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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO

Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

UNIDAD ACADEMICA DE DERECHO.

ANOTACIONES: DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO

DR. RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

CONCEPTO DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO.

Puede decirse que el derecho internacional se encuentra en una situación


peculiar frente a otras ramas del derecho. En relación a este tema, Antonio Truyol y Serra
afirma.

Pesa, en efecto, sobre el derecho internacional un destino singular. Mientras las


disciplinas que investigan el derecho interno en sus distintas manifestaciones suelen
limitarse a abarcar cierto número de problemas especiales de mayor o menor entidad, el
derecho internacional es en sí mismo, como tal, problemático. Su existencia como
ordenamiento jurídico autónomo ha sido negada con una reiteración excesiva.

Y luego agrega:

………esta constancia en el ataque y el prestigio de los atacantes tenía que colocar,


inevitablemente, al derecho internacional en una situación algo precaria en la familia de
las disciplinas jurídicas, entre las cuales apareció demasiadas veces como un intruso que
sin título legítimo pretendiera ocupar un lugar que no le corresponde.

Que el derecho internacional se vio en la ineludible necesidad de justificarse sin


cesar, de librarse de esta sospecha y de reivindicar con energía su carácter jurídico ¿A
qué se ha debido esta situación? Las explicaciones que se han formulado son
principalmente dos: la peculiaridad de su ámbito de aplicación y su relativa juventud. Por
lo que se refiere a su ámbito de aplicación, en un sentido amplio comprende las
relaciones internacionales; "entendidas como toda comunicación e intercambio entre
Estados y todo movimiento de personas, bienes e ideas más allá de las fronteras
nacionales."
En cuanto a su juventud lo cual es un hecho incuestionable si se le compara por
la gran mayoría de las disciplinas jurídicas, hace que algunos moldes del derecho interno
no le sean aplicables válidamente.
El proceso evolutivo del DIP se torna evidente en materias como el derecho
internacional del mar, el derecho internacional cósmico o espacial, el derecho
internacional de la guerra, etc. Baste recordar, por ejemplo, que en agosto de 1978 se
conmemoró el quincuagésimo aniversario del Pacto Briand-Kellog o Pacto de París, por el
cual los Estados renunciaron a la guerra como instrumento de política nacional. Así la
prohibición del uso de la fuerza, regla fundamental del DIP, se proclamó hace apenas 60
años.
En lo que concierne al concepto de DIP, conviene mencionar los tres tipos de definiciones
que se han propuesto al respecto.

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a) Definiciones según sus destinatarios. Conforme a las cuales el D.I.P. es el


conjunto de normas que regulan las relaciones entre los Estados y demás sujetos
internacionales.
b) Definiciones según la materia. El derecho internacional público es el conjunto de
normas jurídicas que rigen las relaciones internacionales.
c) Definiciones según la técnica de creación de las normas. Conjunto de normas para
un momento dado y que sin tener en cuenta el objeto ordenado y el sujeto
obligado, se han convertido como consecuencia de un procedimiento, en
internacionales. De acuerdo con estas consideraciones, el D.I.P. puede definirse
como.

Aquella rama del derecho que regula el comportamiento de los Estados y demás
sujetos atípicos mediante un conjunto de normas positivizadas por los poderes normativos
peculiares de la comunidad internacional. (Según nuestra tratadista)

RELACION ENTRE DIP Y EL DERECHO INTERNO DE LOS ESTADOS.

A partir de 1899, año en que Triepel publica su derecho internacional y derecho


interno, se inicia el debate doctrinal acerca de las relaciones entre ambos ordenamientos.
En torno de este problema se han configurado tres vertientes básicas con sus variantes:
las tesis dualistas, las monistas y las coordinadoras o conciliadoras.

El DUALISMO.- Representada principalmente por Triepel y Anzilotti.

Establece que el D.I.P. y el derecho interno de los Estados son dos órdenes
jurídicos completamente distintos e independientes. Se diferencian tanto por sus fuentes
como por sus ámbitos de validez no coincidentes, dando como resultado que entre ambos
ordenamientos no puede llegar a existir conflicto alguno. Triepel señala que estos
sistemas jurídicos se distinguen por que mientras el derecho interno rige en las relaciones
internas del Estado, el D.I.P lo hace en sus relaciones externas. Por otra parte, el derecho
interno regula soberanamente a través de sus órganos del Estado las relaciones jurídicas
de sus sujetos destinatarios, en tanto que el derecho internacional sólo regula las
relaciones entre Estados estrictamente iguales. Finalmente, el derecho interno es
producto unilateral del proceso legislativo del Estado, y el D.I.P. genera sus normas por la
voluntad común de los mismos.

Anzilotti, a su vez, nos indica los cuatro principios que se desprenden de su teoría
dualista.
A. No pueden existir normas internacionales o normas internas obligatorias en virtud
de la norma básica del orden internacional.
B. Las normas internacionales no pueden influir sobre el valor obligatorio de las
normas internas y viceversa.
C. Entre el derecho interno y el internacional no puede existir conflicto en sentido
propio.
D. El D.I.P. puede, sin embargo, referirse al derecho interno y éste al derecho
internacional.

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A partir de estas consideraciones, el derecho internacional requeriría de un acto


especial que lo incorporara al derecho interno. La norma internacional debe, si pretende
obligar en el ámbito nacional, transformarse en norma interna: no es la norma
internacional la que se aplica en el orden interno, sino una nueva norma interna. A la
doctrina dualista se le han formulado diversas críticas:
a) Sería inexacto referirse a la existencia de sujetos distintos, ya que el Estado es
sujeto de ambos órdenes y como sujeto de derecho internacional sólo existe en la
medida en que está compuesto de individuos.
b) No explica como el incumplimiento o la violación de una obligación internacional
por el orden interno genera la responsabilidad internacional del Estado.
c) La práctica interna de los Estados demuestra que la norma internacional es
incorporada directamente al orden interno, sin necesidad de ninguna
transformación.

El MONISMO.-

Por su parte, los monistas proclaman la unidad de ambas ramas jurídicas en un


solo sistema jurídico. Estas tesis parten de la concepción normativista de Kelsen, según la
cual, en un único conjunto estarían incluidos los distintos órdenes y entre los cuales
habría relación de subordinación. Las tesis que derivan de los monistas son:

a) La internista.
b) La internacionalista.

El Monismo Internista.- Sostiene que el derecho interno prevalece sobre el


derecho internacional; se basa en que históricamente el derecho internacional es posterior
al derecho interno, por cuanto surge como consecuencia de la regulación de las
relaciones entre Estados ya constituidos y en que los Estados son quienes libremente se
obligan internacionalmente. Dicha doctrina supone la negación del derecho internacional,
al desconocer el fundamento de obligatoriedad a dicho ordenamiento.

El Monismo Internacionalista.- Sostiene que existe un único orden jurídico en el


cual el derecho interno está subordinado al derecho internacional. Así, para Kelsen el
derecho de gentes es jerárquicamente superior al derecho interno en razón de una norma
hipotética fundamental (pacta sunt Servanda), que no es derivable de ninguna otra y que
se coloca en él vértice de la pirámide, por lo que el conflicto surgido entre una norma
internacional y otra estatal es simplemente un conflicto entre una norma jerárquicamente
superior y otra de jerarquía inferior. Actualmente predomina entre los monistas la posición
de dar prioridad al derecho internacional sobre el interno, sin que ello obste para que
algunos autores sostengan lo contrario.

● LAS TESIS COORDINADORAS O CONCILIADORAS.

Dichas tesis parte, al igual que los monistas, de la unificación de las distintas
ramas jurídicas en un solo sistema, pero se diferencian en que las relaciones entre ambas
son de coordinación y no de subordinación. Al efecto, el art. 27 de la Convención de Viena

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sobre Derecho de los Tratados establece que un Estado no puede invocar las
disposiciones de su derecho interno como justificación del incumplimiento de tratados,
salvo lo dispuesto en el art. 46, el cual determina que sólo procede declarar la nulidad de
un tratado opuesto al derecho interno cuando la violación de una norma fundamental de
éste sea manifiesta y evidente. Por su parte la jurisprudencia internacional ha rechazado
reiteradamente la tesis según la cual el Estado no está sujeto al derecho internacional.
Por el contrario, se ha sostenido frecuentemente su subordinación a él. Por ejemplo, en
el asunto del buque "Wimbledom"; la Corte Permanente Internacional de Justicia afirmó
que la soberanía estatal puede restringirse por un tratado internacional al expresar lo
siguiente. "Sin duda todo convenio que crea una obligación de este tipo (se refería a las
obligaciones de hacer o no hacer contraídas por un Estado) trae consigo una restricción al
ejercicio de los derechos soberanos del Estado, en el sentido que imprime a este ejercicio
una dirección determinada.

La consecuencia de declarar la superioridad del derecho internacional no


produce el efecto de declarar nulas automáticamente las resoluciones judiciales o
decisiones contrarias al derecho interno; su eficacia interna dependerá de la relación
jerárquica establecida por el derecho interno. En el supuesto de que internamente se le dé
prioridad al derecho interno sobre el internacional se origina responsabilidad internacional
cuando se incumplan las normas de este último. Finalmente, por lo que se refiere al
sistema de incorporación del derecho internacional al interno, son los propios derechos
internos los que establecen en última instancia si se requiere o no un acto especial de
incorporación. Hay Estados que incorporan automáticamente el derecho internacional al
derecho interno, y otorgan una jerarquía superior al primero. Otros Estados incorporan las
normas del derecho internacional, previo acto especial de incorporación, como es el caso
de nuestro sistema jurídico.

● REFERENCIA ESPECIAL AL SISTEMA JURÌDICO MEXICANO.

La disposición constitucional que tiene fundamental relevancia en este aspecto


es el artículo 133. Dado lo ilustrativo que resultan los antecedentes de este artículo, vale
la pena detenerse en una breve relación histórica del precepto. El artículo 133 tiene como
antecedente el art. 237 del Decreto Constitucional para la Libertad de la América
Mexicana, del 22 de oct 1814; no es sino hasta la Constitución Federal de los Estados
Unidos Mexicanos, del 4 de oct 1824, cuando en art. 161, Fracción III, se hace mención
expresa de los tratados.
Art. 161 Cada uno de los Estados tiene la obligación
III.- De guardar y hacer guardar la Constitución, las Leyes Generales de la Unión y los
Tratados hechos o que en adelante se hicieren por la autoridad suprema de la
Federación con alguna potencia extranjera.
Por su parte, la Constitución de 1857 establece:
Esta Constitución. Las Leyes del Congreso de la Unión que emanen de ella, y
todos los Tratados hechos o que se hicieren por el Presidente de la República con la
aprobación del Congreso, serán Ley Suprema de toda la Unión. Los jueces de cada

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Estado se arreglarán a dicha constitución, Leyes o Tratados a pesar de las disposiciones


en contrario que pueda haber en las Constituciones o Leyes de los Estados. El texto de
1917 sufrió una reforma en 1934, para quedar en los términos aún en vigor.
Esta Constitución, las Leyes del Congreso de la Unión que emanen de ella y
todos los Tratados que estén de acuerdo, con la misma, celebrados y que se celebren por
el Presidente de la República, con la aprobación del Senado, serán Ley Suprema de toda
la Unión. Los jueces de cada Estado se arreglarán a dicha Constitución, Leyes y Tratados
a pesar de las disposiciones en contrario que pueda haber en las Constituciones de los
Estados.
Así, los tratados sólo serán Ley Suprema de la Unión cuando se conformen a la
Constitución. De esta forma, al celebrar un tratado internacional el Presidente de la
República realiza funciones legislativas, las cuales se encuentran materialmente limitadas
sólo por los arts. 15 y 18 constitucionales, y en estos casos corresponde al Senado vetar
o no el tratado. Dichos tratados son de aplicación general en todo el territorio de la
Nación, de manera que les corresponde el mismo rango que a las leyes nacionales. La
Constitución claramente diferencia entre leyes del Congreso y tratados, por lo que no
cabe pretender que éstos sean confundibles con aquéllas. La naturaleza de los tratados
internacionales está definida por el propio derecho internacional, lo cual significa que,
entre otras cosas, en su interpretación y aplicación el Estado mexicano se sujeta a la
normativa internacional, so pena de que, de no hacerlo así, incurriría en responsabilidad
internacional. Por lo que se refiere a la incorporación de la costumbre internacional a
nuestro régimen jurídico, las disposiciones constitucionales en la materia de espacio
aéreo y mar territorial se adoptan las normas consuetudinarias y convencionales vigentes
en la materia. Cabe hacer notar que en caso de la zona económica exclusiva, la reforma
constitucional de 1976 no remite al D.I.P.; por el contrario:
a) La propia Constitución fija la extensión de la zona.
b) Las facultades sobre la zona son aquellas que las leyes del Congreso
determinan.
c) En caso de superposición de zonas económicas exclusivas de otros Estados, la
determinación debe hacerse mediante acuerdos internacionales.

Origen.- Esta denominación se utiliza desde que Jeremías Bentham la empleó en


1789. Es importante indicar que a usanza de la legislación romana, se le conoce también
como "derecho de gentes", significando actualmente, la normatividad entre los pueblos
organizados políticamente. La estructura del derecho internacional público es muy
diferente a partir de 1939, toda vez que desde esa fecha se ocupa más ampliamente de
las relaciones políticas existentes entre las naciones y de éstas con las organizaciones
internacionales.

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CAPITULO II

EL CONOCIMIENTO DE LA HUMANIDAD
ES UNA FUENTE INAGOTABLE POR QUE
DURANTE LA EXISTENCIA DEL SER
HUMANO JAMAS SE HA TENIDO UN CONOCIMIENTO
COMPLETO DE TODO LO QUE EXISTE.

“EL CONOCIMIENTO Y LA
EXPERIENCIA DEBEN DE SERVIR
PARA ENSEÑAR A LOS DEMAS”

CAPITULO II

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2.- FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO.

En la determinación de las fuentes del D.I.P. es forzoso hacer referencia al


apartado primero del art. 38 del Estatuto de la C.I.J., (Corte Internacional de Justicia), el
cual establece:

1. El Tribunal, cuya función es decidir conforme al DIP las controversias que le sean
sometidas, deberá aplicar.
a) Las Convenciones Internacionales, sean generales o particulares, que
establecen reglas expresamente reconocidas por los Estados litigantes.
b) La Costumbre internacional como prueba de una práctica generalmente
aceptada como derecho.
c) Los principios generales del derecho reconocidos por las naciones
civilizadas.
d) Las decisiones judiciales y las doctrinas de los publicistas de mayor
competencia de las distintas naciones como medio auxiliar para la
determinación de las reglas de derecho, sin perjuicio de lo dispuesto en el
art. 59 de la Convención de Viena.

En la redacción del artículo sobresalen como fuentes autónomas: la costumbre


internacional, los tratados y los principios generales del derecho. Las decisiones judiciales
y la doctrina son fuentes auxiliares por cuanto requieren para su aplicación de una fuente
autónoma que las apoye.

Los tratados internacionales.- Debido a la importancia que ha adquirido él


derecho convencional, en 1949 la Comisión de Derecho Internacional de la A.G.
(Asamblea General) de las Naciones Unidas decidió codificar la materia de tratados.
Logra concluir un proyecto en 1966, el cual es adoptado en la Conferencia de Viena, el 23
de mayo de 1969.
Definición de tratados conforme a la Convención de Viena.- La C.V. define a los
tratados internacionales en su art. 2, Párr. 1, que dice: "Se entiende por tratado un
acuerdo internacional celebrado por escrito entre Estados y regido por el D.I.P., ya conste
en un instrumento único en dos o más instrumentos conexos y cualesquiera que sea su
denominación particular". De dicha disposición se deduce que la Convención se aplica
únicamente a:
a. Tratados celebrados entre Estados;
b. Por escrito;
c. Regidos por el D.I.P. De lo anterior, se concluye que no existe ninguna
diferencia entre tratado, acuerdo Convenio, convención, pacto, arreglo,
protocolo, estatuto, concordato, declaración, Modus vivendi, acuerdos de
caballeros, etc. Ya que el nombre que se le dé es irrelevante por que los
efectos jurídicos son idénticos.

Sabiamente, la Comisión de Derecho Internacional (CDI) decidió circunscribir la


Convención a los acuerdos celebrados entre Estados, excluyendo los concluidos entre

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Estados y Organismos Internacionales. La razón de ello según la propia Comisión, es que


se hubiera complicado y retrasado excesivamente la preparación del proyecto. Por lo
anterior, se decidió que los tratados celebrados entre O.I., o entre O.I. y Estados, serían
objeto de otra Convención, la cual fue adoptada el 21 de marzo de 1986. Por otro lado, los
acuerdos celebrados entre un Estado y un particular, sea persona física o jurídica, no son
tratados sino simples acuerdos y se celebran con frecuencia en nuestros días. La cuestión
no es únicamente académica ya que puede tener consecuencias prácticas como lo
demuestra la Sentencia del Tribunal de Haya. (Se plantea sobre la competencia para
determinar el órgano jurisdiccional). Según la definición de la C.V., el segundo requisito es
que el tratado sea por escrito, excluyendo así a los acuerdos verbales. Actualmente
resulta muy difícil pensar en acuerdos internacionales verbales; a pesar de ello, si se diera
este supuesto, la C.V. no afectaría el valor jurídico de los mismos. La Convención exige
que los tratados internacionales celebrados entre Estados y por escrito, se encuentren
regidos por el D.I.P. Se excluye así los acuerdos celebrados entre Estados regulados por
el derecho interno de alguna de las partes o por algún otro derecho interno. Ejemplo de
este tipo de acuerdo sería la compra por un gobierno a otro, de un terreno o edificio para
una embajada, el cual quedaría sujeto al derecho interno de uno de los Estados.

ELEMENTOS.
Podemos señalar que los elementos de un tratado internacional son. La
capacidad, El consentimiento, el objeto y la forma.

CAPACIDAD.
La podemos analizar desde dos puntos de vista: capacidad de goce y capacidad
de ejercicio (representación).

a) Capacidad de goce.- Es innegable que la aptitud para celebrar tratados la tienen


los sujetos del derecho internacional: Estados y organismos internacionales.
Respecto al Estado, podemos señalar que esta facultad es la forma más
característica del ejercicio de su soberanía, que lo faculta para adquirir derechos y
obligaciones internacionalmente, y en lo relativo a ello, el art. 6° de la Convención
de Viena sobre el Derecho de los Tratados establece que: todo Estado tiene la
capacidad para celebrar tratados, y

b) Capacidad de ejercicio. Se refiere a cuál es el órgano de representación del


Estado o del organismo internacional facultado para llevar a cabo tal atributo. En el
derecho internacional público es un principio generalmente aceptado que los jefes
de Estado, por sí o por conducto de los ministros de relaciones exteriores, sean los
encargados de llevar a cabo la representación y, por lo mismo, cuando concurren
personalmente a negociar o firmar un tratado internacional generalmente no se les
exige que justifiquen en forma alguna tal capacidad. Respecto de las demás
personas que pueden representar a la Nación, es necesario que las mismas sean
habilitadas para ejercer tal función a través de un documento denominado "plenos
poderes", el cual otorga el jefe de Estado y lo refrenda el Secretario de
Relaciones Exteriores. Aún así, generalmente el tratado no obliga al país
correspondiente mientras no exista la ratificación del Estado y, por esto, se ha

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permitido aceptar que la suscripción sea ad referéndum, es decir, que el acuerdo


no obliga en tanto no sea ratificado. A este respecto, el art. 7°, de la Convención
de Viena sobre el Derecho de los Tratados, señala:

1) Para la adopción o autentificación del texto de un tratado, o para manifestar el


consentimiento del Estado en obligarse por un tratado, se considerará que una
persona representa a un Estado:
a) Si presenta los adecuados plenos poderes;
b) Si se deduce de la práctica seguida por los Estados interesados, o de las
circunstancias, que la intención de esos Estados ha sido considerar a esa
persona representante del Estado para esos efectos y prescindir de la
presentación de los plenos poderes, y

2) En virtud de sus funciones y sin tener que presentar plenos poderes, se considerará
que representa a su Estado:
a) Los jefes de Estado, jefes de gobierno y ministros de relaciones exteriores,
para la ejecución de todos los actos relativos a la celebración de un tratado;
b) Los jefes de misión diplomática, para la adopción del texto de un tratado
entre el Estado contratante y el Estado ante el cual se encuentran
acreditados, y
c) Los representantes acreditados por los Estados ante una conferencia
internacional o ante una organización internacional o de uno de sus órganos,
para la adopción del texto de un tratado en tal conferencia, organización u
órgano.

Fuera de estos supuestos, cualquier otra persona deberá presentar plenos


poderes (representación expresa) o bien, de no presentarlos, podrá realizar actos de
celebración de un tratado si resulta de la práctica de los Estados, o de las circunstancias
resulta el considerar a esa persona como representante de un Estado (representación
implícita). En todo caso, un acto de celebración de un tratado, realizado por una persona
que no tenga competencias conferidas directamente por la C.V. o que no se beneficie de
la representación expresa o implícita, no producirá efectos jurídicos a menos que
ulteriormente sea confirmado (art. 8 de la C.V. ).

CONSENTIMIENTO.
Los tratados internacionales presuponen la manifestación de la voluntad del
Estado para obligarse, a efecto de que exista el vínculo jurídico entre el sujeto y la
obligación. Cada Estado, con base en su soberanía, determina las instituciones y
procedimientos través de los cuales expresará esta voluntad.

Es importante destacar que el consentimiento no debe estar viciado, ya sea por error, dolo
y mala fe, coacción o por corrupción del representante, toda vez que la existencia de
alguno de estos elementos trae como consecuencia la nulidad absoluta o relativa del acto.
Por su importancia a continuación analizaremos cada uno de ellos.

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Error.- Para que un Estado pueda alegar el error como vicio de su


consentimiento, debe acreditar que el mismo se refiere a un hecho concreto que no podía
notar al momento de la celebración del tratado y que constituye un obstáculo para que el
consentimiento otorgado fuere espontáneo. A este respecto, el art. 48 de la Convención
de Viena sobre el Derecho de los Tratados, señala:
1. Un Estado podrá alegar un error en un tratado como vicio de su consentimiento
en obligarse por el tratado si el error se refiere a un hecho o a una situación
cuya: existencia diera por supuesto ese Estado en el momento de la
celebración del tratado y que constituyera una base esencial de su
consentimiento en obligarse por el tratado;
2. El Párr.1 no se aplicará si el Estado de que se trate contribuyó con su conducta
al error o si las circunstancias fueron tales que hubiera quedado advertido de la
posibilidad de error.
3. Un error que concierna sólo a la redacción del texto de un tratado no afectará a
la validez de éste; en tal caso se aplicará el art. 79 de la (C. V.)

Dolo y mala fe.- Sólo se considerarán como tales si el Estado víctima ha sido
inducido a la celebración del tratado por la conducta fraudulenta de otro Estado parte del
mismo. A este respecto, el art. 49 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los
Tratados, señala: "Si un Estado ha sido inducido a celebrar un tratado por la conducta
fraudulenta de otro Estado negociador, podrá alegar el dolo como vicio del consentimiento
en obligarse por el tratado".

Coacción.- Consiste en la presión indebida que se ejerce sobre el gobierno del


Estado para forzar su consentimiento con el propósito de evitar actos o hechos de
consecuencias graves, lo cual afecta su soberanía y libre autodeterminación, o
directamente sobre el representante. A este respecto, los arts. 51 Y 52 de la Convención
de Viena sobre el Derecho de los Tratados, señalan:

Art. 51. [. . .1 La manifestación del consentimiento de un Estado en obligarse por


un tratado que haya sido obtenida por coacción sobre su representante o mediante actos
o amenazas dirigidos contra él carecerá de todo efecto jurídico.
Art. 52. [ . . .) Es nulo todo tratado cuya celebración se haya obtenido por la
amenaza o el uso de la fuerza en violación a los principios de derecho internacional
incorporados en la Carta de las Naciones Unidas.

Corrupción del representante.- Surge cuando la persona autorizada para


exteriorizar la voluntad del Estado firma el acuerdo internacional a sabiendas de que le es
perjudicial al país, pero benéfico a sus intereses personales. A este respecto, el art. 50 de
la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, señala:
Si la manifestación del consentimiento de un Estado en obligarse por un tratado ha sido
obtenida mediante la corrupción de su representante, efectuada directamente o
indirectamente por otro Estado negociador, aquel Estado podrá alegar esa corrupción
como vicio del consentimiento en obligarse por el tratado.

OBJETO

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El objeto de un tratado es crear, modificar y extinguir derechos y obligaciones


entre las partes, y tal actividad debe ser siempre lícita. Hay que distinguir entre la licitud
del acuerdo con respecto al derecho internacional y conforme al derecho interno.

Licitud internacional. A este respecto el art. 53 de la Convención de Viena sobre


el Derecho de los Tratados prevé la oposición de los tratados con normas Imperativas de
derecho internacional (ius cogens) que se consideran obligatorias con independencia de
la voluntad de las partes, al señalar:
"Es nulo todo tratado que, en el momento de su celebración, esté en oposición
con una norma imperativa de derecho internacional general. Para los efectos
de la presente convención, una norma de derecho internacional general es una
norma aceptada y reconocida por la comunidad internacional de Estados en su
conjunto como norma que no admite acuerdo en contrario y que sólo puede ser
modificada por una norma ulterior de derecho internacional general que tenga
el mismo carácter."
Licitud interna.- Es importante destacar que la ilicitud del objeto en relación con
las normas de derecho interno sólo puede ser invocada en casos de excepción. A este
respecto los preceptos 27 y 46 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los
Tratados, indican:
Art. 27 [. . .] Una parte no podrá invocar las disposiciones de su derecho interno
como justificación del incumplimiento de un tratado. Esta norma se tendrá sin perjuicio de
lo dispuesto en el art. 46.
Art. 46 [. . .] El hecho de que el consentimiento de un Estado en obligarse por un
tratado haya sido manifestado en violación de una disposición de su derecho interno
concerniente competencia para celebrar tratados, no podrá ser alegado por dicho Estado
como vicio del consentimiento, a menos que esa violación sea manifiesta y afecte a una
norma de importancia fundamental de su derecho interno.
2.- Una violación es manifiesta si resulta objetivamente evidente para cualquier
Estado que proceda en la materia conforme a la práctica usual y la buena fe.

LA FORMA
Los tratados no necesariamente deben estar revestidos de formulismos (ad
solemnitatis causae), a excepción del relativo al hecho de que siempre deben constar por
escrito. No obstante, la práctica ha consagrado un cierto estilo que resulta ágil y
conveniente para el manejo de los mismos y, por lo general, se integra con los siguientes
elementos:

* Título: Donde se indica el nombre que toma el acuerdo internacional;


* Preámbulo: Contiene fundamentalmente la enumeración de las partes
contratantes y la mención de las instituciones investidas con facultades para representar
al Estado.
* Exposición de motivos: Determinan cuáles son los propósitos primordiales de
las partes, con el fin de establecer bases suficientes para ayudar a la interpretación del
tratado;

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* Cuerpo: Son las cláusulas referidas a la materia del tratado, las cuales
contienen las obligaciones y derechos que adquirirán las partes al momento de que surta
efectos el mismo, así como de la mención de los anexos integrantes del acuerdo;
* Disposiciones finales: En esta parte se indica la entrada en vigor y la duración
del tratado, el canje y depósito de ratificaciones o la forma de adherirse al mismo y
* Pie: Se incluye la manifestación expresa de los Estados respecto a la
aceptación del contenido del tratado, la intención de adoptar su texto, la fecha, en su caso
la firma ad referéndum y los sellos.

LA CAUSA.
Es la razón que justifica la existencia del tratado y, por tanto, la creación de la
obligación. La teoría de la causa no tiene aplicación en el ámbito internacional de manera
directa, por que los Estados al expresar su consentimiento se obligan sin que importe el
motivo, aunque es una fuente indirecta de gran utilidad para la interpretación de los
acuerdos internacionales.

PROCESO DE CELEBRACIÓN DEL TRATADO.


Las etapas en el proceso de celebración de los tratados son las siguientes:
1. Negociación.
2. Adopción del texto.
3. Autentificación del texto.
4. Manifestación del consentimiento.

1. Negociación.- Tiene por objeto lograr un acuerdo entre las partes a fin de
determinar las cláusulas del tratado.
2. Adopción del texto.- Una vez negociado el tratado, se adopta como definitivo;
tradicionalmente los tratados se adoptaban por el acuerdo unánime de las partes.
3. Autentificación del Texto.- Es el acto mediante el cual se establece el texto
definitivo de un tratado y en el que se certifica que el texto correspondiente
quedará establecido como auténtico y definitivo:
a) Mediante el procedimiento que se prescriba en él o en que convengan los
Estados que hayan participado en su elaboración, o
b) A falta de tal procedimiento, mediante la firma ad referéndum o la rúbrica
puesta por los representantes de su Estado en el texto del tratado o en el
acto final de la conferencia en que figure el texto.

4. Manifestación del consentimiento.- Es el acto por el cual los Estados se obligan


a cumplir el tratado. Las formas de manifestación del consentimiento son:
a) La firma.
b) El canje de instrumentos que constituyen un tratado.
c) La ratificación.
d) La aceptación.
e) La aprobación.
f) La adhesión.

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Definitiva.- Es la forma menos común de llevar a cabo un acuerdo, internacional


y se practica cuando expresamente el tratado así lo establece, indicando que la firma del
mismo es suficiente para que adquiera fuerza obligatoria: cuando se desprende de los
poderes de los representantes o de las negociaciones; y cuando algún otro modo conste
la voluntad de que produzca dichos efectos. A este respecto, los arts., 11 y 12, Párr. 1 de
la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, establecen:
Art.11 [...] El consentimiento de un Estado en obligarse por un tratado podrá
manifestarse mediante la firma, el canje de instrumentos que constituyan un tratado, la
ratificación, la aceptación, la aprobación o la adhesión, o en cualquier otra forma que se
hubiere convenido.
Art. 12 [...] El consentimiento de un Estado en obligarse por un tratado se
manifestará mediante la firma de su representante:
a) Cuando el tratado disponga que la firma tendrá ese efecto;
b) Cuando conste de otro modo que los Estados negociadores han convenido que la
firma tenga ese efecto, o
c) Cuando la intención del Estado de dar ese efecto a la firma se desprenda de los
plenos poderes de su representante o se haya manifestado durante la
negociación.

Ad referéndum.- Es la forma más utilizada y en la cual la firma únicamente


imprime el sello de autenticidad al tratado, pero no engendra derechos ni obligaciones
entre los Estados suscriptores, al no adquirir éste fuerza obligatoria, hasta en tanto no se
satisfagan las demás etapas previstas, como son: la ratificación, seguida del canje de
notas, del depósito del instrumento de ratificación o del cumplimiento de cualquier otro
requisito que el acuerdo prevea. A este respecto. Los arts. 10 y 12, Párr. 2, inciso b) de la
(C. V.) sobre el Derecho de los Tratados, señalan).
Art. 10 [. . .] El texto de un tratado quedará establecido como auténtico y
definitivo:
a) Mediante el procedimiento que se prescriba en él o que convengan los Estados
que hayan participado en su elaboración, o
b) A falta de procedimiento, mediante la firma, la firma ad referéndum o la rúbrica
puesta por los representantes de esos Estados en el texto del tratado o en el acta
final de la conferencia en que figure el texto.

Art. 12 [...] 2. b) La firma ad referéndum de un tratado por un representante


equivaldrá a la firma definitiva del tratado si su Estado la confirma. Por último, cabe indicar
que en vez de exigirse la firma completa del representante, en ocasiones se le puede
pedir tan sólo su rúbrica y a este respecto, el art. 12, Párr. 2, inciso. A) de la (C. V.) sobre
el Derecho de los tratados, señala:
a) La rúbrica de un texto equivaldrá a la firma del tratado cuando consta que los
Estados negociadores así lo hayan convenido.

RATIFICACIÓN Y ADHESIÓN.

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

Aunque ambos son instrumentos mediante los cuales el Estado manifiesta su


voluntad para quedar obligado por un tratado, técnicamente la ratificación se lleva a cabo
sólo por las naciones que participaron en la negociación del acuerdo y la adhesión por
aquellos países que, aunque no intervinieron en su formación, están conformes en acatar
sus disposiciones, siempre que el tratado lo permita y previo cumplimiento de los
requisitos que exija. Hay que puntualizar que, además, existen otros mecanismos para
que el Estado manifieste su consentimiento en quedar obligado por un convenio
internacional, los cuales producen efectos jurídicos similares y que a saber son: la
aceptación y la aprobación. En el presente estudio nos limitamos a analizar la ratificación
internacional. A la ratificación podemos definirla: como el mecanismo mediante el cual un
Estado que participó en la negociación del texto de un tratado expresa su voluntad en
quedar obligado por el mismo. A menos de que el acuerdo señale que por el hecho de
firmarse al término de las negociaciones el tratado surte plenos efectos jurídicos, en la
mayoría de los casos se requiere el cumplimiento de otros requisitos, tales como la
ratificación del Estado (la cual se abstendrá una vez que haya sido aprobado
internamente al haberse satisfecho los requisitos exigidos en sus ordenamientos
nacionales) seguido el canje o el depósito del instrumento que la contenga ante el sujeto
del derecho internacional que el convenio designe, con la finalidad de que la misma se dé
a conocer entre los países interesados. En la totalidad de las naciones con sistema de
gobierno democrático-representativo, independientemente de la intención de quienes
tuvieron a su cargo las negociaciones y autentificación del texto del tratado mediante su
firma, se requiere la previa aprobación de parte o de la totalidad de las cámaras
legislativas o del parlamento, para que una vez satisfecho éste requisito se pueda
comprometer el Estado internacionalmente. Por ello, la etapa de la ratificación obedece a
razones prácticas, derivadas de la necesidad de los países en obtener el consenso
interno necesario y verificar que los negociadores se ajustaron a las instrucciones
recibidas, tratando de subsanar con ello cualquier posible vicio del consentimiento. De lo
anterior, se desprende que para realizar la ratificación existen dos momentos:
Aprobación interna.- Se refiere a los requisitos nacionales que exige cada país
para aprobar los tratados y, en consecuencia, otorgar facultades al Estado para que se
adhiera a él internacionalmente. En algunos países se requiere el consentimiento de los
poderes Legislativo y Ejecutivo, y en otros, bajo ciertas circunstancias, tan sólo del
Ejecutivo, como es el caso en los Estados Unidos de América. Es importante destacar
que la falta de probidad o irresponsabilidad de los órganos nacionales competentes para
analizar los tratados internacionales puede crear graves conflictos cuando la aplicación
del tratado se hace incompatible con las normas del derecho interno, ya que trae como
consecuencia que, aunque rija internacionalmente, lleve al Estado al desprestigio
internacional e internamente produzca un conflicto de aplicación de normas jurídicas, con
las graves consecuencias que implica. Por último, se debe señalar que la ratificación del
acuerdo puede ser pura o simple, al aceptarse la totalidad del texto del acuerdo; o sujeto
a condición, cuando se otorga el consentimiento realizando reservas o declaraciones
interpretativas a su texto, en caso de que internacionalmente sea permitido, como
posteriormente se analizará.

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

Ratificación internacional. Se realiza una vez que el Estado internamente ha


aprobado el texto del acuerdo, a efecto de dar a conocer dicho consentimiento a las
demás naciones interesadas. A este respecto, el art. 10 de la C. V. sobre el Derecho de
los Tratados establece:
1. El consentimiento de un Estado en obligarse por un tratado se manifestará
mediante la ratificación:
a) Cuando el tratado disponga que tal consentimiento debe manifestarse
mediante la ratificación;
b) Cuando conste de otro modo que los Estados negociadores han convenido
que se exija la ratificación;
c) Cuando el representante del Estado haya firmado el tratado a reserva de
ratificación,
d) Cuando la intención del Estado de firmar el tratado a reserva de ratificación
se desprenda de los poderes de su representante o se haya manifestado
durante la negociación, y

2.- El consentimiento de un Estado en obligarse por un tratado se manifestará


mediante la aceptación o la aprobación en condiciones semejantes a las que rigen
para la ratificación. Por último, cabe indicar que en la mayoría de las ocasiones es
necesario que el instrumento de ratificación se deposite ante un Estado u
organismo internacional. A este respecto, el art. 16 de la C. V. sobre el Derecho de
los Tratados, indica:Salvo que el tratado disponga otra cosa, los instrumentos de
ratificación, aceptación, aprobación o adhesión, harán constar el consentimiento
de un Estado en obligarse por el tratado, al efectuarse:
a) Su canje entre los Estados contratantes;
b) Su depósito en poder del depositario, o
c) Su notificación a los Estados contratantes o al depositario, si así se ha
convenido.

ÓRGANOS ESTATALES COMPETENTES PARA LA CELEBRACIÓN DE LOS


TRATADOS.
El artículo 7°, Párr. 2, de la Convención de Viena reconoce competencia para la
realización de determinados actos en el proceso de la celebración de los tratados a:
a) Los jefes de Estado y Ministros de Relaciones Exteriores, para la ejecución de
todos los actos relativos a la celebración de un tratado.
b) Los jefes de Misión Diplomática, para la adopción del texto de un tratado entre
el Estado acreditante y el Estado ante el cual se encuentra acreditado.
c) Los representantes acreditados por los Estados ante una conferencia
internacional o ante una (OI) Organización Internacional, para la adopción del
texto. Fuera de estos supuestos, cualquier otra persona deberá presentar
plenos poderes (representación expresa) o bien, de no presentarlos, podrá
realizar actos de celebración de un tratado si resulta de la práctica de los
Estados o de la circunstancias de considerar a esa persona como
representante de un Estado (representación implícita). En todo caso, un acto
de celebración de un tratado, realizado por la persona que no tenga
competencias conferidas directamente por la C. V. o que no beneficie de la

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representación expresa o implícita no producirá efectos jurídicos a menos que


ulteriormente sea confirmado.

RESERVAS.
La Convención en su art. 2, Párr. 1, define a las reservas de la siguiente manera:
"Una declaración unilateral, cualquiera que sea su enunciado o su denominación, hecha
por un Estado al firmar, ratificar, aceptar o aprobar un tratado o adherirse a él, con el
objeto de excluir o modificar los efectos jurídicos de ciertas disposiciones del tratado en su
aplicación a ese Estado". La práctica contemporánea codificada en la Convención, admite
con liberalidad la formulación de reservas; los únicos casos en que no se admite formular
reservas son:
1) Cuando están prohibidas expresamente por el tratado.
2) Cuando no se encuentren dentro de las permitidas por un tratado.
3) Cuando el tratado es omiso al respecto. En este caso las reservas sólo se
admiten cuando no son contrarias al objeto y fin del tratado en cuestión.

Las reservas autorizadas expresamente por el tratado no requieren de una


aceptación posterior, a menos que el tratado así lo dispusiera. En los demás supuestos
las reservas requieren ser aceptadas aunque en forma implícita. En los supuestos en que
se requiera la aceptación, una reserva se considerará como aceptada por un Estado
cuando éste no haya formulado objeción a la reserva dentro de los 12 meses siguientes a
la fecha en que la misma haya sido notificada. Ahora bien, los Estados que formulen una
reserva que es aceptada por otro u otros Estados, se convierten en Estados parte del
tratado. Si la reserva es objetada pueden darse dos situaciones:
1) Al objetarse la reserva, ésta no entra en vigor entre el Estado que la formula y el
Estado que la objeta; el tratado entra en su vigor en su totalidad entre ambas
partes.
2) Un Estado objeta la reserva y además manifiesta su intención de que el tratado no
entre en vigor. En este caso, el tratado no entra en vigor entre el Estado que la
formula la reserva y el que la objeta.

De esta manera, se da una descomposición de las obligaciones del tratado con


los siguientes resultados.
1. El tratado rige entre el Estado que formula la reserva y el o los que la aceptan
con las modificaciones a las disposiciones del tratado objeto de la reserva.
2. El tratado rige entre el Estado que formula una reserva y el o los que la
rechazan, sin que se modifiquen las cláusulas objeto de reserva, no aceptadas.
3. El tratado no rige entre el Estado que formula una reserva y el o los Estados que
la rechazan, cuando los Estados que objetan la reserva manifiestan su intención
inequívoca de no considerar parte al primer Estado.
4. El tratado rige en su integridad para el resto de los Estados.

El procedimiento relativo a la formulación de las reservas, el retiro de reservas u


objeciones se encuentra regulado en los arts. 22 y 23 de la C. V.

ENTRADA EN VIGOR DEL TRATADO Y SU APLICACIÓN PROVISIONAL.

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

La manifestación del consentimiento de los Estados contratantes no constituye el


punto final del proceso de celebración de un tratado. Tal momento final es realmente el de
la entrada en vigor, a partir del cual el tratado comienza a obligar a los Estados parte:
El art. 24 de la C.V. establece: "Un tratado entrará en vigor de la manera y en la fecha en
que en él se disponga o que acuerden los Estados negociadores". Así por ejemplo, la
Convención de Viena de 1969 establece que la misma entrará en vigor el trigésimo día a
partir de la fecha en que se deposite el trigésimo quinto instrumento de ratificación o
adhesión. El art. 24 continúa diciendo: "A falta de tal disposición o acuerdo, el tratado
entrará en vigor tan pronto como haya constancia del consentimiento de todos los
Estados negociadores en obligarse por el tratado." Debe mencionarse que en el supuesto
de que el tratado ya haya entrado en vigor y un Estado desee posteriormente adherirse a
él, para este último Estado entrará en vigor a partir del momento en que manifieste su
consentimiento, a menos de que el tratado disponga otra cosa. Nada impide la aplicación
provisional de un tratado antes de su entrada en vigor, como lo establece el art. 25 de la
C.V., si el tratado así lo dispone o los Estados negociadores lo han convenido. Debe
tenerse en cuenta que si bien el tratado no obliga a las partes antes de su entrada en
vigor, éstas deberán de abstenerse de cualquier acto que frustre el objeto y fin del mismo.

OBSERVANCIA Y APLICACIÓN DE LOS TRATADOS.


El principio básico que rige la observancia de los tratados es el enunciado en el
art. 26 de la C.V. "Todo tratado en vigor obliga a las partes y debe ser cumplido de buena
fe (pacta sunt servanda)".

Esta observancia de los tratados no se verá obstaculizada por el hecho de que


existan normas de derecho interno contrarias a los mismos. Los Estados no pueden
invocar las disposiciones de su derecho interno como justificación para el incumplimiento
de un tratado. Únicamente podrá solicitarse la nulidad relativa de un tratado por oponerse
a normas fundamentales de derecho interno, cuando las violaciones sean manifiestas y
evidentes.
En cuanto a la aplicación de los tratados, la Convención regula los siguientes aspectos:
1. La aplicación de los tratados en el tiempo.
2. La aplicación territorial del tratado.
3. La aplicación de tratados sucesivos que contengan disposiciones referentes a la
misma materia.

-Aplicación de los tratados en el tiempo. Significa que los tratados no se


aplicarán retroactivamente.
-Aplicación territorial de los tratados. Los tratados se aplicarán en la totalidad
del territorio de cada Estado parte.
-Aplicación de tratados sucesivos que contengan disposiciones relativas a la
misma materia. Este problema es contemplado por el art. 30 de la Convención que se
refiere a las relaciones jerárquicas entre tratados vigentes, sobre la misma materia, que
se aplican a las mismas partes o a partes diferentes. El art. 30 comienza reconociendo la
primacía que tienen las obligaciones contraídas por los Estados miembros de la ONU
frente a otras derivadas de distintos tratados. El Párr. 2, del art. 30 contempla la situación

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de un tratado que especifica que está subordinado a uno anterior o posterior, en este caso
se aplica el tratado que tiene primacía conforme a los textos de los tratados. Un segundo
supuesto se da cuando los tratados sobre la misma materia no regulan de forma
específica sus relaciones jerárquicas; en esta situación se aplica el principio de que el
tratado posterior deroga al anterior, en todas las disposiciones en que sean incompatibles.
Por último, el art. 30, Párr. 4, contempla la situación de tratados referentes a la misma
materia, en que las partes no son las mismas. El problema se resuelve de la siguiente
manera:
I. Las relaciones entre Estados que sean parte en ambos tratados se regirán por el
tratado posterior en las disposiciones que sean incompatibles con el tratado
anterior.
II. Las relaciones entre un Estado que sea parte en un tratado y otro que sea parte
en los dos tratados, se regirán por el tratado en que ambos sean parte.

INTERPRETACIÓN DE LOS TRATADOS.


En efecto, antes de la aplicación del tratado es indispensable determinar el
alcance de las normas jurídicas contenidas en el mismo y aclarar las ambigüedades. La
CDI, (Comisión de Derecho Internacional) en su labor de desarrollar y codificar las reglas
en materia de interpretación de los tratados, enuncia los siguientes principios básicos (art.
31, Párr. 1)
I. Principio del sentido corriente de los términos.
II. Principio del contexto.
III. Principio de la conformidad con el objeto y fin del tratado.
IV. Principio de la buena fe.

Refirámonos brevemente a cada uno de ellos.

º Principio del sentido corriente de los términos. De los tres métodos de


interpretación de los tratados (teleológico, subjetivo, textual objetivo o lógico gramatical),
en el seno de la CDI se decidió dar prioridad al textual objetivo o lógico gramatical. Al
respecto el art. 31, Párr. 1 de la citada CV establece que los tratados han de interpretarse
conforme a su sentido ordinario y corriente, dentro del contexto del tratado. Es decir, la
interpretación no se realiza aisladamente ni en abstracto, sino dentro del propio contexto
del tratado.

º Principio del contexto. La C.V., en su art. 31, Párr. 2, menciona los siguientes
componentes del contexto de un tratado.
a) El texto, incluidos sus preámbulos y sus anexos.
b) Todo acuerdo que se refiera al tratado, y que haya sido concertado entre
todas las partes con motivo de la celebración del tratado.
c) Todo instrumento formulado por una o más partes con motivo de la
celebración del tratado, y aceptado por las demás como instrumento referente
al tratado.

El art. 31, Párr. 3, ensancha la base interpretativa, al incluir, además:

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a) Todo acuerdo ulterior entre las partes acerca de la interpretación del tratado
o de la aplicación de sus disposiciones.
b) Toda práctica ulteriormente seguida en la aplicación del tratado por el cual
conste el acuerdo de las partes acerca de la interpretación del tratado.
c) Toda norma pertinente de derecho internacional aplicable en las relaciones
entre las partes.

º Principio de la conformidad con el objeto y fin del tratado. La función


interpretativa debe adecuarse al propósito que guió a las partes a contratar. Este principio
se aplica a todo el tratado y a cualquiera de sus disposiciones. Así la C.V. da prioridad a
la interpretación lógico-gramatical o textual, admitiendo como complemento de ésta la
interpretación teleológica.

º Principio de la buena fe. En derecho internacional, al igual que en los derechos


internos, la buena fe se ha considerado como un principio general, como se constata
frecuentemente por la doctrina y la práctica de los Estados. La buena fe puede ser
entendida en dos sentidos distintos: el subjetivo, el cual significa "entre otras condiciones,
un espíritu de lealtad, de intención recta, de sinceridad que debe predominar a nivel
conclusión del acuerdo internacional"; y el objetivo, donde se considera "como un criterio
utilizable en la interpretación de situaciones jurídicas nacidas a propósito del tratado".
Además, la buena fe invitaría a los Estados a cumplir razonablemente con los
compromisos adoptados. De esta manera, el intérprete o el juez, al aplicar un tratado
internacional debe buscar el sentido corriente de los términos, de forma honesta y
procediendo de buena fe. En su art. 32 la C.V. dispone que podrá acudirse a los medios
complementarios de interpretación, en particular a los trabajos preparatorios del tratado y
a las circunstancias de su celebración, únicamente si el resultado de la interpretación
realizada conforme a los principios enunciados del art. 31 resulta ambigua, oscura o
manifiestamente absurda o irrazonable.

En el caso de los tratados autenticados en varios idiomas, la CV dispone los criterios a los
cuales debe acudirse. El art. 33 de la CV establece:
a) Cuando un tratado haya sido autentificado en dos o más idiomas, el texto hará
igualmente fe en cada idioma, a menos que el tratado disponga o las partes
convengan que en caso de discrepancia prevalecerá uno de los textos.
b) Una versión del tratado en idioma distinto de aquel en que haya sido
autentificado el texto será considerado como texto auténtico únicamente si el
tratado así lo dispone o las partes así lo convinieran.
c) Se presumirá que los términos del tratado tienen en cada texto auténtico igual
sentido.
d) Salvo en el caso de que prevalezca un texto determinado conforme a lo
previsto en el Párr. 1, cuando la comparación de los textos auténticos revele
una diferencia de sentido que no pueda resolverse con la aplicación de los
arts. 31 y 32, se adoptará el sentido que mejor concilie estos textos, habida
cuenta del objeto y fin del tratado. Así, los órganos o jueces encargados de
aplicar un tratado autentificado en varios idiomas requieren para realizar su
labor de los textos auténticos del mismo, ya que de otra forma no podrá

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realizarse la interpretación del tratado, en caso de diversidad de los términos


en los textos auténticos.

LOS TRATADOS Y LOS TERCEROS ESTADOS.


El art. 2 de la C.V. entiende por tercer Estado a aquel que no es parte en el
tratado. A su vez, el art. 34 de la CV establece la regla general de que un tratado no crea
obligaciones ni derechos para un tercer Estado sin su consentimiento. Un tratado puede
producir efectos jurídicos para terceros Estados bien sea imponiendo obligaciones o
concediendo derechos, únicamente con el consentimiento de ellos. Así el art. 35 de la C.V
prevé que para la imposición de obligaciones a terceros Estados se requiere de la
aceptación expresa por escrito. El artículo 36 establece que pueden concederse derechos
para terceros Estados los cuales se presumirán como aceptados si el Estado
correspondiente no se opone.

ENMIENDA Y MODIFICACION DE LOS TRATADOS.


En el régimen de la C.V. la enmienda se concibe como el cambio en alguna o
algunas de las disposiciones del tratado, que afecta a todos los Estados parte. En cambio
la modificación se refiere a un acuerdo celebrado entre algunas de las partes, para
modificar el tratado respecto de ellas exclusivamente. Conforme el art. 39 de la C.V. el
procedimiento de enmienda requiere del acuerdo de las partes, aplicándose en dicho
procedimiento las normas generales de celebración de los tratados. El art. 49 establece
algunas reglas específicas:
I. Toda propuesta de enmienda debe ser notificada a todas las partes, las
cuales tendrán derecho a participar en la decisión acerca de la acción por
tomar y en la negociación y celebración del acuerdo de una enmienda.
II. Las enmiendas sólo obligan a los Estados parte que las acepten; los Estados
parte que no ratifiquen o acepten las enmiendas quedarán sujetos al tratado
original.

Cabe mencionar la posibilidad de que un Estado llegue a ser parte en el tratado,


después de la entrada en vigor de la enmienda, caso en el cual el Estado que se adhiere,
sino manifiesta una intención diferente, será parte del tratado enmendado, excepto en sus
relaciones con los Estados que no aceptaron la enmienda, las cuales se regirán por las
disposiciones del tratado originario.
En lo que toca a la modificación de los tratados multilaterales, ésta consiste en la
celebración de acuerdos para modificar las relaciones entre algunas de las partes. Deben
concurrir dos condiciones.
1. Que la modificación no afecte el disfrute de los derechos que el tratado
concede a otras partes, ni el cumplimiento de sus obligaciones.
2. Que las disposiciones cuya modificación se solicita no sean incompatibles en
la realización del objeto y fin del tratado en su conjunto.

Las partes interesadas deben notificar a las demás su intención de celebrar el acuerdo y
la modificación propuesta. Ejemplos son los siguientes:

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1. Los que acuerda un grupo de Estados de una determinada región, acuerdos


regionales, en los que se establecen reglas más avanzadas que en el acuerdo
general. Este tipo de acuerdos están expresamente autorizados por el
acuerdo original, como sucede en el art. 53 de la Carta de la ONU o el XXIV
del GATT.
2. Tratados multilaterales obsoletos en que la modificación se vuelve una válvula
de escape; sin esta técnica, en muchos tratados se produciría un
estancamiento.

NULIDAD DE LOS TRATADOS.


Las causas de nulidad son taxativas; por tanto, un tratado no puede impugnarse
sino por los motivos enumerados en la Convención y recurriendo a los procedimientos
que la misma establece (art. 42). Dichas causas: Son:
1. Violación a una norma de derecho interno (art. 46).
2. Restricción a los poderes del representante (art. 47).
3. Error (art. 48).
4. Dolo (art. 49).
5. Corrupción del representante (art. 50).
6. La coacción sobre el representante de un Estado (art. 51).
7. La coacción sobre un Estado por la amenaza o el uso de la fuerza (art. 52).
8. Incompatibilidad con una norma ius cogens (art. 53).

1.-) Violación a una norma de derecho interno. El art. 46 dispone:


1. El hecho de que el consentimiento de un Estado en obligarse por un tratado haya
sido manifestado en violación de una disposición de su derecho interno
concerniente a la competencia para celebrar tratados, no podrá ser alegado por
dicho Estado como vicio de su consentimiento, a menos que esa violación sea
manifiesta y afecte a una norma de importancia fundamental de su derecho
interno.
2. Una violación es manifiesta si resulta objetivamente evidente para cualquier
Estado que proceda en la materia conforme a la práctica usual y de buena fe.

Ésta es una de las cuestiones más debatidas en la bibliografía relativa al derecho


internacional. Algunos autores sostienen las tesis llamadas constitucionalistas y
consideran que no es válido el tratado celebrado en violación a las disposiciones
constitucionales. Otros, en cambio, siguen la escuela internacionalista y afirman que el
tratado es internacionalmente válido y obliga al Estado. Por último existen tesis
intermedias o eclécticas.
La C. V. adopta una postura ecléctica toma como punto de partida la escuela
internacionalista. El derecho internacional debe tener en cuenta sólo la manifestación
externa de voluntad del Estado y presume que cada uno de los Estados cumple o
cumplirá con sus disposiciones internas. De otra forma sería muy endeble el fundamento
de obligatoriedad de los tratados frente al derecho interno, ya que en cualquier momento
podría darse la situación de que un Estado alegara la falta de cumplimiento de sus

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disposiciones de derecho interno a fin de soslayar los términos del tratado. Decimos que
es una posición ecléctica porque admite la posibilidad de afectar de nulidad relativa los
tratados cuando las violaciones al derecho interno sean manifiestas y afecten a una
norma de importancia fundamental. Debe señalarse que un Estado pierde el derecho a
alegar la nulidad de un tratado si convino expresamente que el tratado es válido o se
comportó de tal manera que se deduzca su conformidad con el mismo. Así por ejemplo,
Argentina ratificó el Pacto de la Liga de las Naciones sin la aprobación parlamentaria, y al
actuar en los órganos de la Liga de las Naciones y ser elegida como miembro del C.S.
(Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas) perdió el derecho para invocar la nulidad
de su consentimiento.

2.-) Restricción a los poderes del representante.- Si los poderes de un


representante para manifestar el consentimiento de un Estado en obligarse por un tratado
determinado han sido objeto de una restricción específica, la inobservancia de esa
restricción por tal representante no podrá alegarse como vicio del consentimiento
manifestado por él, a menos que la restricción haya sido notificada, con anterioridad a la
manifestación de ese consentimiento, a los demás Estados negociadores. Esta causal de
nulidad se refiere a la hipótesis de un representante del Estado que si bien tiene poderes
para manifestar el consentimiento, éstos son limitados, pese a lo cual actúa haciendo
caso omiso a tales restricciones.

3.-) Error. - El art. 48 de la C.V. señala:


1. Un Estado podrá alegar un error en un tratado como vicio de su consentimiento en
obligarse por el tratado, si el error se refiere a un hecho o a una situación cuya
existencia diera por supuesta ese Estado en el momento de la celebración del
tratado y constituyera una base esencial de su consentimiento en obligarse por el
tratado.
2. El Párr. 1 no se le aplicara si el Estado de que se trate contribuyo con su conducta
al error o si las circunstancias fueron tales que hubiera quedado advertido de la
posibilidad de error.
3. Un error que concierne sólo a la redacción del texto de un tratado no afectara la
validez de este; en tal caso se aplicara el artículo 79.

Este artículo permite invocar el error como vicio del consentimiento únicamente si
este recae en un hecho o una situación que determina al Estado a dar su consentimiento.
La jurisprudencia internacional se ha ocupado de algunos casos en los cuales se alego
principalmente errores geográficos, resuelto por la CIJ (Corte Internacional de Justicia). El
anterior tribunal, es decir, la Corte Permanente de Justicia Internacional, conoció del caso
de Groenlandia Oriental y del asunto de las Concesiones Mayrommtis, caso este último
en que no se refirió propiamente a un tratado sino a una concesión, pero que sirvió para
que la Corte afirmara que "el error respecto a una cuestión que no constituye una
condición del acuerdo, no basta para anular el consentimiento". Y agregó: "para viciar el
consentimiento de un tratado, el error ha de tener que ver con una cuestión que a juicio de
las partes constituya una base esencial de su consentimiento en el mismo. La parte que
invoca el error como causal de nulidad debe demostrar que no procedió de mala fe y que
su comportamiento no fue negligente. Por otro lado, es importante destacar que el error

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no invalida ipso facto el tratado, sino que otorga la facultad, a la parte que debido al error
se vio inducida a consentir en el tratado, a alegar el error como vicio del consentimiento.

4).- Dolo otro vicio del consentimiento a que se refiere la C.V. es el dolo. Así el
art. 49 establece: "Si un Estado ha sido inducido a celebrar un tratado por la conducta
fraudulenta de otro Estado negociador, podrá alegar el dolo como vicio de su
consentimiento en obligarse por el tratado."
El citado precepto 49 no contiene una definición o descripción del dolo, por lo que
corresponde definirlo a los órganos competentes que apliquen la norma. En este caso se
empleó la expresión conducta fraudulenta como una formula poco técnica a fin de abarcar
cualquier falsa declaración o acto engañoso mediante el cual un Estado pueda ser
inducido a dar su consentimiento. Respecto al efecto de la sanción, no es el de hacer que
el tratado sea nulo ipso facto, sino permitir a la parte perjudicada alegar el dolo, si así lo
desea, para invalidar su consentimiento.

5)- Corrupción del representante.- El art. 50 de la C.V. establece: Si la


manifestación del consentimiento de un Estado en obligarse por un tratado ha sido
obtenida mediante corrupción de su representante, efectuada directa o indirectamente por
otro Estado negociador, aquel Estado podrá alegar esa corrupción como vicio de su
consentimiento en obligarse por el tratado.
Se considera "la corrupción de un representante por otro Estado negociador desvirtúa de
modo muy especial el consentimiento que el representante pretende expresar en nombre
de su Estado, lo cual diferencia esta hipótesis del caso del dolo". El vicio de la corrupción
no tiene paralelo en el derecho privado. En rigor, esta causal es innecesaria ya que la
corrupción cae dentro de las conductas fraudulentas; no se trata de un vicio del
consentimiento autónomo, sino de uno de los métodos dolosos para obtener el
consentimiento de un Estado.

6)- Coacción sobre el representante de un Estado.- El art. 51 dispone."La


manifestación del consentimiento de un Estado en obligarse por un tratado que haya sido
obtenida por coacción sobre su representante mediante actos o amenazas dirigidos
contra él, carecerá de todo efecto jurídico." Dentro del derecho internacional se acepta la
distinción entre la coacción que se ejerce sobre el representante del Estado que va a
negociar o está negociando un tratado, o que va a ratificarlo, y la que se ejerce sobre el
mismo Estado. Enseguida nos ocuparemos de la primera hipótesis. La C.D.I. considera
"coacción sobre el representante a todas formas de intimidación de que puede ser objeto
un representante, personalmente, y como órgano del Estado". Cabe señalar que si bien
se establece una causal de nulidad absoluta, lo que se anula no es el tratado, como
ocurre en los casos de los arts. 52 y 53, sino la manifestación del consentimiento, siempre
que se obtenga mediante coacción y cuando se haya empleado violencia sólo contra una
de las partes y no contra las demás. Como ejemplos históricos de este tipo de coerción
son:

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1. El concordato concluido el 1111 entre el rey Enrique I de Inglaterra y el Papa


Pascual II, obtenido por la fuerza luego de haber estado el Papa prisionero
durante dos meses. El Concilio de Letrán declaró posteriormente nulo este
Concordato.
2. La conclusión del tratado de Madrid, el 14 de junio de 1526, que cedía
Borgoña a Carlos V y que se obtuvo por medio de violencia sobre Francisco I,
mantenido cautivo en un castillo de Madrid.
3. La ratificación obtenida por la violencia-apresamiento de miembros hostiles de
la Dieta- de los tratados del 18 de septiembre de 1773 y 24 de septiembre de
1793, que consagra la partición de Polonia.
4. La conclusión del tratado del 17 de noviembre de 1905 que estableció un
protectorado sobre Corea, luego de que al palacio imperial de Seúl fue
ocupado por fuerzas japonesas y de amenazas directas contra el emperador
de Corea y sus ministros.

7)- Coacción sobre el Estado por la amenaza o el uso de la fuerza.- El art. 52


establece."Es nulo todo tratado cuya celebración se haya obtenido por la amenaza o el
uso de la fuerza en violación de los principios de derecho internacional incorporados en la
Carta de las Naciones Unidas".
En el derecho internacional clásico, la guerra era un medio permitido de
autotutela jurídica. No es sino hasta la Liga de las Naciones y posteriormente con el
tratado Briand Kellogg cuando se prohíbe el uso de la fuerza como medio para la solución
de los conflictos o como recurso contra la integridad e independencia de cualquier Estado.
El principio del no uso de la fuerza armada constituye actualmente un principio básico de
la Organización de las Naciones Unidas y se ha configurado en norma ius cogens
(Normas de Orden Público). El art. 52 establece como sanción una nulidad no subsanable
y susceptible de ser planteada por cualquier Estado interesado, aunque no haya sido
víctima de la coacción. La redacción del art. Es tan amplia que cubre incluso la posibilidad
de que el tratado sea nulo aun cuando la fuerza no se haya dirigido contra un Estado
parte del acuerdo.

8)- Incompatibilidad con una norma ius cogens.- La C.V. define a las norma de
ius cogens en su art. 53, que dice:" Es nulo todo tratado que en el momento de su
celebración, esté en oposición con una norma imperativa de derecho internacional
general. Para los efectos de la presente Convención, una norma imperativa de derecho
internacional general es una norma aceptada y reconocida por la comunidad internacional
de Estados en su conjunto como norma que no admite acuerdo en contrario y que sólo
puede ser modificada por una norma ulterior de derecho internacional general que tenga
el mismo carácter". Del art. citado se deducen los siguientes elementos característicos de
las normas de ius cogens.

1) Debe tratarse en primer lugar de una norma de derecho internacional


general, que obligue a todos los Estados.
2) Ha de ser una norma imperativa, que no admite acuerdo en contrario.
3) Debe ser reconocida por la comunidad internacional en su conjunto.
4) Será modificable por otra norma que tenga el mismo carácter.

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

La CDI, más que definir las normas de ius cogens, describe sus efectos. La razón
de ello es que la C.D.I. se mostraba más preocupada por los efectos prácticos que por la
definición técnica. La definición de las normas ius cogens puede variar según el grado de
evolución que muestra el D.I.P., de ahí que la CDI decidiera no incluir una lista de las
normas de ius cogens. En los debates de la CDI se propuso que se dieran algunos
ejemplos de normas de orden público, pero primó la tesis contraria. Sin embargo, en su
informe de 1966 la CDI presentó como ejemplos de las más evidentes y arraigadas
normas de ius cogens, los siguientes:
a) Un tratado relativo a un caso de uso ilegítimo de la fuerza, con violación de los
principios de la Carta de la ONU.
b) Un tratado relativo a la ejecución de cualquier otro acto delictivo en derecho
internacional.
c) Un tratado destinado a realizar o tolerar actos tales como la trata de esclavos,
la piratería o el genocidio, en cuya represión todo Estado está obligado a
cooperar.
d) Los tratados que violen los derechos humanos, la igualdad de los Estados o el
principio de la libre determinación.

Veamos algunos ejemplos de normas (ius cogens) es decir de orden público que
proporciona la Doctrina:
1. Las que prohíben la guerra de agresión.
2. El comercio de esclavos.
3. El uso de la fuerza.
4. Las que protegen los derechos humanos.
5. La que obliga a resolver las controversias por medios pacíficos.
6. La no intervención.
7. La autodeterminación de los pueblos.
8. La soberanía permanente sobre los recursos naturales, la descolonización y
el sometimiento de la zona internacional de los fondos marinos al principio
del patrimonio común de la humanidad.
9. La norma pacta sunt Servanda……sic.

Nos resta referimos a las consecuencias de la declaración de nulidad de un


tratado. El art. 44 de la C.V. señala que las causas de nulidad únicamente pueden
alegarse respecto a la totalidad del tratado. No obstante, si la causa de la nulidad se
refiere tan sólo a determinadas disposiciones, podrá alegarse la nulidad únicamente
respecto de ellas si concurren tres condiciones:
A. Que las cláusulas sean separables del resto del tratado.
B. Que se desprenda del tratado o que conste de otro modo que la aceptación
de esas cláusulas no ha constituido para el otro u otros Estados parte una
base esencial de su consentimiento en obligarse por el tratado en su
conjunto.
C. Que el cumplimiento del resto del tratado no sea injusto.

Esta divisibilidad del tratado no es permitida en el caso de que el tratado o la


manifestación del consentimiento estén afectados de nulidad, bien sea porque se dio una
coacción sobre el representante o sobre el Estado, o porque el tratado sea incompatible
con una norma de ius cogens. Además, un Estado no podrá alegar una causa para anular

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

un tratado, darlo por terminado, retirarse de él o suspender su aplicación con arreglo a lo


dispuesto en los arts. 46 a 50 o en los arts. 60 y 62, si después de haber tenido
conocimiento de los hechos ese Estado.
A. Convino expresamente en que el tratado es válido, permanecer en vigor o
continúa en aplicación, según el caso, o
B. Se comporta de tal manera que debe considerarse que ha dado su
aquiescencia a la validez del tratado o a su continuación en vigor o en
aplicación, según el caso.

El art. 69 de la C.V. apunta de forma detallada las consecuencias de la


declaración de nulidad, y el 71 precisa las consecuencias que se dan en caso de
declararse la nulidad del tratado por violación a normas ius congens. La regla fundamental
establecida por el art. 69 dispone que "todo tratado nulo carece de fuerza jurídica". Este
efecto invalidante se da ab initio, (significa desde el principio, desde el comienzo) por lo
cual todo Estado parte puede exigir de otro, que en sus relaciones mutuas, se establezca
en la medida de lo posible, la situación que habría existido si no hubieran ejecutado actos
en relación con el tratado (art. 69, 2). Por lo que se refiere a los actos realizados de buena
fe, antes de alegarse la nulidad, no resultan ilícitos por el solo hecho de declararse la
nulidad del tratado.
En los supuestos de dolo, corrupción, coacción sobre el representante de Estado
o sobre el propio Estado, el Estado al que le sean imputables los actos que han viciado el
consentimiento no podrá exigir el restablecimiento a la situación anterior (art. 69, párrafo
4,) hace una referencia especial a los tratados multilaterales, en los que las disposiciones
en cuestión sólo se aplican a las relaciones entre el Estado cuyo consentimiento está
afectado y los demás Estado parte. De esta forma, en los casos previstos en los arts. 46,
47, 48, 49, 50, y 51 se afecta de nulidad la manifestación del consentimiento, en cambio,
la nulidad a que se refieren los arts. 52 y 53 afecta la totalidad del tratado. El art. 71
establece que las consecuencias de la nulidad de los tratados en oposición a una norma
ius cogens deberán eliminarse, y que en la medida de lo posible los Estados ajustarán sus
relaciones a la nueva norma de ius cogens. Una vez declarara la Nulidad de un tratado, el
art. 43 señala que ello."No menoscabará en nada el deber de un Estado de cumplir toda
obligación enunciada en el tratado a la que esté sometido en virtud del DlP,
independientemente de ese tratado."

TERMINACIÓN DE LOS TRATADOS.


La terminación exime a las partes de seguir cumpliendo con el tratado a partir de la
misma, sin afectar ningún derecho, obligación o situación jurídica creada por el tratado
durante su periodo de vigencia. Al igual que la nulidad, la terminación de un tratado sólo
tiene lugar por las causas que de manera expresa menciona la Convención.
Las causas de terminación que regula la CV son las siguientes.
1. La voluntad de las partes.
2. Denuncia, en el caso de que el tratado no contenga disposiciones al respecto.
3. Celebración de un tratado posterior.
4. Violación grave de un tratado.
5. lmposibilidad subsiguiente de cumplimiento.

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

6. Cambio fundamental de circunstancias.


7. Aparición de una nueva norma internacional de ius cogens.

1.- La voluntad de las partes.- La C.V. señala la voluntad de las partes (art. 54)
como causa de terminación o retirada de un Estado parte. Esta voluntad puede constar en
el mismo tratado o bien, en caso de no preverse en el tratado, expresarse con posteridad.
Respecto de las normas que adoptan las partes contratantes en el mismo texto del tratado
con el fin de regular su terminación, podemos decir que su formulación es muy diversa,
pues algunos disponen que su vigencia será por un periodo determinado, que puede ser
de meses o de años; en tanto que otros establecen una condición resolutoria. También
puede darse el caso de vigencia por un periodo fijo que se renovará automáticamente, sin
prejuicio del derecho a denunciar el tratado o a retirarse de él. En otras ocasiones no se
establece un periodo determinado para la vigencia del convenio, pero se reconoce sin
embargo el derecho a denunciarlo o a retirarse de él, previa notificación.

2.- Denuncia de un tratado que no contenga disposiciones al respecto.- Un


problema resuelto por la C.V. es el de la posibilidad de una denuncia o retiro de un tratado
que no contenga disposiciones al respecto. El art. 56 sólo es posible cuando conste que
fue intención de las partes admitir esta posibilidad, o cuando puede inferirse de la
naturaleza misma del tratado. Bajo estos supuestos, el Estado que quiera denunciar el
tratado o retirarse de él debe dar aviso, por lo menos 12 meses de anticipación, al resto
de los Estados parte. Conforme con el punto de vista de la escuela objetiva expone; "El
derecho de denuncia está implícito en ciertos tipos de tratados, que contienen por su
propia naturaleza una cláusula implícita de denuncia. Tal es el caso de los tratados de
comercio, alianza o cooperación técnica. Para la escuela subjetiva, la cuestión depende
en cada caso de intención de las partes la que debe inferirse de los mismos elementos
que se utilizan para la interpretación de los tratados, incluidos en los trabajos
preparatorios". No obstante, se han aceptado excepciones a estos principios. En su
informe de 1963 la CDI sostuvo; "que el carácter propio de algunos tratados excluye la
posibilidad de que los Estados contratantes hubieran tenido la intención de permitir que
una parte denunciara o se retirara de ellos a su arbitrio" Ejemplo de ello son los tratados
de paz y los de frontera. Sin embargo, ese derecho implícito de denuncia nunca podrá
alegarse respecto de los tratados de paz o de delimitación de fronteras pues está
excepción no solo fue tradicionalmente reconocida por la CDI, como hemos visto, sino
que también lo fue expresamente por varios de los delegados a la Conferencia de Viena.

3.- La celebración de un tratado posterior.- El art. 59 está vinculado con el 30,


que ya se ha analizado. Bajo este supuesto, el tratado anterior sólo termina cuando se
desprende del tratado posterior o conste de otro modo que esta es la intención de las
partes, o bien cuando la aplicación del tratado anterior sea incompatible con el posterior.

4.- Violación grave de un tratado.- Conforme a la C.V., se entiende por violación


grave el rechazo del tratado o de la violación de una disposición esencial para la
consecución del objeto y fin mismo. En el supuesto de que se trate de un tratado bilateral,

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la violación grave por una de las partes faculta a la otra a solicitar la terminación del
tratado. Si se trata de un tratado multilateral, el resto de los Estados parte pueden dar por
terminadas las relaciones entre ellas y el Estado infractor, o bien darse por terminado el
tratado entre todas. Esto no impide la posibilidad de una suspensión total o parcial, como
se analizara posteriormente (art. 60 C. V.). Respecto al inciso primero del art. 60,
sustancialmente idéntico al del proyecto de la CDI, este organismo explico que la
expresión "alegar……como causa" que allí se encuentra, tiene por finalidad destacar que
el derecho que se deduce del referido precepto no es el de declarar arbitrariamente la
terminación del tratado. En cuanto a la expresión violación grave, la CDI prefirió el término
grave a la palabra fundamental, pues esta última podría dar lugar a pensar a que
únicamente la violación de una disposición que se refiera directamente a las finalidades
más importantes del tratado es motivo suficiente para que la otra parte ponga término al
tratado.

5.-Imposibilidad subsiguiente de cumplimiento.- Sólo puede alegarse esta causal


de terminación cuando de la imposibilidad resulta la desaparición o destrucción definitiva
de un objeto indispensable para el cumplimiento del tratado. Tal imposibilidad de
cumplimiento no puede alegarse como causa de terminación del tratado si ésta es
resultado de una violación al mismo o de otra obligación internacional por una parte
respecto a otra u otras.

6.- Cambio fundamental de circunstancias.- Para que opere dicha causal de


terminación han de cumplirse los siguientes requisitos:
1. Las circunstancias que se modificaron deben constituir la base esencial del
consentimiento de los Estados.
2. Con la modificación de las circunstancias se habrán de alterar radicalmente
también las obligaciones que deban cumplirse.

De la redacción del art. 62 se deduce que el cambio de circunstancias previstas


no puede alegarse como causa de terminación del tratado. Esta causal es necesaria y al
mismo tiempo peligrosa, porque las circunstancias internacionales cambian
constantemente y al mismo tiempo debe conservarse la estabilidad de los tratados. De ahí
que el art. 62 no admita alegar dicha causal cuando el tratado establezca una frontera o
bien cuando el cambio de circunstancias resulte de una violación por la parte que lo alega.
La cláusula rebus sic stantibus su significado es: (doctrina que establece que un tratado
es obligatorio para las partes mientras no signifique un cambio vital en las circunstancias
existentes en el momento de conclusión del tratado) no autoriza una ruptura unilateral del
tratado, sino que únicamente confiere el derecho a pedir negociaciones para poner fin al
tratado o para revisarlo. Según Antonio Gómez Robledo, el art. 62 admite la aplicación de
la cláusula rebus sic stantibus a todos los tratados internacionales de cualquier especie
que sean con la sola excepción de los tratados de fronteras- y a condición, naturalmente,
de que sean de tracto sucesivo.

7.- Aparición de una nueva norma internacional de ius cogens.- Como se ha


mencionado, el art. 53 contempla la nulidad absoluta de todo tratado que en el momento

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de su celebración esté en oposición a una norma de ius cogens. Este artículo prevé una
situación distinta de la del art. 64. En este supuesto, el tratado es válido al inicio;
posteriormente, al aparecer una nueva norma de ius cogens con la que es incompatible,
debe darse por terminado. Las consecuencias jurídicas de la terminación de un tratado
están previstas en el art.70 de la C.V., salvo en el caso de terminación por aparición de
una nueva norma de ius cogens, la cual se encuentra regulada por el art.71.

SUSPENSIÓN
Esta sólo tiene lugar en los supuestos expresamente mencionados en la
Convención (art. 42) La suspensión no significa otra cosa que la exención a los Estados
parte del mismo, de no cumplir el tratado durante cierto periodo. Esta suspensión
terminará cuando desaparezcan las causas que lo motivaron. El artículo 57 de la C. V.,
establece: "La aplicación de un tratado podrá suspenderse con respecto a todas las
partes o a una parte determinada:
a) Conforme a las disposiciones del tratado; o
b) En cualquier momento, por consentimiento de todas las partes, previa
consulta con los demás Estados contratantes.

Al igual que en el caso de terminación, los tratados pueden suspenderse por la


voluntad de las partes. En el supuesto de un tratado multilateral, el art. 58 admite la
posibilidad de que dos o más Estados celebren acuerdos para suspender temporalmente
la aplicación de sus disposiciones en sus relaciones mutuas, siempre que:
1. Esté prevista la suspensión en el tratado o no esté prohibida en el mismo.
2. No se afecte el disfrute de los derechos que corresponden al resto de los
Estados parte o el cumplimiento de sus obligaciones.
3. La suspensión no debe ser incompatible con la realización del objeto y fin del
mismo tratado.

Además del acuerdo de voluntades como causa de suspensión del tratado, la


C.V., admite está posibilidad en los casos siguientes:
1) Por la celebración de un tratado posterior sobre la misma materia.
2) Violación grave de un tratado (art. 60).
3) Imposibilidad temporal de cumplir con el tratado.
4) Cambio fundamental de circunstancias.

Por su parte, el art. 72 de la C.V., hace referencia a las consecuencias de la


suspensión.

DEPÓSITO, REGISTRO Y PUBLICACIÓN DE LOS TRATADOS.


La función del depósito de los tratados cobra importancia con la celebración de
los tratados multilaterales, que cada vez son más frecuentes. Así se ve la necesidad de
nombrar un depositario, que normalmente es el Estado sede de la Conferencia
Internacional donde se adopta el tratado, o el principal funcionario administrativo de los
Organismos Internacionales; o uno o más Estados (art. 76). El art. 77 de la C.V. señala
las funciones del depositario, en cuya realización deberá actuar imparcialmente. Por lo
que se refiere al registro, la Carta de las Naciones Unidas en su art. 102 establece que a

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

falta de registro conduce a la imposibilidad de invocar el tratado o acuerdo en cuestión,


ante cualquier órgano de la ONU. Esta regulación parece ser adecuada, al no afectar la
validez del tratado. Una vez registrados los tratados, la Secretaría debe publicarlos lo
antes posible.

RECEPCIÓN DE LOS TRATADOS EN EL DERECHO INTERNO.


Los sistemas de recepción o incorporación de los tratados a los sistemas
jurídicos internos pueden clasificarse en dos grandes grupos: los de incorporación
automática y los de recepción especial.

La recepción especial requiere una transformación del tratado, mediante un acto


de producción normativa interna (Ley, decreto, orden). Siguen este sistema los Estados
tan distintos como el Reino Unido, otros países del Comonwealth, Israel, Italia y la
entonces Unión Soviética (actualmente Comunidad de Estados Independientes). Por otro
lado la recepción automática no requiere ningún acto normativo especial para la
incorporación, una vez que el tratado es obligatorio internacionalmente y exigiendo
eventualmente la publicación del mismo, este se incorpora al sistema jurídico interno. La
mayoría de los países de Europa Occidental y de América siguen este sistema.

NORMAS EJECUTABLES Y NO EJECUTABLES.


Una vez incorporado el tratado, se plantea el problema de su aplicación. Hay
normas que por su misma naturaleza pueden ser aplicadas inmediatamente, sin acto
legislativo posterior; otras, en cambio, requieren de un desarrollo legislativo posterior. La
estipulación de un tratado se considera como ejecutable por si misma (self.executing)
cuando es susceptible de una aplicación inmediata y directa, sin que sea necesaria una
acción jurídica complementaria para su implantación o exigibilidad. Así, se habla de auto
ejecutividad cuando la disposición ha sido redactada de tal forma que de ella surge una
regla de los tribunales judiciales internos pueden aplicar en un caso dado. La fórmula
utilizada por Marshall, célebre presidente de la Corte Suprema de Estados Unidos de
América, es que una norma es ejecutable por si misma (self-executing) "toda vez que
opere por si, sin ayuda de una disposición legislativa" ejemplo de norma ejecutiva es la
cláusula de la nación más favorecida, derechos humanos. No todas las normas de una
convención son ejecutables por sí mismas. Hay a menudo disposiciones programáticas,
que no pueden ser ejecutadas sin una acción legislativa del Estado; hay también otros
derechos que debido a su naturaleza o a la fraseología del tratado carecen de exigibilidad
inmediata por la ausencia de normas internas o de otras medidas complementarias del
Estado; estas normas se denominan no ejecutables.

RECEPCIÓN DE LOS TRATADOS EN NUESTRO SISTEMA JURIDICO.


Con base en lo anterior, es claro que el sistema de incorporación de los tratados
a nuestro sistema jurídico es automático, ya que una vez que el tratado es ratificado
internacionalmente, en el nivel interno sólo se requiere su publicación. El carácter
ejecutivo o no de las normas contenidas en dichos tratados tendrá que ser terminado en
forma casuística dependiendo de la naturaleza de las mismas. En todo caso, la falta de
cumplimiento de dichas normas ejecutivas o no ejecutivas origina responsabilidad

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

internacional. Vinculado al problema de incorporación de los tratados y en especial de


aquellos tratados que regulan materia reservada a las entidades federativas, se plantea la
interrogante de si se vulnera o no la distribución de competencias establecida por la
Constitución mexicana, cuando se regulan por el tratado materias en las que desde el
punto de vista de la distribución de la competencia legislativa interna, la competencia
legislativa corresponde a las entidades federativas. Para aclarar dicha interrogante
conviene precisar que todo Estado goza, por definición, en virtud de su soberanía, el ius
ad contractam o, en los términos escuetos del art. 6°. De la Convención de Viena de
1969, de la capacidad para celebrar tratados. Esta facultad para celebrar tratados se
puede ver restringida cuando el propio Estado cede la misma a otro Estado o a una
entidad distinta; mirando hacia atrás se pueden citar como eje. Las transitorias e
inestables confederaciones; y hacia adelante se descubren complejas organizaciones
internacionales de integración. En los Estados federales o compuestos sólo el conjunto
estatal es, en principio, sujeto de derecho internacional y el facultado para celebrar
tratados, salvo que éstos concedan a las entidades federativas la facultad para celebrar
tratados en sus propias constituciones, otorgándoles así una subjetividad jurídica
internacional parcial, siempre que ésta sea reconocida por terceros Estados de la
comunidad internacional.

La distribución competencial, como se ha afirmado, sólo la puede hacer la


Constitución. Lo único que logra el tratado es establecer bases generales obligatorias y
comunes para los efectos de incitar y conducir la actuación de los poderes en materias
que tienen que ver con las relaciones internacionales. Un tratado celebrado en esas
condiciones no es contrario a la Constitución ni altera la distribución de competencias que
ella hace. Que la facultad para celebrar tratados internacionales corresponde al
Presidente de la República, sujeta siempre a las limitaciones que establecen los arts. 15,
18 Párr. 5° y 76 Frac. I Constitucionales Vázquez Pando considera que los preceptos 15 y
18 de la Constitución "deben considerarse excepciones a la facultad ilimitada atribuida al
Ejecutivo". Coincidimos con la interpretación, por cuanto establece que la facultad de
celebrar tratados no tiene límites en lo que se refiere a la materia, salvo lo establecido en
los dos últimos artículos mencionado (15 y 18 Constitucionales).

PROCESO DE CELEBRACIÓN DE LOS TRATADOS EN MÉXICO.


Por disposición constitucional expresa (art. 89, frac...X), en el sistema jurídico
mexicano la facultad y la responsabilidad de celebrar tratados internacionales
corresponde al Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. El haber
optado por un sistema de gobierno presidencialista necesariamente llevó a depositar esa
función, que es de naturaleza ejecutiva, en quien jurídicamente y de hecho es titular de la
función de hacer y actuar.
El Senado, como órgano colegiado, carece de la función de asesoría que se le
reconoce en el sistema estadounidense; se limita a aprobar o reprobar los tratados una
vez que ellos han sido negociados por el Presidente de República (art. 76, frac. 1). Se
hace notar que "las dos Cámaras son el legislador en las leyes del Congreso y el
Presidente sólo goza de un veto relativo a ellas", en cambio el Ejecutivo es el legislador

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

en los tratados y el Senado goza de un veto absoluto respecto de ellos. Los tratados
internacionales son ordenamientos celebrados por el Presidente de la República actuando
como jefe de Estado, es decir, como representante de los Estados. Unidos Mexicanos
ante el exterior; las facultades de que goza son exclusivas y personalísimas al no haberse
otorgado al Ejecutivo de la Unión.
De tal suerte, dicha facultad es indelegable mediante ley, decreto, acuerdo,
orden, poder, etc. Sin embargo, si la facultad de celebrar tratados internacionales es
indelegable, ello no impide que puedan negociar tratados el Ministro de Relaciones
Exteriores o embajadores plenipotenciarios.
En el sistema jurídico mexicano, que es de naturaleza escrita y está regido por el
principio de legalidad, por virtud del cual todo servidor público sólo goza de las facultades
que tiene expresamente atribuidas y que lo restante lo tiene prohibido, y en respeto del
principio de seguridad jurídica, el otorgamiento de plenos poderes (cuando ello es
legalmente factible), la emisión de una orden o el otorgamiento de una comisión por parte
del Presidente de la República sólo puede ser en forma expresa y por escrito). Ello no se
puede deducir de presunciones o derivar de un análisis por mayoría de razón.

La celebración de los tratados es una facultad y responsabilidad confiada al


Presidente de la República como lo señala el art. 89 constitucional: "Las facultades y
obligaciones del Presidente son las siguientes,…. X.- Dirigir la política exterior y celebrar
tratados internacionales, sometiéndolos a la aprobación del senado…..". Mientras él no
otorgue plenos poderes para la negociación en casos determinados y respecto de
Estados o entes internacionales claramente especificados, la facultad le corresponde en
forma originaria y privativa. Con vista al principio de legalidad, no es suficiente que alguien
sea nombrado Secretario de Relaciones Exteriores para suponer que goza de la facultad
para celebrar tratados; él sólo goza de las facultades previstas expresamente mediante
ley y en los plenos poderes que de manera particular se le otorguen para la negociación
de un tratado. Independientemente de lo anterior, no puede pasarse por alto el hecho de
que el cargo de Secretario de Relaciones Exteriores es un nombramiento que el
Presidente de la República puede hacer libremente, que no requiere aprobación o
ratificación; pero, en cambio, sí se exige la aprobación del Senado o de la Comisión
Permanente en el caso de ministros, agentes diplomáticos y cónsules generales (arts. 79,
frac. VII, y 89, frac. III). El Secretario de Relaciones Exteriores está impedido para
celebrar tratados en representación del Presidente de la República. Contra ese principio,
con vista al art. 133 constitucional, no pueden invocarse las normas de la Convención de
Viena sobre el Derecho de los Tratados, ya que internamente frente a una nueva ley o un
tratado se encuentra supraordenada nuestra Constitución, la cual dispone que la facultad
de celebrar tratados corresponde al Ejecutivo Federal en nuestro País. De conformidad
con la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, el Secretario de Relaciones
Exteriores goza de un cúmulo de facultades y entre ellas no está la de celebrar tratados;
por lo mismo, no se puede pretender que partiendo del supuesto de que por virtud de su
nombramiento se deba presumir un otorgamiento tácito de poderes.

LEY SOBRE CELEBRACIÓN DE LOS TRATADOS.

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

El 2 de Enero de 1992, se publicó en el diario Oficial de la Federación, la Ley, sobre


Celebración de los Tratados. Con anterioridad, el régimen de los tratados se encontraba
circunscrito básicamente a las disposiciones constitucionales que hacen referencia al
tema. En nuestro análisis partiremos de la conceptualización del término tratados en
nuestra Constitución y en la Ley, el fundamento constitucional para legislar en materia de
tratados y acuerdos interinstitucionales, y el régimen de los acuerdos interinstitucionales
en la nueva ley.

CONCEPTUALIZACIÓN DEL TÉRMINO DE LOS TRATADOS EN NUESTRA


CONSTITUCIÓN Y EN LA LEY SOBRE CELEBRACIÓN DE LOS TRATADOS.
Para efectos de definir el término de tratado en nuestra Constitución son de
especial interés el art. 76, Frac. I, el 89, frac. X y el 133, los cuales, para referirse a los
tratados, utilizan diferentes expresiones: el art. 76 habla de tratados internacionales y
convenciones diplomáticas, el art. 89 de tratados internacionales y el 133 únicamente de
tratados. Esta aparente contradicción en los términos utilizados tiene su origen en los
debates del Constituyente de 1856. El proyecto de Constitución establecía la facultad del
Congreso "para aprobar los tratados y convenios diplomáticos que celebre el ejecutivo por
lo que parece conveniente referirse a las discusiones en el seno del Congreso
Constituyente, el cual discutió la frac. 8va. del art. 64 del proyecto de Constitución, la cual
decía " para aprobar los tratados y convenios diplomáticos que celebre el Ejecutivo". Los
términos tratado y convenciones eran redundantes. Sin embargo, estuvo de acuerdo en
que incluyera la palabra convención para evitar todo abuso. En nuestra nación mexicana
históricamente existen ciertos trazos de uniformidad, ya que son innumerables los
acuerdos internacionales en los que se utilizan distintas denominaciones, a pesar de que
se refieran a la misma materia; eje. Convenciones Comerciales, Tratados Comerciales,
Convenios, Tratados de Extradición etc. En lo referente a la Ley sobre la Celebración de
Tratados, está distingue dos instrumentos internacionales: los tratados y los acuerdos
interinstitucionales. Los tratados los define de la siguiente manera:
El convenio regido por el derecho internacional público, celebrado por escrito
entre el Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos y uno o varios sujetos de Derecho
Internacional Público, ya sea que para su aplicación requiera o no de la celebración de
acuerdos en materias específicas, cualquiera que sea su denominación, mediante la cual
los Estados Unidos Mexicanos asumen compromisos.
Por su parte, a los acuerdos interinstitucionales los definen como: "El convenio
regido por el derecho internacional público, celebrado por escrito entre cualquier
dependencia o organismo descentralizado de la Administración Pública Federal, Estatal o
Municipal y uno o varios órganos gubernamentales extranjeros u organizaciones
internacionales, cualquiera que sea su denominación, sea que se derive o no de un
tratado previamente aprobado".

FUNDAMENTO CONSTITUCIONAL PARA LEGISLAR EN MATERIA DE TRATADOS Y


ACUERDOS INTERINSTITUCIONALES.
Con relación a los tratados, el Dictamen de la Cámara de Senadores señala el
siguiente fundamento constitucional. En los términos de la frac. I del art. 76 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, es facultad exclusiva de este

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

Senado de la República conocer y, en su caso, aprobar los tratados internacionales y


convenciones diplomáticas que celebre el Ejecutivo de la Unión. Por su parte, la frac. X
del art. 89 Constitucional faculta al Presidente de la República para "dirigir la política
exterior y celebrar tratados internacionales sometiéndolos a la aprobación del Senado". A
su vez, el art. 133 de la propia Carta Magna establece que todos los tratados que estén
de acuerdo con la Constitución "celebrados y que se celebren por el Presidente de la
República con la aprobación del Senado, serán la Ley Suprema de toda la Unión". Al
recurrir a la fracción XXX del Art. 73 constitucional resulta dudoso. Como se señala en el
Dictamen, las facultades implícitas tienen como sustento el que "sean necesarias a efecto
de hacer efectivas las facultades mencionadas". Si no existe fundamento para que el
Congreso legisle en materia de tratados conforme al art. 73 constitucional, se viola la
distribución de competencias que establece nuestra Constitución entre los tres poderes de
la Unión y la distribución de facultades entre las Cámaras.

REGIMEN APLICABLE A LOS ACUERDOS INTERINSTITUCIONALES.


En cuanto al régimen aplicable a los acuerdos interinstitucionales, en la Ley
sobre Celebración de Tratados se establece:

a. El ámbito material de los acuerdos interinstitucionales deberá


circunscribirse exclusivamente a las atribuciones propias de las
dependencias y organismos descentralizados de los niveles de gobierno
mencionados que los suscriben.
b. Las dependencias y organismos descentralizados de la Administración
Pública Federal, Estatal o Municipal deberán mantener informada a la
Secretaría de Relaciones Exteriores acerca de cualquier acuerdo
interinstitucional que pretendan celebrar con los órganos gubernamentales
extranjeros u organizaciones internacionales. La Secretaría deberá de
formular un dictamen correspondiente acerca de la procedencia de
suscribirlo y, en su caso, lo inscribirá en el Registro respectivo.
c. No establece a diferencia de los tratados, que los acuerdos
interinstitucionales deban publicarse en el Diario Oficial de la Federación.
d. Pueden establecer mecanismos internacionales para la solución de
controversias. Es claro que el límite material de celebración de los
acuerdos interinstitucionales resulta insuficiente, debiendo establecer entre
otros límites el que no regulen materias que afecten a los particulares o
bien que no incidan en materias exclusivas de los Poderes de la Unión.

LA COSTUMBRE INTERNACIONAL.
El art. 38 del Estatuto de la C.I.J. (Corte Internacional de Justicia) define a la
costumbre como “la prueba de una práctica generalmente aceptada como derecho”. De
esta definición se deducen dos elementos fundamentales de la costumbre.

1) El elemento material: práctica constante y uniforme.


2) El elemento espiritual: opino iuris, convicción de la obligatoriedad jurídica de la
costumbre.
1) Elemento Material. En la actualidad los actos u omisiones que constituyen el
elemento material pueden provenir de cualquier sujeto de derecho internacional.

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

2) Elemento Espiritual. La opinión iuris o elemento espiritual consiste en la conciencia


que tienen los Estados de actuar como jurídicamente obligados.

Cabe Destacar, como señala el Tribunal, que las prácticas reiteradas y


constantes sin el elemento espiritual constituyen simples actos de cortesía internacional,
los cuales no se consideran como jurídicamente vinculados. Además de las costumbres
generales, la doctrina y la jurisprudencia señalan otro tipo de costumbres: regionales y las
bilaterales. La costumbre regional se origina entre un grupo de Estados vecinos en un
área geográfica determinada. Un ejemplo importante de este tipo de costumbres se da en
materia de asilo entre los países latinoamericanos. Es importante hacer notar que en las
costumbres regionales los Estados que alegan frente a otro u otros una costumbre de
este carácter están obligados a demostrar que el Estado demandado ha contribuido con
sus actos al nacimiento de la regla consuetudinaria regional. Por último la costumbre
bilateral se forma entre dos Estados y es obligatoria para ambos.

LOS PRINCIPIOS GENERALES DEL DERECHO.


Los principios generales del derecho son principios comunes a los distintos
Estados que ya alcanzaron una cierta objetivización en el derecho interno. Estos
principios no deben confundirse con los del D.I.P. Los primeros nacen en el fuero
doméstico de los Estados, como señala Verdross; y los segundos del derecho
internacional convencional o consuetudinario. El art. 38 del Estatuto de la C.I.J., habla de
principios generales de derecho; por tanto, sólo hace referencia a ideas jurídicas
generales y fundamentales y no a cualquier precepto normativo. Por ejemplo, se
encuentran: el principio de la buena fe, la prohibición del abuso del derecho, el principio
de la cosa juzgada, la ley especial deroga la general etc. La función de los principios
generales de derecho no se restringe a cubrir lagunas que pudieran presentarse por falta
de tratado o costumbre aplicable, sino que sirven de instrumento para la debida aplicación
e interpretación de los tratados y de la costumbre.

LAS DECISIONES JUDICIALES Y LA DOCTRINA.


El Párr. d) del art. 38 del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia establece:
"1.- El Tribunal, cuya función es decidir conforme al DIP las controversias que le sean
sometidas, deberá aplicar: d).- Las decisiones judiciales y las doctrinas de los publicistas
de mayor competencia de las distintas naciones, como medio auxiliar para la
determinación de las reglas de derecho sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 59.

JERARQUIA DE LAS FUENTES DE DERECHO INTERNACIONAL.


De la redacción del art. 38 del estatuto de la Corte no se deduce jerarquía alguna
entre los tratados, la costumbre y los principios generales de derecho. La Corte analizará
la jerarquía entre dichas fuentes, en cada caso concreto. Para establecer una relación de
jerarquía entre la costumbre y los tratados internacionales se requiere que ambos sean
aplicables en el mismo ámbito de validez. De esta forma, sólo pueden existir relaciones
jerárquicas entre una costumbre universal y un tratado universal, o bien entre una
costumbre regional y un tratado regional. En relación con los tratados, conviene precisar
que algunos de ellos tienen una jerarquía superior: en principio, la Carta de las Naciones

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

Unidas y aquellos tratados que contengan normas ius cogens. En cuanto a los principios
generales de derecho, su aplicación será simultánea a la costumbre y los tratados
internacionales. Éstos son un instrumento de suma importancia para la Corte, a fin de
lograr una debida aplicación e interpretación tanto de los tratados como de la costumbre.

LA EQUIDAD.
La última parte del art. 38 del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia hace
una referencia especial a la equidad; establece: "la presente disposición no restringe la
facultad del tribunal para decidir un litigio ex aequo et bono, (si las partes así lo
convinieren"). En términos generales la equidad "es la aplicación de la justicia al caso
concreto". La equidad, como los demás principios generales de derecho, podrá ser
aplicada por la Corte para interpretar debidamente los tratados o la costumbre, o para
cubrir las lagunas de éstos. Un caso distinto es el previsto por la última parte del art. 38,
en el que si las partes expresamente así lo pactan, la corte resolverá la controversia,
exclusivamente con base en la equidad, pudiendo fallar inclusive contra legem, salvo que
se trate de normas de ius cogens.

ACTOS UNILATERALES DE LOS ESTADOS.


En principio, pueden clasificarse en dependientes y autónomos. Los primeros
sólo producen efectos jurídicos, cuando son realizados en relación con otros actos,
unilaterales o multilaterales. Así por ejemplo, el elemento material de la costumbre, es
decir, la práctica reiterada, puede estar formada por una serie de actos unilaterales
dependientes. Otros ejemplos pueden situarse en el área de tratados como los actos de
manifestación de voluntad (adhesión, firma ratificación, reservas). Los actos autónomos
producen efectos jurídicos obligatorios y no requieren para su existencia de otro acto
unilateral ni multilateral aunque deben para producir efectos jurídicos obligatorios, cumplir
ciertos requisitos de fondo, forma y capacidad. En cuanto a la capacidad, se requiere que
el acto emane de un órgano competente del Estado en el plano internacional. Se debe
tener en cuenta el art. 7° de la Convención de Viena. Este artículo reconoce la
competencia del jefe del Estado y del Ministro de Relaciones Exteriores, para la
celebración de un tratado. Por lo que se refiere a la forma que debe revestir el acto
unilateral, no se exige ninguna en particular. Basta que la manifestación de la voluntad
sea clara. Así, en el asunto de los ensayos nucleares, la Sentencia del Tribunal de la
Haya establece; "una declaración, sea verbal o escrita, no implica diferencia esencial... La
forma no es decisiva". En lo que respecta al fondo, es primordial que el Estado del que
emana el acto unilateral desee realmente comprometerse. Esta intención confiere a la
declaración del carácter de compromiso jurídico. La doctrina reconoce tradicionalmente
como actos jurídicos unilaterales autónomos: la notificación, el reconocimiento la protesta,
la renuncia y la promesa.

a) Notificación.- Comunicación que un sujeto del derecho internacional hace a


otro, de un hecho al que van unidas determinadas consecuencias jurídicas.
b) Reconocimiento.- Acto en el que el Estado admite como legítimo un
determinado estado de cosas o una determinada pretensión.

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c) Protesta.- Acto por virtud del cual un Estado niega la legitimidad de una
determinada situación.
d) Renuncia.- Acto por el cual se abandona una determinada pretensión jurídica.
e) Promesa.- Declaración en la que el Estado se obliga a realizar un determinado
comportamiento.

De lo anterior, siguiendo a Pastor Ridruejo, resulta evidente que sólo la promesa y


el reconocimiento satisfacen los requisitos de fondo, forma y capacidad.

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"INCORPORAR SIGNIFICA COORDINAR


MAS NO SUBORDINAR”

“SIEMPRE ES DE CONSIDERARSE
QUE A PESAR DE QUE LOS
ESTADOS NO QUIERAN
SUBORDINARSE A OTROS
TENDRAN QUE HACERLO.

“CUESTA MUCHO A LOS ESTADOS MANTENER SU


VERDADERA SOBERANÍA E AUTONOMIA COMO
ATRIBUTO RECONOCIDO POR EL DERECHO
DERECHO INTERNACIONAL”.

CAPITULO III

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3.- INCORPORACIÓN DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO EN LOS SISTEMAS


JURÌDICOS INTERNOS CON ESPECIAL REFERENCIA AL SISTEMA JURÌDICO
MEXICANO.
El tema de la integración de las normas internacionales a los derechos internos de los
Estados de Iberoamérica permite un análisis en tres vertientes; una en razón de los
procedimientos de vinculación, la segunda que atiende a la forma de recepción de dichas
normas y una tercera relativa a la jerarquía. Las relaciones de derecho internacional con
el derecho interno se encuentran sometidas a una fuerte revisión, lo cual en forma similar
se refleja en el derecho constitucional, especialmente por las tendencias actuales de
reducir la soberanía estatal a sus justos límites. Además, frente al fenómeno de la
evolución constante del derecho internacional se observa la necesidad de adaptar el
derecho interno a las nuevas exigencias que plantean las organizaciones internacionales
en materias tales como los derechos humanos, comercio internacional y derecho de
integración. Hoy no cabe sostener como antaño que el problema de las relaciones entre el
derecho interno y el internacional sea esencialmente teórico. Por una parte, los textos
constitucionales se han abierto a la enumeración, definición y amparo de los derechos y
libertades individuales y colectivos; poniendo de relieve su carácter normativo y la
aplicabilidad directa de los preceptos, el derecho internacional de nuestro tiempo propicia
la cooperación para la satisfacción de intereses compartidos por los miembros de la
comunidad internacional. La protección de los derechos humanos se ha convertido en uno
de los objetivos primordiales y se ha derrumbado la pretensión de que hay materias que
corresponden a la competencia exclusiva de los Estados. En ese sentido, la mayoría de
las constituciones de Iberoamérica recientes otorgan un tratamiento prioritario a los
derechos humanos, abandonando los viejos esquemas. La regulación de las relaciones
entre el derecho interno y el internacional parten de las constituciones de los Estados,
cualquiera que sea su sistema político o supuestos filosóficos. Afortunadamente, cada vez
con mayor frecuencia el derecho constitucional, es decir, el derecho interno, reconoce la
jerarquía y peculiaridad del derecho internacional, ¿Cuáles son las respuestas que el
derecho interno ha dado a problemas tan novedosos?

Por un lado, se reconoce en algunos casos la falta de regulación o lagunas. Las


constituciones antiguas no contemplaron ni imaginaron los problemas actuales, y una
solución ante estas lagunas, son la reforma constitucional, una nueva Constitución o un
ajuste por la vía de precedentes judiciales. Otra respuesta es la del reconocimiento de la
existencia de mutaciones jurídicas. Las normas formalmente son las mismas y los
repartos de competencia no han sido alterados, pero el derecho material del Estado sufrió
un cambio. La tercera clase de respuesta parte del reconocimiento de la falta de
posibilidad de control sobre la base de la aplicación de nuevas soluciones jurídicas, ante
el caso de que éstas fueran confrontadas y pudieran impugnarse por ser contradictorias o
incompatibles con el orden jurídico. La forma de solucionar el conflicto consiste en
eliminar el control.
Algunas constituciones del siglo XIX establecieron que todos los compromisos
internacionales debían celebrarse de conformidad con el derecho público interno, con lo
cual establecieron en forma explícita y no implícita que el derecho internacional
convencional debía ser conforme al derecho constitucional o al derecho público interno.

