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Arauca, Arauca.

Junio de 2022

SEÑOR
JUEZ DEL CIRCUITO DE ARAUCA (REPARTO)
E. S. D.

Ref. Acción de Tutela para proteger los derechos fundamentales a la igualdad, la dignidad
humana, el debido proceso, la inclusión en el RUV, la ayuda humanitaria y la reparación
integral
Accionante: TOMAS ENRIQUE TORRES
Accionado: PERSONERÍA MUNICIPAL DE ARAUCA Y LA UNIDAD PARA LA ATENCIÓN
Y LA REPARACIÓN INTEGRAL A LAS VÍCTIMAS

TOMAS ENRIQUE TORRES, mayor de edad, identificado con la cédula de identidad No. 15.451.806 de
Venezuela, domiciliado en la ciudad de Arauca, actuando en nombre propio, invocando el artículo 86 de la
Constitución Política de 1991, acudo ante su Despacho para instaurar ACCIÓN DE TUTELA en contra de la
PERSONERÍA MUNICIPAL DE ARAUCA Y LA UNIDAD PARA LA ATENCIÓN Y LA REPARACIÓN
INTEGRAL A LAS VÍCTIMAS con el objeto de que se protejan mis derechos constitucionales como lo son
la igualdad, la dignidad humana, el debido proceso, la inclusión en el RUV, la ayuda humanitaria y la
reparación integral, que se encuentran amenazados, conforme se puede evidenciar en los siguientes:

HECHOS

1. Me identifico como un ciudadano colombiano de 48 años y mi núcleo familiar está conformado por
mi compañera permanente MARELIS GUERRERO de xx años y mis hijos ANGEL NEIVA, de 17
años y ENRIQUE NEIVA GUERRERO, de 16 años; todos ellos de nacionalidad venezolana
identificados con cédulas de identidad de ese país.
2. Cuando tenía 8 años (en los años 80) me vi obligado junto con mis padres a desplazarnos desde
Barrancabermeja, de donde somos oriundos, a Arauca, a raíz del conflicto armado que en ese
momento se intensificó en la zona. No tengo recuerdos muy claros de esa época, pero recuerdo
que eran habituales las amenazas por parte de actores armados y que mi padre siempre decía que
debíamos tener cuidado, hasta que una vez nos tuvimos que ir.
3. En Arauca viví hasta que tenía 18 años, para ese momento a mi padre le indicaron que las cosas
habían mejorado y él decidió regresar junto con mi madre a Barrancabermeja, sin embargo, en mi
caso ante la falta de oportunidades y el deseo de salir adelante decidí irme a Venezuela a trabajar.
4. Llegué en el año 1993 aproximadamente y me asenté en Lorsa, Estado Apure, allí trabajaba en la
pesca y como jornalero en algunas ocasiones. Con esto logré más adelante adquirir una parcela a
la cual me dediqué por muchos años. En Venezuela también construí mi familia con una mujer
venezolana con quien tuvimos 2 hijos.
5. En Venezuela duré 22 años, sin embargo, nuevamente a raíz de la violencia nos tocó salir huyendo,
para garantizar nuestras vidas y seguridad.
6. Desde hace aproximadamente 7 años empezamos a evidenciar como el conflicto armado
colombiano empezó a repercutir en nuestra vida en Venezuela. Los grupos del ELN y las FARC
empezaron a hacer presencia en la zona y era frecuente una lucha territorial, donde cada vez se
hacían más habituales los bombardeos entre estos actores e incluso la guardia venezolana.
7. Esta situación era particularmente grave en la zona rural en la que vivíamos, de hecho, recuerdo
que una noche un vecino nos dijo que iba a haber un enfrentamiento, y nos fuimos al otro lado del
río y efectivamente esa noche fue horrible, hubo muchos disparos y no pudimos volver a nuestras
casas. Esto fue hace 3 años aproximadamente.
8. Debo ser específico en que vivíamos en zona rural de Lorsa, Estado Apure, el cual es zona de
frontera con los municipios de Caracol e Infante.
9. En ese momento no pudimos salir porque pensábamos en cuidar nuestras únicas pertenencias y la
tierra que con tanto esfuerzo habíamos adquirido, sin embargo, esta situación cada vez fue
agravándose más y en septiembre de 2021, sin otra alternativa salimos para Colombia para poder
garantizar nuestra vida; quedarse en Venezuela ya no era una alternativa.
10. Con respecto a la situación de los miembros de mi familia debo mencionar que actualmente se
encuentran a la espera del Permiso por Protección Temporal, producto de acogerse al Estatuto
Temporal de Protección para Migrantes Venezolanos. Mis hijos no han podido acceder a la
nacionalidad pese a que yo soy colombiano, porque no cuentan con sus partidas de nacimiento
debido a que las que teníamos las entregamos para tramitar sus cédulas y no podemos volver a
Venezuela a buscar otra, sumado a que actualmente la Registraduría exige dicho documento
apostillado.
11. Actualmente residimos en la ciudad de Arauca, específicamente en Brisas del puente, donde nos
prestaron un lugar donde vivir.
12. Estando en Arauca, el pasado 23 de mayo asistí a la Personería municipal de Arauca, que queda
ubicada más adelante de los bomberos, a presentar la declaración por los hechos sufridos, con el
propósito de que se iniciara el trámite para que se me reconociera la condición de víctima del
conflicto armado, sin embargo, el funcionario que me atendió (no recuerdo su nombre) me
manifestó que esto no se podía porque los hechos habían ocurrido en un lugar diferente a
Colombia.

DERECHOS VULNERADOS
De conformidad con los hechos descritos y lo consagrado en el ordenamiento jurídico colombiano, estimó
violados y vulnerados los derechos fundamentales a la IGUALDAD, la DIGNIDAD HUMANA, el DEBIDO
PROCESO, la INCLUSIÓN EN EL RUV, la AYUDA HUMANITARIA y la REPARACIÓN INTEGRAL.

FUNDAMENTOS JURÍDICOS

Una vez expuestos los hechos que dan lugar a la presente acción, me permito señalar los argumentos que
fundamentan mis pretensiones:

1. Competencia

Teniendo en cuenta lo establecido en el artículo 1, numeral 2 del Decreto 333 de 2021, en el que se señala
que “Las acciones de tutela que se interpongan contra cualquier autoridad, organismo o entidad pública del
orden nacional serán repartidas, para su conocimiento en primera instancia, a los Jueces del Circuito o con
igual categoría.” y teniendo en cuenta además, lo dispuesto en el artículo 37 del Decreto 2591 de 1991 que
indica “son competentes para conocer de la acción de tutela, a prevención, los jueces o tribunales con
jurisdicción en el lugar donde ocurriere la violación o la amenaza que motivaren la presentación de la
solicitud.” Es claro que le corresponde al Juez del Circuito de Arauca conocer la presente acción de tutela.

2. Consideraciones generales sobre la doble afectación

3. Requisitos de procedibilidad

La acción de tutela ha sido reconocida en el artículo 86 de la Constitución Nacional, el cual dispone que:
“Toda persona tendrá acción de tutela para reclamar ante los jueces, en todo momento y lugar, mediante un
procedimiento preferente y sumario, por sí misma o por quien actúe a su nombre, la protección inmediata
de sus derechos constitucionales fundamentales, cuando quiera que éstos resulten vulnerados o
amenazados por la acción o la omisión de cualquier autoridad pública”. Y ha sido definida
jurisprudencialmente como un mecanismo de defensa judicial al cual puede acudir toda persona para
obtener la protección inmediata de los derechos fundamentales, cuando éstos resulten vulnerados o
amenazados por la acción u omisión de cualquier autoridad pública o de los particulares en los casos que
señale la ley1.

1
Corte Constitucional, Sentencia C-483 de 2008 MP Rodrigo Escobar Gil
Asimismo, según lo dispuesto en el artículo 86 constitucional, para la procedencia de dicha acción, se hace
necesario el cumplimiento de unos requisitos, por un lado, la acción de tutela se debe interponer en un
término razonable y proporcionado, cumpliendo así con el principio de inmediatez, y por último, se debe
cumplir con el requisitos de subsidiariedad, en tanto ella sólo procede en el evento en el que afectado no
cuente con otro medio de defensa judicial, o cuando existiendo éste, sea presentada como mecanismo
transitorio para evitar la ocurrencia de un perjuicio irremediable 2.

i. Principio de inmediatez.

En lo que respecta al requisito de inmediatez, la Corte Constitucional se ha pronunciado indicando:

“Por su parte, la inmediatez exige que la acción de tutela sea promovida en un tiempo breve,
contado a partir del momento en el que por acción u omisión se produce la amenaza o vulneración
de los derechos fundamentales. Ello se explica, en tanto el propósito de la acción de tutela es la
protección “inmediata” de los derechos constitucionales fundamentales, siendo entonces inherente
a la naturaleza de dicha acción, brindar una protección actual y efectiva de aquellos. Conforme con
esto, a través de la exigencia del requisito de inmediatez se pretende evitar que el recurso de
amparo constitucional sea empleado como una herramienta que premie la desidia, negligencia o
indiferencia de los actores, o se convierta en un factor de inseguridad jurídica, al permitir que la
acción de tutela se promueva en un tiempo excesivo, irrazonable e injustificado a partir del
momento en que se causó la amenaza o violación de los derechos fundamentales. Si bien la
jurisprudencia constitucional ha establecido que no existe término expreso de caducidad para la
acción de tutela, también ha precisado que la inmediatez en su interposición sí constituye un
requisito de procedibilidad, pues ésta debe ser intentada dentro de un plazo razonable y oportuno,
lo cual es coherente con el fin de aquella y la urgencia manifiesta de proteger el derecho
fundamental amenazado o conculcado.” 3

En este sentido, es claro que en el presente caso sí se cumple con este requisito de procedibilidad, toda vez
que ….

ii. Principio de subsidiariedad.

