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04
Diciembre 2020
HISTORIA SOCIAL DE LA MÚSICA ISSN 2619-4341 (en línea)
ED. 04
DICIEMBRE 2020
Equipo Menocchio
Directora general
Editor general
Equipo editorial
Diseño y diagramación
Jenny Rocío Williams
Portada
26
Que me entierren
34
El sonidero en la Ciudad
con la banda de México: música,
saludos y resistencia
44
El samba: de música
68
Clásicos vs modernistas:
perseguida a símbolo rock and roll y modernización
nacional. (1888-1945) conflictiva en guadalajara,
1957-1960.
Editorial
El rock comunica, se indigna
y actúa. La función social
del rock en la Ciudad de
México (1958-1994).
Víctor Manuel Guerra García
Voy a decirles unas cosas, que no puedo ya, por más callar
Es imposible que la gente quiera que no cante el rock & roll
Y aunque digan los pesados música infernal
Cuando es un dulce canto, que me hace soñar,
avientense todos
No debe haber un solo cuate, que se quede ahorita sin bailar
Les mostraremos a los viejos que amargados, toditos están.1
1 Los locos del ritmo, “avientense todos” en Los locos del Ritmos, Discos Orfeón, 1961
Víctor Manuel Guerra García 13
“nosotros” los reventados y alegres, en contraposición del “ellos” los amargados y viejos.
En un primer momento el rock se tornó festivo y definió a la juventud como un grupo
privilegiado. Es acá donde se puede proponer una primera función del rock: comunicar
elementos identitarios y distintivos. Como aquellos que ejecutaban la música pertenecían
a un grupo específico de la juventud no podemos generalizar. Sin embargo, sí podemos
marcar una pauta de pertenencia e identidad, ya que “la autoidentificación del sujeto tiene
que ser reconocida por los demás sujetos con quienes interactúa para que exista social y
públicamente”2. Si bien no es la totalidad de los jóvenes quienes pueden identificarse con
este primer rock, es la juventud la que irrumpe en la escena musical porque es reconocida
por la naciente industria musical.
El rock va a pasar de ser una forma de comunicar y de un elemento de identidad, a
posibilitar la reflexión sobre lo que significa la modernidad. Este cambio se origina en una
etapa histórica en donde el término “progreso” invadió los discursos gubernamentales. Por lo
que las reflexiones que se suscitaron en el seno de la juventud fueron de otro corte y distintas
a la de los primeros músicos de rock.
2 Gilberto Giménez,“Cultura e identidades” en Revista Mexicana de Sociología Vol. 66, (Oct.,2004), Universidad
Nacional Autónoma de México, pág. 89
3 Diane Davis, El Leviatán urbano, La ciudad de México en el siglo XX, Fondo de Cultura Económica, México,
1999, Pág. 277
14 El rock comunica, se indigna y actúa. La función social del rock en la Ciudad de México (1958-1994).
servicios públicos. Sin mencionar que el año olímpico trajo consigo una crisis económica4,
producto ni más ni menos que de las políticas urbanas del regente y el presidente en turno.
El descontento social en diferentes sectores fue evidente y trajo como resultado
manifestaciones que ponían en riesgo la estabilidad o, mejor dicho, la imagen del país ante
la comunidad mundial. La imposición de un modelo económico y político que impulsaba
y protegía los intereses de una clase privilegiada provocó que las industrias y comercios
locales, en el caso de la Ciudad de México, fueran decayendo al grado de la desaparición
de algunos de ellos. Evidentemente, esto se tradujo en mayor desempleo.
Por su parte, en la década de 1970 la estrategia de tener un “desarrollo compartido”
tampoco mejoró considerablemente la situación económica del país. Gracias a esto
aumentaron los intereses de la deuda externa y la situación social en México pasaba por
uno de sus peores episodios, en el cual las corporaciones de seguridad estaban enfocadas
en la persecución de disidentes políticos.
En la cuestión cultural tenemos un claro conflicto entre lo que debía ser el rock y como
se tocaba en realidad. Es decir, debía alcanzar ciertos cánones de calidad en los cuales el
idioma en el que tenía que ser cantado era el inglés, aspecto que era una limitante para
construir una politización desde la música del rock. Al respecto, Juan José Rodríguez
Castillo nos dice:
También había un movimiento cultural en los 70 donde los jóvenes setenteros decían
“el rock nació en inglés y tiene que ser en inglés, es de nacos cantar rock en español, eso
está muy mal, que mal gusto, guacala” entonces si era en español eran baladas, si era el
rock eso estaba muy bien pero cayeron en el olvido grupos como la tinta blanca, los dugs
dugs, zigzag que eran grupos setenteros y trataron de hacer rock en español5.
Las concepciones políticas en ese entonces iban encaminadas a la construcción de
una propuesta política verdaderamente representativa de los intereses del pueblo y, por
ello, debían ser cercanas a él. Y lo más cercano a los trabajadores es su propia cultura. Por
tanto, la cultura popular o folclore estaría comprometida a cantar en pos de una reflexión
ligada a la militancia. De ahí que el rock con una carga simbólica importante, estrechamente
relacionada al capitalismo, fuera despreciado por los círculos de izquierda y, por ende, de
participación política.
A pesar, de ello los músicos de rock van a reflexionar, de manera crítica, acerca del
progreso, el cual va a privilegiar a las ciudades y al consumo como motor de desarrollo,
4 “México presenció una espiral inflacionaria que reducía el poder de compra de las clases urbanas populares
y medias hasta un grado que no se había visto desde la última crisis grave a mediados de la década de
1950. Además, según afirma Leopoldo Solís, los problemas inflacionarios estallaron en 1968, luego de
los empréstitos y los gastos gubernamentales masivos para las olimpiadas” véase Diane Davis, El leviatán
urbano, op. Cit., P. 280
5 entrevista a Juan José Rodríguez Castillo, realizada por Monserrat Cabrera Castillo y Víctor Manuel Guerra
García, 17 de abril 2018, Ciudad de México
Víctor Manuel Guerra García 15
por lo que sus piezas estuvieron encaminadas a construir una concepción disidente del
progreso citadino, como el siguiente ejemplo:
El retorno a la naturaleza, a pesar de ser un cliché hippie, tenía presencia en las letras
de las canciones de grupos mexicanos debido a que el hacinamiento urbano estaba siendo
ya un problema. Así lo refiere el pájaro Alberto:
En ambas canciones los grupos expusieron su sentir por los resultados de la llamada
modernidad, que sólo alcanzaba a algunos. Si bien su posicionamiento no era contestatario,
si ponía de manifiesto la drástica y agresiva transformación de la relación con la naturaleza.
A la par de estas legítimas preocupaciones se construyó una nueva forma de relacionarse
con la autoridad. Se pasó de una relación de “respeto y veneración” a ser una relación
cuestionada en todos sus niveles. Las represiones contra grupos estudiantiles en 1968 y 1971,
así como la persecución de grupos disidentes, aunado a la estigmatización de los jóvenes a
partir de su imagen, marcaron la pauta para que en sus letras comenzara a estar presente
no sólo esta reflexión, sino además una especie de denuncia, en la cual se desacraliza a la
figura de autoridad y se señalaban sus abusos:
De entre los abusos de la policía estaba la vejación de los jóvenes por traer el pelo largo,
aspecto que rompía con la idea de pulcritud y de la idea de lo masculino. Además, después
del episodio de Avándaro las actividades propias de la juventud eran supervisadas por las
autoridades con recelo, puesto que dicho festival se salió de control. A partir de este punto el
rock dedicará mucho más espacio en sus letras para mostrar su inconformidad ante el trato
de las autoridades, principalmente la policía:
En este segundo momento, que podemos ubicar a mediados de los años 60 y hasta
cerca del año de 1975. En esta época el rock progresivo tendrá un mayor auge y mayor
producción, las canciones, que irán encaminadas a reflexionar y denunciar, en una primera
instancia. Cabe destacar que hasta el momento ningún grupo de rock se había definido
políticamente, es decir, sus mensajes eran comunicados más no proponían una organización
que tratara de cambiar el orden de las cosas. Si bien al inicio era una expresión artística que
contribuía a construir identidad en contraposición de los adultos, en un segundo momento
esa identidad se formulará en contraposición ya no de los adultos sino en contra de lo
que se llamó “modernidad”, además de convertirse en un medio eficaz para exponer las
inconformidades contra la autoridad.
8 Love Army, “Caminata cerebral (walkin within my brain)” en Love Army (EP), México, Raff, 1971
9 Three souls in my mind, “Abuso de autoridad”, en Chavo de onda, México, Raff, 1976
Víctor Manuel Guerra García 17
En los meses posteriores, la pena invadía aun a la sociedad en general. Entre pérdidas
humanas y materiales la ciudad no podía recuperar la cotidianidad frenética que la caracterizaba,
había muchas cosas por hacer, menciona Roco de La Maldita Vecindad:
“La movilización social fue muy fuerte, la sociedad no esperó a que el gobierno le
resolviera sus problemas. Se logró una fraternidad entre gente distinta de todas
las generaciones. La fiesta también era una forma de luchar y la gente mejor
se ponía a cantar para no llorar. Habíamos tocado un par de veces antes del
temblor relata; nos acercamos a los damnificados para ayudar y empezamos a
tocar en sus movilizaciones y campamentos. Había otros grupos como Trolebús,
Los Guapachosos, Recuerdos del Son, Banco de Ruido. Crecimos tocando en el
terremoto, la calle era nuestro espacio para la cultura y como muchos colectivos, ya
no la soltamos. Nuestro trabajo estuvo marcado por la experiencia en el temblor y
aprendimos a ver la cultura también como un acto comunitario, social y político”13
Así, queda claro que, a partir de los sismos, el rock va a tener una presencia en las
organizaciones y manifestaciones de denuncia. Además, la cotidianidad estará plasmada en
las letras de las composiciones de rock, algo que marcó esta época.
En los años 80, una de las particularidades del rock en la ciudad de México la constituyen
las expectativas de vida construidas desde la visión universitaria de ciertos músicos de rock.
Ya que algunos de ellos accedieron a la educación superior, esta visión perfiló una forma de
comunicar las cuestiones cotidianas. Pero no es la única. También existen otros músicos que
se presentan en espacios distintos a los universitarios y de una forma diferente, pero con las
mismas temáticas14. Lo que destaca de esto es que no están en pugna directa, sino que más
bien ambas posiciones conviven.
Esta cotidianidad agrupa cuestiones económicas, de transporte y hasta una interiorización
que lleva a los habitantes a pensarse a sí mismos y la forma en que conciben su vida.
Los músicos de rock toman en cuenta aspectos de la cotidianidad para hacer resaltar las
condiciones propias de la población. Es con humor cómo logran tender puentes con el público
ya que evidencian la crisis, pero la forma en que lo consignan permite la identificación de las
personas con el mensaje. El siguiente caso echa mano de la religiosidad y de un humor que,
lejos de ofender, comunica:
13 Roco en Jesús Ramírez Cuevas, Repercusiones sociales y políticas del temblor de 1985, cuando los ciudadanos
tomaron la ciudad en sus manos en la dirección electrónica http://www.jornada.unam.mx/2005/09/11/
mas-jesus.html
14 Existen espacios como los hoyos fonqui en los cuales se tocaba rock y tenían una particularidad, la música
que se tocaba en los hoyos abordaban en su mayoría la cotidianidad, además de que estos espacios si bien
eran construidos por una comunidad diferente a la universitaria tenían expectativas similares, con este
ejemplo notamos que no existe sólo un rock si no diferentes expresiones del mismo género.
