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Ideas que

cambiaron
al mundo
Cuatro mapas para navegar
un abordaje integral

Violencias por Motivos de Género.


Aproximaciones a herramientas para Salud
equipos de salud
Cuatro mapas para navegar un abordaje
integral
En los módulos 1 y 2 abordamos la perspectiva de género y
la perspectiva de derechos; ahora les proponemos focalizar
y visibilizar las ideas que por su fuerza han impulsado cam-
bios en los modos en que podemos pensarnos y desarrollar-
nos como personas y como comunidad.
Ideas que están hechas de sueños, fantasías, utopías, que
son de carne y hueso, están en nuestra vida cotidiana, exis-
ten, son reales y, por lo tanto, podemos hacerlas nuestras,
incorporarlas en nuestra práctica en salud, y más importante,
para pensar lo que somos y cómo nos vinculamos.
Son ideas construidas en la ronda de las luchas sociales de
las militancias, que palabra a palabra disputan el sentido de
la realidad, para que se garanticen los derechos humanos de
todas las personas, y estas letras se manifiestan en leyes,
que nos dan el instrumento normativo para hacer cumplir,
pero sobre todo, para que sigamos pensando que el mundo
puede ser diferente.
Como vimos en el Módulo de Huellas Normativas, son
ideas construidas en la ronda de las luchas sociales que
han impulsado el movimiento de mujeres, los feminismos,
la consigna “Ni Una Menos” y los activismos de la comuni-
dad LGBTI+. Las leyes reconocen derechos y al hacerlo se
amplían nuestros lenguajes, porque aquello que no era
nombrado o tenido en cuenta, ahora se hace lugar en las
palabras con las cuales se redactan las normas. Y estas
palabras visibilizan derechos y también sentidos sociales y
culturales. Por ejemplo, el sufragio femenino: ¿se acuerdan

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cuando presentamos este hecho memorable en el Módulo


de Huellas Normativas?

Votar no significó solamente que las mujeres podrían elegir


representantes, sino que también contribuyó a transformar
el estereotipo de género que tenían en esa época, ya que
amplió la mirada sobre lo que son las mujeres, reconocién-
dolas hábiles, inteligentes, participativas, fuertes, y capaces
de asumir los derechos y obligaciones de la vida cívicopoli-
tica del vivir en sociedad.

Podemos decir entonces que las leyes son derechos y tam-


bién son la puerta de entrada para ampliar y transformar
las ideas que teníamos de lo que puede ser el mundo, del
vocabulario que usamos y también de nuestras prácticas.
En este sentido, son leyes e ideas que nos brindan herra-
mientas para que las vidas y los mundos de las personas
sean vivibles en todas sus formas y sus modos de desear.

Vamos a recorrer entonces cuatro ideas y conceptos que


son claves para transformar los contextos de desigualdad,
pero sobre todo de las Violencias por Motivos de Género,
plasmados en cuatro leyes que son fundamentales como
marco legislativo.

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IDEA 1
La perspectiva de género. Primeros pasos en la
escuela.
La Ley de Educación Sexual Integral (2006) reconoce la
importancia de que recibamos en la escuela saberes y ha-
bilidades para la toma de decisiones conscientes y críticas
en relación con el cuidado del propio cuerpo, las relaciones
interpersonales, el ejercicio de la sexualidad y los derechos
humanos. Desde que somos infantes tenemos nociones de
nuestro cuerpo, nos vinculamos socialmente y desarrolla-
mos nuestra sexualidad. Para que dicho desarrollo se dé
en un marco de derechos, es importante recibir Educación
Sexual Integral, y es por esto que ha sido incorporada en la
currícula escolar desde nivel inicial. Hablar de cómo nos
relacionamos, de cómo cuidamos nuestro cuerpo, de lo que
deseamos, de lo que no nos gusta, es hablar también sobre
cómo construimos nuestra identidad, nuestras familias y
comunidades. De esta manera se incorpora la perspectiva
de género, derechos y diversidad en el ámbito institucional
escolar.
¿Qué se enseña en la ESI?
Adaptado a cada nivel educativo:
El abordaje de la ESI se estructura entorno a cinco ejes
interrelacionados:
Reconocer la perspectiva de género
Respetar la diversidad
Valorar la afectividad
Ejercer nuestros derechos
Cuidar el cuerpo y la salud

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La Educación Sexual Integral trae ideas que cambiaron al


mundo porque nos permite incorporar, en un ámbito insti-
tucional, una mirada más amplia de lo que es la sexualidad.
Nos dispone a un nuevo horizonte de palabras que nunca
habían sido nombradas, un lenguaje más amplio y menos
binario, que ayude desde los primeros años de la escolaridad
a desarmar los estereotipos de género y crear referencias
más amplias sobre cómo podemos ser, qué podemos hacer
y desear.