Conforme al inciso 3 del artículo 86 de la Constitución, la acción de tutela sólo procede cuando no hay otros
medios de defensa, a menos de que esta se use como un mecanismo transitorio para evitar un perjuicio
irremediable. Al respecto, se ha pronunciado la Corte Constitucional, mediante Sentencia T-375 de 2018
mediante la cual señaló lo siguiente:
2
Corte Constitucional, Sentencia C-483 de 2008 MP Rodrigo Escobar Gil.
3
Corte Constitucional, Sentencia T- 244 de 2017 MP José Antonio Cepeda Amarís.
“El principio de subsidiariedad, conforme al artículo 86 de la Constitución, implica que la acción de
tutela solo procederá cuando el afectado no disponga de otro medio de defensa judicial, salvo que
se utilice como mecanismo transitorio para evitar un perjuicio irremediable. Sobre el carácter
subsidiario de la acción, la Corte ha señalado que “permite reconocer la validez y viabilidad de los
medios y recursos ordinarios de protección judicial, como dispositivos legítimos y prevalentes para
la salvaguarda de los derechos”. Es ese reconocimiento el que obliga a los asociados a incoar los
recursos jurisdiccionales con los que cuenten para conjurar la situación que estimen lesiva de sus
derechos.
En otras palabras, las personas deben hacer uso de todos los recursos ordinarios y extraordinarios
que el sistema judicial ha dispuesto para conjurar la situación que amenaza o lesiona sus
derechos, de tal manera que se impida el uso indebido de este mecanismo constitucional como vía
preferente o instancia judicial adicional de protección.
No obstante, como ha sido reiterado por la jurisprudencia constitucional, el presupuesto de
subsidiariedad que rige la acción de tutela debe analizarse en cada caso concreto. Por ende, en
aquellos eventos en que existan otros medios de defensa judicial, esta Corporación ha
determinado que existen dos excepciones que justifican su procedibilidad:
(i)cuando el medio de defensa judicial dispuesto por la ley para resolver las controversias no
es idóneo y eficaz conforme a las especiales circunstancias del caso estudiado, procede el
amparo como mecanismo definitivo; y,
(ii) cuando, pese a existir un medio de defensa judicial idóneo, éste no impide la ocurrencia de
un perjuicio irremediable, caso en el cual la acción de tutela procede como mecanismo
transitorio”4
Por lo anterior, en la presente acción si se cumple con el requisito de subsidiariedad, toda vez que la acción
de tutela es el único mecanismo eficaz e idóneo para exigir la protección y la garantía a los derechos
fundamentales ….

4. Derechos fundamentales vulnerados.

Habiendo precisado lo anterior, procederé a demostrar las violaciones de cada uno de los derechos
alegados, afectaciones que se sustentan en los siguientes argumentos:

i. Derecho a igualdad y no discriminación

Como uno de los problemas jurídicos que surgen por lo que me ocurre está si la Personería municipal de
Arauca al no tomar mi declaración por los hechos victimizantes vividos en territorio venezolano por
actuación de grupos al margen de la ley colombianos, manifestando que al no haber ocurrido colombiano
están impedidos a recibirla ¿vulnera mi derecho a la igualdad y no discriminación?
4
Corte Constitucional, Sentencia T- 375 de 2018, MP Gloria Stella Ortiz Delgado.
En Colombia existen diversas normas que evidencian que las personas deben ser tratadas de manera
igualitaria, sin ser discriminadas, en el artículo 1 de la Constitución Política, el Constituyente señaló que
como estado social de derecho debe respetar la dignidad de las personas; en el artículo 13 hace referencia
a la obligación que se tiene de tratar con igualdad a toda persona, incluso aquí no se hace distinción de
nacionalidad porque se dice “todas las personas (…) recibirán la misma protección y trato de las
autoridades y gozarán de los mismos derechos” (Constitución Politica de Colombia, 1991).

En la Ley 1448 de 2011, el legislador colombiano enfatizó que las personas que vivieron hechos
victimizantes deberán ser reconocidas sin hacer distinción por origen nacional o familiar, dando prevalencia
al principio y derecho humano de la igualdad y la no discriminación. El alcance de garantía al derecho a la
igualdad está el aplicar enfoque diferencial a población que se enfrenta a situaciones diversas que los
exponen a vulneraciones continuas, como es el caso de la población desplazada por ser víctimas del
conflicto armado, la población refugiada, los niños y niñas, las mujeres, entre otros.

En el artículo 13 de la Ley 1448 de 2011, se señala el enfoque diferencial como principio[1], el cual
reconoce que las entidades del estado deben actuar a favor de las personas que han sido categorizadas
como sujetos para aplicación de enfoque diferencial para que se les garantice efectivamente el acceso a
sus derechos y la protección de causas de las cuales podría ser responsable el Estado colombiano como lo
son los actos de grupos armados al margen de la ley.

La Corte Interamericana en el 2010, en caso Vélez Loor Vs. Panamá reforzo que el derecho a la igualdad y
no discriminación hace parte del Ius Cogens, por lo tanto, su carácter vinculante dentro de los estados
latinoamericanos – incluyendo no solo funcionarios judiciales sino también de la administración – es amplia.
En esta Sentencia con Serie N. 218 refiere que “los Estados tienen la obligación de no introducir en su
ordenamiento jurídico regulaciones discriminatorias, eliminar las regulaciones de carácter discriminatorio,
combatir las prácticas de este carácter y establecer normas y otras medidas que reconozcan y aseguren la
efectiva igualdad ante la ley de todas las personas”.

En el caso concreto se puede observar una vulneración masiva de derechos, pues no solo se me está
negando la no toma de declaración de hechos victimizantes, sino que me está negando la categorización
como víctima, también se ve vulnerado el derecho de reconocimiento de la nacionalidad colombiana a mis
dos hijos MARELIS GUERRERO y ÁNGEL NEIVA, puesto que ellos junto conmigo salimos de nuestro lugar
de residencia en Lorsa, Estado Apure en Venezuela por causa del conflicto armado que se evidenciaba
entre las FARC Y el ELN, grupos armados provenientes de Colombia, todo esto afectando la dignidad
humana e igualdad a mí y a mi familia, los cuales son derechos consignados en el ordenamiento jurídico
colombiano, del que se pretende el Estado garantice a toda persona para dar cumplimiento a sus
obligaciones.

Afectaciones diferenciadas en el marco del conflicto frente a sujetos de especial protección


constitucional.

Colombia ha sido uno de los países que mayor afectación ha tenido en la seguridad y convivencia de sus
habitantes, algunas de las evidencias de esta afirmación han sido las movilidades internas forzosas,
registros de torturas, afectaciones psíquicas y físicas por actuaciones de grupos al margen de la ley y la
fuerza pública a miembros de familias compuestas por madres o padres cabeza de familia, personas
mayores de edad, niñas y niños, que según la Corte Constitucional son sujetos de especial protección
constitucional[2], el cuidado y solidaridad que debe brindarles el Estado Colombiano[3] y la población que
habita en el mismo se debe a que para estos sujetos son mayores los obstáculos que se presentan para
acceder a servicios básicos, lo que lleva a que la afectación a sus derechos sea frecuente y en altos
porcentajes.

La Corte manifestó que “entre los grupos de especial protección constitucional se encuentran: los niños, los
adolescentes, los ancianos, los disminuidos físicos, psíquicos y sensoriales, las mujeres cabeza de familia,
las personas desplazadas por la violencia y aquellas que se encuentran en extrema pobreza” (Sentencia T-
167, 2011).

Las víctimas del conflicto armado[4], en específico las que han sido desplazadas de su lugar de origen o
habitación dentro del marco del conflicto armado son sujetos de especial protección, del que el 50.2 % son
mujeres (Red Nacional de Información, 2022), quienes independientemente de su categorización de
víctimas han sido consideradas sujetos de especial protección constitucional, la mujer es parte del grupo
vulnerable que merece cuidado especial para que el acceso a oportunidades y derechos sea igualitario que
el de otras personas que sí gozan de las garantías mínimas que se tienen por el hecho de ser población
habitante de un Estado social de derecho.

