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Justificación o antecedentes

Las escuelas en la actualidad, muestran ciertas deficiencias en cuanto al desarrollo de


habilidades de los alumnos, esto trae como consecuencia que se vea afectado el perfil de
egreso de los estudiantes, por ende, la formación de ciudadanos para la sociedad, no funge su
deber ser dentro del marco de una convivencia social basada en el respeto a los derechos
humanos y al pensamiento crítico.
Estas instituciones en las cuales, conviven un sinnúmero de culturas, mentes,
pensamientos debe basar su formación en el respeto y en una convivencia adecuada, en donde
una diversidad de personas, articularán ideas para llegar a una meta común guiada por el
docente a cargo, esto tomando en cuenta que cada persona desde su individualismo, es un ser
único, el cual, con sus ideas arraigadas, debe ser capaz de desarrollar habilidades para poder
convivir en sociedad, Aranguen 2020 menciona que:
La escuela debe contribuir en varios aspectos de la vida de la persona como la
construcción del sentido común, desarrollar competencias cognitivas y sociales,
fortalecer interacciones mediante estrategias cooperativas, de campo y
recreativas, generar reflexiones y sistematizaciones de la práctica, hacer
esfuerzos en la reconstrucción de las relaciones dadas entre el personal docente
y estudiantado, vincular la institución con agentes externos, valorar el trabajo y
democratizar el poder escolar(p.1).
La necesidad de proponer escuelas inteligentes, se da a causa de preparar personas más
allá de los contenidos que demandan los currículos escolares, puesto que, son materia humana
con la que se trabaja, es por ello que se debe de tomar en cuenta diversas cuestiones de la
formación humana, su pensamiento, sus valores y su comportamiento y con esto propiciar el
aprendizaje en los alumnos.
Hernández (1968) menciona que ¨para estimular el aprendizaje, la familia, la sociedad
considerada en conjunto y los grupos sociales en particular deben colaborar con ello y vigilar el
cumplimiento leal, del deber por parte de la escuela¨ (p. 132). Teniendo en cuenta que el deber
de la escuela en conjunto con los padres, es la red de apoyo para que el estudiante alcance el
desarrollo de habilidades básicas para la vida.
Como docentes se nos facilita focalizarnos en estas áreas de oportunidad que se
presentan dentro de las escuelas, es por ello, la necesidad de retomar los proyectos de
innovación, los cuales son una herramienta valiosa para el quehacer docente, puesto que, si se
comienza a trabajar en estos retos, se pueden conseguir posibles experiencias satisfactorias
que servirán para fortalecer una escuela inteligente.
Innovar, como se ha estado viendo a lo largo de nuestro deber docente, va más allá de
buscar algo novedoso, pues esto involucra el tener que buscar la mejora de la situación
educativa, intenta alcanzar el bien común ante alguna situación. Moreno (2000) menciona que
el diseño de las acciones y la forma en la que se articulan, surgen y sustentan, son un proceso
que permitirá ampliar, reforzar y cuestionar referentes teóricos, mismos que nos servirán como
guía para nuestro desempeño.

Escuelas Inteligentes

La escuela inteligente es el espacio para desarrollar la inteligencia con base a las interacciones
entre sus actores y la comprensión de los fenómenos que les afectan (Perkins, 1999). Se
justifica porque en educación se utilizan métodos que pierden la eficacia en su aplicación
porque los resultados no responden a los que se espera. Posee una noción diferente de práctica
pedagógica, concebida bajo el predominio del desarrollo del pensamiento y no de la
memorización, basada en la inteligencia repartida o cognición repartida ya que no se puede
entender al estudiantado como el ser que mantiene la función intelectual en su cabeza sino
más bien mediante elementos que actúan de manera articulada y en conjunto; integra la
cognición físicamente repartida en medios, recursos y productos a nivel social mediante el
ejercicio del aprendizaje cooperativo (Slavin, 1999).

Es una organización que promueve el pensamiento mediante el cultivo del espíritu y las
emociones; en ella se experimentan procesos como: la interacción cognitiva y espiritual con el
ambiente; el desarrollo, tanto de estados mentales orientados a la felicidad como de
competencias cognitivas, sociales y emocionales; actividades de formación, investigación,
reflexión y sistematización de la acción educativa; la distanciación a hábitos inadecuados y la
reconstrucción de las relaciones entre el que enseña y el que aprende, sin olvidar la necesidad
de la recuperación y formación del sentido común.

Una conclusión es que la escuela inteligente es el resultado de un sistema capaz de articular, de


un modo planificado, sistemático y consolidado, competencias de desarrollo cognitivo y para la
vida, mediante la puesta en práctica de habilidades duras (hardskills) y habilidades blandas
(softskills) en sus aulas de clases.

Tomado de:
Aranguren Peraza, G. N. (2022). Escuela inteligente y el desarrollo de las habilidades
blandas. Revista EDUCARE - UPEL-IPB - Segunda Nueva Etapa 2.0, 26(2), 403–428.
https://doi.org/10.46498/reduipb.v26i2.1627
Bibliografía

Aranguren Peraza, G. N., (2020). Lineamientos estratégicos para la consolidación de una


escuela inteligente y su noción de felicidad. Revista Educación, 44(2),
https://doi.org/10.15517/revedu.v44i2.37605

Hernández, S. (1968). La escuela y el medio. México: Herrero.

Moreno, M. (2000). Formación de docentes para la innovación educativa. Sinéctica, 17(3). 24 -


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