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UNIVERSIDAD ICEL ERMITA

PROCESO DE ENFERMERIA CON EL MODELO DE VIRGINIA HENDERSON APLICADO A UNA


PERSONA CON ESQUIZOFRENIA PARANOIDE.

Gómez Portilla Luis Gustavo


ID: P000057418

ALFREDO MACLOVIO JUAREZ.


PROFESOR DE CAMPO

CIUDAD DE MÉXICO A AGOSTO DE 2023


Índice

1. Introducción.
2. Justificación.
3. Objetivo general.
3.1.1 Objetivo de conocimiento.
3.1.2 Objetivo de habilidades.
4. Metodología.
5. Marco teórico.
5.1.1 Patología.
5.1.2 Definición de la patología.
5.1.3 Epidemiologia.
5.1.4 Etiología.
5.1.5 Cuadro clínico.
5.1.6 Diagnostico.
6. Tratamiento.
6.1.1 Farmacológico.
6.1.2 No farmacológico.
7. Complicaciones.
8. Educación para la salud.
9. Historia natural de la enfermedad.
10. Proceso enfermero.
11. Etapas 5
12. Modelo teórico.
13. Bibliografía de la teórica.
14. Teoría.
15. Meta paradigmas.
15.1.1 Bibliografía de la teórica.
16. Desarrollo del proceso enfermero.
16.1.1 Ficha de identificación
16.1.2 Instrumento de valoración.
16.1.3 Antecedentes patológicos personales.
16.1.4 Antecedentes heredo familiares.
16.1.5 Padecimiento actual.
16.1.6 Exploración física.
16.1.7 Jerarquización de necesidades.
16.1.8 Planes de cuidado “5”
16.1.9 Plan de alta.
16.1.10 Anexos.
16.1.11 Referencias bibliográficas.
1. Introducción.

La enfermería es una de las muchas disciplinas más humanas y satisfactorias que vamos
a conocer en nuestra existencia, durante todo el tiempo en el que la enfermería empezó
a nacer vimos a distintas personas sacrificar su salud mental, salud física, salud social
por mejorar la de otros, durante la evolución de esta misma nos basaremos en distintos
modelos teóricos que fueron evolucionando y mejorando ciertos aspectos que al inicio
no eran tan relevantes o de gran importancia hasta que se presentaron dichos
acontecimientos y necesidades.

El profesional de enfermería deberá adaptarse, acoplarse, enriquecerse y tener el interés


en mejorar la salud de la sociedad, en este proceso de atención enfermería (PAE) se
verán remarcados algunos puntos como son el entorno de nuestro paciente, la parte
biopsicosocial, familiar y necesidades básicas del ser humano: Subsistencia, protección,
afecto, entendimiento, participación, ocio, creación, identidad, ventilación, luz, comida
nutritiva y ejercicio.
La esquizofrenia es una enfermedad mental compleja que tiene un impacto significativo
en el individuo y sus familias. El riesgo a lo largo de la vida de sufrir esquizofrenia es
aproximadamente del 1% y típicamente se manifiesta en la edad adulta temprana. La
Secretaría de Salud estima que en México esta enfermedad afecta actualmente a más
de un millón de personas.
En este caso clínico hablaremos de la “Esquizofrenia paranoide”, esquizofrenia afecta no
solo al individuo que la padece sino a su medio ambiente familiar, incapacitando a su vez
al familiar cuidador, el que de por vida tiene que dedicarse a la atención del enfermo,
especialmente durante las etapas de crisis, en el 50 % de los casos se hace necesaria
la hospitalización del paciente, el cual evoluciona en forma crónica con un deterioro
progresivo de todas sus capacidades, lo que provoca un elevado costo directo por la
atención médica y paramédica, e indirecto por lo que dejan de producir pacientes y
familiares cuidadores, más un costo intangible relacionado con el sufrimiento que
produce en el paciente, en familiares, amigos y en la sociedad en general.
Se han desarrollado varios métodos para describir y clasificar los múltiples síntomas de
la esquizofrenia. Tradicionalmente se ha considerado un tipo de “psicosis”, pero la
definición de psicosis resulta vaga. Las definiciones anteriores hacían hincapié en la
experiencia psicológica subjetiva e interna y definían la psicosis como un “deterioro en
la prueba de realidad”. Recientemente, la psicosis se ha definido objetiva y
operacionalmente como la presencia de alucinaciones e ideas delirantes.

