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Poesía persa

1. Abbas Ibn Al-Ahnaf - (Basora, Irak, 750)

En realidad tú nunca has sufrido, ni conocido


la angustia del insomnio.
Soy yo quien nunca puede dormir,
y mientras vivo, no puedo detener
las lágrimas que brotan de mis ojos.

Me desprecias cuando te hablo,


sin embargo los amantes que citan mi verso triunfan.
Me he convertido en la mecha de una vela destinada
a iluminar una habitación para otros hombres
mientras me consumo en el aire enrarecido.

***
Dame la mano y seamos amigos otra vez
y maldigamos juntos a quien se equivocara.
Por favor responde mi nota, tu respuesta curará
mi depresión. Oh, amor, te envío zalemas…
tantas como las estrellas y pájaros volando.
***
Cuando ella camina con sus doncellas
su belleza es una luna entre faroles oscilantes.
2. Al Qalfat - (Córdoba +915) 
¡Oh, esposa de Ahmad Ibn Abd Rabbi hi!
Voy a salir de viaje:
Ven a despedirme
A escondidas de (tu marido) Abu Umar.
*** 
El hombre inteligente
¿qué puede esperar, en una época
en que los pies ocupan el lugar de la cabeza?
3. Abu al-Ala al-Ma’arri - (Siria +973)
El acontecimiento más singular en la vida:
(Dios no es olvidadizo,
ni rompe sus promesas),
dos en la cama se convierten en tres.

***
El alma arrojada del cuerpo
llora el recuerdo que deja atrás.
 
Una paloma herida en vuelo gira tristemente
el cuello y ve su nido destruido.
***
 
Tú decías que tenemos un sabio creador
y yo repliqué tienes razón, pero mira,
tú afirmas que Él no conoce lugar ni tiempo.
Tales términos, por todo lo que sabemos, podrían ser
un idioma secreto: lo que equivale
a decir que no podemos pensar recto.
 
4. Ibn Suhayd. - (Córdoba  +992)
 
Cuando, llena de su embriaguez, se durmió,
y se durmieron los ojos de la ronda,
me acerqué a ella tímidamente,
como el amigo que busca el contacto furtivo con disimulo.
Me arrastré hacia ella insensiblemente como el sueño;
me elevé hacia ella dulcemente como el aliento.
Besé el blanco brillante de su cuello;
apuré el rojo vivo de su boca.
Y pasé con ella deliciosamente,
hasta que sonrieron las tinieblas,
mostrando los blancos dientes de la aurora.
 
5. Wallada  - (poeta mujer,  Córdoba + 994)
 
A pesar de sus méritos, Ibn Zaydum ama
las vergas que se guardan en los calzones;
si hubiera visto el pito en las palmeras,
se habría convertido en pájaro ababil
***
Tu apodo es el hexágono, un epíteto
que no se apartará de ti
ni siquiera después de que te deje la vida:
pederasta, puto, adúltero, cabrón, cornudo y ladrón. 

6. Ulayya Bint al-Mahdi


(poeta mujer, Irak, Siglo VIII)
  
Ni mi corazón ni mi cuerpo pueden vaciarse de ti
Toda yo estoy ocupada con todo tú y dedicada a ti:
una luz que nace de un sol y de una luna.
Hasta tal punto el cuerpo y el alma se completan mutuamente.
 
7. Abdulla Ibn Al-mu’ tazz 
(Samarra, Irak, 861)
 
Si eres rico, entonces eres desafortunado.
Lo único que necesitas es un rostro que diga
soy un descendiente de Adán.
***
Nos ahogamos en olas de lluvia
(Alguien debió rezar por ella).
El sol con ojos legañosos
intenta romper la blanca nube
como un eunuco esforzándose
por penetrar a una virgen.
***
Presurosa una muchacha vino a mí una noche
impaciente por huir de la inocencia.
Cuando caminaba, su cuerpo le dijo al viento,
si fueras serio así es como deberías agitar las ramas.
 
***
Me torturaste con aplazamientos
y débiles excusas. No debes despreciar
el pelo gris de un hombre. Es tu trabajo.

8. Abu Abdollah Djafar Rudakí Samarcandí. - (Rudak , Tayikistán, +940)


 
Vive felizmente con las de ojos negros
que el mundo no es nada más que viento y fábula.
Alégrate de lo que has conseguido
y no recuerdes el pasado.
Para mí aquel rizado y perfumado cabello,
para mí aquella cara de luna que es de raza de ángeles.
Afortunado es el que utiliza y obsequia,
desafortunado el que no utiliza y ni ofrenda.
Este mundo de anhelo es como el viento y la nube,
acerca el vino, ¡pase lo que pase!
9. Casdtidad - Ben Farach (Jaen, +976)
 
Aunque estaba pronta a entregarse, me abstuve de ella,
y no obedecí la tentación que me ofrecía Satán.
Apareció sin velo en la noche, y las tinieblas nocturnas,
iluminadas por su rostro, también levantaron aquella vez sus velos.
No había mirada suya en la que no hubiera incentivos
que revolucionaban los corazones.
Mas di fuerzas al precepto divino que condena
la lujuria sobre las arrancadas caprichosas del corcel
de mi pasión, para que mi instinto no se rebelase
contra la castidad.
Y así, pasé con ella la noche como el pequeño camello sediento
al que el bozal impide mamar.
Tal, un vergel donde para uno como yo no hay
otro provecho que el ver y el oler.
Que no soy yo como las bestias abandonadas
que toman los jardines como pasto.