Tal incorporación nos abre una pregunta fundamental:

¿Qué significa pensar la perspectiva de género, respetar la


diversidad, garantizar derechos y erradicar las violencias, en
el ámbito de la salud?

¿Cómo llevamos a la práctica esta perspectiva en las insti-


tuciones sanitarias?

Vamos a repasar entonces un mapa de palabras/conceptos


que ya hemos visto en el Módulo 1. Es importante que
podamos incorporar este mapa en nuestra práctica en
salud y también en nuestros recorridos personales, vincu-
lares y comunitarios.

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SEXO

Se define a partir de algunas características físicas y ana-


tómicas de los cuerpos, en especial aquellas que son visi-
bles, asociadas a los genitales. El sexo es asignado al nacer
y se definen dos categorías posibles: femenino o masculino.

Hay personas cuya genitalidad no responde a las formas


o tamaños esperados para clasificarlas como femeninas o
masculinas; son personas intersexuales. Hay distintos tipos
de intersexualidad. Algunos tipos se expresan en la genita-
lidad y otros a través de la medición hormonal. Es decir, el
sexo o la producción de hormonas no responde a los este-
reotipos de tamaño, forma, cantidad, etc., esperados para la
clasificación femenino/masculino existente.

Es importante señalar que los activismos intersexuales llevan


a cabo una ardua tarea por terminar con las intervenciones
quirúrgicas no consentidas y mutilaciones genitales a las
que se les somete, en general durante los primeros años de
vida.

La intersexualidad no es un género, ni una orientación sexual.


Hay personas intersexuales mujeres cis, varones cis, tra-
vestis, trans, no binaries, heterosexuales, gays, lesbianas,
bisexuales, asexuales.

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GÉNERO

Son las diversas prácticas, roles y capacidades promovidas


y esperadas de forma diferencial a partir del sexo asignado
al nacer. El género se refiere a atributos que no son naturales e
individuales, sino productos de una relación social de poder
construida históricamente a partir de las nociones de mas-
culinidad y feminidad.

CIS
Personas que se identifican con su género asignado al nacer.

TRANS
Personas que no se identifican con su género asignado al
nacer.

NO BINARIE
Persona que no se identifica ni con el género femenino ni
con el masculino.

IDENTIDAD DE GÉNERO

Es la vivencia interna e individual del género tal como cada


persona la siente, incluyendo la vivencia personal del cuerpo.
La identidad de género puede corresponder o no con el
sexo asignado al momento del nacimiento. Hay identidades
de género cis sexuales, travesti, trans sexuales y no binaries.

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ORIENTACIÓN SEXUAL

Siguiendo los Principios de Yogyakarta que hemos destacado


en el Módulo de las Huellas Normativas: “Es la capacidad
de cada persona de sentir una profunda atracción emocional,
afectiva y sexual por personas de un género diferente al
suyo o de su mismo género, o más de un género, así como
a la capacidad de mantener relaciones íntimas y sexuales
con estas personas”.

Entonces, esta atracción afectiva, erótica y sexual tiene


múltiples formas de expresarse, tantas como personas hay
en el mundo. Existen personas heterosexuales, personas
homosexuales, personas bisexuales, entre otras posibilidades.

EXPRESIÓN DE GÉNERO

Las expresiones de género se asocian con la vestimenta,


el modo de hablar, el lenguaje, la apariencia, los gestos, las
actitudes o las construcciones de género socialmente rela-
cionadas con masculinidades o a feminidades culturalmente
establecidas.

No necesariamente las personas se sienten cómodas con


las formas y expresiones preestablecidas para el género
con el que se identifican. Cada persona, en su experiencia
y vivencia personal puede y tiene derecho a elegir de qué
manera puede expresar su género, ya sea a través de sus
modos de hablar, en la forma en la que se viste, en cómo
usa su pelo e incluso en sus características corporales.

