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TEMA 2 ESENCIA Y FUNCIONES DEL ESTADO

2.1. Estado y derecho: su identificación

Una definición del Estado entraña serias dificultades por los problemas que supone analizar
todas las relaciones que asume el Estado con la sociedad. No se olvide que el Estado en este
último siglo ha ido ocupando una extensión sin precedente, a tal punto que hoy causa una fuerte
fascinación envuelta en miedo. El Estado en los últimos tres siglos inspiró una serie de
metáforas que evocan monstruos y divinidades de la mitología. Así lo han comparado con el
Centauro, el Leviathan, el Moloc, Jano, y en la época contemporánea Octavio Paz lo ha llamado
el "ogro filantrópico", por los sentimientos contradictorios que despierta como instancia de
dominación o vocación totalitaria, pero también unidad tutelar, protectora y reguladora de la
sociedad, Gironda le denomina el Vanka (Maligno), porque el Estado es por esencia represor y
los indios fueron blanco permanente de sus acciones de fuerza.

La importancia del problema del Estado se halla fuera de toda duda, pues se ha convertido en
uno de los fenómenos imprescindibles para todos los hombres, de modo que es impensable ya
vivir sin Estado. Con referencia a este asunto, en 1919 Lenín afirmaba: “La cuestión relativa al
Estado ha adquirido mayor importancia y puede decirse que se ha convertido en el foco de todos
los problemas políticos y de todas las discusiones políticas de la actualidad".

Es importante pergeñar algunas características acerca de la temática del Estado. Sus estudios
rigurosos y sistemáticos se inscribieron dentro de la filosofía política y recientemente en las
ciencias sociales. Los problemas relativos al poder, la autoridad o la dominación que tocan la
naturaleza del Estado ha sido siempre tema central del pensamiento político en las sociedades
antiguas de China, India, Grecia, Roma y el mundo islámico. Los trabajos sobre el Estado, a
partir del Renacimiento, los del Siglo de las Luces y Hegel pensaron en el Estado antes que las
ciencias sociales tomaran el asunto en el siglo XIX con un enfoque netamente a partir de la
economía política, donde se destacan Marx y sus discípulos, la sociología y la historia alemana,
cuyas notables figuras son Max Weber y Otto Hintze. Estas corrientes no fueron desarrolladas,
pues hasta la segunda guerra mundial el estudio del Estado fue casi exclusivamente influenciado
en Europa y Estados Unidos por la corriente jurídica y constitucionalista. Luego de la guerra, el
tratamiento del Estado enfila hacia otras aproximaciones en Europa Occidental y los Estados
Unidos. Son las ciencias sociales que dominan, especialmente la Sociología y la Ciencia
Política, conquistada por el behaviorismo y el empirismo, que consideran al Estado como una
categoría conceptualista extensa y se prestan a los estudios empíricos. Los partidarios el
funcionalismo y del análisis sistémico prefieren estudiar los procesos políticos y el
comportamiento de los individuos y de los grupos. Los regímenes políticos eran analizados
según una aproximación desarrollista y de modernización, evadiendo no solamente el Estado,
sino también las relaciones de dependencia y de dominación internas e internacionales. Estas
corrientes suscitaron respuestas de todas partes. En el Tercer Mundo, durante los años 70, los
problemas del Estado han tenido un fuerte desarrollo a través de las investigaciones de la
llamada escuela de la dependencia. En Europa se renuevan las corrientes de la economía
política, la sociología histórica y la antropología política constituyen importantes aportes.

En el marxismo, que nunca dejó de estudiar el Estado por medio de análisis renovados en
Inglaterra, Estados Unidos, Alemania, Francia, Escandinavia, Hungría y Polonia, surgen aportes
que superan de lejos la ortodoxia marxista. En la actualidad, el estudio del Estado se ha
convertido en uno de los temas centrales de las ciencias sociales en todo el mundo.

Las nuevas culturas de libertad y democracia abiertas en todo el mundo inducen a estudiar el
Estado desde un punto de vista multidisciplinario y pluralista, cuya diversidad en el mundo es
evidente. Con ayuda de la Economía Política, la Antropología, la Sociología, la Ciencia Política
y la Historia es posible alcanzar un tratamiento más adecuado y realista del Estado, sin hacer
profesión de fe antiestatal o de arribar a la idolatría del Estado. Hoy circula una corriente sobre
la desaparición del Estado-nación y se habla del fin del Estado y la sustitución por las ciudades-
Estado.

