra y el blanqueo de capitales en Europa), el desarrollo económico adquirido por el Prin-
cipado no se explica solamente por su legislación fiscal tan favorable al capital, sino
porque garantiza un entorno de estabilidad política y de respetabilidad financiera, ade-
más del anonimato y el secreto de los negocios, fundamentos de este microestado.
su o sus fundadores, que nombran a los administradores ante los cuales pueden de-
signar un Kurator, especie de consejo que comparte el poder de decisión; además, este
Principado es el único Estado de Europa continental que reconoce el fideicomiso an-
glosajón, mediante el mecanismo de la Treuhandschaft.
La identidad de los titulares de derechos económicos de estas diferentes institu-
ciones jurídicas puede que no sea conocida más que por el fiduciario o el abogado de
Liechtenstein que les represente y que no está obligado a comunicarla a la entidad fi-
nanciera que mantiene su cuenta. Esta identidad se declara en el registro de socieda-
des, accesible a las autoridades, pero no es pública. Obviamente, la existencia de fun-
daciones o del Anstalt, específicamente concebidas para proteger la identidad de sus
propietarios, se opone por naturaleza a los principios de transparencia y de investiga-
ción que fundamentan la lucha contra el blanqueo.
El informe de referencia afirma que el sistema establecido resulta, pues, perfecta-
mente opaco y el argumento de que dentro de un procedimiento judicial se tiene la
posibilidad de obtener la revelación de la identidad del titular o beneficiario del dere-
cho no justifica tal mecanismo, que se adapta perfectamente a las necesidades de los
delincuentes financieros. En este Principado es posible la apertura de una cuenta ban-
caria, mediante un abogado, un gerente de un fideicomiso y personas ligadas por el se-
creto profesional, sin mención del nombre del titular del derecho. Las autoridades ale-
garon a los parlamentarios franceses que, en el marco del auxilio judicial mutuo o de
procedimientos penales, siempre es posible conocer la identidad; pero sabidas las di-
ficultades de la cooperación judicial intraeuropea o internacional, tal planteamiento
confirma la realidad a la que continúan enfrentándose los magistrados europeos pues-
to que los asuntos que pasan por Liechtenstein se estancan indefinidamente.
Otro rasgo característico del modelo alpino de paraíso fiscal es la obligación de los
intermediarios financieros de aplicar medidas de control interno sobre la legalidad de las
transacciones financieras, aunque son los servicios de revisión privados (expertos conta-
bles, censores de cuentas) quienes verifican el cumplimiento de esa obligación. Los con-
troles son efectuados por sociedades auditoras privadas, contratadas por el Gobierno
pero pagadas por las entidades que son objeto del control y que se supone verifican el
cumplimiento de todas las obligaciones derivadas de la ley, incluyendo el deber de se-
ñalar las operaciones sospechosas sobre blanqueo de dinero u otras ilegalidades.
Un fortín alpino
cario. La prensa británica apunta que han disminuido los depósitos del banco LGT,
propiedad de la familia real del Principado, después de introducir rigurosas normas
sobre identificación de clientes, ya que al parecer el príncipe Hans-Adam II está dis-
puesto a pagar por la respetabilidad (The Observer, 27 de octubre de 2003).
Los datos sobre Liechtenstein, según los informes analizados, son bastante conclu-
yentes. La inserción de los centros financieros extraterritoriales en los procesos com-
plejos del blanqueo de capitales ilícitos tiene su raíz en las facilidades legislativas y en
la carencia de controles efectivos, junto a las ventajas fiscales anejas, que abiertamente
ofrecen los paraísos fiscales de algunos países, microestados y entidades con autogo-
bierno para operaciones financieras de cualquier naturaleza en nombre de no residen-
tes, al amparo de la inexistencia de una regulación jurídica multilateral mínima de los
movimientos de capitales y de las políticas desreguladoras de los grandes Estados.
7
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES GENERAN POBREZA
EN EL SUR
que giran en torno a los paraísos fiscales; siendo también los que sufren con mayor du-
reza las crisis financieras.
do encauzarían a todos los países pobres en el camino del crecimiento económico au-
tosostenido. La globalización parecía ser el nuevo gran motor del progreso económi-
co mundial. Se suponía que los países pobres podrían lograr el crecimiento económico
siempre y cuando realizaran una buena gestión económica, basada en los preceptos de
estabilidad macroeconómica, liberalización de los mercados y privatización de la acti-
vidad económica. Se esperaba, asimismo, que el crecimiento económico trajera consi-
go mejoras generalizadas en salud, educación, nutrición, vivienda y acceso a infraes-
tructuras básicas como el agua y el saneamiento, lo que permitiría a los países salir de
la pobreza.
fensa de los mercados libres frente a los Estados. Ante la situación de crisis financiera
de los países en desarrollo que se había creado a partir de los años ochenta, con el es-
tallido de la crisis de la deuda externa seguida del alza de los precios del petróleo, las
instituciones financieras internacionales aprovecharon la coyuntura para imponer sus
políticas de ajuste estructural como precio para la concesión de préstamos a los go-
biernos. El Banco Mundial y el FMI han venido imponiendo a los países fuertemente
endeudados del Sur unos planes de ayuda financiera consistentes en préstamos con-
dicionados a la realización por los gobiernos de un ajuste estructural con dos compo-
nentes básicos:
miento fueron inferiores a los registrados en los días de la posguerra mundial. Toda
Latinoamérica experimentó, en la segunda parte de los noventa, unas crisis financie-
ras que barrieron las ganancias obtenidas al principio («Latin America and the Was-
hington consensus. Overcoming reform fatigue»).
El levantamiento de las barreras al comercio y a las inversiones extranjeras facilitó
la integración de las economías latinoamericanas en la economía mundial; e igual-
mente las reformas también condujeron a la liberalización del sector financiero de los
países en desarrollo, como había ocurrido en los países desarrollados durante los
ochenta. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos para evitar el endeudamiento excesivo,
virtualmente todos los gobiernos latinoamericanos han sido incapaces de generar los
recursos necesarios para formular y ejecutar políticas a largo plazo, destinadas a acu-
mular recursos de capital humano y físico, que incrementen la riqueza nacional y me-
joren su distribución.
La experiencia ha demostrado que la privatización de las empresas estatales no era
el mejor método para superar los problemas de la ineficiencia del sector público.
Como admite el mismo John Williamson («From reform agenda to damaged brand
name»), autor de la expresión Consenso de Washington, cuando sostiene que si la idea
de las privatizaciones tuvo tanta aceptación, desde entonces «somos muy conscientes
de que importa mucho cómo se lleve a cabo la privatización. Puede ser un proceso al-
tamente corrupto que transfiera activos a una elite privilegiada por una fracción de
verdadero valor; sin embargo, es evidente que la privatización trae beneficios (espe-
cialmente en términos de mejora de algunos servicios) cuando se realiza adecuada-
mente y la empresa privatizada, o bien vende en un mercado competitivo o está ade-
cuadamente regulada». En otras palabras, se está reconociendo que las privatizaciones
sirvieron para el enriquecimiento ilícito de una minoría corrupta que recibió sus «ta-
jadas» o comisiones vía paraísos fiscales.
Nuevas autoridades en los gobiernos de los países del Sur señalan las deficiencias
y consecuencias de las políticas neoliberales que tantos perjuicios han ocasionado. El
Ministro de Hacienda de África del Sur, Trevor A. Manuel, en un artículo reciente
(«Finding the right path») señala que una de las deficiencias más importantes del Con-
senso de Washington es que sus reformas acentuaron la debilidad y las limitaciones
de los Estados africanos, cuando el hecho es que la mayoría de los Estados africanos
necesitan expandir, no contraer su sector público, y mejorar dramáticamente la pres-
tación de unos servicios públicos eficientes y de calidad. Los Estados africanos nece-
sitan reforzar sus estructuras, la regulación efectiva de sectores claves como los trans-
portes, las comunicaciones y las finanzas; así como, unas instituciones y servicios
públicos capaces de conseguir conjugar la capacidad técnica con la transparencia y la
representación democrática.
Paradójicamente, como ha señalado Joseph Stiglitz, han tenido éxito los que no si-
guieron la doctrina oficial como China y otros países del Este Asiático, que no se apre-
suraron en la eliminación de las barreras arancelarias; y tenemos el caso de China que
aún no ha liberalizado totalmente la cuenta de capital. Aunque los países del Este Asiá-
tico se globalizaron, aplicaron políticas industriales y comerciales para promover las ex-
portaciones y las transferencias globales de tecnología, en contra del criterio de las ins-
204 LOS PARAÍSOS FISCALES
tituciones económicas internacionales y, sobre todo, quizás lo más importante, es que las
políticas de equidad fueron una parte explícita de las estrategias de desarrollo de estos
países. Del mismo modo, Chile, el país latinoamericano que más éxito alcanzó, implan-
tó efectivamente un impuesto a las entradas de capital a corto plazo durante su etapa de
elevado crecimiento a principios de los noventa. Porque, insiste Stiglitz, la cuestión po-
lítica no es globalizar o no globalizar, ni siquiera liberalizar o no liberalizar, sino en qué
condiciones y cómo, y a qué ritmo; y si previamente se diseñan estrategias de crecimiento
que incluyan la reducción de la pobreza (Nota de HD Report, 2003, 14).
El fracaso de las políticas macroeconómicas de las instituciones financieras inter-
nacionales ha ido a la par del fracaso del modelo de desarrollo basado en la globaliza-
ción neoliberal, que pretendieron que siguieran los países del Sur. El paradigma del
desarrollo postulado por el Banco Mundial se basaba en el supuesto de que el creci-
miento económico por sí mismo reduciría la pobreza, incentivando a los países en de-
sarrollo a participar en el mercado mundial, mediante políticas macroeconómicas que
facilitarían la expansión del comercio y aumentaran su capacidad para atraer las in-
versiones internacionales que contribuirían a su progreso económico y social. Pero, en
los últimos años, ha quedado demostrado que esta visión optimista resulta enorme-
mente inadecuada para cientos de millones de pobres, aunque haya quienes piensen
que todavía presenta ventajas considerables para una gran parte del mundo que dis-
fruta de niveles de vida más altos y de una mayor longevidad, gracias a las fuerzas del
mercado y a las políticas nacionales que aprovechan dichas fuerzas.
Como señala el Informe sobre Desarrollo Humano para 2003 de las Naciones Uni-
das, mientras una parte del mundo experimentó un crecimiento económico sostenido
durante los años noventa, que ha incluido a China, la India, la mayor parte del Sudeste
asiático y otros países en desarrollo, simultáneamente, 54 de estos países en desarrollo
sufrieron a lo largo de la década una reducción de la renta media. Si bien la globali-
zación ha resultado sistemáticamente positiva para algunas zonas del planeta, no es
menos cierto que también ha dejado de lado a otras, así como a muchos grupos den-
tro de los países, como fue el caso de grandes regiones del África Subsahariana, parte
de Europa del Este y de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), así como de
muchos países de América Latina y Oriente Medio.
En el África Subsahariana se encuentra la mayoría de los países que se habían em-
pobrecido en el año 2000 respecto al año 1990, según el Informe para 2003. Y lo más
lacerante aún, las enfermedades epidémicas –y muy especialmente el VIH/SIDA– se
ensañan de forma desproporcionada con los rezagados, distanciándolos aún más, lo
que termina atrapando a los más pobres en un círculo vicioso de pobreza y enferme-
dad. Además, el desarrollo económico dentro de los países no siempre se generaliza;
incluso en las economías grandes y en crecimiento, como Brasil, China, India o Méxi-
co, existen regiones donde la pobreza es tan profunda que el crecimiento total del país
apenas consigue mitigarla.
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES GENERAN POBREZA EN EL SUR 205
En los últimos años, las lamentables experiencias vividas fundamentaron agrias crí-
ticas contra esta política neoliberal, que han tenido su máxima expresión pública des-
de las manifestaciones de Seattle en 1999 contra la OMC, en los Foros Sociales Mun-
diales celebrados. Hasta el punto de que el propio FMI ha acabado por asumir esas
críticas, siquiera sea de un modo paliado. Entrado ya el nuevo milenio, en marzo de
2003, el FMI, cuya cuota principal corresponde a los EE.UU. siendo, por tanto, su so-
cio mayoritario, hacía público un informe, dirigido por el economista jefe, Kenneth
Rogoff, en el cual la empirical evidence demuestra que los riesgos de crisis financieras
aumentan en los países en desarrollo que son forzados a la apertura de sus mercados
a los inversores extranjeros.
El informe admite que «el proceso de liberalización de la cuenta de capital apare-
ce acompañado en algunos casos por un aumento de la vulnerabilidad frente a las cri-
sis» y que se dispone de pocas pruebas de que sus políticas incentivaran el crecimien-
206 LOS PARAÍSOS FISCALES
to económico en los países pobres. Incluso cuando la integración financiera tiene efec-
tos positivos sobre el crecimiento, hasta ahora no hay evidencia empírica clara y sóli-
da de que el efecto sea cuantitativamente significativo. Afirmaciones que, procedien-
do de un organismo internacional del alcance y la importancia del FMI, es de esperar
que tengan su trascendencia en la práctica futura. Han sido unos hallazgos que se con-
sidera «que dan que pensar», según podríamos traducir la propia expresión (sobering)
utilizada por el grupo prestigioso de economistas que ha realizado el estudio (Harrap´s
Advanced Dictionary).
Más aún, el FMI prosigue advirtiendo a los países que deben ser cautos en la cues-
tión de su integración en la economía global y deben intentar un equilibrio creando
fuertes instituciones financieras internas. Las investigaciones recogidas en este docu-
mento sugieren que debe plantearse con cautela la integración financiera, entendida
por el Fondo como la vinculación de un país con los mercados internacionales de ca-
pitales, puesto que se considera muy importante un buen marco macroeconómico y
unas buenas instituciones. Las críticas de Joseph Stiglitz aparecen aceptadas por el
FMI. Para los medios de comunicación internacionales más solventes, la aparición de
este Informe técnico del FMI fue noticia (BBC, 19 de marzo de 2003) porque rectifi-
caba la doctrina hasta entonces intocable y, sobre todo, porque, por primera vez en su
historia, el Fondo admitía públicamente fallos en sus políticas.
Ante este informe, se acumulan los recuerdos de tantos pueblos y poblaciones que
desde Washington fueron hundidos en la miseria de una u otra manera. Entre otros
Argentina, Brasil, Indonesia y Rusia, que siguieron dócilmente los consejos del FMI
para que dejaran entrar a las inversiones extranjeras a cambio de miles de millones de
préstamos en dólares. Y al menor indicio de problema económico, los especuladores
extranjeros se largaban con su capital, hundiendo a esos países y sus gentes en la re-
cesión. Actualmente, comienza a reconocerse la dura realidad de que los mercados li-
bres desregulados han traído la pobreza para gran parte de la humanidad y que a esta
situación descontrolada ha contribuido y contribuye el impacto de los paraísos fisca-
les extraterritoriales.
aunque contienen elementos útiles, enfocan el problema desde la perspectiva de los paí-
ses del Norte. Las preocupaciones sobre desarrollo y erradicación de la pobreza no figu-
ran en sus agendas, ignorando que los impactos negativos de la globalización financiera
actual se dejan sentir particularmente en los países en vías de desarrollo. Los paraísos fis-
cales pueden parecer muy alejados del problema de la pobreza, pero están íntimamente
relacionados, como demuestran los hechos que analizaremos en este capítulo.
Desde luego, es evidente que la carencia de informaciones estadísticas fehacientes de
las instituciones oficiales sobre las transacciones financieras que se realizan vía los centros
financieros extraterritoriales impide disponer de estudios documentados que evalúen su
importancia y trascendencia para las políticas de desarrollo, como subraya el FMI en los
informes referidos en el capítulo 2. Sin embargo, la información disponible sobre la dis-
ponibilidad y el funcionamiento de los paraísos fiscales, los casos de ex dictadores clep-
tómanos y los eventos políticos financieros relacionados con aquéllos permiten un análi-
sis y unas reflexiones que subrayen esas interrelaciones para demostrar la necesidad de
que su erradicación sea introducida de verdad en la agenda de todas las instituciones in-
ternacionales. Para empezar, hay datos fehacientes disponibles que prueban que los cen-
tros offshore acogen una gran parte de capitales generados en los países en desarrollo y
que los Estados sufren la pérdida de ingresos fiscales decisivos para la prestación de ser-
vicios sociales como salud, educación e infraestructuras para el transporte.
queñas para lograr reducir sus «costes fiscales», explotando las facilidades y ventajas
de los centros offshore.
Como ya hemos analizado, además de la baja o nula fiscalidad, un atractivo im-
portante de los centros offshore es el secreto bancario y el anonimato. Con frecuencia,
estos centros desempeñan una función dual como estaciones de paso para el blanqueo
de dinero y de mercancías. La mayoría de las cuentas bancarias para no residentes, a
nombre de empresas o de particulares, están protegidas por la falta de cooperación
tradicional con las autoridades judiciales y fiscales de otros países.
El Gobierno brasileño estimaba que en 2001 unos 175 millones de dólares en mer-
cancías fueron exportadas a la diminuta isla caribeña de Santa Lucía (con un solo ban-
co offshore en 2001); a las islas Caimán se exportaron bienes por valor de 123 millo-
nes y de 105 millones a Panamá. Es evidente que esas cifras no guardan relación con
las dimensiones actuales de esos mercados internos, lo que sugiere la utilización de
esos centros offshore como estaciones de paso en un recorrido internacional en el que
las mercancías y el dinero son las ganancias del lavado de dinero sucio mediante el co-
mercio internacional.
Otro caso significativo fue el de Ecuador de mediados de los noventa, en que las
reformas neoliberales de la economía incluyeron la dolarización repentina y el incen-
tivo a la movilidad del capital. Con la pretensión de estabilizar la economía, Ecuador
renunció a su propia moneda nacional, como hicieron también algunos otros países la-
tinoamericanos, a favor de la moneda estadounidense, de modo que el banco central
dejó de ser el banco emisor.
El resultado fue una fuga masiva de capital y de evasión fiscal, que llevó a la quie-
bra a cuatro de los cinco bancos ecuatorianos entre 1998 y 1999, que según la prácti-
ca ya generalizada fueron saneados a costa de la reducción del gasto social. Y, en con-
secuencia, el número de personas en condiciones de pobreza (con menos de dos
dólares al día) se dobló de 1995 a 1999. Según el Banco Central de Ecuador, en ese
periodo un 15 por 100 del PIB se había «perdido en préstamos y depósitos offshore»,
en un proceso repetido en el mundo en desarrollo, en el que la banca de los paraísos
fiscales de los centros offshore proporciona un acceso fácil, rápido y seguro a las eco-
nomías desarrolladas del Norte, ilustrando cuán entrelazadas están las economías de
los países en desarrollo con la banca y los sistemas financieros de los países desarro-
llados (F. Ebert, Dialogue on Globalization, 9).
poner de entidades bancarias sin apenas supervisión, escapan en gran medida al control
de las autoridades nacionales o internacionales y su actividad ha contribuido a la multi-
plicación de los periodos de crisis financieras durante los años noventa. Así lo han de-
mostrado las crisis financieras analizadas del Sudeste asiático y Rusia en 1997-1998, que
llevaron consigo crisis socioeconómicas devastadoras generadoras de graves regresiones
en materia de desarrollo humano en países emergentes, sin que los intentos posteriores
de introducir alguna regulación hayan producido muchos frutos.
Por un lado, los centros offshore siguen siendo las plataformas para gran parte de
las operaciones financieras transnacionales, por ofrecer un mayor margen de manio-
bra y unos costes muy inferiores a los de los mercados mundiales, por su nula o baja
tributación. Las instituciones financieras privadas, como los bancos y los fondos de in-
versión colectiva, particularmente de alto riesgo o hedge funds, utilizan los centros off-
shore como ventanillas de ingreso para las inversiones especulativas y a corto plazo en
los países en desarrollo o en las economías en transición, simplemente para sortear las
reglamentaciones, por ejemplo, respecto a requisitos de transparencia o de control de
capitales, y para reducir los tipos impositivos sobre las rentabilidades de los capitales
invertidos.
Por otro lado, la escasa disponibilidad de recursos, la carencia de instituciones só-
lidas y de redes de seguridad social dan lugar a que los periodos de inestabilidad mo-
netaria produzcan su mayor impacto en los países en desarrollo y en sus poblaciones.
Durante los años en que estos países, como las economías en transición del Este eu-
ropeo, se esfuerzan en integrarse en la economía mundial, las reducidas dimensiones
de sus mercados financieros y su mayor fragilidad les hacen particularmente vulnera-
bles a los choques económicos. La evolución a finales de los noventa de Tailandia, In-
donesia e incluso Rusia han puesto de relieve que las crisis financieras afectan a toda
la economía productiva, provocando fuertes depresiones macroeconómicas que, a su
vez, se traducen en altos porcentajes de pobreza.
Los países afectados por la crisis del Sudeste asiático sufrieron un ajuste brutal y una
recesión profunda antes de conseguir su reciente reactivación. En el capítulo 3 analiza-
mos la contribución de los centros extraterritoriales a las crisis. Para enfrentarse a la
enorme salida de capitales, que en los últimos años que siguieron a la crisis alcanzó el 11
por 100 del PIB, los presupuestos de estos países hubieron de obtener importantes su-
perávit, con el deterioro de los servicios públicos y las prestaciones estatales. El modelo
de austeridad económica impuesto por el FMI, que coordinó los esfuerzos multilatera-
les para la superación de la crisis mediante un ajuste de las cuentas públicas, supuso la
reducción del gasto público y las inversiones a escala nacional, gracias a una combina-
ción de tipos de interés elevados para el aumento de las entradas de divisas, con el en-
carecimiento de los precios y el deterioro de los servicios públicos.
Pero, como los tipos de interés se dispararon y los capitales extranjeros continua-
ron huyendo, se hundieron las inversiones y numerosas empresas se declararon en
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES GENERAN POBREZA EN EL SUR 211
quiebra en todos esos países del Sur. Los países afectados por la crisis asiática vieron
disminuir fuertemente su PIB en 1998, que para Indonesia había disminuido en un
14,3 por 100 y para Tailandia en un 12 por 100. La catástrofe económica fue soporta-
da por la parte más pobre de sus poblaciones porque el poder de compra bajó y au-
mentaron el paro y los precios, al mismo tiempo que la oferta de servicios públicos dis-
minuía y se deterioraba al reducirse el gasto público. De 1996 a 1998 se dobló el
número de pobres en Indonesia, alcanzando los 40 millones.
Todas estas crisis financieras y económicas no provocan solamente un deterioro de
la vida de los pobres sino que sus consecuencias nefastas se dejan sentir a medio y lar-
go plazo en materia de equidad social y de reducción de la pobreza. Durante estos pe-
riodos de crisis, crece el abandono escolar porque los niños son retirados de la escue-
la para buscar algún tipo de trabajo que ayude a los ingresos de las familias; la carestía
de la alimentación lleva consigo la malnutrición y los problemas colectivos de salud; y
el cierre y la deslocalización de las industrias privan de trabajo a miles de familias.
Ésa ha sido la experiencia vivida por Indonesia, en que la reciente crisis financiera
se tradujo en crisis de la educación, principalmente para los niños más pobres, multi-
plicándose los abandonos escolares en las zonas más desfavorecidas. El caso indone-
sio ilustra las consecuencias de las crisis financieras, cuyo impacto frena el desarrollo
económico con las consecuencias humanas apuntadas, como nos relata el documento
de Oxfam referido.
El caso argentino
En otro país muy distinto del hemisferio Sur, como Argentina, la reciente crisis fi-
nanciera a la que han contribuido los paraísos fiscales ha generado una dramática cri-
sis económica y social que, entre otras consecuencias, ha visto acelerada y generaliza-
da la disminución del nivel de vida, empobreciendo hasta la amplia clase media y
profesional con la devaluación de sus ahorros y pensiones. La liberalización y la ca-
rencia de controles sobre los movimientos financieros trajo consigo la fuga de los ca-
pitales nacionales por un valor equiparable a la deuda externa, que fue a refugiarse en
los paraísos bancarios y financieros del Caribe y EE.UU. (Chesnais, Trampas, 13-14).
La recesión económica y la crisis política, junto a la inquietud social y los temores
a lo largo de los años 2001 y 2002 de que se abandonara la equiparación del peso ar-
gentino con el dólar, desencadenaron una huida de los capitales nacionales durante los
meses de ese año, con la colaboración de la banca con oficinas en paraísos fiscales.
Ante el temor de que sucediera lo que finalmente ocurrió del abandono de la paridad
dólar-peso, los bancos se transformaron en «autopistas para la fuga» de capitales. Fun-
ción desempeñada gozosamente porque toda la banca nacional y extranjera presente
en Argentina tenía sucursales y filiales en afamados paraísos fiscales, como se informa
en el sitio www.transnationale.org, donde hemos obtenido unos ejemplos siguientes
con la rica oferta de oficinas en paraísos fiscales.
Los argentinos Banco Comafi, Banco de Galicia y Buenos Aires S. A. y Banco Su-
decor Litoral tenían todos agencias en las islas Caimán; y el Banco de la Nación Ar-
212 LOS PARAÍSOS FISCALES
los ingresos de la corrupción de los auténticos gobiernos «canallas» y elites del mun-
do. El modelo de referencia es Liechtenstein, minúsculo principado por donde han
pasado casi todos los casos famosos de corrupción, que fue descrito en un fórum in-
ternacional sobre los delitos financieros celebrado en Cambridge como «un burdel fi-
nanciero en el que cualquier delincuente del mundo puede encontrar cama» (Global
Witness, Angola, 195).
Sabido es que los paraísos fiscales se utilizan para el blanqueo de capitales genera-
dos por actividades ilegales, como el tráfico de drogas, las diversas actividades frau-
dulentas como las comisiones políticas, el fraude fiscal, el contrabando, el tráfico de
armas o de diamantes. Sin embargo, es menos sabido que una vez más son los países
más pobres los más afectados por las consecuencias de gran parte de esas actividades
ilegales. «La gran corrupción es una injusticia, que provoca una pérdida de riqueza en
los países del Sur y del Este [...] e impide el desarrollo de los países pobres y de su li-
bertad política», denuncia la Declaración de París del 19 de junio de 2003 contra la
gran corrupción, promovida por la magistrada francesa Eva Joly y muchos otros ma-
gistrados y personalidades relevantes de la judicatura y de la sociedad y la política
mundial. Los paraísos fiscales están ligados al fenómeno de la corrupción; y la co-
rrupción generalizada entre las clases dirigentes y las raquíticas administraciones pú-
blicas son rasgos conocidos de muchos países del Sur, que repercuten negativamente
en sus ingresos públicos y su economía y generan despilfarro, mermando la confianza
en sus instituciones públicas y en sus políticas.
El FMI, un organismo internacional poco sensible a estos planteamientos sociales,
ha destacado la estrecha relación entre la corrupción política y el atraso de muchos
pueblos del Sur corroborada por datos muy significativos. En una publicación del
Fondo (Governance, Corruption and Economic Performance, 2002) se demuestra cómo
la extensión de la corrupción y la frágil gobernabilidad son un problema grave en mu-
chos países que repercute en la disminución del total de los ingresos estatales al mis-
mo tiempo que conduce a una gestión y a un gasto público ineficiente, debilitando,
por tanto, la economía del país y erosionando la confianza ciudadana en las institu-
ciones públicas y en la política democrática.