Tanto a mujeres como a comunidad LGBTI, personas con discapacidad, menores de edad merecen que se
aplique el principio de igualdad para el ejercicio de actividades, profesión, acceso a derechos, aun más
cuando han padecido situaciones dentro del marco del conflicto armado. No se puede desconocer que las
mujeres han tenido mayor afectación por actuaciones de grupos al margen de la ley, incluso por actos de la
fuerza publica y esto se debe a que han sido víctimas de secuestro, reclutamiento forzado, violencia sexual,
homicidio, tortura, desplazamiento forzado, entre otros hechos victimizantes que atentan de manera directa
y grave derechos esenciales como la dignidad humana y la honra.

Otro grupo de personas que requiere de enfoque diferencial en el marco del conflicto armado son las que se
identifican dentro de LGBTI, según estudio:

De las víctimas del conflicto armado incluidas en el Registro Único de Víctimas (RUV), 3.731 víctimas
se reconocen como personas LGBTI y 426 víctimas como personas intersexuales. Las víctimas
LGBTI están incluidas por 7.274 hechos victimizantes y las víctimas intersexuales por 624 hechos
victimizantes. Se destaca igualmente la inclusión en el RUV de la Mesa LGBT -Casa Diversa- de la
Comuna 8 de Medellín (Antioquia), el colectivo Crisálidas de San Rafael (Antioquia) y la Comunidad
LGBTI del municipio del Carmen de Bolívar (Bolívar), como sujetos de reparación colectiva,
reconociendo de esta forma la existencia de daños sobre un colectivo debido a la OSIGD de sus
integrantes (Observatorio sobre la JEP, 2021).

Reconocimiento de los migrantes y refugiados como sujetos de especial protección.

Al mencionar los sujetos de especial protección se hace referencia a las minorías de personas que
presenten una vulneración en sus derechos en razón de situaciones que se hacen visibles por su origen
étnico, posición religiosa o por su origen o práctica lingüística que difiere del resto de la población.
Colombia desde la expedición de la Constitución de 1991 se ha consagrado como un Estado Social de
Derecho, tiene como eje fundamental la dignidad humana de las personas, por lo tanto, se establecen una
serie de garantías, principios, medidas de protección, derechos que se le deben brindar a todas las
personas sin distinción alguna, sin importar la raza, color de piel, religión, nacionalidad, estrato
socioeconómico, educación, etc. También se le da cumplimiento de estos derechos a un grupo de personas
que presentan una debilidad de vulneración manifiesta, que, a las demás personas dentro de la sociedad,
es decir a los refugiados.

Al hacer señalar que los refugiados presentan una debilidad frente a las demás personas se quiere decir
que, su situación es de desigualdad porque las instituciones, el Estado y hasta la sociedad pueden
pronunciarse equívocamente ya que el trato podría ser diferente (parcial o con de conocimiento de
derechos) respecto al resto de la población, dejando a un lado que al considerarse sujeto de especial
protección necesitan el acompañamiento de las entidades estatales para que se les otorgue la correcta
administración a la justicia.

Conforme la Corte Interamericana de Derechos Humanos en su sentencia de Derechos y garantías de niñas


y niños en el contexto de la migración y/o en necesidad de protección internacional, el fenómeno que se
vive en América del Sur en cuanto al fenómeno migratorio y en especial haciendo referencia a los sujetos de
especial protección hace un llamado a los Estados partes para hacer cumplimiento de su normatividad y de
generar acciones para la debida protección de los migrantes especialmente a los menores de edad, en
cuanto no sean afectados sus derechos por razón de su nacionalidad, y por ende el Estado deben dar
revisión a cada caso en particular para poder respetar las garantías de los migrantes.

En otras sentencias que hacen referencia a los refugiados en el país se encuentra la sentencia C-834 de
2007 aquí se establece que los extranjeros ubicados en el país tienen derecho a recibir un mínimo de
prestación de servicios por parte del Estado, para cubrir las necesidades básicas y de urgencia. Otra
sentencia es la SU 677-2007 ya que a los extranjeros que tienen permanencia regular se le debe dar
atención básica y de urgencia en el régimen subsidiado cuando carecen de recursos económicos.

Existe una medida adoptada por el Estado Colombiano para garantizar los derechos a los refugiados en
este caso a los migrantes venezolanos que se encuentran en el país como es el Permiso Especial de
Permanencia (PEP),este fue creado con la Resolución 5797 de 2017, con la finalidad de autorizar a quienes
lo tengan a permanecer temporalmente de manera regular para así acceder a la oferta institucional en
materia de salud, educación, trabajo y atención de niños, niñas y adolescentes, tanto a nivel nacional como
a nivel territorial. El trámite de este permiso se hace a través de la página de Migración Colombia, es
gratuito y no requiere de intermediarios. Se otorga solo a los nacionales venezolanos y quien tenga este
permiso queda autorizado para realizar cualquier actividad legal en el país, incluidas aquellas que impliquen
un contrato laboral, que no podrá exceder de 2 años. (Ministerio de Relaciones Exteriores, 2017)

La Personería municipal de Arauca al no permitir la toma de la declaración argumentando que no se


constituye víctima porque los hechos ocurrieron fuera del territorio nacional, deja de lado el desplazamiento
al cual fue sometida mi familia – mis padres y yo- desde los años ochenta a causa de los enfrentamientos
por el conflicto armado interno que llevaron a un desplazamiento forzado; en los enfrentamientos hubo
infracción al derecho internacional humanitario y derechos humanos de tal violencia generalizada,
impidiendo mi inscripción en el registro único de víctimas (RUV), desconociendo el marco de reconocimiento
de la Ley 1448 de 2011.

De igual manera la ley permite reconocer a el cónyuge, compañero o compañera permanente, parejas del
mismo sexo y familiar en primer grado de consanguinidad (hijos y padres) como víctimas, el no permitir
dicho reconocimiento presupone una violación como un principio destinado a la consecución de justicia, es
por ello que todas las personas deben tener los mismos derechos frente al Estado. Se concluye entonces
que quienes caen dentro del espectro de regulación no pueden ser tratados de manera distinta.

Por lo anterior es que el desconocimiento de lo enmarcado en la Ley 1448 de 2011 sobre los hechos que
permiten realizar declaración ante la entidad competente para posteriormente darse el reconocimiento como
víctima y así se permita el acceso al goce de derechos y beneficios, genera una violación a los principios
de igualdad y no discriminación, dejando en desprotección a los sujetos de especial protección
constitucional (como lo son las personas desplazadas, los niños, niñas y adolescentes, las mujeres) que
tuvieron que soportar actos de vulneración de derecho por parte de grupos armados al margen de la ley que
forman parte del conflicto interno colombiano como el ELN y las disidencias de las FARC. Sin dejar de lado
que los colombianos en territorio exterior tienen la garantía de protección por parte del Estado colombiano,
pues al no estar en territorio colombiano no significa que se le permita al Estado dejar su responsabilidad de
actuar como protector, garante de derechos y facilitador de medidas minimizantes para una doble
afectación.

[1]principio de enfoque diferencial reconoce que hay poblaciones con características particulares en razón
de su edad, género, orientación sexual y situación de discapacidad. Por tal razón, las medidas de ayuda
humanitaria, atención, asistencia y reparación integral que se establecen en la presente ley, contarán con
dicho enfoque. El Estado ofrecerá especiales garantías y medidas de protección a los grupos expuestos a
mayor riesgo de las violaciones contempladas en el artículo 3° de la presente Ley tales como mujeres,
jóvenes, niños, adultos mayores, personas en situación de discapacidad, campesinos, líderes sociales,
miembros de organizaciones sindicales, defensores de Derechos Humanos y víctimas de desplazamiento
forzado. Para el efecto, en la ejecución y adopción por parte del Gobierno Nacional de políticas de
asistencia y reparación en desarrollo de la presente ley, deberán adoptarse criterios diferenciales que
respondan a las particularidades y grado de vulnerabilidad de cada uno de estos grupos poblacionales.
Igualmente, el Estado realizará esfuerzos encaminados a que las medidas de atención, asistencia y
reparación contenidas en la presente ley contribuyan a la eliminación de los esquemas de discriminación y
marginación que pudieron ser la causa de los hechos victimizantes.

[2] Véase Sentencia SU-599 de 2019; Sentencia T-129 de 2019; Sentencia T-066 de 2020; Sentencia C-329
de 2019; Sentencia T-468 de 2018.

[3]El artículo constitucional No. 2 hace referencia a los fines del Estado colombiano y dentro de ellos está:
“(…) servir a la comunidad, promover la prosperidad general y garantizar la efectividad de los principios,
derechos y deberes (…) Las autoridades de la República están instituidas para proteger a todas las
personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias y demás derechos y libertades, y
para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado y de los particulares” (Constitución
Politica de Colombia, 1991).

[4]Conforme al dato publicado por la Unidad de Atención y Reparación Integral a Víctimas el número de
víctimas en Colombia asciende a 9.294.225 (Red Nacional de Información, 2022).
ii. Derecho a la Dignidad Humana

La Constitución Política reconoce a Colombia como una República “fundada en el respeto de la dignidad
humana”, constituyéndose esta en principio fundamental del Estado social de Derecho. Respecto de la
dignidad humana, la Corte Constitucional Colombiana teniendo como punto de vista la funcionalidad ha
identificado tres lineamientos: (i) la dignidad humana entendida como principio fundante del ordenamiento
jurídico y por tanto del Estado, y en este sentido la dignidad como valor. (ii) La dignidad humana entendida
como principio constitucional. Y (iii) la dignidad humana entendida como derecho fundamental autónomo.

