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A. INTRODUCCION
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Aquí hago alusión a las concepciones que piensan la subjetividad en procesos dialógicos, ya sean estos diálogos reales e internos,
que posibilitan la reflexividad para generar procesos de autonomía y emancipación política (Mead, Bajtín, Ricoeur, 1996; y Ch.
Taylor, 1996), y que Holland (1998) va a referir con el concepto de “polifonía”.
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Me estoy refiriendo a la dimensión del poder que emerge en las relaciones afectivas, que constriñen a reproducir las normas
hegemónicas del género: el imperativo es encarnar el género que corresponde al sexo anatómico y orientar el deseo a un sujeto del
sexo género contrario. Las posiciones de género son el resultado de performances sometidas a regulaciones, iteraciones y sanciones
constantes (Butler, 2004).
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Considero la diversidad sexual como “concepto paraguas”, también denominado con la sigla GLTTTBI, entendiendo que se trata de
una cuestión discutida, dada la multiplicidad de identidades y orientaciones sexo genéricas; y la complejidad de posiciones,
demandas, intereses diferentes en juego en el activismo, tal como lo explicita Moreno (2008, p.218) en su estudio: “…los
desacuerdos más relevantes tratan de: a) la inclusión o exclusión y el orden de las letras que refieren a diferentes sujetas y sujetos; b)
las variaciones de la sigla que utiliza cada participante y la coherencia entre esta decisión y los intereses y demandas que promueven
distintas organizaciones; c) cuestionamientos a las voces y a las instancias que apelan a esta sigla, referidos a modos de utilizarla que
homogenizarían las experiencias de sujetas y sujetos diversos; y d) la posibilidad de formular reclamos en nombre de todas y todos
los sujetos mentados en la sigla”. De aquí se desprende la posibilidad de usar el término disidencia sexual.
la identificación de casos significativos que posibiliten la comprensión de los procesos de
configuración de subjetividades sexo genéricas.
Esta “matriz heterosexual” es una manera de describir las cambiantes operaciones de la
heterosexualidad hegemónica y obligatoria7, por lo cual no tiene una única formulación. En efecto,
esta construcción teórica actúa como punto de partida para el análisis pero no es en sí misma
descriptiva (Butler, 2009). Funciona como patrón de prácticas y sentidos sexuales, relaciones
afectivas y modos de ser y estar en el mundo. La heteronormatividad nos permite dar cuenta
entonces de la construcción de un sistema de valores que ordena jerárquicamente las experiencias
vinculadas con la sexualidad e instituye sanciones para aquellas y aquellos que desafían estas
normas, construyendo en este interjuego, cuerpos y subjetividades abyectas8.
Butler en “El Género en disputa” (2001) analiza este carácter coercitivo del sistema de género,
al señalar que el género aparece como disciplinador, como regulador social, como normalizador de
la sexualidad, determinando y asignando roles, espacios y cuerpos para los sujetos9. En “Cuerpos
que importan”, Butler (2002), tomando a Wittig (1981), va a definir la matriz de
heteronormatividad como una rejilla de inteligibilidad excluyente. En este sentido, las identidades
genéricas deberán ser coherentes con los cuerpos sexuados para hacer posible la legibilidad y la
regulación de los cuerpos. Al respecto también aporta De Lauretis (1996) cuando señala que el
género no es una propiedad de los cuerpos o algo originalmente existente en los seres humanos,
sino el producto y el proceso de un conjunto de tecnologías sociales, de aparatos tecno-sociales o
bio-médicos y discursos institucionales.
Sin embargo, como también expresará Butler (2004, p.76), “el deseo está radicalmente
condicionado pero no está radicalmente determinado; hay estructuras que posibilitan el deseo, pero
estas no son eternas y recalcitrantes, insensibles a la reiterada repetición y al desplazamiento”10.
Siguiendo con el planteo, las prácticas de gays, lesbianas, travestis, transexuales, transgéneros,
bisexuales e intersexuales -y agregaría aquí también a heterosexuales disidentes o “flexibles”11
(Figari, 2008)-, desestabilizan la heteronormatividad de diferentes formas. En este aspecto, Figari
(2008, p.101) sostiene que existen múltiples posibilidades, o estilos de vida, en torno a los cuales o,
mejor dicho, a partir de los cuales se organizan múltiples experiencias y posibilidades de reproducir
y producir masculinidades y feminidades.
