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Las variables y dimensiones estudiadas son: la inseguridad ciudadana en sí, las violencias: inter-ciudadanas, institucional, económica,
medioambiental, de género, generacional, y la relación entre las mismas y la problemática de las viviendas y de las drogas.
LA INSEGURIDAD CIUDADANA
Se entiende por inseguridad ciudadana a los “fenómenos delictivos y de violencia [que redundan en] la fractura de las sociedades y el
deterioro del tejido social” (Palacios y Sierra 2014, p. 60). Estos están definidos en cada caso por las leyes y códigos pena les de cada
país. En el caso boliviano, se contemplan los delitos: Patrimoniales, en razón de género, contra la integridad de las personas,
anticorrupción, medioambientales, de trata y tráfico, de narcotráfico.
Analizando la evolución de los mismos en el tiempo, se observa un incremento, sobre todo, de los delitos en razón de género, y de los
que atentan contra la integridad de las personas.
En ambos casos, los espacios más peligrosos resultan ser aquellos de orden más privado como las viviendas y/o hogares (violencia de
género) o, en lo que se refiere a los espacios públicos, el transporte público y los mercados.
Esa proximidad con la violencia provoca que en la gente exista una percepción de incremento de la inseguridad. Frente a ello, la
desconfianza ante las organizaciones encargadas de la seguridad es alta, habiendo también aumentado la desconfianza en las empresas
de seguridad privada y en las organizaciones vecinales, teniendo, los ciudadanos, cada vez menos lugares a los que recurrir.
más o menos
más o menos
más o menos
más o menos
bastante y mucha
bastante y mucha
bastante y mucha
nada
nada
nada
baste y mucha
IMPLICANCIAS POLÍTICAS
A nivel de enfoque: A nivel operacional:
● Visibilizar las relaciones entre la inseguridad y las múltiples Abandonar el tratamiento fragmentado de las diferentes
dimensiones de la violencia social dimensiones de inseguridad y violencias sociales, sobre todo
● Abordar el tema integrando niveles: macro (factores que originan aquellas referidas con los delitos en razón de género (incluye
la violencia) –meso (factores que fomentan la violencia) –micro lo intrafamiliar) y los que atentan contra la integridad de las
(factores que facilitan la violencia: entre ellas problemas de consumo personas. Estos deben ser abordados de manera
de alcohol) interrelacionada con el tratamiento de otras dimensiones
● Abordar el problema en su relación con los procesos sociales como p.e. el problema de las viviendas, la interacción
regionales que influyen directa o indirectamente en las violencias e ciudadana, procesos económicos, etc. De ahí que, se necesita
inseguridades (procesos de desplazamiento población, incremento mayor coordinación no solo entre entidades estatales
de las economías ilícitas, problemas económicos, etc.) encargadas de las diferentes facetas de seguridad ciudadana,
● Frente a perspectiva de reglamentación, control y punición sino con otras instancias a cargo de la cosa pública (en los
apostar a la “gobernabilidad de la violencia” campos de cultura, economía, medio ambiente, etc.)
● Coordinar acciones no solo interinstitucionales sino con la Tomando en cuenta la importancia de los observadores
sociedad civil aprovechando su capacidad organizativa (medios de comunicación, tomadores de decisiones públicas,
● Las medidas públicas deben sustentarse en información ciudadanos en general, etc.) en la definición de violencias, las
integrada de todas las dimensiones de la inseguridad y de las políticas deben sustentarse en la articulación con los
violencias sociales. La construcción de indicadores y datos diferentes sectores de la sociedad civil: a nivel territorial
estadísticos permanentes debe ser el instrumento privilegiado de la (OTB’s), de organizaciones social y académicas (p.e. las
toma de decisiones y gestión. universidades), empresarial y otros.
● La hiper-reglamentación no ha solucionado el problema, en vez Poner en pie un sistema tecnológico interterritorial en la RMC,
de seguir sacando leyes que buscan controlar o punir, buscar que sirva de Observatorio de inseguridad y violencias, como
alternativas de gestión de la violencia que apueste a un enfoque instrumento de toma de decisiones.
integral, multidimensional y multinivel de las problemáticas.