Existe una correlación elevada negativa entre indicadores sociales y corrupción:
cuando la corrupción es elevada, los indicadores sociales empeoran, provocando el re-
traso en el desarrollo de los países, como es el caso en Latinoamérica y en África. Ma-
yor corrupción significa países con mayor índice de mortalidad infantil o de fracaso
escolar, menores ingresos fiscales y menor renta per cápita, mayor desigualdad de ren-
tas y mayor extensión de la pobreza. De ahí que últimamente el FMI (quizás influido
por las críticas que viene siendo objeto desde los movimientos sociales) haya incluido
en sus condicionados de los proyectos de planes de ajuste económico presentados, el
compromiso de los países prestatarios para que introduzcan reformas estructurales
que limiten el alcance del bombeo de fondos al exterior y presione en favor de mayor
transparencia en las transacciones financieras del sector público.
En el análisis que exponemos sobre los paraísos fiscales, las modalidades de su uti-
lización son muy variadas en el ancho marco de las finanzas mundiales. No obstante,
hemos de poner de relieve tres vías o tres tipos de hechos que se desarrollan frecuen-
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES GENERAN POBREZA EN EL SUR 215
Privatizaciones a comisión
adquisición por la multinacional petrolera española Repsol en 1999. Una vez que la
privatización fue realizada, la parte de las reservas ocultadas reapareció en las cuentas,
con lo cual los operadores financieros que habían comprado a bajo precio las acciones
de la empresa, obtuvieron fabulosas ganancias gracias al aumento de la cotización bur-
sátil de las acciones de YPF; operación privatizadora que fue ocasión de alabanzas
porque se demostraba la superioridad de lo privado sobre lo público.
Una pauta similar siguió la adquisición de la empresa Aerolíneas Argentinas por la
compañía aérea española Iberia. Los Boeing 707, que eran parte de su flota, fueron
vendidos simbólicamente por un dólar y 54 centavos exactamente, aviones que algu-
nos años después siguen sirviendo en las líneas de la compañía privatizada, por los
cuales Aerolíneas debe pagar un leasing para su utilización; y los derechos de utiliza-
ción de las rutas aéreas de la compañía también fueron infravalorados. La empresa fue
cedida a Iberia por un importe neto de 130 millones de dólares, siendo abonado el res-
to mediante anulaciones de créditos de la deuda externa, asumiendo Iberia los crédi-
tos en la compra de la empresa, que se transformaron en deuda de la nueva entidad
Aerolíneas Argentinas, que de golpe se encontró endeudada desde el origen de su ope-
ración. En el año 2001, Aerolíneas Argentinas, propiedad de Iberia, estaba al borde
de la quiebra por culpa de sus nuevos propietarios.
La subsiguiente crisis de las finanzas nacionales provocó una crisis política tradu-
cida en las dimisiones presidenciales de finales del 2002, una situación que a lo largo
de 2003 Argentina parecía estar en camino de superar, tras los cinco años de recesión
consecuencia de la aplicación de una política neoliberal particularmente agresiva. Po-
lítica iniciada en la etapa de la Dictadura, que los avatares de los cambios de gobier-
no no modificaron de manera significativa, continuando el camino regresivo por el
que había sido dirigida por su clase dominante. Todas las empresas privatizadas fue-
ron liberadas del paquete de sus deudas, que fueron asumidas por el Estado; las ven-
tas fueron incentivadas según todas las informaciones con comisiones sustanciosas y
todos los indicios sugieren que gran parte de los millones de desaparecidos fueron a
parar a las filiales en los paraísos fiscales de la lista de los bancos nacionales o extran-
jeros que intervinieron en las operaciones financieras de compraventa.
Por otro lado, es sabido que el recurso a los paraísos fiscales goza de una cierta tra-
dición y está muy extendido entre las clases dirigentes de Latinoamérica. Los centros
financieros extraterritoriales generalmente han sido utilizados como alternativas a las
instituciones financieras nacionales sometidas paradójicamente a estrictas reglamenta-
ciones «prudenciales» y rigurosos requisitos de reservas, según informes de los exper-
tos del FMI. Más aún, las incertidumbres políticas y económicas frecuentes en estos
países junto con las ventajas tributarias de la extraterritorialidad han alimentado la uti-
lización de los paraísos fiscales para la fuga de capitales.
Dictadores cleptómanos
Las facilidades que ofrecen los centros offshore para el blanqueo de dinero esti-
mulan la corrupción en general, que es un problema muy grave en numerosos países
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES GENERAN POBREZA EN EL SUR 217
otras sociedades y cuentas bancarias en EE.UU. y otros países (El País, 9 de diciem-
bre de 2003). Esta vez, además del acuerdo político alcanzado en la Asamblea Nacional
para levantar la inmunidad parlamentaria, fue decisiva la colaboración de los EE.UU.
para obtener la documentación que permitió probar el manejo financiero en offshore;
quedando demostrada la capacidad del Gobierno de los EE.UU. para acabar con la im-
punidad que ofrecen los paraísos fiscales, cuando el caso conviene a sus intereses.
Otro caso significativo es Nigeria. En un país catalogado entre los más pobres y
fuertemente endeudado, el general Sani Abacha, que accedió al poder en 1993 y como
máximo poder rigió los destinos de este país africano hasta su muerte en 1998, amasó
una fortuna que fue blanqueada entre cuentas en Suiza, los bancos londinenses y el pa-
raíso fiscal británico de Jersey, en las sucursales del Deustche Bank, the Bank of India
y Citibank. Las investigaciones a instancias del nuevo Gobierno nigeriano descubrie-
ron un total superior a los 600 millones de libras esterlinas en octubre de 2001, a cuya
recuperación se opusieron ante los tribunales los familiares del dictador frente al Mi-
nisterio del Interior británico, alegando un acuerdo de inmunidad con un anterior Go-
bierno de transición; aunque, en marzo de 2004, las autoridades de Jersey devolvían a
Nigeria 170 millones de dólares provenientes del saqueo, tras tres años de investiga-
ciones (The Guardian, 5 de octubre de 2001 y Jersey Evening Post, 3 de marzo de
2004). Y en medio de las desgracias sufridas por este país africano, en febrero de 2004
el GAFI mantenía a Nigeria en la lista de países territorios no cooperantes en materia
de blanqueo de capitales ilícitos.
En el sistema actual de mercados financieros desregulados, los dictadores cleptó-
manos, como los ex presidentes citados de Nigeria y de Nicaragua, pueden reclutar
agentes en las islas Vírgenes Británicas o en las Bahamas como testaferros para la cons-
titución de una sociedad instrumental o compañía de negocios internacionales, una
IBC en la angloterminología de los organismos internacionales, al amparo de las faci-
lidades concedidas para no residentes; práctica habitual denunciada por la propia
OCDE, como vimos. Luego o simultáneamente, en una jurisdicción más respetable
como la isla de Man, crean una sociedad de inversiones o holding, a la que transfieren
la propiedad de la sociedad anónima creada en las islas Vírgenes Británicas o en las
Bahamas. Esta sociedad de inversiones abrirá una cuenta en una entidad bancaria de
Vanuatu o Liechtenstein, incluso puede hacerlo mediante internet; y este banco en-
trará en relación con los principales bancos de Nueva York, Londres, Fráncfort o Zú-
rich en nombre de la sociedad registrada de las islas Vírgenes, gracias a las cuentas de
«corresponsales».
Como indica Jonathan Winer, secretario adjunto que fue del Departamento de Es-
tado estadounidense, el problema no es solamente que los centros financieros extra-
territoriales de los enclaves autónomos y los microestados y algunos países como Sui-
za y Luxemburgo estén a disposición de los dictadores y delincuentes financieros sino
que los fondos y los bancos ilícitos disponen del mismo acceso y de los mismos cau-
ces a los mercados financieros, que la banca y los movimientos de capitales legítimos.
La integración desregulada, sin controles legales ni instituciones supervisoras, de los
mercados de capitales de los distintos países contribuye a la delincuencia financiera
mediante los paraísos fiscales (Global Witness, Angola, 196).
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES GENERAN POBREZA EN EL SUR 219
supuestos del Estado ni revierta en el bienestar de la población. «Las cifras del petró-
leo son un secreto de Estado» es la frase habitual al parecer del presidente de la ex
Guinea española, aunque, según el informe del subcomité del Senado estadouniden-
se, se han producido importantes desviaciones de esos ingresos públicos hacia cuen-
tas privadas offshore de las altas autoridades.
El caso de Angola
préstamos bancarios no aparecen en las cuentas del 2001; esos millones perdidos que
representan casi un tercio de sus ingresos estatales fueron a parar a paraísos fiscales; es
decir, un importe siete veces más que los escasos 200 millones de dólares que la ONU
consigue para ayudar al millón de desplazados por la guerra interna.
Los pagos son efectuados a la empresa petrolera estatal Sonangol, al Tesoro y la
Presidencia angoleña, estando a la cabeza de las contribuciones ocultas, las grandes
petroleras Chevron Texaco y TotalFinaElf. Y se sabe que los millones desaparecidos
procedentes de los pagos efectuados por las compañías petroleras se hallan en cuen-
tas extraterritoriales de Jersey y Suiza, mantenidas desde años atrás a nombre de esa
compañía petrolera angoleña. La Sociedade Nacional de Combustiveis o Sonangol,
compañía estatal fundada tras la independencia de la ex colonia portuguesa en 1975,
dispone de muchas sociedades filiales, como una naviera y una compañía de aviación,
con una línea de Houston-Tejas a Luanda; y realiza inversiones en la industria petro-
lífera de los países vecinos como Cabo Verde y Congo. Según manifestaciones de su
presidente ejecutivo, Sonangol mantiene cuentas bancarias en Lisboa, Londres y los
paraísos fiscales de Jersey y Suiza, básicamente alegando que se facilitan de este modo
las negociaciones sobre el petróleo y se diversifica la gestión de riesgos.
El análisis de los informes financieros parciales de Sonangol, obtenidos por el con-
sorcio de periodistas, revela una telaraña interconectada de cuentas diferentes del ban-
co británico Lloyd’s TSB en Jersey, unas durmientes y otras activas, algunas para pa-
gos pequeños y otras para pagos millonarios al día, cuyos flujos de dinero presentan
una maraña tras la cual se ocultan los ingresos nacionales.
De los movimientos de las cuentas detectados en esos informes, destacan que el 15
de julio de 2000 la Marathon Oil Company abonó más de 13 millones de dólares a una
cuenta en Jersey, cuyo titular era Sonangol, suma que representaba un tercio de un
«bonus» que esa compañía tejana con base en Houston había acordado pagar al Go-
bierno angoleño el año anterior por los derechos de bombeo de reservas petrolíferas
frente a la costa angoleña. Y, ese mismo día, Sonangol transfirió una suma igual de di-
nero fuera de Jersey a otra cuenta suya en una localidad desconocida. Y, durante ese
verano, grandes sumas de dinero viajaron desde la cuenta de Jersey a otras, entre ellas,
a una cuenta de una compañía de seguridad propiedad de un ex ministro angoleño, a
un banco privado angoleño que tiene entre sus accionistas a un comerciante de armas,
y a una fundación de caridad presidida por el Presidente de Angola y de cuyo conse-
jo son miembros ejecutivos de varias constructoras.
Según las conclusiones del consorcio de periodistas, la preferencia de Jersey se
debe al rigor que practica este centro offshore en la ocultación de la identidad de los
depositantes de fondos, que es la única razón para el mantenimiento de una cuenta
bancaria en Jersey, porque en Inglaterra no tributan las cuentas bancarias cuando el ti-
tular es extranjero. Recordemos que la isla de Jersey, dependencia de la Corona britá-
nica, estaba incluida entre los 35 paraísos fiscales identificados por la OCDE en su pri-
mera lista del 2000 y excluida posteriormente de la lista de paraísos no cooperantes
por su compromiso de transparencia antes del 2006. Y desde luego, si el incentivo
para mantener cuentas en un paraíso fiscal como Jersey es el secretismo, este compor-
tamiento de una compañía estatal sólo puede deberse a razones non sanctas.
222 LOS PARAÍSOS FISCALES
Los riesgos del blanqueo de dinero sucio para los países en desarrollo
mania), Indonesia, Filipinas y las islas Cook y Nauru. El hecho es que los países en desa-
rrollo también sufren las consecuencias de la creciente criminalidad internacional y la
gran corrupción financiera de los países más desarrollados, hecho constatado por las
instituciones financieras internacionales cuando advierten que la irrupción de capita-
les ilícitos en los países del Sur presenta contraindicaciones importantes. El World
Bank Institute ha advertido de los riesgos financieros y económicos que supone el
blanqueo de capitales para la estabilidad, la transparencia y la eficiencia de los siste-
mas financieros, riesgos que resultan agravados cuando implican a los países en desa-
rrollo (Governance and Anti-corruption paper).
Actualmente, sobre todo tras la tragedia del 11 de Septiembre, el antiblanqueo y la
financiación del terrorismo han cobrado importancia como problemas globales que
van a más allá de la seguridad. El volumen financiero alcanzado, ya que por lo menos
un billón de dólares es blanqueado al año, impregna a un número indeterminado de
sistemas financieros, dados los métodos cada vez más sofisticados empleados para el
movimiento transnacional de fondos. El éxito de una actividad o empresa criminal se
basa en su capacidad para sanear sus beneficios «manchados» moviéndolos por siste-
mas financieros nacionales corruptos o laxos, que facilitan la libre operativa de los de-
lincuentes.
Para los países en desarrollo, caracterizados por la endeblez de sus estructuras po-
líticas y financieras, el blanqueo puede alcanzar consecuencias socioeconómicas, más
devastadoras cuanto mayor sea la fragilidad de sus estructuras o de su coyuntura. Los
flujos financieros de origen ilícito pueden afectar a las instituciones y a la economía del
país anfitrión de maneras diversas.
Por una parte, dado su origen, las instituciones financieras que aceptan fondos ile-
gales no pueden contar con esos fondos como depósitos estables para operaciones fi-
nancieras a medio o largo plazo. Es probable que las magnitudes de fondos blanquea-
dos sean transferidas de repente dentro del proceso inacabado de blanqueo en curso,
amenazando la liquidez de la institución y finalmente su reputación, señala el World
Bank Institute. Por otra parte, hay muchas probabilidades de que los negocios locales
sean incapaces de competir con las empresas fantasma organizadas para el blanqueo y
ocultación de fondos ilícitos, muchos de ellos basados en tipos de interés inferiores a
los del mercado. Los blanqueadores canalizan los capitales hacia los sectores donde
resulte imposible descubrir su origen. La repentina salida, que frecuentemente se pro-
duce, de las inversiones en aquellos sectores perjudicará las industrias afectadas.
En la práctica, las inversiones de los blanqueadores distorsionan los tipos de inte-
rés y el mercado de divisas, puesto que se guían por factores distintos al del lucro del
mercado. Finalmente, el WB Institute subraya que tanto el blanqueo como la finan-
ciación del terrorismo perjudican la reputación del país anfitrión; y la pérdida de la
confianza de los inversores disminuye las oportunidades de crecimiento, pérdida en
cuya recuperación se tardará años.
Estas prácticas corruptas junto con la evasión de capitales por parte de las empre-
sas y los ricos disminuyen los ingresos fiscales de los países pobres, reduciendo a su
vez su capacidad para financiar inversiones básicas en infraestructuras y en servicios
como sanidad y educación, de los cuales dependen el desarrollo económico y el bie-
224 LOS PARAÍSOS FISCALES
nestar social. Las consecuencias se ven luego reflejadas en los índices sociales mencio-
nados. Por consiguiente, en un mundo globalizado la existencia de paraísos fiscales es,
además, un elemento nefasto para la gestión pública de los Estados, particularmente
de aquellos surgidos de la descolonización, que incluso genera inestabilidad política al
facilitar la intermediación en las adquisiciones ilegales de armas y la financiación de lí-
deres militares descontentos o rebeldes en democracias débiles.
ñado un papel capital en esta competición. Mientras que hace veinte años los tipos im-
positivos de los países menos desarrollados eran comparables o más elevados que los
de los países de la OCDE, actualmente son mucho más bajos en muchos casos. Como
resultado se han generado menores ingresos fiscales en los países en desarrollo.
La liberalización ha llevado a un creciente número de países a embarcarse en una
batalla por atraer la inversión internacional, mediante la oferta de bajos tipos imposi-
tivos sobre el capital. Esto ha provocado una extendida reducción de dichos tipos im-
positivos para las empresas filiales de propiedad extranjera y para las vinculadas con
compañías transnacionales. Entre 1983 y 1996, los tipos fiscales corporativos para las
filiales de empresas estadounidenses que operan en países en vías de desarrollo caye-
ron del 54 al 28 por 100. La batalla es alimentada con frecuencia por las propias cor-
poraciones transnacionales, que amenazan con mantenerse alejadas de todo país que
no ofrezca los incentivos fiscales adecuados.
Oxfam cita dos ejemplos. Zambia, donde la compañía Anglo American ha logrado
un nivel más bajo de impuestos para un proyecto de inversión a gran escala (el Proyec-
to de Explotación Minera de Profundidad de Konkola); aplicándosele un tipo impositi-
vo del 25 por 100, en comparación con el tipo habitual del 35 por 100 para las empre-
sas de capital extranjero. Mientras tanto, la reciente decisión de las autoridades fiscales
de la India de restringir el uso de las islas Mauricio como paraíso fiscal por parte de in-
versores institucionales extranjeros para canalizar fondos al interior del país, fue revoca-
da rápidamente debido a las amenazas de que espantaría las inversiones futuras.
Presiones como éstas reducen gravemente la capacidad de los países en desarrollo
para financiar el desarrollo y la reducción de la pobreza. Oxfam estima que el con-
junto de los países en desarrollo puede estar sacrificando unos ingresos impositivos
anuales de al menos 50.000 millones de dólares como resultado de la competencia fis-
cal y el uso de paraísos fiscales, que fomentan la evasión fiscal. La recuperación tan
sólo de una parte de estos ingresos podría tener enormes implicaciones para el desa-
rrollo en los países más pobres. Usados de forma eficiente, estos fondos podrían ser-
vir para financiar la sanidad y la educación, y para mejorar la calidad de vida de 1.200
millones de personas de todo el mundo que viven en condiciones de extrema pobre-
za. Aunque no todos los gobiernos usaran los recursos adecuadamente o los dedica-
ran a reducir la pobreza, sería injusto usar esto como excusa para negar a otros la
oportunidad de hacerlo.
propiedad extranjera puede reducir sus beneficios imponibles mediante la creación de fi-
liales en los centros financieros extraterritoriales, como las célebres IBCs o Corporacio-
nes Internacionales de Negocio. Las corporaciones transnacionales se valen de éstos y
otros vehículos para mantener activos y canalizar beneficios, de tal modo que reducen su
exposición a los impuestos tanto en el país de origen como en el de acogida.
Como ilustra el caso, los precios de transferencia conllevan una manipulación de
las transacciones intraempresariales con el fin de reducir la carga fiscal. Por ejemplo,
una multinacional opta por emitir facturas sobre productos que han sido manufactu-
rados en su país a través de una compañía situada en un centro financiero extraterri-
torial. Esto transfiere los beneficios a la jurisdicción con menor nivel de impuestos.
Las corporaciones transnacionales pueden igualmente reducir sus ingresos imponibles
deduciendo gastos, por ejemplo, los realizados sobre servicios ofrecidos dentro del
propio grupo o por intereses de préstamos. Estos pagos pueden ser canalizados a tra-
vés de un país con tratado hacia un paraíso fiscal, el cual no grava tales beneficios pro-
cedentes del extranjero y no tiene tratado que le obligue a intercambiar información.
En el capítulo 5 describimos en detalle cómo las multinacionales rentabilizan la
disponibilidad de los paraísos fiscales. Estas prácticas, cuya existencia consta en los in-
formes de organismos oficiales, no sólo reducen los ingresos fiscales de los gobiernos,
sino que también distorsionan el modo en el que las firmas internacionales organizan
sus actividades. Un alto responsable financiero de la multinacional ICI señalaba que
la transferencia de costes carece de sentido desde el punto de vista comercial, porque
obliga a los departamentos financieros a dedicar un tiempo precioso a una actividad
que no tiene que ver con el negocio; porque a los negocios les gusta funcionar como
si constituyeran un mercado regional o mundial y, por el contrario, es la fiscalidad la
que les dicta cómo deben organizarse (The Economist, 29 de enero de 2000).
En un elevado porcentaje de los casos, las rentas por intereses sobre ahorros de-
positados en los centros extraterritoriales escapan a la imposición tanto en el país don-
de están invertidos o depositados como en el país de origen del inversor o capitalista.
Las consecuencias de esto con relación a la erosión de la base impositiva de los países,
ya sean países avanzados o en vías de desarrollo, tienen aún mayor alcance debido a la
magnitud del movimiento de ahorros e inversiones a través de fronteras a comienzos
del siglo XXI; sobre todo, si tenemos en cuenta que algunas estimaciones cifran en 11
billones de dólares los activos depositados en los centros offshore. El nivel de movili-
dad de estos fondos hace que esta situación sea una preocupación particularmente
acuciante para los países en desarrollo, en especial dadas las trabas financieras para su
propio desarrollo.
La movilidad del capital es claramente un tema complejo. El capital móvil está
compuesto, por una parte, de dinero legal que busca un mejor clima para la inversión,
lo cual es comprensible en vista del entorno existente en muchos países en desarrollo;
y, por otra, de los fondos resultantes de actividades ilegales que se blanquean en el ex-
228 LOS PARAÍSOS FISCALES
tranjero. Dado que la movilidad del capital puede a menudo ser una reacción racional
ante circunstancias locales, tales como una mala gestión o la falta de confianza sobre
las instituciones nacionales, tradicionalmente se ha argumentado que es un síntoma
más que una causa de los problemas de muchos países en desarrollo. Sin embargo, vis-
to el contexto de las deficiencias financieras de los países pobres, está claro que los
enormes niveles de capital que se extraen anualmente de estas economías, por la ra-
zón que sea, forman parte del problema. Así mismo, mientras que los centros finan-
cieros extraterritoriales no pueden ser considerados como la causa de la movilidad del
capital, la existencia de canales internacionales seguros a través de los cuales puede pa-
sar este dinero agrava claramente la situación.
Desde que los EE.UU. decidieron abolir en 1984 la retención fiscal sobre los inte-
reses generados por inversiones en cartera de los residentes extranjeros, ninguna otra
economía importante ha sido capaz de mantener la retención fiscal por miedo a per-
der inversiones extranjeras. Casi ninguno de los países industrializados, y pocos de los
que están en desarrollo, aplica en la actualidad un impuesto sobre los intereses resul-
tantes de los ahorros de residentes extranjeros. Las economías en desarrollo o en pro-
ceso de integración a la economía global no pueden permitirse aplicar impuestos so-
bre intereses, ya que dicho impuesto sería simplemente transmitido al prestatario en
forma de tipos de interés más altos. En todos los países, el miedo a que el dinero se li-
mite a desviarse hacia otro lugar hace imposibles los movimientos unilaterales para
gravar las ganancias por intereses.
En principio, los ingresos procedentes de ahorros deberían normalmente ser gra-
vados en el país de residencia del inversor, pero en la práctica esto da por supuesta la
honestidad del contribuyente a la hora de declarar tales ingresos, así como el inter-
cambio efectivo de información. Las autoridades fiscales, en particular las de países en
desarrollo, rara vez disponen de medios efectivos para tener conocimiento de las ren-
tas que sus residentes obtienen del extranjero. También se suele dar el caso de que las
reglas en materia tributaria son elaboradas por aquellos que más se van a beneficiar de
ellas. En algunos países en desarrollo, el régimen fiscal permite, o incluso fomenta, el
impago de impuestos sobre ingresos en el extranjero. Incluso allí donde no es éste el
caso y los tratados sobre imposición sí que contienen acuerdos adecuados sobre in-
tercambio de información, la alternativa de los paraísos fiscales garantiza que los aho-
rradores siempre tengan un modo de no ser descubiertos.
Si el progreso de los países precisa de los recursos de capital, como es sabido, ob-
viamente cuando el capital se transfiere a otro lugar distinto de aquel donde se ha
generado, las haciendas nacionales sufren una pérdida de ingresos fiscales que son crí-
ticos para el pago de servicios sociales como educación, salud y desarrollo de infraes-
tructuras; mientras los beneficios privados podrían haber sido invertidos en la econo-
mía local, se colocan en otra jurisdicción. Como en tantos otros, en los casos de Brasil
y de Ecuador los datos referidos de sus bancos centrales nos revelan la frecuencia con
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES GENERAN POBREZA EN EL SUR 229
que el dinero de las elites de los países del Sur y de las multinacionales se refugia en
los centros financieros extraterritoriales.
Resulta harto difícil calcular el impacto total de los paraísos fiscales y otras situacio-
nes fiscales lesivas para los países en desarrollo, en gran medida debido a que la opaci-
dad actual oscurece la verdadera dimensión de los movimientos de capitales internacio-
nales y el uso de los paraísos fiscales por las multinacionales. Sin embargo, es evidente
que las pérdidas de recaudación fiscal son significativas, especialmente puestas en rela-
ción con los presupuestos limitados de los que disponen los países pobres. Para hacer
una valoración de esta pérdida Oxfam menciona dos supuestos, uno referido a la dis-
minución de ingresos fiscales provinientes de la tributación empresarial y, otro, a la pér-
dida de recaudación fiscal derivada del ahorro depositado en el extranjero.
Como se ha visto, la creciente capacidad de maniobra de que gozan las empresas
extranjeras para minimizar sus obligaciones fiscales, debido a las prácticas de compe-
tencia fiscal entre países y al uso de paraísos fiscales, tiene consecuencias importantes
para la base fiscal de los países concretos. Durante los últimos veinte años, la compe-
tencia entre los países en la reducción de los impuestos a las empresas ha sido una ma-
nifestación más de una «carrera hacia abajo»; y la habilidad de los inversores para uti-
lizar los centros financieros extraterritoriales u offshore ha sido un elemento decisivo
en esta carrera. Considerando que hace dos décadas el nivel de imposición fiscal en
los países en desarrollo era considerado, si no superior, al menos equivalente al de los
países de la OCDE, actualmente es considerado inferior en muchos casos, con el re-
sultado final de la disminución de la recaudación de impuestos.
Para calcular la disminución de los ingresos fiscales en los países en desarrollo, el
documento de Oxfam parte de una aproximación útil calculando los ingresos fiscales
basados en la valoración de la inversión extranjera directa. De acuerdo con los datos
de la Comisión de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) para
1998, el importe de la inversión extranjera directa en los países en desarrollo fue de
un billón doscientos diecinueve mil millones de dólares. La estimación de los ingresos
fiscales que deberían recibir los países en desarrollo se realiza partiendo de la tasa me-
dia de retribución de las inversiones y un impuesto sobre las empresas razonable se-
gún la práctica internacional.