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Las constituciones solían omitir el tema de la relación entre el tratado y la ley ordinaria,
por lo cual se daban dos soluciones posibles: o ambas normas tenían el mismo rango o
tenían primacía sobre la ley. La solución dualista clásica fundamentalmente apuntó a la
igualdad de situaciones, según se mirara el derecho interno o se mirara el derecho
internacional. Si un tratado o una ley tenían el mismo rango, había que aplicar entonces el
viejo adagio de que lex posteriori derogat lex priori, con lo cual podía darse el caso de que
un tratado abrogara una ley interna, lo cual no tenía mayores consecuencias, pero
también podía darse el caso inverso, originando la falta de aplicación del tratado y con ello
la correspondiente responsabilidad internacional.

Estos y otros problemas estallaron en pedazos con los fenómenos contemporáneos de la


integración y sobre todo la protección internacional de los derechos humanos a partir del
momento que la persona es admitida como sujeto excepcional de derecho internacional.
Desde esta óptica las constituciones de Iberoamérica pueden clasificarse en cuatro
grupos:
a) El primero es el del silencio, donde ubicamos las constituciones más antiguas,
que tienen mayores dificultades de rearticulación interna para reordenar las
pirámides jurídicas como el caso de México.
b) Un segundo grupo integrado por las constituciones de los países
centroamericanos, los cuales por conformar un Estado centroamericano
permanece en sus constituciones una temática integracionista muy marcada.
c) Un tercer grado ubicamos las constituciones de aquellos países que
adoptaron la decisión política fundamental a favor de los procesos de
integración, pero que no articularon los mecanismos, ni redistribuyeron las
competencias desde el punto de vista normativo. Recurren entonces a
cláusulas programáticas, no directamente operativas: es el caso de la
Constitución de Ecuador.
d) Por último estarían aquellas constituciones donde no sólo tomaron las
decisiones políticas fundamentales, sino que además se articularon los
mecanismos y procedimientos tendientes a la solución de problemas
concretos, contemplando así un nuevo rango para los tratados, rango
constitucional para ciertos compromisos constitucionales, como por ejemplo
en materia de derechos humanos. Ubicamos dentro de este grupo, entre
otras, las constituciones de Argentina, Colombia, España, Portugal, Honduras
y Guatemala.

PROCEDIMIENTO DE VINCULACIÓN ENTRE LOS ORDENAMIENTOS


INTERNOS Y EL DERECHO INTERNACIONAL.
Independientemente de que se adopte el dualismo o monismo, resulta necesario
que el derecho interno incorpore el derecho internacional por medio de un mandato
constitucional que determine cuáles normas se integran al ordenamiento nacional. Un
análisis de las constituciones de Iberoamérica nos demuestra que básicamente los
procedimientos de vinculación se reducen a dos sistemas:
a) El de incorporación de las normas internacionales al derecho interno después
de cumplir determinados requisitos, y
b) El de remisión de la norma interna a la internacional.

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PROCEDIMIENTO DE INCORPORACION.
Este procedimientos de vinculación es el que siguen todos los países de
Iberoamérica en lo atinente a la materia de los tratados, es decir sujetan la aplicación el
ámbito interno al cumplimiento de distintos requisitos que varían de un Estado a otro.
Dichos requisitos pueden consistir por ejemplo, en una declaración previa de
constitucionalidad, en su conformidad con la Constitución, en una aprobación simple
calificada, dependiendo de la materia por un órgano parlamentario, la celebración por el
Poder Ejecutivo o un órgano parlamentario, o una combinación de los mismos. En el caso
de México, los tratados requieren para incorporarse estar de acuerdo con la Constitución
y celebrarse por el Presidente de la República con la aprobación del Senado.
Así diversos países de Iberoamérica hacen la distinción entre los tratados que requieren
la aprobación del Congreso de su ratificación por el Presidente: requieren aprobación los
de derechos humanos, soberanía, dominio e integridad del Estado, defensa nacional,
obligaciones financieras del Estado que creen, modifiquen o impriman tributos y los que
conlleven a una modificación o derogación de una ley o requieran medidas legislativas
para su ejecución.

PROCEDIMIENTO DE REMISIÓN.
Algunas de las constituciones utilizan como mecanismos de vinculación la
remisión a las normas internacionales. Dicha técnica es utilizada en materias como
fronteras marítimas, espacio aéreo y la incorporación de los principios de derecho
internacional. Cabe señalar que no se sujeta la incorporación de las normas
internacionales en las materias antes señaladas al cumplimiento de determinados
requisitos, como el de la conformidad con el derecho interno o ajustarse al marco
constitucional. Podría afirmarse incluso que en la mayoría de los casos las normas de
derecho internacional tienen el mismo rango jerárquico que las constitucionales por
cuanto se lleva a cabo una remisión en blanco. La remisión a los principios de derecho
internacional es una remisión en blanco a normas consuetudinarias y que al incorporarlas
las ubica en el mismo rango jerárquico de la norma constitucional que remite. En forma no
tan clara por Portugal, en la Constitución de México se observa un fenómeno similar en
los artículos 42 y 89, Fracción X:
Articulo 42. El territorio nacional comprende:
V. Las aguas de los mares territoriales en la extensión y términos que fija el derecho
internacional, y las marítimas interiores; y
VI. El espacio situado sobre el territorio nacional, con la extensión y modalidades
que establezca el propio derecho internacional.

Articulo 89. Las facultades y obligaciones del Presidente son las siguientes:
X. Dirigir la política exterior y celebrar tratados internacionales, sometiéndolos a la
aprobación del Senado. En la conducción de la política, el titular del Poder Ejecutivo
observará los siguientes principios normativos: la autodeterminación de los pueblos; la no
intervención; la solución pacífica de controversias; la proscripción de la amenaza o el uso
de la fuerza en las relaciones internacionales, la igualdad jurídica de los Estados; la
cooperación internacional para el desarrollo; y la lucha por la paz y la seguridad

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internacionales. Se puede apreciar que las normas que se incorporan en materia de


aguas de jurisdicción nacional y espacio aéreo son normas de carácter consuetudinario.
Los tratados sobre la materia deben satisfacer, para incorporarse, los requisitos de
celebración por el Presidente de la República, aprobación del Senado y estar de acuerdo
con la Constitución la remisión en blanco, por cuanto no sujeta a ningún requisito de
adaptación y ubica dichas normas en el mismo rango de las constituciones.

RECEPCIÓN DE LAS NORMAS INTERNACIONALES.


Una vez incorporadas las normas internacionales al derecho interno después de
cumplir los requisitos necesarios, para ello, la cuestión que debe resolverse es la
aplicación de las normas internacionales en el ámbito interno. En el caso de las normas
autoaplicativas, éstas formarán parte del derecho interno sin requerir de acto de
implementación legislativo.

En cambio, las no autoaplicativas dependiendo de si se siguió un sistema de


transformación de la norma internacional en ley o se incorporó sin modificar su naturaleza,
requerirán en el primer caso de transformar el tratado en ley y emitir en el mismo acto o
en un momento posterior de la legislación necesaria para su aplicación. En el caso de
incorporarse sin modificar su naturaleza, se requiere emitir las leyes y demás
disposiciones necesarias para su aplicación o incluso reformar aquella legislación que sea
contraria al tratado que se incorpora.

RECEPCIÓN DE LAS NORMAS CONVENCIONALES.


La mayoría de los Estados siguen el sistema de que una vez que el tratado se
incorpora por reunir los requisitos constitucionales, son publicados en las gacetas o
diarios oficiales. En estos casos las normas convencionales autoaplicativas no requieren
para su aplicación de ningún acto de carácter administrativo o legislativo posterior; en
cambio, las normas no autoaplicativas requieren de un acto legislativo o administrativo
mediante el cual el Estado correspondiente instrumenta la aplicación interna. La función
de instrumentar la aplicación interna se dificulta en algunos de los gobiernos federales en
los casos de los tratados que versen en materia local, caso en el cual las autoridades
locales pueden quedar involucradas en la implementación de los tratados. Las ventajas
que presenta el sistema de transformación del tratado en ley se fincan en que las
dificultades que se presentan en su aplicación interna se reducen; sin embargo, se corre
el riesgo que al perder su identidad internacional los jueces utilicen como criterios de
interpretación los establecidos en el derecho interno y no los marcados por el derecho
internacional, que resultan obligatorios en razón de las normas convencionales o
consuetudinarias sobre la materia para los países. Las dificultades que representa la
aplicación de los tratados en las constituciones del silencio radica en que los
constituyentes de esas épocas jamás pensaron que por la vía de los tratados se legislaba
para toda la Nación en las más diversas materias y en algunas ocasiones con un efecto
inmediato sobre los individuos. Dichas dificultades se resuelven en algunas de las
constituciones del cuarto grupo o contemporáneas, incluyendo en la Constitución un

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capítulo especifico en materia de tratados, que aluda entre otras cuestiones a la entrada
en vigor, denuncia, normas de interpretación aplicables y jerarquía.

RECEPCIÓN DE LAS NORMAS CONSUETUDINARIAS.


Varias de las constituciones incorporan por una remisión de la misma, la
costumbre internacional en lo atinente a los principios de derecho internacional, derechos
humanos, de limitación de territorio, zonas marítimas, plataforma continental y espacio
aéreo. En estos casos no se requiere de actos de implementación de carácter legislativo,
ya que la norma internacional se aplica directamente en el ámbito interno de manera
operativa. Cabe recordar que el contenido de la norma está determinado en el ámbito
internacional y que el derecho interno lo recoge directamente. Como ejemplo de esta
clase de normas ubicamos la siguiente. La constitución de Brasil, en su art. 4°, puntualiza.
La República Federativa de Brasil rige sus relaciones internacionales por los siguientes
principios:
I. Independencia nacional;
II. Primacía de los derechos humanos;
III. Autodeterminación de los pueblos;
IV. No intervención;
V. Igualdad entre los Estados;
VI. Defensa de la paz;
VII. Solución pacifica de los conflictos;
VIII. Repudio al terrorismo y al racismo;
IX. Cooperación entre los pueblos;
X. Concesión de asilo político.

Otras constituciones incorporan la costumbre internacional en materia de


derechos humanos, independientemente del sistema de incorporación de los tratados,
otorgando a la costumbre internacional incorporada el rango de constitucional. Un ejemplo
claro es la Constitución de Portugal, que establece en su art. 16.2, Los preceptos
constitucionales y legales relativos a los derechos fundamentales deben ser interpretados
e integrados en armonía con la Declaración Universal de los Derechos del Hombre:

JERARQUIA DE LAS NORMAS INTERNACIONALES.


La eficacia y efectividad del derecho internacional en el ámbito interno no sólo
dependen de las formas de recepción de las normas internacionales, sino también del
rango jerárquico que se les otorga en las constituciones. En ellas se observa un
tratamiento diverso para los tratados de las normas consuetudinarias, que se aplican
directamente por remisión de la norma constitucional.

JERARQUIA DE LOS TRATADOS.


En términos generales, las constituciones otorgan a los tratados cuatro tipos de rangos:
supranacional, constitucional, supralegal y legal. Como ejemplos de constituciones que
ubican con rango supranacional a los tratados de derechos humanos citamos las de
Guatemala, Honduras y Colombia.

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La Constitución de Guatemala con relación a los instrumentos internacionales establece


en su art. 46 el principio de que sólo en materia de derechos humanos los tratados y las
convenciones tienen preeminencia sobre el derecho interno: Preeminencia del Derecho
Internacional. Se establece el principio general de que en materia de derechos humanos,
los tratados y convenciones aceptados y ratificados por Guatemala, tienen preeminencia
sobre el derecho interno.

Esta fórmula genérica de preeminencia de los instrumentos internacionales sobre


derechos humanos en relación con el derecho interno podría dar lugar a dudas sobre si
dicha supremacía se presenta incluso en el caso de la Constitución. Sin embargo, tal
duda puede aclararse al conocerse, como señala Carlos Ayala, el origen de la disposición,
que estuvo vinculado con la Opinión Consultiva de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos OC-3/83 del 8 de septiembre de 1983, en la cual la Corte estableció que un
país no puede, aunque su Constitución se lo permita (como era el caso de Guatemala),
"Aplicar la pena de muerte a delitos para los cuales no estaba contemplada anteriormente
en su legislación interna."

Entre las constituciones que conceden a los tratados el mismo rango de la


Constitución ubicamos a la Constitución de Argentina, la cual en su art. 75, Frac. 22,
señala:
Corresponde al Congreso:
22. Aprobar o desechar tratados concluidos con las demás naciones y con las
organizaciones internacionales y los concordatos con la Santa Sede. Los tratados y
concordatos tienen jerarquía superior a las leyes.
La declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; la Declaración
Universal de los Derechos Humanos; la Convención Americana de Derechos Humanos; el
Pacto internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos y su Protocolo Facultativo; la Convención
Internacional sobre la Eliminación de todas Formas de Discriminación Racial; la
Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer;
la Convención Contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o
Degradantes; la Convención sobre los Derechos del Niño; en las condiciones de su
vigencia, tienen jerarquía constitucional, no derogan artículo alguno de la primera parte de
esta Constitución y deben entenderse complementarias de los derechos y garantías por
ella reconocidos.

Otras constituciones otorgan un rango supranacional a todos los tratados


vinculados con la materia de derechos humanos; en este caso, los tratados prevalecen
sobre las leyes nacionales. El sistema lo siguen Costa Rica, El Salvador, Guatemala,
Honduras, Colombia, Argentina, Paraguay y Ecuador. La Constitución de Costa Rica, en
su art. 7, señala:
“Los tratados públicos, los convenios internacionales y los concordatos, debidamente
aprobados por la Asamblea legislativas tendrán desde su promulgación o desde el día
que ellos designen, autoridad superior a las leyes”. En el caso de Guatemala, Argentina y

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Colombia los tratados en materia de derechos humanos tienen preeminencia sobre el


derecho interno. Por ello. Independientemente de su ubicación supraconstitucional, en
todo caso los tratados sobre derechos humanos tienen una jerarquía superior a las leyes
y demás normas de derecho interno.
En un cuarto grupo ubicamos las constituciones que otorgan el mismo rango jerárquico a
los tratados y a las leyes, en algunos casos únicamente en lo relativo a las leyes
federales. En este grupo encontramos en su mayoría a las constituciones que tienen su
origen en la Constitución de Estados Unidos de América. La Constitución de México
consagra una fórmula similar a la de Estados Unidos, al disponer en su art. 133.

“Esta Constitución, las Leyes del Congreso de la Unión que emanen de ella y todos los
tratados que estén de acuerdo con la misma, celebrados y que se celebren por el
Presidente de la República, con la aprobación del Senado, serán la Ley Suprema de toda
la Unión. Los jueces de cada Estado se arreglarán a dicha Constitución, leyes y tratados,
a pesar de las disposiciones en contrario que pueda haber en las Constituciones o leyes
de los Estados”.

LA JERARQUIA DE LOS TRATADOS DEL SISTEMA JURIDICO MEXICANO:


Art. 133 constitucional.
Los autores constitucionalistas e internacionalistas interpretan la disposición de diversas
maneras ante la ausencia de un criterio de jerarquización entre las leyes federales y los
tratados, cuando ambas están de acuerdo con la Constitución. Felipe Tena Ramírez
señala que el texto del art. 133 es impreciso, ya que el precepto está referido a las "leyes
y tratados constitucionales", y por ello cuando las leyes y los tratados estén de acuerdo
con la Constitución prevalecerán sobre las leyes inconstitucionales de los Estados; dicha
superioridad deriva de su conformidad con la Constitución, pero sin llegar a establecer un
criterio preciso en el caso de que ambas normas sean constitucionales. Tena Ramírez
concluye: .....El artículo 133 es un precepto oscuro, incongruente y dislocador de nuestro
sistema y consagra una defensa subsidiaria de la constitución al imponer a los jueces
locales la obligación de no aplicar las leyes locales que están en pugna con la
Constitución Federal.

La doctrina suele diferenciar entre el estrato federal y el local, sin referirse al


primero de los estratos mencionados. Sin embargo, la Constitución misma no puede
considerarse un ordenamiento federal, ni local, pues ambas competencias son creadas
por la Constitución la cual les está supraordenada. Lo anterior resulta claro si se
considera que mientras los ordenamientos legislativos locales son emitidos por las
legislaturas de los Estados y las leyes federales lo son por el Congreso de la Unión, en
cambio la Constitución misma es fruto de un órgano diverso: el Constituyente, y sólo
puede ser modificada mediante un procedimiento en el que intervienen tanto el Congreso
General como las Legislaturas de los Estados, salvo en el caso de la frac. I del art. 73
constitucional, conforme al cual el Congreso General tiene facultades para admitir nuevos
Estados a la Unión Federal, caso único de flexibilidad en materia de reformas
constitucionales, pues es el legislador federal ordinario competente para hacer la reforma

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constitucional. Si resulta clara la triplicidad de los estratos jurídicos integrantes del


sistema, tarea más difícil es la de ubicar los ordenamientos que forman cada estrato,
salvo por lo que se refiere a los casos más obvios, como lo son el de la Constitución
misma, las leyes federales y las locales.

Puesto que los tratados pueden referirse a materias que desde el punto de vista
de distribución interna de competencias legislativas caen en la esfera competencial del
Congreso de la Unión, puede darse el supuesto de que las disposiciones del tratado no
sean compatibles con las de alguna ley federal. La relación jerárquica entre la ley federal
y los tratados, a falta de un criterio específico en el art. 133, puede ser resuelta acudiendo
a un análisis de los ámbitos de validez de las normas respectivas, según el cual las
disposiciones del tratado se presentan como normas especiales aplicables a ciertos casos
o a ciertos sujetos (nacionales o residentes de los Estados parte), en tanto que las leyes
internas se presentan como ordenamientos generales aplicables a todos los casos no
regulados por la normatividad especifica. Por otra parte, aunque la Constitución no regule
expresamente la materia, parece obvio que una ley del Congreso de la Unión tampoco
puede modificar ni derogar un tratado, pues estos son una fuente jurídica diversa que
escapa tanto de la competencia del Congreso General como a la de las legislaturas de los
Estados de la Federación. El único criterio de solución que establece el art. 133
constitucional consiste en hacer prevalecer la norma que estuviera de acuerdo con la
Constitución.
La Ley Fundamental parece tener una laguna, pues subordina tanto leyes
federales como los tratados directamente a la Constitución, sin establecer relación
jerárquica entre ambos tipos de ordenamientos. Ante esta laguna, los problemas de
diversa regulación entre una ley federal y un tratado, como se ha hecho notar, son
susceptibles de ser resueltos acudiendo a un análisis de los ámbitos de validez de las
normas respectivas, según el cual las disposiciones del tratado se presentan como
normas especiales aplicables a ciertos casos o a ciertos sujetos, en tanto las leyes
internas se presentan como ordenamientos generales aplicables a todos los casos no
regulados por la normatividad especial. Lo anterior parece responder a la idea de que los
tratados se presentan siempre como una norma de ámbito de validez especial, por lo que
la diferenciación entre norma especial y general pareció suficiente al Constituyente. Por
otra parte, aunque la constitución no regule expresamente la materia, parece obvio que
una ley del Congreso de la Unión tampoco puede modificar ni derogar un tratado, pues
éstos son una fuente jurídica diversa que escapa tanto de la competencia del Congreso
General como a la de las legislaturas de los Estados de la Federación.

Raúl Medina Mora sostiene que el tratado prevalece frente a las leyes federales y
las locales, siempre que no se violen garantías individuales, y concluye que los tratados
hoy en día no son exclusivamente fuente de obligaciones.
Nos resta referirnos a lo planteado por Leonel Pereznieto Castro, quién puntualiza:

...resulta necesario reformar la Constitución, al art. 133 específicamente, para


establecer un nuevo sistema de incorporación de la normatividad internacional a la

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nacional. Un sistema que contemple la realidad actual, la diversidad de niveles y la


gradualidad de compromisos que la dinámica de las relaciones internacionales impone a
México como un nuevo actor en el concierto mundial.
Y continúa:
Cabe distinguir tres niveles de vinculación a través de acuerdos, convenios y
tratados internacionales. El primero, el que no modifica al orden jurídico interno y que sólo
tiene por objeto ampliar y fortalecer las relaciones internacionales de México. El segundo
nivel sí produce modificaciones legislativas y el tercero, además de las modificaciones
legislativas provoca alteraciones a la normatividad internacional. Interpretación de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación. Las jurisprudencias y tesis sobre el tema son
escasas en comparación con otros temas; la Corte propiamente se pronuncia a finales de
la década de 1980. En 1992 la Corte adoptó el criterio siguiente:

LEYES FEDERALES Y TRATADOS INTERNACIONALES TIENEN LA MISMA


JERARQUIA NORMATIVA.
De conformidad con el artículo 133 de la Constitución, tanto las leyes que
emanen de ella, como los tratados internacionales, celebrados por el Ejecutivo Federal"
aprobados por el Senado de la República y que estén de acuerdo con la misma, ocupan
ambos, el rango inmediatamente inferior a la Constitución en la jerarquía de las normas
en el orden jurídico mexicano. Ahora bien, teniendo la misma jerarquía el tratado
internacional no puede ser criterio para determinar la constitucionalidad de una ley ni
viceversa. Por ello, la ley de las Cámaras de Comercio y de la Industria no puede ser
considerada inconstitucional por contrariar a lo dispuesto en un tratado internacional.
(Tesis Aislada,
Amparo en Revisión 2069/91 Manuel García Martínez. Treinta de Junio de 1992 Mayoría
de quince votos. Ponente Victoria Adato Green. Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación, Octava Época, tomo sesenta, Diciembre de 1992).

En 1995 se conforma la siguiente jurisprudencia:


TRATADO INTERNACIONAL, INCOMPETENCIA DEL PLENO DE LA SUPREMA
CORTE DE JUSTICIA PARA CONOCER DEL RECURSO DE REVISION CUANDO
SE TRATA DE UN PROBLEMA DE OPOSICION ENTRE UNA LEY Y UN
(CONVENIO DE PARIS Y LEY DE INVENCIONES Y MARCAS).
Si el problema a resolver en la segunda instancia se refiere a la contradicción
que, según la quejosa, existe entre la Ley de Invenciones y Marcas y el Convenio de París
para la Protección de la Propiedad Industrial, se impone concluir que no se está ante un
problema de inconstitucionalidad de leyes propiamente dicho, sino de oposición de leyes
que compete conocer en revisión a un Tribunal Colegiado, no obstante que se aduzca
violación a los artículos 14 y 16 constitucionales, pues ello debe entenderse, en todo
caso, como una violación en vía de consecuencia. Por tanto, si no se reclama una
violación directa a la Constitución, es evidente que este Tribunal Pleno resulta
incompetente para conocer del recurso de que se trata.
En otra tesis aislada de octubre se dispone:
De conformidad con el artículo 133 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, la ley suprema de nuestro orden jurídico es la propia Constitución, las
leyes que emanan del Congreso de la Unión y los tratados internacionales que existan de
acuerdo con la misma; de tal suerte que, si bien es cierto que estos últimos deben
prevalecer sobre la ley de Propiedad Industrial, no menos verdad resulta que ello no
acontece en el caso de la ley de Amparo, Reglamentaria de los artículos 103 y 107 de la

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

Carta Magna, pues tiene la misma jerarquía que los tratados internacionales, por haber
sido expedida por el Congreso de la Unión... (Tesis Aislada, Amparo en Revisión 2807/.
Habana Rum and Liquors, S. A. 27 de agosto de 1998. Unanimidad de Votos. Ponente: F.
Javier Mijangos Navarro. Secretario: Gustavo Naranjo Espinosa. Octava Época, Tomo
VIII, octubre de 1998, p.1181).

Otras dos tesis de 1999 determinan la misma jerarquía de las leyes del Congreso
de la Unión y de los tratados. Una de ellas puntualiza:
La ultima parte del artículo 133 constitucional establece el principio de la supremacía de la
Constitución Federal, de las leyes del Congreso de la Unión que emanen de ella y de los
tratados celebrados y que se celebren por el Presidente de la República con la aprobación
del Senado, respecto de las constituciones y leyes de los Estados que forman la Unión, y
no la aplicación preferente de las disposiciones contenidas en los tratados respecto de lo
dispuesto por las leyes del Congreso de la Unión que emanen de la Constitución Federal.
Es pues, una regla de conflicto a que deben sujetarse las autoridades mexicanas, pero
conforme a la misma no puede establecerse que los tratados sean de mayor obligación
legal que las leyes del Congreso.

En 1999 la Corte emitió una tesis aislada que marca un giro de ciento ochenta
grados en relación con el tema, y apunta:
TRATADOS INTERNACIONALES. SE UBICAN JERÁRQUICAMENTE POR ENCIMA DE
LAS LEYES FEDERALES Y EN UN SEGUNDO PLANO RESPECTO DE LA
CONSTITUCIÓN FEDERAL.
Persistentemente en la doctrina se ha formulado la interrogante respecto a la
jerarquía de normas en nuestro derecho. Existe unanimidad respecto de que la
Constitución Federal es la norma fundamental y que aunque en principio la expresión "...
serán la ley Suprema de toda la Unión ..." parece indicar que no sólo la Carta Magna es la
suprema, la objeción es superada por el hecho de que las leyes deben emanar de la
Constitución y ser aprobadas por un órgano constituido, como lo es el Congreso de la
Unión y de que los tratados deben estar de acuerdo con la ley Fundamental, lo que
claramente indica que sólo la Constitución es la ley Suprema. El problema respecto a la
jerarquía de las demás normas del sistema, ha encontrado en la jurisprudencia y en la
doctrina distintas soluciones, entre las que destacan: supremacía del derecho federal
frente al local y misma jerarquía de los dos, en sus variantes lisa y llana, y con la
existencia de "leyes constitucionales", y la de que será ley suprema la que sea calificada
de constitucional. No obstante, esta Suprema Corte de Justicia considera que los tratados
internacionales se encuentran en un segundo plano inmediatamente debajo de la ley
Fundamental y por encima del derecho federal y el local. Esta interpretación del artículo
133 constitucional, deriva de que estos compromisos internacionales son asumidos por el
Estado mexicano en su conjunto y comprometen a todas sus autoridades frente a la
comunidad internacional; por ello se explica que el Constituyente haya facultado al
presidente de la República a suscribir los tratados internacionales en su calidad de jefe de
Estado y, de la misma manera, el Senado interviene como representante de la voluntad
de las entidades federativas y, por medio de su ratificación, obliga a sus autoridades. Otro
aspecto importante para considerar esta jerarquía de los tratados, es la relativa a que en
esta materia no existe limitación competencial entre la Federación y las entidades
federativas, esto es, no se toma en cuenta la competencia federal o local del contenido

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

del tratado, sino que por mandato expreso del propio artículo 133 el presidente de la
República y el Senado pueden obligar al Estado mexicano en cualquier materia,
independientemente de que para otros efectos ésta sea competencia de las entidades
federativas. Como consecuencia de lo anterior, la interpretación del artículo 133 lleva a
considerar en un tercer lugar al derecho federal y al local en una misma jerarquía en virtud
de lo dispuesto en el artículo 124 de la ley Fundamental, el cual ordena que "las
facultades que no están expresamente concedidas por esta Constitución a los
funcionarios federales, se entienden reservadas a los Estados.". No se pierde de vista que
en su anterior conformación, este Máximo Tribunal había adoptado una posición diversa
en la tesis P. C/92 , publicada en la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación,
Número 60, correspondiente a diciembre de 1992, página 27, de rubro: "LEYES
FEDERALES Y TRATADOS INTERNACIONALES. TIENEN LA MISMA JERARQUIA
NORMATIVA."; sin embargo, este Tribunal Pleno considera oportuno abandonar tal
criterio y asumir el que considera la jerarquía superior de los tratados incluso frente al
derecho federal.

Esta última tesis soporta la primacía de los tratados sobre las leyes federales en las
siguientes afirmaciones:
1. La celebración de los tratados por el Presidente de la República como jefe de
Estado con la aprobación del Senado como representante de la voluntad de
las entidades federativas.
2. No se considera la competencia federal o local del contenido del tratado, si no
que por mandato expreso el propio art. 133 el Presidente de la República lo
suscribe como jefe de Estado.

Del texto del art. 133 no se desprende, con base en las afirmaciones de la tesis,
una jerarquía superior de los tratados, ya que textualmente especifica que son supremas
las leyes federales como los tratados cuando están de acuerdo con la Constitución. En
todo caso a falta de un criterio de jerarquía entre ambas normas jurídicas, las autoridades
judiciales o administrativas deberán determinar en cada caso la aplicación del tratado o de
la ley federal en razón de los ámbitos de validez de ambas normas. Uno de los
fenómenos recientes es la globalización, la cual aumento el número tratados celebrados
por México en materia comercial intelectual y competencia económica, entre otras.
Además, la comunidad internacional insertó dentro del marco jurídico internacional la
materia de los derechos humanos, por la falta de regulación adecuada en el ámbito
interno. Un estudio en el marco de derecho comparado constitucional nos demuestra que
esa es la tendencia de las constituciones recientes. Además parece prudente incluir un
capítulo de la Constitución que regule a los tratados internacionales de manera coherente
y sistemática, en lugar de disposiciones aisladas e insuficientes ante la problemática
actual.

La jerarquía que debería corresponder a los tratados en la pirámide jurídica que


establece nuestro art. 133 Constitucional seria la ubicación de los tratados en materia de
Derechos Humanos al mismo nivel de la Constitución, ya que actualmente las garantías
individuales constituyen límites impuestos a la autoridad y un mínimo estándar que no
impide su aplicación mediante la ley o tratado. La evolución en materia de Derechos
Humanos permite la ampliación de las garantías individuales, otorgando una protección

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
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en beneficio de la persona, razón por la cual deberá buscarse una integración de los
instrumentos sobre la materia con el mismo nivel de las normas constitucionales, es decir
un régimen similar al que se establece en el espacio aéreo, plataforma continental y
aguas de jurisdicción nacional. Los tratados de otras materias deberán ubicarse
jerárquicamente en un estrato inferior de la Constitución.

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

“LA LIBERTAD Y LA AUTONOMIA EN LAS DECISIONES DEL SER HUMANO


EN TODA ACTIVIDAD SI LE SON RESPETADAS SIEMPRE SERAN
GRANDES VIRTUDES”

“EN LA POLÍTICA NO SE NECESITAN SERES PENSANTES SINO SERES


OBEDIENTES”

CAPITULO IV

“ES UNA GRAN DECEPCIÓN PARA AQUELLOS SERES HUMANOS


CUANDO SUS VALORES, CONCIENCIA FORMA DE SER Y PENSAR
NO LE SON RESPETADOS”.

“AL POLITICO NO LE IMPORTA CUMPLIR CON LOS COMPROMISOS


QUE CONTRAE CON LOS CIUDADANOS QUE EMITEN SU VOTO;
SOLO LE INTERESAN SUS PROPIOS BENEFICIOS PERSONALES Y
GRUPALES”.

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

4.- SUJETOS DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO.

PERSONALIDAD O SUBJETIVIDAD JURIDICA INTERNACIONAL.


De acuerdo con la definición clásica de DIP, sólo los Estados eran sujetos de
este ordenamiento, concepción que actualmente resulta anacrónica. Si bien el Estado es
el sujeto típico del D.I.P., no implica necesariamente que no puedan existir otros sujetos.
Al lado de los Estados soberanos existen otras comunidades, organismos,
internacionales, organizaciones religiosas y humanitarias, a las que la comunidad
internacional reconoce personalidad jurídica internacional. Los autores ofrecen distintas
definiciones de sujeto en DIP, las cuales pueden clasificarse en dos grandes grupos: las
que se orientan por la teoría pura del derecho y las que se guían por la teoría de la
responsabilidad.

LA TEORIA PURA DEL DERECHO.


Dentro de la teoría pura del derecho de Hans Kelsen habla de los ámbitos de
validez de las normas jurídicas; uno de estos ámbitos es el personal, el cual está dado por
las personas cuyas conductas son reguladas por dicha norma.

La noción de ámbito de validez personal se encuentra muy vinculada al concepto


de sujeto derecho y se dice que un individuo es sujeto de derecho si su conducta es
descrita por el ordenamiento jurídico.
En las situaciones en las que regula directamente al individuo, el ordenamiento
internacional permite, prohíbe u obliga una determinada conducta de éste. Estas
situaciones son excepcionales, ya que en la mayoría de los casos el derecho internacional
se refiere a los Estados, la iglesia, las organizaciones internacionales, etcétera. Así la
teoría pura considera sujetos del orden jurídico internacional, a toda entidad o individuo
que sea destinatario directo de una norma de dicho orden.

LA TEORIA DE LA RESPONSABILIDAD.
Esta teoría ha sido desarrollada principalmente por Eutathiades y por Wengler, si
bien entre ambos autores hay algunas diferencias.
En su curso de la Academia de Derecho Internacional de la Haya, sobre los sujetos del
derecho de gentes y la responsabilidad internacional, Eutathiades menciona que un sujeto
de derecho internacional debe al menos encontrarse en algunas de estas dos situaciones.
1. Ser titular de un derecho y poder hacerlo valer mediante reclamación
internacional.
2. Ser titular de un deber jurídico y tener capacidad de cometer un delito
internacional.

Los dos casos, según Eutathiades, tienen en común el elemento de la


responsabilidad. El primero se trata de quién puede invocar y hacer valer la
responsabilidad internacional; en el segundo, de quién puede asumirla.
Por su parte, Wengler ha desarrollado una teoría más amplía de la
responsabilidad. El autor distingue claramente entre acto antijurídico y responsabilidad. El
acto antijurídico es el antecedente de una sanción, en tanto que la responsabilidad

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

consiste en ser destinatario de ella, independientemente del hecho de haber sido o no el


autor del acto antijurídico.

Ahora bien de ambas teorías, la que puede utilizarse como punto de partida es la teoría
pura, aunque el concepto de sujeto requiere de mayor precisión. Un sujeto de derecho,
como señala Julio A. Barberis, no sólo es aquel cuya conducta está prevista por una
norma jurídica, ya que es necesario en todo caso, que el derecho o la obligación jurídica
sea efectivamente asumida por el sujeto. Se debe puntualizar que aquí se habla de
obligación jurídica y no de responsabilidad. Quien asume efectivamente una obligación es
quien cumple la prestación y, en caso de incumplimiento, quien paga las indemnizaciones,
intereses o perjuicios correspondientes.

LOS ESTADOS SOBERANOS.


De acuerdo con Verdross, Estado soberano es:
Una comunidad humana perfecta y permanente capaz de gobernarse plenamente a sí
misma en forma independiente, la cual debe tener la capacidad necesaria para imponer
su propio ordenamiento jurídico y mantener relaciones jurídicas internacionales con el
resto de la comunidad internacional.

COMUNIDAD HUMANA PERFECTA.


Verdross define al Estado como una comunidad humana perfecta por ser ésta
algo más que una simple asociación humana con fines particulares, siendo en realidad
una civitas perfecta de sus miembros, sobre la cual el Estado ejerce un señorío personal.
Algunos teóricos explican que únicamente el Estado y la Iglesia a diferencia de
sociedades como el municipio, el sindicato y la familia, son sociedades perfectas, pues
únicamente ellas tienen la capacidad de perseguir por si solas los fines que les son
propios.

COMUNIDAD PERMANENTE.
La comunidad constituida en un Estado es capaz de sobrevivir cambios políticos,
golpes de Estado, revoluciones, etc., El Estado permanece, aunque se modifique su
forma de gobierno.

AUTOGOBIERNO.
Se entiende como la capacidad del Estado de elegir por sí mismo su forma de
gobierno, sin intervención o injerencia de terceros Estados, en los asuntos internos.
Así, los países sometidos a administración fiduciaria, protectorados o los llamados
miniestados carecen de esta capacidad, razón por la cual se consideran sujetos atípicos
con personalidad internacional limitada.

INDEPENDENCIA.
Dicho concepto hace referencia a la facultad del Estado soberano de decidir su
política exterior de forma autónoma, sin estar sometido a la voluntad de terceros Estados.
Esto no significa que el Estado hacia el exterior actúe sin límite alguno, ya que siempre se
encuentra sometido a las normas de derecho internacional.

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

ORDENAMIENTO JURIDICO EFECTIVO.


El Estado ha de imponer un ordenamiento jurídico que debe ser acatado
normalmente y en caso de infringirse, dicha infracción será sancionada. La comunidad
internacional sólo reconoce como Estado soberano al que de hecho actúa como tal
(principio de efectividad).

RELACIONES INTERNACIONALES.
Un Estado soberano con pleno autogobierno e independencia debe poseer
órganos de representación hacia el exterior, los cuales habrán de dirigir las relaciones
internacionales del Estado al que representan, conforme a los principios del derecho
internacional público.

TERRITORIO.
La imposición de un ordenamiento jurídico efectivo se realiza dentro de un ámbito
especial; para la determinación del mismo sólo se requiere de un núcleo territorial
indiscutido, aunque no se encuentre bien determinado en su totalidad.

SUJETOS ATÌPICOS.
Como se ha mencionado, uno de los cambios que ha sufrido el derecho
internacional clásico es la ampliación de su esfera de ampliación a otros sujetos que se
apartan del modelo Estado y que, por lo mismo, son denominados sujetos atípicos del
derecho internacional.

ESTADOS CON SUBJETIVIDAD JURÌDICA INTERNACIONAL PARCIAL.


En los Estados compuestos (federación, confederación) sólo el conjunto estatal
es sujeto de derecho internacional. Así, es nuestro sistema jurídico, corresponde a la
Federación el ejercicio de las facultades en materia internacional, obligando, con la
realización de las mismas, a todo el Estado mexicano. Puede darse la situación
excepcional de que se reconozca subjetividad jurídica internacional a un Estado miembro
de una confederación, federación o a un Estado vasallo. Así el art. 9° de la Constitución
Suiza establece lo siguiente.
Excepcionalmente, los cantones conservan el derecho de concluir, con los
Estados extranjeros, tratados sobre cuestiones relativas a la economía pública, las
relaciones de vecindad y de policía. Sin embargo estos tratados no deben contener nada
contrario a la Confederación o a los derechos de otros cantones.

Por su parte, el art. 32, inciso 3 de la Ley Fundamental de la República Federal


de Alemania dispone: En la medida en que los Lander son competentes en materia
legislativa, pueden celebrar tratados con los Estados extranjeros, con el consentimiento
del Gobierno Federal. En estos supuestos es evidente que la subjetividad jurídica
internacional de que gozan dichas entidades es parcial: se encuentra limitada al
ordenamiento jurídico de la federación, confederación o Estado central que le atribuye
dichas facultades.

ESTADOS CON CAPACIDAD DE OBRAR LIMITADA.

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

Los Estados con capacidad de obrar limitada no deben ser confundidos con los Estados
con subjetividad limitada. Los Estados con capacidad de obrar limitada son Estados que
gozaban de plena subjetividad jurídica internacional, pero por razón de un tratado
internacional, ésta se ve limitada. También puede darse esa figura en el supuesto de los
Estados protegidos, cuya capacidad puede quedar limitada a favor de un tercer Estado.
LA SANTA SEDE.
El canon 361 del Codex luris Canonici establece que debe entenderse
ordinariamente por Santa Sede la reunión del Romano Pontífice y de los organismos
superiores de la Curia Romana, o sea las congregaciones tribunales y oficios de los
cuales se vale el Sumo Pontífice para el gobierno ordinario de la Iglesia. En otras
ocasiones, según el sentido de los cánones del Codex, Santa Sede puede significar
únicamente el Sumo Pontífice. Se plantea como primera cuestión si el sujeto de derecho
internacional es la Iglesia Católica o la Santa Sede. Hasta nuestros días la Santa Sede ha
participado activamente en las relaciones internacionales. Esta personalidad no se vio
afectada por el hecho de que fue privada de sus Estados Pontificios desde 1870 hasta
1929, cuando se resolvió el problema mediante el Tratado de Letrán (11 de febrero de
1929). Podemos concluir que la Santa Sede actualmente goza de personalidad jurídica
internacional al ejercer el derecho de legación, quiere decir (Misión Diplomática de un
Gobierno en un País donde no tiene Embajada) participar en la celebración de tratados
internacionales y otros negocios jurídicos internacionales como los concordatos. A la
Santa Sede le es aplicable la Convención de Viena del 18 de Noviembre de 1961, la cual
regula la actividad de los nuncios e internuncios.

LA CIUDAD DEL VATICANO.


Como se ha mencionado, la Sede Apostólica fue privada de los Estados
Pontificios en 1870, y este problema no fue resuelto sino hasta el Tratado de Letrán del 11
de febrero de 1929, en que se crea el Estado Ciudad del Vaticano. La naturaleza jurídica
de esta nueva entidad ha sido muy discutida. Algunos autores la consideran como un
Estado, independiente unido a la Iglesia Católica por una unión personal o real. Otros, en
cambio, le niegan este carácter y la consideran como un simple territorio sobre el cual
impera la Iglesia. Lo cierto es que el Estado Ciudad del Vaticano posee características
peculiares; un territorio de 44 hectáreas, su nacionalidad se otorga en razón del cargo
eclesiástico y el fin que persigue es servir de asiento territorial a la Santa Sede. Al igual
que la Santa Sede, la Ciudad del Vaticano celebra tratados internacionales, es miembro
de organismos internacionales como la UPU, ( Unión Postal Universal) UIT, (Unión
Internacional de Telecomunicaciones); OMPI (Organización Mundial de la Propiedad
Industrial) y UNIDROIT (Instituto para la Unificación del Derecho Internacional Privado). El
Vaticano no posee representación diplomática ni consular propia. En lo que se refiere a
las relaciones diplomáticas, se hallan a cargo de la Santa Sede. Respecto a las relaciones
consulares contrariamente a la práctica seguida por los Estados Pontificios hasta 1870, la
Santa Sede no designa actualmente funcionarios consulares.

LA SOBERANA ORDEN DE MALTA.

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

La Santa Sede da a la Orden una amplia autonomía, lo cual le permite adquirir


derechos y obligaciones de carácter internacional frente a terceros Estados que la
reconocen. La personalidad internacional de la Soberana Orden en sus relaciones con los
Estados se manifiesta de maneras diversas. En primer lugar, la Orden posee más de
treinta embajadas y ocho legaciones acreditadas ante Países de Europa, África, Asia y
América Latina. A su vez, existe un cuerpo diplomático acreditado ante la Orden.
Generalmente se trata de los mismos diplomáticos acreditados ante la Santa Sede, otro
aspecto de la personalidad de la Soberana Orden es la facultad de concertar tratados.
Ésta celebra acuerdos internacionales a fin de llevar a cabo su actividad hospitalaria y
asistencial. (Tales como la asistencia contra la lepra) en Camerún (1961), Somalia (1961)
y Gabón (1962) la Orden de Malta es miembro del Comité Internacional de Medicina y
Farmacia Militares, organización intergubernamental que tiene su sede en Lieja (Bélgica).

LOS BELIGERANTES.
El reconocimiento de beligerancia se puede dar a favor de un grupo rebelde
cuando éste domina una parte importante del territorio y ejerce sobre él un dominio
efectivo.
Este grupo rebelde se constituye en un movimiento insurreccional en conflicto con el
Estado central y puede ser reconocido como beligerante por terceros Estados o por el
Estado central. De esta forma, para que el reconocimiento de beligerancia sea oportuno,
se requiere.

1.- Dominio sobre una parte importante del territorio.


2.- Que dicho dominio sea efectivo.

El reconocimiento de terceros Estados o del Estado central es discrecional, pero debe


seguir de la existencia de estos requisitos, so pena de convertirse en prematuro.
En cuanto a los efectos del reconocimiento, si es hecho por terceros Estados, éstos
deben mantenerse como Estados neutrales ante él Estado central y el grupo beligerante.
El fundamento de tal deber de los terceros Estados se basa en el principio de no
intervención en los asuntos internos de los Estados. Por lo que se refiere al
reconocimiento del Estado central a partir de éste queda libre de toda responsabilidad por
los actos que se cometen en la zona dominada por los rebeldes. Finalmente, los rebeldes
que obtienen el reconocimiento de beligerancia de terceros Estados o del Estado central
adquieren una subjetividad jurídica internacional temporal. Los beligerantes, al realizar
todos los actos relacionados con el conflicto, estarán sometidos al art. 3° común de las
cuatro Convenciones de Ginebra (Suiza) de 1949, al Protocolo II adicional de las
Convenciones de Ginebra de 1977 y a las demás normas de derecho internacional en
materia de guerra.

MOVIMIENTOS DE LIBERACIÓN NACIONAL.


A partir de mediados del siglo XX se inicia el proceso de descolonización en
África, Asia, Oceanía y la región del Caribe, proceso que ha introducido en el orden
internacional la figura de los movimientos de liberación nacional.

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

Tal proceso de evolución parte de las diferentes resoluciones de Naciones Unidas, desde
1960 hasta 1970, en que la Asamblea General de Naciones Unidas equipara las guerras
de liberación nacional con los conflictos internacionales, lo cual constituye el antecedente
inmediato del art. 1°. Parágrafo 4, del Protocolo I adicional a las Convenciones de Ginebra
(1977). Los movimientos de liberación nacional se distinguen de otros sujetos de derecho
internacional, bien sea por el objetivo que persiguen en la lucha, por quienes lo integran o
el régimen gubernamental contra el cual luchan. El objetivo que persiguen los
movimientos de liberación nacional normalmente es la autodeterminación. Los individuos
que integran dichos movimientos son casi siempre poblaciones indígenas y respecto al
régimen contra el cual luchan, por lo general se trata de regímenes racistas o de
ocupaciones extranjeras o ilegales. La personalidad jurídica internacional se manifiesta
principalmente en tres ámbitos: el derecho humanitario, el derecho de los tratados y las
relaciones internacionales. A los movimientos de liberación nacional les son aplicables en
particular las Convenciones de Ginebra de 1949 y el Protocolo I Adicional. Además, les
son aplicables las normas internacionales en materia de guerra, en especial la
Convención IV de la Haya sobre las leyes y costumbres de la guerra terrestre. Por lo que
atañe al derecho de los tratados, los movimientos de liberación nacional han suscrito
acuerdos entre sí y también con los Estados. En cuanto a los tratados suscritos con los
Estados, se refieren principalmente a la finalización de la guerra de liberación o a la
obtención de la independencia, cuestiones de límites y al establecimiento de las fuerzas
armadas de liberación en el territorio de un país.

En segundo lugar, las relaciones oficiales de los movimientos de liberación


nacional con los Estados se traducen en el establecimiento de misiones permanentes u
oficinas en los diversos países. En materia de representación en el exterior entre los
distintos movimientos existen diferencias considerables: hay algunos que poseen un
servicio exterior más desarrollado y otros que disponen sólo de alguna oficina en los
países que los apoyan más decididamente. Así, por ejemplo, la SWAPO (Organización al
Sur de África de gente para la no discriminación) tenía varias representaciones en el
exterior; entre ellas pueden mencionarse las representaciones en La Habana, Nueva
Delhi, Dakar, Berlín, Nueva York (Organización de las Naciones Unidas) y Assis-Abeba
(Organización de la Unidad Africana). Las representaciones de la O.L.P. (Organización
para la Liberación Palestina) pertenecen a distintas categorías, según el carácter de la
relación con el Estado huésped. La O.L.P., posee embajadas en ciertos países, por
ejemplo, Senegal. Estas embajadas son análogas a las de cualquier otro Estado. Otra
representación de la O.L.P. son las oficinas de información establecidas en ciertos países
como Bélgica. Por último en otros Estados como la Republica Federal Alemana la O.L.P.
no mantenía ningún tipo de representación propia, pero un funcionario de la legación de la
Liga de los Estados Árabes acreditada en ese país se ocupaba de la organización
Palestina. La O.L.P. mantiene oficinas ante las Naciones Unidas (Nueva York, Viena,
Ginebra).

LOS INSURRECTOS.

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

Esta figura nace en el derecho estadounidense y posteriormente es acogida en


convenciones de derecho internacional americano. Una especial referencia a este
problema se encuentra en la Convención de la Habana del 29 de febrero de 1928, sobre
los Derechos y Deberes de los Estados en caso de Guerra. El art. 3°. De esta convención
establece: "El buque insurrecto de guerra o mercante, equipado por la rebelión, que llegue
a un país extranjero o busque refugio en él, será entregado por el gobierno de éste al
gobierno constituido del país en lucha civil, y los tripulantes serán considerados como
refugiados políticos".
Este artículo pone de manifiesto que en el fondo la figura de los insurrectos tiene
una regulación especial y benévola para situaciones de marcado carácter político. La
diferencia entre insurrectos y beligerantes reside en el grado de dominio: los insurrectos
sólo poseen unos barcos o plazas, mientras que los beligerantes ejercen un dominio
efectivo sobre una parte importante del territorio.

EL INDIVIDUO COMO SUJETO EXCEPCIONAL DEL DIP:


En principio, el individuo no es sujeto inmediato de las normas de derecho
internacional público; en consecuencia, no puede exigir directamente sus derechos ante
órgano o instancia internacional alguno. Así, por ejemplo los derechos violados a
nacionales mexicanos en el extranjero no podrán ser reclamados directamente por estos
individuos; será el Estado mexicano quien los haga valer, exigiendo la reparación del
daño, a través del ejercicio de la acción de protección diplomática. Este principio sufre
algunas excepciones cuando el comportamiento del individuo es directamente regulado
por el derecho internacional, convirtiéndolo en titular de derechos o sujeto responsable
por actos ilícitos de derecho internacional, por ejemplo, reclamaciones directas de
nacionales argentinos ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por
violaciones a los derechos humanos, durante el gobierno militar de Videla. Otro ejemplo
que cabe mencionar es el de los juicios de los Tribunales de Núremberg (Alemania) y
Tokio contra individuos, respecto de los crímenes de guerra.

1) Subjetividad activa del individuo. A partir de la creciente humanización del


DIP se da la situación excepcional para el individuo de tener un acceso
directo ante los órganos jurisdiccionales internacionales. Tradicionalmente
la materia de derechos humanos era considerada una cuestión
perteneciente al fuero domestico de los Estados. No es sino en la década
de 1940 cuando la materia de derechos humanos deja de ser considerada
una cuestión estricta de carácter interno para convertirse en centro de
atracción de la comunidad internacional y materia del DIP. Se inicia una
labor en el ámbito universal y también regional, tendiente a proteger los
derechos humanos. La labor universal parte de la Carta de las Naciones
Unidas, donde se señala como propósito básico "el desarrollo y estímulo
del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales de
todos". La Carta de las Naciones Unidas no contiene una enumeración de
los derechos humanos y libertades fundamentales del hombre; este vacío
es cubierto por una declaración de la Asamblea General: "La declaración
Universal de los Derechos del Hombre", del 10 de diciembre de 1948, a la

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

que en 1966 siguen otros dos instrumentos convencionales de la misma


Asamblea General: el Pacto Internacional sobre Derechos Económicos,
Sociales y Culturales, y el Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y
Políticos. Estos Pactos establecen, en términos generales, más que
instrumentos de acceso directo al individuo, un sistema de informes en que
tienen injerencia el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas,
el Consejo Económico Social y la Asamblea General; dichos órganos
hacen las observaciones pertinentes al Estado responsable. Las instancias
de acceso a órganos jurisdiccionales internacionales se establecen en los
sistemas americano y europeo.

2. Subjetividad pasiva del individuo. Partiendo de la premisa de que el


individuo solamente puede ser sujeto excepcional del derecho internacional
si su comportamiento es directamente regulado por este ordenamiento,
sólo puede hablarse de delitos internacionales cometidos por el individuo,
cuando el propio derecho internacional es el que establece los tipos
delictivos. Estos tipos delictivos internacionales regulan comportamientos
individuales que son contrarios a las exigencias éticas elementales de la
comunidad internacional. En este supuesto se encuentran la piratería
marítima, ciertos actos ilícitos cometidos en aeronaves y los crímenes
contra la humanidad. Desgraciadamente, en la mayoría de estos casos la
labor internacional es incompleta pues se limita a la tipificación, ya que la
determinación e imposición de la pena se deja comúnmente a los sistemas
jurídicos internos.

LOS ORGANISMOS INTERNACIONALES.


En la década de 1940 se empieza a cuestionar la personalidad jurídica
internacional de los organismos internacionales, a pesar de que éstos aparecen en la
comunidad internacional a principios del siglo XX. Son fundamentalmente la práctica y la
jurisprudencia las que resuelven el problema de la subjetividad de los organismos
internacionales.
En los arts. 104 Y 105, la Carta de la Organización de las Naciones Unidas
prescribe:
“La Organización gozará en el territorio de cada uno de sus miembros, de
la capacidad jurídica que sea necesaria para el ejercicio de sus funciones y
la realización de sus propósitos... Gozará de los privilegios e inmunidades
necesarias para el ejercicio de sus funciones y la realización de sus
propósitos”.
Se empezó a cuestionar si la personalidad de la Organización de las Naciones
Unidas estaba limitada al interior de la misma o trascendía respecto a sus miembros. Las
organizaciones internacionales fueron creadas para realizar determinadas funciones;
tienen, por tanto, una personalidad funcional. Este elemento quizás sea el de mayor
utilidad para determinar la amplitud de la subjetividad, pero habrá que analizar en cada
caso concreto el tratado constitutivo que determine sus fines y competencias.

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“QUIEN NO RESPETA AL DERECHO ES EL POLITICO Y EL RICO.”

"EXISTIRA UN VERDADERO ESTADO DE


DERECHO SI TODOS RESPETAMOS AL DERECHO MISMO.”

CAPITULO V

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5.- EL ESTADO

RECONOCIMIENTO DE ESTADOS.
César Sepúlveda define el reconocimiento de Estados como:
…...El acto por el cual las demás naciones miembros de la comunidad internacional se
hacen sabedoras para ciertos efectos de que ha surgido a la vida internacional un nuevo
ente.
En torno al tema de reconocimiento de Estados se han desarrollado dos tesis.
Así, algunos autores atribuyen el reconocimiento sólo efectos declarativos (teoría
declarativa del reconocimiento). En este caso, el Estado o Estados que reconocen al
nuevo Estado únicamente deben verificar que éste reúna los requisitos esenciales para su
existencia (auto-gobierno, independencia, ordenamiento jurídico efectivo, etc.); en cambio
otro sector de la doctrina considera al reconocimiento como elemento indispensable para
la existencia del nuevo Estado (teoría constitutiva del reconocimiento). La práctica
internacional demuestra que el reconocimiento de Estado es un acto discrecional, en el
cual los Estados actúan en razón de intereses políticos. A pesar de ello, algunos autores
afirman que el acto de reconocimiento no es un acto político, sino un acto de esencia
legal, que se ejercita en cumplimiento de una obligación. El reconocimiento se puede
otorgar individualmente, ya sea de forma expresa o de manera tácita. Por eje. Dicho
reconocimiento se puede conceder cuando se inician relaciones diplomáticas y consulares
o cuando se permite al nuevo Estado ser parte de un tratado. Otra forma de
reconocimiento se concede mediante la aceptación de un nuevo Estado como miembro
de la ONU. Actualmente (2022), la organización está compuesta por todos
los países oficiales e independientes del mundo a excepción de la Ciudad del
Vaticano, que posee el rol de estado observador. Son 193 países. 12 enero 2022

LOS PAÍSES OFICIALES DEL MUNDO (2022)


En el mundo hay actualmente 194 países soberanos (países reconocidos por la
ONU con autogobierno y completa independencia)

RECONOCIMIENTO DE GOBIERNOS.
Por lo que se refiere al reconocimiento de gobiernos, César Sepúlveda lo define
como "el acto por el cual se da la conformidad para continuar las relaciones habituales de
intercambio con el nuevo gobierno". El reconocimiento de un nuevo Estado no debe
confundirse con el de un nuevo gobierno. El primero implica reconocer la personalidad
jurídica internacional al nuevo Estado, mientras que en el segundo no se discute la
personalidad internacional, sino su forma de gobierno.
El reconocimiento de gobierno opera en las situaciones siguientes.
a) Cambios habituales de gobierno, en que el reconocimiento está implícito en
las felicitaciones hechas al nuevo gobierno, o en el mantenimiento de las
relaciones diplomáticas y consulares.
b) Cambios violentos por un golpe de Estado, o un cambio anticonstitucional. En
tal supuesto, el reconocimiento no debe ser prematuro; los Estados deben
cerciorarse de que el nuevo gobierno ejerza un dominio efectivo sobre la

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población y el territorio en el cual se asienta. Al igual que en el


reconocimiento de Estados, existen dos corrientes opuestas:
1. Los que sostienen que el reconocimiento de gobiernos es sólo un acto político
y que existe libertad irrestricta para que el Estado lo conceda, o lo niegue,
toda vez que es la expresión de la voluntad de continuar las relaciones
diplomáticas con el nuevo régimen; y.
2. Los que sostienen que existe un derecho del nuevo gobierno a ser reconocido
y un deber de los otros Estados para reconocerlo, puesto que los efectos de
rehusar el reconocimiento a un gobierno se reflejan en la negativa de
proporcionar la ayuda internacional a ese Estado, considerar nulos sus actos
ante tribunales de otros Estados, negar la personalidad jurídica para
demandar ante una jurisdicción extranjera, negar la capacidad para hablar en
nombre del Estado, lo cual se traduce en una capitis deminutio del Estado.

El reconocimiento de gobiernos es un acto discrecional. Las doctrinas relativas al


reconocimiento de gobiernos son particularmente americanas y se desarrollaron en la
práctica en este continente. Dichas doctrinas surgen como consecuencia de la
inestabilidad política de las naciones latinoamericanas, principalmente en el curso del
siglo XIX y todavía hasta mediados del siglo XX.
Las doctrinas sobre el reconocimiento de gobiernos son:
a) La doctrina Jefferson,
b) La doctrina Tobar,
c) La doctrina Wilson,
d) La doctrina Estrada,
e) La doctrina Díaz Ordaz,

LA DOCTRINA JEFFERSON (1792)


Esta doctrina jeffersoniana exigió la prueba objetiva de la declaración de la
voluntad popular. Con la práctica estadounidense ulterior se modificó este criterio, para
exigir de forma adicional que el nuevo gobierno de prueba de que está capacitado y
desea cumplir con los compromisos contraídos por sus predecesores. Tal parece que la
primera vez en la cual se exigió el nuevo requerimiento fue respecto a la cuestión del
reconocimiento del gobierno del general Porfirio Díaz en México, en 1877. Requisitos de
esta doctrina en la práctica exigía Estados Unidos:
1. El asentamiento de la voluntad popular.
2. La efectividad, y
3. El interés de cumplir con los compromisos contraídos previamente.

LA DOCTRINA TOBAR (1907)


Con esta doctrina se pretendía detener las constantes luchas internas en los
países de la región. En el fondo, esta doctrina representaba una agresión a la postura de
la legitimidad, ya que todo gobierno que arribe al poder en un país determinado depende,
para su legalidad, no de la mera posesión de hecho de ese poder, sino también del
cumplimiento del orden legal establecido en el país para la sucesión de gobiernos. Si se

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aplica la doctrina Tobar, se corre el riesgo de que mediante la práctica del reconocimiento
de gobiernos, previa comprobación de su legitimidad, se viole principio de no intervención
en los asuntos internos de un Estado. Esta doctrina fue reconocida en el Tratado General
de Paz y Amistad, adoptado en Washington el 20 de diciembre de 1907 y del que fueron
parte Costa Rica, Honduras, Nicaragua, Panamá y El Salvador, en cuyo art. 1°. Se
expresa: Los gobiernos de las partes contratantes no reconocerán a ningún gobierno que
surja en cualquiera de las cinco Repúblicas por un golpe de Estado o una revolución
contra un gobierno reconocido, mientras la representación del pueblo libremente electo no
haya reorganizado al país en forma constitucional. Haciendo mención que a pesar de la
existencia del referido Tratado nunca fue llevado a la práctica sin tener resultado alguno.

LA DOCTRINA WILSON (1913).


Esta doctrina adolece de los mismos defectos de la doctrina Tobar por cuanto
exige la legitimidad constitucional del nuevo gobierno, cuestión que no corresponde
determinar a la comunidad internacional, pues el acto de reconocimiento de gobierno
debe centrarse, como lo señala la doctrina Jefferson, en una comprobación de la voluntad
popular. La inconsistencia en la postura del gobierno de Wilson y la intervención
constante de Estados Unidos trajo como consecuencia la impopularidad de Wilson en
América Latina, lo que propició reacciones contrarias que provocaron el debilitamiento de
la práctica estadounidense de reconocimiento basado en le regla de la legitimidad.

DOCTRINA ESTRADA (1930).


Con motivo de las crisis políticas revolucionarias en diversos países de la región
(República Dominicana, Haití, Bolivia, Perú y Argentina), que habían instalado gobiernos
de facto y que tradicionalmente requerían del reconocimiento por parte de las demás
naciones. Según sus lineamientos, la práctica de reconocimiento es denigrante porque
ataca la soberanía de las naciones y supone una actitud crítica de los asuntos internos.
Con base en dicha doctrina, el Estado mexicano se debe limitar a mantener o retirar a sus
agentes diplomáticos y consulares, sin otorgar un reconocimiento expreso, hay un
reconocimiento implícito al decidir iniciar relaciones diplomáticas o consulares con un
nuevo gobierno. La fórmula Estrada constituye una protesta del gobierno de México
contra la práctica viciosa de otorgar el reconocimiento como medio para obtener ciertas
ventajas unilaterales.

LA DOCTRINA DIAZ ORDAZ (1969).


Con la explicación anterior, México introducía un matiz en la doctrina Estrada,
que no era abandonada. El matiz consistía en enunciar el criterio del gobierno mexicano,
de la conveniencia de mantener la continuidad de las relaciones diplomáticas con los
países latinoamericanos. Era una declaración de intención, que ni siquiera constituía el
compromiso firme de mantener la continuidad de las relaciones la doctrina Díaz Ordaz, o
tesis de la continuidad, no sería en realidad invocada posteriormente por el gobierno de
México, que se ha limitado a mantener o retirar a sus representantes diplomáticos, sin
referencia especial a la tesis de la continuidad; sólo ha mencionado la doctrina Estrada.

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Considerando la situación internacional actual, parece difícil que México abandone la


doctrina Estrada, aunque sería incluso conveniente para su política exterior no su
abandono, sino su revisión, para darle un autentico significado, evitando, mediante el
reconocimiento automático, la discrecionalidad en cuyo ejercicio siempre, de modo
implícito, va envuelto un juicio de valor.

COMPETENCIAS ESTATALES.
Una de las principales funciones del derecho internacional público es determinar
las competencias del Estado. De esta suerte, se realiza un reparto de competencias entre
cada Estado y entre éstos y la comunidad internacional.
Dicho reparto tiene como base esencial el respeto a la soberanía de los Estados, que se
manifiesta primordialmente en el dominio ejercido por los Estados sobre sus territorios y
en el señorío que ejercen entre sus súbditos.

COMPETENCIA DEL ESTADO SOBRE SU TERRITORIO.


El Estado ejerce sus competencias sobre una base física que se conoce como
territorio. El territorio debe definirse “como el espacio sobre el cual un Estado ejerce su
soberanía territorial”. Dicha soberanía constituye la facultad jurídica internacional de
disponer del territorio conforme a las normas de derecho internacional público. Con base
en dicha facultad, los Estados pueden evitar que terceros Estados intervengan en su
territorio, ceder la soberanía territorial a otro Estado o únicamente ceder la jurisdicción
sobre él.

ADQUISICIÓN DE LA SOBERANÌA TERRITORIAL.


Como medios para adquirir la soberanía territorial se consideran la ocupación, la
prescripción adquisitiva, la cesión y la adjudicación.

* Ocupación. Esta forma de adquisición requiere que el territorio no tenga dueño (terra
nullius), además de un dominio efectivo con carácter permanente por parte del Estado
que pretende convertirse en nuevo soberano.
* Prescripción Adquisitiva. A diferencia de la ocupación, la prescripción no requiere una
terra nullius; basta con una ocupación duradera con animus domini sobre un territorio.
Se requiere de un ánimo de dominio, inalterado, ininterrumpido e indiscutido. Las
anexiones de Tripolitania y Abisinia, hechas por Italia antes del término de las
hostilidades, carecían de eficacia jurídica internacional por no ajustarse a satisfacer
dichos requisitos. Conviene mencionar que a pesar de la prohibición de cualquier
anexión violenta, establecida en la Carta de la ONU, si ocurre una anexión de tal
naturaleza y no se emprende oposición alguna, el DIP llega a legalizar esta posesión
en la razón del principio de efectividad.
* Cesión. Se realiza de forma convencional, mediante un acuerdo entre dos o más
Estados para llevar a cabo una transferencia territorial. La cesión se concreta con la
renuncia por parte del Estado cedente y con la adquisición por parte del cesionario. Se
perfecciona jurídicamente hasta la ocupación efectiva que hace el nuevo soberano.
* Adquisición Judicial. En este supuesto, la adquisición de la soberanía tiene lugar
mediante la sentencia de un tribunal arbitral u otros órganos de jurisdicción

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internacional. En algunos casos la sentencia es un juicio declarativo en el cual se


confirma de manera indiscutible un título jurídico reconocido (ocupación, prescripción o
cesión). En otros, es un juicio constitutivo que adjudica a un Estado la soberanía sobre
un territorio, según su libre apreciación, lo cual resulta factible cuando las partes en
conflicto confiere a la Corte o a un tribunal arbitral la facultad de decidir un conflicto
fronterizo o de carácter territorial.

FRONTERAS TERRESTRES.
Las características de la exclusividad e inviolabilidad de la soberanía territorial
hacen imperiosa la necesidad de señalar con exactitud el contorno especial donde se
ejerce aquélla. La primera se define así: "La soberanía que ejerce el Estado dentro de su
territorio no permite el ejercicio de competencias territoriales de otros Estados”. Y la
segunda "la comunidad internacional debe respetar la soberanía e integridad territorial de
los Estados".
Las fronteras constituyen un plano vertical que se levanta por encima de la tierra
firme o de las aguas objeto de soberanía territorial, y descienden por debajo de la
superficie de estos. Así, en sentido amplio, el territorio de un Estado abarca no sólo la
tierra firme, sino también su subsuelo, su espacio aéreo y sus zonas marinas.
La determinación precisa de las fronteras se inicia con el establecimiento de los principios
generales por adoptar y su trazo en el mapa y concluye con la demarcación en el terreno.
En cuanto a los principios se pueden adoptar, en algunos casos se toma como base algún
accidente natural, como montañas, ríos, etc. De este modo, si se tuviera como referencia
alguna cordillera, la línea divisoria sería la de las crestas más elevadas de las montañas o
picos. En el caso de los ríos, se distingue si son o no navegables; si son navegables,
mediante la línea de navegación más profunda y si no lo son, se trazará una línea media
divisoria. Otros principios de determinación se apartan de los fenómenos naturales; por
eje. En las zonas desérticas se adoptan las líneas astronómicas como los meridianos y
los paralelos para el trazo de las fronteras.
El uti possidetis. De 1810 a 1821 se produjo la independencia de los nuevos Estados de
América Latina. En numerosos casos sucedió que las entidades que se declararon
independientes eran unidades administrativas dentro del régimen colonial y reivindicaron
como límites propios los que habían tenido hasta entonces en el interior del territorio
español. El primer Tratado donde aparece la doctrina del útil possidetis es el Tratado de
Alianza y Federación entre Venezuela y Cundinamarca, del 28 de mayo de 1811. Algunos
tratadistas opinan que el útil possidetis sólo posee valor jurídico convencional, o sea, vale
como norma en la medida en que aparece incorporada en un tratado y resulta también
aplicable en los casos en que está incluido en la Constitución o en leyes internas de un
Estado.

ESPACIO AÉREO.
Como se ha mencionado, la soberanía territorial del Estado se extiende a la
columna de aire que se encuentra sobre su territorio. El principio de soberanía estatal
sobre el espacio aéreo se consagró por primera vez en la Convención de Paris de 1919 y
se confirmó en la Convención de Chicago de 1944. Esta última considerada como la

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Constitución del aire, establece para los servicios aéreos regulares lo que se conoce
como las cinco libertades del aire.
a. La primera es el derecho de los aviones de un Estado a sobrevolar sin
hacer escala sobre territorio de otro Estado.
b. La segunda es la libertad de hacer escalas técnicas que no tengan carácter
comercial, para el reaprovisionamiento de combustible o reparaciones en
caso de desperfectos.
c. La tercera es el derecho de los aviones de un Estado a desembarcar en el
territorio de otros Estados tanto pasajeros como correspondencia o
mercaderías provenientes del territorio del Estado al que pertenece el
avión.
d. La cuarta libertad representa el derecho opuesto: embarcar en un Estado
pasajeros, correspondencia o mercaderías con destino al territorio de la
nacionalidad de la aeronave.
e. La quinta libertad es el derecho a embarcar pasajeros, correspondencia y
mercaderías con destino al territorio de cualquier otro Estado y el derecho
a desembarcar pasajeros, correspondencia o mercaderías procedentes de
cualquier otro Estado.

Dichas libertades no se conceden ipso facto entre Estados parte de la


Convención, sino que deben negociarse con base en acuerdos bilaterales. De esta
forma, los Estados pueden conceder, según sus intereses, cualquiera de las cinco
libertades, por ejemplo: los países en vías de desarrollo son reacios a otorgar la
quinta libertad; más bien, suelen conceder la tercera y la cuarta.
Los acuerdos bilaterales, también conocidos como acuerdos de línea, entre otras
cuestiones establecen reglas relativas a capacidades, rutas y tarifas; además, pueden
determinar limitaciones referentes al número de pasajeros, distribución de frecuencias etc.
Un problema que ha preocupado significativamente a la comunidad internacional es el
apoderamiento ilícito de aeronaves. La Organización de la Aviación Civil Internacional
(OACI) no ha ocultado su preocupación por tales actos, debido a lo cual ha auspiciado la
celebración de distintas conferencias y la aprobación de convenciones sobre la materia.

Una solución al problema se planteó en la Convención de La Haya celebrada en


1970, la cual impone al Estado respectivo la obligación de optar entre la extradición o
someter a los secuestradores a su jurisdicción. Al determinar la pena, el Estado habrá de
tener en cuenta las circunstancias del caso y los móviles, pero en ninguna situación
deberá considerar a los aerosecuestradores como delincuentes políticos. En esa línea
cabe mencionar también la Convención de Montreal de 1971, la cual establece normas
relativas a la prevención de sabotaje, a los actos de violencia contra las aeronaves y,
respecto al aerosecuestro, reproduce las bases señaladas por la Convención de La Haya.
La interrogante subsistente es el tratamiento que debe darse a aquellos Estados
pendientes de ratificar la Convención o que la aplican de forma que violan su objeto y
propósito, imponiendo penas muy leves o nominales a los secuestradores.

COMPETENCIAS DEL ESTADO EN CUANTO A LAS PERSONAS.

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Una vez precisado el ámbito espacial donde el Estado ejerce su soberanía territorial, resta
referirse a la potestad que ejerce sobre el conjunto de personas ubicadas en este ámbito
espacial, para lo cual es necesario puntualizar una serie de cuestiones.
a. Si el Estado ejerce su potestad, sin límites impuestos por el derecho
internacional, sobre todas las personas que se encuentran en su territorio.
b. Si puede ejercer determinados poderes sobre los nacionales que se
encuentran fuera de su territorio y hacer que se respeten los derechos de
aquéllos.

Dichas interrogantes obligan a determinar quiénes son nacionales de un Estado,


los mecanismos de que éste dispone para proteger a sus nacionales en el extranjero y el
régimen de extranjería.

LOS NACIONALES Y LA ACCIÓN DE PROTECCIÓN DIPLOMÁTICA.


La nacionalidad se define "Como la pertenencia jurídica de una persona a la población
que constituye un Estado”. En principio, la regulación jurídica en materia de nacionalidad
se confía a los Estados, sin embargo esta facultad se encuentra limitada por el derecho
internacional. Las limitaciones son las siguientes:
a) Un Estado sólo puede regular la adquisición o pérdida de su propia
nacionalidad.
b) En principio, los Estados deberán conferir su nacionalidad a personas con las
cuales tengan un vínculo real y estrecho (vínculo efectivo). Se admiten como
vínculos reales y estrechos la filiación con nacionales, el nacimiento en el
territorio, el matrimonio de nacional con extranjera o extranjero, y el domicilio
permanente en el Estado; en cambio, no se considera vínculo suficiente el
sólo hecho de poseer bienes inmuebles o tener una ocupación transitoria en el
país.
c) La pérdida formal de la nacionalidad no produce efectos cuando se usa como
medio para evitar responsabilidad internacional por parte del Estado.
d) En caso de nacionalidad múltiple, por presentarse puntos de conexión con
Estados diferentes, cada uno de éstos podrá considerarlo nacional suyo, y en
el supuesto de que requiera ser protegido ante Estados terceros, podrá ejercer
la acción de protección diplomática el Estado con el cual tenga una relación
efectiva.
e) La naturalización de personas capaces sólo podrá existir con su
consentimiento; esta limitación tiene sus excepciones en el caso de cesión
territorial.

Una de las facultades de que gozan los Estados conforme al DIP es reclamar los
actos ilícitos que se cometen contra sus nacionales en el extranjero. Para entablar dicha
reclamación, conocida como acción de protección diplomática, se deben satisfacer los
requisitos siguientes:
a. La prueba del vínculo efectivo y estrecho entre el Estado y su nacional.
b. El agotamiento de todos los recursos internos por parte del nacional
ofendido, excepto en la denegación de justicia.

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LA CLÁUSULA CALVO.
Conviene precisar que el derecho de protección diplomática corresponde al
Estado y no al individuo. Muy vinculado con este tema se encuentra la llamada cláusula
Calvo, incluida por los gobiernos latinoamericanos en los contratos públicos celebrados
con extranjeros. En el sistema jurídico mexicano, la esencia de esa cláusula está
contenida en el art. 27..., frac. I constitucional.
Dicha cláusula se ha interpretado fundamentalmente en tres sentidos:
a. La cláusula Calvo no es operativa en el plano internacional, por cuanto el
ejercicio de la acción de protección diplomática corresponde al Estado y no
al individuo.
b. Una segunda postura sostiene que la cláusula Calvo es válida en tanto que
obliga a los extranjeros a agotar los recursos internos.
c. Por último se ha alegado que la solicitud del particular del cual es nacional
pone en marcha la acción de protección diplomática y que, por
consiguiente, la renuncia a dicha solicitud si tendría incidencia en el
ejercicio de la acción de protección diplomática.

El ejercicio de la acción de protección diplomática se ubica en el ámbito


internacional, cuando se origina lo que se denomina una responsabilidad indirecta del
Estado, es decir, la violación de la normatividad internacional en el nacional de un Estado.
La Corte Internacional de Justicia hoy en día ha dejado claro que ningún Estado puede
realizar actos contrarios al estándar mínimo de derechos de los extranjeros personas
físicas o morales en su territorio, sin incurrir en responsabilidad internacional por esas
violaciones. Aún mas independientemente de que los extranjeros afectados decidan o no
invocar o solicitar la protección diplomática de su Estado. No deben confundirse los
mecanismos para exigir la responsabilidad internacional directa de la indirecta. El primer
caso los sujetos afectados por el incumplimiento de una obligación son los Estados y los
mecanismos para exigir dicha responsabilidad son los señalados en el art. 33 de la Carta
de las Naciones Unidas y los contemplados en los tratados celebrados entre Estados en
cada caso particular. En el caso de la responsabilidad internacional indirecta, el afectado
por el incumplimiento de una obligación internacional es la persona física o moral nacional
de un Estado, los cuales carecen de personalidad jurídica internacional y acuden a su
Estado para que este inicie la reclamación internacional a través de la acción de
protección diplomática.

Los mecanismos de solución de diferencias establecidas en los tratados


comerciales celebrados por México, como el Tratado de Libre Comercio de América del
Norte, los Acuerdos con la Unión Europea, el Acuerdo General de Tarifas de Aranceles
Aduaneros y de Comercio, la Organización Mundial del Comercio, entre otros, son
mecanismos en virtud de los cuales las partes accionan el mecanismo de solución de
diferencias del tratado y reclaman la violación de las obligaciones establecidas en dichos
instrumentos. La protección diplomática la invoca un Estado por violación a las normas
que integran el derecho de extranjería, en contra de un nacional suyo persona física o
moral. La pena establecida en la cláusula Calvo de nuestro art. 27 constitucional requiere
para operar que los extranjeros soliciten a su gobierno su protección diplomática; tendría

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que demostrarse que dichos extranjeros invocaron la protección diplomática de su


gobierno. En lo relativo a la aplicación de la cláusula Calvo en México, con afectaciones a
personas y propiedades de extranjeros, como sucedió durante la Revolución a principios
del siglo XX, los Estados extranjeros reclamantes obligaron al Estado mexicano a crear
"Comisiones mixtas de reclamaciones", las cuales constituyen mecanismos de solución de
diferencias internacionales en las que los extranjeros obtuvieron una compensación que
no fue reclamada ante tribunales mexicanos; compensación que, sin embargo, el Estado
mexicano se obligó a otorgar a esos extranjeros en contravención con el espíritu de la
cláusula Calvo.

LA PROTECCIÓN DIPLOMÁTICA DE LAS PERSONAS JURÌDICAS.


Resta referirse a la protección diplomática de las personas jurídicas. Cabe
señalar que las normas que regulan la determinación de la nacionalidad de las personas
jurídicas son diferentes de las que regulan la determinación de la nacionalidad de
individuos; a pesar de ello, en ambos casos la base legal para el ejercicio de la acción de
protección diplomática es la nacionalidad. De esta forma se plantea la pregunta siguiente:
¿cuáles son los criterios que determinan la nacionalidad en las personas morales? En
torno a dicha pregunta se han formulado dos respuestas en la doctrina. Algunos autores
afirman que existe una norma consuetudinaria, en virtud de la cual se aceptan dos o más
criterios para establecer el vínculo de nacionalidad entre una persona moral y un Estado,
entre los cuales se encuentran el lugar de constitución, el lugar de control efectivo de la
sociedad, el domicilio social, y la nacionalidad de los socios. En cambio otros autores
afirman que si bien los Estados pueden adoptar diversos criterios para otorgar la
nacionalidad conforme a su derecho interno, de ello no puede deducirse que exista una
norma consuetudinaria que acepte los criterios mencionados como prueba de un vínculo
suficiente para ejercitar la acción de protección diplomática. Se observa que la Corte ante
cada caso concreto determina (con base en vínculos diferentes) si el Estado de que se
trata goza del ius standi (derecho de actuar ante el Tribunal por tener un interés directo en
el proceso) para reclamar la protección diplomática a favor de una sociedad. En relación
con el tema, conviene distinguir dos problemas; por un lado, la protección diplomática de
los accionistas de una sociedad que tienen nacionalidad distinta de la de ésta, en que los
daños causados los sufren directamente los accionistas, por ejemplo: la expropiación de
acciones, los impedimentos al ejercicio de sus derechos, etc. En este supuesto, es posible
la protección diplomática de los accionistas por parte del Estado del cual son nacionales.
Otro problema distinto ocurre cuando los daños se causen a los accionistas como
resultado de los daños surgidos directamente por la sociedad. En este caso, el único
Estado legitimado para ejercer la protección diplomática es el de la nacionalidad de la
sociedad.

TRATO A LOS EXTRANJEROS.


Una parte del derecho internacional está constituida por el conjunto de normas que
establecen garantías a favor de los extranjeros, conocidas como el estándar mínimo de
derechos. Estos derechos derivan básicamente de la costumbre internacional; a pesar de
ello, se han celebrado tratados bilaterales que establecen garantías especificas para sus

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nacionales en el extranjero; entre esos tratados se encuentran, por ejemplo, los de


comercio y establecimiento. De la práctica internacional actual, Diez de Velasco deduce
cuáles derechos integran el estándar mínimo y establece los siguientes:
a) Protección de la vida e intereses contra acciones de violencia colectiva,
organizada contra los extranjeros.
b) Derecho a no ser detenido arbitrariamente y a que se proceda a una
investigación en tiempo razonable, de manera que el interesado tenga la
posibilidad de ser oído.
c) Derecho a no ser torturado y a que no se le someta a tratamientos inhumanos.
d) Tener asegurado el libre acceso a los tribunales y a no ser discriminado ante
ellos por razón de nacionalidad.
e) La facultad de ejercitar determinados derechos civiles básicos, como los
referidos a las relaciones paterno-filiales y, en general, a los admitidos en la
mayoría de los Estados como derechos de la familia.

A fin de que el Estado cumpla con su obligación internacional de garantizar el


estándar mínimo de derechos de los extranjeros, aquel deberá poseer un sistema de
protección y prevención que evite a los extranjeros cualquier violación a los derechos
mencionados y, si ocurriera alguna violación, deberá de tomar las medidas coercitivas
pertinentes. En caso de no garantizarse el estándar mínimo, el Estado del cual es
nacional el extranjero podrá exigir responsabilidad internacional mediante el ejercicio de la
acción de protección diplomática mencionada. En cuanto al régimen de la propiedad
privada extranjera, la regla general en el derecho internacional clásico es que los
derechos adquiridos por los extranjeros deben respetarse; así, sólo se admite la
expropiación cuando sea por causa de utilidad pública. Dicha expropiación no debe ser
discriminatoria, pero debe indemnizarse- de forma adecuada, efectiva y rápida.

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“EL CALENTAMIENTO DEL PLANETA ES LA CONSECUENCIA


DE QUE EL SER HUMANO NO HA CUIDADO SU PROPIO ENTORNO,
POR LA GRAN CONTAMINACION QUE EXISTE EN AIRE, MAR Y
TIERRA Y A FUTURO SERA EL PERJUICIO PARA LAS NUEVAS
GENERACIONES.”

"ES INCONCEBIBLE QUE AL SER


HUMANO NO LE INTERESE LA
CONSERVACIÓN DE LAS ESPECIES
MARITIMAS; Y LOS SERES VIVOS Y
NO VIVOS DEL MAR”

CAPITULO VI

“EN LA ACTUALIDAD ES NECESARIO QUE TODOS LOS


PAISES DEL MUNDO DEBEN DE HACER ALGO PARA
REHABILITAR Y SANAR LA TIERRA”.

LA PROFUNDIDAD DEL MAR EN ALGUNOS LUGARES ES LA


MOTIVACIÓN PARA EL SER HUMANO, Y EL GRAN RETO
PARA DESCUBRIRLO.

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6.- DERECHO INTERNACIONAL DEL MAR.

Tradicionalmente, el derecho internacional clásico consideró como única división


de los espacios marinos el existente entre una zona de soberanía del Estado ribereño y el
alta mar. Con los avances tecnológicos, se incrementan y diversifican los usos y el
aprovechamiento del medio marino, y dichos espacios se llegan a considerar zonas de
gran potencialidad para el desarrollo económico de los países y no únicamente como
zonas de defensa militar. Actualmente, la ordenación jurídica de los mares y océanos se
ha complicado; surgen nuevas figuras jurídicas como la zona contigua, la zona económica
exclusiva, la plataforma continental y la zona de fondos marinos. El derecho internacional
del mar tuvo un carácter eminentemente consuetudinario; no fue sino hasta 1958 cuando
se convocó la Conferencia Internacional de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar,
en la que se adoptaron cuatro convenciones relativas: mar territorial, plataforma
continental, alta mar, y pesca y conservación de los recursos vivos en alta mar. La
segunda Conferencia de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar se convocó en 1960,
con el objeto de fijar la extensión del mar territorial, el cual no se limitó en ninguna de las
convenciones señaladas. En diciembre de 1973 se inauguró la III Conferencia de
Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, que tras 11 períodos de sesiones, el 29 de
abril de 1982 logró la adopción de la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho
del Mar (CONVEMAR), mediante una votación de 130 Estados a favor, 4 en contra
(Estados Unidos de América, Venezuela, Israel y Turquía) y 17 abstenciones. La firma de
la Convención se realizó en Montego Bay, Jamaica, el 10 de diciembre de 1982 cuenta
con 320 artículos y 9 Anexos. Misma que entrara en vigor. El 16 de noviembre de 1994.

AGUAS INTERIORES.
El art. 8° Párr. 1, de la CONVEMAR establece:
Las aguas situadas en el interior de la línea de base del mar territorial forma parte de las
aguas interiores en el Estado. Esta disposición no se aplica a los Estados archipiélagos,
(parte del mar poblada de islas) regulados en forma especial en la parte IV de la
Convención.
En la disposición sobresale la íntima relación existente entre las aguas interiores
y las líneas de base que sirven para medir la anchura del mar territorial, por lo que resulta
necesario definir tales líneas. La Convención distingue dos clases de líneas: la línea de
base normal o de bajamar, que es aquella que sigue las sinuosidades de la costa (art. 5),
y la línea de base recta, que se traza cuando la costa presenta profundas aberturas o
escotaduras, una franja de islas a su largo y en sus inmediaciones, desembocaduras de
ríos, bahías, puertos, radas (entrada del mar en la costa), y elevaciones en bajamar. Una
vez precisado que las líneas de base pueden ser normales o rectas, es posible determinar
que las aguas interiores son las que se ubican en el territorio del Estado hasta su límite
exterior, que es el de la línea de base. De esta forma, el régimen de aguas interiores se
aplica a los ríos, lagos, lagunas, bahías, instalaciones portuarias y elevaciones en
bajamar, con las precisiones que marca la CONVEMAR (arts... 10, 11, 12 y 13). Ahora
bien, el Estado ribereño ejerce plena soberanía sobre las aguas interiores al igual que
sobre el mar territorial, con la diferencia de que en las aguas interiores no debe conceder

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el derecho de paso inocente. Sin embargo, en el supuesto de que el Estado ribereño


utilice como sistema de trazo la línea de base recta, el Estado debe conceder el derecho
de paso inocente (art. 80, Párr. 2, Convención)
Al adoptar el sistema de líneas de base recta, las líneas no deben apartarse
demasiado de la dirección general de la costa y han de quedar suficientemente vinculadas
al dominio terrestre como para estar sometidas al régimen de aguas interiores. Además
con el sistema no se puede aislar de mar territorial, de la alta mar o de una zona
económica exclusiva, a otros Estados.

MAR TERRITORIAL.
El art. 2°. De la CONVEMAR señala:
Art. 2°. Régimen Jurídico del mar territorial, del espacio aéreo situado sobre el mar
territorial y de su lecho y subsuelo.
1. La soberanía del Estado ribereño se extiende más allá de su territorio de sus
aguas interiores y, en el caso del Estado archipiélago, (parte del mar poblada
de islas) de sus aguas archipielágicas, a la franja del mar adyacente
designada con el nombre de mar territorial.
2. Esta soberanía se extiende al espacio aéreo sobre el mar territorial, como al
lecho y al subsuelo de ese mar.
3. La soberanía sobre el mar territorial se ejerce con arreglo a esta Convención y
otras normas de derecho internacional.

Esta disposición reconoce la soberanía plena que el Estado ribereño ejerce sobre
el mar territorial, su lecho y su subsuelo, y el espacio aéreo superestante. La única
limitación a dicha soberanía es conceder a terceros Estados el derecho de paso inocente.
La medición de la anchura del mar territorial, como se mencionó, parte de la línea de base
normal o línea de base recta, a partir de la cual el mar territorial se extiende hasta un
límite máximo de 12 millas marinas el paso inocente se define: “Es el paso o simple
travesía por el mar territorial, la penetración en las aguas interiores o la salida de ellas;
dicho paso debe ser rápido e ininterrumpido, aunque admite la detención y el fondeo
cuando existen causas justificadas”, el paso no debe ser perjudicial para la paz, el buen
orden o la seguridad del Estado ribereño. El art. 19 de la Convención detalla una serie de
actos que pueden considerarse como atentatorios contra la paz y seguridad. El Estado
ribereño puede adoptar las medidas necesarias para impedir el paso no inocente, además
de poseer potestad legislativa en relación con el paso; frente a estas facultades, el Estado
ribereño está obligado a no dificultar el paso inocente de buques extranjeros y a no
establecer gravámenes por el solo hecho del paso. Las jurisdicciones penal y civil que
puede ejercer el Estado ribereño no pueden ejercerse sobre los buques de guerra u
oficiales, los cuales gozan de inmunidad. El Estado ribereño sólo puede exigirles que
abandonen inmediatamente el mar territorial. La inmunidad de los buques de guerra u
oficiales no obsta para que Estado ribereño exija responsabilidad internacional al Estado
de Pabellón, por cualquier pérdida o daño que haya ocasionado en su tránsito por el mar
territorial.

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

El ejercicio de la jurisdicción penal está sujeto a ciertos principios; por el simple paso por
el mar territorial no deberá ejercerse jurisdicción penal para detener a ninguna persona o
realizar ninguna investigación en relación con el delito cometido a bordo durante el paso,
salvo en ciertos supuestos que expresamente señala el art. 27 de la Convención. Los
Estados ribereños no deben ejercer jurisdicción civil sobre buques que únicamente
transiten por el mar territorial, ni podrán desviarlos para ejercer jurisdicción civil sobre
persona que se encuentren a bordo, salvo lo dispuesto en la frac. 2 del artículo 28. En el
caso de buques extranjeros que se detengan en el mar territorial o procedentes de aguas
interiores, el Estado ribereño podrá, de conformidad con sus leyes, aplicar las medidas de
ejecución y cautelares que sean necesarias, cuando exista responsabilidad civil.

ZONA CONTIGUA.
Es una zona adyacente al mar territorial que se mide a partir de las líneas de
base, bien sea normal o recta, hasta un límite de 24 millas marinas. En dicha zona, el
Estado posee la facultad de tomar medidas de fiscalización en materia migratoria,
sanitaria, fiscal y aduanera, así como de sancionar las infracciones a esas leyes y
reglamentos cometidos en su territorio o en mar territorial. Un problema no resuelto en la
CONVEMAR es el relativo a la división de dos zonas contiguas que sean adyacentes o se
encuentren frente a frente. Ante esta laguna parece lógico aplicar el art. 15 de la
CONVEMAR, que establece el sistema de la línea media equidistante para dividir dos
zonas de mar territorial que sean adyacentes o se encuentren frente a frente. Conviene
precisar que las zonas marinas se encuentran sobrepuestas; de este modo, las 12
primeras millas contadas a partir desde la línea de base forman parte del mar territorial y
de la zona continua.

ZONA ECONÓMICA EXCLUSIVA.


La zona económica exclusiva es aquella área marina situada más allá del mar
territorial, con una extensión máxima de 200 millas marinas, contadas a partir de la línea
de base normal o recta. En dicha zona, el Estado ribereño ejerce derechos de soberanía
sobre los recursos naturales vivos y no vivos, y jurisdicción de acuerdo con las
disposiciones de la Convención en materia de:
1. Establecimiento y utilización de islas artificiales.
2. Investigación científica marina.
3. Protección del medio marino.

Asimismo, el resto de los Estados, sean ribereños o sin litoral, en la zona


económica exclusiva gozan del derecho de navegación, sobrevuelo y tendido de cables y
tuberías. Esta situación ha ocasionado la discusión doctrinal acerca de la naturaleza de
las aguas de la zona de alta mar en el cual el Estado ribereño ejerce cierta jurisdicción del
Estado costero, con la sola excepción del paso no ininterrumpido, el sobrevuelo y el
tendido de cables y tuberías. Por último una tercera postura considera a la zona
económica exclusiva como una zona sui generis, con una reglamentación muy detallada
de los derechos y obligaciones del estado ribereño y de los demás Estados en general.

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

En el supuesto de que el Estado ribereño carezca de la capacidad necesaria para pescar


toda la captura permisible, deberá dar acceso a otros Estados al excedente; éstos
deberán ser Estados sin litoral (perteneciente a la orilla del mar o de la costa) o en
situación geográficamente desventajosa, teniendo prioridad los de la región y los Estados
en vías de desarrollo. La convención señala que los Estados desarrollados sin litoral sólo
podrán ejercer sus derechos dentro de la zona económica exclusiva de los Estados
ribereños contiguos desarrollados. En los conflictos de jurisdicción sobre la zona
económica exclusiva entre el Estado ribereño y otros Estados, la Convención establece
que deberán de resolverse conforme a la equidad, teniendo en cuenta todas las
circunstancias pertinentes, los intereses de las partes respectivas y de la comunidad
internacional en su conjunto.

PLATAFORMA CONTINENTAL.
Las modernas investigaciones geológicas y oceanográficas demuestran que los
continentes se asientan en una especie de meseta o pedestal sumergido, que se extiende
más allá de las aguas territoriales, hasta el alta mar bajando suavemente hasta una línea
a partir de la cual se desciende súbitamente a las zonas de mayor profundidad. En estos
asentamientos territoriales se comprobó la existencia de yacimientos petrolíferos
susceptibles de ser explotados con la tecnología moderna. Este descubrimiento originó
que el Presidente Truman, de Estados Unidos de América, en 1945 reivindicara derechos
exclusivos sobre la plataforma continental de su país. La proclama de Truman aduce
como fundamento jurídico de la apropiación que la plataforma constituye geológicamente
una prolongación de la masa territorial de la nación costera y que sus recursos mineros
constituyen una prolongación submarina de los depósitos existentes en la tierra firme del
Estado adyacente. Esta adjudicación no fue objeto de reservas o protestas, sino que, por
el contrario, dio lugar a que otros Estados formularan declaraciones semejantes. De esta
forma se dio origen a un uso que, aunque basado en actos unilaterales, adquirió la validez
de un principio de derecho internacional, incorporado en la Convención de Ginebra de
1958 y en la CNUDM.

El Art. 76, Párr. 1 establece:


La plataforma continental de un Estado ribereño comprende el lecho y el subsuelo de las
zonas submarinas que se extienden más allá de su mar territorial y a todo lo largo de la
prolongación natural de su territorio hasta el borde exterior del margen continental, o bien
hasta una distancia de 200 millas marinas desde la línea de base, a partir de las cuales se
mide la anchura del mar territorial en los casos en que el borde exterior del margen
continental no llegue a esa distancia.
Los recursos a que se refiere el art. 77 son recursos vivos y no vivos que se encuentran
en el lecho y el subsuelo de la plataforma continental; por tanto, debe respetarse el
régimen jurídico de las aguas suprayacentes (mar territorial, zona contigua y zona
económica exclusiva), sin afectar la navegación y los derechos y libertades otorgados a
los otros Estados conforme a la Convención. En caso de plantearse un conflicto en cuanto
a la delimitación de plataformas continentales adyacentes o situadas frente a frente, se
delimitarán mediante un acuerdo entre los Estados, sobre la base del derecho

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

internacional, y en caso de no llegar a un acuerdo en un tiempo razonable se recurrirá a


los procedimientos previstos en la parte XV de la Convención (procedimiento ante la CIJ,
Tribunal Internacional del Derecho del Mar o procedimientos de los anexos VII y VIII.

ALTA MAR.
Un principio de gran arraigo en el derecho internacional consuetudinario es el de
la libertad de alta mar y se recoge en los arts. 87 y 89 de la CNUDM. La Libertad de alta
mar se ejerce en las condiciones fijadas por esta Convención y por las otras normas de
derecho internacional. Comprenderá entre otras, para los Estados ribereños y los Estados
sin litoral.
a) Libertad de navegación.
b) Libertad de sobrevuelo.
c) Libertad de tendido de cables y tuberías.
d) Libertad de construir islas artificiales y otras instalaciones permitidas por el
derecho internacional. .
e) Libertad de pesca.
f) Libertad de investigación científica.

Cabe precisar que ningún Estado podrá ejercer derechos de soberanía sobre
cualquier parte de alta mar. El art. 87 admite la posibilidad de otras libertades distintas a
las enunciadas. Éstas no incluyen la libertad de explorar y explotar los recursos situados
en los fondos marinos y su subsuelo, ya que el art. 10 de la Convención los constituye en
patrimonio común de la humanidad, de manera que se rigen por las disposiciones de la
parte XI y anexos correspondientes. En las libertades mencionadas nos referimos
especialmente a la libertad de navegación. En alta mar, los buques están sometidos a la
jurisdicción exclusiva del Estado de pabellón, aquel que otorga nacionalidad al buque,
sobre la base de la existencia de una relación auténtica entre el Estado y el buque. El
principio de jurisdicción exclusiva del Estado de pabellón sobre el buque de su
nacionalidad sufre algunas excepciones en los casos de piratería y transmisiones de radio
o televisión, regulados en los arts. 101, 102 y 109 de la Convención. En todo caso, deberá
respetarse la inmunidad de los buques de guerra u oficiales como lo establecen los arts.
95 y 96 de la Convención.

LA ZONA.
Como se mencionó, al poco tiempo de entrar en vigor la Convención de Ginebra
de 1958, se convirtió en obsoleta a raíz de las investigaciones y avances tecnológicos que
se produjeron en la década de 1960. Entre estas investigaciones, la que sin duda originó
el gran cambio en el derecho internacional del mar fue el descubrimiento de los nódulos
polimetálicos o de manganeso (concreciones metálicas que contienen principalmente
óxido de manganeso y de hierro, así como cantidades de titanio y molibdeno). A causa de
este descubrimiento y de las pretensiones de los grandes consorcios estadounidenses de
explotar dichos recursos, el embajador Avid Pardo, delegado de Malta, planteó ante la AG
la adopción de una resolución en la cual se declarasen los recursos del fondo del mar y su
subsuelo más allá de la jurisdicción nacional, como patrimonio común de la humanidad.
Después de una detenida consideración del tema por parte del Comité de Fondos

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

Marinos, creado con ese objeto, en 1969 y 1970, la A.G., adopto dos resoluciones de
suma importancia con relación al régimen de los fondos marinos. EI 15 de diciembre de
1969 se aprobó la Resolución 2547 D, la cual estableció una moratoria en la exploración y
explotación de los recursos de los fondos marinos, fuera de los límites de la jurisdicción
nacional, y el 17 de diciembre de 1970 la Resolución 2749 (XXV), titulada "Declaración de
Principios que Regulan los Fondos Marinos y Oceánicos y su Subsuelo fuera dé los
Límites de la Jurisdicción Nacional", adoptada y que se establece de forma resumida lo
siguiente:

1. Los fondos marinos, oceánicos y su subsuelo, fuera de los límites de la


jurisdicción nacional, que en adelante se denominarán zona, así como los
recursos de la misma, son patrimonio común de la humanidad.
2. La zona no estará sujeta a apropiaciones por medio alguno por Estados, ni
personas, naturales o jurídicas, y ningún Estado reivindicará, ni ejercerá
soberanía, ni derechos soberanos sobre parte alguna de ella.
3. La zona estará abierta a la utilización exclusivamente con fines pacíficos
por los Estados y de conformidad con el régimen internacional que se
establece.
4. La exploración de la zona y explotación de los recursos se realizará en
beneficio de la humanidad, independientemente de la ubicación geográfica
de los Estados ya se trate de países ribereños o sin litoral, y prestando
consideración especial a los intereses y necesidades de los países en
desarrollo.
5. Sobre la base de los principios de la presente declaración se concertará un
tratado internacional con carácter universal, en el cual establezca un
régimen aplicable a la zona y sus recursos e incluya un mecanismo
internacional apropiado para hacer efectivas sus disposiciones.

Estos principios y otros fueron incorporados a la CONVEMAR, en la parte XI de


la Convención. El art. 1°, Párr. 1, de la CONVEMAR establece:
"Por zona se entienden los fondos marinos y oceánicos y su subsuelo fuera de los límites
de la jurisdicción nacional".

El artículo 133 define como recursos todos los minerales situados en los fondos
marinos o en su subsuelo, bien sea que se encuentren en estado sólido, líquido o
gaseoso, incluidos los nódulos polimetálicos. Una vez definida la zona y los recursos que
en ella se encuentran, surge la pregunta: ¿quién debe explorar y explotar los recursos?
Los intereses divergentes relativos a esta cuestión entre los países desarrollados y los
países en vías de desarrollo se resolvieron en la CONVEMAR mediante la creación de
una organización internacional de carácter universal denominada Autoridad Internacional
de los Fondos Marinos, con sede en Jamaica. Los órganos de la Autoridad, regulados por
la CONVEMAR son: la Asamblea, el Consejo, la Secretaría, la Empresa y dos
Comisiones, la Jurídica y la Técnica. También la Convención regula el establecimiento del
Tribunal internacional Del Mar, con una sala específica para resolver las cuestiones
vinculadas con la zona de Fondos Marinos. La jurisdicción de dicha sala es de carácter
obligatorio. La Convención de Naciones Unidas sobre Derecho del Mar entró en vigor el
16 de noviembre de 1994. A raíz de su entrada en vigor, en Nueva York, los Estados

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

partes adoptaron, el 28 de julio de 1994, el "Acuerdo Relativo a la Aplicación de la Parte


XI de la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, del 10 de diciembre
de 1982." Esta Convención tuvo un tiempo de 12 años para entrar en vigor la causa fue la
resistencia de los países desarrollados.

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

"EL CONOCIMlENTO ES EQUIPARABLE


AL ESPACIO ULTRATERRESTE
PORQUE NO TIENE LIMITES"

“EL ESPACIO ULTRATERRESTRE PODRÁ


SER LIBREMENTE EXPLORADO POR
TODOS LOS PAISES DEL MUNDO, PERO
SÓLO EL QUE TENGA POSIBILIDAD
TECNOLÓGICA Y ECONÓMICA VIAJARÁ
HACIA EL”

“EXISTEN COSAS Y OBJETIVOS QUE NO


PUEDEN ALCANZAR LOS PAISES POBRES”

CAPITULO VII

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

7.- EL ESPACIO ULTRATERRESTRE.

LIMITE ENTRE EL ESPACIO AÉREO Y EL ESPACIO ULTRATERRESTRE.


Antes de que se iniciara la exploración del espacio ultraterrestre en la segunda
mitad del siglo XX, existía un consenso general sobre la extensión ilimitada de la
soberanía del Estado sobre el espacio que se encuentra por encima de su territorio Este
consenso desaparece con el lanzamiento del primer satélite artificial, acontecimiento que
marca el punto de origen de la discusión acerca del límite entre el espacio aéreo y el
ultraterrestre.

Debe señalarse que todavía no existe una definición precisa del espacio
ultraterrestre ni se han fijado sus límites con el espacio aéreo, lo cual no ha impedido su
regulación jurídica. Si bien los Estados no han logrado ponerse de acuerdo en el
señalamiento de los límites, los esfuerzos tendientes a definir el espacio ultraterrestre y
marcar su frontera de separación con el espacio aéreo han sido llevados a cabo por
entidades jurídicas no gubernamentales y por los teóricos en la materia. De esta forma, se
han propuesto los siguientes criterios de limitación.

1. El límite entre el espacio aéreo y el ultraterrestre sería aquel en el cual ya no


existe atmósfera desde el punto de vista científico: La dificultad práctica que existe
con esta teoría es la imposibilidad de precisar las fronteras de la atmósfera, ya que
ésta no es uniforme, sino que comprende diversas capas.
2. Otra corriente sostiene que la soberanía estatal se extiende hasta aquella altura en
la que es posible la ascensión y el vuelo de una aeronave en la atmósfera. La
dificultad que ofrece este criterio es que el creciente progreso tecnológico en
materia aeronáutica eleva constantemente la altura máxima en la que es posible
volar. Otro problema, además es el uso de ciertos tipos de máquinas híbridas que
pueden volar como aeronaves mientras exista reacción aerodinámica, pero
también pueden, con un sistema distinto de control, ser operadas como naves
espaciales en ausencia de reacción aerodinámica.
3. También se sostiene que el límite entre el espacio aéreo y el ultraterrestre está
constituido por el límite de campo gravitatorio de la Tierra, es decir, donde se
desvanece la atracción terrestre y comienza a predominar la de otros cuerpos
celestes. Este punto de vista ha sido criticado debido a que se extendería
desmesuradamente la soberanía estatal, ya que se estima que la atracción
terrestre alcanza hasta una altura de 260,000. Kilómetros, en donde recién se
produce el equilibrio con la atracción solar.
4. Para obviar estas imprecisiones y divergencias se ha postulado como límite
máximo de soberanía y comienzo del espacio ultraterrestre una altura fija de 90 a
100 kilómetros.

