Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Art. 5º — Será reprimido con reclusión o prisión de cuatro a quince años y multa de
seis mil a quinientos mil australes el que sin autorización o con destino ilegítimo:a)
Siembre o cultive plantas o guarde semillas utilizables para producir estupefacientes, o
materias primas, o elementos destinados a su producción o fabricación;
b) Produzca, fabrique, extraiga o prepare estupefacientes;
d) Comercie con planta o sus semillas, utilizables para producir estupefacientes, o las
tenga con fines de comercialización, o las distribuya, o las dé en pago, o las almacene
o transporte;
Si los hechos previstos en los incisos precedentes fueren ejecutados por quien
desarrolla una actividad cuyo ejercicio dependa de una autorización, licencia o
habilitación del poder público, se aplicará, además, inhabilitación especial de cinco a
quince años. En el caso del inciso a), cuando por la escasa cantidad sembrada o
cultivada y demás circunstancias, surja inequívocamente que ella está destinada a
obtener estupefacientes para consumo personal, la pena será de un mes a dos años
de prisión y serán aplicables los artículos 17, 18 y 21. (Párrafo incorporado por art. 1°
de la Ley N° 24.424 B.O. 9/1/1995). En el caso del inciso e) del presente artículo,
cuando la entrega, suministro o facilitación fuere ocasional y a título gratuito y por su
escasa cantidad y demás circunstancias, surgiere inequívocamente que es para uso
personal de quien lo recepta, la pena será de SEIS (6) meses a TRES (3) años de
prisión y, si correspondiere, serán aplicables los artículos 17, 18 y 21. (Párrafo
incorporado por art. 1° de la Ley N° 26.052 B.O. 31/8/2005)
Art. 8º — Será reprimido con reclusión o prisión de tres a quince años y multa de seis
mil a trescientos mil australes e inhabilitación especial de cinco a doce años, el que
estando autorizado para la producción, fabricación, extracción, preparación,
importación, exportación, distribución o venta de estupefacientes los tuviese en
cantidades distintas de las autorizadas; o prepare o emplee compuestos naturales,
sintéticos u oficinales que oculten o disimulen sustancias estupefacientes; y a que
aplicare, entregare, o vendiere estupefacientes sin receta médica o en cantidades
mayores a las recetadas.
*"El que registrare antecedentes penales por delito doloso, contra las personas o con
el uso de armas, o se encontrare gozando de una excarcelación o exención de prisión
anterior y portare un arma de fuego de cualquier calibre (4) a DIEZ (10) años"*
12) Lea atentamente el siguiente texto, luego relacione con las teorías
criminologicas estudiadas y compare con el texto de "control y dominación" de
Pavarini
13) Explique las Teorias criminologicas de Sutherland y la Escuela de Chicago.
17) Ver principios del derecho penal ( legalidad, reserva de ley, máxima taxatividad,
etc)
Respuestas
RESPUESTA 1 1 ¿En qué se oponen Derecho Penal y Poder Punitivo?
El sistema es dinámico, la tensión entre los dos modelos de estado, deberá ser
desarrollado progresivamente para contener cada vez más el ejercicio del poder
punitivo realizando así los principios constitucionales e internacionales limitadores
En síntesis:
La contención y reducción del poder punitivo, planificada para uso
judicial por el derecho penal, impulsa el progreso del estado de
derecho. La función de contención y reducción del derecho penal es
el componente dialéctico indispensable para su subsistencia y
progreso. El estado de derecho contiene los impulsos del estado de
policía que encierra, en la medida en que resuelve mejor los
conflictos (provee mayor paz social). El poder punitivo no resuelve
los conflictos porque deja a una parte (la víctima) fuera de su
modelo. Como máximo puede aspirar a suspenderlos, para que el
tiempo los disuelva, lo que dista mucho de ser una solución, pues la
suspensión fija el conflicto (lo petrifica) y la dinámica social lo
erosiona hasta disolverlo. Un número exagerado de formaciones
pétreas puesto en el camino de la dinámica social, tiene el efecto de
alterar su curso y de generar peligrosas represas.
RESPUESTA 2: ¿Cuáles son las razones para concluir en una teoría agnóstica y
negativa de la pena?
Con el Surgimiento de los Estados Nacionales acaece la liquidación del antiguo régimen.