Desde que Maquiavelo introdujo el concepto de Estado en la sociología política, infinidad de


definiciones sobre el Estado han inundado el espectro político. Las dificultades de compendiar
tales definiciones y su poca funcionalidad nos obligan a tomar algunas referencias básicas. De
acuerdo con las opiniones más autorizadas, dos son las definiciones que podrían servir como
puntos de partida para enfocar la temática del Estado: la visión weberiana y la concepción
marxista del Estado.

Para Max Weber, el Estado es una “comunidad humana que, dentro de los límites de un
territorio determinado... reivindica con éxito, por su propia cuenta, el monopolio de la violencia
física legítima”. Carlos Marx entiende el Estado, dentro de sus relaciones con la sociedad, como
una “organización de dominación de clase, de opresión de una clase por otra; es la creación de
un orden que legaliza y afirma esta presión moderando el conflicto de clases”.

Es cierto que cada- una de estas definiciones conlleva su interpretación. El concepto weberiano
parte de que el Estado es una comunidad que, dentro de una determinada jurisdicción, tiene
como principal objetivo la violencia legítima sobre los individuos de la sociedad que regula. En
cambio, para Marx el Estado constituye un instrumento de dominación de unos sobre otros, todo
Estado es una dictadura de clase, haciendo sólo distinción en el grado de dominio y las clases
que dominan en cada tipo de Estado. Estas dos caracterizaciones, a su turno, desplazan los
objetivos hacia el Estado como institución y a las clases como factores de dominación y
utilización del Estado para sus propios objetivos.

Más allá de estas interpretaciones formales parece importante hacerse algunas preguntas
necesarias: ¿Por qué existe el Estado y le obedecemos? ¿Si el Estado es parte esencial de la
sociedad y el conjunto de sus procesos económico, sociales y políticos, o constituye una
instancia separada, salida de la sociedad, pero situada aparentemente por encima de ella y
autónomo? ¿Qué significa esta autonomía y cuáles son sus relaciones con las clases sociales?
¿Es el Estado un concepto jurídico (soberano y de orden público), dentro de una perspectiva
sociológica, un lugar donde se enfrentan las clases sociales? ¿O más todavía, una instancia de
mediación entre esferas-internas y externas, y entre lo político y lo económico? ¿Se puede
indistintamente clasificar bajo este concepto todas las formas de dominación política, desde las
jefaturas de sociedades primitivas hasta el Estado moderno, pasando por el Estado-ciudad, las
confederaciones tribales, feudales, los imperios históricos y Estados absolutistas?

Aunque es posible caracterizar el Estado y el derecho desde sus ópticas diversas, así como la
explicación de la naturaleza del Estado, su formación, sus estructuras, funciones, objetivos y
perspectivas, vale la pena tomar en cuenta los distintos enfoques de la Antropología, la Historia,
la Sociología Histórica, la Sociología Política y cultural, las relaciones internacionales, la
Economía Política. Es también necesario analizar el fenómeno estatal a partir de las diferentes
escuelas como el marxismo, el funcionalismo y su variante weberiana, u otras que se sitúan
entre Marx y Weber, o entre Marx y Pareto, o teorías independientes, o también análisis desde
la perspectiva endógena o exógena. Sólo de esta manera se podrá tener un análisis completo o
casi completo del Estado y los fenómenos que genera, de lo contrario siempre existe el peligro
de arribar a una concepción sectaria que, con seguridad, conducirá a una visión unilateral y
deformada. Por eso es importante hacer una ligera identificación de estos dos fenómenos
sociales desde diversas ópticas doctrinales:
• Para Hans Kelsen, el Estado es un sistema de derecho vigente y el derecho el orden de
validez del Estado. Esta visión normativista del destacado representante del grupo de Viena,
que reduce a normas el Estado y el derecho a la presencia legalista del Estado, es una fórmula
que en su momento tuvo enorme trascendencia, sin embargo las concepciones
multidisciplinarias de hoy la van dejando obsoleta.