LAS VIOLENCIAS INTER-CIUDADANAS
Departamento de Cochabamba. Noticias registradas sobre acciones violentas La disminución en el nivel de confianza de la
interciudadanas población en la seguridad vecinal, está
estrechamente interrelacionada con el
incremento de las violencias inter-ciudadanas.
Otras formas de violencia inter-ciudadana colectiva
Se trata de la faceta de las violencias sociales
Economías ilícitas y acciones colectivas violentas
más estrechamente relacionada con la
Control y vigilancia violenta de lo público inseguridad. Incluye a todas aquellas
interrelaciones entre ciudadanos (que inciden
Pugnas entre grupos de choque también en las interacciones con el medio
ambiente) que, desplegadas para conseguir
Linchamientos o intentos de linchamiento (incluye…
alguna demanda que se considera “legítima”,
Civiles remplazando a instancias públicas repercuten en rupturas de la convivencia social
armónica. Operacionalmente, se traduce en
Actitudes que denotan que el otro no importa indicadores como, agresiones físicas y verbales
Agresiones físicas y verbales entre ciudadanos, muestras de intolerancia o de
‘no importismo’ frente a los que no se consideran
0 20 40 60 80 100 120 parte del grupo al que uno pertenece; control y
vigilancia con acciones agresivas tanto del
2020-2022 2017-2019
conciudadano como de los funcionarios públicos
(toma de rehenes, tapiados, secuestros, etc.),
linchamientos (o intentos de), formación de milicias y grupos paramilitares, y otras acciones, tendientes hacia el “vigilantismo”.
Las mismas se han profundizado en los últimos años –sobre todo las agresiones físicas y verbales, el control de lo público y el hecho de
asumir roles que remplazan a los gestores públicos-, detonadas no solo por la creciente crisis institucional sino por sentimientos de
miedo, inseguridad y/o intolerancia frente al otro con el que se convive. Se produce así un tejido social fragmentado, en el cual las
personas optan por el despliegue de estrategias individuales o “colectivas”–con una noción de colectividad limitada al grupo de
pertenencia- con características violentas y de agresión al otro –civil o público- para enfrentar los problemas con los que se topan
diariamente.
El resultado es la conformación de un círculo de retroalimentación contante entre inseguridad y violencias, que no se va a solucionar –
menos con políticas de control y punición que generan mayor violencia- salvo que se re-construyan las interrelaciones ciudadanas
armónicas.
Comparando datos del 2020 con los levantados a fines del 2022, se observa un cambio importante en la estructura ocupacional que
devela la capacidad de la población de, ante situaciones de incertidumbre, generar empleos principalmente en el mercado informal. Se
han incrementado los trabajadores por cuenta propia, jornaleros y profesionales independientes, en actividades principalmente de
comercio; dejando actividades de servicios de educación y de profesionales y técnicos en el caso de los hombres y los de los servicios
domésticos y del hogar en el caso de las mujeres. Se observa, además, que en el 48% de los hogares, al menos 1 miembro se ha visto
en la necesidad de comenzar a trabajar a raíz de la pandemia; entre los cuales, alrededor de 17% eran menores de 18 años.
Estamos, entonces, ante un detrimento en la calidad del empleo y una mayor vulnerabilidad en lo que se refiere a la generación de
ingresos. Ello se observa a partir del número de personas que han perdido seguro de salud y aguinaldo, el incremento de la cantidad de
horas trabajadas a la semana, con incluso una disminución en los ingresos, o la cantidad de ciudadanos que han dejado de recibir sueldos
fijos a favor de otro tipo de remuneración (destajo, porcentaje o comisión y, principalmente, ingresos propios o por trabajo
independiente).