Víctor Manuel Guerra García 19
Estos cambios en las relaciones sociales a partir de las crisis también denotan una
transformación en la forma de vivir en la ciudad. El tránsito diario, al ser una mera rutina, hace
que las personas pasen desapercibidas para sí mismas, restando valor a su presencia y labor:
Entonces, el rock en México se diversificó. No existía un solo rock y no sólo había un tipo
de espacio para escucharlo. Tenemos por un lado el rock que se tocaba en los hoyos fonqui,
con un estilo particular y aquél que se refugiaba en espacios más sofisticados. El primero no
ofrecía algo muy complejo, musicalmente hablando, pero tenía mucha empatía con la gente
de las colonias populares. Por su parte el segundo caso acudía a una música con mayor
elaboración y con ciertos elementos que permitían hacer del rock un espectáculo.
A pesar de estas claras diferencias, ambos coincidían en algo muy importante: buscaron
diferenciarse de sus antecesores. Es decir, el rock buscó trascender la forma de comunicar no
sólo una festividad y un estatus, sino que comenzó a tener especial atención a la cotidianidad,
por lo que narrar sus experiencias y su sentir se convirtieron en el eje conductor de sus letras.
Pero no sólo era narrarlo, sino que configuraron una nueva forma de decir las cosas. Por
esto, es posible encontrar desde el álbum más simple hasta analogías entre la cotidianidad
y elementos literarios.
Tenemos a unos músicos del rock que construyeron nuevas expectativas de creación
a partir de su bagaje cultural. Buena parte de ellos van a tratar de marcar una distancia con
los estereotipos del rockero anglosajón y otros acudirán a la fórmula estética de imitarlos en
lo visual, pero no en lo musical. El rock mexicano, al igual que México, es diverso, plural
y heterogéneo.
Podemos notar en esta tercera etapa que el rock va a tener varios cambios. Por un lado,
un lenguaje nuevo y cercano a la cotidianidad. Por otro, destaca una trascendencia de espacios
sociales, debido a que la difusión de la música ahora llegaría a la radio. Finalmente, cambiaría
drásticamente la imagen que se tiene de los músicos y de sus escuchas.
De acuerdo con esto, la identificación se transformará, ya que no sólo se busca construir
una identidad que defina límites con los adultos, como la primera etapa, o que exprese su
malestar contra una sociedad moderna y autoritaria, como la segunda etapa. En este momento
del rock se busca expresar un mensaje más amplio en el que la propia dinámica cotidiana
sea la que marque y tienda puentes entre sectores distintos de la sociedad. Es decir, una
identidad no propiamente juvenil, sino que englobe las inquietudes e intereses de sectores
que se vean reflejados en las letras de las canciones, sin importar su edad.
Esta identidad comenzará a configurarse a partir de las redes de colaboración de los músicos
posterior a los sismos y dentro del movimiento del Consejo Estudiantil Universitario (CEU) de
1986-1987, donde los músicos se sumaron a la defensa de le educación universitaria popular.
En la huelga del CEU los músicos pasaron de una denuncia a un activismo presencial,
puesto que se presentaron en las Facultades y escuelas en huelga en apoyo a la comunidad
universitaria. Un ejemplo de ello fue el día 7 de febrero de 1987 donde hubo dos recitales
en Ciudad Universitaria, en apoyo a al CEU, el primero de ellos en una de las facultades con
mayor resistencia a realizar la huelga:
22 El rock comunica, se indigna y actúa. La función social del rock en la Ciudad de México (1958-1994).
Los dugs dugs liderados por Armando Nava hacían señalamientos críticos a las conductas
de doble moral de las personas, la contaminación ambiental y las actitudes negativas de la
sociedad desde los años 70. Mientras tanto, ese mismo día se realizaba otro recital con una
naturaleza diversa:
Pero no sólo la presencia en las escuelas fue significativa. La Maldita Vecindad estuvo
presente en las manifestaciones multitudinarias que llegaron al zócalo los días 21 de enero
y el 9 de febrero. La manifestación del día 21 fue significativa por ser la primera movilización
estudiantil masiva desde 1971 aunque los periódicos no dieron ni siquiera una mención al
hecho22. Sin embrago, en un recuento hecho por Bellinghausen para la revista Nexos se hace
una mención a la participación de La Maldita Vecindad en dicha marcha:
Una tocata de rock, Maldita Vecindad y Los Hijos del Quinto Patio á la reggae,
recibió frente al Montepío a los bienvenidos por la plaza y por la noche. Algunos
entusiastas aflojaron el cuerpo para un baile y disipar tanto clamor reunido.23
20 J.L.G. “El rock es el sonido”, Revista Encuentro, Num. 7, Marzo 1987, en la dirección electrónica: http://
mamazenconcierto.blogspot.mx/2010_08_01_archive.html
21 Ídem.
22 Al revisar las notas del Uno más Uno y de La Jornada de ambas fechas solo menciona la magnitud de las
marchas, que los estudiantes fueron cobijados por diversos sectores de la sociedad, pero no mereció al
menos de manera inmediata una mención a este hecho.
23 Hermann Bellinghausen, Hermann Bellinghausen, “Imágenes de un movimiento”, Nexos, 1 de abril de
1987, México, en su versión electrónica: http://www.nexos.com.mx/?p=4757
Víctor Manuel Guerra García 23
Ese mismo día en la mañana Voz Universitaria había convocado a una concentración en
la Bombilla en San Ángel, a la cual la prensa reportó una escasa concurrencia. Por su parte la
segunda manifestación del CEU al Zócalo es descrita por Bellinghausen como una total fiesta:
24 J.L.G. “El rock es el sonido”, Revista Encuentro, Num. 7, Marzo 1987, en la dirección electrónica: http://
mamazenconcierto.blogspot.mx/2010_08_01_archive.html
25 Hermann Bellinghausen, “Imágenes de un movimiento”, op. Cit.
24 El rock comunica, se indigna y actúa. La función social del rock en la Ciudad de México (1958-1994).
Conclusiones:
Después de la experiencia del rock en el CEU las condiciones musicales se mantendrían
en una dinámica de integración a los movimientos sociales. Cabe destacar que es a partir de
este momento en que los músicos comienzan a hacer suyas las demandas sociales y hacer
activismo de diversas formas, siendo la firma de la sexta declaración de la lacandona y la
organización de conciertos en favor del EZLN algunos de los hechos más visibles. En otras
palabras, los músicos de rock pasaron de ser comunicadores a ser promotores de causas
sociales, y si bien sus composiciones actualmente no abordan la cotidianidad ni definen una
postura acerca de la situación actual, su presencia en festivales en apoyo a alguna causa u
organización habla de su activismo.
Podemos definir que existe una función social del rock y que ésta ha ido transformándose
de acuerdo a los contextos específicos. Podemos también mencionar que el rock fue desde
una propuesta de identidad juvenil hasta un medio de expresión de las inconformidades para
transformarse, después, en una posibilidad de comunicación y organización social. ¿Cómo
historiar dicha función social? Este trabajo propone de manera breve una forma de hacerlo a
partir de las canciones, siendo estas una fuente de primera mano. Cada género musical tiene
su propia historicidad y el rock no es la excepción. Sin embargo, este género particularmente
ha trascendido espacios sociales, que a estas alturas, es imposible de definir o de encasillar
en un grupo coetáneo, social o político. El rock es plural y gracias a esa pluralidad se ha
convertido en una expresión cultural universal.
Víctor Manuel Guerra García 25
Fuentes
DAVIS, Diane, El Leviatán urbano, La ciudad de México en el siglo XX, Fondo de Cultura Económica,
México, 1999.
DE MORA, Juan Miguel, CEU VS UNAM ¿la hora del neofascismo?, México, EDAMEX, 1987
DURAN Thelma y Barrios Fernando, el grito del rock mexicano, México, ediciones del milenio, 1995.
GIMÉNEZ, Gilberto “Cultura e identidades”, Revista Mexicana de Sociología Vol. 66, (Oct.,2004),
Universidad Nacional Autónoma de México
ORDORIKA, Imanol La disputa por el campus, poder, política y autonomía en la UNAM, México, CESU-
Plaza y Valdés editores, 2006
URTEAGA, Maritza y Pérez Islas José Antonio, “La construcción de lo juvenil en la modernidad y
contemporaneidad mexicanas” en González, Yanko y Feixa, Carles, La construcción histórica de la Juventud
en América Latina, Bohemios, rockanroleros & revolucionarios, Chile, editorial cuarto propio, 2013.
VALDÉS Cruz, Merced Belén, Rock Mexicano ahí la llevamos cantinfleando, México, Encuadernaciones
López, 2002.
FUENTES ELECTRÓNICAS
J.L.G. “El rock es el sonido”, Revista Encuentro, Num. 7, Marzo 1987, en la dirección electrónica: http://
mamazenconcierto.blogspot.mx/2010_08_01_archive.html
DISCOGRAFÍA
Los locos del ritmo, “aviéntense todos” en Los locos del Ritmos, Discos Orfeón, 1961
Entrevista
Entrevista a Juan José Rodríguez Castillo, realizada por Monserrat Cabrera Castillo y Víctor Manuel Guerra
García, 17 de abril 2018, Ciudad de México
26 Que me entierren con la banda
Con la misma inquietud y melancolía vi una serie de entrevistas en la que hombres avezados
en la tradición y la historia de esa música hablaban de los pormenores, los antecedentes,
las variaciones que ha sufrido a lo largo del tiempo y el espacio, pues reconocen que hay
bandas en todo el país, pero que no es lo mismo una banda de Zacatecas o Oaxaca que una
de la región de Mazatlán. Cuando el maestro Víctor Rubio de Mocorito Sinaloa3 mencionó las
piezas más emblemáticas de la composición sinaloense, me di a la tarea de buscarlas y todo
tuvo sentido; al fin toda esa efervescencia que la tarola provoca en mi pecho cobró su justa
dimensión y gravitó sobre los paisajes de mi infancia.
Creía que los primeros contactos con la música de banda habían sido los bailes celebrados
con motivo de la fiesta del Sábado de Gloria, así como los que se hacían con motivo del
santo patrono de San Juan Daxthi el 24 de junio; pueblo perteneciente al no lejano, pero
sí profundo, Estado de México. Sin embargo, estos eran bailes nocturnos, ahí las letras de
las canciones se acompañaban con los tamborazos y el equipo de sonido que modulaba la
instrumentación. El verdadero germen de mi fascinación por este sonido se halla en la
tambora que ronda calles y veredas. De niño no iba a los bailes, pero sí escuchaba por
las avenidas polvorientas la banda “de viento”, es decir, la banda que ejecuta piezas sin
letra o, en su defecto, sustituida esta por las líneas melódicas de trompetas, trombones
y clarinetes4 (que muchas veces era la misma banda que en la noche se subiría, armada
de micrófonos y cantantes, al templete del auditorio municipal destinado al baile), y que,
finalmente, se emplazaba en el quiosco o fuera de la iglesia. La relación de mi infancia y la
banda de viento no se limita a las fiestas religiosas. Los desfiles escolares para conmemorar
“La Independencia” o “La Revolución” también suelen ser acompañados por una banda de
viento, así en mi pueblo como en muchos a lo largo del país.
