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UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA - CENTRO DE ESTUDIOS AVANZADOS

DOCTORADO EN ESTUDIOS DE GÉNERO

Proyecto: Prácticas de socialidad, transgeneridad y configuración de subjetividades sexo


genéricas. Una aproximación a formas de vida disidentes a la heteronormatividad, en la ciudad de
Córdoba.

Autora: Lic. Pamela Ceccoli


Directora: Dra. Andrea Lacombe
Co-directora: Dra. Marina Tomasini

A. INTRODUCCION

En Ciencias Sociales, el campo de estudio de las socialidades es de producción fructífera


(Simmel, 1949; Maffesoli, 1990; Reguillo, 2000; Margulis, 2003; Blazquez, 2004; Pecheny, 2008;
Elizalde, 2011). Maffesoli (1990, citado por Weiss, 2008) utiliza el término socialidad para
oponerlo a socialización. Este concepto destaca el revivir de la comunidad en oposición a la tesis
que acentúa una creciente individualización1. Lacombe recupera en su tesis doctoral (2010) los
aportes teóricos del sociólogo alemán Simmel acerca de la sociabilidad como forma básica de los
procesos de interacción social con mecanismos propios: “cuando Simmel (1949) define los procesos
de sociabilidad, describe individuos en situación de interacción social que se dibujan a partir de
relaciones de sociabilidad, esto es, relaciones entre diferentes instituciones de socialización (familia,
amistades, pareja) en determinados espacios (laboral, recreación). Es en este entrecruzamiento entre
instituciones y espacios que los sujetos despliegan sus performances y representaciones de sí” 2
(Lacombe, 2010, p.5).
Una dimensión de la socialidad crucial en las trayectorias de vida de lxs sujetxs3 son las
relaciones que pueden ser significadas como “amistad”. Si recorremos los antecedentes en trabajos
sobre estas relaciones es pertinente marcar algunas distinciones que ayudan a comprender los
múltiples y complejos procesos que atraviesan esta dimensión. El sociólogo inglés Ray Pahl (2003)
analiza las relaciones de amistad como una de las principales sostenedoras del lazo social en el
marco de la configuración social contemporánea. También se encuentran estudios que remarcan la
importancia de las relaciones de amistad en la resolución de problemas; es decir señalan su carácter
instrumental (Adler de Lomnitz, 2001; Correa García y Valencia Murcia, 2006). Asimismo,
importantes aportes realizan estudios desde perspectivas evolutivas o bien, socio-históricas y
culturales, que indagan el papel que pueden jugar lxs amigxs en el desarrollo de un ser humano, ya
sea cognoscitivo, social o emocional (Rubin, 1985; Shantz y Hartup, 1995); o haciendo foco en el
proceso de socialización (Goudena y Sánchez, 1996; Tomasini, 2002).
Encontramos a su vez, investigaciones que aportan en el análisis de las relaciones con los pares
en el ámbito escolar (Fuentes Rebollo y Melero Zabal, 1992; Duschatzky y Corea, 2005; Tomasini,
2008); en situación de calle (Da Silva Mello, Vogel y Eilbaum, 2007). Igualmente hay estudios
sobre las relaciones entre pares en procesos de judicialización (Minicelli, 2004); o bien, haciendo
foco en las redes virtuales como lugar de encuentro y generación de lazos de amistad (Narbona y
Hasko, 2008).
Si bien, como queda evidenciado en los antecedentes de estudio de las socialidades, la
“amistad” es una línea fuerte en el desarrollo de las Ciencias Sociales, hay que tener recaudos y
1
Y se refiere al actuar juntos guiados más por la emoción que por la razón, con predominio de un paradigma estético en la
sensibilidad colectiva y la importancia de elementos lúdicos y dionisíacos en el “vibrar juntos”. Este aspecto es complejizado por el
análisis que hace Weiss (2008) en su estudio sobre la vida juvenil en el ámbito educativo mexicano cuando investiga el proceso y