Por su parte, Hegel define el Estado como el desarrollo supremo del espíritu moral objetivo
y el derecho la realización de la libertad. Esta interpretación idealista del Estado y del
derecho, muy característica de Hegel, tuvo el valor de brindar una visión distinta de las
conocidas, con matices propios de su escuela. Emmanuel Kant, llevando por otros caminos la
concepción del Estado, lo caracteriza como un conjunto mayor o menor de personas
sometidas a la acción del derecho y al derecho como el conjunto de condiciones según las
cuales la libertad de cada cual puede coexistir con el arbitrio de los demás, según una ley
universal de la libertad. Es el Estado de derecho que no manda, impera y cuya función
principal es la realización del derecho.

2.2. Funciones del Estado

Las funciones del Estado están integradas en el conjunto de la materialidad institucional de los
aparatos que se hallan al interior de sus estructuras y la división social del trabajo, que tiene
asignadas cada una de ellas.

Las transformaciones estructurales producidas al interior del Estado y su relación con la


sociedad y el mundo, en los últimos decenios, obligan a examinar con detenimiento estos
cambios. La reestructuración del espacio estatal en general, la reorganización de los aparatos
económicos, la creación de entidades especializadas, las redes unificadas que atraviesan los
diversos aparatos del Estado, las comisiones y direcciones específicas, los niveles de aparatos
nacionales, regionales autonómicos, municipales y de base social y su especialización,
comisiones de los parlamentos en relación con cada uno de los aparatos y ramas técnicas, los
cambios en las sociedades, el desarrollo de la economía, transporte, comunicaciones, ciencia y
tecnología, las migraciones y la emergencia de sectores sociales en casi todos los países han
llegado a constituir una armazón institucional cada vez más compleja dentro del Estado, que a
su vez origina transformación monumental en los Estados del mundo ( Nicos Poulantzas).

2.3. Función general del Estado

Para Platón, la función principal del Estado era la educación y formación de los hombres, en
quienes una adecuada preparación intelectual pudiera agudizar la percepción de la vida y que
estuviera preparado para distinguir el bien del mal, entre lo verdadero y lo falso; Aristóteles
señalaba que el objetivo de los hombres es servir a la utilidad común para una mejor existencia
posible; Cicerón expresaba que el objetivo principal de la República es la defensa de la
propiedad, la de proteger los intereses patrimoniales de las clases dominantes; Thomás Hobbes
dice que lo fundamental es asegurar la paz y la defensa común de los ciudadanos y perdería su
razón de ser, si no defendiese la seguridad; John Locke señala que la propiedad es natural y
bienhechora no sólo para los propietarios, sino para la humanidad en su conjunto; Montesquieu
ratifica que la libertad es el derecho de hacer lo que las leyes permiten; Rousseau expresa que la
libertad es igualdad, es solidaridad y una posibilidad que se pueda realizar; Kant enfatiza que el
Estado no tiene como fin la felicidad de los hombres, sino el triunfo de la idea del derecho;
Hegel dice, el Estado es un fin, un fin en sí, superior a todos los demás, tiene como función
garantizar la libertad y la propiedad; Keynes, el Estado debe lograr el bienestar de los
hombres; Marx y Engels fijan que lo fundamental es la destrucción del Estado capitalista y
garantizar la dictadura del proletariado; Mao Zedong, el dominio de las grandes masas
populares.
La intervención del Estado en favor del capital o del trabajo conduce directa y necesariamente a
la lucha de clases, enfrentadas contra las acciones del Estado. Esas confrontaciones son parte
esencial y material de la relación de fuerzas entre el Estado y las clases sociales. El forcejeo no
solamente se da en la lucha y resistencia que las clases dominadas, sino también dentro de las
fracciones de la burguesía dominante, debido precisamente a las acciones del Estado.

Para tener una comprensión adecuada de este tema, es fundamental comprender las estructuras
del Estado como una condensación de las relaciones entre clases y sus contradicciones internas,
que se materializan a través de la reproducción de la división social del trabajo en su seno. Todo
esto constituye un complejo dispositivo de decisiones permanentes.

El Estado en la actualidad se halla envuelto en sus propias redes, pues debe avanzar y
retroceder, ejecutar y abstenerse, y debe hacer muchas cosas aunque pierda legitimidad y
prestigio.

Uno de los interrogantes que con frecuencia se formulan politólogos y cientistas sociales es el
relativo a cuál es la función principal del Estado, y en torno a este problema han desarrollado
una extensa teoría. Es importante recordar que para Platón la función principal es la educación y
formación de los hombres; el bien común (Aristóteles), resguardarla propiedad (Cicerón), la
seguridad de los individuos (Hobbes), proteger la propiedad de los hombres (Locke), la libertad
(Rousseau), las leyes (Montesquieu), un fin superior (Hegel), el triunfo de la idea del Derecho
(Kant), las libertades individuales (Constant), el bienestar de los hombres (Keynes), el dominio
del proletariado (Marx y Lenin), el dominio de las masas populares (Mao).