El mío no es un caso aislado, como lo demuestra la cantidad de emisoras de radio que
transmiten “música grupera”, entre la cual destaca La Banda. ¿En qué radica la proliferación y
la popularidad de la música de banda? ¿Cómo un estilo y un género musical originado en una
latitud específica es asumido por una entidad social más amplia (el México rural)? ¿Por qué
este tipo de música que es tan popular en nuestro país, escuchada en campos y ciudades,
no se asume oficialmente como emblema nacional, cosa que sí sucede con el mariachi?5
No es fortuito que a toda la orquestación de este tipo de música se le conozca simple y
llanamente como “la tambora”, un tropo que convierte al bombo (conocido como tambora) en
la sinécdoque de la banda completa. Como nota al pie, cabría mencionar un primo rioplatense
de este instrumento: el “bombo legüero”, conocido así porque es posible escucharlo a leguas
de distancia. Lo expansivo del alcance de las ondas de esa percusión de profundidad es
quizás un factor determinante en la proliferación de la tambora. Reforzada por la tuba, cada
uno de sus golpes se dejan escuchar a calles y veredas de distancia. La música de banda no
se puede constreñir a un lugar cerrado; precisa espacios amplios, ya sea las plazas, kioscos,
milpas, llanos o auditorios, pero no da cabida a la contención. En el rancho es posible, en
medio de la quietud de la noche, detectar a varios kilómetros en dónde hay un baile; a veces
el puro rugido de la tambora cuenta como invitación a la tertulia. La fiesta la hacen los que
llegan, los que bailan, los que se embriagan entre trompetas y clarinetes; la hacen los
que sienten, no solo los formalmente invitados.
Fuente: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/9/95/La_banda_sinaloense_en_el_carnaval_de_Mazatlan%2C_Sin._Mexico.jpg
mientras una sonrisa surgía en contrapunto de nuestras lágrimas, pero también piezas que
ahora he reconocido como repertorio clásico de este género. Después de aquel día me es
posible reconocer los acordes menores al mediodía que se oyen en la distancia, acordes que
hacen cimbrar lo apacible de los colores del campo.
Fuente: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/b/b9/Banda_en_Oaxaca.jpg
Pero ¿cómo asociar el poder de convocatoria rural que tiene esta música con un gusto y
popularidad a nivel nacional? El primer factor explicativo se encuentra en la música castrense,
que era y sigue siendo ejecutada por bandas de música pertenecientes al ejército. Si bien
suele asociarse el origen de la banda sinaloense a los inmigrantes europeos, alemanes
principalmente (específicamente a la casa comercial Melchers), eso solo es una pequeña
parte y tiene que ver con la importación de instrumentos musicales: el estilo y orquestación
viene dado en cierto porcentaje a las bandas militares de países que sitiaron el puerto de
Mazatlán durante diferentes conflictos en los que se vio México. Las bandas de marinos de
esos países solían tocar piezas populares internacionales para la libre concurrencia. Pero la
orquesta militar no era exclusiva de las naciones europeas.
La música ha sido un elemento esencial en el ejército mexicano a través de su historia:
las cajas que marcan el orden y disciplina, el tempo, y las cornetas con sus potentes agudos
que ponen en alerta a la tropa. Eso quiere decir que el sonido primigenio de la actual música
de banda ha estado presente en todo el país a través de su diseminación en las regiones
militares, y la importancia de su carácter nacional quedó manifiesta cuando se nombró a
Jaime Nunó (quien musicalizó el himno nacional mexicano) como inspector de las bandas de
los regimientos en 18646. De los redobles de estas agrupaciones no solo era posible escuchar
marchas castrenses y combativas, sino también piezas clásicas de compositores como Wagner
y Verdi, así como polkas, mazurcas y pasos dobles. Poco a poco también fueron surgiendo
bandas de músicos civiles, muchas veces de oído y cuyo trabajo principal para ganarse
la vida no era precisamente la música; estas bandas enriquecieron los repertorios con
composiciones más populares y de rasgos muchas veces enteramente campesinos.
Si recordamos que en el siglo XIX, época en la que se prolifera la venta de los instrumentos
que configuraron el género aquí mencionado, México era un país mayormente campesino,
histórica y socialmente es explicable la proliferación de la banda por todo el país. En un principio
las condiciones geográficas y socioeconómicas posibilitaron su popularidad, continuando
como una cuestión nostálgica del arraigo a la tierra y la tradición. Queda aún por investigar
cómo es que un género “ranchero” o rural gusta tanto aún en las ciudades. Lo democrático
del género no se pone en duda, pues en la ciudad de México es común ver errantes por las
calles a dos músicos que tocan piezas populares con solo una tarola y una trompeta, como
lo hacen las bandas completas en los pueblos, y entonces lo expansivo de la fuente sonora
se mueve con el instrumento mismo; acaso aunado a la cuestión identitaria existan vínculos
fisiológicos que nos hacen reaccionar a ciertos ritmos básicos o a estridencias específicas
que revelan lo más recóndito de nuestras almas.
Fuente:https://live.staticflickr.com/8395/8641990124_f342d22938_b.jpg
32 Que me entierren con la banda
7 El documental de Shaul Schwarz es una buena aproximación, aunque aún adolece de tintes maniqueos.
Édgar Pérez Rivera 33
Fuentes consultadas
“LA TAMBORA SINALOENSE – Culiacan Vs Mazatlan”. YouTube, recuperado de https://www.youtube.
com/watch?v=01vg9Tjz2Mk
Simonett, Helena. “Música vernácula del siglo XIX hasta los setenta del siglo XX”. 2015. En Historia
temática de Sinaloa. Tomo IV, arte y cultura. Maciel Sánchez, Carlos y Elizabeth Moreno Rojas (coord.)
Instituto Sinaloense de Cultura, CONACULTA. p. 209-235
Tinajero Medina, Rubén y Hernández Iznaga, María del Rosario. 2004 El narcocorrido ¿tradición o mercado?
Chihuahua, Chui. Universidad Autónoma de Chihuahua.
34 El sonidero en la Ciudad de México: música, saludos y resistencia
https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/1/11/Sonido_La_Changa.jpg
La Ciudad de México es una de las metrópolis más grandes de América Latina. Ruidosa
y caótica, la mayor parte del tiempo alberga en ella un sinfín de procesos, historias, momentos
y personas de distintos estratos sociales que día a día luchan por sobrevivir. Ahí, en el corazón
de la misma, se ha gestado desde hace aproximadamente sesenta años uno de los fenómenos
musicales más interesantes del país pero, lamentablemente, uno de los más desconocidos e
incomprendidos, no solo desde el ámbito académico, sino también en la percepción pública.
Es, quizá, el proceso musical de resistencia que más impacto ha tenido en la Ciudad de
México y que, desde finales de la década de 1950 y hasta hoy en día sigue teniendo vigencia y
es, desde lo identitario, notoriamente significativo para gran parte de su población. Hablo del
sonidero1, fenómeno musical que debido a su complejidad ha trastocado múltiples aspectos
de la cotidianidad mexiqueña. De aquí en adelante, la presente columna abordará qué es, en
qué consiste y cuáles son algunos de los aspectos más significativos del sonidero.
En primera instancia es importante preguntarse lo que es un sonidero. Para ello, hay
que situar el fenómeno espacial y temporalmente. Se trata de un proceso gestado en torno
a la música, desarrollado a finales de los años cincuenta y principios de los sesenta, en
algunas regiones de la Ciudad de México y el área conurbada. Actualmente sigue vigente y se
ha expandido a otras regiones de la República mexicana como Tlaxcala, Monterrey e incluso
algunas regiones de Estados Unidos.
Si bien el sonidero tiene similitudes con un disk-jockey, o un MC o un picó, en realidad
no son lo mismo. Como menciona Annuska Angulo:
1 Los términos Sonidero y Sonido son equiparables dentro del caló tradicional de la Ciudad de México. Sin
embargo, Sonidero suele ser el más utilizado. Dentro del ambiente estudiado, Sonidero es equiparable al
cabinero que encabeza el Sonido, un ejemplo es Ramón Rojo Villa, uno de los representantes más conocidos
dentro del medio del Sonidero y en la cultura popular de la Ciudad de México. Por otra parte, Sonido es el
término que, dentro del ambiente sonidero, se designa tanto al equipo como al staff, así como a las bocinas,
trailers, luces, etc. Es decir, Sonido la Changa de Tepito.
2 Annuska Angulo, “Supervivencia Sonidera” en Revista de la Universidad de México (UNAM, México D.F.,
2017).
36 El sonidero en la Ciudad de México: música, saludos y resistencia
Fuente: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/f/ff/Baile_sonidero.jpg
Algunos de los más famosos incluso remiten a su lugar de origen, como Sonido Cóndor de
la Argentina o Sonido Pancho de Tepito. A través de estos nombres se genera un logo con
letras y colores llamativos que da paso a la comercialización de prendas y artículos durante
los eventos en los que participan.
Aunado a lo anterior, algo relevante para comprender la interrelación que hay entre
el proceso musical y la participación de los habitantes de la ciudad que interactúan en las
actividades sonideras remite a que “en México los bailes se hacen públicamente, en plazas,
iglesias, clubes locales y fiestas. Sin embargo, el modo de comunicación y promoción es
similar, y el dinero recaudado en dichos eventos retorna a la comunidad, no a las manos de
promotores de grandes sellos discográficos”4. Esto repercute notoriamente en el aspecto
social del sonidero, pues para algunos sectores sociales ubicados en barrios y colonias
particulares el sonidero es un fenómeno identitario que además está asociado al espacio
geográfico de la ciudad.
Tal es el caso de la colonia Peñón de los Baños, al interior de la ciudad, conocida
también como “la Colombia Chiquita” en el D.F. por ser el espacio de surgimiento de una larga
genealogía de escuchas de cumbia y cuna de sonideros ampliamente reconocidos, como
Sonido Fascinación y sus hijos. Algunos otros habitantes de la ciudad trabajan en el ambiente
sonidero como cabineros5, staff o vigilancia de los equipos, mientras que otros trabajan en
la producción y venta de piratería, creación de logos y distribución de mercancía como ropa,
tarjetas, lonas o flyers en torno a los sonideros y sus eventos. Esto, claramente, ha trastocado
la vida de la ciudad tanto económica como culturalmente, y ha generado un impacto en el
devenir de los procesos históricos generados en ella.
Es importante señalar a Tepito, Lagunilla y Peñón de los Baños como algunos de los
barrios con mayor índice de pobreza e inseguridad, que, sin embargo, fungen como un punto
neurálgico para el desarrollo del fenómeno aquí expuesto. No es casualidad que así fuera. El
barrio bravo (Tepito) y la Colombia Chiquita (Peñón), como se les conoce, son zonas comunes
de vivienda de uno de los sectores más vulnerables de la ciudad: la clase baja de la Ciudad
de México. Como señala Óscar Lewis, “la pobreza viene a ser el factor dinámico que afecta la
participación en la esfera de la cultura nacional, creando una subcultura por sí misma”6. Es
decir, a pesar del constante crecimiento económico que la clase media experimentó durante
los años sesenta en la ciudad, la pauperización se acrecentó en las que de por sí eran las
colonias más marginales. Compaginado con dicho proceso, la migración del campo a la ciudad
4 Cathy Ragland, “Comunicando la imaginación colectiva: el mundo socio-espacial del sonidero mexicano”,
en Mariana Delgado y Marco Ramírez Cornejo (Coords.), Sonideros en las aceras, véngase la gozadera
(México D.F: Tumbona Ediciones, 2012), 86.
5 El término “cabinero” se utiliza para designar a quien habla a través del micrófono e interviene la música
para interactuar con el público. Es, básicamente, el representante del Sonidero.
6 Óscar Lewis, Antropología de la Pobreza: cinco familias (México, Fondo de Cultura Económica, 1961), 17.
