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2.

HECHOS El 19 de enero de 2001, nueve parejas que padecían de infertilidad


presentaron una demanda contra el Estado de Costa Rica ante la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (en adelante “la CIDH”), esgrimiendo la
violación de sus derechos humanos, protegidos en la Convención Americana
sobre Derechos Humanos (en adelante “la Convención Americana”), como
consecuencia de la prohibición de la FIV.3 El 29 de julio de 2011, la CIDH presentó
el caso ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante “la Corte
IDH”). En su informe de fondo, la CIDH determinó que el Estado de Costa Rica era
responsable por la violación de los derechos a la privacidad, la familia y la
igualdad ante la ley de las nueve parejas.4 El 28 de noviembre de 2012 la Corte
IDH emitió la sentencia. El Estado de Costa Rica fue declarado responsable por la
violación a los derechos consagrados en la Convención Americana a la integridad
personal (Artículo 5.1), la libertad personal (Artículo 7.1), la vida privada (Artículo
11.2) y familiar (Artículo 17.2) y la igualdad (Artículo 1.1) en el ejercicio de estos
derechos por parte del Estado. La sentencia establece un importante precedente
en el desarrollo de la jurisprudencia sobre derechos reproductivos en la región de
América Latina. A continuación, se presenta un análisis de los aspectos más
importantes de dicho precedente.

3. SENTENCIA DE LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS


3.1 Los derechos reproductivos deben ser salvaguardados para asegurar la
protección del derecho a la integridad personal, la libertad personal, y la vida
privada y familiar. La Corte IDH estableció que el derecho a la libertad comprende
el derecho de toda persona a organizar su vida individual y social conforme a sus
opciones y convicciones particulares. Por otro lado, estableció también que el
derecho a la vida privada comprende la decisión de ser madre o padre en el
sentido genético o biológico. La Corte IDH reiteró a su vez que la integridad
personal está directa e inmediatamente vinculada con la atención de la salud.
Finalmente, y “dado el vínculo entre la autonomía personal, la libertad reproductiva
y la integridad física y psicológica”5 , la Corte IDH estableció que “la falta de
salvaguardas legales para tomar en consideración la salud reproductiva puede
resultar en un menoscabo grave del derecho a la autonomía y la libertad
reproductiva titular y ejerza los derechos consagrados en cada uno de dichos
artículos”12. La Corte IDH examinó a continuación el derecho a la vida en el
derecho internacional comparado. En su revisión de la Declaración Universal de
Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, la
Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la
Mujer, la Convención sobre los Derechos del Niño y los sistemas africano y
europeo de derechos humanos, la Corte IDH concluyó que “las tendencias de
regulación en el derecho internacional no llevan a la conclusión que el embrión
sea tratado de manera igual a una persona o que tenga un derecho a la vida”
(énfasis agregado)13. Finalmente, la Corte IDH interpretó que “el objeto y fin de la
cláusula “en general” del artículo 4.1 de la Convención es la de permitir, según
corresponda, un adecuado balance entre derechos e intereses en conflicto”. En el
caso en cuestión, “dicho objeto y fin implica que no pueda alegarse la protección
absoluta del embrión anulando otros derechos”.

3.3 La prohibición de la fertilización in vitro para proteger el derecho a la vida del


embrión afecta desproporcionadamente el derecho de las parejas infértiles a
fundar una familia, la privacidad, la integridad personal y la libertad. La Corte IDH
reconoció que “las parejas sufrieron una interferencia severa en relación con la
toma de decisiones respecto a los métodos o prácticas que deseaban intentar con
el fin de procrear un hijo o hija biológico. Pero también existieron impactos
diferenciados en relación con la situación de discapacidad, el género y la situación
económica, aspectos relacionados con lo alegado por las partes respecto a la
posible discriminación indirecta en el presente caso”. Para la Corte IDH, se
produjo
El origen de esta Sentencia
Este caso se relaciona con la violación de los derechos a la vida privada y familiar,
del derecho a fundar una familia y del derecho a la igualdad y no discriminación,
consagrados en la Convención Americana sobre Derechos Humanos, como
consecuencia de la prohibición general de practicar la técnica de reproducción
asistida de la fecundación in vitro que se daba en Costa Rica. Esta prohibición
estaba vigente en Costa Rica desde el año 2000, tras una decisión emitida por la
Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia. 

Las víctimas del caso son 18 personas que no pudieron acceder a la técnica de
reproducción asistida de fecundación in vitro (FIV), en virtud de la prohibición
general que existía en Costa Rica desde el 2000 para practicar dicha técnica. Tal
prohibición se originó con una decisión emitida por la Sala Constitucional de la
Corte Suprema de Justicia que declaró inconstitucional el decreto emitido en 1995
que regulaba dicha técnica de reproducción asistida. 

Una de las afectadas era Grettel Artavia Murillo, quien junto a su entonces esposo,
contrajo varias deudas para tratar su infertilidad a finales de la década de los 90.

