Está en la página 1de 16

Edipo Rey de Sófocles

Edipo Rey de Sófocles es una de las obras clásicas del teatro griego,
cuya importancia es capital para la civilización occidental. Además de
constituir una pieza maestra desde el punto de vista teatral, Edipo
Rey representa una serie de conflictos humanos y valores sociales
que son considerados arquetípicos desde el punto de vista psicológico
y sociológico. Veamos de qué se trata.

La peste se ha desatado sobre Tebas y el pueblo está muriendo. En


su desesperación, todos acuden al ágora para pedir la intervención de
Edipo Rey. A fin de comprender la causa y remedio de tan terrible
flagelo, Edipo solicita la ayuda de Creonte, hermano de su esposa
Yocasta.

Tras consultar el oráculo de Delfos, Creonte le informa que la peste es


el castigo de los dioses por el asesinato de Layo, el antiguo rey de
Tebas a quien Edipo no llegó a conocer. Por lo tanto, hasta que el
responsable no expíe sus culpas, la peste seguirá azotando a la
ciudad.

Edipo ordena una investigación y exhorta al pueblo a entregar al


culpable. Entre tanto, el rey consulta al ciego Tiresias por consejo de
Creonte. Tiresias le hace saber que él es el asesino de Layo, y que
además vive en incesto con su madre, Yocasta. Edipo, que se tiene
por hijo de Pólibo, rey de Corinto, y Mériba de Doria, concluye que
Creonte se ha confabulado con Tiresias para destronarlo.

Creonte y Edipo discuten acaloradamente, hasta que se hace


presente Yocasta. Con el propósito de disipar las preocupaciones de
Edipo, Yocasta le hace saber que Layo murió en manos de unos
bandidos en el cruce de tres caminos. Asimismo, le anima a no temer
de las profecías del oráculo, ya que en tiempos pasados el oráculo
predijo que Layo y ella tendrían un hijo que mataría a su padre y se
desposaría con su madre. Para evitarlo, se deshicieron de la criatura.

Una profecía semejante había recibido Edipo en su juventud, razón


por la cual se exilió de Corinto para evitar su suerte. Edipo recuerda
que en su exilio mató a alguien en el cruce de tres caminos, pero lo
hizo por sí mismo y no en grupo. Aun así, comienza a temer que él
sea el asesino de Layo.
Un mensajero aparece para anunciar que Pólibo ha muerto y que este
debe ir a tomar su cargo como sucesor. En la conversación, Edipo
descubre que no es hijo de sangre de Pólibo, ya que el mismo
mensajero le explica que lo recibió de un pastor cuando era niño y lo
entregó al rey de Corinto.

Inmediatamente, hacen comparecer al pastor quien, finalmente,


confiesa que ese niño se trataba del hijo de Layo, y que este se lo
había confiado para que lo matara. Sin embargo, tuvo piedad de la
criatura y lo entregó al mensajero confiado de que se lo llevaría lejos
de allí.

Ante la terrible verdad, Yocasta se suicida. Edipo, consternado, decide


romper sus ojos con los broches del vestido de Yocasta, de modo que
cuando muera no pueda mirar a sus padres a los ojos en el Hades.
Ciego, le pide a Creonte que lo exilie, de modo que Edipo se condena
a vivir para siempre como un extranjero, desprovisto de todo poder,
afecto y consideración.

Personajes
 Edipo, rey de Tebas
 Un sacerdote de Zeus
 Creonte, cuñado de Edipo
 Coro de ancianos tebanos
 Corifeo
 Tiresias, adivino
 Yocasta, reina de Tebas
 Un mensajero
 Un pastor, criado de Layo
 Otro mensajero

Análisis
Como género dramático Edipo rey es, ante todo, una tragedia. Por
principio, la trama gira en torno a un elemento fundamental: el ser
humano no puede escapar de su destino. Sea del tipo que sea, el
destino se representa en la cultura griega como un sino ineludible,
inevitable. Conozcamos ahora cómo Sófocles construye esta idea
para haberse convertido en una obra referencial no solo de la Antigua
Grecia, sino de la civilización.
Estructura
La obra de Edipo Rey se estructura en un solo acto, respetando el
principio de unidad de tiempo y unidad de acción, del cual Aristóteles
hablara en su poética. Aunque la obra contiene ocho episodios, todos
estos se suceden y concatenan uno con el otro en una sola línea
temporal.

Para lograrlo, Sófocles aplica un recurso utilizado ya por otros autores:


lo que Sófocles representa no es una secuencia de acciones o
sucesos propiamente dichos, sino la exposición verbal de una serie de
noticias, es decir, hechos ya ocurridos, ante los cuales solo queda
develar y descubrir sus implicaciones y, finalmente, esperar el
desenlace que resulta de la revelación. Esto nos hace saber el
investigador Javier de la Hoz en un ensayo titulado "La composición
de Edipo Rey y sus aspectos tradicionales".

En efecto, el relato comienza con la aglomeración del pueblo de Tebas


que exige una solución al problema de la peste. Tras consultar al
oráculo, se comprende que el sufrimiento del pueblo es consecuencia
de algo que ocurrió en el pasado y que todos ignoran, unos
deliberadamente, otros por desconocimiento absoluto.