En ausencia de un límite preciso, la opinión mayoritaria considera que el


espacio ultraterrestre, comienza por lo menos a partir de la altura más baja en
la cual un satélite artificial haya sido colocado en órbita alrededor de la tierra.

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

RÉGIMEN JURIDICO DEL ESPACIO ULTRATERRESTRE.


El régimen jurídico del espacio ultraterrestre fue establecido por la declaración
1962 (XVIII) de la A.G. de 1963. En ella se dispone.
"El espacio ultraterrestre y los cuerpos celestes podrán ser libremente explorados y
utilizados por los Estados, en condiciones de igualdad y de conformidad con el D.I.P."
Los principios de la Declaración se incorporan y confirman en el Tratado sobre los
principios que deben regir las actividades de los Estados en la exploración y en la
utilización del espacio ultraterrestre (1969). Los Estados que no forman parte del Tratado
no pueden eludir el cumplimiento de la Declaración, ya que actualmente se considera
norma consuetudinaria vigente.
Los principios básicos de la Declaración y del Tratado son los siguientes:
1. La exploración y utilización del espacio ultraterrestre deberán hacerse en
provecho y en interés de toda la humanidad (Párr. 1 de la Declaración y art. 2°.
del Tratado).
2. El espacio ultraterrestre y los cuerpos celestes podrán ser libremente
explorados y utilizados por todos los Estados en condiciones de igualdad (Párr.
1 de la Declaración y art. 1°. del Tratado).
3. El espacio ultraterrestre y los cuerpos celestes no podrán ser objeto de
apropiación nacional mediante reivindicación de soberanía, mediante el uso ni
la ocupación, ni de ninguna otra manera (Párr. 3 de la Declaración, art. 2°. del
Tratado).
4. El derecho internacional, incluida la Carta de la ONU, es aplicable al espacio
ultraterrestre (Párr. 4 de la Declaración, art. 3°. del tratado).
5. El espacio ultraterrestre será utilizado exclusivamente con fines pacíficos (Párr.,
4 de la Declaración, art. 4°. del tratado).
6. Los Estados son siempre responsables de las actividades que realicen en el
espacio ultraterrestre, aún cuando hayan actuado a través del OI (Organismo
Internacional) o de entidades no gubernamentales (Párr. 5 de la Declaración,
art. 9°. del Tratado).
7. En sus actividades espaciales, los Estados deberán tener debidamente en
cuenta los intereses de los demás Estados (Párr. 6 de la Declaración, art. 9°.
del Tratado).
8. Deberán realizarse consultas internacionales en caso de que un Estado tenga
motivos para creer que las actividades de otro pueden perjudicarlo (Párr. 6 de la
Declaración y art. 9°, del Tratado).
9. El Estado que registre el objeto espacial retendrá su jurisdicción y control, así
como sobre el personal que vaya a bordo (Párr. 7 de la Declaración, art. 8 del
Tratado).
10. El Estado que registre el objeto espacial conservará el derecho de propiedad,
aunque haya descendido a tierra (Párr. 7 de la Declaración, art. 8 del Tratado).
11. Los Estados que causen daño por la utilización de un objeto espacial son
responsables del mismo, sin tener en cuenta su culpabilidad (Párr. 8 de la
Declaración, art. 7°, del Tratado).

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

12. Los astronautas son enviados de la humanidad y tienen derecho a que los
Estados les presten toda ayuda posible en caso de accidente o peligro (Párr. 9
de la Declaración art. 5°, del Tratado).

De estos principios se deduce que el espacio ultraterrestre, al igual que los


fondos marinos, constituyen un patrimonio común de la humanidad, por cuanto no pueden
ser objeto de apropiación nacional. Desgraciadamente, en la práctica su utilización se ha
hecho en beneficio de los Estados que poseen la tecnología más avanzada.

UTILIZACIÓN DEL ESPACIO ULTRATERRESTRE.


Dos aspectos son de especial interés en cuanto a la utilización del espacio
ultraterrestre la teleobservación terrestre y las transmisiones directas por televisión.

TELEOBSERVACIÓN DE LOS RECURSOS TERRESTRES DESDE EL ESPACIO.


Se define a la teleobservación terrestre, como el método basado en la emisión y
reflexión de radiaciones electromagnéticas, que permite apreciar la naturaleza y los
caracteres de los fenómenos existentes tanto como sobre debajo de la superficie de la
tierra, por medio de observaciones y mediaciones efectuadas desde estaciones orbítales.
Este sistema ofrece aplicaciones prácticas sumamente útiles para la detección de los
recursos terrestres y el incremento de producción, con la prospección de yacimientos
minerales, ubicación y conservación de recursos hídricos y otras fuentes de energía;
predicciones meteorológicas y sísmicas; determinación del nivel de contaminación del aire
y del mar; investigación de la vida submarina y dirección de las corrientes marinas;
estimación de la producción agrícola, etc.

De lo expuesto se desprende que aquellos Estados que exploran y utilizan el


espacio ultraterrestre están en condiciones de obtener información acerca de recursos
naturales bajo la jurisdicción territorial de otros Estados. Se plantean por tanto graves
problemas de derecho internacional referentes a la adquisición y divulgación de la
información; en primer lugar, si un Estado está facultado a obtener esa información sin el
consentimiento del Estado teleobservado, y en segundo término, si puede, sin ese
consentimiento, divulgar la información obtenida. El representante estadounidense en la
subcomisión jurídica sostuvo que el derecho internacional vigente no exigía el
consentimiento del Estado teleobservado para obtener información de recursos naturales
mediante la tele observación desde el espacio. Con apoyo de esta tesitura, se invocó el
Tratado Espacial de 1967, que entre otros sentó el principio por el cual "el espacio
ultraterrestre estará abierto para su exploración y utilización a todos los Estados" y que
"habrá libertad de investigación científica en el espacio ultraterrestre."

TRANSMISIONES DIRECTAS DE TELEVISIÓN.


Otra utilización de la tecnología espacial son las transmisiones directas de
televisión, mediante satélites artificiales de la Tierra situados en el espacio ultraterrestre.
Estas transmisiones plantean los siguientes problemas jurídicos.

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
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1. La ubicación en el espacio ultraterrestre de las estaciones apropiadas para las


transmisiones directas.
2. El control del contenido de los programas que se transmiten.

En relación con el primer problema, los satélites de telecomunicaciones se


encuentran ubicados en la órbita geoestacionaria. El número de satélites que pueden
situarse en dicha órbita no es ilimitado. En efecto cada satélite debe situarse por lo menos
a dos grados de distancia de otro, a fin de evitar interferencias perjudiciales y riesgos de
colisión. Por consiguiente, desde un punto de vista técnico se calcula que el número
máximo de satélites que pueden ubicarse en esta órbita es de 180. Debido a ello no
puede causar sorpresa la declaración de los órganos técnicos de Naciones Unidas en el
sentido de que la órbita geoestacionaria es un recurso natural limitado. En el supuesto de
asignación de frecuencias terrestres, el registro implica el reconocimiento de derechos
prioritarios, ya que todos los Estados están en condiciones técnicas y económicas de
operar servicios de radiocomunicación no especiales en pie de igualdad. No sucede lo
mismo en materia de comunicaciones desde el espacio, las que requieren del lanzamiento
y manejo de objetos espaciales que actualmente sólo pueden ser lanzados por aquellos
países que han alcanzado el potencial económico y técnico necesario.

En la Conferencia Mundial Administrativa de Radiocomunicaciones WARC.


(Conferencia Mundial Administrativa de Radiocomunicaciones) de la UIT, (Organización
de las naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura), celebrada en 1979, se
tomaron resoluciones importantes. Desafortunadamente, la UIT no tiene autoridad para
coordinar la asignación de posiciones en la órbita geoestacionaria ni para adjudicar las
radiofrecuencias utilizadas por los satélites geoestacionarios. Las cuestiones anteriores
fueron tratadas en la Conferencia Mundial de Radiocomunicaciones (WARC en 1985). Los
resultados obtenidos se limitaron a dos recomendaciones:
a. Un plan de adjudicación para ciertas bandas. Este plan permitía a cada
Estado satisfacer sus necesidades de servicios domésticos cuando menos
desde una posición orbital, dentro de un arco orbital y bandas
predeterminadas.
b. La celebración periódica de reuniones de planeación, como el medio de
llegar a un acuerdo sobre el acceso a la órbita geoestacionaria y al
espectro de frecuencias. Por lo que se refiere al contenido de los
programas que se trasmiten por satélite sin el control de receptores
comunes, se plantea el problema de la imposibilidad del Estado receptor de
fiscalizar el contenido de los mismos, y el de aplicar las leyes y
reglamentos nacionales que se establecen en la materia.

En el segundo grupo de trabajo designado por las Naciones Unidas en 1969


surgieron sobre este punto dos opiniones contrapuestas. Estados Unidos de América se
mostró partidario del reconocimiento de una libertad total en materia de transmisiones
directas de televisión, para lo cual se fundó esencialmente en el principio de libertad de
pensamiento e información, y en la oposición a toda forma de censura previa y a la

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

intromisión de los gobiernos en el control de los programas. Estados Unidos de América


invocando el principio de libertad de utilización del espacio ultraterrestre en el art. 19 de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, que establece que "toda persona tiene
derecho a la libertad de opinión sin interferencias, y a procurar, recibir e impartir
información a través de cualquier medio sin distinción de fronteras." En los últimos años
se ha producido una aproximación entre las posiciones de "consultas y acuerdos entre los
Estados". A pesar de ello Estados Unidos de América sigue oponiéndose a cualquier
acuerdo que imponga a los Estados el deber de reglamentar el contenido de los
programas de sus servicios nacionales de radiodifusión, ya que implicará imponer, en
violación a sus principios constitucionales, un control a los mismos.

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

“LAS RELACIONES INTERNACIONALES DEBEN SER DE IGUALDAD


MAS NO DE DESIGUALDAD"

“AL POLÌTICO Y AL RICO LES GUSTA QUE LES SIRVAN MÁS NO SERVIR”

“LA GRATITUD DEL SER HUMANO DEBE SER SÉRVIR Y QUE LE SIRVAN”

“LA POLÍTICA NO DEBE SÉRVIR PARA SEPARAR A LA HUMANIDAD; SINO


PARA UNIRLA”

“EL PODER DA PLACER”

“NINGÚN GRUPO EN EL PODER LEGISLARA LEYES PARA AUTO


APLICARSE ASÍ MISMO.”

CAPITULO VIII

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

8.- LOS ÓRGANOS ESTATALES DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES.

INTRODUCCION

Para relacionarse unos con otros, los sujetos internacionales, sean Estados,
organismos internacionales, etc., requieren de individuos o un conjunto de personas que
los representen. Estos son los órganos de las relaciones internacionales, cuyas facultades
se determinan conforme al derecho interno de cada uno de tales sujetos. Centraremos
nuestro estudio en los principales órganos estatales de las relaciones internacionales,
para lo cual es conveniente distinguir los siguientes términos.

a) Prerrogativa. Es el atributo que asiste a una determinada función a prevalerse


de una garantía excepcional o eximirse, en ciertos aspectos, de la observancia
del orden jurídico. También se dice que la prerrogativa es el privilegio, gracia o
exención que se concede legalmente a una persona, en atención a su dignidad,
empleo o cargo.
b) Privilegio. Es la facultad de una persona o condición de una cosa para
beneficiarse con alguna ventaja o verse librada de una carga o gravamen.
c) Exención. Franquicia que en relación con el caso particular se concede a una
persona o cosa para dispensarla del cumplimiento de una obligación o de un
sometimiento a una carga o gravamen.
d) Inviolabilidad. Atributo que obliga a las autoridades a abstenerse de ejercer
cualquier medida coercitiva.
e) Inmunidad. Condición atribuida a ciertas personas, lugares o cosas, que las
exime de todo sometimiento a la jurisdicción local.

EL JEFE DE ESTADO.
Sus competencias respecto de las relaciones internacionales se encuentran en el derecho
interno de cada Estado. En el plano internacional le corresponde el llamado ius
representationis, consistente en la dirección de la política exterior, la conclusión de
tratados, la facultad de enviar y recibir agentes diplomáticos y consulares. En general,
puede declarar la voluntad del Estado frente a otros estados.
El jefe de Estado goza internacionalmente de un estatus privilegiado cuando visita a otros
Estados. Los privilegios, la inviolabilidad e inmunidades de que goza en tales ocasiones
son las siguientes:
1. Respecto a su persona. Está exento de medidas coercitivas y esta inviolabilidad
se extiende a su familia, a su séquito, a su residencia, propiedades, equipaje y
correspondencia.
2. Inmunidad en jurisdicción penal. No es posible arrestarlo ni citarlo ante tribunal
extranjero.
3. Inmunidad civil. Sobre el particular, algunos autores hacen una doble distinción
entre los actos realizados en su calidad de persona privada (por ejemplo, en
calidad de heredero o de legatario) y los actos realizados como representante del
Estado, es decir, en el ejercicio de funciones públicas: En el primer caso, señalan
que no hay inmunidad de jurisdicción y el segundo si se concede.
4. Inmunidad de policía. Que impide imponerle multas administrativas.

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5. Exoneración de impuestos, personales, de consumo y similares, como es el caso


de los aduaneros.
6. Ejercer en el extranjero funciones propias de su cargo, tomando decisiones con
repercusión fuera del Estado que se visita.

Los miembros de la comitiva oficial de un jefe de Estado que lo acompañan en


sus viajes al exterior gozan de los mismos privilegios e inmunidades que éste. Por lo
general, en dichos viajes los jefes de Estado se hacen acompañar por un grupo de
funcionarios que entablan pláticas y negocian acuerdos con sus respectivos colegas del
Estado receptor; por tanto, es necesario que gocen de privilegios e inmunidades para
desempeñar eficazmente sus funciones. Los privilegios del jefe de Estado duran mientras
permanece en el cargo; están contenidos en normas consuetudinarias internacionales y
son reconocidos en la Convención sobre Misiones Especiales, aprobada por la Asamblea
General el 8 de diciembre de 1969.

EL MINISTRO DE RELACIONES EXTERIORES.


Es el jefe de la rama administrativa que dirige la política exterior bajo la autoridad
del jefe de Estado. Es normal que el propio derecho internacional le conceda competencia
para hacer declaraciones de voluntad en nombre del Estado en el campo de las
relaciones internacionales. Se ha discutido si cuando viaja por territorio extranjero goza de
un estatus especial privilegiado; se afirma que debe gozar de inviolabilidad personal, de
inmunidad penal y de policía. Por razones de cortesía se le concede franquicia para sus
equipajes e inviolabilidad para su esposa, hijos menores y miembros de su séquito
personal. Las inmunidades y privilegios del Secretario de Relaciones Exteriores se
encuentran reguladas por la costumbre internacional, y al igual que el jefe de Estado se
hace referencia a dichas inmunidades y privilegios en el art. 21 de la Convención sobre
Misiones Especiales de 1969, que establece:
1. El jefe de Estado que envía, cuando encabece una misión especial, gozará en el
Estado receptor o en un tercer Estado de las facilidades y de los privilegios e
inmunidad reconocidos por el derecho internacional, a los jefes de Estado, en
visita oficial.
2. El jefe de Gobierno, el Ministro de Relaciones Exteriores y demás personalidades
de rango elevado, cuando participen en una misión especial del Estado que
envía, gozarán en el Estado receptor o en un tercer Estado, además de lo que
otorga la presente Convención de las facilidades y de los privilegios e
inmunidades reconocidos por el derecho internacional.

LOS AGENTES DIPLOMÁTICOS.


Los diplomáticos son agentes que un Estado envía a otro para participar en las relaciones
entre ambos. Esta materia está codificada en la Convención de Viena sobre Relaciones
Diplomáticas, de 1961. Conforme a la misma, las funciones de la misión diplomática son
representar al Estado acreditante ante el Estado receptor, proteger en este último los
intereses del Estado acreditante y los de sus nacionales dentro del límite permitido por el
derecho internacional, negociar con el Gobierno del Estado receptor, enterarse por todos
los medios lícitos de las condiciones y evoluciones de los acontecimientos en el Estado

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receptor e informar de ello al gobierno del Estado acreditante, fomentar las relaciones
amistosas y desarrollar las de carácter económico, cultural y científico. La Convención
clasifica a los jefes de Estado de misión en las siguientes categorías; embajadores o
nuncios acreditados ante los jefes de Estado, otros jefes de misión de rango equivalente;
los enviados, ministros e internuncios acreditados ante los jefes de Estado y los
encargados de negocios acreditados ante los Ministros de Relaciones Exteriores.
El nombramiento se acredita ante el Estado receptor por medio de las cartas
credenciales, en el caso de embajadores o ministros; o de cartas de gabinete, cuando se
trata de encargados de negocios. Las primeras las dirige el jefe de Estado acreditante al
jefe de Estado receptor; las segundas se dirigen al ministerio de asuntos exteriores. La
Convención de Viena establece las siguientes inmunidades y privilegios de la misión
diplomática:
a) Inviolabilidad de la misión, de los archivos y documentos de la
correspondencia, de los medios de transporte y de los bienes de la misión.
(arts. 22, 24 y 27)
b) Inmunidad de jurisdicción de la misión.
c) Los privilegios de:
I. Utilizar la bandera y el escudo del Estado acreditante en los locales de la
misión, en la residencia del jefe de la misión y en los medios de
transporte de éste (art. 20).
II. Recibir la ayuda necesaria para obtener los locales de la misión (art.21).
III. Exención de impuestos para el Estado acreditante y el jefe de la misión
diplomática sobre los locales de la misma, de los que sean propietarios o
inquilinos (art.23).
IV. Permitir y proteger la libre comunicación de la misión con su gobierno,
misiones y consulados del Estado acreditante, por los medios de
comunicación adecuados, salvo instalar y utilizar emisoras de radio no
autorizadas por el Estado receptor (art. 27).
V. Exención fiscal sobre derechos y aranceles que percibe la misión por
actos oficiales (art.28).
VI. Exención del derecho de aduanas, impuestos y gravámenes conexos
sobre los objetos, para uso oficial de la misión (art.36).

El agente diplomático gozará de inmunidad de jurisdicción penal, civil y


administrativa en el Estado receptor, excepto en acciones reales sobre bienes inmuebles,
sucesiones y las relativas a actividades comerciales y profesionales privadas. Se exime al
agente diplomático de prestar servicios personales, servicios públicos y cargos militares
(arts. 31 y 35). Por otro lado, el agente diplomático es inviolable; es decir, no puede ser
objeto de ninguna forma de detención o arresto. El Estado receptor lo tratará con el
debido respeto y adoptará todas las medidas adecuadas para impedir cualquier atentado
contra su persona, su libertad o su dignidad (art.29). La Convención señala otros
privilegios y exenciones personales de los agentes diplomáticos. (Consúltese los arts. (35,
31.2, 33.1, 34, 36, párr. 2, 20, 36. 1. de la Convención de Viena de 1961).

LOS AGENTES CONSULARES.


Los agentes consulares son agentes oficiales que un Estado establece en
ciudades de otros Estados, con el fin de proteger sus intereses y los de sus nacionales.

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Debe descartarse que a diferencia de los agentes diplomáticos, los agentes consulares no
realizan actos de naturaleza política: Sus funciones son variadas y abarcan la protección
de los nacionales, informar al Estado acreditante de lo que ocurre en el Estado receptor,
funciones de carácter administrativo, de colaboración con los tribunales de justicia y otras
relativas al estado civil de las personas y a sucesiones. Además, el agente consular
ejerce funciones relacionadas con la navegación marítima, el comercio y el ejercicio de las
profesiones.
Entre los cónsules se ha distinguido a los de carrera y los honorarios. Los
primeros son funcionarios públicos del Estado que los designa y poseen su nacionalidad;
sus honorarios son cubiertos por el Estado que los envía. Los cónsules honorarios
pueden ser súbditos por el Estado que los designa o bien extranjeros, y ejercen el
comercio u otras profesiones; sus servicios son gratuitos, aunque pueden recibir ciertas
subvenciones.
Por lo que se refiere al inicio de la función consular, el jefe de la oficina consular
acredita su nombramiento por medio de una patente. Ahora bien para ejercer sus
funciones el cónsul requiere de Exequátur dicho de otra forma, de (la aceptación del
Estado receptor, quien podrá negar tal autorización sin especificar los motivos).
En lo tocante a las inmunidades. Privilegios y facilidades de los consulados, la
Convención de Viena sobre Relaciones Consulares de 1961 establece las siguientes:

FACILIDADES.
1. Todas las necesarias para el ejercicio de las funciones de la referida oficina.
2. Prestar la ayuda necesaria para la adquisición, por el Estado que envía de los
locales.
3. Facilitar la libre comunicación.
4. Informar sin retraso a la oficina consular de los casos de detención, arresto o
prisión de los nacionales del Estado que envía, así como de la defunción,
nombramiento de tutor o curador relativos a dichos nacionales.

PRIVILEGIOS.
1. Exención fiscal para locales consulares y en la residencia del cónsul de
carrera.
2. Libertad de tránsito y circulación de los miembros de dicha oficina por el
territorio del Estado.
3. Libertad de comunicación de la oficina consular.
4. Exención fiscal sobre cantidades recibidas por concepto de aranceles y
derechos Consulares.

INMUNIDADES E INVIOLABILIDAD.
1. Inviolabilidad de locales consulares sin autorización del jefe de oficina.
2. Inviolabilidad de documentos, archivos y correspondencia.
3. Inmunidad de la oficina consular.

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A los funcionarios de carrera y demás miembros de la oficina consular se les reconoce las
siguientes facilidades, privilegios e inmunidades.

FACILIDADES.
1. Buen trato y seguridad de su persona, libertad o dignidad.
2. Comunicar al jefe de la oficina el arresto o detención de un miembro de la
oficina consular.
3. Al ser llamado como testigo, que no se le perturbe en el ejercicio de sus
funciones.

PRIVILEGIOS
1. Exención de inscripción en el registro de extranjeros o de obtener el permiso
de residencia.
2. Eximirlos de la obligación de prestar testimonios por hechos relacionados con
el ejercicio de sus funciones.
3. Exención del permiso de trabajo.
4. Exención de disposiciones sobre seguridad social.
5. Exención fiscal de impuestos y gravámenes, reales o personales, nacionales,
regionales o municipales, con excepción:
a) De los impuestos directos.
b) De los impuestos y gravámenes sobre los bienes inmuebles privados
que radiquen en el territorio del Estado receptor, salvo lo dispuesto en
el art. 32 de la Convención,
c) De los impuestos sobre sucesiones y las transmisiones exigibles por el
Estado receptor, a reserva de lo dispuesto en el art. 51, Párr., b)
6. Concesión de franquicias aduaneras para objetos de uso oficial y de uso
personal de funcionarios y familiares.
7. Permiso de exportación de bienes muebles y exención de pago de impuestos
por transmisiones de los mismos en caso de fallecimiento de un miembro de
la oficina.
8. Exención de prestaciones personales.

INMUNIDADES E INVIOLABILIDAD.
1. Inviolabilidad personal, salvo por los delitos graves y por decisión de autoridad
judicial competente.
2. Inmunidad de jurisdicción por actos en ejercicio de sus funciones, salvo en el caso
de un procedimiento civil:
a) Que resulte de un contrato que el funcionario consular o el empleado
consular no hayan concertado explícita o implícitamente, como agente del
Estado que envía, o
b) Entablado por un tercero como consecuencia de daños causados por un
accidente de vehículo, buque o avión, ocurrido en el Estado receptor.

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Los funcionarios honorarios y las oficinas consulares dirigidas por ellos tienen las mismas
facilidades, inmunidades y privilegios, con las salvedades siguientes:
1. A los locales se les protegerá de intromisión, daño y perturbación.
2. La exención fiscal de los locales consulares sólo se concede si el Estado que
envía es directamente propietario o inquilino.
3. Los archivos son inviolables si están separados de los papeles, documentos o
correspondencia particular del jefe de la oficina consular y de las personas
que trabajen con él.
4. No se les reconoce inviolabilidad personal; en caso de arresto o detención, el
Estado receptor deberá comunicarlo al jefe de la oficina consular. Si esas
medidas se aplicasen a este último, el Estado receptor deberá comunicárselo
al Estado que envía.
5. La protección de los funcionarios será la que puedan necesitar en razón de su
carácter oficial.
6. La exención fiscal se limita a los emolumentos que perciba del Estado
acreditado.
7. Las franquicias aduaneras se limitan a los objetos que se destinen al uso
oficial y que sean suministrados por el Estado acreditado.
8. La exención de prestaciones personales se limita a la persona del cónsul
honorario y se excluye a los miembros de su familia.
9. Los privilegios e inmunidades establecidos en la Convención no se extienden
a los miembros de la familia de un funcionario consular honorario.

En México las funciones, privilegios e inmunidades del cuerpo diplomático y consular


están reguladas por le Ley del Servicio Exterior Mexicano (D.O. 4 de Enero de 1994, con
reformas DO 25 de Enero del 2002).

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"EL NO ACATAR EL DERECHO IMPLICARA


UNA SANCION BIEN SEA PECUNIARIA O
PRIVATIVA DE LIBERTAD”

“TODA ACTIVIDAD DEL SER HUMANO


IMPLICARÁ EL RIESGO DE INCURRIR
EN UNA RESPONSABILIDAD”

“ANTE UNA RESPONSABILIDAD QUE SE


ORIGINA, QUIEN RESPONDERÁ POR ELLA,
YA QUE SE TRANSFORMARÁ EN EL PAGO
DE DIVERSAS FORMAS”

“EL DERECHO POSITIVO APLICATIVO AL


CASO CONCRETO DETERMINA LA
RESPOSABILIDAD Y EL GRADO DE LA
MISMA, SIN TOMAR EN CUENTA
LA VOLUNTAD DEL DESTINATARIO.”

“ANTE LA AUSENCIA DE LA LEY NO EXISTE CASTIGO


O SANCIÓN PARA EL INFRACTOR.”

CAPITULO IX

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9.- RESPONSABILIDAD INTERNACIONAL DE LOS ESTADOS.

INTRODUCCIÒN.
La responsabilidad internacional se origina en las conductas violatorias de las
normas de derecho internacional, llevadas a cabo por los sujetos de éste. Al ser el Estado
el sujeto internacional por excelencia, debe centrarse la atención en la responsabilidad
internacional del mismo. Esta puede provenir de conductas violatorias que atacan a las
personas, los bienes o cualesquiera derechos de otro Estado, si tales personas, bienes o
derechos están protegidos por normas internacionales. La Comisión de Derecho
Internacional, al estudiar el tema, ha considerado pertinente distinguir entre la
responsabilidad subjetiva que nace de la violación de una norma internacional y aquella
responsabilidad que surge de los daños realizados por las actividades ultrarriesgosas
(responsabilidad objetiva). La CDI, decidió sabiamente no codificar simultáneamente la
responsabilidad del Estado por actos no prohibidos, la cual deriva de la realización de
actividades lícitas pero altamente peligrosas, como la utilización pacífica de la energía
nuclear o los daños causados por objetos espaciales en la superficie de la tierra o por
aeronaves en vuelo. Se sugirió la adopción de otra Convención general que establezca la
responsabilidad absoluta de los Estados, en aquellos casos en que se desarrollan
actividades peligrosas. Esta nueva codificación afronta el difícil problema de establecer en
cada caso concreto, conceptos como actividades peligrosas, riesgo excepcional y daño
considerable. En el presente capitulo se analiza el Proyecto de Artículos sobre
Responsabilidad del Estado por Hechos Internacionalmente ilícitos. La primera parte del
proyecto contempla el origen de la responsabilidad internacional, analizando los
fundamentos y circunstancias necesarias para la existencia del hecho ilícito internacional;
la segunda, la forma y los grados de la responsabilidad internacional y la tercera parte, el
modo de hacer efectiva la responsabilidad.
El proyecto de artículos dispone que:
"Existe un hecho internacionalmente ilícito del Estado cuando un comportamiento
consistente en una acción u omisión":
a) Es atribuible al Estado según el derecho internacional y,
b) Constituye una violación de una obligación internacional del Estado.

La Comisión engloba dos elementos constitutivos del hecho generador de la


responsabilidad internacional. El primero de ellos, considerado como el elemento
subjetivo, del hecho ilícito, consistente en el comportamiento imputable a un Estado, el
segundo, denominado elemento objetivo, implica la violación de una obligación
internacional del Estado.

A) Elemento objetivo.
La existencia de un hecho internacionalmente ilícito depende de la violación de una
obligación internacional, según lo estipula el derecho internacional; por tanto, en ningún
caso el derecho interno de un Estado puede determinar la ilicitud o licitud del hecho.
Respecto al elemento objetivo, para poder calificar de ilícito a un acto, desde el punto de
vista del derecho internacional, es preciso que la obligación que dicho acto contravenga

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esté en vigor al tiempo de la realización de tal violación. En los actos instantáneos, la


violación de la obligación se produce en el momento en que el acto se realiza, sin que su
perpetración se extienda más allá de dicho momento, aún si los efectos del acto se
prolongaran en el tiempo. En lo que respecta a los actos que no son de tracto único
(continuos, compuestos y complejos), su mayor o menor prolongación en el tiempo suele
suponer una mayor o menor gravedad del acto. En los actos continuos, la violación de la
obligación se produce en el momento en que el acto comienza, pero el tiempo de
perpetración de la violación se extiende a lo largo del periodo durante el cual el acto
continúa y sigue contrariando la obligación, y en los actos compuestos, la violación se
produce en el momento en que se realiza la serie de actos, si bien el tiempo de
perpetración se extiende a lo largo del periodo a partir de la primera de las acciones y en
tanto que las mismas se repitan; en los actos complejos, la violación se produce en el
momento de la realización del último elemento constitutivo del acto, extendiéndose, no
obstante, la perpetración a lo largo del periodo que va desde el comportamiento que ha
dado origen a la violación hasta el que la ha consumado.

B) Elemento Subjetivo.
Respecto a este elemento, conviene hacer tres observaciones:
a) Es evidente que los Estados, como personas morales, no pueden actuar
físicamente y, por tanto, requieren de personas o grupos de personas para su
actuación.
b) Es el Estado el único sujeto relevante para el derecho internacional y no la
persona como centro de deberes y derechos conforme al derecho interno.
Como mencionamos, los Estados actúan por medio de sus órganos, por tanto,
la imputación del comportamiento del órgano al Estado es realizada por el
derecho internacional en forma autónoma y solamente depende del derecho
interno conocer si la persona o grupo de personas que realizaron el acto
tienen la calidad de órganos.
c) En virtud del derecho internacional puede atribuirse al Estado un
comportamiento Individual como hecho ilícito.

Estos elementos---objetivo y subjetivo--- del hecho ilícito han sido confirmados


por la práctica del Estado, la jurisprudencia y la doctrina, como requisitos esenciales para
el nacimiento de la responsabilidad internacional. Tal es el caso de la Comisión Mixta de
reclamaciones México-Estados Unidos en el asunto de la Dickson Car Wheel Company,
que estableció que "Para que un Estado incurra en responsabilidad es necesario que un
acto ilícito internacional le sea imputado, esto es, que exista una violación de un deber
impuesto por un estándar jurídico internacional."

En el proyecto no se incluyó el daño como elemento constitutivo independiente. Ciertos


autores consideran el daño como elemento constitutivo de la responsabilidad internacional
consistente en que ellos examinan sólo la responsabilidad en relación con el perjuicio
causado a extranjeros, esto es, un ámbito en el cual el deber que se viola es
precisamente una obligación de no causar perjuicios. Es difícil pensar en las modalidades
de la reparación internacional, y sin hacer referencia al daño. De este modo, la

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determinación de la forma de reparar dependerá del tipo del daño y de los bienes
dañados; de no ser el daño un elemento constitutivo, la base para la determinación de las
sanciones sería inexistente. Tradicionalmente la responsabilidad internacional de los
Estados se ha clasificado en:
a) Directa o inmediata, cuando el daño procede de un acto propio del Estado, a
través de cualquiera de sus órganos o entes que forman parte de él o de los
particulares que se encuentran en su territorio.
b) Indirecta o mediata, cuando el Estado es responsable por todos los daños
causados, en violación de las normas internacionales, por otros Estados que
se encuentran en cierta situación de dependencia con él; verbigracia... En los
casos de un acuerdo sobre administración fiduciaria, el Estado administrador
responde por el territorio fideicometido, por los actos violatorios del derecho
internacional. En otras palabras, existe una transferencia de la responsabilidad
internacional de un sujeto a otro.

La responsabilidad internacional puede ser originada por:


1. La comisión de hechos ilícitos, o
2. Actividades ultrarriesgosas.

EL HECHO DEL ESTADO.


Como ya se mencionó, la responsabilidad se origina en parte por actos u omisiones
atribuibles al Estado. El proyecto considera como hecho del Estado los siguientes.
I. El comportamiento de cualquiera de sus órganos, bien sea poder
constituyente, legislativo, judicial o cualquier otro órgano en el marco de la
estructura orgánica del Estado.
II. El comportamiento realizado por cualquier órgano de una entidad pública
territorial. En este supuesto quedan enmarcados los comportamientos de
las entidades federativas y municipios.
III. El comportamiento de una entidad que no forma parte de la estructura
misma del Estado o de una entidad pública territorial, pero que está
facultada por el derecho interno para ejercer prorrogativas del poder
público.
IV. El comportamiento de órganos puestos a su disposición por otro Estado o
por una Organización Internacional, siempre que ese órgano haya actuado
en el ejercicio de prerrogativas de poder público del Estado a la disposición
del cual se encuentre.
V. Los actos no autorizados y ultra vires esto significa (más allá del poder y la
jurisdicción de una persona) de sus órganos.
VI. El comportamiento de una persona o grupo de personas que actúan bajo la
dirección o control de ese Estado.
VII. El comportamiento de una persona o grupo de personas a las que no se les
dio formalmente la investidura de órganos propios del Estado, pero que de
hecho actúan por él o ejercen prerrogativas del poder público que les
corresponden.
VIII. El comportamiento de un movimiento insurreccional que se convierta en
nuevo gobierno de un Estado, o bien el comportamiento de un movimiento
insurreccional que dé lugar a la creación de un nuevo Estado.

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IX. El comportamiento que el Estado reconoce y adopta como propio.

RESPONSABILIDAD DEL ESTADO POR ACTOS DE SUS ÓRGANOS.


Como los Estados sólo pueden actuar a través de individuos, ante el derecho
internacional solamente responden en principio del comportamiento de sus órganos y no
de los actos de sus súbditos.
El art. 4 del Proyecto de artículos dispone:
1. Se considera hecho del Estado según el derecho internacional el
comportamiento de todo órgano del Estado, ya sea que ejerza funciones
legislativas, ejecutivas, judiciales o de otra índole, cualquiera que sea su
posición en la organización del Estado y tanto si pertenece al gobierno
central como a una división territorial del Estado.
2. Se entenderá que órgano incluye toda persona o entidad que tenga esa
condición según el derecho interno del Estado.

El derecho internacional deja que los ordenamientos jurídicos internos determinen cuales
personas, y bajo cuales requisitos, han de ser consideradas como órganos del Estado; sin
embargo, este principio acepta dos excepciones:
1. Cuando el derecho internacional directamente determina las personas que
han de considerarse como órganos del Estado, y
2. Cuando ciertas personas carecen de la calidad de órganos del Estado
conforme a su derecho interno, pero ejercen de manera excepcional y
efectiva la titularidad del poder en dicho Estado; en tal caso, el derecho
internacional los considera como órganos del Estado.

RESPONSABILIDAD DEL ESTADO POR ACTOS DEL ÒRGANO LEGISLATIVO.


Se puede dar:
1. Por acción: el órgano legislativo promulga una ley contraria a las obligaciones
internacionales del Estado. No basta la mera promulgación de una ley
contraria al derecho internacional para que surja la responsabilidad del
Estado, sino que es necesario la aplicación de la misma, pues de lo contrario
no habría lugar a la reclamación por falta de daño, pues cuando una ley causa
daño directo a un Estado, su mera aplicación puede servir de base para una
queja ante un órgano judicial.
2. Por omisión: cuando el órgano legislativo no dicta las leyes necesarias para el
cumplimiento de sus obligaciones internacionales y sea el único medio de
cumplir una obligación contenida en un tratado, o no deroga una ley contraria
a dichas obligaciones.

RESPONSABILIDAD DEL ESTADO POR ACTOS DEL ÓRGANO EJECUTIVO.


Un Estado incurre en responsabilidad por cualquier acto contrario al derecho internacional
cometido por cualquiera de sus agentes, funcionarios, del jefe de Estado o gobierno,
ministro, funcionario diplomático o consular, o de cualquier otro. El Estado no es

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responsable por el simple hecho de que un órgano administrativo cause algún perjuicio o
daño: es preciso que se produzca un hecho ilícito ante el derecho internacional.

RESPONSABILIDAD DEL ESTADO POR ACTOS DEL ÓRGANO JUDICIAL.


Es indiferente que la violación de la obligación internacional sea cometida por un tribunal
superior o inferior, para que devenga la responsabilidad del Estado; en el supuesto de que
el comportamiento de un tribunal inferior origine la responsabilidad internacional, antes de
intentar una reclamación internacional deberán agotarse los recursos internos. El órgano
judicial incurre en un ilícito internacional en los siguientes casos:
a) Se infringe, al mismo tiempo, el derecho internacional y el derecho interno, v.
gr., no se aplica o se aplica mal un tratado internacional debidamente
promulgado, o se infringe una costumbre internacional reconocida también en
el derecho interno.
b) Se infringe una norma del derecho internacional sin violar una disposición del
derecho interno, v, gr., cuando se aplica una ley manifiestamente contraria al
derecho internacional; y
c) En casos excepcionales y en circunstancias claramente definidas en el
derecho internacional sanciona la aplicación o la violación de disposiciones de
derecho interno, v,' gr., la "denegación de justicia".

Originalmente se entendía como denegación de justicia la restricción a los


extranjeros del acceso a la justicia; en tiempos recientes existe la tendencia a ampliar este
concepto incluyendo otros actos como el fallo manifiestamente injusto:
Por tanto, la denegación de justicia comprende:
1. Denegación de justicia stricto sensu (interpretación de la palabra en la ley) es
decir, la negativa de dar acceso a la administración de la justicia.
2. Defectos en la administración de la justicia:
I. Negativa de dar sentencia por parte del tribunal.
II. Cualquier retraso o entorpecimiento inexcusable en la administración de
justicia, cuando el demandante es extranjero.
III. Cualquier falta de diligencia en la persecución o en la detención del
asesino de un extranjero.
IV. La insólita prisa puesta en juzgar a un acusado extranjero.
V. La condena de un extranjero por un tribunal de carácter excepcional.
VI. La no ejecución de una sentencia judicial dictada en favor de un
extranjero, y
VII. La falta de garantías consideradas generalmente como indispensables
para la adecuada administración de la justicia.

3. El fallo es manifiestamente injusto siempre que cumpla con los requisitos


siguientes:
a) La decisión debe constituir una violación flagrante e inexcusable del
derecho interno. Esto se debe a que existe una importante presunción
de que las decisiones judiciales son conformes al derecho interno.

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b) Debe tratarse de la decisión de un tribunal de última instancia,


después de agotados todos los recursos disponibles establecidos
conforme al derecho interno, y
c) Debe existir un elemento subjetivo de mala fe o intención
discriminatoria por parte de los tribunales, es decir, que se compruebe
que el tribunal ha actuado con parcialidad, con fraude o por presión
externa.

El Estado no incurre en responsabilidad por simples errores de los tribunales


cuando se cometieron de buena fe, entre los que puede estar la aplicación o
interpretación errónea de un precepto a la violación de una regla de derecho interno. El
Estado debe garantizar el acceso a la administración de la justicia, no la inhabilidad (que
no puede engañar ni equivocarse) de la misma.

RESPONSABILIDAD DEL ESTADO POR ACTOS DE SUS ENTIDADES


TERRITORIALES.
El art. 4, 1 del Proyecto de Artículos señala que "se considerará hecho del
Estado según el derecho internacional el comportamiento de todo órgano del Estado... si
pertenece al gobierno central como una división territorial del Estado". En este supuesto
quedan enmarcados los comportamientos de las entidades federativas y municipios, en el
caso de los Estados federales. Pero también se incluyen aquellos territorios bajo la
jurisdicción del Estado, como es el caso de los países que tienen territorios bajo su
administración.

RESPONSABILIDAD DEL ESTADO POR ACTOS DE PERSONA O UNA ENTIDAD


QUE NO FORMA PARTE DE LA ESTRUCTURA MISMA DEL ESTADO.
El art. 5° del Proyecto de Artículos dispone:
Se considerará hecho del Estado según el derecho internacional el comportamiento de
una persona o entidad que no sea órgano del Estado según el artículo 4°. , pero esté
facultada por el derecho de ese Estado para ejercer atribuciones del poder público,
siempre que, en el caso de que se trate, la persona o entidad actúe en esa capacidad.
Las organizaciones estatales son muy complejas; por un lado existen órganos
centralizados y, por otro, entidades descentralizadas que ejercen prerrogativas del poder
público. Estas también pueden obligar con su comportamiento al Estado, aunque gocen
de personalidad jurídica propia.

RESPONSABILIDAD DEL ESTADO POR ACTOS DE UN ÓRGANO PUESTO A


DISPOSICIÓN DE UN ESTADO POR OTRO ESTADO.
Genera responsabilidad internacional para un Estado el comportamiento de
órganos puestos a su disposición por otro Estado o por una organización internacional,
siempre que ese órgano actúe en el ejercicio de prerrogativas de poder público del Estado
a la disposición del cual se encuentre: Lo anterior lo señala el art. 6° del Proyecto de
Artículos al señalar que: “Se considerará hecho del Estado según el derecho internacional
el comportamiento de un órgano puesto a su disposición por otro Estado, siempre que ese
órgano actúe en el ejercicio de atribuciones del poder público del Estado a cuya
disposición se encuentra”.

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RESPONSABILIDAD DEL ESTADO POR ACTOS NO AUTORIZADOS Y ULTRA


VIRES DE SUS ÓRGANOS.
El art. 7° del Proyecto de Artículos dispone: El comportamiento de un órgano del
Estado o de una persona o entidad facultada para ejercer atribuciones del poder público
se considerará hecho del Estado según el derecho internacional si tal órgano, persona o
entidad actúa en esa condición, aunque se exceda en su comportamiento o contravenga
sus instrucciones.
La práctica internacional establece de modo concluyente la responsabilidad del
Estado por los actos ilícitos de sus órganos, aún cuando estos actos se realicen fuera de
los límites de su competencia y sean contrarios al derecho interno. Debe precisarse que el
Estado no es responsable de los actos u omisiones en que incurran los individuos que
poseen estatus de órganos, cuando actúan privadamente.

RESPONSABILIDAD DEL ESTADO POR ACTOS DE PERSONAS QUE ACTÚAN


BAJO LA DIRECCIÓN O CONTROL DE ESE ESTADO.
El art. 8° del Proyecto de Artículos establece: Se considerará hecho del Estado
según el derecho internacional el comportamiento de una persona o de un grupo de
personas si esa persona o ese grupo de personas actúa de hecho por instrucciones o
bajo la dirección o control de ese Estado al observar ese comportamiento. En tales casos,
la responsabilidad se le imputa al Estado debido a que las personas actúan en nombre y
por cuenta de dicho Estado, con su total aquiescencia.

RESPONSABILIDAD DEL ESTADO POR ACTOS DE PERSONAS QUE EJERCEN DE


FACTO PRERROGATIVAS DE ESE ESTADO.
La Comisión considera como hechos del Estado los actos realizados por
una persona o grupo de personas a las que no se les da formalmente la investidura de
órganos propios del Estado, pero que de hecho actúan por él o ejercen prerrogativas del
poder público que le corresponden.
El art. 9° del Proyecto de Artículos prevé esta situación al señalar: Se
considera hecho del Estado según el derecho internacional el comportamiento de una
persona o un grupo de personas si esa persona o ese grupo de personas ejercen de
hecho atribuciones del poder público en ausencia o en defecto de las autoridades oficiales
y en consecuencia tales que requieren el ejercicio de esas atribuciones.
La Comisión cita como ejemplo de estas situaciones las que se dieron
durante la Segunda Guerra Mundial, cuando las autoridades del Estado en ciertas zonas
desaparecieron huyendo del agresor. Ante esta situación, algunos individuos se hicieron
cargo provisionalmente de la administración, realizando actos que implicaban el ejercicio
de las prerrogativas del poder público. Debe precisarse que para atribuir dicho
comportamiento al Estado la Comisión considera indispensable:
a) Que las personas de quien se trate ejerzan efectivamente prerrogativas del
poder público.
b) Que este comportamiento se adopte en virtud de la ausencia de las
autoridades oficiales, y
c) Que existan circunstancias que justifiquen el ejercicio de dichas prerrogativas.

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RESPONSABILIDAD DEL ESTADO POR ACTOS DE UN MOVIMIENTO


INSURRECCIONAL.
El art. 10 del citado Proyecto de Artículos señala en tales casos que:
1. Se considerará hecho del Estado según el derecho internacional el
comportamiento de un movimiento insurreccional que se convierta en el nuevo
gobierno del Estado.
2. El comportamiento de un movimiento insurreccional o de otra índole que logre
establecer un nuevo Estado en parte del territorio del Estado preexistente o en
un territorio sujeto a su administración se considerará hecho del nuevo Estado
según el derecho internacional.
3. El presente artículo se entenderá sin perjuicio de la atribución al Estado de
todo comportamiento, cualquiera que sea su relación con el del movimiento de
que se trate, que deba considerarse hecho de ese Estado en virtud de los
artículos 4° a 9°.

La Comisión comprobó del examen de la práctica internacional, jurisprudencia y


doctrina que en ambas situaciones, bien sea que modifiquen al gobierno o creen un nuevo
Estado, convierten al nuevo gobierno o nuevo Estado en sujetos responsables de los
actos realizados por el movimiento insurreccional. Conviene señalar que si los actos u
omisiones que violan una norma de derecho internacional son de un movimiento
insurreccional que no ha alcanzado el triunfo, no son imputables al Estado, y lo mismo
cabe decir respecto al comportamiento de los particulares, siempre que el Estado haya
actuado con la debida diligencia, es decir, tratando de evitar dichos actos y en caso de no
ser esto posible, castigando a los causantes del daño; en suma, que tome las medidas de
prevención y sanción necesarias. La no responsabilidad de ningún modo excluye el deber
de emplear cierta vigilancia. La mayoría de los Estados acepta la responsabilidad
internacional para estos casos, más aún cuando la mala voluntad y la animosidad
existentes tras el brote han sido tan generales y notorios que las autoridades deberían
haber previsto el peligro y haber hecho esfuerzos especiales para impedir el daño. En tal
caso la carga de la prueba es a cargo del Estado donde ocurrieron los hechos, quien debe
demostrar que fueron tomadas todas las medidas necesarias para impedir los actos.

RESPONSABILIDAD DEL ESTADO POR LOS DAÑOS SUFRIDOS POR LOS


EXTRANJEROS DEBIDO A INSURRECCIONES Y GUERRAS CIVILES.
El problema de determinar si un Estado era responsable por los daños sufridos
por los extranjeros durante las insurrecciones y guerras civiles produjo varias discusiones
en el siglo XX, tanto en el ámbito diplomático como en el doctrinal. Los laudos arbítrales
durante el siglo XX fueron casi unánimes en establecer el principio de la no
responsabilidad del Estado por las acciones de grupos de hombres rebeldes cometidas en
violación de su autoridad. Esta postura, sostenida principalmente por las repúblicas
hispanoamericanas, encontró oposición en los Estados Europeos y en el Instituto de
Derecho Internacional, que consideraban que tenía el inconveniente de dispensar a los
gobiernos del cumplimiento del deber de protección a sus nacionales residentes en el
extranjero y el deber de proteger a los extranjeros en su territorio. De acuerdo con el
Instituto, la responsabilidad internacional del Estado en caso de guerra civil deberá surgir
en los siguientes supuestos:

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

a) Que el acto lesivo esté dirigido contra los extranjeros en su condición de tales
o de nacionales de un Estado determinado;
b) Que el acto lesivo consista en el cierre de un puerto, sin que se dé aviso
previo en tiempo útil, o en la retención de buques extranjeros en los puertos;
c) Que el acto lesivo sea contrario a las leyes y proceda de un representante de
la autoridad;
d) Que la obligación de indemnizar se fundamente en los principios generales del
derecho de guerra, y
e) Que el daño sea causado por un gobierno insurgente en el territorio bajo su
control, a menos que aquél se produzca después de que el Estado del que es
nacional el perjudicado reconozca como "comunidad beligerante" al gobierno
insurgente, en cuyo caso la reclamación debe ser dirigida contra éste y no
contra el gobierno legítimo.

El instituto de Derecho Internacional adoptó como circunstancias excluyentes de


responsabilidad las siguientes:
a) Cuando los daños son causados por los extranjeros perjudicados,
b) Cuando el extranjero regrese al país en contravención de una orden de
expulsión,
c) Cuando el extranjero, se establece en el país sabiendo o debiendo saber que
se están produciendo desórdenes, y
d) Cuando un extranjero se establece o permanece en un lugar que no ofrece
seguridades, salvo en los casos en que el gobierno local le hubiere prometido
garantías especiales.

La doctrina dominante y la jurisprudencia internacional se pronuncian a favor de


la irresponsabilidad, como regla general, al considerar las guerras civiles como casos
fortuitos o de fuerza mayor, lo cual elimina la existencia del acto ilícito, pero esta
explicación no es satisfactoria. Actualmente los cuatro principios básicos que rigen la
responsabilidad del Estado por las consecuencias de insurrecciones y rebeliones son los
siguientes:
a) Un Estado en cuyo territorio ocurre una insurrección sólo es responsable por
las pérdidas o daños sufridos por un extranjero siempre que pueda ser
demostrado que el gobierno de aquel Estado fue negligente en el empleo de,
o en el error de emplear, las fuerzas a su disposición para la prevención o
represión de la insurrección.
b) Un Estado sólo es responsable por el daño resultado de las operaciones
militares dirigidas por su gobierno legítimo, cuando el daño fue intencional o
innecesario;
c) Un Estado no es responsable por los daños o pérdidas ocasionadas por los
insurrectos a un extranjero después que un Estado extranjero ha reconocido la
beligerancia de los insurrectos, y
d) Un Estado puede usualmente exigir una reclamación con respecto a la pérdida
o daños sufridos por los residentes extranjeros, si se demuestra que ellos no
han recibido el mismo trato en la manera de protección o compensación, que
los propios nacionales.

RESPONSABILIDAD DEL ESTADO POR ACTOS DE UN GRUPO REVOLUCIONARIO


TRIUNFANTE.

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

Un Estado responde normalmente por los actos realizados por su gobierno


legítimo; sin embargo, en virtud de una norma consuetudinaria de derecho internacional,
los Estados responden por los actos realizados por un grupo revolucionario antes de que
se haya impuesto como gobierno general de facto. Sin embargo, los insurrectos que han
tenido éxito no son sólo retroactivamente responsables de sus propios actos, sino también
de los del anterior gobierno legítimo, de acuerdo con el principio de la continuidad de la
personalidad del Estado. Pero existe un límite en dicha responsabilidad en cuanto a la
transmisión de obligaciones: el grupo insurrecto no es responsable por las deudas y
obligaciones contraídas por el anterior gobierno legítimo para hacer frente a la
insurrección.

RESPONSABILIDAD DEL ESTADO POR ACTOS DE UN GOBIERNO DE FACTO DE


CARÁCTER GENERAL.
Conforme al derecho internacional, un Estado responde también por los actos de
aquellos órganos que alcanzaron el poder gracias a un golpe de Estado o a una
revolución, siempre que se trate de un dominio que se haya impuesto en todo el territorio
del Estado (gobierno general de facto). Es decir, debe existir un dominio en la totalidad del
territorio a diferencia de los movimientos beligerantes que tienen un dominio sobre una
parte importante del territorio---y dicho dominio ha de ser efectivo. El principio de la
responsabilidad del Estado por un gobierno de facto de carácter general ha sido
reconocido por la práctica internacional. Puede suceder que los órganos administrativos y
judiciales instituidos por el gobierno constitucional sigan subsistiendo aun cuando dicho
gobierno haya sido desplazado. En tal caso, la responsabilidad del Estado resultará
únicamente del comportamiento de estos órganos, pues el Estado sigue funcionando en
ellos aunque no se haya impuesto todavía una nueva instancia central susceptible de
obligar jurídico--internacionalmente a todo el Estado.

RESPONSABILIDAD DEL ESTADO POR ACTOS QUE RECONOCE Y ACEPTA


COMO PROPIOS.
El art. 11 del Proyecto de Artículos señala:
El comportamiento que no sea atribuible al Estado en virtud de los artículos precedentes
se considerará, no obstante, hecho de ese Estado según el derecho internacional en el
caso y en la medida en que el Estado reconozca y adopte ese comportamiento como
propio.

VIOLACIÓN DE UNA OBLIGACIÓN INTERNACIONAL.


En su art. 12 EL Proyecto señala:
Hay violación de una obligación internacional por un Estado, cuando un hecho de
ese Estado no está en conformidad con lo que de él exige esa obligación, sea cual fuere
el origen o la naturaleza de esa obligación.
La obligación internacional puede derivar de una costumbre, tratado o cualquier otra
fuente de derecho internacional, y es indispensable para fincar responsabilidad
internacional que la obligación se encuentre en vigor. En el Proyecto de Artículos
aprobado en su primera lectura, el entonces Relator, Roberto Ago, diferenció dos clases

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

de violaciones; al derecho internacional: unas que implicaban la comisión de un crimen


internacional y otras que constituían delitos internacionales. Así el art. 19 del Proyecto
original señalaba:

CRIMENES Y DELITOS INTERNACIONALES.


1. El hecho de un Estado que constituye una violación de una obligación
internacional es un hecho internacionalmente ilícito sea cual fuere el objeto de
la obligación internacional violada.
2. El hecho internacionalmente ilícito resultante de una violación por un Estado
de una obligación internacional tan esencial para la salvaguardia de intereses
fundamentales de la comunidad internacional que su violación está reconocida
como crimen por esa comunidad en su conjunto, constituye un crimen
internacional.
3. Sin perjuicio de las disposiciones del párrafo 2 y de conformidad con las
normas de derecho internacional en vigor, un crimen internacional puede
resultar, en particular:
a) De una violación grave de una obligación internacional de importancia
esencial para el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales,
como la que prohíbe la agresión;
b) De una violación grave de una obligación internacional de importancia
esencial para la salvaguardia del derecho a la libre determinación de los
pueblos, como la que prohíbe el establecimiento o el mantenimiento por
la fuerza de una dominación colonial;
c) De una violación grave y en gran escala de una obligación internacional
de importancia esencial para la salvaguardia del ser humano, como las
que prohíben la esclavitud, el genocidio, el apartheid.
d) De una violación grave de una obligación internacional de importancia
esencial para la salvaguardia y la protección del medio humano, como
las que prohíben la contaminación masiva de la atmósfera o de los
mares.

4. Todo hecho internacionalmente ilícito que no sea un crimen internacional


conforme al párrafo 2, constituye un delito internacional.

En los crímenes internacionales:

1. Se viola una obligación esencial para la salvaguardia de intereses


fundamentales del orden internacional.
2. Existe un daño grave, y
3. Se afecta a la comunidad internacional en su conjunto y no a algún Estado en
concreto, por tanto, no se autoriza a cualquier Estado a tomar medidas
individuales ya que esto conduciría a un sistema anárquico.

Por exclusión, todas aquellas violaciones al derecho internacional que no fueran


crímenes internacionales serían delitos internacionales. Si consideramos a los crímenes
internacionales como violación a ciertas normas de ius cogens, tenemos que existe una

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

diferencia jerárquica entre crímenes y delitos tanto en razón de las normas violadas como
de los daños causados. Por lo que respecta a la práctica internacional, la CDI centró su
atención en tres circunstancias:

1. El reconocimiento de las normas de ius cogens como una categoría especial


de normas imperativas, previstas por el art. 53 de la Convención de Viena
sobre el Derecho de los Tratados;
2. El principio de la responsabilidad del individuo---órgano del Estado por
determinados actos que consideran "crímenes internacionales", lo cual se
traduce en:
a) exclusión de la posibilidad de conceder asilo territorial a los autores de
esos actos,
b) exclusión de la posibilidad de rehusar la extradición de esos individuos
invocando el carácter político de los mismos, y
c) su carácter imprescriptible.
3. El hecho de que la Carta de las Naciones Unidas atribuye determinadas
consecuencias a la violación de ciertas obligaciones internacionales.

En el caso de los crímenes internacionales, la violación de la obligación


autorizaría a sujetos distintos del Estado directamente lesionado a reclamar la
responsabilidad internacional por esa violación, en tanto que en los delitos internacionales
sólo el Estado directamente lesionado en sus intereses jurídicos está autorizado a
reclamar la responsabilidad al Estado que ha cometido ese acto ilícito internacional. La
determinación de los crímenes internacionales surge como una preocupación de castigar
en un futuro actividades atroces como las cometidas en la Segunda Guerra Mundial.
Antonio Gómez Robledo lo confirma al decir que:
Las sentencias de los tribunales internacionales de Núremberg, Tokio y Manila,
reposan por completo en el derecho natural, ya que hasta aquel momento la guerra y la
conducción de la guerra eran actos que entraban por completo en la jurisdicción
reservada a cada Estado en particular. Ahora bien, y con el fin de que crímenes tan
horrendos como aquellos puedan sancionarse en el futuro sobre la base del derecho
positivo con el castigo personal de sus autores y cómplices, es necesario insertar desde
ahora un dispositivo al respecto en los instrumentos pertinentes.

CIRCUNSTANCIAS EXCLUYENTES DE LA ILlCITUD DEL HECHO.


La primera parte del proyecto menciona también las circunstancias que excluyen
la ilicitud de un hecho refiriéndose al consentimiento, las contramedidas, caso fortuito y
fuerza mayor, peligro extremo, estado de necesidad y legítima defensa. Es importante
aclarar que para la Comisión dichas circunstancias excluyen la ilicitud del hecho de que
se trate. Cuando se presenta cualquiera de las circunstancias mencionadas, el Estado no
tiene que observar la obligación internacional que en situación normal debería respetar.
En estos supuestos no se da el elemento objetivo y, por tanto, no cabe hablar de
responsabilidad internacional

EL CONSENTIMIENTO.
El art. 20 del Proyecto señala: El consentimiento válido de un Estado a la
comisión por otro Estado de un hecho determinado excluye la ilicitud de tal hecho en

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relación con el primer Estado en la medida en que el hecho permanece dentro de los
límites de dicho consentimiento.
El consentimiento se convierte en un acuerdo entre los dos Estados para dejar
sin efecto la obligación internacional de que se trate. Es indispensable que dicho
consentimiento reúna ciertos requisitos:
I. Debe ser válidamente prestado.
II. Debe constar claramente.
III. Puede ser anterior o incluso posterior a la comisión del hecho al que
se refiera.

LEGITIMA DEFENSA.
Como causa excluyente de ilicitud, el Proyecto menciona la legítima defensa. El
art. 21 dispone: La ilicitud del hecho de un Estado queda excluida si ese hecho constituye
una medida lícita de legítima defensa tomada de conformidad con la Carta de las
Naciones Unidas. Uno de los principios fundamentales de la Carta de la Organización de
las Naciones Unidas es el que prohíbe recurrir al uso de la fuerza, e incluso a la amenaza
del uso de la fuerza, contra la integridad territorial o la independencia política de un
Estado, o en cualquier otra forma incompatible con los propósitos de las Naciones Unidas.
Una excepción a dicho principio es la legítima defensa expresada en el art. 51 de la Carta,
que establece: Ninguna disposición de esta Carta menoscabará el derecho de legítima
defensa individual o colectiva, en caso de ataque armando contra un miembro de
Naciones Unidas, hasta que el Consejo de Seguridad haya tomado las medidas
necesarias para mantener la paz y seguridad internacional. Las otras excepciones son las
medidas militares que puede ejercer el Consejo de Seguridad, en caso de amenazas
contra la paz y seguridad internacionales (art. 42 de la Carta de la Organización de las
Naciones Unidas) y las medidas tendientes al ejercicio del derecho a la libre
determinación de pueblos (art.70 de la Resolución 3314 XXIX del 14 de diciembre de
1974). Para que opere la legítima defensa como causa excluyente el proyecto exige que
se ejercite conforme a la Carta de las Naciones Unidas. Los requisitos exigidos son:
a) Ataque armado por parte de un tercer Estado.
b) Las medidas de legítima defensa, tomadas por el Estado atacado, deberán
comunicarse inmediatamente al Consejo de Seguridad.
c) Estas medidas no deberán afectar de manera alguna la autoridad y
responsabilidad del Consejo de Seguridad, a fin de tomar las medidas necesarias
para mantener la paz y seguridad internacionales.

LAS CONTRAMEDIDAS.
El art. 22 establece.
La ilicitud del hecho de un Estado que no esté en conformidad con una obligación
internacional suya para con otro Estado queda excluida en el caso y en la medida en que
ese hecho constituya una contramedida tomada contra ese otro Estado de conformidad
con el capítulo II de la tercera parte.
Las contramedidas, “Son sanciones que el derecho internacional permite que
sean ejercidas por un Estado afectado por el incumplimiento de una obligación

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
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internacional”. Estas contramedidas deben guardar proporción, en razón de que


constituyen una sanción por la violación cometida.
De conformidad con los arts. 49 a 51 del Proyecto, las contramedidas deben:
a. Inducir al Estado responsable del hecho ilícito a cumplir con las obligaciones
internacionales que le incumben.
b. Limitar su aplicación hasta que cese el incumplimiento del Estado
responsable.
c. Adoptarse en forma que permita la reanudación del cumplimiento de dichas
obligaciones.
d. Ser proporcionales al perjuicio sufrido.
e. No eximen al Estado que las emplea de las siguientes obligaciones:
I. Abstenerse a recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza.
II. Proteger los derechos humanos.
III. Observar las obligaciones de carácter humanitario que prohíben las
represalias.
IV. Observar las normas imperativas del derecho internacional general.
V. Respetar la inviolabilidad de los agentes, locales, archivos y documentos
diplomáticos y consulares.

Una cuestión delicada es aquella que guarda relación con lo estipulado en el


nuevo art. 54, donde se enuncian las contramedidas que podrían adoptar los Estados que
no sean Estados lesionados. Ese Estado no lesionado, definido en los términos del art.
49, queda facultado para emprender contramedidas "a petición y por cuenta de cualquier
Estado lesionado". En esa misma disposición se abre la puerta para la adopción de
contramedidas colectivas, en el caso de violaciones graves de obligaciones esenciales
para con la comunidad internacional en su conjunto. En esas circunstancias, cualquier
Estado estaría habilitado para aplicar contramedidas, "en interés de los beneficios de la
obligación violada", y en el entendido en que más de un Estado podría proceder a la
aplicación de esas mismas contramedidas.

LA FUERZA MAYOR Y CASO FORTUITO.


Esta causa excluyente de ilicitud es regulada por el art. 23 el cual establece:
1. La ilicitud del hecho de un Estado que no esté en conformidad con una
obligación internacional de ese Estado queda excluida si ese hecho se debe a
una fuerza mayor, es decir, a una fuerza irresistible o un acontecimiento
imprevisto, ajenos al control, del Estado que hacen materialmente imposible,
en las circunstancias del caso cumplir con la obligación.
2. El Párr. 1 no es aplicable si:
a).- La situación de fuerza mayor se debe, únicamente en combinación con
otros factores, al comportamiento del Estado que la invoca....

Para que opere la fuerza mayor o el caso fortuito como circunstancias


excluyentes de la ilicitud de un hecho del Estado, es necesario, en opinión de la Comisión:
a) Que la fuerza irresistible o el acontecimiento exterior imprevisto sean de tal
magnitud que hagan que sea materialmente imposible que el Estado adopte
un comportamiento acorde con la obligación internacional.
b) Que el acontecimiento exterior en cuestión no sea previsible.

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

c) Que el Estado que alegue caso fortuito o fuerza mayor no haya contribuido
intencionalmente o por negligencia, a la realización de la circunstancia de que
se trate.

El caso fortuito o fuerza mayor se diferencian del peligro extremo y del estado de
necesidad en que en estas últimas circunstancias el Estado tiene una opción entre dos o
más, comportamientos, aunque su libertad de elegir está coartada, en el primer caso, por
el peligro que puede sufrir el individuo órgano del Estado o las personas que se
encuentren a su cuidado; y el segundo por el peligro que puede representar a un interés
fundamental del Estado. Por el contrario, la fuerza mayor y caso fortuito hacen que al
Estado le sea materialmente imposible cumplir su obligación.
EL PELIGRO EXTREMO.
Dispone el art. 24 del Proyecto.
1-La ilicitud del hecho de un Estado que no esté en conformidad con una
obligación internacional de ese Estado queda excluida si el autor de ese hecho no tiene
razonablemente otro modo, en una situación de peligro extremo, de salvar su vida o la
vida de otras personas confiadas a su cuidado.

El Párr. 1 no es aplicable si:


a) La situación de peligro extremo se debe, únicamente o en combinación con otros
factores, al comportamiento del Estado que la invoca, o
b) Es probable que el hecho en cuestión cree un peligro comparable o mayor.

Esta circunstancia excluyente de la ilicitud del acto sólo opera si se encuentra en peligro
la vida del individuo-órgano del Estado, o la del conjunto de personas que se hallan a su
cuidado; no operará cuando el propio individuo-órgano del Estado haya provocado dicha
situación.

ESTADO DE NECESIDAD.
El art. 33 establece:
1. Ningún Estado puede invocar el estado de necesidad como causa de exclusión de
la ilicitud de un hecho que no esté de conformidad con una obligación
internacional de ese Estado a menos que ese hecho.
a) Sea el único modo para el Estado de salvaguardar un interés esencial
contra un peligro grave e inminente, y
b) No afecte gravemente a un interés esencial del Estado o de los Estados
con relación a los cuales existe la obligación, o de la comunidad
internacional en su conjunto.

2- En todo caso, ningún Estado puede invocar el estado de necesidad como


causa de exclusión de la ilicitud si:
a) La obligación internacional de que se trate excluye la posibilidad de invocar el
estado de necesidad, o
b) El Estado ha contribuido a que se produzca el estado de necesidad.

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

En esta circunstancia excluyente de la ilicitud del hecho, el Estado voluntariamente decide


no cumplir con su obligación a fin de salvarse de un peligro grave e inminente que
amenaza algún interés esencial del mismo. Se distingue del peligro extremo en cuanto a
que el bien protegido en este caso es la vida del individuo--órgano del Estado o del
conjunto de personas que se encuentren bajo su cuidado, mientras que en el estado de
necesidad, como ya se mencionó, el comportamiento se adopta para salvar un interés
esencial del Estado y no del individuo-órgano del Estado. También se distingue del caso
fortuito o fuerza mayor en que en esta circunstancia el Estado se encuentra materialmente
imposibilitado para adoptar el comportamiento exigido; en cambio, en el estado de
necesidad el comportamiento no acorde con la obligación se adopta voluntariamente.
Ahora bien, la Comisión establece como condiciones necesarias para que pueda operar
está circunstancia excluyente de ilicitud:
a) Que el interés del Estado que se encuentre amenazado por un peligro grave e
inminente, sea efectivamente esencial para el propio Estado.
b) Que el comportamiento del Estado haya sido el único medio para salvar el
interés esencial amenazado, y
c) Que el interés que se sacrifique por la violación de una obligación
internacional en estas circunstancias, no sea un interés esencial del Estado
lesionado.

MODALIDADES DE LA REPARACIÓN POR LA VIOLACIÓN DE UNA OBLIGACIÓN


INTERNACIONAL.
Un Estado cumple con la responsabilidad que le incumbe por la violación de una
obligación internacional, reparando el daño causado. Reparación es un término genérico
que permite describir los diferentes métodos con que cuenta un Estado para cumplir o
liberarse de responsabilidad internacional. Las modalidades de la reparación pueden
consistir en restitución, indemnización o satisfacción.

LA RESTITUCIÓN.
La restitución es la forma normal de reparación, de manera que se indemniza
sólo cuando la restitución no sea posible. El propósito de la restitución en especie es
restablecer la situación que hubiera existido de no haber ocurrido el acto u omisión ilícitos,
mediante el cumplimiento de la obligación que el Estado dejó de cumplir y la revocación
del acto ilícito. La restitución en especie (restitutio in integrum) es considerada como el
modo de reparación por excelencia y se traduce en un restablecimiento efectivo de la
situación que debería haber existido en caso de no haberse producido el hecho ilícito. La
restitución en especie puede implicar acciones tales como la restitución de la propiedad
indebidamente confiscada, la abrogación de una ley, la anulación o no ejecución de un
fallo dictado por un tribunal nacional en contradicción con una obligación internacional o la
abstención de un acto ilícito ulterior. El derecho internacional reconoce al Estado infractor
la facultad de negarse a la restitución natural y suplirla con una indemnización de igual
valor, si la demanda de que se restablezca la situación anterior constituye un abuso de
derecho.

LA INDEMNIZACIÓN.

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

Es la forma más usual de reparación por ser el dinero la medida común de las cosas
valiosas. Esta indemnización debe compensar todos los daños que se produzcan a
consecuencia del acto ilícito, incluidas aquellas utilidades que se dejaron de percibir y
que, en caso de no haberse realizado dicho acto, se hubieran obtenido. La indemnización
o reparación en equivalente tiene por objeto borrar todas las consecuencias del acto ilícito
y debe corresponder al valor que tendría la restitución en especie:
La indemnización se presenta en las siguientes circunstancias:
a) Cuando la restitución en especie no sea susceptible de ser concedida.
b) Cuando existe de por medio un acuerdo entre las partes.
c) Cuando las consecuencias del hecho ilícito no logren ser totalmente
resarcibles recurriendo a la forma de restitución en especie.

La indemnización debe compensar todos los daños que se producen como


consecuencia del acto ilícito y el lucro cesante, pero no las ganancias presuntas que son
de carácter altamente problemático o conjetural (demasiado remotas o especulativas). Así
mismo, el lucro cesante permitido por concepto de daños tiene que ser la consecuencia
normal del acto ilícito. Algunos autores consideran que el daño no se repara, solamente
cuando es compensado o puede restituirse parcialmente y sólo se indemnizará lo que no
se pueda subsanar. Pese a lo anterior, la indemnización por daños y perjuicios se reduce
proporcionalmente cuando el perjudicado lleva parte de la culpa (compensación de la
culpa) o cuando el acto ilícito hayan resultado para él ciertas ventajas (compensación por
el lucro, compensatio lucri cum damno). Varias sentencias arbitrales reconocen el pago de
intereses. Tal deber se desprende del principio general según el cual el Estado culpable
ha de reparar la totalidad del perjuicio por él causado. Sólo se exigirá el pago de intereses
cuando los daños sufridos consisten en pérdidas materiales y no se ha asignado nada por
el lucro cesante. El cómputo del interés comienza a partir del día en que se ocasionó el
daño o desde el momento de dictarse la sentencia del tribunal internacional a la que se
haya sometido la controversia.

LA SATISFACCIÓN.
Esta forma de reparación es la adecuada para reparar los perjuicios no
materiales ocasionados a la dignidad de un Estado. Las formas de satisfacción en la
práctica contemporánea pueden consistir en las excusas, el castigo de los funcionarios
culpables de menor categoría o bien en un reconocimiento formal o declaración judicial
del carácter ilícito del acto. Se diferencia de la restitución en la medida en que la
satisfacción no logra un restablecimiento del statu quo ante, es decir, en restablecer la
situación anterior al hecho ilícito.
En cuanto a su distinción con la indemnización, algunos autores consideran que
la indemnización reviste un carácter patrimonial, y la satisfacción un carácter
estrictamente no pecuniario; sin embargo, la satisfacción como forma de reparación
puede ser pecuniaria. Los elementos susceptibles de suministrar una base para
considerar la satisfacción como una forma autónoma de reparación, se encuentran en la
clase de reclamaciones de reparación exigidas; la satisfacción busca reparar no un daño
patrimonial o pecuniario, sino de índole moral. Ubicamos como formas de satisfacción las
siguientes:

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

a) La presentación de excusas.
Esta es la forma que ha sido más utilizada en las relaciones internacionales y se
ha manifestado a través de medios y procedimientos de múltiple orden. En 1949
hubo un incidente entre Estados Unidos de América y Cuba ocasionado por el
comportamiento irrespetuoso de miembros de la marina norteamericana hacia el
monumento a José Martí, comportamiento que fue considerado por el gobierno
cubano como injurioso. Al día siguiente, el embajador de Estados Unidos se
presentaba al pie de dicho monumento y daba lectura pública a una carta de pesar
y excusas. La presentación de excusas del Estado responsable también puede
consistir en honores públicos a la bandera del Estado ofendido.
b) El castigo de la persona autora del daño moral. La satisfacción puede presentarse
bajo la forma de la imposición de un castigo al individuo que ha originado la
responsabilidad imputable al Estado, por la omisión de medidas que normalmente
debería haber adoptado. El 27 de noviembre de 1970, el jefe del Estado del
Vaticano, Paulo VI, en su arribo a Manila, Filipinas, en su visita oficial fue agredido
por un pintor boliviano; el Presidente Marcos presentó excusas por no haberse
tomado las medidas suficientes, independientemente de que al individuo se le
enjuició por tentativa de homicidio premeditado.
c) La declaración judicial de la legalidad del acto. Algunos autores consideran que la
declaración judicial de la ilegalidad del acto no acompañada de ninguna forma
adicional de reparación debe estimarse como otra forma de otorgar satisfacción al
Estado.
d) La satisfacción de carácter pecuniario. La satisfacción puede implicar un carácter
pecuniario sin confundirse por ello con la indemnización. En el caso F. Mallen,
fallado por la Comisión de Reclamaciones de 1923 entre México y Estados Unidos
de América, el gobierno mexicano reclamó el pago de 200 000 con intereses, que
deberían ser otorgados por los Estados Unidos como indemnización y satisfacción
por los daños sufridos en la persona de Francisco Mallen, cónsul mexicano en El
Paso, Texas, a consecuencia de agresiones y malos tratos perpetrados por un
miembro de la policía estadounidense. En la sentencia emitida por la Comisión se
reconoce que debería aumentarse el monto de la indemnización a titulo de
satisfacción debido a la función consular de Mallen y a la cuestión de honor de la
nación. En los casos de indemnización, cuando un Estado no pueda cubrir la
cantidad establecida se aplica el principio de derecho civil de que sólo será
responsable hasta el monto de su patrimonio. Conviene señalar que las diferentes
formas de reparación no se excluyen entre sí, sino que pueden presentarse
conjuntamente.

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

“CUANDO SE LEGISLA LA LEY ES APLICATIVA


PARA TODOS, AÚN CUANDO EL LEGISLADOR
NUNCA TOMA EN CUENTA AL DESTINATARIO.”

“QUIEN LEGISLA PARA SI MISMO LEGISLA PARA


LA UTILIZACION DE UN DERECHO PROTECTORADO"

“LEGISLAR PARA SI MISMO COMO GRUPO EN


EL PODER ES CREAR UN DERECHO DE INMUNIDAD”

“LAS LEYES SE CREAN PARA TODOS MENOS PARA


QUIEN LAS LEGISLA Y OBSTENTA EL PODER”

CAPITULO X

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

10.- LA INMUNIDAD JURISDICCIONAL DE LOS ESTADOS.

FUNDAMENTO DE LA INMUNIDAD DE LOS ESTADOS SOBERANOS.


La inmunidad de jurisdicción es resultado o consecuencia directa de la soberanía
del Estado, la cual es un atributo esencial del mismo. La soberanía debe ser entendida
desde dos aspectos:
1. Aspecto interno: La libre autodeterminación del Estado para regular su
organización política, jurídica, social y comercial interna.
2. Aspecto externo: La independencia y autonomía del Estado en sus
relaciones con los demás miembros de la comunidad internacional.

De este último aspecto emanan algunos principios reconocidos por el derecho


internacional, tales como:
a) La igualdad de todos los Estados frente al derecho internacional,
b) La no injerencia en los asuntos internos de los Estados, y
c) La inmunidad de jurisdicción de los Estados.

La soberanía de los Estados implica que ningún Estado tiene autoridad sobre
otro: par in parem no habet imperium (entre pares no hay imperio). La inmunidad abarca
al Estado mismo; su gobierno, las entidades que ejerzan prorrogativas del poder público,
así como los objetos utilizados en ejercicio de tal poder y los órganos estatales de las
relaciones internacionales (Jefe de Estado, Ministro de Relaciones Exteriores, Agentes
diplomáticos y Consular, etcétera). La primera sentencia de un tribunal interno que hace
mención al fundamento jurídico de la inmunidad es la pronunciada por el Presidente
Marshall, de la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos de América, en el asunto
"Shooner Exchange C. Mc. Fadoon and Others" (1812).
La jurisdicción de los tribunales es un aspecto de jurisdicción que la nación posee
como potencia soberana independiente. La jurisdicción de la nación dentro de su propio
territorio es necesariamente exclusiva y absoluta, no puede estar sujeta a ninguna
limitación que no se haya impuesto a sí misma.

CONCEPTO DE INMUNIDAD JURISDICCIONAL DEL ESTADO Y DOCTRINA


REFERIDA A LA MATERIA.
El tema de la inmunidad jurisdiccional de los Estados adquiere cada vez mayor
importancia, puesto que el Estado participa cada día más en las relaciones
internacionales privadas de naturaleza comercial e industrial. Las necesidades estatales
en materia financiera y tecnológica llevan a los países a recurrir a la contratación con
entidades extranjeras. La inmunidad de jurisdicción surge cuando ante un tribunal
nacional se presenta una demanda contra un Estado extranjero o contra un organismo
que le es dependiente, o cuando existe una pretensión de adoptar una medida coactiva
(ejecución de una sentencia contra los bienes pertenecientes a un Estado, pero situados
en territorio de otra nación). De esta forma, la inmunidad jurisdiccional del Estado puede
definirse como el atributo de todo Estado soberano, que impide que otros Estados ejerzan
jurisdicción sobre los actos que realiza en ejercicio de su potestad soberana, o bien sobre
los bienes de los cuales es titular o utiliza en ejercicio de dicha potestad soberana.

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

Tradicionalmente, la inmunidad se reconocía de forma absoluta; en la actualidad


se concede de forma restrictiva; es decir, estableciendo límites o restricciones a su
reconocimiento. Chafic Malek resume en los siguientes términos las tres tendencias
doctrinales actuales en materia de inmunidad del Estado.
1. Un sector de la doctrina sostiene que hay un principio universal y fundamental de
la inmunidad de los Estados al que pueden hacerse excepciones en determinadas
circunstancias.
2. Otro sector argumenta que no existe tal norma general, sino más bien diversas
reglas que permiten la inmunidad de los Estados en algunas circunstancias y no
en otras.
3. Todavía hay otro sector que sostiene que si bien puede existir perfectamente una
regla general relativa a la inmunidad de los Estados, ésta contiene restricciones y
excepciones.Las tres tendencias se inspiran en la distinción de actos imperi y
actos gestionis.
a. Los actos imperi son aquellos que el Estado realiza en ejercicio de su
potestad soberana.
b) Los actos gestionis son los que el Estado realiza como cualquier particular.

El Estado como ente soberano, sólo gozará de inmunidad respecto de los


primeros; por lo que toca a los segundos, estará sujeto a la jurisdicción de cualquier
Estado. Estos últimos constituyen las circunstancias en las cuales no se concede
inmunidad, constituyen las excepciones o limitaciones a la regla general de inmunidad del
Estado.

REGULACIÓN INTERNACIONAL EN LA MATERIA.


Por lo que se refiere a la regulación internacional, sólo existe una convención multilateral,
la europea, suscrita en Basilea en 1972; y dos proyectos.
1. El Proyecto de Convención Interamericana sobre la Inmunidad de jurisdicción
de los Estados (Enero de 1983), la cual no se adopto.
2. El Proyecto de Artículos sobre Inmunidades Jurisdiccionales de los Estados y
sus bienes, de la Comisión de Derecho Internacional de las Naciones Unidas
(CDI).

El actual art. 5° del Proyecto se limita a señalar: Todo Estado goza, para sí y sus
bienes, de inmunidad de jurisdicción ante los tribunales de otro Estado, según lo
dispuesto en los presentes artículos; con esta redacción se excluyen aquellas
inmunidades que el derecho internacional convencional y consuetudinario reconoce al
Estado y la CDI acepta un principio o norma básica de inmunidad, con ciertos límites y
excepciones:
En el Art. 2°, se establecen las definiciones de los términos utilizados y se define Estado
de la siguiente manera:
I. El Estado y sus diversos órganos de gobierno;
II. Los elementos constitutivos de un Estado federal,
III. Las subdivisiones políticas de los Estados que están facultadas para realizar
actos en ejercicio de las prerrogativas del poder público del Estado;

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IV. Los organismos o instituciones del Estado y otras entidades, en la medida en


que están facultados para realizar actos en ejercicio de las prerrogativas del
poder público del Estado,
V. Los representantes del Estado cuando actúen en tal carácter.

La definición incluye a las empresas paraestatales o descentralizadas que


ejercen funciones estatales. La "actividad comercial" consiste en:
I. Todo contrato o transacción mercantil de venta de bienes o prestaciones de
servicios;
II. Todo contrato de préstamo y otra transacción de carácter financiero, incluida
cualquier obligación de garantía o de indemnización concerniente a ese
préstamo o a esa transacción,
III. Cualquier otro contrato o transacción de naturaleza mercantil, industrial o de
arrendamiento de obra o de servicios, con exclusión de los contratos
individuales de trabajo.

Con la finalidad de precisar la naturaleza mercantil de las transacciones, el


segundo párrafo del art. 2° dispone: Para determinar si un contrato o transacción es una
"transacción mercantil" Se atenderá principalmente a la naturaleza del contrato o de la
transacción, pero se tendrá en cuenta también su finalidad si en la práctica del Estado que
es parte de uno u otro tal finalidad es pertinente para la determinación del carácter no
mercantil del contrato o de la transacción: En lo que concierne a las limitaciones o
excepciones a la inmunidad, se contemplan en la Parte III del Proyecto: por tanto, no se
reconoce la inmunidad de jurisdicción en los siguientes casos:
1- La celebración de un contrato mercantil por un Estado con una persona
física o jurídica extranjera salvo:
a) Las transacciones celebradas entre Estados, o
b) Las transacciones mercantiles, si las partes han pactado expresamente otro
acuerdo.
2- Los contratos de trabajo entre un Estado y una persona física respecto de
un trabajo efectuado o que haya de ejecutarse total o parcialmente en el
territorio de ese otro Estado. Tal es el caso de los trabajadores locales
empleados en las embajadas y consulados. Lo anterior no es aplicable:
a) Si el trabajador ha sido contratado para desempeñar funciones estrechamente
relacionadas con el ejercicio público;
b) Si el objeto del proceso es la contratación, la renovación del contrato de trabajo o
la reposición de un contrato;
c) Si el trabajador no era nacional, ni residente habitual del Estado del foro en el
momento de concertarse el contrato de trabajo;
d) Si el trabajador es nacional del Estado empleador en el momento de incoarse el
proceso,
e) Si el Estado empleador y el trabajador han pactado otra cosa por escrito, salvo
que por motivos de orden público los tribunales del Estado del foro tengan
conferida jurisdicción exclusiva por razón de la materia objeto del proceso.
3. Procesos relativos a acciones de indemnizaciones por causa de muerte o lesiones
de una persona, daños o pérdidas de bienes corporales, si el acto u omisión es

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

atribuible al Estado y se ha producido total o parcialmente en el territorio del


Estado ante el cual se pretende llevar el litigio, y si el autor del acto o la omisión se
encontraba en dicho territorio en el momento de cometerlos.
4. Acciones referentes a la propiedad, posesión y uso de bienes situados en el
Estado ante el cual se pretende llevar el litigio.
5. Conflictos relativos a patentes de invención, marcas de fábrica y de comercio y
otras formas de propiedad intelectual o industrial, que gocen de protección jurídica,
aunque sea provisional, en el Estado en el cual se pretende llevar el litigio.
6. Procesos relativos a la participación de un Estado en una sociedad, u otra
colectividad, con personalidad jurídica propia o sin ella y concerniente a las
relaciones entre el Estado y la sociedad o colectividad o de los demás
participantes, cuando ésta:
a) Comprenda socios que sean Estados u organizaciones internacionales, y
b) Se haya constituido con arreglo a la ley del Estado ante el cual se pretende
llevar el litigio, o tenga la sede de su dirección o su establecimiento principal
en ese Estado.
7. Conflictos referentes a los buques propiedad del Estado o explotados por él,
destinados a un servicio comercial, salvo:
a) Los cargamentos transportados a bordo de los buques de guerra, y
b) Cargamentos propiedad de un Estado, destinados a ser utilizados exclusivamente
para un servicio público no comercial,
8. Los convenios celebrados por un Estado con una persona física o jurídica
extranjera a fin de someter a arbitraje todo litigio relacionado con una transacción
mercantil.

Es preciso mencionar que al lado de la inmunidad de jurisdicción encontramos


la inmunidad de ejecución. El Proyecto dispone que no podrán adoptarse contra bienes de
un Estado, en relación con un proceso ante un tribunal de otro Estado, medidas
coercitivas como las de embargo y ejecución, sino en los casos y dentro de los límites
siguientes:
a. Cuando el Estado consienta expresamente en la adopción de tales medidas, en
los términos indicados.
I. Por acuerdo internacional;
II. Por un convenio arbitral o en un contrato escrito; o
III. Por una declaración ante el tribunal o por una comunicación hecha por
escrito después de que surja un litigio entre las partes;
b. Cuando el Estado asigne o destine bienes a la satisfacción de la demanda objeto
de ese proceso, o
c. Cuando los bienes sean utilizados o estén destinados a ser utilizados
específicamente por el Estado para fines que no sean un servicio público no
comercial, se encuentren en el territorio del Estado del foro y tengan alguna
relación con la demanda objeto del proceso o con el organismo o institución contra
el que se haya incoado el proceso.

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El consentimiento en el ejercicio de jurisdicción no entraña consentimiento en la adopción


de medidas coercitivas; es necesario un consentimiento separado.
Los bienes que gozan de inmunidad de ejecución, de conformidad con el proyecto son:
a. Los bienes incluida cualquier cuenta bancaria, que sean utilizados o estén
destinados a ser utilizados para los fines de la misión diplomática del Estado o de
sus oficinas consulares, sus misiones especiales, sus misiones ante
organizaciones internacionales o sus delegaciones en órganos de organizaciones
internacionales o en conferencias internacionales.
b. Los bienes de carácter militar o los que sean utilizados o estén destinados a ser
utilizados con fines militares,
c. Los bienes del banco central o de otra autoridad monetaria del Estado;
d. Los bienes que formen parte del patrimonio cultural del Estado, o parte de sus
archivos, y no se hayan puesto ni estén destinados a ser puestos en venta,
e. Los bienes que formen parte de una exposición de objetos de interés científico,
cultural o histórico y no se hayan puesto ni estén destinados a ser puestos en
venta.

PRÁCTICA MEXICANA EN MATERIA DE INMUNIDAD.


La práctica mexicana se caracteriza por reconocer la inmunidad jurisdiccional de
que gozan los Estados extranjeros, de acuerdo con las normas del DIP en la materia. Esta
inmunidad se concede por todos los actos que realice un Estado extranjero en el ejercicio
de su potestad estatal, además de comprender los bienes de los cuales dichos Estados
son titulares y utilicen en ejercicio de tal potestad. El Estado mexicano no concede la
inmunidad jurisdiccional en los siguientes casos:
1. Demandas en que el Estado extranjero demandado, voluntaria y expresamente
acepte o haya aceptado la jurisdicción del tribunal nacional que conozca la causa.
2. Demandas en que el Estado extranjero no invoque expresamente su inmunidad.
3. Demandas entabladas por el Estado extranjero ante un tribunal nacional.
4. Demandas que no se refieran a actividades desempeñadas por el Estado
extranjero en el ejercicio de su potestad soberana, sino aquellos propios de la
persona privada; por ejemplo, actividades esencialmente, mercantiles o civiles,
demandas en el territorio nacional etc.
5. No se concede inmunidad a los Estados extranjeros que en litigios presentados
ante sus tribunales, no reconozcan en reciprocidad la inmunidad jurisdiccional del
Estado mexicano.

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

“LA JUSTICIA JUSTIFICA LA INJUSTICIA”.

“LA JUSTICIA CUANDO SE APLICA COMO


DEBE SER, POR EL JUSTICIABLE NO
PERDERÁ LA CARACTERISTICA DE SU
EXISTENCIA.”

"LA LEY NO CONTIENE LA DESIGUALDAD


ENTRE LAS PARTES EN UN LITIGIO MÁS
SIN EMBARGO ESA DESIGUALDAD ES
REFLEJADA POR EL JUZGADOR."

“ES INCONCEBIBLE QUE EL ASPECTO POLITICO


O ECONOMICO SUBORDINEN AL DERECHO."

CAPITULO XI

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

11.-MEDIOS PACIFICOS DE SOLUCIÓN DE LOS CONFLICTOS INTERNACIONALES


DE LOS ESTADOS.

INTRODUCCION.
El DIP clásico aceptaba como licito el ejercicio de la fuerza armada como medio
para resolver los conflictos internacionales. Esta postura no se superó sino hasta la
adopción del Pacto Brian Kellogg, firmado en París el 27 de agosto de 1928. En dicho
pacto las partes condenan la guerra como medio para resolver los conflictos
internacionales y renuncia a ella como instrumento de política nacional en sus relaciones
reciprocas (el Pacto fue ratificado por la mayoría de los Estados del mundo, con
excepción de algunos sudamericanos).
Confirmando los postulados del Pacto Brian Kellogg, la Carta de las Naciones
Unidas se establece en sus arts. 33-35.

Los miembros de la Organización arreglarán sus controversias internacionales


por medios pacíficos, de tal manera que no pongan en peligro la paz y seguridad
internacionales: Dicha obligación se impone incluso a los Estados no miembros de la
Organización como se colige del art.35 Párr.2.
La Organización hará que los Estados que no son miembros de la Naciones
Unidas se conduzcan de acuerdo con estos principios en la medida que sea necesaria
para mantener la paz y la seguridad internacionales.
Con ello, actualmente son lícitos los medios pacíficos de solución mencionados
en el art. 33 de la Carta.
En la jurisprudencia internacional existe un concepto claro de diferencia. La CPJl
definió como sigue: "Una diferencia es un desacuerdo sobre un punto de derecho o de
hecho, una contradicción de tesis jurídicas o de intereses entre dos personas".

Tradicionalmente, la mayor parte de la doctrina ha distinguido entre diferencias


jurídicas y diferencias políticas, distinción que ha tenido también un reflejo en la práctica
de los Estados. Se dice que las primeras se podrán resolver si se aplica el derecho
vigente, y su conocimiento corresponde a órganos con carácter jurisdiccional; en cambio
las segundas se basan en una pretensión cuya problemática rebasa los límites jurídicos, y
su solución corresponde al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Dicha
distinción debe rechazarse, pues la mayoría de los conflictos reúnen a la vez un matiz
político y una dimensión jurídica.

MEDIOS DIPLOMÁTICOS.
Los medios diplomáticos para resolver los conflictos son: la negociación, los
buenos oficios, la mediación, la encuesta o investigación y la conciliación.

LA NEGOCIACIÓN.
Uno de los medios más eficaces para resolver los conflictos internacionales es la
negociación, consistente en efectuar conversaciones diplomáticas que tienen como
finalidad solucionar un conflicto internacional; se entablan entre las partes en conflicto por
medio de sus órganos diplomáticos. Cuando el conflicto afecta a varias partes, lo

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frecuente es convocar, previo acuerdo mutuo, a una conferencia internacional con el fin
de solucionarlo.
LOS BUENOS OFICIOS Y LA MEDIACIÓN.
Tanto los buenos oficios como la mediación son medios para facilitar el acuerdo
entre las partes. Los buenos oficios, como su nombre lo indica, consisten en la
participación con buena voluntad de uno o varios Estados con el fin de invitar a las partes
en conflicto a llegar a un acuerdo. El caso de la mediación es similar pero con la
diferencia de que, además de invitar a las partes a solucionar sus diferencias, les son
propuestas soluciones específicas que las partes pueden aceptar o no.

Los buenos oficios y la mediación pueden iniciarse a requerimiento de las partes


o sin él; en este último supuesto, no debe entenderse que los buenos oficios o la
mediación constituyen actos de intervención en los asuntos internos de los Estados, sino
considerarse como actos amistosos, según lo especifica la Convención de la Haya para la
Solución Pacifica de los Conflictos Internacionales de 1907. Tanto los buenos oficios
como la mediación no son medios de solución muy frecuentes; a pesar de ellos, la ONU
ha recurrido a su empleo en varias ocasiones, como en los conflictos de Palestina, en
donde los mediadores fueron el conde de Bernadotte y el estadounidense Bunche.

LAS COMISIONES DE INVESTIGACIÓN.


La propuesta de crear comisiones de investigación surgió en las Conferencias de
La Haya de 1889 y de 1907. Las comisiones de investigación tienen como finalidad
establecer el supuesto de hecho del caso controvertido, sin plantear propiamente una
solución al conflicto.
En su art. 9°. La Convención de La Haya de 1907 señala la misión de las
comisiones referidas. Facilitar la solución de estos litigios, esclareciendo por medio de un
examen imparcial y concienzudo las cuestiones de hecho.

Dichas comisiones se constituyen previo acuerdo entre las partes interesadas, y


operan conforme a los criterios señalados por la Convención de 1907, de los cuales cabe
señalar los siguientes:

a. La investigación tendrá carácter contradictorio.


b. La comisión tiene facultad para trasladarse momentáneamente a los sitios
donde juzgue conveniente.
c. La Comisión puede solicitar a las partes las explicaciones o informes que
considere necesarios.
d. Las partes se comprometen a dar todas las facilidades necesarias a la
Comisión para el ejercicio de sus funciones.
e. Las deliberaciones serán secretas.
f. El informe de la Comisión se leerá en sesión pública, ante la presencia de los
consejeros y agentes, y se limitará a comprobar los hechos, por lo cual carece
del carácter de una sentencia arbitral.

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

La creación de las comisiones de investigación conforme a las normas de la


Convención de La Haya de 1907 es voluntaria; sin embargo, su constitución puede
obedecer a un compromiso obligatorio cuando así lo prevea un tratado. Dichas
comisiones fueron utilizadas por la Liga de las Naciones y más recientemente por la ONU,
con mayor o menor fortuna.
EL PROCEDIMIENTO CONCILIATORIO.
La conciliación internacional es definida por la doctrina como sigue.
………la intervención en el arreglo de una diferencia internacional, de un órgano
sin autoridad política propia que, gozando de la confianza de las partes en litigio, está
encargado de examinar todos los aspectos de litigio y de proponer una solución que no es
obligatoria para las partes.

La conciliación internacional se reglamenta en numerosos tratados bilaterales y


multilaterales, entre los que cabe destacar el Acta General para el Arreglo de las
Diferencias Internacionales, adoptada por la AG de la Liga de las Naciones el 26 de
septiembre de 1928, y revisada por la AG de la ONU, el 28 de abril de 1949. Dicha acta
establece que puede someterse a procedimiento conciliatorio cualquier clase de
controversia. El procedimiento conciliatorio será contradictorio y su misión consistirá en
dilucidar las cuestiones en litigio, de manera que se recoja toda la información necesaria.
Tal procedimiento finaliza mediante un acta en la cual se hará constar si las partes han
llegado o no a un acuerdo, y las condiciones de éste si las hubiere. Ulteriormente el acta
se comunica a las partes, quienes decidirán si están conformes con ella y si aprueban su
publicación. Como se observa, el procedimiento conciliatorio carece de fuerza vínculativa
para las partes, por lo cual actualmente se usa poco.

MEDIOS JURIDICOS DE SOLUCIÓN DE CONTROVERSIAS.

EL ARBITRAJE INTERNACIONAL.
El arbitraje es definido por el art. 37 del Convenio de La Haya de 1907 sobre el
Arreglo Pacífico de Diferencias como aquél que tiene por objeto arreglar los litigios entre
los Estados, mediante jueces elegidos por ellos y sobre la base del respeto al derecho.
Las características propias del arbitraje, que lo distinguen de otros medios de
solución, son las siguientes:
a. Los árbitros son elegidos por las partes
b. Mediante el arbitraje se resuelven definitivamente la controversia.
c. La sentencia que se dicta es obligatoria y, por tanto vinculativa para las partes
en litigio.

Para que se instaure un tribunal o comisión arbitral se requiere el consentimiento


de las partes. Esta sumisión al arbitraje puede estar contenida en un acuerdo
internacional, único denominado compromiso arbitral, o en una cláusula compromisoria
contenida en un tratado, en el cual se establece la obligación de recurrir al arbitraje para
resolver las controversias que se susciten en relación con dicho tratado. Ahora bien, la
sumisión a una cláusula compromisoria de un tratado, o la celebración de un tratado
previo de arbitraje, no excluye la necesidad en algunas ocasiones de suscribir un

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compromiso arbitral ad hoc en el que se designe al órgano arbitral, se determine de forma


específica el número de árbitros y se establezcan tanto el derecho aplicable como el
procedimiento por seguir.

A pesar de que las normas del procedimiento se contienen en el compromiso


arbitral, la Convención de La Haya de 1907 recoge normas ilustrativas que, salvo casos
excepcionales, se siguen generalmente en los arbitrajes. Designados los árbitros y la
sede, se constituye el órgano arbitral que opera de acuerdo con las reglas siguientes:
a. Las partes designan a sus agentes, consejeros y abogados (art. 62).
b. Se distinguen dos fases, una escrita con base en la memoria, la
contramemoria, la réplica y la duplica, y otra oral, consistente en los debates
del órgano arbitral (arts. 63 y 70).
c. Las partes tienen derecho a promover excepciones o incidentes procesales
(art.71).
d. Los miembros del órgano arbitral pueden dirigir preguntas a los agentes y
consejeros y pedirles el esclarecimiento de los puntos dudosos (art.77).
e. Presentadas por los consejeros y agentes las aclaraciones y pruebas, se
declaran concluidos los debates (art. 77).
f. Las deliberaciones se harán en forma secreta y las decisiones se tomarán por
mayoría (art. 78).
g. La sentencia deberá estar motivada y se leerá en sesión pública (art.80)

Contra la sentencia no cabe recurso alguno de apelación o casación, salvo que


así se acuerde entre las partes; no obstante, éstas pueden oponer tres tipos de recursos
ante el propio tribunal:
a. Aclaración: opera en caso de desacuerdo entre las partes acerca del verdadero
sentido de la sentencia.
b. Reforma: las partes pueden reclamar el exceso cometido por los árbitros en el
ejercicio de sus facultades.
c. Revisión: este recurso se puede oponer cuando aparezca un nuevo hecho que, de
haberse conocido antes; habría ejercido una influencia definitiva en la sentencia.
Finalmente, conviene hacer una referencia especial al Tribunal Permanente de
Arbitraje, el cual tuvo su origen en la Conferencia de la Paz de La Haya en 1899 y
cuya reglamentación se reestructuró en la Convención de la Haya en 1907.
Conforme a la Convención de la Haya de 1907, la finalidad del (Tribunal
Permanente de Arbitraje) consiste en facilitar a las partes de la Convención recurrir
al procedimiento arbitral, como medio de solución para sus diferencias cuando
estás no se hayan podido resolver por la vía diplomática.

PROCEDIMIENTO ANTE LA CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA.


La creación de la Corte Internacional de Justicia está vinculada con la Organización de las
Naciones Unidas, de la cual es órgano principal. Después del fracaso de la fenecida
Sociedad de Naciones fue necesario crear una nueva Corte, distinta a la Corte o del
Tribunal Permanente de Justicia Internacional. La creación de esa nueva Corte se previó

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en la Conferencia de Dumbarton Oaks, en 1943, en la que se propuso que el Estatuto de


la Corte internacional de Justicia formara parte integrante de la Carta de las Naciones
Unidas.

"NADIE DEBE DE HACERSE JUSTICIA CON SUS PROPIAS

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MANOS, PERO EN NUESTRA MATERIA LES ES


PERMITIDO A LOS ESTADOS HACERSE JUSTICIA
CUANDO EXISTE UNA OFENSA"

LA JUSTICIA SOLO ES APLICATIVA PARA UNOS


CUANTOS MÁS NO ASÍ PARA TODOS LOS
DESTINATARIOS.

CAPITULO XII

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12.-LAS SANCIONES DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO.

INTRODUCCION.
Una de las peculiaridades de la comunidad internacional es su carácter
inorgánico, por lo cual carece de órganos de ejecución. Así, la represión de los hechos
ilícitos únicamente puede llevarse a cabo por los mismos Estados y por algunas OI, Entre
las medidas reconocidas como medios lícitos de sanción se encuentran la retorsión, las
represalias pacificas, la legítima defensa y la autoprotección.

LA RETORSIÓN.
La retorsión es la sanción más moderada; Verdross la define como: La forma
más moderada de autotutela. Consiste, en general en que a un acto lícito pero poco
amistoso se contesta con otro acto también poco amistoso, pero lícito. Si esta definición
fuese exhaustiva, la retorsión no podría considerarse como la represión de un acto ilícito.
Pero en la realidad los Estados contestan muchas veces a un acto ilícito de su adversario
con una acción que, aún siendo poco amistosa, se mantiene dentro de los límites del
Derecho Internacional, y una reacción de esta índole es también retorsión. De ahí que la
retorsión pueda considerarse como una sanción del Derecho internacional.
Pueden citarse como ejemplos de este tipo de sanciones: la ruptura de relaciones
diplomáticas, la retirada del exequátur a uno o a todos los cónsules y la imposición de
restricciones en los visados de entrada.

LAS REPRESALIAS PACIFICAS.