Señalando expresamente en la sentencia T-881 de 2002, que: El derecho a la dignidad humana, se


constituye como un derecho fundamental autónomo, y cuenta con los elementos de todo derecho: un titular
claramente identificado (las personas naturales), un objeto de protección más o menos delimitado
(autonomía, condiciones de vida, integridad física y moral) y un mecanismo judicial para su protección
(acción de tutela). Se consolida entonces como verdadero derecho subjetivo.

Por otra parte, desde lo que ha de entenderse como dignidad humana la Corte ha fijado tres criterios, (i) La
dignidad humana entendida como autonomía o como posibilidad de diseñar un plan vital y de determinarse
según sus características (vivir como quiera). (ii) La dignidad humana entendida como ciertas condiciones
materiales concretas de existencia (vivir bien). Y (iii) la dignidad humana entendida como intangibilidad de
los bienes no patrimoniales, integridad física e integridad moral (vivir sin humillaciones).

En el caso sub examine, la negativa de su institución a autorizar los tratamientos que requiero constituiría
una vulneración a las condiciones materiales concretas de existencia, en tanto se me priva de la posibilidad
de vivir bien, por no contar con las condiciones de salud necesarias para un adecuado desarrollo, para lo
cual requiero atención médica.

iii. Derecho a la inclusión en el RUV

La jurisprudencia constitucional se ha encargado de caracterizar dicho derecho de inclusión en el RUV


como un derecho fundamental de las víctimas en consonancia con fallos como el de Sentencia T-573 de
2015.

La inscripción en el RUV implica una serie de beneficios para las víctimas como son: (i) la posibilidad de
afiliación al Régimen Subsidiado de salud por el solo hecho de su inclusión, en caso de carecer de
capacidad de pago suficiente para acceder al Régimen Contributivo; (ii) determina el momento en el cual se
adquiere el derecho a recibir la ayuda humanitaria de emergencia o de transición (según el caso) y cesa,
por lo tanto, la asistencia humanitaria inmediata; (iii) implica el envío de la información relativa a los hechos
delictivos que fueron narrados como victimizantes para que la Fiscalía General de la Nación adelante las
investigaciones necesarias; (iv) permite el acceso a los programas de empleo contemplados para la
población desplazada y (v) en general, posibilita el acceso a las medidas de asistencia y reparación
previstas en la Ley 1448 de 2011.

Mediante las sentencias T-517 de 2014 y T-067 de 2013, la Corte estableció una serie de reglas en relación
a la inscripción en el RUV: ¨(i) la falta de inscripción en el RUV de una persona que cumple con los
requisitos necesarios para su inclusión, no solo afecta su derecho fundamental a ser reconocido como
víctima, sino que además implica la violación de una multiplicidad de derechos fundamentales como el
mínimo vital, la unidad familiar, la alimentación, la salud, la educación, la vivienda, entre otros; (ii) los
funcionarios encargados del registro deben suministrar información pronta, completa y oportuna sobre los
derechos involucrados y el trámite que debe surtirse para exigirlos; (iii) para la inscripción en el RUV
únicamente pueden solicitarse los requisitos expresamente previstos por la ley; (iv) las declaraciones y
pruebas aportadas deben tenerse como ciertas en razón del principio de buena fe, salvo que se pruebe lo
contrario; y (v) la evaluación debe tener en cuenta las condiciones de violencia propias de cada caso y
aplicar el principio de favorabilidad, con arreglo al deber de interpretación pro homine¨.

Así mismo la Corte ha reiterado lo siguiente:

“La importancia que tiene la inscripción en el RUV, pues constituye una herramienta administrativa
para garantizar los derechos fundamentales de las víctimas. Así, la inscripción en el RUV
materializa el reconocimiento de la calidad de víctima, lo cual, a su vez, permite el acceso a las
medidas de asistencia, atención y reparación integral por vía administrativa, previstas en la Ley
1448 de 2011. Ahora, tratándose del desplazamiento forzado el reconocimiento que otorga el
registro es más fuerte y amplio en relación con otras víctimas, pues la ley establece medidas
orientadas a proteger, de un lado, derechos como el mínimo vital, en la medida en que la atención
humanitaria brinda protección en salud, alimentación y alojamiento, y, de otro lado, el derecho de
acceso a un recurso efectivo mediante la reparación por vía administrativa sujeta a los principios de
progresividad, gradualidad y sostenibilidad (arts. 17 al 18, Ley 1448 de 2011” ( Sentencia T – 077 de
2020).

Convirtiéndose así en una herramienta que permite identificar a los beneficiarios de ciertas medidas de
protección y que estas pueden consistir en entregas de ayudas humanitarias, en el acceso a planes de
estabilización socioeconómica y programas de retorno, resarcimiento o reubicación y de forma general en el
acceso a la oferta estatal y los beneficios taxativamente contemplados en la ley.
Además, en la sentencia T -227 de 2018 la Honorable Corte constitucional subrayó en qué casos la UARIV
vulnera el derecho fundamental al debido proceso en cuanto a la inscripción en el Registro Único de
Víctimas:

“La Unidad para las Víctimas vulnera el derecho fundamental al debido proceso y de las víctimas a
ser incluidas en el RUV cuando decide negar la inscripción en esta herramienta al concluir que el
hecho victimizante no ocurrió en el marco del conflicto armado interno y la determinación se adoptó
por el análisis exclusivo de la declaración rendida por el solicitante y la presentación de elementos
de contexto. En estos eventos, la UARIV tiene la carga de la prueba por lo que inicialmente, debe
valorar la información suministrada por la persona teniendo en cuenta los principios de buena fe así
como el de favorabilidad y, en caso de duda, tendrá que expedir un acto administrativo motivado en
el que mediante la evaluación de elementos jurídicos, técnicos y de contexto y elementos materiales
probatorios demuestre que no hay lugar a la inscripción”

Responsabilidad extraterritorial de los Estados

Valga decir que es cierto que los hechos victimizante que sufrió el suscrito fue en Elorza – Estado Apure –
Venezuela, sin embargo, es importante mencionar que en esta zona de frontera operan grupos al margen
de la ley de nacionalidad colombiana y que no son combatidos por el Estado Colombiano, todo lo contrario,
mantienen un cierto grado de amistad que les permite realizar sus actos delincuenciales sin sufrir la
persecución de las fuerzas militares venezolanas.[1]

De tal manera que ha esa falta de garantías en las que cualquier ciudadano colombiano que ha sufrido el
conflicto armado en territorio venezolano no cuenta con garantías en la patria bolivariana, todo lo contrario,
en caso de acudir a protección en mencionado país, se estaría enfrentando a un riesgo eminente de
violación de sus derechos humanos lo anterior encuentra sustento en los instrumentos normativos de
carácter internacional:

“En el caso particular de la Convención Americana ha mencionado, el objeto y fin del tratado es “la
protección de los derechos fundamentales de los seres humanos”, a propósito de lo cual fue
diseñada para proteger los derechos humanos de las personas independientemente de su
nacionalidad, frente a su propio Estado o a cualquier otro. En este punto es fundamental tener
presente la especificidad de los tratados de derechos humanos, los cuales crean un orden legal en
el cual los Estados asumen obligaciones hacia los individuos bajo su jurisdicción y cuyas violaciones
pueden ser reclamadas por éstos y por la comunidad de Estados Partes de la Convención a través
de la acción de la Comisión e incluso ante la Corte, todo lo cual tiene como efecto que la
interpretación de las normas deba desarrollarse también a partir de un modelo basado en valores
que el sistema interamericano pretende resguardar, desde el “mejor ángulo” para la protección de la
persona.

Es en este sentido que la Convención Americana prevé expresamente determinadas pautas de


interpretación en su artículo 2953, entre las que alberga el principio pro persona, que implican que ninguna
disposición de dicho tratado puede ser interpretada en el sentido de limitar el goce y ejercicio de cualquier
derecho o libertad que pueda estar reconocido de acuerdo con las leyes de cualquiera de los Estados Parte
o de acuerdo con otra convención en que sea parte uno de dichos Estados, o bien de excluir o limitar el
efecto que puedan producir la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre y otros actos
internacionales de la misma naturaleza.

“El artículo 1.1 de la Convención Americana establece que los Estados Partes “se comprometen a
respetar los derechos y libertades reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda
persona que esté sujeta a su jurisdicción”. De esta forma, las violaciones de derechos humanos
consagrados en la Convención Americana pueden acarrear la responsabilidad de un Estado,
siempre y cuando la persona se encuentre bajo su jurisdicción. Por lo tanto, el ejercicio de ésta es
una precondición necesaria para que un Estado incurra en responsabilidad por conductas que le
sean atribuibles y que se aleguen violatorias de algún derecho convencional. En otras palabras,
para que un Estado sea considerado responsable de una violación a la Convención Americana
primero es necesario establecer que estaba ejerciendo su “jurisdicción” respecto de la persona o
personas quienes se alegan víctimas de la conducta estatal.”

