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TALLERES

SALA DE APRENDIZAJE
EN ESTRATEGIAS DE LECTURA

Por una cultura de la vida, su calidad y su sentido


TALLERES LECTURA CRÍTICA

INTRODUCCIÓN
La palabra texto tiene como origen la palabra tejido. Y justamente, un texto
es un tejido complejo de ideas y formas con una intención comunicativa es-
pecífica. Por supuesto, no todos los textos son iguales (ni todos los tejidos),
y tanto leer como escribir son tareas que requieren técnica, práctica, inten-
ción y determinadas habilidades de análisis y síntesis.

En la universidad, nos encontramos con textos de diferente naturaleza y la


forma de leerlos o escribirlos varía para cada uno. Sin embargo, es posible
decir que los textos tienen elementos constitutivos comunes: la intención
comunicativa, la secuencia textual, los tipos de texto que los conforman, un
público al que va dirigido y un contexto en el que se produce.

Al momento de leer, identificar estos elementos iniciales nos permitirá ele-


gir las estrategias más adecuadas para lograr la comprensión total del texto.
Y al escribir, serán de utilidad para elegir el tipo de registro que utilizaremos
y, en general, nuestras estrategias discursivas.

Con dificultad encontraremos textos que correspondan estrictamente a una


sola tipología textual (narrativo, expositivo, argumentativo); en lugar de eso,
nos encontraremos con textos que mezclan fragmentos correspondientes
a tipologías diferentes, pero mantienen su objetivo comunicativo. Y una de
tales tipología será predominante o envolvente: llamaremos a estas estruc-
turas complejas secuencias textuales.

El objetivo de estas sesiones de trabajo es que al final estemos en capacidad


de diferenciar secuencias textuales, dar cuenta de su objetivo comunicati-
vo, sus partes constitutivas y sus estrategias discursivas. Además, podremos
identificar las herramientas más adecuadas para escribir un texto y no fraca-
sar en el intento.

TEXTOS NARRATIVOS
Los textos narrativos son los más cercanos a nuestra cotidianidad. Somos
seres narrativos, estructuramos nuestra experiencia en historias: crecemos
con cuentos de cuna, contamos nuestro día a día, escribimos un diario, inclu-
so en las redes sociales como FB o Instagram contamos la historia de nues-
tras vidas (en textos, imágenes, canciones, memes, etc).

Los textos narrativos están estructurados sobre una línea de tiempo, de allí
el hecho de que utilicen tiempos verbales y adverbios de tiempo para ubicar
al lector en un momento específico. Sobre esa base temporal, se diferencian
cinco momentos: inicio, nudo, reacción, desenlace y situación final. Y cada
uno de ellos da cuenta de una transformación que les sucede a unos perso-
najes, en una situación determinada.

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TEXTOS EXPOSITIVOS
© Universidad El Bosque
Los textos expositivos son predominantes en el ámbito escolar. A diferen- © Talleres Sala de Aprendizaje
cia de los textos narrativos, estos no están estructurados sobre una línea Primera Edición.
de tiempo. Buscan presentar un tema de manera clara, e independiente del Bogotá, Enero de 2017
género discursivo que utilicen (reseña, resumen, manual, informe, artículo, Directivos (2016 - 2018)
receta de cocina, etc.), su objetivo es dar a conocer una información de ma- Dr. José Luis Roa Benavides
nera objetiva, puntual y evitando al máximo la ambigüedad. Presidente de El Claustro
Dr. Hernando Matiz Camacho
La estructura que utilizan debe ser tan simple como sea posible: primero Presidente del Consejo Directivo
presentan el tema del que van a hablar (contextualización), luego lo desa- Dr. Rafael Sánchez París
rrollan (a través de la explicación, descripción, ejemplificación, etc.); y final- Rector
mente presentan una conclusión o evaluación del tema presentado. Dra. María Clara Rangel Galvis
Vicerrectora Académica
Dr. Miguel Otero Cadena
TEXTOS ARGUMENTATIVOS Vicerrector de Investigaciones
Dr. Francisco José Falla Carrasco
Los textos argumentativos son comunes en las ciencias sociales. Su objetivo Vicerrector Administrativo
es defender una idea o una postura a través de argumentos. El estudio de la Dr. Miguel Otero Cadena
argumentación tiene sus orígenes en la retórica; y en la actualidad, esta tipo- Vicerrector de Investigaciones
logía textual es estudiada tanto desde la filosofía como desde la lingüística. Dr. Luis Arturo Rodríguez Buitrago
Secretario General
Debido a esta diversidad de enfoques, pueden identificarse diversas estruc-
Comité Editorial
turas, pero su objetivo se mantiene. La estructura canónica contiene unas
Edson David Rodríguez Uribe
premisas y conclusión. Y entre las premisas encontramos una variedad casi
Docente
ilimitada de formas: explicación, ejemplificación, antecedente-consecuen-
Orlando Sánchez Vásquez
te, causa-efecto, silogismos hipotéticos deductivos, inductivos, dilemas, Docente
contradicciones, reducción al absurdo, etc. Diana Carolina Coral Piedrahita
Docente
El desarrollo de las premisas y las relaciones argumentales que se estable- Ana Isabel Rico Torres
cen entre éstas es todo un arte al que los filósofos y lingüistas han dedicado Directora Programa Filosofía
innumerables estudios. En este punto, es importante recalcar que hay un lí- Ana Isabel Mendieta Pineda
mite difuso entre la argumentación y la persuasión (que entraría en la cate- Directora Dpto Humanidades
goría de falacias argumentativas, como aquellas que apelan a la emoción o a María del Mar Pulido Suárez
la generalización). Coordinadora Éxito Estudiantil
María Clara Rangel Galvis
Vicerrectora Académica

Diseño
Centro de Diseño y Comunicación
Facultad de Creación y Comunicación

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publicación no puede ser reproducida
ni total ni parcialmente, ni entregada o
transmitida por un sistema de recupe-
ración de información, en ninguna for-
ma ni por ningún medio, sin el permiso
previo de la Universidad El Bosque.

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TALLER
SECUENCIAS TEXTUALES*

* Este taller ha sido creado por el profesor Edson David Rodríguez adscrito al
Laboratorio de pensamiento y lenguajes del Departamento de Humanidades.

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A continuación encontrará textos correspondientes a diferentes secuencias
textuales. Su tarea es identificar a qué secuencia corresponden y dar las ra-
zones por las cuáles lo cataloga allí.

Ahora, estas secuencias textuales no corresponden solamente a textos con-


tinuos (como éste que estamos leyendo), también pueden materializarse en
textos discontinuos (caricaturas, memes, infografías, líneas de tiempo, etc.).

Texto 1

LA RANA QUE QUERÍA SER UNA RANA AUTÉNTICA


Augusto Monterroso1

Había una vez una rana que quería ser una rana auténtica, y todos los
días se esforzaba en ello.

Al principio se compró un espejo en el que se miraba largamente bus-


cando su ansiada autenticidad. Unas veces parecía encontrarla y otras
no, según el humor de ese día o de la hora, hasta que se cansó de esto
y guardó el espejo en un baúl.

Por fin pensó que la única forma de conocer su propio valor estaba en
la opinión de la gente, y comenzó a peinarse y a vestirse y a desvestirse
(cuando no le quedaba otro recurso) para saber si los demás la aproba-
ban y reconocían que era una rana auténtica.

Un día observó que lo que más admiraban de ella era su cuerpo, especial-
mente sus piernas, de manera que se dedicó a hacer sentadillas y a saltar
para tener unas ancas cada vez mejores, y sentía que todos la aplaudían.

Y así seguía haciendo esfuerzos hasta que, dispuesta a cualquier cosa


para lograr que la consideraran una rana auténtica, se dejaba arrancar
las ancas, y los otros se las comían, y ella todavía alcanzaba a oír con
amargura cuando decían que qué buena rana, que parecía pollo.

1 Importado de: http://ciudadseva.com/texto/la-rana-que-queria-ser-una-rana-autentica/

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TALLER
1 SECUENCIAS TEXTUALES

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1. Secuencia textual (recuerde que puede haber varios tipos de textos, pero
uno de ellos será predominante o envolvente):

2. Identifique sus partes constitutivas

: 

: 

: 

3. Con sus palabras, escriba el objetivo comunicativo del autor del texto

Tex to 2 2

1. Secuencia textual (recuerde que puede haber varios tipos de textos, pero
uno de ellos será predominante o envolvente)

2. Identifique sus partes constitutivas

: 

: 

: 

3. Con sus palabras, escriba el objetivo comunicativo del autor del texto

2 Importado de: http://www.unitedexplanations.org/2013/06/18/las-35-mejores-vinetas-de-mafalda-de-sa-


tira-politica/

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1 SECUENCIAS TEXTUALES

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Texto 3 3

1. Secuencia textual (recuerde que puede haber varios tipos de textos, pero
uno de ellos será predominante o envolvente):

2. Identifique sus partes constitutivas

: 

: 

: 

3. Con sus palabras, escriba el objetivo comunicativo del autor del texto

3 Importado de: https://farmaciamoraalmonte.wordpress.com/2014/08/28/5-infografias-sobre-alimentacion/

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TALLER
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Tex to 4

EL TABACO
Marta Fernández4

El tabaco, como las drogas, crea adicción. Está compuesto por nicoti-
na. Antes, los primeros cigarros no tenían tanta adicción como ahora,
puesto que tenían menos cantidad de nicotina.

