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2023

Perros de Apoyo Emocional

DE LA LOPEZ VIRGINIA
UNIVERSIDAD CUGS “CUAUHTEMOC”
4-7-2023
GONZALEZ NAVA ARELY BERENICE
INDICE
 PLANTEAMIENTO DEL
PROBLEMA……………………………………………….2
 JUSTIFICACION……………………………………………………………………....3
 MARCO TEORICO………………………………………………………………….…
5
1. Antecedentes…………………………………………………………………….…….5
2. Tratamiento…………………………………………………………………………….6
1 2.1. Depresión……………………………………………………………………….....7
2.2. Trastornos del espectro de la
esquizofrenia…………………………………....8
3. Vinculo Humano –
perros……………………………………………………………..9
4. Seguridad del
perro…………………………………………………………………..11
4.1. Características de un
perro……………………………………………………..11
5. Contagio emocional………………………………………………………………….13
5.1. Bostezo…………………………………………………………………………..13
5.2. Señales
químicas………………………………………………………………..14
6. Conducta de
rescate………………………………………………………………....14
7. Consuelo...……………………………………………………………………………16
8. La raza más apta para el apoyo
emocional………………………………………..16
9. Beneficios……………………………………………………………………………..17
10. Tecnología…………………………………………………………………………....18
 CONCLUSIONES……………………………………………………………………20
 REFERENCIAS………………………………………………………………………21
 ANEXOS………………………………………………………………………………22
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
Nuestro problema principal es si tendrá resultados beneficiosos los ´´perros de
apoyo emocional´´, sus antecedentes datan en Estados Unidos, al igual que surgió
por la idea del animal de apoyo emocional (no solo perros) suponen para la
persona a la que acompañan garantiza su bienestar emocional y físico.
Actualmente hay una tasa de depresión y ansiedad que puede provocar suicidios,
por tal motivo este acompañamiento puede reducir y mejorar el bienestar de la
persona que padezca una enfermedad psicológica
2
No se contará con ningún recurso financiero, sin embargo, habrá una gran
cantidad de información, algunas asociaciones que nos brindan información son:
´´Terapeutas Caninos México A.C´´ y ´´A.M.A. S´´. El lugar y contexto donde se
obtendrán los objetivos serán en la Ciudad de México por cuestiones actuales de
popularidad. Tenemos el suficiente equipo técnico ya que contamos con
computadoras, internet, papelería para llevar a cabo la investigación.
Lo que se necesita saber sobre la investigación es el tiempo y los resultados que
se tienen al recibir este tipo de investigación, al igual que se faltara abordar sobre
cómo va afectar en la sociedad, ya que se debe informar en todo establecimiento
sobre el acceso a perros de apoyo emocional.
Algunos puntos negativos que se tienen son las que las asociaciones dan
información, pero no una entrevista, al igual que en estas asociaciones los precios
para tener el adiestramiento o el documento para certificar a una mascota de
apoyo emocional son costosos.
JUSTIFICACION
Los perros de apoyo emocional se han vuelto cada vez más populares en los
últimos años como un medio para brindar consuelo y asistencia a las personas
con problemas de salud mental. Estos perros están entrenados para brindar apoyo
emocional y compañía, y pueden ser particularmente útiles para las personas que
luchan contra la ansiedad, la depresión o el trastorno de estrés postraumático.
Un animal de apoyo emocional es un "animal de compañía (mascota) que ayuda a
disminuir el impacto relacionado con la discapacidad de una persona a través de
3 la presencia del animal y las interacciones cotidianas", escribieron los autores.
(Hoy Gerlach, autora de Human-Animal Interaction: A Social Work Guide,
publicada por NASW Press en 2017.).
A diferencia de los animales de servicio, que realizan funciones específicas, los
animales de apoyo emocional "brindan beneficios que caen en las mismas
dimensiones que los beneficios de las mascotas (físicos, sociales, emocionales y
psicológicos) y hay investigaciones que respaldan el papel que los animales
pueden desempeñar en cada una de estas áreas", destacó Hoy-Gerlach, 2017.
Los animales de apoyo emocional no requieren formación especial. Todo lo que se
necesita es una carta de un profesional médico o de salud mental que indique
"que el individuo cumple con la definición de 'discapacidad' bajo la ley Fair
Housing Act, y que un animal de compañía es una medida necesaria para
disminuir la incapacidad y debe permitirse en edificios donde normalmente no se
permiten mascotas", señaló los investigadores del Hope and Recovery Pet
Program.
Los perros de apoyo emocional pueden proporcionar una amplia gama de
beneficios para las personas con problemas de esquizofrenia y depresión. Uno de
los beneficios más importantes es el apoyo emocional y el compañerismo que
ofrecen. Estos perros pueden ayudar a las personas a sentirse menos solas y
brindar consuelo en momentos de angustia. Además, los perros de apoyo
emocional pueden ayudar a las personas con problemas de salud mental a
sentirse más seguras y menos ansiosas en situaciones sociales. También pueden
ayudar a las personas a sentirse más seguras y protegidas, lo que puede ser
particularmente útil para las personas.
Los perros de apoyo emocional pueden ser particularmente útiles para las
personas que luchan contra la depresión o la esquizofrenia. Por ejemplo, las
personas con ansiedad pueden beneficiarse de la presencia tranquilizadora de un
perro de apoyo emocional. Estos perros pueden ayudar a las personas a sentirse
más relajadas y menos ansiosas en situaciones estresantes. Además, los perros
de apoyo emocional pueden proporcionar una sensación de rutina y estructura, lo
que puede ser particularmente útil para las personas con depresión. Para las
personas con PTSD, los perros de apoyo emocional pueden brindar una
sensación de seguridad y protección. Estos perros pueden ayudar a las personas
a sentirse más cómodas en los espacios públicos y pueden brindar una sensación
de comodidad y apoyo en momentos de angustia.
Sin embargo, si sufres algún problema de índole psicológica el tratamiento
indicado es siempre la terapia psicológica. En el caso de que tengas un animal de
compañía que consideres que puede ser o que ya es un soporte emocional, no
sustituye a la terapia psicológica, pero sí se puede integrar como una parte más
del tratamiento.

