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VENEZUELA
By
Alberto Baumeister Toledo
World Bank
Latin American and Caribbean Insolvency Workshop (Mexico City, 2000)
TRATAMIENTO DE LA INSOLVENCIA EN EL SISTEMA DE
DERECHO VENEZOLANO. LINEAMIENTOS SOBRE EL SISTEMA
CONCURSAL VENEZOLANO CON ESPECIAL REFERENCIA A LA
QUIEBRA Y EN PARTICULAR AL MARCO REGULATORIO DE
LOS ORGANOS DE LIQUIDACION EN DICHOS PROCESOS
(AUXILIARES DE JUSTICIA) ( * )
(*)
Informe presentado por el autor a las Jornadas Latinoamericanas y del Caribe sobre
Insolvencia, México, Octubre 2000.
( ** )
Abogado egresado de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), Caracas, Venezuela.
Ex Catedrático de Pre y Post Grado en las Universidades Central de Venezuela y UCAB,
Profesor en la Escuela de la Judicatura, Venezuela, en Derecho de las Obligaciones,
Mercantil y Procesal Civil, Derecho Mercantil Superior: Procedimientos Mercantiles,
Bancario, Fideicomisos, Seguros y Quiebras. Ex Magistrado Judicial Suplente en 2ª.
Instancia Civil y Mercantil y Agrario y ante la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema
de Justicia. Miembro de los Institutos Ibero Americano y Venezolano de Estudios de
Derecho Procesal, Presidente de la Sección Venezolana de la Asociación Internacional de
Derecho de Seguros ( AVEDESE-AIDA). Director de la Revista de la Facultad de Derecho
de la UCAB.
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I- Introducción:
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Siguiendo los requerimientos exigidos por los organizadores de las
Jornadas Latinoamericanas y del Caribe sobre Insolvencia (Latin American and
Caribbean Insolvency Workshop)19, procederemos a analizar y responder las
interrogantes concretas que se nos formularon sobre el tema, a la luz del
ordenamiento legal venezolano, así:
12) Describa algunos de los problemas que enfrentan los auxiliares de los
procesos concursales en el desempeño de sus funciones.
Respuesta:
Fundamentalmente el de lo obsoleto y anticuado de las normas sobre
dichos procesos, el desconocimiento que por lo general tiene el propio juez sobre
la conducción de dichos juicios, al igual que los acreedores y sus apoderados, así
como la demora judicial habitual en Venezuela, lo que comporta a su vez largo
tiempo en el desempeño de esas funciones.
NOTAS
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Hoy inclusive se hace más notoria esa falta de preparación, en tanto que por razones
inexplicables, constituyendo un verdadero retroceso, se abandonó la especialización de las
competencias judiciales de tal manera que jueces no duchos en materia mercantil tienen
que conocer de los procesos concursales. Por lo demás, aún quienes se desempeñaban
en la competencia mercantil, salvo raras excepciones no se encontraban académicamente
preparados, pues por razones igualmente inexplicables en nuestras carreras de derecho,
los programas de Mercantil II, dónde debe verse el procedimiento Concursal, por lo general
no son concluidos, entre otras razones por compartir dichos programas con Derecho de
Seguros.
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Los procedimientos concursales mercantiles (Atraso y Quiebra) están reservados
expresamente para los comerciantes (resulta ser un requisito de admisibilidad y
Procedibilidad de ambas instituciones la condición de comerciante de los sujetos a quienes
se les aplique) y vienen regulados tanto en su efectos sustanciales como en lo adjetivo, en
el vigente Código de Comercio, cuerpo normativo de fecha 26 de julio de 1955, que
reformó parcialmente y sólo en algunos aspectos puntuales el Código de Comercio de
1919 – a su vez con otras someras modificaciones en las llamadas reformas de fechas 30
de julio de 1938, 17 de agosto de 1942 y 19 de septiembre de 1945- (en lo adelante Cco)
Arts. 898 al 913 (Atraso judicial) y 914 ss (Quiebra).
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El Código Civil venezolano (en lo sucesivo Cc) es fundamentalmente el promulgado en
1942, el cual siguió el modelo Franco Italiano de las Obligaciones, pues la reforma de
1982, sólo tocó determinados aspectos específicos, en modo alguno referidos a la materia
a que nos referimos, pero las instituciones de la Cesión de Bienes y el Concurso de
Acreedores en él regulados son de data anterior al Código de 1896, con clara influencia de
la legislación española y francesa de esos años. De su parte, el Código de Procedimiento
Civil (Cpc) vigente es el de 1987 – si bien con unas pequeñas reformas posteriores,
referidas a solo dos instituciones de las contempladas en dicho Código – y fue el que
sustituyó el de 1916, que, a su vez, ya contemplaba, sin modificación, las mismas
mencionadas instituciones de los concursos civiles, las cuales según calificada doctrina
venezolana figuraban ya en nuestros códigos adjetivos desde 1836 y por igual son de neta
influencia española y francesa (Valdivieso Montaño, Acisclo, t.1, Tipografía CTP, Caracas,
1962, p. 272 ss).
En la práctica se suele prorrogar el lapso que la Ley establece como máximo para
solventar la crísis, y la lamentable experiencia ha sido que tales prórrogas se continúan en
el tiempo favoreciendo injustificadamente a los deudores insolventes. En un célebre
proceso de atraso (Banco Táchira) el juicio se prolongó por más de 20 años.
Entre otros, Libros contables en regla, inventarios al día, lista de acreedores, opinión
favorable de por lo menos tres de los acreedores, etc. (Art. 899). Entre otras cosas, la
regularidad con la cual se lleve la contabilidad, será un elemento de importancia para
deducir y presumir el carácter imprevisto y excusable de la crísis.