Retóricamente, es lo que se conoce como una elipse o elipsis: la


información ha sido elidida deliberadamente para generar un efecto
dramático en el espectador. Este no ve tales acciones representadas
en la escena en ningún momento. La información develada es siempre
parcial, lo cual va creando expectativa a lo largo de la obra. Así, entre
la exposición del argumento en la primera secuencia y el desenlace, el
espectador solo tiene ante sí un relato de palabras a partir del cual va
construyendo el hilo de la trama.

Cada personaje que se incorpora a la escena va revelando más


información sobre el curso de los hechos. Así, en esta obra se ve que
Sófocles ya recurre a tres actores en la escena, entre los cuales la
información se triangula y genera mayor tensión y conflicto.

Destino y conocimiento
Hemos dicho que la tragedia griega se fundamenta en la
representación del destino como un sino ineludible. Es eso lo que
experimentan tanto Edipo como Layo y Yocasta. Cada uno de ellos, al
conocer el oráculo, ponen todo su esfuerzo en torcer su fortuna y
evitar el desenlace terrible. Al hacerlo, apenas se aseguran que todo
ocurra tal como ha sido profetizado. Habrá quienes, en el mundo de la
psicología, llamen a esto "profecía autocumplida".

De la Hoz comenta lo siguiente en su ensayo:

Sófocles (...) ha transformado la narración de un mensajero omnisciente, épico,


en una investigación de la verdad en que se enfrentan la voluntad de conocer, la
ignorancia que impide comprender el sentido real de las noticias, la interesada
ocultación de datos, y en la que se progresa en parte por inesperadas
iluminaciones que surgen al entrar en contacto dos verdades a medias que
mutuamente se completan, en parte por la mera voluntad e incluso violencia
ejercidas por Edipo sobre los posibles informantes.

En todo caso, se presenta también una paradoja: en la medida en que


estos personajes tienen información sobre su futuro, más se aseguran
el cumplimiento de la profecía. Ni siquiera eso los puede eximir. Tener
acceso a los videntes y oráculos no les da ningún margen de
salvación. Tal como se puede observar, para el pensamiento de la
antigüedad clásica no era posible al ser humano sustraerse a la
voluntad de los dioses o al destino, por más esfuerzos que hiciera.
Así, saber sobre el futuro no sería una ventaja en ningún caso.

Te puede interesar: Tragedia griega: sus características y obras más


importantes.

Mito, sociedad, justicia y castigo

En el sentido originario del término, en su sentido antropológico, el


mito es un relato fundacional que explica, a través de símbolos y
alegorías, el orden del mundo y el sentido de la existencia. En cada
mito, hay una explicación para justificar por qué el mundo funciona
como funciona.

Esto quiere decir que los mitos son un reservorio de un sistema de


valores y, a la vez, cada expresión artística es un reservorio de los
mitos de cada cultura, por lo cual son responsables de mantenerlos
actualizados y vigentes. Sófocles recrea a través del teatro el mito de
Edipo, que encarna los valores sociales de su civilización, y expone un
sentido de justicia, castigo y orden para que el grupo social pueda
tomar buen rumbo.

El principio fundamental es la creencia en el destino humano, tal como


ya hemos dicho. Nadie puede evitar su destino, por más que crea que
tiene el "poder" de hacerlo. De él no escapan ni siquiera los
poderosos. Allí, en el texto dramático y en la virtual representación, la
obra representa la realidad tal como ella es: nadie controla su destino
y el poder es solo una ilusión. La condición humana es esta y todos
están igualmente sometidos a su ley. Pero no solo eso.

El oráculo se pronuncia ante una posibilidad absolutamente


abominable desde el punto de vista cultural y moral para Grecia: el
incesto y sus consecuencias que pesan no solo sobre los que han
caído en él, sino sobre la sociedad entera. Junto a esto, el peso del
orgullo, la confianza desmesurada en el poder temporal y los apegos
también hacen su parte. El peso moral de las acciones de los
individuos recae sobre la sociedad en su conjunto. No hay, por tanto,
una prefiguración del individualismo, pero sí una reflexión sobre la
condición humana.

El sentido mítico de Edipo Rey llega a trascender de tal manera que


hasta construye la imagen de un arquetipo: la relación de Yocasta-
Layo-Edipo pone en evidencia un arquetipo de personalidad y de las
relaciones humanas que se prefigura universal. Esto fue recogido y
sistematizado en el psicoanálisis por Sigmund Freud, que vio
claramente cómo esta obra simboliza, en realidad, el modo de
funcionamiento de la psique, al menos hasta cierto punto.

De este modo, Edipo Rey demuestra a los detractores del mito, es


decir, a quienes ven los mitos como "mentiras", que los mitos
encarnan verdades universales, lo que explica que esta obra se haya
vuelto una referencia fundamental para la cultura occidental.

Sófocles
Sófocles es un dramaturgo griego que nació en Colono en 496 y murió
en Atenas en 406 a.C. Destacó en la escritura del género teatral
conocido como “tragedia”, gracias a lo que ganó más de una docena
de competencias dramatúrgicas celebradas durante las fiestas
dionisíacas.

Sus obras estuvieron basadas en los mitos de la antigüedad griega, lo


cual es propio de su tiempo histórico, toda vez que el teatro nace en la
Antigua Grecia enlazado a los relatos míticos fundacionales.