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Puede haber identidades de género masculinas (varones


cis, varones trans) cuya expresion de género es femenina,
e identidades de género femeninas (mujeres cis, mujeres
trans, travestis) cuya expresión de género es masculina.

Separamos los conceptos en este módulo para focalizar y


poder analizar cada uno por separado, pero en la cotidia-
neidad están entramados entre sí.

Veamos cómo funcionan todos estos conceptos en su


articulación:

“¿De qué hablamos


cuando hablamos
de sexo, género e
VIDEO

identidad?”
CONTRATÁ TRANS

La ESI es un instrumento normativo y conceptual que nos


permite conocer y apropiarnos de definiciones y abordajes
que reconocen la perspectiva de diversidad corporal y la
construcción más integral de lo que somos como sujetos y
comunidad.

Es muy importante reconocer a todas las identidades y


posibilidades corporales para poder atender el derecho a un
acceso integral de la salud de todas las personas.

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IDEA 2
Las Violencias por Motivos de Género (VMG)
son un problema de salud
El desarrollo de la perspectiva de género nos permitió re-
conocer que el género es un factor específico de nuestras
vidas, y que así como se han establecido ideas sobre cómo
debe ser una mujer o un varón, también se ha naturalizado
que se pueden ejercer violencias hacia mujeres y LGBTI+.
Es decir que la perspectiva de género nos permite distinguir
violencias que se relacionan directamente con el género de
la personas; violencias específicas que deben ser atendidas
pero sobre todo, evitadas. Para esto debemos apropiarnos
de algunas ideas para cambiar al mundo:

¿Qué son las violencias por motivos de género?


En la Argentina, en el año 2009, se sancionó la Ley N° 26.485
de Protección Integral para prevenir, sancionar y erradicar
la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que de-
sarrollen sus relaciones interpersonales, de ahora en más.
Ley de Proteccion Integral de la Mujer. Esta ley se alinea con
los convenios internacionales que abordamos en las Hue-
llas Normativas y que fueron referencias fundamentales,
tales como: la Convención sobre la Eliminación de Todas
las Formas de Discriminación Contra la Mujer” (CEDAW –
Naciones Unidas, 1979), la Convención Interamericana para
Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer
(Convención de Belem do Pará, 1994), de las que se extraen
definiciones que se articulan, a nivel nacional, con las de-
mandas de movimientos de mujeres y de los feminismos.

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¡IMPORTANTE!
Esta ley marcó un cambio de paradigma, ya que amplió las
ideas que teníamos para el abordaje de las Violencias por
Motivos de Género (VMG). Recordemos que anteriormente
la Ley N° 24.417, de Protección contra la Violencia Familiar,
reducía esta problemática al ámbito doméstico, sin reco-
nocer el género de las personas involucradas y sin visibi-
lizar el carácter social/comunitario de los problemas de las
Violencias por Motivos de Género. Con la Ley N° 24.685, la
situación se modificó y fue visibilizada en el ámbito público.

A este proceso de cambio de paradigma y ampliación de


perspectiva, se sumó en el 2012 la Ley N° 26.791 de Femicidio
y Crímenes de Odio, que significó una reforma en el Código
Penal, a fin de establecer como agravante homicidios es-
pecialmente relacionados con el fenómeno de las Violencias
por Motivos de Género. Es decir, se tipificó la figura de femicidio.

El femicidio cuestiona la idea de “crimen pasional”; no son


las pasiones, son las formas patriarcales de vincularnos,
por las que creemos que podemos establecer jerarquías
entre géneros y que la vida de mujeres y LGBTI+ puede valer
menos que la de los varones hetero cis.

A partir de la Ley de Protección Integral de la Mujer pode-


mos reconocer que no se trata de un problema individual ni
psicológico, ni del ámbito privado, sino que las Violencias
por Motivos de Género (VMG) vulneran los Derechos Huma-
nos. Por lo tanto, son un problema de salud pública y su
abordaje incumbe al Estado.

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Es fundamental el aporte que hacen estas ideas para en-


tender que no se pueden reducir estas violencias al ámbito
familiar o doméstico ni a un problema individual, sino que
existen diferentes tipos y modalidades de violencia basadas
en el género y que se dan en todos los órdenes y relaciones
de la vida. Es por ello que actualmente se habla de Violen-
ciaS –en plural– por Motivos de Género. Entonces, ¿qué son
las Violencias por Motivos de Género?, ¿qué ideas tenemos
sobre las VMG?