Los síntomas positivos, que incluyen las alucinaciones, las ideas delirantes, un notable
trastorno formal positivo del pensamiento (puesto de manifiesto por una considerable
incoherencia, descarrilamiento, tangencialidad o falta de lógica) y un comportamiento
extravagante o desorganizado reflejan una distorsión o exageración de funciones que
están normalmente presentes. Por ejemplo, las alucinaciones son una distorsión o
exageración de la función de los sistemas perceptuales del cerebro: la persona
experimenta una percepción en ausencia de un estímulo externo.

Los síntomas negativos suponen una deficiencia en la actividad mental que normalmente
está presente. Por ejemplo, algunos pacientes muestran alogia (es decir, una notable
pobreza de lenguaje o del contenido del lenguaje). Otros presentan aplanamiento
afectivo, anhedonia/asocialidad (incapacidad de experimentar placer, pocos contactos
sociales), abulia/apatía (falta de persistencia en el trabajo o en la escuela) y deterioro
atencional. Estos síntomas negativos o deficitarios no sólo son complicados de tratar y
responden menos a los fármacos neurolépticos, en comparación con los síntomas
positivos, sino que son más destructivos porque dejan al paciente inerte y desmotivado.
Es posible que el paciente esquizofrénico con notables síntomas negativos mejore su
ejecución bajo supervisión, pero no puede mantenerla cuando esta deja de prestarse.

Según la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) en su 10ma ed., Capítulo V


referido a los trastornos mentales se clasifica fundamentalmente en:

• Esquizofrenia paranoide.
• Esquizofrenia hebefrenica.
• Esquizofrenia catatónica.
• Esquizofrenia indiferenciada.
• Esquizofrenia simple.
• Esquizofrenia residual.
• Esquizofrenia sin especificación.

Esquizofrenia paranoide: es el tipo de esquizofrenia más frecuente en la mayor parte del


mundo donde predominan los delirios relativamente estables, a menudo de tipo
paranoide, los cuales se acompañan habitualmente de alucinaciones, especialmente del
tipo auditivo, y de perturbaciones de la percepción. No hay perturbaciones del afecto, ni
de la volición, ni del lenguaje, como tampoco síntomas catatónicos, o bien esta
sintomatología es relativamente poco notoria.

Las ideas delirantes y alucinaciones paranoides más características son las siguientes:

• Ideas delirantes de persecución, de referencia, de celos, genealógicas, de tener


una misión especial o de transformación corporal.
• Voces alucinatorias que increpan al enfermo dándole órdenes, o alucinaciones
auditivas sin contenido verbal, por ejemplo, silbidos, risas o murmullos.
• Alucinaciones olfatorias, gustatorias, sexuales o de otro tipo de sensaciones
corporales, pueden presentarse también alucinaciones visuales, pero rara vez
dominan.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Psiquiatría, Ramón de la Fuente, en la población