38 El sonidero en la Ciudad de México: música, saludos y resistencia
el cual se llevan a cabo. Se considera que los mejores eventos se realizan en Tepito,
Peñón de los Baños, la Ramos Millán o la Argentina, dado que muchos de los sonidos
más significativos en el ambiente provienen de allí y el público ha sido seguidor de su
trayectoria durante largo tiempo. Si bien los juicios sobre si son los mejores bailes quizá
no sean los más pertinentes, al menos es constatable que la afluencia de gente es mucho
mayor comparada con otras colonias de la Ciudad de México. Recientemente se ha generado
un nuevo proceso en el cual algunos jóvenes o gente perteneciente a clases medias y altas
incluye sonideros en eventos dentro de recintos culturales, como museos o casas de cultura.
Sin embargo, pocas veces presentan afluencias mayúsculas como en el caso de los eventos
realizados en las calles y, además, es poco el público identificado con la identidad barrial que
asiste a las convocatorias de dichos acontecimientos por considerarlos “propios de la fresada”.
Parte de ello tiene que ver con que el sonidero se generó como una alternativa de
recreación en contraposición con la “cultura de élite” a la que podían acceder únicamente
tanto la clase alta como un sector considerable de la clase media. Asimismo, recreaciones
como el cine, el teatro y algunos bailes como el danzón y el chachachá no resultaban
llamativos para algunos de los miembros de las colonias y barrios marginales debido a que
no representaban actividades con las que pudieran identificarse y que fueran espacios de
sociabilidad o, en caso de que fueran llamativas, a la mayoría les resultaba difícil acceder
debido a la cuestión monetaria.
Fuente: https://live.staticflickr.com/3004/2307352706_725eb185c2_b.jpg
40 El sonidero en la Ciudad de México: música, saludos y resistencia
7 Las herencias y genealogías se consideran algo muy importante dentro del ambiente sonidero. Por un lado
es una forma de trabajo que se adquiere gracias al trabajo previo del padre. Por otro lado, es el legado de
los bienes materiales, la fama y reconocimiento que puedan tener frente al público.
Itzel Camacho 41
identificamos con él, por las calles y espacios que se disputan cuando se realizan bailes, o a
través de sus coloridos logos, la resistencia y ritmo que los ha caracterizado desde sus inicios
hasta hoy en día permanecen con fuerza pese a los cambios tecnológicos e históricos. Y es
que nadie ha sabido evolucionar sin perder la esencia y la huapachosidad tanto como ellos…
Orgullosamente de la Ciudad de México.
42 El sonidero en la Ciudad de México: música, saludos y resistencia
Referencias
Angulo, Annuska, “Supervivencia Sonidera” en Revista de la Universidad de México, UNAM, México,
Octubre 2017 s/p, Consultado en https://www.revistadelauniversidad.mx/articles/40a134cf-eb6b-4a52-
ba03-19ec8e31179b/supervivencia-sonidera el 26 de Julio de 2018
Delgado, Mariana y Marco Ramírez Cornejo (Coord. ed.), Sonideros en las aceras, véngase la gozadera,
México, Tumbona Ediciones, 2012, 233 p., Consultado en http://www.tumbonaediciones.com/descargas/
SONIDEROS_EN_LAS_ACERAS-lo.pdf el 6 de julio de 2018
Lewis, Óscar, Antropología de la Pobreza: cinco familias, prólogo de Oliver La Farge, tr. de Emma Sánchez
Ramírez, México, Fondo de Cultura Económica, 1961, 302 p., Colección Antropología.
44 El samba: de música perseguida a símbolo nacional. (1888-1945)
1 En portugués, “furiosa invasión de sensaciones, la civilización más pujante de Brasil”. Verso de Mario de
Andrade que hace referencia al samba; está incluido en el poema “Carnaval Carioca” de 1929. En de Mario
Andrade, O Carnaval Carioca (Rio de Janeiro: Alberto Pucheu e Eduardo Guerreiro organização, 2011).
Laura Camila Linares Guzmán 45
RESUMEN
Pensar en Brasil y su cultura es evocar al carnaval de Río, fútbol, samba y a la gran
influencia africana que tiene el país. Entre el final del siglo XIX y la segunda mitad del XX se
desarrolló un proceso que desembocó en la concepción del samba como parte de la identidad
nacional brasileña, tanto en el exterior como a nivel nacional. El siguiente trabajo busca
analizar el vínculo entre el samba, la raza y la construcción de la identidad nacional en Brasil
entre 1888 y 1945. En este periodo hay una transformación en la visión peyorativa de la élite
de la cultura afrobrasileña a una urbanización y nacionalización del género desde 1920; en
paralelo, tiene lugar una reevaluación del lugar de lo afro en la nación. Este proceso tiene
como resultado la transformación del samba carioca en uno de los símbolos de la identidad
cultural nacional, hacia el final del llamado Estado Novo, en 1945. Alrededor de este fenómeno
histórico, cultural y social, cabe preguntarse: ¿Cómo el samba pasó de ser una música tachada
de “primitiva” a convertirse en símbolo de la identidad nacional brasileña? ¿Cómo se vinculan
los discursos raciales a la construcción de identidad nacional alrededor del samba?
Palabras claves: samba, raza, nacionalismo, cultura afrobrasileña, identidad, Brasil.
ABSTRACT
To think of Brazil and its culture is to evoke Rio’s carnival, soccer, samba and the huge
african influence it has. Between the end of the 19th century and the second half of the 20th
it became a process that led to the conception of the samba as part of the Brazilian national
identity, both abroad and nationally. The following work seeks the link between samba, race
and the construction of national identity in Brazil between 1888 and 1945. In this period
there is a transformation in the pejorative view of the elite of Afro-Brazilian culture to an
urbanization and nationalization of gender since 1920; in parallel to the reevaluation of the
Afro place in the nation. This process has resulted in the transformation of the Rio de Janeiro
samba into one of the symbols of national cultural identity, towards the end of the so-called
Estado Novo, in 1945. Around this historical, cultural and social phenomenon, it is worth
asking: How did samba go from being a music labeled as “primitive” to becoming a symbol
of Brazilian national identity? How are racial discourses linked to the construction of national
identity around samba?
Key Words: Samba, race, nationalism, Afro-brazilian culture, identity, Brazil.
46 El samba: de música perseguida a símbolo nacional. (1888-1945)
2 Richard Miller, «African Rhythms in Brazilian Popular Music: Tango Brasileiro, Maxixe and Choro», Luso-
Brazilian Review 48, n.o 1 (2011): 8-9., www.jstor.org/stable/41342566.
3 Boris Fausto, Historia concisa de Brasil (Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2003), 27.
4 John Charles Chasteen, «The prehistory of Samba: Carnival Dancing in Rio de Janeiro, 1840-1917», Journal
of Latin American Studies 28, n.o 1 (febrero de 1996): 35., www.jstor.org/stable/157986.
Laura Camila Linares Guzmán 47
en ambientes formales. Esto quiere decir que el mestizaje no implicó una superación de
las barreras raciales ni de la discriminación. Esta situación explica por qué hacia finales del
siglo XIX el lundú es relegado a las fiestas rurales y pobres en las ciudades. Empero, hay que
hacer una diferenciación entre la danza y la música, ya que esta última sí fue aceptada por la
sociedad brasileña. Muestra de esto es su presentación en teatros5, en especial en el estado de
Pernambuco, y secciones enteras de periódicos dedicadas a la escritura de letras del lundú6.
En este mismo periodo, hacia 1870, ocurre la crisis del café en Bahía, lo que produce
una ola de migración hacia el norte de Río de Janeiro. Allí el lundú se combina con ritmos
europeo; esta mezcla es posible porque ya en Portugal y en África se habían incluido ritmos
musicales de Europa oriental. Uno de los géneros que se destaca es la polka, que llega a
Brasil entre finales del siglo XIX y principios del XX e introduciendo elementos gramaticales
y melódicos propios de este ritmo bohemio, creando así un nuevo baile denominado maxixe,
el cual se mantuvo hasta 1920. Esta danza sigue perteneciendo, al igual que el lundú, a la
calle, e incluso es más controversial ya que sus movimientos son más provocativos y eróticos.
En este proceso Rio de Janeiro tiene un papel crucial, ya que en el centro de la ciudad
ocurre una urbanización rápida por liberatos y combatientes de la Guerra de los Canudos y
la Guerra del Paraguay. Todos estos migrantes son negros y mestizos pobres que se asientan
en los morros orientales, creando la primera favela carioca. Las favelas en Brasil son unos
asentamientos que se dieron en los cerros; allí se ubicaron los libertos y soldados de la
Guerra de los Canudos. Eran barrios pobres, hacinados y con mínimas condiciones de higiene,
y la mayoría de la población en estos sitios era obrera y afrodescendiente. Por el ambiente
popular que se vivía en estos lugares, en donde subsistían elementos de la cultura africana,
se compondrá una nueva forma musical descendiente de las batucadas, el maxixe, los ritmos
africanos y melodías brasileñas, llamada samba carioca.
Uno de los lugares centrales en la historia del samba carioca es la Plaza XI, un área
en Río de Janeiro que se consideraba una pequeña África. En este lugar se reunían varios
compositores quienes fueron los principales exponentes de la samba carioca, y es aquí donde
surgió Pelo Telefone, como producto de improvisaciones y creaciones colectivas entre diversos
músicos, entre ellos Donga, Pixinguinha, Sinhô, João da Baiana y Hilário Jovino. Es la primera
partitura de samba registrada en la Biblioteca Nacional, lo cual marca la transición entre el
maxixe y el nuevo género musical.
5 [s.a], «Theatro de Santa-Isabel», Diario de Pernambuco, 10 de marzo de 1885, Biblioteca Digital Nacional
do Brasil., 3.
6 [s.a], «Obras publicadas», Periodico dos Pobres, 10 de mayo de 1850, Biblioteca Digital Nacional do Brasil,
4.
48 El samba: de música perseguida a símbolo nacional. (1888-1945)
B. Políticas de “blanqueamiento”
y cultura de herencia africana
Desde finales del siglo XIX toma fuerza entre las élites brasileñas la idea del blanqueamiento,
tanto racial como cultural, por lo que la música popular de herencia africana es reprimida.
En esta época es creciente el impacto del darwinismo social y el racismo científico entre
esas élites. Estas teorías defienden la superioridad científica de la raza blanca; al tiempo,
argumentan que esa primacía racial blanca se ve puesta en peligro por el mestizaje, ya que
este conllevaría a la “degeneración racial” y la consecuente “muerte de la civilización”7. En
Brasil, el determinismo racial europeo se solapa con las creencias entre las clases dirigentes
sobre la raza . Así, los sectores dominantes defienden firmemente la “inferioridad innata”
de los no blancos8.
No obstante, las teorías racistas que llegan del Atlántico Norte constituyen una profunda
condena a la composición “racial” de la sociedad brasileña. Algunos pensadores brasileños,
a pesar de esto, consiguen escapar a las contradictorias implicaciones del racismo científico:
amplían su poder explicativo, desarrollando la tesis del blanqueamiento. En efecto, revisionistas
como Joao Batista Lacerda, director del Museo Nacional de Brasil, cuestiona la “poca fe” de
los racistas científicos en la “sangre blanca”. En caso de mestizaje racial, argumenta, los genes
blancos se impondrán; y si ese mestizaje se repite durante varias generaciones, el resultado
final sería una población “blanqueada”. De esta forma, la indeseada herencia indígena y africana
terminaría por desaparecer9. La tesis del blanqueamiento se compagina con la represión de
formas culturales de herencia africana. En términos de G. Andrews, se “declara la guerra a
la negritud”. Esas expresiones culturales, en efecto, son vistas por la mayoría de las élites
brasileñas como la antítesis de la civilización y la modernidad. Invocan, entonces, la dicotomía
entre civilización blanca y barbarie africana para reclamar su supresión. Esto se traduce en la
persecución policial de distintas expresiones vinculadas con el samba: las músicas populares
de herencia afro; las religiones como el candomblé bahiano y los bailes como la capoeira. A
la par, se intentan purgar los carnavales de cualquier elemento que recuerde al componente
afro, porque para las élites de fines del siglo XIX e inicios del XX, como dice Nina Rodrigues,
hay un “peligro permanente de volverse negros”10.