La tasa media de retribución de las inversiones extranjeras directas en los países en
desarrollo computada por el Banco Mundial está entre el 16 por 100 y el 18 por 100, con
tasas considerablemente más altas para África; naturalmente, sin tener en cuenta las di-
versas prácticas contables que examinamos en el capítulo 5, empleadas por las empresas
transnacionales para reducir sus beneficios antes de impuestos. Por ello, Oxfam aplica
para su cálculo una tasa de retribución de la inversión extranjera directa en países en de-
sarrollo de al menos un 20 por 100. Y, según la OCDE, el tipo impositivo medio sobre
las empresas está en torno al 35 por 100, aunque éste suele ser inferior en numerosos
países en desarrollo, cuando era sin duda superior al comienzo de los ochenta.
Conjugando esos dos porcentajes, de una tasa de retribución de la inversión ex-
tranjera directa del 20 por 100 y de unos impuestos del 35 por 100, los países en de-
sarrollo estarían recibiendo como ingresos fiscales de las empresas extranjeras alrede-
dor de 85.000 millones de dólares por año. Y de hecho, como mucho perciben alrededor
230 LOS PARAÍSOS FISCALES
de 50.000 millones anuales. Por lo tanto, se deduce que los países en desarrollo, de
modo global, estarían perdiendo alrededor de 35.000 millones de dólares de ingresos
fiscales como consecuencia de la competencia fiscal. Probablemente esta estimación
es extremadamente conservadora, puesto que las cifras oficiales no sólo tienden a mi-
nusvalorar la aportación de la inversión extranjera directa sino que, además, no tienen
en cuenta las transacciones financieras de las grandes empresas.
La ONG británica de referencia subraya que, aunque sea más difícil todavía de
cuantificar, se puede asegurar que es más importante la incidencia negativa sobre la
pérdida de ingresos fiscales de las diferentes estrategias y métodos de las empresas
transnacionales para la evasión fiscal. Hemos mencionado el ejemplo de News Cor-
poration como caso extremo del uso creativo de las filiales instrumentales en los pa-
raísos fiscales por un importante número de empresas transnacionales. Con todo, la
práctica de la manipulación de las transacciones internas de las compañías con objeto
de disminuir los beneficios antes de impuestos está ampliamente extendida. En un es-
tudio de la UNCTAD demostrando la importancia de la transferencia de ingresos por
las empresas transnacionales, el 84 por 100 de los países en desarrollo que participa-
ron consideraba que las filiales radicadas en su territorio transferían parte de sus in-
gresos para evitar obligaciones fiscales.
Otra causa de la reducción en la recaudación fiscal de los países en desarrollo se
encuentra en los ingresos fiscales dejados de percibir, originados por los intereses pro-
ducidos por las cuentas corrientes y depósitos en el extranjero. Para un cálculo apro-
ximado de la cuantía de ingresos dejados de percibir, se parte de las cifras de capital
nómada. Es bastante evidente que el capital volátil o nómada va a los países donde no
está sujeto a tributación en su origen, como son los países y territorios calificados de
paraísos fiscales, al mismo tiempo que escapa a la tributación en el país de residencia
de su titular. En 1990 la cuantía del capital volátil o golondrina proveniente de los paí-
ses en desarrollo se estimaba en 700.000 millones de dólares.
Una vez más, las posibles pérdidas de ingresos fiscales se estiman suponiendo una
tasa media de retribución de esos fondos, a un tipo fiscal razonable. Como las perso-
nas ricas que utilizan los paraísos fiscales suelen tener una cartera de inversiones so-
fisticada que les proporciona un rendimiento global relativamente alto, una tasa de re-
tribución de las inversiones del 10 por 100 puede considerarse normal. Como se ha
señalado, los ingresos provenientes de los intereses producidos por cuentas en el ex-
tranjero raras veces están sujetos a impuestos; con todo, si lo estuviesen, puede consi-
derarse razonable un impuesto del 22 por 100. Por tanto, el cálculo de Oxfam supo-
ne una tasa de retribución del 10 por 100 y un impuesto del 22 por 100 sobre esos
beneficios y, en consecuencia, la tributación sobre los ingresos por intereses de los
700.000 millones dólares de capital volátil podría suponer para los países en desarro-
llo unos ingresos fiscales de alrededor de 15,4 mil millones dólares cada año.
Por ello, la suma de las cifras correspondientes a las pérdidas de recaudación por
causa de las empresas transnacionales, más las relativas a los ingresos por intereses
provenientes de los ahorros en los países en desarrollo podrían superar los 50.000 mi-
llones dólares cada año. Esta cifra es especialmente impactante puesta en relación con
las necesidades financieras de estos países. Por ejemplo, el Banco Mundial ha calcula-
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES GENERAN POBREZA EN EL SUR 231
do que podría proporcionar un paquete básico de salud a los países de bajos ingresos
con un coste anual de 12 dólares por persona y con un coste de 21,5 dólares para los
países de ingresos medios. De acuerdo con las cifras de población de 1996 el coste to-
tal para todos los países de ingresos bajos y medios sería aproximadamente de 73.000 mi-
llones de dólares.
Lo cierto es que en los países menos desarrollados, la competición fiscal y los pa-
raísos fiscales reducen los ingresos tributarios que de otra manera podrían contribuir
a los servicios públicos, al desarrollo y a la reducción de la pobreza. Como sostiene la
Red por la Justicia Fiscal, un incremento anual de los ingresos de sólo un 0,5 por 100
de los activos financieros depositados en paraísos fiscales podría financiar por com-
pleto los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU para 2015 (www.taxjusti-
ce.net).
Los economistas han elaborado modelos de competición fiscal para probar y evaluar
sus efectos, pero tales intentos permiten importantes críticas. Estos modelos, basados en
suposiciones abstractas que no se sostienen en el mundo real, producen resultados con-
tradictorios dependiendo de cuales sean las suposiciones de que partan. Tales modelos
ignoran la realidad de la globalización, especialmente la persistencia de la pobreza ma-
siva, aunque de la labor de los economistas hay que sacar dos conclusiones. En primer
lugar, la dinámica dominante de la competición fiscal que actúa contra los intereses de
los pobres: los beneficios fluyen hacia las bases impositivas móviles (las corporaciones
transnacionales y los individuos acaudalados) y en detrimento de los menos móviles (la
gente corriente y los negocios). En segundo lugar, a pesar de la dinámica predominante,
hay algunas circunstancias en las cuales las regiones o países en desarrollo pueden po-
tencialmente utilizar la competición fiscal para reducir la pobreza. Como subraya la Red
por la Justicia Fiscal (Taxjustice Network), para aportar soluciones prácticas se necesita
mucha investigación, particularmente desde la perspectiva antipobreza.
desarrollo. Este compromiso es la base del Pacto de Desarrollo del Milenio que pro-
pone el Informe de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Humano para 2003; un pac-
to entre ricos y pobres a través del cual la comunidad mundial pueda trabajar unida
para ayudar a los países pobres a alcanzar las metas propuestas, mediante un sistema
de responsabilidades compartidas.
El Informe sobre Desarrollo Humano para 2003 subraya que los impedimentos es-
tructurales dejan a los países atrapados en las trampas de la pobreza; pero considera
que, aun en una situación tan grave, es posible encontrar soluciones prácticas y pro-
badas que implican cambios profundos en las políticas de los países ricos respecto al
desarrollo, así como un notable aumento de las inversiones en infraestructuras, el con-
trol de enfermedades y la sostenibilidad ambiental por parte de los países pobres, res-
paldados por una mayor asistencia financiera de los gobiernos de los países donantes.
Pero para revertir las tendencias registradas hasta ahora, el Informe 2003 subraya que
las estrategias de desarrollo deben centrarse no sólo en el crecimiento económico sino
también en una distribución más equitativa de la riqueza y de los servicios.
De ahí que se presente el Pacto de Desarrollo del Milenio (Millenium Develop-
ment Compact) con propuestas de nuevas políticas regionales y globales para un rá-
pido crecimiento y reducción de la pobreza, sin el cual los países pobres continuarán
atrapados en un crecimiento económico bajo o negativo. Por eso se propone un nue-
vo modelo o paradigma de desarrollo que engloba un conjunto de medidas políticas
para escapar de las trampas de la pobreza; modelo que es preciso aplicar desde un en-
foque polifacético, que no se reduzca a los habituales preceptos fundamentales para
una buena gestión económica y política. Para los países atrapados en la pobreza, se tra-
ta de desarrollar un conjunto de medidas políticas que son decisivas, como la inver-
sión en desarrollo humano –nutrición, salud (incluida la salud reproductiva), educa-
ción, agua y saneamiento– destinada a potenciar una mano de obra productiva que
pueda participar eficientemente en la economía mundial o la inversión en infraestruc-
turas –electricidad, carreteras, puertos, comunicaciones– para atraer nuevas inversio-
nes en sectores no tradicionales o la promoción de la sostenibilidad ambiental y me-
jora de la gestión urbana.
Pero también se apunta que el FMI y el Banco Mundial deberían definir marcos
macroeconómicos coherentes con la consecución de los objetivos, incluyendo una fi-
nanciación externa adecuada, en colaboración con los países dado que la mayor parte
de los donantes está de acuerdo en adecuar sus programas de ayuda al desarrollo a los
Documentos de Estrategia de Reducción de la Pobreza, que deberían adecuarse asi-
mismo para que hagan más hincapié en el apoyo necesario para alcanzar los objetivos.
No obstante, como ya se ha dicho por voces muy autorizadas, estos planteamientos del
nuevo modelo de desarrollo resultan incompletos, porque ignoran o pretenden igno-
rar los problemas graves del entorno financiero que la desregulación y la liberalización
de los mercados globalizados presenta especialmente para los países en desarrollo. En-
torno en el que se incluye la disponibilidad de los paraísos fiscales offshore cuyas con-
secuencias nefastas hemos analizado y que vienen denunciando algunas organizacio-
nes internacionales no gubernamentales como Attac, Oxfam, War on Want y muchas
otras. Cualquier nuevo modelo de desarrollo para los países pobres tiene que tener en
CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES GENERAN POBREZA EN EL SUR 233
cuenta la problemática del entorno financiero y, sobre todo, las instituciones financie-
ras internacionales no pueden seguir ignorándola.
En la Conferencia referida de la Fundación Friedrich Ebert en Nueva York, expertos y
representantes de los países en desarrollo subrayaron la incidencia directa que los centros
offshore tienen sobre los problemas financieros y económicos de estos países. La evasión fis-
cal y el blanqueo de capitales ilícitos que protegen estos centros financieros producen una
desviación importante de fondos desde los países del Sur donde se generan y que son críti-
cos para su desarrollo económico y humano, dadas sus necesidades agudas de financiación
de escuelas y hospitales. La Declaración de la Red por la Justicia Fiscal destaca que sola-
mente el 0,50 por 100 de los activos financieros depositados en paraísos fiscales, evaluados
en 11 billones de dólares, generaría rentas para financiar los Objetivos de Desarrollo pro-
puestos por la ONU para el 2015, reduciendo a la mitad la pobreza mundial.
Estas realidades descritas no pueden seguir siendo deliberadamente ignoradas. La
resolución de los problemas humanos de supervivencia de una gran parte de la hu-
manidad pasa por la introducción de algún tipo de regulación de la globalización fi-
nanciera y, en especial, por la reforma de la denominada «arquitectura financiera glo-
bal». Tras la crisis del Sureste Asiático de 1997-1998 parecía que se iba a cerrar el
periodo de incertidumbre e inestabilidad financiera iniciado con el derrumbe del sis-
tema de Bretton Woods. No obstante, los esfuerzos de los últimos años se han centra-
do en medidas disciplinarias sobre los países deudores, pobres o empobrecidos, y su-
puestas ayudas; y, por el contrario, en el plano oficial apenas se ha prestado atención
al papel que desempeñan las instituciones financieras internacionales y a sus políticas
neoliberales que generan pobreza e injusticia en el Sur. Las Instituciones Internacio-
nales siguen dominadas por los países desarrollados, donde está residenciado el po-
tencial financiero. Mientras los países desarrollados representan sólo el 17 por 100 de
los votos en la ONU, el 24 por 100 en la OMC y el 34 por 100 en la FAO; sin embar-
go, disponen del 61 por 100 de los votos en el FMI y el Banco Mundial, donde los paí-
ses en desarrollo carecen de representación (Akyüz, 15-23). Por tanto, cualquier plan-
teamiento multilateral deberá incluir estos países del Sur y sus intereses específicos.
De ahí que cualquier nuevo modelo de desarrollo de los países más pobres debie-
ra contemplar, entre otros elementos, la regulación de los movimientos de capitales,
incluido el control desde el Estado, así como la eliminación de la financiación privile-
giada para no residentes centrada en los centros offshore. Hay que introducir acuer-
dos internacionales y medidas legislativas estatales que penalicen el registro de socie-
dades mercantiles sin actividad local o sean ignoradas como agentes inversores en
mercados financieros; y suprimiendo cualquier dualidad bancaria en la que se segre-
gue la actividad doméstica de la actividad internacional, atendiendo las propuestas
concretas de prestigiosas organizaciones solventes, que resumimos en Anexo I. Todas
estas y otras medidas serían una contribución decisiva a la desaparición de la pobreza
de los países del Sur. «Sin modificar las reglas de juego no hay posibilidad de solucio-
nar el problema del actual desequilibrio entre el Norte y el Sur», rezaba un cartel ex-
puesto en la Universidad Complutense de Madrid, durante la Semana de comercio
justo en la primavera de 2004; y añadía: «sólo un nuevo orden internacional más jus-
to podrá cambiar el desequilibrio entre el Norte y el Sur».
8
LO QUE HACEN LA ONU, EL GAFI Y LA OCDE
SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES
En junio de 2000, los expertos del FMI registraban 15 iniciativas de política interna-
cional que tenían como objetivo contener los efectos negativos de los centros financieros
LO QUE HACEN LA ONU , EL GAFI Y LA OCDE SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 237
dos por el secretismo y falta de cooperación internacional. Los marcos reguladores de-
ficientes y la carencia de autoridades supervisoras en muchos casos, unidos al desa-
rrollo de figuras jurídicas complejas destinadas a la opacidad de las transacciones fi-
nancieras, hacen de los centros offshore refugios preferidos para la ocultación del
producto de la corrupción política y corporativa y de las organizaciones delictivas,
obstaculizando la persecución policial y judicial del blanqueo del dinero sucio.
Por otro lado, la realidad contemporánea muestra que la delincuencia financiera y
el blanqueo de capitales ilícitos son intrínsecamente globales porque no se circunscri-
ben a un solo país. Si un país o jurisdicción refuerza su legislación contra el blanqueo
y la financiación del terrorismo, estas actividades rápidamente se desvían a un entor-
no más permisivo; incluso un país con escasa delincuencia y lavado de dinero tendrá
que adoptar medidas para impedir la «inmigración» del problema.
De todas las consecuencias nefastas de los paraísos fiscales, hasta ahora sólo el blan-
queo de capitales de origen ilícito y la financiación del terrorismo han suscitado un con-
senso más generalizado para una estrategia de actuación conjunta en una mayoría signi-
ficativa de países, que a nivel multilateral se ha concretado básicamente en la evaluación
mutua de las acciones estatales y en la fijación común de medidas recomendadas, no
siempre aplicadas con eficacia. A pesar de que tras los acontecimientos trágicos del 11
de septiembre de 2001 se ha pretendido ampliar globalmente los esfuerzos para comba-
tir el blanqueo y la financiación del terrorismo, la realidad muestra que ha sido sólo en
apariencia, porque se elude cualquier planteamiento que pueda atentar contra el princi-
pio fundamentalista de la libertad de los mercados financieros.
La amplitud transnacional de los delitos financieros y la trascendencia en especial
del lavado de dinero sucio, que sobrepasa la capacidad de los Estados nacionales, mo-
tivó que en los años ochenta la ONU abordase la cuestión de la regulación de algunos
aspectos desde una perspectiva global y diseñara luego el Programa Global contra el
blanqueo de dinero sucio procedente de la droga; y, en 1989, se crea el GAFI por de-
cisión de los Gobiernos del G-7 como expresión de una voluntad política compartida
por los grandes países para abordar seriamente la dimensión financiera del tráfico de
estupecfacientes. En ambos casos se trata de planteamientos que afectan a los paraí-
sos fiscales extraterritoriales en cuanto refugio y plataformas del blanqueo de capita-
les y de la delincuencia económica, como sabemos, pero que no han tenido como des-
tinatarios en exclusiva a los centros offshore.
financieros, cuyo origen ilícito tiene que ocultarse mediante los procesos denomina-
dos de blanqueo o lavado. Para combatir este fenómeno mundial, la ONU estableció
la Oficina para el Control de las Drogas y la Prevención del Crimen (UNODCCP),
que ha diseñado el Programa Global contra el blanqueo de dinero.
Se trata de un programa global como instrumento clave de la ONU, mediante la
ayuda a los Estados miembros, para la promulgación de legislación antiblanqueo de
dinero, desarrollando mecanismos que combatan el delito e incentiven políticas de an-
tiblanqueo y actuando como coordinador de las iniciativas conjuntas con otras orga-
nizaciones. Sus estrategias comprenden la prestación de asistencia técnica, la organi-
zación de seminarios de formación, programas de entrenamiento, transmisión de
experiencias, investigación y recogida de datos y análisis.
Dentro de la estela de inquietudes que, en los ámbitos del poder financiero y político
mundial, suscitaron las crisis del Sudeste asiático y la de Rusia en los años 1997 y 1998 se
encuadra la convocatoria del «Foro de las Naciones Unidas sobre la Extraterritorialidad
Financiera» (United Nations Offshore Forum), que es tal vez la referencia que a menudo
se cita sobre la intervención de la ONU en el asunto de los paraísos fiscales offshore. En
marzo de 2000, el Foro reunió a un amplio espectro de expertos en mercados financieros
para no residentes con la cooperación del Gobierno local de las islas Caimán, para adop-
tar las conclusiones que un grupo de trabajo había consensuado en Viena el año anterior
sobre tres elementos básicos: lograr un compromiso político sobre el antiblanqueo en la
financiación offshore; la prestación de asistencia técnica y la investigación.
Desde luego, fue la notoria vinculación de los centros financieros extraterritoriales
con la delincuencia financiera lo que motivó esta iniciativa de la referida Oficina de la
ONU, de la convocatoria de un foro bajo su patrocinio y el del Gobierno local de las
islas Caimán, con la presencia de representantes de paraísos fiscales, con el objetivo de
que los centros financieros extraterritoriales cerraran la entrada de fondos para blan-
quear los beneficios de las actividades delictivas, buscando el compromiso político de
los paraísos fiscales extraterritoriales para la adopción de estándares mínimos de re-
gulación financiera; como contrapartida, el Foro les prestaría asistencia técnica para
que pudieran cumplir esos estándares exigidos (OFCs. The Role, 17).
Las medidas de antiblanqueo a establecer tenían como contenido fundamental el
compromiso de que se aplicaran en todos los servicios financieros transnacionales los es-
tándares mínimos aceptados internacionalmente que, a estos efectos, comprendían el
Convenio de Viena de 1988, las 40 Recomendaciones del GAFI, los «Principios básicos
de la efectiva supervision bancaria» del Comité de Basilea, los estándares de la regula-
ción del mercado de valores del IOSCO, los Principios para la supervisión del sector de
seguros internacionales y los Principios de cooperación internacional del G-7.
Unos cien participantes de 45 jurisdicciones, microestados y entidades infraestatales,
expresaron su conformidad, como no podía ser menos, en cuanto a impedir a los delin-
cuentes el acceso a los mercados financieros offshore, emplazando –según el comunicado
oficial– a todos los servicios financieros internacionales para que antes del 30 de septiem-
bre de 2000 manifestaran su «inclusión en un compromiso gubernamental» de aplicación
de los «estándares mínimos», que por otra parte había sido objeto de matizaciones, alega-
ciones y reservas recogidas en el mismo comunicado oficial publicado. Entre otras correc-
LO QUE HACEN LA ONU , EL GAFI Y LA OCDE SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 241
Como ha escrito el magistrado Garzón (en Joly, 14), nos encontramos con merca-
dos globalizados, con actividades financieras mundiales y con empresas multinaciona-
les para las que han desaparecido las fronteras, al mismo tiempo que nos enfrentamos
a fenómenos como el crimen organizado (cáncer); y dentro del mismo, con el tráfico
de drogas, el terrorismo, el blanqueo de dinero, la delincuencia económica y el fraude
fiscal; y con la corrupción asociada (metástasis), sin que haya habido una respuesta de
alcance equivalente con normas jurídicas efectivas en los ámbitos local y multilateral
que disminuyan los efectos de estos fenómenos. Los escasos convenios internaciona-
les negociados o han sido ratificados por pocos países, o se demora su aplicación, o
«sólo se atisban tímidas iniciativas frente a uno de los problemas más graves de este
ámbito y que constituye uno de los principales semilleros de delincuencia económica
y corrupción: el de los paraísos fiscales». Y «las zonas o países offshore presentan una
especial facilidad para que arraigue y se perpetúe en ellos la corrupción, bien sea por-
que existen empleados de entidades financieras corruptos en la actuación, bien sea por
el riesgo de que esos países infrarregulados y no cooperadores puedan ser utilizados
por grupos criminales para realizar transacciones de un modo discreto o para blan-
quear el dinero procedente de las mismas. La conclusión evidente, y así se reconoce
por el propio GAFI, es que el paraíso fiscal está vinculado al blanqueo de dinero y,
por ende, al crimen organizado y a la corrupción».
Ninguna negociación o tratado multilateral se ha planteado para la erradicación
plena de los paraísos fiscales, sino que sus consecuencias nefastas han sido abordadas
indirectamente por los convenios y tratados que intentan regular los fenómenos de la
delincuencia financiera y fiscal, implícitamente dirigida contra el descontrol normati-
vo de estos enclaves geográficos e islas en cualquiera de sus dimensiones. Todo ello, a
pesar de que los trabajos e investigaciones desarrollados por el GAFI, concretados en
sus Informes sobre tipologías delictivas, exponen un conocimiento técnico del fenó-
meno delictivo internacional básico para una regulación jurídica.
El hecho de que a la cooperación judicial se oponga siempre la excepción fiscal hace
cada vez más urgente la desaparición de los paraísos fiscales, así como la celebración de
una convención sobre la materia que procure armonizar las normas penales que eliminen
las limitaciones a las comisiones rogatorias, o establezcan los requisitos comunes que las
hagan viables. Resulta imprescindible la regulación expresa de la doctrina del «levanta-
miento del velo» en las sociedades offshore, y también la evolución hacia su responsabili-
dad penal en determinados delitos en los que dichas sociedades se constituyen en elemen-
to indispensable de la empresa criminal, materia sobre la que ya se ha pronunciado la
Unión Europea, la Convención Penal sobre la Corrupción (art. 8) y la propia Convención
de Palermo contra el Crimen Organizado de diciembre de 2000» (Garzón, en Joly, 26).
Tras largas y difíciles sesiones en Palermo, conocida sede de la mafia siciliana, de
una Conferencia de las Naciones Unidas, varios borradores culminaron el 15 de di-
ciembre de 2000 en el Convenio sobre la Delincuencia Transnacional Organizada, co-
nocido como Tratado de Palermo, firmado por 121 Estados de los 148 países partici-
pantes en la conferencia convocada para abordar estas cuestiones. De su contenido,
LO QUE HACEN LA ONU , EL GAFI Y LA OCDE SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 243
destaca la obligación de los Estados que ratifiquen el tratado a denegar cualquier tipo
de asilo a quienes estén implicados en delito organizado internacionalmente, juzgan-
do esos crímenes donde sean cometidos y cooperando a nivel internacional. En lo que
concierne el blanqueo de dinero, el tratado apela a los países para lograr una mayor
regulación de las instituciones financieras, autorizando el levantamiento del secreto
bancario para permitir las investigaciones criminales, la prohibición de las cuentas
bancarias anónimas y la apertura de cuentas bajo nombre falso.
Redactado en el espíritu ya tradicional propio de la ONU de respeto a la sobera-
nía nacional, estos textos admiten la supremacía de las autoridades nacionales y re-
chazan el derecho de injerencia. Incluso habiendo ratificado el Tratado, cada Estado
está autorizado a rechazar su aplicación alegando su oposición a la legislación nacio-
nal. Este tipo de redacción diplomática permite a los países notoriamente protectores
de la delincuencia financiera dotarse de una apariencia de virtudes suscribiendo esos
textos que saben muy bien que no se verán obligados a aplicar, puesto que, llegado el
caso, pueden hacer prevalecer los textos nacionales contrarios al compromiso adqui-
rido. Sin embargo, la importancia de este tratado estriba básicamente en dos elemen-
tos, porque introduce un reconocimiento compartido de la noción de delincuencia fi-
nanciera y contiene disposiciones para combatirla; y los Estados comprometidos se
obligan a reconocer oficialmente, al tener que contraponer sus textos legales con el ar-
ticulado del tratado, que no se ajustan a la norma convencional suscrita.
El Tratado de la ONU sobre Delincuencia Organizada Transnacional comprende dis-
posiciones sobre definición de grupo delictivo organizado; medidas para combatir el la-
vado de dinero; medidas contra la corrupción; la confiscación de bienes y ganancias de-
lictivas; extradición de delincuentes; asistencia legal mutua; y protección de testigos y
víctimas. Las disposiciones de este tratado se asemejan a las del Convenio de 1988, a ex-
cepción del mayor alcance de los «delitos originarios» y los «beneficios del delito». El tra-
tado también establece disposiciones para la confiscación de bienes y ganancias derivadas
del delito y la transferencia de tales beneficios (art. 16), además de diversos protocolos,
entre ellos, un protocolo sobre los requisitios de «conozca su cliente», norma obligatoria
para todos los proveedores de servicios financieros. Las ratificaciones para su entrada en
vigor se han producido durante 2003, incluida España, quedando planteada la necesidad
de que los Estados signatarios provengan a su aplicación. Para abril de 2005 la ONU tie-
ne previsto la celebración en Bangkok, del 11.º Congreso de las Naciones Unidas sobre
la Prevención del Delito, aunque desde nuestra perspectiva no podemos esperar que pue-
da tener gran incidencia sobre los centros offshore.
gro, en gran parte como respuesta a las enormes dimensiones alcanzadas por el narco-
tráfico. Durante años ha agrupado a 29 Estados (incluida España), pero con la incorpo-
ración de Rusia y Sudáfrica, desde 2003 integra 31 Estados miembros, más dos organi-
zaciones regionales, la Comisión Europea y el Consejo de Cooperación del Golfo en esta
materia, así como 18 observadores, entre ellos el FMI y el Banco Mundial.
Aunque su Secretariado reside en la misma sede de la OCDE en París, el GAFI es
jurídicamente independiente y su base legal está constituida simplemente por un
acuerdo político del G-7, en la reunión cumbre de París de 1989. Dato muy significa-
tivo que muestra una de sus debilidades de origen al constituir un mero grupo de tra-
bajo intergubernamental, con mucha menos solidez institucional que la OCDE, soste-
nido por la voluntad política de sus creadores. A juzgar por algunos de sus planteamientos,
los miembros del GAFI parecen ofrecer un cierto compromiso político en la lucha
contra el blanqueo y en la ejecución de sus recomendaciones; y últimamente en la lu-
cha contra la financiación del terrorismo. Además de establecer y requerir de sus
miembros unos ejercicios de autoevaluación y de evaluación mutua de las propias re-
glamentaciones sobre el blanqueo de capitales, como organización realiza unos estu-
dios solventes y serios de análisis y descripción de tipologías de la delincuencia finan-
ciera actual, con la finalidad de desvelar nuevas técnicas de lavado de dinero negro y
desarrollar estrategias para contrarrestarlas.
