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AGRADECIMIENTOS
a mis compañeras Natalia, Nicole, Vianey y Marcela por las eternas sonrisas
y la maravillosa compañía;
a todos ellos, por creer que la vida puede ser un poco más colorida.
3
ÍNDICE
7 INTRODUCCIÓN
46 3. Klotz: una imagen para arte y ciencia, Die Farbkanon o El canon de color
4
50 4. La respuesta de Turner: modelos específicos para colores específicos
88 Conclusiones
5
93 Addendum: Antecedentes de la visualización del fenómeno
cromático en imágenes esquemáticas - breve historia de los
modelos de color hasta Goethe
6
INTRODUCCIÓN
“La función de toda teoría se limita, en definitiva,
a insinuar los grandes lineamientos,
que han de servir de base
para la acción palpitante y fecunda”
J.W.v. Goethe, Zur Farbenlehre
7
cualitativa crea en el observador la capacidad de comprender intuitivamente
las leyes físicas que subyacen a los fenómenos bajo observación (Zajonc
327). En la relación que nos propone el poeta, los sentidos no actúan
registrando pasivamente, sino que observan a la vez que conforman el
conocimiento. Atienden a la realidad del color, pero no para confirmar la
validez de leyes abstractas, sino ocupándose de esa realidad en sí misma,
en su acontecer. Goethe aspira a un conocimiento visual, invitando a la
ciencia a comprometerse en el acto de mirar. Propone un mirar reflexivo del
color, mirar en el que se piensa lo general del sentido de la manifestación
cromática, una visualidad plena de contenido. La percepción será entonces
para el poeta alemán “un diálogo continuo entre los sentidos y lo sensible”
(Ibíd. 328). En la Teoría de los colores el poeta se acercará al fenómeno del
color desde la observación cotidiana de situaciones cromáticas planteando
las pautas para que cada lector pueda realizar los mismos experimentos,
mirar y tener acceso a la naturaleza del color.
8
Con la mencionada motivación de Goethe y el énfasis en la relación entre
la experiencia del color y la producción y captación de imágenes, era de
esperarse que la recepción temprana y posterior de la Farbenlehre se diera
en gran medida por parte de artistas y pintores. La obra fue rápidamente
difundida, llegando a manos de numerosos artistas –como también filósofos
contemporáneos a Goethe–, quienes recepcionaron de diversas maneras
la obra y establecieron sus propias posturas aceptándola o criticándola.
Los pintores generalmente evidenciaron su lectura respondiendo desde
su práctica plástica también a través de imágenes u otros modelos; otros
intelectuales lo hicieron desde el levantamiento de teorías del color propias,
que abrazaron o rechazaron los planteamientos del poeta, muchas veces en
contacto directo con Goethe, mediante correspondencia o en persona.
9
En función de lograr el objetivo general, se establecen los siguientes
objetivos específicos:
10
de ella. En este campo de estudio, el rol de la imagen –esquemática– será el
de una “mediación didáctica”, donde la didáctica visual consistirá entonces
en el uso de los procedimientos de la imagen, el dibujo, el croquis o el
esquema para fomentar el pensamiento y la acción a partir de informaciones
pertinentes, transmitidas visualmente (Ibid. 17).
11
Arriba-izquierda Fig. 1: Byrferth
de Ramsey, “The Mysteries of the
Universe”, 1080
• Diagramas relacionales
13
Estructuras El tiempo histórico • Cronogramas
temporales normalmente se representa
gráficamente en forma de líneas • Cartas Gantt
de tiempo, que son narraciones
• Líneas de tiempo
cronológicas y secuenciales
de acontecimientos históricos • Diagramas de flujo
relevantes. Las líneas de
tiempo tienden a facilitar la
comparación entre lo temporal
y eventos de otro tipo
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Los modelos de color –también denominados, según su uso, sistemas de
ordenamiento del color o sistemas de gestión del color; y según su geometría
o dimensiones, espacio de color o sólido del color– surgirán entonces de
la necesidad de ordenar según una determinada lógica el amplio conjunto
de colores que el ser humano puede percibir. Un modelo o sistema de color
intenta generalmente incluir todos los colores, al menos en forma teórica,
en “un modelo topológico, previendo una posición específica para cada
uno de ellos y proponiendo alguna lógica que determine la organización
total” (Caivano 1). En la mayoría de los modelos cromáticos encontramos
algunos colores que se ubican en posiciones claves, considerados primarios
o fundamentales, en relación a otros considerados como secundarios,
derivados o intermedios; lo que determinará qué colores son primarios y
cuáles secundarios estará dado por la “filosofía con que ha sido construido
cada sistema en particular, qué aspecto del color describe y organiza o en
qué basa sus combinaciones. . . y a qué uso ha sido destinado” (Ibid. 2). Estos
modelos provienen de los más diversos campos de estudio y disciplinas,
y entre sus autores pueden encontrarse filósofos, poetas, pintores, físicos,
fisiólogos, psicólogos, químicos, textiles y entomólogos, entre otros. Desde
su diversidad, han adoptado las más variadas formas: líneas, arcos, círculos,
cuadrados esferas, conos, cubos, cilindros, pirámides, dobles conos, dobles
pirámides, y algunas construcciones tridimensionales morfológicamente
irregulares, obtenidas sobre la base de fórmulas y cálculos matemáticos.
Dependiendo del uso para el que hayan sido ideados, los modelos de color
varían en su composición interna, visualizando diferentes relaciones entre
los colores. En la actualidad, prácticamente existe un modelo de color
específico para cada industria o cada medio o tecnología de producción
(Kuehni, Color space and its divisions 16).
15
3. Presentación del corpus de la investigación:
teoría y diagramas de Goethe, Runge, Klotz y
Turner
A partir de los antecedentes presentados, el corpus de la investigación
contempla, además de la Farbenlehre y de textos de Goethe relacionados
con ésta, materiales textuales y visuales, es decir, teorías y modelos de color,
surgidas en el contexto romántico y como respuesta a la publicación de la
Teoría de los colores de Goethe en 1810. Se trabajará principalmente con la
Sección Didáctica de su Teoría como material fundamental del corpus, la
cual además incluye su Círculo cromático. Las respuestas o recepciones a
la Teoría de Goethe se abordarán desde tres casos particulares: respuestas
estructuradas por artistas pictóricos –productores de imagen– pero que se
relacionaron de diferente manera con la Farbenlehre, a saber, la aceptaron,
criticaron y o la pusieron en práctica. El primer caso corresponderá a la
recepción de las ideas cromáticas de Goethe por parte de su amigo, el pintor
alemán Philipp Otto Runge, quien a través de numerosa correspondencia
con el poeta, se transforma en el artista consultor de la Farbenlehre, pero que
a pesar de que ambos compartían sus observaciones sobre la representación
del color, estructuraron modelos de color esencialmente diferentes. Runge
publica en 1810 su Die Farben-Kugel, material compuesto de texto e imágenes
esquemáticas esféricas, que formarán parte del presente corpus.
16
4. Metodología de trabajo: análisis de referencias
textuales y correlaciones visuales. Elección y
definición de itinerarios de desarrollo
Como hemos visto, los modelos de color son imágenes que surgen
generalmente para facilitar la comprensión y englobar lo fundamental de
las teorías cromáticas. Como imágenes particularmente funcionales, que
transmiten información o conocimiento específico, es preciso analizarlas
con respecto a la concepción teórica que visualizan. El análisis del corpus
se estructurará en la búsqueda de correlaciones textuales-visuales, tanto
en las imágenes esquemáticas producidas por el mismo Goethe como en
las de sus receptores, ya señalados.
17
El segundo itinerario tratará sobre la teoría de las polaridades como
fundamento transversal de la Farbenlehre, el cual articula una concepción
teórica de los colores como elementos polares, a la vez que los sitúa en
posiciones confrontadas también desde lo morfológico. Ésta teoría influirá
directamente en la construcción del círculo cromático de Goethe y en el
discurso filosófico que subyace en la Teoría. Una reflexión en torno a las
imágenes de sus receptores permitirá constatar si ellos también hicieron
eco de este fundamento teórico, y de ser así, en qué medida.
18
CAPÍTULO 1. LA TEORÍA DE
LOS COLORES DE GOETHE: SU
IMPORTANCIA, CONTEXTO ARTÍSTICO
Y RECEPCIÓN
En este largo período el poeta escribiría más de dos mil páginas relacionadas
con el fenómeno del color. Sus primeras publicaciones en este ámbito serían
dos entregas del boletín Contribuciones a la óptica (Beiträge zur Optik), de 1791
y 1792, respectivamente, donde estudiaba los fenómenos que se producen
cuando se miran objetos a través de un prisma. Otros artículos relacionados
con los colores fueron incluidos en los cuadernos Zur Naturwissenschaft
überhaupt, publicados entre 1817 y 1824. Los ensayos Sobre el orden de los
colores y sus relaciones entre sí (Über die Einteilung der Farben und ihr Verhältnis
gegen einander) de 1793 y El experimento como mediador entre objeto y sujeto
(Der Versuch als Vermittler von Objekt und Subjekt) de 1794, –que Goethe
19
da a conocer a Schiller en 1798 y es publicado posteriormente en 1823–
también constituyen documentos de referencia, puesto que en ellos se
plasman los fundamentos metodológicos y científicos en los que Goethe
fundamentaría su Teoría.
«As for what I have done as a poet», he would repeatedly say to me, «I
take no pride in it whatever. Excellent poets have lived at the same time
with myself, poets more excellent have lived before me, and others will
come after me. But that in my century I am the only person who knows
the truth in the difficult science of colours –of that, I say, I am not a little
proud, and here I have a consciousness of a superiority to many»1 (Goethe,
Conversations with Eckermann... 377)
20
absoluto y excluyente de los modelos clásicos y aparecen otros que, como
los medievales y la obsesión por lo exótico, como el arte musulmán, nunca
habían sido considerados como tales. Frente al Neoclasicismo –lenguaje
distante y frío–, frente al dictado de la regla y la universalidad, surge el valor
de lo individual, lo cual se manifestará de variadas maneras. La expresión
artística de la individualidad no se puede enseñar ni realizar desde la
aceptación y el sometimiento a las normas. Es un impulso personal, íntimo
e intransferible. La característica fundamental del arte romántico entonces
será la valoración de la sensibilidad sobre la razón. La razón es algo que se
supone común, pero la sensibilidad viene ligada a la vivencia individual, a
la experiencia personal. El acento se desplazó hacia la autenticidad de las
emociones expresadas y, en consecuencia, hacia la sinceridad e integridad
del artista. Se llegó así a admitir que la espontaneidad, la individualidad y la
“verdad interior” eran los criterios aplicables al enjuiciamiento de cualquier
obra artística, literaria o musical. Baudelaire decía que “el Romanticismo
no se sitúa exactamente ni en la elección del tema ni en la total sinceridad,
sino en una manera de sentir”2 (“Qu’est—ce que le romantisme?” Curiosités
esthétiques 85). Y esta manera de sentir sólo puede percibirse, por supuesto,
subjetivamente. De ahí esa dificultad a la hora de definir el Romanticismo,
la cual llevaría a uno de sus primeros historiadores a afirmar, en 1829, que
es «precisamente lo que no puede definirse»3.
21
del arte, el ideal para los neoclásicos se reflejaba en la pureza de la forma
y la elegancia de la composición: el color era algo casi casual. A partir del
Romanticismo este recurso fue considerado un medio propicio para la
expresión de la nueva actitud hacia la emoción y la intuición por sobre la
razón, reivindicando el lugar del color con respecto al de la forma (Jiménez
16). Anteriormente, en el siglo XVIII, el arte neoclásico había concedido
prioridad a la disciplina, a una sólida composición, casi escultórica, y al
dibujo preciso, mientras que el arte romántico otorgó una primacía al
color, el movimiento y las sensaciones espontáneas, acordando un papel
particular a la luz y el color como algo más que accidentes de la forma: la
importancia que toman estos elementos en la estética romántica se encuentra
en relación íntima con el carácter místico y religioso del movimiento (Ibíd.