4 La compañía de un perro de terapia facilita la recuperación de las personas con


dificultades para gestionar sus emociones. Estos animales prestan apoyo
acompañando sin prejuicios y sin pedir nada a cambio. La asistencia de los perros
en terapia favorece la motivación, la implicación, la comunicación y la diversión.
La terapia emocional con perros potencia la expresión de las emociones hacia el
animal y su verbalización. Es decir, utiliza al perro como vía de comunicación con
el paciente. La principal función del perro en estas actividades es la de animar al
paciente y motivar su cooperación. Además, las interacciones entre el paciente y
el animal promueven la relajación y reducen la presión arterial y el estrés.
Con respecto a los lugares transcurridos, para viajar en una aerolínea con el
apoyo emocional (perro, gato, gallina, etc.) es necesario presentar un certificado
que acredite que requieres viajar con la mascota porque es apoyo emocional y
necesario para su salud mental. Conseguir que tu mascota sea considerada de
forma oficial un animal de soporte psicológico o emocional se obtiene con un
certificado que debe cumplir una serie de requisitos.
Si la aerolínea lo autoriza, con el certificado de apoyo emocional, la persona tiene
derecho a viajar con su mascota en el avión (yendo en cabina junto a su dueño).
Además, según la legislación, estas mascotas pueden viajar con sus dueños en
todos los medios de transporte públicos y en escuelas, tiendas, hospitales, etc.
Por cuestiones personales decidí tomar este tema o hablarlo ya que me intereso la
conexión que se obtienen entre los animales domésticos y las personas. Al igual
los beneficios que se obtienen a tener un apoyo emocional, ya que se podrá
reducir toda la carga negativa en las personas y tener una estabilidad en sus
emociones.
Retomando el planteamiento del problema, ¿Qué beneficios tienen las personas
con esquizofrenia y depresión al tener un acompañamiento con perros y la
influencia que tiene la terapia de conexión de afecto? Una excelente solución
consistirá en el apoyo que nos brinda el acompañamiento en perros de apoyo
emocional la persona tiene la obligación de salir de la cama y de casa, por lo que
motiva a hacer ejercicio físico, ya que esta intervención no se necesita
medicamentos, solo se necesitará que la persona genere el vínculo con el perro.
La compañía del perro es esencial para evitar o disminuir el sentimiento de
soledad y aislamiento, físico y emocional. Además, la interacción con el animal
despierta emociones positivas.

