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El Rumor

¿Qué es el rumor?

Los seres humanos somos seres sociales caracterizados por que nos comunicamos y generamos un
flujo continuo de información, bien sea en forma oral o escrita. De hecho, recibimos mucha
información y con frecuencia no verificamos ni su origen ni su veracidad. Si tenemos presente que
el Diccionario de la Real Academia Española define rumor como la “Voz que corre entre el
público”, y también como el “Ruido confuso de voces”, entonces la carencia de veracidad de una
determinada información es simplemente lo que conocemos como rumor.

Los rumores son noticias improvisadas resultantes de un proceso de deliberación colectiva, a partir
de un hecho importante y ambiguo. Es una acción colectiva para dar un sentido a hechos confusos.
Sin embargo, muchas veces, los rumores son en sí mismos el hecho o crean un hecho, más que
responder a uno preexistente.

¿Cómo crece?

La mayoría de los autores observan al asociar un rumor con un brote epidémico, donde la difusión
de un rumor, al igual que una epidemia, dependerá de las distintas interacciones entre una
población, de modo que podemos inferir que los rumores son como brotes infecciosos de la
mente que surgen sin previo aviso, y se contagian con 'un grado de verdad' que hace que las
personas deseen creer en ellos.

Existe una ecuación de la intensidad del rumor:  R=I*A, donde “R” es la intensidad del
rumor; “I” es la importancia del rumor para las personas que lo comunican y “A” se refiere a la
ambigüedad de los hechos asociados al rumor. Esto significa que la intensidad del rumor va a
depender de la importancia que las personas le den al tema y de la ambigüedad de la información.
Como la relación entre estos dos factores se multiplica, si no hay ambigüedad, no habrá rumor y si
no es importante para las personas, tampoco lo habrá.

¿Cómo lo enfrentamos?

Un rumor surge como respuesta a las situaciones que son importantes para los miembros de una
organización, en las que existe ambigüedad y en condiciones que despiertan ansiedad, por tanto,
la lógica nos lleva a pensar que, debemos evitar que estas tres condiciones se den en nuestros
lugares de trabajo, pero como no es posible controlar todas las variables, al menos debemos
resguardar que la intensidad del rumor no sea elevada.

Una política de puertas abiertas por parte de la jefatura podría contribuir a manejar el rumor, pues
los trabajadores necesitan saber que están dispuestos a escuchar sus inquietudes y responder
dudas. Otro punto importante es la oportunidad. El rumor se debe gestionar en cuanto surge y no
debemos permitir que el rumor se tome espacios formales como las reuniones de trabajo y en ese
sentido todos estamos llamados a trabajar con información verificada.

Por otra parte, mantener informadas a las personas permanentemente sobre lo que sucede en la
institución contribuye a disminuir la incertidumbre, considerando además que, para algunos
autores, una de las características que debe tener una información para convertirse en rumor es
que sea restringida.

En definitiva, si bien no se puede eliminar el rumor del todo, es posible gestionarlo, siendo
responsable cada persona en aceptar y compartir información verificable y objetiva y de las
jefaturas de otorgar canales formales, pertinente y efectivos de comunicación.

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