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Modos de ver

John Berger
Ensayo 1

Historia del Pensamiento y de las Ideas Estéticas

Cecilia Ojeda Polo

Grupo B
¿Cómo se puede producir un cambio tan drástico en nuestra relación con el arte y el
modo de verlo? Según John Berger, al principio, las imágenes se hicieron para evocar la
apariencia de algo ausente. Las imágenes podían sobrevivir al objeto representado. Los
hombres y mujeres del paleolítico no eran conscientes de que estaban realizando arte,
cuando tallaban piedras o realizaban las pinturas rupestres. ¿Por qué ocurría esto? El
individuo dependía constantemente de la naturaleza y de su entorno para sobrevivir,
tenía una relación mágica con el mundo, y por tanto el arte era el resultado de una
representación enormemente vinculada a la realidad. El arte surge de la magia, se
podría afirmar. Cabe destacar la cita de Adorno: “El arte es magia liberada de la
mentira de ser verdad”.

Según pasa el tiempo, en el Neolítico, podemos apreciar que aparecen los primeros
signos en las cuevas, lo que pone de manifiesto que existía una finalidad, la de
transmitir y fijar una idea. Aquí es cuando el ser humano empieza a darse cuenta del
poder que tiene y en consecuencia, a dominar la naturaleza, humanizándola. El arte
pierde su vinculación a la magia.

Unos siglos más tarde nos situamos en Grecia. En esta cultura el modo de ver, no sólo
en el arte, sino de entender la realidad, está vinculado al desarrollo del pensamiento
filosófico. Está vinculado a una concepción de un cosmos armónico, principalmente.
Tenemos constancia de ello por los Pitagóricos, por ejemplo. Al contemplar la realidad,
veían una ley y una proporción divina en la naturaleza, la physis se basaba en una
medida y proporción de base matemática, la entidad numérica era la realidad. Se
podría decir que el número era el centro de todas las cosas y por tanto, esto
condicionó al arte, sometido a un canon objetivo. La arquitectura debía ser ideal,
objetiva, tener unas medidas perfectas.. El modo de ver, en términos generales, estaba
vinculado al canon y los hombres y mujeres de esta época no eran conscientes de que
cada uno de ellos podía ver las cosas de una manera distinta. Esta relación empieza a
cambiar con la llegada de los sofistas, pues ellos revolucionaron todos los valores
griegos.

Hay distintas formas de entender la verdad porque depende del punto de vista de los
individuos. Es una posición totalmente relativista, que afectó al arte, pues lo bello
dependía del orden sensible y de la proporción de cada uno. Aquí, el modo de ver,
podría empezar a cambiar, empero, fueron enormemente rechazados, pues
instauraron una gran subjetividad en el ámbito artístico que chocó con el pensamiento
griego. Cuestionaron los fundamentos de un estado democrático. A la aristocracia no
le convenía que las personas comenzaran a plantear problemas. Esto pone de
manifiesto que cuando el arte pretende ser más autónomo y tener su propio poder, la
élite se “revoluciona”, pues no le interesa perder su hegemonía sobre el arte o sobre
cualquier otra cuestión. Este problema, se retrata mejor durante la Edad Media.
Entonces, en el mundo griego, realmente evoluciona mucho el pensamiento filosófico,
pero si nos atenemos al individuo y su modo de ver, además de su relación con el arte,
desgraciadamente apenas existe una independencia. El arte estaba vinculado a la
medida, la utilidad, el placer, lo verdadero, lo adecuado.. al igual que la belleza. Pero
esta, todavía no tenía un carácter autónomo, por lo que el arte no tenía su propia
autoridad.

Durante la Edad Media, los problemas no cesan. Santo Tomás de Aquino decía: “el
pensamiento medieval reduce siempre el concepto de la belleza a las ideas de
perfección, proporción y brillo”. “El hombre antiguo no tenía conciencia de una belleza
artística, pues estaba enormemente vinculada a Dios y la experiencia divina”, según
Huizinga (El otoño de la Edad Media). Esto pone de manifiesto que la belleza era un
reflejo de un Dios bueno y omnipotente. El cosmos estaría vinculado a Dios. Toda la
sociedad servía a Dios, el fin último, y esto se puede observar con la construcción de
las catedrales góticas, en las que el objetivo era llegar al cielo y alcanzar a Dios. Por
tanto, si todo gira en torno a Dios, el modo de ver tampoco va a ser autónomo. Sólo se
va a mostrar una perspectiva relacionada con la religión.

A todo esto se suma una enorme jerarquización social, ¿Todos y todas tenían acceso al
arte? Claramente no era posible. El arte sólo podía ser cultivado por aquellos y
aquellas que tenían los recursos suficientes. Las obras de arte se encontraban en el
interior de los templos e iglesias y no todos tenían acceso a ellas.