15). Las ideas de pensadores como Arthur Schopenhauer o el mismo
Goethe en su Teoría de los colores –escrito modelo de la actitud romántica–,
arraigaron –con diversas procedencias y matices– en algunos de los artistas
del Romanticismo debido a que plantearon el carácter inseparable del
observador y su fisiología, a partir de la observación a efectos o ilusiones
cromáticas: un observador subjetivo que el Romanticismo y el Modernismo
temprano considerarán como un productor activo y autónomo de su propia
experiencia visual (Crary 99).
«Han demostrado hasta aquí los pintores miedo y franca aversión a todas
las consideraciones teóricas sobre el color y cuanto con él se relaciona,
actitud ésta ciertamente comprensible, pues lo que hasta ahora se
llamaba teoría carecía de fundamento, era fluctuante y gravitaba hacia la
empiria. ¡Ojalá nuestros esfuerzos logren desvanecer, hasta cierto punto,
ese temor y estimulen a los artistas a comprobar y ampliar en la práctica
los principios expuestos!» (222)
22
la naturaleza emocional del hombre, inherente a la manifestación de dicha
actitud hacia el color, como señala Goethe:
§920. «Si nuestra teoría de los colores halla una acogida favorable, no
faltarán las aplicaciones e interpretaciones alegóricas, simbólicas y místicas,
según cuadra al espíritu de nuestra época». (225)
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al arte se quería poner en claro sobre ellos» (“Confesiones del autor”,
Obras completas II 1950-51).
«. . . llega a mis manos la nueva edición de las obras de Mengs4, libro que
ahora me resulta infinitamente interesante, pues poseo el sentido plástico
que por fuerza ha de preceder a su lectura, si se aspira a entender siquiera
un renglón . . . He hecho, además, toda suerte de especulaciones sobre
los colores, que de tan cerca me afectan, por ser esa parte del libro la
que hasta aquí menos entiendo. Pero veo que con alguna práctica y la
continua meditación podré capacitarme también para ese bello disfrute
de la superficie del mundo» (“Viajes italianos”, Obras completas III, 365-
366)
24
harto tiempo en estas extrañas regiones, di, finalmente, con el feliz regreso
al arte, merced a los colores fisiológicos y al efecto moral y estético de los
mismos» (“Confesiones del autor”, Obras completas II, p. 1983)
«The theory of colours, in particular has suffered much, and its progress
has been incalculably retarded by having mixed up with optics generally,
a science which cannot dispense with mathematics; whereas the theory
of colours, in strictness, may be investigated quite independently of
optics»5 (287)
25
una rosa en términos de un conjunto de partículas subatómicas de color rojo
uniforme: ignorar totalmente la esencia y la belleza de la flor. Argumentó
su fundamento dialéctico –de la luz y la oscuridad–, basándose en su
planteo acerca de una polaridad natural. Propuso además una observación
a la naturaleza que se ocupara de los colores, pero no en cuanto ciencia
natural, sino como conocimiento filosófico que surge de la práctica artística
(Brusatin 100). Esta propuesta será esencial para estructurar su Teoría.
Sobre ello se profundizará más adelante7.
26
sus vibrantes y emotivos efectos estéticos. Si bien las referencias sobre la
condición pictórica del color se iniciaron con Aristóteles, con Goethe se
consolidan definitivamente.
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interior inmaterial del hombre. Estas “asociaciones morales” suponen centrarse
en el ser humano, en un nivel superior del sentimiento y lo simbólico, del
uso del color como recurso estético, y supone también considerar el rol del
color en una variedad de campos como la medicina, la música, la filosofía,
las matemáticas, entre otros. Esta Sección Didáctica de la Farbenlehre puede
ser abordada desde diferentes enfoques:
b) Esta sección didáctica puede también ser leída no tanto como una
doctrina a asumir como cierta, sino más bien como una enseñanza,
una guía para el estudio del fenómeno del color. En el libro, con
magistral prosa, se describen los diferentes medios de producción del
color a disposición de cualquier persona en el siglo XVII y XIX en
Weimar, y por supuesto, de fácil acceso aquí y ahora. Nos señala qué
instrumentos (vasos, diafragmas, lentes, prismas, etc.) son necesarios
para que se produzca el fenómeno cromático, nos indica qué hacer
con estos instrumentos y qué deberíamos ver. Esta sección conduce
al lector a través de una clase demostrativa, no solo en los colores
producidos subjetivamente (post-imágenes, adaptación de la visión a
la luz y la oscuridad, irradiación lumínica y sombras coloreadas, por
ejemplo) sino también en los fenómenos cromáticos físicos detectables
cualitativamente en la observación del color (absorción, dispersión,
refracción, difracción, polarización, e interferencia).
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La Farbenlehre se compone además por una segunda sección llamada Polémica,
la cual está dirigida directamente contra los postulados de Newton y la física
matemática antes mencionados; y la última parte llamada Sección histórica,
–de la cual el mismo Goethe no se sentía tan orgulloso y que posteriormente
considera incluso como prescindible en el caso de ser necesario re-editar
su Teoría9– que constituye una antología de testimonios históricos sobre
teoría del color desde la Antigüedad, hasta el siglo XVIII.
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La Farbenlehre atrajo la atención de científicos y pensadores en general, pues
trata de fenómenos físicos y psicológicos relacionados con el color, pero
su recepción estuvo marcada en un inicio por el carácter polémico de su
sección dedicada a Newton. Su sección polémica no fue bien recibida por el
medio científico de la época, y posteriormente los físicos le mostraron aún
menos simpatía. Goethe declara en varios momentos de sus Conversations
with Eckermann cómo recibían sus contemporáneos científicos su osada
crítica frente a los postulados newtonianos:
30
Ewald Hering, Goethe hizo relevantes aportes. De la lectura de sus tesis
otros autores de la época extraerán algunas consecuencias llamativas.
Hegel, por ejemplo, asumió plenamente la doctrina antinewtoniana de
Goethe en este ámbito, y cuando el filósofo alemán estudia el color en
relación a la práctica pictórica, llega a determinar, frente a los usos del arte
clásico, que “según su ideal sólo da forma esencialmente a lo substancial”,
y que aquello que distingue el uso cromático en el arte romántico (esto es,
no-clásico) será “la recreación subjetiva de la exterioridad en el elemento
sensible del color” (Lecciones sobre la estética 436) Se trata de una derivación
de los planteamientos de la Farbenlehre, la cual, curiosamente, nunca fue
criticada por Goethe (Arnaldo 35). Por su parte, Arthur Schopenhauer,
filósofo kantiano y ávido lector de la Farbenlehre, extremó el predominio de
las determinantes fisiológicas en la percepción de los colores y aseguró que
todas las manifestaciones del color eran subjetivas y estaban subordinadas
a las propiedades de los nervios ópticos. Al leer el ensayo Sobre la visión y
los colores de Schopenhauer, publicado en 1816, se deduce que pudo haber
mediado entre Goethe y las ciencias ópticas modernas, aunque el subjetivismo
expresado de una manera tan radical estaba fuera del horizonte que había
perfilado el poeta alemán. Las tesis de Goethe fueron asumidas por otros
colaboradores como Th. J. Seebeck y H. Meyer, por teóricos de la pintura
como Ph. O. Runge y M. Klotz y por imitadores como Johannes Purkinje,
cuyas investigaciones sobre el color “desde el punto de vista subjetivo”
fueron muy bien acogidas por Goethe (Arnaldo 36).
11. «Hace poco cené con Goethe.
Conversamos acerca de la razón por Sin embargo, el carácter de “enseñanza” o “aprendizaje directo a partir de
la que su Teoría de los colores se
la experiencia” que tiene su Teoría y que Goethe tanto buscó a partir de
había difundido tan poco. ‘Es muy
la escritura simple y detallada de cómo se deben recrear los experimentos
difícil difundirla’ dijo él, ‘como sabes,
requiere no sólo de leerla y estudiarla,
cromáticos, era también para el poeta una de las razones por las que la
sino también de llevarla a cabo, y esto
difusión inicial de su obra hacia otros ámbitos fue complicada en una
es difícil ... Para recibir un fenómeno primera instancia:
simple y primario, reconocerlo en
su gran importancia y ejercitarlo, se «On a recent day I dined with Goethe. We talked of the reason why his Theory
requiere de un espíritu productivo... con of Colors had been so little diffused. ‘It is very hard to communicate’, said
la Teoría de los colores no es suficiente he, ‘for, as you know, it requires not only to be read and studied, but to be
conocer las leyes principales y tener DONE, and this is difficult . . . To receive a simple, primitive phenomenon,
una mente adecuada, también es
to recognize it in its high significance, and to go to work with it, requires
necesario relacionarse constantemente
a productive spirit . . . with the Theory of Colors it is not enough for one
con los variados fenómenos, los cuales
to know the chief laws and have a suitable mind, but it is necessary to
son a veces misteriosos, y también con
sus deducciones y combinaciones’»
occupy oneself constantly with the several single phenomena, which are
[Eckermann sobre Goethe] (Trad. de often very mysterious, and with their deductions and combinations’»11.
la autora) (Conversations with Eckermann 389-390)
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A pesar de la preocupación de Goethe sobre la dedicación que la Farbenlehre
requería por parte de sus lectores, la obra logró hacerse popular a partir de
su carácter didáctico, lo que la distanciaba considerablemente de todos los
tratados sobre color anteriores a ella. Al considerar al ojo como el instrumento
adecuado o “suficiente” para “ver” colores, acercó su teoría a la experiencia
diaria y sensible de cada persona. Al respecto, se refiere Helmholtz:
De esta manera Goethe apuntará, por ejemplo, a los filósofos, cuya gratitud
estima merecer, «por habernos esforzados en remontarnos a las fuentes
primarias de los fenómenos, allá donde simplemente se manifiestan y son,
sin prestarse a ninguna explicación» (66); consideraba haber complacido
a los médicos «sobretodo a aquéllos llamados a estudiar y cuidar el ojo,
subsanar sus defectos y curar sus males, en la parte que trata de los colores
fisiológicos . . . ellos están en su elemento» (66); en una actitud que ahora
puede parecernos quizá irónica se refiere también a los físicos quienes
según Goethe deberían haberle dado “la acogida más cordial” a su Teoría
«toda vez que les ofrecemos la ventaja de exponer la teoría de los colores en
relación con los demás fenómenos elementales y valerse para tal fin de un
lenguaje uniforme» (66). En lo que refiere a los químicos, quienes «hasta
32
ahora han tenido no pocos inconvenientes en denominar y designar los
colores», Goethe creía que les estaba entregando una herramienta útil para
«rehabilitar los colores y afianzar el convencimiento de que lo que crece y se
desarrolla, lo fluido y mudable, no es engañoso, sino antes bien susceptible
de revelar los procesos más entrañables de la Naturaleza» (67).
Pero Goethe sabía que quizá quienes resultarían más favorecidos a partir
de la publicación de su obra, sobre todo en lo que respecta al Efecto sensible-
moral del color, eran los artistas:
«De modo que, como nos hemos asomado a la teoría de los colores por
el lado de la pintura, de la coloración estética de las superficies, habremos
prestado un gran servicio también al pintor, al habernos esforzado en la
sexta parte por dilucidar los efectos sensibles y morales del color para
facilitar así su uso en el dominio del arte» (67).