MARCO TEORICO
1. Antecedentes
La presencia de animales en ámbitos terapéuticos se remonta a siglos atrás,
5 aunque en las primeras décadas del S.XX, con el advenimiento de la medicina
científica, se eliminaron los animales de los entornos hospitalarios (Serpell, 2019).
La participación activa y consideración del animal en el proceso terapéutico es
relativamente novedosa; fue Levinson, psicólogo infantil, quien observó que la
presencia de su perro Jingles en la consulta facilitaba la interacción con un niño
que presentaba dificultades de interacción con el propio terapeuta (Levinson,
1962); posteriormente, utilizó este hallazgo para introducir a Jingles en las
sesiones terapéuticas facilitando la interacción y la expresión de los niños (Brodie
y Biley, 1999). Levinson se considera el padre de la TFA (Terapia Facilitada por
Animales) actual. Aunque anteriormente Bossard (1950) ya había manifestado que
“Los animales de compañía son una parte integral de la vida familiar; deben ser
considerados como un factor básico de la higiene mental.” La TFA, o terapia
facilitada por animales, se describe como una intervención diseñada para mejorar
el funcionamiento cognitivo, físico o social de un paciente, con unos objetivos
específicos delimitados en el tiempo. La interacción entre el animal y el paciente
es generalmente de uno a uno. Los animales utilizados en la TFA son animales
especialmente entrenados y no son los animales del propio paciente (Connor y
Miller, 2020). El objetivo terapéutico debe dirigirse a mejorar las habilidades
sociales de los sujetos, su autonomía y sus respuestas emocionales. Además,
mantiene que la participación de los pacientes en un programa de estas
características ha de ser libre y consentida, así como mantiene que el terapeuta
ha de vigilar por la seguridad del paciente y de otros profesionales sanitarios
vinculados a la aplicación del programa. Estos principios, aunque hayan sido
elaborados por un equipo de trabajo situado en una residencia para niños y
adolescentes, son transferibles a cualquier población institucionalizada. La TFA se
sustenta en el vínculo “animal-persona” desarrollado a lo largo del proceso
evolutivo del ser humano y de los animales domésticos. La relación entre el ser
humano y los animales domésticos (en este caso el perro) se remonta, como
mínimo, a hace 12.000 años; en el norte de Israel se encontró una tumba con
unos restos fósiles de un ser humano con su mano apoyada a un resto fósil de un
perro, los expertos indicaron que un entierro de estas características enfatizaba el
vínculo de esa persona con su animal de compañía .
En uno de los primeros estudios al respecto, Kellert (1983) encontró que los
adultos jóvenes tendían significativamente a expresar más interés, afecto y
preocupación por los animales en comparación a otros grupos etarios,
especialmente los adultos mayores. Sin embargo, en estudios más recientes esta
relación se ha mostrado algo inconsistente. Por ejemplo, en el estudio de Dotson y
Hyatt (2019) los participantes más jóvenes tendían a obtener puntajes más altos
en los distintos aspectos de la relación con sus perros, mientras que los mayores
tenían los puntajes más bajos. Los autores consideraron que podía deberse a una
mayor apertura a la conexión entre especies y a una mayor flexibilidad en sus
6 estilos de vida en los más jóvenes. Mientras que, en un estudio posterior de
similares características, los autores no encontraron que la edad afectara
significativamente la relación (Boya et al., 2019). Netting et al. (2018) encontraron
que los participantes de su estudio consideraban a sus perros como parte de sus
familias y que se orientaban hacia sus perros en busca de apoyo social en
términos de afecto e interacción indistintamente de la edad que tuvieran. De todas
formas, se encontró que los adultos jóvenes tenían mayores puntuaciones en una
escala de apego que los adultos mayores. Respecto de los beneficios aportados
por la interacción con animales, se ha argumentado que los niños y las personas
mayores resultarían más beneficiadas que los adultos jóvenes y de mediana edad
(Enders Slegers, 2018; Stallones, Marx, Garrity, & Johnson, 1990)
Si bien algunos autores han considerado que las personas mayores y los niños
serían quienes resultarían más beneficiados por la relación con sus animales de
compañía (e.g., Enders-Slegers, 2020), el grado de percepción de beneficios no
se encontró relacionado con la edad de los custodios. Tanto los adultos jóvenes
como los mayores se sienten igualmente beneficiados por la relación, aunque
destacan distintos beneficios. Las personas mayores tienden a destacar el rol de
los animales ligado a su ayuda respecto de su salud global y realización de
actividad física, mientras que los más jóvenes en relación a una mejora anímica,
sentimientos de seguridad y evitación de la soledad. Es posible que estos
beneficios diferenciales respondan a las necesidades propias de la etapa vital de
los custodios, y de este modo contribuyan a que la relación humano-animal de
compañía sea satisfactoria y significativa a lo largo de toda la vida,
independientemente de la edad de las personas.
De este modo, las mascotas se integran a la dinámica de la familia y desempeñan
diversos roles en las distintas etapas del ciclo vital que esta atraviesa (Díaz Videla,
2015). Estos animales parecen ocupar un lugar con superposiciones, aunque
diferente de los humanos en la familia, pudiendo satisfacer algunas necesidades
que los vínculos humanos satisfacen, pero también ofreciendo beneficios a través
de su consistencia y presencia sin juicios, lo cual los humanos no pueden proveer
(Cohen, 2019). Es posible que la gente obtenga de esta relación ciertos beneficios
como para colocarla más allá de las consideraciones económicas (Serpell, 1996).
2. Tratamiento
Se han investigado diferentes factores que pueden ayudar en la disminución del
estrés, entre estos factores encontramos la compañía de animales como muestra
el estudio de Manchov, Proch, Vadronov, Souckov y Prouzou (2020) en el que se
hace uso de una muestra de 93 estudiantes universitarios entre 18 y 44 años, los
cuales se dividieron entre tres grupos. Los estudiantes del grupo A en sesiones
individuales interactuaron con un perro entrenado para actividades de asistidas
con animales y sus cuidadores, en un espacio tranquilo, donde entrenadores del
perro tenían como indicación que la interacción, relajada a los estudiantes. El
grupo B tuvo acceso a música, cubos antiestrés, arena cinética y libros para
7 colorear en un espacio tranquilo que les permitiera relajarse. Mientras el grupo C
sirvió como grupo de control, por lo cual no desarrollo ninguna actividad.
Los resultados obtenidos demostraron que el grupo A tuvo una mejora significativa
en el estado de ánimo, así como en los niveles de estrés percibido, mayor a la del
grupo B y a la del grupo C, demostrando que la interacción con el perro
terapéutico mejora el estado de ánimos y disminuye el estrés.
Una alternativa para incluir en el tratamiento de estos pacientes es tener una
mascota, para la reducción de los síntomas del trastorno de pánico con
agorafobia, de preferencia un perro, ya que existe más evidencia de la utilidad de
un perro por encima de otros animales. Se han realizado varios estudios que han
examinado la salud cardiovascular, la reducción de depresión y ansiedad, el
aumento del apoyo social y han medido cambios fisiológicos, alrededor de la
tenencia de una mascota y todos los beneficios que esto puede aportar, como
beneficios terapéuticos, fisiológicos, psicológicos y psicosociales (OMS, 2022).
2.1 Depresión.