Estas corresponden a las contramedidas mencionadas en el Proyecto de
Responsabilidad de los Estados por hechos ilícitos, en su capítulo de excluyentes de la
ilicitud del hecho. Consisten en injerencias jurídicas del Estado lesionado, en bienes o
derechos jurídicos del Estado culpable, a fin de que cumpla con su responsabilidad
internacional. En una situación normal estas injerencias constituirían hechos ilícitos, pero
al convertirse en medios de sanción se excluye la ilicitud de los mismos; por consiguiente,
no originan responsabilidad internacional. Actualmente las únicas represalias que se
encuentran permitidas son las pacíficas, que deberán guardar una relación de proporción
con el hecho ilícito sufrido y habrán de suspenderse en el momento en que se repare el
daño ocasionado o se satisfaga la responsabilidad internacional originada.
De este modo, cualquier exceso en la represalia se considerará como un acto
ilícito, al que es legitimo oponer una nueva represalia por el exceso. Las represalias
pueden consistir, por ejemplo, en la negación al pago de una deuda vencida, en el
incumplimiento de un tratado vigente; en la confiscación de bienes del Estado culpable en
el territorio del Estado lesionado, etc.
En la segunda y tercera partes del Proyecto de Responsabilidad Internacional de
los Estados por Hechos ilícitos se hace mención a las represalias en el art. 9o, el cual
establece:
1. Con sujeción a lo dispuesto en los arts. 11 al 13 el Estado lesionado tendrá
derecho, por vía de represalia, a suspender el cumplimiento de sus demás

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obligaciones respecto del Estado que haya cometido el hecho internacionalmente


ilícito.
2. El ejercicio de ese derecho por el Estado lesionado no deberá ser, en sus efectos,
manifiestamente desproporcionado a la gravedad del hecho internacionalmente
ilícito cometido.

Las represalias no podrán aplicarse mientras no se hayan agotado los procedimientos


internacionales de arreglo pacífico de las controversias. Esta regla general sufre dos
excepciones.
a. Las medidas de protección adoptadas por el Estado lesionado dentro de su
jurisdicción en tanto una corte o un tribunal internacional competente, con
arreglo al procedimiento internacional de arreglo pacífico de la controversia
aplicable a ésta, no haya decidido acerca de la admisibilidad de dichas
medidas provisionales de protección.
b. Las medidas provisionales adoptadas por el Estado lesionado, si el Estado
que presuntamente ha cometido el hecho internacionalmente ilícito no da
cumplimiento a una medida provisional de protección decretada por esa corte
o tribunal internacional (art. 10 de la segunda y tercera partes del Proyecto de
Responsabilidad Internacional de los Estados por Hechos ilícitos).

LA LEGITIMA DEFENSA.
La legítima defensa es una reacción violenta e inmediata contra las agresiones
ilícitas, actuales o inminentes de otro Estado o grupo de Estados contra el territorio,
buques, aeronaves o fuerzas armadas de un Estado. Se encuentra regulada en la Carta
de la ONU en su art. 51, el que establece que se reconoce dicho derecho, con la única
obligación de comunicar inmediatamente al Consejo de Seguridad el ejercicio de éste, de
forma individual o colectiva.
A fin de determinar cuándo se justifica el ejercicio del derecho de la legítima
defensa debe tenerse en cuenta la definición de agresión aprobada por la Asamblea
General de las Naciones Unidas en su Resolución 3314 (XXIX) del 14 de diciembre de
1974 cuyo primer Art. Se define “la agresión como el uso de la fuerza armada por un
Estado en contra de la soberanía, integridad territorial, independencia política de otro
Estado, o de cualquier otra forma incompatible con la Carta de las Naciones Unidas”.

Por su parte, el art. 30 de la mencionada resolución señala que clase de actos


pueden considerarse como agresión, independientemente de que haya o no una
declaración de guerra, y establece los siguientes:
a. La invasión o el ataque por las fuerzas armadas de un Estado al territorio de
otro Estado, o toda ocupación militar, aun temporal, que resulte de dicha
invasión o ataque; o toda anexión, mediante el uso de la fuerza, del territorio
de otro Estado o de parte de él.
b. El bombardeo, por las fuerzas armadas de un Estado, del territorio de otro
Estado, o el empleo de cualesquiera armas por un Estado contra el territorio
de otro Estado.

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

c. El bloqueo de los puertos o de las costas de un Estado por las fuerzas


armadas de otro Estado.
d. El ataque por las fuerzas armadas de un Estado contra las fuerzas armadas
terrestres, navales o aéreas de otro Estado, o contra su flota mercante o
aérea.
e. La utilización de fuerzas armadas de un Estado, que se encuentren en el
territorio de otro Estado con el acuerdo del Estado receptor, en violación de
las condiciones establecidas en el acuerdo o toda prolongación de su
presencia en dicho territorio después de terminado el acuerdo.
f. La acción de un Estado que permite que su territorio que ha puesto a
disposición de otro Estado, sea utilizado por otro Estado para perpetrar un
acto de agresión contra un tercer Estado.
g. El envió por un Estado, o en su nombre de bandas armadas, grupos
irregulares o mercenarios que llevan a cabo actos de fuerza armada contra
otro Estado de tal gravedad que sean equiparables a los actos antes
enumerados, o su sustancial participación en dichos actos.

A pesar de lo anterior, debe considerarse lo establecido por el propio art. 7°, de la


mencionada resolución, en el cual se dice: Nada de lo establecido en esta definición, y en
particular en el art. 3°, podrá perjudicar en forma alguna el derecho a la libre
determinación, la libertad y la independencia.

LA AUTOPROTECCIÓN.
Como se ha señalado, una de las obligaciones del Estado es dar debida
protección a los extranjeros. Ahora bien, si un Estado no cumple con dicha obligación por
qué no quiere o por no estar en condiciones de cumplir con la misma, el Estado
perjudicado puede intervenir excepcionalmente por el territorio del Estado culpable y
ejercer los poderes de policía para proteger a sus nacionales. Así, en principio el único
competente para velar por el mantenimiento del orden dentro de un territorio es el Estado
que ejerce soberanía territorial sobre él mismo; sin embargo, si éste rehúsa a mantenerlo,
o bien carece de medios, otros Estados pueden intervenir para proteger a sus nacionales.
Esta medida se conoce como autoprotección.

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

O.I.T

C.I.J

O.M.S

"ALGUNOS PAISES QUE FORMAN


PARTE DE LA ONU, SOLAMENTE SON
UTILIZADOS POR LOS INTERESES DE
LOS PAISES DESARROLLADOS."

“EXISTEN ORGANISMOS INTERNACIONALES


QUE SOLAMENTE ADMITEN COMO
OTRO MIEMBRO MÁS SI TIENE
SU MISMA CAPACIDAD ECONOMICA”.

“LAS GRANDES POTENCIAS ANTE LA COMUNIDAD


INTERNACIONAL SIEMPRE DECIDEN LA POLÍTICA
MUNDIAL”.

CAPITULO XIII

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

13.- TEORIA GENERAL DE LAS ORGANIZACIONES INTERNACIONALES.

CONCEPTO Y CARACTERISTICAS DE LAS ORGANIZACIONES


INTERNACIONALES.
Las organizaciones internacionales son sujetos del DIP creados mediante un
tratado, con la finalidad de gestionar intereses colectivos de un grupo de Estados o de la
comunidad internacional. Sus características son las siguientes.
1. Se crean mediante un tratado, estatuto o carta, en el que por lo general se
determina su organización, composición, finalidades y funciones.
2. Están integrados por sujetos de derecho internacional, generalmente Estados,
por lo que reciben la denominación de organizaciones intergubernamentales.
3. Gozan de personalidad jurídica propia; por tanto, son titulares de derechos y
obligaciones internacionales.
4. Están dotadas de órganos permanentes que son distintos e independientes de
los miembros de la organización.
5. Los órganos cumplen los objetivos de la organización y en ellos se forman la
voluntad objetiva y colectiva de la propia organización, que jurídicamente es
distinta de la de los miembros de la organización.

SU FORMACIÓN
Se crean mediante un tratado, estatuto o carta, en el cual por lo general se
determina su organización, composición, finalidades y funciones.
De manera excepcional pueden constituirse por declaraciones internacionales;
éste es el caso de la Declaración de Bangkok de los Ministros de Asuntos Exteriores de
Indonesia, Malasia, Singapur y Tailandia, que creó la Asociación de Naciones de Asia
Sudoriental (ASEAN), y la Declaración de jefes de Estado y de Gobierno de los países
exportadores de petróleo, que originó la Organización de Países Exportadores de
Petróleo (OPEP) los tratados constitutivos de organizaciones internacionales se rigen por
la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969 y por la Convención de
Viena sobre el Derecho de los Tratados entre Estados y Organizaciones internacionales o
entre Organizaciones internacionales, de 1986, según se celebren entre Estados o entre
Estados y organismos internacionales.

LOS MIEMBROS
Están integrados por sujetos de derecho internacional, en general Estados, por lo
que reciben la denominación de organizaciones intergubernamentales.
Sin embargo, nada impide que formen parte de las organizaciones
internacionales compuestas por otros sujetos de derecho internacional, tales como otras
organizaciones internacionales y los movimientos de liberación nacional, aunque no es lo
común. Algunas organizaciones tienen como miembros a territorios no autónomos, como
la Unión Postal Universal (UPU), que reconocía como miembro a Timor Oriental, y el de la
Organización Mundial Meteorológica (OMM), que reconoce como miembros a los
territorios británicos del Caribe, la Polinesia francesa, Hong Kong, Macao (como territorios
especiales de la jurisdicción china), Antillas Holandesas y Aruba, y Nueva Caledonia. La
Organización Mundial del Comercio (OMC) reconoce como miembro a Hong Kong y a

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

Taiwán, que no son miembros de las Naciones Unidas. La Organización de Estados


Americanos (OEA), en el Art. 8°, de su Carta, dispone:
………la condición de miembro de la Organización estará restringida a los
Estados independientes del Continente y a los territorios no autónomos mencionados en
el documento OEA/Ser, P, AG/doc. 1939/85, del 5 de noviembre de 1985, cuando
alcancen su independencia.

Asimismo, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a pesar de lo


dispuesto en los Art. 3° y 4°, de su Carta, contó entre sus miembros fundadores a
Bielorrusia (hoy Belarus) y Ucrania cuando sólo eran repúblicas federadas de la Unión
Soviética, así como Filipinas y la India cuando aun no eran independientes. Namibia fue
aceptada como miembro, aun antes de obtener su independencia, en la FAO
( Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) en 1977, la
UNESCO, (Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la
Cultura), la OMS (Organización Mundial de la Salud) y la OIT (Organización Internacional
del Trabajo) en 1978; y Palestina (representada por la OLP (Organización para la
Liberación Palestina) aceptada como miembro de la OMS, FAO, UNESCO, OIT, UIT.

Algunas organizaciones tienen como miembros a otras organizaciones


internacionales. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación (FAO) reconoce a la Comunidad Europea como miembro, ya que de
conformidad con su Constitución (art. II.3) se puede aceptar en calidad de miembro a toda
organización regional de integración económica, la cual ejercerá sus derechos en forma
alternativa con sus Estados Miembros que sean Estados miembros de la Organización
(art. II.8.) de igual manera, la Organización Mundial del Comercio (OMC) reconoce como
miembro a la Comunidad Europea.

ADQUISICIÒN DEL ESTATUS DE MIEMBRO.


Esta adquisición depende de los términos del tratado constitutivo de la
organización, el que por lo general está sujeto a ciertas condiciones; por ejemplo, el art.
4.1 de la Carta de las Naciones Unidas estipula que sólo podrán ser miembros de la
organización.

……….los Estados amantes de la paz que acepten las obligaciones consignadas


en esta Carta y que, a juicio de la Organización estén capacitados para cumplir dichas
obligaciones y se hallen dispuestos a hacerlo.

Las condiciones de admisión varían de una organización a otra en atención a las


funciones y los propósitos asignados, y los procedimientos sirven para filtrar en forma más
o menos discrecional a sus miembros. Por lo común, los métodos que se utilizan son:
* La admisión por decisión del órgano competente, por lo general el órgano
plenario (Asamblea), por mayoría de sus miembros, bien sea simple o calificada. Este
procedimiento lo utilizan en general los organismos de vocación universal o los regionales
de fines generales.

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

* Por el concurso de dos o más órganos de la organización.


En el caso de la ONU, de conformidad con el Art. 18.2 de su Carta, se requiere
de dos tercios de los miembros presentes y votantes de la Asamblea General, por
recomendación del Consejo de Seguridad (art. 4.2). En el caso de la OEA, el art. 7° de su
Carta dispone:
……..la Asamblea General, previa recomendación del Consejo Permanente de la
Organización, determinará si es procedente autorizar al Secretario General para que
permita al Estado solicitante firmar la Carta....
* Hacer depender la admisión de nuevos miembros a la invitación (unánime) de
los que lo son. La gran mayoría de organismos de membresía restringida con los fines
restringidos utiliza este procedimiento, como es el caso de la OTAN (Organización del
Tratado del Atlántico del Norte).

El principio que rige el estatus de miembro es el de su igualdad jurídica, lo cual


no implica una total equiparación y reciprocidad de derechos y obligaciones, sino más
bien la libertad de consentir un tratamiento desigual o no paritario para hacer más efectiva
la cooperación internacional; un ejemplo de ello es la composición del Consejo de
Seguridad de la ONU, que cuenta con Miembros Permanente y Miembros No
Permanentes. Sin embargo, todos los Estados miembros de la organización tienen
derecho a estar representados en los diversos órganos de la organización y a participar
en la adopción de sus decisiones. Sus obligaciones derivan del compromiso general de
cooperar en el logro de los objetivos propuestos.
La Carta de las Naciones dispone en su art. 3°, que son "miembros originarios"
de la organización.

……..los Estados que habiendo participado en la Conferencia de las Naciones


Unidas sobre la Organización Internacional celebrada en San Francisco, o que habiendo
firmado previamente la Declaración de las Naciones Unidas del 1°, de enero de 1942,
suscriban esta Carta y la ratifiquen de conformidad con el artículo 110.
La calidad de miembros originarios de la Organización no les otorga privilegio
alguno sobre los demás miembros de la ONU, sino tan sólo el prestigio de haber sido
promotores de la Organización.

PÈRDIDA O LIMITACIÒN DEL ESTATUS DE MIEMBRO.


La condición de miembro puede perderse por retirada o expulsión, o verse
limitada en el ejercicio de sus derechos.

a. RETIRADA.

La discusión relativa al retiro de un miembro de una organización internacional constituía


un derecho propio o sólo se tenía cuando el tratado constitutivo de la organización así lo
disponía. Esta situación se ha superado, ya que el derecho de retirada aparece avalado
por la práctica de las organizaciones; por ejemplo, la Carta de las Naciones Unidas
originalmente no preveía el retiro de sus miembros. La omisión se contrarrestó por:

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1. Declaraciones realizadas por la propia organización con las que reconoce el


derecho de los Estados miembros de retirarse de la organización y su incapacidad
de retenerlos contra su voluntad; por ejemplo, la declaración hecha en la
Conferencia de San Francisco que justifica el derecho de retirarse de la ONU ante
la adopción de una enmienda de la Carta sin su consentimiento o ante la dificultad
de conseguir los propósitos de la organización por la falta de colaboración.
2. Las declaraciones y reservas formuladas por los Estados miembros arrogándose
el derecho de retirada. Así lo reconoció la Asamblea de la Organización Mundial
de la Salud (OMS) respecto a la reserva de Estados Unidos al argüir tal derecho.
3. El efectivo ejercicio de retirada, como en el caso de Indonesia cuando en 1965 se
retiró de la ONU como protesta por permitir el acceso a Malasia a uno de los
asientos del Consejo de Seguridad.

La Carta de la OEA reconoce la retirada o denuncia al disponer en su art. 143:


Esta Carta regirá indefinidamente, pero podrá ser denunciada por cualquiera de los
Estados miembros, mediante comunicación escrita la Secretaría General, la cual
comunicará en cada caso a los demás las noficaciones de denuncia que reciba.
Transcurridos dos años a partir de la fecha en que la Secretaría General reciba una
notificación de denuncia, la presente Carta cesará en sus efectos respecto del Estado
denunciante, y éste quedará desligado de la Organización después de haber cumplido
con las obligaciones emanadas de la presente Carta.

b. EXPULSIÒN Y SUSPENSIÒN.

La expulsión y suspensión del estatus de miembro de la organización


internacional se da por la infracción más o menos grave de los principios y propósitos que
la sustentan:
La Carta de la ONU prevé tanto la suspensión como la expulsión de sus miembros en sus
arts. 5°y 6°:

Articulo 5°.
“Todo Miembro de las Naciones Unidas que haya sido objeto de acción preventiva o
coercitiva por parte del Consejo de Seguridad podrá ser suspendido por la Asamblea
General, a recomendación del Consejo de Seguridad, del ejercicio de los derechos y
privilegios inherentes a su calidad de Miembro. El ejercicio de tales derechos y privilegios
podrá ser restituido por el Consejo de Seguridad”.

Articulo 6°.
“Todo miembro de las Naciones Unidas que haya violado repetidamente los principios
contenidos en esta Carta podrá ser expulsado de la Organización por la Asamblea
General a recomendación del Consejo de Seguridad”.
En el caso de la OEA sólo se contempla la suspensión, sanción que fue aplicada en 1962
a Cuba debido a su cambio de régimen, al tomar posesión el general Fidel Castro.
Algunos autores consideran que la Organización no procedió a expulsar a Cuba ya que la
sanción no era contra el Estado cubano, sino contra el gobierno de dicho país; sin
embargo, cabe precisar que la Carta de la OEA no prevé la figura de la expulsión, por lo

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

que dicha Organización procedió a aplicar la suspensión, de conformidad con el art. 9° de


su Carta:
Un miembro de la Organización cuyo gobierno democráticamente constituido sea
derrocado por la fuerza podrá ser suspendido del ejercicio del derecho de participación en
las sesiones de la Asamblea General, de la Reunión de Consulta, de los Consejeros de la
Organización y de las Conferencias Especializadas, así como de las comisiones, grupos
de trabajo y demás cuerpos que se hayan creado.
a. La facultad de suspensión solamente será ejercida cuando hayan sido infructuosas
las gestiones diplomáticas que la Organización hubiera emprendido con el objeto
de propiciar el restablecimiento de la democracia representativa en el Estado
miembro afectado.
b. La decisión sobre la suspensión deberá ser adoptada en un periodo extraordinario
de sesiones de la Asamblea General, por el voto afirmativo de los dos tercios de
los Estados miembros.
c. La suspensión entrará en vigor inmediatamente después de su aprobación por la
Asamblea General.
d. La Organización procurará, no obstante la medida de suspensión, emprender
nuevas gestiones diplomáticas tendientes a coadyuvar al restablecimiento de la
democracia representativa en el Estado miembro afectado.
e. El miembro que hubiere sido objeto de suspensión deberá continuar observando el
cumplimiento de sus obligaciones con la Organización.
f. La Asamblea General podrá levantar la suspensión por decisión adoptada con la
aprobación de dos tercios de los Estados miembros.
g. Las atribuciones a que se refiere este artículo se ejercerán de conformidad con la
presente Carta.

La práctica demuestra que la suspensión y la expulsión son medidas de


carácter excepcional.

e) LIMITACIÒN DE DERECHOS.

La suspensión de los derechos inherentes a la calidad de miembro puede


limitarse al ejercicio del voto en las deliberaciones de la organización, y por regla general
la causa que la impone es el incumplimiento de las obligaciones financieras. El art. 19 de
la Carta de la ONU dispone:
El miembro de las Naciones Unidas que esté en mora en el pago de sus cuotas
financieras para los gastos de la Organización no tendrá voto en la Asamblea General
cuando la suma adeudada sea igual o superior al total de las cuotas adeudadas por los
dos años anteriores completos. La Asamblea General podrá, sin embargo, permitir que
dicho Miembro vote si llegara a la conclusión de que la mora se debe a circunstancias
ajenas a la voluntad de dicho Miembro.

MIEMBROS CON DERECHOS LIMITADOS.


Los miembros asociados, afiliados, parciales, observadores y con estatus
consultivo conforman a los miembros con derechos limitados de intervención en todos o
algunos de los órganos de la organización.

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1. Los miembros asociados participan en las actividades de la organización sin


derecho a voto, normalmente con carácter transitorio hasta cumplir las condiciones
requeridas para ser miembros de pleno derecho. Los miembros asociados por
regla general son los Estados, pero también pueden serlo territorios o grupos de
territorios no autónomos.
2. Los miembros afiliados son una categoría especial prevista por la Organización
Mundial de Turismo (OMT) que debido a su transición de ONG a Organismo
Intergubernamental, atribuye este estatus a las entidades internacionales,
gubernamentales y no gubernamentales, ocupadas en intereses turísticos. Por
ejemplo, la Asociación Mexicana de Agencias de Viajes, A. C.
3. Los miembros parciales son aquellos que solo participan en ciertos órganos de la
organización. Este es el estatus de algunos de los Estados no miembros de la
ONU a los que se les permite participar en algunos de sus órganos como Suiza,
que antes de su ingreso a la ONU participaba en la Comisión Económica para
Europa; o Palestina (territorio no soberano), que participa en la Comisión
Económica para Asia Occidental.
4. La calidad de miembros observadores se determina de modo normal sobre bases
ad hoc, como la designación de Estados Unidos de América como miembro
observador del Consejo de Europa (Res. 95/37 de 1996).

El Art. 70 de la Carta de la ONU determina:


El Consejo Económico y Social podrá hacer arreglos para que representantes de
los organismos especializados participen, sin derecho a voto, en sus deliberaciones y en
las de las comisiones que establezca, y para que sus propios representantes participen en
las deliberaciones de aquellos organismos.
Reconoce en este artículo la posibilidad de admitir observadores se confiere a:
- Estados no miembros de la organización en cuestión, como la Santa Sede en la
ONU.
- Movimientos de liberación nacional, por ejemplo, la Organización para la
Liberación Palestina (OLP) en la ONU (Res. 3237 XXIX de 1974).
- Otras organizaciones, como el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que
posee dicho estatus en la ONU.
5. El estatus consultivo se otorga de modo principal a organizaciones no
gubernamentales (ONG). Así el art. 71 de la Carta de la ONU establece: El
Consejo Económico y Social podrá hacer arreglos adecuados para celebrar
consultas con organizaciones no gubernamentales que se ocupen de asuntos de
la competencia del Consejo. Podrán hacerse dichos arreglos con organizaciones
internacionales y, si a ello hubiere lugar, con organizaciones nacionales, previa
consulta con el respectivo miembro de las Naciones Unidas.

= LA PERSONALIDAD DE LAS ORGANIZACIONES INTERNACIONALES.


El fundamento de su personalidad está implícito en el tratado constitutivo por el
que se crearon. Su personalidad es secundaria o derivada porque deben su existencia a
la voluntad de los Estados, sujetos primarios y plenos del derecho internacional, y dicha
personalidad es oponible no solo para quienes crearon el organismo, sino aun para
aquellos que no le reconocen esta personalidad.

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Esta personalidad es funcional ya que, por definición están destinadas a ejercer


funciones y cumplir objetivos de interés común. Las organizaciones solo tienen las
atribuciones que los Estados miembros les conceden en las reglas propias de cada
organización. Las atribuciones de las organizaciones internacionales pueden ser:
1) Expresas, cuando están previstas de modo directo en su tratado constitutivo.
2) Implícitas, que resulten necesarias para el ejercicio de las funciones explicitas.
3) Las que se desprenden de su práctica establecida, es decir, las normas de
derecho internacional consuetudinario a las que la actividad de la organización
haya dado lugar, admitidas ya entre las reglas de la propia organización (art. 2.
1. inciso, J, de la Convención sobre el Derecho de los Tratados entre Estados y
Organizaciones Internacionales o entre Organizaciones Internacionales)

Algunos tratadistas afirman que las organizaciones internacionales tienen


capacidad jurídica desigual, por lo que hace al número y la diversidad de sus derechos y
obligaciones definidos en las reglas de la propia organización. Caso distinto es el de la
capacidad de actuar de las organizaciones en el marco de los ordenamientos internos de
los Estados miembros. El art. 104 de la Carta de las Naciones Unidas dispone:
“La Organización gozará, en el territorio de cada uno de sus Miembros, de la
capacidad jurídica que sea necesaria para el ejercicio de sus funciones y la realización de
sus propósitos.”
Por su parte, el art. 1 de la Convención sobre Prerrogativas e Inmunidades de las
Naciones Unidas, de 1946, estipula:
Las Naciones Unidas tendrán personalidad jurídica y estarán capacitadas para:
a) Contratar.
b) Adquirir y disponer de propiedades, inmuebles y muebles.
c) Entablar procedimientos judiciales.

INTEGRADAS POR ÓRGANOS.


Están dotadas de órganos permanentes, que son distintos e independientes de
los miembros de la organización.

CAPACIDAD VOLITIVA DE LAS ORGANIZACIONES INTERNACIONALES.


Los órganos cumplen los objetivos de la organización y en ellos se forman la
voluntad objetiva y colectiva de la propia organización, que en el aspecto jurídico es
distinta de la de los miembros de la organización.

EVOLUCIÓN DE LAS ORGANIZACIONES INTERNACIONALES


Las primeras organizaciones interestatales, como entidades dotadas de órganos
permanentes y de voluntad autónoma, aparecen históricamente por la necesidad de
cooperar en la gestión de ciertos intereses comunes. En un primer momento surgen las
comisiones fluviales, destinadas a regular el ejercicio libre de la navegación por los ríos
internacionales, sobre todo en Europa.
De igual modo surgen las uniones administrativas, concedidas para satisfacer la
cooperación en sectores específicos, tales como las comunicaciones y el transporte
(Unión Telegráfica Internacional, en 1865; Unión Postal Internacional, en 1874; Unión

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Radiotelegráfica, en 1906); la industria y las artes (Unión para la Protección de la


Propiedad Industrial, 1883; Unión para la protección de la Propiedad Literaria y Artística);
el Comercio y la Agricultura, Oficina Internacional de Pesas y Medidas, 1875; Oficina
Internacional de la Agricultura, 1905); la sanidad (Oficina Internacional de la salud, 1907),
etc. En el ámbito regional americano puede mencionarse la Unión Internacional de las
Repúblicas Americanas, dotadas de una oficina comercial (1890) y un comité ejecutivo
(1896) permanentes.

Las organizaciones internacionales como hoy se conocen, surgen a partir del


establecimiento de la Sociedad de Naciones en 1919, al término de la Primera Guerra
Mundial como parte del tratado de Versalles firmado en 1918 al instaurar un marco
institucional que se pretendía que sirviera para fomentar la cooperación entre las naciones
y para garantizar la paz y fue considerado como el primer organismo político internacional
que surgió en el mundo, pues constituyo el primer intento de organización de la
comunidad internacional en sentido formal.
La composición de la Sociedad de Naciones sirvió de modelo a la Organización de las
Naciones Unidas. Sus órganos eran:
1) Una Asamblea, integrada por representantes de todos los Estados miembros en
pie de igualdad, con máximo de tres por cada Estado, que no disponían de más
de un voto.
2) Un Consejo, que comprendía miembros permanentes y no permanentes. El
Consejo debía estar formado por representantes de las principales Potencias
Aliadas y Asociadas (Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, y el Reino Unido),
como miembros permanentes, así como representantes de otros cuatro
miembros de la Sociedad elegidos por la Asamblea, como miembros no
permanentes.
3) Una Secretaría de carácter permanente, con un Secretario General a la cabeza,
nombrado por el Consejo y con aprobación de la mayoría de la Asamblea.
Asimismo, se integraba por los secretarios y el personal necesario, nombrados
por el Secretario General con aprobación del Consejo.

También había otros dos órganos independientes de la Sociedad de Naciones, pero


vinculados a ella:
1. Una Corte Permanente de Justicia Internacional, que no era un órgano de la
Sociedad sino un tribunal independiente y fundado por un tratado autónomo. El
Consejo pidió a una comisión de juristas, que se reunió en Paris, la redacción
del Estatuto de la Corte, que una vez elaborado fue sometido a la aprobación
de la Asamblea (1920). Además de su Estatuto, la Corte tenía un Reglamento
que fijaba el procedimiento ante dicha instancia.
2. Una organización Internacional del Trabajo (OIT), establecida en la Parte XII de
los Tratados de Versalles, que funcionó con estrecha colaboración con la
Sociedad de Naciones. Sus funciones principales eran las de elaborar
convenciones y recomendaciones en materia laboral y social, así como vigilar
su instrumentación.

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

Sin embargo, la autoridad de la recién creada Sociedad de Naciones experimentó


un gran fracaso cuando Estados Unidos de América, promotor de la Sociedad, no ratificó
el Pacto de la Sociedad. Por su parte, Rusia quedó excluida en un primer momento, y
después la Rusia Soviética fue expulsada en 1939 como consecuencia de su invasión a
Finlandia; Alemania abandonó la Sociedad cuando el nacionalismo llegó al poder en
1933; Japón se retiró en 1933, después de que sus ataques a China fueran condenados
por la Sociedad, y una cuarta parte de sus miembros se retiraron, primordialmente
naciones latinoamericanas. El fracaso de la Sociedad de Naciones y el estallido de la
Segunda Guerra Mundial motivaron el establecimiento de la Organización de las Naciones
Unidas, considerada como la máxima expresión de la comunidad organizada de Estados.

ENTIDADES SIMILARES A LAS ORGANIZACIONES INTERNACIONALES.


Existen algunas entidades que con frecuencia se confunden con organizaciones
internacionales; sin embargo, a pesar de tener características comunes no es posible
considerarlas como tales pues no reúnen todas las características que las distinguen.

LA COMMONWEALTH DE NACIONES.
La Commonwealth of Naciones es una agrupación voluntaria de los Estados
independientes que formaron parte del Imperio Británico. Carece de una base jurídica y
de órganos permanentes, con excepción de una secretaria. Funciona mediante la libre
cooperación entre sus miembros, los cuales periódicamente celebran consultas a varios
niveles, que incluyen las reuniones de Primeros Ministros. En 1976 el número de
miembros era de 34, entre los cuales figuraban algunas repúblicas que habían dejado de
reconocer al monarca inglés como el símbolo y jefe de la Commonwealth, algunos países
latinoamericanos (Bahamas, Barbados, Granada, Guyana, Jamaica y Trinidad y Tobago),
y los territorios bajo el dominio inglés en el Caribe participaban en calidad de miembros
asociados. La Commonwealth ofrece ciertas ventajas a sus miembros: instituciones e
idiomas comunes, trato preferencial en el comercio, asistencia económica y técnica, así
como ayuda militar. Tanto en la Primera como en la Segunda Guerras Mundiales sus
miembros emprendieron una acción militar conjunta contra los enemigos de la Gran
Bretaña. Sin embargo, existen diferencias profundas entre algunos de sus miembros, lo
cual ha provocado el retiro de varios países (Irlanda en 1939 y Sudáfrica en 1961) Y la no
adhesión de otros (Birmania y Malasia). Las hostilidades entre la India y Pakistán, así
como la decisión del Reino Unido de no intervenir militarmente en Rhodesia (acción que
solicitaron los países africanos) dividieron en el aspecto político de la Commonwealth. Así
mismo, el ingreso de Inglaterra en la Unión Europea reorientó la política comercial de ese
país, y, por consiguiente, se debilitó el sistema de preferencias imperiales, en vigor desde
1919, entre los miembros de la Commonwealth y fue el principal incentivo para el ingreso
de nuevos Estados. A pesar de existir una coordinación entre los Estados Miembros, no
puede decirse que la Commonwealth sea una organización internacional debido a la
carencia de órganos permanentes y a la ausencia de personalidad jurídica, por lo que
puede considerarse más bien un mecanismo de cooperación que un organismo
internacional.

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EL COMITÉ INTERNACIONAL DE LA CRUZ ROJA (CICR).


Es un organismo de socorro voluntario fundado el 29 de octubre de 1863 en
Ginebra, Suiza, por el banquero Jean Henri Dunant, quien se dedicaba a realizar obras de
caridad y pertenencia a una asociación que daba asistencia a los ancianos, moribundos,
etc. En 1859 Dunant presenció la Batalla de Solferino, entre franceses, austriacos y
piamonteses, y conmovido por el estado de abandono de los heridos intentó
proporcionales ayuda, para lo que solicitó la colaboración de la población civil. Dunant
ideó la creación de un organismo de socorro internacional y estructuró un proyecto para
formar varias sociedades que se encargarían de proporcionar el socorro voluntario, con
personal médico perteneciente a los servicios de sanidad militar, servicios que serían
neutrales y respetados por todos los Estados.
En 1863 los ginebrinos Dufoir, Moynier, Appia y Maunoir, al mismo tiempo que
retornaron el ideal de Dunant, fundaron el Comité Internacional y Permanente de Socorro
a los heridos militares. Dicho comité convocó, en octubre de 1864, a una conferencia
internacional en la que se adoptó el Primer Convenio de Ginebra para el mejoramiento de
la suerte de los militares heridos en los ejércitos de campaña. En 1880 el Comité
Internacional y Permanente de Socorro a los heridos militares cambió su denominación
por la que ostenta en la actualidad: Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), y adoptó
como emblema el símbolo del movimiento: la bandera blanca con la cruz roja, el cual se
modificó en los países no cristianos, para sustituirlo en los países islámicos por una media
luna roja. El movimiento de la Cruz Roja Internacional está compuesto por:
1. Las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja. Son las organizaciones nacionales
autónomas en cada país, que proporcionan un marco indispensable para la
actividad de sus voluntarios y colaboradores. Junto con los poderes públicos
contribuyen a prevenir las enfermedades, mejorar la salud y aliviar el
sufrimiento humano mediante sus programas a favor de la comunidad, en
ámbitos como la educación, la salud y el bienestar social.
2. La Liga de Sociedades Nacionales de la Cruz Roja. Es la federación
internacional de las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja. Actúa de acuerdo
con sus Estatutos, con todos los derechos y los deberes de una institución
organizada en forma corporativa y dotada de personalidad jurídica.
3. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).

A su vez, los órganos del Movimiento son:


1) La Conferencia Internacional de la Cruz Roja. Constituye la más alta autoridad
deliberante del Movimiento. En la Conferencia Internacional, los representantes de
los componentes del Movimiento se reúnen con los representantes de los Estados
partes en los Convenios de Ginebra; éstos asumen sus responsabilidades según
dichos Convenios apoyan la acción global del Movimiento.
2) El Consejo de Delegados del Movimiento Internacional de la Cruz Roja. Es el
órgano en el que se reúnen los representantes de los componentes del
Movimiento para debatir las cuestiones que conciernen al Movimiento en su
conjunto.

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

3) La Comisión Permanente de la Cruz Roja. Es el órgano mandatario de la


Conferencia Internacional en el lapso entre dos conferencias.

Los Estatutos del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) se rigen por las
disposiciones del Código Civil de Suiza y los miembros del Comité sólo pueden ser de
nacionalidad Suiza. En consecuencia, el CICR, es un organismo no gubernamental (ONG)
conformado por particulares que se rige por las leyes civiles de Suiza. Sin embargo, el
CICR tiene una naturaleza sui generis en el derecho internacional, pues al ser una
sociedad conformada con base al derecho nacional y carecer de la facultad de celebrar
tratados internacionales, tiene la facultad de convocar a conferencias internacionales.
Asimismo, sus bases de acción se encuentran en el art. 3°. Común de los Convenios de
Ginebra de derecho internacional humanitario de 1949, que lo facultan de modo expreso a
intervenir y operar en situaciones de conflictos armados y le reconocen personalidad
jurídica internacional.
Su naturaleza internacional se confirma con los acuerdos de sede que ha
concertado con más de 50 países. En dichos acuerdos, que incumben al derecho
internacional, se especifica el estatuto jurídico del CICR en el territorio de los Estados
donde realiza su acción humanitaria. Se le reconoce personalidad jurídica internacional y
se le confieren las inmunidades y privilegios de los que normalmente se benefician las
organizaciones intergubernamentales.

LA UNIÓN EUROPEA Y LA COMUNIDAD EUROPEA.


La Unión Europea es resultado de los esfuerzos realizados desde 1950 por los
promotores de la Europa Comunitaria. En la actualidad la integran 27 Estados (
Actualizado: 03/01/2023) que resolvieron unirse para salvaguardar la paz y promover el
progreso económico y social; constituye la organización más avanzada de integración
multisectorial y tiene facultades para actuar en los ámbitos económico, social, político, en
los derechos de los ciudadanos, y de las relaciones exteriores de los Estados miembros.
La Unión Europea tuvo su origen al constituirse la Comunidad Europea del
Carbón y del Acero (CECA) mediante el Tratado de Paris en 1951. A este primer paso
hacia la integración, después se añadió la creación de la Comunidad Económica Europea
(CEE) y una Comunidad Europea de la Energía Atómica (CEEA), mediante el Tratado de
Roma de 1957. El Acta única Europea (1986) permitió a la Comunidad establecer un gran
espacio sin fronteras. El Tratado de la Unión Europea (TUE), adoptado en Maastricht el 7
de Febrero de 1992, y el Tratado de Ámsterdam firmado en 1997, son las bases
constitucionales de este conjunto que crea entre los Estados miembros vínculos jurídicos
mucho más allá de las relaciones contractuales entre Estados soberanos, ya que
fundaron una comunidad que evoluciona hacia una unión económica y monetaria, así
como encaminada a una cooperación intergubernamental profunda en otras esferas. La
decisión de constituir la Unión Europea cobró realidad en el art. A del Tratado de la Unión
Europea firmado en Maastrict, y en vigor desde el 1ero, de noviembre de 1993. La Unión
Europea se funda sobre las tres Comunidades Europeas existentes, las cuales mantienen
así su carácter rector o medular del proceso integrador. Las Comunidades Europeas son

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

el pilar más sólido de la Unión Europea. La Unión Europea es el techo jurídico de las
Comunidades, las cuales ya se mencionó, son:

1.- La Comunidad Europea del Carbón y el Acero (CECA). En su Tratado constitutivo se


establece un mercado común basado en la abolición y la prohibición de medidas
discriminatorias entre productores, entre compradores o entre usuarios en lo que
concierne a las condiciones de precio o de entrega y a tarifas de transporte, así como las
medidas o prácticas que obstaculicen la libre elección por el comprador de su
abastecedor.
2.- La Comunidad Económica Europea (CEE). Se constituyó para promover el desarrollo
armonioso de las actividades económicas en el conjunto de la Comunidad, la expansión
continua y equilibrada, la estabilidad creciente, la elevación acelerada del nivel de vida y
las relaciones más estrechas entre los países que la integran (art. 20. del Tratado
fundacional). Los medios generales conducentes a esos fines eran el establecimiento de
un mercado común y la progresiva aproximación de las políticas económicas.
3.- La Comunidad Europea de la Energía Atómica (CCEA). Tiene como objetivos
generales el establecimiento de las condiciones necesarias para la formación y el
crecimiento rápido de las industrias nucleares. Para ello, la Comunidad se compromete a
desarrollar la investigación y la difusión de los conocimientos técnicos, establecer normas
de seguridad uniformes para la protección sanitaria de la población y crear un mercado
común que garantice la libre circulación de los materiales y equipos, de los capitales para
inversiones nucleares y de los trabajadores.
La Unión Europea no es una nueva organización internacional. Los Estados miembros no
han querido en forma deliberada, por ahora, atribuirle expresamente personalidad jurídica
internacional. Las tres organizaciones internacionales existentes son las tres
Comunidades que conservan por separado su carácter de sujetos de derecho
internacional (art. 6º. del TCECA, art. 210 TCEE y art. 184 TCEEA). Las Comunidades
permanecen, de manera institucional, separadas de la Unión, aunque con los vínculos
que establecen las disposiciones comunes (Art. A-F) Y las disposiciones finales (arts. L-S)
del TUE. La Unión Europea sólo tienen en común con las organizaciones internacionales
que también se creó mediante un tratado internacional, pero carece de personalidad
jurídica y de órganos propios, ya que los órganos comunitarios pertenecen a las
Comunidades, no a la Unión, aunque ésta ha utilizado a aquellos para el logro de sus
fines y objetivos.

La Unión Europea se asemeja a una estructura estatal. En particular, la renuncia parcial a


la soberanía de los Estados miembros a favor de la Comunidad Europea (CE) se
considera un indicio de que la Unión Europea presenta una estructura de tipo estatal de
carácter federal. Sin embargo, las instituciones de la Unión Europea sólo poseen las
competencias establecidas para alcanzar los objetivos que se recogen en los tratados
comunitarios y tan sólo en determinadas materias; por ello, no pueden escoger sus
objetivos con plena libertad, como los Estados, y satisfacer todas las necesidades que
enfrenta en la actualidad un Estado moderno. La Unión Europea carece tanto de la
competencia global que caracteriza a un Estado como de la facultad de dotarse de
nuevas competencias; por tanto, es una entidad política supranacional, pero cuya realidad
jurídica se sustenta en las realizaciones conseguidas a través de las Comunidades
Europeas.

CLASIFICACIÓN.

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

Es factible calificar a las organizaciones internacionales, entre otros criterios, de


acuerdo con los fines que persiguen o conforme al ámbito territorial en el cual actúan.
Conforme su ámbito territorial de acción, las organizaciones internacionales pueden
clasificarse en universales y regionales. Las primeras están abiertas a todos los Estados
de la comunidad internacional, por lo que admiten como miembros a países de cualquier
parte del mundo y su actividad se extiende al territorio de los Estados miembros, por
ejemplo, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Organización Internacional de
Telecomunicaciones, la Organización Mundial de la Salud (OMS), etc. Las segundas
limitan su actuación a un área geográfica determinada en el tratado que las constituye,
por ejemplo, la Organización de Estados Americanos (OEA), la Comunidad Europea
etcétera.
En razón de los fines perseguidos por las organizaciones internacionales, están
las que se proponen lograr fines generales y las que persiguen fines específicos o
particulares.
Las organizaciones con fines generales incluyen potencialmente todos los
ámbitos en que se producen relaciones internacionales, sea sobre una base universal o
regional. Entre las organizaciones internacionales con fines generales de vocación
universal se encuentra la Organización de las Naciones Unidas (ONU), cuyos objetivos
básicos son mantener la paz y seguridad internacionales, además de la cooperación en
los ámbitos económico, social cultural, y humanitario. La OEA también tiene fines
generales, en un ámbito territorial más reducido; sus objetivos son, entre otros, la
seguridad continental, la solución pacífica de controversias y la cooperación en diversas
áreas. En este sentido, la Liga Árabe y la Organización de la Unidad Africana (OUA)
también son organizaciones con fines generales.
En cambio, las organizaciones con fines específicos ven constreñidas en forma
estatutaria sus funciones ha determinado sector material, las cuales también pueden ser
de vocación universal o regional. Entre las organizaciones con fines específicos se
distinguen:

1. Las de cooperación económica, por ejemplo, la Organización para el Desarrollo


y Cooperación Económica (OCDE), la Comunidad Europea, el Banco
Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo (BIRD) etc.
2. Las de cooperación en las áreas social, cultural y humanitaria, por ejemplo, la
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(UNESCO), la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Organización
Mundial de la Salud (OMS). En el ámbito regional americano, la Organización
Panamericana de la Salud (OPS), el Instituto Interamericano del Niño, etc...
3. Las de cooperación técnica, por ejemplo, la Unión Postal Universal (UPU), la
Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), la Organización Marítima
internacional (OMI), la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) y la
Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA).

No se debe confundir a los organismos con fines específicos con los organismos
especializados. Los organismos especializados, además de tener un fin especifico, han
celebrado un acuerdo de vinculación con alguna organización con fines generales, sea de

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vocación universal o regional. Así el artículo. 57 de la Carta de las Naciones Unidas


dispone:
1. “Los distintos organismos especializados establecidos por acuerdos
intergubernamentales, que tengan amplias atribuciones internacionales
definidas en sus estatutos y relativas a materias de carácter económico,
social, cultural, educativo, sanitario, y otras conexas, serán vinculadas con
la Organización de acuerdo con las disposiciones del artículo 63.”
2. “Tales organismos especializados así vinculados con la Organización se
denominarán en adelante "los organismos especializados".

El Artículo 63 de la propia Carta de la ONU establece además:


1. El Consejo Económico y Social podrá concertar con cualquiera de los
organismos especializados de que trata el artículo 57, acuerdos por medio
de los cuales se establezcan las condiciones en que dichos organismos
habrán de vincularse con la Organización. Tales acuerdos estarán sujetos
a la aprobación de la Asamblea General.
2. El Consejo Económico y Social podrá coordinar las actividades de los
organismos especializados mediante consultas con ellos y haciéndoles
recomendaciones, como también mediante recomendaciones a la
Asamblea General y a los Miembros de las Naciones Unidas.

De esta manera, se conforma lo que se ha denominado el Sistema de las


Naciones Unidas. Por su parte, la Organización de Estados Americanos (OEA) también
cuenta con sus organismos especializados, tal como lo disponen los arts. 124 y 125 de su
Carta:
Artículo 124.
"Se consideran como Organismos Especializados Interamericanos, para los
efectos de esta Carta, los organismos intergubernamentales establecidos por acuerdos
multilaterales que tengan determinadas funciones en materias técnicas de interés común
para los Estados Americanos".
Artículo 125.
"La Secretaria General mantendrá un registro de los organismos que llenen las
condiciones del artículo anterior, según la determinación de la Asamblea General, previo
informe del respectivo consejo".
Debe mencionarse que el artículo 129 de la Carta de la OEA señala como un
deber adicional que...... los Organismos Especializados deben establecer relaciones de
cooperación con organismos mundiales de la misma índole, a fin de coordinar sus
actividades. Al concertar acuerdos con organismos internacionales de carácter mundial,
los Organismos Especializados Interamericanos deben mantener su identidad y posición
como parte integrante de la Organización de los Estados Americanos, aun cuando
desempeñen funciones regionales de los Organismos Internacionales. Esta red de
organismos internacionales con fines específicos vinculados a la O. E. A. se conoce como
sistema interamericano.

ESTRUCTURA.

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Las organizaciones internacionales son sujetos internacionales de carácter


funcional que necesitan de órganos para cumplir sus fines y manifestar su voluntad. Por
tanto los órganos son los medios de acción para el ejercicio de las funciones y la
consecución de sus fines.
Los órganos de una organización internacional pueden ser principales o
subsidiarios. Los órganos principales son los previstos como tales de manera expresa en
el tratado constitutivo de la organización. La mayoría de las organizaciones tienen tres
tipos de órganos principales, cuyas funciones y características son las siguientes:
1. Un órgano deliberante de carácter plenario o de composición abierta,
denominado de distintas maneras: Asamblea General (ONU), Conferencia
(OIT), Congreso (OMS) y junta de Gobernadores (BID.). Se caracteriza por
estar formado con los representantes de todos los Estados miembros y se
reúne con regularidad, bien sea en forma semestral, anual, bianual,
cuatrienal o quinquenal, y tiene competencia general para acordar las
líneas fundamentales de actuación de la organización.
2. Un órgano ejecutivo llamado Consejo, Comité Directivo, Comité Ejecutivo o
de Administración. Su composición es cerrada, es decir, más restringida
que la del órgano deliberante y lo integran representantes de algunos
Estados miembros.
3. Un órgano administrativo, unipersonal, denominado Secretaria General,
Dirección General o Presidencia.

Además de los órganos principales existen otros subsidiarios cuyas funciones las
asignan los primeros. Se trata de órganos consultivos o de apoyo a los órganos
principales; quedan bajo el control y dirección de los órganos principales.
Los órganos subsidiarios se crean en general por resolución de los órganos
principales, como la Comisión de Derechos Humanos, creada por resolución 5 (1) (1946)
del ECOSOC; de modo excepcional pueden ser creados por un tratado internacional,
como el Comité de Derechos Humanos (Órgano Subsidiario de la Asamblea General),
creado por el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; o bien, emerger por el
tratado constitutivo de la organización que es el caso del Comité del Estado Mayor,
dependiente del Consejo de Seguridad establecido por la Carta de las Naciones Unidas
(art. 47).
La composición de los órganos puede ser intergubernamental, no gubernamental
o mixta. Los órganos intergubernamentales están compuestos por representantes de los
gobiernos de los Estados miembros. Los órganos no gubernamentales se integran con
personas que ejercen sus funciones a título individual, independientes de los Estados; por
esta razón también se llaman órganos de composición mixta, los cuales no son muy
comunes, como los órganos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT),
integrados por representantes del gobierno, los patrones y los trabajadores de los Estados
miembros.

FORMACIÓN DE LA VOLUNTAD DE LOS ORGANISMOS


INTERNACIONALES.
Los procedimientos que revela la práctica internacional para formar la voluntad
de las organizaciones internacionales, a través de actos unilaterales llamados

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resoluciones, son la unanimidad, el método de la disidencia, el voto ponderado, las


mayorías simples o calificadas, el consenso y el veto.
1. La unanimidad es un procedimiento en extremo respetuoso de la voluntad de los
Estados miembros, los cuales nunca se verán constreñidos a cumplir resoluciones
con las que no estén conformes. Como contrapartida, este procedimiento supone
un grave obstáculo para realizar los propósitos que persiguen las organizaciones
internacionales, ya que un solo voto negativo basta para paralizar su actividad.
2. El método de la disidencia consiste en limitar la aplicación de la resolución a los
Estados miembros que la aprobaron. Los Estados que votan en contra o que se
abstienen de votar no quedan sujetos a esta resolución. Este sistema se aplica por
lo general en las áreas de cooperación económica; un ejemplo claro de este
procedimiento lo contiene el art. 6°., Párrafo 2, del Tratado de la Organización de
Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE); que establece: "Cada miembro
dispone de un voto. Si un miembro se abstiene de votar una decisión o una
recomendación, ésta será aplicable a los Estados miembros, pero no al miembro
que se abstuvo"
3. El procedimiento del voto ponderado supone apartarse del principio de que a cada
Estado corresponde un voto, el cual, a su vez, deriva del principio de igualdad de
los Estados. Conforme a este procedimiento. Algunos Estados disponen de más
votos que otros en el momento de tomar decisiones en determinados órganos.
4. Los procedimientos de mayoría simple o mayoría calificada son los más
extendidos, sobre todo en organizaciones con carácter universal. Ambos aparecen
en el art. 18 de la Carta de las Naciones Unidas.
a. Cada miembro de la Asamblea General tendrá un voto.
b. Las decisiones de la Asamblea General en cuestiones importantes se
tomarán por el voto de una mayoría de dos tercios de los miembros
presentes y votantes (mayoría calificada).
c. Las decisiones sobre otras cuestiones, incluso la determinación de
categorías adicionales de cuestiones que deban resolverse por mayoría de
dos tercios, se tomarán por la mayoría de los miembros presentes y
votantes (mayoría simple).La mayoría simple se cifra en la mitad más uno
de los votos de los miembros, en tanto que las mayorías calificadas pueden
cifrarse en las terceras partes, que es lo más común. El sistema de
mayorías facilita la adopción de decisiones dotando a la Organización de
dinamismo y autonomía frente a los Estados miembros.
5. El de consenso es el procedimiento de decisión sin voto que supone la búsqueda
de un compromiso o acuerdo general mediante la concertación de los miembros
sin objeción dirimente; es una práctica observada por los países,
fundamentalmente en las Naciones Unidas, para subsanar las dificultades
derivadas de los sistemas de votación establecidos en la Carta. Mediante dicho
procedimiento se adoptan resoluciones sin recurrir a la formalidad de la votación;
para ello, el presidente del órgano evalúa y da a conocer el acuerdo o falta de
oposición de los miembros al aprobar una resolución sin votación.

En la práctica de tal procedimiento se vislumbran dos consecuencias:


a. El hecho de que la vinculación para el Estado que participa en el consenso no
tiene un carácter obligatorio claro, lo cual podría considerarse inconveniente.
b. La circunstancia de que su uso ha proporcionado una agilidad indiscutible a la
toma de decisiones trascendentales, las que, en muchos casos, habría sido

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imposible adoptar de recurrirse al procedimiento formal establecido. Un ejemplo


interesante de dicho procedimiento tuvo lugar en las negociaciones de la Tercera
Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR III).
En la actualidad, la Organización Mundial de Comercio (OMC) lo prevé como un
medio para la toma de decisiones.
6. El derecho de veto supone una forma solapada de incluir la regla de la
unanimidad, o sea, requerir la unanimidad en el grupo reducido de Estados con el
objetivo de adoptar decisiones obligatorias para toda la organización internacional.

COMPETENCIA NORMATIVA DE LAS ORGANIZACIONES INTERNACIONALES.


Las organizaciones internacionales tienen capacidad para crear normas jurídicas
como consecuencia del poder normativo otorgado en sus tratados constitutivos. La
facultad normativa se manifiesta hacia el interior de las organizaciones internacionales,
por ejemplo, en normas dirigidas a su autoorganización o hacia el exterior de las
organizaciones al dirigirse a otros sujetos de derecho internacional.
La competencia normativa en el ámbito interno de las organizaciones
internacionales se manifiesta en los reglamentos internos, en instrucciones y en
recomendaciones ínter orgánicas:
1. Los reglamentos internos recogen las normas de funcionamiento de cada
órgano de las organizaciones internacionales. Es común que al crearse los
órganos en los tratados constitutivos se les dote de la capacidad para auto
organizarse y se dicten normas obligatorias para su buen funcionamiento.
2. Las instrucciones son obligatorias para los órganos a los que se dirigen en
virtud de la subordinación de éstos respecto del órgano del cual emana.
3. Las recomendaciones interorgánicas son las que un órgano de la
organización internacional dirige a otro órgano de esta con el que existe
una relación de coordinación o incluso de dependencia.

Respecto al poder normativo de las organizaciones internacionales hacia el exterior, se


manifiesta mediante decisiones obligatorias, recomendaciones intersubjetivas y
preparación de textos internacionales.
1. Las decisiones son obligatorias para sus destinatarios. La base de su
obligatoriedad radica en la competencia atribuida por el tratado constitutivo
al órgano que la adopta, por ejemplo, las del Consejo de Seguridad que
restituyen los derechos y privilegios de un miembro de las Naciones Unidas
que le hayan sido suspendidos (artículo 5° de la Carta.), las que establecen
medidas dirigidas al mantenimiento de la paz y seguridad internacionales
(artículo 25) y las que dictan medidas para ejecutar los fallos de la Corte
Internacional de Justicia (artículo 94. 2).
2. Las recomendaciones intersubjetivas son aquellas que dirige una
organización internacional a los Estados miembros o a otras
organizaciones internacionales; son intersubjetivas porque se dirigen de un
sujeto internacional a otro. Por lo general dichas recomendaciones no son
obligatorias, pero hay dos casos en que pueden producir efectos
obligatorios.
a. Cuando los tratados constitutivos se imponen a los Estados miembros algunas
obligaciones respecto a las recomendaciones que les sean dirigidas.

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b. Cuando los destinatarios de una resolución se comprometen a cumplirla.


3. Una última manifestación normativa externa de las organizaciones
internacionales consiste en preparar tratados y otros instrumentos
internacionales. Esta labor se realiza con la convocatoria a una conferencia
internacional o mediante la adopción directa del tratado por parte de un
órgano de la organización internacional.

Como función de carácter preparatorio es preciso señalar la existencia de


declaraciones con el propósito de definir determinados principios en ciertas materias.
Estas declaraciones no son obligatorias en principio, a menos que después se conviertan
en normas jurídicas obligatorias por estar plasmadas en un tratado o por convertirse en
costumbre internacional, o que previamente reconozcan normas de derecho internacional
consuetudinario.

Respecto a la adopción de tratados internacionales, éstos se regulan por la


Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, de 1969; o por la Convención de
Viena sobre el Derecho de los Tratados entre Estados y Organizaciones Internacionales,
o entre Organizaciones Internacionales, de 1986, según la naturaleza de los sujetos que
los suscriben.
La conferencia de Viena, en la que se adoptó la Convención sobre el Derecho de
los Tratados entre Estados y Organizaciones Internacionales o entre Organizaciones
Internacionales, llegó a la conclusión de que las normas que rigen los tratados
internacionales de las organizaciones internacionales debían alinearse en su mayor parte
con la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, de 1969, que establece las
normas que rigen los tratados entre Estados. El resultado fue la reproducción textual en la
Convención de 1986 de muchas de las disposiciones de la Convención de 1969.

PRIVILEGIOS E INMUNIDADES DE LAS ORGANIZACIONES INTERNACIONALES Y


SUS FUNCIONARIOS.
Como ya se comentó, las organizaciones internacionales tienen personalidad
funcional, ya que están destinadas a ejercer funciones y cumplir objetivos específicos. Por
tal motivo, el derecho internacional les reconoce privilegios e inmunidades tanto a las
organizaciones como sus órganos y personal.
1. La Convención sobre Prerrogativas e Inmunidades de las Naciones Unidas
de 1946.
2. La Convención sobre los Privilegios e Inmunidades de los Organismos
Especializados, de 1947, entendiendo por organismos especializados
aquellos que conforman el Sistema de las Naciones Unidas.
3. La Convención sobre Privilegios e Inmunidades de la Organización de los
Estados Americanos, de 1949.

Respecto a las inmunidades y privilegios que se reconoce los organismos internacionales,


están:
1. Inmunidad contra todo procedimiento judicial contra los bienes y haberes
de la Organización, a excepción de que se hubiera renunciado
expresamente a esa inmunidad.
2. Los locales de la organización y de sus órganos son inviolables. Los
haberes y bienes gozarán de inmunidad contra allanamiento, requisición,

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confiscación, expropiación y toda interferencia, ya sea de carácter


ejecutivo, judicial o legislativo.
3. Inviolabilidad de sus archivos.
4. los haberes ingresos y otros bienes estarán:
a. Exentos de toda contribución directa, salvo las remuneraciones por servicios
públicos.
b. Exentos de derechos de aduana prohibiciones y restricciones respecto a artículos
que importen o exporten para su uso oficial, siempre que dichos artículos no se
vendan en el país al que se importen.
5. Exentos de derechos de aduana, prohibiciones y restricciones respecto a la
importación y exportación de sus publicaciones. Las organizaciones
gozarán de facilidades de comunicación y del derecho de usar claves,
despachar y recibir su correspondencia por estafeta o valija con las mismas
facilidades e inmunidades que las concedidas a la correspondencia
diplomática.

Respecto a las inmunidades y privilegios que se conceden a los funcionarios de los


organismos internacionales. Son las siguientes:
1. Gozarán de inmunidad contra todo procedimiento judicial respecto a
palabras escritas o habladas y a todos los actos ejecutados en su carácter
oficial.
2. Estarán exentos de impuestos sobre los sueldos y emolumentos pagados
por la organización.
3. Gozarán de inmunidad contra todo servicio de carácter nacional. La
Convención sobre Privilegios e Inmunidades de la Organización de los
Estados Americanos dispone que podrán realizarse cuando los Estados de
los cuales sean nacionales estos funcionarios requieran dicho servicio; en
tal caso, se recomienda a los Estados considerar las necesidades de la
OEA respecto a su personal técnico (art.10, inc. c).
4. Tanto ellos como sus esposas y sus familiares dependientes gozarán de
inmunidad contra toda restricción de inmigración y de registro de
extranjeros.
5. Se les acordara, en lo que concierne al régimen de cambio, franquicias
iguales a las que disfrutan funcionarios de categoría equivalente que
integren las misiones diplomáticas ante el gobierno respectivo.
6. Se les concederá a ellos y a sus respectivas esposas y familiares
dependientes, las mismas facilidades de repatriación en época de crisis
internacional, que disfrutan los agentes diplomáticos.
7. Podrán importar, libre de derechos sus muebles y efectos en el momento
en que ocupen su cargo en el país respectivo.
8. Además de las anteriores inmunidades y privilegios, al Secretario General,
subsecretarios generales, así como cónyuges e hijos menores de edad, de
la organización se les conceden las prerrogativas e inmunidades,
exenciones y facilidades que se otorgan a los enviados diplomáticos.

Como los privilegios e inmunidades otorgan a los funcionarios sólo en interés de


la organización y no en provecho de los propios individuos, el Secretario General de la
Organización tiene el derecho y el deber de renunciar a la inmunidad de cualquier
funcionario cuando ésta impida el curso de la justicia.

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A su vez, Naciones Unidas también otorga privilegios e inmunidades a los peritos que
forman parte de las misiones de esta organización, las cuales, de conformidad con la
Convención sobre Prerrogativas e Inmunidades de las Naciones Unidas son las
siguientes:
a. Inmunidad contra arresto y detención y contra el embargo de su equipaje personal;
b. Inmunidad contra toda acción judicial respecto a los actos realizados en el
cumplimiento de su misión;
c. Inviolabilidad de todo papel y documento;
d. El derecho a usar claves y de recibir papeles o correspondencia por estafeta o en
valijas selladas;
e. En lo que respecta a moneda o regulaciones de cambio, las mismas facilitadas
que se dispensan a los representantes de gobiernos extranjeros en misiones
oficiales temporales, y
f. Las mismas inmunidades y facilidades respecto a su equipaje personal que las
que se dispensan a los enviados diplomáticos.

A manera de recapitulación, los privilegios e inmunidades otorgados a la


Organización de las Naciones Unidas y sus funcionarios se encuentran previstos en la
Convención sobre Prerrogativas e Inmunidades de las Naciones Unidas, de 1946; los
privilegios e inmunidades de los Organismos Especializados (de las Naciones Unidas) y
sus funcionarios se encuentran previstos en la Convención sobre los Privilegios e
Inmunidades de los Organismos Especializados, de 1947; las inmunidades y privilegios
concedidos a la Organización de Estados Americanos y sus funcionarios se encuentran
previstos en la Convención sobre Privilegios Inmunidades de la Organización de los
Estados Americanos, de 1949.

PRIVILEGIOS E INMUNIDADES DE LOS REPRESENTANTES DE LOS ESTADOS


ANTE LAS ORGANIZACIONES INTERNACIONALES.
El derecho internacional también reconoce privilegios e inmunidades a los
representantes de los Estados miembros ante un organismo internacional o ante alguno
de sus órganos o conferencias convocadas por éste. Los privilegios e inmunidades
otorgados a los miembros del personal diplomático de las misiones permanentes ante la
Organización de las Naciones Unidas o cualquiera de sus órganos se encuentran
previstos en la Convención sobre prerrogativas e inmunidades de las Naciones Unidas,
del 13 de febrero de 1949.
El 18 de abril de 1961 se adoptó en Viena la Convención sobre relaciones
Diplomáticas, cuyo artículo 5.3 dispone.
"El jefe de misión o cualquier miembro del personal diplomático de la misión podrá
representar al Estado acreditante ante cualquier organización internacional".
La Convención de Viena sobre la Representación de los Estados en sus
Relaciones con las Organizaciones Internacionales de Carácter Universal reitera en
muchas de sus disposiciones las normas de la Convención de Viena sobre Relaciones
Diplomáticas, que establece los privilegios e inmunidades de los funcionarios diplomáticos
de un Estado acreditado ante otro Estado.
Los privilegios e inmunidades de los representantes de los Estados miembros ante una
organización internacional son:

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a. Inmunidad contra detención o arresto personal y embargo de su


equipaje personal;
b. Inmunidad contra todo procedimiento judicial respecto a todos sus
actos ejecutados y expresiones emitidas, ya sean orales o escritas,
en el desempeño de sus funciones;
c. Inviolabilidad de todo papel de documento;
d. El derecho de usar claves y recibir documentos y correspondencia
por mensajero o en valijas selladas;
e. Exención, respecto de sí mismos y de sus esposas, de toda
restricción de inmigración y registro de extranjeros, y de todo
servicio de carácter nacional en el país que visiten y por el cual
pasen en el desempeño de sus funciones; en caso de
representaciones permanentes, esta exención se extenderá a los
familiares dependientes;
f. Las mismas franquicias acordadas a los representantes de
gobiernos extranjeros en misión oficial temporal por lo que respecta
a las restricciones sobre divisas extranjeras;
g. Las mismas inmunidades y franquicias respecto a sus equipajes
personales acordadas a los enviados diplomáticos;
h. Aquellos otros privilegios, inmunidades y facilidades compatibles
con lo antedicho, de los cuales gozan los enviados diplomáticos,
con excepción de que no podrán reclamar exención de derechos
aduaneros sobre mercaderías importadas (que no sean parte de su
equipaje personal) o de impuestos de venta y derechos de
consumo.

Es preciso comentar que los privilegios e inmunidades reconocidos a los


representantes de los Estados ante una organización internacional son exigibles no ante
tal organización, sino ante los demás Estados miembros de ésta y que sean parte de
dicha convención.
La Convención de Viena sobre la Representación de los Estados en sus
Relaciones con las Organizaciones Internacionales de Carácter Universal, de 1975,
amplia las disposiciones previstas en la Convención sobre Prerrogativas e Inmunidades
de las Naciones Unidas a reconocer los siguientes privilegios e inmunidades a:
a. La misión Permanente, como tal, entendiendo por ésta la representación
de un Estado ante la organización:
b. El derecho al uso de la bandera y el escudo del Estado que envía;
c. Inviolabilidad de los locales de la Misión;
d. Exención fiscal de los locales de la Misión;
e. Inviolabilidad de archivos y documentos;
f. Libertad de circulación y tránsito a todos los miembros de la Misión y a los
miembros de sus familias que formen parte de sus casas;
g. Libertad de comunicación de la misión para todos los fines oficiales, así como
inviolabilidad de la correspondencia oficial.
1. Los miembros del personal diplomático de la Misión Permanente:
a. Inviolabilidad personal, por lo que no pueden ser objeto detención o arresto
b. Inviolabilidad de la residencia, bienes y documentos de los miembros de la misión;
c. Inmunidad de jurisdicción penal;
d. Inmunidad de jurisdicción civil y administrativa, salvo cuando se trate de:

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

I. Una acción real sobre bienes inmuebles particulares ubicados en el territorio del
Estado huésped
II. Una acción sucesoria en la que la persona de que se trata figure al título privado, y
III. Una acción referente a cualquier actividad profesional o comercial ejercida por el
persona de que se trate.
e. Exención de las disposiciones de seguridad social vigentes en el Estado huésped;
f. Exención de impuestos y gravámenes, personales o reales, nacionales, regionales
o municipales, salvo:
I. Los impuestos indirectos incluidos en el precio de las mercaderías o servicios;
II. Los impuestos y gravámenes sobre los bienes inmuebles privados;
III. Los impuestos sobre sucesiones;
IV. Los impuestos y gravámenes sobre los ingresos privados en el Estado huésped;
V. Los derechos de registro, aranceles judiciales, hipoteca y timbre relativos a bienes
inmuebles.
g. Exención de prestaciones personales de todo servicio público, cualquiera que sea
su naturaleza;
h. Exención de toda clase de derechos de aduana, impuestos y gravámenes conexos de
los objetos destinados al uso oficial de la Misión y al uso personal de los miembros de
la Misión;

3 privilegios e inmunidades similares son concedidos a los miembros del personal


diplomático de las delegaciones, entendiéndose por estas dos representaciones de
un Estado en un órgano o una conferencia convocada por la organización.

Sin embargo, es necesario precisar que la Convención de Viena sobre


Representación de los Estados en sus Relaciones con las Organizaciones Internacionales
de Carácter Universal de 1975, se aplica en forma exclusiva a la Organización de las
Naciones Unidas, sus organismos especializados y a "cualquier organización similar cuya
composición y atribuciones son de alcance mundial", y quedan fuera de su ámbito de
aplicación las organizaciones de carácter regional, entre ellas la Organización de Estados
Americanos (OEA)

RESPONSABILIDAD INTERNACIONAL DE LAS ORGANIZACIONES


INTERNACIONALES.
En la actualidad, el segundo sujeto internacional en importancia y personificación
fáctica y jurídica lo constituyen las organizaciones internacionales. Tienen personalidad
jurídica internacional y tienen una realidad jurídica objetiva más allá del consentimiento o
del reconocimiento de otros objetos internacionales. No es el propósito hacer una
exposición profunda acerca de la responsabilidad internacional de las organizaciones
internacionales, ya que la materia no ha sido lo suficientemente abordada. Tan sólo
hacemos una serie de observaciones en relación con la posibilidad de atribuir a estos
sujetos una responsabilidad internacional, en que sus actos impliquen transgresiones a
las obligaciones establecidas por el derecho internacional.

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

LAS RELACIONES DE RESPONSABILIDAD EN LAS ORGANIZACIONES


INTERNACIONALES.
Presupuesta la personalidad jurídico-internacional de una organización internacional,
resulta evidente su condición de titular de derechos y obligaciones internacionales, así
como su capacidad para hacer valer aquellos y para cumplir o, por el contrario, quebrantar
estas. La equiparación entre la teoría de la responsabilidad de los Estados y las
organizaciones internacionales es inadecuada, más aún después de la abundante
experiencia que aporta la vida de las organizaciones. Las relaciones de responsabilidad
se plantean entre sujetos corporativos y sujetos de estructura centralizada como la
estatal.
Las relaciones entre organizaciones internacionales se establecen no sólo con sumisión a
las reglas generales del derecho internacional, sino que se generan por vínculos
contractuales todavía desconocidos en los esquemas tradicionales del derecho
internacional (responsabilidad extracontractual). También es importante plantearse hasta
qué punto la personalidad de las organizaciones internacionales constituye un límite a su
responsabilidad internacional. La personalidad jurídica está en función de la capacidad
reconocida a los "sujetos". El hecho de que el Estado tiene esa capacidad es evidente por
tratarse del sujeto pleno de derecho internacional, pero en el caso de las organizaciones
internacionales su personalidad es funcional.
Al ser las organizaciones internacionales sujetos jurídicos de naturaleza funcional,
atributiva y limitada, su responsabilidad se enmarca en los contornos de esa misma y
especifica personalidad. La organización se rige por el principio de especialidad; por tanto,
sólo puede actuar en el ámbito que le marca la finalidad establecida en su tratado
constitutivo.
Sin embargo, el tratado constitutivo de la organización puede interpretarse de dos
maneras:
1. Por una interpretación restrictiva, la cual obliga a referirse al tratado constitutivo
para encuadrar el conjunto de derechos y obligaciones.
2. Por una interpretación finalista, la responsabilidad activa y pasiva de las
organizaciones internacionales puede venir impelida por la misma dinámica de la
organización en el cumplimiento de sus fines y funciones.

Esta última postura ha sido definida por la doctrina y encuentra apoyo en la Corte
Internacional de Justicia, en un dictamen sobre reparación de daños afirmó:
"Mientras un Estado posee en su totalidad los derechos y deberes reconocidos
por el derecho internacional los derechos y deberes de una entidad, la organización tienen
que depender de los fines y de las funciones de este, enunciados o implícitos en su acto
constitutivo y desarrollados en la práctica".

LOS ELEMENTOS DE LA RESPONSABILIDAD INTERNACIONAL EN SU


APLICACIÓN A LAS ORGANIZACIONES INTERNACIONALES.
Por la falta de una reglamentación expresa en la materia es posible afirmar que la
responsabilidad de las organizaciones internacionales se encuadra en la teoría general de
la responsabilidad de los Estados.
El fundamento de la responsabilidad internacional de las organizaciones
internacionales es el hecho ilícito de la violación de una obligación internacional; pero
establecida la especialidad funcional de las organizaciones, es necesario precisar cuáles

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

normas internacionales son aplicables y hasta qué punto pueden quedar obligadas por el
derecho internacional.
A los Estados, en su actividad internacional, les es aplicable la totalidad de las
normas internacionales positivas. En cambio, a las organizaciones internacionales sólo se
les aplican sectores del derecho internacional relacionados con su función específica. De
este conjunto de derecho internacional aplicable puede surgir una responsabilidad activa
por su actuación y pasiva por sus omisiones.
El principio de la especialidad funcional imponer un límite, ya que la posibilidad
de una reclamación contra una organización internacional estará limitada por sus
funciones con funcionalidad de su actividad. Sin embargo, su responsabilidad pasiva por
violación de sus obligaciones internacionales es absoluta y sin límites estatutarios.
Las competencias de la organización se desarrollan en el ámbito del derecho
internacional y en relación con otros sujetos del derecho internacional. Las consecuencias
de un ilícito internacional cometido por una organización internacional podrían ser:
1. La nulidad, que sobre todo se presenta en relación con los actos
normativos de la organización (por ejemplo, una resolución de un órgano
de la organización).
2. La responsabilidad, la cual se contrae por actos atribuibles a la misma,
aunque también puede plantearse en relación con los actos operacionales
(por ejemplo, una acción de asistencia técnica a un Estado, una operación
de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz, etcétera.) en la
medida de la dependencia de éstos de una acción normativa de base.

La actividad de las organizaciones internacionales en el ámbito del derecho interno puede


producir actos ilegales o daños y, en consecuencia, responsabilidad a dos niveles:
a. Ante los Estados miembros por un ejercicio ilegal de competencia, por violación al
derecho interno de dichos Estados. Tal responsabilidad puede ser por actos
contractuales o extracontractuales realizados por la organización con base en su
personalidad jurídica con arreglo a la legislación de un país. En este caso, los
actos de la organización son violatorios de normas del derecho interno de un país.
b. Frente a las personas que conforman su estructura de funcionamiento y que
posibiliten su actividad operacional, por violación al derecho interno de la propia
organización. La Resolución 351a. (IV) de 1949 de la Asamblea General de las
Naciones Unidas estableció el Tribunal Administrativo de las Naciones Unidas
para dirimir las controversias relativas al incumplimiento de los contratos de
empleo del personal de la Secretaria General de la Organización; incluyendo su
competencia puede ser extendida a sus organismos especializados cuando haya
un acuerdo para tales efectos entre dichos organismos y la Secretaría General de
la ONU.

El artículo 104 de la Carta de las Naciones Unidas establece:


"La Organización gozará en el territorio de cada uno de sus Miembros, de la
capacidad jurídica que sea necesaria para el ejercicio de sus funciones y la realización de
sus propósitos".

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

La actividad "externa" de la organización trata de la realización de las finalidades


y funciones generales de la organización y está condicionada por su tratado constitutivo y
por las reglas generales del derecho internacional. Por tanto, la responsabilidad será
internacional por la infracción a las normas establecidas en el derecho internacional. Esta
responsabilidad puede surgir por los siguientes supuestos:
1. La violación o quebrantamiento por la organización de un tratado concluido con un
Estado o con otra organización.
El artículo 27. 2 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados entre
Estados y Organizaciones internacionales, entre Organizaciones internacionales
dispone. "Una organización internacional parte en un tratado no podrá invocar las
reglas de la organización como justificación del incumplimiento del tratado".
2. Cuando en ocasión de actividades operacionales (por ejemplo, las intervenciones
de las Fuerzas de las Naciones Unidas en zonas de conflicto) pueden atribuirse a
una organización actos dañosos cometidos por sus órganos o agentes y
susceptibles de ser invocados como generadores de responsabilidad en el plano
internacional.

A raíz de las acciones de las acciones de la ONUC (Operación de las Naciones


Unidas en el Congo), el gobierno de Bélgica exigió a la organización la reparación de los
daños sufridos por sus súbditos belgas, basándose en el quebrantamiento de las normas
del derecho humanitario, tales como: asesinatos, requisas ilegales, pillajes, etc. La
organización no eludió su responsabilidad en el plano del derecho internacional y no del
derecho interno, y su obligación de reparar, situada en el mismo plano, se liquidó bajo la
forma de una indemnización global convenida en un acuerdo con Bélgica. Lo anterior se
fundamenta en el hecho de que, al ser la organización un ente corporativo, se entiende
que el comportamiento de sus agentes y de sus órganos concretan la voluntad de la
organización.
No existe problema alguno en los casos del comportamiento de los agentes
individuales, ya que dependen en su función de la propia organización. La similitud con la
responsabilidad de los agentes del Estado es evidente. Los actos realizados en el
ejercicio de sus funciones son actos de la organización. Por el contrario, los órganos
interestatales o intergubernamentales de la organización se integran con individuos que
son agentes y actúan por cuenta del Estado al que representan, pero a partir del momento
en que el concurso de una mayoría de delegados adopta una decisión de un órgano se
considera como órgano de la organización. Por tanto, el grado de integración del órgano
es un elemento esencial para delimitar el alcance de la imputación de tales actos a la
organización.
3. Cuando una organización realice actividades que pueden caer bajo la
responsabilidad objetiva.
4. En los acuerdos de sede u otros llamados a regir las actividades de una
organización internacional en el territorio de un Estado en ocasiones se incluyen
cláusulas relativas a la exclusión de la responsabilidad internacional del Estado
territorial por actos propios de la organización.
Es el caso de que en dicho acuerdo de sede se establezca la exclusión del
ejercicio de la supremacía territorial del Estado, por lo que la organización debe
responder de los hechos ilícitos allí provocados por particulares cuando no se

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

hayan adoptado las medidas que según las circunstancias se imponían y eran
posibles para impedirlo.
5. Una organización internacional como las Naciones Unidas puede devenir
responsable por los actos de administración internacional de territorios puestos por
distintas circunstancias bajo su gestión directa.

Un Estado puede incurrir en responsabilidad internacional si permite en su


territorio la actividad de una organización internacional y ésta provoca daños a los
súbditos de otros Estados o a estos en forma directa, si sus órganos (del Estado) dejaron
de adoptar las medidas que la situación imponía y permitía. Sin embargo queda excluida
toda responsabilidad del Estado de la sede frente a otro Estado por daños que la
organización infiera a sus funcionarios que tengan su nacionalidad, en la medida en que
la relación de éstos con la organización internacional está regulada por disposiciones del
derecho interno de la restrictiva organización, pues éste ordenamiento jurídico
internacional establecido por la propia organización escapa en cuanto a su contenido y su
ejecución a la influencia de todo Estado particular y, por consiguiente, también del Estado
donde la organización tiene su sede.

MECANISMO DE REPARACIÓN PARA EL CASO DE RESPONSABILIDAD


INTERNACIONAL DE LAS ORGANIZACIONES INTERNACIONALES.
Respecto a la forma de reparación, las organizaciones internacionales dependen,
en cuanto sus finanzas, de los Estados miembros; por tanto, éstos responden en forma
indirecta en todos los casos que puedan generar un deber de reparación financiera de la
organización. La posibilidad de que las organizaciones puedan responder con sus bienes
ha tenido un abierto rechazo de la Convención sobre Prerrogativas e Inmunidades de las
Naciones Unidas, al establecer en su Art. 2º, sec. 2:
"Las Naciones Unidas, así como sus bienes y haberes en cualquier parte y en
poder de cualquier persona, gozarán de inmunidad contra todo procedimiento judicial a
excepción de los casos en que renuncie expresamente a esa inmunidad. Se entiende, sin
embargo, que esa renuncia no se aplicará a ninguna medida judicial ejecutoriada".
Esta disposición también se contempla en la Convención sobre Privilegios e
Inmunidades de la Organización de los Estados Americanos (art. 2°) y en la Convención
sobre los Privilegios e Inmunidades de los Organismos Especializados (art. 3°, sec. 4). Sin
embargo, la doctrina y la práctica internacionales reconocen de manera general la
indemnización como la forma de reparar los daños originados por las organizaciones
internacionales, por lo general según un acuerdo pactado entre el Estado afectado y la
organización.

TRABAJO FUTURO DE LA COMISIÓN DE DERECHO INTERNACIONAL.


En su 52° periodo de Sesiones, la Comisión de Derecho Internacional (CDI) de
las Naciones Unidas decidió incluir el tema de la "Responsabilidad de las organizaciones
internacionales" en su programa de trabajo, puesto que en el Proyecto de Artículos sobre
la Responsabilidad del Estado por hechos internacionales ilícitos en su artículo 57
dispone: "

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

........los presentes artículos entenderán sin perjuicio de cualquier cuestión


relativa a la responsabilidad, en virtud del derecho internacional, de una organización
internacional o de un Estado por el comportamiento de una organización internacional".

El Proyecto de Artículos sobre la Responsabilidad del Estado por Hechos


internacionalmente ilícitos pretende establecer normas de derecho internacional general y
soslaya las cuestiones relativas al contenido de la responsabilidad internacional de un
Estado y el modo de hacerla efectiva, por lo que se espera un enfoque similar respecto a
las organizaciones internacionales. La responsabilidad de las organizaciones
internacionales pueden surgir respecto a los Estados miembros y no miembros. En el
caso de las organizaciones internacionales que no sean de carácter universal es más
probable que la responsabilidad surja en relación con Estados no miembros. Respecto a
los Estados miembros, y la gran variedad de relaciones existentes entre las
organizaciones internacionales y sus Estados miembros y la aplicabilidad a esta cuestión
de numerosas normas especiales hace complejo su estudio. Asimismo, cuando un órgano
de un Estado actúa en el ámbito de una organización internacional se deberá determinar
si la responsabilidad surgida por el comportamiento de dicho órgano debe atribuirse al
Estado al que pertenece la organización.
La cuestión de si los Estados pueden ser responsables de las actividades de las
organizaciones internacionales de que son miembros quizá sea la más contenciosa del
tema por examinar, pues deberá determinarse no solo los supuestos cuando se origina la
responsabilidad, sino también si esta responsabilidad es conjunta, o mancomunada y
solidaria, o si la responsabilidad de los Estados miembros es sólo subsidiaria. Otra
cuestión por debatir es la responsabilidad de una organización en razón de los actos de
otra organización o de un Estado y las circunstancias que excluyen la ilicitud.

Las cuestiones de la responsabilidad (responsability) de las organizaciones


internacionales con frecuencia están ligadas a las relativas a la responsabilidad civil por
daños en que incurren esas organizaciones en virtud del derecho internacional, tales
como las concernientes a los daños causados por objetos espaciales, de los que pueden
ser responsables las organizaciones internacionales en virtud del artículo XXII. 3 del
Convenio sobre la Responsabilidad Internacional por Daños Causados por Objetos
Espaciales, de 1972. Las cuestiones relativas a la responsabilidad y las relativas a las
obligaciones derivadas de ésta con frecuencia se encuentran entrelazadas, porque es
posible que el daño causado sea en parte por actividades licitas y en parte por la violación
de obligaciones de prevención. Sin embargo, como la CDI en la actualidad trabaja en un
proyecto de artículos sobre la responsabilidad internacional de los Estados por las
consecuencias perjudiciales de actos no prohibidos por el derecho internacional, decidió
aplazar el estudio de la responsabilidad de las organizaciones internacionales hasta
contar con mayores elementos. Otro tema sujeto a debate es el espectro de
organizaciones internacionales a los que se aplicaría el instrumento por preparar por la
CDI. En principio, se entiende por organización internacional una "organización
intergubernamental", de conformidad con el artículo: 2. 1 , apartado i) de la Convención de
Viena sobre el Derecho de los Tratados entre Estados y Organizaciones Internacionales o

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

entre Organizaciones Internacionales. Otro de los puntos que han de ser estudiados por la
CDI es el relativo a la atribución de un comportamiento ilícito a una organización o a sus
Estados miembros o a algunos de ellos. En algunos casos, el comportamiento podría
atribuirse de manera simultánea a una organización y a sus Estados miembros.
La mayoría de los casos más conocidos de responsabilidad subsidiaria de los
Estados por el comportamiento de una organización internacional de que son miembros
se refieren a contratos mercantiles concertados por la organización con entidades
privadas; sin embargo, los asuntos de este tipo suscitan cuestiones de naturaleza
diferente de la de los problemas relativos a la responsabilidad en virtud del derecho
internacional, ya que en estos casos el derecho aplicable es una ley nacional, por lo que
queda fuera del estudio de la Comisión.

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

“LOS DERECHOS HUMANOS SON DE “LOS DERECHOS HUMANOS;


CONTENIDO PROTOCOLARIO DIRIGIDO DEBIERAN DE SER RESPETADOS
HACIA LOS GOBERNADOS POR PARTE POR EL GRUPO EN EL PODER”
DE LOS GOBERNANTES SOBRE SU RESPETO”

“LOS DERECHOS HUMANOS NO SON “LOS DERECHOS HUMANOS SON LA


RESPETADOS EN LOS SISTEMAS DE UTOPIA DE LOS POBRES; Y LA
GOBIERNOS AUTORITARIOS.” ESPERANZA PARA EL MAS DEBIL”

“LOS DERECHOS HUMANOS SON “LOS DERECHOS HUMANOS SI


EQUIPARADOS POR ALGUNOS LE SON RESPETADOS AL SER
SERES HUMANOS CON LA VIDA HUMANO LO HACEN SENTIR CON
MISMA” DIGNIDAD”

“LOS DERECHOS HUMANOS EN SU


NORMATIVIDAD ESTATUTARIA NO
DEBERIAN DE CARECER DE SANCION
SINO QUE DEBE SER CASTIGABLE AL
GOBERNANTE INFRACTOR CON
PENALIDAD, DESTITUCION.”

CAPITULO XIV

14.-DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS.

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

INTRUDUCCIÓN.
EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA REGULACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS.

A pesar de los importantísimos antecedentes ingleses como la Carta Magna de


1215, el Acta de Habeas Corpus de 1679 y el Bill of Rigths de 1689, la definición actual
de derechos humanos surge hasta el siglo XVII con las declaraciones estadounidenses y
desde luego, con la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano
proclamada en París en 1789. A partir de entonces, el derecho interno de los Estados
desarrolla un orden jurídico orientado al reconocimiento y a la protección de los derechos
fundamentales de las personas sujetas a la jurisdicción de los Estados de que se trate.
“El derecho internacional tradicional se definía como el ordenamiento jurídico que
regulaba las relaciones entre Estados; por lo que sólo se reconocían derechos y
obligaciones a los Estados y no se reconocían derechos a los individuos como tales en el
plano internacional, sino que se les consideraba como “objetos” y no como “sujetos” de
este ordenamiento”.

Por un lado, el principio de no intervención en asuntos internos reconocido desde


1648 en la Paz de Westfalia por medio de los tratados de Osnabrück y Münster, la
creación de la Liga de las Naciones y, por otro, el hecho de que el derecho internacional
se ocupó en forma primordial de regular las relaciones entre Estados, hicieron que el
derecho internacional se mantuviera al margen de la protección de los derechos
humanos.

En consecuencia, la manera como un Estado trataba a la gente de su nación no


estaba regulada por el derecho internacional y, por tanto, no afectaba los derechos de
otros Estados. Puesto que el derecho internacional no se aplicaba en los casos en que un
Estado violaba los derechos humanos de los individuos de su misma nacionalidad,
impedía que otros Estados intercedieran o intervinieran en favor de los ciudadanos de
cualquier otro Estado que infringiera sus derechos.

En el siglo XX, la protección de los derechos humanos evolucionó a partir de que


los individuos se consideraron “objetos” del derecho internacional, hasta la concepción
actual de que son “sujetos” del derecho internacional. Las atrocidades cometidas durante
la Segunda Guerra Mundial provocaron que se iniciara el movimiento actual a favor de los
derechos humanos y se considerara un asunto susceptible de ser regulado por el derecho
internacional.

En 1945 se incluyeron en la Carta de la ONU disposiciones que reflejan un


compromiso claro de la comunidad de Estados con la protección y defensa de los
derechos humanos. Con ello se inicio el movimiento de internacionalización de los
derechos humanos.
El art. 1.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos dispone que
los Estados “se comprometen a respetar los derechos y libertades…y a garantizar su
libre y pleno ejercicio…”. Esto significa que el Estado está obligado, por un lado a que su

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

actividad se mantenga dentro de un margen de respeto a los derechos de las personas y,


por otro, a garantizar cierta organización y preparación del aparato estatal para evitar la
violación de tales derechos y establecer los mecanismos necesarios para su reparación
en caso de suceder ésta.
En este orden de ideas, la internacionalización de los derechos humanos,
en el contexto del Estado constitucional contemporáneo, ha contribuido
fundamentalmente a lo siguiente:
1. A complementar el catálogo de los derechos humanos establecidos en la propia
Constitución, a partir de los instrumentos internacionales suscritos en la materia,
de tal modo que éstos incluso llegan a ostentar un nivel de primer orden en la
normatividad interna, tal como sucede en los textos constitucionales de Colombia,
Argentina, España y, en general, en casi todos los países de Iberoamérica.

2. El derecho internacional de los derechos humanos ha contribuido a que los


Estados finalmente dejen de considerar a los derechos como un conjunto de
limitaciones al poder soberano-, según el discurso del Estado liberal
decimonónico- sino, por el contrario, como facultades atribuidas al género humano
en conjunto y a cada persona en lo individual, que el mismo Estado reconoce y
tutela al introducirlos en la Ley fundamental, y los garantiza a través de
instrumentos procesales idóneos.

3. En este contexto, es posible afirmar que los organismos internacionales de


protección a los derechos humanos son, de manera inmediata, interlocutores
primordiales respecto a la “globalización” de estos bienes fundamentales y en el
respeto a la dignidad humana y, ulteriormente, referente obligado en la
consecución de la democracia.

Desde la perspectiva de la doctrina del derecho internacional, los derechos humanos


se clasifican en tres generaciones:

● Primera generación: Son los derechos civiles y políticos.

● Segunda generación: Son los derechos económicos, sociales y culturales.


● Tercera generación: Son los derechos de solidaridad; por ejemplo, el derecho a la paz,
el derecho a la libre determinación de los pueblos, el derecho al desarrollo y al medio
ambiente, etc.

● La diferencia entre los derechos de la primera y segunda generación radica en:

● El contenido de las obligaciones. En los derechos civiles y políticos deriva una


obligación para el Estado consistente en respetar el ejercicio de dichos derechos; por
tanto, implica una obligación de carácter pasivo: no hacer, no interferir, no estorbar, no
lesionar. En cambio, en los derechos económicos, sociales y culturales implica una

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

obligación de carácter activo para el Estado: tomar medidas legislativas,


administrativas o políticas para alcanzar la realización de los derechos sociales.
● En otras palabras, los derechos civiles y políticos imponen obligaciones de resultado,
en tanto que los derechos económicos, sociales y culturales se traducen en
obligaciones de comportamiento progresivo.

● El tiempo del cumplimiento. La obligación derivada de los derechos civiles y


políticos, como obligación de no hacer; es de ejecución inmediata, en tanto que la
obligación derivada de los derechos económicos, sociales y culturales es de aplicación
progresiva.
● Sin embargo, se aprecian derechos de aplicación inmediata entre los derechos
económicos, sociales y culturales, como el derecho a elegir libremente el trabajo, a la
asociación sindical, a la libertad de los padres para elegir la escuela de sus hijos, etc.,
aunque la realización completa de dichos derechos se ha de lograr de modo
progresivo.

● El titular del derecho y los intereses protegidos. En los derechos civiles y políticos
el individuo afectado es el único titular del derecho y sólo él podrá exigir su respeto, ya
que el interés protegido es de carácter individual y, por tanto él es el único beneficiario
del mismo. En tanto que en los derechos económicos, sociales y culturales, aunque el
titular del derecho puede ser el individuo o una colectividad, los intereses protegidos
son de la colectividad como tal.

Más compleja y controvertida es la tercera generación de los derechos humanos


pues no existe aún un acuerdo sobre su denominación genérica. Unos apuntan a sus
beneficiarios, denominándolos derechos colectivos o de los pueblos y otros destacan
el sentimiento que anima su consecución, denominándolos derechos de solidaridad. Lo
cierto es que en esta categoría de derechos, a diferencia de los derechos de segunda
generación, los únicos titulares y beneficiarios son los pueblos; por tanto sólo ellos podrán
hacer exigibles tales derechos.
Esta clasificación es meramente académica, y no implica una efectividad ni un
congelamiento de los derechos, por lo que no debe servir de justificación para excluir a
unos u otros de mecanismos de protección.
Sin embargo, existe una fuerte discusión doctrinal respecto a la naturaleza de los
derechos económicos, sociales y culturales. Básicamente hay dos posturas: los que
niegan que puedan ser considerados como verdaderos derechos y los que afirman que en
estricto derecho sí lo son. Esta distinción se fundamenta en el hecho de que en el derecho
convencional dichos derechos son regulados en instrumentos separados de los de los
derechos civiles y políticos.
Pese a lo anterior, la Resolución 32/130, del 16 de diciembre de 1977, la Asamblea
General de las Naciones Unidas afirmó que todos los derechos y libertades
fundamentales son indivisibles e interdependientes y que debe prestarse la misma
atención y urge consideración a la aplicación, promoción y protección de unos y otros
derechos, y que la plena realización de los derechos civiles y políticos es imposible sin el
goce de los derechos económicos, sociales y culturales. Y ello es importante pues resulta

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

inconcebible tener derecho a la libre asociación si se carece del derecho a la salud, y de


nada sirve tener el derecho a elecciones libres si no se tiene acceso a la educación.

DIFERENCIAS ENTRE EL DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS


HUMANOS Y EL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO.
De acuerdo con algunos doctrinarios, el derecho internacional humanitario puede definirse
en la actualidad como “el componente de derechos humanos en el derecho de guerra”.
Es preciso diferenciar entre el derecho internacional de los derechos humanos y el
derecho internacional humanitario. Las principales diferencias en estas materias son:
● Su evolución. Los derechos humanos comenzaron por ser protegidos
exclusivamente en el ámbito interno de los Estados y trascendieron al grado que
en la actualidad su regulación más completa es por el derecho internacional. En
cambio, el derecho humanitario nació para regir los conflictos armados en el orden
internacional y descendió de manera paulatina hasta ingresar en las esferas
nacionales y sólo cubrir los conflictos armados internos.
● Su ámbito de aplicación. El derecho internacional de los derechos humanos,
además de su aplicación corriente en las situaciones de normalidad, contiene un
conjunto de normas específicas destinadas a aplicarse cuando la crisis adquiera
una gravedad tal que constituya una amenaza real para el conjunto de la
comunidad. En cambio, el campo de aplicación del derecho internacional
humanitario es precisamente en situaciones de excepción.
Mientras que el derecho humanitario vela por la preservación de lo esencial, a saber el
derecho a padecer el menor sufrimiento posible dentro de las limitaciones que impone una
situación excepcional, como es un conflicto armado, los derechos humanos se desarrollan
en la normalidad de la convivencia social. De ahí que la noción de urgencia sea
concomitante con el derecho humanitario, mientras que la protección internacional de los
derechos humanos y su promoción se perciban, en cambio, como tarea permanente de la
comunidad internacional.

PRINCIPIOS RECTORES EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS.

AUTOAPLICABILIDAD DE LOS DERECHOS HUMANOS.


Los artículos 2.1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y 2 de la
Convención Americana de Derechos Humanos señalan que es deber del Estado dictar las
disposiciones legislativas necesarias para hacer efectivos los derechos humanos; sin
embargo, éstos deben entenderse como auto aplicativos, es decir, su eficacia no depende
ni está condicionada a la adopción de normas locales por parte del Estado, sino que son
normas directamente operativas que no necesitan de reglamentación interna. Por tanto,
dichos artículos deben entenderse en el sentido de que imponen a los Estados el deber
de adecuar su normatividad interna a lo dispuesto por tales instrumentos internacionales,
cuya infracción es motivo de responsabilidad internacional.

LOS DERECHOS HUMANOS SON INHERENTES AL HOMBRE.

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

La doctrina internacional coincide en considerar que los tratados de derechos


humanos no crean derechos sino, más bien, los reconocen anteriores a la celebración del
tratado e inherentes a las personas. Los derechos del hombre no derivan de la voluntad
del Estado; tampoco le son atribuidos por la comunidad internacional ni por el principio de
autoridad. Derivan de la naturaleza humana: son inherentes a su calidad de hombre, de
tal forma, que son irrenunciables.
La doctrina considera los derechos humanos como universales, indivisibles e
interdependientes.
Son universales porque se trata de derechos que son expresión de la dignidad intrínseca
de todo individuo, debiendo, en este sentido, ser aceptados y respetados por todos los
Estados, con independencia de su sistema ideológico-político, económico y sociocultural;
por tanto, su respeto debe ser universal.
En esencia, los derechos y libertades constituyen una unidad.
Los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales y los derechos
de solidaridad (de tercera generación) están unidos por vínculos indisolubles que dan
forma a un conjunto indivisible e interdependiente, de manera que no es posible
menoscabar los derechos civiles y políticos alegando que así se propicia con mayor
eficacia el desarrollo económico y social de la población.

LOS DERECHOS HUMANOS SON NORMAS DE IUS COGENS.


En términos del art. 53 de la Convención de Viena, sobre el Derecho de los
Tratados, una norma de ius cogens, es una norma que es aceptada y reconocida por la
comunidad internacional de los Estados en su conjunto como norma que no admite
acuerdo en contrario y que sólo puede ser modificada por una norma de la misma
naturaleza.
La doctrina no es unánime al considerar los derechos humanos como normas de
ius cogens. Un sector importante de la doctrina considera que no todos los derechos
humanos deben conceptuarse como normas de ius congens, sino sólo, aquellos que no
pueden suspenderse en ninguna circunstancia, es decir, los derechos no derogables, ya
que el derecho internacional humanitario los ha proclamado como aquellos que deben
respetarse aun en situaciones de conflicto armado y de emergencia. Así, de acuerdo con
Verdross, “un importante grupo de normas que tienen el carácter de ius cogens son las
reglas de derecho internacional general creadas para propósitos humanitarios”.
Sin embargo, la mayor parte de la doctrina considera que los derechos humanos
son normas de ius cogens, puesto que la Carta de la ONU, en su preámbulo, en sus arts.
1.3, 55 y 56, establece el compromiso del respeto a los derechos humanos. Y a pesar de
que algunos doctrinarios no consideran que dichas disposiciones implican obligaciones
para los Estados, la Corte Internacional de Justicia en su Opinión Consultiva “sobre las
consecuencias legales para los Estados respecto de la presencia continua de Sudáfrica
en Namibia”, dispuso que “no deja duda alguna que, a su juicio, la Carta de la ONU es un
tratado aceptado por la comunidad de Estados en conjunto, en el que sus integrantes se
comprometen a respetar los derechos humanos y las libertades fundamentales, y que
estos compromisos son obligaciones legales a su cargo, dos o más de ellos no podrán
celebrar otro tratado que violara esa obligación sin violar el texto de la Carta.

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en el Comunicado de


prensa 13/93 del 23 de mayo de 1993 declaró que la obligación de respetar y garantizar
los derechos civiles y políticos es una obligación erga omnes.
La Comisión de Derechos Humanos de la ONU, en su 51º. Periodo de Sesiones,
tomó una posición clara en el sentido de que los derechos humanos consisten en
obligaciones de ius cogens, al señalar que los derechos humanos no pueden
argumentarse como área que está dentro del dominio exclusivo de la jurisdicción
doméstica de los Estados, sino que todos éstos se encuentran obligados por el derecho
internacional a respetar los derechos humanos.
En su voto razonado, Antonio Cancado Trindade, juez de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos, en la sentencia del caso Blake, del 24 de enero de 1998, señaló:
… En nuestros días, nadie osaría negar la ilegalidad objetiva de prácticas sistemáticas de
tortura, de ejecuciones sumarias y extralegales, y de desaparición forzada de personas –
prácticas éstas que representan crímenes de lesa humanidad– condenadas por la
conciencia jurídica universal, a la par de la aplicación de tratados.

PROTECCIÓN COMPLEMENTARIA DEL DERECHO INTERNACIONAL.


La protección internacional de los derechos humanos y libertades fundamentales
es coadyuvante o complementaria de la que ofrece el derecho interno de los Estados, por
lo que la protección internacional no sustituye la tutela procesal que cada país debe
brindar dentro de su jurisdicción. De ahí que las víctimas de la violación de un derecho
deban agotar los recursos internos antes de recurrir a los mecanismos de protección
internacional. Al decir de Antonio Cancado Trindade, en relación con los tribunales
internacionales:
… no substituyen a los tribunales internos, ni tampoco operan como tribunales de
recurso o casación de las decisiones de los tribunales internos… No obstante, los actos
internos de los Estados pueden ser objeto de examen por parte de los órganos de
supervisión internacionales cuando se trata de verificar su conformidad con las
obligaciones internacionales de los Estados en materia de derechos humanos.
Los derechos tutelados por las distintas acciones derivadas del derecho procesal
constitucional de cada país, y que consisten en mecanismos de control, no sólo son los
consagrados en las constituciones, sino también los derivados de los acuerdos
internacionales.

FIN ÚLTIMO; LA PROTECCIÓN DEL HOMBRE.


En el derecho internacional de los derechos humanos el sujeto pasivo siempre es
el Estado, por tanto, es el sujeto obligado al cumplimiento y respeto de las disposiciones
establecidas en los diversos instrumentos internacionales en la materia.
El objeto de los tratados en materia de derechos humanos, a diferencia de otro
tipo de tratados, los compromisos que asumen las partes son frente a los demás Estados
partes, y no en beneficio de las demás partes. En los tratados de derechos humanos, los
Estados se comprometen ante los demás a respetar los derechos de los habitantes, con
independencia de su nacionalidad. Las obligaciones asumidas por los Estados son en
beneficio del individuo la calidad de “sujeto” del derecho internacional, aunque en el

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sentido de capacitarlo para incurrir en obligaciones convencionales por sí, sino


simplemente como beneficiario de los derechos que se derivan del tratado. La Corte
Interamericana de Derechos Humanos en su Opinión Consultiva OC 2/82 del 24 de
septiembre de 1982 declaró:
La Corte debe enfatizar, sin embargo, que los tratados modernos sobre derechos
humanos, en general, y, en particular, la Convención Americana, no son tratados
multilaterales del tipo tradicional, concluidos en función de un intercambio recíproco de
derechos, para el beneficio mutuo de los Estados contratantes. Su objeto y fin son la
protección de los derechos fundamentales de los seres humanos, independientemente de
su nacionalidad, tanto frente a su propio Estado como frente a los otros Estados
contratantes…
Por tanto, al ser la protección del individuo el fin último de los derechos humanos,
la interpretación y aplicación de los tratados o declaraciones en esta materia no debe
entenderse en perjuicio suyo, sino en beneficio del mismo. En casos de duda sobre la
interpretación aplicación de una norma de derechos humanos, ésta deberá aplicarse en
beneficio del hombre, y en caso de conflicto de intereses o de contravención de
disposiciones convencionales, se aplicará aquella que resulte más favorable al individuo.
Así lo reconoce el art. 5 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos al
determinar:
1. Ninguna disposición del presente Pacto podrá ser interpretada en el sentido de
conceder derecho alguno a un Estado, grupo o individuo para emprender
actividades o realizar actos encaminados a la destrucción de cualquiera de los
derechos y libertades reconocidos en el Pacto o a su limitación en mayor medida
que la prevista en él.
2. No podrá admitirse restricción o menoscabo de ninguno de los derechos humanos
fundamentales reconocidos o vigentes en un Estado Parte en virtud de leyes,
convenciones, reglamentos o costumbres, so pretexto de que el presente Pacto no
los reconoce o los reconoce en menor grado.

EL RECONCIMIENTO DEL LOCUS STANDI AL INDIVIDUO.


El derecho internacional reconoce al individuo el locus standi o ius standi, es
decir, el derecho propio de recurrir a órganos o mecanismos internacionales para la
protección de sus derechos e intereses.
La Convención Americana no reconoce el locus standi al individuo al no
permitirle el acceso directo a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, a diferencia
de la Corte Europea de Derechos Humanos, por lo que necesariamente deberá acudir a la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

LOS DERECHOS NO DEROGABLES.


Son derechos de carácter absoluto y, por tanto, no pueden suspenderse en
ninguna circunstancia. Estos derechos son, de conformidad con el art. 4.2 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el 27.2 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, los siguientes:
A. Derecho al reconocimiento de la personalidad jurídica;

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B. Derecho a la vida;
C. Derecho a la integridad personal;
D. Prohibición de la esclavitud y servidumbre;
E. Principios de legalidad y retroactividad;
F. Libertad de conciencia y religión;
G. Protección a la familia;
H. Derecho al nombre;
I. Derecho del niño;
J. Derecho a la nacionalidad;
K. Derechos políticos; y
L. Garantías judiciales indispensables para la protección de tales derechos.