Hasta la fecha, la labor del GAFI ha tenido como resultado más importante la pu-
blicación de las 40 Recomendaciones de medidas legales antiblanqueo, adoptadas
como referencia por todos los organismos internacionales. Se trata de un conjunto de
normas propuestas para mejorar las legislaciones nacionales en materias que afectan
directa o indirectamente al blanqueo de capitales y a la delincuencia financiera; y que
por tanto su aplicación rigurosa tendría una seria incidencia negativa en la actividad
financiera de los paraísos fiscales, aunque no son los destinatarios específicos de las
mismas. Por un lado, se proponen normas punitivas para su inclusión en la aplicación
de la legislación nacional de los países, como la tipificación como delito del blanqueo
de capitales ilícitos, la obligatoriedad del embargo y confiscación de los beneficios del
blanqueo de dinero sucio, la información de las transacciones sospechosas, y la coo-
peración internacional en la investigación, persecución y extradición de delincuentes.
Por otro lado, en relación con la regulación del sector financiero y la cooperación
internacional, las recomendaciones abarcan unas normas no jurídicas calificadas y
aceptadas comúnmente como «estándares» internacionales de referencia por los or-
ganismos internacionales y que se supone deben aplicar todos los países voluntaria-
mente, cuyo enunciado se refiere a:
Para controlar su aplicación por los países, comprendidos los diversos centros finan-
cieros extraterritoriales en su caso, la metodología consiste en el enjuiciamiento mutuo o
mutuas evaluaciones por los propios miembros del GAFI, con el fin de revisar el grado
de cumplimiento de esas 40 Recomendaciones establecidas en 1990 y con modificaciones
no sustanciales en 1996 y en 2003, destinadas a reforzar la lucha contra el blanqueo de di-
nero y la financiación del terrorismo, conforme a la retórica de moda en las burocracias
internacionales. Técnicos de los propios países asociados en calidad de consultores llevan
a cabo las evaluaciones in situ, es decir, revisando la legislación vigente y elaborando un
informe al respecto. En la práctica establecida, los miembros realizan rondas de evalua-
ciones mutuas, apoyadas por autoevaluaciones anuales, para el seguimiento de la correc-
ción de deficiencias que hayan podido ser detectadas; siendo publicados ambos tipos de
evaluaciones. Aunque se identifican las infracciones en la legislación vigente en cada Es-
tado miembro, no se detalla la amplitud de los incumplimientos y rara vez el GAFI con-
sidera necesario recomendar acciones punitivas contra sus miembros. En general, las eva-
luaciones se confunden con negociaiones opacas que producen informes anuales que
ignoran los centros offshore, como evidencian los informes sobre Francia y Reino Unido
(1992) y de Luxemburgo en 1993 (Godefroy, 158 y 167).
Es significativo el caso de Austria, que incumplía las 40 Recomendaciones en la
emisión de libretas de depósito (passbooks) anónimas, problema que fue planteado
desde la creación del Grupo. Hasta 1999 el GAFI no se inclinó por penalizar a Aus-
tria, limitándose a las amenazas de suspensión hasta que este país decidió el cambio
de los requisitos para cumplir las recomendaciones; situación de amenaza de sanción
a un miembro que al parecer carecía de precedentes. Desde luego, si las tres reco-
mendaciones (n.os 10, 21 y 11) que hacen referencia a las prácticas de opacidad de los
centros financieros extraterritoriales hubieran sido aplicadas de verdad, tendrían que
haber servido para su proscripción.
Además de las evaluaciones mutuas entre los miembros, el GAFI evalúa la disposi-
ción de los países no miembros a cooperar con sus iniciativas mediante la declaración
de «países y territorios no cooperantes» (PTNC o NCCT en siglas en inglés), publi-
cando la lista de aquellos evaluados, sin su consentimiento, que no se acomodan a los
25 criterios en que se basan las 40 Recomendaciones. Estos veinticinco criterios hacen
referencia a las lagunas en las reglas y a las prácticas perjudiciales que permiten a los
delincuentes y a los blanqueadores de dinero sucio sustraerse a las medidas antiblan-
queo, por deficiencias en las reglamentaciones financieras, en especial las asociadas a la
identificación; las normas sobre la cooperación administrativa y judicial internacional;
y los recursos para la prevención, la detección y la represión del blanqueo de capitales
(GAFI, Rapport sur les pays ou territoires non-cooperatifs, 14 de febrero de 2000).
Esta labor de evaluación ha tenido cierta repercusión al denunciar públicamente
a determinados centros financieros offshore. Además, la lista puede tener ciertas conse-
cuencias punitivas, puesto que las transacciones financieras con jurisdicciones con-
246 LOS PARAÍSOS FISCALES
La realidad es que el GAFI no es más que «un grupo voluntario de trabajo», como
ha sido calificado. En una economía globalizada destaca su reducida representatividad
geográfica. Como organización intergubernamental, suma 31 países entre los 191 Es-
tados miembros de la ONU. Aunque agrupa a los EE.UU. y a los miembros de la
Unión Europea, Japón y Canadá, habiéndose ampliado con Rusia y Sudáfrica, quedan
aún fuera China, India, Pakistán, Indonesia, Arabia Saudita y otros países con sufi-
ciente relevancia en los mercados financieros internacionales para ofrecer oportuni-
dades amplias al blanqueo de capitales de la delincuencia financiera de todo tipo.
De ahí que, como mero grupo de trabajo, en la práctica del GAFI destaque su dedi-
cación al análisis y descripción sociológica de las distintas modalidades de delincuencia
financiera, mediante sus evaluaciones e informes sobre tipologías que revelan la com-
plejidad y gravedad alcanzada por esta plaga mundial. Ni siquiera las frecuentes refe-
rencias a sus 40 Recomendaciones en los informes y estudios de los diversos organismos
internacionales, incrementadas tras el 11 de septiembre de 2001, logran ocultar el hecho
de que, envuelto en la retórica mediática o burocrática de organismos sin control de-
mocrático directo, se intenta ocultar la escasa efectividad de sus recomendaciones en
tantos lugares del planeta, particularmente en los paraísos fiscales offshore.
LO QUE HACEN LA ONU , EL GAFI Y LA OCDE SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 247
Porque la dificultad mayor de fondo con que tropieza la labor del Grupo deriva de
la propia situación de desregulación financiera global, en que las consecuencias de la
liberalización de los movimientos de capitales no pueden abordarse parcial o secto-
rialmente porque hoy por hoy se confunden los flujos financieros, sin que se distingan
por su origen lícito o ilícito. Esta debilidad estructural del GAFI queda más de mani-
fiesto si tenemos en cuenta que, dejando a un lado la retórica de sus objetivos, su ám-
bito de actuación se limita a la revisión de los textos legislativos nacionales, sin dispo-
ner de otros medios e instrumentos para verificar y controlar in situ la eficacia real de
las medidas preventivas previstas en los diminutos enclaves, islas y territorios donde
se refugian grandes fortunas ilegales, ni mucho menos en los grandes centros finan-
cieros internacionales.
Las 40 Recomendaciones representan una propuesta de unos comportamientos es-
tatales normalizados, es decir, unos «estándares» consensuados como mera referencia
de pautas u orientaciones sobre las medidas y actuaciones consideradas como «nor-
males» por los grandes países para la prevención del blanqueo de capitales ilícitos.
Desde luego tienen la virtualidad añadida, sobre todo, de servir de fuente de referen-
cia para dar contenido a los informes técnicos sobre estas cuestiones, que periódica-
mente elaboran los expertos de los distintos organismos internacionales, que se ven
enriquecidos recíprocamente con referencias entrecruzadas a estos y otros estándares,
sin que sean contrastados con la realidad de su inaplicación en los centros offshore. Y
es que la cruda realidad es su carencia de la fuerza jurídicamente vinculante de un con-
venio internacional que, aunque únicamente estuviera suscrito por un reducido nú-
mero de Estados, marcaría un avance serio en la prevención y sanción de la delin-
cuencia financiera transnacional.
Por su parte, el GAFI definió otras ocho Recomendaciones especiales que se supo-
nen destinadas a combatir la financiación del terrorismo, pero que realmente vienen a
reiterar el contenido de las anteriores. En este sentido, tres relevantes organismos in-
ternacionales de carácter técnico y realmente privados, cuyos estándares para el sector
financiero son una referencia para el FMI y los organismos internacionales, elabora-
ron un documento conjunto señalando los esfuerzos por aunar los planteamientos téc-
nicos sobre la denominada AML/CFT o «Antilavado de dinero y lucha contra la fi-
nanciación del terrorismo». En un documento conjunto de junio de 2003, del Comité
sobre Supervisión Bancaria de Basilea (BCBS), la Organización Internacional de Co-
misiones Nacionales de Valores (IOSCO) y la Asociación Internacional de Supervisión
del Aseguramiento (IAIS), se resume la labor realizada desde cada sector para com-
batir el blanqueo de dinero sucio y la financiación del terrorismo, resultado de reu-
niones o foros conjuntos habidos en Hong Kong y Berlín en los primeros meses de
2003 (The Joint Forum, Initiatives...).
Aunque este documento no está referido expresamente a los centros financieros
extraterritoriales, a los que no dedica ninguna consideración especial, su contenido
aborda las diferentes deficiencias de regulación y de supervisión en la actividad finan-
ciera, que son las características propias que precisamente identifican el funciona-
miento de los paraísos fiscales offshore, aunque no sean exclusivas de los mismos. El
contenido del documento citado, en términos globales, recoge los elementos comunes
de la lucha antiblanqueo y contra la financiación del terrorismo en los tres sectores de
banca, mercado de valores y seguros, que desarrollan esencialmente las 40 Recomen-
daciones del GAFI y sus ocho Recomendaciones especiales y la Metodología de valo-
ración elaborada por el GAFI junto con el FMI y el Banco Mundial, previa consulta
con el BCBS, IOSCO e IAIS, sobre el cumplimiento de los estándares contra el blan-
queo y la financiación del terrorismo.
Este planteamiento conjunto que denominan «metodología integral» se aplica por
los técnicos del GAFI en las evaluaciones mutuas así como por el FMI y el Banco
Mundial en el Programa de Evaluación del Sector Financiero (FSAP) y por el FMI en
el Programa de evaluación de los centros financieros extraterritoriales, y que abarca
los elementos o criterios reseñados de identificación del cliente; seguimiento conti-
nuado de cuentas y transacciones, mantenimiento de registros y archivos e informa-
ción de operaciones sospechosas, auditoría y control interno, estándares de integridad;
y cooperación entre supervisores y otras autoridades competentes. Elementos todos
de sobresaliente simpleza que, como grandes hallazgos tecnológicos, de modo reitera-
tivo aparecen referidos en todos los documentos e informes que generan los actuales
organismos internacionales, en un intento por ocultar su inaplicación en los paraísos
fiscales extraterritoriales y en bastantes países.
Dada la amplitud de cobertura de los estándares del GAFI, parece que no quedan
lagunas serias o incongruencias en los planteamientos desde los tres sectores. La lla-
mada metodología integral para la evaluación internacional de su vigencia en la prác-
tica de los países precisa más los criterios sectoriales específicos para su aplicación en
los subsectores financieros de la supervisión bancaria, del aseguramiento y del merca-
do de valores, que como sucedáneos de normas jurídicas vienen siendo establecidos
LO QUE HACEN LA ONU , EL GAFI Y LA OCDE SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 249
por estos organismos aparentemente subalternos como son el BCBS, IOSCO e IAIS;
y que los organismos internacionales de rango supraestatal aceptan como referentes.
Desde luego, los resultados de la labor intelectual desarrollada por los técnicos de
estos organismos no aparece reflejada en la realidad cotidiana que conocemos, que de-
muestra que sus informes y documentos son ignorados en la práctica por los bancos y
centros financieros offshore dada la ausencia de voluntad política y de órganos e insti-
tuciones internacionales, sujetos a control democrático, con autoridad para la regula-
ción eficaz de los mercados financieros.
En gran parte el GAFI contribuyó o influyó en la creación en varios países más de-
sarrollados, con denominaciones diversas, de unidades de inteligencia financiera (fi-
nancial inteligence units o FUIs) como organismos técnico-policiales especializados en
la detección de las sofisticadas formas de la delincuencia en unas finanzas desregula-
das, al mismo tiempo que se intentaba poner barreras defensivas en la banca, asegu-
rando el cumplimiento de la legislación preventiva; obviamente, sin intervenir ni in-
terferir la libre actividad de los mercados financieros. En España, siguiendo la
directiva europea, en 2001 comenzó a funcionar la Comisión de prevención del blan-
queo de capitales, con su Servicio ejecutivo (SEPBLAC); y diez años antes había co-
menzado sus actuaciones en Francia el organismo Traitement du Renseignement et Ac-
tion contre les Circuits Financiers Clandestin (TRACFIN). Sin embargo, la complejidad
del fenómeno transnacional de la delincuencia financiera mundial requiere como mí-
nimo la cooperación interestatal y el intercambio de información técnica entre los or-
ganismos que gestionan su prevención. De ahí esta abundancia de organizaciones in-
tergubernamentales, a diferentes niveles, destinadas a llenar el hueco de la carencia de
regulaciones y controles internacionales sobre las operaciones transnacionales en que se
materializan los movimientos de capitales.
En 1995 se constituía el denominado Grupo Egmont como una organización infor-
mal de estas unidades estatales de investigación financiera, que han ido apareciendo para
combatir, más o menos seriamente, el blanqueo de capitales ilícitos y otras formas ela-
boradas de delincuencia económica y que, conforme al modelo neoliberal imperante, se
limitan a la recepción, análisis y remisión a las autoridades competentes de las comuni-
caciones de operaciones financieras sospechosas que sistemáticamente han de recibir de
las entidades bancarias y financieras, conforme a sus respectivas legislaciones nacionales.
En 2002 estaban integradas en este grupo 69 unidades, habiéndose incorporado ese año,
entre otros, Andorra –con el apoyo del Gobierno español– Barbados, Canadá, las islas
Marshall, Rusia, Singapur y Vanuatu. Una simple lectura de la relación de las 69 «uni-
dades» integradas muestra que no se corresponden con Estados sino con jurisdiciones
fiscales, por lo que las llamadas pomposamente «unidades de inteligencia financiera» de
Estados como el Reino Unido, Japón, Rusia o España se codean con las unidades ho-
mólogas de notorios paraísos fiscales, como la islas británicas de Guernsey, Jersey y de
Man o las islas Caimán, Panamá y otros (Sepblac, Memoria, 54).
250 LOS PARAÍSOS FISCALES
Desde el punto de vista operativo, habrá quienes apunten razones técnicas de su-
puesta eficacia que habrán aconsejado esta mescolanza. Pero políticamente se pone
una vez más de manifiesto el desorden de la globalización que equipara a microesta-
dos, de hecho refugio de delincuentes financieros, con Estados que se inhiben en el
ejercicio de su soberanía en cuanto toca a los mercados financieros, aunque se trate de
cuestiones tan graves como el blanqueo de dinero sucio y la financiación del terroris-
mo. Dicho de otro modo, desde el punto de vista de la práctica y de la imagen se está
homologando la actividad de ciertos centros financieros extraterritoriales que apare-
cen «ante los mercados» dotados de la respetabilidad debida.
anejos, manteniendo sin embargo un entorno global de competencia fiscal libre y equi-
librada, es decir, sin renunciar a la filosofía liberal de sus orígenes.
ses del Este europeo, para ver que tiene sentido esta diferenciación en cierto modo.
Sin embargo, hay quienes sostienen que, si el objetivo de los trabajos de la OCDE es
erradicar la erosión de la base fiscal natural y asegurar la imparcialidad de las estruc-
turas fiscales, la distinción resulta contraproducente.
Como ya analizamos, los países o jurisdicciones tributarias serían considerados pa-
raísos fiscales cuando, además de tener establecida una baja o nula tributación, cum-
plieran también alguno de los tres criterios siguientes:
Al mismo tiempo, la OCDE señalaba que los centros financieros offshore dan lugar a
«beneficiarios sin contrapartida», como son los inversores que operan en esos paraísos fis-
cales, que se benefician todos ellos del gasto público (servicios de defensa y de seguridad,
de la educación, de la seguridad social y de otros servicios públicos) en el país de origen
donde residen, que tiene una fiscalidad «normal» que evitan no contribuyendo al soste-
nimiento de las cargas públicas. Más aún, en un sentido más amplio también considera
«beneficiarios sin contrapartida» a los propios gobiernos y a los habitantes de esos países
y territorios que son paraísos fiscales «que se aprovechan de los bienes colectivos genera-
les creados por el país de fiscalidad normal». Además, los paraísos fiscales aumentan el
peso de los costes administrativos y la carga de la aplicación de las disposiciones fiscales
de los demás países por las autoridades y los contribuyentes, al reducir los ingresos tri-
butarios en los demás países y al generar medidas adicionales antievasión.
Merecen ser destacados esos párrafos del Informe de 1998 que de modo tan claro ex-
presa la condena de los paraísos fiscales y que consideramos el análisis técnico más serio
realizado sobre los perjuicios fiscales de la globalización financiera, a la que tanto contri-
buyó en los ochenta la propia OCDE con sus presiones liberalizadoras.
El resultado del Foro de competición fiscal fue el Informe de Progreso de 2000 de-
nominado «Hacia la cooperación fiscal global» (Towards Global Tax Co-operation),
254 LOS PARAÍSOS FISCALES
que identificaba los países y jurisdicciones considerados como regímenes fiscales pre-
ferenciales y aquellos calificados como paraísos fiscales.
Por un lado se identificaban 47 regímenes fiscales preferenciales potencialmente
perjudiciales entre países miembros de la OCDE, entre ellos quedaba incluida Espa-
ña con las preferencias fiscales establecidas en el País Vasco y Navarra, Suiza, Lu-
xemburgo, Bélgica y Portugal con Madeira. Por otro lado, 47 jurisdicciones fueron
analizadas por el foro como paraísos fiscales con relación a los criterios definidos pre-
viamente, a las cuales posteriomente se les solicitó información para determinar si se
ajustaban a los referidos criterios de identificación prederminados (OECD Report,
2001) aunque no se publicaba la relación completa.
Estos paraísos fiscales identificados habrían de quedar clasificados en tres catego-
rías en función de su disposición a cooperar con las autoridades fiscales de los países
de la OCDE: un grupo de centros financieros offshore «no cooperantes», contra los
cuales podrían adoptarse sanciones; un segundo grupo comprometido en su «refor-
ma», pero que aún no la hubiesen puesto en práctica; y un tercer grupo que estuviera
en curso de aplicar las reformas; y se anunciaba la publicación de los dos grupos pri-
meros (OFCs. IMF Background, 17). Dos años después del informe técnico inicial, el
Foro introducía una innovación conceptual con la distinción entre paraísos fiscales no
cooperantes y el resto.
El Informe de 2000 publicó, pues, una lista de las 35 jurisdicciones fiscales offshore
(cuadro 3) que al reunir los criterios identificativos quedaban clasificadas como paraísos
fiscales, ofreciendo un procedimiento para que pudieran comprometerse a la elimina-
ción de las prácticas fiscales nocivas. En esta relación oficial no incluye seis paraísos fis-
cales tan conocidos como las Bermudas, las Caimán, Chipre, Malta, Mauricio y San Ma-
rino porque se apresuraron a comunicar a la OCDE su compromiso anticipado de
suprimir esas prácticas perjudiciales precisamente para no verse en esa lista negra. Y tam-
poco incluye seis otras jurisdicciones integradas en el paquete de los 47 paraísos fiscales
potenciales examinados por el Comité Fiscal y que se consideró que no reunían los cri-
terios de referencia, sin que sus nombres se llegaran a hacer públicos.
Y este Informe de progreso de 2000 proponía, asimismo, elementos de un posible
marco de sanciones o medidas defensivas de retorsión, como, por ejemplo, la exclusión
de beneficios fiscales en las transacciones con paraísos fiscales, dentro de un plantea-
miento multilateral coordinado destinado a contrarrestar los efectos erosivos de las
prácticas fiscales perjudiciales, con la pretensión de evitar así las limitaciones de la efec-
tividad de las medidas unilaterales.
Cuadro 3. Paraísos fiscales que cumplen los criterios del Informe de la OCDE de 2000
Andorra
Anguila – Territorio de Ultramar del Reino Unido
Antigua y Barbuda
Antillas Holandesas
Aruba – Reino de Holanda
Commonwealth de las Bahamas
Bahréin
Barbados
Belice
Islas Vírgenes Británicas – Territorio de Ultramar del Reino Unido
Islas Cook – Nueva Zelanda
Commonwealth de Dominica
Gibraltar – Territorio de Ultramar del Reino Unido
Granada
Guernsey/Sark/Alderney – Dependencias de la Corona Británica
Isla de Man – Dependencia de la Corona Británica
Jersey – Dependencia de la Corona Británica
Liberia
Principado de Liechtenstein
República de las Maldivas
República de las islas Marshall
Principado de Mónaco
Montserrat – Territorio de Ultramar del Reino Unido
República de Nauru
Niue – Nueva Zelanda
Panamá
Samoa
República de las Seychelles
Santa Lucía
Federación de San Cristóbal y Nieves
San Vicente y las Granadinas
Tonga
Turks y Caicos – Territorio de Ultramar del Reino Unido
Islas Vírgenes Norteamericanas – Territorio Externo de los EE.UU.
República de Vanuatu
Fuente: OECD 2000 Report, Towards Global Tax Co-operation.
Según este acuerdo, se abandonaba ese criterio y en adelante los commitments o com-
promisos requeridos de eliminación de las prácticas fiscales perjudiciales se reducirían
a exigir «solamente al criterio de la transparencia y al intercambio efectivo de informa-
ción para determinar qué jurisdicciones son consideradas como no cooperantes», cuyo
plazo para comprometerse se ampliaba hasta el 28 de febrero de 2002; todo ello, para
tener en cuenta las inquietudes expresadas por los posibles afectados y las dificultades
de su aplicación, según el Comité.
Lo que el informe no dice es que esta modificación sustancial era el resultado de las
presiones de la entonces nueva Administración Bush que se habían dejado sentir ya en
julio de 2001, en el ámbito del Comité de Asuntos Fiscales donde se alcanzó un com-
promiso por el cual los paraísos fiscales identificados no serían sancionados por su ré-
gimen tributario propiamente dicho, sino por su grado de cooperación en el intercam-
bio de información con otros países (Cinco días, 4 de julio de 2001). El proyecto había
surgido durante los años de la Administración Clinton y el proceso negociador avanzó
pese a sus puntos débiles. Pero la Administración Bush intentó desde el principio blo-
quear este proceso multilateral, subrayando en nombre del librecambio su interés por
una reducción de la fiscalidad a nivel internacional y por su apoyo a esos países y enti-
dades con autogobierno que se atrevían a ir por delante en materia fiscal y en la cues-
tión básica del fundamentalismo del mercado libre. Esto unido a la propensión de la
OCDE a meterse con las pequeñas jurisdicciones, eludiendo a los principales actores
como Suiza, Luxemburgo, las Caimán o Singapur, demostraban los límites políticos de
sus planteamientos.
Los EE.UU. bajo la Administración Clinton fueron uno de los mayores impulsores
de los trabajos de la OCDE en esta materia, colaborando activamente hasta febrero de
2001, en que comenzaron a aparecer en la prensa internacional diversos artículos con
críticas sobre la labor del Foro de competencial fiscal, resultado de la presión ejerci-
da, según esa propia prensa, por lobbies o grupos de presión como Heritage Founda-
tion y el Center for Freedom and Prosperity, ligados como es sabido al conservadu-
rismo estadounidense (Maldonado, Crónica Tributaria 105 [2002], 61-74). En un
artículo de un alto representante del Departamento del Tesoro, con el beneplácito del
entonces secretario del Tesoro Paul O’Neill, se diseñaba la posición oficial de la nue-
va Aministración Bush sobre la cuestión, manifestando su preocupación porque se
considerara sospechosa la mera existencia de impuestos bajos y por que cualquier país
pudiera interferir en las decisiones de otros Estados sobre la distribución de sus pro-
pios impuestos, abogando porque la OCDE se reorientara hacia el objetivo común de
la necesidad del intercambio de información entre países para prevenir la evasión fis-
cal (The Washington Times, 10 de mayo de 2001). Además, curiosamente esta posición
fue asumida y defendida frente a la OCDE por un grupo de centros offshore, encabe-
zado por Barbados, que formaron una asociación (International Tax Investment Or-
ganisation) muy activa durante los años 2001 a 2003 (www.itio.org), cuya influencia se
percibe en los últimos documentos de la organización radicada en París.
La OCDE recibió por entonces críticas desde el ultraliberalismo más feroz, con
acusaciones sin ningún fundamento de intentar aumentar los tipos impositivos en todo
el mundo, empezando por las 35 jurisdicciones denunciadas, sin que nada en la do-
LO QUE HACEN LA ONU , EL GAFI Y LA OCDE SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 257
ría automáticamente en el origen de una competencia fiscal nociva» y «Suiza estima le-
gítimo y necesario proteger la confidencialidad de los datos privados» y el Informe
contradice el orden jurídico suizo. Además, Luxemburgo desaprueba que un inter-
cambio de informaciones circunscrito por el respeto del Derecho internacional y las
legislaciones nacionales respectivas sea considerado como criterio de identificación de
un paraíso fiscal; mientras que Suiza considera que la retención en la fuente de la ren-
ta es una alternativa al intercambio de información (criterio destinado a prevalecer, al
parecer, en la negociación con la Unión Europea).
Desde entonces estos dos países, Luxemburgo, miembro de la Unión Europea, y Sui-
za, asociada a la Unión Europea mediante un acuerdo bilateral, no han modificado su po-
sición, dejando constancia en el Informe de 2001 de que su abstención en 1998 se apli-
caba asimismo a cualquier trabajo posterior. Y el Informe de 2000, Luxemburgo y Suiza
quedaban incluidos entre los 47 países con regímenes fiscales preferenciales dañinos, una
catalogación inferior a la de paraíso fiscal aplicable a países miembros de la OCDE.
La inanidad final
Con estas listas de paraísos fiscales no cooperantes, la OCDE pretendía desalentar las
transacciones financieras entre instituciones de los países incluidos y no incluidos en la
lista; sin embargo, lo cierto es que si la relación examinada de 47 jurisdicciones offshore
había quedado reducida a una lista oficial de 35 paraísos fiscales de 2000, en abril de 2002
se reducía a siete paraísos fiscales no cooperantes, que se negaban a facilitar información
de Andorra, Mónaco, Liechtenstein, en Europa; Liberia, en África; y las islas Marshall,
Nauru y Vanuatu, en el Pacífico. Es decir, se había logrado una «lista negra» residual en
260 LOS PARAÍSOS FISCALES
unas negociaciones poco transparentes que tendían a diluirse en la inanidad. Desde lue-
go se ha demostrado que el método de la negociación intergubernamental no es un plan-
teamiento acertado, tratándose del volumen financiero que en conjunto representan los
paraísos fiscales, como vimos, y los perjuicios que se derivan de la existencia de estos cen-
tros privilegiados para las políticas fiscales y para la prevención del blanqueo de dinero
sucio; sin embargo, la OCDE ha preferido la vía del cambio mediante el diálogo y el con-
senso con estos microestados y territorios con autogobierno.
