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APÉNDICE DE

TEXTOS Y POEMAS
Sala del Mexuar
Traducción de Emilio García Gómez, del poema de la portada del Mexuar:

“¡Oh la mansión del trono real


que alberga en sí sabor suti!
Pudiste a gran victoria abrir
y al arte y quien labrólo bien
Obra del imam Muhammad es.
¡Su sombra Dios a todos dé!”.

Emilio García Gómez (1985). Poemas árabes en los muros y fuentes de la Alhambra. Madrid: Inst.
Egipcio de Estudios Islámicos. pp. 90-91.

Fachada de Comares
Poema de Ibn Zamrak traducido por fray Darío Cabanelas y Antonio Fernández
Puertas. Arrocabe del gran alero de la fachada:

“Mi posición es la de una corona y mi puerta una bifurcación: el Occidente


cree que en mí está el Oriente.
Al-Gani bi-llab me ha encomendado franquear la entrada a la victoria que
se anuncia.
Y yo espero su aparición (para darle entrada), al igual que los horizontes
Introducen el alba.
¡Embellézcale Dios sus obras como hermosos son su aspecto y su carácter!”.

Darío Cabanelas Rodríguez Ofm., y Antonio Fernández Puertas (1974-1975). “Inscripciones poéticas del
Partal y de la fachada de Comares”. Granada. Cuadernos de la Alhambra, 10-11, pp. 117-200.

Salón de Comares
Corredor que hay entre la Sala de la Barca y el Salón de Comares.
Tacas con un poema de Ibn al-Jatib, visir del sultán Yusuf I, Abu l-Hayyay.

Taca derecha (al Este):


Loor a Dios
Con mis alhajas y mi corona a las más bellas aventajo
y hasta mí descienden los astros del zodiaco.
El jarrón de agua parece en mí un devoto
de pie ante la alquibla del mihrab orando.

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Mi generosidad en todo momento
sacia la sed y atiende al necesitado.
Es como si yo siguiera las huellas de la dadivosidad
proveniente de la mano de mi señor Abu l-Hayyay
Luna llena permanezca él brillando en mi cielo,
como en las tinieblas resplandece el plenilunio.

Taca izquierda (al Oeste)


Loor a Dios
Los dedos de mi artífice mi tejido bordaron
después de engarzar las joyas de mi corona.
A un trono nupcial me asemejo, incluso lo supero,
y a los novios la felicidad aseguro.
Quien a mi viene quejándose de sed,
mi fuente le da agua dulce, clara y sin mezcla.
Soy como cuando aparece el arco iris
con el sol de nuestro señor Abu l-Hayyay
Que siga siendo lugar de reunión protegido
mientras la casa de Dios reúna peregrinos (al-huyyay).

José Miguel Puerta Vílchez (2010 y 2011). Leer la Alhambra. Guía visual del monumento a través de sus
inscripciones. Granada: Patronato de la Alhambra y Generalife y Edilux S.L. pp. 118-120.

Arrocabe de la alcoba central a norte: alcoba del sultán. Poema anónimo, de época
de Yusuf I, labrado en el arrocabe de madera de la alcoba central nos dice su función
de trono real, traducido por José Miguel Puerta:

“Por mí, día y noche, te saludan


bocas de deseos, ventura, felicidad y amabilidad.
Ella es la Suprema Cúpula y nosotras sus hijas,
aunque el favor y la gloria en mi clase me distinguen,
al ser, sin duda, el corazón y ellas los miembros,
pues en el corazón la potencia del espíritu y el alma reside.
Si mis hermanas son constelaciones en su cielo [de la Cúpula],
En mí, y no en ellas, recae el honor de tener el sol.
Mi señor Yusuf, por Dios sustentado, me vistió
con ropas de dignidad e indudable distinción.
convirtiéndome en el trono del reino (kursi mulk), cuya grandeza
sustentan gracias a la Luz, Asiento y Trono”.

José Miguel Puerta Vílchez (2010 y 2011). Leer la Alhambra. Guía visual del monumento a través de sus
inscripciones. Granada: Patronato de la Alhambra y Generalife y Edilux S.L. p. 126.