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Es muy importante que podamos ir detectando que cuando


hablamos de Violencias por Motivos de Género (VMG), nos
referimos a desigualdades estructurales y a sus distintas
manifestaciones concretas. Esta perspectiva implica no
reducir las violencias a un problema aislado, ni solo a un
problema de las mujeres.

Veamos algunas situaciones que suceden y que quizás no


habíamos registrado como formas de violencia:

Una mujer a la que se le prohibe o


se cuestiona que pueda asumir la
responsabilidad de sus hijes por
tener una discapacidad.

Una persona transgénero que


no accede a la educación formal
desde temprana edad.

Una mujer indígena a la que se


le niega un parto humanizado
que respete las prácticas de
su cultura.

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Las desigualdades estructurales a las que nos referimos


para pensar las Violencias por Motivos de Género son aque-
llas que podemos historizar, como ya vimos en el Módulo 1,
a través del concepto de patriarcado. Es decir, la aceptación
implícita del privilegio masculino que se refleja en el modo
en que hablamos, en nuestras aspiraciones y finalmente, en
el modo de vincularnos con los demás.

La violencia física siempre estuvo permitida para los varo-


nes cis hetero sexuales, incluso alentada y celebrada, ya que
forma parte de los atributos sociales de legitimación para el
modo establecido de habitar la masculinidad. El poder que
ejercen estos varones sobre las mujeres y LGBTI+ funciona
de manera muy específica y compleja.

Para poder entender cómo se entrelazan las violencias, les


compartimos el Iceberg de las Violencias de Género elabo-
rado por Amnistía Internacional, en el que podremos visualizar
algunos componentes de la violencia y sus diferentes
formas de emerger o de estar legitimadas socialmente:

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El Iceberg de
las Violencias de Género

Visible Asesinato Formas


explícitas
Agresión física
Violación
Amenazar

Abuso Sexual
Gritar

Insultar

Humillar
Culpabilizar
Chantaje
emocional
Desvalorizar
Despreciar
Controlar

Ignorar
Humor sexista
Publicidad
Invisibilizar sexista

Lenguaje
Invisible sexista Anular
Formas
implícitas

Micromachismos

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En algunos casos, las conductas, prácticas y discursos son


muy visibles, como en el caso de las agresiones físicas, y en
otros casos estas violencias son más “invisibilizadas” y
difíciles de identificar. Por eso suelen pasar más desapercibi-
das. A estas se las suele llamar: “micromachismos”, donde
lo “micro” tiene que ver con la dificultad o imposibilidad de
poder ser “leído” como violencia, no con el nivel del daño que
producen.
Por ejemplo, cuando el varón participa de las tareas del
hogar y se dice que “ayuda”, evidenciando así que son tareas
que corresponden a las mujeres; y que los varones solo
están haciendo un favor.

¿Qué ejemplos de micromachismos que suceden


en el ámbito de la salud podemos reconocer?

Cuando se le dice al Cuando se le pregunta


enfermero gay: a la cirujana:

... o cuando se trata en masculino a una compañera o pa-


ciente que es una feminidad trans.

Les proponemos tomar unos minutos y recorrer con nues-


tro pensamiento el Centro de Salud donde trabajamos y
preguntarnos: ¿podemos identificar situaciones donde se
reproducen micromachismos? ¿Cuáles? ¿Vivieron alguna?
¿Pudimos explicitarla como tal? ¿Podemos modificarla y
transformarla?

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Las situaciones de violencias pueden deberse a una acción


pero también a una omisión. Por lo que, como parte de la so-
ciedad y, en particular, como parte de los equipos de salud,
no podemos ignorar los signos visibles de las Violencias
por Motivos de Género.

Las Violencias por Motivos de Género


La Ley de Protección Integral de la Mujer establece: “Se
entiende por violencia basada en género toda conducta,
acción u omisión, que de manera directa o indirecta, tanto
en el ámbito público como en el privado, basada en una
relación desigual de poder, afecte su vida, libertad, dignidad,
integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial,
como así también su seguridad personal. Quedan compren-
didas las perpetradas desde el Estado o por sus agentes”
(Art. 4°). La violencia indirecta es toda conducta, acción, omi-
sión, disposición, criterio o práctica discriminatoria que ponga
a la mujer en desventaja con respecto al varón.