En la información oficial, la OCDE alega que esta reducción del número de no coo-
perantes es una indicación del éxito de sus esfuerzos con las autoridades financieras
para acabar con la fiscalidad perjudicial. Desde fuera, al desconocerse el contenido de
negociaciones opacas para la aplicación del proyecto, todo hace pensar en el escaso o
nulo interés de los grandes países, encabezados por EE.UU., para erradicar las prác-
ticas fiscales perjudiciales de los centros financieros extraterritoriales, convertidos en
parte de los mercados financieros mundiales y punta de lanza de la presión desregu-
ladora neoliberal. En mayo de 2003, la OCDE informaba en su sitio web que Vanua-
tu quedaba excluido de esta lista por haber expresado su compromiso de «mejorar la
transparencia» de sus sistemas de regulación y fiscal y de establecer un intercambio
efectivo de información en materia fiscal con los países de OCDE antes del 31 de di-
ciembre de 2005; y, en diciembre de 2003, la web notificaba el compromiso de Nau-
ru para cooperar en los mismos términos. A comienzos de 2004 solamente tres euro-
peos, Andorra, Liechtenstein y Mónaco, más Liberia y las islas Marshall son considerados
paraísos no cooperantes.
El Informe de la OCDE de marzo de 2004, sobre el Progreso del Proyecto contra
las prácticas fiscales perjudiciales, ratifica la inanidad que se aprecia en su desarrollo,
como hemos expuesto. De los 47 regímenes fiscales preferenciales identificados
en 2000, sólo Suiza y Luxemburgo siguen clasificados como tales con paliativos, el res-
to no lo son por haber introducido modificaciones o porque los exámenes concluye-
ron que no ocasionaban perjuicios. Sobre la labor negociadora desde 2001 para la eje-
cución del Proyecto contra los paraísos fiscales, lo primero que salta a la vista es que
el término tax haven o paraíso fiscal es sustituido por la expresión participating part-
ners (socios participantes), referido a los paraísos fiscales «cooperantes», aludidos
ahora como «comprometidos con los principios de transparencia e intercambio efec-
tivo de información», reservándose la apelación de paraíso fiscal para los «no coope-
rantes». Esta mutación lingüística no es inocua, sino que sintetiza la mutación sufrida
por el proyecto, como venimos relatando.
Más aún, en este Informe de 2004, para la adopción de «un marco de medidas de-
fensivas coordinadas» frente a los paraísos fiscales no cooperantes, se señalan unos
principios más bien restrictivos, puesto que el objetivo de esas medidas sería «neutra-
lizar los efectos perniciosos de las prácticas fiscales perjudiciales», es decir, no basta
que esas prácticas resulten nocivas sino que tienen que ser gravemente perjudiciales
para los países; en otras palabras, la OCDE se muestra cada vez más comprensiva con
la competencia fiscal perjudicial.
La realidad es que desde 2001 el proyecto quedó desacreditado, al corregirse la de-
finición oficial de paraíso fiscal, que en adelante estaría más ligada a su grado de coo-
LO QUE HACEN LA ONU , EL GAFI Y LA OCDE SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 261
Proyecto de 1998 contra las prácticas fiscales perjudiciales quedaba diluido en el nue-
vo «proceso» del Global Forum on Taxation. Iniciado bajo los auspicios de las islas
Caimán en octubre de 2002 y consolidado tras la reunión de Berlín en junio de 2004,
este Foro agrupa conjuntamente a los miembros de la OCDE y a los «socios partici-
pantes», nueva denominación de los paraísos fiscales identificados y comprometidos
ya con la transparencia y el intercambio de información fiscal. Su objetivo se limita al
logro de unas reglas globales del intercambio comercial, «un terreno de juego nivela-
do» (a global playing field), definido como «la reducción mediante la política fiscal de
las diferencias de tributación para las transnacionales o entidades móviles internacio-
nales, permitiendo que los países compitan equilibradamente en los factores no tribu-
tarios» (OECD International Tax Terms). Por consiguiente, podemos afirmar que si, en
junio de 2000, los autores del documento de Oxfam referido subrayaban las insufi-
ciencias del Proyecto de OCDE pero apreciaban sus esfuerzos porque buscaban
mejorar el control prudencial en la banca offshore y los intercambios de información,
cuatro años más tarde, la realidad es que tanto la OCDE como el FMI están contri-
buyendo a la homologación y validación de la actividad financiera de los paraísos fis-
cales extraterritoriales.
biernos. Y, desde luego, son muchos los individuos y corporaciones estadounidenses que
practican el arbitraje legislativo, la opción por la legislación más favorable, para reducir
sus obligaciones tributarias en su país, la mayoría utilizando vías perfectamente legales y
algunos buscando una protección ilegal para sus rentas. Los altos funcionarios del Go-
bierno estadounidense competentes en materia tributaria están en contra de los paraísos
fiscales del Caribe, lo mismo que sus colegas franceses lo están con los propios EE.UU.;
pero difícilmente consiguen apoyo de las autoridades superiores para adoptar medidas
de más envergadura, por una serie de razones muy serias.
Una de las razones es que las estructuras offshore son demasiado necesarias para la
competitividad de las corporaciones estadounidenses para jugar con ellas. Porque, aun-
que los EE.UU. estén en un nivel medio en cuanto a fiscalidad con relación a Francia
y Suecia, por ejemplo, su normativa fiscal presenta algunas peculiaridades perjudicia-
les. Una de estas peculiaridades es que, contrariamente a lo establecido en los demás
países, la legislación fiscal de EE.UU. pretende que tributen las rentas de los particula-
res y de las empresas estadounidenses, sea cual sea el país del mundo del que proven-
gan. Y esto significa una desventaja para las empresas estadounidenses que compiten
mundialmente con las empresas de otros países; de ahí que durante las últimas décadas
hayan buscado compensar esta desventaja mediante la constitución de filiales en paraí-
sos fiscales.
Esto explica, según este experto, que ningún fiscal general o General Attorney, des-
de Robert Kennedy al actual John Ashcroft, haya intentado, por ejemplo, limitar las ope-
raciones bancarias en el Caribe, admitiendo tácitamente que mientras el sistema fiscal es-
tadounidense no resuelva los problemas planteados por su código fiscal, tienen que
permitirse tales mecanismos offshore para que las empresas estadounidenses sean com-
petitivas. Al final de los noventa, los Estados europeos con elevada fiscalidad plantearon
una iniciativa para que todos los gobiernos se comprometieran al intercambio de infor-
mación financiera, esencialmente haciendo que cada país fuese el recaudador de los im-
puestos del otro mediante la retención fiscal en la fuente; razona este autor, aludiendo al
Proyecto de la OCDE. Como esto perjudicaba a los EE.UU., la Administración Clinton
dejó hacer, más por sus simpatías con la idea de una gobernación transnacional que por-
que lo considerara necesario; pero el secretario del Tesoro de la Administración Bush,
Paul O’Neill, negó el apoyo estadounidense, afirmando que la competición fiscal es bue-
na para los EE.UU. y buena para la economía mundial.
En la etapa posterior al 11 de septiembre de 2001, en particular los EE.UU. han
revelado gran interés en que la actividad financiera legítima se dirigiera mucho más ha-
cia lugares de encuentro como las islas Caimán o las Bermudas, que suelen cooperar
con los EE.UU. en cuestiones críticas de seguridad, que hacia otros puntos más sór-
didos que no prestan esa cooperación. El autor de este análisis termina sus razona-
mientos sosteniendo que, si realmente los EE.UU. estuvieran interesados en la erradi-
cación de los paraísos fiscales, comenzarían por la reforma de su legislación tributaria,
de manera que este país resultara menos atractivo para los fondos volátiles en euros
que acuden a los mercados financieros estadounidenses; algo que sería un milagro
inesperable. Sin duda, esto explicaría por qué los EE.UU. favorecen de hecho a los pa-
raísos fiscales extraterritoriales.
9
LO QUE HACEN EL G-7, EL FSF Y EL FMI SOBRE
LOS PARAÍSOS FISCALES
offshore, para los no residentes, sino que se planteó la evaluación del sector financie-
ro de los centros o jurisdicciones extraterritoriales; y, en cualquier caso, se partía de la
aceptación de la nueva situación de desregulación imperante en las finanzas, con un
planteamiento meramente funcional que pretendía únicamente correcciones de las de-
ficiencias locales.
De hecho, reconocida la «deficiente regulación financiera» en las finanzas mun-
diales, en el Foro se excluyó una vuelta a los controles estatales de los movimientos de
capitales y de los mercados y tampoco se intentó algún tipo de regulación jurídica mul-
tilateral, renunciando a un tratado al modo antiguo cuando los sujetos internaciona-
les, los Estados, eran un número menor dirigidos por los grandes. Al no tener en cuen-
ta que otras opciones habrían sido posibles, su análisis es una manifestación más del
pensamiento único vigente, compartido por los reunidos. Ante las «disfunciones» ge-
neradas por la situación de los centros financieros offshore, los reunidos en el foro se
plantearon simplemente cuáles serían los «referentes» para diagnosticar lo que iba
mal. Y la identificación provisional de 42 centros financieros extraterritoriales, agru-
pados en tres categorías, fue un simple registro inicial resultado de tensas negociacio-
nes, que únicamente se planteaba para el comienzo de un proceso de análisis de la so-
lidez financiera de cada uno de ellos.
los Estados regularan de nuevo los flujos monetarios, ni se planteaba una negociación
internacional para introducir algún tipo de regulación. Se acudía a una asamblea «téc-
nica» como el Foro, donde los «expertos» de los países «estudiaron» la aplicación de
esos sucedáneos de normas jurídicas que son los estándares internacionales. Un tema
que merecería un estudio monográfico por su relevancia política, que permite el go-
bierno de los mercados e impide avanzar hacia una democracia mundial, es decir, una
democratización de las instituciones financieras internacionales.
El documento de Okinawa
Además, se pide una investigación eficaz por parte de las instituciones internacio-
nales, debiéndose establecer procedimientos efectivos para asegurar que la propiedad
L O Q U E H A C E N E L G- 7 , E L F S F Y E L F M I S O B R E L O S P A R A Í S O S F I S C A L E S 271
El documento de 2000 quería ser, ante todo, un espaldarazo coyuntural a las activi-
dades que desarrollaban por entonces los tres organismos mencionados, el GAFI, la
OCDE y el FSF. El verano de 2000 fue un momento álgido en la denuncia de las con-
secuencias perniciosas de los centros financieros offshore, que se encontraron inmersos
frente a una ofensiva desde varios frentes. Algunos de ellos, el 25 de mayo, fueron ta-
chados de «no cooperantes» por el FSF en el contexto de la estabilidad financiera glo-
L O Q U E H A C E N E L G- 7 , E L F S F Y E L F M I S O B R E L O S P A R A Í S O S F I S C A L E S 273
bal; un mes más tarde, el 22 de junio, dentro del marco del antiblanqueo de capitales, el
GAFI reiteraba el calificativo de «no cooperante» para algunos; y días, después, la
OCDE les aplicaba el calificativo de «paraísos fiscales» en el marco de la competición
fiscal nociva. En esos dos meses, nueve de estos microestados, de hecho o de derecho,
expresaron en los medios de comunicación su lamento amargo al verse etiquetados por
triplicado. Tres en el Caribe (las Bahamas, San Cristóbal y Nieves y San Vicente) y cua-
tro en el Pacífico (Niue, Nauru y las islas Cook y las Marshall) así como Panamá y Liech-
tenstein. Aunque lo cierto es que el FSF había señalado hasta 42 centros offshore en su
primera valoración, por lo que se evidenciaba la discrepancia en los criterios aplicados.
Desde los propios centros offshore afectados, surgieron las protestas alegando, en-
tre otras razones, que «la decisión había sido adoptada sin el debido proceso»; desde
el Caribe se consideró que se trataba de «un continuado ataque al sector offshore de
la Región por parte del G-7»; y el asombro partió de las islas Caimán porque, como ya
hemos reseñado, había sido el anfitrión de Offshore Forum, una iniciativa indepen-
diente patrocinada por la Oficina para el Control de las Drogas y la Prevención del
Crimen de las Naciones Unidas (UNODCCP). Y se cuenta que algunos hasta llegaron
a calificar al GAFI, la OCDE y al FSF como «agencias» del G-7, apreciación que no
resultaba muy descaminada.
Lo cierto es que, además de la disparidad de criterios aplicados, había confusión y
arbitrariedad en las calificaciones repartidas, más la dificultad de explicar y definir
esos llamados «estándares internacionales» y, sobre todo, se revelaba la capacidad y la
influencia internacional de la que disfrutan muchos de estos centros financieros, por-
que su existencia está ligada a la filosofía imperante poco proclive a la introducción de
cualquier tipo de regulación internacional que controle de alguna manera los movi-
mientos de capitales y los mercados financieros.
Al año siguiente, después de los trágicos acontecimientos del 11 de septiembre de
2001, los EE.UU. y los demás gobiernos de los países centrales, junto con los organis-
mos internacionales, iniciaron una serie de declaraciones y hasta plantearon medidas
globales que hicieron pensar que se acudía de un keynesianismo regulador de las rela-
ciones económicas internacionales, al decir del profesor Passet. Sin embargo, la realidad
es que no ha llegado a adoptarse ninguna medida multilateral concreta contra la delin-
cuencia financiera ni alguna actuación que signifique un progreso en el camino de la
erradicación de los paraísos fiscales (Passet, Mondialisation, 78-80). Por el contrario, los
resultados en la práctica del programa de evaluaciones seguido por el FMI, conforme a
las pautas marcadas por el Foro, han contribuido a un reforzamiento de los centros off-
shore, con el respaldo de este organismo, cuyas evaluaciones han significado otorgarles
mayores garantías y fiabilidad para los mercados financieros globales.
do. Sin embargo, nos informan de que se encontraron «puntos débiles» en la su-
pervisión local y externa y en la supervisión de créditos, del mercado financiero
y del riesgo de país. Pero dado que los bancos en estos centros efectúan pocos
negocios minoristas de préstamos, se ha considerado menos importante la débil su-
pervisión de riesgos (sic); no obstante, como existe la posibilidad de que los ban-
cos amplíen sus carteras de préstamos, se apunta que es necesario prestar más
atención en el futuro a la supervisión de riesgos.
• En el sector de seguros, el cumplimiento con los estándares de supervisión va re-
trasado, dicen, en comparación con el sector bancario, similar a los demás países.
Las deficiencias más comunes identificadas fueron las inspecciones inadecuadas
in situ y débiles inspecciones de los controles internos.
• Por lo que se refiere al sector del mercado de valores, la observancia de los prin-
cipios de regulación en general estaba en línea con los estándares internaciona-
les. El FMI evaluó los sectores del mercado de valores de un número mucho me-
nor de jurisdicciones, predominantemente de los centros principales, dado el
peso relativamente pequeño de este sector en muchos centros offshore. La mayor
parte de las deficiencias se relacionaban con la cooperación con los supervisores
extranjeros y el intercambio de información.
• En cuanto a los sistemas de antiblanqueo de dinero y la lucha contra la financia-
ción del terrorismo (AML/CFT), ciertamente la mayoría de las jurisdicciones
disponía de algunos elementos propios de esos sistemas y muchos estaban en
trance de su ampliación y reforzamiento. No obstante, en estos sistemas se iden-
tificaron algunas debilidades básicas, por ejemplo, fallos en la ratificación y apli-
cación de los acuerdos internacionales, inadecuadas políticas de identificación
del cliente y fallos para garantizar programas adecuados de antiblanqueo en to-
das las instituciones supervisadas.
En resumen, nos dice este equipo de economistas del FMI que las áreas que nece-
sitan ser reforzadas comprenden la supervisión dentro y fuera del centro offshore, la
mejora del intercambio de información y de la cooperación dentro de los sectores y a
nivel transnacional, una atención incrementada en la supervisión del sector de seguros
y una aplicación rigurosa y más amplia de los sistemas de antiblanqueo y de lucha con-
tra la financiación del terrorismo. Meses más tarde de la publicación del informe ofi-
cioso reseñado, en marzo de 2004, el Informe del FMI sobre el Programa de evaluación
de los centros offshore (OFCs. The Assessment Program – An Update) corroboraba bá-
sicamente los datos y apreciaciones transcritas, indicando que las evaluaciones habían
encontrado deficiencias en los sistemas de supervisión (nada dice de los sistemas vi-
gentes de regulación) básicamente por su insuficiencia y las capacidades inadecuadas
de sus agencias por falta de recursos, algo más evidente en los centros offshore con me-
nor renta.
Así mismo, el Informe del Fondo de 2004 incluía una noticia muy significativa: en
noviembre de 2003, el Consejo del FMI había acordado que en adelante el Programa
se convertiría en un «elemento ordinario» (standard part) de la labor del Fondo, pues-
to que «la primera fase» ya estaba completada y 41 de las 44 jurisdicciones, dicen, con-
278 LOS PARAÍSOS FISCALES
tactadas al comienzo habían sido ya evaluadas o estaban en curso, aunque sólo 26 ju-
risdicciones habían aceptado la publicación del correspondiente informe sobre su si-
tuación. Hemos de entender que ese acuerdo significa tanto como la clausura del Pro-
grama específico del FMI sobre los centros extraterritoriales e, indirectamente, viene
a admitir la consolidación de la financiación offshore como parte integrante de la acti-
vidad ordinaria de los mercados financieros.
Desde luego, esas informaciones autorizadas nos permiten entender por qué siguen
apareciendo casos con la intermediación decisiva de los paraísos fiscales extraterrito-
riales, de la importancia de Enron, Parmalat y Gescartera, por ejemplo, con filiales en
centros financieros extraterritoriales que disfrutan de la «benevolencia» de los orga-
nismos económicos internacionales, como el FMI. Por eso, nuestra percepción de la
labor del FMI en relación con los centros offshore resulta menos complaciente que la
de estos técnicos.
Muchos miembros de la Red por la Justicia Fiscal y de Attac pensamos que el FMI
contribuye a la validación y homologación de los paraísos fiscales extraterritoriales
como centros financieros, pese a las loas que sus técnicos dirigen a su propia labor, sin
cuestionar su ventajismo fiscal y su oferta de opacidad.
Desde el Fondo, los informes referidos nos dicen que las evaluaciones han subraya-
do el mensaje de que hay unos mínimos estándares de regulación que deben cumplir
todas las jurisdicciones. Durante el proceso de evaluación, muchos centros offshore me-
joraron sus sistemas de regulación y supervisión; por ejemplo, promulgaron nueva le-
gislación y establecieron unidades de inteligencia financiera para combatir las activida-
des de blanqueo de dinero, mientras que otros centros aprendieron a supervisar mejor
sus instituciones. En algunos casos, las evaluaciones han hecho que las autoridades sean
conscientes de que, para que un centro financiero offshore sea un valor añadido prove-
choso para su economía, son necesarias inversiones significativas en infraestructura
para disponer de un sistema de supervisión mínimamente aceptado internacionalmen-
te. De modo que las jurisdicciones necesitan sopesar los costes y beneficios del desa-
rrollo de la actividad de los centros financieros para no residentes.
Así mismo, como parte del programa de evaluación de los centros offshore, el FMI
ha extendido la asistencia técnica a cierto número de centros offshore, ayudando a las
jurisdicciones a mejorar sus legislaciones sobre supervisión y a aplicarlas, a cerrar sus
bancos fantasma (es decir, bancos ficticios autorizados en un centro offshore cuya ge-
rencia reside en otro lugar) y a desarrollar programas de reforma. Se han mejorado los
datos sobre las inversiones internacionales de cartera de los centros offshore en la me-
dida en que un número creciente de centros offshore participa en la Encuesta Coordi-
nada de inversiones en cartera del FMI (CPIS).
En este sentido, el programa inicialmente ha conducido a una mejor información
sobre las actividades y los sistemas financieros de los centros offshore y está contribu-
yendo quizás a disponer de sistemas de supervisión más transparentes en el plano ma-
L O Q U E H A C E N E L G- 7 , E L F S F Y E L F M I S O B R E L O S P A R A Í S O S F I S C A L E S 279
Estudios e informes
Una labor muy apreciable, sin duda, es la que representan los estudios e informes
realizados sobre los diversos aspectos y disfunciones de las finanzas internacionales,
que guardan una relación directa o indirecta con el fenómeno de los paraísos fiscales
que genera la financiación offshore, aunque eludan en muchos casos el señalamiento
de esta vinculación. Esa labor ha permitido mejorar el conocimiento de la realidad que
representan los centros offshore y todas sus consecuencias. Este libro no habría sido
posible sin esas fuentes básicas de conocimiento, sin esa información acumulada y dis-
ponible en la Red, que pretendemos divulgar con la ilusión de ser un «grano de are-
na» más en el combate por la regulación de la globalización financiera.
Es evidente que proliferan los organismos internacionales básicamente de carácter
técnico, que estudian y abordan cuestiones relacionadas directa o indirectamente con
L O Q U E H A C E N E L G- 7 , E L F S F Y E L F M I S O B R E L O S P A R A Í S O S F I S C A L E S 281
Antes que otra cosa, los análisis del FSF sobre los centros offshore ratificaron la ca-
rencia de regulaciones en la nueva situación, que se venía ya detectando desde hacía
tiempo en las finanzas internacionales y que, desde la supresión de los controles sobre
el capital en los Estados en los ochenta, ha originado una globalización descontrola-
da, cuyas consecuencias y riesgos son manifiestos. Esa necesidad había sido patente en
diversos subsectores como la banca, los seguros y los mercados de valores y diversos
organismos privados que habían promovido una labor de establecimiento de pautas o
guías que atendieran esa necesidad de algún tipo de regulación.
El Programa de evaluaciones de los centros offshore del FMI tomó como referen-
cia los estándares o normas técnicas, que el BCBS, IOSCO o IAIS elaboran, en las que
se confunde a menudo la finalidad con los medios, con la pretensión de «normalizar»
la actividad bancaria, del mercado de valores y de seguros, respectivamente, para pre-
venir el blanqueo y la financiación del terrorismo (The Joint Forum). Estas normas téc-
nicas o procedimentales carecen de la virtualidad propia de una regulación jurídica
sustantiva y sólo tienen sentido y resultan eficaces cuando se sustentan en una norma
sustantiva común aceptada o son realmente asumidas por aquellos que tienen que apli-
carlas como vinculantes.
L O Q U E H A C E N E L G- 7 , E L F S F Y E L F M I S O B R E L O S P A R A Í S O S F I S C A L E S 283
Es una tarea con pretensiones de poner orden en las finanzas globales, una labor
cuasijurídica multilateral de regulación de aspectos del sistema financiero, carente de
legitimación democrática e ineficaz, si la juzgamos por los resultados que revelan los
propios datos sociológicos de estos organismos y los escándalos que llenan periódica-
mente los medios de comunicación. Es una dimensión de la actividad multilateral,
cuyo estudio bien merecería la atención de universidades y centros de investigación;
dada su importancia, haremos un breve análisis de esta práctica.
El FSF recomienda que las evaluaciones del los centros financieros extraterritoriales refe-
ridas al cumplimiento de unos subconjuntos de estándares establecidos por las siguientes
organizaciones y sus documentos:
Los documentos referidos por el FSF, que exponen los denominados estándares,
ofrecen una apariencia de documentación técnica sectorial, conteniendo normas de
conducta expresadas en forma de recomendación técnica para los agentes que pre-
tenden ofrecer una virtualidad funcional destinada a facilitar el funcionamiento del
sistema establecido. Pensamos que su pretendida codificación y reiteración en los do-
cumentos de los diversos organismos y foros los convierten en langue de bois, en len-
guaje estereotipado y falso. Un lenguaje que no soporta su lectura pública porque,
pese a su fácil acceso en internet, sus lectores habituales deben ser los círculos técni-
cos, próximos al poder, que sólo pretenden convivir con la realidad sin modificarla ni
alterarla, ni siquiera ordenarla jurídicamente.
Ante la realidad de la debilidad estructural de las administraciones públicas de la
mayoría de los centros financieros offshore, no superior organizativamente a la de cual-
quier ayuntamiento de una población de unos miles de habitantes, surgen dudas so-
bre su capacidad para la asimilación de los voluminosos documentos o sobre la capa-
cidad de las autoridades para afrontar la sofisticación de los engranajes contables y
financieros que se montan con base en los paraísos fiscales, en el supuesto de autori-
dades locales motivadas para ese combate. Más aún, los estándares definidos se pre-
sentan como recetas técnicas, cuando no morales, que no cuestionan el funciona-
miento real de los mecanismos establecidos sino su funcionalidad. En la línea del
pensamiento único imperante en las tecnocracias de los organismos internacionales, se
hace abstracción de otras opciones posibles, como en nuestra cultura democrática ha
sido históricamente normal frente a los problemas de regulación de la convivencia en
cualquiera de sus aspectos. Bajo su aparente sobriedad expresiva en muchos supues-
tos encierran un vacío, que se refleja en su escasa influencia sobre la realidad de los
paraísos fiscales. Al mismo tiempo, como contenido, es fácil percibir cómo los infor-
mes y documentos se retroalimentan, de modo que el documento del BCBS recoge en
anexo un resumen de las 40 Recomendaciones del GAFI, que también recoge el do-
cumento titulado The Joint Forum, conjunto de las tres organizaciones, y que citan los
informes del FMI, generando una dinámica de foros y reuniones transnacionales su-
puestamente técnicas, que van aplazando en el tiempo las soluciones de las graves
cuestiones que plantea el desorden mundial.
Mencionaremos como ejemplo significativo el «estándar» o principio básico de
identificación adecuada del cliente de la entidad bancaria, denominado convencional-
mente «conoce a tu cliente» (know your customer o KYC en la abreviatura habitual),
para ilustrar la intrascendencia de esta actividad de establecimiento de este tipo de
286 LOS PARAÍSOS FISCALES
«normas», cuya efectiva aplicación impediría la utilización de la banca para fines de-
lictivos. Como en los demás estándares, resulta grotesco la variedad de informes y do-
cumentos al respecto motivados por su reiterada inaplicación en los paraísos fiscales,
dada su desvergonzada resistencia a cualquier regulación real y que los propios docu-
mentos denuncian al detallar su contenido. Un ejemplo es el documento sobre «De-
bida diligencia con la clientela de los bancos» de octubre de 2001, del Comité de Su-
pervisión Bancaria de Basilea (BCBS) con recomendaciones tan candorosas como que
«los bancos deben estar alerta para evitar que las personas físicas utilicen a las entida-
des comerciales corporativas como un método para operar cuentas anónimas» y «es-
pecial cuidado deben tener los bancos al iniciar transacciones comerciales con socie-
dades que tienen accionistas representados por apoderados o acciones al portador»
(estándares n.os 33 y 34, según la traducción publicada por el Banco de España, Notas
de Estabilidad Financiera 2 [noviembre 2002]).