En este sentido, la Corte Interamericana ha indicado, que el uso del término jurisdicción en el artículo 1.1 de
la Convención Americana, implica que el deber estatal de respeto y garantía de los derechos humanos se
debe a toda persona que se encuentre en el territorio del Estado o que de cualquier forma sea sometida a
su autoridad, responsabilidad o control.

“La Corte recuerda que el que una persona se encuentre sometida a la jurisdicción del Estado no
equivale a que se encuentre en su territorio. De conformidad con las normas de interpretación de
tratados, así como aquellas específicas de la Convención Americana (supra párrs. 40 a 42), el
sentido corriente del término jurisdicción, interpretado de buena fe y teniendo en cuenta el contexto,
fin y propósito de la Convención Americana señala que no está limitado al concepto de territorio
nacional, sino que abarca un concepto más amplio que incluye ciertas formas de ejercicio de la
jurisdicción fuera del territorio del Estado en cuestión.”
Teniendo en cuenta las anteriores consideraciones normativas de carácter internacional, resulta importante
advertir que la vulneraciones de derechos humanos sufrida por el suscrito en territorio a manos de grupos
armados colombianos, debe ser conocido y acogido mediante la ley 1448 de 2011, pues como se ha
mencionado anteriormente, en el vecino país es innegable la presencia y control de estar organizaciones,
además, el Gobierno venezolano no realiza ninguna actuación con la finalidad de salvaguardar los derechos
humanos de las personas que sufren el desplazamiento forzado, reclutamiento o cualquier otra violación de
derechos a manos de los grupos irregulares, todo lo anterior de conformidad a los estándares
internacionales en busca de garantizar los derechos humanos de los nacionales Colombianos, es
abiertamente procedente que tanto el ministerio publico como la UARIV, tomen la declaración y analicen el
caso concreto del suscrito.

En otras palabras, los Estados no solo podrían llegar a ser responsables internacionalmente por actos u
omisiones que les fuesen atribuibles dentro de su territorio, sino también por aquellos actos u omisiones
cometidos por fuera de su territorio, pero bajo su jurisdicción.

[1] “En medio de los enfrentamientos que se han recrudecido este año entre las disidencias de las FARC
que se apartaron del acuerdo de paz y la guerrilla del ELN a ambos lados de la frontera entre Colombia y
Venezuela, las fuerzas de seguridad venezolanas han sido cómplices del ELN, al punto de realizar
“operaciones conjuntas”, ha señalado este lunes Human Rights Watch (HRW). Después de hacer más de
un centenar de entrevistas, entre ellas a personas que huyeron de estado venezolano de Apure, y de visitar
los departamentos colombianos de Arauca y Vichada, la organización apunta que la misión internacional
independiente de la ONU sobre Venezuela, creada para investigar graves violaciones de derechos
humanos, debe evaluar la responsabilidad de las fuerzas de seguridad venezolanas en los abusos
cometidos por grupos armados en Apure, así como identificar la responsabilidad individual de funcionarios
de alto nivel.” (Periódico el país, 27 de marzo de 2022)
1. La definición de víctima en la Ley 1448 de 2011

La Ley 1448 de 2011 tiene un ámbito de aplicación específico y en su artículo 3° establece la definición de
víctima en los siguientes términos “ Se consideran víctimas, para los efectos de esta ley, aquellas personas
que individual o colectivamente hayan sufrido un daño por hechos ocurridos a partir del 1 de enero de 1985,
como consecuencia de infracciones al Derecho Internacional Humanitario o de violaciones graves y
manifiestas a las normas internacionales de Derechos Humanos, ocurridas con ocasión del conflicto
armado interno”.

En la Sentencia C-781/12 Para la Corte la expresión “con ocasión del conflicto armado”, inserta en la
definición operativa de “víctima” establecida en el artículo 3º de la Ley 1448 de 2011, delimita el universo de
víctimas beneficiarias de la ley de manera constitucional y compatible con el principio de igualdad, como
quiera que quienes lleguen a ser consideradas como tales por hechos ilícitos ajenos al contexto del conflicto
armado, aun cuando no sean beneficiarios de la Ley 1448 de 2011, pueden acudir a la totalidad de las
herramientas y procedimientos ordinarios de defensa y garantía de sus derechos provistos por el Estado
colombiano y su sistema jurídico. La expresión “con ocasión del conflicto armado,” tiene un sentido amplio
que cobija situaciones ocurridas en el contexto del conflicto armado. A esta conclusión se arriba
principalmente siguiendo la ratio decidendi de la sentencia C-253A de 2012, en el sentido de declarar que la
expresión “con ocasión de” alude a “una relación cercana y suficiente con el desarrollo del conflicto
armado”. Esta conclusión también es armónica con la noción amplia de “conflicto armado” que ha
reconocido la Corte Constitucional a lo largo de numerosos pronunciamientos en materia de control de
constitucionalidad, de tutela, y de seguimiento a la superación del estado de cosas inconstitucional en
materia de desplazamiento forzado.

Por otro lado, la Corte advierte que el fenómeno del conflicto armado es complejo, y enmarca no una serie
determinada de circunstancias en las que ocurren hechos victimizantes que guardan relación cercana y
suficiente con el conflicto armado colombiano. El argumento de la Corte indica:

Para la Corte es claro que la Ley 1448 de 2011 plantea dificultades en su aplicación que se derivan
de la complejidad inherente a la interpretación de los supuestos fácticos en torno a los cuales ella
se estructura. Sin embargo, tales dificultades no se derivan de la expresión acusada, sino de la
complejidad del fenómeno social a partir del cual se ha definido el ámbito de la ley. En efecto, aún
de no existir la exclusión expresa que se hace en la disposición acusada, sería preciso, en la
instancia aplicativa de la ley, identificar si las conductas de las que una persona pretende
derivar la condición de víctima, se inscriben o no en el ámbito del conflicto armado interno.
Como se ha dicho, existen elementos objetivos que permiten encuadrar ciertas conductas dentro
del conflicto, y hay extremos en los que, por el contrario, también resulta claro que se está frente a
actos de delincuencia común no cubiertos por las previsiones de la ley. En el medio existen zonas
grises,  que no es posible predeterminar de antemano, pero en relación con las cuales si es
posible señalar que no cabe una exclusión a priori, con base en una calificación meramente
formal, y que en el análisis de cada caso debe procederse, a tono con el objetivo mismo de
la ley, con un criterio que tienda a proteger a las víctimas. Esto es, probada la existencia de
una afectación grave de derechos humanos o de una infracción de las normas del derecho
humanitario, en caso de duda sobre la inserción de la conducta lesiva en el marco del
conflicto, debe darse prevalencia a la interpretación en favor de la víctima. Sin embargo, es
claro que en esas situaciones límite la decisión debe adoptarse en concreto, a la luz de las
particularidades del caso, porque si bien, por un lado, debe promoverse la efectividad del objetivo
protector de la ley en todos aquellos eventos de afectación de derechos atribuibles al conflicto
armado interno, no puede desconocerse que el régimen excepcional en ella previsto no puede
desplazar todo el sistema judicial y que la reparación de los daños atribuibles a fenómenos
delictivos ajenos al conflicto debe buscarse por las vías ordinarias que el ordenamiento jurídico ha
previsto para ello. (Negritas fuera del texto)

En el caso concreto, no debe pasarse por alto que quienes causaron los hechos es un grupo armado
organizado al margen de la ley colombiano, el ELN, que como actor armado del conflicto armado interno de
nuestro país, tiene la capacidad organizativa, operativa y económica de operar dentro del territorio
colombiano, como en la frontera con Venezuela y en territorio venezolano, que quien sufrió los hechos
victimizantes es una persona de nacionalidad colombiana, quien tuvo que regresar a Colombia, como
medida para salvaguardar su integridad física y su vida.

Así las cosas, siguiendo las previsiones de la Corte Constitucional, debe ser dentro del trámite de valoración
de la declaración con fines de inclusión en el Registro Único de Víctimas RUV, el estadio en que se
determine si en el caso del declarante, se cumplen todos los presupuestos para ser incluido en el RUV, y no
descartar a priori dicha declaración como ocurrió al momento de presentarse a dicha diligencia, en la que ni
siquiera la persona fue escuchada.
La valoración además de velar por la aplicación de los principios de buena fe 5 y favorabilidad6 de los que
habla la ley 1448 de 2011, deberá observar el derecho fundamental y principio de la igualdad. En relación a
la definición de víctima del artículo 3 de la ley 1448 de 2011, en la sentencia C 250 de 2012, la Corte sobre
los mandados que comprende el referido principio, sentenció:

Del principio de igualdad pueden a su vez ser descompuestos en cuatro mandatos: (i) un mandato
de trato idéntico a destinatarios que se encuentren en circunstancias idénticas, (ii) un mandato de
trato enteramente diferenciado a destinatarios cuyas situaciones no comparten ningún elemento en
común, (iii) un mandato de trato paritario a destinatarios cuyas situaciones presenten similitudes y
diferencias, pero las similitudes sean más relevantes a pesar de las diferencias y, (iv) un mandato
de trato diferenciado a destinatarios que se encuentren también en una posición en parte similar y
en parte diversa, pero en cuyo caso las diferencias sean más relevantes que las similitudes. Estos
cuatro contenidos tienen sustento en el artículo 13 constitucional, pues mientras el inciso primero
del citado precepto señala la igualdad de protección, de trato y en el goce de derechos, libertades y
oportunidades, al igual que la prohibición de discriminación; los incisos segundo y tercero contienen
mandatos específicos de trato diferenciado a favor de ciertos grupos marginados, discriminados o
especialmente vulnerables.