Otro artista que reaccionaría ante la obra de Goethe fue el pintor inglés
J.M.William Turner, quien tendría acceso a una copia de la primera y
33
quizá más influyente traducción de la Teoría de los colores al idioma inglés,
a cargo de su amigo el pintor Charles Eastlake. Turner se fascinaría con la
obra del poeta alemán y la pondría en práctica en su obra pictórica tardía,
aludiendo a la Teoría en el nombre de su serie de dos pinturas: la primera
denominada Light and Colour (Goethe’s Theory), The Morning after the Deluge
– Moses Writing the Book of Genesis y la segunda Shade and Darkness – The
Evening of the Deluge, ambas de 1843, donde ambos nombres presentan una
clara alusión a la teoría de las polaridades (luz y oscuridad), fundamento
de la Farbenlehre.
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CAPÍTULO 2. PRIMER ITINERARIO:
LA EXPLICACIÓN DEL FENÓMENO
COLOR EN IMÁGENES. REFLEXIONES
EN TORNO A LA MORFOLOGÍA Y
FINALIDAD DE LOS MODELOS DE
COLOR
“... conviene para tal fin confeccionar un círculo cromático
que muestre los colores y sus gradaciones, no por
separado, sino en una sucesión continua; pues se trata de
una cuestión importante que vale la pena ser estudiada
detenidamente”
J.W.v. Goethe, Zur Farbenlehre
35
el color con una serie de imágenes (figs. 5 y 6) –que él denomina láminas– y
que apoyan la comprensión de sus ideas a los receptores de la obra. Dentro
de estas imágenes encontramos su círculo cromático junto a una serie de
otras ilustraciones y gráficos que corresponden, más bien, a imágenes para
la experimentación que a explicaciones esquemáticas. Sobre la inclusión de
las láminas en su Teoría, el poeta señala en la Introducción:
Izquierda Fig. 5: Lámina I de la De todas las imágenes que conforman este “material necesario”, de carácter
Farbenlehre. El círculo cromático y visual, para la comprensión de la Farbenlehre, es al círculo cromático al que
otros experimentos ópticos.
Goethe dedicará más atención. El círculo cromático (fig.7) cumplirá la
Derecha Fig. 6: Lámina II de la función de representar visualmente la totalidad de su Teoría, cuya morfología
Farbenlehre. Representación servirá de soporte tanto para graficar las cualidades expresivas del color y
de la polaridad azul-amarillo en sus relaciones intrínsecas, pero también, a diferencia de teorías y modelos
experimentos ópticos. de épocas y autores anteriores, proporcionará una estructura para visualizar
las asociaciones culturales o simbología de los colores, uno de los aportes
principales del poeta alemán a la concepción de este tipo de imágenes.
36
El círculo cromático es introducido al lector por
Goethe al momento de referirse al fenómeno óptico
de la postimagen o after image12. Este fenómeno es
fundamental para el énfasis en la experiencia directa
en la que se basa la Farbenlehre, puesto que refiere a
colores “subjetivos” a los que solo se puede tener acceso
a partir de la percepción visual, y será la esencia de
lo que Goethe denominará “contraste simultáneo”.
La obtención de colores opuestos o complementarios
a partir de sus numerosos experimentos con la
postimagen, será la característica esencial que
llevará a Goethe a ordenar y establecer las posiciones
de los colores dentro del círculo, enfrentándolos
Fig. 7: Círculo cromático de Goethe, diametralmente en la circunferencia:
1810.
§50. «Para determinar con rapidez los colores que origina este contraste,
úsese el círculo cromático de nuestra lámina I, dispuesto de acuerdo
con los fenómenos naturales, y que también aquí es de utilidad. Los
colores diametralmente opuestos se complementan en la retina. Así
al amarillo corresponde el violeta; al anaranjado el azul; al púrpura el
verde, y viceversa. Todos los tonos se complementan unos a otros, al
12. «El fenómeno de la postimagen es
color más simple corresponde el más compuesto, y viceversa». (Teoría
definido por Ian Paterson como: una
de los colores, 78)
sensación de color que permanece
después de que el estímulo cromático
ha cesado. Esta se produce, por
De esta manera, el modelo cromático de Goethe corresponde a la estructura
ejemplo, al mirar una imagen u objeto tradicional de círculo de color, compuesto por dos anillos concéntricos, y
coloreado fijamente por algunos presenta tres pares de colores opuestos enfrentados, totalizando seis colores
segundos e inmediamente después teóricos elementales, partiendo del púrpura [Purpur] –nombre que Goethe
mirar una superficie neutra o blanca. le da al color rojo, como la intensificación de azul y amarillo–, pasando por
La imagen observada inicialmente el anaranjado [Orange], amarillo [Gelb], verde [Grün] y azul [Blau], hasta
permanece durante un tiempo llegar al violeta [Violett], contiguo al púrpura. El poeta era consciente de
en la percepción del observador, que esta definición de seis colores era útil para una explicación visual de
pero se presenta mediante el color su teoría, pero que lógicamente no contemplaba la totalidad de colores que
complementario al del objeto original.
son parte de la experiencia sensible:
Este fenómeno se denomina también
“color accidental” o “color subjetivo”.
«A estos tres o seis colores, que caben cómodamente en un círculo, se
(A Dictionary of Colour, 13). Por
circunscribe la teoría elemental de los colores. Todas las demás variedades,
su parte Juan Carlos Sanz, en una
definición similar, agrega además la
cuya gama es infinita, se relacionan más bien con la técnica aplicada, el
terminología de “percepción negativa” oficio del pintor y del tintorero y, en un plano general, con la vida» (Teoría
o “en negativo”, y aporta una segunda de los colores, 65-66)
definición: “tono complementario del
referente considerado como imagen” » Si bien gran parte de la teoría cromática de Goethe se sustenta en una
(Diccionario Akal del color, 710). concepción de polaridades luz-oscuridad = amarillo-azul, la que configurará
37
en parte la construcción de su círculo cromático –y que se analizará en
profundidad en el capítulo tres–, el poeta describe su modelo de color
suscribiendo a la tendencia tradicional de los tres colores primarios, los que,
en su síntesis, pueden generar todo el resto de colores del sistema. En el
caso del modelo de Goethe, los primarios corresponderán al rojo-púrpura,
amarillo y azul, los que dispone dentro el círculo formando un triángulo o
tríada de colores “puros y acabados” (§552). Este triángulo inscrito dentro
del círculo, dará origen a la otra tríada de colores que lo conforman, los
secundarios, a saber: “el rojo y el azul dan origen al violeta, el rojo y el
amarillo al anaranjado, el amarillo y el azul al verde” (§552) y profundizará
en esta relación entre colores primarios y secundarios al dar cuenta de las
mezclas: “si eliminamos de nuestro círculo cromático el azul, nos faltan el
azul, el violeta y el verde” (§112).
Las mezclas de los tres colores primarios, los polos amarillo y azul con
su intensificación o “lazo de unión”, el rojo-púrpura, según Goethe darán
su origen a la pintura, la que se basará en las infinitas combinaciones y
armonías posibles entre ellos, las que sólo pueden ser percibidas por la vista
más refinada y ejercitada y cuya elaboración dependerá de la capacidad de
discernimiento del órgano visual (§554).
38
Además del boceto realizado por Goethe
en 1793, otra imagen que es posible
reconocer como antecedente o referente del
círculo cromático del poeta es el diagrama
denominado Rosa de los temperamentos
(Temperamentenrose) (fig. 9) que realiza
Goethe en conjunto con su amigo, el
filósofo Friedrich Schiller, en 1798. Para
entonces, Goethe y Schiller se encontraban
reflexionando conjuntamente acerca de
la naturaleza, el arte y las costumbres,
interpretando sus diálogos y reflexiones
en dibujos simbólicos y tablas. Durante
estas reflexiones, desarrollaron un modelo
geométrico que buscó relacionar las
polaridades cromáticas con los cuatro
temperamentos tradicionales: optimista,
Fig. 9: “Rosa de los temperamentos” melancólico, flemático y colérico. La estructura del modelo que contempla
de J.W.V. Goethe y F. Schiller, 1798.
anillos o círculos concéntricos, además de la incorporación de los colores
ordenados en una progresión de matiz, parece haber sido la pauta a seguir
para Goethe en lo que respecta al posterior diseño de su círculo cromático
para la Farbenlehre (fig. 7).
En la Rosa, es posible notar que Goethe incorpora los seis colores primarios
–donde cada color ocupa dos espacios en el anillo cromático– y que luego
serán los definitivos de su modelo de color. La posición superior y saturación
del rojo, con respecto a los otros colores, enfatizan en la incorporación
de este color como un elemento importante dentro del futuro círculo
cromático. El orden de los colores también se mantendrá en el círculo de
la Farbenlehre. Destaca la incorporación del color negro en el centro del
diagrama, que es un elemento que no se mantendrá en el círculo cromático
de 1810, aunque Goethe y Schiller no se refirieron a este respecto cuando
dieron a conocer la imagen de 1798. Ambos diagramas además incluyen
algunas anotaciones caligráficas que corresponden a asociaciones de los
diferentes colores con conceptos: en el caso de la Rosa de los temperamentos
son asociaciones, como ya se ha señalado, con los cuatro temperamentos
tradicionales y diferentes caracteres o personalidades; en el caso del círculo
cromático de la Farbenlehre, corresponden a asociaciones con diferentes
estados de ánimo o lo que Goethe llamó “el efecto sensible-moral de los
colores”. Ambos casos, y otras asociaciones del color realizadas por Goethe
y sus receptores, serán analizados en el capítulo cinco.
39
Con respecto al círculo cromático que Goethe describe y presenta en
la Farbenlehre (fig. 7), es necesario ahondar en el hecho de que el poeta
incorpora esta imagen para dar cuenta de los principales postulados de su
Teoría, junto a las otras láminas que guían al lector en la observación de
situaciones cromáticas cotidianas sobre color que Goethe va describiendo
a lo largo del texto. A pesar de ser presentadas en conjunto, parecieran
ser dos tipos de imágenes muy distintas desde su funcionalidad y uso: el
círculo cromático tiene la función de ser una imagen para comprender el
fenómeno del color y el resto de las láminas, la función de ver el mismo
fenómeno. Dicho de otra manera, el círculo cromático corresponde a una
imagen de carácter “científico” y el resto de las láminas son más bien de
tipo “experimental”. Si bien Goethe no realiza esta distinción de manera
explícita en su Teoría, queda esbozada puesto que dedica numerosos párrafos
a explicar textualmente de manera abstracta –no aplicada a ejemplos de
la experiencia sensible o pictórica– las relaciones entre colores primarios,
secundarios y/o armonías del color, las cuales no se podrían comprender
bien sin el uso del círculo cromático como una herramienta didáctica,
como una imagen “más concreta”, que visualiza las relaciones y apoya al
discurso teórico. En el caso del resto de las láminas, Goethe ejemplifica
situaciones o experiencias cromáticas de la vida cotidiana y aconseja el uso
de esas imágenes para ver mejor esas situaciones.
§813. «De modo que, si son simples los contrastes, en definitiva, armoniosos,
que nos son dados dentro del círculo estrecho, es muy importante el hecho
de que está innata en nosotros la facultad de elevar a la Naturaleza, a través
de la totalidad, al plano de la libertad y que por una vez se nos presenta
un fenómeno natural inmediatamente para el uso estético». (210)
40
La reflexión en torno a la imagen supone un problema aún discutido, del
que ni el propio Goethe, ni sus receptores, quedarían exentos.