experiencia de encontrar otros significativos.
2
La traducción es mía del texto original en portugués.
3
Usaré a lo largo de esta presentación la letra x para referirme a múltiples categorías identitarias. Esta posición política intenta hacer
uso del lenguaje de manera un poco más inclusivo.
explicitar los supuestos en torno a esta categoría ya que la representación más consolidada suele
mostrarla como una relación idealizada, libre de conflictos, donde sólo existe contención; y la
división por sexo género en espacios bien delimitados suele ser un componente básico. Esta etiqueta
puede forzar a mirar los procesos de interacción invisibilizando o reduciendo modos complejos de
vinculación. Para ello una estrategia es definirla según cómo aparecen nominadas y significadas
desde la perspectiva de lxs sujetxs. Así por ejemplo, en la etnografía que realiza Lacombe (2006), la
visión de las clientas con respecto al tipo de relaciones sociales predominantes en el bar se acerca
más a las definiciones de “familia” que a las de “amistad”, lo cual lleva a atender la hipótesis de que
“las relaciones de parentesco alcanzan fronteras que cuestionan la distinción entre parentesco y
comunidad o claman por una concepción diferente de amistad” (Lacombe, 2006, p.78).
En este marco, interesa a este proyecto particularizar la mirada en aquellas prácticas de
socialidad que inicialmente puedo caracterizar como:
- próximas, de afectaciones y afectividades múltiples, que puede incluir o no prácticas erótico
sexuales;
- íntimas, pues implican vivencias de confianza y conocimiento mutuo;
- entre “contemporáneos” sin constituirse necesariamente por afinidad de “estilos”, gustos o
intereses (Weiss, 2008);
- significativas, ya que marcan las historias de vida en tanto encuentros y contactos afectivos que
abre al autoconocimiento y expresión de sí mismxs4;
- que pueden ser pensadas desde experiencias vividas particulares y también colectivas, teniendo en
cuenta que las experiencias vividas no siempre pueden ser expresadas con lenguaje verbal
(experiencia corporal dirá Figari, 2008);
- que conllevan códigos y reglas explícitas e implícitas particulares;
- en las cuales se despliegan los procesos de regulación en tensión con las posibilidades de
resistencia y subversión a los poderes hegemónicos5;
- encuentro que configura subjetividades y procesos sexo-genéricos múltiples.
Sin embargo, esta configuración diferenciada de subjetividades se desconoce desde una lógica
hegemónica binaria. A partir de lo dicho, la transgeneridad será el dispositivo de lectura, que en
palabras de Cabral funcionará “como máquina de guerra biopolítica -destinada a instalar, en cada
expresión de necesidad identitaria, el virus corruptor de la contingencia” (Cabral, S/F). Para el
mencionado autor, la transgeneridad es un concepto que designa una concepción materialista y
contingente del cuerpo, la identidad, la expresión de sí, el género y la sexualidad. Es un espacio
heterogéneo, atravesado por una multitud de sujetxs en dispersión que encarnan formas de vida no
reductibles ni al binario genérico ni a los imperativos de la hetero o la homonormatividad.
Este constructo: la heteronormatividad como “matriz de inteligibilidad de los cuerpos” (Butler,
2001, 2002, 2004, 2009) será entonces referencia clave en el acercamiento, en un primer momento,
a algunos espacios de activismo de la diversidad sexual6, pues interesa analizar relaciones,
prácticas, discursos, imaginarios, afectaciones, categorías identitarias y deseos de sujetxs que
despliegan junto a otrxs, formas de vida disidentes al binarismo de género. La intención de este
contacto inicial es la de establecer, en un segundo momento, encuentros en profundidad a partir de