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El frío en Granada

El poeta pacense Ibn Sará de Santarém (siglo XII) lo describe así:

“En esta tierra se puede dejar de hacer la oración y


hasta beber vino, aunque sea cosa prohibida,
para poder ganar el fuego del infierno
que siempre será más dulce y agradable que el frío de Shulayr…”.

Darío Cabanelas Rodríguez y Mª Paz Torres Palomo (1984). Poesía Arábigo-Andaluza. Rev. Litoral 139-
141. Málaga. pp. 139-141.

Baño de Comares

Los vidrios de las lucernas eran de colores (blanco y rojo), poema de Ibn Shuhayd:

“Yo estoy atónito por el placer de este baño


pues me parecía que la esfera celeste se manifestaba.
El rojo y el blanco que está encima de nosotros
nos hace creer que son la mejilla de la amada cubierta de sudor.
Maravillado por la belleza de este baño el tiempo
Ha venido a teñir las lucernas de su techo con los rubores del crepúsculo”.

Carlos Vílchez Vílchez (2001). Baños árabes. Granada. Diputación de Granada. p. 15.

Fuente de los Leones. Taza


En ella se grabaron unos bellos poemas del visir-poeta Ibn Zamrak, que atribuyen la
construcción del palacio a este sultán y describe la fuente y el jardín.

Confirma también que este palacio era un palacio privado para celebrar fiestas,
Traducción de José Miguel Puerta Vílchez, Leer la Alhambra, p. 169:

“¡Bendito sea Aquel que dio al imán Muhammad


ideas que embellecen sus mansiones!.
¿No hay en este jardín(rawd) maravillas
que Dios no quiso que semejantes hallara la hermosura?
Tallada [la fuente] de perlas, de diáfana luz (nur),
engalanada toda ella está por aljófar (yuman) derramado)
Líquida plata entre joyas fluyente,

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con la belleza de éstas, blanca y transparente.
Tan semejante lo que fluye es a lo inerte,
Que no sabemos cuál de ambos discurre.
¿No ves que el agua por su taza corre
pero ésta le cierra (saddat alay-hi) su cauce,
igual que un amante cuyas lágrimas van a desbordarse
y que por temor al delator las retiene?
Y es que en verdad [la fuente] no es sino una nube
de la que manan canales hacia los leones,
lo mismo que la mano del califa al alba
dones hacia los leones de la guerra (usd al-yihad) mana.
¿oh tu que ves a los leones agazapados,
pues el respeto que te tienen les impide agredir!
¿Oh tu que de los Ansar por línea directa heredaste
Un sublime legado que a las firmes montañas menosprecia!
La paz de Dios sea contigo, vive para siempre,
Repítanse tus celebraciones y tus enemigos abátanse”.

José Miguel Puerta Vílchez (2010 y 2011). Leer la Alhambra. Guía visual del monumento a través de sus
inscripciones. Granada: Patronato de la Alhambra y Generalife y Edilux S.L. p. 169.

Mirador de Daraxa
Poema labrado en el mirador, traducido por García Gómez:

“A tal extremo llego en mis encantos,


que en su cielo los astros los imitan.,
Yo soy de este jardín el ojo fresco
cuya niña es, de cierto, el rey Muhammad,
loado por sus dádivas y arrojo,
con fama (¡qué alta!) y con virtud (¡qué dulce!).
Por el cielo del reino es luna llena
mas, después, en su casa es sol radiante,
de fe: cunden sus obras, su luz brilla;
y, a la vez, todo bien le da su sombra.
En mí, a Granada ve, desde su trono
Califal. El corcel de su mirada,
tras vencer en hipódromos del aire,
feliz, entre guardrapas, corvetea,
pues encuentran los ojos diversiones
que los atan, o al juicio ponen trabas.

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Frío y brisa vecinos, la hace el fresco
Sana, en tanto la brisa languidece
...
Vítreo áspid maravillas muestra, y quedan
buen rato en folios de hermosura escritas.
Una es la luz, pero el color es vario,
afines o contrarios, a tu antojo”.

Emilio García Gómez (1985). Poemas árabes en los muros y fuentes de la Alhambra. Madrid: Inst.
Egipcio de Estudios Islámicos. pp. 124-127.

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