41
Hacia 1807, en otra carta a Goethe, Runge le comenta sobre el paso de
la figura del círculo cromático a la idea de la esfera como soporte más
idóneo para visualizar las relaciones entre los colores. El pintor se mantuvo
trabajando en la definición de su modelo esférico hasta 1810, año en que
publicó su breve tratado sobre el color bajo el nombre de Die Farben-Kugel o
La esfera del color. En el texto, Runge va comentando, apoyado en una serie
de imágenes esquemáticas (figs. 11 y 12), el camino que lo llevó a pasar
primero, de la consideración del triángulo como figura básica que surge de la
concepción de tres colores primarios a la figura del círculo y, posteriormente,
al considerar al blanco y el negro como colores fundamentales de su modelo,
a la figura resultante, la esfera, que surge de las posibles combinaciones de
los tres primarios con el eje blanco-negro. La esfera definitiva es presentada
en un plano bidimensional, en ilusión de tridimensionalidad mediante el
recurso de la perspectiva, incluyendo algunas vistas de la superficie, además
de cortes o secciones horizontales y verticales (fig.13).
Izquierda Fig. 11: Esquema Runge desarrolla su modelo a partir de una construcción geométrica de
constructivo de La esfera de color.
puntos o posiciones en el espacio: parte de los mismos tres primarios de
Generación de la esfera a partir de
radios. Goethe, denominándolos rojo [Roth, R], amarillo [Gelb, G] y azul [Blau,
B], y los tres colores secundarios, naranja [Orange, O], verde [Grün, Gr] y
Derecha Fig. 12: Esquema violeta [Violett, V]. Relaciona ambas tríadas en dos triángulos equiláteros
constructivo de La esfera de color.
invertidos (Color Sphere §8), obteniendo una estrella de seis puntas. Con el
Relación del círculo cromático con el
eje blanco-negro. afán de contemplar la mayor cantidad de colores en su modelo, Runge une
las puntas de la estrella perimetralmente a través de arcos y considera las
42
Fig. 13: Die Farben-Kugel, modelo variaciones intermedias de un matiz a otro, obteniendo de esta manera, 12
de color de P. O. Runge, 1811.
colores. Debido a su particular interés en los colores translúcidos y opacos,
Runge había trabajado por años con la escala de luminosidad o escala de
grises –variaciones de blanco a negro– relacionándola con los colores en
su estado puro –esto es, no mezclado–. Cuando construye su modelo de
color, incluye la referencia de la escala de luminosidades polares como eje
vertical del sistema. Posiciona al círculo cromático como ecuador del modelo,
coincidiendo con la luminosidad del gris medio –equidistante de blanco
[Weiß, W] y negro [Schwarz, S]– (fig.12). La relación de los colores puros
43
y sus variaciones tonales con los diferentes puntos del eje blanco-negro
será el factor que estructura la tridimensionalidad del sistema, donde los
radios de luminosidad de los diferentes colores, articulan la figura esférica
(Ibíd. §13 y §21) (fig. 11). Completa la esfera ilustrándola en perspectiva y
dividiéndola en líneas de longitud y latitud, donde cada porción resultante
corresponderá a un color determinado (fig. 13).
44
sustrato en el que dará a conocer su interpretación psicológica o mística de
los colores –que se analizará en el capítulo cinco–. Algunas de las críticas
más frecuentes al modelo de Runge se han dado a partir de su ambición
de representar fielmente al universo de los colores: la baja saturación de la
mayoría de los colores en su estado puro –bastante notoria en el caso de
los verdes– y la irregular coloración análoga de las diferentes secciones o
cortes de la esfera han sido los puntos más criticados. La esfera no muestra
todos los grados posibles de matices discernibles, que Runge numeró
en 3.405 (Kemp 314), sin embargo ofrece un notable fundamento para
comprender las relaciones entre color y tonos, a partir de su escala de 11
grados de luminosidad. Runge además anticipó que el resultado de la mezcla
de los tres colores primarios, como también, de dos colores opuestos o
complementarios en el círculo cromático produce la desaturación máxima
del color, el gris medio –que en la práctica pictórica corresponde más bien
a un marrón oscuro desaturado–.
45
La esfera de Runge lleva algunos de los postulados de Goethe y de su círculo
cromático a la tridimensionalidad. Sin embargo, a partir de la construcción
de su modelo cromático con un claro enfoque en la geometría, hace evidente
que no está pensando en el rol de las imágenes que apoyan a sus premisas
como un material para la experiencia del color, sino para su comprensión
mediada –al igual que lo que sucederá con el modelo de Goethe–. En su
tratado, luego de explicar la construcción geométrica del sistema, agrega
un apéndice donde, mediante el uso de la imagen de la esfera como una
herramienta didáctica, deriva principios para la comprensión de la armonía
cromática y el contraste complementario de color, como recursos del color
que solo pueden ser aprendidos mediante el uso del modelo cromático.
Ya en la introducción de su Farben-Kugel nos transmite su idea sobre la
función de las imágenes: “esta lámina, como el resto, no tiene otra misión
que la de servir de ayuda a la comprensión” (“Esfera de colores” 147) y
luego agrega:
«Si bien, el haber asentado los colores en sus diferentes mezclas y matices
según el aparato explicativo en una esfera real y en diversas secciones
habría podido beneficiar la claridad de la comprensión, se entenderá,
no obstante, mejor lo que pensamos por medio de las láminas aquí
presentes». (Ibíd. 147)
46
teoría del color) en 1806 y Erklärende Ankündigung einer Farbenlehre (Anuncio
explicatorio sobre la teoría de los colores) en 1810.
47
la gran cantidad de colores que incorpora –Harris trabaja con 18 matices y
Klotz con 24– aunque dispone los colores en posiciones distintas y, desde la
inclusión de la variable o eje de luminosidad, refiere también a los sistemas
de J.H.Lambert (addendum, fig. 45) y Tobias Mayer (addendum, fig.46).
48
definitiva no fue incluida en su tratado. En el caso de Klotz, el círculo
cromático –al igual que en el modelo de Runge– se encuentra en el ecuador
del sistema, y es relacionado con una escala de luminosidad que se sitúa en
el eje vertical, coincidiendo con el eje de origen del cilindro (fig. 15). A las
tres variables perceptuales del color Klotz les otorga nombres y las ordena
dentro del sólido: al matiz lo denomina Buntmodifikation (variación de la
muestra) y lo ubica transversal al cilindro, en el eje “x”; a la luminosidad la
nombra Dunkelmodifikation (variación de oscuridad) y es posicionada en el eje
vertical “y”; finalmente a la saturación la denomina Brechungsmodifikation
(variación de la refracción) y ocupa el eje de profundidad o “z”. Los colores
con sus variaciones se estructurarían en niveles o pisos, según las diferentes
luminosidades, dentro del cilindro (fig. 16).
49
inclusión de variables perceptuales, sin embargo, éstas son incluidas como
variables uniformes, donde pareciera que todos los colores pueden alcanzar
visualmente los mismos valores; dicho de otra manera, usando La esfera y
el Farbkanon, el amarillo puede ser igual de oscuro que el azul más oscuro,
si estos se encuentran en los mismos radios o niveles inferiores del eje
vertical de luminosidad, lo que en realidad dista de la experiencia humana
directa, donde el amarillo difícilmente podrá ser tan oscuro ya que pierde
su coloración, se transforma en marrón, y dejamos de llamarlo amarillo.
Ambos pintores parecen haber priorizado la sistematización matemática
de todos los colores por igual, que el representar, de un modo más cercano
a la realidad, la experiencia perceptual del color.
50
colores: distingue entre colores “aéreos”, los de la luz o del espectro; y colores
“materiales”, los de los pigmentos. Con esta diferenciación, Turner propone
una solución al problema de la representación de los colores “percibidos”
y los colores “pintados”, y definitivamente plantea que pertenecen a dos
sistemas distintos. La morfología de sus círculos cromáticos refiere a los
de Moses Harris (addendum, fig. 40), con triángulos centrales de tonos
primarios rodeados de un círculo de mezclas. Distinto a lo que se pudiera
pensar, Turner propone los mismos colores primarios para los dos sistemas
diferentes, estos son, –al igual que en Goethe–, amarillo, azul y rojo, y, en
ambos casos, los primarios forman un triángulo equilátero inscrito dentro
de las circunferencias. La diferencia con respecto a los sistemas anteriores
–de Goethe, Runge y Klotz– la establece la posición del amarillo, ubicado
en el ápice de los triángulos, debido a su peso tonal: el color más claro de la
rueda tendería naturalmente a subir hasta el punto más alto, mientras el más
oscuro, el púrpura –para Turner por su relación con el violeta y no con el rojo
como en Goethe–, bajaría hasta el fondo. Esta asociación de los colores con
Izquierda Fig. 17: Diagrama No. 1 la verticalidad luz-arriba y oscuridad-abajo, que también hemos revisado
“colores aéreos” de J.M.W. Turner, en Runge y Klotz, está relacionada con el concepto de la polaridad, que se
1824-28. tratará en el capítulo siguiente. En el diagrama de las mezclas aéreas (fig.
Derecha Fig. 18: Diagrama No.2
17), el amarillo ocupa una mitad completa de la circunferencia, indicando
“colores materiales” de J.M.W. el dominio del primario más claro en la composición de la luz.
Turner, 1824-28.
Los colores primarios “aéreos” del diagrama No. 1 al ser mezclados producen
los complementarios verde, naranja y violeta (éste último es omitido en el
51
diagrama pero es señalado en el texto de las conferencias) los que ubica en
el triángulo central. Y al mezclarse los tres primarios en igual proporción,
producirán –por su relación con la luz– la síntesis del color blanco, como
señala Turner: “el blanco en el orden prismático, en el arcoiris, es la unión
o compuesto de la luz, como lo es la luz del día” (“Supplement to lectures
on light and shade and colour (1827)”, Turner Bequest 206). En el diagrama
No.2, de colores “materiales”, las diferentes mezclas de los primarios dará
como resultado verde, naranja y violeta, a los que sitúa en la circunferencia,
conformando una gradación. Al mezclar o superponer los tres primarios
materiales en igual proporción se obtendrá un gris oscuro que tiende al
negro, la desaturación o anulación del color por complementariedad: “en
la mezcla de nuestros colores materiales se hace lo contrario, la oscuridad”
(Gage, Colour in Turner... 206). Para establecer los colores secundarios de su
sistema, Turner recrea algunos de los experimentos de Goethe relacionados
con la postimagen, con resultados similares a los del poeta: “se obtienen
subjetivamente los colores por la postimagen, esos pares de colores que
parecen ser requeridos por el ojo naturalmente” (Ibíd. 165).
52
rígidas, saltándose las polémicas antinewtonianas (Kemp 318). De sus
anotaciones al margen se difiere que la respuesta general de Turner a la
teoría de Goethe fue que la obra era demasiado sistemática y teórica, algo
que el propio Goethe seguro habría rechazado airadamente.
53
CAPÍTULO 3. SEGUNDO ITINERARIO:
LAS POLARIDADES CROMÁTICAS
COMO FUNDAMENTO PARA LA
FARBENLEHRE Y LA PRÁCTICA
PICTÓRICA
“En un delicado movimiento de péndulo
oscila la Naturaleza dando lugar a un aquí y un allá,
un arriba y un abajo, un antes y un después
que determinan todos los fenómenos
que se manifiestan en el espacio y el tiempo”
J.W.v. Goethe, Zur Farbenlehre
54
una ley de oposición donde existan fuerzas de signo contrario: la polaridad.