10. Ibn Darray - Cazalilla, 958-Denia, 1030)


 
Si en los jardines que habita
me impiden ver a mi dueño,
en los jardines del sueño
nos daremos una cita.[9]
 
11. Abu Muhammad Ali Ibn Hazm
(Córdoba, 993-Casa Montija, 1064)
 
Te consagro un amor puro y sin mácula:
en mis entrañas está visiblemente grabado y escrito tu cariño.
Si en mi espíritu hubiese otra cosa que tú,
la arrancaría y desgarraría con mis propias manos.
No quiero de ti otra cosa que amor;
fuera de él no pido nada.
Si lo consigo, la Tierra entera y la Humanidad
serán para mí como motas de polvo y los habitantes del país, insectos
***
Cuando se trata de ella, me agrada la plática,
y exhala para mí un exquisito olor de ámbar.
Si habla ella, no atiendo a los que están a mi lado
y escucho sólo sus palabras placientes y graciosas.
Aunque estuviera con el Príncipe de los Creyentes,
no me desviaría de mi amada en atención a él.
Si me veo forzado a irme de su lado,
no paro de mirar atrás y camino como una bestia herida;
Pero, aunque mi cuerpo se distancie, mis ojos quedan fijos en ella,
como los del náufrago que, desde las olas, contemplan la orilla.
Si pienso que estoy lejos de ella, siento que me ahogo
como el que bosteza entre la polvareda y la solana.
Si tú me dices que es posible subir al cielo,
digo que sí y que sé dónde está la escalera.
***
Me quedé con ella a solas, sin más tercero que el vino,
mientras el ala de la tiniebla nocturna se abría suavemente.
Era una muchacha sin cuya vecindad perdería la vida.
¡Ay de ti! ¿Es pecado este anhelo de vivir?
Yo, ella, la copa, el vino blanco y la oscuridad
parecíamos tierra, lluvia, perla, oro y azabache.
 
12. Ibn Zaydun
(Córdoba + 1003)
 
Me censuráis que él me suceda
en los afectos de aquella a la que amo;
mas no hay en eso infamia:
era un manjar apetitoso
y la mejor parte me tocó a mí,
el resto se lo dejé a esa rata.
 
13. Abbad Ibn Muhammad Al Mutadid 
(Sevilla 1000-1069)
 
¡Cuántas noches pasé allí
al lado de una muchacha
de esbelto y airoso talle
y de firmes caderas anchas!
¡Y cuántas noches también
pasé a la orilla del agua
con la linda cantaora
en la vega solitaria!
***
Dejadme, donde dichoso
y respetado he vivido,
discurrir sobre las ondas
del Guadalquivir tranquilo
A la luz de las estrellas
en clara noche de estío.
A la sombra reposarme
de los frondosos olivos,
y oír el susurro libre
del aura mansa de los mirtos.
 
14. Ibn Zuhr 
(Sevilla  +1073)
 
¿Por qué estoy enamorado?
No despierto de mi asombro.
 
Estoy ebrio sin vino,
triste y lleno de deseo,
extraño en estos lugares.
¿Volverán a ser felices nuestros días y nuestras noches
a la orilla del mar?
 
¿Gozaremos de la brisa perfumada,
almizcle de nuestras casas,
y la belleza acaso se aprestará
a saludarnos,
mientras árboles frondosos, esbeltos, bellos
cubrirán el jardín con su sombra?
 
El agua fluía,
y las hojas de mirto, flotaban o se hundían.
 
15. Al-mu`tamid
 (Beja, Portugal, 1040-Agmat, Marruecos, 1095)
 
Amor onírico
 
Te he visto en sueños en mi lecho
y era como si tu brazo mullido fuese mi almohada,
era como si me abrazases y sintieses
el amor y el desvelo que yo siento,
es como si te besase los labios, la nuca,
las mejillas, y lograse mi deseo.
¡Por tu amor!, si no me visitase tu imagen
en sueños, a intervalos, no dormiría más.
  
***
La noche de tu ausencia
es larga
y perdura más allá
del amanecer
oscureciendo los días.
Tu vacío agrieta
las paredes de la habitación
y me obliga
a vivirte en sueños.
Pero jamás mi imaginación
te abarca.
Y huyo avanzando
como un cadáver
por el sarro de las calles.
Miro… busco…
como quien todo ha perdido,
mas nada hay en ellas
que supla tu falta.
La noche de tu ausencia
es larga, muy larga,
y afilada.
 