Reformas políticas liberales operan en principios de convivencia civil y de las libertades
individuales, concediéndose para algunas regiones mayores elasticidades que otras para el uso
de determinados psicofármacos.
Ahora situándonos en el marco legal del Derecho Argentino podríamos decir que la ley 23737
se construyó sin tener en cuenta algunos datos no menores :
●no prevé expresamente, la tenencia debe ser ilegítima, para excluir como agentes a aquellos
que posean sustancias legítimamente, como los farmacéuticos.
●Los motivos en virtud de los cuales el procesado entró en la tenencia de la sustancia, con
conocimiento de su naturaleza, carecen de relevancia, ya que al resultar sancionada esa
conducta como de peligro abstracto, dicho peligro existe en tanto la sustancia conserve sus
cualidades y sea apta para ser consumida por cualquier persona con o sin consentimiento de su
tenedor, y es por ello susceptible de ser castigada.
●Debe ceder el interés particular frente al interés común, pues la autoridad no puede reglar el
modo de vivir, de vestir, de usar de su propiedad, de obrar en su domicilio, de enseñar y
aprender, pero puede y debe impedir toda acción y aún toda omisión que implique una ofensa
al orden público, comprensivo de la seguridad, salubridad, moralidad y tranquilidad general
Partiendo de uno los principios más básicos de la constitución nacional, que apela a las
libertades individuales de las personas, el articulado 19 donde se estipula:
“Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral
pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de
los magistrados.
Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo
que ella no prohíbe.”Podemos observar que la pena punitiva, del artículo 5 de la ley 23.737, se
aplica no solo a quien produzca estupefacientes, sino también a aquella persona que los
produce para su consumo personal. Es aquí, entonces, donde cabe preguntarnos ¿No sería
contradictorio e incluso inconstitucional penar a los individuos cuando gozan de su libertad
individual para decidir sobre aquello que solo les afecte a ellos y a nadie más? ¿No violaría uno
de los preceptos más básicos de nuestra constitución penar a una persona que, sin ofender el
orden y la moral pública, en plenas facultades físicas y mentales decide tomar una decisión
sobre y para sí mismo?. El consumo de estupefacientes es una elección personal y como tal, no
debe existir un estado que imponga penas sobre la autodeterminación particular, o ¿Quizás sí
debería existir?. Esta pregunta es objeto de debate hoy en día. No se puede penar a un
individuo por motivos descriptos en el artículo 5 de la mencionada ley porque carecería de
inconstitucionalidad, no solo por oponerse a nuestra carta magna, sino que también sería
violatorio los tratados internacionales que el Estado Argentino incorporó en la misma. Como la
Convención Americana sobre Derechos Humanos en varios de sus artículos:
Podemos entender que existe una obligación implícita por parte del estado en cuanto a salud
se refiere. Teniendo en cuenta la inexcusable relación entre los estupefacientes y la salubridad,
se hace difícil ignorar las implicaciones que puede llegar a tener en una población. El problema
radica en que el estado, a pesar de tener obligaciones tanto de cuidar la salud como de
respetar la individualidad, cae en contradicciones. Por otra parte, en su artículo 18 de la ley
23.737 deja en claro el intento de proteger la salud de la población, permitiendo al individuo
excusarse de la causa si este puede probar una adicción física y/o psicológica a los
estupefacientes producidos para su uso personal. Aca la pena es manifiesta. Será controlada, y
aplicada eventualmente, por otras instituciones de control, bajo un discurso médico. Si en el
plazo de 2 años el individuo no se recuperó y este no tomó con suficiente seriedad el
tratamiento, entonces se le podrá aplicar la pena correspondiente, el poder punitivo vuelve a
pasar a cargo de la agencias de coerción del estado (cárcel). Y si no fuese un enfermo, si no una
persona con plenas facultades físicas y mentales,
¿ sería contradictorio aplicarle una pena punitiva cuando la misma constitución le otorga
libertad para decidir siempre y cuando no ofenda ni dañe a terceros?
Debe ceder el interés particular, para castigar una pena abstracta, frente al interés común.