2. Del procedimiento para la inclusión en el RUV

3. La competencia del Ministerio Público

5
T-563 de 2005: en primer lugar, debe presumirse la buena fe de los peticionarios, no sólo en virtud del artículo 83 de la Carta,
sino en atención a los factores antes citados, lo cual conlleva un desplazamiento de la carga de la prueba hacia la dependencia
de la Red encargada del registro. En segundo lugar, ha indicado que, en caso de duda sobre la veracidad de los hechos
declarados, debe favorecerse al desplazado, sin perjuicio de que una vez que se le ha comenzado a brindar asistencia se revise
su caso y se tomen las medidas que correspondan. Para terminar, ha afirmado que la Red no puede negar la inscripción de una
persona en el RUPD por el simple hecho de encontrar contradicciones en sus declaraciones. En estos eventos, la Corte ha
señalado que, en tanto se invierte la carga de la prueba, le corresponde a la Red probar que las declaraciones del peticionario
son falsas, de manera que sin tal prueba no puede negar el registro y la entrega de las ayudas. Por último y en concordancia con
lo anterior, si una persona desplazada afirma haber realizado una declaración sobre los hechos que dieron lugar a su traslado y
aporta certificación al respecto proveniente de una de las autoridades previstas en la ley 387 de 1997 para realizar tal labor, la
Red de Solidaridad debe presumir que el documento es verdadero y debe dar trámite a la solicitud de inscripción. En este orden,
si la declaración no fue remitida a una de sus unidades territoriales, no podrá concluir sin prueba adicional, que la declaración no
se realizó, sino que tendrá que tomar una nueva declaración al peticionario y efectuar su respectiva valoración.”
6
T 018 de 2021: El estudio de una solicitud de inclusión en el RUV debe llevarse a cabo sin desconocer la presunción de la
buena fe y la favorabilidad. Es por ello por lo que “deben tenerse como ciertas, prima facie, las declaraciones y pruebas
aportadas por el declarante. En este sentido, si el funcionario considera que la declaración o la prueba falta a la verdad, debe
demostrar que ello es así; los indicios deben tenerse como prueba válida; y las contradicciones de la declaración no son prueba
suficiente de que el solicitante falte a la verdad”.
iv. Derecho a la ayuda humanitaria

v. Derecho a la reparación integral

El DERECHO A LA REPARACIÓN Constituye un principio de derecho internacional


público en cuanto el incumplimiento de las obligaciones de respeto y de garantía de los
Estados puede producir un daño que implica la restitución del derecho, cuando la
naturaleza de la violación impide la plena restitución se ordena la adopción de medidas
compensatorias e indemnizatorias para que se reparen las consecuencias del derecho
violado.

Esta indemnización incluye el daño material, tanto en lo que hace referencia al daño
emergente como al lucro cesante:

· El daño emergente lo constituyen los gastos en que incurrió la víctima o los familiares
de la víctima con ocasión de la violación del derecho, como pueden ser los gastos de
búsqueda de una persona desaparecida, gastos de viajes, de llamadas, los gastos
sicológicos en que pudieron haber incurrido miembros de la familia ante el hecho
ilícito, los gastos de abogados y otros profesionales, e incluso, los costos del litigio
tanto interno como externo.

· El lucro cesante o la pérdida de ingresos de la víctima hasta la edad en la que puede


estimarse su muerte por causas naturales, constituye un importante concepto para
tratar de restablecer las condiciones económicas del entorno familiar cuando ha
sucedido una violación. La Corte ha oscilado en calcular el monto del lucro cesante
entre criterios de medición sobre las proyecciones de ingreso con base en salarios
mínimos de acuerdo con la legislación interna de cada país.
· Daño inmaterial que comprende el daño moral, que es la aflicción psíquica y afectiva
que sufren la víctima y los familiares de la víctima ante un hecho violatorio de derechos
humanos.

En materia de reparación para las víctimas, Colombia cuenta con dos procesos, el
primero, es ante la justicia contenciosa administrativa, donde se encuentra a cargo de los
tribunales administrativos y el Consejo de Estado, la facultad de determinar la reparación
integral de todas las personas que han sufrido un perjuicio a causa del conflicto interno, esta
vía tiene una limitación, equivalente al tiempo de caducidad de la acción de reparación
directa; el segundo, es la acción civil, sea en el contexto de un proceso penal, a través del
incidente de reparación, o por medio de la responsabilidad civil del Estado, poco utilizada
dada su complejidad de probar el daño causado por los actores armados y la morosidad de
la justicia civil.

De acuerdo a lo anterior, la corte ha establecido ESTÁNDARES SOBRE LA REPARACIÓN


DE VÍCTIMAS, señala que, de no poderse volver las cosas a su estado anterior, el estado
Colombiano deberá realizar una REPARACIÓN INTEGRAL, mediante la VERDAD,
JUSTICIA, REPARACIÓN Y NO REPETICIÓN, fijando parámetros mínimo y máximos, para
que según la vulneración de los derechos humanos, se adopten medidas, las cuales deben
llevar a que las personas perjudicadas en el marco del contexto armado interno, se sientan
REPARADAS. Esto lo podemos evidenciar en la sentencia VELÁSQUEZ RODRÍGUEZ Y
GODINEZ CRUZ VS HONDURAS, precedente jurisprudencia que fija como debe
entenderse la reparación integral.

Así mismo existen otras formas de reparación las cuales constituyen en la adopción de
medidas legislativas e institucionales (medidas de satisfacción) como lo son: las medidas o
garantías de no repetición. Entre las primeras están: la búsqueda de los desaparecidos;
exhumación de los cadáveres; inhumación de los restos de acuerdo con las convicciones
religiosas de los familiares de las víctimas; implementación de mecanismos legislativos e
institucionales orientados a prevenir las violaciones de derechos humanos; cursos de
capacitación en derechos humanos a los miembros de la Fuerza Pública; remoción del
cargo no como sanción de servidores públicos con récord negativo en derechos humanos;
actos públicos de reconocimiento de la responsabilidad internacional del Estado; perdón
público de parte de los victimarios; designación de edificaciones públicas con el nombre de
las víctimas; erección de monumentos recordatorios en homenaje a las víctimas; publicación
de las decisiones de los órganos judiciales o extrajudiciales; suscripción y ratificación de
instrumentos internacionales de derechos humanos; ajuste de la legislación interna a los
estándares internacionales de derechos humanos, entre otros. Con lo anterior se busca
garantizar LA NO REPETICIÓN de las circunstancias que dieron origen a las violaciones.

En Colombia, han sucedido algunos hechos relevantes, que han permitido que la corte
establezca algunos estándares sobre la reparación integral en los procesos de justicia
transicional en Colombia, como en los siguientes casos:

· Caso Las Palmeras Vs. Colombia, Sentencia de 26 noviembre de 2002.

Por medio de la presente providencia la corte interamericana resuelve los hechos ocurridos
durante un operativo el 23 de enero de 1991 por miembros de la Policía Nacional y del
Ejército Nacional de Colombia en, en los cuales se ejecutaron y se detuvieron
extrajudicialmente un gran número de personas, es necesario aclarar que dichas personas
no pertenecían a ningún grupo armado subversivo, según lo relatado. Del mismo modo, los
miembros de estas fuerzas armadas ocurridos los hechos realizaron acciones con el
propósito de alterar lo ocurrido y obstaculizar las investigaciones iniciadas para esclarecer el
caso en referencia. En consecuencia, de lo relatado, se iniciaron diferentes procesos en la
justicia penal militar, en el penal ordinario, en el proceso contencioso administrativo, en el
proceso disciplinario y en la procuraduría general de la nación; ninguno de los procesos
logró cumplir con la reparación integral de las víctimas.

Por lo anterior, el caso fue llevado a la corte interamericana, la cual considera que:

Primero; El Estado ha reconocido su responsabilidad por la muerte de seis de las víctimas


del presente caso y los responsables de los hechos no han sido identificados ni
sancionados en el proceso penal en curso desde hace más de once años, por lo que
persiste la denegación de justicia y la impunidad. Segundo; los familiares de las víctimas
han sido hostigados y estigmatizados como familiares de miembros de grupos armados
subversivos por parte de autoridades estatales, y siguen sufriendo por la denegación de
justicia y por la impunidad que imperan en este caso, todo lo cual ha afectado sus
relaciones familiares, sociales y laborales y, en algunos casos, ha puesto en riesgo su vida
e integridad personal. Tercero; la Comisión Colombiana de Juristas asumió la
representación de los familiares de las víctimas y recurrió ante el sistema interamericano de
protección de los derechos humanos.