La Ley de Protección Integral de las Mujeres fue aprobada en


el año 2009, por ende, al momento de escribirse no había
un desarrollo normativo y cultural que reconociera las
violencias sobre la comunidad LGBTI+. Hoy en día pode-
mos ya decir que cuando se piensa la Protección Integral
ante situaciones de VMG no hablamos solo de mujeres,
sino también de LGBTI+. El Plan Nacional de Acción Contra
las Violencias por Motivos de Género 2020-2022 (PNA)
reconoce y enmarca sus acciones desde el paradigma de la
diversidad de género.

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Tipos y modalidades de Violencias

6 tipos 8 modalidades
de violencias de género de violencias de género

Psicológica Doméstica

Sexual Institucional

Física Laboral

Económica Contra la
y patrimonial libertad reproductiva

Simbólica Obstétrica

Política Mediática

En el espacio público
Públicopolitica

Violencia psicológica
Cuando se afectan las emociones
y se lastima la autoestima (amenazas,
humillación, aislamiento, control,
etcétera).

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Violencia sexual
Cuando se afecta la libertad de
decidir sobre la vida sexual y repro-
ductiva (mediante presión, violación,
acoso, etcétera).

Violencia física
Cuando se lastima el cuerpo o se lo
pone en riesgo (golpes, empujones,
pellizcos, etcétera).

Violencia económica y patrimonial


Cuando se perjudican los recursos
económicos, limitando la libertad
(control de plata, al cobrar un menor
salario, etcétera).

Violencia simbólica
Se desarrolla a través de mensajes
y valores que colocan a la mujer y
LGBTI+ en una posición de inferiori-
dad (publicidades sexistas, comen-
tarios sexistas, etcétera).

Violencia política
Cuando se dificulta la participación
política (por ejemplo, censurando su
palabra).

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Si bien sabemos que la violencia afecta a la persona en su


totalidad y que puede resultar difícil establecer el tipo de vio-
lencia a la que nos enfrentamos, cuando se nos presenta la
duda podemos formularnos estas dos preguntas orientadoras:

tipo modalidad

¿cómo se ejerce ¿dónde se ejerce


la violencia? la violencia?

¿Qué podemos hacer en nuestro espacio para garantizar


el acceso a la salud?

¿Qué estrategias podemos incorporar a partir de los con-


ceptos que postula esta ley?

Las VMG ejercidas contra mujeres y LGBTI+ constituyen


un problema prevalente de salud pública. Toda consulta al
sistema de salud (ginecológica, odontológica, traumatoló-
gica, de control prenatal, controles de salud de niñeces y
adolescencias, en el registro de admisión, entre otras) repre-
senta una oportunidad para detectar situaciones en las que
se ejerció o se ejerce violencia.

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Es importante que, como integrantes de un equipo de salud,


seamos capaces de poner en consideración que los proble-
mas de salud por los que las mujeres y LGBTI+ se acercan al
Centro de Salud pueden estar vinculados a situaciones de
VMG. O incluso que esos problemas pueden ser agravados
por esas violencias.

Al mismo tiempo es importantísimo que no ejerzamos ni


reproduzcamos nuevas violencias sobre mujeres y LGBTI+
durante la atención. Como también que podamos revisar
aquellas prácticas micromachistas que hayamos interna-
lizado y que nos cuesta desarmar, porque nunca lo había-
mos pensado desde la perspectiva de género.

IDEA 3
Mi nombre, mi identidad, mi decisión

Lo que somos, nuestra identidad, está atravesada por el gé-


nero. ¿Todo lo que somos está atravesado por el género?
Y la respuesta es indudablemente: SÍ. Y es por eso que es
fundamental que volvamos al concepto de identidad de gé-
nero, porque en gran medida, la identidad que tenemos, que
mostramos, que nos asignan al nacer, que puede cambiar
durante el transcurso de la vida, que habla de cada persona
en todos los ámbitos está atravesada por el género.

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Nuestra identidad de género se expresa y dialoga de di-


ferentes maneras: según cómo nos vestimos, caminamos,
nos paramos, las cosas que nos gustan y, muy importante, a
través de nuestro nombre.

Nuestro nombre es fundamental en la trayectoria de


nuestras vidas porque por este nos llaman en casa, la familia,
el barrio, la escuela, el trabajo, el centro de atención de la
salud.