Sin desatender, como advierte Butler (2009), los nuevos métodos de normalización que van
emergiendo, asumiré esta complejidad12 y focalizaré la mirada en las “experiencias de amistad” con
la intención de desenmascarar los dispositivos de poder de la hegemonía sexo-genérica que se
despliegan en esas relaciones, e interrogar tanto los regímenes de saber y verdad como su
funcionamiento performativo13 en el devenir de los sujetos socio sexuales (Halperin, 2004, citado
por Flores, 2010).
7
Adrienne Rich (1980, p.39) dirá que la heterosexualidad obligatoria es la institución política que ha tenido que ser impuesta,
gestionada, organizada, propagada y mantenida a la fuerza.
8
Butler (2002, p. 19) explicará: “Esta matriz excluyente mediante la cual se forman los sujetos requiere pues, la producción
simultánea de una esfera de seres abyectos, de aquellos que no son „sujetos‟, pero que forman el exterior constitutivo del campo de
los sujetos”.
9
Sabsay (2009, p.2) tomando a Butler (2001), dirá: “…la idea de un “sexo natural” organizado en base a dos posiciones opuestas y
complementarias es un dispositivo mediante el cual el género se ha estabilizado dentro de la matriz heterosexual que caracteriza a
nuestras sociedades”.
10
Butler (1990) expresa que hacer género implica acciones con dimensiones temporales y colectivas, no es una elección radical ni
individual, pero tampoco está impuesto o inscrito sobre el individuo (p.12).
11
Según el planteo de Figari (2008, p. 97): “Esta fenomenología de las prácticas y discursos denominados aquí como
“heterosexualidades flexibles” intenta identificar, de acuerdo con sus condiciones de producción, prácticas, experiencias e inclusive
identidades de hombres que se definen a sí mismos como heterosexuales y que alteran, de algún modo, el canon de las metáforas
genéricas de diferenciación y caracterización erótica dentro de la matriz heterosexual hegemónica”.
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Teniendo en cuenta que lxs sujetxs, por un lado ocupan posiciones disímiles en el orden de géneros que regula la correspondencia
entre cuerpos, subjetividades y prácticas, y al mismo tiempo, la situación de cada sujetx está ligada a los efectos de otros mecanismos
de subordinación, tales como la etnia, la nacionalidad, la religión, la clase social, la edad, y la (dis)capacidad, entre otros (Moreno,
2008).
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Por performativo, me refiero a la actuación reiterada y obligatoria en función de unas normas sociales que nos exceden. La
actuación que podamos encarnar con respecto al género estará signada siempre por un sistema de recompensas y castigos (Sabsay,
2009, tomando a Butler).
El problema que este proyecto pretende investigar es cuáles son las relaciones que se establecen
entre la transgeneridad y la configuración de subjetividades sexo genéricas atendiendo a los
sentidos que los activistas de la disidencia sexual le otorgan a la transgeneridad, y analizando las
prácticas de socialidad que lxs sujetxs despliegan cotidianamente, en sus formas de vida junto a
otrxs. Es así que nos preguntamos: ¿Qué es la transgeneridad para lxs sujetxs estudiados?, ¿Cómo
conciben la relación con la heteronormatividad y el binomio genérico?, ¿Qué implicancias tiene este
posicionamiento político en sus vidas y relaciones cotidianas?, ¿Qué formas adquieren esos
encuentros afectivos y/o eróticos sexuales?, ¿Qué hitos pueden reconocerse en las trayectorias de
vida de estxs sujetxs que constituyen “puntos de anclaje” o bien, de desencuentro?, ¿Qué
experiencias de subversión cotidianas reconocen en sus formas de vida?, ¿De qué manera estas
experiencias y prácticas de socialidad legitiman o bien resignifican, trasgreden, resisten las
prescripciones, estereotipos y mandatos del sistema sexo género?
Objetivo General:
-Contribuir al conocimiento de la relación entre transgeneridad y la configuración de subjetividades
sexo-genéricas, a partir del análisis de las prácticas de socialidad, en la Ciudad de Córdoba.
Objetivos Específicos:
- Conocer las experiencias y prácticas de socialidad de sujetxs que encarnan múltiples formas de
vida disidentes a la heteronormatividad, teniendo en cuenta las dimensiones de las corporalidades,
el espacio y el tiempo.
- Reconstruir los sentidos que adquieren las prácticas de socialidad y analizar de qué manera
legitiman o bien resignifican, trasgreden, resisten las prescripciones, estereotipos y mandatos del
sistema sexo-género.
- Dilucidar los sentidos que adquiere la transgeneridad para distintos sujetxs con trayectoria en el
activismo y su relación crítica con el binarismo de género.