Entonces, teniendo en cuenta esto, la corte determinó la obligación de reparar en los


siguientes términos: De acuerdo con el artículo 63.1 de la convención se dispone “que se
reparen las consecuencias de la medida o situación que ha configurado la vulneración de
esos derechos y el pago de una justa indemnización a la parte lesionada”. Este artículo
recoge una norma consuetudinaria que es uno de los principios fundamentales del derecho
de gentes. La reparación del daño ocasionado por la infracción de una obligación
internacional requiere, siempre que sea posible, la restitución completa, la cual consiste
generalmente en el restablecimiento de la situación anterior. De no ser esto posible, como
en el presente caso, cabe al tribunal internacional determinar las medidas necesarias
reparar el daño y en consecuencia establecer el pago de una indemnización como
compensación del perjuicio ocasionado.

Es importante señalar que, la obligación de reparar que se regula por el derecho


internacional, no puede ser modificada o incumplida por el Estado, invocando para ello
disposiciones de su derecho interno. Las reparaciones, como el término lo indica, consisten
en las medidas que tienden a hacer desaparecer los efectos de las violaciones cometidas.
Su naturaleza y su monto dependen del daño ocasionado en los planos tanto material como
inmaterial. Por lo tanto, las reparaciones que se establecieron en ella son:

REPARACIONES POR PÉRDIDA DE LA VIDA Colombia está obligada a reparar el daño


cometido. Dadas las circunstancias del caso, la Corte estima en equidad que la
indemnización adeudada por el Estado es de US $100.000,00 (cien mil dólares de los
Estados Unidos de América), que deberán ser pagados acorde a como se menciona en la
providencia.

REPARACIONES POR LA VIOLACIÓN A LOS DERECHOS. La decisión señala que,


Colombia violó los artículos 8.1 y 25.1 de la Convención en perjuicio de los familiares de las
personas. A saber: Por una parte, se hallan todos los daños ocasionados por la deficiente
conducción de los procesos judiciales, su morosidad y las obstaculizaciones llevadas a cabo
para impedir que se llegue a una decisión pronta y adecuada. En este sentido, cabe
recordar los procedimientos que se intentaron llevar a cabo y la alteraron, ocultamiento y
destrucción de pruebas por parte de los miembros de la fuerza pública. Todo esto condujo a
la Corte a decir que existía una “situación de impunidad”; el daño ocasionado por esta
situación consiste en la imposibilidad de que los verdaderos responsables sean
sancionados, todo lo cual crea en los familiares de las víctimas una sensación de
indefensión y angustia.

De igual forma se contemplaron otras reparaciones; se sustenta que, el Estado tiene la


obligación de:

1. Concluir efectivamente el proceso penal en curso por los hechos relativos a la


muerte de las víctimas y que generaron las violaciones a la Convención
Americana.

2. Identificar a los responsables materiales e intelectuales, así como a los


eventuales encubridores, y sancionarlos.

El resultado del proceso deberá ser públicamente divulgado, para que la sociedad
colombiana conozca la verdad. Cabe decir que, los Estados no deben ampararse en la falta
de actividad procesal de los interesados para dejar de cumplir con sus obligaciones
convencionales de investigar y sancionar las violaciones de derechos humanos. Entonces
en el presente caso, es deber del Estado de investigar, identificar y sancionar a los
responsables dentro del proceso penal que se adelanta.
Finalmente determina que, para dar cumplimiento, el Estado deberá pagar las
indemnizaciones y el reintegro de gastos y costas, dentro del plazo de seis meses contado a
partir de la notificación de esta Sentencia. El pago de las indemnizaciones establecidas a
favor de los familiares de las víctimas, será hecho directamente a ellos. Si alguno de ellos
hubiese fallecido o falleciera, el pago será hecho a sus herederos.

JURISPRUDENCIA CONSTITUCIONAL

· Sentencia T 832 de 2014 MP Jorge Ignacio Pretelt Chaljub.

En este pronunciamiento se pretende determinar si la Unidad para la Atención y


Reparación Integral a las Víctimas vulneró los derechos fundamentales del accionante a la
vida digna y a la igualdad, al no incluirlo en el Registro Único de Víctimas por no encajar en
el concepto de víctima consagrado en las leyes 387 de 1997 y 1448 de 2011, de acuerdo a
los siguientes hechos: el ciudadano relata que fue forzado a desplazarse del municipio en
donde residía en el año 2004, época en la cual, según sus palabras fue “amenazado por
un grupo paramilitar que militaba en la zona por mi condición de ‘gay’, pues habían
divulgado varios panfletos en los que figuraba mi nombre, con la advertencia de que debía
salir del pueblo, yo pensé que era una broma ya que soy una persona de bien que nunca
me he metido con nadie, sin embargo llego (sic) un segundo panfleto y con los días la
muerte de una persona que también figuraba en él, y algunos en el pueblo aseguraron que
el siguiente era yo, por lo que atemorizado decidí desplazarme hacia Maracaibo
Venezuela donde tenía un familiar que me presto (sic) auxilio”.

En consecuencia, solicitó a la UARIV la inclusión al RUPD de acuerdo a los hechos


anteriormente relatados, no obstante, mediante resolución le fue notificado la decisión de
no incluirlo, argumentando que durante el proceso de valoración de la solicitud se
determinó que los hechos relatados por él no se enmarcan dentro del concepto de víctima
establecido en el artículo 60 de Ley 1448 de 2011.

Para solucionar el problema la Sala, en primer lugar, reitera la jurisprudencia


correspondiente para la protección de los derechos fundamentales de la población
desplazada; en segundo lugar, analiza los conceptos de desplazamiento forzado y víctima
del conflicto armado; como tercer lugar, señala las reglas aplicables al Registro Único de
Población Desplazada y, finalmente, resuelve el caso concreto.

Entonces, atendiendo la problemática social que pone en condición de vulnerabilidad a las


personas con ocasión del conflicto armado y que por tanto se ven obligadas a dejar sus
lugares de arraigo para salvar su vida, el legislador expidió la Ley 387 de 1997, a través de
la cual adoptó las medidas necesarias para la prevención del desplazamiento forzado, así
como la atención, protección, consolidación y estabilización socioeconómica de este grupo
poblacional. Mediante esta norma se estableció la definición de persona desplazada a
aquella que:

“Se ha visto forzada a migrar dentro del territorio nacional abandonando su localidad de
residencia o actividades económicas habituales, porque su vida, su integridad física, su
seguridad o libertad personales han sido vulneradas o se encuentran directamente
amenazadas con ocasión de cualquiera de las siguientes situaciones: // conflicto armado
interno; disturbios y tensiones interiores, violencia generalizada, violaciones masivas de
los Derechos Humanos, infracciones al Derecho Internacional humanitario u otras
circunstancias emanadas de las situaciones anteriores que puedan alterar drásticamente
el orden público. // PARÁGRAFO. El Gobierno Nacional reglamentará lo que se entiende
por condición de desplazado”.

Del mismo modo, el Consejo de Derechos Humanos a través de la promulgación de los


Principios Rectores de los Desplazamientos, lo definió en los siguientes términos:

“las personas o grupos de personas que se han visto forzadas u obligadas a escapar o
huir de su hogar o de su lugar de residencia habitual, como resultado o para evitar los
efectos de un conflicto armado, por situaciones de violencia generalizada, por violaciones
de derechos humanos o por catástrofes naturales o provocadas por el ser humano, y que
no han cruzado una frontera estatal internacionalmente reconocida”.
Por lo que, la corte concluye que la definición sobre el desplazamiento forzado, tanto los
instrumentos internacionales como la jurisprudencia constitucional, contiene esencialmente
dos elementos que permiten verificar la condición, que son: la coacción violenta ejercida
en la persona para abandonar un determinado lugar y que, en consecuencia, ello se
produzca dentro del territorio nacional.

Por otra parte, respecto al concepto de víctima el artículo 3º de la Ley 1448 de 2011, dice
que se caracteriza como tal porque el individuo es sujeto pasivo de un hecho violento,
pero, a diferencia del desplazamiento forzado, no existe un limitación territorial para que
pueda ser identificado, sino simplemente temporal, esto es, que el suceso victimizante
haya ocurrido con anterioridad al año 1985.

Luego, la Ley 1448 de 2011 mediante la cual se dictan medidas de atención, asistencia y
reparación integral a las víctimas del conflicto armado interno, se creó el Registro Único
de Víctimas y se previó que el mismo estaría a cargo de la Unidad Administrativa
Especial para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas y que encontraría su
soporte precisamente en el RUPD que manejaba Acción Social.También, el artículo 154 de
la Ley 1448 de 2011 estableció que ese RUPD “sería trasladado a la Unidad de Atención y
Reparación Integral a las Víctimas dentro de un (1) año contado a partir de la
promulgación de la presente Ley.” con el fin de garantizar la integridad de la información.