Cuando nacemos nos asignan un género y un nombre, es


decir que, culturalmente, hemos construido nombres “de
varón” y “de mujer”. Los estereotipos de género llegan hasta
los nombres. Por ejemplo, cuando se llama a alguien por su
nombre en el pasillo de la sala de espera hay una expectativa
social sobre qué persona se levantará de la silla, escuchamos
un nombre y esperamos que sea varón o mujer y que tenga
determinadas características.

Hemos visto, durante lo que venimos compartiendo en este


curso, que no hay solo dos géneros, que no hay una sola
manera de ser mujer o de ser varón, entonces si bien nos
asignan una identidad de género al nacer, esta puede cambiar,
al igual que el nombre.

En el año 2012, en la Argentina se aprobó una ley de


vanguardia en materia de perspectiva de género y reco-
nocimiento de los Derechos Humanos, la Ley 26.743 de
Identidad de Género que reconoce las identidades travestis
y trans. Veamos algunos de sus artículos fundamentales.

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Artículo 2: Define la identidad de género como: “la vivencia


interna e individual del género tal como cada persona la
siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asigna-
do al momento del nacimiento, incluyendo la vivencia perso-
nal del cuerpo. Esto puede involucrar la modificación de la
apariencia o la función corporal a través de medios farma-
cológicos, quirúrgicos o de otra índole, siempre que ello sea
libremente escogido”.

Artículo 3: Prevee que “toda persona podrá solicitar la rec-


tificación registral del sexo, y el cambio de nombre de pila
e imagen, cuando no coincidan con su identidad de género
autopercibida”.

Algo importantísimo de la Ley de Identidad de Género es


que establece que la identidad debe ser respetada aunque
no esté realizado el cambio en el DNI, lo que implica que
un DNI puede registrar un nombre y un género que no repre-
sentan a la persona con la que hablamos, por eso es impor-
tante no asumir el género ni el nombre de nadie y siempre
es mejor preguntar: ¿Cómo te llamás?, ¿Cómo querés que
te llamemos?, ¿Qué pronombres usás?

Es relevante saber también que la Ley de Identidad de


Género reconoce las cirugías de modificación corporal y
los tratamientos de hormonización, porque dan materialidad
al derecho del libre desarrollo de la persona de acuerdo con
su identidad de género. Se trata de decisiones personales,
no todas las personas trans optan por esas modificaciones
o tratamientos.

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Estas prestaciones están incluidas dentro del Programa


Médico Obligatorio (PMO) y deben garantizarse tanto en el
subsistema público, como en obras sociales y prepagas. A
partir de los 16 años, se requiere únicamente el consenti-
miento informado de la persona. No puede exigirse ninguna
autorización judicial ni administrativa, ni realización de
pericias psicológicas o psiquiátricas, o de terapias de apoyo.

Esta Ley es una conquista histórica en materia de dere-


chos, de desjudicialización y despatologización de las
identidades de género. Ser travesti o trans no es ni un tras-
torno ni una enfermedad, es ser una persona con un género,
como todas las personas y, por lo tanto, tiene derechos que
deben ser garantizados y respetados.

El respeto de la identidad de género es fundamental en la


atención de la salud porque nuestro nombre, como nos
llamamos, es como una primera puerta de entrada a lo que
somos, nuestro cuerpo, lo que nos pasa.

Si nos dicen mal el nombre o nos tratan de mujeres o


varones cuando no lo somos, es muy difícil construir un
vínculo confiable entre el equipo de atención de la salud y
quienes se acercan a recibir atención.

Travestis y trans se acercan a los centros de atención de la


salud por sus tratamientos hormonales, pero también por
un dolor de muela o un esguince de tobillo, como hemos
dicho, todas las personas tenemos un género y a todas las
personas nos puede doler la panza.

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En el año 2021 se aprobaron dos normativas que amplían


y nutren la perspectiva de género de nuestra sociedad y
amplían los derechos de las personas travestis, trans y no
binarias:

Ley Nacional N° 27.636 de


Cupo laboral Travesti Trans

Esta ley de promocion del acceso al empleo formal para


personas travestis, transexuales y transgénero “Diana Sa-
cayán - Lohana Berkins”, más conocida como Ley de Cupo
Laboral Travesti Trans, garantiza el acceso a trabajos for-
males dentro del Estado para personas travestis y trans. Es
una forma de reparación por todas las violencias producidas
hacia la comunidad travesti trans.