El marxismo siempre ha concebido el Estado como factor de orden, como “principio de


organización" de una formación, es decir la cohesión de las diferentes instancias de una unidad
social compleja, y como factor de regulación de su equilibrio global en cuanto sistema. Al
respecto, Poulantzas señala: “Para el marxismo, el Estado posee una función particular de
constituir el factor de cohesión de los niveles de una formación social”. No obstante este criterio
positivo como objetivo del Estado, vale la pena afirmar que este concepto se puede entender de
diversa manera, ya sea por la conservación simplemente de la unidad de una formación o la
transformación, cuando se la considera como estructura nodal de ruptura de esa unidad bajo
nuevas relaciones de producción.

Otro elemento esencial, que merece consideración en el análisis del fenómeno estatal, es que en
él se condensan las contradicciones de los diferentes niveles de la formación social, en él se
reflejan los predominios y sobredeterminaciones que caracterizan a dicha formación. Del mismo
modo, es en el Estado que se descifran la unidad y articulación de las estructuras de la
formación, no obstante habrá que tener mucho cuidado, pues se podría arribar a una concepción
política reduccionista del Estado sobre su objetivo, cuando en realidad su objetivo “es la
transformación de la sociedad civil". La función del Estado como factor de cohesión de la
unidad de formación, que hace de él un lugar donde se condensan las contradicciones y
también se descifran esas contradicciones de las instancias de una formación social
imbricada de modos de producción diversos.

Las relaciones del Estado con la sociedad y sus estructuras económicas y sociales son tan
profundas que no pueden reducirse a una simple vinculación política. Al respecto, veamos lo
que dice Engels: "Así, pues, el Estado no es de ningún modo un poder exteriormente
expuesto a la sociedad; tampoco es la relación de la idea moral", ni “la imagen y la
realidad de la razón", como afirma Hegel. Es más bien un producto de la sociedad cuando
llega a un grado de desarrollo determinado, es la confesión de que esa sociedad se ha enredado
en una irremediable contradicción y está dividida por antagonismos irreconciliables, que es
impotente para conjugarlos. Pero a fin de que estos antagonismos, estas clases con intereses
económicos en pugna no se devoren a sí mismas y no consuman a la sociedad en una lucha
estéril, se hace necesario un

poder aparentemente situado por encima de la sociedad y llamado a amortiguar el choque, a


mantenerlo en los límites del "orden social". Y ese poder, nacido de la sociedad, pero que se
pone por encima de ella más y más, es el Estado. De este modo se advierte que el Estado es
producto del carácter irreconciliable de las contradicciones de clase, que el Estado apareció en
el momento en que esas contradicciones no pueden conciliarse y que más bien son imposibles
de conciliar. El Estado, dice Engels, es el “resumen oficial” de la sociedad. Marx en su Carta a
Rouge señala: "El Estado es el resumen de los combates prácticos de la humanidad". Por
eso mismo Lenin afirmaba que las luchas políticas de clase eran "lo económico
concentrado”.

Es esta función del Estado, factor de cohesión de la unidad de la formación, que hace de él, el
lugar de unidad donde se condensan las contradicciones de las instancias, es aún más claro y se
advierte que una formación social históricamente determinada se caracteriza por la imbricación
de varios modos de producción.

2.4. Función económica, política e ideológica

Función económica

Es innegable que la relación del Estado con la economía se ubica en el primer nivel del estudio
teórico. Estas relaciones no sólo se circunscriben a sus vínculos con las relaciones de
producción y la división social del trabajo capitalista. Sus relaciones tienen que ver con la
reproducción del capitalismo, según los estadios, fases y el conjunto de sus actividades:
violencia represiva, acción ideológica, normalización disciplinaria, organización del espacio y
tiempo, y la creación del consentimiento, tal es que se relacionan con las funciones económicas.

Más allá de las relaciones del Estado con la economía están las modificaciones mismas de los
espacios del Estado y de la economía, donde se inscribe el rol del Estado en la acumulación y
reproducción del capital.

