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UNIVERSIDAD DE MÉXICO

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nopolio advienen reciamente y los Estu- de los problemas que causaban los cré- cómico rastacuero, reiterado, que se apo-
dio Churubusco o los Tepeyac o los ditos, las siembras, las cosechas, los pre- yaba en el método menos convincente:
mérica se dedican con ánimo febril y cios del mercado. En los estudios de cine, el juego de palabras.
las Babilonias de la capital, sólo había Lo más obviamente reaccionario del
potemkiano a forjar palmo a palmo un
nuevo país, con calles pobladas de caba- serenatas, parrandas, balazos y hembras cine nacional es el renglón de la añoran-
rets y mala comerciantes que no saben bravías. Es decir, westerns a la intem- za. Don Susanito Peñafiel y Somellera,
ender el corazón; con madres que traba- perie, chauvinistas. El charro, más que un souvenir del porfiriato, evocó la vida
jaban como irvientes para que su hijo nuestro símbolo, fue nuestra sentencia antes del "Ipiranga", las tertulias bohe-
e tudiara en un colegio decente y.Ja ma- universal; ¡Esos Altos de Jalisco, qué bo- mias y hasta las tandas del Principal. La
dre iba a ver anualmente al hijo sin iden- nitos!, El ahijado de la muerte, Historia voz de Sofía Alvarez -como hoy la de
tificar e pero el hijo era mala cabeza y de un gran amor, Camino de Sacramen- Ernestina Garfias- enaltecía las veleida-
la madre en cambio heredaba a su an- lo y, sobre todo, El peñón de las ánimas, des aristocráticas de nuestra burguesía y
ciana patrona y partía a Europa y al re- el drama bajo el quelite más célebre que los actores que torpemente encarnaban
greso ya millonaria encontraba a su vás- se recuerda. a Nervo, Juan de Dios Peza, Juventino
tago convertido en limosnero y no lo re- Pueden darse varias razones que expli- Rosas o Porfirio Díaz, recibían el impul-
onoda y el hijo derrotado terminaba quen por qué en cine hemos vivido al so de Joaquín Pardavé, el advenedizo y
muerto de frío en sórdido callejón. margen del sentido del humor. Quizá una quejumbroso adorador de los tiempos
Surgía una reacción en contra del pri- nación que se integra necesita todavía del globo de Can tolla, de la perseveran-
mer nacionalismo puritano. La burgue- tomarse muy en serio o la solemnidad cia de Zúñiga y Miranda y de la imper-
ía de eaba vengarse de la ingenuidad es nuestro destino o la comeelia es ajena tinencia de las huelgas de Cananea.
ampirana que era la esencia de su pa- a los veneros de nuestra idiosincrasia. El Es imposible extenderse infinitamente
ado y de Flor, la inocente y pura novia caso es que únicamente las películas he- a propósito de los comentarios que pro-
de Jacinto, el caporal y por eso, Lulú, chas con el corazón y los nobles propó- voca la lectura del libro de García Riera.
Marlene, Gladys, hacían su aparición con sitos nos comunican la presencia de un Del alemanismo a nuestros días, la caída
la b ca pintada, la rumba prevaricadora sólido sense o/ humoT, quizás involunta- del cine mexicano ha sido frenética y sin
y I orazón d hecho. Como tardía reac- rio pero no por ello menos vigoroso. Ya .tropiezos. Se han perdido sus escasos va-
ión a los de manes de los nuevos latifun- lores, que se fincaban en un cierto sabor
a la distancia se advierte que lo mejor "de testimonio, de documento indirecto.
ui tas o amo cartilla de introducción al de Cantinflas nunca llegó al cine. El se- Ahora todo culmina en una supuesta cri-
artí ulo 27 on tiLUcional que a la letra
di , 1 lndi Fernández acartonaba la ñor Moreno, quien grabó en la mente sis, forma benévola de designar la extin-
R volución, la r galaba para siempre un del pueblo mexicano los diez únicos chis- c~ón rabiosa de una industria, que gra-
lo táti o ponía a llorar estoica- tes que constituían la totalidad de su CIas al medro, h baratura y el comercia-
l1l a D lore del Río, la emperatriz guardarropía, proyectó una versión ideal lismo rebasó los límites de lo risible para
d la el 'di ha rural. J luso, arbitrario, más del lenguaje político nacional y fue un dedicarse de lleno a lo gangsteril.