- Analizar algunas trayectorias de vida significativas como “casos” en torno a las experiencias,
vivencias y prácticas de socialidad.
C. MATERIALES Y METODOS
Para poder llevar a cabo este trabajo de investigación utilizaré una metodología de carácter
cualitativo, cuya finalidad, de acuerdo a González Rey, “está orientada a elucidar, a conocer los
complejos procesos que constituyen la subjetividad” (2000, p.31).
Desde los aportes de la etnografía iniciaré un acercamiento a espacios de activismo de la
disidencia sexual con el objetivo de tomar contacto con diferentes posicionamientos y sentidos que
circulan acerca de la transgeneridad. Para ello se prevén algunas entrevistas y conversaciones con
activistas y referentes de la Ciudad de Córdoba, así como el relevamiento y análisis de los
documentos producidos por estos espacios organizativos (gacetillas, volantes, comunicados de
prensa, etc. tanto los impresos, como aquellos que se difundan en la radio, la TV y en la web a
través de blogs, páginas y campañas virtuales). Asimismo, se observarán las principales acciones
desarrolladas en el espacio público, con registros de campo, fotográficos y en video.
La accesibilidad estaría posibilitada por mi participación en dos investigaciones en el marco del
PIEGM - CIFFYH: una de ellas prevé la realización de entrevistas a activistas de 4 espacios de
organización, y la otra prevé la realización de una encuesta a jóvenes acerca de la violencia de género.
Este corpus, junto al mapeo de espacios de socialidad, permitirá identificar algunos “casos” que
resulten significativos para profundizar, en la comprensión de prácticas de socialidad y el devenir
subjetivo. Como señala Rockwell: “Si bien no se pretende tener una "muestra" de casos, es importante
encontrar un lugar que corresponda a las preguntas y perspectivas de la investigación, lo cual significa
que se deben considerar varias opciones y contar con información previa acerca de ellas” (1987, p.81).
Mediante “conversaciones de vida” con lxs sujetxs y observación participante en espacios de
socialidad identificados, se pretende dilucidar procesos de configuración de subjetividades sexo
genéricas disidentes a la heteronormatividad, reconocer los “puntos de anclaje”, hitos en las
trayectorias biográficas y experiencias de subversión cotidianas, que a modo de tácticas silenciosas
y ardides sutiles pueden revertir, resistir y desplazar formas de poder.
En esta línea de acción, el análisis de las prácticas sociales permite reconocer espacios de
experienciación (Rodigou, 2010), entendiendo que la experiencia es “el lugar en donde el
significado se desarrolla” (Alcoff, 1999:130), afectaciones, corporeidades, vivencias particulares
que se constituyen aún en el silencio14, y aportar a los estudios sobre las sexualidades y
afectividades que pueden caracterizarse como disidentes, a partir del análisis etnográfico (Rockwell,
1987, Guber, 2004). Una manera, propuesta por Rockwell es hacer "descripciones analíticas":
“…textos en los que se muestran las relaciones construidas mediante una descripción extensa de un
evento concreto, reordenando lo observado de acuerdo a las categorías analíticas utilizadas, pero a la
vez conservando sus detalles particulares” (1987, p. 97).
D. BIBLIOGRAFIA
14
“La experiencia del silencio es una de las más atávicas, pero de las más fértiles, en materia de posibilidades de novedades
semánticas que devengan en posteriores posibilidades lingüísticas” (Figari, 2008, p.116). Por lo tanto, conllevan una reflexividad
práctica (corporal) que abre una serie de posibilidades de creación semántica. Es decir, que la reflexividad corporal no pasa tanto por
el saber sino por las categorías de lo sensible.
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E. CRONOGRAMA DE ACTIVIDADES
Inicialmente puedo reconocer dos propósitos vinculados a la importancia que tiene el proyecto.
Por una lado un propósito teórico, que se traduce en aproximarme a la comprensión de los procesos
que van configurando las subjetividades sexo genéricas, y aportar al campo de estudio de las
sexualidades y afectividades múltiples.
Por el otro, un propósito de carácter político que se relaciona con el interés en analizar las
prácticas de socialidad para visibilizar trayectorias y formas de vida múltiples donde la complejidad
existente pueda ser reconocida, y trascender ciertas imágenes exóticas y perspectivas victimizantes,
recurrentes en el sentido común (Benedetti, 2005). Se trata, recuperando las palabras de Cabral
(S/F) de reconocer el universo de subjetividades que excede el binario de género, y de abordar
críticamente la lógica que instituye órdenes diferenciados y jerarquizados de subjetividad.