El fortalecimiento del Estado no significa la ampliación automática de su poder sobre la


economía, sino que en muchos casos es una sumisión al conjunto de la economía, lo social, a los
procesos de acumulación del capital.

Todas las medidas económicas tienen siempre un contenido político y adaptación a las
estrategias políticas y fracciones hegemónicas del capital, y la reproducción de la ideología
dominante. Es importante señalar que el conjunto de las operaciones del Estado se reorganizan
en función de su papel económico.

Entre las diversas funciones económicas del Estado, una se distingue de todas ellas con
particular nitidez: es aquella que permitirá reproducirse al mismo Estado como elemento de
dominio sobre la sociedad. Esta tarea es la de asegurar y garantizar las condiciones de
reproducción y acumulación de la riqueza. Esto quiere decir que no existen medidas económicas
que no puedan ser tomadas por el Estado, es decir ninguna medida de este tipo puede ser
determinada por el capital sino solamente por el Estado. Esta es la razón por la que él Estado
debe tomar para sí la función económica como una tarea propia e indispensable. El Estado debe
garantizar no sólo la acumulación de la riqueza, sino también la expropiación, reproducción y
gestión de la fuerza de trabajo, y además las condiciones indispensables políticas para esta
acumulación y reproducción.
Esto quiere decir que el Estado debe tomar para sí una serie de tareas que se entrelazan de
economía y política recíprocamente.

Función política

Según Engels, “como el Estado ha nacido de la necesidad de refrenar los antagonismos de clase,
y como al mismo tiempo nace en medio del conflicto de esas clases, es por regla general, el
Estado de la clase económicamente dominante que, con ayuda de él, se convierte en la clase
políticamente dominante”.

La historia de las intervenciones del Estado nos muestra cómo incluso las medidas económicas
no obedecen sólo a necesidades económicas, sino que son fenómenos esencialmente políticos.
El Estado organiza y reproduce la hegemonía de clase, fijando un campo variable de
compromiso entre la clase dominante y las clases dominadas, al imponer ciertos sacrificios a
las clases dominantes, que sean temporales para garantizar su dominación a largo plazo. Todas
las medidas tomadas e incluso los planteamientos de las clases dominadas se las hace en favor
del capital. El Estado no sólo debe asegurar los mecanismos económicos y políticos, sino
también asegurar el poder de las clases dominantes.

Función ideológica

El Estado tiene un rol propio en la organización de las relaciones ideológicas y de la ideología


dominante. La ideología no es sólo esto; es también un conjunto de prácticas materiales
conformada por hábitos, costumbres, modos de vida, creencias y saberes de las personas que se
hallan vinculadas a las prácticas sociales, en las que también se hallan las acciones políticas y
económicas.

Estas relaciones son importantes a la hora de construir las relaciones de propiedad y de posesión
económica, en la división social del trabajo y las relaciones de producción.

Hay que enfatizar que el Estado no puede reproducir su dominación política solamente a través
de la represión, de la fuerza y la violencia. Debe echar mano a la ideología que legitima la
violencia y contribuye a organizar el consenso de ciertas clases y fracciones dominadas respecto
del poder político. La ideología nunca es neutra; es siempre ideología de clase, en consecuencia,
la principal ideología es la ideología de la clase dominante.

Dentro de esta función, el Estado debe crear el consentimiento en las masas, las clases sociales
y la sociedad. Es la aceptación del Estado, de su dominación y sus políticas, que deben
introducirse en la sociedad de diversa manera como elemento esencial para reproducir la
dominación de las clases. Las masas deben aceptar o por lo menos recibir de buen grado las
medidas que adopta el Estado, siempre en dirección de prolongar y garantizar su dominio.

Este consentimiento se logra en mayor o menor medida a través de los llamados aparatos
ideológicos del Estado, que se utilizan para producir, formular y transmitir ideología en diversas
formas, niveles y sectores sociales. La ideología oficial está bien faccionada y dirigida de
acuerdo con las características de cada grupo social.

2.5. Rol del derecho en el Estado y la sociedad

La inmensa mayoría de la sociedad cree y así lo sostienen los gobernantes, que las normas
jurídicas son simples disposiciones inofensivas, normales y necesarias que deben regir una
sociedad.
Pocos se han preguntado el origen de esas normas, su contenido, los mecanismos que las
manipulan y las formas en que se aplican dentro de la sociedad y sus resultados. Por esto parece
oportuno desglosar sus componentes y establecer la verdadera estructura, intención y finalidad
de las normas jurídicas.