4
Aquí hago alusión a las concepciones que piensan la subjetividad en procesos dialógicos, ya sean estos diálogos reales e internos,
que posibilitan la reflexividad para generar procesos de autonomía y emancipación política (Mead, Bajtín, Ricoeur, 1996; y Ch.
Taylor, 1996), y que Holland (1998) va a referir con el concepto de “polifonía”.
5
Me estoy refiriendo a la dimensión del poder que emerge en las relaciones afectivas, que constriñen a reproducir las normas
hegemónicas del género: el imperativo es encarnar el género que corresponde al sexo anatómico y orientar el deseo a un sujeto del
sexo género contrario. Las posiciones de género son el resultado de performances sometidas a regulaciones, iteraciones y sanciones
constantes (Butler, 2004).
6
Considero la diversidad sexual como “concepto paraguas”, también denominado con la sigla GLTTTBI, entendiendo que se trata de
una cuestión discutida, dada la multiplicidad de identidades y orientaciones sexo genéricas; y la complejidad de posiciones,
demandas, intereses diferentes en juego en el activismo, tal como lo explicita Moreno (2008, p.218) en su estudio: “…los
desacuerdos más relevantes tratan de: a) la inclusión o exclusión y el orden de las letras que refieren a diferentes sujetas y sujetos; b)
las variaciones de la sigla que utiliza cada participante y la coherencia entre esta decisión y los intereses y demandas que promueven
distintas organizaciones; c) cuestionamientos a las voces y a las instancias que apelan a esta sigla, referidos a modos de utilizarla que
homogenizarían las experiencias de sujetas y sujetos diversos; y d) la posibilidad de formular reclamos en nombre de todas y todos
los sujetos mentados en la sigla”. De aquí se desprende la posibilidad de usar el término disidencia sexual.
la identificación de casos significativos que posibiliten la comprensión de los procesos de
configuración de subjetividades sexo genéricas.
Esta “matriz heterosexual” es una manera de describir las cambiantes operaciones de la
heterosexualidad hegemónica y obligatoria7, por lo cual no tiene una única formulación. En efecto,
esta construcción teórica actúa como punto de partida para el análisis pero no es en sí misma
descriptiva (Butler, 2009). Funciona como patrón de prácticas y sentidos sexuales, relaciones
afectivas y modos de ser y estar en el mundo. La heteronormatividad nos permite dar cuenta
entonces de la construcción de un sistema de valores que ordena jerárquicamente las experiencias
vinculadas con la sexualidad e instituye sanciones para aquellas y aquellos que desafían estas
normas, construyendo en este interjuego, cuerpos y subjetividades abyectas8.
Butler en “El Género en disputa” (2001) analiza este carácter coercitivo del sistema de género,
al señalar que el género aparece como disciplinador, como regulador social, como normalizador de
la sexualidad, determinando y asignando roles, espacios y cuerpos para los sujetos9. En “Cuerpos
que importan”, Butler (2002), tomando a Wittig (1981), va a definir la matriz de
heteronormatividad como una rejilla de inteligibilidad excluyente. En este sentido, las identidades
genéricas deberán ser coherentes con los cuerpos sexuados para hacer posible la legibilidad y la
regulación de los cuerpos. Al respecto también aporta De Lauretis (1996) cuando señala que el
género no es una propiedad de los cuerpos o algo originalmente existente en los seres humanos,
sino el producto y el proceso de un conjunto de tecnologías sociales, de aparatos tecno-sociales o
bio-médicos y discursos institucionales.
Sin embargo, como también expresará Butler (2004, p.76), “el deseo está radicalmente
condicionado pero no está radicalmente determinado; hay estructuras que posibilitan el deseo, pero
estas no son eternas y recalcitrantes, insensibles a la reiterada repetición y al desplazamiento”10.
Siguiendo con el planteo, las prácticas de gays, lesbianas, travestis, transexuales, transgéneros,
bisexuales e intersexuales -y agregaría aquí también a heterosexuales disidentes o “flexibles”11
(Figari, 2008)-, desestabilizan la heteronormatividad de diferentes formas. En este aspecto, Figari
(2008, p.101) sostiene que existen múltiples posibilidades, o estilos de vida, en torno a los cuales o,
mejor dicho, a partir de los cuales se organizan múltiples experiencias y posibilidades de reproducir
y producir masculinidades y feminidades.
Sin desatender, como advierte Butler (2009), los nuevos métodos de normalización que van
emergiendo, asumiré esta complejidad12 y focalizaré la mirada en las “experiencias de amistad” con
la intención de desenmascarar los dispositivos de poder de la hegemonía sexo-genérica que se
despliegan en esas relaciones, e interrogar tanto los regímenes de saber y verdad como su
funcionamiento performativo13 en el devenir de los sujetos socio sexuales (Halperin, 2004, citado
por Flores, 2010).