Decreto 476/2021: incorpora


z el DNI la posibilidad de
en
utilizar la letra x en género

Esta incorporación en el DNI da la posibilidad de que las


personas que no se reconocen dentro del sistema binario
femenino/masculino puedan identificarse de esa manera
con una tercera opción, que utilizará la letra “X”. Este decreto
brinda la posibilidad de cambiar el género del DNI más allá
del binario femenino/masculino (Ley de Identidad de Género)
y se suma la opción de registrarse dentro de una tercera
opción “X” que no representa ninguna de las dos categorías
del binario mujer/varón.

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Estas leyes y normativas nos aportan definiciones que nos


permiten ampliar nuestro horizonte de posibilidades para
poder construir nuestra identidad propia y también comu-
nitaria, de poder ser una sociedad en la que todos sus inte-
grantes tengamos acceso a los mismos derechos.

Lohana Berkins, una activista travesti referente de la Comu-


nidad LGBTI+ dijo una vez: “Cuando una travesti ingresa a la
Universidad, le cambia la vida a la travesti; cuando muchas
travestis entran a la Universidad, le cambian la vida a la
Universidad”.

Podemos pensar que los Centros de Atención de la Salud


son esa Universidad y que cuando travestis, trans y no bina-
ries pueden acceder a los centros de atención de la salud,
tanto para atenderse como para trabajar, están cambiando
el sistema de salud y estamos siendo una mejor comunidad.

Para garantizar el acceso a la salud de todas las personas


sin importar su género podemos construir algunos cam-
bios que son estrategias para transformar y mejorar nues-
tras prácticas de atención:

consignar el nombre de pila que usa cada persona y el gé-


nero autopercibido en los instrumentos de registro (carnet,
expedientes, historia clínica, planillas, certificados, estudios,
etc.);

asignar la sala correspondiente al género autopercibido


en caso de internación. Siempre con el consentimiento de
la persona y bajo condiciones adecuadas de privacidad y
seguridad.

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Es fundamental cuando las personas sean nombradas


respetar el nombre que usan o llamarlas por el apellido.

Para solicitar las prestaciones se consigna: “En el marco de


la Ley Nº 26.743 de Identidad de Género”. De acuerdo con la
Ley 26.657 de Salud Mental, se abandonan las categorías
diagnósticas de “disforia de género” y “trastorno de la iden-
tidad de género”.

Disponemos de la Guía de Atención de la Salud de personas


trans, travestis y no binaries.

Es importante respetar la identidad de género de todas las


personas, a veces puede ser una persona que busca atención
de la salud, pero también puede ser une colega que es
travesti o trans y también debe ser respetade.

Violencias por Motivos de Género. Aproximaciones a herramientas para equipos de salud 27


Ideas que cambiaron el mundo / Las cuatro ideas motores

IDEA 4
Perspectiva de Género y derechos: obligatoriedad
de la transversalización

Los cambios sociales son procesos lentos, pero no impo-


sibles, llevan su tiempo porque somos muchas personas
haciendo cosas distintas, en diferentes lugares y lo que nos
han enseñado ha sido una sola cosa.

Incorporar la perspectiva de género en todo el arco social


es urgente, ya que es a partir de esta que podemos comenzar
a reconocer y aprender que las necesidades de las personas
son diversas y específicas al mismo tiempo, y que también
es fundamental en nuestro hacer profesional, como equipos
del ámbito de la salud.

El Estado es el principal responsable de motorizar el cambio
social, ya que las transformaciones sociales y culturales
profundas, se logran a partir de políticas públicas cons-
truidas mediante el entendimiento de nuevas pautas de
convivencia y el reconocimiento del género como un factor
primordial de nuestros vínculos sociales, y tenemos la tarea
de desarmar las prácticas que vulneran los derechos de
mujeres y LGBTI+.

Para esto es imprescindible que todos los organismos esta-


tales que llevan a cabo la administración y gestión de or-
ganización de la vida de las personas en sociedad (escuelas,
hospitales, Registro Nacional de Identidad, comisarías,

Violencias por Motivos de Género. Aproximaciones a herramientas para equipos de salud 28


Ideas que cambiaron el mundo / Las cuatro ideas motores

Anses o PAMI, oficinas de habilitaciones de comercios, de


multas de tránsito, de registros de conducir, etc.) incorporen
en sus prácticas y sentidos laborales la perspectiva de género.