Para completar este análisis sucinto, nos remitimos a la web de la agencia Carlton
Press, con sede en el Empire State de Nueva York, que nos ofrece sus servicios de ase-
soramiento y gestión financiera, bajo el lema Get un (fair) avantage over Big Brother with
us («Consigue con nosotros una ventaja in(justa) sobre el Gran Hermano», es decir, el
Estado con sus impuestos). En sus páginas, aparte de sus numerosas sucursales en ciu-
dades importantes del mundo, dicha agencia nos ofrece una información básica de los
puntos ventajosos ofrecidos por cierto número de centros offshore, entre los que, junto
a la baja o nula fiscalidad y otras ventajas, se incluye la no-exigencia de identificación a
la hora de constituir sociedades mercantiles offshore, dato que aparece claramente rese-
ñado para los potenciales clientes, aparte del servicio disponible de testaferros, domici-
liación y otros detalles, que ponen de manifiesto que la labor pseudorreguladora del «es-
tablecimiento de normas» o standards setting, de estas organizaciones internacionales,
tan ponderada por el FMI, no tiene nada que ver con la realidad. Esta agencia, como
muchas otras fácilmente accesibles en internet, nos ilustra de la ignorancia del «estándar
internacionalmente aceptado» del KCY o «conoce tu cliente» y demuestra práctica-
mente que bancos, entidades financieras y autoridades operan en la mayoría de los pa-
raísos fiscales con total desprecio a los estándares, tan apreciados por las burocracias in-
ternacionales.
Si añadimos la propia intervención oficial que los paraísos fiscales más influyentes
ejercen en esta labor, tendremos un cuadro más completo de esta realidad, ignorada
por la mayoría de nuestros gobernantes, absortos en los quehaceres nacionales y en los
continuos desplazamientos. Y así, mediante el acceso a la Red (o al documento citado
publicado por el Banco de España), podemos tener conocimiento del hecho de la in-
corporación de los propios centros financieros offshore a esta labor de «estableci-
miento de estándares» a través de sus agrupaciones como el OGBS (Offshore Group
of Banking Supervision), el Grupo extraterritorial de supervisores bancarios, y OGIS
(Offshore Group of Insurance Supervision), el Grupo Extraterritorial de Superviso-
res de Aseguramiento, que les convierte sin duda en grupos de control y presión, cuya
aportación no resulta aventurado imaginar que estará más dirigida a aguar la viabili-
dad y eficacia de los estándares, descafeinando cualquier intento serio de regulación
de la actividad offshore.
L O Q U E H A C E N E L G- 7 , E L F S F Y E L F M I S O B R E L O S P A R A Í S O S F I S C A L E S 287
Resulta curioso que desde 1981 la Presidencia del OGBS la ostente la máxima au-
toridad de la regulación y supervisión financiera de la dependencia de la Corona Bri-
tánica de Jersey, Colin Powell (curiosa coincidencia de nombres), asociado al Comité
de Basilea como consta en diversos documentos. Por lo que esta vinculación entre el
Comité de Supervisión Bancaria de Basilea, organismo cuasi público, con el Grupo de
centros offshore contribuye a la legitimación y homologación de los paraísos fiscales
extraterritoriales.
Al plantearse los técnicos del Fondo la cuestión de la evaluación de los centros fi-
nancieros offshore en relación con la estabilidad financiera global, consideraban que la
mayoría de ellos potencialmente entraban dentro del ámbito de la labor del FMI
(OFCs. The Role of the IMF, 9). Conforme al artículo XXXI, Sección 2(g) del Acuer-
do fundacional del FMI, un miembro es responsable del cumplimiento por parte de
los territorios dependientes de sus obligaciones como tal miembro, al establecer que:
«Con la firma de este Acuerdo, todos los gobiernos aceptan tanto en su propio nom-
bre como respecto a todas sus colonias, territorios de ultramar, todos los territorios
bajo su protección soberanía o autoridad y respecto a todos los territorios respecto a
los cuales ejercen un mandato».
Mientras no existan consultas separadas respecto a tales territorios, sostienen los ex-
pertos del FMI, en principio están cubiertas por la consulta con el Estado miembro; y
si se acuerda así entre el Fondo y el Estado miembro, habría un informe técnico sepa-
rado (por ejemplo, de Hong Kong, SAR) como parte del proceso de consulta con el
miembro. Y añaden que, aunque el programa de evaluaciones propuesto inicialmente
tiene lugar sobre una base voluntaria, y no en los términos del mandato estatutario para
el Fondo de vigilancia, tendrá que obtenerse el consentimiento del miembro concerni-
do, en relación con la evaluación de un centro financiero offshore que sea una depen-
dencia de ese Estado miembro. Y el párrafo número 30 del referido informe señala que
de la lista de 42 centros offshore identificados por el FSF, en su comunicado de prensa
de 26 de mayo de 2000, 13 son dependencias o territorios de miembros del FMI; y no
son miembros seis microestados, Andorra, las islas Cook, Liechtenstein, Mónaco, Nau-
ru y Niue; sin embargo, al establecer su distribución en tres grupos según criterios fun-
cionales, este documento ignora la distinción entre entidades políticas soberanas y no
soberanas.
En la práctica, el Programa de evaluación del FMI de los centros offshore, como su-
cede con el seguimiento de la OCDE y del GAFI, significa de hecho el establecimiento
de una relación oficial directa entre aquellos organismos internacionales o interguber-
namentales y esas entidades infraestatales que resultan equiparadas a los otros Estados
o microestados afectados por esas intervenciones. Conforme al plan establecido en el
año 2000, el FMI ha enviado misiones de técnicos que contactan in situ con las autori-
dades locales de esos enclaves o islas para evaluar su situación y sus servicios financie-
ros, emitiendo un informe técnico con la autorización del propio centro offshore y no del
Estado del que depende, en una interpretación poco rigurosa de los estatutos, que pre-
vén que el FMI, como organismo internacional integrado por un determinado número
de Estados, se relacione con los gobiernos de los Estados miembros.
Previamente, en los informes tantas veces citados, los expertos del FMI advierten
de la vinculación de los paraísos fiscales offshore con los grandes países. Al diseñar el
desarrollo del programa, se señalaba que en el caso de muchas instituciones financie-
ras de los centros financieros extraterritoriales, los datos fundamentales y las decisio-
nes de gestión no están presentes y disponibles en ese centro, sino que se encuentran
en la dirección real de la institución, en la oficina central o casa matriz o en otro cen-
L O Q U E H A C E N E L G- 7 , E L F S F Y E L F M I S O B R E L O S P A R A Í S O S F I S C A L E S 289
quiere definir previamente los sujetos o agentes de esa regulación, lo que exigiría un
cambio drástico en la conducta de las burocracias de los organismos financieros in-
ternacionales y una exigencia de control democrático de las mismas.
En otras palabras, sin el apoyo de los grandes Estados estos microestados y entida-
des autónomas no habrían llegado a desempeñar el papel que actualmente desempeñan
en las finanzas internacionales; por lo que las actuaciones de los organismos financieros
internacionales resultan meramente funcionales, es decir, tienen sólo como objetivo la
eliminación de las disfunciones mas destacadas, pero en ningún caso se ha planteado su
supresión o erradicación. Por un lado, la realidad es que las verdaderas instituciones y
poderes gestores son las estructuras bancarias; y por otro, a través de éstas, los poderes
financieros centrales controlan en todo momento estos microestados y territorios. No
hay que olvidar que la mayor parte de la actividad financiera y de los flujos con los cen-
tros offshore se producen siempre entre bancos. Sólo un control multilateral de la acti-
vidad bancaria transnacional, realmente público y no privado, podría contribuir a la de-
saparición del fenómeno de la financiación para no residentes.
10
LO QUE HACEN LA UNIÓN EUROPEA Y ESPAÑA SOBRE
LOS PARAÍSOS FISCALES
La Comisión, responsable
trechar su cooperación en un tema dado, tras contar con el aval del Consejo por ma-
yoría cualificada.
una sociedad offshore en Gibraltar sólo es necesario contar con un empleado, como es
el caso del Grupo ruso Menatep, el holding propietario de la petrolera rusa Yukos.
Contrariamente a las informaciones periodísticas, estas acciones de la Comisión Eu-
ropea no suponen ninguna medida específica contra los paraísos fiscales como tales,
para lo cual la Unión Europea no ha definido marco jurídico alguno, sino que es una
derivación de la política de la competencia, conforme a la legislación general comuni-
taria, que tiene una incidencia directa en el régimen offshore de Gibraltar, especializa-
do en la atracción de sociedades instrumentales para operaciones comerciales y finan-
cieras fuera del exiguo perímetro de la Roca.
La otra vía seguida por la Unión Europea destinada a corregir la competencia fis-
cal perjudicial entre los Estados miembros, indirectamente tenía también que afectar
a la existencia de los centros financieros offshore vinculados o estrechamente asocia-
dos a la Unión Europea. Es lo que, durante los largos años de la negociación comuni-
taria, se ha venido denominando «el paquete fiscal» en los medios de comunicación.
En materia de eliminación de la competencia fiscal perjudicial en el ámbito euro-
peo, en diciembre de 1997 el Consejo planteó tres tipos de medidas basadas en pro-
puestas de la Comisión que, desde entonces, han sido objeto de interminables nego-
ciaciones hasta que, tras el acuerdo político alcanzado en enero de 2003, finalmente
fueron aprobadas por el Consejo de Ministros de Finanzas (ECOFIN) de junio de 2003;
y comprenden un código de conducta sobre fiscalidad de las empresas, una directiva
para eliminar las retenciones fiscales a cuenta en los pagos de intereses y cánones efec-
tuados entre empresas asociadas de diferentes Estados miembros y una directiva so-
bre la fiscalidad de las rentas procedentes de fondos invertidos en otros países de la
Unión.
El Código de conducta sobre fiscalidad de las empresas, adoptado ya en diciembre
de 1997 como un instrumento no vinculante jurídicamente, pretende evitar que se
produzcan distorsiones económicas y se erosionen las bases fiscales de los Estados de
la Unión, comprometiéndose éstos a respetar los principios de una competencia leal y
a no adoptar medidas fiscales que resulten perniciosas. Por las mismas razones que el
Proyecto de prácticas fiscales perjudiciales de la OCDE en 1998, pero con ámbitos de
aplicación distintos, el código europeo de conducta empresarial ha tenido un desa-
rrollo muy similar, en cuanto a su limitada efectividad, según los análisis más solven-
tes (OCDE, Les systèmes fiscaux des pays de l’Union Européenne, 2000).
Este código para las empresas dio origen a un grupo de trabajo que produjo un In-
forme en 1999, planteando la supresión a plazos antes del 2012 de 66 medidas fisca-
les perjudiciales que incentivaban a las empresas a implantarse en un país de la Unión
Europea a costa de los demás. Estos regímenes perjudiciales identificados incluyen
tres de Gibraltar, 40 de Holanda, Bélgica y otras zonas donde existen los llamados cen-
tros de coordinación, ideados para atraer la domiciliación de sociedades y 223 regí-
menes de los territorios de ultramar asociados, que a finales de 2003 continúan apli-
LO QUE HACEN LA UNIÓN EUROPEA Y ESPAÑA SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 299
cándose en sus ámbitos. De modo que una vez más los paraísos fiscales extraterrito-
riales se ven afectados indirectamente por la irregularidad de su funcionamiento, sin
que ello suceda en razón de una política especialmente dirigida a su erradicación.
La otra medida planteada en 1997 y convertida en la Directiva 2003/49/CEE del
Consejo, de 3 de junio de 2003, establece un régimen fiscal común que intenta elimi-
nar las retenciones fiscales a cuenta en los pagos de intereses y cánones efectuados en-
tre empresas asociadas o vinculadas, sociedades matrices y filiales de diferentes Esta-
dos miembros. Esta medida, que figuraba en 1992 como prioritaria para la Comisión
con vistas a la plena realización del mercado único y con el fin de lograr la total su-
presión de la doble imposición, se acuerda su aplicación muchos años despues, con la
excepción de España, Grecia y Portugal a los que se les aplicará una serie de medidas
transitorias. En todo caso, se trata de una medida a favor de la armonización de la fis-
calidad de las empresas que apenas afecta a los paraísos fiscales europeos o paraco-
munitarios, de no ser incluida en los acuerdos concertados con ellos.
con el fin de que las haciendas nacionales perciban los impuestos correspondientes,
como si los fondos estuvieran en el país de origen; es decir, los pagos de intereses efec-
tuados por las entidades bancarias de un Estado miembro en favor de personas físicas
con residencia en otro Estado miembro estarán sujetos a la imposición efectiva esta-
blecida por las disposiciones legales del Estado miembro de residencia. La Directiva
se limita a la fiscalidad de los rendimientos del ahorro en forma de pago de intereses
sobre créditos depósitos bancarios y excluye las cuestiones vinculadas a la tributación
de las pensiones y prestaciones de seguros.
Los Estados miembros habrán de aplicar esta normativa desde el comienzo del 2005,
con la pretensión básica de ser un instrumento para atenuar las distorsiones que se
producen actualmente en la imposición efectiva sobre los intereses del ahorro abona-
dos, homologando los tipos de las retenciones a los depósitos a la vista y a plazo de
modo escalonado hasta alcanzar el 35 por 100 en 2010. Después de casi ocho años de
negociaciones comunitarias, por fin se logra un espacio financiero común para que los
capitales europeos no viajen internamente por turismo fiscal, es decir, en busca de la
evasión fiscal.
Sin embargo, este intercambio automático de información fiscal acordado excep-
túa a Bélgica, Luxemburgo y Austria, que disfrutarán de un periodo de transición du-
rante el cual deberán aplicar una retención fiscal inicial del 15 por 100 sobre los ren-
dimientos del ahorro regulados por la presente directiva, en lugar de proporcionar
información tributaria a los demás Estados miembros. Este sistema de retención en
origen significa que cuando el beneficiario efectivo de los intereses sea residente de un
Estado miembro distinto de aquel en el que está establecido el agente pagador, Aus-
tria, Bélgica y Luxemburgo aplicarán una retención en origen, de cuyas cantidades re-
tenidas en origen estos tres Estados conservarán el 25 por 100 de sus ingresos y trans-
ferirán el 75 por 100 al Estado miembro de residencia del titular beneficiario efectivo
de los intereses abonados. Con esta medida última se intenta compensar al Estado de
residencia del beneficiario y, asimismo, se pretende disuadir a los titulares del capital
financiero de sacar el dinero de su país en busca un mejor trato fiscal, si no lo tienen
ya en esos tres países. Obviamente, quienes ya tienen los fondos colocados en esos tres
países miembros, o en los territorios de ultramar de soberanía europea, no verán peli-
grar el secreto bancario; porque quedan obligados sólo a transferir al país de origen
del titular de los fondos el 75 por 100 de la cantidad retenida.
Esta excepción fue el precio de este acuerdo comunitario, aceptando que, en lugar
del intercambio de información tributaria, se permitiera que Luxemburgo, Bélgica y
Austria aplicaran una retención fiscal sobre los intereses en origen, según una escala
que a partir de 2011 alcanzará el 35 por 100. De este modo, se ha sorteado la resis-
tencia del paraíso fiscal de Luxemburgo a eliminar el secreto bancario, que había ve-
nido siendo el mayor obstáculo para el acuerdo junto con los otros dos países que
mantienen medidas similares. Con Suiza se ha acordado una fórmula similar, ya que
aquellos tres países ponían en las negociaciones esa exigencia como condición previa
para el acuerdo político previo a la directiva sobre el ahorro.
El acuerdo del ECOFIN de enero de 2003, base política de la nueva directiva, que
preveía ese régimen excepcional para Austria, Bélgica y Luxemburgo, fue denunciado
LO QUE HACEN LA UNIÓN EUROPEA Y ESPAÑA SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 301
aplicación en el ámbito europeo, aunque queda aún un largo camino por recorrer
como acabamos de indicar. El Consejo Europeo de Tampere en octubre de 1999, así
como el Plan de Acción conjunta de 1998 contra la delincuencia organizada, constitu-
yeron un avance en la lucha contra las actividades delictivas transnacionales, que se re-
lacionan generalmente con la fianciación offshore. Resulta importante la conclusión nú-
mero 17 de dicha cumbre, recomendando la elaboración de normas comunes con objeto
de evitar la utilización de empresas y entidades registradas fuera de la Unión Europea
para ocultar beneficios procedentes del delito y para evitar el blanqueo de capitales.
Así mismo, esta cumbre de Tampere supuso impulsar una serie de medidas de re-
forzamiento de la organización policial Europol con objeto de intercambiar métodos
mejores e información sobre las actuales tendencias de la delincuencia transfronteriza,
así como una mayor contribución a la planificación de acciones operativas. Este re-
forzamiento de la lucha contra la delincuencia organizada llevó también a la creación
de Eurojust, una unidad organizativa integrada por fiscales, magistrados o agentes de
policía de competencia equivalente, cedidos temporalmente por cada Estado miem-
bro, que tiene la misión de facilitar la adecuada coordinación de las fiscalías naciona-
les y apoyar las investigaciones penales en casos de delincuencia organizada, en par-
ticular basándose en sus análisis, así como en la cooperación estrecha con la red judi-
cial europea, con el objeto, en especial, de simplificar la ejecución de comisiones ro-
gatorias. Y se instó a los Estados miembros a la aplicación plena de las disposiciones
de la Directiva relativa al blanqueo de capitales, el Convenio de Estrasburgo de 1990
y las Recomendaciones del GAFI también en todos los territorios dependientes.
Medidas insuficientes
A medida que durante la última década han tenido lugar grandes avances en la in-
tegración económica de los países europeos, se han ido poniendo de relieve con más
fuerza las insuficiencias institucionales para la ordenación de esas nuevas realidades
económicas. La debilidad de la política europea ante las consecuencias de la evasión
fiscal y la delincuencia financiera organizada, que tienen su apoyo en los centros off-
shore, ha sido una de tantas manifestaciones de la exigencia de una mayor institucio-
nalización comunitaria, al menos, mediante la coordinación de los organismos y de los
recursos comunes para hacer frente al desarrollo alcanzado por estos fenómenos.
En su Memoria del ejercicio 2002, la Fiscalía Anticorrupción española aseguraba
que «los instrumentos nacionales son ineficaces y los convenios internacionales y las
instituciones como Eurojust y la Red Judicial Europea (sin dudar del avance que re-
presentan) son insuficientes para combatir el crimen organizado, que circula sin fron-
teras con el refugio de los paraísos fiscales, el secreto bancario y otras ventajas propias
de la comunidad global». Más aún, añadía que la falta de armonización normativa en-
304 LOS PARAÍSOS FISCALES
tre los distintos países favorece a la delincuencia y ciertamente, al decir de esta Fisca-
lía especial, «estamos lejos de una respuesta punitiva uniforme que sería exigible ante
formas graves de criminalidad, como la delincuencia económica y la corrupción». Y re-
clamaba mayor operatividad para Eurojust y resalta las «serias resistencias» que exis-
ten en la Unión Europea a la hora de decretar embargos y decomisos de bienes de ori-
gen delictivo. También considera que no es suficiente el intercambio de información
entre las unidades de información financiera de los Estados miembros.
En cuanto al proyecto de Tratado-Constitución de la Unión Europea, sólo podemos in-
dicar su incidencia sobre los mercados financieros y los paraísos fiscales, cuyo estudio obvia-
mente excede los objetivos de este análisis. En una refundición de los tratados europeos no
cabía esperar medidas destinadas a la regulación o supresión de la financiación offshore de
los paraísos fiscales, pero hay dos cuestiones que sin duda podrán contribuir al manteni-
miento de espacios para la financiación extraterritorial en la zona de la Unión Europea.
Por un lado, sólo nos cabe lamentar que junto a la organización institucional de la
Unión Europea (partes I y II), con vocación de permanencia, como contenido propio
de un texto constitucional de una nueva unidad política supranacional, se haya inclui-
do la parte III, que agrupa materias contigentes de política económica, destinada a con-
sagrar como estructurales y permanentes las políticas neoliberales hasta ahora aplicadas
frente la globalización, excluyendo así la posibilidad de que otras mayorías sociales y
políticas puedan modificar en el futuro, por ejemplo, la orientación actual de la políti-
ca europea en su relación con terceros países.
Por otro lado, en ese sentido indicado, resulta rechazable desde un planteamiento
democrático que junto a la distribución del poder entre las instituciones de la Unión
Europea y la estructuración organizativa de sus órganos comunes se hayan incluido las
disposiciones de los artículos III-45 y III-46, que pretenden consagrar ad infinitum la
libertad de movimientos del capital financiero y la desregulación de los mercados fi-
nancieros globales, condicionando entre otros aspectos las relaciones con los paraísos
fiscales del entorno europeo.
rritorio autónomo u Oblast de Kaliningrado que tienen una relación especial con la
Unión Europea o están asociados a la misma mediante un status singular. Asimismo,
fuera de Europa, con la denominación genérica de «países y territorios de ultramar»
existe otra serie de islas y territorios coloniales, dependientes de los Estados miem-
bros, que mantienen una vinculación jurídica especial con la Unión Europea.
La mayor parte de todos estos Estados, microestados y entidades infraestatales con
autogobierno, situados en la esfera de influencia de la Unión Europea y socios suyos
de alguna manera, entran en la categoría de notorios paraísos fiscales como centros fi-
nancieros extraterritoriales, sin que haya planteada una política europea específica que
tenga en cuenta esa condición singular, con el objetivo de la corrección o eliminación
de sus consecuencias negativas, al margen de las obligaciones derivadas de los com-
promisos de sus Estados miembros con otras instituciones globales.
De las 35 de la lista inicial de jurisdicciones fiscales identificadas como paraísos fisca-
les en 2000 por la OCDE, sumadas a las seis que no fueron incluidas por su «compromi-
so anticipado» para eliminar las prácticas fiscales perjudiciales que definen tal condición,
nos encontramos con 18 países y territorios, además de los casos de Luxemburgo y Sui-
za, que están enclavados en el territorio de la Unión Europea o son dependientes de los
Estados miembros, que podríamos calificar como paraísos fiscales paracomunitarios por
su vinculación económico-jurídica con la Unión Europea, como son los casos de:
el Reino Unido (12 PTU), Francia (6), Holanda (2) y Dinamarca con el extenso terri-
torio autónomo de Groenlandia. En total suman unos 20 PTU, con los cuales desde
el inicio de la integración europea se tenía el propósito de contribuir a la promoción
de su desarrollo económico y social, así como al establecimiento de estrechas relacio-
nes económicas entre éstos y la Comunidad Europea en su conjunto.
Décadas más tarde, pese a las transformaciones sufridas por muchos de estos paí-
ses y territorios que se convirtieron en destacados centros financieros offshore, para no
residentes, su situación jurídica respecto a la Unión Europea no sufrió modificación.
La Declaración número 36, anexa al Acta final del Tratado de Amsterdam de 1997,
que modificó el Tratado de la Unión Europea, de Maastricht de 1992, ratificó esta aso-
ciación con los «países y territorios de ultramar». Esta situación se incorpora al ar-
tículo III-186 del Proyecto de Tratado Constitucional de julio de 2003, al establecer
que «los países y territorios no europeos que mantienen relaciones especiales con Di-
namarca, Francia, los Países Bajos y el Reino Unido están asociados a la Unión».
Asombrosamente, como subraya el magistrado Garzón (en Joly, 16), ocho de esos paí-
ses y territorios de ultramar son paraísos fiscales para la legislación española, sin que du-
rante los años noventa se haya registrado ninguna manifestación de los gobiernos espa-
ñoles a este respecto; lo que pone en duda la vigencia real de la norma española. Y si
examinamos la relación de PTU en el Anexo II del Tratado de la CEE y la contrastamos
con la lista de paraísos fiscales de la OCDE, cooperantes y no cooperantes, encontrare-
mos también ocho países y territorios de ultramar que aparecen en ambas relaciones, eu-
ropea y de OCDE. Por tanto, alejados de la geografía europea pero vinculados a la Unión
Europea, hallamos a los paraísos fiscales caribeños de Anguila, Monserrat y las islas Vír-
genes Británicas, las Caimán y Turcks y Caicos que junto a las Bermudas dependen del
Reino Unido; y Aruba y las Antillas Holandesas, dependientes del Reino de Holanda.
Estos afamados centros financieros offshore, publicitados paraísos fiscales en las
webs promotoras de la evasión fiscal, así como los demás países y territorios de ultra-
mar, gozan de una relación especial con alguno de los Estados miembros de la Unión
y, como hemos señalado, realmente han estado asociados a la Comunidad Europea
desde sus comienzos puesto que el Tratado fundacional de Roma de 1957 les concede
el estatuto de asociados. En la doctrina oficial comunitaria se sostiene que esta aso-
ciación con los PTU sentó las bases de la política comunitaria de desarrollo. El status
jurídico peculiar de los paraísos fiscales caribeños, como los demás PTU, ofrece dos
características principales y muy singulares que los distinguen del grupo de los Esta-
dos ACP (África, Caribe y Pacífico) y de los departamentos franceses de ultramar:
Contrariamente a los Estados del grupo denominado ACP (África, Caribe y Pacífi-
co) asociados asimismo a la Unión Europea, los PTU dependen constitucionalmente de
LO QUE HACEN LA UNIÓN EUROPEA Y ESPAÑA SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 307
cuatro Estados miembros (Dinamarca, Francia, Países Bajos y Reino Unido) y no cons-
tituyen Estados independientes. Pero como característica singular de su status, el Dere-
cho comunitario no se aplica directamente a los paraísos fiscales europeos de ultramar y
demás PTU; y el Consejo Europeo de Ministros adopta específicamente las normas que
les son aplicables. En cambio, los principios relativos a los individuos concernientes al
conjunto de los ciudadanos de la Unión Europea (en particular, la ciudadanía de la
Unión Europea y los derechos humanos) se aplican también a los ciudadanos de los
PTU que tienen la nacionalidad plena de alguno de los Estados miembros.
La regulación detallada de la asociación de los paraísos fiscales caribeños y demás
PTU con la Comunidad Europea está establecida por el Consejo de Ministros mediante
la Decisión 2001/822/CE, aprobada para el periodo de 2001 a 2007, cuyo análisis de su
incidencia sobre el afianzamiento de estos paraísos fiscales offshore europeos merecería
una monografía. Esta directiva, pese a su extensión de más de 90 páginas, no tuvo en
cuenta tampoco la condición de paraísos fiscales de cierto número de los mismos, identi-
ficados como tales por la OCDE conforme al Informe de 1998 y a la lista de 2000. Si te-
nemos en cuenta que los gobiernos integrados en la Unión son miembros también de la
OCDE, comprenderemos la inanidad final alcanzada por su Proyecto de supresión de
la competencia fiscal perjudicial que tiene su máxima expresión en los centros offshore.
Como la Unión Europea no ha definido ninguna política explícita sobre los paraísos
fiscales extraterritoriales, destinada siquiera a corregir las consecuencias nefastas de los
centros financieros para no residentes, no contempla tal condición en estas regulaciones.
Por tanto, las relaciones especiales con los PTU y sus programas de desarrollo favorecen
por igual a las islas y territorios menos desarrollados y a aquellos florecientes centros off-
shore, como las islas Caimán y las Bermudas, con un potente sector financiero para no re-
sidentes que incentivan con desregulación, opacidad y beneficios fiscales la evasión y la
competencia fiscal en perjuicio de los propios Estados miembros de la Unión Europea, y
favoreciendo la delincuencia financiera y la financiación del terrorismo.