7 George Reid Andrews, «Brazilian Racial Democracy, 1900-1990. An American Counterpoint», Journal of
Contemporary History 31, n.o 3 (1996): 487, http://www.jstor.org/stable/261017. Ver también Max Hering,
«‘Raza’. Variables históricas», Revista de Estudios Sociales, 26 (2007).
8 George Reid Andrews, Afro-Latinoamérica 1800-2000, 1ra. ed. en español (Madrid: Iberoamericana
Editorial Vervuert, 2007), 187.
9 Andrews, «Brazilian Racial Democracy, 1900-1990. An American Counterpoint», 485-86.
10 Andrews, Afro-Latinoamérica 1800-2000, 197-206.
Laura Camila Linares Guzmán 49
Por tener la marca de la estética negra y ser una manifestación cultural de la clase
trabajadora, que expresaba su modo de vida y su visión del mundo, el samba carioca de la
Primera República fue duramente perseguido por la gran prensa y la policía.
A pesar de que hay un intento notable por negar las expresiones culturales no blancas y
todo lo concerniente a las poblaciones afrobrasileñas, pronto se verán los problemas de estas
políticas de blanqueamiento y su implementación. En materia económica hay consecuencias
negativas como el impacto en el mercado laboral. Las políticas de blanqueamiento que
hacia 1890 impulsaron la inmigración de europeos, a largo plazo, provocaron descontento
social. Tanto las clases medias como los trabajadores rechazan la competencia laboral que
implica la llegada de la población migrante europea. Los ciudadanos se quejan de que hay
favorecimiento por la mano de obra europea, lo que provoca revueltas populares y protestas
por el trabajo entre nativos e inmigrantes. Cuando los trabajadores migrantes empiezan a
difundir las doctrinas socialistas y anarquistas en una nueva forma de movilización social más
militante, incluso las élites y los dueños de empresas se vuelven en contra de la migración
europea. Para las décadas de 1920 y 1930, se hace evidente a nivel nacional el malestar en
contra de la inmigración blanca y la europeización que tanto promovieron los defensores del
blanqueamiento. Así, entre las clases medias la xenofobia se vuelve un elemento central de su
movilización política; esto es especialmente cierto para el estado de Sao Paulo, el más afectado
por la inmigración europea. Por otro lado, a pesar de los intensos esfuerzos por blanquear la
población, en la década de 1930 un 40% de la población sigue siendo afrodescendiente. En
11 «Reclamações», Correio da Manhã, s. f., 13 de febrero de 1902 edición, Biblioteca Digital Nacional do Brasil,
https://bndigital.bn.gov.br/exposicoes/ai-ai-ai-cem-anos-o-samba-faz/a-marginalizacao-do-samba/
50 El samba: de música perseguida a símbolo nacional. (1888-1945)
este marco, se hace cada vez más difícil seguir invisibilizando a este sector de la sociedad.
Estos inconvenientes demuestran que “el esfuerzo de transformar a Brasil en una sociedad
europea blanca en el trópico había fracasado”12.
1931 su ensayo Casa grande & senzala como solución a este problema. Según este autor la
sociedad brasileña tomó los mejores elementos de los portugueses y los africanos, excluyendo
el papel de los indígenas. Destaca la buena influencia de los portugueses, quienes eran los
más opcionados para colonizar las regiones tropicales; además agrega la buena salud, fuerza
y temperamento de los africanos desmitificando los estereotipos de naturaleza lasciva y
profana de los africanos, explicando que estas prácticas y actitudes no eran originarias de
estas poblaciones negras sino que son adaptaciones que ocurrieron en el nuevo continente y
responden al orden colonial. Describe unas relaciones poco violentas entre hacendados y negros
de las senzalas, en donde predomina un vínculo paternalista, así como frecuentes encuentros
sexuales14. En términos generales el lector queda con la sensación de una sociedad armónica
en donde los elementos de racismo están poco presentes. A pesar que los planteamientos
de la obra de Freyre no fueron materializados en políticas públicas de inclusión del elemento
negro sí calaron en los estudios científicos e intelectuales y, a pesar de ser muy criticada, no
puede ignorarse que tuvo y sigue teniendo repercusiones en el pensamiento brasileño. Como
bien lo expresa Dary Ribeiro en el prólogo de la obra mencionada, “todos nos convertimos en
más brasileños con su obra (..) Gilberto Freyre fundó Brasil en el plano cultural”15.
Por esto, en el exterior se tiene la imagen de Brasil como un país multirracial y multicultural
en donde los mulatos y negros son el elemento más característico de la sociedad brasileña.
Es de esta obra que se exporta el ideal de Brasil como un ejemplo de democracia racial en
oposición a la situación de segregación racial en EEUU propugnada por la ley de Jim Crow
de 1896. Sin embargo, según Andrews esta armonía entre la población afro y los blancos es
falsa16. Esta supuesta democracia racial en donde no hay exclusión fue usada por el gobierno
de Getulio Vargas pero no era compartida por los representantes de la comunidad afro. Sin
embargo, su opinión poca importancia tenía, ya que su voz estaba al margen del discurso
sobre la identidad nacional.
14 Gilberto Freyre, Casa grande y senzala: formación de la familia brasileña bajo el régimen de la economía
patriarcal, 2nda. ed. (Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1985).
15 Ribeiro, Dary, “Prólogo”, en Freyre, Casa grande y senzala: formación de la familia brasileña bajo el régimen
de la economía patriarcal, VI.
16 Andrews, «Brazilian Racial Democracy, 1900-1990. An American Counterpoint».
52 El samba: de música perseguida a símbolo nacional. (1888-1945)
17 Adalberto Paranhos, «Rasuras da História: samba, trabalho e Estado Novo no ensino de História», Revista
de História Hoje 6, n.o 11 (2017): 7-30., https://rhhj.anpuh.org/RHHJ/article/view/338/221.
18 Bryan McCann, Hello, Hello Brazil: popular music in the making of modern Brazil, 1ra. ed. (Durnham: Duke
University Press, 2004), 45.
19 McCann, 7.
20 Andrews, Afro-Latinoamérica 1800-2000, 272.
Laura Camila Linares Guzmán 53
popular. No obstante, los músicos de la “Estácio” suelen vender sus composiciones a artistas
y productores blancos, cuando no es reelaborada por los miembros del “Bando de Tangorás”,
un grupo músicos jóvenes originarios de barrios de mayoría blanca y con acceso a la radio21.
En este intercambio, entre músicos populares y jóvenes de clase media y productores
musicales, los músicos negros no son simplemente sujetos pasivos. Pixinguinha o Donga,
músicos afro centrales en el desarrollo del samba, lo demuestran: llegan a manipular a
periodistas blancos en su beneficio; además, la música les permite acceder a espacios
usualmente vedados para los negros. Es más, como dice M. Hertzman, en un medio pos
abolición, en el que cualquier riqueza acumulada por un negro es puesta bajo la lupa, vender
la música que uno hace es en sí un acto político. No obstante, Hertzman se aleja de una visión
benévola de estos intercambios entre élites y sectores populares. La profesionalización de
los músicos de samba, así como la comercialización de su música, favorece a un grupo de
bien conectados empresarios y músicos blancos. Hertzman cita el caso de la creación de las
“Utilidades públicas”, entidades encargadas de proteger los derechos de autor; tal institución
contribuye a subsumir a los sambistas afro en el multiétnico sector del entretenimiento
brasileño. Ese sector mantiene los prejuicios y exclusiones raciales en su epicentro -a través
de estereotipos sobre la autoría, por ejemplo-, haciendo de la música otra esfera más de la
sociedad brasileña donde los afro son discriminados22.
El éxito y la acogida del “Bando de Tangarés” de Noel Rosa está basado en su acceso
a la industria radiofónica. La radio, en efecto, es un escenario central para la consolidación
del samba. Para McCann, la nueva música popular que se forma entre 1920 y 1950 en Brasil
tiene como epicentro las emisoras de radio. A través de la radio, que llega a Brasil en 1922, el
samba de Rio de Janeiro se difunde por el país; es el medio a través del cual amplios sectores
entran en contacto con esa música23. Pero la radio es también un espacio de experimentación
y definición del género. Un caso paradigmático es el “Programa Casé”, creado en 1931 y
dirigido por Ademar Casé, precursor de la comercialización de la radio en Brasil. En la década
de 1930, este programa se convierte en el epicentro del desarrollo del samba. Al tiempo que
se dan notables innovaciones musicales –la aparición del samba do breque, por ejemplo-,
en el “Programa Casé” se afianza una comunidad de músicos sambistas. Igualmente, este
programa da un notable impulso a las transmisiones en vivo de samba; desfilan entonces por
sus micrófonos músicos como Lamartine Babo o Carmen Miranda. Todo esto marcado por
la naturaleza comercial del programa24. Se afianza así una música de origen afrobrasileño,
pero que es transformada para hacerla consumible –y aceptable- para un amplio público.
21 McCann, Hello, Hello Brazil: popular music in the making of modern Brazil, 49.
22 Marc A. Hertzman, Making Samba: a new history of race and music in Brazil, 1ra. ed. (Durnham: Duke
University Press, 2013), 10.
23 McCann, Hello, Hello Brazil: popular music in the making of modern Brazil, 6.
24 McCann, Hello, Hello Brazil: popular music…, 50-52.
54 El samba: de música perseguida a símbolo nacional. (1888-1945)
C. Vanguardias. Costumbrismo,
exportación, modernidad y lo primitivo
La reevaluación de lo africano y la definición del género se consignan también en el proceso
de nacionalización del samba, en donde encontramos un papel preponderante de lo “primitivo”
—de origen afrobrasileño—, en la medida en que se tomó al samba como una expresión típica y
exótica de la cultura e identidad nacional brasileña. Durante el período que abarca las décadas
de 1920 y 1930, el impulso por la construcción de una modernidad autóctona nacional es
hegemónico en Brasil y otros países latinoamericanos. El samba se suscribe en el proceso de
construcción de una nación moderna, junto a otras expresiones culturales consideradas como
típicamente brasileñas. Este apartado expondrá algunas aclaraciones conceptuales del proceso
que nos atañe, así como una respectiva ejemplificación al respecto, por medio de productos de
viajes culturales de intelectuales pertenecientes a las corrientes vanguardistas y costumbristas.
Por último, se expondrá también la relación entre estos viajes y los de exportación del género.
Aquel proceso de nacionalización del samba en las décadas de 1920 y 1930 es desarrollado
por Florencia Garramuño en su obra Modernidades Primitivas. Tango, samba y nación. En
lo que concierne a Brasil y el samba —ya que acude también a explicaciones paralelas y
similares con el caso del tango en Argentina—, pretende reevaluar la noción planteada por la
historiografía tradicional, que explica el proceso de nacionalización del samba, como parte de
un proyecto modernizador en que los caracteres “primitivos” —la rítmica africana en el samba—
son transformados en un género musical moderno, nacional y aceptado por las élites25. En
cambio, postula una combinación de sentidos entre lo moderno y lo primitivo, enfatizando en
el período ya mencionado —décadas de 1920 y 1930—. Esta se caracteriza por ser una época
de modernización en que, justamente, estos rasgos primitivos y exóticos son los que empiezan
a coincidir con una cultura típicamente brasileña.