Como hemos dicho, todas las personas tenemos un género, y


nuestro género nos acompaña a todos lados, cuando vamos
a la escuela, al hospital y a realizar un trámite en la oficina
de un organismo público.

En el año 2018 se aprobó en Argentina la Ley Nacional Mi-


caela N° 27.499 que establece que todas las personas que
trabajan en los tres poderes del Estado Nacional deben
recibir capacitaciones en temas de género y Violencias
por Motivos de Género.

¿Por qué Micaela?


Micaela García era una mujer joven de 21 años, estudiante
y militante del movimiento “Evita” y del movimiento “Ni Una
Menos”. El 1° de abril de 2017 fue víctima de secuestro, vio-
lación y femicidio en la ciudad de Gualeguay, provincia de
Entre Ríos. El responsable del femicidio, Sebastián Wagner,
había sido condenado a nueve años de prisión por haber
violado a dos mujeres en 2010, y había quedado absuelto
de una tercera causa. En 2016, un juez de Ejecución Penal
dispuso su libertad condicional, desoyendo los informes
emitidos por el Servicio Penitenciario que desaconsejaban
esa decisión y advertían de su peligrosidad. Mientras dicho
agresor gozaba del beneficio de libertad condicional llevó a
cabo la violación seguida de femicidio de Micaela.

Violencias por Motivos de Género. Aproximaciones a herramientas para equipos de salud 29


Ideas que cambiaron el mundo / Las cuatro ideas motores

El caso de Micaela no fue un hecho aislado, sino que se


inscribe en los múltiples hechos de Violencias por Motivos
de Género que, en su expresión más extrema, se plasman
en los femicidios, en este caso con el agravante de que las
autoridades intervinientes (por ejemplo el Juez) no tuvieron
en cuenta la perspectiva de género entre sus herramientas
para resolver la decisión de disponer su libertad.

Este ejemplo muestra a un juez que no tiene en cuenta las


particularidades que el género provoca en nuestro desa-
rrollo personal y social para atender sus responsabilidades
laborales profesionales. Lo mismo sucede, por ejemplo,
cuando un policía no quiere tomar la denuncia de una mujer
que se acerca por haber sufrido Violencias por Motivos de
Género, o cuando en la atención de la salud no escuchamos
con atención a una mujer o LGBTI+ y deslegitimamos sus
voces.

La militancia y el activismo feminista organizado bajo la con-


signa Ni Una Menos lograron demostrar que el femicidio de
Micaela García era una muerte evitable, porque si hubiera
habido agentes del Estado que trabajaran con perspectiva
de género no se hubiera liberado a Sebastian Wagner, el fe-
micida de Micaela, lo que puso de manifiesto la necesidad
de sensibilizar y de formar agentes del Estado en materia
de género y perspectiva de derecho en los tres poderes de
la administración nacional y niveles jerárquicos.

Violencias por Motivos de Género. Aproximaciones a herramientas para equipos de salud 30


Ideas que cambiaron el mundo / Las cuatro ideas motores

La Ley Micaela puso en agenda la necesidad de transver-


salizar la perspectiva de género, de convertir en política pú-
blica el entendimiento de que el género de las personas es
algo muy importante en nuestras sociedades. Por lo tanto
debemos aprender de él y desarmar aquellos estereotipos
y formas de organización social que pretenden establecer
jerarquías entre las personas por su género.

Si quienes trabajan en el Estado tienen incorporada y desa-


rrollada en sus prácticas cotidianas la perspectiva de género,
tenemos un Estado que tiene perspectiva de género, y esto
es fundamental para llevar a cabo transformaciones sociales
más estructurales en relación con la prevención y erradica-
ción de las Violencias por Motivos de Género.

Reflexión final
Hemos recorrido cuatro ideas que reflejan necesidades y
procesos de transformación social, que no son ni pensa-
mientos de otro planeta ni sueños imposibles, se reflejan
en leyes vigentes que, a paso constante, se dan a la tarea
de ampliar y garantizar derechos fundamentales.

El próximo paso está en nuestros pies, en nuestros pensa-


mientos y acciones cotidianas, que pueden, como las leyes,
cambiar el mundo.

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