Respecto a las garantías judiciales indispensables para la protección de los


derechos mencionados, la Corte Interamericana de Derechos Humanos en una Opinión
Consultiva (OC-9/87, del 6 de octubre de 1987), consideró que estas garantías pueden
ser de tres tipos:
I. El habeas corpus
II. El amparo,
III. Las demás garantías inherentes a la preservación del estado de derecho.

El art. 7.6 de la Convención regula el habeas corpus en los siguientes términos:


…Toda persona privada de libertad tiene derecho a recurrir ante un juez o tribunal
competente, a fin de que éste decida, sin demora, sobre la legalidad de su arresto o
detención y ordene su libertad si el arresto o la detención fueran ilegales. En los Estados
Partes cuyas leyes prevén que toda persona que se viera amenazada de ser privada de
su libertad tiene derecho a recurrir a un juez o tribunal competente a fin de que éste
decida sobre la legalidad de tal amenaza, dicho recurso no puede ser restringido ni
abolido. Los recursos podrán interponerse por sí o por otra persona.

A su vez, el art. 25.1 incorpora el juicio de amparo al establecer:


…Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro
recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos que
violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución, la ley o la presente
Convención, aun cuando tal violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio
de sus funciones oficiales.

Las demás garantías inherentes a la preservación del estado de derecho están prescritas
por el art. 29 inc. c), de la Convención:
Ninguna disposición de la presente Convención puede ser interpretada en el
sentido de: c) excluir otros derechos y garantías que son inherentes al ser humano o que
se derivan de la forma democrática representativa de gobierno.

FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS.

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LA COSTUMBRE INTERNACIONAL.
El derecho consuetudinario fue tradicionalmente la principal fuente del derecho
internacional. Debido a la falta de un legislador internacional, las relaciones entre los
Estados se regían por normas no escritas aceptadas por ellos. Debe señalarse que en el
proceso de conformación de la norma consuetudinaria tienen un papel de importancia la
Asamblea General de las Naciones Unidas y las organizaciones de protección de los
derechos humanos, ya que favorecen, mediante sus resoluciones, la tarea de comprobar
la práctica y la opinio juris de los Estados.
En ese sentido, Jiménez de Aréchega afirma:
… la Asamblea General no sólo es el órgano principal de las Naciones Unidas,
sino también es un órgano formado por representantes de todos los Estados miembros…
Esto significa que la Asamblea General es un foro en el que- con la creciente
universalidad de las Naciones Unidas-se reúnen casi todos los Estados, y en el que
dichos Estados, después del correspondiente debate, pueden expresar sus opiniones y su
voluntad colectiva respecto a los principios y normas jurídicas que han de regir la
conducta de los Estados. Los Estados son, al fin y al cabo, los legisladores de la
comunidad internacional. Hace mucho tiempo se ha dicho que cuando resulta que todas
las naciones que forman la comunidad internacional están de acuerdo respecto a la
aceptación o aplicación en sus relaciones mutuas de una norma de conducta específica,
dicha norma se convierte en parte del Derecho Internacional.
La Declaración Universal de Derechos Humanos y la Declaración Americana de
los Derechos y Deberes del Hombre son ejemplo del proceso de cristalización de normas
consuetudinarias de derechos humanos mediante resoluciones de la Asamblea General
de Naciones Unidas y de la Organización de Estados Americanos. Dichos instrumentos
carecían de obligatoriedad en un principio, pero se incorporaron al corpus del derecho
consuetudinario por la práctica de los Estados.
La cristalización de una norma consuetudinaria también puede surgir a partir de
la celebración de un tratado. Opiniones y sentencias de la Corte Internacional de Justicia
han reconocido o atribuido a los tratados adoptados en diferentes conferencias de
codificación importantes efectos en relación con la formación del derecho internacional
consuetudinario.

LOS TRATADOS EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS.


El derecho internacional de los derechos humanos no debe confundirse con el
derecho de los tratados. Como en todo derecho de gentes, los tratados no son la única
fuente del derecho internacional de los derechos humanos. Sin perjuicio de la importancia
de las fuentes convencionales, los instrumentos de este tipo no agotan el derecho
internacional de los derechos humanos; con tratados o sin ellos, los Estados tienen la
obligación de respetar los derechos humanos.
En el caso del derecho internacional de los derechos humanos, sin perjuicio de la
consideración de todas las fuentes a que se refiere el art. 38 del Estatuto de la Corte
Internacional de Justicia, deben considerarse dos elementos adicionales: la obligatoriedad
universal y regional de la norma que constriñe a los Estados a respetar y garantizar los
derechos humanos y el carácter de ius cogens que posee dicha norma.

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Las normas de derecho internacional reflejadas en la Convención de Viena de


1969 establecen un sistema flexible y adaptable a diversos tipos de tratados. Sin
embargo, cada vez se avanza más en el sentido de definir los elementos propios de los
tratados en materia de derechos humanos. Estas características propias quizá se
esbozaron por primera vez en la Opinión Consultiva de la Corte Internacional de Justicia
sobre las reservas a la Convención sobre Genocidio, al señalar la Corte que:
“Los tratados clásicos de derechos humanos están esencialmente dirigidos a
regular derechos y obligaciones entre Estados; los nuevos tratados en materia
humanitaria, sin perjuicio de que regulan derechos y obligaciones entre Estados, tienen
una fundamental proyección interna. Éste es el elemento fundamental caracterizante de
estos modernos tratados”.
También la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha puntualizado la
naturaleza propia de los tratados en materia de derechos humanos. En su Opinión
Consultiva (OC2), relativa al efecto de las reservas sobre la entrada en vigor de la
Convención Americana (arts. 74 y 75) la Corte señaló:
…Que los tratados modernos sobre derechos humanos en general, y en
particular,… no son tratados multilaterales del tipo tradicional, concluidos en función de un
intercambio recíproco de derechos para el beneficio mutuo de los Estados contratantes.
Su objeto y fin son la protección de los derechos fundamentales de los seres humanos
independientemente de su nacionalidad, tanto frente a su propio Estado como frente a los
otros Estados contratantes. Al aprobar estos tratados sobre derechos humanos, los
Estados se someten a un orden legal dentro del cual ellos, por el bien común, asumen
varias obligaciones no en relación con otros Estados sino hacia los individuos bajo su
jurisdicción.

LAS RESERVAS EN LOS TRATADOS DE DERECHOS HUMANOS.


El régimen de las reservas se encuentra regulado en la C.V. sobre el Derecho de
los Tratados de 1969, en la que se especifica que el tratado puede determinar las
reservas permitidas y las prohibidas; en caso de que el tratado no contemple un régimen
específico para la admisión de las reservas, los Estados partes pueden formularlas
siempre que no sean contrarías al objeto y fin del tratado. La determinación de la
conformidad de la reserva con el objeto y fin del tratado la realizan los propios Estados
partes mediante el mecanismo de aceptación y objeción de la reserva.
El complicado proceso de aceptación y objeción de las reservas en la
Convención de Viena de 1969 se cuestionó en relación con los tratados en materia de
derechos humanos por resultar inadecuado para evaluar la admisibilidad de las reservas a
los tratados en esta materia.

La adhesión masiva de países a los tratados en materia de derechos humanos


ha hecho realidad, en cierta medida, la aspiración de universalismo contenida en la
fórmula de Viena y los Estados, en el momento de adherirse a los tratados
correspondientes, recurrieron a la formulación de reservas que muchas veces limitan de
manera considerable el campo de aplicación y la efectividad del tratado y, por tanto,
también limitan el efecto jurídico y político de tal universalidad.

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Cabe preguntarse, con base en la práctica general en materia de reservas, si el


régimen de éstas no varía en función de la naturaleza de los tratados, cuando los mismos
nada dispongan al respecto. Yassen, en el seno de la Comisión de Derecho Internacional,
señaló que “la cuestión de las reservas debe regirse por las disposiciones del tratado
mismo”, lo que se refiere “no sólo a las disposiciones expresas sino también a la intención
tácita de las partes y al objeto y naturaleza del mismo”.
La práctica en derecho internacional en materia de admisibilidad de las reservas
ha demostrado que la aplicación de la norma de compatibilidad con el objeto y fin del
tratado se caracteriza por su ambigüedad e imprecisión, razón por la cual, en materia de
derechos humanos, al estar en juego la aplicación de normas de ius cogens, los órganos
de control y jurisdicción en el ámbito de los derechos humanos han determinado por la vía
de la práctica y la jurisprudencia criterios específicos sobre dicha cuestión.
Así, en 1982 un órgano internacional adoptó por primera vez una posición sobre
la validez o invalidez de una reserva formulada por un Estado parte en un tratado en
materia de derechos humanos. En ese año, la Corte Europea de Derechos Humanos,
consideró que la reserva bajo escrutinio en el caso de Temeltasch era inválida. Para
1988, la Corte Europea declaró, en el caso de Belilos contra Suiza, que una reserva
interpretativa formulada por este país en realidad era una reserva que no estaba permitida
por la Convención Europea. En ambos casos no sólo se concluyó que las reservas eran
ilícitas, sino que además el conjunto del tratado incluso la parte materia de la reserva
declarada ilícita, estaba en vigor para el Estado parte. Desde entonces, las instituciones
europeas han aplicado esta doctrina en muchas ocasiones.

Por su parte, el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, en su


Observación 24, puntualiza que goza de competencia para evaluar la validez de una
reserva. Dicha observación ha sido objeto de fuertes reacciones por parte de algunos
países, lo cual motivó que entrara como tema en la agenda de la Comisión de Derecho
Internacional.
En 1999, el caso Kennedy agregó un precedente más. Por primera vez un órgano
internacional no sólo declaró inválida una reserva, sino que la separó del resto del tratado,
con lo cual el Estado estuvo obligado a cumplir con la totalidad del tratado sin tomar en
consideración la reserva. Para llegar a esta conclusión, el Comité de Derechos Humanos
estableció primero que, de acuerdo con la Observación 24, le correspondía interpretar y
determinar la validez de las reservas hechas al Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos y a sus Protocolos Facultativos; además, concluyó que “… dado que el objeto y
fin del primer Protocolo Facultativo es el de permitir que el Comité compruebe si el Estado
respeta los derechos por los que se ha comprometido velar, toda reserva que trate de
impedir esto sería contraria al objeto y fin del primer Protocolo Facultativo, cuando no al
Pacto”. De igual forma, el Comité consideró que la reserva de que se trata concede a
determinado grupo de ciudadanos (aquellos condenados a muerte) menor protección
procesal que el resto de la población, y que por ello constituye una discriminación que
infringe los principios básicos del Pacto y sus Protocolos, no pudiendo ser considerado
compatible con el objeto y fin del Protocolo Facultativo.

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De esta forma, al aceptar que los órganos de control y jurisdicción de los tratados
de derechos humanos tienen competencia para evaluar la validez de las reservas, se
reconoce que el régimen de la Convención de Viena, que no contempla tal posibilidad ni
la regula, resulta insuficiente. Los redactores de la Convención no pensaron en el papel
que podrían tener eventualmente los órganos de jurisdicción y control de los derechos
humanos cuya contribución ha generado un verdadero desarrollo progresivo del derecho
internacional.

La fórmula de la separabilidad de las reservas inválidas presenta una dificultad


adicional, por cuanto la regla establecida por los órganos de control y jurisdicción de los
tratados de derechos humanos conduce al establecimiento de dos sistemas de
admisibilidad de reservas, con posibles consecuencias diferentes: por un lado, las
relaciones que se generan entre el órgano supervisor y los Estados partes y, por el otro,
las relaciones entre los Estados partes por el sistema de aceptación y objeción de las
reservas, ya que al mismo tiempo puede ser declarada inválida por el órgano supervisor y
encontrarse vigente entre el Estado que la formuló y el Estado que la aceptó. Esta radical
diferencia en cuanto a las consecuencias jurídicas que se derivan de la declaración de
invalidez de la reserva constituye el núcleo del atolladero para el que, hasta el momento,
aún no se encuentran soluciones.
Bruno Simma ha sugerido, una fórmula de la esfera regional europea, una vía de
reconciliación entre la práctica de los órganos de supervisión y el derecho de los tratados.
Según esta fórmula, el Estado parte que formula una reserva asume el riesgo de sí, en
algún momento, el órgano supervisor declara inválidas sus reservas, la consecuencia será
que la norma materia de la reserva entrará en vigor ignorándose la reserva
correspondiente.

LAS DENUNCIAS EN LOS TRATADOS DE DERECHOS HUMANOS.


El régimen general sobre la denuncia de los tratados está establecido en los
artículos 55 y 56 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969;
dichas normas también resultan aplicables a los retiros de declaraciones de competencia.
Si el tratado contempla normas específicas sobre su propia denuncia se deberá de ceñir
la terminación a lo previsto por las partes en esa cláusula. En algunas ocasiones no se
establece disposición alguna relativa a la terminación o denuncia de los tratados, caso en
el cual resulta aplicable el art. 56 de la Convención de Viena sobre Derecho de los
Tratados. Este artículo prevé que un tratado que no contenga disposiciones sobre su
terminación, denuncia o retiro, no podrá ser objeto de denuncia o retiro a menos que:
a. Conste que fue la intención de las partes admitir la posibilidad de denuncia o retiro;
o
b. Que el derecho de denuncia o de retiro pueda inferirse de la naturaleza del
tratado.

La práctica de los órganos de supervisión de tratados de derechos humanos


sobre esta cuestión ha marcado un régimen diverso, para los tratados en materia de
derechos humanos, del régimen general.

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El 27 de agosto de 1997 el gobierno de la República Democrática de Corea


(Corea del Norte) notificó al Comité de Derechos Humanos su intención de denunciar el
Pacto de Derechos Civiles y Políticos. El 29 de octubre el Presidente del Comité envió
una carta al embajador de Corea del Norte en la que destacaba que el Comité es el único
órgano competente establecido por el Pacto en cuestiones relativas a los informes
presentados por los Estados. La carta adjuntaba una copia de la Observación General 26
del Comité, la cual señaló que “…el firme convencimiento de que el derecho internacional
no permite que un Estado que haya ratificado el Pacto… lo denuncie o se retire de él”. El
Comité puntualizó:

… después de constatar que el Pacto no contiene una cláusula que permita su


propia denuncia, y de afirmar que, habida cuenta que otros tratados de derechos
humanos si contienen una cláusula de este tipo, fue la intención de los redactores del
Pacto no permitir la denuncia del mismo.

La Observación General 26 aún no es objeto de críticas por parte de los Estados


parte, aunque algunos académicos no concuerdan con las conclusiones del Comité.
Además de la práctica del Comité en materia de denuncia del Pacto, recientemente la
Corte Interamericana de Derechos Humanos adoptó una decisión en materia de retiro de
declaraciones de aceptación de la competencia contenciosa de la Corte por parte de
Perú.
La Corte Interamericana declaró:
… el pretendido retiro, con efectos inmediatos, por el Estado peruano, de la
declaración de reconocimiento de la competencia contenciosa de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos, es inadmisible, declarándose competente la Corte para conocer
el caso.

La decisión de la Corte fue bien recibida por la Corte Europea de Derechos


Humanos, con lo cual dicho órgano jurisdiccional aceptó la imposibilidad de retirar las
declaraciones de reconocimiento de competencia de los tribunales internacionales en
materia de derechos humanos.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos sostuvo en dicho caso:
… al someter a esa cláusula (de aceptación de competencia) queda el Estado
vinculado a la integridad de la Convención… El Estado sólo puede sustraerse a la
competencia de la Corte mediante la denuncia del tratado como un todo… El instrumento
de aceptación de la competencia de la Corte debe, pues, ser apreciado siempre a la luz
del objeto y propósito de la convención Americana como tratado de derechos humanos.
Es necesario precisar que el reconocimiento de competencia de la Corte Europea
y la Americana depende de una cláusula que es parte del Tratado principal; en el caso del
Pacto de Derechos Civiles y Políticos la competencia del órgano cuasi jurisdiccional
depende de la ratificación de un instrumento diverso, que es el Protocolo Facultativo.

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La cláusula facultativa de reconocimiento de competencia de la Corte


Interamericana siguió el modelo de su similar en la Convención Europea, la cual, a su vez,
tomó como modelo el art. 36.2 del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia.
Un caso de especial relevancia vinculado con el retiro del reconocimiento de la
competencia de la Corte Internacional de Justicia es el Caso Nicaragua vs. Estados
Unidos de América. Para declararse competente la Corte Internacional de Justicia analizó
si era procedente el retiro de la declaración de reconocimiento, determinado que resulta
aplicable por analogía la norma del art. 56.2 de la Convención de Viena sobre el Derecho
de los Tratados, que exige un periodo mínimo de un año de preaviso para denunciar un
Tratado sin cláusula expresa para retirar el reconocimiento de Estados Unidos.
Por su parte, la Corte Interamericana descarta cualquier analogía, al señalar:

… por un lado, la práctica estatal permisiva desarrollada bajo el artículo 36.2 del
Estatuto de la Corte Internacional de Justicia y, por el otro, la aceptación de la cláusula
facultativa de la jurisdicción obligatoria de esta Corte, teniendo presentes el carácter
especial, así como el objeto y propósito de la Convención Americana… En efecto, la
solución internacional de casos de derechos humanos (confiada a un tribunal como la
Corte Internacional de Justicia) por tratarse como es ampliamente reconocido, de
contextos fundamentalmente distintos, los Estados no pueden pretender contar, en el
primero de los contextos, con la misma discrecionalidad con que han contado
tradicionalmente en el segundo.

De igual forma, en el caso Lozidou la Corte Europea de Derechos Humanos


señaló:
… entre los elementos que marcan la diferencia entre ambas jurisdicciones es el
hecho de que la Corte Internacional de Justicia es un tribunal autónomo sin vínculos con
un tratado normativo como la Convención Europea. Además, los conflictos que la Corte
Internacional resuelve pueden involucrar cualquier dominio del derecho internacional.

Los argumentos de la Corte Europea y la Americana no resultan satisfactorios si


se considera que la Corte Internacional de Justicia ha resultado competente en casos de
violación de tratados de derechos humanos universales.
Es preciso puntualizar que al determinar algunos elementos propios de los
tratados en derechos humanos los órganos de control o jurisdicción en la materia no
conlleva necesariamente la calificación de naturaleza especial, ya que algunos tratados
que en apariencia no tienen relación alguna con la materia de derechos humanos pueden
contener una norma de derechos humanos, por lo cual establecer un catálogo de tratados
de derechos humanos con naturaleza especial no resulta una tarea sencilla, sobre todo en
los casos de tratados con cláusulas contractuales y normativas.

Ahora bien, si los tratados de derechos humanos no tienen un carácter especial


en virtud de su estructura interna y su carácter normativo, ¿en qué podría consistir este
presunto carácter especial? Allan Pellet ha sugerido en forma correcta que esta
especificidad es por el hecho de que constituyen instrumentos que crean órganos

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encargados de supervisar su aplicación, por voluntad de las partes, con la facultad de


determinar la extensión de los compromisos adquiridos, interpretar el alcance de sus
cláusulas, evaluar la licitud de las reservas y definir el alcance de su propia competencia,
con lo cual la función de dichos órganos es la de ser guardianes de un ordenamiento
normativo, esto es, el conjunto de derechos fundamentales de la persona, tarea que en sí
misma va más allá de cualquier base convencional.

En ese sentido, debe recordarse el carácter de normas de ius cogens de algunas


normas internacionales de derechos humanos, por lo menos de aquellas que de
conformidad con el Pacto de Derechos Civiles y Políticos, la Convención Americana y la
Europea nunca pueden suspenderse, ni siquiera en casos de excepción. Estas normas
engendran obligaciones erga omnes, que las constituyen en los incipientes cimientos de
un orden constitucional internacional basado en la absoluta primacía de ciertas normas y
valores fundamentales, cuyo origen puede derivar de una norma consuetudinaria o
convencional.

LA INTERPRETACIÓN DE LOS TRATADOS DE DERECHOS HUMANOS.


Respecto a la interpretación de los tratados, los arts. 31, 32 y 33 de la Convención de
Viena sobre el Derecho de los Tratados resultan aplicables a los tratados en materia de
derechos humanos; el art. 31.1 dispone que: “Todo tratado debe interpretarse de buena fe
conforme al sentido corriente que haya de atribuirse a los términos del Tratado en el
contexto de éstos y teniendo en cuenta su objeto y fin.” El art. 31.2 destaca, el Preámbulo
es considerado parte del texto de un Tratado, teniendo, por tanto relevancia para la
interpretación integral de ese instrumento. El art. 31.3 (b) dispone que “se tomará en
cuenta, de acuerdo con el contexto… cualquier práctica posterior en la aplicación del
tratado”.
El art. 32, relativo a los medios complementarios de interpretación dispone:
“Se puede recurrir a medios suplementarios de interpretación incluyendo los trabajos
preparatorios del tratado y las circunstancias de su adopción, para confirmar el sentido
resultante de la aplicación del artículo 31, o para determinar el sentido cuando la
interpretación es dada en conformidad con el artículo 31”.
De esta forma, la Convención de Viena señala que no es necesario ni conveniente recurrir
a la interpretación subjetiva, en particular a los trabajos preparatorios, a menos que la
interpretación literal y teleológica resulten insuficientes para aclarar el significado de
determinada disposición.
La práctica de la Corte Interamericana de Derechos Humanos está conforme a
esa relación jerárquica de las técnicas de interpretación que figuran en el art. 31 de la
C.V. y de los medios complementarios de interpretación que aparecen en su art. 32. Al
respecto, la Corte Interamericana formuló el siguiente comentario:
Este método de interpretación se acoge al principio de la primacía del texto, es
decir, a aplicar criterios objetivos de interpretación. Además, en materia de tratados
relativos a la protección de los derechos humanos, resulta todavía más marcada la
idoneidad de los criterios objetivos de interpretación, vinculados a los textos mismos,
frente a los subjetivos, relativos a la sola intención de las partes, ya que tales tratados
como lo dijo esta Corte, no son tratados multilaterales del tipo tradicional concluidos en

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función de un intercambio recíproco de derechos, para el beneficio mutuo de los Estados


contratantes, sino que su objeto y fin son la protección de los derechos fundamentales de
los seres humanos, independientemente de su nacionalidad, tanto frente a su propio
Estado como frente a los otros Estados contratantes.
Sin embargo, la diferencia entre los tratados en materia de derechos humanos y
los tratados en general en materia de interpretación estriba en el peso que se le asigna a
la técnica de interpretación teleológica; en las Opiniones de la Corte Interamericana se
puso de relieve:
…los tratados modernos de derechos humanos, en general, y en particular la
Convención Americana, no son tratados multilaterales de tipo tradicional. Su objetivo y fin
es la protección de los derechos fundamentales de los seres humanos…

Pedro Nikken afirma que estamos en presencia de la evolución de un verdadero


método humanitario de interpretación de los tratados sobre derechos humanos, cuya regla
principal describe así:
En esa perspectiva, el artículo 31.1 de la Convención de Viena sobre el Derecho
de los Tratados conduce a adoptar la interpretación que mejor se adecue a los
requerimientos de la protección de los derechos fundamentales de los seres humanos. Si
recordamos además que el interés jurídico tutelado por esos instrumentos no es, el de los
Estados Partes sino del ser humano, nos encontramos con una tendencia a aplicar los
tratados en el sentido en que mejor garanticen la protección integral de las eventuales
víctimas de violaciones de los derechos humanos. Esta circunstancia otorga a la
interpretación y aplicación de las dos disposiciones convencionales una dinámica de
expansión permanente.
Las interpretaciones teleológicas de la Corte tienen sustento no sólo en el art. 31
de la Convención de Viena, sino también en el art. 29, titulado “Normas de Interpretación”,
de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, que establece cuatro reglas
destinadas a excluir interpretaciones de contenido de la Convención.

LOS PRINCIPIOS GENERALES DEL DERECHO, LA DOCTRINA Y LAS DESICIONES


JUDICIALES EN LOS DERECHOS HUMANOS.
Los principios generales del derecho son principios comunes a los distintos
sistemas jurídicos que han alcanzado cierta objetivización en el derecho interno. Estos
principios no deben confundirse con los principios de derecho internacional. Los primeros
nacen en el fuero doméstico de los Estados, como señala Verdross, y los segundos del
derecho internacional convencional o consuetudinario.
El art. 38 del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia, se refiere a principios
generales de derecho; por tanto, sólo hace referencia a ideas jurídicas generales y
fundamentales y no a cualquier precepto normativo. La función de dichos principios no se
restringe a cubrir lagunas legales que pudieran presentarse por la falta de norma
convencional o consuetudinaria aplicable, sino que sirven de instrumento para la debida
aplicación e interpretación de los tratados y de la costumbre.
Un análisis de diversas constituciones refleja la gestación de dos principios
generales de derecho en el ámbito de los derechos humanos; uno de ellos, en materia de

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interpretación, puntualiza que “los derechos y deberes consagrados en la constitución


deberán interpretarse de conformidad con los tratados internacionales o aplicando el
criterio que resulte más benéfico para el individuo”. El otro señala que “la enumeración de
los derechos y garantías contenidos en las constituciones o tratados internacionales no
deben entenderse como la negación de otros que siendo inherentes a la persona humana
no figuren expresamente”.
Debe precisarse que la objetivización de estos principios se generó en buena
medida por el proceso de incorporación del derecho internacional al interno y que, para
salvar en muchas ocasiones los conflictos entre las normas de derechos humanos de
carácter interno y las adoptadas en el seno de la comunidad internacional, se requirieron
criterios de solución en caso de conflicto entre ambas.
El art. 38, inc. d), del Estatuto de la CIJ señala que las “decisiones judiciales y las
doctrinas de los publicistas de mayor competencia de las distintas naciones” constituyen
un medio auxiliar para la determinación de las reglas de derecho.
Los órganos jurisdiccionales internacionales competentes en casos de
violaciones a derechos humanos suelen apoyar sus sentencias en las opiniones o
sentencias de la Corte Europea de Derechos Humanos, Corte Interamericana de
Derechos Humanos y Corte Internacional de Justicia; las referencias a las sentencias de
tribunales internos son más escasas.
Por tal motivo, no deja de extrañar que en el caso Alemania vs. Estados Unidos
de América relativo a la violación del art. 36 de la Convención de Viena sobre Relaciones
Consulares, la Corte Internacional de Justicia no haya citado la Opinión Consultiva 16/99
de la Corte Interamericana, relativa al derecho de información sobre asistencia consular
en el marco de las garantías del debido proceso legal.
En lo referente a la doctrina se citan obras de los especialistas en la materia de
derechos humanos y ocasionalmente las obras de tratadistas de derecho constitucional o
penal. Sin embargo, debe destacarse que gracias a la mayor concientización en la
materia puede afirmarse que “la concreción y desarrollo de los derechos humanos
pertenece a las generaciones vivas y como tales desencadenan comportamientos,
símbolos, conocimientos, en cuya conflictiva elaboración y circulación participan
abogados, legisladores, jueces, teóricos e incluso los propios ciudadanos. Su suerte, por
tanto, depende de los sujetos sean capaces de apropiarse de ellos en tutela de sus
intereses y necesidades”.

EL VALOR DE LAS RECOMENDACIONES Y RESOLUCIONES DE LOS


ORGANISMOS INTERNACIONALES EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS.
Es pertinente preguntarse si las resoluciones, recomendaciones, declaraciones u
observaciones de los organismos internacionales en materia de derechos humanos deben
considerarse como una fuente del derecho internacional de los derechos humanos. Las
recomendaciones, observaciones generales, declaraciones y opiniones perse no
constituyen fuente de obligaciones, sólo en caso de que se apoyen o soporten en una
norma convencional o consuetudinaria. Un ejemplo lo constituyen las Declaraciones,
Universal y Americana, de Derechos Humanos, cuyo valor y fuerza jurídica se sustentan
en la Carta de la ONU y la OEA, respectivamente.

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

El art. 1.3 de la Carta de la ONU dispone:


Los propósitos de las Naciones Unidas son… Realizar la cooperación
internacional en la solución de problemas internacionales de carácter económico, social,
cultural o humanitario, y en el desarrollo y estímulo del respeto a los derechos humanos y
a las libertades fundamentales de todos, sin hacer distinción por motivos de raza, sexo,
idioma o religión.
Sin embargo, la Carta no establece con claridad cuáles son y qué deberá
entenderse por esos derechos y libertades fundamentales a los que alude, definición que
sí aparece en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, entendiéndose
entonces que la Declaración desarrolla las disposiciones de la Carta.
La obligatoriedad de la Declaración Universal fue reconocida por el Acta Final de
la Conferencia Internacional sobre Derechos Humanos celebrada en Teherán en 1968,
según la cual “la Declaración enuncia una concepción común a todos los pueblos de los
derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana y al declarar
obligatoria para la comunidad internacional”. Además, la Declaración Universal ha sido
aplicada en reiteradas ocasiones por la Asamblea General en resoluciones que condenan
las violaciones de derechos humanos y ha tenido gran influencia en la legislación y las
constituciones de los Estados e incluso diversos tribunales nacionales la han aplicado.
De igual manera, la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del
Hombre desarrolla la Carta de la OEA, en cuyo art. 3, inc. l) dispone que uno de los
principios de la organización es el respeto a los derechos fundamentales de la persona
humana sin distinción de raza, nacionalidad, credo o sexo. Por tanto, el valor y la fuerza
jurídica de dichas Declaraciones están determinados por la Carta de la ONU o de la OEA,
según corresponda; asimismo, a partir de ellas se cristalizaron diversas normas
consuetudinarias. También originaron diversas normas convencionales y sirvieron de
modelo para muchas legislaciones internas.
La Comisión Interamericana analizó la obligatoriedad de la Declaración
Americana en una decisión adoptada en 1981 (Caso 2141), con la conclusión de que la
Carta de la OEA torna obligatorios tanto la Declaración Americana de 1948 como el
Estatuto y el Reglamento de la Comisión.
Respecto a las demás declaraciones en materia de derechos humanos, en
principio su naturaleza es recomendatoria, es decir, carecen de fuerza vinculativa para los
Estados, salvo que en sus disposiciones se reconozcan normas obligatorias en razón de
otras normas convencionales o consuetudinarias.
Las recomendaciones y observaciones generales emitidas por los órganos
internacionales no son vinculativas para los Estados. Así se observa en el caso del
Comité de Derechos Humanos y del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
Los Estados partes en el Pacto se comprometen a presentar informes, cuando lo solicite
el Comité, sobre las disposiciones que hayan adoptado y que den efecto a los derechos
reconocidos en el Pacto y sobre el progreso realizado en cuanto al goce de esos
derechos, y el Comité se limita a estudiar los informes presentados por los Estados y, a su
vez, transmitir sus informes y los comentarios generales que estime oportunos a los
Estados Partes (art. 40). En los casos de violación de derechos humanos, cuando sean

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

sometidos al conocimiento del Comité por algún Estado parte en el Pacto, el Comité pone
a disposición de las partes en controversia sus buenos oficios para llegar a una solución
amistosa y presentará un informe limitándose a dar una breve exposición de los hechos y
de la solución alcanzada o, en su defecto, agregará las exposiciones escritas y las actas
de las exposiciones verbales que hechas por los Estados partes interesados (art. 41.1).
Establecido lo anterior, se aprecia que dichas observaciones no son de cumplimiento
forzoso para los Estados, por lo que al compeler a un Estado a su cumplimiento caben
dos posibilidades: la presión ejercida por la comunidad internacional mediante la
publicidad que se dé a los informes (art. 45), o mediante el empleo de algunas sanciones
del derecho internacional, como la retorsión.
Lo mismo se observa en el caso de las recomendaciones hechas por la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que si bien realiza una investigación
exhaustiva de las reclamaciones presentadas, se limita a elaborar un informe y formular
las proposiciones y recomendaciones que considere adecuadas (art. 50 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos), y fijará un plazo dentro del cual el Estado debe
tomar las medidas que le competan para remediar la situación examinada, y si éste no lo
hiciera podrá publicar su informe (art. 51). En cambio, los fallos de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos son obligatorios, ya que así lo dispone el art. 68.1 de la
Convención Americana al establecer que “Los Estados Partes en la Convención se
comprometen a cumplir la decisión de la Corte en todo caso en que sean partes”; por
tanto, la obligatoriedad de las sentencias de la Corte deriva de dicha Convención.
Caso diferente es el de las Opiniones Consultivas que emite la propia Corte
Interamericana de Derechos Humanos, en virtud del art. 64 del Pacto de San José, que
versan sobre la “interpretación de esta Convención o de otros tratados concernientes a la
protección de los derechos humanos en los Estados americanos”, o sobre “la
compatibilidad entre cualquiera de sus leyes internas (de los Estados partes) y los
mencionados instrumentos internacionales”. Entonces, las Opiniones Consultivas versan
sobre la interpretación y el alcance de la aplicación de los instrumentos internacionales en
materia de derechos humanos aplicables a los Estados americanos, por lo que la
obligatoriedad de las Opiniones Consultivas la concede el instrumento internacional que
interpretan, es decir, al interpretar un Tratado, esta interpretación tiene el mismo valor y
fuerza jurídica que el texto del Tratado interpretado.

SISTEMA UNIVERSAL DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS.


LA CARTA DE LAS NACIONES UNIDAS.
El derecho internacional moderno de los derechos humanos es un fenómeno
posterior a la Segunda Guerra Mundial. Su evolución puede atribuirse a las monstruosas
violaciones de los derechos humanos en la era de Hitler y a la creencia de que tales
violaciones se habrían evitado si en los días de la Liga de las Naciones hubiera existido
un sistema internacional de protección de los derechos humanos.
Durante la negociación de la Carta de las Naciones Unidas era de esperarse que
cada una de las naciones vencedoras enfrentaran penosos problemas con sus propios
derechos humanos; así, la Unión Soviética tenía su Gulag, Estados Unidos de América su
discriminación de jure, Francia e Inglaterra sus imperios coloniales, por lo que carecían de

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

interés político para esbozar una Carta que estableciera un sistema internacional efectivo
para la protección de los derechos humanos. Sin embargo, la Carta de la ONU
proporcionó los fundamentos legales y conceptuales para la creación de la legislación de
derechos humanos contemporáneos.
El art. 1.3 de la Carta de la Organización de las Naciones Unidas establece como
uno de los propósitos de la ONU:
Realizar la cooperación internacional en la solución de problemas internacionales
de carácter económico, social, cultural o humanitario, y en el desarrollo y estímulo del
respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales de todos, sin hacer
distinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión.
Asimismo, el art. 55 de la Carta dispone:
“Con el propósito de crear las condiciones de estabilidad y bienestar necesarias
para las relaciones pacíficas y amistosas entre las naciones, basadas en el respeto al
principio de la igualdad de derechos y al de la libre determinación de los pueblos, la
Organización promoverá”:

a) El respeto universal a los derechos humanos y a las libertades fundamentales de


todos, sin hacer distinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión, y la
efectividad de tales derechos y libertades.

Sin embargo, la Carta se limita a establecer un deber de “fomentar” el respeto de


los derechos humanos, pero no define el significado de derechos humanos y libertades
fundamentales, ni establece mecanismos de protección. De cualquier modo, la Carta tiene
el mérito de internacionalizar la materia de los derechos humanos y, por tanto, los
Estados miembros de la ONU no pueden aducir que la regulación de los derechos
humanos pertenece a la competencia exclusiva de los Estados.

El art. 56 de la Carta de la ONU establece:

Todos los miembros se comprometen a tomar medidas conjunta o separadamente, en


cooperación con la Organización, para la realización de los propósitos consignados en el
artículo 55.

Para facilitar esta cooperación, la Carta asigna a la Asamblea General y al


Consejo Económico y Social (ECOSOC) esa responsabilidad. Así, el art. 13.1 determina:

La Asamblea General promoverá estudios y hará recomendaciones para los fines


siguientes:
b)…….Fomentar la cooperación internacional en materias de carácter
económico, social, cultural, educativo y sanitario y ayudar a hacer efectivos los
derechos humanos y las libertades fundamentales de todos, sin hacer
distinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión.

En este sentido, el art. 62.2 de la Carta de la ONU dispone respecto al ECOSOC:


El Consejo Económico y Social podrá hacer recomendaciones con el objeto de promover
el respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales de todos y la
efectividad de tales derechos y libertades.

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

Y el art. 68 decreta:

El Consejo Económico y Social establecerá comisiones de orden económico y social, y


para la promoción de los derechos humanos, así como las demás comisiones necesarias
para el desempeño de sus funciones.

Es preciso comentar que dentro del Sistema de las Naciones Unidas se han
adoptado diversos tratados en materia de derechos humanos; por ejemplo, la UNESCO
adoptó algunas convenciones en el ámbito sociocultural y la OIT en el laboral.
La Organización de las Naciones Unidas propicia la celebración de tratados
internacionales en materia de derechos humanos, los cuales se pueden clasificar en:
1. Tratados que prohíben y sancionan actos particularmente lesivos para la dignidad
humana, por ejemplo, las siguientes:

● Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio (1948)


● Convenio para la Represión de la Trata de Personas y de la Explotación de la
Prostitución Ajena (1950).
● Convención Suplementaria sobre la Abolición de la Esclavitud, la Trata de
Esclavos y las Instituciones de Prácticas Análogas (1956).
● Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de
Discriminación Racial (1966).
● Convención Internacional sobre la Represión y el Castigo del Crimen de Apartheid
(1973).
● Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, inhumanos o
Degradantes (1984).
2. Tratados que protegen los grupos humanos más vulnerables, como:
● Convención sobre los Derechos Políticos de la Mujer (1953).
● Convención sobre la Nacionalidad de la Mujer Casada (1957).
● Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación
contra la Mujer (1979).
● Convención sobre los Derechos del Niño (1989).
● Convenio sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes
(1989).

Sin embargo, los instrumentos fundamentales son la Declaración Universal de los


Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, así como el
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.

LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS.


La Declaración Universal de los Derechos Humanos, adoptada el 10 de
diciembre de 1948, es el primer instrumento completo de derechos humanos que ha sido
proclamado por una organización internacional.
La Declaración Universal establece en sus arts. 1º y 2:
Art. 1º
“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como
están en razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.
Art. 2.

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

.- Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración,
sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier
otra índole, origen nacional o social, posición económica nacimiento o cualquier otra
condición.
2.- Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o
internacional del país o territorio de cuya jurisdicción depende una persona, tanto si
se trata de un país independiente, como de un territorio bajo administración
fiduciaria, no autónoma o sometida a cualquier otra limitación de soberanía.

La Declaración Universal proclama dos amplias categorías de derechos: los


derechos civiles y políticos, por un lado, y los derechos económicos, sociales y culturales,
por otro.
La Declaración reconoce un su art. 29.2 que los derechos que proclama no son
absolutos, sino que permite a los Estados promulgar leyes que limiten el ejercicio de estos
derechos, “con el único fin de asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos de
los demás, y de satisfacer las justas exigencias de la moral, del orden público y del
bienestar general en una sociedad democrática”.
Sin embargo, se encuentra limitada esta facultad concedida al Estado; el art. 30
dispone que nada de lo señalado en la Declaración Universal debe entenderse en el
sentido de que “confiere derecho alguno al Estado, a un grupo o a una persona, para
emprender y desarrollar actividades o realizar actos tendientes a la supresión de
cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta Declaración”.
Es necesario mencionar que la Declaración es una resolución internacional y no
un Tratado internacional, por lo que no es un instrumento de carácter vinculante. Su
objetivo es el de establecer criterios para una interpretación común de los derechos
humanos y las libertades fundamentales referidos en la Carta de la ONU y ser la norma
común de acción de todos los pueblos y naciones. Asimismo, la doctrina considera que la
Declaración Universal desarrolla los derechos humanos proclamados por la Carta.
La obligatoriedad de la Declaración Universal deriva también de que sus disposiciones
han servido de modelo a diversas legislaciones estatales y sus normas se consideran
normas de derecho consuetudinario elevadas a la categoría de normas de ius cogens.

De acuerdo con Sohn:


La Declaración… se considera en la actualidad como una interpretación autorizada de la
Carta de la ONU, la cual enuncia muy detalladamente el significado de los términos.

EL PACTO INTERNACIONAL DE DERECHOS CIVILES Y POLÍTICOS.


El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, adoptado el 16 de
Diciembre de 1966, desarrolla de manera más amplia y explícita los derechos contenidos
en la Declaración Universal, puesto que garantiza algunos derechos que no se mencionan
en forma expresa en la Declaración Universal, tales como el derecho de no ser
encarcelado por deudas, el derecho de todas las personas privadas de su libertad a
recibir un trato humanitario y con respeto a la dignidad inherente a la persona humana, el
derecho de todos los niños a obtener una nacionalidad y a las medidas de protección que
exige su condición de menores.

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

Entre los derechos protegidos por el pacto se encuentran:


● El derecho a la vida (art. 6)
● El derecho a la integridad personal (art. 7)
● La prohibición a la esclavitud y servidumbre (art. 8)
● Derecho a la libertad y seguridad personales (art. 9)
● Garantías judiciales (art. 10)
● Prohibición de la prisión por deudas de carácter pecuniarias (art. 11)
● Libertad de tránsito (art. 12)
● Prohibición de expulsar extranjeros sin previo juicio (art. 13)
● Igualdad ante la justicia y garantías procesales (art. 14)
● Principio de legalidad y retroactividad (art. 15)
● Derecho al reconocimiento a la personalidad jurídica (art. 16)
● Derecho a no ser privado de la vida y bienes de manera arbitraria (art. 17)
● Libertad de pensamiento, conciencia y religión (art. 18)
● Libertad de expresión (art. 19)
● Prohibición a fomentar el odio racial (art. 20)
● Derecho de reunión pacifica (art. 21)
● Derecho de libre asociación (art. 22)
● Protección a la familia (art. 23)
● Derechos del niño (art. 24)
● Derechos políticos (art. 25)
● Igualdad ante la ley y no discriminación (art. 26)
● Protección a las minorías étnicas, religiosas o lingüísticas (art. 27)

Sin embargo, la Declaración proclama algunos derechos importantes no


establecidos en el Pacto Internacional, tales como el derecho a poseer propiedades no
fue incluido debido a los diferentes bloques políticos e ideológicos representados en la
ONU durante su negociación.
Además el Pacto tiene otro gran merito: reconocer, en su art. 27, a las minorías
étnicas, religiosas o lingüísticas el derecho “a tener su propia vida cultural, a profesar y
practicar su propia religión y a emplear su propio idioma”.
El Pacto Internacional permite a los Estados limitar los derechos proclamados bajo las
siguientes condiciones (art. 5):
a) Las limitaciones no deberán estar encaminadas a la destrucción de cualquiera de
los derechos y libertades reconocidos en el Pacto o a su limitación en mayor
medida que la prevista en él; y
b) No podrá admitirse restricción o menoscabo de ninguno de los derechos humanos
fundamentales reconocidos o vigentes en un Estado parte en virtud de leyes,
convenciones, reglamentos o costumbres, so pretexto de que el presente Pacto no
los reconoce o los reconoce en menor grado.

El Pacto establece en su art. 28, un Comité de Derechos Humanos (CDH), el cual


tiene por función vigilar que los Estados partes cumplan las disposiciones de dicho Pacto,
así como administrar el sistema de información y el mecanismo interestatal de denuncias
por violación de los Derechos Humanos.

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

La principal tarea del Comité de Derechos Humanos es examinar los informes


que todos los Estados partes tienen la obligación de presentar acerca de “las
disposiciones que hayan adoptado y que den efecto a los derechos reconocidos en el
Pacto y sobre el progreso que hayan realizado en cuanto al goce de esos derechos” (art.
40.1). A diferencia del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, el CDH no puede
verificar la información presentada mediante visitas in loco.
El Pacto establece un mecanismo basado en demandas interestatales que
permiten a un Estado parte acusar a otro por violaciones de los derechos consagrados en
dicho Tratado.
Este mecanismo está compuesto por tres etapas:
❖ En la primera etapa.- Si un Estado parte considera que otro Estado no cumple con
las disposiciones del Pacto, podrá dirigir una comunicación oficial con el propósito
de que dicho Estado proporcione una explicación sobre el asunto. Si el asunto no
se resuelve a satisfacción de los Estados partes interesados, cualquiera de ellos
podrá someterlo al conocimiento del Comité de Derechos Humanos.
❖ La segunda etapa.- Consiste en el procedimiento realizado frente al Comité de
Derechos Humanos, el cual pone a disposición de los Estados interesados sus
buenos oficios para llegar a una solución amistosa, fundada en el respeto a los
Derechos Humanos. El Comité redactara un informe en el que exponga con
brevedad los hechos y la solución alcanzada o, en su caso indicar que no se llegó
a ninguna solución aceptable por las partes en conflicto. Este informe se enviara a
los Estados interesados. Sin embargo, para recurrir al Comité es necesario que los
Estados reconozcan la competencia de dicho órgano para recibir y examinar las
comunicaciones en que un Estado alegue que otro Estado no cumple con las
disposiciones del Pacto. El Comité no aceptara ninguna comunicación relativa a un
Estado que no haya realizado tal declaración.
❖ tercer etapa.-Si el asunto remitido al Comité no se resuelve a satisfacción de los
Estados partes interesados, el Comité con el previo consentimiento de ellos,
designara una Comisión Especial de Conciliación, la cual pondrá a su disposición
sus buenos oficios para llegar a una solución amistosa del asunto.
Dicha Comisión elaborará un informe en el que expondrá con brevedad los hechos y la
solución alcanzada, o en su caso, las observaciones acerca de las posibles soluciones
amistosas del asunto cuando esta aun no se alcanza. Este informe se presentara al
Comité de Derechos Humanos para su transmisión a los Estados partes.

De conformidad con el art. 45 del Pacto, el Comité presentara a la Asamblea General de


las Naciones Unidas, por medio del ECOSOC, un informe anual sobre sus actividades, en
el que es posible incluir los informes mencionados.
En virtud de que el Pacto solo reconoce denuncias de Estado a Estado, el 19 de
diciembre de 1966 se adopto un Protocolo Facultativo de el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, en el que se faculta a todo individuo que alegue ser víctima
de una violación de sus derechos y libertades fundamentales a presentar sus
comunicaciones (quejas individuales) al Comité de Derechos Humanos, el cual examinara
las comunicaciones que se reciban de acuerdo con el presente Protocolo y con base en la
información escrita que le proporcionen el individuo y el Estado parte interesado.

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
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Las denuncias solo se interpondrán contra los Estados partes en dicho Protocolo y los
resultados de la investigación por el Comité de Derechos Humanos se comunicarán a las
partes interesadas y se incluirán en su informe de actividades a la Asamblea General.
Para los Estados que no son partes en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, las violaciones de derechos humanos realizadas en sus territorios las conocerá
la Comisión de Derechos Humanos (CDH), órgano subsidiario del ECOSOC, establecida
mediante Resolución 5 (I), de 1946, con la finalidad de elaborar recomendaciones e
informes sobre el estado que guardan los derechos humanos reconocidos o protegidos en
diversas declaraciones o convenciones internacionales, salvo que dichas convenciones
establezcan un órgano o comisión especial para la vigilancia de sus disposiciones.
Las diferencias entre el Comité de Derechos Humanos y la Comisión de Derechos
Humanos son:
● Por su pertenencia al organigrama de la ONU. El comité de Derechos Humanos
es un órgano subsidiario de la Asamblea General, en tanto que la Comisión de
Derechos Humanos (CDH) es un órgano subsidiario del ECOSOC.
● Por el instrumento que los establece. El Comité de Derechos Humanos es
establecido en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, en tanto que
la Comisión de Derechos Humanos se creó mediante una resolución de uno de los
órganos de la ONU, el ECOSOC.
● Por su competencia. El Comité de Derechos Humanos conoce de la violación de
los derechos reconocidos en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, en tanto que la competencia de la Comisión de los Derechos Humanos
es más amplia, ya que conoce de la violación de los derechos previstos en la
Declaración Universal de los Derechos Humanos y de cualquier otra declaración o
convención internacional (adoptada en el seno de las Naciones Unidas) en materia
de derechos humanos, siempre que no establezca un órgano o comisión especial
para la observancia de sus disposiciones.
● El 15 de diciembre de 1989 se adopto el Segundo Protocolo Facultativo del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, cuyo objetivo es abolir la pena de
muerte, por lo que dispone que, una vez que un Estado ha ratificado el Protocolo,
nadie que pertenezca a su jurisdicción puede ser ejecutado y cada Estado deberá
adoptar las medidas pertinentes para abolir la pena de muerte dentro de su
jurisdicción.
● La única reserva que puede admitir el Protocolo a la aplicación de la anterior
disposición es que les permita aplicar la pena de muerte en periodos de guerra, a
causa de un fallo condenatorio por algún crimen serio en extremo, de naturaleza
militar, cometido durante la guerra.
● Mediante resolución 48/141, del 7 de enero de 1994, la Asamblea General de las
Naciones Unidas, para destacar la observancia de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos y la plena aplicación de los instrumentos de derechos
humanos, creo el puesto de Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los
derechos Humanos, con la categoría de secretario General Adjunto, quien es el
funcionario que tiene la responsabilidad principal respecto a las actividades de la
Organización en materia de derechos humanos, bajo la dirección y autoridad del
Secretario General. Respecto a las competencias de la Asamblea General, del

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

ECOSOC y de la Comisión de Derechos Humanos, algunas de las funciones del


Alto Comisionado son:

● Promover y proteger el disfrute efectivo de todos los derechos civiles,


culturales, económicos, políticos y sociales por todos.
● Desempeñar las tareas que le asignen los órganos competentes del
Sistema de las Naciones Unidas en la esfera de los derechos humanos y
formularles recomendaciones con miras a mejorar la promoción y la
protección de los derechos humanos.
● Promover y proteger la realización del derecho al desarrollo y ampliar el
apoyo de los órganos competentes del Sistema de las Naciones Unidas a
tal efecto.
● Ampliar la cooperación y protección de los derechos humanos en todo el
Sistema de las Naciones Unidas.
● Entablar un diálogo con todos los gobiernos para la protección y la
promoción de todos los derechos humanos.
● Coordinar las actividades de promoción y protección de los derechos
humanos en todo el Sistema de las Naciones Unidas.
● Racionalizar, adaptar, fortalecer y simplificar el mecanismo de las
Naciones Unidas en la esfera de los derechos humanos con miras a
aumentar su eficiencia y eficacia.
● Por tanto, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para
los Derechos Humanos tiene, en términos generales, funciones de
coordinación y apoyo a los órganos competentes del Sistema de las
Naciones Unidas en derechos humanos en el desarrollo de sus funciones.

● EL PACTO INTERNACIONAL DE DERECHOS ECONÓMICOS, SOCIALES Y


CULTURALES.

El 19 de Diciembre de 1966 se adopto el Pacto Internacional de Derechos Económicos,


Sociales y Culturales, el cual establece una serie más amplia y completa de derechos de
estas categorías que la Declaración Universal, además de que los describe y define con
notable detalle.
Entre los derechos reconocidos por el Pacto se encuentran:
A. Derecho al trabajo (art. 6)
B. Derecho a condiciones de trabajo equitativas y satisfactorias (art. 7)
C. Derecho de sindicalización (art. 8)
D. Derecho a la seguridad social (art. 9)
E. Derecho de protección y asistencia a la familia (art. 10)
F. Derecho a un nivel de vida adecuado (art. 11)
G. Derecho a la salubridad pública (art. 12)
H. Derecho a la educación (art. 13)
I. Obligatoriedad y gratuidad de la educación primaria(art. 14)
J. Derecho a la cultura (art. 15)

El art. 2.1 de este Pacto dispone:


Cada uno de los Estados partes en el presente Pacto se compromete a adoptar
medidas, tanto por separado como mediante la asistencia y la cooperación

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internacionales, especialmente económicas y técnicas, hasta el máximo de los recursos


de que disponga, para lograr progresivamente, por todos los medios apropiados, inclusive
en particular la adopción de medidas legislativas, la plena efectividad de los derechos
aquí reconocidos.
Por lo anterior, al ratificar este pacto un Estado parte no asume la obligación de
instrumentarlo de inmediato, tal como lo dispone el Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos, sino que cada Estado solo se compromete a adoptar medidas para
alcanzar en forma progresiva la completa realización de estos derechos.
La diferencia de tratamiento en relación con los derechos civiles y políticos radica en que
la protección de estos derechos requiere de muy pocos recursos económicos; en cambio,
las obligaciones tienden a ser más pesadas cuando se trata de los derechos económicos,
sociales y culturales, ya que no es posible garantizar por completo que se gozara de ellos
si no se cuenta con recursos económicos y técnicos, educación y planteamiento,
reordenamiento paulatino de las prioridades sociales y en muchos casos, cooperación
internacional.
Los parámetros con los cuales se mide el cumplimiento del Pacto Internacional
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales difieren de aquellos que se aplican a los
tratados de derechos civiles y políticos. Cada Estado enfrenta invariablemente diferentes
problemas y no es muy factible que dos Estados tengan los mismos recursos, criterios y
políticas internas para encarar dichos problemas.
El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales no
establece sistema alguno de demandas interestatales o individuales, sino que solo exige
que los Estados partes presenten informes de las medidas que adoptaron y el progreso
alcanzado en el logro de la observancia de los derechos reconocidos (art. 16.1).
El Pacto no crea por si mismo algún Comité especial en calidad de órgano subsidiario
para analizar los informes, pero mediante la Resolución 1985/17, del 22 de mayo de
1985, el ECOSOC estableció un Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
para analizar los mencionados informes.
El Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales ha trabajado en la
elaboración de un proyecto de protocolo facultativo al Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales con el propósito de contemplar la posibilidad de que
los particulares puedan presentar denuncias de violación de derechos económicos,
sociales y culturales, similar al procedimiento establecido en el protocolo adicional al
Pacto de Derechos Civiles y Políticos ante ese Comité.

EL SISTEMA DE LAS NACIONES UNIDAS.


En términos generales, los tratados de derechos humanos en el Sistema de las
Naciones Unidas prevén órganos de control y seguimiento del cumplimiento de las
obligaciones convencionales.
El órgano de control de derechos humanos más conocido es el Comité de Derechos
Humanos, previsto por el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; sin
embargo, existen varios órganos tales como el Comité para la eliminación de la
discriminación racial, el Comité para la Eliminación de la Discriminación de la Mujer, el
Comité de Derechos del Niño, etc.

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

Para asegurar la observancia de las obligaciones convencionales se establecieron tres


tipos de mecanismos de protección a cargo de los órganos de control:
1. Informes periódicos. Varios tratados imponen a los Estados partes la obligación
de informar. La información debe versar sobre las medidas adoptadas y los
progresos realizados en el ordenamiento interno para asegurar el respeto de los
derechos protegidos.
2. Comunicaciones interestatales. Establece la posibilidad de que los Estados
partes puedan dirigirse comunicaciones en la convención alegando el
incumplimiento de sus obligaciones convencionales, que se traducen en la
violación de derechos fundamentales. Éste es el mecanismo previsto en el Pacto
Internacional de derechos Civiles y Políticos y en la Convención Internacional
sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación Racial.
3. Comunicaciones individuales. Es el mecanismo más avanzado para garantizar
la observancia del régimen de protección de los derechos humanos. Consiste en la
consideración de reclamaciones de particulares, de presuntas víctimas de la
violación de los derechos protegidos.

SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS.


Como antecedentes del sistema interamericano de protección de los derechos
humanos puede mencionarse la Conferencia Interamericana sobre Problemas de la
Guerra y la Paz, celebrada en la ciudad de México del 21 de febrero al 8 de marzo de
1945, en la que se expreso el deseo de la región de contar con un instrumento para la
protección de los derechos humanos, y se encomendó al Comité Jurídico Interamericano
la redacción de un anteproyecto de Declaración de Derechos y Deberes Internacionales
del Hombre.
Durante la novena conferencia Internacional Americana, celebrada en Bogotá del
30 de Marzo al 2 de Mayo de 1948, se adopto la Carta de la Organización de Estados
Americanos (OEA), la cual proclamo los derechos fundamentales del individuo, pero sin
definir cuáles eran esos derechos, y el deber de los Estados de respetarlos y la
Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, aprobada el 2 de mayo
de 1948. Sin embargo, ninguno de esos instrumentos estableció mecanismos de
supervisión y protección de los derechos humanos.
No fue sino hasta 1959, durante la quinta reunión de Consulta de Ministros de
Relaciones Exteriores, celebrada en Chile, cuando se encomendó al Consejo
Interamericano de Jurisconsultos la elaboración de un proyecto de convención de
derechos humanos y otro de creación de una Corte de derechos humanos; además se
acordó crear una comisión interamericana de derechos humanos encargada de promover
el respeto de tales derechos.
Empero, en virtud de que la CIDH recibió desde su inicio numerosas quejas
sobre violaciones a los derechos humanos y solicitudes de intervención por parte de los
peticionarios, durante la Octava reunión de Consulta de Ministros de Relaciones
Exteriores, celebrada en Punta del Este, Uruguay, en 1962, se aprobó una resolución en
la que se recomendó al Consejo de la Organización de Estados Americanos revisar el
Estatuto de la CIDH y ampliar sus atribuciones y facultades de la misma.
El 21 de noviembre de 1969 se aprobó en la ciudad de San José, Costa Rica, la
Convención Americana de Derechos Humanos, también conocida como Pacto de San

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

José que constituyó el principal instrumento de protección de los derechos humanos en el


sistema interamericano.
Con el protocolo de Cartagena se incorporaron a la carta de la OEA las
disposiciones contenidas en el capítulo VII del “Desarrollo integral” (arts. 29 a 51), que
desarrollan los aspectos económicos, sociales y culturales.
Los derechos consagrados en la Convención Americana son sobre todo civiles y
políticos, sin hacer mención expresa a los derechos económicos, sociales y culturales; sin
embargo, los reconoce en su artículo 26 limitándose a establecer que los Estados
deberán adoptar providencias para asegurar su disfrute. Con la finalidad de llenar esta
laguna, el 17 de Noviembre de 1988 se adopto el Protocolo Adicional a la Convención
Americana sobre Derechos Humanos en materia de derechos económicos, sociales y
culturales, también conocido como Protocolo de San Salvador.

Los derechos protegidos en la Convención Americana son:


A. Derecho al reconocimiento de la personalidad jurídica (art. 3)
B. Derecho a la vida (art. 4)
C. Derecho a la integridad personal (art. 5)
D. Prohibición de la esclavitud y servidumbre (art. 6)
E. Derecho a la libertad personal (art. 7)
F. Garantías judiciales (art. 8)
G. Principio de legalidad y retroactividad (art. 9)
H. Derecho a la indemnización por error judicial (art. 10)
I. Protección a la honra y la dignidad (art. 11)
J. Libertad de conciencia y religión (art. 12)
K. Libertad de pensamiento y expresión (art. 13)
L. Derecho de rectificación o respuesta por informaciones inexactas o agravantes a
través de medios de difusión (art. 14)
M. Derecho de reunión (art. 15)
N. Libertad de asociación (art. 16)
O. Protección a la familia (art. 17)
P. Derecho al nombre (art. 18)
Q. Derechos del niño (art. 19)
R. Derecho a la nacionalidad (art. 20)
S. Derecho a la propiedad privada (art. 21)
T. Derecho de circulación y residencia (art. 22)
U. Derechos políticos (art. 23)
V. Igualdad ante la ley (art. 24)
W. Protección judicial (art. 25)

Por su parte el protocolo Adicional reconoce:


A. Derecho al trabajo (art. 6)
B. Condiciones justas, equitativas y satisfactorias de trabajo (art. 7)
C. Derechos sindicales (art. 8)
D. Derecho a la seguridad social (art. 9)
E. Derecho a la salud (art. 10)
F. Derecho a un medio ambiente sano (art. 11)
G. Derecho a la alimentación (art. 12)
H. Derecho a la educación (art. 13)
I. Derecho a los beneficios de la cultura (art. 14)

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J. Derecho a la constitución y protección de la familia (art. 15)


K. Derecho de la niñez (art. 16)
L. Protección de los ancianos (art. 17)
M. Protección de los minusválidos (art. 18)

De conformidad con el art. 33 de la Convención Americana, los órganos de tutela,


promoción y protección de los derechos humanos en el hemisferio son la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Corte Interamericana de derechos
humanos.

LA COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS (CIDH).


En el Estatuto de la Comisión Interamericana de derechos Humanos se define a ésta
como un órgano de la Organización de Estados Americanos creado para promover la
observancia de los derechos humanos y servir como órgano consultivo de la Organización
en materia de derechos humanos, entendiendo por éstos los consagrados en la
Convención Americana sobre Derechos Humanos para los Estados partes en ella, y los
enunciados en la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, en
relación con los demás estados miembros. De esta manera, la CIDH tiene competencia
sobre todos los Estados miembros de la OEA, sean o no partes de la Convención.
La Comisión se integra de siete miembros, que deberán ser personas de alta moral y
reconocida versación en materia de derechos humanos (art.34), los cuales serán elegidos
a título personal por la Asamblea General por un periodo de cuatro años, pudiendo ser
reelectos una vez; no puede haber más de un nacional de un mismo Estado (art.37).
De conformidad con el art. 41 de la Convención Americana, la CIDH tiene las siguientes
funciones y atribuciones:
I. Estimular la conciencia de los derechos humanos en los pueblos de América;
II. Formular recomendaciones, cuando lo estime conveniente, a los gobiernos de
los Estados miembros para que adopten medidas progresivas en favor de los
derechos humanos dentro del marco de sus leyes internas y sus preceptos
constitucionales, al igual que disposiciones apropiadas para fomentar el debido
respeto a esos derechos;
III. Preparar los estudios e informes que considere convenientes para el
desempeño de sus funciones;
IV. Solicitar de los gobiernos de los Estados miembros que le proporcionen
informes sobre las medidas que adopten en materia de derechos humanos;
V. Atender las consultas que por medio de la Secretaria General de la
Organización de los Estados Americanos, le formulen los Estados miembros en
cuestiones relacionadas con los derechos humanos, y dentro de sus
posibilidades, les prestará el asesoramiento que estos le soliciten;
VI. Actuar respecto de las peticiones y otras comunicaciones en ejercicio de su
autoridad de conformidad con lo dispuesto en los artículos 44 al 51 de esta
Convención;
VII. Rendir un informe anual a la Asamblea General de la Organización de los
Estados Americanos.

COMPETENCIAS DE LA COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS:

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

a. a).- Competencia en razón de la persona (ratione personae). Se refiere a las


personas que intervienen como denunciante y denunciado.
Respecto al denunciado, debe entenderse que se trata de un Estado parte de la
Convención Americana o de un miembro de la OEA, por lo que de ello dependerá
si se aplica la Convención o la Declaración Americanas.
Respecto al denunciante, la Convención Americana en sus artículos 44 y 45,
contempla la posibilidad que individuos, grupos de personas, entidades no
gubernamentales o Estados puedan presentar denuncias por violaciones de
derechos humanos en contra de un Estado parte de la convención.
Respecto a la víctima de la violación, hay que diferenciar entre la víctima y el
peticionario, pues la persona o grupo de personas que presenten la denuncia no
necesariamente tienen que ser las víctimas, sino que pueden ser sus
representantes o personas vinculadas en forma directa a ellas. La víctima debe
ser, en última instancia, una persona física.
b. Competencia en razón de la materia (ratione materiae). Se refiere al instrumento
que es empleado como fundamento de la denuncia.
Se debe analizar si la denuncia se refiere a una violación de alguno de los
derechos protegidos en la Convención Americana sobre Derechos Humanos, para
los Estados partes de la misma, a un derecho reconocido por la Declaración
Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, para los demás Estados
miembros de la OEA que no sean partes de la Convención.
c. Competencia en razón del lugar (ratione loco). Se refiere al requisito indispensable
de constatar que la supuesta violación se cometió en contra de una persona sujeta
a la jurisdicción del Estado denunciado.
d. Competencia en razón del tiempo (ratione temporis). Se refiere al hecho de que la
Comisión puede conocer de las denuncias presentadas respecto a hechos
ocurridos con posterioridad a la entrada en vigor de la Convención Americana en
relación con el Estado denunciado.

La Convención establece los requisitos de admisibilidad (art.46) y los supuestos de


inadmisibilidad de las peticiones presentadas ante la Comisión (art.47). El art. 46.I, inc.
a. De la Convención dispone como requisito de admisibilidad el agotamiento de los
recursos internos, ya que los mecanismos de protección internacional son
subsidiarios del derecho interno. Sin embargo la Corte Interamericana, en la
Sentencia Velásquez Rodríguez, del 29 de julio de 1988, estableció que para que
exista el deber de agotar los recursos internos no sólo basta la existencia formal
de los mismos, sino que los recursos deben ser adecuados y efectivos, es decir,
que sean capaces de producir el resultado para los que se concibieron. En tal
caso, se está frente a una denegación de justicia. Por tal motivo, el párr. 2 del
mismo art. 46 señala los casos en que no es necesario cumplir con el requisito del
agotamiento de los recursos internos:
- Que no exista en la legislación interna del Estado de que se trata el debido
proceso legal para la protección del derecho o derechos que se alega han sido
violados;
- Que no se haya permitido al presunto lesionado en sus derechos el acceso a los
recursos de la jurisdicción interna, o haya sido impedido de agotarlos, y
- Que haya retraso injustificado en la decisión sobre los mencionados recursos.

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Una vez admitida por parte de la Comisión, ésta puede solicitar a un Estado que
en casos urgentes se tomen medidas cautelares para evitar daños irreparables a
las personas. Estas medidas no prejuzgarán el fondo del asunto.

El art. 63.2 de la Convención dispone:


….en casos de extrema gravedad y urgencia, y cuando se haga necesario evitar daños
irreparables a las personas, la Corte, en los asuntos que éste conociendo, podrá tomar las
medidas provisionales que considere pertinentes. Si se tratare de asuntos que aún no
estén sometidos a su conocimiento, podrá actuar a solicitud de la Comisión.
Si bien ambas medidas proceden en casos de urgencia para evitar daños irreparables, es
necesario diferenciar entre las medidas cautelares y las medidas provisionales:
✔ Las medidas cautelares son dictadas por la Comisión, en tanto que las medidas
provisionales son adoptadas por la Corte, de oficio o a solicitud de la Comisión.
✔ Las medidas cautelares se encuentran previstas en el Reglamento de la Comisión,
en tanto que las medidas provisionales están contempladas en la Convención
Americana.
✔ Las medidas cautelares pueden dictarse respecto a cualquier Estado miembro de
la OEA, en tanto que las medidas provisionales sólo pueden decretarse respecto a
los Estados partes en la Convención.

Según el art. 48. I, inc., f), la Comisión pondrá a disposición de las partes
interesadas sus buenos oficios con el propósito de llegar a una solución amistosa. Sin
embargo, a criterio de la Corte, la Comisión posee facultades discrecionales para decidir
en cada caso si el procedimiento de solución amistosa resulta conveniente o adecuado
para resolver el asunto. El art. 48.2 dispone que “en casos graves y urgentes, puede
realizarse una investigación previo consentimiento del Estado en cuyo territorio se alegue
haberse cometido la violación, tan sólo con la presentación de una petición o
comunicación que reúna todos los requisitos de admisibilidad”. Esta medida se conoce
como observaciones o visitas in loco, en las que se establece, de conformidad con el
Reglamento de la Comisión, una Comisión Especial para practicar esas visitas.
Por lo general, se realizan para evaluar la situación de los derechos humanos en
determinado país. El gobierno en donde se realiza debe conceder todas las facilidades
para efectuar las diligencias y permitir el acceso a cárceles y centros de atención,
entrevistar a personas e instituciones, etc., y no debe tomar represalias en contra de las
personas que integran la Comisión Especial.

LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS.


La Corte es la instancia jurisdiccional del sistema interamericano y está
concebida como una institución judicial, es decir, es un tribunal que administra justicia,
que tiene competencia para decidir cualquier caso contencioso relativo a la interpretación
y aplicación de la Convención Americana y para disponer que se garantice a las víctimas
de la violación de un derecho o libertad protegido el goce de los mismos, la reparación de
las consecuencias de esa violación y el pago de una justa indemnización.
El art. 1º. del Estatuto de la Corte (aprobado por la Asamblea General de la OEA,
en la Paz, Bolivia, en octubre de 1979) menciona que “es una institución judicial autónoma

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cuyo objetivo es la aplicación e interpretación de la Convención Americana sobre


Derechos Humanos”, y manifiesta las dos competencias de la Corte: la contenciosa y la
consultiva.

COMPETENCIAS DE LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS.


A. Competencia contenciosa.- Esta es la función jurisdiccional de la Corte
Interamericana de derechos Humanos y tal vez sea la principal función que realiza.
Si bien el individuo tiene capacidad procesal para presentar denuncias ante la
Comisión, no puede actuar en su propio nombre ante la Corte, ya que sólo los
Estados y la Comisión tienen esa facultad.

El procedimiento se realiza de conformidad con la Convención, su Estatuto y Reglamento.


a. Competencia en razón de la persona (ratione personae). Se refiere al Estado
demandado y al actor.

Respecto al Estado demandado, la Corte tiene competencia en tanto que el Estado haya
declarado “que reconoce como obligatoria de pleno derecho y sin convención especial, la
competencia de la Corte sobre todos los casos relativos a la interpretación o aplicación de
esta Convención” (art. 62.1). La declaración de reconocimiento de la competencia
contenciosa de la Corte puede ser hecha (art. 62.2):
Incondicionalmente;
Bajo condición de reciprocidad;
Por un plazo determinado; o
Para casos específicos.
Respecto al actor, sólo los Estados y la Comisión tienen derecho a someter un caso a la
decisión de la Corte. La Comisión, al acudir a la Corte como demandante, no actúa como
un agente de la víctima o del peticionario, sino que ejerce un derecho propio, esto es,
actúa como un ministerio público interamericano.
B. Competencia en razón del tiempo (ratione temporis). Según el art. 51.1 de la
Convención Americana, se concede un plazo de tres meses, a partir de la remisión
a los Estados interesados del informe de la Comisión, a fin de presentarlo al
conocimiento de la Corte.

A través del criterio de “razonabilidad”, la Corte ha atenuado la rigidez del procedimiento


en aras de mayor protección al individuo. De esta manera, los plazos no se aplican con
rigurosa exactitud; en la objeción o tacha de testigos y peritos los márgenes de
apreciación son menos restrictivos y formalistas, etc., cuidan que ninguna parte quede en
indefensión y procuran que tengan iguales oportunidades de ser escuchadas y presentar
pruebas y alegatos.
C. Competencia en razón de la materia (ratione materiae). De conformidad con el art.
53.3 de la Convención Americana, la Corte tiene competencia para conocer de
cualquier caso relativo a la interpretación y aplicación de las disposiciones de la
Convención que le sometan, siempre que los Estados partes en la controversia
reconozcan su competencia. La Corte sólo podrá conocer sobre violaciones de la
Convención americana, no así de la Declaración Americana, es decir, la Corte
sólo tendrá competencia sobre Estados partes en la Convención y sólo sobre
aquellos que hayan reconocido de modo expreso su competencia.

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B.- Competencia consultiva.- De manera similar a la Corte Internacional de Justicia de las


Naciones Unidas, a la Corte Interamericana de Derechos Humanos se le dotó de la
función consultiva.

EL RECONOCIMIENTO DE MÉXICO DE LA COMPETENCIA CONTENCIOSA DE LA


CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS.
El 24 de febrero de 1999 se publico en el Diario Oficial de la Federación el
decreto promulgatorio de la Declaración para el Reconocimiento de la Competencia
Contenciosa de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Vale la pena destacar que el gobierno de México no hizo reserva alguna a la
Convención Americana sobre Derechos Humanos en tal sentido, por lo que la Declaración
de reconocimiento de la competencia contenciosa de la Corte implica perse una reserva.
Sin embargo, esta reserva era innecesaria, ya que según el art. 22.6 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos dice “El extranjero que se halle legalmente en el
territorio de un Estado parte… solo podrá ser expulsado de él en cumplimiento de una
decisión adoptada conforme a la ley”, sin exigirse una decisión de carácter judicial y por
ende un juicio previo caso contrario a lo dispuesto por el art. 13 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, en el que se faculta al extranjero para someter esa decisión
a la revisión de autoridad competente. En dicho pacto el gobierno de México si formulo
reserva expresa.

ESTADOS DE EMERGENCIA O EXCEPCIÓN.


En los casos de estados de emergencia o excepción se autoriza a los Estados a
suspender el cumplimiento de las obligaciones contraídas en materia de derechos
humanos. Es preciso mencionar que no se trata de una suspensión de derechos, ya que
estos son inherentes y consustanciales a la persona, sino más bien de una suspensión de
su pleno y efectivo ejercicio, aunque en términos prácticos tenga el mismo efecto.
Los estados de emergencia o excepción se justifican en la necesidad del Estado
de mantener un sano equilibrio entre los derechos de los individuos y los derechos de la
sociedad como un todo.
Los Estados no poseen atribuciones discrecionales para declarar la existencia de
una emergencia e interrumpir la vigencia de los derechos humanos, sino que los estados
de emergencia o excepción deben regirse por ciertos principios y reunir ciertos requisitos
para su conformación, ya que en la mayoría de los casos su existencia se acompaña con
violaciones masivas a los derechos humanos. Estos principios se enumeran a
continuación:

PRINCIPIO DE LEGALIDAD.
Se caracteriza por dos requisitos
● La necesaria preexistencia de normas que lo regulan.
● La existencia de mecanismos de control, tanto internos como internacionales que
verifican su conformidad con dichas normas.

Es preciso comentar que los estados de excepción sólo pueden declararse con
fundamento en la Constitución o Ley Fundamental y las obligaciones que impone el

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derecho internacional. Con el fin de evitar reformas legislativas circunstanciales y puesto


que los estados de excepción implican limitación al ejercicio de los derechos humanos, su
regulación en el ámbito interno debe tener rango constitucional.

PRINCIPIO DE PROCLAMACIÓN.
Es un requisito de carácter formal, consistente en la necesidad de que la entrada
en vigor del estado de excepción esté precedida por una medida de publicidad en forma
de una declaración oficial.
La finalidad de la proclamación es asegurar que la población afectada tenga
conocimiento exacto de la amplitud material, territorial y temporal de la aplicación de las
medidas de emergencia.
● El acto de proclamación deberá exponer:
● Las circunstancias que lo justifican.
● El ámbito territorial donde se aplicará.
● El periodo por el cual se implanta.
● Las medidas que se autoriza aplicar.

Las disposiciones de la Constitución, de la legislación nacional y de las normas de


derecho internacional que han sido afectadas por dichas medidas.

PRINCIPIO DE NOTIFICACIÓN.
De igual modo que el principio de proclamación, es un requisito formal que
requiere una medida de publicidad, pero a diferencia de aquel la notificación implica el
deber del Estado que aplica el estado de excepción de informar a la comunidad
internacional de las medidas que adopte.

PRINCIPIO DE TEMPORALIDAD.
Consiste en la necesaria limitación en tiempo de las medidas adoptadas y así
evitar su indebida prolongación.
Este principio implica: Ningún estado de excepción podrá estar vigente más allá del
periodo estrictamente necesario.
Las autoridades competentes pondrán término inmediatamente al estado de
excepción si las circunstancias que fundamentaron la declaración del mismo dejan de
existir.

PRINCIPIO DE NECESIDAD O AMENAZA EXCEPCIONAL.


Se refiere a la naturaleza del peligro y consiste en las circunstancias fácticas que
justifican la declaración del estado de excepción. Estas circunstancias excepcionales
pueden consistir en conmoción interior, ataque exterior, guerra, peligro público,
catástrofes naturales o generadas por el hombre, o cualquier circunstancia que amenace
la independencia o seguridad del Estado.
Los requisitos que debe cumplir una situación de emergencia pública es decir,
constituir una amenaza para la nación, según los definió la Comisión Europea de
Derechos Humanos son:

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o Ser actual o inminente;


o Sus efectos deben involucrar a toda la nación;
o Debe ser de tal gravedad que ponga en peligro la continuidad de la vida
organizada de la comunidad; y El peligro debe ser excepcional, en el sentido de
que las medidas o restricciones ordinarias permitidas para el mantenimiento de la
seguridad pública, la salud o el orden público, resulten manifiestamente
insuficientes, es decir, las medidas deben ser absolutamente inevitables y
requeridas por la situación.

PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD.
Exige que las medidas que se adopten con motivo del estado de excepción se
encuentren estrictamente limitadas a la exigencia de la situación que las origino, es decir,
debe haber una adecuación entre el estado de excepción y los medios empleados para
solucionarlo.

PRINCIPIO DE NO DISCRIMINACIÓN.
Exige que la suspensión, limitaciones o restricciones impuestas a los derechos y
libertades fundamentales no entrañen discriminación alguna fundada en motivos de raza,
color, sexo, idioma, origen social u otra. Aunque los arts. 4.1 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, y el 27.1 de la Convención Americana de Derechos
Humanos limiten la prohibición de la discriminación por motivos de raza, color, sexo,
idioma u origen social, lo cierto es que dicha prohibición no debe entenderse como
limitativa sino como taxativa, es decir, se incluye todo aquel supuesto que, aunque no se
mencione de forma expresa en dichos instrumentos, implique de manera jurídica o fáctica
una discriminación.

PRINCIPIO DE COMPATIBILIDAD, CONCORDANCIA Y COMPLEMENTARIEDAD DE


LAS DISTINTAS NORMAS DE DERECHO INTERNACIONAL.
Respecto a la “compatibilidad”, tanto el Pacto Internacional como la Convención
Americana disponen que los Estados podrán suspender las obligaciones contraídas
según estos instrumentos “siempre que tales disposiciones no sean incompatibles con las
demás obligaciones que les impone el derecho internacional”. Las obligaciones que
establece el derecho internacional se refieren tanto a las impuestas por el derecho
internacional convencional como las impuestas por el derecho internacional
consuetudinario. Asimismo, incluyen normas de derechos humanos y de derecho
humanitario. Este principio de concordancia con el derecho internacional tiene un
significado especial para los Estados partes en los Convenios de Ginebra de 1949 y en
sus Protocolos Adicionales de 1977 sobre derecho humanitario, ya que los tratados de
derecho humanitario impiden que durante las hostilidades armadas se suspendan los
derechos garantizados por esta disciplina.
No puede olvidarse que existen derechos no derogables, los cuales no es posible
suspender incluso durante los estados de excepción o emergencia; dichos derechos, si

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bien se enumeran en el art. 27.2 de la Convención, pueden ampliarse mediante otras


normas internacionales en virtud de este principio.
El art. 29 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece
la suspensión de garantías al disponer: En los casos de invasión, perturbación grave de
la paz pública o de cualquier otro que ponga a la sociedad en grave peligro o conflicto,
solamente el Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, de acuerdo con los Titulares
de las Secretarías de Estado, los Departamentos Administrativos y la Procuraduría
General de la República y con Aprobación del Congreso de la Unión, y en los recesos de
éste, de la Comisión Permanente, podrá suspender en todo el país o en lugar
determinado las garantías que fuesen obstáculo para hacer frente, rápida y fácilmente a la
situación; pero deberá hacerlo por un tiempo limitado, por medio de prevenciones
generales y sin que la suspensión se contraiga a determinado individuo. Si la suspensión
tuviere lugar hallándose el Congreso reunido, éste concederá las autorizaciones que
estime necesarias para que el Ejecutivo haga frente a la situación, pero si se verificase en
tiempo de receso, se convocará sin demora al Congreso para que las acuerde.

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“CUANTOS SERES HUMANOS HAY “LA PAZ ES LA LIBERTAD DE EN EL


MUNDO Y CUANTOS EXISTEN LOS HUMANOS”
QUE PIENSEN COMO LA MADRE TERESA
DE CALCUTA, MAHATMA GANDHI, NELSON “LA GUERRA ES LA DE MANDELA
ENTRE OTROS ETC” AMBICION LOS HOMBRES”

“LA PAZ COMIENZA CON UNA SONRISA” “LA PRIMERA Y LA SEGUNDA


GUERRA SON CICATRICES
“LA PAZ ES LA TRANQUILIDAD DE INOLVIDABLES DE LA
LOS SERES HUMANOS” HUMANIDAD PRESENTES Y
FUTURAS”

“UNA VIVENCIA Y UNA CREENCIA SOLO “LA MAYOR GRANDEZA DE


LA MUERTE PODRA APARTALA”. UN SER HUMANO ES SERVIR
Y QUE LE SIRVAN”

“LA DISCRIMINACION ENTRE LA “EXISTIRAN FENOMENOS


HUMANIDAD SIEMPRE EXISTIRA” SOCIALES QUE LA
HUMANIDAD NUNCA
“LA POBREZA MUNDIAL EXISTENTE ES EXTINGUIRA”
LA SIMBIOSIS DE LA HUMANIDAD”

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CAPITULO XV

15.-DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO Y LAS OPERACIONESDE


MANTENIMIENTO DE LA PAZ.
Tradicionalmente el derecho internacional humanitario se ha definido como el
componente de los derechos humanos pertenecientes al derecho de guerra. También se
ha definido como parte del derecho internacional público, que se centra en la protección
de la persona en casos de guerra.

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) adopto la siguiente definición:


Por derecho internacional aplicable en los conflictos armados, el CICR entiende
las normas internacionales, de origen convencional o consuetudinario, cuya finalidad
especial es solucionar los problemas de índole humanitaria directamente derivados de los
conflictos armados, internacionales o no internacionales, y que restringen, por razones
humanitarias, el derecho de las partes en conflicto a utilizar los métodos y medios de
guerra de su elección, o que protegen a las personas y los bienes afectados, o que
pueden ser afectados por el conflicto.
Puede afirmarse que esta disciplina tiene dos grandes campos de acción: los
conflictos armados (nacionales o internacionales) y los desastres y catástrofes naturales.
Por lo anterior, el derecho internacional humanitario puede definirse “como la rama del
derecho internacional público que tiene por objetivo la protección de la persona en casos
de conflictos armados, nacionales o internacionales, y en casos de catástrofes naturales o
situaciones de excepción.
Por tanto, el derecho internacional humanitario tiene una vocación universal
puesto que se aplica a todos los hombres en todos los países.

EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO.


Los orígenes del derecho humanitario incluyen la historia del derecho de guerra,
en el que el principio de humanidad llego a ser el factor más importante de la moderación
en la guerra y reemplazó los antiguos factores de moderación, es decir, el honor, la
religión y el beneficio comercial. Desde los tiempos antiguos la guerra constituye un medio
de defensa de una comunidad política, pero también ha sido un modo de expansión,
dominio e incluso de venganza. La guerra, como acto de venganza se utilizo contra
individuos o comunidades enemigas. La penalidad podría incluir desde la matanza
despiadada del ejército o población (incluso hombres, mujeres y niños de todas las
edades y condiciones), la esclavitud de los reos hasta la total exterminación de la
población.
El jurista español Francisco de Vitoria desarrollo dos doctrinas que constituyen la
base del derecho humanitario: el derecho natural común esto es, los derechos de la
humanidad que pertenecen al orden del derecho internacional e imponen obligaciones de
respetarlos a los Estados, y el derecho de guerra (guerra justa). De igual modo, Francisco
de Vitoria afirmaba que no es lícito matar en forma intencionada a los inocentes,
presunción que incluye a los niños, mujeres, labradores, gente togada y pacífica, clérigos

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y religiosos, y extranjeros y huéspedes que están entre los enemigos; en cambio, era lícita
la muerte no intencionada de inocentes cuando la guerra no podía efectuarse de otro
modo.
Hugo Grotius, jurista holandés estableció en su obra De jure Belli ac Pacis
limitaciones al ejercito de la acción bélica al distinguir entre guerras justas e injustas y
sentó las bases para el derecho de guerra y el derecho de la paz. Sin embargo, se atenúo
el razonamiento de Grotius y la guerra llegó a justificarse para reparar las injurias, obtener
reparaciones por un agravio hecho y como represalia por una injuria no reparada o una
reparación inadecuada, por lo que llegó a ser indistinguible la diferencia entre las guerras
de defensa y las guerras de ofensa.
Sin embargo, las actuaciones inhumanas durante los conflictos bélicos
permanecieron durante el transcurso de los siglos. La guerra civil entre los Estados del
norte y los del sur de Estados Unidos de 1861-1865 convenció a la población de ese país
sobre los sufrimientos inhumanos e innecesarios que se infligieron en el conflicto armado.
Por lo anterior, por instrucciones del presidente Abraham Lincoln se elaboró un Código de
guerra, conocido como Órdenes Generales núm. 100 para la Dirección de los Ejércitos de
los Estados Unidos en el Campo de Batalla. En este Código se prescribieron reglas para
el trato de los prisioneros de guerra para la población civil en los territorios ocupados para
aminorar las prácticas inhumanas en la guerra, tanto en la terrestre como en la naval. El
mencionado Código fue modelo seguido por las Convenciones de la Cruz Roja de
Ginebra de 1864, por la Convención de Bruselas de 1874 que prohíbe uso de las balas
expansivas, por las Convenciones de La Haya de 1899 y 1907 respecto al derecho y
costumbre de la guerra por tierra y mar, y después por las Convenciones de Ginebra de
1949 sobre derecho humanitario. El proceso de Codificación internacional se inició con la
Adopción del Convenio para el Mejoramiento de la Suerte de los Militares Heridos en los
Ejércitos en Campaña, de Ginebra (1864).
Como consecuencia de las imperfecciones de este instrumento surgió la
necesidad y por iniciativa del Zar Nicolás II de Rusia se convoco a la primera Conferencia
sobre la Paz en la Haya, en julio de 1899, en la que se adoptaron los siguientes
instrumentos:
1. Declaración Relativa al Uso de Proyectiles que tengan por Único Fin
Esparcir Gases Asfixiantes o Deletéreos.
2. Declaración Relativa al Empleo de Balas que Dilatan o Aplastan Fácilmente
en el cuerpo humano.
3. Convención para el Arreglo Pacífico de los Conflictos Internacionales.
4. Reglamento Concerniente a las Leyes y Usos de la Guerra Terrestre.
5. Convención para la Adaptación de los Principios de la Convención de
Ginebra del 22 de agosto de 1864, a la Guerra Marítima.

Tiempo después se convoco a una Segunda Conferencia sobre la Paz en la Haya,


en julio de 1907, en la que se adoptaron 14 Convenciones, a saber:
1. Convención para el Arreglo Pacífico de los Conflictos Internacionales
(Convenio I).

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2. Convención sobre Limitación del Empleo de la Fuerza para el Cobro de


Deudas (Convenio II).
3. Convención Relativa al Rompimiento de las Hostilidades (Convenio III).
4. Convención Concerniente a las Leyes y Usos de la Guerra Terrestre
(Convenio IV) y Protocolo anexo.
5. Convención Concerniente a los Derechos y Deberes de las Potencias y de
las Personas Neutrales en Caso de Guerra Terrestre (Convenio V).
6. Convención Relativa al Régimen que debe Observarse con los Buques
Mercantes Enemigos al Comenzar las Hostilidades (Convenio VI).
7. Convención Relativa a la Transformación de Navíos de Comercio en
Buques de Guerra (Convenio VII).
8. Convención Relativa a la Colocación de Minas Submarinas Automáticas de
Contacto (Convenio VIII).
9. Convención Concerniente al Bombardeo por Fuerzas Navales en Tiempo
de Guerra (Convenio IX).
10. Convención sobre la Ampliación a la Guerra Marítima de los Principios del
Convenio de Ginebra (Convenio X).
11. Convención Relativa a Ciertas Restricciones en el Ejercicio del Derecho de
Captura en la Guerra Marítima (Convenio XI).
12. Convención sobre el Establecimiento de un Tribunal Internacional de
Presas (Convenio XII).
13. Convención Concerniente a los Derechos y Deberes de las Potencias
Neutrales en Caso de Guerra Marítima (Convenio XIII).
14. Convención Relativa a la Prohibición de Arrojar Proyectiles y Explosivos
desde Globos (Convenio XIV).

En el siglo XX, debido al horror de los crímenes de guerra perpetrados durante la


Segunda Guerra Mundial, se estableció el Tribunal Militar de Núremberg (para juzgar los
crímenes contra la paz, los crímenes de guerra y los crímenes contra la humanidad) y
propicio la adopción de los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949.
1. Convenio para Mejorar la Suerte de los Heridos y Enfermos de las Fuerzas
Armadas en Campaña (Convenio I).
2. Convenio para Mejorar la Suerte de los Heridos, Enfermos y Náufragos de
las Fuerzas Armadas en el Mar (Convenio II).
3. Convenio Relativo al Trato de los Prisioneros de Guerra (Convenio III).
4. Convenio Relativo a la Protección de las Personas Civiles en Tiempo de
Guerra (Convenio IV).

En los tres primeros Convenios se desarrollan conceptos ya existentes en el derecho


humanitario, esto es la protección a los heridos y a los enfermos, tanto en las fuerzas
armadas de tierra como en el mar, a los náufragos y a los prisioneros de guerra. Estos
tres instrumentos forman un complemento muy importante para el derecho humanitario
respecto al alcance y a la amplitud de la protección prestada y a la mejora de los
procedimientos de aplicación y de ejecución.

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El derecho internacional humanitario recibió gran impulso debido al desarrollo de los


derechos humanos, y se inicio un debate sobre las consecuencias jurídicas del
acercamiento entre estos dos derechos, ya que desde 1968 los progresos de los
derechos humanos eran muy similares a los del derecho humanitario. Esta afinidad
estrecha tuvo por resultado la adopción de los dos Protocolos Adicionales a los Convenios
de Ginebra de 1977:
I. Protocolo Adicional a los Convenios de Ginebra Relativo a la
Protección de las Víctimas de los Conflictos Armados
Internacionales (Protocolo Adicional I).
II. Protocolo Adicional a los Convenios de Ginebra Relativo a la
Protección de las Víctimas de los Conflictos Armados sin Carácter
Internacional (Protocolo Adicional II).

SITUACIONES EN QUE SE APLICA EL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO.


A raíz de la aprobación de la Carta de las Naciones Unidas, sus miembros se
comprometieron a solucionar sus controversias por medios pacíficos, absteniéndose a
recurrir a la amenaza o el uso de la fuerza; en otras palabras, el empleo de la guerra ésta
prohibido.
A pesar de ello, existen situaciones en que la ONU, con fundamento en su Carta, autoriza
el recurso de la fuerza armada, como en los siguientes casos:
1. Cuando un Estado o grupos de Estados es objeto de agresión por otro
Estado o grupos de Estados.
2. Cuando el Consejo de Seguridad decide, con base en el Capítulo VII de la
Carta, el empleo colectivo de la fuerza, la cual podrá realizarse mediante
medidas coercitivas contra un Estado que amenace la seguridad
internacional, con la finalidad de restablecer la paz.
3. Cuando un pueblo bajo dominio colonial libra una lucha armada a fin de
permitirse el ejercicio de su derecho a la libre autodeterminación y a la
independencia.
4. Independientemente del tipo de conflicto, sea declarado o no, al derecho
internacional humanitario no le importará como se califique el conflicto
armado. Este se aplicara a los hechos violentos en dos tipos de conflictos:
a. Conflictos armados con carácter internacional.
b. Conflictos armados con carácter no internacional.

PRINCIPIOS BÁSICOS DEL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO.


Aunque llama la atención la poca jurisprudencia generada por el elevado número
de convenciones en materia de derecho humanitario, es posible hablar de un derecho
internacional humanitario general. La aplicación de las disposiciones del derecho
humanitario por los Tribunales de Núremberg y Tokio constituye una prueba de su
carácter consuetudinario. Los principios básicos del derecho internacional humanitario,
derivados tanto en el derecho consuetudinario como en el derecho convencional, sirven

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de criterios rectores en la planificación, ejecución y evaluación de las operaciones


militares estos principios son:
1. Principio de Humanidad.- Que se refiere a la prohibición de infringir sufrimientos
a las persona o destruir sus bienes cuando ello no es necesario para lograr la
rendición del enemigo. También conocido Cláusula Martens establece por un lado
que las disposiciones por los Convenios de Ginebra y de su Protocolo Adicional (I)
se aplican en toda circunstancia sin distinción ni discriminación alguna. Asimismo,
propugna el derecho de toda persona a ser tratada con humanidad; por tanto, aun
los prisioneros de guerra deben ser tratados con humanidad mientras están
cautivos y deben obtener su liberación al término de las hostilidades. Lo anterior
obedece al principio según el cual el prisionero de guerra no es un criminal, sino
sólo un enemigo puesto fuera de combate, sin perjuicio de las responsabilidades
en que pueda incurrir.
2. Principio de Proporcionalidad.- Concerniente a que al atacar objetivos militares,
los civiles y sus bienes deberán protegerse de daños colaterales o incidentales.
Debe entenderse en el sentido que los daños no podrán ser excesivos en relación
con la ventaja militar que se obtenga del ataque a un objetivo militar.
3. Principio de Distinción.- O sea la diferenciación entre combatientes y personas
civiles, de los objetivos militares y los bienes de carácter civil y que en caso de
duda, las personas deberán considerarse como civiles. La población civil goza de
protección general y, en particular, se prohíben los ataques indiscriminados, es
decir, aquellos que alcancen en forma indistinta los objetivos militares y la
población civil.
4. El Principio de Limitación.- El cual el derecho de las partes en conflicto a elegir
los métodos o medios de hacer la guerra no es ilimitado, por lo que se prohíbe el
empleo de armas, proyectiles, materias y métodos de hacer la guerra de tal índole
que causen a las personas males superfluos o sufrimientos innecesarios. Este
principio es la base para la adopción de varias convenciones que prohíben el uso
de ciertas armas que infieren daños innecesarios o que tienen efectos
indiscriminados.
5. El Principio de necesidad Militar.- Se refiere a que las medidas indispensables
para asegurar las finalidades de la guerra sean lícitas de acuerdo con las
modernas leyes y costumbres de la guerra.

Por lo anterior, se prohíben las represalias o contramedidas en detrimento de la


población civil, los bienes de carácter civil, los bienes indispensables para la
supervivencia de la población civil, así como los artículos alimenticios y las zonas
agrícolas que los producen o las instalaciones de agua potable, los bienes culturales y el
medio ambiente, así como las obras o instalaciones que contienen fuerzas peligrosas,
como presas, diques y centrales nucleares de energía eléctrica.

DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO.


Tradicionalmente el derecho internacional humanitario se ha considerado como
el, derecho internacional aplicable en los conflictos armados, pero como ya se puntualizo,

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el derecho humanitario también tiene por objetivo la protección de la persona en casos de


situaciones de carácter excepcional. Sin embargo, en los conflictos armados es donde
mayor desarrollo ha tenido el derecho humanitario. Aun dentro de la regulación de los
conflictos armados, la mayoría de los tratadistas consideran que el contenido del derecho
internacional humanitario se limita a los Convenios de Ginebra de 1949 y a sus dos
Protocolos Adicionales de 1977. Sin embargo, la evolución del derecho internacional
humanitario, en particular después de la Segunda Guerra Mundial, ha permitido
establecer que el contenido de esta rama del derecho internacional va mucho más allá de
los convenios impulsados por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). Así desde
1945 bajo el auspicio de las Naciones Unidas, han surgido diversos instrumentos relativos
a varios aspectos de esta disciplina. Respecto a la normatividad aplicable a los conflictos
armados la doctrina distingue entre:
El “derecho de Ginebra”, compuesto por los Convenios de Ginebra de 1864 y
1949, que se refiere en exclusiva a la protección de las personas en los conflictos
armados.
El “derecho de La Haya”, compuesto por las Convenciones de La Haya de 1899
y 1907, que codifica el derecho de la guerra en todos los aspectos que no son regulados
por el “derecho de Ginebra” y se refiere en forma exclusiva al uso de las armas y a los
métodos de la guerra; determina los derechos y deberes de los beligerantes en la
conducción de las operaciones y limita la elección de los medios nocivos.
El derecho humanitario no legitima en modo alguno el recurso a la guerra. Su
existencia no pone en tela de juicio la vigencia de la prohibición del uso de la fuerza, ni
interviene en la calificación jurídica de una situación que entrañe el uso de la fuerza.

El “DERECHO DE LA HAYA”
El más importante de los Convenios de La Haya es la Convención concerniente a
las Leyes y Usos de la Guerra Terrestre (Convenio IV), de 1907, que contiene el famoso,
“Preámbulo de Martens” (o cláusula Martens) el cual expone el nexo fundamental entre
las exigencias militares y el principio de humanidad.
El Reglamento al Convenio IV no sólo rige el manejo de las hostilidades en tierra, sino
que puntualiza los derechos y la protección de los prisioneros de guerra, a los espías y
las relaciones pacificas de la autoridad militar en territorio ocupado. Las Convenciones de
Ginebra de 1949 y sus Protocolos Adicionales de 1977 han reemplazado en gran medida
a este Convenio.

EL “DERECHO DE GINEBRA”
Los Convenios de Ginebra, de 1949
En los Convenios de Ginebra de 1949 elaborados por el Comité Internacional de
la Cruz Roja (CICR), se consagran todos los principios que rigen el derecho internacional
humanitario en los conflictos armados; no existe el preámbulo como en los Convenios
anteriores debido al principio de universalidad de las normas de carácter humanitario que
regulan los conflictos armados.
Los tres primeros Convenios se refieren a la protección de heridos y enfermos,
tanto en las fuerzas armadas de tierra como en el mar, a los náufragos y a los prisioneros

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de guerra. El convenio IV se refiere a la protección civil en tiempo de guerra, el cual que


se introduce por primera vez.
Una innovación en los Convenios de Ginebra de 1949 figura en el art. 3º, párrafo primero,
común a los cuatro Convenios, en el que se enumeran las prohibiciones mínimas de
carácter humanitario que las partes deben observar en caso de conflicto armado “que no
sea de índole internacional y que surja en el territorio de una de las altas partes
contratantes”.
Las personas que no participen directamente en las hostilidades, incluidos los
miembros de las fuerzas armadas que hayan depuesto las armas y las personas puestas
fuera de combate por enfermedad, herida, detención o por cualquier otra causa, serán en
todas las circunstancias, tratadas con humanidad, sin distinción alguna de índole
desfavorable, basada en la raza, el color, la religión o la creencia, el sexo, el nacimiento o
la fortuna, o cualquier otro criterio análogo.
A este respecto, se prohíben, en cualquier tiempo y lugar, por lo que atañe a las
personas arriba mencionadas:
a. Los atentados contra la vida y la integridad corporal, especialmente el homicidio en
todas sus formas, mutilaciones, los tratos crueles, la tortura y los suplicios;
b. La toma de rehenes;
c. Los atentados contra la dignidad personal, especialmente los tratados humillantes
y degradantes;
d. Las condenas dictadas y las ejecuciones sin previo juicio ante un tribunal
legítimamente constituido, con garantías judiciales reconocidas como
indispensables por los pueblos civilizados.

La finalidad de los Convenios de Ginebra de 1949 no es la de regular la guerra,


sino la de brindar protección a las víctimas de la misma. Para garantizar su cumplimiento
por los Estados partes, los Convenios establecen un sistema de supervisión que es
administrado por las llamadas Potencias Protectoras. Cada Estado parte tiene el derecho
de designar a un país neutral para que funja como su Potencia Protectora, cuyas
funciones son las de salvaguardar los intereses de las partes en conflicto. Las facultades
de las Potencias Protectoras difieren en cada Convenio. El Comité Internacional de la
Cruz Roja (CICR) o cualquier otra organización humanitaria imparcial también puede
desempeñar las funciones de una Potencia Protectora.

LOS PROTOCOLOS ADICIONALES A LOS CONVENIOS DE GINEBRA DE 1977.


Los principios en los que se basa el Protocolo Adicional a los Convenios de
Ginebra Relativo a la Protección de las Víctimas de los Conflictos Armados
internacionales (Protocolo Adicional I) son:
o Delimitación estricta de los objetivos militares legítimos, con objeto de exclusión a
los civiles, las viviendas, los bienes indispensables para la supervivencia del medio
ambiente natural y los bienes culturales (arts. 48-60).
o Cuando no sea posible una exclusión tan absoluta, se observará el principio de
proporcionalidad entre la amenaza para los civiles y la ventaja militar (arts.57 y
58).

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o Prohibición absoluta en la conducción de las hostilidades de represalias contra los


civiles, sus viviendas, el medio ambiente natural, las instalaciones peligrosas y los
bienes culturales (arts. 51-56).
o Protección ampliada de los civiles heridos y enfermos, de las instalaciones
médicas y de los transportes sanitarios por tierra, mar y aire (arts. 8-31).
o Extensión de la protección a las personas civiles en poder del enemigo (arts. 72 y
73).
o La categoría de “infracciones graves” del derecho penal debe comprender los
actos cometidos en el combate, sin respetar las normas, contra los civiles y los
bienes de los civiles, actos que deben ser punibles en virtud del derecho penal
internacional (arts. 85-91).
o Inclusión, en el ámbito de aplicación del presente instrumento, de los conflictos
armados en los que los pueblos luchan contra la dominación colonial y la
ocupación extranjera y contra los regímenes racistas, en el ejercicio del derecho
de los pueblos a la libre determinación (arts. 1.4 y 96.3).
o Presencia indispensable de asesores jurídicos en las fuerzas armadas (arts. 82 y
83).
o Extensión de las disposiciones que rigen la protección de los civiles contra los
efectos de las hostilidades a las operaciones aéreas o marítimas que puedan
afectar a civiles o a bienes civiles en la tierra. (Art. 49.3).

LOS CONFLICTOS ARMADOS INTERNACIONALES.


El derecho internacional consuetudinario de la guerra, sustituido por el derecho
convencional, jamás definió con exactitud las circunstancias en las cuales sería aplicable.
Tradicionalmente se consideraba que el derecho internacional humanitario se aplicaba a
los conflictos armados entre dos o más Estados, y excluía por completo a los conflictos
armados internos ;Por tanto se entiende por conflictos internacionales, de conformidad
con los Convenios de Ginebra y el Protocolo Adicional I, los siguientes casos:

1. Una guerra declarada entre dos o más Estados.


2. Los conflictos armados, entre dos o más Estados, sin declaración de guerra.
3. La ocupación armada, total o parcial, del territorio de un Estado Parte.
4. Las guerras de liberación nacional.

Es preciso mencionar que en los tres primeros casos los conflictos se dan entre Estados,
en tanto el último supuesto, previsto por el Protocolo Adicional I, los conflictos se dan
entre un “Estado y un pueblo”.
A su vez, las “guerras de liberación nacional” implican tres categorías:
1. Luchas contra la dominación colonial. Es el caso de un conflicto que se da
entre una potencia colonial y el pueblo de un territorio dependiente al que
se ha negado el derecho a la autodeterminación.
2. Luchas contra la ocupación extranjera. No se refiere a los conflictos
armados ocurridos por la ocupación hostil del territorio de un Estado por
otro, ya que este supuesto se encuentra previsto expresamente por el art.
2º común de los Convenios de Ginebra, sino a los casos en los cuales un

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territorio, cuya soberanía se pone en tela de juicio, es ocupado por las


fuerzas de un Estado extranjero a este territorio. Tal podría ser el caso de
la ocupación de cualquier Estado al territorio de Chechenia, que en la
actualidad lucha por su independencia de Rusia.
3. Lucha contra los regímenes racistas. Es el caso de los conflictos armados
en la que los pueblos luchan contra regímenes racistas, como en el caso
de Zimbabue/Rhodesia, donde una minoría blanca gobierna sobre una
población mayoritaria negra y aplica una política de apartheid o supremacía
blanca.