La depresión se define como un trastorno mental caracterizado por la existencia
continua de pérdida de interés o placer, tristeza, sentimiento de culpa, autoestima
disminuida y otros signos relacionados al apetito, sueño, entre otros (OMS, 2018).
Lo anterior afecta todas las áreas de la vida de quien la padece, y los niveles de
persistencia, intensidad e interferencia con la funcionalidad normal diaria,
distinguen notoriamente a la depresión de otros estados de tristeza transitorios
que no constituyen enfermedad. Así, la depresión afecta tres esferas cruciales de
la vida, a saber: el estado anímico, los pensamientos y la conducta, categorías
dentro de las cuales se ordenan los síntomas depresivos mencionados durante el
desarrollo de esta investigación.
Este trastorno es una patología bastante común en todo el mundo, siendo
aproximadamente 300 millones de personas las que se ven afectadas por esta
enfermedad. Puede conllevar a un sufrimiento intenso en quien la padece, incluso
a la consumación del suicidio. Así, cerca de 800.000 individuos en el mundo se
suicidan año a año, constituyéndose el suicidio como la segunda causa de muerte
de personas entre 15 y 29 años (OMS, 2018).
La depresión, en general, puede dividirse en leve, moderada y grave, siendo la
sintomatología la misma en las tres categorías, no obstante, se distinguen según
la cantidad de síntomas, intensidad y deterioro vital. Lo común a cualquier nivel de
depresión es que quien la padece experimenta un fuerte sufrimiento y
desesperanza en torno al futuro, pudiéndose agravar el cuadro por diversos
motivos internos y externos (DSM-5, 2014), por eso la importancia de prevenir y
de iniciar tratamientos a tiempo.
La farmacoterapia es considerada generalmente para episodios moderados o
graves, aunque también algunas veces en cuadros leves, según sus
8 especificidades. Dicho tratamiento consiste en la ingesta de medicamentos que
producen, entre otras cosas, efectos antidepresivos y ansiolíticos en el paciente
deprimido (Pérez, 2019), con el fin de atenuar la sintomatología, al mismo tiempo
que, sobre esa base de mayor estabilidad, se trabajan aspectos biopsicosociales
con el paciente para la superación de la depresión.
De esta manera, si estudios científicos respaldan la contribución de animales en
intervenciones formales y psicoterapéuticas, más aún cobra importancia dicho
vínculo en la cotidianeidad de las personas, sobre todo si se le entiende dentro del
marco de factores protectores y elementos positivos que contribuyen a una óptima
evolución del paciente deprimido, dentro de los cuales se encuentra el apoyo de
figuras significativas, la compañía incondicional, la comprensión sin
estigmatización, el placer subjetivo, el fomento de la autonomía, la activación
conductual, el sentido de responsabilidad, el sentido de agencia, entre otros,
resaltando especialmente la ausencia de estigmatización y prejuicios,
características inherentes a los animales no humanos, quienes, por sus
características naturales, son capaces de acompañar a otros animales y a los
humanos de manera incondicional, promoviendo procesos positivos para ellos
(Wood et al., 2019).
2.2 Trastornos del espectro de la esquizofrenia
Las intervenciones en las personas con trastornos esquizofrénicos se han
diseñado para reducir la depresión y la ansiedad, favorecer el estado de ánimo,
interacción social, autonomía diaria y calidad de vida. Diferentes estudios
mencionan que los beneficios son una mejora en el estado de ánimo,
expresividad, habilidades de comunicación y participación. No obstante, existen
pocos estudios con respecto a las TAA y los dominios cognitivos en pacientes con
esquizofrenia por lo que todavía se precisa de más investigación. (De la O Vitutia,
M., 2016)
En los últimos años y coincidiendo con el surgimiento de la psiquiatría comunitaria
ha habido un progresivo proceso de desinstitucionalización de los pacientes
psiquiátricos. Así se ha seleccionado a los menos discapacitados para los nuevos
recursos comunitarios dejando atrás los casos más graves en recursos
hospitalarios más institucionalizados. Los enfermos mentales severos que más
presencia tienen en las instituciones psiquiátricas son los diagnosticados de
esquizofrenia. Esta enfermedad tiene presentaciones clínicas muy heterogéneas y
una evolución que conducirá a altos grados de discapacidad en diversas áreas
(Meise y Fleischhacker, 1996). El hecho de que estemos ante una población de
pacientes institucionalizados dificulta el entrenamiento en habilidades sociales y
funcionamiento social ya que, como anteriormente hemos explicado, tienen el
“acceso social” limitado. En el presente trabajo se pretende describir cómo la
Terapia Facilitada por Animales de Compañía puede ser un programa de
rehabilitación terapéutico efectivo adjunto al tratamiento normal que cubra con las
9 necesidades de los pacientes crónicos con diagnóstico de esquizofrenia
institucionalizados.
De la misma manera que algunos profesionales se han interesado en valorar los
efectos positivos de la aplicación de programas de TFA en personas mayores;
algunos profesionales del campo de la salud mental también han aplicado y
valorado dichos programas, especialmente en personas con diagnóstico de
esquizofrenia residentes en instituciones psiquiátricas. De estos estudios podemos
destacar el que llevó a cabo el equipo de Barak (2001). Éste realizó un estudio en
que evaluó los efectos de un programa de TFA en pacientes geriátricos
diagnosticados de esquizofrenia residentes en una unidad de larga estancia
durante un año, escogió aleatoriamente una muestra y fueron evaluados con una
escala que mide funcionamiento social-interpersonal, habilidades instrumentales y
de auto cuidado y control de impulsos. El cambio más importante fue el
relacionado con el funcionamiento social-interpersonal que mejoró muy
significativamente se notó una tendencia de mejora respecto a las habilidades
instrumentales y no se observó ningún cambio en el control de impulsos, este
estudio es especialmente interesante ya que compararon el grupo intervención
con TFA con un grupo control al que se le aplicó otro tipo de intervención diferente
a la TFA, por lo tanto, los resultados están controlados por actividad y por el paso
del tiempo.
Tenemos que destacar que todos estos estudios realizados con personas
diagnosticadas de esquizofrenia se han realizado con muestras no muy grandes,
pero un hecho que llama la atención es el alto seguimiento y vinculación con la
TFA por parte de todos los pacientes.
3 Vinculo Humano – perro
El contagio emocional es una forma básica de empatía que ocurre cuando un
individuo comparte el estado emocional de otro. Evaluar las capacidades
empáticas de perros domésticos (canis familiaris) hacia las personas resulta de
particular interés dado su largo proceso de domesticación, su capacidad de formar
vínculos de apego con sus dueños y la importancia de las experiencias
ontogenéticas en el desarrollo de la cognición social canina. (Instituto de
investigaciones Médicas,2020)
Así, en los últimos años ha aumentado el interés por el vínculo humano-animal a
nivel mundial, el que se estudia a partir de una ciencia llamada antrozoología. Lo
anterior, debido a que internacionalmente ha aumentado sobremanera la relación
entre personas de todas las edades y animales en toda su diversidad.
Si bien la relación entre humanos y animales se entabla con diversas especies
animales, actualmente se centra mayormente la atención en la relación de
cercanía entre personas y animales de compañía, debido a la alta vinculación con
ellos y a la importante cercanía que se establece.