Ante la Corte IDH, su exesposo Miguel Mejías declaró que él “ya había hipotecado
[su] casa, había gastado todos los ahorros que [él] tenía para poder [ellos]
practicar acá la fertilización in vitro en Costa Rica”, pero antes de poder llevarla a
cabo, la técnica fue declarada ilegal en el país (Vea la Audiencia aquí).
En virtud de lo anterior, la Corte dictaminó una Sentencia en que declaró al Estado
responsable por haber vulnerado los derechos a la vida privada y familiar y el
derecho a la integridad personal en relación con la autonomía personal, el derecho
a decidir si tener hijos biológicos a través de una técnica de reproducción asistida,
el derecho a la salud sexual, el derecho a gozar de los beneficios del progreso
científico y tecnológico, así como el principio de no discriminación.
“Es una decisión histórica”, dijo el costarricense Miguel Yamuni, integrante del
grupo de familias que hace dos décadas demandó al Estado de Costa Rica por
una resolución de la Sala Constitucional que en 2000 prohibió la fecundación. “Es
histórica, porque éramos el único país de América que había tenido la osadía de
prohibir esta técnica médica”, declaró Yamuni a la prensa en el momento en que
se dio a conocer la Sentencia.

“Es un fallo histórico en el sentido de que el mensaje para el Estado costarricense


es que, en materia de derechos humanos, ni la Sala Constitucional ni la Asamblea
Legislativa (Congreso) tienen la última palabra”, agregó.

En su Sentencia, la Corte Interamericana ordenó diversas medidas de


reparación:
1. El Estado debe adoptar, con la mayor celeridad posible, las medidas apropiadas
para que quede sin efecto la prohibición de practicar la FIV y para que las
personas que deseen hacer uso de dicha técnica de reproducción asistida puedan
hacerlo sin encontrar impedimentos al ejercicio de los derechos que fueron
encontrados vulnerados en la presente Sentencia. 

2. El Estado debe regular, a la brevedad, los aspectos que considere necesarios


para la implementación de la FIV, teniendo en cuenta los principios establecidos
en la presente Sentencia, y debe establecer sistemas de inspección y control de
calidad de las instituciones o profesionales calificados que desarrollen este tipo de
técnica de reproducción asistida. 

3. El Estado debe incluir la disponibilidad de la FIV dentro de sus programas y


tratamientos de infertilidad en su atención de salud, de conformidad con el deber
de garantía respecto al principio de no discriminación. El Estado deberá informar
cada seis meses sobre las medidas adoptadas para poner gradualmente estos
servicios a disposición de quienes lo requieran y de los planes diseñados para
este efecto.

4. El Estado debe brindar a las víctimas atención psicológica gratuita y de forma


inmediata, hasta por cuatro años, a través de sus instituciones estatales de salud
especializadas, de conformidad con lo establecido en el párrafo 326 de la presente
Sentencia. 

5. El Estado debe implementar programas y cursos permanentes de educación y


capacitación en derechos humanos, derechos reproductivos y no discriminación,
dirigidos a funcionarios judiciales de todas las áreas y escalafones de la rama
judicial.

Se atiende así un fenómeno que no es pasajero, pues se trata de un problema de


salud pública, cuyo origen dice relación con una realidad social: entre el 15 y el
20% de las parejas en edad fértil tienen problemas de fertilidad que deben ser
atendidos adecuadamente por la seguridad social”, destaca el especialista.
Asimismo, los procedimientos médicos se practican bajo directrices emitidas por el
Ministerio de Salud, decretos que vienen a regular tanto los requerimientos de
funcionamiento de los centros de atención FIV. 
Durante los años posteriores a la Sentencia también se han reglamentado las
especificaciones de la técnica en sí, en los decretos ejecutivos 396161 “Normas
Para Establecimientos de Salud, que realizan Técnicas de Reproducción Asistida
y Transferencia embrionaria (FIV)¨ y Decreto 39645 “Normas para la Habilitación
de Establecimientos de Salud, que realizan la Técnica de Reproducción Asistida
de Fecundación In Vitro y Transferencia Embrionaria FIV-TE. 
“En suma, el país ha avanzado satisfactoriamente en esta materia y están dadas
las bases y las condiciones para que el servicio público de FIV sea de primer nivel
y para garantizar la idoneidad profesional y científica con motivo de la puesta en
práctica de esta técnica”, destaca May Cantillano.

El derecho a la fecundación In Vitro en la práctica

En el marco del cumplimiento de la Sentencia se conoce que la Unidad de


Medicina Reproductiva de Alta Complejidad de la CCSS de Costa Rica ha
conseguido una tasa de embarazo de 53 % lo cual supera las expectativas y lo
posiciona como un centro de alta capacidad y rendimiento.
El padre de Isabel, don Enrique Rodríguez, agradeció a todo el equipo y a la Caja
tras el parto y expresó que Isabel es el fruto del amor con su esposa y que ahora
vendrá los chineos y disfrute «Ella es la luz de nuestras vidas… el amor que
floreció de mi esposa y mi persona, muchos años que estuvimos esperando y
creíamos, que no íbamos a tener y ahora aquí la tengo» dijo el orgulloso padre. 

El embarazo de Keilyn y don Enrique se alcanzó con el trabajo de la Unidad de


Medicina Reproductiva de Alta Complejidad de la CCSS que se inauguró en julio
del 2019.

El doctor Jerchell Barrantes Solórzano, coordinador médico de esa unidad, dijo


que la llegada de Isabel era muy esperada por el equipo humano que labora ahí y
recordó que la implementación de este servicio requirió de un gran esfuerzo
institucional, que incluyó la identificación y la planificación de todos los insumos
requeridos para la realización de este procedimiento: recurso humano
especializado, medicamentos hormonales y necesidades de equipamiento e
infraestructura.

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