bi n ur i, el Indio fue un antecedente
d inl l' , U'" d la ione de la ruta
lt nica, no d '1 todo d provi to de acier-
10 forma 1 '. P ro, al ser u ejem plo
tu 1Il' ti onlamina ión, se le corrom- l· LOS L I B R O S _
pió, prim '1' 'on 1 11'IIago y luego on
la intlif l' neia. Por último, se le dejó REFERENCIA: Luis Cernuda. Ocnos (ter- ción de la belleza -"hermosura", como
hac '1' la' poslrim 'rh' d u lalento. cera edición aumentada) . Ficción. Uni- Luis Cernuda gusta llamarla con un
El monopolio cin malogrMi o busca-
versidad Veracruzana. México, 1963. característico pudor de lenguaje- roba-
ha ,1 J rogr"o d '1 par uya manifesta-
t i(lII ~ liera 'ra '1 a uge de sus cuen tas
J9'J pp, da al tiempo por el poder de la palabra:
han tiria. rol' 11o, lanzaban a la 1 ubli- son poesía. La explicación del título
OTlCIA: Esta tercera edición aumentada elel libro ("Ocnos, personaje mítico que
ti Intl Ull M'i in ntado, ficticio, con
rd()lo~, h r s si tuaci n de artón pie- de Ocnos, colección de poemas en pro- trenza los juncos que han de servir de
dra, con la mi ma p'i ologfa Illedmica y sa que como los otros poemas en alimento a su asno") sitúa ya la posi-
I rav 'ra ti l Br:l o ha la '1 uchiale y nos
verso de Luis Cernuda ha ido creciendo ción de Cernuda ante ese ejercicio poé-
.tprol'i i(loaban duna fanlasía: u iu- de una manera natural, obedeciendo tico: "Cosa tan natural era para Ocnos
daelano id 'al on la 111 ntalidad ue un siempre a una necesidad interna, salió trenzar sus juncos como para el asno co-
¡¡ la venta unos cuantos días después mérselos. Podría dejar de trenzarlos,
(aballo 'mI r n I dar y la valentía de un
Ilirio p '0 il1la inativo. Y in mbargo de la inesperada muerte de su autor. pero entonces ¿a qué se dedicaría?" Ésta
('n SI' clim'l id 'al nutrían u sueños de .J unto con La realidad y el deseo, al resulta así una condición fatal. Desde su
ambi i60 'su amor p r la grandeza po- g ue en cierta forma se suma, el libro escepticismo, el poeta se ve obligado a
~ibl ,Iodo los m xi anos de provincia y
forma parte de la obra más importante responder a la belleza con la palabra,
lodo l()~ el la apital de de luego. ¿Qué de Cernuela, aquella que da expresión aun teniendo conciencia de la inutili-
macho d' cantina no le habd I.Omauo a su voz poética - a la que se debe con- dad de esa respuesta, más allá de la pro-
algúll golp' a Puro nneneláriz, algún tar entre las más altas y puras de nuestro pia realización. En este sentido, lo¡¡ poe-
I ruco para, m<Ís r;ípido el adversario, le-
tiempo. Esencial y fatalmente poeta, Cer- mas de Ocnos forman una especie de
vantar la eja y relirar e con el ánimo nuela es autor también de tres libros de diario íntimo y personal, una afirma-
digno? ¿ )ué mujer fatal no ha elaborado ensayos: Estudios sobre poesía espafíola ción contra el poder del tiempo, la fuga-
\U VOl opiando la: excelsiludes sonoras contemporánea, Pensamiento poético en cidad de la belleza y la indiferencia del
de la F lix / no ha lratado impíamente la lírica inglesa y Poesía y litemtu- público. "No hay dioses que nos de-
d \'llrar el alma y envilecer la pasión de m, "obras de sus circunstancias", como vuelvan compasivos lo que perdimos,
:anlO' LU/anl0, ahora honeslo cajero o él mismo señala en el prólogo de una . sino un azar ciego que va trazando
l' p lable pagador? ¿Qué animador de de ellas, pero de espléndida realización, torcidamente, con pasos de borracho, el
fie la d fin de cursos no adquirió (antes así como ele otras dos obras en prosa: rumbo estúpido de nuestra vida", dice
de la V) sus ademane y repertorio hu- T¡·es narraciones y VaTiaciones sobre el poeta en Regreso a la sombm. Y a
morí lico por la cOlllemplación de Can- lema mexicano. Tradujo a Hólelerlin partir de esta tranquila aceptación de
