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En la primera parte de este estudio logramos entender y comprender que para leer
la Biblia debemos entender los géneros literarios, de esa forma evitamos cometer
interpretaciones absurdas y erróneas.
El error de la interpretación religiosa general es que muchas veces se centran en
los detalles o accesorios dejando de lado el contexto general de toda la secuencia.
Eso provoca interpretaciones sectarias y erradas.
Miremos otros ejemplos.
Desde la perspectiva de cada profeta y el contexto de su época y mensaje para
cada nación hay "un Día del Señor". La separación arbitraria de los versículos
muchas meces genera un abuso en dónde los teólogos de los grupos religiosos
desconocen el contexto para así generar una falacia argumentativa que supone
que el Día de Jehová mencionado por el profeta tiene necesariamente un
cumplimiento en nuestros días:
Por ejemplo, notemos el texto claro de Sofonías capítulo 2. Un pasaje muy sonado
en los grupos religiosos:
“Agrúpense y congréguense, oh nación que no tiene vergüenza, antes de
que sean desechados y el día pase como el tamo[a]; antes que venga sobre
ustedes el día de la ira del SEÑOR. Busquen al SEÑOR, todos los mansos de
la tierra que ejecutan su decreto. Busquen justicia, busquen mansedumbre;
quizás serán protegidos en el día del furor del SEÑOR. Castigo de las
naciones vecinas “Porque Gaza quedará desamparada y Ascalón desolada.
Asdod será expulsada a mediodía y Ecrón será desarraigada” (Sofonías 2:1-
4).
Cómo notamos con claridad, el Día del Señor o Dia de Jehová tiene que ver con
juicios locales sobre estas naciones: Gaza, Asquelón y Asdod. El profeta nunca
pensó en un "Día del Señor" para miles de años más tarde y con un contexto
global. La interpretación religiosa supone algo no declarado explícitamente en la
profecía.
Cuando leemos con claridad los contextos de los libros proféticos, notamos que
todos "Los Días del Señor" tienen que ver con juicios para el pueblo de Israel o
Naciones cercanas de esos días.
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Este "Día" es usado para describir juicios históricos que vendrían o que ya habían
sido ejecutados en al menos algún sentido (Isaías 13:6-22; Ezequiel 30:2-4,19;
Joel 1:15; 3:14; Amos 5:18-20; Sofonías 1:1,4,14-18). En el primer siglo ocurre
algo semejante. Tal como hemos analizado, los discípulos asociaban la
destrucción de Jerusalén con el fin del mundo y el retorno de Cristo. Y ese anhelo
lo vemos en la mayoría de las cartas apostólicas. Incluso Apocalipsis escrito en
torno a finales del siglo I, describe eventos que pueden asociarse con el Imperio
Romano y la presión sobre los fieles cristianos.
De todas formas, la descripción de sucesos que sugieren intervenciones directas
de Dios sobre las naciones advertidas por los profetas solo se cumplió con la
acción de otros pueblos mediante conquistas militares o cambio de escenarios
políticos.
El lenguaje empleado por los profetas parece describir a fuerzas de la naturaleza o
poderes sobrenaturales ejecutando los juicios, pero en la mayoría de los casos
fueron las fuerzas humanas de otras naciones las que provocaron los cambios.
Incluso, con respecto a Babilonia, hay profecías que nos dan a entender una
destrucción repentina de la ciudad para llegar a ser un montón de ruinas sin
habitantes. No obstante, la desolación de Babilonia fué un proceso gradual que
duró varios siglos. En ningún caso fué de un día para otro.
Miremos el lenguaje del profeta, con respecto Babilonia, en este caso el Profeta
Isaías:
“Y Babilonia, el más hermoso de los reinos, la gloria y el orgullo de los
caldeos, será como cuando Dios trastornó a Sodoma y a Gomorra. Nunca
más será habitada ni será poblada de generación en generación. El árabe no
pondrá allí su tienda ni los pastores harán recostar allí sus rebaños. Pero
allí se recostarán las fieras del desierto, y sus casas se llenarán de búhos.
Allí habitarán los avestruces, y allí danzarán las cabras montesas. En sus
palacios aullarán las hienas, y los chacales en las lujosas mansiones. Su
tiempo está cercano para llegar, y sus días no se prolongarán” (Isaías 13:19-
22).
Notemos lo que la Enciclopedia de Historia Mundial edición en Ingles menciona:
“En el 539 a.C. el imperio cayó en manos de los persas bajo el mandato de Ciro el
Grande, en la batalla de Opis…. Durante la etapa persa, Babilonia floreció
intelectualmente y se convirtió en un centro artístico y educativo. Ciro y sus
sucesores dieron mucha relevancia a la ciudad y la hicieron la capital
administrativa del imperio…. Tras doscientos años de dominación persa, el imperio
cae ante Alejandro Magno en el 331 a.C.; el emperador también dio una gran
importancia a la ciudad y ordenó a sus hombres que no dañasen los edificios ni a
sus habitantes… Para cuando los partos gobernaron la región en el 141 a.C.,
Babilonia había sido abandonada y había caído en el olvido.
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