Por su parte la percepción de la población de la ciudad de Cochabamba y del área urbana de los municipios que pertenecen a la Región
Metropolitana Kanata, revela que el 63% de los habitantes del área urbana de la región de los valles Central y de Sacaba afirman que
la situación medioambiental del municipio afecta su salud. Destacando entre los principales problemas: que el 85% de los habitantes
de esta zona están de acuerdo en que el uso de vehículos motorizados es una de las principales causas de la contaminación del aire y
que 7 de cada 10 cochabambinos declaran que no están seguros de cuál es la calidad del aire que respiran, mientras que el 15% est á
convencido que el aire que respira no es limpio y que afecta principalmente en problemas respiratorios (38%) (Ecobarómetro 2022,
EVSTP 2022).
Todas estas problemáticas, incrementan la sensación de estrés y ansiedad, contribuyendo al círculo de violencias e insegurida des. Si a
ello se añade, el problema de los avasallamientos de tierra (que están ocupando espacios encima de la cota establecida, y que afectan
a la dotación de agua de las ciudades, entre otros), las humaradas e incendios (que 23% de los encuestados, considera que es uno de
los principales problemas ambientales de su municipio) los constantes conflictos entorno a la basura (sobre la que 41% de los
encuestados, creen que es una temática netamente política), entonces se puede establecer claramente la relación de este tema
ambiental con las inseguridades y violencias sociales.
LA PROBLEMÁTICA DE LA VIVIENDA
En el área metropolitana de Cochabamba, de la totalidad de hogares, la agresión intrafamiliar o doméstica se presenta en un 17%. Este
tipo de agresión, de acuerdo a un análisis multivariado, está vinculado con: la agresión en la vivienda – habitada por más de un hogar
– (en 15% de los entrevistados), la agresión por el uso de servicios básicos (11%), haber sufrido hechos de violencia (15%) y el desalojo
o amenaza de desalojo (11% de los hogares que no cuentan con vivienda propia).
Está también vinculado con el sentimiento de temor o inseguridad por: la falta de privacidad (6%), la falta de servicios básicos (9%),
el uso de baño compartido (3%), tener una ubicación alejada del centro de la ciudad (12%) y la utilización de materiales de construcción
precarios (8%). Asimismo, se percibe: como causa de agresividad en las personas, el estrés por la pandemia.
Foto: Daniela Soto
El tipo de vivienda relacionada con la agresión en el hogar o doméstica, presenta tres o más personas por dormitorio, tenencia no
propia, ubicación en un barrio donde hubo algún hecho de inseguridad ciudadana y asequibilidad (se destina menos del 30% de los
ingresos del hogar en el alquiler o crédito de la vivienda). En función a estas características residenciales, los ingresos por persona de
los hogares donde se existe agresión en el hogar, corresponde a un tercio para cada una de las categorías: pobreza extrema, pobreza
y sin pobreza. Finalmente, estas características se asocian, en mayor proporción, a respuestas dadas por mujeres y por grupos
generacionales en edades comprendidas entre 30 a 44 años.
Tomando en cuenta que el tipo de violencia que más ha aumentado es la relativa a los delitos en razón de género, y que la vivienda es
el principal lugar en el que se da la violencia doméstica –que está en el origen de las escalonadas de violencias en este campo- en una
propuesta de política pública que busque incrementar la seguridad y el bienestar de la población, debería tomarse en cuenta esta
variable, como base para tejer alianzas con otras organizaciones encargadas del tema.
Entre las denuncias más importantes registradas sobre violencias por razón de género, las referidas a la violencia doméstica son
constantes en el tiempo, con tendencia hacia el crecimiento.
Otro tipo de violencia creciente, que también afecta a lo generacional,
Violencia Familiar o Doméstica, Art.272 Bis. 994 es la sexual:
6000
5000
4000
3000
2000
1000
0
2016 2017 2018 2019 2020 2021 2022
Vale destacar que, sobre todo en este campo, los datos que registra la
fiscalía no dan cuenta de la magnitud del problema. Al tratarse de hechos LA CAPACIDAD ORGANIZATIVA DE LA SOCIEDAD
que muchas veces no se denuncian, por la estigmatización que supone CIVIL COMO INSTRUMENTO PARA LA
(violaciones, por ejemplo) o, también, por la respuesta institucional ARTICULACIÓN CON LAS POLÍTICAS PÚBLICAS:
violenta a la que se enfrentan las denunciantes -que, en muchos casos, DOS ESTUDIOS DE CASO.
lleva a la revictimización de las víctimas. De ahí que hay un sub-registro
de este tipo de violencia faltando mejorar los sistemas de recopilación y La capacidad organizativa activada durante la pandemia
registro de información, que guíen mejor la toma de decisiones públicas. del COVID 19 y el conflicto político de 2019 pueden
constituirse en una vía para mejorar la articulación entre
las instancias las instancias públicas y la población para
enfrentar (previniendo) la inseguridad y las violencias
con mayor eficiencia.