7
Adrienne Rich (1980, p.39) dirá que la heterosexualidad obligatoria es la institución política que ha tenido que ser impuesta,
gestionada, organizada, propagada y mantenida a la fuerza.
8
Butler (2002, p. 19) explicará: “Esta matriz excluyente mediante la cual se forman los sujetos requiere pues, la producción
simultánea de una esfera de seres abyectos, de aquellos que no son „sujetos‟, pero que forman el exterior constitutivo del campo de
los sujetos”.
9
Sabsay (2009, p.2) tomando a Butler (2001), dirá: “…la idea de un “sexo natural” organizado en base a dos posiciones opuestas y
complementarias es un dispositivo mediante el cual el género se ha estabilizado dentro de la matriz heterosexual que caracteriza a
nuestras sociedades”.
10
Butler (1990) expresa que hacer género implica acciones con dimensiones temporales y colectivas, no es una elección radical ni
individual, pero tampoco está impuesto o inscrito sobre el individuo (p.12).
11
Según el planteo de Figari (2008, p. 97): “Esta fenomenología de las prácticas y discursos denominados aquí como
“heterosexualidades flexibles” intenta identificar, de acuerdo con sus condiciones de producción, prácticas, experiencias e inclusive
identidades de hombres que se definen a sí mismos como heterosexuales y que alteran, de algún modo, el canon de las metáforas
genéricas de diferenciación y caracterización erótica dentro de la matriz heterosexual hegemónica”.
12
Teniendo en cuenta que lxs sujetxs, por un lado ocupan posiciones disímiles en el orden de géneros que regula la correspondencia
entre cuerpos, subjetividades y prácticas, y al mismo tiempo, la situación de cada sujetx está ligada a los efectos de otros mecanismos
de subordinación, tales como la etnia, la nacionalidad, la religión, la clase social, la edad, y la (dis)capacidad, entre otros (Moreno,
2008).
13
Por performativo, me refiero a la actuación reiterada y obligatoria en función de unas normas sociales que nos exceden. La
actuación que podamos encarnar con respecto al género estará signada siempre por un sistema de recompensas y castigos (Sabsay,
2009, tomando a Butler).
El problema que este proyecto pretende investigar es cuáles son las relaciones que se establecen
entre la transgeneridad y la configuración de subjetividades sexo genéricas atendiendo a los
sentidos que los activistas de la disidencia sexual le otorgan a la transgeneridad, y analizando las
prácticas de socialidad que lxs sujetxs despliegan cotidianamente, en sus formas de vida junto a
otrxs. Es así que nos preguntamos: ¿Qué es la transgeneridad para lxs sujetxs estudiados?, ¿Cómo
conciben la relación con la heteronormatividad y el binomio genérico?, ¿Qué implicancias tiene este
posicionamiento político en sus vidas y relaciones cotidianas?, ¿Qué formas adquieren esos
encuentros afectivos y/o eróticos sexuales?, ¿Qué hitos pueden reconocerse en las trayectorias de
vida de estxs sujetxs que constituyen “puntos de anclaje” o bien, de desencuentro?, ¿Qué
experiencias de subversión cotidianas reconocen en sus formas de vida?, ¿De qué manera estas
experiencias y prácticas de socialidad legitiman o bien resignifican, trasgreden, resisten las
prescripciones, estereotipos y mandatos del sistema sexo género?