En la actualidad casi todas las personas fuman aun sabiendo las conse-
cuencias que trae fumar tanto. Fumar es malo porque si fumas mucho
los pulmones se ponen negros. Las consecuencias son: bronquitis, asma
y sobretodo, cáncer de pulmón. En los fumadores los dientes tienden a
mancharse gradualmente por la acción de la nicotina y el alquitrán. El
humo de los cigarrillos contienen sustancias químicas que se adhieren
fuertemente a las superficies dentales. En la boca se producen también
varias enfermedades como manchas en los dientes, caries, disminución
de las sensaciones del gusto y el olfato, halitosis (mal aliento), enfer-
medad periodontal, cáncer de la cavidad oral o cáncer de labio.

El tabaco también afecta a las mujeres embarazadas ya que el hijo/a tam-


bién toma tabaco y además, afecta a las personas que inhalan humo por-
que es como si fumaran e incluso el tabaco puede matar a las personas.

En algunos establecimientos hay iconos que significan “PROHIBIDO


FUMAR” e incluso en los paquetes de tabaco pone en letras grandes y
mayúsculas: “FUMAR PUEDE MATAR”

En conclusión, de alguna manera, intentaremos entre todos que haya


un mundo sin tabaco.

1. Secuencia textual (recuerde que puede haber varios tipos de textos, pero
uno de ellos será predominante o envolvente):

2. Identifique sus partes constitutivas

: 

: 

: 

4 Importado de: http://www.ceipprofesortiernogalvan.es/index.php?option=com_content&view=article&i-


d=276:texto-argumentativo-el-tabaco&catid=76&Itemid=85

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TALLER
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3. Con sus palabras, escriba el objetivo comunicativo del autor del texto

Texto 5

EL MAGNATE Y ´ANTIPOLÍTICO´ SERÁ


EL MANDATARIO NÚMERO 45 DE EE.UU.5
En una votación reñida, Estados Unidos eligió al magnate Donald
Trump como nuevo presidente de ese país. El excéntrico millonario,
que empezó como un competidor sin ningún futuro en la carrera elec-
toral, logró uno de los cargos más poderosos del mundo incluso cuan-
do nunca ejerció un trabajo público.

Trump condujo una divisiva campaña en la que fue acusado de racismo


y misoginia, y con una retórica incendiaria derrotó a la ex secretaria de
Estado, Hillary Clinton, a quien los sondeos consideraban favorita. La
conmoción política de su victoria provocó la caída de los mercados de
todo el mundo.

El magnate, quien también participó en un programa de televisión,


supo interpretar los temores de una clase media blanca frustrada, en
un mundo de constante movimiento, con miles de migrantes, proble-
mas con el terrorismo y mucha conectividad. Su imparable marcha ha-
cia la Casa Blanca hizo estallar al Partido Republicano, cuyos represen-
tantes le dieron la espalda.

Antes de lanzar su campaña, el empresario era sobre todo conocido por


su inmensa fortuna, por sus hoteles de lujo, sus campos de golf y los
casinos que llevan su nombre, así como por sus divorcios de revista y
por ser el animador estrella del programa de telerrealidad ‘El Aprendiz’.

Sus llamados a “construir un muro” en la frontera con México y el dis-


curso antinmigrante, sexista, impulsivo y corrosivo marcó su estilo de
hacer campaña política.

1. Secuencia textual (recuerde que puede haber varios tipos de textos, pero
uno de ellos será predominante o envolvente):

5 Importado de: http://www.eltiempo.com/mundo/ee-uu-y-canada/donald-trump-presidente-de-esta-


dos-unidos-2016/16745907

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TALLER
1 SECUENCIAS TEXTUALES

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2. Identifique sus partes constitutivas

: 

: 

: 

3. Con sus palabras, escriba el objetivo comunicativo del autor del texto

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TALLER
SECUENCIA NARRATIVA*

* Este taller ha sido creado por el profesor Orlando Sánchez adscrito al Laboratorio
de pensamiento y lenguajes del Departamento de Humanidades.

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Activ i dad 1
1. Le sugiero un reto. ¿Lo acepta? ¡Bien! Lea el siguiente texto con atención
y luego dé cuenta de los hechos narrados sin volver sobre él. Una vez haya
reconstruido los eventos, continúe con el punto 2.

EL SUEÑO INFINITO DE PAO YU


Tsao Hsue-Kin1

Pao Yu soñó que estaba en un jardín idéntico al de su casa. ¿Será po-


sible, dijo, que haya un jardín idéntico al mío? Se le acercaron unas
doncellas. Pao Yu se dijo atónito: ¿Alguien tendrá doncellas iguales a
Hsi-Yen, Pin-Erh y a todas las de casa? Una de las doncellas exclamó:

-Ahí está Pao Yu. ¿Cómo habrá llegado hasta aquí?

Pao Yu pensó que lo habían reconocido. Se adelantó y les dijo:

-Estaba caminando; por casualidad llegué hasta aquí. Caminemos un


poco.

Las doncellas se rieron.

-¡Qué desatino! Te confundimos con Pao Yu, nuestro amo, pero no eres
tan gallardo como él.

Eran doncellas de otro Pao Yu.

-Queridas hermanas -les dijo- yo soy Pao Yu. ¿Quién es vuestro amo?

-Es Pao Yu -contestaron-. Sus padres le dieron ese nombre, que está
compuesto de los dos caracteres Pao (precioso) y Yu (jade), para que
su vida fuera larga y feliz. ¿Quién eres tú para usurpar ese nombre?

Se fueron, riéndose.

1 Importado de: http://ciudadseva.com/texto/sueno-infinito-de-pao-yu/

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TALLER
2 SECUENCIA NARRATIVA

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Pao Yu quedó abatido. “Nunca me han tratado tan mal. ¿Por qué me
aborrecerán estas doncellas? ¿Habrá, de veras, otro Pao Yu? Tengo que
averiguarlo”.

Trabajado por esos pensamientos, llegó a un patio que le pareció ex-


trañamente familiar. Subió la escalera y entró en su cuarto. Vio a un
joven acostado; al lado de la cama reían y hacían labores unas mucha-
chas. El joven suspiraba. Una de las doncellas le dijo:

-¿Qué sueñas, Pao Yu, estás afligido?

-Tuve un sueño muy raro. Soñé que estaba en un jardín y que ustedes
no me reconocieron y me dejaron solo. Las seguí hasta la casa y me
encontré con otro Pao Yu durmiendo en mi cama.

Al oír este diálogo Pao Yu no pudo contenerse y exclamó:

-Vine en busca de un Pao Yu; eres tú.

El joven se levantó y lo abrazó, gritando:

-No era un sueño, tú eres Pao Yu.

Una voz llamó desde el jardín:

-¡Pao Yu!

Los dos Pao Yu temblaron. El soñado se fue; el otro le decía:

-¡Vuelve pronto, Pao Yu!.

Pao Yu se despertó. Su doncella Hsi-Yen le preguntó:

-¿Qué sueñas Pao Yu, estás afligido?

-Tuve un sueño muy raro. Soñé que estaba en un jardín y que ustedes
no me reconocieron...

2. En el momento en que nos encontramos frente a un texto que relata una


serie de acontecimientos delimitados en un tiempo y espacio, y con una
lógica interna, vemos que se teje una trama, esto es, un conjunto de re-
laciones sorprendentes, inesperadas o atrayentes entre los componentes
de la narración. Tenemos entonces un texto narrativo.

¡Y nosotros qué! Discuta las siguientes preguntas con su grupo

a. ¿Observó algunas de estas cualidades en el cuento leído?


¿Cuáles? ¿Dónde?

b. ¿Le pareció un texto simple o exigente? ¿Por qué?

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TALLER
2 SECUENCIA NARRATIVA

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No obstante, dada la abundante diversidad de constructos dentro de este
tipo de secuencia textual y los diferentes enfoques desde donde nos po-
demos aproximar a ellos, Tzvetan Todorov (1960) propuso el término na-
rratología, la ciencia del relato. En este sentido, las teorías narratológicas
han observado y analizado los constructos narrativos desde su estructura,
sus medios o incluso desde su relación con otras disciplinas (psicolingüís-
tica). Por supuesto que no todos nos acercamos a la secuencia narrativa
con el fin de analizarla, descomponerla, o estudiarla a profundidad. ¿Con
qué fin lo hace usted?

En relación con la finalidad de la secuencia narrada, ésta tiene dos orillas.


Desde la perspectiva del escritor, el periodista o el narrador oral, el fin de
la narración es compartir con otro unos sucesos en relación con un evento
central real o ficticio. Este compartir puede, a su vez, tener varias inten-
cionalidades: informar, recrear, cuestionar, divertir, desahogar etc. Desde
la perspectiva del testigo, es decir, aquel que lee, escucha u observa el
constructo narrado, pueden existir también varias intenciones: aprender,
enterarse, divertirse, etc.

En cuanto a la constitución del hecho narrativo, el mismo Todorov sugiere


identificar los siguientes elementos:

a. Una situación inicial, que presenta un espacio y un tiempo determinados,


los personajes y los antecedentes de los que surge la acción;

b. un nudo o complicación, que consiste en una progresión ascendente


de incidentes y episodios que complican la acción y mantienen la
intriga del relato;

c. las reacciones o evaluación, en que los sucesos pueden ser valorados


por el narrador o por otros personajes;

d. el desenlace, que introduce el cambio de situación y la resolución del


conflicto; y

e. la situación final, que muestra el nuevo estado que resulta de las


acciones sucedidas.