Considera Garramuño que esta conjunción de conceptos puede presentar también una
contradicción que, sin embargo, provee de algunas ventajas conceptuales:
25 Florencia Garramuño, Modernidades primitivas: tango, samba y nación, 1ra. ed. (Buenos Aires: Fondo de
Cultura Económica, 2007).
Laura Camila Linares Guzmán 55
que se destaca una búsqueda de rasgos identitarios nacionales. Sin embargo, hay también
una deformación de las costumbres brasileñas, tanto en las letras del samba como en las
novelas, que demuestran algunos intentos de reflejar de una manera moderna aspectos
tradicionales de la sociedad brasileña, buscando así cierta semejanza o acercamiento a
modelos europeos de modernidad y de tradición nacional.
De nuevo es menester reiterar que este proceso no desembocó en una modernización
de formas musicales primitivas y exóticas. En cambio, confluyeron ambos aspectos en una
dependencia bidireccional. Como hemos mencionado, de manera directa o indirecta, la
influencia de ideas intelectuales del exterior, especialmente de Europa —aunque también
de Estados Unidos—, fue primordial en este proceso de aprendizaje de conocimientos
vanguardistas modernizadores; durante la década de 1920 encontramos a los mayores
exponentes de estos viajes culturales, en que los conocimientos pasaban desde Europa,
hacia los artistas e intelectuales brasileños, por sus viajes de estudio.
De naturaleza diferente a los procesos de intercambio de conocimientos intelectuales
entre los artistas y académicos brasileños con los del Atlántico Norte, pero de todos modos
fuertemente dependientes de los centros económicos y culturales mundiales, encontramos
los viajes de exportación del samba, que también se dieron a partir de 1920. Sin embargo,
ya no consistían en el paso de conocimientos europeos modernos que eran aprehendidos
por los intelectuales brasileños. En contraste, la exportación del samba hacia estos centros
de América del Norte y Europa, se caracteriza por ser un producto de la cultura nacional
brasileña, pero con cambios que hicieron que se acogieran a los esquemas del mercado de la
industria musical. En esta medida, podremos determinar, apoyados en el texto de Garramuño,
que los viajes de exportación son la culminación de un proceso cultural vanguardista, en
el que, en una primera instancia, se asimilan aspectos culturales europeos vanguardistas,
considerados como modernos y civilizatorios- mezclados con los primitivos afrobrasileños-;
y, en la segunda parte que culminaría el proceso, el samba se presentaría al mundo, como
ya lo hemos mencionado, como un producto de exportación de naturaleza comercial.
Esta canción expone la respuesta a varias críticas de la opinión pública por ser muy rica
y haber vuelto americanizada. Así pues, nos muestra que tras los viajes de exportación para
ella fue relevante mostrar que su identidad continúa siendo brasileña, además de que se
acentúa durante el viaje su sentido de pertenencia a Brasil. Sin embargo también Garramuño
indica que sus ritmos se vieron influenciados por el género samba-rumba estadounidense que
estaban desarrollando autores como Jimmy Mchugh y Al Dubin o de jazz. Y, de este modo,
encontramos que parte del proceso de modernización del samba comprende su inclusión en los
mercados internacionales, en un mundo comercial y económico en que el samba se convirtió
en un producto más de exportación, y a partir de este punto se conformaría como uno de los
principales aspectos culturales con que las personas en los demás países identificaron a Brasil.
Aunque el año en que Carmen Miranda interpreta esta canción se desfase de las fechas
que nos competen en este capítulo, muestra la culminación de este proceso de viajes culturales
que llevaron desde las vanguardias hasta los viajes de exportación del samba. Así, finalizamos
una breve exposición de algunos aspectos fundamentales del texto de Garramuño, con los
30 Rafael José De Menezes Bastos, «Brazil in France, 1922: An Anthropological Study of the Congenital
International Nexus of Popular Music», Latin American Music Review 29, n.o 1 (2008): 1-5., www.jstor.
org/stable/29739142.
31 Hertzman, Making Samba: a new history of race and music in Brazil, 106-10.
32
33 Rol que, a finales de la década de 1930, será asumido por Estados Unidos. En este sentido, Menezes
plantea que el contexto internacional es connatural al desarrollo del samba en la primera mitad del siglo.
En De Menezes Bastos, «Brazil in France, 1922: An Anthropological Study of the Congenital International
Nexus of Popular Music»., 2.
34 De Menezes Bastos, “Brazil in France, 1922: an…”.
Laura Camila Linares Guzmán 59
La reivindicación del samba como parte central de la cultura nacional es incentivada por
los ya mencionados crecientes intercambios entre élites y sectores populares. G. Freyre y S.
Buarque, si bien no son modernistas, son figuras centrales de la intelectualidad brasileña de
la primera mitad del siglo XX; ambos se acercan a la cultura popular y a sus representantes.
Freyre, en efecto, acude a conciertos que Pixinguinha da en la escena de la música popular de
Río; afirma que la música de este sambista encarna un Brasil auténtico y olvidado. La publicación
de Casa grande y senzala, además, impulsa una serie de reflexiones de diversos intelectuales
sobre la cultura popular. Estos intelectuales ven en el samba la expresión pura del folklore afro;
de ahí que jerarquicen la música popular, poniendo por encima de la “tergiversada” samba
comercial, esta samba “pura”. Marcados por las ideas de Freyre, estos intelectuales creen que
la hostilidad de las élites blancas hacia las expresiones culturales de herencia africana es una
actitud “anti brasileña” —más no la explotación de los afro, que muchos ven como inevitable36.
En la década de 1930 la intelectualidad no es la única en concebir el samba como una
expresión pura del folklore de herencia africana. Desde que inicia la intervención oficial en el
carnaval de Río de Janeiro (1932) –enmarcada tanto en la revaluación de la herencia cultural
africana como en la política cultural del gobierno de Getúlio Vargas-—el gobierno municipal
impulsa la idea de que el samba tiene su origen en el “morro”; es decir, en los barrios populares
de mayoría afro. A pesar de que, como dice B. McCann, tanto el “morro” como la “cidade” de
mayor presencia blanca contribuyen al desarrollo del samba, desde el gobierno de la ciudad se
impulsa esta mirada reduccionista. En efecto, en 1934, el concejo municipal de Río inaugura el
patrocinio estatal del carnaval; exige entonces que las mujeres que participen en las comparsas
deben ir vestidas de bahianas, una alusión explícita a los orígenes africanos del samba. Al igual,
les impone a las comparsas la representación de temas “nacionales”, al tiempo que prohíbe
el uso de instrumentos con los que se toca samba en la radio. Es decir que las comparsas se
limitan a representar el samba como una expresión folclórica, pura y no comercial, vinculada
a la esencia de la nación. Pero esto no es una mera imposición “desde arriba”; las escuelas
de samba, viendo en el patrocinio oficial un impulso a su labor, adoptan estas restricciones37.
Pero la vinculación del samba a la identidad nacional no es un proceso ajeno a los mismos
35 Saoulo Gouveia, «Private Patronage in Early Brazilian Modernism: Xenophobia and Internal Colonization
Coded in Mário de Andrade’s “Noturno de Belo Horizonte”», Luso-Brazilian Review 46, n.o 2 (2009): 19,
http://www.jstor.org/stable/25654827.
36 McCann, Hello, Hello Brazil: popular music in the making of modern Brazil, 52-65.
37 McCann, Hello, Hello Brazil: popular music...,55-60.
60 El samba: de música perseguida a símbolo nacional. (1888-1945)
músicos. En la década de 1930, sambistas como Lamartine Babo y Noel Rosa relacionan el
samba con la “brasileridad”. Como dice McCann, el samba es un escenario privilegiado para la
reformulación de la identidad nacional en esta década38. Lamartine Babo, por ejemplo, quien
resume en una composición la “Historia do Brasil”, subraya la esencia mestiza del país, al
tiempo que remonta la tradición del carnaval a los tiempos de la Colonia. Pero, quien mejor
expresa el vínculo entre samba y nacionalidad hasta fines de esta década, a decir de McCann,
es Noel Rosa. Para este músico, el samba es uno de los elementos que definen la “brasilidad”:
una de las “coisas nossas” de los brasileños. Rosa vincula samba, nacionalidad y “morro”; sin
embargo, lo hace desde una óptica distinta a la que se promueve desde el carnaval oficial.
En efecto, en sus canciones se reivindica la figura del “malandro” –el criminal glamuroso de
la favela, la mayoría de veces representado como afro- y se lo dignifica como defensor de
la identidad nacional39. Tan imbricados están la “brasilidad” y el samba, según Rosa, que el
primero vive literalmente de la segunda:
38 Bryan McCann, «Noel Rosa’s Nationalist Logic», Luso-Brazilian Review 38, n.o 1 (Verano de 2001): 5., www.
jstor.org/stable/3513674.
39 McCann, Hello, Hello Brazil: popular music in the making of modern Brazil, 62-65.
40 Noel Rosa, Noel Pela Primeira Vez - 229 Gravações De Noel Rosa Em Suas Versões Originail, CD, Velas
([s.l.], 2000), https://www.youtube.com/watch?v=SUdNt3EvMyw.
41 McCann, Hello, Hello Brazil: popular music in the making of modern Brazil, 70-75.
Laura Camila Linares Guzmán 61
45 Turino, «Nationalism and Latin American Music: Selected Case Studies and Theoretical Considerations»,
22-25.
46 Andrews, Afro-Latinoamérica 1800-2000, 270-77.
47 V.V.A.A., O Ciclo Vargas - Uma Visão Através Da Música Popular, CD, [s.e] (Brasil, 1983).
Laura Camila Linares Guzmán 63
nacional y este medio será un espacio para la exhibición de compositores de distintas regiones
del país. Uno de los programas más importante es “La hora de Brasil” que tenía la tarea de
ser un instrumento de divulgación cultural y turística del país y tuvo un peso relevante en
la construcción de una imagen del país Brasil en el exterior. La visión que tiene la élite del
samba es que es indecente, desarmónico y arrítmico, por lo que es necesario trabajar para
hacerlo más educado y social48. En esta transformación entrará la influencia de bandas
norteamericanas con arreglos de Jazz que desarrollan una técnica de orquestación que se
verá en el samba de años posteriores.
La burocracia oficial, en este marco, se inquieta por el uso de ritmos “sensuales” en el
samba y por su recurrente glorificación de la figura del “malandro”. En consecuencia, intenta
promover canciones que exalten el trabajo duro, la rectitud moral y el patriotismo.49 A la
par, a través del DIP, se impulsa la censura de la muy popular samba “malandro”, al exaltar
virtudes contrarias a las que el régimen varguista busca cultivar. Como vimos, el sambista
que más claramente expresa el vínculo entre samba e identidad nacional hasta fines de la
década de 1930, Noel Rosa, lo hace recurriendo a esa figura idealizada de los bajos mundos
del crimen. En consecuencia, se podría inscribir la censura del DIP dentro de lo que D.
Williams llama las “guerras culturales” que, entre 1930 y 1945, se dan alrededor del control
sobre los significados de la “brasileridad”50. Pero el Estado no siempre logra imponerse por
completo en estas “guerras”: la radio comercial sigue pasando sambas que no cumplen con
la ortodoxia del Estado Novo, mientras que canciones como la de Roland no tienen mucho
éxito entre el público51.
