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Atendiendo a la fisiología del dolor y a los distintos mecanismo neurofisiológicos que lo

originan, se definen dos tipos distintos de dolor: el nociceptivo y el neuropático, que de


hecho representan los dos extremos de un abanico de sensaciones integradas en el
SNC.

• Dolor nociceptivo: también denominado «dolor normal», aparece en todos los


individuos y se produce por un daño somático o visceral, donde el tejido neural no está
afectado. El dolor Somático está producido por la activación de los nociceptores de la
piel, los huesos y las partes blandas.

•Dolor neuropático (no nociceptivo): llamado también <anómalo» o


«patológico», aparece en una minoría de individuos y es el resultado de una lesión o
enfermedad del sistema nervioso periférico o del SNC.

El sistema nociceptivo se comporta de forma anómala, existiendo una falta total de


relación causal entre lesión tisular y dolor no hay un daño demostrable en los tejidos
inervados por la estructura nerviosa disfuncional.

En muchas ocasiones, estos lugares de generación de impulsos anómalos presentan


una capacidad de despolarización espontánea, lo que se traduce en dolor no
dependiente de un estimulo.

Una de sus características más típicas, patognomónica, es la existencia de alodinia:


aparición de dolor frente a estímulos que habitualmente no son dolorosos (el simple
roce de las sábanas), en la exploración es frecuente que se descubra un déficit
sensitivo en el territorio del dolor, lo que traduce una alteración de la conducción
nerviosa.

El nervio afectado presenta igualmente una elevada mecanosensibilidad, son ejemplos


de dolor neuropático las monorradiculopatías, la neuralgia del trigémino, la neuralgia
postherpética, el dolor del miembro fantasma, el síndrome de dolor regional complejo y
distintas neuropatías periféricas, así como las secuelas de pacientes que han sufrido
un daño cerebral sobrevenido y que presenten una afectación talámica.

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