16. Omar Al-Taŷatat al-Wadi Abbad 
(Fortaleza andalusí de Taxar –hoy Huétor Tájar, Granada– 1048-1081)
 
 
Esa mujer ha muerto para ti entre jardines y fuentes.
Su tristeza es mayor que la belleza del mundo.
Ahora la verás caminar ajena entre fiestas y banquetes
Su corazón es la jarra de arcilla rota por el suelo.
 
17. Ibn Khafaja d’Alzira          
 Alzira  1058-1138
Escena de amor
Con mirada de gacela
y el cuello – qué cuello – como el de un ciervo blanco;
sus labios rojos como el vino rojo;
y los dientes – ah, los dientes! – vaya una espuma.
Como las estrellas, relucientes, entrelazan la luna,
languidecía de embriaguez dentro de la túnica dorada.
La mano del amor me visitó durante la noche,
un vestido de abrazos que la aurora desgarraba. 
 
 
18. Abu Al Hasan Al Husri 
(Córdoba  +1095.)
 
 
Si es el blanco el color de los vestidos
en al-Andalus, cosa justa es.
¿No me ves a mí, que me he vestido con el blanco
de las canas, porque estoy de luto por la juventud?

 
19. Abu Al Qasim Al Manisi
(Sevilla, siglo XII)
 
La mano de los vientos realiza finos trabajos
de orfebre en el río, ondulado en mil arrugas.
Y siempre que ha terminado de forjar
las mallas de una loriga,
la lluvia viene a enlazarlas con sus clavillos.
 
20. Ibrahim Ben Utman
(Córdoba, Siglo XII)
 
Disculpa
No me tachéis de inconsecuente porque mi corazón
haya sido apresado por una voz que canta:
Hay que estar serio unas veces y otras dejarse emocionar:
como la madera, de la que sale lo mismo
el arco del guerrero que el laúd del cantor.
 

21. Ali al Qasim al Qabrí


(Egabro, +1082)
 
Si no tienes, muchacho, el austero falerno que buscamos
sírvenos del oscuro néctar que cargamos en estas garrafas.
Acércanos dos vasos y vierte su líquido:
el beso será de una mujer esbelta y fragante en nuestros labios.
No alcance el licor el fondo de estas ánforas,
que el vino las desborde y vacuos en ellas quedemos,
ahítos, desiertos de nosotros mismos,
agazapados
tal el segundo anterior a que un escorpión inyecta
el veneno en su víctima.
Y sin embargo,
que suene el rebab y desgrane su luz la darabukka,
dancen las púberes de nacientes pechos,
rieguen el aire en su aletear agua de azares y rosas.
Apuremos el vino, bebamos,
acabemos con esta farsa.

22. Abd Allah Ibn Alhaddad


(+ Granada 1133)
 
¡Tal vez amada mía, por la verdad de Jesús,
quieras sosegar mi corazón enfermo!
La belleza te ha dado el poder de hacerme vivir y hacerme morir,
y ella me ha hecho amar apasionadamente las cruces
de los monjes y los ascetas.
¡Yo no hubiera ido a las iglesias por amor de esas cruces,
si no fuera por ti!
Heme aquí, por causa tuya, sometido a una ruda prueba
sin que haya salida feliz para los tormentos que me infliges.
No puedo distraerme olvidando,
pues tú me retienes sólidamente en las redes de tu amor.
¡Cuántas lágrimas de sangre he vertido;
pero tú no tienes piedad del que llora!
¿Sabes lo que tus ojos han decretado contra los míos?
¿Sabes el fuego que atiza en mi corazón
la sutil luz que emana de tu rostro?
Tú has escondido tu claridad a mis ojos
mientras que ella brilla por encima del sol.
En la rama flexible y la colina arenosa que se curva veo tus costados,
en medio de las platabandas, tus mejillas,
y el perfume que se exhala, encuentro tu perfume.
Nuwayra, si tú me esquivas, yo te amo, te amo.
Tus ojos son testigos
de que pertenezco al número de tus víctimas.
23. Ibn Az Zaqqaq
(Valencia  +1135)
 
Noche de amor
 
Tan quebradizo y frágil es su talle
como opulenta y pingüe su cadera.
Corta es la noche y vuela, si ella viene,
no de otras alas que el placer llevada.
No hay delicia mayor que su visita.
Una aurora me abraza hasta la aurora,
tahalíes sus brazos en mi cuello,
los míos ceñidor de su cintura.
 
24. Hafsa Bint Al Hayy Al Rakuniyya
(nació en Granada, en 1135)
 
Dile a ese poeta de quien nos ha librado
el que se haya caído sobre mierda:
vuelve a tu pozo, hijo de la mierda,
igual que hace la mierda.
Y si vuelves a vernos algún día,
verás, oh tú, el más despreciable y vil,
sin discusión, de entre los hombres
que esa es la suerte que te espera
si andas medio dormido.
¡Barba que ama la mierda y odia el ámbar,
que no permita Dios que nadie vaya a verte
hasta que te hayan enterrado!
 