En la concepción dinámica de la naturaleza de Schelling, la dualidad de
fuerzas en oposición constituye el principio de todo movimiento y la fuente
de toda actividad. Para el filósofo, el concepto de la polaridad constituye
una ley universal, confiriéndole a la oposición originaria de las fuerzas de
repulsión y atracción el papel de principio cósmico que se reproduce en
todos los grados de la naturaleza:
55
a lo que llamó Urphänomen o fenómeno arquetípico del color 15: el color como
resultado de la tensión entre la oscuridad y la luz. La oscuridad para Goethe
no es una ausencia impasible y total de la luz como Newton había sugerido,
sino, más bien, una presencia dinámica, que se opone a la luz e interactúa
con ella. En el prefacio de su Farbenlehre acuñó una frase que se ha hecho
célebre: “Los colores son actos de la luz; actos y sufrimientos” (57), que
continúa en el párrafo siguiente, en relación con la Naturaleza:
«En este sentido cabe esperar que [los colores] nos ilustren sobre la
naturaleza de la misma [la luz]. Si bien los colores y la luz guardan entre sí
relaciones exactísimas, tanto aquellos como ésta pertenecen en un todo
a la Naturaleza; pues a través de ellos la Naturaleza quiere manifestarse
particularmente al sentido de la vista» (Óp.cit).
Luz Sombra
56
Claridad Oscuridad
Atracción Repulsión
Gana energía combinado con negro Pierde energía combinado con negro
57
2. Runge y las polaridades invertidas
En su Esfera de colores, Runge nunca se refiere a la relación de blanco y
negro literalmente con el nombre de “polaridad”, pero sí menciona en
varias ocasiones el vínculo entre ambos tonos acromáticos, y lo extiende a
su nexo con los demás colores:
§6. «Separamos el blanco y el negro de los otros tres colores (a los que
denominamos propiamente colores) y los colocamos en una clase diferente,
digamos opuesta a los colores. . . [blanco y negro] también se presentan
como lo claro y lo oscuro propiamente dicho en todas y cada una de las
mezclas» (Esfera de colores 149)
58
asociaciones de actividad y pasividad, fuerza y debilidad que otorga Goethe
a la polaridad luz-oscuridad, acercándose tempranamente a asociaciones
culturales posteriores y contemporáneas del blanco y el negro.
59
relación claro-oscuro o la nueva polaridad, saturado-desaturado, en el eje
“z” de su modelo.
Cuando en 1827 Turner presenta sus círculos cromáticos, como hemos visto,
sin seguir a Goethe, posiciona al amarillo en la parte superior de ambos
modelos por la cercanía de este color con la luz y lo aéreo, por ser además
el color más liviano visualmente. Se refiere a los colores aéreos –o de la
luz coloreada– (fig. 17) como “múltiplos de la luz que cuando se mezclan
producen el blanco” (Gage, Colour in Turner... 210). En el caso de su círculo
de colores materiales –o de la pintura– (fig. 18), posicionará al púrpura,
complementario del amarillo y el color más oscuro del modelo, en la parte
inferior del círculo, opuesto al amarillo en 180 grados, por la cercanía de
este color con lo material, lo terrenal y el negro. Los demás colores gradúan
su luminosidad en cuanto más se acerquen a cada uno de los dos matices,
luz y oscuridad. Explicando los colores materiales, Turner aludirá al paso
60
del amarillo al rojo y luego al azul, donde ambos extremos –amarillo y
azul– corresponderán a “luz y sombra”, “día y noche” respectivamente
(“Supplement to lectures on light and shade, and colour (1827)”, Turner
Bequest 211). Las diferentes combinaciones de estos polos producirán
infinitos colores: naranja, rojo, violeta, verde; y estas combinaciones al ser
mezcladas entre sí, darán como resultado los diferentes matices desaturados
de gris, café y marrón hasta llegar al negro. La multiplicación de mezclas
en el caso de los colores materiales llevará a la desaturación o producción
del gris oscuro como símil del negro puro. Desde este análisis, cada uno de
los modelos de Turner corresponderá teóricamente a uno de los dos polos,
luz y oscuridad: la mezcla total de los colores aéreos producirá el blanco,
mientras que la mezcla total de los colores materiales dará como resultado
el negro. La polaridad luz-oscuridad en el caso de Turner justificará la
creación de un sistema dual –compuesto por dos círculos específicos– para
representar al color.
Si bien, establecer una relación directa entre la pintura tardía de Turner y las
ideas de polaridad de la Farbenlehre no es sencillo, puesto que el pintor no
asume los postulados del escrito en su totalidad, es interesante analizar el
caso de dos pares de obras del pintor, realizadas posteriormente a su lectura
de la Teoría que tienen como punto en común una clara contraposición entre
luz y oscuridad, amarillo y azul, o bien, en palabras de Turner, luz y sombra.
El primer par de obras corresponderán a la serie de 1842 compuesta por
War –The Exile and the Rock Limpet y Peace – Burial at Sea, donde War (fig.
19) presenta a Napoleón en el exilio en la isla de Santa Elena, y su figura se
encuentra inserta en un entorno donde predominan los colores cálidos con
presencia de matices de rojo, naranja, amarillo y café, en contraposición con
el celeste y blanco del cielo. El título de la obra –en su relación a la guerra–
y la elección de la paleta cromática cálida parecen aludir a la definición
de los colores activos de Goethe, donde Turner además se aventura en los
efectos morales del color, al asociar las tonalidades de rojos con el “trauma
de la batalla” en unos versos adjuntos al lienzo, refiriéndose además a la
puesta de sol como un “mar de sangre”.
61
Izquierda Fig. 19: J.M.W. Turner, War Acompañando a War, se encuentra Peace (fig. 20) que presenta el entierro
– The Exile and the Rock Limpet. en el mar del amigo de Turner, el pintor escocés David Wilkie. La paleta
Óleo sobre tela, 1842. Londres, Tate.
cromática es marcadamente fría –con presencia de azules, negros y violetas–
Derecha Fig. 20: J.M.W. Turner, y menos saturada que la de War, aludiendo a la paz en términos de colores
Peace – Burial at Sea. Óleo sobre pasivos y con la que Turner busca transmitir la calma de la muerte digna
tela, 1842. Londres, Tate. de Wilkie en comparación con la desgracia de Napoleón. En esta serie de
obras, si bien los dos títulos –Guerra y Paz– se presentan como conceptos
directamente opuestos, la oposición real está expresada en términos del
color, puesto que los hechos llevados a imagen no corresponden a eventos
reales enfrentados entre sí.
62
Izquierda Fig. 21: J.M.W. Turner, el poema Fallacies of Hope, de Turner, que acompañaba a la serie– parece ser
Shade and Darkness, The Evening of más bien un pretexto para la expresión del artista y donde, al abandonar lo
the Deluge. Óleo sobre tela, 1843.
figurativo y privilegiar la revelación del color, es la exposición de estos dos
Londres, Tate.
estudios cromáticos lo que parece ser el tema real de esta serie, como una
Derecha Fig. 22: J.M.W. Turner, Light conversación pictórica con el escrito de Goethe, propuesta precisamente
and Colour (Goethe’s Theory), The desde la polaridad “luz y oscuridad”. En el caso de esta serie, es interesante
Morning after the Deluge – Moses notar que el momento del diluvio, un fenómeno dinámico y activo, Turner
Writing the Book of Genesis. Óleo
sobre tela, 1843. Londres, Tate.
lo visualiza a través de la paleta de colores pasivos o el lado frío del círculo;
por su parte la calma de la mañana es representada a partir de los colores
activos, cálidos del círculo cromático. Esta contradicción con respecto a
la Farbenlehre y a su propia serie anterior de War y Peace, sugiere que el
uso del color en este par de obras estará más relacionado con la definición
de lados positivo “+” (cálido) y negativo “–” (frío) del círculo de Goethe,
que con la asociación activo-pasivo del mismo y, por ende, se vinculará
directamente con los efectos morales del color, los que se analizarán en el
capítulo cinco.
63
CAPÍTULO 4. TERCER ITINERARIO:
LA REHABILITACIÓN DEL COLOR EN
LA FARBENLEHRE CON VISTAS AL
DEBATE “COLOR Y FORMA”
“Un libre fenómeno físico no puede ser aprisionado
entre líneas y sugerido por una sección”
J.W.v. Goethe, Zur Farbenlehre
64
El debate entre color y forma en el arte estuvo marcado históricamente por
una asociación de la línea con la racionalidad y lo exacto; mientras que el
color era asociado a la expresión de lo visceral, lo festivo y lo sensible, rasgos
que se enfatizaron en el Barroco y que conllevaron su consideración como un
recurso menos apreciado que el dibujo, un recurso menor (Brusatin 56). La
escuela cromática veneciana del siglo XVI es uno de los numerosos ejemplos
que podrían citarse para demostrar que incluso los pintores tomaban parte
en esta discusión clásica, tendiendo a aceptar una separación entre ambos
recursos, agrupándose voluntariamente como “dibujantes” o “coloristas”,
diferenciación que prevaleció hasta avanzado el arte moderno, donde los
grandes dibujantes fueron llevados a la categoría de genios, no así los grandes
coloristas. Durante el siglo XVIII, el arte neoclásico había concedido
prioridad a la disciplina, a una sólida composición -casi escultórica - y al
dibujo preciso, dejando al color en un segundo plano decorativo. Hasta
la llegada del siglo XIX, este debate había sido abordado principalmente
desde el ámbito artístico o pictórico, pero a partir de este momento, se
ampliaría progresivamente hacia otros campos de conocimiento, como el
científico, o filosófico, entre otros.
65
que toda la Naturaleza se revelaba a través del color al sentido de la vista”
(64). Asimismo, Goethe afirma: “repetimos que el color es la Naturaleza
regida por leyes respecto del sentido de la vista” (ibíd.) enfatizando que es
el color –y por su exclusión, no las formas, líneas o contornos– la manera de
acceder o percibir visualmente el mundo que nos rodea. Pero, sin duda, la
quintaesencia de su postura frente a esta discusión, y que será fundamental
para el presente análisis, quedará ilustrada con la siguiente cita del inicio
de la Farbenlehre:
«Pues bien, afirmamos, por extraño que parezca nuestro aserto, que el
ojo en sí no percibe forma alguna, por cuanto la luz, la oscuridad y el
color constituyen juntos lo que para la vista diferencia los objetos y las
distintas partes del objeto. De modo que a base de estos tres factores
construimos el mundo visible haciendo así posible, al mismo tiempo, la
pintura, capaz de representar un mundo visible mucho más perfecto de
lo que puede ser el mundo real». (64)
66
práctica pictórica: “rara vez puede darse en la pintura una obra de arte en
blanco y negro . . . [los grabados en blanco y negro] son notables en cuanto
atienden a formas y posturas; pero no recrean la vista, pues se deben a una
abstracción forzada” (§862).
67
que en concreto, la forma sólo nos es accesible –visualmente– a través del
color (Jiménez 16). Esta será, por ejemplo, la conclusión de Cézanne, Van
Gogh y luego de los fauvistas, en cuyas obras el color construye la forma y
genera la ilusión del espacio.
68
a lo que pudiera pensarse, en su modelo de color, la figura geométrica es
fundamental ya que cumple la función de soporte para su Teoría, soporte
para explicar el sistema del color: sin la forma, el color no tiene anclaje y,
sin anclaje, no sería experimentable desde la percepción sensible.
Entonces, ¿existe una reivindicación real del color con respecto a la forma en
el modelo de color de Goethe? Como hemos visto, el propio poeta planteó
que la manera de acceder a la percepción sensible de lo que nos rodea
está dada por el color, la luz y la oscuridad –y no la forma o la línea–. Sin
embargo, al dar cuenta visualmente del color y sus relaciones, la decisión
de Goethe de utilizar un diagrama marcadamente figurativo, –en este
caso, circular–, pareciera estar contraponiendo o entrampando sus ideas
más profundas con respecto a la inexistencia o al carácter prescindible de la
forma en la percepción visual. A partir principalmente de la Farbenlehre el
color emergería como correlato de la subjetividad y reivindicado con respecto
a la línea, sin embargo, en esta misma Teoría aparecerá todavía encerrado
o supeditado a la línea, en lo que respecta estrictamente a la construcción
de las imágenes que apoyan al texto.