En definitiva, en virtud de los principios de buena fe y favorabilidad se presenta una


inversión en la carga de la prueba que atiende a las especiales circunstancias en las que
suelen encontrarse las personas en situación de desplazamiento forzado interno.
Igualmente de con la inscripción en el RUV, la corte dice que es un requisito meramente
declarativo y no constitutivo de la condición de víctima, en donde, a través de un trámite de
carácter administrativo, se declara la condición de desplazado, a efectos de que las
víctimas de este delito puedan acceder a los beneficios legales y a los diferentes
mecanismos de protección de derechos, con carácter específico, prevalente y diferencial,
para dicha población.
· Sentencia T- 112 de 2015 MP JORGE IVÁN PALACIO PALACIO.

Mediante la presente providencia la corte se manifiesta frente a los Expedientes


acumulados: (i) T-4.598.125 (ii) T-4.574.757 (iii) T-4.591.694 (iv) (v) T-4.592.327 (vi) T-
4.592.334 (vii) T-4.596.741 (viii) T-4.575.510 , en donde los accionantes instauraron
acción de tutela en contra de la Unidad Administrativa Especial para la Atención y
Reparación Integral de Víctimas –UARIV.

En esta oportunidad la corte estudia si la UARIV vulnera los derechos fundamentales de


los accionantes a la igualdad, al debido proceso, a la dignidad humana y a la ayuda
humanitaria a la que tienen derecho las personas en situación de desplazamiento forzado,
al: (i) no acceder al inscripción en el registro único de víctimas y (ii) negarles la entrega de
la ayuda humanitaria a la que afirman tener derecho. Para darle respuesta a ello, la Sala
reiteró su jurisprudencia referente a: (i) la población desplazada como sujetos de especial
protección constitucional; (ii) reglas para la inscripción de la población desplazada en el
Registro Único de Víctimas; (iii) el derecho fundamental de petición, como garantía de
protección de las víctimas de desplazamiento forzado; (iv) la ayuda humanitaria como
prerrogativa mínima para la subsistencia de la población desplazada y los criterios para la
prórroga de la misma; (v) la indemnización administrativa a que tiene derecho la población
desplazada; y (vi) abordar el estudio de los casos concretos.

La población desplazada como sujetos de especial protección constitucional, la


existencia de una vulneración sistemática a los derechos fundamentales de la población
desplazada, llevó a esta Corporación a declarar el estado de cosas inconstitucional
respecto de este grupo poblacional, buscando evitar una afectación mayor y una
desprotección absoluta a quienes, por consecuencia del conflicto, se vieron obligados a
dejar atrás sus lugares de origen, emigrando a ciudades, donde no lograron asentarse
completamente, debido a esto, las personas que se encuentran en condición de
vulnerabilidad, exclusión y marginalidad, son sujetos de especial protección constitucional,
lo cual debe manifestarse no sólo en el diseño de una política pública de este aspecto,
sino en la asignación prioritaria de recursos para su atención, incluso por encima del gasto
público social.

Reglas para la inscripción de la población desplazada en el Registro Único de


Víctimas.

La corte manifestó que las normas que orientan a los funcionarios encargados de
diligenciar el RUPD hoy RUV, deben interpretarse y aplicarse teniendo en cuenta: (i) las
normas de derecho internacional que conforman el bloque de constitucionalidad sobre el
tema de desplazamiento forzado, concretamente, el artículo 17 del Protocolo Adicional de
los Convenios de Ginebra de 1949 y los Principios Rectores de los Desplazamientos
Internos, consagrados en el Informe del Representante Especial del Secretario General de
Naciones Unidas para el Tema de los Desplazamientos Internos de Personas; (ii) el
principio de favorabilidad; (iii) los principios de buena fe y confianza legítima; y (iv) el
principio de prevalencia del derecho sustancial sobre las formalidades. Igualmente la
Corte precisa ciertas condiciones que deben tenerse en cuenta al efectuar la inscripción de
una persona en el RUPD, así:

En primer lugar, los servidores públicos deben informar de manera pronta, completa y
oportuna a quien pueda encontrarse en situación de desplazamiento forzado, sobre la
totalidad de sus derechos y el trámite que deben surtir para exigirlos. En segundo lugar,
los funcionarios que reciben la declaración y diligencian el registro sólo pueden requerir al
solicitante el cumplimiento de los trámites y requisitos expresamente previstos en la ley
para tal fin. En tercer lugar, en virtud del principio de buena fe, deben tenerse como ciertas,
prima facie, las declaraciones y pruebas aportadas por el declarante. En este sentido, si el
funcionario considera que la declaración o la prueba falta a la verdad, debe demostrar que
ello es así; los indicios deben tenerse como prueba válida; y las contradicciones de la
declaración no son prueba suficiente de que el solicitante falte a la verdad. En cuarto lugar,
la declaración sobre los hechos constitutivos de desplazamiento debe analizarse de tal
forma que se tengan en cuenta las condiciones particulares de los desplazados así como
el principio de favorabilidad.
Finalmente, la Corte ha sostenido que en algunos eventos exigir que la declaración haya
sido rendida dentro del término de un año definido en las normas vigentes puede resultar
irrazonable o desproporcionado, en atención a las razones que condujeron a la tardanza y
a la situación que dio lugar el desplazamiento y en la cual se encuentra la persona
afectada.

En virtud de los principios de buena fe y favorabilidad se presenta una inversión en la


carga de la prueba que atiende a las especiales circunstancias en las que suelen
encontrarse las personas en situación de desplazamiento forzado interno. Además, en
vista de tales circunstancias, se ha entendido que las inconsistencias que presentan las
declaraciones de las personas desplazadas no configuran una prueba suficiente de la
falsedad de las mismas.

De acuerdo a lo dicho por la corte, ha precisado que al momento de recibir la declaración


correspondiente, los servidores públicos deben tener en consideración que: (i) La mayoría
de las personas desplazadas por la violencia provienen de ambientes donde la educación
a la que tuvieron acceso es exigua -motivo por el cual el grado de analfabetismo es alto-;
(ii) en muchas ocasiones quien es desplazado por la violencia proviene de contextos en los
cuales se ha educado a las personas en una especie de ‘temor reverencial’ hacia las
autoridades públicas; (iii) en el momento de rendir un testimonio ante las autoridades, el
grado de espontaneidad y claridad con el que podrían hacerlo se reduce
considerablemente; (iv) a las circunstancias del entorno de origen de los desplazados, se
añaden las secuelas de la violencia. No es fácil superar el trauma causado por los hechos
generadores del desplazamiento forzado. Esta situación puede conllevar traumas
sicológicos, heridas físicas y afectivas de difícil recuperación, además de la inminente
violación de derechos humanos que se da desde que la persona es víctima del delito de
desplazamiento que pueden influir en el desenvolvimiento del desplazado al momento de
rendir la declaración; y (v) el temor de denunciar los hechos que dieron lugar al
desplazamiento hace que no exista espontaneidad en su declaración.
5. Caso en Concreto

PRUEBAS Y ANEXOS

Con el fin de establecer la vulneración de los derechos fundamentales y constitucionales, solicito señor Juez
se sirva tener en cuenta las siguientes pruebas:

● Mi cédula de ciudadanía colombiana


● La cédula de identidad venezolana de mi compañera permanente
● La cédula de identidad venezolana de mis hijos

PRETENSIONES

Respetuosamente solicito lo siguiente:

1. Se garanticen los derechos fundamentales a la igualdad, la dignidad humana, el debido proceso, la


inclusión en el RUV, la ayuda humanitaria y la reparación integral vulnerados por la personería
municipal de Arauca la Unidad para la Atención y la Reparación Integral a las Víctimas, conforme a
lo establecido en los artículos 13, 1, 29 de la Constitución Política de Colombia y la jurisprudencia
de la Honorable Corte Constitucional Colombiana.
2. Se ordene a la Personería municipal de Arauca que proceda a la toma de mi declaración por los
hechos victimizantes sufridos y remitir para el estudio de la Unidad para la Atención y la Reparación
Integral a las Víctimas.
3. Se ordene a la Unidad para la Atención y la Reparación Integral a las Víctimas hacer una
evaluación de la solicitud de inclusión en el RUV haciendo una valoración del elemento jurídico,
técnico y de contexto para determinar mi calidad de víctima y la de mi núcleo familiar. Sin excluirnos
por el solo hecho de que los actores armados operaron por fuera del territorio colombiano omitiendo
las obligaciones extraterritoriales que tiene el Estado colombiano.
FUNDAMENTOS DE DERECHO

Fundamento esta acción en el artículo 86 de la Constitución Política de Colombia 1991 y sus Decretos
Reglamentarios 2591 de 1991 y 306 de 1992.

JURAMENTO

En cumplimiento del artículo 37 del Decreto 2591 de 1991, manifiesto bajo la gravedad del juramento que
no se ha presentado ninguna otra acción de tutela por los mismos hechos y derechos.

NOTIFICACIONES

ACCIONTE:

● Recibiré notificaciones en el conjunto residencial Brisas del puente Casa 42 en la ciudad de Arauca.
Al teléfono 3043665586 y al correo electrónico XXXX

ACCIONADO:

● PERSONERÌA MUNICIPAL DE ARAUCA

● LA UNIDAD PARA LA ATENCIÓN Y LA REPARACIÓN INTEGRAL A LAS VÍCTIMAS

Atentamente,

TOMAS ENRIQUE TORRES


C.I 15.451.806 de Venezuela

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