EL ESTATUTO DE LOS COMBATIENTES.


Se entiende por combatientes aquellos que hacen uso de la fuerza en un
conflicto armado. El derecho humanitario se basa en el principio de que la fuerza solo
puede emplearse contra aquellas personas que hagan uso, o amenacen con hacer uso,
de la fuerza en un conflicto armado; por tanto, quienes no sean combatientes no deben
ser objeto de ataques.
Se deberá entender por combatientes a las categorías mencionadas por el art. 13 del
Convenio para Mejorar la Suerte de los Heridos y Enfermos de las Fuerzas Armadas en
Campaña (Convenio I);
1. Los miembros de las fuerzas armadas de una parte en conflicto, así como los
miembros de las milicias y de los cuerpos de voluntarios que formen parte de
estas fuerzas armadas;
2. Los miembros de las otras milicias y los miembros de otros cuerpos de voluntarios,
incluidos los de movimientos de resistencia organizados, pertenecientes a una de
las Partes en conflicto que actúen fuera o dentro del propio territorio, aunque este
territorio esté ocupado, con tal de que estas milicias o estos cuerpos de
voluntarios, incluidos estos movimientos de resistencia organizados, reúnan las
siguientes condiciones:
a. Estar mandados por una persona que responda de sus subordinados;
b. Tener un signo distintivo fijo y reconocible a distancia.
c. Llevar las armas a la vista.
d. Dirigir sus operaciones de conformidad con las leyes y costumbres de la
guerra.
3. Los miembros de las fuerzas armadas regulares que sigan las instrucciones de un
gobierno o de una autoridad no reconocidos por la Potencia detenedora.
4. Las personas que sigan a las fuerzas armadas sin formar realmente parte de ellas,
tales como los miembros civiles de las tripulaciones de aviones militares,
corresponsales de guerra, proveedores, miembros de unidades de trabajo o de
servicios encargados del bienestar de los militares, a condición de que hayan
recibido autorización de las fuerzas armadas a las cuales acompañan.
5. Los miembros de las tripulaciones, incluidos los patrones, los pilotos y los
grumetes de la marina mercante, y las tripulaciones de la aviación civil de las
partes en conflicto que no se beneficien de un trato más favorable en virtud de
otras disposiciones del derecho internacional; y

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6. La población civil de un territorio no ocupado que, al acercarse el enemigo, tome


espontáneamente las armas para combatir contra las tropas invasoras.
No son combatiente las personas que no participen directamente en las
hostilidades, incluyendo los siguientes:
1. La población civil, siempre que no tome espontáneamente las armas para
combatir contra las tropas invasoras;
2. Los miembros de las fuerzas armadas que hayan depuesto las armas; y
3. Los miembros del personal sanitario y religioso, pertenecientes a las fuerzas
armadas de las partes en conflicto.

Esta distinción es muy importante puesto que los combatientes recibirán el trato de
“prisioneros de guerra” cuando caigan en poder del enemigo, regulándose por el
Convenio Relativo al Trato de los Prisioneros de Guerra (Convenio III). Lo cual no es
aplicable a:
a. Los espías.
El art. 29 del Reglamento de la Convención Concerniente a las Leyes y Usos de la
Guerra Terrestre de La Haya, de 1907, los define de la siguiente manera:
“No se puede considerar como espía más que al individuo que, obrando
clandestinamente o con falsos pretextos, recogen o trata de recoger informes en la
zona de operaciones de un beligerante con la intención de comunicarlos a la parte
contraria”.
b. Los mercenarios.
Según el art. 47.2 se entiende por mercenario a toda persona:
a. que haya sido especialmente reclutada, localmente o en el extranjero, a fin de
combatir en un conflicto armado;
b. que de hecho, tome parte directa en las hostilidades;
c. que tome parte en las hostilidades animada esencialmente por el deseo de
obtener un provecho personal y a la que se haga efectivamente la promesa, por
una parte en conflicto o en nombre de ella, de una retribución material
considerablemente superior a la prometida o abonada a los combatientes de grado
y funciones similares en las fuerzas armadas de esa parte;
d. que no sea nacional de una parte en conflicto ni residente en un territorio
controlado por una parte en conflicto;
e. que no sea miembro de las fuerzas armadas de una parte en conflicto; y
f. que no haya sido enviada en misión oficial como miembro de sus fuerzas armadas
por un Estado que no es parte en conflicto.

LOS MEDIOS DE COMBATE.


Es principio del derecho internacional humanitario que las partes en conflicto
carecen de un derecho ilimitado en cuanto a la elección del medio para dañar al enemigo,
tal como se consagró en el art. 22 del Reglamento de la Convención Concerniente a las
Leyes y Usos de la Guerra Terrestres de La Haya, de 1907. Es pues, el “derecho de La
Haya” el que regula el uso de las armas y los métodos de guerra, el que determina los
derechos y deberes de los beligerantes en la conducción de las operaciones y el que

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limita la elección de los medios nocivos. Sin embargo, los Títulos III y IV del Protocolo
Adicional I contienen normas que complementan los Convenios de La Haya. El art. 35 del
Protocolo Adicional I dispone:
1. En todo conflicto armando, el derecho de las partes en conflicto a elegir los
métodos o medios de hacer la guerra no es ilimitado.
2. Queda prohibido el empleo de armas, proyectiles, materias y métodos de hacer la
guerra de tal índole que causen males superfluos o sufrimientos innecesarios.
3. Queda prohibido el empleo de métodos o medios de hacer la guerra que hayan
sido concebidos para causar, o de los que quepa prever que causen, daños
extensos, duraderos y graves al medio ambiente natural.

Entre los métodos prohibidos por el Protocolo Adicional I están los siguientes:
o Los ataques o represalias contra los bienes de carácter civil (art.52).
o Hacer padecer hambre a la población (art. 54. 1).
o Los ataques por bombardeo que traten como objetivo militar a un pueblo, una
aldea u otra zona en que haya concentración análoga de personas civiles o bienes
de carácter civil (art. 54.5).
o Los ataques dirigidos como represalias contra la población civil o las personas
civiles (art. 54.6).

PROTECCIÓN DE LAS VÍCTIMAS EN CONFLICTOS ARMADOS.


1. Heridos, Enfermos y Náufragos.-
El Art.- 8 del protocolo adicional 1 define:
a. Se entiende por “heridos y enfermos”, “las personas sean militares o civiles, que
debido a un traumatismo, una enfermedad u otros trastornos o incapacidades de
orden físico o mental, tengan necesidad de asistencia o cuidados médicos y que
se abstengan de todo acto de hostilidad”. Esos términos son también aplicables a
las parturientas, a los recién nacidos y a otras personas que puedan estar
necesitadas de asistencia o cuidados médicos inmediatos, como los inválidos y las
mujeres en cinta, y que se abstengan de todo acto de hostilidad;
b. Se entiende por “náufragos”, las personas, sean militares o civiles, que se
encuentren en situación de peligro en el mar o en otras aguas a consecuencia de
infortunio que las afecte o que afecte a la nave o aeronave que los transportaba y
que se abstengan de todo acto de hostilidad.

PRINCIPIOS ELEMENTALES DE PROTECCIÓN.


No discriminación
o El asesinato, la tortura, las mutilaciones físicas, los experimentos biológicos, el
abandono premeditado y la exposición internacional a riesgos de contagio o de
infección son infracciones graves de derecho internacional humanitario (Convenios
de Ginebra de 1949 y Protocolo Adicional I de 1977).

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o La asistencia a estas personas sólo es válida si las personas y los medios que se
dedican a este cometido lo hacen en el ámbito estrictamente humanitario; pierden
la inmunidad si participan en operaciones militares.
o Los derechos de los heridos, enfermos y náufragos son inalienables, así como los
del personal sanitario y religioso.
o Los Estados parte en el conflicto son responsables de la protección prevista en
estos Convenios.
o El principio de estabilidad, según el cual no se puede cambiar la finalidad de las
unidades, el material o los transportes sanitarios que hayan pasado a manos de la
parte adversa en función del derecho de guerra.
o La identificación de las unidades, el material o los transportes sanitarios es
obligatoria con el fin de asegurar a las personas protegidas por ellos. Los
convenios prevén el empleo del emblema distintivo de la Cruz Roja (Media Luna
Roja, León y Sol Rojos) sobre un fondo blanco, para el personal sanitario.

2.- LOS PRISIONEROS DE GUERRA.


En términos generales, es prisionero de guerra todo combatiente que caiga en poder de
una parte adversa (art.44.2 del Protocolo Adicional I).
Protección fundamental:
o El cautiverio del prisionero no debe tener carácter punitivo ni infamante. Su único
objetivo es impedir que el combatiente pueda causar daño y que participe de
nuevo en las hostilidades.
o Deben de ser tratados humanamente en todas las circunstancias (art. 13. 1
Convenio III). Dicho trato debe ser sin discriminación.
o Están prohibidas las medidas de represalias contra los prisioneros de guerra (art.
13.3 Convenio III).
o La potencia detentadora es responsable del trato que los prisioneros reciban por
parte de sus agentes, independientemente de las responsabilidades individuales
que puedan existir.
o La potencia detentadora tiene la obligación de mantener en forma gratuita a los
prisioneros de guerra: alojamiento, vestimenta, alimentación y asistencia médica
(art. 15 del Convenio III).
o Sólo los tribunales militares pueden juzgar a los prisioneros de guerra: deben ser
independientes, imparciales y deben garantizar a los prisioneros los medios de
defensa necesarios (art. 87. I del Convenio III).
o Tanto los delegados de las potencias protectoras como los delegados del (CICR)
pueden trasladarse a todos los lugares donde haya prisioneros de guerra y
entrevistarse libremente con ellos.
o Estos derechos son irrenunciables ya que, los derechos humanos, son inherentes
a las personas.

LA POBLACIÓN CIVIL.

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Como ya se comentó, en principio los ataques en un conflicto armado no deben


dirigirse contra la población civil, puesto que ella no participa de las armas. De
conformidad con el Convenio Relativo a la Protección de las Personas Civiles en tiempos
de Guerra (Convenio IV), la protección que debe brindarse a la protección civil es la
siguiente:
- Se respetará su persona, su honor, sus familias, sus creencias y sus
costumbres.
- No podrá ejercerse coacción alguna de índole física o moral sobre las
personas. Se prohíbe el empleo de toda medida que cause sufrimientos
físicos o la exterminación de las personas protegidas: homicidios, torturas,
castigos corporales, mutilaciones, experimentos médicos o científicos, o
malos tratos.
- Ninguna persona protegida será castigada por infracciones que no haya
cometido, y se prohíben los castigos colectivos, las represalias, el saqueo y
la toma de rehenes.
- Podrán recibir socorro y asistencia médica necesarias.
- Los extranjeros tendrán derecho a salir del territorio y su repatriación deberá
de realizarse en condiciones de seguridad e higiene.
- Los refugiados deberán ser protegidos aun cuando no gocen de la
protección de un gobierno incluso si pertenecen al Estado enemigo.
- El Protocolo Adicional a los Convenios de Ginebra Relativo a la Protección
de las Víctimas de los Conflictos Armados Internacionales (Protocolo
Adicional I). Establece, de manera complementaria, las siguientes
disposiciones:
o La potencia ocupante garantizará el suministro de alimentos, ropa y otros artículos
esenciales para la población civil.
o Las partes en conflicto permitirán y facilitarán el paso de todos los envíos
materiales y personal de socorro, aún cuando tal asistencia se destine a la
población civil de la parte adversa.
o Puede privarse de alimentos a los combatientes, pero no a la población civil.
o La protección deberá otorgarse sin discriminación alguna y se prohíben los
atentados contra la vida, la salud y el bienestar físico y mental, tales como
homicidios, torturas, castigos corporales, mutilaciones, toma de rehenes,
atentados contra el pudor, violaciones, prostitución forzada etc.
o Se otorga protección especial a refugiados y apátridas.

EL CONTROL DEL CUMPLIMIENTO.


Medios de autocontrol. Son las autoridades militares de las partes en conflicto las
que se encuentran en mejores condiciones para supervisar el cumplimiento de las normas
del derecho internacional humanitario.
Medios de heterocontrol.- Estos medios son ejercidos por terceras personas
ajenas al conflicto. Lo ejercen las potencias protectoras y sus substitutos, donde la
potencia protectora es:

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………un Estado neutral u otro Estado que no sea parte en el conflicto, y que, habiendo
sido designado por una parte en el conflicto y aceptado por la parte adversa, esté
dispuesto a desempeñar las funciones asignadas a la Potencia protectora por los
Convenios y por el presente Protocolo ( art. 2, inc., c) del Protocolo Adicional I).
El Protocolo citado ha potenciado el papel del CICR en el control del cumplimiento del
derecho humanitario al configurarlo como mediador cualificado en la designación de las
Potencias protectoras y sustituto de éstas.

LOS CONFLICTOS ARMADOS NO INTERNACIONALES.


Como ya se comentó, se consideraba tradicionalmente que los conflictos de
carácter interno no estaban sujetos a la regulación jurídica internacional, sino que eran de
la competencia exclusiva del Estado y, por tanto, estaban sujetos al derecho interno del
mismo. Sin embargo, lo que motivó la regulación de los conflictos armados de carácter
interno fue la necesidad de proporcionar asistencia humanitaria a las víctimas de tales
conflictos, que en su mayoría eran tan crueles como los de carácter internacional.
El art. 3º común de los Convenios de Ginebra estipula:
En caso de conflicto armado que no sea de índole internacional y que surja en el territorio
de una de las altas Partes Contratantes, cada una de las partes en conflicto tendrá la
obligación de aplicar, como mínimo, las siguientes disposiciones:
1. Las personas que no participen directamente en las hostilidades, incluidos los
miembros de las fuerzas armadas que hayan depuesto las armas y las personas
puestas fuera de combate por enfermedad, herida, detención o por cualquier otra
causa, serán, en todas las circunstancias, tratadas con humanidad, sin distinción
alguna de índole desfavorable, basada en la raza, el color, la religión o la creencia,
el sexo, el nacimiento o la fortuna, o cualquier otro criterio análogo.

A este respecto, se prohíben, en cualquier tiempo y lugar, por lo que atañe a las personas
arriba mencionadas:
a. los atentados contra la vida y la integridad corporal, especialmente el homicidio en
todas sus formas, las mutilaciones, los tratos crueles, la tortura y los suplicios;
b. toma de rehenes;
c. los atentados contra la dignidad personal, especialmente los tratos humillantes y
degradantes;
d. las condenas dictadas y las ejecuciones sin previo juicio ante un tribunal
legítimamente constituido, con garantías judiciales reconocidas como
indispensables por los pueblos civilizados.
2. Los heridos y los enfermos serán recogidos y asistidos. Un organismo humanitario
imparcial, tal como el Comité Internacional de la Cruz Roja, podrá ofrecer sus
servicios a las partes en conflicto.

LOS CASOS DE DESASTRES NATURALES.


Hoy en día no existe un derecho internacional convencional ni consuetudinario
que regule la asistencia humanitaria en casos de desastres naturales, sujetándose a
regulaciones de carácter administrativo internas de los Estados afectados. Tal vez el

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único organismo internacional que ha aplicado normas relativas a la mitigación de los


desastres naturales sea el Comité Internacional de la Cruz Roja.
Las disposiciones empleadas por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en esta
labor son:
o El Manual de Socorro para Casos de Desastres, de la Cruz Roja Internacional.
o El Protocolo sobre el Estatuto de los Refugiados.
o El Estatuto de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los
Refugiados.
o Las Convenciones de Ginebra de 1949, en lo concerniente a las víctimas de los
desastres, como heridos, náufragos, enfermos, refugiados, etc.
o La Declaración sobre la protección de la mujer y el niño en estados de emergencia
o conflictos armados.
o La Declaración Universal sobre la erradicación del hambre y la malnutrición.

El COMITÉ INTERNACIONAL DE LA CRUZ R0JA (CICR).


Este organismo se creó en 1863 por Henri Dunant, un empresario suizo y uno de
los principales promotores de la codificación del derecho internacional humanitario. El
Comité de la Cruz Roja es una organización internacional de índole humanitaria que actúa
de manera neutral, imparcial e independiente, y se encarga de velar porque los Estados
signatarios apliquen los Convenios de Ginebra. El CICR es una institución humanitaria
privada constituida conforme a las leyes de Suiza, y que goza de personalidad jurídica
internacional.
El CICR, de conformidad con su mandato, asiste y protege a todas las víctimas
de la violencia desatada por el hombre (guerra, disturbios, tensiones, violencia), sin
distinción alguna de nacionalidad, raza o condición política. Nunca toma parte en asuntos
de orden político, ideológico y religioso.
El art. 4º de los Estatutos del CICR, del 24 de junio de 1998, incluye dentro de sus
funciones las siguientes:
a. mantener y difundir los Principios Fundamentales del Movimiento, a saber:
humanidad, imparcialidad, neutralidad, independencia, voluntariado, unidad y
universalidad;
b. reconocer a cada Sociedad Nacional nuevamente fundada o reconstituida que
reúna las condiciones de reconocimiento consignadas en los Estatutos del
Movimiento y notificar dicho reconocimiento a las demás Sociedades Nacionales;
c. asumir las tareas que se le reconocen en los Convenios de Ginebra, trabajar por la
fiel aplicación del derecho internacional humanitario aplicable en los conflictos
armados y recibir las quejas relativas a las violaciones alegadas contra dicho
derecho;
d. hacer siempre lo posible, como institución neutral cuya actividad humanitaria se
despliega especialmente en casos de conflicto armado--internacionales o de otra
índole—o de disturbios internos, por lograr la protección y la asistencia a las
víctimas militares y civiles de dichos acontecimientos y de sus consecuencias
directas;

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e. garantizar el funcionamiento de la Agencia de Búsquedas prevista en los


Convenios de Ginebra;
f. contribuir, en previsión de conflictos armados, en la formación del personal médico
y en la preparación del material sanitario, en colaboración con las Sociedades
Nacionales, en los servicios de sanidad militares y civiles otras autoridades
competentes;
g. trabajar por la comprensión y la difusión del derecho internacional humanitario
aplicable en los conflictos armados y preparar el eventual desarrollo del mismo;
h. asumir los cometidos que le asigne la Conferencia Internacional de la Cruz Roja y
de la Media Luna Roja (la Conferencia Internacional).

OPERACIONES DE MANTENIMIENTO DE LA PAZ Y DEL DERECHO HUMANITARIO.


En la actualidad el derecho internacional humanitario puede definirse como “el
componente de los derechos humanos en el derecho de guerra “.
El derecho humanitario es mucho más antiguo que el derecho internacional de los
derechos humanos. Su evolución moderna parte de unas iniciativas que los suizos
asumieron en el siglo XIX, abocadas al logro de acuerdos internacionales en la conducta
de guerra. Estas iniciativas fructificaron en la Convención de 1864 cuyo objetivo era
proteger al personal médico y a las instalaciones hospitalarias, y se estipulaba que; “los
combatientes heridos, o enfermos, sin importar la nacionalidad a la que pertenezcan,
deben ser recogidos y cuidados” La Convención de Ginebra de 1984 fue seguida por la
Convención núm. III de La Haya de 1899, la cual establecía reglas humanitarias similares,
aplicables a las fuerzas navales de guerra. Estos tratados se han revisado, aumentado y
modernizado y hoy conforman un vasto cuerpo legal para abordar casi todas las
características del conflicto armado moderno.

OPERACIONES DE MANTENIMIENTO DE LA PAZ.


La práctica cotidiana de la ONU, a través de sus órganos principales, ha
suscitado formas de participación no previstas en la Carta, en ocasiones mediante
interpretaciones amplias de las disposiciones relevantes de ese instrumento. Es el caso
que las Operaciones para el Mantenimiento de la Paz, las cuales fueron concebidas por
las Naciones Unidas como medio de mantener la paz y la seguridad internacionales, las
cuales en sentido amplio abarcan:
1 Las Operaciones para el Mantenimiento de la Paz en sentido estricto, es
decir, son aquellas que son constituidas al amparo del Capítulo VI de la
Carta de la ONU y desarrollan funciones de diplomacia preventiva,
mantenimiento de la paz, establecimiento de la paz y la consolidación de la
paz después de los conflictos. Es necesario diferenciarlas de las
Operaciones de Mantenimiento de la Paz (OMP), de Seguridad puede
constituir en virtud de los arts. 43 y 47 de la Carta de las Naciones Unidas,
y de las fuerzas organizadas por los Estados miembros, sobre la base de
una invitación (como en Corea en 1950) o de una autorización (caso del
Golfo Pérsico) del Consejo de Seguridad, ambas habilitadas para utilizar
medidas coercitivas con el propósito de restablecer la paz y la seguridad

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internacionales (o suficientes condiciones de seguridad en la zona en


cuestión).
2 Las distintas modalidades de ejecución de acciones coercitivas bajo el
Capítulo VII (arts. 43 y 47) de la Carta, las cuales se establecen mediante
Resoluciones del Consejo de Seguridad para autorizar el uso de la fuerza,
a través de algún Estado miembro, un grupo o coalición de Estados
miembros o una organización regional. Las OMP se diferencian de las
fuerzas citadas por su cometido: mantener la paz no el de restablecerla.
3 Las misiones civiles autorizadas por la Asamblea General y el Secretario
General.

Las Operaciones de Mantenimiento de la Paz en sentido estricto no fueron


previstas en la Carta de las Naciones, ni su regulación está recogida en ningún cuerpo
jurídico. Como resultado de una evolución de la presencia de la Organización en el
terreno para la atención de cuestiones relacionadas con la paz y la seguridad se gestaron
estas operaciones hasta llegar a su forma actual. Las OMP son resultado de la guerra fría
y se concibieron como un método para que la ONU pudiera controlar conflictos.
Originalmente, las OMP se crearon como un mecanismo que permitiera, en caso de un
conflicto armado, observar el cumplimiento de un cese al fuego, provisional o definitivo,
previamente pactado, con el propósito de que las partes concreten una paz negociada. En
su concepto tradicional, la acción de las OMP no incluye la posibilidad de establecer la
paz por medio de la fuerza, por lo que se excluyó de su mandato el ejercicio de acciones
coercitivas bajo el Capítulo VII.

FUNCIONAMIENTO.
A largo de la práctica de las Naciones Unidas se desarrolló un consenso entre
los Estados, miembros sobre los principios que deben regir la acción de las operaciones.
Este consenso a servido de base para normar su despliegue y de éste su legitimidad.
Tales principios son:
1. Apoyo del Consejo de Seguridad. Si bien la Asamblea General está facultada para
establecer las OMP (arts. 10, 11 y 35 de la Carta), en la actualidad se entiende
como una facultad reservada en primer lugar al Consejo de Seguridad.
2. El previo consentimiento de las partes. El consentimiento y la cooperación de las
partes beligerantes resulta imprescindible en respeto al principio de soberanía
estatal –excepción hecha de las acciones coercitivas del Capítulo VII de la Carta-,
que se traduce en que toda acción de la Organización internacional es posible
hasta donde lo han consentido los Estados miembros.
3. Control y comando de la operación. Debe estar bajo el comando de las Naciones
Unidas, bajo la autoridad del Consejo de Seguridad. El mando lo ejerce un
comandante nombrado por el Secretario General con el consentimiento del
Consejo de Seguridad.
4. Composición de la fuerza. Las OMP deben estar conformadas por un número de
contingentes proporcionados de forma voluntaria por países seleccionados a
solicitud del Secretario General.

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5. Carácter no combativo. Las OMP están dotadas de armas de carácter defensivo,


las cuales sólo deben utilizarse en legítima defensa.
6. Imparcialidad. Las OMP se encuentran obligadas a evitar acciones que pueden
prejuzgar los derechos, reclamaciones o posiciones de las partes involucradas.
7. Financiamiento. Los costos de las operaciones deben ser cubiertos por todos los
Estados miembros en razón de ser un gasto de la organización, tal como lo
determinó la Corte Internacional de Justicia en el caso de “ciertos gastos de las
Naciones Unidas (párr. 2 del art. 17 de la Carta); por tanto, la Asamblea General
estableció una “escala especial” sobre la base del prorrateo sui generis distinta del
presupuesto ordinario, por virtud de la cual los miembros permanentes del
Consejo de Seguridad tienen una responsabilidad especial correlativa a su
responsabilidad privilegiada en el mantenimiento de la paz y la seguridad
internacionales.

En el desarrollo y en la evolución de las OMP se pueden observar dos generaciones de la


OMP:
1. Primera generación. - Tienen por característica principal haberse diseñado sólo para
controlar conflictos, esto es, para “mantener la paz” una vez alcanzado al cese al
fuego provisional o definitiva. En este ámbito pueden distinguirse dos tipos de
ámbitos desplegadas por la ONU.
a. El envió de una misión de observación, cuyos miembros sólo cumplen la función
de observar excluyéndose toda posibilidad de desempeñar un cometido activo; por
lo mismo, no están armados. Un ejemplo lo constituye la Organización de las
Naciones Unidas para Vigilancia de la tregua (ONUVT) en Palestina, en 1948.
Este componente de las OMP se integra por la policía civil que, aunque
invariablemente desarmada, tendría la función de supervisar y controlar el trabajo
de la policía local para garantizar el mantenimiento eficaz e imparcial del orden
público y el pleno respeto de los derechos humanos y libertades fundamentales.
b. El envió de fuerzas de mantenimiento de la paz, integradas por cuerpos
ligeramente armados, con el cometido específico de mantener la paz y supervisar
los acuerdos de armisticio o del alto al fuego; por tanto, una Operación de
Mantenimiento de la Paz es un acuerdo interino, destinado a mantener las
condiciones de paz y seguridad necesarias para facilitar las negociaciones sobre
el arreglo de la divergencia de que se trate.
2. Segunda generación.- La acción de las OMP deja de estar reducida al
“mantenimiento de la paz” para desempeñar mandatos dentro de otras esferas, ya
que el Consejo de Seguridad empieza a interpretar la Carta de manera amplia
respecto al mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales. Por tanto, el
mandato de las OMP se amplía a:
a. Diplomacia preventiva.
b. Establecimiento de la paz.
c. Consolidación de la paz después de los conflictos.
d. Restablecimiento de la paz por medio de medidas coercitivas.
Algunas características de estas operaciones son:

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1. Tienen mandatos que rebasan en alcance las tareas tradicionales de naturaleza


estrictamente militar de observación de los ceses al fuego o la separación de
fuerza beligerantes al cubrir un amplio espectro de la función del mantenimiento de
la paz y la seguridad internacionales.
2. El creciente número de OMP se despliegan en conflictos que no tienen carácter
internacional. Existe la tendencia a considerar como amenaza a la paz y seguridad
internacionales prácticamente cualquier situación que la comunidad internacional
quiera ver como tal. Con el propósito de preservar el principio de no intervención
de las Naciones Unidas en los asuntos internos de los Estados, contenido en el
art. 2.7 de la Carta, tales operaciones han requerido el previo consentimiento de
los Estados para su establecimiento.
3. Tienen autorización para ejecutar medidas de carácter coercitivo, es decir, a
recurrir al uso de la fuerza para conseguir el cumplimiento de las resoluciones del
Consejo de Seguridad.
Por tanto los principios que regían las OMP se han adecuado a los nuevos
mandatos por ejemplo, ya es innecesario el consentimiento de las partes
involucradas en un conflicto, puesto que las OMP se han desplegado aun antes de
que las partes hayan acordado un cese al fuego. De esta manera, el concepto
original del mantenimiento de la paz se ha modificado para incluir acciones de
establecimiento de la paz mediante el recurso del uso de la fuerza.

FUNCIONES DE LA FUERZAS DE MANTENIMIENTO DE LA PAZ.


Las Funciones de la segunda generación de OMP son:
1. Observación de fronteras.-Puede realizarse tanto por los contingentes militares
como por los observadores, siempre que estos últimos tengan garantizada su
seguridad por los países huéspedes; por ejemplo, el Grupo de Observadores de
las Naciones Unidas en el Líbano en 1958, que se constituyó para prevenir el
abastecimiento ilegal de armas a lo largo de la frontera libanesa.
2. Prevención de actividades armadas trasfronterizas.- Requiere la utilización de las
fuerzas militares, ya que éstas se encuentran armadas; por ejemplo, la Misión de
Observación de las Naciones Unidas para Irak y Kuwait (UNIKOM) en 1991 que
tenía el mandato de vigilar el Canal de Khor Abdulah y la zona desmilitarizada
entre los dos países para impedir violaciones de la línea fronteriza y observar
acciones hostiles o potencialmente hostiles.
3. Establecimiento y control de zonas de neutralización.- La extensión de las zonas
de neutralización y las reglas sobre las actividades civiles en el seno de las
mismas deben ser acordadas por todas las partes combatientes.
4. Supervisión del cumplimiento al cese al fuego.- Puede efectuarse tanto por fuerzas
armadas como por observadores desarmados, siempre que se les garantice su
seguridad. Además, el cese al fuego debe concertarse por las partes combatientes
y notificarse a la Organización; por ejemplo, la fuerza de Emergencia de las
Naciones Unidas (UNEF I) de 1956-1967 para supervisar el cese al fuego entre
Egipto e Israel.

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5. Vigilancia del confinamiento de combatientes en sus campamentos y/o desarmes.-


Puede realizarse por los observadores desarmados o por las fuerzas militares. Se
entiende por desarme la aceptación y el almacenamiento de armamentos
entregados en forma voluntaria.
6. Preservación del orden interno.- Se realizan con la finalidad de observar y vigilar
el respeto del orden interno en una nación.
7. Respetó a los derechos humanos: La observación del cumplimiento al respeto de
los derechos humanos es una función nueva.

LAS FUERZAS DE MANTENIMIENTO DE LA PAZ QUE HAN CESADO SUS


FUNCIONES.
Las operaciones de mantenimiento de la paz que finalizaron su misión son:

ORIENTE MEDIO.
1. UNIIMOG. Grupo de observadores Militares de las Naciones Unidas para Irán e
Irak, establecido para verificar, confirmar y supervisar el cese al fuego y el retiro de
las fuerzas hasta los limites reconocidos internacionalmente como primera medida
para llegar a un arreglo negociado.
2. UNOGIL.- Grupo de observación de las Naciones Unidas en el Líbano, establecido
para asegurar que no se produzca ninguna infiltración ilegal de personal, así como
de ningún suministro ilegal de armas o de otro material a través de la frontera
libanesa.
3. FENU I.- Primera Fuerza de Emergencia de las Naciones Unidas, establecida para
garantizar y supervisar el cese de las hostilidades, incluso de las fuerzas armadas
de Francia, Israel, y el Reino Unido del territorio egipcio y concluido dicho retiro,
servir de zona de tapón entre las fuerzas egipcias e israelíes.

EUROPA.
1. ONURC.- Operación de las Naciones Unidas para el Restablecimiento de la
Confianza en Croacia, establecida, entre otras cosas, para desempeñar a plenitud
las funciones contempladas en el acuerdo de cesación del fuego.
2. UNTAES.- Administración de transición de las Naciones Unidas en Eslovenia
Oriental, Baranja y Srijem Occidental, establecida con componentes militares y
civiles para entre otras cosas, supervisar y facilitar la desmilitarización; supervisar
el regreso de los refugiados, contribuir al mantenimiento de la paz y de la
seguridad, establecer una fuerza provisional de policía; realizar tareas
relacionadas con el funcionamiento de la administración civil y los servicios
públicos; organizar elecciones; emprender otras actividades relacionadas con el
Acuerdo Básico.
3. UNPSG.- Grupo de apoyo de la policía de las Naciones Unidas que se estableció
para continuar la supervisión de la actuación de la policía croata en la región del
Danubio, en particular en relación con el regreso de las personas desplazadas
durante un periodo único de nueve meses.

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4. UNPROFOR.- Fuerza de Protección de las Naciones Unidas, instaurada


oficialmente en Croacia para garantizar la desmilitarización de las zonas
designadas.
5. UNPREDEP.- Fuerza de Despliegue preventivo de las Naciones Unidas
establecida para vigilar y comunicar todo acontecimiento que se produjera en las
zonas fronterizas y que pudiera socavar la confianza y la estabilidad en la ex
República de Yugoslava de Macedonia y amenazar su territorio.
6. MONUP.- Misión de Observadores de las Naciones Unidas en Prevlaka, creada en
febrero de 1996, para asumir en la operación de las Naciones Unidas para el
restablecimiento de la confianza (ONURC), la labor de supervisar la
desmilitarización de la península de Prevlaka, un punto estratégico que se
disputan Croacia y la República Federal de Yugoslavia.
7. UNMIBH.- Misión de las Naciones Unidas en Bosnia y Herzegovina creada en
1995, desempeña un amplio abanico de cometidos relacionados con actividades
de cumplimiento de la ley de Bosnia y Herzegovina. También coordina otras
actividades de la ONU en el país, relacionadas con la ayuda humanitaria y los
refugiados, limpieza de minas, derechos humanos, elecciones y rehabilitación de
infraestructuras y reconstrucción económica.

ASIA
1. UNGOMAP.- Misión de Buenos Oficios de las Naciones Unidas en Afganistán y
Pakistán, se estableció en mayo de 1988 para garantizar la aplicación de los
Convenios sobre el arreglo de la situación relativa a Afganistán y, en este sentido
para investigar y elaborar informes sobre posibles violaciones de alguna de las
disposiciones de los Convenios.
2. UNAMIC.- Misión de avanzada a Camboya, instaurada para ayudar a las cuatro
partes camboyanas al mantener el cese al fuego durante el periodo anterior al
establecimiento y despliegue de la Autoridad Provisional de las Naciones Unidas
en Camboya y para comenzar a impartir a la población civil una capacitación
acerca de los peligros de las minas.
3. APRONUC.- Autoridad provisional de las Naciones Unidas en Camboya, formada
para garantizar la aplicación de los acuerdos sobre un amplio arreglo político del
conflicto de Camboya.
4. UNTAET.- Administración de Transición de las Naciones Unidas para Timor
Oriental. El 30 de agosto de 1999, el pueblo de Timor Oriental decidió por medio
de una votación directa, secreta y universal, comenzar el proceso que la llevaría
hacia la independencia.
5. UNIPOM.- Misión de observación de las Naciones Unidas para la India y Pakistán,
creada para supervisar el cese al fuego a lo largo de la frontera de dichos países,
excepto en el Estado de Jammu y Cachemira, donde la ocupaba el UNMOGIP, y
el retiro de todo el personal armado de las posiciones que ocupaban desde antes
del 5 de agosto de 1965.

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6. MONUT.- Misión de Observadores de las Naciones Unidas en Tayikistán, que se


estableció en 1994 para vigilar el acuerdo sobre el cese al fuego entre el gobierno
de Tayikistán y la oposición de Tayika Unida.
7. UNSF.- Fuerza de Seguridad de las Naciones Unidas en Nueva Guinea Occidental
(Irían Occidental), instaurada para mantener la paz y la seguridad en el territorio
baja la autoridad ejecutiva provisional de las Naciones Unidas.

AMÉRICA.
1. ONUCA. - Grupo de Observadores de las Naciones Unidas en Centroamérica,
establecido para verificar el cumplimiento, por los gobiernos de Costa Rica, el
Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, de los compromisos adoptados para
finalizar su ayuda a las fuerzas irregulares y movimientos insurrectos en la región
e impedir que el territorio de dichos países se utilizara para perpetrar ataques
contra otros Estados.
2. DOMREP. - Misión del Representante Especial del Secretario General en la
República Dominicana, creada para observar la situación e informar sobre los
quebramientos del cese al fuego entre las dos autoridades de facto en la
República Dominicana.
3. ONUSAL. - Misión de Observadores de las Naciones Unidas en El Salvador,
establecida para verificar la aplicación de los acuerdos convenidos entre el
gobierno de El Salvador y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional,
con el propósito de terminar con la guerra civil que duraba ya un decenio.
4. MINUGUA. - Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Guatemala
instrumentada para verificar el acuerdo sobre el definitivo cese al fuego entre el
gobierno de Guatemala y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca,
firmado en Oslo el 4 diciembre 1996.
5. UNMIH. - Misión de las Naciones Unidas en Haití, se estableció para ayudar a
aplicar las disposiciones del Acuerdo de Governors Island del 3 julio 1993.
6. UNSMIH. - Misión de Apoyo de las Naciones Unidas en Haití, creada para prestar
asistencia al gobierno de Haití a fin de profesionalizar la policía y mantener un
entorno seguro y estable que contribuyera al éxito de la labor en curso para
establecer y capacitar una fuerza efectiva de policía nacional.
7. UNTMIH. - Misión de Transición de las Naciones Unidas, en Haití originada para
prestar asistencia al gobierno de Haití mediante apoyo y contribuir a la
profesionalización de la Policía Nacional Haitiana. Los cometidos de la policía
haitiana incluyen la capacitación de unidades especializadas de la policía nacional
Haitiana. Los cometidos del elemento de policía de la UNTMIH incluían la
capacitación de unidades especializadas de la Policía Nacional Haitiana, a saber,
la unidad antimotines la fuerza de reacción rápida y la guardia de seguridad de
Palacio, consideradas de particular importancia.
8. IPNUH.- Misión de la Policía Civil de las Naciones Unidas en Haití, establecida
para asistir al gobierno en la profesionalización de la policía nacional. La Misión
hizo especial hincapié en la asistencia en el nivel de supervisores y en la
formación de unidades especializadas de policía.

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ÁFRICA
1. UNAVEM I.- Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Angola I, instaurada
en diciembre de 1988 para verificar el retiro total, o fases, de las tropas cubanas
del territorio de Angola.
2. UNAVEM II.- Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Angola II,
establecida en mayo de 1991 para verificar las disposiciones acordadas por el
gobierno de Angola y Unión Nacional para la independencia total de Angola,
relativas a la supervisión de cese al fuego y de la policía Angoleña durante este
lapso, y para observar y supervisar las elecciones con estricto apego a los
Acuerdos de Paz.
3. UNAVEM III.- Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Angola III,
instrumentada para ayudar al gobierno de Angola y a la Unión Nacional para la
independencia total de Angola ( UNITA) a restaurar la paz y lograr una
reconciliación nacional sobre la base de los Acuerdo de Paz para Angola.
4. MONUA.- Misión de Observadores de las Naciones Unidas en Angola, creada el
30 junio 1997 para ayudar a las partes en Angola a consolidar la paz y la
reconciliación nacional, fomentar la generación de confianza y crear un ambiente
conducente a garantizar una estabilidad duradera, un desarrollo democrático y la
rehabilitación del país.
5. MINURCA.- Misión de las Naciones Unidas en la República Centroafricana,
desplegada en abril 1998 para contribuir a mantener y mejorar la seguridad y la
estabilidad de Bangui y sus proximidades; supervisar y controlar el
almacenamiento y vigilar la disposición de las armas recuperadas en las
operaciones de desarme; contribuir al fortalecimiento de la capacidad de la policía
nacional y proporcionar asesoría y apoyo técnico para la celebración de unas
elecciones legislativas.
6. UNASOG.- Grupo de Observadores de las Naciones Unidas en la Faja de Aouzou,
establecida para verificar la retirada de la administración y de las tropas libias de la
faja Aouzou, en cumplimiento de la decisión de la Corte Internacional de Justicia.
7. ONUC.- Misión de las Naciones Unidas en el Congo, instrumentada en julio 1960
para garantizar la retirada de las fuerzas belgas, ayudar al gobierno a mantener el
orden público y prestarle asistencia técnica.
8. UNOMIL.- Misión de Observadores de las Naciones Unidas en Liberia, originada
para ejercer buenos oficios en apoyo a las gestiones de la comunidad Económica
de los Estados del África Occidental y del Gobierno Nacional de Transición de
Liberia para aplicar los acuerdos de paz.
9. ONUMOZ.- Operación de las Naciones Unidas en Mozambique, estructurada para
ayudar a cumplir el Acuerdo General de Paz firmado por el Presidente de la
República de Mozambique y el Presidente de la Resistencia Nacional
Mozambiqueña (RENAMO).
10. GANUPT.- Grupo de Asistencia de las Naciones Unidas para el período de
Transición, establecido para ayudar al Representante Especial del Secretario
General a garantizar la pronta independencia de Namibia a partir de unas

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elecciones libres e imparciales bajo la supervisión y control de las Naciones


Unidas, y para concretar otra serie de cometidos.
11. UNAMIR.- Misión de Asistencia de las Naciones Unidas a Rwanda, ideada en un
primer momento para ayudar a cumplir el Acuerdo de Paz de Arusha firmado por
las partes en Rwanda el 4 de agosto de 1993.
12. UNOMUR.- Misión de Observadores de las Naciones Unidas para Uganda y
Rwanda, creada en junio de 1993 para supervisar la frontera entre Uganda y
Rwanda y para verificar que no se proporcionaba asistencia militar (armas letales,
munición ni cualquier otro tipo de material susceptible de utilizarse con fines
militares).
13. UNOMSIL.- Misión de Observadores de las Naciones Unidas en Sierra Leona,
originadas en julio de 1998 para supervisar la situación militar y de seguridad en
Sierra Leona, así como el desarme y la desmovilización de antiguos combatientes.
14. ONUSOM I.- Operación de las Naciones Unidas en Somalia l, establecida para
supervisar la cesación del fuego en Mogadishu, capital de Somalia, y ofrecer
protección y seguridad al personal de las Naciones Unidas equipo y suministros a
los puertos de mar y aeropuertos de Mogadishu, y escoltar las entregas de
suministros de ayuda humanitaria, desde éstos a los centros de distribución de la
ciudad y a sus alrededores.
15. ONUSOM II.- Operación de las Naciones Unidas en Somalia ll concebida para
sustituir a la Fuerza de Tareas Unificada, (UNITAF), una fuerza multinacional
organizada y encabezada por Estados Unidos de América que en diciembre de
1992 había sido autorizada por el Consejo de Seguridad para emplear “todos los
medios necesarios” a fin de establecer un entorno seguro para las operaciones de
socorro humanitario en Somalia.

LAS FUERZAS DE MANTENIMIENTO DE LA PAZ VIGENTES.


Las Operaciones de Mantenimiento de la Paz en activo son las siguientes:

ORIENTE MEDIO.
1. FNUOS.- Fuerza de las Naciones Unidas de observación de la separación, creada
en 1974 después de la retirada acordada de las fuerzas de Israel y Siria de los
altos del Golan. La FNUOS, aún supervisa la ejecución del acuerdo y mantiene el
alto al fuego.
2. UNIKOM.- Misión de Observación de las Naciones Unidas para Iraq y Kuwait,
instrumentada en abril de 1991 tras la retirada forzosa de las tropas iraquíes de
Kuwait.
3. FPNUL.- Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en Líbano, establecida en
1978 para confirmar la retirada israelí del Líbano, restablecer la paz y la seguridad
internacionales, así como ayudar al gobierno Libanés a recuperar su autoridad en
la zona.
4. ONUVT.- Organismo de las Naciones Unidas para la vigilancia de la Tregua, fue
creada en 1948, la ONUVT fue la primera operación de paz creada por las
Naciones Unidas.

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EUROPA.
1. UNFICYP.- Esta fuerza de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz
en Chipre, se originó en 1964 con el propósito de evitar que se prolongara la lucha
entre las comunidades chipriotas griega y turca.
2. UNOMIG.- Misión de Observadores de las Naciones Unidas en Georgia, creada en
agosto de 1993 para comprobar el cumplimiento del acuerdo de alto al fuego
entre el gobierno de Georgia y las autoridades Abkhaz de Georgia.
3. UNMIK.- Misión de Administración Provisional de las Naciones Unidas en Kosovo,
establecida el 10 de junio de 1999 bajo la autoridad del Consejo de Seguridad de
las Naciones Unidas que buscaba reformar y restablecer a Kosovo, preparar el
territorio para elecciones y su posterior autonomía.

ASIA.
1. UNMOGIP.- Grupo de Observadores Militares de las Naciones Unidas en La India
y Pakistán, instaurado en 1949, el UNMOGIP fue desplegado en enero de ese
mismo año para supervisar el alto al fuego acordado entre la India y Pakistán en el
Estado de Jamnu y Casimir.
2. UNMISET.- Misión de Apoyo de las Naciones Unidas en Timor Oriental el 20 de
mayo de 2002 Timor Oriental pasó a ser un país casi independiente (con lo que
culmino un proceso de independencia que tuvo una duración de tres años) con la
orientación de las Naciones Unidas.
3. UNAMA.- Misión de Asistencia de Afganistán, establecida en un esfuerzo para
integrar todas las actividades de las Naciones Unidas en Afganistán, puesto que
son 16 organismos de las Naciones Unidas en ese país que trabajan con el
gobierno afgano y con organizaciones no gubernamentales nacionales y
extranjeras.

ÁFRICA.
1. MONUC.- Misión de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo.
La República Democrática del Congo y otros cinco Estados de zona firmaron el
acuerdo de alto al fuego de Lusaka en junio del 1999.
2. MINUEE.- Misión de las Naciones Unidas en Etiopía y Eritrea. En junio de 2000
después de dos años de lucha por un conflicto fronterizo, Etiopía y Eritrea firmaron
en un acuerdo de cese de hostilidades tras las conversaciones de proximidad
encabezadas por Argelia y la Organización de la Unidad Africana.
3. UNAMSIL.- Misión de las Naciones Unidas en Sierra Leona. El Consejo de
Seguridad la UNAMSIL, el 22 de octubre de 1999, para colaborar con el gobierno y
las otras partes en la puesta en práctica del Acuerdo de Paz de Lome, así como
para ayudar en la realización del plan de desarme, desmovilización y reinserción.
4. MINURSO.- Misión de las Naciones Unidas para el referéndum del Sáhara
Occidental, desplegada en septiembre respeto al acuerdo entre el gobierno de
Marruecos y el Frente Polisario para supervisar al alto al fuego, así como para

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organizar y dirigir un referéndum en el que la gente del Sáhara Occidental tuviera


la oportunidad de decidir el estatus futuro del territorio.

LAS FUERZAS DE MANTENIMIENTO DE LA PAZ Y EL DERECHO DE INJERENCIA.


El otorgamiento del Premio Nobel de la Paz a las Operaciones de Mantenimiento
de la Paz de las Naciones Unidas en 1988 generó el impulso de plantear la necesidad de
revisar su mandato, el éxito de las actividades desarrolladas y explorar la posibilidad y
conveniencia de ampliar su ámbito de aplicación.
Las operaciones de Mantenimiento de la Paz se han utilizado principalmente para
supervisar y ayudar a mantener el cese al fuego, auxiliar en la retirada de tropas y
ubicarse entre fuerzas opuestas. Sin embargo, esas operaciones se convirtieron en
instrumentos flexibles de política y se han adaptado a una variedad de usos.
Sin embargo, el carácter de las Operaciones de Mantenimiento de la Paz también
se modifico como respuesta a los hechos de la vida internacional.
Según el Secretario General, el mayor desafió para el mantenimiento de la paz lo
constituyen ahora los conflictos internos, cuyos efectos en ocasiones son de tal magnitud
que terminan por afectar la estabilidad regional, sobre todo cuando se están en presencia
de flujos masivos de refugiados y desplazados.
De lo anterior surgen los siguientes cuestionamientos: ¿las Operaciones de
Mantenimiento de la Paz de las Naciones Unidas tienen autorización para intervenir en
asuntos de carácter interno de los estados? ¿Es una verdadera intervención? ¿Se justifica
dicha intervención? ¿Tienen un límite esa actividad? Esta es la problemática de lo que
conocemos como Derecho de Injerencia.
Sin embargo, la “Injerencia” se presenta de dos formas: la Injerencia humanitaria
(o por motivos humanitarios) y la injerencia por motivos políticos:

LA INJERENCIA HUMANITARIA.
La doctrina de la intervención humanitaria, tal como lo expuso Hugo Grotius en el
siglo XVII, reconocía como legítimo que uno o más Estados utilizaran la fuerza para
detener el maltrato que un Estado infligiera a sus propios ciudadanos cuando esta
conducta fuera tan brutal y de tal magnitud que sacudiera la conciencia de la comunidad
de las naciones. La doctrina de la intervención humanitaria fue la primera en expresar la
idea de que existían algunos límites para la libertad de que gozaban los Estados, de
acuerdo con el derecho internacional.
El Derecho de Injerencia humanitaria nace de una práctica médica, la de los
french doctors. A partir de la guerra de Biaffra en 1968, los médicos quisieron eximirse de
aquellas normas del derecho internacional que a menudo representaban un obstáculo que
impedía el acceso a las víctimas de los desastres naturales, industriales o políticos. Lo
anterior motivo que en 1977, con la adopción del Protocolo Adicional a los Convenios de
Ginebra Relativo a la Protección de las Víctimas de los Conflictos Armados sin Carácter
Internacional (Protocolo Adicional II), se establecieran disposiciones para proteger a la
población civil en situaciones de conflicto armado no internacional, mediante acciones de
asistencia de naturaleza exclusivamente humanitaria e imparcial por realizar sobre la base
de no discriminación.

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El principio de libre acceso a las víctimas (como también se conoce a la


injerencia humanitaria), que se considera que no entraña transgresión alguna a la
soberanía, ha ganado gradualmente la adhesión de autoridades políticas e incluso
morales. La cuestión está en determinar si la violación sistemática y masiva de los
derechos humanos fundamentales dentro de un Estado puede calificarse como una
amenaza para la paz internacional, con lo que se autoriza la intervención del Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas.

QUIENES ACEPTAN LA INJERENCIA HUMANITARIA SE BASAN EN TRES


PRINCIPIOS:

1. Es una obligación erga omnes.


El principio de libre acceso no se impone sólo al país de las víctimas, sino que
apunta por igual a los demás gobiernos llamados a observarlo. Varias resoluciones
de la Asamblea General (43/131 Y 45/100) y del Consejo de Seguridad (688 y 706
relativas a Irak; 733, 746 y 794 relativas a Somalia; 752, 758, 764, 770, 771, 787 y
798 relativas a Bosnia y Herzegovina) establecen el libre acceso a las víctimas, no
como voluntad de denominación de los donantes de la ayuda sobre los
beneficiarios, sino como condición esencial a la apropiada distribución de la
asistencia para salvar vidas y se establece el deber de no obstaculizar el tránsito
ni el envío de ayuda humanitaria.
Establecen el libre acceso a las víctimas, no como voluntad de dominación de los
donantes de la ayuda sobre los beneficiarios, sino como condición esencial a la
apropiada distribución de la asistencia para salvar vidas y se establece el deber de
no obstaculizar el transito y el envió de ayuda humanitaria.
2. Inocuidad respecto a la soberanía.
Este principio implica el carácter subsidiario por el cual el “papel protagonista” en
cuanto a la organización, iniciación y prestación de la asistencia humanitaria se
reconoce de modo natural al estado con competencia territorial. Sólo cuando este
último no ésta en medida de cumplir con dicha tarea, la comunidad internacional
estará habilitada a intervenir en segundo término, por medio de las Naciones
Unidas. En la mayoría de los casos, el acceso a las víctimas suele entrañar
peligros debido a la inseguridad propia, a los enfrentamientos entre facciones
rivales o a la hostilidad declarada de las autoridades locales respecto al socorro
internacional
El art., 1 de la Carta de las Naciones Unidas establece:
Los propósitos de las Naciones Unidas son:
3. Realizar la cooperación internacional en la solución de problemas internacionales
de carácter económico, social, cultural o humanitario, y en el desarrollo y estímulo
del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales de todos, sin
hacer distinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión.
Por lo anterior, podría pensarse que las Naciones Unidas están facultadas para
desplegar tropas armadas por motivos de asistencia humanitaria con el objetivo de
hacer respetar el derecho humanitario; sin embargo, el art. 2º, dispone:

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Para la realización de los propósitos asignados en el art. 1, la Organización y sus


Miembros procederán de acuerdo con los siguientes principios:
4. Los Miembros de la Organización, en sus relaciones internacionales, se
abstendrán de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad
territorial o contra la independencia política de cualquier Estado, o en cualquier
otra forma incompatible con los propósitos de las Naciones Unidas.
De aquí se desprende que no es posible el uso de la fuerza en estas operaciones.
Tal vez esto se objete con el argumento de que el párrafo transcrito hace
referencia a las relaciones entre los Estados miembros de la Organización, pero
este párrafo debe interpretarse en forma conjunta con el siguiente, en el que se
menciona:
5. Los miembros de la Organización prestarán a ésta toda clase de ayuda en
cualquier acción que ejerza de conformidad esta Carta…
Por ello se considera que no es posible el empleo de la fuerza por parte de las
Naciones Unidas en operaciones de asistencia humanitaria.
Si durante un conflicto armado el Consejo de Seguridad juzga que las violaciones
graves y masivas del derecho internacional humanitario son, en sí, una amenaza
suplementaria para la paz, lo suficientemente graves como para justificar una
intervención armada, la decisión o autorización de dicha intervención se
fundamentará en el Capítulo VII de la Carta y por ningún concepto en el art. 1o.
común a los Convenios de Ginebra, ya que estas violaciones pueden
considerarse como una amenaza contra la paz y la seguridad internacionales. Sin
embargo, este Capítulo no faculta a la ONU a la utilización de la fuerza armada
para imponer el envío de socorros, que es en sí la injerencia, no sí para la simple
escolta y protección de los convoyes de asistencia humanitaria.

LA INJERENCIA POR MOTIVOS POLITICOS.


De conformidad con el art., 1 de la Carta de las Naciones Unidas, uno de los
propósitos de la Organización es:
1. Mantener la paz y la seguridad internacionales, con tal fin: tomar medidas
colectivas eficaces para prevenir y eliminar amenazas a la paz y para suprimir
actos de agresión u otros quebrantamientos de la paz; y lograr por medios
pacíficos, y de conformidad con los principios de la justicia y del derecho
internacional, el ajuste o arreglo de controversias o situaciones internacionales
susceptibles a conducir a quebrantamientos de la paz.

El sistema estipulado en la Carta de las Naciones Unidas no prevé el uso de la fuerza por
motivos que no sean de legítima defensa (art.51), ya que sea individual o colectiva. Esta
última permite la intervención de Estados no directamente agredidos, pero se limita con
claridad a los casos en que un Estado miembro es víctima de una agresión armada.
En los Capítulos VI (arreglo pacífico de controversias) y VII (acción en caso de amenazas
a la paz, quebrantamientos de la paz o actos de agresión) de la Carta de las Naciones
Unidas se definen las medidas concretas que puede adoptar el Consejo de Seguridad,
órgano principal investido con la responsabilidad de mantener la paz y la seguridad

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internacionales, para lograr este propósito e instar a las partes a que arreglen sus
controversias por medios pacíficos.
Las medidas que se describen en los arts. 41 y 42 del Capítulo VII constituyen el núcleo
del sistema de seguridad colectiva, prevista en la Carta. Algunos autores consideran al
art. 43 como fundamento para la creación de la FMP al disponer:
1. Todos los Miembros de las Naciones Unidas, con el fin de contribuir al
mantenimiento de la paz y de seguridades internacionales, se comprometen a
poner a disposición del Consejo de Seguridad, cuando éste lo solicite, y de
conformidad con un convenio especial o con convenios especiales, las fuerzas
armadas, la ayuda y las facilidades, incluso el derecho de paso que sean
necesarios para el propósito de mantener la paz y la seguridad internacionales.

De este modo, la Corte excluyó las Operaciones de las Naciones Unidas para el
Mantenimiento de la Paz del ámbito de aplicación del art. 43. Sin embargo, a partir de
1998 se ha visto que las FMP han ampliado su esfera de acción y ya no sólo se dedican a
la solución de conflictos internacionales, sino que también operan en actividades del
ámbito interno de los Estados, y por tanto, de competencia exclusiva de ellos, tales como:
1. Organizar y realizar elecciones libres (APRONUC, ONUMOZ, UNAVEM II,
MINURSO y ONUSAL).
2. Ayudar a supervisar la administración civil y la reconstrucción del gobierno
(APRONUC y ONUSOM II).
3. La repatriación (APRONUC).
4. Reasentamiento de refugiados y personas desplazadas (APRONUC, ONUMOZ y
MINURSO).
5. Reformas a los sistemas judicial y electoral (ONUSAL).
6. Promoción de los derechos humanos (ONUSAL).
7. Tenencia de la tierra (ONUSAL).
8. Reconstrucción de la economía (ONUSAL y ONUSOM II).
Como ya se mencionó, las disposiciones del Capítulo VII (acción en caso de
amenazas a la paz, quebrantamientos de la paz o actos de agresión) se refieren a
las medidas por tomar para mantener o restablecer la paz y la seguridad
internacionales. Estos asuntos en ningún momento afectan la paz y la seguridad
internacionales, sino más bien la paz y la seguridad nacionales. Por lo anterior, no
es concebible la injerencia tanto por motivos humanitarios como con fines políticos
con base en:
1. Tolerar la intervención humanitaria significaría crear una gran incertidumbre
en las relaciones internacionales, pues las violaciones de los derechos
humanos podrían brindar pretexto para intervenir con intenciones mucho
menos honorables.
2. Es preciso reconocer la legitimidad de los distintos sistemas políticos,
económicos y culturales nacionales, y la manera muy propia de cada
Estado para determinar el sistema de gestión de los asuntos públicos y la
protección de los derechos humanos.

Aunque en los casos de violaciones flagrantes de los derechos fundamentales o de


sufrimientos inadmisibles, la intervención de la comunidad internacional puede juzgarse

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legítima y hasta deseable, ya que éstas constituyen un crimen internacional, en los


términos del proyecto original de responsabilidad del Estado por hechos ilícitos, de la
Comisión de Derecho Internacional.
Los Estados que practican la injerencia humanitaria no sólo la justifican, sino que de
manera continua incurren en dos grandes vicios:
o La disuasión humanitaria, sobre solicitantes de asilo e inmigrantes irregulares,
cuyos derechos fundamentales como personas son transgredidos en virtud de
políticas migratorias restrictivas, como en el caso de los balseros haitianos
detenidos en altamar por guardacostas estadounidenses y devueltos a su país de
origen.
o La Injerencia Antihumanitaria, que con medida tales como el embargo y el bloqueo
de relaciones comerciales pretenden favorecer, mediante el hambre y las
carencias sociales, la insurrección en países tildados de no democráticos, por
ejemplo, el caso de Cuban Democracy Act o Ley Torricelli o la Ley de Solidaridad
con la Libertad y la Democracia en Cuba o Ley Helms Burton de 1996.

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CAPITULO. XVl

“ABOGUEMOS POR UN MUNDO SIN DESPLAZADOS, REFUGIADOS, SIN SERES


HUMANOS QUE TENGAN QUE HUIR POR TENER FORMA DIVERSA DE
PENSAMIENTO POLITICO, RELIGIOSO, COLOR, SEXO O BIEN POR BUSCAR UNA
MEJOR FORMA DE VIDA.”

“EN EL MUNDO DONDE LOS MUROS VUELVEN A LEVANTARSE, DONDE LAS


FRONTERAS SE CIERRAN Y LA PUERTA DE ENTRADA TIENE CADA VEZ MÁS
REQUISITOS SOÑEMOS CON UNA UTOPÍA, UNA DE TANTAS, ESAS QUE NOS
MANTIENEN DIGNOS.”

“LOS DESPLAZADOS NO TIENEN LA CULPA DE EMIGRAR A OTROS PAÍSES, PARA


CONSERVAR LA VIDA Y LIBERTAD, NO OBSTANTE TIENEN QUE HACERLO AÚN EN
CONTRA DE SU VOLUNTAD.”

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16.-DERECHO INTERNACIONAL DE LOS REFUGIADOS.

INTRODUCCION.
Las migraciones y los desplazamientos forzados, intensificados en el siglo XX, se
han caracterizado por las disparidades en las condiciones de vida entre el lugar de origen
y el de destino de los inmigrantes. Sus causas son el desempleo, merma en los servicios
públicos, desastres naturales, conflictos armados, represión, persecución, violaciones
masivas de derechos humanos, rivalidades étnicas y violencia.
Paralelamente, la globalización de la economía y la desestabilización social
generaron una pauperización mayor de los estratos pobres de la sociedad y con esto, la
marginación y exclusión social. Ambos fenómenos provocaron, como lo demuestran cifras
recientes, un mayor número de refugiados, desplazados e inmigrantes en busca de
trabajo para sobrevivir.
Es en estos casos cuando el derecho internacional de los refugiados interviene
para dar solución a los problemas sociales que surgen en un clima de inestabilidad
política, económica, social o militar, produciendo el movimiento masivo de personas, de
un Estado a otro, en busca de seguridad y protección.
Los términos asilado y refugiado tienen connotaciones jurídicas diferentes en el derecho
internacional. Se distinguen las dos instituciones.
En seguida se analizaran brevemente los instrumentos internacionales de ámbito
universal y regional, que hacen referencia al refugio y asilo, y se aludirá a la reciente
diferenciación efectuada por las Naciones Unidas de los desplazados, para concluir con la
regulación jurídica interna vinculada con el tema.

ASILO.
El asilo está estrechamente vinculado al establecimiento de las misiones
diplomáticas permanentes. Los embajadores siempre fueron considerados personas
inviolables y gozaron de ciertos privilegios e inmunidades. Cuando la misión diplomática
adquirió el carácter de permanente, aquellas garantías se extendieron a la residencia del
embajador. Se consideraba que este no podía gozar de la independencia necesaria para
sus funciones si su residencia estaba sujeta al control de las autoridades locales. Al
comprobar los representantes diplomáticos que tenían autoridad exclusiva en sus
residencias y que podían tomar las medidas más apropiadas para el cumplimiento de sus
funciones, estimaron que podían dar también refugio en ellas a las personas perseguidas.
Así nace la práctica del asilo diplomático.
El asilo diplomático es el refugio que ciertos sujetos de derecho internacional
pueden otorgar a individuos en el interior del territorio de un Estado extranjero, en el cual
ellos son perseguidos o reclamados por motivos o delitos políticos. Cabe señalar que son
principalmente los Estados los que lo otorgan, pero también puede ser concedido por la
Iglesia católica en las nunciaturas y por la Soberana Orden de Malta en sus embajadas.
El otorgamiento del asilo no constituye en sí mismo un acto inamistoso, sino el
ejercicio de una facultad soberana, por tanto, no deberá entenderse la actitud del Estado

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asilante como intervención en los asuntos domésticos de otro Estado en donde se


presume la persecución.

SU REGULACION EN EL AMBITO DE LAS NACIONES UNIDAS.


En este ámbito, el tema de asilo se ha estudiado poco. Al respecto, hay una
referencia en el art. 14 de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, el
cual establece.
1. En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar
de él, en cualquier país.
2. Este derecho no podrá ser invocado contra una acción judicial realmente originada
por delitos comunes o por actos opuestos a los propósitos y principios de las
Naciones Unidas.
El primer párrafo de la disposición no es preciso, pues no señala la clase de motivos que
pueden originar el asilo; en este sentido, los motivos suelen ser determinantes para
establecer las diferencias entre el asilo y el refugio. En cuanto al asilo, la persecución
obedece a razones políticas, mientras que el refugio se debe a los motivos que
señalaremos en su oportunidad.
El segundo párrafo de la disposición que se comenta obliga a los Estados a no otorgar
asilo cuando existe una acción judicial derivada de delitos comunes, o cuando se hayan
cometido actos contrarios a los principios y propósitos de las Naciones Unidas. Esta
última limitación impuesta a los Estados para otorgar el asilo no está contemplada en las
convenciones americanas de asilo.
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, de 1966, nada dice respecto al
derecho a pedir asilo, debido a los diferentes bloques políticos e ideológicos
representados en la ONU durante su negociación.
Otra referencia al tema en el ámbito universal es la Declaración sobre Asilo Territorial,
Resolución 2312 (XXII) de la Asamblea General de la ONU, del 14 de diciembre de 1967,
en cuyo art. 1°. Se dispone que:
1. El asilo concedido por un Estado, en el ejercicio de su soberanía, a las personas
que tengan justificación para invocar el artículo 14 de la Declaración Universal de
Derechos Humanos, incluidas las personas que luchan contra el colonialismo,
deberá ser respetado por todos los demás Estados.

2. No podrá invocar el derecho a buscar asilo, o disfrutar de este, ninguna persona


respecto de la cual existan motivos fundados para considerar que ha cometido un
delito contra la paz, un delito de guerra o un delito contra la humanidad, de los
definidos en los instrumentos internacionales elaborados para adoptar
disposiciones respecto de tales delitos.
3. Corresponderá al Estado que concede el asilo calificar las causas que lo motiven.

Del análisis del artículo citado es posible concluir lo siguiente:


● El otorgamiento del asilo es un derecho de los Estados en el ejercicio de su
soberanía.
● El asilo sólo se puede conceder a personas perseguidas o que luchan contra el
colonialismo, cuando no se sospeche que hayan cometido un delito del orden
común o realizado actos contrarios a los propósitos y principios de las

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Naciones Unidas y que no hayan cometido delitos contra la paz, de guerra o


contra la humanidad. Estas dos últimas causas excluyentes se encaminan a
evitar actos de terroristas y no se incluyen en las convenciones americanas.
● La calificación de las causas corresponde al Estado asilante, aunque no se
señalan criterios al respecto.

SU REGULACION EN EL SISTEMA INTERAMERICANO.


Es sin duda en el ámbito interamericano donde el asilo ha tenido su mayor desarrollo y
codificación en el derecho internacional. En el ámbito interamericano se han adoptado las
siguientes convenciones sobre asilo:
● La Convención sobre Asilo.
● La Convención sobre Asilo Político.
● El Tratado de Asilo y Refugio Políticos.
● La Convención sobre Asilo Territorial.
● La Convención sobre Asilo Diplomático.
● Mencionaremos brevemente la importancia de cada una de estas convenciones y
el aporte que han hecho al derecho internacional.

LAS CONVENCIONES INTERAMERICANAS.


La Convención sobre Asilo.

El 20 de febrero de 1928 se adopto en La Habana, Cuba, la Convención sobre Asilo, la


cual dispone lo siguiente:
1. Hace referencia al asilo diplomático, es decir, a aquel que es concedido por un
Estado fuera de su territorio, pero dentro de sus legaciones, navíos de guerra,
campamentos o aeronaves militares.
2. No es lícito conceder asilo a las personas acusadas o condenadas por delitos
comunes ni a los desertores. A dichas personas se les entregará mediante
extradición.
3. Las personas acusadas por delitos comunes que soliciten asilo diplomático
deberán ser entregadas tan pronto lo requiera el gobierno local; pero si dichas
personas lo solicitan dentro del territorio de otro Estado deberán ser
extraditadas.

1. El asilo a los delincuentes políticos se sujeta a las siguientes bases:


● Solo podrá ser concedido en casos de urgencia.
● El agente diplomático, el jefe de navío, campamento o aeronave militar que
conceda el asilo, lo comunicara de manera inmediata al Ministerio de Relaciones
Exteriores del Estado del asilado.
● El Estado del asilante podrá exigir que el asilado sea puesto fuera de su territorio,
y el Estado asilante podrá exigir las garantías necesarias para que se respete la
inviolabilidad de la persona.
● Los asilados no podrán ser desembarcados en ningún punto demasiado cercano
al territorio del Estado del asilado.
● El Estado asilante asume los gastos originados por el asilado.

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● Sin embargo, dicha Convención es omisa por lo que respecta a la calificación del
delito político, pues no menciona cual será el Estado que deberá hacer dicha
calificación, si el Estado asilante o el Estado del asilado.

b) LA CONVENCIÓN SOBRE ASILO POLÍTICO.

El 26 de diciembre de 1933, durante la Séptima Conferencia Internacional Americana


celebrada en Montevideo, Uruguay, se adopto la Convención sobre Asilo Político, la cual
modifica la Convención de la Habana y puntualiza:
1. Suprime la referencia a la entrega por la vía de la extradición de las personas
acusadas por delitos comunes que han solicitado el asilo dentro del territorio de
otro Estado.
2. La calificación de la delincuencia política corresponde al Estado asilante.
3. El asilo político no está sujeto a reciprocidad.
4. Cuando el gobierno local solicita el retiro de un agente diplomático a causa de las
discusiones originadas por la concesión del asilo, el agente diplomático será
remplazado sin que ello implique ruptura de relaciones diplomáticas.

Las dos grandes innovaciones y aportaciones realizadas por esta Convención


fueron el hecho de establecer que el asilo no está sujeto a reciprocidad internacional y
que la calificación de los delitos políticos los realiza el Estado asilante.
En la Decima Conferencia Interamericana, del 28 de marzo de 1954, se
adoptaron en Caracas dos convenciones, una sobre asilo diplomático y otra sobre asilo
territorial; ambas se consideran los instrumentos internacionales más perfectos en la
materia, los cuales reconocen algunas sentencias de la propia Corte Internacional de
Justicia.

c) EL TRATADO DE ASILO Y REFUGIO POLÍTICOS.

Fue adoptado el 4 de agosto de 1939 en Montevideo, Uruguay, durante el Segundo


Congreso Sudamericano de Derecho Internacional Privado.
Esta Convención de carácter regional sudamericano tiene las siguientes ventajas:

1. Por primera vez hace una distinción entre asilo político y asilo territorial.
2. Consagra la doctrina de que la concesión del asilo es optativa y discrecional para
el Estado asilante y no un deber jurídico.
3. Afirma que no se concederá el asilo a los acusados de delitos políticos que
previamente estuvieron procesados o hubieren sido condenados por delitos
comunes.

Aun cuando este instrumento constituye un avance en relación con los anteriores, no
entro en vigor pues solo fue ratificado por dos países: Uruguay y Paraguay.

d) LA CONVENCIÓN SOBRE ASILO TERRITORIAL.

El asilo territorial es aquel que se solicita y concede el Estado asilante dentro de su


territorio, a diferencia del asilo diplomático, que es aquel que se solicita y concede el

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Estado asilante fuera de su territorio pero dentro de locales sujetos a su jurisdicción como
las legaciones, navíos de guerra, campamentos o aeronaves militares.
La Convención sobre Asilo Territorial, de 1954, establece lo siguiente:

1. El otorgamiento del asilo es un derecho que corresponde al Estado en el


ejercicio de su soberanía.
2. El asilo procede por la persecución de un Estado cuando obedezca a móviles
políticos o a razones de Estado.
3. Los actos de un gobierno o de sus agentes contra la vida o la seguridad de una
persona ejecutados en el territorio de otro Estado, aun cuando se hayan
iniciado fuera de sus fronteras, constituyen una violación a la soberanía estatal.
4. Ningún Estado está obligado a entregar o expulsar a personas perseguidas por
motivos o delitos políticos y no procede la extradición en tales casos.
5. Se reconoce la libertad de expresión y pensamiento a los asilados, salvo que
constituyan propaganda sistemática por medio de la cual se incite al empleo de
la fuerza o de la violencia contra el gobierno del Estado de origen.
6. El Estado asilante deberá internar a los asilados a una distancia prudencial de
sus fronteras, cuando fueren notoriamente dirigentes de un movimiento
subversivo, así como de aquellos de quienes haya prueba de que se disponen a
incorporarse a él.
7. Los internados políticos deberán dar aviso al gobierno del Estado asilante
cuando resuelvan salir de su territorio. La salida será concedida bajo la
condición de que no se dirijan al país de su procedencia.

e) LA CONVENCIÓN SOBRE ASILO DIPLOMÁTICO.

En esta Convención se dispone lo siguiente:


1. El asilo concedido en legaciones, navíos de guerra y campamentos o
aeronaves militares, a personas perseguidas por motivos políticos será
respetado por el Estado territorial.
2. Se entiende por “legación” toda sede de misión diplomática ordinaria, la
residencia de los jefes de misión y los locales habilitados por ellos para
habitación de los asilados.
3. Los navíos de guerra o aeronaves militares que estuvieren provisionalmente en
astilleros, arsenales o talleres para su reparación, no pueden constituir recinto
de asilo.
4. Todo Estado tiene derecho a conceder asilo, pero no está obligado a otorgarlo
ni a declarar los motivos por los cuales lo niega.
5. No es lícito conceder asilo a las personas inculpadas por delitos comunes, que
se encuentren procesadas por tales delitos, o estén condenadas por los
tribunales por dichos delitos; salvo que los hechos que motivan la solicitud de
asilo revistan claramente carácter político.
6. Las personas inculpadas por delitos comunes deberán ser entregadas al
gobierno local.
7. Corresponde al Estado asilante calificar la naturaleza del delito o de los motivos
de la persecución.
8. El asilo deberá ser concedido sólo en casos de urgencia y por el tiempo
estrictamente indispensable para que el asilado salga del Estado territorial, a fin

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de que no peligre su vida, su libertad o integridad personal. El Estado territorial


deberá otorgar todas las seguridades para que el asilado pueda salir de su
territorio.
9. Se entiende por “casos de urgencia” aquellos en que el individuo sea
perseguido por personas o multitudes o por las autoridades mismas y cuando
se encuentre en peligro de ser privado de su vida o de su libertad por razones
de persecución política.
10. Corresponde al Estado asilante calificar si se trata de un caso de urgencia.
11. Se deberá notificar al Ministerio de Relaciones Exteriores del Estado territorial el
otorgamiento del asilo.
12. El funcionario asilante tomara en cuenta las informaciones que el gobierno
territorial le ofrezca para normar su criterio respecto a la naturaleza del delito,
pero su decisión de otorgar el asilo será respetada.
13. La falta de reconocimiento del gobierno del Estado territorial por parte del
gobierno del Estado asilante no es impedimento para el otorgamiento del asilo
ni constituye acto de reconocimiento.
14. El Estado territorial puede exigir al Estado asilante que el asilado sea retirado
de su territorio.
15. Cuando sea el Estado asilante quien solicita la salida del asilado, el Estado
territorial deberá otorgar todas las garantías necesarias y el correspondiente
salvoconducto.
16. Cuando para el traslado de un asilado sea necesario atravesar el territorio de un
Estado parte en la Convención, éste deberá autorizar el transito.
17. El Estado asilante no está obligado a radicar al asilado en su territorio, pero
podrá devolverlo a su Estado de origen cuando el asilado expresamente lo
solicite.
18. El Estado asilante no permitirá a los asilados practicar actos contrarios a la
tranquilidad pública, ni intervenir en la política interna del Estado territorial.
19. Si hubiere ruptura de relaciones diplomáticas entre el Estado asilante y el
Estado territorial, los funcionarios del Estado asilante saldrán del territorio del
Estado territorial con los asilados, o en su caso, estos últimos serán entregados
a un tercer Estado.
20. El asilo diplomático no está sujeto a reciprocidad.

Las Convenciones de Caracas, a diferencia de las que le antecedieron, aclaran que tanto
la calificación del delito como la apreciación de las pruebas corresponde al Estado
asilante, independientemente de que las pruebas sean presentadas por el Estado que
requiere el asilado.

LA JURISPRUDENCIA INTERNACIONAL.
El caso más conocido es la controversia surgida entre Colombia y Perú debido al
asilado acordado a Víctor Raúl Haya de la Torre, que dio lugar a tres sentencias de la
Corte Internacional de Justicia.
El 3 de octubre de 1948 estallo una rebelión militar en el Perú. El gobierno acuso
al partido político APRA y sus dirigentes, entre los que se encontraba Víctor Raúl Haya de
la Torre, de haber sido su instigador. Haya de la Torre solicito asilo en la embajada de
Colombia en Lima, el 3 de enero de 1949. Colombia otorgo el asilo diplomático y solicito a
las autoridades peruanas el salvoconducto para que pudiera salir del territorio.

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Perú considero que el asilo había sido otorgado en violación a la Convención


sobre Asilo, de La Habana. Perú negaba el derecho que el Estado asilante tuviera el
derecho de calificar unilateralmente el delito del refugiado y sostenía que hubo una
violación a la convención mencionada porque el delito imputado a Haya de la Torre era un
delito común y que el asilo no estaba justificado por ningún motivo de urgencia.
La Corte Internacional de Justicia (CIJ) dicto sentencia el 20 de noviembre de
1950. Respecto a la calificación del delito imputado, la Corte señalo que, según la
Convención de La Habana, el Estado asilante no tiene derecho de calificar universal y
definitivamente el delito imputado y que esa calificación no es obligatoria para el Estado
territorial. La Corte señalo que no existe ninguna costumbre regional en esta materia.
La Corte no admitió que el gobierno de Colombia hubiere probado la existencia
de una costumbre de esa naturaleza y que fuese oponible a Perú, pues entre otras cosas,
la Corte no llego al convencimiento de que Colombia hubiese establecido a través de los
casos particulares citados, que la pretendida regla de la calificación unilateral y definitiva
hubiera sido invocado, o que incluso habiéndolo sido, no se demostró que la regla
hubiese sido aplicada fuera del marco de estipulaciones convencionales, por los Estados
que otorgaban el asilo en tanto que derecho perteneciente a estos, y respetado por los
Estados territoriales en tanto que deber jurídico y no solamente por razones de
oportunidad política.
Respecto al otorgamiento del salvoconducto, la (CIJ) señalo que según la
Convención mencionada, el Estado territorial no está obligado a darlo, salvo en la
hipótesis en que sea el mismo Estado territorial quien solicite el abandono de su país; y
como Perú no había solicitado que Haya de la Torre abandonara su territorio, la Corte
rechazo el pedido de Colombia.
La CIJ rechazo la solicitud de que el delito de Haya de la Torre fuera calificado
como delito común y lo considero delito político; sin embargo, no estimo procedente el
asilo porque no respondía a razones de urgencia. Esta decisión dio lugar a una demanda
de interpretación que fue rechazada por la propia Corte.
Una tercera demanda fue solicitada por Colombia, en la que se solicitaba que la
Corte se pronunciara si Colombia estaba o no obligada a entregar el asilado a las
autoridades peruanas. La Corte decidió que Colombia no estaba obligada a entregar a
Haya de la Torre fundándose en la tradición latinoamericana en materia de asilo, con
arreglo a la cual un refugiado político no debe ser entregado. No existe en esa tradición,
una excepción en caso irregular. Para abandonarla, se habría requerido una disposición
convencional expresa, el silencio de la Convención (de La Habana) implica que se ha
querido dejar la solución de tales situaciones a decisiones inspiradas por consideraciones
de conveniencia o de simple oportunidad política.

EFECTOS DEL ASILO.


El derecho de asilo se compone de diversas facetas:
A. El derecho del Estado a admitir una persona en su territorio.
B. El derecho del Estado a permitirle permanecer en su territorio.
C. El derecho del Estado a negarse a expulsarlo.
D. El derecho del Estado a negarse a extraditarlo hacia otro Estado.

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E. El deber a no perseguir a la persona, castigarla o de alguna otra forma restringir


su libertad.

REFUGIO.
Antecedentes.
En el siglo XX la falta de entretenimiento entre las distintas naciones de la
comunidad internacional motivó la creación de una sociedad internacional organizada. De
esta forma, después de la Primera Guerra Mundial se creó la Sociedad de Naciones en
1919, organización que revelo sus grandes limitaciones ante su incapacidad de resolver
conflictos tan graves como la Guerra Civil que estallo en España y sobre todo, la invasión
que realizo Alemania a Estados vecinos en nombre del espacio vital para su desarrollo.
En 1921, la Sociedad de Naciones nombró al Delegado de Noruega, Fridjof
Nansen, Alto Comisionado para los Refugiados. Dicho nombramiento constituye el
antecedente de la Resolución 428 de 1950 y de la Convención de Ginebra de 1951. A
partir de entonces se inicio la protección internacional de los refugiados: 1922 (rusos),
1923 (griegos y turcos), 1926 (armenios), 1933 (israelitas provenientes de Alemania),
1935 (refugiados provenientes del Saar), 1938 (refugiados provenientes de Alemania),
etcétera.
La Segunda Guerra Mundial estalló frente el anémico organismo que pronto
entro, en crisis. Las atrocidades cometidas durante la contienda reavivaron la urgencia de
crear una sociedad de naciones más eficaz y capaz de ayudar a resolver de manera
pacífica los conflictos. Surge así, en 1943, la Organización de las Naciones Unidas
(ONU), en cuyo tratado constitutivo se señala que “los pueblos de las Naciones Unidas
expresan su decisión de preservar a las generaciones futuras del azote de la guerra”,
“proclamar de nuevo nuestra fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad
y el valor de la persona humana”, “ver condiciones necesarias para el mantenimiento y el
respeto de las obligaciones nacidas de los tratados y de otras fuentes del derecho
internacional” y “favorecer el progreso social e instaurar mejores condiciones de vida en
una libertad mas grande”.
Antes de esa fecha la comunidad de Estados no había sentido en vivo el
problema de las personas que fueron obligadas a abandonar sus países, y 44 de esos
Estados decidieron en noviembre de 1943 crear la Administración de las Naciones Unidas
para el Auxilio y la Rehabilitación (UNRRA), encargada de la repatriación de aquellas
personas cuyos casos no podían conocer otra especie de solución permanente. Su
operación se habría de prolongar, hasta 1947, tras haber repatriado a más de 7 millones
de personas.
En el primer periodo de sesiones de la ONU en 1946, una de las cuestiones de la
agenda internacional pendiente era de resolver la problemática de los refugiados. El 15 de
diciembre de 1946, antes de la aprobación de la Declaración de Derechos Humanos, la
Asamblea General aprobó-- por 30 votos a favor, cinco en contra y 18 abstenciones-- la
creación de la Organización Internacional para refugiados (OIR), establecida con carácter
provisional y que inicio sus labores el 1° de julio de 1947.

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La OIR sustituyo así a la UNRRA. Su cede fue localizada en Ginebra y a ella se


le atribuyeron como principales tareas la de identificar a los refugiados, expedirles
documentos, asistirlos en sus diversas necesidades, atender las peticiones de
repatriación, ayudar a los refugiados a lograr una adecuada integración local y, cuando
fuese necesario, intervenir para obtener su reasentamiento en un tercer país.
La OIR tenía un mandato provisional de año y medio, al término del cual había
obtenido el reasentamiento de un millón de personas básicamente en Estados Unidos de
América, Canadá, Australia e Israel, la repatriación de más de 63 000 personas y el que
más de 410 000 personas pudiesen permanecer en los países a donde habían llegado y
donde deseaban vivir.
El 3 de diciembre de 1949 la Asamblea General tomo la decisión de designar un
Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados y un año después,
mediante la Resolución 428 (V) del 14 de diciembre de 1950, se aprobó el Estatuto según
el cual trabajaría.
El art. 1° establece que el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los
Refugiados.
……..asumirá la función de proporcionar protección internacional a los refugiados
que reúnan las condiciones previstas en el presente Estatuto, y de buscar soluciones
permanentes al problema de los refugiados, ayudando a los gobiernos y, con sujeción a la
aprobación de los gobiernos interesados, a las organizaciones privadas, facilitar la
repatriación voluntaria de tales refugiados o su asimilación en nuevas comunidades
nacionales.
Desde ese Estatuto fundacional se precisa que “la labor del Alto Comisionado
tendrá carácter enteramente apolítico: será humanitaria y social” (art. 1.2).
El art. 1.1 del Estatuto de la Oficina del ACNUR establece que el Alto
Comisionado…

…asumirá la función de proporcionar protección internacional a los refugiados


que reúnan las condiciones previstas en el presente Estatuto y de buscar soluciones
permanentes al problema de los refugiados, ayudando a los gobiernos interesados y a las
organizaciones privadas a facilitar la repatriación de tales refugiados o su asimilación en
nuevas comunidades nacionales.
Posteriormente, en la Conferencia de Plenipotenciarios que se reunió en Ginebra,
del 2 al 25 de julio de 1951, y en la que estuvieron presentes delegados de 26 Estados y
dos observadores, se adopto por 14 votos contra ninguno la Convención de Ginebra
sobre el Estatuto de los Refugiados.

SU REGULACION EN EL AMBITO DE LAS NACIONES UNIDAS.


La Convención de Ginebra sobre el Estatuto del Refugiado.
El 28 de julio de 1951 se adoptó en Ginebra, Suiza, la Convención sobre el
Estatuto de los Refugiados.
El art. 1.2. de la Convención define al refugiado como toda persona que:
…Como resultado de los acontecimientos ocurridos antes del 1 de enero de
1951, y debido a los fundados temores de ser perseguido por motivos de raza, religión,

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nacionalidad u opinión política, se encuentra fuera del país de su nacionalidad y no pueda


o, a causa de dichos temores o de razones que no sean de mera conveniencia personal,
no quiera acogerse a la protección de ese país, o que por carácter de nacionalidad y estar
fuera del país donde antes tenía su residencia habitual, no pueda o, a causa de dichos
temores o razones que no sean de mera conveniencia personal, no quiera regresar a él.
La definición de refugiado antes citada se incorpora a la Convención de Ginebra
de 1951. De dicha definición cabe destacar los aspectos siguientes:
A. La causa de la migración debe centrarse en los temores fundados.
B. Los motivos de persecución no se restringen a los de carácter político, sino
también pueden ser raciales, religiosos o derivados de la nacionalidad o
pertenencia a un grupo social determinado.
C. El migrante debe encontrarse fuera del país, lo cual permite distinguirlo del asilo
diplomático.
D. A causa de los temores fundados, no quiere buscar protección de su Estado y
debe solicitarla a otro.
E. Cabe señalar que tanto en el Estatuto de la Oficina del ACNUR de 1950 como la
Convención de Ginebra de 1951 establecían dos limitaciones que restringían la
protección internacional a determinados grupos nacionales o de determinadas
procedencias. Las limitaciones geográfica y temporal se establecen en la
definición de refugiado. De este modo, refugiado era “toda persona que como
resultado de los acontecimientos ocurridos en Europa antes del 1° de enero de
1951 y debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión,
nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas, se
encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda o, a causa de dichos
temores, no quiera acogerse a la protección de tal país”.

Es así como el 1° de enero de 1951 es una fecha que marca el inicio de las
actividades del Alto Comisionado para los Refugiados (según Resolución 319 (IV) del 3 de
diciembre de 1949) y a la vez marca el fin del periodo de acontecimientos “productores”
de refugiados. Según el Estatuto de 1950 y la Convención de 1951 todos los refugiados a
proteger por el ACNUR lo son como consecuencia de acontecimientos ocurridos antes del
1° de enero de 1951.
La segunda limitación, llamada geográfica, aparece en la Convención de 1951; el
origen de la misma parte de los trabajos preparatorios de dicha Convención. El Secretario
General y el Consejo Económico Social de la ONU adoptaron en la Resolución 248 (IX)
(B) por la cual se constituía un Comité ad hoc compuesto por 13 gobiernos con el fin de
que redactaran el texto de una Convención para los refugiados y otra para los apátridas.
En el seno de la quinta sesión de la Asamblea General se discutió el Proyecto del
Comité ad hoc, quien propuso que el termino refugiado se limitase a acontecimientos
ocurridos en Europa; por su parte el ECOSOC apoyo tal sugerencia. La Asamblea
General borro la referencia a Europa (tanto del Estatuto como de la Convención). Lo que
hacía aplicable el término refugiado a cualquier acontecimiento ocurrido en el mundo y no
sólo en Europa. Debido a una propuesta del representante de Francia y otra proveniente
del observador de la Santa Sede, la conferencia tomo un camino intermedio y dejo que la
limitación a Europa quedase como optativa para los países signatarios de la Convención.

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Así el art. 1, inc. b), párr. 1 dispone que:


A los fines de la presente Convención, las palabras “acontecimientos ocurridos antes del
1° de enero de 1951”, que figuran el artículo 1 de la Sección A, podrán entenderse como:
A. “Acontecimientos ocurridos antes del 1 de enero de 1951, en Europa”, o como
B. “Acontecimientos ocurridos antes del 1 de enero de 1951, en Europa o en otro
lugar”, y
C. Cada Estado contratante formulará en el momento de la firma, de la ratificación
o de la adhesión, una declaración en la que precise el alcance que desea dar a
esta expresión, con respecto a las obligaciones asumidas por él en virtud de la
presente Convención. Las dos limitaciones revelan con toda claridad que la
Convención de Ginebra fue redactada para resolver el problema de los
refugiados contemplados en su ámbito de aplicación. No es sino hasta 1967
cuando se intenta superar la limitación temporal con el Protocolo de 1967.
También la Convención de Ginebra señala las causas por las cuales no puede
otorgarse el estatuto de refugiado, o en que situaciones no se aplica aquella, y
menciona las siguientes:
a) Que la persona haya acogido voluntariamente la protección de su
Estado.
b) Haber perdido la nacionalidad y haberla recuperado.
c) Adquirir una nueva nacionalidad, con lo cual disfruta la protección del
Estado que la otorga.
d) Haber retornado voluntariamente a su Estado.
e) Desaparición de los temores fundados.
f) Haber cometido un delito internacional contra la paz y la humanidad,
definido en los instrumentos internacionales correspondientes.
g) Haber cometido un grave delito común fuera del Estado de refugio.
h) Haber realizado actos contrarios a los propósitos y principios de la
ONU.
i) La Convención no se aplica respecto a aquellas personas que reciban
protección de organismos de Naciones Unidas distintos del ACNUR.
La Convención de Ginebra es explícita en lo referente al estatus de refugiado. Así,
conforme a la Convención los refugiados tienen como obligación fundamental cumplir con
las disposiciones de derecho interno del Estado receptor. En términos generales, deberán
gozar del mismo trato que se otorga a los extranjeros; sin embargo, cuando se trate de
derechos fundamentales habrán de recibir el mismo trato que los nacionales.
De especial importancia son los arts. 32 y 33. El art. 32.1 establece:
Los Estados contratantes no expulsarán a refugiado alguno que se halle
legalmente en el territorio de tales Estados, a no ser por razones de seguridad nacional o
de orden público.
En tal caso será necesario observar los procedimientos legales vigentes, permitiendo al
refugiado presentar pruebas exculpatorias. El refugiado deberá gozar de un plazo
razonable a fin de gestionar legalmente su admisión en otro Estado. De todo ese
procedimiento deberá tener conocimiento el ACNUR, lo cual en muchas ocasiones causa
tensión entre este y el Estado que es parte de la Convención de 1951.
El art. 33.1 contiene uno de los principios básicos en materia de refugio (non refoulment)
al establecer que:
Ningún Estado contratante podrá, por expulsión o devolución, poner en modo
alguno a un refugiado en las fronteras de los territorios donde su vida o su libertad

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peligren por causa de su raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo


social o por sus opiniones políticas.
El principio de no devolución (Non Refoulment) es hoy en día considerado la
columna vertebral del sistema jurídico protector de los refugiados, principio aceptado y
reconocido por la comunidad internacional de Estados en su conjunto como disposición
que no admite norma en contrario, es decir, como formando parte del ius cogens al cual
ya nos hemos referido.
La importancia del principio de no devolución ha sido destacada en diversas
Conclusiones sobre la Protección Internacional de los Refugiados elaboradas por el
Comité Jurídico del ACNUR. Del mismo modo, los sistemas regionales de protección de
los refugiados se han preocupado de poner en evidencia la importancia del principio de no
devolución. El principio de no devolución se conjuga armoniosamente con aquella que es
solución idónea para el problema de los refugiados: la repatriación, que requiere
responder a una decisión voluntaria del refugiado, siendo este requisito tan básico que
suele hablarse en general de repatriación voluntaria.

EL PROTOCOLO DE NUEVA YORK SOBRE EL ESTATUTO DEL REFUGIADO.


Los inconvenientes de la Convención de Ginebra de 1951 no fueron superados
hasta que se aprobó el Protocolo sobre el Estatuto de los Refugiados en la Resolución
2198 (XXI) de la Asamblea General de la ONU del 16 de diciembre de 1966. El Protocolo
fue aprobado en Nueva York el 31 de enero de 1967.
Los inconvenientes de la Convención de Ginebra eran las limitaciones temporal y
geográfica mencionadas en el art. 1. A. 2, “acontecimientos ocurridos antes del primero de
enero de 1951”, y en el art. 1.B.1, “acontecimientos ocurridos antes del primero de enero
de 1951 en Europa”.
El art. 1 del Protocolo Sobre el Estatuto de los Refugiados señala:
1. Los Estados Partes en el presente Protocolo se obligan a aplicar los artículos 2 a
34 inclusive de la Convención a los Refugiados que por el presente se definen.
2. A los efectos del presente Protocolo y salvo en lo que respecta a la aplicación del
párrafo 3 de este articulo, el termino refugiado denotara toda persona comprendida
en la definición del artículo 1 de la Convención, en la que se darán por omitidas las
palabras “como resultado de acontecimientos ocurridos antes del 1° de enero de
1951” y las palabras”… a consecuencia de tales acontecimientos”, que figuran en
el párrafo 2 de la sección A del artículo 1.
3. El presente Protocolo será aplicado por los Estados Parte en el mismo sin ninguna
limitación geográfica; no obstante serán aplicables también en virtud del presente
Protocolo las declaraciones vigentes hechas por Estados que ya sean Partes en la
Convención de conformidad con el inciso A, del párrafo 1, de la sección B, del
artículo 1, de la Convención, salvo que se hayan ampliado conforme al párrafo 2,
de la sección B, del articulo1.
De esa forma, la ONU aceptó que habían surgido nuevas situaciones de refugio desde
que se adopto la Convención de Ginebra, con lo cual existen a partir de entonces las
posibilidades de que refugiados interesados reciban protección.
La estructura edificada por las Naciones Unidas para la protección y asistencia a los
refugiados puede considerarse que tiene dos partes: una relativa a la responsabilidad de

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los Estados y otra atinente a la acción de Naciones Unidas. Ahora bien, ambas partes
conforman una unidad. Se hizo de esta manera debido a que al inicio las Naciones Unidas
quisieron tener un papel directo con los refugiados, y no sólo a través de los Estados por
medio de tratados adoptados bajo los auspicios de la organización mundial.

DISTINCION Y EQUIPARACION DE LAS FIGURAS DEL “ASILADO” Y EL


“REFUGIADO”
Distinción entre “asilado” y el “refugiado”.
En términos generales, el refugiado “es aquella persona que debido a temores fundados
de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad o pertenencia a determinado
grupo social se encuentra fuera de su país de origen y no puede acogerse a la protección
de dicho país”.
Es necesario establecer la diferencia entre refugiado y asilado:
ASILADO.
● La motiva una persecución política.
● El Estatuto de asilado es otorgado: es un acto discrecional de un Estado.
● El asilo lo otorga el Estado firmante de las convenciones de asilo: no hay
procedimiento universal.
● Tiene modalidades diplomática y territorial: no es necesario cruzar una frontera
internacional.
● No hay principio de “no devolución” y, por tanto, puede ser devuelto o extraditado.
● Permite acordar el asilo a quien hubiese cometido delitos políticos, e incluso
comunes, conexos con fin político.

REFUGIADO.
● La motiva una persecución por motivo de raza, credo, nacionalidad, pertenencia a
un determinado grupo.
● La condición de refugiado es reconocido: es un acto declaratorio de carácter
universal.
● El reconocimiento de refugiado lo realiza un país firmante de la Convención de
Ginebra o el ACNUR bajo su mandato: hay un procedimiento universal.
● No admite modalidad diplomática, sólo territorial: es necesario cruzar la frontera.
● Se encuentra protegido por el principio de “no devolución”, por lo que no procede
la extradición.
● Cláusulas de exclusión: no permite reconocer la condición a personas que hayan
cometido delitos comunes graves y/o delitos contra la paz, humanidad, etcétera.
Respecto al temor fundado, se debe diferenciar entre:
a. Temor objetivo. Para establecer el temor es “fundado”, hay que comparar los
testimonios del solicitante con la información objetiva sobre la situación en el país
de origen, y en muchos casos, sobre la región especifica o lugar de origen del
solicitante.
b. Temor subjetivo. Para establecer si el temor es fundado, muchas veces es útil
examinar el perfil del individuo, sus creencias, etcétera.

EQUIPARACION ENTRE ASILADO Y REFUGIADO.

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La Convención de Ginebra sobre el Estatuto del Refugiado, de 1951, al definir al


refugiado menciona que se entenderá este como aquel “ perseguido por motivos de raza,
religión, nacionalidad u opinión política”; por tanto, considera dentro de la definición de
refugiado al asilado, otorgándole a este ultimo la protección señalada por la propia
Convención de Ginebra.
Como se analizara más adelante, la Convención de la Organización de Unidad
Africana (OUA) por la que se regulan los aspectos específicos de problemas de los
refugiados en África, también amplía considerablemente el termino refugiado al considerar
a este como toda persona “perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad,
pertenencia a un determinado grupo social u opiniones políticas”; la definición también
incluye al “desplazado”.
La finalidad de la Convención de la OUA era regular una problemática regional y
establece las bases para brindar una protección internacional a las personas que se
encontraran en tales condiciones; por ese motivo, la Convención de la OUA establece una
definición bastante amplia que permite proteger a un mayor número de personas.
La Convención de la OUA dejo precedente para posteriores instrumentos
internacionales que regulan la condición del refugiado, principalmente en el ámbito
regional, tanto africano como europeo y americano.

SU REGULACION EN EL AMBITO REGIONAL EUROPEO.


En el marco de la Unión Europea resultan aplicables para los refugiados la
Convención de Ginebra de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados y el Protocolo de
1967. La definición del refugiado, con base en la cual se concede la protección
internacional establecida en dichos instrumentos, tanto en el ámbito europeo como en el
contexto de Naciones Unidas, asimilan los términos asilado y refugiado. En cambio, en
América Latina se genero una costumbre regional en materia de asilo y normas
convencionales, en virtud de las cuales el régimen de asilo y de refugio son diversos y los
conceptos de uno y otro son distintos.
Vinculado con la definición de refugiado, la Unión Europea emitió una “Posición
Común”, el 4 de marzo de 1996, por medio del Consejo, sobre la base del art. K.3 del
Tratado de la Unión Europea relativo a la aplicación armonizada de la definición del
término refugiado conforme al art. 1, de la Convención de Ginebra de 1951.
En dicha Posición Común se señala lo siguiente:
Considerando el objetivo de armonizar las políticas de los Estados Miembros en
materia de asilo, definido por el Consejo Europeo de Estrasburgo de 8 y 9 de diciembre
de 1990 y desarrollado por el Consejo Europeo de Maastricht de 9 y 10 de diciembre de
1991 y por el Consejo Europeo de Bruselas de 10 y11 de diciembre de 1993, así como en
la Comunicación de la Comisión sobre políticas de inmigración y de asilo con fecha de 23
de febrero de 1994;… Destacando la importancia que, fieles a su tradición humanitaria
común, los Estados miembros atribuyen al hecho de garantizar a los refugiados una
protección adecuada con arreglo a la Convención de Ginebra de 28 de julio de 1951,
sobre el Estatuto de los Refugiados, tal como fue modificada por el Protocolo de Nueva
York de 31 de enero de 1967.

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Resulta fácil observar que los términos asilado y refugiado se utilizan como
sinónimos, ya que asilados o refugiados, para recibir la protección que establece la
Convención de Ginebra de 1951 y el Protocolo de 1967 requieren ajustarse a la definición
de refugiado en dichos instrumentos.

Dicha conclusión se confirma al leer los párrafos primero y segundo de la Posición:


1. La determinación de la condición de refugiado se lleva a cabo sobre la base de
los criterios en función de los cuales los órganos nacionales competentes
deciden conceder a un solicitante de asilo la protección prevista por la
Convención de Ginebra. El presente documento trata de la aplicación de los
criterios, tal y como se definen en el artículo 1 de dicha Convención. En nada
prejuzga las condiciones en las que el Estado miembro puede, de acuerdo con su
legislación interna, autorizar a permanecer en su territorio a una persona cuya
seguridad o integridad física se encuentran amenazadas en caso de regreso a su
país por motivos a los que no se aplica la Convención de Ginebra, pero que
constituyen una contraindicación para su devolución al país de origen.
2. Determinación individual o colectiva de condición de refugiado. Cada solicitud de
asilo se estudiara tomando con base en los hechos y circunstancias alegados en
cada caso individual por el interesado y teniendo en cuenta la situación objetiva
existente en el país de origen.

En la práctica puede ocurrir, que un grupo de población esté expuesto a


persecuciones. También en tales casos el estudio de solicitudes se hará a título individual,
aun cuando en casos específicos se pueda circunscribir a determinar que el interesado
pertenece al grupo en cuestión.
Vinculado con la aplicación de los instrumentos internacionales de refugio
ubicamos el Acuerdo Europeo Numero 31, del 20 de abril de 1959, sobre Exención de
visados para los refugiados. El objeto de dicho Acuerdo es facilitar los viajes de los
refugiados que residen en los territorios de los Estados partes de la Unión Europea.
En 1980 el Consejo de Europa emitió otro acuerdo, el Acuerdo Europeo del 16 de octubre,
relativo a la Transferencia de Responsabilidad con Respecto a los Refugiados. Dicho
acuerdo se relaciona también con el documento de viaje. Su objeto consiste en mejorar
las condiciones con arreglo a las cuales se transfiere de una parte contratante a otra la
responsabilidad de expedir dicho documento.
Los países del Benelux, Alemania, Francia, Italia y España firmaron con el
“Convenio de Aplicación del Acuerdo de Schengen”, en 1990. Dicho Convenio tiene por
objeto la supresión de controles en las fronteras comunes y en la circulación de personas,
así como facilitar el transporte y circulación de mercancías.

El Convenio señala en sus arts. 28 y 29:


Articulo 28. Las Partes contratantes reafirman sus obligaciones con arreglo a la
Convención de Ginebra de 28 de julio de 1951, relativa al Estatuto de los Refugiados,
modificada por el Protocolo de Nueva York de 31 de enero de 1967, sin ninguna
restricción geográfica del ámbito de aplicación de estos instrumentos, y su compromiso de

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cooperar en los servicios del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los
Refugiados en la aplicación de dichos instrumentos.
Articulo 29.
1. Las Partes contratantes se comprometen a que sea examinada toda
solicitud de asilo presentada por un extranjero en el territorio de una de
ellas.
2. Este compromiso no obligará a una Parte contratante a autorizar en todos
los casos la entrada o estancia del solicitante del asilo en su territorio.
3. Cada parte contratante conservará el derecho de devolver o expulsar a un
solicitante de asilo a un tercer Estado, con arreglo a sus disposiciones
nacionales, a sus obligaciones internacionales.