69
ningún modo en el conocimiento del cuerpo y de sus formas en sí y para
sí, queremos entonces, al concentrar ahora nuestra atención en los colores,
aplicarnos a estudiar igualmente las relaciones de los colores dados entre
sí, tanto en su pureza como a partir de la ley de la que parecen provenir sus
mezclas, para dar con las impresiones concretas que sus combinaciones
causan en nosotros» (149)
Turner, por su parte, será quien recoja en mayor medida la postura colorista
de Goethe, puesto que los intereses de ambos en esta materia serán
comunes desde el inicio. Hacia 1800, Turner había encontrado un camino
de expresión que se irá haciendo cada vez más personal. Sus conferencias
en la Real Academia de Bellas Artes de Londres fueron paulatinamente
cambiando de temática, de lo formal a lo cromático, del estudio de la
70
perspectiva a los problemas conexos de la luz y el color. En su conferencia
temprana de 1809, el pintor había comenzado a dar a conocer su posición
con respecto a la importancia que tradicionalmente había tenido la forma
y el dibujo por sobre el color, cuando comentando las discrepancias entre
la teoría y la práctica de Annibale Carracci, se refiere al dibujo como lo
“primero que debe enseñarse al artista” pero critica que además sea “lo
segundo y lo tercero que se le enseña”, añadiendo en verso: “without the
aid of shade and tone, but indivisible alone, seems every figure cut like stone” 18
(Gage, Colour in Turner... 98). En esa misma conferencia, unas líneas más
18. “sin la ayuda de la sombra y el adelante será enfático en preferir al color como recurso: “the predilection
tono, inseparables entre sí, toda figura for color followed us in our admiration of Beautiful tones and breadth of
parece cortada como piedra”. (Trad. style”19 (Ibíd. 99).
de la autora)
71
Izquierda Fig. 23: J.M.W. Turner, Turner reacciona positivamente a la postura de Goethe frente al debate
Harbour of Dieppe (Changement “color y forma” apoyándola desde la abolición paulatina de la línea o el
de Domicile). Óleo sobre tela, 1825.
Londres, Tate.
dibujo en su pintura tardía, poniendo en práctica los postulados de la
Farbenlehre, haciendo sus anotaciones ahí donde le pareció que ésta era
Derecha Fig. 24: J.M.W. Turner, demasiado teórica y transformándose definitivamente en un pintor colorista.
Sunrise with Sea Monsters. Óleo Su obra planteará un camino hacia el Postrromanticismo, donde el color
sobre tela, 1845. Londres, The Frick
Collection.
será capaz de formar, de articular una composición liberado de la línea,
como peso visual que conforma. Desde su obra y hacia finales del siglo
XIX, en el Impresionismo de Monet, el Postimpresionismo de Seurat y el
Expresionismo de Van Gogh –por nombrar algunos ejemplos–, el color, la
luz y la oscuridad aparecerán expresados con total dinamismo.
72
al igual que los modelos anteriores a él, la geometría como el último soporte
formal donde los colores se anclan y se hacen visibles. Su modelo de color,
así como su obra tardía, son resultado de la posición de Turner frente al
debate “color y línea”, pasos fundamentales para la consideración de una
construcción pictórica sin la línea o el dibujo.
73
Izquierda Fig. 25: Mary unite the two extremes gradually and imperceptibly with one another”22
Gartside. Orange. Acuarela sobre (Gartside 14). Asimismo, insinúa una postura colorista cuando expresa “the
papel, 1805.
first step towards a knowledge of composition in painting is to understand
Derecha Fig. 26: Mary Gartside. perfectly the strength and management of each colour”23 (Ibíd. 13-14),
Blue. Acuarela sobre papel, 1805. evitando referirse a la forma, la línea o el dibujo y sugiriendo que el color
tiene la capacidad de componer, lo que completará con “for colours are to
the eye what the notes in music are to the ear”24 (Ibíd. 14).
22. “así como se requiere de un cierto
grado de sombra para hacer aparecer
Pero quizá lo más interesante es que en Gartside existe un intento por dar
la luz, deben existir tonos fríos que
cuenta de las relaciones entre los colores sin recurrir –exclusivamente– al
equilibren los tonos cálidos, unos en
relación con los otros, con la finalidad
dibujo y la forma geométrica. En su tratado es posible encontrar una serie
de unir ambos extremos gradual e
de imágenes (figs. 25 y 26) que tienen la finalidad de presentar las relaciones
imperceptiblemente entre sí”. (Trad. de contraste y complementariedad de los diferentes matices que han sido
de la autora) estructuradas a partir de manchas o muestras irregulares de color, las que
se integran en concordancia con su apariencia visual y donde los límites
2 3. “e l p r i m e r p a s o h a c i a e l
de un color a otro se pierden o funden completamente.
conocimiento de composición en
pintura es comprender perfectamente De esta manera, los colores –blanco, amarillo, naranja, verde, rojo escarlata,
la fuerza y el manejo de cada color”. azul, violeta y rojo carmesí– conforman áreas cromáticas irregulares, de
(Trad. de la autora) distinto tamaño y distribución, según las posibilidades de mezcla y la
luminosidad intrínseca de cada matiz. En estas imágenes de Gartside,
24. “ya que los colores son para el ojo si bien está presente la intención de dar cuenta como se componen y
lo que las notas musicales son para relacionan los diferentes colores del espectro visible, no existe la pretensión
el oído”. (Trad. de la autora) de sistematizar o formalizar a todos los colores por igual, con el mismo
74
25. Los colores deben ser ordenados tamaño o sección. Los colores se presentan con una lógica, pero liberados de
gradualmente desde el extremo blanco la forma geométrica y, por ende, dinámicos y expresivos. El color compone,
y cálido hacia el extremo de matices
conforma e informa sus propias relaciones. Cuando se refiere a la decisión de
fríos”. (Trad. de la autora)
presentar a los colores de esta manera, Gartside escribe: “must the colours
El “modelo” de Gartside se estructura be arranged, graduating from the extreme bright and warm tints to the
pr inc i p alm e n te a p ar t ir d e la extreme cold ones”25 (24).
luminosidad: las diferentes áreas
cromáticas presentan su punto de Para enfatizar lo que da a entender como una capacidad insuficiente de las
luminosidad más alto en el extremo formas geométricas regulares, en particular del círculo, para dar soporte
superior izquierdo de la mancha y adecuado a la visualización de las relaciones entre los colores, Gartside
entonces, en contraposición a ello,
ejemplifica incluyendo en su tratado una imagen circular coloreada de
el punto más oscuro estará situado
manera incompleta (fig. 27), en cuyo texto al pie expresa su opinión:
en el extremo inferior derecho de la
misma. Entre los extremos blanco y
«It has already been said that it not meant to arrange the colours in circles
negro, se ubican los colores en toda
in a picture; for besides the absurdity of that, the proper quantity of each
su amplitud, lo que también puede
leerse como una concordancia con could not be observed . . . Therefore nothing more must be looked for
la idea principal de Goethe en la in this than the proper situation for each colour in respect to the others
Farbenlehre, a saber: la definición which is shown by the small portion that is coloured»26 (29).
de los colores como fronteras entre
luz y oscuridad.
75
El principal fundamento para la visualización tan
particular de las relaciones entre los colores que
Gartside propone, además de estar basado en alguno
de los factores ya expuestos, podría recaer en su
consideración cualitativa del color, en detrimento de
un ordenamiento de carácter cuantitativo o científico,
como expresa: “but though the colours, in a great
measure, may be arranged and proportioned by
[those] rules, the qualities of the colours should be
considered, as they all differ in their natures, and
produce different effects”27 (26).
76
CAPÍTULO 5. CUARTO ITINERARIO:
ASOCIACIONES SIMBÓLICAS DEL
COLOR EN LA FARBENLEHRE Y SU
APLICACIÓN EN LA OBRA PICTÓRICA
DE SUS RECEPTORES
“Las distintas impresiones cromáticas
no pueden ser confundidas;
obran en forma específica y originan necesariamente
estados específicos en el órgano viviente”
J.W.v. Goethe, Zur Farbenlehre
77
activa, constituyente, comunicativa; y en segundo lugar, que gracias a esa
condición se da una correspondencia entre “luz exterior” y “luz interior”,
por la cual la visión entra en contacto con las cosas, puesto que “sólo lo
afín puede conocer lo afín”. (Arnaldo 18).
Los efectos estéticos y morales del color que señala se derivan entonces de
una acción sensible que viene determinada fisiológicamente y que es, –según
plantea el poeta–, independiente de imposiciones o convenciones culturales,
aunque estas se den igualmente. Destaca aquí la creencia de Goethe de que
los colores tienen un claro efecto en la mente y los sentimientos (Miguel-
Pueyo 31), asociaciones semánticas con las que iniciará su reflexión sobre
el código del color como un lenguaje específico para el arte (Arnaldo 27), y
que será objeto de especial interés para los artistas que leerán posteriormente
su obra. Esto quedará ilustrado claramente a partir del siguiente párrafo
de la Farbenlehre:
§758. «Ya que el color ocupa tan destacado lugar entre los fenómenos
naturales primarios, llenando con una variedad prodigiosa el círculo sencillo
que le está asignado, no ha de causar sorpresa el hecho de que en sus
manifestaciones elementales más generales, sin relación alguna con la
naturaleza o configuración del cuerpo en cuya superficie lo percibimos,
produce sobre el sentido de la vista, al que pertenece, y, por conducto
de él, sobre el alma humana individualmente un efecto específico. . . Por
lo cual el color, considerado como elemento del arte, puede ser puesto
al servicio de los más elevados fines estéticos». (203)
78
colores que los producen. La morfología del círculo servirá entonces de
soporte a la simbología del color, y de la misma manera, se visualizarán en
el círculo cromático las diversas polaridades cromático-conceptuales. Este
círculo cromático corresponde –probablemente– al primer modelo de color
en la historia que incorpora conceptos o asociaciones escritas de índole no
técnica o pictórica, sino de carácter más bien cultural o simbólico.
79
“colérico” y sus personalidades “tiranos, héroes y aventureros”, que estarán
asociados a los colores rojo, naranja y una parte de amarillo, mientras
que el temperamento “sanguíneo” y sus personalidades “hedonistas,
amantes y poetas”, estarán también en el lado activo del círculo, asociados
principalmente al amarillo y una parte de verde. En el lado pasivo del círculo,
se encuentran el temperamento “melancólico” junto a sus personalidades
“pedantes, filósofos y gobernantes”, y el temperamento “flemático” y sus
personalidades “historiadores, oradores y maestros”, asociados al púrpura
y el azul respectivamente.
80
o función” (verde). Finalmente la “sensualidad”, de colores azul y verde, se
relaciona con la “función” y lo “común” (azul).