En sus casi 90 años de vida, Sófocles escribió más de una centena de


tragedias, de las que sólo han perdurado siete hasta la actualidad.
Estas son:
 Edipo rey
 Edipo en Colono
 Antígona
 Electra
 Áyax
 Las traquinias
 Filoctetes

Además de haber tenido una obra prolífica, a este dramaturgo se le


recuerda por haber impulsado importantes transformaciones en el
teatro. Entre sus muchos aportes, se cuenta la inclusión de
escenografía, así como el aumento en el número de actores en
escena de 2 a 3, lo que supuso la composición de obras más
complejas y tramas más enervadas. También aumentó el número de
coristas por obra. Asimismo, rompió con la tradición de escribir
trilogías. Esto dio entrada a la valoración individual de cada pieza de
teatro.

Sobre Sófocles, el autor de Edipo rey


Antes de entrar de lleno a comentar un breve argumento de la
obra Edipo rey, vamos a realizar una rápida introducción a la vida
de Sófocles, su autor. Este literato griego pasó sus primeros años
en Corona aproximadamente en el año 495 a.C. Desde ahí
comenzó su educación hasta convertirse en uno de los autores de
la tragedia griega más importantes de su tiempo y de toda la
historia humana.
Tuvo fácil acceso a la educación, ya que nació en el seno de una
familia adinerada. Discípulo aventajado del Lampros, fue autor no
sólo de Edipo rey, también de otras tragedias muy conocidas hoy en
día, como Antígona, Electra o Áyax.
A lo largo de su vida, fue perfeccionando el arte del teatro griego,
logrando una reducción lírica en pro del desarrollo del diálogo,
introducir a más actores en cada obra o dotar de gran relieve a la
indumentaria.

Primera parte de Edipo rey - Resumen


Conocemos ya el breve argumento de la obra Edipo rey, que ha
pasado a la historia como el mito de Edipo, y que incluso da nombre
a una afección psicológica.
Edipo es hijo de los reyes de Tebas, Yocasta y Layo. El rey,
Layo, es advertido por un oráculo de que será este, su vástago,
quien le va a asesinar. Por eso decide escapar a su destino, atando
a su hijo a los tres días de nacer por los pies y dejándolo en manos
de uno de sus esclavos para que lo abandonara a su suerte.
Sin embargo, el esclavo decide darlo a un compañero suyo pastor,
que es súbdito de los reyes de Corinto, Merote y Polibio, quienes, al
no ser capaces de tener hijos propios, viven apenados. Así pues,
reciben con alegría al niño, al que nombran Edipo, y le educan
como un legítimo descendiente que será el futuro rey de Corinto.

Resumen de la segunda parte de Edipo Rey


Como adulto, Edipo recibe la noticia en festín de que no es hijo
biológico de los sabe padres, por lo que queda preocupado y decide
marchar de la ciudad en secreto para consultar con el Oráculo de
Delfos y así saber cuál puede ser la mejor forma de proceder.
Sin embargo, el oráculo se niega a contestar a sus preguntas,
simplemente anuncia a Edipo que va a matar a su propio padre y
se va a acabar casando con su propia madre.
Este decide huir de Corinto para evitar tal hecho, pues enloquece
con la información que ha recibido del oráculo, y desea evitar a toda
costa que se cumpla, pues ama a sus progenitores.

Resumen del argumento de Edipo rey: tercera parte


Así es como durante su travesía, se encuentra con Layo, su
verdadero progenitor, al que mata junto a sus dos acompañantes
confundiéndolos con una banda de ladrones, ya que han estado a
punto de atropellarle por el camino. Esta es la forma en que se
cumplen ambas profecías del oráculo. Se deja llevar por la cólera y
usa su bastón para acabar con ellos, aunque uno consigue escapar
y cuenta que fue agredido por varias personas, de forma que se
rebajase la vergüenza de que se supiera que era uno solo el
agresor.
Edipo se encuentra solo y no tiene hogar, así que llega a Tebas
mientras es acosado por una Esfinge, un monstruo horroroso de
los caminos que mata a cualquier viajero que no sepa responder al
enigma que plantea. Sin embargo, esta se suicida cuando Edipo sí
que resuelve la cuestión.
Resumen del argumento de Edipo rey. Cuarta parte
Llegado a Tebas, y creyendo estos que Layo murió a manos de
asaltantes desconocidos, agradecen a Edipo que les librase de la
Esfinge dando a Yocasta, su verdadera madre, en matrimonio.
Sin embargo, ante una terrible epidemia que está asolando Tebas,
Edipo no sabe cómo actuar, de forma que envía a su cuñado,
Creonte, para que consulte con el oráculo cuál puede ser la mejor
forma de proceder en pro de salvar a su pueblo.
La solución que el oráculo da a Creonte es que para que la
calamidad acabe, se ha de buscar a los asesinos de Layo, el rey
anterior, y castigarlos con el destierro o lo que es peor, la muerte.
Así es como Edipo comienza a buscar información sobre Layo,
el rey anterior, y sabe que fue asesinado en los caminos, cuando
iba rumbo a Delfos con sus sirvientes, y al regreso, acabaron con su
vida, salvándose solo uno de sus siervos.
Edipo hace llevar a su presencia a un adivinador cierto, Tiresias,
que le debe ayudar a descubrir al asesino. Pero este se niega, y
solo cuando es insultado por el rey, accede a participar, culpándolo
a él mismo de haber acabado con la vida de Layo.
Después, Edipo interroga a Yocasta sobre su primer marido, y
observa que los datos que esta le ofrece concuerdan perfectamente
con su asesinato en el camino a Layo. En ese mismo instante, un
mensajero de Corinto le informa que el rey Polibio ha muerto, por lo
que entiende que él es el culpable de la epidemia que asola Tebas.
Final de Edipo Rey
Al ser consciente de la situación, entiende que fue el niño
abandonado por Layo, que ha matado a su propio padre y se ha
casado con su madre. Yocasta. Presa del horror de la situación,
decide suicidarse estrangulándose con sus trenzas.
Edipo, al descubrir a su madre y esposa muerta, se hiere los ojos
con los broches de oro de su manto y se queda ciego. Poco
después, decide exiliarse para acabar con la mala fortuna de Tebas.