No obstante, a pesar de que las campañas de control sobre el samba no tienen el éxito
esperado, sí impulsan “expresiones [musicales] sancionadas y normalizadas”52. Tal es el caso
de el “samba exaltaçao”, que se convierte en la banda sonora del fervor nacionalista de los
años intermedios del Estado Novo. Al cerrársele el camino al samba “malandro”, los sambistas
deben expresar de otra forma el vínculo entre esta música y la nacionalidad. Surge entonces
un subgénero con arreglos orquestales grandilocuentes y abierto contenido nacionalista: el
“samba exaltaçao”. Su mayor cultor es Ary Barroso, para quien, en palabras de McCann, el
samba no es otra cosa que el “himno nacional” de Brasil. Barroso define el tipo de música
que se usa en estos años en las “fiestas de adiestramiento cívico”, festividades nacionalistas
48 Eduardo Vicente, A música popular sob o estado novo (1937-1945 (Sao Paulo: Universidade de Campinas
em Janeiro, 2006), 7, http://www.usp.br/nce/wcp/arq/textos/37.pdf.
49 Daryle Williams, Culture Wars in Brazil: the first Vargas regime, 1930-1945, 1ra. ed. (Durnham: Duke
University Press, 2001), 86.
50 Williams, Culture Wars in Brazil: the first Vargas regime, 1930-1945.
51 Turino, «Nationalism and Latin American Music: Selected Case Studies and Theoretical Considerations»,
22.
52 McCann, Hello, Hello Brazil: popular music in the making of modern Brazil, 5.
64 El samba: de música perseguida a símbolo nacional. (1888-1945)
En la música de Barroso, el aspecto afrobrasileño y popular del samba está limitado: este
compositor cree que la música de los barrios populares de mayoría afro es una “joya” que debe
ser trabajada y ennoblecida por alguien instruido para poder elevarla a la categoría de arte
nacional. Por otra parte, en el marco de la política del “Buen Vecino” con Estados Unidos, el
“samba exaltaçao” conoce gran éxito en el país del Norte. Este subgénero permite así promover
en el extranjero la imagen de Brasil como una “democracia racial”, donde se valora la herencia
cultural africana y reina la armonía racial54. Pero no hay que olvidar el “samba exaltaçao”
reduce lo afro a un pasado estático y folclórico, mientras que los afrobrasileños de carne y
hueso que viven esa época continúan siendo marginados, estereotipados y discriminados.
53 Ari Barroso, Aquarela do Brasil, Disco analógico, mono, 78 revoluciones, vol. 36651 (Nueva York:
Columbia, 1942), Música 137,12, Biblioteca Digital Nacional do Brasil, http://objdigital.bn.br/acervo_digital/
div_musica/pas_mus/1053213.mp3.
54 McCann, Hello, Hello Brazil: popular music in the making of modern Brazil, 65-80.
Laura Camila Linares Guzmán 65
Conclusión.
Vimos que el samba desde sus orígenes estuvo caracterizado por la convergencia
entre elementos africanos y europeos. En los tres periodos presentados anteriormente se
evidencia que el samba es el resultado del mestizaje físico y cultural que ocurrió en Brasil y
que la incorporación de este ritmo a la identidad brasileña, así como su paso a ser un género
oficial, también respondió a unos contextos políticos determinados. Por esto podemos decir
que el samba fue un punto de encuentro entre sectores opuestos que lo llevó a un proceso
de “blanqueamiento” del género. La modernización del género presente en el arte brasileño,
la exportación y aprobación desde Europa o con políticas estatales de censura que solo
permitían la circulación oficial del tipo de samba aprobado por el gobierno, es decir, “pulido”
por escuelas sambistas de blancos.
Son estas superposiciones las que posibilitaron la creación de un discurso nacional en
torno a una supuesta democracia racial que reivindica la herencia africana. Aquí, el papel del
Estado Novo de Getulio Vargas tiene un rol fundamental en la medida en que se encarga de
buscar elementos unificadores de la cultura brasileña que le sirvan de base para su gobierno
populista; logrando —aunque sea mediante medios restrictivos— una proliferación del género,
su exhibición en los carnavales de la calle y su exportación. Sin embargo -al igual que ocurre
con los indígenas en Perú y México- el afrodescendiente pasa a ser folclorizado en un discurso
en el que se destaca un pasado y cultura gloriosa, al tiempo que sigue siendo un personaje
discriminado que, aunque adquiere voz con el curso de los años, sigue ocupando lugares
marginales en la sociedad del siglo XX.
66 El samba: de música perseguida a símbolo nacional. (1888-1945)
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Laura Camila Linares Guzmán 67
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68 El samba: de música perseguida a símbolo nacional. (1888-1945)
INTRODUCCIÓN
En el presente artículo analizo el impacto del rock and roll en la sociedad tapatía durante
el periodo comprendido entre 1957-1960. Fue en ese En este lapsus lapso de tiempo que
la prensa local registró los debates en torno a los “ritmos modernos” o “música moderna”,
cuyos discursos desbordaron la dimensión estética-musical para reflexionar y opinar sobre
otros aspectos de la sociales sociales, políticos y culturales como la identidad nacional y los
valores morales. En este sentido, el rock and roll funciona aquí como punto de partida para
analizar el “proceso de modernización conflictiva”1, que tuvo lugar en la ciudad de Guadalajara
a partir del impulso del modelo político-económico conocido como desarrollismo, que inició
a finales de los años cuarenta y que se extendió hasta finales de los años sesenta.2
El fenómeno del rock and roll implica un análisis desde la dimensión musical, a partir
del problema de los usos y funciones que las músicas —como dirían los etnomusicólogos—
cumplen dentro de las sociedades y la cultura.3 Siguiendo algunos planteamientos de la
sociología del rock desarrollada por Simon Frith4, centré centraré la mirada en las interrogantes
que la opinión pública tapatía se hacía sobre la utilidad, el perjuicio y los valores de la “música
moderna”, y cómo a partir de sus esquemas valorativos elaboraron discursos en defensa de
la música clásica y de la música folklórica. En otras palabras, lo que muestro aquí es cómo
distintos actores elaboraron “juicios de valor” sobre el rock and roll o la música moderna,
1 Siguiendo a Jacques Le Goff, entiendo el proceso de modernización conflictiva como aquel “donde aún
involucrado sólo a un sector de la sociedad, la tendencia a lo moderno crea graves conflictos con las
tradiciones antiguas”. Véase Jacques Le Goff, Pensar la historia. Modernidad, presente, progreso (España:
Paidós, 2005), pp. 163-164.
2 Con este artículo pretendo aportar a los estudios historiográficos que se interesan por el impacto del rock
and roll en distintas sociedades. Específicamente para el caso mexicano, véase el trabajo de Eric Zolov,
Rebeldes con causa. La contracultura mexicana y la crisis del Estado patriarcal (México, D. F.: Norma, 2002).
3 Retomo los planteamientos del etnomusicólogo Alan P. Merriam, quien conceptualiza los usos y las
funciones de la música de la siguiente manera: “Cuando hablamos de los usos de la música, nos referimos
a las distintas maneras en que se emplea en la sociedad humana, a la práctica o al ejercicio habituales
de la música, ya sea como cosa en sí, o bien en relación con otras actividades […] La música se utiliza en
determinadas situaciones de las que se convierte en parte integrante, pero puede desempeñar o no una
función más profunda […] De ahí que ‘la utilización’ haga referencia a la situación en la que la música se
utiliza en la acción humana; ‘la función’ alude a los motivos de tal utilización y, en especial, al objetivo más
amplio al que sirve”. Véase Alan P. Merriam, “Usos y funciones”, en Las culturas musicales. Lecturas de
etnomusicología, coordinado por Francisco Cruces (Madrid: Editorial Trotta, 2001), pp. 276-277.
4 Simon Frith, “Hacia una estética de la música popular”, en Las culturas musicales. Lecturas de etnomusicología,
coordinado por Francisco Cruces (Madrid: Editorial Trotta, 2001), pp. 413-435.
70 Clásicos vs modernistas: rock and roll y modernización conflictiva en guadalajara, 1957-1960.
con miras a manipular y persuadir los gustos del público, especialmente de los jóvenes. Así, el
análisis de los discursos y de la argumentación sobre los ritmos modernos —las cuales, a decir
de Frith, ocurren dentro de marcos sociológicos generales—, permite observar las tensiones
producidas por el proceso de modernización.
5 Jaime Sánchez Susarrey e Ignacio Medina Sánchez, “Historia política, 1940-1975”, en Jalisco desde la
revolución, coordinado por Mario Aldana Rendón (Guadalajara, México: Universidad de Guadalajara, 1987),
p. 49.
6 Bogar Armando Escobar Hernández, Los nodos del poder. Ideología y cambio social en Guadalajara
(Guadalajara, México: Universidad de Guadalajara, 2004), p. 62.
7 Zolov, op. cit., p. XIX.
8 Jaime Sánchez Susarrey e Ignacio Medina Sánchez, op. cit., p. 56.
David Moreno Gaona 71
mexicano de la música en los años cincuenta —Peerles, Orfeón, Musart, RCA y CBS, estas
dos últimas de capital transnacional con subsidiarias establecidas en el Distrito Federal—
aprovecharon las condiciones del mercado para comenzar a distribuir novedades de canciones
extranjeras, aunque al mismo tiempo exportaban música mexicana en enormes cantidades
hacia Estados Unidos y otras partes del mundo.9 En Guadalajara, tiendas musicales como Casa
Lemus, Casa Wagner y discotecas Aguilar, pusieron a disposición del público los catálogos de
las principales disqueras, los cuales presentaban una gran conformados por una variedad de
géneros musicales. Por ejemplo, RCA-Víctor Mexicana publicó su catálogo en la prensa local a
finales de 1956, donde se anunciaban discos de cha-cha-chá, mambos, merengues, fox trots,
swing, boogie, blues y rock and roll. Artistas como Elvis Presley, Gloria Ríos y Pablo Beltrán
Ruiz aparecían como los principales promotores del rock and roll, dentro de una categoría
denominada “orquestas y conjuntos famosos”.10
Más allá de las tiendas de discos, el rock and roll comenzó a sonar en los circuitos
nocturnos, donde las orquestas interpretaban ritmos caribeños y norteamericanos para
el solaz de un público dancístico. El rock and roll se promovió bajo la etiqueta de “música
moderna” o “ritmo moderno”. Ambos términos, utilizados de manera indistinta, adquirieron
un carácter ambivalente en los discursos; en ellos se evidenciaba la posición ideológica de
diversos grupos sociales que experimentaban la transición hacia los tiempos modernos. En
este sentido, el lenguaje empleado en los discursos de la opinión pública tapatía, constituye
un reflejo de las imágenes sociales que la sociedad construyó en torno a la música moderna:
la mayoría de los sectores medios y altos asociaba al rock and roll con los valores modernos,
pero también hubo quienes lo asociaron con el desorden social, el socavamiento de la identidad
nacional y la crisis de los valores morales.
11 Para un análisis más amplio véase David Moreno Gaona, “Significados, usos y funciones de la música clásica
en Guadalajara, 1947-1960. Un análisis a partir de la historia social de la música”. Intersticios sociales: No
14 (7): pp. 300-315.
12 David Moreno Gaona, “Rockeros en tierra de mariachis: subculturas juveniles, espacios rocanroleros y vida
musical en Guadalajara, 1957-1971” (Tesis de grado, Universidad de Guadalajara, 2017), p. 53.
13 Por ejemplo, un anuncio publicado en la prensa invitaba al público a asistir a una Caravana Corona, donde
Olimpo Cárdenas aparecía como “el nuevo ídolo de la canción romántica”. Véase “Hoy se despiden de
Guadalajara”, El Informador, 28 de diciembre de 1958, p. 6.