linfla . Tin-Tan, Parelavé, Raúl de An- y TTOilo y C¡"ésida de Shakespeare. la condición humana, de esa concien-
tia, Ramún Per da y Maritofía Pons? cia trágica, que tan bien aclara el sin-
El nacionali 1110 llegaba a la cumbre EXAMEN: "Algunos creyeron que la her- gular lugar de Cernuda dentro de la
(on la película que confirmaba lo irre- mosura, por serlo, es eterna (Como dal poesía contemporánea, el poeta nos va
p tiblc de las per anal idades ele los pue- ¡uoco tl caldo, esser diviso - Non puo'l entregando, sin embargo, su alto testi-
blo: COI//O ~/éxico no hay dos, Si Ilegil- bel dall'etemo) , y aun cuando no lo monio de la situación del hombre con
llamo a percatarnos de nuestra condi- sea, tal en una corriente el :remanso toda su ansia de felicidad, su soledad y
ción de al de la tierra, veríamos el sub- nutrido por idéntica agua fugitiva, ella su percepción del poder del tiempo so-
dc arrollo COIllO un mal menor. Jorge y su contemplación son lo único que bre él, por mera fidelidad a su voz poé-
:'\'egrcle cra .una época: desde Ay Jalis- pare~e arrancarnos del tiempo durante tica, a su demonio.
co /la Ir ro le aTo le saque, Tlaque- un mstante desmesurado", dice Luis Por otra parte, es indudable que Cer-
pnqllc . (película 9ue no hizo, pero que Cernuela en El enamomdo. Casi todas nuda puede hablar, puede hacernos es-
~nu . bien pudo [limar). Los charros re- I~~ pr~sas poéticas de Ocnos son expre- cuchar, comunicarnos la belleza de un
II1\·enlaron lada una zona del país, libre slOn dIrecta ele un momento de revela- lugar, de una ciudad, de algunos árbo-
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les o del mar con una voz cuya intensi- los sucesos devienen naturalmente, no
dad y delicadeza no tiene rival en la existe en el mundo de Juan Vicente
poesía contemporánea, haciendo des- Mela. Al contrario, en él todo parece
cansar el poema tan sólo en esa capaci- estar fijo para siempre, detenido en
dad de revelación, de hacernos sentir un instante al que es necesario llamar
junto con él, sin necesidad de ningún el momento de la revelación. Todo el
otro apoyo, renunciando al tema, a cual- "tiempo", el suceder anterior y poste-
quier idea que le permita construir el rior a ese instante, gira alrededor de él,
poema. En esta dirección, demuestra como una especie de aditamento, sin
que su lenguaje es de una pureza ili- lugar verdadero y que sólo parece po-
mitada; cada uno de sus giros, de sus je usado (verdadero "estilo" de Elena sible gracias a él. Por esto los relatos
rumores secretos, de sus acentos ocul- Garra) cumple con su misión de equili- de Mela se caracterizan por su notable
tos nos conduce a la realidad y nos brar la forma de la novela. estatismo interior y es sólo el lenguaje
obliga a percibirla como si nosotros mis- Sensible al problema que plantea el el que otorga esa sensación de movi-
mos estuviéramos descubriéndola, sin- narrador de toda novela, la autora de miento a algo que en realidad está fijo,
. tiéndola junto con el poeta, paralela- Los recuerdos del po1(JenÍT logra otro haciendo posible que el autor comuni-
mente a él. Pero si Cernuda puede hacer acierto al escoger al "pueblo" para que que, transformada en palabras, una
esto es porque su sentimiento es de una
explique los acontecimientos, pues éste percepción de la realidad que de otra
pureza absoluta y es él el que lo hace manera resul taría imposible de trans-
tan gran poeta y convierte a Ocnos en adquiere un carácter móvil, a veces ob- formar en acción, en "relatos", y que al
una de las pocas, auténticas obras de jetivo y en ocasiones subjetivo: Ixtepec mismo tiempo es la que lo obliga a en-
expresión poética en prosa. es un conjunto de casas, calles, árboles contrar ese lenguaje.