Tomando en cuenta la Teoría de la prevención general negativa , no creo que ninguna persona
consulte el código penal antes de fumarse un cigarrillo de marihuana, además esto no estaría
solucionando ningún tipo de problema de narcotráfico, solo estaría aplicando la pena a una
persona que por alguna razón decidió fumar. Pero si hay un recorte de la ley que se apoya en
la teoría de la prevención especial negativa y esto es cuando alza su bandera en nombre de la
Salud Pública. Porque si bien pone el tiempo estipulado para una “rehabilitación”, la cual
debería a mi entender, basarse o abarcar un montón de factores en cada caso particular, y no
se si todos lo podrán hacer en ese tiempo o en ese momento, en el contexto que se
encuentren y en la realidad que vivan, en el tiempo determinado por la norma. Concluyó que
la prevención se realiza sobre la conducta que el individuo no puede prever, prevención
general negativa; pero que si la realiza se le aplicar la pena por un bien jurídico que el dice
querer resguardar la salud pública, prevención especial negativa, lo cumple en esta especie de
rehabilitación médica en el tiempo estipulado o en el espacio de encierro más deplorable e
inhumano que conocemos, como cárcel.
RESPUESTA OPCION 2
El principio constitucional relacionado con estos artículos de la ley 23.737 es el principio de
legalidad , ya que establece de manera clara y precisa las conductas que están prohibidas y las
sanciones que se aplicarán en caso de violación de la ley.
Pena general negativa Sostiene que la pena se dirige a quienes no delinquieron para que en el
futuro no lo hagan, basado en la intimidación que produciría la pena sobre el que fue
seleccionado.
La pena, desde esta perspectiva, no debiera guardar ninguna relación con la gravedad del
hecho cometido, sino que su medida debiera depender de hechos ajenos. La persona humana
queda reducida en una cosa a la que se hace sufrir para atemorizar a otra. Para limitar la
medida de la pena los partidarios de este discurso buscan en préstamo la disuasión de la
retribución en derecho privado. La contradicción entra cuando la retribución no alcanza para
disuadir la permanencia del fenómeno delictivo en la sociedad.
La Boétie fue un filósofo francés del siglo XVI que en su obra "Discurso de la servidumbre
voluntaria" aborda el tema de cómo los hombres llegan a aceptar la opresión de los tiranos y a
someterse a ellos de manera voluntaria. Entonces el intenta explicar porque la gente se somete
a esa tiranía, si es por la naturaleza, si la aceptamos por cobardía o si es porque nos mantienen
distraídos. La Boétie crea varias hipótesis, pero concluye que la tiranía se mantiene cuando hay
igual o más gente que le conviene que se mantengan, que la que quiere ser libre. Para la Boétie
el tirano en su círculo más íntimo solo cuenta con cuatro o cinco personas que se jugarían la
vida por él. Sin embargo, resulta que estas cuatro o cinco personas tienen decenas de
dependientes
En resumen, tanto Beccaria como Zaffaroni, Alagia y Slokar comparten la idea de que el
derecho penal debe tener una función preventiva y proteger los derechos humanos, pero
difieren en cuanto a la necesidad y proporcionalidad de la pena y la necesidad de reformar o
abolir el sistema penal.
La teoría agnóstica de la pena sostiene que no se puede construir un concepto positivo. Hasta
aquí ninguna de las teorías positivas de la pena, de las que creen que pueden definir la pena
fue verificada en la realidad social por lo que por su complejidad nos tenemos que remitir a un
concepto negativo de la pena y también agnóstico. Por agnóstico se refiere a que la pena y su
utilidad no es ni puede ser una cuestión de fe. El concepto negativo podría construirse como
una coerción que impone una privación de derechos o un dolor que no repara y sustituye y ni
tampoco detiene las lesiones en curso ni neutraliza los peligros. El concepto que se obtiene es
negativo, porque no le asigna ninguna función positiva a la pena. Por otro lado, la teoría
negativa de la pena argumenta que la pena se dirige a quienes no delinquieron para que en el
futuro no lo hagan, basado en la intimidación que produciría la pena sobre el que fue
seleccionado
El fin de la teoría positiva de la pena es producir un efecto positivo sobre los no criminalizados
como valor simbólico reforzador de la confianza en el sistema social general. El poder punitivo
no cura las heridas de la víctima ni retribuye el daño, sino que hace mal al autor. Impone la
creencia de que la pena es un bien para la estabilidad social o del derecho. En cuanto a los
parámetros normativos argentinos, la teoría que más se ajusta es la teoría positiva de la pena,
que se enfoca en la prevención del delito y la protección de la sociedad.