10 En este contexto, a nivel mundial, se ha evidenciado que alrededor de la mitad de


la población, y más, conviven con perros en sus lugares de vivienda, lo que
supone que la persona, que es quien está facultada para tomar la decisión de
dicha convivencia, percibe más beneficios que costes en la relación con el animal,
beneficiándose de ésta, al mismo tiempo que el animal también se beneficia de la
relación (ADIMARK, 2019).
Esto se puede asociar a la teoría del intercambio social conocida en psicología, en
la que se afirma que una relación tiene mayor probabilidad de mantenerse en el
tiempo si los beneficios sobrepasan a los costes, lo que permite comprender por
qué las personas actualmente tienen tanto interés por mantener en el tiempo este
tipo de relaciones (González et al., 2019).
En este sentido, diversos animales, sobre todo perros, se han incorporado en
visitas a hospitalizados, activación conductual en adultos mayores, manejo del
dolor crónico, visitas a cárceles, trabajo con niños con autismo, entre otras áreas
en donde se ha visto la alta contribución que esta inclusión canina tiene para el
sujeto.
Dentro de esta interacción humano-can, estudios científicos han permitido
comprobar que existen cambios a nivel biológico que impactan positivamente en la
salud mental de ambos involucrados cuando se entabla este tipo de relación
positiva. Dichos cambios fisiológicos se traducen en beneficios cardiovasculares
diversos, disminución del cortisol, que se relaciona directamente con la sensación
de estrés, y el aumento de las concentraciones de beta-endorfina, oxitocina,
prolactina, beta-feniletilamina y dopamina, los que indican que se está
atravesando una experiencia de felicidad, apego y placer (Odendaal y Meintjes,
2018).
El perro, entonces, se convierte en un sostén psicológico, menguando la
sensación de soledad y facilitando la relación de su humano con el entorno. De
hecho, las investigaciones científicas han clasificado estos efectos en cuatro áreas
específicas: terapéuticos, fisiológicos, sicológicos y psicosociales (Gómez et al.,
2019). Lo anterior se traduce en los cambios fisiológicos y psicológicos
mencionados con anterioridad, más el aumento de la actividad física, el
incremento del apego afectivo, la ausencia de estigmatización, entre otros
aspectos.
Los perros, entonces, se transforman en una compañía constante e incondicional,
lo cual conlleva a una relación de mayor intimidad y complicidad, factores
característicos de un lazo estrecho de compañía y lealtad, lo que tanto contribuye
a una buena calidad de la salud mental. Así lo afirma Hart (2000), cuando
menciona que los perros son animales que se encuentran disponibles para los
humanos todo el día, combinando el compañerismo con la voluntad de convertirse
en socios de trabajo, caracterizándose por ser interactivos y atentos con los
11 humanos, ofreciéndoles así una compañía incondicional.
De hecho, en personas que se encuentran cursando depresión, duelo, aislamiento
social y estrés, los animales de compañía, como los perros, se tornan un apoyo
incondicional, generando un aumento en el sentido de responsabilidad y agencia,
y también contribuyendo al aumento de la autoestima, conllevando a una mejor
relación con el entorno (Gómez et al., 2019).
Dicho todo lo anterior es que cabe levantar la necesidad de comprender con
mayor profundidad y sustento científico, las características del vínculo humano-
can, y cómo dicha relación conlleva a beneficios evidentes traducidos en factores
protectores y en elementos positivos para la recuperación del bienestar, también
en momentos difíciles, entendiendo que existen distintas maneras de incluir a los
canes en los proceso de salud mental, desde la comprensión y fomento del
vínculo en la cotidianeidad de los sujetos y la población clínica, hasta las
intervenciones asistida por perros previamente capacitados.
4 Seguridad del perro
El perro no debe verse solo como una herramienta útil, si no que se debe tener en
cuenta el aspecto simbiótico de la relación. Desde el punto de vista bioético, se
debe garantizar el bienestar físico, social y psicológico para proteger el bienestar y
los derechos del perro. Se debe proporcionar al perro atención veterinaria, comida,
refugio, higiene, seguridad, interacción social con sus congéneres y recreos.
Además de proporcionar al perro un lugar tranquilo en el caso de que no quiera
trabajar, se debe realizar una prevención sanitaria, evitar que el perro sufra
situaciones de elevado estrés, una jubilación adecuada y retirar el perro en caso
de abuso por parte del usuario. El bienestar del animal es esencial para que pueda
realizar adecuadamente su labor, ya que puede presentar un riesgo para la salud
de la persona debido al contagio de enfermedades o agresión por estrés
(Fontalba, 2019; Fischer, Zanatta y Rezende,2020)
4.1 Características de un perro
La capacidad de cooperación de los perros y la tendencia a crear fuerte lazos
afectivos con los miembros del grupo, incluido el ser humano, son cualidades
apreciadas en el adiestramiento (Nieto, 2019)
Los perros de terapia son previamente seleccionados antes de realizar su
adiestramiento, para ello, se tienen en cuanta diferentes variables físicas y
comportamentales. Un perro de terapia debe tener un aspecto amigable y poco
intimidante, de un tamaño adecuado para su función, evitando los perros muy
grandes por poder parecer intimidatorios y los muy pequeños por una mayor
probabilidad de lesión, deben ser fáciles de cuidar por lo que se evitaran
12 características que requieran un cuidado extra, tales como los pliegues en la piel o
pelo excesivamente largo. A nivel comportamental, se tienen en cuenta variables
como la energía, sociabilidad, colaboración, adaptabilidad, sensibilidad, confianza,
agresividad, motivación y capacidad de aprendizaje.
Para realizar una preselección del perro se realizan una serie pruebas. El
psicólogo William Campbell creó en los años sesenta el test de Campbell, se trata
de un test que pretende obtener una idea aproximada de las tendencias primarias
del cachorro, para orientar la educación del cachorro y su trato. A pesar de que es
uno de los más utilizados no es un test concluyente y no aporta datos de otros
rasgos importantes. Otra prueba utilizada en la selección de cachorros es el Test
de Aptitudes del Cachorro, que aporta diferentes datos sobre la sensibilidad
corporal, sensibilidad auditiva, capacidad frente al estrés, instinto de cobro, instinto
de presa y caza y el nivel de energía. Hay que tener en cuenta que estos
resultados no son del todo concluyentes ya que el carácter depende en gran
media del contexto del perro.
También se seleccionan perros adultos, en los que se evalúan diferentes rasgos
del carácter, siendo éstos la atención, motivación, umbral de respuesta, tolerancia
al estrés, iniciativa, adaptabilidad, sensibilidad, concentración y agresividad.
Aunque la raza no es un factor determinante, algunas de ellas suelen reunir estas
características más frecuentemente como los Labradores Retriever o los Golden
Retriever. (Dubreu, 2018; Noguera, 2019; Paramino, 2020)
Una vez seleccionado el cánido, comienza su educación, habituación y
adiestramiento. En la educación se le enseña al perro las normas básicas de
convivencia como no subirse encima de la gente, no tirar de la correa, realizar las
defecaciones en el lugar adecuado, jugar correctamente, etc. Se habituará al perro
a los estímulos que pueda tener en entornos terapéuticos, tales como gritos de
niños, sillas de ruedas, andadores, palmeo de las manos, caricias fuertes, etc. Y
por último el adiestramiento de diferentes órdenes como el sentado, tumbado,
andar junto, saltar obstáculos, dar la pata, chocar los cinco, apoyar la cabeza en el
regazo, etc. Para esto se utilizan técnicas como el adiestramiento con clicker,
luring, targeting y shaping, Es de gran importancia un correcto adiestramiento y
educación, priorizando el refuerzo positivo y el castigo negativo y minimizando el
refuerzo negativo y el castigo positivo, esto previene la agresión defensiva incitada
por el miedo y da mejor resultado. (Noguera, 2019; Paramino, 2020).
Finalmente, cuando se considera que el perro está preparado, se pone a prueba
para comprobar que es un perro apto para terapia. A pesar de que actualmente no
existe ninguna prueba validada para comprobar el desempeño del perro, existen
diferentes test que se realizan.
La Delta Society creó el test de referencia mundial, el cual se aplica cuando el
perro tiene al menos un año de vida. Dicha prueba consta de dos fases en la
13 primera se evalúan diferentes conductas con su guía, tales como un buen paseo,
ansiedad por separación, llamada, aceptación adecuada de comida, aceptación de
un extraño y acudir a la llamada. En la segunda fase se evalúa la reacción del
perro a diferentes estímulos, como otros perros, caricias exuberantes por parte de
un extraño, personas con objetos como bastones o andadores y movimientos