mexicana existen: 7% de personas con depresión; 1.6% con Trastorno Bipolar; 1% de
personas con esquizofrenia; más del 1% con Trastorno Obsesivo Compulsivo; 7% con
trastorno de angustia y pánico.
2. Justificación.
Es importante que el personal de enfermería conozca las diversas variables de la
esquizofrenia ya que cada una tendrá su forma de manejarlo, interacciones, cuidados,
intervenciones (NIC), escalas y patrones ya que algunas nos van a dar indicaciones
positivas sobre la superación de la misma o el inicio de una nueva etapa de esquizofrenia.
Es importante aclarar que no hay una forma de prevenir o predecir si una persona tendrá
esquizofrenia en un futuro, sin embargo, la esquizofrenia tiene varios tratamientos de
terapia psicosocial y fármacos que se van tener que manejar de por vida incluso cuando
los síntomas de la esquizofrenia desaparezcan, en algunos casos se recomienda la
internación, por lo general, un psiquiatra con experiencia en esquizofrenia guía el
tratamiento, el equipo de tratamiento también puede incluir un psicólogo, un asistente
social, personal de enfermería psiquiátrica y posiblemente, un encargado del caso para
coordinar la atención.
Los medicamentos son la base del tratamiento de la esquizofrenia; los antipsicóticos son
los que se recetan con más frecuencia. Estos medicamentos controlan los síntomas al
actuar sobre la dopamina, un neurotransmisor cerebral.
Actualmente la esquizofrenia se trata fundamentalmente con determinados
medicamentos, denominados neurolépticos o antipsicóticos, que tienen la capacidad de
corregir desequilibrios de los neurotransmisores.

Se diferencian dos tipos de antipsicóticos: los clásicos (como la clorpromazina, el


haloperidol o la tioridazina) y otros más recientes que se llaman neurolépticos atípicos
(clozapina, risperidona, olanzapina, ziprasidona o quetiapina). Estos últimos tienen la
ventaja de producir menos efectos secundarios.

En casos muy concretos como la escasa respuesta al tratamiento con medicamentos,


con grave riesgo de suicidio o agresión hacia otros, en el subtipo de esquizofrenia
catatónica puede estar indicado el tratamiento con electroshock.

La terapia psicosocial está destinada a que el paciente esté ocupado y activo.


3. Objetivo
De conocimientos.
El objetivo del tratamiento con antipsicóticos es controlar los signos y síntomas de
manera eficaz con la dosis más baja posible. El psiquiatra puede probar diferentes
medicamentos, distintas dosis o combinaciones con el correr del tiempo a fin de lograr el
resultado deseado, otros medicamentos, como los antidepresivos y los ansiolíticos,
también pueden resultar útiles (pueden pasar varias semanas hasta observar la mejora
de los síntomas).

Es posible que las personas que sufren de esquizofrenia se nieguen a tomar los
medicamentos para tratar esta enfermedad, ya que pueden provocar efectos secundarios
graves, la voluntad de cooperar con el tratamiento puede incidir en el medicamento que
se receta, por ejemplo, alguien que se resiste a tomar medicamentos constantemente
quizás necesite inyecciones en lugar de comprimidos.

Se realizó un estudio analítico correlacional, con el diseño observacional transversal. La


población objeto de este estudio estuvo comprendida por todos los pacientes
diagnosticados de esquizofrenia, que estaban en la fase de estabilización o fase estable
de la enfermedad y que visitaron el servicio de consulta externa del Hospital Hermilio
Valdizan durante los años 2011 y 2012.

El total de casos atendidos durante el año 2011 fue 10 367 pacientes. La muestra estuvo
conformada por 136 pacientes diagnosticados, los cuales fueron distribuidos en grupos
de 34. Se diseñó el consentimiento informado en forma clara y sencilla, junto con la
explicación respectiva para el paciente y su familiar acompañante. Los criterios de
inclusion fueron:

• Pacientes con diagnóstico de esquizofrenia, según criterios de la Clasificación


Internacional de Enfermedades (CIE 10).
• Dar su consentimiento a la participación en el estudio de manera voluntaria. De
no poder hacerlo, se pedía el consentimiento del apoderado.
De habilidades.

▪ Saber el momento en el que el personal de enfermería tiene que ejecutar las


intervenciones necesarias antes planeadas para resolver las necesidades del
paciente y así mismo prevenir alguna complicación al momento de la intervención.
▪ Claudicar con el paciente sobre las intervenciones que se le llevaran acabo, en
caso de que la verbalización con el paciente sea deficiente se hablara sobre los
procedimientos con los familiares.
▪ Estructurar diagnósticos de enfermería basados en las necesidades reales,
potenciales y de bienestar apegado a las necesidades del paciente considerando
el modelo teórico establecido.
▪ Tener en todo momento presente la acción esencial para la seguridad del paciente
número 2, 7 y 8.