Esta perspectiva se refleja en el Código Penal argentino, que establece que la pena tiene como
objetivo prevenir el delito y rehabilitar al delincuente para su reintegración en la sociedad. Sin
embargo, esto no implica que la justicia argentina no tenga en cuenta otros aspectos como la
proporcionalidad de la pena y la consideración de las circunstancias individuales del delito y del
delincuente.
TEORIAS DE LA PENA:
Son aquellas que se basan en deducciones, ya que no hay ningún dato empírico que las pueda
comprobar. Se puede decir que las teorías absolutas más conocidas son las de Kant y Hegel.
Para Kant, la pena talional (ojo por ojo y diente por diente) era necesaria para el estado social,
porque de Manual de Derecho Penal Parte General – Eugenio Zaffaroni lo contrario, se vuelve
al estado de naturaleza (guerra). Para Hegel, el delito como negación del derecho es cancelado
con la pena, como negación del delito y por ende, como afirmación del derecho (la negación de
la negación, es la afirmación).
Teorías relativas
Son las que le asignan a la pena funciones prácticas y verificables (tiene funciones políticas
declaradas). Entre estas se encuentran las de prevención general, que actúan sobre los que no
han delinquido, y las de prevención especial, que actúan sobre el que ha delinquido. Ambas se
subdividen en positivas y negativas
Sostiene que la pena se dirige a quienes no delinquieron para que en el futuro no lo hagan,
basado en la intimidación que produciría la pena sobre el que fue seleccionado. Desde la
realidad, la criminización ejemplificante, siempre recaería sobre algunas personas vulnerables y
respecto de los delitos que suelen cometer.
Una criminalización que selecciona las obras toscas no ejemplariza disuadiendo del delito, sino
que establece un mayor nivel de perfeccionamiento como regla para el que delinque, cumple
un efecto estimulante.
El desvalor no recae sobre la acción por su lesividad, sino por su torpeza. Respecto de las otras
formas más graves de la criminalidad, el efecto de disuasión parece ser menos sensible: en
algunos casos con personas invulnerables (cuello blanco, terrorismo de estado), en otros sus
autores suelen ser fanáticos que no tienen en cuenta la amenaza de pena o la consideran un
estímulo (ataques con medios de destrucción masiva indiscriminada), a otros los motivan
estímulos patrimoniales muy altos (sicarios, administradores de empresas delictivas) o porque
sus motivaciones son fuertemente patológicas o brutales(violaciones, corrupción de niños).
Las únicas experiencias de efecto disuasivo del poder punitivo que se pueden verificar son los
estados de terror, con penas crueles e indiscriminadas, que conllevan tal concentración del
poder que los operadores de las agencias pasan a detentar el monopolio del delito impune,
aniquilando los espacios de libertad social y neutralizan las agencias judiciales.
La pena, desde esta perspectiva, no debiera guardar ninguna relación con la gravedad del
hecho cometido, sino que su medida debiera depender de hechos ajenos. La persona humana
queda reducida en una cosa a la que se hace sufrir para atemorizar a otra.
Para limitar la medida de la pena los partidarios de este discurso buscan en préstamo la
disuasión de la retribución en derecho privado. La contradicción entra cuando la retribución no
alcanza para disuadir la permanencia del fenómeno delictivo en la sociedad.
Este discurso busca producir un efecto positivo sobre los no criminalizados, para disuadirlos
como valor simbólico reforzador de su confianza en el sistema social. Se reconoce que el poder
punitivo no cura las heridas de la víctima, ni siquiera retribuye el daño, sino que hace mal al
autor, pero se afirma que ese mal debe entenderse como parte de un proceso comunicativo,
porque impone una creencia de que la pena es un bien para la estabilidad social o derecho. El
delito es una suerte de mala propaganda, y la pena sería la forma en que el sistema hace su
publicidad neutralizante Para esta teoría una persona sería criminalizada porque de este modo
tranquiliza la opinión pública.
Desde hace mucho tiempo se pretende legitimar el poder punitivo asignándole una función
positiva de mejoramiento sobre el propio infractor. En la ciencia social hoy está demostrado
que la criminalización secundaria deteriora al criminalizado y más aún al prisionalizado.