25. Nezāmi-ye Ganjavi
(Azerbaijan,  1141 a 1209)
 
Tan perfecto soy
en el arte mágico de la poesía
que soy llamado
«espejo del Invisible».
 
26. Abū Bakr Muhammad bn ‘Alī Ibn ‘Arabi
(Murcia  1165 – Damasco, 1240)
 
 
No hay bondad en un amor si la razón lo gobierna.
 
 
 
 
27. Yalal ad-Din Muhammad Rumi
(Afganistán, 1209-1273)
 
Una vez que hayas muerto a tus atributos mortales
el Mar de los Misterios te llevará sobre su cresta.
¡Oh, tú que una vez llamaste asno a todo el mundo,
en esta ocasión te has quedado como un asno en el hielo!
Puedes ser el mayor erudito del mundo en esta época;
¡pero mira cómo perecen este mundo y esta época!
***
Un momento  de felicidad,
tú y yo sentados en la baranda,
aparentemente dos, pero uno en alma, tú y yo.
sentimos el Agua de Vida que fluye aquí,
tú y yo, con la belleza del jardín
y el canto de las aves.
Las estrellas nos mirarán,
y les mostraremos
lo que es ser una fina luna creciente.
Tú y yo fuera de nosotros mismos, estaremos juntos,
indiferentes a conjeturas inútiles, tú y yo.
Los papagayos del paraíso harán el azúcar crujir
mientras reímos juntos tú yo.
de una forma en este mundo,
y de otra en una dulce tierra sin tiempo.
***
El Amor susurra a mi oído:
“Es mejor ser presa que cazador.
Sé el Tonto mío.
¡Deja de ser el sol y sé un grano de arena!
Reside junto a mi puerta como indigente.
no quieras ser vela, sé polilla,
para que pruebes el sabor de la Vida
y conozcas el poder secreto del servicio.” 
***
Una extraña pasión se mueve en mi cabeza.
Mi corazón se volvió un ave
en busca del cielo.
Cada parte de mi va en diferentes direcciones.
¡Es realmente tanto así que mi amado está en todas partes!
***
Dios lo sabe de cierto, yo lo ignoro.
En mi corazón hay algo que sonríe.
Una rama de rosal que se mece en
la brisa, es mi corazón.

 
28. Shakîr Wa’el
(Irán  1232-1260)
 
La soledad
es oír cómo se apagan las estrellas
sobre el firmamento en desorden de tu pelo.
Y la tristeza
un ventarrón vacío
que al amanecer se vuelve caricia.
***
Nada hay más superficial que una caricia, pero qué profundidades alcanza, como las
huellas de las gaviotas en la arena
que la marea desliza hacia los fondos marinos.
Caricia es también tu mirada
la brisa de tus pensamientos
el jardín de tu pelo
tu manera de retirar el cuello
tus hombros de luna en sombra
tus pezones en la tormenta de tus vestidos
el oasis en reposo de tu ombligo
las riberas mayores y menores de tus labios
tus muslos fluviales
la pulpa frutal de tus rodillas
tus pies tus dedos tus uñas de colores
y tu sonrisa también que rompe el cielo.
 
***
Durante muchas noches
no verte
fue como estar ciego
el olor oscuro de los árboles
en mis sábanas
susurros de alborada
en las ventanas
la estrella polar helándose
en tu pubis
y la vida remota
como una cascada de hierro
porque tu silencio
llenaba mi silencio
ruidosamente
entre la gente.
 
29. Muahmmud Ibn Al-Mahad
(Bagdad, 1252)
 
Dentro del mundo perceptible
hay otro cosmos que se mueve
como la garra del tigre
entre las hojas que agonizan.
De igual modo la imagen
de la amada tiembla
debajo de tu piel.
 
30. Shabestari
(Irán 1288-1340)
 
El «no-ser» es un espejo;
el mundo, la imagen reflejada en él;
y el hombre, como el ojo de esa imagen
en la que se oculta la Persona invisible.
***
Apura aquel vino cuya copa es
el rostro de la Amada,
y su vaso,
los ojos ebrios del bebedor.

  PEQUEÑA ANTOLOGíA

Dos poemas de RABI'A AL-'ADAWIYYA (717-801)

31. Oh mi Señor,

Si yo te adoro
Por temor al Infierno, quémame en el Infierno.

Si te adoro
por esperanza del Paraíso, impídeme alcanzar sus puertas.

Pero si te adoro
Sólo por tí mismo, otórgame entonces
La belleza de tu Rostro.

