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literatura.
El cuento inicia con el recuerdo de la tarde apacible y serena del 26 de septiembre de 1816, día en
que, frente a la mirada horrorizada y atónita de todo el pueblo, son fusilados cinco hombres de la
familia Salas, ilustres próceres de la independencia. Ficción y realidad se unen para configurar una
historia verosímil que cuenta los momentos previos al fusilamiento de estos huilenses en la Plaza de
los Mártires. (Lectura apartado 1 Magda)
Desde allí exalta el espíritu y los valores patrios de sus coterráneos y antepasados; héroes que
lucharon por la ruptura total de los vínculos entre la provincia de Neiva y la corona española y toda
autoridad que representara dominación.
Los esbirros del General Morillo descendieron por una de las calles del centro de la Ciudad de
Neiva al río Magdalena. Este pasaje permite conocer algo de la cotidianidad a orillas del río
Magdalena, su importancia y grandeza; y presenta la figura del boga.
Narración de Jose
Mapa de las riberas del río Magdalena, con el camino que une a Neiva con Santafé, 1805. Archivo General de
la Nación, mapoteca 4, ref. 294A
Mientras caminaba hacia su presidio, Fernando pensaba en el reencuentro con su hermano y con
sus cuñados; le dolía la humillación a la que se expondría su esposa al verlo pasar por las calles.
Las puertas de la cárcel se abrieron para dar entrada al prisionero, y le fue permitido, por unos momentos,
caer en los brazos de sus hermanos. Allí estaba D. Benito, casi cadáver: había hecho la campaña desde el
año de 1813 […] había perdido la vista y el uso de las piernas, á causa de la retractación y el frío de la nieve
(Dávila, 1893: 13).
Sigue la historia con la descripción de las esposas de los próceres y la reacción de estas mujeres
ante el arresto de sus esposos; sobresale en este grupo Juana Salas, esposa de Francisco López. Esta
mujer severa reconvenía duramente a sus compañeras por mostrarse frágiles ante el dolor. Juana es
la matrona de la historia; ella representa a las heroínas de la independencia, mujeres que se vieron
obligadas a trabajar a fin de evitar que sus hermanos e hijos murieran de hambre o fueran repartidos
en casa de amigos u otros familiares, como sucedió en la época.
En la historia también está Juanita López, esposa de Benito Salas. Es ella la representación de la
virgen María, “por su igual bondad, su prudencia inalterable y la inefable dulzura que presidía todos
los actos de su vida. El dolor de Juanita es doble: fue testigo de la muerte de su esposo mientras estaba
embarazada. Joaquina, por su parte, representa a los hijos de la guerra.
La ejecución de los prisioneros y los sucesos previos, constituyen la segunda parte del relato. Al
día de la muerte de los héroes, Dávila lo llama “día de ahorcado” (p. 20) y lo describe como gris, con
nubes oscuras y con viento de tristeza, como si la naturaleza comprendiera la tragedia que se estaba
desarrollando. Para los condenados, los momentos previos a su ajusticiamiento fueron de reflexión
sobre la muerte. Pensaban en sus familias y en el enlutado porvenir que les esperaba, les mortificaba
pensar que iban a “legarles un caudal de persecuciones y dolores” (p. 21). También pensaron en sus
sueños de libertad, en sus luchas y sacrificios; dudaron por un momento de la seguridad del triunfo.
(lectura pag. 23 fusilamiento)
Narración Juan Pablo. Algo de Neiva, de la Plaza, la historia ….de Parque Santander hoy día …
Avanza la historia y se confirma el presentimiento de los próceres. Sigue la confiscación de bienes,
el destierro de las viudas y huérfanos y su abominación por ser descendientes de patriotas.
Las mujeres sufren el rechazo social, pero, lideradas por Juana Salas, empiezan su factoría de
cigarros. Con unas hojas de tabaco prestadas empiezan la fabricación de cigarros, que pronto se
convirtió en una empresa. Aunque este trabajo rompe con los patrones culturales, en tanto no es un
oficio propio de la élite femenina, se mantiene la idea de que la mujer debe guardarse en el hogar,
pues, para hacer menos intensa la transgresión, el oficio de salir a la calle a venderlos se comisiona a
mama Eulalia.
El cuarto y último apartado se inicia con el anuncio del triunfo del grito de libertad. Las lágrimas
ahora “fueron de gozo y felicidad, los dolores se ocultaron en el último rincón del corazón; las tumbas
de los mártires se vistieron de gala, y fue todo un himno en frenesí de alegría” (p. 37). No fueron
vanos los pesares ni las penas de estos hombres y mujeres comprometidos con su patria.
Cierre
Aeropuerto la
Manguita 1960