PROBLEMÁTICA= discriminación
El poder punitivo alcanza a los que son vulnerables por portación de estereotipo y
comisión de hechos groseros y poco sofisticados, grotescos, trágicos y pérdida de
cobertura (aunque en ínfima minoría). El resto de la delincuencia prácticamente no
se registra ni conoce.
Estas son características negativas no coyunturales de las prisiones (que pueden ser
más o menos superpobladas y limpias), sino estructurales de la institución. Por más
que se quiera no se pueden eliminar y producen estos efectos, que en conjunto y
técnicamente se llaman prisionización. Las agencias jurídicas reciben el producto de
la selección policial y sólo pueden decidir si la criminalización sigue adelante o se
interrumpe, y en el primer caso la cantidad de poder punitivo que puede ejercerse
sobre la persona.
Esto muestra claramente que el poder punitivo no es ejercido por las agencias
jurídicas del sistema penal, sino por las policiales, y las jurídicas lo único que
pueden hacer en la práctica y hasta cierto punto es contenerlo. Pero no sólo es
selectiva la criminalización que lleva a cabo el sistema penal, sino que éste opera de
modo que la victimización también se hace selectiva y va recayendo sobre los de
menores rentas. Los servicios de seguridad se deterioran y en los últimos años se
privatizan, de modo que goza de mayor seguridad quien puede pagarla o vivir en
barrios de más alta renta en que el servicio es mejor. La seguridad es un derecho,
que importa el de exigir la prestación del servicio de seguridad, pero, por regla
general, éste se reparte en relación inversa a la renta. La vulnerabilidad a la
victimización no es sólo clasista, sino también de género, etaria, racista y, por
supuesto, prejuiciosa.
Es de género, porque las mujeres son criminalizadas en menor número que los
hombres, pero son victimizadas en medida igual o superior.
Es etaria (por edades), porque si bien los hombres jóvenes son los preferidos para
la criminalización, la victimización violenta se reparte entre éstos, los adolescentes,
los niños y los ancianos.
Todo esto genera una seria lesión a la autoestima y devalúa la imagen pública del
servicio. La policía es el segmento que corre mayores riesgos de vida en el sistema
penal y, además, carga con un estereotipo casi tan negativo como el propio
estereotipo criminal, teñido de racismo, clasismo y demás pésimos prejuicios. Su
servicio es reclamado y al mismo tiempo es rechazado y marginado en el plano
personal.
Zaffaroni, Alagia y Slokar consideran que es necesaria una nueva definición de pena
porque consideran que la concepción tradicional de la pena como castigo retributivo
ha demostrado ser ineficaz e injusta en la práctica. Según ellos, la retribución no
tiene en cuenta las causas estructurales que conducen al delito, y tiende a ser
desproporcionada en relación con la gravedad del delito y el daño causado.
Además, estos autores argumentan que la pena no debería ser vista como una
respuesta puramente individual al delito, sino que debería ser entendida como una
respuesta social a un problema social más amplio. En este sentido, sostienen que la
pena debería estar orientada hacia la prevención del delito y la protección de la
sociedad, en lugar de estar basada en la retribución
2. Derecho al debido proceso: toda persona tiene derecho a un debido proceso que
garantice el derecho a la defensa y a un juicio justo. En este caso, el hecho de que
una persona sea penalizada por portar un arma de fuego en función de su historial
delictivo sin que se haya probado su culpabilidad en relación con el hecho concreto
podría vulnerar el derecho al debido proceso.
Respuesta opción 2
Por otro lado, el positivismo criminológico, representado por autores como Cesare Lombroso,
sostiene que el delincuente es un ser patológico que sufre de defectos biológicos, psicológicos
o sociales que lo llevan a cometer delitos. Según esta corriente, el delincuente es un individuo
anormal que debe ser tratado con medidas terapéuticas para corregir sus defectos y
reintegrarlo a la sociedad. En otras palabras, el positivismo criminológico ve al delincuente
como un individuo enfermo que necesita ser curado a través de intervenciones médicas o
sociales para evitar la comisión de delitos futuros.
Y esta segunda al derecho penal de autor. El derecho penal de autor imagina que el delito es
síntoma de un estado del autor, siempre inferior al del resto de las personas consideradas
normales. Este estado de inferioridad puede sostenerse desde el espiritualismo o desde el
materialismo mecanicista.