Ahora bien, ¿qué tipo de textos se organizan de acuerdo a los anteriores


elementos? Harían parte de esta secuencia constructos como los chistes,
los cuentos, las novelas, las tiras cómicas, las fábulas, las crónicas, las no-
ticias, etc.

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TALLER
2 SECUENCIA NARRATIVA

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Estrategias de lectura
En procura de comprender una secuencia narrativa, el testigo-lector debe
asumir la tarea de tomar unas decisiones de manera consciente que le
permitan una lectura activa, e intencional.  Para nuestro caso particular
sugerimos estrategias para tres momentos: antes, durante y después de
la lectura.

Antes de la lectura
a. Hacer predicciones sobre el contenido y generar preguntas. Esto
puede hacerse a partir del título, lo que se sabe del autor, el lugar y el
momento donde se presenta el texto (contexto).

b. Relacionar lo que se está leyendo con saberes y experiencias previas


acerca del tema del texto.

Durante la lectura
a. Usar pistas contextuales para reconocer el significado del léxico cuyo
significado se desconozca.

b. Reconstruir fragmentos del texto en palabras propias con el


propósito de simplificar, retener y crear asociaciones de los hechos
narrados.

c. Construir inferencias para buscar información que haya sido excluida


del texto o que se descubra a partir de lo que este dice.

d. Construir preguntas de tipo literal, inferencial y/o valorativo para


crear un diálogo permanente con el texto.

Después de la lectura
a. Revisar las preguntas, inferencias y/o predicciones hechas antes y
durante la lectura a la luz de la totalidad del texto para asegurarse de
haber comprendido el texto y no estar haciendo una interpretación
incorrecta.

b. Transformar la secuencia narrativa en una secuencia distinta puede


ayudar a estar seguro de haber comprendido el texto; por ejemplo, se
puede organizar la información en mapas gráficos.

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2 SECUENCIA NARRATIVA

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Activ i dad 2
ANTES DE LEER:
Conteste las siguientes preguntas:

1. Sin tener en cuenta aquellas partes que son vitales para usted ¿Cuál es la
parte de su cuerpo que más le resulta indispensable? ¿por qué?

2. Si el poema se intitula: “No es nada de tu cuerpo” (Jaime Sabines) ¿Cuál


cree usted que es la temática del texto? Explique

3. ¿Cuál cree usted que es la motivación del autor al intitular así un poema?

LEA EL TEXTO:

NO ES NADA DE TU CUERPO
Jaime Sabines2

No es nada de tu cuerpo,

ni tu piel, ni tus ojos, ni tu vientre,

ni ese lugar secreto que los dos conocemos,

fosa de nuestra muerte, final de nuestro entierro.

No es tu boca

-tu boca que es igual que tu sexo-,

ni la reunión exacta de tus pechos,

ni tu espalda dulcísima y suave,

ni tu ombligo, en que bebo.

2 Importado de: http://www.poemas-del-alma.com/no-es-nada-de-tu-cuerpo.htm

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2 SECUENCIA NARRATIVA

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No son tus muslos duros como el día,

ni tus rodillas de marfil al fuego,

ni tus pies diminutos y sangrantes,

ni tu olor, ni tu pelo.

No es tu mirada -¿qué es una mirada?-

triste luz descarriada, paz sin dueño,

ni el álbum de tu oído, ni tus voces,

ni las ojeras que te deja el sueño.

Ni es tu lengua de víbora tampoco,

flecha de avispas en el aire ciego,

ni la humedad caliente de tu asfixia

que sostiene tu beso.

No es nada de tu cuerpo,

ni una brizna, ni un pétalo,

ni una gota, ni un gramo, ni un momento:

Es sólo este lugar donde estuviste,

estos mis brazos tercos.

DESPUÉS DE LA LECTURA:
Realice las siguientes tareas:

4. Escoja un fragmento de al menos tres líneas y reconstrúyalo con sus pro-


pias palabras.

5. Suponga que el texto ha sido dedicado a usted y escriba un texto como


contestación

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2 SECUENCIA NARRATIVA

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Activ i dad 3
ANTES DE LEER:

1. Fije en su mente alguno de los rostros o cuerpos más bellos o atractivos


que haya visto identificando los detalles que más llamaron su atención.
Tómese el tiempo suficiente hasta que el recuerdo sea lo más claro posi-
ble. 

2. Recuerde alguna situación embarazosa en la que se haya visto envuelto.


¿Cómo llegó allí? ¿Cuál fue la resolución del evento?

3. Lea el título del texto y conteste las siguientes preguntas

HISTORIA DE UN CONTRABAJO
Anton Chejov

a. ¿Sabe cómo es un contrabajo? Haga un dibujo

b. ¿De qué asunto podría hablar un texto con este título? Explique

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2 SECUENCIA NARRATIVA

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DURANTE LA LECTURA:

4. Lea el texto y complete los espacios en blanco

HISTORIA DE UN CONTRABAJO
Anton Chejov3

Procedente de la ciudad, el músico Smichkov se dirigía a la casa de cam-


po del príncipe Bibulov, en la que, con motivo de una petición de mano,
había de tener lugar una fiesta con música y baile. Sobre su espalda
descansaba un enorme contrabajo metido en una funda de cuero. Smi-
chkov caminaba por la orilla del río, que dejaba fluir sus frescas aguas,
si no majestuosamente, al menos de un modo suficientemente poético.

“¿Y si me bañara?”, pensó.

Sin detenerse a considerarlo mucho, se desnudó y sumergió su cuerpo


en la fresca corriente. La tarde era espléndida, y el alma poética de
Smichkov comenzó a sentirse en consonancia con la armonía que lo ro-
deaba. ¡Qué dulce sentimiento no invadiría, por tanto, su alma al des-
cubrir (después de dar unas cuantas brazadas hacia un lado) a una linda
muchacha que pescaba sentada en la orilla cortada a pico! El músico
se sintió de pronto asaltado por un cúmulo de sentimientos diversos…
Recuerdos de la niñez… tristezas del pasado… y amor naciente… ¡Dios
mío!… ¡Y pensar que ya no se creía capaz de amar!…

Habiendo perdido la fe en la humanidad (su amada mujer se había fu-


gado con su amigo el fagot Sobakin), en su pecho había quedado un
vacío que lo había convertido en un misántropo.

“¿Qué es la vida? -se preguntaba con frecuencia-. ¿Para qué vivimos?…


¡La vida es un mito, un sueño, una prestidigitación…!” Detenido ante
la dormida beldad (no era difícil ver que estaba dormida), de pronto
e involuntariamente sintió en su pecho algo semejante al amor. Largo
rato permaneció ante ella devorándola con los ojos.

“¡Basta! -pensó exhalando un profundo suspiro-. ¡Adiós, maravillo-


sa aparición! ¡Llegó la hora de partir para el baile de su excelencia!”
Después de contemplarla una vez más, y cuando se disponía a volver
nadando, por su cabeza pasó rauda una idea: “He de dejarle algo en re-
cuerdo mío -pensó-. Dejaré algo prendido en su caña de pescar. ¡Será
una sorpresa que le envía un desconocido!” Smichkov nadó suavemen-
te hacia la orilla, cortó un gran ramo de flores silvestres y acuáticas y,
después de atarlo con un junco, lo enganchó a la caña. El ramo se hun-
dió hasta el fondo, pero arrastró consigo el lindo flotador.

3 Importado de: http://ciudadseva.com/texto/historia-de-un-contrabajo/

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TALLER
2 SECUENCIA NARRATIVA

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El buen sentido, las leyes de la naturaleza y la posición social de mi


héroe exigirían que este cuento acabara en este preciso punto; pero,
¡ay…! El designio del autor es irreductible… Por causas que no depen-
den de él, el cuento no terminó con la ofrenda del ramo de flores. Pese
a la sensatez de su juicio y a la naturaleza de las cosas, el humilde con-
trabajo estaba llamado a representar un papel importante en la vida de
la noble y rica beldad.

Al acercarse nadando a la orilla, Smichkov quedó asombrado de no ver


sus prendas de vestir. Se las habían robado. Unos malhechores des-
conocidos lo habían despojado de todo mientras él contemplaba a la
beldad, dejándole sólo el contrabajo y la chistera.

-¡Maldición! -exclamó Smichkov-. ¡Oh, gentes engendradas por la ma-


licia! ¡No me indigna tanto la pérdida de mi vestimenta, ya que la vesti-
menta es vanidad, como el verme obligado a ir desnudo, atacando con
ello la decencia pública!

Y sentándose sobre el estuche del contrabajo se puso a buscar una


solución a su terrible situación.

“No puedo presentarme desnudo en casa del príncipe Bibulov -pensa-

ba-. ¡Habrá damas! ¡Y, además,

“¡Ah…! -se acordó de pronto-. No lejos de la orilla, entre los arbustos,


hay un puentecillo… Puedo meterme debajo de él hasta que anochez-
ca, y cuando sea de noche, en la oscuridad, me deslizaré hasta la pri-
mera casa.”

Con este pensamiento, Smichkov se caló la chistera, cargó el contraba-


jo sobre su espalda y se dirigió con paso vacilante hacia los arbustos.
Desnudo y con aquel instrumento musical sobre la espalda, recordaba
a cierto antiguo y mitológico semidiós.

Y ahora, lector mío, mientras mi héroe está sentado bajo el puente lle-
no de tristeza, volvamos a la joven pescadora. ¿Qué había sido de ésta?