Durante el Renacimiento, se empiezan a representar las cosas tal como son, sin estar
ligadas a la religión o a la naturaleza, o a cualquier otro tipo de poder. No hay
convenciones, se podría decir, aunque realmente no es cierto. Es verdad, que los
cuadros representan las cosas como son, pero también están sujetos a un canon y a
una perspectiva. John Berger establece: “todo dibujo o pintura que utilizaba la
perspectiva proponía al espectador como centro único del mundo” La perspectiva
estaba sometida al mismo tiempo a una convención. “El ser humano es la medida y el
centro de todas las cosas”, decían sofistas como Protágoras, aunque sería mejor decir
el “ojo humano”. La perspectiva será un tema que genere muchos problemas, según
avancemos en el tiempo, pero en términos generales durante el Renacimiento,
tampoco existió una libertad para el individuo y para el arte. Todo empezó a depender
de los mecenas, aquellos que encargaban las obras de arte a los pintores y escultores,
por tanto todas estas obras estaban condicionadas a su modo de ver.

Tiene que pasar mucho tiempo para que las cosas comiencen a cambiar. Con la
aparición del impresionismo se establece que lo visible es un fluir continuo. Cambia el
modo de ver de los artistas. Sin embargo, podemos apreciar cómo fueron rechazados,
pues estaban proponiendo algo opuesto a lo habitual. “El almuerzo campestre” de
Manet, fue presentada en el Salón oficial de 1863 en Francia. No fue admitida y pasó a
formar parte del extenso cartel del Salón de los Rechazados, ya que hablaba de la
libertad del artista. La principal crítica fue la desnudez injustificada de la mujer, ya que
no se trataba de una escena mitológica. Cuando Monet pintó “La catedral de Ruán”
dijo: “Todos los días capto y sorprendo alguna cosa que todavía no había sabido ver.. !
Qué difícil de hacer es esta catedral! Concluyendo, todo cambiaba constantemente y
este movimiento de artistas eran conscientes de ello. Y también surgió la conciencia de
que había más “mundo”. Los pintores empezaron a reflejar ambientes lejanos y
exóticos y a verse interesados por ellos.

Ya en el siglo diecinueve y veinte podemos apreciar los principales cambios. Según Paul
Clay: “El arte no busca reproducir lo visible, hace visible” Comienzan las
incorporaciones de los medios de reproducción, que realmente van a revolucionar la
vida. Aparece la cámara, que aporta la posibilidad de ver dos imágenes al mismo
tiempo, dando igual el espacio. Los modernos medios de comunicación nos dan acceso
a obras que antes no eran accesibles para todos los individuos.

El arte durante la Edad Contemporánea sigue en manos de una autoridad, en este


caso, los medios de reproducción. “El arte del pasado se ha convertido en una cuestión
política”, propone John Verger. Ahora, los museos son los que recopilan un conjunto
de obras de arte, dándoles un sentido, son el poder de una nación entera. El problema
es que el arte se ha convertido en un mero reclamo turístico y económico, lo que
importa es a quién beneficia la obra. Seguimos ante una sociedad dividida, en la que la
élite es la que dirige el camino del arte, además de nuestro camino. Ante esta
situación, entonces ¿Cómo es nuestro modo de ver? Si nos damos cuenta, tampoco es
libre. Estamos condicionados a los medios de reproducción, a la publicidad, la cual nos
da una perspectiva determinada.

En el ámbito artístico, quizá si se puede apreciar una mayor evolución. Los


movimientos vanguardísticos fueron sumamente importantes porque revolucionaron a
la sociedad. “La fuente” de Marcel Duchamp, fue rechazada cuando la presentó en la
American Society of Independent Artists en abril de 1917. No era considerada una obra
de arte porque sólo había dado la vuelta a un urinario, decían. Instauró la
consideración de ¿Qué es arte? ¿Qué no es arte?. Destruyó lo que se había entendido
por arte hasta ese momento. Pero los artistas contemporáneos nos dan a conocer su
punto de vista. Cada obra tiene su propia coherencia interna y un mensaje
determinado, un significado de su propio autor que nos embarca en un mundo de
suposiciones y de diversas interpretaciones ante la incertidumbre del
desconocimiento, algo inexplicable en épocas anteriores.

Entonces, es verdad que por una parte el arte ha conseguido una mayor autonomía, en
nuestros tiempos. Nosotros y nosotras también podemos apreciarlo más libremente,
desde lo que pensamos. El problema es que lo que pensamos está condicionado por el
punto de vista que impone la sociedad y los medios de comunicación. Entonces, hasta
que no nos separemos de ello, nuestro modo de ver nunca alcanzará su libertad.
Nietzsche establece que no tenemos ni libertad, ni igualdad, ni solidaridad, en este
mundo, aunque lo parezca y nos muestren constantemente esa imagen idealizada.
Vivimos en continuas ideologías, que como decía Karl Marx son un pensamiento
engañoso que nos aliena y que enmascara la realidad. Es la visión del mundo de la
clase dominante. Por tanto, nuestro modo de ver, por concluir, sería el de la clase
dominante, que trata de mostrar que somos libres. Todo el arte se ha convertido en
una mera convención política, por lo que su autoridad ha quedado sepultada y toda
perspectiva sigue estando condicionada a algo externo, seguimos sin ser libres de
nuestro pensamiento.

Bibliografía:

John Berger, Modos de ver.

Huizinga, El otoño de la Edad Media.

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