- Es un código de violencia pública y organizada

La ley que se presenta en la sociedad como una simple norma jurídica encierra en sí una suerte
de violencia profunda sobre los individuos. Desde su vigencia, toda norma ejerce una presión
sobre el comportamiento del individuo y de la sociedad, y en muchos casos modifica
sustancialmente su conducta.

- Forma parte integrante del orden represivo

La ley junto a la fuerza pública, es decir ejército, tribunales, policía, cárceles, constituye parte
esencial de los mecanismos represivos del Estado. Con ellos y a través de ellos, el Estado puede
ejercer el control social sobre los individuos. La dominación desde el Estado no sería posible sin
estos órganos de regulación que imponen los patrones de conducía oficial.

- Organiza el poder del Estado

El poder y su ejercicio no tendrían ningún sentido si no estuvieran respaldados por la ley. La


norma, legaliza y legitima el poder y su ejercicio. La ley fundamenta el acceso y todas las
formas de ejercicio de ese poder.

- Crea el consentimiento

Las normas jurídicas disciplinan al individuo y la sociedad, ellas se imponen aun contra la
voluntad de los hombres, y casi siempre están en condiciones de modificar su comportamiento.

Es a través de la ley que se obtiene la obediencia a las políticas del Estado.

- Materializa la ideología dominante

Por lo general, en las leyes se expresa lo que siente, piensa y quiere la clase dominante. Ellas
reproducen sus necesidades y sus ideales, y por medio de sus contenidos se imponen las formas
de dominación en la sociedad. Las leyes reflejan el estado de ánimo de los grupos dominantes y
obtienen las disponibilidades de los individuos.

- Es expresión jurídica de las relaciones socios económicos

Todas las relaciones económicas y sociales de los individuos se convierten en normas jurídicas.
El derecho es la juridificación de estas relaciones, por eso las normas cambian cuando las
relaciones en la sociedad se transforman de manera continua. Las leyes son el resultado del
desarrollo y avance de estas relaciones en el tiempo y el espacio.

- Oculta realidades económicas y sociales

La ley, al ser una expresión formal de esas realidades, las encubre en su cobertura jurídica.
Todos los hombres son iguales ante la ley. Este slogan muestra las profundas desigualdades de
los hombres, porque la necesidad de la ley está determinada por las desigualdades, pues si todos
fueran iguales no habría necesidad de normas. Es justamente porque los hombres son desiguales
que hace falta la ley.
- Es una representación imaginaria de la sociedad

La ley como formulación jurídica expresa lo que debe ser o lo que quiere ser una sociedad y no
la realidad sino una sociedad ideal, un Estado con determinadas cualidades. Una sociedad sin
desempleo, “libre de drogas”, es lo que todos pretenden, pero no puede ser porque la sociedad
es distinta como la ven y la quieren los hombres.

- Lleva implícita legalidad e ilegalidad

No es que los márgenes de ilegalidad sean compensados con espacios de legalidad, ni mucho
menos. Legalidad e ilegalidad forman parte de una misma estructura institucional, por eso a
menudo la ley lleva implícitas márgenes de ilegalidad.

- Es monopolio del Estado

Sólo el Estado tiene la capacidad, los medios y el respaldo jurídico para formular, sancionar,
aplicar y ejecutar la ley. Ningún individuo, aislado u organizado, puede ejercer este derecho
monopólico que tiene el Estado. Esta es la razón porque el Estado puede transgredir la ley y por
eso mismo crea los vacíos y espacios en blanco como medios para zafarse en caso de necesidad.

Los exceptos, salvos, siempre que y cuando, a no ser, sólo, constituyen los escapes jurídicos
llamados también lagunas jurídicas.

- Es un secreto del Estado

La ley, a pesar de su publicación y conocimiento, y debate en determinados círculos y su


vigencia nacional, sigue siendo un secreto del Estado. La inmensa mayoría de la sociedad no
tiene posibilidades de rechazar una ley o formularla, no obstante vivir en democracia, es la
voluntad estatal que se impone a pesar de todo.

- Canaliza los conflictos sociales

En cualquier caso, la ley es un gran instrumento para canalizar y resolver los problemas
sociales. Las leyes que vota o modifica el Estado sirven para desarticular movimientos sociales
y colmar expectativas.

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