B. OBJETIVOS GENERALES Y ESPECIFICOS

Objetivo General:
-Contribuir al conocimiento de la relación entre transgeneridad y la configuración de subjetividades
sexo-genéricas, a partir del análisis de las prácticas de socialidad, en la Ciudad de Córdoba.

Objetivos Específicos:
- Conocer las experiencias y prácticas de socialidad de sujetxs que encarnan múltiples formas de
vida disidentes a la heteronormatividad, teniendo en cuenta las dimensiones de las corporalidades,
el espacio y el tiempo.
- Reconstruir los sentidos que adquieren las prácticas de socialidad y analizar de qué manera
legitiman o bien resignifican, trasgreden, resisten las prescripciones, estereotipos y mandatos del
sistema sexo-género.
- Dilucidar los sentidos que adquiere la transgeneridad para distintos sujetxs con trayectoria en el
activismo y su relación crítica con el binarismo de género.
- Analizar algunas trayectorias de vida significativas como “casos” en torno a las experiencias,
vivencias y prácticas de socialidad.

C. MATERIALES Y METODOS

Para poder llevar a cabo este trabajo de investigación utilizaré una metodología de carácter
cualitativo, cuya finalidad, de acuerdo a González Rey, “está orientada a elucidar, a conocer los
complejos procesos que constituyen la subjetividad” (2000, p.31).
Desde los aportes de la etnografía iniciaré un acercamiento a espacios de activismo de la
disidencia sexual con el objetivo de tomar contacto con diferentes posicionamientos y sentidos que
circulan acerca de la transgeneridad. Para ello se prevén algunas entrevistas y conversaciones con
activistas y referentes de la Ciudad de Córdoba, así como el relevamiento y análisis de los
documentos producidos por estos espacios organizativos (gacetillas, volantes, comunicados de
prensa, etc. tanto los impresos, como aquellos que se difundan en la radio, la TV y en la web a
través de blogs, páginas y campañas virtuales). Asimismo, se observarán las principales acciones
desarrolladas en el espacio público, con registros de campo, fotográficos y en video.
La accesibilidad estaría posibilitada por mi participación en dos investigaciones en el marco del
PIEGM - CIFFYH: una de ellas prevé la realización de entrevistas a activistas de 4 espacios de
organización, y la otra prevé la realización de una encuesta a jóvenes acerca de la violencia de género.
Este corpus, junto al mapeo de espacios de socialidad, permitirá identificar algunos “casos” que
resulten significativos para profundizar, en la comprensión de prácticas de socialidad y el devenir
subjetivo. Como señala Rockwell: “Si bien no se pretende tener una "muestra" de casos, es importante
encontrar un lugar que corresponda a las preguntas y perspectivas de la investigación, lo cual significa
que se deben considerar varias opciones y contar con información previa acerca de ellas” (1987, p.81).
Mediante “conversaciones de vida” con lxs sujetxs y observación participante en espacios de
socialidad identificados, se pretende dilucidar procesos de configuración de subjetividades sexo
genéricas disidentes a la heteronormatividad, reconocer los “puntos de anclaje”, hitos en las
trayectorias biográficas y experiencias de subversión cotidianas, que a modo de tácticas silenciosas
y ardides sutiles pueden revertir, resistir y desplazar formas de poder.
En esta línea de acción, el análisis de las prácticas sociales permite reconocer espacios de
experienciación (Rodigou, 2010), entendiendo que la experiencia es “el lugar en donde el
significado se desarrolla” (Alcoff, 1999:130), afectaciones, corporeidades, vivencias particulares
que se constituyen aún en el silencio14, y aportar a los estudios sobre las sexualidades y
afectividades que pueden caracterizarse como disidentes, a partir del análisis etnográfico (Rockwell,
1987, Guber, 2004). Una manera, propuesta por Rockwell es hacer "descripciones analíticas":
“…textos en los que se muestran las relaciones construidas mediante una descripción extensa de un
evento concreto, reordenando lo observado de acuerdo a las categorías analíticas utilizadas, pero a la
vez conservando sus detalles particulares” (1987, p. 97).

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14
“La experiencia del silencio es una de las más atávicas, pero de las más fértiles, en materia de posibilidades de novedades
semánticas que devengan en posteriores posibilidades lingüísticas” (Figari, 2008, p.116). Por lo tanto, conllevan una reflexividad
práctica (corporal) que abre una serie de posibilidades de creación semántica. Es decir, que la reflexividad corporal no pasa tanto por
el saber sino por las categorías de lo sensible.
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___________. (2008). Intersubjetividad y relaciones de género: procesos de interacción en la
socialización temprana. Tesis Doctoral (inédita). Facultad de Psicología. U.N.C.
Vallés, M. (1997). Técnicas Cualitativas de Investigación social. España: Editorial Síntesis.
Weiss, E.; Guerra, I.; Guerrero, E.; Hernández, J.; Grijalva, O.; Avalos, J.*“Young people and high
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en: http://www.propuestaeducativa.flacso.org.ar/archivos/articulos/18.pdf. [Recuperado el
12 de octubre de 2011].
Wittig, M. (1981). One Is Not Born a Woman. En: Feminist Issues, 1, 2.
___________. (1992). The Straight Mind: And Other Essays. Hemel Hemppstead, Harvester
Wheatsheaf.

E. CRONOGRAMA DE ACTIVIDADES

1º etapa: Relevamiento de documentos, entrevistas a activistas y referentes, observación


participante. Mapeo de espacios de socialidad.
2º etapa: Análisis del corpus recopilado e identificación de “casos” significativos.
3º etapa: Entrevistas en profundidad y observación participante en espacios de socialidad
identificados.
4º etapa: Análisis etnográfico y escritura final de tesis.
Asimismo, la búsqueda y lectura bibliográfica sobre transgeneridad, socialidad, disidencia
sexual, activismo y configuración de subjetividades, atravesará todo el proceso de construcción de
conocimientos, apuntalada por la supervisión y seguimiento por parte de mis directoras, así como de
mis compañerxs de ambos equipos de investigación y las evaluaciones de proceso.

F. IMPORTANCIA DEL PROYECTO – IMPACTO

Inicialmente puedo reconocer dos propósitos vinculados a la importancia que tiene el proyecto.
Por una lado un propósito teórico, que se traduce en aproximarme a la comprensión de los procesos
que van configurando las subjetividades sexo genéricas, y aportar al campo de estudio de las
sexualidades y afectividades múltiples.
Por el otro, un propósito de carácter político que se relaciona con el interés en analizar las
prácticas de socialidad para visibilizar trayectorias y formas de vida múltiples donde la complejidad
existente pueda ser reconocida, y trascender ciertas imágenes exóticas y perspectivas victimizantes,
recurrentes en el sentido común (Benedetti, 2005). Se trata, recuperando las palabras de Cabral
(S/F) de reconocer el universo de subjetividades que excede el binario de género, y de abordar
críticamente la lógica que instituye órdenes diferenciados y jerarquizados de subjetividad.

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