4. Sea cual fuere la Parte contratante que reciba la solicitud de asilo del
extranjero, una sola Parte contratante será responsable del examen de la
solicitud. Dicha Parte se determinará con arreglo a los criterios
establecidos en el artículo 30.
No obstante lo dispuesto en el apartado 3 y por razones particulares relativas
especialmente al derecho nacional, toda Parte contratante conservara el derecho de
examinar una solicitud de asilo aunque la responsabilidad incumba a otra Parte
contratante con arreglo al presente Convenio.
A raíz de la celebración del Convenio de aplicación del Convenio de Schengen se
reformaron diversas constituciones y se promulgo la legislación necesaria para su debida
observancia. Así, por ejemplo, en Alemania la Ley del 28 de de junio de 1993 modifico el
art. 16 de la Ley Fundamental de Bonn y promulgó la Ley de procedimiento en materia de
asilo, del 30 de junio de 1993. Francia reformo su art. 53.1 constitucional, mediante la Ley
93-1256 del 25 de diciembre de 1993.
En España, en cambio, el derecho de refugio o asilo es un derecho que no se
encuentra incorporado en una norma constitucional y por tanto no constituye un derecho
público subjetivo constitucionalmente garantizado. Esta materia fue objeto de debate en el
Constituyente, donde se esgrimieron dos posturas: una orientada a seguir la línea de
Alemania, incorporando el derecho a la Constitución y otra, que terminó prevaleciendo, de
no sujetar al legislador ordinario a un texto constitucional, es decir, queda a disposición de
las Cortes Generales, conforme al art. 13.2 de la Constitución española, “establecer los
términos en que los ciudadanos de otros países y los apátridas podrán gozar del derecho
de asilo en España”.
Recientemente, el 27 de enero de 2003 el Consejo de Europa emitió la Directiva
2003/9, “por la que se aprueban las normas mínimas para la acogida de los solicitantes de
asilo en los Estados Miembros”.
En dicha Directiva se observa también de manera muy clara que los términos
asilado y refugiado en el contexto de la Unión Europea son utilizados como Instituciones
equivalentes, por cuanto la protección que reciben los sujetos dentro del ámbito de
aplicación de las normas europeas se ajusta a lo establecido en los instrumentos de
Naciones Unidas.
El objeto de la Directiva es establecer las normas mínimas para la acogida de los
solicitantes de asilo (refugio) a los Estados miembros y establece en términos generales
las siguientes:

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a) Los Estados miembros adoptarán las medidas oportunas para mantener la


unidad familiar.
b) Puede exigirse por razones de salud pública un reconocimiento médico.
c) Proporcionar a los hijos menores de los solicitantes de asilo y a los solicitantes
que sean menores de edad el acceso al sistema educativo en condiciones
similares a los nacionales del Estado miembro.
d) En lo relativo al empleo, se señala que los Estados miembros fijarán un plazo, a
partir de la presentación de solicitud, durante el cual el individuo no tendrá
acceso al mercado de trabajo. En caso de no resolverse en primera instancia la
solicitud de asilo y transcurrido un año de presentación de la misma, siempre
que no sea atribuible al solicitante, los Estados miembros decidirán las
condiciones en las que puede concederse al solicitante acceso al mercado de
trabajo. Atendiendo a las políticas del mercado, tienen prioridad los ciudadanos
de la Unión Europea y los Nacionales de los Estados parte del tratado sobre el
Espacio Económico Europeo, así como nacionales de terceros Estados que
sean residentes legales.
e) Los Estados podrán permitir a los solicitantes que tengan acceso a la formación
profesional con independencia de que tengan acceso o no al mercado laboral.
f) Los miembros de la Unión adoptarán las disposiciones sobre las condiciones de
acogida, con la finalidad de garantizar atención sanitaria y un nivel de vida que
les permita subsistir.
g) Los Estados podrán conceder todas o algunas de las condiciones de acogida y
de atención sanitaria cuando los solicitantes de asilo carezcan de medios
suficientes para la atención sanitaria y un nivel adecuado que les permita
subsistir. En caso de tener recursos los solicitantes podrán exigirse que
contribuyan a sufragar los costos inherentes a las condiciones de acogida y
atención sanitaria.
h) En los casos que las personas que soliciten refugio hayan padecido tortura,
violación u otros actos graves de violencia deberán ver los Estados miembros
para que dichas personas reciban el tratamiento preciso para reparar los daños
producidos por tales actos.
i) Los Estados, respetando su régimen jurídico, velarán por que se den las
condiciones necesarias en materia de orientación, supervisión y un control
adecuado del nivel de condiciones de acogida.
j) En el caso de que el solicitante sea un menor no acompañado deberán
asegurar los Estados miembros la presentación de los menores, mediante una
organización nacional encargada del bienestar y cuidado del menor.

Ferrajoli, en relación con la regulación del asilo (refugio) por los países europeos,
señala:
En el largo plazo, debido a su insostenible y explosiva naturaleza, la antinomia entre la
universalidad de los derechos y la ciudadanía sólo se resolverá mediante la superación de
la ciudadanía y la desnacionalización de los derechos humanos. Sin embargo, está claro
que, si avanzamos gradualmente hacia una ciudadanía universal, al tiempo que
proveemos algunas soluciones inmediatas al problema que ya se ha convertido en el más
grave que enfrenta la humanidad, el derecho de asilo debe extenderse y no, como está
ocurriendo, ser restringido en forma creciente… El derecho de asilo padece el defecto de
ser, para decirlo de algún modo, el otro lado de la moneda de la ciudadanía y la soberanía
y de la concepción estadocentrica que ellas ofrecen de los derechos fundamentales.

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

Tradicionalmente, se ha restringido a personas sujetas a persecuciones políticas, raciales


o religiosas y no se ha aplicado a refugiados cuyos derechos de subsistencia han sido
infringidos.

SU REGULACIÓN EN EL ÁMBITO REGIONAL AMERICANO.


En razón del tal “reserva geográfica”, ya lo hemos dicho “solo se reconoce el
carácter de refugiados a quienes abandonaron su país de origen por acontecimientos
ocurridos en Europa”. Pero esos hechos de necesidad extrema no solo se viven en
Europa sino también se han vivido en este continente y en especial en Latinoamérica.
Los países latinoamericanos consideraron que los problemas regionales podían
encontrar solución en los instrumentos elaborados en la propia región y que establecían al
asilo como una de las instituciones convencionales más ricas y típicas producidas en esta
parte del mundo. La institución de asilo fue la mayoritariamente usada por los países
latinoamericanos hasta el final de la década de 1960 y los servicios del ACNUR eran
solicitados lo eran tan sólo para colaborar en la tarea de recepción e integración de
refugiados europeos, muchos de los cuales representan todavía importantes grupos
protegidos en algunos países latinoamericanos, como en el caso de Chile, Brasil y
Argentina.
A principios de la década de 1970 la situación cambio en esta región del mundo
con la consecuencia principalmente de los acontecimientos ocurridos en Bolivia y en chile,
el ACNUR comenzó a prestar sus servicios en la tarea de acogida y protección a los
refugiados latinoamericanos y para ello se decidió la apertura del Cono Sur, de la oficina
regional de Buenos Aires.
Por los diversos hechos de conflictos sociales, culturales, económicos, bélicos, y
serios abusos a los derechos fundamentales de los hombres diferentes sectores de las
sociedades latinoamericanas. En la región centroamericana y en México el ACNUR
asistía a unos 20 000 refugiados hacia febrero de 1983. Entre 1980 y 1983 se habían
producido importantes movimientos:
● De salvadoreños hacia países de Centro y Norte América.
● De indígenas Miskitos y Sumos de Nicaragua se trasladaron a Honduras y
luego a Costa Rica (principalmente a partir de 1981 y de manera acentuada
en diciembre de ese año y los primeros meses de 1982).
● De Guatemaltecos que dejaron su país y se trasladaron al estado de Chiapas,
en México (mediados de 1981)

En este ambiente se realizó en México un coloquio que se dedicó a examinar los


problemas más delicados e inmediatos del asilo y de los refugiados en América Latina.
Este coloquio destacó la necesidad de extender la protección internacional a todas las
personas que huyen de su país a causa de agresión, ocupación o dominación extranjera,
violación masiva de los derechos humanos o acontecimientos que alteren gravemente el
orden público, en todo o en parte del territorio del país de origen.
Esta última disposición, que sienta las bases de la “definición ampliada de refugiados”
tenía como antecedente la Convención de la Organización de la Unidad Africana (OUA)
reguladora de aspectos específicos de problemas de refugiados en África elaborada

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

precisamente para responder al fenómeno de flujos masivos de refugiados que


presentaban en el Continente Africano rasgos similares a aquellos que más tarde
aparecieron en América Central. La Organización de Estados Americanos ha dedicado
atención al problema de los refugiados, particularmente a consecuencia de la salida de
ciudadanos Cubanos de su país, los cuales plantearon su situación al organismo. Así en
1963 la Secretaría General de la Organización solicitó a la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos un estudio acerca de la situación de los refugiados de América.
Los disturbios y conflictos armados que ocurrieron en Centroamérica ocasionaron
migraciones masivas. Según estimaciones de los diversos gobiernos, alcanzaron la cifra
de 341 000 refugiados; repartidos en América Central, Panamá y México. El grupo
Contadora, consciente de tales hechos, incorporó al Acta las propuestas siguientes:
● Iniciar los trámites constitucionales a fin de llegar a ser miembro de los
instrumentos internacionales en materia (Convención 1951 y Protocolo 1967).
● La adopción de la terminología de la Convención y del Protocolo, con objeto de
diferenciar a los refugiados de otras categorías de migrantes.
● Apoyo del ACNUR en Centroamérica, estableciendo mecanismos de
coordinación para facilitar su labor.
● Que la repatriación de los refugiados sea voluntaria y con la colaboración del
ACNUR.
● Que se fortalezcan los programas de protección y asistencia a los refugiados.
● Programas de autosuficiencia para los refugiados.
● La ayuda de la comunidad internacional a los refugiados centroamericanos,
tanto de forma directa como por medio del ACNUR.
● Que los países del área procuren erradicar las causas provocadoras del
problema.
● En noviembre de 1984 se organizó en Cartagena de Indias, Colombia, un
coloquio al que asistieron delegados de Belice, Colombia, Costa Rica, El
Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá y Venezuela, que
tuvo como finalidad tratar de hallar soluciones al problema de los refugiados
presentes en la región. En dicho coloquio de adoptó la Declaración de
Cartagena sobre los refugiados. La Declaración de Cartagena sobre los
Refugiados de 1984 adoptó la “definición ampliada de refugio” al señalar en la
Conclusión Tercera lo siguiente:

Reiterar que, en vista de la experiencia recogida con motivo de la afluencia


masiva de refugiados en el área de Centroamérica, se hace necesario encarar la
extensión del concepto de refugiado, teniendo en cuenta, en lo pertinente y dentro de las
características de la situación existente en la región, el precedente de la Convención de la
OUA (art. 1º. párr. 2) y la doctrina utilizada en los informes de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos. De este modo, la definición o concepto de refugiado
recomendable para su utilización en la región es aquella que, además de Contener los
elementos de la Convención de 1951 y el Protocolo de 1967, considera también como
refugiados a las personas que han sido amenazadas por la violencia generalizada, la
agresión extranjera, los conflictos internos, la violación masiva de los derechos humanos
u otras circunstancias que hayan perturbado gravemente el orden público.

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

“La Declaración de Cartagena comienza por ampliar la definición de refugiado para que la
protección internacional se extienda a quienes se hayan visto obligados a huir de sus
países por la extensión que lamentablemente alcanza en la hora actual los conflictos.”

SU REGULACIÓN EN EL ÁMBITO REGIONAL AFRICANO.


Por su parte, la Convención de la Organización de Unidad Africana (OUA) por la
que se regulan los aspectos específicos de problemas de refugiados en África, aprobada
por la Asamblea de Jefes de Misión y de Gobierno del 10 de septiembre de 1969, define,
en su artículo 1o., al refugiado de la siguiente manera:
1. Toda persona que, debido fundados temores de ser perseguida por motivos de
raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social u opiniones
políticas, se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda o, a causa de
dichos temores, no quiera acogerse a la protección de tal país o que, careciendo
de nacionalidad y hallándose, a consecuencia de tales acontecimientos, fuera del
país donde antes tuviera su residencia habitual, no pueda, o a causa de dichos
temores no quiera regresar a dicho país.
2. Toda persona que, a causa de una agresión exterior, una ocupación o una
dominación extrajera o de acontecimientos que perturben gravemente el orden
público en una parte o en una totalidad de su país de origen, o del país de su
nacionalidad, está obligado a abandonar su residencia habitual para buscar su
refugio en otro lugar fuera de su país de origen de su nacionalidad.

Al igual que en la Declaración de Cartagena, la Convención de la OUA asimila a


los desplazados con los refugiados, los cuales, como se señaló, no quedan marcados
estrictamente en la definición de refugiados de la Convención de Ginebra de 1951 y del
Protocolo de 1967. Esta Convención rige Aspectos Específicos de los Problemas de
Refugiado en África (1969) agrega a las condiciones que definen a un refugiado el
elemento de las “violaciones masivas de derechos humanos”, mientras que la Declaración
de Cartagena sobre los refugiados (1984) va a un más allá, al extender protección a
víctimas de “violencia generalizada”, “conflictos internos” y “violaciones masivas de los
derechos humanos”.

DESPLAZAMIENTO.
Los desplazados son personas que se ven obligadas a abandonar su residencia
habitual y a buscar acogida en otro Estado debido a situaciones de seguridad extrema, sin
que existan motivos de persecución habitual, ni colectiva ni de raza, nacionalidad,
pertenencia a un grupo social, religión o por opciones políticas. Un ejemplo claro de
desplazamiento es la huida masiva de guatemaltecos que se establecieron en México
huida que se originó por la violencia generalizada en distintas zonas de Guatemala, sin
que en muchos casos existiera persecución alguna por motivos de raza, religión, ideología
política, etc.
La Convención de la OUA, por lo que se regulan los aspectos específicos de
problemas de los refugiados en África, incluye en definición de “refugiado” a los
“desplazados” al señalar que refugiado es :

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

…Toda persona que, a causa de una agresión exterior, una ocupación o una
dominación extranjera, o de acontecimientos que perturben gravemente el orden público
en una parte o en la totalidad de su país de origen, o del país de su nacionalidad, está
obligado a abandonar su residencia habitual, para buscar refugio en otro lugar fuera de su
país de origen o del país de su nacionalidad.
Por ello, se puede concluir que, dentro de la definición ampliada de “refugiado” se
incluyen las figuras de “asilado” y “desplazado”. Al incluir las tres figuras (asilo, refugio y
desplazamiento). En una sola figura jurídica se les equipara y se le otorga la misma
protección. Es necesario distinguir entre desplazados internos y los desplazados
internacionales, según hayan o no traspasado las fronteras de su Estado incorporándose
en otro Estado en busca de protección.
Se entiende por desplazados internos las personas o grupos de personas que se
han visto forzadas u obligadas a escapar o huir de su hogar o de lugar de residencia
habitual, como resultado de un conflicto armado, de situaciones de violencia generalizada,
de violaciones de los derechos humanos o de catástrofes naturales o provocadas por el
ser humano, y que no han cruzado una frontera estatal internacionalmente reconocida. El
único instrumento que hoy en día regula la situación de los desplazados internos son
“Los principios rectores de los desplazamientos internos” elaborado por la Comisión de
Derechos Humanos del ECOSOC en 1988, durante su 54o., periodo de sesiones.
Dicho instrumento, define, tal como señala en su instrucción, “los derechos y
garantías pertinentes para la protección y asistencia durante el desplazamiento forzado y
para su protección y su asistencia el desplazamiento y durante el retorno o al
reasentamiento y la reintegración”.
Entre los principios que se consagran en dicho instrumento internacional están
los siguientes:
a. Los desplazados internos disfrutarán de los mismos derechos y libertades
que los demás habitantes del país.
b. Las autoridades nacionales tienen la obligación y la responsabilidad de
proporcionar protección y asistencia humanitaria, debiendo brindar una
protección especial a los menores, las mujeres embarazadas, las madres con
hijos pequeños, las madres cabeza de familia, las personas con discapacidad
y las personas de edad avanzada.
c. Quedan prohibidos los desplazamientos arbitrarios que alejan a las personas
de su hogar o de su lugar de residencia habitual. Se entiende por
“desplazamientos arbitrarios” a “aquellos basados en las políticas de
apartheid, por situaciones de conflicto armado, o aquellos que no estén
justificados por un interés público superior o primordial”.
d. Antes de decidir el desplazamiento de personas, las autoridades deberán
asegurar que se han explorado todas las alternativas viables para evitarlo.
Asimismo, una vez que se lleve a cabo, deberá de evitarse la violación de
derechos a la vida, la dignidad, la libertad y la seguridad de los afectados.
e. Durante en desplazamiento se observará lo siguiente:
I. La prohibición de la privación de la vida arbitrariamente,
II. El respeto a la dignidad y a la integridad física, mental o moral,

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

III. El respeto a la libertad y a la seguridad personales,


IV. La prohibición de la participación de menores en las hostilidades o
conflictos armados,
V. El respeto a la libertad de circulación y el derecho a escoger el lugar de
su residencia.
VI. El reconocimiento a los desplazados del derecho de abandonar su país
y solicitar asilo a otro país,
VII. El derecho de los desplazados de conocer el destino y paradero de sus
familiares desaparecidos,
VIII. Las familias separadas por el desplazamiento deberán ser reunidas
con la mayor rapidez posible,
IX. El deber de las autoridades de proporcionar a los desplazados
alimentos esenciales, alojamiento y vivienda, vestido adecuado y
servicios médicos y de saneamiento esenciales,
X. El deber de las autoridades de proporcionar todos los documentos
necesarios para el disfrute y ejercicio de sus derechos legítimos,
XI. La prohibición de la privación de sus propiedades y pertenencias,
XII. El respeto a la libertad de pensamiento, conciencia, religión y
expresión y,
XIII. El derecho a la educación.
f. En caso de conflicto armado, la asistencia humanitaria deberá ajustarse a lo
siguiente:
I. Deberá de respetar los principios de humanidad e imparcialidad,
II. La obligación primaria de brindar la asistencia humanitaria corresponde
a las autoridades nacionales,
III. Las organizaciones humanitarias internacionales podrán ofrecer sus
servicios de apoyo, y su actuación no será considerada como actos
inamistosos,
g. Para los casos de reasentamiento y reintegración se observará lo siguiente:
I. Las autoridades deben asegurar el regreso voluntario, seguro y digno a
su hogar o su lugar de residencia,
II. Los desplazados que se hayan reasentados no serán objeto de
discriminación alguna basada en su desplazamiento.
III. Los desplazados que se hayan reasentados tendrán derecho a
participar en los asuntos públicos y tendrán acceso a los servicios
públicos,
IV. Las autoridades facilitarán el reasentamiento y reintegración.

El tronco fundamental de la Declaración 40/144 lo ubicamos en su art. 5o., que dispone


que:
1. Los extranjeros gozarán, con arreglo a la legislación nacional y con sujeción a las
obligaciones internacionales pertinentes del Estado en el cual se encuentra, en
particular, los siguientes derechos:

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

a. El derecho a la vida y la seguridad de la persona; ningún extranjero podrá ser


arbitrariamente detenido, ni arrestado, ningún extranjero será privado de su
libertad, salvo por causas establecidas por la ley y con arreglo al
procedimiento establecido en ésta;
b. El derecho a la protección contra las injerencias arbitrarias o ilegales en la
intimidad, la familia, el hogar o la correspondencia;
c. El derecho a la igualdad ante los tribunales y todos los demás órganos y
autoridades encargados de la administración de justicia y en, caso necesario,
a la asistencia gratuita de un intérprete en las actuaciones;
d. El derecho a elegir cónyuge, a casarse, a fundar familia;
e. El derecho de libertad de pensamiento, de opinión, de conciencia y de religión:
el derecho a manifestar su religión propia o las creencias propias con sujeción
únicamente a las limitaciones que prescriba la ley y que sean necesarias para
proteger la seguridad pública, el orden público, la salud o la moral públicas, o
los derechos y libertades fundamentales de los demás;
f. El derecho a conservar su propio, idioma cultura y tradiciones;
g. El derecho a transferir al extranjero ganancias, ahorros o otros bienes
monetarios personales, con sujeción a las reglamentaciones monetarias
internacionales.

2. A reserva de las restricciones que prescriba la ley y que sean necesarias en una
sociedad democrática para proteger la seguridad nacional, la seguridad pública, el
orden público, la salud o la moral públicas, o los derechos y libertades de los
demás sean compatibles con los demás derechos reconocidos en los instrumentos
internacionales pertinentes, así como los enunciados en la presente Declaración,
los extranjeros gozarán de los siguientes derechos:
a. El derecho a salir del país;
b. El derecho a la libertad de expresión;
c. El derecho de reunirse pacíficamente;
d. El derecho a la propiedad, individualmente y en asociación con otros, con
sujeción a la legislación nacional;
3. Con sujeción a las disposiciones indicadas en el párr. 2, los extranjeros que se
hallen legalmente en el territorio de un Estado gozarán del derecho a circular
libremente y a elegir su residencia dentro de las fronteras de ese Estado.
4. Con sujeción a la legislación nacional y la autorización debida, se permitirá que el
cónyuge y los hijos menores o a cargo de un extranjero que resida legalmente en
el territorio de un Estado lo acompañen, se reúnan y permanezcan con él.
Se puntualiza como derechos de todo extranjero, independientemente de su
estancia legal en el país, además de los ya señalados, el derecho a no ser
sometido a torturas, ni tratos o penas crueles inhumanas o degradantes, en
particular a ninguna clase de experimentos médicos o científicos, (art. 6), a no ser
privado de sus bienes legítimamente adquiridos (art. 9) y a comunicarse en
cualquier momento con el consulado o la misión diplomática del Estado de que

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

sea nacional o, en su defecto, con el consulado o la misión diplomática de


cualquier otro Estado al que se le haya confiado la protección en el Estado que
resida de los intereses del Estado del que sea nacional (art.10).

Puede observarse fácilmente que uno de los derechos no señalados es el


derecho al trabajo; así, en los arts. 7 y 8 de la Declaración se mencionan los derechos de
los extranjeros con legal estancia en el país. Dichas disposiciones puntualizan:
Artículo 7.- Un extranjero que se halle legalmente en el territorio de un Estado
sólo podrá ser expulsado de él en cumplimiento de una decisión adoptada conforme a la
ley; a menos que razones imperiosas de seguridad nacional lo impidan, se le permitirá
que presente sus razones para oponerse a que lo expulsen y que someta su caso a
examen de la autoridad competente, así como que esté representado a esos efectos ante
dicha autoridad, persona o personas. Queda prohibida la expulsión individual o colectiva
de esos extranjeros por motivos de raza, color, religión, cultura, linaje u origen nacional o
étnico.
Artículo 8.- Los extranjeros que residan legalmente en el territorio de un Estado
gozarán también, con arreglo a las leyes nacionales, de los siguientes derechos, con
sujeción a sus obligaciones establecidas en el art. 4:
1. Los extranjeros que residan legalmente en el territorio de un Estado gozarán
también, con arreglo a las leyes nacionales, de los siguientes derechos, con
sujeción a sus obligaciones establecidas en el artículo 4:
a. El derecho a condiciones de trabajo saludables y libres de peligros, a
salarios justos y a igual remuneración por trabajo de igual valor sin distinción
de ningún género, garantizándose particularmente a las mujeres condiciones
de trabajo no inferiores a aquellas de que disfruten los hombres, con igual
salario por igual trabajo;
b. El derecho a afiliarse a sindicatos y a otras organizaciones o asociaciones de
su elección, así como participar en sus actividades. No podrán imponerse
restricciones al ejercicio de este derecho, salvo las que prescriba la ley que
sean necesarias en una sociedad democrática en interés de la seguridad
nacional o del orden público, o para la protección de los derechos y
libertades de los demás;
c. El derecho a la protección sanitaria, atención médica, seguridad social,
servicios sociales, educación, descanso y esparcimiento, a condición de que
reúnan los requisitos de participación previstos en las reglamentaciones
pertinentes y de que no se imponga una carga excesiva sobre los recursos
del Estado.
2. Con el fin de proteger los derechos de los extranjeros que desempeñan
actividades lícitas remuneradas en el país en que se encuentran, tales
derechos podrán ser especificados por los gobiernos interesados en
convenciones multilaterales.

El corazón de la problemática de los inmigrantes ilegales o irregulares radica


precisamente en el desamparo en el que se encuentran si se dedican a una actividad,
trabajo o profesión, violando sus derechos fundamentales los particulares que los

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

explotan, con la anuencia fáctica de los Estados. En el ámbito universal y de fecha más
reciente ubicamos la Convención Internacional Sobre la Protección de los Derechos de
Todos los Trabajadores Migratorios y sus Familiares, adoptada por la Asamblea General
de las Naciones Unidas en su Resolución 45/158 del 18 de diciembre de 1990, que
establece en sus arts. 68 y 69:

Articulo 68.
1. Los Estados Partes, incluidos los Estados de tránsito, colaborarán con miras a
impedir y eliminar los movimientos y el empleo de ilegales o clandestinos de los
trabajadores migratorios en situación irregular. Entre las medidas que se adopten con
ese objeto dentro de la jurisdicción de cada Estado interesado, se contarán:
a. Medidas adecuadas contra la información engañosa en lo concerniente a la
emigración y la inmigración.
b. Medidas para detectar y eliminar los movimientos ilegales o clandestinos de
trabajadores migratorios y sus familiares y para imponer sanciones efectivas a
las personas, grupos o entidades que organicen o dirijan esos movimientos o
presten asistencia a tal efecto;
c. Medidas para imponer sanciones efectivas a las personas, grupos o entidades
que hagan uso de la violencia o de amenazas o intimidación contra los
trabajadores migratorios o sus familiares en situación irregular.
2. Los Estados de empleo adoptarán todas las medidas necesarias y efectivas para
eliminar la contratación en su territorio de trabajadores migratorios en situación
irregular, incluso, si procede, mediante la imposición de sanciones a los empleadores
de esos trabajadores. Esas medidas no menoscabarán los derechos de los
trabajadores migratorios frente a sus empleadores en relación con su empleo.

Articulo 69.
1. Los Estados Partes en cuyo territorio haya trabajadores migratorios y familiares
suyos en situación irregular tomarán medidas apropiadas para asegurar que esa
situación no persista.
2. Cuando los Estados Partes interesados consideren la posibilidad de regularizar la
situación de dichas personas de conformidad con la legislación nacional y los
acuerdos bilaterales o multilaterales aplicables, se tendrán debidamente en cuenta
las circunstancias de su entrada, la duración de su estancia en los Estados de
empleo y otras consideraciones pertinentes, en particular las relacionadas con su
situación familiar.

La Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de Todos los


Trabajadores Migratorios y de sus Familiares, a diferencia de la Declaración, reconoce el
principal factor de origen de violación de los derechos de los trabajadores migratorios
irregulares y obliga a los Estados partes a sancionar a los responsables sin afectar los
derechos que les corresponden a los inmigrantes irregulares por el trabajo realizado.

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

La Parte III de dicha Convención establece los derechos humanos que corresponden a
todos los trabajadores migratorios y sus familiares. Dichos derechos son:
a. La no-discriminación en razón de sexo, raza, color, idioma, religión o
convicción, opinión pública o de otra índole, origen nacional, étnico o social,
nacionalidad, edad, situación económica, patrimonio, estado civil, nacimiento o
cualquier otra condición.
b. Derecho de circulación.
c. Derecho a la vida.
d. A no ser sometido a torturas, ni tratos o penas crueles, inhumanos o
degradantes.
e. A no ser sometido a esclavitud, ni servidumbre, o a realizar trabajos forzosos u
obligatorios.
f. Libertad de pensamiento, de conciencia y de religión.
g. Libertad de expresión y de opinión.
h. Derecho a la intimidad.
i. Derecho de propiedad personal exclusiva o en asociación.
j. Derecho a la libertad y seguridad.
k. Derecho de acceso a la justicia y el debido proceso legal.
l. A la no—aplicación de penas de manera retroactiva.
m. A no ser encarcelado por no cumplir con una obligación contractual.
n. A no ser expulsados de manera colectiva y de manera individual sólo previo
derecho de audiencia.
o. Derecho a la protección consular y diplomática.
p. Reconocimiento a la personalidad jurídica.
q. Derecho de asociación, afiliación, reunión y afiliación libre a cualquier sindicato.
r. Derecho de empleo, y en materia de seguridad social, del mismo trato que los
nacionales en la medida en que se cumplan los requisitos previstos en la
legislación aplicable.
s. Atención médica urgente.
t. Los menores hijos de los trabajadores migratorios tienen derecho a nombre, al
registro de su nacimiento y a tener una nacionalidad.
u. Los hijos de los trabajadores gozarán del derecho de educación en condiciones
de igualdad de trato con los nacionales del Estado que se trate……Sic
v. Respeto a la intimidad cultural.
w. Derecho a la información.
x. A transferir sus ingresos y ahorros y, de conformidad con la legislación aplicable
de los Estados que se trate, sus efectos personales y otras pertenencias.
y. Gozarán del trato que no sea menos favorable que el que reciben los
nacionales del Estado de empleo en lo tocante a la remuneración y de otras
condiciones de trabajo, como horas extraordinarias, horario de trabajo,
descanso semanal, vacaciones pagadas, seguridad, salud, fin de la relación de
empleo, y cualquier otra condición de trabajo que conforme a la legislación y la
práctica nacionales corresponde a los trabajadores.

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

La Convención sobre la Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores


Migratorios y de sus Familiares representa un gran avance si se compara con la
Declaración de las Naciones Unidas, convenios regionales y bilaterales, que reflejan la
miopía frente a uno de los problemas más graves de la comunidad internacional. La
solución no consiste en controlar flujos y establecer más barreras. La solución a esta
problemática que, como se mencionó, tiene su origen en las enormes asimetrías entre un
puñado de países ricos y una inmensa mayoría de países pobres, no se ha resuelto por
militarizar las fronteras y abandonar a su suerte a los inmigrantes ilegales con la
esperanza de que se detenga la inmigración, cuando a pesar de su propia vida seguirán
buscando trabajo fuera de su país.

El en ámbito de la Organización de los Estados Americanos, la Comisión


Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) constituyó la Relatoría sobre Trabajadores
Migratorios y Miembros de la Familia, a fin de realizar una investigación sobre la materia
de los derechos humanos de los mismos y dar continuidad a las denuncias que se
presenten. Vinculados con el tema ha emitido, entre otras resoluciones, las relativas a los
casos de Riebe y otras contra México motivadas por la expulsión de sacerdotes
mexicanos que se encontraban en Chiapas; el caso de los haitianos en tránsito a Estados
Unidos de América; el de los Marielitos, con base en el cual se realizó una visita in loco a
Texas y California.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos se ha pronunciado y cabe citar,
por su enorme trascendencia, la Opinión Consultiva sobre el derecho a la información
sobre la asistencia consular (OC—16), la cual debió haberse citado como un precedente
previo, de enorme valía, en el caso de Alemania vs. Estados Unidos ante la Corte
Internacional de Justicia, situación que muchos lamentamos que no se haya hecho de esa
manera. Esta Opinión fue solicitada por México en relación a las garantías judiciales
mínimas y al debido proceso en el marco de la pena de muerte, impuesta judicialmente a
extranjeros a quienes el Estado receptor no ha informado de su derecho fundamental a
comunicarse y a solicitar la asistencia de las autoridades consulares del Estado del cual
son nacionales. La Opinión Consultiva nació de la preocupación suscitada por la situación
de muchos mexicanos acusados en Estados Unidos, que corren el riesgo de recibir la
pena de muerte y a quienes no se les comunicó el derecho a ser defendidos por las
autoridades consulares de México. Dicha Opinión involucra la aplicación de la Declaración
Americana de Derechos y Deberes del Hombre, la Carta de la Organización de los
Estados Americanos, la Convención de Viena de Relaciones consulares y el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
De manera brillante la Opinión establece con claridad que el extranjero goza
dentro de sus derechos, del derecho de asistencia consular, al cual le corresponden los
deberes correlativos a cargo del Estado receptor, que debe informar al detenido sobre los
derechos que le corresponden en el momento de privarlo de la libertad. La no observancia
del derecho contemplado en el art. 36 de la Convención de Viena sobre Relaciones
Consulares afecta las garantías del debido proceso legal del extranjero, y por ello la
imposición de la pena de muerte constituye una violación del derecho a no ser privado

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

“arbitrariamente” de la vida, en los términos de diversos tratados en materia de derechos


humanos.

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

● LA RESPONSABILIDAD INTERNACIONAL DEL INDIVIDUO.

INTRODUCCIÓN.
Un signo característico de la evolución del derecho de la responsabilidad
internacional es la tendencia a reconocer, junto con los Estados, a otros sujetos,
activos y pasivos, de responsabilidad, y en la medida de su reconocimiento como
sujetos del derecho internacional.
El proceso de humanización internacional constituye una de las nuevas
dimensiones del derecho internacional, pero es necesario reconocer que es una
realidad jurídica más que una tendencia.
Por regla general, sólo a través del Estado las reglas del derecho internacional
pueden afectar al individuo. La persona humana es considerada por bastantes normas
internacionales positivas, pero sólo como un simple receptor de derechos que se le
reconocen y proclaman, ya que su ejercicio y defensa los asumen los Estados de
manera discrecional y desplazan al protagonismo individual. Por tanto, el individuo no
es sujeto típico del derecho internacional, aunque excepcionalmente pueda serlo en la
medida en que algunas normas le atribuyan derechos y obligaciones de carácter
internacional. En otras palabras, sólo en forma excepcional el acto ilícito del individuo

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

puede suscitar su responsabilidad directa en este plano en razón de la índole y de la


gravedad del acto
Según lo establece Finch, el derecho internacional
.… no dispone de órganos susceptibles de alcanzar directamente al individuo, y el
hecho de que a veces el Estado tenga la obligación de castigar, no transforma al
propio Estado en órgano de la sociedad internacional, siendo prueba de ello que si el
Estado no dicta las reglas necesarias para la observancia del derecho internacional
habrá un delito internacional, pero no un delito del individuo.

● EL INDIVIDUO COMO SUJETO DE DERECHO INTERNACIONAL

Respecto a los sujetos del derecho internacional, la concepción clásica o tradicional


del derecho internacional concibe al derecho internacional como un derecho exclusivo
de los Estados, un derecho que no conoce otros sujetos más que los Estados. En el
otro extremo está la doctrina realista, que sostiene que sólo los individuos son
sujetos de derecho internacional, puesto que un sujeto no puede ser la abstracción de
la personalidad "Estado".

Se ha reconocido a los Estados en tanto que personas jurídicas son sujetos de


derecho internacional, al igual que las asociaciones o corporaciones; en tanto que
personas jurídicas, son sujetos de derecho interno.

Sin embargo, el Estado no es el único sujeto de derecho internacional. Frente a


la rigidez de la teoría como sujeto exclusivo del derecho internacional, la doctrina
atenuó esta postura al considerar al Estado como el único sujeto "normal" (típico) del
derecho internacional, y admite la existencia de otros sujetos anormales o atípicos, e
incluso artificiales, de derecho internacional.

Debido a la presión que ejercían las realidades de la vida internacional, los


Estados también empezaron a reconocer otras entidades jurídicas de la calidad de
miembros de la comunidad internacional. Asimismo, era difícil sostener que los
Estados, sujetos y creadores del derecho internacional, fueran desprovistos del
derecho de crear, por su propia voluntad y por la vía de acuerdos, una nueva persona
internacional; así surgieron en la práctica internacional las teorías intermedias que se
sitúan entre las dos concepciones mencionadas.

La teorías intermedias o eclécticas se clasifican en dos categorías:

1. Aquella que se reconoce la calidad de sujeto de derecho internacional no


solo a los Estados, sino también a otras entidades jurídicas con exclusión
del individuo, la cual fue muy aceptada hasta antes de la Segunda Guerra
Mundial.

2. Aquella que admite por igual a los individuos la calidad de sujeto de


derecho internacional, a título excepcional, aceptada a partir de los
acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial.

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

En la actualidad no se discute la personalidad jurídica del individuo como sujeto de


derecho internacional, sino hasta que medida lo es.

Algunos autores consideran que es necesario distinguir entre las personas


(jurídico internacionales) capaces de crear de común acuerdo las reglas de derecho
internacional y que quedan obligadas por esas mismas reglas, de las personas que
también están sometidas en forma directa a tales normas, pero sin participación en su
formación. A las primeras se les conoce como miembros de la comunidad
internacional, en tanto que a las segundas se les conoce como simples sujetos de
derecho internacional. Según esta concepción, el individuo, al no ser creador de las
normas del derecho internacional, será sujeto del derecho internacional, pero de
ninguna manera será sujeto de derecho internacional, pero de ninguna manera será
un miembro de la comunidad internacional.

Sin embargo, para que el individuo pueda considerarse sujeto de derecho


internacional no basta que algunas reglas de derecho internacional interesen al
individuo y le sean aplicables; se requiere además que el individuo pueda hacer valer
sus derechos individuales por sí mismo ante una jurisdicción o ante un órgano
internacional y que las violaciones al derecho internacional cometidas por él puedan
conformar la responsabilidad en el plano internacional. Así, solo el individuo solo
aparecerá como sujeto inmediato de derecho internacional en caso de que la
responsabilidad personal se vea comprometida en el plano internacional o, a la
inversa, en caso de que el individuo cuente con autorización para hacer valer la
responsabilidad de otro sujeto en el plano internacional, como el Estado.

● ANTECEDENTES DE LA RESPONSABILIDAD INTERNACIONAL DEL


INDIVIDUO

Sin duda, la responsabilidad internacional del individuo nace de la necesidad de


castigar a los culpables de actos inhumanos durante los conflictos armados. De hecho,
el desarrollo de la responsabilidad individual se presenta aparejada al derecho de la
guerra, sólo que en años recientes esta responsabilidad se ha extendido a otras
actividades prohibidas por el derecho internacional.

Sin que se pretenda efectuar un estudio histórico profundo, debe puntualizarse que el
desarrollo de la responsabilidad internacional es un producto del derecho humanitario
y del nacimiento de la conciencia en la comunidad internacional de castigar a los
individuos responsables de tales actuaciones, en forma independiente de la
responsabilidad en que pudiera incurrir el Estado agresor.

● DE LAS GUERRAS POR VENGANZA HASTA LA REGULACIÓN DE LOS


CONFLICTOS BÉLICOS

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

Desde la antigüedad la guerra ha sido un medio de defensa de una comunidad


política, pero también un medio de expansión, dominio e, incluso, de venganza. La
guerra, como acto de venganza, se empleó́ contra individuos o comunidades
enemigas. La penalidad podría incluir desde la matanza despiadada del ejercito o
población (hombres, mujeres y niños de todas las edades y condiciones), la esclavitud
de los reos hasta la total exterminación de la población.

Durante las guerras de la Europa feudal y con el empleo de fuerzas mercenarias por
algunos príncipes feudales, se elaboraron códigos de conducta en los que incluso se
preveía la protección de los soldados mercenarios cuando estos fueran incapaces de
defenderse por sí mismos.

Sin embargo, la brutalidad y los actos inhumanos siguieron presentándose en los


conflictos bélicos, lo que motivó, como ya se comentó, que Hugo Grotius escribiera De
Jure Belli ac Pacis, donde procuró establecer limitaciones de la acción bélica. Algunos
teólogos juristas de la neoescolastica española, sobre todo Suárez y Vitoria,
elaboraron estudios referentes a la justificación de la guerra como una institución de
las naciones cristianas. La filosofía de estos teólogos llevo a la clasificación de las
guerras en justas e injustas. El razonamiento de Grotius fue atenuado e incluso la
guerra se justificó para reparar las injurias, obtener reparaciones por un agravio hecho
y como represalia por una injuria no reparada o una reparación inadecuada, por lo que
la diferencia entre las guerras de defensa y las guerras de ofensa llegó a ser
indistinguible.

PRIMERAS CODIFICACIONES DEL DERECHO DE GUERRA

Ante la imposibilidad práctica de distinguir entre una guerra justa y una injusta, se llegó́
al concepto de la neutralidad de acuerdo con el cual todos los beligerantes fueron
tratados de modo imparcial como no beligerantes.

Como ya se mencionó́ , por instrucciones de Abraham Lincoln, Presidente de


Estados Unidos de América, se elaboró́ un código de guerra, conocido como Órdenes
Generales núm. 100 para la Dirección de los Ejércitos de los Estados Unidos en el
Campo de Batalla (General Orders No. 100 for the Government of the Armies on the
United States in the Field), en el que se prescribieron reglas para el trato de los
prisioneros de guerra y para la población civil en los territorios ocupados. Este código
sirvió́ de modelo para la codificación del derecho humanitario.

Debe mencionarse que es en las Convenciones de Ginebra sobre derecho


humanitario, de 1949, donde se establece responsabilidad directa a los individuos
infractores de las reglas humanitarias, independientemente de la responsabilidad en
que incurra el Estado. Por ejemplo, el art. 129, en sus párrs. 1º. y 2º., del Convenio
Relativo al Trato de los Prisioneros de Guerra (Convenio III), establece:

Las Altas Partes Contratantes se comprometen a tomar cualquier medida


Legislativa necesaria para determinar las sanciones penales adecuadas que deban de

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

aplicar a las a las personas que hayan cometido, o dado orden de cometer, cualquiera
de las infracciones graves, al presente Convenio que se indican en el artículo
siguiente.

Cada una de las Altas Partes Contratantes queda obligada a buscar a las personas
acusadas de haber cometido, o dado orden de cometer, cualquiera de las infracciones
graves, debiendo entregarlas a los propios tribunales de ella, cualquiera que fuese su
nacionalidad. También podrá, si lo prefiere, y según las circunstancias previstas en su
propia legislación, remitirlas a otra parte contratante interesada en el enjuiciamiento,
siempre que esta otra parte contratante haya formulado cargos suficientes contra
dichas personas.

Disposición que se repite en el art. 49 del Convenio para Mejorar la Suerte de los
Heridos y Enfermos de las Fuerzas Armadas en Campaña (Convenio I), en el art. 50
del Convenio para Mejorar la Suerte de los Heridos, Enfermos y Náufragos de las
Fuerzas Armadas en el Mar (Convenio II) y el art. 146 del Convenio Relativo a la
Protección de las Personas Civiles en Tiempo de Guerra (Convenio IV).

En el art. 130 del Convenio Relativo al Trato de los Prisioneros de Guerra (Convenio
III) se explica lo que debe entenderse por faltas graves:

Las infracciones graves a que se refiere el artículo anterior son las que
implican cualquiera de los actos siguientes, siempre que sean cometidos contra
personas o bienes protegidos por el Convenio: homicidio intencional, tortura o
tratos inhumanos, incluso experiencias biológicas, el hecho de causar adrede
grandes sufrimientos o atentar gravemente la integridad física o la salud, el
hecho de forzar a un cautivo a servir en las fuerzas armadas de la potencia
enemiga o de privar de su derecho a dicho cautivo respecto de ser juzgado
regular e imparcialmente a tenor de las prescripciones del presente Convenio.

● DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL A LA NECESIDAD DE ENJUICIAR A LOS


CRIMINALES DE GUERRA

En la Conferencia de Paz de 1919, siguiente a la Primera Guerra Mundial, las


poblaciones de los países invadidos por los ejércitos alemanes demandaron el castigo de
los oficiales y hombres de las fuerzas armadas culpables de las conductas violatorias del
derecho de guerra.

El art. 227 del Tratado de Versalles denunció en forma pública al kaiser


Guillermo II" por “supremas ofensas contra la moralidad internacional y la santidad de los
tratados", de tal manera que se constituyó́ un tribunal especial compuesto por cinco jueces
designados por Estados Unidos de América, Gran Bretaña, Francia, Italia y Japón para su
enjuiciamiento. Este tribunal sería guiado por "los más altos principios de la política
internacional, con vista a vindicar las obligaciones solemnes de las promesas
internacionales y la validez de la moralidad internacional". Sin embargo, el Kaiser no fue
enjuiciado, ya que el gobierno alemán lo consideró refugiado político.

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

La cuestión del castigo a los criminales de guerra no terminó con la frustración


de las disposiciones del Tratado de Versalles, sino que, en varias reuniones de abogados
internacionalistas, durante el intervalo entre las dos guerras mundiales, se discutió la
posibilidad del establecimiento de un tribunal penal inter nacional. Así, durante la
Conferencia de la International Law Association realizada en 1924, en Estocolmo, Suecia, se
analizó́ tal posibilidad para enjuiciar a los criminales de guerra.

Durante la Segunda Guerra Mundial se evidenció esta necesidad como


consecuencia de los atropellos cometidos por las fuerzas armadas nazis, que tenían el
propósito de exterminar masas de la población dominada que no se asimilaba a su nuevo
orden ideológico y racial. Estos atropellos consistieron en brutalidades inhumanas en gran
escala, en flagrante violación al derecho de guerra y al derecho humanitario universalmente
aceptados.

La reiterada comisión de actos inhumanos por las fuerzas armadas provocó que los
representantes de los gobiernos en exilio durante una reunión en Londres, Inglaterra, el 13
de enero de 1942, solicitaran la ayuda de los países aliados para el castigo a los culpables
de violaciones al derecho de guerra.

Obtenida la rendición de los países del Eje, los representantes de los gobiernos
de Estados Unidos, la República Francesa, la Gran Bretaña y la Unión Soviética firmaron, el
8 de agosto de 1945, en Londres, Inglaterra, un acuerdo para el establecimiento de un
Tribunal Militar Internacional (Tribunal Internacional de Nüremberg) para el enjuiciamiento y
castigo de los principales criminales de guerra de los países del Eje. Este Tribunal tuvo
jurisdicción para enjuiciar a los responsables, en forma individual, de crímenes contra la
paz, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.

Se siguió un proceso similar en relación con los principales criminales de guerra japoneses,
al crearse, mediante una proclama dictada el 19 de enero de 1946 por el jefe supremo de
las fuerzas de ocupación en el japón, el Tribunal Militar Internacional del Extremo Oriente
(Tribunal Internacional de Tokio).

Desde entonces existe la convicción, aceptada por toda la comunidad


internacional, tanto convencional como consuetudinario, de represión y castigo a los
individuos por sus actividades violatorias al derecho de guerra, imputándoles una
responsabilidad individual en el plano internacional. Lo anterior constituye un desarrollo en el
derecho internacional en virtud de que antes de la Segunda Guerra Mundial no se reconocía
al individuo como internacionalmente responsable por los crímenes de guerra por él
cometidos, sino que se sometían a jurisdicciones nacionales.

Sin embargo, el Tribunal Militar Internacional de Nüremberg no solo transformo


la visión de la comunidad internacional sobre la importancia de la legislación internacional,
sino que sentó un precedente muy importante para el estable

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

cimiento de una jurisdicción internacional para el castigo a los criminales internacionales y,


por ende, en la creación de tribunales internacionales para este fin.

● CODIFICACIÓN DE LOS CRÍMENES Y DELITOS INTERNACIONALES

En la resolución 177 (II) del 21 de noviembre de 1947, la Asamblea General de


la Organización de las Naciones Unidas encargó a la Comisión de Derecho Internacional
(CDI) la formulación de "los principios de derecho internacional reconocidos por el Estatuto y
las Sentencias del Tribunal Militar Internacional de Nüremberg". La función de la Comisión
consistió́ en formular principios de carácter sustantivo, en particular de los que se referían a
los arts. 6, 7 y 8 del Estatuto del Tribunal, sin entrar en juicios valorativos o de procedimiento
sobre los mismos.

De acuerdo con la misma resolución 177 (II), la Asamblea General encomendó́ a la CDl la
preparación de "un proyecto de código en materia de delitos contra la paz y la seguridad de
la humanidad...". Así, el diseño original del Proyecto de Código de Crímenes contra la Paz y
la Seguridad de la Humanidad, aprobado en su sexto periodo de sesiones, constaba de un
total de cuatro artículos, los cuales contenían:

1. El principio de la responsabilidad individual por los delitos de derecho internacional.

2. Una enumeración de los delitos contra la paz y la seguridad internacionales:


a) Agresión.
b) Amenazas.
c)Violación a tratados internacionales que garantizan la paz y la seguridad
internacional.
d) La anexión de un territorio.
e) La intervención en los asuntos internos o externos de otro Estado.
f) Genocidio.
g) Crímenes contra la humanidad.
h) Crímenes de guerra.

3. El principio por el cual no se exime de responsabilidad a una persona por el hecho


de haber cometido delitos en su carácter de Jefe de Estado o como autoridad del
mismo.
4. El principio por el cual no se exime de responsabilidad a una persona que haya
cometido tales delitos por el hecho de haber actuado en cumplimiento de órdenes de
su gobierno o de un superior jerárquico si tuvo la oportunidad de no acatar dicha
orden.

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

La comisión consideró que el Proyecto de Código solo debía referirse a los


crímenes internacionales más graves y, por tanto, a los que afectan la paz y la seguridad de
la humanidad.

DE LA CREACIÓN DE TRIBUNALES AD HOC INTERNACIONALES


HASTA EL ESTABLECIMIENTO DE UNA CORTE PENAL INTERNACIONAL

Al concluir la Segunda Guerra Mundial, el tema de la ley internacional y del enjuiciamiento


de los crímenes de guerra adquirió́ enorme interés para la comunidad internacional, en
especial después de las guerras de la Ex Yugoslavia y Rwanda.

En el territorio de lo que fue Yugoslavia, particularmente en las regiones de


Bosnia-Herzegovina y Kosovo, tras el desmembramiento de la República Socialista Federal
y el conflicto armado interétnico desatado en la región balcánica en junio de 1991, millares
de personas, en su mayoría civiles, fueron ejecutadas de manera extrajudicial; a otras las
detuvieron en forma arbitraria o las tomaron como rehenes y con frecuencia fueron
sometidas a tortura, malos tratos y trabajos forzosos.

En 1993, al cometerse gran cantidad de atrocidades bajo el lema de "limpieza


étnica" durante el conflicto yugoslavo entre las comunidades musulmanas, serbias y croatas,
las Naciones Unidas respondieron con el establecimiento de un tribunal internacional para
juzgar a los individuos responsables de crímenes a la justicia.

Así, mediante las Resoluciones 808 (1993) del 22 de febrero y 827 (1993) del 25 de mayo,
el Consejo de Seguridad, según el Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas,
estableció un “Tribunal Internacional para el enjuiciamiento de los presuntos responsables
de las violaciones del Derecho Internacional Humanitario cometido en el territorio de la ex
Yugoslavia desde 1991”, Dotándolo de un Estatuto propio y previendo la adopción de reglas
específicas de procedimiento.

Su creación suscitó numerosas cuestiones al crear un órgano penal supranacional impuesto


al conjunto de Estados miembros en virtud del art. 25 de la Carta, como aspectos derivados
de su ejecución material en el orden interno de los Estados.

Es cuestionable el establecimiento de dicho tribunal por el Consejo de Seguridad


en virtud de que, de acuerdo con el capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas (Acción
en caso de amenazas a la paz, quebrantamiento de la paz o actos de agresión), se faculta al
Consejo a emplear el uso de la Fuerza para mantener o restablecer la paz y la seguridad
internacionales. De conformidad con el art. 41 (del mismo Capítulo) se faculta al Consejo a
tomar medidas que no impliquen el uso de la fuerza armada; sin embargo, las posibilidades
enunciadas son de carácter político y económico, pero no jurídico, como si lo es el
establecimiento de un tribunal especial.

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

Este tribunal nació con el carácter de órgano subsidiario (según el art. 29 de la Carta) y, de
acuerdo con algunos autores, constituye.

….una etapa importante en la evolución del derecho internacional en cuanto que es la


primera vez después de cuarenta y cinco años en que la Comunidad Internacional
crea un tribunal penal.

Por otro lado, a partir de los acontecimientos acaecidos desde el 6 de abril de


1994, tras la muerte de Juvenal Habyarimana, Presidente rwandés, las fuerzas milicianas
que le eran leales masacraron a más de medio millón de personas en lo que la comunidad
internacional calificó como una agresión genocida contra el grupo étnico minoritario de los
tutsi, por lo que las Naciones Unidas tuvieron la necesidad de establecer otro tribunal
internacional, previa solicitud del gobierno rwandés. De esta manera, el Consejo de
Seguridad, mediante Resolución 955 (1994) del 8 de noviembre del mismo año, estableció
el Tribunal Internacional para Rwanda, cuyo Estatuto tuvo por modelo el del Tribunal
Internacional para la ex Yugoslavia.
Aunque los tribunales para la ex Yugoslavia y Rwanda fueron creados por resolución del
Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y aun cuando el Estatuto del Tribunal para la
ex Yugoslavia sirvió́ de modelo para el Tribunal de Rwanda, la diferencia entre ellos radica
en:

1. Los crímenes sobre los que tienen competencia. Si bien ambos tribunales
tienen competencia sobre los crímenes de genocidio, lesa humanidad, en el
Tribunal para la ex Yugoslavia se sancionan las violaciones a los Convenios de
Ginebra de 1949, aplicable a los conflictos armados internacionales; en tanto
que en el Estatuto del Tribunal para Rwanda se sancionan las violaciones al art.
3 común a los Convenios de Ginebra y del Protocolo Adicional II de dichos
Convenios, aplicables a los conflictos armados que no sean de índole
internacional.

2. Su jurisdicción territorial. En tanto que el Tribunal para la ex Yugoslavia tiene


facultad para conocer de los crímenes cometidos exclusivamente en el territorio
de la antigua República Federal Socialista de Yugoslavia incluyendo su
superficie terrestre, su espacio aéreo y aguas territoriales, la competencia del
Tribunal para Rwanda abarca todo el territorio de Rwanda -incluyendo su
superficie terrestre y espacio aéreo- así como el territorio de Estados vecinos.

3. Su jurisdicción temporal. El Tribunal para la ex Yugoslavia tiene competencia


sobre los crímenes cometidos a partir del 1 de enero de 1991 sin tener un límite
temporal; en cambio, el Tribunal para Rwanda tiene su competencia temporal
bien definida que versa sobre los crímenes cometidos del 1 de enero al 31 de
diciembre de 1994.

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

Los tribunales internacionales para la ex Yugoslavia y Rwanda difieren en forma sustancial


del Tribunal Internacional de Nüremberg y Tokio, en lo siguiente:

1. Los tribunales de Nüremberg y Tokio fueron creados mediante Tratado


internacional, en tanto que los tribunales de la ex Yugoslavia y Rwanda fueron
creados mediante resolución de un organismo internacional, el Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas.
2. Los tribunales para la ex Yugoslavia y Rwanda no son tribunales militares, como lo
fueron el de Nüremberg y el de Tokio. Aunque el Tribunal de Nüremberg juzgó también
a civiles, en dicho Tribunal como en el de Tokio la justicia fue impartida por militares.
3. Los tribunales para la ex Yugoslavia y Rwanda son responsables de recabar su propia
evidencia, en tanto que los tribunales de Nüremberg y Tokio solo juzgaban con base
en las evidencias presentadas.
4. Los individuos juzgados por los tribunales para la ex Yugoslavia y Rwanda no podrían
ser enjuiciados por cortes nacionales por el mismo delito (nadie puede ser juzgado dos
veces por el mismo delito).
5. La máxima sentencia que pueden imponer los tribunales para la ex Yugoslavia y
Rwanda es la cadena perpetua, en tanto que los tribunales de Nüremberg y Tokio
llegaron a imponer la pena capital.

Sin embargo, a pesar de estas diferencias, tanto los tribunales de Nüremberg y Tokio
como los tribunales para la ex Yugoslavia y Rwanda son tribunales especiales (ad hoc), es
decir, se crearon de manera exclusiva para sancionar a los presuntos culpables de la
comisión de crímenes internacionales.

Otra semejanza de los tribunales para la ex Yugoslavia y Rwanda con los tribunales
de Nüremberg y Tokio es la violación a los principios nullum crimen sine lege (Nadie será
penalmente responsable de conformidad con el presente) y nullum poema sine lege (
No hay pena sin Ley ).

Respecto al axioma nullum crimen sine lege, (No hay delito ni pena sin ley), el juicio de
personas sobre la base de delitos no prexistentes, por más que pueda justificarse en lo
moral, constituye una violación al principio de no aplicación retroactiva de leyes penales en
perjuicio del reo. Si bien se ha afirmado que los tribunales para la ex Yugoslavia y Rwanda
juzgan por delitos internacionales con existencia jurídica formal, esto no es exactamente así,
ya que lo que existía en el derecho internacional en el momento de su creación, además del
delito de genocidio, era un conjunto de normas dispersas del derecho de gentes con
prohibiciones que no satisfacen de manera estricta la calidad de delitos internacionales o no
son aplicables directamente a los delitos cometidos en la ex Yugoslavia y Rwanda.

Respecto al axioma nullum poema sine lege, (No hay pena sin Ley) la pena
no es una medida preventiva sino retributiva. Los tribunales para la ex Yugoslavia y Rwanda
no solo violentan el principio de no retroactividad de la ley penal en perjuicio del reo, sino
que también violan los principios de poena debet commensurari (que la intensidad de la
sanción guarde proporción con el daño producido) de certeza (respecto a la magnitud y
naturaleza de la pena que corresponde al delito), de dignidad humana (que no se impongan
penas inhumanas o crueles), de equidad ( que a una misma conducta y a un mismo daño
corresponda una misma pena), de racionalidad ( que la intensidad y la naturaleza de la

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pena esté destinada a la minimización de la violencia), así como el uso de nulla poena sine
necessitate ( La ley no debe establecer más que las penas estricta y evidentemente
necesarias) así como ( que la imposición de sanciones penales debe ser la última
respuesta). El establecimiento de tribunales que imponen penas no predeterminadas
posibilita la aplicación de la poena arbitrarie, esto es, la desmedida discrecionalidad en el
arbitrio judicial.

El establecimiento de una corte penal internacional de carácter permanente se


había considerado desde el final de la Primera Guerra Mundial, pero la necesidad de su
establecimiento se aceleró al término de la Segunda Guerra Mundial.

El primer antecedente convencional sobre el establecimiento de un Tribunal


penal internacional se encuentra en la Convención para la Prevención y la Sanción del
Delito de Genocidio, adoptada en Nueva York el 9 de diciembre de 1948, en cuyo art. VI se
dispone.

….las personas acusadas de genocidio…..serán juzgadas por un tribunal competente


del Estado en cuyo territorio el acto fue cometido, o ante la corte penal internacional
que sea competente respecto a aquellas de las Partes Contratante que hayan
reconocido su jurisdicción.

No fue sino hasta 1994, en particular después de las tragedias de Yugoslavia y


Rwanda, cuando las Naciones Unidas iniciaron la preparación de un proyecto de estatuto
para dicha Corte. Así, entre 1995 y 1998 un comité creado por la Asamblea General preparo
el estatuto; finalmente la Corte Penal Internacional (CPI) fue creada en la Conferencia
Diplomática, para el Establecimiento de una Corte Penal Internacional, en Roma, Italia, del
15 de julio de 1998. En dicha conferencia también se aprobó su Estatuto.

El establecimiento de la Corte hace claro que la comunidad internacional no tolera más


violaciones a los derechos humanos sin que se castigue a los responsables.

La Corte Penal Internacional, a diferencia de la Corte Internacional de Justicia, que solo


conoce de casos entre Estados, actuará conforme al principio de la responsabilidad
individual, ya que ejercerá su jurisdicción “sobre personas respecto de los crímenes más
graves de trascendencia internacional…..” (art. 1º. Del Estatuto).

La Corte Penal Internacional se asemeja a los Tribunales de Nüremberg y Tokio en


tanto que fueron constituidos por tratados internacionales; sin embargo, se diferencia de
ellos en lo siguiente:

1. La Corte Penal Internacional es un Tribunal permanente que se ha constituido


para el castigo de los responsables de la comisión de crímenes internacionales,
en tanto que los tribunales de Nüremberg y Tokio fueron tribunales ad hoc o
especiales creados en forma posterior a la comisión de los crímenes
internacionales para la represión de los mismos.

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2. Los tribunales de Nüremberg y Tokio son tribunales militares, es decir, la justicia


fue dictada por militares, en tanto que en la Corte Penal Internacional la justicia
es dictada por civiles, aun cuando juzgue a militares por la comisión de crímenes
de guerra.

3. Al igual que los tribunales para la exYugoslavia y Rwanda, la Corte Penal


Internacional es responsable de recabar su propia evidencia, en tanto que los
tribunales de Nüremberg y Tokio sólo juzgaban con base en las evidencias
presentadas.

4. Al igual que los tribunales para la ex Yugoslavia y Rwanda, los individuos


juzgados no pueden ser enjuiciados por cortes nacionales por el mismo delito
(nadie puede ser juzgado dos veces por el mismo delito), en tanto que esto sí
era factible en los tribunales de Nüremberg y Tokio.

5. La máxima sentencia que puede imponer la Corte Penal Internacional es la


cadena perpetua, en tanto que el Tribunal de Nüremberg llegó a imponer la
pena capital.

La Corte Penal Internacional se diferencia de los tribunales para la ex Yugoslavia y


Rwanda en lo siguiente:

1. La Corte Penal Internacional fue constituida mediante tratado internacional, en


tanto que los tribunales para la ex Yugoslavia y Rwanda fueron constituidos por
Resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

2. La Corte Penal Internacional es un Tribunal permanente que se ha constituido


para el castigo de los responsables de la comisión de crímenes internacionales,
en tanto que los tribunales para la ex Yugoslavia y Rwanda son tribunales ad
hoc o especiales creados posteriormente a la comisión de los crímenes
internacionales para la represión de los mismos.

La Corte Penal Internacional se asemeja a los tribunales para la ex Yugoslavia y Rwanda en


lo siguiente:

1. En dichos tribunales la justicia es impartida por civiles, aun cuando los presuntos
responsables sean militares juzgados por la comisión de crímenes de guerra.

2. Dichos tribunales tienen la facultad de poder recabar su propia evidencia.

3. En dichos tribunales los individuos juzgados no pueden ser enjuiciados por


cortes nacionales por el mismo delito (nadie puede ser juzgado dos veces por el
mismo delito).

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4. En dichos tribunales la pena máxima que se puede imponer es la de cadena


perpetua.

La Corte Penal Internacional constituye un gran avance o adelanto en el derecho


internacional; sin embargo, su alcance resulta limitado en tanto que la jurisdicción de la
Corte es de carácter complementario a las jurisdicciones penales nacionales.

● LOS INDIVIDUOS COMO SUJETOS CAPACES DE COMETER DELITOS


INTERNACIONALES

Por ser el individuo un sujeto excepcional del derecho internacional, debe


cuestionarse si este se encuentra sometido en forma directa a las obligaciones
internacionales, es decir, si está obligado a respetar reglas cuya violación hace que tenga a
su cargo una responsabilidad internacional.

Un elemento inherente a la calidad de sujetos de derecho internacional es la capacidad de


cometer delitos internacionales, de manera que, si se considera a otros sujetos diferentes
del Estado como capaces de realizar un hecho ilícito internacional, implícitamente se le
reconoce como responsable internacionalmente de tales hechos.

Es necesario observar que un individuo cualquiera no pueda poseer en derecho


internacional la capacidad jurídica de delinquir si no está dotado previamente de la
personalidad jurídica.

Al respecto, Miaja de la Muela establece que la calidad de sujeto dentro de determinado


ordenamiento jurídico aparece otorgada por este mismo ordenamiento. La atribución puede
ser de dos maneras:

a) De manera particular, es decir, caso por caso, formando parte integrante de cada
norma la indicación de sus destinatarios.

b) De manera general, atribuyendo la personalidad a los entes que cumplen las


condiciones o requisitos previstos en una norma de carácter general con tenida en
aquel ordenamiento.

El derecho internacional clásico sostenía el principio de la responsabilidad


colectiva, es decir, el derecho internacional vinculaba a la violación de sus reglas una
responsabilidad al Estado. Ésta es una responsabilidad internacional estatal. La
responsabilidad internacional está a cargo del Estado y no de sus órganos; sin embargo,
estos pueden ser responsables conforme al derecho interno de ese Estado.

El derecho internacional moderno, a diferencia del derecho internacional clásico,


introduce en forma concomitante la responsabilidad estatal (o colectiva) con la
responsabilidad individual que existe cuando los efectos del delito están dirigidos contra el
individuo autor del acto, con lo que se torna responsable por su propia conducta. El nuevo
principio de la responsabilidad individual permite admitir al individuo como sujeto de derecho
internacional. Este principio se siguió en relación con los principales criminales de guerra

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japoneses al crearse el Tribunal Militar Internacional de Tokio, que tomo como modelo al
Tribunal que operó en Nuremberg. De igual manera, la Convención sobre la
Imprescriptibilidad de los crímenes de Guerra, y de los Crímenes Lesa Humanidad,
adoptada en Nueva York el 26 de noviembre de 1968, establece en su art. 2 la
responsabilidad del individuo en la comisión de estos actos, al disponer;

Si se cometiere alguno de los crímenes mencionados en el artículo 1, las


disposiciones de la presente convención se aplicará a los representantes de la
autoridad del Estado y a los particulares que participen como autores o cómplices o
que inciten directamente a la perpetración de alguno de estos crímenes, o que
conspiren para cometerlos, cualquiera que sea su grado de desarrollo, así como a los
representantes de la autoridad del Estado que toleren su perpetración.

Así, el individuo que cometa alguno de los mencionados crímenes no goza del
beneficio de inmunidad, por lo cual procede su enjuiciamiento. Además, las acciones
penales contra los mismos son imprescriptibles, dicha imprescriptibilidad se aplica no solo a
los crímenes de guerra, sino también a los crímenes de lesa humanidad, ya sea en tiempos
de guerra o de paz (art. 1, b).

● LOS ELEMENTOS DEL DELITO INTERNACIONAL INDIVIDUAL

Los elementos constitutivos del delito internacional estatal (elementos objetivo y subjetivo)
también aparecen en la comisión del delito internacional individual.

l. Elemento objetivo

Es la existencia de un acto u comisión que viole una obligación establecida por una
norma de derecho internacional vigente.

2. Elemento subjetivo

En cuanto a la subjetividad internacional del individuo, es decir, la imputación del ilícito


al individuo, la doctrina ha insistido sobre los derechos del individuo y ha descuidado el
aspecto de las obligaciones.

De acuerdo con Eustathiades, las normas que atribuyen al individuo la capacidad


de actuar en forma directa ante un órgano internacional para establecer sus derechos
individuales derivan de modo excepcional del derecho convencional, mientras que la
responsabilidad del individuo por la violación del derecho internacional emana del derecho
internacional general, es decir, el individuo es generalmente aceptado como responsable de
un ilícito internacional, en tanto que, de manera excepcional, se reconoce como titular de un
derecho en el orden internacional.

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

Una persona o sujeto de derecho internacional es titular no solo de un derecho, sino lo es


también de un deber, es decir, de una obligación internacional, lo que significa ser
responsable por una violación al derecho internacional.

La comisión de derecho internacional (CDI) llego a discutir si el individuo puede ser


castigado por el cumplimiento de ciertos actos prohibidos por el derecho internacional en
ocasión de la formulación de los principios de Nüremberg.

Como ya se mencionó, la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 177


(II) encargó a la CDI la formulación de los principios de derecho internacional reconocidos
por el Estatuto y las Sentencias del Tribunal Militar Internacional de Nuremberg. Así, la CDI
estableció los siguientes principios:

Principio I: Toda persona que cometa un acto que constituya un delito de derecho
internacional es responsable del mismo y está sujeta a sanción.

Este principio reconoce la personalidad internacional del individuo y su capacidad


de actuar. En efecto si el individuo se considera responsable de un delito o de un acto ilícito
internacional, es decir, si es capaz de violar una norma jurídica internacional, es que es
norma prescribe al individuo cierta conducta y vincula dicha conducta contraria a una
responsabilidad por la comisión de la violación.

De igual manera, el Tribunal de Nüremberg reconoció que: “el derecho internacional


impone deberes y responsabilidades a los individuos, así como a los Estados, lo cual ha
sido reconocido desde hace mucho tiempo”.

Esto de confirma con el siguiente principio:

Principio II: El hecho de que el derecho interno no imponga pena alguna por un
acto que constituya delito de derecho internacional, no exime de responsabilidad en
derecho internacional a quien lo haya cometido.

Este principio se basa en que toda persona que comete un delito internacional es
responsable del mismo y está sujeta a sanción con arreglo al derecho internacional, con
independencia de las sanciones que le imponga el derecho interno.

De igual manera, el Tribunal de Nüremberg admitió:

..la esencia del Estatuto estriba en que los individuos tienen deberes internacionales
superiores a las obligaciones nacionales de obediencia impuestas por los respectivos
Estados.

Si bien la calidad del individuo como sujeto de derecho internacional emana de su capacidad
activa y la pasiva del individuo en tanto que el sujeto de derecho internacional.

La capacidad activa del individuo implica la facultad de ejercitar por sí mismo sus propios
derechos ante un órgano internacional, en tanto que la capacidad pasiva implica que el
sujeto es responsable, y por tanto castigable, en el derecho internacional por la trasgresión

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de sus normas. Aun cuando el individuo goza de ambas capacidades, no existe en forma
necesaria una coincidencia de las mismas, es decir, no necesariamente el individuo al ser
responsable de un ilícito internacional tiene de manera simultánea un derecho a recurrir a un
órgano internacional.

En el orden internacional, tal vez el principal derecho de que goza el individuo es el de ser
protegido por el Estado del cual es nacional. Se presentan dos técnicas para la protección
de las personas privadas. La primera consiste en permitir a un Estado hacer suya la
reclamación que una persona privada tiene contra otro sujeto de derecho internacional
(Estado u organismo internacional) y en llevar esta al plano internacional. Esta técnica se
conoce como protección diplomática. La segunda es el otorgamiento, por parte del orden
jurídico internacional, de derechos a las personas privadas que pueden hacerlos valer de
modo directo en el orden internacional.

En el caso de la protección diplomática no puede decirse que la persona posee


un derecho subjetivo en el ordenamiento jurídico internacional, pues la persona en estos
casos, es objeto de protección, pero no es titular de un derecho para reclamar dicha
protección en el orden internacional, sino que ese derecho le corresponde al Estado.

En el derecho internacional contemporáneo es posible encontrar normas que


otorgan a las personas privadas un verdadero derecho subjetivo; para ello es necesario
considerar la hipótesis en la que un Tratado Internacional otorga a las personas una acción
directa ante un tribunal o una instancia internacional.

Los casos en que el derecho internacional moderno reconoce al individuo la capacidad


activa para ejercer sus derechos ante una instancia internacional son:

1. Los derechos humanos. Cuando la protección de los individuos la suministran


algunas convenciones regionales sobre derechos humanos. Así, la Convención
Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José́ ), del 22 de noviembre
de 1969, faculta a las personas lesionadas a recurrir en forma directa a la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que tiene facultades para
someter el caso ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos. En este
caso, es la Comisión la que decide si lleva o no el caso ante el órgano
jurisdiccional, ya que solo los Estados y la Comisión están facultados para
presentar la demanda ante dicho tribunal.

2. Las inversiones extranjeras. En materia de inversiones extranjeras, los Estados


exportadores de capital suscriben tratados con los Estados receptores de
inversiones, según los cuales los litigios que se susciten entre las empresas
inversionistas y los Estados los resolverá́ un Tribunal arbitral internacional.

Hace poco tiempo surgió́ una modalidad de convenios internacionales, los


Acuerdos para la Promoción y Protección Recíproca de Inversiones (APPRI), en los que se
faculta al inversor reclamante a acudir en forma directa al arbitraje comercial internacional
sin necesidad de agotar los recursos internos.

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

Algunos autores consideran que, si bien la creación de dicho tribunal arbitral puede
depender de un Tratado Internacional, la competencia para conocer en cada caso concreto
depende del acuerdo entra las partes (cláusula compromisoria); por tanto, no es el Tratado
que otorga la acción al individuo sino el acuerdo mismo. Sin embargo, el Tratado
internacional, al reconocer al individuo la facultad de someter su reclamación contra el
Estado receptor de su inversión a un Tribunal arbitral, de modo implícito le concede la
acción para demandar a ese Estado ante dicho Tribunal.

3. El comercio internacional. Los acuerdos comerciales modernos, en especial


aquellos de libre comercio e integración económica, permiten a los particulares
recurrir ante tribunales arbitrales internacionales cuando se ven obstaculizados en
su tráfico comercial por resoluciones o medidas adoptadas por los Estados.

Excepcionalmente, pueden presentarse casos en los que un Tratado otorga a los


particulares la facultad de recurrir ante una instancia internacional; por ejemplo, existen
algunos tratados que confieren a las personas privadas una acción ante una instancia
internacional. Así, el Tratado entre Alemania, Francia y Luxemburgo (del 27 de diciembre de
1956) referente al Río Mosela, en el que se prevé la creación de tribunales estatales para
las cuestiones relativas a la navegación, pero se establece, además, la elección recurrente
la posibilidad de apelar la decisión de primera instancia ante otro Tribunal estatal o ante un
comité de apelación, que es un Tribunal internacional integrado por tres jueces.

Los tratados internacionales, en las mencionadas materias, otorgan a los particulares un


derecho en el plano internacional, con lo cual hacer de ellos sujetos del derecho de gentes.

● RESPONSABILIDAD INTERNACIONAL DEL INDIVIDUO

Es importante diferenciar entre obligación y responsabilidad. En general, la persona


obligada a realizar determinada conducta también es el destinatario de la sanción, o sea, el
responsable. Puede ocurrir asimismo que el obligado sea uno y quien sufre la sanción sea
otro.

En el derecho interno no se concibe que una persona jurídica o moral realice


conductas delictivas sancionadas con pena corporal. Sin embargo, en el derecho
internacional el autor del acto ilícito puede ser un funcionario diplomático del Estado, en

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tanto que los destinatarios son los nacionales del Estado ofensor, por ejemplo, en el caso de
represalias.

Como se dijo, el individuo sólo es responsable internacionalmente en casos excepcionales,


cuando la sociedad internacional considera su conducta como grave.

Por general, las normas del derecho internacional que señalan una responsabilidad al
individuo, con independencia de su calidad de órgano estatal o de su calidad particular, no
son deberes in faciendo (obligaciones de hacer), sino más bien establecen obligaciones in
abstinendo (obligaciones de no hacer o de abstención).

Las nuevas tendencias en el derecho internacional afirman la orientación sobre la


individualización de la pena en el plano internacional. De esta manera, a partir de la
Segunda Guerra Mundial no existe duda sobre el reconocimiento al derecho positivo de la
responsabilidad individual por violación a las reglas del derecho internacional, pero se refiere
sobre todo a los crímenes de guerra.

No obstante, conviene precisar que personas pueden llegar a ser culpables por
violaciones a las normas de derecho internacional; en otras palabras, que individuos pueden
incurrir en una responsabilidad por crímenes en contra de la paz, crímenes de guerra y
crímenes en contra de la seguridad de la humanidad.

En el art. 2.1 del Proyecto de Código de Crímenes contra la Paz y la Seguridad de


la Humanidad de la CDI se establece que: “un crimen contra la Paz y la Seguridad de la
Humanidad comportará responsabilidad individual”. Si bien “el hecho de que el presente
Código prevea la responsabilidad de las personas por crímenes contra la paz y la seguridad
de la humanidad no prejuzga ninguna cuestión de la responsabilidad de los Estados en
virtud del derecho internacional” (art. 4).

Lo anterior lo confirma el Estatuto de la Corte Penal Internacional, al disponer en su art.


25,1, párrs. 1 y 4, lo siguiente:

1. De conformidad con el presente Estatuto, la Corte tendrá competencia respecto


de las personas naturales.

4. Nada de lo dispuesto en el presente Estatuto respecto de la responsabilidad


penal de las personas naturales afectará a la responsabilidad del Estado Conforme al
derecho internacional.

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

Sin bien lo que no está sujeto a duda es la noción del principio de la responsabilidad
personal de los individuos—órganos, se cuestionaba si el derecho internacional reconoce el
principio de la responsabilidad individual de los simples particulares, es decir, de aquellos
actos puramente privados que carecen de vínculo alguno con la actuación estatal.

Para el derecho internacional clásico, los actos de los individuos que no son
órganos estatales no pueden fundar la responsabilidad internacional del Estado, ya que ésta
recae de manera normal sobre un individuo-órgano. Por tanto, el vínculo orgánico o
cuasiorgánico entre el individuo culpable y el Estado que puede fundar una responsabilidad
individual en el plano internacional a causa de la violación de una norma de derecho
internacional.

La cuestión por dilucidar estaba en determinar si los particulares, sin ninguna vinculación
con la actuación estatal, podían ser responsables internacionalmente por su conducta en
violación a las reglas de derecho internacional.

Por lógica jurídica, no debería haber ningún impedimento para que un particular pueda ser
responsable internacionalmente por su actuación, ya que la imputación es una operación
lógica en la cual, en presencia de cierta situación, se crea un vínculo jurídico entre el sujeto
y la falta o el hecho ilícito causado. Sin embargo, lo importante es cuestionar si en realidad
se justifica imputar a un simple particular una responsabilidad en el plano internacional por
su actuación violatoria de las normas de ese orden jurídico.

En la jurisprudencia internacional, sobre todo en la emanada de los tribunales para


los criminales de guerra, existe una tendencia para admitir que, tanto los individuos-órganos
de un Estado como los simples particulares, pueden ser responsables por violación del
derecho internacional. Por ende, la jurisprudencia internacional. más que la doctrina, es la
más prolífica al determinar con mayor precisión, además del personal militar, las categorías
de personas condenadas por crímenes de guerra. A continuación, se mencionará a los
individuos considerados internacionalmente responsables en la jurisprudencia internacional:

1. Personal administrativo:
a) los agentes de la administración, y
b) los dignatarios.

2. Personal judicial:
a) los jueces, y
b) los procuradores.

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3. Los industriales y hombres de negocios.

4. Médicos y enfermeras vigilantes.


5. Dignatarios de los campos de concentración.

1. Personal administrativo

Se refiere a los sujetos que, conforme a la legislación interna del Estado de que se trate,
pertenecen al órgano administrativo de dicho Estado:

a) Los agentes de la administración. Son funcionarios estatales que, de


conformidad con el derecho domestico del Estado, tienen facultades de mando y
decisión dentro del aparato administrativo.

b)  Los dignatarios del partido. Se refiere a los líderes del partido nazi (en el caso
concreto de Alemania, durante la Segunda Guerra Mundial) que ejercieron autoridad
dentro de la estructura del Estado nazi, lo cual no impide que se presente de nuevo
una situación similar.

2. Personal judicial

Se entiende por personal judicial a:

a) Jueces. Varios acusados declarados culpables en los procesos incoados en el


Tribunal Militar Internacional de Nüremberg eran responsables de los ac tos
cometidos por ellos en su calidad de miembros del órgano judicial, al
pronunciarse en contra de los aliados, con lo que se erigieron culpables por la
denegación de un proceso equitativo.

b) Procuradores. Los procuradores de justicia pueden ser declarados culpables de


crímenes de guerra y crímenes en contra de la humanidad por actos cometidos
en su calidad oficial, al conducir las investigaciones y el proceso, y hacer lo
posible para culminar en una sentencia condenatoria, siempre que su actuación
haya sido tendenciosa y así violar el deber de imparcialidad.

3. Industriales y hombres de negocios

En el asunto del gas "Zyklon B", peligroso en exceso, dos de los industriales
acusados fueron condenados a muerte. Ambos estaban acusados.

…por haber, en violación a las leyes y costumbres de la guerra, procurado (al


gobierno) gases contaminados, empleados para la exterminación de los
nacionales aliados, internados en los campos de concentración, sabiendo que los
mencionados gases eran destinados a ser utilizados de esa manera.

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Durante el proceso, la defensa de los acusados no cuestionó que ellos pudieran ser
acusados de un crimen de guerra, sino que el debate se desarrollo acerca de la cuestión de
hecho: si los acusados sabían o podían saber del empleo al cual estaba destinado el gas.

4. Médicos y enfermeras vigilantes

Algunos médicos y enfermeras fueron condenados en procesos por haber participado


en crímenes de guerra o en contra de la humanidad. Así, por ejemplo, entre 1941 y
1944, en la ciudad de Hamadarnar, unos 10 000 alemanes fueron transportados por
padecer alguna supuesta enfermedad mental. Por, otro lado en un pequeño sanatorio
especializado en el cuidado de enfermedades mentales, institución que era de dominio
público, ejecutaron a polacos y rusos, provenientes de distintos establecimientos en
Alemania o territorios ocupados por esta nación, mediante inyecciones hipodérmicas
de morfina o de escopolamina, por padecer tuberculosis incurable.

De igual forma, muchas enfermeras fueron condenadas por violación a las leyes o
costumbres de la guerra, por la muerte por negligencia o dolo de un elevado número de
niños polacos.

5. Dignatarios de los campos de concentración

Algunos tribunales de guerra, por ejemplo, la Corte Militar Británica, la Corte Marcial
Neerlandesa de Batavia, el Tribunal Militar Permanente en Metz, etc…, condenaron no
sólo a dignatarios de campos de concentración, sino también a prisioneros nombrados
como agentes subalternos, ya que los internos nombrados como agentes inferiores por
las autoridades responsables de los campos de concentración, lejos de actuar como
simples particulares, actuaban con autoridad ejercida en nombre de las autoridades de
los campos.

La defensa de los acusados sostuvo que sólo los miembros del personal militar
eran culpables de crímenes de guerra, en tanto que los enjuiciados no tenían vínculos con la
actividad estatal, y al carecer de un puesto oficial y al no representar al Estado no entran, y
no deberían de entrar, en la categoría de personas responsables por violación al derecho
internacional.

Es innegable que quienes se ubican dentro de estas categorías son personas


privadas, particulares que no se encuentran orgánica y directamente ligados a la función
pública, es decir, no constituyen “agentes públicos”. Sin embargo, todas estas categorías de

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personas actuaron de manera accesoria en el cumplimiento, por parte de la autoridad


estatal, de actos que constituyen violaciones especificas al derecho internacional, a saber,
crímenes de guerra, en el sentido amplío.

Este mismo enfoque lo confirmó el derecho convencional después de la Segunda Guerra


Mundial.

La Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, adoptada en Nueva


York el 9 de diciembre de 1948, establece en su art. IV:
….las personas que hayan cometido genocidio o cualquiera de los otros actos
enumerados en el artículo III, serán castigadas, ya se trate de gobernantes, funcionarios o
particulares.

Tal disposición es clara al establecer que el delito de genocidio puede ser impugnable a
simples particulares y, por tanto, recibir castigo por tal comisión.
Disposiciones semejantes se encuentran en diversas convenciones internacionales, sobre
todo en materia de derechos humanos, derecho humanitario y terrorismo:
a) Derechos humanos
I. La Convención Internacional sobre la Represión y el Castigo del Crimen de
Apartheid, del 30 de noviembre de 1973, dispone en su art. III.

Se considerarán criminalmente responsables en el plano internacional,


cualquiera que sea el móvil, los particulares, los miembros de las
organizaciones e instituciones y los representantes del Estado….

II. La Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos


o Degradantes, del 10 de diciembre de 1984, el art. 1o. establece:

…Se entenderá por el término “tortura” todo acto por el cual se inflija
intencionalmente a una persona dolores o sufrimientos graves……cuando
dichos dolores o sufrimientos sean infligidos por un funcionario público u
otra persona en el ejercicio de funciones públicas, a instigación o con su
consentimiento….

III. La Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas,


del 9 de junio de 1994, dispone en su art. II.

…Se considera desaparición forzada la privación de la libertad a una o más


personas, cualquiera que fuere su forma, cometida por agentes del Estado o por
personas o grupos de personas que actúen con la autorización, el apoyo a la
aquiescencia del Estado…..

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b) Derecho humanitario

En los Convenios de Ginebra sobre Derecho Internacional Humanitario del 12 de agosto de


1949, se establece la responsabilidad al individuo infractor de las normas del derecho de
guerra:

I) El Convenio para Mejorar la Suerte de los Heridos y Enfermos de las Fuerzas


Armadas en Campaña (Convenio I) de 1949 (art. 49).

Las Altas Partes Contratantes se comprometen a tomar todas las oportunas


medidas legislativas para determinar las adecuadas sanciones penales que se han
de aplicar a las personas que hayan cometido, o dado orden de cometer, una de
cualquiera de las infracciones graves contra el presente Convenio definidas en el
art. Siguiente.

Cada una de las Partes Contratantes tendrá la obligación de buscar a las personas
acusadas de haber cometido, u ordenado cometer, una de cualquiera de las
infracciones graves, y deberá hacerlas comparecer ante los propios tribunales, sea
cual fuere su nacionalidad. Podrá también, si lo prefiere, y según las condiciones
previstas en la propia legislación, entregarlas para que sen juzgadas por otra Parte
Contratante interesada, si ésta ha formulado contra ella cargos suficientes.

De la redacción se infiere que se contempla la comisión de delitos por parte de


personas que actúan en nombre del Estado y de aquellas que actúan por cuenta propia.
Asimismo, esta redacción se repite literalmente en los Convenios de Ginebra.

II) El Convenio para Mejorar la Suerte de los Heridos Enfermos y Náufragos de las
Fuerzas Armadas en el Mar (Convenio II, arto 50).

III) El Convenio Relativo al Trato de los Prisioneros de Guerra (Convenio III) (art. 129).

IV) El Convenio Relativo a la Protección de Personas Civiles en Tiempo de Guerra


(Convenio IV, art. 146).

c) Terrorismo

I. El Convenio sobre las infracciones y Ciertos Otros Actos Cometidos a Bordo de las
Aeronaves, adoptado en Tokio el 14 de septiembre de 1963, en el art. 1.2
establece: “este Convenio se aplicará a las infracciones cometidas y a los actos
ejecutados por una persona a bordo de cualquier aeronave matriculada……..”

II. El Convenio para la Represión del Apoderamiento Ilícito de Aeronaves, adoptado


en La Haya el 14 de diciembre de 1970, dispone en su art. I que "comete delito
toda persona que, a bordo de una aeronave en vuelo. . . "

III. El Convenio para Prevenir y Sancionar los Actos de Terrorismo Configurados en


Delitos contra las Personas y la Extorsión Conexa cuando estos tengan

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Trascendencia Internacional, adoptado en Washington, D.C. el 2 de febrero de


1971 (art. 2).

IV. El Convenio para la Represión de Actos Ilícitos contra la Seguridad de la Aviación


Civil, adoptado en Montreal el 23 de septiembre de 1971 (art. 1).

V. La Convención sobre la Prevención y el Castigo de los Delitos contra Personas


Internacionalmente Protegidas, inclusive Agentes Diplomáticos, adoptada en
Nueva York el 1 4 de diciembre de 1973 (art. 1. 2).

VI. La Convención Internacional contra la Toma de Rehenes, adoptada en Nueva


York el 17dediciembrede 1979 (art. 1).

VII. La Convención sobre la Protección Física de los Materiales Nucleares, adoptada


en Viena y Nueva York el 3 de marzo de 1980. Aunque el art. 7 sólo enumera las
acciones que deben considerarse delictivas, la definición es tan amplia que puede
incurrir tal comisión cualquier persona en las circunstancias señaladas con
claridad.

VIII. El Protocolo para la Represión de Actos Ilícitos de Violencia en los Aeropuertos


que Presten Servicio a la Aviación Civil Internacional, complementario del
Convenio para la Represión de Actos ilícitos contra la Seguridad de la Aviación
Civil, adoptado en Montreal el 24 de febrero de 1988 (art. II).

IX. El Convenio para la Represión de Actos Ilícitos contra la Seguridad de la


Navegación Marítima, adoptado en Roma el 10 de marzo de 1988 (art.3).

X. El Protocolo para la Represión de actos Ilícitos contra la Seguridad de las


Plataformas Fijas Emplazadas en la Plataforma Continental, adoptado en Roma el
10 de marzo de 1988 (art. 2).

XI. El Convenio Internacional para la Represión de los Atentados Terroristas


cometidos con Bombas, adoptado el 15 de diciembre de 1997 (art. 2).

XII. El Convenio Internacional para la Represión de la Financiación del Terrorismo,


adoptado el 9 de diciembre de 1999 (art. 2); y

XIII. La Convención Interamericana contra el Terrorismo adoptada el 3 de junio de


2002. (art. 5.1.).

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Los tribunales internacionales para la ex Yugoslavia y Rwanda también reconocieron la


responsabilidad individual. El art. 1º, del Estatuto de ambos Tribunales dispone: “El Tribunal
Internacional [para la Ex Yugoslavia o Rwanda, según sea el caso] tendrá competencia para
enjuiciar a las personas responsables de violaciones graves del derecho internacional
humanitario….”
El art. 7.1 del Estatuto del Tribunal Internacional para la ex Yugoslavia (que
corresponde al art. 6.1 del Estatuto del Tribunal Internacional para Rwanda) establece la
responsabilidad penal individual.
La persona que haya planeado, instigado, u ordenado la comisión de algunos de los
crímenes señalados….o los haya cometido o haya ayudado en cualquier otra forma a
planearlo, prepararlo o ejecutado, será individualmente responsable de ese crimen.

De igual manera, el Estatuto de la Corte Penal Internacional reconoce la


responsabilidad del individuo, al disponer en su art. 1º.: “La Corte…estará facultada para
ejercer su jurisdicción sobre personas respecto de los crímenes más graves de
trascendencia internacional……

El art. 25 del citado Estatuto establece con más detalle la responsabilidad del individuo al
señalar que:

1. De conformidad con el presente Estatuto, la Corte tendrá competencia respecto


de las personas naturales.
2. Quien cometa un crimen de la competencia de la Corte será responsable
individualmente y podrá ser penado de conformidad con el presente Estatuto.
3. De conformidad con el presente Estatuto, será penalmente responsable y podrá
ser penado por la comisión de un crimen de la competencia de la Corte quien:

a. Cometa ese crimen por sí solo, con otro o por conducto de otro, sea éste o
no penalmente responsable;
b. Ordene, proponga o induzca la comisión de ese crimen, ya sea consumado
o en grado de tentativa;
c. Con el propósito de facilitar la comisión de ese crimen, sea cómplice o
encubridor o colabore de algún modo en la comisión o la tentativa de
comisión del crimen, incluso suministrando los medios para su comisión;
d. Contribuya de algún otro modo en la comisión o tentativa de comisión del
crimen por un grupo de personas que tengan una finalidad común. La
contribución deberá ser intencional y se hará:
1) Con el propósito de llevar a cabo la actividad o propósito delictivo del
grupo, cuando una u otro entrañe la comisión de un crimen de la
competencia de la Corte; o
2) A sabiendas de que el grupo tiene la intención de cometer el crimen;
e. Respecto del crimen de genocidio, haga una instigación directa y pública a
que se cometa;

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f. Intente cometer ese crimen mediante actos que supongan un paso


importante para su ejecución, aunque el crimen no se consume debido a
circunstancias ajenas a su voluntad. Sin embargo, quien desista de la
comisión del crimen o impida de otra forma que se consume no podrá ser
penado de conformidad con el presente Estatuto por la tentativa si renunciare
íntegra y voluntariamente al propósito delictivo.

4. Nada de lo dispuesto en el presente Estatuto respecto de la responsabilidad penal


de las personas naturales afectará a la responsabilidad del Estado conforme al derecho
internacional.

De lo anterior es posible afirmar que es un hecho que la responsabilidad


internacional del individuo en el plano internacional está lo suficientemente reconocida en el
derecho internacional moderno, tanto por la doctrina y la jurisprudencia como por las
convenciones internacionales.

● LA RESPONSABILIDAD INTERNACIONAL DEL INDIVIDUO COMO EXCEPCIÓN A


LA INMUNIDAD ESTATAL

Es imprescindible señalar que, si bien los individuos autores de actos contrarios al


derecho internacional son responsables de los mismos, no pueden excepcionarse de la
responsabilidad en su calidad de gobernantes con invocar la inmunidad por "actos del
Estado". Por el contrario, el principio de la responsabilidad individual implica el abandono del
principio de la inmunidad reconocida a los órganos estatales por actos cometidos en su
calidad de órganos. Por tanto, cuando un individuo-órgano transgrede las normas del
derecho internacional y se le imputa una responsabilidad internacional se despoja al autor,
para los fines de la represión de la conducta ilícita, de su calidad de órgano para hacerlo
castigable, como lo sería un simple particular. De esta manera, la responsabilidad del
individuo-órgano constituye una derogación del principio de inmunidad de jurisdicción de los
actos del Estado.

Se podría cuestionar si los autores de la conducta ilícita, a saber, los individuos


órganos estatales, pueden ser sometidos a una jurisdicción extranjera y vulnerar el principio
general prohibitivo del ejercicio de la jurisdicción por un Estado frente a actos de autoridad
de otro Estado.

Se podría cuestionar si los autores de la conducta ilícita, a saber, los individuos-


órganos estatales, pueden ser sometidos a una jurisdicción extranjera y vulnerar el principio

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general prohibitivo del ejercicio de la jurisdicción por un Estado frente a actos de autoridad
de otro Estado.
Sin embargo, no es posible aceptar esta postura en contravención a otro principio conforme
al cual nadie puede ser parte y juzgar al mismo tiempo su propia causa, menos aun cuando
las normas trasgredidas son tan importantes que el derecho internacional penaliza con
severidad esas violaciones.
El Estatuto del Tribunal de Nuremberg reconoció y adoptó el anterior razonamiento al
estipular en su art. 7:
La situación oficial de los acusados, sea como jefes de departamento, sea como altos
funcionarios, no será considerada como excusa absolutoria ni como un motivo de
disminución de la pena.
El Tribunal Militar Internacional de Tokio también admitió esta posición como motivo de
disminución de la pena, más nunca como causa excluyente de responsabilidad.
La CDI reconoció asimismo la responsabilidad internacional del individuo como excepción a
la inmunidad estatal en “los principios de derecho internacional reconocidos por el Estatuto y
las Sentencias del Tribunal Internacional Militar de Nuremberg”, al disponer:
Principio III. El hecho de que la persona que haya cometido un acto que constituya delito
de derecho internacional, haya actuado como jefe del Estado o como autoridad del Estado,
no la exime de responsabilidad conforme al derecho internacional.

El art. 2 del Proyecto del Código de Crímenes contra la Paz y la Seguridad de la Humanidad
de la CDI establece el principio de la responsabilidad individual, y en el tercer párrafo
dispone:
Será responsable de un crimen……el que:
b)Haya ordenado la comisión de tal crimen y éste llegue a perpetrarse o se
intente perpetrarlo.

En esta disposición se engloba a los funcionarios del Estado con la facultad de


ordenar la comisión de actos que llegan a ser sancionables por el derecho internacional.
El Estatuto del Tribunal Internacional para la ex Yugoslavia también reconoce el
principio de la responsabilidad internacional de las personas privadas como excepción a la
inmunidad estatal al disponer en el art. 7.2 (que corresponde al 6.2 del Estatuto del Tribunal
Internacional para Rwanda).
El cargo oficial que desempeñe el inculpado, ya sea de jefe de Estado o de Gobierno o de
funcionario responsable del Gobierno, no le eximirá de responsabilidad penal ni atenuará la
pena.

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La Corte Penal Internacional también reconoce dicho principio al establecer en el art. 27 de


su Estatuto.
1. El presente Estatuto será aplicable por igual a todos sin distinción alguna
basada en el cargo oficial. En particular, el cargo oficial de una persona, sea Jefe
de Estado o de Gobierno, miembro de un gobierno o parlamento, representante
elegido o funcionario de gobierno, en ningún caso la eximirá de responsabilidad
penal ni constituirá per se motivó para reducir la pena.
2. Las inmunidades y las normas de procedimiento especiales que conlleve el
cargo oficial de una persona, con arreglo al derecho interno o al derecho
internacional, no obstarán para que la Corte ejerza su competencia sobre ella.
Por lo anterior, es posible observar que el principio de la responsabilidad
internacional de las personas privadas como excepción a la inmunidad estatal es muy
reconocido por el derecho internacional y resulta lógico su reconocimiento en virtud de que
existe en la conciencia de la comunidad internacional la necesidad de enjuiciar a los
presuntos responsables de la comisión de delitos graves de derecho internacional y que
estos no queden sin sanción.
Se destaca que esta excepción sólo procederá en los casos de violaciones graves
del derecho internacional, cuando los tratados que impongan dicha responsabilidad así lo
determinen; no procederá para otro tipo de infracciones.

● CAUSAS DE LA RESPONSABILIDAD INTERNACIONAL DEL INDIVIDUO

Un individuo puede incurrir en responsabilidad internacional cuando la conducta


realizada ha sido tipificada por el derecho internacional, de donde se origina una
responsabilidad directa por parte de aquél ante el plano internacional, con independencia de
la responsabilidad en que incurra el Estado.

Aunque las conductas ilícitas tipificadas por el derecho internacional propician una
responsabilidad internacional, no todas las conductas las califica el derecho internacional en
forma directa, es decir, aunque el derecho internacional sanciona o penaliza la comisión de
ciertas conductas consideradas graves por la comunidad internacional, estas conductas en
algunas ocasiones las califica el derecho internacional de modo directo, pero en otras
ocasiones lo hace el derecho interno (por remisión del derecho internacional).

Por tanto, se tiene:

1. l. Delitos internacionales en los que el derecho internacional es el derecho


aplicable.

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2. Delitos internacionales en los que el derecho interno es el derecho aplicable.

● DELITOS INTERNACIONALES EN LOS QUE EL DERECHO INTERNACIONAL ES


EL DERECHO APLICABLE

Los delitos internacionales en los que el derecho internacional es el derecho


aplicable, de conformidad con el art. 1. I del Estatuto de la Corte Penal Internacional
son:

a) El crimen de genocidio.

b) Los crímenes de lesa humanidad.

c) Los crímenes de guerra.

d) El crimen de agresión.
El Proyecto de Código de Crímenes contra la Paz y la Seguridad de la Humanidad
de la CDI también incluía, como una categoría de delito internacional, los crímenes contra el
personal de las Naciones Unidas y el personal asociado.

EL CRIMEN DE GENOCIDIO

El 9 de diciembre de 1948 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó́ la


Convención para la Prevención y la Sanción del Genocidio, para sancionar un tipo de
hechos delictivos que constituyen la más grave expresión de los crímenes contra la
humanidad. El art. 2 de dicha Convención define al genocidio como:

... cualquiera de los actos mencionados a continuación, cometidos con el


propósito de destruir total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o
religioso, tales como:

a. Matanza de miembros del grupo,

b. Producción de graves daños corporales o mentales a los miembros del


grupo,

c. Sumisión deliberada del grupo a condiciones de vida calculadas para


producir su destrucción física total o parcial,

d. Imposición de medidas encaminadas a evitar los nacimientos dentro del


grupo, el Transferencia forzada de niños de un grupo a otro.

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Esta Convención establece al genocidio como un delito individual, lo cometan


gobernantes, funcionarios o particulares (art. IV), a diferencia de la Convención Internacional
sobre la Represión y el Castigo del Crimen de Apartheid del 30 de noviembre de 1937, que
distingue la responsabilidad de los individuos y la de los Estados. La responsabilidad del
individuo por la comisión del crimen de Apartheid se establece en los arts. I y III, en tanto
que la responsabilidad del Estado se establece en los arts. IV y VIII, en el que se impone a
los Estados la obligación de adoptar medidas legislativas, judiciales y administrativas para
reprimir y perseguir el Apartheid y la obligación de presentar informes sobre las medidas
adoptadas para instrumentar la Convención.
En el art. 17 del Proyecto de Código de la CDI se contempla el delito de genocidio
de la siguiente manera:
Se entiende por crimen de genocidio cualquiera de los actos siguientes, perpetrados con
intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial, o religioso
como tal:
a) La matanza de miembros del grupo;
b) La lesión grave de la integridad corporal a la salud física o mental de los miembros
del grupo;
c) El sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de
acarrear su destrucción física, total o parcial;
d) Las medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo;
e) El traslado por la fuerza de niños del grupo a otro grupo.

El texto propuesto por la CDI es muy perecido al texto contemplado en la


Convención para la Prevención y Sanción del Genocidio, puesto que el Relator Especial de
la Comisión. Doudou Thiam, consideró indispensable no alegarse del texto de dicha
Convención, ya que el genocidio es el único crimen sobre el que se ha logrado un amplísimo
acuerdo en la comunidad internacional, el cual también se reproduce en los Estatutos de los
Tribunales Penales Internacionales para la Ex Yugoslavia (art.4) y Rwanda (art.2) y de la
Corte Penal Internacional (art.6).
El genocidio, a diferencia de otros delitos internacionales, puede cometerse en tiempos de
guerra o en tiempos de paz, ya que no incluye la existencia de un nexo con crímenes contra
la paz o crímenes de guerra, los cuales contenían el Estatuto del Tribunal Internacional de
Nuremberg al referirse a la “persecución…… para cometer cualquier crimen que sea de la
competencia de este Tribunal o en relación a ese crimen”.

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El genocidio consta de dos elementos: el requisito de la intención y el acto


prohibido. Por lo que se refiere a la intención, para que sea constitutiva de este delito, debe
ser:
o Con la finalidad de destruir un grupo (nacional, étnico, racial, o religioso) y no
simplemente una o más personas que casualmente, sean miembros de un grupo
determinado.
o Con la finalidad de destruir al grupo (nacional, étnico, racial o religioso) como tal, es
decir, como entidad separada y distinta y no simplemente destruir a algunas
personas que pertenecen a tal grupo. En otras palabras, el genocidio es la “negación
del derecho de existencia a grupos humanos enteros”.
o Con la finalidad de destruir al grupo (nacional, étnico, racial o religioso) “parcial o
totalmente”, por tanto, no es necesario intentar la aniquilación completa del grupo en
el mundo entero.
o Con la finalidad de destruir algunos de los grupos determinados por el Proyecto (y
mencionados de manera original en la Convención): nacional., étnico, racial o
religioso; no así a los grupos políticos.

LOS CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

El Estatuto del Tribunal de Nüremberg establecida en el art. 6o, como crímenes


sometidos a su jurisdicción, los crímenes contra la humanidad:

c) Crímenes contra la humanidad: Es decir, asesinatos, exterminación,


sometimiento a la esclavitud, la deportación y otros actos inhumanos cometidos contra
cualquier población civil, antes o después de la guerra, o persecuciones por motivos
políticos, raciales, o religiosos, en ejecución o en conexión con cualquier crimen de la
jurisdicción del tribunal, sean o no una violación de la legislación interna del país
donde hubieran sido perpetrados.

Los dirigentes, organizadores, instigadores y cómplices participantes en la ela


boración o ejecución de un plan común o de una conspiración para cometer cualquiera de
los crímenes antes dichos, son responsables por todos los actos realizados por toda
persona en ejecución de tales planes.

La frase antes o después de la guerra implica que los crimenes contra la humanidad
también pueden cometerse en tiempos de paz. La Comisión de Derecho Internacional omitió
esta referencia al formular “los principios de derecho internacional reconocidos por el
Estatuto y las Sentencias del Tribunal de Nüremberg”, y al considerar que la referencia que
hacia el Tribunal a la guerra debía entenderse referida a la Segunda Guerra Mundial; sin
embargo, consideró que tales crimenes pueden realizarse antes de cualquier guerra, pero
deberán tener conexión con los crimenes contra la paz o con los crimenes de guerra.

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El art. 7 del Estatuto de la Corte Penal Internacional define a los crimenes de lesa
humanidad de la siguiente manera:

I. A los efectos del presente Estatuto, se entenderá por “crimen de lesa humanidad”
cualquiera de los actos siguientes cuando se cometa como parte de un ataque
generalizado o sistemático contra una población civil y con conocimiento de dicho
ataque:
a. Asesinato;
b. Exterminio;
c. Esclavitud;
d. Deportación o traslado forzoso de población;
e. Encarcelación u otra privación grave de la libertad física en violación de normas
fundamentales de derecho internacional;
f. Tortura;
g. Violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo forzado, esterilización
forzada o cualquier otra forma de violencia sexual de gravedad comparable;
h. Persecución de un grupo o colectividad con identidad propia fundada en motivos
políticos, raciales, nacionales, étnicos, culturales, religiosos, de género definido en el
párrafo 3, u otros motivos universalmente reconocidos como inaceptables con
arreglo al derecho internacional, en conexión con cualquier acto mencionado en el
presente párrafo o con cualquier crimen de la competencia de la Corte;
i. Desaparición forzada de personas;
j. El crimen de apartheid;
k. Otros actos inhumanos de carácter similar que causen intencionalmente grandes
sufrimientos o atenten gravemente contra la integridad física o la salud mental o
física.