Al despertarse la beldad y no ver en el agua su flotador, se apresuró


a tirar del sedal. Este se hizo tirante, pero ni el anzuelo ni el flotador
salieron a la superficie. Sin duda, el ramo de Smichkov, al llenarse de
agua, se había hecho pesado.

“O bien he pescado un pez muy grande o el anzuelo se me ha engan-


chado en algo”, pensó la joven.

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TALLER
2 SECUENCIA NARRATIVA

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Tiró unas cuantas veces más de la cuerda y al fin decidió que el anzuelo
se había, efectivamente, enganchado en algo.

“¡Qué lástima! -pensó-. ¡Se pesca tan bien al anochecer…! ¿Qué haré?”
La extravagante joven, sin pensarlo mucho, se quitó la ligera ropa y
sumergió el maravilloso cuerpo en el agua hasta la altura de los mar-
móreos hombros. No era tarea fácil desprender el anzuelo del ramo en-
redado en el sedal; pero la paciencia y el trabajo dieron su fruto. Poco
más o menos de un cuarto de hora después, la beldad salía resplande-
ciente del agua, con el anzuelo en la mano.

Un destino funesto la acechaba, sin embargo. Los mismos granujas


que robaron la ropa de Smichkov se habían llevado también la suya,
dejándole sólo el frasco de los gusanos.

“¿Qué hacer? -lloró la joven-. ¿Será posible que tenga que marchar de
este modo?… ¡No! ¡Nunca! ¡Antes la muerte! Esperaré a que oscurezca,
y en la sombra me iré a la casa de la tía Agafia, desde donde mandaré a
la mía por un vestido… Mientras tanto, me esconderé debajo del puen-
tecillo…”

Y mi heroína, escogiendo aquellos sitios por donde la hierba era más


alta y agachándose, se dirigió corriendo al puentecillo. Al deslizarse
bajo éste y ver allí a un hombre desnudo, con artística melena y velludo
pecho, la joven lanzó un grito y perdió el sentido.

Smichkov también se asustó. Primeramente tomó a la joven por una


ondina.

“¿Es tal vez una sirena venida para seducirme? -pensó, suposición que
lo halagó, pues siempre había tenido una alta opinión de su exterior-.
Mas si no es una sirena, sino un ser humano, ¿cómo explicarse esta
extraña metamorfosis?” -¿Por qué está aquí, debajo de este puente?
¿Qué le sucede? -preguntó a la joven.

Mientras buscaba una respuesta a estas preguntas, la beldad recobró


el sentido y se dirigió a Smichkov

-Señorita… -dijo Smichkov, con voz suplicante-. A mí también me han


robado la ropa, y no sólo eso, sino que, además, al robarme los pantalo-
nes se llevaron las partituras que estaban en el bolsillo.

Los contrabajos y los trombones son, por lo general, gente apocada;


pero Smichkov constituía una agradable excepción.

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2 SECUENCIA NARRATIVA

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-Señorita -dijo, pasados unos instantes-. Veo que la conturba mi as-


pecto; pero estará usted de acuerdo conmigo en que, por las mismas
razones suyas, me es imposible salir de aquí. Escuche, pues, lo que he
pensado: ¿aceptará usted meterse en la caja de mi contrabajo y cubrir-
se con la tapa? Esto la escondería a mi vista…

Diciendo esto, Smichkov sacó el contrabajo del estuche. Por un mo-


mento le pareció que al cederlo profanaba el sagrado arte; pero su va-
cilación no duró largo tiempo. La beldad se metió, encogiéndose, en el
estuche y el músico anudó las correas, celebrando mucho que la natu-
raleza lo hubiera obsequiado con tanta inteligencia.

-Ahora, señorita, no me ve usted. Siga ahí echada y quédese tranquila.


Cuando oscurezca la llevaré a casa de sus padres. El contrabajo volveré
a buscarlo más tarde.

Una vez anochecido, Smichkov se echó al hombro el estuche que con-


tenía a la beldad, y cargado con él se dirigió a la casa de campo de Bi-
bulov. Su plan era el siguiente: pasaría primero por la casa más próxima
para procurarse ropa y proseguiría después su camino…

“No hay mal que por bien no venga -pensaba mientras levantaba el pol-
vo con sus pies desnudos y se doblaba bajo su carga-. Seguramente,
por haber intervenido con tanta eficacia en el destino de la princesa
Bibulov, seré generosamente recompensado.”

-¿Está usted cómoda, señorita? -preguntaba con el tono de un galan-


te caballero que invita a bailar un quadrillé-. No se preocupe, tenga la
bondad, acomódese en mi estuche como si estuviera en su casa.

De repente, se le antojó al galante Smichkov que delante de él y ocultas


en la sombra iban dos figuras humanas. Mirando con más detenimien-
to, se convenció de que no se trataba de una ilusión óptica. Dos figuras
caminaban, en efecto, delante de él, llevando unos bultos en la mano.

“¿Serán éstos los ladrones? -pasó por su cabeza-. Parecen llevar algo…
Con seguridad, nuestras ropas…

Y Smichkov, depositando el estuche al borde del camino, salió corrien-


do en persecución de las figuras.

-¡Alto! -gritaba-. ¡Alto!… ¡Atrápenlos!

Las figuras volvieron la cabeza, y al notar que los iban persiguiendo,


echaron a correr… Aun durante largo rato escuchó la princesa pasos
veloces y el grito de: “¡Alto!, ¡alto!” Por último, todo quedó en silencio.

Smichkov estaba entregado a la persecución, y seguramente la beldad


hubiera permanecido largo tiempo en el campo, al borde del camino,
si no hubiera sido por un feliz juego de azar. Ocurrió, en efecto, que al

20
TALLER
2 SECUENCIA NARRATIVA

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mismo tiempo y por el mismo camino, se dirigían a la casa de campo


de Bibulov los compañeros de Smichkov, el flauta Juchkov y el clarinete
Rasmajaikin. Al tropezar con el estuche, ambos se miraron asombrados.

-¡El contrabajo! -dijo Juchkov-. ¡Vaya, vaya! ¡Pero si es el contrabajo de


nuestro Smichkov! ¿Cómo ha venido a parar aquí?

-Esto es que a Smichkov le ha ocurrido algo -decidió Rasmajaikin.

-O que se ha emborrachado y lo han robado… Sea como sea, no debe-


mos dejar aquí el contrabajo. Nos lo llevaremos.

Juchkov cargó el estuche sobre sus espaldas, y los músicos prosiguie-


ron su camino.

-¡Diablos ! ¡Lo que pesa! -gruñía el flauta durante el camino-. ¡Por nada
del mundo hubiera consentido yo en tocar en este monstruo! ¡Uf!

Al llegar a la casa de campo del príncipe Bibulov, los músicos dejaron el


estuche en el sitio reservado a la orquesta y se fueron al buffet.

En aquella hora ya se habían empezado a encender arañas y brazos de luz.

El novio (el consejero de Corte Lakeich), guapo y simpático funciona-


rio del Servicio de Comunicaciones, con las manos metidas en los bol-
sillos, conversaba en el centro de la habitación con el conde Schkali-
kov. Hablaban de música.

-En Nápoles, conde -decía Lakeich-, conocí a un violinista que hacía


verdaderos milagros. No lo creerá usted, pero con un contrabajo de lo
más corriente lograba unos trinos… ¡Algo fantástico! Tocaba con él los
valses de Strauss.

-¡Por Dios! -dudó, el conde-. ¡Eso es imposible!

-¡Se lo aseguro! ¡Y hasta las rapsodias de Listz! Yo vivía en la misma


fonda que él y, como no tenía nada que hacer, llegué a aprender en el
contrabajo la rapsodia de Liszt.

-¿La rapsodia de Liszt? ¡Hum!… ¿Está usted bromeando?

-¿No lo cree usted? -rió Lakeich-. Pues se lo voy a demostrar ahora mis-
mo. Vamos a la orquesta.

Y el novio y el conde se dirigieron a la orquesta. Se acercaron al contra-


bajo, desataron rápidamente las correas y… ¡oh espanto!

Pero ahora, mientras el lector da libertad a la imaginación y se dibuja el


final de aquella discusión musical, volvamos a Smichkov… El pobre mú-
sico, no habiendo podido alcanzar a los ladrones, volvió al lugar en que

21
TALLER
2 SECUENCIA NARRATIVA

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había dejado el estuche: pero ya no estaba allí la preciosa carga. Per-


dido en suposiciones, pasó y repasó varias veces por aquel paraje y, no
encontrando el estuche, decidió que había ido a parar a otro camino.

“¡Esto es terrible ! -pensaba mesándose los cabellos y presa de un frío


interior-. ¡Se asfixiará dentro del estuche! ¡Soy un asesino!” Ya había
entrado la medianoche y Smichkov continuaba dando vueltas por el ca-
mino, buscando el estuche. Por fin volvió a meterse bajo el puentecillo.

“Seguiré buscando cuando amanezca”, decidió.

Al amanecer, la búsqueda dio el mismo resultado y Smichkov decidió


esperar debajo del puente a que llegara la noche…

“La encontraré -mascullaba, quitándose la chistera y tirándose del


pelo-. ¡Aunque tarde un año, la encontraré!”

Todavía hoy,

5. Identifique los siguientes componentes dentro del texto:

a. Situación inicial

b. Nudo o complicación

c. Desenlace

d. Situación final

6. Construya una tira cómica que dé cuenta del relato y compártala


con el grupo.