De qué se trata
El destino inevitable
El destino de Edipo, presentado de manera tan drástica por Sófocles, ha conmovido a
los lectores y espectadores teatrales durante siglos, ya que toca las cuestiones
fundamentales de la humanidad. Edipo es abandonado de niño por sus padres porque
quieren escaparse del cumplimiento de un mal oráculo. Ignorante de su origen, el niño
sobrevive y crece como el heredero de una casa real vecina y pronto recibe la misma
profecía divina. Precisamente su desesperado intento de huir de esta maldición hace que
Edipo, sin sospechar nada, se convierta en el asesino de su padre y el esposo de su
madre. Gracias a sus facultades sobresalientes, al final tiene que descubrirse a sí mismo.
En la obra Sófocles no solo hace que la voluntad de los dioses triunfe sobre la
intervención humana, sino que también evidencia los límites de la cognición humana:
incluso el más brillante entre los hombres solo al final se dará cuenta de su propio papel
central en el desarrollo de esta tragedia. La cuestión de hasta qué punto nuestro libre
albedrío nos permite actuar libremente frente a los acontecimientos fatales conmueve
también al hombre moderno. Muchos de los temas que se abordan en Edipo rey siguen
siendo actuales hoy día, o mejor dicho, son eternos.

Ideas fundamentales

 Edipo rey es uno de los dramas más importantes de la historia cultural occidental y es
considerado la obra principal de Sófocles.
 Aristóteles describió esta obra como el ejemplo ideal de tragedia.
 La obra se basa en el mito de Edipo, a quien le profetizaron que mataría a su padre y
tendría hijos con su madre.
 Al inicio de la tragedia, la ciudad de Tebas, de la que Edipo es rey, se encuentra
agobiada por una maldición divina.
 Como condición para levantar la maldición, el oráculo de Delfos exige la condenación
del asesino de Layo, el rey anterior.
 Edipo, sucesor de Layo y esposo de su viuda Yocasta, inicia de inmediato una extensa
investigación para dar con el asesino.
 Edipo piensa que es hijo de la pareja real de Corinto.
 Cuando surgen dudas sobre su origen, varias personas tratan de impedir que Edipo siga
buscando a sus verdaderos antepasados.
 Pero Edipo insiste implacablemente en el esclarecimiento de la verdad. Finalmente, se
entera de que es hijo de Layo, a quien mató en una pelea sin conocerlo.
 Yocasta no soporta la vergüenza de ser al mismo tiempo la madre y la esposa de Edipo
y se ahorca.
 Edipo se saca él mismo los ojos porque ya no puede ver su vergüenza y su presunta
culpa ante la verdad revelada.
 Esta tragedia de Sófocles ha conmovido durante siglos el corazón de las personas y se
sigue representando regularmente hasta la fecha.

Resumen
La maldición sobre Tebas
El rey Edipo sale de su palacio en Tebas y se encuentra con una muchedumbre
encabezada por un sacerdote que le pide que remedie la plaga que pesa sobre Tebas
como maldición divina, ya que, desde que Edipo liberó a la ciudad de un monstruo, la
Esfinge, tiene la fama de ser el mejor y más brillante de los hombres y que por ello,
además, es evidente que disfruta de la ayuda de los dioses. Edipo replica que ya ha
enviado a su cuñado Creonte al oráculo de Delfos para que averigüe cómo puede
eliminar la maldición. Poco después se presenta Creonte, quien recuenta que en Delfos
recibió la respuesta del dios Apolo a su clamor: la maldición que asola a Tebas y a su
pueblo se levantará tan pronto como el asesino de Layo, que todavía se encuentra en el
país, sea localizado y haya sido ejecutado o desterrado de Tebas. Layo fue el predecesor
de Edipo en el trono real.

Cómo llegó Edipo a Tebas


El niño Edipo se crio como el heredero del trono del reino de Corinto. Un día, un
corintio borracho le dijo que probablemente no era el hijo biológico del rey Pólibo. En
vista de que este y su esposa Mérope le testimoniaron su gran amor, pero al mismo
tiempo solo dieron respuestas evasivas a las preguntas sobre su origen, Edipo viajó en
secreto al oráculo de Delfos en busca de la verdad acerca de su nacimiento y
ascendencia. Pero en lugar de responder a la pregunta sobre su origen, el oráculo le
profetizó cosas terribles: será culpable de parricidio y de incesto con su madre.
Horrorizado, decidió no regresar más a Corinto para evitar así el cumplimiento de la
profecía del oráculo y, en cambio, viajó en dirección a Tebas. En el camino hacia allá,
en una disputa sobre el derecho de paso, mató a un viajero rico desconocido y a su
acompañante. Solo un sirviente pudo escapar de él.