brucos. Este test tiene como objetivo conocer si el perro y el técnico tienen la
capacidad para participar en programas de terapia asistida.
5 Contagio emocional
Un primer paso para constatar las habilidades de los perros para compartir las
emociones humanas es que puedan reconocerlas. Los estudios en esta área
resaltan la capacidad de los perros para discriminar tanto expresiones faciales
como mensajes verbales (Scheider., 2019) que expresan distintas emociones, al
igual que para integrar información emocional recibida de manera simultánea por
varias vías sensoriales (Albuquerque, 2020). Asimismo, estos animales son
capaces de utilizar las expresiones emocionales humanas para guiar su
comportamiento.
5.1 Bostezo
Un área de particular interés y controversia acerca del contagio emocional entre
perros y personas es la que refiere al contagio del bostezo. Se ha sugerido que
esta habilidad se encuentra relacionada con la capacidad empática. Asimismo, en
humanos la fuerza del contagio del bostezo es proporcional al grado de
familiaridad, observándose en un gradiente decreciente desde familiares, hasta
amigos, conocidos y extraños (Norscia y Palagi, 2022).
El primer estudio de contagio de bostezo en perros fue llevado a cabo por Joly
Mascheroni et al. (2008) y tuvo resultados positivos. Se presentó a los perros un
humano que bostezaba o realizaba movimientos silenciosos con la boca a modo
de control. Los resultados indicaron que, en gran medida, los perros se
contagiaron el bostezo. No obstante, no se pudo dilucidar si los bostezos eran
efectivamente empáticos o podrían haber sido producto del estrés ante la situación
novedosa que implicaba la evaluación. Por su parte, Romero (2019) también
obtuvieron resultados positivos, ya que los perros bostezaron más luego de
observar a un modelo bostezar en vez de abrir la boca. A su vez, encontraron un
efecto de familiaridad, porque los bostezos de una persona familiar indujeron
significativamente más bostezos que los de una persona desconocida.
Al profundizar en el estudio del efecto de las experiencias previas, Madsen y
Persson (2020) evaluaron la reacción de perros de diferentes edades a los
bostezos y apertura de boca de personas familiares y desconocidas. Los perros lo
hicieron casi el doble cuando observaban bostezos respecto a aperturas de boca.
No se encontraron efectos de familiaridad, pero sí de edad, debido a que los
mayores (de 7 a 14 meses) bostezaron significativamente más en la condición de
14 bostezo, pero esta diferencia no se observó en los cachorros (de 4 a 6 meses).
Estos resultados señalan los efectos del desarrollo sobre esta conducta, ya que
los cachorros generalizaron la respuesta de bostezo a la condición control. En
síntesis, diversas evidencias señalan la existencia de contagio del bostezo en
perros, que sería una respuesta modulada por la edad de los perros y la
familiaridad de las personas.
5.2 Señales químicas
Un área que ha cobrado relevancia en los últimos años es la que refiere a la
transmisión química de señales emocionales, dado que la comunicación olfativa
es de gran importancia para los perros (D’Aniello, 2018).
Siniscalchi (2016) hallaron que las señales químicas de miedo humano generaban
una mayor activación cardíaca en los perros respecto a los olores neutros y de
alegría, y destacaron la presencia de contagio emocional ante dicha emoción
negativa. Por su parte, D’Aniello (2018) analizaron el comportamiento de perros
expuestos a olores de alegría y miedo humano al igual que a una condición control
sin olor. El olor de alegría evocó comportamientos de acercamiento e interacción
con un extraño, mientras que el olor de miedo disparó conductas de acercamiento
e interacción con el dueño, que fueron interpretadas como una activación del
sistema de apego. Además, la tasa cardíaca de los perros fue significativamente
menor en las condiciones control y alegría que en la de miedo.
Estos trabajos destacan el involucramiento del sistema olfativo en la transferencia
de emociones, de modo tal que las señales de estrés de los perros ante el olor de
una persona con miedo darían cuenta del contagio emocional.
6 Conducta de rescate
Un área de interés para evaluar las capacidades de preocupación empática de los
perros refiere a su habilidad para brindar ayuda a su dueño cuando este aparenta
estar en peligro. Si bien los perros pueden ser entrenados para asistir a las
personas, y hay abundante evidencia anecdótica de perros rescatando a personas
en diversos contextos, surge la pregunta de si pueden desplegar estas conductas
de manera espontánea, es decir ser capaces de reconocer una emergencia y
actuar de manera acorde.
En un primer estudio, Macpherson y Roberts (2006) analizaron si los perros
pedían ayuda ante supuestas emergencias en donde el dueño fingía haber tenido
un ataque cardíaco o haber sido aplastado. Los resultados no fueron positivos, ya
que los perros no parecieron entender la situación y se quedaron
mayoritariamente cerca de su dueño, en vez de dirigirse a una persona cercana
que podía brindar ayuda. En el segundo estudio se incluyó una condición control
en donde el dueño soltaba la correa y se quedaba mirando a la biblioteca. Los
15 perros pasaron más tiempo cerca de su dueño en el grupo experimental, lo que
podría ser interpretado como que reconocían la emoción de este. Sin embargo, no
se debe dejar de lado que estas condiciones diferían entre sí más allá de la
supuesta emergencia y los perros podrían haber estado más atraídos por su
dueño cuando estaba en el piso y haciendo ruido que cuando estaba parado en
silencio. Además, es posible que estos escenarios no hayan sido suficientemente
realistas, de modo que los perros no hayan interpretado estas situaciones como
verdaderas emergencias. En línea con esto, no se constató que los perros
estuvieran estresados ante dicha situación.
A partir de esto, Sanford et al. (2018) decidieron aplicar el paradigma de un “otro
atrapado”, que ha sido utilizado para estudiar ayuda prosocial y empatía en ratas.
Para ello, se presentó una situación en donde el dueño estaba encerrado y pedía
ayuda (condición de estrés) o tarareaba (condición control). No hubo diferencias
en la frecuencia ni en la latencia de apertura de la puerta entre los perros de cada
condición. Sin embargo, al considerar solo a los perros que sí abrieron la puerta,
se observó que aquellos cuyo dueño estaba estresado la abrieron más
rápidamente que en la condición control, lo que sugiere que eran en cierto modo
sensibles al estado emocional del dueño. Asimismo, aquellos que abrieron la
puerta fueron los que exhibieron un menor grado de estrés. Esto sugiere que
adoptar el estado emocional de otro mediante contagio emocional no basta para
motivar una respuesta empática de ayuda, ya que los perros más estresados no
fueron los que más abrieron la puerta. Un nivel moderado de estrés llevaría a las
condiciones óptimas para brindar ayuda, mientras que un nivel muy elevado de
activación podría dificultar esta respuesta (Waal y Preston, 2018)
Recientemente, Van Bourg et al. (2020) resaltaron que los perros que fallan en
liberar a sus dueños en este tipo de tareas podrían no saber realmente cómo
hacerlo, más que no encontrarse motivados para ayudar. Por esta razón, llevaron
a cabo un estudio similar, pero con un diseño intrasujeto, donde en una condición
dueño se encontraba atrapado y en otra leía tranquilamente, e incluyeron una
tercera condición de prueba en donde solo había comida dentro del dispositivo, a
fin de evaluar si los perros tenían la habilidad para abrir la puerta cuando estaban
altamente motivados. Se evaluaron también conductas de estrés para poder
analizarla presencia de contagio emocional. Los perros que demostraron tener la
habilidad para abrir la puerta en la prueba con comida liberaron a su dueño más
frecuentemente cuando pedía ayuda que cuando leía tranquilo. Además, los
perros mostraron más conductas de estrés en la condición dueño estresado, lo
que sugiere que los dueños transmitieron su estrés a los perros y resalta la
presencia de contagio emocional en este tipo de protocolos. Asimismo, los perros
cuyos dueños reportaron que tenían experiencia abriendo objetos, lo hicieron
cuatro veces más que los que no. Estos hallazgos ponen de relieve que la
conducta empática de ayuda se encuentra en parte determinada por la habilidad
del sujeto para resolver la tarea (Preston y de Waal, 2020).
16 En términos generales, los estudios de rescate confirman que los perros parecen
reconocer el estrés de su dueño y muestran algunos indicadores de contagio
emocional y, al menos bajo ciertos parámetros, despliegan conductas de ayuda
hacia sus dueños. Para lograrlo es fundamental que tengan motivación para
manipular el aparato y la habilidad necesaria para poder hacerlo. Sin embargo,
estos resultados resaltan las dificultades metodológicas para estudiar esta
conducta.