David Moreno Gaona 73
Clásicos vs modernistas: o la
defensa de la “buena música”
A medida que el rock and roll llegaba a más sectores sociales, los juicios de valor en torno
a su utilidad se complejizaban y diversificaban. Sobre todo, los defensores de la música
clásica se mostraron hostiles frente a con el nuevo ritmo. En gran medida, la publicidad de
películas que usaban al rock and roll como parte de su trama musical, contribuyó a alimentar
ell debate entre la música clásica y la música moderna. Por ejemplo, el filme Locos peligrosos
(1957), con German con “Tin-Tan” Valdez y Luis Aguilar en el reparto, se anunciaba como
una “Controversia musical de Clásicos vs. Modernistas”. Una breve reseña del argumento
señalaba lo siguiente: “¿Beethoven o Presley? ¿Usted de quién es partidario? Músicos clásicos
contra modernistas desatados será el argumento de esta súper-comedia musical”.16 Por su
parte, Al compás del reloj (1957), con Bill Haley, prometía ser una “¡soberbia demostración
del más alocado y alegre de los ritmos modernos, el Rock and Roll!”.17 Así En este sentido,
el rock and roll se posicionó convirtió en el centro de los conflictos donde se expresaban las
tensiones entre lo moderno y lo antiguo.
Para los sectores más conservadores la La ruptura con el pasado musical,con lo antiguo,
constituía una amenaza a los valores no sólo estéticos —al buen gusto—, sino también a la
idea hegemónica de la identidad nacional. En un contexto de creciente aceptación del modo
americano de vida, el rock and roll se convirtió en el chivo expiatorio mediante el cual se
expresó un enconado desprecio por la cultura norteamericana. Por ejemplo, un columnista
que escribió para El Informador, hacía notar que ante los embates de la modernidad era
necesario un redescubrimiento de la mexicanidad:
Nuestros hermanos de sangre y de raza que residen en California, lejos de olvidarse de la
patria de sus antepasados están realizando la proeza de mexicanizar a los ciudadanos de los
Estados Unidos. Me permito [sugerir] que nos envíen a esos milagrosos mexicanizadores porque
los estamos necesitando mucho en nuestro país. Ya la capital tiene aspectos cosmopolitas;
miles de rótulos están escritos en inglés; las tonadas más populares son las del país vecino;
en los cabarets se baila el “rock and roll”; por todas partes se ven muchachas que afean su
hermosura con la mueca de la masticación del chicle… No importamos de los Estados Unidos
la devoción del trabajo, la multiplicación de las escuelas, las virtudes cívicas ni demás cosas
excelentes: lo que traemos es aquello que está desnaturalizando nuestra personalidad […]
Al hablar de remexicanización, lo que deseo es fortalecer el espíritu, volver a las tradiciones
venerables, ser otra vez nosotros mismos.18
Al hablar de una “remexicanización” y al apelar a una vuelta a “las tradiciones venerables”,
el discurso expresaba una sensación de crisis de identidad, en la que el rock and roll aparecía
como uno de los elementos culpables de la ruptura con el pasado. Con miras a revertir esa
amenaza de ruptura, los partidarios de lo antiguo propusieron acciones concretas para erradicar
el gusto por la música moderna y en su lugar promover el gusto por la música clásica. Por
ejemplo, un articulista escribió para El Informador acerca de la función que las artes elevadas
debían cumplir socialmente:
¿Existe en el alma de nuestra juventud una corriente que la lleve al pensar filosófico, a la
investigación científica, al virtuosismo musical, a la creación artística y en fin a la contemplación
desinteresada del universo? […] si en el alma de los jóvenes ardiese la llama de algún ideal o
si estuvieran contagiados de poesía y música; si les fuera posible el supremo goce consistente
de la contemplación desinteresada, o si cultivasen algo que llenara sus cabezas, entonces
no, no podrían conducirse como lo hacen al organizarse en pandillas malhechoras. Por algo
los griegos comenzaban la educación del niño con la música y la poesía. Sólo estas afinan el
alma de tal modo que se evite la brutalidad.19
La alarma provocada por los recientes casos de delincuencia juvenil,juvenil propició
una serie de acciones concretas enfocadas al refuerzo de los valores morales de la juventud.
Esas acciones se llevaron a cabo de forma más notoria en el ámbito de la cultura; ya que
especialmente, las élites consideraban que por medio de la música clásica —como una
manifestación del arte puro y elevado— podrían contrarrestar los efectos negativos de la
modernidad, encarnados en el rock and roll. En este sentido, se pensaba que cultivar en la
juventud el gusto por la buena música ayudaría a reforzar los valores morales. A Para fines de
1958, la asociación Conciertos Guadalajara exhortaba públicamente por medio de la prensa
a “las diversas escuelas de la ciudad para que inviten a sus alumnos a concurrir al Ensayo
General de los Conciertos Reglamentarios en forma totalmente gratuita, para dar a conocer
a los jóvenes estudiantes las grandes obras musicales”.20
Por otra parte, los defensores de la “buena música” lanzaron fuertes críticas a las
radiodifusoras y televisoras locales que programaban rock and roll. En una nota publicada
en El Informador, un articulista opinaba que la radio debía cumplir una función social y de
compromiso con la elevación de la cultura estética, como la BBC de Londres a la que consideraba
“la radiodifusora de mejor calidad en el plano internacional”. En México, continuaba la nota:
preparado para dar patadas y puntapiés […] Tampoco cabe duda de que la juventud
de hoy, hecha al tono de la “música” con que la distraen, será necesariamente una
juventud frívola, hueca y desesperada de su propio vacío, ya que, a pesar de todo
lo rebelde que pueda ser, no puede dejar de experimentar urgencias humanas […]
Las radiodifusoras parecen, quién sabe por qué, comprometidas en esa labor de
frivolización y ahuecamiento espiritual del pueblo […] 21
las direcciones: desde el presente, cancelaba los vínculos con el pasado a partir del rechazo
de los valores y de las tradiciones, y con el futuro frenando la consumación del anhelado
proceso civilizatorio. Lejos de convertir a Guadalajara en una ciudad civilizada, el rock and
roll la convertiría en un “gran bestiario”.
23 Aída Urzúa Orozco y Gilberto Hernández Z., Jalisco, testimonio de sus gobernantes, 1940-1959 (Guadalajara,
México: UNED-Gobierno del Estado de Jalisco, 1989), T. IV, pp. 975-976.
78 Clásicos vs modernistas: rock and roll y modernización conflictiva en guadalajara, 1957-1960.
Zona Militar; y un bailable del Jarabe Tapatío por Alumnos de las Escuelas del Departamento
Cultural del Estado.24
Las políticas culturales impulsadas por el régimen,régimen concibieron el entretenimiento
como una actividad de esparcimiento estrechamente ligada a una función didáctica, enfocada
al refuerzo de los valores cívicos y la conservación de las tradiciones. En un contexto en que
los símbolos nacionalistas se veían amenazados por la creciente propagación de valores
modernos, los Festivales Agua Azul significaron un canal por medio del cual se podían
contrarrestar esos embates de la modernidad. En el programa presentado el 2 de agosto de
1959, además de privilegiar la música folklórica y los bailes regionales, los organizadores
lanzaron una invitación a través de la prensa para que “las Damas que concurran al Festival
luzcan el tradicional Rebozo Mexicano”.25
Sin embargo, a pesar de las presiones por parte de los defensores de la “buena música”,
el régimen cedió ante el avance de las manifestaciones juveniles modernas. Fue durante el
sexenio de Juan Gil Preciado (1959-1965), cuyo programa político se caracterizó más por el
impulso al turismo que a la elevación cultural y moral de la sociedad —como lo había hecho
Agustín Yáñez—, cuando el rock and roll comenzó a incluirse dentro de los programas oficiales.
Por ejemplo, el 30 de julio de 1960, El Informador anunciaba a Los Gibson Boys como un
conjunto novedoso dentro del programa de los Festivales Agua Azul:
Filmar una película en Jalisco, con sus principales escenas en Guadalajara; que den a
conocer los adelantos logrados en esta Entidad Federativa, y exaltando sus valores artísticos,
lo cual coincide con los deseos del ejecutivo de mi cargo al declarar el presente año “Año de
la Música Jalisciense” […] Todo el apoyo a los elementos artísticos, para realizar una gran
película a colores, y que indiscutiblemente servirá para dar realce al adelanto urbanístico y
de nuestros valores artísticos.31
En otro telegrama fechado el 8 de noviembre de 1963, agregaba que se dieran a conocer
otros aspectos como “bellezas, pujanza económica, cultura y folklor Jalisco, enmarcando
principalmente escenas en esta ciudad”.32 Guadalajara en verano formaría parte de las
estrategias turísticas impulsadas por el régimen, cuya finalidad era la proyección de una
imagen moderna de la ciudad hacia el exterior, aunque explotaba elementos tradicionales y
folklóricos. En este sentido, la película constituyó una metáfora de los tiempos modernos; a
lo largo de la trama, la modernización de la ciudad se entreteje con la idea de una identidad
nacional que aún dependía de los símbolos nacionalistas y las tradiciones que representaban
la esencia de la cultura jalisciense. Por ejemplo, el filme inicia con el tema “Guadalajara” de
Pepe Guízar, adaptado al jazz por el conjunto orquestal de Jorge Bracho.33
Asimismo, la finalidad de la película era mostrar una imagen amistosa entre Guadalajara
y Estados Unidos. En una escena, uno de los estudiantes que había llegado a la ciudad para
realizar un curso de verano junto con otros compañeros, pronuncia un discurso de despedida
haciendo énfasis en esa cuestión: “el profesor ha dicho que este país nos ha entregado su
corazón; yo quiero decirles que todos nosotros estamos dejando nuestros corazones aquí,
en su país, y ahorita nosotros somos parte de su país”.34 De hecho, aunque a lo largo del
filme se da realce al folklor y las tradiciones jaliscienses, el rocanrol aparece como parte del
intercambio de bienes simbólicos entre la juventud tapatía y la norteamericana. En una escena
desarrollada en las playas de Tenacatita, los jóvenes que protagonizan la película bailan al
compás de los ritmos modernos; en este sentido, el rocanrol es representado como un agente
modernizante e inofensivo, circunscrito al simple entretenimiento juvenil.
Conclusiones
El objetivo de este artículo ha sido el de analizar el impacto del rock and roll en la sociedad
tapatía durante el periodo de 1957-1960, a través de los juicios de valor expresados por diversos
actores sociales en la prensa local. Siguiendo algunos de los planteamientos de la sociología de
la música, de la etnomusicología y de la historiografía interesada en el impacto social del rock
and roll, analicé los discursos valorativos con relación a marcos socioculturales más amplios
afectados por procesos conflictivos como la modernización. El análisis de las valoraciones
estéticas y utilitarias sobre el rock and roll, me permitió observar las transformaciones a las
que se enfrentó la sociedad tapatía tras el impulso del desarrollismo; si bien se trataba de
una política enfocada al crecimiento industrial y económico, aquí mi análisis interés se centró
en la reconstitución de sus implicaciones culturales y musicales. Por otra parte, el hecho de
explorar las complejas relaciones entre el rock and roll, la música popular, la música clásica,
los sectores conservadores y las políticas culturales, constituyó una ventana a otra faceta
de los estudios sobre rock. Aquí la intención fue analizar el fenómeno del rock and roll no
como un campo autónomo, ni como un estilo musical utilizado por la juventud para crear
comunidades separadas del mundo adulto, sino más bien como un espacio social donde la
producción de significados y sentidos musicales, al decir de Simon Frith, ocurre a partir de la
intervención de múltiples actores sociales que emiten juicios de valor vinculados a los usos
y funciones de la música. En este sentido, el rock and roll debe entenderse como un espacio
de intersección, de encuentros y desencuentros, durante el periodo estudiado.
82 Clásicos vs modernistas: rock and roll y modernización conflictiva en guadalajara, 1957-1960.
Bibliografía
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Fuentes secundarias
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