2. A los efectos del párrafo 1:


a) Por “ataque contra una población civil” se entenderá una línea de conducta que
implique la comisión múltiple de actos mencionados en el párrafo 1 contra una
población civil, de conformidad con la política de un Estado o de una organización
de cometer ese ataque o para promover esa política;
b) El “exterminio” comprenderá la imposición intencional de condiciones de vida,
entre otras, la privación del acceso a alimentos o medicinas, entre otras,
encaminadas a causar la destrucción de parte de una población;
c) Por “esclavitud” se entenderá el ejercicio de los atributos del derecho de
propiedad sobre una persona, o de algunos de ellos, incluido el ejercicio de esos
atributos en el tráfico de personas, en particular mujeres y niños;
d) Por “deportación o traslado forzoso de población” se entenderá el desplazamiento
forzoso de las personas afectadas, por expulsión u otros actos coactivos, de la
zona en que estén legítimamente presentes, sin motivos autorizados por el
derecho internacional;
e) Por “tortura” se entenderá causar intencionalmente dolor o sufrimientos graves, ya
sean físicos o mentales, a una persona que el acusado tenga bajo su custodia o

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control; sin embargo, no se entenderá por tortura el dolor o los sufrimientos que se
deriven únicamente de sanciones lícitas o que sean consecuencia normal o
fortuita de ellas;
f) Por “embarazo forzado” se entenderá el confinamiento ilícito de una mujer a la
que se ha dejado embarazada por la fuerza, con la intención de modificar la
composición étnica de una población o de cometer otras violaciones graves del
derecho internacional. En modo alguno se entenderá que esta definición afecta a
las normas de derecho interno relativas al embarazo;
g) Por “persecución” se entenderá la privación intencional y grave de derechos
fundamentales en contravención del derecho internacional en razón de la
identidad del grupo o de la colectividad;
h) Por “el crimen de apartheid” se entenderán los actos inhumanos de carácter
similar a los mencionados en el párrafo 1 cometidos en el contexto de un régimen
institucionalizado de opresión y dominación sistemáticas de un grupo racial sobre
uno o más grupos raciales y con la intención de mantener ese régimen;
i) Por “desaparición forzada de personas” se entenderá la aprehensión, la detención
o el secuestro de personas por un Estado o una organización política, o con su
autorización, apoyo o aquiescencia, seguido de la negativa a admitir tal privación
de libertad o dar información sobre la suerte o el paradero de esas personas, con
la intención de dejarlas fuera del amparo de la ley por un período prolongado. 3. A
los efectos del presente Estatuto se entenderá que el término “género” se refiere a
los dos sexos, masculino y femenino, en el contexto de la sociedad. El término
“género” no tendrá más acepción que la que antecede.

En esencia, es el mismo contenido de la tipificación que hizo el Tribunal de


Nuremberg. La misma definición establece las dos condiciones generales para la existencia
de este delito.

1. La comisión sistemática o en gran escala


Esta condición se compone, a su vez, de dos requisitos alternativos:
a) Los actos inhumanos deben cometerse en forma “sistemática”, es decir, con arreglo a
un plan o política preconcebidos. La ejecución de ese plan o política podría llevar a la
comisión repetida o continua de actos inhumanos. Lo importante de este requisito es
que excluye el acto cometido al azar. La carácteristica esencial de este tipo de delitos
es que están relacionados con la persecución sistemática de una colectividad o de
una parte de ella.
b) Los actos inhumanos deben ser generalizados o cometidos en gran escala, lo que
implica que dichos actos se dirigen a una multiplicidad de víctimas, es decir, no son
actos aislados cometidos contra una sola víctima.

2.Una actuación instigada o dirigida por un gobierno o por una organización política.

Esa instigación debe provenir de un gobierno o de una organización o grupo, y así excluir la
posibilidad de que una persona cometa un acto inhumano por su propia iniciativa al realizar

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su plan criminal, sin existir ningún estimulo o dirección por parte de algún gobierno, grupo o
organización.
Respecto a algunas conductas tipificadas, el “exterminio” se diferencia del
“asesinato” en que el exterminio es un crimen que por su naturaleza se dirige a un grupo de
personas, es decir, a una colectividad. A su vez, el “exterminio” se diferencia del “genocidio”
en que el exterminio se atenta en contra la vida de grupo de personas que no comparten
características comunes.
Sin embargo, de acuerdo con la definición hecha por el Estatuto de la Corte Penal
Internacional (art. 7º., Párr. 2º., inciso b), se entiende por exterminio, “la imposición
intencional de condiciones de vida, la privación del acceso a alimentos o medicinas, entre
otras, encaminadas a causar la destrucción de parte de una población”. Por tanto, para el
Estatuto de la Corte Penal Internacional el asesinato es el fin y el exterminio uno de los
medios para lograrlo.
En lo que concierne a la “tortura”, este delito se tipifica en el artículo 1, 1 de la
Convención contra la Tortura y otros tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, del
10 de diciembre de 1984, como
…. Todo acto por el cual se inflija intencionalmente a una persona dolores o sufrimientos
graves, ya sean físicas o mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero información
o una confesión, de castigarla por un acto que haya cometido, o se sospeche que ha
cometido, o de intimidar o coaccionar a esa persona o a otras, o por cualquier razón basada
en cualquier tipo de discriminación, cuando dichos dolores o sufrimientos sean infligidos por
un funcionario público u otra persona en el ejercicio de funciones públicas, a instigación
suya, o con su consentimiento que sean consecuencia únicamente de acciones legítimas, o
que sean incidentales a éstas.
Pese a lo anterior, la misma Convención establece la posibilidad de que futuros
instrumentos internacionales amplíen este ámbito de aplicación (art. 1.2). Sin embargo, el
proyecto del Código de la CDI ampliaba de modo considerable el ámbito al establecer que
estos delitos los podrían cometer no sólo los gobiernos, sino también las organizaciones o
grupos.
Otra de las conductas tipificadas como delitos internacionales es el crimen de
Apartheid. La Convención Internacional sobre la Represión y el Castigo del Crimen de
Apartheid, del 30 de noviembre de 1973, en su art. 1.1 establece que “los Estados Partes en
la Presente Convención declaran: que el Apartheid es un crimen de lesa humanidad…..”, y
en su art. II define al Apartheid al establecer:
A los fines de la presente Convención, la expresión “crimen de Apartheid” que
incluirá las políticas y prácticas análogas de segregación y discriminación racial tal como se

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practican en el África meridional, denotara los siguientes actos inhumanos cometidos con el
fin de estatuir y mantener la denominación de un grupo racial de personas sobre cualquier
otro grupo racial de personas y de oprimirlo sistemáticamente:
a) La denegación a uno o más miembros de uno o más grupos raciales del derecho a
la vida y a la libertad de la persona:
I. Mediante el asesinato de miembros de uno o más grupos raciales;
II. Mediante atentados graves contra la integridad física o mental, la libertad o la
dignidad de los miembros de uno o más grupos raciales, o su sometimiento a
torturas o a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes;
III. Mediante la detención arbitraria y la prisión ilegal de los miembros de uno o
más grupos raciales;
b) La imposición deliberada a uno o más grupos raciales de condiciones de existencia que
hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial;
c) Cualesquiera medidas legislativas o de otro orden destinadas a impedir a uno o más
grupos raciales la participación en la vida política, social, económica y cultural del país
y a crear deliberadamente condiciones que impidan el pleno desarrollo de tal grupo o
tales grupos, en especial denegando a los miembros de uno o más grupos raciales los
derechos humanos y libertades fundamentales, entre ellos el derecho al trabajo, el
derecho a formar asociaciones sindicales reconocidas, el derecho a la educación, el
derecho a salir de su país y a regresar al mismo, el derecho a una nacionalidad, el
derecho a la libertad de circulación y de residencia, el derecho a la libertad de opinión
y de expresión y el derecho a la libertad de reunión y de asociación pacíficas;
d) Cualesquiera medidas, incluidas las de carácter legislativo, destinadas a dividir la
población según criterios raciales, creando reservas y guettos separados para los
miembros de uno o más grupos raciales, prohibiendo los matrimonios mixtos entre
miembros de distintos grupos raciales y expropiando los bienes raíces pertenecientes
a uno o más grupos raciales o a miembros de los mismos;
e) La explotación del trabajo de los miembros de uno o más grupos raciales, en especial
sometiéndolos a trabajo forzoso;
f) La persecución de las organizaciones y personas que se oponen al apartheid privándolas
de derechos y libertades fundamentales.
Este acto delictuoso se compone de tres elementos:
• Un acto discriminatorio cometido contra las personas por su pertenencia a un grupo
racial, étnico o religioso que requiere cierto grado de participación activa.
• La denegación de sus derechos humanos y libertades fundamentales, que requiere
una discriminación suficientemente grave.
• Un prejuicio grave, como consecuencia, para los miembros de ese grupo.

LOS CRÍMENES DE GUERRA


El Tribunal de Nüremberg, en el art. 6º. De su Estatuto, definía los crímenes de
guerra de la siguiente manera:
c) Crímenes de guerra: Es decir, violaciones de las leyes y de la costumbre de la
guerra. Estas violaciones incluyen, pero no están limitadas: asesinatos,

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maltratamientos y deportaciones para trabajos forzados, o cualquier otro propósito,


de poblaciones civiles, territorios ocupados, o que se encuentren en ellos; asesinatos
o maltratamientos de prisioneros de guerra o de personas en los mares; ejecución de
rehenes, despojo de la propiedad pública o privada; injustificable destrucción de
ciudades, pueblos y aldeas, devastación no justificada por necesidades militares:

La Comisión de Derecho Internacional no modificó esta definición durante su


formulación de los principios reconocidos por el Tribunal de Nüremberg. De acuerdo con el
artículo 8.2 del Estatuto de la Corte Penal Internacional, son crímenes de guerra:
a) Infracciones graves de los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949, a saber,
cualquiera de los siguientes actos contra personas o bienes protegidos por las
disposiciones del Convenio de Ginebra pertinente:
I. Matar intencionalmente;
II. Someter a tortura o a otros tratos inhumanos, incluidos los experimentos biológicos;
III. Infligir deliberadamente grandes sufrimientos o atentar gravemente contra la
integridad física o la salud;
IV. Destruir bienes y apropiarse de ellos de manera no justificada por necesidades
militares, a gran escala, ilícita y arbitrariamente;
V. Obligar a un prisionero de guerra o a otra persona protegida a prestar servicio en
las fuerzas de una Potencia enemiga;
VI. Privar deliberadamente a un prisionero de guerra o a otra persona de sus derechos
a un juicio justo e imparcial;
VII. Someter a deportación, traslado o confinamiento ilegales;
VIII. Tomar rehenes;

b) Otras violaciones graves de las leyes y usos aplicables en los conflictos


armados internacionales dentro del marco establecido de derecho
internacional, a saber, cualquiera de los actos siguientes:

I. Dirigir intencionalmente ataques contra la población civil en cuanto tal o contra


personas civiles que no participen directamente en las hostilidades;
II. Dirigir intencionalmente ataques contra bienes civiles, es decir, bienes que no son
objetivos militares;
III. Dirigir intencionalmente ataques contra personal, instalaciones, material, unidades o
vehículos participantes en una misión de mantenimiento de la paz o de asistencia
humanitaria de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas, siempre que
tengan derecho a la protección otorgada a civiles o bienes civiles con arreglo al
derecho internacional de los conflictos armados;
IV. Lanzar un ataque intencionalmente, a sabiendas de que causará pérdidas
incidentales de vidas, lesiones a civiles o daños a bienes de carácter civil o daños
extensos, duraderos y graves al medio ambiente natural que serían
manifiestamente excesivos en relación con la ventaja militar concreta y directa de
conjunto que se prevea;

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V. Atacar o bombardear, por cualquier medio, ciudades, aldeas, viviendas o edificios


que no estén defendidos y que no sean objetivos militares;
VI. Causar la muerte o lesiones a un combatiente que haya depuesto las armas o que,
al no tener medios para defenderse, se haya rendido a discreción;
VII. Utilizar de modo indebido la bandera blanca, la bandera nacional o las insignias
militares o el uniforme del enemigo o de las Naciones Unidas, así como los
emblemas distintivos de los Convenios de Ginebra, y causar así la muerte o
lesiones graves;
VIII. Utilizar de modo indebido la bandera blanca, la bandera nacional o las insignias
militares o el uniforme del enemigo o de las Naciones Unidas, así como los
emblemas distintivos de los Convenios de Ginebra, y causar así la muerte o
lesiones graves;
IX. Dirigir intencionalmente ataques contra edificios dedicados a la religión, la
educación, las artes, las ciencias o la beneficencia, los monumentos históricos, los
hospitales y los lugares en que se agrupa a enfermos y heridos, siempre que no
sean objetivos militares;
X. Someter a personas que estén en poder de una parte adversa a mutilaciones
físicas o a experimentos médicos o científicos de cualquier tipo que no estén
justificados en razón de un tratamiento médico, dental u hospitalario, ni se lleven a
cabo en su interés, y que causen la muerte o pongan gravemente en peligro su
salud;
XI. Matar o herir a traición a personas pertenecientes a la nación o al ejército enemigo;
XII. Declarar que no se dará cuartel;
XIII. Destruir o apoderarse de bienes del enemigo, a menos que las necesidades de la
guerra lo hagan imperativo;
XIV. Declarar abolidos, suspendidos o inadmisibles ante un tribunal los derechos y
acciones de los nacionales de la parte enemiga;
XV. Obligar a los nacionales de la parte enemiga a participar en operaciones bélicas
dirigidas contra su propio país, aunque hubieran estado al servicio del beligerante
antes del inicio de la guerra;
XVI. Saquear una ciudad o una plaza, incluso cuando es tomada por asalto;
XVII. Emplear veneno o armas envenenadas;
XVIII. Emplear gases asfixiantes, tóxicos o similares o cualquier líquido, material o
dispositivo análogos;
XIX. Emplear balas que se ensanchan o aplastan fácilmente en el cuerpo humano, como
balas de camisa dura que no recubra totalmente la parte interior o que tenga
incisiones;
XX. Emplear armas, proyectiles, materiales y métodos de guerra que, por su propia
naturaleza, causen daños superfluos o sufrimientos innecesarios o surtan efectos
indiscriminados en violación del derecho internacional de los conflictos armados, a
condición de que esas armas o esos proyectiles, materiales o métodos de guerra,
sean objeto de una prohibición completa y estén incluidos en un anexo del presente
Estatuto en virtud de una enmienda aprobada de conformidad con las disposiciones
que, sobre el particular, figuran en los artículos 121 y 123;

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XXI. Cometer atentados contra la dignidad personal, especialmente los tratos


humillantes y degradantes;
XXII. Cometer actos de violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo
forzado, definido en el apartado f) del párrafo 2 del artículo 7, esterilización forzada
y cualquier otra forma de violencia sexual que también constituya una infracción
grave de los Convenios de Ginebra;
XXIII. Utilizar la presencia de una persona civil u otra persona protegida para poner
ciertos puntos, zonas o fuerzas militares a cubierto de operaciones militares;
XXIV. Dirigir intencionalmente ataques contra edificios, material, unidades y medios de
transporte sanitarios, y contra personal que utilice los emblemas distintivos de los
Convenios de Ginebra de conformidad con el derecho internacional;
XXV. Hacer padecer intencionalmente hambre a la población civil como método de hacer
la guerra, privándola de los objetos indispensables para su supervivencia, incluido
el hecho de obstaculizar intencionalmente los suministros de socorro de
conformidad con los Convenios de Ginebra;
XXVI. Reclutar o alistar a niños menores de 15 años en las fuerzas armadas nacionales o
utilizarlos para participar activamente en las hostilidades;

c) En caso de conflicto armado que no sea de índole internacional, las


violaciones graves del artículo 3 común a los cuatro Convenios de Ginebra
de 12 de agosto de 1949, a saber, cualquiera de los siguientes actos
cometidos contra personas que no participen directamente en las
hostilidades, incluidos los miembros de las fuerzas armadas que hayan
depuesto las armas y las personas puestas fuera de combate por
enfermedad, herida, detención o por cualquier otra causa:
I. Los atentados contra la vida y la integridad corporal, especialmente el
homicidio en todas sus formas, las mutilaciones, los tratos crueles y la
tortura;
II. Los ultrajes contra la dignidad personal, especialmente los tratos humillantes
y degradantes;
III. La toma de rehenes;
IV. Las condenas dictadas y las ejecuciones sin previo juicio ante un tribunal
regularmente constituido, con todas las garantías judiciales generalmente
reconocidas como indispensables.

d) El párrafo 2 c) del presente artículo se aplica a los conflictos armados que


no son de índole internacional, y por consiguiente, no se aplica a las
situaciones de tensiones internas y de disturbios interiores, tales como los
motines, los actos esporádicos y aislados de violencia u otros actos
análogos.

e) Otras violaciones graves de las leyes y los usos aplicables en los conflictos
armados que no sean de índole internacional, dentro del marco establecido
de derecho internacional, a saber, cualquiera de los actos siguientes:
I. Dirigir intencionalmente ataques contra la población civil como tal o contra
civiles que no participen directamente en las hostilidades;
II. Dirigir intencionalmente ataques contra edificios, material, unidades y medios
de transporte sanitarios y contra el personal que utilicen los emblemas

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distintivos de los Convenios de Ginebra de conformidad con el derecho


internacional;
III. Dirigir intencionalmente ataques contra personal, instalaciones, material,
unidades o vehículos participantes en una misión de mantenimiento de la paz o
de asistencia humanitaria de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas,
siempre que tengan derecho a la protección otorgada a civiles o bienes civiles
con arreglo al derecho internacional de los conflictos armados;
IV. Dirigir intencionalmente ataques contra edificios dedicados a la religión, la
educación, las artes, las ciencias o la beneficencia, los monumentos históricos,
los hospitales y otros lugares en que se agrupa a enfermos y heridos, a
condición de que no sean objetivos militares;
V. Saquear una ciudad o plaza, incluso cuando es tomada por asalto;
VI. Cometer actos de violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo
forzado, definido en el apartado f) del párrafo 2 del artículo 7, esterilización
forzada o cualquier otra forma de violencia sexual que constituya también una
violación grave del artículo 3 común a los cuatro Convenios de Ginebra;
VII. Reclutar o alistar niños menores de 15 años en las fuerzas armadas o grupos o
utilizarlos para participar activamente en hostilidades;

I. Ordenar el desplazamiento de la población civil por razones


relacionadas con el conflicto, a menos que así lo exija la seguridad de
los civiles de que se trate o por razones militares imperativas;
II. Matar o herir a traición a un combatiente adversario;
III. Declarar que no se dará cuartel;
IV. Someter a las personas que estén en poder de otra parte en el conflicto
a mutilaciones físicas o a experimentos médicos o científicos de
cualquier tipo que no estén justificados en razón del tratamiento médico,
dental u hospitalario de la persona de que se trate ni se lleven a cabo en
su interés, y que provoquen la muerte o pongan gravemente en peligro
su salud;
V. Destruir o apoderarse de bienes de un adversario, a menos que las
necesidades del conflicto lo hagan imperativo;

f) El párrafo 2 e) del presente artículo se aplica a los conflictos armados que no


son de índole internacional y, por consiguiente, no se aplica a las situaciones
de tensiones internas y de disturbios interiores, tales como los motines, los
actos esporádicos y aislados de violencia u otros actos análogos. Se aplica a
los conflictos armados que tienen lugar en el territorio de un Estado cuando
existe un conflicto armado prolongado entre las autoridades gubernamentales y
grupos armados organizados o entre tales grupos.

Dentro del término crímenes de guerra se engloba tanto a la “violación de los usos
y costumbres de la guerra” como la “violación de las reglas del derecho humanitario
aplicables a los conflictos armados”, tanto de carácter internacional como aquellos de
carácter no internacional.

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A diferencia del Estatuto del Tribunal de Nüremberg, el Estatuto de la Corte Penal


Internacional tipifica otras conductas originalmente no previstas por el Tribunal de
Nüremberg, por ejemplo, el ataque contra bienes de excepcional valor religioso, histórico o
cultural.
La lista de crímenes mencionados en el art. 8 del Estatuto de la Corte Penal
Internacional se reconocen y sancionan por el derecho internacional humanitario y se
enumeran en diversas convenciones, por ejemplo los crímenes de guerra previstos en las
Convenciones de 1907 (La Haya) y 1929 Ginebra, y en los Convenios de Ginebra de 1949 y
sus Protocolos Adicionales.
La primera categoría de crimenes de guerra (que aparecen en el inc. a) abarca las
infracciones graves del derecho internacional humanitario incorporadas en los Convenios de
Ginebra de 1949.
La segunda categoría de crimenes (inc. b)) se refiere a las violaciones graves enumeradas
en el Protocolo Adicional a los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949 Relativo a la
Protección de las Victimas de los Conflictos Armados Internacionales (Protocolo I), del 8 de
junio de 1977.
De acuerdo con el Protocolo Adicional I, las infracciones señaladas deben tener tres
elementos suplementarios para que constituyan crimenes de guerra:
a) Es preciso que el uso de los métodos o medios de hacer la guerra prohibidos no se
justifique por la necesidad militar.
b) Los actos deben cometerse con el propósito concreto de “causar daños extensos,
duraderos y graves al medio ambiente natural, poniendo así en peligro la salud o la
supervivencia de la población”, es decir, no basta que se causen daños al medio
ambiente, sino que esos daños deben ser de gravedad considerable.
c) Los daños ocurran como resultado de la conducta prohibida.

El Estatuto de la Corte Penal Internacional incorporó a los crimenes contra el


personal de las Naciones Unidas y el personal asociado, pero a diferencia del Proyecto de
Código de la CDI, que sólo limita la protección del personal de las Naciones Unidas a los
conflictos armados de carácter no internacional, la definición presentada por el Estatuto de
la Corte Penal Internacional lo amplía tanto a los conflictos de carácter internacional (inc. b)
como a los que no tienen carácter internacional (inc.d).
Las infracciones señaladas en el inc. b), del párr. 2, del artículo 8 del Estatuto de la
Corte Penal Internacional también comprenden, entre otras cosas, los ataques a los bienes

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culturales protegidos en virtud de la Convención de La Haya para la Protección de los


Bienes Culturales en Caso de Conflicto Armado, del 14 de mayo de 1954, así como a las
obras artísticas y literarias a que se refiere la Convención de Berna para la Protección de las
Obras Literarias y Artísticas (adoptada en 1886, complementada en París en 1896, revisada
en Berlín en 1908, complementada en Roma en 1928, en Bruselas en 1948, en Estocolmo
en 1967 y, por última vez, en París en 1971).
Sin mayor sorpresa se discutió intensamente sobre la inclusión o no en la lista de
armas prohibidas el empleo de armas nucleares. Un número considerable de países sostuvo
que la prohibición de armas de destrucción masiva ya existía en el derecho internacional
consuetudinario y debían incluirse todas ellas. Otros países argumentaron lo contrario.
Finalmente, se decidió realizar una lista de armas prohibidas, entre las que se encuentran:
a) El empleo de veneno o armas envenenadas.
b) Emplear gases asfixiantes, tóxicos o similares a cualquier líquido, material o
dispositivo análogo.
c) Emplear balas que se abran o aplasten con facilidad en el cuerpo humano, como
balas de camisa dura que no recubra en su totalidad la parte interior o que
tengan incisiones.

Debido a las controversias sobre la inclusión de armas nucleares, también se


excluyeron las armas biológicas y químicas, las armas laser que producen ceguera y las
minas antipersonales. En lugar, de eso, se acordó una cláusula genérica que prohíbe
emplear armas, proyectiles, materiales y métodos de guerra que; por su propia naturaleza,
causen daños superfluos o sufrimientos innecesarios o surtan efectos indiscriminados en
violación del derecho humanitario, con la condición de que esas armas sean objeto de una
prohibición completa y se incluyan en el anexo de dicho Estatuto en virtud de una enmienda
aprobada de conformidad con las disposiciones que sobre el particular figuran en los arts.
121 y 123 del propio Estatuto.
En tanto que en los crimenes mencionados en el inci. a) se exige que en tales conductas
deben someterse en forma deliberada y ocasionar muertes, lesiones físicas o graves daños
a la salud, en los crimenes mencionados en el inc. b) basta que los actos se perpetren en
forma deliberada, sin importar el resultado.

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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

La tercera categoría de crimenes (incs. c y e) se refiere a los conflictos armados


que no sean de índole internacional, es decir, las violaciones graves del art. 3 común a los
cuatro Convenios de Ginebra del Protocolo Adicional II.
Es notorio que el art. 8.2, inc.f) del Estatuto establece que las violaciones graves a
las leyes y los usos aplicables en los conflictos armados no internacionales “se aplica a los
conflictos armados que tienen lugar en el territorio de un Estado cuando existe un conflicto
armado prolongado) entre las autoridades gubernamentales y grupos armados organizados
o entre tales grupos”, con lo cual se reconoce la realidad de los nuevos conflictos armados
internos, puesto que los grupos insurgentes se asemejan más a bandas del crimen
organizado que a ejércitos regulares.

EL CRIMEN DE AGRESIÓN

Como ya se comentó, al concluir la Segunda Guerra Mundial, y para enjuiciar a los


responsables de lo que, de modo genérico, se llamaron crímenes de guerra, se concertó en
Londres (el 8 de agosto de 1945). entre los gobiernos de Estados Unidos de América,
Francia, Inglaterra y la URSS, un estatuto que incorporaba una Carta del Tribunal Militar
Internacional (Tribunal de Nüremberg) encargado de juzgar delitos específicos, los cuales se
agrupaban en tres categorías: crímenes contra la paz, crímenes de guerra y crímenes
contra la humanidad.

El delito de agresión estaba contemplado en el arto 6, dentro de los crímenes contra la paz:

a) Crímenes contra la paz: Es decir, planeamiento, iniciación o ejecución de una


guerra de agresión o de una violación de los Tratados Internacionales, Acuerdos y
Seguridades, o la participación en un plan común o en una conspiración para
ejecutar cualquiera de los actos precedentes.

El término acuerdos o seguridades abarca según la Comisión de Derecho


Internacional, toda promesa o garantía de paz planteada por un Estado, aunque fuera de
manera unilateral. Asimismo, la expresión hacer una guerra de agresión debía entenderse
como referida al personal militar de alta graduación y a los altos funcionarios del Estado.
Hasta ahora la, noción de agresión no se ha encontrado una definición jurídica en
derecho internacional. Todos los esfuerzos realizados tanto en el seno de la Sociedad de las
Naciones Unidas como en las Naciones Unidas han fracasado.

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

La Resolución 3314 (XXIX) de la Asamblea General del 14 de diciembre de 1974, relativa a


la definición de agresión, se aprobó sin someterse a votación.
En la actualidad, muchos gobiernos dudan de esa definición pueda servir de base para una
definición jurídica de la agresión, o de fundamento para una decisión judicial, ya que muchos
Estados la consideran demasiado política y que su objetivo era servir de guía al Consejo de
Seguridad en el desempeño de sus funciones y no como norma penal aplicable por un
tribunal para determinar la responsabilidad penal individual.
En estas circunstancias y ante la ausencia de una definición consensuada se han buscado
tres técnicas de definición:
1. Tratar la agresión sin definirla.
2. Limitarse a una definición general.
3. Completar esa definición general con una enumeración no limitativa.

Este último método se ha adoptado con frecuencia en las convenciones


internacionales que definen crímenes internacionales, por ejemplo, la Cláusula Martens del
preámbulo del Convenio Relativo a las Leyes y Usos de la Guerra Terrestre, el Estatuto del
Tribunal Militar [internacional de Nüremberg y el Estatuto del Tribunal Internacional para la
Ex Yugoslavia y Rwanda, y aun en el mismo Estatuto de la Corte Penal [internacional.
Es preciso comentar que la CDI, en su labor realizada en su 47o. periodo de
sesiones, durante 1995, intentó emitir una definición tanto para el delito de agresión como
para el delito de amenaza de agresión, de la siguiente manera
Articulo 15 Agresión:
1. El que actuando a título de autoridad u organizador prepare o ejecute un acto de
agresión, u ordene que sea ejecutado, será condenado, una vez declarado
culpable de ese acto, a ...
2. La agresión es el uso de la fuerza armada por un Estado contra la soberanía, la
integridad territorial o la independencia política de otro Estado, o en cualquier
otra forma incompatible con la Carta de las Naciones Unidas.
3. El primer uso de la fuerza armada por un Estado en violación de la Carta
constituirá prueba prima facie [sic] de un acto de agresión, aunque el Consejo de
Seguridad puede concluir, de conformidad con la Carta, que la determinación de
que se ha cometido un acto de agresión no estaría justificada a la luz de otras
circunstancias pertinentes, incluido el hecho de que los actos de que se trate o
sus consecuencias no son de suficiente gravedad.
4. Constituiría un acto de agresión cualquiera de los actos siguientes, haya o no
declaración de guerra, teniendo debidamente en cuenta los párrafos 2 y 3:

a. La invasión o el ataque por las fuerzas armadas de un Estado del territorio


de otro Estado, o toda ocupación militar, aun temporal, que resulte de
dicha invasión o ataque, o toda anexión, mediante el uso de la fuerza, del
territorio de otro Estado;

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b. El bombardeo, por las fuerzas armadas de un Estado, del territorio de


otro Estado, o el empleo de cualesquiera armas por un Estado contra el
territorio de otro Estado.
c. El bloqueo de los puertos o de las costas de un Estado por las fuerzas
armadas de otro Estado.
d. El ataque por las fuerzas armadas de un Estado contra las fuerzas
armadas terrestres, navales o aéreas de otro Estado, o contra su flota
mercante o aérea.
e. La utilización de fuerzas armadas de un Estado, que se encuentren en
el territorio de otro Estado con el acuerdo del Estado receptor, en
violación de las condiciones establecidas en el acuerdo o toda
prolongación de su presencia en dicho territorio después de terminado
el acuerdo.
f. La acción de un Estado que permite que su territorio que ha puesto a
disposición de otro Estado, sea utilizado por otro Estado para perpetrar
un acto de agresión contra un tercer Estado.
g. El envió por un Estado, o en su nombre de bandas armadas, grupos
irregulares o mercenarios que llevan a cabo actos de fuerza armada
contra otro Estado de tal gravedad que sean equiparables a los actos
antes enumerados, o su sustancial participación en dichos actos.
h. Cualesquiera otros actos que el Consejo de Seguridad determine que,
con arreglo a las disposiciones de la Carta, constituyen actos de
agresión.
5. Las decisiones del Consejo de Seguridad sobre la existencia de un acto de
agresión serán obligatorias para los Tribunales Nacionales.
6. Nada de lo dispuesto en este artículo se interpretará en el sentido de que amplía
o restringe en forma alguna el alcance de la Carta de las Naciones Unidas,
incluidas sus disposiciones sobre los casos en que es lícito el uso de la fuerza.
7. Nada de lo dispuesto en este artículo podrá en modo alguno interpretarse en
perjuicio del derecho a la libre determinación, la libertad y la independencia, tal
como se desprende de la Carta, de los pueblos privados por la fuerza del
derecho, a los que se refiere, a la Declaración sobre los principios de derecho
internacional referentes a las relaciones de amistad y a la cooperación entre los
Estados de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas, en particular los
pueblos que están bajo regímenes coloniales y racistas u otras formas de
denominación extranjera, ni del derecho de esos pueblos a luchar con tal fin y
pedir y recibir apoyo, con arreglo a los principios de la Carta y en conformidad
con la Declaración antes mencionada.

Esta definición se tomó íntegra de la Resolución 3314 (XXIX) del 4 de diciembre de


1974, de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Es preciso mencionar que, según esta definición, los autores de un acto de


agresión sólo pueden buscarse entre las categorías de personas que tienen la autoridad o el
poder necesarios para desempeñar un papel determinante en la comisión de una agresión,
ya que dicho texto menciona en forma expresa al dirigente u organizador, quien puede ser,
además de los miembros de gobierno, las personas que ocupan un alto cargo en el aparato

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militar, el cuerpo diplomático, etc. En efecto, la norma de derecho internacional que prohíbe
la agresión se aplica al comportamiento de un Estado para con otro, es decir, sólo los
Estados pueden infringir esta norma, pero es necesario considerar que el Estado es una
entidad abstracta e incapaz de actuar por si misma; por tanto, el Estado sólo puede cometer
la agresión con la participación activa de las personas con la capacidad para planificar,
preparar, desencadenar o concretar la agresión. En consecuencia, la responsabilidad del
individuo se vincula de manera intrínseca con la agresión cometida por el Estado.
Es preciso mencionar que la agresión no se incluyó en el Estado de los Tribunales
Internacionales para la ex Yugoslavia y Rwanda en virtud de que éstos sólo tienen
competencia para conocer de las “violaciones graves del derecho internacional
humanitario”.
Si bien, esta propuesta de la Comisión de Derecho Internacional constituyó un adelanto,
pues procuró definir la agresión, dicha disposición fue bastante criticada, ya que no ha sido
posible encontrar una definición exacta de la agresión, por lo que se decidió suprimir toda
definición de éste como del delito de amenaza de agresión en el texto del Proyecto de
Código. Asimismo, el Estatuto de la Corte Penal Internacional tampoco presenta definición
alguna (art. 5).
1 La competencia de la Corte se limitará a los crímenes más graves de trascendencia
para la comunidad internacional en su conjunto. La Corte tendrá competencia, de
conformidad con el presente Estatuto, respecto de los siguientes crímenes:
d) El crimen de agresión.
2. La Corte ejercerá competencia respecto del crimen de agresión una vez que se
apruebe una disposición….. en que se defina el crimen y se enuncien las condiciones en las
cuales lo hará. Esa disposición será compatible con las disposiciones pertinentes de la Carta
de las Naciones.
De esta manera, el Estatuto de la Corte determina que la agresión la definirá en un
momento posterior.
No obstante, la falta de definición, es importante la inclusión de este tipo de delito por
tratarse de una violación de una norma ius cogen reconocida en el art. 2.4 de la Carta de las
Naciones Unidas, que dispone:
Los Miembros de la Organización…… en sus relaciones internacionales, se
abstendrán de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la
independencia política de cualquier Estado, o en cualquier otra forma incompatible con los
Propósitos de las Naciones Unidas.

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● DELITOS INTERNACIONALES EN LOS QUE EL DERECHO INTERNO ES


APLICABLE.

Los delitos internacionales que el derecho interno de los Estados califica en la


actualidad se enumeran a continuación.

EL TERRORISMO
Inicialmente el terrorismo era un delito de orden interno, pero en virtud de la
proliferación de actos terroristas dirigidos contra determinado Estado realizados en el
territorio de un tercer Estado o en perjuicio de intereses de terceros Estados, motivó a la
comunidad internacional a sancionar el terrorismo y creó mecanismos de cooperación para
la represión y el castigo de los terroristas.
La comunidad internacional ha tipificado el terrorismo como un delito internacional y se
adoptaron las siguientes convenciones em la lucha contra el terrorismo:
I) Convenio sobre las infracciones y Ciertos Otros Actos Cometidos a Bordo de
las aeronaves (art. 1.1), Adoptado en Tokio el 14 de septiembre de 1963.
II) Convenio para la Represión del Apoderamiento Ilícito de Aeronaves (art. 1),
adoptado en La Haya del 16 al 31 de diciembre de 1970.
III) Convención para Prevenir y Sancionar los Actos de Terrorismo Configurados
en Delito en contra las Personas y la Extorsión Conexa cuando éstos tengan
Trascendencia internacional (art. 2), adoptada en Washington, D.C. el 2 de
febrero de 1971.
IV) Convenio para la Represión de Actos Ilícitos contra la Seguridad de la Aviación
Civil (art. 1), adoptada en Montreal el 23 de septiembre de 1971.
V) Convención sobre la Prevención y el Castigo de los Delitos contra Personas
Internacionalmente Protegidas, inclusive Agentes Diplomáticos (art. 2.1),
adoptada en Nueva York el 14 de diciembre de 1973.
VI) Convención Internacional contra la Toma de Rehenes (art. 1), adoptada en
Nueva York el 17 de diciembre de 1979.
VII) Convención sobre la Protección Física de los Materiales Nucleares (art. 7),
adoptada en Viena y Nueva York el 3 de marzo de 1980.
VIII) Protocolo para la Represión de Actos ilícitos de Violencia en los Aeropuertos
que Presten Servicio de Aviación Civil Internacional, complementario del
Convenio para la Represión de Actos ilícitos contra la Seguridad de la Aviación
Civil (art. II), Adoptado en Montreal el 24 de febrero de 1988.
IX) Convenio para la Represión de Actos Ilícitos Contra la Seguridad de la
Navegación Marítima (art. 3), adoptado en Roma el 10 de marzo de 1988.
X) Protocolo para la Represión de Actos Ilícitos contra la Seguridad de las
Plataformas Fijas Emplazadas en la Plataforma Continental (art. 2), adoptado
en Roma el 10 de marzo de 1988.
XI) Convenio Internacional para la Represión para los Atentados Terroristas
cometidos con Bombas, adoptado el 15 de diciembre de 1997. (art. 2.1).
XII) Convenio Internacional para la Represión de la Financiación del Terrorismo,
adoptado el 9 de diciembre de 1999 (art. 2.1).

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XIII) Convención Interamericana contra el Terrorismo, adoptado el 3 de junio de


2002 (arts. 5.1 y 6.1).

Es preciso mencionar que en todas estas convenciones se establece la obligación


de los Estados parte de adoptar las medidas legislativas necesarias para la represión de
estos actos, por lo que se dispone que los Estados deberán “considerar punibles los delitos
descritos (de conformidad a estas convenciones) mediante la imposición de penas
adecuadas…….”.
Por tanto, es un delito internacional puesto que el derecho internacional lo tipifica de
manera directa, pero el derecho aplicable es, en todo caso, el derecho interno de cada
Estado por remisión del derecho internacional, esto es, no bastan las Convenciones, sino
que es indispensable que el Estado legisle con base en los parámetros determinados por las
propias convenciones.
En sentido amplio, se entiende por terrorismo “cualquier acto o amenaza de
violencia cometido por un individuo o grupo de personas, organizaciones, lugares, sistemas
de transporte y comunicación internacionalmente protegidos, con la intención de causar
daños o muerte y con el objeto de forzar a un Estado a asumir determinadas medidas u
otorgar determinadas concesiones”.
En un principio, la CDI tipificó esta conducta como delito internacional en el
Proyecto de Código:
Artículo 24. Terrorismo internacional.
El que en calidad de agente o de representante de un Estado cometa u ordene que se
cometa cualquiera de los actos siguientes:
Realizar, organizar, facilitar, financiar, instigar o tolerar actos contra otro estado que
atenten contra las personas o los bienes y que por su naturaleza puedan crear un estado de
terror en el ánimo de los dirigentes, de grupos de personas o de la población en general
será condenado, una vez declarado culpable, a…….
Es importante destacar que, aunque no se haya encontrado todavía una definición
consensada del terrorismo, nada impide buscar características comunes en las diversas
formas que presenta este delito.
También es necesario aclarar que la finalidad del terrorismo no es provocar el
terror, puesto que el terror no es un fin en sí mismo, sino un medio. La finalidad del
terrorismo es realizar el intento de obtener una ventaja o hacer que cambie la actuación o la
orientación política de un gobierno, o bien modificar la forma constitucional de un Estado.
Sin embargo, en virtud de que no se logra consensar una definición para este acto,
se suprimió del Proyecto de Código como un delito independiente y se incluyó dentro de los
crimenes de guerra, con lo que se limitó su comisión a la violación del derecho humanitario

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internacional aplicable a los conflictos armados que no sean de carácter internacional (art.
20, inc. f), número iv).
El terrorismo no se contempla en ninguno de los delitos que sanciona el Estatuto de la Corte
Penal Internacional por no tratarse de uno de los crimenes más graves de trascendencia
internacional.

TRÁFICO ILÍCITO DE ESTUPEFACIENTES

Éste era un problema originalmente de índole interna, pero en la actualidad ya


trascendió las fronteras de los Estados para generar una preocupación de índole
internacional, por lo cual la CDI lo incluyó en su Proyecto de Código:
Articulo 25. Tráfico ilícito de estupefacientes.
1. El que cometa u ordene que se cometa cualquiera de los actos siguientes:

realizar, organizar, facilitar, financiar o instigar el tráfico ilícito de


estupefacientes en gran escala, dentro de los límites de un Estado o en
un ámbito transfronterizo será condenado, una vez declarado culpable,
a ...
2. A los efectos del párrafo 1, el hecho de facilitar o instigar el tráfico ilícito de
estupefacientes incluye la adquisición, tenencia, conversión o transferencia de
bienes por un individuo a sabiendas de que esos bienes proceden del crimen
definido en este artículo con el fin de ocultar o encubrir el origen ilícito de tales
bienes.
3. Se entiende por tráfico ilícito de estupefacientes la producción, la fabricación,
la extracción, la preparación, la oferta, la oferta para la venta, la distribución, la
venta, la entrega en cualesquiera condiciones, el corretaje, el envío, el envío
en tránsito, el transporte, la importación o la exportación de cualquier
estupefaciente o sustancia sicotrópica en violación del derecho interno o del
derecho internacional.
Resultó muy controvertido el primer párrafo de este artículo, ya que consideraba
como delito internacional un acto realizado dentro de los limites o territorio de un Estado,
razón por la cual, y conforme al derecho internacional clásico, debería ser un delito
nacional más no internacional. La expresión en gran escala, dentro de los límites de un
Estado lo en un ámbito transfronterizo se refiere no sólo al tráfico ilícito internacional de
estupefacientes, sino también al trafico interno cuando se practica en gran escala. A
muchos Estados pequeños les resultaba imposible ejecutar acción alguna contra los

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autores de ese tráfico cuando se efectuaba en gran escala dentro del ámbito de su propio
territorio. Esos Estados deseaban que juna jurisdicción internacional fuera competente
para conocer este género de infracción.
Sin embargo, en varias convenciones internacionales se ha reconocido al
narcotráfico como un delito internacional. Así, por ejemplo, la Convención Única de 1961
sobre Estupefacientes, adoptada en Nueva York el 30 de marzo de 1961, establece en su
art. 36. 1:
1. a) A reserva de lo dispuesto por su Constitución, cada una de las Partes se
obliga a adoptar las medidas necesarias para que el cultivo y la producción,
fabricación, extracción, preparación, posesión, ofertas en general, ofertas de
venta, distribución, compra, venta, despacho de cualquier concepto, corretaje,
expedición, expedición en tránsito, transporte, importación y exportación de
estupefacientes, no conformes a las disposiciones de esta Convención o
cualesquiera otros actos que en opinión de la Parte puedan efectuarse en
infracción de las disposiciones de la presente Convención, se consideren
como delitos si se cometen intencionalmente y que los delitos graves sean
castigados en forma adecuada, especialmente con penas de prisión u otras
penas de privación de libertad.

La Convención impone a los Estados la obligación de sancionar el tráfico ilícito de


estupefacientes de conformidad con la tipificación establecida por ella; por tanto, la
Convención remite al derecho interno de los Estados para su sanción. Lo anterior lo refuerza
en su párrafo 4o del mismo artículo:
Ninguna de las disposiciones del presente artículo afectará el principio de que
los delitos a que se refiere han de ser definidos, perseguidos y castigados de
conformidad con la legislación nacional de cada Parte.

Existen disposiciones similares en otras convenciones internacionales cuyo objeto


es la lucha contra el tráfico ilícito de drogas, como en:
I) El Convenio sobre Sustancias Sicotrópicas (arts. 21 y 22), adoptado en Viena
el 21 de febrero de 1971.
II) La convención de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de
Estupefacientes y Sustancias Sicotrópicas (art. 3), adoptada en Viena el 20 de
diciembre de 1988.
III) La Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes (arts. 24, 1 b) y 36.1)
adoptada en Nueva York el 30 de marzo de 1971.
IV) El Protocolo de Modificación de la Convención Única de 1961 sobre
Estupefacientes (art. 14), adoptada en Ginebra el 25 de marzo de 1972.

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● OTRAS CONDUCTAS QUE PUDIERAN SER CONSIDERADAS COMO DELITOS


INTERNACIONALES

Dentro del Proyecto de Código de la CDI hubo conductas que se incluyeron de


modo original como delictivas en contra de la paz y de la seguridad de la humanidad; sin
embargo, se excluyeron en su última versión.

LA AMENAZA DE AGRESION
Durante 1995 la CDI incluyó la amenaza de agresión en el Proyecto de Código y la
definió de la siguiente manera:
• Artículo 16. Amenaza de agresión.
l. El que en calidad de dirigente o de organizador ejecute una amenaza de
agresión, u ordene que sea ejecutada, será condenado, después de ser
reconocido culpable.
2. La amenaza de agresión consiste en declaraciones, comunicaciones,
demostraciones de fuerza o cualquier otra medida que puedan dar al gobierno
de un Estado razones suficientes para creer que se contempla seriamente una
agresión contra ese Estado.

LA INTERVENCIÓN
Por intervención se entiende, según se definió el Proyecto de Código de la CDI, lo siguiente:
Articulo 17. Intervención
1. El que en calidad de dirigente o de organizador ejecute una intervención en los
asuntos internos o externos de un Estado, u ordene que sea ejecutada, será
condenado, después de ser reconocido culpable, a…….
2. La intervención en los asuntos internos o externos de un Estado consiste en el
fomento de actividades [subversivas o terroristas, o la organización, ayuda o
financiación de tales actividades o el suministro de armas para tales actividades,
atenuado así gravemente con el libre ejercicio por ese Estado de sus derechos
soberanos.
3. Ninguna de las disposiciones de este artículo podrá de modo alguno redundar
en perjuicio del derecho a la libre determinación de los pueblos tal como está
consagrado en la Carta de las Naciones Unidas.

Aunque hubo consenso general acerca de la importancia de la no intervención


como principio fundamental del derecho internacional contemporáneo, se consideró que ese
principio tiene un alcance limitado debido, en particular, a la disminución de situaciones que
podrían considerarse asuntos internos y al planteamiento de situaciones, sobre todo
relacionadas con los derechos humanos en las que la invocación de la excepción de
jurisdicción interna era inadmisible.

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Sin embargo, esta conducta se suprimió considerando el carácter impreciso de la


idea subyacente y en la falta de rigor requerido por el derecho penal. Es necesario
mencionar que, al igual que en la agresión, los autores sólo pueden ser personas que tienen
la autoridad o el poder necesarios para desempeñar un papel determinante en la comisión
de actos de intervención en nombre de un Estado.

LA DENOMINACION COLONIAL Y OTRAS FORMAS DE DENOMINACION


EXTRANJERA
Por dominación colonial y otras formas de dominación extrajera se entiende, según la
definición del Proyecto de Código de la CDI, lo siguiente:
Artículo 18. Dominación Colonial y otras Formas de denominación extranjera.
El que en calidad de dirigente o de organizador establezca o mantenga por la fuerza,
una dominación colonial o cualquier otra forma de denominación extranjera en violación del
derecho a la libre determinación de los pueblos tal como está consagrado en la Carta de las
Naciones Unidas será condenado, después de ser reconocido culpable, a……..
La mayoría de los Estados, aunque reconocieron el carácter odioso de la
dominación colonial y de otras formas de dominación extranjera, se declararon partidarios
de la supresión d este artículo en virtud de la casi total desaparición del colonialismo, y a la
falta de una definición bastante precisa para responder a los criterios del derecho penal.

RECLUTAMIENTO DE MERCENARIOS
La CDI, propuso un texto relativo al reclutamiento de mercenarios:
Artículo 23. Reclutamiento, utilización, financiación, y entrenamiento de mercenarios.
1. El que en calidad de agente o representante de un Estado ejecute u ordene que
sea ejecutado cualquiera de los actos siguientes:

---reclutar, utilizar, financiar, o entrenar a mercenarios para actividades, dirigidas


contra otro Estado o con el objeto de oponerse al legítimo ejercicio del derecho
inalienable de los pueblos a la libre determinación reconocido por el derecho
internacional.
Será condenado, después de ser reconocido culpable, a….

2. Se entiende por mercenario todo individuo:


a. especialmente reclutado, localmente o en el extranjero, para combatir en un
conflicto armado:
b. que participe en las hostilidades animado esencialmente por el deseo de
obtener un provecho personal y haya recibido efectivamente la promesa,
hecha por una parte en el conflicto o en nombre de ella, de una retribución
material considerablemente superior a la prometida o abonada a los

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combatientes de grado y funciones similares de las fuerzas armadas de esa


parte;
c. que no sea nacional de una parte en el conflicto ni residente de un territorio
controlado por una parte en el conflicto:
d. que no sea miembro de las fuerzas armadas de una parte en conflicto; y
e. que no haya sido enviado en misión oficial como miembro de sus fuerzas
armadas por un Estado que no sea parte en el conflicto.
3. Se entiende también por mercenario, en cualquier otra situación, todo individuo:
a) que haya sido especialmente reclutado, localmente o en el extranjero, para
participar en un acto concertado de violencia con el propósito:
I. derrotar un gobierno o socavar alguna otra manera el orden constitucional
de un Estado, o
II. de socavar la integridad territorial de un Estado;

b) que participe en ese acto animado esencialmente por el deseo de obtener un


provecho personal significativo y le incite a ello la promesa o el pago de una
retribución material:
c) que no sea nacional ni residente del Estado contra el que esté dirigido ese acto;
d) que no sea miembro de las fuerzas armadas del Estado en cuyo territorio se
ejecute el acto.

● LA EJECUCION DE LA RESPONSABILIDAD INTERNACIONAL DE LOS


INDIVIDUOS

Expuestas las causas por las que un sujeto puede propiciar una responsabilidad
internacional, se analizará la cuestión relativa a la ejecución de la responsabilidad en que ha
incurrido el individuo, lo cual implica determinar las relaciones entre la responsabilidad
internacional del individuo y la responsabilidad internacional del Estado y la cuestión del foro
competente para el enjuiciamiento de los presuntos responsables.

● FORMAS DE RESPONSABILIDAD INTERNACIONAL SURGIDAS POR LA


VIOLACION DE UNA NORMA INTERNACIONAL
Es conveniente preguntarse si la responsabilidad individual excluye la estatal o se está
elimina la primera, o bien si ambas coexisten, y en tal caso, determinar en que grado
aparece cada una de ellas.
Es claro que, según el derecho internacional clásico, la responsabilidad
internacional siempre es responsabilidad del Estado, sin que existiera la posibilidad de
responsabilizar internacionalmente al individuo. Sin embargo, de antemano es posible
expresar que tanto la responsabilidad individual como la estatal se pueden acumular porque
ambas nacen de un mismo acto (u omisión) cometido por un individuo que en general es un

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órgano estatal. Por tanto, el comportamiento individual no sólo es imputable al autor en


cuanto persona física, sino también al Estado en cuyo nombre actúa.
Existen dos posibilidades de violación a las normas del derecho internacional, en
cuanto a la responsabilidad que hace surgir:
A) Responsabilidad exclusiva del Estado:
1. Obligación de reparación por parte del Estado.
2. Responsabilidad penal del Estado.
3. Concurrencia entre la obligación de reparación y la responsabilidad penal del
Estado.

B) Responsabilidad conjunta del Estado y del individuo:

1. Obligación de Reparación del Estado y responsabilidad penal individual.


2. Responsabilidad penal del Estado y responsabilidad penal individual
3. Responsabilidad penal del Estado y su obligación de reparación y la
responsabilidad penal individual.

RESPONSABILIDAD EXCLUSIVA DEL ESTADO.

1. Obligación de reparación por parte del Estado


Aquí comprende la violación de cualquier obligación internacional, en forma
independiente de su fuente, es decir, si ésta emana de algún Tratado o de la
Costumbre Internacionales.

2. Responsabilidad penal del Estado.


Este caso, no muy frecuente, se comprometen las sanciones en contra de algún
Estado. Así, por ejemplo, el art. 19 de la Carta de las Naciones Unidas establece:

El Miembro de las Naciones Unidas que esté en mora en el pago de sus cuotas
financieras para los gastos de la Organización, no tendra voto en la Asamblea General
cuando la suma adeudada sea igual o superior al total de las cuotas adeudadas por los dos
años anteriores completos. La Asamblea General podrá, sin embargo, permitir que dicho
Miembro vote si llegare a la conclusión de que la mora se debe a circunstancias ajenas a la
voluntad de dicho Miembro.
Igual que en el caso anterior (obligación de reparación), también existe el
incumplimiento por parte de un Estado de sus obligaciones contraídas en el plano
internacional, sin embargo, en el primer caso sólo nace la obligación de reparación en tanto
que aquí existe una sanción directa contra el Estado, a saber, la privación de su derecho al
voto en la Asamblea General.

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3.Concurrencia entre la obligación de reparación y la responsabilidad penal del


Estado.
Es el caso de la suspensión, incluso la expulsión, de un Estado de la Organización de
las Naciones Unidas. Así, el art. 5 de la Carta dispone:
Todo Miembro de las Naciones Unidas que haya sido objeto de acción preventiva o
coercitiva por parte del Consejo de Seguridad podrá ser suspendido por la Asamblea
General, a recomendación del Consejo de Seguridad, del ejercicio de los derechos y
privilegios inherentes a su calidad de Miembro. El ejercicio de tales derechos y privilegios
podrá ser restituido por el Consejo de Seguridad.
Asimismo, el art. 6 establece:
Todo Miembro de las Naciones Unidas que haya violado repetidamente los Principios
contenidos en esta Carta podrá ser expulsado de la Organización por la Asamblea General
a recomendación del Consejo de Seguridad.
Sin embargo, el art. 40 de la Carta determina:
A fin de evitar que la situación se agrave, el Consejo de Seguridad, antes de hacer las
recomendaciones o decidir las medidas de que trata el Artículo 39, (Amenazas a la paz,
quebrantamientos de la paz o actos de agresión) podrá instar a las partes interesadas a que
cumplan con las medidas provisionales que juzgue necesarias o aconsejables. Dichas
medidas provisionales no perjudicarán los derechos, las reclamaciones o la posición de las
partes interesadas. El Consejo de Seguridad tomará debida nota del incumplimiento de
dichas medidas provisionales.

RESPONSABILIDAD CONJUNTA DEL ESTADO Y DEL ESTADO Y DEL INDIVIDUO


1. La obligación de reparación del Estado y responsabilidad penal individual

Son los casos de los crímenes de guerra que originan una responsabilidad penal en
el individuo, y, al mismo tiempo, una obligación de reparación a cargo del Estado.
Basta mencionar dos ejemplos, previstos en el Protocolo Adicional a los Convenios
de Ginebra del 12 de agosto de 1949 Relativo a la Protección de las Víctimas de los
Conflictos Armados Internacionales (Protocolo I).
a) El art, 11 del citado Protocolo dispone:
1. No se pondrán en peligro, mediante ninguna acción u omisión injustificada,
la salud ni la integridad física o mental de las personas en poder de la
Parte adversa o que sean internadas, detenidas o privadas de libertad en
cualquier otra forma a causa de una situación prevista en el artículo 1. Por
consiguiente, se prohíbe someter a las personas a que se refiere el
presente artículo a cualquier acto médico que no esté indicado por su
estado de salud y que no esté de acuerdo con las normas médicas
generalmente reconocidas que se aplicarían en análogas circunstancias
médicas a los nacionales no privados de libertad de la Parte que realiza el
acto.

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2. Se prohíben en particular, aunque medie el consentimiento de las referidas


personas:

a. las mutilaciones físicas;

b. los experimentos médicos o científicos;

c. las extracciones de tejidos u órganos para trasplantes, 

salvo si estos actos están justificados en las condiciones previstas en el párrafo 1.

b) El art. 51 del citado protocolo establece:

1. La población civil y las personas civiles gozarán de protección


general contra los peligros procedentes de operaciones militares.
Para hacer efectiva esta protección, además de las otras normas
aplicables de derecho internacional, se observarán en todas las
circunstancias las normas siguientes.
2. No serán objeto de ataque la población civil como tal ni las personas
civiles. Quedan prohibidos los actos o amenazas de violencia cuya
finalidad principal sea aterrorizar a la población civil.

Así, el art. 86, párr. 2º., del Citado Protocolo define:

……El hecho de que la infracción de los Convenios o del presente Protocolo haya
sido cometida por un subordinado no exime de responsabilidad penal o disciplinaria,
según el caso, a sus superiores, si éstos sabían o poseían información que les permitiera
concluir, en las circunstancias del momento, que ese subordinado estaba cometiendo o
iba a cometer tal infracción y si no tomaron todas las medidas factibles que estuvieran a
su alcance para impedir o reprimir esa infracción.

En tal caso, se presenta una responsabilidad penal individual tanto para el


infractor directo de las disposiciones de la Convención o del Protocolo como para el
superior jerárquico en los supuestos mencionados por la anterior disposición. De igual
modo, emana una obligación de reparación por parte del Estado en los términos del art.
91:

……La Parte en conflicto que violare las disposiciones de los Convenios o del presente
Protocolo estará obligada a indemnizar si hubiere lugar a ello. Será responsable de todos
los actos cometidos por las personas que formen parte de sus fuerzas armadas.

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Por tanto, concurrirán la obligación de reparación del Estado con la


responsabilidad penal individual en caso de que violen tales disposiciones los miembros
de las Fuerzas Armadas de algunos de los Estados parte de dichos Protocolos.

2. Responsabilidad penal del Estado y responsabilidad penal individual

Se genera cuando ejercen represalias durante la guerra en contra del Estado transgresor
de las reglas del derecho de guerra y la responsabilidad penal individual de los crimenes
de guerra.

Por ejemplo, el caso de lo sucedido durante la guerra de los Balcanes, es decir,


en los conflictos de la ex Yugoslavia, en los que hubo intervención directa de las Fuerzas
para el Mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas, sobre todo en el territorio de las
repúblicas transgresoras de los acuerdos de tregua. Asimismo, se instauró el Tribunal
Internacional para el enjuiciamiento de los presuntos responsables de las violaciones del
derecho internacional humanitario cometidas en el territorio de la ex Yugoslavia desde
1991, para conocer de los crimenes de guerra y violaciones al derecho humanitario.

3. Responsabilidad penal del Estado y su obligación de reparación y la


responsabilidad penal individual

Lo cierto es que la puesta en aplicación en los casos concretos de tal o cual


responsabilidad dependerá del grado de evolución de las instituciones internacionales, por
ejemplo, recientemente se estableció la Corte Penal Internacional para enjuiciar a
individuos responsables de ilícitos internacionales.

Los efectos del acto ilícito, tanto colectivos como individuales, se acumulan y no
excluyen el uno al otro. No puede ser de otra manera, ya que, de no acumularse, la
responsabilidad estatal podría servir de escudo a las responsabilidades individuales, lo
cual disminuiría la eficacia de las sanciones a las violaciones del derecho internacional; de
igual modo, la responsabilidad individual podría atentar la garantía ofrecida por la
responsabilidad estatal, según el derecho internacional clásico.

En estos casos, se parte de las hipótesis de que la responsabilidad internacional


no puede imputarse al Estado como resultado de una actuación ajena a la actividad de los
órganos estatales, es decir, mientras que un acto de un órgano estatal será la condición
para la responsabilidad estatal e individual, el acto de un simple particular no puede
originar una responsabilidad internacional. En tal caso, no puede hablarse de una doble
responsabilidad internacional como consecuencia de una conducta única
internacionalmente ilícita.

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● TRIBUNAL COMPETENTE PARA LA SANCION DE LA RESPONSABILIDAD


INDIVIDUAL

Es el momento de examinar los procedimientos para exigir la responsabilidad


internacional y establecer quiénes son los sujetos que pueden reclamarla, además de
determinar los tribunales competentes para estos casos.
Ejecución de la puesta en juego de la responsabilidad individual
Estos procedimientos pueden incoarse por:
a. Un Estado que actúa aisladamente.
b. Iniciativa de la comunidad internacional que bien puede ser un conjunto de
Estados o bien una organización internacional autorizada para exigir una
responsabilidad individual.

1. Exigibilidad de la responsabilidad individual por un Estado que actúa de


manera aislada

El acto individual que propicia una reclamación estatal puede cometerse en tiempo de paz
en tiempo de guerra.
a) En los casos de violaciones en tiempos de paz, la competencia del Estado puede
derivarse de:
I) El derecho internacional consuetudinario. En tal caso podemos mencionar
algunos crimenes internacionales, como por ejemplo la piratería y la trata de
esclavos. En tales casos la sanción va dirigida en contra del pirata o traficante
de esclavos, que viola una norma del derecho internacional.
II) El derecho internacional convencional. En virtud del derecho internacional
convencional se faculta a un Estado a poner en aplicación una
responsabilidad individual al establecer compromisos relativos a la represión
o castigo de ciertas conductas internacionales ilícitas en complimiento de sus
deberes internacionales, los Estados, al promulgar normas represivas contra
los autores de crimenes internacionales, instrumentan las normas del derecho
internacional y ejercen su jurisdicción en virtud del derecho internacional y no
del estatal.

a) En los casos de violaciones en tiempo de guerra, la facultad del Estado puede


preverse por:
I) El derecho internacional clásico. Cuando el Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas, en virtud del art. 41 de l Carta de ONU, impone una
interrupción (o bloqueo) total o parcial a las relaciones económicas o de las
comunicaciones a un Estado agresor de la paz y seguridad internacionales;
un particular rompe dicho bloqueo cuando transporta armamento al ejército
del Estado agresor.
Entonces existe una obligación de abstenerse de violar el bloqueo tanto
para los Estados que conforman la comunidad internacional como para los
individuos sin importar, de momento, que lo juzgue un Tribunal nacional.

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II) El derecho internacional convencional. Son, por ejemplo, los crimenes de


guerra que cometen los simples particulares en contravención a lo
estipulado por alguna convención internacional.

Es posible mencionar lo señalado por el art. 11 del Protocolo Adicional a los


Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949 Relativo a la Protección de las Víctimas de
los Conflictos Armados internacionales (Protocolo 1), que establece la prohibición de
someter a las personas detenidas o privadas de su libertad a cualquier acto médico no
indicado para su salud y que no este de acuerdo con las normas médicas generales
reconocidas y que se apliquen en circunstancias médicas análogas a los nacionales no
privados de su libertad de la parte que realiza el acto.
Estos hechos se presentaron con cierta frecuencia durante la Segunda Guerra
Mundial, cuando los mismos prisioneros de guerra sirvieron de “conejillos de Indias” en los
experimentos realizados por los médicos del ejercito nazi o bien por algunos investigadores
alemanes.
Las normas violadas serán aquellas que imponen cierta conducta a un particular,
bien sea que actúen en nombre del Estado o en nombre personal (en su calidad privada) sin
ninguna vinculación al Estado.
Por regla general, las normas del derecho internacional que señalan una responsabilidad al
individuo, con independencia de su calidad de órgano estatal o en su calidad particular, no
son deberes in faciendo (obligaciones de hacer), sino más bien establecen obligaciones in
abstinendo (obligaciones de no hacer o de abstención).
El derecho internacional faculta a los Estados de ejercer su jurisdicción para el
juicio y castigo de los individuos internacionalmente responsables en razón del
“desdoblamiento funcional), que consiste en reconocer en el plano internacional a las
jurisdicciones nacionales la facultad para sancionar la comisión de delitos internacionales a
la par de una jurisdicción internacional.
Sin embargo, conviene precisar que el Estado que deba ejercer su jurisdicción, de
conformidad con la presente regla, no necesariamente debe ser el Estado vencedor del
conflicto bélico, sino que basta que sea el Estado agredido (o adversario), pues puede
enjuiciar al responsable durante el conflicto cuando todavía no hay ni vencedor ni vencido.
Se reconoció esta regla en diversos Tratados de paz, tanto en la Primera como en
la Segunda Guerra Mundiales. De hecho, la competencia de las jurisdicciones nacionales se
ejerció de modo concurrente con la del Tribunal Militar Internacional de Nüremberg. Los
Tribunales nacionales utilizaron su jurisdicción en los casos de crimenes de Guerra
“ordinarios”, en tanto que el Tribunal de Nüremberg los hizo para los delitos de mayor
gravedad. Así, en la Declaración de Moscú, del 1º de noviembre de 1943, dispuso que los
crimenes de guerra se juzgaran en los países en los que perpetraron sus crimenes y que
fueran castigados conforme a las leyes de esos países liberados. Esta regla la han seguido
varias legislaciones europeas.
En la actualidad, el Estatuto de la Corte Penal Internacional reconoce este principio al
disponer que “la competencia de la Corte se limitará a los crimenes más graves de
trascendencia para la comunidad internacional para su conjunto……”. (art. 5),
entendiéndose que en los demás casos la competencia corresponde a los Estados.

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2 Exigíbilidad de la responsabilidad individual por la comunidad internacional


ante un órgano interestatal

Pueden presentarse estos casos cuando la comunidad internacional enjuicia, ante un


Tribunal internacional, a jun individuo internacionalmente responsable por la comisión de
algún ilícito internacional.
a) En virtud del derecho internacional clásico
Este caso es el de los juicios ventilados ante los tribunales internacionales de Tokio y
Nüremberg. Si bien dichos tribunales se crearon para conocer de delitos graves del derecho
internacional de la guerra, éstos sentaron precedente para la posterior creación de otros
tribunales internacionales, como los tribunales internacionales para los crimenes de la ex
Yugoslavia y Rwanda; ambos tribunales sirvieron “para el enjuiciamiento de los presuntos
responsables de violaciones graves del derecho internacional humanitario……” . Sin
embargo, ambas cortes se constituyeron como tribunales especiales (o tribunales ad hoc)
porque tienen una jurisdicción territorial y temporal bien definidas.
En el caso del Tribunal Internacional para la ex Yugoslavia,
…….La jurisdicción territorial del Tribunal Internacional abarcará el territorio de la ex
República Federativa Socialista de Yugoslavia, con inclusión de su superficie terrestre, su
espacio aéreo y sus aguas territoriales.  La jurisdicción temporal del Tribunal Internacional
abarcará un período que comienza el 1º de enero de 1991 (art. 8 del Estatuto).
La jurisdicción territorial……..abarcará el territorio de Rwanda, con la inclusión de su
superficie terrestre y su espacio aéreo, así como el territorio de Estados vecinos en cuanto
atañe a graves violaciones del derecho humanitario internacional cometidas por ciudadanos
de Rwanda. La jurisdicción temporal del Tribunal Internacional para Rwanda abarcará un
periodo comprendido entre el 1º . de enero de 1994 y el 31 de diciembre de 1994 (art. 7 del
Estatuto).
Existen dos diferencias notables entre ambas disposiciones: mientras que la
jurisdicción territorial del Tribunal Internacional para Rwanda es más amplía, ya que no, se
limita al territorio de Rwanda sino que también abarca el de los Estados Vecinos, siempre
que los delitos los cometan ciudadanos de Rwanda, su jurisdicción temporal es más limitada
que en caso del tribunal Internacional para la ex Yugoslavia, pues este dejo abierta la fecha
hasta que cese definitivo de la guerra.
Asimismo, para ambos tribunales se estableció una jurisdicción concurrente con los
tribunales nacionales. De igual manera, quedó asentado que los tribunales internacionales
tendrían primacía respecto a los tribunales nacionales, y en cualquier etapa del
procedimiento estos tribunales podrían presentar a los tribunales nacionales de modo oficial
una petición de inhibitoria de jurisdicción de conformidad con el Estatuto y las Reglas de
Procedimiento y Prueba de dichos Tribunales.
Sin embargo, en el Estatuto de ambos tribunales se dispuso que “ninguna persona
será sometida a juicio en un tribunal nacional por actos que constituyan violaciones graves
del derecho internacional humanitario”, ya que estos deberán conocerlos los Tribunales

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Internacionales, más en los casos en que una persona haya sido juzgada por un Tribunal
nacional por actos que constituyen violaciones graves al derecho internacional humanitario,
sólo podrá juzgarla el Tribunal Internacional si:
a) El acto por el cual se le sometió a juicio se consideró delito ordinario.
b) La vista de la causa por el Tribunal nacional no fue imparcial ni independiente, tuvo
por objeto proteger al acusado de la responsabilidad penal internacional, o la
causa no se tramitó con la diligencia necesaria.

Estos tribunales se componen de tres Salas (dos Salas de Primera Instancia y una
Sala de Apelaciones), una Secretaría y un Fiscal, aunque el Tribunal de Rwanda agregó
después una tercera sala para acelerar los procedimientos. El Fiscal es responsable y
encargado de la investigación y el enjuiciamiento de los presuntos culpables. Asimismo,
inicia las investigaciones, bien sea de oficio o sobre la base de la información obtenida de
cualquier, fuente, en particular de los gobiernos, de los órganos de las Naciones Unidas, de
las organizaciones intergubernamentales y de las organizaciones No gubernamentales;
evalúa dicha información y decide si hay base suficiente para entablar la acción penal
correspondiente.
Por lo anterior, si bien de acuerdo con el art. 15.3 del Estatuto del Tribunal
Internacional para Rwanda, “el Fiscal del tribunal Internacional para la ex Yugoslavia será
también Fiscal del Tribunal Internacional para Rwanda….”, la que determina si se ejercerá la
acción penal contra los presuntos responsables de las violaciones graves del derecho
internacional humanitario es la comunidad internacional, única que tiene el derecho de
denunciar y solicitar el enjuiciamiento de los responsables de la perpetración de crimenes
internacionales.
Además de la pena privativa de la libertad, será factible ordenar la devolución a los
propietarios legítimos de los bienes e ingresos adquiridos por medios delictivos, incluida la
coacción.
Las penas de enjuiciamiento se cumplirán en Rwanda (para los delitos cometidos en su
territorio) o en algunos de los Estados designados por los tribunales internacionales de una
lista de Estados que hayan indicado al Consejo de Seguridad su disposición de aceptar a los
condenados.
Destaca que, en virtud de que el Estatuto de dichos tribunales internacionales
define las conductas delictivas que sancionará la comunidad internacional, el individuo
internacionalmente responsable debe someterse al imperio del derecho internacional como
derecho aplicable a su enjuiciamiento. Sin embargo, si conforme a la legislación del Estado
en que el condenado cumple la pena de prisión, éste tiene derecho a solicitar el indulto o la
conmutación de la pena, dicho Estado lo notificará al tribunal Internacional para que, “con
base en los intereses de la justicia y los principios generales del derecho”, autorice el indulto
o la conmutación.
b) En virtud del derecho internacional convencional
Como ya se mencionó, el primer antecedente convencional sobre el establecimiento
de un tribunal internacional se encuentra previsto en la Convención para la Prevención y la
Sanción del Delito de Genocidio de 1948, en cuyo art. VI se dispone:

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Las personas acusadas de genocidio……., serán juzgadas por un tribunal competente


del Estado en cuyo territorio el acto fue cometido, o ante la corte penal internacional que sea
competente respecto a aquellas de las Partes contratantes que hayan reconocido su
jurisdicción.

Esta Convención establece una jurisdicción concurrente, ya que prevé que los
presuntos responsables de la comisión del delito de genocidio puedan ser enjuiciados por
una Corte estatal, o bien por un Tribunal Internacional; en este último caso, sólo cuando el
Estado que solicita el enjuiciamiento haya reconocido la jurisdicción de este Tribunal.

En cambio, para los Estados que pretendan enjuiciar a los presuntos


responsables de Genocidio, el art. V de la Convención que se comenta dispone que
dichos Estados se comprometen a adoptar:
…….con arreglo a sus Constituciones respectivas, las medidas legislativas
necesarias para…. a establecer sanciones penales eficaces para castigar a las
personas culpables de genocidio…...
Asimismo, para lograr un efectivo enjuiciamiento de los culpables de genocidio, los
Estados Contratantes “se comprometen, en tal caso, para conceder la extradición
conforme a su legislación y a los tratados vigentes” (art. VII); además, el genocidio no se
considerará delito político.
Sin embargo, el art. IX de la misma Convención establece:
Las controversias entre las Partes contratantes, relativas a la interpretación,
aplicación o ejecución de la presente Convención, incluso las relativas a la
responsabilidad de un Estado en materia de genocidio o en materia de cualquiera
de los otros actos enumerados en el artículo III, las diferentes modalidades en las
que se pueda cometer el Genocidio serán sometidas a la Corte Internacional de
Justicia a petición de una de las Partes en la controversia.

Lo anterior no faculta el enjuiciamiento de los presuntos responsables, ya que la


Corte solo tiene facultades para enjuiciar a los Estados,
Aunque no se menciona en términos expresos quienes son los facultados para incitar la
acción penal en contra de los presuntos responsables, es indudable que los Estados, ya
que de conformidad con lo dispuesto en el art. I:
Las Partes contratantes confirman que el genocidio, ya sea cometido en tiempo
de paz es un delito de derecho internacional que ellas se comprometen a
intervenir y a sancionar.

Sin embargo, esta acción no es limitativa de los Estados sino que también
corresponde a la Organización de las Naciones Unidas en virtud de los establecido en el
art. VIII, el cual dispone:
Toda Parte contratante puede recurrir a los órganos competentes de las Naciones
Unidas a fin de que éstos tomen, conforme a la Carta de las Naciones Unidas, las
medidas que juzguen apropiadas para la prevención y la represión de actos de genocidio
o de cualquiera de los otros actos enumerados en el artículo III.

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Por tanto. Corresponde a la Comunidad internacional la persecución de dicho


delito.
Como ya se comentó, no fue sino hasta 1998 cuando se aprobó en Roma el Estatuto de
la Corte Penal Internacional, cuyo art. 5º, establece:
 La competencia de la Corte se limitará a los crímenes más graves de
trascendencia para la comunidad internacional en su conjunto……..

A diferencia de los tribunales especiales para Rwanda y la ex Yugoslavia, que tienen una
competencia limitada temporal y territorial, la Corte Penal Internacional tan sólo tiene una
limitación temporal, ya que de acuerdo con el art. 11 de su Estatuto, “la Corte tendrá
competencia únicamente respecto, de crimenes cometidos después de la entregada en
vigor del presente estatuto”.
En consecuencia, la comunidad internacional es la única facultada para iniciar el proceso
de investigación, a fin de determinar la responsabilidad internacional del presunto
responsable de la comisión de los ilícitos. El art. 1º, del Estatuto establece:
….La Corte…..estará facultada para ejercer su jurisdicción….(y tendrá carácter
complementario) de las jurisdicciones penales nacionales…….

Sin embargo, más que una jurisdicción subsidiaria, pues de acuerdo con el art.
17 del Estatuto, la Corte podrá declinar su competencia. Es decir, la Corte no podrá
conocer del caso cuando:

a. El asunto sea objeto de una investigación o enjuiciamiento en el Estado que


tiene jurisdicción sobre él salvo que éste no esté dispuesto a llevar a cabo la
investigación o el enjuiciamiento o no pueda realmente hacerlo;
b. El asunto haya sido objeto de investigación por el Estado que tenga jurisdicción
sobre él y éste haya decidido no incoar acción penal contra la persona de que
se trate, salvo que la decisión haya obedecido a que no esté dispuesto a llevar
a cabo el enjuiciamiento o no pueda realmente hacerlo;
c. La persona de que se trate haya sido ya enjuiciada por la conducta a que se
refiere la denuncia, y la Corte no pueda incoar el juicio con arreglo a lo
dispuesto en el párrafo 3 del artículo 20;

I) Obedeciera al propósito de sustraer al acusado de su responsabilidad


penal por crimenes de la Corte; o
II) No hubiera sido instruida en forma independiente o imparcial de
conformidad con las debidas garantías procesales reconocidas por el
derecho internacional o lo hubiera sido de alguna manera que, en las
circunstancias del caso, fuere incompatible con la intención de someter a
la persona a la acción de la justicia:

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Por tanto, la jurisdicción de la Corte está condicionada a los mencionados


supuestos cuando el Estado no ejerza su jurisdicción (voluntaria o involuntaria) o,
ejerciéndola, tenga la intención de proteger al inculpado.

Asi, de conformidad con el art. 13 del Estatuto de la Corte Penal Internacional, la


Corte podrá ejercer su competencia respecto a cualquiera de los crimenes a que se
refiere el art. 5, según las disposiciones del presente Estatuto, si:

a. Un Estado Parte remite al Fiscal, de conformidad con el artículo 14, una situación
en que parezca haberse cometido uno o varios de esos crímenes;
b. El Consejo de Seguridad, actuando con arreglo a lo dispuesto en el Capítulo VII
de la Carta de las Naciones Unidas, remite al Fiscal una situación en que parezca
haberse cometido uno o varios de esos crímenes; o
c. El Fiscal ha iniciado una investigación respecto de un crimen de ese tipo de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 15.

De esta manera, cualquier Estado Parte podrá:

Remitir al Fiscal una situación en que aparezca haberse cometido uno o varios
crimenes de la competencia de la Corte y pedir al Fiscal que investigue la situación a los
fines de determinar si se ha de acusar de la comisión de tales crimenes a una o varias
personas determinadas (art. 14.1).

El Fiscal “podrá iniciar de oficio una investigación sobre la base de información acerca de
un crimen de la competencia de la Corte” (15.1). Asímismo el Fiscal, al analizar la
veracidad de la información recibida,

…podrá recabar más información de los Estados, los órganos de las Naciones
Unidas las organizaciones intergubernamentales o no gubernamentales u otras fuentes
fidedignas…..(art. 15.2):

Con base en lo anterior, si el Fiscal llega a la conclusión de que existe


fundamento suficiente para abrir una investigación, presentará a la Sala de Cuestiones
Preliminares una petición de autorización para hacerlo, la cual examinará la petición y la
documentación relativa y determinará si existe fundamento suficiente para abrir tal
investigación (Arts. 15.3 y 15.4).

Iniciada la investigación. La Sala de Cuestiones Preliminares dictará, a solicitud


del Fiscal, una orden de detención contra una persona (art. 58.1). El Estado parte que
reciba una solicitud de detención provisional o de detención y entrega tomará las medidas
necesarias para la detención, de acuerdo con su derecho interno. (art. 59.1).

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Para la investigación y el enjuiciamiento de los responsables de las conductas


criminales, los Estados parte del Estatuto cooperarán plenamente con la Corte (art. 86);
sin embargo, la Corte podrá invitar a cualquier Estado que no sea parte a presentar
asistencia para el enjuiciamiento de los responsables sobre la base de un arreglo especial
o de un acuerdo con ese Estado (art. 87.5). Para ello, LA Corte estará facultada a
formular solicitudes de cooperación a los Estados partes (art. 87.1) o de detención y
entrega de una persona cuando está se encontrará en su territorio (art. 89.1). Asimismo.
Los Estados se asegurarán que en sus respectivos derechos internos existan los
mecanismos o procedimientos aplicables a todas las formas de cooperación.

En virtud de que se reconoce la jurisdicción dual o concurrente, cuando un


Estado parte reciba una solicitud de la Corte relativa a la entrega de una persona y
además una solicitud de cualquier otro Estado relativa a la extradición de la misma
persona, este Estado dará prioridad a la solicitud de la Corte (art. 90). Debe entenderse
por entrega la entrega de una persona por un Estado a la Corte, y por extradición, la
entrega de una persona por un Estado a otro Estado (art. 102).

Decretada la culpabilidad del autor de los crimenes, la Corte podrá imponer alguna de las
penas siguientes (art. 77. 1).

a. La reclusión por un número determinado de años que no exceda de 30 años;


o
b. La reclusión a perpetuidad cuando lo justifiquen la extrema gravedad del
crimen y las circunstancias personales del condenado.

2. Además de la reclusión, la Corte podrá imponerse (art. 77.2)

a) Una multa con arreglo a los criterios enunciados en las Reglas de


Procedimiento y Prueba;
b) El decomiso del producto, los bienes y los haberes procedentes directa o
indirectamente de dicho crimen, sin perjuicio de los derechos de terceros de
buena fe.

Al imponer una pena, la Corte tendrá en cuenta factores como la gravedad del
crimen y las circunstancias personales del condenado (art. 78. 1). Asimismo, cuando una
persona sea declarada culpable por la comisión de más de un delito, se impondrá una
pena por cada delito y una pena común en la que se especificará la duración total de la
reclusión. La pena no será inferior a la más alta de cada una de las penas impuestas y no
excederá de 30 años de reclusión o de una pena de reclusión a perpetuidad (art. 78.3).

La pena privativa de libertad se cumplirá en un Estado designado por la Corte


sobre la base de una lista de Estados que hayan manifestado a la Corte que están
dispuestos a recibir condenados. De no designarse un Estado, la pena se cumplirá en el
establecimiento designado por el Estado anfitrión, es decir, en cuyo territorio se

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establezca la sede de la Corte (art. 103). De igual modo, la Corte decidirá el traslado del
condenado a un Estado distinto del de ejecución (art. 104).

El Estatuto, en su art. 105, es categórico al establecer “la pena privativa de


libertad tendrá carácter obligatorio para los Estados Partes los cuales no podrán
modificarla em caso alguno”. Por tanto, la solicitud de apelación sólo incumbe a la Corte
decidirla.

Respecto a las multas lo al decomiso, los Estados partes harán efectivas las
multas u órdenes de decomiso decretadas por la Corte, sin perjuicio de los derechos de
terceros de buena fe y de conformidad con el derecho interno. En caso de que no se
pueda hacer efectiva la orden de decomiso, el Estado parte adoptará las medidas para
cobrar el valor del producto, los bienes o los haberes cuyo decomiso hubiera decretado la
Corte, y el producto de la venta se transferirá a la Corte (art. 109).

Es importante mencionar que, de acuerdo con el art, 20 del Estatuto, la Corte


reconoce el principio de “cosa juzgada” y “no procesará a nadie que haya sido procesado
por otro tribunal”, bien sea condenado o absuelto, salvo que la sentencia haya sido
dictada para sustraer al inculpado de su responsabilidad. Esta fórmula es uno de los
pilares fundamentales que permitirá que la Corte Penal Internacional funcione como
instrumento contra la impunidad de los peores crimenes de trascendencia para la
humanidad:

Sin bien es cierto que la “cosa juzgada” es u principio general del derecho que
pretender ofrecer seguridad jurídica, también lo es que, frente al derecho de no ser
juzgado dos veces por el mismo delito (ne bis in idem), aparece el derecho de las víctimas
de violaciones a sus derechos humanos a que mediante juicio se sancione a los
responsables.

El Estatuto garantiza de manera absoluta el ne bis in idem respecto a las


decisiones de la Corte Penal Internacional; empero, frente a las decisiones judiciales
basadas en procesos penales de mala fe, este principio no se aplica en aras de combatir
la impunidad de delitos graves para la humanidad.

Si para algunos tratadistas esto pudiera parecer una excepción a la garantía de


la “cosa juzgada”, se trata de una acción internacional de revisión que tendrá como
resultado la anulación del procedimiento interno para efectos del proceso que se
sustentará ante la Corte.

COMPETENCIA DE LOS TRIBUNALES PARA CONOCER DE LA RESPONSABILIDAD


INTERNACIONAL DEL INDIVIDUO

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Dr; RAUL MARTÍNEZ CANTÚ

Como ya se mencionó, en la actualidad se reconoce la dualidad de competencias


para los delitos internacionales, es decir, éstos pueden ser enjuiciados tanto por tribunales
nacionales como por tribunales internacionales; por tanto, se tiene:
a. Delitos internacionales de jurisdicción interna.
b. Delitos internacionales de jurisdicción internacional o dual.

1. Delitos internacionales de jurisdicción internacional

Existe un consenso generalizado en considerar a los siguientes como delitos de jurisdicción


internacional:
a) Genocidio.
b) Crímenes de lesa humanidad.
c) Crímenes de guerra.
d) Crímenes contra el derecho internacional humanitario.

Sin embargo, también se incluyeron en esta lista los siguientes delitos internacionales:
e) Crimen de agresión.
f) El apartheid.
g) Genocidio

Como ya se expuso, la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de


Genocidio de 1948 establece el primer precedente convencional para el establecimiento de
un Tribunal penal internacional de carácter permanente.
El art. VI de la Convención dispone:
Las personas acusadas de genocidio o de uno cualquiera de los actos
enumerados en el artículo III, serán juzgadas por un tribunal competente del Estado
en cuyo territorio el acto fue cometido, o ante la corte penal internacional que sea
competente respecto a aquellas Partes contratantes que hayan reconocido su
jurisdicción.
Este artículo establece una jurisdicción dual al disponer que los acusados de
genocidio serán juzgados por tribunales internos o por un Tribunal Internacional, a saber, la
Corte Penal Internacional. Esta jurisdicción fue reconocida para el genocidio en el estatuto
de los tribunales internacionales para la ex Yugoslavia y para Rwanda.
Así, en el art. 4 del Estatuto para el Tribunal Internacional para la ex Yugoslavia y el art. 2
del Estatuto para el Tribunal Internacional para Rwanda disponen:
“El Tribunal Internacional…..tendrá competencia para enjuiciar a las personas que
cometan los actos de genocidio….” Asimismo, como ya se explicó, estos tribunales estos
tribunales también reconocen la jurisdicción dual al disponer “que el Tribunal
Internacional…… y los tribunales nacionales tendrán jurisdicción concurrente para enjuiciar
a las personas que hayan cometido violaciones graves del derecho internacional

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humanitario….” y reconocen la Primacía del del Tribunal Internacional respecto a los


tribunales nacionales de los Estados Miembros.
El art. 5 del Estatuto de la Corte Penal Internacional determina:
La competencia de la Corte se limitará a los crímenes más graves de trascendencia
para la comunidad internacional en su conjunto. La Corte tendrá competencia, de
conformidad con el presente Estatuto, respecto de los siguientes crímenes:
a) El crimen de Genocidio.
a) Crímenes de lesa humanidad.
El Tribunal Internacional de Nüremberg tipificó los crimenes de lesa humanidad, y también
se contemplaron para su jurisdicción en los Tribunales Internacionales de la ex Yugoslavia
(art. 5 del Estatuto) y de Rwanda (art. 3 de su Estatuto).
Asimismo, el Estatuto de la Corte Penal Internacional prevé los crímenes de lesa humanidad
dentro de aquellas conductas delictivas que caen dentro de su competencia (art. 5.1, inc. b)

b) Crímenes de guerra

El Tribunal Internacional de Nüremberg y el de Tokio ejercieron su jurisdicción sobre dichos


delitos. El Tribunal Internacional para la ex Yugoslavia contempla en el art. 3º, de su
Estatuto, el delito de “violaciones al derecho y costumbres de la guerra”. Este delito no se
incorporó ni se encuentra previsto en el Estatuto del Tribunal Internacional para Rwanda
debido a que no hubo guerra alguna, ni siquiera de carácter civil, sino que sólo fue intento
de exterminio de una parte de la población civil.
El Estatuto de la Corte Penal Internacional también reconoció los crímenes de guerra en su
art. 8.
c) Crímenes contra el derecho internacional humanitario
Estas violaciones se consideraron delitos independientes en los Estatutos de los Tribunales
Internacionales para la ex Yugoslavia y para Rwanda.
En el art. 3º del Estatuto del Tribunal Internacional para la ex Yugoslavia se dispuso:
El Tribunal Internacional tendrá competencia para enjuiciar a las personas que
cometan u ordenen la comisión de graves violaciones a los Convenios de Ginebra del 12 de
agosto de 1949, a saber, cualquiera de los siguientes actos contra las personas o bienes
protegidos por las disposiciones del Convenio de Ginebra pertinente:
a) Matar intencionalmente;
b) Someter a tortura o a otros tratos inhumanos, incluidos los experimentos
biológicos;
c) Infligir deliberadamente grandes sufrimientos o atentar gravemente contra la
integridad física o la salud;
d) Destruir bienes y apropiarse de ellos de manera no justificada por necesidades
militares, a gran escala, ilícita y arbitrariamente.
e) Obligar a un prisionero de guerra o a otra persona protegida a prestar servicio
en las fuerzas de una Potencia enemiga:

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f) Privar deliberadamente a un prisionero de guerra o a otra persona de sus


derechos a un juicio justo e imparcial.
g) Someter a deportación, traslado o confinamiento ilegales;
h) Tomar rehenes.

Una disposición similar se encuentra prevista en el art. 4º. Del Estatuto del Tribunal
Internacional para Rwanda, al establecer.
El Tribunal Internacional para Rwanda tendrá competencia para enjuiciar a las
personas que cometan u ordenen la comisión de graves violaciones del Artículo 3 común a
los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949 relativos a la protección de las víctimas
de los conflictos armados y del Protocolo Adicional II de los Convenios, del 8 de junio de
1977. Dichas violaciones comprenden los actos siguientes, sin que la lista sea exhaustiva:
a. Los actos de violencia contra la vida, la salud y el bienestar físico o mental de
las personas, especialmente el homicidio, y el trato cruel como la tortura, las
mutilaciones o toda forma de castigos corporales;
b. Los castigos colectivos;
c. La toma de rehenes;
d. Los actos de terrorismo;
e. Los atentados contra la dignidad personal, especialmente los tratamientos
humillantes y degradantes, las violaciones, el forzar a la prostitución y todo
atentado contra el pudor;
f. El pillaje;
g. Las condenas excesivas y las ejecuciones efectuadas sin un juicio previo
realizado por un tribunal constituido regularmente y provisto de las garantías
judiciales reconocidas como indispensables por los pueblos civilizados.
h. Las amenazas de perpetración de cualquiera de los actos precedentes.

En el Estatuto de la Corte Penal Internacional se encuentra previsto dicho delito


dentro de los crímenes de guerra (art. 8), con igual redacción a la contenida en el art. 2º. Del
Estatuto del Tribunal Internacional para la ex Yugoslavia.
e) Crimen de agresión
La agresión no se encuentra contemplada en los Estatutos del Tribunal Internacional para la
ex Yugoslavia ni el de Rwanda; sin embargo, sí se encuentra contemplada en el Estatuto de
la Corte Penal Internacional, cuyo art. 5. 2 dispone:

La Corte ejercerá competencia respecto del crimen de agresión una vez que se
apruebe una disposición de conformidad con los artículos 121 y 123 en que se defina el
crimen y se enuncien las condiciones en las cuales lo hará. Esa disposición será compatible
con las disposiciones pertinentes de la Carta de las Naciones Unidas.

Por tanto, la Corte Penal Internacional no tendrá competencia respecto del crimen
de agresión hasta que no se defina que debe entenderse por dicho delito.

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Sin embargo, es importante mencionar que la agresión como tal, es decir, como
delito internacional, cae bajo la jurisdicción exclusiva de un órgano internacional y no así de
un Tribunal interno.
f)El apartheid
La Convención Internacional sobre la Represión y el Castigo del Crimen de Apartheid
dispone en el art. V:
Las personas acusadas de los actos enumerados en el artículo II de la presente
Convención podrán ser juzgadas por un tribunal competente de cualquier Estado Parte en la
Convención que tenga jurisdicción sobre esas personas, o por cualquier tribunal penal
internacional que sea competente respecto a los Estados Partes que hayan reconocido su
jurisdicción. (competencia)
Cabe precisar que en los delitos de jurisdicción dual la Corte Penal Internacional
tendrá primacía sobre los tribunales nacionales cuando hubiere petición de inhibitoria de
jurisdicción a los tribunales nacionales, en los supuestos mencionados en el art. 17 de su
Estatuto.
También conviene precisar que los delitos de jurisdicción dual son asimismo delitos
de jurisdicción universal, es decir, dichos delitos son de la competencia jurisdiccional interna
de todos los Estados de la comunidad internacional con la finalidad de evitar la impunidad
de tales acciones. Es decir, cualquier Estado de la Comunidad Internacional podrá arrogar
su competencia jurisdiccional sobre el presunto delincuente aún cuando la comisión de los
crimenes no se haya realizado en su territorio o bajo alguno de los supuestos del ejercicio
de su jurisdicción.
El ejemplo más claro es el del art. IV de la Convención Internacional sobre la
Represión y Castigo del Crimen de Apartheid, en cuyo inciso b) dispone que los Estados
Partes en la Convención se comprometen a “adoptar medidas legislativas, judiciales y
administrativas para perseguir, enjuiciar y castigar conforme a su jurisdicción a las personas
responsables o acusadas…….independientemente de que tales personas residan en el
territorio del Estado en que se han cometido los actos o sean nacionales de ese Estado o de
algún otro Estado o sean personas apátridas”.

2. Delitos internacionales de jurisdicción interna

A. La desaparición forzosa de personas

En la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas de 1994 se


prevé que este delito lo conocerán los tribunales internos y se establecen normas para
determinar esa competencia. Así, el art. IV de la Convención establece:
Los hechos constitutivos de la desaparición forzada de personas serán considerados
delitos en cualquier Estado Parte. En consecuencia, cada Estado Parte adoptará las
medidas para establecer su jurisdicción sobre la causa en los siguientes casos:
1. Cuando la desaparición forzada de personas o cualesquiera de sus hechos
constitutivos hayan sido cometidos en el ámbito de su jurisdicción;
2. Cuando el imputado sea nacional de ese Estado;

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3. Cuando la víctima sea nacional de ese Estado y éste lo considere apropiado.


Todo Estado Parte tomará, además, las medidas necesarias para establecer
su jurisdicción sobre el delito descrito en la presente Convención cuando el
presunto delincuente se encuentre dentro de su territorio y no proceda a
extraditarlo….

B. La tortura.

La Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes,


de 1986, es bastante clara al disponer en su art.5.
1. Todo Estado Parte dispondrá lo que sea necesario para instituir su jurisdicción
sobre los delitos a que se refiere el artículo 4 en los siguientes casos:
a. Cuando los delitos se cometan en cualquier territorio bajo su
jurisdicción o a bordo de una aeronave o un buque matriculados en
ese Estado;
b. Cuando el presunto delincuente sea nacional de ese Estado;
c. Cuando la víctima sea nacional de ese Estado y éste lo considere
apropiado.
2. Todo Estado Parte tomará asimismo las medidas necesarias para establecer su
jurisdicción sobre estos delitos en los casos en que el presunto delincuente se halle
en cualquier territorio bajo su jurisdicción y dicho Estado no conceda la extradición,
con arreglo al artículo 8, a ninguno de los Estados previstos en el párrafo 1 del
presente artículo.
3. La presente Convención no excluye ninguna jurisdicción penal ejercida de
conformidad con las leyes nacionales.
La Convención que se comenta es bastante clara al establecer que este delito es de la
competencia directa de los tribunales internos de los Estados, no así de algún Tribunal
Internacional.

C. El narcotráfico
La doctrina ha sido unánime al considerar al narcotráfico como un delito de
jurisdicción interna, aun cuando sus repercusiones y su lucha sean de interés internacional.
Así, en el arto 36 de la Convención Única sobre Estupefacientes, de 1961, se dispone:
1. A reserva de los dispuesto por su Constitución, cada una de las Partes se obliga a
adoptar las medidas necesarias para que el cultivo y la producción, fabricación,
extracción, preparación, posesión, ofertas en general. ofertas de venta, distribución,
compra, venta, despacho por cualquier concepto, corretaje, expedición, expedición en
tránsito, transporte, importación y exportación de estupefacientes no conformes con
las disposiciones de esta Convención o cualesquiera otros actos que en opinión de la
Parte puedan efectuarse en infracción de las disposiciones de la presente Convención,
se consideren como delitos si se cometen intencionalmente y que los delitos graves
sean castigados en forma adecuada, especialmente con penas de prisión u otras
penas de privación de la libertad

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2. …
3. Las disposiciones del presente artículo estarán limitadas por las disposiciones del
derecho penal de la Parte interesada, en materia de jurisdicción.
4. Ninguna de las disposiciones del presente artículo afectará el principio de que los
delitos a que se refiere han de ser definidos, perseguidos y castigados de conformidad
con la legislación nacional de cada Parte.

Por tanto, se entiende que son los tribunales nacionales los competentes para
sancionar estos delitos y su competencia la determinan las leyes internas de los Estados
partes.
En el art. 22 del Convenio Sobre Sustancias Sicotrópicas, de 1971 se confirma esta
regla al determinar:
1. A reserva de lo dispuesto en su Constitución, cada una de las Partes considerará
como delito, si se comete intencionalmente, todo acto contrario a cualquier ley
o reglamento que se adopte en cumplimiento de las obligaciones impuestas
por este Convenio y dispondrá lo necesario para que los delitos graves sean
sancionados en forma adecuada, especialmente con penas de prisión u otras
penas de privación de libertad.
2. A reserva de las limitaciones que imponga la Constitución respectiva, el sistema
jurídico y la legislación nacional de cada Parte.
iv) Los referidos delitos graves cometidos tanto por nacionales como por
extranjeros serán juzgados por la Parte en cuyo territorio se haya cometido
el delito, o por la Parte en cuyo territorio se encuentre el delincuente, si no
procede la extradición de conformidad con la ley de la Parte en la cual se
la solicita, y si dicho delincuente no ha sido ya procesado y sentenciado.

Esta Convención reconoce algunas normas para la determinación de la competencia en los


casos de la comisión de tales hechos ilícitos. Como se puede observar, se da por hecho que
los tribunales competentes son los tribunales internos del Estado donde se cometió el delito,
o bien donde estuviera el presunto delincuente.
La Convención contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Sicotrópicas, en su
art. 3º., da por sentado que la competencia jurisdiccional correspondiente a los tribunales
estatales al disponer:
5. Las Partes dispondrán lo necesario para que sus tribunales y demás autoridades
jurisdiccionales competentes puedan tener en cuenta las circunstancias de hecho
que den particular gravedad a la comisión de los delitos tipificados…..
6. Las partes se esforzarán por asegurarse de que cualesquiera facultades legales
discrecionales, conforme a su derecho interno, relativas al enjuiciamiento de
personas por los delitos tipificados de conformidad con lo dispuesto en el presente
artículo, se ejerzan para dar la máxima eficacia a las medidas de detección y
represión respecto de esos delitos teniendo debidamente en cuenta la necesidad
de ejercer un efecto disuasivo en lo referente a la comisión de esos delitos.
Por último, aunque la Convención para Limitar la Fabricación y Reglamentar la
Distribución de Drogas Estupefacientes, de 1931, al parecer no menciona la atribución de

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los tribunales internos de los Estados para conocer este tipo de delitos, el art. 23, inci f)
dispone:

Las altas Partes Contratantes se comunicarán….las medidas tomadas por los


Gobiernos en lo que se refiere a las personas implicadas (y, en particular, las que tuvieren
autorización o licencias), así como las sanciones aplicadas.

Por tanto, los únicos facultados para aplicar esas sanciones, que en la mayoría de los casos
son de índole penal, son los tribunales. Una vez más se confirma la regla de que para el
caso de narcotráfico son competentes los tribunales internos de los Estados.

d)El terrorismo

El terrorismo es un delito internacional, ya que la comunidad internacional tiene


especial interés en sancionar esta conducta delictuosa y para la consecución de este fin se
adoptaron varias convenciones internacionales. Sin embargo, la comunidad internacional
reconoció en forma unánime que si bien el terrorismo es un hecho ilícito de preocupación
internacional, la competencia para juzgar esas conductas corresponde a los tribunales
internos de los Estados.
Así lo establecen las siguientes convenciones internacionales.

I) El Convenio sobre las infracciones y Ciertos Otros Actos Cometidos a Bordo de las
Aeronaves (art. 3); reconoce al Estado de matrícula de la aeronave la
Competencia para enjuiciar a los presuntos delincuentes.

II) El Convenio para a Represión del Apoderamiento Ilícito de Aeronaves (art. 4);
atribuye la competencia al Estado de matrícula de la Aeronave la competencia
para enjuiciar a los presuntos delincuentes.

III) La Convención para Prevenir y Sancionar los Actos de Terrorismo Configurados en


delitos contra las Personas y la Extorsión Conexa cuando éstos tengan
Trascendencia Internacional (art. 1); tan sólo reconoce que los Estados, de
acuerdo con sus respectivas legislaciones, tomarán todas las medidas necesarias
para sancionar los actos de terrorismo. Por tanto, será la ley la que determine la
competencia judicial.

IV) El Convenio para la Represión de Actos Ilicitos contra la Seguridad de la Aviación


Civil (art. 5); atribuye la competencia al estado en cuyo territorio se cometiere el
delito, al Estado de matrícula de la aeronave o al Estado en cuyo territorio aterrice
la aeronave secuestrada.

V) La Convención sobre la Prevención y el Castigo de los Delitos contra Personas


Internacionalmente protegidas, inclusive Agentes Diplomáticos (art. 3); reconoce
la competencia al Estado en cuyo territorio se cometiera el delito, al Estado de
matrícula de la aeronave o al Estado de la nacionalidad del presunto culpable.

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VI) La Convención Internacional contra la Toma de Rehenes (art. 5); atribuye la


competencia al Estado en cuyo territorio se cometiera el delito, al Estado de
matricula del buque o aeronave, al Estado de la nacionalidad del presunto
culpable, al Estado al que se pretende obligar con esa acción u omisión o al
Estado de la nacionalidad del rehén.

VII) La Convención sobre la Protección Física de los Materiales Nucleares (art. 8);
reconoce la competencia al Estado en cuyo territorio se cometiere el delito, al
Estado de matricula del buque o aeronave o al Estado de la nacionalidad del
presunto culpable.

VIII)El Protocolo para la Represión de Actos Ilícitos de Violencia en los Aeropuertos que
Presten Servicio a la Aviación Civil Internacional, complementario del Convenio
para la Represión de Actos Ilícitos contra la Seguridad de la Aviación Civil (art. III);
tan sólo atribuye la competencia establecida en el Convenio mencionado a los
tribunales internos de los Estados.

IX) El Convenio para la Represión de Actos Ilícitos contra la Seguridad de la


Navegación Marítima (art. 6); reconoce la competencia al Estado cuyo en cuyo
territorio se cometiera el del delito, al Estado de matricula del buque o aeronave o
al Estado de la nacionalidad del presunto culpable.

X) El Protocolo para la Represión de Actos Ilícitos contra la Seguridad de las


Plataformas Fijas Emplazadas en la Plataforma Continental (art.3); atribuye la
Competencia de la nacionalidad del presunto delincuente, al Estado en cuyo
territorio se encontrará la residencia habitual del presunto responsable cuando
éste fuera apátrida, o al Estado al que se pretende obligar a hacer o no hacer
algo.

XI) El Convenio Internacional para la Represión de los Atentados Terroristas


cometidos con Bombas; atribuye la competencia al Estado de la Nacionalidad
del presunto delincuente; al Estado sobre cuyos nacionales se haya realizado un
atentado, al Estado cuyo territorio se encontrare la residencia habitual del
presunto responsable cuando éste fuere apátrida, o al Estado del pabellón de la
aeronave en la cual se cometió el atentado, o al Estado a quien se pretende
obligar a hacer o no hacer algo (art. 6.2).

XII) El Convenio Internacional para la Represión de la Financiación del Terrorismo,


adoptado el 9 de diciembre de 1999; atribuye la competencia al Estado de la
nacionalidad del presunto delincuente, al Estado sobre cuyos nacionales se haya
realizado un atentado, al Estado en cuyo territorio se encontrare la residencia
habitual del presunto responsable cuando éste fuere apátrida, al Estado del
pabellón de la aeronave en cual se cometió el atentado, o al Estado a quien se
pretende obligar a hacer o no hacer algo (art. 7).

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XIII)La Convención Interamericana contra el Terrorismo; no menciona reglas de


jurisdicción pero remite a las convenciones anteriores, por lo que reconoce
implícitamente las reglas en ellas contenidas.

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