Estoy totalmente calificada para trabajar como portera,


y por esta razón:
Lo que está dentro mío, no lo dejo salir;
Lo que está fuera mío, no lo dejo entrar.
Si alguien entra, vuelve a salir enseguida-
No tiene nada que ver conmigo en absoluto.
Soy una Portera del Corazón, no un bulto de arcilla mojada.

Un Poema de RABI'AH BENT KA'B (s.X)
(Aunque sus nombres se parezcan, se trata de 2 poetisas distintas,
y aunque sus nombres sugieran un estado de ánimo o un tipo de
carácter, puedo asegurarles que en persa "rabia" no significa lo mismo.)

32. EL CABALLO SALVAJE

Otra vez atrapada y encadenada por su amor


Toda lucha para escapar resulta vana.
El amor es un océano de orillas invisibles,
De orillas inexistentes.
Si eres sabio, no nadarás en él.
Para alcanzar el fin del amor
Debes sufrir muchos displaceres
Y creerlos buenos,
Beber veneno y hallarlo dulce.
Actué como el caballo salvaje
Al no saberlo:
Resistirse tan sólo ajusta el dogal.

Dos de 'AYN AL-QOZAT HAMADANI (Filósofo y místico,


n. en 1098, ejecutado en Bagdad a los 33 a. de edad, también
por el cargo de herejía.)

33. HARÉN PROHIBIDO


Sí, débiles, mis piernas
No corren detrás tuyo, nunca pienses
Que es porque mi corazón no está atrapado
En tu amor;
No me retengo
A causa
De no ser tu cliente-
Sino
Que a mi ojo le está prohibido
El harén
De tu Visión.

34. CUARTETO
El que roció mil mundos con color
¿Cómo podría Él comprar la pintura de "Tú y yo"?
Colores, colores- nada sino capricho y fantasía;
Él es incoloro, y uno debe adoptar Su tinte.

De DAQIQI (ca. 932- ca. 976. Aparece como el autor del


gran poema épico Shahname o el Libro de los Reyes, pero
fue asesinado mucho antes de concluir la obra, que luego
completara Firdawsï. Es un poeta persa, no Sufí.)

CUARTETO
Ellos dijeron sé paciente, la paciencia traerá frutos.
Supongo que lo hará, pero en otra vida.
He pasado toda mi vida siendo paciente.
Necesitaré otra vida para cosechar los frutos.

De NAJMODDIN KOBRA (n. en 1145)

36. CUARTETO
Lo que nunca existió
No deja en la mano
Sino viento
Mientras que "la realidad"
No ofrece más que imperfección
Y fracaso;
Siendo ése el caso
Uno sólo puede soñar
Acerca de lo que nunca ha sido
Y en cuanto a qué es "la realidad"
Recuerda: no existe.

De RUDAGÏ (nació en la actual República de Uzbekistán,


ciego de nacimiento, murió en 940)

Aunque mi corazón sangra de dolor al separarnos


El dolor que soporto por ti es más alegría que dolor
Cada noche reflexiono, y digo "Oh Dios,
si así es separarse de ella, ¿cómo será estar unidos?"

De JAMALUDDIN MOHAMMAD ISFAHANI (m. en 1192)

37. CUARTETO
Separado de ti he dicho que temía por mi vida.
Ahora, unido contigo, sigo temiendo.
Ayer temía las lenguas de mis enemigos.
Hoy le temo a los ojos de mis amigos.
De 'UBAYD-I ZAKANI  (1300-1371)

CUARTETO 1
Aquel que construyó los cielos e hizo las estrellas
y diseñó la mente y el alma para hacer la humanidad
Ató todos los hilos del ser en un nudo
Y luego perdió la hebra que envuelve esta maraña cósmica.

CUARTETO 2
Señor, de tu gracia lo único que espero es esto-
mantén próspero el reino de mi placer
aparta de mí la calamidad de la castidad
y mantén lejos de mí al condenado arrepentimiento.

De SHAMSODDIN MOHAMMAD HAFIZ (Considerado


el mayor poeta lírico de Persia, algunos han cuestionado que
haya sido un Sufí, por el contenido erótico de sus poemas, así
como por su gusto por el vino. Sin embargo la orden Sufí nun-
ca dejó de considerarlo uno de los suyos. Sus intensas activi-
dades escolásticas impidieron que reuniese sus poemas en un
Diwan  (Antología). Murió en 1389.)

38. GHAZAL
La rosa vino como una novia
a la fiesta en la glorieta de las rosas.
¿Dónde está el elocuente ruiseñor? ¡Déjalo que cante su can-
cion!
¡Corazón! No sufras a causa de la partida; el mundo
contiene tanto pena como dicha, espina y rosa, foso y pico.
Estoy doblado como un arco por la pena, pero no digo adiós
a los pensamientos de cejas como arcos
y ojos que disparan flechas.
A causa de tu enrulado beso, mi corazón está aturdido.
Con vacilante corazón pongo mi rostro
sobre tu umbral, no sólo ahora, sino por una eternidad
de fuego y dolor.
Áspero y suave son lo mismo en el modo de Hafiz.
¿Qué importan cumbre y valle para un pájaro?