4. Metodología.

La población de estudio fue clasificada en cuatro grupos: menos de un año de


enfermedad, de uno a cinco años, de seis a diez años de enfermedad y más de 10 años.
Los pacientes fueron evaluados mediante entrevista clínica y un protocolo que incluía las
siguientes escalas: La escala breve de evaluación del funcionamiento (FAST) y la escala
breve de evaluación psiquiátrica (BPRS). Se obtuvo el manual para la aplicación de la
Escala Fast y el permiso de sus autores. Se solicitó la autorización del hospital para
ejecutar las entrevistas y la aprobación del comité de ética para la respectiva autorización
del estudio.

El procesamiento y análisis estadístico de los datos se realizó por medio del programa
estadístico SPSS versión 21. El análisis univariado de las variables socio-demográficas
y clínicas se hizo a través de tablas de distribución de frecuencias, con sus respectivos
gráficos de barras y sectores para las variables cualitativas. Para las variables
cuantitativas, fue por medio de medias y desviación estándar.

El análisis bivariado se realizó relacionando, en tablas de contingencia, la variable


funcionamiento con la variable sexo, por medio de la prueba t de student para muestras
independientes. Las variables edad y años de estudio fueron categorizadas, y junto con
la variable tiempo de enfermedad se relacionaron con el funcionamiento por medio de la
prueba de Kruskal-Wallis. Cuando se halló diferencia estadísticamente significativa con
esta prueba, se realizó la comparación pareada por medio de la prueba U de Mann-
Whitney. La variable ocupación se relacionó con el funcionamiento por medio de la
prueba U de Mann-Whitney. Para correlacionar el funcionamiento de los pacientes con
los síntomas psicóticos se aplicó la correlación de Spearman. Para la elección de las
pruebas antes mencionadas primero se tuvo que determinar la distribución normal de los
datos por medio de las pruebas Kolmogorov-Smirnov y Shapiro-Wilk.

Se trabajó todas las pruebas a un nivel de significancia del 5%, excepto la prueba de
correlación, que fue trabajada al 1%.

La edad al momento del diagnóstico fue 21,1 ± 6,6 DE años, con una edad mínima de
12 y de máximo 45 años. El puntaje obtenido en la escala de BPRS fue de un mínimo de
3 y un máximo de 53, con media de 29 ± 9,2 DE. El puntaje obtenido con la escala FAST
fue de un mínimo de 29 y un máximo de 75, con media de 56,6 ± 10,6 DE. La tabla 1
muestra las características sociodemográficas; se observa que la edad mínima fue 15
años y la máxima 69. Los años de estudio mínimo fueron de 1 año y máximo de 20 años.
Cuando se comparó el valor del funcionamiento con sexo y ocupación (pruebas
estadísticas t de student y U de Mann Whitney, respectivamente) y con las variables edad
y años de estudio (las cuales fueron categorizadas) por medio de la prueba de Kruskal-
Wallis, se encontró relación estadísticamente significativa con todas ellas, excepto con
la ocupación (p= 0,493). En cuanto al sexo, los varones presentaron menor valor en la
escala FAST que las mujeres (p=0,002). La comparación por pares de los grupos de
edad y años de estudio se realizó con la prueba U de Mann-Whitney, encontrándose que
el grupo etario de 46 a 70 años presentó un mayor valor en la escala FAST respecto a
los otros grupos (p<0,001), mientras que el nivel de estudios primario mostró un mayor
valor en la escala FAST que los otros niveles (p<0,05).

Se estableció la correlación entre el tiempo de enfermedad y el valor del funcionamiento,


entre los cuatro grupos etarios. Se observó diferencia significativa en el grupo de menos
de 1 año de enfermedad (p<0,001); luego se realizó la comparación pareada por medio
de la prueba U de Mann-Whitney.
OPS. Trastornos Mentales y del comportamiento. En: Clasificación
Internacional de Enfermedades. Décima Revisión. Volumen [Internet].
Washington, D.C.: Organización Panamericana de la Salud; 2008 [citado 01
Oct 2016].

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