“¡Oh hijos, descendencia joven del antiguo Cadmo! / ¿Por qué estáis aquí sentados en esta
plaza / en actitud suplicante adornados con ramas? / La ciudad está llena de incienso, a la vez
que de cantos de súplica y gemidos. / Hijos, puesto que no considero justo enterarme de esto /
por mensajeros, o por otros, he venido en persona, yo, / el llamado Edipo, famoso entre
todos””.

Cuando Edipo llegó a Tebas, resolvió el acertijo que planteó la Esfinge y liberó a la
ciudad del terrorismo de esta bestia. En agradecimiento por la liberación, los tebanos
convirtieron a Edipo en el heredero del trono del rey Layo, que había sido asesinado
recientemente. Edipo tomó como esposa a su viuda Yocasta. Con el correr de los años,
procreó cuatro hijos con ella. Ahora, de repente, la ciudad parece estar bajo una
maldición.

Pesquisa para descubrir al asesino


Puesto que, según el oráculo, solo el castigo del asesino de Layo puede anular la
maldición, Edipo empieza de inmediato la investigación correspondiente. El único
sobreviviente del conflicto en el que Layo encontró la muerte informó, en aquel
entonces, que habían sido atacados por una banda de ladrones numéricamente superior.
Pero Creonte no había podido seguir el asunto debido a las dificultades causadas por la
Esfinge. Edipo se dirige al coro –que representa a los más ancianos de los tebanos– y
les pide su ayuda para aclarar el regicidio. El coro implora ayuda a los dioses para la
condenación del perpetrador. Edipo le promete al asesino que, si se entrega, lo dejará
vivir y solo lo enviará al exilio, mientras que amenaza con castigar a quien aloje al
asesino o mantenga trato con él, y maldice al propio asesino si no se entrega. Se
compromete a hacer todo lo que esté a su alcance para que la investigación tenga éxito.

“¡Ea, oh el mejor de los mortales! ¡Endereza la ciudad! / ¡Ea! Ayuda y protégete, porque esta
tierra ahora / te elogia como su salvador por lo que lograste antaño””.

El corifeo propone que consulten al vidente ciego Tiresias, ya que él conoce la


voluntad de los dioses. Edipo contesta que, por consejo de Creonte, ya había mandado
llamar al vidente. Pero cuando este llega, al principio se niega a revelar sus
conocimientos. Insinúa que así sería mejor para Edipo. Solo cuando Edipo lo acusa de
complicidad en el asesinato de Layo, Tiresias rompe su silencio: revela que nadie más
que el propio Edipo es el perpetrador al que buscan.

“Hablas con razón. Pero ningún hombre podría / obligar a los dioses a algo que no quieran””.

Edipo rechaza esta acusación como una provocación. Tiresias le dice, además, que vive
en incesto con Yocasta. En consecuencia, Edipo sospecha de una conspiración de
Creonte para derrocarlo. Pone en duda el don visionario de Tiresias: después de todo, a
pesar de sus habilidades, Tiresias no había logrado liberar a la ciudad de la Esfinge, sino
que fue él mismo, Edipo, quien lo había conseguido. Tiresias responde a Edipo que es él
quien está verdaderamente ciego y le pronostica un amargo final. El vidente se va y deja
la profecía de que el asesino de Layo es alguien nacido en Tebas, que es culpable de
parricidio e incesto y que eso se revelará ese mismo día. Pero incluso el coro no le da
crédito; después de todo, Edipo liberó a los ciudadanos de la Esfinge y se aferran a él en
tanto no se pruebe claramente su culpabilidad. Además, no pueden imaginar cómo un
hombre con tanta inteligencia y virtud, como lo es Edipo, podría ser condenado por
semejante atrocidad.

La verdad sale poco a poco a la luz


Creonte se defiende de la acusación de haber fraguado una intriga en contra de Edipo.
Mientras tanto, Edipo piensa que es extraño que Layo lleve tantos años muerto y que
ahora sea acusado repentinamente de su muerte por el vidente. Además, habían
consultado al vidente por consejo de Creonte. Creonte responde que, como cuñado del
rey, había tenido bastante poder e influencia sin tener que cargar con el lastre del puesto
del rey. No sabía por qué tenían que acusarlo de planes más ambiciosos. El tiempo
demostrará quién es inocente. Pero Edipo se mantiene en sus acusaciones.

“¡Ay, ay! ¡Qué malo es saber cuando eso no es provechoso / para el que sabe! Yo lo sabía
bien, pero / lo olvidé. De lo contrario, no habría venido aquí””.

Entonces, aparece Yocasta para mediar en el pleito entre su esposo y su hermano. Tanto
ella como el coro le piden a Edipo que cese su ataque contra Creonte. Pero Yocasta
también quiere saber qué provocó toda la disputa. Edipo le relata la acusación del
vidente y sus sospechas sobre Creonte. A lo cual Yocasta le asegura que el arte de la
profecía humana no es confiable. Le admite que también a su anterior esposo Layo le
habían profetizado que lo mataría su hijo; en cambio, lo habían matado unos ladrones en
un cruce de caminos. Añade que el hijo, al que la pareja real había abandonado en aquel
entonces por temor al oráculo, de todos modos no habría podido sobrevivir con los pies
atravesados y atados. Así evitaron que fuera parricida.