El dato curioso es que en el marco de la asociación y de la cooperación de los «paí-
ses y territorios de ultramar» asociados con la Unión Europea, los paraísos fiscales
offshore caribeños como los demás, se benefician de una serie de ayudas económicas
y de un régimen comercial ventajoso, siendo al mismo tiempo receptores de ayudas fi-
nancieras, de subvenciones del Fondo Europeo de Desarrollo, de préstamos del Ban-
co Europeo de Inversiones y otras ayudas concedidas en el marco de los programas
comunitarios.
He ahí una situación merecedora de algún estudio e investigación que documentara
y detallara estos mecanismos, cuantificando los importes de esa ayuda económica perci-
bida por los PTU y su relación cuantitativa con las cifras de la evasión fiscal en Europa.
Resultaría interesante comprobar que la ayuda al desarrollo de los paraísos fiscales eu-
ropeos del Caribe se financia con los impuestos que pagan las poblaciones europeas, po-
blaciones que sufren los recortes de los servicios públicos y la protección social precisa-
mente por la disminución de ingresos fiscales o del déficit fiscal en sus Estados. En otras
palabras, un hecho debido a la disminución de la recaudación fiscal que, como vimos en
el capítulo 5, viene motivada a su vez por el incremento de la evasión fiscal y el temor a
la huida del capital financiero, algo que promocionan los mismos centros financieros
308 LOS PARAÍSOS FISCALES
El caso de Gibraltar
del Gobierno autónomo local, este territorio quedó excluido de las tarifas comunes
externas, de la política agraria común y del impuesto sobre el valor añadido. Por
tanto, Gibraltar dispone de una situación jurídica singular formando parte del terri-
torio aduanero de la Unión Europea, conforme al artículo 3 del Código aduanero
británico enmendado. El artículo 28 de la Ley de adhesión del Reino Unido a la Co-
munidad Europea exime a Gibraltar de la aplicación de la legislación europea rela-
cionada con la política agrícola y de la armonización de los impuestos sobre el valor
añadido (IVA); por tanto, los ingresos aduaneros gibraltareños no se integran en los
ingresos comunitarios europeos, aunque forme parte del territorio comunitario, en
virtud del artículo 299 del Tratado de Amsterdam de 1997.
De manera que Gibraltar se encuentra en una situación paradójica, no rebatida
por los gobiernos españoles en sus negociaciones sobre la soberanía durante los años
noventa, ya que es parte de la Unión Europea pero no está plenamente sometido a la
legislación europea y a las políticas comunitarias. En cuanto al comercio, Gibraltar
recibe el trato de país tercero y, sin embargo, las exportaciones de bienes y produc-
tos de origen local hacia la Comunidad europea se benefician del sistema europeo de
preferencias. Sin duda, uno de tantos factores que han permitido el desarrollo de Gi-
braltar como centro financiero para no residentes, especializado al parecer en el
registro de sociedades offshore cuyo número supera al de habitantes de la Roca. Aun-
que el desarrollo y la disponibilidad de este centro offshore, geográfica y política-
mente en Europa, tendrían que haberse considerado un obstáculo objetivo para el
proceso de creación del mercado interior entre los Estados europeos, desconocemos
qué razones y hechos sólidos han existido para que durante muchos años se ignora-
se en la política comunitaria la existencia de unas exenciones tributarias para las so-
ciedades de negocios internacionales o IBCs gibraltareñas, contrarias a las normas co-
munitarias de la competencia, según el descubrimiento reciente de la Comisión que
hemos reseñado.
Evidentemente, aunque las razones de la existencia de estos paraísos fiscales offsho-
re paracomunitarios son las mismas que para los restantes, podríamos entrever algunos
hechos específicos que explican su pervivencia. A este respecto, encontramos el peso
histórico y las vinculaciones sociológicas de estos micro y cuasiestados y la peculiaridad
política de la formación de la entidad Unión Europea cuyo proceso de integración, me-
diante la creación de un mercado interno, se ha desarrollado asociado a la liberalización
y la desregulación globales, particularmente de los mercados financieros, de manera que
los avances en la creación de ese mercado comunitario se han visto acompañados e in-
mersos en el proceso de la globalización neoliberal del comercio internacional y de los
mercados.
De ahí que, sólo cuando los procesos integradores han avanzado, la Unión Euro-
pea se haya visto obligada a plantear indirectamente la situación de estos paraísos fis-
cales como consecuencia de la propia racionalidad del proceso de integración econó-
mica. Y la cuestión ha surgido con relación a las dos perturbaciones fundamentales
que plantean los centros financieros extraterritoriales en el campo de la fiscalidad y en
el del blanqueo de capitales ilícitos; y en este sentido los planteamientos apelan direc-
tamente a los propios Estados miembros como es el caso de España.
310 LOS PARAÍSOS FISCALES
El caso de Suiza es más complejo. En 1998, el Informe de la OCDE sobre las prác-
ticas fiscales perjudiciales fue aprobado contra la opinión de Luxemburgo y Suiza en
el Consejo de la Organización, formalmente expresada en su abstención, quedando
ambos casos clasificados entre los miembros que aplicaban diferentes regímenes fis-
cales preferenciales perjudiciales que debían ser eliminados. Sin embargo, ambos han
resistido y afianzado su situación gracias al poder financiero que detentan tanto el mi-
croestado de Luxemburgo como la Confederación Helvética, sede de instituciones in-
fluyentes, entre otras, del Banco Internacional de Pagos de Basilea, verdadero poder
fáctico de las finanzas mundiales, al decir de quienes lo han estudiado.
Ambos casos han estado presentes y han condicionado las largas negociaciones
para lograr consensuar una normativa sobre los depósitos bancarios y las rentas del
ahorro entre los países de la Unión Europea, que tenía que significar el final del se-
creto bancario, tal y como se concibe en esos refugios fiscales de la delincuencia eco-
nómica mundial. Desde el año 2002, en particular, ha sido público y notorio tras cada
reunión del ECOFIN, que Suiza y Luxemburgo se empeñaban en mantener sus nor-
mas sobre opacidad bancaria, negándose por su parte Bélgica y Austria a cerrar un
compromiso comunitario, mientras este socio y este vecino alpino no se comprome-
tiera a adoptar medidas equivalentes a las europeas en discusión, para luchar contra la
evasión fiscal. En este enfrentamiento diplomático, Suiza y Luxemburgo se veían apo-
yados en su pretensión, decidida a mantener el secreto bancario, por parte de la red
de los restantes refugios fiscales de Andorra, San Marino, Mónaco o Liechtenstein.
Como vimos en el capítulo 2, para Suiza no existe la evasión fiscal y la regulación
vigente considera fraude solamente cuando se alega falsificación documental, en abier-
ta contradicción con la legislación penal en los restantes países europeos, impidiendo
en la práctica la persecución de los delitos financieros, como han denunciado reitera-
damente los magistrados europeos, incluido el ex fiscal de Ginebra Bernard Bertossa.
El Gobierno suizo se ha venido oponiendo al posible acuerdo, alegando las pérdidas
de ingresos que supondrían para la economía suiza por la disminución masiva de de-
pósitos bancarios que significaría, dicen, desempleo masivo y crisis económica, debi-
do a la importancia de la banca en la economía suiza, argumento nunca reflejado en
informes solventes y rebatido por numerosas organizaciones políticas y ONG suizas.
En este sentido, esta inacabable negociación hacía prever que una solución real no se-
ría próxima, aunque pudieran alcanzarse acuerdos que aparentemente consideraran re-
suelta la cuestión del secreto bancario suizo, porque los poderes financieros alpinos se
oponen tenazmente a cualquier concesión; y así ha sucedido al terminar 2004. Mientras
Europa intenta débilmente combatir la evasión y el fraude fiscal y las pérdidas de ingre-
sos fiscales, los influyentes inversores en Suiza utilizan sus recursos para el mantenimien-
to del statu quo. El argumento de los bancos es su temor de que una mayor presión eu-
ropea provoque una salida de fondos hacia la región asiática, donde las disposiciones y la
aplicación del secreto bancario resultan atractivas; o, como ya está ocurriendo, hacia los
Estados Unidos que es el país de mayor prestigio en temas de banca privada o personal
y donde también se mantiene el secreto bancario ante otros países y frente a Europa.
LO QUE HACEN LA UNIÓN EUROPEA Y ESPAÑA SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 311
Aunque el mismo RD afirmaba que la lista «estará sujeta a las modificaciones que
dicten la práctica, el cambio en las circunstancias económicas y la experiencia en las
relaciones internacionales», no se ha modificado pese a las variaciones de criterios por
314 LOS PARAÍSOS FISCALES
parte de la OCDE y del GAFI, convirtiéndose en una lista congelada más que cerra-
da, que difícilmente puede tomarse como referencia, porque actualmente ni son paraí-
sos fiscales todos los que están ni están todos los que son, ni se dispone de referencias
públicas que demuestren que ha sido tenida en cuenta en acciones de gobierno. El De-
creto 116/2003, de 31 de enero, ha ratificado esa lista oficial, introduciendo la posibi-
lidad de excluir de la misma a los países y territorios que se comprometan a inter-
cambiar información con la Administración española, mediante un acuerdo específico
que evite la doble imposición.
Esta rigidez que presenta la configuración de la lista evidencia una vez más la irre-
levancia de esta cuestión en el ordenamiento jurídico español, como ocurre con los
planteamientos seguidos últimamente por las organizaciones internacionales, impreg-
nadas por la doctrina fundamentalista del libre mercado. Y esto es tanto más así, por-
que con la regulación contenida en el RD citado se trataba solamente de excluir de
ciertos beneficios tributarios a las personas o entidades que obtuvieran rentas en esos
países o territorios; y que posteriormente ha adquirido carácter general, sin que res-
ponda esa disposición a un conjunto planificado de medidas destinadas a desincenti-
var la utilización de todos o algunos centros offshore.
Desde el punto de vista jurídico político, hay que subrayar que, por su propia na-
turaleza, la evasión y el fraude fiscal representan una vulneración de los principios de
318 LOS PARAÍSOS FISCALES
mayores impuestos sobre el consumo y las nóminas y menos impuestos sobre las plus-
valías y los rendimientos del capital. Pues bien, en el caso de España, según la Memo-
ria de la Administración Tributaria hecha pública en julio de 2003, las rentas del tra-
bajo aportaron un 75 por 100 del IRPF en el año 2000, correspondiendo el 25 por 100
restante a las otras bases del impuesto, como la tributación de las plusvalías o los in-
crementos de patrimonio. Aunque sabido es que las rebajas fiscales aplicadas por los
últimos gobiernos no han sido obstáculo para el aumento de la presión fiscal en Es-
paña en los últimos años, que no ha recaído sobre el capital, presto a moverse libre-
mente por los mercados financieros desregulados.
Basta reparar en las noticias que en los últimos años nos han ilustrado de los usos va-
riados de los paraísos fiscales offshore por las instituciones financieras españolas. Recor-
demos por ejemplo la amnistía vergonzante vía parlamentaria en la primavera de 2003,
por la que fueron absueltas las cajas de ahorros y bancos del fraude fiscal detectado por
la Fiscalía Anticorrupción y cometido con las participaciones preferentes de sus socie-
dades offshore, cuyo coste para Hacienda se cifró entre 3.000 y 6.000 millones de euros,
según cálculos de expertos. Igualmente, según sus respectivas memorias de 2002, el
BBVA ganó 222 millones de euros con sus 36 sociedades en paraísos fiscales; y el SCH,
450 millones de euros con su actividad offshore, incluidas sus tres sociedades en las islas
Caimán.
A comienzos de 2004, se hacía público por la Agencia Tributaria el Plan General
de control tributario para 2004 que incluye, entre las «áreas de riesgo», supuestos
como el «control de no residentes y muy especialmente el uso de sociedades domici-
liadas en paraísos fiscales para dirigir inversiones evitando la identificación de los in-
versores reales», señalando como objetivo del Plan «el control de las transacciones co-
merciales o financieras con el exterior preferentemente... hacia los paraísos fiscales
con el fin de eludir la tributación que correspondería al verdadero titular de las mis-
mas». Objetivos que habrá que esperar sean llevados a cabo con más eficacia que has-
ta la fecha, pero cuyas dificultades son evidentes para el lector de este libro.
La prevención del blanqueo del dinero sucio está regulada en nuestra legislación
por un conjunto de normas, entre las que destacan la Ley 19/1993 de 28 de diciembre
y el Real Decreto 925/1995, de 9 de junio, que aprueba su reglamento, así como la Di-
rectiva Europea 2001/97/CE de 4 diciembre del 2002 relativa a la prevención de la uti-
lización del sistema financiero para el blanqueo de capitales; junto con la Ley 19/2003
de 5 de julio sobre régimen jurídico de los movimientos de capitales y de las transac-
ciones económicas con el exterior y sobre determinadas medidas de prevención del
blanqueo de capitales, pendiente de desarrollo reglamentario.
La Ley 19/1993, sobre determinadas medidas de prevención del blanqueo de capi-
tales, vino a trasponer la Directiva 91/308/CEE del Consejo de las Comunidades Eu-
ropeas para prevenir y dificultar el blanqueo de capitales, aspecto imprescindible en el
control de la oferta de estupefacientes, por la necesidad de introducir en los sistemas
legales el dinero producto de esta actividad ilegal para poder disfrutarlo. No es una ley
penal, porque ni tipifica el delito ni establece penas; lo que pretende junto con su re-
glamento es habilitar métodos adecuados para prevenir el blanqueo a través del siste-
ma financiero o de actividades empresariales más próximas, con el objeto de detectar
operaciones sospechosas que permitan a las autoridades judiciales y a los cuerpos poli-
ciales explotar la información recibida en lo que sería ya una investigación plena y for-
mal. Esta ley preveía la implantación de una unidad de inteligencia o información fi-
nanciera, como es la Comisión de Prevención del Blanqueo de Capitales con un órgano
de apoyo adscrito al Banco de España que es el Servicio Ejecutivo, cuya actuación
iniciada solamente hace unos años disfruta de cierta opacidad, sin relevancia pública
alguna.
Más recientemente, la Ley 19/2003 denominada «Sobre el régimen jurídico de los
movimientos de capitales y las transacciones económicas con el exterior y sobre de-
terminadas medidas de prevención del blanqueo de capitales» establece en su artícu-
lo 1 el principio general de libertad para las transacciones, actos y negocios con el ex-
terior entre residentes y no residentes, sometidos a una declaración administrativa
cuando la cuantía de la operación supere los 6.000 euros; sin embargo, el incumpli-
miento de esa obligación será sancionado como falta grave solamente en el caso de que
la operación financiera supere los seis millones de euros. Por lo que esta penalización
no parece que vaya significar un obstáculo serio.
La cláusula de salvaguarda de esta Ley de 2003 (art. 4.3) prevé que el Gobierno
pueda prohibir o limitar la realización de determinados movimientos de capitales y sus
operaciones de cobros o pagos, transferencias de o al exterior, respecto a un Estado,
LO QUE HACEN LA UNIÓN EUROPEA Y ESPAÑA SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 321
La Comisión de prevención
Podemos decir que esta Comisión de Prevención del Blanqueo irrumpió en los me-
dios de comunicación durante 2001, con ocasión del caso Gescartera, en relación con
las cuentas secretas del banco británico transnacional HSBC; pero no por su decisiva
intervención ni por su contribución al esclarecimiento del escándalo financiero. Aun-
que este organismo oficial había recibido el encargo de investigar esas cuentas ocultas
del HSBC, el Servicio Ejecutivo sólo identificó una ínfima minoría de los titulares de
las 163 cuentas cifradas, habiendo excluido cierto número de cuentas de la investiga-
ción por haber sido canceladas, precisamente tras el estallido del escándalo Gescarte-
ra; por lo que ha contribuido al aumento de las sospechas de complicidades en torno
a este caso, todavía sub iudice.
En un tema tan candente como la prevención de la delincuencia financiera, ni la
actividad pública conocida ni la documentación accesible y solvente sobre la misma
abunda en la España del último quinquenio, ni en internet ni en librerías ni en los me-
dios de comunicación. La Memoria de 2002 del Servicio Ejecutivo referido (SEP-
BLAC) –conseguida a finales de 2003 mediante gestiones personales de miembros de
Attac– nos ha permitido extraer estos datos significativos del blanqueo de capitales re-
ferido a los paraísos fiscales, que nos hacen atisbar la magnitud de lo que ignoramos.
De los 25 casos sobre blanqueo de capitales, investigados durante 2002 y reseña-
dos sucintamente sin identificaciones, sólo aparecen tres casos bajo el epígrafe de «pa-
raísos fiscales» en la memoria. Sin embargo, una lectura atenta de los 25 eleva a ocho
los casos que clara y directamente se relacionan con notorios paraísos fiscales offshore,
como Andorra, Mónaco, islas Caimán, Panamá, Gibraltar, islas Vírgenes Británicas y
Suiza, a través de sociedades instrumentales registradas en esos territorios y países o
utilizadas para operar en cuentas bancarias extraterritoriales, con la finalidad del blan-
queo de dinero ilegal, la ocultación de identidades u otro origen que no se describe,
mediante transacciones de comercio exterior, compraventa de inmuebles u operacio-
nes bancarias variadas.
Entre los datos significativos de 2002, merece destacarse el crecimiento del número de
comunicaciones de operaciones sospechosas de bancos y entidades privadas, organismos
públicos, notarios y registradores, servicio ejecutivo y otros orígenes, aunque las cifras que
no indican una gran actividad inquisitorial de esos organismos y entidades frente a las
transacciones sospechosas. No obstante, queda registrado que las comunicaciones de
bancos y entidades sobre operaciones sospechosas aumentaron en un 56 por 100 desde
2000 a 2002, aunque en casi un tercio de esas comunicaciones la calidad de la informa-
ción aportada no fuese buena, según la calificación dada por la propia memoria.
La Memoria del SEPBLAC afirma que en 2000 «se ha realizado un esfuerzo im-
portante para conseguir que la organización y el funcionamiento de la unidad de inte-
ligencia financiera (el Servicio Ejecutivo), de acuerdo con lo planificado en el proyec-
to 2001-2002, sean acordes con la consideración internacional de nuestro país»; la
labor que parece sobrevalorada en el propio documento, porque –dice– «la conside-
ración internacional de nuestro país» es muy alta. Y podríamos añadir que es así, pero
lamentablemente en razón, por ejemplo, de las enormes cantidades de droga «impor-
tada» anualmente en nuestro país, por aludir sólo a uno de los delitos que generan
blanqueo de fondos ilícitos, cuyo importe total tenemos que suponer que alcanza una
324 LOS PARAÍSOS FISCALES
Dentro de la política conservadora neoliberal seguida por los últimos gobiernos es-
pañoles, el reproche fundamental en materia delictiva financiera fue hecho por el Con-
sejo de Europa en 2003, al denunciar la ausencia de un plan global anticorrupción en
España que coordinara las distintas medidas internas y las políticas marcadas por los
organismos multilaterales. El Grupo de Estados contra la Corrupción (GRECO) del
Consejo de Europa, en octubre de 2003, aprobó, entre otros acuerdos, el Informe de
conformidad sobre España, en el que se verifica el cumplimiento de las recomenda-
ciones formuladas por este organismo multilateral en el año 2001, con motivo de su
Informe de Evaluación sobre la Corrupción en España.
Tras dicha evaluación, el GRECO formuló una serie de observaciones y diez reco-
mendaciones, concediendo dos años de plazo al Estado español para su cumplimiento y
verificación. Este informe nunca fue publicado oficialmente, habiendo sido traducido y
publicado gracias a la colaboración del Capítulo español de la ONG Transparencia In-
ternacional. El informe admite una serie de avances en seis de las diez recomendaciones,
pero llama la atención sobre el incumplimiento del resto, algunas de las cuales se refie-
ren a la actitud global del Gobierno español sobre la corrupción, tanto en el plano in-
terno, como en el internacional (tratados europeos anticorrupción, sin ratificar por Es-
paña, varios años después de su aprobación multilateral). Por lo que se refiere a los
aspectos internos, el GRECO reprocha al Estado español la reiterada ausencia de «una
estrategia global y multidisciplinar», como había recomendado en su informe inicial. El
informe señala que, a pesar de diversas medidas adoptadas, «no se ha puesto en marcha
ningún plan de acción específica» e indica que España, junto con Liechtenstein y Ser-
bia, se encuentra entre los últimos de los 35 Estados que no han firmado ni ratificado el
Convenio Penal contra la Corrupción del Consejo de Europa, aunque el Gobierno adu-
ce «el problema de Gibraltar». A pesar de que constituía ya en el Informe del 2001 una
de las principales observaciones, el Estado español no procedió en ese periodo a ningu-
no de los trámites formales requeridos para la incorporación de España al Convenio Pe-
nal contra la Corrupción, aprobado en enero del año 1999; ni a su firma ni a su ratifica-
ción y, por consiguiente, no ha entrado en vigor en España; no obstante, al haber sido
ratificado por un número de Estados mayor del mínimo previsto, este Convenio se en-
cuentra ya en vigor desde junio de 2002. Otro tanto sucede con el Convenio Civil con-
tra la Corrupción, también aprobado en enero de 1999, que España no había firmado ni
LO QUE HACEN LA UNIÓN EUROPEA Y ESPAÑA SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 325
ratificado. En ambos casos, como recoge el Informe del GRECO, el Gobierno español
aducía la existencia únicamente de «obstáculos de carácter técnico» que conciernen al
«estatuto de Gibraltar», lo cual impedía la firma de estos tratados internacionales «en
tanto las negociaciones en curso sobre esta cuestión no hayan obtenido un resultado sa-
tisfactorio». El Informe GRECO aprobado concedió al Estado español un nuevo perio-
do (hasta marzo del año 2005) para la verificación y cumplimiento total de las recomen-
daciones hasta entonces no cumplidas.
de los centros financieros offshore. Por lo que difícilmente resultan eficaces frente a la
concepción vigente de la libertad irrestricta de los movimientos de capitales financie-
ros, que es la que ampara la disponibilidad de la financiación offshore de los paraísos
fiscales, refugio y paso obligado de capitales de todo origen.
En España se manifiesta, como en los demás países, el riesgo que para la comisión
de acciones delictivas que presentan determinadas actividades bancarias como la de
banca personal o privada, la banca on-line, la banca corresponsal, las cuentas internas
y, particularmente, la banca offshore, con sus sucursales y sus sociedades registradas en
notorios paraísos fiscales. Uno de los principales problemas deriva del frecuente in-
cumplimiento de la recomendación quinta del GAFI sobre la debida diligencia de las
instituciones financieras que «no deberían mantener cuentas anónimas o cuentas bajo
nombres evidentemente ficticios». En noviembre de 2002, el Ministerio de Economía
sancionó con multas económicas significativas al banco británico HSBC por mantener
en España 138 cuentas numeradas en las que sólo figuraba como titular HSBC Repu-
blic Bank (Suiza), desconociéndose los verdaderos titulares que operaban esas cuen-
tas y que las autoridades suizas no revelaron, invocando el secreto bancario (Jiménez
Villarejo, conferencia citada).
Todos los indicios señalan que la corrupción empeora en España, como atestigua la
prestigiosa ONG alemana Transparency International (TI), cuyo Índice de Percepción de
LO QUE HACEN LA UNIÓN EUROPEA Y ESPAÑA SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES 329
la Corrupción en el mundo para 2003 publicado, que ha tenido una extensa difusión en
los medios de comunicación internacionales, sitúa a España entre los países de la Unión
Europea donde se percibe mayor grado de corrupción, más que en Francia y Bélgica y
menos únicamente que en Portugal, Italia y Grecia. Según detalles del informe, en Espa-
ña existe un mayor nivel de corrupción en la Administración Local que en la Adminis-
tración Autonómica y Central, situándose fundamentalmente en las obras públicas y en
el ámbito de la administración local; porque la normativa sobre contratación pública, si
bien se considera formalmente muy rigurosa, no logra evitar los acuerdos «bajo cuerda»
o la información privilegiada. Los datos y observaciones de TI sugieren la existencia de
lagunas importantísimas en los mecanismos de control del blanqueo de capitales para
prevenir la corrupción de alto nivel y las agencias reguladoras demandan una mejora sus-
tancial en su funcionamiento. Además, la financiación de los partidos políticos sigue
siendo opaca y son muchas las empresas españolas que han fracasado en la aplicación de
códigos éticos y en la protección de sus propios accionistas (www.transparency.info).
Desde otro ángulo, la actividad de la Fiscalía Anticorrupción, creada en 1995, también
indica el incremento de la delincuencia económica y su ligazón con los paraísos fiscales.
Según la Memoria de 2002 la criminalidad económica en España registró un crecimien-
to del 11 por 100 durante 2001 y el blanqueo de capitales ilícitos creció un 57 por 100.
Y en dicho documento, esta Fiscalía especializada manifestaba su seria preocupación so-
bre «cómo la desregulación mundial de los mercados de capitales, la persistencia de la
opacidad de ciertas transacciones financieras y la deficiente cooperación entre los Esta-
dos, mantiene un marco que favorece la delincuencia financiera y el blanqueo de capi-
tales» (Cinco días, 17 de septiembre de 2002). Asimismo, esta Fiscalía Especial Antico-
rrupción, que había intervenido en 96 causas judiciales en trámite, casi el doble que en
1997, reclamaba más medios personales y materiales para luchar contra la criminalidad
y alababa el trabajo de las unidades de apoyo de la Intervención General de la Admi-
nistración del Estado, de la Agencia Estatal de Administración Tributaria y de las uni-
dades de policía judicial y de la Guardia Civil.
En cuanto al asunto de la evasión y el fraude fiscal, ya hemos mencionado los do-
cumentos de la Asociación profesional Apife de 2003 sobre la situación de la lucha
contra el fraude fiscal en España, en los que los propios inspectores de Hacienda se-
ñalan que los paraísos fiscales están comprendidos entre las grandes bolsas del fraude
más importante y elaborado, por su intermediación en grandes operaciones financie-
ras opacas y en la deslocalización de los sujetos pasivos, potenciales contribuyentes o
reales evasores de impuestos. En los últimos años, las denuncias mencionadas de la
Fiscalía Anticorrupción sobre la evasión fiscal con intervención de la banca y las enti-
dades financieras en paraísos fiscales, que tuvieron bastante eco en los medios de co-
municación, subrayaron en algún caso de los reseñados que tanto el Banco de España
como la Comisión Nacional del Mercado de Valores y el Ministerio de Hacienda «son
plenamente conscientes de lo que está sucediendo, dada la amplia participación de en-
tidades de crédito y su alcance económico», y calificaba la situación de «irregular y le-
siva para el Tesoro Público».
11
A MODO DE CONCLUSIÓN: LOS PARAÍSOS FISCALES
EXTRATERRITORIALES ESTÁN EN LA CASTELLANA
Concluiremos este libro sobre los paraísos fiscales extraterritoriales con unas bre-
ves reflexiones sobre la realidad de las operaciones financieras para no residentes, que
son la razón de ser de los centros offshore según los datos acumulados en los capítu-
los precedentes, en los que también hemos sugerido pistas para futuras investigacio-
nes, debates y propuestas que contribuyan a erradicar este fenómeno.
Las páginas precedentes dejan claro que el núcleo básico de la actividad financie-
ra de los paraísos fiscales extraterritoriales lo constituye la banca. Y la banca offshore
es ante todo transnacional, sin conexión con la economía local que, en cualquier caso,
no justificaría nunca las magnitudes de los activos que afluyen a esos países o territo-
rios, con limitados recursos naturales o industriales. En Andorra, la actividad banca-
ria representa un 95 por 100 de la actividad financiera del microestado y un 29 por
100 de las entidades bancarias están controladas por bancos españoles, según el FMI;
y, desde luego, esa actividad no guarda relación con su economía local.