y plazas y, asimismo, gente que entra y El verdadero sentido de la obra de Me-
CALIFICACIÓN: Excelente. sale, que se aglomera el día del merca-
la debe encontrarse en lo que nos dice,
do y que se une para manifestar sus pro-
-J. G. P. testas, Sin embargo, la conciencia del nos entrega, ese momento de la revela-
pueblo, expuesta con claridad en cuan- ción que sostiene los tres relatos. En los
REFERENCIA: Elena Garra, Los recuerdos to a la tragedia que en él se desarrolla tres, durante el supuesto desarrollo de la
del porvenir. Editorial Joaquín Mortiz. y de la que es testigo, no se hace paten- acción, nos sorprende la forma en que
México, 1963, 295 pp. te respecto a los hechos históricos de la el autor unifica la naturaleza, el mund¡:>
NOTICIA: Informa la solapa: "Elena Ga- época: la defensa de Zapata, Villa y Fe- exterior y los personajes; una y otros pa-
rra nació en Puebla, en 1920. Ha publi- lipe Ángeles (en franca oposición a las recen formar parte de la misma realidad,
cado Un hogar sólido (Colección Fic- figuras de Carranza y Huerta y al poder estar radicalmente unidos, sin ninguna
ción, 1958), serie de piezas en un acto otra vez en manos de las clases "adine- diferenciación. Vemos, así, cómo a las
renovadoras de nuestra literatura dra- radas") conduye con una injustificada
mática. La mayor parte de su obra -no- catástrofes emocionales de éstos, de una
simpatía por el levantamiento cristero.
vela, cuento, teatro- permanece inédita manera misteriosa la naturaleza respon-
o dispersa en revistas de México, Estados CALIFICACIÓN: Interesante. de con otras catástrofes y la realidad se
Unidos, Alemania y Francia." nos presenta como si ésta fuera su esen-
-A. D.
cia natural. Fluye el río en La hora in-
EXAMEN: La duda que nos asalta al prin- móvil y su movimiento se hace imper-
cipio de la lectura de esta primera no- REFERENCIA: Juan Vicente Mela. Fin de ceptible, no tiene principio ni fin. La
vela de Elena Garra es la siguiente: ¿po- semana. Alacena. ERA. México, 1964, tarde, el girar de la tierra, se detiene en
drá la autora mantener a través de todo 93 pp. El verano de la mariposa. La tierra tiem-
el libro el estilo descriptivo escogido, la bla en El dia de Teposo. Simultáneamen-
forma de narración por medio de imá- te, Roberto Gálvez regresa al pueblo, la
NOTICIA: Éste es el tercer libro de cuen- solterona se detiene al borde del abismo,
genes que transitan de lo poético a lo
fantástico y lo absurdo, formas que, por tos de Juan Vicente Mela, que en 1962 Antonio-Ricardo recuerda el nombre que
publicó Los muros enemigos, y unos lo llevará a descubrir su identidad secre-
otra parte, constituyen una característica
de sus cuentos y su teatro? Y nos hace- ouantos años antes otra obra de cuyo ta. Los dos tipos de acontecimientos pa-
título no quiere acordarse. Fin de se- recen corresponder al mismo orden. Pero
mos la misma pregunta después, cuando
se reiteran los contrastes con respecto al
mana contiene tres relatos, cuyas dimen- precisamente a partir de esa unificación
tiempo y al recuerdo, cuando los senti- siones exceden los límites tradicionales se produce la ruptura y entonces el lec-
del cuento: La hora inmóvil, El verano tor descubre que Mela nos ha conducido
mientos de los personajes -Isabel y Ni-
colás; Francisco Rosas, el general que de la mariposa y El día de reposo. Un al momento en que el personaje se en-
dicta todas las órdenes en el pueblo; Juan tanto caprichosamente, el autor hace cuentra a sí mismo, se reconoce, se revela