“Yo no quiero afligirme a mí mismo ni a ti. ¿Por qué / indagas en vano? Por mí no te
enterarás””.

Cuando Edipo se entera de la muerte de Layo en un cruce de caminos, lo invade un


extraño presentimiento. Le pregunta a Yocasta por el lugar del hecho, el aspecto de
Layo y el número de sus acompañantes. Con cada respuesta, Edipo suspira
profundamente. Le cuenta a Yocasta de sus dudas sobre su origen, de su viaje a Delfos y
también de la disputa mortal por el derecho de paso. Edipo empieza a ver claro la
realidad: él mismo es el asesino de Layo. Ahora quiere irse de Tebas, pero no desea
regresar a Corinto, para no convertirse ahí en el asesino de su padre y el esposo de su
madre. Pero Yocasta tranquiliza a Edipo: el criado, que en ese entonces escapó del
conflicto, habló frente a la ciudad reunida de una banda completa de ladrones que había
atacado a los viajeros. Una vez más surge en Edipo la esperanza de que el asesinato de
Layo y su propia pelea en el cruce de caminos sean dos sucesos diferentes.

“Después de esto, solo ultraja a Creonte, lanza a mi boca / inmundicias: ningún mortal será
aniquilado peor que tú””.
Yocasta quiere dar por satisfecha la investigación, pero Edipo insiste en mandar llamar
a ese sirviente. Por propio deseo, a ese sirviente lo habían empleado como pastor muy
lejos de la ciudad después de que Edipo sucediera a Layo. Entonces aparece otra vez el
coro, que habla en defensa de la omnipotencia de los dioses: con toda seguridad, un
criminal no podría escapar de su justo castigo. En caso contrario, sería inútil servir a los
dioses. Si la predicción de los dioses hecha a través del oráculo con respecto a Layo no
se cumpliera, eso significaría una desgraciada pérdida de poder para los dioses.

Mensaje de Corinto
Se presenta un mensajero de Corinto y le anuncia a Edipo que los corintios quieren
designarlo rey, ya que su padre Pólibo ha muerto a causa de su vejez. Yocasta está
encantada, porque ahora Edipo ya no tiene que temer el parricidio profetizado. En
general, piensa, las predicciones de los videntes resultarían cada vez más engañosas y
sin sentido. Pero Edipo aun teme que, en Corinto, al menos pueda perpetrar incesto con
su madre Mérope. El mensajero de Corinto le explica que él no es hijo biológico de la
pareja real. Relata que fue él mismo quien, en ese entonces, llevó al bebé Edipo con la
pareja sin hijos. Al niño se lo había dado un pastor, un criado de Layo. Según se
comprobó, se trata del mismo pastor al que Edipo había mandado llamar y que fue el
único que sobrevivió a la lucha en la que Layo perdió la vida. Yocasta le implora a
Edipo que no prosiga con el asunto; pero él insiste en traer claridad sobre su origen y
ella entra apurada al palacio. El coro expresa la esperanza de que el origen de Edipo sea
noble, incluso quizá divino.

Resolución del enigma


Entonces traen al pastor tebano, el antiguo criado de Layo. Si bien reconoce al
mensajero corintio, al principio quiere evitar que este cuente la vieja historia sobre el
bebé. Después de muchos ruegos y bajo amenazas, relata lo que aconteció en ese
entonces: el oráculo de Delfos le había profetizado a Layo que un día sería asesinado
por su propio hijo. La propia reina Yocasta le había entregado a su hijo recién nacido al
criado para que lo abandonara. Los tobillos del niño habían sido perforados y le habían
atado los pies. La madre quería enviar a su propio hijo a la ruina, porque esperaba evitar
así el parricidio profetizado. El criado compasivo le entregó al niño a un pastor de
Corinto porque creía que la fatal profecía no podría cumplirse debido a la gran
distancia. Edipo reconoce ahora las relaciones: en realidad, él había matado a su padre
Layo y había tomado por esposa a su madre Yocasta. El coro lamenta el destino de
Edipo, representativo de la suerte de todas las personas: todos los que agradecen su
suerte viven en una ilusión, de la cual algún día tendrán un duro despertar.

El escalofriante final
Un criado informa lo sucedido en el palacio real de Tebas después de estas revelaciones:
Yocasta se suicidó. Corrió hacia el palacio, desesperada y tirando de sus cabellos se
dirigió hacia el dormitorio y cerró la puerta tras de sí. Ahí, le reclamó su destino al
difunto Layo. Después, Edipo entró en el palacio con gran agitación, exigió una espada
y preguntó por Yocasta. Ninguno de los hombres quiso darle información, pero los
dioses deben haberle mostrado el camino. Impetuosamente abrió la doble puerta del
dormitorio y allí encontró a Yocasta, ahorcada. Con un fuerte grito, soltó a la mujer de
la cuerda y la tendió en el suelo. Después tomó los broches de oro de su túnica y se sacó
los ojos con ellos. Gritó que sus ojos ya no podían ver el mal que se había cernido sobre
él y que él mismo había causado. Una y otra vez se picó los ojos hasta que la sangre le
corría a raudales por la barba. Edipo y Yocasta fueron alguna vez realmente felices,
comenta el criado, pero ahora solo les ha quedado la deshonra y el sufrimiento.