22
3
TALLER
SECUENCIA EXPOSITIVA*

Este taller ha sido creado por el profesor Edson David Rodríguez adscrito al
Laboratorio de pensamiento y lenguajes del Departamento de Humanidades.

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El texto expositivo es una clase de texto cuyo objetivo es el de informar so-
bre un tema determinado con una estructura ordenada y jerarquizada. Es el
texto habitual que se emplea para organizar el conocimiento que se presenta
en obras enciclopédicas, libros de texto, manuales, exámenes, conferencias,
o reportajes informativos, por ejemplo. La noción de texto expositivo en los
estudios sobre el tema va muy ligada a la de discurso académico, destinado
a la información y comunicación de conocimientos.

En los trabajos que buscan clasificar los textos en tipos, esto es, en conjun-
tos de unidades textuales con rasgos lingüísticos y discursivos comunes, las
denominaciones de texto informativo, texto expositivo y texto explicativo
a veces se alternan. De forma ambigua, estos términos hacen referencia a
una misma categoría textual: «el tipo de texto que expone información para
explicar un fenómeno».

El ámbito del «exponer» en su conjunto resulta muy amplio. En este senti-


do, parece operativo considerar la exposición un género discursivo mayor o
macrogénero, caracterizado pragmáticamente por su función y contexto de
uso; el texto explicativo, por su parte, es una secuencia textual con una or-
ganización esquemática prototípica y unos rasgos lingüísticos característi-
cos; y texto informativo es todo texto que presenta desarrollo temático. Así
pues, se consideran expositivos textos como las entradas enciclopédicas,
los libros de texto, los tratados científicos o los artículos de investigación;
en cada uno de ellos predominará más o menos, en función del objetivo del
texto, la secuencia explicativa, combinada con otras formas –la secuencia ar-
gumentativa, o descriptiva–.

ESTRATEGIAS DE LECTURA
Dada su referencialidad y objetividad, los textos expositivos son particular-
mente fáciles de leer y escribir.  Para abordarlos, proponemos:

1. Identificar el tema general.

2. identificar las partes del texto: explicación, descripción, ejemplificación, etc.

3. identificar el objetivo comunicativo.

23
TALLER
3 SECUENCIA EXPOSITIVA

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Activ i dad 1 1
1. Con base en el siguiente texto expositivo:

a. Identifique el tema general.

b. Identifique las partes del texto.

1 Importado de: http://www.vayacine.com/otros/curiosidades/infografia-y-disenos-de-iron-man

24
TALLER
3 SECUENCIA EXPOSITIVA

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c. Identifique el objetivo comunicativo.

d. Redacte con claridad un texto informativo continuo


con la información de la infografía.

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TALLER
3 SECUENCIA EXPOSITIVA

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Activ i dad 2
1. Con base en el siguiente texto:

INSTRUCCIONES PARA LLORAR


Julio Cortázar2

Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de


llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo,
ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El llanto
medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un
sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos
al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena
enérgicamente. Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y
si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en
el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos
golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca.
Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos
con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco
contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media
del llanto, tres minutos.

a. Identifique el tema general.

b. Identifique las partes del texto.

c. Identifique el objetivo comunicativo.

d. Esquematice el texto utilizando un organizador gráfico (mapa mental,


mapa conceptual, diagrama de flujo, línea de tiempo, etc.).

2 Importado de: http://ciudadseva.com/texto/instrucciones-para-llorar/

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TALLER
3 SECUENCIA EXPOSITIVA

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Ac t iv i d a d 3
1. Con base en el siguiente texto:

QUÉ HACER CON LOS COLADOS EN TM:


¿PEDAGOGÍA, SANCIÓN O ESCARNIO PÚBLICO?3
Saltan por encima de las registradoras o ingresan por las puertas de
acceso a los articulados. Nada detiene a las más de 70.000 personas
que a diario entran a Transmilenio sin pagar el pasaje, ni siquiera las
famosas puertas ‘anticolados’. Tienen cierre hermético, son más ro-
bustas y costosas que las tradicionales de vidrio –valen 4,3 millones de
pesos– y cuentan con una alarma que se dispara al detectar cualquier
bloqueo, pero no son suficientes.

Lo comprobó una foto viral de una mujer que con su pie obstaculizaba el
cierre de una de las nuevas puertas de la estación Calle 57, en la avenida
Caracas. Y es que invertir en infraestructura no basta para frenar a los
colados que, según cifras oficiales, en 2014 le representaron al sistema
pérdidas por 1700 millones de pesos mensuales, unos 20.000 millones
al año. Eso, por no hablar del costo humano: en 2014 ocho personas fa-
llecieron al intentar escabullirse en alguna estación y dos más, este año.

Entonces ¿qué hacer con los colados? Algunos medios de comunica-


ción y hasta el mismo alcalde Gustavo Petro optaron por el escarnio
público, con la esperanza de que el dedo acusador de familiares, ami-
gos y vecinos los persuadiera de hacerle ‘conejo’ al sistema.

Y es que entrar al sistema de transporte masivo sin pagar es un signo de


un problema más grave: el deterioro de la cultura ciudadana. Una palabra
muy de moda por estos días, que va más allá de recurrir a mimos, paya-
sos o ‘flashmob’ dentro de las estaciones y no se construye de la noche
a la mañana. Se trata de cumplir las normas sin tener un policía al lado.

La duda es si hay un suficiente pie de fuerza para que la Policía asuma la


tarea de vigilar y capturar a los miles de colados que a diario asaltan el
sistema y de paso el bolsillo de los contribuyentes que, al ser insuficiente
el recaudo de pasajes, mantienen a flote el sistema con sus impuestos.

Otra propuesta, también con un enfoque punitivo, surgió en el Consejo


de Bogotá y prevé que la Policía Metropolitana expulse del sistema a
los infractores y los sancione con trabajo comunitario en parques, co-
legios, estaciones y rondas de limpieza en ríos y humedales.

En las redes sociales también se ha discutido sobre imponerles multas


a los colados, entre diez y cincuenta salarios mínimos legales diarios,
y hasta se ha hablado de detenerlos 24 horas en las UPJ y demandarlos
por daño en bien ajeno.

3 Importado de: http://www.semana.com/educacion/articulo/colados-en-transmilenio-sanciones-cultu-


ra-ciudadana-escarnio-publico/423391-3

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TALLER
3 SECUENCIA EXPOSITIVA

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a. Identifique el tema general.

b. Identifique las partes del texto.

c. Identifique el objetivo comunicativo.

d. Utilice la información central del texto y redacte un texto narrativo.

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4
TALLER
SECUENCIA ARGUMENTATIVA*

* Este taller ha sido creado por la profesora Diana Coral adscrita al Laboratorio
de pensamiento y lenguajes del Departamento de Humanidades.

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La secuencia argumentativa surge ante la necesidad de hablar de un tema
polémico o que amerita discusión. Está presente en textos como ensayos,
artículos de opinión, reseñas críticas, entre otros, y permanentemente en la
vida cotidiana se usa la argumentación para defender opiniones, creencias
e ideas propias. El propósito de una secuencia textual argumentativa es de-
fender una opinión propia acerca de un tema.

La componen dos elementos:

1. Las premisas o razones que son el soporte para la opinión


que defiende el autor.

2. Conclusión, tesis u opinión que defiende el autor.

En una secuencia textual argumentativa pueden encontrarse distintos mo-


dos de defender la tesis. Algunos de esos modos son: mostrar ejemplos, ge-
neralizar, citar a autoridades en el tema, crear analogías, establecer relacio-
nes de causalidad, entre otros.

ESTRATEGIAS DE LECTURA:
Si ya se ha determinado que estamos leyendo una secuencia textual argu-
mentativa, debemos identificar en esta:

a. Cuál es el tema del que se habla

b. Cuál es la opinión que defiende el autor acerca de ese tema

c. Cuáles son las razones que soportan tal opinión

d. Qué no dice el texto pero debe suponerse para comprender el


mensaje (suposiciones)

e. Qué inferencias pueden hacerse de lo que dice la secuencia

f. ¿Son aceptables las razones que el autor presenta para soportar su


opinión? ¿por qué?

g. Qué función ocupa la secuencia en el texto completo

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TALLER
4 SECUENCIA ARGUMENTATIVA

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Activ i dad 1
1. Lea el siguiente texto

2. Reconozca qué tipo de secuencia textual es cada párrafo

3. Identifique la secuencia argumentativa y allí reconstruya el argumento


con sus propias palabras, así:

El autor defiende que

y sus razones son

4. ¿Son aceptables las razones que el autor presenta para soportar su opi-
nión? ¿Por qué?.

EL TELÉFONO CELULAR Y LA REINA MALVADA


Umberto Eco1

Recientemente, estaba caminando por la acerca cuando vi a una mujer


que se acercaba a mí. Su rostro estaba pegado a su teléfono celular y
no veía por dónde iba. Si yo no me hacía a un lado, chocaríamos.

Como soy en secreto una persona malvada, me detuve repentinamente


y me di la vuelta. La dama chocó con mi espalda, dejando caer su telé-
fono. Rápidamente se dio cuenta de que había topado con alguien que
no podía haberla visto y que ella debería haber sido quien se apartara.
Balbuceó una excusa, mientras yo amablemente le decía que no se pre-
ocupara porque estas cosas pasan todo el tiempo en estos días.