Del mismo modo, las sociedades mercantiles registradas en los centros financieros
extraterritoriales están vinculadas y son instrumentos de los grandes bancos o de las
corporaciones o grupos transnacionales, con intereses y sociedades en múltiples paí-
ses, con una dedicación ampliamente internacional, como indica la denominación acu-
ñada de International Business Corporation o IBC. Gibraltar nos presenta el ejemplo
del holding Menatep Group, propiedad de oligarcas rusos, accionista mayoritario, en-
tre otras, de la compañía petrolera Yukos.
Extraterritorialidad
Como ya sabemos, tanto en los centros financieros como en la banca o las socie-
dades, su adjetivación de offshore denota su dedicación a los no residentes o a las ope-
raciones con no residentes. De donde ese calificativo inglés en sentido figurado de
extraterritorial, derivado por extensión tal vez de la idea primigenia de «fuera de la
332 LOS PARAÍSOS FISCALES
Banca offshore
De los datos aportados en esta investigación, por un lado, se evidencia que las dis-
tintas modalidades de banca offshore existentes (bancos fantasma, filiales contables, su-
cursales contables o banca en paralelo), según testimonio del Comité de Basilea, se ca-
racterizan porque son meras fachadas jurídicas, que carecen de gestión y dirección
propias; subordinadas a la dirección general situada en los centros financieros interna-
cionales, en la inmensa mayoría de los casos, según ratifican los expertos del FMI. Y, des-
de esos centros estratégicos internacionales, se planifican y se dirigen las operaciones fi-
nancieras, de grandes empréstitos o de especulación con fondos de alto riesgo o con
productos derivados o gestionando en confianza enormes patrimonios privados.
Pero la actividad bancaria offshore es, por otro lado, una actividad predominante-
mente intrabancaria, puesto que el FMI nos informa de que un 70 por 100 de los ac-
tivos y un 60 por 100 de los pasivos transnacionales de los paraísos fiscales extraterri-
toriales offshore están referidos a la relación entre bancos; y el Banco de Inglaterra
corrobora este hecho, subrayando que algunos bancos offshore tienen unos balances
abultados por sí mismos, por su propia actividad interna, dada la intensa actividad que
se genera entre las diversas entidades, filiales y sucursales de un mismo banco situadas
dentro y fuera de los paraísos fiscales. Sugiere incluso que hasta el 80 por 100 de los
flujos interbancarios vía bancos extraterritorial corresponde a las actividades entre en-
tidades dentro del mismo grupo bancario. Luego, la banca offshore la crea, la gestio-
na y la utiliza de modo opaco la banca matriz residente en los demás países, fuera del
paraíso fiscal.
Pues bien, frente al funcionamiento opaco y descontrolado de esta actividad fi-
nanciera, consecuencia directa de la desregulación de los ochenta y noventa, la labor
A MODO DE CONCLUSIÓN: LOS PARAÍSOS FISCALES EXTRATERRITORIALES. .. 333
Sociedades offshore
Reflexiones similares sugieren las empresas registradas en los paraísos fiscales, no
sometidas a «estándares» internacionales. Primeramente, digamos que cuando se
menciona el término empresa en muchas gentes se suscita la imagen de unas instala-
ciones, fábrica o talleres, unas oficinas, unas personas o de algunos elementos físicos
que materializan una organización. Sin embargo, hay que recordar que, ante todo, se
trata de la figura jurídica denominada sociedad mercantil, un contrato entre personas
para la puesta en común de ciertos medios con un fin lícito de lucro, con el reconoci-
miento y el respaldo del ordenamiento jurídico del Estado, cualesquiera que sean las
formalidades requeridas en cada país. Es una institución jurídica cuyo contenido se ha
ido ampliando en la práctica neoliberal para convertirse en una simple entelequia ju-
rídica o etiqueta legal que, en ocasiones, encubre como finalidad real el fraude o la
«optimización fiscal» o el blanqueo de dinero sucio. Es uno de tantos artilugios crea-
dos al amparo de las lagunas y los resquicios de la legislación tributaria neoliberal, que
forma parte del arsenal de la llamada «ingeniería fiscal».
Las sociedades y entidades constituidas y registradas en los centros financieros ex-
traterritoriales son una de las invenciones de esa supuesta «ingeniería». En los capítu-
los correspondientes, hemos descrito la variedad de prestaciones que las grandes cor-
poraciones transnacionales obtienen de estas sociedades tapadera, que se pueden
334 LOS PARAÍSOS FISCALES
1
El director de cine Michael Moore, al recibir en marzo 2003 el Oscar por su documental Bowling for Co-
lumbine, dijo: «vivimos en un tiempo de resultados electorales ficticios, que deciden un presidente ficticio, que
nos manda a la guerra por razones ficticias».
ANEXO I
PROPUESTAS ALTERMUNDIALISTAS CONTRA LOS
PARAÍSOS FISCALES
de los capitales financieros, enmarca la supresión de los paraísos fiscales en una serie de
propuestas concretas razonadas en el texto y cuyos enunciados recogemos aquí:
Se trata, en primer lugar, de devolver a los Estados el dominio de sus políticas, las
políticas de control de los capitales; el refuerzo del control de los mercados y de los
actores financieros, y una reforma radical de la arquitectura actual de las instituciones
financieras internacionales. [...]».
Attac mantiene una Campaña Europea contra los paraísos fiscales con información
en diferentes sitios webs que incluye una:
ANEXO I . P R O P U E S TA S A LT E R M U N D I A L I S TA S C O N T R A L O S PA R A Í S O S F I S C A L E S 341
– acciones coercitivas efectivas inmediatas contra los paraísos fiscales, incluso eu-
ropeos, que mantienen las protecciones cómplices que constituyen el secreto
bancario exagerado y plazos de información intolerables;
– la modificación del sistema de auto vigilancia bancaria de las transacciones fi-
nancieras internacionales, fundándose en un libre acceso judicial a los datos de
la compensación interbancaria o “clearing”;
– que no se otorgue reconocimiento jurídico y financiero a las sociedades tapade-
ras;
– creación de una Fiscalía Europea como organismo judicial común;
– un “corpus juris” o código jurídico sobre los delitos organizados contra los ciu-
dadanos, con unificación de los procesos de instrucción y una auténtica colabo-
ración judicial para que cese el escándalo de plazos de instrucción sistemática-
mente superiores a los plazos de prescripción (supresión de los recursos
abusivos).»
Opciones políticas.
Este documento no pretende hacer propuestas políticas detalladas. Sin embargo,
la comunidad internacional debería examinar con atención las siguientes opciones po-
líticas como medio de ayudar a los países para que erradiquen la evasión fiscal, abor-
den el blanqueo de dinero y la corrupción y promuevan un entorno económicamente
más estable. Adoptadas en bloque, estas propuestas representan un conjunto coordi-
nado de medidas que eliminarían los aspectos más dañinos de los paraísos financieros
y de la competición fiscal.
El marco institucional.
Habría que instaurar una autoridad fiscal internacional con el principal objetivo de
asegurar que los sistemas fiscales nacionales no tienen implicaciones negativas en el
plano global. Las cuestiones relacionadas con el sistema offshore o extraterritorial, par-
ticularmente aquellas en torno a las implicaciones internacionales de las políticas fis-
cales adoptadas por los Estados, requieren una referencia institucional. Las diversas
iniciativas actualmente en curso requieren una adecuada coordinación. […]»
puestas concretas que reproducimos con medidas precisas que contribuirían a la erra-
dicación de los paraísos fiscales:
1. Las grandes corporaciones y los individuos acaudalados eluden cada vez más su
obligación de contribuir a la sociedad a través de los impuestos. Con la ayuda de los go-
biernos, se está trasladando aún más la carga fiscal hacia los ciudadanos corrientes y a
los pequeños negocios. Los gobiernos se quejan de que los ingresos son demasiado ba-
jos para lograr la justicia social mediante bienes y servicios públicos aceptables; las pri-
vatizaciones y los recortes del gasto social se presentan como las únicas soluciones. Por
el contrario, nosotros abogamos por una justicia fiscal que restablezca la capacidad
para someter a tributación a los acaudalados beneficiarios de la globalización […].
6. Es vital actuar ya, antes de que el proceso de competencia fiscal se asiente aún
más en la economía mundial. Nuestros objetivos son lograr lo siguiente:
7. Por supuesto que existen inquietudes, reservas y dificultades en los esfuerzos en-
caminados a esos objetivos. Pero con suficiente investigación, un diálogo democrático
ANEXO I . P R O P U E S TA S A LT E R M U N D I A L I S TA S C O N T R A L O S PA R A Í S O S F I S C A L E S 345
y una distribución justa de los beneficios de los avances en este campo, creemos que
tales problemas podrán superarse. Por ejemplo:
– incrementar los datos disponibles para las autoridades, los investigadores y los
políticos;
– desalentar los movimientos de capital corrupto;
– sacar a la luz fortunas ilegales;
– aumentar los actuales ingresos globales procedentes de los impuestos.
9. Durante la última década, los esfuerzos para abordar las prácticas fiscales perjudi-
ciales han consistido frecuentemente en ataques de los países industrializados a las eco-
nomías de los paraísos fiscales más pequeños. Tales iniciativas no han reconocido ple-
namente que la competencia fiscal también está profundamente arraigada en la
estructura financiera de los propios países industrializados; y por tanto tenemos que mi-
rar más allá de las alicortas inquietudes de los Estados industrializados. Nosotros pro-
ponemos la iniciación inmediata de un foro global democrático, integrado por repre-
sentantes de los gobiernos y de grupos de ciudadanos de todo el mundo. Abogamos por
una mejora de la cooperación fiscal internacional y un debate amplio sobre estos temas,
en particular sobre la conveniencia de políticas como las detalladas en el anexo 2.
346 LOS PARAÍSOS FISCALES
Toda la legislación fiscal y los tratados sobre tributación; las estadísticas nacionales
detalladas de la actividad de los servicios financieros y de los datos de cuentas públicas;
las cuentas auditadas de todas las entidades empresariales y fideicomisos significativos,
especialmente la publicación del volumen de negocio y los impuestos satisfechos con
desglose para cada entidad, en cada territorio o jurisdicción fiscal y otras mejoras en la
información; la propiedad beneficiaria de todas las entidades empresariales, fideicomi-
sos, cuentas bancarias y de inversiones, propiedades y cualesquiera otros activos.
(ii) Desarrollo del intercambio de información automática e integral entre todas las
autoridades fiscales:
(iii) Los Estados con niveles comparables de desarrollo económico y los Estados
geográficamente próximos entre sí cooperarán para suprimir los efectos destructivos
de la competencia fiscal entre ellos.
(iv) Armonización de los tipos impositivos y de las bases imponibles para el capital flo-
tante como el controlado por las grandes corporaciones y los individuos acaudalados.
Sobre estos mercados de interés nacional, algunas grandes sociedades han integrado
la corrupción como un medio de acción privilegiada. Así, son miles las personas res-
ponsables de importantes decisiones en todo el mundo que se escapan a todo control.
La gran corrupción se beneficia de la complicidad de los bancos occidentales, uti-
lizando el circuito de entidades y compañías radicadas en paraísos fiscales, aprove-
chándose de unos sesenta territorios de Estados que les sirven de refugio seguro. La
gran corrupción es una injusticia, que provoca una pérdida de riqueza en los países del
Sur y del Este, favorece la constitución de bolsas de dinero negro y de remuneracio-
nes paralelas para los responsables de las grandes empresas, destruyendo con ello la
confianza necesaria para la vida económica, puesto que llega a alcanzar, muchas veces,
el corazón del poder. Con ello, la gran corrupción por un lado mina los principios de-
mocráticos occidentales y, por otro, impide el desarrollo de los países pobres y de su
libertad política. Ante el hecho de que la globalización ha permitido la libre circula-
ción de capitales, las administraciones de justicia relacionadas con asuntos financieros
quedan limitadas a las fronteras de los Estados que en cambio no existen para los de-
lincuentes. Las soberanías de ciertos Estados bancarios protegen de manera delibera-
da la opacidad de los flujos delictivos. Lógicamente, los beneficiarios de la gran co-
rrupción no hacen nada para mejorar la situación.
Conviene sacar las consecuencias de esta desigualdad frente a la ley, de la que se
aprovecha la gran corrupción. Es indispensable restablecer los grandes equilibrios de
nuestras democracias, más que esperar una vana reforma de estos Estados. Es posible
construir nuevas reglas para que las apliquemos nosotros mismos. Para un cambio del
mundo debe corresponder un cambio de reglas. Por todo ello pedimos:
tos a los hombres y mujeres que ocupan puestos estratégicos en el gobierno, en la alta
administración y en la dirección ejecutivas de las empresas privadas que intervienen
en los sectores con «mayor riesgo».
La creación de un delito de «gran corrupción», que sea posible objeto de una pena si-
milar a aquellas previstas contra los atentados a los intereses fundamentales de la nación.
Esta Declaración promovida por la juez francesa Eva Joly y otras personalidades
puede suscribirse en www.declaraciondeparis.org.
ANEXO II
ORGANISMOS INTERNACIONALES
PSEUDORREGULADORES
El G-7/G-8
Es el Grupo de los Ocho Gobiernos de los países más ricos y poderosos del pla-
neta, que representan por sí solos dos tercios de la riqueza mundial y disponen de casi
la mitad de las reservas monetarias del planeta. Pero el Grupo es también una institu-
ción y, más exactamente, una reunión cumbre anual que tuvo lugar por primera vez
en Rambouillet (Francia) en noviembre de 1975, con Alemania, Francia, Reino Uni-
do, Italia, EE.UU. y Japón; a los cuales se unió Canadá a partir de 1976; y cuya perio-
dicidad anual se ha cumplido desde entonces, incorporándose antes la CEE y ahora la
representación de la Unión Europea. Desde la cumbre de 1997, Rusia se ha asoció al
Grupo e incluso se le otorgó la presidencia del G-8 para 2006; pero no siempre está
presente, particularmente cuando se abordan cuestiones financieras. A la reunión
cumbre de jefes de Estado y presidentes de los Gobiernos de los Siete u Ocho, que es
la expresión fundamental, sigue la del segundo nivel, la de los ministros de Finanzas,
y la de Asuntos Exteriores y de otros Ministerios.
El grupo no es una organización internacional como son el FMI y el Banco Mun-
dial; aunque se trata de un sistema bastante estructuado y relativamente refinado. El
352 LOS PARAÍSOS FISCALES
G-7/G-8 tiene como función principal asegurar la coordinación de las políticas eco-
nómicas y de las políticas en general, habiéndose reafirmado este último objetivo a lo
largo de los años. De ahí que se le venga calificando como un gobierno mundial de
facto. Una constante en los comunicados del Grupo es la ponderación de las ventajas
de la globalización como algo más importante que los riesgos que plantea. Es eviden-
te que la necesidad de poner remedio a las crisis financieras ha sido objeto de preo-
cupación, pero sin apremio. Después de haber preconizado en 1996 una «mejor vigi-
lancia de los mercados financieros», al año siguiente, mientras tenía lugar la crisis
financiera en el Sudeste asiático, en Rusia y luego en Brasil, el G-8 declaraba su apre-
cio por el «control ejercido por el FMI sobre el sistema monetario internacional»; y
desde 1998, esos mismos gobiernos reconocían que las crisis habían revelado ciertas
«debilidades» en cuanto a la evaluación de los riesgos y, por consiguiente, era preciso
«reformar las instituciones financieras internacionales».
En julio de 2000, en la reunión de Okinawa (Japón) de los ministros de Finanzas del
G-7, aprobaron un Informe titulado «Acciones contra el abuso del sistema financiero glo-
bal» (Actions Against Abuse of the Global Financial System), apelando a los gobiernos
para combatir eficazmente el blanqueo de capitales y la competencia fiscal nociva y «para
mejorar la observancia de los estándares internacionales y la buena gobernanza».
Aunque no se le incluye en la reseña de «organismos para el establecimiento de es-
tándares» de la web del FSF, la documentación del FMI incluye entre los estándares
de referencia «los diez principios clave para el intercambio de información» de 1998
(Ten Key Principles for Information Sharing) y «los diez principios clave para la mejo-
ra de la cooperación iternacional en relación con la delincuencia financiera y los abu-
sos de las regulaciones» de 1999 (Ten Key Principles for the Improvement of Interna-
tional Cooperation Rgarding Financial Crimes and Regulatory Abuse).
Según la doctrina oficial, la OCDE tiene como objetivo promover políticas destina-
das a lograr el crecimiento económico y el empleo sostenido en sus países miembros. En
cuanto a la promoción del funcionamiento eficiente de los mercados, la OCDE estimu-
la la convergencia de políticas y legislación relativas a los mercados financieros y a las
empresas desde su perspectiva neoliberal. En el capítulo 8, hemos analizado su fracasa-
do Proyecto contra las prácticas fiscales perjudiciales (www.oecd.org).
– foro para fomentar el debate y facilitar los procesos de toma de decisiones tanto en-
tre los bancos centrales como en el seno de la comunidad financiera internacional;
ANEXO II . ORGANISMOS INTERNACIONALES PSEUDORREGULADORES 355
Comenzó sus actividades en 1930 en Basilea (Suiza), donde tiene su sede, siendo,
por tanto, la organización financiera internacional más antigua. Al igual que muchos
de los bancos centrales que lo fundaron, adquirió la forma jurídica de sociedad anó-
nima con capital social emitido. No obstante, en virtud de los Acuerdos de la Haya, se
le considera como una organización internacional con personalidad jurídica propia
que goza de un estatuto jurídico, similar al concedido a muchas otras organizaciones
internacionales con sede en Suiza. Tras una Asamblea General Extraordinaria, cele-
brada el 8 de enero de 2001, se modificaron sus Estatutos con el fin de restringir el de-
recho de propiedad de las acciones del BIS exclusivamente a los bancos centrales; y
las acciones que continuaban en manos de particulares fueron recuperadas mediante
el pago de una indemnización.
Es un organismo muy influyente sobre las finanzas mundiales y con rara presencia
mediática, que encabeza esta labor pseudorreguladora de establecimiento de estánda-
res a través del Comité de Supervisión Bancaria de Basilea, no estando incluido como
tal organismo entre los «establecedores de estándares». No abunda la información sol-
vente sobre este Banco tan singular; en www.bis.org se ofrece información oficial de-
tallada de sus órganos y su labor.
Según la investigación del grupo de economistas del UK Green Party en 2001, desde
una visión crítica que estimamos solvente, se considera al BIS como el brazo oscuro de la
arquitectura financiera internacional de Bretton Woods con un papel clave. Al parecer,
John Maynard Keynes, muy influyente en la famosa Conferencia de Bretton Woods, de-
seaba su liquidación por haber servido al lavado de dinero sucio del nazismo durante la
Segunda Guerra Mundial. Bajo la dirección de una elite reducida que representa a los
principales bancos centrales del mundo, controla el dinero transferible en el mundo y se
le acusa de utilizar ese dinero para llevar al endeudamiento a los gobiernos frente al FMI.
La pertenencia a tan selecto centro de poder está restringida a una minoría de personas
influyentes que determinan diariamente los tipos de interés, la disponibilidad de créditos
y la oferta monetaria de los bancos en sus países, como son los gobernadores de la Re-
serva Federal de los EE.UU., del Banco de Inglaterra, del Banco del Japón, del Banco Na-
cional de Suiza y del Bundesbank alemán antes y ahora, del Banco Central Europeo (zona
euro). En la documentación recopilada en la citada investigación, expertos críticos con la
actual situación consideran al BIS como el máximo responsable de la existencia de la ban-
ca offshore, con capacidad para hacerla desaparecer.
cativos paraísos fiscales como las Bahamas, Caimán, Bermudas, Gibraltar, Jersey u
otros de la lista de la OCDE. Y, desde 1981, la presidencia del Grupo corresponde al
británico Colin Powell, que es el presidente (chairman) de la Jersey Financial Services
Commission, el organismo al que compete la regulación de los servicios financieros de
la isla de Jersey.
Durante los más de veinte años transcurridos desde su constitución, sus reuniones
y su arduo trabajo como observadores en el GAFI y coautores de documentos del
BCBS no han impedido niguna de las quiebras fraudulentas y los grandes escándalos
bancarios offshore desde el BCCI hasta Parmalat Finanziaria; sin embargo, han logra-
do mantener el secreto bancario y el anonimato en las cuentas y el negocio del offshore
en sus centros.
El FSF no incluye al OGBS en la relación de organismos de establecimiento de es-
tándares, aunque su colaboración con el Comité de Basilea queda reflejada en la pre-
sentación de numerosos documentos conjuntos sobre estándares.
CITIZEN WOKS, «Sacrifice is for suckers». How Corporations Are Using Offshore Tax
Havens to Avoid Paying Taxes, nota informativa de Citizen Works, por Charlie
Cray y Lee Drutman, con ayuda de Sam Ferguson
CLIFT, J., Beyond the Washington consensus, IMF, Finance & Development (septiembre
de 2003).
DATAMONITOR, 23 de mayo de 2003, 128 pp. (resumen digital).
DÍAZ-SALAZAR, R. (ed.), Justicia global. Las alternativas de los movimientos del Foro de
Porto Alegre, Icaria Editorial / Intermón Oxfam, 2002.
DIXON, L., «International Finance Division, Bank of England. Financial flows via offs-
hore financial centres as part of the international financial system», Financial Sta-
bility Review (junio de 2001).
ESTEFANÍA, J., Contra el pensamiento único, Madrid, Taurus, 1997.
—, Diccionario de la Nueva Economía, Barcelona, Planeta, 2001.
FATF/ GAFI, Las 40 Recomendaciones.
—, Report on Money Laundering Typologies, 2002-2003.
—, Tout sur le blanchiment de capitaux (www.fatf-gafi.org).
FERNÁNDEZ DURAN, R., Capitalismo (financiero) global y guerra permanente. El dólar,
Wall Street y la guerra contra Irak, Barcelona, Virus editorial, 2003.
FISCHER, S., Central Banking: the challenges ahead. Financial System Soundness (ww.world-
bank.org).
FRIEDRICH EBERT STIFTUNG, «Money Laundering and Tax havens. The Hidden Billions
for Development», Occasional papers 3, Dialogue on Globalization (marzo de 2003).
GALBRAITH, J. K., The World Economy since the Wars, Londres, Mandarin, 1994.
GARZÓN, B., «Prólogo» del libro de Eva Joly, ¿Queremos realmente vivir en un mun-
do así? La corrupción financiera político mediática: el caso ELF, Madrid, Foca, 2003.
GEORGE, S. y WOLF, M., La globalización liberal. A favor y en contra, Barcelona, Ana-
grama, 2002.
GLOBAL WITNESS, Les affaires sous la guerre. Armes, pétrole & argent sale en Angole,
Agone, 2003.
GODEFROY, T. y LASCOUMES, P., Le Capitalisme Clandestin. L’illusoire régulation des
places offshore, París, Éditions la Decouverte, 2004.
HAMPTON, M., The offshore interface: Tax haven in the Global Economy, Londres,
Macmillan, 1997.
HERMAN, E., Globalization as an Arbitrage Process, Universidad de Pennsylvania, 2003.
HUTTON, W., The World we’re in, Abacus, 2002.
ICEX, The Spanish Financial System, febrero de 2002.
IMF, Effects of Financial Globalization on Developing Countries: Some Empirical Evi-
dence, Esward Prasad, Kenneth Rogoff, Shang-Jin Wei y M. Ayhan Kose, 17 de
marzo de 2003.
—, Standards and Codes: The Role of the IMF. A fact sheet, abril de 2003.
—; DARBAR, S. et al., «Assessing Offshore Financial Centers», Finance & Development
(septiembre de 2003).
—, OFCs. The Assessment Program: An Information Note, preparado por Monetary
and Exchange Affairs Department, 29 de agosto de 2002.
BIBLIOGRAFÍA 361
Oxfam GB Policy Paper, «Tax Havens: Releasing the Hidden billions for poverty eradi-
cation», 2000.
PASSET, R., Eloge du mondialisme par un «anti» présumé, París, Fayard, 2001.
—, L’Illusion néo-libérale, París, Champs Flammarion, 2000.
— y LIBERMANN, J., Mondialisation financière et terrorisme, Enjeux Planète, 2002.
PÉREZ, J. A., Diccionario del paro y otras miserias de la globalización, Madrid, Debate, 2002.
PUBLIC POLICY OBJECTIVES, Overview Systems Safety, mayo de 2000.
ROBERT, D., La boîte noire, París, Les arènes, 2002.
— y BACKES, E., Révélation$, París, Les arènes, 2000.
SALTO VAN DEL LAAT, D., «Los paraísos fiscales como escenario de elusión fiscal in-
ternacional y las medidas antiparaíso en la legislación española», Crónica Tributa-
ria 93 (2000).
SERRANO ANTÓN, F., «Los paraísos fiscales y la Hacienda Pública española», Quórum
2 / Oficina del Asegurado (2001).
SIKKA, P., The Role of Offshore Financial Centers in Globalization, Universidad de Es-
sex, UK, 2003.
SOROS, G., Globalización, Barcelona, Planeta, 2002.
STIGLITZ, J. E., Los felices noventa, Madrid, Taurus, 2003.
—, El malestar en la globalización, Madrid, Taurus, 2002.
TAGGART, S., «Fast, Cheap and Out of Control (Internet/Web/Online Service Infor-
mation)», Industry Standard, 14 de agosto de 2000.
TANZI, V., «Globalization and the Work of Fiscal Termites», IMF, Finance and Deve-
lopment (marzo de 2001).
TAYLOR, A. M., «Global Finance: Past and Present», IMF, Finance and Development
(marzo de 2004).
THE JOINT FORUM, Initiatives by the BCBS, AIS and IOSCO to combat money laundering
and the financing of terrorism, The Joint Forum, junio de 2003 (en www.bis.org)
THE INTERNATIONAL CONSORTIUM OF INVESTIGATIVE JOURNALISTS, Greasing the Skids
of Corruption, The Center for Public Integrity, 2002.
The Edwards Report «Review of Financial Regulations in the Crown Dependencies»,
Home Office, Londres, 1999.
THE SWISS FINANCIAL CENTRE, A documentation, Federal Department of Finance,
Berna, enero de 2002.
TREVOR A. M., «Finding the right path», IMF, Finance & Development (septiembre de
2003).
VANN, R., Taxation of multinational enterprises, Universidad de Sidney, 2002
(www.worldbank.org).
WAR ON WANT, Briefing paper: Tax Havens and Tax Competition: One Rule for the
Poor, No Rule for the Rich, Londres, 2003.
ZIEGLER, J., Los nuevos amos del mundo, Barcelona, Destino, 2003.
—, «Mort programmée du secret bancaire suisse», Le Monde Diplomatique, febrero de
2001.
ÍNDICE
5. CÓMO LOS PARAÍSOS FISCALES FOMENTAN LA EVASIÓN Y EL FRAUDE FISCAL ........ 127
10. LO QUE HACEN LA UNION EUROPEA Y ESPAÑA SOBRE LOS PARAÍSOS FISCALES .. 293