Los colores del lado pasivo, –azules, verdes y violetas–, en cambio, “suscitan
en el alma inquietud, emoción y anhelo” (§777). El azul tendrá un efecto
“mezcla de excitación y serenidad” (§779). El violeta será una “excitación
exenta de alegría” (§789). En el verde, por otro lado, color resultante de la
28. En el apartado del Efecto sensible-
mezcla de ambos polos, si ninguno de ellos está por sobre el otro, “el ojo
moral del color es recurrente encontrar y el ánimo descansan, como si aquello fuese simple” (§802).
descripciones poéticas con respecto
al uso de los colores propuesto Una vez considerados los efectos propios de los colores, Goethe introduce
por el poeta. Esta es la principal algunas reflexiones sobre la importancia que tienen las costumbres y las
manera en que Goethe alude a convenciones en los significados que los colores pueden adquirir en diversos
los artistas, otorgándoles imágenes contextos culturales. Es así como el poeta alude, por ejemplo, a los colores
literarias ejemplares para promover una preferidos de los “pueblos vivaces” como los franceses –el lado activo del
aplicación del color más consciente.
círculo– en comparación con los “comedidos”, ingleses y alemanes, y aquellos
Esto puede ilustrarse además con el
pueblos tendientes a la “dignidad grave”, como italianos o españoles, quienes
parágrafo §848, cuando señala: “del
efecto sensible-moral producido por
preferirían los colores del lado pasivo (§838); o los colores preferidos por las
los colores tanto individual como mujeres jóvenes rubias en comparación con las morenas (§840); o la aversión
conjuntamente, tal como lo hemos de las personas cultas al color (§841). Realiza además algunas sugerencias
expuesto, deriva para el artista el para el uso pictórico del color en relación con la armonía, clasificando
efecto estético”. las combinaciones en “armónicas características” y “no características”, y
81
también con respecto al uso de colores complementarios. Hacia el final
del apartado de los “efectos”, Goethe se refiere a diferentes usos del color,
denominados por él como simbólico –natural o apegado a la Naturaleza–,
alegórico –arbitrario o convencional– y místico. Todas estas consideraciones
fueron de gran utilidad para los artistas que recepcionaron la Farbenlehre,
en diferentes épocas.
A partir de la cita, es posible notar que ya hacia 1802 existía gran similitud en
Goethe y Runge en lo que respecta a la asociación simbólica de la polaridad
blanco-negro, en la relación del blanco con la luz y el bien y del negro con la
oscuridad o el mal. Si bien hemos visto que para Goethe el color adquiere
fundamental importancia como medio para el acceso a la experiencia sensible,
para Runge éste tendrá una relevancia de tinte místico-religiosa, ya que
“contiene al verdadero símbolo de la Trinidad” y es parte de “la revelación”
de Dios hacia los hombres. Se refiere además a los tres matices primarios
fundamentales de la simbología de Goethe, amarillo, rojo y azul, pero estos
también son definidos en términos religiosos, asociando al color azul con el
Padre, el rojo con “el vínculo entre cielo y tierra”, entre Dios y los hombres,
Jesucristo; y el amarillo como color del Espíritu Santo.
82
Farben-Kugel con la intensidad mística con que se
refiere al color en sus cartas a Daniel. Sin embargo, en
la misma publicación de La Esfera, el pintor incluyó
otro esquema breve (fig. 31) que alude a las cualidades
simbólicas de los colores: una estrella de seis puntas
inscrita dentro de un círculo, que resumirá algunas
de sus asociaciones cromáticas. Runge contrapone
lo que considera como “colores ideales” en el polo
superior del esquema, donde se sitúa el color rojo,
con los “colores reales” del polo inferior, o matices
de verde. El color rojo es relacionado en Die Farben-
Kugel con el amor (Liebe) y el verde con el mundo
físico. Los colores fríos, azul y violeta, son vinculados
a la mujer (Weib) y las pasiones femeninas (Weibl:
Leidenschaft), respectivamente; los colores cálidos,
amarillo y naranja, en cambio, se relacionan con el
hombre (Mann) y las pasiones masculinas (Männl:
Leidenschaft).
Fig. 31: Hexagrama de colores y Algunos teóricos, como Martin Kemp, plantean que Runge tomó mucho
correspondencias de P.O. Runge, Die del misticismo del siglo XVII, y buscó particular inspiración en los escritos
Farben-Kugel, 1810.
de Jakob Böhme. De la obra de Böhme, Aurore oder Morgenrote in Aufgang,
de 1620, Runge habría adoptado el triángulo divino de la Trinidad como
principio omnipresente de organización en el universo, como en los tres los
colores primarios fundamentales –amarillo, rojo y azul– (Kemp 315). En
otra carta a Daniel en 1803, Runge vuelve a aludir a la trinidad en términos
cromáticos: “el uno y los tres, esto es, el anhelo, el amor y la voluntad; el
amarillo, el rojo y el azul; el punto, la línea y el círculo; los músculos, la
sangre y los huesos” (Runge, Briefe und Schriften 141-144).
83
Fig. 32: Philipp Otto Runge, La
mañana, 1809-10. Óleo sobre tela,
Kunsthalle, Hamburg.
84
En el caso de Turner, su interés en la representación simbólica con color
se remonta a sus conferencias previas a la lectura de la Farbenlehre. Para
el pintor inglés, los tres colores primarios constituían el epítome de
toda creación visible. En su conferencia de 1818, señaló que el amarillo
representa al medio –es decir, la luz–, el rojo representa a los objetos
materiales, mientras que el azul corresponde a la distancia en el paisaje –o
también al aire–, y los tres colores se asocian con la mañana, la tarde y la
noche, respectivamente. Sin embargo, Turner se mostró constantemente
escéptico acerca de los intentos de disponer los colores en grupos rígidos
de asociaciones emocionales o simbólicas: “the practice of these sentiments
of color, particularly in those who follow color as sentiment ... they must
be left with those who framed them as emblematical concepts and typical
allusions”29 (Gage, Colour in Turner... 206); en algunas de sus conferencias
incluso ejemplificó contrastando el uso emblemático y crudo de las elecciones
de color de artistas como Carlo Dolci, entre otros, con paletas cromáticas
más sensibles y expresivas como las de pintores como Poussin.
La obra Shade and Darkness, The Evening of the Deluge (fig. 21) es acompañada
30. «La mañana despliega su señal por la primera parte del poema, que da cuenta de la “oscuridad” del
de infortunio inadvertido;
Diluvio:
Pero la desobediencia duerme; se
cierne el ensombrecedor Diluvio, «The morn put forth her sign of woe unheeded:
Y llegó la última señal: el armazón But disobedience slept; the dark’ning deluge closed around,
gigante flotó, And the last token came: the giant framework floated,
The rous’d birds forsook their nightly shelters screaming
Los excitados pájaros abandonaron los
cobijos nocturnos chillando And the beasts waded to the ark»30.
85
son tomados por el pintor del lado pasivo del círculo de Goethe, que el poeta
llamaba “impresiones inquietas, susceptibles, ansiosas”, y que para Kemp
corresponderá a la “utilización dramática” (323) de la polaridad negativa
de la Farbenlehre. En el caso de Turner, la oscuridad –o la sombra– no
tiene el carácter simbólico de “pasivo”, sino más bien, le asocia una fuerza
o poder negativo. El Diluvio es la tormenta que avanza, donde las fuerzas
de la oscuridad amenazan con ocultar al nuevo amanecer.
Por su parte, la iconografía de Light and Colour (Goethe’s Theory) (fig. 22),
presenta una “luminosidad” absolutamente opuesta y complementaria a la
de su acompañante:
Esta obra es presentada con la forma redondeada de una esfera frágil, una
burbuja como las con que Goethe y Turner experimentaban –con agua y
jabón– en función de obtener en su superficie los colores prismáticos, el
arcoiris. Goethe se refirió en la Farbenlehre en numerosas oportunidades al
“caleidoscopio flotante” de la superficie de las burbujas. En el poema, Turner
se refiere textualmente a las “húmedas burbujas” y al carácter “prismático”.
Light and Colour representa la mañana después del Diluvio, el sol saliente
después de la tormenta, mediante la potencia visual y emocional de los
prismáticos reflejados y refractados. Turner reemplazó la figura pictórica
clásica de la esperanza, el arcoiris, por “burbujas prismáticas” expresando
su interés por la teoría óptica y cromática.
Que surge, revolotea, se expande y Tanto La mañana de Runge como esta serie de obras de Turner son la
muere». consagración de la tendencia romántica a una mayor consideración del
(Trad. de Martin Kemp) color como recurso para dar cuenta del sentimiento y la subjetividad en la
86
obra pictórica. En mayor o menor medida, son la puesta a prueba de las
asociaciones simbólicas de Goethe, mediadas por Runge y Turner, en un
estado de pensamiento común. Ellas tratan específicamente sobre el poder
elemental del universo espiritual que expresan las fuerzas contiguas del color
y la luminosidad, y que junto a la actitud cromática de otros artistas como
John Constable o Caspar David Friedrich, y posteriormente de Eugène
Delacroix, trazarían los cimientos de un camino hacia la representación
con color, que no ha tenido –felizmente pensaría Goethe– punto de
retorno, y que sitúa en su importante sitial al Romanticismo, en lo que
autores como Manlio Brusatin, Michel Pastoreau o Ariel Jiménez han
definido recientemente como “la historia de los colores”, como campo del
conocimiento incipiente y próspero.
87
CONCLUSIONES
88
fundamental para la reivindicación del color por sobre la forma en el
contexto del Romanticismo. Si bien la Farbenlehre es un escrito esencial para
comprender las bases que darían lugar a una supremacía cromática inédita
en la práctica pictórica, cuando se preocupó de representar visualmente
las relaciones entre los colores, Goethe eligió no innovar y se apegó a la
tradición epistemológica –la cual aparece resumida en nuestro addendum–,
recurriendo –tal como sus antecesores– a la figura geométrica construida
matemáticamente. Goethe, con singular entusiasmo, describe las relaciones
y afinidades de los colores entre sí, aludiendo al uso y movimiento de un
“diámetro imaginario” dentro del círculo, y señala que su tríada fundamental
inscribe un triángulo equilátero al interior de la circunferencia. En variadas
ocasiones dentro de su Sección didáctica se refiere a la imagen del círculo
cromático como la totalidad –visual– de su teoría, una suerte de homólogo
sensible del texto. Pero el color, en esta totalidad, queda supeditado a las
posibilidades de la forma, limitado, encerrado.
Esta actitud colorista del poeta se relaciona directamente con otra evidencia
de la presente investigación: el reconocimiento de la importancia que
concede Goethe al color como medio de la percepción visual. Al referirse a
89
la experiencia visual, el poeta establece que ésta se genera a partir de color,
luz y oscuridad, desterrando a la forma y afirmando que “el ojo no ve forma
alguna”. Esta afirmación, llevada a la práctica primero por Turner y luego
consolidada durante el Impresionismo y el Expresionismo, toma sentido
cuando observamos el entorno que nos rodea, donde la línea o contorno
de los objetos que vemos se genera sólo a partir de contrastes cromáticos;
vemos la silla negra, definida en su forma, porque ella contrasta en color
–y volumen– con los colores de los objetos en el fondo, vemos un cuadro
en una pared y lo diferenciamos de la superficie de la pared porque su color
contrasta –es distinto en matiz, luminosidad y/o saturación– con el color del
fondo. Si continuamos la línea argumental de Goethe, podríamos afirmar lo
siguiente: la línea o el contorno puede considerarse un elemento abstracto,
propio del dibujo, de la configuración o de la proyección; el color, en cambio,
es el medio de la percepción visual, más aún cuando consideramos que los
otros dos elementos pueden definirse en función de este medio. La luz
es la manifestación pura del color blanco –y físicamente todos los colores
sumados– y la oscuridad la manifestación del negro –o la ausencia de todo
color–. Incluso elementos hápticos como el volumen o la textura pueden ser
emulados por la simple acción del color, recurso frecuentemente utilizado
en la actualidad por el diseño de comunicación o la publicidad.
90
matices genéricos para la representación de una categoría de colores: el autor
del modelo es quien decide qué matiz de rojo –carmesí, bermellón, grana,
el que tiene a la mano en su paleta, el que puede producir materialmente,
etc.– presentará como “el rojo” de su círculo cromático. Esta relatividad
–ya que además el color tenderá desde el momento que es aplicado en el
sustrato a decolorarse– otorga al modelo de color un carácter subjetivo o
personal y su función informativa o de transmisión de un conocimiento
científico, en este sentido, puede ser cuestionada. Este punto nos remite
a los motivos que llevaron a la originación de gran parte de los modelos
cromáticos incluidos en nuestro addendum y en la Sección histórica de Goethe,
muchos de los cuales fueron creados como esquemas para la comprensión
propia de la naturaleza y aplicación del color por parte de pintores, artistas
y tintoreros, en cuadernos personales de anotaciones o bocetos.