Espero que el teléfono de la mujer se rompiera cuando lo dejó caer


y aconsejo a quienes se encuentren en situaciones similares que se
comporten como yo lo hice. Por supuesto, pienso que los usuarios
compulsivos de teléfonos deben ser estrangulados al nacer, pero no
todos los días hay un Herodes. Y aun cuando castiguemos a estas per-
sonas en su edad adulta, probablemente nunca comprenderán las pro-
fundidades del abismo en el cual han caído. Al final, persistirán en su
molesto hábito sin importar lo que nosotros hagamos.

1 Importado de: http://www.elespectador.com/opinion/el-telefono-celular-y-reina-malvada

30
TALLER
4 SECUENCIA ARGUMENTATIVA

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Estoy muy consciente de que se ha escrito mucho ya sobre el uso de


los teléfonos celulares, así que no hay mucho que yo pueda añadir aquí.
Pero si pensamos en ello con claridad por un momento, simplemente
es asombroso que casi todos hayamos caído presas del mismo frenesí.
Apenas sostenemos ya conversaciones cara a cara; ni reflexionamos
sobre los temas apremiantes de la vida y la muerte, o siquiera vemos
hacia el campo cuando pasa frente a nuestra ventanilla. En vez de ello,
hablamos obsesivamente en nuestros teléfonos celulares, rara vez so-
bre algo particularmente urgente, mientras malgastamos la vida en un
diálogo con alguien a quien ni siquiera podemos ver.

Hoy, estamos viviendo en una era en la cual, por primera vez, la huma-
nidad se las ha ingeniado para realizar uno de los tres deseos perdura-
bles que durante siglos sólo la magia pudo satisfacer. El primero es la
capacidad de volar; no abordando un avión sino con nuestros propios
cuerpos, agitando los brazos. El siguiente es la capacidad de afectar di-
rectamente a nuestros enemigos -o nuestros seres queridos- clavando
alfileres en muñecos o pronunciando palabras esotéricas. Y el tercero
es la capacidad de comunicarnos instantáneamente a grandes distan-
cias. Siempre hemos querido un genio o algún objeto mágico con el po-
der de transportarnos en un instante de Frosinone a Pamir, de Innisfree
a Tombuctú, o de Bagdad a Poughkeepsie. Y ahora lo tenemos.

¿Por qué la gente se ha inclinado tanto hacia las prácticas mágicas a lo


largo de los siglos? La prisa. Las promesas mágicas de que se puede saltar
instantáneamente de la causa al efecto -del punto A al punto B- a través
de una especie de cortocircuito, sin dar ningún paso intermedio. Pronun-
cio una fórmula y transformó el hierro en oro. Convoco a los ángeles y
envío mensajes a través de ellos. La fe en la magia no se desvaneció con el
advenimiento de la ciencia. No, nuestro deseo de inmediatez simplemen-
te se transfirió a la tecnología. Si uno presiona un botón en su teléfono
celular en Roma, en segundos está hablando con un amigo en Sidney.

Sabemos que la ciencia y la tecnología avanzan lentamente a través de


una investigación cuidadosa; y sin embargo queremos una cura para
el cáncer en este momento, no mañana. Así que, en vez de esperar por
años, ponemos nuestra fe en el doctor-gurú que nos ofrece una poción
milagrosa que funciona instantáneamente para curar nuestros males.
La relación entre nuestro entusiasmo por las conveniencias tecnológi-
cas y nuestra inclinación por el pensamiento mágico es muy cercana, y
está ligada profundamente a la esperanza religiosa que ponemos en la
acción relámpago de los milagros. Durante siglos, los teólogos nos han
hablado sobre los misterios, argumentando que son concebibles pero
incomprensibles. La fe en los milagros nos muestra lo numinoso, lo sa-
grado y lo divino, que funciona sin demora. ¿Puede ser que haya una
conexión entre quienes prometen una cura instantánea para el cáncer,
místicos como el Padre Pío, los teléfonos celulares y la reina malvada
en «Blanca Nieves»? En cierto sentido la hay. La mujer al inicio de mi
artículo estaba viviendo en un universo de cuento de hadas, encantada
por el teléfono celular que llevaba al oído en vez de un espejo mágico.

31
TALLER
4 SECUENCIA ARGUMENTATIVA

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Activ i dad 2
Los siguientes son textos publicitarios que presentan características de se-
cuencia argumentativa.

Texto 1 2 :

Identifique:

1. Qué no dice el texto pero debe suponerse para comprender el mensaje


(suposiciones):

2. Qué inferencias pueden hacerse de lo que dice la secuencia:

3. Qué función ocupan las oraciones en el texto completo. Explique.

2 Importado de: https://twitter.com/cocacolard/status/430804247924715520

32
TALLER
4 SECUENCIA ARGUMENTATIVA

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Tex to 2 3

Identifique:

a. El tema del que se habla:

b. Cuál es la opinión que defiende el autor acerca de ese tema:

c. ¿Qué razones podemos suponer que soportan tal opinión?

d. ¿Son aceptables esas razones que suponemos? ¿Por qué?

e. Qué función ocupa la oración en el texto completo

3 Importado de: https://generoreflexivo.wordpress.com/2014/01/29/publicidad-ii-de-hombres-botijo/

33
TALLER
4 SECUENCIA ARGUMENTATIVA

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Activ i dad 3
1. En el siguiente texto identifique:

a. El tema del texto

b. El argumento general del texto (premisas y tesis)

2. En un organizador gráfico presente las partes o el orden del texto.

LA INDUSTRIA DE LA BELLEZA
Aldous Huxley (1931)4

La única industria norteamericana a la que no ha afectado la reciente


depresión del comercio es la industria de la belleza. Las mujeres es-
tadounidenses siguen gastando en sus caras y en sus cuerpos tanto
como gastaban antes de la recesión: unos tres millones de libras es-
terlinas por semana. Se trata de datos y de cifras que son «oficiales».
Se les puede tener por una verdad sustancial. Al contemplarlos, sólo
me sorprendió la relativa pequeñez de las cantidades que se gastan en
este concepto. A partir del prodigioso número de anuncios de cosmé-
ticos y de productos de belleza que contienen las revistas norteame-
ricanas había imaginado yo que el negocio de la apariencia personal
debía de ser uno de los más voluminosos de la industria norteameri-
cana, prácticamente a la par, o muy poco por debajo, del contrabando
de licor y del crimen organizado, o del cine y de la automoción. Con
todo, ciento cincuenta y seis millones de libras al año es una bonita

4 Huxley A. (1960) Música en la noche. Barcelona: Ed. Luis de Caralt.

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TALLER
4 SECUENCIA ARGUMENTATIVA

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suma. Duplica con creces el producto interior bruto de la India, si mal


no recuerdo. Desconozco cuáles son las cifras equivalentes en Europa.
Sin duda que son muy inferiores. Europa es pobre, y el coste del man-
tenimiento de una cara bonita puede ser similar al de un Rolls Royce.
El máximo al que aspiran las europeas es a lavarse bien y a no perder la
esperanza. Siempre cabe la posibilidad de que el jabón surta los efec-
tos que de un modo tan vocinglero pregonan sus anunciantes; siempre
es posible que transforme a la usuaria en alguien semejante a esas ma-
ravillosas criaturas que sonríen sonrosadas y cremosas, con la suavidad
de los melocotones y las peras, desde cada una de las vallas que nos
contemplan al pasar. Por otra parte, también es posible que no suceda
así. En cualquier caso, los experimentos más costosos para realzar la
belleza siguen estando muy por encima de los medios de que disponen
la mayoría de las europeas, tan por encima de sus posibilidades como
lo están los automóviles de gran potencia y los frigoríficos eléctricos.

Ahora bien, incluso en Europa, al día de hoy, se gasta en belleza mucho


más que en el pasado. No tanto como en Estados Unidos, eso es todo.
Lo cierto es que en cualquier parte se ha producido un incremento
descomunal. Es un hecho que tiene su miga. ¿A qué se debe? En parte,
supongo, a un incremento generalizado de la prosperidad. Los ricos
siempre han cultivado su apariencia personal. La difusión de la riqueza
—tal como son las cosas— ahora permite que, entre los pobres, quienes
no están tan mal como estuvieron sus padres hagan otro tanto de lo
mismo. Ésta, claro está, no es toda la historia. El moderno culto de la
belleza no es única y exclusivamente una función (en el sentido mate-
mático del término) de la riqueza. Si lo fuera, las industrias dedicadas
a la mejora del aspecto personal habrían sufrido con toda su crudeza
el golpe de la depresión, tanto o más que otros sectores. En cambio,
como hemos visto, apenas lo han acusado. Las mujeres se han impues-
to limitaciones en otras cosas, no en sus caras. Por consiguiente, el
culto a la belleza ha de ser sintomático de otros cambios que se han
producido fuera de la esfera puramente económica. ¿De qué cambios?
Se me ocurre que son los cambios relacionados con la situación misma
de la mujer, de nuestros cambios de actitud hacia «lo meramente físi-
co». Las mujeres, salta a la vista, son más libres hoy que en el pasado.
Son más libres no sólo para llevar a cabo las funciones sociales por lo
normal nada envidiables que hasta la fecha estaban reservadas a los
hombres, sino más libres, también, para ejercitar el privilegio feme-
nino, más placentero, de resultar atractivas. Tienen todo el derecho
del mundo a ser, si no menos virtuosas que sus abuelas, sí a parecerlo.
La típica matrona británica, que hasta hace bien poco era una criatura
de aspecto austero e incluso aterrador, ahora hace cuanto puede por
lograr y mantener perennemente la apariencia de ese tipo que su pre-
decesora hubiera llamado «una perdida». A menudo lo consigue. Sin
embargo, no nos asombra; mejor dicho, no nos asombra en el terreno
de lo moral. Estéticamente desde luego que nos asombra; a veces así
ocurre. Moralmente, de ninguna manera. Reconocemos que la matrona
goza de plena justificación moral para preocuparse por su apariencia
física. Esta concesión depende de otra que resulta de naturaleza más