VIOLENCIA GENERACIONAL
Una de las violencias que se entrecruzan con todas las otras dimensiones, es la generacional, sobre todo de jóvenes. Ésta inc luye las
violencias entre jóvenes, hacia los jóvenes, y desde los jóvenes. De hecho, en encuestas realizadas, se nota que en el imaginario
instituyente de la población local y de los tomadores de decisiones públicas, el joven (sobre todo si es hombre y camina en grupo) es
visto como el peligroso. De ahí que, en todas las propagandas de las instituciones públicas, se los estereotipe como el principal
performador de la violencia.
A la vez que se identificaron factores de riesgo, se buscó también comprender cuáles, para los jóvenes serían los factores de protección:
destacan, entre los más importante: (i) apoyo económico (nuevas alternativas de trabajo, apoyo con bonos), (ii) actividades de
contención e información sobre enfermedades, (iii) espacios para mayor relacionamiento familiar, con pares, y mayor cohesión social;
y (iv) Desarrollar formas alternativas para solicitar apoyo tales como líneas de emergencia, constitución de grupos de apoyo vecinal o
familia, o construcción de redes con otros sectores de la sociedad.
En términos generacionales, hay que también destacar la violencia hacia la población de tercera edad, la que es foco de muchas formas
de violencias: intrafamiliares, institucional (se trata de uno de los grupos más invisibilizados no sólo por las medidas y políticas públicas
sino también por el mundo académico, y que sufre mayor maltrato por parte de las entidades encargadas de la temática) y,
principalmente, económicos.
IMPLICANCIAS PARA POLÍTICAS PÚBLICAS TANTO DIRIGIDAS A JÓVENES COMO A PERSONAS DE TERCERA EDAD
Con base a un trabajo de coordinación entre instancias públicas encargadas de la Seguridad Ciudadana y organizaciones de la sociedad
civil:
Elaborar proyectos interdisciplinarios estrategias de promoción, diagnóstico y tratamiento de la salud mental
Atención a nivel de redes de apoyo y contención psicológica en oficinas municipales, distritos y universidades por medio de primeros
auxilios psicológicos
Brigadas intergeneracionales que fortalezcan cohesión social por medio de espacios de diálogo del “ser joven” y del “ser adulto
mayor” frente a las violencias en espacios como la “Casa de la Juventud” OTB’s
Terapia por medio del Arte coordinando institucionalmente en espacios como mARTadero, Casa de la Cultura, fundaciones
educativas.
Específicamente para jóvenes
Estrategias de atención a jóvenes por medio de líneas de emergencia, grupos de whatsapp, tik tok, youtube.
Implementar redes sociales como el tik tok, instagram que sean parte de un diagnóstico previo de necesidades psicosociales de las
juventudes.
En Bolivia, la política de drogas desempaca múltiples problemáticas que, de forma casi unánime, son abordadas desde el derecho penal,
en el marco del régimen prohibicionista. Las estrategias policiales antinarcóticos priorizan sus acciones en la interdicción, entendida
como la prohibición y la represión del delito de tráfico de drogas (art. 33 Ley 1008), acciones que, además, son alentadas y aceptadas
socialmente en directa proporción a los sesgos informativos y la mediatización amarillista en la construcción del “problema-amenaza de
las drogas”.