7 Consuelo
Custance y Meyer (2021) llevaron a cabo un estudio donde el dueño y un
experimentador desconocido se encontraban hablando tranquilamente y se
turnaban para interrumpir la charla fingiendo llorar o tarareando. En este contexto,
los perros se orientaron (miraron, se acercaron y tocaron) más a las personas
cuando pretendían llorar y se comportaron de modo más sumiso en esa condición,
lo que es consistente con un ofrecimiento de consuelo. Si el acercamiento se
hubiera debido a una búsqueda de reaseguro, se hubiesen acercado
preferentemente a la persona tranquila, particularmente cuando era el dueño ya
que este es una fuente usual de reaseguro. No obstante, los perros se acercaron a
la persona que lloraba sin importar quién era. Contrariamente, el tarareo no
provocó acercamiento ni contacto. Los resultados sugieren que los perros
experimentaron una emoción negativa acorde a la del demostrador, lo que es
consistente con la presencia de contagio emocional. A su vez, se dirigieron hacia
la persona que fingía estar angustiada lo que podría interpretarse como un
ofrecimiento de consuelo. Sin embargo, una explicación alternativa más
parsimoniosa radica en que podrían haberse acercado a la persona angustiada
porque fueron reforzados positivamente a lo largo de sus vidas recibiendo afecto
al aproximarse a una persona que llora.
8 La raza más apta para el apoyo emocional
Labrador retriever: son versátiles, y con gran capacidad de aprendizaje por lo que
sirven en casi todas las modalidades de perros de servicio. Además, su instinto de
cobro facilita aquellas tareas como son la prensión, necesaria para actividades
como pueden ser el recoger objetos del suelo, coger cosas fuera del alcance del
usuario o recoger la ropa de la lavadora.
Golden retriever: se usa sobre todo como guía para personas con discapacidad
visual y auditiva, así como para personas con discapacidad en la movilidad. Al
igual que en los labradores, el instinto de cobro facilita el aprendizaje de tareas de
prensión. Ambas razas tienen como aptitud sus ganas de agradar, lo que las
convierte en una buena opción como perro de servicio.
Pastor alemán: se trata de un perro inteligente, muy adiestrable, obediente y con
17 gran disponibilidad para el trabajo, lo que lo convierte en un perro excelente para
desarrollar las funciones de perro de servicio. Genera un vínculo muy estrecho con
su dueño (Samms, 1999). También se ha utilizado como perro guía (Fundación
ONCE del Perro Guía, 2018).
Aunque estas razas son algunas de las más utilizadas como perros de asistencia,
en múltiples asociaciones promueven que cualquier raza es apta para esta labor
siempre que muestre facilidad de adiestramiento y no muestre signos de
agresividad (Fundación Affinity, 2020)
Dependiendo de la necesidad de cada usuario se deberá buscar la raza y el
tamaño adecuado a la misma. Para ello es importante contactar con entrenadores
y terapeutas antes de decidirse por un animal en concreto. Esto es importante, ya
que el usuario, como se ha indicado a lo largo del texto, necesita ser capaz de
controlar al perro en cualquier situación que pueda suceder. Por este motivo,
deberá tener un perro adaptado a sus capacidades físicas y psicológicas. Se
puede concluir con que diversos estudios sugieren que, en combinación con los
beneficios médicos y físicos que el perro de servicio está entrenado para aportar,
aquellos usuarios que lo tienen experimentan un beneficio psicosocial sustancial
de la asistencia y compañía del perro en un grado que no pueden imaginar los
futuros dueños de estos animales, así como que estos beneficios son aspectos
importantes en la relación del usuario con el animal (Rodriguez, Bibbo, Verdon y
O’Haire, 2019).
9 Beneficios
Beneficios físicos: Se favorecen las habilidades motoras finas y gruesas y a su
vez, se mejora la movilidad y el equilibrio. Además, según Del Ser (2018),
favorece la reducción del estrés, pues, el sistema nervioso libera una gran
cantidad de hormonas que alteran el funcionamiento normal del organismo. Según
Cabra (2019), con la TAA también se reducen los problemas cardiovasculares y se
aumenta la calidad de vida de las personas que la practican. Con la terapia
asistida con perros, se puede observar una mejora del desarrollo de las
habilidades motrices y del lenguaje, ya que la estimulación táctil con los animales
favorece el desarrollo de la motricidad gruesa y fina. Un ejemplo de este desarrollo
se produce cuando los pacientes juegan, peinan, acarician y/u alimentan a los
perros de terapia. Todo esto, permite que las personas con discapacidad sean
más autónomas.
Beneficios emocionales: Se aumenta la capacidad de concentración y atención,
mejorando a su vez las interacciones verbales de un grupo. Además, se desarrolla
la autoestima y se reduce la depresión y ansiedad. Cabe destacar que, según
Oropesa, García, Puente y Matute (2019), las personas que presentan
discapacidades que afectan a nivel motriz (paraplejia, tetraplejia) o sensorial
(sordera), desarrollan un mayor nivel de control sobre sus vidas cuando tienen un
perro de asistencia, esto favorece su independencia y autoestima, mejorando a su
18 vez la participación en actividades, su estrés, la aceptación de su discapacidad, se
preocupan menos de su salud y emocionalmente están menos deprimidos,
irritables y solos. En definitiva, el animal les dota de numerosos aspectos positivos
emocionalmente.
Beneficios motivacionales: Se mejora en gran medida la actitud positiva hacia
actividades grupales, lo que fomenta la interacción en el grupo y se aumenta el
deseo de participación. Así pues, se fomenta la motivación en todos los ámbitos,
ya que en estas terapias el usuario experimenta nuevas actividades que producen
efectos positivos en él y esto a su vez genera una sensación de empoderamiento
que hace que se sienta más seguros en el momento de participar en una
actividad, en tomar la iniciativa y, en definitiva, de ser más autónomo.
Beneficios psicológicos: Se consigue una buena orientación en la realidad, por
ejemplo, en aquellas personas que padecen Alzheimer, los perros les sirven como
contacto con la realidad Ayuda a mejorar el estado de ánimo y es un antídoto para
la depresión, se desarrolla la empatía y sirve como vínculo emocional para el ser
humano (Lugo, 2019). En definitiva, aporta muchos beneficios psicológicos que
hacen que la vida de las personas con o sin discapacidad o enfermedad que