35
TALLER
4 SECUENCIA ARGUMENTATIVA

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general: una concesión al Cuerpo, con C mayúscula; una concesión al


principio maniqueo del mal. De hecho, ahora hemos reconocido que el
cuerpo también posee sus derechos. Y no sólo derechos: también de-
beres, deberes de verdad. Por ejemplo, el deber de hacer todo lo posi-
ble por sí mismo en lo que a fuerza y belleza se refiere. Las ideas ascé-
ticas del cristianismo ya han dejado de molestarnos. Exigimos justicia
para el cuerpo tal como la exigimos para el alma. De ahí, entre otras
cosas, las fortunas que han amasado los fabricantes de cremas faciales
y los especialistas en productos de belleza, los vendedores de fajas de
caucho reductoras y de máquinas de aplicar masajes, los que han pa-
tentado lociones para el cabello, los autores de libros sobre la cultura
del abdomen. ¿Cuáles son los resultados prácticos de este culto a la
belleza? Los ejercicios y los masajes, los aparatos de gimnasia pasiva y
las cremas para el cutis, ¿a qué nos han llevado? ¿Son las mujeres más
bellas de lo que eran? ¿Consiguen algo a cambio de sus desmesurados
gastos de tiempo, energía y dinero, tal como se lo exige el culto a la
belleza? Son éstas preguntas a las que es difícil responder, pues la rea-
lidad parece contradecirse a sí misma.

La campaña a favor de la belleza física parece ser a la vez un éxito tre-


mendo y un fracaso lamentable. Todo depende de cómo se contem-
plen los resultados. Es un gran éxito en la medida en que son cada vez
más las mujeres que conservan su apariencia juvenil a edades mucho
más avanzadas que en el pasado. Las «señoras de edad» empiezan a ser
cada vez menos corrientes. Cabe pensar incluso que en los años veni-
deros se habrán extinguido. Las canas, las arrugas, las espaldas curva-
das y las mejillas macilentas terminarán por ser consideradas la moda
propia del Medievo. Los vejestorios del futuro —del sexo femenino—
serán dorados, con el pelo rizado, labios de cereza, tobillos delgados y
piernas esbeltas. El «Retrato de la madre del artista», según el célebre
cuadro de Whistler, será punto menos que indiferenciable, en las expo-
siciones del futuro, del «Retrato de la hija del artista». Esta apetecible
consumación se deberá en parte a los cosméticos y a las inyecciones
de cera de parafina, a la cirugía plástica, a los baños de lodo, a los afei-
tes, pero también se deberá en parte a un modo de vida mucho más
racional. La fealdad es uno de los síntomas de la enfermedad, así como
la belleza lo es de la salud. En la medida en que la campaña a favor de
la belleza es también una campaña favorable para la salud, resulta sin
duda admirable y, hasta cierto punto, cabe señalar que su éxito es ge-
nuino. La belleza que tan sólo es una sombra artificiosa de tales sínto-
mas de salud es intrínsecamente de calidad más baja que la genuina.
Con todo, se trata de una imitación suficientemente buena, hasta el
punto de que a veces se llega a tomar por lo auténtico. La parafernalia
de que se dispone ahora para imitar los síntomas de una buena salud
está al alcance de cualquier persona moderadamente próspera; el co-
nocimiento de los medios con ayuda de los cuales puede conseguirse
realmente una buena salud va en aumento cada día, de modo que sin
duda llegará el momento en que puedan aplicarse de un modo univer-
sal. Cuando llegue tan feliz momento, ¿serán hermosas todas las muje-

36
TALLER
4 SECUENCIA ARGUMENTATIVA

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res, tan hermosas, en todo caso, como permita el modelado natural de


sus facciones, con o sin ayuda de la cirugía y la química? La respuesta
ha de ser categórica: no.

La verdadera belleza es tanto cuestión del yo interno como de la apa-


riencia exterior del yo. La belleza que posea una jarra de porcelana es
cuestión de forma, de color, de textura superficial. La jarra puede estar
vacía o servir de alojamiento a las arañas; puede estar llena de miel o
de lodo pestilente, que eso en modo alguno modifica su belleza o su
fealdad. En cambio, una mujer es un ser vivo, y su belleza no se encuen-
tra sólo a flor de piel. La superficie de la vasija humana se ve afectada
por la naturaleza de su contenido espiritual. He visto a mujeres que,
a juzgar por los criterios de un experto en porcelana, eran arrebata-
doramente adorables. Sus formas, su coloración, su textura superficial
eran perfectas. Y a pesar de todo no eran bellas, pues tan excepcional
vasija estaba vacía, o bien estaba llena de corrupción. La vaciedad o la
fealdad espirituales se reflejan en el exterior; a la inversa, existe una luz
interior capaz de transfigurar las formas que un esteta puro tendría por
imperfectas o por manifiestamente feas. Son numerosas las formas de
la fealdad psicológica. Existe por ejemplo la fealdad de la estupidez, o
de la ignorancia (inquietantemente común entre las mujeres guapas).
También está la fealdad de la codicia, de la lascivia, de la avaricia. To-
dos los pecados capitales, qué duda cabe, tienen su propia y peculiar
manera de negar la belleza. En los bellos rostros sobre todo de aque-
llas personas que tratan por todos los medios de «pasarlo en grande»
continuamente, uno ve muy a menudo una suerte de aburrido mal hu-
mor que destruye todo su encanto. Recuerdo en concreto a dos jóvenes
norteamericanas a las que conocí de viaje por el norte de África. Desde
el punto de vista del especialista en piezas de porcelana eran de una
belleza excepcional; sin embargo, el aburrimiento y el mal humor de los
que acabo de hablar se hallaban tan hondamente impresos en sus finos
rasgos, y expresaban en su porte y en sus ademanes una indiferencia
tan hastiada, que era punto menos que insufrible contemplarlas. Aque-
llas dos exquisitas criaturas eran absolutamente repulsivas. Mucho más
común y no menos repelente es la dureza que echa a perder el encanto
de tantas caras bonitas. A menudo, desde luego, ese aire de dureza no
se debe a ninguna causa psicológica, sino al hábito contemporáneo de
maquillarse en demasía. En París, en donde más se insiste en el exceso
de maquillaje, muchas mujeres apenas parecen siquiera humanas. Ma-
quilladas de blanco, con toques rojos en las mejillas, parece que lleva-
ran una máscara. Es preciso observarlas con suma atención para descu-
brir debajo de la máscara lo vivo y animado del rostro. Con frecuencia,
éste carece de toda animación; con frecuencia resulta si acaso animado
de una manera imperfecta. La dureza, el entumecimiento, provienen del
interior. Son los signos externos, visibles, de una falta de armonía emo-
cional o instintiva, y se aceptan como condición crónica del ser. No nos
hace falta un psicólogo freudiano para decirnos que esa falta de armo-
nía las más de las veces es de naturaleza sexual. En la medida en que ta-
les faltas de armonía continúen existiendo, en la medida en que se den

37
TALLER
4 SECUENCIA ARGUMENTATIVA

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excelentes razones para el mal humor y el tedio, en la medida en que


los seres humanos se permitan el estar poseídos, el ser arrastrados por
vicios y monomanías, el culto de la belleza estará destinado a no surtir
efecto alguno. A pesar de su éxito en la prolongación de una apariencia
juvenil, en la puesta en práctica o en la simulación de los síntomas de
la buena salud, la campaña que se inspira en este culto seguirá siendo
en lo esencial un fracaso. Sus operaciones no rozan siquiera la fuente
más honda de la belleza: el alma y sus experiencias. Mediante la mejora
de los cosméticos, los alisadores de asperezas, o mediante el abarata-
miento de los aparatos de gimnasia pasiva y los depiladores eléctricos,
la raza humana no alcanzará la belleza: ni siquiera mejora así su salud.
Hombres y mujeres serán de veras poseedores de la belleza cuando las
disposiciones de la sociedad les otorguen la oportunidad de vivir de
un modo completo y armónico, cuando no haya incentivos ambientales
ni tendencias hereditarias que los encaminen hacia el vicio y la mono-
manía. Dicho de otro modo, todos los hombres y mujeres nunca serán
poseedores de la belleza. No obstante, a lo único que pueden llegar tal
vez sea a que disminuya el número de feos. Hemos de contentamos con
una esperanza harto moderada.

38
5
TALLER
EJERCICIO FINAL*

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A continuación encontrará textos correspondientes a diferentes secuencias
textuales. Su tarea es identificar a qué secuencia corresponden y dar las ra-
zones por las cuáles lo cataloga allí.

Ahora, estas secuencias textuales no corresponden solamente a textos con-


tinuos (como éste que estamos leyendo), también pueden materializarse en
textos discontinuos (caricaturas, memes, infografías, líneas de tiempo, etc.).

HAY QUE SER REALMENTE IDIOTA PARA...