91
modelo para la educación artística del color –que incluso será importado a
las escuelas artísticas chilenas en la segunda mitad del siglo XX–, el cual
hasta hoy constituye la principal referencia en la enseñanza de materias de
color en las disciplinas artísticas y proyectuales globalmente.
92
ADDENDUM: ANTECEDENTES DE
LA VISUALIZACIÓN DEL FENÓMENO
CROMÁTICO EN IMÁGENES
ESQUEMÁTICAS - BREVE HISTORIA
DE LOS MODELOS DE COLOR HASTA
GOETHE.
Dado el interés del ser humano por ordenar y clasificar las experiencias del
mundo que lo rodea, y debido al gran número de diferentes experiencias
cromáticas posibles, no es de extrañar que los primeros indicios de la
teoría del color se remonten a la Antigüedad, principalmente a Grecia.
Ya los griegos habían intentado ordenar el color a partir de su poder
original para generar reacciones emocionales –esto se reflejó en su uso del
simbolismo del color en la literatura– e incluso hoy es posible estructurar
nuevas representaciones esquemáticas del color, según el campo de estudio
específico en que el que se esté trabajando. Frans Gerritsen (Evolution in color
9) plantea que el ordenamiento del color como parte de la teoría cromática
ha sido desarrollado a partir de tres enfoques principales:
a) Los colores como resultado del conflicto entre luz y oscuridad, donde
su orden se estructura en una escala desde el blanco al negro;
93
conocimiento, y que tiene al siglo XIX como quizá el momento trascendental
que puso en jaque el hecho de que una o dos dimensiones no eran suficientes
para explicarlo.
94
2. Modelos de color a partir
de figuras geométricas bi-
dimensionales
En 1593, Giambattista Della Porta desarrolla un
diagrama (fig. 33) que muestra la refracción de los rayos
de luz del sol a través de un prisma –más de un siglo
antes que Newton– e intenta explicar la generación de
los colores en el arcoiris en una nube de lluvia. Señala
que el rojo no es resultado de la refracción de la luz
Arriba Fig. 33: Modelo de color de sino de la mezcla del blanco de la luz con la oscuridad de la nube. Otros
Giambattista della Porta, 1593.
modelos destacables de esta etapa son los diagramas ejemplo) en los arcos
Al medio-izq Fig. 34: Modelo de superiores de su diagrama.
color de François d’ Aguilon, 1613.
Estas representaciones de arcos circulares iban anticipando el uso formas
Al medio-der Fig. 35: Modelo de circulares cerradas como el anillo o el círculo cromático para ordenar los
color de Athanasius Kircher, 1646.
colores y que siglos más tarde se dará paso a la tridimensionalidad a partir
Abajo Fig. 36: Modelo de color de del uso de la esfera. Sin embargo, un caso particular será el del inglés
RichardWaller, 1686 Richard Waller, quien hacia 1686 desarrollará un original sistema basado
en la figura geométrica recta del cuadrado a partir de cuatro
colores primarios –amarillo, rojo, azul y verde–, los que ubicó
en el medio de cada arista del cuadrado, y donde cada mezcla
de los primarios entre sí, completarán la retícula a partir de
las diagonales. En esta disposición de los colores, se insinúa el
contraste cromático a partir del enfrentamiento de los colores
dentro del cuadrado (fig. 36). Publicó su modelo con la intención
de proporcionar un estándar cromático para los filósofos, lo que en
su opinión no había sido creado aún. Con el modelo de Waller
nos encontramos en la etapa final de la corriente de pensamiento
que se abocaba a los colores a partir exclusivamente de las leyes
de la mezcla y que proponía que los colores resultaban de la
mezcla de la luz blanca con la oscuridad.
95
32. El color índigo corresponde
ciertamente a una tonalidad de azul
–su uso más común corresponde al En paralelo a Waller y desde 1670, Isaac Newton había estado realizando
color del blue jeans clásico americano–. experimentos ópticos a partir del uso de prismas, y obteniendo el espectro
Al descomponer el rayo de luz blanca visible, para así reconocer a los colores no como cambios en la luz blanca sino
en sus numerosos experimentos,
como sus componentes originales. La complejidad del espectro cromático
Newton notó que los colores que
obtenido en el prisma, llevará al científico inglés a pensar en una forma
componían el espectro visible eran
más idónea que la línea para darle cabida a su teoría. Newton publicó sus
originalmente seis, número que en
descubrimientos experimentales sobre la composición de la luz blanca en
relación con el siete (de los días de
la semana o las notas musicales, por
inglés y latín haciéndolos accesibles a una audiencia más numerosa. En su
ejemplo) le parecía poco perfecto, a
pesar de que luz era para él, perfecta.
Al esbozar en su tratado sobre la óptica
los nombres de los colores primarios de
la luz blanca, forzó las denominaciones
de seis a siete primarios pues uno
de sus aprendices diferenciaba dos
tonalidades de azul que Newton
no veía: a esa segunda tonalidad
le llamó índigo. Siglos más tarde se
descubriría que el nombrado aprendiz
de Newton sufría de una variante de
daltonismo, que presenta problemas
para la visión de las longitudes de onda
azul; descubriéndose de paso la gran
mentira de Newton.
96
Cuatro años después de la publicación de la obra de Newton, el pintor
francés Claude Boutet publicaría en 1708 su Traité de la peinture en mignature
(Tratado de la pintura en miniatura), que vendría acompañado de dos círculos
cromáticos (fig. 39), uno simple de siete colores –quizá influenciado por los
escritos de Newton sobre color anteriores a la publicación de su Óptica– y
uno más completo, de doce colores, que visualizaría las mezclas entre los
siete colores del primer círculo. El tratado de Boutet fue descubierto mucho
más tarde y sus círculos fueron atribuidos a una autoría anónima, quedando
perdido por mucho tiempo y adquiriendo mínima notoriedad.
97
Izquierda Fig. 40: Círculo prismático basarán en ellas a partir del siglo XIX. El resultado es una serie círculos
de Moses Harris, 1766. cromáticos de 180 tonalidades cada uno, absolutamente inéditos en su
Derecha Fig. 41: Modelo de color de complejidad, determinada por la cantidad de colores que abarcan. Los
Ignaz Schiffermüller, 1772. círculos cromáticos de Harris serán considerados por numerosos artistas
posteriores como una herramienta valiosa para la determinación de mezclas
y combinaciones de color y se volverán muy populares.
La llegada del siglo XIX traerá consigo la publicación del modelo de color
de los alemanes Friedrich Gotthelf Baumgärtner y Ernst Müller, como
parte de su tratado Esthétique de la toilette ou du beau dans la toilette, de 1803:
una suerte de manual dirigido a la mujer con la finalidad de instruirla en la
búsqueda de la belleza, la elección del peinado, la vestimenta y el maquillaje.
El último capítulo de este manual estaba dedicado al color –principalmente
98
al color del vestuario– y se presentaba como una guía para la combinación
de la vestimenta con las tonalidades de la piel y el pelo. En este capítulo se
incluyeron dos círculos cromáticos de doce colores pintados a mano con el
fin de explicar las leyes de la armonía: el círculo A (fig. 42) presenta en su
interior una serie de triángulos equiláteros concéntricos con el punto de
origen del círculo que relacionan grupos de tres colores complementarios;
el círculo B (fig. 43) contiene dos anillos cromáticos, uno exterior saturado
y otro interior desaturado, los que se explicarán a partir de una figura
estrellada negra, que relaciona a los colores complementarios u opuestos;
el anillo interior presentará el resultado de mezclar dos colores opuestos,
es decir, la desaturación de los matices.
Izquierda Fig. 42: Círculo A de Unos años más tarde, en 1810, como se señaló en el capítulo uno, se
Baumgärtner & Müller, 1803. publicará la Teoría de los colores de Goethe, cuyos modelos de color –y los de
Derecha Fig. 43: Círculo B de
sus receptores tempranos– hemos analizado en la presente investigación.
Baumgärtner & Müller, 1803.
Como hemos visto, el círculo cromático es el protagonista de la representación
esquemática del color a partir del siglo XVII, la experimentación con los
avances en la óptica, el espectro visible y las mezclas del color, pero una de
las preguntas que surge es ¿por qué, dada la naturaleza lineal del espectro, el
círculo fue considerada una forma geométrica tan idónea para representar al
color? Las primeras representaciones circulares relacionadas con el fenómeno
cromático de las que se tiene data aparecieron en los siglos XIV y XV como
diagramas para el diagnóstico del color en la orina (fig. 44). Si bien éstas
no son consideradas como modelos de color puesto que su objetivo no es
dar cuenta del fenómeno en sí mismo sino, más bien, utilizarlo como un
99
recurso para la medicina, probablemente esas imágenes
fueron referentes sobre la presentación circular de los
tonos. El modelo de Newton será entonces una de las
primeras imágenes esquemáticas en torno al color como
fenómeno que adoptó el círculo, instalando a esta forma
geométrica como la más utilizada hasta nuestros días. La
disposición de los colores en el círculo –que puede haber
estado también influida inicialmente por la manera en
que los artistas organizaban los colores en sus paletas
(Kuehni, Color ordered 54)– proporcionó nuevas ventajas
en el ordenamiento de los colores a partir de sus matices,
y explicitó visualmente sus relaciones.
100
nuevas variables en un mismo modelo o imagen esquemática llevará a los
estudiosos a pensar el color más como un cuerpo geométrico que como una
figura geométrica bi-dimensional. Treinta años antes del siglo XIX, y en
un período en que –como hemos visto– el círculo era la forma geométrica
que primaba para representar esquemáticamente las relaciones entre los
colores, es posible encontrar dos casos que anticiparon la representación
tri-dimensional pero distanciándose de la figura circular y señalando una
preferencia por las formas rectas triangulares o piramidales. En 1772, el
astrónomo Johann Heinrich Lambert publicará su modelo de Pirámide
cromática (Farbenpyramide) (fig. 45), construido a partir de los primarios
amarillo, rojo y azul, en el cual esboza la inclusión de la variable de la
luminosidad –escala del blanco al negro– en el eje vertical, y representada
visualmente a partir de niveles o pisos ordenados verticalmente.
Izquierda Fig. 45: Pirámide de El modelo piramidal de Lambert fue influenciado fuertemente por su
Johann Heinrich Lambert, 1772 conocimiento de otro modelo, desarrollado unos quince años antes pero
publicado posteriormente, en 1775, y que será obra del físico y matemático
Derecha Fig. 46: Modelo de color de
alemán Johann Tobias Mayer, como parte de su escrito Sobre la afinidad
Tobias Mayer, 1775.
de los colores (De affinitate colorum commentatio). En esta publicación se
difundió su sistema cromático triangular (fig. 46), el cual también se
encuentra estructurado a partir de niveles triangulares pero invertidos
con respecto a los de Lambert. Su forma corresponde más bien a la de un
101
prisma que a la de una pirámide y está conformado a partir de los mismos
tres primarios: amarillo, rojo y azul. Si los recorremos verticalmente, en
ambos modelos, la máxima luminosidad del color se sitúa en el piso superior,
donde los colores se presentan como tonos pasteles, muy claros. La mínima
luminosidad del color en el caso de Lambert corresponde al estado puro
o saturado y la posiciona en el primer nivel o base de su pirámide; en el
caso de Mayer, los colores en estado puro o saturado aparecen situados
en el nivel intermedio y hacia la base o primer nivel estos aparecerán muy
oscuros, o con luminosidad mínima.
102
triangulares. A partir de Runge, la representación esquemática en torno
al color nunca volverá a la bidimensionalidad.
103
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