DE HAKIM ABO'L-MAJID MAJDUD IBN ADAM  


SANA'I (Nacido en Irán. El primer gran poeta Sufí. Murió  alrededor de 1150.)

39. INVOCACIÓN

Nuevo halconero
Enséñale al corazón
La caza del pensamiento
Enseña
Al ruiseñor de la lengua
A invocar el nombre;
La lengua
(Ese pez
En la fuente de la boca)
Saboreará el gusto
De la divina
Rememoración.
El teriacal del Corazón:
Repetir y repetir
"No hay otro Dios que Él"
-pero el corazón
debe permanecer despierto-
de lo contrario
no es otra cosa que alboroto.
Nutre el espíritu
Con la rememoranza-
Sólo entonces el corazón encuentra paz en el Nombre,
Su Nombre
Escrito en el
Libro de la Unidad,
La eterna
Alquimia
De la Felicidad.

CUARTETO
Si venir hubiese sido de mi elección, no hubiese venido.
Si irme fuese de mi elección, ¿me iría acaso?
Mejor si esta ruinosa morada nunca me hubiese visto,
no venir, no permanecer, no irse.

De MUJIR (muerto ca. 1197. Discípulo de 'Ali Sherwani.)

39.1. CUARTETO
En una mano el Qur'an, en la otra una copa de vino,
a veces obedeciendo las reglas, a veces rompiéndolas.
Aquí estamos en este mundo, verdes y crudos,
no rotundamente paganos, ni totalmente Musulmanes.

De ABU SAÍD ABO'L-KHAYR (967-1049)


39.2. CUARTETO
El amor vino
Fluyó como sangre
Bajo la piel, a través de las venas
Me vació de mí mismo
Me llenó
Del Bienamado
Hasta que cada miembro
Cada órgano
Fue apresado
Y ocupado
Hasta qué sólo
Queda mi nombre.
El resto es Ello.

De KAMALUDDIN ISMA'IL ISFAHANI (Hijo de Jama-


luddin Isfahani, asesinado por los mongoles durante el saqueo
de Isfahan. ca. 1172-1237)

Aunque mi señor habla con malevolencia de mí


No he de desfigurar mi rostro con dolor.
No diré sino cosas buenas acerca de él
así ambos seremos vistos como mentirosos.

De KISAI (Principios del siglo XI)

40. EL NENÚFAR

Mira pues el nenúfar en medio de esas ondas


Brillando como un rubí, y templado como una espada;
Del color del cielo y tan luminoso como él,
Y en su centro amarillo como la luna llena.
Parece un religioso a quien los meses y los años
Hacen palidecer el rostro, y que en la seda verde
Ha recortado a la vez su traje y su tapado.

De FAKHRODDIN IBRAHIM 'ERAQI (Nació en Persia,


vivió en Pakistán y murió en Damasco en 1289)
40.1. CUARTETO
Canta
El inigualable placer
De la muchacha gitana
Y mendiga
Arroja
El gorro de la cabeza
Despide las sandalias
De los pies
Así tiro lejos mi vida
Y sacrifico mi corazón.
Canjea
La caravana
De este mundo y del próximo
Por el Uno.

De BABA AFZAL KASHANI (Eminente filósofo y Sufí,


murió en 1213.)

42. CUARTETO

Mi oído, mi vista, mi lengua y mi mano: todos Él.


Entonces yo no soy, pues todo lo que es, es Él.
Creo que soy, y el pensamiento no es más que un sueño.
Cuando despierto, todo lo que queda es Él.

De AFZALODDIN IBRAHIM 'ALI SHERWANI (1126-


1199. Nació en la hoy República de Azerbaiján.)

42.1. CUARTETO
Estoy hundido, hondo en la profundidad de un mar de miseria,
perplejo, como una ostra perlada, sin mano ni pie.
El Cielo, en orden de atrapar la perla* real,
hace añicos el caparazón de ostra de mi corazón.

* La perla representa la perfección y la belleza del verdadero


ser propio. Sabiduría divina.

De MAWLANA JALALODDIN RUMI (Nacido en la actual


Afganistán en 1207. Es compleja la historia de su iniciación
mística, por la aparición de un pordiosero sabio llamado 
Shams-e Tabriz, cuando Rumi ya era un destacado profesor.
Para el estudioso del Islam A.J. Arberry, Rumi es "el genio su-
premo del misticismo islámico". Para R. A. Nicholson, que de-
dicó su vida al estudio del Islam, "Rumi es el mayor poeta mís-
tico de todos los tiempos". Es el fundador de la Orden de Dervi-
ches Danzantes -En persa, Mevlevi,  que proviene de la pronun-
ciación turca de 'Maulana', "Nuestro Amo", un título que se le
dio a Rumi-. Jalil ad-Din Rumï, otra forma de pronunciar su
nombre, murió en 1273.)