Julio Cortázar1

Hace años que me doy cuenta y no me importa, pero nunca se me ocu-


rrió escribirlo porque la idiotez me parece un tema muy desagradable,
especialmente si es el idiota quien lo expone. Puede que la palabra
idiota sea demasiado rotunda, pero prefiero ponerla de entrada y ca-
lentita sobre el plato aunque los amigos la crean exagerada, en vez de
emplear cualquier otra como tonto, lelo o retardado y que después los
mismos amigos opinen que uno se ha quedado corto. En realidad no
pasa nada grave pero ser idiota lo pone a uno completamente aparte, y
aunque tiene sus cosas buenas es evidente que de a ratos hay como
una nostalgia, un deseo de cruzar a la vereda de enfrente donde ami-
gos y parientes están reunidos en una misma inteligencia y compren-
sión, y frotarse un poco contra ellos para sentir que no hay diferencia
apreciable y que todo va benissimo. Lo triste es que todo va malissimo
cuando uno es idiota, por ejemplo en el teatro, yo voy al teatro con mi
mujer y algún amigo, hay un espectáculo de mimos checos o de baila-
rines tailandeses y es seguro que apenas empiece la función voy a en-
contrar que todo es una maravilla. Me divierto o me conmuevo enor-
memente, los diálogos o los gestos o las danzas me llegan como
visiones sobrenaturales, aplaudo hasta romperme las manos y a veces
me lloran los ojos o me río hasta el borde del pis, y en todo caso me

1 Importado de: http://www.literaberinto.com/cortazar/haqueserealmenteidiota.htm. Cortazar J. (1967) Hay


que ser realmente idiota para. En La vuelta al día en ochenta mundos. México: Siglo XXI.

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TALLER
5 EJERCICIO FINAL

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alegro de vivir y de haber tenido la suerte de ir esa noche al teatro o al


cine o a una exposición de cuadros, a cualquier sitio donde gentes ex-
traordinarias están haciendo o mostrando cosas que jamás se habían
imaginado antes, inventando un lugar de revelación y de encuentro,
algo que lava de los momentos en que no ocurre nada más que lo que
ocurre todo el tiempo. Y así estoy deslumbrado y tan contento que
cuando llega el intervalo me levanto entusiasmado y sigo aplaudiendo
a los actores, y le digo a mi mujer que los mimos checos son una mara-
villa y que la escena en que el pescador echa el anzuelo y se ve avanzar
un pez fosforecente a media altura es absolutamente inaudita. Mi mu-
jer también se ha divertido y ha aplaudido, pero de pronto me doy
cuenta (ese instante tiene algo de herida, de agujero ronco y húmedo)
que su diversión y sus aplausos no han sido como los míos, y además
casi siempre hay con nosotros algún amigo que también se ha diverti-
do y ha aplaudido pero nunca como yo, y también me doy cuenta de
que está diciendo con suma sensatez e inteligencia que el espectáculo
es bonito y que los actores no son malos, pero que desde luego no hay
gran originalidad en las ideas, sin contar que los colores de los trajes
son mediocres y la puesta en escena bastante adocenada y cosas y co-
sas. Cuando mi mujer o mi amigo dicen eso --lo dicen amablemente,
sin ninguna agresividad-- yo comprendo que soy idiota, pero lo malo es
que uno se ha olvidado cada vez que lo maravilla algo que pasa, de
modo que la caída repentina en la idiotez le llega como al corcho que
se ha pasado años en el sótano acompañando al vino de la botella y de
golpe plop y un tirón y no es mas que corcho. Me gustaría defender a
los mimos checos o a los bailarines tailandeses, porque me han pareci-
do admirables y he sido tan feliz con ellos que las palabras inteligentes
y sensatas de mis amigos o de mi mujer me duelen como por debajo de
las uñas, y eso que comprendo perfectamente cuánta razón tienen y
cómo el espectáculo no ha de ser tan bueno como a mí me parecía
(pero en realidad a mí no me parecía que fuese bueno ni malo ni nada,
sencillamente estaba transportado por lo que ocurría como idiota que
soy, y me bastaba para salirme y andar por ahí donde me gusta andar
cada vez que puedo, y puedo tan poco). Y jamás se me ocurriría discutir
con mi mujer o con mis amigos porque sé que tienen razón y que en
realidad han hecho muy bien en no dejarse ganar por el entusiasmo,
puesto que los placeres de la inteligencia y la sensibilidad deben nacer
de un juicio ponderado y sobre todo de una actitud comparativa, ba-
sarse como dijo Epicteto en lo que ya se conoce para juzgar lo que se
acaba de conocer, pues eso y no otra cosa es la cultura y la sofrosine.
De ninguna manera pretendo discutir con ellos y a lo sumo me limito a
alejarme unos metros para no escuchar el resto de las comparaciones
y los juicios, mientras trato de retener todavía las últimas imágenes
del pez fosforecente que flotaba en mitad del escenario, aunque ahora
mi recuerdo se ve inevitablemente modificado por las críticas inteli-
gentísimas que acabo de escuchar y no me queda más remedio que
admitir la mediocridad de lo que he visto y que sólo me ha entusiasma-
do porque acepto cualquier cosa que tenga colores y formas un poco

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TALLER
5 EJERCICIO FINAL

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diferentes. Recaigo en la conciencia de que soy idiota, de que cual-


quier cosa basta para alegrarme de la cuadriculada vida, y entonces el
recuerdo de lo que he amado y gozado esa noche se enturbia y se vuel-
ve cómplice, la obra de otros idiotas que han estado pescando o bai-
lando mal, con trajes y coreografías mediocres, y casi es un consuelo
pero un consuelo siniestro el que seamos tantos los idiotas que esa
noche se han dado cita en esa sala para bailar y pescar y aplaudir. Lo
peor es que a los dos días abro el diario y leo la crítica del espectáculo,
y la crítica coincide casi siempre y hasta con las mismas palabras con o
que tan sensata e inteligentemente han visto y dicho mi mujer o mis
amigos. Ahora estoy seguro de que no ser idiota es una de las cosas
más importantes para la vida de un hombre, hasta que poco a poco me
vaya olvidando, porque lo peor es que al final me olvido, por ejemplo
acabo de ver un pato que nadaba en uno de los lagos del Bois de Bou-
logne, y era de una hermosura tan maravillosa que no pude menos que
ponerme en cuclillas junto al lago y quedarme no sé cuánto tiempo
mirando su hermosura, la alegría petulante de sus ojos, esa doble línea
delicada que corta su pecho en el agua del lago y que se va abriendo
hasta perderse en la distancia. Mi entusiasmo no nace solamente del
pato, es algo que el pato cuaja de golpe, porque a veces puede ser una
hoja seca que se balancea en el borde de un banco, o una grúa anaran-
jada, enormísima y delicada contra el cielo azul de la tarde, o el olor de
un vagón de tren cuando uno entra y se tiene un billete para un viaje de
tantas horas y todo va a ir sucediendo prodigiosamente, el sándwich de
jamón, los botones para encender o apagar la luz (una blanca y otra
violeta), la ventilación regulable, todo eso me parece tan hermoso y
casi tan imposible que tenerlo ahí a mi alcance me llena de una especie
de sauce interior, de una verde lluvia de delicia que no debería termi-
nar más. Pero muchos me han dicho que mi entusiasmo es una prueba
de inmadurez (quieren decir que soy idiota, pero eligen las palabras) y
que no es posible entusiasmarse así por una tela de araña que brilla al
sol, puesto que si uno incurre en semejantes excesos por una tela de
araña llena de rocío, ¿qué va a dejar para la noche en que den King
Lear? A mí eso me sorprende un poco, porque en realidad el entusias-
mo no es una cosa que se gaste cuando uno es realmente idiota, se
gasta cuando uno es inteligente y tiene sentido de los valores y de la
historicidad de las cosas, y por eso aunque yo corra de un lado a otro
del Bois de Boulogne para ver mejor el pato, eso no me impedirá esa
misma noche dar enormes saltos de entusiasmo si me gusta como can-
ta Fischer Dieskau. Ahora que lo pienso la idiotez debe ser eso: poder
entusiasmarse todo el tiempo por cualquier cosa que a uno le guste,
sin que un dibujito en una pared tenga que verse menoscabado por el
recuerdo de los frescos de Giotto en Padua. La idiotez debe ser una
especie de presencia y recomienzo constante: ahora me gusta esta
piedrita amarilla, ahora me gusta «L›année dernière à Marienbad»,
ahora me gustas tú, ratita, ahora me gusta esa increíble locomotora
bufando en la Gare de Lyon, ahora me gusta ese cartel arrancado y su-
cio. Ahora me gusta, me gusta tanto, ahora soy yo, reincidentemente

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TALLER
5 EJERCICIO FINAL

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yo, el idiota perfecto en su idiotez que no sabe que es idiota y goza


perdido en su goce, hasta que la primera frase inteligente lo devuelva
a la conciencia de su idiotez y lo haga buscar presuroso un cigarrillo
con manos torpes, mirando al suelo, comprendiendo y a veces acep-
tando porque también un idiota tiene que vivir, claro que hasta otro
pato u otro cartel, y así siempre.

Activ i dad:
1. Después de la lectura:

a. Identificar secciones en el texto de acuerdo con las secuencias


textuales presentes en el mismo.

b. Con sus palabras, escriba el objetivo comunicativo del autor del texto.

c. Cuál es la opinión que defiende el autor.

d. ¿Qué razones podemos suponer que soportan tal opinión?

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TALLER
5 EJERCICIO FINAL

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e. ¿Son aceptables esas razones que suponemos? ¿Por qué?

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