Cariño, el loco; Rodolfo Goríbar, el aco- que estos tres relatos se inscriban den- como destino. A partir de este reconoci·
modaticio; Tomás Segovia, el poeta; las tro de los tres últimos días de la sema- miento, el mundo vuelve a ponerse en
amantes de los miembros del estado ma- na y de ahí el título del libro. movimiento y los personajes aparecen ya
yor, mujeres que vegetan en un ambien- como conciencias desgarradas, que cono·
te de sueño, a las que rodea un hálito EXAMEN: Se ha dicho ya y no está por cen y experimentan su separación de él,
de dulce irrealidad, etcétera- se expre· demás repetirlo que Juan Vicente Mela su soledad radical.
san a través de planos superpuestos que, tiene lo que podría considerarse un sen- Juan Vicente Mela ha conseguido así
esporádicamente, se alejan de la narra- tido natural del ritmo en su lenguaje. hacer objetiva, transformar en imágenes
ción central manteniendo sólo un eje Sus palabras se levantan, ondean, giran comunicables, una concepción totalmen-
que sirve de vínculo, de liga aclaratoria. vertiginosamente, descienden, parecen te subjetiva del mundo. La realidad es
Repetidamente el mundo de cada per- detenerse de pronto para volver a alcan- verdaderamente un producto de la vi-
sonaje, siempre al influjo de un proce- zar altura y en todo momento obligan sión interior de los personajes, pero és-
dimiento general usado por Elena Garra, al lector a acomodarse a su paso, a su tos sólo llegan a ser en el momento en
se va explicando dentro de los sucesos aliento. Sin embargo, mucho más im- que se ven a sí mismos separados de ella,
externos; en el aire no queda ningún portante que esa particular riqueza y en el instante en que se afirman como
rastro de lo interno, excepto aquellas ese poder envolvente del lenguaje, me destinos, independientes de la naturaleza
imágenes que tendrán consecuencias parece la posición desde la que el autor y asumen su soledad.
posteriores dentro de la trama. Por foro enfrenta a la realidad que trata de re- Sin duda, en esta dirección la literatu-
tuna, los párrafos dedicados a explicar crear por medio de él, y que es en el ra de Mela es esencialmente pesimista,
estas imágenes manifiestan, al mismo fondo la que lo hace posible y le otorga nos entrega la verdad de un mundo en
tiempo, la línea concreta que estructu- su verdadero sentido. En los tres rela- el que, si se elige a sí mismo, el hombre
ra la novela, excepto en dos ocasiones en tos que forman Fin de semana, pero es- sólo puede encontrar la destrucción, pero
las que el misterio -¿vía de escape? ¿de- pecialmente en el titulado, significati- por esto mismo y por la seguridad con
liberación?- se mantiene al nivel de lo vamente, La hora inmóvil, nos encon- que el autor ha sabido adecuar la for-
irracional: en el momento en que des- tramos frente a un mundo en el que ma al contenido último de su visión del
aparece la hermosa Julia junto con Fe- con toda intención y con un claro pro- mundo, su voz cuenta verdaderamente.
lipe Hurtado y al finalizar la novela, pósito se ha distorsionado el sentido del
cuando, para Gregaria, Isabel, desespe- tiempo. La sucesión temporal, lógica, CALIFICACIÓN: Muy bueno.
rada, se convierte en una piedra. A pe- dentro de la que cada acontecimiento
sar de estas huidas al misterio, el lengua- ocurre en un momento determinado y -J.G.P. ¡

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