tienen animales, sea mucho más placentera y fácil de sobrellevar. El animal dota a
la persona con discapacidad de un bienestar psicológico, ya que, le ofrece cariño,
juego y compañía (Oropesa et al, 2019).
Beneficios sociales: Ya que aporta numerosos beneficios sociales y emocionales,
esto lleva a una mejora de las relaciones sociales de las personas que realizan
estas terapias y/o que poseen un perro. El número y calidad de las interacciones
sociales de las personas con discapacidad, aumenta cuando una persona posee
un animal de servicio. Todo esto se debe a que se produce una eliminación de las
barreras sociales ya que se produce una mejora en la forma en la que esa
persona es percibida socialmente, esto conlleva que se faciliten las
conversaciones, haya más empatía y que la persona sea más sociable. A su vez,
en el ámbito laboral, el perro reduce las adaptaciones que el trabajador necesite
para desempeñar su trabajo.
Beneficios instrumentales: La Terapia con animales tiene grandes beneficios para
las personas con discapacidad, les facilita numerosas actividades de la vida
cotidiana. Por ejemplo, una persona sorda, puede estar alerta de cualquier sonido,
alarma o llanto, gracias a su perro de asistencia. A, así pues, cabe destacar que
los perros se asistencia son los más populares, ya que las personas con
discapacidad pueden hacer uso de ellos para realizar las actividades de su vida
cotidiana, desde las más básicas como las más complejas. En definitiva, los
perros de asistencia hacen que los usuarios se sientan más seguros.
Por último, cabe destacar que la Terapia Asistida por Animales ha alcanzado
niveles de mejora muy superiores en todos los ámbitos en personas con
discapacidad. En concreto, el uso de perros en estas terapias, hace que los
19 usuarios experimenten una estimulación sensorial que genera emociones positivas
en él, facilita la adquisición de nuevas conductas, la motivación, la implicación e
iniciativa en actividades, la atención y la concentración.
10 Tecnología
Por último, una idea muy novedosa se desarrolla a través del estudio realizado
por Mendoza (2019), quien creó una aplicación móvil interactiva para realizar una
“fase inicial” a la Terapia Asistida por Perros. Esta aplicación permite que los
usuarios que aún no han recibido TAP, tengan su primer contacto, aunque ficticio,
con el perro. En ella se permite que los usuarios interactúen de forma fácil con un
perro. Esto nos permite observar las primeras reacciones en cuanto a la
interacción con el animal, permitiéndonos percibir cualquier tipo de emoción
negativa o de rechazo ante la situación. Esta práctica puede facilitar ese primer
contacto físico en la realización de la Terapia Asistida con Perros, agilizando los
resultados de este tipo de terapias. La autora subraya que, a través de esta
aplicación, pretende que las personas tomen conciencia sobre la importancia del
cuidado de los perros, pero, además, nosotros consideramos que esta aplicación
puede resultar beneficiosa por sí sola en otros aspectos, ya que permite mejorar la
motricidad.
CONCLUSIONES
Al analizar la encuesta que se impartió en la Fundación de Apoyo Emocional, la
cual se ofreció a divagarla a 100 personas, se obtuvo que el 90.9% de las
personas encuentra que un perro puede proporcionar compañía, al igual que
aliviar enfermedades mentales como: depresión, ansiedad y algunas fobias. Al ser
personas que se relacionan con perros de apoyo emocional se les cuestiono si
contaban con un perro de apoyo emocional a lo cual se contestó con un 54.5%
que si contaban con un perro de apoyo. Al no tener la información precisa de cual
raza de perro es mejor, se obtuvo que las personas prefieren un Golden Retriever
20
con 45.5%, Corgis con un 18.2% y por ultimo un American bully con 9.1%. Sin
embargo, como se investigó la raza de perro no afecta en la terapia de apoyo
emocional con perros. Una pregunta que es relevante fue si el individuo
últimamente ha sufrido emociones negativas por lo cual el 54.5% contesto que, si
las ha sufrido últimamente y que necesitan un tratamiento para reducir los
síntomas, por lo cual la última pregunta se les pregunto si aceptarían la terapia
con perros de apoyo emocional por lo cual el 95% contesto que están dispuestos.
En conclusión, parece haber indicios que nos indican que efectivamente existen
unos beneficios secundarios al vínculo establecido a lo largo de nuestra evolución
entre personas y animales domésticos. Estos beneficios han sido la base para la
utilización de los animales de compañía como aliados terapéuticos. A partir del
descubrimiento de Levinson se han empezado a realizar estudios que intentan
cuantificar los beneficios de utilizar el vínculo animal-persona en un ámbito
terapéutico. Aunque no son muchos los estudios de gran rigor metodológico, los
que se han realizado hasta el momento parecen indicar que es beneficiosa para
diferentes síntomas y diferentes enfermedades, en diferentes poblaciones.
REFERENCIA
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compañía como programa de rehabilitación adjunto para personas con diagnóstico
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https://riuma.uma.es/xmlui/bitstream/handle/10630/12752/TD_FONTALBA_NAVA
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contagio emocional y el ofrecimiento de ayuda. Revista de Psicología. https://
dx.doi.org/10.24215/2422572Xe080
ANEXOS
¿Crees que los perros proporcionan compañía, alivian la soledad y a veces
ayudan con la depresión, la ansiedad, y ciertas fobias?
o Si
o No
o Talvez

¿Tienes una mascota de apoyo emocional?


22 o Si
o No

¿Qué raza considera que es apta para servir como apoyo emocional?
o Golden Retriever
o Labrador Retriever
o Yorkshire Terrier
o Corgis
o Galgos
o Pastores alemanes
o Caniches
o Otro

¿Crees que un perro pueda reducir las emociones negativas que se presentan
cotidianamente?
o Si
o No
o Talvez

¿Cuáles son los síntomas de la depresión que consideras que tiene una persona?
(pregunta abierta)
¿Has sufrido últimamente emociones negativas?
o Si
o No
o Talvez

¿Consideras que en lo largo de tu vida has sufrido depresión?


o Si
o No
o Talvez
¿Qué haces para reducir o aliviar tus emociones negativas tales como: enojo,
tristeza, miedo?
(pregunta abierta)
¿Qué mascota prefieres?
o Perros
o Gatos
o Otro
23 ¿Crees que lo perros son una buena compañía?
o Si
o No
o Talvez

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