Al apostar casi por completo por respuestas de enfoque represivo, perdemos de vista “las otras” dimensiones claves que hacen al
problema de las drogas. Y es que la comprensión de la relación drogas-sociedad merece una discusión mucho más amplia a la altura de
los desafíos que supone. Por ejemplo, es necesario abrir
espacios para la promoción de miradas sobre la producción y el
consumo de drogas desde el desarrollo (sostenible) y la salud
pública (reducción del daño), poniendo atención en la generación
de diagnósticos multidimensionales que guíen la elaboración y
gestión de propuestas alternativas a las represivas, que en este
último caso no sólo vulneran derechos humanos, sino que son
proclives a la discrecionalidad, corrupción e impunidad.
METODOLOGÍAS UTILIZADAS
Problemáticas como las que nos ocupan, que tienen sus propias dinámicas pero que se explican en su interdependencia y en su relación con
otros procesos, requiere de aproximaciones complicadas, con andamiajes metodológicos que den cuenta de esa complejidad.
En este sentido, se ha optado por la utilización de métodos mixtos, que implican la combinación métodos cuantitativos y cualitativos. El diseño
(armazón) fue construido de manera colectiva, cada persona apuntando el tipo de información que requeriría para su investigación según la
operacionalización de sus variables. De esta manera, se optaron por estudios simultáneos o paralelos, combinando las siguientes técnicas de
investigación: revisión documental, monitoreo de prensa, encuestas (se aplicó una encuesta en 6 de los 7 municipios que conforman la RMC),
entrevistas, grupos focales y recopilación de información visual
Alejandra Ramírez S., Miriam Camacho, Fátima Zambrana, Jorge Churme, Gonzalo Vargas, Katrin Quillaguaman, Jancarla Loayza,
Antonia Terrazas, Daniela Santivañez, Tania Aramburo, Lourdes Saavedra, Joaquin Chacin.
LECTURAS ADICIONALES:
Camacho, M.; Ramírez A. (Comp. )(2018). Reflexiones sobre algunos factores que explican la violencia y la inseguridad en su dimensión
social. Cochabamba: CEP-CESU-IIHCE, FCJyP, ASDI
Carrión, F. (2004). La inseguridad ciudadana en la comunidad andina, Íconos N° 18, Revista de FLACSO-Ecuador. Quito: FLACSO, 109-
121.
Palacios Arazate, J. L.; Sierra Velásquez, J. (2014). El concepto de seguridad ciudadana: una perspectiva desde los estudios para la
paz, Seguridad ciudadana: visiones compartidas (Coord. José Luis Estrada). México: Instituto de Administración Pública del Estado de
México – Universidad Autónoma del Estado de México, 45-68.
Ramírez, A. (Comp.). (2015) Por esos lugares no camino. Reflexiones teórica-conceptuales para comprender la violencia y la inseguridad
en ámbitos urbanos. Cochabamba: CESU-IIA-Acción Andina- CEP- IIFCHCE-IESE-DICYT-ASDI.
Ramírez, A.; Camacho, M. (comp.) (2016). Violencias e inseguridad ciudadana en la Región Metropolitana de Cochabamba.
Cochabamba: CESU-IIA-Acción Andina- CEP- IIFCHCE-IESE-DICYT-ASDI.
El objetivo del mismo fue, a partir de un estudio de caso en la Región Metropolitana de Cochabamba (Bolivia), caracterizar la
problemática de las violencias en tiempos de pandemia, de manera a aportar con información que pueda coadyuvar con una gesti ón
pública y privada más integral del COVID. Siendo la violencia una problemática compleja, se elegirán solamente cuatro de sus principales
dimensiones: a) socio-económicas (vivienda adecuada, empleo) b) violencias de género, generacionales e intrafamiliares c) violencias
inter-ciudadanas y d) violencias medioamentales.
Estamos convencidos de que el puente entre la academia (la investigación empírica acompañada de reflexiones que provienen de la
revisión teórica conceptual) y la toma de decisiones públicas, debe fortalecerse. Para ello, cualquier estudio, puede traduci rse en
mensajes para las políticas públicas que sirvan como referencia al momento de lanzar medidas para enfrentar los diferentes problemas
que emergen en una sociedad; en este caso una problemática de gran incidencia en la población de la RMC, como es la de las violencias
y la inseguridad ciudadana.