“Es evidente que en el odio cedes; pero será difícil para ti / cuando pase la ira: las naturalezas
como la tuya / son, con razón, a las que más les duele soportarse a sí mismas””.

El ciego Edipo es conducido fuera del palacio. Acatando su propio veredicto sobre el
asesino de Layo, Edipo exige ahora que lo expulsen de Tebas. El coro se lamenta al ver
a Edipo que se había infligido sufrimiento adicional cegándose a sí mismo. Edipo
insiste en que no tenía otra opción y preferiría también ser sordo. Cuando aparece
Creonte, que mientras tanto se ha apoderado del gobierno de Tebas, Edipo le pide que lo
destierre del país. Pero Creonte quiere esperar primero el veredicto del dios Apolo.
Edipo le pide que cuide a sus dos hijas, Antígona e Ismene; sus hijos podrían cuidarse
a sí mismos, pues son hombres. Cuando Creonte le lleva a las niñas, Edipo las abraza y
lamenta su destino deshonroso, antes de que las conduzcan de regreso a casa.

“¡Ay de mí! Parece que acabo de implicarme a mí mismo, / sin saberlo, en terribles
maldiciones””.

El coro advierte que se reflexione sobre el destino de Edipo, quien pudo resolver el
enigma de la Esfinge, obtuvo mucho poder, fue envidiado por todos y ahora ha tenido
que sufrir semejante desgracia. Ningún mortal debería considerarse dichoso hasta que
llegue al final su vida sin haber sufrido.

Acerca del texto


Estructura y estilo
La tragedia de Edipo rey fue concebida de acuerdo con un esquema básico: en seis
episodios, cada uno de los cuales es interrumpido por las canciones del coro, Edipo se
acerca cada vez más a la verdad. La construcción sencilla solo era necesaria porque, en
ese momento, las tragedias, en el marco de las competencias de poesía en honor del dios
Dionisio, se realizaban de acuerdo con reglas estrictas: al prólogo introductorio siempre
le seguían alternativamente escenas descriptivas y cantos corales. La obra obtiene su
dinámica sobre todo de la interacción de los dos elementos de estilo, coro y actor.
Sófocles aumentó de 12 a 15 los miembros del coro –que, por cierto, en su época estaba
integrado por legos, mientras que los actores ya eran profesionales– y los incluyó en el
diálogo de los actores. En Edipo rey el coro representa a los más ancianos de la ciudad.
Por consiguiente, participa en los acontecimientos y no es solo un elemento que
comenta. Los espectadores, que estaban familiarizados con el mito de Edipo, conocían
los hechos básicos, a diferencia de los personajes, que deben resolver todo en el
transcurso de la obra. Las excepciones son el vidente Tiresias y el mensajero tebano,
quienes fungen como elementos de tensión porque están bajo la presión de Edipo en su
búsqueda de la verdad. En el original griego, la obra también está lingüísticamente muy
estructurada: se establecen acentos mediante diferentes ritmos del habla y una parte de
los acontecimientos se transmite por medio de cantos, de modo que, en su interpretación
original, la obra nos transmite hoy día más la impresión de una ópera barroca que la de
un drama hablado moderno.

Planteamientos de interpretación

 La obra plantea la cuestión de la libertad humana: ¿nuestra vida está predeterminada o


tenemos libre albedrío? Para Sófocles, el libro albedrío está restringido por la voluntad
de los dioses. Querer anular esos límites es para él orgullo desmedido, arrogancia
sacrílega, la verdadera culpa de los seres humanos.
 Edipo rey deja en claro que frente a las complejidades de la vida con frecuencia no es
nada fácil aclarar definitivamente la cuestión de la culpa. Al igual que Edipo, en cierto
sentido, todos somos al mismo tiempo víctimas y perpetradores.
 Sófocles aborda los límites de la capacidad cognitiva humana. Incluso Edipo, en su
gran sabiduría, tiene dificultades para reconocer la desagradable verdad.
 Edipo proyecta el mal de una manera típicamente humana, hacia afuera. Maldice
incluso al asesino de Layo sin saber que la maldición lo alcanzará a él. Este tipo
de ironía dramática se extiende por toda la obra.
 El coro final extrae la lección de todo: la suerte es volátil. Cuando la gente piensa que
está en una seguridad duradera, solo está absorta en una ilusión.
 Un motivo importante es la ceguera: así, por ejemplo, el ciego Tiresias ve la verdad,
mientras que el perspicaz Edipo, que sí ve, es ciego a ella y, al final, cuando reconoce la
verdad, se ciega a sí mismo.

Antecedentes históricos
La cuna del teatro en Europa
Los fundamentos del drama, tal como los establecieron los antiguos griegos, determinan
parcialmente hasta hoy las convenciones del teatro en el ámbito cultural occidental. Los
comienzos de esta forma de literatura se pueden encontrar en las festividades religiosas
en el marco del culto a Dionisio. Estas fiestas estaban marcadas, al principio, por danzas
y cantos, y más tarde, por recitaciones dramáticas. Se dice que en el siglo VI a. de C. el
griego Tespis desarrolló por primera vez los elementos de la tragedia para estas
ocasiones festivas. Él enfrentó al coro con un actor y, así, abrió la posibilidad de un
diálogo y una acción dramática; el poeta Esquilo introdujo un segundo actor en las
escenas, y Sófocles, después, incluso un tercero. Desde el punto de vista temporal, este
último se encuentra entre los otros dos grandes dramaturgos griegos, Esquilo
y Eurípides.

