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Parcial Integrador
Cátedra: Battaleme/Lavignolle
Waltz discute con el realismo clásico, argumentando que la teoría de las relaciones
internacionales no depende de la historia, ni de la filosofía, sino de la lógica ahistórica,
sistémica y de la posibilidad de modelización. El autor formula una teoría sistémica que
mira un ambiente de interacción estratégico. En el neorrealismo la unidad de análisis es el
sistema, mientras que en el realismo era el Estado-Nación.
El concepto de poder en el realismo era un fin en sí mismo y el objetivo es su
maximización, en Waltz, en cambio, el poder es un medio para maximizar la seguridad. Si
para los realistas las políticas nacionales condicionan a las internacionales, en el
neorrealismo sucede lo contrario. Para Waltz, es necesaria una teoría más general,
abarcativa, que supere el reduccionismo del realismo clásico.
El sistema internacional es el ambiente donde los grandes poderes condicionan a las
unidades menores y, al mismo tiempo, se condicionan entre ellos. Este sistema, se
compone por una estructura y unidades interactuantes. El sistema distribuye las capacidades
entre las unidades, generando diferencias en torno a las mismas y no a las funciones, los
Estados son semejantes entre sí, no hay diferencias en cuanto a las funciones que
desempeñan sino en torno a las capacidades de cada uno para afrontarlas. Las unidades de
un sistema anárquico son funcionalmente indiferenciadas. Así, las unidades de ese orden se
distinguen particularmente gracias a sus mayores o menores capacidades de desempeñar
tareas similares.
El principio rector y ordenador de la estructura es la anarquía. La anarquía genera
inseguridad, el poder lo que hace es dar seguridad. La seguridad es la capacidad de
mantenerse como una unidad política independiente, no ser conquistado por otro poder. En
un sistema de autoayuda anárquico, los estados que no se ayudan estarán en una posición
desventajosa con respecto a los otros, en el realismo estructural de Waltz el equilibrio de
poder está arraigado al sistema internacional, la tendencia al equilibrio es automática. La
estructura es la forma en la cual el poder de las unidades está distribuido. Las unidades
interactuantes son los actores políticos estatales que conforman la estructura. Hay una
relación simbiótica entre cómo el poder está distribuido y cómo se comportan las unidades.
Las estructuras cambian porque cambia la distribución de poder. Es la estructura la que
permite comprender el comportamiento de las unidades. La estructura no es algo que
veamos, es una abstracción. Ésta constriñe a partir de una doble lógica relacional; la
socialización y la competencia, se reduce la variedad de conductas y de resultados, ambos
estimulan las semejanzas de los atributos y conductas.
Una teoría general de política internacional se basa necesariamente en los grandes poderes
de una época, ya que las unidades de mayor capacidad plantean la escena de acción para las
otras y para sí mismas, se hace presente la noción de poder relativo, lo que importa es
cuanto poder tengo con relación a los otros. Una teoría sistémica de la política internacional
se ocupa de las fuerzas en juego en el nivel internacional, no en el nacional.
Waltz habla de las continuidades, no del cambio, en las relaciones internacionales porque
perduran ciertos comportamientos. Los cambios frecuentes se dan en el sistema, tienen que
ver con el balance de poder en el tiempo. Los cambios de sistema son infrecuentes, se dan
cuando la anarquía deja de ser el principio ordenador y es reemplazada por la jerarquía.
Esta teoría de Waltz nos puede ayudar a predecir el comportamiento de las unidades
teniendo en cuenta su posición en el sistema internacional.
2) ¿Por qué y cómo amplían el concepto de “poder como capacidades” los enfoques
feministas y de la pobreza?
Tickner propone construir un enfoque que explicite las relaciones de género, dentro de la
tricotomía ideológica de Gilpin. Al ignorar las distinciones de género, el liberalismo, el
nacionalismo y el marxismo sientan la desigualdad entre hombres y mujeres. Los conceptos
de individuo, Estado y clases tienen un sesgo masculino tanto en el modo en que describen
como en las prescripciones políticas sirven más a los intereses de los hombres que de las
mujeres.
Las críticas que el feminismo hace al liberalismo son; la racionalidad instrumental no
captura las actividades económicas de las mujeres; los roles reproductivos y maternales
quedan por fuera del mercado; con la liberalización de las fuerzas del mercado, los hombres
se benefician más que las mujeres.
En el nacionalismo las criticas feministas se enfocan en que; ninguna de las formas
conocida de Estado politiza los roles femeninos de modo de igualar de facto los géneros;
las instituciones de poder, especialmente sectores de política exterior y militar, están
dominadas por hombres
Por último, la crítica feminista al marxismo hace hincapié en que; las mujeres como fuerza
de trabajo no tienen las mismas oportunidades que los hombres; ignora a las mujeres en sus
roles reproductivos; la teoría de la dependencia no identifica una posición especial de las
mujeres entre la marginalización periférica.
El feminismo concibe que en las relaciones internacionales y la economía política
internacional siempre se ha teorizado como si hombres y mujeres fueran igualmente
afectados por los sucesos económicos y políticos cosa que para el feminismo no es cierto.
Las experiencias de las mujeres son distintas a las de los hombres.