43. Poema
Soñé que el Bienamado entraba en mi cuerpo,
sacaba una daga,
e iba en busca de mi corazón-
no pudo hallarlo.
De manera que clavó en cualquier parte.
Desperté
sintiendo esto como una bendición.

Dije,
"Oh dulce Bienamado,
eres el refugio de mi alma."
Él dijo: "Si me perteneces a mí,
no hables de tu propia alma."
Yo dije, "¿Porqué me sajas
con tus filosas palabras'"
Él dijo, "Mis palabras no podrían herirte
si no estuvieses enamorado de tí mismo."

He estado muerto para este mundo por mucho tiempo.


Cada día mi cuerpo se torna más débil
y pronto he de retornar a la tierra.
No es difícil renunciar a esta vida
o a este mundo,
Pero renunciar a tu amor,
eso es difícil-
no, imposible.

Cada pregunta que hago es acerca de ti,


Cada paso que doy es hacia ti.

Dormí bien anoche


pero desperté ebrio.
Debo de haber soñado contigo.

¿Crees que sé lo que hago,


Que por un momento, o aún medio momento,
Sé qué versos surgirán de mi boca?

¡No soy más que una pluma en las manos del escritor,
No más que una pelota golpeada por un bate!

Camina cerca de mi tumba y te embriagarás.


Quédate demasiado tiempo y toda tu alma
se embriagará también.
Ve al océano y todas las aguas
se embriagarán.
Muere y sé enterrado
y toda la tierra se embriagará...
Y entonces, cualquiera que pase por tu  tumba
se embriagará.

Poesía árabe antigua


44. Ha venido mi tormento – ‫جاءت معذبتي‬
Escuchar canción
Letra: Ibn Al-Jatib
Música: Mohammed Mohsen

‫ في غيهب الغسق‬5‫جاءت معذبتي‬


Ha venido mi tormento en lo más oscuro de la noche,
‫كأنها كوكب الذري في األفق‬
como si fuera una estrella naranja en el horizonte.
‫فقلت نورتني يا خير زائرة‬
Y le dije: tú me has iluminado, mi gran huésped,
‫أما خشيت من الحراس في الطرق‬
pero… ¿no has temido a los guardianes de los caminos?
‫فجاوبتني و دمع العين يسبقها‬
Y ella me respondió con lágrimas en sus ojos,
‫من يركب البحر ال يخشى من الغرق‬
quien cabalga por el mar, no tiene miedo de hundirse.
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45. De los nombres que amo – ‫أحب من األسماء‬
Escuchar canción
Letra: Qais Ibn Al-Mulawwah
Música: Mohammed Mohsen

‫أحب من األسما ِء ما شابه أسمها‬ ُ


Amo los nombres que se asemejan a su nombre,
‫و وافقهُ أو كانَ منهُ ُمدانيا‬
y suenan parecido o derivan de él.
‫َأع ُد الليالي ليلةً بعد ليل ٍة‬
He contado las noches, noche por noche,
‫و قد عشتُ دهراً ال أع ُد الليال َي‬
pero de lo que he vivido, no cuento noches.
‫الحب بيني و بينها‬ َ ‫ب سوي‬ ِ ‫فيا ر‬
Señor haz que el amor entre ella y yo,
‫يكونُ كفافا ً ال عل َي و ال ل َي‬
sea parejo, que ninguno rebase al otro.
ِ ‫َوقَد يَج َم ُع هَللا ُ الشَتيت‬
‫َين بَعدَما‬
Dios tiene el poder de unir a lo más desunido,
‫ان ُك َّل الظَنِّ َأن ال تَالقِي‬ ِ ّ‫يَظُن‬
aunque esto en apariencia sea imposible de unir.
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46. Si tuviera el control de mi corazón – ‫لو كان قلبي معي‬


Escuchar canción – Ver video
Letra: Antar Bin Shaddad
Música: Hermanos Rahbani

‫لو كان قلبي معي‬


Si tuviera el control de mi corazón,
‫ما أخترت غيركم‬
no habría elegido a nadie mas que a ti,
‫و ال رضيت سواكم في الهوى بدال‬
y nadie en tu lugar me hubiera agradado en el amor.
‫لكنه رغيب في من يعذبه‬
Es que mi corazón desea a quien lo atormenta,
‫و ليس يقبل ال لوما و ال عدال‬
y no aceptaría ni culpas ni razones.
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47. Te llegué a recordar


Letra: Antar Bin Shaddad
Música: Hermanos Rahbani

‫ ِمنّي‬ ‫ماح نَوا ِه ٌل‬ُ ‫والر‬ ِّ ‫َولَقَد َذ َكرت ُِك‬


Me acordé de ti cuando las lanzas me acechaban,
 ‫يض ال ِهن ِد تَقطُ ُر ِمن دَمي‬ ُ ِ‫وب‬
y las espadas estaban goteando de mi sangre.
‫يوف َألنَّها‬ ِ ‫س‬ ُ ‫فَ َودَدتُ تَقبي َل ال‬
Quería besar las espadas, ya que brillaban
ِّ َ‫ق ثَغ ِر ِك ال ُمتَب‬
‫س ِم‬ ِ ‫لَ َم َعت َكبا ِر‬
con el fulgor de la sonrisa de tu boca.
48. Flor de la alquimia

     He de viajar al paraíso de ceniza

     Entre sus árboles secretos

     Ceniza de los anillos     el diamante     el vellocino de oro.