En la época de Sófocles las tragedias se representaban en el marco de las competencias


de dramaturgos que tenían lugar anualmente con motivo de las festividades para el dios
Dionisio. Para este propósito cada poeta tenía que presentar tres tragedias y una
comedia. El funcionario público responsable de los juegos dionisiacos seleccionaba
entonces a tres poetas que competirían entre sí y les asignaba un coro a cada uno para la
ejecución de sus obras. Una comisión de diez árbitros determinaba al ganador. Todo
constituía una festividad espléndida que mantenía en vilo durante varios días a los
habitantes de Atenas.

Origen
Según el poeta Homero, ya alrededor de 800 a. de C. los griegos conocían, en general,
la historia de Edipo. Más tarde los tres grandes poetas griegos escribieron dramas al
respecto, pero solo se ha conservado la trilogía de Edipo de Sófocles. La tragedia
de Edipo rey es la primera parte de la trilogía, pero solo se representó como segunda
obra. Varios años antes se había representado Antígona, cuyo contenido representa la
conclusión de la trilogía. La parte de en medio es Edipo en Colono, que describe el asilo
de Edipo en Atenas. En la competencia de poetas Sófocles presentó 30 veces la
tetralogía de obras prescrita por los estatutos de la competencia y por lo menos 18 veces
ganó el primer lugar. Nunca quedó en tercero, es decir, nunca fue el último; sin
embargo, con Edipo rey solo ocupó el segundo lugar. Se dice que Sófocles escribió en
total 123 obras, pero solo siete de sus tragedias se conservaron íntegras. Una razón de la
pérdida de la mayoría de los dramas es que estos se representaban una sola vez en el
marco de las festividades en honor del dios Dionisio. Es posible que en el prólogo
de Edipo rey se encuentre una alusión a la peste que devastó a Atenas en el año 430 a.
de C. y en la que el estadista Pericles, que era amigo de Sófocles, murió en 429 a. de C.
Hasta hoy no hay información confiable sobre la fecha exacta de la representación de la
tragedia.

Historia de la influencia de la obra


Edipo rey de Sófocles es una de las obras de teatro más exitosas de todos los tiempos.
Ya en su Poética, la exposición de su teoría sobre el arte de la
poesía, Aristóteles considera ampliamente este drama como base para la discusión de la
tragedia ideal. En el transcurso de los años la obra se ha traducido a una multitud de
idiomas, ha experimentado infinidad de puestas en escena en todo el mundo y sigue
siendo, hasta la fecha, objeto de investigación científica. Ha despertado el interés tanto
de filósofos y filólogos como de artistas, sobre todo literatos y dramaturgos. Desde la
Antigüedad hubo adaptaciones libres de la tragedia, como las del poeta y
filósofo Séneca. Incluso el joven Julio César escribió una versión del material. Durante
el Renacimiento italiano la obra redescubierta se convirtió en el drama griego más
conocido.

Der zerbrochne Krug (El cántaro roto, 1808) de Heinrich von Kleist toma el motivo


del investigador como perpetrador, aunque bajo el signo opuesto, imitando
conscientemente a Sófocles. Autores como Pierre Corneille, Voltaire o Max
Fisch han tratado el mito de Edipo en sus obras. Ígor Stravinski musicalizó como un
oratorio escénico una versión textual de Jean Cocteau. Pier Paolo Pasolini trabajó el
tema fílmicamente. Heinrich Müller elaboró una nueva versión de la tragedia que se
estrenó en 1967 en la República Democrática Alemana.

La influencia de Edipo rey también va más allá de la literatura. El hecho de que, al


parecer, la temática de la obra despertaba un interés inusualmente grande en personas de
diferentes épocas fue considerado por Sigmund Freud como prueba del complejo de
Edipo que él postuló: según Freud, en una determinada etapa de la vida, los niños
varones rivalizan con su padre para poder ocupar su posición de poder al lado de la
madre. Carl Gustav Jung y Erich Fromm también trataron la interpretación del mito.

Sobre el autor
Sófocles nació en 497 o 496 a. de C. en la aldea de Colono, cerca de Atenas. Su figura
es el centro de numerosas leyendas. Hasta nuestros días solo han llegado pocos datos
biográficos confiables sobre el curso de su vida relativamente larga para esa época. Su
padre Sófilo era un rico fabricante de armas y Sófocles recibió una buena educación. A
causa de su estatura, su habilidad atlética y su talento musical, supuestamente interpretó
de adolescente la canción de acción de gracias con motivo de la victoria de los griegos
sobre los persas en la batalla naval de Salamina en el año 480 a. de C. En 471 o 470 a.
de C., presentó sus primeros cuatro dramas para la competencia de poetas en las
festividades dionisiacas y, en el primer intento, obtuvo el segundo lugar. En 468 a. de
C., ganó por primera vez esta competencia, y lo logró en comparación directa con el
famoso Esquilo. Por su edad y sus convicciones, Sófocles se encuentra entre Esquilo y
Eurípides, el último de los tres grandes poetas. Con Esquilo, Sófocles aprendió, según
su propia admisión, la escritura de las obras. Al parecer escribió unos 130 dramas, de
los cuales, sin embargo, se conservan muy pocos, entre ellos, la trilogía tebana
de Antígona, Edipo rey y Edipo en Colono.

También podría gustarte