Debe observarse que a pesar de que la Ley usa la misma denominación, aquí el Síndico
no cumple el mismo papel que en la quiebra, y a los que aludiremos más adelante, pues en
el atraso no se produce el desapoderamiento del patrimonio del deudor insolvente, en otros
términos y como resulta de la Ley, el Síndico más bien es un auxiliar del Juez que verifica
los balances, inventarios, listas de acreedores, revisa el funcionamiento de la empresa y en
breve plazo debe presentar su informe a los acreedores y al Juez, con lo que cesa sus
funciones, si es que se acuerda el atraso.
Dado que la petición equivale a confesar inequívocamente el estado de insolvencia y
anomalía patrimonial, la jurisprudencia y doctrina patrias son contestes en destacar que al
negar el beneficio, por falta de algún requisito formal, procede entonces que el Tribunal
declare la quiebra, y así ocurre en la práctica judicial.
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No hay unanimidad de criterios en torno a la naturaleza del cargo de estos funcionarios que
intervienen en los procesos concursales judiciales, ni en Venezuela ni en el exterior. Por
ejemplo para G. Ferri destaca que se trata de verdaderos funcionarios públicos, que son
representantes del fallido que derivan su condición de tales como mandatarios de la
justicia, también los califica como “encargados judiciales” y más que auxiliares de la
justicia, constituyen “auxiliares del Juez”. Pierre Tapia, en cambio, destaca que representan
a los acreedores y accesoriamente al fallido en ciertos casos. Vid María Auxiliadora Pisani
Ricci, La Quiebra, Derecho Venezolano, Publicaciones Universidad Central de Venezuela,
1990, p. 163 y al comentado Oscar Pierre Tapia, La Quiebra según el Código de Comercio
Venezolano, Ediciones Libra, 2ª. Edic. Libra, Caracas, sin fecha, p. 283 ss.
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Cco. Arts 937, 960, Cco. entre otros.
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Art 941 Cco.
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Art.1009 ss Cco.
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En la mayoría de los casos privará en definitiva la decisión del Juez, pero en otros bastará
lo recomendado o decidido por los auxiliares de justicia o los propios acreedores. En otros
supuestos se complementan las voluntades. Vid. Autorización de ventas, calificación de
créditos, autorizaciones de pagos, etc., Arts. 961, 967,982, 1014 Cco. entre otros.
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Art. 961.
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Art. 967 ss C Co.
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Art. 967.
15
Arts. 972, 975, 983.
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Mayores de 21 años, que no sean fallidos no rehabilitados, ni cónyuge ni parientes del
fallido hasta el 4 grado de consanguinidad ni 2º. De afinidad, ni acreedores con créditos
controvertidos. La norma prohibía por igual que fueran mujeres, pero una sentencia de la
Corte en pleno anuló dicha disposición por colidir con la C.N. del 1961 (lesión de la
igualdad de sexos)
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En efecto tan no son honorarios profesionales judiciales, que los mismos no son objeto de
procedimientos de retasa, propios y establecidos por la Ley para discutir los montos
estimados e intimados por tales conceptos en los procesos judiciales, por ello de la fijación
que de los mismos haga el juez, lo que se dá es recurso ordinario de apelación.
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La normativa del Cco es poco clara en esta materia, para comenzar señala que el
convenio puede celebrarse en cualquier estado y grado, más su trámite no puede tener
curso hasta tanto se haya celebrado la calificación de los créditos (Arts. 1008 y 1010 Cco),
así en varias de las normas resulta confuso, al extremo de que resultan realmente raros los
casos en los cuales se llega al aludido convenio, o se opta por celebrarlo fuera de la
quiebra.
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Evento patrocinado en Mexico por The World Bank, Inter-American Development Bank,
Secretaría de Hacienda y Crédito Público de Mexico, Banco Central de México y la
Asociación de Banqueros Mexicanos, Octubre 30 y 31 de 2000.
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Son los supuestos de los Bancos y otras entidades financieras, regulados por la Ley
especial de Bancos y otras Instituciones Financieras, las empresas de Seguros y
Reaseguros, regulados en la Ley de Empresas de Seguros y Reaseguros, las Casas de
Bolsa y empresas de corretaje, regulados en la Ley de Mercado de Capitales y las Cajas
de Valores, en la Ley de Cajas de Valores. Vale la pena acotar que en estos casos la
peculiaridad consiste en que en los supuestos de quiebra, la designación de los Síndicos la
hacen los órganos de control de dichas actividades, excluyendo por lo demás las otras
formas de liquidación (la de acreedores, por ejemplo) contempladas en la Ley mercantil, y
dando lugar, por lo común al establecimiento de preferencias injustificadas, generalmente
políticas, demoras en los procesos de liquidación, y por lo demás sin ahorro alguno, pues
los honorarios y gastos suelen inclusive exceder las de las quiebras ordinarias.
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Art. 987 Cco.
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Para algunos autores esa responsabilidad deriva de una relación de “mandato” que no por
la vía de la simple responsabilidad extra - contractual civil. (Pierre Tapia, Cfr. p 292 ss).
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En la práctica lo que suele ocurrir es que los jueces a su antojo hacen las designaciones de
los auxiliares, más ello lo es también en tanto que los acreedores o el deudor no ejercen
sus derechos, ni recurren de tales actos. La lamentable experiencia en Venezuela resulta
ser la de que los cargos de auxiliares en tales procesos se conceden no a los más aptos ni
honestos, sino a amigotes de los jueces, con quienes se comenta, inclusive, reparten las
jugosas ganancias por los honorarios en el desempeño de sus encargos.
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BIBLIOGRAFIA VENEZOLANA SOBRE EL TEMA
BURGOS VILLASMIL, José R., Lecciones sobre Quiebra, Edit. La Torre, 1980, Caracas.
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