      

     He de viajar en el hambre     la rosa     hacia las mieses

     Que yo viaje, que me detenga

     Bajo el arco de los labios huérfanos,

      

     Sobre los labios huérfanos     A su sombra herida

     La flor antigua de la alquimia. –

Adonis

49. Sorpresa cautiva

     Voy girando en los brotes y las hierbas, construyo una isla

     Uno la rama a las riberas

     Y cuando desaparecen los puertos     cuando se oscurecen las líneas

     Revisto la sorpresa cautiva

     Con el ala de una mariposa

     Al abrigo de las espigas y la luz     en el país de la fragilidad. –

Adonis

50. Siempre en busca

     Yo cruzo las calles y el espacio y la muchedumbre


     Ciego a todos los fuegos

     Yo levanto por todos lados el amor y el odio

     Ah cuánto odio la indiferencia

     Arriesgo la cabeza por decir una palabra

     Por una risa liberadora

     Por una única sonrisa

     Me estremezco con la noche repentina

     Sin esperanza de salvación

      

     Voy bajo los rascacielos

     A la sombra de los automóviles

     Con un resto de confianza en el fondo del corazón

     Y en la memoria un signo de belleza

     Frotaría estos espectáculos erguidos

     Hasta la usura   en fin   donde el abra profunda

     Mi abra fresca de rayos resplandecientes

     Y el pura sangre   masticando su bocado  relinchará

      

     Rostro cerrado

     Atravieso el espacio de las ciudades lejanas

     Floto sobre sus noches azules   canto sobre el camino

     Todos los días doy mi corazón

     A una muchacha

     A un amigo

     Pero me rehúso a lo inerte


      

     Amiga cómo me tientas con el amor

     Quién me asegurará una muerte sin arrepentimiento

     Quién entonces

     Me asegurará   en esta ciudad… que renaceré –

Hegazi

51. Escogemos a Sófocles

     Si este otoño debía ser el último, entonces perdón

     para el flujo y el reflujo de los mares y de las memorias.

     Perdón para lo que hemos hecho

     con nuestros semejantes antes de la edad del cobre: cuántas criaturas hemos

herido

     con las armas talladas en los huesos de nuestros hermanos, para dejar

     a sus únicos descendientes cerca de los veneros, perdón

     para las gentes de la gacela por lo que hemos hecho los veneros, cuando

     se extendió un hilillo púrpura sobre el agua

     sin que notáramos que era nuestra sangre

     que recitaba nuestra marcha entre las anémonas de estos lugares tan hermosos.

Tenemos para el otoño un poema de amor… un breve poema de amor.

     El viento nos hace girar, oh amor, caemos presos cerca del lago.

     Cuidamos el aire enfermo, agitamos las ramas para escucharlo palpitar.

     Aligeramos el culto de la adoración, dejamos los dioses a los pueblos de las dos

riberas.
     Llevamos a los más jóvenes de ellos con las provisiones de camino, y luego

tomamos esta ruta… y marchamos.

     Cerca de los arroyos leemos nuestras huellas: ¿hemos pasado por aquí? ¿Fuimos

nosotros

     quienes han hecho este vaso coloreado, nosotros mismos?

     Sabremos pronto lo que ha hecho la espada del Nombre.

     Oh, amor, guárdanos de lo nuestro… del aire de los campos…

     Un poema de amor para el otoño, el último.

     No podemos acortar el camino, pero nuestra vida

     nos pisa los talones para que apresuremos el paso hacia el alba del amor, oh

amor, somos nosotros mismos

     los zorros de este seto, manzanilla de la llanura. Percibimos lo que sentimos… –

Darwish

52. Los comensales

     Si la muerte nos sorprende

     Y nos confía al frío de la tierra

     Gritaré: “Padre

     ¿No éramos comensales en busca de la embriaguez

     En todos los santuarios

     Amantes en busca de amantes?

     ¿Cómo has permitido que seamos esparcidos lejos de ti?

     ¿Cómo has aceptado quedarte

     Solitario en tus reinos eternos…?” –


53. Ermita

     Cuando los Amantes han elevado sus antorchas

     Cuando se han sucedido en torno de Su morada los cortejos

     Cuando los hombres han sido llamados por Sus nombres

     Cuando se les ha encomendado Su tea luminosa

     Vuelvo en medio de la muchedumbre hacia mi ermita

     Y me quedo solo con el Único. –

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